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Tema 3 - Espiritualidad de La Iglesia Local Diocesis Del Callao

Este documento resume la espiritualidad de la Iglesia local del Callao. Explica que la espiritualidad cristiana consiste en vivir según el Espíritu de Jesús y no huir del mundo, sino dejarse conducir por este Espíritu. También describe la espiritualidad como un camino hacia la santidad y el servicio, y analiza la espiritualidad del matrimonio y la litúrgica.

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Tema 3 - Espiritualidad de La Iglesia Local Diocesis Del Callao

Este documento resume la espiritualidad de la Iglesia local del Callao. Explica que la espiritualidad cristiana consiste en vivir según el Espíritu de Jesús y no huir del mundo, sino dejarse conducir por este Espíritu. También describe la espiritualidad como un camino hacia la santidad y el servicio, y analiza la espiritualidad del matrimonio y la litúrgica.

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DIÓCESIS DEL CALLAO

ESPIRITUALIDAD

DE LA IGLESIA LOCAL

CALLAO, 2022
ESPIRITUALIDAD DE LA IGLESIA LOCAL

LA ORACIÓN PREPARATORIA

HECHO DE VIDA

TEXTO BASE
PARA ENTABLAR EL DIÁLOGO CON DIOS

Lc. 17, 5 – 10.

5. Los apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe.»


6. El Señor respondió: «Si ustedes tienen un poco de fe, no
más grande que un granito de mostaza, dirán a ese árbol:
Arráncate y plántate en el mar, y el árbol les obedecerá. 7.
¿Acaso tienen un servidor que está arando o cuidando el
rebaño? Y cuando éste vuelve del campo, ¿le dicen acaso:
Entra y descansa? 8. ¿No le dirán más bien: Prepárame la
comida y ponte el delantal para servirme hasta que yo
haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú? 9.
¿Y quién de ustedes se sentirá agradecido con él porque
hizo lo que le fue mandado? 10. Así también ustedes,
cuando hayan hecho todo lo que les ha sido mandado,
digan: Somos servidores que no hacíamos falta, hemos
hecho lo que era nuestro deber.»

MEDITACIÓN O REFLEXIÓN

Este pasaje revela como actualmente vivimos en


nuestra Iglesia Local que está interesada en espiritualidad,
pero profundamente preocupada en cuanto a cómo se ve
la verdadera espiritualidad.
2
LA IGLESIA LOCAL O PARTICULAR

Uno de los temas más importantes surgidos del


Vaticano II ha sido el de la Iglesia Local. La relación de la
Iglesia local con la Iglesia universal es un problema del
que se ha ocupado la eclesiología, especialmente desde el
concilio. Vamos a analizar la realidad de una Iglesia,
integrada por una porción del pueblo de Dios, que se
ubica en un lugar determinado, y confiada a la
responsabilidad pastoral de un obispo. El derecho actual
de la Iglesia y la mayoría de los documentos oficiales de la
misma, designan esta realidad con el nombre de Iglesia
particular. Se prefieren otros dos nombres: Iglesia local y
diócesis. Es la sola y única Iglesia de Cristo, que se
manifiesta, opera y se convierte en experiencia directa, de
modo pleno y eminente, en un grupo de creyentes que
viven en un lugar y tiempo determinados.

LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

La espiritualidad cristiana consiste en vivir según el


Espíritu de Jesús, no es huir a zonas extraterrestres sino
dejarnos conducir desde dentro por este mismo Espíritu
que llevó a Jesús a superar la tentación de la riqueza y
del prestigio davídico y a pasar por el mundo haciendo el
bien liberando a las personas de toda forma de esclavitud,
defendiendo la vida amenazada, ofreciendo vida en
abundancia, aunque esto le llevase al conflicto y a su
ejecución en la cruz.

3
ESPIRITUALIDAD DE SERVICIO

“El servicio cambia a la gente. El servicio refina,


purifica, da una perspectiva más clara y nos motiva a
actuar de una manera sobresaliente.” El servicio hace que
miremos a lo que tenemos a nuestro alrededor, y no hacia
nuestro interior. El servicio nos impulsa a considerar las
necesidades de otras personas antes que las nuestras. El
servicio justo es la expresión de la verdadera caridad tal
como el Señor lo mostró. Esta espiritualidad del servicio
nos ayuda en: nos ayuda a establecer valores verdaderos
y prioridades, al distinguir entre el valor de las cosas
materiales, que son pasajeras, y el de aquellas cosas que
son perdurables. El servicio nos ayuda a generar amor y
agradecimiento. De todas estas maneras, el servicio en
justicia nos acerca más a Cristo, incrementa nuestra
espiritualidad y ayuda a otras personas a hacer lo mismo.

LA ESPIRITUALIDAD CAMINO A LA SANTIDAD

Podríamos decir que la espiritualidad de la Iglesia


Local es el camino y los medios propios de una Iglesia
particular para lograr, en el Espíritu, su santificación y la
de sus miembros. Es el camino propio de una Iglesia
particular para vivir, en el Espíritu, la espiritualidad
cristiana: seguir a Jesús, vivir la comunión eclesial y
realizar la misión evangelizadora que se le ha
encomendado. Todos hemos de vivirla toda. Cada uno la
vive, conforme a su identidad, vocación y misión. La
espiritualidad diocesana es camino y prioridad
fundamental de vida, comunión y servicio.

4
ESPIRITUALIDAD DEL MATRIMONIO

Ahora bien, por su misma esencia y origen, el amor


matrimonial es una realidad espiritual. Es decir, lo sepan
o no, al haber hecho del amor la razón de ser y la meta de
sus vidas como pareja, los esposos han optado ya por
Dios y están en el camino seguro de encontrarlo. Como lo
dice la Primera Carta de San Juan: “El amor viene de Dios
y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (Jn.
4,7). Pero además, cuando los esposos, en el sacramento
del matrimonio, optan por amarse no sólo con la fuerza
humana del amor sino con el amor de entrega de Cristo
en la cruz, algo más grande que un simple acuerdo
humano está sucediendo entre ellos.

Su decisión significa que desean hacer de su vida en


común el camino para identificarse con Cristo, es decir,
para alcanzar la santidad.

Es más, su decisión o consentimiento de entregarse y


recibirse mutuamente, por la gracia del sacramento del
matrimonio, hace que los esposos queden “como
consagrados para los deberes y dignidad de su estado”
(Vaticano II, Gaudium et Spes, GS, 49). Por lo tanto, todo
cuanto hagan para amarse será así su oración y ofrenda
ante el altar del amor que Dios ha establecido ante ellos.
Esta oración se vuelve vida cada vez que los esposos se
intercambian gestos y pruebas de su amor de dedicación
y servicio; o cuando, con generoso corazón disponen su
amor a la acción procreadora de Dios; Así mismo, se
vuelve ofrenda grata cuando se convierte en disposición
para entender y ceder el propio punto de vista en aras de
5
la armonía, o cuando, ante los desacuerdos o las ofensas el
amor se convierte respectivamente en aceptación
respetuosa del otro, tal cual es, y en perdón misericordioso
pues no se espera que el otro sea perfecto.

Es muy bello además cuando esta práctica espiritual


en el silencio y la rutina de la convivencia, se puede
traducir en palabras y gestos explícitos de oración,
pronunciadas unánime o en compañía del cónyuge.

La celebración Eucarística es una excelente


oportunidad para orar y celebrar juntos:

En sus ritos mismos de entrada podemos por ejemplo


tomar conciencia que, como en el día de nuestra boda, otra
vez caminamos juntos, frente al altar, dispuestos a
amarnos y recibir la gracia para vivir la “común –unión”.

El rito penitencial nos da la ocasión de pedir perdón


a Dios por nuestras faltas al amor, invocar el poder de su
perdón por las heridas recibidas y unirnos a la invocación
de perdón que hace nuestro cónyuge.

A través de su Palabra seguramente Dios tendrá una


Buena Noticia para salvar nuestro amor. Estar ahí,
escuchándola con nuestro cónyuge nos ayuda a recordar
que nuestra relación matrimonial es el mundo inmediato
donde esa Palabra debe hacerse realidad.

El ofertorio es igualmente un momento litúrgico


donde, mentalmente estamos invitado a poner en la patena

6
que el sacerdote levanta en el altar, todos los frutos de
nuestro amor, pero también las migajas que esperan ser
transformadas en pan de vida y amor.

Finalmente, la comunión con el cuerpo y la Sangre


de Cristo que se entregó por nosotros, es el mejor alimento
para que cada esposo no sólo se mantenga en la entrega
sino que se convierta en el cuerpo visible de Dios para su
cónyuge y su familia.

El rito de conclusión debe recordarnos que no


salimos como entramos y que Dios se ha quedado, una vez
más, con nosotros.

Ahora, nuestra casa debe ser “el santuario” donde


se siga reconociendo y sirviendo el rostro de Cristo en
nuestros “próximos” y nosotros seremos una vez más los
“ministros consagrados por el amor” para la construcción
y cuidado de nuestra Iglesia Doméstica. Ahí, el milagro del
altar seguirá invocándose y celebrando a través de
nuestras cenas en común, de nuestras conversaciones que
buscan el entendimiento y la comprensión, de nuestros
gestos de ternura y placer, y de todos los actos de
solidaridad y entrega que conformen nuestra convivencia.

Cada cónyuge debe velar por mantener su espíritu


alimentado en el amor. Puede siempre alentarnos la
certeza, de que Dios jamás niega el amor a quien se lo pide
con corazón humilde y dispuesto. Ojalá los dos puedan
recorrer este camino espiritual al mismo tiempo. Y cuando
no, cuando uno de los cónyuges avanza primero o más en

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este proceso de oración y conciencia de fe, es su deber orar
por el cónyuge.

ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA

Espiritualidad litúrgica es la actitud del cristiano


que funda su vida, toda su vida humana vivida
conscientemente, sobre el ejercicio auténtico de la liturgia,
de manera que ésta llega a ser culmen y fuente de toda su
actuación (SC 10). “La espiritualidad litúrgica es el
ejercicio perfecto de la vida cristiana, con el que el hombre,
regenerado en el bautismo, lleno del Espíritu Santo
recibido en la confirmación, participando en la
celebración eucarística, marca toda su vida con estos tres
sacramentos, para crecer, en el cuadro de las celebraciones
repetidas del año litúrgico, de una oración continua,
concretamente: la oración o liturgia de las Horas y de las
actividades de la vida cotidiana, en la santificación
mediante la conformación con Cristo crucificado y
resucitado, en la esperanza de la última consumación
escatológica, para alabanza de la gloria de Dios”.

Esto significa que cada uno de los cristianos tiene el


derecho y el deber (SC 14 y 47s) de participar activa,
consciente y plenamente con fe en la celebración
comunitaria de la eucaristía por lo menos todos los
domingos y fiestas. Aquí el individuo se inserta en la
comunidad de la iglesia, que, en la celebración memorial
llena de realidad de la muerte y resurrección de su Señor,
se ofrece con él al Padre, con él realiza el paso del hombre
viejo al nuevo, que, unido a Cristo, camina hacia el Padre..

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DIÁLOGO CON CRISTO (REFLEXIÓN PERSONAL)

PROPÓSITO O COMPROMISO

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