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Pier Paolo Portinaro
EL REALISM POLITICOEL REALISMO DE LA FUERZA.
YEL REALISMO DE LA ASTUCIA
1. Lo HUMANO ¥ Lo BESTIAL
Reconocer que el realismo politico es un saber orientado al
arte de gobierno constituye una condicién necesaria pero no
suficiente para su definicién, En efecto, todo pensamiento
politico se puede interpretar en relacion con esta finalidad.
Peculiar del realismoes, en cambio, que este arte sea ojercido
teniendo en cuenta los vineulos y los riesgos de un mundo
cestructuralmente conflictivo, osea, postulandolo que podria
‘mos definir como primacia de la accién estratégica. Las
técnicas empleadas por los gohernantes para regir a los go-
bernados estan en linea en principio (mas alla de las co-
berturas y las domesticaciones) con las adoptadas para con-
trarrestar la amenaza de enemigos externos a la s{ntesis
politica. Se registra asf, en el léxico y en el repertorio de
metaforas del realismo politico, una permanente contamina-
cidn entre la logiea de la guerra y la logica del gobierno, entre
el édigo de la hostilidad y el de la convivencia.
El universo politico es ante todo el ambito de la violencia
‘ylacoercién: noel logos sino el kratos decide la relacién entre
loshombres en la arena politica. La violencia se encuentraen
el origen no sélo de las guerras, sino también de los regime-
nes politicos, de cualquier tipo, y proyecta su larga sombra
sobre el destino de las constitueiones y las vicisitudes de las,
generaciones, Histéricamente, en el origen de los Estados
feneontramos un acto de apropiacién que va acompanado de
violencia; quien tiene recursos y no sabe defenderlos debe
ceder ante quien, impulsado ala migracin por la escasez oa
Ta expansion por la voluntad de poder, tiene energia para
acombatiry vencer. Luego, su consolidacién noes més que una
legalizacién de la violencia: Ia agustiniana "banda de ladro-
nes” no se transforma en reino porque eese la violencia, sino
“por el logro de la impunidad” + No obstante, apropiacién y
violencia signan también las vicisitudes internas de las
sintesis politicas: Cain es el fundador de la primera ciudad.
‘También Maquiavelo atribuye gran importancia al hecho de
que en el origen de la mas poderosa sintesis politica de la
antigtledad haya existido un fratricidio®
Pero si la violencia se encuentra en el origen de las
agrogaciones politicas, es de conformidad con este dato de la
experiencia como cabe gobernarlas. La deriva de la contin-
sgencia y Ia incapacidad de adaptacién del hombre a situacio-
nes de incertidumbre determinan que s6lo un orden coerciti-
vo se muestre en condiciones de dominar, aunque sea de
‘modo siempre imperfecto y parcial, el curso delahistoria, Por
Jo tanto, la violencia no puede ser expulsada del espacio
politico, sdlo puede ser monopolizada y organizada juridica-
mente. Pero a esta tesis general, a la que todo auténtico
pensador politico adhiere (basta con pensar en la génesis del
Estado segiin Thomas Hobbes), el realista agrega la concien-
cia de un elemento especifico: que el pasaje de la violencia
anémica de la condieién prepolitica al poder legalizado del
Estado noes tan claro como querria un autor contractualista:
el poder ~éste pareceria ser el mensaje~ se consolida y se
estabiliza mediante el derecho, es decir, legalizandose, pero
no puede resolverse por entoro en el derecho y en la ley sin
correr el riesgo de autodestruirse; debe conservar la prerro-
gativa de operar de modo extrajuridico y extralegal, por lo
tanto no s6lo extramoral, y hacer uso del mismo en caso
“necesario’. Nacido, por acrecentamiento yestabilizacién, de
Ja*banda de ladrones”, el poder nunca puede renegar defini-
livamente de aquellos origenes suyos, so pena de disolucin,
‘También en este caso, esa Maquiavelo aquien nosdebemos
dirigir para encontrar una exposicién fuerte de tal linea
argumentativa, Para el autor de El Principe, se dan “dos
"San Agustin, La itd Dio, NV, 4 ta ciudad de Dios, Barcelona,
‘Ana Mater, 1958) Ci. Burkhard, Salo studio dfla Storia, Leone
{conerence (1858-1815, Eine, Tarn, 198, pa La valent es
-sempre el prus. Acer dest igen no teneros ninguna perpladed,
‘dado ue surge deport dela desgusldad de las acivudeshumenas, Pueds
Seu sea mene ol Estado 'no sea mse qe so satomatracli
"Cts. FY Tabon, Lat itd Cain ek tad Prameten, Ua tera
com Lao Strauss, QuateoVent, Urbino, 1998,
92
generaciones de combates: uno, con las leyes: el otro, con la
fuerza’. Ya esta formulacién muestra que el derecho es
concebido en términos instrumentales con respecto ala lucha
elemental pora supervivencia y, porlo tanto, esté subordina-
doa una concepcién estratégica que impide reconocer su valor
independientemente de la fuerza, Como es notorio, 1a co-
nexi6n entre derecho y violencia, dike y bia, es tan antigua
como la historia del pensamiento politico. Pero alli donde la
Filosofia polftiea clésiea se orienta a la separacién entre
bestialidady legalidad,® Maquiavelopiensaensucomplemen-
tariedad, recurriendo al antiguo mito del centauro Quirén,
preceptor de Aquiles, para ilustrar la idea de que al ejercicio
{el poder leson inherentes razén einstinto, sosiegoeimpulso,
legalidad y violencia. “Tener por precoptor a alguien mitad
bestia y mitad hombre sélo quiere decir que a un principe le
‘esnecesario saber emplear unay otranaturaleza; ¥deuna sin
la otra no resulta nada durable” (EI Principe, XVID.
Naturalmente, también el florentino es conciente de que
las dos naturalezas se encuentran en permanente discrepan-
cia, Para resolverlo, oal menos para mitigarlo, a Maquiavelo
loayudala téenica dela disimulacién: la bestialidad del poder,
quetiene fines de intimidacion y disuasién quea vecesresulta
‘oportuno desplegar acabadamente, normalmente debe per-
‘manecer oculta. Lo que es posible en tanto la “bestia” del
poder es mas diictl y en el fondo tiene mas recursos que su.
componente humana (es decir, normativa). En efecto, la
naturaleza bestial, vale decira-moralyya-juridicadela accién
politica se deja evar a una doble dimensién, la fuerza y el
fraude, el poder y la astucia, el Ieén y el zorro. “Siendo pues
recesario que un principe sepa usar bien la bestia, debe entre
éstas tomar al zorro y al leén; porque el le6n no se defiende
el lazo, y el zorro no se defiende de los lobos; es necesario,
pues, ser zorro para conocer los lazos y len para abatirse
sobre los lobos”.* Mas atin, para Maquiavelo, tal como argu-
* Chr, Platan, Leyos 8740875, on Tutt gli srt, Rusconi, Mili,
1991, pig, 1065,“ necesario que ls hombres se den leyesy vivan de
fonfGemifad eon ella, porgue de otro modo no ae dfeendiarian en
ato de las tsi he fross, dad gue le ngturaece humana de
por no ela en condiciones de reconocer lo que le seve para vivir on
Encedad,y sun admitiendo que lo canctse, no sabria~ aca no querri~
fscuar en el sentido de 10 meio
"Sure fa motafora; ef Mi Stolle, I leone elt vope. Una massima
politica del primo areoiutim” en Stove ragion di stato nella prima et
Moderna, Il Mulino, Bolonis, 1998, page 1880.
93‘menta en los Diseursos (II, 13), la astucia es més importante
que la fuerza para llegar al poder y consolidarlo.
Dela idea de que eabe recurrir ala violencia para conducir
las guerras y gobernar los Estados encontramos ilustracion
cn todas las grandes narraciones, épicas, tragicas, historio-
{grfieas, delas aventuras del poder. Ya los poemas homérieos
son una representacién del rol que la fuerza y Ia astucia
tionen en la lucha por el poder. Dado que el micleo del
realismo politico esta constituido por una doctrina estratégi-
2, la fuerza coactiva, lo que quiere decir, de hecho, armada,
termina siendo la primera de sus preocupaciones. También
esto resulta particularmente evidente en la obra de Maquia-
velo. "Debe, pues, un peineipe no tener ningun otro objetivo
ni pensamiento, ni tomar ninguna otra cosa para su arte,
fuera de la guerra y su manejo y su disciplina; porque es el
tinico arte que correspondea quien manda’ (EI Principe, XIV).
Delas dos amenazas ala seguridad de unasintesis politica, la
externa es la mas temibley tiene prioridad en la escala delas
preoeupaciones de quien posce el poder, porque “siempre
estaran firmes las cosas de adentro cuando estén firmes las
de afuera” (EI Principe, XIX).
‘Asimismo, la cuestién de Ia astucia como instrumento
esencial para la conquista y el mantenimiento del poder
atraviesa todo el itinerario de Ia teoria politica occidental.
Detienney Vernant han eselarecido la “persistencia del tema
dea astucia en el fondo de los mitos de soberania" En Ia
‘itologia griega, Ia conquista del poder por parte de Zeus no
puede prescindir del recurso al dolos, que es astucia, trampa,
enlace magico: esto queda simbolizado en la Teogonia por el
hecho de que Zeus se casa y fagocita a Metis, la diosa de Ia
aastucia; en la version de Esquilo de la teogonia, el rol que
Hesiodo atribufa a Metis es desempefiado, en cambio, por
Prometeo, Desde el episodio de los juegos del canto XXIII de
La Ilfada, la metis resulta decisiva para el éxito, mas que la
propia fuerza. A diferencia de ésta, que s6lo conoce la grada~
cién de la intensidad, la astucia es multiple y diferenciada,
tldstica y adaptable a las situaciones. Ulises es el héroe
‘polumetis por excelencia, versatil en la preparacién y en
tvitar los engafios, No casualmente a 6 se debe la estratage-
ma que pone fin al asedio de Troya y que sanciona triunfal-
© M. Detienne, J-P-, Vernant, Le autuce delVindelligenca nlantica
Grecia; Mondadori Nin, 1992, pg 42 (Las artimatas dela ineigencta:
I metis-en la Grecia antigua, Madrid, ‘Tasras, 108)
4
‘mente el ingreso de la astucia en el catélogo de recursos de
la accién estratégica. Un rol que también Clausewitz no
vacilard en destacar cuando, después de reconocer en el
coraje.laespecifica virtud dela tactica,declarardalaastucia
“entre todas las cwalidades personales, la més apta para
dirigiry animar la actividad estratégica”*
2. La CUALIDAD DE Los TEMPOS
Se ha sefalado que la historia politica presupone la fe en la
centralidad de la politica y en la sabidurfa que ilumina su
faccionar.’ Esta sabiduria es el juicio politico, la pradencia
como razén de la accién estratégica. En términos generales,
el realismo es diagnéstico de las situaciones conflictivas y
teducacién del uicioen dichassituaciones. Dadala volubilidad
dela fortuna, la inestabilidad delasrelaciones, el camaleonis-
‘modelos actores, eonsigue fuerza como para ser “saber de las
cireunstancias”, un saber en el cual personas particulares
deliberan sobre casos particulares.*inclusocuandose presen-
tacon el aspecto general de teoria de la accién estratégica, es
tal siempre en una dimensién concreta, como doctrina de las
cualidades que ayudan a la decisin en las condiciones del
conflicto, cualidades que tradicionalmente han sido localiza
ddas en la prudencia y en la virtud.
Ya Aristételes ensefia que, al deliberar sélo sobre Io
contingente, la phronesis no es cosiderada como ciencia, nisi=
Gquiera como arte, en el sentido dela tecine, puesto que se orien-
thala accidn y noa la produecién y, por lo tanto, se mueve en
tun medio -las relaciones de poder mas fluido que al que
hacen referencia otros saberes.° Tras pasar a travésdel filtro
de las escuclas filoséficas y de la tradicién cristiana, la
phronesis.a veces ha llegado hasta nosotros transfigurada de
‘manera idealista en una sabiduriaque parece ahoralejanadel
tumaltuoso mundo de los conflictos. En su andlisis de la
1K, Claussite, Della guerra, Mondadori, Milén, 1
le guerra, Madrid, Ministerio de Defensa, Secretaria Ger
19891
L. Strauss, Gerusalemme ¢ Ane. Studi cul pensiro politico
elf Ocidente, insu, Tari, 1908, pags, 68:9.
Gls: Arisitles, iter Nicomachen, 1141,
+ sults avis aqut la eeerencia Ia interprotacin de Ia praxis
proporcioneda por He Arendt, Vio activa, Bompisn, Milan, 1964
Eondicin humane, Barcelona, Paidés, 1998).
pig 218 (De
al Teenie
95inteligencia practica, los filésofos elésicos también ponen de
relieve dos cualidades, la anchinoia, Ia agilidad mental, y la
eustochia, el acierto del golpe de vista, que pasan a formar
parte de la facultad del juicio y ponen de manifiesto su
funcionalidad dentro de situaciones conflictivas. Ambas son
cualidades eminentemente eatratégicas: Ia primera sirve
para trasmitir a Ia accién la rapidez de Ia inteligencia; la
segunda tiene que ver con la precisién de la punteria."” No
casualmente reencontramos andlogas determinaciones en la
teoria estratégica y en ol pensamiento politico modernos,
desde Clausewitz a Weber. Para salir victorioso en Ia conti-
nua lucha contra lo imprevisto, el jefe militar debe ~segan
Clausewitz—poseer dos cualidades eminentes: “una inteligen-
ciaque, aunen medio dela oseuridad intensa que a cireunda,
conserve una suficiente luz interna como para Ilevarla a la
verdad, y el coraje para seguir esta débil luz”. La primera
cualidad es el coup dceil, la segunda, la resolucién."*
Elzetrato que Tucidides proporcionade Pericles enel libro
primero de la Historia de la guerra del Peloponeso puede
considerarse como el lugar original de una tradicién de
reflexions sobre el juicio politi:
sable juzgar del modo més competente y con un minimo de
Feflexin las cuestiones inmediatas, y de las cosas atin no
eurridas, sabia hacer las mejores conjeturas para ol mayor
periodo del futuro: era eapaz de explicar las aeciones que
temiprendia, y sobre aquellas en las que no tenia experiencia
‘no dejaba de expresar un juilo apropiado; preveta muy bi
suncuandoestabanen aoscuridad, las ventajasylasdesven-
tajas(, 138, 9)
De Tucidides a Weber, el golpe de vista y la capacidad de
entreverlo futuro, laamplitud de competencias y Ia fuerza de
persuasién, la capacidad de prever y el sentido de responsa-
bilidad (que de aquella se alimenta, porque no puede haber
responsabilidad sin poder eausal y conocimiento de los efee-
tos) aparecen y reaparecen como las eualidades sobre cuya
base se puede reconacer el talento del auténticojefe politico."*
La eonjugacién de coraje y prudencia y, por lo tanto, el
Dotionne, Vernant, Le asturie del'intligense nellantica Grecia,
‘at, pgs 258:29,
iCtausevits, Dello guerra, et, ng
Chr. M. Weber, Li politica come profaesione™ en Il lavoro intlet,
tual cove professtone, Bina, Tari, 1976, pags. 101 y 2.
96
justo dosaje de ofensiva y defensiva, son por lo comtén los
ingredientes més seguros de la accién estratégica, Tucidides
le hace decir a Arquidamo: “En el territorio enemigo, es
preciso marchar siempre mostrandose confiado de espiritu,
pero en las acciones se deben hacer los propios preparativos
demostrando miedo. De este modo, se tend el mayor coraje
al avanzar contra los adversarios y la mayor seguridad al
experimentar sus ataques” (II, 11, 5). Pero el realismo
‘también ensefia a desconfiar de las recetas probadas y @
evaluar del modo oportuno las situaciones en las que eabe
actuar con determinacién e impetu. En el gran discurso del
primer libro de la Historia..., Pericles recuerda a sus conciu-
dadanos la lucha contra los persas, sostenida en condiciones
deinferioridad por parte de sus antepasados, que rechazaron
a los barbaros “mas con el juicio (gnome) que con la fortuna,
con audacia mayor al poder que tenian”(I, 144,4), plantean-
ido asi las bases para su futura grandeza. Esta és una formu-
lacién que anticipa con buena aproximacién el tema de la
virtud segiin la concepcién de Maquiavelo,
Enel concepto de virtud se funden los ingredientes funda-
mentales de la concepeién realista de la politica. Es virtuoso
cl politico que sabe enfrentarla necesidad y volearla fortuna
‘en beneficio propio al saber eaptar la “ocasion’. Y es virtuoso
quien sabe neutralizar el temor y perseguir el beneficio y el
honor. La virtud en Maquiavelo es, notoriamente, energia y
competenciaestratégica, conjugadacon lacapacidad dejuicio
y Ia firmeza en las decisiones. Pero es también astucia si-
tuacional, capacidad de explotarlas ocasiones que la fortuna
presenta, dado que “los hombres pueden secundar ala fortu-
nna y no oponérsele; pueden tejer sus propias tramas y no
romperlas’.” Con esta formulacién, el florentino evidencia
comola virtud, al igual que la pradencia, debe adaptarse alos
tiempos. Puesto que la politica es un camaleén, también el
politico debe dar pruebas de la elasticidad y prontitud de
reaceién, de las que habitualmente los hombres carecen.
Eneste puntoes donde, enel discurso de Maquiavelo, hace
aparicién la categoria de “cualidad dellos tiempos”. Mediante
esta nocién, Maquiavelo da voz a una doble conciencia:
aquella, dela quenose puede preseindir parala valoraciénde
° N, Machiavelli, Discor, I, 29, en Oper, I, Binaud, Turin, 1997,
‘pég 406, Para una equilibrada itroduesion al problem, cf. Q Skinner,
Mockinrll, Dall Osho, Milan. 1982; G. Sasso, Wiccolo Machiavelli
entero poitce, IP Mino, Balnis, 1993.
97su propia obra, segiin la cual en tiempos de erisis y de
corrupcién el arte politico debe recurrir a practicas y a
‘méximas que no parecerian justificadas en tiempos norma-
les; Ia otra, més especifica, segin la cual, aun en el lapso de
una generacién, las condiciones ambientales de Ia accién
politica pueden cambiar tan sensiblemente como para hacer
necesaria la adopcidn de estilos y e6digas de conducta absolu-
tamente distintos de los adoptados en el pasado. De la
cualidad de los tiempos no sélo depende el éxito de una w otra
modalidad de aecién, También depende, masen general, e1rol
que le corresponde ala eapacidad humana de proyeccién y de
accionar, 0 sea, a la propia posibilidad de alguna forma de
politica racional. En el eélebre capitulo XXV de El Principe,
‘Maquiavelo reconoce la plausibilidad de la opinién segin la
cual los hombres no pueden “corregir” con Ia prudencia el
curso de Ios acontecimientos, sino que deben resignarse a
dejarse “gobernar” por la suerte: una tesis a la que los hom-
bres leatribuyen particular crédito “en nuestros tiempos por
Ja gran variacidn de las cosas que se han visto y que se ven
todos los dias, fuera de toda humana eonjetura”. Pero, aun
confesando ser inducido a veces a acoger dicha opinién, el
secretario florentino, en un desesperado esfuerzo por defen-
Gerel postulado del libre arbitrioy la iniciativa del hombre en
la historia, declara su preferencia porla conjetura de que la
fortuna es arbitraria en la mitad de las acciones nuestras,
vero quenos dja gobernarlnotramitad,o casi nosotros"
En sus formulaciones mas persuasivas ~segiin ya se ha
destacado-, el realismo es dietética del poder, o Sea, una
doctrina de la moderacién estratégica. No obstante, la dicté-
tica del poder esta destinada a romperse ante el desalio dela
excepcidn, que obliga al realista a respuestas radicales. La
dietética és un arte de gobierno ligado a particulares condi-
ciones; presuponeelentendimiento yladisponibilidad parala
negociacién y la moderacién de ambas partes. Pero noes una
reeeta confiable en unasituaciénen|aque algun actor desafia
de manera revolucionaria el orden interno o internacional, 0
‘en que todo caleulo estratégico se ve frustrado por la falta de
confiabilidad de las partesen,juego. Encondiciones decorrup-
cidn extrema ~éste es el sentido de la leecién de Maquiavelo-,
-cabe saber usar medios extremos. Tres siglos después, le
haria eco, corroborando en su autor “una mente en verdad
"Sabre la relacin entre Ia suerte y el esealahumano, ef, Tides,
Mistorinn et, 1 140, 1
98
politica que pensaba del modo més grande y noble”, Hegel:
"Una vida cereana a la putrefaccién puede ser reorganizada
con la mas dura energia”."”
Con el agravamiento del desorden de las cosas de Italia y
de Ia dependencia del poder extranjero, con el caos de las
guerras civiles confesionales en Europa, la literatura del
Darraco y del manierismo politico perderia la confianza en
este rol activo de la inteligencia humana y redimensionaria
los margenes de accién de la virtud. A los ragionalistas, que
saben distinguir entre el momento subjetiv® de las aeciones
¥ el objetivo de las estructuras, le sucederian los escépticos,
ue tienden a disolver las constantes y las estructuras de Ia
politica en un flujo decisional siempre en manos de la contin-
gencia: paraéstos, elrealismodejaba de serlaantecémara de
Ia ciencia politiea para reducirse al muicleo de un (precario)
arte de la autoconservacién. Con su elogio de la “diserecisn’,
Guicciardini puede ser considerado como el paladin del juicio
en la Edad Moderna,
Es un gran error hablar de ls cosas del mundo indistinta y
ahsolutamente y, por ast decirlo, por regla; porque casi todas
tienen distineiones ¥ excepeiones por la variedad de las cit-
‘cunstancias, las que no 4e pueden estableeer con la misma
medida; y esta distineién yexcepeidn nose encuentraneseritas
tnloslibros, sino quees preciso quelas ensefiela diserecién.™
No se encuentra distante de esta formulacién Montaigne,
para quien los acontecimientos, especialmente durante la
guerra, dependen “en su mayor parte, dela fortuna’."” Yenel
siglo xvu, un escritor representativo de esta orientacién
eseéptica como Virgilio Malvezzi, sentencia: “en los asuntos
politicos no existe mas regla que la fortuna”.!*
© GW. F. Hegel, La costtusione della Germania, on Scrtti politic
ingnd Turin, 1072, pgs. 104-105.
‘'p. Guleiardins, Rico, Garant, Milén, 1875, pag. 12.
"M.de Montagne, Sogg, Mondador, Milan 1986 1, pag. 311 [Brsayos
compleos, Mexico, Portus, 1901), Cir. A.M. Battista, Palitca e morale
Francia delitta moderna, Name, Genova, 1898,
Ving Malves 1! Targuinio Superb (1832), ado por G. Borrelli
FRasion di Sino Leviatono, Conseronsionse sorb ale origin! della
rmadernita poten, It Mtino, Bolan, 1993, pag. 157
99
‘Mg. V.Gastén Mutti8. AncaNa ImPenur
“El secreto se encuentra en el nticleo mas interno del poder’,
eseribid Elias Canetti. Noes la fuerza, un recurso que por lo
demas se emplea ocasionalmente, lo que decide de por sf el
resultado de los conflictos. Mucho mas incide su empleo
estratégico; de ahi el cardcter secreto de los planes, Ia
disimulacién de las propias intenciones, que permite tomar
por sorpresa al adversario y derrotarlo sin excesivo pasto de
medios y energia. Por otra parte, al ser temido, el poder
también resulta intensamente abservado; y la excesiva expo-
sicién alas miradas puede revelar susinclinaciones. El mejor
modo que tiene el poder para protegerse y para conseguir sus
efectos es, entonces, el de cambinar la ostentaeién intimida-
toria de su arsenal coercitive con la disimulacién de algunas
de sus potencialidades y el mantenimiento en secreto de una
parte de sus actos. De este dablez del poder desciende la
uplicidad del programa del realismo, queesinvestigacion de
Joque se muestra y, al mismo tiempo, de lo que se oculta tras
Jas apariencias, doctrina esotérica del poder publico y doctri-
na esotérica de los arcana imperii
‘Ya los historiadores del mundo antiguo habian reconocido
esta verdad. Entre ellos, Taeito fue el mas sutil indagador de
los secretos del Palacio, de los laberintos de un Poder
constantemente orientado a exhibir su fuerza y a exconder
sus fechorias, Pero fue en Ia era de la formacién del Estado
‘Moderno, signada por los conflictos confesionales que lacera-
ron la unidad de la republica cristiana, cuando los tratados
polfticos elaboraron una sistematica del secreto. La teoria de
los arcana imperii se convierte en el nervio de la doctrina
delarazén de Estado.* La misma reconoce el nexo que existe
centre saber y disciplina, y opera en el sentido de la monopo-
lizacién no s6lo del poder, sino también del saber. Quien
gobierna debe acumular el méximo de saber y trabajar alos
efectos de que los segmentos estratégicos de este saber no
Heguen a conocimientoni de los enemigos ni delos subditos.”*
Elgran vector dela racionalizacién del Estado esainstitucio-
B, Canetti, Masoa e ptee, Adelphi, Milén, 1961, pg. 360 Meso y
poder, Madr: tans, to07) esl
“PME tz H. Munkler, Im Namen: des Stoates. Die Bagrandong der
‘Staarsrnson in der Frahen Neuse, Fiecher, Franefrt el M08
Gh. A. Deverps, Eipion. Une andhropologie historique da secret
Etat contemporain, Gallimard, Pavia, 19
100
nalizacién del saber secreto. Incluso en el caso de las logias
‘masénieas, que pretendian oponérse al poder absolutista or-
ganizando las fuerzas morales de la sociedad civil
El Saber del Palacio concierne alas téenieas con las que se
articulan los conocimientos particulares de quien manda. El
criteria es el de Ia eficiencia del mando, En sus variantes
fuertes, precisamente "maquiavélicas”, la teoria de la razon
de Estado puede parecer nada mas que una apologia del
atropello por parte de los poderosos y, sin duda, como tal
termina por ser adoptada. Peron sus variantes moderadas
es una doctrina de la conservacién del Estado, una praxeolo-
gia de la prudencia politica, orientada a la prevencin de los
desérdenes y las insidias, obsesionada por un imaginario
polemdgeno. Con la era de la razén de Estado, el realismo
‘sume el eardcter de una ideologia al servicio de la estabili-
zacidn del poder. Gran parte de la literatura politiea que
‘acompaiia el proceso de monopolizacién del poder, de centra-
lizaciény disciplinamientoen queconsiste a formacién de los
Estados modernos, concierne justamente a estas técnicas
equivocas orientadas a producir obediencia y disciplina. La
diferencia entre los tedricos de la soberania y los autores de
la razén de Estado consiste en el hecho de que en estos
tiltimos es mas manifiesto el componente praxioldgico. No
sélo se limitan a sostoner el earécter indispensable del
‘monopotio estatal de la fuerza, sino que lleguen a la conclu
‘sin préetiea de que los gobernantes no deben vacilar en
recurrir a cualquier medio, incluso moralmente ilicito, para
aleanzar el fin de Ie autoconservacién y de la autoafir-
smacién
Se podrian compilar volimenes enteros con los eatélogos:
de maximas, a veces muy generales, otras, contradictorias,
de los eseritores que adhieren a la *razén de Estado”. Aqui
mencionaremos sélo a uno de sus declarados adversarios,
Immanuel Kant, y su pequeti tratado Sobre la paz perpetua,
donde se encuentra una sintesis eficaz de los preceptos
fundamentales de aquella doctrina. Kant conoeia bien la
materia y podia extraer de la historia alemana desu siglo un
ejemplo paradigmatico de duplicidad maquiavélica. En la
“Antropologia nos recuerda precisamente como Federico II, el
‘autordel Anti-Machiavelli,"peseaprofesaren publicoser slo
fr. §, Pistons, “Ragion dt Sata", en Dieionario di politica, N:
Bobbio, N- Mattevee, G. Pasquino, Utt, Turn, 1988, pax. 846 [Dic
hare poten, Madd, Sig 3X, 1881-82),
101¢l primer servidor del Bstado, en privado no podia esconder,
Suspirando, quela verdad eralo opuesto, con laexeusa deque
la culpa era'de aquella mala raza que se llama. gentro
hhumano"" Aun proponigndose elaborar una constitucion que
pudiera servir para ordenar también a una repabliea de dia-
bios, Gant toma expleitamente posicidn en contra de arazon
de Estado, os decir, contra una doctrina que legitima la
violencia el despotiomo sobre Ia base de una sedicente
experiencia antropoligiea; pero, en realidad, setrata node los
hombres eomo son por naturdleza, sino como una eerta
politica “os ha hecho
Segiin Kant, el sedicente reaista 0 moralista politico,
quel que adopta af punto de vista de Maquiavelo, aun
renegando ded, usaala moral ala religion sélocomouna
Cobertura idcalgica para pliticasinspraasen objetvos de
auloeonservaciényautoafiemacién,actia sobrela base delas
Siguientes masimas1)facetexeusa2)sferstinega, divide
timpera" A ellas pueden atribuire gran parte de los
‘consejos de prudeneia politica mpartidos porladiseiplinaque
Cart Ludsnig von Haller, el ergo dela restauraci, llama.
ra ‘macrobicica”o "arte de prolongar la vida de los Bsta-
{og Sin embargo, Kant niega, sobre la base dela entances
reciente experiencia de a RevoluciOn francesa, que aquelas
‘naximas pudieran en verdad levar ala conservacion de un
Extadocil
Conlamaxima del acetexcusa, se procura una solucién de
hajo costo al conficto entre la moral (o el derecho) y la
convenienci poltiea-La frmulatraduesenpreceptoparala
mass ol rnp de aura nrmativn deo Lo
due es adquiere,porel propio hecho de ser, su legitimidad
Después de violar tna norma, se busea justifcacion en la
emergenciaoenla necesidad, Bichajustficacionse presenta,
om cilmente persuasivacuandoestden juegolasalvacion
dela cosa publics
El Principe debe adoptarlos mas sequros procedimientos que
% I. Kant Antropol, del punt usta pragmatic, en Sort
mora Uttar, 1978, pap. 796 (Antrpsoga cn senda pagmatic,
Madi Hovita de Ovedets, east =
«tld, Per fe pace perpetua on Seri polite di fila dla storia
seit, Ute, Tah 190, pa, 96 (Sobre taps poet, Sad,
‘Tecnos, 1985). pees
Gan dg von Hall
1, Ute, Tin 1870
102
La restaurazione dlla sien politic, vol
lesean posibles para mantener su vida yel Estado:los medios
siempre serdn considerades honorables y adecuados por to-
os; porque el vulgo se conforma eon lo que parece, con la
Apariencia de las casas: yla mayor parte del pueblo no es sino
elvulg: loots, queson pens, omanel ugar dondeelvulgo
El fin de la supervivencia de lo colectivo justifica en todos
los casos recurrir a la fuerza y a la astucia, Y cuando la
amenaza a la supervivencia y al orden no resulte inmediata-
mente perceptible, un principe siempre tiene una buenacarta
fen recurrir al imaginario polemégeno, recordando alguna
‘conjura o a algin enemigo que trama en la sombra.
‘La estrategia de la minimizacién del error en nombre del
principio de necesidad encuentra su elaboracién juridico-
politica en el concepto de derogacién. En efecto, el de la
derogacién de las leyes es un toma recurrente en los autores
de la razén de Estado, “Muchos consideran que un principe
sabio y experto debe, si In necesidad lo requiere, no sélo
comandar segun las eyes, sino a las propias leyes”. Asi
ceseribe el teérica de los “goipes de Estado”, Gabriel Naudé,
remitiéndose a la autoridad de Charron, para valorar el
principio segxin el cual para respetar a lajusticia en lascosas
{grandes a veces es preciso alejarse hacia las cosas pequetias:
“si se actiia con justicia al por mayor esta permitido equivo-
‘earseenel menudeo"." Lajusticia al por mayoreselbeneficio
el Estado (o de los Encumbrados, de los Poderosos en el Es-
tado), el error al menudeo es todo cuanto Ia eivilizacion
Juridiea moderna denuncia como violacién de los derechos.
Resulta obvio que esta doctrina se coloca en las antipodas de
aquellas elaboraciones que confluirfan en el gran filén del
‘constitucionalismo,
‘La maxima del si fecisti nega es el campo de aplicacién de
la mentira y la disimulacién. A partir de Platén, se ha
acumulado toda una literatura sobre el rol de la “noble men-
tira” ejercida contra los enemigos. La politica de poder y de
sometimiento (o de limpieza 6tnica, por retomar un ejemplo
factual) implica violaciones al derecho y a la moral, cuya
2% N, Machiavely, I Principe, XVIML, en Opere, vol. I, Einaudi, Turin,
1997, pig, 167 [El prinepe, Madrid, Espaca Calpe, 1985)
'G Naud, Considerasiont poliiche sul colpi dt Sioto, Gitte
Milén, 1982, pag. 107 [Constderaciones potions sobre low polpes de
ried, Madeid, Teena, 1988)
103gravedad no se puede justificar. En este caso, incluso una
estrategia de minimizacién parece inadecuada, por lo que
abe cancelarlashuellas de cuanto se hahecho paranosentir
el peso de su irreversibilidad.” Cuando la evidencia de los
hechos no se puede negar, la doetrina de la razén de Estado
inventa la solucién de imputar su responsabilidad a unehivo
expiatorio. La suerte que César Borgia le reserva a su lu:
garteniente de Romagna, Ramiro de Lorqua, "para purgarlos
nimosdeaquellos pueblosy gandrselos en tado”, voleandoen
sucontracl odiodel “universal” sea vuelto paradigmaticade
‘esa astucia delarazin ostratégica Naturalmente, la politica
de la mentira presenta costos tan altos que chocan con el
interés en la estabilizacién, Los propios autores formados en
esta escuela advierten sobre la problematicidad de la repeti-
cidn de maximas de este tipo.” Bl arte de la disimulacién
funciona sélo si se adopta con mucho cuidado (mas que una
dietética de la fuerza, es una dietétiea de la astucia). Pero la
raz6n de Estado tiende a aplastarlo y asi a menudo termina
por ser self-defeating.
‘Laméxima del divide et impera es otro principio inevitable
dela accidn estratégica, aplicado con igual éxito en el émbito de
la politica interna como en el de la internacional, Para el
realismo, el virtuoso de la estrategia es un sembrador de
discordia: el enemigo que en su accidn estratégica adopta el
cédigo dela astucia junto con el dela fuerza. "No te propongas
dafar a todo el conjunto, sino que maquina contra uno y
aséciate en amistad con otro” dice una maxima del Breviario
de (os politicos atribuido al cardenal Mazzarino.*' El mismo
principio es formulado por Maquiavelo:
EI modo consiste en procurar convertirse en confidente de
‘iudad quese encuentra dosunida;y mientras nolleguen alas
farmas, manejarse como arbitro entre las partes, Cuando
llegan a las armas, hazle moderados favores a la parte mis
Acbil, para tenerlos mas en guerra y hncer que se consuman,
Para que la desproporcién de fuerzas no permitan dud:
® Pertenece al campo del ralismo politico el conju de arguments:
‘ions que un bllante ientitien social ha adscripo algo reductvamente,
Teltries reacconarie: le A. Hirechman, fetorihe dell trang
Pervert futiita, mesea a repentagtio, Mulino, Bolonia, 1991 (Ret
«rien deta intransigencia, Manso, Fondo de Cultura Beondmies, 1991),
* Ofe: Machiavell Principe, Vil et, pags, 126-197
Gf Boreell, Region di Stat, ei pags 197-198,
% Breviarin dei polite secondo il Cardinale Massarina (1684), 6.
[Naceli ed, Rial Mili 1981, poe 97
104
nadie quett querriasdominarlosy eonvertirteensu principe,
‘Yeuando esta parte esté bien gobernada, vcurrir casi siem-
pre aguel fin que te has propuesta (Diseursos, I, 25)
Pero de manera aun més solapada opera el corruptor,
quien aplica la maxima rigurosamente en el sentido de Ia
astueia. Con la eorrupeién de amigos y enemigos, el principe
esperaeel debilitamiento de cualquier conjura adversaria y la
disgregacién de toda posible alternativa a su poder.
‘Con la época de las rebeliones y las revoluciones, la
modernidad debera darse cuenta de que estas méximas, alas
que la razén de Estado les atribuye la funcién deconsolidar el
poder, en realidad son vectores de desestabilizacién. Aprisio-
nan alos Estadosen un laberinto deilegalidad y de injusticias,
comprometiendo el proceso de racionalizacién. Kant condena
Jas erimenes cometidos por la revolucién a la que, con animo
dividido entre el entusiasmo y el horror, le toca asistir en sus
uiltimos anos. Pero sabe queesos excesos son causados por un
artede gobierno que presiona sobre las pasiones mas bajas del
hombre y que se sirve de ellas para sostener politicas contra-
riasal derecho. Medio siglo después, casi en visperas de 1848,
en un importante discurso contra los métodos de gobierno de
Ja Francia orleanista, Tocqueville sentenciara: “Todo gobier-
no que siembra vieios, tarde o temprano recoge revoluciones:
esto se ha visto desde el comienzo de los siglos”®
4, BL age De 1a siMULACION
Ena Corte, tados te aeuestan y se levantan pensando en su
propio interés;es0 es lo quesedisiere de dia y do nocho, Toque
llevaareflexionar, ahablar,acallar,aactuar,soloconestees-
piritu unos son buseados y otros son ignorados, se sube y se
‘naj; eobre la base de este principio, se dosfiean miramien-
198, complacencias, estima, indiferencia, desproci.”™
El espacio de la Corte es el campo donde se ejerce la
hermenGutica del realismo. Bn este espacio, elinterésfuncio-
za camo patrén, pero los esfuerz0s se orientan en conjunto a
disimularlo o a transfigurarlo en esa gran fiecidn que es el
© A, de Tacqueville, Sort, note edscore politic’ 1839.1852, Boat
oringhier, Tari, 1994, pg! 23.
ean de la Briere, arate, Einaudi, Turi, 1981, pég. 140 [Lae
coractores, Meni, UNAM, 1947]
105bien comtin. Con los intereses —nos tranquiliza el realista con
su voz~ se puede hacer un eélculo racional; las artes de la
simulacién y dela disimulacién ~insintia en cambio otra vor
pueden hacer que toda previsién y todo edleulo resulten
‘Unanilisis clsico de estas artes lo encontramosenunode
los ensayos morales de Bacon, titulado De la simulacisn y de
a disimulacién. Pero la eentralidad del esconderse y el
ocultarse en la vida social es un tema recurrente de la
literatura dela época barroca. De esta tactica y estrategia de
mantenerse encubierto se dan, segin Bacon, tres modal
iades,
Primero, la diserecin, la reserva y el secrete: cuando uno se
sustrae a hacerse vero. dejarse eaptar tal eval es, Segundo,
Ja disimulacion por lanegativa euando une deja caer sefales|
y pruebas de que no elo que es, Tercera, la simulacion por la
afirmativa: cuando un hombre inteneional y expresament
fingey sostiene ser lo que noes.”
Por su parte, Toreuato Accetto, en Della dissimulazione
onesta, define asi su objeto: “La disimulacién es la industria
deno hacer ver las cosas como son”.** Simular la esperanza y
disimular la incertidumbre, el miedo, la desesperacién es él
primer requisito de una aetividad de comando, que debe saber
infundir coraje a los subordinados. En este arte esta la
quintaesencia dela prudencia, “Eleauto silencioeselsantua-
rio de la prudencia”, escribe Baltasar Gracidn,”"
Simulacién y disimulacién evitan apelar a la violencia,
Perocxisten, ademas, otras razones -precisamente de orden
estratégico~ que aconsejan recurrir a estas estratagemas,
Las grandes ventajas dela simulaci6n y de Ia disimulacién —
setiala también Bacon~son tres: primero, poner a dormir ala
‘oposicin y sorprender; porque cuando las intenciones de un
hhombre son publicadas es como una alarma que llama a
reunirse a todos los que estan en su contra. El segundo es
reservarse una honesta retirada; parquesi uno se compromete
% F, Bacon, Della simulazione ¢ dssimulasione, on Seri politic
uric strict, Utet, Pura, 1971, page, 120-1
» EST acctio, Della diasimulasioné nesta, Einav, Tari, 1981, pi.
n
* cf. R. Vilar, Blogio della dssimasions Latta palin nel Sei
cento, Latorza, Roma Bari, 1987
106
con una manifiesta declaracién debe triunfar o sueumbir. El
tercero.s deseubrir mejarel animo de os demas; porque ante
{quien seabre, los hombresdfieilmente se mostraranhosties,
tds bien dejardn que siga adelante yconvertiran su libertad
de palabra en propia libertad de pensamiento,
Bl arte de la simulacion es, pues, al mismo tiempo una
téeniea defenaiva yofonsiva. La Corte es el teatro de tantas
Dequefas guerras, en las que la tetia prevlece sobrela et
tratogia,yenlasque elhombrepradentesabeque a primera
regla para poder resstr largamente, mientras espera la
oeasidn propia paralanzarsu propianfensiva es mantener
fe encubierta, resguardindose en una defensatramada con
engatios, La primacia de Ia defensiva es teoizada por los
moralistas mucho antes de que Clausewite elaborara su
‘ers en Ia estrategia militar
‘También existe tres desventajas para equiparar ls venta-
Jas, Primero, quelasimulacin yladsimulaciin comnmente
tonilevan una sombra de imidex, I que, en lgunos asm,
Cortalas sas para volar directamente'slameta, Segundo, que
pone onstuacin mbarazosa y vuelve perpleoe als pensa-
Flontonde muchos, que caso deotro modo cooperaran, hace
{que un hombre marche casi solo hacia sus propios fines.
‘Tercero,xprineipal que privaalhombre desu prinepalsimos
intrumettos para ia acclén la confianaay Te eredioiidad™
or ant, ruta un nstrumenin par entrar
combat encniges, pero:namnucho a vecos mas bien cane
Zaproducente~paracrearse amigos Elrealismo dela fuerza
‘uelvelimpidas lascontraposiciones amigolenemigo.E\éela
ttuca las confunde,y aumenta la opacidad eincertigumbre
dela arena poten, Lantima contradesin de esta practcs
radieaon degeonocerlaimportanciaestrategicadelaconfia-
za, Bin condiciones de elevada conflctividad y de eseasa
informacin, poder ootar eonel reeureo dela confianza que
representa “un estadio intermedio entre conocimiento ©
ignorancia relativas al hombre™-esun factor estratepico
inestimable preci,
Ragon, Dalla simulasione, cit, pags 322923,
= G.Sinmal, Sociologia, Edzioni di Comunita, Tur, 1998,
“quien tado lo sabe no necesita confi, quien no sabe en abuolito no
puede razonablemente confiarse™ (Sociologia, Buenos Aires, Espasa
Calpe, 1990)
1075. Btocio ne LA conneecion
No sélo la doctrina de Ia razén de Estado, sino también la
filosofia de la naciente sociedad mercantil, se inseriben en el
‘seno del realismo politico. Siel gran tema del moralismo es
lacritica dela corrupeién, a menudo el realismo se afianzaen
elelogio de la corrupcién derivada de la multiplicacién de los
intercambios y la difusién del lujo. {Con qué argumentos?
Resulta cil recabar un ampliorepertorioen laliteraturadel si-
alo xvi, La sociedad de las necesidades y del egoismo es el
verdadero principiodela civilizacién, Elbeneficio yla prospe-
ridad de los Estados son el fruto de la fuerza y de la astucia,
Ennombre del interés de los Bstados, eabe contravenir no sé
Joel mandamiento “no matar”, sino también el que dice “no
robar”. La corrupeién no es sélo un sintoma de decadenci
muy # menudo es un vector de expansién y de eonsolidacién
del poder.
La obra que puede considerarse como paradigma del
maquiavelismo econémico es la Fabula de las abejas, de
Bernard Mandeville, cuyo nucleo original, La colmena des:
‘contenta, 0 los truhanes vueltos honesfos, se remonta a 1705.
Es un texto fundamental para el antirracionalismo de la
de la sociedad: Mandeville desvincula la concepeidn de
edad como artificio del madelo contractualista y all
lualismo del supuesto de que los hombres actiian como
sujetos aislados en un estado natural y se unifican seysin
ealeulos racionales. La suya es una investigacion sobre los
“verdaderos fundamentos” de la sociedad, orientada a “de-
mostrar que si el hombre hubiera permanecido en su primi
tivo estado de inoceneia, y hubiera continuade gozando de los
beneficios que le estaban destinados, no es en absoluto pro-
able que se hubiera convertido en la eriatura sociable quees
ahora’.** Paral, la sociabilidad esel resultadode un juego de
intereses y pasiones -en el que la reflexién y la racionalidad
tienen un rol derivado y marginal-, y la sociedad no se basa
en un caileulo racional de los individuos. De alt se deduce que
el bienestar de la nacién se conereta como un efecto no
intencional de Las aeciones de los individuos, no como propé-
sito de alguien o como producto de un diseno racional,
‘Mandeville es el Maquiavelo del paradigms economicista
2B. Mandeville, La favota delle op, Leteraa, Roma-Bar, 198%, pi
245 La fbula de fas abajan 0 Low vice privados hacen fa prospertdad
pabice, Mexico, Fondo de Coltwrs eonémicn, 1997)
108
de explicacién de la sociedad y de sus reglas. Al respecto,
resulta significativa ya una formulacién que leemos en la
Introduccién a su Investigacién sobre el origen de la virtud
‘moral: “Una de las razones prineipales por la que tan pocas
personas se comprenden a si mismas es que la mayor parte
de los escritores les ensefian a los hombres siempre lo que
deberfan ser, y casi nunca perturban sus cabezas diciéndoles
Jo que en realidad son’.*® Mas allé de esta declaracién meto-
dol6gica, quese remite al empirismo radical del que encontra-
‘mos precoz testimonio en Maquiavelo, toda la obra de Man-
deville nos ofrece una genealogia de ia sociabilidad y de la
moral basada sobre el supuesto de que no son las cusiidades
buenas, sino los malos atributos del hombre los que lo
vuelven sociable. “Lo que Ilamamos mal, sea moral o natural,
es el gran principio que nos vuelve criaturas sociables”* Ei
enfoque utilitarista delos vicios viene a configurarse asi como
Iavariante moderna de un realismo que ahora ha reemplaza-
do la autonomia de la politica por la autonomia de la esfera
Sin embargo, esta en juego una operacién més compleja
que la simple extensién del realismo maquiavélico a la
economfa. Maquiavelo partia de la escisién manifiesta entre
moral privada (cristiana) y ética politica, orientada ala salus
populi,y eonstataba que la moral privadano se adaptaba ala
acci6n de gobierno. Se debfa parecer moral (en el sentido
cristiano), pera no erlo, No obstante, el camino que empren-
dia se presentaha sin salida. Frente al proceso de la eorrup-
cidn al particularismo de los privados, a la avaricia~, el
florentino no veia otro camino de salida sino recurrir a la
fuerza, a los medios excepeionales, aun siendo eonsciente de
Ja antinomia de lo politico: quien pueda detener con medios
excepeionales el curso de la corrupeién sélo podré ser él
‘mismo un producto de la corrupcién.* Contra quienes veian
en la preponderancia de la avaricia, del particular, lacausa
de la eorrupeién y de la deeadencia de la pasidn por el bien
puiblico, Mandeville les objeta, en cambio, que esto se halla
‘maximizado por el entrelazamiento de las pasiones eyoistas.
No la frugalidad, que se adapta a las pequefias sociedades
cerradas, sino las pasiones egoistas, la avaricia, laambicién,
Bia, pig 23,
“Thad pag. 266. Agu resulta evidente la inversén del axioma
hobbesiand, el que parte Mandevie,
eG Machiavelh, Discos ety 18
109Ja vanagloria 0 el orgullo se encuentran en la base del
desarrollo de las grandes sociedades. Sibien lafrugalidadyla
austeridad de las costumbres correspondian alas “pequenias
sociedades de hombres buenos y pacifieos”, entonces era la
dialéetica de prodigalidady avaricia, consumoy ahorro,laque
promovia el desarrollo de la sociedad abierta.
‘Junto a la polémica frente a la moral cristina, también
‘encontramos aqui el rechazo de la eticidad clasica, cuyo
tltimo cultor, en la Edad Moderna, sera Rousseau, Tanto por
la novedad de la antropologia como por el radicalismo con el
que delinea su solueién contractualista 0 también por su
programa pedag6gico, Rousseau permaneceen lasantipodas,
no obstante sus declaradasintenciones, del realismo politico.
Lo que, bien entendido, no Ie impide aleanzar vértices de
realismo psicolégico que lo inseriben con justo titulo en la
galeria de los maximos moralistas dela historia. Con respecto
alas concepciones opuestas de lo demontaco del poder y de la
‘adquisicion de eticidad por parte de las costumbres, la filoso-
fiadela sociedad civil adopta, en cambio, con Mandeville una
tercera via, individualizando un objeto, un mecanismo, que
permite volcar la légica entropica del poder. La partida quese
Jugard entre la armonia de los intereses y el conflicto entré-
pico, entre la mano invisible y la necosidad de la coercién
resuiitard en todo caso la partida decisiva de la modernidad,
110
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