III
¿Qué es el evangelio?
Las preguntas más importantes que hoy se puede hacer res~
pecto a la vida y misión de la iglesia no están relacionadas con
la relevancia sino con el contenido del evangelio. Por supuesto,
hay lugar para la consideración de las maneras en que el evan~
gelio satisface las necesidades del hombre en el mundo con~
temporáneo. Mucho más básica, sin embargo, es una conside~
ración de la naturaleza misma de ese evangelio del cual se dice
que satisface las necesidades del hombre. El qué del evangelio
determina el c6mo de sus efectos en la vida práctica.
A la luz del pragmatismo actual casi no se puede esperar
que se reconozca fácilmente la primada de las preguntas teoló~
gicas acerca del evangelio. Con demasiada frecuencia se da por
sentado que los cristianos ya conocemos nuestro mensaje y
que 10 único que ahora necesitamos es una mejor estrategia y
métodos más eficientes para comunicarlo. En conformidad
con esto, se mide la efectividad de la evangelización en térmi~
nos de los resultados, sin referencia alguna (o con muy poca
referencia) a la fidelidad al evangelio. Frente a este acerca~
miento hace falta un nuevo énfasis en el evangelio como aque~
110 que determina la autenticidad de la evangelización, debido a
las tres razones siguientes:
1. La primera condición para una evangelización efectiva
es la certeza en cuanto al contenido del evangelio. Aunque esta
certeza sólo es posible donde hay una respuesta personal, una
respuesta de fe, la proclamación del evangelio va mucho más
allá que una descripción de la experiencia personal: incluye una
presentación de los hechos del evangelio como una realidad
objetiva que se inserta en la situación humana y trasciende toda
60
¡QUE ES EL EVANGELIO?
comprensión. Nadie puede considerarse listo para evangelizar a
menos que pueda narrar "la antigua historia" con certeza en
cuanto a sus elementos constitutivos y el significado de los
mismos.
2. La única respuesta que una evangelización biblica tiene
derecho de esperar es la respuesta al evangelio. La genuinidad de
la conversión de una persona depende directamente de la
genuinidad del evangelio al cual ha respondido en arrepenti,
miento y fe. Un evangelio espurio sólo puede dar como resul,
tado una conversión espuria. El cristiano que no se preocupa
por comprender con claridad el mensaje que está llamado a
anunciar probablemente logrará que los hombres respondan a
él, pero no al evangelio.
3. La caracteristica que distingue a la experiencia cristiana
es que una es una experiencia del evangelio. La experiencia cris,
tiana es una experiencia religiosa, pero no toda experiencia
religiosa es cristiana, excepto la que surge del evangelio.
No hay duda de que en el Nuevo Testamento el evan,
gelio tiene un contenido definido. Pese a todas las variaciones
que se puede hallar en su formulación, es algo a lo cual es
posible referirse como "el evangelio" (to euangelion), sin califi,
cativo. 1 Es un mensaje que se puede predicar (Mt. 4.23, 9.35,
24.14, 26.13; Mr. 1.14, 13.10, 14.9, 16.15; Gá. 2.2; 1 Ts.
2.9), "testificar" (Hch. 20.24), proclamar (1 Co. 9.18; 2 Co.
11.7; Gá. 1.11; cf. 1 Co. 9.14), dar a conocer (Ef. 6.19),
anunciar (1 Ts. 2.2), a la vez que oír (Hch 15.7; Ef. 1.13;
Col. 1.23) y creer (Mr. 1.15) o recibir (1 Co. 15.1; 2 Co.
11.4). Tan definido es su contenido que Pablo puede afirmar
en términos inequívocos que aparte del evangelio que él
predica no hay otro evangelio (Gá. 1.6,9). Si esto es así,
la pregunta que nos tenemos que plantear en relación a
cualquiera de las fórmulas doctrinales que hoy están en
circulación y que pretenden ser síntesis del evangelio no es
si funciona sino si es fiel al evangelio bíblico. El propósito
del presente trabajo no es tanto ofrecer un resumen del
evangelio como proveer criterios biblicos para evaluar los
resúmenes que actualmente se usan con frecuencia en la
evangelización.
61
MISION INTEGRAL
l. EL TRASFONDO HISTORICO DE EVANGELION
En el Antiguo Testamento hay varios casos del uso de
euangelion sin connotaciones religiosas. El evangelio que Ahi~
mas hijo de Sadoc trae a David es la victoria del rey sobre
Absalón {2 S. 18.20, 22, 25).2 Un grupo de leprosos trae al
rey Joram un evangelio de la liberación de Israel de la mano de
los sirios (2 R. 7.9). Con un sentido secular se usa también el
verbo "evangelizar" (euangelizomai; hebreo: bissar) para refe~
rirse a la acción de traer noticias relativas a la coronación de un
nuevo rey, la victoria sobre un enemigo, el nacimiento de un
hijo (1 R. 1.42; 1 S. 31.9). En el Salmo 68.11 las "buenas
nuevas" que los mensajeros han de anunciar les son dadas por
el Señor y tienen que ver con la derrota de los enemigos de
Israel: "Huyeron, huyeron reyes de ejércitos" (v. 12). Las
evangelistas son una multitud de mujeres que cantan, como
Maria y Débora de antaño. Muy temprano en la historia de su
interpretación este texto fue aplicado al Mesias.
Más significativo para la comprensión del evangelio cris~
tiano es lo que se dice en cuanto a la proclamación de las
buenas noticias (euangelizomai, siempre en forma verbal) en la
segunda parte de lsaias ( 40~), una sección del Antiguo Tes~
tamento frecuentemente usada por Jesucristo y la iglesia primi~
tiva. En un pasaje importante el profeta vislumbra el retorno
de Israel del exilio babilónico -retorno por medio del cual
Dios manifiesta su soberania universal- y exclama: "¡Cuán
hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres
nuevas, del que anuncia la paz, del que trae buenas del bien, del
que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!" (Is.
52.7). En el Nuevo Testamento se entiende este anuncio de la
restauración de Israel-que es también el tema de las "buenas
nuevas" en Isaias 40.9, 41.9 y 61.1~3- como una promesa de
la salvación efectuada por Jesús y proclamada por los mensaje~
ros cristianos. El evangelio de Isaias es la venida de la era
mesiánica por el poder de Dios. Y en él se anticipa el evangelio
cristiano. 3
Para los griegos la noticia que anuncia el evangelio es gene~
ralmente la noticia de una victoria. Levantando la mano,
62
¿QUE ES EL EVANGELIO?
exclama: "¡Alégrense, hemos ganado!" Trátese de la victoria en
una contienda deportiva o de la victoria en una batalla, la
noticia es recibida con gozo y el evangelista recibe una recom~
pensa, un euangelion. Pero eungalion también puede connotar
ideas religiosas en el mundo gentil. Esto sucede cuando se usa
el término en conexión con el culto imperial, como sucede en
la inscripción en el monumento de Priene (Asia Menor, año 9
a. de C.) que, refiriéndose a Augusto, lee: "El nacimiento del
dios fue para el mundo el comienzo de las nuevas de gozo que
se han anunciado en su nombre". 4 Cuando en el primer siglo se
anunció el evangelio de Jesucristo, se lo anunció en el contexto
de otros evangelios que pretendian traer salvación a una
humanidad que anhelaba gozo y paz.
Il. UN MENSAJE ESCATOLOGICO
Cualquiera que lea el Nuevo Testamento dificilmente
pasará por alto la importancia del Antiguo Testamento en la
proclamación del evangelio desde un comienzo. Es obvio que
para la iglesia de los primeros dias el evangelio derivaba su
sentido del hecho de que en la historia de Jesucristo (inclu~
yendo su vida, muerte, resurrección y exaltación), las profecias
del Antiguo Testamento se habian cumplido. La constante
referencia a las Escrituras hebreas era mucho más que una
técnica literaria: expresaba la comprensión de la obra de Jesús
como el cumplimiento de las promesas divinas contenidas en
esas Escrituras. La historia de Jesús era vista como la culmina~
ción de su largo proceso de redención, un proceso que se habia
iniciado con Abraham, el padre de Israel.
El mundo en el cual el evangelio se proclamó inicialmente
era un mundo de expectativas mesiánicas. No importa lo que
uno crea en cuanto a la conexión entre el Nuevo Testamento y
los escritos apocalipticos judios contemporáneos, el hecho es
que éstos muestran que en el ambiente en que sucedieron los
eventos del evangelio habia una viva esperanza escatológica. Si
se toma esto en cuenta, no es dificil imaginar el impacto que el
evangelio debe haber producido en Israel cuando se lo anunci6
al principio. ¡Lo que los heraldos del evangelio proclamaban
no era ni más ni menos que el cumplimiento de una largamente
63
MISION INTEGRAL
esperada promesa de Dios: la promesa de visitar a su pueblo!
La nota de cumplimiento aparece primero con Juan el
Bautista. Su mensaje es: "Arrepentios, porque el reino de los
cielos se ha acercado". El mismo es un profeta en quien se está
cumpliendo la profecia de Isaias 40.3: es la "voz del que clama
en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus
veredas" (Mt. 3.2-3). Es, en efecto, el precursor mesiánico
cuyo ministerio Marcos describe como "principio del evange-
lio de Jesucristo" (Mr. 1.1), precisamente porque Juan el Bau-
tista es el primero en anunciar que Dios está a punto de actuar,
para salvaci6n y juicio, por medio de "Uno que viene" (Mt.
3.7-12; Le. 3.16-18). El está en el limite entre la era de la
promesa y la era del cumplimiento: "la ley y los profetas eran
hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado ... "
(Le. 16.16).
Marcos registra que "después que Juan fue encarcelado,
Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha
acercado; arrepentios y creed en el evangelio" (Mr. 1.14-15).
Juan el Bautista ha anunciado la inminencia de la inserci6n de
Dios en la historia; ahora Jesús proclama que el dia del cum-
plimiento escato16gico ha amanecido en efecto. Bien entendi-
das, sus palabras son una afirmaci6n sorprendente. Ponen en
relieve los siguientes hechos relativos al evangelio:
1. La proclamaci6n del evangelio marca el kairos, el
tiempo asignado por Dios para dar cumplimiento a su prop6-
sito. ¡Ha llegado la hora decisiva en la historia de la salvaci6n!
¡Se está realizando la esperanza de los profetas!
2. El contenido del evangelio no es una nueva teologia o
una nueva enseñanza acerca de Dios, sino un evento: la venida
del Reino. La forma verbal (engiken) indica que lo que Jesús
anuncia no es s610 la inminencia sino la llegada misma de una
nueva realidad que ya está presente en medio de los hombres.
3. La referencia tanto al Reino de Dios como al evangelio
hace eco a Isaias 52.7. En otras palabras, Jesús se ve a si mismo
como el heraldo de la nueva era en la cual se cumple el anuncio
de Isaias: "¡Tu Dios reina!"
4. La proclamaci6n del evangelio es inseparable del lla-
mado al arrepentimiento y la fe. Porque Dios está actuando ya,
64
¿QUE ES EL EVANGELIO?
se invita a los hombres a dejar su pecado y volverse a él. Sin
arrepentimiento y fe no puede haber participación en las ben~
diciones de la nueva era.
El cumplimiento es también el énfasis del primer sermón
de Jesús en la sinagoga de Nazaret, según el evangelista Lucas.
Después de leer un pasaje de Isaias en el cual se hace referencia
a la proclamación de las buenas nuevas de la salvación mesiá~
nica (ls. 61.1, 2), Jesús cierra el libro, lo devuelve al ministro y
se sienta. Para sorpresa de sus oyentes entonces se afirma:
"Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros" (Le.
4.20, 21). El es el ungido de Dios que ha venido "para dar
buenas nuevas a los pobres"; ha sido enviado "a sanar los
quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y
vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predi~
car el año agradable del Señor". Es el heraldo de una nueva era
que se hace presente mediante su propia acción a favor de los
pobres, los cautivos, los ciegos y los oprimidos. Su evangelio es
una buena noticia de algo que está sucediendo por el poder del
Espiritu que actúa por medio de él. "Cuando los heraldos
proclamaban el año del jubileo por toda la tierra con el sonido
de una trompeta, comenzaba el año, se abrian las puertas de la
remisión, quedaban saldadas las deudas. La predicación de
Jesús es ese sonido de la trompeta". 5
La misma nota de cumplimiento resuena asimismo en
varios otros de los dichos de Jesús en diferentes situaciones.
Hablando sobre el ayuno, por ejemplo, hace uso de una metá~
fora -la fiesta de bodas- que en el judaismo se reservaba para
referirse a la consumación mesiánica: "¿Acaso pueden los que
están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre
tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar" (Mr.
2.19). La idea es que sus discipulos no ayunan porque en su
propia venida ha llegado el tiempo del cumplimiento. Otra vez,
dirigiéndose a sus discipulos, les dice: "Bienaventurados los
que ven 10 que vuestros ojos ven; porque os digo que muchos
profetas y reyes desearon ver 10 que vosotros veis, y no 10
vieron; y oir 10 que ois, y no 10 oyeron" (Le. 10.23~24). La
felicidad de los discipulos consiste en ver la salvación mesiá~
nica que fue el objeto de la esperanza de otras generaciones. En
la misma linea, cuando Juan el Bautista expresa vacilación en
65
MISION INTEGRAL
cuanto a si ha identificado correctamente al Mesias, Jesús
replica: "Id, y haced saber a Juan las cosas que ois y veis. Los
ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los
sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es
anunciado el evangelio" (Mt. 11.4~5; cf. Lc.7 .22). Su respues~
ta hace eco a Isaias 35.5.-6. El significado es obvio: el Escatón
ha llegado y está manifestando su presencia en medio de los
hombres, aunque no de la manera esperada por Juan. En el
ministerio de Jesús se están cumpliendo las expectativas mesiá,
nicas: sus milagros y su proclamación de las buenas nuevas a
los pobres son señales inequivocas de que Aquel que habia de
venir en efecto ha venido.
La caracteristiea más distintiva de la enseñanza de Jesús en
cuanto al Reino de Dios es que, en anticipación al final del
tiempo, la era del Reino está ya en medio de los hombres por
medio de su persona y ministerio. Como G. E. Ladd ha afir'
mado, este es "el coraz6n de su proclamaci6n y la clave de toda su
misi6n".6 El énfasis de Jesús no está meramente en la proximidad
del Reino, sino en su llegada real, por anticipación. Esa es la
fuerza del verbo en Mateo 12.28, traducido correctamente en
la versión Reina~Valera: "Pero si yo por el Espiritu de Dios
echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado (efthasen) a
vosotros el reino de Dios." La dinámica acción de Dios está
liberando a los hombres del poder del mal por medio del
Espiritu Santo, yeso prueba que en la persona y ministerio de
Jesús ha llegado ya el Reino de Dios. Sin embargo, su presencia
no es completamente obvia porque el cumplimiento de las
profecias del Antiguo Testamento no se lleva a cabo en los
términos esperados por los judios. Esa es la razón por qué los
fariseos, en su rechazo de Jesús como Mesias, no pueden ver
que el Reino de Dios está entre ellos (Le. 17.21).
El Reino como una realidad presente no sólo es el tema de
la proclamación de Jesús (Mt. 4.23, 9.35; Mr. 1.14~15; Lc.
4.43,8.1, 16.16) sino también el mensaje que él encomienda
primero a los Doce (Mt. 10.7; Lc. 9.2, 6) y posteriormente a
los Setenta (Le. 10.9, 11). En efecto, según las propias palabras
de Jesús en su Sermón de los Olivos, el Reino será el tema de la
predicación cristiana hasta el fin de la era presente (Mt. 24.14;
cf. Mr. 13.10). A la luz de estas afirmaciones, a nadie debe
66
¿QUE ES EL EVANGELIO?
tomarle de sorpresa el encontrar que en Hechos Lucas describe
el mensaje que Felipe predica en Samaria como "el evangelio
del reino de Dios y el nombre de jesucristo" (Hch. 8.12) y dice
que en la sinagoga de Efeso Pablo "habló con denuedo ...
discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios" (Hch.
19.8) y que en Roma predicó el Reino de Dios (Hch. 28.23,
31). Si algo prueban estas referencias al contenido del mensaje
predicado después de Pentecostés, prueban que el mensaje que
se difundió según la promesa que jesús habia hecho a sus
apóstoles, de que le serian testigos "en jerusalén, en toda
judea, en Samaria, y hasta lo último de la tiera" (Hch. 1.8), fue
esencialmente el mismo mensaje que jesús predicara desde el
principio: que en su propia persona y ministerio Dios habia
actuado definitivamente para traer el Reino.
Esta visión de la unidad del evangelio como las buenas
noticias de una nueva realidad escatológica manifestada en
jesucristo es confirmada por el testimonio de todo el Nuevo
Testamento. El dia de Pentecostés Pedro anuncia que jesús,
que fue crucificado, ha sido "exaltado por la diestra de Dios" y
hecho "Señor y Cristo" (Hch. 2.33, 36). Las predicciones del
Antiguo Testamento relativas al Santo que no veda corrupción
(Sal. 16.8,11) y al Rey que se sentada en'el trono de David
(Sal. 89.3,4; 132.11) -dice el orador- se han cumplido. El
énfasis de Pedro es claro: jesús está en el trono, ha llegado la
era mesiánica. Su mensaje hace eco a la afirmación hecha por el
mismo Jesús como parte de la Gran Comisión: "Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra" (Mt. 28.18). Y es una
anticipación de la declaración central de la predicación apostó,
lica, sintetizada en el más antiguo de los credos cristianos:
jesucristo es el K:yrios, el Mesias de Israel es el Señor de todos
(Hch. 10.36, 11.20; Ro. 10.9, 12). El evangelio que Dios
prometió en la antiguedad por medio de sus profetas en las
Sagradas Escrituras es las buenas nuevas "acerca de su Hijo,
nuestro Señor jesucristo, que era del linaje de David según la
carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder; según el
Espiritu de santidad, por la resurrección de entre los muer'
tos" (Ro. 1.3, 4).7 Como Osear Cullmann ha destacado, sla
confesión de jesucristo como el K:yrios resume la fe de la iglesia
primitiva y apunta al hecho de que aquél que fue crucificado en
67
MISION INTEGRAL
el pasado y que ha de retornar en el futuro, hoy ejerce el
gobierno de todo el universo, sentado "a la diestra de Dios."
Desde la perspectiva del Nuevo Testamento la nota clave
del mensaje del evangelio es el cumplimiento de las promesas
de Dios dadas en el Antiguo Testamento. En virtud de la obra
de Jesucristo, aqui y ahora es posible que los hombres gusten
de "los poderes del siglo venidero" (He. 6.5). Los cristianos
son aquellos "a quienes han alcanzado los fines de los siglos"
(1 Co. 10.11). Por supuesto, todavía esperan el futuro adve~
nimiento apocaliptico del Reino: el cumplimiento de la espe~
ranza veterotestamentaria que se ha realizado en la persona y
obra de Jesucristo es "un cumplimiento sin consumación". 9
Pero los eventos escatológicos decisivos ya se han llevado a
cabo y consecuentemente es necesario que el Mesias "reine
(basileuein) hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo
de sus pies" (1 Co. 15.25). El "todavia no" de la escatologia
futurista está subordinado al "ya" de la escatologia realizada.
El evangelio es esencialmente las buenas nuevas de que
"cuando vino el cumplimiento del tiempo" (Gá. 4.4) Dios
envió a su Hijo, en quien y por medio de quien se cumplió la
esperanza del Antiguo Testamento. No podemos echar por la
borda esta nota de cumplimiento escatológico sin ser infieles al
evangelio.
IlI. UN MENSAJE CRISTOLOGICO
La sección anterior ha mostrado ya que el evangelio tiene
su centro en Jesucristo. En resumidas cuentas, él mismo -su
persona y su obra- es el evangelio. El Nuevo Testamento pone
en alto relieve esta identificación refiriéndose a veces a Cristo
(Hch. 5.42, 8.5, 9.20; cf. 22, 19.13; 1 Co. 1.23; 2 Co. 2.12,
4.5,9.13, 10.14, 11.4; Fi!. 1.15), a veces al evangelio (Hch.
8.35,11.20,14.7,16.10, 17.18;Ro.15.20; 1 Co.1.17;2Co.
2.12; Gá. 1.8, 11,2.2; Ef. 3.8; 1 Ts. 2.9; 1 P. 1.12),10 como el
tema de la predicación apostólica.
La clave para la comprensión del evangelio de Jesús está en
el significado dinámico de "reino" (basileia). El Reino que él
proclama es el poder de Dios en acción entre los hombres por
medio de su persona y ministerio. Antes del fin de la era
68
¿QUE ES EL EVANGELIO?
presente, Dios ha irrumpido en la historia para realizar su pro-
pósito redentor, y esto lo ha hecho en Jesucristo. Cuando éste
anuncia que "el reino de Dios se ha acercado", no quiere decir
que el fin del mundo está a la vista, sino más bien que en su
propia misión Dios está visitando a su pueblo, cumpliendo asi
la esperanza profética. El es (para usar la apta descripción de
Origenes) el autobasileia 11 por medio del cual Dios está en
acción. Consecuentemente, sacrificarse por causa de él es equi-
valente a sacrificarse por el Reino de Dios. 12
Se debe tomar en cuenta la flexibilidad que caracterizó a la
presentación del evangelio en la iglesia primitiva. Michael
Oreen 13 está en lo correcto al señalar que el desacuerdo entre
los estudiosos del Nuevo Testamento en cuanto a los puntos
que incluia la predicación apostólica es ya de por si una adver-
tencia contra todo intento de reducir el mensaje a una forma
fija. Al evangelio se lo puede describir como Hel evangelio de la
paz por medio de Jesucristo" (Hch. 10.36), "el misterio (o
testimonio) de Dios" (1 Co. 2.1), "la palabra" (Stg. 1.21-23),
"la palabra del Señor" (Hch. 6.7, 12.24, 15.35. 19.10; 1 Ts.
1.8; 2 Ts. 3.1), "la palabra de la cruz" (1 Co. 1.18), "la palabra
de Dios" (Hch. 4.31, 6.2, 8.14,11.1, 13.44, 13.46; Ro. 10.17;
1 Co. 14.36; 2 Co. 2.17; Ef. 6.17; Col. 1.25; 1 Ts. 2.13; 2 Ti.
2.9; He. 4.12, 6.5, 13.7; 1 P. 1.23, cf. 25), "la palabra de
verdad" (Stg. 1.18; Ef. 1.13), "la palabra de vida" (Fil. 2.16),
"el testimonio de la resurrección del Señor Jesús" (Hch. 4.33;
cf. 17.18; 2 Ti. 2.8), "el evangelio de Dios" (Ro. 1.1; 2 Co.
11.7; cf. 1 Ti. 1.11), "el evangelio del reino" (Mt. 24.14; cf.
Le. 8.1), "el evangelio de Cristo" (Ro. 15.19, cf. 1.3; 1 Co.
9.12; cf. Ef. 3.8), "el evangelio de la gracia de Dios" (Hch.
20.24), "el evangelio de la salvación" (Ef. 1.13). La variedad
de descripciones muestra el carácter multiforme del evangelio,
pero también refleja el esfuerzo que los primeros heraldos de
las buenas nuevas hadan para adaptar su presentación del
mensaje a la situación de sus oyentes. Por detrás de todas las
descripciones y dándoles unidad, sin embargo, está la figura de
Jesús como el Mesias venido de Dios en el climax de la historia
de la salvación, a fin de cumplir las promesas del Antiguo
Testamento. Muerto vergonzosamente en la cruz, fue levantado
por Dios de entre los muertos y exaltado como Señor de todas
69
MISION INTEGRAL
las cosas. Desde su posición de exaltación ha enviado al
Espiritu Santo y está derramando sobre su iglesia los dones y
bendiciones de la nueva era. Al final de la historia él volverá
para completar su obra. Cualesquiera que en arrepentimiento y
fe lo invoquen como Señor, participarán en la vida de la resu,
rrección y serán colaboradores de él en su misión al mundo.
Los eventos centrales en los cuales se cumple el propósito
redentor de Dios son la muerte y resurrección de Jesucristo.
Tales eventos fueron anunciados en las Escrituras (cf. Mt.
26.54,56; Jn. 19.28,20.9), en las predicciones mesiánicas en
general (cf. Le. 24.25,27, 44~5; Hch. 13.27,29, 17.2,3,
18.28, 26.22,23, 28.23; Ro. 1.2~), y en ciertas profecias en
particular. 14 El énfasis que el Nuevo Testamento pone en ellos
sólo puede explicarse en base a la enseñanza del propio Jesús de
que su mesiazgo se cumple en términos del Siervo sufriente de
Jehová (ebed Yahweh). La identificación del Mesias con el
Siervo sufriente se hace obvia en las referencias por parte de
Jesús a la glorificación del Hijo del Hombre (una figura mesiá,
nica) en el contexto de su sufrimiento y muerte (Mr. 8.31 y
paralelos, 9.12 y paralelos, 9.31, 10.32,34 y paralelos, 10.45).
Como H. N. Ridderbos dice, "esta misteriosa dualidad de ser
Señor y siervo, de la necesidad de sufrir y sin embargo poseer
poder divino, es el elemento más esencial en la descripción que
todos los cuatro evangelios hacen de la vida terrenal de
Jesús". 15 Jesús vio que el poder y la autoridad que le pertene,
dan porque era el Hijo del Hombre mencionado en Daniel 7,
sólo los recibida por medio de su humillación como el Siervo
de Jehová de !salas 53. Y esta "misteriosa dualidad" se consti,
tuyó en la base de la proclamación apostólica de Jesús como el
"Santo y Justo" (Hch. 3.14, cf. 7.52), el "Autor de la vida"
(Hch. 3.15), "el santo Hijo" de Dios (Hch. 4.27, cf. 8.32ss.),
quien, habiendo muerto "por (yper) nuestros pecados" (1 Co.
15.3)16 y habiendo sido levantado de entre los muertos, ha
sido exaltado como el Kyrios de todo el universo (Hch. 2.36,
10.36, 11.20). En las palabras de Pablo, Jesús "se humilló a si
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz; por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio
un nombre que es sobre todo nombre" (Fil. 2.8,9). El corazón
del evangelio es Jesucristo: aquél que, aun como el Señor que
70
¿QUE ES EL EVANGELIO?
ha sido exaltado, sigue siendo un Mesías crucificado (Cristos
estauromenos) y, como tal, "poder de Dios y sabiduria de Dios"
(1 Co. 1.23,24, cf. 2.2).17
IV. UN MENSAJE SOTERIOLOGICO
Los evangelios presentan a Jesús como el Mesias que
encarna el cumplimiento de la esperanza veterotestamentaria.
El énfasis de su ministerio no es la creación de una nueva
religión o la enseñanza de un sistema filosófico, sino la procla-
mación de la buena noticia relativa a un evento: la llegada de la
nueva era, el advenimiento del Reino de Dios. Su anuncio es
que Dios está actuando en la historia por medio de la persona y
obra de su Hijo.
Como el Mesias, sin embargo, Jesús no cumple las prome-
sas de Dios en términos de la victoria politica y nacional de
Israel. La suya es una victoria de dimensiones universales. Su
exorcismo de demonios es una señal de que, en anticipación a
la destrucción final de Satanás y sus huestes en el fuego eterno
(Mt. 25.41), Dios ha invadido la esfera de acción de Satanás,
como quien entra en la casa del hombre fuerte y 10 ata antes de
saquear sus bienes (Mt. 12.29).18 Sus milagros de sanidad son
señales que apuntan a la venida del Fin, cuando la muerte será
sorbida por la inmortalidad. 19 Como el Hijo del Hombre que
trae consigo el Reino de Dios, tiene poder para perdonar peca-
dos (Mr. 2.10; cf. Lc. 7.48). Su mensaje revela a un Dios que
ha tomado la iniciativa en la búsqueda de los perdidos a fin de
colocarlos bajo su gobierno (Mr. 2.15-17; Lc. 15), en una
nueva relación en la cual Dios es reconocido como Padre (Mt.
6.32-33; Lc. 12.30).20 El Reino que Jesús trae consigo es un
reino de salvación donde los hombres pueden disfrutar por
adelantado de las bendiciones de la era mesiánica -un reino en
el cual pueden comenzar a vivir aqui y ahora (cf. Mt. 11.11,
21.31,23.13; Mr. 12.34; Lc. 16.16). Su evangelio es buenas
nuevas relativas a un nuevo orden soteriológico, un orden que
ha irrumpido en la historia por medio de su propia persona y
ministerio, un orden en el cual se cumple (de manera inespe-
rada por los judios) la esperanza del Antiguo Testamento. El
contenido del evangelio ya habia sido preanunciado por los
71
MISION INTEGRAL
profetas: lo nuevo es que ahora Dios mismo anuncia ese men~
saje como un "evangelio de paz (shalom) por medio de Jesu~
cristo" (Hch. 10.36). ZI Shalom indica un nuevo orden creado
por el Ungido de Dios. ¡Ha llegado "el año agradable del
Señor" y su proclamación de por si es una señal de que ha
comenzado la nueva era! (Le. 4.18~19, 21).
En base a Efesios 2 es claro que para el apóstol Pablo la
shalom mesiánica introducida por Jesucristo no sólo incluye
una nueva relación con Dios sino también una nueva relación
entre el hombre y su prójimo. Shalom no es un don que él
otorga aparte de si mismo: él mismo es shalom (Ef. 2.14), y por
medio de su muerte ha puesto fin a toda enemistad entre los
hombres. En cumplimiento de Isaias 52.7, ha venido y ha
anunciado "las buenas nuevas de Shalom" (v. 17); en cumpli~
miento de Isaias 57.19, su proclamación de Shalom es "al que
está lejos y al cercano", al judio y al no~judio (v. 17). Ha creado
asi una nueva humanidad (el kainos antropos corporativo
-v. 15), marcada por la unidad en él y un común acceso "por
un mismo Espíritu al Padre" (v. 18). La proclamación de las
buenas nuevas de shalom por medio de Jesucristo da como
resultado una comunidad que encarna las bendiciones de la
nueva era: la iglesia.
Es muy significativo que en Romanos 10.15 Pablo aplique
a los mensajeros apostólicos (en plural) la misma referencia al
heraldo de las buenas nuevas (Is. 52.7) que en Efesios 2.17 y
Hechos 10.36 se aplica'a Jesucristo (en singular). Ahora que
Jesús ha sido exaltado como Señor, él derrama las bendiciones
de la nueva era sobre todos los que invocan su nombre. La
salvación en él es asequible para todos los hombres. Pero
¿cómo invocarán su nombre sin haber creido, y cómo creerán
sin haber oido, y cómo oirán sin haber quien les predique, y
cómo puede el mensajero predicar sin haber sido enviado?
Dios provee la respuesta en mensajeros cuya misión se modela
en la de Jesucristo, el que vino anunciando las buenas nuevas
de Shalom. "Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies
de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas
nuevas!"
La misión apostólica se deriva de Jesucristo. El es el con~
tenido a la vez que el modelo y la meta de la proclamación del
72
¿QUE ES EL EVANGELIO?
evangelio. Por eso la tarea apostólica envuelve una preocupa~
ción por la total restauración del hombre según la imagen de
Dios. Desde la perspectiva del Nuevo Testamento la salvación
(sótéria) que el evangelio trae es liberación de todo cuanto
interfiere con el cumplimiento del propósito de Dios para el
hombre.
1. Salvación es liberación de las consecuencias del pecado,
sean estas descritas como condenación (Jn. 3.17; Mr. 16.16; cf.
1 Co. 3.15), juicio (Jn. 12.47; Ro. 5.21), perdición (Mt.
16.25, Mr. 8.35; Lc. 9.24,19.10; 1 Co. 1.18; 2 Co. 2.15; 2 Ts.
2.10), muerte (Ro. 1.32,6.23; 2 Co. 7.10; Stg. 5.20), o ira
(Ro. 2.5, 5.9; 1 Ts. 5.9; Ef. 2.3). Visto en relación con la
situación del hombre delante del Dios justo, el evangelio es la
proclamación de que, por medio de la fe en Cristo, los hom~
bres son "justificados" -absueltos, declarados sin culpa (Ro.
3.20,24,4.5,5.9; Oá. 2.16, 3.11; Tit. 3.7),22 son "reconcilia~
dos" con Dios, dejan de estar en enemistad contra él (Ro.
5.10ss.; 2 Co. 5.18ss.; Col. 1.19~22); son "perdonados" (Hch.
2.38, 10.43). Este es el sentido de la salvación como un hecho
cumplido (Ro. 8.24; Ef. 2.5, 8), un hecho representado elo~
cuentemente en el bautismo.
2. Salvación es liberación del poder del pecado. Quienes
reconocen a Jesucristo como Señor son trasladados por Dios
"de la potestad de las tinieblas ... al reino de su amado Hijo"
(Col. 1.13). Reciben nueva vida "en Cristo" (Ro. 5.17, 21,
6.23,8.2; Col. 3.3~; Fil. 1.21; 1 Ts. 5.10), y ésta involucra:
a. Pertenencia al Pueblo de Dios, cuyo origen se remonta a
Abraham (Ro. 4.16; Oá. 3.27~29). En vista de todo lo que el
Nuevo Testamento dice respecto a la conexión que hay entre la
salvación y la iglesia, no exagera Michae1 Oreen cuando afirma
que "la iglesia es, en un sentido muy real, parte del evangelio". 23
La iglesia no es el Reino de Dios, pero es el sector de la
humanidad donde se experimentan las bendiciones de la nueva
era, incluyendo la salvación de los poderes de destrucción.
b. Transformación moral. El rompimiento con todo lo malo
y la adherencia a todo lo bueno son inherentes al compromiso
con Jesucristo. Los cristianos han sido sepultados con él en su
muerte y resucitados con él a fin de llevar un nuevo estilo de
vida (Ro. 6.4). Han muerto con Cristo y por lo tanto tienen
73
MISION INTEGRAL
que dejar toda mala conducta; han resucitado con Cristo y
ahora tienen que "vestirse" de un carácter como el de Cristo
(Col. 3.5~14; Ef. 4.17ss.). Cristo, el Nuevo Hombre, es el
modelo de la nueva vida. 24
El evangelio es "poder de Dios para salvación" (Ro. 1.16)
no sólo porque libera al hombre de la culpa del pecado, sino
porque produce en él el fruto de la fe, la esperanza y el amor
que se manifiestan en su estilo de vida (Col. 1.6). En contraste
con la separación entre la religión y la ética que caracterizaba a
la mayoria de las religiones antiguas, el Nuevo Testamento no
deja lugar para una fe que no se exprese en la conducta prác~
tica. "La fe, si no tiene obras, es muerta en si misma"
(Stg. 2.17). El evangelio no sólo es algo que se cree sino tam~
bién algo que se obedece (1 P. 4.17~18; cf. Ro. 2.8; Gál. 3.1,
5.7; 2 Co. 9.13; 1 P. 1.22). En efecto, la genuinidad de la fe se
mide por la obediencia. Las buenas obras como expresión del
amor no son un apéndice de la salvación, de valor secundario,
sino parte esencial de la nueva creación realizada en Cristo
Jesús (Ef. 2.10; cf. Tit. 2.14).
c. El don del Espíritu Santo. Si el evangelio no viene a los
hombres como una palabra vada sino "en poder", esto se debe
a la presencia del Espiritu Santo en la proclamación del evange~
lio (1 Ts. 1.5; cf. 1 Co. 2.4~5; 1 P. 1.12). El Espiritu es quien
comunica vida eterna -la vida de la nueva era- (Jn 3.5~8),
con todas las virtudes éticas que la caracterizan: "amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre,
templanza" (Gá. 5.22). Dado en cumplimiento de antiguas
promesas (Hch. 1.4, 2.33; cf. Joel 2.28), se 10 denomina "el
Espiritu Santo de la promesa" (Ef. 1.13; cf. 4.30) porque Dios
10 ha constituido en sello que garantiza que sus propósitos de
redención se cumplirán plenamente (Ef. 1.14; cf. 1 Co. 2.9;
1 P. 1.4). Su presencia apunta al futuro, pero es un elemento
esencial de la vida cristiana aqui y ahora: "si alguno no tiene el
Espiritu de Cristo, no es de él" (Ro. 8.9; cf. 8.14). Como el
perdón del cual es inseparable, se lo recibe "por el oir con fe"
(Gá. 3.2, 5; cf. Lc. 11.13). La salvación que el evangelio pro~
clama no se limita a la liberación de las consecuencias del
pecado: incluye la liberación del dominio del pecado a fin de
que el hombre lleve una vida recta por el poder del Espiritu. El
74
¡QUE ES EL EVANGELIO?
Reino de Dios, cuyos recursos han sido colocados a disposi~
ción del hombre por medio de Jesucristo, toma forma en el
presente en términos de la acción justa (dikaiosuné), la armotüa
con los demás (eirené) y el gozo (cara) en el Espiritu Santo (Ro.
14.17).25 La salvación que el evangelio proclama implica una
participación actual en las bendiciones de la era mesiánica que
han sido traidas desde el fin de la linea del tiempo por el
Agente de la "escatologia en proceso de realización" -el
Espiritu de Dios. Asi concebida la salvación es un proceso que
comienza con ese acto en el cual los creyentes reciben el
Espiritu como una marca de propiedad, un "sello" (sufragis) y
avanza hacia la plena redención de la posesión de Dios -su
creación- en la era venidera (Ef. 1.13~ 14; cf. 2 Co. 1.22).
3. Saltlaci6n incluye una completa restauraci6n del hombre
como la imagen de Dios, hecho para la comunión con su crea~
dor, la vida en comunidad yel gobierno de la creación. En toda
su plenitud, es algo que se realizará en el futuro, cuando "la
creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción, a
la libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Ro. 8.21). El Nuevo
Testamento es unánime en su expresión de la esperanza en la
victoria final de Dios en Cristo Jesús. Por cierto, nunca cae en
la obsesión por la escatologia futurista. Sin embargo, provee
una firme base para la seguridad de que el propósito redentor
de Dios tendrá su realización cabal en "el día de Cristo" (Fil.
1.6), "el dia de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a
los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no
obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia" (Ro.
2.5~8; cf. v.16). La consumación de la redención, asi como del
reverso de la misma -el juicio-, es un elemento esencial del
evangelio. Y la esperanza que llega al hombre por medio de la
proclamación del evangelio es un poderoso incentivo a la fe en
Dios y el amor a los demás aqui y ahora (Col. 1.4~5). Aguarda
"un cielo nuevo y una tierra nueva" (Ap. 21.1; cf. 2 P. 3.13),
aguarda el reconocimiento universal de Jesucristo como Señor
(Fil. 2.1O~11; cf. Ef. 1.10), aguarda la transformación del
"cuerpo de humillación" en un cuerpo similar al cuerpo
glorioso -el cuerpo de la resurrección- de Cristo (Fil. 3.21;
75
MISION INTEGRAL
cf. Ro. 8.23; 1 Co. 15.35,50). A la vez, proyecta y llena de
significado escatológico las acciones éticas realizadas en el
presente.
La salvación como justificación puede distinguirse de la
salvación como santificación y la salvación como glorificación.
Esta distinción refleja la presentación neotestamentaria de la
salvación como un hecho cumplido (Ef. 2.5, 8; Ro. 8.24; Tit.
3.5), como un proceso presente (1 Co. 1.18; 2 Co. 2.15) y
como un evento futuro (Ro. 5.9; 1 P. 1.5). Los tres tiempos de
la salvación, sin embargo, están en un todo orgánico: pueden
distinguirse pero no separarse. La salvación que el evangelio
proclama no se limita a la reconciliación del hombre con Dios:
abarca la reconstrucción total del hombre en todas las dimen,
siones de su ser; tiene que ver con la recuperación de todo el
hombre al propósito original de Dios para su creación.
V. UN LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO
YLAFE
El evangelio contiene un llamado que corre a lo largo de
todo el Nuevo Testamento: el llamado al arrepentimiento y la
fe. Para que nuestra evangelización sea fiel al evangelio, tam,
bién tiene que incluir esa nota. Como James Packer ha seña,
lado bien: "La evangelización incluye el intento de lograr una
respuesta a la verdad que se enseña. Es comunicación con
miras a la conversión. No es sólo cuestión de informar, sino
también de invitar". 25 Sin esa invitación la presentación del
evangelio no es completa: la invitación pone en relieve que
para ser efectivo el evangelio requiere una respuesta positiva.
Los Evangelios sinópticos unánimemente sintetizan el
mensaje de Juan el Bautista como un mensaje de "bautismo de
arrepentimiento para perdón de pecados" (Mr. 1.4; Le. 3.3;
cf. Mt. 3.6, 11), y Mateo y Marcos indican que Jesús llamaba a
los hombres a arrepentirse ya que se les estaba ofreciendo el
Reino de Dios como un don presente, puesto a disposición de
todos en anticipación del fin del tiempo (Mr. 1.15; Mt. 4.17).27
Según la versión de la Gran Comisión contenida en Lucas, el
mensaje que el Señor encargó a sus discipulos para que éstos lo
proclamaran en todas las naciones fue "el arrepentimiento y el
76
¡QUE ES EL EVANGELIO?
perdón de pecados" en su nombre (Le. 24.47). El dia de Pen,
tecostés Pedro fue fiel a ese cometido cuando exhortó a sus
oyentes: "Arrepentios y bauticese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados" (Hch. 2.38;
cf. 3.19). También lo fue Pablo cuando en el Areópago anun,
ció que "Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta
ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar,
que se arrepientan" (Hch. 17.30) o cuando, según su propio
testimonio a los ancianos de la iglesia de Efeso, testificaba a
judios y gentiles "acerca del arrepentimiento para con Dios, y
de la fe en nuestro Señor Jesucristo" (Hch. 20.21). En efecto,
la afirmación de Pablo frente al rey Agripa, de que él habia
anunciado a judios y gentiles "que se arrepintiesen y se convir,
tiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento"
(Hch. 26.20), muestra que el arrepentimiento era una cons,
tante del mensaje de Pablo. Y muestra también que el arrepen,
timiento que buscaba era la reorientación total de la vida: el
rompimiento con el pecado y la adopción de un nuevo estilo
de vida; en otras palabras, un arrepentimiento puesto en evi,
dencia por obras (erga) especificas.
El arrepentimiento es inseparable de la fe. No hay base
para la tesis, sustentada por algunos, según la cual el llamado al
arrepentimiento fue dirigido a los judios, y esto en conexión
con la antigua dispensación -la de "salvación por las obras"-,
mientras que el único requisito para los gentiles, bajo la nueva
dispensación -la de "salvación por la gracia"- era creer. En
apoyo de esa posición se ha dicho que Pablo, el apóstol de los
gentiles, casi nunca usa la palabra arrepentimiento (metanoia) en
sus epistolas. Aqui no cabe una discusión completa del tema.
Basten unas pocas observaciones:
1. A la luz de la insistencia del Nuevo Testamento sobre
la unidad de la historia de la salvación, no es posible man,
tener una distinción rigida entre la antigua dispensación y
la nueva. Ya con Abraham se muestra que la fe es el prin,
cipio básico que determina la relación del hombre con Dios
(Ro. 4; Gá. 3). En efecto, Abraham es el padre de todos los
que tienen fe (Ro. 4.11,16).
2. Como ha quedado establecido arriba, el arrepenti,
miento es uno de los elementos constitutivos del mensaje que
77
MISION INTEGRAL
los discípulos de Jesús, según su comisión, debian predicar en
todas las naciones. La historia de la expansión de la fe cristiana,
según la narración de Lucas en Hechos, no deja lugar a dudas
de que los apóstoles (incluyendo a Pablo) fueron fieles a esa
comisión.
3. El Nuevo Testamento es su totalidad muestra que la
separación del pecado y la obediencia a la verdad son inheren-
tes a la salvación. En contraste con "la tristeza del mundo" -la
tristeza vacía de disposición a alejarse del pecado-, "la tristeza
que es según Dios produc;e arrepentimiento para salvación"
(2 Co. 7.10). Como lo expresa Leon Morris: "El pecador arre-
pentido no sólo se entristece por su pecado, sino que por la
gracia de Dios hace algo al respecto: rompe definitivamente
con él". 28 Donde no hay un arrepentimiento concreto tampoco
hay fe genuina y, consecuentemente, tampoco hay salvación. El
asentimiento intelectual a la soberania de Jesucristo es insufi-
ciente para participar de las bendiciones del Reino que están a
disposición de todos por medio de él. Lo dijo Jesús: "No todo
el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos"
(Mt.7.21).
4. La genuinidad tanto del arrepentimiento como de la fe
se manifiesta en sus frutos: las buenas obras. Y sin embargo, no
cabe la menor duda de que la salvación es por la gracia. Aparte
de la intervención divina el evangelio permanece "encubierto"
y no puede ser percibido por el hombre natural (2 Co. 4.3;
cf. 1 Co. 2.14). El arrepentimiento es un mandamiento
(Hch. 17.30), pero sólo es posible cuando Dios lo otorga
(Hch. 11.18). Es su benignidad la que conduce al arrepenti-
miento (Ro. 2.4). Si no fuese por la gracia de Dios, de hecho el
hombre preferida evadir la incómoda experiencia de romper
con el pecado a fin de seguir un nuevo estilo de vida. Lo que
hace posible que responda en arrepentimiento y fe es la entrega
que Dios hace de si mismo en Jesucristo. El evangelio es
"poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" (Ro.
1.16), pero es el mismo evangelio el que crea en el hombre la
capacidad de creer.
El evangelio es el don de Dios y como tal demanda "la
obediencia a la fe" (Ro. 1.5). "Dios es para nosotros y nuestra
78
¿QUE ES EL EVANGELIO?
liberación, sólo para que nosotros seamos para él y su servicio.
Es para nosotros, para ayudarnos, salvarnos y bendecirnos,
sólo para que nosotros seamos para él, para adorarlo en la
comunión del Espiritu y servirlo en la majestad de su propó~
sito para siempre. Primero 10 glorificamos, luego 10 disfruta~
mos para siempre". 29
79