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Etica Cristiana en 1a. Corintios - Revisado 2017 Revisado

Este documento presenta un programa de estudio sobre ética cristiana basado en la primera epístola a los Corintios. El programa consta de 11 lecciones que cubren temas como la ética en la iglesia local, la ética sexual, la ética en el servicio cristiano y más. El documento también incluye una introducción a la ética cristiana y define la ética como la ciencia que estudia la conducta y moral humanas.

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Etica Cristiana en 1a. Corintios - Revisado 2017 Revisado

Este documento presenta un programa de estudio sobre ética cristiana basado en la primera epístola a los Corintios. El programa consta de 11 lecciones que cubren temas como la ética en la iglesia local, la ética sexual, la ética en el servicio cristiano y más. El documento también incluye una introducción a la ética cristiana y define la ética como la ciencia que estudia la conducta y moral humanas.

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1

IBJM
INSTITUTO BIBLICO JORGE MÜLLER JORGE MÜLLER

AM – 6

Etica

Cristiana

En 1a. Corintios

Objetivo de la Materia
Un estudio de los principios de conducta para la vida cristiana a la luz de los
postulados bíblicos con aplicaciones prácticas para los diversos problemas
con que se enfrenta la generación actual en el marco de la primera epístola a
los Corintios. Etica personal, social, familiar, eclesial.

Jorge L. Pérez Sío


Eduardo Cartea Millos

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2

Bibliografía de la Materia
. Etica Cristiana – F. Lacueva – Curso de Form. Teológica Evangélica – Clie
. Etica – Samuel Pérez Millos – Curso Exég.Bíblica y Bosq.p.Predicad. - Clie
. La Fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos – J. Stott – Nueva Creación
. Iglesia, sociedad y ética cristiana – J.M.Martínez y J.Grau – Ed.Evang.Europeas
. La Etica cristiana del amor – Norman Geisler – Caribe
. La moral, un tesoro en peligro – Salvador Iserte – Clie
. Reflexiones en la Etica cristiana – J.M.Palomares Fernández – Clie
. ¿Qué hacemos con...? – J. Grau – Ed. Ev. Europeas
. ¿Bueno o malo? T.B. Maston y W. M. Pinson Jr. – Casa Bautista de Publ.
. El cristiano y el mundo – H. Bürki – Ed.Ev.Europeas
. En sus pasos ¿Qué haría Jesús? – C. M. Sheldon – Clie
. Volvamos a la fuente – Varios autores – Asoc.Baut.Arg. de Public.
. ¿Por qué lo permite Dios? – D. M. Lloyd Jones - Hebrón
. Joven ¿responde Pablo a tus preguntas? – C.A. Roberts – Casa Baut.de Public.
. Conflictos – Iacovelli-Abdala – Dellutri – Lec
. Equilibrio en la vida cristiana – Ch.Ryrie – Clie
. Peligros del Siglo XXI - LEC
. Varios sobre temas específicos (Divorcio, Etica social, Rel.extra matrimoniales, etc.)
. Estudios en 1 Corintios:
- Estudio Analítico de 1Corintios – F. Expósito – LEC
- Primera Epístola a los Corintios – G. Fee – Nueva Creación
- 1 Epístola a los Corintios – E. Trenchard – E. Bíblicas
- Comentario Bíblico M. Henry – Lacueva – Clie
- First & Second Corinthians – J. Heading – Ritchie
- Vincent´s Word Studies of the N.T. – M.R. Vincent – Hendrikson
- 1Corintios – Simon J. Kistemaker – SLC
- 1 Corintios – S. Pérez Millos - Clie
- Comentario al NT – Bonnet y Schroeder – JBP
- Comentario al NT – W. Mac Donald - Clie

Programa de la Materia

Estudio Nº 1
1.1. Etica y Etica Cristiana
1.2. Bases de nuestra Etica (1.1 a 2.16)

Estudio Nº 2
2. Etica en la Iglesia local ( I ) (3.1 a 5.13)
2.1. Manifestaciones carnales: Niñez espiritual (3.1-11)
2.2. Juicio a los siervos de Dios (4.1-21)
2.3. Inmoralidad: Consecuencias y disciplina (5.1-13)

Estudio Nº 3
3. Etica civil entre hermanos (6.1-8)

2
3

Estudio Nº 4
4. Etica sexual (6.9 a 7.40)
4.1. El cuerpo y su santidad (6.9-17)
4.2. El matrimonio y el celibato (v.1-9, 25-38).
4.3. El Matrimonio y el Divorcio (v.10-24)
4.4. Varios estados de relación (v. 25-40).

Estudio Nº 5
5. Etica en asuntos dudosos (8.1-13; 10.23-11.1)

Estudio Nº 6
6. Etica en el servicio cristiano (9.1-27)
6.1. La acreditación del obrero cristiano (9.1-2)
6.2. Los derechos del obrero cristiano (9.3-14)
6.3. La responsabilidad del obrero cristiano (9.15-23)
6.4. La recompensa del obrero cristiano (9.24-27)

Estudio Nº 7
7. Etica en la tentación (10.1-15)
7.1. La tentación
7.2. La salida de la tentación

Estudio Nº 8
8. Etica en la Iglesia Local (II) (10.16-22; 11.2 a 14.40)
8.1. La Cena del Señor (10.16-22; 11.17-34)
8.2. La doctrina de la subordinación (11.2-16)
8.3. El Ministerio cristiano (12.1-31)
8.4. Etica en el Ministerio cristiano (14.1-40)

Estudio Nº 9
9. El amor: eje de toda Etica (13.1-13)
9.1. La Preeminencia del Amor (v.1-3)
9.2. Las Prerrogativas del Amor (v.4-7)
9.3. La Permanencia del Amor (v.8-13)

Estudio Nº 10
10. Etica en la esperanza (15.1-58)
10.1. La Etica del evangelio
10.2. La importancia de la ética a la luz de la escatología
10.3. Implicancias en la vida personal y congregacional

Estudio Nº 11
11. Etica en asuntos prácticos y personales (16.1-24)
11.1. El valor de la ofrenda (v.1-4)
11.2. Últimos conceptos de ética personal (v.5-24)

3
4

Estudio Nº 1
1.1. Etica y Etica Cristiana
1.2. Bases de nuestra Etica (1.1 a 2.16)

1.1. Etica y Etica Cristiana


1.1.1. Noción general de Etica

La ética es la ciencia que estudia la conducta y moral humana.


F. Lacueva define conducta, en su libro Ética Cristiana, como: “aquella actitud constante,
ese conjunto de acciones constantes y conscientes dirigidas hacia un fin”.

Técnicamente se la define como: “La ciencia que estudia lo moral, cómo se justifica
racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a los distintos
ámbitos de la vida personal y social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el
hecho moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro”.

El término ética es una transliteración del griego ethiká, que significa: asuntos morales, y
deriva de ethos: costumbre. En 1Co.15.33, aparece el término, tomando el sentido de
“conducta moral”. Moral, a su vez, proviene del latín “mos” , que significa “costumbre” en
el sentido ético, de la conducta y de la acción.

Etica y moral, pues, son una misma cosa. Por lo tanto, la ética estudia el comportamiento
humano, sus costumbres, y la determinación de si son correctas o incorrectas. Podríamos
decir que es el código de valores que determinan la norma de la conducta humana.

El hombre es un ser ético, es un ser moral. Esta condición está determinada por la
impronta moral con la cual Dios marcó al hombre: su imagen y semejanza – Gn.1.26-27,
por lo que las perfecciones morales de Dios, que en El se manifiestan en absoluta pureza,
bondad y justicia, son comunicadas al hombre, aunque en grado limitado por su condición
de criatura caída. Dios hizo al hombre perfecto. Gén.1.31: Vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera (lit. muy bueno). El pecado corrompió su
imagen moral, que solo es restituida mediante la regeneración en Cristo. Col.3.8-10.

El pecado ha hecho que el corazón, la voluntad del hombre, que es lo que determina su
proceder ético tienda siempre al mal, en total desobediencia a la Ley moral de Dios, y
absoluta inhabilidad para hacerlo. Al contrario, en franca rebeldía contra ella (Gn. 6.5; Ro.
1.18, 24, 26, 28, 3.10-18; 1Co.2.14). Se han perdido valores, y los que están vigentes en
la sociedad actual, en general, no son los valores ni principios de Dios son nuestros
valores, son los valores que ha impuesto el hombre . Destruimos los valores de Dios, para
poner en su lugar los valores del superhombre que pretendemos ocupe el lugar de Dios.

La sabiduría humana esta en contra de la Ética Cristiana, es imposible vivir esta clase de
Ética separado de la influencia del Poder de Dios, no existe capacidad humana que pueda
sostener tal cuestión “fuera del Poder de Dios”. Alguien dijo que: “El hombre es durante su
vida el resultado de sus propios actos”. “Somos lo que hacemos y somos como vivimos”.

Un escritor expresó: “Ahora somos más expertos, y sin embargo vivimos con muchos más
problemas. Tenemos mucho más medicina, pero menos salud. Estudiamos más, pero
aprendemos mucho menos. Planificamos más, pero siempre realizamos menos. Hemos

4
5

aprendido a agilizarnos, pero no a esperar. Construimos más, acumulamos más,


producimos más pero, nunca nos alcanza, nunca estamos bien y nunca nos sentimos
satisfechos. Es el siglo de la comunicación y cada vez nos comunicamos menos entre
nosotros. Vivimos muy cansados mental y físicamente. Hemos multiplicado nuestro
patrimonio, pero hemos reducido casi al mínimo, muchos de nuestros valores”.

El problema humano es existencial, el conflicto está en su ser interior, porque el hombre


está alienado de Dios y en enemistad con Dios. Los problemas de muchas personas tienen
sus orígenes en la forma de pensar, de interpretar la vida. Y eso es lo que les agobia y les
cansa. Muchos no controlan sus actos porque no controlan sus pensamientos, su forma de
ver la vida, porque hay allí, dentro de ellos fortalezas que el diablo ha levantado durante
mucho tiempo en sus mentes y que les hace ver la vida equivocadamente. Ese es uno de
los resultados del pecado.

1.1.2. Distintas Éticas


El hombre ha estado siempre interesado en los temas éticos y a través de los siglos ha
elaborado, desde los dictados de su mente, generalmente oscurecida, distintos sistemas
que procuran explicar y normalizar las conductas humanas. Debido a la limitación del
apunte, no podemos ahondar en ellos, desde las éticas trascendentales de Platón y
Aristóteles, pasando por la utilitarista, idealista, purista, dialéctica, evolucionista, secularista
o humanista, existencialista –por mencionar algunas, tal vez las más relevantes- por lo
cual remitimos al alumno a los libros detallados en la Bibliografía.
Pero sí queremos referirnos brevemente a la Ética Situacional.

Apoyada en el existencialismo, su vertiente más radical es seguida por filósofos agnósticos,


ateos y teólogos modernistas como Heidegger, Sartre, Van Buren, Altizer, Hamilton,
Fletcher, el obispo Robinson1, etc. Esta ética es llamada “de situación o “nueva
moralidad”, que, en contraste con la ética cristiana tradicional rechaza la determinación de
la conducta humana mediante principios fijos, y, en vez, centra su atención sobre las
relaciones interpersonales inmediatas, hallando en el amor el único contenido de la acción
moral. La nueva moralidad cambia el código moral divino, absoluto y objetivo, por un
código humano, relativo y subjetivo.

Para esta ética, el concepto de un Dios “de arriba” o “de afuera” dictando normas no tiene
sentido, ni El es digno de la fe del hombre, pues la ley moral bíblica –dicen- es mitológica y
sin pertinencia para el hombre moderno que es capaz de dictar sus propias normas
morales, pues ha llegado a “la mayoría de edad” (concepto que pertenece a D. Bonhoeffer)
y por lo tanto debe vivir como si Dios no existiera. El hombre es pues independiente de
Dios, cuya existencia es incompatible con ese hombre maduro y responsable,
auténticamente irreligioso y “autónomo”. Una frase de esta cuña lo resume: “No existe
bien, ni mal, ni nadie que me dé órdenes”.

Para Robinson, en su libro “Honesto para con Dios”, no hay nada a lo cual se le pueda
etiquetar como malo. La única maldad intrínseca es la falta de amor. Obviamente con este
preconcepto se puede llegar tan lejos como uno quiera, por lo que bien se ha titulado a

1
Perteneciente a la Iglesia Anglicana.

5
6

esta ética: “la inmoralidad de la nueva moralidad”, o también “la nueva moralidad, la vieja
inmoralidad”2.

Concluimos con un pensamiento del célebre teólogo J.I.Packer: “Sea lo que sea para estos
hombres, el cristianismo ciertamente no es la vida de fe en el Dios vivo, la creencia en sus
promesas, la fidelidad en nuestra obediencia, que experimentaron Abraham y Moisés,
David y Elías, Jeremías y Pablo, Agustín y Lutero, Tyndale y Wesley, H.Taylor y George
Müller,3 Latimer y los mártires de los aucas en nuestra generación. Se nos plantea un
dilema: o bien los héroes de la galería de Hebreos 11 y los millones que les siguieron con
la fe y la vida allí definidas se engañaron y el conocimiento que tuvieron de Dios fue una
ilusión, o bien la llamada “teología (y también la ética) de Tillich y Robinson no es teología
en absoluto, y su “Dios” no es Dios, ni sus “oraciones” son oraciones, ni su “culto” es
verdaderamente adoración”4.

1.1.3. Etica teocrática y bíblica


Llamamos así a la ética que tiene su origen y fundamento en la Ley de Dios, y por lo tanto,
responde a Su voluntad.
La moral de Dios está revelada a través de toda la Biblia y expresada especialmente y
sintéticamente en el Decálogo, los diez mandamientos (Ex.20.1-17; Dt.5.1-21). Es la base
de la ética hebreo-cristiana y fue revelada en la Ley, la torah, que significa “instrucción
revelada”. Esta ley, no solo es un compendio de principios morales dados al pueblo de
Israel, sino, además, el instrumento que conduce a la redención en Cristo, de acuerdo al
eterno propósito redentor de Dios (Gá.3.23-24).
La ley no está invalidada para el cristiano. En el Sermón del Monte leemos repetidamente
en palabras del Señor Jesús: “Oísteis que fue dicho… y yo os digo”, lo cual no solo respalda
los principios de la ley, sino que les otorga una dimensión mayor y más profunda. De modo
que la ética del N.Testamento tiene por objetivo, para el cristiano, no solo el cumplimiento
de la ley sino la relación vital con Jesucristo, para ser semejantes a él. El cumplimiento de
este propósito es logrado únicamente por la acción del Espíritu de Dios y se manifiesta en
el fruto, que no es otra cosa que la reproducción del carácter y la conducta moral, ética de
Cristo en la vida del creyente ( Ti.2.14; Ef. 2.10; 5.1-21; 1Jn.2.6; Ga.5.22).

1.1.4. Etica Cristiana: una contracultura en el siglo XXI


La ética cristiana, es aquella que Dios demanda de cada uno de aquellos que hemos
confiado en la Obra redentora de Jesucristo, y por ella tenemos nueva vida y una nueva
naturaleza implantada por el Espíritu Santo (2Pe. 1.4).

Puede ser definida como “la reflexión crítica sobre las decisiones y acciones morales del
cristiano individual y de la comunidad cristiana”5. O como dice Paul Lehmann, “es la
reflexión sobre la pregunta, y su respuesta: ¿Qué debo hacer como un creyente en
Jesucristo y como un miembro se su iglesia?”6.

2
Recomendamos la lectura del libro: Iglesia, Sociedad y Etica cristiana – Ver Bibliografía.
3
Lo destacado es nuestro.
4
J.I.Packer: Keep youselves from idols – London, 1963.
5
T. B. Matson, “Etica de la Vida Cristiana” – CBP, 1981
6
Paul Lehmann, “La Ética en el Contexto Cristiano” -. Barcelona – Alpha, 1968.

6
7

Un cristiano debe primero saber qué es para poder saber qué hacer. Así que, a pesar de
que subyace, por pertenecer a Dios, un concepto de obligación moral, el creyente tiene la
libertad moral de vivir de acuerdo a la ética divina, la ley de Cristo (Gá.5.1; 6.2).
Y esto lo puede hacer solo por lo que nos dice 1ª.Corintios:
- Haber sido santificados en Cristo Jesús (1.2)
- Haber sido unidos a Cristo Jesús (1.30)
- Haber sido iluminados por las Sagradas Escrituras (2.9-10)
- Haber recibido el Espíritu de Dios (2.12)
- Tener “la mente de Cristo” (2.16).
- Ser templos del Espíritu Santo (3.16).

“Por cierto existe tal cosa como una ética cristiana, con una extensión, delicadeza y sabor
que le son peculiares”, dice el Dr. James Denney. El cristiano tiene una forma de
comportarse tanto en la sociedad a la que pertenece, que es la Iglesia, como en la
sociedad a la que no pertenece, pero en la cual convive, que es el mundo. El mundo
espera una conducta distinta y distintiva en el creyente. Casi lo exige. Y esa forma de
comportarse, es decir, esa ética peculiarmente cristiana, esa particular forma de pensar,
de hablar, de actuar como individuo, en el hogar, en el seno de la iglesia local, en los
negocios y en los contactos con los hombres del mundo, surge de su nueva naturaleza, de
su mente ajustada a la mente de Cristo y de una vida necesariamente vivida a la luz de la
Palabra de Dios y en el poder del Espíritu Santo.

Dice el profesor Trenchard: “En la Iglesia (es decir en los creyentes –aclaración mía-) la
ética surge de la vida, y la vida viene de Dios, por medio del Señor Jesucristo y la potencia
del Espíritu Santo… Los preceptos morales que surgen de la ética cristiana no llevan en sí
potencia alguna que garantice su cumplimiento. “El ´yo´ egoísta del hombre caído
necesita mucho más que unos bellos ideales y unas normas de conducta para poder vencer
el lastre del pecado original y el empuje de un mundo que ´yace en el maligno´”, agrega
el mismo autor.

Lo que necesita el creyente, pues, para vivir una verdadera ética cristiana a la luz de los
preceptos bíblicos, es un poder especial, que surge de una vida llena del Espíritu Santo.

Indudablemente, los cristianos, siempre han constituido una “contracultura” en el mundo7.


En el primer siglo, igual que en el XXI, el cristianismo es como una isla en medio de un
océano de paganismo.

En el primer siglo, igual que en el nuestro, el paganismo, más allá de las formas de “culto”
que presenten, rinden culto a los mismos dioses:
- Baco (latino) o Dionisio (griego): el dios del placer
- Mercurio o Hermes: el dios del comercio
- Venus o Afrodita: la diosa de la belleza y el deseo sexual
- etc.
Corinto, lejos de escapar a esta realidad, era la ciudad pagana por excelencia. Era llamada
“la cloaca del mundo”. Notemos qué clase de gentes habían sido convertidas al
cristianismo: cp.6.9-11. No es de extrañar que en la iglesia de Corinto, sucedieran cosas
muy aberrantes, ya que los creyentes no eran “la crema” de la sociedad, lo más refinado,
lo más granado de la sociedad corintia, sino “lo más bajo de ella”: cp. 1.26-31.
7
Recomendamos la lectura del libro “Contracultura Cristiana”, de J. Stott. Ver Bibliografía

7
8

Pablo está tratando de hacerles entender que ya que los creyentes tenemos “la mente de
Cristo” (2.16), debemos ser consecuentes con ese modo de pensar. Tal vez, para muchos
de ellos no era fácil dejar costumbres tan arraigadas por tantos años, despojarse de
prácticas comunes en las vidas libertinas del primer siglo.

Hay distintos ámbitos en los cuales el cristiano se desarrolla y donde deberá mantener una
consecuente conducta ética:
. El hogar, la familia
. La sociedad
. La iglesia
Pablo va a hablar de todas ellas, y las veremos juntos en esta singular y práctica epístola.

1.1.5. Etica Cristiana en la 1ª. Ep. a los Corintios.


La primera epístola a los Corintios no es en sí mismo un tratado de Ética Cristiana, pero, al
abordar el apóstol Pablo distintos asuntos relacionados con la conducta personal, familiar y
eclesial de aquellos cristianos del primer siglo, constituye una verdadera fuente de
enseñanza moral para el cristiano de todos los tiempos.
Los problemas que encara el apóstol inspirado no son exclusivos de aquella época de la
iglesia primitiva. Son problemas recurrentes de toda la historia de la Iglesia, inclusive,
agravados por el paso de los siglos y el deterioro de la fe.

Por esta razón, estudiar 1ª. Corintios es descubrir la voluntad de Dios en prácticamente
todas las áreas del desenvolvimiento de los cristianos, y en aquellos tópicos no incluidos en
esta epístola, se aplican los mismos principios. Estudiar la ética en 1Corintios, es, en
definitiva, descubrir lo que Dios dice sobre la Ética Cristiana.
Veremos:
o Etica en la iglesia local -I (3.1 a 5.13)
o Etica en el matrimonio (6.9 a 7.40)
o Etica en asuntos dudosos (8.1-13; 10.23-11.1)
o Etica en el servicio cristiano (9.1-27)
o Etica en la tentación (10.1-15)
o Etica en la iglesia local -II (10.16-22; 11.2 a 14.40)
o El amor: eje de toda Etica (13.1-13)
o Etica en la esperanza (15.1-58)
o Etica en asuntos prácticos y personales (16.1-24)

1.2. Bases de nuestra Etica (1.1 a 2.16)


La Ética Cristiana es posible vivirla solo para aquellos que han nacido de nuevo. Ninguna
persona que no haya tenido la experiencia transformadora de la salvación tiene posibilidad
de vivir de acuerdo a las demandas de Dios expresadas en la Biblia. Pablo escribe la carta a
los Corintios y lo hace a creyentes en Cristo, por lo tanto aborda asuntos de conducta que,
aunque desde la corrección y la instrucción, son posibles de realizar porque sus lectores
son cristianos.
Como en muchas de sus epístolas esa conducta o práctica cristiana está precedida de
conceptos doctrinales. Así sucede en los primeros dos capítulos. Antes de abordar los
temas éticos, les presenta la base de la ética.
Pero, es importante saber que la epístola a los Corintios está dirigida en primer lugar a “la
iglesia de Dios que está en Corinto” (1.2), pero es extensiva a “todas las iglesias” (4.17);

8
9

“las iglesias de Dios” (11.16), es decir, para “todos los que en cualquier lugar invocan el
nombre del Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1.2).

1.2.1. Santificados en Cristo (1.1-3)


Si la ética cristiana equivale a responder a las demandas de santidad que Dios ha dejado
instituidas en Su Palabra, es lógico que la primera base para vivir esa santidad es que
aquellos que la vivan sean santificados.
Santificados, significa “puestos aparte para posesión y servicio de Dios”. La santificación es
un proceso que realiza el Espíritu Santo, cuando viene a habitar el creyente y que dura
toda la vida desde la conversión hasta la glorificación.
Así que pueden interpretarse tres momentos en este proceso:
o Santificación posicional: Desde el momento de la conversión y la unión del creyente
con Cristo (Hch.20.32; 1 Co.1.2 “santificados en –por estar unidos a-Cristo Jesús”;
1.30).
o Santificación práctica o progresiva: Experimentada en el continuo crecimiento del
creyente en la gracia de Dios, y en un permanente apartamiento del pecado para
vivir la vida consagrada (Jn.17.17; Ro.12.1). Pablo lo expresa en el v.2, “llamados a
ser santos”. No es solo ser santificados, sino, además, ser santos.
o Santificación final: El estado de santidad consumada que la iglesia y cada creyente
alcanzará en su glorificación (Ef. 5.26-27). La esperanza de esa glorificación final
está expresada en el v. 8.

1.2.2. Enriquecidos por Su gracia (1.4-8)


Esa iglesia, que es el resultado de la gracia de Dios (Hch.11.23), es enriquecida por la
gracia (kharis), que no solo se manifiesta en salvación, sino también en los dones de gracia
(kharismata) con que el Señor la adorna.
La gracia otorga palabra –enseñanza-, ciencia –conocimiento, discernimiento- (v.5) y
multiplicidad de dones (v.7; 12.8-10,28; 14.26)

1.2.3. Unidos a Cristo (1.9-17)


La unión con Cristo es una realidad que se concreta en el momento de la conversión
(2Co.5.17). Tiene que ver con el bautismo del Espíritu, que significa ser unidos hacia la
Persona de Cristo. Es una operación que efectúa el Espíritu Santo (1Cor.12.13), de
identificación con la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo (Ro.6.1-14; Col.3.1-3),
de la cual el bautismo cristiano es un símbolo.

1.2.4. Salvados por la locura de la Cruz (1.18-31)


La palabra de la cruz, que no es otra cosa que la Persona de la cruz, Jesús, el crucificado,
es el mensaje redentor que es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan, esto
es, a nosotros, es poder de Dios (v.18). La locura de ese mensaje predicado (v.21) es
porque es insensatez, algo imposible de entender para la mente del hombre natural, para
aquellos que “se pierden”, o, mejor, literalmente “los que se van perdiendo”.
Particularmente era así para los gentiles (v.23), que no entendían como la fe en un
crucificado, en humildad y sin obras meritorias, podía suplir la sabiduría y la lógica
humanas.
No solo el mensaje era locura, pero, además, aquellos que lo predicaban –y aún lo
predican- eran y son también considerados locos –insensatos-, débiles y menospreciables
(v.25). Pero, Dios escogió lo necio, lo débil, lo vil –sucio cp.6.9-11, lo más bajo, y lo

9
10

menospreciado, con el propósito de excluir toda jactancia del hombre en su propio yo


(v.29).

1.2.5. Fundados en las Escrituras (2.1-13)


Son ellas, la Palabra de Dios, la base de la certeza del cristiano. No es la sabiduría de los
hombres, la “sabiduría de este siglo” (v.6), sino el poder de Dios, a través del mensaje
transformador del evangelio lo que cambia las vidas.
En las Escrituras está “la sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta”” (2.7). Esa
sabiduría es “en misterio”, porque requiere ser revelada y es oculta, escondida, para la
mente natural, pero no para aquellos que tienen el Espíritu que “todo lo examina, aun lo
profundo de Dios” (v.10). De tal modo que al acceder a la revelación de Dios, el creyente
puede percibir “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre”, es
decir, ninguna mente humana ha concebido (v.9).Dios reveló esas verdades a los apóstoles
y profetas (“nosotros” - v.10; Ef.3.5; 4.11; Jn.16.13-15) y mediante la iluminación del
Espíritu Santo que proviene, o procede de Dios (v.12), los creyentes recibimos esas
verdades espirituales expresadas con palabras espirituales (v.13).

1.2.6. Provistos con la mente de Cristo (2.14-16)


Nuevamente el apóstol emplea la palabra locura para el hombre no regenerado que no
puede percibir las verdades divinas reveladas en la Palabra. Esa incapacidad se transforma
en rechazo, pues no acepta los conceptos y planes de Dios para él.
El creyente, por el contrario, puede acceder a ellas porque Dios en su gracia le ha
capacitado, dándole “la mente de Cristo” , el modo de pensar de Cristo. Esa mente
transformada, iluminada por el Espíritu (Ef.1.18; 1Jn.2.20, 27), le da un discernimiento
espiritual que le permite juzgar todas las cosas, para poder vivir como Cristo, de acuerdo a
la voluntad de Dios. Esa es la ética cristiana.

Estudio Nº 2
2. Etica en la Iglesia local ( I ) (3.1 a 5.13)
2.1. Manifestaciones carnales: Niñez espiritual (3.1-11)
2.1.1. En el desarrollo (3.1-2)
2.1.2. En disensiones (3.3)
2.1.3. En divisiones (3.4-11)
2.1.4. En el ministerio (3.12-13)
2.2. Juicio a los siervos de Dios (4.1-21)
2.3. Inmoralidad: Consecuencias y disciplina (5.1-13)
2.4. Disputas entre hermanos (6.1-8)

2. Etica en la Iglesia local ( I ) (3.1 a 5.13)


2.1. Manifestaciones carnales: Niñez espiritual (3.1-13)
El primer ámbito en el cual el apóstol Pablo desarrolla sus conceptos de ética cristiana en la
1ª. Epístola a los Corintios es en la iglesia local.
La iglesia local es el cuerpo de creyentes reunidos en un determinado lugar. Tiene todas
las características de la Iglesia Universal, en cuanto a autoridades –Cristo, el Espíritu Santo
y la Palabra-; en cuanto a comunión, dones, servicio, testimonio y destino.

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Pero, además es un cuerpo que tiene un gobierno y administración delegados por Dios a
través de sus ancianos y diáconos, ordenanzas a cumplir, normas de funcionamiento y
disciplina, orden en el culto y en el desarrollo de los dones.

Una de las principales bases de cada iglesia local, y de la manifestación de una sana ética
cristiana es la comunión. Así lo vemos en la iglesia recién nacida en Hch. 2.42, 46-47. Las
divisiones en la iglesia son el fruto de la carnalidad, es decir de la conducta no espiritual de
los cristianos.

2.1.1. En el desarrollo (3.1-2)


Este pasaje de 1 Corintios enseña que hay dos clases de personas: las naturales, los que
no han nacido de nuevo, que son gobernadas por la mente (psykikós), que, además, son
carnales (sarkikós), es decir, gobernadas por la carne (sarx) y cuyo comportamiento es
siempre carnal (sarkinós); y las espirituales (pneumatikós), aquellas que han nacido de
nuevo, cuyo comportamiento –ética, en definitiva- puede ser espiritual, si es gobernado
por el Espíritu, o carnal, si es dirigido por la carne (Gál.5.16-25).

Su naturaleza Su conducta

Animal (1Co.2.14)
Hombre natural (Psykikós) – Jud.19 Carnal (1Co.3.1)
(no renacido) (Sarkinós)
Carnal (1Co.3.3)
(Sarkikós)- Gn.6.3; Jn.3.6

Espiritual
Hombre espiritual Espiritual (Pneumatikós)
(renacido) (Pneumatikós)
Carnal
(Sarkinós)

Los creyentes (cp.hermanos, v.1) espirituales (pneumatikoïs), son aquellos que están en
proceso de madurez espiritual, conducido por el Espíritu Santo (1Jn.2.12-14; Fil.3.15;
Col.1.28; Gál.5.16). Ellos son capaces de alimento sólido (v.2; Heb.5.14-6.1).
Los creyentes carnales (sarkínois)8, son inmaduros, como “niños en Cristo”. Su inmadurez
hace que se manifiesten características similares a los hombres naturales (2.14: psykikós) y
carnales, es decir, no regenerados, y difícilmente se pueden distinguir de ellos, pues andan
como hombres (1Co.3.3). Son guiados por la carne (sarx), que es el elemento de la
naturaleza humana que está en el inconverso y también en el creyente, pues permanece
en él; el cuerpo de pecado (Ro. 6.6; 7.14-24). Es decir “criterios meramente humanos”
(NVI). Se alimentan de “leche”, es decir, son incapaces de adquirir conocimientos
profundos de las Escrituras (Heb.5.11-13), y ni aún la toman con avidez como los niños
recién nacidos (1Pe.2.2).

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Pablo utiliza dos palabras para señalar al creyente inmaduro: sarkínois –v.1- y sarkikoí –v.3-. Mientras la
primera significa “hecho de carne”, el segundo conlleva una connotación ética: su aptitud y actitud hacia lo
carnal. Aquel que es “hecho de carne”, a menos que sea controlado por el Espíritu, tenderá a la carne, su
inclinación será hacia lo carnal, no a lo espiritual.

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2.1.2. En disensiones (3.3)


Pero el rasgo más visible de la niñez espiritual es las manifestaciones de la ética: celos,
contiendas y disensiones , que no son otra cosa que obras de la carne (Gál.5.19-21) y
obras de las tinieblas (Ro.13.13).
Celos, indica un sentimiento negativo que brota de un corazón lleno de amargura,
jactancia, y envidia, impulsado por una mentalidad terrenal, anilmal y diabólica y que
genera perturbación y toda obra perversa (Stg.3.14-16), evidenciando falta de amor
(1Co.13.4-6).
Contiendas, que era la triste característica de Corinto (1.11), es el resultado de los celos y
se manifiesta en reacciones carnales, despectivas (cp.11.17-22) y hasta violentas contra los
demás.

2.1.3. En divisiones (3.4-11)


Los celos y las contiendas (lit. solo aparecen estas dos: zëlos kay eris) conducen a la
rivalidad, las divisiones, los partidismos, que estaban afectando a la iglesia en Corinto,
rompiendo su unidad en la fe (1.10-13).
Tanto Pablo como Apolos eran servidores (diákonoi ) por medio de los cuales habían
recibido el evangelio. Uno había plantado la semilla con su mensaje (Hch.18.1-18); el otro
la había regado con su enseñanza (Hch.19.1), pero el crecimiento es de Dios. Así que lo
importante no son los hombres, aunque trabajen en equipo, en armonía, sin competencia,
como colaboradores de Dios, y cuyos trabajos son necesarios y complementarios (Ef.4.11-
12 evangelistas y pastores maestros), sino Dios que produce la vida que emana de la
Palabra y que presenta a Cristo como el fundamento de la fe del creyente.

2.1.4. En el ministerio (3.12-13)


Sobre el fundamento que está puesto (Ef.2.20-22; 1Pe.2.6-8), todo creyente está
edificando en el edificio de Dios, que es la Iglesia. De acuerdo a su condición de espiritual
o carnal, edificará obras perdurables –como el oro, plata, piedras preciosas- y valiosas o
efímeras e inútiles, como la madera, heno hojarasca. Los primeros manifiestan una tarea
hecha para gloria de Dios. Los segundos, para la vanagloria del siervo de Dios.
No solamente Dios juzga aquí las malas obras de los que dividen la iglesia (11.30), pero,
además, la calidad del servicio cristiano será juzgada en el Tribunal de Cristo (Ro.14.10;
2Co.5.10), donde el fuego de la mirada escrutadora de Aquel que dice: Yo conozco tus
obras (Ap.1.14; 2.2; etc.), determinará su valor, y otorgará la debida recompensa
(1.Co.9.25; 2.Ti.4:8, Stg.1:12; 1.P.5:4; Ap.2:10), o pérdida (1Jn.2.28; cp.2.Ti.1.18), aunque
no afectará en nada a la salvación del creyente (v.15; Ro.8.1).

Por lo tanto, la ética cristiana en la iglesia se resume en los v.16 a 22:


- Guardar en santidad el templo de Dios, en el cual mora el Espíritu, que es el creyente
(1Co.6.16) y la iglesia en su conjunto (Ef.2.20-22; 1Ti.3.15; 1Pe.2.4-6).
- Guardarse del orgullo, de la vanagloria personal (4.18-19), que es sabiduría de este
mundo, pero insensatez para con Dios.
- Guardarse de partidismos, poniendo su confianza en los hombres en lugar de ponerla en
Dios, ya que de Él, el creyente y la iglesia reciben por herencia todas las cosas. No solo
aquellos que son servidores de Cristo, sino aún el mundo, la vida, la muerte, lo presente y
lo porvenir. Pero, además, porque el creyente y la iglesia son de Cristo y Cristo de Dios.

2.2. Juicio a los siervos de Dios (4.1-21)

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Si es cierto que los siervos de Dios son solo eso. Pablo utiliza la palabra huperetes, que se
usaba para los trabajos más humillantes. Pero son eso, nada más y nada menos –pues, el
honor más grande no lo dan los títulos, ni los cargos, sino el ser “servidores de Cristo”-
ellos merecen el respeto, la consideración y el amor de parte de la iglesia del Señor.
Hay una ética de parte de los siervos de Dios y una ética de parte de la iglesia.

2.2.1. La ética de los siervos de Dios.


Pablo está describiendo en este capítulo cuál era su conducta ante los creyentes
- Fidelidad (v.1-2). Como administradores de los misterios de Dios, Pablo y
sus compañeros, tenían la función de revelar lo que eran hasta ese momento secretos
desconocidos. La ética de los siervos de Dios, de los oikónomos de Dios es la fidelidad. Aun
hoy, a aquellos que tienen como función enseñar lo que Dios ha revelado en Su Palabra, se
les requiere lo mismo: fidelidad. No es una opción. Es una demanda. No seremos juzgados
por nuestros resultados, sino por nuestra fidelidad.
- Buena conciencia (v.3-4). El servicio debe ser hecho con honestidad. No
es el juicio de los demás lo importante, ni el propio, sino el juicio del Señor. Cuando El
venga, su luz manifestará lo oculto de las tinieblas. Ese día, el día de Su Tribunal, y
estemos ante él, las intenciones del corazón –la conciencia con la cual servimos a Dios-
serán manifestadas (lit. “dadas vuelta”¸a su luz –phanerós-, lo de adentro saldrá hacia
afuera).
- Ejemplo (v.6). Pablo y Apolos, aquellos que habían trabajado en la
edificación de la iglesia en Corinto, eran un ejemplo, aunque los corintios no debían pensar
en los siervos de Dios más allá de lo que la Escritura dice, y él les anticipó en 3.5-8.
- Humildad (v.7). No estaba orgulloso de su trabajo. El siervo de Dios debe
saber bien que serlo no significa tener un privilegio sobre los demás, sino responder a un
llamado, a un propósito y al ejercicio de un don recibido por gracia y por el cual deberá un
día rendir cuentas. Lo que somos y tenemos solo es nuestro en El.
- Entrega (v.9-13). El ministerio apostólico no era la exhibición de un título
honorífico. Era una tarea que exigía un costo alto: ser considerados como “los últimos”
(postreros; Mr.9.35; 10.44); vivir sentenciados a muerte; hechos espectáculo, exhibiendo
sus debilidades y pruebas; insensatos, carentes de sentido (1.18); despreciados. Y a más
de esos sufrimientos morales, sufrimientos físicos: hambre, sed, falta de abrigo y de
habitación (v.11-12). Y, encima ser maldecidos, perseguidos, difamados y considerados
como la escoria del mundo, algo inservible y despreciable. Una entrega total al Señor y a
Su obra.
- Amor (v.14-15). Pero, a pesar de sufrir externamente e internamente las
críticas, la maledicencia y la difamación de algunos de los corintios, Pablo responde con
oración intercesora (v.13) y con paternal amonestación como un padre que aconseja a sus
hijos amados, ya que él los había engendrado por medio del evangelio.
- Modelo (v.16). Pablo es un verdadero líder y pide que le imiten. Tenía suficientes
méritos para pedirlo. Así se presenta también a los tesalonicenses (1Ts.2.1-12). Pero él no
era el “modelo final”. Ese era Cristo (11.1)9.
- Autenticidad (v.17). Pablo tenía “un solo discurso”. Y ese lo predicaba y
vivía en todas partes y en todas las iglesias. Dios necesita siervos suyos auténticos. Que
vivan lo que predican y prediquen lo que viven. Y además, Timoteo daba testimonio de su
proceder. Es necesario que el siervo de Dios tenga buen testimonio de sus compañeros de
servicio.

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Recomendamos la lectura del libro “Liderando en el Servicio” del Prof. Pedro Fuentes – Edit. E.E.Sembrar-
Arg.

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- Interés (v.18-21). El hecho de que recibiera críticas de los corintios no era


impedimento para menguar su interés por ellos. Al fin, eran meras palabras. Y su interés
era desarrollar entre ellos un ministerio no de vara, sino de amor y espíritu de
mansedumbre.

Indudablemente el apóstol cumplía estos requisitos de conducta, habiendo sido el medio


por el cual ellos habían creído al evangelio. No había sido fácil la tarea, al contrario,
durante los dieciocho meses que había permanecido en aquella populosa ciudad
predicando y enseñando la Palabra, había sufrido muchas penurias, además de su trabajo
secular, para sostenerse a sí mismo, acompañado por fieles hermanos como Aquila,
Priscila, Silas y Timoteo (Hch.18.1-18).

2.2.2. La ética de la iglesia respecto a los siervos de Dios.


Corinto era una iglesia preciosa desde el punto de vista del estándar de Dios (1.1-9), pero,
al mismo tiempo con muchas debilidades, desde el punto de vista de su deficiente
desarrollo. Para ello el apóstol inspirado escribe esta epístola. Indudablemente, un
esquema que se repite en general, en cada iglesia en todo tiempo y lugar.
La conducta, la ética de muchos de los corintios distaba mucho del código divino, y en este
capítulo 4, respecto a su consideración de los siervos de Dios presenta algunas
características muy vívidas.
- Juicio (v.3-5). No ayuda a la iglesia, ni edifica a los creyentes el juzgar a
los siervos de Dios, especialmente cuando ellos son fieles al Señor y a su ministerio. El
siervo de Dios no está exento de corrección y disciplina, si su conducta lo requiere
(1Ti.5.20), pero debe haber de parte de la iglesia hacia ellos un reconocimiento y un afecto
especial (Fil.3.29; 1 Ts.5.13), y si es necesario, un juicio bien fundamentado (1Ti.5.19).
- Preconcepto (v.6 a). El ministerio de los siervos de Dios hacia sus
hermanos era basado en el amor (por amor de vosotros) y los corintios les estaban
juzgando por preconceptos, por sus propios criterios, no apoyados en la Escritura. La
preferencia por alguno de ellos, Pablo, Apolos, Cefas –Pedro- y aun Cristo, eran motivo de
división de la congregación. Los preconceptos son injustos y separan. Pablo exige
- Envanecimiento (v.6b-7). Cada uno ponía su líder y lo seguía. Y entonces
era el líder y no el Señor el que conducía esa facción de la iglesia. Se gloriaban en los
hombres y los transformaban en verdaderos ídolos. El envanecimiento les cegaba y
contribuía a dividir la iglesia.
- Auto-satisfacción (v.8). No aceptaban consejos. Creían que sabían todo y
que procedían como correspondía. Se auto-calificaban ellos mismos y se sentían unos
superiores a los otros. Es un pecado de necedad “creer que se sabe todo” y no se necesita
de aquellos que pueden enseñar . Saciados y ricos era la condición de Laodicea. Pero el
Señor la veía desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda (Ap.3.17).
- Jactancia (v.10). Se consideraban más prudentes, más fuertes y más
honorables que los siervos de Dios. Era una jactancia dañina (5.6; Stgo.4.16) y destructora
de la obra de Dios.
- Maledicencia (v.12-13). Era el colmo de su proceder contra los siervos de
Dios: maldecir, o maledicencia, es decir, hablar mal de ellos, difamarles y menospreciarles.
Antes de ello, Dios insta a la iglesia a obedecer a los pastores y sujetarse a ellos
(Heb.13.17) y saludarles con afecto (Heb.13.24).
- Orgullo (v.18-20). Tal ética demostrada por algunos no era más que el
resultado de un corazón envanecido, falto de humildad y lleno de soberbia, al cual Dios
resiste (Stg. 4.6).

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Por cierto todas estas características son un cuadro de “anti-ética” congregacional, pero el
Espíritu las ha dejado expuestas para nuestra consideración y amonestación, pues ninguna
iglesia está exenta de caer en ellas.

2.3. Inmoralidad: Consecuencias y disciplina (5.1-13)


La iglesia es un lugar donde los problemas de los creyentes no se tapan. Antes, se
descubren. Podemos ser hipócritas algún tiempo, pero al fin del día, cada uno demostrará
ante los demás qué cosas hay en su corazón, que clase de vida está llevando en
privacidad, porque “todas las cosas , cuando son puestas en evidencia por la luz, son
hechas manifiestas, porque la luz es la que manifiesta todo” (Ef. 5.13).

2.3.1. El caso de inmoralidad (5.1-2)


Pablo va a abordar un caso muy grave, no solo por la trascendencia que revestía
civilmente, sino además por el impacto y los efectos que produjo y la disciplina que debía
tomarse para limpiarlo del seno de la asamblea.

“De cierto se oye”. Probablemente la familia de Cloé (1.11), una familia importante y
espiritual de Corinto informó a Pablo acerca de este problema. No solo no es malo
informar, sino que además, es necesario cuando el propósito no es el chisme, o la
denuncia con fines carnales, sino un legítimo deseo de santidad entre el pueblo de Dios.
En este caso, era un hombre, un miembro de la iglesia que había conformado una unión
ilegítima con la esposa de su padre.

La palabra “fornicación” (gr. porneia), indica toda relación sexual ilícita, es decir, fuera del
matrimonio, antes o durante el mismo, y que incluye “adulterio, fornicación (inmoralidad
sexual), inmundicia (impureza), lascivia (libertinaje)”, tal como lo expresa en “las obras de
la carne”, en Gál.5.19, incluyendo también la homosexualidad de ambos sexos. En este
caso era un asunto aún más aberrante y repugnante, (notar “y tal fornicación”) pues la
unión era de un hombre (posiblemente cristiano en comunión en la iglesia) con la esposa
de su padre, estuviera vivo o muerto y viviera con ella o aun se hubieran separado.
Posiblemente fuera viudo o divorciado de la madre de aquel, y ya que no se toma ninguna
medida contra ella en la iglesia, tanto él como su “segunda esposa” fueran inconversos. Se
podría decir “su madrastra”.

Eso constituía “incesto”, una práctica aborrecible, aún en las culturas más paganas y
primitivas, y particularmente en la grecorromana.
Dios lo había prohibido expresamente a Su pueblo: Levítico 18.8: que equivale a decir
según la NVI: “No tendrás relaciones sexuales con la esposa de tu padre, porque sería
como tenerlas con él” (al ser ambos una sola carne, fundidos en un solo ser). En el
versículo siguiente tratando un caso parecido, es decir la unión ilícita de un hombre con su
nuera, dice “cometieron grave perversión (un acto depravado)”. Cp.Dt.22.30 y 27.20.

Pero, además, el castigo era contundente: Lev. 20.11: “Cualquiera que yaciere (se
acostare) con la mujer de su padre, la desnudez de su padre descubrió (deshonra a su
padre); ambos han de ser muertos; su sangre será sobre ellos (ellos mismos son
responsables) ”. En Israel los hubieran apedreado a ambos, aunque en la época de Pablo,

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ya rabinos como el rabí Akiva, habían inventado subterfugios para permitir esa relación
incestuosa10.

No hay ninguna duda. Dios había legislado para Israel. Y la ética para Israel no es más
rígida que para la Iglesia del Señor. En la Iglesia, donde reina la gracia de Dios, no es
posible ese castigo, pero, sí una limpieza profunda del pecado, expulsando al pervertido.

Pero el problema no era solo el hecho del pecado, sino las consecuencias que había traído:
 Estaban todos involucrados en el pecado (v.1).
Era un “pecado colectivo”: “hay entre vosotros fornicación (gr.porneia: inmoralidad
sexual)”. No dice: Hay uno que cometió inmoralidad sexual, sino “hay entre vosotros”.
Como si una manzana podrida hubiese podrido toda la cesta.

Como el caso de María, la hermana de Moisés (Núm. 12.15: “el pueblo no pasó adelante
hasta que se reunió María con ellos”. Como el caso de Josué 7, en que el pecado de Acán
significó a vista de Dios el pecado de todo el pueblo: “Israel ha pecado, y aún han
quebrantado mi pacto que yo les mandé, y también han tomado del anatema (de lo
destinado a ser exterminado) y han hurtado, y han mentido y aún lo han guardado entre
sus enseres”. Y esto costó la muerte de Acán y todos los suyos, y una tremenda derrota y
vergüenza para el pueblo en Hai.

El pecado de un miembro de la congregación, afecta a toda la congregación. Dijo Dios:


“No podréis hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio
de vosotros”. Pablo dice, para que se viera la gravedad, que ese pecado “no se nombra ni
aún entre los paganos” (goyyim, en hebreo).

 Estaban envanecidos (v.2).


Si era un horror el que alguien hubiera caído en un pecado semejante, no era menos
horror el que la iglesia no hubiera tomado ninguna medida para quitar ese pecado de su
seno. Habían aceptado complacientemente la situación y no habían hecho nada.
En vez de haberse entristecido (la palabra “lamentado” es “penthein”, que se usa cuando
se llora a un muerto, o cuando se siente el dolor del arrepentimiento por un pecado
cometido), estaban “hinchados” o “envanecidos”, orgullosos, arrogantes. Como traduce
una versión: “inflados de soberbia”.

Era un problema en Corinto: Ver 4.6,18-19; 3.18; 8.1,2. Como dice Trenchard: “No es
probable que los guías de la iglesia excusaran el crimen en sí, pero quizá decían: “Nosotros
como iglesia no nos vemos afectados por lo que ha hecho un miembro, por escandaloso
que sea el pecado en sí”.

El orgullo enceguece. Estaban más preocupados en los dones que tenían y los partidos
dentro de la iglesia que de mantener la pureza y la dignidad del testimonio. Dice Carlos
Erdman: Deberían haber comprendido en Corinto que la verdadera gloria de la iglesia
consiste, no en la elocuencia y los dones de sus grandes maestros, sino en la pureza moral
y las vidas ejemplares de sus miembros.
Cualquiera que sea el razonamiento, constituye una aberración espiritual el tolerar ese
pecado en el seno de la asamblea, y sin duda una lasitud, liviandad e indiferencia con que
se tomaban las cosas santas de Dios.
10
A.T.Robertson – Imágenes verbales

16
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 Estaban contaminados (v. 6).


El hecho de mantener al “perverso” entre ellos y tolerar, ser complacientes con su pecado,
les estaba contaminando, como la levadura leuda toda la masa. Tal vez había en el seno de
la iglesia personas que “llamándose hermanos” (v. 11) no eran sino incrédulos disfrazados
de cristianos, a los que, si mantenían las prácticas paganas en su vida, había que expulsar,
a menos que se arrepintieran y convirtieran. Y esto podría generar en una mayor
corrupción. Era una gangrena que había que exterminar, como un médico quita un tumor
con un bisturí.

2.3.2. La disciplina que requiere (5.3-5)


Dios exige santidad en Su Pueblo. 1 Pedro 1.16; 2.9. Pero cuando Su Pueblo no anda en
santidad, Dios le disciplina.

La disciplina es el método divino que Dios utiliza para enseñar a sus hijos los caminos de la
santidad. W.E.Vine da una precisa definición: La disciplina es “la corrección amable y
tierna, ejercida en una amor perfecto, que nos entrena y nos lleva a una perfecta
comunión con Dios”. Y agrega: “Este tratamiento que El nos da, es un llamado a la
contrición y a ese profundo ejercicio del alma que nos atrae a sus pies con un deseo
humilde y ferviente de entender sus acciones y de responder al amor que las incitó”.

 Quiénes ejercen la disciplina.


El proceso de la disciplina en el creyente es ejercido:
o Por Dios, como demostración de amor hacia sus hijos. Dios exige
santidad a sus hijos: 1 Pedro 1.16; Lev.11.44 y 19.2. Dice Arthur Pink en “Los atributos de
Dios”: “Porque Dios es santo, deberíamos desear ser hechos conformes a El. No se nos
manda ser omnipotentes u omniscientes como Dios, sino santos y esto en toda nuestra
manera de vivir”.
La acción correctora de parte de Dios es para que vivamos en santidad. Y esa acción
correctora es la disciplina. Lo que hace que Dios no negocie con el pecado, sino que lo
castigue, es que el pecado arruina a aquellos que El ama. Para que nuestra mente y
voluntad estén en completa conformidad con su mente y voluntad, Dios ejerce hacia
nosotros sus métodos disciplinarios y lo hace con un amor sin límites y con una gracia
infinita.

¿Cómo hace Dios, o cuáles son los medios que El emplea para disciplinarnos?
. Su gracia - Tito 2.11-12 “enseñándonos”.
. Su Palabra - 2 Tim. 3.16; Jn.17.17; Jn.15.3.
. Sus pruebas – Mal. 3.23; Heb. 12.5-17.
Es difícil distinguir qué es una prueba y qué es un castigo de parte de Dios hacia un
creyente. Pero un creyente espiritual muchas veces puede distinguirla. El Espíritu Santo
habla a nuestra conciencia y nos dice cuando Dios ha querido corregirnos alguna
desviación o pecado. La prueba, la disciplina no es una desgracia en la vida. Es dolorosa,
pero no es una desgracia, porque la prueba tiene límite y la disciplina tiene un fin. Al fin es
una bendición. 1 Pe. 1.6-7; 4.12-13.

Hay casos en los cuales Dios actúa drásticamente con el creyente. Es un terreno muy santo
y debemos evitar las conjeturas. Pero hay situaciones en la experiencia espiritual del
creyente que reciben una medida punitiva de parte del Señor. No es fácil juzgar en qué

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casos ocurre. Pero tenemos algunos indicios en la Palabra (Jn. 15.2; 1 Pe. 4.17;1 Jn. 5.16;
1 Co. 11.29-32).

o Por el mismo creyente (autodisciplina).


Es un ejercicio espiritual que el creyente realiza a fin de mantener la comunión con Dios y
la plenitud del Espíritu Santo. Requiere confesión y apartamiento del mal (Prov. 28.13).
 Confesión (1Jn.1.9). El diario ejercicio del alma ante Dios, que
significa:
 Exposición a la luz de Dios (1 Jn. 1.7)
 Autoexamen (Sal. 139.23-24; 1Co.11.27)
La falta de autoexamen traerá aparejado el juicio del Señor. En 1 Co.11.31, “examinar” y
“juzgar” traducen el mismo verbo en el original. Podríamos traducir: “Si nos examinásemos
a nosotros mismos, nos examinará el Señor”. “Si nos auto disciplinamos, nos disciplinará el
Señor”. El “castigados” de 1 Co.11.32 parece referirse a una acción dura, drástica de parte
de Dios, hiriendo y aún quitando de en medio un foco infeccioso, y responde a un proceder
liviano, irreverente, descuidado y continuo de parte del creyente (Gál.6.7). Puede tener
relación con Hebreos 10.26-31.
Y, sin duda, las palabras de Hebreos 12.25-29 son una realidad que debemos tener
presente siempre en nuestra vida como creyentes.
 Apartamiento del pecado (Prov.28.13; Tit. 2.12). Es una actitud
resuelta, decidida, costosa, drástica, valerosa, de parte del creyente. Implica cortar
radicalmente con aquellas cosas que atraen a la carne. Amistades, afectos, costumbres,
aún cosas lícitas, pero que llegan a dominar la mente y apartan de la perfecta comunión
con el Señor. Y esto solo puede hacerse en el poder del Espíritu de Dios.

o Por la iglesia local


La iglesia local es una comunidad de creyente unidos y habitados por el Espíritu de Dios e
interrelacionados entre sí por lazos de comunión, amor y servicio. Y debe ser santa. (Sal.
93.5; Efe.3.21; 5.26).

La conducta del creyente afecta al resto de sus hermanos. El ejemplo del cuerpo ilustra
esta verdad (1 Co. 12.26). Cuando hay pecado en el cuerpo o en alguno de sus miembros,
afectará la santidad, la libertad del Espíritu, el poder del servicio y el testimonio, las
manifestaciones de la gracia divina, el gozo de la comunión.

Hay, básicamente 2 clases de disciplina o “pedagogía divina” en la iglesia local:


 Privada. Mat. 5.23-24; 18.15-18. Cuando se trata de un problema
entre dos hermanos deber ser solucionado entre ellos, y debe primar la humildad y el
perdón (Ef. 4.32 –no dice: “porque” –deber-, sino “como” –modo-). Cristo nos perdonó:
incondicionalmente, instantáneamente, completamente, para siempre (Luc. 17.3-4). Nunca
se debe llevar un problema de un hermano contra otro al conocimiento de la iglesia, o a
sus ancianos, antes de procurar resolverlo en privado.
Gál. 6.1. Notar que termina en singular: “Ti mismo...tú...”. W. Bevan dice: “Equivale a
decir “podría haber sido yo”.
Si no pudiese resolverse “de hermano a hermano”, tal vez la asistencia de dos o tres
testigos pueda solucionarlo, con espíritu de humildad y de equidad, sin prejuicios.

 Pública. Hay pecados que por su persistencia, magnitud, trascendencia,


notoriedad, efectos, y consecuencias afectan a la comunidad de la iglesia local.

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En el caso de 1 Cor. 5, era un asunto que involucraba a la iglesia toda. La inmoralidad


estaba “entre vosotros” (v.1).
La disciplina pública en la iglesia local es ejercida como se indica en este mismo pasaje,
aunque no siempre se trata del mismo caso, ni del mismo tipo de disciplina. En este caso
es la disciplina más drástica, que es quitar a un creyente de la comunión de la asamblea:
 La iglesia toda tomando la decisión: v.4 (“reunidos vosotros”). El
hecho de estar Pablo “presente en espíritu” era excepcional, pues, no se requería su
presencia, salvo que en este caso, los guías de la iglesia no habían tomado la iniciativa de
disciplinar el caso, y por eso interviene un apóstol. Pero no son los ancianos, ni Pablo solos
los que toman la decisión. Es la propia iglesia, que, en vez de estar “hinchada” (insensible,
envanecida), debe actuar como el organismo produce anticuerpos para expulsar aquello
que lo infecta.

 En el nombre del Señor: v.4. El nombre designa la Persona


misma del Señor, como si El mismo estuviera presente, como si El mismo lo
hiciera. Así que la disciplina es ejercida con la autoridad suprema del Señor en la iglesia.
Mat. 16.19; 8.18; Jn. 20.23 (dicho a los discípulos, y por extensión a todos los
responsables de las congregaciones)11.

 Con el poder del Señor: v.4. El término es “dynamis”, que habla


de la potencia divina. Dice Trenchard: Los corintios debían comprender que la misma
potencia que fue manifestada tan claramente en su salvación, era la que operaba también
en juicio frente a la persona que destrozaba el testimonio de la iglesia local por haber
cometido un pecado horrendo.

Así que, resumiendo: La disciplina en la iglesia local es ejercida por la misma iglesia, en el
nombre del Señor, en obediencia a la Palabra y con la autoridad y poder de Cristo,
mediante el Espíritu Santo.

Es necesario tener en cuenta también que:


- La iglesia local es autónoma en ese ejercicio. Ese fue un principio que
defendieron los hermanos del movimiento de las Asambleas12.

11
Esta expresión indica la función que tenía el escriba judío de aplicar la ley a los casos
particulares, es decir, sentar jurisprudencia, para permitir o prohibir, admitir o excluir de la comunidad. Los
católicos lo interpretan como poder para absolver o retener los pecados, en cuanto a la salvación de una
persona. Se trata de la disciplina que son autorizados a ejercer. En este ejercicio, –dice Lacueva,
Coment.Mateo M.Henry-: “la autoridad de la Iglesia está respaldada por la autoridad de Cristo mismo. El cielo
da por atado o desatado lo que los ministros de Cristo aten o desaten en la tierra... Sin embargo esto no
significa que la iglesia sea infalible en la aplicación de estos poderes. Incluso los evangelistas de la Iglesia
primitiva se equivocaron dejándose llevar de las apariencias (basta el caso de Simón el Mago –Hechos 8-, y el
posterior de los falsos maestros, aun en tiempo del Apóstol Juan, 1 Jn.2.19)... No se habla de obrar
infaliblemente, sino legítimamente, es decir, de acuerdo a la ley de Cristo, en la que los pastores son jueces,
no legisladores; y el juez juzga iuxta allegata et probata= según los hechos alegados y probados, aunque se
puede equivocar, puesto que a veces, las pruebas parecen estar en contra de una persona que, en realidad,
no es la que ha cometido el crimen. Pero lo que se exige del ministro de Dios es, no que sea infalible, sino
que sea fiel (1Cor. 4.2), como quien ha de dar cuenta al que ve las intenciones de los corazones (1 Cor.
4.5)....” sigue la nota y vale la pena leerlo.
12
El problema suscitado entre Darby y Newton de la iglesia en Plymouth. Los de Darby se separaron de
todos los que pensaban como el Sr. Newton, y constituyeron otra iglesia en otro lugar de la ciudad y exigía
que cada iglesia juzgara la cuestión. A algunos doblegó con su pensamiento y con ellos comenzó el
movimiento “exclusivista” (o darbynista), aceptando en la Cena del Señor solamente a los que pensaban

19
20

- Los ancianos son los encargados de aplicar esta disciplina, cumpliendo con
tres funciones primordiales:
o Supervisión, llevando a cabo los siguientes pasos:
 Información del asunto, en forma objetiva e imparcial.
Teniendo pruebas y testigos competentes.
 Análisis, con el criterio y discernimiento que se supone
deben tener.
 Oración y meditación sobre el hecho, y la medida
disciplinaria que corresponde tomar, sin apresuramientos, y con un espíritu equilibrado.
Hay asuntos de pecado o desorden que resultan claros. Otros requiere sumo cuidado en su
análisis.
 Gracia y ternura para buscar siempre la restauración del o
de los hermanos.
o Ejercicio de Autoridad. Los sobreveedores no son autoridad,
pero sí ejercen autoridad. Esta autoridad no es propia, sino delegada por el Señor, y con
ella aplican la disciplina que corresponde en nombre del Señor y representando a la iglesia
local. Es siempre solemne y requiere madurez, conocimiento de las Escrituras y
ecuanimidad. Ya hemos explicado la enseñanza de Mat.16.19 y 18.18.

o Aplicación. Es necesario un correcto discernimiento de la


Palabra, por su interpretación que es la única norma de fe y conducta, para la aplicación de
la disciplina. No criterios personales, como Diótrefes (3 Juan 10: “No recibe a los hermanos
y a los que los quiere recibir, se los prohibe y los expulsa de la iglesia”). Tampoco se trata
de opiniones humanas, sino de una consciente, sabia y responsable aplicación de la ley de
Aquel que es el único Juez supremo en la Iglesia (Ef.1.22: “Y sometió todas las cosas bajo
sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la
plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”.

Esto requiere por parte de los ancianos, en representación de una iglesia que los reconoce,
absoluta idoneidad, de modo que la aplicación de la disciplina nunca sea por negligencia o
mala voluntad. El abuso de la disciplina ha conducido con frecuencia a un espíritu duro e
intolerante, pero el descuido de ella, ha demostrado ser un peligro casi tan grande. D.
Guthrie.

Los casos graves que requieren disciplina de excomunión.


- La excomunión (v.4-5) El v.5 nos muestra la gravedad de la medida que
debe tomarse: “el tal sea entregado a Satanás”. No podemos decir que literalmente cada
caso de excomunión sea una “entrega” en el sentido de “ofrecerlo”, de “ponerlo en las
manos de”.

Hay, sin duda, casos graves por su magnitud, su persistencia, sus consecuencias, etc., que
merecen esta “entrega”. Por ejemplo el caso de 1 Tim.1.20, que el apóstol explica en 2
Tim. 2.17-18 y 4.14-15. No olvidemos, por otra parte, que es un apóstol quien lo hace.
Hay otros casos que merecen excomunión, pero donde el creyente ha caído y su pecado,
sea cual fuere, aunque siempre una grave falta moral que afecta a otros, aún es
reconocido, y lamentado, y entonces no cabría esta “entrega”.

como ellos. Los de la primera iglesia de Plymouth fueron llamados “abiertos” o “libres”, y de allí salieron los
nombres de “Hermanos de Plymouth” o “Hermanos Libres”, que, como decía alguien “con tanto gusto
rechazamos”.

20
21

No obstante, el hecho de cortar de la comunión de la iglesia a un hermano, siempre


significa lo que apunta Trenchard en su comentario a 1 Corintios: “La iglesia local viene a
ser un “territorio” redimido de la potencia del príncipe de este mundo, el diablo. De este
modo, el miembro separado de la congregación se halla otra vez en el terreno del diablo,
sujeto de una forma especial a su poder”.

La frase “para destrucción de la carne”, tiene para algunos distintos significados.


Algunos, como traduce la VP “para destrucción del cuerpo”, significa que la entrega a
Satanás expone al creyente al sufrimiento del cuerpo (E. Trenchard; S. Kistemaker), o aún
a la muerte física (P. Hamilton). Algunos piensan que se trataría de una muerte lenta, que
daría tiempo al arrepentimiento y la posterior restauración. 1 Cor. 11.30 y 1Jn. 5.16
pueden darnos una idea de esto. También, Hch.5:1-11, 1.Ti.1:20. Pérez Millos acota: “Otro
sentido, el más correcto conforme al pasaje, sería el de considerar que Satanás recibe
autorización para matar a esa persona”. Y agrega: “La destrucción de la carne sería como
consecuencia del pecado voluntario (He.10.26-31)”13.

Algunas razones para pensar que no creemos que sea ese el verdadero significado:
- Pablo nunca enfrenta “la carne” con “el espíritu”, pensando en la carne como
cuerpo, sino como “carnalidad” (p.ejemplo Rom.8.10. Allí “muerto” no lo es físicamente,
sino como efectos de la carnalidad).

- La disciplina no es un fin en sí mismo, sino un medio para la restauración. Si fuera


la muerte física, ¿cómo la disciplina sería correctiva?
Aunque haya casos, la separación de la comunión no implica siempre muerte física. De otro
modo no se explicaría la restauración de los creyentes apartados, y de este caso en
particular, si a él se refiriera 2 Cor. 7.5-11 (aunque la exégesis normal no lo considera así).
Más bien, considero que la frase apunta a la carne en sentido ético. Es decir, el principio
pecaminoso carnal que radica en la personalidad humana, y que persiste en el creyente.
O sea que la excomunión deberá ser un sentimiento tan profundo, que le conduzca al
arrepentimiento y a la confesión, en una búsqueda de rehabilitación, de vuelta al hogar,
como en el caso del “hijo pródigo”. Y, al fin, “el espíritu sea salvo en el día del Señor”.

- Los casos que requieren disciplina de excomunión (v.9-11).


Son todos graves pecados inmorales:
. fornicación: Toda clase de impureza sexual, o actividad sexual ilícita.
. avaricia: Toda codicia por cosas materiales, dinero, deseo desenfrenado de
ganancias, juegos, estafas, etc.
. idolatría: La codicia lleva a la idolatría, es decir “vivir consagrado a
alguien”; y en este caso a los ídolos, que no son más que demonios. Col. 3.5 dice: “la
avaricia, que es idolatría”.
. maledicencia: Difamación, hablar mal, desconsideradamente de otras personas,
dañando su buena fama o prestigio, o reputación. Las falsas acusaciones.
El Dr. Ironside dice que muchas personas dicen, a su vez, que son simplemente
descuidados con su lengua, pero observa que igual podrían decir que son descuidados con
una ametralladora.
. borrachera: Toda clase de intoxicación, por alcohol, drogas, etc. que quite la
sobriedad y el dominio propio.

13
1Corintios – Curso de Formación Bíblica - CLIE

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22

. robo: Estafa, defraudación, hurto. El que mina el concepto legítimo de la


propiedad.
La orden de Pablo está clara:
. v.5: “sea entregado a Satanás”
. v.7: “limpiaos de la vieja levadura”
. v.9,11: “no os juntéis”
. v. 11: “con el tal ni aún comáis”
. v 13: “quitad... a ese perverso de entre vosotros”.
La comunidad cristiana debe ser ética.

3. Etica civil entre hermanos (6.1-8)


Se trata ahora de problemas en el seno de la asamblea por cuestiones de disputas de
cosas pasajeras, de asuntos de relativa importancia. De agravios, de fraudes entre
hermanos (v.7, 8), y no particularmente por problemas eclesiásticos, sino de la vida
común. Es evidente que la carnalidad que Pablo señala en el cap. 3 se manifestaba en
cuestiones de la vida cotidiana.

Ocurrido este hecho, los creyentes, en vez de solucionar el problema dentro de la


congregación, mediante el arreglo personal, o a lo sumo, el arbitrio de otro u otros
creyentes con criterio espiritual, el hecho era llevado ante los tribunales, el juzgado secular
(los injustos –o impíos-, como sinónimo de inconversos, v.1). Estos pleitos entre hermanos,
sin duda, traían deshonra a la iglesia, al evangelio, al Nombre del Señor.

Era esperable que aquellos que eran gobernados por principios morales provenientes de la
justicia divina supieran mejor dirimir pleitos que aquellos que lo eran por principios de la
injusta justicia humana. Pero cuando los creyentes son carnales andan “como hombres”
(3.3), con lo cual, no hay diferencia alguna.
Pablo, indignado, les censura. La pregunta del v. 1 es muy dura y equivale a decirles que
hacer lo que hacían era una verdadera osadía contraria a toda ética cristiana. Les pregunta
varias veces, en forma irónica: “¿No sabéis?” (v.2,3, y la repite varias veces, aunque
abordando otros temas en v.9,15,16,19).

Les da varios argumentos:


- Los creyentes juzgaremos –gobernaremos- al mundo (v.2; 2Ti.2.2;
Apoc.2.26-27; 3.21; 5.10; 20.4-6). De modo que es un contrasentido el ser juzgados por
él, sobre todo que los asuntos de la vida siempre serán ínfimos, comparados con lo que
será compartir con el Señor, el juez de vivos y muertos (Jn.5.22), el juicio de este mundo.
Aún en casos de divorcios, cuán triste es que se diriman esos problemas, muchos de ellos
vergonzosos en un tribunal humano, secular. ¿No hay lugar para el perdón? ¿No hay poder
en la oración? ¿No es posible dirimir el asunto entre los creyentes? ¿No es acaso el
problema “la dureza de vuestro corazón”, como dijo el Señor Jesús (Mt.19.8), que no es
otra cosa que manifestar un corazón de piedra como tiene el no regenerado (Ez.11.19), es
decir –nuevamente- andar “como hombres”.
- Los creyentes juzgaremos a los ángeles (v.3). Tal vez, Judas 6; 2 Pedro 2.4;
Juan 5.22 nos den un aspecto de ese juicio. Pero, no olvidemos que estaremos asociados
con Cristo en el gobierno del Universo. No podemos olvidar nuestra elevada posición en
Cristo.
- Los creyentes no podemos ser juzgados por quienes “nada representan” o
“nada son” o “nada significan” para la iglesia (v.4), por no ser ni siquiera cristianos.

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23

- Era una vergüenza que no hubiera entre ellos “sabio, ni aun uno”, que
pudiera juzgar entre sus hermanos. Una falta total de madurez, que significaba un grave
déficit espiritual en aquella iglesia.
- No solo acudían a tribunales del mundo, pero además, pleiteaban ante los
incrédulos (v.6). Un doble pecado que desacreditaba a los creyentes y al testimonio del
evangelio.
- Pablo dice que esto significa “una falta” (v. 7), lit. un “fracaso”, una
“derrota”.
La derrota era un mal testimonio y una total incapacidad para comprender, tolerar y
perdonar a los hermanos (Col.3.13-15). Es decir, una ausencia de amor (1Co.13.4-7).
- Los creyentes debemos, más bien, “sufrir el agravio”, “sufrir ser
defraudados”. Esto es difícil y hasta imposible para la carne, pero posible por la acción del
Espíritu Santo controlando la vida del cristiano (Mat.5.38-42 y llevándole a imitar a su
Maestro (Sal.37.5-9; 1Pe.2.21-23).
La ética cristiana exige cumplir los preceptos del Salmo 15.

4. Etica sexual (6.9 a 7.40)


El párrafo siguiente en este verdadero tratado de ética cristiana escrito por la pluma
inspirada del apóstol Pablo estará enfocado a la ética sexual, tanto en el orden particular
como en el de la relación conyugal.

Es en ese ámbito íntimo, del cuerpo del creyente y de la unión matrimonial donde primero
deben exhibirse los principios de una ética cristiana en la cual debe primar la pureza, la
santidad, el honor que exige la presencia de Dios en el cuerpo del cristiano que es un
templo espiritual y morada del Espíritu. La cultura pagana de la sociedad corintia, en la
cual estaba inserta la iglesia estaba impregnada por la laxitud, los pecados de la carne y
las manifestaciones más abyectas de la naturaleza humana no regenerada. Sin duda, los
cristianos eran llamados a vivir en forma diferente, exhibiendo en sus vidas las leyes
divinas y como consecuencia una ética digna de la gloriosa posición a la cual Dios los había
llamado. No han cambiado los principios mundanos. Son iguales en el siglo XXI que en el
siglo I. Tampoco han cambiado las demandas de la ética cristiana.

4.1. El cuerpo y su santidad (6.9-20)


4.1.1. Experiencia pasada (v.9-11)
Nuevamente la pregunta “¿No sabéis?” (v.9) manifiesta la escasa madurez de los creyentes
corintios. Debían saber, pero no sabían. O, mejor, sabían, pero no lo ponían en práctica,
como había sido evidenciado en el cap. 5, y que Pablo repite en el v. 11.
La lista de injusticias por las cuales los que las practican “no heredarán el reino de
Dios” (repetido en el v.10), es decir, la esfera en la cual Dios gobierna y proyecta Su
soberana voluntad (Jn.3.3-5; Col.1.13), eran normales en la sociedad corintia, y Pablo la
detalla, y, aunque no sea exhaustiva, refleja vívidamente el grado de corrupción en el cual
los creyentes habían vivido antes de su conversión (v.9-10):
 Fornicarios (gr.pórnoi ), no solo se refiere a las relaciones sexuales previas al
matrimonio, sino a cualquier otra práctica inmoral, como la expuesta en el cp. 5.
 Idólatras (gr. eidölátrai ). La idolatría era la norma espiritual de aquella sociedad y la
puerta de entrada a una vida pecaminosa.
 Adúlteros (gr. moichoí ), es decir la infidelidad sexual de aquellos que son casados,
o con casados.

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 Afeminados (gr. malakoí ), o adictos a manifestaciones indignas, contrarias al sexo


de cada uno, que puede incluir el travestismo.
 Homosexuales (gr. arsenokoïtai ), “los que se echan –tienen relaciones sexuales-
con varones”, tal como Pablo lo señala en Ro. 1.27). Pero, incluye también la
homosexualidad femenina, o lesbianismo (Ro.1.26).
 Ladrones (gr. kléptai ). Posiblemente referido al hurto, que se entiende como robo
sin acción violenta (Ef.4.28).
 Avaros (gr. pleonéktai ). Movidos por la codicia y la avaricia, que es una forma de
idolatría: el culto –el amor- al dinero (Col.3.5; 1 Ti.6.10).
 Borrachos (gr. méthusoi ), dominados por el alcohol.
 Maldicientes (gr. loídoroi ), no solo que emplean términos soeces, sino los que
difaman y hablan mal de otros.
 Estafadores (gr. hárpagues), o maleantes, que no dudan en emplear aun la fuerza
para lograr sus objetivos.
De esa cloaca moral Dios, en acción de las tres Personas de la Divina Trinidad había
libertado a los creyentes, quienes habían experimentado una obra de salvación que el
apóstol detalla en el v. 11:
 Lavados, purificados moralmente y espiritualmente en el ”lavacro de la regeneración
y la renovación en el Espíritu” (Ti.3.5)
 Santificados, no solo posicional, sino experimentalmente, como ya se vio en 1.2.1.
 Justificados, absueltos, declarados justos, revestidos de la justicia de Cristo,
recibiendo de Dios “el don de la justicia” (Ro.5.1, 17).

4.1.2. Realidad presente (v.12-17)


El apóstol presenta dos clases de situaciones que requieren una definición de principios
éticos por parte del creyente:
- Cosas lícitas
- Cosas ilícitas
. Cosas lícitas (v.12-13 a)
Son aquellas que no tienen una restricción moral definida para el creyente. Es cierto que
hay asuntos de conciencia que no pueden considerarse pecaminosas, como el tema de los
alimentos, que luego desarrollará en detalle en el cap. 8, y que dependen de el grado de
espiritualidad y madurez del creyente para ser aceptados o no, dentro de la libertad que el
creyente tiene (Stg.1.25; 2.8, 12), pero los corintios parece ser que usaban esa libertad
para justificar conductas reprochables.

Pablo les indica algunos parámetros para considerar las cosas lícitas como correctas o
convenientes, o no:
- ¿Convienen? No todas ayudan, adornan, edifican, son de bendición para
otros. Si son un tropiezo para la vida personal o de los demás, aunque sean lícitas, no son
provechosas y convenientes.
- ¿Pueden dominar la vida? No deben esclavizar, crear hábitos
inconvenientes o no santos. El dominio propio, la templanza, es un fruto del Espíritu (Gál.
6.23).
- ¿Son necesarias? En general, son cosas intrascendentes, es decir, no
trascienden, no permanecen: tanto lo uno –el cuerpo- como lo otro -las viandas- destruirá
Dios, es decir, dejará sin efecto, serán innecesarios.

24
25

El creyente no debe medir las cosas de la vida, aún las lícitas, con la medida de la moral de
este siglo, sino desde el punto de vista celestial, con el “peso del santuario”. Así, asuntos
que pueden no ser absolutamente malas en sí mismas, pueden ser un estorbo para su
entera consagración a Dios, a la que fue llamado. Tal el caso de los nazareos (Núm.6). Lo
que era lícito y natural en los hombres comunes, no lo era para el nazareo.

Es inútil andar cuestionando si algo está bien o está mal. La cuestión es saber cuál es
nuestra aspiración en la vida. Si somos cristianos “comunes” o si somos “nazareos”. De
acuerdo a lo que queramos ser, consideraremos si algo es conveniente, aunque sea lícito.
Ciertamente, hay cosas que no discutiríamos, si nuestras almas estuvieran en una actitud
espiritual. Dice C.H. Mackintosh: “La pregunta no es ¿vamos a convertirnos en monjes?,
sino ¿queremos ser nazareos para Dios?”

. Cosas ilícitas (v.13b-18).


El tema de la fornicación, de la unión sexual ilícita con alguien, cualquiera sea el tipo de
relación de qué se trate, no es un asunto de conciencia, sino un mandamiento expreso de
Dios: 1 Ts. 4.3.

Varios principios básicos, razones fundamentales sobre los que basa su enseñanza:
 El cuerpo del creyente es para el Señor v.13b-14): “El cuerpo no es para la
fornicación, sino para el Señor y el Señor para el cuerpo”. Ahora nuestro cuerpo está
destinado a honrar al Señor y a ser un instrumento para Su servicio (Ro.12.1), no para
prácticas inmorales. Por lo tanto debe ser mantenido en santidad (Ro. 6.13, 19). Un día
será glorificado por el poder de Dios (v.14; 1Co.15.51-57; 2 Co.5.1-9; Fil.3.20-21; 1Ts.
4.16).
 El cuerpo de creyente es miembro de Cristo (v.15-17). Como cada creyente es
un miembro del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, es hecho parte del Cuerpo de Cristo
(1Co.12.27). Por lo tanto, es incompatible ser miembro de Cristo y a la vez unirse
inmoralmente a alguien. Unirse a alguien es “ser uno con él”, conforme al principio divino:
“los dos serán una sola carne” (Gn.2.24; Mt. 19.5). El creyente está “en Cristo”, es decir,
unido indisolublemente a Cristo (2Co.5.17; Gál.2.20). O con uno, o con el otro.
 El cuerpo queda dañado con la práctica inmoral (v.18). La expresión no deja
lugar a la opción. Es mandataria. Está en imperativo: Huid. El huir no significa debilidad
sino firmeza, como en el caso de José (Gn.39.12). O como en el caso de Lot (Gn.19.17),
o la recomendación de Prov. 5.1-14. Es pecar contra sí mismo.
 El cuerpo es templo del Espíritu Santo (v.19-20 a). Está en el creyente, dado por
Dios (Ro.8.9). El lugar de la morada de Dios debe ser mantenido en santidad (1Co.3.16)
Pero, además, eso significa que no somos nuestros, porque hemos sido comprados por
precio. Nuestra redención para nosotros es sin precio (Isa.55.1), pero no sin costo. Costó
el precio de la sangre de Cristo (Ef.1.7; 1 Pe.1.18-20). No soy mío, oh no, pertenezco a
Jesús.
 El cuerpo debe glorificar a Dios (v.20 b). Es el ámbito en el cual –como en el
Tabernáculo y el Templo- se debe manifestar la gloria de Dios. Y Dios habita en la santidad
(1Cr.16.29; Sal.93.5; Isa.57.15; Jn. 15.2,3,8; Ef.1.6).

4.2. El matrimonio y el celibato (7.1-9, 25-38).


Los corintios habían escrito al apóstol haciéndole algunas preguntas sobre algunas
cuestiones prácticas de la vida, y entre ellas, sobre la moral en la esfera del matrimonio.

25
26

Pablo les escribe sobre la conveniencia de no casarse, en vista de las circunstancias


especiales que vivían los cristianos del primer siglo: persecuciones, destierros, y hasta
pérdida de la vida. No eran tiempos sencillos, y casarse, tener un hogar, hijos, etc.
implicaba una responsabilidad que luego había que afrontar en casos extremos. Por esa
razón, y solo por esa, Pablo dice que es más aconsejable permanecer soltero, o viudo, o
separado, que contraer matrimonio. La expresión que repite en este capítulo es
“quédense como están” (ver v.8, 11, 18, 20, 24).

Pero, la norma general dada la condición natural del hombre y la mujer, y aún su fragilidad
frente a las pasiones del mundo que ejercen fuerte presión sobre la mente y la conducta,
determinan que cada hombre y cada mujer tengan su cónyuge.

Si es así, se deben guardar ciertas normas que rigen la ética matrimonial.


 Obligaciones en cuanto a la relación conyugal
 Obligaciones en cuanto al comportamiento de los cónyuges, especialmente si
uno de ellos no es creyente en Cristo.
 Obligaciones en cuanto a la conducta si el cónyuge no creyente se separa.

Pablo va a confrontar el matrimonio con dos asuntos:


1. El matrimonio y el celibato (v.1-9, 25-38).
El v. 1, responde a las inquietudes de los corintios. La expresión “bueno es para el hombre
no tocar mujer”, debe explicarse, teniendo en cuenta:
. “bueno” no es calificativo de algo moral o inmoral, sino más bien, de algo digno.
. “no tocar mujer”, se entiende como “no casarse”, “no unirse a una mujer en
casamiento”.
Una de las interpretaciones es que Pablo vivía en tiempos cuando en el pensamiento griego
había una tendencia a despreciar el cuerpo y las cosas del cuerpo. Por lo tanto, se podían
considerar dos posturas, antagónicas entre sí, pero con el mismo resultado en cuanto al
matrimonio:
 hacer con el cuerpo lo que uno quisiera, por ejemplo dedicarlo a la impureza, a la
inmoralidad sexual, o bien,
 negarlo completamente, apagando todos sus deseos naturales, por lo cual, el
matrimonio era algo que se debía desechar.

Pero, entendemos que lo que quiere decir Pablo es que el celibato, la disposición de no
casarse, es tan digna como la de hacerlo, y bajo las circunstancias que vivían los cristianos,
como ya dijimos, era hasta conveniente.
No obstante,
 Dios estableció el matrimonio y dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”
(Gn.2.18).
 Salomón escribió en Prov. 18.22: “El que halla esposa, halla el bien, y
alcanza la misericordia de Jehová”. La expresión “el bien”, es “lo bueno”,
que es el estado determinado por Dios para el matrimonio, en contra de lo
“no bueno” del hombre solo.
 El escritor a los Hebreos dice en 13.4: “Honroso sea en todos el
matrimonio...”
 El Señor Jesús bendijo las bodas de Caná.
 Pablo dice que el matrimonio es una gran figura de Cristo y su Esposa (Ef. 5).
Si Cristo tiene una Esposa que es la Iglesia, no cabe duda que la institución

26
27

matrimonial cuenta con todo el favor de Dios, que, además fue el que la
instituyó.
 Pablo enseña que una de las señales de los falsos maestros es “prohibir
casarse” (Tim.4.3).

En los versículos 25 a 38 explica claramente por qué dice que “es bueno no casarse”.
Así que el celibato no es un estado ideal, ni obligatorio para nadie. Lo normal, natural y
acorde con la voluntad de Dios es el matrimonio.
Además, Pablo dice en el v.2 que las pasiones “que combaten en nuestros miembros”
hacen que el matrimonio sea no solo un freno para la impiedad, sino también un canal
para santificar una relación que Dios aprueba solo dentro de sus límites, y además un
precioso medio de compartir “la gracia de la vida” con otra persona, a la vez, coronada por
la bendición de la procreación y la educación de hijos para Dios y su Reino.

Pablo va a presentar 4 leyes que regulan el matrimonio. Notemos la igualdad de derechos


y de deberes: el hombre es igual a la mujer en ellos. Era muy avanzado para la época y el
mundo en que la Iglesia se desarrollaba.
o La Ley de la Pertenencia - v.2: “Cada uno tenga su propia mujer y cada una
su propio marido”. Tener, no se refiere solo a estar casado con una sola mujer, o con un
solo marido, es decir que establece el principio de la “monogamia”, sino a mantener una
relación íntima, lo cual es, no solo lícito, sino bueno y necesario.
La reacción a los abusos de la carne, es decir, al libertinaje, siempre ha sido –al otro
extremo del péndulo- el ascetismo victoriano, el pensar que todo lo referente al sexo dentro
del matrimonio es pecaminoso. ¡Y no es así!

o La Ley del Pago – v.3: “El marido cumpla con su mujer el deber conyugal, y
asimismo la mujer con el marido”. Notemos que Pablo usa dos verbos interesantes:
“cumplir” y “deber”, refiriéndose literalmente al “pago de una deuda”, el “débito
conyugal”. Pablo ataca el ascetismo dentro del vínculo matrimonial (S. Kistemaker).

o La Ley de la Potestad – v.4: “La mujer no tiene potestad sobre su propio


cuerpo, sino el marido, ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la
mujer”. ¿Por qué?
 Porque no se puede hacer con él lo que uno quiere (fornicación, adulterio, impureza,
pasiones desordenadas – 1 Cor.6.9, 13-18; Ef. 5.3; Col. 3.5-).
 Porque el creyente está unido al Señor (1 Cor. 6.17)
 Porque es templo del Espíritu Santo (1 Cor. 6.19)
 Porque su cuerpo es propiedad de Dios (1 Cor. 6.20)
 Porque no le pertenece exclusivamente. Lo comparte con otro, y está unido
(“pegado” lit. Gn.2.24) a él (1 Cor. 6.16). 14
 Porque el, amor (ágape) es entrega.

o La Ley de la Planificación – v.5: “No os neguéis el uno al otro, a no ser por


un tiempo de mutuo consentimiento, para dedicaros sosegadamente a la oración, y luego
volved a juntaros en uno, para que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia”.
“Mutuo acuerdo”, es decir, con el consentimiento de estar “solos” durante un tiempo para
ocuparse de una actividad específica, que en sí constituía un verdadero “ayuno”, no solo de

14
M. Henry: “Los hijos son parte de uno, pero la esposa es uno mismo” .)

27
28

alimentos. (Cp. Ex.19.15; 1 Sam. 21.4). No significaba “estar separados”, viviendo en


lugares distintos, etc. Era un tiempo breve, horas, tal vez un día (?) en el cual se abstenían
de todo, para estar dedicados “sosegadamente”, es decir, sin apremios, sin otra ocupación
ni preocupación que la actividad espiritual.

El peligro que existía y existe en una sociedad adúltera y liviana como la que se vivía en
Corinto y la que se vive en la actualidad, hace que el matrimonio debe ser cuidado con
mucho esmero. Muchas veces el no cuidar estos “deberes” inducen indirectamente a uno
de los cónyuges a la infidelidad, y deviene el desastre en el hogar.

No es poca responsabilidad el estar unido a una persona “para toda la vida”.


Por eso menciona los v. 6-7: El matrimonio no es una imposición. Tampoco, como algunos
pretender ver por el v. 9, meramente una solución para la impiedad reinante en el mundo.
“Estarse quemando” en este caso significa el sentimiento de una persona que no soporta
permanecer soltero.

Así que el matrimonio es bueno, conveniente, y es un don (kharisma: regalo) de Dios. Es


un don “natural” de Dios. Pero no es menos regalo de Dios la gracia de quedarse soltero
para servir a Dios (Cp.Mt.19.11-12, aquí en sentido figurado, se refiere a los que
permanecen solteros).

4.3. El Matrimonio y el Divorcio (v.10-24, 39-40)


Pablo va a tratar 2 casos de matrimonios:
1.1. El matrimonio entre creyentes (v.10-11)
1.2. El matrimonio mixto, es decir entre un creyente y un inconverso (v.12-16)

4.3.1. El matrimonio entre creyentes (v.10-11)


Cuando Pablo dice “mando, no yo, sino el Señor” y en contraposición, en el v. 12 dice “yo
digo, no el Señor”, no se refiere a dos grados de autoridad, o que Pablo emita un mero
criterio, y el Señor, a su vez, un mandamiento.
Los principios de Pablo tienen toda la autoridad de la Escritura inspirada (cp.14.37). Se
refiere a que hay mandamientos que ya dio Dios en la Palabra, como que la mujer no se
separe del marido, y viceversa (Gn.2.24), o ya son enseñanzas que dio el mismo Señor
(Mt.5.31-32; 19.3-9).

Pablo no da mandamientos para un matrimonio “mixto” después de la conversión de


alguno de sus cónyuges. La Biblia no concibe un matrimonio entre creyentes que no sea
constituido “en el Señor” (1 Cor. 7.39). No basta con que sean “del Señor”, pero deben
estar unidos “en el Señor”.

 El mandamiento de no separarse
Es para los dos cónyuges por igual, aunque con las connotaciones propias de cada uno:
- Que la mujer no se separe de su marido (v.10)
- Que el marido no abandone a su mujer (v.11).
El divorcio es
- Un estado que Dios aborrece (Mal. 2.13-16)
- La puerta para un nuevo estado que Dios no aprueba (Lucas 16.18, donde
repudiar, significa: Desechar, repeler, rechazar al cónyuge.
¿Por qué?

28
29

- Porque el matrimonio es una unidad indisoluble, para toda la vida (1Cor.7.39).


- Porque es una violación a la voluntad de Dios (Gén.2.24)
- Porque el matrimonio es un pacto ante Dios (Mal.2.1415; cp. Sal.37.5-6; Nah.1.3;
Heb.10.30-31). Pacto: Comp. Prov. 2.16-17: en hebreo “adoshim”: algo santificado a Dios.
Dios en el pasaje de Malaquías se presenta:
 Como un testigo (v.14). El que conoce cada vida.
 Como el Dios de Israel (v.16), el Dios del Pacto. El Dios fiel
 Como Jehová de los ejércitos (v.16). El Dios que dará el pago a la deslealtad, a la
infidelidad.
No obstante, por razones específicas existe la posibilidad de la separación. La expresión
“si se separa” es dada como posibilidad, no como un consejo o mandamiento.
Pero, el término utilizado es:“separa” -gr. chöristhenai-, no como en Lc. 16.18: “repudia” -
gr. ápolúon-, que está ligada al divorcio (gr.ápostasion) Mt.5.31.
Las palabras son diferentes, los conceptos que encierran, también. Una separación no
rompe el vínculo matrimonial.


Las soluciones propuestas
 Reconciliación, no re-casamiento
En ese caso hay dos únicas soluciones (v.11):
- Quédese sin casar
- Reconcíliese con su marido (o su esposa)
Así que, para aquel que se separa, casarse nuevamente, llegando al divorcio vincular,
significa caer en pecado de adulterio (Mt.19.9). No hace falta decir que, aunque no haya
casamiento, sino una relación de convivencia, sin que exista vínculo civil, no altera el
concepto. Sigue siendo adulterio.

El mandamiento es, pues, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido.


La reconciliación es un deber cristiano. No vamos a entrar en las causas y consecuencias
de los conflictos en el matrimonio. Es tan personal y variado que sería imprudente
generalizar. Pero, aún en las peores circunstancias, la ley del perdón cristiano está por
encima de todo pecado, de toda ofensa, de toda deshonra, aunque esto vaya en contra de
lo que llamamos “la dignidad humana”, o los criterios de la sociedad humana en la cual
vivimos.

Pero, para que una falta sea perdonada, deberá ser:


. Por el lado del que cometió la falta:
 ocasional, pues un estado de pecado, merece reprobación
 seguida de un genuino arrepentimiento,
 incluir la reparación del daño ocasionado, es decir deberá dar “frutos
dignos de arrepentimiento” (Luc.3.8).
. Por el lado del que fue ofendido:
 una clara obediencia a los mandamientos divinos (Col.3.12-15).
 un perdón incondicional, sin crear en el cónyuge un permanente
sentimiento de culpa, sin crear sentimientos de revancha, sin
desconfianzas que desalienten la vida.

El divorcio siempre es un fracaso, una tragedia, que trae consecuencias muy dolorosas y
traumáticas para los cónyuges y para los hijos, aunque para el mundo sea todo lo
15
La V.P. traduce, en palabras de Dios: “Aborrezco al que se divorcia de su esposa” .

29
30

contrario, como acota J. Stott:16 “Esta es una muestra de la mente secular en su más
desvergonzada perversidad. Celebra el fracaso como éxito, la desintegración como
crecimiento y el desastre como triunfo”.

 Divorcio y re-casamiento
Es un tema difícil, controversial y más extenso que lo que se pueda abarcar en este manual
de estudio, pero presentamos algunos argumentos sobre este tema, como justificación
para el divorcio y posible re-casamiento del cónyuge inocente.

Indudablemente hay algunos principios bíblicos que puntualizamos:


 El matrimonio es indisoluble, en la voluntad creadora de Dios (Gn.2.24; Mal.2.15)
 Confirmada por el Señor Jesucristo (Mt.19.4-6; Mr.10.6-9).
 Enseñada por los apóstoles (Rom. 7.2; 1 Cor. 7.39)
 El divorcio nunca fue instituido por Dios: “pero al principio no fue así” (Mt.19.8)
 El divorcio fue permitido, no ordenado por Moisés (Mt.19.7 y 8. Notar la
diferencia del término usado por los fariseos: “mandó”, y el usado por el Señor: “permitió”
). Dios hizo una concesión al pueblo, a causa de su condición espiritual. Lo que hizo fue
ordenar el caos. Les mandó dar carta de divorcio, si se divorciaban, pero no les mandó
divorciarse.
 La causa del divorcio fue, en palabras de Jesucristo: “la dureza de vuestro
corazón”, como alguien dijo:“la ausencia de percepción espiritual, y esto ciertamente
indica una grave falta de comprensión del propósito de Dios”.

La llamada “cláusula de excepción” de Mateo 5.32 y 19.9:


Hay fundamentalmente dos posturas respecto de ella:

1ª postura. Entre otros argumentos, que la utilización del término porneia –fornicación- y
no moikheia –adulterio- significa que no existe vínculo matrimonial. Así que, puede ser
traducida como “concubinato”, es decir, “unión en grado prohibido por la ley” o “unión
ilegítima”17. Por ejemplo en Lev. 18.6-18; Marcos 6.17-20; 1 Cor. 5.1 (relación incestuosa).
Por lo tanto no puede haber ruptura del vínculo y consecuentemente libertad para
establecer un nuevo vínculo. Que ella se halla en los evangelios y no en las epístolas
apostólicas, que contienen el cuerpo de doctrina para la iglesia, y que en ellas, tanto en
Rom.7.2, como en 1 Cor. 7.39, no se considera ruptura de divorcio vincular con posibilidad
de re-casamiento sino la muerte de uno de los cónyuges.

2ª postura. Que el término porneia incluye adulterio y conductas sexuales contrarias a la


ética matrimonial. La idea que traduce porneia es la de “desnudez”, con lo cual podría
abarcar, no solamente una relación pecaminosa entre personas solteras, sino que aún
puede abarcar relaciones ilícitas entre personas no necesariamente solteras (cp. Núm.25.1-
2). Por relaciones ilícitas podemos entender:
 Relaciones sexuales entre un casado y un soltero
 Relaciones sexuales entre dos personas casadas – 2Ry.9.22; Os.2.2
 Uniones en grado de parentesco cercano e incestuosas – Lev.18 (ver v.6,8);
1Co.5.1, ss, lo que constituiría una “unión ilegal”
 Relaciones homosexuales de ambos sexos

16
La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos-Nueva Creación-pg. 304
17
La VP (DHH) interpreta “salvo por causa de fornicación”:“a no ser en el caso de una unión ilegal”.

30
31

 Inclinación a perversiones, aberraciones sexuales, pornografía, etc.


 Infidelidad en general.
Cuando se dice “relaciones ilícitas” se entiende por ellas una continuidad en las mismas, es
decir no “un hecho” ocasional de pecado, sino “un estado” de permanencia en el pecado.
En este caso, la parte inocente –si existiese tal inocencia- está en estos casos –y solo en
ellos- libre de contraer nuevas nupcias, conforme a lo expresado en 1Co.7.15.
Si fuera esta la causa eximente de divorcio vincular, y consecuentemente la libertad de
contraer otras nupcias, sería la única causa posible, por lo tanto, no se deberían considerar
otras causas como “incompatibilidad” de caracteres, religiosa (1Co.7.12-14), o de otro tipo;
situaciones conflictivas en general, etc., con lo cual, para ellas solo queda la demanda
apostólica de 1Co.7.11: Reconciliarse o quedarse sin casar. Y siempre se debería aconsejar
el perdón y la reconciliación en los términos de Col.3.12-15; Lc.17.3-4.

4.3.2. El matrimonio mixto, es decir entre un creyente y un inconverso (v.12-16)


Pablo está dando mandamientos en situaciones que el Señor no contempló en su
enseñanza, pues son eminentemente para la época de la Iglesia. Por esto, Pablo presenta
dos situaciones dentro del mismo caso: el matrimonio de un creyente con un inconverso,
por haber el primero conocido al Señor después de casado:

 Si el inconverso consiente en vivir con el creyente, el creyente no debe


abandonarlo (v.13-14,16).
Pablo da varias razones:
o El cónyuge incrédulo es santificado en el creyente.
o Los hijos dejan de ser inmundos y son santos.
o El cónyuge inconverso puede ser salvo por el testimonio del creyente.

Sin duda en el primer siglo el estar unido a un esposo o esposa incrédulo, es decir, pagano,
idólatra en la mayoría de los casos entre los gentiles, conllevaría un gran conflicto. ¿Qué
hacer? ¿Cómo podrían llegar a ser “una carne”, “un solo ser”? ¿cómo podrían superar ese
abismo entre la fe y la incredulidad? ¿no deberían separarse?
Pablo no autoriza ninguna separación. El mandamiento es preciso: la unión conyugal debe
ser mantenida intacta. La iniciativa de la separación no la debe tomar nunca la parte
cristiana.

El esposo o la esposa inconverso que “consiente en vivir” con su cónyuge creyente


participa en una esfera de gracia de las enseñanzas del evangelio, de la ética del evangelio
y de las bendiciones que trae a la vida el evangelio. Aunque, destaquemos que no será
salvo por esa influencia, sino por una entrega personal a Jesucristo (cp.v.16). 18 Es muy
significativa aquí la enseñanza de 1 Pe.3.1-2. Aunque todo esto no significa, no obstante
que el matrimonio sea “un medio de evangelización” para justificar uniones de creyentes
en “yugo desigual” con inconversos.

18
“Santificado”, no tiene que ver con la santificación que resulta de la regeneración por la fe. Más bien,
significa que el cónyuge inconverso tiene contacto con la santidad. El esposo o la esposa creyente santifica al
cónyuge inconverso de la manera que el Tabernáculo o el Templo, santificado por estar consagrado para Dios
y por la Presencia de Dios allí, santificaba el oro. O como el altar que santificaba la ofrenda que se ofrecía en
él (cf. Mateo 23.17,19). Como dice S. Kistemaker “el objeto no era santo por sí mismo, sino que lo era por
asociación”.

31
32

Con los hijos ocurre algo semejante. Por la influencia de un o una cristiana fiel, los hijos
son enseñados a apartarse de la influencia del mundo pagano, entrando en contacto con
las cosas santas de Dios a través del creyente y además son hechos partícipes de las
“bendiciones de la luz del Evangelio y el conocimiento de la Palabra de Dios” (E.Trenchard-
1 Cor.pg.112), con lo cual, tienen ocasión cierta de obedecer a la fe.

 Cuando el cónyuge inconverso se separa del cónyuge creyente (v.15).


La iniciativa la toma el cónyuge incrédulo, no el creyente. No obstante, como la fe está
por encima del yugo matrimonial, el apóstol Pablo autoriza la separación y da dos
razones para ello:
 “no están el hermano o la hermana sujetos a servidumbre”. Para algunos este
llamado “privilegio paulino” permite el rompimiento del vínculo matrimonial. Para
otros, no.
 a paz nos llamó Dios. Dice S. Pérez Millos: “Intentar una convivencia con un infiel
que no desea la paz, producirá un sufrimiento continuo al creyente y un
testimonio de contiendas impropio para el evangelio”.

Pablo va a seguir en los v. 17 a 24 exponiendo un pensamiento que resume en un


mandamiento en el v.17: “Cada uno como el Señor le repartió y como Dios llamó a cada
uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias”. Ante la inminencia de la venida del
Señor, y la necesidad de vivir una vida de compromiso con el evangelio, no es lo
importante la condición en la cual cada uno está, sino esa “necesidad que apremia” (v.26),
que muy probablemente se refiera a las presiones y persecuciones contra la iglesia del
primer siglo.

4.4. Varios estados de relación (v. 25 a 40)


4.4.1. Los solteros (v.25-28)
“Las vírgenes”, se refiere a mujeres solteras. Dios da por supuesto que una mujer cristiana
soltera es así. Lo mismo se diría para los hombres.
Pablo no está diciendo que el casamiento es malo, todo lo contrario, sino que es un
compromiso que, una vez que se contrae, conlleva responsabilidades que hay que atender
y cumplir. Indudablemente es el estado más perfecto para el hombre y la mujer. Pero
Pablo dice claramente, a modo de consejo en el v.28: “tendrán aflicción de la carne”.
“Carne” en este caso se refiere al área material del hombre y la mujer. No al aspecto ético
de la naturaleza humana.

4.4.2. Los casados (v.29-35)


El hecho de estar casados no significa que se descuide la vida espiritual, el compromiso
que se tiene como cristiano, frente a la crisis y a la brevedad del tiempo hasta la venida del
Señor. Así que el apóstol recomienda no aferrarse a las cosas temporales: v.29

4.4.3. Los que están para casarse (v.36-40)


La palabra “hija” no aparece en los mejores MMSS. Puede referirse, como algunos autores
dicen al padre que da su hija en casamiento, tal la costumbre hebrea del aquellos tiempos
–aunque no parece ser la griega-, pero al no aparecer la palabra “hija”, se puede
interpretar como la “virgen” del novio, de quien es la responsabilidad del compromiso de
casamiento y del casamiento en sí. Así que la frase se referiría a una pareja de
desposados, que están comprometidos a casarse: Leer de la NVI, donde parece ser clara
la referencia.

32
33

4.4.4. Los viudos (v.39-40)


Pablo vuelve a recalcar la voluntad de Dios para el matrimonio que es indisoluble de por
vida, de modo que –en el concepto general- solo la muerte rompe el vínculo matrimonial. Y
ahora da su recomendación para la mujer –o al hombre- que enviuda.

- Es libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor
- Pero más dichosa (dichoso) será si se quedare así.
Pablo vuelve a recomendar, en razón de la crisis reinante, a que el que enviuda no se
vuelva a comprometer con otro cónyuge, sino que viva libremente para servir al Señor y
agradarle a El.

Estudio Nº 5
5. Etica en asuntos dudosos (8.1-13; 10.23-11.1)

Hay asuntos que en la Palabra de Dios están perfectamente definidos. La Palabra es clara y
terminante. Otros son pasibles de tomar una decisión que depende de la conciencia. Existe,
no obstante, el peligro del racionalismo, es decir de querer pasar por el tamiz de la mente
todo lo que atañe al espíritu, y aunque nuestro culto es racional, hay algunas cosas que
solo la fe puede alcanzar. Muchas veces, donde claudica la razón, nace la fe.

La Palabra de Dios está llena de hechos y conceptos, que no son pasibles de razonar
normalmente, porque son hechos y conceptos extraordinarios, paradójicos, que imperan en
el reino espiritual, no en el temporal del hombre natural. No podríamos razonar un milagro,
pues no está sujeto a las limitaciones de las leyes del tiempo y del espacio.

Algunos conceptos están más allá de la comprensión común, por ejemplo:


- 2 Cor.12.9: Mi poder se perfecciona en la debilidad
- 2 Cor.12.10: Cuando soy débil, entonces soy fuerte

Hay cuestiones sobre las cuales la Biblia no arroja una sentencia definitiva. Ni las prohibe,
ni las recomienda. Pertenecen a opiniones sujetas a la libertad personal de cada creyente
y no hay quien tenga autoridad para juzgarlas. 1Cor.10.29 b.

Hay algunas cuestiones que son sencillas de discernir. Por ejemplo, si uno dijera: ¿Puede
un creyente fumar? Bueno la Biblia no dice nada al respecto, pero, es sencillo darse
cuenta que si es algo que atenta contra la salud de nuestro cuerpo, que, a su vez ha sido
redimido y es morada del Espíritu Santo, no es conveniente. Y, como dice la Escritura en
Stgo. 4.17: “Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado”.

Pero otras cuestiones no son tan fáciles de resolver. Por ejemplo:


- ¿Debe ir un creyente a la guerra?
- ¿debe existir la pena de muerte?
- ¿debe un creyente donar órganos?
- ¿debe un creyente recurrir a la eutanasia?
- ¿es correcto el uso de métodos de control de natalidad, o fecundación
artificial para un creyente?

33
34

- ¿la clonación de órganos y aún de personas es pecado?

Son “asuntos de conciencia”, algunos más sencillos de definir que otros, pero en definitiva,
todos dependen de los dictados de la conciencia personal del creyente.
Aunque la Biblia nos da pautas, criterios que bien pueden respaldar una línea de
pensamiento que esté acorde con el pensamiento de Dios y con la ética cristiana.

Vamos a tratar algunos de estos temas, para hallar juntos una respuesta bíblica que,
aunque no defina taxativamente, específicamente, explícitamente el curso de conducta que
se debería tomar, nos oriente a seguir lo que debería ser desde el punto de vista cristiano.

“Asuntos de conciencia”, decimos. Pero, qué es la conciencia.


El buen libro “Una clínica espiritual” de Oswald Sanders arroja unos conceptos que estimo
muy claros y precisos.

La Conciencia.
Técnicamente hablando, “la conciencia” es el conocimiento de uno mismo, también
llamado el co-conocimiento que cada uno de nosotros tiene sobre si mismo y sobre el
mundo que le rodea. Parece ser una actividad especial del intelecto y las emociones que
capacita al hombre para juzgar entre el bien y el mal. Es el juicio del alma que aprueba o
desaprueba los actos de la voluntad del individuo.

Los animales no tienen conciencia de sí mismos. Por ello no tienen pecado, aunque están
sujetos a los efectos del pecado. Pero el pecado es lamentable “patrimonio” de los
hombres.

A través de la conciencia tenemos, sensaciones, pensamientos, ideas, sentimientos que


percibimos en nuestra existencia diaria; a través de ella comprendemos el mundo que nos
rodea y establecemos nuestras relaciones con el mismo y con los demás. Alguien expresó
que: “nuestra vida mental, nuestra conciencia es aquella adaptación de la relaciones
internas (las que tengo como persona) a las relaciones externas” (las que vivo como
persona).
Cuando la actividad de mi manera de pensar y de conducirme esta “desadaptada a la
realidad del medio en el que estoy” puede llevarme a serios problemas en mi vida.

A veces se dice que la conciencia es la voz de Dios al alma. Pero, si así fuera, una persona
jamás sería incitada a cometer pecados o al menos, a tolerarlos.
Más bien, es la capacidad de poder oír la voz de Dios en el alma.
Es como un termómetro: mide la temperatura, pero no la produce. O como el cartero,
que trae las noticias, pero no las escribe.

Según la conciencia, cada uno justifica o condena algo. Rom.2.14-15 nos muestra la
conciencia como un “árbitro moral” que cada hombre tiene, como ser moralmente
responsable y que Dios ha provisto para distinguir el bien del mal. Es parte de la creación
hecha “a imagen y semejanza” de Dios el Creador.

Ahora, esa conciencia, debe estar orientada por la revelación de Dios. Para los que no
oyeron el Evangelio, la Creación de Dios es la revelación. Para nosotros, Su Palabra.

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La formación o las normas morales de cada individuo determinan que su conciencia le


reprenda o le apruebe. Como el reloj que se ajusta a la hora oficial, así es la conciencia,
ajustándose a la Palabra de Dios. Hebreos 5.13-14.

Pablo estaba convencido que hacía bien en perseguir a los cristianos. Luego reconoció que
era “por ignorancia”.

Hay, básicamente 2 tipos de conciencia: Condenadora y aprobadora


. La conciencia condenadora, generalmente presenta un estado progresivo:
 Débil (escrupulosa o sensible) Es la que piensa que casi todo es malo -1Co. 8.7
 Mala: Es la que tolera cada vez más el pecado, o lo confunde - Heb.10.22
 Contaminada o corrompida – Tito 1.15; Hebr.9.14
 Cauterizada (insensible, “quemada con un hierro caliente”) – 1 Tim.4.2.

. La conciencia aprobadora, puede ser:


 Pura. 1 Tim.3.9; 1 Juan 3.21
 Buena. 1 Tim.1.5 (19)
 Sin ofensa. Hch.24.16
 Perfeccionada. Hebr. 9.9, 13-14.

Por ello el tema de la “conciencia” es tan importante en la Ética Cristiana porque de ello
dependerá mi comprensión de las cosas, mi actuar y por ende, mi testimonio de vida. Mi
conciencia es libre cuando:
1. Está guiada por o ajustada a la Palabra de Dios
Responde a la pregunta: ¿Está de acuerdo con la Voluntad de Dios?
2. Está sujeta a la ley del amor
Responde a la pregunta: ¿Puede afectar la salud espiritual de otro?

Consideraremos algunos temas, de los muchos que podríamos tratar que se relacionan con
la conciencia del creyente19, aunque escapan al contenido del capítulo 8 de 1Corintios, pero
que están representadas por la cuestión que allí el apóstol aborda, y que era un motivo de
conciencia en el primer siglo, aunque no lo sea en el presente.

1. La esfera laboral (Ef.6.5-9; Col.3.22-25)


Alguien expresó: “no se puede ser un buen creyente el domingo, sino se es un buen
creyente en la semana”. Lo que yo hago y soy en mi trabajo es un termómetro que me
indicará que clase de creyente soy.
“Cuida tu santidad; tu sermón dura una o dos horas, pero tu vida predica toda la semana”.
Pasajes como Ef.6.5-9; Col.3.22-4.1; Stgo.5.1-6; 1Pe.2.18-25; etc., se explican por sí
mismos.

2. La esfera cívica (1Pe. 2.13-17; Ro. 13.1-8)


La fe cristiana nunca estuvo y tampoco estará atada a ningún sistema político.
El creyente es llamado a vivir en sociedad y bajo los derechos que representa estar bajo
autoridad, en libertad, en dignidad y con respeto al prójimo.

19
Recomendamos leer los artículos escritos oportunamente por el Dr. José Carbonell para la sección Campo
Médico Espiritual de la Revista Campo Misionero, sobre algunos de los aspectos que se tratan brevemente en
esta materia.
Asimismo, recomendamos la lectura del libro “Peligros del Siglo XXI” – LEC – 2006.

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36

La obligación –y el privilegio- que implican el voto electoral nos lleva a pensar seriamente
nuestra participación ciudadana; “no es solo votar al que me conviene económicamente, o
a quién me sienta mejor”, sino también escuchar, conocer y pensar los lineamientos de
cada plataforma política, a fin de votar a aquellos que conducirán los destinos de la nación
en la mayor consonancia posible con los principios de Dios. Entiéndase por esto, que
ningún cristiano debería elegir candidatos que promuevan formas de interpretación de la
vida humana, la libertad y los derechos de las personas, que no concuerden con los
principios éticos de la Biblia y de la conciencia cristiana.

3. La Guerra. Dios es un Dios de paz. Jesucristo es El Príncipe de la Paz.


El creyente ha sido llamado a vivir en paz. (Is. 9.6; Mat.5.44; Prov. 19.11; Ro. 13).
No debería haber creyentes con espíritu de beligerancia, pues esta actitud no contribuye en
nada a la vida personal, familiar, congregacional y social.
El creyente debe trabajar por la paz y mantener la paz en cuanto dependa de el.
Pero hay situaciones en las que el deber impone que el creyente tenga que cumplir con las
demandas de su nación. Es un asunto de conciencia que cada cristiano deberá decidir, de
acuerdo a las circunstancias dadas.

4. La Pena de Muerte. Dios es el dueño de la vida, El la da, y solo El tiene el poder para
quitarla. La pena de muerte no es la solución de las situaciones.
Debemos orar por el establecimiento de una justicia más justa. A pesar de que muchas
veces el cristiano puede sufrir injusticias, la pena de muerte no sería el objetivo que el
creyente debería perseguir, si en él hay un sentimiento de venganza que sólo corresponde
a Dios (Ro.12.19).

Aunque en el AT existe fundamento para la aplicación de la pena de muerte (Gén.9.5, 6),


no hay mandamiento explícito alguno en el NT. No obstante, fundamentado en Ro. 13.1-5,
hay cristianos que admiten la pena de muerte, en circunstancias especiales y, por
supuesto, basada en una justicia ecuánime (Prov. 14.34).

5. La Homosexualidad. No es una enfermedad, tampoco es una forma de ser o de vivir,


ni una moda. Es una tergiversación moral contraria a lo establecido por Dios. Es un
pecado, que la Biblia condena explícitamente (Lev.18.22; Ro.1.24-27; 1Co.6.9, 10).
Debemos respetar, amar, ayudar, apoyar y orientar al que vive en esta condición, que no
es otra cosa que un pecador necesitado del perdón divino, pero eso no significa que no
debamos decir lo que Dios dice que es y que no sepamos distinguir lo que realmente
representa.
Una triste consecuencia de este modo de vivir, laxo, promiscuo es el SIDA. Para quienes lo
sufren, la caridad cristiana –y no el rechazo y la marginación- debería ser la acción piadosa
que muestre la solución para la vida y la eternidad que es el Evangelio de Jesucristo.

6. Obligaciones económicas. Pago de impuestos, declaraciones juradas y patrimoniales,


declaración de bienes, transacciones comerciales, etc.
“Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”, enseñó el Señor Jesús
(Mt.22.21). El creyente es alguien llamado a vivir en honestidad y transparencia (Prov.
16.11).

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7. Respeto al prójimo. Vivimos una época de desvalorización de la persona humana.


Daría la impresión que se respeta muy poco al otro, las opiniones del otro, los valores del
otro, la libertad del otro, etc. Uno de los principios más destacados en la Biblia es aquel
que nos manda “amar a Dios y al prójimo” (Lev.19.18; Mt.5.43; Gá.5.14; Stg.2.8).
Particularmente, el cristiano debería ser sensible hacia los problemas que sumen a
multitudes de hombres y mujeres en la marginalidad, contribuyendo, dentro de sus
posibilidades a ayudarles y suplir sus necesidades, tal como la Biblia enseña (Lc. 10.25-37)
y como el Señor Jesús enseñó con su ejemplo personal.

8. El aborto. Indudablemente, la Biblia enseña que la vida humana debe ser respetada.,
protegida, ayudada y potenciada en todo momento, ya que ella encierra un valor y una
dignidad que provienen de Dios, el Creador y el Sustentador de la misma. El creyente debe
manifestarse en contra de esta práctica tan difundida, salvo en los casos clínicamente
necesarios, por ejemplo para salvar la vida de la madre, y que están debidamente
contemplados en las leyes.

Pero en la generalidad de los casos, cuando se trata simplemente de acabar con la vida
humana, el cristiano debe saber que, aunque el mundo lo acepte como resultado de un
principio básico de la naturaleza humana sin Dios -que no es otra cosa que la
manifestación del egoísmo humano, es decir, vivir la vida y decidir que hacer con el
cuerpo, sin mediar la responsabilidad sobre aquellos que “no pueden decidir”- Dios se
opone, pues es un acto que solo pertenece a El. De modo que, como cristianos,
rechazamos cualquier legislación que lo consiente. (Sal. 139. 13-16).

9. La donación de órganos. Dios es un Dios de vida. Cada creyente en oración habrá de


decidir que es lo que conviene dependiendo de la situación que se viva, pero siempre
recordando que “Dios envió (dio…) a Su Hijo por nosotros”.
Dependiendo de la orientación médica al respecto y de la decisión familiar, no creemos que
Dios se oponga a una determinación contraria a favor de la vida da la libertad suficiente a
cada creyente sobre el particular. Tal vez pasajes como Gál.4.13-15; 1Jn.3.16 pueden
iluminar al respecto.

10. La eutanasia. Eutanasia es la acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los
pacientes desahuciados, para acelerar su muerte con su consentimiento o sin él. También
es la muerte sin sufrimiento físico. La palabra deriva del griego: ευ eu („bueno‟) y θάνατος
thanatos („muerte‟).

En cuanto a la eutanasia pasiva, es decir “por omisión”, como cristianos estamos a favor de
evitar “el encarnizamiento terapéutico producido frecuentemente por presiones sociales,
sentimientos de culpabilidad de los familiares y actuación médica movida por la
autoprotección legal y la rutina”20, pero también creemos que la eutanasia activa, no solo
genera angustia en el paciente y su entorno, sino que es anticipar una decisión que, por
dura y sensible que sea la experiencia, solo compete a Dios.

La eutanasia activa –“por acción”- consiste en provocar la muerte de otro por su bien, lo
cual conduce necesariamente a acotar las circunstancias y supuestos (mayoritariamente
ligados al contexto médico-asistencial) que dan sentido a esta actuación. Para que la
eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una
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Documento sobre Bioética: “Los Evangélicos y la vida” – Madrid, 6-9-12-2000

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enfermedad terminal o incurable. Para algunos, es un acto humanitario, piadoso y


compasivo, que tiene por finalidad evitar sufrimientos insoportables o la prolongación
artificial de la vida a un enfermo.

Cuando un creyente se enfrenta a este tipo de situaciones extremas, debería ejercitarse


mucho en la oración, rogando que sea el Señor, Autor y Dueño de la vida, quién haga Su
Voluntad en el enfermo y con la familia. Este es un tema de conciencia muy delicado
porque intervienen profundos sentimientos que no pueden ser subestimados. El creyente
es alguien llamado a reconocer en su vida el Señorío y la Soberanía de Dios en todas las
cosas, sean grandes o pequeñas, sean muy importantes o menos importantes. En tal
sentido debería preguntarme: “¿Me toca a mi decidir sobre algo en lo cual Dios tiene Su
control y Su decisión?

Dios tiene poder para determinar el cese de la vida o la provisión de fortaleza para vivir la
prueba en medio de la tribulación que un cuadro de esta naturaleza presenta.
La oración del creyente frente a un cuadro de esta naturaleza para su vida o la vida de un
familiar debería ser: “hágase Tu Voluntad”.

11. La Clonación. La clonación (del griego κλών, clon: "retoño, rama") puede definirse
como el proceso por el que se consiguen copias idénticas de un organismo, célula o
molécula ha sido desarrollado de forma asexual.

Cuando es usada la ingeniería genética y la clonación con fines científicos y de progreso


para la salud, disminución de enfermedades, mejoría en los tratamientos médicos, etc., en
usos no reproductivos, por ejemplo, en tejidos humanos, deberíamos estar de acuerdo.

La dificultad surge cuando se la plantea como medio para “crear vida” en el sentido de
afirmar que el hombre es capaz, tiene el “poder” de crear, de hacer lo que Dios ha hecho:
“crear vida”.

El gran peligro, y con lo que el creyente no debería estar de acuerdo, es la posición ético-
moral de que la ciencia pretenda alcanzar, con la manipulación genética, el lugar de Dios,
creando y manipulando “la vida”, utilizando embriones humanos, salvo aquellos originados
por aborto espontáneo, con la debida autorización de sus progenitores. Nunca el hombre
puede estar por encima de Dios, eso es lo que el ser humano busca y quiere, pero es lo
que no pudo, ni puede, ni podrá alcanzar.

12. La riqueza. Dios nunca se opone a la riqueza; de hecho muchos creyentes en la


historia bíblica aparecen como personas de fortuna material (Abraham, Jacob, Job, David,
Salomón, etc.).

Nunca la Biblia enseña que el dinero sea un problema; el dinero y las posesiones
materiales son una bendición del Señor, el problema es “el amor al dinero”, esa es la
cuestión a tener en cuenta. 1Ti. 6:10. No esta en nosotros juzgar en nuestra conciencia lo
que otro tiene; dará cuentas a Dios. 1Ti. 6:6-9 es demasiado claro sobre el particular.

13. Las relaciones con el mundo. El creyente es un ser humano a quién la Gracia de
Dios en Jesucristo ha salvado; por estar en el mundo es un ser social con todas las
implicancias que ello tiene. Vivimos en un mundo de relaciones, donde nos vinculamos por

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distintos motivos (familiares, sociales, laborales, vecinales, educativos, etc.) con personas
que no son creyentes. ¿Cual debería ser nuestra “vinculación” en tal sentido?

En tanto y en cuanto no sea algo expresamente prohibido en la Escritura, nuestro “Manual


de referencia de vida”), el creyente debería sentir la libertad de poder hacer todo aquello
que no ofenda el Nombre del Señor y no traiga tropiezo a un hermano más débil.

Esas deben ser las premisas a la hora de decidir qué hacer.


Frente a decisiones el creyente, dijo alguien, debería hacerse estas tres preguntas:
1. ¿Traerá Gloria al Señor lo que voy a hacer o a donde voy a ir?
2. ¿Será de ayuda para otro creyente que me observa?
3. ¿Lo haría el Señor si estuviera en mi lugar?

A un creyente carnal estas cosas no le importan, vive haciendo lo que el cree y lo que el
quiere, vive a su manera, en lo que el interpreta es la “libertad de Cristo”, no la “libertad
en Cristo”. La libertad en Cristo es una libertad en El, en lo que El quiere, en lo que El
busca, en lo que El pide, no en lo que el cristiano interpreta o le parece. Es una libertad
que no compromete la salud espiritual de otros cristianos, pues esa actitud se transforma
en pecado (1Pe.2.16; 1Co.8.9-13). Y es, finalmente, la libertad por la cual hemos de ser
juzgados (Stg.2.12).

A un creyente espiritual, todo lo anterior sí le importa porque quiere honrar al Señor y ser
de bendición para otros, no importa si el puede o no darse los gustos que quiere o ir donde
desea. Le importa vivir para Dios (Jn. 17:19; 1Co.8.6).

Estudio Nº 6
Etica en el servicio cristiano (9.1-27)
Pablo está defendiendo su apostolado ante los juicios de valor de algunos en la iglesia de
Corinto. Pero, además en este capítulo sienta un principio de ética cristiana: el obrero
cristiano no debe hacer valer ni aprovecharse de sus privilegios. Al contrario, debe ser un
ejemplo para la grey.

6.1. La acreditación del obrero cristiano (9.1-2)


El servicio cristiano es un privilegio. Dios nos llama a servirle (1Ts.1.9-10) y nos capacita
para hacerlo mediante los dones de gracia (kharismata), que luego Pablo abordará en el
cap. 12. Pero todo siervo del Señor debe estar consciente de que su servicio responde a:

 Un llamado. Pablo podía decirlo con convicción. Dios le había llamado a ser
apóstol (Ro.1.1; Col.1.1; Gál.1.15-16). Cada creyente es llamado por el Señor “a salir o a
quedarse”. Sea en el campo misionero, o en la iglesia local, debe ser consciente de que
Dios le ha llamado con una misión a cumplir. Dios tiene un propósito para cada creyente
(Ef. 2.10).

 Un don. Dado que Dios capacita a sus hijos con uno o más dones (cp.
Mt.25.15), es responsabilidad de cada uno el desarrollar ese o esos dones.
En el caso de Pablo, su apostolado estaba acreditado por los requisitos que este
demandaba:

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o La comisión de Cristo hecha en presencia de testigos (Hch.9.15-16).


o El haber visto a Cristo resucitado (Hch.9.3,17; 18.9; 22.14,18; 23.11; 1.Co.9.1; 15.8).
o Las señales de apóstol demostradas (2.Co.12.12).

 Un respaldo
El ejercicio del don que Dios da a cada creyente, cuando este es ejercido en el poder del
Espíritu produce resultados: Bendición para el siervo y bendición para aquellos a quines sirve.
En el caso del apóstol, el resultado de su tarea eran las iglesias plantadas por su ministerio
evangelístico y educativo (1Co.9.1; 1Ts. 2.19; Fil.2.16; 4.1). La misma iglesia de Corinto era
el sello de su apostolado.

6.2. Los derechos del obrero cristiano (9.3-14)


Pablo menciona varios de ellos:
 Derecho al sustento – v.4. Se refiere a comida y bebida necesaria para vivir.
 Derecho a una familia – v.5. Una esposa y, obviamente, aunque no lo mencione,
a hijos.
 Derecho a dedicación total a la obra – v.6. Para ello Pablo presenta tres
ejemplos de obreros que viven “del fruto su obra”: el soldado, el viñatero y el pastor de
rebaños. Pero, además, este principio tiene base escritural (Dt. 25.4), pues la ley lo autoriza
mediante una ilustración. Pablo lo reitera en 1Ti.5.18. Máxime, si se siembra lo espiritual21 –
que es de mayor valor- se debe recoger lo material (v.11).

Aun va a presentar un nuevo argumento bíblico: v. 13, los sacerdotes del antiguo pacto,
que “participaban del altar” de los sacrificios (Lv.6.16,26; 7.6,31ss; Nm.5.9,10; 18.8-20,31;
Dt.18.1).
Por otra parte, es un mandamiento del Señor: Mt.10.10; Lc. 10.7-8.
No obstante, Pablo, por no abusar de sus derechos -como hacían algunos falsos maestros
2Co.11.20-, por no ser carga para los creyentes, se ocupó, además de hacer la obra de Dios,
de dedicar su tiempo a ganar su sustento (v.12, 15; Hch.18.3; 20.33-34). Pablo no buscaba
que lo mantuvieran. No lucraba con el evangelio. Pero tenía derecho, como siervo de Dios, de
vivir del evangelio.

6.3. La responsabilidad del obrero cristiano (9.15-23)


El obrero cristiano puede, tiene derecho de vivir del evangelio, pero también, tiene el
deber de vivir para el evangelio. Por eso Pablo siente que anunciarlo no es motivo de
orgullo personal, sino de “impuesta necesidad”.
Esa responsabilidad le llevaba a no discutir sobre cosas periféricas. Por eso era libre de
hacerse “a todos… de todo, para que de todos modos salve a algunos” (v.20-22). No por
hipocresía, como sucedió con Pedro (Gál.2.11-18), sino como manifestación de amor y
entrega, adaptándose a las costumbres (no a la doctrina) de unos y otros.

6.4. La recompensa del obrero cristiano (9.24-27)


Esa tarea, hecha “de buena voluntad” tendría recompensa. La recompensa era,
fundamentalmente, las almas ganadas para Cristo (1Ts.2.19; Fil.4.1).
Por lo tanto, él corría con una meta por delante; peleaba, pero no golpeando el aire. La
meta era la corona incorruptible, y no quedar eliminado, no perdiendo la salvación, sino el
privilegio de servir al Señor y obtener el premio final. Y esto, no solo para él, sino para

21
La frase “entre vosotros” del v. 11, se debería leer literalmente “en vosotros”.

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todo obrero cristiano. Por eso les dice a los corintios: Corred, de tal manera que lo
obtengáis.

Estudio Nº 7
Etica en la tentación (10.1-13)
7.1. La tentación
En estos versículos, Pablo les presenta el ejemplo del pueblo de Israel durante su travesía
en el desierto, antes de entrar en la tierra prometida. Israel, al igual que la Iglesia han sido
libertados por Dios (v.1), bautizados, es decir, unidos como pueblo (v.2; 1Co.12.13);
guiados bajo la nube (v.1,2); alimentados por el mismo alimento espiritual (v.3);
vivificados por la misma bebida espiritual (v.4). La roca que los seguía (Sal.105.41) era
Cristo, quien es el agua de vida para el creyente (Jn.4.13-14; 7.37-38).

Pero –y así comienza el v.5- Dios no se agradó de la conducta, de la ética, de la mayoría


de ellos (en realidad, todos, menos sus líderes y las familias de Josué y Caleb). Por lo
tanto, les alcanzó su maldad y los mayores de 20 años –no menos de un millón de
personas, Núm. 1.46) quedaron muertos en el desierto (Núm.14.29-31), “eliminados”,
como Pablo decía en 9.27.

Los v. 6-10 detallan una serie de pecados que Israel cometió:


o Codicia (v.6; Nm.11.4, 33-34; Sal.106.14)
o Idolatría (v.7; Ex.32.4-18)
o Inmoralidad sexual (unión ilícita con incrédulos) (v.8; Nm.25.1-9)
o Tentar al Señor (v.9; Nm. 21.1-9)
o Murmuración (v.10; Nm.16.41-50).
Los mismos pecados pueden reproducirse en el pueblo de Dios, por lo que la comisión de
ellos y el castigo que merecieron son ejemplos para la iglesia del Señor (v.6, 11), y
quedaron registradas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de
los siglos (v.11).

7.2. La salida de la tentación


El corolario de esta amonestación a favor de una ética cristiana frente a la tentación es:
 Humildad: v.12. Los corintios estaban envanecidos (5.2; 8.1)
 Conocimiento: v.13 a. La tentación siempre proviene de la humanidad del creyente
(Stg.1.13-15).
 Confianza: v.13 b. Dios es fiel (cp.1.9).
 Paciencia: v.13c. Dios proveerá la paciencia para soportarla (Job 4.3-6) y la salida –
la forma de escapar- correspondiente.

Estudio Nº 8
8. Etica en la Iglesia Local (II) (10.14-22; 11.2 a 14.40)
8.1. La doctrina de la subordinación (11.2-16)
8.2. La Cena del Señor (10.16-22; 11.17-34)
8.3. El Ministerio cristiano (12.1-31)
8.4 Dones especiales (14.1-40)

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El apóstol Pablo escribe los capítulos 11 a 14 para corregir una serie de desórdenes que se
producían en Corinto referentes a varios temas referidos a la vida congregacional.

El rol de la mujer en la iglesia, y el tema de la cubierta sobre la cabeza de la mujer, lo que


comúnmente llamamos “el velo”, indudablemente son temas controversiales.
Están sujetos a posiciones muchas veces opuestas en cuanto a la interpretación que se dé
a la Escritura. No porque la Escritura tenga doble interpretación, pues siendo la verdad de
Dios, necesariamente ha de tener una sola. Pero por la incapacidad nuestra como
intérpretes de la Palabra de entender objetivamente, es decir, sin prejuicios doctrinales,
denominacionales, personales, de comprender lo que ella dice con la autoridad que emana
de su inspiración divina.

Ante la duda sobre diferentes posiciones, no se debería ser ecléctico, así que presentamos
una línea de pensamiento, con respeto por aquellos que piensan en forma diferente. Por lo
tanto, no lo presentamos en forma dogmática, pero aceptamos la enseñanza recibida por
nuestros mayores, no meramente porque “siempre se hizo así”, sino porque tenemos la
humilde convicción de que es la correcta forma de interpretar este asunto en la Palabra.

Puede ser que el “velo” parezca fuera de moda, incómodo, una mera formalidad externa, etc.
Pero debemos preguntarnos: ¿Es algo “cultural” y por lo tanto pasajero, o “doctrinal” y por lo
tanto permanente?
Como lo expresa un reconocido escritor cristiano en la introducción del cap.11 de 1 Corintios:
“Pablo aborda el problema desde el plano "teológico" y no desde el cultural. Es decir, no se
trataba de cosas "decorosas" que en base a costumbres de época pueden variar con el
tiempo, sino de "doctrina" que es invariable cualquiera que sea la época. El tema de cubrirse
las mujeres en la iglesia, nada tiene que ver con costumbres sociales, como algunos
comentaristas han tratado de hacer ver, sino con aspectos doctrinales básicos. Es preciso
destacar que el asunto tiene que ver directamente con la reunión de la iglesia y no con otra
convocatoria cristiana”.

Subrayo lo que acabamos de mencionar como “reunión de iglesia”. Es decir, el velo (o la


cubierta) es necesaria particularmente en el culto público, cuando la iglesia está reunida (v.18;
14.23). Es obvio que el apóstol está hablando del culto público, por ejemplo en el v. 4. Sería
absurdo pensar que está refiriéndose a la oración privada. Por iglesia reunida, entendemos la
reunión de los creyentes en comunión para celebrar el culto, presidida por los ancianos, es
decir, convocada sin restricciones de ningún tipo, de edad o sexo, y sin especificar de que
orden es la reunión. Es en ellas, particularmente, que el uso de la cubierta es indicado por la
Palabra. Aunque nada impide, y así lo interpretan algunos exégetas, como W. Mac Donald que
sea también usado en otras reuniones que no tengan ese carácter.

Esta instrucción no es dada solo a la iglesia de Corinto. También es para todas las Iglesias
del Señor, en cualquier lugar (cp.1.2; 4.17; 7.17; 11.16; 14.33, 36-38). Si es lo que el
apóstol enseñaba y ordenaba en todas las iglesias, ¿no es enseñanza apostólica? Y si es
así, ¿no es doctrina para la iglesia de todos los tiempos? La idea es , pues, que no es una
enseñanza local ni temporal, sino universal y para cualquier época.

8.1. La doctrina de la subordinación (1 Cor. 11.2-16)


El uso de la cubierta de la mujer en el culto cristiano, descansa sobre la doctrina de la

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subordinación o de la autoridad-subordinación (v.3)

1. El concepto de “cabeza”.
Así como la cabeza dirige el cuerpo, el que está como cabeza, detenta autoridad. De esta
forma toma el concepto de señor o jefe (cp.2 Sam.22.44; Is.7.8, 9). Notemos claramente
esa explicación en Ef.1.22, respecto a Cristo, y en Ef.5.23, respecto al esposo en relación a
su esposa. Algunos intérpretes dan a este término el significado de fuente o principio.
Wayne Gruden, citado por Alexander Strauch en su libro “Liderazgo Bíblico de Ancianos” –
Ed. Dime, hizo una observación de más de 2.300 ejemplos de la palabra kephale en el
griego antiguo y se aplica en todos los casos a personas con autoridad gobernante.

Aquí se puede ver:


 Un orden de Autoridad: Dios – Cristo – el varón.
 Un orden de Subordinación: Cristo – el varón – la mujer.

- El orden de Autoridad
La relación de autoridad y subordinación no significa en todos los casos que uno es
superior y el otro inferior. Cristo no es inferior al Padre. Tampoco la mujer es inferior al
varón. No es un orden de mayor o menor dignidad, sino un orden de funcionalidad.
Aún en la Deidad, una Persona toma la función de gobierno y Otra la función ejecutiva,
que implica subordinación. Notemos que en la relación de subordinación se menciona a
“Cristo”, es decir, su título mesiánico, que llega a tener por su condición de Dios-hombre
(condición “teantrópica”), -cp.Lc.4.14-21-.
En cuanto a la relación entre hombre y mujer, la mujer no tiene menor dignidad que el
varón, así como Cristo no la tiene respecto de Dios el Padre.
Pero la subordinación que indica esta doctrina apostólica constituye una ley fundamental
de dependencia, ya que en la relación humana, la autoridad dada por Dios al varón le
otorga el liderazgo, siendo cabeza de la mujer.

- El orden de subordinación.
La palabra “subordinación” proviene del verbo griego hypostasso (Ef. 5.22; Col.3.18; 1
Pe.3.1; Tito 2.4 y ss.), que se traduce en nuestra RVR como “sujetas”. Otras traducciones
emplean términos como “sometidas” o “sumisas”, pero el tiempo y el uso han desvirtuado
mucho estos conceptos de su significado original.
Esta subordinación se expresa en tres relaciones:
o Cristo está subordinado a Dios
o El hombre está subordinado a Cristo
o La mujer está subordinada al varón. Es la ley marcada por Dios al principio,
especialmente después de la caída (Gén 3.16; 1 Cor. 14.34) y es el mandamiento
neotestamentario (Ef.5.22-24).

- La doctrina de la cobertura de la mujer (v.4-16)


El problema en Corinto es que las mujeres oraban y profetizaban con la cabeza descubierta.
Pablo no aborda el tema de la oración pública o la profecía pública. Ya tratará –al menos en
parte este problema en el cap.14-, pero ahora se va a referir solamente al asunto de la
cubierta de la mujer.

El varón debe estar con la cabeza descubierta (v.4), porque él es imagen y gloria (algunas
versiones dicen “reflejo de la gloria”) de Dios (v.7). Como dice Hodge: “El es la gloria de Dios,

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porque en él se manifiesta especialmente la majestad divina”. Si está con la cabeza cubierta,


afrenta su cabeza (la suya propia o aquel que es su cabeza, es decir, Cristo), pues estaría
velando la gloria de Dios y deshonrando la majestad Divina.

La mujer debe estar con la cabeza cubierta (v.5). La palabra que emplea el apóstol inspirado
aquí proviene del término griego “katakalypto” y significa “algo que cuelga de la cabeza”
(kata: que desciende, o hacia abajo; kalyptö: cubrir) , o “que descansa sobre la cabeza”, una
cubierta. Comúnmente le llamamos “velo” o “mantilla”, aunque la palabra “velo” (lat.vellum)
proviene del término griego “peribolaion” (peri: alrededor de; ballö: vestido o vestidura) que
se menciona solo 2 veces en el NT: el v. 15 de 1 Cor.11 y en Heb.1.12.

¿Cuales son las razones expuestas por el apóstol para el uso de esta cubierta?
Hay 5 razones que expone el Apóstol Pablo en este pasaje:
o Una razón de orden moral. v. 5-6. El no usar la cubierta equivalía a raparse
como era la costumbre de las “hetairas”, o mujeres de vida licenciosa. También era
costumbre que las esclavas y las mujeres adúlteras tuviesen la cabeza rapada. Así que un
principio de dignidad y honor hacía que las mujeres tuvieran que tener sus cabezas cubiertas.
Por otra parte, las sacerdotisas de los cultos paganos, también ofrecían sus sacrificios
descubiertas, y Pablo quiere que la mujer cristiana se distinga de ellas.
Hoy no subsisten estas razones, ya que no hay una distinción moral entre las mujeres con
cabello y sin él. Pero persisten otras razones que sí hacen pertinente y “doctrinal” el uso de la
cubierta (o “velo”).

o Una razón de orden creacional: v. 7-9, 11-12. Así como el hombre fue
creado no por una orden creadora de Dios, sino que fue el resultado de una especial decisión
trinitaria: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre...”, (Gén.1.26), así tampoco la mujer fue
creada como los animales en un solo acto, “macho y hembra”, sino en forma especial.
Dios la formó, la “fabricó” desde el varón, de una de sus costillas (Gén. 2.22). Por lo tanto,
como enuncia el apóstol, la mujer procede del varón” (v.8); “la mujer( fue creada) por causa
del varón” (v.9).
Por lo tanto debe tener “autoridad (o potestad-gr.exousías)sobre (gr.epí, encima de) su
cabeza”. Esta expresión es traducida de varias formas, según menciona S.J. Kistemaker en la
obra citada: “señal de autoridad” (NVI 95, VP); “la potestad” (NTT); “un signo de autoridad”
(CI); “señal de la sujeción” (NC, BJ, CB, NBE cf.LT); “divisa de la autoridad del marido” (VM).

o Una razón de orden testimonial (ante los ángeles): v.10. Angeles (gr.
aggelos: mensajeros) , pensamos se refiere a los seres celestiales que sirven a Dios, y que
contemplan la vida de los creyentes (1. Cor.4.9); el ministerio de los creyentes (1 Tim.5.21);
la iglesia de los creyentes (Ef.3.10); el culto de los creyentes (1 Pe.1.10-12).

Los ángeles contemplan el culto, y en él, el orden divino, expresado entre otras cosas en la
subordinación de la mujer al varón y manifestado exteriormente como “señal de autoridad”
por la cubierta sobre su cabeza e interiormente por una actitud gozosa, humilde y espiritual,
sujeta al varón.
Es conveniente aclarar que la palabra “señal” no figura en los mejores manuscritos originales.
Es introducida en la traducción española como una aclaración.
De esta forma los ángeles entienden que el orden quebrado por el pecado en la
“insubordinación” de la mujer, y que ellos sin duda presenciaron en Edén, es restablecido en

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la Iglesia y señalado por el uso de la cubierta en la mujer que indica su aceptación al lugar de
subordinación instituido por Dios.
Una mujer espiritual entiende que ella es gloria del varón, ella fue creada por causa del varón
y ella debe estar sujeta al varón.

Aquí no existe un concepto cultural, donde la modernidad hace que este mandamiento haya
quedado sin vigencia. Es permanente. Así también la señal de autoridad. Pero esa “señal”
externa de la esposa cristiana –y por extensión de toda mujer- deberá corresponderse con
una convicción interna, una sujeción voluntaria y espiritual a su esposo y en general al varón.

Dice Raúl Caballero Yoccou22: “Las relaciones que nos han ocupado en los versículos
anteriores tienen una vinculación insospechada con los seres superiores de la creación que
han sido modelos de dependencia y disciplina. Para Dios es de gran importancia que el pacto
de gracia en el cual los ángeles tuvieron tan grande actividad sea seguido con buena
disposición por los depositarios de esa gracia. En la gloria esos seres creados con toda justicia
y perfección cubren sus rostros en señal de reverencia, acatamiento y sujeción al Creador...
No podemos invocar transitoriedad al propósito eterno, tampoco podemos decir que los
ángeles han cesado en su función. Quien ha claudicado en demostrar la autoridad de Cristo
hemos sido nosotros. Lo hemos hecho de varias maneras y aun aboliendo la “señal de
autoridad” sobre la cabeza de la mujer. Pero, notablemente Pablo recuerda en otra ocasión la
presencia de los ángeles en el ministerio de los creyentes, en este caso hablando a Timoteo:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos. Que
guardes estas cosas sin prejuicios no haciendo nada con parcialidad” (1Ti. 5.21)... No
podemos ahora por una interpretación parcial, discutible y antojadiza destronar todo el
contenido de autoridad que estos versículos nos enseñan. Es preferible reconocer que la
interpretación textual –sobre todo en pasajes que nos resultan difíciles- es la que debemos
aceptar en primera instancia. Triste de la hermana que se resiste por tradición, incomprensión
o presunción a acatar la autoridad de Cristo en cualquiera de sus formas y también en esta”.

o Una razón de orden natural (v.13-15). Pablo en su expresión “juzgad


vosotros”23, no está dejando el argumento que tan profundamente ha expuesto a la
decisión de los creyentes corintos. Más bien les está enfrentando a un razonamiento lógico,
que confirmaría que –como dice W. Mac Donald “no es reverente ni decoroso que una
mujer entre sin velo en la presencia de Dios”.

La pregunta que surge aquí –y que constituye uno de los puntos clave en la disensión sobre
este tema- es: ¿El cabello es el velo o cubierta?
La naturaleza provee a la mujer de una cabellera especial, generalmente más abundante y
más duradera que la del varón, y que no solo ha sido siempre y es signo universal de
femineidad, sino además, signo de que la mujer es la gloria del varón (v.7).
Aunque hoy en día culturalmente se usa el cabello muy corto en la mujer y largo –y hasta muy
largo- en el hombre, también debemos reconocer que el mundo que vivimos ha hecho de la
“cultura unisex” un símbolo de la desviación moral y espiritual de los “últimos tiempos” y que
tan en contra está con los principios de la Palabra de Dios, tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento.

22
Artículo en Revista Campo Misionero, Argentina, año 1976
23
El sentido del apóstol sería este: “Verifiquen ustedes mismos lo que digo, mediante su propio
razonamiento, su propia lógica”.

45
46

Ahora bien, en el versículo 15 aparece por primera vez la palabra “velo”, que, como ya dijimos
es la traducción del término griego “peribolaion”, que podría traducirse más propiamente
como “envoltura”, o “manto que envuelve” (cp.Heb.1.12: periballö).

Notemos que no dice “en lugar de la cubierta”. El velo es natural. Indicaría que la gloria de la
mujer está velada ante el varón. El cabello es un “velo natural”, que ilustra la cobertura a la
que Pablo se refirió debe usar la mujer.

Se debe notar:
 La expresión “en lugar de” es la traducción del gr. anti, y tiene el sentido de ese
mismo término en Juan 1.16 donde se traduce como “sobre”, es decir, correspondiéndose
a algo; no “en lugar de”, sino “correspondiendo a”. Así que el velo “se corresponde” al
cabello.
 Que el cabello no es sinónimo de la cubierta se evidencia en el v. 6. Notar el
“también”. Es un término copulativo que une dos conceptos: la cubierta y el cabello.
 Además, si el cabello fuera la cubierta, el versículo 6 estaría diciendo que “si no
tiene su cabello encima”, ello equivaldría a raparse, lo cual sería ridículo, pues, si no
tiene ya el cabello, ¿cómo va a raparse?
 La expresión “que se cubra” del v.6, según W.E. Vine significa “que se tape”. No
se puede decir que el cabello “tapa” la cabeza. Tapar implica un elemento externo que
se coloca encima de la cabeza, y por ende, encima del cabello.
 Notemos un detalle que no carece de importancia en el versículo 10: “...señal de
autoridad sobre (gr. epí: por encima de) su cabeza”. Si este “sobre su cabeza” se
refiere a la cubierta, que actúa como “señal”, dice notoriamente “sobre” y no “en”. El
cabello no está “sobre” la cabeza, sino que “es parte de la cabeza”, o está “en la
cabeza”. Por lo tanto, la cubierta no es el cabello.

W. Mac Donald dice al respecto: “El argumento verdadero del versículo 15 es que existe una
verdadera analogía entre lo real y lo natural. Dios dio a la mujer una cubierta natural de gloria
de una manera que no se la dio al hombre, En esto hay un sentido espiritual. Nos enseña que
cuando una mujer ora a Dios, debería llevar una cubierta sobre su cabeza. Lo que es cierto en
la esfera natural debería serlo también en la espiritual” 24.

Si el cabello en la mujer es la cubierta natural, ¿deberá ser largo, como lo expresa Pablo en el
v. 15? ¿Qué pasa con una mujer que se corta el pelo estilo hombre? ¿y si se rapa? ¿Qué le
decimos? ¿Qué se deje el pelo largo porque es su “velo”?¿O también pasó de moda el cabello
largo? Porque si es así,no hay nada importante y permanente en este pasaje,ni la cubierta
(paño),ni el velo (pelo).

o Una razón de orden eclesial (v.16)


La instrucción apostólica debería ser suficiente para que los creyentes de Corinto la
obedecieran, como habían hecho con otras enseñanzas de Pablo (v.2). Por lo tanto, no había
cabida para los contenciosos.

24
Comentario al Nuevo Testamento – Clie.

46
47

Lo que Pablo acaba de enseñar no era una “opinión” apostólica, que muchas veces iba
revestida de la autoridad que el apóstol tenía conferida por Dios (cp.7.40). Por lo tanto, “si
alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”.
La expresión “tal costumbre” para algunos es “la costumbre de que la mujer no se cubra en el
culto”. Si es así, Pablo al mencionar que era costumbre de “las iglesias de Dios” lo da como
una práctica generalizada y no localizada en alguna ciudad, región o cultura particular. Por
otra parte, en la expresión hace sentir todo el peso de su autoridad apostólica, ya que el
“nosotros” indica el colegio apostólico.

Otros hacen énfasis en ese término “costumbre” (gr. sunëtheia) para sostener que era un
hábito social de la cultura griega, y particularmente corintia. Pero, verdaderamente, después
de exponer un fundamento doctrinal y sobre él construir una enseñanza sobre la cubierta de
la mujer como signo de sujeción a la autoridad, nos cuesta creer que se hubiera referido a una
mera “costumbre” que iba a quedar sin efecto en el tiempo y en el marco de otras culturas.
Sobre todo cuando la enseñanza del apóstol es Palabra de Dios autoritativa, como lo expresa
claramente en 14.37: “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo
son mandamientos del Señor”.
Dice H. Ironside25: “Es Dios quien ha hablado y muchas veces son las pequeñas cosas como
esta –de cubrir o no la cabeza- las que prueban el estado de nuestro corazón y si es la
voluntad de uno la que actúa o si uno está dispuesto a sujetarse a la Palabra de Dios”.

8.2. La Cena del Señor (10.16-22; 11.17-34)


Una vez más Pablo no puede alabar a los corintios, por su forma de reunirse (11.17).Así, Pablo
enfrenta el segundo problema referido al culto de la iglesia: La Cena del Señor.

8.2.1. Los desórdenes en la celebración de la Cena del Señor (11.18-22)


Pablo les menciona dos problemas:
 Las divisiones entre ellos (v.18-19) (“en primer lugar”).
Los corintios tenían un problema serio de divisiones en la iglesia. Pablo ya lo trata en el
cap.1.10-12; 3.3.
 La distorsión en el culto (v.20-22).

Los corintios, al igual que los cristianos del primer siglo –al menos- celebraban los “ágapes” o
“fiestas de amor”, o “comidas fraternales” –cp.Judas 12-. Las desigualdades sociales se
evidenciaban profundamente en esas ocasiones (v.21-22). Se caía en excesos (“se
embriaga”- v.21). No se buscaba la comunión (v.33). Pablo les dice “esto no es comer la Cena
del Señor”.

8.2.2. La doctrina de la celebración de la Cena del Señor (11.23-26; 10.15-16-


17). Solo incluimos a modo de bosquejo la verdad presentada en la Escritura, ya que es un
tema abordado en la materia T-6- Eclesiología –Dones y Actividad Ministerial.
- La Cena del Señor26
 Las circunstancias (v.23)

25
Estudios en 1ª. Corintios.
26
En las Escrituras encontramos solamente 3 nombres para esta amada reunión: Cena del Señor (1 Cor.11.20);
Mesa del Señor (1 Cor.10.21); Partimiento del Pan (Hch.2.42; 20.7). No se menciona “Santa Cena”, o “Culto de
adoración”, u otros nombres con que se suele llamar.

47
48

 El carácter (v.24-25)
 Las consecuencias (v.26-32)
- El Señor de la Cena (Notar la mención de “Señor” - gr. Kyrios)
 La Revelación del Señor (v-23a)
 La noche del Señor (v.23b)
 Los símbolos del Señor (v.24-25)
 La muerte del Señor (v.26)
 La dignidad del Señor (v.27-28)
 El discernimiento del Señor (v.29a)
 El juicio del Señor (v.29b-32)

8.2.3. La advertencia sobre cómo celebrar la Cena del Señor (11.27-34; 10.21-
22)
¿Qué significa “comer o beber indignamente” – v.27-28?
No se trata de la indignidad personal que todos tenemos. Jamás podríamos sentarnos a la
mesa del Señor si no fuera que El en su misericordia nos cubre con su dignidad, con la
dignidad de Cristo, porque “nos perfectos ve en Cristo”. “Indignamente”, significa:
 Sin la debida separación y santificación (cp.10.18-22)
 Con un espíritu antagónico o divisionista. Como ocurría en Corinto (11.18-19)
 En forma irreverente, sin el valor conmemorativo que revisten los símbolos que
representan (nada menos que) “el cuerpo y la sangre del Señor”. Es ofender al
Señor. Los corintios lo hacían así (11.20-21)
 Menospreciando el valor de la comunión. Los símbolos de la Cena son símbolos
de comunión (10.16-17). El problema de Corinto, era menospreciar esa
comunión (11.22, 33-34)

¿Cuál es la consecuencia? El v. 27contesta: “será culpado del cuerpo y de la sangre del


Señor”. Otras formas de interpretarlo:
- Será reo o identificado de la responsabilidad de la muerte del Señor.
- Será culpable de profanar el cuerpo y la sangre del Señor.
- Pecará contra el cuerpo y la sangre del Señor.
Es una frase dura y difícil, pero seguramente tal actitud irreflexiva de participar indignamente
indica el desprecio por la santidad del sacrificio del Calvario. Comparar con Malaq. 1.6-14. El
inmenso valor del sacrificio de Cristo, al que los símbolos señalan, -y no los símbolos mismos-
hace que la participación de ellos deba ser hecha dignamente.
Por lo tanto debe haber una “prueba” previa, un examen ante el Señor para estar en
condiciones espirituales de hacer memoria de El. Cp.2 Cor.13.5; Sal.26.2; 139:23.
El pecado en la vida resta discernimiento espiritual. Ya sean pecados personales no
confesados, ofensas hacia otros hermanos o un estado espiritual indigno.

¿Qué significa “sin discernir el cuerpo del Señor”?


Puede tener un doble significado: No distinguir el sagrado significado del recuerdo sobre el
cuerpo de Cristo por parte de gente irreverente, que consideran el culto como un acto social y
no como un recuerdo de la muerte del Señor (Cp. 10.16,17). No distinguir la unidad del
cuerpo de Cristo.

¿Cuál es la disciplina? El juicio que viene de parte del Señor, en distintos grados: "Enfermos"
(gr. "asteneis"). Puede tratarse de enfermedades como consecuencia de la acción de Dios
(Stg.5:14-15). "Debilitados" (gr. "arröstoi"). Falta de fuerzas, que les impedía la asistencia a las

48
49

reuniones y el servicio al Señor. "Los que duermen" (gr. "koimöntai"). El texto original griego dice
que eran "bastantes" (gr. "hikanoi"). "Dormir" se usa para referirse a la muerte de los creyentes
(Jn.11:11-12; Hch.7:60; 1.Co.15:6,18,20,51; 1.Ts.4:13,14,15; 2.P.3:4). Puede tener relación con
“el pecado de muerte” (o mejor “para muerte”) de 1 Jn. 5.15.

¿Cómo evitarla? El examen personal (v. 28, 31), y el celebrar la Cena del Señor con la gozosa
reverencia que requiere tal acto (v.33-34).

8.3. El Ministerio cristiano (12.1-31)


El capítulo 12 de 1 Corintios trata del gran tema de los dones espirituales en general, y su
ejercicio en la iglesia local. No vamos a entrar en el análisis de este capítulo, pues está
contenido en la Materia: T-6- Eclesiología – Dones y Actividad Ministerial

La enseñanza del capítulo 12, como otros capítulos de esta epístola, está originada en la
necesidad que el apóstol Pablo tenía de corregir ciertas desviaciones en la doctrina y en la
práctica en la iglesia en Corinto. Esta iglesia era muy importante, no solo por la región en
la cual estaba emplazada, sino por las características de la asamblea. En cuanto a los
dones, era una iglesia privilegiada: cap. 1.4-7. Pero también era una iglesia que tenía
problemas de inmadurez. Por esa razón había varios creyentes que pretendían tener y
ejercer ciertos dones particulares por su espectacularidad. Su inmadurez les llevaba a
hacer alarde de la posesión y el ejercicio de esos dones.

Esa forma de pensar producía en la iglesia desórdenes, abusos y divisiones.


Por esa razón Pablo les hablará en los caps. 12 a 14 de tres asuntos importantes:
- Los dones del Espíritu (cap.12)
- El fruto del Espíritu (cap. 13)
- El orden del Espíritu (cap.14).
O, dicho de otra manera, respecto de los “dones espirituales”:
- Su rica concesión (cap.12)
- Su energía vital (cap.13)
- Su valioso ejercicio (cap.14)
La forma de ejercer los dones como Dios quiere es a través del camino del amor (v. 31b).

8.4. Etica en el Ministerio cristiano (14.1-40)


Una vez explicados los dones del Espíritu y el fruto del Espíritu en lo relativo al amor, que
es el eje ético de la vida cristiana, pues todas nuestras cosas deben ser hechas con amor
(16.14), incluso el ejercicio de los dones (14.1), Pablo va a exponer algunas pautas de
cómo se ha de ejercer el ministerio cristiano, es decir, bajo qué normas éticas se ha de
desarrollar en el seno de la iglesia local.

8.4.1. Los dones deben desarrollarse para edificación (v.1-26)


La edificación de la iglesia es el objetivo del ejercicio de los dones. Dios los da con esa
función. Así que, no son para exhibición del que los ejerce, ni para demostración de
capacidades personales, sino para edificación, para que los creyentes maduren (a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación –el crecimiento- del
cuerpo de Cristo –Ef.4.12).

49
50

El apóstol contrasta el valor de dos dones: las lenguas y la profecía. Las lenguas27 –
idiomas (v.10)- son,
 Para hablar a Dios, no a los hombres, pues no le entienden (v.2), a menos que
sean interpretadas.
 Para edificación del que las habla (v.4), aunque hable “misterios” (v.2), es decir,
verdades no reveladas y que el Espíritu revelaba a los apóstoles y profetas, antes de que el
Canon de la Escritura fuese completado. Ni revelación, ni ciencia –conocimiento profundo
de esas verdades-, ni profecía, ni doctrina, (v.6) serían útiles para la iglesia, si no hay
alguien (él mismo u otro que las interprete, v.5,13). Sería como instrumentos que no
emitieran sus propios sonidos, como trompeta que no diere el son de batalla ante la
presencia del enemigo (v.7-8), o como “hablar al aire” (v.9) con sonidos ininteligibles
(v.10-11).
 Una expresión espiritual –sea mensaje, oración o alabanza cantada-, pero no
inteligente, es decir, sin involucrar el entendimiento en ella, incluso, sin ser consciente de
lo que se decía (v.14-17), por lo cual no tiene el resultado que se espera de ella: la
edificación de los que la oyeran.
 Una señal de inmadurez espiritual (v.20), si no se usan como indica la Escritura,
es decir, un mensaje de testimonio, advertencia y juicio de parte de Dios, particularmente
para el pueblo incrédulo de Israel (v.21-22; cp.Hch.2.14ss; 10.45-46; 19.6)
 Pueden ser un motivo de confusión (v.23).

Por otro lado, la profecía, es un don mayor o más importante o conveniente (v.1) porque
mediante ella,
 El que habla, habla a los hombres para edificación, enseñanza, exhortación y
consolación (v.3, 4, 5, 12, 19), es decir para crecimiento espiritual, y para aliento y ayuda
en las dificultades y pruebas de la vida.
 No habla para sí mismo, sino para toda la iglesia (v.4).
 Son alcanzados aquellos que están en medio del pueblo de Dios, el incrédulo o
indocto, y dan testimonio de la Presencia de Dios en medio de ellos (v.24-25).

La conclusión es que, sea cual sea el ministerio, se debe ejercer para edificación.

8.4.2. Los dones deben desarrollarse en orden (v.27-40).


El orden en el culto era un tema de ética eclesial que Pablo está desarrollando en estos
versículos, ya que había en Corinto una gran deficiencia: el desorden. No solo había una
práctica orgullosa y abusiva de algunos dones más espectaculares –como las lenguas-, una
participación simultánea, excesiva y litigiosa de los que decían tener don de profecía, la
participación de la mujer en el ministerio público, no solo sin cubrirse –como lo enseñó en
el cap.11-, pero además, tomando parte en el ministerio de la palabra. A más de todo esto,
los cultos carecían de preparación y espiritualidad y eran interrumpidos por consultas y
preguntas que creaban confusión, desorden y hasta falta de decencia. Carencia de ética
cristiana en el culto.
Pablo expone su enseñanza en los siguientes principios:
 Prudencia – v.27 a, 29. Tanto los que hablaran en lenguas, con su
imprescindible traducción, como los profetas, deberían ser “dos o tres”, es decir, un
limitado número, de modo que el culto fuera de una extensión razonable y bien
aprovechado.
 Orden – v.27b, 28, 30-31. El turno debía ser una expresión de respeto por los
27
Lengua: gr.glosa; hablar en lenguas: glosolalia

50
51

demás, tanto en la participación –permitiendo que “todos” los que tuvieran el don lo
pudieran ejercer, cuanto a la simultaneidad que, parece, haber sido costumbre.
 Sobriedad – v.32-33. El hecho de recibir mensajes por revelación directa de
Dios, no les hacía acreedores a exaltarse o perder la sobriedad y el dominio propio.
 Limitación – v.34-35. Aunque algunos interpretan el hablar como charlar, el
verbo utilizado es el mismo que se usa para los profetas (v.29), de modo que su significado
es juzgar o enseñar en la asamblea28. La mujer tenía y tiene un amplio ministerio, pero
está limitado públicamente (no privadamente, Hch.18.26, p.ej.), cuando la iglesia esté
reunida –v.26- (no en reuniones parciales, p.ej. grupos femeninos), por razones doctrinales
que el apóstol indica en otros pasajes: 1Co.11.3; 1Ti.2.12 –que explica la frase del v.34:
“como también la ley lo dice”. Pero, además del principio teológico, hay un principio ético:
es indecoroso (el mismo término que en 11.6: aischron, traducido como “vergonzoso”).
 Etica –v.36-40. El fin de tales principios de orden se resume en estos versículos
en los cuales el apóstol afirma su autoridad para enseñarlos: el ejercicio del ministerio
cristiano debe ser bajo normas de ética: decentemente –decorosamente- y con orden.

9. El amor: eje de toda Etica (13.1-13)


El término utilizado en este pasaje es agape. Uno de los cuatro términos que se traducen
como “amor”.
- Storge: El amor familiar, entre hermanos
- Eros: El amor por la belleza, que se traduce en pasión, en deseo de los
sentidos. Se menciona en Esther, Ezequiel, Proverbios y Oseas (en el AT
traducido al griego en la V.LXX), pero no aparece en el NT.
- Philia: El amor de la amistad. Es un impulso, un afecto de una persona hacia
otra. De esa raíz provienen palabras como Filadelfia, filosofía, filantropía, etc.
- Agape: Es el amor desinteresado, que se entrega, que es generoso,
compasivo. No es emocional, ni correspondiente. Ama, aunque no sea
amado: 2 Cor.12.15. Es fundamentalmente, el amor de Dios, el amor de
Cristo, el amor del Calvario, el amor del Espíritu Santo.
En 1 Corintios 13 veremos:
1. La Preeminencia del Amor (v.1-3)
2. Las Prerrogativas del Amor (v.4-7)
3. La Permanencia del Amor (v.8-13).

1. La Preeminencia del Amor (v.1-3)


Notemos que el hombre hipotético que menciona Pablo tiene una serie de cualidades
impresionantes. Tiene: Elocuencia, inspiración, conocimiento, fe, compasión, servicio
sacrificado, y muchos de ellos en su máxima expresión (“todo”, “toda”...). Pero, como dice
un autor cristiano “son como ceros puestos delante de un uno. Cuántos más, menos valor,
y si no tienen un uno delante, de nada sirven”.
El amor debe:
1.1. Controlar nuestras emociones (v.1)
1.2. Controlar nuestro intelecto (v.2)
1.3. Controlar nuestra voluntad (v.3).

1.1. Controlar nuestras emociones (v.1).

28
F.Lacueva – 1Co.14.34 – Nota en N.Test. Interlineal - CLIE

51
52

Hablar lenguas humanas y angélicas. Un idioma excelso. Pablo oyó “cosas inefables”
(2Cor.12.4). No es cuestión de discursos, de elocuencia. Hay un lenguaje de amor que no
necesita palabras. El Señor lloró ante la tumba de Lázaro, y dijeron de él: “Mirad como le
amaba”. No es cuestión de hablar de amor. Se debe amar “de hecho y en verdad”, 1 Juan
3.16-18. Es notable que en 1 Cor. 13 no dice “mi ministerio viene a ser”, sino “vengo a
ser...”.

1.2. Controlar nuestro intelecto (v.2)


En todos los casos son cualidades que se ejercen a través del intelecto. Y en grado
superlativo. Notar “todo”.
- Profecía: comprender y anunciar el mensaje de Dios
- Misterios: los planes de Dios revelados por sus hombres inspirados
- Ciencia: capacidad de profundizar las grandes revelaciones
- Fe: en forma hiperbólica (Ver Marcos 11.23).
Pero hacer todo para la propia gloria, para el propio interés, eso es egoísmo.
Y el egoísmo (no el odio) es lo opuesto al amor. “Querer” es lo opuesto a “amar”.

1.3. Controlar nuestra voluntad (v.3)


Este hombre llega a la generosidad al extremo, incluso al martirio.
“Si”, parece imposible que estos sacrificios sean fruto de una persona sin amor. Pero podría
ser. Auto-sacrificio, auto-inmolación. Tal vez para alcanzar la inmortalidad entre los
hombres. Las acciones en sí mismas no tienen valor alguno. Su valor depende del motivo
que las impulsó. Cualquier acción sin amor es ruido molesto, no sirve para nada.

Ahora Pablo, en los v.4-6 va a hacer una descripción del amor. No una definición, sino una
descripción.

2. Las Prerrogativas del Amor (v.4-7)


“El amor es...”. Notemos que no son adjetivos, sino verbos: “es”, “no tiene”, “no hace”,
etc. Es como si fuera una “personificación del amor”.
Podemos pensar en estas 15 prerrogativas como:
2.1. Dos básicas o fundamentales
2.2. Ocho cosas que “no hace”
2.3. Cinco cosas que “sí hace”.

2.1. Los dos fundamentos del amor.


El amor es sufrido, el amor es benigno. Podríamos decirlo mejor así:
“El amor sufre pacientemente; el amor juzga benignamente”.
La descripción de lo que “el amor es” comienza con el sufrimiento. La descripción en el v.7
termina con “todo lo soporta”.

2.1.1. El amor es sufrido (makrothumei; makros: largo; temí:pasión, ardor).


Se traduce como “paciencia, tolerancia, largura de ánimo, longanimidad, mansedumbre”.
Los griegos decían que una persona así “tenía un corazón amplio, gigantesco”. Es aquel
corazón en el que tiene cabida cualquier persona. Es paciente: Mateo 18.26.

2.1.2. El amor es benigno. Literalmente: servicial, útil, bondadoso.


No solo soy benigno cuando soy gentil, dócil, o inofensivo, sino cuando mis acciones son
útiles para con los demás, supliendo sus necesidades. Este amor benigno necesita una

52
53

disciplina: responder en situaciones conflictivas a favor de los demás. Es no ser áspero o


duro. Ha sido ablandado por el sufrimiento. Es ternura, nacida de la madurez y traducida
en bondad y suavidad. 2 Cor.10.1. Es incapaz de vivir sin hacer el bien.

2.2. Las 8 acciones que “no hace” el amor.


2.2.1. El amor no tiene envidia (v.4).
Lit. “no hierve, no arde en celos”. Del gr. Zëloö, y esta de zeö, hervir. No es en el sentido
bueno (2 Co. 11.2; Ex.20.5; 34.14; Stg.4.5; Ti. 2.14), sino en el malo, cuando amor algo
que no me pertenece. P.ej. 1Cor.3.3; Stg.3.14.
El amor “no tiene envidia”. No se siente molesto por la superioridad de otros. Considera a
cada uno como superior a sí mismo. Filip.2.3; Stgo.4.2.

2.2.2. El amor no es jactancioso (v.4)


Significa la manifestación de la vanagloria personal. “Mostrarse” (Hch.8.9).
No es más, la mayoría de las veces, que un complejo de inferioridad, y un anuncio de
pobreza interior. El problema de los corintios (1Co.3.1-9).
Scroggie dice: El amor es demasiado grande para jactarse. Tiene mucho que pensar en los
demás para considerarse a sí mismo.

2.2.3. El amor no se envanece (no es arrogante) (v.4).


No es soberbio, no se ensoberbece. Jactancia: actitud externa, hacia los demás-
Arrogancia: actitud interna, mucho más perniciosa.
“Envanece”: se llena de aire. Se infla, se hincha. 1 Co.4.6 5.2; 8.1. Es una actitud de
ceguera espiritual, presunción, auto-contentamiento.
Es una desviación de la correcta perspectiva de lo que uno es: 1 Cor.4.6-7. El amor es
sensible a los demás. No piensa en lo que es o lo que tiene, en sus grandezas. La iglesia –
dijo alguien- está llena de “grandes hombres”. Dios necesita hombres humildes. 1
Cor.15.9-10.

2.2.4. No hace nada indebido (o indecoroso) v.5


No se trata solo de una conducta decente, sino ordenada y gentil para los demás.
No es ser rudo, sino cortés. El amor modula mis pensamientos, palabras y acciones.
La v. Popular traduce: “No es grosero”. La NVI: no se comporta con rudeza”.
Scroggie dice “la cortesía es el amor en las cosas pequeñas”. El gran ejemplo de amor es
nuestro Salvador. ¿Cómo era su trato hacia los demás? ¿Hacia las mujeres; hacia los
niños; hacia los enfermos? Con cuanta altura, fineza, gentileza, respeto, se dirigía hacia
los demás, toleraba sus errores, comprendía sus conflictos y fatigas, acompañaba su dolor.
Pero la expresión también puede traducirse: “no se comporta indecentemente”, con lo
cual, tiene que ver con el comportamiento moral y particularmente apela al sentimiento
sensual, es decir, sensorial del hombre. Lo que “entra por los ojos”, lo que produce
sensaciones en la mente y el corazón. La raíz de la palabra que utiliza aquí el apóstol
(asjemonei) se usa también en 12.23 (decorosos) y en Apoc.16.15 (vergüenza). En estos
casos, se refiere a las partes del cuerpo que por pudor debemos ocultar. La intimidad de la
persona. Por eso dice en Apocalipsis “andar desnudo”.

Ahora, ¿qué tiene que ver esto con el amor? No tengo amor, cuando uso ropa que tiende
a enorgullecerme de mis dotes y producir en los demás sentimientos inapropiados. Es una
grosería vestirse provocativamente.
Cp. 1Co.11.2-16; 1 Pe. 3.2-4; 1 Ti.2.9-10.

53
54

2.2.5. El amor no busca lo suyo (v.5)


Aunque los traductores no se ponen de acuerdo con el verdadero significado de la frase, y
algunos aún dicen “no insiste en su punto de vista” y otros “no busca su propio interés” y
todavía otros: “no reclama sus derechos”. Y aunque todas de una u otra forma parecen
comunicar el mismo significado, parecería que el sentido de la expresión es tal como
traducen la NVI o la v.DHH: “el amor no es egoísta”. El egoísmo es la contra-cara del
amor. Lo opuesto. Su “antónimo”.
El amor es como un siervo que se complace en servir a los demás, por lo tanto no espera
nada para sí. Lo da todo, sin reservas. Una vez más nuestros ojos se vuelven al Señor,
leyendo Filipenses 2.5-11, en contraste con los demás, v.21.
Cp. 2 Co. 8.5; 1 Te.1.9-10; Ro.15.2; 1 Co.10.24.

2.2.6. El amor no se irrita (v.5) (o, no se enoja fácilmente).


Tiene que ver con el mal carácter. La persona que se irrita fácilmente, es comúnmente
egocéntrico e inseguro, cuando no, acomplejado. Todo lo resuelve con el mal humor, el
grito, el enojo, la ofensa. El amor puede enojarse, pero su enojo tiene fundamento. Es
una reacción de indignación ante una injusticia. Pero no es irritabilidad. Mal genio. Ser
áspero, intemperante, intolerante. Cuando una persona es así, todo a su alrededor es
inestable. Hay tirantez, malestar, mal ambiente. Clima de tensión. Es notable que la raíz de
la palabra “irrita” (paroxynetai) es la misma que en Hch.15.39 se traduce justamente como
“desacuerdo” (paroxismös). La palabra se traduce en español como “paroxismo”,
exasperación, que es la exaltación extrema de los afectos o pasiones.
Es el “espíritu agradable y pacífico” de 1Pedro 3.4.

2.2.7. No guarda rencor (v.5)


Los traductores de la Septuaginta traducían así la frase de Zacarías 8.17: no hace caso de
un agravio. Lo olvida. No piensa mal, es decir, no ve en lo que le hacen o dicen siempre
una mala intención. Tampoco guarda resentimiento en el fondo del alma. No hay
sentimientos de revancha o desquite hacia aquel que pudo haberle ofendido o dañado. Así
hizo Dios con nosotros: 2 Co. 5.19. El amor no guarda rencor. Pone el asunto en manos del
Señor, remite la causa a El y espera en El.

2.2.8. No se goza de la injusticia, pero se goza de la verdad (v.6)


No simpatiza con el mal, y no permite que permanezca en la mente aquellas cosas que son
negativas, así que es un buen remedio para críticas, chismes, maledicencia, etc.
Tampoco se alegra cuando a los demás les va mal. Cuando alguno tropieza o cae. La
Rochefoucald ha dicho que “hay algo que no es del todo desagradable en las desgracias de
los demás, incluso de nuestros mejores amigos”.
El amor no encuentra placer en escuchar palabras de maledicencia o calumnia. Y debemos
tener en cuenta que existe igual carencia de amor en quien las dice como en quien las
escucha. Por el contrario, el amor se goza con la verdad o de la verdad. Amor y verdad
van de la mano. En 1 Juan lo vemos muchas veces (p.ej.3.18). También para Pablo (Ef.
4.15). Scroggie traduce así: “El amor no es malicioso, sino que tiene principios”.

2.3. Las Cinco cosas que “hace” el amor . v.7-8 a.


2.3.1. El amor todo lo sufre.
Otras versiones lo traducen así:

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55

NVI: “Todo lo disculpa”, o “todo lo cubre”; BP: “Todo lo aguanta”; NEB (New English
Bible): “no hay nada que el amor no pueda enfrentar”.
El verbo usado, stegein, es usado en 1Pe.4.8 como “cubre”, tomando la expresión de
Prov.10.12 y 17.9. Pone un velo sobre las cosas desagradables de la vida.
Como sustantivo (stége) se usa en Mat.8.8 y Lc.7.6 como “techo”. Así que es lo que cubre
todo. El amor puede cubrir cualquier falta, es decir, puede excusar, disculpar cualquiera y
todas las faltas, guardando el secreto sobre los pormenores, siempre tan apetecibles por
las mentes que adhieren al chisme y a la habladuría.
S.Kistemaker, citando a A. Von Harnack, dice: “El amor es la virtud que arroja un manto de
silencio sobre las fallas de otras personas”. Scroggie dice que “El amor es fuerte en sus
silencios.

2.3.2. El amor todo lo cree.


No se trata de aceptar cualquier cosa, ni de ser ingenuo, sin discernimiento y ser
embaucado por cualquier situación o simulación. El verdadero amor no es ciego y crédulo,
es “sabio y sagaz” (Kistemaker). Pero el amor no pone las cosas ni las personas “bajo
sospecha” siempre. No es prejuicioso. No cree que “todos lo perjudican”. “No es cínico,
pesimista, calumniador ni detractor. Toma la perspectiva mejor y más amable de los
hombres, en todas las circunstancias, siempre que es posible hacerlo... y hace todas las
concesiones posibles”, dice Scroggie.

2.3.3. El amor todo lo espera


Este concepto está muy unido al anterior y los dos confluyen en el amor. Pues el amor va
de la mano con la fe y la esperanza (v.13). Así que, el amor “cree y espera”.
Pablo emplea la palabra “esperanza” 19 veces, de las 31 que ocurren en el NT. Pablo es
un hombre de esperanza (ej. Ro.8.24; Tit.1.2; 2.13; 3.7). Para él la vida es vivida desde el
“optimismo”, y no desde el pesimismo. Pero “optimismo” no es ingenuidad. Es la confianza
puesta en Dios y sus propósitos, que se cumplirán al fin. Y así espera las cosas con
entusiasmo. Y recordemos que la raíz de entusiasmo es la confianza puesta en Dios (en-
Theo). Salmos 39.7; 62.5-7; 91.9-16.

2.3.4. El amor todo lo soporta


Scroggie traduce esta frase así: El amor no es dominable, sino indómito. Es decir, sigue
amando aún cuando recibe lo que no merece, o sea, cuando “no debería seguir amando”.
Obstinado, invencible, indómito. Es lo máximo que se puede decir del amor. El amor
persiste a pesar de todo, hasta que, al final triunfa.
La palabra que se utiliza aquí es una de las grandes palabras del NT: hupomenein. Se
traduce como “sobrellevar” o “soportar”. Pero esta palabra contiene un concepto aún más
profundo: no es la persona que se sienta y pasivamente soporta lo que venga, sino
aquella que, soportándolas, puede vencerlas y transformarlas.

2.3.5. El amor nunca deja de ser


La NVI traduce: “el amor jamás se extingue”, y la DHH: “jamás deja de existir”. O también,
“el amor nunca caduca”, “nunca perderá su pleno valor”.
No hay cosa, actitud, contratiempo, prueba, traición, ingratitud, que pueda hacer cesar esa
corriente afectiva que no solo quiere, sino que abre el corazón y se entrega al ser amado
sin esperar respuesta o recompensa. Pero este es el amor de Dios. Y solo es inagotable si
proviene de la eterna fuente del amor de Dios.

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Es el amor de Cristo, que “excede a todo conocimiento” Ef. 3.17-19. Un escritor bíblico de
exquisita pluma como Alan Redpath dice: “El amor tiene su origen en el cielo y su
expresión perfecta en Jesucristo”.

Para los corintios esta clase de vida el “camino más excelente” que les proponía el apóstol
Pablo en 1 Cor. 12.31.

3. La Permanencia del Amor (v.8-13)


Después de haber abundado en la descripción de características del amor, destacando su
“preeminencia”, en los versículos que restan hablará sobre la “permanencia” del amor.

3.1. El contraste entre el amor y los dones. Pablo está contrastando la permanencia
del amor respecto a la de los dones. El amor permanecerá, pero algunos dones fueron
útiles para un tiempo limitado.
El amor nunca deja de ser, pero no “como una actividad humana, sino como una acción
producida por Dios”. (Expósito citando a Barrett). Porque Dios es amor, de modo que el
amor es tan eterno como Dios. “Solamente es imperecedero en su inagotable fuente:
Dios”.
Los corintios estaban muy preocupados por desarrollar algunos dones especiales, pero al
hacerlo muchas veces creaban un clima de disensión que no era espiritual ni edificante.
Particularmente con
- el don de lenguas (cp.14.1-28), o la capacidad de transmitir una verdad
en lengua desconocida, no aprendida previamente, como testimonio a los incrédulos
- el don de profecía (cp.14.29-40) – la capacidad de interpretar y
comunicar las verdades espirituales
- el don de ciencia (o conocimiento), muy ligado al don de profecía, que
era la comprensión especial de los misterios divinos.

Pablo les recuerda que “el camino más excelente” no es tener o desarrollar tal o cual don,
por importante y destacado que sea como manifestación de capacidad personal, sino, el
ejercitarlos mediante una relación de amor en medio de la congregación; hacerlo sin amor,
no sirve de nada (v.1-2).
Por eso el contraste es que el amor permanecerá, pero
- el don de profecía se acabará, terminará, no será necesario. La
expresión significa que “quedará inactivo, inoperante o impotente, reducido a la
inactividad, abolido”. Cuando la Palabra de Dios fuera completa.
- el don de lenguas cesará. La NVI dice “será silenciado”. La DHH “ya no
se hablará en lenguas”. “Llegarán a su fin”. “Será suprimido, retirado”. Ver en Lucas 8.24:
“cesaron”.
- el don de ciencia o conocimiento acabará (NVI: desaparecerá. Otra
versión: quedará fuera de uso). Al tener la Palabra completa, no sería necesaria la
actividad de los apóstoles y profetas.

Ahora, ¿cuándo sería esto?

3.2. Una conclusión – v.9-12


Pablo habla de la limitación que tenían en aquel momento de la historia, en el cual, en
parte conocían y en parte profetizaban. Es decir, era una revelación limitada. Aún no

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completa. Pero llegaría el tiempo cuando esa revelación se completaría y entonces no


serían necesarios esos dones.
La profecía dio lugar a la predicación y exposición de la Palabra, y la ciencia, al estar la
Biblia completa no tenía más lugar. Lo revelado estaba ya escrito, y solo requería de la
iluminación del Espíritu Santo para hacer conocer las verdades, y los misterios de Dios a
sus siervos.
El v.10, presenta 2 alternativas de interpretación: El Canon completado y la 2ª. Venida del
Señor. Con cualquiera de las dos se arriba a la misma conclusión: tanto las profecías como
las lenguas no tienen razón de ser. Pero queda la cuestión del “conocimiento” (la ciencia).
Si se trata del don dado a los apóstoles y profetas, y a hermanos que dependían de ellos,
una vez concluido el Canon, cesó. Pero si entendemos que es un don vigente y que lo
poseen algunos hermanos y hermanas a quienes Dios dio un conocimiento especial para la
interpretación de las Escrituras, entonces es un don que no ha perdido vigencia. Por lo que
la frase “cuando venga lo perfecto”, en este caso, se referiría a la 2ª. Venida del Señor.

No es cuestión de “hacer cuestión” de un asunto así. Es obvio que el don de profecía acabó
y el de lenguas es inoperante. Así que, lo cierto y terminante es que con la venida del
Señor se hará innecesario también el don de conocimiento, pues, como dice el v.12
“entonces conoceremos como somos conocidos”, o como traduce la BA “conoceremos
plenamente”. El término “perfecto” (teleios) es “algo acabado”, “completo”, “enteramente
realizado”, en sentido absoluto, consumado (Expósito).

3.3. Una Comparación – v.13


La permanencia de estas tres “virtudes teologales” es superior a la de los dones, que es lo
que Pablo quiere demostrar. Y dentro de ellas, “el amor es la más excelente de ellas”.
Indudablemente andamos guiados por la fe y no por la vista. Indudablemente hemos sido
salvos en esperanza. Pero, también indudablemente si hay una virtud que necesitamos en
nuestra vida cristiana, por encima de todo, es el amor.

Por eso, como conclusión, es bueno leer la frase con que comienza el cap. 14, que, tal vez,
debería ser la última del cap. 13: “Seguid el amor”, o “procurad alcanzar el amor” (BA) o
“empéñense en seguir el amor” (NVI).

Estudio Nº 10
10. Etica en la esperanza (15.1-58)
10.1. El Evangelio, base de la Etica cristiana
10.2. La importancia de la ética a la luz de la escatología
10.3. Impacto de la esperanza en la ética personal y congregacional

Hasta aquí, el apóstol Pablo se ha dedicado en toda la epístola de presentar enseñanza que
tiende a corregir las desviaciones que se producían en la vida de la iglesia de Corinto.
Grandes temas de la ética cristiana son abordados a la luz de la revelación de la Palabra de
Dios.
Pero en este capítulo 15 da un giro en su enseñanza y va a tratar un tema eminentemente
teológico y escatológico: el tema de la resurrección. Ahora bien, ¿tiene importancia esta
enseñanza? ¿Tiene aplicación en la vida práctica del creyente? ¿La doctrina es necesaria
para la vida cotidiana del creyente?

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Es un error dividir la enseñanza y la actividad de la vida cristiana en doctrina y práctica.


Dice Expósito, citando a F.L.Godet:“La doctrina es un elemento vital para la existencia de la
iglesia. La iglesia en sí misma es en un sentido solamente doctrina asimilada”. W.E. Vine
agrega que “la doctrina determina el deber. La práctica cristiana es inseparable de la
verdad cristiana”.
Al comienzo de la epístola, en el cap. 2 habla de “Cristo crucificado”. Al final de la epístola
habla de “Cristo resucitado”.

Es posible que su tema responda a inquietudes que los corintios tenían a causa de
enseñanzas erróneas: v.12, v.33-34. (Cp.2Ti.2.17-18). Esto hacía que algunos creyentes
dudaran; perdieran el gozo, la esperanza, la fe, el entusiasmo por servir al Señor, el
incentivo para vivir una vida de integridad y santidad. Por eso, como corolario de su
extensa explicación doctrinal, -y ahí está la aplicación práctica en la vida cristiana- les dice:
v.58.

Por eso a esta sección la denominamos “Etica en la esperanza”. Porque toda la ética
cristiana está fundada en la esperanza que genera la resurrección de Cristo. El creyente
vive una “vida de resurrección” (2Co.5.17; Ef.2.4-6; Col.2.12-13; Col.3.1).
Pablo va a tratar 3 asuntos:

10.1. El Evangelio, base de la Etica cristiana - 1 Co. 15. 1-19


El Evangelio es el gran mensaje de Dios para los hombres. Es un mensaje que Pablo ama
de verdad. Vive para el Evangelio. Para predicarlo. Para extenderlo. Para vivirlo. Para dar
testimonio de él. No se avergüenza del Evangelio –dice a los romanos- “porque es poder
de Dios para salvación a todo aquel que cree”.

Y a los corintios les habla del Evangelio. A veces pensamos que el Evangelio es solo para
aquellos que no son del Señor. Pero el Evangelio es también para los creyentes. Porque el
Evangelio no es solo un mensaje que llama a los perdidos a un encuentro con Jesucristo.
Es un mensaje que presenta las demandas para la vida cristiana, las promesas de la vida
cristiana, los objetivos de la vida cristiana.

 No es solo creer el Evangelio, sino también “vivir el Evangelio” (Fil.1.27-28).


En los primeros 19 versículos de nuestro capítulo 15 de 1Corintios, la base ética que
descansa sobre el Evangelio está fundada en estos cuatro conceptos:
1. Sus condiciones – v.1-2: Predicado, recibido, mantenido, retenido29,
experimentado.
2. Su contenido – v.3-9. El Evangelio que Cristo predicó (Luc.24.46-47); que Pedro
predicó (Hch. 2.23,32; 3.15); que Pablo predicó (Hch. 17.3); que debemos predicar.
3. Su cometido – v.10-11. Capacitados por la gracia (v.10 a); respondiendo a la gracia
(v.10 b); sostenidos por la gracia (v.10 c-11)30
29
No somos salvos “si nos mantenemos firmes”, como sugiere la V.Popular: leer el v.2, es
decir “por mantenernos firmes”, sino que somos salvos cuando “el mensaje ha quedado firmemente retenido
en el corazón”, y no ha sido llevado por Satanás o por las vicisitudes de la vida. Comp. Mt.13.23; Mr.4.20;
Lc.8.15.

"La gracia poderosa de Dios era como la despensa inagotable de la que él sacaba constantemente
30

fuerzas para proseguir su trabajo", y agrega: “no dice ´trabajo yo con la gracia de Dios´. Pablo dice:´No
yo, sino la gracia de Dios conmigo´”.- F. Lacueva.

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4. Su garantía – v.12-19. De nuestra predicación (v.12-15), de nuestra fe (v.16-17), de


nuestra resurrección (v.18-19).

10.2. La importancia de la ética a la luz de la escatología – v. 20-57


El v. 19 proyecta la importancia de la ética cristiana: si vivir la ética cristiana es solo para la
vida presente, “somos los más dignos de lástima de todos los hombres”. Nuestra fe sería
una ficción, no una realidad. El padecer por Cristo sería un absurdo (1Co.9.25; 1Pe.1.6,7;
4.13) y la promesa de 2Ti.2.11-13, una falsedad.

Pero, al mismo tiempo, si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida,
“seríamos –una vez más- los más dignos de compasión (por no decir, los más miserables)
de todos los mortales”. Y así sería, si Cristo no hubiese resucitado. Pero el v.20 comienza
esta sección con una verdad plena de convicción: Mas ahora Cristo ha resucitado de los
muertos. Eso es lo cierto y eso es certeza de nuestra resurrección: El es primicias de los
que durmieron es hecho –primer fruto de la cosecha; el primero en resucitar de aquellos
que murieron confiando en él.

Así que, a la luz de este precepto, Pablo aborda tres asuntos, que no vamos a explicar, por
lo extenso del tema y el reducido ámbito que nos contiene:
 La esperanza cristiana de la resurrección (v.20-34)
 El cuerpo de resurrección (v.35-50)
 La victoria del creyente mediante la resurrección (v.51-57)

10.3. Impacto de la esperanza en la ética personal y congregacional – v.58


Finalmente, después de esta magistral exposición, Pablo llega a una gran conclusión, que
no es otra cosa que la proyección de la certeza de la esperanza cristiana en su conducta
diaria, tanto personal cuanto congregacional:
 estar firmes, sin dejarse mover del fundamento (2Ti.2.19)
 estar constantes, sin dejarse conmover en la esperanza (1Jn.3.3)
 estar creciendo en la obra del Señor siempre, (1Ts.1.9-10; 2Ti.4.7-8).

11. Etica en asuntos prácticos y personales (16.1-24)


En él hay dos importantes asuntos, antes de su salutación final:

11.1. El valor de la ofrenda (v.1-4)


El cristianismo no es solo doctrina. El cristianismo verdadero es la aplicación de esa
doctrina a las experiencias cotidianas de la vida. Y a Pablo le interesa que ellos conozcan
bien y estén seguros sobre el futuro que aguarda a los creyentes. Pero, también está
preocupado por el presente. Y si ese presente está lleno de carencias, de necesidades, el
pueblo de Dios debe ayudar a suplirlas. Notemos que no existe en sus escritos tal cosa
como que “los creyentes no deben sufrir”, o “si somos hijos de Dios, no careceremos de
ninguna necesidad”. En ninguna manera. Pablo sabe que, como dijo el Señor: “en el
mundo tendréis aflicción”. Pero también sabe que si Dios permite que a algunos les falte,
también permite que otros tengan en abundancia y puedan ayudarles mediante la
comunión práctica de la ofrenda.

1. El valor de la ofrenda. V.1-4

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Pablo va a enseñar a los creyentes en Corinto cómo deben ofrendar a Dios a favor de las
necesidades de Su pueblo.

La ofrenda era y es:


 Una forma de demostrar la unidad de la iglesia. Es cierto que cada iglesia es
autónoma, pero no es independiente –2Co.8.14.
 Una forma de demostrar el amor por el pueblo de Dios. La ofrenda es una
demostración de afecto fraternal: 2 Co.8.1-4; Ro.15.25,26.
 Una forma de demostrar la vida dedicada a Dios: 2 Co. 8.5; cp. Gn. 4.4-5.
 Una forma de ejercer el sacerdocio de los creyentes. Dentro de los sacrificios de
los creyentes, mencionados en la Biblia, la ofrenda es uno de ellos: Fil.4.18-19.
Notemos el paralelo con la ofrenda del Señor Jesucristo (Ef. 5.2).Otro pasaje: Heb. 13.16.

La ofrenda debe ser, en conformidad a 2Co.16.1-4.


1. Regular: Cada primer día de la semana. Comp..Mt.28.1; Hch.20.7; Ap.1.10
2. Particular: Cada uno de vosotros – Cp. 1Sam.1.3-4
3. Responsable: Ponga aparte algo. No se dice cuánto. Cp.Mr.12.41-44; Mr.14.8
4. Proporcional: Según haya prosperado – Cp.2Co.8.11-12

11.2. Últimos conceptos de ética personal (v.5-24)


Antes de considerarlos, hay dos cosas en los versículos siguientes que quiero hacer notar:
 La humildad del siervo de Dios (v.5-6).
 La dependencia del siervo de Dios (v.7). Cp. Stg. 4.13-17.
 La visión del siervo de Dios (v.8-9).
 La comunión del siervo de Dios con otros siervos (v.10)
 El cariño del siervo de Dios (v.11).
 El respeto del siervo de Dios (v.12).
Por último,

 Los consejos del siervo de Dios (v.13-20).


Pablo les da siete recomendaciones importantes:
o Velad (v.13) -“manténganse alertas”- (en la oración: Mt.24.42, 43; 25.13;
26.38; M3.13.34,35,37; 14.34, 37, 38; Lc.12.37, 39; 1 Pe.4.7; Ef.6.18; ante la tentación
(Mt.26.41; 1Pe.5.8); ante las malas influencias (1 Co.15.34); ante la falsa doctrina
(Hch.20.31); ante la venida del Señor (Mr.13.35-37; Apoc.16.15).
Estad firmes en la fe (v.13)
o Estad firmes en la fe (v.13). Indica una posición de firmeza, como la de un
soldado frente al enemigo. De pie, sin ceder terreno, sin claudicar, sin retroceder. La fe es
la profesión, la doctrina, el sustento de la vida del creyente, que se apoya en la fidelidad de
Dios, en la Palabra de Dios, en las promesas de Dios. 2 Ts.2.15.
o Portaos varonilmente (v.13) La expresión significa tener la valentía,
intrepidez, fortaleza de un hombre cabal y maduro. Cp. Nm.24.18; 1 Sm.4.9; Jos.1.9.
La defensa de la fe, el cuidado personal, la lucha contra las tentaciones requiere de
convicción, resolución, valentía, madurez. Se requiere la acción de un cristianismo, no
débil, infantil, quejoso, sentimental, vacilante, tímido, insulso, vacío, tibio, sino maduro,
valiente, ético, varonil31.
o Esforzaos (v.13), cobren valor, arrojo, valentía
31
Recomendamos la lectura del libro “Más allá de la Religión” – O. Hallesby – Ed. Certeza

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o Todas vuestras cosas sean hechas con amor (v.14). Como el ejército
cristiano es un ejército que no se mueve, no se motiva, no se alimenta por la fuerza, por el
odio, sino por el amor. Por eso, la última de las órdenes es: “Hagan todo con amor”.
o Sujetaos a los hermanos (v.16). Primicias, es decir los primeros frutos de
la predicación del evangelio. Era una familia dedicada a la obra del Señor. Tal vez, a
tiempo completo. “Al servicio de los santos”. ¿Cuál debe ser la respuesta de la iglesia de
Dios hacia ellos? Sujeción, v.16. Cp. Heb. 1 Ts. 5.12.
o Saludaos con ósculo santo (v.20). El saludo es la manifestación del amor
fraternal, de aceptación, de amistad, de conciliación y de la comunión en Cristo. Este
consejo se repite 5 veces en el NT: 1 Ts. 5.26; 2 Co.13.12; Ro.16.16; y 1 Pe.5.14
(“ósculo de amor”).

Para nosotros, al igual que para los creyentes del primer siglo, es una demanda vivir la
ética cristiana. Una demanda posible. En el Señor. Para Su sola gloria.

Instituto Bíblico Jorge Müller


Jorge L. Pérez Sío - Eduardo Cartea Millos

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