Etica Cristiana en 1a. Corintios - Revisado 2017 Revisado
Etica Cristiana en 1a. Corintios - Revisado 2017 Revisado
IBJM
INSTITUTO BIBLICO JORGE MÜLLER JORGE MÜLLER
AM – 6
Etica
Cristiana
En 1a. Corintios
Objetivo de la Materia
Un estudio de los principios de conducta para la vida cristiana a la luz de los
postulados bíblicos con aplicaciones prácticas para los diversos problemas
con que se enfrenta la generación actual en el marco de la primera epístola a
los Corintios. Etica personal, social, familiar, eclesial.
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Bibliografía de la Materia
. Etica Cristiana – F. Lacueva – Curso de Form. Teológica Evangélica – Clie
. Etica – Samuel Pérez Millos – Curso Exég.Bíblica y Bosq.p.Predicad. - Clie
. La Fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos – J. Stott – Nueva Creación
. Iglesia, sociedad y ética cristiana – J.M.Martínez y J.Grau – Ed.Evang.Europeas
. La Etica cristiana del amor – Norman Geisler – Caribe
. La moral, un tesoro en peligro – Salvador Iserte – Clie
. Reflexiones en la Etica cristiana – J.M.Palomares Fernández – Clie
. ¿Qué hacemos con...? – J. Grau – Ed. Ev. Europeas
. ¿Bueno o malo? T.B. Maston y W. M. Pinson Jr. – Casa Bautista de Publ.
. El cristiano y el mundo – H. Bürki – Ed.Ev.Europeas
. En sus pasos ¿Qué haría Jesús? – C. M. Sheldon – Clie
. Volvamos a la fuente – Varios autores – Asoc.Baut.Arg. de Public.
. ¿Por qué lo permite Dios? – D. M. Lloyd Jones - Hebrón
. Joven ¿responde Pablo a tus preguntas? – C.A. Roberts – Casa Baut.de Public.
. Conflictos – Iacovelli-Abdala – Dellutri – Lec
. Equilibrio en la vida cristiana – Ch.Ryrie – Clie
. Peligros del Siglo XXI - LEC
. Varios sobre temas específicos (Divorcio, Etica social, Rel.extra matrimoniales, etc.)
. Estudios en 1 Corintios:
- Estudio Analítico de 1Corintios – F. Expósito – LEC
- Primera Epístola a los Corintios – G. Fee – Nueva Creación
- 1 Epístola a los Corintios – E. Trenchard – E. Bíblicas
- Comentario Bíblico M. Henry – Lacueva – Clie
- First & Second Corinthians – J. Heading – Ritchie
- Vincent´s Word Studies of the N.T. – M.R. Vincent – Hendrikson
- 1Corintios – Simon J. Kistemaker – SLC
- 1 Corintios – S. Pérez Millos - Clie
- Comentario al NT – Bonnet y Schroeder – JBP
- Comentario al NT – W. Mac Donald - Clie
Programa de la Materia
Estudio Nº 1
1.1. Etica y Etica Cristiana
1.2. Bases de nuestra Etica (1.1 a 2.16)
Estudio Nº 2
2. Etica en la Iglesia local ( I ) (3.1 a 5.13)
2.1. Manifestaciones carnales: Niñez espiritual (3.1-11)
2.2. Juicio a los siervos de Dios (4.1-21)
2.3. Inmoralidad: Consecuencias y disciplina (5.1-13)
Estudio Nº 3
3. Etica civil entre hermanos (6.1-8)
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Estudio Nº 4
4. Etica sexual (6.9 a 7.40)
4.1. El cuerpo y su santidad (6.9-17)
4.2. El matrimonio y el celibato (v.1-9, 25-38).
4.3. El Matrimonio y el Divorcio (v.10-24)
4.4. Varios estados de relación (v. 25-40).
Estudio Nº 5
5. Etica en asuntos dudosos (8.1-13; 10.23-11.1)
Estudio Nº 6
6. Etica en el servicio cristiano (9.1-27)
6.1. La acreditación del obrero cristiano (9.1-2)
6.2. Los derechos del obrero cristiano (9.3-14)
6.3. La responsabilidad del obrero cristiano (9.15-23)
6.4. La recompensa del obrero cristiano (9.24-27)
Estudio Nº 7
7. Etica en la tentación (10.1-15)
7.1. La tentación
7.2. La salida de la tentación
Estudio Nº 8
8. Etica en la Iglesia Local (II) (10.16-22; 11.2 a 14.40)
8.1. La Cena del Señor (10.16-22; 11.17-34)
8.2. La doctrina de la subordinación (11.2-16)
8.3. El Ministerio cristiano (12.1-31)
8.4. Etica en el Ministerio cristiano (14.1-40)
Estudio Nº 9
9. El amor: eje de toda Etica (13.1-13)
9.1. La Preeminencia del Amor (v.1-3)
9.2. Las Prerrogativas del Amor (v.4-7)
9.3. La Permanencia del Amor (v.8-13)
Estudio Nº 10
10. Etica en la esperanza (15.1-58)
10.1. La Etica del evangelio
10.2. La importancia de la ética a la luz de la escatología
10.3. Implicancias en la vida personal y congregacional
Estudio Nº 11
11. Etica en asuntos prácticos y personales (16.1-24)
11.1. El valor de la ofrenda (v.1-4)
11.2. Últimos conceptos de ética personal (v.5-24)
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Estudio Nº 1
1.1. Etica y Etica Cristiana
1.2. Bases de nuestra Etica (1.1 a 2.16)
Técnicamente se la define como: “La ciencia que estudia lo moral, cómo se justifica
racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar posteriormente a los distintos
ámbitos de la vida personal y social. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el
hecho moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro”.
El término ética es una transliteración del griego ethiká, que significa: asuntos morales, y
deriva de ethos: costumbre. En 1Co.15.33, aparece el término, tomando el sentido de
“conducta moral”. Moral, a su vez, proviene del latín “mos” , que significa “costumbre” en
el sentido ético, de la conducta y de la acción.
Etica y moral, pues, son una misma cosa. Por lo tanto, la ética estudia el comportamiento
humano, sus costumbres, y la determinación de si son correctas o incorrectas. Podríamos
decir que es el código de valores que determinan la norma de la conducta humana.
El hombre es un ser ético, es un ser moral. Esta condición está determinada por la
impronta moral con la cual Dios marcó al hombre: su imagen y semejanza – Gn.1.26-27,
por lo que las perfecciones morales de Dios, que en El se manifiestan en absoluta pureza,
bondad y justicia, son comunicadas al hombre, aunque en grado limitado por su condición
de criatura caída. Dios hizo al hombre perfecto. Gén.1.31: Vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera (lit. muy bueno). El pecado corrompió su
imagen moral, que solo es restituida mediante la regeneración en Cristo. Col.3.8-10.
El pecado ha hecho que el corazón, la voluntad del hombre, que es lo que determina su
proceder ético tienda siempre al mal, en total desobediencia a la Ley moral de Dios, y
absoluta inhabilidad para hacerlo. Al contrario, en franca rebeldía contra ella (Gn. 6.5; Ro.
1.18, 24, 26, 28, 3.10-18; 1Co.2.14). Se han perdido valores, y los que están vigentes en
la sociedad actual, en general, no son los valores ni principios de Dios son nuestros
valores, son los valores que ha impuesto el hombre . Destruimos los valores de Dios, para
poner en su lugar los valores del superhombre que pretendemos ocupe el lugar de Dios.
La sabiduría humana esta en contra de la Ética Cristiana, es imposible vivir esta clase de
Ética separado de la influencia del Poder de Dios, no existe capacidad humana que pueda
sostener tal cuestión “fuera del Poder de Dios”. Alguien dijo que: “El hombre es durante su
vida el resultado de sus propios actos”. “Somos lo que hacemos y somos como vivimos”.
Un escritor expresó: “Ahora somos más expertos, y sin embargo vivimos con muchos más
problemas. Tenemos mucho más medicina, pero menos salud. Estudiamos más, pero
aprendemos mucho menos. Planificamos más, pero siempre realizamos menos. Hemos
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Para esta ética, el concepto de un Dios “de arriba” o “de afuera” dictando normas no tiene
sentido, ni El es digno de la fe del hombre, pues la ley moral bíblica –dicen- es mitológica y
sin pertinencia para el hombre moderno que es capaz de dictar sus propias normas
morales, pues ha llegado a “la mayoría de edad” (concepto que pertenece a D. Bonhoeffer)
y por lo tanto debe vivir como si Dios no existiera. El hombre es pues independiente de
Dios, cuya existencia es incompatible con ese hombre maduro y responsable,
auténticamente irreligioso y “autónomo”. Una frase de esta cuña lo resume: “No existe
bien, ni mal, ni nadie que me dé órdenes”.
Para Robinson, en su libro “Honesto para con Dios”, no hay nada a lo cual se le pueda
etiquetar como malo. La única maldad intrínseca es la falta de amor. Obviamente con este
preconcepto se puede llegar tan lejos como uno quiera, por lo que bien se ha titulado a
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Perteneciente a la Iglesia Anglicana.
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esta ética: “la inmoralidad de la nueva moralidad”, o también “la nueva moralidad, la vieja
inmoralidad”2.
Concluimos con un pensamiento del célebre teólogo J.I.Packer: “Sea lo que sea para estos
hombres, el cristianismo ciertamente no es la vida de fe en el Dios vivo, la creencia en sus
promesas, la fidelidad en nuestra obediencia, que experimentaron Abraham y Moisés,
David y Elías, Jeremías y Pablo, Agustín y Lutero, Tyndale y Wesley, H.Taylor y George
Müller,3 Latimer y los mártires de los aucas en nuestra generación. Se nos plantea un
dilema: o bien los héroes de la galería de Hebreos 11 y los millones que les siguieron con
la fe y la vida allí definidas se engañaron y el conocimiento que tuvieron de Dios fue una
ilusión, o bien la llamada “teología (y también la ética) de Tillich y Robinson no es teología
en absoluto, y su “Dios” no es Dios, ni sus “oraciones” son oraciones, ni su “culto” es
verdaderamente adoración”4.
Puede ser definida como “la reflexión crítica sobre las decisiones y acciones morales del
cristiano individual y de la comunidad cristiana”5. O como dice Paul Lehmann, “es la
reflexión sobre la pregunta, y su respuesta: ¿Qué debo hacer como un creyente en
Jesucristo y como un miembro se su iglesia?”6.
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Recomendamos la lectura del libro: Iglesia, Sociedad y Etica cristiana – Ver Bibliografía.
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Lo destacado es nuestro.
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J.I.Packer: Keep youselves from idols – London, 1963.
5
T. B. Matson, “Etica de la Vida Cristiana” – CBP, 1981
6
Paul Lehmann, “La Ética en el Contexto Cristiano” -. Barcelona – Alpha, 1968.
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Un cristiano debe primero saber qué es para poder saber qué hacer. Así que, a pesar de
que subyace, por pertenecer a Dios, un concepto de obligación moral, el creyente tiene la
libertad moral de vivir de acuerdo a la ética divina, la ley de Cristo (Gá.5.1; 6.2).
Y esto lo puede hacer solo por lo que nos dice 1ª.Corintios:
- Haber sido santificados en Cristo Jesús (1.2)
- Haber sido unidos a Cristo Jesús (1.30)
- Haber sido iluminados por las Sagradas Escrituras (2.9-10)
- Haber recibido el Espíritu de Dios (2.12)
- Tener “la mente de Cristo” (2.16).
- Ser templos del Espíritu Santo (3.16).
“Por cierto existe tal cosa como una ética cristiana, con una extensión, delicadeza y sabor
que le son peculiares”, dice el Dr. James Denney. El cristiano tiene una forma de
comportarse tanto en la sociedad a la que pertenece, que es la Iglesia, como en la
sociedad a la que no pertenece, pero en la cual convive, que es el mundo. El mundo
espera una conducta distinta y distintiva en el creyente. Casi lo exige. Y esa forma de
comportarse, es decir, esa ética peculiarmente cristiana, esa particular forma de pensar,
de hablar, de actuar como individuo, en el hogar, en el seno de la iglesia local, en los
negocios y en los contactos con los hombres del mundo, surge de su nueva naturaleza, de
su mente ajustada a la mente de Cristo y de una vida necesariamente vivida a la luz de la
Palabra de Dios y en el poder del Espíritu Santo.
Dice el profesor Trenchard: “En la Iglesia (es decir en los creyentes –aclaración mía-) la
ética surge de la vida, y la vida viene de Dios, por medio del Señor Jesucristo y la potencia
del Espíritu Santo… Los preceptos morales que surgen de la ética cristiana no llevan en sí
potencia alguna que garantice su cumplimiento. “El ´yo´ egoísta del hombre caído
necesita mucho más que unos bellos ideales y unas normas de conducta para poder vencer
el lastre del pecado original y el empuje de un mundo que ´yace en el maligno´”, agrega
el mismo autor.
Lo que necesita el creyente, pues, para vivir una verdadera ética cristiana a la luz de los
preceptos bíblicos, es un poder especial, que surge de una vida llena del Espíritu Santo.
En el primer siglo, igual que en el nuestro, el paganismo, más allá de las formas de “culto”
que presenten, rinden culto a los mismos dioses:
- Baco (latino) o Dionisio (griego): el dios del placer
- Mercurio o Hermes: el dios del comercio
- Venus o Afrodita: la diosa de la belleza y el deseo sexual
- etc.
Corinto, lejos de escapar a esta realidad, era la ciudad pagana por excelencia. Era llamada
“la cloaca del mundo”. Notemos qué clase de gentes habían sido convertidas al
cristianismo: cp.6.9-11. No es de extrañar que en la iglesia de Corinto, sucedieran cosas
muy aberrantes, ya que los creyentes no eran “la crema” de la sociedad, lo más refinado,
lo más granado de la sociedad corintia, sino “lo más bajo de ella”: cp. 1.26-31.
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Recomendamos la lectura del libro “Contracultura Cristiana”, de J. Stott. Ver Bibliografía
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Pablo está tratando de hacerles entender que ya que los creyentes tenemos “la mente de
Cristo” (2.16), debemos ser consecuentes con ese modo de pensar. Tal vez, para muchos
de ellos no era fácil dejar costumbres tan arraigadas por tantos años, despojarse de
prácticas comunes en las vidas libertinas del primer siglo.
Hay distintos ámbitos en los cuales el cristiano se desarrolla y donde deberá mantener una
consecuente conducta ética:
. El hogar, la familia
. La sociedad
. La iglesia
Pablo va a hablar de todas ellas, y las veremos juntos en esta singular y práctica epístola.
Por esta razón, estudiar 1ª. Corintios es descubrir la voluntad de Dios en prácticamente
todas las áreas del desenvolvimiento de los cristianos, y en aquellos tópicos no incluidos en
esta epístola, se aplican los mismos principios. Estudiar la ética en 1Corintios, es, en
definitiva, descubrir lo que Dios dice sobre la Ética Cristiana.
Veremos:
o Etica en la iglesia local -I (3.1 a 5.13)
o Etica en el matrimonio (6.9 a 7.40)
o Etica en asuntos dudosos (8.1-13; 10.23-11.1)
o Etica en el servicio cristiano (9.1-27)
o Etica en la tentación (10.1-15)
o Etica en la iglesia local -II (10.16-22; 11.2 a 14.40)
o El amor: eje de toda Etica (13.1-13)
o Etica en la esperanza (15.1-58)
o Etica en asuntos prácticos y personales (16.1-24)
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“las iglesias de Dios” (11.16), es decir, para “todos los que en cualquier lugar invocan el
nombre del Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1.2).
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Estudio Nº 2
2. Etica en la Iglesia local ( I ) (3.1 a 5.13)
2.1. Manifestaciones carnales: Niñez espiritual (3.1-11)
2.1.1. En el desarrollo (3.1-2)
2.1.2. En disensiones (3.3)
2.1.3. En divisiones (3.4-11)
2.1.4. En el ministerio (3.12-13)
2.2. Juicio a los siervos de Dios (4.1-21)
2.3. Inmoralidad: Consecuencias y disciplina (5.1-13)
2.4. Disputas entre hermanos (6.1-8)
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Pero, además es un cuerpo que tiene un gobierno y administración delegados por Dios a
través de sus ancianos y diáconos, ordenanzas a cumplir, normas de funcionamiento y
disciplina, orden en el culto y en el desarrollo de los dones.
Una de las principales bases de cada iglesia local, y de la manifestación de una sana ética
cristiana es la comunión. Así lo vemos en la iglesia recién nacida en Hch. 2.42, 46-47. Las
divisiones en la iglesia son el fruto de la carnalidad, es decir de la conducta no espiritual de
los cristianos.
Su naturaleza Su conducta
Animal (1Co.2.14)
Hombre natural (Psykikós) – Jud.19 Carnal (1Co.3.1)
(no renacido) (Sarkinós)
Carnal (1Co.3.3)
(Sarkikós)- Gn.6.3; Jn.3.6
Espiritual
Hombre espiritual Espiritual (Pneumatikós)
(renacido) (Pneumatikós)
Carnal
(Sarkinós)
Los creyentes (cp.hermanos, v.1) espirituales (pneumatikoïs), son aquellos que están en
proceso de madurez espiritual, conducido por el Espíritu Santo (1Jn.2.12-14; Fil.3.15;
Col.1.28; Gál.5.16). Ellos son capaces de alimento sólido (v.2; Heb.5.14-6.1).
Los creyentes carnales (sarkínois)8, son inmaduros, como “niños en Cristo”. Su inmadurez
hace que se manifiesten características similares a los hombres naturales (2.14: psykikós) y
carnales, es decir, no regenerados, y difícilmente se pueden distinguir de ellos, pues andan
como hombres (1Co.3.3). Son guiados por la carne (sarx), que es el elemento de la
naturaleza humana que está en el inconverso y también en el creyente, pues permanece
en él; el cuerpo de pecado (Ro. 6.6; 7.14-24). Es decir “criterios meramente humanos”
(NVI). Se alimentan de “leche”, es decir, son incapaces de adquirir conocimientos
profundos de las Escrituras (Heb.5.11-13), y ni aún la toman con avidez como los niños
recién nacidos (1Pe.2.2).
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Pablo utiliza dos palabras para señalar al creyente inmaduro: sarkínois –v.1- y sarkikoí –v.3-. Mientras la
primera significa “hecho de carne”, el segundo conlleva una connotación ética: su aptitud y actitud hacia lo
carnal. Aquel que es “hecho de carne”, a menos que sea controlado por el Espíritu, tenderá a la carne, su
inclinación será hacia lo carnal, no a lo espiritual.
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Si es cierto que los siervos de Dios son solo eso. Pablo utiliza la palabra huperetes, que se
usaba para los trabajos más humillantes. Pero son eso, nada más y nada menos –pues, el
honor más grande no lo dan los títulos, ni los cargos, sino el ser “servidores de Cristo”-
ellos merecen el respeto, la consideración y el amor de parte de la iglesia del Señor.
Hay una ética de parte de los siervos de Dios y una ética de parte de la iglesia.
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Recomendamos la lectura del libro “Liderando en el Servicio” del Prof. Pedro Fuentes – Edit. E.E.Sembrar-
Arg.
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Por cierto todas estas características son un cuadro de “anti-ética” congregacional, pero el
Espíritu las ha dejado expuestas para nuestra consideración y amonestación, pues ninguna
iglesia está exenta de caer en ellas.
“De cierto se oye”. Probablemente la familia de Cloé (1.11), una familia importante y
espiritual de Corinto informó a Pablo acerca de este problema. No solo no es malo
informar, sino que además, es necesario cuando el propósito no es el chisme, o la
denuncia con fines carnales, sino un legítimo deseo de santidad entre el pueblo de Dios.
En este caso, era un hombre, un miembro de la iglesia que había conformado una unión
ilegítima con la esposa de su padre.
La palabra “fornicación” (gr. porneia), indica toda relación sexual ilícita, es decir, fuera del
matrimonio, antes o durante el mismo, y que incluye “adulterio, fornicación (inmoralidad
sexual), inmundicia (impureza), lascivia (libertinaje)”, tal como lo expresa en “las obras de
la carne”, en Gál.5.19, incluyendo también la homosexualidad de ambos sexos. En este
caso era un asunto aún más aberrante y repugnante, (notar “y tal fornicación”) pues la
unión era de un hombre (posiblemente cristiano en comunión en la iglesia) con la esposa
de su padre, estuviera vivo o muerto y viviera con ella o aun se hubieran separado.
Posiblemente fuera viudo o divorciado de la madre de aquel, y ya que no se toma ninguna
medida contra ella en la iglesia, tanto él como su “segunda esposa” fueran inconversos. Se
podría decir “su madrastra”.
Eso constituía “incesto”, una práctica aborrecible, aún en las culturas más paganas y
primitivas, y particularmente en la grecorromana.
Dios lo había prohibido expresamente a Su pueblo: Levítico 18.8: que equivale a decir
según la NVI: “No tendrás relaciones sexuales con la esposa de tu padre, porque sería
como tenerlas con él” (al ser ambos una sola carne, fundidos en un solo ser). En el
versículo siguiente tratando un caso parecido, es decir la unión ilícita de un hombre con su
nuera, dice “cometieron grave perversión (un acto depravado)”. Cp.Dt.22.30 y 27.20.
Pero, además, el castigo era contundente: Lev. 20.11: “Cualquiera que yaciere (se
acostare) con la mujer de su padre, la desnudez de su padre descubrió (deshonra a su
padre); ambos han de ser muertos; su sangre será sobre ellos (ellos mismos son
responsables) ”. En Israel los hubieran apedreado a ambos, aunque en la época de Pablo,
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ya rabinos como el rabí Akiva, habían inventado subterfugios para permitir esa relación
incestuosa10.
No hay ninguna duda. Dios había legislado para Israel. Y la ética para Israel no es más
rígida que para la Iglesia del Señor. En la Iglesia, donde reina la gracia de Dios, no es
posible ese castigo, pero, sí una limpieza profunda del pecado, expulsando al pervertido.
Pero el problema no era solo el hecho del pecado, sino las consecuencias que había traído:
Estaban todos involucrados en el pecado (v.1).
Era un “pecado colectivo”: “hay entre vosotros fornicación (gr.porneia: inmoralidad
sexual)”. No dice: Hay uno que cometió inmoralidad sexual, sino “hay entre vosotros”.
Como si una manzana podrida hubiese podrido toda la cesta.
Como el caso de María, la hermana de Moisés (Núm. 12.15: “el pueblo no pasó adelante
hasta que se reunió María con ellos”. Como el caso de Josué 7, en que el pecado de Acán
significó a vista de Dios el pecado de todo el pueblo: “Israel ha pecado, y aún han
quebrantado mi pacto que yo les mandé, y también han tomado del anatema (de lo
destinado a ser exterminado) y han hurtado, y han mentido y aún lo han guardado entre
sus enseres”. Y esto costó la muerte de Acán y todos los suyos, y una tremenda derrota y
vergüenza para el pueblo en Hai.
Era un problema en Corinto: Ver 4.6,18-19; 3.18; 8.1,2. Como dice Trenchard: “No es
probable que los guías de la iglesia excusaran el crimen en sí, pero quizá decían: “Nosotros
como iglesia no nos vemos afectados por lo que ha hecho un miembro, por escandaloso
que sea el pecado en sí”.
El orgullo enceguece. Estaban más preocupados en los dones que tenían y los partidos
dentro de la iglesia que de mantener la pureza y la dignidad del testimonio. Dice Carlos
Erdman: Deberían haber comprendido en Corinto que la verdadera gloria de la iglesia
consiste, no en la elocuencia y los dones de sus grandes maestros, sino en la pureza moral
y las vidas ejemplares de sus miembros.
Cualquiera que sea el razonamiento, constituye una aberración espiritual el tolerar ese
pecado en el seno de la asamblea, y sin duda una lasitud, liviandad e indiferencia con que
se tomaban las cosas santas de Dios.
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A.T.Robertson – Imágenes verbales
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La disciplina es el método divino que Dios utiliza para enseñar a sus hijos los caminos de la
santidad. W.E.Vine da una precisa definición: La disciplina es “la corrección amable y
tierna, ejercida en una amor perfecto, que nos entrena y nos lleva a una perfecta
comunión con Dios”. Y agrega: “Este tratamiento que El nos da, es un llamado a la
contrición y a ese profundo ejercicio del alma que nos atrae a sus pies con un deseo
humilde y ferviente de entender sus acciones y de responder al amor que las incitó”.
¿Cómo hace Dios, o cuáles son los medios que El emplea para disciplinarnos?
. Su gracia - Tito 2.11-12 “enseñándonos”.
. Su Palabra - 2 Tim. 3.16; Jn.17.17; Jn.15.3.
. Sus pruebas – Mal. 3.23; Heb. 12.5-17.
Es difícil distinguir qué es una prueba y qué es un castigo de parte de Dios hacia un
creyente. Pero un creyente espiritual muchas veces puede distinguirla. El Espíritu Santo
habla a nuestra conciencia y nos dice cuando Dios ha querido corregirnos alguna
desviación o pecado. La prueba, la disciplina no es una desgracia en la vida. Es dolorosa,
pero no es una desgracia, porque la prueba tiene límite y la disciplina tiene un fin. Al fin es
una bendición. 1 Pe. 1.6-7; 4.12-13.
Hay casos en los cuales Dios actúa drásticamente con el creyente. Es un terreno muy santo
y debemos evitar las conjeturas. Pero hay situaciones en la experiencia espiritual del
creyente que reciben una medida punitiva de parte del Señor. No es fácil juzgar en qué
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casos ocurre. Pero tenemos algunos indicios en la Palabra (Jn. 15.2; 1 Pe. 4.17;1 Jn. 5.16;
1 Co. 11.29-32).
La conducta del creyente afecta al resto de sus hermanos. El ejemplo del cuerpo ilustra
esta verdad (1 Co. 12.26). Cuando hay pecado en el cuerpo o en alguno de sus miembros,
afectará la santidad, la libertad del Espíritu, el poder del servicio y el testimonio, las
manifestaciones de la gracia divina, el gozo de la comunión.
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Así que, resumiendo: La disciplina en la iglesia local es ejercida por la misma iglesia, en el
nombre del Señor, en obediencia a la Palabra y con la autoridad y poder de Cristo,
mediante el Espíritu Santo.
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Esta expresión indica la función que tenía el escriba judío de aplicar la ley a los casos
particulares, es decir, sentar jurisprudencia, para permitir o prohibir, admitir o excluir de la comunidad. Los
católicos lo interpretan como poder para absolver o retener los pecados, en cuanto a la salvación de una
persona. Se trata de la disciplina que son autorizados a ejercer. En este ejercicio, –dice Lacueva,
Coment.Mateo M.Henry-: “la autoridad de la Iglesia está respaldada por la autoridad de Cristo mismo. El cielo
da por atado o desatado lo que los ministros de Cristo aten o desaten en la tierra... Sin embargo esto no
significa que la iglesia sea infalible en la aplicación de estos poderes. Incluso los evangelistas de la Iglesia
primitiva se equivocaron dejándose llevar de las apariencias (basta el caso de Simón el Mago –Hechos 8-, y el
posterior de los falsos maestros, aun en tiempo del Apóstol Juan, 1 Jn.2.19)... No se habla de obrar
infaliblemente, sino legítimamente, es decir, de acuerdo a la ley de Cristo, en la que los pastores son jueces,
no legisladores; y el juez juzga iuxta allegata et probata= según los hechos alegados y probados, aunque se
puede equivocar, puesto que a veces, las pruebas parecen estar en contra de una persona que, en realidad,
no es la que ha cometido el crimen. Pero lo que se exige del ministro de Dios es, no que sea infalible, sino
que sea fiel (1Cor. 4.2), como quien ha de dar cuenta al que ve las intenciones de los corazones (1 Cor.
4.5)....” sigue la nota y vale la pena leerlo.
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El problema suscitado entre Darby y Newton de la iglesia en Plymouth. Los de Darby se separaron de
todos los que pensaban como el Sr. Newton, y constituyeron otra iglesia en otro lugar de la ciudad y exigía
que cada iglesia juzgara la cuestión. A algunos doblegó con su pensamiento y con ellos comenzó el
movimiento “exclusivista” (o darbynista), aceptando en la Cena del Señor solamente a los que pensaban
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- Los ancianos son los encargados de aplicar esta disciplina, cumpliendo con
tres funciones primordiales:
o Supervisión, llevando a cabo los siguientes pasos:
Información del asunto, en forma objetiva e imparcial.
Teniendo pruebas y testigos competentes.
Análisis, con el criterio y discernimiento que se supone
deben tener.
Oración y meditación sobre el hecho, y la medida
disciplinaria que corresponde tomar, sin apresuramientos, y con un espíritu equilibrado.
Hay asuntos de pecado o desorden que resultan claros. Otros requiere sumo cuidado en su
análisis.
Gracia y ternura para buscar siempre la restauración del o
de los hermanos.
o Ejercicio de Autoridad. Los sobreveedores no son autoridad,
pero sí ejercen autoridad. Esta autoridad no es propia, sino delegada por el Señor, y con
ella aplican la disciplina que corresponde en nombre del Señor y representando a la iglesia
local. Es siempre solemne y requiere madurez, conocimiento de las Escrituras y
ecuanimidad. Ya hemos explicado la enseñanza de Mat.16.19 y 18.18.
Esto requiere por parte de los ancianos, en representación de una iglesia que los reconoce,
absoluta idoneidad, de modo que la aplicación de la disciplina nunca sea por negligencia o
mala voluntad. El abuso de la disciplina ha conducido con frecuencia a un espíritu duro e
intolerante, pero el descuido de ella, ha demostrado ser un peligro casi tan grande. D.
Guthrie.
Hay, sin duda, casos graves por su magnitud, su persistencia, sus consecuencias, etc., que
merecen esta “entrega”. Por ejemplo el caso de 1 Tim.1.20, que el apóstol explica en 2
Tim. 2.17-18 y 4.14-15. No olvidemos, por otra parte, que es un apóstol quien lo hace.
Hay otros casos que merecen excomunión, pero donde el creyente ha caído y su pecado,
sea cual fuere, aunque siempre una grave falta moral que afecta a otros, aún es
reconocido, y lamentado, y entonces no cabría esta “entrega”.
como ellos. Los de la primera iglesia de Plymouth fueron llamados “abiertos” o “libres”, y de allí salieron los
nombres de “Hermanos de Plymouth” o “Hermanos Libres”, que, como decía alguien “con tanto gusto
rechazamos”.
20
21
Algunas razones para pensar que no creemos que sea ese el verdadero significado:
- Pablo nunca enfrenta “la carne” con “el espíritu”, pensando en la carne como
cuerpo, sino como “carnalidad” (p.ejemplo Rom.8.10. Allí “muerto” no lo es físicamente,
sino como efectos de la carnalidad).
13
1Corintios – Curso de Formación Bíblica - CLIE
21
22
Era esperable que aquellos que eran gobernados por principios morales provenientes de la
justicia divina supieran mejor dirimir pleitos que aquellos que lo eran por principios de la
injusta justicia humana. Pero cuando los creyentes son carnales andan “como hombres”
(3.3), con lo cual, no hay diferencia alguna.
Pablo, indignado, les censura. La pregunta del v. 1 es muy dura y equivale a decirles que
hacer lo que hacían era una verdadera osadía contraria a toda ética cristiana. Les pregunta
varias veces, en forma irónica: “¿No sabéis?” (v.2,3, y la repite varias veces, aunque
abordando otros temas en v.9,15,16,19).
22
23
- Era una vergüenza que no hubiera entre ellos “sabio, ni aun uno”, que
pudiera juzgar entre sus hermanos. Una falta total de madurez, que significaba un grave
déficit espiritual en aquella iglesia.
- No solo acudían a tribunales del mundo, pero además, pleiteaban ante los
incrédulos (v.6). Un doble pecado que desacreditaba a los creyentes y al testimonio del
evangelio.
- Pablo dice que esto significa “una falta” (v. 7), lit. un “fracaso”, una
“derrota”.
La derrota era un mal testimonio y una total incapacidad para comprender, tolerar y
perdonar a los hermanos (Col.3.13-15). Es decir, una ausencia de amor (1Co.13.4-7).
- Los creyentes debemos, más bien, “sufrir el agravio”, “sufrir ser
defraudados”. Esto es difícil y hasta imposible para la carne, pero posible por la acción del
Espíritu Santo controlando la vida del cristiano (Mat.5.38-42 y llevándole a imitar a su
Maestro (Sal.37.5-9; 1Pe.2.21-23).
La ética cristiana exige cumplir los preceptos del Salmo 15.
Es en ese ámbito íntimo, del cuerpo del creyente y de la unión matrimonial donde primero
deben exhibirse los principios de una ética cristiana en la cual debe primar la pureza, la
santidad, el honor que exige la presencia de Dios en el cuerpo del cristiano que es un
templo espiritual y morada del Espíritu. La cultura pagana de la sociedad corintia, en la
cual estaba inserta la iglesia estaba impregnada por la laxitud, los pecados de la carne y
las manifestaciones más abyectas de la naturaleza humana no regenerada. Sin duda, los
cristianos eran llamados a vivir en forma diferente, exhibiendo en sus vidas las leyes
divinas y como consecuencia una ética digna de la gloriosa posición a la cual Dios los había
llamado. No han cambiado los principios mundanos. Son iguales en el siglo XXI que en el
siglo I. Tampoco han cambiado las demandas de la ética cristiana.
23
24
Pablo les indica algunos parámetros para considerar las cosas lícitas como correctas o
convenientes, o no:
- ¿Convienen? No todas ayudan, adornan, edifican, son de bendición para
otros. Si son un tropiezo para la vida personal o de los demás, aunque sean lícitas, no son
provechosas y convenientes.
- ¿Pueden dominar la vida? No deben esclavizar, crear hábitos
inconvenientes o no santos. El dominio propio, la templanza, es un fruto del Espíritu (Gál.
6.23).
- ¿Son necesarias? En general, son cosas intrascendentes, es decir, no
trascienden, no permanecen: tanto lo uno –el cuerpo- como lo otro -las viandas- destruirá
Dios, es decir, dejará sin efecto, serán innecesarios.
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25
El creyente no debe medir las cosas de la vida, aún las lícitas, con la medida de la moral de
este siglo, sino desde el punto de vista celestial, con el “peso del santuario”. Así, asuntos
que pueden no ser absolutamente malas en sí mismas, pueden ser un estorbo para su
entera consagración a Dios, a la que fue llamado. Tal el caso de los nazareos (Núm.6). Lo
que era lícito y natural en los hombres comunes, no lo era para el nazareo.
Es inútil andar cuestionando si algo está bien o está mal. La cuestión es saber cuál es
nuestra aspiración en la vida. Si somos cristianos “comunes” o si somos “nazareos”. De
acuerdo a lo que queramos ser, consideraremos si algo es conveniente, aunque sea lícito.
Ciertamente, hay cosas que no discutiríamos, si nuestras almas estuvieran en una actitud
espiritual. Dice C.H. Mackintosh: “La pregunta no es ¿vamos a convertirnos en monjes?,
sino ¿queremos ser nazareos para Dios?”
Varios principios básicos, razones fundamentales sobre los que basa su enseñanza:
El cuerpo del creyente es para el Señor v.13b-14): “El cuerpo no es para la
fornicación, sino para el Señor y el Señor para el cuerpo”. Ahora nuestro cuerpo está
destinado a honrar al Señor y a ser un instrumento para Su servicio (Ro.12.1), no para
prácticas inmorales. Por lo tanto debe ser mantenido en santidad (Ro. 6.13, 19). Un día
será glorificado por el poder de Dios (v.14; 1Co.15.51-57; 2 Co.5.1-9; Fil.3.20-21; 1Ts.
4.16).
El cuerpo de creyente es miembro de Cristo (v.15-17). Como cada creyente es
un miembro del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, es hecho parte del Cuerpo de Cristo
(1Co.12.27). Por lo tanto, es incompatible ser miembro de Cristo y a la vez unirse
inmoralmente a alguien. Unirse a alguien es “ser uno con él”, conforme al principio divino:
“los dos serán una sola carne” (Gn.2.24; Mt. 19.5). El creyente está “en Cristo”, es decir,
unido indisolublemente a Cristo (2Co.5.17; Gál.2.20). O con uno, o con el otro.
El cuerpo queda dañado con la práctica inmoral (v.18). La expresión no deja
lugar a la opción. Es mandataria. Está en imperativo: Huid. El huir no significa debilidad
sino firmeza, como en el caso de José (Gn.39.12). O como en el caso de Lot (Gn.19.17),
o la recomendación de Prov. 5.1-14. Es pecar contra sí mismo.
El cuerpo es templo del Espíritu Santo (v.19-20 a). Está en el creyente, dado por
Dios (Ro.8.9). El lugar de la morada de Dios debe ser mantenido en santidad (1Co.3.16)
Pero, además, eso significa que no somos nuestros, porque hemos sido comprados por
precio. Nuestra redención para nosotros es sin precio (Isa.55.1), pero no sin costo. Costó
el precio de la sangre de Cristo (Ef.1.7; 1 Pe.1.18-20). No soy mío, oh no, pertenezco a
Jesús.
El cuerpo debe glorificar a Dios (v.20 b). Es el ámbito en el cual –como en el
Tabernáculo y el Templo- se debe manifestar la gloria de Dios. Y Dios habita en la santidad
(1Cr.16.29; Sal.93.5; Isa.57.15; Jn. 15.2,3,8; Ef.1.6).
25
26
Pero, la norma general dada la condición natural del hombre y la mujer, y aún su fragilidad
frente a las pasiones del mundo que ejercen fuerte presión sobre la mente y la conducta,
determinan que cada hombre y cada mujer tengan su cónyuge.
Pero, entendemos que lo que quiere decir Pablo es que el celibato, la disposición de no
casarse, es tan digna como la de hacerlo, y bajo las circunstancias que vivían los cristianos,
como ya dijimos, era hasta conveniente.
No obstante,
Dios estableció el matrimonio y dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”
(Gn.2.18).
Salomón escribió en Prov. 18.22: “El que halla esposa, halla el bien, y
alcanza la misericordia de Jehová”. La expresión “el bien”, es “lo bueno”,
que es el estado determinado por Dios para el matrimonio, en contra de lo
“no bueno” del hombre solo.
El escritor a los Hebreos dice en 13.4: “Honroso sea en todos el
matrimonio...”
El Señor Jesús bendijo las bodas de Caná.
Pablo dice que el matrimonio es una gran figura de Cristo y su Esposa (Ef. 5).
Si Cristo tiene una Esposa que es la Iglesia, no cabe duda que la institución
26
27
matrimonial cuenta con todo el favor de Dios, que, además fue el que la
instituyó.
Pablo enseña que una de las señales de los falsos maestros es “prohibir
casarse” (Tim.4.3).
En los versículos 25 a 38 explica claramente por qué dice que “es bueno no casarse”.
Así que el celibato no es un estado ideal, ni obligatorio para nadie. Lo normal, natural y
acorde con la voluntad de Dios es el matrimonio.
Además, Pablo dice en el v.2 que las pasiones “que combaten en nuestros miembros”
hacen que el matrimonio sea no solo un freno para la impiedad, sino también un canal
para santificar una relación que Dios aprueba solo dentro de sus límites, y además un
precioso medio de compartir “la gracia de la vida” con otra persona, a la vez, coronada por
la bendición de la procreación y la educación de hijos para Dios y su Reino.
o La Ley del Pago – v.3: “El marido cumpla con su mujer el deber conyugal, y
asimismo la mujer con el marido”. Notemos que Pablo usa dos verbos interesantes:
“cumplir” y “deber”, refiriéndose literalmente al “pago de una deuda”, el “débito
conyugal”. Pablo ataca el ascetismo dentro del vínculo matrimonial (S. Kistemaker).
14
M. Henry: “Los hijos son parte de uno, pero la esposa es uno mismo” .)
27
28
El peligro que existía y existe en una sociedad adúltera y liviana como la que se vivía en
Corinto y la que se vive en la actualidad, hace que el matrimonio debe ser cuidado con
mucho esmero. Muchas veces el no cuidar estos “deberes” inducen indirectamente a uno
de los cónyuges a la infidelidad, y deviene el desastre en el hogar.
El mandamiento de no separarse
Es para los dos cónyuges por igual, aunque con las connotaciones propias de cada uno:
- Que la mujer no se separe de su marido (v.10)
- Que el marido no abandone a su mujer (v.11).
El divorcio es
- Un estado que Dios aborrece (Mal. 2.13-16)
- La puerta para un nuevo estado que Dios no aprueba (Lucas 16.18, donde
repudiar, significa: Desechar, repeler, rechazar al cónyuge.
¿Por qué?
28
29
Las soluciones propuestas
Reconciliación, no re-casamiento
En ese caso hay dos únicas soluciones (v.11):
- Quédese sin casar
- Reconcíliese con su marido (o su esposa)
Así que, para aquel que se separa, casarse nuevamente, llegando al divorcio vincular,
significa caer en pecado de adulterio (Mt.19.9). No hace falta decir que, aunque no haya
casamiento, sino una relación de convivencia, sin que exista vínculo civil, no altera el
concepto. Sigue siendo adulterio.
El divorcio siempre es un fracaso, una tragedia, que trae consecuencias muy dolorosas y
traumáticas para los cónyuges y para los hijos, aunque para el mundo sea todo lo
15
La V.P. traduce, en palabras de Dios: “Aborrezco al que se divorcia de su esposa” .
29
30
contrario, como acota J. Stott:16 “Esta es una muestra de la mente secular en su más
desvergonzada perversidad. Celebra el fracaso como éxito, la desintegración como
crecimiento y el desastre como triunfo”.
Divorcio y re-casamiento
Es un tema difícil, controversial y más extenso que lo que se pueda abarcar en este manual
de estudio, pero presentamos algunos argumentos sobre este tema, como justificación
para el divorcio y posible re-casamiento del cónyuge inocente.
1ª postura. Entre otros argumentos, que la utilización del término porneia –fornicación- y
no moikheia –adulterio- significa que no existe vínculo matrimonial. Así que, puede ser
traducida como “concubinato”, es decir, “unión en grado prohibido por la ley” o “unión
ilegítima”17. Por ejemplo en Lev. 18.6-18; Marcos 6.17-20; 1 Cor. 5.1 (relación incestuosa).
Por lo tanto no puede haber ruptura del vínculo y consecuentemente libertad para
establecer un nuevo vínculo. Que ella se halla en los evangelios y no en las epístolas
apostólicas, que contienen el cuerpo de doctrina para la iglesia, y que en ellas, tanto en
Rom.7.2, como en 1 Cor. 7.39, no se considera ruptura de divorcio vincular con posibilidad
de re-casamiento sino la muerte de uno de los cónyuges.
16
La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos-Nueva Creación-pg. 304
17
La VP (DHH) interpreta “salvo por causa de fornicación”:“a no ser en el caso de una unión ilegal”.
30
31
Sin duda en el primer siglo el estar unido a un esposo o esposa incrédulo, es decir, pagano,
idólatra en la mayoría de los casos entre los gentiles, conllevaría un gran conflicto. ¿Qué
hacer? ¿Cómo podrían llegar a ser “una carne”, “un solo ser”? ¿cómo podrían superar ese
abismo entre la fe y la incredulidad? ¿no deberían separarse?
Pablo no autoriza ninguna separación. El mandamiento es preciso: la unión conyugal debe
ser mantenida intacta. La iniciativa de la separación no la debe tomar nunca la parte
cristiana.
18
“Santificado”, no tiene que ver con la santificación que resulta de la regeneración por la fe. Más bien,
significa que el cónyuge inconverso tiene contacto con la santidad. El esposo o la esposa creyente santifica al
cónyuge inconverso de la manera que el Tabernáculo o el Templo, santificado por estar consagrado para Dios
y por la Presencia de Dios allí, santificaba el oro. O como el altar que santificaba la ofrenda que se ofrecía en
él (cf. Mateo 23.17,19). Como dice S. Kistemaker “el objeto no era santo por sí mismo, sino que lo era por
asociación”.
31
32
Con los hijos ocurre algo semejante. Por la influencia de un o una cristiana fiel, los hijos
son enseñados a apartarse de la influencia del mundo pagano, entrando en contacto con
las cosas santas de Dios a través del creyente y además son hechos partícipes de las
“bendiciones de la luz del Evangelio y el conocimiento de la Palabra de Dios” (E.Trenchard-
1 Cor.pg.112), con lo cual, tienen ocasión cierta de obedecer a la fe.
32
33
- Es libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor
- Pero más dichosa (dichoso) será si se quedare así.
Pablo vuelve a recomendar, en razón de la crisis reinante, a que el que enviuda no se
vuelva a comprometer con otro cónyuge, sino que viva libremente para servir al Señor y
agradarle a El.
Estudio Nº 5
5. Etica en asuntos dudosos (8.1-13; 10.23-11.1)
Hay asuntos que en la Palabra de Dios están perfectamente definidos. La Palabra es clara y
terminante. Otros son pasibles de tomar una decisión que depende de la conciencia. Existe,
no obstante, el peligro del racionalismo, es decir de querer pasar por el tamiz de la mente
todo lo que atañe al espíritu, y aunque nuestro culto es racional, hay algunas cosas que
solo la fe puede alcanzar. Muchas veces, donde claudica la razón, nace la fe.
La Palabra de Dios está llena de hechos y conceptos, que no son pasibles de razonar
normalmente, porque son hechos y conceptos extraordinarios, paradójicos, que imperan en
el reino espiritual, no en el temporal del hombre natural. No podríamos razonar un milagro,
pues no está sujeto a las limitaciones de las leyes del tiempo y del espacio.
Hay cuestiones sobre las cuales la Biblia no arroja una sentencia definitiva. Ni las prohibe,
ni las recomienda. Pertenecen a opiniones sujetas a la libertad personal de cada creyente
y no hay quien tenga autoridad para juzgarlas. 1Cor.10.29 b.
Hay algunas cuestiones que son sencillas de discernir. Por ejemplo, si uno dijera: ¿Puede
un creyente fumar? Bueno la Biblia no dice nada al respecto, pero, es sencillo darse
cuenta que si es algo que atenta contra la salud de nuestro cuerpo, que, a su vez ha sido
redimido y es morada del Espíritu Santo, no es conveniente. Y, como dice la Escritura en
Stgo. 4.17: “Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado”.
33
34
Son “asuntos de conciencia”, algunos más sencillos de definir que otros, pero en definitiva,
todos dependen de los dictados de la conciencia personal del creyente.
Aunque la Biblia nos da pautas, criterios que bien pueden respaldar una línea de
pensamiento que esté acorde con el pensamiento de Dios y con la ética cristiana.
Vamos a tratar algunos de estos temas, para hallar juntos una respuesta bíblica que,
aunque no defina taxativamente, específicamente, explícitamente el curso de conducta que
se debería tomar, nos oriente a seguir lo que debería ser desde el punto de vista cristiano.
La Conciencia.
Técnicamente hablando, “la conciencia” es el conocimiento de uno mismo, también
llamado el co-conocimiento que cada uno de nosotros tiene sobre si mismo y sobre el
mundo que le rodea. Parece ser una actividad especial del intelecto y las emociones que
capacita al hombre para juzgar entre el bien y el mal. Es el juicio del alma que aprueba o
desaprueba los actos de la voluntad del individuo.
Los animales no tienen conciencia de sí mismos. Por ello no tienen pecado, aunque están
sujetos a los efectos del pecado. Pero el pecado es lamentable “patrimonio” de los
hombres.
A veces se dice que la conciencia es la voz de Dios al alma. Pero, si así fuera, una persona
jamás sería incitada a cometer pecados o al menos, a tolerarlos.
Más bien, es la capacidad de poder oír la voz de Dios en el alma.
Es como un termómetro: mide la temperatura, pero no la produce. O como el cartero,
que trae las noticias, pero no las escribe.
Según la conciencia, cada uno justifica o condena algo. Rom.2.14-15 nos muestra la
conciencia como un “árbitro moral” que cada hombre tiene, como ser moralmente
responsable y que Dios ha provisto para distinguir el bien del mal. Es parte de la creación
hecha “a imagen y semejanza” de Dios el Creador.
Ahora, esa conciencia, debe estar orientada por la revelación de Dios. Para los que no
oyeron el Evangelio, la Creación de Dios es la revelación. Para nosotros, Su Palabra.
34
35
Pablo estaba convencido que hacía bien en perseguir a los cristianos. Luego reconoció que
era “por ignorancia”.
Por ello el tema de la “conciencia” es tan importante en la Ética Cristiana porque de ello
dependerá mi comprensión de las cosas, mi actuar y por ende, mi testimonio de vida. Mi
conciencia es libre cuando:
1. Está guiada por o ajustada a la Palabra de Dios
Responde a la pregunta: ¿Está de acuerdo con la Voluntad de Dios?
2. Está sujeta a la ley del amor
Responde a la pregunta: ¿Puede afectar la salud espiritual de otro?
Consideraremos algunos temas, de los muchos que podríamos tratar que se relacionan con
la conciencia del creyente19, aunque escapan al contenido del capítulo 8 de 1Corintios, pero
que están representadas por la cuestión que allí el apóstol aborda, y que era un motivo de
conciencia en el primer siglo, aunque no lo sea en el presente.
19
Recomendamos leer los artículos escritos oportunamente por el Dr. José Carbonell para la sección Campo
Médico Espiritual de la Revista Campo Misionero, sobre algunos de los aspectos que se tratan brevemente en
esta materia.
Asimismo, recomendamos la lectura del libro “Peligros del Siglo XXI” – LEC – 2006.
35
36
La obligación –y el privilegio- que implican el voto electoral nos lleva a pensar seriamente
nuestra participación ciudadana; “no es solo votar al que me conviene económicamente, o
a quién me sienta mejor”, sino también escuchar, conocer y pensar los lineamientos de
cada plataforma política, a fin de votar a aquellos que conducirán los destinos de la nación
en la mayor consonancia posible con los principios de Dios. Entiéndase por esto, que
ningún cristiano debería elegir candidatos que promuevan formas de interpretación de la
vida humana, la libertad y los derechos de las personas, que no concuerden con los
principios éticos de la Biblia y de la conciencia cristiana.
4. La Pena de Muerte. Dios es el dueño de la vida, El la da, y solo El tiene el poder para
quitarla. La pena de muerte no es la solución de las situaciones.
Debemos orar por el establecimiento de una justicia más justa. A pesar de que muchas
veces el cristiano puede sufrir injusticias, la pena de muerte no sería el objetivo que el
creyente debería perseguir, si en él hay un sentimiento de venganza que sólo corresponde
a Dios (Ro.12.19).
36
37
8. El aborto. Indudablemente, la Biblia enseña que la vida humana debe ser respetada.,
protegida, ayudada y potenciada en todo momento, ya que ella encierra un valor y una
dignidad que provienen de Dios, el Creador y el Sustentador de la misma. El creyente debe
manifestarse en contra de esta práctica tan difundida, salvo en los casos clínicamente
necesarios, por ejemplo para salvar la vida de la madre, y que están debidamente
contemplados en las leyes.
Pero en la generalidad de los casos, cuando se trata simplemente de acabar con la vida
humana, el cristiano debe saber que, aunque el mundo lo acepte como resultado de un
principio básico de la naturaleza humana sin Dios -que no es otra cosa que la
manifestación del egoísmo humano, es decir, vivir la vida y decidir que hacer con el
cuerpo, sin mediar la responsabilidad sobre aquellos que “no pueden decidir”- Dios se
opone, pues es un acto que solo pertenece a El. De modo que, como cristianos,
rechazamos cualquier legislación que lo consiente. (Sal. 139. 13-16).
10. La eutanasia. Eutanasia es la acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los
pacientes desahuciados, para acelerar su muerte con su consentimiento o sin él. También
es la muerte sin sufrimiento físico. La palabra deriva del griego: ευ eu („bueno‟) y θάνατος
thanatos („muerte‟).
En cuanto a la eutanasia pasiva, es decir “por omisión”, como cristianos estamos a favor de
evitar “el encarnizamiento terapéutico producido frecuentemente por presiones sociales,
sentimientos de culpabilidad de los familiares y actuación médica movida por la
autoprotección legal y la rutina”20, pero también creemos que la eutanasia activa, no solo
genera angustia en el paciente y su entorno, sino que es anticipar una decisión que, por
dura y sensible que sea la experiencia, solo compete a Dios.
La eutanasia activa –“por acción”- consiste en provocar la muerte de otro por su bien, lo
cual conduce necesariamente a acotar las circunstancias y supuestos (mayoritariamente
ligados al contexto médico-asistencial) que dan sentido a esta actuación. Para que la
eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una
20
Documento sobre Bioética: “Los Evangélicos y la vida” – Madrid, 6-9-12-2000
37
38
Dios tiene poder para determinar el cese de la vida o la provisión de fortaleza para vivir la
prueba en medio de la tribulación que un cuadro de esta naturaleza presenta.
La oración del creyente frente a un cuadro de esta naturaleza para su vida o la vida de un
familiar debería ser: “hágase Tu Voluntad”.
11. La Clonación. La clonación (del griego κλών, clon: "retoño, rama") puede definirse
como el proceso por el que se consiguen copias idénticas de un organismo, célula o
molécula ha sido desarrollado de forma asexual.
La dificultad surge cuando se la plantea como medio para “crear vida” en el sentido de
afirmar que el hombre es capaz, tiene el “poder” de crear, de hacer lo que Dios ha hecho:
“crear vida”.
El gran peligro, y con lo que el creyente no debería estar de acuerdo, es la posición ético-
moral de que la ciencia pretenda alcanzar, con la manipulación genética, el lugar de Dios,
creando y manipulando “la vida”, utilizando embriones humanos, salvo aquellos originados
por aborto espontáneo, con la debida autorización de sus progenitores. Nunca el hombre
puede estar por encima de Dios, eso es lo que el ser humano busca y quiere, pero es lo
que no pudo, ni puede, ni podrá alcanzar.
Nunca la Biblia enseña que el dinero sea un problema; el dinero y las posesiones
materiales son una bendición del Señor, el problema es “el amor al dinero”, esa es la
cuestión a tener en cuenta. 1Ti. 6:10. No esta en nosotros juzgar en nuestra conciencia lo
que otro tiene; dará cuentas a Dios. 1Ti. 6:6-9 es demasiado claro sobre el particular.
13. Las relaciones con el mundo. El creyente es un ser humano a quién la Gracia de
Dios en Jesucristo ha salvado; por estar en el mundo es un ser social con todas las
implicancias que ello tiene. Vivimos en un mundo de relaciones, donde nos vinculamos por
38
39
distintos motivos (familiares, sociales, laborales, vecinales, educativos, etc.) con personas
que no son creyentes. ¿Cual debería ser nuestra “vinculación” en tal sentido?
A un creyente carnal estas cosas no le importan, vive haciendo lo que el cree y lo que el
quiere, vive a su manera, en lo que el interpreta es la “libertad de Cristo”, no la “libertad
en Cristo”. La libertad en Cristo es una libertad en El, en lo que El quiere, en lo que El
busca, en lo que El pide, no en lo que el cristiano interpreta o le parece. Es una libertad
que no compromete la salud espiritual de otros cristianos, pues esa actitud se transforma
en pecado (1Pe.2.16; 1Co.8.9-13). Y es, finalmente, la libertad por la cual hemos de ser
juzgados (Stg.2.12).
A un creyente espiritual, todo lo anterior sí le importa porque quiere honrar al Señor y ser
de bendición para otros, no importa si el puede o no darse los gustos que quiere o ir donde
desea. Le importa vivir para Dios (Jn. 17:19; 1Co.8.6).
Estudio Nº 6
Etica en el servicio cristiano (9.1-27)
Pablo está defendiendo su apostolado ante los juicios de valor de algunos en la iglesia de
Corinto. Pero, además en este capítulo sienta un principio de ética cristiana: el obrero
cristiano no debe hacer valer ni aprovecharse de sus privilegios. Al contrario, debe ser un
ejemplo para la grey.
Un llamado. Pablo podía decirlo con convicción. Dios le había llamado a ser
apóstol (Ro.1.1; Col.1.1; Gál.1.15-16). Cada creyente es llamado por el Señor “a salir o a
quedarse”. Sea en el campo misionero, o en la iglesia local, debe ser consciente de que
Dios le ha llamado con una misión a cumplir. Dios tiene un propósito para cada creyente
(Ef. 2.10).
Un don. Dado que Dios capacita a sus hijos con uno o más dones (cp.
Mt.25.15), es responsabilidad de cada uno el desarrollar ese o esos dones.
En el caso de Pablo, su apostolado estaba acreditado por los requisitos que este
demandaba:
39
40
Un respaldo
El ejercicio del don que Dios da a cada creyente, cuando este es ejercido en el poder del
Espíritu produce resultados: Bendición para el siervo y bendición para aquellos a quines sirve.
En el caso del apóstol, el resultado de su tarea eran las iglesias plantadas por su ministerio
evangelístico y educativo (1Co.9.1; 1Ts. 2.19; Fil.2.16; 4.1). La misma iglesia de Corinto era
el sello de su apostolado.
Aun va a presentar un nuevo argumento bíblico: v. 13, los sacerdotes del antiguo pacto,
que “participaban del altar” de los sacrificios (Lv.6.16,26; 7.6,31ss; Nm.5.9,10; 18.8-20,31;
Dt.18.1).
Por otra parte, es un mandamiento del Señor: Mt.10.10; Lc. 10.7-8.
No obstante, Pablo, por no abusar de sus derechos -como hacían algunos falsos maestros
2Co.11.20-, por no ser carga para los creyentes, se ocupó, además de hacer la obra de Dios,
de dedicar su tiempo a ganar su sustento (v.12, 15; Hch.18.3; 20.33-34). Pablo no buscaba
que lo mantuvieran. No lucraba con el evangelio. Pero tenía derecho, como siervo de Dios, de
vivir del evangelio.
21
La frase “entre vosotros” del v. 11, se debería leer literalmente “en vosotros”.
40
41
todo obrero cristiano. Por eso les dice a los corintios: Corred, de tal manera que lo
obtengáis.
Estudio Nº 7
Etica en la tentación (10.1-13)
7.1. La tentación
En estos versículos, Pablo les presenta el ejemplo del pueblo de Israel durante su travesía
en el desierto, antes de entrar en la tierra prometida. Israel, al igual que la Iglesia han sido
libertados por Dios (v.1), bautizados, es decir, unidos como pueblo (v.2; 1Co.12.13);
guiados bajo la nube (v.1,2); alimentados por el mismo alimento espiritual (v.3);
vivificados por la misma bebida espiritual (v.4). La roca que los seguía (Sal.105.41) era
Cristo, quien es el agua de vida para el creyente (Jn.4.13-14; 7.37-38).
Estudio Nº 8
8. Etica en la Iglesia Local (II) (10.14-22; 11.2 a 14.40)
8.1. La doctrina de la subordinación (11.2-16)
8.2. La Cena del Señor (10.16-22; 11.17-34)
8.3. El Ministerio cristiano (12.1-31)
8.4 Dones especiales (14.1-40)
41
42
El apóstol Pablo escribe los capítulos 11 a 14 para corregir una serie de desórdenes que se
producían en Corinto referentes a varios temas referidos a la vida congregacional.
Ante la duda sobre diferentes posiciones, no se debería ser ecléctico, así que presentamos
una línea de pensamiento, con respeto por aquellos que piensan en forma diferente. Por lo
tanto, no lo presentamos en forma dogmática, pero aceptamos la enseñanza recibida por
nuestros mayores, no meramente porque “siempre se hizo así”, sino porque tenemos la
humilde convicción de que es la correcta forma de interpretar este asunto en la Palabra.
Puede ser que el “velo” parezca fuera de moda, incómodo, una mera formalidad externa, etc.
Pero debemos preguntarnos: ¿Es algo “cultural” y por lo tanto pasajero, o “doctrinal” y por lo
tanto permanente?
Como lo expresa un reconocido escritor cristiano en la introducción del cap.11 de 1 Corintios:
“Pablo aborda el problema desde el plano "teológico" y no desde el cultural. Es decir, no se
trataba de cosas "decorosas" que en base a costumbres de época pueden variar con el
tiempo, sino de "doctrina" que es invariable cualquiera que sea la época. El tema de cubrirse
las mujeres en la iglesia, nada tiene que ver con costumbres sociales, como algunos
comentaristas han tratado de hacer ver, sino con aspectos doctrinales básicos. Es preciso
destacar que el asunto tiene que ver directamente con la reunión de la iglesia y no con otra
convocatoria cristiana”.
Esta instrucción no es dada solo a la iglesia de Corinto. También es para todas las Iglesias
del Señor, en cualquier lugar (cp.1.2; 4.17; 7.17; 11.16; 14.33, 36-38). Si es lo que el
apóstol enseñaba y ordenaba en todas las iglesias, ¿no es enseñanza apostólica? Y si es
así, ¿no es doctrina para la iglesia de todos los tiempos? La idea es , pues, que no es una
enseñanza local ni temporal, sino universal y para cualquier época.
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1. El concepto de “cabeza”.
Así como la cabeza dirige el cuerpo, el que está como cabeza, detenta autoridad. De esta
forma toma el concepto de señor o jefe (cp.2 Sam.22.44; Is.7.8, 9). Notemos claramente
esa explicación en Ef.1.22, respecto a Cristo, y en Ef.5.23, respecto al esposo en relación a
su esposa. Algunos intérpretes dan a este término el significado de fuente o principio.
Wayne Gruden, citado por Alexander Strauch en su libro “Liderazgo Bíblico de Ancianos” –
Ed. Dime, hizo una observación de más de 2.300 ejemplos de la palabra kephale en el
griego antiguo y se aplica en todos los casos a personas con autoridad gobernante.
- El orden de Autoridad
La relación de autoridad y subordinación no significa en todos los casos que uno es
superior y el otro inferior. Cristo no es inferior al Padre. Tampoco la mujer es inferior al
varón. No es un orden de mayor o menor dignidad, sino un orden de funcionalidad.
Aún en la Deidad, una Persona toma la función de gobierno y Otra la función ejecutiva,
que implica subordinación. Notemos que en la relación de subordinación se menciona a
“Cristo”, es decir, su título mesiánico, que llega a tener por su condición de Dios-hombre
(condición “teantrópica”), -cp.Lc.4.14-21-.
En cuanto a la relación entre hombre y mujer, la mujer no tiene menor dignidad que el
varón, así como Cristo no la tiene respecto de Dios el Padre.
Pero la subordinación que indica esta doctrina apostólica constituye una ley fundamental
de dependencia, ya que en la relación humana, la autoridad dada por Dios al varón le
otorga el liderazgo, siendo cabeza de la mujer.
- El orden de subordinación.
La palabra “subordinación” proviene del verbo griego hypostasso (Ef. 5.22; Col.3.18; 1
Pe.3.1; Tito 2.4 y ss.), que se traduce en nuestra RVR como “sujetas”. Otras traducciones
emplean términos como “sometidas” o “sumisas”, pero el tiempo y el uso han desvirtuado
mucho estos conceptos de su significado original.
Esta subordinación se expresa en tres relaciones:
o Cristo está subordinado a Dios
o El hombre está subordinado a Cristo
o La mujer está subordinada al varón. Es la ley marcada por Dios al principio,
especialmente después de la caída (Gén 3.16; 1 Cor. 14.34) y es el mandamiento
neotestamentario (Ef.5.22-24).
El varón debe estar con la cabeza descubierta (v.4), porque él es imagen y gloria (algunas
versiones dicen “reflejo de la gloria”) de Dios (v.7). Como dice Hodge: “El es la gloria de Dios,
43
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La mujer debe estar con la cabeza cubierta (v.5). La palabra que emplea el apóstol inspirado
aquí proviene del término griego “katakalypto” y significa “algo que cuelga de la cabeza”
(kata: que desciende, o hacia abajo; kalyptö: cubrir) , o “que descansa sobre la cabeza”, una
cubierta. Comúnmente le llamamos “velo” o “mantilla”, aunque la palabra “velo” (lat.vellum)
proviene del término griego “peribolaion” (peri: alrededor de; ballö: vestido o vestidura) que
se menciona solo 2 veces en el NT: el v. 15 de 1 Cor.11 y en Heb.1.12.
¿Cuales son las razones expuestas por el apóstol para el uso de esta cubierta?
Hay 5 razones que expone el Apóstol Pablo en este pasaje:
o Una razón de orden moral. v. 5-6. El no usar la cubierta equivalía a raparse
como era la costumbre de las “hetairas”, o mujeres de vida licenciosa. También era
costumbre que las esclavas y las mujeres adúlteras tuviesen la cabeza rapada. Así que un
principio de dignidad y honor hacía que las mujeres tuvieran que tener sus cabezas cubiertas.
Por otra parte, las sacerdotisas de los cultos paganos, también ofrecían sus sacrificios
descubiertas, y Pablo quiere que la mujer cristiana se distinga de ellas.
Hoy no subsisten estas razones, ya que no hay una distinción moral entre las mujeres con
cabello y sin él. Pero persisten otras razones que sí hacen pertinente y “doctrinal” el uso de la
cubierta (o “velo”).
o Una razón de orden creacional: v. 7-9, 11-12. Así como el hombre fue
creado no por una orden creadora de Dios, sino que fue el resultado de una especial decisión
trinitaria: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre...”, (Gén.1.26), así tampoco la mujer fue
creada como los animales en un solo acto, “macho y hembra”, sino en forma especial.
Dios la formó, la “fabricó” desde el varón, de una de sus costillas (Gén. 2.22). Por lo tanto,
como enuncia el apóstol, la mujer procede del varón” (v.8); “la mujer( fue creada) por causa
del varón” (v.9).
Por lo tanto debe tener “autoridad (o potestad-gr.exousías)sobre (gr.epí, encima de) su
cabeza”. Esta expresión es traducida de varias formas, según menciona S.J. Kistemaker en la
obra citada: “señal de autoridad” (NVI 95, VP); “la potestad” (NTT); “un signo de autoridad”
(CI); “señal de la sujeción” (NC, BJ, CB, NBE cf.LT); “divisa de la autoridad del marido” (VM).
o Una razón de orden testimonial (ante los ángeles): v.10. Angeles (gr.
aggelos: mensajeros) , pensamos se refiere a los seres celestiales que sirven a Dios, y que
contemplan la vida de los creyentes (1. Cor.4.9); el ministerio de los creyentes (1 Tim.5.21);
la iglesia de los creyentes (Ef.3.10); el culto de los creyentes (1 Pe.1.10-12).
Los ángeles contemplan el culto, y en él, el orden divino, expresado entre otras cosas en la
subordinación de la mujer al varón y manifestado exteriormente como “señal de autoridad”
por la cubierta sobre su cabeza e interiormente por una actitud gozosa, humilde y espiritual,
sujeta al varón.
Es conveniente aclarar que la palabra “señal” no figura en los mejores manuscritos originales.
Es introducida en la traducción española como una aclaración.
De esta forma los ángeles entienden que el orden quebrado por el pecado en la
“insubordinación” de la mujer, y que ellos sin duda presenciaron en Edén, es restablecido en
44
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la Iglesia y señalado por el uso de la cubierta en la mujer que indica su aceptación al lugar de
subordinación instituido por Dios.
Una mujer espiritual entiende que ella es gloria del varón, ella fue creada por causa del varón
y ella debe estar sujeta al varón.
Aquí no existe un concepto cultural, donde la modernidad hace que este mandamiento haya
quedado sin vigencia. Es permanente. Así también la señal de autoridad. Pero esa “señal”
externa de la esposa cristiana –y por extensión de toda mujer- deberá corresponderse con
una convicción interna, una sujeción voluntaria y espiritual a su esposo y en general al varón.
Dice Raúl Caballero Yoccou22: “Las relaciones que nos han ocupado en los versículos
anteriores tienen una vinculación insospechada con los seres superiores de la creación que
han sido modelos de dependencia y disciplina. Para Dios es de gran importancia que el pacto
de gracia en el cual los ángeles tuvieron tan grande actividad sea seguido con buena
disposición por los depositarios de esa gracia. En la gloria esos seres creados con toda justicia
y perfección cubren sus rostros en señal de reverencia, acatamiento y sujeción al Creador...
No podemos invocar transitoriedad al propósito eterno, tampoco podemos decir que los
ángeles han cesado en su función. Quien ha claudicado en demostrar la autoridad de Cristo
hemos sido nosotros. Lo hemos hecho de varias maneras y aun aboliendo la “señal de
autoridad” sobre la cabeza de la mujer. Pero, notablemente Pablo recuerda en otra ocasión la
presencia de los ángeles en el ministerio de los creyentes, en este caso hablando a Timoteo:
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos. Que
guardes estas cosas sin prejuicios no haciendo nada con parcialidad” (1Ti. 5.21)... No
podemos ahora por una interpretación parcial, discutible y antojadiza destronar todo el
contenido de autoridad que estos versículos nos enseñan. Es preferible reconocer que la
interpretación textual –sobre todo en pasajes que nos resultan difíciles- es la que debemos
aceptar en primera instancia. Triste de la hermana que se resiste por tradición, incomprensión
o presunción a acatar la autoridad de Cristo en cualquiera de sus formas y también en esta”.
La pregunta que surge aquí –y que constituye uno de los puntos clave en la disensión sobre
este tema- es: ¿El cabello es el velo o cubierta?
La naturaleza provee a la mujer de una cabellera especial, generalmente más abundante y
más duradera que la del varón, y que no solo ha sido siempre y es signo universal de
femineidad, sino además, signo de que la mujer es la gloria del varón (v.7).
Aunque hoy en día culturalmente se usa el cabello muy corto en la mujer y largo –y hasta muy
largo- en el hombre, también debemos reconocer que el mundo que vivimos ha hecho de la
“cultura unisex” un símbolo de la desviación moral y espiritual de los “últimos tiempos” y que
tan en contra está con los principios de la Palabra de Dios, tanto en el Antiguo como en el
Nuevo Testamento.
22
Artículo en Revista Campo Misionero, Argentina, año 1976
23
El sentido del apóstol sería este: “Verifiquen ustedes mismos lo que digo, mediante su propio
razonamiento, su propia lógica”.
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Ahora bien, en el versículo 15 aparece por primera vez la palabra “velo”, que, como ya dijimos
es la traducción del término griego “peribolaion”, que podría traducirse más propiamente
como “envoltura”, o “manto que envuelve” (cp.Heb.1.12: periballö).
Notemos que no dice “en lugar de la cubierta”. El velo es natural. Indicaría que la gloria de la
mujer está velada ante el varón. El cabello es un “velo natural”, que ilustra la cobertura a la
que Pablo se refirió debe usar la mujer.
Se debe notar:
La expresión “en lugar de” es la traducción del gr. anti, y tiene el sentido de ese
mismo término en Juan 1.16 donde se traduce como “sobre”, es decir, correspondiéndose
a algo; no “en lugar de”, sino “correspondiendo a”. Así que el velo “se corresponde” al
cabello.
Que el cabello no es sinónimo de la cubierta se evidencia en el v. 6. Notar el
“también”. Es un término copulativo que une dos conceptos: la cubierta y el cabello.
Además, si el cabello fuera la cubierta, el versículo 6 estaría diciendo que “si no
tiene su cabello encima”, ello equivaldría a raparse, lo cual sería ridículo, pues, si no
tiene ya el cabello, ¿cómo va a raparse?
La expresión “que se cubra” del v.6, según W.E. Vine significa “que se tape”. No
se puede decir que el cabello “tapa” la cabeza. Tapar implica un elemento externo que
se coloca encima de la cabeza, y por ende, encima del cabello.
Notemos un detalle que no carece de importancia en el versículo 10: “...señal de
autoridad sobre (gr. epí: por encima de) su cabeza”. Si este “sobre su cabeza” se
refiere a la cubierta, que actúa como “señal”, dice notoriamente “sobre” y no “en”. El
cabello no está “sobre” la cabeza, sino que “es parte de la cabeza”, o está “en la
cabeza”. Por lo tanto, la cubierta no es el cabello.
W. Mac Donald dice al respecto: “El argumento verdadero del versículo 15 es que existe una
verdadera analogía entre lo real y lo natural. Dios dio a la mujer una cubierta natural de gloria
de una manera que no se la dio al hombre, En esto hay un sentido espiritual. Nos enseña que
cuando una mujer ora a Dios, debería llevar una cubierta sobre su cabeza. Lo que es cierto en
la esfera natural debería serlo también en la espiritual” 24.
Si el cabello en la mujer es la cubierta natural, ¿deberá ser largo, como lo expresa Pablo en el
v. 15? ¿Qué pasa con una mujer que se corta el pelo estilo hombre? ¿y si se rapa? ¿Qué le
decimos? ¿Qué se deje el pelo largo porque es su “velo”?¿O también pasó de moda el cabello
largo? Porque si es así,no hay nada importante y permanente en este pasaje,ni la cubierta
(paño),ni el velo (pelo).
24
Comentario al Nuevo Testamento – Clie.
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47
Lo que Pablo acaba de enseñar no era una “opinión” apostólica, que muchas veces iba
revestida de la autoridad que el apóstol tenía conferida por Dios (cp.7.40). Por lo tanto, “si
alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”.
La expresión “tal costumbre” para algunos es “la costumbre de que la mujer no se cubra en el
culto”. Si es así, Pablo al mencionar que era costumbre de “las iglesias de Dios” lo da como
una práctica generalizada y no localizada en alguna ciudad, región o cultura particular. Por
otra parte, en la expresión hace sentir todo el peso de su autoridad apostólica, ya que el
“nosotros” indica el colegio apostólico.
Otros hacen énfasis en ese término “costumbre” (gr. sunëtheia) para sostener que era un
hábito social de la cultura griega, y particularmente corintia. Pero, verdaderamente, después
de exponer un fundamento doctrinal y sobre él construir una enseñanza sobre la cubierta de
la mujer como signo de sujeción a la autoridad, nos cuesta creer que se hubiera referido a una
mera “costumbre” que iba a quedar sin efecto en el tiempo y en el marco de otras culturas.
Sobre todo cuando la enseñanza del apóstol es Palabra de Dios autoritativa, como lo expresa
claramente en 14.37: “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo
son mandamientos del Señor”.
Dice H. Ironside25: “Es Dios quien ha hablado y muchas veces son las pequeñas cosas como
esta –de cubrir o no la cabeza- las que prueban el estado de nuestro corazón y si es la
voluntad de uno la que actúa o si uno está dispuesto a sujetarse a la Palabra de Dios”.
Los corintios, al igual que los cristianos del primer siglo –al menos- celebraban los “ágapes” o
“fiestas de amor”, o “comidas fraternales” –cp.Judas 12-. Las desigualdades sociales se
evidenciaban profundamente en esas ocasiones (v.21-22). Se caía en excesos (“se
embriaga”- v.21). No se buscaba la comunión (v.33). Pablo les dice “esto no es comer la Cena
del Señor”.
25
Estudios en 1ª. Corintios.
26
En las Escrituras encontramos solamente 3 nombres para esta amada reunión: Cena del Señor (1 Cor.11.20);
Mesa del Señor (1 Cor.10.21); Partimiento del Pan (Hch.2.42; 20.7). No se menciona “Santa Cena”, o “Culto de
adoración”, u otros nombres con que se suele llamar.
47
48
El carácter (v.24-25)
Las consecuencias (v.26-32)
- El Señor de la Cena (Notar la mención de “Señor” - gr. Kyrios)
La Revelación del Señor (v-23a)
La noche del Señor (v.23b)
Los símbolos del Señor (v.24-25)
La muerte del Señor (v.26)
La dignidad del Señor (v.27-28)
El discernimiento del Señor (v.29a)
El juicio del Señor (v.29b-32)
8.2.3. La advertencia sobre cómo celebrar la Cena del Señor (11.27-34; 10.21-
22)
¿Qué significa “comer o beber indignamente” – v.27-28?
No se trata de la indignidad personal que todos tenemos. Jamás podríamos sentarnos a la
mesa del Señor si no fuera que El en su misericordia nos cubre con su dignidad, con la
dignidad de Cristo, porque “nos perfectos ve en Cristo”. “Indignamente”, significa:
Sin la debida separación y santificación (cp.10.18-22)
Con un espíritu antagónico o divisionista. Como ocurría en Corinto (11.18-19)
En forma irreverente, sin el valor conmemorativo que revisten los símbolos que
representan (nada menos que) “el cuerpo y la sangre del Señor”. Es ofender al
Señor. Los corintios lo hacían así (11.20-21)
Menospreciando el valor de la comunión. Los símbolos de la Cena son símbolos
de comunión (10.16-17). El problema de Corinto, era menospreciar esa
comunión (11.22, 33-34)
¿Cuál es la disciplina? El juicio que viene de parte del Señor, en distintos grados: "Enfermos"
(gr. "asteneis"). Puede tratarse de enfermedades como consecuencia de la acción de Dios
(Stg.5:14-15). "Debilitados" (gr. "arröstoi"). Falta de fuerzas, que les impedía la asistencia a las
48
49
reuniones y el servicio al Señor. "Los que duermen" (gr. "koimöntai"). El texto original griego dice
que eran "bastantes" (gr. "hikanoi"). "Dormir" se usa para referirse a la muerte de los creyentes
(Jn.11:11-12; Hch.7:60; 1.Co.15:6,18,20,51; 1.Ts.4:13,14,15; 2.P.3:4). Puede tener relación con
“el pecado de muerte” (o mejor “para muerte”) de 1 Jn. 5.15.
¿Cómo evitarla? El examen personal (v. 28, 31), y el celebrar la Cena del Señor con la gozosa
reverencia que requiere tal acto (v.33-34).
La enseñanza del capítulo 12, como otros capítulos de esta epístola, está originada en la
necesidad que el apóstol Pablo tenía de corregir ciertas desviaciones en la doctrina y en la
práctica en la iglesia en Corinto. Esta iglesia era muy importante, no solo por la región en
la cual estaba emplazada, sino por las características de la asamblea. En cuanto a los
dones, era una iglesia privilegiada: cap. 1.4-7. Pero también era una iglesia que tenía
problemas de inmadurez. Por esa razón había varios creyentes que pretendían tener y
ejercer ciertos dones particulares por su espectacularidad. Su inmadurez les llevaba a
hacer alarde de la posesión y el ejercicio de esos dones.
49
50
El apóstol contrasta el valor de dos dones: las lenguas y la profecía. Las lenguas27 –
idiomas (v.10)- son,
Para hablar a Dios, no a los hombres, pues no le entienden (v.2), a menos que
sean interpretadas.
Para edificación del que las habla (v.4), aunque hable “misterios” (v.2), es decir,
verdades no reveladas y que el Espíritu revelaba a los apóstoles y profetas, antes de que el
Canon de la Escritura fuese completado. Ni revelación, ni ciencia –conocimiento profundo
de esas verdades-, ni profecía, ni doctrina, (v.6) serían útiles para la iglesia, si no hay
alguien (él mismo u otro que las interprete, v.5,13). Sería como instrumentos que no
emitieran sus propios sonidos, como trompeta que no diere el son de batalla ante la
presencia del enemigo (v.7-8), o como “hablar al aire” (v.9) con sonidos ininteligibles
(v.10-11).
Una expresión espiritual –sea mensaje, oración o alabanza cantada-, pero no
inteligente, es decir, sin involucrar el entendimiento en ella, incluso, sin ser consciente de
lo que se decía (v.14-17), por lo cual no tiene el resultado que se espera de ella: la
edificación de los que la oyeran.
Una señal de inmadurez espiritual (v.20), si no se usan como indica la Escritura,
es decir, un mensaje de testimonio, advertencia y juicio de parte de Dios, particularmente
para el pueblo incrédulo de Israel (v.21-22; cp.Hch.2.14ss; 10.45-46; 19.6)
Pueden ser un motivo de confusión (v.23).
Por otro lado, la profecía, es un don mayor o más importante o conveniente (v.1) porque
mediante ella,
El que habla, habla a los hombres para edificación, enseñanza, exhortación y
consolación (v.3, 4, 5, 12, 19), es decir para crecimiento espiritual, y para aliento y ayuda
en las dificultades y pruebas de la vida.
No habla para sí mismo, sino para toda la iglesia (v.4).
Son alcanzados aquellos que están en medio del pueblo de Dios, el incrédulo o
indocto, y dan testimonio de la Presencia de Dios en medio de ellos (v.24-25).
La conclusión es que, sea cual sea el ministerio, se debe ejercer para edificación.
50
51
demás, tanto en la participación –permitiendo que “todos” los que tuvieran el don lo
pudieran ejercer, cuanto a la simultaneidad que, parece, haber sido costumbre.
Sobriedad – v.32-33. El hecho de recibir mensajes por revelación directa de
Dios, no les hacía acreedores a exaltarse o perder la sobriedad y el dominio propio.
Limitación – v.34-35. Aunque algunos interpretan el hablar como charlar, el
verbo utilizado es el mismo que se usa para los profetas (v.29), de modo que su significado
es juzgar o enseñar en la asamblea28. La mujer tenía y tiene un amplio ministerio, pero
está limitado públicamente (no privadamente, Hch.18.26, p.ej.), cuando la iglesia esté
reunida –v.26- (no en reuniones parciales, p.ej. grupos femeninos), por razones doctrinales
que el apóstol indica en otros pasajes: 1Co.11.3; 1Ti.2.12 –que explica la frase del v.34:
“como también la ley lo dice”. Pero, además del principio teológico, hay un principio ético:
es indecoroso (el mismo término que en 11.6: aischron, traducido como “vergonzoso”).
Etica –v.36-40. El fin de tales principios de orden se resume en estos versículos
en los cuales el apóstol afirma su autoridad para enseñarlos: el ejercicio del ministerio
cristiano debe ser bajo normas de ética: decentemente –decorosamente- y con orden.
28
F.Lacueva – 1Co.14.34 – Nota en N.Test. Interlineal - CLIE
51
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Hablar lenguas humanas y angélicas. Un idioma excelso. Pablo oyó “cosas inefables”
(2Cor.12.4). No es cuestión de discursos, de elocuencia. Hay un lenguaje de amor que no
necesita palabras. El Señor lloró ante la tumba de Lázaro, y dijeron de él: “Mirad como le
amaba”. No es cuestión de hablar de amor. Se debe amar “de hecho y en verdad”, 1 Juan
3.16-18. Es notable que en 1 Cor. 13 no dice “mi ministerio viene a ser”, sino “vengo a
ser...”.
Ahora Pablo, en los v.4-6 va a hacer una descripción del amor. No una definición, sino una
descripción.
52
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Ahora, ¿qué tiene que ver esto con el amor? No tengo amor, cuando uso ropa que tiende
a enorgullecerme de mis dotes y producir en los demás sentimientos inapropiados. Es una
grosería vestirse provocativamente.
Cp. 1Co.11.2-16; 1 Pe. 3.2-4; 1 Ti.2.9-10.
53
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54
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NVI: “Todo lo disculpa”, o “todo lo cubre”; BP: “Todo lo aguanta”; NEB (New English
Bible): “no hay nada que el amor no pueda enfrentar”.
El verbo usado, stegein, es usado en 1Pe.4.8 como “cubre”, tomando la expresión de
Prov.10.12 y 17.9. Pone un velo sobre las cosas desagradables de la vida.
Como sustantivo (stége) se usa en Mat.8.8 y Lc.7.6 como “techo”. Así que es lo que cubre
todo. El amor puede cubrir cualquier falta, es decir, puede excusar, disculpar cualquiera y
todas las faltas, guardando el secreto sobre los pormenores, siempre tan apetecibles por
las mentes que adhieren al chisme y a la habladuría.
S.Kistemaker, citando a A. Von Harnack, dice: “El amor es la virtud que arroja un manto de
silencio sobre las fallas de otras personas”. Scroggie dice que “El amor es fuerte en sus
silencios.
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Es el amor de Cristo, que “excede a todo conocimiento” Ef. 3.17-19. Un escritor bíblico de
exquisita pluma como Alan Redpath dice: “El amor tiene su origen en el cielo y su
expresión perfecta en Jesucristo”.
Para los corintios esta clase de vida el “camino más excelente” que les proponía el apóstol
Pablo en 1 Cor. 12.31.
3.1. El contraste entre el amor y los dones. Pablo está contrastando la permanencia
del amor respecto a la de los dones. El amor permanecerá, pero algunos dones fueron
útiles para un tiempo limitado.
El amor nunca deja de ser, pero no “como una actividad humana, sino como una acción
producida por Dios”. (Expósito citando a Barrett). Porque Dios es amor, de modo que el
amor es tan eterno como Dios. “Solamente es imperecedero en su inagotable fuente:
Dios”.
Los corintios estaban muy preocupados por desarrollar algunos dones especiales, pero al
hacerlo muchas veces creaban un clima de disensión que no era espiritual ni edificante.
Particularmente con
- el don de lenguas (cp.14.1-28), o la capacidad de transmitir una verdad
en lengua desconocida, no aprendida previamente, como testimonio a los incrédulos
- el don de profecía (cp.14.29-40) – la capacidad de interpretar y
comunicar las verdades espirituales
- el don de ciencia (o conocimiento), muy ligado al don de profecía, que
era la comprensión especial de los misterios divinos.
Pablo les recuerda que “el camino más excelente” no es tener o desarrollar tal o cual don,
por importante y destacado que sea como manifestación de capacidad personal, sino, el
ejercitarlos mediante una relación de amor en medio de la congregación; hacerlo sin amor,
no sirve de nada (v.1-2).
Por eso el contraste es que el amor permanecerá, pero
- el don de profecía se acabará, terminará, no será necesario. La
expresión significa que “quedará inactivo, inoperante o impotente, reducido a la
inactividad, abolido”. Cuando la Palabra de Dios fuera completa.
- el don de lenguas cesará. La NVI dice “será silenciado”. La DHH “ya no
se hablará en lenguas”. “Llegarán a su fin”. “Será suprimido, retirado”. Ver en Lucas 8.24:
“cesaron”.
- el don de ciencia o conocimiento acabará (NVI: desaparecerá. Otra
versión: quedará fuera de uso). Al tener la Palabra completa, no sería necesaria la
actividad de los apóstoles y profetas.
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No es cuestión de “hacer cuestión” de un asunto así. Es obvio que el don de profecía acabó
y el de lenguas es inoperante. Así que, lo cierto y terminante es que con la venida del
Señor se hará innecesario también el don de conocimiento, pues, como dice el v.12
“entonces conoceremos como somos conocidos”, o como traduce la BA “conoceremos
plenamente”. El término “perfecto” (teleios) es “algo acabado”, “completo”, “enteramente
realizado”, en sentido absoluto, consumado (Expósito).
Por eso, como conclusión, es bueno leer la frase con que comienza el cap. 14, que, tal vez,
debería ser la última del cap. 13: “Seguid el amor”, o “procurad alcanzar el amor” (BA) o
“empéñense en seguir el amor” (NVI).
Estudio Nº 10
10. Etica en la esperanza (15.1-58)
10.1. El Evangelio, base de la Etica cristiana
10.2. La importancia de la ética a la luz de la escatología
10.3. Impacto de la esperanza en la ética personal y congregacional
Hasta aquí, el apóstol Pablo se ha dedicado en toda la epístola de presentar enseñanza que
tiende a corregir las desviaciones que se producían en la vida de la iglesia de Corinto.
Grandes temas de la ética cristiana son abordados a la luz de la revelación de la Palabra de
Dios.
Pero en este capítulo 15 da un giro en su enseñanza y va a tratar un tema eminentemente
teológico y escatológico: el tema de la resurrección. Ahora bien, ¿tiene importancia esta
enseñanza? ¿Tiene aplicación en la vida práctica del creyente? ¿La doctrina es necesaria
para la vida cotidiana del creyente?
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Es posible que su tema responda a inquietudes que los corintios tenían a causa de
enseñanzas erróneas: v.12, v.33-34. (Cp.2Ti.2.17-18). Esto hacía que algunos creyentes
dudaran; perdieran el gozo, la esperanza, la fe, el entusiasmo por servir al Señor, el
incentivo para vivir una vida de integridad y santidad. Por eso, como corolario de su
extensa explicación doctrinal, -y ahí está la aplicación práctica en la vida cristiana- les dice:
v.58.
Por eso a esta sección la denominamos “Etica en la esperanza”. Porque toda la ética
cristiana está fundada en la esperanza que genera la resurrección de Cristo. El creyente
vive una “vida de resurrección” (2Co.5.17; Ef.2.4-6; Col.2.12-13; Col.3.1).
Pablo va a tratar 3 asuntos:
Y a los corintios les habla del Evangelio. A veces pensamos que el Evangelio es solo para
aquellos que no son del Señor. Pero el Evangelio es también para los creyentes. Porque el
Evangelio no es solo un mensaje que llama a los perdidos a un encuentro con Jesucristo.
Es un mensaje que presenta las demandas para la vida cristiana, las promesas de la vida
cristiana, los objetivos de la vida cristiana.
"La gracia poderosa de Dios era como la despensa inagotable de la que él sacaba constantemente
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fuerzas para proseguir su trabajo", y agrega: “no dice ´trabajo yo con la gracia de Dios´. Pablo dice:´No
yo, sino la gracia de Dios conmigo´”.- F. Lacueva.
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Pero, al mismo tiempo, si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida,
“seríamos –una vez más- los más dignos de compasión (por no decir, los más miserables)
de todos los mortales”. Y así sería, si Cristo no hubiese resucitado. Pero el v.20 comienza
esta sección con una verdad plena de convicción: Mas ahora Cristo ha resucitado de los
muertos. Eso es lo cierto y eso es certeza de nuestra resurrección: El es primicias de los
que durmieron es hecho –primer fruto de la cosecha; el primero en resucitar de aquellos
que murieron confiando en él.
Así que, a la luz de este precepto, Pablo aborda tres asuntos, que no vamos a explicar, por
lo extenso del tema y el reducido ámbito que nos contiene:
La esperanza cristiana de la resurrección (v.20-34)
El cuerpo de resurrección (v.35-50)
La victoria del creyente mediante la resurrección (v.51-57)
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Pablo va a enseñar a los creyentes en Corinto cómo deben ofrendar a Dios a favor de las
necesidades de Su pueblo.
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o Todas vuestras cosas sean hechas con amor (v.14). Como el ejército
cristiano es un ejército que no se mueve, no se motiva, no se alimenta por la fuerza, por el
odio, sino por el amor. Por eso, la última de las órdenes es: “Hagan todo con amor”.
o Sujetaos a los hermanos (v.16). Primicias, es decir los primeros frutos de
la predicación del evangelio. Era una familia dedicada a la obra del Señor. Tal vez, a
tiempo completo. “Al servicio de los santos”. ¿Cuál debe ser la respuesta de la iglesia de
Dios hacia ellos? Sujeción, v.16. Cp. Heb. 1 Ts. 5.12.
o Saludaos con ósculo santo (v.20). El saludo es la manifestación del amor
fraternal, de aceptación, de amistad, de conciliación y de la comunión en Cristo. Este
consejo se repite 5 veces en el NT: 1 Ts. 5.26; 2 Co.13.12; Ro.16.16; y 1 Pe.5.14
(“ósculo de amor”).
Para nosotros, al igual que para los creyentes del primer siglo, es una demanda vivir la
ética cristiana. Una demanda posible. En el Señor. Para Su sola gloria.
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