Campana de Rosas Al Desierto
Campana de Rosas Al Desierto
Antecedentes
Las relaciones de Rosas con los borogas y
ranqueles
Población del Desierto
Banda de Chocorí
Los planes iniciales de Rosas
La campaña
Columna del centro
Columna del oeste
Columna del este o de la izquierda
Estado de fuerzas de la columna
Avance hasta el río Colorado
División de Pacheco
División de Ramos
Divisiones secundarias
División de Ibáñez
Intento de sublevación
Retorno
Acciones en otras provincias
Consecuencias
Ataques indígenas inmediatamente posteriores
Premios
Referencias
Véase también
Enlaces externos
Antecedentes
La zona de la frontera entre las tierras ubicadas bajo el dominio efectivo de las nuevas autoridades patrias
posteriores a la Revolución de Mayo de 1810 y los indios se desvirtuó principalmente como consecuencia
del envío de tropas y armas por parte de las primeras para sostener los diversos frentes durante la Guerra de
la Independencia y por los distintos posicionamientos, alianzas y enfrentamientos que las diversas tribus
aborígenes tuvieron a lo largo de las luchas revolucionarias.
Durante esta etapa tanto los sucesivos gobiernos del Río de la Plata como los indios, a pesar de fracasados
esfuerzos por mantener una relativa paz en los distintos y despoblados pagos, continuaron con la política de
permanente hostilidad.
Muy lentamente y con grandes esfuerzos, la débil frontera fue extendiéndose hacia el desierto cobrando
notoriedad las tres Campañas de Martín Rodríguez contra los indígenas que el exgobernador de la
provincia de Buenos Aires efectuó entre 1820 y 1824.
Los borogas en las pampas formaban una alianza gobernada por un concejo de seis caciques del cual
dependían otros veinte. El principal era el cacique Cañiuquir. Durante el gobierno de Juan José Viamonte
en la Provincia de Buenos Aires, Rosas fue el comandante general de la campaña y a mediados de 1829
envió al ex cautivo Eugenio del Busto a las tolderías de los borogas llevando a la esposa de Cañiuquir y
con el fin de separarlos de la alianza con los Pincheira, mientras que también enviaba al cacique pehuenche
Martín Toriano (ex aliado de los Pincheira) a formar una fuerza araucana que atacara a los boroanos desde
Chile, fuerza que comenzó a actuar en septiembre de 1830. Sin embargo, ese mismo mes una delegación
boroana viajó a Buenos Aires y firmó la paz con sus enemigos Juan Catriel, Cachul y con Rosas y luego
enfrentó al grupo de Toriano (en el que participaban Calfucurá y su hermano mayor Antonio Namuncurá)
que desconocía los acuerdos de los boroanos con Rosas. Este, poco antes de dejar el gobierno, envió en
1832 de la guarnición de la Fortaleza Protectora Argentina a 164 hombres al mando de Martiniano
Rodríguez, quienes marcharon 30 leguas con solo 11 caballos y derrotaron y capturaron a Toriano quien
fue fusilado en Tandil.
El 14 de diciembre de 1830 los borogas entraron en alianza con Yanquetruz, un mapuche llegado de Chile
que al morir Carripilún en 1828 comenzó a liderar a los ranqueles del sur de Córdoba, estableciendo un
acuerdo en el paraje Chillué (actualmente Valle Argentino en La Pampa) en el que participaron 26 caciques
boroanos, 19 caciques ranqueles del bando de Yanquetruz y 9 caciques ranqueles del bando de Pablo
Levenopán. Adhiriendo todos a la alianza de los boroanos con Rosas e iniciando operaciones contra los
Pincheira en el sur de San Luis y de Mendoza.
El 19 de agosto de 1831 los caciques boroanos Cañiuquir, Rondeau, Canuillán y Mellín junto con
Yanquetruz sitiaron la villa de Río Cuarto y se llevaron el ganado de las estancias cercanas poniendo como
pretexto que actuaban contra los unitarios de Córdoba, aunque esta provincia ya estaba en poder de los
federales. Actuaron en forma pacífica y enviaron a Rosas a doce unitarios refugiados entre las filas de
Yanquetruz (entre ellos el exgobernador de San Luis, coronel Luis Videla y el teniente coronel Cuadra). Al
parecer actuaron así guiados por versiones de una ruptura de su alianza con Rosas y un ataque general
contra ellos. Las acciones de Río Cuarto terminaron rompiendo la alianza de Yanquetruz con los boroganos
y con Rosas y en octubre de 1831 acogió a un grupo de unitarios encabezados por Manuel Baigorria.1
Banda de Chocorí
Chocorí fue un cacique (no se sabe si tehuelche o mapuche) que con 2.000 indígenas guerreros se asentó
en la isla de Choele Choel bajo las órdenes de los hermanos Pincheira y en alianza con los boroganos,
independizándose posteriormente. Chocorí acosó constantemente a las poblaciones fronterizas y por la
ubicación central de su territorio, pasaban por él las rastrilladas de ganado robado que se dirigían a Chile,
por lo que Rosas lo consideraba un bandolero. No gobernaba sobre una tribu, sino que sobre un grupo
armado de indios y renegados blancos y negociaba con los caciques Yanquetruz y Rondeau, comprándole
el ganado a cambio de licor y fusiles.3
Chocorí había logrado que Yanquetruz atacara a las provincias de Córdoba, San Luis y Mendoza, por lo
que las legislaturas de estas dos últimas solicitaron al riojano Facundo Quiroga que las defendiera con la
División Auxiliares de los Andes.
Rosas propuso a la Legislatura de Buenos Aires coordinar las acciones con las provincias de Cuyo y con
Chile y un nuevo plan conjunto en el que actuarían tres divisiones:
Quiroga, con la División Auxiliares de los Andes, expedicionaría por el río Desaguadero y el
Atuel en busca de Yanquetruz y luego se uniría a Rosas en el río Colorado;
Rosas, desde la Fortaleza Protectora Argentina, avanzaría por la rastrillada de los chilenos
a unirse con las fuerzas de Quiroga y atacar a Chocorí en la isla de Choele Choel para
luego continuar hacia el País de las Manzanas o Neuquén;
Bulnes atacaría a los mapuches del sur de Llanquihue, del lado chileno.
La comandancia general le fue ofrecida a Quiroga, quien se resistió y luego recibió el mando de las tropas
de Cuyo y de las demás provincias del interior involucradas en la campaña como director de guerra, pero
posteriormente al regreso de las columnas del centro y oeste, su participación quedó desvirtuada, aunque
Rosas no dejó de reconocerle el mando y rendirle informes.
La campaña
Rosas, en su último mensaje dirigido a la legislatura provincial, expresó su plan de realizar una campaña al
desierto para expedicionar contra los indios enemigos.
En cuanto Rosas dejó de ser gobernador el 17 de diciembre de 1832, comenzó a coordinar la campaña con
los gobernadores de Mendoza, de San Luis y de Córdoba para hacer una batida general, que además sería
acompañada por otra que realizaría el general Bulnes en Chile. Rosas concentró y adiestró la tropa en su
estancia de Los Cerrillos, en San Miguel del Monte, pero hasta el 28 de enero de 1833 no recibió del
gobierno la comunicación de su nombramiento al mando de la columna del este, como había convenido
con Juan Ramón Balcarce, el nuevo gobernador de la provincia de Buenos Aires.
El 18 de diciembre de 1832 los gobernadores de San Juan, Valentín Rivero y de Mendoza, Pedro Nolasco,
con la anuencia de las legislaturas, autorizaron a Quiroga para dirigir la operaciones, encomendándole:
El mismo día que partió la columna de Rosas, este recibió una nota del Ministerio de Guerra que le
comunicaba que no se le podría proveer de vestuarios, municiones, pertrechos, caballos ni ganados, por lo
que Rosas decidió realizar la campaña a su costa y la de sus amigos.
Regimiento Auxiliares de los Andes, formado y costeado por Buenos Aires, al mando del
coronel Pantaleón Argañaraz.
Batallón Defensores, al mando de Lorenzo Barcala.
Regimiento Dragones Confederados de Córdoba, al mando del coronel Francisco Reinafé.
Escuadrón Dragones de la Unión, de San Luis, al mando del capitán Prudencio Torres.
Estaba compuesto de 115 fusileros, 128 dragones y 19 artilleros.7
Su objetivo era sorprender a Yanquetruz en su toldería de Leubucó y luego alcanzar el río Colorado en
Choique Mahuida, en donde se uniría a la columna del este para atacar a Chocorí y continuar hacia las
nacientes del río Negro en donde confluirían con la columna del oeste, para finalmente todas juntas marchar
hasta el Nahuel Huapi remontando el Limay. Yanquetruz fue avisado del avance y no se pudo lograr
sorprenderlo.
El 27 de febrero Ruiz Huidobro recibió en Sabeu una comunicación de Rosas avisándole que los caciques
Yanquetruz y Pichún estaban preparando una invasión sobre la Provincia de Córdoba, instándolo a
atacarlos. Luego de salir del Fuerte San Lorenzo del Chañar el 6 de marzo, acamparon sobre el río Quinto
el 10 de marzo en el Paso del Torero.
Pasaron por Leplep (o Letlet) y arribaron a la laguna El Cuero el 16 de marzo. Ese día batió a un grupo de
indígenas cerca de la laguna del Corral Garriu (o de las Leñitas), desbandándose las fuerzas de Reinafé, y
luego se dirigió al sur de las Acollaradas, en donde se encontró con Yanquetruz, quien con 1.000 guerreros
viajaba a realizar un malón en Córdoba, produciéndose la Batalla de las Acollaradas. Entre las fuerzas de
Yanquetruz estaban los caciques: Carrague, Painé, Eglaus, Pichún y Calquín. Ruiz Huidobro dispuso para
la batalla tres columnas correspondientes, de derecha a izquierda, al Regimiento Auxiliares de los Andes, al
Batallón Defensores y al Regimiento Dragones Confederados, quedando en la reserva el Escuadrón
Dragones de la Unión y su escolta personal. La lluvia impidió el uso de armas de fuego y el Matías García
debió cargar a los indígenas por la retaguardia con las fuerzas de reserva. Ruiz Huidobro obtuvo el triunfo,
mientras que Yanquetruz debió retirarse hacia el sudoeste, teniendo 160 muertos, entre ellos dos de sus
hijos (Rulcó y Paillá). Las familias de los indígenas y 700 caballos quedaron en poder del vencedor. En el
parte de la batalla emitido en Tastú el 17 de marzo, Ruiz Huidobro escribió:
Para demostrar á V. S. la obstinación de los bárbaros bastará hacerle presente que seis horas
han transcurrido en continuadas cargas sin que las tropas de mi mando hayan podido avanzar
una legua de terreno.
Ruiz Huidobro no persiguió a Yanquetruz, pues pensaba que lo encontraría la columna de Aldao, y se
dirigió hacia las tolderías de Carripilún en Leubucó, mandando batir por partidas de soldados el territorio
entre Leplep y Leubucó. El 25 de marzo llegó a la laguna Trapal (actual Provincia de La Pampa), cerca de
las abandonadas tolderías. Al no recibir los recursos que debía enviarle el gobierno de Córdoba, suspendió
las operaciones. Tras tomar conocimiento de que Francisco Reinafé informaba a Yanquetruz de sus
movimientos y de que los indígenas se habían apoderado de sus abastecimientos dejados en reserva cerca
de la laguna Soven, pidió a Quiroga el retorno para poder juzgarlo. Regresó por el camino de la laguna del
Bagual y llegó a Río Cuarto el 29 de abril de 1833.8 Reinafé fue detenido y procesado, pero luego su
familia, vinculada al tráfico de ganado con Yanquetruz, estuvo detrás del asesinato de Quiroga.9 La
columna debía retornar al desierto luego de reponerse, pero sus jefes se plegaron a la revolución
encabezada por el comandante del Castillo en mayo de 1833. Francisco Reinafé escapó de su cautiverio y
se puso al frente de las fuerzas de su hermano, el gobernador cordobés, derrotando a del Castillo en Río
Cuarto el 14 de junio.
Desde San Carlos viajaron hacia el sur por el piedemonte cordillerano siguiendo aproximadamente el
trazado de la Ruta Nacional n.º 40, pasando por Lagunillas y arroyo Hondo y alcanzando el río Diamante
el 7 de marzo. Pasaron luego Agua Caliente y el 9 de marzo cruzaron el río Atuel un poco más arriba del
salto el Nihuil, pasando luego el arroyo el Chacay y el río Malargüe. Desde allí viraron hacia el sudeste
pasando por Menuco hasta acampar el 14 de marzo cerca de la laguna de Llancanelo, sin haber encontrado
rastros de indígenas en el trayecto.
El 16 de marzo continuaron la marcha bordeando la laguna de Llancanelo por su lado occidental y por el
sur, pasando el 17 por otra laguna que denominaron Agua Nueva en la travesía Chacaicó, continuando por
Copel. En esa zona salitrosa y falta de agua, se diezmó el ganado. El 23 de marzo arribaron a las tolderías
del cacique Yaypellau en Ranquil Có. Allí Aldao tomó conocimiento de que Yanquetruz se dirigía en
malón hacia Río Cuarto, por lo que dispuso marchar con sus fuerzas a los pasos del río Salado para evitar
que por allí huyeran hacia la cordillera de los Andes los restos de las fuerzas de Yanquetruz, que suponía
serían atacadas por la columna del centro.11
Viraron al este alcanzando Cochicó sobre el Atuel el 25 de marzo. Allí tomaron prisioneros a algunos
indios que le ratificaron las noticias sobre lo ocurrido con Yanquetruz en las Acollaradas y siguieron el
Atuel hasta llegar el día 29 a las Salinitas, a 5 leguas del río Salado, en donde se hallaba un paso conocido.
El 30 de marzo Aldao avanzó sobre el campamento de Yanquetruz con 400 soldados, enviando al día
siguiente al coronel Velazco a ocupar el paso e isla de Limay Mahuida. Pese a que los indígenas rehuyeron
el combate, Benavídez logró dispersarlos en arroyo del Rosario, tomando 250 prisioneros, rescatando 70
cautivos y apoderándose de 700 cabezas de ganado vacuno y caballar y 10 000 ovejas. En mayo el ejército
acampó en una isla en el Paso de la Balsa, desde donde partieron varios destacamentos. La balsa con la que
se pasaba uno de los brazos del río estaba custodiada por una compañía de fusileros cuando en la
madrugada del 14 de mayo fue sorprendida por 50 ranqueles. Excepto un soldado que escapó a nado, los
otros 40 fueron pasados a cuchillo, entre ellos el capitán Mosqueira, el teniente Maldonado y el ayudante
Guevara.
Estos dicen que la compañía fue acometida por los salvages al amanecer del día de hoy, como
en número de 50, y por todas direcciones, que los centinelas se retiraron á la compañía,
haciendo antes su descarga; pero fue tan rápida la carga de los salvages á pie y cabalgados, que
no dio tiempo á esta ni an á formar, siendo derrotada y dispersa completamente.
Parte del coronel Velazco
El mismo 14 de mayo fue lanceado el cacique Barbón, de 90 años de edad, y dejado como escarmiento
clavado a un palo por orden de Aldao.12
Un destacamento al mando de Benavídez alcanzó la laguna Urre Lauquen, ascendiendo a un cerro llamado
Limen Mahuida, desde donde divisó el río Colorado, la laguna Amarga y una avanzada de la columna del
este, que no se pudo identificar (de Pacheco o de Ramos). Aldao permaneció sobre el Salado en espera de
Ruiz Huidobro, pero al saber a fines de agosto que este había regresado, pidió a Quiroga el retorno al
faltarle recursos. Quiroga, quien permaneció la mayor parte del tiempo en San Juan, ordenó su regreso el 7
de septiembre, lo que se efectuó a mediados de octubre siguiendo el Salado y luego el Atuel hasta San
Rafael y de allí a San Carlos.13 Las fuerzas sanjuaninas regresaron a San Juan reducidas a la mitad.
Artillería
Piquete, con 52 plazas, al mando del coronel Juan Pedro Luna
Marina:
Piquete de marina, con 25 plazas, al mando de los capitanes Guillermo Bathurst y Juan
Bautista Thorne. Viajaron embarcados a la Protectora Argentina y Carmen de
Patagones en un bergantín, una goleta y un lanchón.
Otros:
Médicos, ingenieros y astrónomos, 16
Ciudadanos y agregados, 13
Maestranza y cuartel general, 42
El 1 de mayo la expedición continuó viaje siguiendo el río Sauce Chico, acampando a cinco leguas. Desde
allí Rosas viajó con su escolta hasta la Fortaleza Protectora Argentina (futura Bahía Blanca), en viaje de
inspección de las municiones allí almacenadas y para recoger los pertrechos llegados por barco desde
Buenos Aires, para lo que había despachado un día antes las carretas. Allí Rosas recibió noticias: el regreso
de la columna del centro, que nada se sabía de la columna de Aldao y que el cacique Chocorí ya estaba
alertado de la expedición en su contra. A la fortaleza llegaron también por mar soldados de refuerzo.
Retornó al campamento el 5 de mayo, día en que la expedición continuó hasta Cabeza de Buey, en donde
estableció una comandancia militar para servir de apoyo a las comunicaciones. Por la noche se llegó a los
Pocitos y en los dos días siguientes la expedición alcanzó el río Colorado. Allí, sobre la margen izquierda
Rosas estableció su cuartel general de Médano Redondo el 11 de mayo de 1833, cerca de la actual
localidad de Pedro Luro, fijándose las coordenadas: 39°29′49″S 62°21′36″O
En el cuartel Rosas recibió, el 13 de agosto, la visita del científico Charles Darwin, quien en su diario de
viaje describió con horror parte de la campaña:
...Los indios formaban un grupo de unas 110 personas (hombres, mujeres y niños); casi todos
fueron hechos prisioneros o muertos, pues los soldados no dan cuartel a ningún hombre. Los
indios sienten actualmente un terror tan grande, que ya no se resisten en masa; cada cual se
apresura a huir por separado, abandonando a mujeres e hijos.(...) Sin disputa, esas escenas son
horribles, ¡pero cuánto mas horrible aún es el hecho cierto de que se da muerte a sangre fría a
todas las indias que parecen tener más de veinte años! Y cuando yo, en nombre de la
humanidad protesté, se me replicó: "Sin embargo ¿que otra cosa podemos hacer? ¡Tienen
tantos hijos esas salvajes!".14
División de Pacheco
Sabiendo que Chocorí podría huir, Rosas envió el 1 de mayo desde el Sauce Chico al mayor general Ángel
Pacheco con 800 hombres de caballería para remontar el río Negro y cortarle la retirada esquivando la
rastrillada de los chilenos, que era el camino del contrabando de ganado, bien vigilado por los indígenas.
Pacheco tomó rumbo sur, cruzó con sus fuerzas el río Colorado en el luego denominado Paso de Pacheco
y siguió hasta las cercanías de Carmen de Patagones. Llegó al río Negro el 10 de mayo y lo hizo cruzar por
dos escuadrones al mando de Lagos y de Francisco Sosa, quienes avanzaron por la margen sur (derecha)
del río, mientras Pacheco con el resto de la división lo hacía por la margen norte.
La columna del sur atacó y destruyó varias tolderías, que
abandonaban los indígenas. El 26 de mayo la vanguardia de
Sosa y Cayetano Ferrat atacó la toldería del cacique
pehuenche Payllerén (o Pillarén), un aliado de Chocorí, quien
fue muerto con 24 indios. Un sargento y varios soldados
murieron ahogados durante el ataque.
Chocorí fue alcanzado el 3 de julio de 1833 a ocho leguas del río Negro por un destacamento enviado por
Pacheco desde Choele Choel comandado por Sosa. Estaba formado por dos escuadrones enviados a la
travesía del río Colorado, en donde hallaron a Chocorí cerca de la laguna Grande de las Salinas. Rosas
comunicó a Quiroga el 31 de julio de 1833 que:
Quedaron 23 indígenas muertos y 5 prisioneros, pero Chocorí logró huir desnudo, dejando su sable y su
coraza hecha por la superposición de siete cueros de venado, que Sosa envió a Rosas y aún se conserva en
un museo, pero al año siguiente murió y su hijo Sayhueque lo sucedió en el mando, quedando en paz con
el gobierno por cierto tiempo.
A mediados de julio una partida de 25 soldados cruzó nadando el río Negro para atacar las tolderías de
Veylocurá y Lupyl. La operación se completaba con otros 25 soldados al mando del teniente Ferrat que
iban en botes por el río.
Estableció Pacheco en la isla Grande de Choele Choel su campamento principal, el Fuerte Encarnación y a
mediados de octubre siguió con 400 hombres hasta la confluencia de los ríos Limay y Neuquén,
localizando en el recorrido varias tolderías abandonadas cuatro meses antes. El 26 de octubre de 1833
llegaron a la confluencia, haciendo adelantar Pacheco dos escuadrones montados que llegaron al río
Neuquén, pasándolo a nado algunas partidas que recorrieron la costa del Limay. El resto de los escuadrones
costearon el río Neuquén siguiendo un camino que se bifurcaba. Los cerros que se hallaban a su frente
fueron denominados cerros de Rosas y escalados por las tropas, que atacaron a los indios rescatando
cautivos. Pacheco ordenó el regreso a Choele Choel, a donde llegó el 29 de octubre. A fines de noviembre
retornó a Monte Redondo.16 Durante la marcha un buque al mando de Nicolás Descalzi remontó el río
Negro realizando mediciones y comprobando su navegabilidad.
División de Ramos
Al recibir informes de que Chocorí se hallaría cerca del río Colorado, Rosas envió en su búsqueda desde
Médano Redondo al coronel Pedro Ramos con 300 soldados y 100 indígenas, pero al no hallarlo, ordenó a
Ramos que continuara remontando el Colorado por su margen derecha hasta dar con Aldao, de quien no
tenía noticias.
(...) Pero estos pricioneros no se descuide con ellos. Si alguno es de una importancia tal qe.
meresca el qe. yo hable con el mandemelo, pero sino, lo qe. debe u. hacer es luego qe. ya
enteramte. no los necesite para tomarles declaraciones, puede hacer al marchar un dia quedar
atras una guardia vien instruida al Gefe encargado qe. me parece puede para esto ser bueno
Valle, quien luego qe. ya no haya nadie en el campo, los puede ladear al monte, y alli
fusilarlos. Digo esto asi porqe. después de prisioneros y rendidos da lastima matar hombres, y
los Indios qe. van con V. qe. lo vean aunqe. quizas les gustaria esto porqe. asi son sus
costumbres, pero no es lo mejor. mas como no hay donde tenerlos seguro vale mas q. mueran
y no exponerse a que se vaian y causen algun mal. Si después echasen menos los Yndios a los
dhos prisioneros, y le preguntasen los Cavezas q. se han echo los prisioneros puede u. decirles
qe. habiendose querido escapar y teniendo orden la Guardia de qe. si los pillara por escaparse
los fusilase había cumplido dha. orden.
Carta de Juan Manuel de Rosas al coronel Pedro Ramos, Río Colorado, 2-IX-1833.
AGN X 27.5.7
El 9 de septiembre pasaron por el paraje llamado la Japonesa. A unas 80 leguas de Médano Redondo, una
partida de Ramos fue sorprendida por los restos de la tribu del cacique Maulín que estaban huyendo,
muriendo un sargento y 3 soldados. El 10 de septiembre Ramos envió contra ellos un escuadrón al mando
del mayor Manuel del Carmen García, secundado por el teniente Lorenzo Duarte y el alférez Manuel
Pereda, trabándose en el cerro Payan en un combate con 60 indígenas en el que los tres oficiales fueron
heridos junto con 4 soldados, pero que culminó con el extermíneo del grupo indígena. Al llegar al camino
grande de Chalileo, Ramos hizo atacar un antiguo campamento de los Pincheira, haciendo prisioneros.
Destacó divisiones en varias direcciones en busca de indígenas, los cuales apresó al ser hallados. Ramos
llegó hasta el origen del río Colorado en la confluencia del Barrancas con el río Grande, sin hallar a Aldao,
permaneciendo allí varios días. Desde allí envió destacamentos por el río Grande y luego siguió hacia el
norte. El 3 de octubre llegó al cerro Payén y unas 10 leguas al norte estableció un campamento desde el
cual envió divisiones hasta unas 15 leguas del Fuerte de San Rafael, sin hallar indios, tomando
conocimiento de que Aldao ya había regresado. El 30 de octubre Ramos escribió a Rosas desde el Paso
Grande:
Antes de regresar la división conforme á las órdenes de V. S. se fijaron inscripciones con los
nombres de los ilustres patriotas que firmaron el acta de nuestra Independencia, y se enarboló
el pabellón Nacional, llegando hasta este punto donde espero las órdenes de V. S. según me lo
tiene prevenido.
Divisiones secundarias
Para evitar que la columna fuera amenazada por la retaguardia, Rosas envió desde el Sauce Chico dos
destacamentos: el de Delgado y el de Miranda.
Rosas comunicó a Cañiuquir en sus conversaciones en la bahía Blanca que los borogas debían demostrar
su alianza marchando sobre los ranqueles de Yanquetruz. Debían hacerlo junto con un destacamento al
mando del teniente coronel Manuel Delgado. Ambas fuerzas marcharon en busca de los ranqueles de La
Pampa que se habían refugiado en los montes del río Salado. Después de una persecución de 21 días, se
presentaron rindiéndose ante Delgado 300 ranqueles entre los que estaban los caciques Marileo, Antibil,
Mariqueo, Gueli y Painé Carralé. Este luego sucedió a Yanquetruz, su hijo Mariano Rosas, fue capturado y
enviado a ser educado en la estancia El Pino de Rosas. Delgado, quien había exigido como condición a los
ranqueles la entrega de la cabeza de Yanquetruz, quedó con su destacamento de 200 dragones custodiando
los movimientos de unos 3.000 borogas de Cañiuquir, Rondeau y Melingueo en las Salinas Grandes.
Yanquetruz logró huir con unos 60 guerreros.18
El cacique Yanquimán atacó una posta de la sierra de la Ventana con un centenar de indígenas, matando al
capitán Felipe Rodríguez y a cuatro soldados. El teniente coronel Miguel Miranda partió en su búsqueda
con un destacamento de 250 soldados e indígenas hacia las Salinas Grandes. A 2 leguas de la laguna
Grande de las Salinas logró batir a Yanquimán, quien cayó prisionero, muriendo 12 indígenas y se logró
liberar a muchos cautivos, principalmente de San Luis. Miranda recorrió más de 100 leguas en rumbo
noreste y el 14 de septiembre entregó a Yanquimán en Médano Redondo.
El coronel Martiniano Rodríguez fue también enviado con un destacamento contra los ranqueles de La
Pampa a operar en combinación con el comandante Miranda. Estaba conformado el destacamento por
indígenas de Catriel y de Cachul con 4 compañías de infantería de línea y 4 cañones. Logró que varios
caciques del grupo de Yanquetruz se entregaran voluntariamente, trasladándolos Rodríguez junto con sus
tribus y los cautivos hasta Médano Redondo.
División de Ibáñez
Rosas envió el 12 de septiembre al sargento mayor Leandro Ibáñez, guiado por el baqueano Juan León, a
recorrer 100 leguas al sur de Carmen de Patagones, llegando hasta el arroyo Valcheta, en donde atacó la
toldería del cacique Cayupán el 5 de octubre, haciendo 76 prisioneros y matando 20 indígenas y 5 mujeres.
Ese día dejó una inscripción cerca del arroyo. Componían el destacamento 50 soldados y 100 indígenas.19
Cayupán y Archimán lograron huir, pero fueron alcanzados el 25 de noviembre a orillas del río Colorado
por una partida enviada por Pacheco en su búsqueda, logrando huir nuevamente Cayupán, aunque solo.
Comandaban la partida el ayudante Mariano Calderón y el alférez Eugenio Quiroz. De los 35 indígenas
que lo acompañaban, 6 murieron y 21 cayeron prisioneros. Cayupán fue rodeado en el desierto por 45 de
sus compañeros y se presentó con ellos ante un comandante, siendo remitido a Rosas. A consecuencia de
esos ataques, el cacique Quentrel se presentó ante Rosas con 250 guerreros para someterse. Al regresar
Ibáñez a Médano Redondo, fue felicitado y ascendido por el éxito que logró en su intrépida misión.
Al mayor Ibáñez lo he despachado hoy con cincuenta cristianos y cien pampas con la orden de
pasar el río Negro y correr el campo hasta cien leguas al sur. No hay por ahí más enemigos
que el cacique Cayupan con algunos indios y muchas familias. Si da con el rastro los seguirá
aunque sea hasta Chile, porque lo mando bien montado. Después de esto ya no quedan en este
campamento más que ciento cincuenta infantes, los artilleros y la gente que cuida las reses y
caballos flacos que siempre mantengo invernando.
Carta de Rosas a su amigo Terrero, 12 de septiembre de 1833
Luego de despachar a Ibáñez, Rosas permaneció en Médano Redondo con 150 infantes, los artilleros,
peones e indígenas aliados, totalizando 300 personas.
Intento de sublevación
Un intento de sublevación de las tribus de Tapalqué y de las Salinas Grandes fue conjurado por Rosas, los
implicados declararon que el gobierno de Buenos Aires los había incitado. Catriel y Cachul ordenaron
fusilar a los instigadores indígenas de la sublevación, lo que fue cumplido por el coronel Delgado. Rosas
envió al mayor Echeverría con una escolta a supervisar los fusilamientos. Cañiuquir hizo lo mismo en las
Salinas Grandes. Como el gobierno intentó seducir a varios comandantes para que abandonaran a Rosas,
este reunió a los oficiales del campamento en julio y les dio libertad para regresar a Buenos Aires. 12
oficiales pidieron el regreso, entre ellos los coroneles Luna y Planes y el mayor Frías.
Retorno
El 28 de enero de 1834 comenzó el regreso, logrando el objetivo de batir a los indígenas y ampliar el
territorio de Buenos Aires. Rosas regresó hasta el Napostá dejando guarniciones en los fortines y en la isla
Choele Choel, reuniendo las demás divisiones en el Napostá. El 25 de marzo de 1834 formó a la división
en el Napostá y les dirigió la siguiente proclama:
¡Soldados de la patria! Hace doce meses que perdisteis de vista vuestros hogares para
internaros en las vastas pampas del sur. Habéis operado sin cesar todo el invierno y terminado
los trabajos de la campaña en doce meses como os lo anuncié. Vuestras lanzas han destruido
los indios del desierto, castigando los crímenes y vengando los agravios de dos siglos.
Las bellas regiones que se extienden hasta la cordillera de los Andes y las costas que
se desenvuelven hasta el afamado Magallanes, quedan abiertas para nuestros hijos.
Habéis excedido las esperanzas de la patria.
Entre tanto, ella ha estado envuelta en desgracia por la furia de la anarquía. ¡Cuál
sería hoy vuestro dolor si al divisar en el horizonte los árboles queridos que marcan
el asilo doméstico, alcanzarais á ver la funesta humareda de la guerra fratricida!
Pero la divina Providencia nos ha librado de tamaños desastres. Su mano protectora
sacó del seno mismo de la discordia un gobierno fraternal, á quien habéis rendido el
solemne homenaje de vuestra obediencia y reconocimiento.
¡Compañeros! Jurad aquí delante del Eterno que grabaremos siempre en nuestros
pechos la lección que se ha dignado darnos tantas veces, de que sólo la sumisión
perfecta á las leyes, la subordinación respetuosa á las autoridades que por ellas nos
gobiernan, pueden asegurar la paz, libertad y justicia para nuestra tierra.
¡Compatriotas! que os gloriáis con el título de Restauradores de las Leyes, aceptad el honroso
empeño de ser sus firmes columnas y defensores constantes.
Consecuencias
Concluida la Campaña de Rosas al Desierto, este firmó tratados de paz con caciques hasta entonces
secundarios, que se convirtieron en útiles aliados. Al año siguiente se sumó el más importante de ellos,
Calfucurá. Hasta la caída de Rosas en 1852, no hubo malones en la Provincia de Buenos Aires, Calfucurá
daba aviso de los posibles ataques de los pequeños grupos indígenas que no respondían a su mando y eran
fácilmente contrarrestados. Sirvió también para distribuir el alcohol y las mercaderías que les enviaba
Rosas, junto con vacunas para la viruela.
La campaña también incorporó científicos, entre ellos Charles Darwin, que reunieron información sobre la
zona recorrida, pero las regiones desérticas quedaron en manos de los indígenas. Se aseguró una precaria
tranquilidad para los campos y pueblos ya formados y se logró un relativo avance en el sudoeste de la
provincia.
El sistema de 21 postas establecido por Rosas desde San Miguel del Monte hasta Médano Redondo quedó
atendido por 100 hombres y 600 caballos.
En esta campaña se destacaron algunos oficiales que formarían la siguiente generación de militares
porteños: Pedro Ramos, Ángel Pacheco, Domingo Sosa, Hilario Lagos, Mariano Maza, Jerónimo Costa,
Pedro Castelli y Vicente González.
Entre los caciques que colaboraron con Rosas durante la expedición se hallaban: Fracamán, Llanquelén,
Reilet (los tres de la zona del arroyo Tapalqué), Juan Catriel y Cachul (ambos de Azul y Tandil).
Y entre aquellos jefes indios que se mostraron hostiles a los blancos estaban: Treurepán (del Neuquén, fue
muerto), Yanquimán (de la sierra de la Ventana, cayó prisionero), Payllarén (de la zona de Choele Choel,
fue muerto), Naquelén (pampa, apresado), Rinque, Millancal, Choncián, Millas (todos pampas del sudoeste
bonaerense, el primero apresado y los demás muertos), Catrirén (huyó a la cordillera), Huayquemil (aliado
de Chocorí de la zona de Bahía Blanca, huyó), Maulín (huyó a Chile), Pichiloncoy, Millao (ambos
boroganos del sudeste de La Pampa, muertos), Painé (ranquel, tomado prisionero), Chocorí (huyó y murió
en 1834), Yanquetruz (huyó).21
La Gaceta Mercantil de Buenos Aires publicó el 24 de diciembre de 1833 que la campaña resultó en:
3.200 indios muertos, 1.200 individuos de ambos sexos prisioneros y se rescataron en total
unos mil cristianos cautivos.
El Monitor publicó el 16 de abril de 1834 que en la campaña murieron 1.415 indígenas, fueron tomados
prisioneros 382, elevándose a 1642 con las familias de estos, 409 cristianos cautivos fueron rescatados y se
recuperaron 2200 cabezas de ganado vacuno, 1600 lanar, 1800 yeguarizos y 2435 caballos.22 El
historiador Adolfo Saldías cifra en 10 000 los indios muertos.23 Mientras que Antonio Reyes en sus cartas
habla de 7.000.24
Además, concluida la campaña al desierto, la provincia de Buenos Aires fijó acuerdos de límites
territoriales con otras provincias. Por la parte de Santa Fe, eran la línea de Melincué, dejando ésta a la
derecha; por la parte de Mendoza hasta las nacientes de río Grande y línea de San Rafael; por el sur hasta el
estrecho de Magallanes.25
Rosas contaba a los caciques boroanos como aliados, quienes se mantendrían neutrales durante la campaña.
Pero al terminar las operaciones Rosas les exigió la entrega de los cautivos junto con los ganados robados,
a lo que se negaron. Envió al general Corvalán a recibir la primera partida de cautivos y luego de un
ultimátum enviaron a los demás a Bahía Blanca escoltados por las fuerzas de Delgado. Luego atacaron una
partida de soldados, por lo que Rosas dirigió contra ellos a la guarnición de blandengues de la Fortaleza
Protectora Argentina, derrotándolos y matando a 650 borogas (entre ellos a Cañiuquir), tomando 900
prisioneros, rescatando el ganado y a los cautivos. De regreso a la bahía Blanca, 800 indígenas aliados se
sublevaron matando a 2 oficiales, 70 soldados y algunos peones, llevándose prisionero a Venancio
Coñoepán.
El 9 de septiembre de 1834 los borogas fueron masacrados en Masallé por Calfucurá y sus indios
provenientes de Chile, muriendo los caciques Rondeau, Melín y Coñoepán. Las fuerzas de la Fortaleza
Protectora Argentina a mando de Sosa y del teniente coronel Zelarayán acompañaron a los borogas
sobrevivientes en la persecución de Calfucurá, quien huyó por el camino de Chalileo.
Con 290 indígenas sobrevivientes de las tribus de Venancio Coñoepán y de Melinquer (Melín) y soldados
al mando de los coroneles Martiniano Rodríguez y Francisco Sosa, el 21 de noviembre de 1835 se produjo
un ataque a las tolderías de Yanquetruz y de su hijo Pichún. Pero estos se retiraron previamente hacia el río
Chadileuvú. El ataque sobre las tolderías de Painé logró la rendición de 313 individuos.
Premios
El éxito de la Campaña de Rosas al Desierto implicó que muchas tierras fueron repartidas entre los
expedicionarios como premios.
La Legislatura de Buenos Aires por ley del 6 de junio de
1834 donó a Rosas la isla Grande de Choele Choel,
cambiando su nombre a isla del general Rosas, permitiéndole
también que la canjeara por 60 leguas cuadradas de tierras en
Lobería26 lo cual hizo argumentando que la isla por su valor
estratégico debía permanecer en manos del estado.
Manuel V. De Maza.
Recibió también Rosas una espada guarnecida de oro con la inscripción La provincia de Buenos Aires
grata á los servicios de su ilustre defensor brigadier general D. Juan Manuel de Rozas; una medalla de
oro, imitando un sol, con círculo de brillantes, para usar pendiente del cuello, con la inscripción: La
expedición á los desiertos del Sur del año 33 engrandeció la provincia y aseguró sus propiedades; y una
banda de seda de color escarlata. Una ley del 9 de febrero de 1834 mandó erigir un monumento
conmemorativo de la campaña en la margen izquierda del río Colorado, al cual otra ley bonaerense del 18
de diciembre de 1840 mandó agregarle la inscripción al renombre de Nuestro ilustre restaurador de las
leyes y la de héroe del Desierto, defensor heroico de la independencia americana. Mandando también
denominar al mes de octubre: mes de Rosas.27
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on+araucania+10,000+muertos&dq=pacific
acion+araucania+10,000+muertos&hl=es&
Véase también
Campañas previas a la Conquista del Desierto
Conquista del Desierto
Enlaces externos
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Desierto.
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