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Historia de La Masonería Cubana

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Historia masoneria cubana cinco ensayos - EDUARD® TORRES-CUEVAS Historia masoneria cubana seis ensayos EDUARDO TORRES-CUEVAS Nacio en La Habana en 1942. Doctor en Ciencias Histor- cas, licenciado en Historia en la Universidad de La Habana, donde alcanzé categorias de Profesor Titular y de Investi- gador Titular, De su actividad acadéemica también se desta- can las de tutor o consultor y profesor invitado en diversos centros universitarios en Cuba y en el exterior. Sinnumero de articulos, ensayos y libros devienen resulta- do de una fecunda tarea como historiador, en un proceso integral de estudios que han estructurado un pensar y re- pensar en nuestra historia contextualizada en el accionar universal; en las mas ancestrales raices de la ideologia y de la ciencia cubanas; en el ideario formador de hombres que gestaron la nacién cubana; en el batallar generacional por alcanzar una nacion en si y para si. Presidente de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de la Universidad habanera, director de Ediciones Imagen Contemporanea y su revista Debates Americanos, ha sido merecedor por su destacado accionar intelectual y aportes a la cultura cubana de distinciones, medallas y pre- mios nacionales; entre otros, de la Educacion y Cultura Nacional, medallas José Tey, Frank Pais y Carlos J. Fin- lay; por dos oportunidades premios del Ministerio de Edu- cacion Superior al Mejor Logro Cientifico, de la Critica Cientifico-Téenica y ala mejor obra publicada por la Aca- demia de Ciencias de Cuba. Es premio Nacional de Ciencias Sociales del 2000. Historia masoneria cubana seis ensayos EDUARDO TORRES-CUEVAS IMAGEN ACONTEMMPORANER LA HABANA «© 2005 Ediciones IMAGEN CONTEMPORANEA Director: Eduardo Torres-Cuevas Subdirector: Luis M. de las Traviesas Moreno Editora principal: Gladys Alonso Gonzalez Administradora editorial: Esther Lobaina Oliva Primera reedicion, corregida y aumentada de la primera edicién, Ediciones IMAGEN CONTEMPORANEA, 2004. Responsable de la edicién: Gladys Alonso Gonzalez Disefio de cubierta: Luis A. Gutiérrez Eiro y Jany Torres Alvelo Fotografias: Rafael Torres Escobar Emplane: Idalmis Valdés Herrera y Luis A. Gutiérrez Eiré © Eduardo Torres-Cuevas, 2004 © Sobre la presente edicién: Ediciones IMAGEN CONTEMPORAMNEA, 2003 ISBN 959-7078-86-4 Ediciones IMAGEN CONTEMPORANEA Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz, Universidad de La Habana, Ly 27, CP 10400, Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba. e-mail: [email protected] indice Presentacion alasegunda edicién/ 1 Introduccién / 5 Notas / 56 Los cuerpos masoénicos cubanos durante el siglo xix / 59 Presentacién /59 Acerca de los origenes de la masoneria en Cuba / 62 Primer periodo de la masoneria en Cuba (1798-1830) / 66 Segundo periodo de la masoneria en Cuba (1830-1868) / 81 Tercer periodo de la masoneria en Cuba (1868-1898) / 89 Notas / 108 El Gran Oriente de Cuba y las Antillas y la ruptura del 68/113 “Lo real en politica es lo que no se ve” / 113 Vicente Antonio de Castro: la critica de las armas / 130 E] Gran Oriente de Cuba y las Antillas / 140 Notas / 157 E198, Cuba yla masoneria cubana / 161 Presentacién/ 161 Mas alla de la “guerrita espléndida’” / 164 Y, mas alla de la superficie, el fondo de larga duracién / 173 La creacién espuria de una falsa imagen / 178 La Santa Cruzada contra masones, herejes yateos /185 La masoneria cubana: De las imagenes y espejismos a una historia real / 190 La herencia de un dificil parto / 193 El simbolismo masénico en la bandera cubana / 195 La masoneria cubana: querer ser lo que sees /197 Algo para terminar / 206 Notas / 209 La masoneria en Cuba durante la primera Rept- blica (1902-1933) /215 Una imagen inicial / 215 Laherencia del xix / 217 EI nacimiento de unareptiblica / 222 El crecimiento masénico en la primera Rept- blica / 228 Fuerza y debilidades / 234 Notas / 238 Lamasoneriacubana en las décadas finales del siglo xx: escenario y alternalivas ante el nuevo milenio / 240 Presentacién / 240 La imagen en los 50/241 Innovadores y tradicionalistas / 246 De la crisis al apogeo / 248 Masoneria y Revolucién cubanas / 259 Escenario, alternativas, realidades / 271 Notas / 277 José Marti yla masoneria espanola / 279 Presentacién / 279 Los cinco afios que estremecieron a Cuba/ 281 En el espacio intelectual de un tiempo histérico / 290 San Pablo y la doctrina de El Salvador / 295 El diferéndum entre las masonerias cubana y espaniola / 302 Lajuventud cubana en Espana: la iniciacién mas6nica de José Marti / 306 Notas / 314 Glosario minimo / 317 Apéndices / 333 Presentacion a la segunda edicion El presente libro recoge seis ensayos sobre la his- toria de la masoneria cubana. Cinco de ellos se presen- taron en los Symposium Internacionales celebrados por el Centro de Estudios Histéricos de la Masoneria Espanola. Estos se organizaron y dirigieron por el doc- tor y fraterno amigo José Antonio Ferrer Benimeli, di- rector de ese centro, entre los afios 1991 y 2004. A estos ensayos he agregado el escrito acerca de la masoneria y la organizacién de la Revolucién del 68, bajo el titulo “El Gran Oriente de Cuba y las Antillas y la ruptura del 68”; este Ultimo forma parte de mi Historia del pensa- miento cubano, En todos los casos he efectuado una revisién cuidadosa para corregir errores de edicién y, en no pocos casos, ampliar o aclarar algtin que otro aspecto. Al tener en cuenta que esta tematica no es de comin conocimiento ni tampoco, sus conceptos, tér- minos, simbologias y expresiones, crei necesario ha- cer una “brevisima” Introduccién con elementos fun- damentales para entender qué es la masoneriay cual, su historia universal. Por esas mismas razones $e agre- l g6 un Glosario minimo redactado en forma rigurosa y, ala vez, lo mas sencillo posible. Completan esta obra los Apéndices resultados de una minima seleccién de documentos que poseo o he elaborado sobre la base de informaciones de fuentes primarias. Ensayos, intro- duccisn, glosario y apéndices estan tomados, en lo esen- cial, de mi “Historia de la masoneria en Cuba”, en la actualidad en proceso de revision y actualizaci6n. La decisién de publicar estos ensayos en Cuba —cinco de ellos ya publicados en Espana— se debe a mi conviccién de que nuestros estudiosos y lectores pueden ampliar su horizonte sobre la historia cubana con los contenidos que se ofrecen en ellos y al hecho de que estos trabajos, en su origen, han tenido como destinatario al piblico cubano. La obra se caracteriza por responder a una con- cepcion académica del estudio de las instituciones den- tro de las historias nacionales. En este sentido, la meto- dologia se aparta de cualquier visién sectaria y toma como referente esencial la evolucién histérica cubana. Me resisto a las interpretaciones superficiales que, sin el conocimiento de la base factual, expresan generali- zaciones a partir del conocimiento de evoluciones y teorias abstractas que no contienen en plenitud la rea- lidad cubana. Historias institucionales como la de la masoneria no pueden ser resultado de esquemas aprioristicos ni de concepciones que, desde las teorias generales, se imponen por encima de un conocimien- to profundo de la realidad que les dio origen. El carac- ternacional de esta institucién, una de las mas longevas de nuestro pais, le dio su sello particular dentro de la evolucion general de las instituciones masénicas. No siempre hemos podido explicar con la sufi- ciente extensién todos los aspectos y problemas que rodean un tema especifico estudiado, debido a las 2 caracteristicas que tiene el ensayo como género, pero si es riguroso el planteamiento y la fundamentacién que lo originan. De igual forma, hemos utilizado un len- guaje sencillo y coloquial al pensar este libro para un amplio publico no especializado en esta tematica. Como los ensayos se escribieron independientes unos de otros y con cierto tiempo de diferencia, el lector podra comprobar que hay ideas e informaciones que se reiteran; ello se debe a que cada trabajo se redacté pensando en su légica interna; por estas razones no he querido modificar sus textos, pese a esas reitera- ciones. La obra que sirve de base a estos ensayos, “Histo- ria de la masoneria de Cuba”, la conclui en 1975. En la actualidad, la someto a una revisién y actualizacién. Esta segunda edicién de Historia de ia masonerfa cu- bana. Seis erisayos, esta motivada, en primer lugar, por el rapido agotamiento de la primera y la necesidad de que un amplio ptiblico lector pueda adquirirla; en se- gundo lugar, porque muchos amigos lectores nos pi- dieron ampliar algunas informaciones e ideas. Ello se hizo especialmente en la Introduccién, en el Glosario y en los Apéndices. Era una necesidad ajustar ciertas partes del texto y corregir erratas que estaban en la primera edici6n. Sirva, pues, esta obrita para relanzar una tematica que ha estado en el centro de importan- tes discusiones acerca de la evolucién social, cultural y politica de nuestro pais. Considérese este libro un nuevo aporte de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de la Facultad de Filosofia e Historia de la Universidad de La Habana, de su Grupo de Investigaciones acerca de la Historia de las Ideas en Cubay, en particular, de su recién creada Catedra de Estudios Histéricos de la Masoneria Cuba- na Vicente Antonio de Castro. Dedico un recuerdo y el reconocimiento de su apoyo y contribucién a esta obra a quien fue para mi un verdadero hermano, el historiador Luis Alonso, ya ausente como tantos otros, y companero de suenos y fatigas. Tampoco puedo dejar de mencionar en estas notas, el trabajo dedicado y serio de mi cercana cola- boradora en la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz, la historiadora Janet Iglesias Cruz. No es poco lo que le debe el autor yla obra a ese erudito, riguroso y fraternal amigo José Antonio Ferrer Benimeli. El es un personaje inolvidable para quien lo conozca. Eduardo Torres-Cuevas Ciudad de La Habana, 10 de septiembre del 2005 Introduccion I El habitat en el cual surge y se desarrolla la maso- nerfa moderna, en 1717, es el de las inns (posadas), taverns (tabernas), alehouses (cervecerias) y coffee shops (cafeterias), por entonces los centros sociales del Londres de inicios del siglo xvi. En estos lugares se reunian comerciantes, artistas, escritores y viajeros. Las conversaciones que alli se efectuaban tuvieron una marcada influencia en la literatura del periodo; en ellas se remodelé el lenguaje, haciéndolo menos formal y mas sutil; en ellas surgieron periéddicos, revistas y mo- das; la vida se hizo mas fina y depurada, y no eran po- cos quienes concurrian a esas tertulias para participar de las discusiones sobre las tiltimas novedades cientifi- cas 0 literarias. Segtin la clase social ala que se pertene- cia, se frecuentaban distintos tipos de clubes: los parlors de las tabernas o las cervecerias. Alli conocieron el nue- vo mundo britanico personalidades que llevarian asus paises natales el nuevo pensamiento y la nueva forma de ver la politica, el conocimiento y la vida; hombres que asumieron la “nueva filosofia” del naciente Siglo 5 de las Luces. En particular, tres de ellos seran difusores yrecreadores, en sus respectivos paises, de la llamada Filosofia de las Luces, llustracién o Iluminismo: el fran- cés Francois-Marie Arouet (Voltaire), el norteamerica- no Benjamin Franklin y el latinoamericano Francisco de Miranda. Las tabermas, posadas y cervecerfas se utilizaban, ademas, como lugares de cita para transacciones co- merciales. Los artesanos y trabajadores de las distintas artes y oficios se inscribian en ciertas posadas donde el contratista los iba a buscar cuando los necesitaba; de esta forma, muchas posadas, cervecerias o tabernas servian como una especie de agencia de empleo. Precisamente, en estos lugares se reunian los po- cos miembros de las escasas logias de constructores que quedaban en el sur de Inglaterra; también aqui, algunos intelectuales se vinculan a ellas y fueron permeados por todo el ambiente de época. El 20 de septiembre de 1714 entraba en Londres el rey Jorge I, como consecuencia del triunfo de las tendencias burguesas partidarias de la teoria del con- trato social sobre la de la monarquia absoluta. Era el triunfo de la llamada Revolucién Gloriosa y, con ella, de las tendencias de la burguesia comercial, manufactu- rera y usurera inglesa. Mas alla, era el triunfo de las concepciones del pacto o contrato social. El nuevo es- piritu estaba avalado por una intelectualidad —que por entonces se autotitulaban ilustrados— que proponia no sdélo nuevas formas de gobierno, sino toda una re- mocién de la cosmovisién britanica. El rey acepté la divisi6n de poderes y una nueva Carta Magna que re- cogia el espiritu plasmado por los “fildsofos” y las ten- dencias de la burguesia aristocratizada moderada y de la aristocracia aburguesada. Segtin uno de los creado- res de la masoneria moderna, el pastor protestante 6 James Anderson, las pocas logias de constructores exis- tentes en la ciudad, pensaron que era adecuado aso- ciarse bajo un Gran Maestro que sirviese de “centro de unién y armonia”. E] 24 de junio de 1717 —dia de San Juan Bautista, de antiguo santo protector de los constructores— se reunieron las pocas logias que atin habfa en Londres. Estas eran cuatro y, segiin la relacién de Anderson, dos de ellas se reunfan en las cervecerias The Goose and Gridiron (El Ganso y las Parrillas), situada en el area del cementerio parroquial de San Pablo, y The Crown (La Corona) en la calle de Parker, cerca de Drury-Lane; las otras dos lo hacian en las tabernas The Apple-Tree (EI Manzano), situada enla calle Charles, cerca de Convent Garden, y The Runimer and Grapes (La Copa y las Uvas), situada en Channel-Row, Westminster. Ese dia, en la cerveceria El Ganso y las Parrillas, acordaron constituir la Gran Logia de Inglaterra. Su primer Gran Maestro, por eleccién, lo fue Anthony Sayer. Junto a él fueron electos como Grandes Vigilantes el capitan Joseph Elliot y el carpintero Jacob Lamball. En esta fecha y en este hecho esta el origen de la masoneria moderna. Aunque las funciones de esta primera Gran Logia resultaban muy limitadas, a partir de ella fue creciendo el nfimero de logias. En 1725, ya contaban con 63 y para 1733 poseian 126 logias subordinadas. Desde entonces, la expansi6n masénica acompainié a la brita- nica en las personas de sus marinos, soldados, comer- ciantes y viajeros. Por otra parte, los mas altos repre- sentantes de las direcciones masdonicas inglesas, a través de los tres siglos siguientes, han pertenecido ala alta nobleza britanica; 18 principes herederos de la Corona ostentaron la maxima dignidad masénica. La nueva masoneria comenz6 por definirse con un nuevo caracter y con un nuevo y Unico fin. Este 7 consistia en la construccién del “edificio moral y espiri- tual del hombre”, en lugar de las construcciones mate- riales de los antiguos obreros medievales. De ello nace la divisi6n entre masoneria moderna (llamada especu- lativa), ética y filoséfica, ymasoneria medieval (llamada operativa), obrero-artesanal. Este nuevo objetivo mo- ral esta destinado al “bien general de la sociedad” a través del perfeccionamiento de los individuos afilia- dos a la institucién. Ese perfeccionamiento se lograra por el predominio de la voluntad y la practica de las virtudes. Esta profesién de “constructor de virtudes”, segtin se declara, puede ejercerse y es comiin por ya todo el género humano. Asi queda sustituida, en sus propios fines, la antigua masoneria obrero-artesanal por una nueva de caracter abstracto-especulativo, que tiene por base las concepciones del Iluminismo inglés, expresado como defsmo, religién natural, derecho na- tural, ética ilustrada y culto a la razén. Se acuerda, por la nueva masoneria, dejar el arte de las construcciones materiales a los obreros exclu- sivamente, pero, ala vez, decide conservar la organi- zacion, la forma de trasmisién del conocimiento, la solidaridad entre sus miembros, las ceremonias de ad- misién, los signos de reconocimiento, ciertos elemen- tos de la indumentaria, del vocabulario, de los térmi- nos técnicos y de las bases rituales de los antiguos constructores, dandoles un nuevo sentido, segtin An- derson, “mas elevado”. E] 29 de septiembre de 1721, al pastor protestante James Anderson se le encomend6 la redaccién de la que seria la primera Constitucién de la masoneria mo- derna y en la cual debian resumirse las antiguas dispo- siciones de las logias de constructores, sefialandosele que todo ello lo debfa hacer adaptandolas “a las nue- vas necesidades del momento” y alos cambios opera- 8 dos en la institucién. El 17 de enero de 1723 se les co- municé a las logias afiliadas y ese aho se publicé con el nombre de Book of Constitutions (Libro de las constitu- ciones).' Esta obra constituye, sin dudas, el texto fun- dador de la masonerfa moderna y es libro de referen- cia obligadaa todo estudio histérico sobre la institucién. Segtin estas nuevas leyes institucionales, el ma- s6n “esta obligado a practicar la moral por vocacién”; no estara obligado a pertenecer a ninguna religion en parti- cular, sino aceptara aquélla de su libre conciencia y dejara alos demas la completa libertad de sus opinio- nes: su “religién consiste en ser buenos y leales, hom- bres de honor y probidad, cualquiera que sea la diferen- cia de posicion social que tengan o sus convicciones individuales”; “un masé6n ha de ser un individuo pacifi- co, obediente al poder del lugar donde habite y trabaje y no debe jamas dejarse arrastrar a motines 0 conspi- raciones contra la paz y la prosperidad del pueblo, ni mostrarse rebelde a las autoridades superiores; por- que la guerra, los derramamientos de sangre y los tu- multos son siempre funestos a la francmasoneria”.’ La union en lo religioso se debe a lo que se considera comun a todas ellas: su fin moral y la creencia en un Dios creador; en este sentido son racionalistas y defstas, adoradores del Gran Arquitecto del Universo (GADU). Este es un Ser Supremo, creador del hombre y del uni- verso, y el resto de sus atributos pueden ser los que admiten las diversas religiones. Su esencia deista colo- ca al Creador independiente de la acci6n humana, la cual resulta absoluta responsabilidad de cada indivi- duo. Por ello afirman que en “esta religién” general “es- tan de acuerdo todos los hombres”. De las logias de constructores de la Edad Media, la masoneria modema conservar4 los simbolos (la es- cuadra, el compas, el nivel, etc.), senales, toques, pala- 9 bras secretas y el caracter esotérico de sus iniciaciones. Acada simbolo de los constructores se le dio un nuevo significado; asi, por ejemplo, el nivel ahora simboliza la igualdad. El] caracter de las iniciaciones no se relacio- nara ahora con el secreto del arte de construir, sino con la discrecién que debe guardar el afiliado sobre la filosofia masénica, sus contenidos, su simbolismo y los acuerdos internos de las logias. Il La forma que adquirié la masoneria moderna y la época y lugar historicos donde nace, se relacionan con toda la remodelaci6n de la vida, las ciencias y el pensa- miento, que no solo critican el viejo sistema de ideas medieval y su paradigma teérico y teolégico, sino que, ala vez, responden al caudal cientifico y alas perspec- tivas que promueve el nuevo pensamiento. Descartes, Bacon, Spinoza, Newton y Locke, han creado las bases de la nueva era, la del paradigma de la Razon Analitica, en la cual la naturaleza y el hombre ocupan el lugar preferente dentro de las especulaciones teéricas y en las bdsquedas cientificas. De las concepciones y mé- todos generales se pasaba a sus aplicaciones en las ciencias y en las artes particulares de las cuales habian surgido. Otro factor, consecuencia de ese movimiento cientifico-técnico, rompié el estrecho circulo de los lec- tores, ampliandolo gracias ala imprenta alo Gutenberg. Ese nuevo ptiblico lector estuvo constituido por la has- ta entonces inculta alta y media burguesia. Lalectura se hizo mas laica y estos lectores, asu vez, se concibie- ron como propagadores y coparticipes del saber cien- lifico y filos6fico. Los métodos cientificos, ya sea el matematico de Descartes o el inductivo de Bacon, abstracto o empiri- co, impactaron en las concepciones tedricas y socia- 10 les. En particular, la fisica newtoniana se convirtié enla base de las concepciones mecanicistas de muchos de “los fildsofos”, nombre que se dieron asimismos quie- nes, en el siglo xvil, quisieron distanciarse de los tedélo- gos, aceptando una visién mas laica del mundo, las ciencias, el pensamiento, el hombre yla sociedad. Una de las bases de la nueva actitud se habia fundamenta- do por Descartes en su famoso Discurso sobre el méto- do... al afirmar que el buen sentido, la razén, erala cosa mejor repartida del mundo, por lo cual todo hombre tenia la capacidad para conocer. Segin muchos de los “fildsofos”, el problema que habia limitado, hasta en- tonces, el proceso cognoscilivo estaba en el método aplicado para conocer, en la exclusién de ideas y en las “interpretaciones” abstractas y condicionadas, ya fue- sen religiosas o filosdéficas. El movimiento intelectual inglés de la época se habia centrado, en gran parte, en la discusién religiosa. El] protestantismo se bas6 en la capacidad de cada hom- bre para interpretar por si mismo las Sagradas Escritu- ras sin sacerdotes intermediarios. El deismo inglés se expres6 como el lugar comtin de todas las religiones. Esta nueva representacion de la divinidad consistia en lacreencia en un Ser Supremo, distinto del mundo del cual fue su creador o arquitecto (creé el universo de la nada y lo dejé en el espacio segiin el curso de las leyes que implanté en un principio, sin intervenir, a partir de entonces, en los problemas mundanos). El padre del deismo inglés, lord Herbert de Cherbury (1583-1648), propugnaba que la nueva representacion de la divini- dad fuese de acuerdo con la naturaleza humana. Otros fueron mas lejos, Tolland (1670-1722), autor de Cristia- nismo sin misterio, alegé contra el “cristianismo dog- matico”; Chub, por su parte, niega todo “cristianismo histérico”, y Bolinbroke rechaza “toda clase de cristia- 1] nismo”. Una pléyade de intelectuales se alineé en las filas del deismo. Anthony Collins (1676-1729) influyé notablemente en la formacién del pensamiento de los masones deistas Voltaire y Franklin; también asumie- ron las nuevas ideas, personalidades como Tindal, Hume y Gibbon. E] nuevo pensamiento contraponia a la concep- cién medieval del derecho divino, laconcepcién que, aunque no era nueva, caracterizara a la modernidad: el derecho natural. Para ellos, la teoria del equilibrio social descansaba en el equilibrio de los poderes del Estado. Por la importancia que tiene en el pensamiento racional, la educaci6n ocupaba un lugar preferente. Particular efecto habia tenido sobre la interpreta- cién de las relaciones sociales y el mundo, reafirman- do y definiendo gran parte de las ideas que por enton- ces venian conformandose, la teoria de la gravitacién universal de Isaac Newton (1642-1727), al penetrar en todas las ramas del conocimiento su conclusién gene- ral: el universo est4 regido por leyes constantes y uni- formes, descansa en sf mismo y se conserva a si mis- mo. Otro principio de la fisica newtoniana, el de la inercia, ampliaba las bases de las ciencias nacientes: el movimiento responde a un impulso inicial y se mantie- ne constante. Consecuente con la nueva fisica, nada de extrano tuvo que muchos filésofos y pensadores encontraran en ella la reafirmacién de sus tesis socia- les, politicas y epistemoldgicas. Asu vez, el conocimiento se interpretaba como atributo de una minoria de hombres selectos y dife- renciados, que son quienes hacen la historia; una eli- te de ciencia, cultura y pensamiento. Esta idea estuvo asociada al surgimiento de las utopias. Ciencia y utopia no eran antagénicas, sino anverso y reverso de una misma concepcion; la una, avanzaba creando hipdte- 12 sis, experimentando y refutando hipotesis; la otra, tra- zaba horizontes —en los cuales se incuban las hipéte- sis—, creaba las ideas y las esperanzas que les dabana las ciencias norte. La armonia, regularidades yleyes del mundo fisico contrastan con la desarmonfa del mundo social. Fildsofos y ensayistas intentan encontrar, den- tro de ese caos humano, un sentido. La razén y la expe- rimentacién se convierten en instrumentos para des- cubriry, entonces ysdlo entonces, poder entender. De ello nacié la noci6n moderna de progreso. Francis Ba- con, quien habia opuesto a la vieja légica deductiva aristotélica su nueva légica inductiva, también propug- nauna nueva sociedad perfecta, una Nueva Allantida, cuyo desarrollo y direccién estaban en manos de un colegio secreto de hombres sabios, la Casa de Salomon. Esta organizacioén, que dirigia a todos los hombres, constituye “la sociedad mas noble del mundo y es el faro de luz de ese pais imaginario”. Este modelo de sociedad cientifica esotérica tiene un fin que, de un modo u otro, puede asociarse con las ideas que en el nacimiento de la masoneria manejaban muchos de sus fundadores. EnsuFdbula dela Nueva Addntida, Bacon escribfa que el fin de esa sociedad de sabios consistia en “conocer las causas y los movimientos secretos de las cosas” y extender los confines del humano saber “para lograr todo lo posible” * Durante el transcurso de los siglos xvi y xvi, mu- chas fueron las sociedades u organizaciones que, de una forma u otra, respondian al modelo planteado por Bacon, a las consecuencias tedéricas de la fisica newtoniana, a las ideas politicas de Locke y al raciona- lismo ilustrado. Las mas tuvieron corta duracién; pero algunas, reformadas a través de los siglos xix y xx, han llegado a nosotros. Dos de ellas son producto neto y complementario de este proceso. Una, cientifica, 13 exotérica y selectiva, la Royal Society (Real Sociedad de Ciencias britanica), y la otra, ética, esotérica y selectiva, la masoneria. Muchos de los nombres de los primeros y principales “aceptados masones”, aparecen vincula- dos a la creacién de la Royal Society. Incluso, en una reunién donde disertaba Christopher Wren, quien fue- ra Gran Maestro de la masoneria algunos anos des- pués, surge la idea de formar una sociedad cientifica selectiva; asi, sir Robert Moray, uno de los primeros “aceptados masones”, es nombrado primer presiden- te de la Royal Society; por demas, se sabe que el nticleo central de los creadores de la sociedad cientifica ingle- sa eran miembros del Invisible College (Colegio Invisi- ble), nombre con el cual también se conocié al Oxford Philosophical Society (Sociedad Filoséfica de Oxford). En ella se gradué Elfas Ashmole, otro de los “acepta- dos masones”, componente también de la nueva so- ciedad cientifica.' Si es cierto este proceso en el cual va ganando terreno el pensamiento racional, no resultamenos cier- to que su triunfo es lento, ambivalente y entrecruzado —a veces mezclado, a veces combinado—, con todala fuerza que atin tienen la mistica, la astrologia, la magia y la cabala. El siglo xvm también heredaba una larga tradicién europea de sociedades herméticas, sectas fi- loséficas, gndésticas o heréticas, y de conocimientos esoléricos que sobrenadan, como peces en sus aguas, en lo profundo de la civilizacién cristiano-occidental. Son numerosas las interrogantes que estaban mas alla de las posibilidades de las ciencias y de la razén. Los espiritus ilustrados no sélo se mueven dentro del con- texto de lo racional; van mas alla, intentan descubrir lo que hasta entonces les ha estado vedado, los secretos de la vida, de la existencia, de la muerte, del trasmundo y “de otros mundos”. El mismo Thomas Hobbes, uno 14 de los fildsofos mas notables de la época, invirtié gran parte de su esfuerzo intelectual en la bisqueda de la piedra filosofal y en la demostracién de la cuadratura del circulo. John Locke dedica parte de su tiempo en conocer el secreto de los cataros. Esto explica el por- qué de algunas modalidades asociativas que alcanza- ron, por entonces, cierta difusién dentro de un circulo reducido de hombres cultos. Una de ellas, por ejemplo, se trataba de una espe- cie de sintesis de la vieja alquimia medieval con ele- mentos magicos, astrolégicos y cabalisticos, yse cono- cid como rosacrucismo; cuyos miembros, se decia por entonces, dominaban algunas formas de conocimien- tos secretos, como la transmutacién de metales y la prolongacion de la vida. Se les atribuia, también, po- seer ciertos poderes sobre los espfritus y los elementos fundamentales. Lo mas significativo era que prometian la transformaci6n del mundo a partir de un nuevo co- nocimiento; surgiria una nueva época de libertad espi- ritual en la cual el hombre se liberaria de sus ataduras y trazarfa su propio destino segin las ocultas leyes uni- versales, cOsmicas, armdénicas y omnipresentes. Mu- chos de sus argumentos estaban dirigidos contra la hegemonia de la Iglesia catdélica; en particular, contra su persecucion al conocimiento discrepante. (Ver Glo- sario minimo.) Otro aspecto que tuvo, por esa época, difusién en estos circulos intelectuales, fue la discusién sobre la disolucién de los Caballeros Templarios, cuyo nombre original es Caballeros Pobres de Cristo y del Templo de Salomon 0, simplemente, Caballeros del Templo. El tema se puso de moda, después de haber estado olvidado durante siglos, a partir de la publicaci6n en 1650 de la Historia para la condenacién de los Termpiarios, del au- tor Dupuy. La citada obra llamé6 la atencién sobre la 15 Orden y sobre la violencia con que fue disuelta por el papa Clemente V, en 1312, y, en particular, sobre el marti- rio de su Gran Maestro Jacques Molay. Este texto sirvid de base a protestantes y otras tendencias para acentuar las criticas a la Iglesia catdlica. No fue hasta el reciente papado de Juan Pablo II que la Iglesia reconocié que ésa habia constituido una oscura pagina en su historia. No es éste el lugar para debalir acerca de larelacién y el modo en que la historia de los Templarios y la actividad de los rosacruces se interrelacionan con el desarrollo de Ja masoneria durante los siglos xvill y xix. Pero si creo necesario dejar establecido que estos temas y proble- mas estaban ausentes de las definiciones y contenidos de la Gran Logia de Inglaterra en 1717 y de la Constitu- cién de Anderson de 1723. (Ver Glosario minimo.) A partir de 1689, cuando la nueva sociedad brita- nica da sus primeros pasos legaliza la nueva ideologia, a través de leyes como la abolicién de la censura de prensa, la tolerancia religiosa y el reconocimiento de los principios de la libertad individual. Con estos pasos se creaban las premisas para que fuese una necesidad, de aquellos espiritus penetrados por la nueva cultura, llevar a vias de hechos las ideas y las formas institucio- nales en las cuales sostener, propagandizar y hegemo- nizar sus ideas. éDénde encontré sus nuevos templos esta nueva religion intelectualizada o esta nueva filosoffa ilustrada que se definia en un sentido laico y ético? En las deca- dentes y ya para entonces casi desaparecidas logias de constructores ingleses. El proceso que se efectué dentro de ellas asf lo confirma. Habia surgido, dentro de la institucién, la condicién de acepted masons (aceptados masones). Ello provocé el fenémeno de que estos tltimos, por razones de su educacidén y posicién social, llegaron a 16 tener la mayor influencia y los principales cargos den- tro de las logias. Los “aceptados masones”, al decir del historiador mas6n aleman J. G. Findel, hurgaron en los viejos libros, e hicieron resurgir antiguas tradiciones, renovando costumbres y “suprimiendo todo lo que les resultaba incémodo”. Seguin este historiador, ese pro- ceso se desarrollé en la segunda mitad del siglo xvi, por lo cual, a comienzos del xvi, ya estaban dadas las condiciones para las nuevas proyecciones de la mo- derna masonerta. Efectivamente, a finales de ese si- glo xu ya se tomaba la resolucién de que “en lo sucesivo los privilegios de la masoneria no seran exclusivamen- te para los obreros constructores, sino que (...) se ex- tenderan a las personas de todas las clases, estados y condicién que quieran tomar parte en sus trabajos, con tal de que sean debidamente propuestas, que se autorice su admisi6on y se las inicie de un modo regu- lar’.5 Estos fueron los primeros pasos para convertir una organizacién obrero-artesanal en una institucién filos6fico-fraternal-filantrépica. Legalizada la igualdad entre aceptados y antiguos masones, qued6 abierta la puerta para la entrada ma- yoritaria de personas que no eran constructores. En esas condiciones, varios “aceptados masones” sostu- vieron, con ardor, lanecesidad de una reorganizaci6n que situara a la moderna masoneria a la altura de los nuevos tiempos y de las nuevas ideas. La iniciativa estu- vo en manos de los “aceptados masones” King, Calwett, Lumley y Maddem, al frente de quienes estaba el bri- llante Jean Teophile Desaguliers. Otras dos figuras for- man, con este Ultimo, la trilogia creadora del pensa- miento masénico moderno: el anticuario George Payne y el tedlogo anglicano James Anderson. Es Desaguliers quien mejor representa, sintetiza y personaliza el espiritu de la época y el mas alto grado 17 de Ja cultura partera de la masoneria moderna. A él Anderson le dedica el Libro de las constituciones; é| in- fluye en los reyes de Inglaterra a favor de la dignificacién de la institucién; también inicia al primer principe eu- ropeo, el posterior emperador aleman Francisco I, en la masoneria, y es, sin dudas, uno de los mas importan- tes constructores del pensamiento ético y filoséfico de la masoneria modema. Desaguliers era un renombra- do fisico, matematico y teélogo. Nacié en La Rochela, Francia, el 12 de marzo de 1683. Su padre, teélogo pro- testante, se vio obligado a huir de su patria al ser revo- cado el Edicto de Nantes, con lo cual se suprirmia la tolerancia religiosa en toda la Francia catélica. Desagu- liers tenfa dos ahos cuando llegé a Inglaterra. Educado por su padre, desde los 17 afos lo ayudé6 en la direc- cién de una escuela. Ingres6, ya huérfano, en la Univer- sidad de Oxford, donde se gradué a los 26 anos. A par- tir de entonces se consagr6 al cultivo del conocimiento sobre las bases del nuevo pensamiento. En 1710 suce- dié a Keil en la Catedra de Filosofia Natural de esa uni- versidad (donde se impartian los conocimientos de fi- sica, quimica y astrologia, entre otros). Luego abrazé la carrera eclesidstica; obtuvo el titulo de capellan priva- do del duque de Chandos, quien seria principe de Ga- les y, posteriormente, rey de Inglaterra, con el nombre de Jorge II. Esta posicién, unida asus indiscutidos mé- ritos, le dio cierta celebridad. Poco después, abrié un curso publico de filosofia experimental (fisica con ins- trumentos) que obtuvo gran éxito y al cual asistié el principe de Gales y su esposa Carolina, los futuros re- yes. Sus cursos en Holanda tuvieron igual éxito y au- mentaron el circulo de sus relaciones en la comunidad ilustrada europea. Lo mas notable de Desaguliers fue su estrecha relacién con Isaac Newton, quien lo consideré uno de 18 sus mas entranables e {ntimmos amigos y uno de sus mas brillantes discipulos. Secund6 al ya anciano maes- tro en sus experimentos y demostraciones, y recibié de él el encargo de popularizar sus resultados sobre la teorfa de los movimientos celestes. Para cumplir esta encomienda abrié cursos publicos en Londres y en Holanda. A Desaguliers se le considera como uno de los mas importantes difusores de las tesis newtonianas. Entre sus escritos hay numerosas Memorias sobre la luz, los colores, la resistencia del aire, la densidad de los cuerpos y el movimiento continuo. Realizé curiosos experimentos acerca de estatica, magnetismo y electri- cidad. Murié en Inglaterra en 1744. Esta destacada personalidad habia formado par- te del Colegio Invisible de Oxford, al cual pertenecian varios de los primeros “aceptados masones”, y era miembro de la Royal Society, surgida de ese Colegio y en cuya fundacion intervinieron también “aceptados masones”. En 1703 asume la presidencia de la Sociedad Isaac Newton; en ese momento, el joven Desaguliers era, dentro de esa institucién, una de las dos personas encargadas de sus experimentos. Con anterioridad, Newton habia estrechado sus relaciones con John Locke, el célebre filésofo autor del Ensayo sobre el en- tendimiento humano y uno de los mas influyentes teé6- ricos en la conformacién del nuevo pensamiento in- glés. Lainfluencia de ambos sobre otros estudiosos de la Inglaterra del siglo xvm, de Europa y de las colonias britanicas de Norteamérica (particularmente, en la con- formaci6n politica de Estados Unidos) resulté enorme. Desaguliers era el discipulo destacado de ambas figu- ras; la masonerfa, una composicién institucional naci- da del pensamiento y las intenciones de estos hom- bres ilustres. Importa senhalar que, aunque las imagenes de Locke y Newton, heredadas por el siglo xx, los pre- 19 sentan como racionalistas —filésofo el primero y fisico el segundo—, en verdad eran hombres de amplias in- quietudes que estudiaban, apasionadamente, todo ras- tro del conocimiento alternativo al hegemonizado en los llamados “siglos oscuros”. Locke estudid la historia de los cataros y gnésticos y Newton escribié lo que estimaba como una de sus obras mas relevantes, The chronology of ancient kingdoms ameded, que consistia en un estudio de los orfgenes de las monarquias euro- peas; ambos eran, también, estudiosos de la alquimia —predecesora de la quimica— y de la cabala. En la época, no existfan claras fronteras entre los distintos tipos de conocimientos. Los contextos de lo que hoy llamamos pensamiento cientifico no estaban estable- cidos, por entonces, como en la actualidad. Desagu- liers fue el cla4sico pensador y cientifico de su épocay una de las figuras principales en darle a la masoneria una fuerte base teérica; ésta resultara, por ello, la hija legitima de ese “espiritu de época”. il Uno de los aspectos mas debatidos en torno al tema de la masoneria radica en lo relativo a sus orige- nes. Con independencia de los contenidos de las le- yendas y mitos, y de la bibliografia fantasiosa, de lo que hay constancia histérica es de su nacimiento y evolu- cion en la Edad Media europea, la cual le dio, ademas, sus rasgos definitorios. Dentro del desarrollo del arte de construir toma forma la organizacién de los maso- nes del Medioevo. Es sabido que tanto en la Antigiie- dad como en la Edad Media abundaron las sectas y sociedades herméticas de contenidos y fines muy di- versos, en algunos casos religiosos, en otros filosdfi- cos, en muchos misticos y, en no menos, de practicas secretas conservadas dentro de ciertas tradiciones de 20 las diversas culturas europeas. El hecho de que las so- ciedades herméticas tuviesen rasgos comunes, como la practica de ciertos ritos, simbologias, iniciaciones secretas, jerarquizaciones, leyendas, contrasefias y co- nocimientos que sdlo se trasmiten a los iniciados, no autoriza a establecer dependencias o interdependen- cias no fundamentadas histéricamente. Lo cierto es que algunas de las mas importantes, como la de los gndsticos, si trasmitieron cierto nimero de practicas y concepciones que estuvieron en el fondo comin de la cultura oculta de la Europa de la Edad Media e, inclu- so, de la Modernidad; otras modalidades se introdu- jeron en la masoneria cuando ya existia la institucién moderna. El primer aspecto a tener en cuenta en este tipo de estudios histéricos, es la distincién entre lo legenda- rio ylo histérico. Independientemente de que toda le- yenda constituye un relato fabulado, en su génesis de trasmisién oral, en ella se presenta, en muchos casos, los origenes dignificados de determinada tradici6n. Asi sucede con la famosa leyenda masonica de Hiran. Esta esta contenida en los manuscritos (Old Charges) de los constructores de la Edad Media. Segiin esta leyenda, el arquitecto Hiran, constructor del Templo de Salomén, habia sido asesinado por tres compaferos que que- rian robarle el secreto masénico. En Hiran, los obreros medievales reconocen el origen del arte de construir. Esta leyenda, al parecer surgida en la Edad Media, sus- tenta la antigtiedad, la dignidad y la ética que posee el arte de construir; atin mas, es el verdadero cédigo éti- co de los masones, pero no, la historia de la masoneria. En el caso especifico de esta instituci6én, hay un segundo aspecto de sumo cuidado. Desde el siglo vi hasta nuestros dias, por muy diversas razones —politi- cas, religiosas, de prestigio, de autoridad, de antigtie- Zl dad e, incluso, de lucro—, algunas tendencias han tra- tado de ver los origenes de la masoneria en los mas diversos lugares y en las mas diversas sociedades her- méticas, gnésticas o caballerescas. Estas tendencias se han mantenido paralelas alos estudios académicos, eruditos y documentados. Ya desde inicios del siglo xix, el famoso fil6sofo y mas6n aleman Karl Chistian Krause, escribe: “Cuando en un pueblo cualquiera y en cual- quier época, descubrimos una inclinacién haciala vida social que por la forma y tendencia se parece aladela sociedad francmasénica, no estamos autorizados por ello para establecer mas relaciones que las producidas por la uniformidad de la naturaleza humana y el princi- pio social, a menos que los hechos histéricos sean de- cisivos para demostrar de manera incontrastable la existencia de relaciones mas directas (...) asi, por ejem- plo, no es posible negar la analogia que existe entre la doctrina, el sistema y los simbolos de la francmasone- ria ylos de los escenios. Sin embargo, el que pretenda deducir de ahf que los masones descienden de ellos comete, por un juicio demasiado precipitado, un grave error”.® Fueron tantas y tan variadas las afirmaciones que le atribuian los mas diversos origenes ala masoneria —desde el Paraiso biblico, las piramides egipcias, Moi- sés, los druidas, las sectas gndésticas, los cataros, los caballeros templarios, los antiguos misterios de la In- dia, hasta las conjuramentaciones de judfos, herejes, descendientes de merovingios y otros—, que el histo- riador mas6n, Findel, escribe en el siglo xx: “Cegados por la vanidad de hacer remontar a una gran antigtie- dad el origen de la instituci6n, muchos se esfuerzan en confundir su importancia propia con la de algunos de sus miembros, o se dejan inducir a error por la analo- gia existente entre los simbolos y las costumbres de las 22 logias, yla de los antiguos misterios. En lugar de inves- tigar como estos usos se han introducido en la francma- soneria, se apoyan sobre la hipétesis para hacerla deri- var de ellos. De aqui que esta analogia, esta similitud con los emblemas y practicas de los antiguos miste- rios, han sido considerados como un indicio cierto que estiman suficientemente poderoso para determinar una filiaci6n directa”. Y, mas adelante, expresa lo fun- damental en estos estudios: “Precisa tener en cuenta que hasta los siglos xvil y xvi no se advierte la existencia de los simbolos, leyendas y usos remotos en la entidad masénica”.’ Sustenta esta opinion en los primeros re- glamentos y Constitucién de la Gran Logia de Ingla- terra, en la sencillez de su ritual, en su simbolismo y en su organizacion. Ello llevaa situar la bisqueda hist6ri- ca en la interioridad de la evolucién del arte de cons- truir europeo, A] desaparecer el Imperio Romano de Occidente, en el siglo v, la barbarizacién de sus territorios result6 un hecho consumado. Ello fue consecuencia de la pér- dida de gran parte de las normas y técnicas del clasicis- mo grecolatino en todas las manifestaciones de la cul- tura. Este prolapso se manifiesta en especial en el arte de construir. Un rey tan poderoso como Teodorico tie- ne que contemplar, impotente, como sus arquitectos, pese a todos los recursos con que cuentan, no pueden construir una béveda ni trazar el perfil de una ciipula. Para imitar una b6veda romana le dan forma céncava a una piedra de marmol monolitica. En ese mismo siglo v surge un movimiento de particular significaci6n para la Europa medieval: el monaquismo. Una de sus tendencias mas importantes es la benedictina. Segtin la regla de su fundador, San Benito, los monjes debian unir, al estudio y la medita- cidén, el trabajo manual. Por una parte, estos conventos 23 fueron depositarios de valiosos manuscritos que sus copistas e iluminadores rescataron y, por otra, son ellos los primeros en crear talleres de diversos oficios, en- senando a Occidente a trabajar en conjunto y metédi- camente. En la Temprana Edad Media europea, el monas- terio constituia la Gnica entidad que posefa todos los elementos para poder efectuar construcciones de al- guna envergadura. Contaba con una economia que respaldaba este tipo de trabajo; poseia la mano de obra necesaria en los propios monjes, en sus numerosos siervos y en los hermanos legos adscritos al convento, y contaba con los especialistas que tenian el conoci- miento para ello. Los monjes guardaban celosamente los escasos manuscritos que se conservaban de la épo- ca del Imperio Romano. Estos conocimientos resulta- ban muy escasos. A clasicos de la Antigiiedad como Euclides y Aristételes sdlo los conocian fragmenta- damente hasta que llegaron sus obras, en el siglo xu, a través de Espana, en los escritos arabes. En mateméati- cas, lo tinico que se preservaba eran algunos pocos manuscritos de los agrimensores romanos. La obra de Vitruvius, un arquitecto del siglo de Augusto, la Gnica que se conservé de manera integra, se convirtié en el canon de la arquitectura de esos primeros siglos me- dievales. Las relaciones mateméaticas que se estable- cen en esta obra, a partir de la duplicacién del cuadra- do, se descubren en las proporciones arménicas de un claustro o en la forma de levantar el pinaculo de una iglesia a partir de la planta. Este es, a todas luces, el secreto, rigurosamente guardado, de los monjes cons- tructores de la Temprana Edad Media, que nada tiene que ver con ritos esotéricos y extrahos misterios. Asu vez, estos manuscritos resultaban incomprensibles para quienes ignoraban estas relaciones matemiaticas. La 24 importancia de la obra de Vitruvius estriba en el papel dela geometria, no sélo enla construccién de edificios monumentales, como las catedrales, sino también en sus relaciones con otras formas de conocimiento. Marcus Vitruvius Pollio, arquitecto e ingeniero militar romano, era el autor de la obra De architectura. En ella, no sdlo trasmite alos constructores de la Edad Media los modos de edificar; les retrata lo que es el arquitecto ideal. Este es un hombre universal, tanto por sus pro- porciones fisicas como por sus conocimientos. Mate- matico, astrénomo y filésofo, Vitruvius conoce de me- teorologia, medicina, mtsica y éptica. El deviene la personificacién de ese ideal y remite ala arquitectura como la practica capaz de darle al hombre una expli- cacién del mundo y, por tanto, de su creacion y de su Creador. Este iltimo es, tal como los masones lo asu- men, el gran arquitecto del universo y su instrumento creador, la geometria; arte que permite la armonia, la monumentalidad y la permanencia. En el siglo xv se redescubrié la obra de Vitruvius, generandose nume- rosas especulaciones sobre el texto y su autor. El mas famoso resultado de este redescubrimiento es la céle- bre y enigmatica obra de Leonardo da Vinci, Canon de Vitruve. Pocos comentaron el papel de esta obra en las construcciones de la Temprana Edad Media. Durante esa época, este arquitecto romano se habia convertido en toda una leyenda mitica; era el tinico que le habia ofrecido a Occidente el secreto para las construcciones monumentales y el espiritu y la ética del constructor, un hombre de necesarios conocimientos universales. Alrededor del siglo ix, el arte de construir empieza a adquirir una expresi6n mas acabada que esta vincu- lada a las perspectivas y concepciones trascendenta- listas de la Edad Media. La propia economia medieval, ahora mejor organizados los reinos y los feudos, per- 25 mite empresas de mayor envergadura. Asu vez, la ex- presion cultural e intelectual emana de la vocacién y entrega a la Iglesia de Roma. El arte deviene esencial- mente religioso, mistico-trascendentalista, y recrea la cristiandad. Este estilo de construir se denominé ro- mdnico. En realidad es el resultado de una vision ideal y arbitraria de Roma y de su arte. La arquitectura roméanica se caracteriza por el uso de] ladrillo y la piedra en su estado natural, acorde con la técnica de los maestros lombardos. El trabajo artisti- co se realiza en el edificio y su adomo se hace sobre el andamio, el escultor trabaja apres la pose; esto es, la- bra y cincela la piedra después que el cantero la ha encastrado en la pared. De Ja arquitectura de los mon- jes comenzo6 a desgajarse una arquitectura laica que, nacida de la ensehanza de los primeros, mantuvo la estructura organizaliva que ellos le habian dado. A finales del siglo xn, un nuevo estilo empieza a abrirse paso en Francia y Alemania, como consecuen- cia del trabajo de los monjes de Cluny y Cisteaux. Este fue nombrado, con posterioridad, arte o estilo gético. Para el siglo xm, la arquitectura gética alcanza su esplendor y, con ella, la majestuosidad creadora de la ciencia y la mistica cristianas. Es el siglo de la Summa Teoldégica de Santo Tomas de Aquino, de la Divina Co- media de Dante Alighieri y de las imponentes catedra- les géticas. Todo ello, cima y maxima expresi6n creativa del mundo que la Modernidad bautiz6, despectivamen- te, como la Edad Media. La catedral deviene sintesis de todo el conocimiento. Este esta formado por las siete ciencias o artes liberales: la geometria y la aritmética que se encuentran en su forma arménica; la musica, en su 6rgano y coro; la retérica, la gramatica y la dialéc- tica, en la palabra del sacerdote. Quien hace posible esa materializacién es el arquitecto obrador que domi- 26 na todas las manifestaciones de las artes liberales. De ellas hay una que es lafundamental y que esta destaca- daen el Kegius MS, el documento mas antiguo que se conserva de la tradici6n masénica: “hay siete ciencias liberales: La Gramatica, La Retérica, La Dialéctica, La Aritmética, La Geometria, La Masica y La Astronomia que estan furr\dadas sobre una sola, La Geometria, por medio de la cual el hombre aprende a medir y a pen- sar” ®Es decir, la Geometria constituye también el me- dio para crear las estructuras de pensamiento. El estilo gético se relaciona con el trabajo artistico del tallado de la piedra. La esencia de ésta es la pesan- tez. Todo el gético consiste en lograr su expresién, a pesar de la piedra. Por ello, en este estilo adquieren una mayor organizacion los artistas talladores y los cante- ros y picapedreros, quienes, para entonces, ya eran, en su mayoria, laicos. Producto de las transformaciones técnicas, las organizaciones de los constructores ad- quieren mayor complejidad. A diferencia del romani- co, en el gético, la piedra se trabaja en barracas ubica- das al lado del edificio en construccién. Estas reciben, por primera vez en la historia, el nombre de logias o talleres. La logia le ofrecia al constructor un lugar de trabajo mas cé6modo, protegido del sol, la lluvia y el frio, y mejor equipado técnicamente que el viejo andamio romanico, En estas logias o talleres funciona una estricta organizacion. Al frente de cada una estaba un Magister operis o maestro. Sus miembros le debian obediencia absoluta, estaban obligados a auxiliarse como herma- nos, arespetarse mutuamente y ensenar gratuitamente asus companeros. Celebraban asambleas mensuales en las cuales juzgaban las faltas de sus miembros. Las tres categorias de trabajadores eran las de maestros, oficiales o compafieros y aprendices, que devendran 27 los primeros grados de la masoneria moderna. A pesar de todos los intentos por encontrar practicas extranas en estos constructores, hasta ahora nadie ha podido hallar vestigios que trasciendan las normas cristianas de la época. Sus santos protectores: San Juan Bautista y los Cuatro Santos Coronados. Otra caracteristica de estos constructores con- siste en que, a diferencia de los siervos 0 vasallos dela época romanica, muchos son hombres libres que con- tratan su fuerza de trabajo. Como estas catedrales se construian segin la disposicién de medios de pago, por su envergadura, a veces la edificacién demoraba siglos en lograr su terminaci6n; incluso, algunas que- daron inconclusas. Esto les dio una caracteristica a los constructores: su movilidad. A diferencia de otros ofi- cios en que sus miembros estaban atados a las estre- chas leyes gremiales, estos constructores se desplaza- ban por toda Europa, segtn las oportunidades de trabajo. Pero, époseian ellos algtin secreto o mas de un secreto que pudiese dar vida a las leyendas y especula- ciones en torno a esta masoneria obrero-artesanal? En la Biblioteca Nacional de Paris existe una libre- ta de notas de un arquitecto del siglo xm, Villard de Honnecourt. Sus notas y dibujos resultan fundamenta- les para entender la vida y los tan traidos y llevados “secretos” de los masones medievales. Es Honnecourt un hombre de amplios conocimientos, maestro alba- nil, tallador de piedras, carpintero y conocedor de me- canica, geometria, trigonometria, dibujo arquitectoni- co, dibujo de omamentos, dibujo de figuras y disenador de muebles, alo que se anade el conocimiento sobre materias ajenas al arte de construir. No es un trabaja- dor sedentario, sino que recorre Europa y dibuja fa- chadas o rosetones de las distintas catedrales; tam- bién dibuja el cuerpo humano y el de distintos animales. 28 Ademias, es un inventor, pues diseha hasta un aparato mecanico de relojeria. Lo mas interesante de su libreta esta en el dominio que tiene de las propiedades del circulo y de las perpendiculares, de sus calculos, de la igualdad de los tridngulos con ciertas condiciones preestablecidas y del dominio de la teoria del cuadra- do de la hipotenusa. No hay duda del conocimiento que tiene de la geometria y de otras ramas de las mate- maticas; ello se debe, en gran parte, a la entrada en Europa occidental del saber acumulado por los 4ra- bes; como son los casos, de la obra algebraica de Al- Khawarizmu y de la trigonometria de Al-Zarqali, entre otras muchas traducciones de la sabiduria grecolatino y arabe, que Europa, a cada paso, descubre y redescu- bre. Pero el canon de Vitruvius también esta presente. Una nota de Honnecourt llama poderosamente la atencion de los estudiosos: “Por este medio se traza un claustro con sus galerias y su patio”. No es mas que el método de duplicacién del cuadrado a partir de la diagonal del mas pequeno. Este dato pudiera parecer insignificante, si no fuera porque, dos siglos después, en la obra del arquitecto aleman Rorieczer, titulada £7 libro de la construccién exacta de los pindcutlos, se re- produce la duplicacién del cuadrado para levantar los pinaculos, como lo exponia Honnecourt. A su vez, el autor Jean Gimpel, al estudiar la obra del arquitecto aleman, escribe: “Si nosotros consideramos de tanto interés esta operacion es porque Rorieczer nos mues- tra que estd a punto de revelarnos de esta manera el secreto de los constructores. El secreto de los albaniles, de acuerdo con este arquitecto seria, por tanto, el arte de reconstruir del plano la elevacién’”.® Otro dato reafirma el criterio de Gimpel. En la pri- mera reunion de los maestros talladores de logias ale- manas, efectuada el 25 de abril de 1452, se dice: “Asi, 29

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