Campaña de Humaitá o del Cuadrilátero (1866–1868)
fue la tercera fase, la más larga y sangrienta de la Guerra de la Triple Alianza. Duró desde el 16 de
abril de 1866 hasta el 5 de agosto de 1868.
Las líneas defensivas paraguayas ubicadas en el sur del país eran formidables y estaban centrados
en los fuertes de Curuzú, Curupaití, Humaitá todos ellas sobre el río Paraguay, artilladas para
dificultar el paso de buques enemigo. Junto al río Paraguay (actual provincia del Chaco) el Fuerte
Timbó, ubicado en el margen opuesto, el más completo cierre del paso hacia Asunción era el
fuerte de Humaitá, núcleo de la defensa paraguaya. Tras el éxito en la invasión al Mato Grosso y el
fracaso en la invasión a Corrientes y Río Grande, las tropas de la Triple Alianza —Argentina, Brasil y
Uruguay— El 16 de abril de 1866, un ejército aliado de poco menos de 50 000 hombres empezó a
cruzar el río Paraná, ingresando en territorio paraguayo. El día 18, las fuerzas aliadas tomaron la
Fortaleza de Itapirú en la margen derecha del río Paraná, reducida a escombros por los cañonazos
de la flota brasileña.
A muy corta distancia encontraron el dispositivo defensivo paraguayo compuesto por cuatro
fortificaciones, el llamado «cuadrilátero», que obstruía el paso hacia Asunción tanto por tierra
como por el río Paraguay. Una larga serie de batallas costaron un enorme número de bajas en
ambos bandos, deteniéndose por completo las operaciones después de la Batalla de Curupayty.
Las bajas en ambos bandos fueron aún mucho más altas por enfermedades que por las batallas: a
las pésimas condiciones sanitarias y alimenticias se les sumó una epidemia de cólera.
Las operaciones estuvieron detenidas desde septiembre del 1866 hasta julio de 1867, cuando se
reiniciaron con una ofensiva aliada. A mediados del año siguiente, sin embargo, se habían
producido pocos avances cuando las fortificaciones fueron superadas por la escuadra brasileña.
Ante esta novedad, las fuerzas paraguayas instalaron una nueva línea defensiva, mucho más cerca
de Asunción, abandonando el «Cuadrilátero». En definitiva, la campaña resultó en un costoso pero
absoluto éxito para la Triple Alianza.
Desde Curupaytí hasta la caída de Humaitá
La derrota de Curupaytí detuvo por muchos meses las acciones de los aliados, más por parte de los
argentinos que de las fuerzas del Brasil. El general Flores regresó a Uruguay, dejando en el frente
solamente a 700 soldados uruguayos al mando del general Gregorio Suárez, que fue pronto
reemplazado por Enrique Castro.
Los generales brasileños discutieron entre ellos, y todos culparon a Mitre por la derrota. Pidieron
al Emperador que exigiera a Mitre regresar a Buenos Aires, cosa que este se negó a hacer. En
diciembre, debido a la Revolución de los Colorados, se trasladó a Rosario, pero regresó al poco
tiempo. Un intento de paz, mediado por los embajadores de Estados Unidos en Asunción y Buenos
Aires, fracasó por la doble negativa de López y Pedro II.
En marzo de 1867, sin que se hubiera recomenzado la campaña, se desató una epidemia de cólera,
traída por soldados brasileños. La misma se cobró la vida de 4000 soldados brasileños, y se
extendió por las ciudades y campos de la Argentina y el Paraguay. También el ejército argentino
sufrió muchas bajas, incluidos oficiales notables. La población civil paraguaya, que hasta entonces
no había sufrido daños directos por la guerra, resultó terriblemente afectada por la peste.
En los primeros meses de ese año, las fuerzas brasileñas intentaron invadir territorio paraguayo
desde el Mato Grosso, que solo había sido reconquistado en parte. Las epidemias y la efectiva
acción de la caballería paraguaya hicieron fracasar el intento. La ciudad de Corumbá fue
reconquistada, pero abandonada pocas semanas más tarde, ante una epidemia de viruela.
A finales de julio, finalmente, las tropas brasileñas al mando de Caxias abandonaron Tuyutí hacia el
fuerte de Tuyú Cué, que fue capturada sin combatir el último día de ese mes. Hasta fines de
octubre ocurrieron otras seis batallas de menor importancia. El 3 de noviembre se produjo la
segunda batalla de Tuyutí, que resultó en una dura derrota para los paraguayos, pero que les
permitió reaprovisionarse y hasta capturar muchos cañones.
El 2 de enero de 1868 falleció en Buenos Aires el vicepresidente Marcos Paz, víctima del cólera, y
Mitre abandonó definitivamente el frente el día 18. El mando supremo quedó en manos de Caxias,
que pudo llevar adelante su estrategia sin problemas. El 19 de febrero, algunos buques brasileños
pudieron cruzar por delante del fuerte de Humaitá, y tres días más tarde dos de ellos
bombardearon brevemente Asunción.
El 24 de julio, la guarnición de Humaitá ―unos 3000 hombres― fue evacuada por sus defensores,
mediante canoas. No obstante, la mayor parte de los mismos no alcanzaron a llegar a territorio en
poder del presidente López. La mitad fue tomada prisionera el 5 de agosto y casi todo el resto
murió por la artillería naval brasileña. La campaña de Humaitá había durado casi tres años, desde
octubre de 1865, los paraguayos habían perdido cerca de 60 000 hombres en su defensa.
Campaña del Pikysyry(1868–1869)
La Campaña de Pikysyry o Campaña de Asunción fue la cuarta fase de la Guerra de la Triple
Alianza. Duró desde el agosto de 1868 hasta enero de 1869.
Tras el éxito en la invasión al Mato Grosso y el fracaso en la invasión a Corrientes y Río Grande y
en la larga y sangrienta Campaña de Humaitá, el presidente López renunció defender la línea del
río Tebicuary, instalando un frente defensivo mucho más cerca de Asunción, sobre el arroyo
Pikysyry. El avance terrestre por el río Paraguay era bloqueado por una línea defensiva de más de
10 km de ancho por un nuevo núcleo de baterías costeras en Angostura. Las tropas brasileñas
esquivaron las defensas de Angostura por el Chaco, y atacaron las posiciones enemigas por la
retaguardia. El ejército paraguayo fue derrotado y López evacuó Asunción, que fue ocupada y
saqueada en enero de 1869.
Los brasileños instalaron en la capital un gobierno títere, mientras López se retiraba
progresivamente hacia el interior.
Ejecuciones en el campo de López
Desde el principio de la guerra, López se mostró inclinado a arrestar y ejecutar a los oficiales que
fracasaban en las misiones que les encomendaba. Eso ocurrió, por ejemplo, con el comodoro
Pedro Ignacio Meza, el derrotado en la Batalla del Riachuelo, y el general Wenceslao Robles, el
conquistador de Corrientes, aunque el primero murió como resultado de sus heridas. El padre
Fidel Maíz pasó varios meses arrestado al principio de su gobierno, como sospechoso de conspirar
en su contra; liberado, ejercería como fiscal en los juicios y sumarios contra los acusados por
López.
Al avanzar la guerra y a la vista de las derrotas sufridas, el presidente paraguayo persiguió cada vez
más cruelmente a sus oficiales, especialmente sus propios generales. En marzo de 1868, López
descubrió ―o creyó descubrir― una conspiración en su contra, de la que formaban parte sus
propios hermanos y su madre, como así también varios oficiales y el ministro de relaciones
exteriores José Berges, cuñado del presidente; todos ellos fueron arrestados. Su madre fue
perdonada tras varias semanas de prisión y sus hermanas fueron desterradas. Su hermano
Venancio López murió durante el traslado del ejército al interior. En cambio, su otro hermano,
Benigno López, junto con el ministro Berges, el obispo Manuel Antonio Palacios, el general Vicente
Barrios ―también cuñado de López― y muchos otros altos oficiales y funcionarios, fueron
ejecutados a fines de 1869.
En el camino hacia las Cordilleras fueron ejecutadas otras centenares de personas, entre ellas las
esposas de oficiales del ejército paraguayo. Víctima de una manía persecutoria o paranoia, López
veía a cada paso nuevas conspiraciones en su contra, que llevaban a nuevas ejecuciones. En total,
a lo largo del año 1869, el gobierno de López ejecutó alrededor de 400 paraguayos, más muchos
procesados que murieron en prisión.
Campaña de las Cordilleras (1869–1870)
fue la quinta y última fase de la Guerra de la Triple Alianza. Duró desde fines de julio de 1869 hasta
el 1 de marzo de 1870.
Tras la ocupación aliada de Asunción El pueblo paraguayo inició una sacrificada campaña a través
de la cordillera de Amambay, el presidente Francisco Solano López inició la retirada hacia el
interior del país, perseguido por las fuerzas brasileñas. El ejército paraguayo fue destruido en una
serie de batallas, y las bajas reemplazadas por niños y ancianos, que continuaron su camino
siguiendo a López, cada vez más faltos de armas y de alimentos, al punto que millares de ellos
murieron de hambre.
Recién el 1 de marzo fue alcanzado por las tropas brasileñas: el Combate de Cerro Corá fue más
una masacre que un combate, si se tiene en cuenta la enorme disparidad de tropas y recursos:
2600 brasileños bien armados contra 409 defensores. López fue herido de un lanzazo en el bajo
vientre y de un sablazo en la frente. Auxiliado, llegó a orillas de las nacientes del río Aquidabán,
donde fue alcanzado por las tropas al mando de Correia da Câmara, quienes le intimaron a la
rendición. El Mariscal López se batió sable en mano hasta el final. Negándose a entregar su
espada, fue herido por otro soldado que lo ultimó de un tiro al corazón. Según cuenta la leyenda,
el mariscal Francisco Solano López antes de morir, intentó tragarse la bandera paraguaya, para
que los enemigos no se la llevasen como trofeo.