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Meditaciones Metafísicas Descartes

Metafísica de Descartes, es un libro muy interesante
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MEDITACIONES ACERCA PRIMERA EN LA CUAL S DE DIOS Y LA DISTINCI E DE LA FILOSOFIA PRUEBA LA EXISTENCIA ON ENTRE EL ALMA Y EL CUERPO MEDITACION PRIMERA DE LAS COSAS QUE PODEMOS PONER EN DUDA Hace algtin tiempo que vengo ob- servando que desde mis primeros afios he recibido por verdaderas mu- chas opiniones falsas que no pueden servir de fundamento sino a lo dudo- so e incierto, porque sobre el error no puede levantarse el edificio de la verdad. Con los principios que me habian ensefiado nada util podia conocer, porque de principios fal- sos no se deducen consecuencias ciertas, y decidi deshacerme de to- dos Jos conocimientos adquiridos hasta‘entonces y comenzar de nuevo la labor, a fin de establecer en las ciencias algo firme y seguroi Difi- cil era la empresa e impropia de un joven desproyisto de experiencia; por eso esperé llegar a la edad ma- dura, la mds a propésito para Ile- yar a la prdctica ideas que tanta firmeza y constancia exigen; y cree- ria faltar a un deber si no pusiera manos a la obra. Pienso que estoy en las mejores condiciones para ello. He libertado mi espiritu de toda cla- se de preocupaciones; las pasiones no han dejado en mi su huella pro- funda y funesta; me he procurado un seguro reposo en esta apacible soledad. Puedo, pues, dedicarme a destruir mis antiguas opiniones, para que la verdad ocupe el puesto que merece. Creo que no sera ne- cesaria una demostracién de la fal- sedad de esas opiniones porque se- s rfa cosa de no acabar nunca. Debo rechazar, no sdlo lo que aparece manifiestamente erréneo, sino tam- bién todo lo que me ofrezca la més pequefia duda. No tengo precisién de examinar una por una todas mis an- tiguas opiniones para ver si deben ser rechazadas; ya he dicho antes que asi no acabariamos nunca. La tuina de los cimientos causa el de- trumbamiento del edificio. Examine- mos, pues, los principios en que se apoyaban mis antiguas ideas. \Todo lo que hasta ahora he tenido por verdadero y cierto ha Ilegado a mi por los sentidos; algunas veces he experimentado gue los sentidos engafian; y como del que nos en- gana una vez no debemos fiarnos, yo no debo fiarme de los sentidos. Pero si éstos nos inducen a error en algunas cosas en las poco sen- sibles y muy lejanas, por ejemplo —hay muchas que por los sentidos conocemos y de las cuales no es ra- zonable dudar: que yo estoy aqui, sentado al lado del fuego, con un papel entre las manos, vestido de negro, es cosa indudable para mi. éComo puedo negar que estas ma. nos y este cuerpo son mfos? Para negarlo tendria que ser un insen- sato o un perturbado, como esos que aseguran continuamente que son emperadores y van vestidos de an- drajos, o creen que Poseen trajes de DESCARTES 56 di desnudos © oro y purpura Va" taro 0 que se imaginan set UD Cr ytsos Son po es de cristal. to cuerpo “ceria tan_extravagante locos ¥ 30. siguiera su ejemplo. como ¢ ae g' he de olvidar in embargo, Ha oy nar y, por consiguiente, ae fumbre de dormir que tengo la cor efios las de representarme en Sut

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