LA ESQUIZOFRENIA
DR. GUSTAVO ADOLFO MURILLO BAEZA
Instituto Psiquiátrico “Dr. José Horwitz Barak”
Resumen
Se hace una revisión de la esquizofrenia en la que Bleuler acuñó su nombre por la fragmentación psíquica.
Damos la importancia de su prevalencia 0,8-1% y del componente hereditario. Aclaramos lo que se entiende por
endógeno. Revisamos la sintomatología desglosándola en las diferentes funciones psíquicas: síntomas de comienzo,
afectividad, pensamiento, psicomotilidad y conducta, pseudopercepciones, formaciones delirantes, alteraciones del yo
y de la personalidad, conciencia, lenguaje y escritura, y finalmente los síntomas corporales. Enfatizamos la
importancia de las alteraciones del curso del pensar, afectividad y soberanía del yo.
Enumero la sintomatología considerada por E. Bleuler y K. Schneider. Describimos los cuatro subtipos: simple,
hebefrenia, catatónica y paranoide. Hacemos referencia a los síntomas positivos y negativos. En el pronóstico se
enfatiza el concepto de la oportunidad de tratamiento, que es determinante. Se describe el curso insidioso o en
accesos o brotes y la evolución hacia la mejoría, defecto o demencia esquizofrénica. Finalmente, se esbozan criterios
generales de la importancia del diagnóstico a tiempo en la atención primaria, mejorando así el pronóstico. Se analizan
medidas generales que se pueden practicar a ese nivel. Expresamos la necesidad del tratar al esquizofrénico con miras
a su mejor reinserción social.
INTRODUCCIÓN
Basándome en el espíritu de este libro, es decir, el transmitir a los profesionales de la atención primaria
conocimientos que les sean útiles y operantes, me referiré a la esquizofrenia en ese sentido, obviando disquisiones
etiopatogénicas y otras que sólo confundirían al lector, fundamentalmente interesado en solucionar problemas
detectables en este nivel de atención.
En cuanto al orden de la presentación, me ceñiré al usado habitualmente por nuestro maestro, el Profesor
Agustín Téllez Meneses, quién ha hecho uno de los aportes más importantes y esclarecedores de esta enfermedad en
nuestro medio. También me referiré a autores clásicos, con su contribución insoslayable al diagnóstico de esta afección
como fueron Eugen Bleuler, Kurt Schneider y K. Conrad. Todo lo anterior, estoy seguro contribuirá al reconocimiento
de esta enfermedad para los profesionales que tropiezan con estos pacientes en su práctica diaria, recordando que la
frecuencia de esta afección es de aproximadamente el 1% de la población.
Quiero recalcar que el diagnóstico y tratamiento precoz de la esquizofrenia, en lo posible antes del primer año
de su evolución, son fundamentales para el pronóstico, ya que tratamientos iniciados después de este plazo son mucho
menos efectivos y ocasionalmente inútiles.
A. GENERALIDADES
La esquizofrenia es la enfermedad más frecuente en psiquiatría y que inspira los problemas más difíciles de
diagnóstico especialmente en su etapa incipiente.
a) Frecuencia: 0,8-1% de la población. Para Chile con 14 millones de habitantes serían 140.000 pacientes.
b) Enfermedad 1ª ó 2ª: se considera acertadamente que la esquizofrenia es un padecimiento de la mente,
pero se sabe que se basa en una alteración orgánica del cerebro que hasta el momento no se conoce
bien, por lo que denomina endógena.
c) Trastorno psicopatológico central: ha sido motivo de discusión cuál sería la alteración psicopatológica
central, considerando algunos el compromiso de la afectividad, otros las alteraciones del pensamiento
o de las funciones del yo: todos están comprometidos. Se sabe que las alteraciones de la
psicomotilidad, o sea, los síntomas catatónicos son inespecíficos.
d) Construcción de la enfermedad: Kraepelin la denominó demencia precoz para resaltar que era un mal
que acontecía en la juventud y que llevaba a una forma de demencia. Sin embargo, fue Eugen Bleuler
quién la denominó esquizofrenia por cuanto hace resaltar de inmediato el hecho psicopatológico
fundamental de la enfermedad cual es la fragmentación psíquica, comportándose cada segmento o
función de la personalidad autónomamente y en desacuerdo entre sí, lo que da origen al fenómeno de
la discordancia o ataxia intrapsíquica.
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B. PATOGENIA
Hay factores hereditarios claros y ambientales por precisar. Intervendría un problema en el neurodesarrollo,
alterando la migración neuronal.
Cifras importantes de pronóstico genético de los estudios de Lange son: 0,8 población general.
Hermanos de un enfermo con padres sanos 7,5 %. Si uno de los padres está afectado por la enfermedad, el 10%
de los hijos pueden enfermar, y si los dos son enfermos la cifra asciende al 53% de los hijos. Cuando un gemelo
univitelino enferma hay un 50% de probabilidad que enferme el otro. Esto da cuenta de un amplio margen de
factores ambientales influyentes. La herencia es dimérica y recesiva.
C. PERSONALIDAD PREMORBIDA Y TIPO CORPORAL
Gran número de casos de esquizofrénicos han llamado la atención antes de enfermar, por la pérdida de
contacto con el medio ambiente y la realidad. Esto se debe a dos situaciones: hiperestesia afectiva, como
timidez y en otros, una indiferencia o desinterés por el ambiente. A veces se asocian en el individuo ambos
componentes constituyendo lo que Kretschmer llamó “proporción psico-estésica” de la personalidad: en
algunos domina la hiperestesia y en otros la indiferencia.
En cuanto al tipo corporal sería algo más frecuente el leptosómico de estructura corporal estrecha y
delgada con predominio de los diámetros verticales sobre los transversales. Este tipo corporal encierra un peor
pronóstico, que el de esquizofrénicos con estructura pícnica.
D. SINTOMATOLOGIA
I. SÍNTOMAS DE COMIENZO
En muchas ocasiones la enfermedad comienza lentamente con sintomatología poco detectable. Los
sujetos se sienten un poco cambiados en su vida psíquica o en su esfera corporal. Se notan extraños y
se observan largo tiempo en el espejo (signo del espejo) o se miran detenidamente las manos (signo de
Téllez). Antiguas emociones afectivas se enfrían y aparecen intereses por valores nuevos, o bien el
paciente es presa de cambios angustiosos del humor, o más raras veces de euforia en su afectividad
básica. Se agregan cambios en el pensamiento, de los que el sujeto toma nota angustiosamente, y se
aflige ante la idea de estar en trance de perder la razón, y que consisten en dificultad de la
concentración, superficialidad de las vivencias pensativas, desbarrancamiento del discurso, etc.,
molestias que se expresan vagamente como una sensación de abombamiento, confusión o mareo en la
cabeza. Sobrevienen rigideces y modificaciones de la psicomotilidad, bloqueos y pérdida de la gracia de
los movimientos. Progresivamente se pierde el contacto con la realidad y los pacientes se hacen
repetida e inoficiosamente preguntas de diferentes temas por ej.: por qué existimos, qué es el bien y
el mal, etc. La conducta se hace un poco incomprensible. Hacen precipitadamente amistades
entusiastas y las interrumpen. Ejecutan actos contradictorios como no ocupar cargos que días antes
solicitaban con insistencia. Coleccionan pulcramente inmundicias que inesperadamente recogen en la
calle. Algunos llaman la atención por manifestaciones obsesivas o por elaboraciones hipocondríacas por
sensaciones corporales que dicen tener. En casi todos los casos hay una baja del rendimiento en los
estudios o el trabajo; un abandono de las obligaciones y la tendencia a quedarse en el ocio y el
vagabundaje. Las alteraciones recién descritas pueden desaparecer al cabo de un tiempo y luego
retornar más tarde o no; pero pueden permanecer e ir aumentando cada vez más con el correr del
tiempo. También la esquizofrenia puede comenzar súbitamente y con manifestaciones intensas. A veces
cuadros psicogénicos llamativos e injertados como una superestructura sobre el mal, determinan la
consulta al psiquiatra, y en otras ocasiones se trata de reacciones médico-legales: incendios, robos,
prostitución, consumo y/o tráfico de drogas o intentos de suicidio. Quién ha descrito el comienzo de la
enfermedad con especial claridad es K. Conrad quién denomina a la primera etapa de la enfermedad,
El Trema. Describe cinco fenómenos de éste que son: las conductas sin sentido, la depresión inicial con
mucha angustia de despersonalización, la desconfianza, el humor delirante que consiste en vivir con la
sensación de que algo extraño está sucediendo, que las cosas alrededor no están ahí casualmente ni
tienen un valor neutro, sino que podrían significar algo para el paciente. Finalmente describe los
“factores reactivos”, que los considera mas bien consecuencia de la afección, y no la causa o el
desencadenante de la enfermedad, como suele considerarse especialmente por familiares, que no es
extraño que no perciban el comienzo de la enfermedad, especialmente los padres en sus hijos. Un
hecho digno de conocer es que el Trema puede durar horas hasta años. Me explayé en la sintomatología
inicial de esta afección porque creo que a nivel primario se puede hacer una pesquisa importantísima
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de esta enfermedad, evitando reconocerla, sólo después de cierta evolución, con la aparición de las
ideas delirantes y alucinaciones, por ejemplo, período en que el pronóstico es ya francamente peor.
II. AFECTIVIDAD
Se observan cambios afectivos, a veces hacia valores extraños y diferentes en forma incomprensible. No
son raros los estados angustiosos producto de alucinaciones y vivencias de cambio en el pensamiento y
en la personalidad; por este motivo se sienten espantosamente solos ya que estas vivencias son
difícilmente transmisibles o captadas por los demás.
Síntomas a veces decisivos del diagnóstico son la discordancia ideoafectiva y la ambivalencia; la
primera consiste en la falta de concordancia entre el contenido que se expresa, con su
acompañamiento emocional, el que es totalmente inapropiado. (por ej.: un esquizofrénico que haya
ganado el kino y contárselo a otro con gran pena), mientras la segunda consiste en tener en forma
simultánea afectos opuestos (amor y odio) frente a una misma persona o cosa.
Suele verse la inversión de la inclinación afectiva (dejar de querer a alguien abruptamente) o la
aparición de estados afectivos nuevos cualitativamente: neotimia.
Finalmente suele presentarse en algún momento del curso de la enfermedad un aplanamiento afecto
con vacuidad de la vida del sentimiento, junto a una indiferencia hacia los demás.
III. PENSAMIENTO
En un comienzo los pacientes experimentan subjetivamente una dificultad en el curso, ordenación y
dominio de sus ideas, lo que expresan vagamente como dificultad para concentrarse o que tienen la
cabeza confusa, denotando una expresión de perplejidad.
Más adelante aparecen fenómenos observables por otros como el blocaje del pensar, que consiste en la
interrupción brusca del curso del pensar. No es raro que esto de origen a interpretaciones patológicas
por parte del enfermo y que piense que les han sustraído o les han impuesto pensamientos.
El hilo lógico del pensar se va deteriorando apareciendo asociaciones laxas y finalmente, la
disgregación que es la expresión máxima de esta alteración. Se agregan al discurso palabras nuevas o
neologismos y pararespuestas, que son respuestas no esperadas frente a una pregunta, pero que en su
contenido el paciente da a entender que la comprendió. En la disgregación se altera la sintaxis del
discurso.
IV. PSICOMOTILIDAD Y CONDUCTA
Las alteraciones de la psicomotilidad que podrían considerarse como pertenecientes al dominio de la
voluntad, constituyen los síntomas catatónicos que de ninguna manera son específicos ya que se dan
también en cerebropatías orgánicas.
Un síntoma inicial es la “pérdida de la gracia” del movimiento. Se agrega el bloqueo del movimiento
que es la interrupción brusca de éste y los movimientos bizarros, singulares y rebuscados. A veces
proyectan los labios hacia delante lo que se denomina “hocico catatónico”. Aparecen gesticulaciones,
muecas y amaneramientos, y las estereotipias de actitud, movimiento y lenguaje.
Hay fenómenos de negativismo en los que el paciente realiza lo opuesto a lo que se le pide y la
ambitendencia cuando se cumple y no se cumple simultáneamente a lo solicitado por ej.: se le pide
que saque la lengua y el paciente la asoma y luego la retrae y cierra la boca.
Lo opuesto a los fenómenos anteriores es lo que resulta por sugestibilidad patológica. El síndrome más
frecuente es la “obediencia automática” o “automatismo del mandato”: el paciente mantiene
posiciones forzadas lo que se llama catalepsia, y si lo podemos mover y poner en otras posiciones dando
la impresión que fuera de cera, se denomina flexibilidad cérea. Además, están los fenómenos de eco en
que el paciente copia movimientos: ecolalia, ecopraxia y econimia. A veces el sujeto se adelanta a los
movimientos que el entrevistado le sugiere y proyecta sus miembros hacia él como si este estuviera
imantado: signo del imán. El último constituyente de este síndrome es la hipermetamorfosis, que
consiste en mantener la atención sostenida en una parte del ambiente y por largo rato.
Desde el punto de vista de la riqueza de movimientos tenemos la agitación psicomotora y su
contrapartida el estupor. Este último es generalmente hipertónico o de contramantención.
V. PSEUDOPERCEPCIONES
Son las ilusiones, pseudoalucinaciones y las alucinaciones verdaderas. Estas últimas cumplen con todos
los elementos de una percepción real: nitidez corpórea, proyección especial, independencia de la
voluntad y certidumbre de realidad.
Si le falta uno o más elementos al fenómeno, se les denomina pseudoalucinaciones.
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Fundamentalmente las alucinaciones son del oído, siendo susurradas de personas anónimas y múltiples.
En ocasiones los pacientes manifiestan que los pensamientos suenan (sonorización del pensar) o que se
les repiten como en eco (eco del pensar). A todo lo anterior suele el paciente llamar “voces”.
VI. FORMACIONES DELIRANTES
En el esquizofrénico aparecen ideas delirantes que son: ideas de significación equivocada, de origen
morboso e incorregibles. La incorregibilidad se refiere a que la argumentación lógica es estéril.
Pueden ser ocurrencias delirantes o provenir de la interpretación delirante de una percepción o de un
recuerdo, resultando la percepción delirante y el recuerdo delirante, respectivamente.
Las ideas delirantes del esquizofrénico son primarias lo que significa que no son derivables de otro
fenómeno psicopatológico. Tienen el carácter de ultimidad.
VII. ALTERACIONES DEL YO Y DE LA PERSONALIDAD
El yo tiene cuatro funciones:
- Unidad: somos uno y no más
- Identidad: siempre seremos el mismo
- Soberanía: somos los autores y dueños de nuestro pensar y actuar.
- Independencia del medio ambiente.
En la esquizofrenia se pueden alterar cualquiera de estas funciones, pero la que reviste mayor
importancia en términos de especificad diagnóstica, es la soberanía del yo.
La despersonalización que es la sensación de extrañarse uno mismo, unido a la apersonación que
consiste en asignarse propiedades o vivencias de otro como si fueran nuestras y el fenómeno contrario
que es el transitivismo, o sea, asignarle a otro vivencias nuestras.
VIII. CONCIENCIA Y OTRAS FUNCIONES INTELECTUALES
En general los esquizofrénicos se mantienen lúcidos y orientados.
IX. LENGUAJE Y ESCRITURA
En el comienzo de la enfermedad el lenguaje se mantiene, pero en etapas mas avanzadas sufre
alteraciones que son el resultado de las modificaciones del pensar.
Lenguaje laxo y disgregado con neologismos, que son palabras inventadas que a veces resultan de la
fusión de otras o de darle un significado diferente a un término (neologismo semántico).
Suelen los esquizofrénicos hablar en lenguajes secretos y misteriosos. En otros cuando intervienen
varias alteraciones del pensar aparece la “ensalada de palabras” que sería como una necesidad amorfa
de hablar. Algunos repiten frases sin sentido e inatingentes: son los esterotipios verbales; otros repiten
el lenguaje del observador fenómeno llamado ecolalia.
En la escritura se plasman todos los síntomas recién descritos la que aparece con fallas gruesas de la
sintaxis.
La elección del papel, los colores, la caligrafía y ortografía se alteran; a veces los escritos ayudan
mucho al diagnóstico de estos pacientes.
X. SINTOMAS CORPORALES Y NEUROLOGICOS
Suelen presentar el tipo corporal leptosómico. La “cara de pomada” por aumento de la secreción
sebácea no es infrecuente.
Síntomas neurológicos propiamente tales no tiene esta enfermedad.
A continuación expondré brevemente los criterios diagnósticos de Kurt Schneider y Eugen Bleuler que
son de una enorme utilidad clínica y práctica.
Kurt Schneider distingue síntomas de primer y segundo orden
Síntomas de Primer orden
- Sonorización y eco del pensar
- Oír voces que dialogan entre si
- Oír voces que acompañan las acciones del sujeto con comentarios
- Vivencias de influencia física
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- Robo del pensamiento y otras influencias sobre el pensamiento: pensamiento impuesto.
- Percepción delirante y recuerdo delirante
- Impresión de cosas hechas o influidas por otros en el campo de los sentimientos, tendencias
(pulsiones) y de la voluntad.
Síntomas de Segundo Orden:
- Alucinaciones de cualquier tipo sin carácter de algo hecho artificialmente por otros.
- Ideas delirantes: ocurrencias
- Síntomas de expresión: catatónicos.
Eugen Bleuler diferencia la esquizofrenia en síntomas fundamentales y accesorios.
Síntomas Fundamentales
- Trastorno de la asociación de ideas
- Autismo
- Alteraciones de la Afectividad
- Ambivalencia
- Vivencia subjetiva de la personalidad propia: despersonalización, transitivismo y apersonación.
Síntomas accesorios
- Errores sensoriales
- Ideas delirantes
- Trastornos funcionales de la memoria
- Síntomas catatónicos
- Peculiaridades del lenguaje hablado y escrito.
Debo destacar de esta manera de ver los síntomas, que en la práctica son muy operantes, que
tanto Schneider como Bleuler relegan como valor diagnóstico a un segundo plano, las alucinaciones
y las ideas delirantes. Además, estos fenómenos si bien es cierto que se dan mucho en esta
enfermedad, no constituyen trastornos psicopatológicos centrales de la esquizofrenia, además que
se dan frecuentemente en otras patologías de diversa índole: psicosis orgánicas, epilepsias,
histeria, paranoia entre otros.
E. FORMAS CLÍNICAS
Hay cuatro formas clásicas que son: simple, hebefrénica, catatónica y paranoide.
- La forma simple se caracteriza por su curso solapado, sin accesos ni remisiones, que muestra junto
a un decaimiento intelectual, un acentuado vaciamiento de la afectividad. Llegan tardíamente a
consultar porque pasan por períodos largos inadvertidos. No es extraño que se manifiesten por
conductas antisociales: alcoholismo, uso de drogas, prostitución, robos. Otros pasan la vida en el
ocio, vagabundaje, la mendicidad o en ocupaciones muy inferiores.
- La hebefrenia comienza en la juventud (16-24 años) y se caracteriza por alteraciones del
pensamiento y de la afectividad. Tienden al ensueño y a veces tienen cambios bruscos del humor.
Frecuente es que muestren una euforia necia y pueril que nos impresiona hueca o en desacuerdo
con su ideación o las circunstancias (discordante), o bien un afecto depresivo rígido y sin
contenido. Los eufóricos se creen capaces de cualquier rendimiento y se inclinan a preocuparse de
los problemas mas hondos de la vida, exponiéndolos con
grandilocuencia extravagante y giros estereotipados, amaneramientos de los ademanes y
gesticulación en la cara. Hablan de temas de filosofía, medicina, física, etc. y terminan en
necesidades o perogrulladas vulgares por su falta de preparación. No son raras las carcajadas
inadecuadas. Las emociones y reacciones del paciente carecen de sintonía y con la evolución se va
aplanando la afectividad con gran destrucción de la personalidad.
- La catatonía presenta las alteraciones de la psicomotilidad descrita en la parte de sintomatología
de este trabajo. Destaca muchas veces su evolución en accesos y remisiones pudiendo llegar a la
demencia esquizofrénica o el defecto.
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- La forma paranoide es la que presenta en su sintomatología predominante ideas delirantes y
alucinaciones. Suelen cursar en brotes (episodios agudos con exacerbación de las alucinaciones e
ideas delirantes) que remiten pero que van dañando progresivamente la personalidad.
Es importante destacar que en la práctica existen todas las combinaciones entre estos subtipos
y no es raro que una forma de esquizofrenia se convierta en otra en el transcurso del tiempo.
Citaré una clasificación propuesta por T.J. Crow basada en supuestas alteraciones orgánicas y
fisiopatológicas, fundamentalmente porque la propaganda de los neurolépticos hace mucho uso de esta
terminología.
Clasificación de la esquizofrenia según Crow
- Tipo I (síntomas positivos): ideación delirante, alucinaciones, trastornos formales del
pensamiento, buena respuesta al tratamiento farmacológico, exacerbación sindrómica con la
administración de anfetaminas, alteración de la transmisión dopaminérgica, buen pronóstico.
- Tipo II (síntomas negativos): embotamiento afectivo, pobreza de lenguaje, falta de voluntad,
respuesta poco favorable al tratamiento psicofarmacológico, mal pronóstico, no respuesta al test
de la anfetamina, alteraciones estructurales cerebrales.
F. EVOLUCION Y PRONÓSTICO
La esquizofrenia puede cursar hacia la mejoría, al defecto o a la demencia esquizofrénica. La mejoría puede
ser de diferentes grados. La demencia consiste en que el sujeto queda con alteraciones de la afectividad y del
pensamiento que le impiden cumplir la meta o tarea del pensar, y el defecto consiste en que desaparece la
sintomatología, pero el paciente no puede realizar los quehaceres que antes tenía, por una espacie de pérdida de
potencial energético. La demencia esquizofrénica no es lo mismo que la orgánica, pero para los efectos prácticos es
mentalmente invalidante.
La forma de evolución de la esquizofrenia adopta la forma simple o continua que termina en el defecto o en
demencia esquizofrénica, o bien, en forma de accesos o brotes, que son episodios de exacerbación de la sintomatología
más llamativa que pueden llegar a tres diferentes estados: mejoría, defecto o demencia esquizofrénica.
El comienzo de la enfermedad puede ser insidioso, lento o bien súbito con sintomatología llamativa desde el
comienzo.
Tratamientos oportunos y bien llevados tienen gran probabilidad de mejorar la enfermedad.
Durante la evolución de la esquizofrenia, existe un momento en que la enfermedad impide al sujeto seguir
desarrollando sus actividades habituales, que a veces bien tratado podría recuperarse. Esto es lo que se llama quiebre
vital, que podemos también a veces contemplar retrospectivamente en períodos avanzados y crónicos de esta afección.
En cuanto al pronóstico hay algunos elementos clínicos a considerar: los cursos en brotes son mejores en este
sentido que los insidiosos. Los subtipos cursan diferente en general en cuanto al pronóstico siendo de peor a mejor:
simple, hebefrenia, paranoide y catatónica.
G. TRATAMIENTO
No detallaré cómo se prescriben los medicamentos y otras intervenciones psicosociales en especial, ya que hay
otro capítulo de este libro dedicado a ello. Sólo destacaré algunos criterios y lineamientos que se deben considerar en
el manejo de esta enfermedad, con énfasis en el nivel primario de atención.
Fundamental es la pesquisa a tiempo de la esquizofrenia para instaurar con oportunidad el tratamiento.
Sabemos que es una enfermedad de base orgánica y que hasta el momento no sabemos exactamente como se establece
el daño (endógeno), sin embargo, está claro que se produce un daño y que mientras más tiempo pase el paciente sin
tratamiento empeora su pronóstico. En tratamientos precoces realizados dentro del primer año de la enfermedad, sólo
quedó un 11,7% de los enfermos sin influencia benéfica; en cambio, tratamientos tardíos efectuados mas de dos años
después de la iniciación de la psicosis dejaron un 80,3 de los pacientes sin cambio favorable alguno (Von Braunmühl).
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De ahí la importancia de conocer la sintomatología inicial de la enfermedad, para detectarla y comenzar su
tratamiento en ese período, y no esperar que la sintomatología se haga evidente para cualquiera, con la aparición de
síntomas llamativos, con el consecuente ensombrecimiento pronóstico.
A nivel primario si no existen los antipsicóticos atípicos, se puede comenzar el tratamiento mientras el
paciente llegue al especialista con los antipsicóticos clásicos usados en dosis apropiadas, o sea, dosis antipsicóticas.
Muchas veces se usan estos medicamentos en dosis insuficientes, razón por la cual no surten efecto. Como referencia
se debe llegar a dosis equivalentes a 600-800 mg. de Clorpromazina, como tratamiento agudo de estabilización.
Después de esta etapa sigue un tratamiento farmacológico de mantención por un período que en la actualidad tienden
los autores a considerar definitivo, por el alto riesgo de recidivas que entraña la suspensión de éstos.
Tratado a tiempo un esquizofrénico puede reinsentarse socialmente en diferentes grados con eficiencia. Una
vez encronizado, el paciente debe en general ser custodiado.
Las metas generales del tratamiento son la corrección de los síntomas agudos, evitar la encronización y lograr
en lo posible la reinserción familiar, laboral o estudiantil, social y eventualmente sentimental y/o matrimonial. Para
lograr estos objetivos debe evitarse en lo posible la hospitalización del paciente. Al respecto, en la atención primaria,
si se hace indispensable intervenir en un esquizofrénico descompensado y con algún riesgo de urgencia, pueden recurrir
a los neurolépticos por vía parental combinados, a veces, con benzodiacepinas, lo que facilitará la reducción del
paciente (por ej.: haldol +amparax, i.m. c/8 horas).
Para prevenir muchas dificultades y complicaciones del manejo del esquizofrénico ya declarado, la
intervención a nivel primario es de primordial importancia ya que con el paciente diagnosticado a tiempo, en lo posible
en su medio, podremos desplegar los recursos terapéuticos, optimizándolos, logrando más posibilidades de reinserción
social.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bleuler, Eugen.
(1993). Demencia Precoz, 2ª edición. Buenos Aires: Hormé S.A.
(1967). Tratado de Psiquiatría, 2ª edición. Madrid: Espasa Calpe S.A.
Conrad, Klaus. (1963). La Esquizofrenia Incipiente. Madrid: Alhambra.
Kissling, Werner. (1991). Directrices para la prevención de recidivas de la
Esquizofrenia con Neurolépticos. Barcelona: Iberica.
Téllez, Agustín. (1975). Psiquiatría Clínica, 4ª edición. Santiago.
Vallejo, Ruiloba, J. (2002). Introducción a la Psicopatología y la Psiquiatría. 5ª Ed.
Barcelona: Masson.
Weitbrecht, Hans Jörg. (1970). Manual de Psiquiatría. Madrid: Gredos.