0 calificaciones 0% encontró este documento útil (0 votos) 162 vistas 39 páginas Arqueologia Historica Peru J Mogrovejo
Primer análisis crítico del desarrollo de la Arqueología Histórica en el Perú
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de
Investigacion
Arqueologia urbana de evidencias
coloniales en la ciudad de Lima
Juan Domingo Mogrovejo Rosales
SS SON tT eT
2/1996
Pontificia Universidad Catélica del Pert
Instituto Riva-AgiieroCatalogacién en Publicacién
Arqueologia urbana de evidencias eoloniales en 1a
ciudad de Lima / Juan Domithgo Mogrevejo Rosales
42 p., ilus, -- (Cuadernd de Investigacién, 2/1996)
Lima: IRA, 1998
Publicacién del Instituto Riva-Agiter N° 173
Pers - Colonia - arquitectu
Peri - Colonia - economia
Perdi - Arqueologia
© Pontificia Universidad Catdtica del Perd
Instituto Riva-AgueroArqueologia urbana de evidencias
coloniales en la ciudad de Lima
ae
Juan Domingo Mogrovejo Rosales
Los primeros trabajos arqueolégicos en edificios coloniales se
efectuaron en Lima hacia 1937 en el antiguo hospital de San Andrés, a
iniciativa del doctor José de la Riva-Aguero y Osma, quien luego de una
paciente investigacién bibliogrdfica emprendié la biisqueda de los restos de
los emperadores incas Pachacutec y Huayna Capac, cuyos cuerpos estuvieron
mucho tiempo exhibiéndose en ese lugar a fines del siglo XVI, y que
probablemente también se encuentren enterrados alli, Pasaron ya 60 afos
desde ese trabajo pionero, y en el transcurso numerosos trabajos de
excavacién en casonas, iglesias y otros sitios se han hecho en todo el Perti
I. INTRODUCCION
Podria pensarse que con toda la
informacién y material obtenido, la
arqueologia tendria avances signi-
ficativos en materia de metodologia,
discusién te6rica y aportes concretos
para el estudio del Virreinato y la
Republica, pero esto no es asi. Una
re-vision critica de nuestros avances
nos coloca ante un panorama que
requiere de mucho orden, empezando
por una necesaria revisién de
conceptos y objetivos
Gracias a la beca de investigacion
concedida por el Instituto Riva-Agiiero
de la Pontificia Universidad Catélica
del Peré para el ajio de 1997, hemos
podido sintetizar una serie de re-
flexiones y aportes obtenidos en los
Gltimos afios, a partir de varios pro-
yectos ejecutados por la seecién de
arqueologia para el rescate de restos
materiales de la Colonia y la Republica
en el centro de Lima. Hemos dividido
nuestra presentacién en tres partes: en
la primera intentamos una discusién de
términos y conceptos sobre el desa-
rrollo de la arqueologia en el estudio
de la Colonia y la Republica, asf como
los vinculados a nuestras relaciones
con otras disciplinas en el logro de ob-
jetivos comunes; en la segunda parte
hacemos un recuento de los proyectos
y trabajos efectuados en esta linea, asi
como de los avances obtenidos hasta
el momento en el Peré; finalmente,
en la tercera parte presentamos de
manera resumida varios proyectos de
investigacién arqueolégica urbana
efectuados por el Instituto Riva-
Agiiero en Lima, con los aportes que
podemos ofrecer en este campo.
211996 Cuadernos6
Confiamos en que este trabajo
contribuya a fomentar la discusién y
cuestionamiento sobre la manera de
cémo tratamos al dato histérico, y
sobre cual seré la forma mds conve-
niente de trabajar en conjunto, lo que
es un requerimiento indispensable para
la reconstruccién histérica sobre
bases cientificas
Finalmente quisiera expresar mi
gratitud a las personas que ayudaron a
que esta investigacién salga adelante,
en primer lugar al doctor José Agustia
de la Puente director del Instituto
Riva-Agiiero por su decidido apoyo a
la investigacién arqueo 1 del
perfodo virreinal, que desde hace va-
rios afay venimos ejecutando en la
cidn de arqueologia; mi agradeci-
tambien a Carlos Galvez Peja,
seeretario del Instituto, a la doctora
Mercedes Cardenas Martin, a la
doctors Inés del Aguila, ala profesora
Ada Arrieta Alvarez, al licenciado
Victor Carbonell Vilchez, a Ida Lamas
Mendoza, al doctor Italo Obertie, al
magister José Ochatoma, al licenciado
Pablo de la Veracruz y al licenciado
Ricardo Morales.
2, ARQUEOLOGIA HISTORICA
2.1 Concertos GENERALES
Desde su nacimiento como disci-
plina la arqueologfa ha transformado
mucho su quehacer metodolégico y
tedrico; ya no se busca solamente
datos, objetos, ordenamiento cronol6-
gico, definicién de culturas etc. sino
que hacemos interpretacién histérica,
estudiamos procesos, definimos mo-
2/1996 Cuadernos
delos de cambios sociales, econémi-
cos, ideoldgicos; y en general le da-
mos significado a aquello que no se
registra intencionalmente como
historia (Piggott 1959, en Hodder
1988:115). Este avance teérico y con-
ceptual ha ido de 1a mano con el desa-
rrollo de nuevas y mejores técnicas de
recuperacién de datos que estan brin-
dando informacién que hasta hace po-
co dificilmente la imagindébamos po-
sible, previéndose para el futuro po-
sibilidades insospechadas en el acceso
a nuevas fuentes de informacién.
Sin embargo, este gran avance no
ha corrido paralelo a la imagen que
otros cientificos tienen de la arqueologia,
pues atin muchos especialistas creen
que sigue siendo un auxiliar de la
historia y de los historiadores, en una
cortiente de opinién que en el Pert no
ha variado mucho en las tiltimas décadas,
y que puede resumirse en palabras del
historiador britanico Edward H. Carr:
“... se reconoce al historiador el
derecho a fundarse en las que se
han llamado ciencias auxiliares
de la historia: la arqueologia, la
epigrafia, la numismdtica, la
cronologia, etc. No se espera del
historiador que domine las
técnicas especiales merced a las
cuales el perito sabré determinar
el origen y el pertodo de un
fragmento de cerdmica o de
mdrmol, 0 descifrar una inscrip-
cidn oscura.” (1985:14) (Las
negritas son mias)
Esta opinién se origina primero en
una perspectiva tradicional de la his-toria -gestada en el siglo XIX en
Europa- que la divide en dos grandes
campos, con la escritura como la fuen-
te que marca esta separacién. Aunque
la clasificacién que dio origen a esta
division ya esté superada, atin hoy en
lineas generales tenemos a la historia
que se ocupa de todos los sucesos y
acontecimientos de la humanidad
desde la aparicién de la escritura hasta
nuestros dias; y que segtin la regién
estudiada, puede abarcar desde los
2900-3000 afios a.C., en Sumeria
(Medio Oriente), 0 sélo unas pocas
decenas de afios en algunos lugares de
la Amazonia.
Del otro lado esté la pre-historia,
entendida por muchos como la
historia/antropologia de los pueblos
Agrafos, que puede terminar de manera
intempestiva, como en el caso de la
gran mayoria de los pueblos some-
tidos a la expansién europea (Lum-
breras 1981:32 ss). En otros casos ca-
si al término de la prehistoria se ubica
un perfodo denominado protohistoria,
propio de los pueblos que tuvicron un
proceso auténomo para la formacién
de su alfabeto, y que define una etapa
en donde la mayor parte de los datos
provienen de la arqueologia por ser la
informacién escrita de este perfodo
muy subjetiva y bastante limitada.
Como ejemplo, podemos mencionar a
los pueblos mesoamericanos, cuyos
glifos refieren principalmente dioses,
nombres de jefes guerreros, fechas,
lugares.
Esta definicién tradicional de la
historia, ha creado también dos
grandes campos de estudio para el
Peri, en primer lugar la etapa “prehis
panica”, “precolombina” (4grafa) que
empieza con la Ilegada de los prime-
ros humanos (que atin es dificil fechar
con exactitud) y que culmina con la
llegada de los europeos al Tahuan-
tinsuyo. Esta larga ctapa de nuestra
historia es estudiada casi exclu-
sivamente por la arqueologia que por
su metodologia puede recuperar datos
de los restos materiales y construir
modelos hist6ricos atin sin contar con
fuentes escritas directas. Por otro
lado tenemos a la historia (como
disciplina) que se ocupa de los tiltimos.
467 aos de nuestra historia.
Esta separacién tradicional que atin
subsiste muy sutilmente en muchos
circulos académicos, ha creado
fronteras que delimitan los ambitos de
accion disciplinarios; por ello es
frecuente ver arquedlogos 0 histo-
riadores que se sienten algo incémo-
dos al tratar de avanzar en otros cam-
pos de estudio. Esta tendencia tiene
una excepcién con algunos historia-
dores, antropélogos y arquedlogos que
desarrollaron la etnohistoria para el
estudio y comprensién de las socie-
dades prehispdnicas tardias, bajo una
metodologia que es cada vez mas
critica acerca de las fuentes escritas
usadas, y en la que se ha intentado usar
los datos obtenidos por otras discipli-
nas para obtener contrastaciones mas
amplias.
Estos conceptos tradicionales y
suposiciones conllevan un problema
mas serio que no ha encontrado una
solucidn eficaz en las tltimas décadas,
a pesar de grandes avances hechos por
2/1996 Cuadernosalgunos especialistas. 111 problema es-
t4 en la forma mg adecuada de poder
tratar Ia informacién que aportan las
distintas disciplinas y técnicas his-
t6ricas tales como la historia, la etno-
historia, la antropologia cultural de
orientacién histétiea, Ia lingiifstica
hist6rica, y la arqueologia; y como
integrarlas en una historia que pro
porcione el contexto en cl que todas
Jas explicaciones sobre la conducta
na, pasada y presente, puedan
adquirir su significacion (Trigger
199027).
Generalmente este problema ha
sido resumido 0 identificado como una
falta de “didlogo interdisciplinario”
que siempre se pictende solucionar
con esporddicas conversaciones entre
especialistas, que aunque no dejan de
ser interesantes, no pucden evitar un
afianzamiento de las fronteras entre
las disciplinas, dcbido a la tendencia
de una especializacion cada vez mas
mareada y delimitada con el continuo
perfeccionamiento de los métodos
propios a cada una, que lleva a un
didlogo sordo donde cada profesional
expone las posibilidades de su disci-
plina pero sin llegar a la busqueda de
puntos en comtn con tos otros espe-
cialistas dialogantes.
Esta tendencia a las especiali-
zaciones también esta generando cada
vez mas subdivisiones en cada disci-
plina, que segtn su metodologia y
fuentes usadas pueden estar mas
cercanas a otras; como el caso de la
etnohistoria que comparte con la
arqueologia y la antropologia el siglo
XVI como un perfodo de mutuo
2/1996 Cuadernos
interés; lo que por ejemplo leva a los
arquedlogos especializados en los
periodos prehispanicos tardios a
conversar y encontrar puntos de
acuerdo con mis facilidad con un
etnohistoriador que con un historiador
de la Reptibliea.
Es asf que debe generarse el
didlogo interdistiplinario, partiendo
de los puntos y campos de coinci-
dencia, y con proyectos y trabajos
desartollados de forma conjunta, con
discusiones sobre la base del mutuo
conocimicnto de las posibilidades,
métodos y limitaciones de cada dis-
ciplina dialopante. Scrfa irreal pedir
que arquedloyos ¢ historiadores en
general se sicnten a discutir sobre
puntos de convergencia, pues seria
muy poco lo que por ejemplo podrfan
conversiu un paleoetnobotdnico con
un especialista en la Guerra con Chile.
Los trabajos en este sentido siempre
se han propeesto y en teorfa algunos
intentos se hicieron, pero adolecieron
dc] defecto de la delimitacién estricta
de campos de investigacién e interpre-
tacién en base a lo que podia obtenerse
por cada metodologia. Un trabajo en
conjunto debe contar con metas total-
mente compartidas, que al final puedan
ser contrastadas en sus soluciones
desde distintos puntos de vista, segiin
lo que pueda aportarse desde cada
especialidad.
Una primera reflexién que podria
surgir a estos comentarios, trataria de
evaluar que tan equitativa 0 comple-
mentaria seria la relacién entre dos 0
mas disciplinas para temas espect-
ficos. Por ejemplo en el caso de la9
investigacién hist6rica post-Conquista,
actualmente los historiadores pueden
ejecutar eficientes proyectos de in-
vestigaciOn con una total libertad y au-
tonomia, pues existe abundante infor-
macién escrita que apenas esta siendo
estudiada y analizada en su totalidad, lo
que supone un vasto campo de desa-
rrollo previo a cualquier necesidad de
incrementar las fuentes de informa-cién
via el trabajo multidisciplinario.
Sin embargo, aquf volvemos al
punto central que subyace en toda
nuesira discusién, y es el relacionado
a nuestros objetivos maximos al
desarrollar nuestro trabajo, los cuales
al final determinan nuestra meto-
dologfa y procedimientos. Si nuestros
objetivos tienen que ver con la
comprensién de la sociedad y na-
twraleza humanas a partir del gran
laboratorio que es la historia, entonces
a lo que apuniamos es a lograr un
estudio integral del hombre y sus
manifestaciones, y si esto es lo que
queremos, es necesario recordar que
las fuentes escritas son sélo una de las
manifestaciones de la cultura y
sociedad humanas.
Esta ultima apreciacién nos lleva a
mencionar como un ejercicio, que
debido a que los textos se originan por
motivaciones definidas y tienen un rol
en nuestro proceso cultural, para una
disciplina que basa sus estudios funda-
mentalmente en las fuentes escritas,
serfa importante mencionar algunas
desventajas de éstas:
Los documentos nos informan de
tanta actividad individual que nos es
dificil apreciar el comin denominador
cultural (Rowe 1979: 417).
No todo lo que acontece al hombre
es registrado de forma escrita, y cl
criterio de cuales son las cosas impor-
tantes para escribirse 0 registrarse
varfa en cada época.
Si tenemos en cuenta que lo que
ahora tenemos como fuentes escritas
nos han Negado por un proceso de
seleccién que en primera instancia
conservé sélo lo que se creyé que tenia
alguna importancia, y que también es
lo que qued6 de procesos naturales de
degradacién, de mutilacién, reduccién
y actos deliberados de destruccién por
diversas razones; entonces podriamos
concluir que buena parte de lo que se
escribié en algtin momento no ha
sobrevivido a nuestros dias, quedén-
donos s6lo una muestra sesgada.
Teniendo en cuenta que el ejercicio
del historiador no esta libre de andlisis
© apreciaciones subjetivas, y que las
mismas consideraciones son validas
para el dato escrito, siempre existe la
posibilidad de que no podamos aislar
este componente de subjetividad.
Es necesario reconocer sin em-
bargo, que en el actual estado de
desarrollo de las disciplinas hermanas
de la historia en el Pert, todavia es
dificil establecer una relacién de
equivalencia pues también debe
generarse mucha mas informacion
para poder contrastarla con las fuentes
escritas en todo el espectro de datos
que éstas ofrecen. Como un ejemplo
de esta desigualdad adn es categérica
211996 Cuadernos10
la mencién de algunos historiadores
que un sélo texto histérico o una
simple pagina de informacién podrfan
aclarar aiios de trabajo arqueolégico
Afirmacién muy difivil de refutar pues
es cierta para muchos casos, pero que
también soslaya el hecho de que cl use
de los textos como fuentes de infor-
macién no son exclusividad de los
historiadores. John Rowe decia hace
algunos aiios:
“Existe cierta tendencia a pensar
que cuando hay documentos no
hay necevidad de estudiar los
monumentos de una época,
porque el investigador encon-
trard una informacion mas
completa y mas segura en los
documentos. La verdad es may
distinta; los documentos ofrecen
wna clase de datos y los monu-
mentos otra y se complementan
mutuamente. Ademds, la infor
macién que proporcionan los
monumentos puede ser atin mas
segura que la de los documentos
si el investigador sabe enten
derla. En el estudio del pasado,
la situacion ideal es una que nos
permite combinar los resultados
de la investigacién documental
con el examen de los monumentos,
como se hace por ejentplo con la
arqueologia cldsiea. Fue tni-
camente con el estudio de los
objetos encontrados en lay tninas
de pueblos rom
Pompeya y Herculano que se
logré aclarar y entender las
referencias a la vida doméstica
que aparecen a menudo en la
literatura latina.” (1961: 417).
nos como
2/1996 Condertos
Habiendo discutido conceptos
generales, en el punto siguiente
mencionaremos aspectos puntuales
sobre el desarrollo de la arqueologia
histérica en el Peri
2.2 ARQUEOLOGIA HISTORICA
Poco conocida incluso en los
circulos académicns, la arqueologia
histérica es en el Peri una subdis-
ciplina, que aunque ticne un amplio
potencial de desarrollo; también
vimos que tiene algunos problemas de
“jdentidad” para muchos arqueélogos
y de “utilidad” para otros humanistas.
El uso mismo de los términos que la
definen puede parecer redundante en
ta meutda que a arqueologia es de por
si “histérica”; aludiéndose mas bien a
los pertodos de estudio, es decir
periodos histéricos, que cuentan con
Ja eseritura como una adicional fuente
de informacion.
lil relativo desinterés de los
arquedlogos por el Virreinato y la
Reptiblica, y sus vacilaciones metodo-
logicas y teéricas, dejé el estudio de
la cultura material de estos periodos
a los arquitectos, historiadores del
arte, numisméticos etc., quienes a
pesar del esfuerzo que hacen en el
estudio y preservacién de nuestro
patrimonio, tienen las deficiencias
propias de una especializacion muy
definida, y no logran articular los
diferentes componentes materiales de
una cultura e inferir cl trasfondo
politico, social, econémico e ideolé-
gico que los objetos materiales
encierran, lo que por ejemplo para la
Colonia nos brinda una imagen masbien estereotipada c idilica, con gran-
des iglesias, bellas casonas, hermosas
pinturas e imaginerfa religiosa entre
otras cosas, que en general puede ha-
éernos perder de vista el cardcter ob-
jetivo que deben tener las ciencias so-
ciales en cuanto a sus fuentes de datos.
Como una reflexién a este punto
podemos mencionar que un problema
que usualmente no se aborda es que lo
preservado no es una muestra repre-
sentativa de los objetos y construc-
ciones hechas a partir de 1532, pues
éstos nos Ilegaron por un proceso de
seleccién que depuré las cosas
simples, lo doméstico, lo renovable,
etc. Verbigracia, podemos afirmar
como ejemplo que no existe en
ninguna coleccién particular 0 museo
peruano un simple bacin, bacinilla 0
bacinica colonial (en el IRA tenemos
uno del siglo pasado); ni siquiera algun
bacfn especial como podria serlo el de
Francisco Pizarro o el de la Perri-
choli, lo que nos brinda un ejemplo
directo del tipo de restos y objetos
que sobreviven hasta nuestros dias,
sobre cuiles son los items materiales
que la gente considera “colecciona-
bles”, y como éstos son un reducido
porcentaje de la cultura material de una
época.
A decir verdad, la arqueologia en el
Peré tampoco esta totalmente
preparada para afrontar toda la tarea de
analizar los restos materiales de la
Colonia, pero tiene muchas ventajas
para el estudio de aquello que
usualmente ha sido desdefiado como
items de investigacién, y de este modo
puede complementar y Ilenar vacfos de
ul
informacién para un entendimiento
global de la sociedad virreinal pe-
ruana.
La arqueologia histérica no es una
rama nueva a nivel mundial, sabemos
por informacién general que en Europa
por ejemplo las Hamadas arqueologia
clasica y arqueologia medioeval son
Jas mas desarrolladas, aunque también
est4 tomando popularidad la llamada
arqueologia industrial. En nuestro
continente son los norteamericanos
quienes avanzaron més en este campo,
creando instituciones, revistas y
facultades especializadas. Este gran
desarrollo se explica por necesidades
de identidad que los \lev6 a estudiar
con mas profundidad las caracte-
risticas de los asentamientos de los
primeros “pioneros”, lo que provee de
un campo de investigacién y entrena-
miento a sus arquedlogos que dispo-
nen en esta linea también de un buen
némero de asentamientos espaiioles
hispano-mejicanos de los siglos XVI
al XIX (Deagan 1987:1 y ss). Ulti-
mamente estan dedicando su atencién
al estudio de centros mineros
temporales de principios de siglo,
fuertes de colonizacién en la frontera
oeste, plantaciones de algodén del
siglo pasado, y aun el estudio de
basureros contemporaneos y sitios tan
diversos como un centro de pruebas de
bombas atémicas. Otros paises ame-
ricanos con un gran desarrollo en esta
materia son: México, Reptblica
Dominicana, Guatemala y en menor
escala otros paises caribeitos.
Respecto al Perd, como ya men-
cionamos el primer antecedente
211996
vadernos12
corresponde a los trabajos que hizo el
doctor José de la Riva-Agiiero en el
ex-hospital de San Andrés, para ubicar
los cuerpos de los incas Pachacutec,
Iuayna Capac, y la madre de este
‘illimo, que probablemente fueran
enterrados alli, luego que en el siglo
XVI el oidor licenciado Ondegardo
los trajera desde el Cuzco; quien
eseribe en 1571:
“Esta orden entendi yo, cuando
descubri el cuerpo de Pachacuti
Yupanqui Inca, que fue uno de los
que yo embié al Marqués (de
Caitete) a la ciudad de los Reyes
que estaba embalsamado, e también
curado ... ansi parece que
Guainacapa, que fue uno de los
cuerpos de los sefiores que yo halle
embalsamados.” (Ondegardo en:
José Toribio Polo [1877] 1970: 95).
Contando el doctor Riva-Agiiero eon
los auspicios de la Beneficencia de
Lima (Hampe 1982:411) para este
trabajo hizo una amplia revision de las
fuentes disponibles para la época; y
aunque la metodologfa de ex
no dej6 mucha informacidn sobre los
contextos hallados, han quedado datos
interesantes sobre dicho hospital
avaciGn
Posteriormente se realizaron m
a partir de la década de los 70 (ver
bibliograffa), los cuales se hicieron en todo
el Perd a partir de programas de
recuperacién y restauracién de
monumentes coloniales. Un problema que
ha sido comtin a la mayorfa de estos
proyectos es que se han desarrollado casi
como “excavaciones de rescate”, pues sdlo
iS trabajos
211996 Cuadernos
forman parte de estudios complementarios
de proyectos arquiteeténicos; es decir que
no fueron concebidos con necesidades
previas ni con una intencionalidad definida.
De este modo la informacién que los
trabajos arqueoldpicos aportan para el
estudio de la Colonia y la Republica son
escasos y atislulos, pues no hay resultados
importantes en aspeetos tan fundamentales
como datavisn, clasificacion, origenes,
funciones y distribucién de restos
materiales; y por consiguiente tampoco hay
grand nees en el terreno de la
interpretacion de los mismos.
Lixiste otro aspecto que tiene importancia,
sobie tolo a nivel de teoria arqueolégica,
y es que usualmente la formulacién de
modelos y bases teéricas para la
interpretacidn, se hace en base a combinar
y principios generales de andlisis
(recurrencia, asociacién etc.) con datos de
comparacién etnografica y de arqueologia
experimental. Sin embargo, el trabajo cn
periodos donde existe tanta informacién
documental brinda una excelente
oportunidad para la contrastacién de la
evidencia arqueolégica y para poner a
prueba modelos tesricos de interpretacién,
pues la historia no es sélo una fuente de
datos sino que ademés se concibe como un
contexto para la comprensién de los
mismos (Trigger 1990:60).
teeni
Existen ademas muchos campos generales
de estudio que se pueden plantear con esta
linea de trabajo, para tas que ademas de
principios generales de trabajo, no hay una
“receta” que pueda ser especifica, pues
como Io hicieran notar Craig Morris e
Idilio Santillana, no existe una formula
metodoldgica que indique de qué manera13,
deben incorporarse los datos de distintas
disciplinas en una estrategia de investi-
gacién para un proyecto de arqueologia
histérica; pues ésta puede variar mucho de
acuerdo a la zona estudiada, al perfodo, ala
disponibilidad de informacién, y por
liltimo a las particularidades de cada
investigador (1978: 63).
En el siguiente capitulo haremos un
recuento de los principales logros
obtenidos hasta el momento y de los
trabajos realizados en todo el Pert; asi
como una breve mencién de los
investigadores involucrados, los afios y tipo
de aportes.
3. RECUENTO DE INVESTIGACIONES
3.1, RECUENTO DE INVESTIGACIONES POR
REGIONES
Cuando empezamos el balance de los
trabajos realizados en el Pert, con la
finalidad de ver los progresos hechos en
esta materia, muy pronto vimos claramente
que requerfamos de una amplia base docu-
mental, para lo cual era necesario saber con
que tipo de informacién podiamos contar.
Teniamos varias preguntas importantes que
debiamos contestar de alguna manera:
{Cudntos trabajos se efectuaron?, ;Cudnto
material se recuperé y de qué tipo?, ¢Cual
es la bibliografia disponible?, ;Cudles son
los especialistas o personas que han
trabajado este tema?, ; Donde y cuando se
hicieron estos trabajos?
Para contestar estas preguntas nuestro
primet paso fue iniciar una extensa
revisién bibliografica, que nos brindaria
un primer punto de partida con el fin de
planificar viajes al interior. Luego en
Chiclayo, Lambayeque, Trujillo,
Ayacucho, Arequipa, Cuzco y Puno
visitamos las sedes regionales del INC,
y los lugares que tenfan mayores
referencias, y tuvimos entrevistas con
varios colegas, las que fueron valiosas
para completar los vacfos documen-
tales.
Es posible que a la lista que presentamos
se pueda afiadir unas decenas de proyectos
més donde casualmente se encontré mate-
rial colonial, pero en la medida que en
estos proyectos no habia ningiin objetivo
relacionado con el estudio de este mate-
rial, es que no Jos hemos considerado. En
algunos casos hemos podido cometer
equivocaciones u olvidos involuntarios, los
cuales esperamos poder corregir en cl
futuro. La bibliografia que se adjunta tiene
todas las referencias revisadas, que de
algin modo también representa el
repertorio bibliogrifico basico para iniciar
trabajos sobre arqueologia histérica en el
Peri
AMAZONAS
En cl tltimo descubrimiento de mausoleos
funerarios prehispanicos en un risco
adyacente a la denominada “Laguna de los
Céndores”, 0 “Laguna de los Muertos”,
ademas del hallazgo de ofrendas del
perfodo Inca, también se encontré cesémica
de transicidn, es decir cerdmica nativa de
fines del siglo XVI, que en algunos casos
muestran un recubrimiento vidriado y en
otros casos unas cruces como decoracién
(Kauffman 1997:12).
2/1996 Cuadernos14
Botella Chinui-Inca vidriada, s. XVI
Este hallazgo trae a mencién que en este
departamento existe una gran cantidad de
sitios y ciudades del siglo XVI, como “San
Juan de Ja Frontera de Chachapoyas”
fundada en 1538, y la hoy perdida ciudad
de “Valladolid de la Frontera” ciudad
fundada en el siglo XVI, que incluso
mereciera la merced de un escudo por
parte de la corona espafiola.
AReQuira
A pesar de ser uno de los departamentos
con mayor presencia de arquitectura co-
lonial, son muy pocos los trabajos
arqueolégicos cfectuados. Las Gnicas
menciones que tenemos para la ciudad
de Arequipa son de: Casa Irriberry a
cargo del arquedlogo Manuel Huanqui
Hurtado; Claustro Mayor de la
211996 Cuadernos
Universidad de San
Agustin (afios 80), a
cargo de Edmundo Co-
rrales y Satil Quispe; y
fa Casa de San Lazaro,
actual sede del INC
(afios 90) excavada por
el arqueslogo Antonio
Oquiche (Pablo de la
Veracruz Com. Pers.
1997). Ademés de estos
trabajos hay un aporte
interesante sobre una
pequeiia iglesia colonial
del siglo XVI excavada
junto a “Tambo Viejo”
un sitio Inca en Acari
(Sanders 1987).
Ayacucuo
En esta ciudad se hicieron las primeras
excavaciones contempordneas fuera de
Lima, primero en la casa Chac6n en 1972-
74 por José Cahuas y Abelardo Sandoval, y
luego en 1976 en la casa Ivazeta (Gonzales
Carré et al 1977), y en 1977 en la casa
Olano (Gonzales Carré et al 1980). En los
dos Ultimos lugares se encontré bastante
cerdmica colonial diagnéstica entre tipos
finos y domésticos.
Adicionalmente se encontré un bolsén de
fragmentos de cerémica colonial en el sitio
de Conchopata en 1991 (José Ochatoma
Com. Pers. 1997). No hay otras refe~
rencias de trabajos en esta linea, sin em-
bargo, el potencial es muy amplio, son
numerosas las casas, haciendas ¢ iglesias
que pueden ser intervenidas, y también hay
una variedad muy interesante de objetos
completos en colecciones particulares que15
ayudarfan a definir las particularidades de
la produccién regional, y sus especia-
lizaciones.
Cuzco
De las ciudades del interior del pafs, es en
el Cuzco donde se realizaron la mayor
cantidad de trabajos, luego de que se dio
inicio al plan COPESCO con el fin de
restaurar las construcciones coloniales
afectadas por terremotos. Este plan que
tuvo apoyo gubernamental e internacional
permitié la intervencién de numerosas
casas, conventos ¢ iglesias, en muchas de
las cuales existieron trabajos arqueo-
légicos de gran magnitud, como en el
convente de Santo Domingo. Sin embargo,
dichas excavaciones tuvicron como
motivacién principal cl estudio de restos
prehispénicos en los cimientos de dichas
construcciones, lo cual se refleja en la
mayor parte de los informes revisados
como en el caso de Santo Domingo donde
cualquier hallazgo de material colonial se
vio relegado por el hallazgo de material inca
asociado al Coricancha,
Esta constatacién es valida cuando se
examina el actual panorama de las
investigaciones arqucoldgicas del
perfodo colonial en dicha ciudad, pues a
excepcioén del doctor Italo Obertie que
es especialista en el anilisis de cerémica
colonial, y de la doctora Gibaja que
muestra interés por la cerémica colonial
de uso litdrgico (Com. Pers. 1997), no
hay especialistas en el estudio de
materiales de este perfodo, o interés en
ampliar otros temas de investigacién,
aun cuando son numerosos los
arquedlogos que han excavado evidencias
coloniales, y varios los que han
participado de reuniones y seminarios de
preparacién. A continuacién presentamos
un resumen de las referencias que
pudimos encontrar de los trabajos
efectuados.
Templo de Santo Domingo
Los trabajos arqueolégicos en 1982
estuvieron a cargo de la arquedloga
Arminda Gibaja. Se menciona en un
informe encentrado en el INC-Lima (en
el Cuzco no hay copias) el hallazgo de
24,612 fragmentos de cerémica colo-
nial, lo que constituye la muestra mas
grande de esta época encontrada en todo
el Pert, y probablemente en todo
Sudamérica. Lamentablemente no se
hicieron andlisis completos de esta
muestra, y atin el paradero de estos
especfmenes es incierto (Gibaja Com.
Pers. 1997).
Compaiita de Jesiis
En este templo se hicieron excavaciones
en los afios de 1991 y 1992 a cargo del
arquedlogo Aliredo Mormontoy. No se
encontraron los informes en el INC-Cuzco
Templo de la Merced
El proyecto de investigaciones arqueolé-
gicas en el afio de 199] estuvo a cargo del
antropélogo Alfredo Valencia, no se
encontraron los informes en el INC-Cuzco.
Eneste lugar también trabajé el arquedlogo
Richard Alegria, en la epistola de la quinta
béveda de la iglesia mayor, encontrando
varios entierros de los que tampoco
encontramos informes.
2/1996 Cuadernos16
Casa “El Truco”, local del ex Banco de
la Vivienda
Los trabajos arqueolégicos y el informe
fueron hechos por el antropélogo Percy
Bonnett Medina en 1989 . Es uno de los
pocos informes arqueoldgicos que se
pueden encontrar en el INC-Cuzco,
donde se menciona los procedimientos
utilizados, sus unidades de trabajo y
estratigrafia, pero no hay mayor
descripcién del material encontrado.
Casa Sayri Tupac, casa Cabrera, casa La
Caldera
Los trabajos arqueolégicos fueron
hechos por el antropélogo Percy Bonnett
en los afios de 1978, 1981, 1988-89
respectivamente (Bonnett com. pers.
1997). No encontramos los informes en
el INC-Cuzco.
Palacio del Almirante
Trabajos hechos por la Universidad San
Antonio Abad, dirigidos por el arques-
logo licenciado Julinho Zapata en 1992.
Es un informe bastante completo, tiene
ademas dibujos de cerémica colonial,
aunque la mayor parte son vasijas
sencillas sin decoracién.
Casa de los Marqueses de Valleumbroso
El informe de investigacién ar-
queoldégica estuvo a cargo del antro-
pélogo Percy Bonnett, 1978. Se
presentan dibujos de platos y tazones
con decoracién sencilla de medias lunas
en los bordes.
2/1996 Cuadernos
Palacio de Tupac Yupangqui
Es el trabajo mas reciente, efectuado en
una casa colonial edificada sobre los
restos del palacio del inca Tupac
Yupanqui. Las excavaciones en 1994 y
1995 estuvieron a cargo del arquedlogo
Julio Maza Upahuanca. Ademas de
evidencias coloniales se encontraron
ofrendas inca y restos arquitecténicos
Killke, objetos que en general no se
Hegaron a analizar por no aprobarse la
ampliacién del proyecto (Maza com.
pers.).
Casa Clorinda Matto de Turner
Por referencias del arquedlogo doctor
Italo Obertie Rodriguez sabemos que él
hizo los trabajos arqueolégicos en esta
casa, pero no logramos ubicar su
informe en el INC-Cuzco.
Hotel Libertador
En 1996 habian trabajos en ejecucién a
cargo de José Gonzales. No hay mayores
datos.
Ademas de estos trabajos arqueo-
Iégicos, se cuenta también como
documentacion de referencia los
informes de restauraciones ¢ inter-
venciones en templos y casas coloniales
hechos por arquitectos, generalmente
como parte del plan COPESCO, entre los
cuales podemos mencionar: casa
Clorinda Matto de Turner 1984; casa
Concha 1976; casa Garcilaso 1987;
templo de Colquepata (Paucartambo)
1986, 1987; La Merced 1986; puente
Carlos III (Paucartambo) 1987; iglesia17
de Huaro 1985; hospital de Bethlemitas
(Almudena) 1985; San Pedro 1985;
colegio de San Bernardo 1987;
monasterio de Santa Clara 1986; templo
San Pablo de Ocongate 1986; capilla
Jestis de Maras 1986; iglesia de Paruro
1986; templo San Miguel Pitumarca
(Canchis) 1986.
HUANCAVELICA
En esta pequefia ciudad que tuvo en otros
tiempos gran importancia econémica para
el Virreinato se hicieron dos trabajos; el
primero en la iglesia de Santo Domingo en
1980 por Miguel Cornejo Garcfa, y
posteriormente en Ia iglesia de San Juan
Bautista de Julcamarca, excavada en 1981
por Manuel Tam Chang e Iris Aguirre de
Tam. En ambos casos se menciona
brevemente el hallazgo de cerimica colo-
nial (informes en el INC-Lima).
Ica
Si bien no tenemos referencias de que en
este departamento se realizara algun trabajo
de arqueologia histérica, si es el primer
lugar donde se documentaron cientifica-
mente entierros de “transicidn” (Uhle
1913), los cuales muestran entre sus
ofrendas cuentas de murano y vasijas
Tacaraca B caracterizadas por una curiosa
regresin a patrones decorativos pre-inca
(Menzel 1960).
Podemos mencionar que ademés de las
numerosas haciendas que pueden
investigarse en este departamento,
también estin los restos de la
denominada “Lima la vieja” 0 “Sangallan”
en el valle de Pisco.
LamBayeQue
Este departamento bien podria ser el
parafso del arquedlogo interesado en el
estudio de la Colonia, pues ademas de las
ruinas de la otrora opulenta Zafia, hay
muchos otros restos y sitios que vale la
pena estudiar como la ciudad de
Lambayeque, Guadalupe, Tiicume Viejo
etc. Sin embargo, a pesar de la gran
cantidad de evidencias disponibles son
pocos los trabajos hechos. Tenemos las
siguientes referencias: iglesia y convento
de San Agustin, excavada en 1984 por el
arqueélogo Carlos Deza Medina, y la
iglesia San Francisco de Zajia, excavada en
1988 por el arquedlogo César Serna,
donde se encontré gran cantidad de
cerdmica del siglo XVII (informes en el
INC-Lima).
Este departamento tiene la particularidad
de poseer la mayor cantidad de evidencia
funeraria de la época denominada de
transicin (segunda mitad del siglo XVI),
pues son numerosos los entierros que en
su patron general son prehispdnicos pero
que tienen ofrendas que muestran
influencia occidental como cuentas de
murano, cerdmica que en su forma es
Chimu-Inca pero con recubrimiento
vidriado verde, cerémica negra pulida con
decoracién renacentista etc. Son varios
cientos de estos especimenes Jos que se
encuentran depositados en ¢l Museo
Bruning de Lambayeque, provenientes de
distintos lugares (Walter Alva Com. Pers.
1997). Este tipo de vasijas fue estudiada
primero por Geoffrey Bushnell (1978) a
partir de especimencs almacenados en
museos norteamericanos; posteriormente
la coleccién del Museo Bruning fue
2/1996 Cuadernos18
estudiada en parte por Eugen Friedrich
Mayer (1983), y por Wolfang y Gisela
Hecker (1988)
Lima
Como ya mencionamos, el primer trabajo
arqueol6gico de evidencias coloniales se
hizo aqui en 1937 en el antiguo hospital de
San Andrés (Barrios Altos). Poste-
riormente se desarrollaron otros trabajos
a partir de la primera excavacién
contempordnea de recintos coloniales en
la llamada casa Pilatos en 1972.
Los estudios en la linea de arqueologia
historica tuvicron en Lima una
interesante evolucién en los afios 70 y
80, pues ademas de existir varios sitios
que aportaron evidencia colonial muy
importante, hubo preocupacién por parte
del I.N.C. y de algunos colegas en
fomentar el didlogo y la cooperacién con
el fin de emprender trabajos cada vez
més fructiferos. Con esta finalidad se
hicieron dos reuniones en Lima
organizadas por la UNESCO, la OBA y
el INC, que congregaron incluso a espe
cialistas de provincias y expositores
invitados del extranjero. Desafortuna-
damente Ja falta de oportunidades de
realizar trabajos continuos dispersaron
aquellos esfuerzos, pues la mayor parte
de los que asistieron a aqueitas reu-
niones o bien ya dejaron la arqueologia
© se dedican a la investigacion de evi-
dencia prehispanica, En algunos casos
los estudios de evidencia virreinal adn
contingan pero sélo como pequefios
esfuerzos realizados en tiempo libre y
sin ningtin financiamiento. En ninguna de
las tres universidades que en Lima tiene
2/1996 Cuadernos
la especialidad de arqueologta se dictan
cursos 0 seminarios sobre arqueologia
histdrica, por lo que cualquier intere-
sado debe ser autodidacta en esta materia.
Los sitios que aportan evidencias para
este perfodo son:
Casa Osambela (antes Oquendo)
Esta casa edificada sobre un claustro del
convento de Santo Domingo fue excavada
en 1981 por la doctora Isabel Flores; es
uno de fos trabajos que ha brindado
importante informacién para el estudio de
la cerdmica y la arquitectura colonial. Es
casi el tinico ejemplo donde se ha tratado
de establecer perfodos arqueolégicos a
partir de las caracterfsticas de las
evidencias materiales encontradas (Flores
1988: 235), que aunque requieren de una
mayor precisién representaron el primer
paso de un trabajo independiente de las
necesidades de encontrar informacién sdlo
para las restauraciones arquitecténicas.
Convento de San Francisco
Excavado en los afios de 1981 y 1982
por Ernesto Nakandakari, donde se
encontraron importantes evidencias
arquitecténicas del proceso de
edificacién de la capilla del Milagro
(Nakandakari 1988).
Casa Pilatos
Las excavaciones estuvieron a cargo de
César Aycar, y aunque estos trabajos
brindaron importante informacion
arquitect6nica y se recuperé una buena
muestra de objetos, no encontramos los
informes respectivos en el INC-Lima.19
Iglesia de San Pedro
Excavaciones a cargo del licenciado
Miguel Cornejo en 1990, se hicieron
algunos cateos y se recuperé poco mate-
rial que estaba siendo analizado por la
arquedloga Monika Barrionuevo.
Catedral de Lima
Con el permiso del cabildo metropolitano
se realizaron dos proyectos en las criptas,
en 1977 a cargo del doctor Hugo Ludefia
Restaure, y en 1988 a cargo de la doctora
Sonia Guillén Oneeglio (Guillén et al
1993). En el primer proyecto se ubicé una
caja de plomo que presuntamente contenfa
cl créneo de Francisco Pizarro, hallandose
posteriormente cl esqueleto. Este trabajo
fue sin duda el mas controvertido de todos
los ejecutados en sitios coloniales, en los
afios siguientes al descubrimiento de estos
restos se sucedieron varios articulos, libros
y un simposium en 1984 sobre el tema (San
Cristébal 1986), en los cuales varios
cientificos, historiadores y arquedtogos
que estaban a favor o en contra de la
autenticidad de dichos restos expresaron
con vehemencia sus puntos de vista. En el
segundo proyecto se encontraron los
restos del virrey Conde de la Monclova y
de su esposa dofia Antonia Ximénez de
Urrea, cuyo estudio brindé una buena
oportunidad para contrastar datos his-
téricos y la informacién que proporciona
la antropologia fisica (Guillén. op cit).
Huaca Casa Rosada
Fue el primer trabajo ejecutado por
estudiantes del seminario de arqueologia
del Instituto Riva-Agiiero que brindé ma-
terial colonial y republicano que pudo ser
estudiado con una paralela investigacién
documental en el Archivo General de a
Naci6n (Arrieta et al 1974-75),
Huaca Palomino
Los trabajos de investigacién arqueo-
légica efectuados en este sitio por la
doctora Mercedes Cardenas Martin
brindaron una importante muestra de
fragmentos de cerémica colonial limefia
del siglo XVII, ademds de otros objetos
que hoy estén depositados en la seccién
de arqueologfa del Instituto Riva-Agiiero
(Cardenas 1973).
Huaca Tres Palos
En los trabajos ejecutados en varias
temporadas en los aiios 70 por el
Instituto Riva-Agiiero, bajo la direccién,
de la doctora Josefina Ramos de Cox, se
realizé importantes descubrimientos en
la parte superior de la pirdmide que
determinaron la existencia de una
vivienda espajiola construida a fines del
siglo XVI, donde se encontraron
numerosos vestigios de esta época que
por su diversidad y estado de
conservacién constituyen al momento la
muestra mas importante de bienes
recuperados por una excavacidn arqueo-
Idgica. Podemos mencionar mayélica de
produccién local y porcelana china Ming,
camisas, documentos, calzado, naipes,
una rueda de carreta, objetos de madera
y metal, etc. Este material actualmente
esta siendo analizado por la doctora
Mercede$ Cardenas, quien también tuvo
a su cargo la excavacién de esta
evidencia.
2/1996 Cuadernos20
Huacas 62 y 63
Ubicadas en Ia periferia del complejo
Maranga, y hoy casi destruidas por la
ampliacién de la Av. Universitaria. En estos
pequefios monticulos se ubicé los tnicos
entierros documentados del perfodo de
“transicién” en Lima. Corresponden a una
decena de enticrros extendidos, muchos de
ellos secundarios que tienen algunas
ofrendas que revelan su filiacién crono-
l6gica colonial (naipes por ejemplo). Los
materiales se encuentran en cl Instituto
Riva-Agiiero.
Proyecto de Rescate Arqueolégico en la
Casa O'Higgins
Excavacién efectuada en 1992 por Ida
Lamas Mendoza y Victor Carbonell
Vilchez, bajo cl ascsoramiento de la
doctora Mercedes Cardenas. Se ubicé
bajo una depresidn del piso del museo
de arqueologia un enorme bolsén con
cerdmica del siglo pasado corres-
pondiente a tres vajillas de manufac-
tura inglesa, ademas de numerosa frag-
menteria colonial y republicana. Estas
excavaciones también brindaron im-
portante informacién sobre los distin-
tos momentos constructivos de la casa.
Casona de San Marcos
El local del ex-convictorio de San Carlos,
fue excavado en 1992-93 por un equipo
coordinado y supervisado por Idilio
Santillana, y dirigido por Javier Alcalde.
Se realizaron excavaciones en el patio
de los Jazmines, el saldn general y el patio
de la Mula, encontrandose evidencia
arquitec-t6nica de los distintos momentos
211996 Cuadernos
construc-tivos de este edificio (Alcalde
1993).
Sierra de Lima
Trabajos de investigacién etnoarqueolé-
gica fueron hechos por el arquedlogo
Jaime Miasta en ias localidades de Santo
Domingo de los Olleros, San José de los
Chortillos, Huarochirf y San Lorenzo de
Quinti (Miasta 1986).
Morro Solar - Chorrillos
En trabajos poco conocidos pero con
interesantes hallazgos un equipo
encabezado por el arquedlogo Augusto
Escarcena, estuvo excavando en los lugares
donde se realizaron intensos combates
durante la Guerra del Pacifico, Se
encontraron uniformes, armas, cartas y
numerosas vituallas de esta época
(Benjamin Guerrero Com. Pers. 1997).
Plaza Mayor
Como parte de trabajos de remodelacién
de la plaza mayor por parte de la
Municipalidad de Lima, en 1996 se
hicieron varias excavaciones a cargo del
licenciado Miguel Pazos Rivera. Entre
otros hallazgos se recupers una seccidn de
cafierfa colonial que surtia la pileta
También tenemos referencias de otras
investigaciones hechas en la iglesia de
Santo Domingo, el cuartel de Santa
Catalina, la casa Jiménez, convento ¢
iglesia de la Buena Muerte, la iglesia de la
Virgen de la Copacabana (Nakandakari
1988:256), Quinta de Presa, local del
Museo de Historia (Pueblo Libre), de los21
cuales no existe ninguna publicacién 0
informe en el INC que dé cuenta de sus
resultados.
En esta relacién no incluimos tres
proyectos que desarrollamos en Lima,
como parte de trabajos efectuados en la
seccién de arqueologta del Instituto Riva
Agiiero, cuyos resultados se comentaran de
manera més amplia en la tercera parte.
Moguecua
En este departamento y como parte del
“Programa Contisuyo” de investigaciones
arqueoldgicas, se desarrollé el proyecto
“Bodegas de Moquegua” a cargo de Ia
arquedloga norteamericana Prudence Rice
de 1985 a 1990. En este proyecto se
ubicaron hasta 130 “bodegas” o lugares de
produccidn de vino, de las cuales se
investigaron 27, realizandose excavaciones
intensivas en 4 de éstas con la fmalidad de
encontrar material del siglo XVI.
En estas excavaciones se
ubicaron hornos de pro-
duceién de bolijas y tinajas,
y se recuperé gran cantidad
de cerémica de distinto
origen, pero sobre todo de
produccién local (Rice
1994). El estudio y carac-
terizacién de este material es
cl primero en que se intenta
un anélisis ceramografico
bastante completo de la frag-
menterfa colonial, aunque
tiene el gran defecto de
nombrer sus variedades de
mayélica local con nombres
panameiios (Rice 1990),
arrastrando un viejo error de arquedlogos
norteamericanos que Hevaron a identificar
el centro de origen de la mejor cerdmica
colonial peruana en Panamé, por haberla
encontrado primero en ese pafs. Aunque
un desliz de este tipo podria ser sim-
plemente anecdético pues actualmente hay
abundante evidencia arqueolégica e
hist6rica que refuta tal posicién, es un
ejemplo de como se Ileva al absurdo el
estudio de los restos materiales de esta
época por falta de conocimiento de la
cerdmica colonial peruana y su desarrollo,
y sobre todo por la falta de una adecuada
revision documental.
Después de estos trabajos no hubieron
otros en Moquegua, pues tampoco se pre
par arquedlogos 0 estudiantes locales para
poder analizar y estudiar los restos colo-
niales, aunque es claro que existe un gran
potencial en flo y Moquegua que apenas
si fue revelado con los trabajos en las
bodegas.
Plato de mayélica, s. XVI. Huaca Tres Palos
2/1996 Cuadernos22
Piura
Como parte de los trabajos ejecutados
por el PRoYEcTo ALTO Prura, se reco-
lecté una pequefia muestra de cerémica
colonial superficial de “Piura la Vieja”
en abril de 1987 la cual pudimos analizar
con la autorizacién del doctor Krzysztof
Makowski. Este material corresponde a
vasijas utilitarias que por el color de su
pasta no proceden de Lima o Ica, sin em-
bargo, lo que mas nos Ilamé la atencién es
que los bordes de botijas corresponden al
siglo XVII, lo que supondrfa una breve
reocupacién del lugar en ese siglo
Tenemos también referencias de algunos
trabajos efectuados en la iglesia de Colén,
pero no hay publicaciones 0 documentacién
al respecto.
Puno
Aunque Puno también estaba incluido en
el Plan COPESCO, y se hicieron algunos
trabajos de restauraci6n, no existe ningiin
informe o mencién de trabajos arqueo-
l6gicos. La nica referencia corresponde
aun trabajo de la licenciada Lucy Lina-
res Mélaga en un ingenio minero (Pablo
de la Veracruz, Com. pers. 1997), aunque
podemos incluir también un proyecto de
investigaci6n y anélisis de cerémica co-
lonial y republicana de Santiago de
Pupuja y Pukara que actualmente esta en
proceso de andlisis en el Instituto Riva-
Agiiero. Como informacién referencial,
en el INC-Cuzco se cuenta con informes
de restauraciones arquitect6nicas en: la
iglesia de San Pedro y San Pablo
(Zepita) 1985; iglesia de la Asuneién de
Juli; iglesia Santiago Apéstol de Pomata
1985.
211996 Cuadernos
TRusILLO
Luego de Cuzco, es en Trujillo donde se
han efectuado la mayor cantidad de
excavaciones en casas y conventos
coloniales, y luego de Lima es alli donde
se han hecho varios aportes para el
desarrollo de los estudios de este
perfodo. Como resultado de estos
trabajos se ha formado a un buen ntéimero
de arquedlogos especialistas en la
restauracién de arquitectura y pinturas
murales, ademas de contarse con la
realizacién de un coloquio regional de
arqueologia colonial organizado por los
arqueélogos Ricardo Morales y Victor
Pimentel (hijo) que logré el acopio de
importante informacién que espera
contar con el financiamiento que permita
su publicacién (Com. pers. 1997).
Tenemos referencias que se excavaron
numerosas casas como la casa Orbegoso,
la casa de la Independencia, la actual sede
del musco de arqueologfa de la Universidad
Nacional de Trujillo, el convento del
Carmen, la plazuela del Recreo, la sede del
Banco Central de Reserva, el antiguo
colegio San Juan (claustro de San Fran-
cisco), ete.
3.2. RECUENTO Y EVALUACION DE LOS TRABAJOS
EFECTUADOS
A. RECUENTO
En una répida revisin al punto anterior, una
de las primeras cosas que nos Ham6 la
atenciOn es la falta de trabajos en lugares
como Cajamarca, Ancash, Apurimac, y
Junin, que aunque en principio puede
justificarse por falta de financiamiento, o23
de arqueélogos, al final el problema
termina siendo una consecuencia de la falta
de desarrollo de 1a arqueologia hist6rica
como subdisciplina. Si queremos poner los
trabajos mencionados en niimeros tenemos
el siguiente cuadro:
DEPARTAMENTOS PROYECTOS
REALIZADOS
‘Amazonas
Arequipa
Ayacucho
Cuzco 1
Huancavelica
Ica
Lambayeque
Lima 2
Moquegua
Piura
Puno
‘Trujillo
enn Aner nvae
Tora. 64
Estoy seguro que estas cifras Hamaran la
atencién de cualquier arqueGlogo o persona
interesada en el Virreinato peruano, pues
con mas de 60 proyectos realizados en el
Peri, uno podria esperar mayores
resultados de los que ya exhibimos.
Podemos observar también que el mayor
peso de estos proyectos estd en las ciudades.
de Trujillo, Lima y Cuzco, que concentran
Jas tres cuartas partes de los trabajos.
Estos niimeros sin embargo, obvian el
hecho que la gran mayoria de estos
proyectos son mds bien modestos con una
duracién muy corta, siendo muy, pocos los
que representan investigaciones de alguna
envergadura, Una columna adicional que
hubiera sido Util en nuestro recuento es el
de los profesionales dedicados a estos
trabajos, informacién que no pudimos
recabar de forma completa pues es més
dificil rastrear a personas que en muchos
casos ya no ejercen la profesién o radican
en el extranjero.
8. EVALUACION
En este punto hubiéramos querido discutir
con amplitud diversos aspectos vinculados
al desarrollo de la arqueologia, en el
enfoque espectfico a un perfodo de estudio
como es el periodo histérico peruano. Son
varios puntos los que podrian tratarse, sin
embargo, s6lo podemos mencionat algunos
resultados en dos campos; el de las
reflexiones tedricas y el de los aportes
cronolégicos.
Son muy pocas las contribuciones hechas
en cuanto al aspecto tedrico, podemos
contar sdlo tres que se hicieron como una
serie de reflexiones. La primera
corresponde a John Rowe en una revista de
Ica, donde enfatiza la complementacién del
dato escrito con el estudio de las
evidencias materiales (1961), luego
tenemos unos comentarios hechos por la
doctora Rosalfa Avalos de Matos a
propésito de Jas restauraciones de
monumentos histéricos, sobre todo acerca
de la pertinencia de los trabajos
arqueolégicos en dichos proyectos (1977-
78: 9-11). La ultima mencién también
corresponde a observaciones sobre el
aporte que los datos arqueolégicos dan a
los datos histéricos en Ja investigacién de
sitios coloniales y sobre breves pautas de
2/1996 Cuadernos24
Detalle con escenas de caza. Orza, sigho XVI
coordinacién a considerarse en los
programas de restauracién (Flores
1988:229)
En los trabajos donde hay intentos de
establecer cronologias sobre bases
materiales se ulilizan bdsicamente dos
métodos: la observacién de estilos
arquitect6nicos y Ja scriacion de ceramica.
En cuanto al primer caso, sélo es titil para
determinar perfodos muy grandes de
tiempo, pues no necesariamente se
correlaciona la arquitectura visible con las
evidencias del subsuclo; y en cuanto al
segundo podemos distinguir dos grupos de
estudio: los materiales de transicidn y la
mayd6lica. En cuanto a la ceramica de
transicién ésta es ficilmente aislada por
2996 Cuadernos
presentar formas indigenas con elementos
decorativos 0 adiciones tecnoldgicas
espaiiolas, de los cuales mencionaremos
algunos ejemplo mas adelante para Lima,
Amazonas, lea y Lambayeque.
Para el estudio cronolégico de la mayélica,
sélo hay algunos intentos de una
aproximacién cronoldgica: el de los
esposos Lister, que por lo pequeiio de su
muestra y Jo especulativo de sus hipétesis
ya no muestra utilidad (1974: 46-49); el
de los historiadores de arte Francisco
Stastny y Sara Acevedo que trabajan con
ejemplares del sur del pais a partir de una
primera aproximacisn bibliografic
(1986), el de la doctora Isabel Flores con
material de Osambela (1988: 235), y el de25
Prudence Rice con material de Moquegua,
donde la filiacién cronolégica de su mate-
rial esta dada por su posicién estratigrafica
y por comparacién con material panamefio
(1990). El tinico caso donde se ha podido
establecer un fechado fino es en la huaca
‘Tres Palos, donde diversos documentos en
la basura, y un detallado andllisis de unos
naipes dieron como resultado fechar la
construccién espafiola encima de la huaca
alrededor de 1580.
Queremos mencionar que tal vez la parte
mds frustrante de nuestro trabajo de
compilacién fue verificar la gran pérdida
de informes y diversa documentacién de
registro en el INC, que en opinién de sus
responsables se debe entre otros motivos
a: hurto, extravio, traslados, accién de
fuego, ratas, humedad etc.; que adicional-
mente al desconocimiento en la mayorfa
de los casos del paradero de los materiales
obtenidos en dichas investigaciones,
presentan un panorama muy dificil para
quienes intenten rescatar sus registros.
A partir del recuento hecho hemos
discutido varios conceptos e ideas
vinculadas al desarrollo de la arqueologia
hist6rica en el Peri, asf como pudimos
evaluar brevemente los avances en aspectos
generales. El actual estado de conocimien-
tos asf esbozado, determina que nuestros
objetivos de trabajo no sean definidos
simplemente en torno a la investigacién de
un periodo de estudio especitico, sine que
ademas deben encaminarse a desarrollar
métodos de trabajo, que implica formula-
ciones te6ricas y una adecuada preparacion
en el andlisis de materiales coloniales y
republicanos asf como una necesaria
preparacién en anilisis de fuentes
documentales y en estudios arquitec-
t6nicos
De alguna forma nuestras reflexiones
s6lo retoman aspectos ya discutidos
hace dos décadas, pero bajo la Gptica de
una evaluacién de los proyectos
efectuados hasta el momento; lo que
resta es la ejecucion de trabajos que nos
even a solucionar aquellos aspectos que
nos impiden avanzar mas en esta linea.
En el recuento hecho pudimos notar que
en la mayor parte de los trabajos
efectuados hay un considerable temor a
adelantar hipétesis sobre hallazgos,
estratigratia y materiales, generalmente
por el desconocimiento de los restos
arqueolégicos hallados.
Para ponerlo a modo de ejemplo uno
puede mostrar un fragmento inca a un
grupo de arquedlogos, y muchos no s6lo
reconoceran su filiacién cultural sino
también su estilo particular, su probable
fecha de manufactura, el tipo y funciones
de la vasija a la que pertenccié, ¢ incluso
la regién donde fue fabricado; si uno
hiciera lo mismo con un fragmento de
taz6n ingles del siglo XIX, muchos con
algtin temor y forzados a una respuesta
lo identificarian como espaiiol y colo-
nial, otros dirfan que es porcelana china,
y no faltarfa quien afirme que es un plato
actual. La elaboracién de un manual y su
difusién seria la soluci6n mas rapida a
estos problemas, aunque atin falta mucho
trabajo para llegar a este punto.
in embargo, en aspectos tan puntuales
como la cronologia y la correcta
identificacién de restos, creemos que
serfa til adelantar resultados de
2/1996 Cuadernos26
proyectos que estamos ejecutando en el
Instituto Riva-Agiiero para empezar a
discutir problemas y metodologfas de
trabajo, concretamente para discutir
nuestros avances en estudios urbanos y
arquitectdnicos, y también nuestros
resultados generales en el andlisis
cerdmico, puntos en Jos que hemos
logrado un mayor avance.
4, ARQUEOLOGIA URBANA EN LIMA
4.1 EsTuplos URBANOS Y EVIDENCIAS
ARQUITECTONICAS EN LIMA
Debemos reconocer que nuestros trabajos
en este campo se iniciaron a partir de varios
hallazgos fortuitos, y ante la necesidad de
poder entenderlos y explicarlos. Como
sabemos nuestra ciudad tiene ya més de
463 afios desde que fue fundada al
trasladarse aqui la capital de Nueva Castilla
desde la ciudad de Jauja. En este tiempo la
arquitectura y fisonomia general se han
transformado mucho, en el aspecto actual
del centro histérico todavia podemos
apreciar arquitectura de los siglos XIX,
XVIII, y algunos escasos ejemplos del siglo
XVIL. Los casi 500 afios de ocupacién con-
tinua de este espacio nos coloca como una
de las ciudades americanas con mayor
potencial para desarrollar trabajos de
arqueologia hist6rica, pues no sélo
tenemos la posibilidad de trabajar en
casonas, iglesias y conventos, sino que
virtualmente podemos excavat € inve:
tigar casi cualquier rincén del centro
hist6rico.
Para quienes visitan el centro de Lima, es
yauna imagen cotidiana ver a cuadrillas de
obreros abriendo zanjas a diestra y
2/1996 Cuadernos
siniestra, cuyos trabajos slo merecen
comentarios de quienes ven una molestia
momenténea en ellos. Sin embargo, un
hecho poco conocido es que estas zanjas
constituyen una importante fuente de
informacién acerca de los depésitos
culturales del subsuelo de Lima, pues
ademas de que en algunos casos se pro-
duce el hallazgo de cafiones y otros objetos
que Ilaman la atencién_periodistica, tam-
bién nos brinda materiales, perfiles y
contextos con los que en los tltimos afios
se ha podido recuperar informacién del
sistema de cafierfas coloniales, dos
talleres de cerdmica, un taller de herrero,
un basural colonial, un basural del siglo
pasado, etc.
Otro tipo de evidencia poco usual que
encontramos en Lima son canales de
desagiie y pozos sépticos; de ambos casos
tenemos evidencias en la casa O'Higgins y
en lacatedral de Lima, afiadiéndose un pozo
séptico en la casa Ramirez de Arellano
(sede del Instituto Riva-Agiicro).
Describiremos en este punto nuestros
hallazgos de los basurales, los canales y
pozos sépticos, mas adelante mencio-
naremos 10s dos talleres de cerémica.
BASURALES
EI 28 de marzo de 1991, notiticado de que
en unas zanjas excavadas por la Compaiifa
Peruana de Teléfonos, (C.P.T) estaba
saliendo gran cantidad de cerdmica de
posible filiacién virreinal, visitamos las
excavaciones en la Av. Bolivia y la Av.
Roosevelt’ y observamos que habjan
grandes cantidades de ceramica frag-
mentada, restos de ladrillos, fragmentos de
vidrios, fragmentos de huesos, restos de27
maderaete., lo que era bastante inusual para
simples desechos de alguna vivienda.
También observamos que la composicién
de los materiales del basural era distinta
en ambas avenidas, lo que preliminarmente
nos sugitié diferencias temporales al
identificar en un extremo loza de manu-
factura ingle:
Debido a que el material contenido en
el desmonte ya habia perdido su contexto
original decidimos recogerlo en
secciones de 5 mts., con el fin de llevar
un control de las variaciones de cantidad
y de la densidad de los depésitos. La
recoleccién la efectuamos en tres dias,
en una carrera contra el tiempo -la tierra
del desmonte debfa ser retirada por los
obreros-, para lo cual contamos con
ayuda de estudiantes de la Pontificia
Universidad Catélica. Como el sector de
la Av. Bolivia ya estaba cubierto no
pudimos apreciar su estratigraffa, aunque
dos aiios después en unos pozos
excavados en un area adyacente verifi-
camos la existencia de numerosos
estratos de deposicién que variaban en
grosor, color y composicién, hasta una
profundidad superior a los dos metros.
Para el basural republicane de la Av.
Roosevelt cuyos perfiles si pudimos
observar, la profundidad era menor,
alrededor de 1.30 mt. A continuacién
describiremos las caracterfsticas y los
materiales de cada basural
Basural colonial
Este basural debié ubicarse en el sector
comprendido hoy por la cuadra | de la
Av. Bolivia, y la parte adyacente de la Av.
Garcilaso de la Vega, no debiendo
prolongarse mas alld, pues al examinar
zanjas excavadas posteriormente en la
cuadra 2 de la Av. Bolivia y en las cuadras
adyacentes de la Av. Garcilaso de la Vega,
no ubicamos porcentajes significativos
de material colonial.
Un rapido andlisis estratigrafico revela
que estuvo en uso continuo durante un
buen tiempo a juzgar por las numerosas
capas que lo conforman. El mayor
porcentaje de la basura cultural
corresponde a la cerdmica, de la cual no
s6lo se recuperé mayélica sino también
fragmentos diagnésticos de otros tipos
de cerdmica, siendo mas abundantes los
fragmentos de botijas. Ademas
encontramos fragmentos de ladrillos,
moluscos, carbén, fragmentos pequefios
de madera, y abundantes fragmentos de
huesos, pero a diferencia del basural
republicano hallamos muy pocos
fragmentos de vidrio y ninguno de metal,
que originalmente nos desconcerts.
Una posterior revisién bibliografica de
los aspectos involucrados en la
manufactura del vidrio en la colonia nos
revelé pocos centros de produccién, lo
que nos indica la posibilidad del
reciclaje de este material, debiendo
ocurrir lo mismo para el metal. Aunque
no encontramos referencias al reciclaje
en la época virreinal, es facil imaginar
que los carreteros encargados del
transporte de la basura de la ciudad al
llevar ésta a los botaderos, involucraran
a su familia en la tarea de seleccionar y
recoger todos los elementos que podian
venderse, del mismo modo que atin hoy
se hace: papeles, vidrio, metales, made-
ros grandes para lefia, ete
2/1996 Cuadernos28
Esta hipotesis resolvia también otro
problema que no lograbamos explicar, y
es que en los trabajos de laboratorio
agrupamos los fragmentos por tipos
tecnoldgicos, luego por formas y deco-
racién, con la esperanza de que muchos
de estos fragmentos pudieran pegarse
para formar partes de vasijas, pero
excepto unos pocos fragmentos, que por
lo fresco de la fractura debieron
romperse al extraerse del subsuelo por
los obreros de la C.P.T., no logramos
formar partes mas grandes. La hipétesis
de que la basura era removida para buscar
y seleccionar desechos utiles, explicaria
el alto nivel de mezcla que impide
encontrar juntos a partes de una misma
vasija.
Las densidades calculadas de acuerdo a las
cantidades de material recogido cada 5 mts.
revela que hay varios niicleos densos de
ceramica en la parte central, disminuyendo
las cantidades de cerdimica gradualmente
hacia la Av, Roosevelt, y_prolongandose
un poco més el basurero hacia la ampliada
Ay. Garcilaso, pero terminando antes de
empezar la siguiente cuadra de la Av. Bo-
livia. Un diametro estimado de su extensién
seria de unos 90-130 mt:
Basural Republicano
La prolongacién de la zanja también cort6
la cuadra 1 de la Av. Roosevelt, donde
tuvimos que trabajar répidamente pues
como aiin permanecfa abierta, tenfamos la
oportunidad de observar la estratigrafia en
las paredes. Nuestra muestra fue recolec-
tada ya no cada 5 mts. pues no tuvimos
tiempo de marcar cada sector, sino de
acuerdo a las direcciones de las puertas
2/1996 Cuadernos
como puntos de referencia. En los tramos
que tenfan puertas distanciadas se sefialé
ambas direcciones para indicar el punto
intermedio. La mayor parte de la muestra
corresponde a material del desmonte
adyacente a la zanja, pero algunos frag-
mentos fueron recolectados de las mismas
paredes de la zanja.
En este basurero encontramos los
mismos ftems de restos culturales que
en el basurero colonial, sin embargo, las
proporciones varfan significativamente.
Por ejemplo disminuye mucho la
cantidad de los fragmentos de botijas,
pero aparecen en cantidades apreciables
los fragmentos de botellas de vidrio;
disminuye también la cantidad de
fragmentos de porcclana china y de
mayélica que son mas simples, pero
aumenta en cantidades muy importantes
los fragmentos de loza blanca inglesa. A
diferencia del basural colonial
encontramos una buena muestra de
objetos de vidrio, y algunas piezas de
metal, sobre todo de bronce, lo cual
puede explicarse que ante la importacion
sin Ifmites de bienes europeos de buena
calidad, el mercado ya estaba sufi-
cientemente abastecido, y atin cuando la
industria local hubiera requerido de
material reciclable habia cantidades
suficientes como para que no se reco-
giera (odo en los basurales. En cuanto a
la loza inglesa encontrada ademds de
la clasificacién por formas y deco-
raci6n, hicimos un primer recuento de
las marcas, investigando posterior-
mente su lugar de origen y fechas
probables de manufactura. Esta in*
vestigacién nos proporciond los
siguientes resultados:29
MARCA
ANO DE FABRICACION
LUGAR
Damascus
W. Apams & Sons
N
CopELAND
Muter
RL Sopeia
Corea & GARRET
AMOUR
DavENPORT
JH&C
TEXIAN
CAMPAIGNE,
WALKER
‘TRIUMPHAL Car
J&MPB&C
1820
1886 STOKE
1886 Sroku,
1773-1876
Siglo XIX
TUNSTALL
Lonororr
GLascow
Los lugares de manufactura atin no nos
dicen mucho pues falta mas informacién,
pero las fechas si son interesantes pues hay
ejemplares tan antiguos como 1820, que
pueden corresponder a los primeros
embarques masivos de manufacturas
europeas que Iegaron después de la
independencia. Hay ejemplares de fines del
siglo XTX, y hay marcas que no se incluyen
en los catélogos revisados correspon-
dientes a la primera década del siglo XX.
Esto tal vez podria indicar que algunas de
las marcas corresponden a las dos primeras
décadas del siglo XX. Estos calculos de
tiempo nos indican dos hipétesis en cuanto
a la época del basural, la primera es que el
basural es de principios de este siglo, con
algtin material més antiguo que se rompi6
y deseché en aquella época. La segunda
hipstesis plantearfa el uso de este espacio
como basural desde fines del siglo XIX
hasta principios del siglo XX.
21996 Cuadernos30
Canales ¥ Pozos SEPTICOS
Encontramos tres evidencias de canales 0
acequias, un canal del siglo XVIII en el Jr
Axangaro, que cruza la Av. Roosevelt, un
canal del siglo XVII en el interior de la casa
O'Higgins, y finalmente partes de un canal
del siglo XVI en el patio de los Naranjos
de la catedral de Lima. Todos tienen el
mismo tipo de construccién, es decir base
de ladrillos, murcs de ladrillos con un
enlucido interior de una capa de argamasa
de cal. En el fondo de estos canales se
observa capas de arena y tierra negra con
algunos residuos de fragmentos de huesos
Debido a que las secciones de canales que
encontramos eran pequefias, los cateos
realizados eran s6lo exploratotios, cuando
encontremos alguna seccién mas grande
podremos tener mas informacién
Los pozos sépticos que pudimos observar
son cinco: casa O'Higgins, casa Ramfrez
de Arellano, y tres pozos en la catedral de
Lima. El primero fue encontrado de forma
casual, y debié ubicarse originalmente en
un patio interior de la casa mencionada.
Este pozo tenia una estructura subterrdnea
de ladrillos abovedada con tres accesos
laterales y dos pequefios canales. El techo
de la estructura se ubica a 2 mts. de la
superficie, y la profundidad actual del pozo
es de 9 mts. En cl fondo del pozo
observamos restos de desmonte como
ladrillos y fragmentos de argamasa de cal,
y tierra suelta. No se hicieron excavaciones
porque se consideré prematuro en aquel
momento. El segundo pozo fue descubierto
al efectuar refacciones en un depdsito de
libros del Instituto Riva-Agiiero, el pozo
era més sencillo que el primero, slo tenia
una pequefia boveda de ladrillos para cubrir
21996 Cuadernos
el pozo de unos 12 mts. de profundidad.
Tampoco excavamos este poz0.
En el patio de los Naranjos de la catedral
de Lima en una pequefia inspeccisn
ubicamos evidencias de tres pozos, dos de
los cuales estaban cubiertos con tierra y
desmonte, el pozo restante tenia su
estructura casi completa y aunque el inte-
rior estaba parcialmente Ieno nos
proporcioné evidencia que indicaba que
pertenecen aun sistema interconectado que
debe incluir otros pozos adicionales. En
nuestra inspeccién no encontramos
evidencia que los pozos se utilizaran para
depositar restos humanos, ademas que
encontramos basura y canales en su inte-
rior. Adin cuando no pudimos excavar
ninguno de los pozos sépticos descritos,
la informacion que disponemos de ellos es
la primera que hay sobre estructuras de este
tipo en Lima, que en el futuro nos permitira
obtener evidencias importantes sobre los
desechos de aquella época.
4.2 CERAMICA COLONIAL
Una de las constantes en los trabajos revi-
sados ha sido el pobre conocimiento de la
cerdmica colonial peruana, y no sdlo en los
trabajos ejecutados por arqueslogos nacio-
nales sino también por arquedlogos extran-
jeros, y aunque el reiterado énfasis en este
punto pueda parecer redundante para quie-
nes no cstin familiarizados con el trabajo
arqucolégico, resulta muy importante
desde varios puntos de vista, siendo los
principales aspectos vinculados a nuestro
interés el cronoidégico y el cultural.
La muestra con la que trabajamos procede
en su gran parte de los diversos rescatesCéntaro del siglo XVII, Cuzco
de material efectuados en Lima en las
excavaciones de zanjas y pozos, en segundo
término proceden de una excavacién
efectuada en el Instituto Riva-Agiiero, de
trabajos en la casa de la Moneda y de
nuestra busqueda de especimenes colo-
niales en colecciones particulares y
museos de todo el Peri, y también de Arica,
Chile.
A, ANTECEDENTES
Aunque un intento de abordar el problema
de Ia cerdmica colonial peruana fue hecho
por Harry Tschopik en 1950, el primer
trabajo que describe la cerémica virreinal
31
peruana corresponde a Emilio Harth-
Terré cn 1958 a partir de un estudio de
los azulejos limefios y de una amplia
revisién documental, al que sigue otro
sobre la misma materia por Alice
Frothingham en 1969, La primera
clasificacisn arqueolégica de mayélica
peruana fue hecha por John Goggin
(1968:163-165), uno de los mayores
especialistas norteamericanvs sobre
cerdmica hispanoamericana, que definié
varios tipos a partir de cjemplares
encontrados en Panama por George
Long (1967) y de otros especimenes.
Este trabajo ampliamente citado por los
especialistas en la materia, tiene ct
mérito de guardar reservas sobiv
identificar como “Panamefia" Ja
mayélica encontrada en Panama,
sugiriendo que para encontrar el
primario centro de origen debia
considerarse al Pert.
Tenemos también el trabajo ya citado de
los esposos Lister en 1974, quienes
resumen los diferentes tipos y complejos
de cerimica colonial hispanaamericana. En
este trabajo a diferencia de la cautela de
Goggin, los Lister afirman a partir de los
pocos hallazgos de material en Panamé que
este fue el centro de origen de la mayélica
panamefia ampliamente distribuida en
Sudamérica (1974:45). Respecto al Perd
mencionan que la carencia de produccién
local se debe entre otros motivos a que
abundaban las vasijas de plata, que habia
dinero suficiente para importar porcelana
china, a que también se importaba grandes
cantidades de vasijas europeas y a que la
produccidn panameiia dominaba el mercado
restante (Ibid.:47). Tal vez si los Lister se
hubieran tomado la molestia de ampliar sus
211996 Cundernas32
fuentes documentales o de leer a Harth-
Terré, su trabajo hubiera sido mas
productivo.
Posteriormente podemos citar una
descripcién de tipos ceramicos definidos
en las excavaciones de Osambela por la
doctora Flores (1981:34-45), y una breve
mencién de tipos ceramicos en el informe
ya citado de los trabajos efectuados por la
doctora Gibaja en Santo Domingo (Cuzco
1982). Hay un importante aporte en un
trabajo de Francisco Stastny y Sara
Acevedo en 1986, que trabajaron con una
coleccién de ceramica de San Marcos, y
también hacen aportes documentales,
Encontramos un pequefio resumen de los
tipos de cerémica peruana (descritos como
panamefios) en un trabajo de Kathleen
Deagan, donde se menciona sus principales
caracteristicas (1987; 90-92), y final-
mente esté el trabajo de Prudence Rice con
material de Moquegua donde define tipos
y variedades de cerdmica con referencia a
tipos “Panameiios”, y estudia los procesos
de produccién con énfasis en los hornos
(1990, 1994). El trabajo de la doctora
Rice es un ejemplo de cuan lejos puede
Hegar el impacto de hipdtesis erréneas
iniciales, cuando no hay otros trabajos para
establecer andlisis comparativos, pues al
describir y definir a grupos de ceramica
colonial de Moquegua con nombres
panameiios -en la creencia que allf est4 su
centro de origen- podria generar un alto
grado de confusién, al encontrar los
arquedlogos que los grupos y varicdades
Darién, Istmo, Portobello o Chagres en
realidad fueron hechos por ceramistas
collas en Pupuja, asf como seria dificil
explicas porque después de un detallado
andlisis de composicién mineralégica de
2/1996 Cuadernos
las pastas, estos tipos nunca apareceran en
Panama.
Resumiendo lo que se conocia hasta hoy
@ la cerdmica peruana tenemos las
siguientes hipdtesis sostenidas por
arquedlogos norteamericanos:
No hay ceramistas calificados espafioles
trabajando en el Pert en el siglo XVI, y
probablemente en el siglo XVII (Lister
1974)
Aungue se logré producir mayolica en el
Pend, la produccién fue tardfa y sin igualar
en cantidad y calidad a otros centros
hispanoamericanos (Lister 1974, Rice
1990)
La mayélica encontrada en el Peri es
panamefia (Lister 1994, Deagan 1987, Rice
1990)
Debido a que son muy pocas las fuentes de
consulta que pueden utilizarse para el
andlisis comparativo de la ceramica colo-
nial peruana, creemos necesario aclarar
estas hipstesis, pues en més de algtin caso
hemos constatado cémo estas referencias
pueden inducir a serios errores a los
arquedlogos que consultan estos textos.
B. REesuttabos
La hipétesis Panamefia
Ademés de la biisqueda de informacién para
terminar de sustentar el origen peruano del
estilo de mayélica encontrado en Panamé,
también nos preguntamos ,qué tan sélidas
son las bases que sustentan la hipstesis
panamefia de los arquedlogos norteame-ricanos?, pregunta que respondimos con las
siguientes observaciones
La primera se relaciona con el rigor que
debe tenerse con la evidencia, ya que en
épocas con una enorme movilidad de las
mercaderias, ¢} simple hallazgo de mate-
rial con determinadas caracterfsticas en un
lugar no es prueba suficiente de que alli se
hubiera producido. En el caso de la
cerémica, no sdlo es nevesario encontrar
hornos y talleres, sino que también debe
encontrarse los elementos necesarios para
sustentar la manufactura de un tipo
determinado de material, observacién
sobre todo importante con la maydlica, que
requiere de un proceso mas elaborado para
su produccién.
Es interesante observar que en la
sustentacién de la supuesta produccién de
may6lica en Panamd encuentran su mayor
base en el hallazgo de hornos que no fueron
cientificamente excavados, el hallazgo de
cajas de hornear, y los pequeiios pines
(elementos como clavos de cerémica
triangulares) que se insertan en los
orificios de las cajas para sostener vasijas
en su interior, en opinion de los Lister es
prueba suficiente que allf se produjo
may6lica (1974:43,44). Sin embargo,
estos elementos también eran utilizados
para la produccién de la ceramica con
vidriado simple, lo que pudimos observar
en los restos de un segundo taller en el Jr.
Quilca (centro de Lima), donde tanto las
cajas como los pines eran usados en forma
masiva en talleres que s6lo estaban
dedicados a la produccién de cerémica
vidriada de uso doméstico como bacines y
lebrillos, que en nuestra muestra sélo
jenian un simple vidriado de plomo con
33
6xido de cobre (vidriado verde), que
también podia observarse como residuos
en las cajas y las puntas de los pines rotos;
por lo tanto las cajas y los pines no son
concluyentes para decir que eran para
producir mayélica.
En segundo término, ta existencia de una
produccién de mayélica tan masiva o\
para abastecer no sélo a ciudades tan
grandes como Lima, Cuzco y Potosi, sinw
también a todo el Virreinato peruano,
hubiera causado un impacto tan grande en
la pobre industria panamefa que tendrfa que
haber rezagos de tal artesania como hoy se
puede observar en Puebla (México). Hacia
1640 Juan Requejo Salcedo entre varios
aspectos tocados en sus “Relaciones
Historicas y Geograficas de América Cen-
tral”, menciona a los diversos gremios de
artesanos que habfa en Panamé hacia 1607,
sin mencionar a olleros, ccramistas 0 maes-
tros loceros (Hassan 1983:51,52).
100
Finalmente, para terminar de desechar la
hipdtesis del origen panamefo de la
may6Jica Peruana, tenemos el testimonio
de Bernabé Cobo quien para 1653 nos dice:
“Hdllanse muchas diferencias de
barros y gredas de todos colores en
esta tierra, y en algunas partes muy
preciosos, de que se hacen curiosos
jarros y otras vasijas para beber y
tener agua en casa, como es en la
ciudad del Cuzco, en la provincia de
Chucuito...valle de Ica...y del valle de,
Zupi. Mas a todos los referidos hacen
ventaja los de Nata, didcesis de
Panamd, de donde se traen muchos a
esta ciudad de Lima, muy curiosos y
de varias figuras. Pero de poco tiempo
2/1996 Cuadernos34
a esta parte se ha hallado en Chile
tan precioso barro que excede al de
Nata: trdense de alli a esta ciudad de
Lima tan preciosos jarros, que desde
aqui los envian a presentar a Espaiia,
porque pueden competir con los
mejores de alld en el olor, lustre y
color del barro”. (Cobo [1653] 1956;
Libro Ill, Cap. VI; el subrayado es mio)
La cita no deja ya ninguna duda, es cierto
que a mediados del siglo XVII se trafa
cerdmica de Panamé pero no era loza o
may6lica sino cerémica simple como
jatros, vasijas para beber y almacenar agua,
las que debfan tener formas, decoraciones
y acabados superficiales que debfan Hamar
la atenci6n entre las vasijas del mismo tipo
producidas en distintos lugares del
Virreinato. Cuando Iineas mas adelante
Cobo habla de loza de gran calidad, s6lo
menciona dos centros en América: Lima y
Puebla (México).
Evidencias de Ia produccién de cerémica
vidriada y mayélica en el Penti
En cuanto a la produccién de cerémica en
el Perd ademas de contar con ceramica de
transicién, que muestra para la segunda
mitad del siglo XVI la influencia
tecnolégica de la cerdmica espafiola en
algunos artesanos indigenas (Mayer 1983,
Hecker 1988, Kauffman 1997), tenemos
las referencias citadas por Harth-Terré que
para 1577 ya existia un gremio de
ceramistas en Lima, los cuales ademas de
cerdmica vidriada producian Loza
(mayélica), que también se debi6 producir
en Arequipa, con una primera referencia
para 1564 (1958: 424-426) y en Cuzco
para 1588.
21996 Cuadernos.
Los hallazgos en la Huaca Tres Palos han
proporcionado material importante de la
reocupacién hispana del lugar fechada
alrededor de 1580. Encontramos platos de
mayélica sin decoracién con un ligero
tono verdoso, fragmentos de varias vasijas
con vidriado verde simple, y botijas.
Aunque la mencién de que para 1577 habia
un gremio de ceramistas que ya producfa
mayélica en Lima, serfa suficiente para
pensar que los platos encontrados en Tres
Palos sean limefios, tenemos como
evidencia adicional que su tono verdoso no
corresponde a ninguno de los tipos Hanos
(“Columbia Plain” en ia terminologia
norteamericana) que con las mismas
formas se hayan descrito para otros
centros hispanoamericanos. Como punto
final que prueba la produccién de esta
cerdmica en Lima, en un hallazgo de
materiales que parecen estar asociados a
los desechos de un taller de ceraémica en
la Av. Emancipacién, descubrimos
fragmentos de vasijas con el mismo
vidriado de estaiio con tonalidad verdosa
que observamos en el material de “Tres
Palos”, y que también est presente como
residuos en las puntas y las bases de los
irfpodes que encontramos en el mismo
depésito. Estos tripodes eran utilizados
para separar platos y vasijas dentro de
cajones para hornear (elementos también
asociados en este hallazgo).
Habiendo establecido la produccién de
mayélica en el Perd para el siglo XVI,
tenemos un auge de su produccién para el
siglo XVII. En el texto de Harth-Terré se
menciona a numerosos artesanos ceramis-
tas que ya producfan grandes cantidades de
azulejos decorados, y podemos aiiadir otra
parte del texto ya citado de Cobo:
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