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Apuntes Tema 3-LA EDAD (Incluye Casos Prácticos Al Final para Su Estudio y Comprensión)

El documento habla sobre los sujetos de derecho, con especial referencia a los sujetos que intervienen en el tráfico turístico. Explica conceptos como persona física, menor edad, mayor edad y emancipación.

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Apuntes Tema 3-LA EDAD (Incluye Casos Prácticos Al Final para Su Estudio y Comprensión)

El documento habla sobre los sujetos de derecho, con especial referencia a los sujetos que intervienen en el tráfico turístico. Explica conceptos como persona física, menor edad, mayor edad y emancipación.

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3.-EL SUJETO DE DERECHO.

ESPECIAL REFERENCIA A LOS


SUJETOS QUE INTERVIENEN EN EL TRÁFICO TURÍSTICO
1.-Persona física. Nacimiento. Capacidad jurídica. Edad. Estado civil.
Nacionalidad. Vecindad civil. La extinción de la personalidad.
2.- Persona jurídica. Concepto y clases.
3.- Los sujetos que intervienen en el tráfico turístico. El Estatuto jurídico
del Turista como usuario de servicios turísticos.

1.- PERSONA FÍSICA. NACIMIENTO. CAPACIDAD JURÍDICA. EDAD


ESTADO CIVIL. NACIONALIDAD. VECINDAD CIVIL. LA EXTINCIÓN DE LA
PERSONALIDAD.

I. LA EDAD: CONCEPTO, SIGNIFICACIÓN JURÍDICA Y CÓMPUTO

La edad es el tiempo transcurrido desde que el individuo nace hasta un


momento determinado.

Ese transcurso del tiempo, en las primeras etapas de la vida, y en situaciones


de desarrollo normal de la persona, lleva consigo la progresiva adquisición de
la madurez suficiente para valorar las consecuencias de las propias conductas
y actuar de acuerdo a dicha valoración.

Como regla general, al alcanzar los dieciocho años de edad, el Derecho


entiende que se tiene ya esa aptitud para ejercer sin limitaciones la capacidad
jurídica, salvo dos excepciones: que antes de cumplirlos el menor hubiera
obtenido la emancipación, o que al alcanzar la mayoría de edad concurriera
alguna causa de discapacidad de la persona que llevara consigo el
establecimiento de una media de apoyo.

De ese modo, el ordenamiento jurídico adopta un sistema objetivo para atribuir


al individuo el pleno ejercicio de sus derechos y obligaciones: la edad, con
independencia de su madurez personal.

Así las cosas, la edad da lugar siempre a dos estados civiles: la mayor y la
menor edad, y en algunos casos, a un tercero, el de emancipación.

1
II. LA MAYOR EDAD.

El art. 12 CE señala que la mayor edad se alcanza a los dieciocho años,


declaración que es reiterada por el ahora art. 240.I CC que establece que: “La
mayor edad empieza a los dieciocho años cumplidos”.

Conforme al párrafo II del art. 240 CC, “para el cómputo de los años de la
mayoría de edad se incluirá completo el día del nacimiento”.

La principal consecuencia jurídica de este estado civil es que se adquiere plena


capacidad para el ejercicio de los derechos y deberes derivados de la
capacidad jurídica.

En ese sentido, el art. 246 CC señala que el mayor de edad “es capaz para
todos los actos de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en casos
especiales por este Código”.

El mayor de edad tiene, pues, capacidad para ejercitar sus derechos y contraer
obligaciones, y total independencia para regir su persona y bienes. Por ello, la
consecuencia inmediata de la adquisición de la mayoría de edad es la extinción
automática de la patria potestad (arts. 169 y 239 CC), o, en su caso, de la
tutela a la que hubiera estado sometido el sujeto durante su minoría de edad
(art. 231 CC).

III. LA MENOR EDAD.

La menor edad es la situación en la que se encuentra la persona desde que


nace hasta que cumple dieciocho años (art. 240.I CC y art. 12 CE).

El hecho de que el menor de edad deba actuar a través de sus representantes


legales se debe a que tiene limitado el ejercicio de su capacidad, y, por
consiguiente, no tiene autonomía para regir sus bienes y persona; por ello, se
encuentra bajo la dependencia o sujeción de los titulares de la patria potestad
o, en su caso, bajo tutela.

En ese sentido, padres y tutores administran el patrimonio del menor y le


representan, y asumen, como señalan los arts. 162 y ss. CC., la obligación de
velar por sus intereses en un sentido amplio (esto es, alimentarlo, educarlo,
protegerlo, etc.); por su parte, el menor les debe obediencia y respeto.

2
A pesar de que tienen limitado el ejercicio de su capacidad, la ley habilita a los
menores para llevar a cabo determinadas actuaciones que inciden en su esfera
jurídica.

El art. 162. II. 1.º CC, en la redacción dada por la Ley 26/2015, de 28 de julio,
de modificación del sistema de protección a la infancia y a la
adolescencia, establece que en los actos relativos a los derechos de la
personalidad que el menor, de acuerdo con su madurez, pueda ejercitar por sí
mismo, queda excluida la representación legal que tienen los padres sobre él.
Dicha ley, además, añade al precepto que “no obstante, en esos casos, los
responsables parentales intervendrán en virtud de los deberes de cuidado y
asistencia”.
La ley Orgánica 11/2015, de 21 de septiembre, para reforzar la protección de las menores y mujeres con
capacidad modificada judicialmente en la interrupción voluntaria del embarazo, ha suprimido
íntegramente el apartado 4 del art. 13 de la Ley Orgánica 2/2010, de salud sexual y reproductiva y de la
interrupción voluntaria del embarazo, de modo que las menores de edad ya no pueden interrumpir
voluntariamente la gestación con el mismo régimen jurídico que las mayores de edad. Coherentemente
con ello, se ha modificado también el art. 9, apartado 5 de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica
reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica, que, en la actualidad, señala que “para la interrupción voluntaria del embarazo de
menores de edad o personas con capacidad modificada judicialmente será preciso, además de su
manifestación de voluntad, el consentimiento expreso de sus representantes legales. En este caso, los
conflictos que surjan en cuanto a la prestación del consentimiento por sus representantes legales, se
resolverán de conformidad con lo dispuesto en el Código Civil”.

En el caso de los tratamientos médicos: en la actualidad, el artículo 9 de la Ley 41/2002, ha sido


reformado por la Ley 26/2015, de 28 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la
adolescencia y por la Ley Orgánica 11/2015, de 21 de septiembre, para reforzar la protección de las
menores y mujeres con capacidad modificada judicialmente en la interrupción voluntaria del embarazo,
que señala que aunque los menores emancipados o mayores de dieciséis años han de consentir ellos
mismos la intervención, cuando se trate de una actuación de grave riesgo para la vida o salud del menor,
según el criterio del facultativo, será el representante legal del menor, una vez oída y tenida en cuenta la
opinión del mismo, quien prestará ese consentimiento.

El CC reconoce, además, a las personas menores, capacidad para realizar


determinados actos que afectan a su esfera patrimonial; en ocasiones, exige
una edad determinada para ello, por ejemplo, haber cumplido 14 años para
poder otorgar testamento, salvo que sea ológrafo (art. 663.I CC); por el
contrario, en otros casos, no la exige, para dar el consentimiento a los
contratos que celebren sus progenitores y que obliguen al menor a realizar
prestaciones personales (art.
3
162, último párrafo del CC).

Para todos los demás actos, los progenitores o el tutor del menor actúan como
representantes legales del mismo y pueden realizar actos jurídicos que afectan
a su esfera patrimonial (en ese sentido, pueden vender bienes de la propiedad
de sus hijos, arrendarlos, etc.).

No obstante, el art. 166 CC pone límites a esas actuaciones de los


progenitores y exige que dispongan de autorización judicial para realizar
determinados actos, que son los siguientes:

-renunciar a los derechos cuya titularidad sea de los hijos;

-enajenar o gravar bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o


industriales, objetos preciosos, y valores mobiliarios, salvo el derecho de
suscripción preferente de acciones;

-y repudiar la herencia o legado diferidos a su hijo. En los dos primeros casos,


además, los progenitores habrán de justificar el acto por causas de utilidad o
necesidad4.

El art. 1263 CC, en su redacción actual, señala que los menores no


emancipados no pueden prestar el consentimiento válido para contratar, pero
exceptúa los supuestos en que “las leyes les permitan realizar actos por sí
mismos o con asistencia de sus representantes” así como “los relativos a
bienes y servicios de la vida corriente propios de su edad de conformidad con
los usos sociales”.

«Artículo 1263.

No pueden prestar consentimiento:

1. Los menores no emancipados, salvo en aquellos contratos que las leyes les
permitan realizar por sí mismos o con asistencia de sus representantes, y los
relativos a bienes y servicios de la vida corriente propios de su edad de
conformidad con los usos sociales.

2. Los que tienen su capacidad modificada judicialmente, en los términos señalados


por la resolución judicial.»

4
IV. LA EMANCIPACIÓN

1. Consideraciones generales.

La emancipación puede definirse como un estado civil a caballo entre la


menor y la mayor edad, que, a diferencia de estos otros dos, requiere —
como se verá al analizar sus clases— de un concreto acto o decisión para
ser obtenido.

En ese sentido, la mayoría de edad no sería una causa de emancipación, a


pesar de que el art. 239 CC la mencione entre ellas y ambas impliquen una
extinción de la patria potestad.

Se trata de dos situaciones jurídicas distintas: la mayoría de edad se atribuye,


como hemos visto, de forma automática al adquirir los dieciocho años, mientras
que la emancipación requiere de un acto o decisión específicos para
obtenerse, y no todos los menores pasarían por esa situación de forma natural.

2. Causas de emancipación.

Antes eran tres las causas por las que un menor de edad podía obtener la
emancipación: su concesión por los progenitores que ejercen la patria potestad,
por el juez o el hecho de contraer matrimonio (antiguo art. 314 CC).

Con posterioridad, la Ley 15/2015, de 2 de julio, de Jurisdicción Voluntaria,


modificó el precepto y eliminó el matrimonio como causa de emancipación, de
modo tal que también se derogó el antiguo art. 316 CC, que establecía que el
matrimonio producía de Derecho la emancipación. Y ello porque, con dicha
reforma, el menor de edad, a partir de los catorce años, ya no puede obtener la
dispensa judicial de la edad para contraer matrimonio (contemplada, con
anterioridad, en el art. 48 CC).

Así las cosas, en la actualidad, ex art. 46 CC, solo pueden contraer matrimonio
los menores de edad emancipados (y, por tanto, mayores de dieciséis años).

5
Cuando el menor está sometido a tutela, el tutor no puede concederle la
emancipación, pero el juez podrá otorgarle el “beneficio de la mayor edad”
(arts. 245 y 247.II CC).

Sin embargo, se trata de una cuestión puramente terminológica, puesto que el


art. 247 CC equipara los efectos de la emancipación y del beneficio de mayor
edad. Junto a estas causas hay que tener en cuenta la situación fáctica y, por
ende, no de Derecho, en la que un menor vive de forma independiente de sus
padres. Se trata de la llamada emancipación de hecho.

a) Los progenitores pueden voluntariamente conceder la emancipación a


su hijo menor de edad, sin necesidad de justificar los motivos ni fundamentar
su decisión, siempre que concurran los requisitos del art. 241 CC; a saber:

- que el menor tenga dieciséis años cumplidos,

- que también la consienta

- y que se otorgue en escritura pública o por comparecencia ante el juez


encargado del Registro civil.

Si concurren estos requisitos la emancipación del menor quedará válidamente


establecida y será un acto jurídico de Derecho de familia que tendrá el carácter
de irrevocable.

La emancipación así concedida ha de inscribirse en el Registro civil para surtir


efectos contra terceros (art. 242 CC).

En los casos en que el menor esté sometido a tutela, el tutor no puede


conceder la emancipación, sino que el primero ha de solicitarla a la autoridad
judicial. Ello se justifica por el rígido control existente sobre las facultades de
los tutores y por las limitaciones legales que estas encuentran.

b) La emancipación puede ser judicialmente ser concedida, tanto a los


menores que estén bajo patria potestad, como a quienes estén sometidos
a tutela.

En el caso de los menores sometidos a patria potestad, la puede conceder el


juez (el de primera instancia), a iniciativa de los mayores de dieciséis años,
previa audiencia de los progenitores en un expediente de jurisdicción voluntaria

6
(art. 244 CC). Se trata de una decisión discrecional del juez, que será adoptada
en atención a las circunstancias del caso y a la aptitud del menor.

Los casos en que procede conceder judicialmente la emancipación son


los siguientes (art. 244 CC):

a) cuando quien ejerce la patria potestad contrae nuevas nupcias o


convive maritalmente con otra persona;

b) cuando los progenitores viven separados;

c) cuando concurre cualquier causa que entorpece gravemente el


ejercicio de la patria potestad.

Es importante tener en cuenta que la emancipación solo puede solicitarla


el menor de edad, no sus propios progenitores, a los que simplemente se
les da audiencia. Si estos quisieran que el hijo se emancipara habrían de
concederla en virtud de lo previsto en el art. 241 CC, siempre que el menor
estuviera de acuerdo.

Ello es debido a que el ordenamiento jurídico concibe la emancipación siempre


en interés del propio menor y nunca como una imposición para este a la que
pudieran constreñirle sus progenitores.

En ese sentido, es muy ilustrativa la SAP de Burgos 11 abril 2003 (AC 2003,
1342), que se pronunció en un caso en que los padres solicitaron al juez la
emancipación de su hija de dieciséis años con base en que aquella no les
respetaba, ni obedecía, y les resultaba imposible ejercer la patria potestad. Con
buen criterio, la AP desestimó el recurso de apelación interpuesto por aquellos,
que pretendían que la emancipación fuera concedida judicialmente, y que la
menor solo fuera oída. Según la sentencia, con base en el antiguo art. 320
(actual art. 244) el único legitimado para solicitarla al juez era el propio hijo
menor de edad, y los padres únicamente podrían concederla extrajudicialmente
por la vía del antiguo art. 317 (actual art. 241) CC, aunque para ello habrían de
contar con el consentimiento del hijo. Así, una y otra vía siempre están
supeditadas a que el menor quiera ser emancipado pues, como dice la
Audiencia: “una de dos, o la pide él personalmente, cosa que solo podrá hacer
en vía judicial, o, en otro caso, debe consentirla expresamente (en vía
extrajudicial)”.

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En el caso de los menores sujetos a tutela, pueden obtener los mismos efectos
que los derivados de la emancipación, mediante la concesión judicial del
beneficio de la mayor edad. Para ello, habrá de ser solicitada por quienes ya
hayan alcanzado los dieciséis años, y requerirá del informe favorable del
Ministerio Fiscal (art.245 CC). La doctrina, con buen criterio, ha criticado que
dicho informe no sea exigido al propio tutor, a quien ni siquiera se da audiencia
en este procedimiento (a diferencia de lo que ocurre, como acabamos de ver,
con los progenitores, cuando se trata de la emancipación judicial del hijo menor
de edad). Tampoco hay un listado de causas —como el previsto en el art. 244
CC— para conceder este beneficio.

Tanto en el caso de los menores sometidos a patria potestad, como en el de


los que están sujetos a tutela, la resolución judicial que conceda la
emancipación o el beneficio de la mayor edad ha de inscribirse en el Registro
civil para producir efectos frente a terceros y tiene el carácter de irrevocable9.

A lo dicho hay que añadir que cabe también la llamada emancipación de


hecho o por vida independiente. Es una situación fáctica en la que un menor
vive de forma independiente de sus progenitores y que se contempla en el art.
243 CC, que señala: “Se reputará para todos los efectos como emancipado al
hijo mayor de dieciséis años que con el consentimiento de sus progenitores
viviere independientemente de éstos. Los progenitores podrán revocar este
consentimiento”.

Los requisitos para que tenga lugar la emancipación de hecho son:

a) que el menor sea mayor de 16 años;

b) que viva con independencia de los progenitores, lo cual se interpreta de


forma amplia en el sentido de que no es necesario que haya una
independencia física (esto es, que viva en otra casa), sino que tenga una
autonomía económica, en el sentido de que disfrute de una profesión,
empleo, oficio o industria y que administre sus bienes por y para sí (lo que la
doctrina denomina “economía doméstica separada”;

c) que los progenitores consientan, aun tácitamente, esa situación.


Además, como ya se ha dicho, estos últimos podrían en cualquier momento
revocar ese consentimiento en beneficio del menor.

8
3. Efectos de la emancipación.

Con independencia de cuál sea la forma por la que se ha accedido a la


emancipación, resulta de aplicación el art. 247 CC que contempla los efectos
de la misma.

a) La regla general es que el menor emancipado es tratado como mayor de


edad; esto es, puede regir sus bienes y persona como si lo fuera. Y, en
cualquier caso, puede comparecer por sí solo en juicio.

b) Las excepciones vienen constituidas por aquellos actos que, por su


trascendencia jurídica o económica, requieren que el menor sea asistido por
sus padres o por el defensor judicial (antes de la Ley 8/2021, era el curador)
para su realización. Tales actos son “tomar dinero a préstamo, gravar o
enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales u
objetos de extraordinario valor”.

Si el menor emancipado realiza, por sí solo, cualquiera de los actos para los
que el art. 247 CC exige ser asistido por sus padres o por el defensor judicial,
dicho acto será anulable.

Por último, hay que analizar la especialidad que se plantea en el caso de que el
emancipado esté casado. En ese supuesto, conforme al art. 248 CC, si los
bienes (inmuebles, establecimientos mercantiles o industriales, o de
extraordinario valor) son comunes o gananciales habrá que distinguir según el
otro cónyuge sea también o no menor de edad: en el primer caso, se
necesitará el consentimiento de ambos consortes y además el de los
progenitores o curadores de cada uno de ellos; en el segundo, bastará el
consentimiento de los dos cónyuges, ya que la intervención del que es mayor
de edad (cotitular, además, del bien) es una causa de dispensa del
complemento de capacidad.

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CUESTIONARIO

1.º Explique el sistema que sigue el CC para el cómputo de la edad.

2.º ¿Quién debe prestar el consentimiento para que un menor de diecisiete


años reciba un tratamiento quirúrgico? ¿Por qué?

3.º ¿Están legitimados los progenitores para vender una casa, propiedad de su
hijo?

4.º ¿Es válido el contrato celebrado por un menor de edad no emancipado?


¿Por qué?

5.º ¿Pueden los padres impugnar el contrato realizado por su hijo menor de
edad antes de que alcance la mayoría de edad? ¿Y confirmarlo? (1309 cc)

6.º ¿Qué requisitos se exigen para que los padres puedan conceder la
emancipación a su hijo?

7.º ¿Qué es el beneficio de la mayor edad?

8.º ¿Cuáles son los actos que un menor de edad emancipado no puede realizar
por sí solo, sin ser asistido por sus progenitores o por su curador?

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CASOS PRÁCTICOS

1.º Supuesto de hecho.

Segismundo, de diecisiete años de edad, emancipado por concesión judicial,


regaló a su novia una joya antiquísima, de gran valor, que le había donado su
abuelo. Por su parte, su hermano Gabriel, de dieciséis años, que vivía con sus
padres, con un dinero que tenía ahorrado, compró a Juan —mediante un
contrato privado— una moto apta para ser conducida por menores de edad.

Cuestiones

1) Respecto a la donación de la joya:

a) ¿Es válido el contrato? ¿Por qué?

b) ¿Podrían los padres, como odiaban la joya, confirmar el contrato realizado


por el hijo?

c) ¿Las consecuencias serían las mismas si en lugar de una joya se tratara de


un IPod?

2) Respecto del contrato celebrado por Gabriel, explique si adolece de algún


defecto, y en caso afirmativo cuál sería la sanción para impugnarlo, los
legitimados para solicitarla y los efectos que se derivarían de ser apreciada por
el juez.

3) Por último, en uno y otro caso, analice qué ocurriría si no se impugnara


ninguno de los contratos que aparecen en el supuesto.

2.º Supuesto de hecho.

Berta es una adolescente, de diecisiete años de edad, que tiene una relación
muy problemática con sus padres, debido —entre otras muchas cosas— a que
no quiere ni estudiar ni trabajar. Como no encuentran forma de arreglar las

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desavenencias, sus progenitores piden a la menor que se emancipe, a lo que
aquélla se niega, porque no desea llevar una vida independiente, y en el fondo
le resulta cómodo vivir en el hogar familiar. Ante ello, sus padres promueven un
expediente de jurisdicción voluntaria para instar la emancipación judicial de
Berta, con base en que les resulta imposible ejercer la patria potestad, dada la
actitud de su hija, que ni les obedece ni les respeta, y que incluso, en alguna
ocasión, ha llegado a agredirles.

Cuestiones

1) ¿Cree que en este caso los progenitores podrían haber emancipado a la


menor, sin haber acudido a la vía judicial, con base en lo dispuesto en el art.
317 CC? ¿Por qué?

2) ¿Están los progenitores legitimados para solicitar la emancipación de su hija


por concesión judicial? ¿Por qué?

3) ¿Cree que en un caso como el propuesto habría algún modo de emancipar a


Berta?

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