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Las Matemaaticas Nos Hacen Más Libres y Menos Manipulables - Eduardo Sáenz de Cabezon

Transcripción del video en YouTube "Las matemaaticas nos hacen más libres y menos manipulables - Eduardo Sáenz de Cabezon"

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Me llamo Eduardo, soy matemático y yo no os conozco de nada, y vosotros a mí de muy poco.

Pero yo sé que, o creo que entre este grupo que formamos de más o menos 60 personas, hay dos que cumplimos años el
mismo día.
¿Quién cumple años en enero? Enero, levantad la mano. ¿Qué día de enero? -El 31. -31, casi no naces en enero. ¿Tú? -El
tres.
El tres, poquito. -22. -22. -28. -Casi. Febrero, venga. Febrero, confío en vosotros.
Febrero… ¿No hay nadie de febrero? Solo tú. Dilo, ya que estás de pie. -El 20 de febrero. -¿20 de febrero?
¿De marzo, quién es de marzo? -17. -17. -14. -14.
-30. -30. ¿Abril? Abril, confío en… Uy, abril, ¿qué pasa aquí?
¿Qué día? -El tres. Tres. -El dos. -Dos. Haber esperado un poco.
-El dos. -¿El dos? O sea, hay dos personas que… Muy bien, vamos a dar un aplauso.
¿Sabíais que erais gemelos o algo? No.
¿Por qué sé que dos personas cumplían el mismo día? ¿Tengo mucha suerte? ¿Es casualidad? ¿Tengo poderes mágicos?
Soy matemático, es por eso. Yo soy matemático y yo he hecho las cuentas
y yo sé que en un grupo de 60 personas la probabilidad de que dos de ellas cumplan años en el mismo día
es superior al 99 %. Pues yo soy matemático y vosotros también.
Tú eres matemática, y tú, vosotros también lo sois, todos somos matemáticos, todos tenemos uno dentro. Estarán
diciendo: "Quita, bicho. Yo no".
Todo el mundo tiene un matemático dentro, y ese matemático os puede ayudar a muchas cosas, a mí me ayuda a muchas
cosas.
En la escuela no nos llevamos demasiado bien con él, con ese matemático interior, y de adulto tampoco.
Os digo que mucha gente tiene como un trauma con su matemático interior. ¿Pero ese matemático para qué está ahí?
Pues para ayudarnos a llevar una vida más plena, a ser más felices, y nos ayuda mucho más y sabe mucho más
de lo que mucha gente se piensa. No solamente sabe contar, no solamente sabe medir, que ya es bastante.
No solamente sabe hacer pensamiento lógico, si no que nos puede hacer estar en el mundo de una forma más humana,
de una formas más plena y de una forma más feliz. Y de eso vamos a hablar hoy, de matemáticas,
de por qué todo el mundo tenemos a un matemático dentro, de la importancia que tienen las matemáticas en nuestra
sociedad
y de por qué, aunque todo el mundo sabe que conviene para ser feliz tener una buena vida interior
sin que haga falta ser buda, por qué para llevar una vida plena hace falta llevarse bien con el propio cuerpo
y no hace falta ser Usain Bolt, por qué para ser feliz, para llevar una vida plena,
está bien saber apreciar la belleza, saber generar belleza y no hace falta que todos seamos Velázquez.
Pues os digo, para llevar una vida plena, para ser más felices, está bien llevarse bien con el matemático que llevamos
y no hace falta ser Gauss para ser feliz. Así que, si os parece, empezamos la conversación.
¿Alguien tiene algo que preguntar? Que vamos a lanzarnos hacia el mundo de las matemáticas, sin miedo.
Si alguien tiene miedo, le dais la mano al de al lado, y sin sufrimiento. Todavía no, todavía no.
Justo viniendo para acá hoy, esperando el autobús, estaban los de bachillerato haciendo unas matrices,
y he pillado el momento que decían: "No sirve para nada, para aprobar la EBAU, luego no lo volveremos a utilizar".
¿Podrías dar algún ejemplo práctico para ellos de este nivel de matemáticas de la vida?
¿De para qué se usan? Por ejemplo, sin matemáticas no habría Fortnite. Por ejemplo, sin matrices, en concreto, sin
matrices no habría Fortnite,
porque las matrices, que son un instrumento matemático que se ve en la secundaria, las matrices son filas y columnas de
números
que les ponemos un paréntesis gordo y ahí están. Y haciendo operaciones con las matrices, podemos cambiarlos de lugar,
de posición, girarlos,
y las pantallas de ordenador son matrices de píxeles, y aplicando matrices a las pantallas hacemos giros, zoom,
hacemos los movimientos... El Fortnite y esos gráficos pochos que tiene se hacen con matrices.
Todos los gráficos de ordenador se hacen así, Pero ¿sabes?, hay una cosa ahí que me hace ver una cosita como de trampa,
en estas preguntas.
Me preguntan mucho: "¿Para qué sirven las matemáticas que damos en la escuela? No lo he usado en la vida, no lo voy a
volver a usar en la vida".
Yo prácticamente no uso tampoco... Yo no hago una raíz cuadrada jamás, lo hago con una calculadora y ya está,
incluso una división de dos cifras o tres la hago con calculadora y me dedico a las matemáticas,
yo soy profesional de eso. Entonces, hay una especie de trampa, me parece a mí, con esa pregunta de para qué sirven las
matemáticas.
Es una pregunta legítima y es una pregunta que hay que contestar. Porque están detrás de todo lo que hacemos en este
mundo,científico y tecnológico,
y quien ignore eso, pues es su culpa. Digamos que hace falta ser muy ignorante para negar eso.
Ya, pero ¿y qué?, ¿y qué? ¿Eso en mi vida cotidiana me sirve de algo? No me sirve de nada. ¿Cuál es la trampa?
La trampa me parece que es que solamente estudiamos aquellas cosas que luego voy a aplicar en mi profesión.
¿Por qué? Nos perderíamos casi todo. Casi todo lo que damos en la escuela, lo siento, no nos servirá en el día a día,
no lo vais a usar materialmente en el día a día para nada. Pero el proceso de haber aprendido todo eso
nos ha moldeado, nos ha hecho conocer el mundo, nos mete dentro de la tradición en que estamos y nos sirve, nos hace
ser más útiles a nosotros.
Entonces, esa trampa de solo estudiar las cosas que sirven, me parece, que es convertir la educación,
solamente, en formación para una profesión específica, y la educación, sobre todo en primaria, es una construcción de la
persona,
y las matemáticas sirven para la construcción de la persona. Eso es una cosa para la que las matemáticas sirven,
y la otra cosa para la que sirven, o este tipo de aplicaciones de elementos concretos,
es, como decía antes, para ser más felices, para ser más plenos, para saber, por un lado, comprender el mundo en el que
estamos
y, por otro lado, a nosotros mismos. Hay un señor que se llamaba Galileo, no sé si lo sabéis, Galileo Galilei,
un hombre famoso. Ese hombre tenía un tweet, o sea, como una frase así de Twitter que decía:
"Dios escribió el mundo en el lenguaje de las matemáticas",o algo así. "Las matemáticas son el lenguaje en el que Dios
escribió el mundo".
No soy quién para disentir de Galileo, pero no estoy de acuerdo con él en todo. Creo que, más bien, el lenguaje en el que
nosotros leemos el mundo.
Hay pocas cosas que sean más humanas que las matemáticas. Probablemente, que somos seres orales,
que nos interesan las historias, y que somos seres matemáticos, medimos el mundo, lo contamos,
tratamos de comprenderlo y sistematizarlo, y para eso sirven las matemáticas, las matrices, las operaciones.
Las matemáticas, como entiendo yo, sirven para tantas cosas que no podríamos parar de decir.
Hay otra cosa también, en eso, una especie de segunda trampa
en estas cosas de para qué me van a servir las cosas en mi futuro. Y es que, muchas veces, me parece que nos planteamos
la educación,
tanto los chavales, las chavalas, desde bien pequeños, como sistemas educativos, profes y padres, que es:
"Tú estudia esto, porque en el futuro te va a servir. Para tener una profesión en el futuro", ya, ¿y el presente qué?
O sea, los niños son personas, las niñas son personas ya, y tienen una vida ya y todo el derecho a ser felices.
Los adolescentes, las adolescentes sois personas ya, y tenéis derecho a ser felices ya. Entonces, a veces, ocurre que
mientras estamos fastidiándonos:
"Pero, no, fastídiate porque en el futuro te va a servir". Ya, pero, podría ser que aprenda cosas que en el futuro me van a
servir,
pero que las esté disfrutando ya. Entonces, yo creo que hace falta un compromiso también de la escuela
con el presente de cada persona, y que la gente vayamos felices a la escuela, que los profes, las profes, los alumnos vayan
felices,
que vayamos contentos porque nos gusta lo que aprendemos, lo encontramos interesante y no entra en contradicción
con que nos vaya a servir en el futuro.
Así que, por supuesto, tenemos todo el futuro por delante, por supuesto, los niños, las niñas aprenden para el futuro,
pero no solamente, también el presente cuenta. Mi pregunta es: ¿En qué momento descubriste
o te diste cuenta de que querías dedicarte a las matemáticas? Pues te diría que cada día me doy cuenta de eso,
pero vamos para el pasado. Yo no fui un niño al que le gustaban las matemáticas,
me gustaban, pero como la literatura, la física, por ejemplo, como me gustaban otras mil cosas.
Durante la secundaria, el bachillerato, todo eso, me gustaban las matemáticas, como la literatura, como otras cosas,
no tenía una especial inclinación hacia las matemáticas. Se me daban bien, la verdad, yo fui empolloncito de pequeño
y se me daban bien, me gustaban, pero, ya te digo, como otras cosas. Es verdad que mis profesores de la secundaria de
matemáticas,
Manolo y Emilio, hicieron dos cosas muy buenas por mí en las matemáticas.
Una era mostrar pasión por las matemáticas cuando daban clase, esa era una buena.
Es decir, yo no veo una persona amargada con esta asignatura, la veo feliz dando esta asignatura.
Esto es muy bueno como alumno. La otra cosa era quitar la presión en los exámenes.
Hacemos un examen, suspende el 80 % de la clase, bueno, mañana hacemos otro o la semana que viene,
y al final acababas yendo sin presión, y esa presión no te paralizaba
y no te hacía entrar en una especie de tortura en los exámenes. Esas fueron dos cosas que a mí me hicieron mucho bien.
Pero, entonces, llegué a la universidad, y no sabía qué estudiar, yo estaba en COU, que es, en el Antiguo Testamento, lo
que ahora es el bachillerato,
segundo de bachillerato, y, entonces, yo estaba ahí y decía: "¿Y qué hago?". A mí me gustaban los ordenadores, programar
ordenadores.
Tenía un Spectrum que era un ordenador antidiluviano, y yo me programaba jueguillos con mis amigos.
Yo quiero ser programador, pero no había informática en Logroño, de donde yo soy, no había informática,
pero había una especialización en el último curso de la carrera de matemáticas. Y entré en la carrera de matemáticas,
así pues pensando en las matemáticas del instituto, lo que había visto del instituto, esas operaciones, cosas que me
gustaban.
Para mí eran como una especie de puzles o acertijos, no sé, me los complicaban, me gustaba hacerlos.
Y entonces fui en primero a clase de Álgebra. Y recuerdo el día. Y ahí sí que, pese a que no había sido tendente a las
matemáticas en especial,
ahí sí que puedo identificar un día como de flechazo digamos. Estaba en clase de Álgebra con mi profesora Pili
y ella nos mandó un ejercicio. Había que demostrar que cierta estructura es de un tipo,
y que unos anillos eran cuerpos, algo así había que demostrar. Entonces, yo me pasé la noche haciendo esos ejercicios,
mirando los elementos. Haciéndolo a mano, con las cuentas, al estilo que yo había aprendido en el instituto.
Y lo había aprendido bien, ¿eh? Yo era de buenas notas. Y entonces, llego al día siguiente y después de la noche,
de ese esfuerzo que había hecho para alcanzar ese resultado. Al día siguiente, Pili nos explicó una cosa que se llaman
los teoremas de isomorfía de Noether. Ole. Dice: "Los teoremas de isomorfía de Noether".
Pues eso son unas ideas, unos teoremas que de un plumazo, solamente a golpe de idea abstracta,
resolvían todos los ejercicios que yo había hecho la noche anterior. Todos los ejercicios.
Entonces yo dije: "Ostras, este es el poder del pensamiento abstracto, este es el poder del pensamiento". Esto va más allá
de las operaciones.
Esto es cuando el pensamiento abstracto te permite volar por encima de lo que estabas haciendo y resolver las cosas así,
a golpe de puro pensamiento y dije: "Esto es lo mío, esto es para mí". Ahí fue el flechazo en el que decidí dedicarme a las
matemáticas,
porque vi ese poder del pensamiento matemático. Ahí me decidí a estudiar matemáticas y me decidí por las matemáticas
puras,
y me dediqué al álgebra. Hoy me dedico al álgebra computacional, he mezclado las dos cosas. Me dedico a matemáticas
muy teóricas, muy abstractas,
pero a la vez, comprendiéndolas hasta el punto de que un ordenador las digiera. Así que me dedico a las dos cosas a la
vez.
¿Cuándo decido dedicarme a las matemáticas? Todos los días. Todos los días porque hoy día, cada día,
hay veces que uno se aburre más, veces que el trabajo es más tedioso, no estoy de fiesta todo el día: "¡Oh, matemáticas,
se me caen las lágrimas!".
Hay veces que me aburro, efectivamente, hay veces que me divierto, hay veces que me apasiona,
y todos los días digo: "Es que yo es a esto a lo que me quiero dedicar",
digo: "Probablemente, yo no soy una persona de las que crea que cada cual tenemos un camino único, que has encontrado
tu vocación, no.
pero que nos podemos acoplar a varias disciplinas diferentes". Yo, hoy por hoy, no me cambio.
Me encantan las matemáticas. Soy feliz haciendo matemáticas. Así que cada día decido dedicarme a las matemáticas.
Hola, me llamo Raquel y soy matemática, soy del grupo raro en el que estamos, nuestra especie extraña.
¿Qué capacidades crees que desarrollan las matemáticas en los chavales y las chavalas de esta edad más o menos?
¿Qué capacidades desarrollan, qué capacidades deberían desarrollar? Porque a veces lo que desarrollan es un odio...
Pero ¿por qué se enseñan las matemáticas? La culpa de todo la tiene Platón.
Platón, o sea, id a buscarle luego. Platón y Sócrates... Las matemáticas se enseñan desde la Grecia Antigua
y tienen mucha importancia en los sistemas de enseñanza desde la época antigua y ¿por qué?
Algo tendrán para que las metan en todos los lugares. Creo que hay tres cosas fundamentales por las que se enseñan
matemáticas
y por las que se dedica tanto tiempo y tanto esfuerzo a las matemáticas y por la que, pese a que todo el mundo desarrolla,
hay tanta gente que desarrolla este odio así casi visceral, seguimos diciendo: "No, es que merece la pena".
Y una es el desarrollo del pensamiento abstracto. El pensamiento abstracto se desarrolla con las matemáticas.
Quizá podríamos usar otro tipo de matemáticas de las que enseñamos en la escuela para desarrollarlo quizá podríamos
desarrollar otro. Pero ese es muy bueno.
El pensamiento abstracto que desarrolla aprender matemáticas es muy bueno. El saber analizar problemas,
iba a decir los factores comunes, no quiero que se confunda,
sino las características comunes a distintos problemas. Esas cosas. Saber analizar cuál es la parte de un procedimiento.
Eso es muy importante y es algo que las matemáticas aportan a todo el mundo.
Luego hay otra cosa, y es muy curioso, que Platón decía, Platón y Sócrates.
Platón en La República dice que enseñan tantas horas de matemáticas porque nos ayudan a buscar el bien,
a buscar aquello que es correcto, aquello que está bien, a buscar, a través de la verdad, buscar el bien.
Y, pese a que esto no está de moda, hablar así, de alguna forma, también las matemáticas nos meten en eso.
El salir de uno mismo, de los condicionantes que tenemos para buscar otras cosas que están un pelín más allá.
Son el lenguaje de la ciencia. Esto se lo debemos a Descartes. Descartes como decimos nosotros, Descartes.
A Descartes se lo debemos y a otros, por supuesto. Pero las matemáticas son el lenguaje de la ciencia.
Toda aquella persona que vaya a estudiar con un método científico cualquier cosa, y al hablar de ciencias no es solo de
biología, de física.
hablo también del método científico en historia, sociología, en humanidades. Cualquiera que quiera tener un método
cuantitativo,
un método de evaluación científico de cualquier disciplina, va a necesitar matemáticas, necesitará estadística o
modelización.
Las matemáticas están presentes en cualquier acercamiento científico. Entonces, el lenguaje de las ciencias es
matemático.
Hay otra cosa que pasamos muchas veces por alto y que quizá en la escuela está menos presente,
y es que las matemáticas son un instrumento poderosísimo para ejercer la ciudadanía de una forma crítica.
O sea, para ejercer la libertad como ciudadanos necesitamos matemáticas. Y uno dirá: "Me está sonando un poquito raro
eso, ¿no?".
No, pero es verdad que cuanto uno es más capaz de analizar con rigor las situaciones, de analizar con rigor,
de tener el rigor que aportan las matemáticas, ese aislamiento de los problemas, uno es más difícil de engañar.
Y también si sabe interpretar los datos, y si sabe interpretar los argumentos. Ahí está la lógica, la estadística.
Todos los días, y no sé si os sorprende o no, todos los días hay alguien que intenta manipularnos.
Todos los días hay alguien que está intentando... ...que utiliza fallos lógicos para tratar de manipularnos.
Y todos los días hay alguien que nos disfraza los datos para tratar de manipularnos. Si uno tiene el rigor de las matemáticas
y tiene la capacidad de entender eso,
es más difícil de manipular, es más libre, es un ciudadano crítico, es una ciudadana crítica. Entonces, esas tres cosas: esa
búsqueda de la verdad,
el lenguaje del pensamiento abstracto, el lenguaje de la ciencia, y el tener una herramienta para ejercer la ciudadanía de
forma crítica
son cosas que, aunque no lo parezca, las matemáticas nos están dando. Hay muchísimas cosas que las matemáticas nos
dan.
Hay una que a mí me encanta y es esa capacidad de atreverse con todo.
Quería contaros aquí el caso de un problema muy famoso, me entretendré un poquito en este punto.
Hay un teorema muy famoso que se llama el teorema de Fermat, el último teorema de Fermat. La palabra "teorema", en
nuestra vida cotidiana
solo aparece una vez que es el teorema de Pitágoras. El teorema de Pitágoras lo conocéis, dice que la suma de los
cuadrados de los catetos
de cualquier triángulo rectángulo es igual al cuadrado de la hipotenusa. "Hipotenusa", otra palabra que solamente se
utiliza ahí.
En vuestra vida, la palabra "hipotenusa" ya está, ya no la volvéis a oír jamás. "Me siento hipotenusa esta tarde", no lo
decís.
Solamente sale en ese teorema. Bueno pues el teorema de Pitágoras se cumple para muchos números.
Por ejemplo, tres, cuatro y cinco cumplen eso. Tres al cuadrado que es nueve, más cuatro al cuadrado que es 16
es igual a cinco al cuadrado, que es 25. Vale, pues Fermat estaba una tarde, el tío ahí hace unos cuantos cientos de años,
estaba una tarde...
Fermat era abogado y aficionado a las matemáticas. O sea, peor persona no se podía ser,
pues estaba ahí, Fermat, el tío en su casa diciendo: "Voy a inventar nuevas formas de tortura.
¿Qué voy a hacer? Pues pensaba en el teorema de Pitágoras". Y dice: "Vamos a ver, si en lugar de elevar los números al
cuadrado,
los elevo al cubo, ¿qué? A ver, ¿tres al cubo más cuatro al cubo es igual a cinco al cubo? No".
Y entonces empezó: "Y seis y ocho y 19…". Y empezó a intentar tríos de números y no le salía ninguno.
No encontró tres números tal que uno elevado al cubo más otro elevado al cubo diera eso. Dijo: "Voy a intentar a la
cuarta".
Y elevando a la cuarta tampoco, elevando a la quinta tampoco. Entonces el tío dijo: "Si yo no lo he encontrado que soy el
más listo,
es que no hay. Eso es que no hay". Y entonces, dijo: "Conjetura: no existen tres números enteros positivos
a, b y c y otro n, tal que a elevado a n, más b elevado a n
sea igual que c elevado a n. Cuando n es al cuadrado y es Pitágoras, lo sabe todo el mundo".
Digo: "No hay, no existe a, b, c y n que cumpla eso. No existen, y no lo demuestro aquí porque no me apetece.
Ya a la tarde lo demuestro". Y se fue el hombre, pues yo que sé, a casa a ver Netflix o lo que fuera.
Y se murió el tío. O sea, se muere, coge el tío y se muere. No esa tarde, pero se muere sin demostrarlo,
y los matemáticos dijeron: "Lo demuestro yo". Y empezaron todos a intentarlo. Gente con mucha cabeza, Gauss, todos, o
sea los grandes,
y nadie lo consiguió. Hasta 300 años y pico después que un hombre con gaficas y poco pelo llamado Andrew Wiles,
coge el tío y lo demuestra, 300 años después. Así que, para la gente que estáis viendo esto,
que estáis aquí conmigo: ya podéis dormir tranquilos. Podéis dormir tranquilos, no existen tres números...
Te veo inquieto. A ver, no existen, no existen. Vivid tranquilos, no existen a, b, c y n,
tal que a elevado a n más b elevado a n sea c elevado a n. Y yo le decía: "¿A mí qué más me da, Andrew Wiles, Fermat,
qué más me da eso a mí?". No, pues a mí tampoco, me da igual. O sea, de verdad, es guay y eso, muy bien, perfecto, ole,
300 años, fantástico, me da igual. Pero, ¿sabes qué pasa? El resultado es bonito, tiene muchas implicaciones en
matemáticas.
Estoy aquí como haciendo broma pero es un resultado muy bonito porque conecta dos campos de las matemáticas muy
distantes.
Pero lo más importante de eso es que durante esos 300 años en que la gente lo intentó y falló,
todos esos intentos fallidos son el origen de la teoría algebraica de números,
de gran parte de las matemáticas modernas. Sin esos intentos fallidos, no el intento que acertó,
sin los intentos fallidos no tendríamos la tecnología que tenemos, la tendríamos de otra forma mucho peor,
ni gran parte de las matemáticas que tenemos. Probablemente, el mundo sería más difícil de lo que es hoy,
sin intentos fallidos. Entonces, mensaje de los matemáticos para los mortales:
intentadlo. Yo hago eso todos los días. Me enfrento a problemas matemáticos que no sé si voy a resolver.
Pero sé que si camino firme, que si mis intentos son sólidos por el camino me voy a encontrar cosas que van a valer tanto
o más,
probablemente más, que la propia solución a lo que estoy buscando. Eso vale para la vida me pongo un poco zen si queréis.
O sea, cualquier problema que tengas, si tú puedes intentarlo de forma sólida, si por el camino caminas bien,
inténtalo porque vas a encontrar cosas probablemente más valiosas que la solución, aunque falles.
Ese es otro mensaje que las matemáticas nos dan. ¿Para qué sirven? ¿Qué nos aportan? Nos aportan tanto que yo diría,
o sea la humanidad ,hoy día, estaríamos muchísimos pasos más atrás sin lo que nos aportan las matemáticas.
Soy Daniel, estudiante y suscriptor de Derivando. ¡Bien!
Se dice que a los que se les dan bien las matemáticas son muy inteligentes, ¿es verdad esto? -Totalmente. -¿Son cosa de
listos?
Las matemáticas son cosa de listos y ya está. No, ahí...
...o sea, eso es una pregunta difícil y es una pregunta trampa, Daniel, por muy suscriptor de Derivando que seas.
Es una pregunta trampa ¿por qué? Porque ¿qué significa ser listo? ¿Qué significa ser listo?
O sea, ¿es más inteligente Andrew Wiles que supo demostrar el teorema de Fermat?
¿Es más inteligente que quien sabe consolar a un amigo cuando lo necesita? Saber consolar a alguien no es fácil.
Hace falta una inteligencia, una empatía que no todo el mundo tenemos. ¿Es más inteligente el que sabe consolar a un
amigo
que el que sabe la jugada acertada en un partido de fútbol? Hay una inteligencia que tiene que ver con la visión espacial,
que tiene que ver con cómo movemos el cuerpo y con fijarse en cómo están ocurriendo las cosas.
Hay muchas formas de ser inteligente y hay muchas capacidades que, unidas, forman lo que llamamos inteligencia. Pero,
¿qué pasa? Que es verdad.
Tradicionalmente, se ha identificado la inteligencia con la inteligencia lógica, con la inteligencia matemática
porque es un componente gordo, uno muy fuerte, precisamente, porque es muy polivalente, sirve para muchísimas cosas.
Aquello que hablábamos del pensamiento abstracto, esas habilidades que las matemáticas te dan. Entonces, como es algo
tan útil en tantos aspectos diferentes,
entonces, el listo es el que da matemáticas, y el que no sabe es que es tonto.
Eso es un sentimiento que se nos queda grabado a mucha gente de por vida.
Hay como una especie de complejo de que las matemáticas son difíciles, son solamente para las personas que son listas,
y como yo no valgo para las matemáticas, no soy listo. Entonces, hay mucha gente que tiene este complejo de inferioridad.
Si alguien lo tiene, por favor, en este momento quitáoslo. Las matemáticas de la escuela son un tipo de habilidad y
operaciones,
te van a servir y te darás cuenta más tarde de que te van a servir, o quizá no te des cuenta, aunque te estén sirviendo.
Pero no es más o menos listo por saber hacer este tipo de cosas. Me da a mí la impresión, además de como sociedad,
tenemos algo que algunos psicólogos llaman "indefensión aprendida". Voy a poner un ejemplito de esto.
Es un vídeo que anda por Internet, no recuerdo cuando lo vi, hace tiempo, pero me llamó mucho la atención.
Es una profesora que está en una clase de gente de 16, 17 años. Les da unos papelitos con una cosa que se llaman
anagramas.
Los anagramas son palabras con las letras cambiadas de sitio. Y te dicen: "Venga, vamos a ver qué palabra es.
Os doy las letras desordenadas y a ver qué palabra es". Les da el papelito a todos... "Cuando encontréis la palabra, levantáis
la mano.
No digáis que palabra es. Levantáis la mano". Entonces, la profe, haciendo creer a todo el mundo
que todos tienen la misma palabra, el mismo anagrama, les da a una parte de la clase mezclada un anagrama difícil
y a otros les da un anagrama fácil. Los que tienen el anagrama fácil levantan la mano, al poco, 15 segundos,
los otros están ahí: "¿Es que yo soy tonto o qué?".
Dice: "No pasa nada, Puede ser mala suerte. No lo habéis conseguido. Vamos con otro". Les vuelve a dar otro anagrama
fácil a los que les dio un anagrama fácil
y vuelve a dar un anagrama difícil a los que les dio un anagrama difícil, y la misma instrucción: "Cuando encontréis la
palabra,
levantáis la mano. Solo levantáis la mano cuando hayáis acabado". Los que tienen de nuevo uno fácil,
a los pocos segundos, levantan la mano, y los que tienen otra vez el difícil:
"¿Qué me pasa? ¿Soy tonto o qué?",
nada, no pueden. Dice: "No para nada, vamos a hacerlo otra vez", y esta vez les da a todos el mismo.
Les da a todos el mismo anagrama, un anagrama de dificultad media. Casi todos los que tuvieron los dos anagramas fáciles
lo resuelven,
casi todos los que tuvieron los anagramas difíciles no lo resuelven. Es una indefensión aprendida: "Soy tonto para esta
tarea",
y te lo acabas creyendo. Entonces, creo que como sociedad tenemos una indefensión aprendida con las matemáticas.
Nos pensamos que somos tontos para las matemáticas, y no es verdad. Buenos, pues si os parece vamos a hacer un juego,
un juego de matemáticas, no es una competición. Vais a jugar contra mí, y voy a ganar.
Bueno, vamos a hacer un juego de competición, soy profesional, un juego de matemáticas. Entonces, necesito un
voluntario o una voluntaria,
que venga a jugar contra mí. Vamos a ver. ¿Qué tal? -Bien. -¿Cómo te llamas? -Diego.
Os voy a explicar la mecánica. Vamos a jugar dos partidas. Diego, vas a perder en las dos.
Pero la historia, lo importante no es eso, lo importante es que todo el que está aquí tiene que ver,
identificar cómo le gano, tenéis que saber por qué le gano, tratar de descubrir por qué le gano.
Una vez que todo el mundo descubra por qué estoy ganando, lo vamos a decir, y entonces, tú asumirás esa estrategia,
me ganarás, y todos felices. Os voy a explicar cómo ganar siempre, siempre.
Es un juego de matemáticas, de información completa. Es un juego con cualquier número par de monedas. Voy a poner
aquí doce...
tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once y doce.
Tenemos doce monedas puestas en un círculo y, entonces, por turnos, Diego, tú y yo vamos a quitar una moneda o dos
monedas.
Cada uno en su turno puede quitar una o dos. La única regla es que si quitas dos, tienen que estar juntas,
no puedes quitar monedas separadas por otras monedas o por huecos, porque enseguida habrá huecos.
Si quitas dos, tienen que estar juntas. Gana el que se lleva la última moneda,
y como yo soy un caballero, te dejo empezar. -Vale. -Borra la o las que quieras.
Fijaos bien. Tenéis que identificar la estrategia para ganar siempre. Adelante.
Muy bien, tú quitas una, pues yo quito una.
Muy bien, pues mira, voy a quitar yo esta también. ¿Quitas una? -Sí.
Venga, pues quito yo una. Ya me has ganado. Bueno, ya te lo he dicho. Adelante.
Sigue, porque aunque lo sepa, me sigue dando placer ganar. Bueno. - Ya está, bueno.
Te la llevas. Muy bien, un aplauso para él.
Tampoco es para tanto. ¿Te das cuenta de cómo te he ganado? -Sí, tienes que…
¿Alguien se da cuenta de cómo gano? -Sí. Todos tenéis más o menos una idea de cómo gano, ¿verdad?
Vamos a hacerlo otra vez. Puedes cambiar la forma de borrar las monedas y todo eso.
Voy a volver a ganar. Quiero que veáis si se corrobora vuestra estrategia,
lo que estáis pensando, si efectivamente es así. Vuelvo a poner doce monedas... tres, cuatro, cinco, seis, siete,
ocho, nueve, diez, once y doce. Tengo que contar en voz alta, si no...
Empieza otra vez, cambia la estrategia, si quieres. Voy a intentar ganarte. Ahí está.
Y se lo piensa, ¿eh? Ahora borras dos, mira. Venga.
Ya está. Pues, nada, dos. ¿Dos? Vale. Pues borro yo dos.
Muy bien, pues he ganado. Vamos a ver, vamos a ver.
Entonces, ahora viene lo importante. ¿Cómo he ganado?
¿Quién cree que ha identificado la estrategia ganadora? Levantad la mano todo el que diría: "Yo sabría jugar para ganarte.
Sé, más o menos, lo que hay que hacer". ¿Sí? Vamos a ver quién nos lo puede decir.
Sí, tú, por ejemplo. Empiezas primero, quiero decir, que empiece el otro,
y repites los movimientos que va haciendo, las que va borrando. -O sea, tú dices… -Las de enfrente, digo.
Borra, por ejemplo, una de la derecha, y tú borras una de la izquierda. Fíjate, es muy interesante lo que estás diciendo,
porque tenemos a una persona que habla de derecha e izquierda en un círculo.
Derecha e izquierda, la de enfrente, repite el movimiento que ha hecho... Tiene que ver con lo que está diciendo, ¿verdad?
Tiene mucho que ver con lo que dice. Él tiene que empezar. Si él empieza, yo voy a ganar.
Luego, dice: "Repite el movimiento que haya hecho él", no es exactamente eso, porque si el borra esa moneda de ahí,
yo no puedo borrar la misma, así que repetir, lo que es repetir, no puedo hacerlo. Enfrente... ¿Alguien puede decir la
estrategia de otra forma?
Vamos a ver si alguien... Por acá. -Quitas las mismas que quita él... -"Quitas las mismas que quita él",
pero si ya las ha quitado. No, por ejemplo, tú quitas una... O sea, él quita una, tú quitas una, él quita dos, tú quitas dos.
Y da igual cuáles dos quite y cuál una quite, mientras sea el mismo número que ha hecho él.
No, normalmente lo haces en frente. -¿Normalmente lo hago enfrente? - Quitas la de enfrente, sí.
Quito la de enfrente. ¿Veis como todos identificáis qué es lo que ocurre en la estrategia,
pero es muy difícil de expresarlo? Es muy difícil expresarlo bien. Esto es superimportante en matemáticas.
En matemáticas hay tres mecanismos que tenemos que identificar: uno es la manipulación, aquí podríamos estar jugando;
otro es la verbalización, tengo que saber decir lo que ocurre; y el último es la abstracción,
o sea, tengo que saber generalizar esa situación a otras. Entonces, os voy a contar qué estrategia hemos hecho aquí,
porque, no sé si te ha pasado alguna vez en clase, eso de: "Profe, yo es que me lo sé, pero no lo sé explicar",
"pues toma un cero, cariño". Porque saber explicar forma parte, sabiendo explicar lo que hacemos adquirimos
conocimiento.
Es importante, sobre todo en matemáticas, y le prestamos, quizá, demasiada poca atención. Es muy importante que tú
empieces primero,
y yo segundo. Esto tiene estrategia ganadora para el segundo. Si el segundo juega perfecto, el primero no tiene nada que
hacer.
Entonces, el primero puede borrar una o puede borrar dos. Eso de: "Enfrente, la derecha, la izquierda...".
¿Os suena algo que podríamos decir: "diametralmente opuesto"? ¿Al otro lado de un diámetro de esa circunferencia?
Pues entonces, si él borra una, yo la diametralmente opuesta. Si borra dos, yo borro las diametralmente opuestas.
Entonces, divido el círculo en dos partes iguales. Ahora, lo que el otro jugador haga en una parte del círculo,
yo lo hago en la otra. Si borra una, yo borro una, si es del extremo la que borra, yo del extremo.
Si deja dos a un lado y una al otro, yo dejo dos a un lado y una al otro. Lo que haga en una parte, tienes que hacerlo en la
otra.
-Tienes que conservar… -Tienes que ser, de alguna forma, implica simetría y conservación de algunas cantidades y de la
forma.
¿Te atreves a ganar ahora? -Venga. Vamos a ello. Voy a pintar las monedas y a empezar yo.
Venga, ahora tienes que ganar. Si no me ganas... Ya sabes la estrategia, vamos a ver si lo hacemos.
Yo voy a borrar dos. Tensión, ¿eh?
-Un segundo, ¿eh? -Vale. En teoría, tendría que borrar...
No, no sé. Bueno, así. -¿Seguro? -Sí. -Vale. -Ya está.
Venga, pues yo borro una.
Expulsen a esta persona, por favor. He perdido.
Jugar perfecto es hacer en una parte lo que yo hago en la otra. Borro la de en medio en una parte.
Muy bien. Ahora, yo borro un extremo. tú borras un extremo.
Yo borro una, y tú borras una. Muy bien.
Esto son matemáticas, esto son matemáticas. De hecho, son unas matemáticas que son más fuertes que dividir.
Aportan mucho o tanto como, por ejemplo, dividir con tres cifras y siete decimales. Estamos aprendiendo estrategia,
estrategias ganadoras.
Las matemáticas van, sobre todo, de encontrar patrones, sobre todo, de eso van las matemáticas.
Esto son estrategias ganadoras en juegos. Podríamos generalizar esto y dar con una estrategia ganadora.
¿Hace falta ser muy listo para aprender esto? ¿Hace falta saber hacer muchas operaciones de memoria? No.
La inteligencia que se desarrolla aquí, al identificar estrategias, y veis que lo habéis podido hacer todos o casi todos.
Habéis identificado lo que había que hacer, pero luego viene una segunda parte, hay que saber expresarlo.
Manipular y expresar, porque de expresar se aprende. Y veis que parte del aprendizaje que hemos hecho con este juego
es tratar de explicar qué es lo que está ocurriendo, y eso también son matemáticas.
Más preguntas. Soy Elena, soy profe de ciencias, y estoy muy de acuerdo contigo en que las matemáticas van más allá
de aburrimiento y cosas difíciles y esto con lo que luchamos todos los días los profesores,
y te iba a preguntar más estrategias de este tipo para hacer que dejen eso a un lado y pasen a ser algo divertido,
interesante, motivador...
Yo entiendo la palabra "divertido" de una forma amplia. Digo, no creo que tengamos que estar todo el día haciendo reír
en clase
ni este tipo de cosas. Cada cual tiene lo suyo. A mí, las matemáticas me parecen, sobre todo, apasionantes.
Son tan interesantes que me parecen apasionantes. De verdad, en mi trabajo, yo me siento jugando todo el día.
Mi trabajo es investigar, me siento jugando, me siento probando cosas nuevas, unas funcionan, otras no, equivocándome,
todo eso me parece. Me parece que a la hora de enseñar, hay una cosa, hay un componente que está casi siempre en el
rinconcito de la clase
porque ha parecido, tradicionalmente, que está reñido con el aprendizaje, que es el placer, el placer, el disfrute.
Pocas cosas son más motivadoras que el placer. Mira, Francia se está planteando
la enseñanza de las matemáticas. En Francia, hay un matemático muy famoso, muy conocido y gran matemático, que es
Cédric Villani.
Villani es un Medalla Fields, o sea, un top matemático. El gobierno francés se lo ha llevado al Parlamento, ahora es
diputado.
Y Villani ha hecho un informe, junto con el jefe de la inspección educativa francesa.
Ellos dos han hecho un informe con 21 medidas para cambiar la enseñanza de las matemáticas.
Dentro de esas 21 medidasn está
que los profesores, profesoras, estudiantes dejen de sufrir en clase,
y el papel de la creatividad y del placer. Ellos dicen que el placer, la curiosidad y el deseo
son los principales motivadores para aprender. Me encanta leer esto en un informe del gobierno francés.
No son tan diferentes de nosotros, los sistemas educativos, en general. Entonces, a mí me parece, y vuelvo a recuperar
aquello de la pregunta de la utilidad,
que estamos, y me voy a explicar, en la educación, en un paradigma páncreas, y tenemos que pasar a un paradigma
Kamasutra,
y explico las dos cosas. Páncreas, uno dice: "Vamos a ver, ¿yo por qué estudio matemáticas?",
y es una cosa que me pasa mucho, cuando la gente me pregunta: "Estudiar matemáticas, ¿a mí para qué me sirve?",
no preguntan las aplicaciones prácticas de las matemáticas, te están preguntando: "¿Yo, con perdón, esta mierda para
qué la estudio?
Si yo me aburro aquí", entonces, les puedes decir: "No, cariño. Las matemáticas son muy útiles, porque están detrás de
todas las cosas",
os he dicho antes lo del Fortnite, están detrás de todo, de la tecnología. Aunque tú no te des cuenta y no las utilices en tu
día a día,
las matemáticas están ahí, hacen muchas cosas por ti, y tu vida sería más difícil sin matemáticas.
Muy bien, vale, pero el páncreas igual. O sea, el páncreas está ahí detrás en la sombra,
tu vida sería más difícil sin el páncreas, hace muchas cosas por ti en tu vida cotidiana. Ya, pero no dedicamos cinco horas
a la semana
a estudiar el páncreas y a las matemáticas sí. Es una respuesta correcta, es una respuesta que hace falta dar,
pero es una respuesta incompleta. Sin embargo, yo digo "Kamasutra", sabéis lo que es, ¿verdad?
Sí, sí, la mayor parte dice: "Sí…". O sea, a esa pregunta no sé contestar "Sí", es: "Sí…".
Tiene buena fama el Kamasutra, no pediré que levantéis la mano, por vuestros profes, y hay mucha gente viéndoos, pero
si yo pregunto:
"¿Cuánta gente ha leído el Kamasutra?", hay muy poca gente.
Yo lo he leído, me debo a mi audiencia y me tengo que documentar, pero muy poca gente ha leído el Kamasutra.
Además, el Kamasutra es un rollo, es un manual de la buena esposa. Digamos que cita 64 habilidades,
dentro de las cuales están algunas habilidades que conocemos, pero, por ejemplo, entre las habilidades que cita para la
buena esposa
está el ser capaz de resolver problemas de aritmética. ¿El Kamasutra, qué pasa? Que tiene muy buena fama
porque las ilustraciones molan, y porque uno tiene la sensación de decir:
"Quien más sabe, más disfruta". Yo creo que ese es el paradigma de la escuela.
Uno tiene que ir a la escuela diciendo: "Quién más sabe, más disfruta. Quién más sabe, más feliz puede ser.
Quién más sabe, puede llevar una vida más plena", y la escuela nos debería, y nos abre, y lo hace,
pero quizá deberíamos ser más conscientes de eso, debería abrirnos puertas a la felicidad, puertas al disfrute.
No digo que todo el mundo tenga que gozar haciendo matemáticas, pero, al menos, tener esa puerta abierta,
y si luego quieres pasar por ella, genial, si no, hay otras. Cuantas más puertas abramos
para ser felices y hacer felices a los demás, mejor, mejor. Y suena un poquito naive, y un poquito de ingenuo eso.
De verdad, esto no es ingenuo, esto no es ingenuo, y no está reñido con el esfuerzo, con aburrirse, a veces, haciendo las
cosas.
No está reñido para nada. A veces, ¿qué pasa? Que nos parece que disfrutar en clase no se puede,
porque no puedes aprender. Pues claro que se puede. En la vida, cuando más aprendemos es de bebés, y aprendemos
jugando, probando.
Pues, ¿por qué olvidar eso? Yo no creo que sea obligatorio que todo el mundo
aprenda a disfrutar del arte abstracto. Es más fácil disfrutar a Velázquez que a Malévich, probablemente.
Porque Velázquez pinta muy hermoso, sus cuadros son muy bellos, la habilidad que él tiene pintando es una admiración.
Malévich, ¿cuadro blanco sobre blanco?, ¿un cuadro negro?
Hace falta un esfuerzo para entender eso y hace falta saber por qué hace eso. Y entonces adquiere significado, y nos
permite disfrutar de su pintura
a través del significado. No digo que sea obligatorio para todos disfrutar del arte abstracto,
pero si te abres esa puerta, tienes otra puerta más para disfrutar. Eso se puede implementar en las clases, cada cual
disfruta de una forma,
y tendríamos que ser capaces de poder atender esa diversidad de formas de disfrutar y de motivar,
pero creo que se puede, y ser conscientes de eso, como están siendo en Francia con ese informe,
nos va a hacer mejorar a todos, y que uno entre a la escuela más feliz. Te he escuchado decir que hay matemáticos
a los que se le dan bastante mal las cuentas y los números. ¿Es eso verdad? ¿Es posible? Es posible, es posible.
Sí, hay matemáticos a los que no se les dan bien. Yo, no se me dan bien, de verdad. El cálculo mental no... Se me dan bien
y me esfuerzo.
Yo voy por la calle y cuento cosas, sumo, y esas cosas raras. Hago, hago eso. Hago algo de cálculo mental
porque quiero que mi cerebro se mantenga ágil. Sálculo mental, ese tipo de cosas sirven para la agilidad del cerebro.
Pero, eso no son matemáticas, eso es gimnasia mental. Está bien saber cuentas, está bien saber manejar los números,
pero no son matemáticas. Si yo tuviera que definir a qué nos dedicamos los matemáticos, a qué nos dedicamos las
matemáticas, es a buscar patrones.
Las matemáticas son una búsqueda de patrones, de regularidades. Los números son cierto tipo de regularidad, los
podemos ver así.
Todos los conjuntos con el mismo número de elementos se pueden representar con un patrón, el número.
Los conjuntos con nueve elementos los repreentamos por el patrón nueve. Todas las distancias que miden lo mismo, por
una cierta distancia,
y de ahí en adelante. Las matemáticas se basan en buscar patrones. Eso hacemos los matemáticos.
Es encontrar una estrategia, encontrar un patrón. Eso son las matemáticas. Muchas veces, tienen que ver con números,
muchas veces,
y saber contar, saber hacer un buen cálculo mental. Hay matemáticos que son íntimos amigos de los números,
y quizá el ejemplo más claro es Ramanujan. Ramanujan era un matemático indio, un muchacho que aprendía por su
cuenta.
De hecho, él decía que había una diosa que se le aparecía en sueños y le dictaba teoremas matemáticos,
y que él solo se despertaba y lo exponía, y eran verdad. Muchos no, luego resultó que algunos no,
pero muchos cambiaron el mundo. Se lo llevaron a Cambridge, y alucinaban con él:
"Este chaval es un genio", y él decía que se le ocurrían. Ramanujan estuvo malo, estuvo enfermito,
se murió de tuberculosis demasiado joven. A Ramanujan fue Hardy, un matemático de los más grandes,
a visitarlo cuando estaba enfermo, y le dijo: "Mira, he venido en un taxi que tiene el número 1729",
creo que es 1729, ya digo que no se me dan bien los números. "El 1729 es un número que no me dice nada",
y dijo: "¿Cómo que no dice nada? No es aburrido. Es el primero que se puede poner como suma de dos números cubos
de dos formas distintas", y dijo: "What? O sea Ramanujan, ¿tú qué tienes en la cabeza?".
Tenía una intimidad con los números alucinante, y, sin embargo, otro de los genios, en el espectro contrario,
en el extremo contrario del espectro, está Grothendieck. Es una persona a la que se debiera conocer más.
Es un gran genio de las matemáticas del siglo XX. Transformó cómo se entienden las relaciones entre geometría y álgebra
y, realmente, cambió el mundo de las matemáticas. Pues se le daban mal los números,
porque no era capaz de pensar en concreto. Hay una anécdota que generó un número que se llama "el primo de
Grothendieck".
Los números primos pueden dividirse entre ellos y la unidad. Entonces, en una charla, a la salida, alguien le dijo:
"Profesor, ¿me podría decir un número primo cualquiera?" para algo que estaban haciendo. Dice: "¿Un número primo en
concreto? O sea, ¿un número que sea primo?",
dice: "Sí, sí". Dice: "Pues el 57", que no es primo. Grothendieck, uno de los grandes genios de las matemáticas de toda la
historia,
le preguntan por un primo y dice el 57, que no es primo. Entonces, ahora, como broma ha pasado esa anécdota,
y al 57 se le conoce como el número primo de Grothendieck.
En Wikipedia podéis verlo: "Primo de Grothendieck", el 57, que no es primo. Es un lapsus de una persona, de un genio.
Pero eso te dice, también, que los números no son, realmente, lo más importante de las matemáticas. Son muy
importantes,
pero la habilidad computacional no es, yo diría, la habilidad más destacada de los matemáticos.
Hay matemáticas más allá de los números, casi todas las matemáticas, de hecho. Entre los padres es muy habitual sufrir
mucho
los deberes de matemáticas de los hijos, y cómo acompañarles. ¿Algún consejo?
Si tuviera una receta para cómo acompañar los deberes de matemáticas con hijos e hijas... Yo creo que hay una cosa que
en el proceso educativo
no estamos aprovechando, y que, quizá, los padres y madres, las familias, podamos tratar de ayudar a aprovechar eso.
No podemos saberlo todo, ni de matemáticas ni de nada. Llegará el momento cuando nuestros hijos, hijas son pequeñitos
en que las matemáticas las controlamos o las aprendemos fácilmente. Quiero decir, yo honestamente os lo digo,
yo no sé hacer raíces cuadradas de memoria, no sé. Pero puedo aprender en cinco minutos.
Si veo el algoritmo en el libro en cinco minutos: "Ah, esto es así", y lo puedo repetir fácilmente.
Hasta ahí puedo ayudar, hasta ahí podemos ayudar las familias. Luego llegarán cosas en las que no podremos ayudar.
Pero hay algo que siempre podemos hacer. Una es esta cuestión de acompañar
en un proceso,a veces, difícil. "Todos tenemos un matemático dentro", vale, pero no todos pueden igual.
Todos podemos con las matemáticas… Sí, hasta cierto punto. Hay gente que va a tener más dificultades.
Hay gente que llegará un momento en el que estas matemáticas, en esto no puede más, y quizá tendrá que seguir otra
vía.
Pero, en todo ese momento, en todo ese proceso, hay algo superimportante que son los errores.
No es lo mismo un error que un fracaso, y, a veces, los tratamos igual.
De un fracaso se puede aprender, de un error se puede aprender más. Os pongo un ejemplo, a mí me gusta mucho correr,
me gusta correr y me he dedicado al atletismo muchos años y sigo en ello y admiro a muchos atletas.
Sabéis quién es Usain Bolt, ¿no? Usain Bolt, el más rápido de toda la historia, de momento,
ha hecho los cien metros lisos en 9,58, creo que tiene el record del mundo. Usain Bolt, en el mundial en 2011, en Corea,
hizo salida nula y fue eliminado. Salida nula, así. Llegaba, era el mejor, no había rival.
No había rival para él. Se pone en los tacos, lanzan el pistoletazo, y él salió un pelín antes.
Eso es un error de Bolt, es un error, y de ese error puede aprender mucho.
Es un error, y aprendió mucho. Después, fue campeón del mundo en los dos siguientes campeonatos.
En las dos siguientes Olimpiadas fue campeón, en cien, doscientos, cuatro por cien, él aprendió mucho de ese error.
¿Fue una derrota? También, y aprendió de esa derrota. De las derrotas aprendemos que tenemos límites,
no siempre se gana. Pero si yo compito en unos cien metros lisos contra Usain Bolt, me derrotaría.
¿De esa derrota puedo aprender algo? Sí, no vuelvas a correr contra Usain Bolt, sobre todo si apuestas.
Es un aprendizaje. Tengo mis límites, entonces, de las derrotas se aprende. Pero de los errores se aprende más,
porque puedes identificar por qué estás fallando, en qué, por qué estás fracasando de esa forma, mediante un error.
Usain Bolt de aquel error de la salida aprendió mucho más que de haber sido vencido por otro atleta.
Los atletas a los que él vence en todas las carreras o vencía en todas las carreras, aprendían: "Vale, no soy tan bueno como
Bolt. Quizá tengo que entrenar más...",
pero de cometer errores se aprende mucho más. Entonces, algo que yo creo que las familias podemos hacer
y que tendría una importancia capital sería ayudar a nuestros hijos, a nuestras hijas,
a nuestros estudiantes, a identificar los errores que cometen, y luego vas con el profe,
porque es quien te va a enseñar a cómo superar esos errores y todo eso. Pero esto de: "Profe, es que no me sale".
Eso no me sirve, no sirve como identificación de un error. Identificar un error y saber para qué me puede servir,
porque es un trampolín. Por supuesto, llega un momento... el objetivo es no tenerlos, claro,
el objetivo es no tener, pero mientras los tenego, y los vamos a tener toda la vida en unas cosas o en otras,
es muy importante que las familias podamos acompañar en ese proceso de cometer errores y de sacar aprendizaje de los
errores.
Entonces, si tú estás haciendo una ecuación de segundo grado, una ecuación trigonométrica: "Es que aquí no sé seguir",
vale, eso ya es una información útil. He empezado con esto y he hecho esto, esto, y aquí no sé seguir.
Eso es útil, vamos a tratar de acompañar en esa detección de errores, porque eso es un procedimiento laborioso que en
clase no siempre se puede hacer.
No siempre se puede hacer eso con 25 alumnos, con 30. No siempre se puede acompañar personalmente
en la detección de errores, pero en casa se puede. Y esa es una información tan útil, es tan útil,
que yo creo que debería haber en Magisterio o dónde se estudie, una asignatura para los profes que sea:
"Detección y acompañamiento en los errores". Esto, las familias, es algo que podemos hacer.
Quizá no se los podemos solucionar: "Mira, yo no sé seguir", pero sabes que hasta aquí has llegado y por qué te equivocas.
Ahora vas con tu profe, y te lo puede decir. Yo soy Inés, y, bueno, me encantan las matemáticas,
y también me apasiona todo lo artístico, como el cine, los cómics y demás. Quería preguntarte que, ya que las matemáticas
son tan cuadriculadas,
si hay espacio a la creatividad y a la imaginación en ellas. No hay matemáticas sin creatividad.
No se han desarrollado matemáticas sin creatividad. Me acuerdo que, creo que era Voltaire,
que decía que había tanta creatividad en el cerebro de Arquímedes como en el de Homero.
Son creatividades que funcionan en muchos puntos, tienen muchos puntos de contacto iguales.
Quiero decir, yo tengo muchos amigos artistas, artistas de teatro, músicos, artistas plásticos, etcétera,
y hablamos muchas veces de cómo hacemos las cosas. Y yo pienso que cuando estoy haciendo matemáticas,
mi proceso creativo en matemáticas es muy similar al de ellos. El proceso, la creatividad está enfocada hacia un producto
diferente,
digamos, porque las matemáticas tienen esa pretensión de universalidad. Un teorema matemático es igual de válido para
todo el mundo,
una obra de arte no es igual, no contacta igual con todo el mundo. Provoca unas cosas u otras.
Entonces, no tiene esa misma pretensión de universalidad unívoca, vamos a decir. Pero el proceso creativo tiene unos
puntos de contacto
que son extremadamente similares. El arte y las matemáticas tienen muchísimos puntos de contacto.
Uno es ese, uno es que el mecanismo creativo es muy parecido, y por eso hay muchas colaboraciones entre matemáticos
y otros científicos
y artistas. Hay muchas colaboraciones porque se aprende mucho de cómo son los procesos creativos de unos y otros.
Aunque parezca que el estar sometidos a unas reglas tan estrictas, como estamos sometidos los matemáticos, las reglas
de la lógica y todo lo demás,
nos cercenan la creatividad, cuando es al contrario. Y hay muchas tradiciones artísticas donde, precisamente,
la creatividad se estimula mediante las reglas estrictas. Pasa en la música, por ejemplo.
Fíjate, la música las reglas estrictas que tiene de esas doce notas, la escala occidental cromática, los compases, la medida,
todo eso,
y, sin embargo, con esas mismas notas, esas medidas de compás, todo lo que se ha hecho, toda la música que se ha hecho.
Desde Vivaldi al death metal, lo que hay por medio, hay mil cosas.
Pues en las matemáticas pasa igual. Las reglas no cercenan la creatividad, al revés, la estimulan, probablemente.
Luego, hay otros puntos de contacto más en la práctica del arte y las ciencias,
sobre todo en la práctica del arte. Hay muchas matemáticas que permiten técnicas artísticas,
pongamos el Renacimiento y otras épocas, la técnica de la perspectiva, las técnicas de medida, etcétera, son cuestiones
matemáticas
que técnicamente permitieron el desarrollo de cuestiones artísticas. Eso es un punto de contacto.
Luego, hay matemáticas que te dan instrumentos creativos, como la combinatoria.
El mezclar cosas diferentes de distintas formas, las mismas piezas de distintas formas son un estímulo creativo.
Así, por ejemplo, hay estímulos en poesía que se dedican a hacer combinaciones de un conjunto de versos,
hay poetas que crean así, hay músicos que crean así, Mozart tiene obras creadas así,
hasta, yo que sé, Jorge Drexler, más moderno, tiene obras creadas así, hay pintores que generan así,
mediante combinatoria y mezcla de colores, etcétera. Entonces, la matemática es una herramienta de trabajo,
y, luego, también hay otro punto de contacto entre las matemáticas y el arte,
que son las matemáticas como aportando significados, significantes para el arte, metáforas, digámoslo así.
Entonces, ahí es otro de los puntos de contacto a alto nivel entre matemáticas y arte.
Al final, ¿el arte qué busca? El arte busca saber quiénes somos y qué es el mundo,
y tratar de expresarlo. Las matemáticas también, las matemáticas también, y la ciencia en general,
y, a veces, tenemos que buscar metáforas que nos expliquen qué hacemos aquí, quienes somos, y metáforas que
utilizamos en matemáticas
desde un punto de vista más buscando el rigor, son muy útiles también para el arte. Y el arte se enfrenta al concepto de
límite,
y las matemáticas también, desde puntos de vista diferentes, pero ahí está esa metáfora de que somos limitados.
Nos enfrentamos al concepto de infinito, y las relaciones entre infinito y límite en matemáticas son precisas
y son muy útiles, y las relaciones entre infinito y límite, en arte,
tienen una capacidad expresiva tremenda, muy potente. Pero también, el concepto de incertidumbre,
el concepto de vacío, el concepto de relación... Muchas cosas tienen un significado en matemáticas y también en arte.
Desde el punto de vista de la motivación, la creatividad, del mecanismo creativo, desde el punto de vista técnico,
desde el punto de vista de instrumental para el arte, y también de ese contacto en los fines últimos,
arte y matemáticas tienen mucho en común. Desde luego, la creatividad es el motor de las matemáticas,
de la ciencia. No es el criterio de verdad, eso es cierto, el criterio de verdad, al final, es reducir a las reglas de la lógica
y al rigor que imponen las reglas de la lógica, pero el motor es la creatividad igual que en el arte.
E igual que en el arte, finalmente, tienes que plasmarlo y tienes que crear o someterte a las reglas de la expresión.
Pues en las matemáticas también, y, muchas veces, el tratar de salir del corsé de las matemáticas que existen
ha sido el motor de avance de generación de nuevas matemáticas. Hay un término que es que se dice que algo es
matemático cuando no falla.
Y quería saber si esto es así siempre o si las matemáticas también nos pueden fallar.
Si las matemáticas pueden fallar o no, o si son para siempre. Las dos cosas, vamos a ver en qué sentido cada cosa.
Porque es verdad que se dice... Lo que hablábamos de referentes que usábamos para las matemáticas.
Cuando queremos decir que algo es exacto, previsible, confiable en ese sentido, decimos: "Es matemático".
Una vez definimos las reglas de la lógica, definimos las reglas del juego y empezamos a correr las matemáticas,
a generar teoremas con esas reglas del juego, algo que no se salga de esas reglas, todo aquello que podamos decir va a
ser permanente,
pero de un modo muy diferente a como lo es en otras ciencias. Las matemáticas son muy diferentes en ese sentido,
porque cuando establecemos un resultado, no es un modelo, no es un modelo de la física, el modelo estándar que
tenemos,
el modelo del Big Bang de cosmología es revisable y eso es lo que hace ser científico.
Pero, cuando algo se establece en matemáticas... El teorema de Pitágoras en la geometría euclídea es eterno,
va a ser para siempre, y siempre así. Es inmutable y es un valor de las matemáticas, y es lo que les da su valor, sobre todo.
Ese rigor y esa inmutabilidad de los resultados matemáticos. ¿Pueden fallar? Sí.
Sí, pueden fallar. Y, como hablábamos antes, lo errores o las cosas que no entendemos son útiles, son un aprendizaje.
Y, entonces, cada vez que alguien se da cuenta de que hay un error del sistema, los matemáticos se ponen y dicen:
"Aquí pasa algo, esto es útil. Veamos hacia dónde avanzamos". En el siglo XX, resulta que Hilbert,
uno de los más grandes matemáticos de la historia, planteó y él estaba convencido de decir:
"Cualquier resultado que podemos enunciar en matemáticas, cualquier enunciado, cualquier verdad que podamos decir:
esto es un enunciado, que será verdad o no, supongamos que es verdad, pero todavía no lo sabemos. Podremos llegar a
saberlo".
Cualquier enunciado en matemáticas es verdad o es falso. Pues viene un señor que se llama Kurt Gödel y dice:
"No, las matemáticas, como sistema lógico, son incompletas. Va a haber resultados que podemos enunciar
y que jamás podremos saber si son verdad o no. Las matemáticas en sí mismas son incompletas", eso fue un bombazo.
Eso le cayó a la gente como decir: "¿Qué pasa? Creíamos que las matemáticas estaban por encima del bien y el mal",
pues buenos días, señores, señoras, buenos días, somos mortales, son incompletas las matemáticas.
Más allá, más allá todavía, también Hilbert dijo: "Si sabemos que un resultado matemático es verdad,
¿podemos llegar por una serie de pasos, digamos, algorítmicamente, y la palabra la estoy usando con toda la intención,
algorítmicamente podemos llegar a un mecanismo que nos resuelva ese problema?".
Entonces, en los años 30, 40, llegó un señor que se llama Alan Turin, del que yo soy extremadamente fan.
Pues Alan Turin, a parte, seguro que conocéis, todo lo que hizo de la criptografía,
que inventó los ordenadores antes de que existieran una cosa que hizo Alan Turin es,
inventando los ordenadores y la computación, supo saber que los ordenadores tienen límites
y que habrá cosas que los ordenadores no podrán calcular jamás, y eso es una solución a ese problema de Hilbert
de dar mecanismos para resolver cualquier problema matemático. Es lo que Hilbert llamó Entscheidungsproblem, en
alemán,
porque era alemán, y los alemanes tienen esas palabras tan gordas, Entscheidungsproblem. Hay un problema, que lo
resolvió Turin,
también Alonso Church lo resolvió, y en esos problemas que nos ponen cara a cara con los límites, con las cosas que fallan,
con los fallos del sistema, siempre hay alguien, algún matemático de estos brillantes,
que sabe usar esos errores para dar un paso más allá, para, usando la creatividad, como hablábamos antes en el arte,
decir: "Mira, es un trampolín. Se nos abre un mundo nuevo". Entonces, sí, efectivamente, las matemáticas fallan, a veces,
intrínsecamente, ya Gödel lo demostró. Las matemáticas son incompletas, tienen límites.
Y fue un momento histórico, además, en el que el descubrir que tenemos límites
nos vino bien. En aquel primer tercio del siglo XX, histórica y políticamente descubrimos que tenemos límites,
no hay más que ver cómo empezó el siglo XX, fue un desastre, las dos guerras mundiales. Como sociedad tenemos límites.
Hemos de aprender a llevarnos mejor de otra forma. En la comprensión de la naturaleza tenemos límites y ahí fue cuando
surgió este paradigma diferente.
Creíamos que habíamos vencido a la naturaleza con la teoría de la relatividad general de Einstein. Es decir, ya entendemos
todo. No.
La física cuántica nos enseña que no. Y Heisenberg, Plank y Bohr nos enseñan que no, tenemos límites para compreder la
naturaleza.
Límites intrínsecos que no podremos superar nunca. Y Gödel nos enseña que tenemos límites en nuestra comprensión
lógica,
que habrá cosas que nunca podremos solucionar. Así que, sí, las matemáticas fallan
y no pasa nada, al revés. He visto en Internet que las matemáticas son una profesión con futuro
y que las empresas necesitarán más matemáticos. Mi pregunta es: ¿Qué salidas profesionales tienen?
En España, en la encuesta de población activa, las matemáticas llevan varios años siendo la profesión con menos paro.
¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa ahí? Cuando uno dice, pero no sé si vosotros tenéis esa idea en la cabeza:
"Un matemático, ¿a qué se dedica? A dar clases, ¿a qué se va a dedicar?". Claro, como las únicas matemáticas que hemos
visto
son las de la escuela, ¿a qué se dedica un matemático? A hacer matemáticas en la escuela, o sea, a ser profe.
Más o menos un tercio de los matemáticos, de los licenciados o graduados en matemáticas se dedica a la enseñanza.
¿El resto qué hace? ¿A qué se dedica? Hay gente en investigación. Yo por ejemplo me incluyo.
Hay gente en investigación, en docencia y hay muchísima gente en muchas empresas.
Allá donde se necesita un análisis cuantitativo, de patrones, hace falta un matemático.
Hace falta alguien que sepa matemáticas, un matemático, un físico. Por ejemplo, inversiones en bolsa.
Las inversiones en bolsa, el mercado de valores, la banca, todas esas cosas necesitan matemáticos. Donde se necesita
estadística, se necesitan matemáticos.
Las empresas necesitan estadística. Hoy día estamos en una era de algo que se está dando en llamar,
así de una forma un poco fashion, lo del Big Data. Esos datos...
Pues para eso hace falta, aparte de capacidad de cómputo, de computación, que lo hacen los ordenadores,
hace falta tener la capacidad de ayudar a esos ordenadores a descubrir patrones, en hacer de esa gran cantidad de datos,
información útil para las empresas de publicidad, de análisis médicos, los sistemas públicos de Sanidad,
para cualquier sistema público de gestión, ahí hacen falta matemáticos, y ahí están trabajando.
Los grandes bancos contratan muchísimos matemáticos, y toda empresa que necesite hacer, y que pueda permitirse,
hacer un análisis de patrones o cuantitativo de su entorno y de su actividad necesita a un matemático.
Entonces, están descubriendo que la formación matemática, lo que hablábamos al principio de qué capacidades te genera
ser matemático,
pues esas capacidades son muy apreciadas por las empresas. Y hay muchos matemáticos en puestos directivos
porque saben tomar decisiones y en ayudas a la toma de decisiones. Así que, aunque no sea algo que salga directamente
y explícitamente de los contenidos de las asignaturas de matemáticas, sí que es verdad que los matemáticos,
digamos, hemos sufrido tanto en la carrera, hemos aprendido a hacer cosas tan chungas
que luego somos capaces de enfrentarnos a los problemas. Tenemos ese superpoder, de decir:
"Yo sé analizar un problema, dividirlo en componentes fundamentales y vamos a ver si con la gente que sabe de ese
problema
podemos juntos solucionarlo". ¿Cuál es la dificultad ahí? Va a sonar a coña, los matemáticos no sabemos hablar con otra
gente.
Los matemáticos nos ponemos ahí a nuestras cosas, puedo diseñar, diseccionar el problema, saber sus componentes,
incluso qué patrón de comportamiento está siguiendo eso. Pero, luego contárselo a otra gente
y que sepan contarme a mí cuál es su problema, esa es una habilidad que hace falta entrenar.
Y por eso son muy importantes, y yo creo que deberían darse en la formación universitaria y profesional,
equipos multidisciplinares en los que los matemáticos sean una pieza más,
una pieza importante y relevante muchas veces. Así que las salidas profesionales para los matemáticos son muchísimas,
muchísimas, inimaginables digamos. Allá donde haga falta identificar un problema
y los patrones de comportamiento de un entorno, hará falta un matemático. Y cada vez hacen falta más. ¿Por qué?
Porque cada vez tenemos la capacidad de cómputo para obtener más datos. Y entonces luego hay que buscarle el sentido.
Entonces, informáticos, matemáticos, estudiando juntos, trabajando juntos con físicos, economistas, políticos, etcétera,
son equipos que van a poder solucionar muchos problemas. A mí me encantan las matemáticas y me gustaría dedicarme
a ellas.
Pero tengo una pregunta y es, como en otras profesiones, si acabarán los robots sustituyendo a los matemáticos.
¿Si acabarán sustituyendo a los matemáticos? ¿Y quien te dice que no soy un robot? Lo mismo soy un robot. Muy bueno
tiene que ser el robot.
Muy bueno tiene que ser para acabar de matemático. Estas cosas, llevadas digamos así a lo general,
las máquinas acabarán sustituyéndonos y van a quitar los puesto de trabajo...
Los tractores también han sustituido muchas labores en el campo. ¿Acabaron con muchos puestos de trabajo? Con
muchos sí.
Pero se diversificaron y fueron a otras cosas. ¿Llegará alguna vez un robot a sustituir a un matemático o a una matemática
en todas sus capacidades? Quizá sí, pero creo que ni mi generación ni la tuya lo vamos a ver.
Lo que ahora llamamos inteligencia artificial es algo que,
quizá no está de moda hablar lo que voy a decir ahora, pero es una palabra muy pomposa para algo que está en pañales.
La inteligencia artificial está en pañales. Es verdad que hay ordenadores y máquinas que son capaces de hacer algunas
tareas muy bien,
incluso mucho mejor que los seres humanos. Si veis las partidas de ajedrez entre Stockfish y Alpha Zero,
hoy día, las partidas que hicieron en diciembre 2017, no hay nadie sobre la faz de la tierra que juegue mejor al ajedrez
que esos dos ordenadores. ¿Eso es inteligencia artificial? Es una parte de la inteligencia:
es capacidad de cálculo y de aprendizaje automático. En ese tipo de juegos, combinatorios y de información completa, las
máquinas funcionan muy bien.
Pasos más allá: generar creatividad. Hay pasos, hay estudios en creatividad computacional
y hay ordenadores que empiezan a generar teoremas, que saben enunciar teoremas nuevos.
Hay ordenadores que ayudan a los matemáticos a formular nuevos teoremas
y a resolver los nuevos teoremas, a demostrar nuevos teoremas. También, que ejercen cierto tipo de creatividad en tareas
y que son capaces de aprender y de inventar de alguna forma. Poco a poco vamos dando pasos.
Yo creo que el futuro, en ese sentido, hay un futuro, yo creo que lejano, pero que pasarán cosas interesantísimas por en
medio,
creo que pasarán cosas muy interesantes por en medio, porque creo que estamos a punto de ver
una nueva revolución computacional. Cuando esa revolución llegue y la capacidad de cálculo aumente de una forma
exponencial en pocos años,
yo creo que va a ser así, nos encontraremos con nuevas capacidades de las máquinas. Pero yo creo que van a poder
complementar nuestro trabajo,
y que podremos colaborar con máquinas en tareas en que las máquinas ahora no pueden colaborar con nosotros.
Vamos a hacer un jueguito, vamos a hacer un juego matemático, el último que vamos a hacer, y os voy a pedir que tengáis
a mano
unas tarjetitas con números que os han repartido, y vamos a necesitar una pizarra también. Este es un juego que yo
aprendí de Adrián Paenza,
ese matemático argentino, que lo hace también con estas tarjetitas. Es muy conocido, pero vamos a tratar de hacerlo.
Entonces, sacad las tarjetas que tenéis todo el mundo. Debéis tener ocho tarjetas con un montón de números,
y ahí tenemos la pizarra que utilizaremos. Hay 250 y pico números en cada tarjeta.
Os voy a pedir que elijáis un número. Primero, elegid un número entre el uno y el 255.
El número que sea, grande, pequeño, el número que sea. Y que separéis, que os quedéis solamente
con aquellas tarjetas en las que está vuestro número.
¿Todo el mundo lo tiene? Dejamos un tiempo, son ocho tarjetas.
¿Está? -Sí. ¿Lo tenéis? Vale. No digáis el número. Vamos a traer a tres personas a las que voy a adivinar el número.
¿Quién quiere venir por aquí? Venga, ven para aquí. Otra persona, pues ahí en el extremo, y tú también.
Estas son en las que sí está tu número. -Sí. Vale. ¿Puedes ir ahí atrás?
¿Cómo te llamas? -Malena. Malena. ¿Puedes ir ahí atrás y escribir el número? -Sí. - Yo no lo voy a mirar.
-¿En grande? -Sí.
Escribe el 15, porfa.
¡Era! ¿Era? ¿Sí?
Muy bien, Malena. Bórralo, bórralo.
Bórralo. Hay muchos números. Yo que sé, es suerte. Ya te puedes sentar.
Hola. -Hola. Puedes sentarte, Malena. Muchas gracias. Son las tarjetas con tu número, ¿no? Sí.
¿Puedes ir y escribirlo tú también?
Va a escribir 79, no sé. No, 89. Igual he sumado mal, he dicho que soy malo con los números.
Porque tiene que ver con sumar, ahora os lo digo. Sí, sí, sí. Sí, 89, ¿sí?
Vale, muy bien. Me había equivocado sumando. Voy a contaros cómo se hace. Lo voy a hacer con este. Y ahora viene la
prueba de fuego.
-¿Lo escribo? -Sí, ¿cómo te llamas? -Lucía. -Lucía. A ti no te pregunté, ¿verdad? -Pablo.
Por eso he fallado. ¿Te llamas Lucía? -Sí. Bueno, Lucía, ve, escribe.
¿117? -Sí. -¿Ha escrito? ¡Ha dicho que no!
Vamos a ver, gracias, Lucía. Gracias.
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué esto es así? ¿Qué pasa con estas tarjetas?
Esto tiene mucho que ver con cómo funcionan los ordenadores.
Mucho que ver. Fijaos. Vosotros sabéis, vosotras sabéis
que los ordenadores funcionan con ceros y unos, ¿verdad? Decimos que funcionan con ceros y unos. Tienen un sistema
de numeración binario.
Entonces, cuando yo tengo un número como este, vamos a ponerlo así, ese número binario tiene unos y ceros.
Uno, cero, uno, cero, uno... Así, tiene números unos y ceros. ¿Ese número qué representa? ¿Qué número representa?
¿Qué cantidad representa? Yo sé que la primera fila, igual que pasa con nuestros números, que si esto fuera en decimal,
esto sería el 10 110, ¿no? Porque este representa un uno, este un diez, este cero unos,
este un diez, este un cien, cero miles y un diez mil.
Pues esa cantidad es 10 110. Vale, pues con los números binarios no representan potencias de diez,
diez, cien, mil, diez mil, sino potencias de dos. Entonces, este representa una cantidad de unos, este una cantidad de
doses,
este una cantidad de cuatros, este una cantidad de ochos, y este una cantidad de 16,
y este podría representar una cantidad de 32, este podría representar una cantidad de 64,
y este podría representar una cantidad de 128, por ejemplo.
Entonces, ¿este número cuál es? Hay un dos, hay un cuatro, ya son seis, hay un 16, ya son 22, hay un 64, ya son 86.
¿Sí? Vale, fijaos en vuestras tarjetas. Cada tarjeta... Fijaos en el primer número de la tarjeta,
el que está arriba a la izquierda. ¿A que son el uno, el dos, el cuatro, el ocho, el 16, el 32, el 64 y el 128?
¿Sí? -Sí. -Sí, ¿verdad? Entonces, el número que hayáis buscado,
el número que hayáis buscado, estará, si buscáis... Aquí hemos cogido el 86.
Si buscáis el 86 estará en la tarjeta del dos, estará en la tarjeta del cuatro, estará en la tarjeta del 16
y estará en la tarjeta del 64, porque la tarjeta del uno, contiene todos los números del uno al 255,
en el que hay que sumar un uno. La que empieza por dos, tiene los números en los que,
para conseguirlo, hay que sumar dos. El dos, el cuatro, otros. El cuatro tendrá todos aquellos en los que haya que sumar
un cuatro.
El ocho, aquellos en los que haya que sumar un ocho, etcétera. Entonces, si yo cojo un número cualquiera,
puedo formarlo de una forma única con uno o cero de estos números,
sumando estos números: uno, dos, cuatro, seis, ocho... Entonces, tomad un número cualquiera, tomad el 16.
El 16 solamente va a estar en una tarjeta. Buscadlo y ya veréis que solo está en una. Entonces, Pablo ha traído una tarjeta
que tenía el 16,
otra que traía el ocho. 16 y ocho son 24. Otra que traía el uno, 24 y uno son 25,
y otra que traía el 64. 25 y 64 son 89, que era el número que traía Pablo.
Y así podéis adivinar cualquier número. Llevaos las tarjetas y podréis jugar con vuestros compañeros: "Toma, elige un
número y dame en las que aparezca",
y solo sumando podréis saber cuál es. Y así es como funcionan los ordenadores. Y es como las matemáticas nos permiten
tener informática, Internet,
esa revolución de la que hablábamos. Bueno, pues ya nos vamos a despedir. Y quiero quedarme con alguno de los
mensajes
que hemos tratado de descubrir en este diálogo que hemos tenido. Uno principal es que todos tenemos un matemático
dentro,
todos, todos lo tenemos. Algunos más poderosos y otros menos, pero, normalmente,
es mucho más poderoso de lo que nos pensamos. Otro mensaje es que las matemáticas son una de esas puertas
que nos llevan a tener una vida más plena, más feliz y de la que podamos disfrutar más, de formas diferentes.
Y eso no está en absoluto reñido con que haya que esforzarse, con que nos vamos a equivocar, con que haya ratos de
aburrimiento,
de frustración, no está para nada reñido con eso. Y, al otro lado de esa puerta, además del disfrute,
están todas, absolutamente todas las aplicaciones que tienen las matemáticas.
Las matemáticas han cambiado nuestro mundo, existe la tecnología porque existen matemáticas, existe la ciencia porque
existen matemáticas.
Os animo a que entréis en diálogo con ese matemático que tenéis dentro y un diálogo con los matemáticos de las otras
personas.
Yo creo que apoyados por ellos, no es que vayamos a cambiar el mundo, es que lo vamos a hacer mejor, y nos vamos a
hacer mejores a nosotros.
Así que muchísimas gracias por vuestras preguntas, por vuestra presencia y por este aplauso.

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