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Distinción Entre Política Segunda Tarea

El documento distingue entre política, filosofía política y teoría política. Define la política como la dirección de procesos sociales según reglas de juego para el bien común. La filosofía política examina conceptos y fundamentos de lo político a través de reflexiones sistemáticas e historia de ideas. La teoría política estudia enfoques como la teoría de sistemas y el estructuralismo aplicados a la ciencia política pero desarrollados en otras disciplinas.

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Distinción Entre Política Segunda Tarea

El documento distingue entre política, filosofía política y teoría política. Define la política como la dirección de procesos sociales según reglas de juego para el bien común. La filosofía política examina conceptos y fundamentos de lo político a través de reflexiones sistemáticas e historia de ideas. La teoría política estudia enfoques como la teoría de sistemas y el estructuralismo aplicados a la ciencia política pero desarrollados en otras disciplinas.

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DISTINCIÓN ENTRE POLÍTICA, FILOSOFÍA POLÍTICA Y TEORÍA

POLÍTICA: HISTORIA, ANTECEDENTES Y REFERENCIAS.


¿QUÉ ES LA POLÍTICA?
Definición de la política, la filosofía política y la teoría política.
El objeto de estudio, la política, no se define a través de un solo concepto o de una
sola dimensión. Esta diversidad se refiere también a la a la epistemología, a los
enfoques y a los métodos que se practican, pues la Ciencia Política no se
identifica con un abordaje epistemológico monista -ciencias del espíritu vs ciencias
naturales -, ni con un solo enfoque, ni con un único método. En este sentido, esa
serie de obras colectivas presenta a la ciencia política en su modo de ser.
Por cierto, la frecuencia de autores europeos acentúa aún más esta característica
de las Antologías, pues en contraste con la Ciencia Política angloamericana, en el
continente europeo florece la idea de una disciplina más abierta, epistemológica y
metodológicamente plural y que se encuentra lejos de restringir lo metodológico a
una pura técnica de investigación. En este sentido, los diferentes volúmenes de
esta serie, cada uno centrado en un tema general, invitan al estudioso a enterarse
del estado de la Ciencia Política a nivel mundial.
LOS CONCEPTOS DE POLITICA
Sánchez de la Barquera y Arroyo, Herminio.
la política tiene que ver por lo tanto con la dirección de procesos sociales y
funciona según determinadas reglas de juego. La dirección de sociedades cada
vez más complejas se ha vuelto del mismo modo cada vez más complicado.
Meyer mismo define a la política como: “La totalidad de las actividades para la
preparación y el establecimiento de decisiones válidas para toda la comunidad,
orientadas por el bien común y que deben ser benéficas para toda la sociedad”
La ciencia política anglosajona, para la cual el concepto de política posee tres
dimensiones que abarcan la totalidad de las instituciones políticas, los procesos
políticos y las decisiones políticas materiales y de contenido.
La primera de ellas polity, a la que podemos llamar “formal”, se refiere a la
dimensión institucional de la policita y abarca las formas y estructuras en las que
la política se desarrolla.
El análisis de esta dimensión de la política tiene, por tanto, como objeto de
estudio, a todas las instituciones y organizaciones políticas. Ellas fijan las reglas
formales e informales de la política, que son a la vez resultados y condición para
procesos y contenidos políticos.
La siguiente dimensión es la procedural (politics), que, como el nombre lo dice,
abarca los procesos por medio de los cuales los actores políticos buscan
encontrar soluciones a los conflictos que se presentan debido a la multiplicidad de
intereses que encontramos en un sistema político.
Derivado del adjetivo (polis (politikos), que se refiere a todo lo relativo a la ciudad,
es decir, ciudadano, civil, publico y por lo tanto sociable y social.
Por lo tanto, hablando de procedimientos o procesos tales como elecciones, pero
también de otros como el cabildeo y todo ejercicio de influencia en los procesos
políticos, hay que estudiar a los actores políticos.
La última dimensión material de la política (policy), esto es: los objetivos, las
tareas y los temas de la política en su substancia material de contenidos.
Cuando se quiere emprender una investigación de la dimensión material de la
política, hay que hallar primero con qué recursos y con qué calidad se alcanzan
los resultados. A esta fase se le llama “Formulación o estructuración de las
políticas sectoriales”
Objetivos de la política, las personas o los grupos emplean el poder para
“imponer” unas metas o unos intereses “en unas situaciones históricas y sociales
del sector público y en contra de la voluntad y de los objetivos de otras personas y
grupos, utilizando para ello la lucha o sirviéndose de acuerdos.
Así, la actividad política “es razón antes que fuerza, estructura antes que acción…”
Dos respuestas: una dice que la política es en esencia lucha por el poder; la otra
agrupa a quienes afirman que debe buscar la realización del bien, es decir, que es
la gestión de bien común. La primera postura es llamada por algunos “realista”,
mientras nombran la segunda “normativa”.
En comparación con otras ciencias sociales, la Ciencia Política está relativamente
poco cargada de teorías. No es casualidad que los nuevos enfoques teóricos de
los años 1960 provinieran de las disciplinas vecinas: la Teoría de Sistemas, la
Cibernética, la Hermenéutica, el Estructuralismo y el Funcionalismo no fueron
desarrollados por politólogos, sino sola mente recibidos por ellos, aunque con un
cierto retraso.
No sólo genética, sino también metódicamente, la Ciencia Política sigue estando
mucho entre procedimientos fuertemente generalizadores, como son
predominantes en la sociología, y el método individualizante de los historiadores, o
el método casuístico de los juristas, que incluso está ganando terreno
nuevamente, sobre todo en el ámbito de la policy. Como formas de la abstracción,
han sido aceptadas una al lado de la otra en la investigación politológica la
descripción selectiva, además de la tipología, y finalmente, el análisis de sistemas.
¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA POLÍTICA?
Ulrich Weiss
La filosofía política tiene como temas a la esencia, el fundamento y las formas de
realización de lo político, así como sus formas de indagación categorial. Esto
sucede en reflexiones sistemáticas y recurriendo a la historia de las ideas
políticas.
El valor y el perfil objetivo de la filosofía política pueden determinarse de dos
maneras en la lógica de la reflexión con respecto a la Ciencia Política.
1) En sentido estricto, ella proporciona un análisis de la Ciencia Política empírica
desde la perspectiva de la teoría de la ciencia.
2) En sentido amplio, lleva a cabo una reflexión filosófica, es decir, epistemológica,
ontológica y normativa. Las cuestiones de la ética política, del orden político, de la
legitimidad de la dominación y de los presupuestos antropológicos de lapolítica
son integradas en distintas concepciones que hace del mundo y de sí misma.
En este proceso, a la filosofía política le corresponde una serie de funciones:
analiza conceptos, establece fundamentaciones, abre perspectivas a la realidad
de lo político en el arco que une a la facticidad y la norma, y articula una crítica
fundamentada.
De la religión política, la filosofía política se distingue por su escéptica actitud
fundamental, que no se vincula con convicciones últimas, y del mito político, por su
estilo de pensamiento, de conceptualización racional controlada.
En competencia con la cosmovisión política y la ideología, también la filosofía
política intenta pensar el todo circundante, pero a diferencia de ambas, con una
apertura no dogmática y con la reserva de la distancia reflexiva.
La filosofía política también toma como objetos de estudio a estas formas de
interpretación de alcance total —que se encuentran en competencia— y no en
último término tematiza también, de manera autorreferencial, el estatus de una
teoría política que no se termina en la investigación social empírica.
¿QUÉ ES LA TEORÍA POLÍTICA?
En comparación con otras ciencias sociales, la Ciencia Política está relativamente
poco cargada de teorías. No es casualidad que los nuevos enfoques teóricos de
los años 1960 provinieran de las disciplinas vecinas:
la Teoría de Sistemas, la Cibernética, la Hermenéutica, el Estructuralismo y el
Funcionalismo no fueron desarrollados por politólogos, sino solamente recibidos
por ellos, aunque con un cierto retraso.
No sólo genética, sino también metódicamente, la Ciencia Política sigue estando
mucho entre procedimientos fuertemente generalizadores, como son
predominantes en la sociología, y el método individualizante de los historiadores, o
el método casuístico de los juristas, que incluso está ganando terreno
nuevamente, sobre todo en el ámbito de la policy. Como formas de la abstracción,
han sido aceptadas una al lado de la otra en la investigación politológica la
descripción selectiva, además de la tipología, y finalmente, el análisis de sistemas.
Referentes históricos, teóricos y categóricos.
Origen y configuración de la Ciencia Política como disciplina de las ciencias
sociales.
En la primera fase de la cooperación en los años cincuenta había pocos
historiadores, como Hans Mommsen (1962), que tomaran a la nueva disciplina en
serio y que busca en un mutuo enriquecimiento. En una segunda fase de la
politización de las ciencias sociales apareció la idea aislada de que la historia,
conforme a la época, pudiera ser tratada como Ciencia Política (Bergmann, 1979).
Con el cambio culturista de las ciencias sociales en la tercera fase, la era del
posmodernismo, la acentuación de la “historia social” con su punto esencial en las
estructuras sociales e instituciones fue estigmatizada como posición
conservadora. No hace mucho se escuchó, en una discusión, a Rudiger Bubner
hablar de Hans-Ulrich Wehler como “Cardenal Ratzinger de la historia Social” si el
autor de tal ironía hubiese sabido que Ratzinger pronto se convertiría en papa,
quizás este disparate hubiese sido omitido.
La ciencia política ah padecido las crisis de temperatura de la historia de las
posguerra mucho mas intensamente que la ciencia de la historia. La ciencia
política se aprovecho hasta 1960 de haber sido empleada como “Ciencia de la
Democracia”, no en ultimo termino en la “reeducación” de la sociedad y en la
formación de los maestros de educación media superior (en Alemania (nota del
traductor)).
Esta división esquemática tripartita de tipos de teoría por principio diferentes sirvió
durante un tiempo a la diferenciación de escuelas e institutos. El ala izquierda
hubiese querido ver que la asignatura “Ciencia Política” fuese absorbida por una
“Economía política” marxista, pero ellos mismos eran la minoría en el “Instituto
Otto Suhr”. Con la revolución estudiantil, la asignatura de Ciencia Política vivió una
crisis. La Unión Alemana de Ciencia Política (Deutsche Vereinigung für Politische
Wissenschaft, DVPW) sufrió una fractura interna. En la Sociedad Alemana de
Ciencia Política (Deutsche Gesellschaft für Politikwissenschaft), fundada recién en
1983, cuando el humo de la pólvora de la lucha de trincheras ideológicas en
realidad ya se había disipado, se congregaron politólogos más bien liberal-
conservadores. No pocos de ellos se orientaban “históricamente”, mientras que los
científicos conductistas permanecieron en la DVPW, aun cuando a estos les
desagradara el alboroto de los de izquierda en algunas sesiones La
conceptualización de la política como objeto de estudio para la Ciencia Política.
La Ciencia Política fue reimportada después de la Segunda Guerra Mundial desde
los Estados Unidos. “Reimportada”, porque en el siglo XIX, emigrados alemanes
como Francis Lieber habían emprendido la conversión de la ciencia del Estado en
Political Science. La traducción literal de Political Science perjudicó en varios
sentidos a la nueva disciplina, puesto que el adjetivo “político” sugiere una
asignatura politizada dirigida a los ciudadanos. La venerable ciencia de la historia
contempló a la nueva disciplina con recelo. Poco le ha servido a la Ciencia Política
el hecho de que algún teórico como Eric Voegelin (Voegelin, 1965: 13) la haya
declarado como la ciencia más antigua de todas. Pero dicho autor daba
importancia a la aseveración de que en la fundación de una “Nueva Ciencia de la
Política” no se trataba de un renacimiento literario de antiguas teorías. A él le
interesaba la refundación del sentido de la ciencia (episteme) en oposición a las
opiniones (políticas) (doxai). Pero la materia de enseñanza de los epígonos mostró
la limitación del “nuevo principio” en el espíritu de Platón y Aristóteles. Servía poco
a la profesionalización de la disciplina, si al principio, en el caso de algunos
normativistas, podía resolverse un examen basándose en conocimientos sobre
teorías políticas clásicas agregando conocimientos actuales extraídos del
periódico Frankfurter Allgemeinen Zeitung. Más fructífera se hizo la cooperación
entre la Ciencia Política y las ciencias de la historia, al abandonar la Escuela de
Cambridge (Inglaterra) con John G. A. Pocock (1993) y Quentin Skinner (1978) los
altos vuelos de la historia de la teoría y emprender la relación entre las teorías y la
acción política. Teorías del lenguaje e historia de los conceptos ejercieron en ello
así mismo un efecto integrador, pues las teorías abstractas y la acción concreta se
vinculan por medio del lenguaje (Rosa, 1994: 199). El contexto político de las
teorías fue subrayado de nuevo con más fuerza y pudo ser expuesto claramente,
no sin ayuda de los historiadores. Una “Historia cultural de lo social” colocó más
tarde a la vista incluso las prácticas de lectura y el consumo masivo de los
ciudadanos, así como los cambios en el clima de las opiniones y de la política
(Darton, 1985). La historia social de las ideas políticas pudo incluso emprender,
sobre todo en el periodo posterior a 1789, análisis cuantitativos de los vínculos
entre las posiciones políticas y los esfuerzos políticos de la teoría (Bleeck, 2001:
129 y ss.; von Beyme, 2002: 935 y ss.).
La relación entre las ciencias de la historia y de la política no ha podido estar
siempre libre de conflictos. Las disciplinas nuevas siempre han tenido dificultades,
así le ocurrió en su oportunidad a la agroquímica de Justus von Liebig. Todavía en
el siglo XIX asesoraron a la política por iniciativa propia tanto historiadores
(Treitschke) como juristas (de Mohl a Jellinek y aún más tarde en la “teoría general
del Estado”). El hecho de que la teoría de la política se moviera hacia otros
ámbitos pudo ser olvidado pronto por los historiadores. Pero ramas cada vez más
retiradas, que anteriormente habían sido atendidas por historiadores, fueron
atraídas por las ciencias sociales y económicas. Se temió que para la Historia ya
no quedase “ningún objeto genuino del conocimiento”, existiendo sólo el consuelo
de que las ciencias vecinas permaneciesen “impregnadas por la Historia”
(Koselleck, 1971: 3 y ss.). Pero precisamente esto no ocurrió. Se llegó a una
“deshistorización” sin parangón de las ciencias sociales. La economía trabajaba en
un desmontaje de su imagen como “Economía Política”, cuanto más que los
marxistas abusaron del término arcaico con tal de agitar los estandartes
politizados. Había en las facultades de ciencias económicas casi siempre un
historiador de la economía, lo que servía como coartada para que el gremio en su
núcleo, cada vez más desenfadadamente, pudiese hallar refugio en una
econometría matematizada. Antes de que ocurriera un revés y se presentara una
ciencia económica orientada en las instituciones, el representante de la política
económica pudo dar información sobre sucesos concretos en la vida económica.
Algo similar sucedió en la sociología. Sobre una confederación muy floja de
muchos tipos de sociologías de esto o de aquello flotaban las general theories:
desde la teoría funcional de sistemas hasta las escuelas crítico-dialécticas. Sólo la
Ciencia Política —en tanto no fuese absorbida por el método de la elección
racional como en los Estados Unidos— no pudo permitirse un grado tal de des
historización como las disciplinas vecinas.
El posible aliado politológico del historiador en el conflicto del método parecía ser
en los años cincuenta no precisamente listo para aliarse. La politizada encomienda
reeducadora a cargo de la nueva disciplina le restó respeto a la Ciencia Política,
pues, según Jürgen von Kempski, “le quitaba a los demás las plumas para luego
adornarse con ellas”.
La Ciencia Política sigue estando presente de manera significativa, como rara
excepción entre las “signaturas duras”, en la capacitación de los maestros de
ciencias sociales. En algunos estados alemanes ha incluso monopolizado esta
posición, lo que, en vista de la multitud de aspectos que deben ser tratados en las
escuelas, parece ser poco apropiado. El principio de una “doctrina de la buena
vida política” dominó durante un tiempo en los estados del sur de Alemania la
formación de los maestros de ciencias sociales. Para la profesionalización teórica
de la disciplina, eso jugó un papel decreciente. Las teorías normativas de la
filosofía práctica y del neo-aristotelismo en la Ciencia Política fueron desalojadas
por teorías empíricas de la política.
Machiavello y Hobbes no “superaron” a Aristóteles en la misma medida como
Copérnico lo hizo con la imagen ptolemaica del mundo. El aristotelismo en la
teoría política tuvo una vida posterior muy resistente, en parte apoyada por el
poder. También los conflictos de los años 1960 y 1970 en la Ciencia Política
alemana muestran que un cambio de paradigma puede ser evitado
administrativamente. La alianza de los antiguos archienemigos “normativistas” y
“neo-positivistas”, bajo la presión del neo-marxismo, pudo mantener con vida en
las facultades y en la política universitaria a un paradigma aparentemente
derrotado

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