Virreinato de Nueva España
Te explicamos qué fue el Virreinato de Nueva España, cómo se fundó y sus virreyes. Además,
sus características generales, economía y cultura.
El Virreinato de Nueva España existió entre los siglos XVI y XIX.
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¿Qué fue el Virreinato de Nueva España?
El Virreinato de Nueva España fue una de las cuatro divisiones virreinales en que estaban
organizadas las colonias americanas del Imperio español, junto con el Virreinato del Perú, el
Virreinato de Nueva Granada y el Virreinato del Río de la Plata.
Fue la primera entidad territorial de este tipo fundada por la corona española en América,
una vez derrotado el Imperio azteca. Su capital se estableció sobre la antigua ciudad de
México-Tenochtitlán, actual Ciudad de México. Era gobernada por la figura de un virrey (el
primero fue Antonio de Mendoza y Pacheco), y su enorme extensión territorial llegó a abarcar
territorios conquistados por los españoles en Norteamérica, Centroamérica e incluso porciones
de Asia y Oceanía.
El virreinato fue fundado en el siglo XVI y perduró hasta el siglo XIX, cuando se produjeron los
primeros y definitivos movimientos sociales que condujeron a la Guerra de Independencia que
culminó en 1821. Entonces se erigió en su lugar el Primer Imperio de México.
• Ver además: Historia de México
Extensión territorial
El territorio del virreinato era inmenso. En su momento de mayor extensión llegó a abarcar la
totalidad del territorio actual de México y las tierras actualmente estadounidenses de
California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington,
Florida, partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Luisiana; además de la
región sudoeste de la Columbia Británica, en el actual territorio de Canadá.
A ello se sumaban los territorios de los actuales países de Guatemala, Belice, Costa Rica, El
Salvador, Honduras y Nicaragua, que formaban la Capitanía General de Guatemala.
Además, Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago y
Guadalupe integraban la Capitanía General de Cuba y los territorios de Filipinas, Carolinas y
Marianas en Asia y Oceanía conformaban la Capitanía General de Filipinas, que si bien en la
práctica gozaban de cierta autonomía, permanecían bajo la autoridad del virreinato.
Historia del Virreinato de Nueva España
Antecedentes del Virreinato de Nueva España
Hernán Cortés propuso el nombre de “la Nueva España del mar Océano”.
La guerra de conquista de México finalizó en 1521 y el territorio del extinto Imperio
azteca pasó a ser gobernado por el conquistador Hernán Cortés. Fue él quien propuso al
emperador Carlos V el nombre de “la Nueva España del mar Océano”, ya que la fertilidad
y clima de aquellas tierras le recordaban a la península ibérica.
Bajo el mando de Cortés se organizó a la población indígena sometida para iniciar
la explotación agrícola, minera y costera de las tierras americanas, a la par que iniciaban las
campañas de evangelización dirigidas por misioneros franciscanos, dominicos y agustinos. La
guerra contra las tribus resistentes duró hasta principios del siglo XVII, cuando fueron casi
exterminadas.
En 1528 la corona española instaló una real audiencia en Nueva España con el objetivo de
instaurar un mayor control judicial y de gobierno. Tras denuncias de corrupción y malos tratos
se instaló una segunda real audiencia presidida por el jurista y eclesiástico Sebastián Ramírez
de Fuenleal, quien cumplió funciones de gobernador desde 1530 hasta la fundación del
virreinato en 1535.
Fundación del Virreinato de Nueva España
El Virreinato de Nueva España se fundó en 1535 y su primer virrey fue el político y militar
español Antonio de Mendoza y Pacheco, nombrado por el emperador Carlos V en abril de ese
año. Antonio de Mendoza desembarcó en Nueva España en noviembre de 1535 y ejerció el
cargo de virrey hasta 1550. Luego pasó a regir el Virreinato del Perú, entre 1551 y 1552.
Durante el período de Antonio de Mendoza se instalaron en la Ciudad de México una casa de
moneda y una imprenta, y se impulsaron obras públicas. También se continuaron
fomentando los viajes de exploración y conquista, como los que protagonizó Hernán Cortés en
la Baja California, y se implementaron algunas reformas administrativas para organizar el
gobierno del virreinato.
Virreyes de Nueva España
La Nueva España tuvo 62 virreyes, de los cuales destacan los siguientes:
• Antonio de Mendoza y Pacheco. Fue el primer virrey, entre 1535 y 1550. Implementó
una serie de medidas administrativas para la organización del virreinato.
• Luis de Velasco. Fue el sucesor de Mendoza y Pacheco, gobernó entre 1550 y 1564 y
cumplió con las directivas de las Leyes Nuevas de la corona que impulsaban el fin del
régimen de encomiendas.
• Martín Enríquez de Almansa. Gobernó entre 1568 y 1580, y bajo su gestión se instaló
el Tribunal del Santo Oficio en México e ingresaron los jesuitas en Nueva España.
• Antonio María de Bucarelli y Ursúa. Fue virrey entre 1771 y 1779, y participó
activamente en la promoción de obras públicas.
• Bernardo de Gálvez. Ocupó el cargo entre 1785 y 1786, e implementó reformas
organizativas e ilustradas.
• Juan Vicente de Güemes Pacheco. Fue uno de los pocos virreyes nacidos en América, y
gobernó entre 1789 y 1794.
• Francisco Javier Venegas. Fue virrey entre 1810 y 1813. Enfrentó la insurrección de
Miguel Hidalgo y el comienzo de la Guerra de Independencia.
• Juan O’Donojú. Aunque a veces es considerado el último virrey de la Nueva España, en
realidad no ejerció dicho cargo sino el de jefe político superior de Nueva España,
nombrado y depuesto en 1821.
Guerra de Independencia y fin del Virreinato
Agustín de Iturbide estuvo a cargo del Primer Imperio de México.
El Virreinato de Nueva España dejó de existir como consecuencia de la Guerra de
Independencia que, como en otras colonias españolas de América, estalló luego de la invasión
napoleónica de España en 1808 y la consiguiente prisión del rey Fernando VII.
Los promotores del independentismo aprovecharon esta circunstancia para liberarse de las
restricciones económicas y políticas que les imponía la sociedad colonial y debieron
enfrentarse militarmente a los realistas que defendían el orden colonial español.
En 1810 se hicieron las primeras proclamas independentistas, iniciadas por el Grito de
Dolores que encabezó el sacerdote Miguel Hidalgo, y en 1821 se alcanzó la independencia que
erigió un gobierno autónomo: el Primer Imperio de México, regido por Agustín de Iturbide.
Régimen virreinal
En términos políticos, el virreinato estaba conformado por diversos reinos, capitanías
generales y señoríos, jerárquicamente organizados bajo la autoridad del virrey, quien era la
máxima autoridad en el virreinato y obedecía a las órdenes del rey dictadas desde la península
ibérica. También obedecían a la autoridad del virrey los alcaldes mayores y corregidores.
Entre los reinos que integraban el Virreinato de Nueva España se encontraban los de México,
Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nueva Extremadura, entre otros. Las capitanías generales que
formaban parte del virreinato —cada una con un gobernador y un capitán general que podían
ser la misma persona— eran las de Yucatán, Santo Domingo, Cuba, Filipinas, Puerto Rico y
Guatemala (que también era identificada como reino).
También hubo dos señoríos: el Marquesado del Valle de Oaxaca, otorgado por el emperador
Carlos V a Hernán Cortés y sus descendientes, y el ducado de Atlixco, concedido en el siglo
XVIII por el rey Felipe V a José Sarmiento de Valladares, quien había sido previamente virrey.
Si bien el virrey estaba en la cúspide de la organización política del virreinato y su autoridad
era particularmente fuerte en la zona central de México, el gobierno de las áreas más alejadas
dependía en gran medida de los gobernadores o las audiencias. Los alcaldes mayores y
corregidores que actuaban a escala local solían estar subordinados a las audiencias. A su vez, el
Consejo de Indias solía decidir sobre cuestiones legislativas y judiciales, y sobre asuntos que
involucraban a las poblaciones indígenas en todo el territorio administrado por la corona
española en América.
A partir de las reformas borbónicas de fines del siglo XVIII, se estableció el régimen de
intendencias por el cual el rey de España nombraba directamente intendentes en las doce
entidades territoriales que llevaban ese nombre y que se ocupaban de decisiones
administrativas y de hacienda bajo un mayor control de la corona.
La sociedad virreinal
Los mestizos eran habitualmente descendientes de españoles y mujeres indígenas.
La sociedad de Nueva España durante la época colonial estaba integrada por estratos sociales
que solían ser definidos en términos raciales. Así se distinguía a los blancos (españoles
peninsulares y criollos nacidos en el virreinato) de los indígenas que habían sobrevivido a la
conquista (quienes, junto con su descendencia, quedaron subordinados a los españoles) y los
esclavos traídos de África, que eran denominados negros, incorporados desde temprano en la
realización de diversas labores como la minería o el trabajo agrícola.
Los indígenas fueron diezmados no solo por la violencia de la conquista sino también por el
maltrato y las enfermedades introducidas por los españoles. Por otro lado, a lo largo de los
siglos se produjo un fenómeno de mestizaje entre las poblaciones de origen europeo,
indígena y africano que fue interpretado por los europeos como una especie de orden de
castas, cada una de las cuales tenía su denominación propia:
• Mestizo. Descendiente de español e indígena.
• Mulato. Descendiente de español y negro.
• Zambo. Descendiente de indígena y negro.
• Castizo. Descendiente de español y mestizo.
• Morisco. Descendiente de español y mulato.
• Albino. Descendiente de español y morisco.
A partir de estas categorías, surgieron otras que formaron parte del modo de entender las
diferencias étnicas en la época del virreinato.
Economía virreinal
La economía del virreinato se basaba principalmente en la extracción de recursos naturales
(especialmente la minería de oro y plata) así como en la producción agropecuaria en haciendas
(de especies nativas, como el tabaco, el maíz y la patata; o importadas, como la caña de
azúcar). Para ello se empleaba mano de obra indígena forzada y contingentes de esclavos de
origen africano.
El comercio era controlado por la Casa de Contratación, con sede en Sevilla, y dependía del
sistema de flotas y galeones que ayudaba a proteger los navíos de la piratería. Buena parte de
lo que se extraía en los territorios de Nueva España era enviado a la península.
La corona imponía a sus colonias un modelo de restricciones comerciales que le garantizaba el
control y el mayor beneficio de toda la actividad económica en sus virreinatos. A pesar
del monopolio comercial, el contrabando y la piratería proliferaron enormemente en territorio
y aguas virreinales, especialmente promovidos por la corona británica, principal enemiga del
Imperio español en esta época.
El rol de la Iglesia
La Iglesia católica se encargó de implantar los códigos morales cristianos en Nueva España.
Luego de la conquista continuó un intenso trabajo de implantación de la lengua, la religión y
la cultura españolas. En dicha tarea la Iglesia católica jugó un papel central. Los misioneros
pertenecientes a órdenes mendicantes (franciscanos, dominicos y agustinos) iniciaron una
campaña de evangelización de las poblaciones indígenas que luego fue retomada mayormente
por los jesuitas hasta su expulsión del Nuevo Mundo en 1767.
La imposición de creencias y códigos morales católicos fue uno de los efectos duraderos de la
administración del Virreinato de Nueva España, que condenaba prácticas como la poligamia, el
sacrificio humano y el politeísmo. También se destruyeron imágenes de dioses que eran
considerados ídolos contrarios al dogma cristiano.
De todos modos, la importación de la religión católica dio origen a la combinación de símbolos
indígenas y cristianos en lo que algunos antropólogos llaman sincretismo. La Virgen de
Guadalupe fue particularmente significativa en la evangelización de México, pues sirvió como
bisagra para integrar a los indígenas al culto. Casos como este abundaron en América Latina.
Cultura virreinal
En el Virreinato de Nueva España se fusionaron durante tres siglos diversos aspectos de las
distintas culturas precolombinas y africanas con la cultura española.
Esto incidió en que México fuera uno de los centros culturales americanos del Imperio
español, que cobijó a personalidades de importancia para la literatura hispana como sor Juana
Inés de la Cruz (1648 o 1651-1695) y Juan Ruiz de Alarcón (1572 o 1581-1639), así como de
otras áreas como la pintura (por ejemplo, Miguel Cabrera) o la química (por ejemplo, Andrés
Manuel del Río, descubridor del vanadio). También fue importante la creación de la Real y
Pontificia Universidad de México en 1551.