La Moda Elegante Cadiz 14-4-1884
La Moda Elegante Cadiz 14-4-1884
SUMARIO. i r y t*í. Traje de .^cln. y li;rtÍo|)tlo.— rti y 20. 'l'r;ije ci>lor de r,iílrl;L—;:. y Alinrmsa, [uiidadiir de L A Mon.i. ELKG.i.NrE y LA ILUSTR.\CII3N E S P . V S O H V
1 V 2. Traje de poseo, r.evilo úi: ulüniand.—3, Churrera de gar-i / c-nciíji'.—4 ;1 Ttiíjc de pana . .inni/'i y unuaje.—2;. Troje ck- liinillo du venino y UTciiiptio, AMEHII:.-INJI. Naciú en Cádiz, P1 3 de Noviembre de iñii: \- en Madrid , el
7, S"ml)r¡llii3.—S !Í 10. Vtsliiio [liiro nillus iiuuLí^lldS.—u, Síiiiibrern pnra — -I, Troje lie rieii> y lírtieadi> verde ¡icuiíuna.—^¡4. Troje de seda tieum v ú dfi aclual.—Doii Abelardo de Carlos, pur la Rednecion.—Olya la bohemio,
niilos de 2 Í'L 4 anos.—js. Capu::i |i.-ira :iili;ií. ciü li ii 8 ailiis.—13. Punulla ilf UTciüjielu. Memorias de una liija de Ina lxis;pies fconlinuaeion), piir Mario de He.'^neroy,
chimenea.—14. Mfsiia. de fcIpiL—13 j - 1 6 . Traje tle lanilla y terciupelo,— ExpliciLcion i]e Iiis Riohadus—Relraio del ExcrriD. Sr. D. Aíie'iirda dt Carlos —C!irres|:i)iidencia parisiense, por X. ,X.^Explicación i3el figurin iluminadii,
era el paño de lágrimas de muchos desgraciados, y aun en Esta ilusión tenaz, in\-encibley embriagadora, fruto, sin bles hlas de casas de madera, más pintorescas por tos ver-
stis mayores exaltaciones no hemos visto cjtjien SL- rindiese duda, de la debilidad que en mi cabeza liabian dejado las des tejados que tienen todas. Más allá, sobre el triste azul
más pronto á ima reflexión prudente y suave. Quisiéramos huellas de mi enfermedad, subsistió por muchos meses. del cielo, se destaca el cam]>anario de la iglesia, con su
tratar siempre con lionibres de ese temple brusco y apa- L'n Silvo rubio y afectuoso me traía todas las mañanas cruz griega por remate. A mi vista cruzan á todas horas,
sionado ; sus injusticias se reparan siempre con reacciones flores y frutas raras, preciosos juguetes y dulces e.xquisilos, con la rapidez del rayo, trineos arrastrados ]}or troncos de
generosas. y se enteraba con cariñoso interés del estado de mi salud pura sangre, y mujiks ó campesinos, que conducen los
)> Aquel trabajo continuo minó su fuerte organismo; aquel y de los progresos que hacia en mi lenta convalecencia. Yo carretones, los arados y las yuntas hacia sus tierras, can-
golpear de su coraí:on concluyó con su vida. Llegó un dia me sentía feliz en medio de aqtiellas afecciones q u e , como lando y fumando la inseparable pipa.
en que recibió con indiferencia las noticias (]ue le daba su bálsamo maravilloso, endulzaban cada día más mí existen- No entro en funciones hasta des]>ues del almuerzo, cuan-
administrador acerca de todos sus negocios. Se habia des- cia y reponían mi quebrantada salud. do los comensales del castillo, siguiendo una antigua tra-
pedido de esas pequeneces. Todas las enfermedades se apo- Pero como hasta los más deliciosos sueños acaban más dición, han besado ya la mano de la noble castellana de
deraron re]>encinamente de aciuel cuerpo robusto : D. Abe- pronto ó más tarde, cierto dia fall<'ime la visita de cos- Arskoi.
lardo de Carlos vio llegar la muerte con la mayor serenidad: tumbre. (S¿ nontinuara.y
tn una de las últimas noches^ cuando la reacción sucedía ;i Triste, apesadumbrada por yo no sé c¡uc dolorosos pre-
Una de las grandes postriiciones de la enfermedad , dijo sus- sentimientos, me atreví á interrogar al aya alemana que
pirando : habían puesto á mi servicio. CORRESPONDENCIA PARISIENSE.
3'—No es esta noche todavía. •—¿Creéis que Silvo me ha o]vÍd;ido, señorita FiddlerP
" F u é el dia fí, como hemos dicho ; Dumingo de Ramos: — pregunté con mi inocencia de niña.
se oyeron sollozos en su alcoba; circuló la mala Jioticia, — ¡ A h ! vos estáis completamente loca ó hacéis una co- RtTM.\RrO.
produciendo triste sensación, y en aquel momento solem- media admirablemente—contestó con tono acre y destem-
ne, hasta los enemigos—-¿quién no los. tiene P—bicieron t-íis lialros de París, — Lo bueno nii us iii]iívi>, y Iii nufvo iici es biiiini).—Tea-
plado gesto aquella sentimental v romántica criatura, co- iTii di; la Opera : Safho , ópura en cualra acti» , lelra di: lí. Aujjier, múfica
justicia á sus cualidades y \'irtiuies. locando sobre un almohadón que tenía al lado los espejuelos de GnunDtl. — Tealrn Ilaliatio: Gajíirrc en la Luda. — Teatro del Palals-
líL^na losa y una ]nr;iniide de nuírmol cubren, en el ce- verdes que babitualmenle llevaba montados en su nariz de RoTal: Bí Tren tlt- r i v / w , i:iinii.'(l¡a t u eustrii :icliis, de MM. Hennuijuín,
papagayo. Mariier y 3 a ¡ n l - . \ I b ¡ n . ^ É l frac eiicariiadii, el frae coliiT díí pulga y el [rao
menterio de la Patriarcal, el cner]io de D. Abelardo de Car- ci;>lcir de j¡rost-lla, —Tru-nienda inocenlada,
los. Pero allí ni) está la parte principal, su alma honrada y -—¡Porqué? — me atreví á replicar tímidamente, des-
generosa, Esa ha desaparecido, pero, como desa])arece todo concertada por aquella brusca salida de tono.
lo noble v grande, dejando huellas fecundas. Al extinguií- — i Silvo, Síl^-o! •—añadió ella sin hacer caso de mi pre- OníMfo há que no le hablo de los teatro'; de
se, aquella Itermosa inteligencia ha dejado ráfagas de \uy. g u n t a — ¿nos vais á estar taladrando siempre los (ddos con • l^aris, ni de hí.s obras que en ellos se repre-
para iluminar nuestro camino. Sus máximas sencillas nos ese nombre lailgar y fastidioso? I'ues os prevengo que la •! sentan, por ai[uello de t|ue las obras dignas
llevarán hacia adelante, marchando sin vacilar por el cami- señora í_!oridesa se va cansando de este juego de chiquillos, •{'p de mención, re])resentadas de algunos me-
no recto. y su hijo tiene otras ocupaciones más interesantes que la ' • - Y Í C V ^ ^ ~ ' ^CS á esta parle no son nuevas, y las nuei'as
de entrener el tiempo en distraer á una tontuela, ,'^X^^¿S/r ' ^ no son buenas.
11 En ellas se ha inspirado — y seguramente continuará
iiispir;índose~su hijo D. Abelardo .José de Carlos, su su- — l'anto me importa á mí del hijo de la Condesa como í'iW^VS' La semana pasada se estrenó en el teatro de la
cesor desde hace tres años en la dilección de este periódi- de vos—contesté con dureza, — Yo hablo de Silvo, de mi 'ísV""^ Opera, Stip/io, letra de Emilio Augier y música
co. Para L A IiArsrR.\c[ON ESI'.\ÑOL.\ Y A.^[ü^RtcAN.\ no ha pobre compañero Silvo; ,;quc tengo yo que ver con los de- •(VJ, de Gounod. Cuando digo «estrenó n cometo una sim-
muerto, sino que v'we v vivirá constantemente su ilustre mas , señora mía? : ' ^ pie figura retórica, pues la obra, restaurada ahora por
fundador. Gounod y Augier, fué representada por primera vez
Ante aquel exabrupto, que indudablemente no se espe- en 1851, con éxito menos que mediano. La ópera tenia á
J O S É FE]Í:\.\M")KZ IÍRE^[ON.•" raba, la buena institutri-z se encogió de hombros, hizo un la .sazón tres actos.
gesto de indiferencia, y, para cortar la discusión, volvió á
tomar su labor lilosóhcamente. Siete años después, arreglo, recorte—qne la redujo á
dos actos — y segundo eslrcno, que no obtuvo un éxito más
OLGA LA BOHEMIA. — ¡Ah! ¡él, él! entusiasta que el primero.
Esta exclamación se escapó en aquel mismo momento
de mis trémulos labios, al ver ajijearse de su caballo en el En la tercera y última versión, que consta de cuatro ac-
( M E M O R I A S D E VK.\ H I J A DÜ LOS B O S Q U E S ) ,
patio de honor del castillo á un apuesto joven que me sa- tos, el primer acto ha subsistido en sus partes esenciales.
. • p o n MARÍA DE BCSSERAV. ludaba con la mano afectuosamente. Los autores han conservado también el tercer acto primi-
tivo, exce]ituando un aria de tenor. El segundo acto ha
(C(iiiL¡irj;iC!(in. i — ¿Ese es vuestro Silvo?—preguntó la señorita Fiddler, sido traslbrmado por completo, para convertirlo en dos ac-
mirando en la misma dirección y soltando una estrepitosa tos, lo cual exigía una modificación de la intriga del dra-
'•^líSiíSi'EK.ACiON indescriptible se apoderó de carcajada. ma. Glícére, la amada de Phaon, sorprende el secreto de
mi ánimo, des[nies de liahcrme liecho estas — ¿Pues quién es?-—interpuse temblando y sintiendo una conspiración contra Pitlaco, tirano de I-ésbos, y se
rellexiones, En aquel instante hubiese que- como un espantoso alfilerazo en el corazón. aprovecha de esta circunstancia para obligar á su antiguo
rido huir de la \'oluptiM)sa jaula en Í|UÜ me — jEl conde Demetrio Cbcrkolf! amante á huir, y para acompañ.ule, después de haber he-
bailaba e n c e n a d a , como el pájaro (pie ha Entonces se me hizo un nudo en la garganta, lancé tm cho jurar á Sapíio que guardará el secreto, so pena de cau-
caldo en las traidoras redes de uii cazador grito, y caí sobre el respaldo del sillón desvanecida. sar la muerte de Phaon.
».-—^^iw-, de los bosques; llamé á la muerte en mi socor- En la nueva versión, Pittaco figura en escena. Glícére
tj)/' ^ ro, y la hubiera recibido con los brazos abier- se apodera de un cofrecito que éste habia regalado á Sapho,
^ \ tos, porque la muerte en aquel instante hubiese sido y lo envía al tirano de Léslíos con la lista de los conjura-
(^ el bien suprema para mí y un bálsamo consolador de dos. E n su consecuencia, las sospechas de haber revelado
X.
mis penas. el secreto recaen sobre-Sapho, q u e , insultada por Phaon,
La sobrexcitación febril que aquella agonía incontable Á. l o s v e i n t i ú n a ñ o s . lo es también por su rival, en el último acto, sin atreverse
produjo en mi alma, me prestó fuerzas inesperadas; hice Desde los ac<Hiíecim¡cnto.s que descritos dejo hasta la á descubrir la verdad, ])orque jirecisainente á causa de ella,
un esfuerzo gigantesco^-me arrojé del lecho, tainbale;in- época en que escribo estas Memorias, han trascurrido al- }• por agradecimiento, Pittaco ae ha limitado á castigar los
dome ; en sej*uida abandoné mi cámara, y ora apovándome gunos años, durante los que ha cambiado por completo la cul]>ables, expuls;imiolos de Lésbos.
fin las paredes, ora arrastrándome sobre mis rodillas, gané faz de rni existencia. En la representación del martes de la semana pasada, el
Un vestíbulo; pero, a! llegar á él, la intensa claridad de la primer acto causó muy buen efecto. El segundo es mucho
luz del d i a , q u e lo iluminaba por todas partes, hirió mis JMis recuerdos del pasado han ido resucicando uno por
uno, y ahora ex|')erimento un encanto indefinible al consig- más largo que los otros, y está dividido en dos cuadros,
^jos tan vivamente, que la repentina é inesperada impre- que terminan en un baile, el cual no ofrece nada nuevo ni
sión que ex]jerimcnté me deslumhró y me hizo caer casi nar en este manuscrito las alegrías y las amarguras de mi
infancia. original. En este acto es digno de nolarse el final de! dúo
sin sentido. de Glícére y de Pytheas, que es de un efecto cómico y per-
Tengo ya veintiún años y , á la verdad , inedia un abis-
(¡Quién te persigue, niña?—ol que preguntaba enton- mo entre la niña bohemia, vagabunda y desolada de otro tenece á la versión primitiva. El monólogo de Glícére es
ces una voy. fresca y juvenil. tiem]}o, y la joven seria, tranquila, sensible, apasionada y excelente; pero el público no ha podido apreciarlo á la pri-
, La hebre hizo borbotar mi sangre : el sudor de la iigonia de cultivada inteligencia de hoy, cuyos negros ojos brillan mera representación.
inundó mi frente ; y desvanecida por la impresión , que lia- con destellos esplendorosos y cu3'a alma ha aprendido á En el tercer acto, lo que me ha parecido más notable es
d a más irresistible la debilidad producida en mi cerebro abismarse serenamente en los reC('>ndilos mundos del pen- el dun de Sapbo y Phaon y una parte del cuarteto. El cuar-
pQi' los dolores físicos y por mis raras aventuras, creí re- samiento. to y último acto, que ha gustado casi todo, termina dig-
conocer en las vibraciones de aquel acento la voz de Silvo, namente la ópera.
y Ver ante mi su querida imagen, con sus cabellos rizados, líesidimos en el feudal castillo de Arskoi, dominio here-
Madanie Ivrauss, encargada de interpretar el principal
^y blanca tez, su mirada tierna, cariñosa, y su dulce son- ditario de la ilustre familia de los Cherkoff, una de las más papel, ha sido aplaudida varias veces con entusiasmo. Las
fisa. nobles y preclaras de la antigua aristocracia rusa.
La monotonía de nuestra vida sólo se interrumpe por estancias finales no podían menos de valerle un gran triun-
^ •— I Hermano, hermano mió, sáh'aine!—exclamé con elu- algunas excursiones que de tiempo en tiempo hacemos á fo ; pero la parte que dijo con más sentimiento fue el ario-
ción, arrojándome desvanecida en .sus brazos, en la exalta- Kazan, plaza donde se halla de guarnición el regimiento so «.Sois beni» del cuarto acto.
ción de la liebre que me devoraba. del conde Demetrio Cherk-ofi', que es ya cajiitan de Artille- El tenor Dereims fué también calorosamente aplaudido
, — i No temas, pobrecita, no temas nada; yo te defende- ría del ejército de S. M. el Emperadnr de todas las l<,usias. en varios pasajes. El resto de la interpretación no ha pasa-
'"Gsiemprel—repuso a[¡uella voz dulcísima, que vibraba en do de mediana.
niis oídos como una melotlia celestial. Su ])adre el conde Alejandro Cherkoff cada \'ez hace más
largas sus ausencias de esta mansión señorial, tan suntuo-
sa como triste, pretextando las excentricidades de la Con- Nuestro compatriota el tenor Gayarre continúa hacien-
LX. desa, que a l a natural displicencia oriental une la frivoli- do las delicias de los cUlcílanli parisienses. La Liiciu, que
dad de una parisiense, que hacen reinar en el castillo la ha cantado con Mlle, Nevada, la herética artista america-
Recuerdos interrumpidoB. m;is deliciosa anarquía. na con^'ertida recientemente al catolicismo, ba projiorcio-
La cadena de mis recuerdos se rompe en !a escena que En cuanto á mi, después de haber sido realmente, du- nado al egregio tenor un triunfo más legitimo y ruidoso
íicabo de describir ; densa niebla envuelve mi memoria rante medio año, una hija adorada y mimada en extremo, que el que obtuvo con í Puritani.
cuando quiero pensar en el periodo de tiempo (|ue sucedi<) he concluido, andando el tiempo, por convertirme simple- Los periódicos de aquí no le dan otro nombre que el
^ rni desvanecimiento en el vestíbulo, el dia q u e , presa de mente en una señorita de compañía, aunque la ]>referida «tenor fenómeno».
la fiebre y de mi excitación nerviosa, intenté, sin darme entre todas, pues he conservado — ¡ privilegio increíble !—•
cuenta de !o que Iiacia, huir del castillo de Arskoi. Todos el derecho de exponer mi pensamiento y mi opinión, y
JU's esfuerzos ]>ara coordinar mis impresiones son inútiles; aun el de enfadarme. El Tren de recrcu es el titulo de la comedia (autores
dtriase que aquello es un sueño interrumpido, del que al Pero para abarcar la extensión de estas ]3rcfcrenciaK con- Henneguin, Mortier 3' de Saint-Albin) que acaba de estre-
despertar se ha boriado hasta la última sombra. viene saber que la Condesa ba ]>rohÍjado también, por de- narse en el teatro del I^alais-líoval. Este título indica lo
¡Cosa extraña! Cuando, después de seis semanas, salí de cirlo así—con la buena intención de aj'udar á educarme— que la obra puede ser. El espectador sabe de antemano (]ue
'a.terrible congestión cerebral que me habia puesto al hor- á cinco ó seis huérfanas más, dirigidas y vigiladas con ex- se tratará de honrados tenderos ó gfnte por el estilo, que
Üe del sepulcro, no recordaba nada, ni aun los grandes do- quisito celo por ¡a estimable y singularísima señorita Fid- viajan para divertirse, y que aprenuen, á sus expensas, que
lores físicos que dehia haber sufrido : el pasado habia caído dler. los trenes de recreo no son precisamente los más cómodos
P^f'i mí en las tinieblas insondables de oscura noche, y mi Estas jói'cnes, nobles y pobres á la vez, comen á su ni divertidos.
uiente se perdía en aquel laberinto de sombras impene- mesa, ocupan los taburetes en el salón, la siguen á ]>aseo Un análisis de la obra e s , por lo tanto, inútil, y bastarát
trables. y le forman asi una especie de corte discreta, complacien- para formarse una idea de la intriga, con una rápida reseña.
*• •irecíame haber resucitado á una nueva vida, y ([uc un te y servil, á la que yo piofeso un santo horror. Cassegrain es un carnicero «distinguido», que empren-
fiQevo fiúido misterioso corría por mis \'enas é inundaba Mi vida es bastante particular. de su viaje de boda en tren de recreo, acompañado de una-
todo mi ser. La mañana la paso en el retiro ile mi cuarto, la cámara perfumista honrada y original, la cual se deja acompañar á
pichosa y tranquila en esta espléndida residencia de azul, nido há tiempo de tantos pensamientos alegres y de su vez de dos asjiivaníes á su mano, queriendo conocer á
Pi'iricipLis, creíame con perfecto derecho al lujo y al cariño, tantos recuerdos tristes al par. Dos de sus ventanas dan al fondo el carácter dé los enamorados pretendientes.
|"espÍr;indo con voluptuoso deleite en aquella atmósfera de patio de honor y me permiten gozar el espectáculo del Las peripecias del viaje son múltiples : detención en el
'enestar desconocido que me rodeaba. parque y de la soledad y calma de sus avenidas : otras dos camino á causa de las nieves, etc., etc. Llegan, por fin, á
Ademas, yo veía á Silvo, á mi inolvidable Silvo. corresponden á una larga calle formada por dos intermina- Monaco, con la bolsa algo mermada por los gastos impre-
113 LA MOOA ELEGANTE^ PERIÓDICO DE LAS FAMILIAS,
viscos del que dcliin ser económico viaje. Oueriendo reha- pero a! cabo de un momento de reflexión , comprendió lodo Traje de lanilla de verano y t e r c i o p e l o . ^ N ú m . 22.
cerse de las pasadas perdidas, recurren al juego, y la rule- el enigma.
ta les arrebacn luisla el último cénlimo. E s de lanilla bordada á todo el rededoi" v terciopelo liso
— Señores—dijo, dirigiéndose á la muchedumbre—-sien- ^•erde oscuro. — Falda lisa do terciopeki. Cor|>!ño princesa
Sin saber qué hacer, los aniiinados viajeros enlran pro- to (¡ue el pajiol timbrado ;i mi nombre haya servido á un de lanilla, con chaleco de terciopelo.
visionalmente, en calidad de criados , al i^ervicio de lui íbii- deplorable engaño: pern es indudable que son VV. victi-
dista, y le sirven, como era de esperar, de una numera abo- mas de una burla cuya sola justificación es el d i a e n í | u e Traje de raso y brocado verde aceituna. — N ú m . 23.
minable. estamos. N o oU'iden (¡ue estamos á i." de Abril. Falda de brocado, con tablas anchas v pliegues dobles.
Xiieva coniphcacion. Una partida de bandoleros ha sido ¡ Un p\>íyfMn do jVbril! Sobrefalda recogida, en forma ác /¡uni/•!•.•,•, con un<is cordone
denunciada al iefe de la policía de Monaco por im joven pa- Y tremendo. de seda. Cola de raso, guarnecida de volantes. Corpino de
risiense, enamorado y íra¡JÍsondisla, que .se vale de este Imagínese A', la cara cpie ¡londria, al regresar á Paris, el brocado en punta, chu una chorrera de encaje.
ardid ]>ara hacer ¡i sus ancíias la corte á la esposa del jele regimiento de los burlados.
de los esbirros. Naturalmente, I;L población, alarmada, toma Y codo el muiulo se pregunta ; ¿quién puede í;er el chus- Traje de seda negra y t e r c i o p e l o . - N ú m , 34.
á ios falsos criados ]7or los bandoleros , y los acusa de ase- co que |)ara dar tan tremenda inocentada Ini tenido que Para la explicación v patrones, véase el núm. H I , figu-
sinatos , robos V qué sé vo cuántas otras fecborias. gastarse lo menos un ceiuenar de francos en sellos de friui- ras 13 á 18 de la /Í!ija-S¿i/^hiiifiil<> al presente número.
L:is cojnplicacioncs se multiplican, y codo acaba hien, [jueo? ^ Será un accionista del ferro-carril del Oeste, im
como en la Cii^nníu- y otras piezas anáíogas. Lidministrador de los tranvías ó un propietario de los va-
Los cu;itro actos de esta obra están sal]iicados de chis- pores-moscas? EXPLICACIÜ.X DEL F I G U R Í N ILUMINADO.
tes , que denotan cu sus autores mucha _L(raci;j é ingenio; Sea como quiera, Courbevoie no olvidará en mucho
pero lo qüc los íiah'a de coda acusación de plagio es el cipo tiempo a(|uella memorable ¡ornada. Núm. 1.760.
del jefe de polieia, cinc, habiendo contratado el suministro ?£, %. (Sólo corresponde á las Sraa. Suacritoraa de ta i , ' edición de lujo.)
de la cárcel por un tanto alzado, y haya ó no haya presos, r : i r í s . S i k Abril (lií l«S^.
hace todo lo posible para no prender á n;idie. Este papel, TRAJE:;; D E P R I . M A V I Í R A .
desempeñado por el actor Milher, que hace maravillosa-
mente la caricatura de un italiano, es uno de los más gra- 1. Trajepiira niñus ife 7 a?'¡oi. Vestido de tafetán glasea-
ciosos que hemos visto en la escena.
CONtlNUAClO.V ]>E I.AH EXl'l.HIAClONKS DE Gll.\liADOi^. do amarillo verdoso y terciopelo verde musgo. Falda inte-
( l't'irii- la ¡•¡xg. ] 0 6 , ) rior, de percalina, terminada en un tableado de terciopelo.'
En la interpretación del Trrn Í/C- recrea toman parte los Por encima de esta falda, y cubriéndola enteramente, va
princi]>ales actrices y actores del Palais Royal. El escote va ribeteado de 3 hileras, nn tableado de tafetán. El chaqué es de tafetán. Los delan-
i.^ ¡¡¡lera: — Medias bridas como en el bajo. teros van fruncidos en el cuello y en la cintura, y se abren
z!" hiicru:—I brida,—" 2 mallas cadenetas,— i brida en sobre un chaleco li.so, de terciopelo, abrochado en me-
Fuera de estas novedades escénicas, la quincena i¡ue la j . " malla,—se vueK-e al signo '',—esta hilera forma laja- dio, Se completan los delanteros y los lados con un faldón
acaba de espirar no ha ofi'ecido nada bien nuevo, como no reta por donde se pasa la cinta de mediano ancho, que se añadido, ]}legado por delante y adornado con una vuelta de
sea la aparición en los salones de París del frac color de dobla en dos y se anuda por detras. terciopelo. La es]>alda forma dos pliegues encañonados.
grosella. Esta innovación nos ha sido anunciada, hace tres },?' hücra:^-'^' i media brida sobre la brida,— 1 media Cuello recto y bolsillos de terciopelo, así como las carteras
dias, por un periódico, órgano oficial de la hi)ih Ufo. El frac brida, — ,^ bridas,— i media brida en el calado,— se vuelve de las mangas.
negro está considerado como prenda \'ul<íar, ordinaria y al signo '•'. 2. 'Tnij'i: de ¡ii/iiUn azu!, con briichados de eiicunauh. Fal-
horriblemente fúnebre ; el frac color de grana, que ha est;i- La mangase comix>ne de dos hileras : da interior, de seda ligera, cubierta de una falda de lanilla,
do muy de moda, empieza á decaer ; el frac color de pulga, i." hüent: — " 2 veces ( — i media brida en la presilla), que termina en tres pliegues en forma de aros. Polonesa
con bocones de oro, que ¡levaba el Duque de Morny en la — I malla cadeneta, — se vuelve al signo ^. fruncida. Los delanteros \'an abiertos en medio : se compo-
última rece]K;ion de Ai-sene Houssaye, no ha tenido imita- 2." liiJc!'/}: — Se la ])rincipia en la costura de debajo del nen de un lorro liso, sobre el cual se ajusta un pedazo de
dores. U n cliibmaii decidido ha inventada el frac color de brazo,^—'- I inedia brida, — 3 bridas,— i media brida en e! tela brochada, á fin de que no se vea ei forro al separarse
grosella. calado formado por la malla cadeneta, — i media brida en- los delanteros bullonados,qne no ^'an abrochados. Estos de-
Francamente, en el último tercio del siglo .\ix, época tre las 2 medias bridas, — se vuelve al signo '^. lanteros van fruncidos en el cuello y ])or dcbaio de la cin-
de severidad en las modas masculinas, esta resurrección Se pone bajo la h¡!er;ide escamas, al rededor de la falda, tura; una V de lerciopelo granate, fijada en el ludo dere-
de las modas de la Regencia es tan grotesca como ab- un volantito plegado de cintas de raso, sobre el cual citen cho, se abrocha en el izquierdo. Los laditos son cortos, y
surda. las escamas, — En la parte inferior de la espalilase pone un se cubre su extremidad con los paños plegados del delan-
lazo grande hecho con la cinta ancha, que cae sobre el vo- tero. La espalda es de un corte princesa, y 'iornr^.pouf. Cue-
lante. llo y carteras de terciopelo granate.
La costumbre francesa de dar el i." de Abril una de csaf; Sombrero para niños de a á 4 años, — Núm, 1 1 . 3. Tríij'e (fe caeheiniy f;ris tireiia. Falda interior, guarne-
bromas que los españoles llamamos inocentadas por estar cida de un volunte muy alto imiespicgahlc. La sofrefalda for-
en uso el dia de los Inocentes, y que aqui \\\\.WYM.\ poisson Este sombrero es de paja florentina y ^•a cubierto por ma delantal, recogido muy arriba en los costados. P o r de-
rf'/l''/-//(pesc:ido de A b r i l ) , iba cayendo en desuso, como debajo del ala con una t i r a d o raso blanco de 3 í/j centí- tras se compone de un paño grande, dividido en dos partes
todas las antiguas costumbres, cuando este año la pobla- metros, frimcida tres veces en medio. Se fijan bajo esta trasversales por medio de un fi'uncido. La parce superior
ción de Courbevoie, cercana á París, la ha visto resucitar tira dos cabecitiis de raso, de 3 centímetros. Un bíiiid>i de forma un/i.^w/poco abultado, y la parte inferior cae com-
de una manera inaudita. raso rodea la copa y termina por delante en una rosácea pletamente recta. El corpino, de aldeta redonda, va cruza-
grande de la misma tela, biijo la cual se fija un encaje ple- do y fruncido en la izquierda, en el hombro y en la cintu-
— ¿Monsieur Duhreuil, notario de Courbevoie? gado. Se fija la rosácea con seis ailileres de ciibeiía de metal. ra. El forro se abrocha en medio. La espalda esconde su
— Aqui vive.
Capota para niñas de 6 á S años. — Núm. 12. extremidad bajo \Í\ pauf. Dos broches de metal cierran el
— ¿Está en casa? cruzado. Cuello recto.
— Vayase al diablo. El ala va cubierta por la parte interior de gasa encar-
— No es V. muy amable. nada oscura plegada, y por la exterior, con rosáceas de plu-
— i Y V, ! Dé gracias á Dios que no le mando prender mas de un azul gris. Laco]>a va formada ]>or un bullón alto
por farsante, ¡Cóniol Desde esta mañana es V. el milési- P E Q U E Ñ A GACETA PARISIENSE.
de gasa de seda encarnada, forrada de tul fuerte dispuesto
mo parisiense que viene á embromarme preguntándonie en pliegues huecos. Unos lazos de cinta encarnada, de
por mi principa!. Vayase á escape si no quiere que le eche 4 centímetros de ancho, guarnecen el lado izquierdo de la Lo que importa, ante todo, ¡lara que un traje de baile ó
de otro modo. capola, y unas cintas iguales, de 50 centímetros de largo, de paseo siente perfectamente, es tener un corsé modela-
Tal fué el coloquio i¡uc tuvo lugar el dia i." de Abril en- sirven de bridas. do, por decirlo asi, y que sea irreprochable en su corte y
tre el pasante de M. Dubreuil, notario, y el director de iin en su aire.
periódico de Paris. El periodista, despechado de tan sin- Pantalla de chimenea,—-Núm. 13.
La casa de Pl.^^[E^'T tiene dos corsés en relación con las
gular recibimiento, salió á la calle, y alli fué testigo de un Esta pantalla, cpic forma al mismo tiem|í0 esciátorio, toileítc^ actuales : el corsé Carazn y el corsé Sultana, cada
curioso espectáculo. con pupitre, tintero 3- jialmacoria en el interior, es de ma- uno de los cuales tiene una atribución diferente. El corsé
Courbevoie ofrecía un aspecto nunca visto. Una nube de dera de nogal con filetes de oro. Su estilo es de Luis XVI, Coraza conviene a los talles largos y afilados, como los de
parisienses había descargado sobre ei tranquilo pueblecito, c(ui cuatro columnicas y espejo en el interioi. Este mueble la reina Ana de -\ustria y de todas las damas de la corte
invadiendo sus calles: pero !o más singular del caso era puede servir para escribir delante de la chimenea. Lleva de Luis XIV. El corsé Stdtana, por el contrario, es com-
que todos aquellos extranjeros á la población eran igual- unas aplicaciones de terciopelo de (íénova sobre raso. pletamente Luis XV, Pompadour y Dubarrv. Es el corsé
mente extranjeros unos á otros, v se miraban con extniñe- de las liiilflles sua\'es y ilutantes y de todos' los trajes de
za. Y la sorpresa llegó á su colino cuando una nue\'a olea- Mesita de felpa, — N ú m . 14.
baile.
da de viitjeros desembarcó de la estación del ferro-carril, V;i cubierta esta mesita de felpa azul pálido v color de
d é l o s tranvías, de los \'apores, mostrando los recien iie- I-osa, y adornada con pabellones, pasamanerías y ñecos de El Bo!cl¡!¡'(hth! de la casa de PurMEXi' informará á nues-
gados no menos admiración que los oíros al ver tantos pa- tras lectoras mejor que nosotros. X o tienen más que pe-
los mismos colores. dírselo por carta á M. Dt: PLi-.\ttcxr ( 3 3 , rite Vivicnne, Pa-
risienses reunidos en aquel rincón de los arrabales.
Traje de lanilla y terciopelo. ^—Núms. 15 y 16. rís), V en é! encontrarán los diseños v precios de tos corsés
I Qué misterio era aquél f que han hecho la reputación de dicha casa.
De repente, un hombre á caballo atraviesa la muche- Para la explicación y ]iatrones, \'é;ise el núm. 11, figu-
dumbre y va á pararse á la puerta del notario. El jinete ras 7 á 12 de la ILija-Su¡'!i-inviiÍ!.i al presento número.
echa pié á tierra. Era M. Dubreuil en persona, que venía Traje de seda y terciopelo.—Núms. 17 y 18, Es suficiente enviar las medidas exactas á MmOB. de V E R -
de dar un pasco por el Bosque de lioulogne. Al saber ([uién T U B , 1 2 , r u é A n t i e r . P A R Í S , para recibir de esta célebre
De seda y terciopelo morado oscuro.— Delantero.— Falda casa un corsé de corte y elegancia irreprochables.
era, cerca de mil manos, inclusa la de nuestro periodista, retlonda con tres volantes plegados y dentados, con ador-
se extendieron hacia M. Dubreuil, agitando al aire un pa- nos de azabache en caria diente. Pnnkrs de seda lisa. Cor-
pel, cuyo contenido era el siguiente : piño de seda, abierto sobre un chaleco de terciopelo ro- El A c e i t e d e Quina, de E . C O U D R A Y , perfumista, 13,
deado de azabache. me d'Enghiet!^ París, conserva por "n tiempo indefinido el ca-
iM. DI;BREUIL. Espalda. El paño de seda, dispuesto en pliegues v reco- bello, dándole un brillo y una ílexibilidad incomparables. No es,
gido en la ciulm-a, cae sobre hi falda de terciopelo. "El cor- pues, extraño que su inventor baya obtenido en la ñltima Exposi-
NOTAKro. ción Universal de Paris las más altas recompensas por todos los
piño forma punta. productos de su casa.
35, Tíarnpi; Í:1U PÍIIU , 15,
Courbevoie ( Ser.n j .
Traje color de nutria.—-Núms. ig y ao.
Vestido de lanilla listada y lanilla lisa color de nutria.—• ALIMENTO DE LÜS NIÑOS. —Para robustecer á los ni-
• . Sr Delantero. — Falda listada, guarnecida en el bajo de una ños, las mujeres y personas débiles del perhü, de! estómago, ó
trencilla y un fleco. Sobrefalda de lana, abierta en el cos- que padecen de rlorósis ó de anemia, el mejor y más haraío al-
.. Muy señor mió ; Sírvase V. pasar ;i tado y rodeada de terciopelo liso. Corpino de terciopelo muerzo es el R A C A H O U T d e loa Á R A B E S , de D e l a n -
mi despacho ei martes próximo, i.''de liso, abierto sobre un chaleco estrecho de raso color de g r e n i e r , de París. Deposiios en bis farmacias del mundo entero.
, Abril, á las once de la mañana, para caña, atravesado con brandehurgos.
asunto q u e le concierne personal- Espalda. La parte de detras es de terciopelo liso.
mente. HIGIENE DEL CUTIS: BELLEZA DE LA TEZ.
Traje de p a n a , ^;surah> y encaje. — Núm. Í \ .
Con este motivo se ofrece de us- Para proteger la epidermis contra las influencias nerniLÍosas
," • • "• • tedj etc. Vestido de pana color caoba, surah color de camarón y de la atmósfera, para devolver o conservar a! rostro f r e s c u r a ,
DruRHUiL. encaje blanco. La falda, redonda, se compone de volantes j u v e n t u d , aterciopelado, basta con adoptar para la t o i l e t t e
de encaje. Los lados dentados del bajo y la cola son de diaria la c r e m a S I M Ó N á la ^licerina,
E l notario, aturdido de verse asaltado por aquella turba pana, así cómo el corpino, guarnecido de rizados de encaje Depóiiiú : S I M Ó N , ?fi, rué de Provence, Parts, y en todas
impaciente y nada satisfecha, leyó ei papel con asombro; V abierto sobre un;i blusa de ínni/;. las perfumerías ó farmacias.
Impreso sobre máuulnas lie 1» casa P, ALAUZfcT, <k' l'aris, PassagA Stauislass, 4. 't.'^\^ Tintas de U fábrica LorllkuJL >• C (l^j ™e Soger, París).
RuscjnaiiaK lodua lus ilürcclios de iiropiedad anisiica j - líltriria. M A D R I D , — Eslahltciiiiii'ii'.o Tipogiáfico de loa S u í c í o r t s d t líuadüni'yra,
ímjircauíug <iu :D ILisil C u i u
Paseo de San Vicente , • 20.
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