Un curso introductorio de
Teoría de Conjuntos
Rodrigo Hernández Gutiérrez
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Última actualización: 2022/06/23
Departamento de Matemáticas
Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa
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Índice general
Índice general i
¡Advertencia! v
Agradecimientos vii
Sobre este libro ix
Introducción histórica xiii
0. Los números naturales e inducción 1
0.1. Los axiomas de Peano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
0.2. Suma, producto y orden en N . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
0.3. Los números naturales como conjuntos . . . . . . . . . . . . . 9
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
1. Conjuntos numerables 13
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2. El continuo 25
2.1. El teorema de Cantor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2.2. Primera demostración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2.3. Segunda demostración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.4. Tercera demostración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2.5. Más allá del continuo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
3. Axiomas de la teoría de conjuntos 45
3.1. El lenguaje de la teoría de conjuntos . . . . . . . . . . . . . . 45
i
ii ÍNDICE GENERAL
3.2. Axiomas 1 al 6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
3.3. Clases, paradoja de Russell, especificación . . . . . . . . . . . 50
3.4. El producto cartesiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
3.5. Reemplazo y regularidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
4. Relaciones Binarias 65
4.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
4.2. Relaciones de equivalencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
4.3. Órdenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
4.4. Funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.5. Productos arbitrarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
5. Ordinales 85
5.1. Buenos órdenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
5.2. Definición de ordinal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
5.3. El conjunto de números naturales . . . . . . . . . . . . . . . . 99
5.4. Ordinales a partir de ω . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
5.5. Inducción y recursión transfinita . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
5.6. Extra: la jerarquía de conjuntos . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
5.7. Extra: sobre los axiomas usados . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
6. Finitud 129
6.1. Cardinales finitos y ω . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
6.2. Operaciones con cardinales finitos . . . . . . . . . . . . . . . . 131
6.3. Exponenciación de números naturales . . . . . . . . . . . . . . 134
6.4. Conjuntos finitos e infinitos según Dedekind . . . . . . . . . . 136
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
7. Equivalencias del axioma de elección 141
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
8. Aritmética cardinal 153
8.1. Cardinales infinitos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
8.2. Extra: el número de Hartogs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
8.3. Suma y producto binario de cardinales . . . . . . . . . . . . . 157
ÍNDICE GENERAL iii
8.4. Suma y producto arbitrario de cardinales . . . . . . . . . . . . 163
8.5. Cofinalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
A. Construcción de los enteros, racionales y reales 177
A.1. Construcción de los enteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
A.2. Construcción de los racionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
A.3. Cortaduras de Dedekind . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
B. Aplicación: construyendo un conjunto no medible con recur-
sión transfinita 187
C. Aritmética ordinal 193
C.1. Suma, producto y potencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
C.2. Forma normal de Cantor y ordinales indescomponibles . . . . 197
C.3. Ordinales épsilon y propiedades de 0 . . . . . . . . . . . . . . 202
Índice alfabético 207
Bibliografía 213
iv ÍNDICE GENERAL
¡Advertencia!
Hola:
Esta versión del libro no es final. En esta versión ya están completos todos
los temas que pienso incluir. Sin embargo, aún hay varios detalles que pulir y
correcciones que hacer. Publicaré actualizaciones en mi página web conforme
vaya avanzando. Por ahora, mi página es la siguiente:
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Si no encuentras la página en esta dirección, Googléame porque puede que
la página haya cambiado.
Rodrigo Hernández (el autor),
2022/06/23
[email protected] v
vi
Agradecimientos
El proyecto de este libro comenzó aproximadamente en el año 2009, cuan-
do impartí mi primer curso de teoría de conjuntos. Así que a quien primero
debo agradecer es a todxs mis alumnxs que han tomado cursos de teoría de
conjuntos conmigo. Gracias a ellxs fui capaz de compilar este material a lo
largo de los años. No me queda duda que mis alumnxs del futuro me ayuda-
rán a seguir mejorando el material.
Luego veo qué más decir
vii
viii
Sobre este libro
P. ¿Cuál es el objetivo de este libro?
R. Dar una introducción a la teoría de conjuntos para estudiantes de cien-
cias.
P. ¿Este libro me ayudará a entender cómo demostrar?
R. No, se está suponiendo que las personas que leen este libro ya tienen
experiencia haciendo demostraciones.
P. Acabo de empezar a estudiar ciencias o ingeniería y quiero
aprender sobre conjuntos. ¿Puedo empezar a aprender en este
libro?
R. No, vamos a suponer que las personas que lean este libro ya saben sobre
álgebra de conjuntos.
P. ¿Cuál es la diferencia entre álgebra de conjuntos y teoría de
conjuntos?
R. Cuando digo «álgebra de conjuntos» me refiero a conocer intuitivamen-
te el concepto de conjunto y manejar las operaciones básicas (unión,
intersección, complemento). Teoría de conjuntos es cuando tomamos
los conjuntos como objetos de estudio y no meras herramientas.
ix
x
P. ¿Qué cursos debo de tomar antes de leer este libro? ¿Cuáles
son los prerequisitos?
R. Un año de álgebra universitaria, un año de cálculo, y haber tomado
estos cursos enfocados a hacer demostraciones. Se deben poder hacer
demostraciones básicas por inducción matemática. Se requiere algo de
madurez matemática, de preferencia estar en el tercer año de la licen-
ciatura.
P. ¿Has impartido cursos con este material?
R. Sí, este libro está basado en mis cursos de teoría de conjuntos en la
Facultad de Ciencias de la UNAM y en la UAM Iztapalapa.
P. ¿En cuánto tiempo se puede estudiar este material?
R. Este material está planeado para verse en un total de 64 horas de clase.
Se espera que los alumnos estudien los ejercicios por su cuenta. Los tres
apéndices no están tomados en cuenta en esta cuenta.
P. El material de este libro cubre los temarios de 2 cursos de la
Facultad de Ciencias de la UNAM. ¿No es demasiado?
R. En mi opinión, no. Por eso aclaré los requisitos arriba. La idea es tomar
este curso a la par de cursos como Análisis Matemático y Teoría de
Grupos, o después.
P. ¿Porqué incluir material tan avanzado?
R. Hay partes de la teoría de conjuntos que están en posiciones muy altas
en el edificio de las matemáticas. En particular, para estudiar forcing se
tendría que tomar al menos otro curso de conjuntos además del material
de este libro. Por lo tanto, para poder llegar a esos temas en un tiempo
razonable, es necesario empezar así.
xi
P. ¿Qué contienen los apéndices?
R. En ellos incluí el material adicional; es decir, que no es parte del cur-
so formalmente hablando, pero que puede que sea de interés de lxs
alumnxs que toman el curso. En el apéndice A se encuentra la construc-
ción de los distintos tipos de números usando conjuntos. En el apéndice
B se da una aplicación interesante de la recursión transfinita al análi-
sis. En el apéndice C se ve una generalización de las operaciones de los
números naturales a la clase de todos los ordinales.
P. ¿Porqué tus apéndices están menos detallados y sin ejercicios?
R. El objetivo de los apéndices es que lxs alumnxs puedan leer un poco
más de lo que se vería en un curso básico, así que no se espera que
trabajen de la misma manera. Es decir, intenté que los apéndices sean
una lectura más ligera, en medida de lo posible.
P. ¿Qué pasa si encuentro un error en tu libro?
R. Escríbeme a mi correo institucional [email protected] para que lo
corrija.
xii
Introducción histórica
La teoría de conjuntos es el estudio del infinito. Se puede decir ([19]) que
la teoría de conjuntos nació en 1874 cuando Cantor publicó en [3] una prueba
de que el conjunto de números algebraicos se puede poner en correspondencia
biyectiva con el de los números naturales, pero el conjunto de números reales
no posee esta propiedad. Esta fue la primera vez que se mostró que hay
distintos tamaños de infinito.
Una pregunta interesante es porqué lxs matemáticxs tardaron tanto en
formalizar el concepto del infinito. Para explorar esta pregunta vamos a ha-
blar un poco de la historia del infinito antes de Cantor. De paso, podremos
entender cómo se entendía al infinito antes de 1874.
Antigua Grecia
El infinito ha estado presente desde inicios de la matemática en la antigua
Grecia, cuando aún se confundía con la filosofía. De acuerdo a la Física de
Aristóteles, Zenón de Elea (490–430 a. C.) presenta una serie de paradojas con
las que pretende argumentar que el movimiento es una ilusión. Seguramente
el lector ha escuchado sobre la famosa paradoja de Aquiles y la tortuga, la
más famosa entre estas paradojas.
De acuerdo a Zenón, el héroe griego Aquiles y una tortuga inician una
carrera en la cual a la tortuga se le otorga la ventaja de empezar una cierta
distancia adelante de Aquiles. Una vez que Aquiles ha llegado al punto inicial
de la tortuga, ésta ya se desplazó una cierta distancia. Así que Aquiles sigue
corriendo y llega al punto a donde se desplazó la tortuga. Pero la tortuga, para
este punto, ya avanzó hacia adelante, un poco más. Por este razonamiento,
dijo Zenón, Aquiles nunca alcanzaría a la tortuga.
En términos modernos, no hay ninguna paradoja. En bachillerato se en-
seña que, suponiendo velocidades constantes, el movimiento de Aquiles y de
xiii
xiv
la tortuga se pueden graficar como dos rectas que se intersectan. Este punto
de intersección es el momento y lugar donde Aquiles alcanza a la tortuga.
Sin embargo, para entender por qué esta historia era considerada para-
dójica, hay que entender cómo pensaban los antiguos griegos. El proceso
descrito por Zenón es un proceso infinito y para los antiguos griegos, el in-
finito tenía conotaciones negativas. En tiempos de los antiguos griegos, el
infinito –apeiron– denotaba una falta de estructura. Dado que este no es un
texto de filosofía, sugerimos la referencia [13, Part Five] para que el lector
que quiera entender esto más profundamente.
A pesar de esto, los antiguos griegos sí usaron el infinito en sus mate-
máticas, aunque de una forma potencial. La forma más sencilla de explicar
qué significa esto, es considerando el famoso teorema que dice que existe una
infinidad de primos. Pensemos en las siguientes dos formas de enunciar este
teorema.
(1) Para cada número natural existe un primo que lo supera.
(2) El conjunto de números primos es infinito.
El enunciado (1) habla de un infinito potencial y el (2) de un infinito
completo 1 . Para los antiguos griegos, la forma correcta de enunciar el teorema
sería (1) dado que ellos seguramente no podían concebir a la colección de
números primos como algo completo.
Como ejemplo práctico del uso del infinito potencial en las matemáticas de
la antigua Grecia se tiene el «método exhaustivo» de Eudoxio, que consiste en
aproximar una figura geométrica por medio de otras figuras más sencillas. En
varias de las proposiciones de los Elementos de Euclides se usa este método.
El lector puede consultar [27, Sección 2.6, p. 48] para una lista de resultados
de los Elementos que lo usan. El primero y más conocido de estos resultados
es la obtención del área de un círculo aproximándolo por medio de polígonos
regulares inscritos con más lados cada vez.
1
En inglés este se conoce como «actual infinity». Algunos autores traducen el inglés
«actual» como el español «actual» erroneamente. Este es un ejemplo de heterosemánticos:
palabras en dos idiomas distintos que se escriben de manera similar pero significan cosas
diferentes.
xv
Galileo
Galileo Galilei (1564–1642) es famoso por ser el primer científico en el
sentido moderno de la palabra. Su obra más famosa es «Diálogos sobre los dos
máximos sistemas del mundo», en la cual presenta el sistema heliocéntrico.
Sin embargo, algo poco conocido es que en este trabajo, Galileo presenta una
paradoja del infinito, que ahora es conocida como la paradoja de Galileo. La
paradoja consiste en observar que la colección de números enteros positivos
está en correspondencia biyectiva con la colección de cuadrados perfectos.
1 2 3 4 5 ...
1 4 9 16 25 ...
Para un estudiante moderno de matemáticas, este procedimiento es es-
tándar para un primer curso. Sin embargo, en los tiempos de Galileo este
procedimiento parecía contradecir el famoso principio «el todo es mayor que
la parte» que aparece como la quinta noción común de los Elementos de
Euclides.
El cálculo y después el análisis
Uno de los episodios más famosos en la historia de las matemáticas es la
invención del Cálculo por Newton (1643–1727)2 y Leibniz (1646–1716). En
este episodio el infinito también se asomó y causó unos cuantos dolores de
cabeza.
Como ya lo sabe cualquier estudiante de nuestros tiempo, la noción de
límite es esencial para el Cálculo. Pero la noción de límite es bastante mo-
derna. Antes de esto, Newton, Leibniz y otros antes que ellos hablaban de
los «infinitesimales». Intuitivamente, un infinitesimal es una cantidad más
pequeña que todos los números positivos, pero que no llega a ser cero.
Los infinitesimales fueron criticados fuertemente. Incluso el Obispo irlan-
dés George Berkley publicó en 1734 un libro, «The Analyst», en el cuál criticó
a los infinitesimales (y otros conceptos matemáticos).
2
Newton nació cuando se usaba el calendario Juliano. Su año de nacimiento fue 1642
en el calendario Juliano y 1643 en el calendario Gregoriano.
xvi
A pesar de todo esto, el concepto del infinito seguía apareciendo en las
matemáticas. El libro más famoso de Leonard Euler (1707–1783) llevaba el
título «Introductio in analysin infinitorum». En este trabajo, Euler estudió
las series infinitas de manera formal y sin preocuparse de su convergencia
como es común ahora.
La aritmetización del análisis
Conforme fue pasando el tiempo, los matemáticos se interesaron cada vez
más en separar a las matemáticas de la intuición. Uno de los primeros fue
Bernard Bolzano (1781–1848) que ganó su lugar en la historia por haber sido
quien dió la definición moderna −δ de límite, entre otros logros. Esta defini-
ción eliminó la necesidad de usar infinitesimales para el cálculo. Sin embargo,
Bolzano estaba interesado en el infinito, y escribió un libro «Paradoxien des
Unendlichen» sobre este tema, que se publicó de manera póstuma en 1851.
Al principio de su libro, Bolzano comenta que una gran cantidad de pa-
radojas matemáticas contienen a la idea del infinito. Es interesante leer que
Bolzano considera al infinito como lo consideramos ahora en teoría de conjun-
tos: como el tamaño de una colección que no se puede terminar si removemos
elementos de ella, uno a uno. Este infinito es distinto al de los infinitesimales
y a la idea de una cantidad variable que «tiende a infinito» como se enseña
en cálculo en la actualidad.
En la época que siguió a Bolzano, se lograron varios avances que ahora
se enseñan en cursos básicos en las licenciaturas de matemáticas. Sucede que
empezando en los números naturales, es posible definir de manera sucesiva
los enteros, los números racionales y finalmente los números reales3 . Giuseppe
Peano (1858–1932) dió en 1889 una axiomatización de los números naturales
que aún se usa hoy con algunas modificaciones4 . La forma más común en la
que se definen los números reales a partir de los racionales hoy en día la dió
Richard Dedekind (1831–1916) y ahora llamamos a este método «cortaduras
de Dedekind»5 . Por medio de esto, se logró la aritmetización del análisis, es
decir, se pudieron explicar los reales a partir de los naturales.
3
Esto lo podrá encontrar desarrollado en el apéndice A de este libro.
4
Esta la veremos en el Capítulo 5.
5
Véase la sección A.3.
xvii
Nacimiento e infancia de la teoría de conjuntos
Durante el periodo de aritmetización del análisis el matemático alemán
Georg Cantor (1845–1918) inició su trabajo en teoría de conjuntos. Como
ya comentamos al princio, el año histórico fue 1874. Cantor definió conjunto
símplemente como una colección de objetos que pueden ser separados por la
intuición, pero considerados como un total. Otro concepto importante que
Cantor definió es el de buen orden6 .
La teoría de Cantor fue controvertida. Efectivamente, Cantor había creado
una parte de las matemáticas que nunca antes se había explorado. Su crítico
más famoso fue Leopold Kronecker (1823–1891), quien dijo que Cantor era un
«charlatán», un «renegado» y un «corruptor de la juventud» [2, p. 221]. En
cambio, David Hilbert (1862–1943) puso la teoría de Cantor en un pedestal
y dijo que «nadie debe de poder sacarnos del paraiso que Cantor creó para
nosotros» [16].
A Hilbert le pareció tan importante la teoría de conjuntos de Cantor
que el primer de los problemas de su histórica charla del Primer Congreso
Internacional de las Matemáticas fue el problema de la Hipótesis del Continuo
(CH) de Cantor7 .
Pero la teoría de conjuntos de Cantor tenía problemas, como lo eviden-
ció Bertrand Russell (1872–1970) con su paradoja: para la colección R de
conjuntos que no se pertenecen a si mismos se puede deducir la equivalen-
cia R ∈ R ⇔ R ∈ / R. Por lo tanto, llegamos a un absurdo al considerar la
colección R (esto se verá con detalle en el Capítulo 3).
Esto podría pensarse como un gran problema. Pero por suerte los mate-
máticos somos tercos y no nos damos por vencidos. Lo que ocurrió fue que
se axiomatizó la teoría de conjuntos. Esto significa que a los conjuntos se les
toma como una noción primitiva con una relación binaria de pertenencia y se
dan las reglas que satisface esta relación. Formalmente, los conjuntos no son
nada más ni nada menos que objetos que cumplen estos axiomas. La axio-
matización que usamos ahora fue definida por Ernst Zermelo (1871–1953)
y después modificada por Abraham Fraenkel (1891–1965); estos axiomas se
conocen como axiomas de Zermelo-Fraenkel, o ZF para abreviar. Usualmen-
te agregamos a la lista de axiomas el axioma de elección, definido también
por Zermelo, y en este caso la colección de axiomas de ZF más el axioma de
6
Estudiaremos sobre buenos órdenes en el Capítulo 5.
7
Véase la Definición 2.17.
xviii
elección se denotan por ZFC ya que la palabra elección en inglés es «choice».
Naturalmente la historia no acaba aquí, ya que la teoría de conjuntos no
ha dejado de ser ampliamente estudiada por matemáticos. Vale la pena men-
cionar que la teoría de conjuntos fue tan exitosa que ahora, en la mayoría
de los casos, el resto de las estructuras matemáticas se consideran como con-
juntos según ZFC (o algún fragmento de ZFC) que constan de una estructura
adicional.
Por cierto, los infinitesimales de Newton y Leibniz revivieron después
de que se desarollara la teoría de conjuntos. Abraham Robinson (1918–1974)
desarrolló una versión alterna del análisis que denominó análisis no estándar,
esto usando los axiomas de ZFC. En el análisis no estándar se trabaja con
infinitesimales en vez de la definición − δ de límite.
Finalmente, mencionamos que existen otras teorías de conjunto diferentes
a ZFC y otras axiomatizaciones de las matemáticas que no usan teoría de
conjuntos (la más famosa es la teoría de categorías) pero no trataremos nada
de eso en este libro.
Lectura adicional
La historia presentada arriba es sólamente una probada de porqué se
originó la teoría de conjuntos. Aquí doy unas cuantas referencias para leer
un poco más.
Para una lectura ligera del infinito a través de la historia de la huma-
nidad, se recomienda «A Brief History of Infinity: The Quest to Think
the Unthinkable» de Brian Clegg, [5].
Un libro acerca del infinito, la teoría de conjuntos y la topología, pero
platicado sin irse mucho a tecnisismos ni detalles es el libro «In Search
of Infinity» de Naum Yaukolevich Vilenkin, [37].
En el capítulo «Set Theory from Cantor to Cohen» de Akihiro Ka-
namori [20] se puede encontrar un resumen técnico exhaustivo de la
historia de la teoría de conjuntos desde su origen con Cantor hasta la
invención del forcing por Paul Cohen.
Capítulo 0
Los números naturales e
inducción
El objetivo de este primer capítulo es dar las propiedades básicas del
conjunto de números naturales. Hacemos esto antes de enunciar los axiomas
de la teoría de conjuntos en el capítulo 3, así que manejaremos una teoría
de conjuntos ingenua 1 , pero sin restar formalidad. Por lo tanto, a partir de
ahora supondremos que usted tiene los conceptos del lenguaje de la teoría de
conjuntos sin poner demasiada atención a los axiomas. Esto pudo haber sido
en un curso básico de matemáticas universitarias para científicos.
Si A es un conjunto y x es uno de sus elementos escribiremos x ∈ A. La
negación de x ∈ A se escribe x ∈ / A. La notación A ⊂ B significa que todo
elemento de A es elemento de B. Si A y B son conjuntos supondremos que
usted conoce:
su unión A ∪ B = {x : x ∈ A o x ∈ B},
su intersección A ∩ B = {x : x ∈ A y x ∈ B},
la diferencia A \ B = {x : x ∈ A y x ∈
/ B}, y
su producto cartesiano A × B = {hx, yi : x ∈ A y x ∈ B}, donde hx, yi
denota una pareja ordenada.
1
El término en inglés es naive set theory, véase [7]. Un colega se quejó conmigo de esta
traducción tan literal, y me sugiere el término teoría de conjuntos intuitiva.
1
2 0.1. LOS AXIOMAS DE PEANO
Diremos que dos conjuntos A y B son ajenos 2 si su intersección A∩B = ∅.
Supondremos que usted conoce el concepto de función, incluyendo la notación
f : X → Y que denota una función de X a Y .
0.1. Los axiomas de Peano
Giuseppe Peano (1858–1932) fue el primero en presentar un sistema axio-
mático para los números naturales. Desde el punto de vista moderno, hay
varias formas de presentar los axiomas de Peano. Lo que nosotros vamos a
suponer es que hay cierto conjunto N del cual llamaremos a sus elementos
números naturales y que estará provisto de una operación σ que llamare-
mos función sucesor (intuitivamente, σ(n) significa n + 1) y un elemento
distinguido 0 llamado cero (el primer elemento de los números naturales). Y
supondremos las siguientes propiedades, que son las que enunció Peano en
su sistema original3 , pero adaptados para nuestros propósitos.
0.1. Definición Diremos que una terna hN, 0, σi cumple los Axiomas de
Peano si N es un conjunto y se cumplen las siguientes condiciones.
(i) 0 ∈ N.
(ii) σ : N → N es una función.
(iii) Si m, n ∈ N son tales que σ(m) = σ(n), entonces m = n.
(iv) Si n ∈ N, entonces σ(n) 6= 0.
(v) (Axioma de Inducción) Sea A ⊂ N. Supongamos que se dan las siguien-
tes dos propiedades.
(a) 0 ∈ A, y
(b) para todo n se tiene que n ∈ A implica σ(n) ∈ A.
Entonces A = N.
2
También se les llama «disjuntos», aunque no usaremos este término en el libro por ser
un anglicismo que podemos evitar.
3
Para Peano los números naturales empezaban en el 1 pero nosotros incluimos el 0 por
las convenciones modernas.
0.2. SUMA, PRODUCTO Y ORDEN EN N 3
En el axioma de inducción usualmente a la parte (a) se le llama base de
inducción y a la parte (b) se le llama paso inductivo.
No será hasta el capítulo 5, corolario 5.36, que justificaremos los axiomas
de Peano a partir de los axiomas de ZFC. Por ahora, vamos a tomar como
cierta la existencia de una terna hN, 0, σi que cumple los axiomas de Peano.
Una de las consecuencias del axioma de inducción es el siguiente teorema,
que por ahora aceptaremos sin demostración y más adelante (teorema 5.37)
demostraremos. Este resultado es conocido como teorema de recursión para
los naturales.
0.2. Teorema Supongamos que f : A → A es una función y a ∈ A. Entonces
existe una única función g : N → A tal que
(a) g(0) = a, y
(b) para todo n ∈ N, g(σ(n)) = f (g(n)).
0.2. Suma, producto y orden en N
Como ejemplo de uso del teorema de recursión para los naturales, vamos
a definir a la suma y producto de números naturales. La suma y producto son
operaciones binarias, es decir, funciones N × N → N. Para definirlas, vamos
a dejar fija la primera variable m y hacer inducción sobre la segunda:
m + 0 = m, m · 0 = 0,
m + σ(n) = σ(m + n). m · σ(n) = (m · n) + m.
Antes de proceder a estudiar estas definiciones, vamos a hablar de cómo
es que se usa el teorema 0.2 para definir la suma; el caso del producto se lo
dejamos a usted en el ejercicio E.0.2.
Para definir m + n lo que hacemos es fijar m ∈ N y definir una función
g : N → N de tal manera que g(n) = m + n para todo n ∈ N. Nótese que
entonces en el teorema 0.2 el conjunto A = N. Hay que dar un elemento
a ∈ A que será el valor de g(0), entonces hacemos a = m. Finalmente, hay
que decir cuál es la función f : N → N; pero esta función debe definirse antes
de saber que es lo que significa la suma. En este caso, definimos f (x) = σ(x)
para todo x ∈ N.
4 0.2. SUMA, PRODUCTO Y ORDEN EN N
Entonces veamos que esto funciona como queremos. Primero, según el
inciso (a) del teorema 0.2, g(0) = a = m que es lo que queremos que signifique
m + 0. Ahora, supongamos que n ∈ N y que g(n) = m + n. Entonces por el
inciso (b) del teorema 0.2 obtenemos que
m + σ(n) = g(σ(n)) = f (g(n)) = f (m + n) = σ(m + n),
que es justo lo que queríamos.
Como ejemplo de cómo funcionan estas definiciones, veamos cómo se prue-
4
ba que 2 + 2 = 4. Antes de esta prueba, necesitamos definir los números 2
y 4. Naturalmente 1 = σ(0), 2 = σ(1), 3 = σ(2) y 4 = σ(3). Veamos ahora la
prueba:
2 + 2 = 2 + σ(1) (definición de 2)
= σ(2 + 1) (definición de la suma)
= σ(2 + σ(0)) (definición de 1)
= σ(σ(2 + 0)) (definición de la suma)
= σ(σ(2)) (definición de la suma)
= σ(3) (definición de 3)
= 4. (definición de 4)
Ahora pasemos a probar las propiedades clásicas de la suma y producto,
en las que tendremos que usar el axioma de inducción.
0.3. Proposición La suma de números naturales es asociativa.
Demostración. Probaremos la igualdad
(∗) (k + m) + n = k + (m + n)
por inducción en n. Para n = 0 obtenemos que
(k + m) + n = (k + m) + 0 (n = 0)
= k+m (definición de suma)
= k + (m + 0) (definición de suma)
= k + (m + n) (n = 0)
Ahora supongamos que la igualdad (∗) se cumple para n = r y probémosla
4
Todo enunciado matemático es un axioma (que suponemos verdadero) o un teorema
(que requiere prueba).
0.2. SUMA, PRODUCTO Y ORDEN EN N 5
para n = σ(r).
(k + m) + n = (k + m) + σ(r) (n = σ(r))
= σ((k + m) + r) (definición de suma)
= σ(k + (m + r)) (hipótesis de inducción)
= k + σ(m + r) (definición de suma)
= k + (m + σ(r)) (definición de suma)
= k + (m + n) (n = σ(r))
Por el axioma de inducción, la igualdad (∗) es válida para todo n ∈ N.
Ahora probaremos que la suma es conmutativa, pero separamos partes
de la prueba.
0.4. Lema Si n ∈ N entonces 0 + n = n.
0.5. Lema Si n ∈ N entonces 1 + n = σ(n).
La prueba de estos dos lemas se la dejamos a usted en los ejercicios E.0.3
y E.0.4, y continuamos con la prueba de la conmutatividad.
0.6. Proposición La suma de números naturales es conmutativa.
Demostración. Ahora probaremos que si m, n ∈ N se da la igualdad
(∗) m + n = n + m
por inducción en m. Para m = 0, notemos que por el lema 0.4, 0 + n = n y
por la definición de suma n + 0 = 0. Por lo tanto, 0 + n = n + 0. Esto prueba
la base de inducción.
Ahora probemos el paso inductivo. Supongamos que la igualdad (∗) se da
para m = r y probémosla para m = σ(r).
n+m = n + σ(r) (m = σ(r))
= σ(n + r) (definición de suma)
= σ(r + n) (hipótesis de inducción)
= 1 + (r + n) (lema 0.5)
= (1 + r) + n (proposición 0.3)
= σ(r) + n (lema 0.5)
= m+n (m = σ(r))
Esto concluye la prueba del paso inductivo y por el axioma de inducción,
la prueba de la proposición.
6 0.2. SUMA, PRODUCTO Y ORDEN EN N
Con esto quedan establecidas las propiedades importantes de la suma. Lo
natural en este momento es tratar de probar las propiedades del producto.
Desde ahora, usaremos la convención que el producto se puede denotar por
concatenación siempre y cuando no haya duda de qué significa. Entonces
escribiremos ab en vez de a · b, pero la operación 1 · 0 no es lo mismo que
10. Otra convención que usaremos es que el producto tiene prioridad sobre
la suma. Esto nos va a ayudar a escribir menos paréntesis. Por ejemplo, en
vez de escribir (ab) + c simplemente vamos a escribir ab + c.
Una de las razones por las que las propiedades del producto son más
difíciles de probar que las de la suma es porque el producto se define en
términos de la suma. Sucede que las propiedades asociativa y conmutativa
del producto se pueden probar más fácilmente si primero se prueban las
propiedades distributivas.
0.7. Proposición Si k, m, n ∈ N entonces
(a) k(m + n) = km + kn, y
(b) (k + m)n = kn + mn.
Demostración. Probamos la igualdad del inciso (a)
(∗) k(m + n) = km + kn
por inducción en n. La igualdad (b) la dejamos a usted en el ejercicio E.0.6.
La base de inducción es cuando n = 0.
k(m + n) = k(m + 0) (n = 0)
= km (definición de suma)
= km + 0 (definición de suma)
= km + k · 0 (definición de producto)
= km + kn (n = 0)
Entonces supongamos que la igualdad (∗) se da para n = r y probémosla
para n = σ(r).
k(m + n) = k(m + σ(r)) (n = σ(r))
= k(σ(m + r)) (definición de suma)
= k(m + r) + k (definición de producto)
= (km + kr) + k (hipótesis de inducción)
= km + (kr + k) (proposición 0.3)
= km + kσ(r) (definición de producto)
= km + kn (n = σ(r))
0.2. SUMA, PRODUCTO Y ORDEN EN N 7
Esto prueba el paso inductivo y por el axioma de inducción, ya acabamos.
Ahora usemos estas dos propiedades para probar las propiedades que
quedan.
0.8. Proposición El producto de números naturales es asociativo.
Demostración. Probamos la igualdad
(∗) (km)n = k(mn)
por inducción en n. Para la base de inducción, n = 0, ambos lados de la
igualdad son iguales a cero por lo que se cumple la igualdad (∗).
Ahora supongamos que la igualdad (∗) se cumple para n = r y probémosla
para n = σ(r).
(km)n = (km)σ(r) (n = σ(r))
= (km)r + km (definición de producto)
= k(mr) + km (hipótesis de inducción)
= k(mr + m) (lema 0.7(a))
= k(mσ(r)) (definición de producto)
= k(mn) (n = σ(r))
Esto concluye el paso inductivo y por el axioma de inducción, la igualdad
(∗) es cierta.
Ahora vamos por la propiedad conmutativa del producto. Primero sepa-
ramos los siguientes hechos los cuales dejamos a usted en los ejercicios E.0.7
y E.0.8.
0.9. Lema Para todo n ∈ N, 0 · n = 0.
0.10. Lema Para todo n ∈ N, 1 · n = n
0.11. Proposición El producto de números naturales es conmutativo.
Demostración. Probaremos la igualdad
(∗) mn = nm
por inducción en n. La base de inducción, n = 0, se sigue del lema 0.9.
Entonces probemos el paso inductivo. Supongamos que la igualdad (∗) se
cumple cuando n = r y probémosla cuando n = σ(r).
8 0.2. SUMA, PRODUCTO Y ORDEN EN N
mn = mσ(r) (n = σ(r))
= mr + m (definición del producto)
= rm + m (hipótesis de inducción)
= rm + 1 · m (lema 0.10)
= (r + 1)m (lema 0.7(b))
= (r + σ(0))m (definición de 1)
= σ(r + 0)m (definición de la suma)
= σ(r)m (definición de la suma)
= nm (n = σ(r))
Por lo tanto concluimos la prueba del paso inductivo y entonces, de este
resultado.
Con esto concluimos la prueba de las propiedades básicas de la suma y
producto de naturales. Una cosa más que podemos hacer con los axiomas de
Peano es definir el orden de los números naturales.
Dados dos números naturales m, n ∈ N diremos que5 m ≤ n si existe
k ∈ N tal que m + k = n. También se define que m < n si m ≤ n y m 6= n.
En el ejercicio E.0.10 le dejamos a usted probar que la relación ≤ es un
orden parcial6 . También le dejamos la demostración de que el orden es lineal,
es decir, que si m, n ∈ N entonces m ≤ n o n ≤ m; véase el ejercicio E.0.11.
Ya que tenemos definido el orden de los naturales con sus propiedades
básicas, podemos enunciar el principio de «inducción fuerte». Usualmente en
cursos básicos se hace la distinción entre la inducción y la inducción fuerte.
Sin embargo, la inducción fuerte es símplemente una consecuencia del axioma
de inducción. La demostración de este teorema se la dejamos a usted en el
ejercicio E.0.15.
0.12. Teorema («Inducción fuerte») Sea A ⊂ N y supongamos que se cum-
plen las siguientes dos propiedades:
(a) 0 ∈ A, y
(b) para cada n ∈ N: si k ∈ A para todo k ≤ n, entonces σ(n) ∈ A.
Entonces A = N.
5
Más adelante, en el Capítulo 5 definiremos el orden en los naturales de otra manera.
En esta parte lo estamos haciendo usando únicamente los axiomas de Peano.
6
Daremos la definición de orden parcial en la definición 4.18(ii) del capítulo 4.
0.3. LOS NÚMEROS NATURALES COMO CONJUNTOS 9
También enunciamos la siguiente propiedad básica de los números natu-
rales y le dejamos su demostración a usted en el ejercicio E.0.16.
0.13. Teorema («Principio del buen orden») Sea A ∈ N con A 6= ∅. En-
tonces existe un elemento mínimo m de A; es decir, m ∈ A cumple que para
todo a ∈ A se tiene m ≤ a.
0.3. Los números naturales como conjuntos
Finalmente, para concluir este capítulo, hablaremos un poco más sobre
qué son los números naturales. En este capítulo ya vimos que usando los
axiomas de Peano podemos derivar las propiedades básicas de los números
naturales. Pero queda la pregunta de qué conjunto es exáctamente N.
La respuesta a esta pregunta se dará en la sección 5.3 donde se verá la
definición de los números naturales de von Neumann. Por ahora podemos dar
la idea informalmente de la siguiente manera. En primera, todos los números
naturales serán conjuntos. El primer elemento de los naturales, el 0, se define
igual al conjunto vacío ∅ que no tiene elementos. En el espíritu del axioma
de inducción, dado un número natural n ∈ N definimos a su sucesor como
s(n) = n ∪ {n}7 .
Con esta definición, los primeros números naturales son
0 = ∅
1 = 0 ∪ {0} = ∅ ∪ {0} = {0}
2 = 1 ∪ {1} = {0} ∪ {1} = {0, 1}
3 = 2 ∪ {2} = {0, 1} ∪ {2} = {0, 1, 2}
4 = 3 ∪ {3} = {0, 1, 2} ∪ {3} = {0, 1, 2, 3}
y en general cualquier número natural es igual al conjunto de sus predecesores
n + 1 = {0, . . . , n}.
Notemos que esta definición tiene el efecto de que cada número natural es
elemento del siguiente
0 ∈ 1 ∈ 2 ∈ 3 ∈ ···
y además forman una cadena creciente de subconjuntos
0 ⊂ 1 ⊂ 2 ⊂ 3 ⊂ · · · ⊂ N.
7
Nótese que s(n) no es exáctamente lo mismo que σ(n).
10 0.3. LOS NÚMEROS NATURALES COMO CONJUNTOS
Ejercicios
E.0.1 Demuestre que los axiomas de Peano implican que si n ∈ N y n 6= 0,
entonces existe m ∈ N con σ(m) = n.
E.0.2 Explique exáctamente cómo se usa el Teorema 0.2 de Recursión para
definir el producto. Es decir, en cada caso, ¿cuáles son el conjunto A, las
funciones f , g y el elemento a?
E.0.3 Demuestre el lema 0.4.
E.0.4 Demuestre el lema 0.5.
E.0.5 Demuestre las leyes de cancelación de la suma. Es decir, pruebe
que si k, m, n ∈ N entonces
(i) k + n = m + n implica k = m.
(ii) k + m = k + n implica m = n.
E.0.6 Demuestre el inciso (b) de la proposición 0.7. Recuerde no usar la
conmutatividad del producto para evitar un argumento circular.
E.0.7 Demuestre el lema 0.9.
E.0.8 Demuestre el lema 0.10.
E.0.9 Demuestre las leyes de cancelación del producto. Es decir, pruebe
que si k, m, n ∈ N entonces
(i) kn = mn y n 6= 0 implica k = m.
(ii) km = kn y k 6= 0 implica m = n.
E.0.10 Demuestre que la relación ≤ definida como en este capítulo es un
orden parcial. Es decir, pruebe los siguientes enunciados para cualesquiera
k, m, n ∈ N:
(i) m ≤ m,
(ii) m ≤ n y n ≤ m implican m = n, y
0.3. LOS NÚMEROS NATURALES COMO CONJUNTOS 11
(iii) k ≤ m y m ≤ n implican k ≤ n.
E.0.11
(i) Fijando m ∈ N, use inducción para probar que
{n ∈ N : n ≤ m} ∪ {n ∈ N : m ≤ n}
es igual a N.
(ii) Use el inciso anterior para demostrar que dados m, n ∈ N entonces
m ≤ n o n ≤ m, es decir, que el orden de los naturales es lineal.
E.0.12 Demuestre que si m, n ∈ N y m ≤ n ≤ σ(m) entonces n = m o
n = σ(m).
E.0.13 Sean k, m, n ∈ N tales que m < n. Demuestre que
(i) m + k < n + k, y
(ii) si k 6= 0 entonces mk < nk.
E.0.14 Encuentre para que valores de m, n ∈ N se cumple que:
(i) m + n < m · n, (ii) m + n = m · n, y (iii) m + n > m · n.
E.0.15 Demuestre el Teorema 0.12 de inducción fuerte.
(Sugerencia: Sea B el conjunto de los n ∈ N con {0, . . . , n} ⊂ A; demuestre
que B = N.)
E.0.16 Demuestre el principio del buen órden (teorema 0.13) por inducción.
E.0.17 Sea A ⊂ N con A 6= ∅. Supongamos que A es acotado, es decir,
existe n ∈ N tal que para todo k ∈ A se tiene que k ≤ n. Demuestre que
A tiene un elemento máximo. Es decir, demuestre que existe m ∈ A tal que
para todo k ∈ A, k ≤ m.
12 0.3. LOS NÚMEROS NATURALES COMO CONJUNTOS
E.0.18 Sean a, b ∈ N tal que b 6= 0. Sea
r0 = mı́n{n ∈ N : ∃t ∈ N (n = a − bt)}.
(a) Demuestre que r0 está bien definido y que r0 < b.
(b) Concluya que existen únicos q, r ∈ N tales que a = bq + r y además
0 ≤ r < b. Este enunciado es el «algoritmo de la división» para los
números naturales.
E.0.19 Sea b ∈ N con b > 1. Usando inducción fuerte pruebe que si a ∈ N
entonces existe k ∈ N tal que para cada i ∈ k existe ai ∈ b tal que
k
X
a= ai · b i = ak · b k + . . . + a1 · b + a0 .
i=0
Esta expresión es la expansión de a en base b.
(Sugerencia: Use el algoritmo de la división para dividir a entre b.)
Capítulo 1
Conjuntos numerables
En este capítulo seguiremos manejando una teoría de conjuntos ingenua,
como expliquedo en el Capítulo 0, pero empezaremos a trabajar con la he-
rramienta central de la teoría de conjuntos: la biyección.
En esta sección y la siguiente usaremos varios conceptos sobre funciones.
Si f : X → Y es una función:
(i) su dominio lo denotamos por dom(f ) = X, y
(ii) su imagen la denotamos por im(f ) = {f (x) : x ∈ X} ⊂ Y .
Supondremos también la definición de funciones inyectivas, suprayectivas y
biyectivas. Vamos a denotar la función identidad en un conjunto X por
idX : X → X. La función inversa de una función biyectiva f : X → Y la
denotaremos por f −1 : Y → X.
Para conjuntos finitos, es intuitivamente claro lo que queremos decir con
su «tamaño». Esto corresponde aproximadamente a la idea que se tiene en
física de tomar un «patrón de medida» y comparar las mediciones con ese
patrón. En el caso de conjuntos finitos, podemos pensar que los números
naturales forman patrones para saber sus tamaños. Sin embargo, para con-
juntos arbitrarios carecemos de un patrón.1 . La forma en la que se resuelve
esto es símplemente definir cuándo dos conjuntos tengan el mismo número
de elementos, sin necesitar de un patrón.
1
Más adelante en el capítulo 8 veremos que si podemos definir patrones en ZFC, estos
son los cardinales. Sin embargo, esto no es fácil y en parte el objetivo del curso es llegar
a esto.
13
14
1.1. Definición Dados dos conjuntos X y Y cualesquiera. Denotamos
(i) X ≈ Y si existe una función biyectiva f : X → Y ; en tal caso diremos
que X y Y son equipotentes.
(ii) X 4 Y si existe una función inyectiva f : X → Y .
(iii) X ≺ Y si X 4 Y pero X 6≈ Y .
Entonces X ≈ Y denota la idea intuitiva de que X y Y tienen el mismo
número de elementos. De la misma manera, X 4 Y significa que Y tiene
al menos tantos elementos como X. Claramente X ≈ Y implica X 4 Y .
Entonces X ≺ Y coincide con la noción de que Y tiene estrictamente más
elementos que X.
El siguiente paso natural es definir cuándo un conjunto es finito y cuándo
es infinito. Aún no tenemos la maquinaria de los axiomas de ZFC desarrollada
así que trabajaremos suponiendo algunas cosas sin demostración. Por ahora,
lo que haremos es suponer que conocemos el conjunto de los números natu-
rales N de la manera expuesta al final del Capítulo 0. Es decir, supondremos
que: 0 = ∅, que cada n ∈ N tiene sucesor s(n) = n ∪ {n} ∈ N y que estos son
todos los elementos de N (básicamente como dice el axioma de inducción).
También podemos suponer que conocemos las propiedades de suma, resta y
orden de N como en el capítulo anterior.
2
1.2. Definición Sea X un conjunto. Diremos que
(i) X es finito si existe n ∈ N tal que X ≈ n,
(ii) X es infinito si no es finito, y
(iii) X es numerable si X 4 N.
Empezaremos estudiando las relaciones básicas entre estas definiciones.
En primera, supongamos que dos conjuntos X, Y cumplen X ≈ Y . Entonces
se pude probar que si X es finito, entonces también Y es finito. Análoga-
mente, intercambiando «finito» por «infinito» o «numerable» obtenemos un
enunciado verdadero. Dejamos la comprobación de estos hechos a usted, véase
el ejercicio E.1.4.
2
Si estas definiciones de conjunto finito e infinito le parecen diferentes a las que usted
conoce, consulte la sección 6.4.
15
Es importante que mencionar que por ahora no probaremos dos hechos
muy intuitivos. Primero, el hecho de que si m, n ∈ N y m ≈ n entonces
m = n; esto se probará en la proposición 6.3. En segunda instancia, el hecho
de que N es infinito; esto tendrá que esperar al corolario 6.6.
1.3. Ejemplo El conjunto Z de todos los enteros es equipotente con N, por
lo tanto, numerable infinito.
Demostración. Consideramos la función f : Z → N dada por
2n, si n ≥ 0, y
f (n) =
−2n − 1, si n < 0.
En el ejercicio E.1.5 le pedimos a usted probar que f es biyectiva. Por lo
tanto, Z ≈ N.
Vamos a detenernos a reflexionar lo que hemos hecho. Ya tenemos los
siguientes tipos de conjuntos numerables: los finitos (equipotentes a un nú-
mero natural) y los infinitos (equipotentes a N). Pero por la definición de
conjunto numerable, es natural preguntarnos si existen otros. Vamos a dar
una respuesta negativa a esta pregunta a continuación. Primero veamos que
los subconjuntos de conjuntos finitos son finitos.
1.4. Lema Supongamos que X ⊂ m para algún m ∈ N. Entonces X es
finito.
Demostración. Probaremos este enunciado por inducción en m. Si m = 0
esto significa que X = 0 = ∅ por lo que X es finito. Ahora supongamos
que ya sabemos que el resultado es cierto para m = n y probémoslo para
m = n + 1 = s(n).
Entonces X ⊂ n + 1 = n ∪ {n}. Si X ⊂ n, por nuestra hipótesis de
inducción sabemos que X es finito. Entonces, supongamos que n ∈ X. Sea
Y = X \ {n}, notemos que Y ⊂ n. Entonces podemos aplicar la hipótesis de
inducción y concluir que existe k ∈ N y una biyección f : Y → k. Definimos
g : X → s(k) por g(x) = f (x) si x ∈ Y y g(n) = k. Entonces g es una
biyección, lo cual prueba que X es finito.
Esto concluye el paso inductivo y por el axioma de inducción terminamos
la prueba.
Ahora pensemos cuándo un subconjunto de un conjunto equipotente a N
es también equipotente a N. Por ejemplo, el conjunto de los números naturales
16
pares
2N = {2n : n ∈ N}
es cláramente equipotente con N porque en su misma definición tiene una
enumeración que define inmediatamente una biyección con N. Sin embargo,
pensemos en el conjunto
P = {p ∈ N : p es un número primo}.
Intuitivamente sabemos que P debe ser un conjunto equipotente con los
naturales. Y la enumeración natural es la creciente. Podemos definir f : N →
P de tal manera que f (0) = 2, f (1) = 3, f (2) = 5, y así sucesivamente. Vamos
a formalizar esta idea, y no sólo para P si no para cualquier subconjunto de
N que no está acotado.
1.5. Lema Sea X ⊂ N. Si para todo m ∈ N se tiene que X 6⊂ m, entonces
X ≈ N.
Demostración. Vamos a definir una función g : N → X biyectiva por medio
del teorema 0.2 de recursión para los naturales. La función g la construiremos
de tal forma que se cumpla la siguiente condición:
(∗) Si m, n ∈ N y m < n entonces g(m) < g(n).
De manera intuitiva, lo que hará la función g es enumerar a todos los ele-
mentos de X respetando el orden de los naturales.
Ahora pasemos a mencionar la hipótesis de inducción que usaremos para
la recursión. En el paso k de la recursión, vamos a tener definida g(i) para
todo i ≤ k de tal forma que se cumplan las siguientes dos propiedades:
(1) g(i) < g(j) si i, j ∈ N con i < j ≤ k, y
(2) si x ∈ X es tal que x ≤ g(k), entonces existe i ≤ k tal que g(i) = x.
En el paso k = 0 se define g(0) como el menor elemento de X. Notemos
que las propiedades (1) y (2) se cumplen trivialmente para k = 0.
Ahora, supongamos que tenemos definido g(i) para todo i ≤ m de tal
forma que se cumplen las propiedades (1) y (2) para k = m. Por hipótesis
sabemos que existe y ∈ X tal que g(m) < y, y además podemos escoger y
mínimo con esta propiedad por el principio del buen orden. Entonces defini-
mos g(m + 1) = y. Con esta definición se cumplen las propiedades (1) y (2)
para k = m + 1, le dejamos esta prueba a usted en el ejercicio E.1.7.
17
Con esto concluimos la recursión y tenemos definida una función g : N →
X. Ahora tenemos que probar que g es biyectiva. De la propiedad (1) de
la hipótesis de inducción es fácil probar que g es inyectiva y que de hecho
cumple la propiedad (∗); dejamos esta prueba a usted en el ejercicio E.1.8.
Ahora comprobaremos que g es suprayectiva. Supongamos que no es así
y lleguemos a una contradicción. Entonces el conjunto X \ im(g) 6= ∅ y por lo
tanto tiene un elemento mínimo p por el principio del buen orden. Notemos
primero que p no es el menor elemento de X ya que este es g(0). Esto implica
que existe al menos un elemento de im(g) que es menor a p, así que existe
q ∈ im(g) máximo tal que q < p. Entonces existe m ∈ N tal que q = g(m).
Por la elección de q y la propiedad (∗) obtenemos que g(m) < p < g(m + 1).
Pero esto contradice la condición (2) para el paso k = m + 1. Concluimos
que g es suprayectiva, por lo tanto biyectiva. Y esto concluye la prueba.
1.6. Corolario El conjunto {p ∈ N : p es un número primo} es equipotente
con N.
Ahora, en general podemos obtener la siguiente conclusión.
1.7. Teorema Un conjunto numerable es finito o equipotente con N.
Demostración. Supongamos que X es numerable. Entonces existe una fun-
ción inyectiva f : X → N. Nos fijamos en la imagen im(f ) ⊂ N. Como
X ≈ im(f ), entonces es suficiente demostrar que im(f ) es finito o equipo-
tente con N. Por lo tanto, sin pérdida de generalidad se puede suponer que
X ⊂ N y f es la función inclusión.
Si X ⊂ m para algún m ∈ N, por el lema 1.4 obtenemos que X es finito.
De lo contrario, por el lema 1.5 concluimos que X ≈ N.
El teorema 1.7 nos dice que un subconjunto numerable puede ser de dos
tipos: finito o equipotente a N. Esto no implica que no pueda cumplir ambas
propiedades a la vez. Como mencionamos, la prueba de que esto no puede
pasar la veremos más adelante en el capítulo 6, véase los corolarios 6.6 y 6.7.
Dado un conjunto A, diremos que una enumeración de A es una función
biyectiva x : N → A; esto usualmente se denota por A = {xn : n ∈ N}.
En la prueba del lema 1.5 se demostró que todo subconjunto de N que no
está contenido en ningún natural tiene una enumeración creciente. Estos
conceptos se generalizarán más adelante en la definición 5.59.
Ahora que sabemos que el conjunto de enteros es numerable (Ejemplo
18
1.3) y por el teorema 1.7, que todo subcojunto infinito de los enteros es
equipotente con N. Ahora consideremos el siguiente conjunto numerable que
pensamos de manera natural: el conjunto Q de los números racionales.
Todo número racional positivo se puede escribir en la forma m n
donde
m, n ∈ Z con n 6= 0. Entonces un primer paso para probar que Q es numerable
es el siguiente resultado.
1.8. Proposición N × N ≈ N.
Demostración. Vamos a hacer la prueba más conocida de este hecho. Imagi-
namos que los elementos de N × N están en un arreglo rectangular, donde la
primera coordenada nos da un la columna y la segunda coordenada nos da
la fila. Véase la figura 1.1.
h0, 0i h1, 0i h2, 0i h3, 0i h4, 0i ···
h0, 1i h1, 1i h2, 1i h3, 1i h4, 1i ···
h0, 2i h1, 2i h2, 2i h3, 2i h4, 2i ···
h0, 3i h1, 3i h2, 3i h3, 3i h4, 3i ···
h0, 4i h1, 4i h2, 4i h3, 4i h4, 4i ···
.. .. .. .. .. ..
. . . . . .
Figura 1.1: Biyección del Teorema 1.7.
La idea es considerar las diagonales (de 45◦ ). En la figura 1.1tenemos
indicadas las cuatro primeras diagonales. Cada diagonal es finita entonces
podemos ir contando los elementos de las diagonales una por una. Primero
notemos que para cada n ∈ N hay una diagonal
Dn = {hi, ji ∈ N × N : i + j = n}.
La diagonal Dn tiene exáctamente n + 1 elementos. Los podemos contar de la
siguiente manera: el primer índice i puede recorrer todos los valores naturales
19
de i = 0 hasta i = n, y el índice j está determinado de manera única en cada
caso.
A veces cuando se explique este argumento se dice que se cuenta en zigzag.
Pero para hacer una fórmula es más fácil recorrer las diagonales en la misma
dirección. Entonces lo que vamos a hacer es recorrer las diagonales Dn en el
mismo orden que n y para cada diagonal fija, la vamos a contar en dirección
derecha-arriba. Para cada diagonal fija la figura muestra flechas que indican
el orden en que se cuentan.
Ahora definamos la función f : N × N → N que enumera a las parejas de
naturales de la forma en que expliquemos. Algo que hay que tomar en cuenta
cuando enumeramos un conjunto a partir de cero es que el elemento al que le
asignaremos n tiene exáctamente n predecesores. Entonces, para saber qué
número le vamos a asignar a una pareja hi, ji ∈ N × N lo que tenemos que
averiguar es cuántas parejas vamos a contar antes.
Dado hi, ji ∈ N × N primero nos fijamos en cuál diagonal está: hi, ji ∈
Di+j . Sea n = i +Sj. Antes de hi, ji deben estar enumeradas todas las parejas
3
en las diagonales k<n D Sk . Si n > 0, el famoso teorema de Gauss nos ayuda
a calcular que la unión k<n Dk tiene
n(n + 1)
(∗) 1 + 2 + . . . + n =
2
S
elementos. Si n = 0 la unión k<n Dk = ∅ tiene 0 elementos así que el lado
derecho de (∗) nos da el número correcto de elementos. Como hi, ji ocupa
el lugar i en su diagonal, existen exáctamente i elementos de Di+j antes de
hi, ji.
Esto nos da la definición
(i + j)(i + j + 1)
f (hi, ji) = + i.
2
Dejaremos a usted el trabajo de demostrar con cuidado que con esta defini-
ción f es una biyección en el ejercicio E.1.10.
1.9. Corolario Q ≈ N.
Demostración. Sea Q+ = {x ∈ Q : x > 0} el conjunto de racionales positivos.
Usando un argumento similar al del ejemplo 1.3 es suficiente probar que Q+
3
Ese teorema que Gauss probó cuando era niño.
20
es equipotente con N. Por el lema 1.5 es suficiente construir una función
h : Q+ → N inyectiva tal que im(h) no es acotada.
Sea primero f : N × N → N la función dada en la proposición 1.8. No
necesitamos la definición precisa de f ; sólamente usaremos que f es inyectiva
y la propiedad de que
(∗)∀hm, ni ∈ N × N f (hm, ni) ≥ m,
la cual se puede verificar directamente de la fórmula que define f .
Ahora, definimos una función inyectiva g : Q+ → N × N de la siguiente
manera. Dado x ∈ Q+ , existen números mx , nx ∈ N tales que mx , nx > 0,
x= m x
nx
y son primos relativos (es decir, el máximo común divisor de mx y nx
es igual a 1). Estos números mx y nx están definidos de manera única para
cada x ∈ Q+ . Entonces definimos g(x) = hmx , nx i para cada x ∈ Q+ . Es fácil
ver que la función definida así es inyectiva.
Finalmente, definimos h : Q+ → N por la composición h = f ◦ g. Por ser
composición de funciones inyectivas, h es inyectiva. Ahora, veamos que im(h)
no es acotada. Para esto, dado n ∈ N debemos encontrar un x ∈ Q tal que
n+1
h(x) > n. Proponemos x = n+2 ∈ Q+ . Notemos que como n + 2 es sucesor
de n + 1, el máximo común divisor de n + 1 y n + 2 es igual a 1. Entonces,
g(x) = hn + 1, n + 2i. Por la propiedad (∗) de f , obtenemos que
h(x) = f (g(x)) = f (hn + 1, n + 2i) ≥ n + 1 > n.
Esto completa la prueba.
Vamos a hacer un recuento de lo que sabemos hasta ahora. Tenemos
todos los conjuntos finitos que son los «tamaños» de los números naturales,
y tenemos el «tamaños» del conjunto de números naturales que está después
de todos. Esto podemos pensarlo como una sucesión de «posibles tamaños»
de conjuntos de la siguiente manera:
0 4 1 4 2 4 3 4 · · · 4 N.
También sabemos que los conjuntos Z y Q son equipotentes a N. Y además
cualquier subconjunto de estos conjuntos es equipotente a alguno de los con-
juntos de la sucesión. Y si uno es ingenuo puede pensar que los conjuntos de
la sucesión representan todos los posibles «tamaños» de un conjunto: pueden
ser alguno de los finitos, o si es infinito, necesariamente será equipotente con
N. En el siguiente capítulo veremos que este no es el caso y que hay algo
«después» en la sucesión: el conjunto de números reales R tiene «tamaño
mayor» al de N.
21
Ejercicios
E.1.1 En este ejercicio repasamos algunos conceptos básicos de funciones
biyectivas. Demuestre los siguientes enunciados.
(a) Si f : X → Y y g : Y → X son funciones biyectivas, entonces la com-
posición g ◦ f : X → Z es biyectiva.
(b) Una función f : X → Y es biyectiva si y sólo si existe una función
g : Y → X tal que ambas g ◦ f = idX y f ◦ g = idY .
E.1.2 Demuestre las siguientes propiedades de la relación ≈.
(a) A ≈ A para todo conjunto A.
(b) A ≈ B implica B ≈ A para todo par de conjuntos A, B.
(c) A ≈ B y B ≈ C implica A ≈ C para cualesquiera conjuntos A, B, C.
E.1.3 Demuestre las siguientes propiedades de la relación 4.
(a) ∅ 4 A para todo conjunto A.
(b) A 4 A para todo conjunto A.
(c) A 4 B y B 4 C implica A 4 C para cualesquiera conjuntos A, B, C.
E.1.4 Sean X y Y conjuntos con X ≈ Y . Demuestre que
(i) si X es finito entonces Y es finito, y
(ii) si X es numerable entonces Y es numerable.
E.1.5 Demuestre que la función en la prueba del ejemplo 1.3 es biyectiva.
E.1.6 Para cada x ∈ R, bxc denota el mayor entero que es menor o igual a
x; a esta función usualmente se le denomina función parte entera o función
piso. Demuestre que la función f : N → Z dada por f (n) = (−1)n b n+12
c es
biyectiva.
22
E.1.7 En la prueba del lema 1.5, después de definir g(m + 1), explique
porqué se cumplen las propiedades (1) y (2) para k = m + 1.
E.1.8 En la prueba del lema 1.5, demuestre que la función g definida es
inyectiva y cumple la propiedad (∗) usando la propiedad (1) de la hipótesis
de inducción.
E.1.9 Explique exactamente cómo se usa el teorema 0.2 de recursión para
los naturales para construir la función g de la prueba del lema 1.5.
E.1.10 Muestre con cuidado que la función f que se definió en la proposición
1.8 es biyectiva.
E.1.11 Definimos f : N × N → N por f (hm, ni) = 2m (2n + 1) − 1 para
m, n ∈ N. Demuestre que f es una biyección.
E.1.12
(a) Denotemos por Q+ al conjunto de racionales positivos. Sea f : Q+ → Z
definida por f mn
= 2m 3n , donde m
n
es una fracción reducida. Demues-
tre que f es inyectiva.
(b) Use la idea del inciso anterior para definir una función inyectiva g : Q →
Z.
E.1.13 Complete los detalles de la prueba del corolario 1.9. Es decir, de-
muestre que si Q+ ≈ N entonces Q ≈ N.
E.1.14 Para cada n ∈ N sea An un conjunto numerable. Demuestre que
4
S
n∈N An es numerable . (Nota: los conjuntos podrían intersectarse entre sí.)
E.1.15 Para cada conjunto A, definimos A<N = {An : n ∈ N}. Demuestre
S
que A<N ≈ N si y sólo si A es numerable y no vacío.
E.1.16 Para n ∈ N con n ≥ 1 demuestre que el conjunto
[N]n = {A ⊂ N : A ≈ n}
es equipotente con N.
4
Este problema requiere del axioma de elección. Sin embargo, por ahora no nos preo-
cuparemos de esto. Véase el Ejercicio E.7.2 más adelante.
23
(Sugerencia: Use inducción en n ∈ N. En el paso inductivo, puede contar
juntos a todos los subconjuntos cuyo elemento mínimo sea el mismo.)
E.1.17 Sea Z[x] el conjunto de polinomios con coeficientes en Z. Decimos
que un número r ∈ R es algebráico si existe un polinomio p(x) ∈ Z[x] tal que
p(r) = 0. Demuestre que el conjunto de números algebráicos es numerable.
(Sugerencia: Cada polinomio p(x) = a0 + a1 x + . . . + an xn ∈ Z[x] tiene su
grado n y lo que se denomina su «altura» |a0 | + |a1 | + . . . + |an |. Hay una
cantidad finita de polinomios con grado y altura fijos.)
24
Capítulo 2
El continuo
En el Capítulo 1 definimos la relación de equipotencia y estudiamos los
conjuntos finitos y los conjuntos equipotentes con N. Probamos que varios
de los conjuntos básicos que se usan en matemáticas son equipotentes con
N, en particular los racionales Q y cualquier subconjunto infinito de ellos. El
siguiente conjunto a considerar de manera natural es el de los reales R.
2.1. El teorema de Cantor
Notemos que como N ⊂ R tenemos que N 4 R. Sin embargo, en este
capítulo veremos lo siguiente.
2.1. Teorema (Cantor, 1874) R no es numerable.
Como se mencionó en el capítulo de Introducción Histórica, este resultado
forma parte de los cimientos de la teoría de conjuntos.
La palabra «continuo» se definirá de manera precisa en la definición 5.56
pero básicamente el continuo se referirá al tamaño de los conjuntos equipo-
tentes con R. Este término viene de la idea de que la recta real es «continua»,
algo que ahora llamamos «axioma del supremo».
Vamos a dar tres demostraciones distintas del teorema 2.1. En la opi-
nión del autor, cada una tiene una enseñanza distinta. La primera usa la
expansión decimal de un número real y es famosa por construirse a partir
de la diagonal de las expansiones decimales. La segunda usa el axioma del
supremo. En la tercera, definiremos el conjunto potencia, veremos que los
reales son equipotentes con el conjunto potencia de los naturales y de hecho
25
26 2.2. PRIMERA DEMOSTRACIÓN
demostraremos un resultado más fuerte sobre el conjunto potencia. También
aclaramos que lo que vamos a probar en realidad es que R no es equipotente
con N y le dejamos la comprobación de que R no es numerable a usted en el
ejercicio E.2.18.
2.2. Primera demostración
Para la primera demostración, necesitamos considerar las expansiones
decimales de los números reales. Sabemos que todo número real x ∈ R con
x ≥ 0 se puede escribir de la forma
∞
b0 b1 X bk
x=m+ + 2 + ··· = m +
10 10 k=1
10k+1
donde m ∈ N y bk ∈ N con 0 ≤ bk < 10 para cada k ∈ N. Usualmente
escribimos esto como
x = m.b0 b1 b2 b3 . . . .
También, cualquier expresión de este tipo representa un único número real
no negativo.
No demostraremos este hecho ya que se sale de los objetivos del libro.
El lector lo puede encontrar en textos de análisis matemático; el autor reco-
mienda [1, sección 2.5, p. 51]. Una propiedad importante de esta expansión
decimal es que es única excepto en un caso muy específico. Si x ∈ R con
x ≥ 0 tiene dos expansiones decimales
x = p.a0 a1 a2 a3 . . . y
x = q.b0 b1 b2 b3 . . . ,
entonces p = q y existe n ∈ N tal que
ai = bi para todo i < n,
an = bn + 1,
ai = 0 para i > n, y
bi = 9 para i > n,
2.2. PRIMERA DEMOSTRACIÓN 27
o las mismas propiedades con el papel de los ai , bi intercambiados. Lo im-
portante de esta caracterización es que todo número real positivo tiene una
única expansión decimal sin colas de nueves (y otra sin colas de ceros).
Demostración 1 del teorema 2.1. Vamos a probar que el intervalo (0, 1) no es
equipotente con N. Esto es equivalente ya que cualquier intervalo no degene-
rado de números reales es equipotente a R, dejaremos estas verificaciones al
lector en la sección de ejercicios (véanse los ejercicios E.2.2, E.2.3 y E.2.4).
Entonces supongamos que existe una enumeración (0, 1) = {am : m ∈ N}.
Para cada m ∈ N escribimos a am en su expresión decimal que no tenga
colas de nueves; sea am,n el dígito de am en posición n a partir del punto
decimal. Podemos imaginar que tenemos las expansiones decimales en un
arreglo como en la figura 2.1.
a0 = 0. a0,0 a0,1 a0,2 a0,3 a0,4 ···
a1 = 0. a1,0 a1,1 a1,2 a1,3 a1,4 ···
a2 = 0. a2,0 a2,1 a2,2 a2,3 a2,4 ···
a3 = 0. a3,0 a3,1 a3,2 a3,3 a3,4 ···
a4 = 0. a4,0 a4,1 a4,2 a4,3 a4,4 ···
... ... ... ... ... ... ...
Figura 2.1: Demostración 1 del teorema 2.1.
Vamos a definir un número real r usando la diagonal de esta figura. Para
cada n ∈ N sea
1, si an,n 6= 1, y
rn =
2, si an,n = 1.
Definimos ∞
X rk
r = 0.r0 r1 r2 . . . = .
k=0
10k+1
Notemos que r ∈ (0, 1) y como r no tiene 0 ni 9 en su expansión decimal,
esta expansión es única. De esto se puede deducir que dado n ∈ N, entonces
r 6= an : lo que hay que notar es que los dígitos en la posición n después del
punto decimal de estos dos números, rn y an,n , son distintos.
Entonces r es un número real en el intervalo (0, 1) que no está en la lista
{am : m ∈ N}. Esto es una contradicción. Por lo tanto, R no es equipotente
con N y el teorema queda probado.
28 2.3. SEGUNDA DEMOSTRACIÓN
Por la forma en la que se construye el número r usando la diagonal de la
figura 2.1, este argumento se le conoce ahora como «diagonalización». Esta
prueba es similar a una que hizo Cantor en un artículo [4] de 1891, con la
excepción de que Cantor trabajó con la expansión binaria, no decimal.
Algo interesante de esta prueba es que dada una lista de números nos da
un procedimiento para construir un número real distinto a todos los de la
lista.
2.3. Segunda demostración
En la segunda demostración usaremos el axioma del supremo. Necesita-
mos las siguientes definiciones.
2.2. Definición Para A ⊂ R diremos que x ∈ R es una cota superior si
para todo a ∈ A se tiene que x ≤ a. En este caso decimos que A está acotado
superiormente.
2.3. Definición Sea A ⊂ R y a ∈ R. Decimos que a es el supremo de A si
se cumplen las siguientes dos condiciones.
(a) a es una cota superior de A, y
(b) si x es cota superior de A, entonces a ≤ x.
Entonces el axioma del supremo es el siguiente enunciado:
2.4. Teorema (Axioma del supremo para R) Cualquier subconjunto no va-
cío de R que es acotado tiene un supremo1 .
Pasemos entonces a nuestra segunda prueba. Es muy interesante notar que
esta demostración es la primera demostración que se conoció del teorema, ya
que es la que hizo Cantor en su famoso artículo [3] de 1874.
Demostración 2 del teorema 2.1. De nuevo empecemos suponiendo que exis-
te una enumeración R = {xm : m ∈ N}. Por recursión vamos a definir dos
sucesiones de reales, una creciente y otra decreciente. Como los reales ya
están enumerados lo que haremos será definir los índices i(m), j(m) ∈ N
1
En el apéndice A.3 se da una definición formal de R, y en la página 185 se prueba que
R cumple el axioma del supremo.
2.3. SEGUNDA DEMOSTRACIÓN 29
para cada m ∈ N. Esto definirá las dos sucesiones A = {xi(m) : m ∈ N} y
B = {xj(m) : m ∈ N} que tendrán las siguientes propiedades
(a) si m, n ∈ N y m < n, entonces xi(m) < xi(n) ,
(b) si m, n ∈ N y m < n, entonces xj(n) < xj(m) , y
(c) si m, n ∈ N, entonces xi(m) < xj(n) .
Véase la figura 2.2. Por otro lado, los índices tendrán las siguientes propie-
dades:
(d) si m, n ∈ N y m < n, entonces i(m) < i(n), y
(e) si m, n ∈ N y m < n, entonces j(m) < j(n).
xi(0) xi(1) xi(2) . . . xi(m) . . . y . . . xj(m) . . . xj(2) xj(1) xj(0)
Figura 2.2: Demostración 2 del teorema 2.1.
En el paso base, definimos i(0) = 0 y j(0) = mı́n{k ∈ N : xi(0) < xk }.
Ahora supongamos que ya tenemos definidos {i(m) : m ≤ r} y {j(m) : m ≤
r} para algún r ∈ N. Definimos i(r + 1) = mı́n{k ∈ N : xi(m) < xk < xj(m) } y
posteriormente j(r + 1) = mı́n{k ∈ N : xi(r+1) < xk < xj(r) }. Esto completa
la definición de las sucesiones.
Las propiedades (a), (b) y (c) se siguen directamente de la definición de
los índices. Dejamos a usted la verificación de las propiedades (d) y (e) en el
ejercicio E.2.6.
Notemos que A es un conjunto no vacío acotado (digamos, por xj(0) ), así
que tiene un supremo y. Notemos que para cada m ∈ N, xj(m) es una cota
superior de A. Por lo tanto, y ≤ xj(m) para todo m ∈ N. Esto implica que
(∗) para todo m, n ∈ N, xi(m) < y < xj(n) .
Ahora recordemos que enumeramos a todos los reales así que existe ` ∈ N
tal que y = x` . Sea m ∈ N arbitrario. Como xi(m) < x` < xj(m) , x` 6= xi(m+1)
y por la definición de i(m + 1), concluimos que i(m) < `. Esto implica que
` es una cota superior del conjunto {i(m) : m ∈ N}. Pero esto contradice el
inciso (d). Por lo tanto, obtenemos que nuestra suposición inicial de que R
tiene una enumeración es falsa.
30 2.4. TERCERA DEMOSTRACIÓN
2.4. Tercera demostración
Ahora vamos a pasar a la tercera demostración. En esta prueba vamos a
hacer algo más general. Primero necesitamos la siguiente definición.
2.5. Definición Dado un conjunto X, definimos su conjunto potencia como
℘(X) = {A : A ⊂ X}.
Para justificar la existencia del conjunto potencia necesitamos un axioma,
esto lo discutiremos con calma en el capítulo 3. Por ahora nos bastará suponer
que podemos tomar todos los subconjuntos de un conjunto X y con ellos
formar un conjunto ℘(X). Considerando la noción de equipotencia, lo natural
es tratar de comparar los tamaños de X y ℘(X). La primera observación
sencilla es la siguiente.
2.6. Observación Para todo conjunto X se tiene que X 4 ℘(X).
Para probar esto, simplemente hay que considerar la función ϕ : X →
℘(X) dada por ϕ(x) = {x}. Esta función es inyectiva. Si uno considera
ejemplos de conjuntos X finitos, se podrá uno dar cuenta que el tamaño de
℘(X) es mucho mayor que el de X. El siguiente resultado generaliza esta idea
para cualquier conjunto.
2.7. Teorema Para todo X se tiene que X 6≈ ℘(X).
Demostración. Vamos a probar si f : X → ℘(X) es una función inyectiva,
entonces no es suprayectiva. Definimos
A = {x ∈ X : x ∈
/ f (x)};
veamos que A ∈ / im(f ). Supongamos lo contrario, que A = f (p) para algún
p ∈ X.
Si p ∈ A, entonces por la definición de A obtenemos p ∈ / f (p) = A. De
igual manera, si p ∈
/ A entonces p satisface la condición de la definición de A
así que p ∈ A. Notemos que estamos probando que p ∈ A si y sólo si p ∈ / A.
Esto es una contradicción. Entonces efectivamente, A ∈ / im(f ) y así f no es
suprayectiva.
Esta prueba es un poco difícil de asimilar la primera vez que la ve uno.
Por ejemplo, al autor le tomó un par de veces de impartir el curso de teoría
2.4. TERCERA DEMOSTRACIÓN 31
de conjuntos para poder entender la prueba con más naturalidad. Una de las
formas en las que uno puede entender este prueba es comparándola con la
famosa paradoja del barbero.
La paradoja del barbero habla de un pueblo en el que hay un
barbero que tiene una regla autoimpuesta: rasura únicamente a
personas que no se rasuran a si mismas. La pregunta es si el
barbero se rasura a si mismo o no. Analizando esta situación,
llegamos a la paradoja. Si el barbero no se rasura a su mismo,
entonces por su regla debería de rasurarse a sí mismo. Y si se
rasura a si mismo, entonces por su regla no se debe rasurar a si
mismo.
Más adelante (en la sección 3.3) volveremos a analizar esta paradoja. Por
ahora veamos que tiene que ver con el teorema 2.7. Pensemos que X es el
pueblo de la historia del barbero. La función f : X → ℘(X) se interpreta de
la siguiente manera: cada persona x rasura a las personas del conjunto f (x).
Entonces una persona x que cumpla la condición x ∈ / f (x) es alguien que no
se rasura a si mismo. Por lo tanto, el conjunto A es el conjunto de todas las
personas que no se rasuran a si mismas. El hecho de que A ∈ / im(f ) se puede
interpretar como que no existe una persona que rasure a todos los que no se
rasuran a sí mismos. Es decir, el barbero postulado en la historia, ¡no puede
existir!
Aún hay más que decir del teorema 2.7. Usualmente se le atribuye a
Cantor su demostración, aunque hasta donde pudo investigar el autor, Cantor
nunca probó este teorema en su forma general (véase la sección de historia
de [6]). Sin embargo, la demostración 1 que dimos del teorema 2.1 es muy
cercana a la demostración del teorema 2.7 que acabamos de presentar. En el
ejercicio E.2.8 le pedimos a usted que reflexione esta relación con detalle.
Ahora nos toca decir qué es lo que tiene que ver el teorema 2.7 con el
teorema 2.1. Lo que podemos deducir del teorema 2.7 es que ℘(N) no es
equipotente a N. ¿Qué tiene que ver esto con R? Lo que vamos a probar es
que R es equipotente a ℘(N) (véase el teorema 2.15). Sin embargo, no es fácil
construir una biyección entre estos dos conjuntos, así que necesitaremos un
resultado muy general que ayuda a construir funciones biyectivas. Antes de
dar este resultado, aclaramos la siguiente definición.
2.8. Definición Sea f : X → Y una función.
32 2.4. TERCERA DEMOSTRACIÓN
(i) dado A ⊂ X, la imagen de A bajo f la denotaremos por
f [A] = {f (x) : x ∈ A}, y
(ii) dado B ⊂ Y , la preimagen de B bajo f la denotaremos por
f ← [B] = {x ∈ X : f (x) ∈ B}.
2.9. Teorema (Teorema de Schöder - Bernstein) Sean X, Y conjuntos cua-
lesquiera. Si X 4 Y y Y 4 X, entonces X ≈ Y .
Demostración. Supongamos que f : X → Y y g : Y → X son funciones
inyectivas. Vamos a construir una función h : X → Y biyectiva. La idea es
que h será igual a f en cierto subconjunto A ⊂ X e igual a la función inversa
g −1 en X \ A. Lo que tenemos que hacer primero es definir A.
Por recursión definimos una sucesión {Am : m ∈ N} ⊂ ℘(X) y una su-
cesión {Bm : m ∈ N} ⊂ ℘(Y ) de la siguiente manera. En el paso n = 0
definimos A0 = X \ g[Y ] y B0 = f [A0 ]. Suponiendo que tenemos definidos
los conjuntos para todo m ≤ n definimos An+1 = g[Bn ] y Bn+1 = f [An+1 ].
Esto completa la construcción recursiva.
X A0 A1 A2 A3 A4 A5 ··· C
f g
Y B0 B1 B2 B3 B4 B5 ··· D
Figura 2.3: Demostración del teorema 2.9
S S
Definimos entonces A = {An : n ∈ N}, B = {Bn : n ∈ N}, C = X \ A
y D = Y \B. De estas definiciones es inmediato que B = f [A] y g[B] = A\A0 .
Veamos ahora que C = g[D].
Primero, sea x ∈ C. Como A0 = X \ im(g) y C ∩ A0 = ∅ entonces existe
y ∈ Y tal que g(y) = x. Pero dado que g[B] ⊂ A y A ∩ C = ∅ entonces
y∈/ B. Esto implica que C ⊂ g[D].
2.4. TERCERA DEMOSTRACIÓN 33
Ahora sea y ∈ D. Primero, g(y) ∈ / A0 pues A0 = X \ im(g). Ahora, como
A \ A0 = g[B], y ∈
/ B y g es inyectiva, entonces g(y) ∈
/ A \ A0 . Por lo tanto,
g(y) ∈ C. Esto prueba que g[D] ⊂ C.
Entonces definimos una función h : X → X como
f (x), si x ∈ A,
h(x) = −1
g (x), si x ∈ C.
Aquí se hace un abuso de notación, donde g −1 (x) se entiende como el único
elemento de g ← [{x}] ya que g es inyectiva y x ∈ im(g); esto a pesar de que
g no necesariamente es biyectiva. Dejamos a usted el trabajo de demostrar
que h es efectivamente una biyección en el ejercicio E.2.11.
Por lo tanto, lo que tenemos que probar son las dos relaciones R 4 ℘(N)
y ℘(N) 4 R. La primera de estas relaciones es fácil.
2.10. Lema R 4 ℘(N).
Demostración. Definimos f : R → ℘(Q) por
f (r) = {q ∈ Q : q < r}.
Dados r0 , r1 ∈ R con r0 < r1 , podemos encontrar q ∈ (r0 , r1 ) por lo que
q ∈ f (r1 ) \ f (r0 ). Por lo tanto, f es una función inyectiva. Esto prueba que
R 4 ℘(Q). Que esto implica R 4 ℘(N) se sigue del ejercicio E.2.12 que le
dejamos a usted.
Ahora para probar la segunda relación necesitamos más herramientas.
Primero daremos la siguiente definición del conjunto de funciones.
2.11. Definición Para cualquier par de conjuntos X, Y definimos2
X
Y = {f función : dom(f ) = X, im(f ) ⊂ Y }.
En el ejercicio E.4.28 del capítulo 4 le pediremos que justifique porqué
existe este conjunto. En este momento lo que nos interesará es el conjunto
X
2 de funciones del tipo f : X → 2 = {0, 1}; en este tipo de funciones cada
elemento se le asigna el valor 0 o el valor 1. Sucede que este tipo de funciones
tienen una relación con los subconjuntos de X.
2
Usualmente este conjunto se denota por Y X pero esto podría llevar a confusiones más
adelante.
34 2.4. TERCERA DEMOSTRACIÓN
2.12. Definición Sea X un conjunto. Dado A ⊂ X definimos su función
caracteristica χA : X → 2 como
1, si x ∈ A, y
χA (x) =
0, si x ∈
/ A,
para todo x ∈ X.
2.13. Proposición Sea X un conjunto. La función χ : ℘(X) → X 2 tal que
χ(A) es igual a la función característica χA es una biyección.
X
Demostración. Notemos que podemos definir una función ϕ : 2 → ℘(X)
por
ϕ(f ) = {x ∈ X : f (x) = 1}
para todo f ∈ X 2. Dejaremos a usted la tarea de probar que ϕ es la función
inversa de χ en el ejercicio E.2.13.
Entonces lo que haremos será encontrar una «copia» del conjunto N
2
dentro de R.
2.14. Proposición Existe una función inyectiva ψ : N 2 → R.
Demostración. La forma de probar este resultado es primero construir un
conjunto C ⊂ R y después de eso definir la función ψ de tal manera que C
sea la imagen de ψ.
Paso 1: Construcción del conjunto C.
El conjunto C será igual a la intersección de una familia {Cn : n ∈ N}
de subconjuntos de R que cumplirá que si m < n entonces Cm ⊂ Cn . Para
cada n ∈ N, Cn será una unión finita de intervalos ajenos dos a dos de la
forma [a, b], esos que se llaman cerrados acotados.
Para enumerar los intervalos que usaremos, necesitamos considerar el con-
junto de las sucesiones finitas de 0 y 1,
[
S= {n 2 : n ∈ N} .
Aquí estamos usando la notación de la Definición 2.11, así que n 2 es el conjun-
to de funciones de la forma s : n → {0, 1}. Por lo tanto, 0 2 = {∅}3 . Si n ∈ N,
3
De acuerdo a nuestra definición de función (definición 4.35 más adelante), el conjunto
vacío es la única función con dominio vacío; véase la página 76.
2.4. TERCERA DEMOSTRACIÓN 35
J∅
C0
Jh0i Jh1i
C1
Jh0,0i Jh0,1i Jh1,0i Jh1,1i
C2
Jh0,0,0iJh0,0,1i Jh0,1,0iJh0,1,1i Jh1,0,0iJh1,0,1i Jh1,1,0iJh1,1,1i
C3
Figura 2.4: Primeros cuatro pasos en la construcción del conjunto C en la
Proposición 2.14.
un elemento s ∈ n+1 2 lo vamos a escribir de la forma s = hs0 , s1 , . . . , sn i
donde si ∈ {0, 1} para cada i ≤ n.
Dados s ∈ S y t ∈ 2, definimos la concatenación s_ t de la siguiente
manera. Si s = ∅ entonces s_ t es la sucesión hti de longitud 1. Si s =
hs0 , s1 , . . . , sn i para algún n ∈ N entonces s_ t = hs0 , s1 , . . . , sn , ti.
Dado n ∈ N vamos a definir Cn como una unión finita de intervalos {Js :
s ∈ n 2} cerrados acotados que son ajenos por pares. Para esto procedemos
por recursión en n. Véase la figura 2.4. Para n = 0, definimos C0 = J∅ = [0, 1].
Ahora, supongamos que estamos en el paso n = k y Ck está definido como
una unión de intervalos {Js : s ∈ k 2} cerrados acotados que son ajenos por
pares. Tomemos t ∈ k 2 y supongamos que Jt = [a, b] para algunos a, b ∈ R
con a < b. Entonces definimos
Jt_ 0 = a, 32 a + 13 b ,
Jt_ 1 = 13 a + 23 b, b .
Esto define
S por completo la colección {Js : s ∈ k+1 2} y entonces definimos
k+1
Ck+1 = {Js : s ∈ 2}. EstoTcompleta la construcción.
Definimos entonces C = {Cn : n ∈ N}. Lo que tenemos que analizar
ahora es cómo son los elementos de C para poder definir la función ψ.
Paso 2: Definición de la función ψ.
Dado x ∈ C y n ∈ N, sabemos que x ∈ Cn . Como Cn es una unión de
conjuntos ajenos entre sí, x está exáctamente en un intervalo Js(x,n) con
36 2.4. TERCERA DEMOSTRACIÓN
s(x, n) ∈ n 2. Ahora, como
x ∈ Js(x,n) ∩ C = (Js(x,n)_ 0 ∪ Js(x,n)_ 1 ) ∩ C
obtenemos que x ∈ Js(x,n)_ 0 o x ∈ Js(x,n)_ 1 . Esto implica que forzosamente
s(x, n + 1) = s(x, n)_ i para algún i ∈ {0, 1}. Este análisis nos dice que en la
sucesión de índices {s(x, n) : n ∈ N} cada índice se obtiene del anterior por
medio de concatenación.
Sea f ∈ N 2. Dado n ∈ N, como n ⊂ N, podemos definir la restricción
f n como la única función f n : n → 2 tal que si k ∈ n entonces f n (k) =
f (k). Notemos que si n ∈ N entonces f n+1 = (f n )_ (f (n)). Entonces las
restricciones {f n : n ∈ N} se comportan igual que los índices del párrafo
anterior. Jústamente vamos a explotar esta relación.
Dado f ∈ N 2 definimos
\
I(f ) = {Jf n : n ∈ N}.
Notemos que si n ∈ N entonces Jf n+1 ⊂ Jf n . En R sabemos que una sucesión
decreciente de intervalos cerrados acotados tiene intersección no vacía, esto
es conocido como la propiedad de los intervalos anidados 4 . Esto implica que
I(f ) 6= ∅.
Para un intervalo [a, b] sea `([a, b]) su longitud que definimos como b − a.
Notemos que `(J∅ ) = 1. Además, de la definición de los intervalos podemos
ver que si s ∈ n 2 e i ∈ 2 entonces `(Js_ i ) = 31 `(Js ). De esto, se puede probar
por inducción que si s ∈ n 2 entonces `(Js ) = 31n . Así que, si f ∈ N 2 entonces
I(f ) tiene a lo más un elemento5 .
Lo que acabamos de probar es que el conjunto I(f ) tiene exáctamen-
te un elemento para cada f ∈ N 2. Finalmente podemos definir la función
ψ : N 2 → R. Dado f ∈ N 2, ψ(f ) es el único elemento en el conjunto I(f ).
Paso 3: Prueba de que ψ es inyectiva.
La prueba de la inyectividad de ψ es la parte más fácil de esta demostra-
ción. Sean f, g ∈ N 2 tales que f 6= g. Entonces existe
k = mı́n{i ∈ N : f (i) 6= g(i)}.
4
La propiedad de los intervalos anidados es una consecuencia del axioma del supremo.
Usted puede consultar esto en cualquier texto de análisis matemático; el autor recomienda
[1, 2.5.2, p. 48]. Si usted está interesadx en hacer la pruebe por sí mismx, vea el ejercicio
E.2.15 en este capítulo.
5
Véase el ejercicio E.2.15
2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO 37
Notemos que f k = gk pero f (k) 6= g(k). Sea s = f k = gk y supongamos,
sin pérdida de generalidad, que f (k) = 0 y g(k) = 1. Entonces ψ(f ) ∈ Js_ 0
y ψ(g) ∈ Js_ 1 . Como Js_ 0 ∩ Js_ 1 = ∅, entonces ψ(f ) 6= ψ(g).
Esto completa la prueba de este resultado. Algo que no es necesario pa-
ra nuestros propósitos pero que es interesante notar es que C = im(ψ), le
dejamos la prueba de este hecho a usted en el ejercicio E.2.16.
El conjunto C ⊂ R construido en la proposición 2.14 se denomina con-
junto de Cantor y el conjunto de intervalos {Js : s ∈ n 2, n ∈ N} es un
esquema de Cantor . Juntando el lema 2.10, la proposición 2.14 y el teorema
2.9 obtenemos el siguiente resultado como corolario.
2.15. Teorema R ≈ ℘(N).
Invocando el teorema 2.7, obtenemos que R 6≈ N, completando la tercera
demostración del teorema 2.1.
2.5. Más allá del continuo
Analicemos qué tenemos hasta ahora con respecto a tamaños de conjun-
tos. En primera tenemos los conjuntos finitos, un tamaño por cada número
natural. Después tenemos los conjuntos numerables infinitos, equipotentes a
N. Después tenemos a R, que es equipotente a ℘(N) y por lo tanto es un «in-
finito mayor» que el de N. De acuerdo con el teorema 2.7, podemos iterar la
operación de sacar conjunto potencia y obtener conjuntos cada vez mayores
en tamaño:
N ≺ ℘(N) ≺ ℘(℘(N)) ≺ ℘(℘(℘(N))) ≺ ℘(℘(℘(℘(N)))) ≺ . . . .
Existen varios conjuntos equipotentes con ℘(℘(N)) que son estudiados
de manera regular en matemáticas; vea por ejemplo los ejercicios E.2.26 y
E.2.27. Ahora, hay dos preguntas que se pueden hacer en este momento
después de ver la sucesión de conjuntos escrita arriba.
1. ¿Hasta qué punto podemos construir conjuntos cada vez más grandes?
2. Además de los conjuntos de la sucesión, ¿existen otros tamaños infini-
tos?
38 2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO
La respuesta a la primera pregunta se dará en el capítulo 8 una vez que
se hayan definido los cardinales. Véase en particular la definición 8.5, la
proposición 8.6 y la discusión alrededor de ellos. También véase el ejercicio
E.5.46.
La segunda pregunta está inspirada en el teorema 1.7, de acuerdo al cual
cualquier subconjunto de un conjunto numerable es numerable. Por ahora, si
nos restringimos al continuo, nuestra pregunta es equivalente a la siguiente
hecha por Cantor.
2.16. Pregunta (Cantor) Si X ⊂ R y X no es numerable, ¿es cierto que X
es equipotente con R?
Si usted empieza a pensar en varios subconjuntos concretos de los reales
seguramente pensará en varios que son numerables o que son equipotentes con
R. Por ejemplo en el ejercicio E.2.19 se puede ver que los complementos de los
conjuntos numerables de R son equipotentes con R. Cantor tenía la conjetura
que la respuesta de la pregunta 2.16 era afirmativa, y a este enunciado lo
conocemos como la hipótesis del continuo, CH.
2.17. Definición La hipótesis del continuo, que denotamos por CH, es la
afirmación que si X ⊂ R entonces X es numerable o X ≈ R.
En el año de 1900 en el Congreso Internacional de Matemáticas, David
Hilbert presentó una lista de 23 problemas abiertos [36]. El primero de estos
problemas incluía la hipótesis de continuo de Cantor. Lo interesante de este
problema es que se probó que CH es independiente del resto de los axiomas
de la teoría de conjuntos ZFC. Esto significa que ZFC no puede probar CH ni
la negación de CH. Es decir, CH es lo que consideramos un axioma adicional.
Desafortunadamente la discusión de este problema va más allá de los
objetivos de este libro. Referimos al lector a [24] para una discusión profunda
sobre este problema. Por ahora lo que sigue es estudiar los axiomas de ZFC
en el siguiente capítulo.
2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO 39
Ejercicios
E.2.1 Un subconjunto J ⊂ R se llama intervalo si cada vez que a, b ∈ J
y a < c < b entonces c ∈ J. Note que tanto ∅ como un conjunto unitario
{r} con r ∈ R cumplen la definición de intervalo, estos casos se consideran
degenerados. Demuestre que si J es un intervalo no degenerado, entonces es
igual a alguno de los siguientes tipos:
i. el intervalo abierto acotado (a, b) = {x ∈ R : a < x < b} con a, b ∈ R y
a < b,
ii. el intervalo cerrado acotado [a, b] = {x ∈ R : a ≤ x ≤ b} con a, b ∈ R y
a < b,
iii. los intervalos acotados [a, b) = {x ∈ R : a ≤ x < b} o (a, b] = {x ∈
R : a < x ≤ b} con a, b ∈ R y a < b,
iv. los intervalos abiertos no acotados (a, ∞) = {x ∈ R : a < x} o (−∞, a) =
{x ∈ R : x < a} con a ∈ R, o
v. los intervalos cerrados no acotados [a, ∞) = {x ∈ R : a ≤ x} o (−∞, a] =
{x ∈ R : x ≤ a} con a ∈ R.
E.2.2 Definimos la función f : (0, ∞) → (0, 1) por
1
f (x) =
1+x
para todo x ∈ (0, ∞). Demuestre que f es biyectiva. (Nota: no es necesario
usar herramientas de cálculo para resolver este problema.)
E.2.3 Definimos la función g : R → (−1, 1) por
x
g(x) = √
2
x +1
para todo x ∈ R. Demuestre que g es biyectiva. (Nota: no es necesario usar
herramientas de cálculo para resolver este problema.)
E.2.4 Demuestre que todos los intervalos no degenerados del ejercicio E.2.1
son equipotentes a R.
40 2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO
E.2.5 En la demostración 2 del teorema 2.1, explique cómo se usa el teorema
0.2 de recursión para los naturales para construir las sucesiones de índices
{i(m) : m ∈ N} y {j(m) : m ∈ N}.
(Sugerencia: Considere el conjunto {ha, bi ∈ R × R : a < b}.)
E.2.6 En la demostración 2 del teorema 2.1, pruebe que las propiedades
(d) y (e) se cumplen.
E.2.7 Para n ∈ N definimos la potencia6 2·n ∈ N usando recursión de la
siguiente manera:
(i) 2·0 = 1, y
(ii) si n ∈ N definimos 2·(n+1) = 2 · 2·n .
Demuestre que para todo n ∈ N, ℘(n) es equipotente con 2·n .
E.2.8 Sea f : X → X 2 una función inyectiva. Recuerde que la proposicion
2.13 nos da una biyección de ℘(X) a X 2. Siga los pasos de la demostración
del teorema 2.7 para encontrar un subconjunto A ⊂ X tal que A ∈ / im(f ).
Analizando el conjunto A, ¿cómo se relaciona esta demostración con el ar-
gumento de diagonalización de Cantor que dimos en la demostración 1 del
teorema 2.1?
E.2.9 En la demostración del teorema 2.9 explique cómo se usa el teorema
0.2 de recursión para los naturales para construir las sucesiones de conjuntos
An y Bn para cada n ∈ N.
(Sugerencia: Considere el conjunto ℘(X) × ℘(Y ).)
E.2.10 En la demostración del teorema 2.9 pruebe por inducción que si
m, n ∈ N y m 6= n entonces Am ∩ An = ∅ y Bm ∩ Bn = ∅.
E.2.11 Complete la demostración del teorema 2.9 probando que la función
h definida es biyectiva.
E.2.12 Para cualquier función f : X → Y definimos fˆ: ℘(X) → ℘(Y ) por
fˆ(A) = {f (x) : x ∈ A}
6
Note que estamos usando una notación distinta a n 2.
2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO 41
para cada A ⊂ ℘(X).
(a) Demuestre que si f es inyectiva entonces fˆ es inyectiva.
(b) Demuestre que si f es biyectiva entonces fˆ es biyectiva.
E.2.13 Complete la demostración de la proposición 2.13 probando que ϕ
es la función inversa de χ.
E.2.14 Explique cómo usar el teorema 0.2 de recursión para los naturales
para construir la colección de intervalos {Js : s ∈ S} del teorema 2.14.
(Sugerencia: Considere el conjunto cuyos elementos son colecciones finitas
de intervalos cerrados.)
E.2.15 Para cada n ∈ N sea In ⊂ R un intervalo cerrado acotado de tal
forma que si m, n ∈ N y m < n entonces In ⊂ Im .
T
(a) Use el axioma del supremo para demostrar que {In : n ∈ N} =6 ∅. Esta
propiedad se conoce como «propiedad de los intervalos anidados».
(b) Demuestre
T que si lı́mn→∞ `(In ) = 0, donde ` denota la longitud, enton-
ces {In : n ∈ N} tiene un único elemento.
E.2.16 En la proposición 2.14 demuestre que de hecho im(ψ) = C.
E.2.17 Considere el conjunto E de números reales x ∈ [0, 1] que se pueden
escribir en base 3 ∞
X xk
x=
k=0
3k+1
de tal forma que se cumplan las siguientes dos condiciones:
(i) para cada k ∈ N, xk ∈ {0, 2}, y
(ii) existe n(x) = mı́n{n ∈ N : ∀k ≥ n(x), xk = xn(x) }.
Usemos la notación de la proposición 2.14.
(a) Demuestre que un punto x ∈ R es extremo de un intervalo Js para
algún s ∈ S si y sólo si x ∈ E.
42 2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO
(b) Concluya que el conjunto E es numerable.
(c) Demuestre que el número n(x) es tal que x es extremo de un intervalo
Jt para algún t ∈ 2n(x) pero x no es extremo de ningún intervalo Js
donde s ∈ n 2 para cualquier n < n(x).
E.2.18 En las tres demostraciones del teorema 2.1 que hicimos lo que en
realidad probamos es que R no es equipotente a N. Usando los resultados de
este capítulo, demuestre que esto implica que R no es numerable.
E.2.19 Sea A ⊂ R numerable. Demuestre que el conjunto R \ A es equipo-
tente con R.
E.2.20 Demuestre que ℘(N) es equipotente con ℘(N) × ℘(N).
E.2.21 Demuestre que si n ∈ N y n > 0 entonces R y n R son equipotentes.
(Sugerencia: Use el ejercicio E.2.20.)
E.2.22 Demuestre que R × N es equipotente con R.
E.2.23 Sean X, Y, Z conjuntos arbitrarios. Demuestre que
Z Y
( X) ≈ Z×Y X.
A este resultado a veces se le llama «ley exponencial» (véase [35]).
E.2.24 Demuestre que N N es equipotente con R.
E.2.25 Demuestre que N R es equipotente con R.
(Sugerencia: Use la idea de la demostración 1 del teorema 2.1 y escriba los
números reales como expansiones decimales sin colas de nueves.)
E.2.26 Demuestre que R R es equipotente con ℘(R).
E.2.27 Dado un conjunto X, considere el conjunto
B = {f ∈ X X : f es inyectiva}.
X
Demuestre que si X = N o X = R se tiene que B es equipotente con X.
2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO 43
E.2.28 Supongamos que I ⊂ ℘(R) es tal que
(i) para cada I ∈ I, I es un intervalo no degenerado, y
(ii) si I, J ∈ I e I 6= J, entonces I ∩ J = ∅.
Demuestre que I es numerable.
En los siguientes dos problemas se requiere la definición de continuidad.
Se recomienda al lector consultar [1].
E.2.29 Denotamos por C(R, R) al conjunto de funciones continuas f : R →
R. Demuestre que C(R, R) es equipotente con R.
(Sugerencia: Pruebe que cualquier función continua f : R → R está total-
mente determinada por los valores que toma en Q.)
E.2.30 Una función f : R → R es no decreciente si cada vez que x, y ∈ R
son tales que x < y entonces f (x) ≤ f (y). Demuestre que el conjunto de
funciones no decrecientes f : R → R es equipotente con R.
(Sugerencia: Para una función no decreciente f : R → R y cada r ∈ R,
existen ambos límites laterales lı́mx→r+ f (x) y lı́mx→r− f (x). Esto implica
que f tiene una cantidad numerable de discontinuidades.)
44 2.5. MÁS ALLÁ DEL CONTINUO
Capítulo 3
Axiomas de la teoría de conjuntos
3.1. El lenguaje de la teoría de conjuntos
El objetivo de este capítulo y el siguiente es presentar los axiomas de la
teoría de conjuntos ZFC y usarlos para construir varias de las estructuras
matemáticas usando conjuntos.
Para esto, necesitamos hablar del lenguaje de la teoría de conjuntos. Sin
embargo, no nos detendremos para estudiar estos conceptos de manera ex-
haustiva. Así que en caso de que usted quiera aprender estos conceptos de
manera más completa, el autor recomienda [33].
El símbolo TC denotará el lenguaje de la teoría de conjuntos. Los objetos
de TC son únicamente conjuntos y la única relación que puede existir entre
ellos es la pertenencia ∈. Esto en primero significa que siempre que escribimos
un objeto x, entonces x forzosamente es un conjunto. Además, dados dos
conjuntos x, y entonces se puede determinar si «x es elemento de y», denotado
por x ∈ y, o no.
Ya vimos un ejemplo de esto en la sección 0.3, cuando dijimos que cada
número natural es igual al conjunto de los números naturales menores que
el. Otro ejemplo de esto es cuando se habla de que los elementos de R2 son
«puntos»: al final del siguiente capítulo tendremos una forma de interpretar
un punto de R2 como un conjunto.
También tenemos que ser capaces de distinguir cuáles tipos de enunciados
se pueden expresar en TC. El alfabeto de la TC consiste en variables (que
denotarán conjuntos), el símbolo de igualdad =, la relación de pertenencia ∈,
el operador unario ¬, el operador binario ∨ y por supuesto los paréntesis que
45
46 3.2. AXIOMAS 1 AL 6
se usarán para agrupar. Dado que cualquier argumento necesita sólamente
una cantidad finita de variables, es suficiente que supongamos que el conjunto
de variables es infinito numerable. A continuación definimos cuáles son las
fórmulas de la TC.
En primera, si x, y son variables entonces podemos considerar las dos
fórmulas x = y y x ∈ y; estas se conocen como fórmulas atómicas. Dados
dos fórmulas ϕ, ψ entonces podemos considerar las fórmulas
la negación ¬ϕ que se lee «no ϕ», y
la disyunción ϕ ∨ ψ que se lee «ϕ o ψ».
Además, dada una fórmula ϕ y una variable x podemos escribir la cuantifi-
cación universal ∀x (ϕ) que se lee «existe x tal que ϕ». Iterando este proceso
recursivamente tantas veces como los números naturales podemos obtener
todas las fórmulas de TC. Siguiendo nuestra intuición hacemos unas abrevia-
turas:
x∈
/ y denota ¬(x ∈ y),
la conjunción ϕ ∧ ψ denota ¬[(¬ϕ) ∨ (¬ψ)] (y se lee «ϕ y ψ»),
la cuantificación existencial ∃x (ϕ) denota ¬∀x (¬ϕ) (y se lee «existe
x tal que ϕ»),
la implicación ϕ → ψ denota ¬ϕ ∨ ψ (y se lee «ϕ implica ψ»), y
la equivalencia ϕ ↔ ψ denota (ϕ → ψ) ∧ (ψ → ϕ) (y se lee «ϕ si y sólo
si ψ»).
Vamos a suponer que usted entiende qué significan todos estos conceptos (es
decir, la semántica) y no nos preocuparemos por profundizar. Si le interesa
profundizar en semántica, puede leer más en libros de teoría de modelos; la
sugerencia es el capítulo 2 de [23].
3.2. Axiomas 1 al 6
A continuación presentaremos los axiomas de ZF poco a poco e iremos
explicando cómo se interpretan. Vamos a escribirlos todos con fórmulas de la
TC.
3.2. AXIOMAS 1 AL 6 47
Axioma 1: Extensionalidad. Un conjunto se puede caracterizar por
sus elementos.
∀x, y [∀z (z ∈ x ↔ z ∈ y)] → x = y
El axioma de extensionalidad dice que dos conjuntos son iguales si y sólo
si tienen exáctamente los mismos elementos.
3.1. Definición La notación x ⊂ y significa que para cada z ∈ x se tiene
que z ∈ y, y se lee «x es subconjunto de y». También se dice que x ⊂ y es
una «contención».
Usando esta notación el axioma de extensionalidad se puede escribir de
la siguiente manera:
∀x, y [x ⊂ y ∧ y ⊂ x] → x = y
que seguramente usted recordará como el «método» que se enseña en el pri-
mer año de la licenciatura en matemáticas para demostrar que dos conjuntos
son iguales: uno demuestra las dos contenciones.
Lo que sigue es enunciar la existencia de al menos un conjunto. Lo que
hacemos es postular la existencia del conjunto más sencillo: un conjunto sin
elementos, el conjunto vacío.
Axioma 2: Existencia del vacío. Existe un conjunto sin elementos.
∃Θ [∀x (x ∈
/ Θ)]
3.2. Observación Supongamos que Θ y Θ0 son dos conjuntos tales que se
cumplen las condiciones del axioma 2: ∀x (x ∈ / Θ0 ). Entonces
/ Θ) y ∀x (x ∈
por el axioma 1 obtenemos que Θ = Θ0 .
3.3. Definición Al conjunto Θ del axioma 2 se le llama el conjunto vacío y
siempre lo escribiremos como ∅.
A veces se escribe ∅ = {x : x 6= x} ya que por definición de la igualdad
todo conjunto es igual a sí mismo.
48 3.2. AXIOMAS 1 AL 6
Hasta ahora tenemos ya una regla para poder decir cuándo son iguales
dos conjuntos pero únicamente tenemos un conjunto ∅. Necesitamos algún
método para construir más conjuntos. Los siguientes dos axiomas nos darán
operaciones para construir conjuntos a partir de otros.
Axioma 3: Formación de parejas. Para a, b conjuntos, existe un con-
junto cuyos elementos son precísamente a y b.
h i
∀a, b ∃X ∀z [z ∈ X ↔ (z = a ∨ z = b)]
Axioma 4: Unión. Para cada conjunto x, podemos constuir un con-
junto X cuyos elementos son los elementos de los elementos de x.
∀x ∃X [∀z[z ∈ X ↔ ∃y (y ∈ x ∧ z ∈ y)]]
Ahora, los conjuntos llamados X en cada uno de los axiomas 3 y 4 son
únicos. Esto se lo dejamos a usted en el ejercicio E.3.3. Podemos por lo tanto
hacer la siguiente definición.
3.4. Definición i. Dados a, b definimos el conjunto
{a, b} = {z : z = a ∧ z = b}.
ii. Dado x definimos el conjunto
[
x = {z : ∃y (y ∈ x ∧ z ∈ y)}.
Vamos a ver cómo se pueden usar los primeros 4 axiomas que hemos
definido para construir conjuntos. Por ejemplo, veamos cómo justificar que
el conjunto
{∅, {∅}, {{∅}}}
existe, paso por paso.
1. El conjunto a = ∅ existe por el axioma 2.
3.2. AXIOMAS 1 AL 6 49
2. Aplicando el axioma 3 obtenemos que existe la pareja
b = {a, a} = {∅, ∅} = {∅}.
3. Aplicamos de nuevo el axioma 3 y obtenemos la pareja
c = {a, b} = {∅, {∅}}.
4. Aplicamos el axioma 3 y obtenemos
d = {b, b} = {b} = {{∅}}.
5. Aplicamos el axioma 3 y obtenemos
e = {d, d} = {d} = {{{∅}}}.
6. Aplicamos el axioma 3 y obtenemos
f = {c, e} = {{∅, {∅}}, {{{∅}}}}.
7. Finalmente aplicamos el axioma 4 y obtenemos
[ [
g= f = {{∅, {∅}}, {{{∅}}}} = {∅, {∅}, {{∅}}},
que es el conjunto que queríamos.
Definimos, como es usual, la abreviatura
[
A ∪ B = {A, B}.
Si n ∈ N, también escribimos
[
A0 ∪ · · · ∪ An = {Ak : k < n + 1}.
Para los siguientes axiomas ya no seremos tan pedantes en su escritura.
Formalmente todos los enunciados de la TC se deben poder escribir úni-
camente con los símbolos que explicamos al principio de este capítulo. Sin
embargo, para ser breves usaremos nociones que ya tenemos definidas. Por
ejemplo, escribiremos ∅ y el símbolo ⊂ de la contención. Y tambien, en vez
de escribir ∀x [(x ∈ y) ∧ ϕ] nos ahorraremos algunos símbolos y escribiremos
∀x ∈ y (ϕ).
Hasta ahora tenemos suficientes axiomas para manejar conjuntos finitos.
El siguiente paso es postular la existencia de conjuntos infinitos. El axioma
que postula esto se presenta a continuación.
50 3.3. CLASES, PARADOJA DE RUSSELL, ESPECIFICACIÓN
Axioma 5: Infinito. Existe un conjunto inductivo.
h i
∃W (∅ ∈ W ) ∧ ∀x [(x ∈ W ) → (x ∪ {x} ∈ W )]
El lector notará de manera intuitiva que el conjunto de los números natu-
rales N que hemos manejado de manera «ingenua» hasta ahora es un ejemplo
de conjunto que cumple la propiedad de W en el axioma 5. Por ahora no
vamos a desarrollar la teoría detrás de este axioma. En la sección 5.3 nos
encargaremos de esto.
El siguiente axioma lo prometimos al definir el conjunto potencia en la
definición 2.5.
Axioma 6: Conjunto potencia. Si x es un conjunto, la colección de
todos los subconjuntos de x es un conjunto.
∀x ∃X ∀y [(y ∈ X) ↔ (y ⊂ x)]
3.3. Clases, la paradoja de Russell y el esquema
de especificación
Para continuar con los siguientes dos axiomas tenemos que hablar un
poco de las clases.
Para la siguiente discusión, recuerde que una fórmula de la TC es una
sucesión de algunos de los siguientes símbolos: variables, =, ∈, ∧, ∀ y parén-
tesis. Dada una fórmula de la TC ϕ, una subfórmula de ϕ es una sucesión
consecutiva de algunos de los símbolos de ϕ que además es una fórmula de la
TC. Si ϕ es una fórmula de la TC y ∀x (ψ) es una subfórmula de ϕ el alcance
de este cuantificador ∀ es la subfórmula ∀x (ψ). Nótese que pueden aparecer
varios cuantificadores ∀ en una misma fórmula; cada cuantificador tendrá un
alcance diferente dependiendo de su posición en la fórmula.
Supongamos que ϕ es una fórmula de la TC y x es una variable que
aparece en ϕ. Se dice que una ocurrencia de x es acotada 1 en ϕ si esta
1
También llamada «ligada».
3.3. CLASES, PARADOJA DE RUSSELL, ESPECIFICACIÓN 51
ocurrencia de x aparece en el alcance de un cuantificador ∀, justo después de
este cuantificador (es decir, el alcance es de la forma ∀x (ψ)). Una variable
aparece libre si la ocurrencia de la variable no es acotada.
Como ejemplo de estos conceptos, consideremos la siguiente fórmula
ϕ : ∀x [x ∈ y ∨ ∀y (x 6= y ∨ ¬ (y ∈ x))].
Notemos que ambas variables x, y aparecen cuatro veces en ϕ. En el caso de
x, en las cuatro ocasiones x aparece acotada ya que está en el alcance del
primer cuantificador ∀. Sin embargo, para la variable y, en la primera ocasión
aparece de forma libre y las otras tres veces aparece acotada ya que está en
el alcance del segundo cuantificador ∀.
En el ejemplo anterior, usted seguramente notará que el hecho de que y
aparezca libre y después acotada no es una buena práctica. Formalmente, ϕ es
una fórmula de la TC y no hay ningún problema. Pero tomemos la convención
de que al escribir nuestras fórmulas no usaremos la misma variable de forma
libre y acotada a la vez; esto se puede formalizar pero no lo haremos aquí
y supondremos que usted lo entiende de manera intuitiva. En caso de que
usted quiera leer de esto con más detalle, le recomendamos consultar [33,
sección 1.3].
Cuando x0 , x1 , . . . , xm son variables libres en una fórmula ϕ, a veces es
útil usar la notación ϕ(x0 , x1 , . . . , xm ) para denotar esto.
Ahora supongamos que ϕ(x) es una fórmula de la TC donde x es la única
variable libre. Es natural querer considerar la colección de todos los conjuntos
x que cumplan ϕ(x); y también es natural escribir esta colección como sigue
A = {x : ϕ(x)}.
Ya hemos usado esta notación varias veces arriba para varias fórmulas. A la
colección de conjuntos A le vamos a llamar la clase de conjuntos que cumplen
ϕ. ¿Es una clase un conjunto?
Al principio del desarrollo de la teoría de conjuntos, antes de que se
plantearan los axiomas de ZFC, se llegó a pensar que cualquier clase es un
conjunto. Sin embargo, Bertrand Russell fue el primero en notar que esto
llevaba a una contradicción. Esto se le conoce ahora como la paradoja de
Russell .
3.5. Teorema La clase R = {x : x ∈
/ x} no es un conjunto.
52 3.3. CLASES, PARADOJA DE RUSSELL, ESPECIFICACIÓN
Demostración. Como postulamos al principio de esta sección, axiomática-
mente requerimos que para cualesquiera dos conjuntos se pueda determinar
si uno es elemento del otro o no. Entonces suponiendo que R es un conjunto,
debemos de poder determinar alguna de las dos opciones: R ∈ R, o R ∈ / R, y
sólo una de las dos. Sin embargo de la definición de R se obtiene directamente
que R ∈ R si y sólo si R ∈ / R. De esta contradicción concluimos que R no
puede ser un conjunto.
La clase R del teorema 3.5 la llamaremos «clase de Russell». Una pe-
culiaridad de este argumento es que tiene una relación con la paradoja del
barbero de la que hablamos en el capítulo anterior. Reproducimos el texto
de la paradoja aquí para su facilidad.
La paradoja del barbero habla de un pueblo en el que hay un
barbero que tiene una regla autoimpuesta: rasura únicamente a
personas que no se rasuran a si mismas. La pregunta es si el
barbero se rasura a si mismo o no. Analizando esta situación,
llegamos a la paradoja. Si el barbero no se rasura a su mismo,
entonces por su regla debería de rasurarse a sí mismo. Y si se
rasura a si mismo, entonces por su regla no se debe rasurar a si
mismo.
Entonces vamos a interpretar la demostración del teorema 3.5 en térmi-
nos de la paradoja del barbeo. En este caso, pensemos que el universo de
conjuntos representa al pueblo de la historia. Si a y b son personas, inter-
pretemos a ∈ b como el hecho de que b rasura a a. Por lo tanto, x ∈ / x se
interpreta como que x no se rasura a sí mismo. Entonces supongamos que
existe un barbero que rasura a los que no se rasuran a sí mismos y le llama-
mos R. Entonces x ∈ R (R rasura a x) si y sólo si x ∈ / x (x no rasura a x).
El teorema 3.5 nos dice que tal R no puede existir.
Es momento adecuado de decir la historia de la paradoja del barbero.
Lo primero que pasó es que Cantor probó que los reales no son numerables
(teorema 2.1). Después de esto, Russell mostró su paradoja (teorema 3.5);
véase [30]. Finalmente, Russell usó la paradoja del barbero para ilustrar su
paradoja, aunque parece que no fue el quien la pensó primero (véase [31,
pags. 100-101]).
La paradoja de Russell fue uno de los resultados que puso en duda la
coherencia de la teoría de conjuntos y en parte, fue gracias a esto que los
3.3. CLASES, PARADOJA DE RUSSELL, ESPECIFICACIÓN 53
matemáticos de ese tiempo trabajaron hasta que se culminó en la axiomati-
zación de ZFC que usamos ahora. A pesar de la paradoja, es bastante deseable
poder construir conjuntos a partir de fórmulas. Lo que se hace para evitar la
paradoja de Russell es restringir el dominio de la fórmula.
Axioma 7: Esquema de especificación. Sea ϕ(x0 , . . . , xm ) una fór-
mula de la TC donde x0 , . . . , xm son las variables libres. Supongamos que
A, B1 , . . . , Bm son conjuntos. Entonces
{z ∈ A : ϕ(z, B1 , . . . , Bm )}
es un conjunto.
Al esquema de especificación también se le conoce por otros nombres:
«esquema de separación» o «esquema de comprensión». En el enunciado hay
que notar que si m > 0 entonces estamos usando las m variables x1 , . . . , xm
como constantes que representarán a los conjuntos B1 , . . . , Bm ; en el caso
m = 0 simplemente no existen estas variables ni conjuntos.
¿Qué significa esto de «esquema»? ¿Porqué no le llamamos «axioma de
especificación» simplemente? En la TC acordamos que los únicos objetos son
conjuntos. Esto implica que no se puede cuantificar sobre fórmulas; no se
puede decir «para toda fórmula ϕ». Esto se resuelve de la siguiente forma: no
se hace un sólo axioma si no una colección de axiomas. Es decir, para cada ϕ
fórmula de la TC (con una variable libre) existe un axioma de especificación
que habla de la fórmula ϕ. Se puede ver que el número de fórmulas de la TC
es numerable, esto se lo dejamos a usted en el ejercicio E.3.1, y por lo tanto
el esquema de especificación en realidad es una colección numerable infinita
de axiomas.
Veamos cómo se evita la paradoja de Russell. Pensemos en el conjunto
R = {x ∈ A : x ∈ / x} donde A es otro conjunto. Si suponemos R ∈ A
entonces se puede probar que (R ∈ R) ↔ (R ∈ / R) igual que en el teorema
3.5. Entonces la conclusión es que R ∈/ A, y no tenemos ninguna paradoja.
Una consecuencia muy interesante2 es el siguiente corolario.
3.6. Corolario No existe un conjunto universal.
2
El autor recuerda cómo en la escuela primaria se le enseñó erroneamente que sí existe
el conjunto universal.
54 3.3. CLASES, PARADOJA DE RUSSELL, ESPECIFICACIÓN
Demostración. Supongamos que si existe un conjunto U que incluye a todos
los conjuntos, es decir U = {x : x = x}. Entonces por el esquema de especifi-
cación, podemos formar el conjunto A = {x ∈ U : x ∈ / x}. Pero notemos que
A = R, donde R es la clase de Russell. Esto nos lleva a una contradicción.
A pesar de que no existe un conjunto universal, si nos interesa tener un
símbolo para la clase de todos los conjuntos.
3.7. Definición V = {x : x = x} es la clase de todos los conjuntos.
Ahora vamos a ver que el esquema de especificación se puede usar pa-
ra definir algunas construcciones básicas. Por ejemplo, no necesitamos un
axioma para definir la intersección de conjuntos.
3.8. Definición Para cualquier conjunto x definimos su intersección
\
x = {z : ∀y ∈ x (z ∈ y)}.
T
3.9. Lema Si x 6= ∅ entonces x es un conjunto.
Demostración. Como x 6= ∅ existe un elemento a ∈ x. Ahora consideremos
la fórmula de la TC dada por
ϕ(z, v) = “ ∀y ∈ v (z ∈ y) ”.
Las variables libres en ϕ son z y v T
ya que en esta fórmula y está en el alcance
del cuantificador ∀. Notemos
T que x = {z ∈ a : ϕ(z, x)}. Por lo tanto, por
el axioma 7 tenemos que x es un conjunto.
Le dejaremos a usted el detalle de porqué se pidió que x 6= ∅ en la hipó-
tesis; véase el ejercicio E.3.8. T T
Como en el caso de la unión, se definen A ∩ B = {A, B} y {Ak : k <
n + 1} = A0 ∩ . . . ∩ An para n ∈ N.
Ahora que ya tenemos las operaciones de unión e intersección definidas, la
que sigue de manera natural es el complemento. Sin embargo, el complemento
absoluto de un conjunto no existe. Dejamos esto al lector en el Ejercicio
E.3.10. Lo que podemos hacer es definir el complemento relativo de un
conjunto dentro de otro.
3.10. Definición Dados dos conjuntos x, y su diferencia es
x \ y = {z ∈ x : z ∈
/ y}.
3.4. EL PRODUCTO CARTESIANO 55
Es claro que la diferencia es un conjunto por el axioma 7.
3.4. El producto cartesiano
Aún nos faltan dos axiomas pero con lo que hemos desarrollado hasta
ahora ya podemos justificar una de las construcciones más útiles en las ma-
temáticas: el producto cartesiano. El producto cartesiano lo usaremos en el
siguiente capítulo 4 para construir relaciones binarias y finalmente funciones.
Recordemos que la idea del producto cartesiano X × Y es tener un con-
junto de parejas ordenadas hx, yi con x ∈ X y y ∈ Y . Entonces, antes de
poder definir el producto cartesiano, necesitamos definir qué tipo de conjunto
es una pareja. La definición de pareja ordenada que se usa ahora fue dada
por Kazimierz Kuratowski.
3.11. Definición Si x, y son conjuntos, entonces su pareja ordenada se define
como
hx, yi = {{x}, {x, y}}
donde x es la primera coordenada y y es la segunda coordenada.
Lo primero que se debe de probar es que esta definición nos da una pareja
que realmente es ordenada. Esto está contenido dentro del siguiente resultado.
3.12. Proposición Sean x, y, z, w tales que hx, yi = hz, wi. Entonces x = z
y y = w.
Demostración. Para simplificar nuestro lenguaje vamos a ponerle nombre a
cada uno de las parejas ordenadas:
S = {{x}, {x, y}} y
T = {{z}, {z, w}}.
Ahora supongamos que S = T . Vamos a dividir nuestra prueba en dos casos.
Caso 1: x = y
En este caso {x} = {x, y} es el único elemento de S. Como {z, w} ∈ T en-
tonces {z, w} ∈ S; esto implica {z, w} = {x}. De z ∈ {z, w} y {z, w} = {x}
se sigue que z ∈ {x}; así que z = x. Análogamente, w = x. Esto prueba que
56 3.4. EL PRODUCTO CARTESIANO
x = y = z = w.
Caso 2: x 6= y
Como {z} ∈ T entonces {z} ∈ S. Por lo tanto, {z} = {x} o {z} = {x, y}.
Notemos que {z} = {x, y} implica que x = z = y así que este caso no es
posible. Así, {z} = {x} lo cual implica que x = z.
Como {x, y} ∈ S entonces {x, y} ∈ T . Por lo tanto, {x, y} = {z} o
{x, y} = {z, w}. Ya explicamos que {x, y} 6= {z} así que {x, y} = {z, w}.
Notemos que como w ∈ {z, w} y {x, y} = {z, w} entonces w ∈ {x, y}. Por lo
tanto, x = w o y = w.
Sin embargo, veamos que x = w nos lleva a una contradicción. Ya sabemos
que x = z así que obtendríamos x = z = w. Además ya probamos que
{x, y} = {z, w}. Entonces {x, y} = {z, w} = {x} lo cual implica que x = y,
una contradicción. Por lo tanto, nos queda la otra opción y = w.
Ahora, vamos a juntar a todas las parejas ordenadas en un conjunto.
Entonces primero notemos el siguiente resultado, cuya prueba dejamos a
usted en el ejercicio E.3.18.
3.13. Lema Si x ∈ X y y ∈ Y , entonces hx, yi ∈ ℘(℘(X ∪ Y )).
3.14. Definición Dados X, Y conjuntos definimos su producto cartesiano
como
X × Y = {hx, yi : x ∈ X, y ∈ Y }.
3.15. Lema Para cualesquiera X y Y conjuntos, X × Y es un conjunto.
Demostración. Consideremos la fórmula
ϕ(z, v0 , v1 ) : “ ∃x ∃y [x ∈ v0 ∧ y ∈ v1 ∧ z = hx, yi] ”.
Notemos que ϕ tiene a z, v0 y v1 como variables libres. Intuitivamente ϕ dice
que z es una pareja ordenada de v0 × v1 . Por el lema 3.13 se tiene la igualdad.
X × Y = {z ∈ ℘(℘(X ∪ Y ) : ϕ(z, X, Y )},
lo cual implica que X ×Y es un conjunto por el esquema de especificación.
Finalmente, observamos dos propiedades del producto cartesiano. La pri-
mera propiedad es análoga al papel del cero en el producto de números reales
y se la dejamos a usted en el ejercicio E.3.19.
3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD 57
3.16. Lema Sean X y Y conjuntos arbitrarios. Entonces X × Y = ∅ si y
sólo si X = ∅ o Y = ∅.
Ahora, dado que estamos comparando al producto cartesiano con el pro-
ducto de reales, es natural pensar en la asociatividad. Sean X, Y y Z con-
juntos, ¿es (X × Y ) × Z = X × (Y × Z)? Desafortunadamente la respuesta
es negativa, dejamos a usted que encuentre un contraejemplo en el ejercicio
E.3.20.
3.17. Ejemplo Existen tres conjuntos X, Y, Z tales que (X × Y ) × Z 6=
X × (Y × Z).
Sin embargo, a pesar de esto, si hay una biyección entre (X × Y ) × Z y
X × (Y × Z) que es natural: definimos f : (X × Y ) × Z → X × (Y × Z) por
f (hhx, yi, zi) = hx, hy, zii
para cualesquiera x ∈ X, y ∈ Y y z ∈ Z. Entonces resulta que de cualquiera
de las dos formas que definamos el producto de tres conjuntos, no hay mucho
problema ya que hay formas de identificarlos bajo biyecciones (que como
hemos visto, es la herramienta principal de la teoría de conjuntos).
Sin embargo, en este momento no nos vamos a preocupar por definir
productos de más factores. Dejaremos el problema de definir productos en
general a la sección 4.5. En estos momentos lo único que se necesitaba era
definir el producto de dos conjuntos y con esto podremos pasar al capítulo 4
a definir relaciones binarias.
3.5. Reemplazo y regularidad
Por último en esta sección hablaremos de los últimos dos axiomas de ZF.
Estos dos axiomas son difíciles de encontrar aplicados en las matemáticas
convencionales. Vamos a explicarlos con ejemplos accesibles en este momento.
El axioma de elección se definirá en el capítulo 10, página 93 y se dedicará
además el capítulo 7 por completo a el.
El axioma 8 es un esquema de nuevo así que para cada fórmula formal-
mente tenemos un axioma diferente.
58 3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD
Axioma 8: Esquema de reemplazo. Sea ϕ(x, y) una fórmula de la
TC y S un conjunto tal que para todo s ∈ S existe un único conjunto ys
tal que ϕ(s, ys ) se cumple. Entonces {ys : s ∈ S} es un conjunto.
Ahora, este axioma parece que simplemente está definiendo una función
con dominio un conjunto S. Sin embargo, en el capítulo 4 vamos a ver que
la definición de función no necesita un axioma especial. Explicado de una
manera un poco informal, el esquema de reemplazo sirve para algunos casos
especiales en los cuales queremos definir una asignación s 7→ ys en la cual
conocemos el conjunto S que sirve como dominio pero los valores ys no están
en un sólo conjunto que conozcamos y de alguna forma están «desperdiga-
dos» por todo el universo de conjuntos. La idea intuitiva del esquema de
reemplazo es entonces: si tenemos un conjunto S y para cada elemento s ∈ S
ya tenemos un único conjunto ys , no resulta tan difícil imaginar que podemos
«reemplazar» cada elemento s por ys y formar un conjunto.
Quizá esto suene a algo demasiado intrincado para usted en este momen-
to. Como es común en matemáticas, lo más recomendable es empezar a leer
demostraciones que usen el axioma de reemplazo, y poco a poco usted enten-
derá porqué se necesita. Nuestro primer ejemplo de un conjunto que necesita
el esquema de reemplazo para construirse es el siguiente.
3.18. Ejemplo El conjunto ℘N (N).
Construcción. Para cada m ∈ N vamos a definir un conjunto que llamaremos
℘m (N), usando recursión. Si m = 0 sea ℘0 (N) = N. Si m = n ya tenemos el
conjunto ℘n (N) entonces definimos ℘n+1 (N) = ℘(℘n (N)). Esto nos permite
construir la sucesión de conjuntos
N, ℘(N), ℘(℘(N)), ℘(℘(℘(N))), ℘(℘(℘(℘(N)))), . . .
de la que ya habíamos hablado en la sección 2.5.
Sin embargo, al construir esta «función» no conocemos un conjunto que
contenga a todos estos conjuntos como elementos. Entonces necesitamos for-
zosamente usar el esquema de reemplazo para poder decir que podemos juntar
todos estos conjuntos en uno solo: {℘m (N) : m ∈ N}. Entonces por el axioma
4 podemos definir el conjunto
[
℘N (N) = {℘m (N) : m ∈ N}.
3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD 59
Lo interesante de este conjunto es que es mayor en tamaño a todos los
conjuntos infinitos que definimos en la sección 2.5. Dejamos la prueba de este
hecho a usted en el ejercicio E.3.22.
Por ahora no volveremos a toparnos con el esquema de reemplazo por un
tiempo. Será hasta el capítulo 5 que empezaremos a usarlo. Los resultados
donde usaremos el esquema de reemplazo son los siguientes: definición 5.44,
teorema 5.50, proposición 5.53, definición 5.44, definición 5.53, la definición
de WF en la sección 5.6, definición 8.3, definición 8.5 y definición 8.8.
Finalmente, nos queda hablar del axioma de regularidad. El lector recor-
dará la clase de Russell R que consiste en los conjuntos x tales que x ∈ / x.
¿Existe algún conjunto x que cumpla que x ∈ x? Si usted revisa las definición
ingenua de números naturales de la sección 0.3 notará que si n ∈ N entonces
n∈ / n. Justamente lo que postula el axioma de regularidad es que este tipo
de «irregularidades»3 no se pueden dar. Este axioma es bastante más fuerte,
de hecho.
Axioma 9: Regularidad. Si x is un conjunto no vacío, existe y ∈ x
que es ajeno a x.
∀x 6= ∅ [∃y ∈ x (x ∩ y = ∅)]
3.19. Lema El axioma de regularidad implica que no existe ningún conjunto
x tal que x ∈ x.
Demostración. Supongamos que x es un conjunto con x ∈ x. Entonces se
puede formar el conjunto y = {x}. Notemos que x ∈ x ∩ y. Esto viola el
axioma de regularidad.
Al examen de regularidad a veces se le conoce como «axioma de buena
fundación». La explicación es la siguiente. Sea x 6= ∅ un conjunto y supon-
gamos que no existe ningún y ∈ x tal que x ∩ y = ∅. Sea x0 = x. Tomemos
x1 ∈ x, entonces existe x2 ∈ x ∩ x1 . Como x2 ∈ x, existe x3 ∈ x ∩ x2 .
Recursivamente podemos construir una cadena de conjuntos:
. . . x5 ∈ x 4 ∈ x 3 ∈ x 2 ∈ x 1 ∈ x 0 ,
3
Este es un juego de palabras; como se diría en inglés «pun intended».
60 3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD
todos ellos elementos de x0 , con la posible excepción de x0 mismo. Esta
cadena de conjuntos se extiende infinitamente hacia «abajo». Esto da una
sensación de descenso infinito en los conjuntos. Y en espíritu es contrario a
la idea de que las matemáticas forman un edificio con cimientos fuerte, es
decir, «bien fundado».
Este es un axioma que no tiene mucha utilidad fuera de la teoría de
conjuntos y básicamente su función es técnica. Si usted sigue su estudio
de teoría de conjuntos más allá a lo que contiene este libro, seguramente
se encontrará con esta idea de nuevo. Por ahora, podemos decir que sin
necesidad del axioma de regularidad es posible construir un «universo» de
conjuntos donde se cumple el axioma de regularidad; véase la sección 5.6.
Aclaramos que también se han hecho matemáticas sin el axioma de regu-
laridad (véase el artículo de Wikipedia [8]). Este tipo de teoría de conjuntos
se sale del propósito de este libro.
Ejercicios
E.3.1 Demuestre que las fórmulas de la TC forman4 un conjunto numerable.
(Sugerencia: Escriba la definición recursiva de todas las fórmulas al prin-
cipio de este capítulo. Demuestre en cada paso de la recursión que se tiene
un conjunto numerable.)
E.3.2 De acuerdo a nuestra definición «ingenua» de los números naturales,
el sucesor de un número natural n es n + 1 = n ∪ {n}, así que n ⊂ n + 1.
Como ejercicio de aplicación del axioma 1, use inducción para demostrar que
n 6= n + 1.
E.3.3 Supongamos el axioma 1 únicamente.
(a) Demuestre que el conjunto X cuya existencia se postula en el axioma
3 es único.
(b) Demuestre que el conjunto X cuya existencia se postula en el axioma
4 es único.
4
Irónicamente, no hemos definido a las fórmulas como conjuntos, así que no podemos
decir que las fórmulas formen un conjunto. Ignore este detalle técnico para este ejercicio.
Si no le satisface esto, revise las secciones I.1 y I.2 de [24].
3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD 61
E.3.4 Demuestre que {a} = {b, c} si y solo si a = b = c.
E.3.5 Considere la construcción de los números naturales dada en la sección
0.3. Use inducción5 para demostrar que usando únicamente los axiomas 1, 2,
3 y 4 se pueden construir todos los números naturales.
E.3.6 Supongamos que X es un conjunto finito. Use inducción6 para de-
mostrar que usando únicamente los axiomas 1, 2, 3 y 4 se puede construir
℘(X) sin necesidad de suponer el axioma 6 del conjunto potencia.
E.3.7 Considere los siguientes enunciados de la TC:
(Débil de formación de parejas) ∀a, b ∃x (a ∈ x ∧ b ∈ x),
(Débil de la unión) ∀X ∃Y ∀x (x ∈ X → x ∈ Y ), y
(Débil de la potencia) ∀X ∃Y ∀z (Z ⊂ X → z ∈ Y ).
Demuestre que si tomamos alguno de los axiomas de formación de parejas,
unión o potencia en ZF y lo reemplazamos por su versión débil se obtiene un
sistema de axiomas lógicamente equivalente a ZF.
T
E.3.8 ¿Es la intersección ∅ un conjunto? Argumente.
T
E.3.9 Demuestre que para cualquier X se tiene que P(X) = ∅.
E.3.10 Dado un conjunto x definimos su complemento absoluto como
xc = {y : y ∈
/ x}.
¿Cuándo es xc un conjunto? Argumente.
E.3.11 Sea x un conjunto cualquiera. Demuestre, sin usar el axioma de
regularidad, que existe un conjunto y tal que y ∈
/ x.
E.3.12 Demuestre las leyes de DeMorgan para conjuntos. Es decir, si X y
A=6 ∅ son conjuntos entonces
S T
X \ ( A) = {X \ A : A ∈ A} , y
T S
X \ ( A) = {X \ A : A ∈ A} .
5
Para probar el axioma de inducción se necesita el axioma del infinito, véase el corolario
5.36. Sin embargo, hay una forma de evitar su uso, véase la observación 5.73.
6
El mismo comentario que en la nota al pie 5, página 61.
62 3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD
E.3.13 Dados a, b conjuntos, demuestre que existe exactamente un conjunto
x tal que a ∪ x = a ∪ b y a ∩ x = ∅.
E.3.14 Sea F = {An : n ∈ N}. Definimos para cada n ∈ N, Sn = ni=0 Ai .
S
(a) Muestre que la familia G = {A0 } ∪ {An+1 \ Sn : n ∈ N} es de elementos
ajenos por pares.
S S
(b) Muestre que F = G.
E.3.15 Demuestre que para cualesquiera dos conjuntos x, y se cumple la
igualdad
x \ (y \ z) = (x \ y) ∪ (x ∩ z).
E.3.16 Para dos conjuntos x, y definimos su diferencia simétrica como
x∆y = (x \ y) ∪ (y \ x) .
Demuestre que x∆y = (x ∪ y) \ (x ∩ y).
E.3.17 Demuestre las siguientes propiedades de la diferencia simétrica, don-
de x, y, z son conjuntos arbitrarios.
(a) x∆∅ = x,
(b) x∆y = ∅ si y solo si x = y,
(c) x∆y = y∆x,
(d) (x∆y)∆z = x∆(y∆z),
(e) x ∩ (y∆z) = (x ∩ y)∆(x ∩ z), y
(f) si x∆y = x∆z, entonces y = z.
E.3.18 Demuestre el lema 3.13.
E.3.19 Demuestre el lema 3.16.
E.3.20 Encuentre conjuntos X, Y y Z como los que se piden en el ejemplo
3.17 y demuestre que cumplen la propiedad que se pide.
3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD 63
E.3.21 Demuestre las siguientes propiedades del producto cartesiano, donde
x, y, z son conjuntos arbitrarios.
(a) (x ∪ y) × z = (x × z) ∪ (y × z),
(b) x × (y \ z) = (x × y) \ (x × z),
(c) (x × z) ∪ (y × w) ⊂ (x ∪ y) × (z ∪ w) pero no siempre se da la igualdad.
E.3.22 Demuestre que el conjunto ℘N (N) construido en el ejercicio 3.18
cumple que ℘n (N) ≺ ℘N (N) para todo n ∈ N.
E.3.23 Supongamos los axiomas del 1 al 7 y el Axioma de Inducción 0.1(v).
Demuestre que los siguientes dos enunciados son equivalentes.
(i) Para cada x existe una función f : x \ {∅} → x tal que f (y) ∈ y para
todo y ∈ x.
(ii) Existe un conjunto {xn : n ∈ N} tal que para todo n ∈ N se tiene que
xn+1 ∈ xn .
64 3.5. REEMPLAZO Y REGULARIDAD
Capítulo 4
Relaciones Binarias
4.1. Introducción
En este capítulo definiremos las relaciones binarias y los principales tipos
de ellas que se usan en matemáticas: relaciones de equivalencia, órdenes par-
ciales y funciones. Después de esto, usando funciones vamos a definir a los
productos cartesianos con una cantidad arbitraria de factores.
4.1. Definición A un conjunto cuyos elementos sean parejas ordenadas lo
llamaremos relación binaria, o símplemente relación.
Notemos que ∅ es una relación con esta definición. En caso de que quera-
mos enfatizar que ∅ es una relación diremos que es la relación vacía. Dado un
conjunto A, otra relación natural que siempre podemos definir es la relación
identidad en A definida como
idA = {ha, ai : a ∈ A}.
Ahora daremos algunas definiciones que se pueden hacer para relaciones
en general. Para justificar las siguientes definiciones es necesario recurrir a
los axiomas de ZF, dejaremos esto a usted en los ejercicios E.4.1 y E.4.4.
4.2. Definición Si R es una relación, definimos su dominio e imagen como
los conjuntos
dom(R) = {x : ∃y (hx, yi ∈ R)}, e
im(R) = {y : ∃x (hx, yi ∈ R)}
respectivamente.
65
66 4.1. INTRODUCCIÓN
4.3. Definición Si R y S son relaciones, definimos su composición
R ◦ S = {ha, bi : ∃c (ha, ci ∈ R ∧ hc, bi ∈ S)}.
Notemos que dadas dos relaciones R y S existen dos composiciones, R ◦ S
y S ◦ R. En general estas dos composiciones son distintas, dejaremos esto a
usted en el ejercicio E.4.2.
4.4. Definición Si R es una relación, definimos su inversa como
R−1 = {ha, bi : hb, ai ∈ R}.
4.5. Definición Sea R una relación y A un conjunto arbitrario. La restric-
ción de R a A es el conjunto R A = {ha, bi ∈ R : a ∈ A}.
4.6. Definición Sea R una relación y A un conjunto arbitrario.
(a) La imagen del conjunto A es el conjunto
R[A] = {y : ∃a ∈ A (ha, yi ∈ R)}.
(b) La preimagen del conjunto A es el conjunto
R← [A] = {x : ∃a ∈ A (hx, ai ∈ R)}.
En el caso en el que A = {a} es común denotar R← [A] por R← (a).
Notemos que en esta definición de imagen y preimagen de un conjunto A
bajo una relación R, no ponemos ninguna restricción sobre qué tiene que ver
A con R. Entonces, por ejemplo, si A ∩ dom(R) = ∅ entonces se obtendrá
que R[A] = ∅. No hay ningún problema con este tipo de definiciones.
Ahora, antes de empezar a estudiar relaciones de tipos especiales, vamos
a definir algunas propiedades que pueden, o no, tener una relación.
4.7. Definición Dado un conjunto A, una relación en A es una relación R
con dom(R) ∪ im(R) ⊂ A.
4.8. Definición Sea R una relación y A un conjunto. Decimos que R es
reflexiva en A si idA ⊂ R.
antireflexiva si para todo x, hx, xi ∈
/ R.
4.2. RELACIONES DE EQUIVALENCIA 67
simétrica si R = R−1 .
antisimétrica si R ∩ R−1 ⊂ iddom(R) .
transitiva si R ◦ R ⊂ R.
4.9. Definición Sea R una relación en A. Si a, b ∈ A entonces la notación
aRb denota ha, bi ∈ R y a6Rb denota ha, bi ∈
/ R.
4.2. Relaciones de equivalencia
El primer tipo de relación que estudiaremos es la de equivalencia. Dado
que este tema usualmente se estudia en cursos básicos de una carrera de mate-
máticas, sólamente enunciaremos los resultados y dejaremos su demostración
en los ejercicios.
4.10. Definición Sea R una relación en un conjunto X. Diremos que R es
relación de equivalencia en X si R es reflexiva en X, simétrica y transitiva.
Hablando informalmente, una relación de equivalencia es una forma de
debilitar la igualdad de conjuntos. En algunas situaciones puede ser que dos
elementos distintos de un conjunto tengan alguna característica común. En-
tonces el objetivo es «juntar» todos los elementos que tienen esa característica
común, considerarlos como una sola colección y finalmente tomar el conjunto
de todas estas colecciones.
4.11. Definición Sea R una relación en un conjunto X y a ∈ X. La clase
de equivalencia de a con respecto a R es el conjunto
[a]R = {b ∈ X : ha, bi ∈ R}.
4.12. Lema Sea R una relación en un conjunto X. Si a, b ∈ X entonces
[a]R = [b]R o [a]R ∩ [b]R = ∅.
Entonces las clases de equivalencia forman una partición del conjunto
sobre el cual están definidas.
4.13. Definición Sea X un conjunto. Una partición de X es una familia
P ⊂ ℘(X) con las siguientes propiedades:
68 4.2. RELACIONES DE EQUIVALENCIA
(i) para todo A ∈ P, A 6= ∅,
(ii) si A, B ∈ P y A ∩ B 6= ∅, entonces A = B, y
S
(iii) X = P.
El teorema fundamental de relaciones de equivalencia es que las relaciones
de equivalencia definidas en un conjunto X están en una correspondencia
biunívoca con las particiones de ese mismo conjunto X. Primero, el siguiente
resultado se sigue del lema 4.12.
4.14. Corolario Sea X un conjunto y R una relación de equivalencia en X.
Entonces el conjunto {[a]R : a ∈ X} es una partición de X.
Ahora, inversamente, de cada partición se puede definir una relación de
equivalencia.
4.15. Lema Sea X un conjunto y P una partición de X. Entonces la relación
{ha, bi : ∃A ∈ P (a, b ∈ A)} es una relación de equivalencia en X.
Por lo tanto, la siguiente definición se puede justificar.
4.16. Definición Sea X un conjunto arbitrario.
Si R es una relación de equivalencia en X, entonces la partición inducida
por R es X/R = {[a]R : a ∈ X}.
Si P es una partición de X, entonces la relación de equivalencia indu-
cida por P es {ha, bi : ∃A ∈ P (a, b ∈ A)}.
Finalmente con toda esta terminología podemos enunciar el teorema fun-
damental de las relaciones de equivalencia.
4.17. Teorema Sea X un conjunto arbitrario.
(a) Si R es una relación de equivalencia en X, P es la partición inducida por
R y S es la relación de equivalencia inducida por P, entonces R = S.
(b) Si P es una partición de X, R es la relación de equivalencia inducida
por P y Q es la partición inducida por R, entonces P = Q.
4.3. ÓRDENES 69
Como comentamos al principio de esta sección, dejaremos estas pruebas
a usted en los ejercicios E.4.6, E.4.7 y E.4.8. También le sugerimos que
piense que pasa con estos conceptos cuando el conjunto X = ∅; esto se le
pedirá en el ejercicio E.4.9.
Los dos ejemplos clásicos son la construcción de los enteros a partir de
los naturales y la construcción de los racionales a partir de los enteros. Es-
tas construcciones se salen de los objetivos del libro. Sin embargo, si usted
desea leer cómo se hacen estas pruebas, las dejamos en el Apéndice A, en
las secciones A.1 y A.2. Le recomiendo terminar de leer este capítulo antes
de acudir a revisar las construcciones que damos en esas secciones, ya que se
necesitarán los conceptos de órdenes y funciones también.
4.3. Órdenes
Los siguientes tipos de relaciones que manejaremos son las relaciones de
orden. Usualmente en matemáticas usamos dos definiciones de órden. Prime-
ro vamos a enunciar ambas y a enunciar la relación entre ambas.
4.18. Definición Sea R una relación en un conjunto X. Diremos que
(i) R es un orden estricto en X si R es antireflexiva y transitiva, y
(ii) R es un orden parcial en X si R es reflexiva en X, antisimétrica y
transitiva.
Entonces diremos que un conjunto X es estrictamente (parcialmente)
ordenado si hay una relación R en X que es un orden estricto (parcial, res-
pectivamente). Cuando X esté ordenado por un orden R, ya sea estricto o
parcial, usaremos la notación hX, Ri.
El primer ejemplo que podemos dar de estos conceptos es el orden en N
definido en el capítulo 0. Recordamos que si m, n ∈ N entonces se define
m ≤ n si y solo si existe k ∈ N tal que m + k = n, y después de esto se
define m < n si y solo si m ≤ n y m 6= n. Sucede que ≤ es un orden parcial
y < es un orden estricto. En general, la relación entre estos dos conceptos
es completamente análoga, la cual dejamos probar al usted en el ejercicio
E.4.12.
4.19. Lema Sea X 6= ∅ y R una relación en X. Entonces R es un orden
estricto en X si y solo si R ∩ idX = ∅ y R ∪ idX es un orden parcial en X.
70 4.3. ÓRDENES
4.20. Ejemplo Para X un conjunto fijo, la relación ⊂ es un orden parcial.
Formalmente, el orden de la inclusión en X es la relación
{hA, Bi ∈ ℘(X) × ℘(X) : A ⊂ B},
que es un orden parcial.
Naturalmente el orden de la inclusión depende del conjunto en el que
estamos pensando. Sin embargo, podemos considerar la clase de conjuntos
{hA, Bi : A ⊂ B}; esta clase no es un conjunto (como le pedimos que demues-
tre en el ejercicio E.4.13), pero tiene propiedades análogas a las de orden
parcial.
El orden de la inclusión es perfecto para ejemplificar lo que se llama un
diagrama de Hasse, el cual es una representación gráfica de un orden, que
podemos dibujar en una superficie de escritura (digamos, como una hoja de
papel o un pizarrón). Si hX, Ri es un conjunto ordenado, consideramos la
gráfica combinatoria (también llamada «grafo») con vértices dados por los
elementos de X y aristas dadas por los pares de elementos de X que están
relacionados por el R. Sin embargo, no dibujamos todas las aristas, sólamente
las mínimas necesarias para definir el orden por completo; esto aprovecha la
transitividad del orden. Además de esto, se dibujan los elementos mayores
más arriba que los menores.
En la figura 4.1 presentamos el diagrama de Hasse del orden de la inclusión
en un conjunto de tres elementos {a, b, c}. Como se puede ver en la figura, no
todas las relaciones están representadas. Por ejemplo, las inclusiones ∅ ⊂ {a}
y {a} ⊂ {a, b} está representadas por aristas, pero ∅ ⊂ {a, b} no lo está ya
que por transitividad es redundante incluirla.
Le recomendamos al lector que use este tipo de diagramas para analizar
los órdenes. Una propiedad del ejemplo de la figura 4.1 es que hay elementos
que no están relacionados.
4.21. Definición Si hX, ≤i es un conjunto parcialmente ordenado, diremos
que dos elementos a, b ∈ X con a 6= b son incomparables si a b y b a.
Los conjuntos donde cualesquiera dos elementos son comparables serán
importantes, el orden en los reales (y cualquier subconjunto de el) cumple
esta propiedad, véase la sección A.3 abajo.
4.22. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado. Diremos
4.3. ÓRDENES 71
{a, b, c}
{a, b} {a, c} {b, c}
{a} {b} {c}
Figura 4.1: Diagrama de Hasse para h℘({a, b, c}), ⊂i
que este orden es lineal (o también, total ) si para cualesquiera x, y ∈ X se
tiene que x ≤ y o y ≤ x.
Por el lema 4.19, podemos definir conceptos para un tipo de orden y
transferir esta definición al otro tipo de orden.
4.23. Definición Sea P una propiedad para conjuntos parcialmente orde-
nados. Entonces diremos que un conjunto estrictamente ordenado hX, Ri
cumple la propiedad P si el conjunto parcialmente ordenado hX, Si cumple
P, donde S = R \ idX .
Entonces, por ejemplo, podemos definir cuando dos elementos son incom-
parables en un conjunto estrictamente ordenado dado que ya lo definimos
para conjuntos parcialmente ordenados.
A continuación presentaremos varias propiedades relacionadas con órde-
nes y ejemplos. Por la definición 4.23 que acabamos de comentar, es suficiente
definirlos para órdenes parciales y quedarán definidos automáticamente para
órdenes estrictos.
4.24. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado y A ⊂ X.
El orden inducido en A por ≤ es la relación ≤ ∩ (A × A).
72 4.3. ÓRDENES
Que el orden inducido en un subconjunto es un orden se deja a usted en
el ejercicio E.4.14. Por defecto siempre supondremos que al tomar un sub-
conjunto de un conjunto parcialmente ordenado se le dará el orden inducido
por la definición 4.24. Además, para el órden inducido por ≤ en cualquier
subconjunto usualmente se hace abuso de notación y se usa el mismo símbolo
≤.
4.25. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado lineal. Un
intervalo en X es un subconjunto J ⊂ X tal que si a, b ∈ J y a < c < b
entonces c ∈ J. Diremos que J es no degenerado si J tiene al menos dos
elementos.
En el ejercicio E.2.1 se dejó a usted caracterizar todos los intervalos en
R. Incluimos aquí esta lista de intervalos; nótese que la notación cambia un
poco.
4.26. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado lineal. De-
finimos los siguientes intervalos donde a, b ∈ X y a < b:
(i) (a, b) = {x ∈ X : a < x < b}, (v) (a, →) = {x ∈ X : a < x},
(ii) [a, b] = {x ∈ X : a ≤ x ≤ b}, (vi) (←, b) = {x ∈ X : x < b},
(iii) [a, b) = {x ∈ X : a ≤ x < b}, (vii) [a, →) = {x ∈ X : a ≤ x}, y
(iv) (a, b] = {x ∈ X : a ≤ x < b}, (viii) (←, b] = {x ∈ X : x ≤ b}.
Los intervalos de los incisos (I), (V) y (VI) se denominan intervalos abiertos,
los de los incisos (II), (VII) y (VIII) se denominan intervalos cerrados. Los
intervalos de los incisos (I) al (IV) se denominan intervalos acotados y los de
los incisos (V) al (VIII) son intervalos no acotados.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en R, en general no todos los
intervalos en un conjunto parcialmente ordenado lineal son uno de los ocho
de la definición 4.26.
4.27. Ejemplo Consideramos el conjunto ordenado de los números racio-
nales hQ, ≤i (este orden se define de manera explícita en el apéndice A.2).
Entonces el conjunto J = {x ∈ Q : x2 < 2} es un intervalo, pero no puede
ser escrito de ninguna de las formas de la definición 4.26 con X = Q.
4.3. ÓRDENES 73
Dejamos a usted la verificación cuidadosa de este enunciado en el ejercicio
E.4.15. Notemos que intervalo J del ejemplo
√ el √ √ √4.27 si lo podemos escribir
de la forma J = (− 2, 2) ∩ Q, donde (− 2, 2) denota el intervalo co-
rrespondiente en R. Sin embargo, el punto aquí es que la raíz cuadrada de 2
no existe dentro de los racionales, así que no podemos usar esta notación.
Existe una forma de remediar este problema, aunque se encuentra fuera
de los objetivos del libro. La describimos brevemente. Para cada conjunto
parcialmente ordenado lineal hX, ≤X i existe otro orden hL, ≤L i tal que X ⊂
L, ≤L X × X =≤X con la propiedad de que los intervalos no degenerados
de hL, ≤L i son como los de la definición 4.26. A esta construcción se le llama
completación de Dedekind y la exploraremos en brevemente en la sección A.3.
4.28. Definición Sean hX, <i un orden lineal y A ⊂ X.
(i) A es un segmento inicial si ∀a ∈ A ∀b ∈ X, (b < a ⇒ b ∈ A).
(ii) A es un segmento final si ∀a ∈ A ∀b ∈ X, (a < b ⇒ b ∈ A)
Si hX, <i es un conjunto parcialmente ordenado lineal y a ∈ X entonces
los intervalos (←, a) y (←, a] son ejemplos de segmentos iniciales, mientras
que los intervalos (a, →) y [a, →) son ejemplos de segmentos finales.
4.29. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado, A ⊂ X y
x ∈ A. Decimos que
(i) x es un elemento minimal de A si ∀a ∈ A (a ≤ x → x = a).
(ii) x es un elemento maximal de A si ∀a ∈ A (x ≤ a → x = a).
(iii) x es un elemento menor o mínimo de A si ∀a ∈ A (x ≤ a).
(iv) x es un elemento mayor o máximo de A si ∀a ∈ A (a ≤ x).
Es claro que todo elemento mayor es maximal y todo elemento menor es
minimal. Sin embargo, hay subconjuntos que no tienen un mayor ni menor,
pero si tienen elementos maximales y minimales. Para esto, consideramos el
siguiente ejemplo.
4.30. Ejemplo Sea X = ℘({a, b, c}) donde a, b, c son distintos entre sí y
usemos el orden de la inclusión.
74 4.3. ÓRDENES
Si A = X entonces A tiene un elemento mayor {a, b, c} y un elemento
menor ∅.
Si A = X \ {∅, {a, b, c}}, entonces A no tiene elementos mayores ni
menores. Sin embargo, cada elemento de A es maximal o minimal. Los
elementos de A con dos elementos son maximales y los que tienen un
elemento son minimales. Véase la figura 4.1.
En el caso de los reales R con su orden usual, sabemos que existen con-
juntos que no tienen elementos maximales ni minimales. Por ejemplo, en el
subconjunto (0, 1) ocurre esto. Sin embargo, como ya vimos al hablar del
axioma del supremo en la sección 2.3, hay otras nociones que son bastante
útiles para estos casos.
4.31. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado, A ⊂ X y
x ∈ X. Decimos que
(i) x es una cota inferior de A si ∀a ∈ A (x ≤ a).
(ii) x es una cota superior de A si ∀a ∈ A (a ≤ x).
(iii) x es ínfimo de A si x es cota inferior de A y para toda y ∈ X que es
cota inferior de A se tiene que y ≤ x.
(iv) x es supremo de A si x es cota superior de A y para toda y ∈ X que
es cota superior de A se tiene que x ≤ y.
Dejaremos a usted demostrar que el máximo, mínimo, supremo e ínfimo
de un conjunto son únicos (si existen) en el ejercicio E.4.16.
4.32. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado, A ⊂ X y
x ∈ X.
(i) Si x ∈ A y x es el elemento mínimo de A, escribimos x = mı́n A.
(ii) Si x ∈ A y x es el elemento máximo de A, escribimos x = máx A.
(iii) Si x es el ínfimo de A, escribimos x = ı́nf A.
(iv) Si x es el supremo de A, escribimos x = sup A.
4.4. FUNCIONES 75
Como ejemplo de estos conceptos pedimos al lector (ejercicio E.4.18) que
compruebe las afirmaciones que hacemos en el siguiente ejemplo.
4.33. Ejemplo Sea X un conjunto, consideremos el orden de la inclusión
en ℘(X) y sea A ⊂ ℘(X). Entonces:
S
(i) sup A = A,
T
(ii) si A =
6 ∅ entonces ı́nf A = A, e
(iii) ı́nf ∅ = X.
Finalmente, dejamos un ejemplo de orden que se usa en teoría de números.
Este ejemplo es el del orden de la divisibilidad, y nos servirá para ejemplificar
los conceptos que acabamos de definir. Le dejaremos la verificación de estas
afirmaciones en el ejercicio E.4.19.
4.34. Ejemplo Para a, b ∈ N definimos a | b si y sólo si existe k ∈ N tal que
b = ka. Entonces | es un orden parcial en N. Consideremos A = N \ {0, 1}.
Entonces se cumplen las siguientes propiedades.
(i) Los elementos mínimo y máximo de N son 1 y 0, respectivamente.
(ii) A no tiene mínimo ni máximo.
(iii) Hay una cantidad infinita de elementos minimales en A; estos son los
números primos.
(iv) No existen elementos maximales en A.
(v) Si a, b ∈ N \ {0} entonces {a, b} tiene ínfimo y supremo: ı́nf{a, b} es
el llamado máximo común divisor y sup{a, b} es el llamado mínimo
común múltiplo.
4.4. Funciones
Uno de los conceptos más importantes en todas las matemáticas es el de
las funciones. Desde el punto de vista de la historia de las matemáticas el
concepto de función es muy interesante. Este concepto se desarrolló después
de la invención del cálculo, derivado de las ideas de que una «variable» podía
depender de otra. Después de esto, se pensaba que las funciones debían tener
76 4.4. FUNCIONES
una «expresión analítica» bien definida. Sin embargo el concepto de función
ha evolucionado a la idea de que una función es cualquier tipo de asignación.
Véase [22] para conocer más de la historia del concepto de función. Para
la teoría de conjuntos, una función es símplemente una relación con una
propiedad extra, como en la siguiente definición.
4.35. Definición Una función es una relación f tal que si hx, yi ∈ f y
hx, zi ∈ f entonces y = z.
Si f es una función y hx, yi ∈ f , entonces el elemento y es el único que es
segunda coordenada de una pareja en f tal que su primera coordenada es x,
así que acostumbramos escribir y = f (x).
Los dos ejemplos más triviales de función son el vacío ∅, llamada función
vacía en este contexto, y la relación identidad idX , para cualquier conjunto
X. Otro ejemplo útil de funcion es el de las funciones constantes.
4.36. Definición Una función f es constante si para cualesquiera x, y ∈
dom(f ) se tiene que f (x) = f (y).
Si f es constante y f 6= ∅ entonces existe un único c tal que f (x) = c
para todo x ∈ dom(f ). En este caso diremos que f es la función constante
en dom(f ) con valor c. En el sentido contrario de las funciones constantes,
tenemos las funciones que son inyectivas.
4.37. Definición Una función f es inyectiva si hx, zi ∈ f y hy, zi ∈ f
implican que x = y.
Por ejemplo, las funciones vacías e identidad en un conjunto son funciones
inyectivas. La siguiente definición ya la habíamos enunciado en 2.11 pero es
necesario recordarla ahora.
4.38. Definición Para cualquier par de conjuntos X, Y definimos
X
Y = {f función : dom(f ) = X, im(f ) ⊂ Y }.
Usualmente «f ∈ X Y » se abrevia como «f : X → Y » y en ese caso
decimos que Y es un contradominio o codominio de f . Notemos que, bajo
esta1 concepción de función el contradominio no es parte de la definición de
función. Así que cuando usemos la notación «f : X → Y » nos referimos a una
1
Hay matemáticxs que prefieren que la definición de función incluya el contradominio.
4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS 77
función junto con un contradominio; no nos vamos a preocupar de señalar
esta diferencia en lo que hagamos a continuación.
La primera aplicación que podemos dar de esta notación es la definición
de una operación. Los ejemplos básicos de operaciones binarias son la suma
y producto de naturales que dimos en el capítulo 0.
4.39. Definición Una operación binaria en un conjunto X es una función
∗ : X × X → X. Usualmente cuando se usa este término se usa x ∗ y para
denotar a ∗(x, y).
La definición de suprayectividad y biyectividad depende del contradomi-
nio así que este es un buen momento de darla.
4.40. Definición Sea f : X → Y una función. Diremos que
(a) f es suprayectiva si im(f ) = Y , y
(b) f es biyectiva si es inyectiva y suprayectiva.
A una función biyectiva también se les llama símplemente «biyección».
4.5. Productos arbitrarios
Ya que hemos definido el concepto de función, podemos dar la definición
de producto cartesiano arbitrario. Ya platicamos en la sección 3.4 que dados
tres conjuntos X, Y y Z, podemos intentar definir su producto pero no
necesariamente de manera única. Aún así, estas diferentes definiciones nos
darán productos biyectables entre sí. De hecho ya platicamos que X × (Y ×
Z) es biyectable con (X × Y ) × Z de manera «natural». De esta manera,
podríamos definir productos cartesianos finitos por medio del teorema 0.2 de
recursión para los naturales. Sin embargo, nos encontramos con el problema
de cómo definir productos infinitos. Lo que vamos a hacer es algo diferente
que será más general y nos permitirá definir productos arbitrarios.
4.41. Definición Sea J 6= ∅ y supongamos que para cada j ∈ J tenemos
un conjunto Xj . Entonces el producto cartesiano de la familia {Xj : j ∈ J}
En particular en teoría de categorías siempre se requiere tanto dominio como contradomi-
nio en la definición de «morfismo». Sin embargo, en teoría de conjuntos la definición que
dimos es la que más nos conviene.
78 4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS
es el conjunto
Y
{Xj : j ∈ J} = {f función : dom(f ) = J, ∀j ∈ J (f (j) ∈ Xj )} .
Q
Para cada i ∈ J la proyección al factorQi es la función πi : j∈J Xj → Xi
definida por πi (f ) = f (i) para cada f ∈ j∈J Xj . Además, es común abreviar
la notación del producto cartesiano de la siguiente manera:
Y Y
{Xj : j ∈ J} = Xj .
j∈J
Dejaremos a usted la tarea de demostrar que el producto cartesiano de
una familia de conjuntos es un conjunto, véase el ejercicio E.4.34.
Q Sean X, X
4.42. Ejemplo Y conjuntos arbitrarios. Para cada x ∈ X sea Yx =
Y . Entonces x∈X Yx = Y . En este caso, la proyección πx para x ∈ X se
denomina función evaluación.
Naturalmente tenemos un conflicto en las definiciones, ya que si tenemos
dos conjuntos X0 y X1 y queremos su producto cartesiano, hemos descrito dos
formas de obtenerlo. Una es usar la definición de par ordenado de Kuratowski
y definir X0 × X1 como Q en la definición 3.14. La otra forma es considerar el
conjunto de funciones i∈{0,1} Xi como en la definición 4.41. Sin embargo, en
este caso los conjuntos resultantes son biyectables, así que nos conformaremos
con que siempre podemos escoger una de las dos definiciones de manera
consistente.
Una pregunta que vamos a dejar pendiente por ahora, pero que retoma-
remos más adelante, es la siguiente:
¿Es siempre el producto cartesiano de conjuntos distintos del va-
cío, también un conjunto distinto de vacío?
Tal vez a usted le parezca algo extraño preguntarse esto, pero considere lo
Q cada j ∈ J se tiene que Xj 6= ∅, ¿cómo construimos una
siguiente: si para
función f ∈ j∈J Xj 6= ∅? Sucede que esto tiene que ver con el axioma de
elección, así que aún no lo discutiremos con detalle. Regresaremos a esto en
el capítulo 7 y daremos una respuesta positiva a la pregunta en la proposición
7.4. Véase también el ejemplo 7.5.
4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS 79
Ejercicios
E.4.1 Supongamos que R y S son relaciones. Demuestre que dom(R), im(R),
R ◦ S y R−1 son conjuntos. Especifique cuáles axiomas de ZF está usando.
E.4.2 Encuentre ejemplos de relaciones R y S tales que R ◦ S 6= S ◦ R.
E.4.3 Demuestre que la composición de relaciones es asociativa. Es decir,
muestre que si R, S y T son relaciones entonces (R ◦ S) ◦ T = R ◦ (S ◦ T ).
E.4.4 Sea R una relación y A un conjunto arbitrario. Justifique que R[A]
y R← [A] son conjuntos. Especifique cuáles axiomas de ZF está usando.
E.4.5 Sea R una relación.
(a) Demuestre que si R es simétrica entonces dom(R) = im(R).
(b) Demuestre que si R es relexiva en A y simétrica, entonces A = dom(R) =
im(R).
E.4.6 Demuestre el lema 4.12 y el corolario 4.14.
E.4.7 Demuestre el lema 4.15.
E.4.8 Demuestre el teorema fundamental de las relaciones de equivalencia,
teorema 4.17.
E.4.9 ¿Qué se puede decir de las relaciones de equivalencia de ∅ y cuáles son
las clases de equivalencia? ¿Cuáles son las particiones de ∅? ¿Qué se puede
decir en este caso de la correspondencia entre relaciones de equivalencia y
particiones?
E.4.10 Sea X un conjunto arbitrario.
(i) Pruebe que R = idX es una relación de equivalencia en X.
(ii) Si X 6= ∅, ¿cuál es la partición inducida por R?
E.4.11 Sea X un conjunto arbitrario.
80 4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS
(i) Pruebe que R = X × X es una relación de equivalencia en X.
(ii) Si X 6= ∅, ¿cuál es la partición inducida por R?
E.4.12 Demuestre el lema 4.19.
E.4.13 ¿Porqué la clase {hA, Bi : A ⊂ B} no es un conjunto?
E.4.14 Demuestre que el orden inducido de la definición 4.24 en efecto
cumple la definición de un orden parcial.
E.4.15 En el ejemplo 4.27, demuestre que J efectivamente no se puede
escribir como ninguno de los intervalos de la definición 4.26.
E.4.16 Sea hX, ≤i un orden parcial y A ⊂ X. Demuestre que si alguno del
mínimo, máximo, supremo o ínfimo de A existe, entonces es único.
E.4.17 Demuestre que el axioma de regularidad es equivalente a que la
relacion pertenencia ∈, restringida a cualquier conjunto, tiene elementos mi-
nimales.
E.4.18 Compruebe las afirmaciones que hicimos en el ejemplo 4.33.
E.4.19 Demuestre todas las afirmaciones del ejemplo 4.34, o al menos con-
vénzase de que son ciertas usando los resultados de divisibilidad que conozca.
E.4.20 Para a, b ∈ Z definimos a | b si existe k ∈ Z tal que b = ak.
Demuestre que a diferencia de la divisibilidad en N, esta definición no es un
orden parcial (ni estricto) en Z.
E.4.21 Sea R una relación que es reflexiva en un conjunto A y transitiva.
Demuestre que R ∩ R−1 es una relación de equivalencia en A.
E.4.22 Sean hX, <X i y hY, <Y i conjuntos estrictamente ordenados. Para
ha, bi, hc, di ∈ X × Y definimos ha, bi <lex hc, di si
(a <X c) ∨ (a = c ∧ b <Y d).
(a) Demuestre que <lex es un orden estricto en X × Y .
(b) Demuestre que si <X y <Y son lineales, entonces <lex también es lineal.
4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS 81
Este orden se conoce como orden lexicográfico.
E.4.23 Sea A un conjunto no vacío. Definimos Part(A) como el conjunto
de todas las particiones de A. Ordenamos a Part(A) de la siguiente manera:
dadas C y D particiones, decimos que C D (C refina a D) si para cada C ∈ C
existe D ∈ D tal que C ⊂ D.
(a) Demuestre que es un orden parcial en Part(A).
(b) Demuestre que el conjunto parcialmente ordenado hPart(A), i tiene
mínimo y máximo, mostrando cuáles son.
(c) Sean C, D ∈ Part(A). Definimos
C ∧ D = {C ∩ D : C ∈ C, D ∈ D} \ {∅}.
Demuestre que C ∧ D ∈ Part(A) e ı́nf{C, D} = C ∧ D.
E.4.24 Sea A un conjunto no vacío y definimos hPart(A), i como en el
ejercicio E.4.23. Fijemos C ⊂ Part(A). Definimos una relación ∼ en A de la
siguiente manera: x ∼ y si y sólo si ∀C ∈ C (x ∈ C ⇔ y ∈ C).
(a) Demuestre que ∼ es una relación de equivalencia en A.
V V
(b) Sea C la partición inducida por ∼. Demuestre que se tiene que C =
ı́nf C.
Note que este ejercicio generaliza el inciso (c) del ejercicio E.4.23.
E.4.25 En este problema damos una construcción alterna del conjunto A
del teorema 2.9. Sean f : X → Y y g : Y → X funciones inyectivas. Para
cada Z ⊂ X definimos
Q(Z) = X \ g[Y \ f [Z]].
Definimos C = {Z ⊂ X : Q(Z) ⊂ Z}.
(a) Demuestre que C 6= ∅.
(b) Demuestre que si Z ∈ C entonces Q(Z) ∈ C.
T
(c) Definimos A = C. Demuestre que Q(A) = A.
82 4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS
(d) Usando el conjunto A y basándose en la demostración del teorema 2.9,
construya una biyección h : X → Y .
E.4.26 Sea C un conjunto tal que
(i) si f ∈ C entonces f es una función, y
(ii) si f, g ∈ C entonces f ⊂ g o g ⊂ f .
S S S
Demuestre
S Sque C es una función, dom( C) = {dom(f ) : f ∈ C} e
im( C) = {im(f ) : f ∈ C}.
E.4.27 Consideremos C como en elSejercicio E.4.26. Demuestre que si f es
inyectiva para todo f ∈ C, entonces C es inyectiva.
E.4.28 Justifique que la colección X Y de la definición 4.38 en realidad es
un conjunto, indicando qué axiomas son necesarios.
E.4.29 Sean A, B conjuntos y consideramos el conjunto parcialmente or-
denado hB A, ⊂i. ¿Para cuáles A ⊂ B A se tiene que existe sup A? Use el
resultado del ejercicio E.4.26.
E.4.30 Demuestre que las siguientes propiedades de una función r son
equivalentes.
(i) r ◦ r = r, y
(ii) r im(r) = idim(r) .
A una función r con estas propiedades se le llama retracción.
E.4.31 Sean A, B conjuntos y f : A → B. Definimos
Rf = {hx, yi ∈ A × A : f (x) = f (y)}.
(a) Demuestre que Rf = f −1 ◦ f .
(b) Demuestre que Rf es una relación de equivalencia.
(c) Definimos g : A/Rf → B por g([x]Rf ) = f (x). Demuestre que g está
bien definida (es decir, que la definición que dimos efectivamente es una
función que además tiene el dominio y contradominio indicados).
4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS 83
(d) Demuestre que g es inyectiva.
E.4.32 Sea A un conjunto no vacío y sean R y S relaciones de equivalencia
en A tales que S ⊂ R. En el conjunto A/S definimos la relación
R/S = {h[x]S , [y]S i : ∃a ∈ [x]S ∃b ∈ [y]S (ha, bi ∈ R)}.
(a) Demuestre que R/S = {h[x]S , [y]S i : hx, yi ∈ R}.
(b) Demuestre que R/S es una relación de equivalencia en A/S.
(c) Demuestre que la función f : A/R → (A/S)/(R/S) dada por f ([a]R ) =
[[a]S ]R/S está bien definida (es decir, que la definición que dimos efecti-
vamente es una función que además tiene el dominio y contradominio
indicados).
(d) Demuestre que f es biyectiva.
E.4.33 Sea A un conjunto, R y S relaciones de equivalencia en A con
S ⊂ R. Sea el orden de refinamiento en Part(A) de acuerdo a la notación
del ejercicio E.4.23. Demuestre que A/R A/S.
E.4.34 Justifique que el producto cartesiano de la definición 4.41 es un
conjunto citando cuáles axiomas se están usando.
E.4.35 Si tomamos J = ∅ en la definición 4.41, ¿cuál es el producto carte-
siano resultante?
E.4.36 Sea {Xj : j ∈ J} una familia no vacía de conjuntos. Supongamos
que J = I0 ∪ I1 , I0 ∩ I1 = ∅ y I0 6= ∅ =
6 I1 . Demuestre que
! !
Y Y Y
Xj × Xj ≈ Xj .
j∈I0 j∈I1 j∈J
Q Q
E.4.37 Sean X = {Xs : s ∈ S} y Y = {Yt : t ∈ T } donde S 6= ∅ = 6 T.
Demuestre que X = Y si y sólo si S = T y para cada s ∈ S, Xs = Ys .
E.4.38 Considera el siguiente subconjunto de N R:
A = {x ∈ N R : ∀n ∈ N, xn = xn+2 }.
84 4.5. PRODUCTOS ARBITRARIOS
(a) Demuestre que A no es igual a un producto cartesiano.
(b) Considere la función π0,1 : N R → R × R dada por π0,1 (f ) = hf (0), f (1)i
para todo f ∈ N R. Demuestre que la restricción f A : A → R × R es
una biyección.
Capítulo 5
Ordinales
Seguramente usted conoce un juego, que puede tener muchas variantes,
donde lxs niñxs tratan de decir un número más grande que sus compañerxs de
juego. En algún momento, unx de ellxs dice «infinito» para tratar de ganar la
discusión; justo después de esto, otrx más responde con «infinito más uno».
La popularidad de la frase «infinito más uno» se puede constatar con
el hecho de que buscando la frase en internet (o su equivalente en inglés
«infinity plus one») uno puede encontrar varias entradas sobre esta: una
página de Wikipedia, varios artículos sobre matemáticas tratando de explicar
el infinito e inclusive entradas en el sitio web Urban Dictionary.
De acuerdo a los resultados del capítulo 1 podemos inferir que si tomamos
el conjunto N de los números naturales, y le agregamos un elemento, digamos
∗, entonces el conjunto N ∪ {∗} sigue siendo equipotente con N. Pero el juego
que citamos arriba lo podemos interpretar de otra forma ya que «uno más
allá de infinito» se puede pensar como un elemento posterior en algún orden.
Esto nos lleva al concepto de conjuntos bien ordenados y números ordinales.
El autor recuerda que cuando era niño, en la escuela primaria trataron
de enseñarnos la diferencia entre los números cardinales y los números ordi-
nales: los cardinales son para decir cantidades y los ordinales para asignar
un orden. Yo recuerdo que esto a mi me pareció una distinción innecesaria,
pero esto ocurre porque los ordinales finitos coinciden con los cardinales fi-
nitos. Para conjuntos infinitos, veremos que podemos tenerlos dos conjuntos
bien ordenados, con distinto «tipo de órden» pero que a pesar de eso son
equipotentes.
En este capítulo tenemos dos objetivos. Primero es justificar la existen-
cia del conjunto de los números naturales, viendo cómo se usa el axioma
85
86 5.1. BUENOS ÓRDENES
del infinito (página 50). Pero además de esto, estudiaremos a la clase de los
ordinales, que extiende de manera natural al conjunto de los números na-
turales. En opinión del autor, lo más conveniente es empezar definiendo a
los ordinales con toda su generalidad, y detenerse en el momento adecuado
para justificar la existencia del conjunto de números naturales dentro de los
ordinales.
5.1. Buenos órdenes
Antes de definir el concepto de ordinal, empezaremos con el concepto de
buen orden.
5.1. Definición Sea hX, <i un conjunto estrictamente ordenado. Diremos
que < es un buen orden si para cualquier A ⊂ X con A 6= ∅, existe mı́n A.
En este caso diremos que hX, <i es un conjunto bien ordenado.
El primer ejemplo de un conjunto bien ordenado es h∅, ∅i, es decir, el
conjunto vacío con el orden vacío. En el capítulo 0 se enunció el Principio del
Buen Orden en el teorema 0.13 que nos da un ejemplo más de conjunto bien
ordenado: hN, ∈i. Tambien, dado n ∈ N, como n ⊂ N el siguiente resultado
implica que hn, ∈i es un buen orden.
5.2. Lema Sea hX, <i un conjunto bien ordenado. Si A ⊂ X, entonces
hA, < ∩ (A × A)i es un conjunto bien ordenado.
Más en general, podemos decir lo siguiente.
5.3. Lema Sea X que admite un buen orden y A 4 X. Entonces A admite
un buen orden.
No es difícil probar que un conjunto bien ordenado es también linealmen-
te ordenado. Dejamos esto a usted en el ejercicio E.5.3. Sin embargo, ser
estrictamente ordenado y lineal no implica ser bien ordenado; un ejemplo de
esto es el orden (estricto) de los reales ya que, por ejemplo, el conjunto (0, 1)
no tiene mínimo.
La idea de un buen orden es imitar el orden de los números natura-
les. Para explicar esto, pensemos que hX, <i es un conjunto bien ordena-
5.1. BUENOS ÓRDENES 87
do infinito y consideremos el siguiente argumento informal1 . Como X 6= ∅,
X tiene un primer elemento que llamaremos x0 . Recursivamente, definimos
xn+1 = mı́n (X \ {xi : i ≤ n}); este existe ya que X es infinito. Entonces he-
mos encontrado una copia {xn : n ∈ N} de los números naturales que además
es un segmento inicial.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que X \ {xn : n ∈ N} = 6 ∅, y en este
caso tal conjunto no vacío tiene un mínimo, llamémosle x∞ . Pero natural-
mente este proceso no necesariamente se acaba aquí, ya que puede que aún
haya un mínimo elemento de X mayor que x∞ , el «infinito más uno» del que
hablamos en la introducción de este capítulo, que podemos llamar x∞+1 . De
nuevo, puede que aún no se terminen los elementos de X y podamos encon-
trar más elementos x∞+2 , x∞+3 , . . .. De esta manera, informalmente hemos
logrado «contar más allá del infinito». Vamos a aterrizar estas ideas en un
ejemplo concreto.
5.4. Ejemplo Sea X = {0, 1} × N y definimos el orden <X de la siguiente
manera:
h0, mi <X h0, ni si y sólo si m < n,
h1, mi <X h1, ni si y sólo si m < n, y
h0, mi <X h1, ni para cualesquiera m, n.
Entonces hX, <X i es un buen orden, {0} × N es una copia de N que es un
segmento inicial y {1} × N es otra copia, ajena a la primera, que es segmento
final. Véase la figura 5.1.
h0, 0i h0, 1i h0, 2ih0, 3i h1, 0i h1, 1i h1, 2ih1, 3i
··· ···
{0} × N {1} × N
Figura 5.1: Conjunto bien ordenado del ejemplo 5.4
1
El autor aprovecha para sugerirle que trate de formalizar este argumento; en el ejercicio
E.5.4 se da una forma de hacerlo.
88 5.1. BUENOS ÓRDENES
El ejemplo 5.4 se puede generalizar por medio del orden lexicográfico
(definido en el ejercicio E.4.22), véase los ejercicios E.5.11 y E.5.12 de este
capítulo.
Entonces, nuestra motivación de estudiar los conjuntos bien ordenados
es que podemos pensarlos como una generalización de los naturales. Por
ejemplo, note la similaridad del lema 5.3 con la definición 1.2(iii) de conjunto
numerable y el teorema 1.7. El siguiente resultado es un ejemplo más de la
generalización de las propiedades de los números naturales.
5.5. Lema Sea A un conjunto que admite un buen orden y f : A → B una
función suprayectiva. Entonces B admite un buen orden.
Demostración. Sea g : B → A definida por g(x) = mı́n f ← (x), donde el mí-
nimo se calcula usando el buen orden que admite A. Esta función está bien
definida por la suprayectividad de la función f . Para ver que g es inyectiva es
suficiente notar que si x, y ∈ B con x 6= y entonces f ← (x) ∩ f ← (y) = ∅. Por
lo tanto, B 4 A y por el lema 5.3 tenemos que B admite un buen orden.
En el ejemplo 5.4 notemos que el elemento h0, 1i tiene una propiedad
diferente a la del resto: el conjunto de elementos menores que el no tiene
máximo. Esto motiva la siguiente definición.
5.6. Definición Sea hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado lineal y sea
x ∈ X.
(i) Si existe y ∈ X tal que x = mı́n{z ∈ X : y < z}, decimos que x es
sucesor, en particular es sucesor inmediato de y.
(ii) Si x 6= mı́n X y x no es sucesor, entonces diremos que x es un límite.
Notemos que en N todo elemento distinto de 0 es un sucesor y en el
ejemplo 5.4 el punto h0, 1i es un límite.
A continuación lo que haremos será probar que si tenemos dos buenos
órdenes, entonces necesariamente uno es esencialmente igual a un segmento
inicial del otro. Para esto, primero definimos los morfismos entre conjuntos
ordenados.
5.7. Definición Sean hX, ≤X i y hY, ≤Y i dos conjuntos parcialmente orde-
nados y f : X → Y .
5.1. BUENOS ÓRDENES 89
(i) Diremos que f preserva el orden si para a, b ∈ X con a ≤X b se tiene
que f (a) ≤Y f (b).
(ii) Diremos que f es un encaje ordenado si para a, b ∈ X se tiene que
a ≤X b si y sólo si f (a) ≤Y f (b).
(iii) Diremos que f es un isomorfismo de orden si es un encaje ordenado
e im(f ) = Y (es decir, es suprayectivo). En este caso diremos que los
órdenes parciales son isomorfos.
(iv) Si f es un isomorfismo y hX, ≤X i = hY, ≤Y i diremos que f es un
automorfismo.
Dejaremos la demostración de las siguientes propiedades en los ejercicios
E.5.6 y E.5.7.
5.8. Lema Un encaje ordenado entre conjuntos parcialmente ordenados es
inyectivo.
5.9. Lema Sean hX, ≤X i y hY, ≤Y i dos conjuntos parcialmente ordenados
lineales y f : X → Y una función que preserva el órden. Si f es inyectiva,
entonces f es un encaje ordenado.
La idea intuitiva es que si f : X → Y es un encaje ordenado, entonces
im(f ) es una «copia» de X dentro de Y . Y dos órdenes parciales son isomor-
fos si son esencialmente el mismo orden. Mencionamos que de manera similar
a la definición 4.23 también podemos definir cuándo una función entre con-
juntos estrictamente ordenados preserva el orden, es un encaje ordenado, es
un isomorfismo o un automorfismo. Sin embargo, no nos detendremos a es-
to y suponemos que usted podrá escribir las definiciones correspondientes.
A continuación empezaremos a probar resultados acerca de funciones que
preservan el orden entre buenos órdenes.
5.10. Lema Sea hX, <i un conjunto bien ordenado y f : X → X un encaje
ordenado. Entonces para todo x ∈ X se tiene que x ≤ f (x).
Demostración. Consideramos el conjunto A = {x ∈ X : f (x) < x}; como to-
do buen orden es lineal es suficiente probar que A = ∅. Supongamos entonces
que A 6= ∅ y busquemos una contradicción. Entonces existe x0 = mı́n A. No-
temos que si x < x0 entonces x ∈ / A así que se tiene que x ≤ f (x). Como f es
90 5.1. BUENOS ÓRDENES
un encaje ordenado, para todo x < x0 se cumple que f (x) ≤ f (x0 ); además
f (x) 6= f (x0 ) por inyectividad de f . Por transitividad esto implica que para
todo x ∈ (←, x0 ) se tiene que x < f (x0 ); en particular x 6= f (x0 ). Acabamos
de probar que f (x0 ) ∈ / (←, x0 ), es decir, f (x0 ) 6< x0 , lo que contradice que
x0 ∈ A. Esta contradicción nos dice que A = ∅, que es lo que queríamos.
De inmediato obtenemos las siguientes propiedades de los buenos órdenes.
5.11. Corolario Sea hX, <i un conjunto bien ordenado y f : X → X un
automorfismo. Entonces f = idX .
5.12. Corolario Sean hX, <X i y hY, <Y i conjuntos bien ordenados y sean
f, g : X → Y isomorfismos de orden. Entonces f = g.
Obsérvese que estos corolarios no se pueden probar para órdenes lineales.
Por ejemplo, dado r ∈ R la función fr : R → R definida por fr (x) = x + r es
un automorfismo.
5.13. Corolario Sea hX, <i un conjunto bien ordenado y J ⊂ X un seg-
mento inicial. Entonces J es isomorfo a X si y sólo si X = J.
Vamos a necesitar el siguiente resultado sobre segmentos iniciales el cual
dejamos a usted en el ejercicio E.5.16.
5.14. Lema Sean hX, <X i y hY, <Y i conjuntos bien ordenados y sea h : X →
Y un isomorfismo de orden. Entonces h[(←, x)] = (←, h(x)) para todo x ∈ X.
Con esto, podemos enunciar el teorema principal de esta sección que nos
da una tricotomía de buenos órdenes.
5.15. Teorema Sean X y Y conjuntos bien ordenados. Entonces se cumple
una y sólo una de las siguientes tres condiciones:
(1) X es isomorfo a Y ,
(2) X es isomorfo a un segmento inicial propio de Y , o
(3) Y es isomorfo a un segmento inicial propio de X.
Demostración. Denotemos el orden en X por <X y el orden en Y por <Y .
5.1. BUENOS ÓRDENES 91
Definimos la relación
f = {hx, yi ∈ X × Y : (←, x) es isomorfo a (←, y)} .
Afirmación 1: f es una función inyectiva.
Probaremos que f es función, la prueba de la inyectividad es análoga y se de-
jará a usted en el ejercicio E.5.17(a). Sean hx, yi, hx, zi ∈ f , tenemos que pro-
bar que y = z. Como hx, yi ∈ f existe un isomorfismo hy : (←, x) → (←, y)
y análogamente como hx, zi ∈ f existe un isomorfismo hz : (←, x) → (←, z).
Entonces hz ◦ h−1y : (←, y) → (←, z) es un isomorfismo entre conjuntos bien
ordenados. Como Y está bien ordenado, entonces el orden en Y es lineal así
que y <Y z o y = z o z <Y y. Si se diera que y <Y z entonces (←, y) sería un
segmento inicial propio de (←, z), isomorfo a (←, z), lo cual es imposible por
el corolario 5.13. Análogamente obtenemos una contradicción si suponemos
que z <Y y por lo que necesariamente y = z.
Afirmación 2: dom(f ) es un segmento inicial de X e im(f ) es un segmen-
to inicial de Y .
Probaremos que dom(f ) es segmento inicial de X, la otra parte la deja-
remos a usted en el ejercicio E.5.17(b) ya que la prueba es análoga. Sea
x0 ∈ dom(f ) y sea x1 ∈ X con x1 <X x0 . Entonces existe un isomorfis-
mo de orden h : (←, x0 ) → (←, f (x0 )). Notemos que x1 ∈ (←, x0 ) y además
(←, x1 ) ⊂ (←, x0 ), así que podemos aplicar el lema 5.14 y concluir que
h[(←, x1 )] = {y ∈ (←, f (x0 )) : y < h(x1 )} = (←, h(x1 )).
Esto implica que (←, x1 ) es isomorfo a (←, h(x1 )) así que hx1 , h(x1 )i ∈ f .
Así, x1 ∈ dom(f ).
Afirmación 3: f preserva el orden.
Sean x0 , x1 ∈ dom(f ) tales que x0 <X x1 , hay que probar que f (x0 ) <Y f (x1 ).
Sean h0 : (←, x0 ) → (←, f (x0 )) y h1 : (←, x1 ) → (←, f (x1 )) isomorfismos de
orden. Notemos que x0 ∈ (←, x1 ) y además (←, x0 ) ⊂ (←, x1 ) así que apli-
cando el lema 5.14 a h1 obtenemos que
h1 [(←, x0 )] = {y ∈ (←, f (x1 )) : y < h1 (x0 )} = (←, h1 (x0 )).
92 5.1. BUENOS ÓRDENES
Esto implica que ambos h0 y h1 (←, x0 ) son isomorfismos de orden con
dominio (←, x0 ). Consideremos entonces el isomorfismo composición
(h1 (←, x0 )) ◦ h−1
0 : (←, f (x0 )) → (←, h1 (x0 )).
Como los buenos órdenes son lineales, tenemos que h1 (x0 ) <Y f (x0 ) o
h1 (x0 ) = f (x0 ) o f (x0 ) <Y h1 (x0 ). Suponiendo la primera opción h1 (x0 ) <Y
f (x0 ) obtenemos que (←, h1 (x0 )) es un segmento inicial de (←, f (x0 )) isomor-
fo a (←, f (x0 )), lo cual contradice el corolario 5.13. Análogamente suponiendo
que f (x0 ) <Y h1 (x0 ) llegamos a una contradicción, así que concluimos que
h1 (x0 ) = f (x0 ). Como por definición h1 (x0 ) ∈ (←, f (x1 )) de esto concluimos
que f (x0 ) <Y f (x1 ).
Afirmación 4: dom(f ) = X o im(f ) = Y .
Supongamos que no se da ninguno de los enunciados y llegaremos a una con-
tradicción. Sean p = mı́n (X \ dom(f )) y q = mı́n (Y \ im(f )). Primero nótese
que (←, p) ⊂ dom(f ) y además, como dom(f ) es un segmento inicial según
la afirmación 2, de hecho (←, p) = dom(f ). Análogamente (←, q) = im(f ).
Por las afirmaciones 2 y 3, podemos aplicar el lema 5.9 para concluir que
f : (←, p) → (←, q) es un isomorfismo. Pero por la definición de f , esto im-
plica que hp, qi ∈ f , lo cual es una contradicción. Por lo tanto, concluimos la
afirmación 4.
Entonces efectivamente f : dom(f ) → im(f ) es un isomorfismo de orden y
por la afirmación 4 tenemos tres posibilidades:
si dom(f ) = X e im(f ) = Y entonces f : X → Y es un isomorfismo
entre X y Y ,
si dom(f ) = X e im(f ) 6= Y entonces f : X → im(f ) es un isomorfismo
entre X y un segmento inicial propio de Y , y
si dom(f ) 6= X e im(f ) = Y entonces f : dom(f ) → Y es un isomorfismo
entre un segmento inicial propio de X y Y ,
Además, estas tres posibilidades son exclusivas entre sí por el corolario 5.13.
Esto concluye la prueba de este resultado.
El concepto de buen orden se originó en el estudio de convergencia de
series trigonométricas de Cantor, cuando se atrevió a «contar más allá de
5.2. DEFINICIÓN DE ORDINAL 93
infinito» (véase [20, sección 1]). De hecho, Cantor pensaba que «siempre
es posible llevar a todo conjunto bien definido a la forma de un conjunto
bien ordenado» ([20, página 6]). Es decir, Cantor creía que todo conjunto
se podía bien ordenar. En 1904, Ernst Zermelo escribió un artículo con la
demostración de esta conjetura de Cantor (véase [20, sección 2.1]). En este
artículo, Zermelo tuvo que decir cuáles eran las reglas que debían de cumplir
los conjuntos para que la conjetura de Cantor fuera cierta. Es decir, Zermelo
dio los axiomas de la teoría de conjuntos que ahora conocemos por su nombre,
y usándolos, demostró que todo conjunto admite un buen orden. Los axiomas
que Zermelo dio en ese momento son básicamente los que dimos en el capítulo
3, excepto por el esquema de reemplazo (que fue dado después por Fraenkel
e independientemente por Skolem), y un axioma más que ahora conocemos
como axioma de elección.
En este momento, nos conviene enunciar el axioma de elección de la ma-
nera siguiente.
Axioma 10: Axioma de elección. Todo conjunto admite un buen
orden.
En el capítulo 7, proposición 7.2 daremos un enunciado equivalente al
axioma de elección del cual se entenderá el porqué el nombre del axioma.
Denotaremos al axioma de elección por AC.
5.2. Definición de ordinal
El axioma de elección es uno de los axiomas más importantes en matemá-
ticas modernas, ya que nos permite probar una gran cantidad de resultados
interesantes. Véase, por ejemplo, el libro [15] en el cual se dan varios ejemplos
de estos resultados y el rol del axioma de elección para ellos. Tan grande es
su importancia que es deseable tener algún tipo de «representante» de ca-
da conjunto bien ordenado: al final del capítulo 0 se presentaron cuáles son
los conjuntos que los conjuntistas modernos consideramos como los números
naturales «canónicos», así que es natural querer generalizar esto a buenos
órdenes.
Cantor ya había llamado ordinales a los «números transfinitos» pero no
fue hasta el trabajo de von Neumann que se dio la definición actual de lo que
94 5.2. DEFINICIÓN DE ORDINAL
ahora llamamos ordinales de von Neumann (véase [20, sección 3.1]). Para dar
la definición de ordinal, primero es necesario definir lo que es un conjunto
transitivo.
5.16. Definición Un conjunto x es transitivo si para cualquier y ∈ x se
tiene que y ⊂ x.
Nótese que un conjunto transitivo no es lo mismo que una relación transi-
tiva2 . Trivialmente el conjunto ∅ es transitivo. Y usted notará que los conjun-
tos definidos como números naturales del capítulo 0 son transitivos. También
el conjunto N de todos los números naturales resulta ser un conjunto transi-
tivo (aunque aún nos falta justificar que este conjunto existe). Otro ejemplo
de conjunto transitivo, que no es un número natural, es {∅, {∅}, {{∅}}}.
La idea de los ordinales es que serán un tipo de conjuntos transitivos.
De nuestra definición «ingenua» de los números naturales del capítulo 0 po-
demos notar que la relación de orden es igual a la relación inducida por la
pertenencia ∈. Es decir, si m, n ∈ N entonces m < n si y sólo si m ∈ n.
Entonces ∈ se comporta como un buen orden. Sucede que esto es suficiente
para definir a los ordinales.
5.17. Definición Un conjunto x es un ordinal si x es un conjunto transitivo,
y la relación ∈ restringida a x es un buen orden.
Notemos que el conjunto {∅, {∅}, {{∅}}} no es un ordinal, ya que a pesar
de ser un conjunto transitivo, la relación ∈ no es un buen orden. En particular,
la relación ∈ no es transitiva3 : ∅ ∈ {∅} y {∅} ∈ {{∅}} pero ∅ ∈ / {{∅}}.
5.18. Definición Abreviamos a la clase de todos los ordinales como Ord =
{x : x es un ordinal}.
Como ejemplo de estos conceptos, notamos lo siguiente, y lo dejamos a
usted en el ejercicio E.5.23.
5.19. Observación Si x ∈ Ord y x 6= ∅ entonces ∅ ∈ x y de hecho, ∅ =
mı́n x con el orden dado por ∈.
Haremos una aclaración sobre un detalle técnico sobre la definición de
2
Desafortunadamente estas dos nociones llevan el mismo «apellido».
3
Aquí se ve que las dos nociones de transitividad no son equivalentes
5.2. DEFINICIÓN DE ORDINAL 95
ordinal. Si x es un ordinal, entonces la relación ∈ restringida a x es antirefle-
xiva. Esto significa que para todo y ∈ x se tiene que y ∈ / y. Esta propiedad
se sigue directamente del axioma 9 de regularidad, pero gracias a nuestra
definición de ordinal no tenemos que suponer este axioma. De hecho, más
adelante en este mismo capítulo, en la sección 5.6 vamos a argumentar por-
qué podemos iniciar trabajando sin el axioma de regularidad y «construir»
una clase de conjuntos en donde se valgan todos los axiomas de ZFC, incluido
regularidad. El autor cree que esto es un punto que se debe enfatizar así que
hacemos la siguiente observación.
5.20. Observación Si x ∈ Ord entonces x ∈
/ x.
Para probar esto, supongamos que por el contrario x es un ordinal tal que
x ∈ x. Entonces x es un elemento de x. El hecho de que ∈ sea autoreflexiva al
ser restringida a x significa que si y ∈ x entonces y ∈
/ y, así que en particular
para y = x concluimos que x ∈ / x. Notemos que acabamos de probar que
x ∈ x implica que x ∈ / x. Esto es absurdo así que concluimos que nuestra
suposición es falsa, de lo que se sigue la observación 5.20.
A continuación lo que haremos será desarrollar las propiedades básicas
de los ordinales para conocer su estructura, y veremos que varias de las
propiedades que tienen serán generalizaciones de las ideas que tenemos sobre
los números naturales. Empezamos demostrando que cualquier elemento de
un ordinal es un ordinal.
5.21. Lema Si x es un ordinal y y ∈ x entonces y ∈ Ord.
Demostración. Empecemos probando que y es un conjunto transitivo, así
que tomamos z ∈ y. Para probar que z ⊂ y tomemos w ∈ z y probemos
que w ∈ y. Como x es un ordinal por transitividad se tiene que y ⊂ x lo
cual implica que z ∈ x. Aplicando la transitividad una vez más obtenemos
que z ⊂ x así que w ∈ x. Esto implica que y, z, w son elementos de x y son
tales que w ∈ z y z ∈ y; como la relación ∈ es transitiva al restringirse a x
concluimos que w ∈ y. Esto prueba que y es un conjunto transitivo.
Notemos que como x es conjunto transitivo entonces y ⊂ x así que por
hipótesis y por el lema 5.2 obtenemos que ∈ es un buen orden cuando se
restringe a y.
Ahora definimos de forma explícita el sucesor de un ordinal.
96 5.2. DEFINICIÓN DE ORDINAL
5.22. Definición Para cualquier conjunto x definimos s(x) = x ∪ {x}, el
cual llamamos el sucesor de x.
5.23. Lema (i) Si x es un conjunto transitivo, entonces s(x) es un con-
junto transitivo.
(ii) Si x ∈ Ord, entonces s(x) ∈ Ord.
Demostración. Empecemos tomando un conjunto transitivo x. Para ver que
s(x) es transitivo, tomemos y ∈ s(x) y probemos que y ⊂ s(x). Si y ∈ x,
sabemos por hipótesis que y ⊂ x y como x ⊂ s(x) obtenemos que y ⊂ s(x).
En caso contrario, sabemos que y = x; en este caso también es claro que
y = x ⊂ s(x).
Ahora supongamos que x es un ordinal. Únicamente nos falta probar que
hs(x), ∈ s(x) × s(x)i es un conjunto bien ordenado.
∈ es antireflexiva: Sea y ∈ s(x). Si y ∈ x, como x es ordinal ya sabemos
que y ∈/ y. En caso contrario, tenemos que y = x. En la observación 5.20
ya argumentamos porque x ∈ / x. Entonces en cualquier caso concluimos que
y∈/ y.
∈ es transitiva: Sean y, z, w ∈ s(x) tales que y ∈ z y z ∈ w. Aquí tene-
mos que considerar dos opciones. La primera es si los tres y, z, w ∈ x. Como
∈ es transitiva restringida a x, entonces en seguida obtenemos que y ∈ w.
La segunda opción es que x ∈ {y, z, w}; afirmamos que necesariamente tiene
que pasar lo siguiente:
(∗) w = x, y 6= x y z 6= x.
Si (∗) se cumple, como x es transitivo y z ∈ w obtenemos que z ⊂ x. De y ∈ z
obtenemos que y ∈ x. Por lo tanto, y ∈ w que es lo que necesitabamos probar.
Vamos a ver que el resto de los posibilidades nos lleva a una contradicción.
Caso 1: z = x. Como z ∈ w, por la observación 5.20 obtenemos que
w 6= x así que necesariamente w ∈ x. Como x es un ordinal, w ⊂ x.
Pero como z ∈ w obtenemos que z ∈ x, es decir, x ∈ x. Así que de
cualquier manera obtenemos una contradicción a la observación 5.20.
Caso 2: y = x. De nuevo, como y ∈ z, de la observación 5.20 obtenemos
que z 6= x. Pero entonces necesariamente z ∈ x, así que z ⊂ x dado
5.2. DEFINICIÓN DE ORDINAL 97
que x es ordinal. Como y ∈ z obtenemos que y ∈ x que implica x ∈ x
y de nuevo obtenemos una contradicción por la observación 5.20.
Es decir, la única opción posible es (∗) y ya vimos que en este caso obtenemos
la transitividad deseada.
∈ es buen orden: Para esto sea A ⊂ s(x) con A 6= ∅. Primero suponga-
mos que A ∩ x 6= ∅. En este caso como x está bien ordenado por ∈ existe
p = mı́n(A ∩ x). Notemos que esto en particular implica que p ∈ x. Entonces,
sea y ∈ A y pensemos que p 6= y. Si y ∈ x entonces por la definición de p
sabemos que p ∈ y; si y ∈/ x entonces necesariamente y = x y en este caso
p ∈ x también. Esto prueba que p = mı́n A. Ahora, si A ∩ x = ∅ entonces
A ⊂ {x} por lo que A = {x}. En este caso, claramente x = mı́n A.
Esto completa la prueba del resultado.
Ahora probaremos lo que el autor cree que es una de las consecuencias
más impresionates de la definición de ordinal: cualesquiera dos ordinales son
comparables con la relación ∈. Para esto, primero probaremos una propiedad
de la contención de ordinales.
5.24. Lema Sean x, y ∈ Ord. Entonces x ⊂ y si y sólo si x = y o x ∈ y.
Demostración. Claramente x = y implica x ⊂ y. Y si y es ordinal ya sabemos
que x ∈ y implica x ⊂ y. Entonces únicamente falta probar la implicación de
ida; supongamos que x ⊂ y pero x 6= y. Tomemos z = mı́n(y \ x) y probemos
que de hecho x = z; como z ∈ y esto nos dará la conclusión deseada.
Como y es ordinal y z ∈ y entonces z ⊂ y. Por la definición de z conclui-
mos que si w ∈ z entonces w ∈ / y \ x. Así que z ⊂ x.
Por otro lado, sea w ∈ x. Como x ⊂ y, tenemos que w ∈ y. Como y es
ordinal, la relación ∈ restringida a y es un buen orden. Entonces los elementos
z, w de y tienen que cumplir alguna de z = w o z ∈ w o w ∈ z. Como w ∈ x
yz∈ / x entonces z 6= w. Dado que x es ordinal sabemos w ⊂ x; como z ∈ /x
esto implica que z ∈ / w. Entonces necesariamente w ∈ z. Acabamos de probar
que x ⊂ z por lo que x = z, que es lo que queríamos.
5.25. Teorema Sean x, y ∈ Ord. Entonces exáctamente una de las siguien-
tes propiedades se cumple: (a) x = y, (b) x ∈ y, o (c) y ∈ x.
98 5.2. DEFINICIÓN DE ORDINAL
Demostración. Definimos z = x ∩ y.
Afirmación: z ∈ Ord.
Empecemos probando que z es un conjunto transitivo. Si w ∈ z entonces
w ∈ x y w ∈ y; como x, y son transitivos obtenemos que w ⊂ x y w ⊂ y.
Concluimos que w ⊂ x ∩ y = z. Ahora, como z ⊂ x y x está bien ordenado
por ∈, entonces z también está bien ordenado por ∈ por el lema 5.2. Esto
concluye la prueba de la afirmación.
Afirmamos que z = x o z = y. Así que supongamos lo contrario, que z 6= x
y z 6= y, y lleguemos a una contradicción. Como z ⊂ x y z ⊂ x del lema 5.24
concluimos que z ∈ x ∩ y. Pero entonces z ∈ z, lo cual contradice la obser-
vación 5.20. De esto obtenemos que z = x o z = y. Del lema 5.24 obtenemos
las siguientes conclusiones:
(a) si z = x y z = y, entonces x = y,
(b) si z = x y z 6= y, entonces x ∈ y, y
(c) si z 6= x y z = y, entonces y ∈ x.
Finalmente, dejamos a usted en el ejercicio E.5.24 la tarea de probar que no
pueden darse dos de estas posibilidades al mismo tiempo.
Nótese que el teorema 5.25 es análogo al teorema 5.15. Podemos de hecho
decir lo siguiente, cuya demostración dejamos a usted en el ejercicio E.5.25.
5.26. Corolario Sean x, y ∈ Ord. Entonces
(i) x ∈ y si y sólo si x es isomorfo a un segmento inicial propio de y, y
(ii) x = y si y sólo si x es isomorfo a y.
Antes de cerrar esta sección, probaremos el siguiente resultado, que ne-
cesitaremos en la siguiente sección.
5.27. Lema Sea x ∈ Ord y supongamos que existe y ∈ x tal que y =
máx(x). Entonces x = s(y).
5.3. EL CONJUNTO DE NÚMEROS NATURALES 99
Demostración. Como x es ordinal tenemos que y ⊂ x. Entonces s(y) =
y ∪ {y} ⊂ x. Supongamos que no se da la igualdad, así que el conjunto
A = x \ s(y) 6= ∅, y lleguemos a una contradicción. Sea z = mı́n A. Como
z ∈/ s(y) entonces z 6= y y z ∈/ y. Pero recordemos que todo buen orden es
lineal, así que los elementos y, z de x son comparables con ∈. Por lo tanto,
y ∈ z. Sin embargo, esto contradice la maximalidad de y. Concluimos que
x = s(y).
5.3. El conjunto de números naturales
En esta sección vamos a dar la definición conjuntista concreta de número
natural «canónico» para que coincida con los naturales que presentamos de
manera intuitiva al final del capítulo 0 y probar que la colección de números
naturales forma un conjunto.
5.28. Definición Un conjunto x es un número natural si x es un ordinal y
tiene la propiedad de que para todo A ⊂ x con A 6= ∅ existe máx A en el
orden ∈.
De inmediato obtenemos que ∅ es un número natural. Lo siguiente que
observamos es cualquier elemento de un número natural es número natural
y ser número natural se preserva bajo la operación sucesor. Dejaremos la
prueba de estos dos resultados a usted en los ejercicios E.5.26 y E.5.27.
5.29. Lema Si x es número natural y y ∈ x entonces y es un número natural.
5.30. Lema Si x es un número natural, entonces s(x) es un número natural.
Además, vamos a usar la siguiente consecuencia inmediata del lema 5.27.
5.31. Lema Si x es un número natural y x 6= ∅ entonces existe y = máx(x)
y tiene la propiedad de que x = s(y).
Pensando en el conjunto de los números naturales N que estamos mane-
jando de manera informal desde el capítulo 0, es bastante claro que satisface
la definición 5.17 de ordinal. Naturalmente nosotros sabemos intuitivamen-
te que N no satisface la definición 5.28 de número natural porque no tiene
máximo. Sin embargo, nunca hemos justificado la existencia de N; este es el
momento para hacerlo.
100 5.3. EL CONJUNTO DE NÚMEROS NATURALES
5.32. Definición Un conjunto w es inductivo si cumple que:
(a) ∅ ∈ w, y
(b) si x ∈ w, entonces s(y) ∈ w.
Entonces el axioma 5 de la página 50 lo que dice es que existe un conjunto
inductivo.
5.33. Definición
\
ω= {w : w es un conjunto inductivo}.
Es decir, el axioma del infinito nos dice que la clase de conjuntos induc-
tivos es no vacía. Aquí hay un detalle técnico ya que la clase de conjuntos
inductivos no forma un conjunto (esto se le pedirá mostrar en el ejercicio
E.5.38). Sin embargo, esto se puede arreglar. Primero notamos el siguiente
resultado, que dejaremos que usted pruebe en el ejercicio E.5.29.
5.34.
T Lema Sea W = 6 ∅ tal que para todo w ∈ W, w es inductivo. Entonces
W es un conjunto inductivo.
Ahora, sea w0 un conjunto inductivo fijo. Entonces para cualquier con-
junto inductivo w, el conjunto w0 ∩ w es inductivo por el lema 5.34. Esto
implica que
T T
{w : w es inductivo} = w T0 ∩ ( {w : w es inductivo})
= T{w0 ∩ w : w es inductivo}
= {w ∈ ℘(w0 ) : w es inductivo}.
Por el esquema de comprensión, {w ∈ ℘(w0 ) : w es inductivo} es un conjunto.
Entonces por el lema 3.9 obtenemos que ω es un conjunto. Además, por el
lema 5.34 obtenemos que ω es un conjunto inductivo. De hecho, obtenemos
que el conjunto ω es el mínimo conjunto inductivo, considerando el orden de
la inclusión. Ahora probaremos que el conjunto ω es justo el que queremos.
5.35. Teorema
ω = {x : x es un número natural}.
Demostración. Primero tomemos x un número natural y veamos que x ∈ ω.
5.3. EL CONJUNTO DE NÚMEROS NATURALES 101
Para esto, vamos a probar primero que x ⊂ ω. Supongamos que no es
así y que existe a = min(x \ ω). Notemos que ∅ ∈ ω por la definición 5.32
de conjunto inductivo y ∅ ∈ x por la observación 5.19, así que a 6= ∅. Por el
lema 5.31 tenemos que existe b ∈ a tal que a = s(b). Pero por la definición
de a concluimos que b ∈ ω. Ahora, como ω es inductivo y b ∈ ω, obtenemos
que a = s(b) ∈ ω. Esto contradice la definición de a. Por lo tanto, nuestra
suposición era erronea y obtenemos que x ⊂ ω.
Si x = ∅ entonces x ∈ ω ya que ω es inductivo. Entonces supongamos que
x 6= ∅. Por la definición de número natural sabemos que existe y = máx(x).
Entonces, por el lema 5.27 obtenemos que x = s(y). Dado que ya probamos
que x ⊂ ω, entonces y ∈ ω. Así, como y es inductivo, concluimos que x =
s(y) ∈ ω.
Lo que acabamos de probar es que la clase de números naturales está
contenida en ω. Entonces de hecho,
{x : x es un número natural} = {x ∈ ω : x es un número natural}
y la clase de números naturales es un conjunto. Por el hecho de que ∅ es
un número natural y el lema 5.30 obtenemos que el conjunto de números
naturales es inductivo. Por la definición de ω concluimos que
\
ω = {w : w es inductivo} ⊂ {x : x es un número natural},
y esto nos da la igualdad deseada.
Ahora símplemente comprobemos que este conjunto cumple con los axio-
mas de Peano que dimos en la definición 0.1.
5.36. Corolario Tomando N = ω, 0 = ∅ y σ(n) = s(n) para todo n ∈ ω se
cumplen los axiomas de Peano.
Demostración. Las condiciones (I) y (II) de la definición 0.1 son claras. La
condición (IV) también es clara ya que para todo x, x ∈ s(x) así que s(x) 6= ∅.
Para ver (III), sean m, n ∈ ω tales que s(n) = s(m). Supongamos que
m 6= n. Entonces como m ∈ s(m) = s(n) = n ∪ {n} entonces m ∈ n. Pero
análogamente se obtiene que n ∈ m. Como m es un ordinal, m ⊂ n así que
obtenemos que n ∈ n, lo cual contradice 5.20. Esta contradicción implica que
entonces m = n.
Finalmente, sea A ⊂ ω que cumpla las hipótesis del axioma de inducción
(v). Entonces A es un conjunto inductivo según la definición 5.32. Así que
por definición, ω ⊂ A y obtenemos ω = A.
102 5.3. EL CONJUNTO DE NÚMEROS NATURALES
Desde ahora en adelante, empezaremos a manejar el símbolo ω para el con-
junto de los números naturales. Antes de cerrar esta sección, vamos a probar
el teorema 0.2 de recursión para los naturales. Escribiremos otro enunciado
equivalente con la notación que estamos usando ahora.
5.37. Teorema Supongamos que f : A → A es una función y a ∈ A. En-
tonces existe una única función g : ω → A tal que
(a) g(0) = a, y
(b) para todo n ∈ ω, g(s(n)) = f (g(n)).
Demostración. La construcción consiste en construir «segmentos» finitos de
g y después unirlos. Para esto, definimos el siguiente conjunto.
S = {ϕ ⊂ ω × A : ϕ es función, dom(ϕ) ∈ ω, h0, ai ∈ ϕ,
∀m ∈ ω [s(m) ∈ dom(ϕ) → ϕ(s(m)) = f (ϕ(m))]} .
Claramente S es un conjunto por el esquema de especificación.
Afirmación 1: Si ϕ, ψ ∈ S y dom(ϕ) = dom(ψ), entonces ϕ = ψ.
Para probar esto, sean ϕ, ψ ∈ S con dom(ϕ) = dom(ψ) y supongamos que
ϕ 6= ψ. Tomemos n = mı́n{i ∈ ω : ϕ(i) 6= ψ(i)}. Como ϕ, ψ ∈ S entonces
0 ∈ dom(ϕ) ∩ dom(ψ) y ϕ(0) = a = ψ(0), así que n 6= 0. Por lo tanto, n 6= ∅ y
por el lema 5.31 existe m ∈ ω tal que n = s(m). Por definición de n, tenemos
que ϕ(m) = ψ(m). Pero entonces como ϕ, ψ ∈ S tenemos que
ϕ(n) = ϕ(s(m)) = f (ϕ(m)) = f (ψ(m)) = ψ(s(m)) = ψ(n),
lo cual es una contradicción. Por lo tanto, se cumple la observación 1.
Afirmación 2: Si n ∈ ω, existe ϕ ∈ S tal que dom(ϕ) = s(n).
Usemos el axioma de inducción para probar esto. Para n = 0 notamos que
{h0, ai} ∈ S y dom({h0, ai}) = {0} = s(0). Supongamos entonces que ϕn ∈ S
definimos ϕs(n) = ϕn ∪{hs(n), f (ϕ(n))i};
es tal que dom(ϕn ) = s(n). Entonces
claramente ϕs(n) ∈ S y dom ϕs(n) = s(s(n)).
Por las afirmaciones 1 y 2 podemos concluir que de hecho
S = {ϕn : n ∈ ω},
5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω 103
donde dom(ϕn ) = n + 1 para toda n ∈ ω.
Afirmación 3: Si m, n ∈ ω y m < n entonces ϕn m + 1 = ϕm .
Para probar esta afirmación, basta con notar que si m < n entonces ϕn
m ∈ S y dom(ϕn m + 1) = m + 1, y usar la afirmación 1.
Entonces S es una familia de funciones, creciente con el orden de la inclusión.
Definimos entonces [ [
g= S = {ϕn : n ∈ ω}.
No es difícil probar que g es una función con dom(g) = ω, véase el ejercicio
E.4.26. Dejamos a usted en el ejercicio E.5.31 el comprobar que g cumple
con las propiedades (a) y (b), y que es la única función con estas propiedades.
Hacemos un comentario final sobre el enunciado del teorema 5.37. Para
nuestros propósitos, hasta ahora el teorema 5.37 (equivalentemente, el teore-
ma 0.2) ha sido suficiente para definir todas las funciones que hemos reque-
rido. Sin embargo, este teorema tiene sus limitaciones ya que, por ejemplo,
no nos puede ayudar a definir la función factorial n! de un número natural
n. Incluimos el ejercicio E.5.32 para que usted pueda explorar otra forma
más fuerte del teorema de recursión para los naturales que permite definir la
función factorial. Más adelante, veremos un teorema de recursión en versión
transfinita (teorema 5.65) que será suficientemente general para hacer todas
las construcciones recursivas que se requieran.
5.4. Ordinales a partir de ω
Ahora que hemos justificado la existencia del conjunto de los números
naturales dentro de ZFC, continuaremos explorando la definición de ordi-
nal. Empecemos probando una generalización del principio del buen orden
(teorema 0.13).
5.38. Teorema (Principio del buen orden para conjuntos de ordinales) Sea
A ⊂ Ord un conjunto no vacío de ordinales. Entonces A tiene un elemento
mínimo.
104 5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω
Demostración. Fijemos a ∈ A arbitrario, tenemos dos casos.
Caso 1 : a ∩ A = ∅. Probemos que a = mı́n(A), para esto, sea x ∈ A.
Entonces x ∈/ a, por lo que por el lema 5.25 obtenemos que x = a o a ∈ x.
Esto prueba que a = mı́n(A).
Caso 2 : a ∩ A 6= ∅. Como a es un ordinal, existe m = mı́n(a ∩ A). Afir-
mamos que m = mı́n(A). Para probar esto, sea y ∈ A. Si y ∈ a, entonces
por definición de m sabemos que m = y o m ∈ y. Si y ∈ / a entonces por
el lema 5.25 obtenemos que y = a o a ∈ y. Si y = a, como m ∈ a obte-
nemos que m ∈ y. Si a ∈ y, como m ∈ a y y es ordinal, obtenemos que
m ∈ a ⊂ y. Es decir, si y ∈
/ a siempre se cumple que m ∈ y. Esto prueba que
m = mı́n(A)
5.39. Corolario Sea A ⊂ Ord un conjunto de ordinales. Entonces A ∈ Ord
si y sólo si A es un conjunto transitivo.
Demostración. La necesidad es clara dado que los ordinales son conjuntos
transitivos por definición. Entonces supongamos que A es transitivo y pro-
bemos que A ∈ Ord. Para esto, hay que ver que ∈, restringida a A, es un
buen orden.
Como cada elemento de A es un ordinal, la observación 5.20 implica que
∈ es antireflexiva restringida a A. Si x, y, z ∈ A, x ∈ y y y ∈ z, como z es
ordinal se cumple que x ∈ y ⊂ z; esto implica que ∈ es transitiva restringida
a A. Finalmente, todo subconjunto no vacío de A tiene un mínimo por el
teorema 5.38.
Ahora podemos ver que el conjunto ω de hecho es un ordinal. Como es
un conjunto de ordinales, es suficiente ver que es transitivo por el corolario
5.39. Pero esto es cierto por el lema 5.29.
5.40. Corolario ω ∈ Ord.
Entonces ya tenemos nuestro primer ejemplo de ordinal que es diferente
a un número natural, ya que ω no tiene elemento máximo. Por ahora, vamos
a definir la suma de un ordinal con un número natural, y usar esta definición
para dar más ejemplos de ordinales que no son números naturales.
5.41. Definición Sea α un ordinal fijo. Definimos los siguientes ordinales
5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω 105
por recursión en los naturales.
(i) α + 0 = α,
(ii) α + s(n) = s(α + n), para todo n ∈ ω.
Con esta definición podemos definir los ordinales ω + 1, ω + 2, ω + 3, . . ..
¿Hay algún ordinal mayor? Para responder esta pregunta necesitamos el si-
guiente resultado.
S
5.42. Lema Sea A un conjunto de ordinales. Entonces A ∈ Ord.
S
Demostración. Si a ∈ A entonces existe x ∈S A tal que a ∈ x. Por el
lema 5.21 concluimos que a ∈ Ord. Es decir,S A ⊂ Ord. EntoncesSpor
el corolario 5.39 es suficiente probar que A es transitivo. Sea y ∈ A,
entonces Sexiste x ∈ A tal que y ∈ x. Como x ∈ Ord entonces y ⊂ x. Así,
y ⊂ x ⊂ A. Esto completa la prueba.
Recordemos que en el lema 5.24 vimos que el orden ∈ de los ordinales es
equivalente al orden de la inclusión (. Del lema 5.42 y las afirmaciones del
ejemplo 4.33 obtenemos lo siguiente.
S
5.43. Corolario Si A es un conjunto de ordinales entonces S A es el mínimo
ordinal que es mayor que todos los elementos de A; es decir, A = sup A.
Entonces podemos sumar ω a un ordinal de la siguiente manera.
S
5.44. Definición Sea α un ordinal fijo. Definimos α+ω = {α+n : n ∈ ω}.
Por lo tanto, ya que tenemos los ordinales ω + 1, ω + 2, ω + 3, . . ., podemos
tomar su unión que es el ordinal siguiente ω +ω. Al ordinal ω +ω se le denota
por ω · 2. Una observación interesante es que para definir α + ω necesitamos
el esquema de reemplazo, ya que de principio no conocemos un conjunto que
contenga a {α + n : n ∈ ω}. Con estos ordinales ya podemos encontrar un
ordinal que represente al conjunto bien ordenado del ejemplo 5.4.
5.45. Ejemplo Sea X el conjunto del ejemplo 5.4. Definimos una función
ϕ : X → ω · 2 por
m si n = 0, y
ϕ(hm, ni) =
ω + m si n = 1.
106 5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω
Entonces ϕ es un isomorfismo de orden. Véase la figura 5.2 y compare con la
figura 5.1.
0 1 2 3 ω ω+1 ω+2 ω+3
··· ···
ω (ω + ω) \ ω
Figura 5.2: Ordinal ω · 2 del ejemplo 5.45.
Naturalmente se puede seguir obteniendo ordinales cada vez mayores ite-
rando la construcción de las definiciones 5.41 y 5.44. Ya que tenemos definido
ω · 2 se pueden definir ω · 2 + 1, ω · 2 + 2, . . . y así hasta ω · 2 + ω, comun-
mente denotado por ω · 3. Repitiendo esto, podemos definir ω · m + n para
cualesquiera m, n ∈ ω (definiendo ω · 0 = 0), y ver que todos son ordinales
distintos. Le dejamos a usted probar que todos estos ordinales son conjuntos
numerable en el ejercicio E.5.35.
De acuerdo a la definición 5.6 los elementos de un ordinal se pueden
clasificar como sucesores o límites. Vamos a enunciar una definición general de
ordinal sucesor y límite que no dependa de en qué buen orden se encuentran
inmersos.
5.46. Definición Sea α ∈ Ord.
(i) Si existe β ∈ Ord tal que α = s(β), diremos que α es un ordinal
sucesor , y en particular, es sucesor inmediato de β.
(ii) Si α no es sucesor y además α 6= ∅, entonces diremos que α es un
ordinal límite.
Entonces, por ejemplo, los números naturales son todos ordinales suceso-
res y ω es un ordinal límite. En los ejemplos que acabamos de dar antes, el
ordinal ω · m + n es sucesor si y sólo si n 6= 0, y es límite si y sólo si m 6= 0 y
n = 0. Es útil tener una abreviatura para la clase de ordinales límite así que
hacemos la siguiente definición.
5.47. Definición Denotamos la clase de ordinales límite por
Lim = {α ∈ Ord : α es límite}.
5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω 107
El siguiente resultado es una propiedad esencial de los ordinales límites
que usaremos más tarde. Dejamos su demostración a usted en el ejercicio
E.5.33.
S
5.48. Lema Sea α ∈ Lim. Entonces α = α.
En el apéndice C se definirán operaciones de ordinales de manera más
general: la suma, producto y exponenciación. Si usted quiere conocer más
ejemplos de ordinales numerables, le recomendamos consultar ese capítulo.
Por lo tanto, es natural preguntarse si hay ordinales no numerables. Por
ejemplo, tenemos al conjunto no numerable R, ¿hay algún ordinal que sea
equipotente con R? ¿Hay un ordinal mayor que todos? Vamos a empezar a
responder estas preguntas, y vamos a empezar con el siguiente hecho, que el
autor cree que es el más impresionante.
5.49. Teorema (Paradoja de Burali-Forti) Ord no es un conjunto
Demostración. Vamos a proceder por contradicción: suponer que Ord es un
conjunto y probar que Ord es un ordinal. Por el corolario 5.39 es suficiente
ver que Ord es transitivo, pero esto es inmediato del lema 5.21. Entonces
Ord es un ordinal, es decir, Ord ∈ Ord. Esto contradice a la observación
5.20. Esta contradicción implica que entonces Ord no es un conjunto.
Al igual que la paradoja de Russell, la paradoja de Burali-Forti símple-
mente nos muestra que no se puede tomar el concepto de conjunto de una
manera tan general. De manera informal, lo que ocurre es que hay «dema-
siados» ordinales como para formar un conjunto.
Ahora veremos el teorema fundamental que relaciona a los buenos ordenes
con los ordinales.
5.50. Teorema Todo conjunto bien ordenado es isomorfo a un único ordinal.
Demostración. Sea hX, <i un conjunto bien ordenado. Para simplificar la
prueba, tomemos un conjunto p tal que p ∈ / X; la existencia de un conjunto
así se le pidió probarla en el ejercicio E.3.11. A continuación, definamos
≺ = < ∪ {hx, pi : x ∈ X}. En el ejercicio E.5.39 se le pedirá a usted probar
que ≺ es un buen orden en Y = X ∪ {p} que extiende a <, y que además p
es el elemento máximo de este conjunto. Definimos entonces
A = {x ∈ Y : ∃α ∈ Ord (h(←, x), ≺i es isomorfo a hα, ∈i)} .
108 5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω
Como (←, p) = X, queremos probar que p ∈ A. Lo que vamos a probar
de hecho es que A = Y . Así que supongamos que no es así y tomemos
x0 = mı́n(Y \ A). Dividimos nuestro análisis en tres casos dependiendo de
qué tipo de elemento es x0 :
Caso 1: x0 = mı́n Y . En este caso (←, x0 ) es igual al ordinal ∅, así que
obtenemos una contradicción.
Caso 2: x0 es sucesor inmediato de y ∈ Y . Por la definición de x0 , sabe-
mos que y ∈ A, así que existe f : (←, y) → α un isomorfismo de orden,
donde α ∈ Ord. Notemos que (←, x0 ) = (←, y) ∪ {y}. Entonces definimos
g = f ∪ {hy, αi}. Obtenemos que g : (←, x0 ) → s(α) es biyectiva, y de hecho
es un isomorfismo de orden. Esto implica que x0 ∈ A, obteniendo una con-
tradicción.
Caso 3: x0 es un límite. Para cada y < x0 , como y ∈ A, existe un ordinal αy
y un isomorfismo de orden hy : (←, y) → αy .
Afirmamos que si y, z ∈ Y y y < z, entonces hy ⊂ hz . Notemos que
(←, y) es subconjunto de (←, z) así que podemos tomar la restricción hz
(←, y) : (←, y) → αz , que claramente es un encaje ordenado. Como (←, y)
es un segmento inicial de (←, z), por el lema 5.14 obtenemos que hz [(←, y)]
es un segmento inicial de αz . Dado que un segmento inicial de ordinales
es cláramente un conjunto transitivo, por el lema 5.39 un segmento inicial
de un ordinal es un ordinal. Así que existe β ∈ Ord con β ⊂ αz tal que
hz [(←, y)] = β. Entonces hz (←, y) : (←, y) → β es un isomorfismo de
orden. Tomando la composición [hz (←, y)] ◦ h−1 y : αy → β obtenemos que
αy es isomorfo a β. Por el corolario 5.26 obtenemos que αy = β. Entonces,
hy y hz (←, y) son dos isomorfismos de orden entre los conjuntos bien
ordenados (←, y) y αy ; por el lema 5.26 concluimos que hy = hz (←, y),
que es lo que queríamos.
Como un buen orden es lineal, obtenemos que {hy : y ∈ Y, y < x0 } es
una colección de funciones biyectivas comparables por parejas con la relación
⊂. Nótese que para concluir que esta colección de funciones es un conjunto
S de reemplazo. Por los ejercicios E.4.26 y
es necesario invocar el esquema
E.4.27 obtenemos que h = {hy : y ∈ Y, y < x0 } es una función inyectiva
con dominio igual a
[
{(←, y) : y ∈ Y, y < x0 } = (←, x0 )
5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω 109
S
e imagen α = {αy : y ∈ Y, y < x0 }. Por el lema 5.42, α ∈ Ord. Pero esto
implica que x0 ∈ A, lo cual es una contradicción.
Esto completa la prueba de este resultado.
Entonces todo buen orden está «representado» por un ordinal. Vamos a
enunciar esto como una definición.
5.51. Definición Diremos que un conjunto bien ordenado hX, Ri tiene tipo
de orden α ∈ Ord si hX, Ri es isomorfo a hα, ∈i.
Notemos que AC implica que todo conjunto es equipotente a un ordinal.
Por lo tanto, R es equipotente a algún ordinal; tal ordinal debe ser no nu-
merable. Sin embargo, vamos a ver que existe un ordinal no numerable, sin
necesidad de usar AC.
5.52. Definición
[
ω1 = {α ∈ Ord : ∃R ⊂ ω × ω (hω, Ri es un conjunto bien ordenado)}
5.53. Proposición ω1 está bien definido y es el primer ordinal no numerable.
Demostración. Empezamos justificando que el conjunto ω1 está bien definido
y es un ordinal. Primero notemos que el conjunto
S = {R ∈ ℘(ω × ω) : hω, Ri es un conjunto bien ordenado}
está bien definido por el esquema de comprensión. Ahora, por el teorema 5.50
sabemos que cada elemento R de S tiene asignado un ordinal αR que además
es único. Entonces, podemos usar el esquema de reemplazo y reemplazar cada
elemento R de S por αR . Después de eso, calculando la unión del conjunto
resultante obtenemos ω1 . Por el lema 5.42 tenemos que ω1 ∈ Ord.
Si β ∈ ω1 entonces existe R ∈ S tal que β ∈ αR . Como αR es un ordinal
isomorfo a un buen orden de ω, necesariamente αR es numerable. Como αR
es ordinal, β ⊂ αR . Por lo tanto, β es numerable.
Finalmente, supongamos que ω1 es numerable y lleguemos a una contra-
dicción. Sea R0 = {hm, ni ⊂ ω × ω : m ∈ n}. Así, R0 es un buen orden en
ω y de hecho αR0 = ω. Esto implica que ω ∈ S y por lo tanto, ω ⊂ ω1 .
Esto implica que ω 4 ω1 . Pero el hecho de que ω1 es numerable por defini-
ción significa que ω1 4 ω, así que por el teorema 2.9 de Schöder-Bernstein
110 5.4. ORDINALES A PARTIR DE ω
concluimos que ω ≈ ω1 . Así que existe una función biyectiva f : ω1 → ω. Sea
R1 = {hf (x), f (y)i : x, y ∈ ω1 , x ∈ y}.
Entonces R1 ∈ S y hω, R1 i es isomorfo a hω1 , ∈ ω1 × ω1 i. Por lo tanto,
αR1 = ω1 , lo cual implica que ω1 ∈ S. Pero esto implica que ω1 ∈ ω1 , que
contradice la observación 5.20. Esto completa la prueba de este resultado.
Entonces ω1 tiene la propiedad de que es el primer ordinal que es equipo-
tente a algún conjunto no numerable. Podemos generalizar este concepto de
la siguiente manera.
5.54. Definición Un cardinal es un ordinal κ tal que para α ∈ κ se tiene
que α 6≈ κ.
Es decir, ω1 es un cardinal. Todo el mundo sabe intuitivamente que los
números naturales son cardinales, es una noción que usamos a diario, en
la que todos creemos y confiamos (y la gente se enoja cuando, en transac-
ciones monetarias, la tratan de engañar diciendo que un número natural es
equipotente a otro menor). También usted sabe intuitivamente que ω es un
cardinal. Sin embargo, dejaremos la prueba de esto para el capítulo 6, véase
los corolarios 6.4 y 6.5.
Lo que sí es muy fácil es ver que hay ordinales que no son cardinales. Por
ejemplo, el cardinal ω · 2 del ejemplo 5.45 es claramente equipotente con ω.
En los ejercicios E.5.11 y E.5.12 usted podrá ver más ejemplos de ordinales
equipotentes con ω pero mayores.
5.55. Definición Si X es un conjunto que admite un buen orden, entonces
el cardinal κ tal que X ≈ κ es la cardinalidad de X. Denotaremos esto por
|X| = κ.
Notemos que para conjuntos en general, es necesario suponer el AC para
poder definir su cardinalidad. Ahora, como comentamos arriba, el AC implica
que R tiene cardinalidad.
5.56. Definición Supongamos AC. Definimos c como la cardinalidad de R.
El cardinal c se conoce como el continuo.
¿Cuál es el valor de c? Como c es no numerable sabemos que ω1 ≤ c.
Recordamos que ya habíamos encontrado una pregunta similar, la hipótesis
5.5. INDUCCIÓN Y RECURSIÓN TRANSFINITA 111
del continuo CH de la definición 2.17. En el ejercicio E.5.44 le pediremos que
verifique lo siguiente.
5.57. Lema Supongamos AC. Entonces CH se cumple si y sólo si c = ω1 .
La siguiente pregunta natural es si hay más cardinales. Sin embargo,
vamos a dejar esa discusión para la sección 8.1, en el que estudiaremos los
cardinales infinitos a fondo. Antes de cerrar esta sección damos las siguientes
convenciones.
5.58. Definición Sean α, β ∈ Ord.
Si α ∈ β, escribiremos α < β.
Si α ∈ β o α = β, escribiremos α ≤ β.
5.59. Definición Sea α ∈ Ord y X un conjunto. Diremos que una enumera-
ción de X en tipo de órden α es una función biyectiva x : α → X. Usualmente
escribiremos esto con la notación X = {xβ : β < α}.
5.5. Inducción y recursión transfinita
En esta sección daremos la generalización del axioma de inducción del
capítulo 0 y el teorema de recursión 0.2.
Es importante hacer una aclaración sobre los teoremas que hablan so-
bre clases, como los que manejamos en este capítulo. Recordemos que los
esquemas de especificación y de reemplazo no son un sólo axioma, sino una
infinidad, y necesitamos un axioma por cada fórmula de la TC. Algo similar
pasa con los teoremas que hablan de clases. Según nuestra definición de clase
de la sección 3.3, una clase es símplemente una forma de abreviar a todos
los conjuntos que cumplen cierta fórmula. Por lo tanto, cuando parece que
cuantificamos sobre clases, en realidad lo que estamos haciendo es considerar
una infinidad de teoremas, uno para cada clase (o fórmula de la TC).
Empezamos hablando del principio del buen orden, como el del teore-
ma 5.38, pero para clases, no sólo conjuntos. La prueba es idéntica y no la
repetiremos.
5.60. Corolario (Principio del buen orden para clases) Sea A ⊂ Ord una
clase de ordinales no vacía. Entonces A tiene un elemento mínimo.
112 5.5. INDUCCIÓN Y RECURSIÓN TRANSFINITA
El axioma de inducción se generaliza al principio de inducción transfinita.
5.61. Corolario (Inducción transfinita) Supongamos que κ ∈ Ord \ {∅},
A ⊂ κ y se cumplen las siguientes condición:
(∗) si α ∈ κ y α ⊂ A, entonces α ∈ A.
Entonces A = κ.
La prueba de este resultado es inmediato: si A 6= κ entonces tomando
α = mı́n(κ \ A) obtenemos una contradicción a la coindición (∗).
Al igual que en el caso numerable, en el corolario 5.61 podemos referirnos
al caso α = 0 como la base de inducción. Y a la prueba de (∗) se le puede lla-
mar paso inductivo. Un ejemplo del uso de inducción transfinita se encuentra
en el ejercicio E.5.45, en el que se pide a usted que demuestre una propiedad
de todos los ordinales numerables.
También podemos enunciar la inducción transfinita para clases; su prueba
es completamente análoga a la del corolario 5.61.
5.62. Corolario (Inducción transfinita para clases) Supongamos que A ⊂
Ord es una clase de ordinales y se cumplen las siguientes condición:
(∗) si α ∈ Ord y α ⊂ A, entonces α ∈ A.
Entonces A = Ord.
Ahora para generalizar el teorema de recursión 0.2 vamos a necesitar
algunos conceptos de funciones generalizados a clases propias.
5.63. Definición Sean A, B, F clases. La notación F : A → B significa que:
(i) Todo elemento de F es de la forma hx, yi, donde x ∈ A y y ∈ B.
(ii) Para cada a ∈ A existe un único b ∈ B tal que ha, bi ∈ F. Además, en
este caso escribiremos b = F(a).
Además, diremos que F es una clase función.
5.64. Definición Si F : A → B es una clase función y X es un conjunto
entonces definimos
F X = {ha, bi : a ∈ X}
5.5. INDUCCIÓN Y RECURSIÓN TRANSFINITA 113
Notamos que por el esquema de reemplazo, para cualquier conjunto X la
clase F X es un conjunto, y por lo tanto es una función.
5.65. Teorema (Teorema de recusión transfinita) Si F : V → V es una clase
función, entonces existe una clase función G : Ord → V tal que para cada
x ∈ Ord se tiene que G(x) = F(G x)
Demostración. La prueba es análoga a la del teorema 0.2 que probamos en
esta sección en el teorema 5.37. Sin embargo, haremos el esbozo y probaremos
las partes en que hay que hacer algo diferente. Primero se define la clase
S = {ϕ ⊂ Ord × A : ϕ es función, dom(ϕ) ∈ Ord,
∀α ∈ Ord, [α + 1 ⊂ dom(ϕ) ⇒ ϕ(α) = F(ϕ α)]} .
Notemos que cada elemento de S es un conjunto. Sin embargo, en este
caso S va a tener un elemento por cada ordinal, así que por la paradoja de
Burali-Forti (teorema 5.49) S no es un conjunto.
Lo que se debe de probar son los siguientes dos enunciados.
(1) Si ϕ, ψ ∈ S y dom(ϕ) = dom(ψ), entonces ϕ = ψ.
(2) Para todo α ∈ Ord existe ϕ ∈ S tal que dom(ϕ) = α.
La prueba de la afirmación (1) es completamente análoga a la del teorema
5.37, así que no la probaremos. Para probar la afirmación (2) se necesita un
poco más de trabajo, así que probemos esta afirmación por inducción en α.
Caso 1: α = 0. En este caso es suficiente notar que ∅, la función vacía, tiene
dominio ∅ y ∅ ∈ S.
Caso 2: α = β + 1 para algún β ∈ Ord. Por hipótesis, suponemos que existe
ψ ∈ S con dom(ψ) = β. Entonces definiendo ϕ = ψ ∪ {hβ, F(ψ)i} obtenemos
que ϕ ∈ S y dom(ϕ) = α.
Caso 3: α ∈ Lim. En este caso, la hipótesis de inducción implica que pa-
ra todo β < α existe ψβ ∈ S tal que dom(ψβ ) = β.
Afirmamos que si β, γ ∈ Ord son tales que β < γ < α entonces ψβ ⊂ ψγ .
Para ver esto, es suficiente notar que ψγ β es un elemento de S con dominio
β, así que por la afirmación 1 obtenemos que ψγ β = ψβ .
114 5.6. EXTRA: LA JERARQUÍA DE CONJUNTOS
Por lo tanto, {ψβ : β < α} es una colección de funciones que son com-
S por parejas con la relación ⊂. Por el ejercicio
parables S E.4.26 tenemos que
ϕ = S {ψβ : β < α} es una función con dom(ϕ) = α. Según el lema 5.48,
α = α. Entonces es fácil probar que ϕ ∈ S y dom(ϕ) = α.
De (1) y (2) concluimos que podemos escribir S = {ϕα : α ∈ Ord}, don-
de dom(ϕα ) = α para todo α ∈ Ord.
También debemos de notar que si α, β ∈ Ord y α < β, entonces ϕβ ⊂ ϕα .
Esto es porque ϕα β es claramente una función de S con dominio β, así
que por (2) debe ser igual a ϕβ . Entonces definimos
[
G = {ϕα : α ∈ Ord}.
En este caso, a pesar de que no estamos manejando un conjunto sino una
clase, el argumento que usamos en la prueba del teorema 5.37 sirve bajo las
modificaciones necesarias. Es decir, estamos manejando una clase de funcio-
nes comparables con ⊂ así que su unión es una clase función. Finalmente, G
definida así va a satisfacer las propiedades que se requieren.
En la siguiente sección usaremos recursión transfinita para construir una
estratificación o jerarquía de los conjuntos. Y también en el ejercicio E.5.46
se le deja a usted la construcción de una clase de cardinales, todos distintos
entre sí.
Sin embargo, al autor le gustaría dejar un ejemplo de cómo se usa la
recursión transfinita fuera de la teoría de conjuntos. Creo que el ejemplo más
representativo y no trivial es la construcción de un tipo de conjunto que no
es medible según la medida de Lebesgue. Para no interrumpir este capítulo,
explicamos este ejemplo en el apéndice B.
Revisado hasta
aquí.
2022/06/23, 5.6. Extra: la jerarquía de conjuntos
21:21:48
En esta sección daremos la construcción de la jerarquía de conjuntos bien
fundados, que denotaremos por WF. La construcción de esta jerarquía es por
recursión transfinita: para cada α ∈ Ord construimos un conjunto Vα y WF
será la unión de todos estos. Para definir estos conjuntos, por el teorema 5.65
de recursión transfinita es suficiente decir lo siguiente:
V0 = ∅,
5.6. EXTRA: LA JERARQUÍA DE CONJUNTOS 115
para cada β ∈ Ord, Vβ+1 = ℘(Vβ ), y
S
si α ∈ Lim, Vα = {Vβ : β < α}.
Entonces [
WF = {Vα : α ∈ Ord}.
Lo importante e interesante de WF es que es una clase modelo de todos
los axiomas de ZFC. El significado de esto va más allá de los objetivos de este
libro. Le recomendamos a usted que consulte [24], en particular la sección I.16
en el que se discuten modelos de la TC. Lo que nosotros observaremos será
ver de manera informal que los axiomas de ZFC se cumplen si restringimos
el dominio de todas las variables a WF.
5.66. Lema Para todo α ∈ Ord, el conjunto Vα es transitivo.
Demostración. La prueba es por inducción transfinita sobre α ∈ Ord. Pri-
mero, para α = 0, Vα = ∅ que es claramente transitivo. Si α = β + 1, y
ya sabemos que Vβ es transitivo, entonces Vα = ℘(Vβ ) es transitivo por el
ejercicio E.5.21. Ahora, supongamos que α ∈ Lim y sea x ∈ Vα . Entonces
existe β < α tal que x ∈ Vβ . Como Vβ es transitivo por hipótesis, x ⊂ Vβ .
Como Vβ ⊂ Vα , concluimos que x ⊂ Vα .
Observemos que por el lema 5.66 sabemos que si x ∈ WF y y ∈ x,
entonces y ∈ WF; esto es algo esencial para que al tomar elementos no nos
salgamos del universo de discurso.
5.67. Lema Para todo α ∈ Ord, Vα ∩ Ord = α. Por lo tanto, Ord ⊂ WF
Dejamos a usted la tarea de probar esto, véase el ejercicio E.5.48. Recor-
demos que V es la clase de todos los conjuntos. Entonces consideremos los
axiomas de ZFC:
Axioma 1. (Extensionalidad) Si suponemos este axioma para todos los con-
juntos en V, naturalmente se cumple para todos los de WF.
Axioma 2. (Existencia del vacío) Claramente ∅ ∈ V1 por el lema 5.67.
Axioma 3. (Formación de parejas) Sean x, y ∈ WF. Sean α, β ∈ Ord tales
que x ∈ Vα y y ∈ Vβ . Sin pérdida de generalidad, supongamos
que α ≤ β y así x, y ∈ Vβ . Entonces {x, y} ⊂ Vβ y por lo tanto,
{x, y} ∈ Vβ+1 .
116 5.6. EXTRA: LA JERARQUÍA DE CONJUNTOS
Axioma 4. (Unión) Sea x ⊂ WF. Tomemos α ∈ Ord tal que x ∈ Vα . Por el
lema 5.66 tenemos que x ⊂ Vα . Entonces para cada y ∈ x, y ∈ Vα
y
Sde nuevo por Sel lema 5.66 obtenemos que y ⊂ Vα . Por lo tanto,
x ⊂ Vα . Así, x ∈ Vα+1 .
Axioma 5. (Infinito) Por el lema 5.67 tenemos que ω ⊂ Vω , así que ω ∈ Vω+1 .
Axioma 6. (Conjunto potencia) Sea x ∈ WF. Entonces existe α ∈ Ord tal
que x ∈ Vα . Por el lema 5.66, Vα es transitivo así que x ⊂ Vα . Por
lo tanto, x ∈ Vα+1 .
Axioma 7. (Esquema de especificación) Sea A ∈ WF y tomemos una fórmula
ϕ de la TC con una única variable libre x. Por el esquema de
especificación, sabemos que B = {y ∈ A : ϕ(y)} es un conjunto,
pero además B ⊂ A. Sea α ∈ Ord tal que A ∈ Vα , entonces
A ⊂ Vα por el lema 5.66. Así, B ⊂ Vα así que B ∈ Vα+1 .
Axioma 8. (Esquema de reemplazo) Sea ϕ(x, y) una fórmula de la TC y S ∈
WF. Supongamos que para cada s ∈ S existe un único ys ∈
WF tal que ϕ(s, ys ). Aplicando el esquema de reemplazo (el que
sabemos que se vale en V), {ys : s ∈ S} es un conjunto. Para cada
s ∈ S existe un mínimo ordinal α(s) ∈ Ord tal que ys ∈ Vα(s) .
Entonces podemos aplicar el esquema de reemplazo y afirmar que
{α(s)
S : s ∈ S} es un conjunto. Por el lema 5.42 tenemos que β =
{α(s) : s ∈ S} ∈ Ord. Esto implica que el conjunto {ys : s ∈ S}
es un subconjunto de Vβ . Por lo tanto, {ys : s ∈ S} ∈ Vβ+1 .
Axioma 9. (Regularidad) Al igual que en el caso de extensionalidad, si su-
ponemos que se cumple para V, inmediatamente se cumple para
WF. Sin embargo, hay algo más que decir, pero primero conclu-
yamos con el resto de los axiomas.
Axioma 10. (AC) Sea x ∈ WF. Para este axioma, hay que entender que di-
ce de manera un poco más técnica. El decir que x admite un
buen orden significa que hay una relación R en x tal que hx, Ri
es un conjunto bien ordenado. Esto es equivalente, por el teore-
ma 5.38, a que existe α ∈ Ord y una biyección h : x → α. Por
definición, h ⊂ x × α. Ahora bien, supongamos que β ∈ Ord
es tal que x ∈ Vβ . Por el lema 5.67 sabemos que α ∈ Vα+1 . Sea
γ = máx{α + 1, β} de tal manera que x, α ∈ Vγ .
5.6. EXTRA: LA JERARQUÍA DE CONJUNTOS 117
Sea ha, bi ∈ x × α. Recordemos que ha, bi = {{a}, {a, b}} por
la definición 3.11 del par de Kuratowski. Como Vγ es transiti-
vo por el lema 5.66, x ⊂ Vγ y α ⊂ Vγ . Así, a, b ∈ Vγ con
lo que {a} ⊂ Vγ y {a, b} ⊂ Vγ . Por lo tanto, {a} ∈ Vγ+1 y
{a, b} ∈ Vγ+1 . De esto se sigue que {{a}, {a, b}} ⊂ Vγ+1 y por lo
tanto, {{a}, {a, b}} ∈ Vγ+2 .
Con lo que acabamos de probar concluimos que x × α ⊂ Vγ+2 .
Entonces f ⊂ Vγ+2 con lo que f ∈ Vγ+3 . Entonces la biyección
testigo de que x es bien ordenado está en WF.
Ahora, como comentábamos arriba, hay algo particular que ocurre con el
axioma de regularidad. Si usted revisa con cuidado todo lo que se ha escrito
en este libro, podrá notar que nunca se está usando el axioma de regularidad
para ninguna construcción. Únicamente dimos algunas consecuencias y equi-
valencias de este axioma en el lema 3.19, ejercicio E.3.23 y ejercicio E.4.17.
Además, observamos que como la relación ∈ restringida a los ordinales es un
buen orden, entonces todos los ordinales cumplen el axioma de regularidad.
Sucede que esto se puede generalizar a todos los conjuntos de WF, pero para
esto necesitamos un poco más de trabajo.
5.68. Definición Sea x ∈ WF. Se define
rank(x) = mı́n{α ∈ Ord : x ∈ Vα },
el cual llamaremos el rango 4 de x.
Es decir, el rango de un conjunto bien fundado es el primer paso en
el que aparece en la construcción de WF. Por ejemplo, por el lema 5.67,
rank(α) = α + 1 para cualquier α ∈ Ord. Por la definición de Vα cuando
α = 0 o α ∈ Lim, el rango necesariamente es un ordinal sucesor.
5.69. Lema Sean x, y ∈ WF. Si y ∈ x entonces rank(y) < rank(x).
Demostración. Sea α = rank(x), entonces existe β ∈ Ord con α = β + 1.
Entonces x ∈ Vβ+1 implica que x ⊂ Vβ . Por lo tanto, y ∈ Vβ . Así, rank(y) ≤
β < rank(x).
4
En inglés este se llama «rank», por esto la notación que elegimos
118 5.6. EXTRA: LA JERARQUÍA DE CONJUNTOS
5.70. Proposición Sea x ∈ WF con x 6= ∅. Entonces existe y ∈ x tal que
y ∩ x = ∅.
Demostración. Sea A = {α ∈ Ord : ∃z ∈ x (rank(z) = α)}. Por el principio
del buen orden para clases (corolario 5.60), existe β = mı́n A. Sea y ∈ x tal
que rank = β. Entonces por el lema 5.69 obtenemos que y ∩ x = ∅.
Hacemos la observación de que la clase A de la prueba de la proposición
5.70 es un conjunto por el esquema de reemplazo, aunque no lo necesitamos.
Resumimos lo que acabamos de hacer en el siguiente resultado.
5.71. Teorema Suponiendo los axiomas 1 al 8 y el axioma del infinito, la
clase WF es un modelo para todos los axiomas de ZF. Si además suponemos
AC entonces WF también es un modelo para AC.
Como comentamos al final de la sección 3.5, es consistente que existan
conjuntos que no cumplen el axioma de regularidad, aunque nosotros no nos
ocuparemos en eso. Este tipo de conjuntos estarían en V pero no en WF.
Como conclusión del teorema 5.71, si suponemos que V = WF obtenemos
un «modelo» para los axiomas de ZFC, incluido fundación. De hecho se puede
probar que esto es equivalente.
5.72. Teorema Supongamos los axiomas 1 al 8. Entonces el axioma de
regularidad se cumple si y sólo si V = WF.
En el ejercicio E.5.51 se le guiará a usted para que haga una demostración
del teorema 5.72.
Uno de los objetivos de esta sección fue justificar que el axioma de re-
gularidad es «consistente» con el resto de los axiomas. Es decir, que si el
resto de los axiomas no llevan a una contradicción, tampoco llegaremos a
una agregando el axioma de regularidad. Hay un segundo objetivo un poco
más filosófico, que consiste en cambiar nuestra forma de ver a los conjuntos.
Cuando Cantor empezó a trabajar con conjuntos, el no dio una descrip-
ción formal de lo que eran. El primero que dio un tratamiendo axiomático
de los conjuntos fue Zermelo, y de ahí se desarrollaron los axiomas de ZFC.
Aunque también se desarrollaron otros tratamientos del concepto de conjun-
to, el más famoso de los cuales fue el trabajo de Russell y Whitehead [32],
quienes tenían el objetivo de reducir las matemáticas a la lógica5 .
5
Esto se conoce como logicismo.
5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS 119
Al construir a los conjuntos por recursión transfinita, estamos dando una
estratificación o jerarquización de los conjuntos. Además, esta estratificación
es constructiva: los conjuntos posteriores se originan de los anteriores usando
el conjunto potencia. Y si suponemos que V = WF, lo que estamos pensando
es que todos los conjuntos se pueden obtener de esta manera. Esto es conocido
como la concepción iterativa de los conjuntos y a la clase {Vα : α ∈ Ord} se
le conoce como jerarquía iterativa.
5.7. Extra: sobre los axiomas usados
En esta sección me gustaría hablar un poco sobre qué tanto de ZFC se
necesita para lo que llevamos a cabo en este capítulo. Si usted revisa con
cuidado la sección 5.2, se dará cuenta que únicamente se usan los axiomas 1
al 7. El axioma del infinito se usa en la definición 5.32 de conjunto inductivo
con la intención de demostrar que los números naturales forman un conjunto
y probar el teorema 5.37 de recusión para los naturales. En la sección 5.4
sólamente se usa el axioma del infinito en las partes en las que se usa ω, el
esquema de reemplazo se usa en la prueba del teorema 5.50, y además se
necesitan el axioma del infinito y esquema de reemplazo para poder definir
ω1 . En la sección 5.5 sólo se usan los axiomas del 1 al 7. En la sección 5.6 sóla-
mente se necesitan los axiomas del 1 al 7, pero aparecen el axiomas de infinito
y esquema de reemplazo únicamente para probar que el correspondiente se
vale en WF.
En resumen:
para la definición de ordinal y sus propiedades generales únicamente se
necesitan los axiomas del 1 al 7, que son los que manejan la mayoría
de los matemáticos,
el axioma del infinito únicamente se necesita para probar la existencia
de ordinales a partir de ω, y
el esquema de reemplazo se ha usado únicamente en dos ocasiones: para
probar que todo conjunto bien ordenado es isomorfo a un ordinal y para
probar la existencia del primer ordinal no numerable ω1 .
De principio, el lector notará que el esquema de reemplazo se usa para
sólo dos resultados, y además su segundo uso se puede reemplazar por AC,
como se dijo en la definición 5.56. Por esta razón el esquema de reemplazo
120 5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS
se puede pensar como un axioma un poco más «exótico». Pero recordemos
que el esquema de reemplazo es necesario para construir conjuntos como en
el ejemplo 3.18. El ejemplo más famoso de teorema que requiere del esquema
de reemplazo es el teorema de determinación de Borel , que se sale de los
objetivos de este libro, véase [25].
Dejando el esquema de reemplazo del lado, ¿qué se puede hacer sin ne-
cesidad del axioma del infinito? En los ejercicios E.3.5 y E.3.6 se pidió que
usted probara algunas propiedades por inducción suponiendo únicamente los
Axiomas 1, 2, 3 y 4. En este momento podemos justificar esto.
5.73. Observación Supongamos los Axiomas 1, 2, 3 y 4 más la negación
del Axioma del Infinito. Entonces
(i) Se obtiene que Ord ⊂ ω ya que no hay ordinales límites.
(ii) Por el principio del buen orden para clases (5.60) podemos hacer in-
ducción. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que inducción no es un
teorema si no una infinidad de teoremas, uno por cada fórmula.
(iii) Por lo tanto se puede probar:
(1) ω ⊂ Ord (Ejercicio E.3.5), y
(2) para cada n ∈ ω, existe el conjunto potencia ℘(n) (Ejercicio
E.3.6).
Entonces, por ejemplo, si usted es un finitista6 (persona que no cree en
los conjuntos infinitos), puede hacer sus matemáticas suponiendo la negación
del axioma del infinito, dentro del conjunto Vω (véase el ejercicio E.5.52).
Ejercicios
E.5.1 Demuestre el lema 5.2.
E.5.2 Demuestre el lema 5.3.
E.5.3 Demuestre que todo buen orden es un orden lineal.
6
Espero sinceramente que usted no sea finitista, ya que se estaría perdiendo de una
gran parte de las matemáticas modernas
5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS 121
E.5.4 En este ejercicio le damos una guia para formalizar el hecho de
que todo conjunto bien ordenado infinito contiene un segmento inicial que es
isomorfo a los naturales (página 87 justo después del lema 5.3). Sea hX, <i
un conjunto bien ordenado infinito. Sean a = mı́n X, A = X y considere la
función f : A → A dada por f (x) = mı́n{y ∈ A : x < y} si x 6= máx A y
f (máx A) = máx A, si es que máx A existe. Usando la notación del teorema
0.2 de recursión para los naturales obtenemos una función g : N → A. De-
muestre que g es un encaje ordenado y que im(g) es un segmento inicial de
X.
E.5.5 Sean hX, <X i y hY, <Y i conjuntos bien ordenados y en X × Y
definimos el orden lexicográfico <lex como en el ejercicio E.4.22. Demuestre
que <lex es un buen orden.
E.5.6 Demuestre el lema 5.8.
E.5.7 Demuestre el lema 5.9.
E.5.8 De un ejemplo de dos conjuntos parcialmente ordenados hX, ≤X i y
hY, ≤Y i, y una función f : X → Y inyectiva que preserva el orden pero que
no es un encaje ordenado.
E.5.9 Escriba las definiciones de función que preserva el orden, encaje or-
denado, isomorfismo de orden y automorfismo para órdenes estrictos, de tal
manera que coincidan con la definición 4.23.
E.5.10 Sean hX, ≤i un conjunto parcialmente ordenado lineal y x ∈ X.
(a) Supongamos que x es sucesor de un elemento y ∈ X. Demuestre que
y = sup(←, x).
(b) Supongamos que x no es sucesor. Demuestre que se tiene que x =
sup(←, x).
(c) De manera análoga, prueba que existe ı́nf(x, →) y calcúlalo.
E.5.11 Para cada n ∈ N da un ejemplo de un conjunto bien ordenado
numerable que tiene exáctamente n elementos que son límites y no tiene má-
ximo.
122 5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS
(Sugerencia: Generalice el ejemplo 5.4 usando el orden lexicográfico definido
en el ejercicio E.4.22 y el ejercicio E.5.5.)
E.5.12 Generalice la idea del ejercicio E.5.11 para encontrar un ejemplo
de un conjunto bien ordenado numerable que tenga una cantidad numerable
infinita de elementos que son límites.
E.5.13 Demuestre el corolario 5.11.
E.5.14 Demuestre el corolario 5.12.
E.5.15 Demuestre el corolario 5.13.
E.5.16
(a) Sea hX, <i un conjunto bien ordenado. Si J ⊂ X es un segmento inicial,
demuestre que J = (←, x) para algún x ∈ X o X = J.
(b) Usando el inciso anterior, demuestre el Lema 5.14.
E.5.17 Consideremos la prueba del teorema 5.15.
(a) Demuestre que f es una función inyectiva.
(b) Demuestre que im(f ) es un segmento inicial de Y .
E.5.18 Sea hX, <i un conjunto estrictamente ordenado de manera lineal.
Supongamos que X = A ∪ B y que tanto A como B están bien ordenados
con la restricción respectiva de <.
(a) Demuestre que X está bien ordenado por <.
(b) Muestra que la hipótesis de que el orden < es lineal es necesaria para
el inciso anterior.
E.5.19 Demuestre que cada una de las siguientes condiciones en un conjunto
x son equivalentes a que x es transitivo:
(a) si y ∈ x y z ∈ y, entonces z ∈ x,
S
(b) x ⊂ x,
5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS 123
(c) x ⊂ ℘(x), y
(d) si y ⊂ x y z ∈ y, entonces z ⊂ x.
E.5.20 Si x es transitivo y y ∈ x, ¿es y transitivo?
E.5.21 Para todo conjunto x demuestre que x es transitivo si y sólo si ℘(x)
es transitivo.
S
E.5.22 Para un conjunto x, definimos T (x) = x. Recursivamente defi-
0 n+1
S n T (x) = T (x) y T
nimos (x) = T (T n (x)) para todo n ∈ N. Sea trcl(x) =
{T (x) : n ∈ N}.
(a) Explique cómo usar el teorema 0.2 de recursión para los naturales y los
axiomas de ZF para justificar que trcl(x) es un conjunto.
(b) Demuestre que trcl(x) es un conjunto transitivo y x ⊂ trcl(x).
(c) Demuestre que si y es transitivo y x ⊂ y, entonces trcl(x) ⊂ y.
Al conjunto trcl(x) se le llama cerradura transitiva del conjunto x.
E.5.23 Demuestre la observación 5.19.
E.5.24 En la prueba del teorema 5.25 muestre que no pueden darse al
mismo tiempo dos de las condiciones x = y, x ∈ y o y ∈ x.
E.5.25 Demuestre el corolario 5.26.
E.5.26 Demuestre el lema 5.29. Puede usar el lema 5.21.
E.5.27 Demuestre el lema 5.30. Puede usar el lema 5.23.
E.5.28 Demuestre el lema 5.31.
E.5.29 Demuestre el lema 5.34.
E.5.30 Considere las tres siguientes propiedades de un conjunto x:
(i) x es un conjunto transitivo,
(ii) ∈ es un buen orden en x, y
124 5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS
(iii) ∈ es un orden estricto en x y todo subconjunto no vacío de x tiene un
∈-máximo.
Por medio de ejemplos, muestre que no se puede deducir ninguna de las
propiedades a partir del resto.
E.5.31 Demuestre que la función g obtenida en la prueba del teorema
5.37 efectivamente cumple las condiciones (a) y (b) de la conclusión de ese
teorema, y que además es la única única que las cumple.
E.5.32 La función factorial es la bien conocida función definida en todos
los naturales como 0! = 1 y (n + 1)! = (n + 1) · n! para cada n ∈ ω. El
enunciado del teorema 5.37 de recursión para los naturales no es suficiente
para formalizar la definición de la función factorial. Escriba una versión más
fuerte del teorema 5.37 que pueda usarse para justificar la definición de la
función factorial, y demuéstrelo.
(Sugerencia: En vez de considerar una función f : A → A como en el teorema
5.37, considere una función de la forma f : ω × A → A.)
E.5.33
Demuestre que si x es un conjunto transitivo e inductivo, entonces
(a) S
x = x.
S
(b) Demuestre que si x ∈ Lim, entonces x = x.
S S
(c) Si x ∈ Ord y x 6= x, ¿qué conjunto es x?
S
E.5.34 Sea x cualquier conjunto. ¿Cuándo es s(x) = x?
E.5.35 Sea Xn el conjunto numerable bien ordenado del ejercicio E.5.11
que tiene exactamente n ordinales límites y no tiene máximo. Demuestre que
Xn es isomorfo al ordinal ω · (n + 1).
(Nota: no importa cómo hayas definido el conjunto en ese ejercicio, nece-
sariamente va a existir este isomorfismo.)
E.5.36 Sea n ∈ ω \ {0}. ¿A qué ordinal es isomorfo el producto ω × n, con
el orden lexicográfico definido en el ejercicio E.4.22?
5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS 125
E.5.37 Sea A ⊂ Ord una clase. Demuestre que A es un conjunto si y sólo
si existe α ∈ Ord tal que A ⊂ α.
(Sugerencia: considera la paradoja de Burali-Forti.)
E.5.38 Demuestre que la clase de conjuntos inductivos no es un conjunto.
E.5.39 Sea hX, <i un conjunto ordenado estrictamente, p tal que p ∈
/Xy
= < ∪ {hx, pi : x ∈ X}.
(a) Demuestre que es un orden estricto en X ∪ {p}.
(b) Demuestre que p = máx(X ∪ {p}) en el orden .
(c) Demuestre que si < es lineal, entonces también es lineal.
(d) Demuestre que si < es buen orden, entonces también es buen orden.
E.5.40 Demuestre que en el teorema 5.50, caso 2, la relación g definida
efectivamente es un isomorfismo de orden.
E.5.41 Demuestre que un segmento inicial de un ordinal es un ordinal.
E.5.42 Sea α ∈ Ord. Demuestre que existe β ∈ Ord tal que α < β y
β ∈ Lim.
E.5.43 Sea α ∈ ω1 límite. Demuestre que existe una sucesión {αn : n ∈
ω} ⊂ α tal que
(i) si m, n ∈ ω con m ∈ n, entonces αm ∈ αn y
S
(ii) α = {αn : n ∈ ω}.
E.5.44 Demuestre el lema 5.57.
E.5.45 Sea α ∈ Ord. Demuestre que α ∈ ω1 si y sólo si existe un encaje
ordenado f : α → R.
(Sugerencia: Para la ida, usa el ejercicio E.5.43 e inducción transfinita. Para
el regreso, usa que cada intervalo no vacío de R tiene un número racional, y
el hecho de que Q es numerable.)
126 5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS
E.5.46 Supongamos AC. Definimos iα ∈ Ord7 por recursión transfinita en
α ∈ Ord de la siguiente forma:
(i) i0 = ω,
(ii) iα+1 = |℘(iα )|, para todo α ∈ Ord, y
S
(iii) iα = {iβ : β < α}, para α ∈ Lim.
Responda las siguientes cuestiones.
(a) Explique de forma explícita cómo se usa el teorema 5.65 de recursión
transfinita para definir estos ordinales.
(b) Por inducción transfinita demuestre que si α, β ∈ Ord y α < β, enton-
ces iα < iβ .
(c) Usando inducción transfinita, pruebe que iα es un cardinal para todo
α ∈ Ord. Puede usar que ω es un cardinal (esto se probará en el
corolario 6.5).
(d) Demuestre que {iα : α ∈ Ord} es una clase propia, es decir, no es un
conjunto.
E.5.47 Explica de manera explícita cómo se usa el teorema 5.65 de recursión
transfinita para definir la clase WF de la sección 5.6.
E.5.48 Usando inducción transfinita, demuestra el lema 5.67.
E.5.49 Sea x ∈ WF. Demuestra que x ∈ Vω si y sólo si la cerradura tran-
sitiva trcl(x), definida en el ejercicio E.5.22, es un conjunto finito.
(Sugerencia: Para la ida, usa inducción en el mínimo n ∈ ω tal que x ∈ Vn .
Para el regreso, usa el axioma de regularidad demuestra que trcl(x) ∈ Vω .)
E.5.50 Demuestra que si A es un conjunto y A ⊂ WF, entonces existe
α ∈ Ord tal que A ∈ Vα .
(Sugerencia: Usa el esquema de reemplazo y la paradoja de Burali-Forti.)
7
La letra i es la segunda del alfabeto hebreo y se lee «bet».
5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS 127
E.5.51 En este ejercicio lo guiamos a usted para que haga una demostración
de la ida del teorema 5.72. Supongamos los axiomas del 1 al 8. Para todo
conjunto x definimos un conjunto
xα = {y ∈ x : ∃β < α (y ⊂ xβ )}
por recursión en α ∈ Ord.
(a) Asegúrese que {xα : α ∈ Ord} está bien definido para todo conjunto x,
explicando cómo se usa el teorema de recursión para esto.
(b) Demuestre que, suponiendo elSaxioma de regularidad, si x es un con-
junto transitivo entonces x = {xα : α ∈ Ord}.
(c) Por inducción en α ∈ Ord demuestre que xα ⊂ Vα .
(d) Usando la cerradura transitiva definida en el ejercicio E.5.22 demuestre
que, suponiendo el axioma de regularidad, entonces x ∈ WF.
E.5.52 Convénzase de los siguientes hechos, aunque no haga una prueba
complementamente formal.
(a) El conjunto Vω es un modelo para todos los axiomas excepto esquema
de reemplazo y axioma del infinito.
(b) El conjunto Vω+ω es un modelo para todos los axiomas excepto esquema
de reemplazo.
(c) Si V = Vω , entonces el esquema de reemplazo es un teorema.
(d) Si V = Vω+ω , el teorema 5.50 es falso.
128 5.7. EXTRA: SOBRE LOS AXIOMAS USADOS
Capítulo 6
Finitud
El objetivo de este capítulo es estudiar con detalle la relación de equipo-
tencia para los conjuntos finitos. En la primera sección vamos a probar que
cada número natural es un cardinal. Después de esto, en la segunda sección
estudiaremos las operaciones aritméticas en números naturales (suma, pro-
ducto y potencia). En la tercera vamos a estudiar una definición equivalente
de finitud, que es la que muchas veces se da en cursos básicos de la carrera
de matemáticas.
6.1. Cardinales finitos y ω
Recordemos que según la definición 1.2(i) un conjunto X es finito si existe
n ∈ ω tal que X ≈ n. El objetivo de esta sección es probar que tal n es único.
6.1. Lema Si n ∈ ω, entonces n 6≈ s(n).
Demostración. La prueba es por inducción en n. La base de inducción es
cuando n = 0. En este caso, n = ∅ y s(n) = {∅}; como la única función con
dominio ∅ es ∅ concluimos que no hay función definida en n con imagen s(n).
Así, 0 6≈ s(0).
Para el paso inductivo supongamos que m ∈ ω y ya sabemos que m 6≈
s(m). Supongamos que existe una biyección f : s(m) → s(s(m)) y lleguemos
a una contradicción. Como im(f ) = s(s(m)), existe k ∈ s(m) tal que f (k) =
s(m). Entonces definimos g : m → s(m) como
f (i), si i 6= k, y
g(i) =
f (m), si i = k.
129
130 6.1. CARDINALES FINITOS Y ω
Entonces g está cláramente bien definida, y no es difícil verificar que es una
función biyectiva. Esta contradicción implica que entonces s(m) 6≈ s(s(m)).
Por el axioma de inducción llegamos a la conclusión del enunciado.
6.2. Lema Sean α, β ∈ Ord tales que α ≤ β y α ≈ β. Si γ ∈ Ord es tal
que α ≤ γ ≤ β, entonces γ ≈ α.
Demostración. Como α ≤ γ ≤ β entonces por el lema 5.24, α ⊂ γ ⊂ β.
Entonces α 4 γ 4 β. Como α ≈ β entonces en particular β 4 α. Por
transitividad de la relación 4 obtenemos que γ 4 α. Por el teorema 2.9 de
Schöder-Bernstein concluimos que α ≈ γ.
6.3. Proposición Sean m, n ∈ ω tales que m ≈ n. Entonces m = n.
Demostración. Sean m, n ∈ ω tales que m ≈ n y supongamos que m 6= n.
Por el teorema 5.25 podemos pensar sin pérdida de generalidad que m ∈ n.
Entonces como n es ordinal, m ⊂ n; esto implica que s(m) = m ∪ {m} ⊂ n.
Por lo tanto, m ≤ s(m) ≤ n. Por el lema 6.2 concluimos que m ≈ s(m). Esto
es una contradicción así que concluimos que m = n.
6.4. Corolario Cada número natural es un cardinal.
6.5. Corolario ω es un cardinal.
Demostración. Supongamos que no es así y que existe n ∈ ω con n ≈ ω.
Por el lema 5.30, s(n) ∈ ω. Por lo tanto n ≤ s(n) ≤ ω. Por el lema 6.2 esto
implica que n ≈ s(n), lo cual contradice el lema 6.1. Por lo tanto nuestra
suposición era incorrecta y ω es un cardinal.
6.6. Corolario ω es el primer ordinal infinito.
Además, podemos juntar los dos lemas 1.4 y 1.5 del capítulo 1 en el
siguiente resultado.
6.7. Corolario Sea X ⊂ ω. Entonces una y sólo una de las siguientes dos
condiciones se cumple:
(a) existe m ∈ ω tal que X ⊂ m, y en este caso X es finito, o
(b) para todo m ∈ ω ocurre que X 6⊂ m, y en este caso X ≈ ω.
6.2. OPERACIONES CON CARDINALES FINITOS 131
6.2. Operaciones con cardinales finitos
Ahora, vamos a considerar las operaciones básicas de conjuntos y de-
mostrar que la clase de conjuntos finitos es cerrada bajo estas operaciones.
Primero recordemos que en el capítulo 0 se dio la definición de suma y pro-
ducto de números naturales. En particular, si m ∈ ω entonces por inducción
se define
m + 0 = m, m · 0 = 0,
m + s(n) = s(m + n). m · s(n) = (m · n) + m.
Observemos que en particular, si m, n ∈ ω entonces m + n, m · n ∈ ω.
6.8. Proposición Sean x, y conjuntos finitos. Definimos m = |x| y n = |y|.
(a) Si x ∩ y = ∅, entonces |x ∪ y| = m + n.
(b) En general |x ∪ y| ≤ m + n.
Demostración. Empecemos probando el inciso (a) por inducción en n. Si
n = 0 entonces y = ∅, así que |x ∪ y| = |x| = m = m + 0 = m + n.
Para el paso inductivo pensemos que la conclusión se vale cuando n = k
y probémoslo para n = k + 1. Sea f : y → k + 1 una biyección, tomemos
a = f ← (k) y definimos z = y \ {a}. Entonces f z : z → k es biyectiva, es
decir, |z| = k. Por lo tanto, z es un conjunto de cardinalidad k que es ajeno
a x. Por hipótesis inductiva entonces existe una biyección g : x ∪ z → m + k.
Definimos h : x ∪ y → (m + k) + 1 por h = g ∪ {ha, m + ki}. Entonces h es
biyectiva, así que |x ∪ y| = (m + k) + 1 = m + (k + 1) = m + n. Esto concluye
la prueba de (a).
Para probar (b), consideremos los conjuntos z = x × {0} y w = y × {1}.
Consideremos las relaciones h0 = {ha, ha, 0ii : a ∈ x} y h1 = {hb, hb, 0ii : b ∈
y}. Entonces h0 : x → x × {0} y h1 : y → y × {1} son funciones biyectivas.
Por lo tanto, z y w son conjuntos finitos y además |z| = m y |w| = n. Lo
importante es que z∩w = ∅ por lo que podemos aplicar el inciso (a) y concluir
que |z ∪ w| = m + n. Finalmente, definimos una función H : x ∪ y → z ∪ w
por
ht, 0i, si t ∈ x, y
H(t) =
ht, 1i, si t ∈
/ x.
Es fácil ver que H es una función inyectiva, de lo que concluimos que x ∪ y 4
z ∪ w, así que |x ∪ y| ≤ m + n.
132 6.2. OPERACIONES CON CARDINALES FINITOS
6.9. Corolario Si x, y son conjuntos finitos entonces x ∪ y es finito.
Como usted sabe muy bien, es posible calcular la cardinalidad de una
unión de manera más precisa, pero para esto necesitamos definir la resta.
6.10. Definición Sean k, m, n ∈ ω tales que k + m = n. Entonces definimos
n − m = k.
Dejamos a usted probar en el ejercicio E.6.6 que siempre que m, n ∈ ω
y m ≤ n la resta n − m está bien definida. Usando esto se puede calcular
la cardinalidad de una unión de manera más explícita, véanse los ejercicios
E.6.8 y E.6.9.
Después de esto, sucede que podemos calcular la cardinalidad de un pro-
ducto cartesiano de manera mucho más fácil. Pero primero vamos a necesitar
la siguiente caracterización, cuya prueba dejamos a usted en los ejercicios.
6.11. Lema Sean m, n ∈ ω. Entonces
(a) m + n = m ∪ {m + i : i ∈ n}, y
(b) m · n = {m · j + i : i ∈ m, j ∈ n}.
6.12. Proposición Sean m, n ∈ ω. Entonces el producto cartesiano m × n
es equipotente al producto m · n.
Demostración. Definimos la función h : m × n → m · n por
h(hi, ji) = m · j + i
para hi, ji ∈ m × n. Por el lema 6.11 esta función está bien definida y es
suprayectiva. Ahora probemos la inyectividad.
Sean ha, bi, hc, di ∈ m × n y supongamos que ha, bi = 6 hc, di. Vamos a
probar que h(ha, bi) 6= h(hc, di). Dividimos nuestro análisis en dos casos: si
a = c o si a 6= c.
Si a = c entonces b 6= d; sin pérdida de generalidad podemos suponer
que b < d, es decir, que b ∈ d. Por el inciso (a) del lema 6.11 sabemos que
m · a + b ∈ m · a + d así que
h(ha, bi) = m · a + b ∈ m · a + d = m · c + d = h(hc, di).
En particular, h(ha, bi) 6= h(hc, di).
6.2. OPERACIONES CON CARDINALES FINITOS 133
Ahora supongamos que a 6= c; sin pérdida de generalidad podemos supo-
ner que a < c, es decir, a ∈ c. Como b ∈ m aplicamos el inciso (b) del lema
6.11 y obtenemos que m · a + b ∈ m · c. Si d = 0, obtenemos inmediatamente
que
h(ha, bi) = m · a + b ∈ m · c = m · c + d = h(hc, di).
Si d 6= 0, por el inciso (a) del lema 6.11 obtenemos que m · c ∈ m · c + d. Por
la transitividad de la relación ∈ en números naturales obtenemos que
h(ha, bi) = m · a + b ∈ m · c + d = h(hc, di).
Entonces h(ha, bi) 6= h(hc, di).
Por lo tanto, el producto de números naturales cumple nuestra intuición
de representar la cardinalidad del producto cartesiano.
6.13. Corolario El producto cartesiano de dos conjuntos finitos es finito.
Finalmente, ya tenemos todas las herramientas para poder probar lo si-
guiente.
6.14. Teorema La unión finita de conjuntos finitos es finita.
Demostración. Sea entonces S una colección finita de conjuntos finitos. Sea
m = |S| y consideremos una enumeración S = {xi : i < m}. Para cada i < m
sea ni = |xi | ∈ ω y de hecho tomemos una función biyectiva hi : xi → ni .
Consideremos A = {ni : i ∈ m} ⊂ ω, vamos a ver que A es finito. Para
esto, definimos una función f : A → m como
f (n) = mı́n{i < m : ni = n}
para todo n ∈ A. Por la definición de A, f está bien definida. Además, f es
inyectiva, así que A 4 m.
Ahora, dado que A es finito, porS el corolario 6.7, necesariamente existe
k ∈ ω tal que A ⊂ k. Definimos g : S → m por
g(y) = mı́n{i ∈ m : y ∈ xi }
S S
para todo y ∈ S. Ya estamos S listos para probar que S es finito, para
esto definimos una función h : S → m × k por
h(y) = hg(y), hg(y) (y)i
134 6.3. EXPONENCIACIÓN DE NÚMEROS NATURALES
S
si y ∈ S. Le dejamos a usted la tarea de probar que esta función S está
bien definida y es inyectiva. Por la proposición 6.12 concluimos que S es
finito.
6.3. Exponenciación de números naturales
Después de la suma y el producto, la siguiente operación que se define
en números naturales es la exponenciación. En el ejercicio E.2.7 ya se había
definido la exponenciación en el caso m = 2, así que esta definición es sólo
una generalización.
6.15. Definición Para m ∈ ω definimos recursivamente:
m·0 = 1,
m·(n+1) = m·n · m para todo n ∈ ω.
Hacemos notar el punto controversial del caso m = 0: De acuerdo con
nuestra definición 0·0 = 1 y 0·n = 0 si n 6= 0. Normalmente en cursos de
cálculo es común que se deje indefinida la expresión 0·0 ya que se trabaja con
límites de funciones donde tanto la base y el exponente son funciones que
convergen a 0, y el valor de un límite de este tipo no siempre es el mismo.
Sin embargo, en teoría de conjuntos es muy claro que nuestra definición es
la correcta1 ; pasemos a ver porqué.
Notemos que nuestros resultados (inciso (a) de la proposición 6.8 y pro-
posición 6.12) nos dicen que la suma y producto de números naturales coin-
ciden con nuestra intuición de qué significan. Sucede que en el caso de la
exponenciación también hay una interpretación, aunque no es tan conocida.
Recordemos que de acuerdo a la definición 4.38 el conjunto Y X se define
como el conjunto de funciones f con dom(f ) = X e im(f ) ⊂ Y .
Después de enunciar el siguiente lema, cuya prueba se deja en la sección
de ejercicios, pasamos a dar la relación entre la exponenciación y el conjunto
de funciones.
6.16. Lema
(a) Si x ≈ z y y ≈ w, entonces x × y ≈ z × w.
1
En general, se pueden dar argumentos para definir 0·0 como 0 o dejarlo indefinido.
Véase [10].
6.3. EXPONENCIACIÓN DE NÚMEROS NATURALES 135
(b) Si y ∩ z = ∅ entonces xy∪z ≈ xy × y z .
6.17. Proposición Sean m, n ∈ ω. Entonces m·n ≈ mn .
Demostración. Probemos la igualdad por inducción en n. Para n = 0 tenemos
que m·0 = 1 por definición y que el único elemento de m0 es la función vacía;
así que se da la igualdad.
Ahora, supongamos que n ∈ ω es tal que m·n ≈ mn . Por definición,
·(n+1)
m = (m·n ) · m. Pero según la proposición 6.12 tenemos que (m·n ) · m ≈
(m·n ) × m. Entonces, por el inciso (a) del lema 6.16 podemos concluir que
(m·n ) × m ≈ mn × m. Después, por el inciso (b) del lema 6.16 obtenemos que
mn × m ≈ mn+1 . Por transitividad de la relación equipotencia obtenemos
que m·(n+1) ≈ mn+1 . Esto completa la demostración.
Con esto, podemos demostrar las famosas «leyes de los exponentes», aun-
que claro, restringiéndonos a números naturales únicamente.
6.18. Corolario Sean k, m, n ∈ ω. Entonces
(i) k ·(m+n) = k ·m · k ·n ,
(ii) k ·mn = (k ·m )·n , y
(iii) (mn)·k = (m·k ) · (n·k ).
La prueba de este resultado se puede hacer basándose en la proposición
6.17, gracias a la cual sabemos que es suficiente probar igualdades de produc-
tos de conjuntos de funciones. Dejamos este trabajo a usted en los ejercicios.
Finalmente, una aplicación de la proposición 6.17 es que la clase de con-
juntos finitos es cerrado bajo conjunto potencia.
6.19. Corolario El conjunto potencia de un conjunto finito es finito.
Demostración. Es suficiente probar que si n ∈ ω entonces ℘(n) es finito.
Según la proposición 2.13, ℘(n) ≈ 2n . Por la proposición 6.17, 2n ≈ 2·n . Pero
por la definición de la exponenciación, 2·n ∈ ω. Entonces |℘(n)| = 2·n ∈ ω;
es decir, ℘(n) es finito.
136 6.4. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS SEGÚN DEDEKIND
6.4. Conjuntos finitos e infinitos según Dede-
kind
Al empezar a estudiar teoría ingenua de conjuntos, seguramente usted
tuvo la misma experiencia que el autor: la primera definición de conjuntos
finitos e infinitos que le enseñaron fue distinta de la que dimos en la defini-
ción 1.2. En esta sección vamos a estudiar la definición de infinito dada por
Dedekind, que es la que se da comunmente en cursos básicos, y veremos su
relación con la definición que dimos anteriormente.
6.20. Definición Sea X un conjunto. Diremos que
(i) X es D-infinito si existe Y ( X tal que X ≈ Y , y
(ii) X es D-finito si no es D-infinito.
En esta definición, la letra D es abreviatura de Dedekind. Es decir, otra
forma un poco más larga de llamar a estas definiciones es «Dedekind infinito»
y «Dedekind finito».
6.21. Lema Cualquier conjunto finito es D-finito.
Demostración. Basta demostrar que si n ∈ ω y f : n → n es una función
inyectiva, entonces forzosamente es suprayectiva.
Supongamos lo contrario, que existe k ∈ n \ im(f ). Notemos que esto im-
plica que n 6= 0 así que existe m ∈ ω tal que n = s(m). Primero consideremos
la función g : s(m) → s(m) tal que
i, si i ∈
/ {k, m},
g(i) = k, si i = m, and
m, si i = k.
para todo i ∈ s(m). Es decir, g es la permutación de s(m) que intercambia k
y m, y deja todos los demás elementos invariantes. Cláramente g es biyectiva
así que la composición g ◦ f es inyectiva. Observamos que im(g ◦ f ) ⊂ m.
Entonces la función g ◦ f es testigo de que s(m) 4 m.
Pero además m ⊂ s(m) implica que m 4 s(m) así que por el teorema
2.9 de Schöder-Bersnstein obtenemos que m ≈ s(m). Pero esto contradice al
lema 6.1. Por lo tanto, concluimos que nuestra suposición era erronea y en
efecto, f es suprayectiva.
6.4. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS SEGÚN DEDEKIND 137
Sucede que el lema 6.21 es lo único que se puede probar en ZF sin el
axioma de elección. Probar esto se sale de los objetivos del libro (véase [15,
Section 4.1] para conocer más detalles), pero lo que sí podemos probar es que
bajo AC se puede probar que ambos conceptos coinciden. Primero daremos
una caracterización bastante ilustrativa de los conjuntos D-infinitos.
6.22. Proposición Para un conjunto x, las siguientes condiciones son equi-
valentes:
(a) x es D-infinito,
(b) ω 4 x, y
(c) existe p ∈ x tal que x \ {p} ≈ x.
Demostración. Empecemos probando que (a) implica (b). Para esto, sea y (
x y tomamos una biyección h : x → y. Como y 6= x, existe p ∈ x \ y. Por
el teorema de recursión para ω 5.37 es fácil probar que existe una función
f : ω → x tal que f (0) = p y para cada n ∈ ω se cumple que f (s(n)) =
h(f (n)). Le dejamos a usted la tarea de demostrar que f definida así es
inyectiva. Entonces, ω 4 x y se cumple (b).
Ahora supongamos (b) y probemos (c). Para esto, supongamos que f : ω →
x es inyectiva. Definimos una función g : X → X tal que
x, si x ∈
/ im(f ) , y
g(x) =
f (n + 1), si x = f (n) para algún n ∈ ω.
No es difícil ver que la función g definida de esta forma es inyectiva y que
im(g) = X \ {f (0)}. Entonces se cumple (c).
Que (c) implique (a) es inmediato, lo que concluye con esta demostración.
6.23. Teorema (AC) Para todo conjunto x los siguientes son equivalentes:
(a) x es infinito, y
(b) x es D-infinito.
Demostración. Que (b) implica (a) se sigue del lema 6.21. Supongamos en-
tonces que x es infinito, vamos a probar que x es D-infinito.
Por AC y el teorema 5.50, existe α ∈ Ord tal que x ≈ α. Como x es
infinito, α ∈
/ ω, por lo que ω ⊂ α. Esto implica que ω 4 x, el cual es el inciso
(b) de la proposición 6.22. Por lo tanto, x es D-infinito.
138 6.4. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS SEGÚN DEDEKIND
Ejercicios
E.6.1 Demuestre que la función g definida en la demostración del lema 6.1
es biyectiva.
E.6.2 Demuestre que no existe ningún conjunto x tal que ℘(x) es equipotente
a ω.
E.6.3 Supongamos que X es un conjunto finito y R, S son relaciones de
orden parcial lineal en X. Demuestre que hX, Ri es orden isomorfo a hX, Si.
E.6.4 Demuestra que todo orden estricto lineal en un conjunto finito es un
buen orden.
E.6.5 Sean m, n ∈ ω.
(a) Si m ∈ n, use la proposición 6.8 para demostrar que existe k ∈ ω \ {0}
tal que m + k = n.
(b) Demuestre que la relación m ⊂ n se cumple si y sólo si existe k ∈ ω tal
que m + k = n.
(c) Explique porqué esto implica que la relación de orden de los naturales
coincide con la definida en el capítulo 0
E.6.6 Sean m, n ∈ ω tales que n ≤ m. Demuestra que la resta m − n de la
definición 6.10 está bien definida de manera única.
E.6.7 Sean a, b, c, d ∈ ω tales que b ≤ a y d ≤ c. Demuestre que a−b = c−d
si y sólo si a + d = c + b.
E.6.8 Sean x, y conjuntos finitos y definimos m = |x|, n = |y| y k = |x ∩ y|.
Demuestre que |x ∪ y| = (m + n) − k.
E.6.9 Sean x, y, z conjuntos finitos. Demuestre la siguiente igualdad
|x ∪ y ∪ z| = |x| + |y| + |z| − |x ∩ y| − |y ∩ z| − |z ∩ x| + |x ∩ y ∩ z|.
Existe una generalización de este resultado para cualquier colección finita de
conjuntos finitos, que se denomina principio de inclusión-exclusión.
6.4. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS SEGÚN DEDEKIND 139
E.6.10 Demuestre el lema 6.11.
E.6.11 Demuestra que la función h del teorema 6.14 está bien definida y es
inyectiva.
E.6.12 Demuestra el lema 6.16.
E.6.13 Usando la proposición 6.17, demuestre el corolario 6.18
E.6.14 Sea f la función definida en la prueba de (a) implica (b) de la
proposición 6.22. Por inducción en n ∈ ω, demuestre que f (n) 6= f (i) para
todo i < n. Esto da una prueba de la inyectividad de f .
E.6.15 Sean x, y conjuntos D-finitos. Prueba que los siguientes conjuntos
son D-finitos en ZF:
(a) x ∪ y, y (b) x × y.
E.6.16 Sea x un conjunto D-finito. Prueba que el conjunto
{f : f es función inyectiva, dom(f ) ∈ ω, im(f ) ⊂ x}
es D-finito en ZF.
E.6.17 Demuestra que si x es un conjunto infinito, entonces ℘(℘(x)) es
D-infinito en ZF.
(Sugerencia: para cada n ∈ ω, considera los subconjuntos de x que tienen
tamaño n.)
140 6.4. CONJUNTOS FINITOS E INFINITOS SEGÚN DEDEKIND
Capítulo 7
Equivalencias del axioma de
elección
Posiblemente la formulación que dimos del axioma de elección en la página
93 no es exáctamente igual a la que usted conocía. La razón de nuestra
elección de definición del AC es técnica, ya que en teoría de conjuntos los
ordinales son extremadamente útiles. Pero ni siquiera es claro qué tiene que
ver con «elección» esta definición. Para esto, definimos el concepto de función
de elección.
7.1. Definición Sea A tal que ∅ ∈/ A. Una función de elección para A es
función ϕ con dom(ϕ) = A y tal que para cada A ∈ A, ϕ(A) ∈ A.
Usualmente AC se enuncia como «todo conjunto que no tiene al vacío
como elemento, tiene función de elección». Antes de probar porqué esto es
equivalente a nuestra definición, hablemos un poco de la motivación de pre-
guntarnos sobre la existencia de funciones de elección.
Si A es un conjunto finito, no es difícil ver en ZF que hay una función
de elección para A, y de hecho se lo dejamos a usted en los ejercicios. Sin
embargo, si A es infinito, incluso si es equipotente con ω, la existencia de
una función de elección no siempre se puede deducir.
Vamos a tratar de explicar porqué con una alegoría muy famosa. Imagine-
mos que tenemos una colección infinita de pares de zapatos, y una colección
infinita de pares de calcetines, (podemos pensar en el caso más simple, que
están indexados por ω). Se nos presentan las siguientes dos tareas, que al
principio parecen ser parecidas.
141
142
Primero, debemos escoger, para cada par de zapatos, uno de los dos. Esto
es fácil ya que cada par de zapatos tiene dos tipos: un zapato derecho y
un zapato izquierdo. Entonces podemos dar una regla muy explícita de qué
hacer, escribimos: «para cada par, escogemos el zapato izquierdo». Aunque
nosotros, como seres humanos, no podamos «experimentar» a la infinidad de
zapatos a la vez, esta regla nos dice de manera clara sobre cuáles zapatos
nos estamos refiriendo. Entonces, si A es la colección de pares de zapatos,
aunque sea infinita, A tiene una función de elección.
La segunda tarea es hacer lo mismo con los pares de calcetines: elegir
uno de cada par. El problema aquí es que los dos calcetines de un par son
idénticos1 . Entonces no hay ninguna regla que nos permita elegir a los cal-
cetines «de golpe» como en el caso anterior. ¿Qué haría usted para resolver
esta tarea?
Una posibilidad sería tomar un par de calcetines y elegir uno de los dos
calcetines del par, y hacer esto para cada par de calcetines. Es claro que esto
se puede hacer si hay pocos pares. Si hay muchos2 es un poco más dífícil creer
que se pueda hacer. Pero definitivamente, si hay una infinidad de pares, aún
una cantidad numerable, este proceso no se puede terminar.
La conclusión es que no es posible resolver esta tarea, pues necesitamos
recursos infinitos. Dicho de otra forma, si A es la colección de pares de cal-
cetines, dudamos de la existencia una función de elección para A.
Ahora, ¿cómo se relaciona esta alegoría a las matemáticas formales? Re-
cuerde usted que dijimos en la introducción de la sección 3.1, todos los enun-
ciados de la teoría de conjuntos se escriben en un lenguaje de la TC. Como
usted ya debe de saber, hay sólo dos tipos de enunciados matemáticos: axio-
mas, que suponemos, y teoremas, que probamos3 . La demostración de un
teorema se lleva a cabo en una serie de pasos, cada uno justificado con axio-
mas, reglas de inferencia, o resultados que ya se han probado antes.
Entonces, podemos pensar que la demostración de un teorema es un texto
escrito con el lenguaje de la TC. Tal texto tiene una cantidad finita de sím-
bolos. Entonces, si escribimos una demostración, sólamente se vale escribir
una cantidad finita de símbolos. El proceso que describimos para el problema
1
Estamos pensando en una situación ideal, no real.
2
Por ejemplo, en el caso de que se requiera más tiempo que la duración de la vida en
la Tierra.
3
A algunos teoremas les ponemos nombres especiales como «lema», «proposición» o
«corolario», entre otros, pero formalmente todos son teoremas. Las definiciones sólo son
formas de abreviar enunciados más largos.
143
de los calcetines no se puede escribir en una cantidad finita de símbolos, ya
que necesitamos revisar cada par de calcetines de manera individual.
De manera más formal, la existencia de funciones de elección para conjun-
tos infinitos no se puede probar en la lógica de primer orden. Por eso es que
AC va más allá de los axiomas de ZF, y necesitamos dar un axioma especial
que justifique la existencia de funciones de elección.
Si usted desea leer más sobre el desarrollo histórico del axioma de elec-
ción, le recomendamos especialmente el libro [26]. Por cierto, hay filosofías
matemáticas que se toman este problema de manera muy seria: este es el fini-
tismo (véase [11]). Un finitista no acepta la existencia de conjuntos infinitos.
También existe una rama extrema del finitismo: el ultrafinitismo (véase [9]).
Un ultrafinitista ni siquiera acepta la existencia de ciertos conjuntos finitos
que no se puedan encontrar de manera práctica. La opinión del autor sobre
esto es que hacerse finitista no conviene, ya que uno se pierde de matemáticas
muy interesantes que se originan de conjuntos infinitos; en particular, gran
parte de las matemáticas modernas.
Ya terminada esta discusión, regresemos a las matemáticas para probar
que nuestra definición original del AC coincide con la existencia de funciones
de elección.
7.2. Proposición Supongamos únicamente los axiomas de ZF. Entonces los
siguientes enunciados son equivalentes:
(a) AC,
(b) para cada x existe α ∈ Ord tal que x ≈ α,
(c) para cada x existe una función de elección para ℘(x) \ {∅}, y
(d) si ∅ ∈
/ A, entonces existe una función de elección para A.
Demostración. La prueba de que (a) implica (b) se sigue del teorema 5.50.
Para probar que (b) implica (c) es suficiente suponer que x = α y construir
la función de elección. Lo que se hace es definir ϕ : ℘(α) \ {∅} → α por
ϕ(A) = mı́n A si ∅ 6= A ⊂ α; cláramente esta es una función de elección.
Notemos que las implicaciones «(b) implica (a)» y «(d) implica (c)» son
inmediatas.
Entonces basta con probar que (c) implica (b) para terminar esta demos-
tración. Sea X cualquier conjunto, tenemos que encontrar α ∈ Ord tal que
X ≈ α. Supongamos que ϕ : ℘(X) \ {∅} → X es una función de elección.
144
Tomamos también un conjunto p ∈ / X (véase el ejercicio E.3.11). Aplica-
mos recursión transfinita para construir una clase función F : Ord → V que
cumpla que
ϕ(X \ {F(β) : β < α}), si X 6⊂ {F(β) : β < α}, y
F(α) =
p, si X ⊂ {F(β) : β < α}.
para todo α ∈ Ord.
A continuación, lo que vamos a probar es que existe λ ∈ Ord tal que
X = {F(α) : α ∈ λ}. Para esto, consideremos las clases.
A = {α ∈ Ord : F(α) = p} y
/ A}4 .
B = {α ∈ Ord : α ∈
Notemos que se sigue directamente que
A = {α ∈ Ord : X ⊂ {F(β) : β < α}} .
Así que A es un segmento final: si α ∈ A y β ∈ Ord es tal que α < β,
entonces β ∈ A. También notemos que si α ∈ B entonces F(α) ∈ X.
Afirmación: Si α, β ∈ B y α 6= β entonces F(α) 6= F(β).
Probemos la afirmación. Sin pérdida de generalidad podemos suponer que
α < β. Como β ∈ B, entonces
F(β) = ϕ(X \ {F(γ) : γ < β}) ∈ X \ {F(γ) : γ < β} ⊂ X \ {F(α)},
lo cual implica que F(β) 6= F(a). Este completa la prueba de la afirmación.
Ahora probemos que A 6= ∅. Primero definimos el siguiente conjunto
Y = {x ∈ X : ∃α ∈ Ord (F(α) = x)},
el cual está bien definido por el esquema de especificación. Usendo el esquema
de reemplazo definimos la función f : Y → Ord donde
f (x) = mı́n{α ∈ Ord : F(α) = x}
4
Es decir, B = Ord \ A, pero esta notación no la habíamos definido para clases.
145
para cada x ∈ Y . De la afirmación se sigue facilmente que im(f ) = B. Pero
si f es una función, im(f ) es un conjunto. Por la paradoja de Burali-Forti,
teorema 5.49, se sigue que entonces A 6= ∅.
Sea entonces λ = mı́n A, el cual existe por el principio del buen orden
para clases, corolario 5.60. Por una parte, como λ ⊂ B se tiene que cumplir
que {F(α) : α < λ} ⊂ X. Pero como λ ∈ A la definición de A implica que
X ⊂ {F(α) : α < λ}. Es decir, se da la igualdad X = {F(α) : α < λ}. Esto
implica que X admite un buen orden y concluye con esta demostración.
Una de las aplicaciones de esta caracterización de AC es el siguiente re-
sultado, que seguramente usted ya conocía.
7.3. Corolario (AC) Si existe una función suprayectiva f : X → Y , entonces
Y 4 X.
Demostración. Si X = ∅ entonces necesariamente f = Y = ∅ y se cumple
X = ∅ = Y . Entonces supongamos que X 6= ∅. Por la proposición 7.2 existe
una función de elección ϕ : ℘(X) \ {∅} → X.
Para cada y ∈ Y , como f es suprayectiva tenemos que f ← (y) 6= ∅. En-
tonces podemos definir g : Y → X por g(y) = ϕ(f ← (y)) para todo y ∈ Y .
Notemos que si y0 , y1 ∈ Y y y0 6= y1 entonces f ← (y0 ) ∩ f ← (y1 ) = ∅.
Esto implica que g(y0 ) 6= g(y1 ). Por lo tanto, g es una función inyectiva y
Y 4 X.
En este momento podemos retomar una discusión del final de la sección
4.5. Si A = {Xj : j ∈ J}, donde J 6= ∅ y Xj 6= ∅ para cada jQ∈ J, entonces
toda función de elección para A es un elemento del producto {Xj : j ∈ J}.
De esto, podemos deducir lo siguiente.
7.4. Proposición Supongamos únicamente los axiomas de ZF. Entonces los
siguientes enunciados son equivalentes:
(a) AC, y
Q
(b) si J 6= ∅ y para cada j ∈ J, Xj 6= ∅, entonces {Xj : j ∈ J} =
6 ∅.
Sin embargo, hacemos la aclaración de que no siempre es necesario usar
AC para probar que un producto es distinto del vacío.
146
7.5. Ejemplo Sea J 6= ∅ yQpara cada j ∈ J sea Xj 6= ∅. En los siguientes
casos se puede afirmar que {Xj : j ∈ J} es distinto del vacío sin necesidad
de usar AC:
(1) si J es finito,
(2) si existe X tal que Xj = X para todo j ∈ J,
(3) si Xj está bien ordenado para cada j ∈ J, o
T
(4) si existe p tal que p ∈ {Xj : j ∈ J}.
Para cerrar este capítulo, vamos a hablar del famoso lema de Zorn. Este
es un enunciado que sirve para construir varios tipos de objetos maximales.
Por ejemplo, uno de los primeros usos de este resultado que el autor
conoció en su licenciatura en matemáticas fue el teorema de álgebra lineal
que dice que todo espacio vectorial tiene una base. Lo que se hace es tomar un
conjunto linealmente independiente y extenderlo a un conjunto linealmente
independiente maximal, es decir, uno que no está contenido propiamente
en otro. Tal conjunto linealmente maximal necesariamente es una base del
espacio vectorial en cuestión.
Este ejemplo no es aislado y, dependiendo de los temas que usted haya
estudiado, hay muchos casos en donde se puede utilizar el lema de Zorn.
Pues sucede que el lema de Zorn es una consecuencia de AC, pero además,
es equivalente a el. Entonces, enunciemos el lema de Zorn y probemos que es
equivalente a AC dentro de ZF.
7.6. Definición Sea hP, ≤i un conjunto parcialmente ordenado. Una cadena
en P es un subconjunto C ⊂ P que está linealmente ordenado por ≤, es decir,
si a, b ∈ C entonces a ≤ b o b ≤ a.
7.7. Definición El lema de Zorn es el siguiente enunciado.
Sea hP, ≤i un conjunto parcialmente ordenado con P 6= ∅. Supon-
gamos que toda cadena de P tiene una cota superior. Entonces
existe un elemento maximal en hP, ≤i.
7.8. Proposición Los siguientes son equivalentes en ZF.
(a) AC, y
147
(b) el lema de Zorn.
Demostración. Empecemos probando que AC implica el lema de Zorn. Sea
hP, ≤i un conjunto parcialmente ordenado con P 6= ∅ y tal que toda cade-
na de P tenga una cota superior. Sean p ∈ P y q ∈ / P (véase el ejercicio
E.3.11). Recordemos que la relación de orden estricto que corresponde a ≤
la denotamos por < (recuerde el lema 4.19); la estaremos usando varias veces
así que lo repetimos para que quede claro5 . Por AC existe una relación de
buen orden para P . Por el teorema de recursión definimos la clase función
F : Ord → P ∪ {q} tal que para todo α ∈ Ord:
(i) si α = 0, F(α) = p,
(ii) si α = β + 1 para algún β ∈ Ord y F(β) no es un elemento maximal
en P , entonces F(α) es el -mínimo elemento de P que es <-mayor
(estricto) que F(β),
(iii) si α ∈ Lim y Cα = {F(β) : β ∈ α} ⊂ P es una cadena en el orden ≤,
sea F(α) el -mínimo elemento de P que es cota superior de Cα con
respecto a ≤,
(iv) en cualquier otro caso, F(α) = q.
Nótese que en el caso en el que α ∈ Lim se está usando la hipótesis del
lema de Zorn. Análogamente a la prueba de la proposición 7.2 definimos las
siguientes dos clases.
A = {α ∈ Ord : F(α) = q} y
B = {α ∈ Ord : α ∈
/ A}.
Con un argumento similar al de la proposición 7.2 se puede probar que B es
un conjunto, así que A 6= ∅. Sea λ = mı́n A.
Afirmación 1: Si α, β ∈ λ y α ∈ β entonces F(α) < F(β).
Para probar la afirmación, probamos el siguiente enunciado por inducción
en γ ∈ λ: si α ∈ γ, entonces F(α) < F(γ). Si γ = 0 no hay nada que hacer,
así que tenemos dos casos.
5
En esta prueba usaremos múchos órdenes distintos así que le sugerimos que ponga
atención cuál se está usando en cada caso.
148
Primero, supongamos que γ = β + 1 para algún β ∈ Ord. Por hipótesis
de inducción, F(α) < F(β) para todo α ∈ β. Como γ ∈ λ, F(β) 6= q así que
en el paso γ no estamos en el caso (iv) de la construcción de F. Entonces
estamos en el caso (ii) y forzosamente F(β) < F(γ). Por transitividad de <
obtenemos que también F(α) < F(γ) si α ∈ β también.
Ahora, supongamos que γ ∈ Lim. Como γ ∈ λ, F(β) 6= q así que en el
paso γ no estamos en el caso (iv) de la construcción de F. Entonces estamos
en el caso (iii), y esto significa que F(γ) es un elemento de P que es cota su-
perior de Cγ . Sea α ∈ γ, como γ es límite, existe β ∈ Ord tal que α ∈ β ∈ γ.
Como F(β) ∈ Cγ tenemos que F(β) ≤ F(γ). Pero por nuestra hipótesis de
inducción tenemos que F(α) < F(β), así que usando la transitividad de ≤
y la antisimetría de < obtenemos que F(α) < F(γ). Esto prueba la primer
afirmación.
Afirmación 2: λ es un ordinal sucesor.
Por el caso (i) de la construcción de F, λ > 0. Supongamos que λ ∈ Lim y
lleguemos a una contradicción. Notemos que Cλ ⊂ P y es una cadena por la
Afirmación 1. Entonces, necesariamente estamos en el caso (iii) y F(λ) ∈ P .
Pero esto es una contradicción a la definición de λ. Entonces efectivamente,
λ es sucesor.
Sea µ ∈ Ord tal que λ = µ + 1. Ahora veamos qué ocurre en el paso λ
de la construcción de F. Como F(λ) = q, sabemos que en el paso λ de la
recursión no ocurre el caso (ii). Esto significa que parte de la hipótesis de
ese caso no se cumple. Es decir, F(µ) es un elemento maximal de hP, ≤i, que
es lo que queríamos encontrar.
Finalmente, probemos que el lema de Zorn implica el axioma de elección.
Sea X cualquier conjunto, vamos a ver que X admite un buen orden. Vamos
a definir un conjunto Z al cual aplicaremos el lema de Zorn, y el elemento
maximal que encontremos nos dará un buen orden de X. Consideremos el
conjunto
Z = {hA, W i : A ⊂ X ∧ W es un buen órden en A},
y definamos un orden ≤ en Z de la siguiente manera: dados hA0 , W0 i y
hA1 , W1 i en Z, diremos que hA0 , W0 i ≤ hA1 , W1 i si y sólo si A0 ⊂ A1 y
W1 ∩ (A0 × A0 ) = W0 .
149
Le dejamos a usted en los ejercicios que demuestre que la relación ≤
definida de esta manera es un orden parcial. Notemos que h∅, ∅i ∈ Z, así que
para aplicar el lema de Zorn es necesario probar que toda cadena de Z tiene
una cota superior. S
S Sea C ⊂ Z una cadena. Definimos Y = {A : hA, W i ∈ C} y WY =
{W : hA, W i ∈ C}. Le dejamos a usted la tarea de probar que hY, WY i ∈ Z
y que es cota superior de la cadena C.
Entonces podemos aplicar el lema de Zorn y obtenemos hZ, WZ i ∈ Z.
Observemos que Z ⊂ X. En caso de que Z 6= X, tomemos p ∈ X \ Z y
definamos
W 0 = WZ ∪ {hz, pi : z ∈ Z}.
En el ejercicio 5.39 ya se le pidió a usted que probara que W 0 es un buen
orden en Z ∪ {p}. Esto contradice la maximalidad de hZ, WZ i. Por lo tanto,
concluimos que Z = X y WZ es un buen orden en X. Esto completa la
demostración.
En la lista de ejercicios siguientes incluimos algunos problemas que se
pueden resolver usando el lema de Zorn.
Ejercicios
E.7.1 Usendo inducción demuestre que si A es un conjunto finito no vacío
con ∅ ∈
/ A, entonces existe una función de elección para A.
E.7.2 El ejercicio E.1.14 necesita del uso de AC (véase [15, sección 3.1]).
Revisa tu demostración y explica cómo es que se está usando.
E.7.3 En el ejercicio 1.16 se pidió demostrar que el conjunto
[N]n = {A ⊂ N : A ≈ n}
es equipotente con N para todo n ∈ N. Revisa tu demostración y asegúrate
que no usa AC.
E.7.4 Consideremos la demostración de que (c) implica (b) de la proposición
7.2. Explica con detalle cómo se usa el teorema de recursión para clases 5.65
para construir la clase función F.
150
E.7.5 Muestra que la afirmación hecha en el ejemplo 7.5 es correcta, expli-
cando cómo se prueba que el producto es distinto del vacío en cada uno de
los casos dados.
E.7.6 Demuestre que AC es equivalente en ZF al siguiente enunciado.
(∗) Para cada función suprayectiva f : X → Y existe una función
g : Y → X tal que g ◦ f = idX .
E.7.7 Demuestre que AC es equivalente en ZF al siguiente enunciado.
(∗) Para cada familia C de conjuntos no vacíos existe una subco-
lección D ⊂ C que es maximal con la propiedad de que A, B ∈ D
y A 6= B implica A ∩ B = ∅.
E.7.8 Llene los siguientes huecos en la demostración de que el axioma de
elección implica el lema de Zorn de la proposición 7.8.
(i) Explique cómo se usa el teorema de recursión para clases 5.65 para
definir la clase función F.
(ii) Explique cómo se prueba que B es un conjunto.
E.7.9 Llene los siguientes huecos en la demostración de que el lema de Zorn
implica el axioma de elección de la proposición 7.8.
(i) Demuestre que la relación ≤ definida es un orden parcial.
(ii) En la demostración de que Z cumple las hipótesis del lema de Zorn,
pruebe que la pareja hY, WY i construida está en Z y es una cota supe-
rior de la cadena C.
E.7.10 (AC) Use el lema de Zorn para demostrar que dados X y Y necesa-
riamente se cumple X 4 Y o Y 4 X.
(Sugerencia: Considera el conjunto de todas las funciones biyectivas con f
tales que dom(f ) ⊂ X e im(f ) ⊂ Y .)
E.7.11 (AC) Sea X un conjunto infinito.
151
(i) Use el lema de Zorn para demostrar que si X es un conjunto infinito,
entonces X × X ≈ X.
(Sugerencia: Considera el conjunto de todas las funciones biyectivas
f con dom(f ) = B × B, im(f ) = B, donde B ⊂ X.)
X
(ii) Demuestre que X ≈ X 2.
(iii) Demuestre que el conjunto
{f ∈ X X : f es inyectiva}
X
es equipotente a 2.
(iv) Demuestre que si Y 6= ∅ es tal que X ∩Y = ∅, entonces X ×Y ≈ X ∪Y .
E.7.12 (AC) Use el lema de Zorn para demostrar que si hP, ≤i es un con-
junto parcialmente ordenado, entonces existe un orden parcial en P tal
que ≤ ⊂ y además es lineal.
(Sugerencia: Considera el conjunto de todos los órdenes parciales que ex-
tienden a ≤.)
152
Capítulo 8
Aritmética cardinal
El objetivo de este capítulo es hacer algo similar a lo que hicimos en el
capítulo 6, pero ahora con conjuntos infinitos. De manera particular, vamos
a estudiar cómo se comporta la operación de «calcular cardinalidad» con
respecto a las operaciones básicas de teoría de conjuntos: unión y producto
cartesiano.
8.1. Cardinales infinitos
En esta primera sección vamos a dar algunas de las propiedades básicas
de cardinales, antes de empezar a hacer operaciones con ellos. Empezamos
con la siguiente notación.
8.1. Definición Abreviamos la clase de todos los cardinales como
Card = {κ ∈ Ord : κ es cardinal}.
Recordemos que ω ⊂ Card por el corolario 6.4. Primero, veamos el si-
guiente resultado que es evidencia que los cardinales infinitos tienen propie-
dades muy diferentes a los cardinales finitos.
8.2. Proposición Si κ ∈ Card y ω ≤ α, entonces κ ∈ Lim.
Demostración. Es suficiente probar que todo ordinal α ∈ Ord sucesor con
α ≥ ω no es un cardinal. Sea β ∈ Ord con β + 1 = α. Notemos que como ω
no es sucesor, ω < α y por lo tanto ω ≤ β. Definimos una función f : α → β
153
154 8.1. CARDINALES INFINITOS
de la siguiente manera:
γ + 1, si γ < ω,
f (γ) = γ, si ω ≤ γ < β, y
0, si γ = β.
para γ ∈ α. Dejamos a usted la tarea de ver que esta función es una biyección.
Por lo tanto, α ≈ β; como β < α entonces α no es un cardinal.
Ahora, por el corolario 6.5, ω ∈ Card. Además, ω1 ∈ Card es el primer
cardinal que es mayor que ω por la proposición 5.53. Una pregunta natural
es si se pueden seguir consiguiendo cardinales cada vez mayores. Usando el
AC, el teorema 2.7 implica que cada vez que κ es un cardinal, λ = |℘(κ)|
es un cardinal estrictamente mayor que κ. Sin embargo, nos gustaría poder
probar esto en ZF sin invocar el axioma de elección. Sucede que usando el
esquema de reemplazo es posible definir un cardinal sucesor de la siguiente
manera.
8.3. Definición Si κ ∈ Card, definimos
[
κ+ = {α ∈ Ord : ∃R ⊂ κ × κ (hκ, Ri es un conjunto bien ordenado)}.
Llamamos a κ+ el cardinal sucesor de κ.
Sucede que κ+ está bien definido y es un cardinal. Además de esto, κ+
es el mínimo cardinal mayor que κ con respecto a la relación ∈ y que no es
equipotente a κ. Sin embargo, la prueba de esto es completamente análoga a
la prueba de la proposición 5.53 y no la repetiremos.
Ahora, pensemos que empezamos en un cardinal κ, e iterando la operación
sucesor, obtenemos una sucesión de cardinales:
κ, κ+ , (κ+ )+ , ((κ+ )+ )+ , . . .
¿Existe un cardinal mayor que todos estos? La respuesta es positiva. Con-
densamos esta respuesta en el siguiente resultado que dejamos a usted probar.
8.4. Proposición Sea K ⊂ S Card tal que K 6= ∅ y K no tiene máximo (en
el orden ∈). Entonces λ = K ∈ Card y además, si κ ∈ K entonces κ < λ.
Sucede que usando recursión podemos definir una clase de cardinales, la
clase de los alefs1 de la siguiente manera.
1
Alef, ℵ, es la primera letra del alfabeto hebreo.
8.1. CARDINALES INFINITOS 155
8.5. Definición Por inducción en α ∈ Ord definimos ωα ∈ Card de la
siguiente manera:
si α = 0, sea ω0 = ω,
si α = β + 1 para algún β ∈ Ord, sea ωβ+1 = (ωβ )+ , y
S
si α ∈ Lim, sea ωα = {ωβ : β < α}.
Para cada α ∈ Ord también denotamos ℵα = ωα .
La definición 8.5 usa el axioma de reemplazo; le dejamos explicar esto a
usted en el ejercicio E.8.3. Entonces tenemos que {ωα : α ∈ Ord} ⊂ Card
y además forman una sucesión que es creciente tanto con la relación ∈ como
con ≺. Notemos que tenemos dos nombres para estos cardinales: por una
parte son omegas (ωα ) y por otra parte son alefs (ℵα ). Desde el punto de
vista formal, ambas notaciones denotan los mismos objetos (ℵα es el mismo
ordinal que ωα ).
¿Porqué se usan dos notaciones para el mismo objeto? Básicamente la di-
ferencia es en el concepto que quiere hacer uno énfasis. Si uno quiere ver a un
cardinal como un conjunto bien ordenado por la pertenencia, usualmente se
escribe ωα . Si uno quiere enfatizar el concepto de equipotencia, de «tamaño»,
se escribe ℵα .
Lo más interesante de esta clase de cardinales es que contiene a todos. Es
decir:
8.6. Proposición Si κ ∈ Card con κ ≥ ω entonces existe α ∈ Ord tal que
κ = ωα .
Demostración. Consideremos la clase A = {ωα : α ∈ Ord} y sea B = {κ ∈
Card : κ ≥ ω, κ ∈/ A}. Vamos a suponer que B 6= ∅ y llegar a una contra-
dicción. Por el principio del buen orden para clases (corolario 5.60), existe
λ = mı́n B. Notemos que λ 6= ω; así que hay dos casos.
Caso 1: existe κ ∈ Card tal que λ = κ+ .
Por la minimalidad de λ, existe β ∈ Ord tal que κ = ωβ . Pero entonces
por definición λ = ωβ+1 , lo cual es una contradicción. Por lo tanto, este caso
no es posible.
156 8.1. CARDINALES INFINITOS
Caso 2: no se cumple el caso 1.
Sea
S = {κ ∈ Card : ω ≤ κ < λ}.
Por la minimalidad de λ obtenemos que S ⊂ A. Entonces por el esquema de
reemplezo podemos considerar el conjunto de índices
J = {α ∈ Ord : ∃κ ∈ S (κ = ℵα )}.
Notemos que J de hecho es un conjunto transitivo: si α ∈ S y β ∈ Ord son
tales que β < α, entonces ωβ < ωα < λ así que ωβ ∈ λ y así β ∈ S. Por el
corolario 5.39, J ∈ Ord; escribamos2 µ = J. Notemos que entonces
S = {ωα : α < µ}.
S S
Vamos a probar que λ = S. Que S ⊂ λ es claro S (por ejemplo, se
sigue del ejercicio E.5.19)
S así que probemos que λ ⊂ S. Primero, como
S
ω ∈ S entonces ω = ω ⊂ S. Ahora, sea α ∈ λ \ ω. Como λ es un cardinal
infinito, κ = |α| ∈ Card, κ ≥ ω y κ ∈ λ. Entonces, como no estamos en
el caso 1, necesariamente κ+ ∈ λ. Además, α ≺ κ+ implica que α ∈ κ+ .
Entonces α está en el elemento κ+ de λ. S
Esto completa la prueba de que λ = S. Por la definición de ωµ obte-
nemos que λ = ωµ . Entonces, llegamos a una contradicción de nuevo. Por lo
tanto, nuestra suposición era falsa y concluimos que B = ∅.
Este resultado motiva la siguiente definición.
8.7. Definición Sea κ ∈ Card con κ ≥ ω.
(a) Diremos que κ es un cardinal sucesor si existe λ ∈ Card tal que κ = λ+ .
(b) En caso de que κ no sea cardinal sucesor y κ > ω, diremos que κ es un
cardinal límite.
Algo importante que hay que remarcar en este momento es que los con-
ceptos de ordinal sucesor y de cardinal sucesor no coinciden; análogamente
para cardinal límite y ordinal límite. Notemos que todo cardinal infinito es
2
Ahora que sabemos que J es un ordinal, escribámoslo con la notación de ordinales, es
decir, con letras griegas. Naturalmente esto no es algo que se requiera formalmente pero
psicológicamente es conveniente.
8.2. EXTRA: EL NÚMERO DE HARTOGS 157
un ordinal límite (proposición 8.2), pero algunos de ellos son cardinales suce-
sores y otros cardinales límite. Además, notemos que ω es un ordinal límite,
es un cardinal infinito pero no es cardinal sucesor ni cardinal límite.
8.2. Extra: el número de Hartogs
En esta sección nos gustaría analizar el siguiente problema en ZF (es
decir, sin el axioma de elección): si no podemos definir la cardinalidad de
un conjunto dado X, ¿existe algún cardinal h(X) que se «acerque» lo más
posible a |X|?
8.8. Definición Para cada conjunto X, el número de Hartogs es el ordinal
h(X) = mı́n{α ∈ Ord : α 64 X}.
Para probar que hX existe, consideramos el conjunto S de buenos órdenes
en X, es decir,
S = {hA, W i : A ⊂ X, W es buen orden en A}.
Notemos que por el esquema de especificación, S es un conjunto. Por el
esquema de reemplazo y el teorema 5.50 podemos definir f : S → Ord tal
que f (hA, W i) es el único ordinal que es isomorfo a hA, W i. Es claro que
im(f ) es un conjunto transitivo así que por el corolario 5.39, im(f ) ∈ Ord.
Entonces im(f ) es el ordinal h(X) que buscábamos.
8.9. Observación Si α ∈ Ord entonces h(α) = |α|+
Como consecuencia de esta observación, bajo AC se tiene que h(X) = |X|+
para todo X.
8.3. Suma y producto binario de cardinales
El objetivo de esta sección es generalizar las operaciones de suma y pro-
ducto para un par de cardinales infinitos, de tal forma que obtengamos análo-
gos de las proposiciones 6.8 y 6.12. Primero necesitamos definir lo que significa
la suma y producto de dos cardinales en general.
8.10. Definición Sean λ, κ ∈ Card.
158 8.3. SUMA Y PRODUCTO BINARIO DE CARDINALES
(a) La suma λ ⊕ κ se define como la cardinalidad del conjunto (λ × {0}) ∪
(κ × {1}).
(b) El producto λ ⊗ κ se define como la cardinalidad de λ × κ.
La razón por la que usamos los símbolos ⊕ y ⊗ para estas operaciones es
que los símbolos + y · que se usan para cardinales finitos, tienen otro signi-
ficado para ordinales (véase el apéndice C) así que usaremos estos símbolos
para evitar confusión.
Al ver la definición 8.10, una pregunta natural es si estas cardinalidades
están definidas sin el axioma de elección, o es necesario suponerlo. La res-
puesta es que no será necesario, ya que veremos que estos conjuntos admiten
un buen orden.
Para el caso de la suma, el conjunto (λ × {0}) ∪ (κ × {1}) se puede
ordenar usando el orden lexicográfico (definido en el ejercicio E.4.22); pero
vamos a dejar este caso como ejercicio para usted ya que el caso del producto
será suficiente para probar que tanto la suma como el producto están bien
definidos, y además podremos calcularlo. Para esto, definimos el siguiente
orden entre ordinales.
8.11. Definición Sean α, β, γ, δ ∈ Ord. Definimos hα, βi hγ, δi si se cum-
ple alguna de las condiciones siguientes:
máx{α, β} < máx{γ, δ}, o
máx{α, β} = máx{γ, δ} y α < γ, o
máx{α, β} = máx{γ, δ}, α = γ y β < δ.
El objetivo de la definición 8.11 es dar un «buen órden» para la clase de
ordinales; aunque como ya sabemos, los ordinales no forman un conjunto,
formalmente esto no es una relación como las habíamos definido.
La clase de parejas de ordinales la vamos a denotar por el símbolo obvio:
Ord × Ord = {hα, βi : α, β ∈ Ord}.
Para entender un poco más qué significa , para cada λ ∈ Ord conside-
ramos el conjunto
Lλ = (λ × {λ}) ∪ ({λ} × λ) ∪ {hλ, λi}.
8.3. SUMA Y PRODUCTO BINARIO DE CARDINALES 159
Podemos observar que de hecho
Lλ = {hα, βi : α, β ∈ Ord, máx{α, β} = λ}.
Si tomamos hα, βi, hγ, δi ∈ Ord × Ord dos parejas distintas y queremos
compararlas con , lo primero que hacemos es calcular κ = máx{α, β} y
λ = máx{γ, δ} y ver cuál es mayor entre κ y λ. Véase la figura 8.1a.
En caso de que κ = λ, primero se comparan α y γ. Si, por ejemplo,
α < γ, entonces hay dos casos. Lo primero que puede pasar es que γ = κ;
esto significa que hα, βi ∈ λ × {λ} y hγ, δi ∈ {λ} × (λ + 1), véase la figura
8.1b. La segunda opción es que γ < κ; en este caso hα, βi, hγ, δi ∈ λ × {λ}
como en la figura 8.1c.
Finalmente, si α = γ entonces se comparan β y δ. El caso en el que β < δ
se ve como en la figura 8.1d; notemos que necesariamente α = γ = κ en este
caso.
Ahora sí, enunciemos el resultado que nos dirá que es un «buen orden»
en la clase de los ordinales, pero de manera precisa.
8.12. Proposición
(a) Para todo α, β ∈ Ord se tiene que hα, βi hα,
6 βi.
(b) Si α, β, γ, δ, , ζ ∈ Ord son tales que hα, βi hγ, δi y hγ, δi h, ζi
entonces hα, βi h, ζi.
(c) Si S ⊂ Ord×Ord es un conjunto no vacío, entonces existe hα0 , β0 i ∈ S
tal que hα0 , β0 i hα, βi para cualquier hα, βi ∈ S \ {hα0 , β0 i}
En particular, para todo α ∈ Ord la relación α = ∩ (α × α) es un buen
orden en α × α.
Algo importante que usaremos es que los conjuntos de la forma α × α son
segmentos iniciales con la clase orden como dice el siguiente resultado.
8.13. Lema Sea α ∈ Ord. Entonces
α × α = {hβ, γi ∈ Ord × Ord : hβ, γi h0, αi}.
Dejamos la prueba de ambos resultados a usted en la sección de ejercicios.
Lo que vamos a hacer ahora es demostrar que para cualquier cardinal infinito
κ, el cuadrado κ × κ tiene tipo de orden κ. Esto, como ya sabe usted, no se
vale para cardinales finitos ya que n ≺ n · n para todo n ∈ ω \ {0}.
160 8.3. SUMA Y PRODUCTO BINARIO DE CARDINALES
hλ, λi
h0, λi
hα, βi hκ, κi
h0, κi
hκ, κi
h0, κi
hγ, δi
h0, 0i hκ, 0i hλ, 0i h0, 0i hκ, 0i
(a) Los conjuntos Lκ , Lλ en el caso (b) Caso en el que λ = κ, α < γ y
que κ < λ. γ = κ.
hα, βi hκ, κi hκ, κi
h0, κi h0, κi
hγ, δi
hγ, δi
hα, βi
h0, 0i hκ, 0i h0, 0i hκ, 0i
(c) Caso en el que λ = κ, α < γ y (d) Caso en el que λ = κ, α = γ = κ
γ < κ. y β < δ.
Figura 8.1: Clase Ord × Ord y dos parejas hα, βi ∈ Lκ y hγ, δi ∈ Lλ .
8.14. Teorema Sea κ ∈ Card con κ ≥ ω. Entonces hκ × κ, κ i es isomorfo
a hκ, ∈i.
Demostración. Supongamos lo contrario, y sea κ el mínimo cardinal infinito
tal que hκ × κ, κ i no es isomorfo a hκ, ∈i.
Primero veamos que κ > ω. Como ω × ω ≈ ω, para demostrar que
hω × ω, ω i es isomorfo a hω, ∈i solo hay que ver que
(∗) Si hm, ni ∈ ω entonces el conjunto de antecesores (←, hm, ni)
es finito.
Para probar esto, sea k = máx{m, n} + 1, notemos que hm, ni h0, ki así que
8.3. SUMA Y PRODUCTO BINARIO DE CARDINALES 161
(←, hm, ni) ⊂ (←, h0, ki). Como el lema 8.13 nos dice que k×k = (←, h0, ki),
entonces (←, hm, ni) es finito.
Entonces ya podemos suponer que κ > ω. Sea λ el tipo de orden de
hκ × κ, κ i.
Primero consideramos la función ∆ : κ → κ × κ tal que ∆(α) = hα, αi
para todo α ∈ κ. La función ∆ es inyectiva cláramente, así que κ 4 κ×κ ≈ λ.
Como κ es un cardinal esto significa que κ ≤ λ y por la definición de ambos
κ y λ entonces de hecho κ < λ.
Ahora, sea h : λ → κ × κ el único isomorfismo. Como κ < λ, κ ∈ dom(h)
y existe h(κ) = hβ0 , β1 i. Definimos β = máx{β0 , β1 , ω} + 1. Como κ > ω y κ
no es ordinal sucesor entonces β < κ. Sea τ = |β|, entonces ω ≤ τ < κ. Por
la definición de κ se tiene que hτ × τ, τ i es isomorfo a hτ, ∈i; en particular
|τ × τ | = τ .
Notemos que además β × β es un segmento inicial de κ × κ por el lema
8.13. Entonces, como h preserva el orden, h[κ] ⊂ β × β. Usando que h es
inyectiva obtenemos que κ ≤ |β × β|. Juntando todo lo que hemos dicho
obtenemos que
κ ≤ |β × β| = |τ × τ | = τ < κ.
Es decir, κ < κ, lo cual es una contradicción. Por lo tanto se cumple la
conclusión del enunciado.
Un corolario inmediato del teorema 8.14 es que |κ × κ| = κ para todo κ
cardinal infinito. Sucede que esto es suficiente para calcular las operaciones
binarias de cardinales infinitos, como dice el siguiente resultado.
8.15. Corolario Sean κ, λ ∈ Card con máx{κ, λ} ≥ ω y mı́n{κ, λ} > 0.
Entonces
κ ⊕ λ = κ ⊗ λ = máx{κ, λ}.
Demostración. Supongamos sin pérdida de generalidad que κ ≤ λ, así que
λ ≥ ω. Probemos la siguiente cadena de desigualdades:
(∗) λ 4 κ ⊕ λ 4 κ ⊗ λ 4 λ ⊗ λ ≈ λ.
Para λ 4 κ ⊕ λ usamos la función inyectiva f : λ → (κ × {0}) ∪ (λ × {1})
dada por f (α) = hα, 1i para toda α ∈ λ. Para κ ⊕ λ 4 κ ⊗ λ consideramos
162 8.3. SUMA Y PRODUCTO BINARIO DE CARDINALES
la función g : (κ × {0}) ∪ (λ × {1}) → κ × λ dada por
hα, 0i si hα, ii ∈ κ × {0},
g(hα, ii) = h0, α + 1i si hα, ii ∈ ω × {1}, y
h0, αi si hα, ii ∈ (λ \ ω) × {1}.
En la sección de ejercicios le pedimos a usted que pruebe que esta función
está bien definida y es inyectiva. La desigualdad κ ⊗ λ 4 λ × λ se sigue de
que κ × λ ⊂ λ × λ. Finalmente, λ ⊗ λ se sigue del teorema 8.14.
Como la cadena de desigualdades (∗) tiene a λ en ambos extremos, el
teorema de Shröder-Bernstein 2.9 implica que todos los ordinales intermedios
son equipotentes. Por lo tanto, se sigue el resultado.
Discutamos la necesidad de las hipótesis máx{κ, λ} ≥ ω y mı́n{κ, λ} > 0
en este corolario 8.15. Por una parte, el caso en el que uno de los cardinales
sea finito ya se exploró en el ejercicio E.0.14. Y si alguno de κ, λ es 0 pero el
otro no, entonces la suma κ ⊕ λ > 0 pero κ ⊗ λ = 0. Sin embargo, en el caso
que mı́n{κ, λ} = 0 también se tiene que (κ × {0}) ∪ (λ × {1}) ≈ máx{κ, λ},
así que podemos escribir lo siguiente.
8.16. Corolario Sean κ, λ ∈ Card con máx{κ, λ} ≥ ω. Entonces κ ⊕ λ =
máx{κ, λ}.
Como ejemplo del uso del corolario 8.16, podemos probar una observación
interesante e importante es que entre cualquier cardinal infinito κ y su suce-
sor, hay κ+ ordinales que son equipotentes a κ. Enunciamos esto de manera
precisa en el siguiente corolario 8.17.
8.17. Corolario Sea κ ∈ Card con κ ≥ ω. Entonces:
(a) |κ+ \ κ| = κ+ , y
(b) para todo α ∈ κ+ \ κ, |α| = κ.
Demostración. Para el inciso (a), hay que notar que κ+ es la unión de los
conjuntos ajenos κ y κ+ \κ. Cláramente κ ≥ ω por definición, así que podemos
aplicar el corolario 8.16 y concluir que,
κ+ = |κ+ | = máx{|κ|, |κ+ \ κ|} = máx{κ, |κ+ \ κ|}
así que necesariamente |κ+ \κ| = κ+ . Para el inciso (b), sea α ∈ κ+ \κ. Como
κ < α se tiene que κ ≤ |α|. Sin embargo, como κ+ es cardinal, |α| < κ+ .
8.4. SUMA Y PRODUCTO ARBITRARIO DE CARDINALES 163
Como κ+ es el siguiente cardinal después de κ, no queda de otra más que
|α| = κ.
8.4. Suma y producto arbitrario de cardinales
En esta sección definimos las operaciones con conjuntos infinitos de car-
dinales para generalizar la definición 8.10.
8.18. Definición (AC) Sea I =6 ∅ y para cada s ∈ I, sea κs ∈ Card.
Definimos los cardinales:
M [
κs = {κs × {s} : s ∈ I} , y
s∈I
O Y
κs = {κs : s ∈ I} .
s∈I
S
Notemos que si I es un conjunto bien ordenado, entonces como {κs ×
{s} : s ∈ I} se puede ordenarLcon el orden lexicográfico (véanse los ejercicios
E.4.22 y E.5.5) el cardinal s∈I κs está bien definido aunque no se suponga
AC. Sin embargo, para asegurar que el producto está bien ordenado, sí es
necesario usar AC; véase el ejercicio E.8.13 para tener una idea de porqué.
8.19. Ejemplo Algunos ejemplos concretos de operaciones con cardinales.
L L
(i) n∈ω 1 = ω (iii) α∈ω1 ω = ω1
N N
(ii) n∈ω 1 = 1 (iv) n∈ω 2 = c
Demostración. Para el inciso (i) basta con notar que {h0, ni Q : n ∈ ω} es
biyectable con ω. Para el inciso (ii) es suficiente notar que n∈ω 1 = {0},
donde 0 : ω → {0} es la función
L constante con valor 0. Para el inciso (iii),
notemos que por definición α∈ω1 ω = |ω × ω1 | y por el corolario 8.15,
|ω ×ω1 | = ω1 . Q
Finalmente, para el inciso (iii) hay que calcular la cardinalidad
del producto {2 : n ∈ ω} = ω 2. Por el teorema 2.15 y la proposición 2.13
este cardinal es c.
Para los casos en los que se hace un producto donde todos los factores
son iguales, tenemos la siguiente definición.
164 8.4. SUMA Y PRODUCTO ARBITRARIO DE CARDINALES
8.20. Definición (AC) Sean λ, κ ∈ Card. El cardinal del conjunto de fun-
ciones λ κ se denotará por κλ . Además,
κ<λ = sup {κθ : θ ∈ Card, θ < λ}.
El ejemplo más conocido de esta notación es que c = 2ℵ0 como lo expli-
camos en el ejemplo 8.19(iv).
8.21. Teorema Sea I 6= ∅ bien ordenado y para cada i ∈ I sea κi ∈ Card
L κi 6= 0. Denotamos λ = sup ({|I|} ∪ {κi : i ∈ I}). Si λ ≥ ω entonces
con
i∈I κi = λ.
S
Demostración. Sea X = {κi × {i} : i ∈ I}, calculemos su cardinalidad.
Primero, sea i ∈ I. La función fi : κi → X dada por fi (α) = hα, ii
para todo α ∈ I es una función inyectiva. Por lo tanto, κi 4 X. Ahora,
consideramos la función g : I → X dada por g(i) = h0, ii para todo i ∈ I.
Como g es inyectiva obtenemos que I 4 X. Por la definición de λ obtenemos
que efectivamente λ ≤ |X|.
Además, notemos que por la definición de λ se tiene que X ⊂ λ × λ. Por
hipótesis, λ es infinito, así que por el corolario 8.15 obtenemos que |X| ≤
|λ × λ| = λ. Por lo tanto, tenemos las dos desigualdades y |X| = λ.
Podemos dar algunos ejemplos del teorema 8.21. No hacemos la demos-
tración ya que se sigue directamente de aplicar el teorema. Sin embargo, para
el segundo ejemplo se requiere que α ≤ ℵα , lo cual está en el ejercicio E.8.5.
8.22. Ejemplo Ejemplos de cálculo de suma de cardinales.
(a) Si κ, λ ∈ Card con ω ≤ mı́n{κ, λ}, entonces
M
λ = máx{κ, λ}.
α∈κ
(b) Si α ∈ Lim entonces
M
ℵβ = ℵα .
β<α
Del teorema 8.21 podemos acotar la cardinalidad de una unión arbitraria.
8.4. SUMA Y PRODUCTO ARBITRARIO DE CARDINALES 165
8.23. Corolario (AC) Sea {Xs : s ∈ I} una familia de conjuntos. Entonces
[ M
{Xs : s ∈ I} ≤ |Xs |.
s∈I
Desafortunadamente el producto
N de cardinales no es fácil de calcular. El
ejemplo más claro es calcular n∈ω 2, que ya vimos en el ejemplo 8.19 es igual
a c; como ya hemos mencionado, el valor específico de c es independiente de
ZFC. Lo mejor que podemos hacer en este momento es dar cotas inferiores
en los siguientes resultados.
6 ∅ y para cada i ∈ I sea κi ∈ Card con κi ≥ 2.
8.24. Teorema (AC) Sea I =
Entonces M O
κi ≤ κi .
i∈I i∈I
Demostración. Separemos el teorema en dos casos. Si |I| es finito y κi es
finito para cada i ∈ I, el enunciado que queremos probar es un enunciado
sobre números naturales. Dejamos este caso a usted en el ejercicio E.8.15.
Entonces supongamos que I es infinito o existe i ∈ I tal que κi es infinito.
Q
Empezamos definiendo para cada j ∈ I y α ∈ κj la función fj,α ∈ i∈I κi
definida como
0, si i 6= j y
fj,α (i) =
α, si i = j.
para todo i ∈ I. Después, definimos la función
!
[ Y
ϕ: (κi × {i}) → I × κi
i∈I i∈I
dada por ϕ(hα, ii) = hi, fi,α i para i ∈ I y α ∈ κi . Consideramos también la
función Y
ψ: I → κi
i∈I
dada por
0, si i 6= j y
ψ(j)(i) =
1, si i = j.
para j, i ∈ I. Notemos que ambas ϕ y ψ Lson inyectivas. N
De que ϕ sea inyectiva se sigue que
N i∈I κi ≤ |I| ⊗ i∈I κi . De que
ψ sea inyectiva se sigue que |I| ≤ i∈I κi . Notemos que además por las
166 8.4. SUMA Y PRODUCTO ARBITRARIO DE CARDINALES
N
hipótesis de infinitud que supusimos, máx{|I|, i∈I κi } es infinito. Por el
corolario 8.15 concluimos que
! ( )
M O O O
κi ≤ |I| ⊗ κi = máx |I|, κi = κi .
i∈I i∈I i∈I i∈I
En el caso finito, ya sabemos todos por nuestra experiencia que en general
el producto es mayor que la suma. Sucede que hay una manera de formalizar
este resultado en aritmética cardinal de manera general.
8.25. Teorema (Lema de König) (AC) Sea I 6= ∅ y para cada i ∈ I sean
κi , λi ∈ Card tales que 0 < κi < λi . Entonces
M O
κi < λi .
i∈I i∈I
Demostración.
L L notemos que como κi ≤ λi para cada i ∈ I obtene-
Primero
mos que i∈I κi ≤ i∈I λi . Como entonces Lλi ≥ 2 para
N cada i ∈ I, podemos
aplicar el teorema 8.24
L para obtener
N que λ
i∈I i ≤ i∈I λi . Por transitivi-
dad obtenemos
L N i∈I κi ≤ i∈I λi . Entonces lo único que falta probar
que
es que i∈I κi 6= i∈I λi .
Para esto, supongamos que
[ Y
ϕ: (κi × {i}) → λi
i∈I i∈I
es una función, y veamos que no puede ser suprayectiva. Dado i ∈ I, como
κi < λi , aplicando el corolario 7.3 podemos encontrar
xi ∈ λi \ {ϕ(hα, ii)(i) : α ∈ κi }.
Q
Entonces definimos x ∈ i∈I λi de tal forma que x(i) = xi para cada i ∈ I.
Por nuestra elección, es claro que x ∈/ im(ϕ) y por lo tanto, ϕ no puede ser
suprayectiva.
Si a usted le pareció familiar la demostración del lema de König, quizá
recordó la técnica de diagonalización del teorema 2.7. Efectivamente, el lema
de König usa un tipo de diagonalización, y de manera tal vez no tan sorpren-
dente, se puede usar par dar otra prueba del teorema de Cantor (teorema
2.1) de la siguiente forma.
8.5. COFINALIDAD 167
8.26. Corolario 2ℵ0 > ℵ0 .
Demostración. Sea I = ω y para cada i ∈ I tomamos los cardinales κi = 1 y
λi = 2. Notemos que 0 < κ1 < λi para cada i ∈ I, así
L que podemosN invocar
el lema de König (teorema 8.25) para concluir que i∈I n ∈ ω1 < n∈ω 2.
Pero por el ejemplo 8.19 obtenemos que
M O
ℵ0 = ω = 1< 2 = 2ω = 2ℵ0 .
n∈ω n∈ω
De igual manera se puede obtener el teorema 2.7 como corolario, de ma-
nera análoga (suponiendo AC).
8.27. Corolario Si κ ∈ Card entonces 2κ > κ.
Aprovechamos este momento que ya tenemos suficiente motivación para
hacer la siguiente definición.
8.28. Definición La hipótesis generalizada del continuo, denotada GCH, es
la afirmación de que para todo κ ∈ Card con κ ≥ ω se tiene que 2κ = κ+ .
Claramente GCH implica CH por lo que no se puede deducir de ZFC. De
hecho, GCH también es independiente de ZFC, aunque esto se sale de los
objetivos de este libro.
8.5. Cofinalidad
En esta última sección vamos a estudiar el concepto de la cofinalidad. De
forma parecida a la cardinalidad, podemos definir un tipo especial de ordina-
les, los regulares, que serán diferentes a todos los anteriores con respecto a la
cofinalidad. Sin embargo, la cofinalidad es una forma más fina de distinguir
a los ordinales que la cardinalidad. Vamos a empezar motivando la definición
de cofinalidad con el siguiente resultado.
8.29. Lema Sea α ∈ ω1 con α ∈ Lim. Entonces existe una función f : ω → α
con las siguientes dos propiedades:
(i) para todo m, n ∈ ω, m < n implica f (m) < f (n), y
168 8.5. COFINALIDAD
(ii) para todo β ∈ α existe m ∈ ω tal que β < f (m).
Demostración. Como α es numerable, podemos fijar una biyección g : ω → α.
Recursivamente, definimos f : ω → α de tal manera que f (0) = 0 y
f (n + 1) = máx{f (n), g(n)} + 1
si n ∈ ω.
De la definición de f se sigue directamente que f (n) < f (n + 1) para
todo n ∈ ω, así que se sigue (a). Para probar la condición (b), dado β ∈ α
sea k ∈ ω tal que g(k) = β. Entonces por la definición de f obtenemos que
β < f (k + 1), que es lo que queríamos.
Podemos interpretar este resultado de la siguiente manera. Cualquier or-
dinal límite numerable α se puede «atravesar» en ω pasos, sin necesidad de
pasar por todos los elementos de α. Formalizamos esta idea con la siguiente
definición.
8.30. Definición Sean α, β ∈ Ord. Una función f : α → β es cofinal si para
todo γ ∈ β existe δ ∈ α con f (δ) ≥ γ.
Notemos que para todo α ∈ Ord la función identidad idα : α → α es
cofinal, así que nos podemos preguntar por el mínimo ordinal que admite
una función cofinal a α.
8.31. Definición Dado α ∈ Ord, definimos su cofinalidad , denotada por
cof(α), como el mínimo β ∈ Ord tal que existe una función cofinal f : β → α.
Notemos que cof(0) = 0 ya que la identidad (que en este caso es la función
vacía) es cofinal. Además, para todo α ∈ Ord, la relación {h0, αi} es una
función cofinal de 1 a α + 1; así, cof(α + 1) = 1. Por lo tanto, la cofinalidad
es una noción trivial en el caso del ordinal 0 y los ordinales sucesores. Dado
que los ordinales límites no tienen elemento máximo, podemos observar lo
siguiente.
8.32. Observación Si α ∈ Lim, entonces cof(α) ∈ Lim y, en particular,
cof(α) ≥ ω.
Del lema 8.29 y la observación 8.32 deducimos lo siguiente.
8.33. Corolario Si α ∈ Lim con α ∈ ω1 , entonces cof(α) = ω.
8.5. COFINALIDAD 169
Lo interesante es que además de ω y todos los ordinales numerables, hay
otros ordinales con cofinalidad ω, inclusive, hay cardinales con esta propiedad.
8.34. Ejemplo cof(ℵω ) = ω.
Demostración. Por el observación 8.32 tenemos que cof(ℵω ) ≥ ω. Para ver
que cof(ℵω ) ≤ ω basta con considerar la función cofinal f : ω → ℵω tal que
f (n) = ℵn para todo n ∈ ω.
La cofinalidad es una propiedad importante, así que los ordinales que son
iguales a su cofinalidad tienen un nombre especial.
8.35. Definición Sea α ∈ Lim.
(a) Si cof(α) = α, diremos que α es un ordinal regular .
(b) Si cof(α) < α, diremos que α es un ordinal singular .
Entonces ω es regular, cualquier ordinal numerable mayor que ω es sin-
gular y ℵω es singular. Primero, notemos que ser regular es una propiedad
que implica ser cardinal.
8.36. Proposición Todo ordinal regular es un cardinal.
Demostración. Sea α ∈ Lim tal que α = cof(α). Tomamos κ = |α| y notemos
que toda biyección f : κ → α es una función cofinal. Por lo tanto cof(α) ≤ κ,
con lo que α ≤ κ. Pero como κ = |α|, también se tiene que κ ≤ α. Concluimos
que κ = α y así, α ∈ Card.
Por lo tanto, la clase de ordinales regulares es una subclase de la clase de
cardinales. De ahora en adelante, en vez de decir «ordinal regular» diremos
«cardinal regular» ya que ambas nociones son equivalentes. Como corolario,
se puede probar que la cofinalidad siempre es un cardinal. Para probarlo,
necesitamos lo siguiente, que dejamos a usted en la sección de ejercicios.
8.37. Lema Para todo α ∈ Ord se tiene que cof(cof(α)) = cof(α).
8.38. Corolario Para todo α ∈ Ord se tiene que cof(α) ∈ Card.
Demostración. Si α = 0 o α es sucesor, se tiene que cof(α) ∈ ω así que
cof(α) ∈ Card. Ahora supongamos que α ∈ Lim. Por la observación 8.32
170 8.5. COFINALIDAD
concluimos que cof(α) ∈ Lim. Por el lema 8.37 concluimos que cof(α) es
regular así que aplicando la proposición 8.36 obtenemos que cof(α) ∈ Card.
Además de ω, ¿qué otros cardinales son regulares? Sucede que AC nos da
una clase propia de ejemplos de cardinales regulares.
8.39. Teorema (AC) Si κ ∈ Card con κ ≥ ω, entonces κ+ es regular.
Demostración. Sea f : κ → κ+ una función cualquiera, vamos a demostrar
que no es cofinal. Esto implica que κ < cof(κ+ ). Por el corolario 8.38, cof(κ+ )
es un cardinal, así que necesariamente cof(κ+ ) = κ+ .
Definimos el conjunto
[
λ= {f (α) : α ∈ κ}.
Por el lema 5.42 obtenemos que λ ∈ Ord. Para cada α ∈ κ como f (α) ∈ κ+
concluimos que |f (α)| ≤ κ. Por el corolario 8.23 concluimos que |λ| ≤ κ.
Por lo tanto, λ < κ+ . Pero esto implica que para todo α ∈ κ se tiene que
f (α) ≤ λ. Es decir, f no es una función cofinal. Por lo discutido arriba, esto
prueba el resultado.
8.40. Corolario Para todo n ∈ ω, ℵn es un cardinal regular pero ℵω es un
cardinal singular.
Algo interesante es que el teorema 8.39 en realidad necesita AC. De hecho,
hay un modelo de ZF (en el que falla AC) en el que cof(ω1 ) = ω, véase [18,
sección 10.1]. Una pregunta natural en este momento es si existirán cardinales
límites que sean regulares, estos son los cardinales débilmente inaccesibles de
los que habló Hausdorff y dijo3 que:
Entonces, si hay cardinales límite regulares (y aún no ha sido
posible descubrir una contradicción en esta suposición), entonces
el más pequeño de ellos es de un tamaño tan exorbitante que para
los propósitos usuales de la teoría de conjuntos muy difícilmente
será considerado.
3
Esta es una traducción e interpretación de lo que escribió Hausdorff en su Gründzuge
der Mengenlehre, véase [12, pág.131].
8.5. COFINALIDAD 171
Este es uno de esos ejemplos cuando incluso los más brillantes se equi-
vocan, ya que actualmente hay un área de teoría de conjuntos que estudia
cardinales que son más grandes que el primer cardinal débilmente inaccesi-
ble. Sin embargo, la existencia de los cardinales débilmente inaccesibles no
se puede probar en ZFC. Y por si fuera poco, además el enunciado
ZFC+«existe un cardinal débilmente inaccesible»
no se puede probar consistente con ZFC, y esto es consecuencia del famoso
segundo teorema de incompletez de Gödel. Estos conceptos van más allá de
los objetivos de este libro, por lo que le sugerimos que consulte un libro más
avanzado, por ejemplo [17, theorem 12.12].
Para cerrar este capítulo, vamos a dar una aplicación de la cofinalidad
para la resolución de la hipótesis del continuo.
8.41. Teorema (König) (AC) Si κ ∈ Card con κ ≥ ω, entonces cof(2κ ) > κ.
Demostración. Empezamos tomando una función f : κ → 2κ , tenemos que
probar que f no es cofinal. Vamos a usar el lema de König para productos,
teorema 8.25. Para esto, sea I = κ y para cada α ∈ κ, sea κα = |f (α) + 1|. y
λα = 2κ . Como 2κ ∈ Lim obtenemos que 0 < κα < λα para todo α ∈ κ, así
que podemos usar el teorema teorema 8.25 y obtener que
M O
(∗) |f (α) + 1| < 2κ .
α∈κ α∈κ
Usando el teorema 8.21 podemos deducir que el lado izquierdo de la desigual-
dad (∗) es igual a κ. Y el lado derecho es igual a (2κ )κ , que a su vez es igual
a 2κ por la ley exponencial (ejercicio E.2.23) y el corolario 8.16.
Sucede que aplicando este resultado, podemos obtener información del
tamaño del continuo.
8.42. Corolario cof(c) > ω.
Sucede que el corolario 8.42 es el único impedimento en ZFC para el valor
de c. De manera más explícita: para cada κ ∈ Card tal que cof(κ) > ω,
es posible encontrar un modelo de ZFC en el que κ = c. La prueba de este
resultado ocupa el método de forcing, el cual se sale de los objetivos de este
libro. Le recomendamos a usted que consulte el libro de Kunen [24] en el
que se da esta teoría que permite resolver el problema de la hipótesis del
continuo. En particular, veáse [24, Theorem IV.3.13].
172 8.5. COFINALIDAD
Ejercicios
E.8.1
(i) Demuestre que la función f definida en la prueba de la proposición 8.2
es biyectiva.
(ii) Sea α ∈ Ord tal que ω ≤ α. Demuestre que de hecho se cumple que
α + ω ≈ α.
E.8.2 Demuestre que el cardinal κ+ de la definición 8.3 está bien definido,
es un cardinal y además es el mínimo cardinal mayor que κ con respecto a
la relación ∈ y que no es equipotente a κ.
E.8.3 Explique cómo se usa el esquema de reemplazo en la definición 8.5.
E.8.4 Demuestre la proposición 8.4.
E.8.5 Demuestre que α ≤ ωα para todo α ∈ Ord.
E.8.6 Definimos inductivamente un cardinal γn para n < ω de la siguiente
manera:
γ0 = ℵ0 ,
γn+1 = ℵγn para todo n < ω.
Sea γ = sup{γn : n < ω}.
(a) Explique como se usa el teorema de recursión para naturales para de-
finir esta sucesión.
(b) Demuestre que γ ∈ Card y que de hecho ℵγ = γ.
(c) Demuestre que además γ es el mínimo κ ∈ Card tal que ℵκ = κ.
E.8.7 Usando el número de Hartogs demuestre que las siguientes dos con-
diciones son equivalentes en ZF:
(i) AC, y
8.5. COFINALIDAD 173
(ii) para cualesquiera X, Y se tiene que X ≺ Y , Y ≺ X o X ≈ Y .
E.8.8 Demuestre la proposición 8.12.
E.8.9 Demuestre el lema 8.13.
E.8.10 Demuestre que la función g construida en el corolario 8.15 está bien
definida y es inyectiva.
E.8.11 En este ejercicio damos una prueba directa del corolario 8.17 (a)
que no pase por lo que hicimos en la sección 8.3.
(i) Demuestre que si α ∈ Ord entonces existe un único β ∈ Lim y un
único n ∈ ω tales que α = β + n.
(ii) Sea κ ∈ Card con κ > ω. Definimos f : κ × 2 → κ de la siguiente
manera. Dado α ∈ κ sean λα ∈ Lim y nα ∈ ω tales que α = λα + nα .
Entonces f (hα, ii) = λα + (nα · 2 + i) para i ∈ 2. Demuestre que f es
una función biyectiva.
(iii) Explique cómo usar el inciso anterior para probar el corolario 8.17 (a).
E.8.12 Sean κ, λ ∈ Card y consideremos el conjunto X = (κ × {0}) ∪ (λ ×
{1}). Consideremos a X con el orden lexicográfico definido en el ejercicio
E.4.22; por el ejercicio E.5.5, X está bien ordenado.
(i) Demuestre que si κ = λ entonces X es isomorfo a κ.
(ii) Muestre que en general si κ ≤ λ entonces X es isomorfo a λ.
(iii) ¿Es X isomorfo a κ si λ < κ?
E.8.13 Sea I un conjunto infinito Q y para cada i ∈ I sea κi ∈ Card con
κi ≥ 2. Demuestre que si el producto i∈I κi admite un buen orden, entonces
el conjunto ℘(I) admite un buen orden.
E.8.14 (AC) Si κ, λ ∈ Card y λ ≥ ω. Definimos
[
θ= {α κ : α < λ} .
174 8.5. COFINALIDAD
(i) Si λ es un cardinal límite, demuestre que θ = κ<λ .
(ii) Si λ = µ+ , demuestre que θ = máx{κµ , λ}.
E.8.15 Demuestre el teorema 8.24 en el caso en el que |I| es finito y κi es
finito para cada i ∈ I.
(Sugerencia: Revise su solución del ejercicio E.0.14 y use inducción.)
E.8.16 Demuestra que las funciones ϕ y ψ del teorema 8.24 están bien
definidas y son inyectivas.
E.8.17 Sea ξ ∈ Lim y {κα : α < ξ} ⊂ Card tal que α < β < ξ implica
0 < κα < κβ . Usa el lema de König para demostrar que
M O
κα < κα .
α<ξ α<ξ
(Sugerencia: Sea λα+1 = κα para α < ξ y λβ = 1 si β = 0 o β ∈ Lim con
β ∈ ξ)
E.8.18 (AC) Demuestre que κκ = 2κ para todo κ ∈ Card con κ ≥ ω.
E.8.19 (AC) Demuestre que para cada κ ∈ Card existe λ ∈ Card tal que
κ < λ y λω = λ.
E.8.20 (AC) Demuestre que
Y
n = 2ℵ0 .
0<n<ω
E.8.21 (AC) Si α ∈ ω1 demuestre que
ℵ , si β = n ∈ ω,
n
Y
ℵβ = ℵωα , si α ∈ Lim, .
β<α ℵω ⊗ ℵ , si α = β + n donde β ∈ Lim, n ∈ ω.
β α
(Sugerencia: Use inducción en α. Note que el caso α ∈ Lim en realidad se
tiene que analizar como dos casos distintos, dependiendo si α = β + ω para
algún β ∈ Lim, o no.)
8.5. COFINALIDAD 175
E.8.22 Demuestra que si α ∈ ON es límite, entonces cof(ωα ) = cof(α).
E.8.23 Demuestre el lema 8.37.
E.8.24 Dados α, β ∈ Ord demuestre que
(ℵα+1 )ℵβ = (ℵα )ℵβ ⊕ ℵα+1 .
Esta igualdad se conoce como la igualdad de Hausdorff .
(Sugerencia: Separe en dos casos dependiendo cual de α y β es mayor. En
caso de que β ≤ α, use que ℵα+1 es regular.)
E.8.25 Suponiendo CH pero no GCH, demuestre que para todo 1 ≤ n < ω,
(ωn )ω = ωn .
(Sugerencia: Use inducción y que cof(ωn ) > ω para 1 ≤ n < ω.)
E.8.26 (AC) Sea κ ∈ Card con κ ≥ ω. Demuestre que κ es regular si y sólo
y {Xα : α < λ} son conjuntos tales que |Xα | < κ para
si cada vez que λ < κ S
cada α < λ entonces | α<λ Xα | < κ.
E.8.27 (AC) Sea κ ∈ Card tal que ω ≤ κ < κω . Supongamos que λ es el
mínimo cardinal tal que κ < λω . Demuestre que cof(λ) = ω.
E.8.28 (AC) Demuestre que 2<c = c<c .
E.8.29 (AC) Demuestre que si 2<c = c entonces c es regular.
176 8.5. COFINALIDAD
Apéndice A
Construcción de los enteros,
racionales y reales
El objetivo de este apéndice es mostrar el poder de los conceptos vistos
en el capítulo 4, que nos permiten constuir varios de los objetos matemáticos
clásicos dentro de la TC: los enteros Z, los racionales Q y los reales R. Nuestra
única suposición es que ya conocemos el conjunto N de números naturales
(el cual constuimos con cuidado en la sección 5.3). A partir de N y sus
propiedades (mencionadas en el capítulo 0) podemos construir Z, Q y R,
además de deducir todas sus propiedades.
En los tres casos vamos a usar la siguiente técnica. Empezaremos con
un conjunto M de números y a partir de este, por medio de operaciones de
conjuntos, definiremos otro conjunto N y una función inyectiva i : M → N .
La idea es que N será una «expansión» de M para incluir más tipos de
números.
Nótese que formalmente M no estará contenido en N ; de ahí la necesidad
de la función i que representará una «inclusión» de M en N . Sin embargo,
en muchas ocasiones no necesitamos la definición precisa de lo que es Z, Q,
R sino sus propiedades. Seguramente usted, cuando conoció por primera vez
a los enteros, racionales o reales, trabajó con ellos de manera axiomática:
suponiendo que ya existen construidos sin importar qué conjuntos son de
manera particular y sólo trabajando con sus axiomas. Entonces en general
siempre se simplifica la notación escribiendo que N ⊂ Z ⊂ Q ⊂ R aunque
desde el punto de vista de los conjuntos no sea así. Una forma de formalizar
esto es definir R como cierto conjunto (por ejemplo, el de la sección A.3) y
después «olvidar» las definiciones anteriores de N, Z y Q y redefinirlos como
177
178
los subconjuntos de R adecuados.
Ahora, estos conjuntos de números no solo son conjuntos sino que tienen
operaciones binarias y órdenes lineales. Vamos a definir algunos conceptos de
álgebra para poder hablar más fácilmente de las operaciones.
A.1. Definición Sea X un conjunto y ∗ una operación binaria en X. Deci-
mos que
(i) ∗ es asociativa si cada vez que a, b, c ∈ X se tiene que (a∗b)∗c = a∗(b∗c),
(ii) un elemento e ∈ X es neutro de ∗ si cada vez que a ∈ X se tiene que
a ∗ e = a = e ∗ a,
(iii) b ∈ X es inverso de a ∈ X si a ∗ b = b ∗ a = e, donde e es neutro de ∗,
y
(iv) ∗ es conmutativa si cada vez que a, b ∈ X se tiene que a ∗ b = b ∗ a.
Es bien sabido que si ∗ es una operación asociativa entonces el neutro,
en caso de existir, es único. De igual manera cada elemento tiene un único
inverso, en el caso de que exista. Véase cualquier libro de álgebra moderna,
por ejemplo [28].
Según nuestras hipótesis de N, tanto la suma como el producto son ope-
raciones asociativas, con neutro y además conmutativas. Sin embargo, en
general no tienen inversos. Jústamente este es el objetivo de definir Z y Q.
En un primer paso, podemos agregar inversos aditivos a cada elemento de N
y obtener Z. Después de esto, agregamos a cada elemento de Z, con excepción
del 0, un inverso multiplicativo y obtenemos Q. El hecho de que todas estas
propiedades se cumplan al mismo tiempo es importante en matemáticas y
les ponemos un nombre.
A.2. Definición Un grupo es una terna hG, ∗, ei donde G es un conjunto
con una operación binaria ∗ que es asociativa, tiene neutro e ∈ G y cada
elemento tiene un inverso. Si además ∗ es conmutativa, diremos que el grupo
es abeliano.
Nuestros ejemplos de grupos serán: Z con la suma, Q con la suma, Q\{0}
con el producto, R con la suma y R \ {0} con el producto. El tener dos
operaciones al mismo tiempo también tiene un nombre especial.
179
A.3. Definición Un anillo (con unidad1 ) es hR, +, 0, ·, 1i donde:
(1) hR, +, 0i es un grupo abeliano,
(2) · es una operación binaria asociativa en R,
(3) 1 es el neutro de ·, y
(4) la operación · se distribuye sobre +, es decir, si a, b, c ∈ R,
(i) a · (b + c) = (a · b) + (a · c), y
(ii) (a + b) · c = (a · c) + (b · c).
Si además · es conmutativa, diremos que el anillo es conmutativo. Si además
de que · sea una operación conmutativa se tiene que todo elemento de R \{0}
tiene inverso con ·, diremos que el anillo es un campo 2 .
Entonces hZ, +, 0, ·, 1i es un anillo conmutativo, mientras que hQ, +, 0, ·, 1i
y hR, +, 0, ·, 1i serán campos. Como ya estamos notando, en estos conjuntos
nuestra suma siempre la llamaremos +, el neutro aditivo lo escribiremos como
0, el producto lo denotaremos por · y el neutro multiplicativo lo escribimos
como 1. Además de esto, para todo a el inverso de a con respecto a la suma
se denotará por −a y si a 6= 0 el inverso de a con respecto al producto se
denotará por a−1 .
Una propiedad importante que cumple un anillo hR, +, 0, ·, 1i es que cual-
quier número multiplicado por 0 es igual a 0. Más en general, podemos de
hecho probar lo siguiente.
A.4. Lema Sea R un conjunto con dos operaciones + y · tales que
(a) + y · son asociativas,
(b) se cumple las leyes de cancelación para +: dados a, b, c ∈ R tales que
a + b = a + c o b + a = c + a, entonces se tiene que b = c,
(c) 0 es neutro de +, y
1
En algunas ocasiones se define anillo sin neutro multiplicativo, pero nuestros ejemplos
sí lo tienen así que lo incluimos en la definición.
2
En otros lugares de habla hispana se les llama «cuerpo» a los campos. Esto depende
de dónde venga la traducción de esta estructura: en inglés se llama «field» y en alemán
«körper».
180
(d) · se distribuye sobre +.
Para todo a ∈ R se tiene que a · 0 = 0 = 0 · a.
Demostración. Sea a ∈ R. Entonces:
a · 0 + 0 = a · 0 = a · (0 + 0) = a · 0 + a · 0.
Por la ley de la cancelación, a · 0 = 0. De manera análoga se puede demostrar
que 0 · a = 0.
Ahora, ya con estas definiciones podemos explicar el método que usaremos
para definir el orden en estos conjuntos de números.
A.5. Proposición Sea hR, +, 0, ·, 1i un anillo, y supongamos que P ⊂ R
que cumple las siguientes propiedades:
(a) 0 ∈
/ P,
(b) para cada a ∈ R \ {0} se tiene que a ∈ R o −a ∈ R, y sólo una de las
dos,
(c) si a, b ∈ P , entonces a + b ∈ P y a · b ∈ P .
Definamos una relación < en R por a < b si y sólo si b + (−a) ∈ P . Entonces
< es una relación de orden estricto en P que es lineal, y que cumple las
siguientes dos propiedades:
(i) si a, b, c ∈ R y a < b, entonces a + c < b + c, y
(ii) si a, b, c ∈ R, a < b y c > 0, entonces a · c < b · c.
Le invitamos a usted que pruebe este resultado. Usaremos la estrategia
de la proposición A.5 para definir los órdenes en nuestros nuevos conjuntos.
Es decir, es suficiente decir cuáles son los elementos positivos (elementos de
P ) y ver que cumplen las hipótesis para que se pueda definir el orden que
queremos.
Algo importante de estas construcciones es que i : M → N va a preservar
las operaciones y el orden. De manera más explícita, si a, b ∈ M entonces:
(i) i(a + b) = i(a) + i(b),
(ii) i(a · b) = i(a) · i(b), y
(iii) si a < b entonces i(a) < i(b).
A.1. CONSTRUCCIÓN DE LOS ENTEROS 181
A.1. Construcción de los enteros
En este caso, empezamos con M = N y queremos construir N = Z. Pri-
mero hablemos de la motivación de la construcción antes de definirla formal-
mente. Pensemos que tenemos a, b ∈ N y que queremos resolver la ecuación
b + x = a. (A.1)
Si b ≤ a, esta ecuación tiene solución en N (véase la definición 6.10). Pero
si a < b, no es posible resolver la ecuación A.1 en N. Vamos a pensar que hay
un número que es solución de la ecuación A.1 en general, y vamos a llamarlo
por ahora a − b.
Aquí la clave es enfocarse en el caso en el que b ≤ a y tratar de pensar
qué propiedades se pueden deducir de a − b. Si usted «juega» un poco la
definición, llegará a la propiedad más importante: si b ≤ a y d ≤ c, entonces
a − b = c − d si y sólo si a + d = b + c (de hecho esto es el ejercicio 6.7).
Entonces, lo que vamos a hacer es suponer que para cualesquiera a, b, c, d ∈ N
esta propiedad se cumple.
Formalmente, se hace lo siguiente. En el conjunto N × N definimos la
relación de equivalencia ∼ donde
ha, bi ∼ hc, di ⇔ a + d = b + c
para ha, bi, hc, di ∈ N × N. Nuestra definición de conjunto de enteros es el
conjunto de clases de equivalencia Z = (N × N)/∼. Además, la función que
servirá como inclusión i : N → Z está dada por i(n) = [hn, 0i]∼ para todo
n ∈ N.
Algo que es importante, y que simplifica mucho la notación, es que pode-
mos notar que siempre que a, b ∈ N tenemos dos casos:
si b ≤ a entonces existe a − b ∈ N y se cumple que
[ha, bi]∼ = [ha − b, 0i]∼ = i(a − b), y
si a < b entonces existe b − a ∈ N \ {0} y se cumple que
[ha, bi]∼ = [h0, b − ai]∼ .
Entonces, para cada n ∈ N, podemos definir en Z a −[hn, 0i] = [h0, ni] y
ocurre que podemos escribir:
Z = {i(n) : n ∈ N} ∪ {−i(n) : n ∈ N},
182 A.2. CONSTRUCCIÓN DE LOS RACIONALES
donde i(m) = −i(n) si y sólo si m = n = 0.
Ahora damos la definición de la suma y producto, que también denotare-
mos como + y ·, respectivamente. Suponiendo que ya tenemos definidas + y
· en N, definimos estas operaciones en Z de la siguiente manera.
[ha, bi]∼ + [hc, di]∼ = [ha + c, b + di]∼ , y
[ha, bi]∼ · [hc, di]∼ = [hac + bd, ad + bci]∼ .
Como usted seguramente ya sabe, para poder definir estas operaciones, es
necesario demostrar que si cambiamos los representantes de los sumandos
(factores), entonces los representantes de la suma (producto, respectivamen-
te) son equivalentes.
Después de esto, también se puede probar que ambas operaciones son
asociativas y conmutativas, que [h0, 0i]∼ es el neutro aditivo y [h1, 0i]∼ es el
neutro multiplicativo. Además, el inverso aditivo de cada elemento [ha, bi]∼ ∈
Z es exactamente [hb, ai]∼ .
Para definir el orden en Z, definimos primero a los números enteros posi-
tivos como el siguiente conjunto
P = {A ∈ Z : ∃a, b ∈ N (A = [ha, bi]∼ ∧ b < a)},
donde la relación de orden < en N está definida como en el final de la sección
0.2. Usando la proposición A.5 obtenemos un orden estricto, que también
llamaremos <, que es lineal y respeta la suma y el producto. Notemos que P
es símplemente la imagen de N \ {0} bajo la función i. De hecho, este orden
cumple la propiedad de que
[ha, bi]∼ < [hc, di]∼ ⇔ (a + d < c + b).
Finalmente, se tiene que revisar que tanto las operaciones como el orden
extienden a los de N. Le dejamos a usted revisar todos los detalles restantes.
Concluimos diciendo que en Z ya podemos definir la resta de cualesquiera
dos naturales; pero ahora también podemos restar enteros.
A.2. Construcción de los racionales
Ahora continuemos tomando M = Z y queremos construir N = Q. Para
construir a los racionales tenemos una situación completamente análoga que
A.2. CONSTRUCCIÓN DE LOS RACIONALES 183
al construir los enteros, pero con el producto en vez de la suma. En este caso,
dados a, b ∈ Z queremos resolver la ecuación
bx = a. (A.2)
Sin embargo, hay algunas complicaciones adicionales.
En primera, no hay una regla tan sencilla que te diga cuándo la ecuación
A.2 tiene solución en Z (podemos pensar, por ejemplo, que los «criterios de
divisibilidad» son intentos de tener ese tipo de reglas).
Además, consideremos el caso b = 0. Si queremos extender nuestros ente-
ros con operaciones asociativas, leyes de cancelación y tales que el producto
se distribuya sobre la suma, el Lema A.4 nos dice que necesariamente a = 0
y entonces cualquier x ∈ Z es solución de la ecuación A.2. Por lo tanto, no
parece que convenga3 tomar b = 0.
Entonces, en este caso definimos una relación de equivalencia ∼ en Z ×
(Z \ {0}) de manera que
ha, bi ∼ hc, di ⇔ ad = bc
para ha, bi, hc, di ∈ Z × (Z \ {0}). Entonces el conjunto de racionales es
Q = [Z × (Z \ {0})]/ ∼. La función que necesitamos para la inclusión de Z
en Q es i(n) = [hn, 1i]∼ para todo n ∈ Z.
En este caso, la notación es un poco más complicada que en el caso de
los enteros. Lo que hacemos4 es denotar [ha, bi]∼ = ab = a/b.
Para definir la suma y producto en Q, usamos las ecuaciones5 siguientes:
a c ad+bc
b
+ d
= bd
, y
a c ac
b
· d
= bd
.
Finalmente, el conjunto de números racionales positivos se puede definir
de la siguiente manera:
P = {q ∈ Q : ∃a ∈ N, b ∈ N \ {0} (q = a/b)}.
3
Por favor, dejemos de hacer debates sin sentido en internet sobre si tiene sentido dividir
entre cero.
4
Aquí usted podrá notar que uno aprende el primer ejemplo de relaciones de equi-
valencia en la primaria cuando estudia fracciones o, como son llamados comunmente,
«quebrados».
5
Estas ecuaciones seguramente las conoce desde primaria.
184 A.3. CORTADURAS DE DEDEKIND
Como en el caso anterior, usamos la proposición A.5 para concluir que
existe un orden estricto y lineal en Q que respeta las operaciones. Dejamos
todas estas comprobaciones a usted.
A.3. Cortaduras de Dedekind: construcción de
los reales
Para construir a los reales, necesitamos una construcción más complica-
da. Esto debe de ser aparente desde que conocemos el teorema de Cantor
(teorema 2.1). A pesar de que hay varias construcciones diferentes de R a
partir de Q, la más conocida, y también más interesante en opinión del autor,
es la de las cortaduras de Dedekind.
La idea se puede resumir de la siguiente manera. El conjunto de racionales
ya es denso (es decir, entre dos racionales siempre hay un racional) pero a
pesar de esto tiene muchos «agujeros».
√ Un ejemplo de estos «agujeros» se
puede encontrar en el número 2. De manera más formal, consideramos el
siguiente subconjunto de Q:
A = {x ∈ Q : x2 < 2}.
No es difícil convencerse de que [−1, 1] ∩ Q ⊂ A ⊂ (−2, 2), así que A es no
vacío y está acotado superiormente. Si queremos que R cumpla el axioma
del supremo (teorema 2.4), debe de existir x ∈ R tal que√x = sup A. Tal x
necesariamente cumple que x2 = 2 y x > 0; es decir, x = 2 ∈ / Q.
Entonces a Q le faltan los supremos de todos estos conjuntos. Algo que
podríamos hacer es tomar todos los subconjuntos acotados superiormente de
Q y para cada uno de ellos, agregar su supremo, si es que no lo tienen en Q.
La idea de las cortaduras es que serán subconjuntos de Q que son acotados
superiormente, pero sólo habrá uno por cada número real.
A.6. Definición Un conjunto A ⊂ Q se llamará cortadura si cumple las
siguientes propiedades:
(i) A 6= ∅ y A 6= Q,
(ii) ∀x ∈ A ∀y ∈ Q (y < x ⇒ y ∈ A), es decir, A es cerrado hacia abajo, y
(iii) ∀x ∈ A ∃y ∈ A (x < y), es decir, A no tiene elemento máximo.
A.3. CORTADURAS DE DEDEKIND 185
Notemos que toda cortadura A es acotada superiormente. Supongamos
lo contrario: dado x ∈ Q existiría y ∈ A tal que x < y; pero esto implica que
x ∈ A por la definición de cortadura y así A = Q; esto es una contradicción
a la definición de cortadura.
Para cada número racional q ∈ Q existe una cortadura asociada a el,
Cq = (−∞, q) = {x ∈ Q : x < q}. Intuitivamente, toda cortadura va a ser de
esta forma, sólo que q será reemplazado por un número real, pero como aún
no conocemos a los reales en este punto, no podemos describir el resto de las
cortaduras.
A.7. Definición El conjunto de números reales se define como el conjunto
de cortaduras:
R = {A ⊂ Q : A es cortadura}.
Para A, B ∈ N definimos A < B si A ⊂ B y A 6= B. Además, definimos
i : Q → R por i(q) = Cq = (−∞, q) = {x ∈ Q : x < q}.
No es difícil ver que con esta definición, < es un orden estricto lineal en
R, i es inyectiva y además preserva el orden. Sucede que de esta definición
podemos probar que R cumple el axioma del supremo:
S del teorema 2.4. Sea A ⊂ R no vacío y acotado superiormente. Sea
Prueba
S = A, notemos lo siguiente:
(a) Como A 6= ∅ se cumple que S 6= ∅. Consideramos B ∈ R una cota
superior de A. Como B es una cortadura, sabemos que B 6= Q así que
existe q ∈ Q \ B. Si A ∈ A, porSdefinición de B tenemos que A ⊂ B
así que q ∈
/ A. Por lo tanto, q ∈
/ A = S. Esto implica que S 6= Q.
(b) Ahora, sea x ∈ S y y ≤ x. Sea A ∈ A tal que x ∈SA. Como A es
cortadura, tenemos que y ∈ A. Por lo tanto, y ∈ A ⊂ A = S.
(c) A continuación, sea x ∈ S. Sea A ∈ A tal que x ∈ S. Como S A es
cortadura, existe y ∈ A tal que x < y. Por lo tanto, y ∈ A ⊂ A = S.
Por lo tanto, se cumplen las tres condiciones de la definición A.6 y así,
S ∈ R. Para demostrar que S = sup A es suficiente notar que el orden ≤ en
R coincide con el orden de la inclusión y aplicar el ejemplo 4.33.
186 A.3. CORTADURAS DE DEDEKIND
Únicamente queda definir la suma y el producto de reales. Si A y B son
cortaduras, la suma se puede definir de manera sencilla con la fórmula
A + B = {x + y : x ∈ A, y ∈ B}.
Es bastante fácil ver que la cortadura C0 es el neutro aditivo de esta
operación. Para probar que hR, +, C0 i es un grupo, es necesario dar el inverso,
el cual se puede escribir de la siguiente manera
−A = {−a : a ∈ Q \ A}.
Para el producto, es bastante más difícil definirlo. Una forma de hacerlo
es primero definir el producto de dos cortaduras A, B ∈ R con A ≥ 0 y B ≥ 0
de la siguiente forma:
A · B = {x · y : x ∈ A, x > 0, y ∈ B, y > 0} ∪ {x ∈ Q : x ≤ 0}.
Después, usamos las reglas de los signos para definir el producto para cua-
lesquiera dos cortaduras A, B ∈ R de la siguiente forma:
A · B = A · (−B) si A ≥ 0 y B < 0,
A · B = (−A) · B si A < 0 y B ≥ 0, y
A · B = (−A) · (−B) si A < 0 y B < 0.
Finalmente, para calcular el inverso multiplicativo de una cortadura A > 0
se usa la siguiente definición
A−1 = {1/a : a ∈ Q \ A} ∪ {x ∈ Q : x ≤ 0}
y para A < 0 se define A−1 = (−A)−1 .
Le recordamos también que finalmente habría que probar que la función
i preserva estas operaciones. No haremos todos estos detalles. No le reco-
mendamos a usted que los haga, ya que son bastante largos; sin embargo, sí
le recomendamos mucho que revise estas definiciones, y entienda porqué se
hacen de esta manera.
Apéndice B
Aplicación: construyendo un
conjunto no medible con
recursión transfinita
El objetivo de este capítulo es dar un ejemplo del uso del teorema de
recursión transfinita 5.65, que no sea trivial, continúe más allá del paso ω y
además tenga un sabor diferente al de los resultados del resto del libro, para
que así usted conozca una aplicación de este teorema. Lo que haremos es
construir un conjunto de Bernstein, que es un tipo de subconjunto de R que
no es medible según la medida de Lebesgue. La construcción de un conjunto
de este tipo requiere del axioma de elección y el teorema de recursión. Además
de esto, a diferencia de otros ejemplos de recursión transfinita que hemos
dado, la construcción no continúa para todos los ordinales ya que se detiene
al llegar al paso c.
Empezaremos dando las definiciones necesarias para definir un conjunto
de Bernstein.
B.1. Definición Sea A ⊂ R. Entonces
A es abierto si para cada x ∈ A existen a, b ∈ R tales que x ∈ (a, b) ⊂ A.
A es cerrado si R \ A es abierto.
Los ejemplos clásicos de abiertos son los intervalos abiertos definidos en
el ejercicio 2.1; de manera similar los intervalos cerrados definidos en ese
ejercicio son cerrados. Además, para cada x ∈ R el conjunto {x} es cerrado.
187
188
B.2. Definición Un conjunto X ⊂ R es un conjunto de Bernstein si es
no numerable y cada vez que F ⊂ R es cerrado no numerable, se tiene que
F ∩ X 6= ∅ =
6 F ∩ (R \ X).
Para explicar porqué un conjunto de Bernstein no es Lebesgue-medible,
recordemos algunos hechos de medida de Lebesgue. Para una exposición com-
pleta, le recomendamos alguna de las referencias [29] o [14]. La medida de
Lebesgue es una función m : L → [0, ∞], donde L ⊂ ℘(R) es el conjunto
de conjuntos Lebesgue-medibles. Las propiedades que nos interesan son las
siguientes:
(a) L contiene a todos los abiertos y cerrados,
(b) si A ∈ L entonces R \ A ∈ L,
(c) m(R) = ∞,
(d) si p ∈ R entonces m({p}) = 0, y
(e) si {An : n ∈ ω} ⊂ L es tal que Am ∩ An = ∅ para cualesquiera m, n ∈ ω
con m 6= n, entonces
[ X
m {An : n ∈ ω} = m(An ).
n∈ω
El siguiente resultado es bien conocido. Véase, por ejemplo, [29, 2.4, Theo-
rem 11, p. 40].
B.3. Lema Sea A ∈ L. Entonces
m(A) = sup{m(F ) : F es cerrado y F ⊂ A}.
B.4. Proposición Un conjunto de Bernstein no es Lebesgue-medible.
Demostración. Sea X ⊂ R un conjunto de Bernstein y supongamos que
X ∈ L; vamos a llegar a una contradicción.
Sea F ⊂ R cerrado con F ⊂ X. Entonces F ∩ (R \ X) = ∅, así que por
la definición de conjunto de Bernstein, F necesariamente es numerable. Por
las propiedades (d) y (e) obtenemos que
[ X
m(F ) = m {{x} : x ∈ F } = m({x}) = 0.
x∈F
189
Entonces por el lema B.3 concluimos que m(X) = 0.
Como X ∈ L por la propiedad (b) obtenemos que R\X ∈ L. Pero notemos
que por definición de conjunto de Bernstein, R\X también es un conjunto de
Bernstein. Entonces podemos aplicar el mismo análisis del párrafo anterior
para concluir que m(R \ X) = 0. Ahora, X y R \ X son conjuntos ajenos así
que podemos aplicar la propiedad (e) y obtener que
m(R) = m(X ∪ (R \ X)) = m(X) + m(R \ X) = 0 + 0 = 0.
Sin embargo, esto contradice la propiedad (b). Por lo tanto, nuestra suposi-
ción de que X ∈ L es falsa.
Ahora que ya sabemos que un conjunto de Bernstein tiene la propiedad
que queremos, pasemos a construirlo. Para esto, primero necesitamos encon-
trar la cardinalidad del conjunto de cerrados no numerables.
B.5. Lema La colección de todos los cerrados no numerables de R es equi-
potente con R.
Demostración. Definimos los siguientes conjuntos: U la colección de abiertos
de R, F la colección de cerrados de R y F ? la colección de elementos de
F que son no numerables. Por definición de cerrado sabemos que U ≈ F.
Además, F ? 4 F. Así que es suficiente demostrar que U 4 R y R 4 F ? .
Primero, la colección I = {(a, b) : a, b ∈ Q, a < b} es numerable por
la proposición 1.8. Definamos la función ϕ : U → ℘(I) por ϕ(U ) = {I ∈
I : I ⊂ U } para cualquier U ∈ U. ParaSver que ϕ es una función inyectiva,
notemos que para todo U ∈ U, U = ϕ(U ); dejamos esta verificación a
usted. Recordemos que por el teorema 2.15, R ≈ ℘(N). Por lo tanto, por el
ejercicio 2.12 concluimos que U 4 R.
Ahora probemos que R 4 F ? . Recordemos que en la proposición 2.14
construimos un conjunto C, llamado conjunto de Cantor, que es imagen de
una función inyectiva ψ : 2N → R, así que es no numerable.
Hay que notar que C es un cerrado. Para ver esto, notemos que para cada
n ∈ N el conjunto Cn (definido en la prueba de la proposición 2.14) es una
unión finita de intervalos
Tcerrados y no es difícil convencerse
S que entonces es
un cerrado. Como C = {Cn : n ∈ N}, entonces R \ C = {R \ Cn : n ∈ N}
y concluimos que C es cerrado.
Ahora, para cada A ⊂ N definimos
FA = C ∪ {−2−n : n ∈ A}.
190
Topológicamente podemos describir al conjunto FA . Si A es finito, FA es el
conjunto de Cantor unión una cantidad finita de puntos. Si A es infinito,
FA es el conjunto de Cantor unión una sucesión de números negativos que
convergen al 0. No será difícil para usted probar que FA también es un cerrado
para todo A ⊂ N. Entonces {FA : A ⊂ N} es una subcolección de F ? que
es equipotente a ℘(N). De nuevo por el teorema 2.15, R ≈ ℘(N), así que
tenemos una colección de cerrados no numerable que es equipotente a R. Es
decir, R 4 F ? .
Por el teorema 2.9 de Schröder-Bernstein concluimos que F ? ≈ R. Nótese
que en esta demostración no estamos usando el AC.
El último ingrediente que necesitamos es el siguiente.
B.6. Lema Todo cerrado no numerable de R es equipotente con R.
La prueba de este resultado no es muy complicado: dado un cerrado no
numerable F ⊂ R se construye un conjunto K ⊂ F de manera análoga al
conjunto de Cantor de la proposición 2.14. La construcción de hecho es muy
parecida a la de la proposición 2.14. Sin embargo, los detalles de la prueba
se salen de los objetivos de este texto. Si usted tiene interés en conocer la
demostración, le remitimos a [21, Theorem 6.2] y [21, Corollary 6.5].
Sin embargo, si comentamos en la importancia histórica del lema B.6.
Recordemos que uno de los problemas más importantes que estudió Cantor
fue el de la hipótesis del continuo CH (pregunta 2.16 y definición 2.17). Jús-
tamente el lema B.6, probado por Cantor en 1884, es una razón por la cual
se pensaba que CH podría probarse en ZFC. Para más detalles de esto, véase
[34, p. 75].
Finalmente, podemos construir el conjunto deseado.
B.7. Teorema (Felix Bernstein, 1908) AC implica que existe un conjunto
de Bernstein.
Demostración. Por el lema B.5, usando AC podemos escribir una enumera-
ción {Fα : α < c} de todos los cerrados no numerables de R. Por recursión
construimos puntos xα , yα ∈ R para α < c de la siguiente manera. En el
paso α < c suponemos que ya tenemos escogidos los puntos {xβ : β < α} y
{yβ : β < α}. Como c es un cardinal, ambos {xβ : β < α} y {yβ : β < α}
tienen cardinalidad menor que c. Entonces {xβ : β < α} ∪ {yβ : β < α} tiene
cardinalidad menor que c: si α es finito esto es cierto por el teorema 6.14 y
191
si α es infinito esto es cierto por el corolario 8.15. Por el lema B.6, podemos
entonces tomar
(∗) xα , yα ∈ Fα \ ({xβ : β < α} ∪ {yβ : β < α}) y xα 6= yα .
Esto completa la recursión y definimos X = {xα : α < c}. Afirmamos que X
es un conjunto de Bernstein.
Primero, X es no numerable, y de hecho es de cardinalidad c porque si
α, β < c y β < α, entonces por (∗) tenemos que xα 6= xβ . Usando (∗) no
es difícil ver que X ∩ {yα : α < c} = ∅. Ahora, sea F ⊂ R un cerrado no
numerable. Entonces existe α < c tal que F = Fα . Notemos que xα ∈ F ∩ X
y yα ∈ F ∩ (R \ X). Esto completa la demostración.
192
Apéndice C
Aritmética ordinal
El objetivo de este apéndice es presentar una teoría de aritmética análoga
a la de los números naturales del capítulo 6 que tome en cuenta el orden más
que el tamaño de los conjuntos, a diferencia de lo desarrollado en el capítulo 8.
Una de las aplicaciones es describir a algunos ordinales numerables mayores
a ω · ω, que es el último que mencionamos de manera explícita en el capítulo
5.
C.1. Suma, producto y potencia
Empezamos con las dos operaciones básicas. Dado α ∈ Ord, recordemos
que α + 1 es el ordinal sucesor inmediato de α.
C.1. Definición Para α ∈ Ord, definimos por recursión las operaciones:
(i) La suma
α+0 = α,
α + (β + 1) = S
(α + β) + 1, y
α+γ = {α + β : β < γ}, si γ ∈ Lim.
(ii) El producto
α·0 = 0,
α · (β + 1) = S
(α · β) + α, y
α·γ = {α · β : β < γ}, si γ ∈ Lim.
193
194 C.1. SUMA, PRODUCTO Y POTENCIA
Notemos que la definición del producto depende de la definición de suma.
Usando esta definición se pueden probar, análogamente a lo que se vió en el
capítulo 0, que la suma y el producto tienen varias propiedades ya conocidas.
En particular, tanto la suma como el producto son operaciones asociativas y
la multiplicación se distribuye sobre la suma, como definido en el apéndice
A. Sin embargo, la propiedad conmutativa no se cumple en el caso general,
ni para la suma ni para el producto.
C.2. Ejemplo ω + 1 6= 1 + ω.
Demostración. Primero, recordemos que por definición ω + 1 es el ordinal
que es sucesor de ω, así que ω + 1 6= ω. Sin embargo, dado que n < 1 + n < ω
para todo n ∈ ω, obtenemos que 1 + ω = sup{1 + n : n ∈ ω} = ω.
C.3. Ejemplo ω · 2 6= 2 · ω.
Demostración. Como comentamos en la sección 5.4, ω · 2 es el siguiente ordi-
nal límite después de ω, en particular, ω · 2 6= ω. Sin embargo, dado que n <
2 · n < ω para todo n ∈ ω, obtenemos que 2 · ω = sup{2 · n : n ∈ ω} = ω
Lo que sí es posible demostrar inductivamente es que si fijamos α ∈ Ord
entonces las funciones β 7→ α + β y β 7→ α · β son estrictamente crecientes
con la excepción de que para el caso del producto se requiere que α 6= 0.
Vamos a describir ahora el tipo de orden de α + β y de α · β de una
forma un poco más explícita. Para esto, recordemos la definición del orden
lexicográfico del ejercicio E.4.22.
C.4. Definición Sean hX, <X i y hY, <Y i conjuntos estrictamente ordena-
dos. Para ha, bi, hc, di ∈ X × Y definimos ha, bi <lex hc, di si
(a <X c) ∨ (a = c ∧ b <Y d).
Como se enuncia en el ejercicio E.5.5, el producto de dos buenos órdenes
con el orden lexicográfico es un buen orden. De hecho, se puede decir lo
siguiente.
C.5. Teorema Sean α, β ∈ Ord.
(i) El ordinal α + β es el tipo de orden del conjunto ({0} × α) ∪ ({1} × β)
con el orden lexicográfico.
C.1. SUMA, PRODUCTO Y POTENCIA 195
(ii) El ordinal α · β es el tipo de orden del conjunto β × α con el orden
lexicográfico.
Podemos interpretar el teorema C.5 de la siguiente forma. Para la suma,
α + β es el buen orden que se forma de poner primero una copia de α y justo
después, poner una copia de β (véase figura C.1).
isomorfo a α
α+β
isomorfo a β
Figura C.1: Suma de ordinales α y β.
De esta caracterización se puede probar que la resta de ordinales está
definida de forma similar a la resta de números naturales.
C.6. Corolario Sean α, γ ∈ Ord tales que α ≤ γ. Entonces existe un único
β ∈ Ord tal que α + β = γ.
En el caso del producto α · β, se toma el cuadrado β × α y se recorre de la
siguiente manera: se empieza en la esquina inferior izquierda y se «camina»
primero de abajo a arriba y después de derecha a izquierda. En particular,
si γ < δ < β entonces {γ} × α se recorre por completo antes de recorrer
{δ} × α. Dicho de otra forma, α · β son copias de α indexadas por β. Véase
la figura C.2.
¿Cómo se compara la suma (o producto) de ordinales con la suma (pro-
ducto, respectivamente) de cardinales definida en la sección 8.3? En general
son distintas operaciones. Por ejemplo, ω + ω y ω · ω son dos ordinales dis-
tintos, ninguno es un cardinal, pero ω ⊕ ω = ω = ω ⊗ ω. Sin embargo,
el teorema C.5 y la definición de suma y producto de cardinales nos da la
siguiente relación.
C.7. Corolario Si κ, λ ∈ Card entonces |κ + λ| = κ ⊕ λ y |κ · λ| = κ ⊗ λ.
A continuación, definimos la exponenciación de ordinales, que generaliza
al producto, de la siguiente forma.
196 C.1. SUMA, PRODUCTO Y POTENCIA
α
α·β
Figura C.2: Producto de ordinales α y β.
C.8. Definición Para α ∈ Ord, definimos por recursión la exponenciación:
·0
α = 1,
α·(β+1) = (α β
S ) β· α, y
·γ
α = {α : β < γ}, si γ ∈ Lim.
Como en el caso de los números naturales, sabemos que cuando la base
α ∈ {0, 1}, tenemos una cantidad restringida de valores para α·β . Sin em-
bargo, cuando la base es mayor que 1, podemos deducir lo siguiente, que
necesitaremos más adelante.
C.9. Observación Sea α ∈ Ord tal que α > 1.
(i) Para todo β ∈ Ord se tiene que β ≤ α·β .
(ii) Si β, γ ∈ Ord son tales que β < γ, entonces α·β < α·γ .
Como en el caso de la suma y producto, para la exponenciación varias
propíedades de los números naturales se cumplen también para ordinales.
En particular, las leyes de los exponentes del corolario 6.18 se generalizan
directamente a ordinales.
Una pregunta natural es si la exponenciación ordinal tiene alguna rela-
ción con la definición 8.20, es decir, si hay un análogo para el corolario C.7
para exponenciación. Sucede que la respuesta es negativa, y podemos dar el
siguiente ejemplo, cuya prueba dejamos a usted.
C.2. FORMA NORMAL DE CANTOR Y ORDINALES
INDESCOMPONIBLES 197
C.10. Ejemplo Si α, β ∈ ω1 entonces α·β ∈ ω1
C.2. Forma normal de Cantor y ordinales in-
descomponibles
En esta sección discutiremos el siguiente famoso teorema que a veces
causa una gran sorpresa. El objetivo es explicarlo, y además desmitificarlo.
C.11. Teorema (Forma normal de Cantor) Sea α ∈ Ord con α > 1. En-
tonces existe m ∈ ω y ordinales β0 ≤ β1 ≤ . . . ≤ βm tales que
α = ω ·βm + . . . + ω ·β1 + ω ·β0 ,
y tales ordinales son únicos.
Para poder dar esta prueba, primero tenemos que estudiar a los ordi-
nales de la forma ω ·α . Para esto, vamos a extraer una de las propiedades
características de estos ordinales.
C.12. Definición Un ordinal α se denomina indescomponible si cada vez
que β, γ ∈ Ord son tales que β + γ = α y β < α, entonces γ = α.
La prueba del siguiente resultado es algo pesada, le recomendamos que
haga diagramas y que trate de interpretar las ecuaciones que se plantean
usando el teorema C.5.
C.13. Proposición Si α ∈ Ord entonces ω ·α es indescomponible.
Demostración. Demostramos el enunciado por inducción en α. Sean β, γ ∈
Ord tales que β < ω ·α y β + γ = ω ·α . No es difícil probar que β, γ ≤ ω ·α ya
que ambos β y γ son ordinales isomorfos a un subconjunto de ω ·α .
El caso en el que α = 0 necesariamente β = 0 y γ = 1 = ω ·0 , así que ω ·0
es indescomponible. Ahora supongamos que α = δ + 1. Entonces
ω ·α = (ω ·δ ) · ω = sup{ω ·δ · m : m ∈ ω}.
Como β < α y ω ·δ · 0 = 0 existe n ∈ ω tal que
ω ·δ · n ≤ β < ω ·δ · (n + 1).
C.2. FORMA NORMAL DE CANTOR Y ORDINALES
198 INDESCOMPONIBLES
Aplicando el corolario C.6 existen ordinales ζ, η, θ tales que
ω ·δ · n + ζ = β (C.1)
·δ
β + η = ω · (n + 1), y (C.2)
·δ ·(δ+1)
ω · (n + 1) + θ = ω . (C.3)
0 ω ·δ · n β ω ·δ · (n + 1) ω ·(δ+1)
ζ η θ
γ =η+θ
Figura C.3: Demostración del caso sucesor
Entonces analizamos los segmentos entre cada ordinal usando el teorema
C.5, véase la figura C.3. Como [ω ·δ · n] + ω ·δ = [ω ·δ · (n + 1)], concluimos
que ζ + η = ω ·δ . Notemos que como β < ω ·δ · (n + 1) entonces ζ < ω ·δ . Por
hipótesis inductiva, ω ·δ es indescomponible así que η = ω ·δ .
A continuación vamos a demostrar que θ = ω ·(δ+1) demostrando que esta
el la única solución a la ecuación C.3. Como ω ·(δ+1) ∈ Lim, tenemos que
[ω ·(δ+1) · (n + 1)] + ω ·δ = sup [ω ·δ · (n + 1)] + µ : µ ∈ ω ·(δ+1)
= sup [ω ·δ · (n + 1)] + [ω ·δ · k] : k ∈ ω
= sup ω ·δ · [(n + 1) + k] : k ∈ ω
= sup ω ·δ · m : m ∈ ω
= ω ·(δ+1) ,
en donde usamos que varias colecciones de ordinales distintas tienen el mismo
supremo, y además la propiedad distributiva de la suma. Entonces efectiva-
mente θ = ω ·(δ+1) .
Con esto ya podemos calcular γ = η + θ:
η+θ = ω ·δ +
ω·δ
·(δ+1)
= sup ω + µ : µ ∈ ω ·(δ+1)
= sup ω ·δ + [ω ·δ · k] : k ∈ ω
= sup ω ·δ · [1 + k] : k ∈ ω
= sup ω ·δ · m : m ∈ ω
= ω ·(δ+1) .
C.2. FORMA NORMAL DE CANTOR Y ORDINALES
INDESCOMPONIBLES 199
Por lo tanto, γ = ω ·(δ+1) = ω ·α , lo cual prueba que ω ·α es indescomponible.
Ahora supongamos que α ∈ Lim. Por la definición de ω ·α , existe δ ∈ α
tal que ω ·δ ≤ β < ω ·(δ+1) . Entonces, análogamente como en el paso sucesor,
usamos el corolario C.6 para deducir la existencia de ordinales η, θ con las
siguientes propiedades
β + η = ω ·(δ+1) , y (C.4)
ω ·(δ+1) + θ = ω ·α , (C.5)
véase la figura C.4.
0 ω ·δ β ω ·(δ+1) ω ·α
η θ
γ =η+θ
Figura C.4: Demostración del caso límite
Procedemos de forma análoga al caso sucesor; aunque como se verá, esta
prueba es mucho más sencilla. Por una parte, por hipótesis de inducción
se sigue que η = ω ·(δ+1) . Por lo tanto, η + θ = ω ·(δ+1) + θ = ω ·α . Como
γ = η + θ, obtenemos que γ = ω ·α , como queríamos. Esto concluye la prueba
por inducción.
C.14. Ejemplo ω1 = ω ·ω1 , así que ω1 es indescomponible.
Demostración. Del ejemplo C.10 podemos deducir que ω ·α es numerable para
todo α ∈ ω1 . Además, por la observación C.9(i) α ≤ ω ·α para todo α ∈ ω1 .
Por lo tanto,
ω ·ω1 = sup{ω ·α : α ∈ ω1 } = ω1 .
Además de probar que los ordinales de la forma ω ·α son indescomponi-
bles, también necesitamos la otra implicación así que enunciamos el siguiente
resultado que nos da varias equivalencias.
C.15. Teorema Las siguientes son equivalentes para α ∈ Ord con α 6= 0:
(i) α es indescomponible.
C.2. FORMA NORMAL DE CANTOR Y ORDINALES
200 INDESCOMPONIBLES
(ii) Si β, γ ∈ α entonces β + γ < α.
(iii) Si X ⊂ α entonces alguno de X o α \ X es isomorfo a α.
(iv) Existe β ∈ Ord tal que α = ω ·β .
Demostración. Es fácil ver que los primeros tres enunciados son equivalentes
y la proposición C.13 nos dice que (iv) implica (i). Entonces únicamente falta
probar que (i) implica (iv).
Para esto, supongamos que α es un ordinal indescomponible. Definimos
Γ = {β ∈ Ord : ω ·β ≤ α}.
Por la observación C.9(i) notamos que Γ ⊂ α + 1, en particular, Γ es un
conjunto. Sea γ = sup Γ; independientemente de si γ es sucesor o límite
obtenemos que siempre ω ·γ ≤ α.
Vamos a suponer que ω ·γ < α y llegar a una contradicción. Aplicando
el inciso (ii) de manera inductiva concluimos que ω ·γ · n < α para todo
n ∈ ω. Pero entonces por definición de ω ·(γ+1) obtenemos que ω ·(γ+1) ≤ α, lo
cual es una contradición a la definición de γ. Por lo tanto, concluimos que
ω ·γ = α.
Enunciamos la siguiente propiedad de los ordinales indescomponibles que
necesitaremos.
C.16. Lema Sea m ∈ ω \ {0} y tomemos α, β0 , . . . , βm ∈ Ord indescompo-
nibles tales que α > β0 y βi > βi+1 para todo i < m. Entonces
β0 + . . . + βm < α.
Dejamos la prueba del lema C.16 a usted. Finalmente, pasamos a la de-
mostración del teorema de la forma normal de Cantor.
Demostración del teorema C.11. Para demostrar la existencia de la represen-
tación, se procede por inducción sobre α ∈ Ord. Por la observación C.9(ii)
se puede deducir la existencia de γ ∈ Ord mínimo tal que α < ω ·(γ) . Por
la definición de la exponenciación en los casos de exponente igual a cero o
exponente límite, notamos que necesariamente γ = β + 1 para algún γ y
ω ·β ≤ α < ω ·(β+1) . Sea r ∈ ω tal que ω ·β · r ≤ α < ω ·β · (r + 1); notemos que
r > 0.
C.2. FORMA NORMAL DE CANTOR Y ORDINALES
INDESCOMPONIBLES 201
En el caso de que ω ·β · r = α, hacemos m = r − 1 y βi = β para todo
i ≤ m así que obtenemos la forma normal requerida:
·β
α=ω . . + ω ·β} = ω ·βm + . . . + ω ·β1 + ω ·β0 .
| + .{z
r veces
Así que pensemos que ω ·β ·r < α. Entonces por el corolario C.6 existe δ ∈ Ord
con δ 6= 0 tal que [ω ·β · r] + δ = α. Como [ω ·β · r] + ω ·β = ω ·β · (m + 1) > α,
concluimos que δ < ω ·β . Por hipótesis de inducción, δ tiene una forma normal
así que existen k ∈ ω y ordinales β0 ≤ . . . ≤ βk tales que δ = ω ·βk + . . . + ω ·β0 .
Ahora probemos que βk ≤ β. Por contradicción, supongamos que β < βk .
Entonces podemos deducir lo siguiente.
α = ω ·β · r + δ
= [ω ·β · r] + [ω ·βk + . . . + ω ·β0 ]
= [ω ·β · r + ω ·βk ] + [ω ·βk−1 + . . . + ω ·β0 ] propiedad asociativa
= ω ·βk + [ω ·βk−1 + . . . + ω ·β0 ] β < βk y proposición C.13
·βk ·β0
= ω + ... + ω propiedad asociativa
= δ
Sin embargo, habíamos dicho que δ < ω ·β y ω ·β ≤ α con lo cual se
tiene que δ < α, así que el cálculo que acabamos de hacer nos lleva a una
contradicción. Por lo tanto, βk ≤ β.
Entonces hacemos m = k + r y para cada i ∈ ω con k + 1 ≤ i ≤ m
definimos βi = β, con lo cual obtenemos la forma normal
α = ω ·β + . . . + ω ·β +[ω ·βk + . . . + ω ·β0 ] = ω ·βm + . . . + ω ·β1 + ω ·β0 .
| {z }
r veces
Para probar la unicidad de la representación, supongamos que α es un
ordinal con dos representaciones:
α = ω β0 + . . . + ω βm y
α = ω γ0 + . . . + ω γn .
Aplicando el corolario C.6 podemos concentrarnos en el caso en el que
β0 6= γ0 . Sin pérdida de generalidad podemos suponer que β0 < γ0 y aplicando
el lema C.16 obtenemos que
α ≥ ω γ0 > ω β0 + . . . + ω βm = α,
202 C.3. ORDINALES ÉPSILON Y PROPIEDADES DE 0
lo cual es una contradicción. Por lo tanto, las dos representaciones conside-
radas son la misma.
C.3. Ordinales épsilon y propiedades de 0
En esta última sección vamos a considerar la siguiente clase de ordinales.
C.17. Definición Un ordinal es un ordinal épsilon si ω · = .
Notemos que por el ejemplo C.14 de hecho podemos decir lo siguiente.
C.18. Ejemplo ω1 es un ordinal épsilon.
Sin embargo, sucede que hay ordinales numerables que son épsilon. Vamos
a definir uno de ellos, 0 y luego probaremos que es el primer ordinal épsilon.
C.19. Definición El ordinal 0 se define como el supremo de la sucesión de
ordinales {δn : n ∈ ω} donde δ0 = 0 y, para cada n ∈ ω, δn+1 = ω ·δn .
C.20. Teorema 0 es un ordinal numerable, y además, es el primer ordinal
épsilon.
Demostración. Del ejemplo C.10 es fácil deducir que 0 es un ordinal nume-
rable. Continuamos probando la siguiente.
Afirmación: Para cada n ∈ ω, δn < δn+1 , y por lo tanto, δn no es ordinal
épsilon.
Esta afirmación se puede probar por inducción. Para n = 0 notamos que
δ0 = 0 y δ1 = ω. Suponiendo que δk < δk+1 , aplicamos la observación C.9(ii)
para concluir δk+1 = ω ·δk < ω ·δk+1 = δk+2 . Esto prueba la afirmación.
De la afirmación se sigue que 0 es un ordinal límite, así que
ω ·0 = sup{ω ·α : α < 0 } = sup{ω ·δn : n ∈ ω} = sup{δn+1 : n ∈ ω} = 0 .
Por lo tanto, 0 es un ordinal épsilon; sólo falta probar que es el primero.
Dado α < 0 existe n ∈ ω tal que δn ≤ α < δn+1 . Por la observación C.9(ii)
obtenemos que
δn+1 = ω ·δn ≤ ω ·α .
C.3. ORDINALES ÉPSILON Y PROPIEDADES DE 0 203
Y como δn < δn+1 obtenemos que α < ω ·α . Por lo tanto, α no es un ordinal
épsilon. Esto concluye la demostración.
Algo interesante del ordinal 0 es que se puede definir como la clase más
pequeña de ordinales cerrada bajo las operaciones suma, producto y la opera-
ción α 7→ ω ·α . Esto se puede deducir de la definición de 0 y las propiedades
de las operaciones. Sin embargo, podemos decir algo un poco más fuerte.
Pensemos en un ordinal α ∈ 0 con α 6= 0 y consideremos su forma normal
de Cantor de acuerdo al teorema C.11:
α = ω ·βm + . . . + ω ·β1 + ω ·β0 ,
Como α no es un ordinal épsilon, podemos deducir que βm < α. Colectando
términos con el mismo exponente en esta forma normal, podemos deducir lo
siguiente.
C.21. Corolario Sea α ∈ 0 \{0}. Entonces existe m ∈ ω, ordinales {βi : i ≤
m} ⊂ α y números naturales {ki : i ≤ m} ⊂ ω ∩ (α + 1) tales que βi < βj si
i < j ≤ m y además
α = km · ω ·βm + . . . + k0 · ω ·β0 .
De hecho, usando esta forma normal es posible probar el siguiente resul-
tado. Nótese que ni siquiera es necesario sumar cualquier pareja de ordinales
en ambos órdenes, y tampoco es necesario mencionar al producto en el enun-
ciado; ambas cosas son gracias al teorema C.11.
C.22. Teorema El conjunto de ordinales menores que 0 es el mínimo con-
junto E ⊂ Ord que cumple las siguientes condiciones:
(a) 0 ∈ E,
(b) si α, β ∈ E y α ≥ β entonces α + β ∈ E, y
(c) si α ∈ E entonces ω ·α ∈ E.
Supongamos que queremos construir el conjunto de ordinales E del teo-
rema C.22, pero sin saber de la forma normal de Cantor ni nada de lo que
hemos dicho en esta sección. Una forma de proceder es construir conjun-
tos {En : n ∈ ω} de manera recursiva de la siguiente manera. Primero, sea
E0 = {0}. Para cada n ∈ ω definimos
En+1 = En ∪ {α + β : α, β ∈ En , β ≤ α} ∪ {ω ·α : α ∈ En }.
204 C.3. ORDINALES ÉPSILON Y PROPIEDADES DE 0
De esta forma, es claro que {En : n ∈ ω}
S es una colección creciente de conjun-
tos numerables, y al tomar su unión {En : n ∈ ω} obtenemos el conjunto
E deseado.
Notemos que este proceso es muy similar al de la construcción de los
naturales. En efecto, ω es el primer ordinal que contiene al 0 y es cerrado
bajo sumas (y productos, de hecho). Entonces, de alguna forma 0 es una
generalización natural al usar una operación más.
Finalmente, vamos a explicar una manera de identificar a los ordinales
menores que 0 como objetos finitos. Análogamente a lo que hicimos en la
proposición 2.14, vamos a considerar conjunto de sucesiones finitas, pero en
esta ocasión, de números naturales:
[
<ω
ω= {n ω : n ∈ ω} .
C.23. Definición Un árbol de sucesiones 1 es un subconjunto T ⊂ <ω ω con
T 6= ∅ que cumple que si t ∈ T y s ∈ <ω ω es tal que s ⊂ t, entonces s ∈ T .
Notemos que ∅ ∈ T , a este elemento le llamamos la raiz del árbol T . Un nodo
de T es cualquier elemento de T .
Entonces la idea será que para cada ordinal α ∈ 0 vamos a definir un
árbol de sucesiones Tα ⊂ <ω ω que lo represente. Es decir, vamos a encontrar
una «codificación»2 de los ordinales menores que 0 por medio de subcon-
juntos finitos del conjunto numerable <ω ω. Esta codificación estará basada
en la forma normal de Cantor de los ordinales (en particular, considérese el
corolario C.21).
Para definir estos árboles usaremos la idea de la construcción recursiva
de los conjuntos {En : n ∈ ω} que comentamos después del enunciado del
teorema C.22. De manera más precisa, haremos lo siguiente:
(i) Definimos T0 = {∅}.
(ii) Dados α, β ∈ 0 tales que β ≤ α y ambos árboles Tα y Tβ están defini-
dos, construimos Tα+β .
(iii) Dado α ∈ 0 tal Tα está definido, construimos Tω·α .
Vamos a necesitar dos operaciones que se les puede hacer a sucesiones
finitas de naturales.
1
Se puede definir árbol más en general, pero esto se sale de los objetivos del libro
2
La idea de codificar a unos objetos con otros es importante en teoría de conjuntos.
C.3. ORDINALES ÉPSILON Y PROPIEDADES DE 0 205
h0i h0i h1i h0i h1i h2i
∅ ∅ ∅ ∅
(a) α = 0 (b) α = 1 (c) α = 2 (d) α = 3
h0, 0i h0, 0i h0, 0i h1, 0i
h0i h1i h2i h3i h0i h1i h2i h3i h4i
h0i
∅ ∅ ∅
(e) α = ω (f) α = ω+3 (g) α = ω · 2 + 3
h0, 0, 0i
h0, 0i h0, 1i h1, 0i h2, 0i h3, 0i h0, 1i h1, 0i h1, 1i h1, 2i
h0, 0i
h1i h2i h3i h4i
h0i h0i h1i
∅ ∅
(h) α = ω ·2 + ω · 3 + 1 (i) α = ω ·(ω+1) + ω ·3
Figura C.5: El árbol Tα para varios casos específicos de α. Aquí hacemos la
simplificación de denotar una sucesión s ∈ n+1 ω como hs(0), s(1), . . . , s(n)i,
donde n ∈ ω.
206 C.3. ORDINALES ÉPSILON Y PROPIEDADES DE 0
(a) Dado n ∈ ω y s ∈ n ω sea 0_ s ∈ n+1 ω tal que
_ 0, si i = 0, y
(0 s)(i) =
s(i − 1), si 1 ≤ i ≤ n.
para todo i ≤ n.
(b) Dado n ∈ ω y s ∈ n ω sea σ(s) ∈ n ω dado por
s(0) + 1, si i = 0, y
σ(s)(i) =
s(i), si 1 ≤ i < n.
para todo i < n. Notemos que para s = ∅ se tiene que σ(∅) = ∅.
A la operación s 7→ 0_ s la podemos pensar como una concatenación
del 0 a la izquierda, y a la operación s 7→ σ(s) como una traslación en su
primer coordenada. Con estas operaciones, ya podemos hacer los pasos que
comentamos antes.
Por una parte, si α, β ∈ 0 con β ≤ α son tales que Tα y Tβ están definidos,
tomamos
Tα+β = Tα ∪ {σ(s) : s ∈ Tβ }.
Después, si α ∈ 0 es tal que Tα está bien definido, definimos
Tω·α = {0_ s : s ∈ Tα }.
En la figura C.5 encontramos varios ejemplos de árboles generados por
este procedimiento. Le recomendamos revisar estos ejemplos, y de ser nece-
sario, producir otros más.
No formalizaremos cómo es que se puede hacer esta recursión. También
hay algunos detalles que se deben de revisar para comprobar que este pro-
cedimiento asigna árboles a cada ordinal, que esta asignación es inyectiva y
que su imagen es todo el conjunto de árboles de sucesiones.
Algo importante que hay que probar es que se le está asignando un sólo
árbol a cada ordinal. Para poner un ejemplo trivial de que quiere decir esto,
4 = 3 + 1 = 2 + 2, así que construiremos al árbol T4 en dos ocasiones durante
nuestra recursión; hay que argumentar porqué obtenemos el mismo árbol. La
respuesta tiene que ver con la unicidad de la expresión de la forma normal
de Cantor.
Le invitamos a usted que piense estos detalles, que le darán un mayor
entendimiento de este proceso y de los ordinales menores que 0 .
Índice alfabético
CH, 38 de inducción, 2
Card, 153 de la unión, 48
, 158 de regularidad, 59
Lim, 106 del conjunto potencia, 50
Ord, 94 del infinito, 50
Ord × Ord, 158 del supremo, 28
ℵα , 155 esquema de comprensión, 53
≈, 14 esquema de especificación, 53
c, 110 esquema de reemplazo, 58
h(X), 157 esquema de separación, 53
rank(x), 117 axiomas
ω, 100 de Peano, 2
ωα , 155
≺, 14 base de inducción
4, 14 para N, 3
AC, 93 transfinita, 112
GCH, 167 biyección, 77
buen orden, 86
abeliano, 178
alcance, 50 cadena, 146
algoritmo de la división, 12 campo, 179
anillo, 179 Cantor, Georg, 52, 92, 93
conmutativo, 179 cardinal, 110
automorfismo, 89 débilmente inaccesible, 170
axioma límite, 156
de extensionalidad, 47 regular, 169
del conjunto vacío, 47 sucesor, 154, 156
de elección, 93 cardinalidad, 110
de formación de parejas, 48 cerradura transitiva, 123
207
208 ÍNDICE ALFABÉTICO
clase, 51 superior en R, 28
de Russell, 52
modelo, 115 determinación de Borel, 120
clase de equivalencia, 67 diagonalización, 28, 40
clase función, 112 diagrama de Hasse, 70
codominio, 76 diferencia, 1
cofinalidad, 168 diferencia simétrica, 62
cojunto dominio, 13
transitivo, 94 de una relación, 65
complemento, 61 elemento
completación maximal, 73
de Dedekind, 73 mayor o máximo, 73
composición, 66 menor o mínimo, 73
concatenación, 35 minimal, 73
concepción iterativa, 119 elementos
conjunto incomparables, 70
bien ordenado, 86 encaje ordenado, 89
abierto, 187 enumeración, 111
acotado superiormente en R, 28 creciente, 17
cerrado, 187 de un conjunto numerable infini-
D-finito, 136 to, 17
D-infinito, 136 equipotente, 14
de Bernstein, 188 expansión base b, 12
finito, 14
inductivo, 100 factorial, 124
infinito, 14 forcing, 171
numerable, 14 función, 76
potencia, 30 característica, 34
vacío, 47 biyectiva, 77
conjuntos cofinal, 168
ajenos, 2 constante, 76
contención, 47 de elección, 141
continuo, 110 evaluación, 78
contradominio, 76 identidad, 13, 76
cortadura de Dedekind, 184 inversa, 13
cota inyectiva, 76
inferior, 74 no decreciente, 43
superior, 74 parte entera, 21
ÍNDICE ALFABÉTICO 209
piso, 21 lema
proyección, 78 de König, 166
que preserva el orden, 89 de Zorn, 146
retracción, 82 ley exponencial, 42
sucesor, 2 leyes
suprayectiva, 77 de cancelación
vacía, 76 de la suma, 10
fórmula del producto, 10
atómica, 46 de DeMorgan, 61
conjunción, 46 longitud
cuantificación existencial, 46 de un intervalo, 36
cuantificación universal, 46 límite, 88
disyunción, 46
equivalencia, 46 nodo
implicación, 46 de un árbol de sucesiones, 204
negación, 46 número
algebráico, 23
grupo, 178 número de Hartogs, 157
números
Hausdorff, 170 primos, 75
hipótesis del continuo, 38
generalizada, 167 operación
binaria, 77
igualdad
asociativa, 178
de Hausdorff, 175
conmutativa, 178
imagen
inverso de, 178
de una relación, 65
neutro de, 178
de un conjunto, 32, 66
distributiva, 179
de una función, 13
orden
intersección, 1, 54
estricto, 69
intervalo
parcial, 69
en R, 39
de la inclusión, 70
en un orden lineal, 72
lexicográfico, 81
no degenerado, 72
lineal, 71
isomorfismo de orden, 89
total, 71
jerarquía iterativa, 119 ordinal, 93, 94
de von Neumann, 94
Kuratowski, Kazimierz, 55 indescomponible, 197
210 ÍNDICE ALFABÉTICO
límite, 106 identidad, 65
regular, 169 inversa, 66
singular, 169 reflexiva, 66
sucesor, 106 simétrica, 67
épsilon, 202 transitiva, 67
vacía, 65
paradoja restricción, 66
de Burali-Forti, 107 Russell, Bertrand, 51, 52
de Russell, 51
del barbero, 31, 52 segmento
pareja ordenada, 55 final, 73
partición inicial, 73
inducida, 68 subfórmula, 50
de un conjunto, 67 sucesor
paso inductivo de un ordinal, 96
para N, 3 inmediato, 88
transfinito, 112 suma
Peano, Giuseppe, 2 arbitraria7 de cardinales, 163
preimagen, 32, 66 de dos cardinales, 158
principio del buen orden, 9 supremo, 74
producto en R, 28
arbitrario de cardinales, 163 teorema
de dos cardinales, 158 de recursión en N, 3
producto cartesiano, 1 de recursión en ω, 102
arbitrario, 77 de Gauss, 19
binario, 56 de inducción fuerte, 8
propiedad de recursión transfinita, 113
de los intervalos anidados, 36 tipo de orden, 109
rango unión, 1
de un conjunto bien fundado, 117
relación, 65 variable
de equivalencia inducida, 68 acotada o ligada, 50
antireflexiva, 66 libre, 51
antisimétrica, 67 von Neumann, John, 93
de equivalencia, 67 Zermelo, Ernst, 93
de pertenencia, 45
en un conjunto, 67 árbol de sucesiones, 204
ÍNDICE ALFABÉTICO 211
ínfimo, 74
órdenes
isomorfos, 89
212 ÍNDICE ALFABÉTICO
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