Un encuentro fortuito/desafortunado.
Ciudad Z – Pueblo Fantasma – Un pequeño departamento en un edificio
aparentemente abandonado.
En un pequeño departamento de unos veinticinco metros cuadros bastante pobremente
amoblado; un hombre de aspecto poco llamativo, o más bien realmente aburrido, una cara
casi sin rasgos y sin pelo, fácilmente olvidable, con mirada muerta y vacía, contextura
media en apariencia y de estatura promedio… Al fin, un hombre normal nada entrañable se
encontraba sentado frente a un televisor encendido, mientras leía un manga sentado en un
puf.
Parecía mortalmente aburrido, como si por su mente no pasara absolutamente ningún
pensamiento.
La TV se encontraba en lo que parecía ser un canal de noticias. Varias imágenes aparecían
mientras aquel hombre leía su manga, pero poca o nada de atención prestaba a lo que se
veía en la pantalla.
Durante un par de horas las cosas continuaron de igual modo…
El hombre leía en una monotonía absoluta, la televisión mostraba noticias de ataques de
monstruos, y el hombre continuaba leyendo sin prestar atención.
Aparentemente cansado de ello tras unas seis horas, el hombre rompió el silencio.
—Hah… supongo que no será hoy… ¿Habrá ofertas especiales en algún supermercado? —
soltó con tono plano.
Justo cuando aquel extraño y poco memorable hombre estaba por cambiar el canal usando
el control remoto, la transmisión mostro una noticia urgente.
“Un Kaijin de Nivel de Amenaza Dragon se encuentra en pleno ataque en el centro de
Ciudad A… La asociación de monstruos ha enviado a Senritsu no Tatsumaki; Tornado del
Terror, la heroína de Clase–S Rango 2, pero parece estar teniendo dificultades para hacer
frente al enemigo… Los daños se extienden rápidamente…”
El hombre se congelo por un segundo, para luego levantarse mientras murmuraba.
—Supongo que podría ir… —al decir aquello su tono seguía igual de aburrido que antes,
pero un pequeño destello de anticipación brillo en sus ojos por un ínfimo instante.
“… Tornado del Terror mantiene en un punto muerto al Kaijin de Nivel Dragon, no
obstante parece ser incapaz de dar por terminada la batalla… Se nos informa que el resto de
los Héroes de Clase S no se encuentran disponibles para prestar asistencia…”
Mientras la TV continuaba mostrando dicha noticia, aquel hombre calvo y de ojos muertos
se había puesto un llamativo y colorido atuendo; cuyos colores eran similares a los aderezos
para patatas fritas, amarillo mostaza en su traje de cuerpo completo, un tono blanco similar
a la mayonesa por capa, y guantes y botas rojas cual kétchup. Su calva brillaba al punto de
reflejar el sol como lo haría el metal pulido.
Parecía un muy poco profesional traje de héroe de comic hecho completamente en casa,
que le daba un aspecto poco serio y más bien cómico, como si se tratara de un cosplay de
bajo presupuesto.
—Ciudad A queda por… allá —dijo mirando por la ventana de su balcón.
Lentamente, y con paso hastiado camino hacia la puerta de su pequeño departamento. Una
vez salió, cerró la puerta sin pasar llave, descendió por la escalera hasta un descuidado y
maltratado patio de tierra desnuda y desolada. Y, de un solo salto se lanzó varios kilómetros
en el aire, con una pendiente que le permitió recorrer la máxima distancia posible. Todo
esto lo hizo, toda aquella inhumana hazaña; fue realizada mientras en su expresión se
mantenía una indiferencia tal que cualquiera pensaría que no puso esfuerzo alguno para
lograrlo.
Minutos antes en Ciudad A, Centro de la Ciudad, Zona Residencial.
Ciudad A; una de las más seguras metrópolis del continente, lugar de residencia del Cuartel
General de la Asociación de Héroes, y del segundo Rango de la Clase S en la Clasificación
de Héroes; se encontraba actualmente bajo ataque.
El Kaijin; una especie de criatura monstruosa que proliferaba en el mundo desde hacía
décadas; había salido de la nada. Y lo que es peor, es que se trataba de un Kaijin cuyo Nivel
de Amenaza se clasificaba como “Dragon”, uno de los monstruos más fuertes que podrían
aparecen en el mundo. Con un potencial para diezmar varias ciudades si se les permitía
campar a sus anchas…
Y, aquella peligrosa existencia… aquella criatura antinatural; había surgido en el centro de
la maldita ciudad.
Si hubiera sido como cualquier otro día, el monstruo habría surgido en el vacío yermo entre
ciudades, y la Asociación de Héroes habría podido enviar a un héroe Clase S con antelación
para evitar que el monstruo pudiera causar daños graves.
Pero, el problema aquí fue; que de improviso la criatura se hizo presente en una zona
densamente poblada y, para empeorar las cosas, el único héroe clase S disponible para
lidiar con la situación era Tatsumaki, el Tornado del Terror.
Si hubiera sido en otras circunstancias no habría habido problema para aquella heroína
lidiar con un Kaijin como aquel.
Pero la cuestión era que no la apodaron “Tornado del Terror” sin motivo, Tatsumaki era la
más poderosa esper en el mundo, su poder psíquico era capaz de arrasar ciudades y podía
aplastar monstruos Nivel Demonio con un simple pensamiento.
Pero; para enfrentar a un Kaijin de Nivel Dragon, Tatsumaki requería emplear medios
mucho mas destructivos…
Lo que no sería demasiado problema si la evacuación se hubiera completado a tiempo, pero
lamentablemente ese no era el caso esta vez.
“El Tornado del Terror” Tatsumaki; una pequeña y delicada chica con un vestido negro
ceñido al cuerpo con cuatro cortes altos a la altura de la cadera que dejaban ver sus piernas
y muslos casi completamente, con solo 1.50 metros de estatura, una figura delgada y ligera,
un pecho casi completamente plano (aunque no deberían mencionárselo), y ojos verde
esmeralda en su cara similar a la de una muñeca de porcelana finamente hecha, coronada
con un cabello de tono verde rizado hacia el centro al punto de curvarse hacia arriba
desafiando la lógica regular.
Aquella chicha actualmente se encontraba flotando a una docena de metros en el aire,
completamente rodeada de un aura verde mientras encaraba a una criatura humanoide de
piel morada con cuerpo de físico culturista y dos antenas en la frente.
El entorno que rodeaba a la heroína estaba repleto de escombros provocados por la
destrucción que aquella criatura humanoide había logrado causar antes de que Tatsumaki
lograra llegar a la escena.
La criatura hasta entonces había demolido varios edificios y una parte de la autopista. Todo
ello mientras se desplazaba hasta la zona residencial mas densamente poblada en la Ciudad
A; un lugar que además veía mucho trafico peatonal y, en el que habitaban las personas
más acomodadas de la urbe.
Tatsumaki era según ella misma, uno de los únicos Héroes de Clase S que se tomaban en
serio ser un Héroe.
Para ella, un Héroe protege a aquellos que no pueden defenderse, un héroe es poderoso, y
no requiere de aliados para sortear las amenazas, un héroe cumple con su deber incluso a
costa de su propia vida.
Y, es por ello que; en esta situación, donde la mayoría de los Clase S se centrarían en matar
al monstruo inclusive si acabaran causando estragos, pues su único deseo realmente seria
cobrar la comisión y ganar reputación; Tatsumaki en cambio trataba de minimizar daños
mientras la evacuación se completaba.
Tres cuadras a la redonda bastarían, y luego podría pelear al contenido de su corazón sin
importar que tanto daño material causara la batalla.
Ese era otro de los puntos que a Tatsumaki le incomodaban de la situación actual.
Siempre que debía luchar contra un Kaijin de Nivel Dragon terminaba por causar tanto
daño colateral que virtualmente demolía una buena área de la zona en que luchaba.
—Mph… —bufo Tatsumaki para hacer notar su presencia al Kaijin.
El monstruo humanoide la miro por un momento, y luego esbozo una sonrisa de burla.
—¿Qué diablos hace aquí una niña? ¿Es que estas tan desesperada por morir especie
contaminante? —declaro con arrogancia el Kaijin.
Otra cosa que deben saber de nuestra heroína, es el hecho de que realmente tiene un muy
mal genio, y una de las cosas que mas detesta es que la llamen “niña”; esto se debe a que
ella misma tiene un complejo con su pequeña estatura.
—¡Bastardo! ¿¡Como me llamaste!? ¡Yo no soy una niña! —grito ella en respuesta, una
vena se marco en su sien izquierda y parecía palpitar debido a la ira.
—¿Bastardo? ¡Que niña tan arrogante! —contesto el aparente irritado Kaijin— ¡Yo soy
Vaccine Man, y he sido creado por la misma madre naturaleza, nací de los agentes
contaminantes que ustedes humanos han vertido en la naturaleza. Y ahora los purgare a
todos de la existencia y el mundo se recuperará al punto previo al que tu contaminante
especie existiera, la Madre Naturaleza reclamará el mundo una vez más!
Tatsumaki se limito a escuchar su diatriba, cuanto mas tiempo el molesto Kaijin hablara
más tiempo habría para continuar la evacuación de los civiles.
—¡Lo único que veo yo, es un monstruo estúpido que interrumpió mi descanso! —declaro
la pequeña heroína —¡Ahora tengo que estar aquí para proteger a esos debiluchos inútiles!
¡¡¡Y TODO ES TU CULPA!!!
—¿Culpa mía? ¡¡Ustedes humanos han destruido el mundo natural!! ¡Es hora de que
desaparezcan! —grito el Kaijin, al tiempo que causaba múltiples detonaciones al lanzar
bolas de energía con solo apuntar con sus manos.
—Mierda…—murmuro la heroína mientras extendía su poder psíquico, rodeando algunos
de los escombros con luz verde resplandeciente y haciéndolos levitar para bloquear los
ataques del Kaijin.
El Kaijin entonces comenzó a volar en dirección a Tatsumaki, por lo que la pequeña esper
se vio forzada a alejarse.
Los escombros controlados por el poder psíquico de la heroína volaban por todo el lugar,
siendo arrojados de forma coordinada contra el Kaijin; el cual simplemente se limitaba a
destruirlos con proyectiles de energía.
Las detonaciones lamentablemente afectaban también el área circundante, por lo que los
daños comenzaron a extenderse lenta y constantemente.
Una expresión de frustración era visible en la cara de muñeca de Tatsumaki, al tiempo que
parecía estar perdiendo la paciencia.
—Esto se esta volviendo aburrido, niña. —declaro el Kaijin con confianza— ¡Es hora de
que yo, Vaccine Man te envié al otro mundo! ¡Muere! —grito mientras lanzaba una enorme
cantidad de energía en dirección de Tatsumaki.
Una explosión masiva sacudió varios edificios, y una enorme nube de polvo y escombros se
alzó.
Vaccine Man miro fijamente al centro de la explosión, con una mirada expectante.
De pronto, la nube de polvo se despejo con una onda, y allí fue posible ver a una Tatsumaki
completamente intacta, pero su mirada era mucho más aterradora ahora, parecía cargar una
gran intención asesina.
—¿¡Un debilucho como tu se atrevió a decirme a mí, Senritsu no Tatsumaki, el Tornado del
Terror, la heroína de Rango 2 de la Clase S; que muera!? —Dijo la chica de cabello verde
lentamente, marcando cada una de las palabras con un desprecio absoluto.
El aura a su alrededor parecía brillar más intensamente con cada palabra que pronuncio.
—¡Te enseñare tu lugar Kaijin insolente! —acabo por gritar la heroína.
Al momento en que termino de hablar, la pequeña esper alzo la mano, y una enorme masa
de escombros se elevó siguiendo sus movimientos.
Dirigiendo la mano hacia el Kaijin, los escombros comenzaron a dirigirse hacia él, y luego
pasaron a rotar en varias orbitas a su alrededor, como si se trataran de electrones orbitando
un núcleo atómico.
Luego al cerrar la mano, todos los escombros se abalanzaron al Kaijin desde todos los
ángulos, encerrándolo en lo que parecía una prisión esférica de concreto, yeso, roca y
metal.
Por un momento, todo quedo en silencio, pero Tatsumaki frunció el ceño al instante
siguiente, una mirada incrédula paso un segundo en sus ojos, justo antes de que la esfera de
escombros que encerraba al Kaijin explotara, enviando los escombros a volar con tal
velocidad que acabaron por impactar cual meteoritos contra los edificios y calles aledaños.
Las murallas de los edificios se derrumbaron, y fue entonces que Tatsumaki vio a una chica
de escuela media en el camino de los escombros de lo que un momento atrás había sido su
hogar.
—¡Eso es todo de lo que eres capaz! —exclamo Vaccine Man— Decepcionante, ustedes
humanos son demasiado débiles, es hora de que todos mueran —declaro, justo cuando noto
que su contrincante parecía estar concentrada en alguien más. Cuando vio a la chica
humana decidió hacer de ella un ejemplo para que la supuesta heroína la tomara enserio y
no se distrajera.
Tatsumaki vio como el Kaijin purpura lanzaba un ataque de energía hacia la chica, y sin
dudarlo un solo segundo se lanzo frente al ataque a toda velocidad mientras desplegaba un
escudo alrededor suyo de la niña.
Pero el impacto nunca llego.
Allí, donde debería haber llegado aquel ataque, se encontraba un hombre con una brillante
cabeza calva en el centro de un humeante cráter.
Tatsumaki se limito a mirar por un segundo, antes de que se convenciera de que aquel
hombre, en efecto estaba allí.
—¡Hey imbécil! —grito exasperada— ¿¡Que demonios se supone que haces aquí,
debilucho!? ¡Ese Kaijin es una amenaza de Nivel Dragon, no puedes con él, vete!
El hombre no se digno a mirar en su dirección.
—¿Dragon?... ¿Qué es eso? Parece una persona, no un Dragon… En fin, da igual —
respondió el hombre con tono plano y sin inflexión.
El Kaijin por su parte pareció centrar su atención en el hombre calvo, ignorando a
Tatsumaki, lo que irrito mucho a la esper.
—¡Eres fuerte! —declaro el Kaijin— ¡Para haber sobrevivido a un ataque con el diez
porciento de mi poder total! —añadió con arrogancia.
El hombre por su parte, no parecía impresionado.
—Dijiste diez —soltó el hombre— No sentí nada —añadió con un tono de decepción en la
voz.
—¡Como te atreves! ¿¡NADA!? —bramo el Kaijin lanzando múltiples ataques de energía,
que el hombre recibió sin siquiera moverse. El polvo se levanto bloqueando la visibilidad
mientras el Kaijin continuaba hablando— ¡Un simple humano se atreve a burlarse el poder
de Vaccine Man! ¡Yo, que fui creado por la misma Madre Naturaleza para…!
—¡Ah, ya para de hablar, es aburrido! —interrumpió el hombre calvo— Me lo sé de
memoria, dices tu nombre, cuentas la historia de tu vida y luego afirmas que conquistaras o
destruirás el mundo, lo he escuchado cientos de veces, ya me cansé de ello, ni siquiera son
un poco originales con eso —declaro el calvo con tono plano y aburrido.
Tatsumaki miraba todo el desarrollo irritada porque tanto el Kaijin y el calvo la ignoraban
descaradamente. Pero aun así, mantenía un leve interés en el calvo. Después de todo los
ataques de Vaccine Man no eran demasiado débiles, pero al calvo no parecían afectarle, lo
que la desconcertaba, no creía que hubiera un héroe calvo tan fuerte en la asociación, por le
que estaba intrigada por la existencia de aquel hombre que parecía estar al nivel de la Clase
S.
—Hah… Terminemos con esto —declaro el calvo desinteresadamente —ven, dame tu
mejor golpe —ordeno con tono plano al Kaijin.
Vaccine Man realmente pareció enfurecer por ello, y de un momento al otro paso por una
transformación.
Vaccine Man inicialmente parecía un hombre humano alto y musculoso con un par de
antenas en la frente, pero ahora era una mole enorme, parecía ser cinco veces mas ancho y
su masa muscular parecía haberse cuadruplicado, de su espalda salían ahora líneas de púas
y le brotaron dos largos colmillos similares a los de un elefante a los costados de la boca.
El enorme Kaijin se abalanzo sobre el hombre calvo, quien pareció imperturbable mientras
recibía su ataque.
—Hah… que decepción —declaro, al momento siguiente lanzo un puñetazo descuidado a
la criatura, haciéndola estallar en pedazos.
Parecía que ni siquiera se había esforzado.
Luego, cabizbajo volteo en dirección a Tatsumaki.
Sus ojos se abrieron un poco cuando reparo en ella, Tatsumaki asumió que se debía a que la
había reconocido, pero se vio mortalmente irritada por el comentario que el calvo soltó a
continuación.
—¿Eh? Dos niñas. —soltó mirando a Tatsumaki que aun mantenía el escudo que la rodeaba
a ella y a la niña civil de escuela media a quien había protegido. El calvo además, pareció
mirar a la niña civil antes de añadir— Hey, niña deberías salir de aquí y llevarte a tu
hermana menor, este lugar sigue siendo peligroso.
Por un momento Tatsumaki había contemplado hablar civilizadamente con el calvo, pero
ese puente acababa de arder.
—¡No soy una niña, calvo imbécil! —grito Tatsumaki.
El calvo solo la miro desconcertado un momento, y luego se acercó y le froto el cabello
irritando aún más a Tatsumaki.
—Si, sí. Pequeña, claro. Ya eres una niña grande —dijo con tono plano y letárgico, lo que
causo que Tatsumaki pensara que estaba burlándose de ella y que realmente la había
reconocido desde el principio.
Tatsumaki aparto la mano del hombre de un manotazo. Sus dientes rechinaban de forma
audible, y un aura verde rodeo los escombros cercanos que comenzaron a levitar.
—¡Que no soy una niña, imbécil cabeza de huevo! ¡Y no me toques, pervertido! —grito
antes de lanzar una gran cantidad de escombros hacia el calvo.
El calvo recibió los escombros sin cambiar la expresión.
—¿Eh? De donde cayeron estas cosas —dijo apartando los escombros sin esfuerzo aparente
— Esta zona parece muy inestable, es mejor que se vayan niñas… ¡Ah, ya se, mejor
simplemente las llevo a un lugar seguro! —declaro.
Al momento siguiente, Tatsumaki y la niña se encontraban siendo cargadas por aquel calvo,
quien de un salto las llevo hasta una calle que no se había visto dañada por la batalla con el
Kaijin.
Cuando se dio cuenta de que el calvo se había atrevido a cargarla, Tatsumaki estuvo a
punto de atacarlo con sus poderes psíquicos, pero el hombre simplemente la dejo en el
suelo con una expresión vacía y despreocupada. Como si el hecho de que había tocado, y
cargado a la heroína no significara nada para él.
Una especie de irritación, ira, y decepción golpearon a Tatsumaki por ello. Estaba
mortificada, el hombre aparentemente realmente la confundió con una niña a la que salvar.
—Gra… gracias señor —escucho Tatsumaki decir a la niña— ¿Quién es usted? ¿Es usted
un héroe?
Tatsumaki estaba agradecida por ello, justo lo que quería preguntar, ella jamás había visto a
ese calvo, ni había escuchado hablar de él, pero su fuerza superaba a la mayoría de la Clase
S.
—¿Eh? —soltó el calvo desconcertado— Soy Saitama, soy un héroe por diversión —se
presentó.
Tatsumaki se dio cuenta entonces de que la niña solo había agradecido al calvo, por lo que
estaba enfadada, no buscaba agradecimientos, pero que la ignoraran tanto era irritante.
—¿Y qué hay de mí, chica? —soltó con tono fuerte— ¿Acaso no fui yo la que te protegió
de ese Kaijin?
—Eh… si… Muchas gracias señorita Tornado —dijo la niña palideciendo.
—Hmm —bufo Tatsumaki de mal humor, la niña se alejó hacia la línea de vehículos de
emergencias presurosa por huir del lugar, y la esper volteo a mirar al calvo— ¡Y tú, cabeza
de aguacate! ¿¡De donde saliste!? ¿Cómo puedes ser así de fuerte y no haberte registrado en
la asociación, es que eres estúpido? ¡Estúpido!
La expresión del calvo por fin dejo de ser tan plana y vacía, un toque de irritación era
visible.
—¡Si, estoy calvo! —bramo— ¡Mocosa descarada, dime donde vives para llevarte con tus
padres para ver si te enseñan modales!
—¡Responde a la pregunta, estúpido! ¡Cabeza de huevo! ¡Pelado! ¡Calvo! —grito
Tatsumaki infantilmente.
—¡Para que preguntas si soy estúpido si vas a asumir que lo soy! —contesto él.
—No eso, estúpido. Sobre la Asociación de Héroes. ¿¡Por qué demonios no te has unido,
calvo idiota!? —continuo ella enojada.
—¿Asociación de Héroes? ¿Hay una Asociación? —pregunto el, claramente desconcertado.
Aquello desconcertó a su vez a Tatsumaki, quien no pudo evitar dejar escapar un suspiro
exasperado.
—Si, calvito. Hay una Asociación. ¿Debajo de que maldita roca estabas como para no
saberlo? —soltó ella bastante irritada y a la vez cansada, sentía que se volvía mas tonta con
solo hablar con el calvo.
—¡Eh…! Vaya, realmente no sabía… Oh, y vivo en la Ciudad Z, en lo que llaman el
Pueblo Fantasma, ¿Por qué? —contesto Saitama pensando que ella estaba preguntando
realmente donde estaba viviendo.
Después de todo, había pasado tanto tiempo desde que el calvo tuviera una conversación
con otro ser humano, que las sutilezas del sarcasmo y las preguntas retoricas se le escapaba.
—¡No te pregunte, calvo! —soltó ella exasperada, pero aquello que el hombre acababa de
decir la sorprendió, el Pueblo Fantasma en Ciudad Z era famoso por sus multitudes de
Kaijin Clase Tigre, Demonio y los esporádicos clase Dragon, por lo que se consideraba
tierra de nadie incluso entre los Héroes Clase S.
—Si, bueno. Adiós, niña. Mantente a salvo y no te metas en peleas —dijo el calvo,
aparentemente perdiendo todo el interés en mantener la conversación con Tatsumaki, lo que
fastidio mucho a la esper.
—¡¡¡YA TE DIJE QUE NO SOY UNA NIÑA!!! ¡¡¡TENGO VEINTIOCHO AÑOS!!!
¡¡¡CALVO!!! ¡¡¡CABEZA DE AGUACATE!!! ¡¡¡CABEZA DE RODILLA!!! ¡¡¡CABEZA
DE HUEVO!!! —ya sin ser capaz de contenerse por mas tiempo, la pequeña heroína acabo
por soltar completamente su temperamento con insultos infantiles… Claro está, que ella
misma no notaba cuan infantil parecía al hacerlo.
Saitama, ahora con una vena palpitante y aparentemente a punto de estallar en su frente,
volteo hacia Tatsumaki, y le dirigió una mirada escrutadora. Luego, fingiendo llegar a una
realización o impactante descubrimiento soltó.
—Ya veo, eres una loli legal —su tono era plano, y carente de inflexión, como si declarara
un hecho. Pero Tatsumaki noto la diversión y burla en su mirada.
—¡A QUIEN LLAMAS LOLI LEGAL! ¡BASTARDO PERVERTIDO! —Grito ella.
Pero, al momento siguiente el calvo simplemente volteo, y desapareció de un salto, dejando
a una irritada y molesta Tornado del Terror sin poder descargar su frustración.
Lo que lo inicio todo.
Ciudad Z, Pueblo Fantasma, Departamento de Saitama, 10 Minutos después de
hablar con Tatsumaki.
Saitama había regresado a casa directamente después de decirle a aquella mocosa malcriada
“loli legal”, estaba seguro de que había sido lo suficientemente insultante para ganar el
intercambio de insultos improvisado que habían mantenido.
Ahora, de regreso en su pequeño departamento, habiéndose ya quitado su traje de héroe,
Saitama no pudo evitar suspirar de aburrimiento, la pelea con el Kaijin en Ciudad A no fue
nada estimulante, si acaso, su pelea verbal con la mocosa… Tatsumaki… no eso era muy
largo, Tatsu decidió Saitama mientras pensaba.
En fin el intercambio de insultos con Tatsu había sido mucho mas entretenido que la pelea
con el Kaijin.
—Al final solo basto un golpe —suspiro decepcionado.
Y su mente vago hacia tiempos mejores, cuando aún no alcanzaba un poder tan absurdo,
cuando cada pelea ponía realmente su vida en juego.
Cuando aun era capaz de emocionarse por una batalla.
Saitama, hace tres años.
Por las calles de Ciudad Z se podía ver a un joven de cabello negro, vestido con un traje
formal mientras cargaba un pequeño maletín de trabajo.
Se trataba de un joven de rasgos afilados, y rostro atractivo, su cabello negro corto formaba
puntiagudos mechones que le daban un aire de peligrosidad, eso sumado a sus ojos afilados,
le concedían un atisbo de peligrosidad, aun con su hastiada expresión.
El joven, parecía un oficinista cansado de su trabajo.
Caminaba por la calle con paso cansado, y un desanimo palpable.
No obstante, su caminata a casa se vio interrumpida por los gritos de la gente.
—¡Diablo, apareció una cosa rara! ¡Corran por sus vidas!
—¡¡Kyaaaa!!!
—¡¡¡Whaaaa!!!
En tanto, el joven Saitama se cruzo frente a frente con el culpable de tal caos.
Se trataba de una especie de hombre cangrejo bastante bizarro. Tenia piernas humanas, y
usaba un calzoncillo blanco. Sin embargo de la cintura para arriba, su torso, cabeza y
brazos correspondían a los de un cangrejo tamaño extra grande. Una coraza roja cubría el
torso, y una cabeza con ojos saltones lo coronaba, por brazos tenia grandes tenazas con
aspecto de arma asesina, definitivamente capaces de cortar a un hombre como si fuera tofu.
Saitama, en aquel momento estaba realmente apático, acababa de ser rechazado en otra
entrevista de trabajo y ya estaba cansado de la monotonía. Por ello, cuando vio al hombre
cangrejo decidió no correr, incluso si lo mataban no importaba, al menos su aburrida vida
diaria acabaría y no debería preocuparse más por encontrar empleo.
El gran cangrejo por su parte pareció desconcertado.
—¿Eh? ¿No correrás como los otros? *blub* *blub* *blub* *blub* —dijo mientras se le
escapaban un par de burbujas al hablar, Saitama supuso que sería cosa de cangrejos.
El joven simplemente dejo escapar un pesado y lúgubre suspiro.
El Kaijin le miro fijamente un momento, pensativo.
—*blub* *blub* Por como te ves, yo diría que eres un salaryman recién empleado —dijo
mirándolo el gran cangrejo— Yo soy el gran Kanirante y me veo así porque comí
demasiados cangrejos lo que me provoco una metamorfosis repentina. Y, viendo como no
estas escapando de mi… *blub* *blub* —hizo una pequeña pausa— ¿He de asumir que
buscas morir? ¿O me equivoco?
—Si… eso seria correcto, bueno excepto por una cosa —contesto Saitama— No soy un
salaryman, estoy desempleado. De hecho, en este momento estoy buscando trabajo —
explico— Esta mañana tuve una entrevista, pero fui rechazado. Ahora no siento nada y
nada me importa —añadió— Y tampoco siento que valga la pena escapar porque el Gran
Kanirante apareciera ante mi —hizo otra pausa— Entonces, ¿Qué pasara si no escapo de ti?
El hombre cangrejo lo miró fijamente a los ojos, luego simplemente comenzó a caminar
ignorando a Saitama.
—*blub* *blub* Tienes los mismos ojos muertos que yo —dijo el cangrejo mientras
pasaba.
Saitama se quedo allí, con las manos en los bolsillos de su traje, la mirada fija al frente
como si nada importara.
—Como un compañero con ojos muertos te dejare ir esta vez —añadió el Kanirante—
además, no eres la presa que persigo.
Eso llamo la atención de Saitama, quien giro la cabeza para mirar al hombre cangrejo con
una expresión inquisitiva.
—Voy tras un mocoso de mentón partido —divago el cangrejo sin notar la mirada de
Saitama— no puedo esperar a cortarlo en pedazos cuando me lo encuentre. *blub* *blub*
*blub*
Saitama siguió su camino lentamente, despreocupado y sin deseos de interferir con los
planes de Kanirante, después de todo, ¿Qué pintaría el en frustrar los planes de alguien
más?
Mientras caminaba a casa, el joven vestido de oficinista llego a medio camino del parque
cercano a su departamento, y lo que vio allí hizo que se detuviera en seco.
Cargando con un balón estaba un niño vestido con una camiseta de manga corta y
pantaloncillos cortos. Nada de eso era realmente importante y podía ser ignorado. Fue sin
lugar a dudas la enorme barbilla partida del niño que parecía desproporcionada lo que
detuvo a Saitama.
—¡Ah! — dejo escapar Saitama debido a la impresión.
Al verlo, no pudo evitar que su mente divagara, “No, no, no… Imposible… No puede
tratarse del niño que el cangrejo buscaba, imposible no puede haber tantas coincidencias.”,
pensó mientras miraba al fijamente.
—¿Hmm? ¿Qué estas mirando? —pregunto el niño al notar la mirada anonadada de
Saitama.
Sin saber que mas hacer, Saitama decidió interrogar al niño.
—Hey, niño —dijo llamando su atención— ¿No le habrás hecho nada a un monstruo
cangrejo, verdad?
—¿Eh? —soltó el niño confundido, pero tras un momento respondió— Le dibujé pezones
con un marcador permanente porque me lo encontré durmiendo en el parque.
Saitama sintió que alcanzaba la iluminación cuando se dio cuenta, “¡realmente es el!”
No obstante, sus pensamientos no se detuvieron allí conforme la situación se hacía mucho
más clara. “Maldición, ese mocoso aún no se da cuenta de lo que ha hecho. ¿¡Qué debo
hacer!? Tal vez sea capaz de esconderlo en un lugar seguro…”
Saitama además no pudo dejar de pensar, “diablos, ese niño es realmente feo. Además no es
como si lo conociera de nada, debería ocuparme de mis propios asuntos” decidió para ser
interrumpido por la voz del niño.
—¿Ah? —soltó el niño mientras miraba algo detrás del joven vestido de traje y corbata.
Aun así, Saitama tomo un tiempo para darse cuenta de ello. Pues se mantuvo inmerso en
sus pensamientos, “cierto, se supone que ya había decidido ya no preocuparme por nada…”
Solo entonces noto la presencia detrás de él. Y alzo la mirada con nerviosismo.
—¡Te encontré! —grito Kanirante al tiempo que se abalanzaba sobre el niño listo para
partirlo a la mitad con sus tenazas.
Saitama, inconscientemente se movió, lanzándose sobre el niño rápidamente y sacándolo
del camino.
Su mente solo noto sus acciones para cuando todo hubiera sucedido.
Se había interpuesto en el camino de un monstruo cangrejo gigante por un niño que no
conocía.
“¡¡Pero que estoy haciendo!!” pensó al darse cuenta de las implicaciones de sus actos.
—¿Hah? —soltó el hombre cangrejo al notar lo que había ocurrido.
Al darse la vuelta, Kanirante se dio cuenta de que el niño idiota que le había dibujado
pezones en la coraza había sido salvado por el joven de traje cuya vida perdono un rato
antes.
Saitama por su parte, acabo de tomar una decisión, protegería a aquel niño.
—¡Niño, ese cangrejo te persigue a ti! ¡¡Escapa ahora!! —instruyo Saitama con un toque de
desesperación en la voz.
—Pe… pero… —tartamudeo el niño.
—¡No te preocupes por mí! ¡Solo corre! —insistió Saitama con mirada decidida, de paso
interrumpiendo al niño.
—Pero mi balón de futbol… —dijo el niño señalando a Kanirante que en ese preciso
instante estaba aplastando el balón y reventándolo de un pisotón.
Saitama por otro lado fue tomado desprevenido por el niño, y ahora, ligeramente irritado y
molesto porque su frase heroica se había desperdiciado, por un momento se cuestionó si
debería salvarlo o si seria mejor simplemente marcharse a casa dejando al niño para que
Kanirante completara su venganza.
Dejando de lado sus emociones conflictuadas, Saitama decidió que no podía simplemente
dejar las cosas así.
—¿¡Tu balón!? ¡¡Olvida la maldita cosa y corre ya!! ¿¡Es que acaso quieres morir o que!?
—grito Saitama ya sin paciencia para el niño con barbilla de trasero.
Kanirante, volviendo a centrar su atención en el niño y su salvador, y ya habiendo notado
que se trataba del mismo hombre de ojos muertos que no había matado por lastima,
cuestiono.
—Oye, tu. ¿Qué estas haciendo? —dijo aparentemente incrédulo de las acciones de
Saitama— ¿No me digas que estas tratando de salvar a esa pequeña mierda?
Saitama, sin deseos reales de enfrentarse a un monstruo decidió tratar de persuadir al
cangrejo, después de todo esto no era problema suyo desde el principio.
—Espera, detente un momento. ¿Realmente quieres matar a alguien solo por una broma
infantil? —pregunto Saitama intentando razonar— Piensa en lo que estás haciendo
cangrejo.
Kanirante no titubeo antes de responder, como si lo que Saitama dijera fuera una tontería.
—*blub* Ja, ja… Ya es demasiado tarde, ya despedacé a unas cuantas personas de camino
a este lugar —declaro el cangrejo con desapegado orgullo— Y hare lo mismo con quien se
ría de mi apariencia externa. *blub* *blub* Ja, Ja.
Luego alzando las tenazas en un gesto de ira absoluta, el hombre cangrejo grito a todo
pulmón.
—¡Mira, esa mierdecilla se atrevió a dibujar pezones en mi hermoso cuerpo! —bramo
mostrando su torso anaranjado donde dos círculos negros de marcador permanente eran
notablemente visibles— ¡Y lo peor de todo es que no puedo limpiarlos porque estas pinzas
son incapaces de sostener una tela con alcohol!
Poniéndose en pose de intimidación Kanirante se preparo para atacar frente a un Saitama
que permanecía agachado en el suelo, listo para ponerse de pie.
—¡¡No tendré piedad con el!! —proclamo el cangrejo— ¡¡Y si tu te metes en mi camino,
me asegurare de que nunca mas seas capaz de salir de casa para buscar trabajo!!
Aquellas palabras golpearon algo dentro de Saitama. Se le antojaron ridículas, que lo
dejaría incapaz de siquiera salir a buscar trabajo. Por qué diablos le importaría tal cosa, no
es como si quisiera pasar su vida atado a un escritorio desde un principio. No, no
importaba.
—He, he… —antes de siquiera notarlo una risa sarcástica había escapado de sus labios.
Kanirante pareció sorprendido por ello, su incredulidad era palpable.
—Oye, ¿Acaso te acabas de reír? —pregunto desconcertado.
—Ja… jaja… jajaja… jajajajaja —Saitama rompió en una carcajada en toda regla— He,
he, he, he —acabo con un tono ligeramente sarcástico, como si se riera de la ironía.
Kanirante solo pudo mirar en silencio, sin saber realmente como reaccionar ante tal absurda
reacción.
—Es solo… Es solo que te ves igual a un villano de un viejo anime que solía ver de niño —
explico con sorna Saitama, en su rostro se podía ver una sonrisa vivaz y un par de lagrimas
en sus ojos de tanto reír. Parecía realmente alegre y divertido, lejos de la mirada muerta que
Kanirante había notado antes.
Ante ello el monstruo cangrejo pareció enfadarse, pues respondió abalanzándose sobre
Saitama y lanzándolo a volar con un revés de su tenaza izquierda.
—Gah —soltó Saitama ante el impacto, mientras una pequeña bocanada de sangre
escapaba de su boca.
El cuerpo del joven vestido con un traje de trabajo golpeo el suelo a unos metros de donde
había permanecido de pie antes del ataque de Kanirante.
En tanto, Kanirante, aparentemente pensando que Saitama ya estaba fuera de combate
dirigió su atención al objeto de su venganza, el niño de mentón partido que había osado
dibujar con marcador permanente sobre su cuerpo de crustáceo.
Avanzo hacia el niño que se encontraba paralizado por el miedo un paso a la vez.
—Muere —dijo al tiempo que alzo su tenaza derecha, presto a acabar con la vida del
molesto niño.
Sin embargo se vio interrumpido por una voz matizada por el dolor que venía de sus
espaldas.
—Detente justo allí —la voz de Saitama era ligeramente inestable, al igual que su cuerpo
que parecía mantenerse de pie con esfuerzo—No puedo quedarme sentado y ver como es
asesinado un niño en esta época en que la tasa de natalidad está decreciendo —dijo el joven
como si estuviera buscando una forma de burlarse de sus propios actos con una excusa mal
hecha.
Kanirante solo pudo mirarlo en silencio una vez más, aquel hombre no paraba de
desconcertarlo.
Primero parecía muerto en vida, sin ánimos por seguir con vida, rendido y derrotado por su
realidad… pero ahora… ahora parecía tener una especie de propósito, un propósito que
acababa de encontrar y eso era aterrador.
—Y hay otra cosa que acabo de recordar —continuo mientras se quitaba la corbata y
desabotonaba ligeramente su traje— Mi sueño de niño era convertirme en un super héroe
—continuo mientras parecía alistarse para una pelea de bar— veras, nunca quise ser un
salaryman. Lo que yo quería era convertirme en un héroe que mandara a volar a los típicos
villanos como tu…
Acabando de desabrocharse la chaquetilla del traje, el joven la lanzo al aire con un gesto
rudo.
—¡De un solo golpe! —completo, poniéndose en pose de lucha sujetando la corbata en su
puño cerrado— Ya he terminado con el trabajo de oficina, ¡¡VEN CANGREJO!! —acabo
gritando en desafío.
Kanirante por su parte respondió como era de esperarse de un triste villano de comic de
superhéroes…
Burlándose mientras humilla al supuesto héroe.
—¿Tu, un héroe, no me hagas reír? —con un golpe directo a la mejilla, hizo a Saitama
escupir sangre.
Golpe tras golpe lanzo el monstruo cangrejo simplemente para mostrarle cuan patético era.
—¡No tienes oportunidad contra mí! —proclamo Kanirante cuando, con un uppercut lanzo
al héroe cayendo de espaldas.
—*blub* *blub* Jajaja —rio el cangrejo sin notar que Saitama se levantaba y saltaba por
encima de su cuerpo ni como empleando su corbata le enredaba uno de sus saltones ojos.
Al instante siguiente, el maltrecho joven con un movimiento rápido en que invirtió toda su
dio un tirón desde la espalda del cangrejo jalando el ojo de la cuenca, y arrancando con él,
el contenido del cráneo del crustáceo que mano a borbotones en medio de un agónico grito
de Kanirante.
Menos de cinco segundos después el monstruo cangrejo yacía muerto sobre su espalda, y
Saitama cubierto de heridas y sangre jadeaba pesadamente debido al esfuerzo.
Pero una satisfacción y orgullo por lo que acababa de lograr lo llenaban, estaba decidido, en
adelante se convertiría en el héroe que siempre soñó con ser.
De regreso al presente.
—Hah… —suspiro Saitama en la sala de su departamento— Han pasado tres años desde
entonces… entrene muy duro y perdí todo mi cabello, fue tan duro que pensé que moriría o
me volvería loco pero al final logre adquirir un poder invencible. Me convertí en el héroe
que siempre soñé ser…
La mirada de Saitama era actualmente de impotencia y apática resignación.
—¿Pero como puede ser que a pesar de que debería sentirme satisfecho por ello, mi
corazón se siente tan vacío? —se cuestiono en voz alta— Ninguna pelea me satisface,
ningún enemigo logra que me emocione… ¿Cómo es posible que en año y medio desde que
obtuve este poder, lo mas divertido que he hecho fue discutir con esa enana?
El sol ya se había puesto, y Saitama simplemente se acostó en su futón, no sacaría nada de
cuestionarse las cosas, así que era mejor simplemente dormir.