GÓMEZ PÉREZ, Rafael, Deontología Jurídica (Cap. 1)
GÓMEZ PÉREZ, Rafael, Deontología Jurídica (Cap. 1)
DEONTOLOGIA
JURIDICA
Tercera edición
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-f.t¡iJ:t*-t-
Primera édición: Enero 1982
Segunda edición: Noviembre 1988
Tercera edición: Mayo 1991
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RAFAEL GOMEZ PEREZ
l. S. Th, l-II,9.90, a. 4.
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RAFAEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
verso,(y, por tanto, de los hombres) es Dios 2; el bien co- b) ley natural o participación de la ley eterna en la
mún de Ia sociedad política es la realización dei bien propio criatura racional;
de todos los hombres que la componen. Bien comrin, en el
caso de la sociedad política, puede entenderse tambiéí como c) ley divino-Positiva, u ordenación promulgada en la
«situación de concordia», como Revelación sobrenatural.
comúnr. No es éste
el s_entido más profundo, pero "utilidad
tampoco es falso. La ley humana Puede ser:
La ley es dada por .,aquel que tiene a su cuidado la co- a) ley civil, elaborada y promulgada por la autoridad
munidadr. Ese es Dios para la totalidad del universo; y es politica;
la autoridad polÍtica en la sociedad civil. claramente'rá
señala aquÍ un matiz «monárquicor; considerando al pueblo "" b) ley eclesiástica, elabotada y promulgada por la au-
como depositario de la autori dad (depositario porq.rl tod. toridad eclesiástica.
autoridad viene de Dios), la organización jurídica que se de
el pueblo es órganorl- lo que está al cuidado de la
-en sus
comunidad. Quiere decirse con esto que la definición de ley 2.2. tustificación de este planteamiento
no está reñida ni siquiera con Ias formas puras de democra_
cia directa. En cuanto al simple criterio de facticidad, no hay difi'
Finalmente r parya. que exista ley ha de estar «suficiente- cultad alguna para entender la existencia de las leyes huma-
mente promulgada».La ley eterna de Dios es promulgada a nas: están ahí, se dan en cualquier comunidad humana' En
través de- su participación en la criatura iacional (ley" natu- cambio, ¿por qué una ley natural? Podemos razonar del si-
ral moral). La_ ley divino-positiva ha sido promutguaá guiente rná¿ot la ley humana ha de ser justa, es decir, ha de
U
Revelación sobrenatural. La ley humanopositiva a través "n irpo.,"t una ordenación que dé a cada uno lo suyo, que es
de distintas formas de publicación. el acto de la virtud de la iusticia. En este supuesto, ¿por
qué el hombre ha de dar a cada uno lo suyo? O, más inci-
s-ivamente: ¿qué es lo suyo? Los derechos humanos, según
2.1. Clases de leyes acuerdo ge.réial, son naturales, eI hombre nace con ellos'
No son olorgados por la sociedad y mucho menos por el Es-
La división clásica atiende al criterio del autor: Dios y tado: sociedad y Estado deben reconoceilos, como se reco'
el hombre. noce lo que está Ya ahí.
La ley divina se divide a su vez en: Si eI hombre nace con esos derechos, ¿de dónde proce-
den éstos? ¿Cómo los ha conseguido? Sólo caben dos res-
a) ley eterna, que es la ordenación de todas las criatu- puestas, yu {.r" el hombre no puede darse a sí mismo los de-
ras por Dios hacia su bien último o común, que es el mismo rechos .rát,riul"t (si fucra así, cualquier hombre podria na'
Dios; turalmente suprimirlos). No cabe más que esta solución: los
ha recibido. Ysi los ha recibido sólo puede ser de una extra-
ña causa ciega, de la materia en evolución o del autor de la
2. «ultimo fin exclusivo del homb¡e en la vida presente y en la vida naturaleza, de Dios. La hipótesis de la evolución de la ma-
eterna» (PÍo XI, Dioini Redempioris, 27; AAS 29 llg37l, ZA),
de-la
teria sin Dios (lo que equivale a postular la existencia de
historia humana y de la historia de la salvación» (c.-vaticáno ii, "Se¡or
¿;;r;.¿r- una materia eternJ) no tiene consistencia filosófica. Por
d.ium et spes, 4L, AAS 58 tt9ó61, tO6O). otra parte, cualquiera, en nombre de esa evolución, podría
20 2l
RAFAEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGTA JURIDICA
establecer como «natural» la supresión de esos derechos. violentamente con aigo que todo hombre conoce: el orden
La respuesta clara. es que el hombre nace con derechos na- de lo natural y la exigéncia de una Suprema Intelige,cia que
turales, sr.lyos, porque como suyos los ha recibido de Dios. y lo haya ordenado.
los conoce en sí mismo, en su naturaleza racional y libre. Existen muchos testimonios de un cierto acercamiento
Ese es el fundamento de la ley natural.
a esta verdad. Incluso quienes afirman sólo una genérica
_Para la ley eterna cabe la siguiente argumentación: la *religión cósmicao incluyen un elemento de racionalidad
ordenación *a través de la ley natural- de lo humano se
Comá ejemplo, puede verse este texto de Albert Einstein:
extiende también a las demás criaturas, a todo el universo
,.Su religio.idud-(lu del investigador) se apoya en el asom-
creado. Y eso es la ley eterna.
La ley divino-positiva sólo se entiende a partir de la fe bro antá la armonía de las leyes que rigen la Naturaleza,
- en la que se manifesta una racionalidad tal que en contra-
sobrenatural, es decir, del asentimiento del hombre a Ias con ella toda estructura del pensamiento humano
posición
verdades reveladas por Dios. ^se s'
convierte en insignificante destello'
Las definiciones clásicas de ley eterna son mucho más
2.3. La ley etenta precisas: «Lex aeterna est ratio divina vel voluntas Dei or-
áirr"* naturalem conservari jubens, perturbari vetans», de
La noción de ley eterna (con ésta o con una expresión §an Agustín6: la razón y voluntad divinas que mandal cgn'
equivalente) ha sido presentada en las más diversu, .rrltrru. ,"rr*] respetar el ordén natural y prohíben perturbarlo.
por todos los que han reconocido la existencia de Dios, crea- Santo'Tomás de Aquino lo enfoca desde otro ángulo, sus-
dor del mundo y providente. En ese sentido, es común a mu_ iancialmente idéntico; «Lex aeterna est ratio divinae sa-
chas formas religiosas. Es conocida la frase de Cicerón: pientiae, secumdum quod,est directiva omnium actuum et
.,Veo que ésta fue la enseñanza de los más sabios: que la ley motionum,T, es decir, el plan de la sabiduría divina que es
no ha sido_ excogitada por el ingenio humano, ni es algo ia directriz de todas las aiciones y movimientos que se dan
pronunciado por los pueblos, sino algo eterno, que rige a en lo creado.
todo el mundo con la sabidurÍa del mandar y del piohibír, r. La ley eterna se realiza de modo necesario en las criatu-
Esta-sabiduría que gobierna el mundo, mandanáo y prolii_ ras no dotadas de razón; en las criaturas racionales se ha
biendo, no es algo originariamente humano. Está aÉí,^antes á" crmpllt de forma consciente y libre' En ese sentido' la
de los hombres. ley eterna es la primera y gran ley moral'
La misma idea late, en una forma imper.fecta, incluso en
algunos textos deístas. Por ejemplo, en éste de Rousseau:
«La conciencia es la voz del alma, a. Aunque el deísmo fue 2.4. La leY natural motal
históricamente un camino hacia el ateísmo, no se puede
desconocer que, en ese proceso, fue necesario ,o .6-p". santo Tomás, recogiendo una tradición filosófica ante-
rior al cristianismo, define la ley natural como «participa-
3. <<Hanc igitur video sapientissimo¡um fuisse sententiam, legenr neque
hominum ingenio excogitat4m neque scitum aliquod .rr. popuiá.u-, i.¿
aeternum quidquam, quod universum mundum regeret imperánái prohitendi- ,. A. ErNsrnrr't, Mi uisión del mundo, Barcelona 7980' p' 24'
que sapientia» (De Legibus 2, 4, 8). 6. S. AcusrÍN, Contra Faustum 22, 27 (MIGNE 42' 4I8)'
4. Roussueu, Emile, Librc IY. 7. S. Tor,rÁs, S. Th., t'2,9), 1.
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,RAFAEL
GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
tio legis aeternae in creatura rationali» 8. Con esto, la ex- en lo que considera obueno, y «malo», pero está de acuer-
presión ley natural adquiere un sentido moral, porque sólo do en que el bien ha de ser hecho y el mal evitado, que es
los seres racionales y libres son capaces de esa párticipación. el primer principio de la ley natural, en modo alguno tau-
La ley natural lo es porque comprende precepto. lr" tológico.
tán en la misma naturaleza del hombre y, ademár, plrq.." "r- Además, es fácil comprender cómo el recurso a la ley
puede ser conocida con la sola luz de la'razón. En la prac- natural ha sido en todas las épocas y sigue siéndolo, la me-
tica moral, la ley natural es un continuo criterio de iefe- jor defensa contra la tiranía política o social. El llamado
rencia. Por su importancia merece una detenida clarifi- uderecho de resistencia" contra una ley humana injusta tie-
cación. ne como base la existencia de una ley anterior a la sociedad
polltica, porque el hombre nace con ella: y no otra cosa es
la ley natural. En un planteamiento muy sencillo puede de-
2.4.1. Existencia de la ley natural cirse que las genéricas pero, por otro lado, muy concretas
La existencia de la ley natural no se entiende sin aclarar protestas del estilo del no hay derecho (referidas tanto a
los fundamentos metafísicios del orden moral. por ejemplo, una actuación personal como a Llna situación o a una ley)
si se niega la posibilidad de alcanzar la verdad ae foima están tomando como referencia la ley natural no escrita e.
objetiva (relativismo histórico), es imposible dar con la na-
turaleza del hombre y, por tanto, con el deber ser moral 2.4.2. Contenido de la ley natural
implícito en su ser. Tampoco se entiende la ley natural si
por natural se considera simplemente lo que se'da (pragma- La dignidad de la persona humana, que se funda en el
tismo) o lo más frecuente o usual (ulo normal,), óomá es hecho de que ha sido creada a imagen y semejanza de Dios,
corriente
-en algunas formas de sociología. La ley natural es inseparable de la ley natural. Su espiritualidad (inteli-
no deja de serlo, porque sus preceptos sean incumplidos gencia y voluntad libre) hace que el individuo humano sea
(aunque, por lo demás, nunca lo ,on totalmente ni por la persona: dueño de sus propios actos, sujeto de derechos y
totalidad de los hombres); la ley natural es una ley inoral deberes. Es un ser racional y libre, ordenado a alcanzar su
y, por tanto, ofrecida a la libertad; el incumplimilnto de fin último, Dios, que coincide con su felicidad. Por eso, el
la ley natural es una afirmación de esa misma iey, de modo conocimiento acabado del contenido de la ley natural exige
semejante a como
"la hipocresía es un homenajé que el vi_
cio rinde a la virtud".
una profundización metafísica en la naturaleza del hombre.
Asl se explica que, salvo en sus primeros principios, el con-
Cualquier hombre es consciente de que determinadas ac_
ciones (mentir, maltratar a los padres, matar a un inocen-
te, etc,) son naturalmente malas, por encima de las vicisitu- 9. En la práctica,ley nalu'al y dereclto nalural se equivalen, aunque la
des de las épocas y de las culiuras. Las deformaciones segunda expresión hace referencia a la alteridad, catacterlstica del goncepto de
de la conciencia en el respeto a la ley natural suponen Ia derecho y de justicia. La doctrina de la Igiesia sobre la ley natural es abun-
exactitud de la conciencia en el respefo a esa ley. Un hom- por elemplo, los documentos más significativos: Lr.óN XIII,
dantísima. Cfr.,
7 (AL 8, 220); Pío XI, enc. Summi Pontificatu, 20 (AAS 31,
enc. Libertas,
bre, un grupo o incluso todo un pueblo puede équivocarse l%9, p.42)), Mit brennender Sorge, )8 (AAS 29, l9)7, p. 160); PÍo XII,
discurso In questo giorno, 7 (AAS 32, 1940, p. 8), Alocución 18'lv'1"9t2 (AAS
44, 1952, p.417\; Jum.r XXIII, enc. Pacem ht terris, 160 (AAS ,5, 1963,
p. 258, 100, etc.); CoNcrrro Vrtrc¡No II, Cons. Gaudiun et spcs, 79 (AAS,
8. S. TouÁs, S. Tb., l-2, 91, 2. 58, 1966, p. 1102).
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RAFAEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
tenido de la ley natural pueda ser desconocido, culpable o 2.4.3. Propiedades de la ley natural
inculpablemente, por muchos hombres.
El contenido de la ley moral natural es el conjunto de 2.4.3.1. Universalidad
derechos y deberes que derivan de la naturaleza humana y La ley natural se extiende a todos los hombres, en cual-
son, por tanto, comunes a todos los hombres. En este con- quier época y cultura. La promulgación de la ley natural
tenido se suelen distinguir unos primeros principios, que está hecha en cada persona humana por el hecho de serlo.
todos conocen con evidencia y que pueden reducirse al pri No se quiere decir con esto que cualquier persona conozca
mario y fundamental "debe hacerse el bien y evitarse el de hecho todo lo que es de ley natural, sino que puede co-
malr. Este principio, a veces criticado como tautológico, nocerlo si consigue superar algunos inconvenientes. Estos
es, en cambio, de una profundidad inagotable. euiere decir obstáculos (que inciden, sobre todo, sobre las antes llama-
que nadie busca el mal en cuanto mal, aunque, por defor- das conclusiones remotas) son a veces muy graves: piénse-
mación o por ignorancia, pueda considerarse bueno lo que se, por ejemplo, en la influencia de una civilización materia-
es objetivamente malo. Quiere decir, cn forma positiva, lista, en la presión de una eclucación que desconoce los
que existe en el hombre una inclinación natural hacia el más elementales fundamentos metafísicos, etc.
I bien, aunque, por otro lado, las pasiones dificulten el libre Con mayor dificultad se puede reconocer la ignorancia
] ejercicio de la voluntad y obstaculicen la práctica del bien. acerca de las conclusiones inmediatas: no matar, no men-
Se llaman conclusiones inmediatas (o, también, princi- tir, no robar, etc. Basta un sencillo razonamiento para dar-
pios secundarios) las que se deducen de modo fácil y di- se cuenta, por ejemplo, de que eI que miente no quiere ser, a
recto de los primeros principios; entre esas conclusiones su vez, engaña.do. Cuando se actúa en contra de estos pre'
inmediatas se encuentran los preceptos del Decálogo. ceptos puede ser que, alguna vez, tto se advierta la radical
Finalmente cabe hablar de conclusiones remotas, qlue inmoralidad de esa conducta. Pero basta situarse en el ám-
son las que se obtienen, por medio de un raciocinio diligen- bito de la persona ofendida, agraviada, etc. para darse cuen-
te, aplicando a cuestiones particulares los primeros princi- ta de su negatividad ética.
pios y las conclusiones inmediatas.
La división anterior está hecha teniendo en cuenta la 2.4.3.2. Inmutabilidad
mayor o menor evidencia de los diversos preceptos para la En sí, la ley natural cuanto dimensión ética de la
razón humana. Desde otra perspectiva, el primer y más im- -en
naturaleza humana- es inmutable, como lo es, metafísica-
portante precepto de la ley moral natural es amar a Dios mente, esa naturaleza. En cualquier época y cultura el hom-
sobre todas las cosas, que en la división citada es una de las bre es racional y libre y su inteligencia se dirige hacia la
conclusiones inmediatas, ya que racionalmente se deriva verdad y su voluntad hacia el bien. La inmutabilidad alcan-
de aplicar el primer principio y amar el bien- al za tanto a los primeros principios como a las conclusiones
Sumo Bien, que es Dios. En el-hacer
orden del conocimiento es inmediatas y a las conclusiones remotas.
antes «hacer el bien, que «amar a Diosr, pero en el orden Cabe hablar, sin embargo, de una mutabilidad por adi
real el precepto del amor a Dios es anterior, ya que la mis- ción o por perfeccionamiento, en cuanto que los preceptos
ma noción del bien depende de Dios: es, en efecto, moral- inmutables de la ley natural pueden ser mejor conocidos.
mente bueno aquello que conduce al fin último. En otras Así, en la actualidad se considera la esclavitud contraria a
palabras, algo es bueno en la medida en que es, al menos la ley natural; así lo ha sido siempre, a pesar de que en de-
implícitamente, manifestación del amor a Dios. terminadas épocas no toclos los hombres hayan reconocido
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RAFAEL GOMDZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
rior: la gracia del Espíritu Santo, comunicada por Cristo. Amor a Dios y amor al prójimo son dos aspec',as de una
«I a nueva ley divina no es otra cosa que el dinamismo di- misma realidad y u la iez,lo que constituye la raíz de
vino que hace al hombre capaz de alcánzar el fin sobrena- "t,
todos los compórtamientos morales del cristiano. La cari-
tural:.la participación de la naturaleza divina y la filiación dad perfecciona desde dentro la justicia, la templanza,-la
adoptiva de Dios" 2.- Es una ley de libertad, ya que se basa
prudencia, la fotaleza y todas las demás virtudes morales.
en la aceptación voluntaria de la fe, en el áovimiento del 'En
cierto modo, la ley divina, resumida en la caridad, cons-
-en virtud deestaley
hombre la gracia- de corresponder a Dios. tituye un principio para la invención de modalidades mora-
Sólo secundariamente es externa, ya que así lo exi_ les iiquísimrt, il"tát de matices, lejanas de cualquier tipo
ge Ia naturaleza del hombre. uEl hombre,"en'efecto, no es
de legalismo. El idcal es nada menos que tratar a los demás
puro espíritu, es cuerpo y alma y, en su situación presente,
de uñ modo lo más semejante posible a como Dios trata y
su vida espiritual no puede nunóa ser puramente ül; lleva
ama a los hombres. Es en virtud de esta invención por lo
siempre consigo cierta participación Lorporal y sensible,
que, en un determinado sentido, la caridad es un manda'
ora .como punto de partida para conocer y amar (nihit in
intellectu nisi prius in sensi), ora como manifestación in- ,i¡"oto nuevo (Juan 13,34-35). Nuevo es el clima -el de la
fe y la gracia-, nuevo es el ejemplo vida de Cristo-;
evitable de Ia vida interior» 23.
poi esJel cristiano cuenta con todas-lalas garantías para no
No se puede olvidar, por tanto, que Ia ley divinoposi_
tiva es antes que nada una ley interior, una rey de ribeitad. considerar nunca el comportamiento ético como q¡¿ «ITlo-
Por eso hay que conocer el upeligro de dar a ia ley externa
ral de conveniencia, o un osimple respeto ¿ lq u5u¿l»' La
la primacía sobre la ley interior y de tender a red"ucir toda ley divina le incita a una fidelidad a la fe que es siempre
la moral cristiana a un código dá leyes precisas, olvidando creativa y creadora.
que debe estar al servicio dJ una ley en el fondo de los co,
24.
fSZOneS»
El contenido de la nueva ley se advierte claramente en 2.6. La ley civil
su principal precepto, que los resume todos: el de la cari-
dad. "Así pues, la cariáad es el contenido fundamental y (Las anotaciones que siguen tienen como objeto clarifi
de suyo único de la ley evangélica: amar a Dios por sí mis- car las implicaciones deontológicas de esta materia. En este
mo y por encima de cualquier otro ser, sin pone, límites a contexto no es necesario descender a un pormenorizado tra-
una progresión en este sentido>i 2s. Este es el sentido de las tamiento teórico ni a una casuística. De esto último se tra-
definitivas enseñanzas de las Escrituras: nToda ley se cifra tará con detalle en la segunda parte).
en un solo mandamiento: Amarás a tu prójimo ómo a ti
mismo» (Gal. 5, l4). plenitud de la-ley es la caridad, 2.6.1. Naturaleza
(Rom. 13, 10). «El que"l_,a
no ama a su hermano, a quien ve,
¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve?» (I Jua-n 4,20). La ley civil, en su sentido más amplio (que abarca desde
la Consiitución hasta un reglamento) es una declaración
de voluntad hecha por el legislador para que sirva como
??: l.M.Aunrnr, Ley de Dios, leyes de los honbres,
p. 165.
Barcelona 1969, ordenación de la sociedad. Esta declaración es, a la vez, des-
23. Aunrnr, Ley de Dios..., p. 170. cripción, conocimiento y mandato imperativo' La ley va
21 Auarnr, Ley de Dios..., pp. 172_17). acompañada también de una sanción iurídica externa, co-
25. Auaunr, Ley de Dios..., p. tll.
mo garantí¿r de la efic¿rcia de su cumplimiento'
32 J.)
RAFAEL GOMEZ PEREZ
DEONTOLOGIA JURIDICA
de resistir, de oponerse a ella con medios lícitos. por ejem- moral: ayudas a prensa y a cinematografia inmorales, pro-
plo, una ley legalizadora del aborto no sólo no obliga en gramas de anticoncepción, clínicas que facilitan el aborto,
conciencia, sino que existe la obligación de incumplir- etcétera. Una forma de defensa o de resistencia ante esas
la, de criticarla, de trabajar por su derogación. puede su- realidades sería la consideración de esas leyes como mera-
ceder que el bien común y la necesidad de Ia concordia mente penales.
civil haga conveniente sólo una resistencia pasiva. Sin em- Los que niegan la existencia de leyes meramente penales
bargo, hay que tener siempre en cuenta que, desde el punto argumentan que, en principio, toda ley está encaminada a
de vista profundo de la moral, una ley injusta no es ley, la consecución del bien común. Además, la deseducación
porque no es una ordenación racional dirigida al bien que significaría distinguir leyes meramente penales puede
común. fá.il-é.rte trasladarse al resto del ordenamiento jurÍdico.
En general, puede afirmarse que, contra Ia ley injusta, Por otro lado, algunas de las leyes consideradas meramente
no sólo es lícita sino además obligatoria la resistencia. Esta penales acarrean, en caso de incumplimiento, consecuencias
resistencia puede adoptar diversas formas, siendo la rebe- importantes en la vida personal y social; piénsese, por ejem-
lión el caso extremo. Su licitud depende de que se hayan plo, en las leyes de tráfico. En principio, parece que no se
agotado los demás recursos y de que de la rebelión no sur- viola nada cuando sc marcha a 120 $m/h. en una carretera
ja un mal mayor que el que se trata de evitar. con indicación de un límite de 100 Km/h'; pero del incum-
plimiento de esta norma pueden originarse accidentes mor-
tales.
2.6.6. Leycs nteratnente penales Se trata de una cuestión aún muy discutida, aunque es
preciso reconocer que, después de una creciente importan-
Leyes penales son Ias que infligen una pena por la vio-
cia en el siglo xrx y a principios de éste, hoy día existen
lación de otras leyes. A estas leyes es aplicable todo lo di- menos partidarios de las leyes meramente penales. Una opi-
cho anteriormente sobre Ias leyes civiles. Se llaman, en cam-
nión intermedia ha sido reflejada así por autores recientes:
bio, leyes meramente penales algunos- las que no oComo parece lo normal que una ley imponga la obligación
obligan en conciencia en cuanto -según
al contenido de la misma inmediata de cumplirla, las leyes puramente penales pue-
ley, pero sí en cuanto al cumplimiento de la pena aneja a su
den considerarse relativamente excepcionales. Por esta ra-
infracción. Suelen incluirse en este supuesto las leyes fis- zón, su existencia sólo debe admitirse cuando lo abonen
cales, Ieyes sobrc exportación de divisas, leyes sobre el trá-
razones suficientes y fundadas. Entre éstas pueden contar-
fico rodado, etc.
se: a) la forma expresamente disyuntiva de la ley; b) el
La cuestión cs importante porque, si se admite Ia no carácter superficial y ligero de la prescripción, en la cual
obligatoriedad moral de las leyes meramente penales, no no es posible descubrir la existencia de una obligación mo-
habría culpa moral alguna en transgredirlas. Quienes defien- ral, sino la de una sanción para lograr una determinada con-
den la existencia de leycs meramente penales se basan, mo- ducta; c) según muchos teólogos, también la intención ma-
dernamcnte, en la realidad del creciente intervencionismo nifiesta de la ley se revela al castigar con multas conside-
cst¿rtal. Si cualquier normatividad es obligatoria en concien- rables pequeñas lesiones de los intereses del Estado'
26.
36 37
RAFADL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
po, una situación de epiqueya. Finalmente, hay que obser- Numerosas leyes son incumplidas también en las gran-
var que la epiqueya tiene su campo propio de áctuación en des catástrofes, que son estados de necesidad generalizados.
leyes muy generales y que, por su própia naturaleza, no En estos supuestos, las circunstancias del bien común han
pueden abariar todos los casos. poi eso mismo, a sensu cambiado y ante esto ceden la mayoría de las leyes positi-
c-ontrario_, no se aplica Ia epiqueya a las leyes irritantes, es vas, aunque, naturalmente, no la ley moral'
decir,- a Ias que sancionan cláramente Ios requisitos ináis-
pensables para Ia validez de un negocio jurídico.
2.6.9.2. La disPensa
2.6.9.4. La cesación de la ley por la costr.tntbre lles, puede ser un vicio: el juridicismo' Por otro lado' la ley
civii se ha desprestigiado a veces por una legislación u9-""-
«lantísima, extreuraliente cambiante y de discutible efica-
Costumbre, en este sentido, es cierta normatividad in-
troducida por el uso social y mantenida en el tiempo, con
el consentimiento al menos tácito del legislador. uia'dura- .iu- fi.rut*ente, cabe l-rablar de un desprestigio moral' en el
caso de leyes que sancionan actuaciones éticamente ilícitas.
ción necesaria para que algo sea considerado costumbre Frente a toclo esto hay que resaltar que la obediencia a
varía en las diversas legislaciones, pero el tiempo forma
parte de la costumbre y de su racionaliclad. l"r l;t;; es Lrna obligación moral general y una garantía de
la libértad personal. Si aumentasen las actuaciones contra-
La costumbre puede ser: a) iuxta legent, que aclara o rias a la ley se estaría deformando la conciencia' Por otro
perfila la ley; b) praeter legent, es decir, qrr" más allá de iuát, ," coáp.erde bien la responsabilidad cle los legislado-
la ley; c) contra legem, contra lo dispuestó en"ula ley. A efec- res ó.rand<r, por medio de leyes técnicamente mal pensadas
tos prácticos, la costumbre se presenta con frecuentia com«¡ á po. medio'de leyes injustas, están, en la práctica, fav-ore-
usos admitidos praeter legem, sobre los que no recae nin_ ciéndo la mentalidad de desprecio al ordenamiento
jurídico.
guna disposición explícita del legislador. Estos usos pue_ Modernamente se ha extendido la idea de que la ley no
den estar generalmente extendidos o sólo en el ámtlto es más que un mal menor, con lo que estaría siempre éti-
de una determinada clase de personas (por ejemplo, camente permiticlo sustraerse a ella, siempre que sea posi-
algunas profesiones). para que estos usos aámitidós pr"_ ble sin giave riesgo. Contra esto hay que insistir en ia idea
dan ser moralmente seguidos, su contenido ha de ,". ti_ elemenüI, pero muy importante, de que la ley es,la ley por
cito, es decir, no deben atentar ni a la ley natural ni a las encima cle'los defeót<-,s personales de los legisladores y de
leyes civiles que existan sobre muteiia. por ejemplo, los condicionamientos icleológicos. Si por algún rnotivo, Ia
no es lícita la costumbre de hacer "raregalos al juez,.á*o ,"- ley parece ineficaz. o injusta, lo ético es acudir a los recur-
conocimiento de una sentencia favorable. No es lícita tam- sos existentes en el mismo ordenamiento jurídico. Estos
poco la costumbre de la recomendación que llega al resul- recursos ser también leves- tienden a establecer de
tado efectivo de la promoción de alguien incompetente, en -al
modoclaroelimperiodelaleyalserviciodelajusticia.
detrimento de personas más aptas, pero no recomendadas. Entre estos recursos cabe destacar la objeción de concien-
cia o las cláusulas de conciencia, que cada día recogen
27'
una
2.7. Reflexión sobre las leyes cit¡iles adhesión mayor por parte de numerosas personas
45
RAFAEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
Toda la moral cristiana está basada cle nc¡ contradicción: nada puede ser y no ser a Ia vez, en
profundo y delicado de la conci";;;;. en un tratamiento EI primer principicl
Entre otros muchos el mismo sujeto y en el rnismo aspecto.
textos que podrían citarse, véase éste práctico es evidente: lray que
de pío Xii,-.i;;;"- del entendimienio también
ciencia es como el núcleo i"tir"o y secreto del hom- hacer el bien y evitar el mal.
bre. Dentro de e,a se refugia-e.
;;.;;iJ"t;;á;;";.;t,l,,ril",
en absoluta soledad: ,olo lor.ig-o
,"ir_o o, mejor, solo con El acto de esta capacidad de dar c<¡n los primeros prin-
Dios.-de- cuya voz la concienc;;;; cipios morales (sindéresis) es la conciencia moral' P<-rr tan-
eco_ y consigo mis_ to, lu conciencia es un iuicio, un rtcto, no ur-Ia potencia o
mo. Allí dentro se determinu po.-"l1i".,
dentro €scoge entre el
o por el mal; alli
"ri",.ria un hábito. Y, como juicio, es algo qtle corresponde al en-
rrota. Aunque alsuna vez"urniro'á" l" o el de Ia de_ tendimiento, que lo presenta a su vez a la voluntad movién-
quisiese,
^"., jamás lograría fro*
bre quitárseladJ encima; "f dose ésta a la acción o a la omisión.
,r'cLpañía,
ora desapruebe, recorrerá toclo el camino ora apruebe, La conciencia juzga de acuerdo con Llnos criterios ante-
siempre con ella, como testigo veraz de su vida, y riores a ella y qué .llu ,o crea, sino desctLbre: la ley natu-
e insobor¡"bl;, ;;;"
sentará al iuicio de Dios,6. ral, la ley humána en cuanto apiicación o explicitación de
Antes de entrar en un análisis de Ia
conciencia, hace fal_
la ley naiural, la ley divino-positiva. En otras palabras, la
ta aclarar que Ia concrencia ,ror*-á. conciencia no es urrtóro*u si por atttonomía se entiende
nolm? única y sin referente. ;";;iiá;á,;;;,
", El referente crear su propia ley; si, en cambio, por autonomía se entien'
es Ia ley moral, es decir,. l"
de la conciencia de libertád, ia conciencia es autónoma, en el sentido de que
l.V Ia ley natural, la ley
divino-positiva y Ia Iey h;il1;;."t"r"", no es lícito nunca coaccionar la conciencia' «Este es el su-
premo grado de dignidad en los hombres: que no,por otros,7'
iiro po-. ellc,s miáos lleguen a la realización del bien'
3.1. Naturalez.a Estos conceptos, que son fundamentales al referirse a la
realidad de ia conciencia, se explicitarán más aclelante'
I:^:-entiende aqui conciencia en el sentido de concien_
:'::,:l:,*i?::(:"::;¡enc¡a),,i¡-;;ñ".;;;#,#"Jü-
'd" Dit'erencia con cotrceptos alines
H1.,1::?,!13-u' conciencia ; #_
"i;;t: s;*i,""i""""'"":¿::_
1*";:,:::11",,"-o.uL-c;ñ;ái,":,1;'l';;,f Con la sindéresis. La sindéresis es el hábito de los pri-
Ia malicia de un u.to fr"át o ;;;.;;;r. meros principios morales. La conciencia es un acto que, en
forma de iuicio, clictamina sobre la bondad o maldad de
1:S"::11dar aquí.que iu i"tárig""cia humana posee un caso particular.
l* *:::l':o1,, :"u '*,iá
en primeros
y
",;;"ü;.;:
prinJipi;;;i;;; §;:':ti:,5,"'"',:
Con lq ciencia ntoral. La ciencia moral deduce conclu-
lrl ,o::_r_r:s
e.indemostrables, porque son li
il ¿, ffii":r-"
cualquie. ¿;;;;;;-
raíz de sioncs objetivas de los principios m«¡rales. La conciencia es
ción. El primer principio a.t ."t""Jirniento teórico t:s el algo subjótivc¡, en cl sentido de personal (no de subjetivis-
taf; su ili.turrr"r-, puede estar dc acuerdo o en desacuerdo
6. PÍo XII, Radiomensajc-del 2i nzarzo 19i2, en l)octrira pontilicia.
Do.
iu,idicot, Madrid 1e60, p. 331. Ctr, Ápéndice, r"v
,,,.rii"í á". 1. S. 'I'oruÁs, Strpcr l:pitttrl,tttt S. Pali iu Rott¿., Malictti, 'Iurin lL)iJ,
ii:::::.r' pp. )8-19.
46 47
RAFAEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
3.3. Estados en que puede encontrarse la conciencia La conciencia errónea puede presentarse también en
otras situaciones, que han sugerido la siguiente termino-
logía:
. S_e trata aquí de Ios diferentes tipos o clases de concien_
cia. Las divisiones de la conciencia se han hecho,
;;;;i"_ conciencia escrupulosa: la que estima mala una ac-
nalmente, atendiendo a varios criterios. Se señalan
,qri to, - basándose
ción, en razones que no lo son y, a menudo, en
principales. detalles que carecen de importancia;
ssn¿l¿n¿ia perpleja.' la que por todas partes ve mal,
3.3.1. En razón del acto - si se decide por un extremo como si se decide por el
tanto
otro;
Conciencia antecedente y conciencia consecuente. La conciencia laxa: la que no concede importancia a lo
an-
tecedente juzga sobre un acto que se va a hacer; lu gue,- en sí, es objetivamente grave y moralmente negativo;
cuente, sobre un acto ya realiiado. "orr"- si esta laxitud se hace crónica, hasta el punto de no plan-
tearse problema moral alguno, se habla de conciencia cau'
3.3.2. En razón de la conformidad. con la ley moral terizada (se ha hecho un callo en la conciencia);
¿en¿isnsia larisaica o hipócrita: la que concede gran
conciencia recta y conciencia errónea. Esta es la distin- -
importancia a asuntos que no la tienen y, simultáneamente,
ción fundamental, básica en cualquier consideración ética. pasa por alto actuaciones gravemente inmorales.
48 49
RAFAEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
3.3.3. En razón del asentimiento dera (recla), lo que supone el conocimiento de la ley moral
Concicncia cierta, conciencia probable
(ley natural, ley divino-positiva, ley humana)' La razón es
y conciencia du- clara: siendo lá conciencia norma próxima y subjetiva de
dosa.
moralidad, si falla la conciencia falla el conjunto de la ac-
La conciencia cierta es la que juzga con seguridad que tuación moral.
una acción es buena o mala. Sá est,á séguro y ,ró h"y miedo
a equivocarse. Por la misma razón es preciso dejar claro otro princi-
La conciencia probable es la que dictamina que un acto
pio: ha de seguirse la conciencia invenciblemente errónea'
es bueno o malo, pero con temor a equivocarsei b,n efecto, la conciencia invenciblemente errónea es cierta,
es decir, se cree que es verdadera subjetivamente' La ley
La conciencia dudosa es que pronuncia un juicio po_ moral se hace presénte en el hombre a través de la concien-
con prudente temor de -la
¡itivo equivocarse, o pronuncia un cia, que, por esta razón, se denomina «norma próxima de
juicio negativo declarando q,r" ,o sabe si el acto como se ha visto, es un juicio
o no.
es lícito -orriidudr. La conciencia,
del entendimiento práctico, en el que va incluida la liber-
Una vez más es preciso clarificar la terminología de al_ tad. El acto de una conciencia invenciblemente errónea es,
gunas ambigüedades usuales. IJna conciencia cielta por tanto, un acto humano libre, una decisión a favor de
no es
necesariamente una c_onciencia recta (sinónimo, como yra ia ley moral (aunque se equivoque). Como esta equivoca-
se
vio, de verdadera). se actúa con conciencia cierta cuandr¡ ción no es conocida, no seguir esa conciencia sería ir contra
no se tiene duda alguna sobre Ia bondad o malicia de Ia la ley moral (formalmetie, arnqre no materialmente) y
i::r1",por sin
.embargo, ese
juicio puede estar equivocado y contia la propia libertad: sería, en definitiva, elegir el mal
91se, tanto, una conciencia cierta y, a Iá vez, falsa en lugar á"1 bi".r. Santo Tomás escribe concisamente: "el
(sinónimo de errónea).
q.r" oiru con conciencia errónea, creyendo que es recta (en
, Ordinariamente, toda conciencia recta (sinónimo: ver_
dadera) es conciencia cierta, porq,r" la verdad comunica
átro .uro no obraría con conciencia invenciblemente erró-
la nea, sino contra conciencia, que no es lo mismo) no hace
certeza; pero también es muy frecuente que una conciencia
sino adherirse a esa conciencia errónea por causa de la
cierta («segura de sí misma,) esté objetivamente equivoca-
da (sea una conciencia errónea, con un error vencible o rectitud que supone haber en ella, es decir, se adhiere sus-
invencible). tancialmente a una conciencia recta y sólo accidentalmente
a la errónea, en tanto la conciencia que iuzga recta resulta
- Aun a costa de repetir conceptos y con independencia
de un tratamiento pormenorizado en las páginas que
no serlo. Por lo tanto, propiamente hablando, está ligado
siguen,
se puede resumir lo que se lleva estudiado" ufi.-u"ao-["",
por una conciencia recta y sólo accidentalmente por una
para Ia buena actuación moral, es preciso obrar conciencia errónear 8.
ion- Ante los casos de conciencia venciblemente errónea lo
ciencia recta (sinónimo: verdadera) y cierta. "on
ético es superar ese error (cosa posible) y, por tanto' no
actuar ni según la conciencia venciblemente errónea ni en
3.4. Conciencia uerdadera y conciencia errónea. contra de el--la. Es decir, como la conciencia invencible-
.
La obligación central cn materia moral se puedc resumir
asi: hay que julgar siempre con conciencia cierta y yerda_
8. De Veritate, q. 17, a. 4.
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RAFAEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
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RAT¡AEL GOMEZ PEREZ DEONTOLOGIA JURIDICA
3.6. La formación y educación de la conciencia para eI cristiano, además, el conocimiento de r0' la ley divina
'positiva y de los mandamientos de la Iglesia"
Actuar en conciencia y a conciencia es el idear
morar en '--iár oi.o lado, Ia formación de la conciencia no pueder
un planteamiento étrco personal y, por tanto, en Ia
ción profesional. Se ha ,isto yu *-o, en resumen, ocupa_ limitarse a la simple adquisición de una ciencia moral'
traduce en actuar con concie n esto se ;i"o q"" es, en sí misma, una tarea moral, de adquisición
¡u, dáii;; i;;.*i';"iiJr, o,
es decir, en actlrar con certeza sobre á" En efecto, la prudencia, que lleva aI juicio ha-
", er
deü)-iir'"ár.i"ro, "iti"a"t.
bitualmente recto y verdadlro de la conciencia, no es posible
que estará señalado por el dictamen de
la conci"""iu-q,r"
conoce la auténtica y verdadera Iey moral (l"y sin el esfuerzo pór adquirir las demás virtudes morales'
ral, ley civil justa).
;;;;i La formación y educación de la educación no puede
"u,.r_
imponerse coactivámente, porque no hay ética sin libertad'
Este ideal no e: una utopía. Los defensores
vismo moral han sirenciado crónicamente ros
del relati- Peio cualquier person, p.rád" datte cuenta de que lo ético
innurneruü1". ,. imporre po. ii solo, ii^ntrínsecamente, con la fuerza de la
casos de acruaciones éticas basadas en ras hav que tener
les de la existencia -rrumana. Esos u"Jo, no
Á;.u,üJriá.u- ;;"i;;rliJ"á y d" la libertad. Por otro lado,
obedecen a una tambi¿n el esfuerzo que supone la solidaridad
simple «espontaneidad ética,, sino que son "l "*"t"
resultado de Ia á""-a"U"."os a los demás hombres. Una actuación antiética
H*::iI
eoucaclón lli,l:iput
responsabiridad'morat: la fonmación y
cle Ia conciencia. oEs la responsabilidad por
;;-.; nunca un fenómeno exclusivamente individual; sus
al- consecuencias trascienden siempre'
canzar una recta conciencia: rar.oz de Ia norma
rega a través
de la conciencia que descubre h márahdud
personal y señala el orden objetivo a
á" i;;it".Iio"
nuestra conducta sub_ Libertatl de la conciencia y libertod de conciencia
jetiva. No hay otro.camino pá.u que
se presente
la.n9rm1 moral (...). Nadie puede slstituirnos en"Ufie.nio
nuestros Es preciso clarificar esas dos expresiones, que no son en
juicios de conciencia, no es posible a"f"gur"fi'^r'"^;;;:"-
bilidad moral hasta tal punto: Ia concieñciu ^.1ffiu., modo ulgtrto sinónimas. Libertad de la conciencia quiere
propia, intransferible, e. ¡;;i; q-,.,E .udu conciencia, al ser personal e intransferible,
", hu de decidir por sí misma. Cualquier coacción de la con-
. Los principales medios naturales para la formación de ciencia es antimoral.
la concien,:a pueden reducirse ; á;r: en prirner-i"sá;,
h El juicio que prefiere la conciencia, en su libertad' ple-
sinceridad de vida, es decir, la claridad a"l
hombre;;;;g. a" pero hasta tal punto se trata de algo
mismo, el examen atento-de sus propias i";il;;;;ñ"- que, si el erior no es conocido en cuanto tal (de
""tá. "q"iuo"udo;
juiciamiento de ra rectitud de sus actuaciones. "á..á"ut
il;;; i"r;róiul"), sería inmoral actuar en contra de ese
es incompatible con el escrúpulo-_que tiene
r. ,irréJ¿á¿
sieÁp;;l;" dictamen.
de morboso-, pero también con la ñipo"."riu.
En segundo ó;;. muy distinta es lo que se entiende de ordinario por
Iugar, lapaulatina adquisiciOn deJa áencia
ética. <.La cien_ libertad de conciencia: la conversión de la conciencia en
cia moral debida ,a.ala rectitud de Ia conci.r"iu iegisladora en materia moral. En este supuesto, sería verda-
de, para todo hombre, el ;.;;;"ño co_pr".r-
¿" Ia ley natural; ¿-J- fá que la conciencia decidiese, incluso cuando actuase a
- El
La
o-bjeto es el primero y principar criterio de moraridad.
cualidad de obieto se coioce aiendiendo a ta tey iiral. Con qué medios (quibus auxiliis); el apropiarse
robo'
con en-
guná á" io a¡eno con violencia es
Hay que mirar a la ley (eterna, natural, divino-posiiiu., fru- ", "itufu; pretende
mana)-para saber qué actos son moralmente buenos, malos Por qué (cur) expresa el fin extrínseco que se
con
o indiferentes. uáto. L" realidad, esta circunstancia se confunde
Para saber si un acto es bueno o malo hay que contestar "o" "i del agente.
el fin
antes que nada a esta pregunta elemental: (no instrumental)
lqué ha hecho
N.? Es decir, hay que preguntarse por el objeá, el fin intrín_ Cómo (quomodo) indica el modo moral
por juego' etc'
seco de su acción. Su acto .e co.ro"erá pár su objeto: ha con el qr" t" realiza el acto: con pasión,
es lo
quitado injustamente la vida a arguien (hámicidio);"ha teni- Cuándo (quando) es la especificación temporal' No
do relaciones sexuales con una pérron. casada (aáulterio); mismo ,rr"rrii. duránte una charla informal con el propio
ha dicho a sabiendas que es asÍ lo que no es asÍ (mentira), abogado que en el desarrollo de un proceso'
etc. Las circunstancias tienen importancia polqte -nueden
-odifi"u. e incluso cambiar totalmente la calidad del acto'
p" casos disminuyen la culpabilidad; en otros
la agra-
4.2. Las circt¿nstancias """r
va. Son las circunstancias eximentes, atenuantes o agravan-
tes, dicho con la terminología jurídica'
- - Circunstancia, en este sentido, es una condición que mo-
difica más o menos gravemente la sustancia del acto mo.al.
No se aplica a las circunstancias que no afectan pu.u ,r"áu u 4.3. La finalidad del agente
la actuación moral; por ejemplo, un robo ,o *rr;;"_
nos grave porque el ladrón tenga los ojos negros que persigue
"r^ o azules. Se entiende con esto la finalidad subjetiva
así' EI
Las circunstancias que afectan al acto moral han sido el agente, o, me¡or, tot *áti"os -gYe le llévan a obrar
ejemplo'
clasificadas tradicionalmente con una mnemotécnica rela- fin del agente *oiiii*-1" moralidad del acto' Por algo
ción de términos latinqs: quis, quid, ubi, quibui--iu*ili¡r, un acto indiferente (put"ut) puede convertirse en bue-
cur' quonxodo, quando. una muestra de la utilidad de esta ;; ;i; pretende con ello acámpañar a alguien que lo nece-
relación es su trasvase a la teoría de ra infor-u"iJ", ,ii"; "t malo si ,th."" con objlto de encontrar una ocasión
""Á"
condicioncs de una noticia completa (who, .;that, *ii,-.ii.¡. de robar. Un acto bueno (por ejemplo' ayudar económica'
mente a otro) puede haceÁe menos bueno
si se pretende
Quién (quis) se refiere a Ia calidad del agente. No es lo pretende sentar.las
mismo la mentira de un amigo a otro que la mentira de un nresumir de ello;-á-i,t"tt"o malo, si se
t;r;;; posterior.. Finalmente, el fin preten-
testigo en un proceso. (ro'
""-"iíu"tuje
dido con rru u""ürr;;I" puede disminuir su gravedad
Qué (quid) designa Ia caridad o la cantidad del objeto. No dinero)' pero,nunca con-
es lo mismo robar cinco pesetas que un millón. ño es lo
ü;;-p"* ayudar a uno q,ue necesita ya que el robo sigue- siendo
vertirla en una acción trr"t u,
mismo falsificar el propio documento de identidaá q"" del asente' El fin nun'
billete de banco.
;;il;p;;"t á" ru '¿""na' iniéncién
"n ca justifica los medios'
DónQe (ubi) es Ia especificación del lugar: el robo en
- una
ielgtl? de un objeto sagrado es, además je robo..i;;; ;l^
religión y sacrilegio.
60 61
5. Condiciones y condicionamientos de los actos humanos
- la _ignorancia
pa moral.
consiguientc de ordinario implica
Por ejemplo, un profesional es responsable cul- habitual cs imputable moralmente, de modo especial e1 l.os
consecuencias oue se siguen de sus actos de las asuntos ordinarios y en los actos de la ocupación profesio-
cuando con una nal. La atención se presume siempre.
diligencia ruro,ubl" podiían.uiturr".isí,
en el caso de una
intervención quirúrgica en una p;;;;""
gravemente afecta-
da de una dolencia cardíaca d;;¿;"td,
ñ"r" J *iár.., ,* 5.1.2.1. Consideración especial del voluntario indirecto
ro_que podrÍa haberse conocido y
deberíi haber .id;-;;;"_
cida. Como se ha visto, se llama voluntario inditecto al acto
que no se pretende por sí mismo, pero que es co-nsecuen'
cia de otrolue sí se desea en sí mismo' Se explica fácilmeru
5.1.2. La ¡oluntariedad. i" q"" ,n u.io voluntario indirecto pueda tener de ordinario
Acto voluntario es dos'efectos: el querido directamente y eI que sucede indi'
-qy9
seco, con conocimiento"l del
procede de un principio intr.ín- rectamente. pn ál caso de que esos dos efectos sean buenos
No son actos voluntarios,
fin. Ese principio lu ,o huy problema moral ufg.rrro. Los problemas'. muysefre'
prT;r";;J;lir estos",requisitos,
naturales (la circulación áe lo ,"";;;);-to,
""t.rrriua.
Ios cuentós,'se plantean cuandó, al realizar una acción' si'
--o- -" irrtir,ür"r,lál'if- g""" efecto bueno y otro mal9. Por ejemplg' farma-
sicamente coaccionados. "" vende un fármaco y el cliente lo utiliza"para sui'
Eé,rtico
_El acto voluntario quc sc realiza cc¡n plena advertencia cidarse.
se llama perfecto; lmperfecio,
,ilJr"
algún aspecto la Para que sea lícito realizar un acto del que se sigue un
advertencia. "" efecto indirecto malo se requieren todas estas condiciones:
El act<¡ voluntarit-¡ qLle se guiere por sÍ
misrllo, intentán_
dol«¡ direcramente, se lfama
dir"; ;;; .l'n"";;"
"
a) que la acción sea buena en si, o indiferente; esto es
"JI"";;ri;
p e ro es per- i t i.to u i- i"il"r'rr"L ffi .ñ obvio;
se :"
.^,^
desea, seTj_.-.
S T:: llama voluntario i"d¡;;"¡;.^-;;, árrrr,*ül
:;
esencial, y trae consigo importante ES b) que el efecto primero e inmediato sea el bueno' es
actuación moral.
cc¡nsecuencias en Ia decir, que el bien qué se pretende no debe ser consecuen-
cia del efecto malo. f,, t".iidud, aquí tiene más importancia
vol¡ntarios tambié¡ se modifican según la la condición de inme diatez, del primero intentado (véase
l^::.-r"^T_r
.:n Ia
lj.llf]ól .que son reatiz ad,os: actr¿al (atenciói _"r- punto siguiente), ya que a veces los dos efectos pueden pro-
; il
:,:,.11^1u.",]tareatizac.ió"1,r¡iiiit'("i.;"iff il"";;;;l,H; ducirse simultáneamente;
!:.:::::
rearizaci
Í^TT:: _,,qu,e se traón ói; f ffi
'
ü;,
i¡,"i#ii,i"fr
tenido org,;u ;;;^; ," presume que si-
" c) que el fin del que actúa sea honesto, es decir' Qle in-
gue existiend<¡ mientras que
;" h"y;;¿r;;;;;;;;i tentá primera y únicimente el efecto bueno, no queriendo
El 11 práctica, estas distinciones tienen, como coltse- ;;;;;;;";te el efecto malo; a lo más, se limita a permitir
cuencia, Ios siguientes principios: malo y. qr" es inseparable del bueno' Así' el
"l't"r,rltudo
*¿di"o que intervilneluirúrgicame¡te a una mujer-emba-
- cl voluntario imperfecto clisminuye la resp«rnsabili- ;;;d;v uq""ju¿u de un tumór (de lo cual se sigue el abor'
dad..moral, fdin á" uá""rr"""i" o por falta de con-
bien por to) quiére ia óuracion (efecto bueno), y- sólo permite 9l po-
siúle aborto (efecto malo). Caso muy distinto, y por-tanto
sentimiento;
el vr¡lunt¿rric¡ ;"; t"p"esio ilícito, es el de matar a un niño en el seno
- rcarizacrr-¡ con ¿rtención actual, virtuar y que se in-
cle la madre para salvar la vida de ésta; aquí 1o
66
67
RAFAEL GOIITEZ PEREZ DEONTOLOGTA JURIDICA
6.3.3.2. eue Ia intención del que coopera ha ó.3.5. Si, teniend«¡ en cuenta todo lo antcrior' se coope-
de ser que
buena; no basta no querer la acción mala resul*u*", ra con el mal es preciso evitar en lo posible el escánclal<l
tención resulta ilícita si se desea otro resurtuao
luirr- sc podria dar ¿r los demás.
Áut,o, .ár,-
comitante al del que realiza el mal;