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Los Últimos Días de Hugo Chávez - Francisco Olivares 2020

Desde que sintió por primera vez un pequeño dolor en la rodilla izquierda, la mañana del 19 de mayo de 2011, el hombre fuerte del continente que llevaba 12 años en el poder, erigido por su revolución
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Los Últimos Días de Hugo Chávez - Francisco Olivares 2020

Desde que sintió por primera vez un pequeño dolor en la rodilla izquierda, la mañana del 19 de mayo de 2011, el hombre fuerte del continente que llevaba 12 años en el poder, erigido por su revolución
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Los últimos días de Hugo Chávez

El alucinante encubrimiento de la enfermedad y muerte del líder del


socialismo del Siglo XXI
Francisco Olivares
“La guerra es la obra de arte de los militares, la coronación de su
formación, el broche dorado de su profesión. No han sido creados para
brillar en la paz”.
Isabel Allende. La Casa de los Espíritus (1982).
Los últimos días de Hugo Chávez. ®
Francisco Olivares @folivares10. IG: folivares10.
Primera Edición. Noviembre 2020.
Ilustración y diseño de portada: Jorge Galofre. IG: @galoilustra.
Diseño de contraportada: Jorge Galofre.
Corrección: María Asunción Arteaga.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser
reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida en forma
alguna o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u
otros, sin el previo permiso de su autor Francisco Olivares.
Agradecimientos: Esta investigación se inició por una conversación con un
amigo, Charles, quien me motivó a indagar sobre la trama detrás de la muerte
de Hugo Chávez. Algunos personajes del chavismo accedieron de manera
anónima a aportar algunos datos clave para esta historia. Otros que fueron
protagonistas accedieron a ofrecer sus testimonios sobre esos
acontecimientos. Entre ellos, el ex ministro, Héctor Navarro y la ex fiscal
general, Luisa Ortega Díaz. Igualmente agradezco la participación de
Margarita Marksman, sobrina de Cristina y Herma Marksman, al ofrecer un
importante ángulo en esta historia. Asimismo reconozco a Thays Peñalver,
Nelson Bocaranda y Axel Capriles la visión sobre el personaje.
Dedico esta historia a todas las víctimas del totalitarismo.
Introducción
¿Podían ser criminales las mentes de aquellos jóvenes militares quienes el 17
de diciembre de 1982, a un año para celebrarse los 200 años del natalicio de
Simón Bolívar, juraron como lo hiciera el Libertador en el Monte Sacro, que
lucharían por una patria libre?
Han pasado más de siete años desde la muerte “oficial” de Hugo Chávez el 5
de marzo de 2013, a consecuencia de un severo cáncer en la vejiga. Una serie
de elementos confluyeron en un momento histórico en Venezuela para que un
militar de poca relevancia dentro del Ejército, ocupado fundamentalmente de
fiestas folklóricas, deportes, festivales, y expulsado reiteradamente de los
pelotones y batallones en los que estuvo asignado, se convirtiera en un mesías
político, fuera elevado como conductor de una imaginaria segunda
independencia del país y sus restos se expusieran como símbolo de la nueva
izquierda mundial en el “Cuartel de la Montaña” en Caracas con la
nominación de “Comandante eterno”. ¿Qué hace que un pueblo construya
héroes para luego sucumbir bajo su tiranía?
No fue con espadas libertarias y acciones militares que este personaje exportó
su revolución a varias regiones del continente. Lo hizo con los millones de
dólares que puso en sus manos un país extraviado, ávido de un vengador,
montado en la alfombra del «nuevo sistema multipolar internacional»
utilizando el petróleo y la integración bolivariana.
A través de una visión del propio personaje en su último año de vida,
emergieron sus ambiciones, obsesiones, los mitos que lo acompañaron; pero
también sus debilidades por el miedo a la muerte.
Los hechos hilvanados en este relato desde el propio personaje, tal vez sirva
de alerta a otros países, que en momentos críticos, sus ciudadanos pueden
conducir al precipicio sus propias vidas al exaltar héroes, populistas
vengadores, ambiciosos, que a través de la palabra y la propaganda, logran
cegar la visión de la realidad y conducir a toda una generación de entusiastas,
a destruir una nación, utilizando la oferta de un paraíso igualitario, la
reivindicación de los excluidos y la venganza contra sus propias instituciones.
Capítulo I
El comienzo del fin
Hasta ese momento el mundo parecía a sus pies. Nada perturbaba su sueño
consumado, acompañado de sus fantasmas heroicos que cobraron vida en sus
pensamientos, relatos y acciones cotidianas. Personajes épicos que renacieron
en sus discursos, en las proclamas y en los símbolos de la revolución.
Desde la altura en la que ahora veía transcurrir su propia historia, tal como se
la había imaginado desde joven, se sentía invulnerable, invencible, poderoso,
halagado. Una condición que había alimentado desde su afición por el
esoterismo, el ocultismo y las fuerzas sobrenaturales que presumía recibir de
figuras del pasado, vueltas a la vida por la revolución, como la de Pedro
Pérez Delgado, “Maisanta”, un oscuro “caudillo” de los tiempos del general
Cipriano Castro quien se refugió en Sabaneta de Barinas tras sufrir una
derrota en la batalla Mata Carmelera (1898), junto a las tropas del general
José Manuel Hernández, alias “El Mocho Hernández”, al enfrentarse al
general Joaquín Crespo, quien muere tras recibir un disparo en el pecho. Más
tarde, en 1914 Maisanta se alzó contra el general Juan Vicente Gómez y
murió en prisión unos años después.
Desde niños, tanto Hugo como su hermano Adán Chávez habían escuchado
de su abuelo las hazañas del “caudillo de Sabaneta”, la tierra natal de los
Chávez, de quien se decía que era su tatarabuelo; un vínculo que nunca pudo
ser comprobado dada la cantidad de hijos naturales que dejó este personaje
por todo ese territorio llanero del sur de Venezuela.
Desde el día que descubrió de su existencia, Hugo lo convirtió en su héroe
personal; en un mito a seguir y como el mismo lo asumía: “una fuente muy
poderosa para el impulso político revolucionario que yo ya traía. Fue como
una llamarada” así se lo expresó a Ignacio Ramonet al reconstruir su pasado
frente a su nuevo aliado ideológico. “Ahora me doy cuenta de dónde vengo,
quién soy yo”, sentenció, como quien certifica que está cumpliendo una
misión en la tierra legada por sus antepasados.
Pero la figura más significativa, que cobraría vida en su gesta particular, sería
la del Libertador Simón Bolívar, a quien convirtiera en un socialista
revolucionario, en un mestizo, como él; y de quien heredaría una condición
mesiánica, que lo guiaría hacia lo más alto del poder. Sin embargo, los
misterios de la vida, corren en un espacio distinto a las glorias que pueden
fraguarse desde el delirio; y lo inesperado emerge de manera insospechada
como un verdugo inquebrantable.
Así ocurriría aquella mañana del 9 de mayo de 2011, cuando, Hugo Rafael
Chávez Frías, quien llevaba 12 años gobernando a Venezuela, el hombre
fuerte del continente, el caudillo militar que la revolución erigió como
heredero universal y guardián del culto al Padre de la Patria, sería sacudido
en su propio sitial.
Pocas horas antes de emprender una de sus acostumbradas giras
internacionales, que se iniciaría por Brasil, Ecuador y Cuba, tres importantes
países que para ese momento eran aliados fundamentales del Socialismo del
Siglo XXI, salió a trotar desprevenido, como lo hacía en algunas ocasiones,
por los jardines del Palacio de Miraflores; espacios que ahora le pertenecían.
Apenas dio unos cuantos pasos comenzó a sentir un fuerte dolor en su rodilla
izquierda, se detuvo un instante, flexionó las piernas, masajeó la rodilla
herida; pero el dolor permanecía. Miró a distancia prudencial a sus escoltas,
con gesto de que no había razón para alarmarse. Nada podía pasar, nada a qué
temer. Todo estaba en perfecto orden. El país bajo sus designios; recursos
infinitos a su disposición; las Fuerzas Armadas Bolivarianas alineadas a su
servicio y muchos amigos en el mundo que lo aplaudían, ávidos de ser parte
de los nuevos tiempos, nuevos caudillos, elevados sobre las riquezas que
entonces emanaban desde Venezuela sin otra exigencia que la afinidad
ideológica, el halago y la complicidad.
Presidentes, dirigentes políticos, asesores, publicistas, mercenarios
ideológicos, empresarios, intelectuales de izquierda, artistas, “top models”,
grupos “progresistas” y hasta guerrilleros y fundamentalistas, provenientes de
distintas partes del mundo, desfilaban por el Palacio de Miraflores, la sede
del poder en Venezuela, con alabanzas, presentando ideas o sugerencias, para
ofrecerlas al jefe de la pujante “petronación”. Aspiraban a convertirse en
asesores, obtener fondos para algún proyecto ideológico, alineado a las ideas
bolivarianas de la nueva “izquierda progresista” a la que se sumaron hasta
renombrados intelectuales, de Europa, de Estados Unidos, de Latinoamérica.
Directores y actores de cine desfilaron por Miraflores: Oliver Stone con sus
documentales “Mi amigo Hugo” y “Al sur de la frontera”; el actor Sean Penn
con su J/P Haitian Relief Organization (J/P HRO); Danny Glover conmovió
tanto a Hugo Chávez que, en 2007, la Asamblea Nacional, integrada
exclusivamente por diputados chavistas, le aprobó fondos por 17,8 millones
de dólares para la producción de una película sobre el personaje del
momento; aún no filmada.
En 1999, cuando se instaló la Asamblea Nacional Constituyente que se
implantó en Venezuela para hacer una nueva Carta Magna acorde con la
nueva República, grupos como los de la Universidad de Valencia de España e
integrantes de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS)
llegaron al país a conocer de cerca el nuevo fenómeno político
latinoamericano. Esos personajes abrieron el camino a los nuevos líderes de
la izquierda española que hoy comparten el poder en España. Entre ellos se
destacó Carlos Monedero, Iñigo Errejón, Pablo Iglesias, Carolina Bescansa,
Jorge Verstrynge y muchos más, quienes alababan las estridencias
bolivarianas de Hugo Chávez mientras recibían jugosos contratos en euros.
No faltaron otros reconocidos intelectuales como el español residente en
Francia, ex director de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, quien
estableció una relación muy cercana con el caudillo y escribió una biografía
basada en 200 horas de conversación: “Mi primera vida”. Ramonet le
atribuyó haber abierto el camino en América Latina a una nueva generación
de líderes socialistas. Noam Chomsky, filósofo, politólogo y activista
estadounidense de origen judío del Instituto de Tecnología de Massachusetts
(MIT); una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX y
referente de la izquierda mundial, declaró en un encuentro con Chávez que
“en Venezuela se estaba construyendo otro mundo posible”.
Hasta ese día en que sintió el fuerte dolor de la rodilla, el viento propulsaba
las velas de su revolución llevando a su timonel por los países del mundo
como una referencia novedosa que desenterraba de las profundidades las
nostálgicas ideas del marxismo-leninismo que, después de 50 años sepultadas
en el fracaso, por su aparente fin tras la caída del muro de Berlín en 1989, “el
muro de la vergüenza”, y el desmoronamiento de la Unión Soviética,
reaparecían como una reencarnación con nueva denominación: Socialismo
del Siglo XXI.
Esa visión reconstruida de la izquierda mundial enterraba la dictadura del
proletariado y se apropiaba de nuevos nutrientes más digeribles para el
mundo occidental, tomadas de las teorías neosocialistas de los nuevos
filósofos formados en las universidades del primer mundo como el mexicano-
alemán Heinz Dieterich, Chomsky, entre otros, acogidas por el Foro de Sao
Paulo.
Los nuevos modelos autocráticos renovados desarrollaron alianzas
internacionales, más allá de las ideologías; y estrecharon sus vínculos con
regímenes islámicos radicales absolutistas y movimientos “progresistas” que,
en común, se han enfrentado a las democracias occidentales y a Estados
Unidos.
Desde el año 2005 el boom petrolero lo había elevado como un líder
determinante en el continente. En los últimos cinco años, Hugo Chávez había
dispuesto de 424 mil millones de dólares para hacer realidad su sueño
personal que una vez fuera revelado en las cartas de una vidente dispuestas
sobre la cama de su amante. Una predicción que lo marcaría el resto de su
vida, que si bien auguraba un futuro de grandeza, esa supremacía luminosa
estaba también acompañada por el lado oscuro de la muerte. Una
premonición que mantendría oculta; pero, que conduciría muchos de sus
pasos y su modo de ver el camino que le tocaría en adelante. “Yo estoy
convencido de que sus artes, sus dones, aquella espiritualidad que transmitía
cambió mi destino y el de los míos”, expresó Chávez varios años después, al
referirse a Cristina Marksman, la vidente que en la privacidad de la
habitación le hiciera la premonición de que se convertiría en presidente de la
República.
Con la incertidumbre anidada de que lo revelado en las cartas lo llevaría a la
grandeza, Hugo Chávez nunca perdió de vista la cumbre por escalar a la que
entregaría su destino. Por eso elaboró cuidadosamente una historia de sí
mismo, la de un hombre del pueblo, proveniente de una familia humilde,
heredero de caudillos, guerrero; el hombre que siempre hablaba de amor por
el pueblo, dándole resonancia a la construcción de un pasado prefabricado,
reelaborado en sus largas e imaginativas alocuciones. Una manera de
convencerse asimismo que realmente era el personaje a quien el destino le
había ofrecido el lugar que había sido reservado en aquellas cartas de la
vidente.
Aunque así lo promovió constantemente en sus mensajes, retórica e imagen
de hombre fuerte, no fueron las espadas, los cañones ni las tropas a caballo de
sus imaginarios antecesores los que movilizaron su gesta. La exaltación
heroica su figura como militar, como líder armado, nunca se manifestó en un
hecho real. Ese imaginario sólo se expresó en los símbolos de la revolución,
en la propaganda y en la iconografía impresa en grandes murales.
La verdadera gran avanzada “libertaria” se estructuró en extraordinarios
contratos económicos, dádivas, sobornos, cumbres presidenciales y
propaganda que proveían una influencia determinante al gobierno
bolivariano. Para ese momento el pozo de la máquina de hacer dinero no se
había secado; fluía desde la todavía floreciente industria petrolera que había
colocado a Venezuela como uno de los grandes productores mundiales.
Paradójicamente fue creada e impulsada durante los estigmatizados gobiernos
democráticos, expuestos ahora como enemigos del pueblo.
Hugo siempre exaltó el hecho de provenir de una familia humilde, de su
pueblo natal Sabaneta de Barinas. Ese origen siempre fue un punto clave en
su discurso de “hombre del pueblo” y por el desprecio que mostraba por “los
oligarcas”, el empresario exitoso o quienes poseían fortunas. Su origen de
hombre pobre formó parte fundamental en la nueva construcción que haría de
sí mismo al arribar al poder.
Pero aun siendo una familia de muy pocos recursos, era hijo de maestros:
tanto Hugo de los Reyes y Elena Frías de Chávez trabajaron en las escuela
rurales. Su padre llegó a ser director de Educación del estado Barinas.
Tuvieron cierta influencia en la región, ligados políticamente al partido
socialcristiano Copei que gobernó durante dos períodos; pilar fundamental en
la construcción de la democracia en Venezuela. Fue el segundo de seis
hermanos.
Según sus propios relatos, nació en una cabaña de bahareque, a manos de una
comadrona, como era la costumbre en esos tiempos y como lo solía contar en
sus largas alocuciones. “ ¡Ah, los recuerdos! Van aquí en el alma. Yo nací en
Sabaneta, es un pueblito campesino; hoy es un poco más grande, era un
caserío. Yo nací en una casa de techo de palma, con paredes de barro, pisos
de tierra, en pleno invierno, bajo un aguacero muy fuerte, dice mi madre, en
la madrugada, amaneciendo el 28 de julio de 1954, y a la orilla de un río; el
río Boconó que baja de la montaña”.
Con el apoyo de sus padres y a pesar de tener una materia aplazada de su
último año de bachillerato, tuvo el gran privilegio de ingresar a la Academia
Militar en mayo de 1971 y recibiría la Daga del Cadete en noviembre de ese
mismo año. Un paso determinante que le abriría las puertas a su futuro
político cargado de su gran apetito hacia el poder.
Sin jamás ocuparse de estudiar los textos y la nueva filosofía socialista del
siglo XXI, expuesta por Dieterich en sus escritos teóricos, Chávez utilizó
propagandísticamente la nueva denominación socialista e implantó sus
propias prácticas. La mayoría fueron tomadas de la revolución cubana con su
experiencia de medio siglo de comunismo, de sus aliados rusos, del “Libro
Verde” de Muamar el Gadafi, y otras surgidas desde sus propias necesidades
de sobrevivencia e intereses, acordes con los nuevos tiempos.
La palabra “exprópiese” tomó un lugar preponderante en la jerga
presidencial. Líderes de la tolda roja, emulando a caudillos de la
independencia, montados a caballo y machete en mano, tomaron tierras de
grandes y medianos productores en nombre del pueblo y la revolución.
Sitiaban fincas, desalojaban a sus propietarios de sus viviendas, lanzaban sus
objetos personales en la plaza pública. En poco tiempo cerca de cinco
millones de hectáreas de fincas productivas pasaron a manos de grupos
comunales desvaneciéndose en el tiempo las riquezas de sus tierras dejando a
su paso una desoladora destrucción.
Una de las primeras fincas expropiadas, en las que Hugo Chávez clavó su
bandera ideológica y de venganza, fue “La Marqueseña” unas tierras
ganaderas de 8.400 hectáreas (ha), con 3.200 ha de zonas protegidas, ubicada
en los llanos venezolanos. Según la versión narrada por Chávez, esos predios
“fueron a principios de siglo de mi bisabuelo Pedro Pérez Delgado
(Maisanta)” y que esas tierras habían sido tomadas por Juan Vicente Gómez,
para hacer valer su imaginaria historia del “caudillo”; a quien algunos
historiadores lo han ubicado más cerca de un bandolero. A la edad de 12 años
asesinó al coronel Pedro Macías del pueblo de Ospino, por lo que tuvo que
huir de su tierra natal.
Tras el decreto de expropiación, La Marqueseña fue tomada por unidades
militares a pesar de la extensa documentación presentada por los propietarios
en los que demostraron la cadena de sucesión. La sentencia de confiscación
definitiva no provino de un tribunal. Se la comunicó el ministro de
Agricultura y Tierras de aquel momento, Elías Jaua, a uno de los socios de la
finca, Carlos Azpúrua Arreaza: “La revolución está por encima del orden
legal”, le dijo el ministro Jaua.
Apenas unos minutos de haber comenzado su rutina aeróbica de aquel
caluroso mes de mayo, la incómoda molestia lo obligó a desistir del paseo
matutino. Dispuesto su avión presidencial y lista la comitiva para salir a una
nueva misión por el continente, ya no con la espada libertaria de su
imaginario, sino con las reservas del país repletas de dólares, Hugo Chávez
comprendió que esa reiterada dolencia en la rodilla izquierda era algo más
que una molestia circunstancial; una advertencia que lo obligaba a detener, no
solo su paseo matutino, sino su imparable carrera política y suspender ese
encuentro que tenía con sus incondicionales amigos del Foro de Sao Paulo.
La molestia aflictiva había comenzado el día anterior mientras cumplía con
un acto proselitista en una zona popular de Caracas. No había batallas, no
había espadas, no había honores de guerra; lo que alteraba su rutina era un
terrenal dolor que en un principio supuso que su edad y el peso de su cuerpo
le cobraban sus excesos, los hervidos de res y dulces de lechosa a media
noche, el tabaco y charlas interminables con amigos y allegados hasta el
amanecer.
Lo que nunca imaginó es que esa dolencia cambiaría su destino en los
próximos años, el del continente y el de millones de venezolanos que lo
siguieron, primero como líder, luego como profeta y más tarde como
redentor; para finalmente ser olvidado por sus propios seguidores y por los
millones de venezolanos hundidos en la miseria, el hambre y la soledad. Allá,
en lo alto de una colina en el suroeste de Caracas, quedaría su legado
expuesto en el trono al que siempre aspiró, elevado para su descanso eterno
en el llamado Cuartel de la Montaña, ya no como un segundo libertador, sino
como una sombra que habría de recordarse en la historia de un país de
recursos privilegiados que fue conducido a la inmolación.
Sobre la inesperada suspensión de su viaje, Chávez desde su cuenta en
Twitter comentó: “esta mañana salí a caminar, me puse a trotar antes de
abordar el avión, que estaba dispuesto a salir a las 11 de la mañana y me di
un golpe en la rodilla y hay un derrame de líquido”.
Cuatro días después reveló que la inflamación de su rodilla izquierda se
mantiene y que los médicos analizan la posibilidad de someterlo a una
artroscopia (procedimiento quirúrgico). “Debo informar evolución derrame
líquido sinovial rodilla izquierda: moderadamente favorable, dolor
disminuye; se mantiene inflamación”, señaló el mandatario en su cuenta en la
red social Twitter @chavezcandanga.
Y agregó en otro mensaje: “Sigo informando acerca de lesión. Pronóstico:
“Expectante”. Se mantiene discusión médica acerca posible necesidad de
artroscopia. ¡Ya veremos!”.
De inmediato, los presidentes de los países aliados, alarmados con la noticia
se pusieron en movimiento. Desde que anunció su reposo, recibió llamadas
de los líderes de la región como Evo Morales, de Bolivia y Luis Inacio Lula
Da Silva, de Brasil, para desearle pronta recuperación.
La repentina lesión de Chávez generó en Venezuela un aluvión de mensajes a
través de Twitter y desde el aparato de propaganda del gobierno se impuso la
etiqueta en la red social #Palantecomandante, a los cuales Chávez respondió
desde su cuenta de Twitter: “Gracias a toda La Candanga por tanta
Solidaridad. Amor con amor se paga. Gracias para siempre. Venceremos”.
Mensajes que lejos de calmar a las redes sociales promovió la vorágine
comunicacional.
Como era su costumbre, Chávez acudió a una explicación imaginaria. En este
caso relató que el problema se remontaba a 30 años, cuando como oficial del
Ejército, efectuó un salto de paracaídas en un entrenamiento. “Tengo una
vieja lesión en la rodilla que nunca llegó a mayores; pero en los últimos
meses vengo sintiendo molestias, dolor en la rodilla que subía hacia el muslo
izquierdo”.
La molestia en la rodilla se había manifestado en algunas situaciones. En una
ocasión durante un juego de beisbol, tuvo que abandonar el partido debido al
fuerte dolor en la rodilla izquierda.
Es así que aquel quien se percibía como un luchador de grandes batallas,
destinado a consolidar una segunda independencia en el continente tuvo que
aceptar su debilitada condición. Un poco disminuido expresó: ‟Pese a que
queda muy poco de la inflamación, todavía no estoy en condiciones de salir a
la batalla”, lamentándose el haber perdido a los 57 años de vida, “la salud de
acero” que lo había caracterizado desde niño.
Una semana después, el 22 de mayo de 2011, en un contacto con Venezolana
de Televisión (VTV), el canal estatal, informó que la inflamación había
disminuido en 80% y que se había descartado la intervención quirúrgica.
Aparentemente recuperado físicamente, decidió emprender el suspendido
viaje y partió hacia Brasil y Ecuador. Con la sonrisa de siempre y una actitud
de que nada preocupante ocurría, el 8 de junio llegó a Cuba en donde fue
recibido por Fidel Castro. El líder cubano conocía de esos padecimientos y le
había insistido a Chávez hacerse exámenes médicos y esta vez, luego de un
regaño por su irresponsable actitud, lo obligó a verse con el médico José Luis
García Sabrido, jefe de Cirugía del Hospital Público “Gregorio Marañón” de
Madrid, con casi cinco décadas en el sistema sanitario español, quien había
sido médico de Fidel, refiere el periodista Emili J. Blasco, en su libro
“Bumerang Chávez”. Hacia enero de 2011, cinco meses antes del dolor en la
rodilla, García había viajado a Caracas a ver a Chávez; pero de ese episodio
no se informó sobre razones o resultados del chequeo médico practicado. (1)
Por primera vez
Sorpresivamente, el 10 de junio de 2011, el canciller de Venezuela para el
momento, Nicolás Maduro, informó desde La Habana que el presidente sería
operado de un absceso pélvico que requería de una intervención quirúrgica de
emergencia. Aunque dos días después, en un contacto telefónico, Chávez
declaró en la cadena por Telesur, la emisora oficialista continental, que se
encontraba en plenas facultades.
Una semana después, el 20 de junio fue intervenido en el Centro de
Investigaciones Médico Quirúrgico de la Habana (CIMEQ) sin que la
información trascendiera públicamente. Los detalles de la operación se
conocerían 10 días después, iniciándose así un manejo misterioso y
especulativo de su padecimiento en la que un pacto de silencio entre su
entorno de poder abrió el camino a los rumores, a las sospechas, a las
especulaciones y a las intrigas.
Desde el mismo momento en que se sospechó de su enfermedad, los
hermanos Castro ejercieron un control estricto sobre el presidente venezolano
y los tratamientos médicos que se realizarían en adelante. Otros líderes con
intereses en Venezuela como Dilma Rousseff y Lula Da Silva le ofrecieron
que se tratara en el Hospital Sirio Libanés ubicado en Sao Paulo, Brasil; pero,
al final todo el control se ejerció desde La Habana y los especialistas de otras
partes del mundo que intervinieron en su tratamiento lo hicieron en Cuba o a
través de contactos electrónicos.
Los intereses de Cuba estaban en juego y el escenario de una ausencia de
Chávez en el poder se consideraba por primera vez. Ese era un tema de
prioridad para los Castro y para la sobrevivencia económica de Cuba. De allí
que, desde el primer momento, el tema de la sucesión aparecería como una
posibilidad cercana y la vida del mandatario venezolano estaría ligada a una
compleja telaraña de intereses de Cuba, de los Castro; pero también los
mandatarios del continente como Lula Da Silva, Cristina Kirchner, otros
aliados internacionales; y en primera fila, los grupos internos del chavismo en
Venezuela. Un juego de maquinarias que se echaba a andar detrás de la
misteriosa dolencia.
Reconoce que tiene cáncer
Solo había pasado un mes y 20 días desde que sintió la afección en la rodilla.
Por primera vez, el 30 de junio de 2011, y luego de superada la primera
operación, Chávez desde La Habana habló de su enfermedad en un discurso
televisivo cargado de dramatismo, de sumisión ante Fidel y de angustia
personal. Habían pasado 22 días de su llegada a La Habana hasta que
finalmente reveló lo que ocurría: “Seguramente no fue fácil para Fidel darse
cuenta de algunos males, que más allá de mi rodilla izquierda yo había
venido tratando de disimular, desde varias semanas atrás. Me interrogó casi
como un médico. Me confesé casi como un paciente y esa misma noche (8 de
junio) todo el avance médico que la revolución cubana ha logrado para su
pueblo fue puesto a plena disposición iniciándose un conjunto de exámenes
médicos. Fue así que se detectó una extraña formación en la región pélvica
que ameritó una intervención quirúrgica de emergencia, ante el inminente
riesgo de una infección generalizada”. (2)
En realidad no fue el avance médico de la revolución el que velaría sobre la
seguridad y la vida del mandatario venezolano. Los estudios médicos y los
exámenes practicados al paciente serían revisados y vigilados por importantes
especialistas de varias partes del mundo. Entre ellos, el médico español,
García Sabrido, que lo atendió por primera vez a instancias de Fidel Castro.
En una entrevista concedida al diario español, El Mundo, en marzo de 2013,
García Sabrido explicó que llegó a Chávez a través de Fidel Castro y del
bailarín Antonio Gades, primero paciente y luego íntimo amigo del médico
español. El coreógrafo alicantino, muy próximo al Partido Comunista de
Cuba y cuyos restos descansan en el Mausoleo de los Héroes de la
Revolución Cubana, le presentó a los hermanos Castro.
“Con la familia Castro tengo una relación desde hace muchos años. Mi
conocido e íntimo amigo Antonio (Gades) murió y pudimos trasladar sus
cenizas a La Habana hace unos años. Mi relación con muchos cubanos, su
medicina, sus cirujanos y su política data de muchos antes de estos
acontecimientos”, reconoció.
Durante su alocución del 30 de junio de 2011, desde La Habana, aún sin
mencionar la palabra cáncer, Chávez reconocía que exámenes posteriores, a
lo largo del proceso de drenajes y de curas, detectaron la temida enfermedad.
“Fueron apareciendo algunas sospechas de células no detectadas hasta
entonces. Comenzó de inmediato otra serie de estudios especiales
citoquímicos, citológicos, de anatomía patológica, microbiológicos, que
confirmaron la existencia de un tumor abscesado con presencia de células
cancerígenas… El mismísimo Fidel, el gigante de siempre vino a anunciarme
la dura noticia del hallazgo cancerígeno”.
Bocaranda da el tubazo
Pero seis días antes de que Chávez confesara que tenía cáncer, el veterano
periodista Nelson Bocaranda a través de su portal RunRunes.es y su columna
en El Universal de Caracas, contó detalles de lo que estaba padeciendo el
presidente venezolano. Según el polémico periodista, desde La Habana
recibió una llamada el 24 de junio de 2011 en horas de la noche en un fin de
semana largo. “Yo estaba en la playa con Bolivia, mi esposa, y recibo una
llamada a las 11 de la noche”. Se trataba de una fuente recurrente de
Bocaranda, con la que había establecido un nexo de confianza. Era del
entorno íntimo con la que desde hacía dos años mantenía contacto. La fuente
le advirtió: “Lo que voy a revelarte va a cambiar la historia de Venezuela…
Chávez tiene cáncer y puede que sea irreversible”.
La conversación duró hasta altas horas de la madrugada; durante la cual el
polémico periodista tomó meticulosamente nota de los detalles de la
enfermedad.
Durante el resto de la madrugada, Bocaranda se dedicó a organizar la
información y conversó con el director de El Universal, Elides Rojas, para la
época, explicándole lo que había obtenido. Muy nervioso el ex editor del
reconocido diario, sospechando que podría ser una trampa montada al
periodista, dada la gravedad de la información y el riesgo que ello
significaba, acordaron que la primicia se publicaría primero en el portal de
Bocaranda, Runrunes.es. Y así apareció el 25 de junio de 2011 bajo el título:
“Rompiendo el cerco informativo: Las verdades de la enfermedad del
presidente Chávez”. Fue la primera versión con el diagnóstico.
Luego de hacer un recuento de sus primeros síntomas, la fuente le reveló
cómo en una serie de exámenes practicados habían determinado un daño
mayor en la próstata. La operación se había realizado en el CIMEQ de La
Habana, dirigida a distancia por video por un urólogo venezolano del
Hospital Clínicas Caracas. Una cirugía que llevó a cabo otro médico español.
Los resultados determinaron que tenía cáncer.
Bocaranda nunca reveló quién o quiénes eran las fuentes que lo mantuvieron
informado sobre el rumbo que tomaba la enfermedad de Chávez. Pero la
fuente vendría directamente de La Habana. En el libro: “Bocaranda: El poder
de los secretos” que realizó junto al periodista y escritor, Diego Arroyo Gil,
confiesa que la principal fuente provino del propio entorno presidencial.
“Una persona del entorno de Chávez dio la orden de que se me transmitiera la
información. De eso me di cuenta con el tiempo, atando cabos”. (3)
¿Había interés en filtrar la información no oficial? nadie mejor para
divulgarla que este reconocido periodista cuyos “Runrunes” eran los más
leídos y reconocidos por su asertividad. ¿Qué propósito habría tras esa
filtración?
De manera que desde La Habana, desde su círculo íntimo, la verdad sobre su
enfermedad se había escapado y había sido entregada a uno de los periodistas
más polémicos de Venezuela. La extrema seguridad del G2 cubano que había
rodeado el misterio de la rodilla había sido violada. Lo que sí es seguro es
que el juego de poderes que se desataba de manera oculta, tras la enfermedad,
hacía sus jugadas. Al lado de la información oficial, circulaba en la prensa
mundial una historia paralela manejada por fuentes que operaban desde la
sombra.
La revelación que hiciera Bocaranda le costó la persecución del gobierno. Se
desató una campaña en su contra desde los medios oficiales. Más tarde, luego
de la muerte de Chávez, en julio de 2013, fue citado a la Fiscalía y en los
interrogatorios ante el organismo judicial la pregunta más recurrente fue
sobre el nombre de sus fuentes. Una información que sólo conocían dos
personas muy allegadas a Bocaranda, a quienes les dio la información como
una medida de seguridad y de protección “por si algo me pasaba”. ¿Por qué
tanto interés del gobierno de conocer el nombre de las fuentes cuando ya
había fallecido Chávez?
Consultado Bocaranda sobre ese episodio confirmó que durante aquellos
acontecimientos manejó dos fuentes del alto gobierno. Uno de ellos sigue
estando en la actualidad en la cúpula cercana a Maduro y ocasionalmente se
comunican; pero el otro informante fue detenido y continúa preso en una de
las cárceles políticas del régimen.
Un diagnóstico revelador
Aunque Bocaranda es quien mencionó por primera vez el diagnóstico de
cáncer del Presidente; aún no se conocía en profundidad el tipo y el alcance
de la gravedad que lo afectaba.
La gran preocupación era que no pudiera asistir al desfile militar que se había
previsto por el Bicentenario del 5 de julio de 2011 y la trascendencia histórica
que significaba para Chávez. Fidel Castro se opuso a que asistiera a ese
evento y lo obligó a que reposara. El 3 de julio de 2011, dos días antes de la
fecha histórica, el gobierno anunciaba que el tumor había sido eliminado por
completo asegurando que Chávez se encaminaba a una completa
recuperación.
Ese 5 de julio Venezuela celebró el bicentenario de su Independencia con una
serie de actos en los que el gran ausente fue el presidente Chávez, quien
durante años estuvo esperando participar en la conmemoración de esta fecha
histórica.
Los festejos por el bicentenario comenzaron con mensajes del Mandatario
enviados a través de la red social Twitter: “¡5 de Julio, llegaste al fin,
estremecido, huracanado de Pasión Patria, 200 años después! ¡Así te
esperábamos los hijos de tu Gloria! ¡Oh, Venezuela. Feliz Cumpleaños Patria
Querida! ¡Ah, Venezolanos, Venezolanas, Felicidades hoy y para siempre,
Hermanos míos! Viva Venezuela”.
Esa madrugada del 4 de julio Chávez regresó de La Habana e hizo una
aparición “triunfal” en el llamado “Balcón del Pueblo” en el Palacio de
Miraflores. El aparato de propaganda movilizó a miles de seguidores que lo
ovacionaron. Apareció abrazado a sus dos hijas, Rosa Virginia y María
Gabriela con camisas rojas y él con boina y traje militar. Allí anunció que
deberá estar sometido “durante un tiempo” a un “control médico estricto”.
“Esta batalla también la ganaremos, y la ganaremos juntos, por la vida, por la
patria, por la revolución”, exclamó el mandatario, quien explicó que tenía que
regresar como fuera para acompañar a Venezuela en la celebración de su
Bicentenario.
Al vicepresidente de la República, Elías Jaua le tocó presidir los actos
programados para el Bicentenario, incluyendo el desfile militar al que
asistirían casi todos los presidentes de la alianza socialista. Chávez dio inicio
a los actos programados vía satélite desde el palacio presidencial, en una
alocución transmitida en cadena nacional de radio y televisión: “ Venezuela
empieza hoy un nuevo tramo de la gran escalada hacia la cumbre de la patria
socialista y humanista plena, lo que requerirá de mil batallas para derrotar en
paz a quienes pretenden debilitarla”.
El 16 de julio de 2011 nuevamente Chávez tuvo que regresar a Cuba para
seguir con el tratamiento del cáncer que se hacía más severo.
Más tarde, ya en Venezuela de nuevo, y a pesar de haberse informado que el
cáncer estaba controlado, el 27 de agosto de 2011 fue internado de
emergencia en el Hospital Militar “Dr. Carlos Arvelo” de Caracas, en un
espacio, en el piso 9, que fue construido especialmente para él, supervisado y
protegido por personal cubano, donde recibió tratamiento oncológico. Un
mes después, el 17 de septiembre de 2011 tuvo que regresar a Cuba
nuevamente para recibir la cuarta sesión de quimioterapia. Como pudo
observarse, desde el primer momento Cuba no solamente tuvo control sobre
la enfermedad de Hugo Chávez en La Habana, sus médicos y personal de
seguridad también resguardaron en Caracas las instalaciones y equipos
destinados a la atención de la enfermedad del jefe socialista.
El 22 de septiembre de 2011 Chávez retornó a Venezuela señalando que con
esa cuarta sesión, el cuarto ciclo de quimioterapia, concluía su tratamiento.
Aseguró que la quimioterapia no le afectó sus órganos vitales ni tuvo efectos
colaterales en su cuerpo.
Como una manera de mostrar que estaba recuperado del padecimiento, el 29
de septiembre de 2011, Chávez apareció en cadena nacional jugando beisbol
con algunos ministros en Miraflores, el Palacio Presidencial. (4)
Durante la transmisión de sus ejercicios con los ministros, el gobierno
intentaba desmentir los rumores de agravamiento de su estado de salud
reflejados en varios medios internacionales, atribuidos a una campaña del
imperio.
Hasta esa fecha en la que Chávez apareció jugando beisbol no existía un
diagnóstico preciso del tipo de cáncer que padecía y cual sería su pronóstico
de vida. La información se había mantenido oculta, luego de la filtración que
había difundido el periodista Bocaranda.
El primer diagnóstico
En una conversación privada que sostuve con el médico oncólogo del
Hospital Clínicas Caracas, Ariel Kaufman, en julio de 2011, el reconocido
urólogo que supervisó una de las primeras intervenciones quirúrgicas desde
un monitor en Caracas, me explicó, de manera confidencial en aquellos días,
que había sido contactado por el gobierno para atender la enfermedad de
Chávez. Para ello había recibido todos los estudios clínicos que hasta ese
momento se le habían realizado por su enfermedad.
La conversación tuvo lugar en su consultorio. Yo era paciente de Kaufman y
al finalizar la consulta solíamos conversar sobre el país. Ese día el tema de
Chávez y su enfermedad salió a relucir.
En la conversación no mencionó ni detalló sobre su participación en
intervenciones directas sobre el paciente, lugares o estudios sobre la
enfermedad. Aunque había confianza entre ambos, el prestigioso médico
debía resguardar aspectos delicados sobre el emblemático paciente que para
el momento, el país seguía de cerca cualquier información que revelara la
verdad de lo que ocurría. Pero Kaufman me informó, que en efecto, había
sido consultado sobre la enfermedad del Presidente y tenía en sus manos
todos los exámenes y estudios practicados a Chávez hasta ese momento. Los
documentos se los habían entregado desde el gobierno para que el
especialista ofreciera un diagnóstico exacto sobre el caso.
Con esa información detalló con su experta opinión la dimensión de la
gravedad del tipo de cáncer que afectaba a Chávez. En esa conversación
explicó que se trataba de un cáncer ubicado en la parte interior de la vejiga.
Era uno de los mas raros y agresivos. Kaufman me confesó que el tiempo de
vida que le quedaba sería de aproximadamente un año, si el paciente cumplía
con los rigorosos tratamientos a los que debía someterse. Dada la
confidencialidad de la conversación, y a solicitud del médico de no revelarla,
dicha información no fue divulgada por mí, a pesar de lo trascendental de su
relato y el hecho de dirigir la unidad de Investigación del diario El Universal.
Una posición muy difícil para un periodista; pero se trataba de un médico
amigo y era mi deber cumplir con su requerimiento. Como en muchas otras
ocasiones, me reservé la información por respeto a la fuente. Incluso desistí
de comentarlo con amigos u otros colegas. Para ese momento lo publicado
por Bocaranda había generado una conmoción en los medios informativos y
era cuestión de días en que la verdadera gravedad del cáncer fuera conocida y
el, poco tiempo que le restaba de vida.
Un mes después de esa conversación, la periodista, igualmente del diario El
Universal, Giuliana Chiappe, quien hasta hacía unos meses había formado,
parte de la Unidad de Investigación que yo dirigía, y ahora cubría los temas
de salud en otra sección del periódico, fue contactada por Kaufman para una
entrevista. El reconocido urólogo, de manera confidencial, le explicó con
exactitud el tipo de cáncer que padecía Chávez, con la condición de que el
paciente, es decir, el enfermo presidente, no fuera mencionado en el
reportaje. La periodista Chiappe, cumplió el compromiso. Así que en la
entrevista publicada el 14 de agosto de 2011, no se mencionó que se trataba
del diagnóstico exacto sobre el padecimiento presidencial; pero los lectores
podían deducirlo. Para ese momento era un tema que se estaba debatiendo
hasta en medios internacionales.
Allí el especialista le expresó que “del cáncer de vejiga se habla poco pero es
una de las diez principales enfermedades oncológicas que afecta al
venezolano”. En su exposición explicó que “cuando se habla de un
leiomiosarcoma, los oncólogos se estremecen. Es un tipo de cáncer de vejiga
extremadamente raro, que se origina en el llamado músculo liso, ubicado en
la parte interior de la vejiga y recubierto por otras paredes, entre ellas el
urotelio. Generalmente se diagnostican en fase tardía, comenta Ariel
Kaufman, urólogo del Hospital de Clínicas Caracas y quien, en toda su
trayectoria, sólo ha tratado a dos pacientes con este cáncer”, señalaba el
reportaje.
En cuanto al momento de su aparición precisó que “se ha calculado que, entre
la señal inicial de un sarcoma y el diagnóstico certero, transcurre un
promedio de 11 meses. Esto se debe a que son síntomas vagos de tumores
raros. Al principio, los médicos piensan en las enfermedades más frecuentes",
explica Kaufman. Esto quiere decir que cuando Hugo Chávez sintió el dolor
en su pierna izquierda, el cáncer estaba ya muy avanzado cuando fue
diagnosticado. De allí que durante los primeros meses, el gobierno chavista
optó por ocultar la gravedad del cáncer y el verdadero diagnóstico.
Tres días después de haberse publicado ese reportaje, el 17 de agosto de
2011, Chávez había asegurado que no tenía metástasis y que estaba
“inmejorable”; pero el 27 de agosto el gobernante venezolano fue recluido de
emergencia en el Hospital Militar de Caracas, en donde se sometió a
tratamientos oncológicos. Y fue tan severa la lesión que el 17 de septiembre
de 2011 tuvo que regresar a Cuba para recibir la nueva sesión de
quimioterapia. Esta sesión duró hasta el 22 de septiembre cuando regresa a
Caracas y afirma que con esa cuarta sesión concluía su tratamiento
oncológico.
Nuevo escándalo sobre la enfermedad
Un reportaje aparecido en un medio semanal de México llamado “Milenio
Semanal”, el 19 de octubre de 2011, en el cual el periodista Víctor Flores
García, presenta nuevas revelaciones sobre la enfermedad de Hugo Chávez,
desata nuevamente la polémica sobre la enfermedad y arroja nuevas dudas
sobre lo que oculta el gobierno venezolano.
En esa fecha Chávez se encontraba en La Habana y había recibido buenas
noticias de Fidel Castro, según las cuales, luego de los tratamientos, no se
habían detectados nuevas células malignas.
Las revelaciones del periodista mexicano provienen de un médico cirujano
venezolano, que fue parte de un equipo de médicos de confianza de Hugo
Chávez en el año 2002, Salvador Navarrete Aulestia. En ella le daba a
Chávez entre 12 y 18 meses de vida. Estaba en puertas una nueva elección
presidencial en 2012 y ese diagnóstico traería consecuencias políticas muy
graves si se hacía público el dato de la real expectativa de vida que le restaba.
Navarrete lo consideró un deber dar a conocer esa realidad con objetividad.
Nunca imaginó Navarrete la persecución de la que sería víctima al ofrecer
esas declaraciones. Apenas publicado el reportaje, esa mañana fue visitado
por el propio director de la policía política el Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional (Sebin) en la Clínica Santa Sofía, en Caracas, y fue
retenido para ser interrogado durante varias horas.
Lo descrito por Navarrete en su diagnóstico de la enfermedad, coincidía con
lo expresado por Kaufman en el reportaje escrito por la periodista Chiappe
dos meses antes; pero sin identificar al personaje que estaba detrás del
diagnóstico. Navarrete señalaba que se trataba de un “sarcoma originado en el
tejido del suelo de la pelvis de muy mal pronóstico”. En la entrevista, aunque
reconocía que la expectativa de vida sería de 12 a 18 meses, le pidió al
periodista que colocara dos años. Así que esta publicación desató de nuevo la
tormenta política sobre el destino de Chávez, de la revolución y la inevitable
sucesión ante la proximidad de la muerte.
La noticia había circulado en todas las principales cadenas de noticias
importantes del mundo y en los medios televisivos. Al mismo tiempo generó
una reacción oficial en contra de Navarrete intentando descalificarlo,
señalándolo de mentiroso y acusándolo de que había recibido dinero por
hacer esas aseveraciones. Navarrete y su familia se vieron obligados unos
días después a dejar el país y radicarse en España, hasta que el caso fue
olvidado.
“Nunca imaginó el calvario que padecería por asumir la responsabilidad de
explicar que la enfermedad mortal era un sarcoma originado en el tejido del
suelo de la pelvis de muy mal pronóstico, y la expectativa de vida era de dos
años. Así se desataba la tormenta política con todo tipo de usos y
especulaciones”, señalaba el periodista Víctor Flores García.
En una carta de despedida, en su abrupta salida al exilio, Navarrete explicó
que había sido un militante moderado del chavismo. Contó que Hugo Chávez
“nos hizo miembros del personal de la mayor confianza adscritos al Palacio
de Miraflores. Éramos tres médicos venezolanos, un cardiólogo, un
gastroenterólogo y este servidor como cirujano del equipo. De los tres yo era
el único con militancia política, como miembro de la Dirección Nacional
Ampliada del Movimiento Quinta República (MVR), fundado por el
presidente Chávez, como parte de la Dirección de Formación Ideológica, que
fue un gran partido hasta su conversión en 2007 en núcleo del PSUV”.
Explicó que antes de ofrecer la entrevista con el diagnóstico exacto del cáncer
del presidente había conversado con miembros del PSUV y les había pedido
que transmitieran a Chávez sus inquietudes. “Me preocupa que el presidente
y su entorno político no conozcan la magnitud de su enfermedad puesto que
ha sido manejado con un completo hermetismo. Las consecuencias de un
desenlace fatal y la importancia que tenía informar tanto a su organización
como a los grupos que lo apoyan, al igual que a los grupos políticos que lo
adversan, fueron las razones que me llevaron a abordar este delicado asunto”,
indicó.
El propio Hugo Chávez lo desmintió en una conferencia de prensa con
corresponsales extranjeros. Allí aseguró que a él “lo cuidaba mucha gente,
hasta brujos” y negó que el doctor Navarrete lo hubiera tratado alguna vez a
él o a su madre. Afirmó que estaba curado y lo descalificó: “El doctor
Navarrete es un embustero… ¿Cuánto le pagaron?”.
Desmienten a Navarrete
Fidel Darío Ramírez Carreño, médico internista y gastroenterólogo, quien
formaba parte del equipo de especialistas tratantes del presidente Chávez,
ofreció su versión cinco días después de ser publicada la entrevista en el
medio mexicano. En su intervención intentó “aclarar la verdad oficial” sobre
la enfermedad de Chávez.

“El Presidente, desde el punto de vista oncológico, ha sido diagnosticado y


tratado a tiempo, sometido a tratamientos complementarios adecuados; por lo
cual su evolución actual es absolutamente satisfactoria con un excelente
pronóstico”, dijo el especialista en transmisión televisiva a través de VTV, el
22 de octubre de 2011.
¿Quiénes son los médicos que dieron la conferencia de prensa para informar
al público sobre la enfermedad de Chávez y no precisar qué tipo de cáncer
tenía?
Uno de ellos era el médico Fidel Darío Ramírez Carreño, gastroenterólogo;
para la época era director general de Servicios de Salud de PDVSA. Es
hermano de Rafael Ramírez Carreño, ministro de Petróleo y presidente de
PDVSA en aquel momento y quien más tarde fue excluido de las filas del
partido PSUV teniendo que irse al exilio.
El médico Rafael Vargas Medina era traumatólogo, guerrillero en los tiempos
de la lucha armada y ex ministro de la Secretaría de la Presidencia de Hugo
Chávez en 2002. Recientemente fallecido, Nicolás Maduro le ofreció un
homenaje póstumo por su trayectoria revolucionaria.
El coronel Earle Jesús Siso García es médico cirujano, oftalmólogo y director
del Hospital Militar para ese momento. La esposa de Franklin Brito, el
productor agropecuario expropiado que murió por huelga de hambre, lo acusó
de engañar a su esposo diciéndole que podía irse del centro asistencial;
cuando en realidad lo tenían secuestrado y no le permitían la salida.
Llamó la atención de algunos medios de comunicación que ninguno de los
tres médicos que desmintieron el diagnóstico difundido por Navarrete fueran
oncólogos.

Sin cabello a media máquina


Pero la realidad de los hechos mostraban una situación diferente a la verdad
oficial expuesta por sus voceros comunicacionales. Ya sin cabello, Chávez
trabajaba a media máquina. Entre octubre y diciembre de 2011 ya no eran tan
frecuentes sus apariciones públicas. En ocasiones aparecía rodeado de sus
ministros o haciendo ejercicios con una sonrisa impuesta y una expresión de
optimismo fabricada por el aparato de propaganda frente a la necesidad
mediática.
Sorprendentemente, a comienzos de 2012, el 13 de enero, como en sus
tiempos de gloria, Chávez habló nueve horas y media en el Parlamento,
siendo esa sesión un nuevo récord en sus alocuciones. Fue la sesión en la que
el jefe de Estado entrega la memoria y cuenta de su gestión. Durante su
exposición aseguró que su recuperación iba muy bien.
Sin embargo, un mes después, el 21 de febrero de 2012, Chávez informó que
luego de practicarse nuevos exámenes en La Habana, sería nuevamente
intervenido quirúrgicamente, tras haberse detectado una lesión en la misma
zona donde le fue extirpado el tumor cancerígeno. Pero aclaraba que no tenía
metástasis. El 23 de febrero de 2012, el Parlamento Nacional aprobó por
unanimidad el permiso de salida del país al presidente de la República, por el
tiempo que necesitase. En esa ocasión, la bancada opositora argumentó que la
situación ameritaba la aplicación del artículo 234 de la Carta Magna, que
establece que las faltas temporales serían suplidas por el Vicepresidente
Ejecutivo de la República. Dicha diferencia en la interpretación del artículo
fue negada y replicada por los diputados oficialistas.
El segundo tumor
El día 24 de febrero de 2012 Chávez fue recibido nuevamente en La Habana
por Raúl Castro al pie de la escalerilla del avión presidencial. Lo
acompañaban la ministra de Salud, Eugenia Sader, ministra del Despacho de
la Presidencia; Erika Farías y su hermano Adán Chávez, para el momento
gobernador de Barinas. Dos días después, el 24 de febrero de 2012 Chávez
fue nuevamente operado en el CIMEQ de La Habana.
En esta nueva oportunidad, el gobierno volvió a ocultar la gravedad de su
enfermedad y el vicepresidente de la República, Elías Jaua, anunció ante la
Asamblea Nacional, que en efecto había sido operado y que se encontraba en
“buena condición física”. En un comunicado que leyó ante el Parlamento
señaló que: “se le realizó la extracción total de la lesión pélvica y no hubo
complicación”.
Pero el 5 de marzo de 2012, justo un año antes de su muerte, en una
transmisión desde la clínica cubana, Chávez confirmó que el segundo tumor
extraído era maligno. Una semana después, el 16 de marzo de 2012, Chávez
retornó a Venezuela y afirmó que se sentía bastante recuperado de la
operación; pero reconoció que “ahora debe ser disciplinado con el proceso de
recuperación”.
Pero no faltaron las versiones contrarias y en aquella ocasión, el ex
embajador de Estados Unidos ante la Organización de los Estados
Americanos (OEA) y ex secretario de Estado adjunto para el Hemisferio
Occidental, Roger Noriega declaró que el mandatario venezolano no se
sometió realmente a la extensa operación quirúrgica para remover un tumor
en el colon y que requería de un largo período de recuperación, en una
decisión que podía recortar significativamente su expectativa de vida.
Nuevamente, el 24 de marzo de 2012, Chávez anunció en un mensaje
televisado que se ausentaría del país unos días para iniciar un nuevo
tratamiento de radioterapia. En el aeropuerto de Maiquetía recibió honores
militares, saludó a oficiales y ministros del Gabinete. Al presidente lo
acompañaba su hija mayor, Rosa Virginia. A la medianoche arribó a La
Habana y fue recibido en la escalerilla del avión nuevamente por Raúl Castro.
El 4 de abril de 2012, Chávez regresó a Venezuela en horas de la noche tras
concluir la segunda sesión del tratamiento de radioterapia. Acudió a
despedirlo Raúl Castro.
Pero esta vez su llegada se produjo por el aeropuerto de Barinas, su estado
natal, donde lo recibieron sus familiares y algunos ministros de gobierno. Al
día siguiente, Chávez declaró desde Barinas que todos los exámenes dieron
resultados positivos de recuperación física: “Aferrado a la vida estoy y le
pido a Dios que nos siga dando vida para seguir dando vida a la patria como
soldado del pueblo”. En su terruño asistió a una misa en una iglesia en
Barinas en ocasión del Jueves Santo, lloroso, hizo una evocación a Cristo que
provocó dudas sobre su real estado de salud: “Dame tu cruz, dame tus
espinas, dame tu sangre, que yo estoy dispuesto a llevarla, pero dame vida”.
Este episodio marcaría un cambio personal muy importante en Hugo Chávez
que se reflejaría en su último año de vida. Pero más sorprendente aún fue su
regreso a la fe católica auspiciada por un párroco de Caracas. Hasta los
expertos en publicidad y propaganda del chavismo, al percatarse de esa
evolución tuvieron que adaptar sus mensajes del hombre fuerte y militar
aguerrido a una nueva realidad para hacer perdurar la imagen y el legado del
heredero del Libertador.
La última campaña electoral
Chávez necesitaba mostrar a sus seguidores que se encontraba plenamente
recuperado para encarar el nuevo proceso electoral que se avecinaba para el
período 2013-2019 previsto para diciembre de 2012. Era necesario
mantenerse en el poder y garantizar la continuidad de su legado. En esa
empresa no solo estaban sus aliados y seguidores internos. El destino de
Cuba, de Lula en Brasil y los países del Alba estaban ligados al curso que
podía tomar el dramático final que le aguardaba.
Dada la precariedad de su enfermedad, el Consejo Nacional Electoral (CNE)
que regía los procesos electorales en Venezuela decidió adelantar las
elecciones para el 7 de octubre de 2012; una manera de adelantarse a lo que
ya se presumía era inevitable.
Chávez debía enfrentar a un candidato opositor de la Mesa de la Unidad
Democrática, elegido como aspirante mediante unas elecciones primarias, el
día 12 de febrero de 2012, Henrique Capriles Radonski quien venía
posesionándose de una importante base electoral. En esas primarias votaron 3
millones 40 mil 449 electores; de los cuales Capriles obtuvo 64,2%. De
manera que su candidatura unitaria, tenía un gran respaldo en las filas
opositoras.
Chávez optaba por reelegirse por cuarta vez y 12 años en el poder. Esta nueva
contienda fue anunciada por el CNE el 29 de marzo de 2012.
En una primera etapa las encuestadoras daban una ligera ventaja al candidato
oficialista, Hugo Chávez; pero a partir del mes de julio, Capriles comenzaba a
emparejarlo y algunos sondeos le daban una ligera ventaja. Sin embargo,
Chávez triunfaría con 8.191.132 votos frente a 6.591.304 votos sobre su
oponente, en una confrontación en la que el gobierno destinó millones de
dólares y puso a su disposición todo el aparato de propaganda a su orden.
Como todas las contiendas anteriores, con un CNE alineado con el
oficialismo, no había garantías de transparencia en esas elecciones.
En busca de la nueva imagen
Aunque de eso no se hablaba abiertamente, en su círculo íntimo comenzaba a
comprenderse que en poco tiempo el fin para Chávez estaría cerca. Pero el
problema inmediato era ganar las elecciones, promover su figura y su legado
en el tiempo para garantizar así la continuidad en el poder del chavismo;
mientras los distintos factores internos y externos, buscaban un sucesor.
Muchos intereses económicos y políticos estaban en juego al momento de
que el líder único se encontraba en cuenta regresiva.
Es así que desde las filas de aliados y jefes políticos se debatía cómo
presentar en positivo la imagen de un hombre moribundo. Un candidato que
debía compartir su tiempo de campaña, funciones de gobierno, radioterapias
y tratamientos preventivos. El hombre infalible, poderoso, indestructible,
ahora se encontraba frente al dilema de la muerte. ¿Podía revertirse ese drama
y sacar provecho de su condición? No importaban los efectos sobre el
personaje. Si era necesario someterlo al impacto de un campaña electoral se
haría. Con medicamentos, drogas o aditivos, Chávez tendría que someterse a
los rigores de una contienda electoral.
A la par de que la opinión pública se ocupaba de hacer seguimiento del
drama personal del Presidente, los expertos en campañas, asesores políticos y
profesionales en comunicación de masas estudiaban las opciones. Millones
de dólares corrían para hacer efectivas las ideas de los expertos.
Una de las propuestas surgió de las empresas de Jesse Chacón, un militar
entregado a la política, muy allegado a Chávez, quien participó en el intento
de golpe de Estado del 27 de noviembre de 1992 que fue la segunda intentona
del chavismo contra la democracia. Chacón fue ex ministro de Interior y
Justicia, de Ciencia y Tecnología, del Despacho de la Presidencia y de
Comunicación e Información. A partir del año 2009 conformó una empresa
privada de comunicaciones, Grupo Nacional de Investigaciones Sociales del
Siglo XXI (GIS XXI), a través de la cual se dedicó a asesorar campañas
electorales y publicitarias gubernamentales. También registró otra empresa
llamada Contexto. A través de esta última empresa surgió la propuesta de
centrar la campaña en una consigna: “Chávez renace”.
Pero esa idea fue fuertemente cuestionada por otros grupos asesores alegando
que la gravedad de la enfermedad impediría presentar la imagen de un
hombre que renace y vuelve con fuerza y poder a cumplir su misión
independentista.
Otra propuesta, aún más audaz, surgió de otro grupo de publicistas ligados al
gobierno con el lema: “Nació el redentor ¡Renació! ¡La esperanza del pueblo
vivirá por siempre!”. Allí se promocionarían frases como: “Hoy renace la
esperanza. La esperanza de quienes quieren ser escuchados y atendidos, la
esperanza de quienes con su amor han logrado mantener viva esta voluntad
de continuar el trabajo por el bienestar colectivo, la esperanza de una patria
cada día más grande en un mundo de paz. Celebremos el nacimiento y el
renacimiento del salvador. ¡Feliz navidad a toda Venezuela!”.
Esa campaña se había ideado a finales de 2011, previo a la campaña electoral,
de manera de presentar la nueva imagen de mesías de Chávez, “el
renacimiento del salvador” con miras a consolidar su figura en la campaña
electoral que se avecinaba y se iniciaría con esos mensajes en afiches, como
mensajes navideños, en micros y cuñas televisivas para el fin de año. Esa
campaña fue desechada, aunque para entonces, el propio Chávez en su delirio
final, en muchas de las apariciones públicas, asumió esa postura de nuevo
salvador.
Chávez El Redentor
El concepto de “Chávez El Redentor” se imponía entre los asesores a finales
de 2011. Un afiche “El Redentor” fue diseñado para preparar el ambiente de
su última campaña electoral. Su difusión se complementaría con videos
similares e imágenes de sus recorridos en zonas populares; así como la
exaltación del hombre que había superado la enfermedad y regresaba para
seguir conduciendo la patria. De manera que ese concepto recogía las
diversas propuestas que se disputaban asesores y empresas, ligadas al
gobierno, que aspiraban a manejar la campaña electoral.
La campaña se iniciaría el mes de diciembre de 2011 en el mensaje de
Navidad como posicionamiento previo a la campaña presidencial que se
realizaría en 2012 donde la nueva imagen sería la del líder que jamás
abandonaría a su pueblo.
La palabra “Renació” sería la que destacaría la superación de la enfermedad y
la permanencia del hombre que guía los destinos de la patria, ahora
presentado como mesías. Con él renacerá la esperanza que a la vez es la de la
patria y la de la revolución, íntimamente vinculada al amor de su pueblo con
las frases allí expresadas. Por eso el mensaje concluye enfatizando:
“Celebramos el nacimiento y el renacimiento del salvador”. Es decir, no solo
es el salvador de Venezuela sino del pueblo que lo adora y lo sigue.
“Hoy renace la esperanza, la de quienes quieren ser escuchados. La esperanza
de quienes con su amor han logrado mantener viva esta voluntad de querer
continuar el trabajo por el bienestar colectivo, la esperanza de una patria cada
día más grande en un mundo de paz”.
Cuando la campaña fue presentada a algunos de los asesores
comunicacionales les pareció inconveniente utilizar de esa manera la
enfermedad del presidente. A pesar de que la respuesta de los sectores
populares pudiera ser favorable y de hecho, se inclinaban a mirarlo como un
profeta redentor. Al mismo tiempo, la actitud espontánea de Chávez en sus
apariciones públicas, lo inclinaba a actuar de esa manera. Pero la campaña
opositora y el rechazo de los sectores de la clase media podían voltear esos
conceptos y profundizar la idea de la enfermedad terminal.
El afiche con la palabra “Renació” fue impreso pero no fue distribuido. A
última hora fue desechado por el alto gobierno.
Competidores muy poderosos a estos grupos de publicistas locales eran los
brasileros encabezados por el propio Lula da Silva, quien desde hacía un año
había terminado su período presidencial; pero, se mantenía activo en los
negocios del poder con el respaldo de su sucesora Dilma Rousseff, quien
gobernaría hasta agosto de 2016.
El propio Lula se presentó en Cuba para visitar a Chávez durante sus
reiteradas terapias contra el cáncer para convencerlo de la importancia de la
campaña electoral que debía cumplir a pesar de su enfermedad. Lula le
presentó las ideas que su grupo de asesores publicitarios estaban proponiendo
para esa nueva etapa.
Para Lula, muchos negocios estaban en juego y era necesario que Chávez se
mantuviera en el poder a como diera lugar. En el mes de enero de 2012,
cuando comenzaba el debate sobre cómo hacer la campaña, el embajador
venezolano en Brasil, Maximilien Sánchez Arveláiz, para ese momento,
estuvo en Caracas en una visita “especial” con una figura polémica de la
política brasileña, el dirigente y ex presidente del Partido de los Trabajadores
(PT), José Dirceu, ministro de la Presidencia en el gobierno de Lula da Silva,
quien tuvo que renunciar por acusaciones de corrupción. Dirceu fue uno de
los primeros estrategas políticos en ser consultados por Miraflores para
preparar la campaña de Chávez que se avecinaba.
Durante las reuniones sostenidas entre finales de enero y febrero de ese año
en Caracas, Dirceu discutió algunos detalles clave. Los aspectos que buscaba
pulir serían lagunas comunicacionales de Chávez referidas a su estado de
salud, su imagen de autócrata y el tono radical que solía asumir. Ellos
proponían una imagen más conciliadora y acorde con su nueva situación.
Los publicistas de Lula da Silva habían asistido al gobierno de Chávez en
diversas campañas. Esta vez se opusieron a la propuesta de “Chávez renace”.
En su lugar propusieron tomar el concepto de “Chávez, corazón de la Patria”;
“Somos, corazón de la patria” y “Chávez, corazón de mi patria”.
En esa oportunidad el comando de campaña incorporó definitivamente al
publicista y consultor brasileño en campañas electorales, Joao Santana, quien
era conocido como “hacedor de presidentes” siendo la consigna de los
brasileños la que guió la última campaña de Hugo Chávez.
Santana, periodista, escritor y consultor político, estaba muy ligado al Partido
de los Trabajadores y directamente al gobierno de la presidenta brasileña
Dilma Rousseff. Gracias a él, Rousseff ganó la Presidencia en 2010, tomando
en cuenta que su antecesor, Lula da Silva, contó también con el respaldo del
estratega para obtener la reelección en 2006.
La información se conoció a través del diario brasileño O Globo que
aseguraba que Santana llegaría esa semana a Caracas para “firmar un
contrato” para la asesoría a Chávez, tomando en cuenta, que el candidato de
la Unidad, Capriles contaba igualmente con la asesoría de dos estrategas
electorales de Brasil.
Como dato adicional, cabe destacar que en 2016 Joao Santana salió
implicado en el escándalo de corrupción conocido como Lava Jato y fue
detenido por estar implicado en el mayor esquema de corrupción en Brasil.
Documentos de la Justicia Federal determinaron que el publicista había
recibido millones de dólares de las empresas Petrobras y Odebrecht; dinero
que intentaron justificar como utilizados para campañas políticas en el
exterior. Santana y su esposa, Mónica Moura, también publicista, fueron
condenados a 8 años de prisión por desvío de fondos de la estatal Petrobras.
Accedieron a ofrecer información a la justicia a cambio de reducción de la
pena. Han sido investigados en varios países donde asesoraron en campañas
políticas por actividades corruptas. La pareja fue finalmente condenada en
junio de 2017 a cumplir cuatro años de prisión domiciliaria, con uso de
tobillera electrónica, luego de la devolución de 21,6 millones de dólares por
pagos ilegales de las campañas comunicacionales en Brasil, Venezuela,
Angola, Panamá y El Salvador. Moura, responsable de campañas electorales
también en América Latina en la empresa que manejaba con su esposo,
reconoció haber recibido pagos en efectivo del gobierno venezolano para la
campaña de Hugo Chávez en 2012.
Vuelve el hombre recio
En los primeros días de campaña Chávez había retomado su esencia de
hombre recio. Llegó nuevamente a la precampaña amenazando a través de los
medios y descalificando a sus enemigos. Entonces se comentaba que hacía su
campaña apoyado en esteroides y otros medicamentos suministrados por
Cuba para mantener la fuerza física y poder soportar el rigor de la campaña.
Ello a pesar de los efectos negativos que producirían en su enfermedad. Pero
lo prioritario era llegar al final de la campaña y garantizar el triunfo electoral.
En su primera aparición como candidato presidencial, horas antes de dirigirse
a la multitud, Chávez recorrió 18 kilómetros a bordo de un rústico
descapotado, por varios poblados del centro del país, en una campaña que
partió del estado Carabobo, una región en donde se selló la independencia del
país, hasta Maracay, estado Aragua, en donde tuvo lugar la concentración.
Desde el rústico daba una impresión de fortaleza y seguridad ante la multitud
que se agolpó en el recorrido para saludarlo.

En la fecha de apertura de la campaña, primero de julio, se cumplía un año en


el cual Chávez anunciara desde Cuba que había sido operado de un tumor con
células cancerosas: “¡Dios mío danos salud y vida para conducir a este
pueblo a la Victoria!”, escribió Hugo Chávez en su cuenta de Twitter el
primer día de campaña.
Durante el mitin, el primero de julio de 2012, que se prolongó por casi dos
horas, Chávez comenzó agradeciendo por su vida: “Desde mi corazón
cristiano, quiero darle gracias a Dios en primer lugar, a Cristo redentor, por
permitirme haber recorrido este año difícil que pasó y haber llegado aquí hoy
y estar junto al pueblo venezolano iniciando la campaña de Carabobo.
Gracias Cristo mío, gracias pueblo mío por tu amor, por tus oraciones, por la
fe. Aquí está Chávez de nuevo junto al pueblo”. Al mismo tiempo,
destacando el mensaje “Corazón de mi Patria”, Chávez se mostró como el
líder fuerte que debía cumplir con una dura campaña de 100 días, tomada
como su última misión destinada a consolidar la segunda independencia que
consolidaría el socialismo en Venezuela como modelo eterno y permanente.
En ese comienzo de campaña Chávez aseguraba estar “totalmente libre” del
cáncer y negaba que su salud pudiera incidir en la campaña para las
presidenciales del 7 de octubre, que terminó ganando frente al líder opositor
Henrique Capriles sobre las dudas de fraude y ventajismo.

Reaparece el profeta
Desde su regreso de Cuba, en abril de 2012, cuando se iniciaron los
preparativos para la campaña, se fue imponiendo en sus apariciones la
imagen de un Chávez que se fundía con la imagen de Cristo en una suerte de
nuevo redentor; tal como se mostraba en sus despedidas, cuando partía a las
terapias, en las que recorría las calles a bordo de un vehículo, en donde la
imagen destacada era la de Cristo. Desde allí, saludaba y ofrecía sus manos a
grupos de seguidores quienes lo alababan, en algunos casos, y en otros, lo
lloraban. El férreo puño del dirigente socialista, abría ahora sus palmas para
bendecir a sus fieles seguidores.
El grupo de asesores de Chacón habían adelantado una propuesta para
promover un video, en donde Chávez, en los actos multitudinarios, iba
tocando a la gente como un Cristo detrás del cual emanaba luz. La idea de
este micro que presentaría a Chávez de esa manera fue rechazada por otros
expertos. Sin embargo, a pesar de que no fue adoptada como publicidad
oficial, la dinámica de la campaña, y su propio padecimiento, llevaron a
Chávez a actuar en algunas ocasiones como un redentor y sus gestos imitaron
a los de un profeta, un líder espiritual.
El rasgo de profeta vinculado a la enfermedad y el regreso a la vida se fue
posesionando aún en contra de quienes rechazaban esa idea. Entonces se
relanzaron las misiones, se utilizaron inmensos recursos para asignaciones
directas al pueblo, se ofrecieron viviendas, electrodomésticos y el caudillo
siempre en sus mensajes acudía a la fe de Jesús y al agradecimiento en cada
aparición.
La figura presidencial se hizo más distante. De cierta forma dejó de ser de
carne y hueso para transformarse en espíritu. En sus salidas meticulosamente
preparadas extendía sus manos a sus creyentes quienes imploraban
bendiciones, hacían promesas, con lágrimas confusas y brazos abiertos, como
quien esperaba recibir una bendición, ser elegido para su salvación o su
perdón.
La campaña daba sus frutos y la redención de los desplazados tomaba su
lugar. Su figura ahora renacía como ícono en altares de santería al lado del
Negro Felipe o Guaicaipuro. Tantos millones para acá, tantos millones para
allá. Largas colas para adquirir televisores y electrodomésticos que
terminaban siendo obsequios a quienes sacrificaron días y horas para recibir
los regalos como la multiplicación de los panes.
Así pues ante cada recaída por la enfermedad, Hugo Chávez reaparecía en
caravanas con la imagen de Cristo y en lugar de golpear los puños como en
tiempos revolucionarios, ofrecía un gesto de bendición como un enviado de
Dios. Sus creyentes comenzaban a comprender que el final de su mesías
estaba cerca y el sueño de una vida mejor se haría realidad de la mano del
nuevo profeta.
La gráfica tomada a Chávez durante su último mitin de campaña en la
avenida Bolívar, el 4 de octubre de 2012, bajo una fuerte lluvia en la que en
un gesto de oración abre su mano derecha para recibir las gotas de agua desde
el cielo, se convirtió en un ícono espiritual de Hugo Chávez más allá de lo
terrenal. Fue una imagen captada en el cierre de su última campaña electoral
y su último discurso frente a las masas a cinco meses de su muerte. Así daba
paso a la creación del nuevo mito que habría de sembrarse: el de
“Comandante eterno”.
Lo que nunca supo la multitud de seguidores que allí lo vitoreaban, lo que no
se vio en las imágenes ni en la propaganda, es que al terminar su último mitin
bajo la lluvia, lo llevaron al vehículo que atravesaría la avenida Bolívar
prácticamente en una camilla. “Yo me bajé de la tarima y literalmente me
acostaron en una camilla en la que me llevaron a la camioneta. Yo no podía
ni siquiera asomarme a la ventana del vehículo porque no me podía
incorporar para saludar a la gente. Los dolores que estaba sintiendo eran
terribles” le confesó Chávez al ministro Héctor Navarro ese mismo día al
finalizar el evento de cierre. En esa última presentación Chávez dejaba el
último gramo de energía tras 100 días de aquella campaña… para él, su
última batalla. (5) (6) (7)
Sobre ese final de campaña electoral, el ex ministro de Petróleo y presidente
de PDVSA, Rafael Ramírez, quien lo acompañó en ese último mitin, cuenta
que “luego de la extraordinaria victoria electoral se manifestaron los síntomas
de que algo estaba mal. Aunque ya los sentía desde su última intervención en
la avenida Bolívar en el cierre de campaña del 4 de octubre de 2012; sólo
después me confesaría por teléfono que sentía fuertes dolores y que debía
volver a La Habana, me llamó para que lo acompañara. Luego de 12 años
juntos, de trabajo intenso y continuo, el Comandante me llamó a que lo
acompañara en ese tramo tan duro de su vida. Lo hice hasta el final. Es en
este contexto, luego de la victoria electoral y de la noticia recibida en La
Habana de la reaparición de la lesión cancerígena, que decide volver a
Venezuela a dirigirse al país, antes de retornar a Cuba a otra intervención
quirúrgica, que era impostergable. Es en esta situación, cuando se produce la
alocución del 8 de diciembre de 2012”.
Finalizada la campaña el 4 de octubre de 2012 “su cuerpo se vino abajo”. A
cómo diera lugar, la cúpula revolucionaria se habían propuesto ganar esas
elecciones y en eso habían depositado lo que le quedaba de vida a Hugo
Chávez. La noche del 7 de octubre el CNE proclamó su triunfo. Cuando ganó
se quedó sin defensas y el 10 de diciembre de 2012 se fue a Cuba para
regresar a morir.
Capítulo II
El último viaje a La Habana
En los primeros tiempos de la enfermedad comenzaron a notarse los cambios
en la personalidad y la conducta de Hugo Chávez. Quien fuera un hombre
obsesivo en su rol de líder revolucionario, el jefe de gobierno, a quien le
gustaba hacer sesiones maratónicas de trabajo y deliberar alrededor de sus
intrincados proyectos políticos, rodeado de sus hombres de confianza, fue
distanciándose de sus aficiones de gobernante, de sus ministros, de sus
amigos. A pesar de la seguridad personal que solía irradiar, alimentada en la
creencia de ser el militar aguerrido ungido por un destino trascendental, lo
seguía sin tregua la sombra de la muerte y el presagio de una fecha marcada
por las cartas de la vidente.
“Se hicieron notorios los cambios de humor” recuerda uno de sus hombres de
más confianza, Héctor Navarro, uno de sus principales ministros desde los
primeros años de la revolución. Navarro, como otros personajes que fueron
figuras clave en el chavismo, promotores de sus ideas socialistas, poco
después de la muerte de Chávez, fue sacado de su cargo y más tarde del
partido oficialista.
A su juicio la noticia del cáncer alteró el curso de los acontecimientos y al
conductor de la revolución. “Yo siempre he pensado que el cáncer no solo
afecta la parte física, biológica de la persona, sino la parte emocional”,
reflexiona Navarro, quien fue uno de los pocos hombres con credenciales
académicas de los que se nutrió la revolución.
“Nosotros vimos el cambio de carácter de Chávez a partir de esas dolencias”
reitera esta figura de la política, quien deja ver en su expresión un rastro de
nostalgia, de incredulidad y hasta de resignación al mirarse tan distanciado
de sus años al lado de Hugo.
Navarro, ahora, desterrado de la revolución, regresó a los espacios en donde
transcurrió su modesta; pero intensa, vida de profesor universitario.
Despojado de los privilegios del poder, sin escoltas, sin chofer, el encuentro
con el ex ministro fue justamente en ese lugar en el que fueron sus amados
predios, el cafetín de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de
Venezuela (UCV) en Caracas.
Así como él, la UCV ya no es la misma casa que con furor otrora desprendía
alegría, emprendimiento, cultura, conocimiento, y las risas de sus jóvenes,
quienes llenos de futuro se desplazaban como un torrente por cada pasillo.
“La casa que vence las sombras” como se solía identificar a esa alma mater
que fue símbolo de importantes campañas y luchas que durante décadas
encarnaron sus estudiantes y profesores para oponerse a dictaduras,
injusticias y reivindicar la vida; ahora se desvanece, arropada por las mismas
sombras que combatieron durante tantos años. La tristeza, el deterioro de sus
espacios, los desechos por doquier y la soledad de sus jardines, edificios y
obras de arte que sembrara el arquitecto Carlos Raúl Villanueva son una
muestra de la demolición de un país que sucumbe bajo el manto de un
régimen que ha cerrado el camino al conocimiento, a las ciencias, al arte, al
desarrollo, al bienestar y a las libertades.
Aún con ese peso de las sombras que se posan sobre sus predios, uno que
otro sobreviviente del campus se le acerca al profesor; lo saludan con afecto,
indagan, e interrogan con atisbo de esperanzas acerca de algún cambio que
pudiera haber en el país, buscando alguna rendija de luz que pueda
entregarles ese hombre que fue de los suyos, se fue con la revolución, y ahora
regresó despojado del proyecto al que le dedicó casi 20 años. Una respuesta
que por supuesto no tiene.
Sentado en una de las pequeñas sillas de lo que queda de aquel bullicioso
cafetín, el ex ministro nos describe a Chávez como un hombre que siempre
fue de carácter fuerte, “¡muy fuerte!”, -acota- “siendo presidente le
encantaban los consejos de ministros. Durante los primeros años de gobierno
esas reuniones eran maratónicas, tres consejos a la semana, comenzaban a las
seis de la tarde y a las doce de la noche decía: ‛bueno vamos a servir un
hervidito llanero para seguir’; y estábamos allí hasta la madrugada”.
Fueron tiempos de derroche de energías, de efervescencia, de planes
improvisados, muchos de ellos imaginarios, escapados de las tertulias
nocturnas; no había límites, ni normas, ni rigurosidad en las formas. El
Palacio Presidencial era ahora un lugar de encuentros, tertulias nocturnas, de
grupos de amigos revolucionarios que durante tantos años habían sido parias
de la política. Pero ahora eran tiempos de glorias impensables, de disfrute de
un poder inquebrantable en el que la ideología podía entenderse como una
razón, un pretexto o justificación para la supremacía en el manejo del país,
por encima de los derrotados, de las leyes y para la venganza, en donde ya no
había espacio sino para los revolucionarios; y más aún, para quienes actuasen
alineados a las ideas y ocurrencias del líder.
Ciertamente, ratifica Navarro, a partir de la enfermedad, “comenzamos a
notar que Chávez se distanciaba de los consejos de ministros. Las reuniones
del partido de la revolución (PSUV) también se redujeron a escasos
encuentros a los que muchas veces no asistía y solo llamaba por teléfono para
preguntar si se había tratado tal o cual tema. También lo hacía para regañar;
porque, a partir de sus reiteradas ausencias, la mayoría de los miembros de la
dirección del partido tampoco acudían a las reuniones; cada quien andaba en
sus propias conjuras, en sus proyectos políticos personales”.
En una ocasión en que Cilia Flores, ahora “La primera combatiente” estaba
encargada de la Vicepresidencia del PSUV, Chávez llamó y pidió que lo
pusieran al teléfono en altavoz y empezó a preguntar por algunos de los
dirigentes, a ver si habían asistido. Ramírez Carreño casi nunca iba a las
reuniones. “Entonces Chávez se alteraba y ahí decía que el único que estaba
autorizado a no asistir era Adán Chávez, su hermano, porque tenía una
asignación especial. Éramos 30 miembros y solo asistíamos doce. En
ausencia de Chávez iba a veces el vicepresidente de la República, que en ese
entonces era Nicolás Maduro. Con Maduro las reuniones eran muy rutinarias;
duraban poco tiempo”.
Las reuniones de los ministros presentando los puntos de cuenta a Chávez
también se redujeron y eso generó que el presidente perdiera ese hilo
conductor sobre las gestiones de sus ministros. “Por eso sentí el
distanciamiento de los contactos con él”, enfatiza Navarro.
Según su apreciación, ese fue el comienzo de los cambios por la enfermedad
de Chávez. Esa transformación del líder no se comentaba entre los dirigentes
y ministros. Los cambios emocionales se reflejaban en “un carácter más
irascible, más antipático, regañón”. Eso acentuó el carácter intolerante que
solía tener, quizás por su formación militar o por ser llanero; “siempre quería
imponer su criterio. El deterioro de la relación de él con los ministros, con el
gobierno, para mí se hace evidente. Él comienza a perder el control efectivo
del partido y del gobierno. Esa es mi visión”.
Explotó el desastre
Mientras se producía el distanciamiento de los ministros y dirigentes frente al
líder de la revolución, las agendas ocultas comenzaban a gestarse tras
bastidores. Cada grupo hacía sus proyecciones, movía sus alianzas, hacía sus
cálculos. Aunque ocultaban la gravedad de la enfermedad en sus
declaraciones públicas, los grupos habían comenzado a desarrollar una
agenda propia a partir de una inminente muerte del jefe revolucionario.
Apenas se supo de la irreversible gravedad del cáncer de Chávez “explotó el
desastre” recuerda Bocaranda. “Se desataron los demonios. Cada quien
comenzó su propia epopeya por la sucesión”.
Dos días después de que el periodista Bocaranda diera la primicia del cáncer,
el ex guerrillero, para el momento presidente de la Asamblea Nacional (AN),
Fernando Soto Rojas, declaró que Chávez no tenía cáncer y si lo tuviese él
sería el primero en informarle al país.
En su libro “Bocaranda. El poder de los secretos” revela que el propio
comandante habló con el ex dirigente guerrillero por teléfono y le reclamó:
“¡deja de estar hablando sobre el cáncer que tú no eres médico!”.
Otro que se llevó un buen regaño fue Adán Chávez, su propio hermano, en
aquel momento gobernador de Barinas. “En medio de aquel lío había salido a
decir que si Chávez llegaba a perder las elecciones había que irse a las
armas”. Según Bocaranda, Adán fue uno de los primeros que se veía a sí
mismo como el sucesor.
Pero los más cercanos eran quienes lo acompañaban en La Habana. Allí
estaba en primer plano, Nicolás Maduro quien ejercía la vicepresidencia.
Adán y la familia cercana; Ramírez, ministro de Petróleo y presidente de
PDVSA, entre otros. Muy cerca de su final, ya el demonio de la sucesión
estaba sembrado en varias de las figuras promovidas por la revolución; pero
tras bastidores ya había un designado que tenía el aval y la confianza de Fidel
y de Raúl Castro.
A Diosdado Cabello, el hombre más poderoso de la revolución en los tiempos
actuales, Chávez y los hermanos Castro, lo mantenían a distancia ocupado
más que todo en los asuntos del aparato del partido.
Luisa Ortega Díaz y la pugna por el poder
La ex Fiscal General de la República, ahora en el exilio, está convencida que
desde el principio Chávez sabía el alcance de la gravedad de su enfermedad y
esto lo sabían los más allegados a su entorno pero hacia fuera, hacia otros
factores del gobierno, se ocultaba la información, “entre ellos a mí”, precisa
Luisa Ortega Díaz, quien fuera destituida por el Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ) y la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el 5 de agosto de 2017,
por no someterse a las órdenes de Nicolás Maduro.
Los magistrados del TSJ habían sido designados de manera abrupta, luego de
que el oficialismo quedara en minoría en la Asamblea Nacional tras las
elecciones en diciembre de 2015. Apresuradamente, antes de que se
produjera el cambio de parlamentarios, la mayoría de los nuevos integrantes
del TSJ fueron seleccionados entre sus militantes de más confianza, algunos
sin trayectoria en el poder judicial y sin los requisitos académicos para el
cargo. Apoyados en ese nuevo poder, posteriormente fue creada la ANC sin
la aprobación del voto popular, convirtiendo a ese organismo en poder
paralelo plenipotenciario por encima de la legítima Asamblea Nacional, la
cual fue declarada en desacato y anuladas sus funciones constitucionales.
Estos dos organismos destituyeron a la Fiscal General, quien venía
adelantando investigaciones, especialmente en materia de corrupción, que en
estos últimos años de Chávez se había extendido a todos los niveles. Sus
averiguaciones también se habían centrado en violaciones a los derechos
humanos, lo cual era un peligro para los sucesores.
Uno de los actos que le costó el cargo fue el de solicitar a las autoridades de
Estados Unidos, la documentación del caso de los sobrinos de Cilia Flores y
Nicolás Maduro, procesados y luego condenados a 18 años de cárcel por
narcotráfico; Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de
Freitas. Los documentos del caso fueron remitidos por la Fiscalía de Estados
Unidos a la cancillería venezolana, tal como se hace en esos casos y allí
fueron retenidos y han permanecido ocultos y resguardados por el gobierno
de Maduro.
La conversación que sostuvimos con la ex Fiscal General se produjo desde la
soledad de su exilio en Colombia; quien, como una suerte de misionera, ha
recorrido algunos países de Europa y América cargada de documentos que
contienen cientos de expedientes que alguna vez fueron sustanciados por el
organismo que presidía, vinculados a la corrupción de la élite que estaba en el
poder. Más que de corte individual, los niveles delictivos se habían gestado
como verdaderos grupos del crimen organizado.
A través de la señal del celular nos confiesa cómo percibió los
acontecimientos derivados de aquellos meses en que se conoció la
enfermedad del líder de la revolución y cómo comenzó una pugna interna por
el poder. “Todos se creían herederos de Chávez; no solamente Nicolás
Maduro, también Rafael Ramírez, Diosdado Cabello, Elías Jaua; todos se
sentían con derecho a ser presidente. Entonces comenzó la lucha interna, la
puja, por el poder y por supuesto que algunos pensaron que con la muerte de
Chávez el país se abría a la posibilidad de cambios, a transformaciones, a la
posibilidad de aperturas en muchas áreas. Sin embargo, lamenta Ortega Díaz,
fue todo lo contrario: “porque con Maduro se produjo un retraso, se consolidó
la destrucción del aparato productivo que ya había comenzado con Chávez,
se aceleró la destrucción de la economía e incluso se exacerbó el tema del
odio y de la confrontación”.
A esta abogada Hugo Chávez le demostró gran confianza. Ocupó la Fiscalía
General desde el año 2007 y fue ratificada por siete años más en 2014, para
ser destituida tres años después. Según su visión, desde el chavismo, cuando
ya se supo que Nicolás Maduro iba a ser el ungido, se presentía que lo que
vendría, si Chávez no regresaba, sería la destrucción de Venezuela porque era
un secreto a voces la ignorancia de Maduro y su desconocimiento de todas las
áreas. “Aunque es un hombre muy astuto, indudablemente que tiene muchas
limitaciones; es muy ignorante, subestima la capacidad de los demás, no le
gusta tener a su lado gente preparada, prefiere a los más incapaces; entonces
yo creo que todos sabían que venía la destrucción de Venezuela”, señala.
El sucesor
El día lunes del 10 de diciembre de 2012, a la una y cuarto de la madrugada,
dos meses después de haber sido proclamado presidente de Venezuela por
tercera vez, Chávez partió de la rampa número 4 del aeropuerto internacional
de Maiquetía “Simón Bolívar” hacia La Habana para someterse a la que sería
la última operación del tumor maligno en la pelvis que, luego de un año de
tratamiento y radioterapia, había reaparecido con mayor fuerza, dejando tras
de sí un testamento que sería su última voluntad para mantener vivo su sueño
cumplido, pero interrumpido mucho más temprano de lo que nunca imaginó.
Dos días antes, el 8 de diciembre, en una dramática alocución, Chávez
aceptaba públicamente la posibilidad de no regresar con vida. Pero, además
del conmovedor reconocimiento de una inminente muerte, confesó el nombre
de quién sería su heredero, el designado como sucesor y garante de la
continuidad de la revolución: Nicolás Maduro.
Con Maduro a su izquierda y Cabello a su derecha, la imagen que transmitía
el canal de televisión oficial, Venezolana de Televisión (VTV), dejaba claro
quiénes eran los dos hombres más poderosos detrás del trono. En ese pedestal
no estaba Adán Chávez, tampoco Ramírez Carreño o El Aissami, como
tampoco ninguno de los altos oficiales militares que lo acompañaron en los
últimos años como sostén de la revolución. Allí ya no estaban los legendarios
comandantes del 4 de febrero. La mayoría de ellos, como Francisco Arias
Cárdenas, estaban execrados de los puestos de mando. Las cámaras de VTV
dejaban fuera de la imagen televisiva a importantes miembros de la dirección
del partido y del gobierno que, si bien estuvieron presentes en el set de
transmisión, el plano de la imagen televisiva se cerraba en el moribundo líder
que se despedía, acompañado solo por los dos herederos de la revolución.
Uno que sería el nuevo presidente a como diera lugar y el otro el que
manejaría la estructura del poder político y económico, en una alianza entre
dos adversarios, tal vez enemigos. Una alianza conveniente, táctica; pero tan
sólida que con los años irían desmontando cualquier ambición interna,
sospecha o insinuación de quien osara transgredir los objetivos de ese círculo
de poder, con una agenda propia alineada con Cuba y sus tres grandes
aliados: China, Rusia e Irán.
El 8 de diciembre de 2012
“Yo quiero decir algo aunque suene duro. Pero yo quiero y debo decirlo. Si,
como dice la Constitución, si se presentase una circunstancia sobrevenida,
que a mí me inhabilite ¡óigaseme bien! para continuar al frente de la
Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar
los pocos días que quedan, un mes, y sobre todo para asumir un nuevo
período para el cual fui electo por la gran mayoría de ustedes, si algo
ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no
solo, en esa situación, debe concluir como manda la Constitución, el período,
sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta,
total, es que en ese escenario, que obligaría a convocar, como manda la
Constitución de nuevo, a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás
Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se
los pido desde mi corazón. Es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad
para continuar, si es que yo no pudiera, Dios sabe lo que hace, continuar con
su mano firme, con su mirada, con su corazón, de hombre del pueblo, con su
don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se
ha ganado, con su liderazgo, al frente de la Presidencia de la República
Bolivariana de Venezuela. Junto al pueblo siempre y subordinado a los
intereses del pueblo, los destinos de esta patria”.
La despedida televisada en cadena nacional de Hugo Chávez cayó como una
bomba en el país; pero más aún entre sus seguidores y los aspirantes a la
sucesión. La contundencia de la decisión y la orden directa al partido puso
todo el movimiento tras la figura del nuevo jefe, Nicolás Maduro, en tanto se
producía el desenlace final. En las calles, entre sus seguidores, se desvanecía
la figura del líder político, del jefe revolucionario y en las masas de
seguidores que aún seguían como zombis las ilusiones sostenidas en la
palabra del jefe, el abatimiento y el dolor transformó la ilusión de las
promesas del paraíso que nunca llegaba, en una fe divina que esperaban se
cumpliera; ya no por un líder militar, un guerrero, sino por la de un espíritu
redentor. Así que la figura férrea del conductor se transformaba a partir de
ese momento en un espectro mítico, cuya imagen comenzó a ser vendida en
las plazas públicas como una deidad. Aparecieron altares resguardados por
creyentes que flanqueados por velones recibían las ofrendas de feligreses.
El último viaje a La Habana
Así, bajo la templada brisa de la madrugada gris de aquel 10 de diciembre,
Chávez iría a cumplir su solitaria misión de sobrevivir; pero tras de sí dejaba
una guerra oculta que se gestaba entre la máxima dirigencia que a disgusto
cumplía las órdenes emitidas por el máximo líder, abonadas desde La Habana
entre los intersticios de las quimioterapias. La orden estaba dada. De manera
que importantes figuras unidas por el líder, aunque adversas entre sí, como
Ramírez Carreño, Cabello y Adán, deberían esperar el desenlace final para
abrir sus cartas en el juego del poder y así manejar los espacios posibles en el
espectro de la maquinaria chavista. Algunas de las altas figuras, que hasta ese
momento lloraban junto al “gigante” que partía, presentían que se avecinaban
tiempos de conflictos y enfrentamientos. Pero lo que no sospechaban es que
en pocas semanas algunos de ellos estarían fuera “del proceso”, encarcelados
o en el exilio.
Un ex ministro como Jorge Giordani, pieza fundamental de la política
económica durante 15 años, uno de los que más influencia política tuvo sobre
Hugo Chávez, estaría pidiendo en poco tiempo la renuncia de Maduro; otros
estarían en el exilio, como el importante ministro de Petróleo y presidente de
PDVSA, Rafael Ramírez y los menos afortunados quedarían enterrados en
vida en las mazmorras de las cárceles políticas o encontrarían la muerte en
ellas.
Vestido con ropa deportiva, Hugo Chávez, fue despedido en la Rampa 4
presidencial ubicada en Maiquetía, a la una y cuarto de la madrugada, por las
altas figuras del gobierno. Entre abrazos de sus cercanos colaboradores, allí
estaban, ahora en primer plano, el sucesor, Nicolás Maduro; a su lado
Diosdado Cabello en una postura discreta pero calculada; Elías Jaua, el
ministro de Comunicación e Información; Ernesto Villegas; Cilia Flores
revestida ahora con una influencia superior como “la primera combatiente” y
otros ministros, jefes militares y dirigentes del PSUV.
Luego de los abrazos, Chávez, caminó hasta la escalerilla del avión; antes de
ingresar al túnel que cubría la escalerilla se dio vuelta y en segundos
interminables, como quien teme despedirse, escrutó al grupo que se diluía
entre las luces y las sombras. Alzó el brazo izquierdo y gritó desde muy
adentro de su alma: “¡Hasta la vida siempre!”. Mientras subía las escalerillas
del avión, desde la brumosa masa de acompañantes que se deshacía frente a
sus ojos llorosos se elevó la expresión desgarrada de una mujer, que
abriéndose paso entre los agitados brazos que lo despedían gritó: “¡Jesucristo
vive!” al tiempo que se cerraba la escotilla por última vez. (8)
El error de la sucesión
“Yo creo que la asignación de Nicolás Maduro como sucesor fue el peor error
de su vida” asegura Navarro y comparte esa opinión con otros dirigentes
apartados de la revolución como Rafael Ramírez y la ex fiscal general Luisa
Ortega Díaz. Sin embargo, Navarro reconoce que si hubiese estado en la
misma situación de Chávez tal vez hubiese hecho lo mismo. En ese momento
no había otra opción para mantener la unidad del partido. “Como he dicho, yo
hubiese cometido el mismo error” pero sostiene que Chávez al designar a su
sucesor, estaba convencido de que no iba a morir.
Ramírez también ha manifestado la seguridad de que Chávez se aferró a la
esperanza de que regresaría con vida de aquella última intervención
quirúrgica en La Habana, y que, más tarde, de no poder continuar al frente
del gobierno como presidente, tendría el tiempo suficiente para preparar la
transición y escoger a los mejores hombres.
Pero lo cierto es que aquella decisión, de dejar a Maduro como sucesor,
marcaría el destino del país en los siguientes años. Un país en el que se
mirarían situaciones nunca antes vistas como la fuga de millones de
venezolanos a través de las fronteras terrestres, a los que el continente y el
mundo bautizaron como “Los caminantes”. También veríamos la destrucción
de las reservas ecológicas en los estados Bolívar y Amazonas por la
extracción indiscriminada del oro, diamantes y coltán; el derrumbe también
llegaría a la industria petrolera y al aparato productivo del país. Largas filas
de vehículos aguardarán hasta por varios días para surtirse de gasolina
importada desde Irán. Las bandas armadas y el crimen organizado cobrarían
fuerza en las ciudades y grupos de personas hambrientas se verían de manera
cotidiana tras los desechos de basura en los recodos urbanos. En tanto que las
largas filas de gente a la espera de la caja de alimentos subsidiadas por el
gobierno o esperando algún bono de la patria serían un símbolo de la
Venezuela socialista en manos de Maduro.
A pesar de lo dramático de la enfermedad, muchos de sus allegados
descartaban su cercana muerte. Rafael Ramírez sostenía que “para aquel
momento, no había, ni siquiera remotamente, la posibilidad de que el
presidente Chávez muriera en el corto plazo. No tenía por qué haberlas; no
sólo porque era un hombre fuerte en su contextura y carácter, sino que
además, era un hombre sano”.
Destacaba Ramírez en uno de sus artículos publicados en el portal de
tendencia izquierdista, Aporrea que: “Nadie de su equipo médico directo se
había percatado de este hecho tan grave; una lesión difícil de obviar por su
tamaño, la cual después pudimos confirmar en La Habana en su primera
intervención quirúrgica en junio de 2011. Cuando el Presidente comunica al
país la enfermedad entramos a otra dinámica. Se comenzaron a desatar los
demonios o los alacranes, como los llamó el general Alberto Müller Rojas”.
“En ese período de su convalecencia y tratamiento, el Presidente trabajaba
mucho, jamás tuvo un momento de debilidad, ni de flaqueza; al contrario,
estaba convencido de superar la enfermedad. Sin embargo, no nos
percatamos, porque no pensábamos en ello y tal vez pecamos de ingenuos,
que los factores políticos de la oposición, el imperialismo, aliados
internacionales y factores agrupados en el chavismo, hicieron sus escenarios
y estrategias para moverse en esta situación, para acceder al poder en caso de
su ausencia”, sostenía Ramírez.
“Eran constantes los viajes que hacíamos a La Habana para llevarle las
cuentas o proyectos para su revisión y aprobación; discutir con él los aspectos
relativos al petróleo, OPEP, PDVSA; la situación del país que él siempre
seguía mientras estuvo convaleciente. Tomaba decisiones de gobierno. Él
volvería. Pero allí me percaté, por primera vez que, mientras algunos nos
echamos el gobierno al hombro, otros se habían instalado casi
permanentemente en La Habana; el núcleo de lo que hoy llamamos
madurismo, tenía copado al Presidente, lo tenían cercado, un cerco que se
cerraba”.
Explicaba Ramírez que con ocasión de las elecciones presidenciales de 2012
ya el Presidente, según lo que indicó su equipo médico en La Habana, había
salido de la parte crítica del duro tratamiento.
Aquí hay un elemento muy importante, destaca el ex Ministro de Petróleo:
“El Presidente no se presentaría como candidato si tuviese la certeza de que
reaparecería la enfermedad y que tuviese que abandonar el gobierno del
nuevo período presidencial. No podría hacerle eso al pueblo; era su
honestidad a toda prueba. En una conversación privada, muy cercana, le
planteé por qué no consideraba lanzar a otro compañero de candidato. Le dije
que preservara su salud. A mí me interesaba era la vida del Presidente, del ser
humano, del Jefe de la revolución. Estaba convencido, y así se lo señalé que
él, recuperándose, seguiría al frente de la revolución, del pueblo chavista,
guiaría al gobierno bolivariano y luego podría volver a asumir la Presidencia
para el siguiente período, plenamente recuperado. Él me respondió con una
frase que jamás olvidaré, además de agradecer la preocupación en su suerte
personal, me indicó que sólo él garantizaba la unidad de todos los factores
que lo acompañaban, que vendrían momentos muy difíciles, y que él debía
estar al frente para mantener los objetivos estratégicos de nuestra revolución.
El Comandante estaba consciente de la existencia de grupos internos, de
intereses que estaban contenidos sólo por él y la fuerza del pueblo; la de los
pilares, como él los llamaba, de la revolución”.
Ramírez llama la atención acerca de que el escenario de la alocución del 8 de
diciembre era más amplio que la foto oficial mostrada en las cámaras de TV.
“Nos llamó a que lo acompañáramos, a un grupo de compañeros ministros de
su gobierno. Tenía dudas en hacer la transmisión; pero al final la hizo. Lo que
quiero resaltar, y así lo creo firmemente es que la alocución y decisiones del
8 de diciembre corresponden a las de un hombre preocupado, por supuesto,
pero convencido de que volverá, de que saldría, una vez más, victorioso de
ese compromiso de salud. No era la despedida del comandante, ni las
palabras de un hombre derrotado, que entonces proclamaba quién sería su
sucesor ante su partida definitiva. El presidente Chávez no decidiría un tema
tan delicado como ese, sin tener una mínima discusión con su equipo político,
incluso para dar instrucciones después de su partida física, si es que estuviese
seguro de ella. Pero, además Chávez siguió convencido, aferrado a la vida
como estaba, de que sobreviviría a la enfermedad, al punto que, incluso el
jueves antes de su muerte, y es éste un elemento contundente, hizo una
reunión de trabajo de cinco horas donde giró instrucciones, y en la que
afirmaba que estaría al frente de las decisiones tomadas y de las batallas que
vendrían… la Tormenta, la que alguna vez conversamos”.
Maduro era fácil de controlar
En esos meses previos a su último viaje a La Habana y de campaña electoral,
la fiscal general no tenía mucha información directa sobre Chávez y lo que
estaba ocurriendo en su entorno; sin embargo, le llegaba información de
cómo, durante su convalecencia, comenzaron a rodearlo los aspirantes a la
sucesión. Según esos relatos que le hicieron llegar, comienza la pugna y el
secuestro de Chávez, en la que los cubanos tomaron la delantera. Y parece ser
que a los cubanos les convenía Nicolás Maduro. “Yo entiendo si fue así”,
acota Ortega Díaz. Deduce que a los cubanos les gustó Maduro porque sabían
que era muy fácil controlarlo, manipularlo. Entonces en Cuba se fue cercando
el acceso a Chávez y solamente un grupo tenía acceso a él como Jorge
Arreaza, su yerno; Nicolás Maduro y Cilia Flores; Tareck El Aissami y
Rafael Ramírez. “Si es así no tengo pruebas” aclara Ortega Díaz,
acostumbrada a documentar sus afirmaciones.
Resalta la ex Fiscal General que está convencida de que sí hubo una
influencia determinante de los cubanos para la designación de Maduro como
sucesor porque lo veían como un hombre manipulable. “Eso privó allí y yo
creo que el mismo Chávez veía a Nicolás como más manejable en el caso de
que regresara. No creo que eso pudiera ocurrir con otros, como el caso de
Diosdado Cabello; esa es mi percepción”.
Ortega Díaz considera que sí fue un error de Chávez haber designado a
Maduro como sucesor, haberlo ungido para que fuera el candidato a vencer a
la oposición y representar su continuidad. “Yo creo que él debió abrir un
abanico de posibilidades para que la ciudadanía escogiera otra opción. Creo
que Chávez le dejó a Nicolás Maduro un importante capital político, que
dilapidó, que no supo aprovechar. Es más, si las elecciones en las que ganó
Maduro se hubiesen extendido un mes más, hubiese perdido porque él venía
en caída libre, porque venía de errores en errores. Desde la propia campaña
ya se avizoraba lo que le esperaba al país. Yo no se cual, en el chavismo,
hubiese sido una buena opción. De verdad que en este momento me pongo a
hacer un ejercicio e imagino a cada una de las caras y no veo una opción que
hubiese diseñado una buena política para recuperar el país. No la veo; pero
quizás si hubiese surgido un candidato a lo mejor afecto al chavismo o por lo
menos comprometido que hubiera ofertado una solución a los problemas del
país que ya se avizoraban, que ya se estaban viviendo. Pero bueno, los errores
se pagan muy caro y ya los estamos pagando”.
Explica Ramírez que la preocupación que, probablemente, Chávez abrigaba
en su interior, es que no podría estar en condiciones para asumir el nuevo
período presidencial que, de acuerdo con la Constitución, tendría que suceder
los primeros diez días de 2013. Ese era el riesgo mayor, su ausencia por estar
convaleciente, obligaría, a la realización de unas elecciones casi inmediatas,
que se convertirían en un problema para la estabilidad del país. Conocía
mejor que nadie las dinámicas internas del chavismo y que, en esta ocasión,
si se convocaran nuevas elecciones, no habría tiempo para lidiar con pugnas
internas y escoger un candidato que tendría pocos días para ir por el país y
captar el voto popular.
“El presidente Chávez tenía su gobierno, su Plan de la Patria; entendía,
siempre lo tuvo presente, la importancia estratégica de PDVSA y las Fuerzas
Armadas, ambas estaban garantizadas por hombres de su entera confianza.
Teníamos control del PSUV y la Asamblea Nacional. Nombró
Vicepresidente al canciller, la cara visible en el exterior. Tenía un gabinete
conformado por hombres y mujeres fogueados a su lado; la mayoría de
gobernadores electos eran del PSUV”.
“Lamentablemente, las cosas no salieron como todos esperábamos, ni
siquiera el propio comandante Chávez, y sobrevino el desastre: se fue el
comandante, aquel trágico 5 de marzo de 2013. Toda la historia posterior a su
partida la estamos viviendo y sufriendo. De esa mesa del 8 de diciembre, no
quedan en el gobierno sino sólo dos personajes, en acuerdo para mantenerse
en el poder. Quedan muy pocos ministros del gobierno del presidente
Chávez; es otro gobierno”.
“Lo grave de todo esto, es que el madurismo busca legitimar todos sus actos
en la intervención de Chávez, ese fatídico 8 de diciembre de 2012. Como si el
comandante fuera responsable o hubiese estado de acuerdo con este desastre.
Ya Chávez no está entre nosotros, ni para aclarar sus intenciones, ni para
enmendar decisiones, como demostró innumerables veces que era capaz de
hacer cuando alguien o algo se desviaba de sus orientaciones. Pero, de lo que
todos estamos seguros es que él no le dio un “cheque en blanco” a Maduro
para que hiciera lo que le da la gana, que acabara con el país. Si el presidente
Chávez estuviese entre nosotros, ya le hubiese dado un parao a este gobierno
y hubiese sacado a los mercaderes del templo, a los farsantes que han
utilizado su nombre y manipulado el amor del pueblo”.
Sentencia Ramírez que: “Llegará el momento de la rendición de cuentas ante
la historia y el pueblo, a seis años del 8 de diciembre fatídico: no hay Patria,
se entrega PDVSA, el petróleo, el gas, los recursos naturales. Se ha detenido
la marcha de la Revolución, hay hambre, pobreza, exclusión, millones
emigran del país, las necesidades merman al pueblo”.
Rafael Ramírez Carreño fue designado el 28 de diciembre de 2014
representante de Venezuela ante la ONU. Fue el último cargo que ostentó en
la revolución cuando fue destituido el 4 de diciembre de 2017 y acusado por
el fiscal general, Tarek William Saab, por hechos de corrupción,
especialmente el sonado caso de lavado de dinero en Andorra. Desde
entonces Ramírez se encuentra en el exilio; en Roma, Italia.
Con el propósito de ser incluido para este escrito, Ramírez fue contactado y
accedió a dar la entrevista. Sin embargo, ya concertado el encuentro por vía
telefónica, luego de una explicación de rigor sobre los alcances que tendría el
libro y realizada la primera pregunta, el ex presidente de PDVSA, ministro de
Petróleo y Energía, ex canciller y representante ante la ONU, desistió.
Ofreció disculpas alegando un compromiso repentino y ofreció un nuevo
contacto que nunca se concretó; aunque diariamente ofrecía declaraciones
para algunos portales del país y del exterior. Seguramente como uno de los
hombres del círculo íntimo que estuvo en La Habana durante los últimos
tiempos de vida de Hugo Chávez, Ramírez habrá de guardar secretos que
prefirió no revelar, de los tiempos en los que fuera una de las figuras más
destacadas durante los primeros 15 años de la revolución. Ahora se ha
enfrentado a Nicolás Maduro y aspira a ser la figura que aglutine al chavismo
decepcionado en nombre de un legado que cada vez resulta más lejano hasta
para las bases más ortodoxas del chavismo.
En manos de los cubanos
Nuevamente Chávez fue recibido en La Habana por Raúl Castro y el canciller
cubano Bruno Rodríguez en la madrugada del día lunes 10 de diciembre de
2012. Ya con 58 años de edad, un Chávez más resignado se entregaría
nuevamente en las manos de los hermanos Castro. Solo en ellos confiaba y
ahora su vida y la de la revolución chavista estaría nuevamente bajo la tutela
de los dos hombres a los que idolatró, exaltó, puso como ejemplo y a quienes
no dudó en entregarles grandes recursos de los venezolanos como una
ofrenda solidaria de los revolucionarios venezolanos.
Esta sería su cuarta operación y la misma se realizó al día siguiente, el martes
11 de diciembre. Había urgencia. El mal había avanzado a casi la mitad de su
cuerpo luego de la campaña electoral.
La misma noche del 11 desde La Habana, Nicolás Maduro, ya como
presidente encargado, informó sobre la operación a la que fue sometido Hugo
Chávez en La Habana: “Ha concluido la operación. El comandante se
encuentra ya en su habitación iniciando los tratamientos especiales con el
equipo de médicos y expertos; con asesoría de expertos de nuestro país y
otras partes del mundo, para la etapa postoperatoria que va a durar varios
días. Iremos informando, de acuerdo a la evolución, diariamente la evolución
de nuestro comandante presidente”.
A las cinco y media de la tarde del 11 de diciembre, en cadena nacional desde
el Palacio de Miraflores, el ministro del Poder Popular para la Comunicación
e Información, Ernesto Villegas, leyó el primer comunicado sobre el curso de
la operación del presidente. Allí expresó que: “el equipo médico que atiende
al comandante Hugo Chávez se encuentra desarrollando el proceso operatorio
programado para el día de hoy de acuerdo al protocolo establecido”. El
comunicado refirió que a su llegada el día lunes, Chávez había atendido
asuntos estratégicos del Plan de la Patria y había amanecido el día 11 “con
mucha fuerza e inspiración con la mente siempre enfocada en el bienestar del
pueblo y el destino de la patria mostrando absoluta confianza en que vencerá
los obstáculos que han surgido en el camino”.
A pesar del grave estado de salud y los rigurosos mecanismos que se suelen
aplicar para un paciente que debe someterse a una delicada operación como
esa, la maquinaria de propaganda no perdía tiempo en exaltar la condición de
superhombre de Hugo Chávez y descaradamente aseguraban que horas antes
de la operación Chávez había atendido “asuntos estratégicos del Plan Patria”.
El día 12 de diciembre de 2012 en horas de la noche en una nueva cadena de
radio y televisión fueron anunciados los resultados de la operación.
Nuevamente, desde el Palacio de Miraflores, el ministro Villegas leyó un
comunicado oficial en donde se indicó que: “realizada la compleja y delicada
intervención quirúrgica que duró seis horas, el paciente se encuentra en un
proceso postoperatorio igualmente complejo. Confiamos en la fortaleza física
y espiritual del comandante Hugo Chávez y en el tratamiento médico. A esta
hora el parte médico indica que el paciente se encuentra en condiciones
estables, en su proceso evolutivo. El gobierno bolivariano invita al pueblo
venezolano y a los pueblos hermanos a acompañar al presidente Chávez en
esta nueva prueba con sus oraciones y expresiones de solidaridad que con
toda seguridad lo fortalecen cada día más. Acompañan a Chávez sus
familiares más cercanos; quienes, desde La Habana, agradecen las
innumerables expresiones de solidaridad y afecto que han llegado desde las
más diversas partes del mundo, particularmente las masivas manifestaciones
de amor provenientes de todos los rincones de Venezuela por parte de nuestro
pueblo”.
Desaparecido el optimismo en las alocuciones, el domingo 31 de diciembre
de 2012, cuando habían transcurrido 19 días después de la operación de Hugo
Chávez, el vicepresidente de la República reconoció nuevas complicaciones
señalando que la salud del Mandatario “sigue siendo delicada”. Maduro,
quien esta vez habló desde Cuba no dio detalles sobre las complicaciones;
pero informó que estaban relacionadas con una infección respiratoria que
sufrió el presidente, quien ya estaba bajo tratamiento.
“Fuimos informados sobre nuevas complicaciones surgidas como
consecuencia de la infección respiratoria ya conocida. El día de ayer (sábado)
nos mantuvimos pendientes de la evolución de su situación y la respuesta a
los tratamientos”, agregó Maduro, acotando que se reunió en varias ocasiones
con el equipo médico y los familiares más allegados del Jefe de Estado.
“Hace unos minutos estuvimos con el presidente Chávez; nos saludamos y él
mismo se refirió a estas complicaciones”, resaltó.
“El Presidente nos dio instrucciones precisas para que, al salir de la visita, le
informásemos al pueblo sobre su condición actual de salud. El estado de
salud continúa siendo delicado, presentando complicaciones que están siendo
atendidas, en un proceso no exento de riesgos”, refirió.
Maduro dijo que iba a permanecer en La Habana “en las próximas horas”;
pero no especificó cuánto tiempo. El vicepresidente habló con una expresión
solemne junto a la hija mayor de Chávez, Rosa Virginia y su yerno Jorge
Arreaza; así como la procuradora general Cilia Flores. Sin embargo, poco
después el gobierno cambió su discurso; agregando un tono optimista en los
siguientes días.
El 13 de enero de 2013, el ministro Villegas leyó un comunicado para
informar la evolución del presidente Chávez, tras someterse a su cuarta
intervención quirúrgica. “A pesar de su delicado estado de salud, después de
la compleja intervención quirúrgica del 11 de diciembre pasado, en los
últimos días, la evolución clínica general ha sido favorable y se mantiene
cumpliendo estrictamente con el tratamiento médico”.
El 26 de enero de 2013, Maduro luego de su llegada a Venezuela desde Cuba
informó que “el presidente Chávez está optimista y con mucha fe” en el
tratamiento que recibe para combatir su cáncer. Según precisó, se reunió con
el Mandatario y "el comandante se encuentra en el mejor momento que lo
hayamos visto de todos estos días de lucha. Se encuentra con una sonrisa y
una mirada llena de luz”, enfatizó.
Pero otras informaciones comienzan a filtrarse. En el mes de febrero se
conoce la información de que Chávez está respirando a través de un tubo de
traqueotomía que le dificulta el habla. Un testigo que se encontraba en La
Habana le contó al ex ministro Navarro una anécdota de cómo se comunicaba
con sus ministros. “En el momento de la enfermedad, estando Ramírez en
Cuba, hay un episodio que me narraron a mí. Estaba Chávez en la clínica y la
habían hecho una traqueotomía, de manera que no podía hablar. Pero
convocaron una reunión con los funcionarios que estaban en Cuba. Chávez
solía pedir cuenta de los diversos temas y así tomar las decisiones que
estaban pendientes”.
“Para que Chávez pudiera comunicarse con los altos funcionarios
establecieron un mecanismo con una tabla de letras, palabras y frases que se
proyectaban en una pared. Y Chávez con un apuntador laser construía las
palabras, hacía preguntas, acotaciones o respuestas a las diversas
intervenciones”.
“Allí estaba Rafael Ramírez y Chávez le hizo preguntas sobre la situación del
petróleo. Ramírez hizo una exposición que no convenció a Chávez y al
terminar señaló con el láser: “Me estás dando vueltas, me estás mareando,
hemos fracasado” con lo que prácticamente lo mandó a callar. El testimonio
se lo aportó uno de los que estaba presente en esa reunión.
Sostiene Navarro que Chávez intentaba tener el control de su gobierno y
sabía que lo fundamental era el manejo de la industria petrolera. Chávez
quería tenerle la cabuya corta a Ramírez porque ya los escándalos de
corrupción se asomaban por todas partes. “Lo de su primo hermano Diego
Salazar Carreño era una cosa escandalosa y los negocios de su suegra,
Hildegard Rondón de Sansó”.
Diosdado Cabello corroboró esa discrepancia, en sus constantes disputas
públicas, años después, con Ramírez. En declaraciones a Telesur, Cabello
señaló que Ramírez le mentía a Chávez con los niveles de producción
petrolera. Que en la última reunión celebrada, antes de su último regreso a
Venezuela, Chávez no le creyó cuando le informó que la producción de
PDVSA era de 3,3 millones de barriles diarios. Cabello dice que Chávez lo
envió a que averiguara bien; y Ramírez, “cómo no iba a saberlo si llevaba una
década en el cargo, regresó con otra cifra, 3.010.000 barriles diarios”. Ya con
la primera cifra, más alta, Chávez según había expresado: “fracasamos” y con
la segunda, dijo: “ahora no te creo”. Cabello sostenía que en aquel momento
la situación era peor. Aseguraba que la verdad es que la producción se
encontraba en 2.100.000 barriles. O sea, casi un millón por debajo de lo que
informaba Ramírez.
En esa época, Chávez tenía momentos en que lograba romper el cerco que le
tenían, nos cuenta Navarro. “A él lo coaptaron, lo blindaron. Y toda la
información que recibía, la recibía a través de los que lo coaptaban. Ese era
un grupo muy reducido. Allí estaban Elías Jaua, Cilia Flores, Nicolás
Maduro, Jorge Arreaza, quien además era parte de la familia, Rafael Ramírez,
Diosdado Cabello, esporádicamente, los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez”.
“No sé exactamente el rol de Raúl Castro, que en ese momento desarrolla su
fortaleza política; pero con Fidel Castro la relación de Hugo Chávez era muy
fraternal, muy de padre a hijo, y solía regañarlo”, reflexiona Navarro.
Las disputas en el círculo íntimo de quienes lo acompañaron en La Habana,
especialmente entre Ramírez, Cabello y Maduro se fueron profundizando en
aquellos últimos meses; y en efecto, tal como fue revelado años después en
las disputas públicas de esos actores, Chávez desconfiaba de los informes que
le presentaban y siempre buscaba información en paralelo con otros
colaboradores.
Las diferencias entre Maduro y Ramírez se profundizaron al tomar el control
del gobierno y la rivalidad entre ambos terminó en la salida del segundo del
Ministerio de Petróleo y Minería y de PDVSA; cargos que ocupó con Chávez
desde julio de 2002 hasta septiembre de 2014 y de noviembre de 2004 a
2014, respectivamente. Ya con Maduro en el poder, Ramírez fue nombrado
canciller y ese mismo año en diciembre de 2014 enviado como representante
ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En diciembre de 2017
fue destituido de ese cargo y de allí en adelante comenzó su exilio como un
perseguido de Nicolás Maduro.
Sus allegados comentan que Ramírez hasta el momento en que fue ministro
de Petróleo y Minería y presidente de PDVSA era el hombre con credibilidad
a la hora de manejar la nueva situación del país frente a las potencias aliadas
y los acreedores internacionales. No se sometía a las directrices, muchas
veces descabelladas que le pedía Maduro y actuaba con autonomía. Tenían
fuertes enfrentamientos y Ramírez no lo asumía como un funcionario de
mayor jerarquía aún siendo el designado. Lo trataba como su igual, cosa que
a Maduro le molestaba. De allí que la estrategia de Maduro fue sacarlo a él y
a sus aliados de PDVSA y luego aislarlo afuera en la ONU, para terminar
expulsándolo del gobierno. Todo su entorno y sus antiguos aliados fueron
sacados y perseguidos del ministerio y de la estatal petrolera y de los cargos
políticos. En este juego, la alianza de Cabello, también enfrentado a Ramírez
desde muchos años atrás, con Nicolás Maduro, desde los tiempos de La
Habana, aislaron a Ramírez, quien era uno de los candidatos más fuertes para
la sucesión en la revolución. Poner en evidencia los escándalos de corrupción
que se le atribuían a Ramírez y su entorno fue un elemento fundamental en
este juego de poderes. Escándalos que mostraban millonarias cuantas
bancarias en paraísos fiscales, cuentas congeladas, propiedades, que
terminaron en juicios internacionales por lavados de dinero que incluyeron a
familiares y figuras ligadas a su entorno político y de negocios.
Revelan la gravedad
En correspondencia con las versiones favorables que emitía el ministro de
Comunicación e Información, Ernesto Villegas, cuando faltaba menos de un
mes para el desenlace final, el 12 de febrero de 2013, el líder cubano, Fidel
Castro, en una entrevista realizada por el diario Granma, dijo que el
presidente venezolano se recupera aunque ha pasado "días difíciles" desde
que fue operado de cáncer en La Habana hace más de dos meses.
Pero en los medios internacionales que no cesaban de difundir rumores e
informaciones de fuentes anónimas, cobraba fuerza la versión de la gravedad
e inminente muerte de Hugo Chávez. Ello entorpecía el proceso de
consolidación y acuerdos en la cúpula gobernante; cuyas pugnas crecían en la
medida en que Maduro se fortalecía para consolidar la sucesión.
Uno de estos señalamientos los reflejó el diario español ABC, cuando el
periodista Emili J. Blasco, que se había dedicado a cubrir la enfermedad de
Hugo Chávez, reportó que “los médicos que atienden a Hugo Chávez en La
Habana ya han comunicado a la familia del presidente, a los hermanos Castro
y a la cúpula chavista que el paciente ya no está en condiciones de regresar
para ejercer la presidencia de Venezuela”. (9)
Decía el reporte: “así lo aseguran fuentes en contacto con el equipo médico,
que también indican que Chávez ha perdido la voz por completo, a
consecuencia del tratamiento médico recibido. Este ha causado daño
permanente en sus cuerdas vocales y difícilmente va a poder recuperar la voz.
Sin habla y sin poder moverse de la cama, en la que lleva exactamente dos
meses, el presidente se encuentra ‘muy deprimido’, apuntan las citadas
fuentes”.
Para mostrar una versión distinta a los rumores que circulaban, el 15 de
febrero de 2013, a 20 días de la muerte del jefe de la revolución, el canciller y
yerno del Presidente, Jorge Arreaza, mostró a los medios internacionales una
serie de fotografías que destacaban, en medio de sonrisas, la presunta
recuperación de Chávez. Al lado de dos de sus hijas, Rosa Virginia y María
Gabriela, aparece leyendo un ejemplar del periódico cubano Granma,
mediante el cual dan fe de la fecha de la imagen: “14 de febrero de 2013”.
Estas serían las primeras gráficas mostradas luego de su operación, del 11 de
diciembre de 2011. Un Chávez sonreído y con ropa deportiva y la destacada
portada del medio impreso, daban fe de la veracidad de la recuperación. Sin
embargo, la gráfica, analizada por expertos, ponía en duda lo cierto de la
escena y demostraron la utilización de photoshop en la imagen.
Un experto en animación y edición de imágenes, Ibrahim Chaffardet, aseguró
que las fotografías del presidente Chávez fueron un montaje.
La imagen despertó comentarios en la opinión pública en los que se señalaba
que
la gráfica mostrada por el gobierno no cuadraba con alguien que ha sido
operado con un cáncer terminal, para detener la metástasis. Indicaban que
“esa foto tan cuidada no permite ver ni un catéter, cable con suero o sonda
urinaria”. Hay que recordar que para esa fecha a Chávez ya se la había
aplicado la traqueotomía.
En el video transmitido por NTN24 el experto en montaje de fotos hizo un
análisis de la fotografía. Explicó que la gráfica es real; pero lo que fue
montado es el periódico Granma y detalló cuales fueron los errores de la
edición en la cual la perspectiva del ejemplar estaba mal ensamblada. (10)
Sin embargo, las gráficas lograron su cometido. Los medios y cadenas
internacionales reflejaron la alegría expresada por los seguidores del
Mandatario por las primeras imágenes de su presunta recuperación. Mientras
que desde la oposición, analistas, indicaban que ello mostraba el vacío de
poder que se había generado con su ausencia en Venezuela.
En definitiva, las imágenes mostradas por Arreaza no convencían del todo a
los venezolanos cuando otras informaciones señalaban que Chávez respiraba
a través de una cánula traqueal que le limitaba el habla.
A pocas horas de publicadas, las fotos ya estaban en venta en las calles de
Caracas en donde seguidores apasionados las besaban y se persignaban como
si se tratara de un ícono religioso.
Un testimonio recogido por la cadena Reuters, en la Plaza Bolívar de
Caracas, mostraba lo que algunos de sus seguidores percibían: “Con esa risa
que tú ves, está convocando a los pueblos del mundo. No importa que no
pueda hablar. Nosotros entendimos su mensaje”, dijo Aniluz Serrano, una
vendedora de las fotos, quien llevaba el nombre del héroe de la
Independencia de Venezuela e ídolo de Chávez, Simón Bolívar.
“Cuando vi esta foto; pensé, que está hermoso, está lindo y aquí está
llamando al pueblo a seguir luchando. Cuando veo esta sonrisa, puedo ver a
Cristo; puedo ver a Simón Bolívar”, expresó la vendedora.
Mientras las dudas crecían, desde La Habana, Maduro y todo su entorno
gubernamental insistían en que Chávez seguía al frente del país, con
reuniones de gabinete, firmando decretos, y dando instrucciones a sus
ministros reiterando constantemente que: “El presidente está en plena
recuperación”.
Pero en la oposición crecían las dudas sobre la supuesta fortaleza del
gobernante y abrigaban las expectativas sobre la opción de declarar su
ausencia temporal para convocar a nuevas elecciones. En tanto que la sonrisa
de Chávez montada para la ocasión, con sus hijas leyendo a Granma,
causaban más suspicacia que certeza en un país ya acostumbrado a los
montajes del gobierno. “¿A quién le va a dar risa un artículo publicado en un
diario tan aburrido como Granma”? decía un articulista. De haber sido cierta
la situación, es extraño que alguna cámara del gobierno que lo seguía para
todas partes no hubiese dejado registro de una escena tan trascendental
La desesperada situación del entorno político del gobierno los llevó a utilizar
el mecanismo de “firma electrónica” de Hugo Chávez apoyados en la Ley de
Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas aprobada en 2001. Es así que a
pesar de que Hugo Chávez se encontraba en La Habana convaleciente y no
había podido asumir la presidencia prevista para el 10 de enero de 2013,
Chávez continuó en el cargo como presidente reelecto. El 15 de enero, el
vicepresidente Nicolás Maduro anunció nuevos nombramientos de ministros
aprobados por “el Presidente en Ejercicio” y hasta su firma apareció en la
Gaceta Oficial, que establece que tales decretos fueron firmados “En
Caracas”. Es así que la firma electrónica de Chávez apareció impresa en
Gaceta para designar como canciller a Elías Jaua, a Nicolás Maduro como
presidente encargado y a su yerno Jorge Arreaza como vicepresidente.
Asimismo se utilizó en escritos y documentos para aprobar presuntas
decisiones tomadas desde La Habana, algunas de ellas muy cuestionadas
desde los mismos sectores chavistas; mientras otros expertos explicaban la
utilización ilegal de la firma electrónica.
La utilización ilegal de la firma electrónica de Chávez fue investigada
ampliamente por la ex Fiscal General, quien guardó un amplio expediente
sobre la historia de las firmas.

Regresa para morir en Venezuela


El 18 de febrero de 2013 se conoció, a través de su cuenta en Twitter que
Chávez había retornado a Venezuela. Desde hacía dos meses, en el Hospital
Militar de Caracas se había preparado toda el ala sur, en el piso nueve,
supervisado por personal cubano, para recibir al mandatario. El mensaje en la
red social, de la cuenta de Hugo Chávez se expresaba: “Gracias a Fidel, a
Raúl y a toda Cuba, gracias a Venezuela por tanto amor”. En otro mensaje
como si fuera del propio Chávez se decía: “Sigo aferrado a Cristo a mis
médicos y enfermeras. Hasta la victoria siempre, viviremos y venceremos”.
Esos mensajes despertaron dudas de que fuese Chávez el que los había
escrito. Informaciones extraoficiales indicaban que había fallecido en La
Habana. En otras se aseguraba que se mantenía con vida conectado a equipos
de vida artificial. En última instancia, dada la gravedad, luego de esta última
intervención, resultaba imposible que el presidente escribiera esos textos ya
que la información que ya se manejaba era que había perdido la voz y
prácticamente no podía moverse. Su familia, desde el momento en que fue
notificada de la gravedad de su estado, se debatía en si debía ser trasladado a
Venezuela y el lugar en qué debía ser enterrado.
Ortega Díaz cuenta un incidente ocurrido los últimos días de diciembre de
2012 cuando se encontraba en el exterior. En una oportunidad Diosdado
Cabello la llamó para que regresara al país puesto Chávez había muerto en La
Habana. Poco después la volvió a telefonear y le desmintió la información
que le había dado anteriormente; pero no le explicó por qué le había dicho lo
de la muerte. ¿Era cierto que ya había muerto? ¿Qué razones tenía para darle
esa información a la fiscal general? ¿Por qué se arrepintió luego de haberle
confesado esa noticia? ¿Habrían cambiado la estrategia?
La alucinación de la enfermera
Cuando el misterio de su arribo en la madrugada del día 18 de febrero de
2013 aumentaba en la población venezolana, apareció una enfermera a las
puertas del Hospital Militar en Caracas, Dubraska Mora, vestida con los
atuendos rojos de la revolución, quien aseguró que Hugo Chávez entró
caminando al hospital: “¡Señores, pueblo de Venezuela, camaradas,
compatriotas nuestro Presidente llegó caminando! ¡Fuerte! ¡Valeroso!
¡Voluntarioso! como sólo lo sabe hacer él. No entró en camilla, no entró en
silla de ruedas, no llegó entubado, no llegó con ningún proceso invasivo…
nuestro Presidente está fuerte para seguir comandando como lo ha sabido
hacer él. Pueblo, confíen en que tenemos Presidente para rato….” De esta
enfermera revolucionaria y de su enfático testimonio, jamás se volvió a
hablar en los medios informativos del país. (11) (12)
Los misterios del piso nueve
“Allí en el Hospital Militar en que sería recibido Hugo Chávez pasaron cosas
extrañas” confiesa Navarro. “Uno puede ser paranoico. A mí me han
preguntado si Chávez murió el cinco de marzo y yo he dicho que sí. En ese
último diciembre que pasó Chávez en La Habana, a mí me tuvieron que
hospitalizar tres días en el Hospital Militar en donde sería recibido Chávez. A
mí me salió un absceso dentro de la lengua y los médicos me dijeron que
podía ser peligroso y podían afectar los nervios que van al cerebro. Entonces
me tuve que hospitalizar tres días y me llevaron al piso nueve, que era un
piso que se estaba acondicionando bajo el control de los médicos cubanos
que había mandado Fidel Castro para atender y cuidar a Chávez. En la mitad
del piso en donde está el pasillo, en la otra ala, era un área que estaba
reservada para altos funcionarios del gobierno, ministros, altos jefes militares.
Allí me hospitalizaron; pero al terminar el tratamiento, el jefe de Servicios
me invitó a conocer la otra parte de las instalaciones resguardadas por los
cubanos. ‘¡Acompáñeme ministro!’: me dijo. Eso estaba dotado con todo.
Allí se podía hacer una operación del nivel que sea de ¡última tecnología! y
me dijo: ‘pero tenemos un problema y es que no tenemos planta de
emergencia’. ¿Cómo es eso?, indagué”.
“Y me explicó que la planta de emergencia de ese hospital desde que fue
creado llegaba solo hasta el piso 7 y no alcanzaba al 8 ni al 9, en donde
estaba dispuesta la zona especial para recibir a partir de ese mes de diciembre
a Chávez. ‘En cualquier momento al presidente Chávez lo vamos a traer para
acá’, me dijo. Esto ocurrió a finales de noviembre de 2012. Entonces llamé a
Argenis Chávez, hermano del presidente, quien había sido designado
viceministro de Desarrollo Eléctrico en 2011, y estaba al frente de Corpoelec
y le expliqué la necesidad de hacer un trabajo urgente para llevar el cableado
de la planta hasta el piso nueve.
-A tu hermano lo van a traer en cualquier momento. Pero él requiere, no una
planta nueva, sino subir el cableado, y eso tienes que hacerlo tú, le dije.
-Sí, no hay problema, yo me encargo, me dijo.
“Pasaron 15 días y me volvió a llamar el médico cubano a cargo de las
instalaciones. Todavía estábamos en diciembre, pasado el 15 de diciembre”,
explica Navarro. “¿Qué ha pasado? Que no habían llegado los de Corpoelec a
resolver lo de la planta eléctrica. Entonces yo por intermediación del PSUV
me fui a la sede de Corpoelec de La Yaguara, al oeste de Caracas, que era la
estación que me quedaba más cerca. Allí me conseguí una cuadrilla de seis
técnicos que eran del partido. Les expliqué lo que había que hacer de
urgencia. Me dijeron las cosas que había que comprar para el trabajo:
conectores, cables, etc. Estábamos en diciembre y había muchas
distribuidoras cerradas. Pero conseguimos en Maracaibo los materiales. Con
una cuadrilla del mismo hospital se rompieron las placas para meter los
cables y el trabajo se hizo”.
“Al finalizar me llamaron para ver el resultado. La planta está ubicada muy
cerca de donde se agolpaban las personas que acuden a la emergencia. Ese
día la fila de pacientes en espera de atención era muy grande. Hicimos una
prueba de caída de energía para probar la planta. Se llamó a Corpoelec y se
cortó la energía de la estación del Hospital Militar y arrancó la planta.
Entonces me explicaron que si la planta no funcionara por alguna razón, se
debía abrir la puerta del cuarto en donde se encuentra la planta para la cual
había una llave resguardada por el personal de seguridad y se activaba el
botón de arranque de manera manual y no habría problema. Es decir que
cuando mucho puede haber una falla de dos o tres minutos. De manera que
no volví a hablar con Argenis Chávez, sobre ese asunto. Fue una gran
irresponsabilidad de su parte. Una soberana irresponsabilidad”, afirma.
Argenis Chávez Frías fue nombrado viceministro de Desarrollo Eléctrico en
2011 y actualmente ejerce como gobernador de Barinas, la tierra natal de los
Chávez, cuyo período se vence en 2021. Ha sido acusado por corrupción en
los diferentes cargos que ha ocupado, especialmente en el área eléctrica en
donde avaló contratos a empresas vinculadas con él. Fue señalado de ser uno
de los mayores responsables del agravamiento de la crisis eléctrica en
Venezuela, que devino en la llamada “era de los apagones” por los
fraudulentos contratos con los denominados “bolichicos”, una casta de
jóvenes empresarios quienes se enriquecieron vendiendo plantas eléctricas y
repuestos en mal estado, instaladas en el país.

Anuncian el regreso
A pesar de la confianza que quería transmitir el gobierno sobre la presunta
recuperación de Hugo Chávez, fue inevitable aceptar la realidad. El 21 de
febrero de 2013 el ministro Villegas emitió el primer comunicado oficial del
regreso de Chávez a Venezuela. A través de cadena de radio y televisión
informó que “la insuficiencia respiratoria del presidente Chávez persiste y su
tendencia no ha sido favorable. El tratamiento médico para la enfermedad
base no ha presentado efectos adversos significativos hasta el momento.
Chávez se mantiene aferrado a Cristo con máxima voluntad de vida y
disciplina en el tratamiento de salud”.
Pero una nueva bomba informativa es lanzada en el mar de rumores de la
opinión pública internacional. El 27 de febrero de 2013 el ex embajador de
Panamá ante la OEA, Guillermo Cochez, aseguró que Chávez se encontraba
en muerte cerebral desde el 30 de diciembre de 2012. Además aseguró que el
gobierno de Venezuela "ha seguido mintiéndole a la opinión pública
venezolana y del mundo sobre la salud del presidente Chávez".
El 4 de marzo de 2013, un día antes de su muerte oficial, el ministro Villegas
informó que el estado de salud de Chávez continuaba delicado, que “existía
un empeoramiento de su situación y presentaba una nueva y severa
infección”.
Atacado con la enfermedad
El 5 de marzo de 2013, el día en que se anunciaría oficialmente la muerte de
Hugo Chávez, alrededor de la una de tarde, el presidente encargado, Nicolás
Maduro, apareció en cadena nacional a la salida de una reunión denominada
‟Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana”. Fue una reunión
de emergencia con la cúpula ampliada de la revolución a fin de trazar una
estrategia informativa, a partir de la inminente muerte de Hugo Chávez. Aún
sin anunciar su fallecimiento, Maduro confirmó que el paciente se había
agravado. Pero extrañamente sugirió que la enfermedad había sido un ataque
de los “enemigos de la patria”.
Con un tono severo aseguró: ‟Nosotros no tenemos ninguna duda, llegará el
momento indicado en la historia, en que se pueda conformar una comisión
científica, de que el comandante Chávez fue atacado con esta enfermedad. Él
manifestó públicamente su visión sobre este tema y nosotros no tenemos
ninguna duda que los enemigos históricos de nuestra patria buscaron el punto
para dañar la salud de nuestro comandante. En su momento histórico ya
tenemos bastantes pistas sobre este tema. Pero es un tema muy serio desde el
punto de vista histórico que deberá ser investigado por una comisión especial
de científicos”.
Maduro recordó que el propio Chávez había manifestado esa sospecha de que
el cáncer que padecía pudo haber sido inducido. Maduro se refirió al
moribundo presidente como “El redentor de la patria”.
¿Pero a quién se referiría Maduro sobre las manos asesinas, cuando desde el
mismo momento del dolor de la rodilla fueron los cubanos los que se
ocuparon de sus tratamientos y de su custodia? ¿Sería alguien de su entorno?
¿Chávez ya no le servía a los Castro para sus propósitos políticos? ¿Tal vez
querían a un jefe más sumiso en Venezuela? ¿Algún personaje oculto sería la
mano asesina?
El día de la muerte
El 5 de marzo, el día en el que se anunciaría la muerte oficial de Hugo
Chávez había un Consejo de Ministros en Miraflores. “Suelo ser puntual o
llego con anticipación” recuerda el ex ministro Navarro. “Allí estaban los
camarógrafos de Venezolana de Televisión (VTV) y veo allí a unas
personas, a quienes nadie les entendía nada, dando órdenes. Yo identifico en
ellos a un grupo que los llaman ‘los franceses’. Ese día, entré al Salón
Ayacucho, estaba pintado de otro color. La tarima estaba puesta a un lado y
un grupo de sillas mirando hacia la tarima. Un camarógrafo de VTV se me
acercó con su ayudante y me dijo: ‘¡Ministro ayúdenos! estos tipos están
dando órdenes; pero no los entendemos. Tenemos temor a que nos vayan a
sancionar, están dando órdenes que no entendemos’ expresan”. Se trataba del
grupo francés que denunciaba el ministro de Planificación, Jorge Giordani, en
el que estaban Temir Porras, que fue vicecanciller cuando Maduro era
canciller, y que se había apoderado de las políticas económicas y de las
comunicaciones.
Dada la situación, continúa Navarro: “Me fui a hablar con el ministro de
Información y Comunicación, Ernesto Villegas y le explico que la gente de
VTV está preocupada y le pregunto qué pasaba. Y el ministro me dice que no
sabía nada de esto. Es decir, el ministro de Información no sabía que se
estaba preparando una cadena desde Miraflores con Chávez gravemente
enfermo. ¿Ya estaba todo listo para anunciar su muerte?
“Al terminar el Consejo de Ministros, se me acercó la ministra de Salud, una
médico que era militar y que aparece luego incursa en actos de corrupción,
María Eugenia Sader, y me cuenta que el día anterior, 4 de marzo, un día
antes de la muerte oficial de Chávez, se fue la luz en el Hospital Militar.
Le respondí que no había problemas porque allí estaba la planta que yo
mismo había mandado a acondicionar. Pero me refiere que la misma no
arrancó y cuando fueron a buscar la llave, para abrir la puerta y activarla, no
la encontraron. (¿Alguien la habría ocultado?) ‘pero puedes estar tranquilo
que el presidente no sufrió’, refiere Sader. Chávez ya tenía más de un mes en
el hospital. ‘Te lo tenía que comentar porque algo hay que hacer’. ¿Qué podía
haber ocurrido allí? ¿Por qué tumbaron la energía y luego se extravió la llave
para reactivar la planta de emergencia justo un día antes de su muerte?
Hasta esa hora, del medio día del 5 de marzo, Chávez no había muerto, al
menos oficialmente hasta la una o dos de la tarde. Sader, se me había
acercado y me había alertado lo extraño de la falla de la planta. Estaban
buscando la llave para encenderla; pero la llave no apareció y no se pudo
arrancar la planta. Esa llave estaba en manos de Seguridad del Hospital
Militar. Al terminar el Consejo de Ministros me monté en mi carro y me fui
al hospital a investigar el asunto; pero entrando al Hospital Militar a las 4 y
25 de la tarde recibí la llamada de Nicolás Maduro: ‘Héctor, el jefe murió’.
Entonces le dije al chofer, vamos a devolvernos a Miraflores. Ese día hubo
muchas situaciones extrañas. Allí hubo mucha irresponsabilidad comenzando
por el hermano de Chávez. Tengo de testigos a los dos militares que estaban
allí de custodios y a la cuadrilla de Corpoelec”, sentencia Navarro.
La muerte oficial
Unas horas después, al final de la tarde, en una cadena de medios fue
anunciada oficialmente la muerte de Hugo Chávez. Tras escucharse las notas
del himno nacional, Nicolás Maduro, con una camisa blanca a la usanza de
los jefes cubanos, y rodeado de algunas de las figuras de su entorno, con voz
ligeramente quebrada, quizás forzada para la puesta en escena, hizo el
anuncio.
“A las 4 y 25 de la tarde del martes 5 de marzo ha fallecido el comandante
presidente Hugo Chávez Frías”, informó el vicepresidente de la República en
cadena de radio y televisión.
‟Queridos compatriotas: Hoy 5 de marzo , luego de haber acudido a la
reunión del Consejo de Ministros, y de la dirección política y militar de la
revolución nos dirigimos aquí al Hospital Militar de Caracas a seguir la
secuencia de salud de nuestro comandante presidente. En el momento en que
nos encontrábamos recibiendo parte, acompañando a su hija, a sus hermanos,
familiares, recibimos la información más dura y trágica, que podamos
transmitir a nuestro pueblo. A las 4 y 25 de la tarde de hoy 5 de marzo ha
fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías. Luego de batallar
duramente con una enfermedad durante casi dos años con el amor del pueblo,
con las bendiciones de los pueblos, y con la lealtad más absoluta de sus
compañeros y compañeras de lucha, y con el amor de todos sus familiares. A
su madre, a su padre, doña Elena, Hugo de los Reyes, a sus hermanos, a sus
hijas y sus nietos, a todo nuestro pueblo, les transmitimos nuestro dolor y
nuestra solidaridad…”
Maduro estuvo acompañado de los ministros, a un lado Cilia Flores, al otro
Elías Jaua y Jorge Arreaza. Al fondo Jorge Rodríguez y miembros de la Casa
Militar, todos con rostro rígido. No había sorpresas. Desde horas de la
mañana todo estaba dispuesto y preparado para el anuncio.
Maduro calificó la muerte de “una tragedia histórica”, al tiempo que llamó a
desplegar a la FANB para proteger al pueblo y garantizar la paz. Asimismo
resaltó que asumiría su herencia, su proyecto, junto con el apoyo y
acompañamiento de todo el pueblo y pidió canalizar el dolor de los
venezolanos en paz. Lo llamó “el comandante supremo, el comandante
eterno. Vamos a ser dignos herederos de un hombre gigante”.
En su forma de expresión, Maduro no transmitió seguridad. Se sintió un gran
esfuerzo por llorar, por quebrar la voz, por soltar lágrimas. Daba la impresión
de un actor que no ha logrado dar con el personaje. Se le vio incómodo. ¿Qué
habría en su pensamiemnto en ese momento? ¿Qué pensaban de él los otros
jefes que lo acompañaban? Maduro sabía que ahora quedaba solo como
heredero único. Sería el hombre más poderoso del país, quizás habría algo de
temor, incertidumbre; pero también de satisfacción. Se había impuesto sobre
los otros aspirantes; pero al mismo tiempo se habría de preguntar si podría
con el rol de líder de la revolución. La sentencia de muerte anunciada
oficialmente lo elevaba desde ese momento a una posición que nunca
imaginó desde aquellos tiempos en que conducía una buseta como chofer de
plaza. Lo había logrado. Tanto esfuerzo. Desde su oficio como chofer se unió
al mundo sindical, militó en la izquerda, recibió cursillos en Cuba y se unió a
los alzados del 4 de febrero de 1992. Su carrera vertiginosa al lado de Chávez
lo llevó al Congreso, a la Cancillería, a la Vicepresidencia, hasta ese 8 de
diciembre en el que Chávez le entregó el mando. Ahora era el presidente.
(13)

Las exequias del Presidente


Al día siguiente del dramático anuncio, el 6 de marzo, los restos del líder
bolivariano fueron trasladados en una carroza fúnebre desde el Hospital
Militar “Dr. Carlos Arvelo”, ubicado en la avenida San Martín, al oeste de la
ciudad, hasta la Academia Militar del Ejército Bolivariano, al sur en Fuerte
Tiuna, en Caracas. La caravana, encabezada por ministros, miembros del
partido, personalidades, quienes llorando a su líder fueron acompañados por
una multitud de cientos de seguidores, alzando fotos del venerado presidente,
banderas, flores. La muchedumbre que se fundía con el color rojo de la
revolución, se desplazaba lentamente tras el féretro. Al grito de “¡Chávez…
Chávez vive!” la masa compacta, encabezada por ministros y figuras
destacadas del chavismo, se agolpó alrededor de la carroza. La marcha se
prolongó por cerca de siete horas para recorrer 13 kilómetros hacia donde
había sido instalada la Capilla Ardiente y sería el lugar del funeral de Estado,
previsto para el día 8 de marzo. El lento transitar por las vías capitalinas, en
un día caluroso del cortejo fúnebre fue transmitido en vivo y directo por el
Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI), al ritmo de
una de las canciones popularizada por Chávez, “Patria Querida” y el himno
del Batallón Bravos de Apure, entre otros. (14)
El espacio seleccionado por el gobierno para la ceremonia de las exequias,
que se prolongaron finalmente hasta el día 15 de marzo, fue la llamada “Casa
de los sueños azules”, la Academia Militar del Ejército Bolivariano en
Caracas. Fue el lugar en donde Chávez ingresó por primera vez en 1971
como estudiante. Para Hugo esa academia fue la cuna de la Revolución
Bolivariana, en sus palabras recordaba: “Aquí yo me hice bolivariano, aquí
comencé a sentir la pasión bolivariana y ya salí con un pensamiento al menos
prerrevolucionario”.
Aproximadamente a las 5 y 30 de la tarde, los restos de Chávez fueron
recibidos por un centenar de cadetes de la Guardia de Honor bajo el lema:
“Chávez sigue vivo”. El féretro fue llevado a cuestas por doce miembros del
alto mando militar al patio interno de la Academia. Después de ubicado el
ataúd, el orador de orden comenzó a dar lectura a la semblanza del primer
mandatario en la que destacó: “Siguió los pasos de El Libertador Simón
Bolívar”.
Mientras esto sucedía los ciudadanos comenzaban a derribar las barreras de
seguridad con el fin de tener la visual más cercana de su líder. El rojo en las
camisas, gorras y banderas no faltó en adultos y niños quienes, embargados
por la tristeza, o por la curiosidad, acompañaron y expresaron efusivamente
su pasión e idolatría por el hombre que siempre les habló de reivindicar a los
pobres, a los excluidos y a los “invisibilizados”, expresión ésta acuñada por
el chavismo.
Alrededor del féretro, en la primera fila estaba la familia de Hugo Chávez,
doña Elena Frías y Hugo de los Reyes; sus hijas y hermanos. Los primeros en
ofrecer la guardia de honor a Chávez, expuesto en el Salón Simón Bolívar de
la Academia Militar, los presidentes de la región, aliados del chavismo,
fueron llamados uno por uno. El primero fue el presidente cubano Raúl
Castro. Lo siguieron los presidentes Sebastián Piñera, de Chile; Laura
Chinchilla, de Costa Rica; Evo Morales, de Bolivia; Daniel Ortega, de
Nicaragua; José Mujica, de Uruguay; Cristina Fernández de Kirchner, de
Argentina; Roosevelt Skerrit, primer ministro de Dominica; Rafael Correa, de
Ecuador; Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y Las
Granadinas; Mauricio Funes, de El Salvador; Juan Manuel Santos, de
Colombia, entre otros.
Los líderes mundiales realizaron guardias de honor alrededor del féretro,
liderado por una gran fotografía del jefe bolivariano y cubierto con la bandera
venezolana. La primera guardia fue realizada por los presidentes de la
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); le siguieron
los otros mandatarios asistentes a la ceremonia.
Para la historia quedaron registrados rindiendo honores Alexander
Lukashenko, de Bielorrusia; Mahmud Ahmadineyad de Irán; el príncipe
Felipe de España; entre la larga lista de dignatarios. Asistieron delegaciones
de 52 países, la mayoría de Latinoamérica con 32 representantes entre
presidentes y primeros ministros. Igualmente de Europa, Asia y África y de la
Unión Europea, ONU y OEA.
También le rindieron honores artistas y deportistas venezolanos. Más tarde se
realizó un homenaje musical con canciones populares llaneras
revolucionarias. La Orquesta Sinfónica dirigida por el músico venezolano,
Gustavo Dudamel, interpretó piezas venezolanas seguido luego por un oficio
religioso.
Maduro pronunció un discurso en el que dijo con voz quebrada e intento de
llanto: “Comandante, no pudieron contigo… no podrán con nosotros jamás”.
Al finalizar le entregó una réplica de la espada de El Libertador a Hugo de los
Reyes Chávez. A las afueras de la Academia Militar multitudes seguían
arribando para ver por última vez al líder revolucionario.
También destacaron la presencia de diversas personalidades, del mundo del
deporte y el arte como el fundador del Sistema de Orquestas de Venezuela,
José Antonio Abreu; el corredor de Fórmula 1, Pastor Maldonado; el
esgrimista Rubén Limardo; los beisbolistas Carlos Guillén, Magglio Ordoñez
y Sammy Sosa; el músico Paul Gillman; el animador de TV Winston
Vallenilla; el cantante Jesús “Chino” Miranda; el actor Manuel “Coco” Sosa;
el pastor y activista estadounidense por los derechos humanos Jesse Jackson;
el actor de Hollywood Sean Penn, entre otros.

El reposo del guerrero


En primera instancia hubo incertidumbre por el lugar en donde serían
depositados los restos mortales del líder revolucionario. Había discrepancias
entre familiares y el gobierno a dónde llevarlo ya que esgrimieron la tesis de
que si la oposición llegase al poder desaparecerían los restos del líder
socialista. Algunos familiares propusieron llevarlo a su pueblo natal,
Sabaneta, en el estado Barinas.
Finalmente Maduro anunció que se tomó la decisión de mantener en Caracas
los restos del presidente e informó que Chávez sería embalsamado y expuesto
en el Cuartel de la Montaña; el Museo de la Revolución (antiguo Museo
Histórico Militar), ubicado en la parroquia 23 de Enero, en donde Chávez se
refugió y finalmente se entregó el 4 de febrero de 1992, tras el cruento intento
de golpe de Estado. Así que el destino final de sus restos serían depositados
en una obra arquitectónica realizada sobre la marcha por el arquitecto
venezolano Fruto Vivas, muy ligado al chavismo. A la obra le dio el nombre
de “La Flor de los Cuatro Elementos”. El Museo fue adjudicado a una
fundación que la dirige la hija mayor de Chávez, Rosa Virginia Chávez, en
previsión que no pudiesen ser movilizados sus restos en un escenario de
cambio político.
Durante la ceremonia hicieron uso de la palabra el obispo de la Diócesis de
San Cristóbal, Mario Moronta y el activista por los derechos civiles y pastor
bautista de los Estados Unidos, Jesse Jackson.
Maduro, ungido como sucesor, cerró la ceremonia. En su discurso, dijo que el
fallecido presidente había dado “toda su vida, su cuerpo, para los oprimidos,
para los pobres”; y aseguró que si alguien quiere saber cuál es su testamento,
tiene que leer la Constitución, para “conocer su letra y su acción”. El
vicepresidente se refirió a Chávez como el “presidente en funciones de la
República Bolivariana de Venezuela”.
El día 15 de marzo, a la una de la tarde, acompañado con cantos folklóricos,
seguidos luego por una marcha marcial, un grupo de ocho militares de la
Guardia de Honor, cargaron el féretro para retirarlo de la Academia Militar.
En el patio de la Academia, antes de partir, dos mil cadetes, junto a la banda
marcial, tocaron el Himno Nacional, al final del cual 21 salvas fueron
disparadas. De allí continuó el recorrido hasta el Cuartel de la Montaña. El
trayecto abarcó varios kilómetros a través de varias zonas del oeste de la
capital en un lapso de varias horas. Llamó la atención que el ataúd, que
ingresó a la carroza fúnebre, era diferente al que había ingresado el 6 de
marzo.
El carro fúnebre con los restos del líder arribaron al Cuartel de la Montaña;
delante de la carroza, a la izquierda Diosdado Cabello y a la derecha Nicolás
Maduro, los dos jefes más influyentes de la revolución y rivales políticos.

Polémica por la hora


Desde la misma madrugada del 5 de marzo habían comenzado rumores de la
inminente muerte de Chávez y las diversas versiones. Desde La Habana se
conoció que la hora de la muerte había sido a las 7 de la mañana. Pero en
Caracas la información de su muerte solo la conoció un pequeño círculo
cercano a Maduro.
A media mañana fue convocada la reunión del grupo llamado Dirección
Político-Militar para compartir la información de su muerte a un círculo más
amplio. De allí surgió la alocución de Maduro, en la que visiblemente
afectado lanzó la tesis de que a Chávez le habrían inoculado la enfermedad;
pero mantuvo oculta la información sobre su muerte hasta el final de la tarde
de ese martes. Finalmente, el anuncio oficial precisó que la hora de la muerte
había sido a las 4:25 de la tarde. (15)

Chávez embalsamado
Ha sido obsesión de los líderes de regímenes comunistas la propensión a
construir héroes, figuras míticas que permanecen como símbolos ideológicos
en sus historias elaboradas. En un sorpresivo giro a las ceremonias funerarias,
por la muerte del presidente Chávez, el gobierno venezolano anunció el
jueves 7 de marzo que el cuerpo del mandatario sería embalsamado y
quedaría expuesto al público de manera indefinida en una urna de cristal, en
lugar de enterrarlo el día viernes como se había previsto.
“Se va a preparar el cuerpo del comandante presidente, a embalsamarlo para
que quede abierto eternamente así como está Hồ Chí Minh, como está
(Vladimir) Lenin, como está Mao Tse Tung”, declaró el vicepresidente y
presidente en funciones, Nicolás Maduro.
“Quedará el cuerpo de nuestro comandante en jefe embalsamado en el Museo
de la Revolución de manera especial, para que pueda estar en una urna de
cristal y nuestro pueblo pueda tenerlo por siempre”, agregó.
Sin embargo, dado el deterioro en que ya se encontraba el cuerpo del
Presidente, los científicos y especialistas rusos, traídos especialmente para
cumplir la descabellada misión, descartaron esa posibilidad.
Según informó el ministro de Comunicación e Información una comisión
médica rusa estableció que para practicar el procedimiento el cuerpo debía
ser trasladado a Rusia por un lapso de 7 a 8 meses; por lo que, tras el informe
presentado por el equipo de especialistas, quedó descartado lo que era una
aspiración de un grupo de la cúpula chavista.
Todas esas descabelladas ideas, surgidas de la improvisación y la exaltación
propia del momento, contradecían lo ordenado por Chávez en carta-
testamento que le había entregado a Cristina Kirchner, en el mes de
diciembre de 2012 en La Habana, según la cual ordenaba que solo lo velaran
por tres días y le dieran sepultura en su tierra natal, Sabaneta.
La carta de Cristina
Apenas se conoció en Argentina sobre la muerte de Hugo Chávez, la
presidenta Cristina Fernández suspendió todos sus compromisos, tomó el
avión presidencial y junto a una amplia comitiva viajó a Caracas para
participar en los funerales de su amigo y gran aliado, arribando en la
madrugada del 6 de marzo.
Nuevamente, desde su columna Runrunes, el periodista Bocaranda reveló
otra primicia: que Cristina Fernández de Kirchner sería depositaria de tres
cartas-testamento de Chávez; que la presidente de Argentina las habría
entregado a Nicolás Maduro, en las que reiteraba su deseo de ser velado solo
tres días y enterrado en su pueblo natal, Sabaneta de Barinas. Esa aspiración
la compartían sus hijas y familiares y generaron enfrentamientos desde los
últimos días del mandatario en Cuba y nuevamente durante el sepelio por las
constantes decisiones descabelladas de Maduro como proponer lo del
embalsamiento. La petición de ser enterrado en Sabaneta la habría ratificado
a su familia, luego de su última operación en La Habana.
Fernández de Kirchner habría sido depositaria de la copia de tres cartas
escritas por Chávez, en las que no solo pedía que fuese enterrado en Sabaneta
sino que ordenaba la designación de Nicolás Maduro como presidente
encargado; de su yerno Jorge Arreaza como vicepresidente y Diosdado
Cabello como presidente de la Asamblea Nacional. Para el momento el
chavismo contaba con mayoría parlamentaria. Cristina siempre mantuvo una
estrecha relación con las dos hijas de Chávez y estuvo en contacto
permanente durante el tiempo de la enfermedad. Esa noche del 6 de marzo, la
presidenta de Argentina durmió en La Casona, la residencia presidencial,
ocupada entonces por Rosa Virginia Chávez.
La urna de cristal
El delirio de la cúpula dirigente por convertir al fallecido en un símbolo
mundial de la izquierda marxista llegó a tal punto que citaron de urgencia a
un equipo de científicos del Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (IVIC) a fin de que construyeran con prontitud y sin descanso una
urna de cristal, como lo señaló el propio Nicolás Maduro, para que el pueblo
pudiera rendirle tributo permanente al líder de la revolución así como
hicieron con Lenin o Mao.
Siguiendo la tradición de las dictaduras comunistas, a la cúpula del chavismo,
en medio de la improvisación y de la confusión reinante entre los dirigentes,
se le ocurrió la idea de erigir un mausoleo al estilo del que fue levantado en la
Rusia soviética tras la muerte de Vladimir Lenin, en 1924. De manera que,
así como lo ideó la dirigencia soviética, el cuerpo embalsamado de Chávez
sería expuesto a su seguidores en una urna de cristal.
Así que mientras un equipo de expertos rusos intentaban buscar las opciones
para embalsamar el deteriorado cuerpo de Chávez, Nicolás Maduro ordenaba
a los técnicos del IVIC que construyeran una urna similar a la del líder
comunista.
La tarea fue designada al equipo del departamento de Diseño y
Mantenimiento de Equipos Científicos (Dimec) del IVIC, quienes estudiaron
la factibilidad de la encomienda; pero concluyeron que no era posible ya que
no poseían la tecnología para realizar la compleja tarea en tan poco tiempo.
De modo que la idea de tener el cuerpo de Chávez expuesto eternamente al
público, como “El comandante eterno”, no fue posible.
El cuerpo embalsamado de Lenin permanece aún expuesto al público en su
urna de cristal en el mausoleo construido especialmente para el líder de la
Revolución de Octubre. En 1953, a ese mismo lugar fue trasladado el cuerpo
de José Stalin tras su muerte; a pesar de que Lenin en sus últimos días tomó
conciencia de la peligrosa ambición de poder de Stalin y en su testamento
recomendó separarlo del Comité Central. Aún así, el cuerpo del dictador
comunista fue colocado al lado del de Lenin. Años después, tras el proceso de
“desestalinización” que se produjo en 1961, el cuerpo del autócrata fue
retirado del mausoleo, junto a las estatuas de su figura levantadas en todo el
país que fueron derribadas por la población. Fue enterrado en una tumba
instalada en la Necrópolis del Muro del Kremlin, a unos 20 metros del
mausoleo.
El culto a la personalidad ha sido una obsesión dentro de la ideología
comunista y como “legado” de sus líderes han pretendido eternizarlos en la
memoria colectiva como figuras de culto con sus cuerpos embalsamados.
Así ocurrió también en China con la edificación del mausoleo a Mao Tse
Tung (Mao Zedong) y el de Ho Chí Minh en Vietnam. La paradoja es que los
herederos de sus respectivos legados, tanto Rusia, China y Vietnam, tuvieron
que llevar a sus países a sistemas de capitalismo abierto luego de las
hambrunas y derrumbes de sus sistemas de economías cerradas, aunque
siguen gobernando las autocracias. De manera que sus padres
revolucionarios, expuestos por la eternidad en urnas de cristal, quedaron
como curiosidades históricas y sus tesis ideológicas fueron enterradas en sus
mausoleos mientras sus cuerpos siguen exponiéndose como ofertas de museo
para los turistas que desfilan ante las ataúdes; pero alimentan con sus visitas
las economías con sus euros y dólares.
La insólita odisea del coche fúnebre
Como suele suceder con el gobierno bolivariano, rodeado de
improvisaciones, no estaba previsto el vehículo fúnebre para el recorrido en
la ciudad del féretro del Presidente y así exponerlo a sus fieles seguidores. La
decadencia económica también había afectado a las grandes funerarias en el
país y no había disponible en Venezuela un coche fúnebre abierto, acorde a la
majestad del personaje y las expectativas de la cúpula gobernante. Por eso fue
necesario que los dueños de la Funeraria Vallés de Caracas, acudieran a la
ayuda de sus pares en Colombia para encontrar una solución urgente al
gobierno socialista que había pedido su colaboración.
CNN publicó el 5 de agosto de 2015, un reportaje firmado por Fernando
Ramos, con el título “La insólita odisea del coche fúnebre de Hugo Chávez”
en el escrito se explica cómo se manejó esa emergencia y se ofrecieron
detalles de lo ocurrido. La crónica cuenta cómo la carroza fúnebre de Chávez
traída desde Colombia terminó rematada en subasta pública y sus dueños
originales no tuvieron otra opción que volver a comprarla a un particular que
la obtuvo en subasta pública.
Narra el reportaje que Luis Fernando Arango, presidente de la corporación
nacional de funerarias Remanso y dueño de la Funeraria San Vicente, de
Colombia, el 6 de marzo de 2013, al día siguiente de la muerte oficial de
Chávez, recibió una repentina llamada desde Venezuela de los dueños de la
Funeraria Vallés, de Caracas. Le pedían de emergencia el favor de prestarles
un coche fúnebre que permitiera que el pueblo venezolano pudiera ver el
ataúd del presidente Hugo Chávez, durante el recorrido previsto por Caracas.
Arango, en solidaridad con sus colegas de la funeraria de inmediato accedió a
prestarles el Lincoln modelo 98 de su propiedad que había sido utilizado en
otros funerales de Estado en Colombia.
El dueño de la funeraria colombiana informó que de inmediato el gobierno
venezolano envió un avión de la Fuerza Aérea hasta el aeropuerto José María
Córdoba de Rionegro, Antioquia, para recoger el vehículo. “El avión salió a
las 4 de la tarde en vísperas del entierro del presidente Chávez. Al día
siguiente a las 10 de la mañana ya la carroza estaba en el cortejo”.
Los dueños del coche fúnebre explicaron que funcionarios de los gobiernos
colombiano y venezolano agilizaron el trámite de exportación y, por la
premura del tiempo, el vehículo salió del país, aún cuando faltaban algunos
documentos aduaneros.
Andrés Ávila, subdirector comercial de la Dirección de Impuestos y Aduanas
Nacionales de Colombia (DIAN), explicó que “la exportación del vehículo
cumplió en su momento con los documentos de salida para ser autorizada”;
pero ese avión nunca regresó para devolver el vehículo a Medellín. Es decir,
las autoridades venezolanas dejaron entendiendo a la funeraria de Antioquia,
a pesar de la solidaridad mostrada por los empresarios del hermano país.
El vehículo permaneció en Venezuela durante seis meses sin explicación
alguna. La Funeraria Vallés que lo tenía en préstamo para las exequias del
presidente Chávez, tuvo que optar por llevarlo por tierra a San Antonio del
Táchira, en la frontera con Colombia, para intentar pasarlo por el puente
internacional. “Allí empezó la verdadera pesadilla para los dueños originales
de este coche fúnebre”.
La Funeraria San Vicente tuvo que enviar a un funcionario a recoger el
vehículo en julio de 2013. Aunque se permitió el ingreso del vehículo a
Colombia por el paso fronterizo, esa supuesta autorización no quedó
registrada por escrito. De manera que “el vehículo ingresó al país sin ser
presentado ante la autoridad aduanera de Cúcuta; por ende la norma aduanera
expresa que en estos casos se debe proceder a la aprehensión y decomiso del
vehículo”.
Al ser considerado como contrabando, el vehículo pasó luego a manos del
Estado y fue subastado tres meses después en una puja pública en la que, por
ley, no podía participar su dueño original.
Según refiere el reportaje, un particular pagó el equivalente a 45.000 dólares
por el vehículo. Alonso Correa Cataño, gerente de Mercadeo de la Funeraria
San Vicente, se lamenta: “Nos queda ese sabor amargo de que por prestar un
servicio gratuito en un acto casi que patriótico porque se trataba de un
momento crítico de la hermana República de Venezuela, y porque
necesitaban el vehículo que nosotros teníamos, terminamos en el banquillo de
los acusados, en un proceso y que nos califiquen casi que de delincuentes”.
Los dueños de la funeraria colombiana encontraron a la persona que adquirió
el vehículo y se lo compraron por 60.000 dólares por su valor histórico.
Según Luis Arango Madrid, dueño de Funeraria San Vicente, decidieron
reparar y conservar el carro porque “hay mucha gente que solicita el vehículo
de Chávez. No faltará quien diga que en ese carro no quiere montarse porque
Chávez era de amores y odios; pero mucha gente lo pide”.
Arango Madrid no lo pensó dos veces para recuperar el vehículo en donde
exhibieron a Chávez, pues es un coleccionista de autos clásicos y posee 26
autos en cuyas limosinas han trasladado figuras prominentes de la política, el
deporte, el arte, las finanzas y hasta de la mafia. En 2016 participó en una
exhibición de sus coches funerarios con modelos desde 1938 en el cual cada
vehículo tenía su historia. Por ello, aunque pagó casi el doble por esa carroza,
este empresario colombiano sabía el valor para su colección de autos. Así que
las exequias de Hugo Chávez y las extrañas circunstancias que rodearon su
velatorio, ahora forman parte del simbólico patrimonio de este coleccionista
reflejadas en el último vehículo que trasladó al caudillo militar a su última
morada.
Dos urnas
Otro aspecto que causó suspicacia es que la urna que hizo el recorrido desde
el Hospital Militar de Caracas hasta la Academia Militar, en el coche fúnebre
abierto traído desde Colombia, era diferente a la que se mostró luego en la
Capilla Ardiente. Por ello se dice que aquel ataúd fue rellenado con piedras
para simular su presencia en el recorrido; en tanto que el cuerpo fue
movilizado en secreto hasta la Academia Militar. Entre otras razones se alega
que el cuerpo estaba siendo examinado por los especialistas rusos a fin de
determinar si era factible embalsamarlo.
El portal Runrunes ofrecía la siguiente versión: ‟Mucho se ha especulado
sobre los féretros que se han utilizado en los periplos del cadáver del
Comandante”.
La historia detrás de las urnas es un vacío informativo todavía existente. Tras
el apuro con la muerte del presidente Chávez la orden fue sacarlo del
Hospital Militar al día siguiente, 20 horas después, y llevarlo a una marcha
popular hasta la Academia Militar. En esas horas se debieron hacer las cosas
de rigor, entre las que se encontraba el comienzo del proceso de
embalsamiento y maquillaje del fallecido para que soportase los 15 días de
espectáculo mortuorio, cuya duración nunca estuvo prevista.
El Presidente se encontraba en muy mal estado físico, por las intervenciones
quirúrgicas a las que fue sometido; por lo que los servicios de especialistas
tuvieron que ser requeridos para realzar la fisonomía del deteriorado
personaje.
Mientras eso ocurría salía por la puerta principal del Hospital Militar “Carlos
Arvelo” un féretro vacío que le daría a los equipos tanatológicos el tiempo
necesario para preparar al occiso. Una vez llegado el féretro a la Academia
Militar fue cambiado por otro y pocos momentos después fue abierto el ataúd
para que los fieles seguidores pudiesen ver la imagen del Comandante.
Un mausoleo de emergencia
La extensión por siete días de los restos de Hugo Chávez en la Academia
Militar permitió al gobierno construir en unos días el lugar en donde
reposarían los restos del líder revolucionario, en el Museo Histórico Militar,
ubicado en La Planicie.
Si bien ya se había descartado lo de la urna de cristal, al menos el mausoleo
sería una buena opción para exponer al “líder eterno”. La obra fue encargada
al reconocido arquitecto José Fructoso “Fruto” Vivas; un hombre allegado al
“proceso” y quien había trabajado en el diseño de obras para la Gran Misión
Vivienda Venezuela (GMVV).
Un nutrido equipo de arquitectos trabajó día y noche en la construcción de la
Flor de los Cuatro Elementos; diseño que decora el sarcófago que guarda los
restos del presidente Chávez en el Cuartel de la Montaña 4F, en Caracas.
Vivas, entrevistado en el programa “Toda Venezuela” de Venezolana de
Televisión (VTV), contó también que fue el creador en tiempo récord de la
Capilla de la Esperanza, en el Hospital Militar, durante la estadía de Chávez
en ese centro asistencial.
El Premio Nacional de Arquitectura de Venezuela (1987) explicó que tras el
fallecimiento del líder revolucionario le solicitaron su servicio. En primer
lugar, el monumento debía estar en tres días; pero luego de la extensión de la
Capilla Ardiente a siete días; se pudo construir con un equipo que calificó de
extraordinario.
“Yo propuse que Chávez debía estar sobre una flor y un espejo de agua, los
cuales se aprobaron. Lo más lindo de ese diseño fue la cantidad de gente que
trabajó sin dormir”, aseguró.
Reveló que fue el clima tropical que caracteriza al país, lo que lo inspiró a
proponer una flor para la decoración fúnebre. “Fue una experiencia
hermosísima la construcción de la Flor de los Cuatro Elementos”, añadió. El
admirador de Hugo Chávez culminó la entrevista en VTV asegurando que
“nunca antes un presidente de Venezuela había intentado la posibilidad de
hacer el papel de (Simón) Bolívar lo que (José) Martí soñó”, refiriéndose al
poder que Chávez había depositado en el pueblo a través de las comunas.
Vivas diseñó en solo 20 minutos ese mausoleo la misma noche del 5 de
marzo y se trasladó al museo histórico para hacer los cálculos con el dibujo
diseñado para adaptar los detalles en el lugar escogido en el patio ubicado en
la entrada del edificio. El trabajo sería realizado sin pausa por el equipo de
Fundapatria. “Como a las 8 de la noche me llamaron para decirme que
Chávez quería reposar en el Cuartel de la Montaña y que necesitaban que
hiciera un mausoleo y como Chávez era un ambientalista pensé que debía
descansar sobre una flor, que debía ser una orquídea”, explicó Vivas.

La Flor de los Cuatro Elementos


La bóveda al aire donde reposan los restos mortales de Chávez es un
sarcófago pétreo como parte de una obra escultórica y fue sembrado en la
Flor de los Cuatro Elementos, una estructura de granito creada por Vivas.
Según la visión de su creador, La Flor de los Cuatro Elementos representa el
fuego, al viento, la tierra y el agua. La obra fue levantada sobre un estanque
de agua, se expande en pétalos verdes, rosados y grises, como metáfora del
florecer de la nueva patria y la América naciendo. Significa el florecer de los
ideales de la patria.
El fuego al frente de la flor representa la intensidad de los ideales inmortales
Chávez, sustentados en los principios de El Libertador Simón Bolívar, según
la visión del arquitecto de la obra, amigo y contratista de importantes obras
de su gobierno.
El elemento viento se incluyó porque representa el aire que corre libre y que
vio nacer el proceso revolucionario del 4 de febrero de 1992 y que viene de
Miraflores. La tierra está representada por el granito nacional. Refleja la
firmeza de la roca en los ideales inculcados, por Chávez, en la patria.
El agua que brota de la fuente que rodea el sarcófago es símbolo del amor
irrenunciable del comandante al pueblo. Hasta el último suspiro de su vida lo
dedicó para entregar al soberano beneficios que antes fueron negados.
En su cabecera hay una antorcha, como símbolo del fuego eterno, que
representa los ideales del mandatario.
Se colocó una lápida en la que se inscribió que allí yace Hugo Chávez Frías,
otra inscripción en la lápida superior, sobre granito con extracto del mensaje
televisado de Chávez durante la intentona golpista del 4 de febrero de 1992,
con el mítico “por ahora” y otra sobre granito con extracto del mensaje de
Chávez del 8 de diciembre de 2012 en el que nombró a Nicolás Maduro
sucesor y llamó a la unidad. Esto último, quizás una advertencia personal de
Maduro a sus adversarios internos de quien es el sucesor.
También forman parte del conjunto escultórico de Vivas, retratos de Simón
Bolívar; Simón Rodríguez a la izquierda y Ezequiel Zamora a la derecha,
como símbolo del llamado “Árbol de las Tres Raíces” que ha sido el
emblema sobre el que el chavismo basó su soporte ideológico desde los
tiempos de las conspiraciones en los cuarteles militares.
Obituarios eternos
Los obituarios por la muerte de Hugo Chávez también reflejaron el culto a la
personalidad y la campaña comunicacional que se gestaba para garantizar la
permanencia en el poder del chavismo.
En los dos principales medios impresos de circulación nacional en
Venezuela: El Nacional y El Universal, desde el día 6 de marzo de 2013,
comenzaron a publicarse obituarios de instituciones públicas, privadas y de
personalidades con mensajes alusivos a la figura del líder revolucionario.
Adicionalmente hubo comunicados, cartas y reseñas de su vida en forma de
avisos que llenaron las páginas de los medios impresos que aún circulaban en
el país.
Entre el 6 y 13 de marzo en los dos mencionados medios impresos, que hoy
prácticamente han desaparecido, se registraron 612 obituarios, según
establece el estudio sobre obituarios realizados por dos investigadores,
Yorelis Acosta y Maritza Montero, de la Universidad Central de Venezuela
(UCV), “Expresiones de duelo ante la muerte del presidente Hugo Chávez
Frías”.
Destaca la investigación que en las formas de presentación, tienen la
particular condición de mostrar que en las instituciones públicas, quienes
presentaron obituarios con expresiones como: “Comandante Presidente”,
“Comandante Amor” o “Nuestro Presidente” han debido ser militantes
directos de la doctrina chavista, admiradores del difunto, que escriben desde
la retórica típica de Chávez.
Asimismo, la palabra “nuestro” incluye a quienes envían esos obituarios, en
el círculo de lo que nos pertenece, de los allegados, sea objeto o persona. Al
ser “nuestro” hacen del difunto una parte de sí y se sitúan en el nivel de una
cierta intimidad o cercanía, indica el estudio.
En cuanto a los epítetos caracterizadores de cualidades objetivas y subjetivas
en el difunto, también constituyeron una variable de contraste; por cuanto
éstos no aparecían en los avisos de la instituciones privadas, pero sí en las de
los entes públicos gubernamentales.
Algunos ejemplos cuyos adjetivos calificativos, dedicados al difunto y a la
patria, y el aspecto retórico se destacaron en expresiones como: “inagotable
espíritu”, “despertó la conciencia política”, “conciencia política”,
“construcción de una patria”, “luchador incansable”. Así por ejemplo se
expresaron en textos como: “Soldado de la patria, quien con su inagotable
espíritu luchador y revolucionario despertó la conciencia política de todo el
pueblo venezolano”. (El Nacional, Covelac, 15-3-2013. página 8).
En el enunciado de cierre de los obituarios, los avisos de los entes privados
solo incluyeron en sus párrafos de cierre frases usuales como: “Paz a sus
restos”, “Paz a su alma”, “Nuestras condolencias”, “Rogamos a Dios por su
eterno descanso” y “Qué Dios lo acoja en su gloria”, en algunos casos
acompañadas con la figura de una cruz; todo lo cual forma parte de una
tradición en que la cortesía exige solicitar el descanso, el reposo; la
tranquilidad del difunto.
A diferencia, en los avisos de entes gubernamentales (ministerios, institutos,
empresas estatales) las frases de cierre, fueron de carácter partidario y
triunfalista como: “¡Hasta la victoria siempre! ¡Venceremos!”, “¡Todos
somos Chávez!”, “¡Hasta la victoria siempre, amado Comandante!”
Otros avisos de instituciones gubernamentales colocaron frases pronunciadas
por Chávez como: “Me consumiré gustosamente al servicio del pueblo y,
sobre todo del sufriente y más necesitado”; “Por Cristo, el más grande
socialista de la historia, por todos los dolores, por todos los amores, por todas
las esperanzas, haré cumplir con los mandatos supremos de esta maravillosa
Constitución, aún a costa de mi propia vida”. Esta última frase fue tomada de
su discurso durante el juramento por un tercer mandato el 10 de enero de
2007.
Otro tipo de obituarios tuvieron como uno de sus objetivos la exaltación de la
figura del difunto en sus diversas facetas, como quedó evidenciado en los
epítetos y en la mezcla de rasgos objetivos y subjetivos que aparecen en las
frases de cierre de sus partidarios: “hombre que todo lo dio”, “soldado de la
patria”, “político que despertó la conciencia del pueblo”, “padre amoroso”,
“luchador incansable”. Así mismo, se enumeran las diversas obras de gestión
de gobierno, endosadas a la sola intención y obra del difunto. Sentimientos de
apego y negación de la muerte.
En el aviso publicado por PDVSA se resalta la obra de Chávez y se niega la
condición propia del evento a celebrar: “No se ha ido, sigue entre nosotros”.
Se coloca así, nuevamente un lazo que crea cercanía, acuerdos, alguna
familiaridad, la importancia de su presencia.
También destaca el análisis de la investigación que el uso de palabras como
“nuestro Comandante”, “nuestro Presidente” apuntalan el mensaje hacia sus
seguidores, haciendo uso del discurso propio de la revolución al presentar a
Chávez como hombre del pueblo, cercano, familiar y padre de todos sus
seguidores, que fue capaz de decir que usaría todas sus fuerzas, para servir a
su “pueblo”: “Me consumiré gustosamente al servicio del pueblo y, sobre
todo del sufriente y más necesitado”. Es decir, el presidente, en este caso está
visto como solo para una parte de la población, no como el de todos los
venezolanos.
En los avisos de esas instituciones también se resalta el compromiso político
y emocional del “pueblo” con el proyecto político chavista. La estrategia para
lograr eso es la cita textual de discursos pronunciados por Chávez en diversos
momentos de su vida, que son descontextualizados a fin de reforzar los lazos
de solidaridad, fidelidad y amor entre “pueblo” y “revolución”.
Un ejemplo usado para resaltar esa idea-fuerza, es la siguiente frase, utilizada
en los cierres de pésame: “Chávez murió por su pueblo, su obra está
sembrada en todos, en consecuencia Chávez vive en todos. Chávez sigue
vivo”. Al usar esas frases, dichas instituciones y los declarantes cuyos
nombres indican su lugar en ellas, buscaban convencer, recordar o imponer
una frase al grupo social al cual citan, pero también indicando el posible
poder que ellas podrían significar. El ejemplo más interesante lo representa el
cierre del obituario de PDVSA, el cual reza: “¡Chávez somos todos!, ¡Chávez
vive. La lucha sigue!”
Nuestro hombre en Caracas
Luego de fallecido Hugo Chávez, la principal preocupación de los hermanos
Castro era garantizar los intereses de la revolución cubana y reafirmar a
Nicolás Maduro en su nuevo rol como presidente de Venezuela. Se avecinaba
una inminente campaña electoral y en ella debía ser electo el sucesor
escogido por la cúpula cubana. Para Cuba era vital la consolidación de
Maduro en el poder y con ello la continuidad de los acuerdos, los negocios
que tantos millones de dólares le proveían a la cúpula cubana y en especial, la
asesoría en materia de seguridad que garantizaba su influencia, no solo en el
rol de las fuerzas armadas de Venezuela, sino en la región. Esa preocupación
nunca se ocultó; así como la decisión de apoyar a Maduro como el heredero
de Chávez. Esa era la garantía de la alianza entre las dos dictaduras. Por eso
para Fidel y Raúl Castro, Maduro sería “nuestro hombre en Caracas”.
Capítulo III
La sombra de Bolívar
La idea fija de su vínculo mítico con El Libertador que lo acompañó como
una sombra sus últimos años de vida, se convirtió en una perturbación
permanente. Tanto fue así que alrededor de esa obsesión sembrada en su
imaginario que lo fundía con el héroe de la Patria lo llevó a protagonizar
numerosas historias, algunas de ellas muy audaces como la de cambiar el
rostro del prócer por una imagen más identificada al mestizaje, más cercana a
la suya. Pero también trascendieron otras un tanto delirantes como aquella
según la cual Chávez solía colocar en su mesa un puesto adicional y un plato
para Simón Bolívar, como lo aseguraban sus amigos cercanos.
Su acelerado proceso de mimetismo con la figura heroica la exaltaba Chávez
en diversas ocasiones. En el año 2003 cuando celebraba como fecha patria un
aniversario más del intento de golpe del 4 de febrero, que desde el fracaso lo
catapultó a la fama, no dudó en proclamar: “El verdadero Bolívar, el Bolívar
del pueblo, el Bolívar revolucionario, nació el 4 de febrero de 1992; salió de
la oscuridad, salió de la tumba y está aquí con nosotros hecho pueblo (…) La
madrugada del 4 de febrero volvió Bolívar el verdadero”.
Una perturbación que lo acosaba constantemente y le ocupó los últimos años
fue su creencia de que Bolívar no murió de tuberculosis como lo refieren los
hechos históricos sino que fue envenenado. Como buen llanero, hombre
desconfiado, que venía de una tierra con abundancia de mitos y leyendas,
dudaba si los restos que reposaban en el Panteón Nacional eran los del
Libertador de Venezuela. Esta última inquietud tuvo su momento de mayor
exaltación emocional al encontrarse de frente a su sarcófago cuando ordenó
abrirlo para hacer un estudio genético de sus huesos que según su creencia
permitiría develar la verdad del asesinato de Simón Bolívar.
Luego del momento cumbre en que se cumplió su orden de abrir la tumba
que guardaba los restos del Libertador, y expertos, científicos, fiscales,
militares y jefes políticos realizaron la ardua tarea de escudriñar en la urna de
plomo que protegía al héroe legendario, Chávez pidió para él un tiempo de
intimidad junto a quien consideraba su padre, guía y mentor. Su condición de
gobernante, en un país en el que nadie osaba llevarle la contraria, le permitía
una audacia de esa dimensión.
Estar solo frente los restos del Libertador era un momento acuñado en su
mente desde hacía mucho tiempo. Así que frente al sarcófago sagrado, la
tarde del 15 de julio de 2010, luego que desde la madrugada los científicos
hicieran la labor de abrir la urna de plomo que resguardaba los huesos traídos
desde Cartagena e hicieran los primeros análisis, Chávez se tomó un tiempo
para sí mismo y ordenó despejar la sala en la que se encontraban científicos,
criminalistas y figuras del gobierno con la misión de exhumar, investigar y
demostrar que los restos que allí reposaban eran los de Bolívar y al mismo
tiempo develar de manera definitiva si había sido asesinado o ciertamente
abatido por la tuberculosis como había sido establecido hasta entonces por
científicos e historiadores.
Chávez no necesitó esperar los resultados de las investigaciones de los
científicos convocados para esa tarea, pues su capacidad perceptiva y sus
instintos llaneros le revelaron la verdad. Allí, frente a “su padre” se confiesa.
Que en su corazón Bolívar le habló, se comunicó con él y le dijo: “¡Sí soy
yo!” y, rememorando a Pablo Neruda citó el escrito del poeta: ‟Padre ¿eres
tú o no eres, o quién eres? Sí soy yo, pero despierto cada cien años cuando
despierta el pueblo…” En esa conversación íntima con el espíritu de Bolívar
al pie del sarcófago le aseguró a los venezolanos y al mundo que allí estaban
los restos del Libertador. Pero más aún y utilizando el texto de Neruda se
atribuyó en ese momento cumbre la reencarnación de Bolívar. Tras ese nuevo
amanecer de la exhumación dio a entender que ciertamente había encarnado
en él, como la ha hecho cada cien años.
Bolívar fue asesinado
Faltaba poco menos de un año para conocer que en su pelvis se anidaba un
tumor que lo llevaría a la muerte. La hipótesis del asesinato a Simón José
Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, más
conocido como Simón Bolívar, la venía manejando Chávez desde hacía unos
años atrás. Según expresaba el presidente venezolano, el asesinato habría sido
perpetrado por una mano conducida por las oligarquías colombianas y
venezolanas que se confabularon para impedir que concluyera su sueño de
una América unida. Esa tesis la mantendría hasta los últimos años de vida y
tal fue su obsesión sobre esta muerte que estaba convencido que con la
exhumación se demostraría que no estuvo originada en la enfermedad.
De allí que tres años antes, el 17 de diciembre de 2007, Chávez había
ordenado a organismos del Estado que se investigaran la causa de la muerte
del prócer. En ese mismo acto en el que se celebraba el 177 aniversario de la
muerte del Libertador, para asombro de todos los venezolanos, expresó: “es
hora de abrir el sarcófago que contiene los restos del Padre de la Patria en el
Panteón Nacional”.
Tanto fue su identidad hacia el héroe que en una oportunidad, cuando ya se
había hecho público su padecimiento del cáncer, sugirió que podía haber sido
inoculado por los enemigos de la revolución, tal como habría ocurrido con
Bolívar. Asimismo, refirió su sospecha sobre los casos de las enfermedades
padecidas por otros líderes de la alianza socialista como Néstor Kirchner,
José “Pepe” Mujica, Dilma Rousseff y Luiz Inacio Lula Da Silva; todos ellos
afectados por el cáncer. Y aseguró que en algún momento esa verdad sería
investigada.
Crean Comisión Investigadora
Mucho antes de su enfermedad, en enero de 2008, y un año después de
emitida la orden, fue creada por decreto una Comisión Presidencial solicitada
por Chávez, para efectuar una investigación histórica sobre la muerte de
Simón Bolívar. La comisión llevaría a cabo la exhumación de los restos del
prócer.
El decreto fue publicado en la Gaceta Oficial No. 5.834, de fecha 28-01-
2008, con el objetivo de restaurar los hechos históricos. La Comisión estaría
integrada por el vicepresidente, 10 ministros, un equipo de científicos y
varios historiadores. La investigación fue puesta en manos del médico
español José Antonio Lorente Acosta, especialista en Genética y Estudios de
ADN, director de Identificación Genética de la Universidad de Granada,
director del Centro Oncológico de Granada, formado en el FBI. También
formó parte de la comisión la historiadora venezolana Carmen Bohórquez,
relatora histórica. Se incluyeron especialistas venezolanos del CICPC; de la
Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) y a Howard Takiff, jefe
de Genética Molecular del IVIC.
La tesis preliminar que se manejaba es que Bolívar no había muerto de
tuberculosis sino que fue envenenado. Igualmente se establecía que la
investigación determinaría si ciertamente los restos que se encontraban en el
Panteón Nacional correspondían a los de Simón Bolívar.
Por ello se incorporaron hasta expertos en Criminalística, del Cuerpo de
Investigaciones, Criminalísticas (CICPC) de Venezuela, en el equipo de
investigadores y a la Fiscalía General de la República.
Lo que dice la historia
Simón Bolívar llegó a Santa Marta el primero de diciembre de 1830. Según el
relato recogido por los historiadores, en el muelle lo esperaban las
autoridades locales y don Joaquín de Mier y Benítez, quienes se sintieron
conmovidos al ver el cuerpo enflaquecido y tembloroso del prócer, que no
podía mantenerse de pie. Fue bajado del barco con la ayuda de quienes
pudieron cargarlo para trasladarlo provisionalmente a la antigua sede del
consulado español en donde lo examinó el médico Alejandro Próspero
Réverend, quien desde ese momento comenzó a tratarlo.
Bolívar había partido desde Bogotá, con la pesada carga de que perdía su
última batalla que era la de mantener unida a Colombia. Paradójicamente
Venezuela lideraba la intención separatista. Pero además El Libertador había
presentado su renuncia irrevocable a la Presidencia ante el Congreso
Constituyente del 15 de enero de 1830: “Disponed de la Presidencia que
respetuosamente abdico en vuestras manos. Desde hoy no soy más que un
ciudadano armado para defender la patria” (…) Os hago formal y solemne
entrega de la autoridad suprema que los sufragios nacionales me habían
concedido”. Muy deteriorado físicamente se retiró acompañado solo por su
gran amor, Manuelita Sáez; su inseparable José Palacios y algunos amigos;
comprendía que ya no tenía nada qué hacer en Bogotá.
El Congreso Constituyente de Valencia, según decreto del general José
Antonio Páez del 13 de enero de 1830, debía redactar la Constitución de
Venezuela. Dicho decreto señalaba: “Pueblos de Venezuela, habéis
manifestado que queréis separaos del gobierno de Bogotá, y no depender más
de la autoridad de S.E. El Libertador General Simón Bolívar”. El 2 de junio
del mismo año se decidió enviar un oficio al Congreso de Bogotá en el que se
informaba la definitiva separación de la República de Colombia, pero
condicionaban las relaciones a la no permanencia de Bolívar en territorio
colombiano. La propuesta fue aprobada por todos los diputados a excepción
de José María Vargas y Manuel Urbina.
Cada vez más deteriorada la salud y con escasos recursos, a comienzos de
mayo de 1830 comprendió que debía acelerar su viaje a Cartagena. Mientras
tanto en Caracas se vitoreaba la separación de la República de Colombia,
gritaban: “¡Viva Páez! ¡Muera Bolívar! ¡Abajo Colombia!”; así como la
proscripción del Libertador. Pero además se debía tomar otra decisión mucho
más dolorosa, separarse de Manuelita en este viaje que sabía que no tendría
regreso.
A pesar de sus condiciones físicas partió a caballo desde Bogotá hasta San
Miguel de Guaduas, un pequeño poblado de Cundinamarca utilizado como
zona de descanso ubicado en el bajo Magdalena, un paso hacia la costa del
Caribe a través del gran río. Antes de embarcarse y recorrerlo, envió su
última carta a Manuelita: “Mi amor tengo el gusto de decirte que voy muy
bien y lleno de pena por tu separación. Amor mío: mucho te amo, pero más te
amaré si tienes ahora más que nunca mucho juicio. Cuidado con lo que haces;
pues si no, nos pierdes a ambos, perdiéndote tú . Soy siempre tu más fiel
amante”.
En Cartagena lo esperó Mariano Montilla, comandante general de la
provincia. “En Cartagena recibiría Bolívar todas las malas noticias que le
comunicaban los correos desde Bogotá, sintiendo su salud cada vez más
dañada y lleno de la mayor amargura y melancolía, iría recibiendo allí los
golpes e ingratitudes de quienes en el pasado reciente gozaron de su
consideración y amistad”, describe el historiador Luis José Silva Luongo en
su obra: “Bolívar herencia de todos”. (16)
Montilla y Joaquín de Mier hicieron todos los arreglos para que pudiera
alojarse en la quinta de descanso que Mier tenía en las afueras de Santa
Marta, la hacienda de caña de azúcar, de nombre San Pedro Alejandrino. El
precario traslado, a pesar del mal estado de su salud se realizó en el bergantín
Manuel, también propiedad de Joaquín de Mier.
El examen practicado a Bolívar por el doctor Réverend, el cual escribió en su
diario reflejó lo siguiente:
“S.E llegó a esta ciudad de Santa Marta a las siete y media de la noche,
procedente de Sabanilla, en el bergantín nacional Manuel, y habiendo venido
a tierra en una silla de brazos por no poder caminar le encontré en el estado
siguiente: cuerpo muy flaco y extenuado; semblante dolorido y una inquietud
de ánimo constante. La voz ronca, una tos profunda con esputos viscosos y de
color verdoso. El pulso igual, pero comprimido. La digestión laboriosa. Las
frecuentes impresiones del paciente indicaban padecimientos morales.
Finalmente la enfermedad de S.E. me pareció ser de las más graves , y mi
primera opinión fue que tenía los pulmones dañados”.
El 6 de diciembre Bolívar se hizo trasladar en coche hasta la quinta San Pedro
Alejandrino donde llegó a sentirse mejor por unos días; pese a las malas
noticias que recibía de la situación política y el asesinato de Antonio José de
Sucre, el Abel de América, su heredero soñado.
El 10 de diciembre hizo su última proclama en la que concluye que si “su
muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo
bajaré tranquilo al sepulcro”.
Sin embargo, su salud fue empeorando y los boletines del médico Réverend
reflejaban el progresivo deterioro del enfermo. El 17 de diciembre de 1830,
“después de una respiración anhelosa, pulso apenas sensible que anunciaban
lo inevitable” expiró a la una de la tarde y Réverend le cerró los ojos y cubrió
su cuerpo con una sábana
El 18 de diciembre Réverend realizó la autopsia y determinó que la
enfermedad de la que había muerto El Libertador era un catarro pulmonar que
habiendo sido descuidado pasó al estado crónico y consecutivamente
degeneró en crisis tuberculosa.
Recoge el historiador venezolano, Luis José Silva Luongo, en su obra,
“Bolívar, herencia de todos” el comentario del distinguido académico y
médico patólogo venezolano Blas Bruni Celli en su análisis crítico de la
autopsia: “Creemos que con este protocolo de autopsia que tenemos a la
mano puede llegarse a la conclusión definitiva de que la enfermedad principal
que causó la muerte de El Libertador fue: “una tuberculosis bilateral fibro-
úlcero-cavernosa con diseminación bronconeumónica”.
El análisis crítico de la autopsia de Bolívar fue realizado en Mesa Redonda,
organizada por la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina y la
Academia Nacional de la Historia, cuyos resultados fueron publicados en la
obra: “Enfermedad y Muerte del Libertador”.
Desenterrar a los muertos
La obsesión de Chávez por desenterrar los restos de héroes de la patria,
caudillos o figuras míticas, se hizo visible apenas asumió la Presidencia.
Haber llegado al poder sostenido por una gran masa de población que lo
erigía como una suerte de caudillo vengador ponía al alcance de sus manos
cualquier ocurrencia anidada en sus desordenadas lecturas de la historia,
siempre basada en los mitos sobre héroes y figuras de caudillos muy propios
de la Academia Militar venezolana.
Una de sus primeras gestiones fue la de repatriar los huesos del general
Antonio Guzmán Blanco, cuyos restos se encontraban en Francia, para
llevarlos al Panteón Nacional. Conocido como ‟El ilustre americano”,
caudillo, militar, autócrata, fue general en la Guerra Federal y presidente de
Venezuela entre los períodos: 1870-1877; 1879-1884; 1886-1888. Con
motivo del centenario de su muerte, el gobierno chavista hizo que se
trasladaran, en vuelo comercial, sus restos exhumados del cementerio de la
capital francesa desde 1899. El 7 de agosto de 1999 llegaron al país y fueron
inhumados al día siguiente en el Panteón Nacional.
El mítico Guaicaipuro
El 8 de diciembre de 2001, Chávez mediante decreto presidencial aprobó la
incorporación de los restos “simbólicos” del Cacique Guaicaipuro al Panteón
Nacional, como “acto de reivindicación histórica de la resistencia de los
pueblos indígenas a la conquista del imperio español”.
Este personaje “mítico” cobró vida en la novela “Historia de conquista y de la
población y provincia de Venezuela”, del militar, historiador y novelista, José
de Oviedo y Baños, nacido en Bogotá (1671-1738). Guaicaipuro lideró varias
tribus Caribe en la región central de Venezuela en sus luchas contra jefes
militares españoles que se disputaban las minas de oro. Sin embargo, hay
dudas de la veracidad del relato que lo convirtió en símbolo de la “resistencia
indígena” ya que no existen registros sobre su muerte heroica.
Según la leyenda, Guaicaipuro prendió fuego a su choza y se suicidó antes de
permitir que los españoles lo encontraran con vida. La otra versión sobre su
muerte, que es la que ofrece el historiador Oviedo y Baños en su obra
publicada en 1723, narra que tras una larga batalla por su vida, los españoles,
imposibilitados de entrar a la choza, decidieron lanzarle una bomba de fuego
sobre el techo de paja, obligando con ello a salir a Guacaipuro que perece
luchando.
La historia novelada fue escrita 150 años después de ocurridos los hechos y
recoge la vida de este jefe indígena. Sin embargo, el historiador venezolano
Guillermo Durand, refiere que documentos transcritos por el fraile capuchino
Froilán de Rionegro evidencian que Guaicaipuro y sus tribus fueron
sometidos en las “encomiendas”; lo que pondría en duda la leyenda de su
final.
Durand considera que “un miedo cómplice se apoderó de los historiadores y
de las instituciones de poder que se sienten los gendarmes de nuestra
conciencia histórica, cuando Froilán de Rionegro consignó en 1912 en la
Academia Nacional de la Historia el voluminoso expediente”.
Comisionado en 1917 por el gobierno venezolano, el fraile visitó los archivos
de España y Roma en busca de documentos del período colonial venezolano,
particularmente del papel desempeñado por los misioneros capuchinos. Su
trabajo lo entregó en 52 grandes volúmenes que se encuentran en la
Academia de la Historia.
Para Durand “desconocer lo ya impuesto por la tradición historiográfica en la
conciencia de los venezolanos, era cuando menos un sacrilegio a la historia
patria y ninguno de los historiadores e investigadores con sano juicio se
arriesgaría a formular ideas y menos afirmaciones que conllevaran a validar,
como una verdad irrefutable, que Guaicaipuro fue vergonzosamente
encomendado; y por tanto, habría que desconocer su condición de
indiscutible héroe de la resistencia indígena”.
El historiador concluye que “con los cambios políticos que ha causado la
llamada revolución chavista, las cosas empeoraron para aventurarse a escribir
algo sobre el Cacique, cuyas cenizas fueron inhumadas simbólicamente en el
Panteón Nacional. No ceñirse a los dictados oficiales del nuevo culto del
Estado por los llamados ‘invisibilizados’, acarrea cuando menos sospechas de
anti-patriotismo y ser lacayo del imperialismo yanqui”.
Las nuevas generaciones tendrán que revisar sin apasionamiento todo estos
mitos creados por la ideología y el falso nacionalismo que en estos últimos 20
años de dominio del chavismo, les ha dado por renombrar monumentos
naturales y obras civiles para exaltar un extraviado culto a los pueblos
originarios, a quienes solo reconocen en el terreno de la ficción y no a
quienes hoy padecen los efectos del modelo de explotación que con la
minería destructiva, ha arrasado las tierras que ancestralmente ocupan
comunidades indígenas en Amazonas, Guayana y Perijá.
Refugio de caudillos
El 14 de febrero de 2003 el comandante Chávez encabezó el acto de traslado
de los restos mortales del general Cipriano Castro desde el Mausoleo “La
Restauradora”, en el estado Táchira, al Panteón Nacional, para rendir honores
a la trayectoria política y militar de ese caudillo, quien fuera el primer
presidente de facto del siglo XX, tras su gesta militar iniciada desde Los
Andes, conocida como “La Revolución Restauradora”.
La ceremonia estuvo a cargo de la Guardia de Honor quien llevó los restos
del general Castro al interior del Panteón Nacional, donde aguardaba Chávez
con una ofrenda floral frente al sarcófago que contiene los restos mortales del
Libertador. De manera que hasta un caudillo militar controvertido como
Cipriano Castro, quien además de su gesta armada se destacó por sus
continuas parrandas nocturnas, mujeres y consumo de licor, llevando al país a
una severa crisis económica, terminó recibiendo honores de la Guardia
Presidencial y ahora comparte honores con El Libertador.
El mayor acto heroico que se le atribuye a Castro es el haber suspendido los
pagos de la fuerte deuda externa contraída por Venezuela con países como
Alemania, Italia e Inglaterra, quienes reclamaron las acreencias a punta de
cañones. Con una severa crisis económica incrementada en su gobierno, en
sus desmanes desesperados mandó a arrestar a banqueros y empresarios por
negarse a seguir entregándole préstamos, se produjeron alzamientos en su
contra; mientras Castro dedicaba gran parte de su tiempo a fiestas con su
círculo cercano donde rebosaba el licor.
En 2005 Chávez ordenó hacer un estudio genético sobre los restos del
generalísimo Francisco de Miranda, considerado precursor de la
independencia hispanoamericana, que se encuentran en Cádiz, España, los
cuales originalmente fueron enterrados en una fosa común. Para esa misión
se conformó un nuevo equipo comandado por el genetista español José
Antonio Lorente, a quien luego acudiría para la exhumación de Bolívar; la
filósofa e historiadora Carmen Bohórquez Morán, coordinadora de la Red de
Intelectuales y la antropóloga Maritza Garaicoechea, de la Facultad de
Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, entre otros.
Esa iniciativa enmarcada dentro de las actividades de la Comisión
Presidencial del “Año Mirandino” proponía que con el método del ADN
mitocondrial, extraído de la osamenta de los padres de Miranda, en especial
de la madre, se pudiera finalmente dilucidar si aquellos restos por tanto
tiempo conservados y venerados en España eran en realidad del Precursor.
Para la conmemoración del 5 de julio de 2010 hizo trasladar al Panteón
Nacional los restos simbólicos de Manuelita Sáez, la amante del Libertador,
para colocarlos junto a los de Bolívar. El cofre fue recibido el 3 de julio en el
Aeropuerto Internacional de San Antonio del Táchira, provenientes de
Ecuador, traídos por su aliado socialista, el entonces presidente ecuatoriano
Rafael Correa.
Luego fueron trasladados en caravana desde La Guaira hasta la Plaza Bolívar
de Caracas, donde los caraqueños, oficiales, suboficiales y cadetes la
recibieron con honores y le rindieron tributo con actos culturales.
Fallecido Chávez, el presidente Nicolás Maduro continuó esta costumbre de
trasladar restos de figuras históricas, en la mayoría de los casos “simbólicos”.
El 8 de marzo de 2017 ordenó el traslado de Hipólita y Matea, esclavas que
participaron en la crianza de Bolívar. La Negra Hipólita fue la esclava que
amamantó a Bolívar tras la enfermedad que padeciera su madre, María de la
Concepción Palacios y Blanco. Tras su prematura muerte, Hipólita asumió el
rol protector del niño Simón.
En estos traslados al Panteón Nacional también sumaron a la líder indígena
Apacuana, de origen Caribe, de los Valles del Tuy, quien se alió a
Guaicaipuro y otros caciques en sus luchas contra la colonización de sus
tierras.
Pero en el afán de trasladar restos de figuras “heroicas” Nicolás Maduro fue
mucho más allá que su mentor político incorporando a jefes guerrilleros de la
izquierda comunista que promovieron la fracasada lucha armada en la década
de los años sesenta en Venezuela ahora exaltados como héroes de la
República.
Es así que el 15 de Julio de 2017, fueron exhumados los restos del legendario
guerrillero, Argimiro Gabaldón y trasladados al Panteón Nacional. Gabaldón
fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Venezuela (PCV),
apenas naciendo la democracia venezolana, tras la salida del dictador Pérez
Jiménez, influidos por la revolución cubana, los movimientos de izquierda
optaron por irse a la lucha armada para tomar el poder. Fue comandante de
las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) organización que se
mantuvo en la lucha armada durante 15 años. El jefe guerrillero falleció en
diciembre de 1964 en las montañas del estado Lara; pero no como héroe
caído en una acción militar, sino por un disparo accidental de un compañero
de lucha.
El 23 de enero de 2017 también fueron trasladados los restos de Fabricio
Ojeda, político y guerrillero de los años de la lucha armada. Aunque venía de
las filas de un partido democrático, Unión Republicana Democrática (URD) y
siendo parlamentario del primer quinquenio democrático en Venezuela, en
1962, se incorporó a las FALN. Ojeda había confesado su admiración por
Fidel Castro, llegó a ser comandante de un frente guerrillero en la zona
centro-occidental. Detenido en 1966 muere ahorcado en una cárcel militar,
presuntamente por suicidio.
De manera que el Panteón Nacional se ha convertido en un refugio que
alberga a caudillos, dictadores, militares y ex jefes guerrilleros que han
protagonizado revueltas, dictaduras y regímenes autocráticos en la historia
venezolana, para acompañar el descanso del Libertador y los héroes de la
Independencia y así satisfacer el entramado ideológico de quienes manejan
el poder en Venezuela.

La exhumación
La noche del jueves, del 15 de julio de 2010, en horas de la noche, fueron
exhumados los restos de Bolívar. Un equipo de científicos, fiscales y
autoridades procedieron a la exhumación con el propósito de determinar las
causas de su muerte ocurrida en 1830 en Santa Marta, Colombia. Con ello se
cumplía uno de los caprichos más intensos anidados en la mente de Chávez.
El presidente Chávez en un mensaje por Twitter, expresó el día viernes 16 en
la madrugada: ‟Hola mis amigos ¡qué momentos tan impresionantes hemos
vivido esta noche! ¡Hemos visto los restos del gran Bolívar! Confieso que
hemos llorado. Les digo: tiene que ser Bolívar ese esqueleto glorioso, pues
puede sentirse su llamado. ¡Dios mío! ¡Cristo mío!”. (17)
La exhumación se hizo dentro del Panteón Nacional encabezada por oficiales
y tropa de la Guardia Presidencial, con presencia del vicepresidente de la
República, Elías Jaua; el ministro del Interior, Tareck El Aissami; la fiscal
general Ortega Díaz; y, de España José Antonio Lorente, especialista en
Genética y estudios de ADN; Howard Takiff, jefe de Genética Molecular del
IVIC; así como personal del CICPC y del IDEA.
Posteriormente, en dos cadenas de radio y televisión, una al mediodía del
viernes, y otra en la noche, el presidente Chávez mostró tres videos en los
cuales se vieron diferentes aspectos de la apertura de la urna que contenía los
restos de Bolívar.
Chávez aseguró que el sarcófago fue abierto para “hacer investigaciones,
tomografías del cráneo, de todos los huesos, de reconocimiento del cuerpo, y
eso lo van a analizar con la tecnología que hay actualmente, que no existía
hace 150 años”. El reporte de los medios oficiales (Telesur, Ciudad Caracas,
AVN y Alba Ciudad) narraban cada aspecto del evento.
El primer video mostró el acto emotivo y muy bien planificado, donde
efectivos militares con ropa especial marcharon y luego de subir a una
plataforma de madera construida en el Panteón, alrededor del sarcófago
procedieron a levantar la tapa del féretro, una vez que el vicepresidente Elías
Jaua abriera el candado. Mientras sonaba el Himno Nacional, se apreció la
bandera que cubría la placa que resguardaba el sarcófago, la cual fue
colocada en 1972, cuando en el gobierno de Rafael Caldera se sometieron los
restos a un proceso de adecuación al ataúd. Dicha bandera fue hecha en
Inglaterra.
Los efectivos militares levantaron y plegaron la bandera, observándose la
manta negra que cubría los restos del Libertador desde 1842. En una segunda
cadena de televisión, realizada en horas de la noche, el presidente Chávez
mostró el video con la parte del procedimiento donde este manto fue retirado
por los especialistas, dejándose ver la osamenta del hombre que logró la
libertad de cinco naciones suramericanas y sembró su pensamiento de
libertad e institucionalidad para toda América.
Los 50 especialistas procedieron a escanear, medir y describir los huesos del
esqueleto para verificar la talla y el sexo. También fueron extraídas muestras
de cuatro piezas dentales (dos de ellas para uso de la Fiscalía General, una
para el IDEA y otra para el IVIC), con el fin de determinar el ADN. El
mismo sería comparado con el de familiares del Libertador, como María
Antonia Bolívar, cuyos restos reposan en la Catedral de Caracas y serían
objeto de estudio. También se tomaron muestras de una costilla y otros
huesos, con el fin de comprobar si Bolívar fue víctima de infecciones por su
tuberculosis.
Los restos del Libertador se introdujeron de nuevo en una urna de metacrilato
al vacío. Este material es transparente y muy resistente, y la urna fue
elaborada por personal del IVIC. El ataúd fue cerrado con tornillos de oro
elaborados en el estado Bolívar. Esta urna se colocó dentro de otra, hecha de
madera de cedrillo llanero.
Sobre el sarcófago fue colocada una nueva bandera, hecha a mano por
artesanos venezolanos y tejida con hilos de nuestro país, con 8 estrellas, la
octava que el Padre de la Patria había decretado en su momento; pero que se
incorporó en 2006 por órdenes de Chávez.
Un software especializado fue utilizado para recrear en forma virtual el rostro
del Libertador a partir de su osamenta, para compararlo con su iconografía
conocida.
Chávez leyó un primer informe, en el cual se indicó que, en el sarcófago de
plomo, se hallaron dos cajas de plomo contentivas de restos provenientes del
cuerpo, de la vestimenta, del calzado, y un sobre de plomo que contenía un
acta elaborada por la comisión encargada del traslado desde Santa Marta de
los restos en 1842, firmada por el doctor José María Vargas y miembros de la
comisión. “Ahí está Bolívar vivo, más que un esqueleto. No es un esqueleto,
es el gran Bolívar, que ha vuelto. Ahí está lanzando su rayo sobre un pueblo
que lo amará para siempre”, declaró. (Anexo 1)
El procedimiento de exhumación duró 24 horas y quince minutos, y fue
documentado en su totalidad, tanto por escrito como en video, a los fines de
comprobar el cumplimiento de la normativa legal venezolana, recordó Ortega
Díaz.
El Jefe de Estado, una vez terminado el acto de exhumación anunció que se
construiría un nuevo Panteón a donde serían llevados los restos de El
Libertador. “Bolívar se merece un nuevo Panteón. El proyecto ya está
elaborado y vamos a comenzar pronto”, adelantó. Dijo que la inauguración
del nuevo Panteón Nacional se llevaría a cabo en 2011, durante el
Bicentenario de la Declaración de la Independencia.
Luisa Ortega y los restos
La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, como miembro de la
Comisión Presidencial, estuvo presente en todo el proceso, a los fines de
garantizar el cumplimiento de las normas establecidas por el Código
Orgánico Procesal Penal (COPP) para la recolección de las evidencias y el
cumplimiento de la cadena de custodia.
Consultada sobre su experiencia en esa función como Fiscal y su visión,
nueve años después, desde el exilio, nos refiere que reivindica aquel acto. “Se
ha especulado mucho sobre él; sobre todo, esas prácticas místicas, de
brujerías, esotéricas” reflexiona.
“Desde el punto de vista del Ministerio Público, allí se hizo un trabajo
científico, histórico. Cuando se creó la comisión que fue en 2010, se crearon
dos subcomisiones. Una del aspecto científico y otra del aspecto histórico. En
la comisión científica en la cual estuvimos nosotros se hizo un trabajo de
investigación donde se incorporó todo lo que había rodeado el traslado de los
restos del Libertador y acerca de si eran o no los restos. Incluso yo descubrí
cosas que no sabía. El caso del doctor Pepe Izquierdo que cargaba un cráneo
por allí diciendo que ese era el cráneo de Bolívar. Y en ocasión a eso la
Asamblea Nacional Constituyente de la época, Andrés Eloy Blanco produce
un discurso en la Asamblea donde, prácticamente ellos se ven emplazados a
abrir el sarcófago del Libertador. Y se abrió efectivamente; lo que no se abrió
fue la urna de plomo y el poeta constata que se trata de una urna de plomo y
que efectivamente dentro de la urna debe haber algunos restos por el sonido
que emitía cuando se toca. Ellos no llegaron a abrir la urna. Sin embargo,
Andrés Eloy señalaba que la urna de plomo se notaba ya como abollada y
consideraba que en el futuro había que abrir esa caja de plomo porque
probablemente los restos podían estar afectados porque es un material dúctil,
que cede, y se va aplastando; que fue lo que ocurrió cuando nosotros la
abrimos”, explicó.
Refiere Ortega Díaz que ya la caja de plomo había cedido de tal forma que en
pocos años se habrían desintegrado los restos. “Desde el punto de vista
científico, se tomaron las muestras de ADN de una de las piezas dentales del
Libertador y fueron comparadas con las de sus hermanas que están enterradas
en la Catedral de Caracas y se determinó que efectivamente esos eran los
restos del Libertador. Y se corroboró que fueron los mismos que trajo José
María Vargas cuando viajó de Colombia a Venezuela. Incluso hay una carta
que escribió Vargas junto con el grupo de médicos y practicantes que
estuvieron allí presentes en donde explican todo el trabajo que hacen, el
barnizado, y como lo metieron en esa urna de plomo en 1842. Tal como lo
describió estaban los restos de Bolívar, lo que nos hace presumir que
efectivamente eran sus huesos”, señala.
Cambiaron el rostro de Bolívar
La ex Fiscal General aclara que luego se constituyó una comisión para
determinar cómo era el rostro de Simón Bolívar. “Allí nosotros, el Ministerio
Público, no participamos. Esa comisión estuvo encabezada por Tareck El
Aissami. Pero, definitivamente ellos desdibujaron el rostro de Bolívar.
Nosotros tenemos todas las pruebas porque de ese expediente yo hice varias
copias en digital. Incluso la de los rayos X que se le hicieron al rostro del
cráneo de Bolívar los tenemos también. Cuando vi el rostro de Bolívar quedé
sorprendida y me puse muy furiosa porque yo dije: ‘estos nos trampearon.
¡Cómo nos hicieron esto!’ y además desmintieron al propio Bolívar porque
él siempre dijo que tenía una nariz aguileña. Y él reconoció el retrato que le
hizo el pintor peruano, José Gil de Castro, como el que más se le parecía. Allí
Bolívar sale con una nariz perfilada. Lo cierto es que con todas las evidencias
que nosotros teníamos yo traté de conseguir el software con los expertos que
teníamos en el Ministerio para la reconstrucción del rostro de Bolívar; pero
no pudimos terminarlo. He tratado de buscar quien puede hacer ese trabajo
porque se requiere mucho dinero para hacerlo, ya que eso es muy costoso,
para mostrarle al mundo el verdadero rostro que no es ese que presentaron
ellos. Así que yo reivindico como una acción científica e histórica lo que se
hizo con la exhumación de los restos de Bolívar. Además de que se impidió
que esos restos se desintegraran porque ya el cajón de plomo no aguantaba
más”, indica.
Ortega Díaz aclara que Hugo Chávez no estuvo allí esa madrugada, en el
momento en que se abrió el sarcófago. Eso fue durante la noche. Él se
presentó al otro día en la tarde y pidió estar solo, con los restos de Bolívar.

Primeras observaciones
El ministro de Interior y Justicia, Tareck El Aissami, en una entrevista para la
cadena oficialista, Telesur informó que las investigaciones deben comenzar a
arrojar resultados en las próximas semanas. “Aspiramos que dentro de unas
dos o tres semanas ya podamos conocer e informar a los pueblos del mundo
los resultados de esta experiencia”, afirmó.
El especialista en Genética de la Universidad de Granada, España, José
Antonio Lorente, explicó que gracias a los avances de la ciencia se pueden
determinar las características físicas del Padre de la Patria y si padeció alguna
enfermedad que le causara la muerte. “Con la aplicación de técnicas, que
existen ahora en el siglo XXI, se podrían obtener informaciones como las
características físicas de Bolívar, las enfermedades que pudo haber tenido en
vida e incluso la causa de muerte. Si es posible investigar, se investigará”,
afirmó Lorente.
El científico español también aclaró que “el principio rector y del cual puedo
yo dar fe como experto, es el del máximo respeto y la máxima preservación
de sus restos. Por esto no se han tomado muestras en exceso para hacer
ningún tipo de estudio más allá de los que la ciencia permita”.

Llegan a Caracas
Los restos de Bolívar llegaron a Caracas en cumplimiento de su voluntad y de
los trámites que realizaron desde 1833, tanto los representantes del gobierno,
como sus familiares y allegados, quienes quisieron que se respetara su última
voluntad de que fuese enterrado en Caracas. Deseo que había sido ignorado
por el gobierno venezolano que lo había proscrito y la solicitud de amigos y
familiares fue rechazada en varias oportunidades.
En 1834, el doctor José María Vargas pidió a la diputación provincial el
traslado de los restos a su ciudad natal, sin tener acogida esta propuesta. En
1838, su hermana María Antonia Bolívar hizo la petición al general Carlos
Soublette, presidente para entonces de Venezuela. Soublette hizo la solicitud
al Congreso; pero fue rechazada. Por ello, María Antonia llegó a decir: ‟A
Bolívar le temen aún después de muerto”.
Finalmente el 29 de abril de 1842 el Congreso de la República aprobó el
decreto para el traslado de los restos a Caracas, por pedido del general
Soublette, presidente de la Sociedad Bolivariana de Venezuela. Páez,
finalmente, doce años después de su muerte, rectificó su intransigencia frente
a la prohibición y fijó la fecha del 17 de diciembre de ese año para celebrar el
aniversario fúnebre en todo el país. El gobierno de Nueva Granada, presidido
por el general Pedro Alcántara Herrán decretó la exhumación y honores de
quien fuera su creador. Por Venezuela se nombró una comisión presidida por
el doctor José María Vargas.
Los despojos fueron inhumados en la Catedral de Caracas, en la cripta
perteneciente a la familia Bolívar. Luego, en tiempos de Guzmán Blanco,
fueron sacados de allí para llevarlos al Panteón Nacional, donde reposaron
hasta 1942, cuando bajo el gobierno de Isaías Medina Angarita se exhumaron
para nuevas investigaciones y se alojaron de nuevo hasta 1972, cuando el
presidente Rafael Caldera ordenó otra con el fin de trasladarlos a otro
sarcófago especialmente diseñado para guardar sus reliquias.
Traslado desde Santa Marta
El historiador Eumenes Fuguet Borregales, individuo de número de la
Academia de la Historia y de la Academia de Ciencias, en uno de sus trabajos
ofrece detalles sobre el traslado a Venezuela, en un escrito denominado: José
María Vargas y los restos de Bolívar. “Regreso de los restos del Libertador”.
“La voluntad de Bolívar, plasmada en su ‘Testamento’, elaborado el 10 de
diciembre de 1830 en San Pedro Alejandrino, que pedía que sus restos sean
enterrados en Caracas, tuvo que esperar doce años para que se cumpliera. En
1839 el general Carlos Soublette, encargado de la presidencia, inició
tímidamente un movimiento para la repatriación. El presidente Páez, en su
segundo mandato, y debido a un clamor popular, solicitó al Congreso
repatriar los restos del Padre de la Patria. Al ser aprobada la solicitud, decretó
el 30 de abril de 1842, la traída de los restos con los honores fúnebres, y la
disposición de que sean depositados en la Catedral de Caracas. El 12 de
mayo, invitó al Poder Ejecutivo Nacional y al de la Nueva Granada y
Ecuador a concurrir a la exhumación de los restos en Santa Marta. Páez
designó al eminente Dr. José María Vargas jefe de la comisión, junto a los
generales Francisco Rodríguez del Toro (el marqués), Mariano Ustáriz, José
María Carreño y al sacerdote Manuel Cipriano Sánchez como Gran Capellán
y fijó el 17 de diciembre la fecha de regreso a la capital.
El general Daniel Florencio O’Leary fue comisionado para que el conocido
escultor italiano Pietro Tenerani, realizara un monumento en la catedral de
Caracas, (ese monumento inaugurado en 1842, fue trasladado al Panteón
Nacional en 1876, cuando ingresaron allí los restos).
El 13 de noviembre salió de La Guaira la comisión a bordo de la goleta
Constitución debidamente acondicionada al mando del capitán de Navío
Sebastián Boguier, acompañado del bergantín Caracas y de la fragata
francesa Circe. Llegaron a Santa Marta el día 16. El 20 a las cinco de la tarde
exhumaron los restos que se encontraban en el panteón de la familia Díaz
Granados en la Catedral de Santa Marta; reconocidos por los médicos
encargados de tan noble comisión entre ellos, el preclaro Dr. Alejandro
Próspero Réverend (quien atendió a Bolívar desde su llegada a Santa Marta,
le realizó la autopsia y lo vistió) y el ilustre Dr. Vargas.
Las calles y casas de Santa Marta estaban enlutadas; la comisión venezolana
agradeció las atenciones de las autoridades neogranadinas. Los restos fueron
embarcados el día 21 en la goleta Constitución, con una gran ceremonia
fúnebre. Durante el viaje 15 cadetes comandados por el teniente Nicomedes
Zuloaga, montaron guardia de honor; el navío encalló en Los Roques. El 13
de diciembre estaban frente a La Guaira, esperando varias embarcaciones
nacionales y extranjeras con sus banderas a media asta, para agregarse al gran
cortejo naval. El día 15 fue bajado a tierra.
El general de brigada Juan Uslar, llegó de Valencia con lágrimas en los ojos,
portando el uniforme con el cual combatió al lado de Bolívar, los restos
pernoctaron en la iglesia de ese puerto; el día 16 lo subieron a Caracas en una
extraordinaria procesión, pernoctando en la iglesia de la Santísima Trinidad,
hoy Panteón Nacional; por coincidencia, la Santísima Trinidad es la devoción
de la familia Bolívar, de allí el nombre de Simón José Antonio de la
Santísima Trinidad, así se llama el panteón familiar en la Catedral de
Caracas.
En Caracas se designaron comisiones para montar guardias de honor; el 17 de
diciembre fecha de su muerte, sus restos fueron trasladados hacia la iglesia de
San Francisco cumpliendo un estricto protocolo. El pueblo de Caracas
acompañó a su eximio hijo detrás del gran carruaje construido en París,
Francia, según instrucciones del coronel Agustín Codazzi; todas las calles,
casas y ciudadanos mostraban riguroso luto; la gran parada militar, la
comandó el siempre leal general en jefe Rafael Urdaneta Faría, con su
uniforme de gala y el sable que le regaló Bolívar. El ilustre Concejo
Municipal de Valencia comisionó a Bernardo Escorihuela, Felipe Sojo y
Jaime Alcázar. José Alberto Espinosa, canónigo de la Catedral y rector de la
Universidad de Caracas, leyó a la una su brillante Oración, recorriendo la
vida del más grande de los americanos.
El 23 de diciembre se realizó una ceremonia similar para el traslado de los
venerados restos en hombro de sus edecanes y oficiales que lo acompañaron
en la emancipación hasta la Catedral de Caracas; sus restos estuvieron al lado
de sus padres y esposa, hasta que fueron trasladados al Panteón Nacional el
28 de octubre de 1876, día de San Simón. Así concluyó la voluntad de
nuestro Libertador. Sus cenizas permanecerán a través de los siglos,
acompañadas por el esplendor de su gloria y el calor de los pueblos libres…
que así sea”. (18)

Bolívar despierta cada cien años


Al amanecer del 16 de julio de 2010, luego de la exhumación de los huesos
de Bolívar, en cadena nacional Hugo Chávez mostró las imágenes del
momento de la apertura del sarcófago. Aún conmovido, su identificación con
El Libertador fue expresada con mucha más convicción:
“El padre Bolívar. Bolívar. Hemos visto a Bolívar. Sus restos. Yo he tenido
algunas dudas, cómo no. No soy el primero a lo largo de estos años. Pero
anoche, viendo los restos de Bolívar, no sé, el corazón (se palpa el pecho) me
dijo: ¡Sí soy yo!.. y recordé a Neruda, mirando el esqueleto, mirando el
cráneo, mirando el espacio donde estuvieron los ojos. Y le pregunté en
silencio. Y me respondió el mismo Neruda, desde el corazón: Sí soy yo, pero
despierto cada cien años cuando despierta el pueblo”. (19)
También a través de su Twitter @chavezcandanga expresó: “Qué momentos
tan impresionantes hemos vivido esta noche, hemos visto los restos del gran
Bolívar, dije con Neruda: Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua y en
el aire, despiertas cada cien años cuando despierta el pueblo, confieso que
hemos llorado, hemos jurado, les digo: ¡tiene que ser Bolívar! ese esqueleto
glorioso, pues, puede sentirse su llamarada. ¡Dios mío, Dios mío! ¡Cristo
mío, Cristo nuestro! Mientras oraba en silencio viendo aquellos huesos pensé
en ti y cómo hubiese querido, cuando quise que llegaras y ordenaras como
Lázaro. ¡Levántate Simón que no es tiempo de morir! De inmediato recordé
que: ¡Bolívar vive! ¡Bolívar vive carajo! ¡Somos su llamarada! ¡Viva
Bolívar! ¡Venceremos!”.
En estos mensajes Chávez vuelve a resaltar su identificación con el espíritu
de Bolívar y cuando expresa el grito: “¡Bolívar Vive, Somos su llamarada!”
se certifica en su rol de heredero, su encarnación en un sincretismo mágico-
religioso con el cual, como Dios, a través de Cristo, podía regresar a la vida.
Mas tarde con su propia muerte, la expresión: ¡Bolívar vive! Mutaría a un
¡Chávez vive! como herencia de Bolívar en la revolución, a través del espíritu
de Hugo Chávez.
Hablan figuras del gobierno
En la madrugada del amanecer del 16 de julio, hablaron en cadena nacional
importantes figuras del gobierno. El Aissami, ataviado aún con las bragas
blancas y el gorro médico para cirugía, exaltó el trabajo tras 19 horas de
labores, y se refirió a Bolívar como “El Padre” y a ellos como sus hijos
resaltando que se trataban de “los restos inmortales”, calificando la iniciativa
de exhumación como “un día de júbilo que solo fue posible gracias a la
Revolución Bolivariana que ha rescatado el pensamiento de Bolívar”.
La ex fiscal general, Luisa Ortega Díaz, perseguida por sus propios aliados de
la revolución, unos años después tendría que irse al exilio, exaltó igualmente
la exhumación, considerándola como un homenaje al Padre de la Patria nunca
hecho anteriormente, destacando que en esos restos está un pedazo del
corazón de todos los venezolanos y pueblos de Latinoamérica. Sin embargo,
fue comedida en sus palabras, destacando fundamentalmente la labor de los
científicos. (20)
Un mausoleo para Bolívar
El arquitecto Francisco (Farruco) Sesto, dos veces ministro de Cultura y
también de Vivienda, receptor de importantes obras como La Villa del Cine y
la sede de la Nueva Galería de Arte Nacional, confiesa cómo comenzó la
asignación de su obra póstuma: El Mausoleo de El Libertador.
“En el año 2000, creo que quizás en 2001, el comandante Hugo Chávez, se
refirió en algún momento a la necesidad de construirle un Mausoleo a Simón
Bolívar. Esa noche estuve pensando y haciendo unos esquemas (…) En la
mañana llegué a la oficina de Arquitectura que tenía con Lucas Pou y le dije:
Lucas, vamos a graficarle al Presidente unas ideas para un mausoleo. Y así lo
hicimos. Se las enviamos enmarcadas en unos ocho cuadritos que por allí
deben estar en alguna parte. Años después, a mediados de 2010, recibí una
llamada del presidente. Me dijo más o menos: Farruco, llegó la hora de
hacerlo. Preséntame un proyecto definitivo”.
Una investigación publicada por Milagros González, en el portal
especializado: “Institutional Assets and Monuments of Venezuela” ofrece una
historia completa de la construcción del mausoleo. (21)
La Fundación de Estado para Planes y Proyectos Especiales (Foppe) adscrita
al Despacho de la Presidencia, fue la encargada de su construcción. A partir
del 6 de diciembre de 2010, la Foppe quedó bajo la dirección de Sesto, quien
también desde esa fecha quedó encargado del recién creado Ministerio de
Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas. Además
era el ministro para la Vivienda y Hábitat; anteriormente fue titular de
Cultura.
Algunas competencias presupuestarias fueron intercambiadas entre la Foppe
y el Ministerio de Cultura, pues este último despacho fue el que solicitó a la
Asamblea Nacional un crédito adicional de US$ 31,7 millones para iniciar la
construcción. Ese monto inicial asignado para la obra fue aprobado según
Gaceta Oficial N° 39.562, en noviembre de 2010, y fue transferido al
Instituto del Patrimonio Cultural, el cual debía crear una comisión para las
contrataciones.
Las obras comenzaron sin el cartel que identificaba al contratista y el monto
asignado a la obra, tal como correspondería a una obra pública. Así lo señaló
la periodista Lisseth Boom en una investigación sobre este tema, que le
mereció el Premio Nacional de Periodismo de Investigación IPYS Venezuela
2011.
Boom describe en su investigación cómo de la construcción del mausoleo se
beneficiaron colegas, socios y amigos del círculo de Sesto. También señala
que hubo irregularidades en el manejo del presupuesto; pues no hubo
licitación ni se llamó a concurso para la construcción y diseño del edificio. En
el reportaje se hilvanan las relaciones personales del ministro con los socios
de la constructora, Carlos y Lucas Pau.
El monto definitivo de la obra fue mucho mayor al primer monto inicial
aprobado. Según la periodista, mediante tres créditos adicionales, se
adjudicaron un total de 88,9 millones de dólares sin las debidas licitaciones o
concursos. Ese monto era equivalente a 46% de todo el presupuesto del
Ministerio para la Cultura del año 2012.
Según recoge el libro “El Mausoleo de El Libertador”, editado por el
Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia (p. 313), los
encargados de la arquitectura fueron Farruco Sesto, Lucas Pou, Gilberto
Rodríguez y Orlando Martínez Santana.
El diario El Nacional, en marzo de 2013, informó que el mausoleo estaba
listo para ser inaugurado desde el 17 de diciembre de 2012; pero debido a la
gravedad de la enfermedad de Chávez se pospuso la fecha. Finalmente y
luego de su muerte el 5 de marzo de 2013, la obra fue inaugurada el 14 de
mayo de 2013. El acto estuvo presidido por el nuevo presidente, Nicolás
Maduro y contó con la presencia del alto gobierno.
El nuevo mausoleo
El edificio tiene forma de rampa en ascenso, de tendencia moderna y
vinculado al antiguo Panteón Nacional por un pasillo. La estructura tiene 54
metros de alto, y está recubierta de cerámica blanca. Posee ocho metros más
de altura que la torre más alta del Panteón, por lo que en cuanto a escala
supera considerablemente a este edificio. Abarca 2 mil metros cuadrados, con
una capacidad para recibir hasta 1.500 personas. La estructura fue hecha con
cerámica blanca, acero ensamblado en talleres del país, láminas traídas de
Suiza, cerámicas de España, granito negro de Suráfrica y acero Cor-ten
(autopatinable) de EEUU.
En el libro “El Mausoleo de El Libertador” (OPPPE, 2015, pp. 105-111) se
señala que la idea del diseño proviene de un duplicado especular del edificio
original; y de su transmutación en un volumen con una geometría más
contemporánea, con la ambición de tener un área que acogiera a mayor
número de visitantes con sistemas constructivos y materiales modernos.
Sí son sus restos
El vicepresidente ejecutivo, Elías Jaua, presidió la presentación de
conclusiones de la Comisión Presidencial para la Investigación Científica e
Histórica en torno al fallecimiento del Libertador Simón Bolívar el 25 de
julio de 2011.
En su intervención señaló: “Los restos humanos que guarda el Panteón
Nacional de Venezuela son los del Libertador Simón Bolívar, pero las causas
de su muerte siguen sin determinarse”.
“Al fin podemos decir con certeza plena: Ahí está Bolívar”, dijo el presidente
Chávez, en una comunicación telefónica en el acto en que fueron presentados
los resultados de los estudios promovidos por la Comisión Presidencial para
determinar la autenticidad y motivos de la muerte y garantizar la preservación
de los restos de Bolívar.
Chávez destacó la importancia de tener la certeza de que en el panteón
caraqueño “están los restos inmortales de nuestro padre”; y manifestó su
“satisfacción” como “venezolano y como hijo de Bolívar”.
Jaua destacó que en enero de 2008 comenzaron los trabajos a fin de crear las
condiciones para la apertura del sarcófago y la urna de plomo en el que están
sus restos; cosa que se produjo en julio de 2010.
Indicó que el informe arrojó que: “los restos corresponden a un varón de 47
años, de 1,65 metros, de tipología racial mestiza con ‘prioridad caucasoide’;
una persona delgada y fuerte; con pelo ondulado y fino, de acuerdo a uno de
los capilares tomados de la urna y con restos en la zona del hueso sacro que
determinan que era un jinete”.
“Los estudios odontológicos confirman lo indicado por contemporáneos en
cuanto a la belleza y blancura de la dentadura del Libertador”, dijo Jaua.
Además, develó que los exámenes de ADN son coincidentes con los restos de
su hermana María Antonia Bolívar, enterrada en la catedral de Caracas,
donde también se encuentran unos restos atribuidos a otra hermana, Juana
Bolívar, que, tras ser examinados, se demostró no correspondían a la pariente
del prócer venezolano.

Razones de la muerte de Bolívar


Los estudios practicados por los científicos no pudieron satisfacer las
hipótesis lanzadas por Chávez en cuanto al motivo de la muerte. Tal vez para
no contradecir las aseveraciones del jefe de la revolución, Jaua matizó su
propia conclusión indicando: “Continuaremos trabajando con las muestras
que tenemos para identificar las causas de la muerte porque en lo personal y
hablo por mí, más que certezas quedaron más dudas acerca de las causas de la
muerte de Bolívar”.
El Vicepresidente de la República indicó que documentalmente en la
investigación histórica no se pudo establecer que la muerte haya sido por
causas no naturales o por envenenamiento intencionalmente provocado. “No
obstante queda abierta en la interpretación de la documentación la posibilidad
de envenenamiento o intoxicación no intencional producto de la aplicación de
tratamientos médicos contaminados de arsénico o medicamentos arsenicales
como la cantaridina”, señaló.
Sobre esta última sustancia, Jaua comentó que Bolívar tomaba té de
cantaridina, sustancia corrosiva e irritante. En la época era considerada un
afrodisíaco. Refirió que en los huesos no se encontraron rastros de
tuberculosis crónica; aunque no descartó una “tuberculosis sistémica mucho
más virulenta” que no llegara a penetrar en las partes óseas.

Preservación
Una vez verificados y confirmados que los restos que reposan en el Panteón
Nacional correspondían a Bolívar, se establecieron medidas de preservación y
registro de sus restos. Jaua informó que se ordenó la preconsolidación,
preservación, consolidación del sistema óseo, huesos y dientes con las
técnicas más avanzadas de esta época.
Asimismo, se determinó la reconstrucción de las siguientes piezas
anatómicas: “Tercer arco costal izquierdo y tercera vertebra cervical y
sustitución de los resortes elaborados por el doctor José María Vargas, en
1842, por alambres a nivel del maxilar inferior, mandíbula, en la zona frontal
lateral derecha-izquierda ya que los mismos presentaban procesos de
corrosión y contaminación”.
Especificó que se aplicó la sustitución de la barra metálica que atravesaba el
canal raquídeo, uniendo cráneo, vertebras, arcos costales y sacro, por uno de
acero inoxidable que hace el mismo recorrido. También se estableció la
sustitución de alambres de alpaca, zinc, cobre y níquel por alambre de acero
inoxidable en algunas regiones anatómicas como en ambas extremidades
inferiores y ambas extremidades superiores.
En materia de conservación, Jaua explicó que se tomó réplica de la dentadura
a base de yeso fino extra duro, se escanearon el cráneo y la mandíbula del
Libertador y se fijaron fotográficamente -tanto documental como forense- las
piezas óseas que componen todo el sistema esquelético encontrado.
Igualmente, se colectaron muestras de los materiales utilizados por el doctor
Vargas como cera de abejas, barra metálica, alambres de alpaca y resortes; así
como fibras de la seda del manto que cubría la antigua urna de metal, fueron
colocados en un cilindro elaborado por el IVIC; al igual que los restos de
camisas, botas y otros elementos. “Todos estos restos han sido preservados,
restaurados y son exhibidos hoy en el Museo Bolivariano de Caracas”,
informó Jaua.
El Vicepresidente anunció que los restos del Libertador fueron dispuestos
anatómicamente dentro de una urna de metacrilato, sobre un material
acolchado y sintético; a su vez fue cubierta con un papel especial que asemeja
una tela blanca. Señaló que las bases de apoyo, construidas también de
metacrilato, constan de las mismas medidas y características de las usadas por
el doctor Vargas, que en aquella época, fueron de madera.

Allí está Bolívar


Al final de la rueda de prensa, Chávez participó a través de una llamada
telefónica para celebrar el resultado de los estudios. “Al fin podemos decir
con certeza plena: ¡Allí está Bolívar!”, enfatizó el presidente.
Adelantó que estaba presto para brindar todo el apoyo necesario a los fines de
profundizar el estudio y la identificación de los restos mortales del
Generalísimo Francisco de Miranda.
A pesar de la alegría expresada por los resultados, no dejó de asomar sus
particulares tesis arrojadas sobre los restos de Bolívar y ratificó que aún
quedaban muchas dudas sobre la muerte del Padre de la Patria, e invitó a que
se siga estudiando el enigma; ya que a su juicio “Bolívar fue asesinado”.
Tras hacer referencia a un libro poco conocido sobre la historia de Simón
Bolívar, escrito por el historiador Felipe Larrazábal en el siglo XIX, el jefe de
Estado exhortó a “colocar la historia en su dimensión y justo lugar. Le hablo
a la muchachada que está allí sentada”, indicó el presidente Chávez e invitó a
que la obra fuese reeditada.
Larrazábal, abogado, historiador, músico y político, fundador del Partido
Liberal y editor de El Patriota, su trabajo fue admirado por Chávez quien
ordenó reeditar uno de sus libros sobre Bolívar. Este historiador fue
gobernador y diputado durante el gobierno de José Tadeo Monagas (1848 a
1854); pero más tarde, en 1871, por diferencias políticas con el presidente
Antonio Guzmán Blanco se fue al exilio.
Antes de su muerte, en un naufragio en 1873, tenía el propósito de publicar
un nuevo libro basado en 3.827 inéditas cartas del Libertador, que había
recopilado durante 19 años. Pero en su viaje a Europa para reunirse con su
editor, la embarcación zozobró y con él se hundieron los misterios de las
cartas recopiladas.
Para Chávez ese hecho le daba insumos para sus divagaciones sobre Bolívar
y por ello sostenía que “los historiadores de la oligarquía han llenado de
grandes mentiras las mentes de los venezolanos desde hace dos siglos para
acá”. De allí que fundamentándose en la obra de Larrazábal, comentó que
existen suficientes argumentos “para afirmar que el Padre de la Patria fue
víctima de un asesinato”. Lo afirmó durante una llamada telefónica a la
Asamblea Nacional durante la presentación del informe preliminar de la
Comisión Investigadora de la muerte de Bolívar, el 25 de julio de 2011.
El presidente Chávez también denunció que “la burguesía ha alterado la
historia bolivariana, falsificada y pateada, donde crearon grandes mentiras”.
Así que de un solo disparo, descalificó a la Academia Nacional de la Historia,
a los más relevantes historiadores y académicos de Venezuela y Colombia y
de paso, a los investigadores designados en esta nueva investigación
ordenada por él.
Mediante la lectura, Chávez mostró la incongruencia histórica que refleja a
un Bolívar que se retiró, por lo que se preguntó: “¿Renuncia y se va Bolívar a
qué?”. Argumentó que El Libertador envió cartas para confundir, que existen
documentos donde señalaba que se retiraba del gobierno; mientras en otras
cartas se ponía a la orden para continuar al mando y recuperar la República
que intentaban desmoronar.
Finalmente, Chávez cuestionó las causas de la muerte del Libertador y se
preguntó: “¿Qué enfermedad en tres meses mató a Bolívar?”, a lo que
respondió: “Creo que a Bolívar lo mataron, lo digo y asumo mi humilde
responsabilidad ante el pueblo y ante la historia, no tengo pruebas o jamás las
tendremos”.
De manera que Hugo Chávez, ante esta nueva investigación en la que se
removieron nuevamente los restos del “Padre de la Patria”, esta vez en manos
del chavismo, al no ofrecer los resultados que él esperaba, siguió escarbando
en las vicisitudes políticas que vivió Bolívar en su último año de vida, para
sumar más argumentos a su tesis del asesinato, que la ciencia no pudo
demostrar.
El informe final
El 12 de julio de 2012, un año después de la exhumación, fue publicado el
informe preliminar sobre las causas de la muerte de Bolívar por la “Comisión
Presidencial para la Planificación y Activación del proceso de investigación
científica e histórica sobre los acontecimientos relacionados con su
fallecimiento y el traslado a la nación de sus restos mortales”. (22)
En las conclusiones del informe, suscritos por el investigador del IVIC,
Howard Takiff, sobre las experticias realizadas en dicha institución para
determinar las causas de la muerte del Libertador, Simón Bolívar, el 19 de
julio de 2012 se resalta lo siguiente: “No se encontraron resultados positivos:
no se pudo encontrar evidencia de la presencia de ADN de M. Tuberculosis”.
(Anexo 2)
El nuevo rostro del Libertador
El 24 de julio de 2012, cuando se conmemoró el 229 aniversario del natalicio
de Simón Bolívar, el presidente Hugo Chávez, presentó el nuevo rostro del
Padre de la Patria. Se trata de una imagen digitalizada, realizada tras la
exhumación de los restos.
La nueva imagen del Libertador sorprendió al país, a los historiadores y a los
científicos cuando Chávez develó la enorme bandera de Venezuela que cubría
un cuadro con lo que sería el nuevo rostro del Libertador que, en adelante,
formaría parte de la nueva iconografía de la revolución: nariz menos aguileña
y más achatada, mentón redondeado, pómulos más pronunciados. Rasgos
estos que distan de las referencias resguardadas por la historia.
Cuando se reveló el rostro, Chávez aseguró que es una investigación que
“aún está en marcha; quería aclararlo muy bien, porque son hallazgos muy
importantes los que se han hecho”, dijo en referencia a la nueva imagen y a
las causas de la muerte del Libertador.
La antropólogo forense, Lourdes Pérez, informó que las personas que
participaron en la investigación para realizar la digitalización del rostro del
Padre de la Patria, están sumamente agradecidas “por haber rescatado la
memoria del gigante de América, del personaje más transcendental de la
historia de Venezuela”.
Pérez explicó que luego de la exhumación se hizo “énfasis en el estudio
bioantropológico de los restos de Simón Bolívar sustentado en parámetros
basados en la descripción de las características morfológicas presentes en los
huesos de la cara, del cráneo del Libertador; esto se llevó a cabo a través de la
bilocación científica”.

“La reconstrucción facial fue posible gracias a la voluntad de un gobierno


bolivariano”, así lo afirmó, Pérez. Además, explicó que para poder graficar
las características de Bolívar, se utilizó una tecnología de vanguardia como la
tomografía axial computarizada de cráneo, la cual estuvo a cargo de la única
radióloga-imagenóloga forense del país, Maribel Yoris.

Un trabajo publicado por el portal El Estímulo cita de forma anónima a una


de las científicas que participaron en el estudio: “Las críticas no me afectaron
porque el arte final no fue nuestra responsabilidad. A nosotros nos
correspondió hacer las mediciones; pero el acabado no fue decisión nuestra,
sino del gobierno, dijo una de las investigadoras. La perito prefiere conservar
el anonimato debido a que tienen prohibido declarar sobre el tema, a menos
que cuenten con la autorización de la Vicepresidencia de la República. Cada
etapa del proceso tenía que ser validada por un comité histórico; pero si
Chávez no lo aprobaba eso se devolvía”, ratifica. Sin embargo, agrega que “si
bien algunos elementos se exageraron, en líneas generales ese es el rostro”.
Ni siquiera porque la reconstrucción se basa en esa tomografía axial
computarizada (TAC) se fían los antropólogos e historiadores. “Todo valor
puede ser manipulado. El programa no piensa, hace lo que le pide el
investigador. El TAC provee los datos craneométricos; pero todo lo demás,
como el cabello, la barba, las características y coloración de la piel son una
interpretación”, cuestiona Carlos Alberto Martín, coordinador de la Escuela
de Antropología de la Universidad Central de Venezuela. “Esa imagen ha
sido absolutamente criticada. Es evidente que el rostro planteado tiene ciertas
similitudes con respecto a los rasgos de Hugo Chávez. Eso es innegable en
cuanto a los labios, los pómulos y la nariz”, alertó Martín.
En el informe gubernamental sobre la reconstrucción facial 3D de Bolívar se
lee: “El trabajo realizado no se basa en ningún automatismo informático. En
el Laboratorio de Visual Forensic, en Barcelona, España, se posicionaron las
imágenes obtenidas de la tomografía. Los tejidos blandos y marcadores de
espesores se añaden manualmente dentro de un software 3D de marca
alemana (Maxon) que se llama Cinema4d”. El documento reconoce sin
pudores que el programa no está especializado en este tipo de trabajos. Los
detalles y acabados se esculpieron en otro software llamado Zbrush que
permite moldear la imagen como si fuese “arcilla digital”.
“Nada tiene que ver la imagen con el rostro de un hombre de 47 años
corroído por la tuberculosis. Insistieron en representarlo con el atuendo del
héroe romántico y sano, con nariz menos angulosa y más achatada, y con
cabellos rizados” concluye la especialista que se escudó en el anonimato.
También existe una iconografía del rostro de Bolívar recogida por el
investigador, historiador y fotógrafo Alfredo Boulton; entre ellas se destaca la
realizada por el pintor peruano José Gil de Castro (1825) del cual dijo El
Libertador cuando le regaló la pintura a su hermana María Antonia: “Es un
retrato mío hecho con la más grande exactitud y semejanza”.

A la fecha ni siquiera hay claridad sobre lo que le costó al Estado la


investigación ordenada por Chávez. La Memoria y Cuenta del Ministerio de
Interior y Justicia apenas hace alusión a su participación en la exhumación al
mencionar que les correspondió la sustitución de la bandera de siete estrellas
por otra elaborada en lino y con ocho estrellas bordadas. Lo mismo sucede
con el informe del Ministerio Público de ese año que menciona la inclusión
de sus expertos en el proyecto.

Otros investigadores como el abogado Diego Bustillos Beiner y el escultor


inglés Stuart Williamson realizaron entre 2006 y 2013, un estudio de todos
los retratos y descripciones del Libertador para realizar una escultura
hiperrealista de su rostro.
Bustillos Beiner cuando conoció el nuevo rostro del Libertador presentado
por el gobierno de Chávez expresó sus conclusiones en un trabajo que
denominó “Bolívar vs Bolívar”: “Como dije la revelación del ‘Verdadero
Rostro de Bolívar’ al que prefiero llamar ‘La Nueva Interpretación del Rostro
de Bolívar’ fue desconcertante para mí: No solo no se parece a ninguno de
sus retratos ni mármoles, ni se ajusta a ninguna de las descripciones que de él
hicieron sus contemporáneos sino que además, está en abierta contradicción
con las primeras y las segundas”. (23)
Luego de analizar en detalle cada aspecto de la “nueva imagen” concluyó:
“considero un desatino que se imponga en el imaginario popular una
fisonomía de Bolívar que difiere sustancialmente de la que se desprende de
sus retratos pictóricos y escritos, sin antes contar, como suele hacerse en
estos casos, con una segunda opinión independiente. Por tanto, creo que se
justifica planamente una nueva reconstrucción forense del rostro de Bolívar”.
Academia cuestiona la exhumación
La Academia Nacional de Historia de Venezuela consideró “absolutamente
innecesario e injustificado” el acto de exhumación de los restos de Bolívar
realizado por el gobierno venezolano, según un comunicado difundido el 30
de julio de 2010, a una semana de haberse producido el primer acto de
exhumación.
Para la Academia se trató de “un espectáculo y retórica inédito en la historia
venezolana y que quedará para siempre inscrito en los anales de Venezuela
como el irrespeto más grave que se le haya hecho a Bolívar”.
En el comunicado, la Academia de Historia afirmó que el motivo de la
muerte de Bolívar ya fue señalado en las “Conclusiones de la Mesa Redonda
de 1964”, integrada por un grupo de especialistas médicos; “por lo que no
había ninguna razón para dudar”.
Se reiteró la tuberculosis como causa del fallecimiento de Bolívar, por lo que
“ante tan insólito hecho (la exhumación), desgraciadamente ya consumado,
invita y exhorta al país entero a una reflexión íntima y a una plegaria que
signifiquen y ofrezcan un desagravio al Padre de la Patria, inútilmente
profanado en la tranquilidad de su sepulcro”.

Capítulo IV
La maldición de Bolívar
25 años antes de su muerte, una vidente le leyó las cartas a Hugo Chávez y le
vaticinó dos cosas que marcarían el resto de su vida: una de ellas fue que
moriría antes de cumplir 60 años, pero también le anunció la grave
enfermedad que lo llevaría a la muerte: “Antes de los 60 años te vas a
enfermar gravemente y te vas a morir”, le dijo Cristina Marksman al joven
capitán, mientras señalaba una carta de espadas sobre una de bastos.
“El 8 de diciembre de 2012, cuando Hugo Chávez anunció al país la
designación de Nicolás Maduro como sucesor, faltaba un año, 231 días, y 2
horas con 20 minutos para cumplir los 60 años. Era el tiempo límite para que
la predicción de Marksman se hiciera realidad; un plazo muy corto y él lo
sabía”. Así lo describe el periodista David Placer en su libro “Los Brujos de
Chávez”. (24)
Ése fue el primer impacto del “soldado revolucionario” frente a sus sueños de
poder en los que la muerte lo seguiría como un estigma a partir de aquel
encuentro con Cristina. Esa predicción había marcado su vida hacia la
búsqueda de la trascendencia, alimentando sus mitos sobre sí mismo y su idea
de una misión salvadora sobre la que necesitó reconstruir su propia historia,
pasado y origen, para adaptarla a la del hombre visionario, a la del guerrero.
Ese 8 de diciembre, cuando Chávez le anunció al país su nuevo viaje a Cuba
y que tal vez no regresaría, aún se resistía a aceptar del todo que la
premonición se cumpliría. Había agotado todos los recursos inimaginables
para revertir su destino. Los mejores médicos del mundo habían sido
requeridos; se había aferrado a Cristo y regresado a la fe cristiana; se había
arrodillado y confesado ante un sacerdote, había renunciado al insulto y a las
descalificaciones; y sus mensajes se habían adornado con palabras
conciliadoras y de amor hacia sus semejantes; y poco antes de su muerte rogó
por la presencia de los seres que lo amaron y a quienes había olvidado y
dejado de lado después de su ascenso glorioso, tal vez para pedir perdón. Una
reacción que suele acogerse cuando se sabe que el fin está cerca.
No todo lo reflejado en las cartas de Cristina fueron malos augurios. La
médium de cabecera del líder bolivariano también profetizó su escalada a lo
más alto del poder: “Tú vas a ser Presidente de Venezuela, pero vas a estar
preso primero. La señal la cargas encima”, sentenció Cristina. Esta segunda
premonición le imprimió la fuerza necesaria para continuar su proyecto
personal que se orientaba a derrocar al gobierno democrático de Carlos
Andrés Pérez. Un presidente con carisma, a quien, si bien adversaba y lo
tenía como su enemigo, le reconocía sus dotes de líder. Un día, muchos años
atrás, al ver cómo admiraban a Pérez durante una campaña política que
realizaba por el oriente del país, se dijo a sí mismo: “voy a ser como él”.
Chávez desde aquellos años no concebía buscar la Presidencia por una vía
electoral democrática a través de la construcción de un movimiento político
como era la ruta normal en tiempos de democracia. Una tarea que parecía
difícil. Edificar una carrera política dentro de la institucionalidad, crear un
partido y competir contra políticos profesionales, siendo apenas un
desconocido capitán del Ejército. Sin embargo, las circunstancias posteriores
y los nuevos aliados que aparecieron tras su fama por el golpe de Estado, lo
llevarían por la ruta política a la “Silla de Miraflores”; no prevista en esos
primeros tiempos de espíritu guerrero captado por la izquierda radical del
país a través de su hermano Adán Chávez.
Así que en la búsqueda de su misión histórica, además de sus aliados
conspiradores, militares, civiles y guerrilleros, lo acompañarían un amplio
espectro de políticos de poco éxito que vieron en Chávez una buena carta a
jugar para convertirlo en líder popular, en un producto político. Era buen
conversador y orador, carismático y animador de eventos y fiestas populares
en sus tiempos en el cuartel.
Durante la prisión, Chávez se rodeó de todo tipo de personajes de la sociedad
civil: desde notables, intelectuales, abogados, artistas y periodistas, pasando
por políticos profesionales, execrados dirigentes, guerrilleros olvidados,
aventureros y hasta connotados empresarios; un grupo de los cuales, tras
visitarlo en la cárcel de Yare, le tejió la plataforma política y económica que
más tarde lo llevaría a ser candidato presidencial. Cada uno de ellos veía en
él, aún joven militar, un potencial político en el que valía la pena invertir
tiempo y recursos.
Pero mientras se tejía la trama política detrás del nuevo ídolo, Chávez se hizo
más obsesivo en sus creencias esotéricas. Comenzaba a ver amigos y
enemigos en todas partes y buscaba luces para transitar el camino de la gloria
que se le abría abruptamente. Por eso desde la cárcel, como lo atestiguan sus
antiguos compañeros de conspiración que lo acompañaron esos años, la
invocación de seres del pasado, en ritos esotéricos, como su bisabuelo
Maisanta y Bolívar, serían objeto frecuente de rituales y homenajes.
Así que su vida política, que emergía en aquel espacio de reclusión, también
estaría habitada por adivinas, espiritistas y babalaos, que le visualizaban el
rumbo de sus actos. Una vida marcada por las cartas echadas sobre la cama
de la mujer que le mostró que había una fisura espiritual para ver el futuro,
Cristina, la hermana de Herma, quien fue su amante durante más de una
década y el amor de su vida; la mujer que lo acompañó durante los años de
conspirador, la que lo apoyó en todo su proyecto político, lo orientó, lo
aconsejó, lo ilustró como historiadora que era. Pero de quien se distanció
cuando su nuevo rol como líder del movimiento bolivariano y futuro
Presidente de la República exigían para él nuevos aliados, nuevas personas y
hasta una nueva pareja, en concordancia a la vida que le esperaba. Una figura
femenina que se adaptara al rigor del futuro Presidente, una “Primera Dama”.
Para cumplir ese objetivo fue necesario apartar de su vida a muchas de las
personas que lo acompañaron en sus primeros tiempos, pues no encajarían en
su nueva misión de caudillo de una revolución. En especial dejó a un lado a
las dos mujeres que más influencia tuvieron en sus inicios cuando proyectaba
su misión salvadora: Herma Marksman y Cristina Marksman. Dos hermanas
que lo protegieron, lo cuidaron, lo alimentaron; y cada una en su rol,
nutrieron su camino ascendente.
Corría el año 1984, cuando por una coincidencia Chávez conoció a Herma en
Caracas en la casa de Elizabeth Sánchez de Parada, en Prado de María, al
centro-sur de la capital. Eran los tiempos en que el ambicioso capitán Chávez,
definía sus pasos en la política, vinculándose a figuras de la izquierda; de la
mano de su hermano, Adán Chávez, cuya misión principal había sido la de
consolidar un frente político dentro del Ejército. Hugo Chávez fue el
aspirante ideal para crear una corriente de izquierda en el seno de las fuerzas
armadas.
En esa casa caraqueña se reunía un pequeño grupo de jóvenes que urdían un
proyecto de rebelión en el país. Los jóvenes capitanes, entre los que se
encontraban, Hugo Chávez, Ronald Blanco La Cruz, Raúl Isaías Baduel y
Francisco Arias Cárdenas, entre otros personajes que con el tiempo serían
figuras clave en la revolución bolivariana.
Un sobrino de Elizabeth Sánchez, llamado Néstor Sánchez, jugó un rol
esencial en el vínculo con la ultraizquierda, pues era la mano derecha del ex
guerrillero Douglas Bravo; aliado de Chávez en ese momento. Hugo era muy
amigo del esposo de Elizabeth Sánchez, quien también era militar y de
familia de Barinas; al igual que los Chávez; y ambos compartían sus
proyectos conspirativos. De allí que esa casa se convirtió en un enclave de las
reuniones clandestinas.
En la casa de Prado de María vivió un tiempo la vidente Cristina a quien
Hugo Chávez adoptó como su guía espiritual y con quien establecería una
estrecha relación desde el primer momento en que se conocieron. El vínculo
se profundizaría cuando conoció a la hermana de Cristina, Herma, de quien
se sentiría atraído desde su primer encuentro en el que conversaron sobre el
país, la necesidad de un cambio y de sus sueños de hacer algo trascendente:
“ese es mi destino” le decía, según lo relatado por la propia Herma en el libro
testimonial de Agustín Blanco Muñoz “Habla Herma Marksman: Hugo
Chávez me utilizó”. (25)
Hasta poco antes de su muerte, en su delirio de los últimos tiempos de vida,
Chávez clamó arrepentido por la presencia de estas dos mujeres, Cristina y
Herma, a quienes abandonó, a las que había dejado olvidadas en el camino a
la gloria.
Desde esos tiempos en Prado de María, Chávez y sus amigos urdirían una
conspiración que se concretaría ocho años más tarde en el golpe de Estado
que se produjo el 4 de febrero de 1992. Si bien la acción conspirativa
terminaría en fracaso, con su rendición desde el Museo Militar en Caracas y
con su orden a los comandantes alzados de entregar las armas, quienes sí
habían logrado tomar sus posiciones, la derrota lo elevaría a la categoría de
un líder vengador para un importante sector del país que lo convertiría en
presidente de la República, luego de un período en prisión, tal como lo había
predicho Cristina. Sus dotes carismáticos lo mostraron como el jefe del
alzamiento.
Pero la prisión de Chávez y la de los jefes de la conspiración no se
asemejaron a las cámaras de tortura que luego impuso su revolución a los
disidentes de la “nueva República socialista” con varios fallecidos en las
mazmorras, sin debido proceso, con desaparecidos e incapacitados por la
tortura, en aislamiento, sin ver la luz del sol, en especial la tenebrosa prisión
de la policía política de los servicios de inteligencia (SEBIN) ubicada en
Caracas, llamada “La Tumba” o la temida Dirección de Contrainteligencia
Militar (Dgcim).
Al contrario, en la prisión de los tiempos de la democracia que le asignaron a
los jefes de la conspiración recibían visitas casi a diario de políticos,
familiares y curiosos. No había límites. Durante el tiempo que pasaron en la
cárcel de Yare, en el estado Miranda, a hora y media de Caracas, a los
alzados se les entregó un espacio exclusivo. Los más importantes jefes de la
conspiración como Chávez y Francisco Arias Cárdenas, contaban con
habitación privada y podían desplazarse libremente por todo el espacio
asignado al grupo de militares.
Como periodista estuve en una ocasión en ese penal en donde sostuve una
entrevista con Francisco Arias Cárdenas. No hubo mayor trámite para
ingresar al penal y llegar hasta el grupo. La prisión y el lugar parecía una
fiesta permanente y los militares unas vedettes con admiradores dispuestos
por todo el espacio que les fue asignado. Entre el grupo ubiqué rápidamente a
Arias, a quien había visto en meses anteriores en Maracaibo durante el golpe
de Estado de 1992.
En aquella ocasión del golpe de Estado me encontraba en la capital zuliana
haciendo un trabajo reporteril y la madrugada del día del alzamiento recibí
una llamada telefónica en la habitación de mi hotel en la que me decían:
“prende el televisor, hay un golpe de Estado”. De inmediato me dirigí
caminando a la gobernación del Zulia que quedaba a pocas cuadras y
encontré que había sido tomada por los golpistas. A las afueras, observé a
soldados con brazaletes tricolores en el brazo izquierdo custodiando la sede
regional. Me acerqué a los rebeldes y me identifiqué como periodista, por lo
que me permitieron de inmediato que ingresara a la sede gubernamental. Allí
se encontraba bajo custodia de los rebeldes el gobernador Oswaldo Álvarez
Paz, del partido Copei. Arias Cárdenas, un desconocido teniente coronel en
aquel entonces, salía y entraba constantemente intercambiando información
sobre lo que acontecía en Caracas. Me quedé junto a Álvarez Paz al menos
hasta mediodía monitoreando los acontecimientos. Al final del día Chávez,
desde el Museo Militar, les dio la orden de deponer las armas.
En el penal de Yare me reuní con Arias Cárdenas en su pequeña habitación;
un espacio bastante organizado. Contaba con una pequeña cocina, tenía libros
y utensilios personales. Se le observaba tranquilo y seguro de que pronto
saldría de prisión.
Al terminar la conversación recorrimos la zona asignada y pude contar al
menos 40 visitantes. Reconocí a algunos activistas de la ultraizquierda
venezolana que solían operar en la UCV. También se encontraban algunos
políticos conocidos de la izquierda parlamentaria. Arias Cárdenas me
presentó a Chávez, quien se desplazaba de un lugar a otro saludando y
conversando con los visitantes. Sin lugar a dudas era el personaje del
momento.
Desistí de sostener una entrevista con Chávez en ese momento, ya que sus
declaraciones aparecían casi a diario en los medios informativos. Se veía
jovial y sonreído, rodeado de sus seguidores y admiradores; así que solo le di
la mano y convine en que volvería para una entrevista concertada con tiempo.
Podría decirse que gran parte de la sociedad venezolana le rendía tributo a los
conspiradores y avalaba su ataque a la democracia. Más tarde, como
candidato presidencial, importantes empresarios, medios de comunicación,
periodistas con influencia e intelectuales, le crearon la plataforma para
convertirlo en Presidente de la República. En tantos años de democracia,
ninguno de sus protectores podía imaginar la clase de autócrata que estaban
ayudando a crear. Gran parte de ellos terminaron en el exilio, algunos
perdieron sus empresas y sus medios de comunicación y hubo quienes
encontraron la muerte sin poder volver a pisar su país.
El golpe de Estado, encabezado por este grupo de jóvenes militares en 1992,
actuó como una suerte de catalizador de un sentimiento de venganza que se
insertó en un amplio sector de la población venezolana contra los políticos y
la política, y especialmente cautivó a la clase media e intelectual del país. Tal
sentimiento brotó a través de la imagen de Hugo Chávez a quien le fue
permitido hablar ante los medios de comunicación, muy poderosos en aquel
momento, por los altos jefes de las Fuerzas Armadas ante quienes se entregó.
Fue una acción fuera de toda lógica que aún hoy no se comprende. Frente a
las cámaras pidió a los alzados deponer las armas; pero llamó también al
pueblo venezolano a seguir su “gesta” tras reconocer que sus objetivos no
habían podido ser alcanzados. Al final de su mensaje agregó la frase: “Por
ahora”. Esas dos palabras de cierre germinaron con rapidez en el espíritu
vengativo de muchos venezolanos y lo elevaron al poder siete años después,
para conducir al país a un destino insospechado para entonces, convirtiéndola
en una de las naciones más pobres y deterioradas del continente.
En aquel tiempo vi como amigos, periodistas, catedráticos, escritores y
dirigentes políticos deliraban por el militar golpista y celebraban sus
mensajes llenos de lugares comunes, de amor al pueblo y de muerte a la
“oligarquía”.
Las cartas marcaron así el inexorable destino de Chávez y con ellas llegó una
obsesión que le arrastraría a realizar todo tipo de prácticas relacionadas con el
espiritismo y ocultismo. Su historia registra un largo recorrido de contactos
con el más allá que lo llevaba a imaginarias conversaciones con su bisabuelo
Maisanta, Pedro Pérez Delgado. Para Chávez fue un caudillo que luchó
contra la dictadura del general Juan Vicente Gómez, según su interpretación
de los cuentos familiares. Para otros solo fue un bandolero barinés a caballo.
Sus contactos espiritistas lo llevaban a tener charlas con el espíritu del
Libertador; a tener visiones de las ánimas de la sabana llanera, a visitar las
montañas de Sorte, el más importante lugar de culto de los santeros y otras
sectas espiritistas venezolanas para hacerse despojos y limpiezas espirituales.
Así fue incrementando esa afición hasta llegar a la santería cubana, la cual
fue a buscar para recibir su propio bautizo de la mano de Fidel Castro. Su
influencia por este culto se incrementó luego de su ascenso a Miraflores. Al
poco tiempo se comenzaron a ver en las calles de Venezuela, tras el arribo de
contingentes cubanos a Venezuela, numerosas personas con los trajes blancos
de quienes aspiran a ingresar en el culto. Hasta un altar con íconos de las
deidades fue colocado en un sótano del Palacio de Miraflores y aún hoy allí
permanecería.

Según el relato del propio Chávez, el encuentro con Cristina, el día en que le
hace la premonición de su muerte, fue el 26 de diciembre de 1987. Había
llegado muy exaltado a media noche a la casa de Elizabeth, en Prado de
María. Ese día Cristina se encontraba indispuesta de salud; pero, ante su
insistencia, accedió a leerle las cartas.

Cristina se sentó en su cama de medio lado con una pierna apoyada en el


suelo y Chávez se acomodó en la cama donde dormía su sobrina Menkys, la
hija de Herma. “Allí estábamos los dos frente a frente” narra Chávez. “Tomó
las cartas, realizó unos rezos para sí misma, ella con su pijama y yo con mi
uniforme militar. Comenzó a barajar las cartas y hablar consigo misma.
Mientras barajaba hacía rezos”, relata Chávez según el libro “Los Brujos de
Chávez”, de David Placer.
“¡Dios mío qué es lo que estoy viendo aquí! Se alarmó Cristina. Se puso la
mano en la frente y se mantuvo en silencio durante un rato. Entonces, de
repente, lanzó aquella premonición. Antes de los 60 años te vas a enfermar
muy gravemente y te puedes morir”. Chávez quedó sorprendido por esa
oscura visión e insistió que volviera lanzar las cartas. Cristina repitió el
movimiento de las cartas y le pidió que las volviera a partir; pero de nuevo
apareció la espada y el caballo de bastos. “Mira Hugo esta es la muerte y este
eres tú, han salido dos veces en la misma posición”.

“Cristina siempre tuvo esa habilidad extraordinaria para proyectarse en el


futuro y desde hacía algunos años me guiaba con sus oraciones y su
corazón”, reflexionó Hugo, unos años después. Chávez la llamaba “hermana”
porque la consideraba como la hermana que nunca tuvo. “Nunca olvidaré su
amistad, su sentimiento, su paciencia infinita. Yo estoy convencido de que
sus artes, sus dones, aquella espiritualidad que transmitía, cambió mi destino
y el de los míos”, refiere Placer en su libro.

Pero el fatal destino alcanzó varios años antes a la vidente Cristina quien
falleció en 2002, luego de padecer las secuelas de un ACV ocurrido meses
antes del triunfo electoral de Chávez en 1998. En ese último mes de campaña,
en silla de ruedas y con la conciencia de que su vida podía terminar, tuvo el
deseo de verlo por última vez. A través del general Baduel y otros amigos
cercanos a Chávez, le hicieron los contactos para que Cristina cumpliera su
sueño. Su sobrina, Margarita Salas Marksman y su madre la ayudaron para
que cumpliera su deseo. De manera que estos amigos de los años de
conspiración lograron que estuviera presente en un acto público que tenía
previsto; pero Chávez se negó a recibirla.

El distanciamiento de Herma no fue solo sentimental o por las mujeres que ya


después del “Por ahora” lo comenzaron a buscar hasta en la cárcel de Yare,
sino que fue percibiendo su transformación en un jefe político sin escrúpulos.
Nunca habría imaginado Chávez que la mujer que amó, que fue su cómplice
y custodia de la conspiración del 4 de febrero y de su proyecto político,
Herma y su hija Menkys, estarían presentes en la gran marcha de más de un
millón de personas que el 11 de abril de 2002 intentó llegar a Miraflores a
pedir su salida de la presidencia. Ambas mujeres, como muchos venezolanos,
que ese día pedían regresar a la democracia; tuvieron que abandonar la
concentración por la fuerte represión de que fueron objeto y que dejó cientos
de heridos y 19 muertos.

Por eso, durante las exequias del líder revolucionario, en nombre de todos sus
olvidados amigos, cuenta Placer en su libro “Los Brujos de Chávez” que
Elizabeth Sánchez de Parada, la mujer que lo había recibido en su casa
durante los años conspirativos, se dirigió a la Academia Militar en donde lo
velaban, no para rendirle tributo o para decirle el último adiós. Allí, ante el
féretro y bajo la mirada de los custodios, sobre el cristal que mostraba el
rostro maquillado del caudillo, desahogó todos sus rencores reprimidos
durante tantos años de ausencia. “Sentí un gran alivio, estaba liberada como
si me hubiese quitado un peso de encima”, narró Elizabeth a Placer.

La sobrina de la vidente

“Hubo un distanciamiento de Hugo Chávez hacia Cristina. Hasta el punto en


que no quiso verla, a pesar de que ya estaba muy enferma”, nos confiesa
Margarita Salas Marksman, sobrina de Cristina y Herma, quien también ha
desarrollado la capacidad de ver el futuro, orientar a las personas e interpretar
las cartas.
Así Margarita recuerda aquellos años: “Yo conocí a Hugo Chávez, estando
pequeña, en el año 1985. Él visitaba la casa de una gran amiga en común, de
mi familia, especialmente de mis tías Herma y Cristina y solía leerse las
cartas allí con mi tía Cristina. Mi tía Cristina lo conoció allí; porque esta gran
amiga llamada Elizabeth Parada, está casada con un militar que era muy
amigo de Hugo Chávez y lo presentaron y apenas él supo que mi tía
consultaba y que tenía videncia, él que era una persona muy asertiva, empezó
a leerse las cartas en esa casa en Caracas. A partir de allí yo lo conozco. Y
bueno, ya entra a la familia con todas la de la Ley al hacerse compañero y
pareja de mi tía Herma Marksman”.
“Chávez acudía con muchísima frecuencia a leerse las cartas y a consultar a
Cristina. Era muy constante en sus consultas. En aquella época él andaba con
sus ideales muy marcados y con sus sueños y mi tía Herma era su compañera,
su cómplice en ellos; y mi tía Cristina era su guía, como él decía: su
protectora porque la consultaba continuamente y le advertía de los peligros y
los sucesos que estaban por venir. De allí tomaba decisiones y de alguna u
otra forma trazaba su día; porque siempre estaba preguntando, consultando o
pidiéndole a mi tía cualquier consejo o diciéndole que ‘por favor viera esta
situación’. Mi tía tenía ese poder de profetizar increíble y eso le daba a él una
seguridad y una tranquilidad plena”.
“Las consultas iban acompañadas de rituales. Le encantaba bañarse en un río
para limpiarse, hacerse baños de despojo, le gustaba leerse las cartas, es lo
que más le gustaba; leerse el tabaco, de hecho fumaba tabaco, le gustaba que
mi tía lo ayudara a interpretárselo y Sorte era un lugar encantador para él. Le
encantaba ir mucho a Sorte. Sobre todo a hacer rituales, hacer ceremonias,
hasta el punto de que mi tía a veces se transportaba. Era espiritista también.
El tenía esa capacidad de ser materia, dejar que un espíritu entrara en su
cuerpo y posteriormente podía hablar con ciertas personas y él lo hacía. Le
encantaba eso; le gustaba mucho”, indica Margarita.
Todo resultó cierto
Para Margarita, todo lo que predijo su tía Cristina resultó cierto en los hechos
posteriores: “No solamente la lectura de las cartas, las advertencias, lo que mi
tía le profetizó que no iba a llegar a los 60 años y que iba a morir en el poder,
había otra, para mi especial, una de tantas que recuerdo, era el hecho que él
ya venía marcado para ser Presidente, tenía tres marcas de manera natural en
el cuerpo. Una vez mi tía se las vio haciéndole unos baños y le dijo que no se
preocupara que pese a todo, pese a las circunstancias: ‘vas a ser presidente’;
porque ya venía marcado, venía predestinado. Hugo en esa oportunidad se
echó a reír; pero, se cumplió lo que ella le dijo. Fue así. Como testigos de
aquello, están sus mismos compañeros de conspiración, sus compañeros del
movimiento, las personas que de alguna manera estuvieron en el golpe; uno
que otro estuvieron presentes allí y pudieron constatar eso. Algunos de ellos
pudieron ver en algún momento ciertas profecías que mi tía Cristina le decía
y las pudieron comprobar”.
“De todo eso que yo vi, lo que yo viví, me llamaba la atención la fuerza que
tenía Hugo Chávez. Una fuerza increíble para llevar una situación en un
momento dado, sobre todo cuando había algún tipo de ceremonia solía
fumarse un tabaco y en algunas oportunidades llegó a sentir la presencia de
su bisabuelo al que llamaban Maisanta. En un momento dado nosotros nos
vimos en una situación difícil con un hermano y él, recuerdo, fue dos días
después a la clínica y le dijo a mi mamá que no se preocupara que ellos: mi
tía Cristina y él habían estado trabajando con la ‘corte médica’. Eso sí, tenían
una gran, gran relación muy afectiva. Él decía que mi tía Cristina era su
hermana. Y le dijo: ‘no te preocupes cuñada, que él se va a salvar, pero va a
tener un problemita en un pulmón; pero se va a salvar porque yo anoche
estuve trabajando con la corte médica, estuve viendo y me dieron el mensaje
que él iba a vivir. Mi bisabuelo Maisanta me lo hizo saber así’; y eso ocurrió
así. La corte médica se refiere a espíritus de doctores y enfermeros que según
la tradición, aparecen en la Montaña de Sorte. Es muy común invocarla allí y
Chávez tenía predilección por la invocación de los espíritus”, cuenta
Margarita.
Sobre el destino de Cristina Marksman, Margarita Salas narra: “ella sufre un
ACV y pasa un año en recuperación en cama recibiendo terapia y
medicación. Fue producto de una subida de tensión. Tenía la mitad de su
cuerpo paralizado y luego de una etapa pasó a utilizar silla de ruedas; pero el
ACV se repitió y murió en 2002. En ese último tiempo vivía en Valencia.
Allí la asistía su mamá y los hermanos.
-¿Hubo un distanciamiento de Hugo Chávez hacia ella. Hasta el punto en
que no la quiso ver, a pesar de que ya estaba muy enferma?
-Hugo Chávez estaba en una evento, dando un discurso, en Maracay en 1998,
cuando estaba en su campaña. Él dio un mitin en Maracay y mi tía Cristina
estaba allí. Yo la llevé con otra persona más que me ayudó porque ella lo
quería ver. La llevamos al escenario donde él estaba y él la vio. Recuerdo las
palabras textuales en el evento cuando dijo: “Yo no tengo pasado, mi vida
comienza a partir de ahora; el pasado ya no existe”. Y se le quedó viendo.
Eso lo dijo en Maracay en el año 1998. Ese fue el año que ganó. Ella ya
estaba enferma porque la llevamos en silla de ruedas. Yo estuve allí con mi
mamá. Se nos quedó viendo.
-¿Tu frecuentabas la casa de Elizabeth Sánchez en Prado de María?
-Yo no viví allí. Nosotros visitábamos esa casa por la gran amistad que había.
De hecho, mis tías Herma y Cristina conocen a Hugo en esa casa. Herma si
vivió allí y mi tía Cristina también, porque Herma se estaba mudando de
Ciudad Bolívar a Caracas mientras estaba tratando de sacar los papeles
porque era profesora y había pedido el traslado a Caracas.
Chávez era muy amigo del esposo de Elizabeth Sánchez quien también era
militar. Yo iba a esa casa también porque cuando nosotros veníamos de
Ciudad Bolívar a Caracas nos quedábamos allí. El esposo de Elizabeth
también era de Barinas y eran compañeros de conspiración. Allí en esa casa
se hacían las reuniones secretas. Uno de los hijos de Elizabeth estuvo
involucrado en uno de los escándalos de PDVSA, José Luis Parada (ahora se
encuentra en el exilio, presuntamente en Colombia). Ellos en ese período no
estaban en la conspiración, eran muy jóvenes.
Yo sabía que Hugo Chávez y sus amigos iban allá a consultarse con Cristina
porque Hugo le agarró mucho respeto a mi tía Cristina. Con cosas que
comenzó a ver y yo sabía que él iba a leerse cartas y a fumar tabaco.
También Hugo tuvo un gran distanciamiento con ellos, con Elizabeth y su
familia por la forma como comenzó a gobernar, por el oportunismo, el
enriquecimiento. Mi tía Herma si algo ha mantenido toda su vida es
integridad, ha sido una mujer correcta. Y no quiso continuar con Hugo
Chávez porque se dio cuenta que sus ideales estaban totalmente
distorsionados de la realidad y de los sueños que se habían trazado.
-¿Qué ha pasado con Herma en este momento, sigues en contacto?
-No te puedo dar mayores datos de su ubicación. Sigo en contacto, me
comunico con ella constantemente. Y sobre la actualidad lo ve como lo peor
que nos ha podido pasar porque esto no fue lo planificado. Aquí hubo
muchos cambios y Hugo Chávez se engolosinó de poder. Cambió totalmente
en pensamiento y en acción al otro Chávez antes de llegar al poder. Era un
Chávez humanitario, un Chávez solidario. Pero se volvió un Chávez
totalmente distinto en lo que tomó a Venezuela.
Más nunca supe de Elizabeth Parada. Ellos cambiaron totalmente su
conducta. Yo lo resumo de una manera. Es como encontrarse una piñata y
darle palos hasta que los caramelos se acabaron. Así lo resumo yo. Todos los
que estaban se aprovecharon, todos. Y reconozco que desangraron al país y
por eso estamos como estamos.
Al final nos dimos cuenta que Chávez tenía un resentimiento continuo, con
respecto a su condición social y eso no lo superó. Por eso salió el verdadero
Chávez. Él sabía que no llegaría a cumplir 60 años y por eso mi tía Cristina le
dijo: “Es mejor que lo hagas bien porque tù vas a salir con los pies para
adelante”. Le advirtió que no cambiara.
Yo muchas veces atendía a las personas que ella no podía atender en un día
porque las personas estaban ansiosas de que ella las asistiera y ella ya estaba
agotada. Era una vidente impresionante.
-¿Cómo te hiciste vidente?
-Eso viene de mi familia, de mi abuela quien también leía cartas. Mi abuela
era impresionante con una lectura de cartas y ella me hablaba de dejarme sus
secretos antes de morir y me los dejó. Yo tengo también ese tipo de
capacidad. Leo cartas españolas. Mis lecturas son diferentes a todas las
demás. Los significados de mis naipes los tengo solo yo. Esto es una visión y
un conocimiento que siempre lo tuve, no solo de la herencia de mis ancestros
y las mujeres de mi raza sino que también lo traigo. Por eso yo ni siquiera
podría darte clases de esto; porque solo yo conozco el significado de cada
naipe y la manera de interpretarlo. Siempre digo que ellas son una muleta
para mí porque la que te da la visión, la que te da la lectura, la que te da la
lógica y, de alguna manera, te descifra el mensaje: soy yo.
-¿Tenía Chávez también esa habilidad?
-Hugo Chávez tenía su videncia natural. También era perturbado por ciertos
espíritus, por darle un nombre, por cierta entidades. A él le conversaban. La
única persona que le aquietaba era mi tía Cristina con un rezo y un vaso con
agua invertido que solo ella sabía hacer eso. Era como un ritual; pero un
ritual donde le daba la paz para que él pudiera dormir. Pero Hugo Chávez
siempre tuvo, en toda su vida, esa percepción paranormal que la desvió a la
oscuridad. Pero inicialmente él no hacía cosas malas. Ya después que se
desliga totalmente de mi tía Cristina no sé en qué incurrió; pero, lo que hacía
no era bueno. Lo que hacía era convocar fuerzas oscuras. No te puedo decir
lo que pudo haber hecho de ayer a hoy: sería mentira. Porque eso se convirtió
para él en una necesidad imperiosa de perpetuarse. No le importaba hacer, lo
que hubiera que hacer para lograrlo. Aún así tenía presente las palabras de mi
tía que no llegaría a los 60 años. Yo todavía recuerdo cuando ella le dijo que
iba a ser presidente, de hecho, esa no era su idea. Él quería derrocar al
gobierno, no se planteaba ser presidente. No tenía esas aspiraciones. A él le
nacen esas aspiraciones sembradas en el calabozo cuando está en Yare. Una
de las personas que lo incita a eso, a ser candidato, es Hermann Escarrá. Es
quien lo alimenta, comienza a hacerle visitas continuas y empieza a decirle
que es un fenómeno, que la gente lo ama. Y allí es cuando le alimenta el ego
y le dice que podría ser presidente que debería lanzarse a candidato. También
es quien lo prepara para hablar, no en conocimiento, porque el conocimiento
sobre el país y de la historia se lo dio mi tía Herma. Mi tía lo ilustraba,
porque él no sabía nada. Eso es mentira. Lo que pasa es que mi tía es una
mujer preparada, es historiadora. Siempre fue muy destacada en su área, el
conocimiento de mi tía es impresionante. La preparación académica, una
conversación con ella es un deleite por el conocimiento que posee.
Supremamente sabia. Y él no lo tenía. No tenía verbo ni tenía conocimiento.
Pero sí tenía la ansiedad y ganas de aprender.
Otra persona con la que Hugo Chávez hablaba horas era con mi papá cuando
iba a la casa porque nosotros en Valencia vivíamos cerca de la casa de mi
abuela y él iba a la casa de nosotros a hablar con mi papá. Muchas veces mi
tía no estaba allí. Conversaba largas horas con mi papá. Ellos se entendían
muy bien; al igual que con mi tía Herma.
-¿Tu tía Herma fue el gran amor de Chávez?
-El amor de su vida fue mi tía. Lo que pasa es que ella lo dejó por razones
obvias. Cuál es el real motivo; nunca lo dijo. Solamente lo saben él y ella.
Hugo lamentó mucho que mi tía lo dejara como dijeron muchos de sus
compañeros, entre ellos Francisco Arias Cárdenas. Lo lamentó mucho. Lo
dejó antes de que se convirtiera en lo que se convirtió. Él se transformó.
Arias Cárdenas también le reveló a mi tía Cristina muchos de sus secretos de
vida y ella no lo aguantó; se puso a llorar. En algún momento los contaré. A
Arias Cárdenas le leyó la mano y le dijo muchas cosas que él se impresionó y
lo hizo salir corriendo. Pero es que la videncia de mi tía era impresionante.
Era algo de otro mundo y él le dijo un día que si ella hubiera permanecido al
lado de Hugo Chávez el país no hubiera llegado a lo que llegó. Y yo estoy
segura que sí. Porque mi tía fue una mujer íntegra. Nunca se lucró de nada
que no trabajara. Jamás estuvo de acuerdo con esa ideología; ya que de la
noche a la mañana él cambió. Cambió en sus vivencias externas. Se dejó
influenciar mucho. Es triste lo que estoy diciendo; pero es así. Y muchos de
sus compañeros lo decían. Que si ella no lo deja quizás Chávez no se desvía,
porque quien era la brújula de su vida era ella. Él la escuchaba mucho; al
igual que a mi tía Cristina, que en paz descanse. Ya después a gritos, antes de
morir, déjame decirte que las buscaba. Chávez quería verla, sí. Pero ya era
tarde. Sí, él pedía a gritos que mi tía Herma fuera a verlo. En su
convalecencia, antes de su último viaje, él comenzó a hacer visitas frecuentes
a las iglesias. También le pedía vida a Cristo.
Hugo tenía un cristo negro que había traído en uno de sus viajes de
Guatemala que mi tía Cristina se lo bendijo, se lo preparó. Y le hizo un rezo y
andaba con ese Cristo para todos lados; y a ese Cristo también le pedía vida,
pedía ver a Herma, pedía por Cristina.
-¿Cómo fueron los últimos meses de vida de Chávez?
-En ese último año de vida recordó sus orígenes, quién había sido, recordó las
palabras de mi tía, la asistencia continua de Cristina a nivel espiritual; porque
de mi tía Cristina se tiene un mal concepto. No era ninguna bruja, hechicera o
esas que hacen cosas malas. Mi tía era una mujer con videncia que a veces no
necesitaba las cartas; con solo agarrarte las manos te descifraba tu vida. De
vez en cuando le leía el tabaco; pero es porque a Hugo le encantaba. Y Hugo
también fumaba tabaco. Era un hombre excepcional; con una facilidad para
recitar e innovar con las palabras y escribir. Lo dicen sus diarios que
conserva mi tía. Ella en una ocasión se los quiso devolver; pero nunca lo
aceptó. Porque: ¿quién mejor que ella para resguardar esos escritos? Mi tía
pudo haberse aprovechado de esa información; pero, jamás lo ha hecho. Allí
tú ves la integridad de mi tía porque muchas personas quisieron, incluso,
comprárselos y ella no aceptó por respeto a una relación de tantos años y a un
amor que fue muy lindo. Ella todavía tiene mucho que decir; y no, porque
esté herida. No, es la verdad. Es la historia, es el comienzo de cómo todo se
fue dando. Y es interesante ver como ahora haya interés en escribir esa
historia. Por eso yo lo comparto. El no tener conocimiento de la verdad
también conlleva a inventar historias y a decir cosas que no eran. Si Chávez
no desvía el camino Venezuela fuera otra. Pero las influencias externas
fueron muy nocivas, muy tóxicas. Hubo mucha gente que solamente
trabajaba por sus intereses. Gente que se enriqueció y que salió de la nada,
gente que nunca trabajó por el país, que nunca tuvo nada que ver. De hecho
tenemos una división que tampoco funciona. Yo no he querido dar mi visión
sobre el destino del país porque mucha gente se va a molestar. En algún
momento creo que tendré el valor de hacerlo y lo voy a decir. Por el
momento no vamos a ningún lado, todavía no. Ahora es que a esto le falta.
Está hablando una persona que está fuera del país; pero lo llora. Yo lloro a mi
país. Está hablando la visión que tengo desde hace tiempo. Quisiera yo
decirles que no. Qué el cambio viene ahora; pero no es así.
Los huesos y la maldición

Quizás uno de los eventos más significativos y audaces de Hugo Chávez en


relación a los ritos espirituales a los que le gustaba retar fue el de abrir la urna
que durante tantos años guardaba los restos del Libertador.

La exhumación de los huesos de Bolívar trajo una ola de reacciones en la que


se desataron premoniciones y se exaltaron mitos como la maldición que
caería sobre quienes habían osado profanar la tumba del Padre de la Patria.

En su alocución al día siguiente de la exhumación, el mismo Chávez refería:


“Claro que desde anoche cuando hice pública por @chavezcandanga la
información y más tarde dije a los ministros que transmitan en vivo como a
las dos de la mañana, tres de la mañana, (…) empezaron por aquí por Twitter
y algunos medios de comunicación: ‘Chávez está dirigiendo un acto de
brujería’… ¡Son unos enfermos! ¡Es una enfermedad la que tienen!”.

Un año después de ese evento, la noticia de que algo malo ocurría con
Chávez profundizó el imaginario popular y la maldición de Bolívar
reapareció con fuerza en la opinión pública. El país entero volvía a recordar
el episodio de la “profanación”, las supersticiones se regaron en las barriadas
populares y las agencias internacionales y redes sociales expandieron el mito
en el resto del mundo.

Los programas de noticias y los entrevistadores no perdieron la oportunidad


de abordar el tema y a los estudios de importantes cadenas de noticias del
continente, en lugar de políticos, economistas o analistas fueron a parar
futuristas, brujos, adivinadores, sacerdotes, babalaos, historiadores
improvisados, videntes y astrólogos para abordar el tema del maleficio.

Aparecieron altares en las barriadas populares en donde Hugo Chávez


comenzaba a ser una figura destacada, junto a Guaicaipuro y el Negro
Primero; y allí la gente comenzó a depositar ofrendas, hacían peticiones y
hasta desde el exterior, reporteros o alguno que otro turista extraviado dejaba
alguna ofrenda, una bandera de su país y se llevaba consigo una gráfica para
colocarla en las redes sociales.

Pero al mismo tiempo, que los mitos hicieron su aparición, las maldiciones
encontraron su propio relato, como el hecho de que la exhumación se hiciese
el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, que en sincretismo religioso
yoruba es Oyá, la dueña de las llaves del cementerio. Igualmente, que fuera
en horas de la madrugada porque a esa hora se conjuran espíritus de
dominación, que sería el propósito de Chávez. También se señalaba que, con
ese acto y tal como lo narró Chávez, absorbería con ello la esencia de Bolívar
para convertirse en el nuevo Libertador; su ambición edificada desde muy
joven.

De allí pues que algunos historiadores y seguidores de la vida y las


extravagancias de Chávez aseguran que el caudillo de Sabaneta quiso
reconstruir los símbolos más importantes de la historia del país y por ello
ordenó cambios como el que se le hizo a la bandera, al escudo nacional, el
nombre de la República; y por último, lo más sagrado para los venezolanos,
el del rostro del Libertador. Es de recordar cómo igualmente fue sustituida la
bandera original que resguardaba los restos de Bolívar.

El evento de la exhumación, además de expandir la afición hacia el


esoterismo y las supersticiones, revivió en gran parte de la población la idea
de que la profanación de la tumba de Bolívar arrojaría una maldición sobre
los perturbadores de la paz del difunto; que también habría de caer sobre el
tolerante pueblo venezolano. Más tarde, la enfermedad y la muerte del
Presidente junto al ocaso de su legado, la fuga de millones de venezolanos en
peregrinaje por los países del continente, serían una prueba inequívoca para el
imaginario colectivo de la fuerza del castigo del espíritu del Libertador sobre
los venezolanos.

La muerte de Chávez y su legado irían en paralelo al declive de Venezuela,


de su economía, de sus instituciones, de sus valores y de la propia vida de los
venezolanos quienes, convertidos en desplazados, sin recursos, sin pasaporte,
algunos con niños a cuestas y llevando sólo lo que podían cargar, sufrirían el
rechazo de sus hermanos latinoamericanos, de muchos países que una vez los
recibieron con los brazos abiertos.

Cadena de muertes

Poco después de la exhumación una serie de muertes en el entorno político


del chavismo, reforzó la idea de que la “maldición de Bolívar” estaba
cumpliendo la profecía.

Haciendo una analogía a la maldición faraónica de Tutankamón, apenas a un


mes de la exhumación, cobró su primera víctima de las filas del chavismo. La
creencia se basa en que cualquier persona que osase profanar la tumba del
faraón moriría al poco tiempo. “La muerte golpeará con su miedo a aquel que
turbe el reposo del faraón” era la advertencia escrita por los egipcios para
quienes pretendieran acceder a sus restos.
Así pues, aunque no hubiese una advertencia escrita, la imagen del Libertador
y sus restos han sido un punto místico en la creencia popular; y hasta de
historiadores y académicos. De allí pues que Bolívar ha vivido entre los
muros del Palacio de las Academias, frente a la Asamblea Nacional; pero
también en los altares en donde se venera junto a las deidades paganas. Fue
así que las sucesivas muertes y tragedias que sucedieron a la muerte de
Chávez no dejaron de vincularse a la profanación de los restos de Bolívar.
Una cadena de muertes se desató en el país, una vez concluidas las labores de
exhumación de los restos de Simón Bolívar. De tal manera que junto a las
intrigas de Palacio y la lucha de poderes, la maldición comenzó a entrar en
los círculos más íntimos de los poderes político y económico.
El 12 de agosto de 2010, a las 11 y 30 de la mañana muere el dirigente
político Luis Tascón quien padecía de cáncer de colon. No era una figura más
en el chavismo. Tascón se hizo célebre porque fue el promotor de la
realización de la lista electrónica de los votantes que solicitaron promover un
referendo revocatorio contra Hugo Chávez entre los años 2003 y 2004. La
“Lista Tascón” se convirtió en un estigma para identificar a los “enemigos de
la revolución”; una marca para ser aceptado o rechazado por el gobierno o
determinar si se tenía o no las credenciales ideológicas para recibir las
dádivas que ofrecía la revolución, acceder a un empleo y ser aceptado como
bolivariano. Las fotografías de funcionarios, empleados o allegados de algún
organismo que figurara como firmante en esa lista, aparecían colgadas en las
paredes del organismo gubernamental o estatal con una leyenda alusiva a su
condición de enemigo y paria de la revolución.
Sobre aquel episodio, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
ratificó la condena por violación a los derechos políticos a todas las víctimas
que aparecieron en ese discriminatorio listado. Cientos de personas resultaron
despedidas de sus cargos públicos y lanzadas al escarnio por sus propios
compañeros. Ese rastro se convirtió en un obstáculo para obtener algún
documento, acceder a un beneficio o una credencial; para ser estigmatizado
como enemigo de la Patria por el resto de su vida.
A pesar de este gran servicio que Tascón le prestó a la revolución, sus
últimos meses de vida los pasó en soledad, aislado del poder por expresar
críticas al camino que había tomado “el proceso” al que tanto sirvió.
Un día después de la muerte de Luis Tascón, el 13 de agosto de 2010,
también murió de cáncer otro “prócer revolucionario” el general retirado
Alberto Müller Rojas, uno de los más importantes líderes del chavismo, quien
fuera vicepresidente del PSUV. Comandó también una de las campañas
electorales de Chávez.
El 10 de septiembre de 2010, el dirigente del PSUV, William Lara, falleció
en un dramático accidente de tránsito, cuando se dirigían a San Juan de los
Morros, en el estado Guárico. Lara había sido presidente de la Asamblea
Nacional y ministro de Comunicación e Información. En ese momento se
desempeñaba como gobernador de esa entidad llanera en el centro del país.
Su muerte fue fortuita, no padecía de enfermedad alguna. Se produjo cuando
tras una fuerte lluvia perdió el control del vehículo que conducía, cayendo en
el río Paya, en una zona cercana a la ciudad, siendo arrastrado por la
corriente. El cuerpo fue encontrado 12 horas después del accidente. Lara
conducía la camioneta y a su lado iba el chofer, pues, al dirigente socialista le
gustaba llevar el volante. Milagrosamente el chofer logró salir del vehículo y
escaparse de la fuerte corriente del río. Muy nervioso y empapado narró
cómo el vehículo dio vueltas en círculo y se fue por una pendiente hasta caer
en el río.
Al día siguiente, el 11 de septiembre de 2010 murió otro emblemático
dirigente impulsor de la revolución bolivariana, Guillermo García Ponce, tras
perder su batalla contra el cáncer. García Ponce fue comandante guerrillero
durante la época de la lucha armada en Venezuela. Un líder histórico,
fundador del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y cabecilla de los
levantamientos militares de Carúpano y Puerto Cabello ocurridos en 1962
durante el primer gobierno democrático establecido en el país en cuya
presidencia estaba Rómulo Betancourt.
Las muertes de dirigentes oficialistas continuaron al año siguiente. El 5 de
marzo de 2011 muere de un infarto al miocardio la dirigente popular Lina
Ron, quien se destacó por sus acciones de calle, ataques violentos contra
opositores y medios de comunicación independientes. Por su violencia y
rebeldía Chávez la calificó como “la indomable” y hasta una plazoleta en el
centro de Caracas, donde solía armar sus acciones violentas, lleva el nombre
de “Comando Lina Ron”.
El 22 de abril de 2011, Clodosvaldo Russián sufrió un accidente
cerebrovascular, fue trasladado a La Habana, Cuba, para tratamiento; pero
murió en La Habana el 20 de junio de 2011. Russián fue una importante
figura del chavismo quien ejerció como contralor general de la República.
Mas que un vigilante de la corrupción, desde esa posición se dedicó a
perseguir a opositores e inhabilitar de la política a figuras de la oposición.
Una muerte sorprendente
Una extraña muerte ocurrió el 17 de julio de 2011, la del historiador Jorge
Enrique Mier Hoffman, de 64 años, dado que fue el hombre que más
influencia tuvo sobre Chávez para que ordenara que se iniciase la
investigación sobre la muerte de Bolívar. Mier fue uno de los más
comprometidos defensores de la tesis del presidente Chávez sobre el
envenenamiento del Libertador con su libro “La Carta que cambiará la
historia” y fue asesinado en Porlamar, estado Nueva Esparta, a manos de
unos presuntos atracadores quienes le dispararon a las 3 y 30 de la tarde
cuando salía del Centro Comercial Costa Azul, acompañado de su esposa y
su nieta, quien también resultó herida.
“Este Jorge Mier es descendiente de Joaquín de Mier, el rico español dueño
de la hacienda donde murió Simón Bolívar y escribió este polémico libro,
lleno de especulaciones, ciertamente; pero, también de documentos que dejan
interrogantes: cómo, cuándo, quién lo mató, dónde está Bolívar. El libro es
una interrogante, para leerlo con calma, sentado y conseguirse sorpresas que
golpean el alma de un bolivariano”. Esta fue la descripción del presidente
Chávez tras la publicación del libro “La carta que cambiará la historia”, en
una de sus extensas transmisiones de “Aló Presidente” en agosto de 2008.
Mier Hoffman fue autor de 15 libros; estudioso de la arqueoastronomía,
ciencia especializada en los misterios del universo y creador del portal web
“Un enigma llamado Bolívar” galardonado en 2011 con el Premio Nacional
de Periodismo, mención Bicentenaria, distinción del gobierno chavista, a
quienes defienden los intereses revolucionarios. También fue el creador de la
primera imagen holográfica de Bolívar en documentos oficiales.
Sus inquietudes sobre la vida de Bolívar y el tema de la muerte del prócer, le
vino por ser descendiente de don Joaquín Mier, dueño de la Quinta San Pedro
Alejandrino, en Santa Marta, Colombia, en donde murió Bolívar. Don
Joaquín de Mier nacido en Cádiz el 15 de abril de 1787, llegó a Cartagena en
1791 y a Santa Marta en 1802. La quinta que era la casa principal de la finca
San Pedro Alejandrino, fue adquirida el 9 de enero de 1808 por don Faustino
de Mier, padre de Joaquín, con una extensión de 22 hectáreas, con tierras
para la siembra de caña de azúcar con su trapiche y destilería para producir
panela y ron. Don Joaquín había sido designado capitán de milicias en 1817,
casado con la neogranadina Isabel Rovira en 1819 y se adhirió a la causa
emancipadora en 1820. Era propietario de barcos que se utilizaron para
transportar armas y pertrechos desde las Antillas.
Según la reseña publicada por el historiador Eumenes Fuguet Borregales, El
Libertador le escribe a Joaquín el 17 de octubre agradeciendo la gentileza del
hospedaje ofrecido tras su viaje que preparaba desde Bogotá luego de
renunciar a la presidencia. Don Joaquín lo movilizó en la nave “Manuel”;
alojándolo inicialmente en la Casa de la Aduana, la primera con mampostería
en América, decretada en 1975 “Casa de Bolívar”. Llegó el 6 de diciembre a
la hacienda-ingenio San Pedro Alejandrino, donde recibiría los cuidados y
atención permanente hasta sus últimos respiros por parte del farmaceuta
francés con conocimientos de Medicina Alejandro Próspero Réverend.
Describe Fuguet que “al siguiente día en un breve recorrido por la
hospitalaria residencia, al llegar a la biblioteca, Bolívar exclamó: ‘¡Como!
Aquí está la historia de la humanidad’. Al observar el libro Don Quijote de la
Mancha de Miguel de Cervantes y Saavedra expresó su conocida frase:
‘Jesucristo, Don Quijote y yo, hemos sido los grandes majaderos del mundo’.
Don Joaquín estará presente en noviembre de 1842, cuando fueron
exhumados los restos del Padre de la Patria por parte del Dr. José María
Vargas y Réverend para ser trasladados a Venezuela en el navío
Constitución”.
Carta del Libertador a Joaquín Mier:
“Soledad, 17 de octubre de 1830.
Al Señor Joaquín de Mier.
Mi estimado amigo y señor: He tenido el placer de recibir la bondadosa carta
de Vd. en la cual se sirve ofrecerme su casa de campo, y honrarme con las
expresiones afectuosas de su benevolencia. Reciba Vd., señor, por esta
generosidad las gracias más expresivas de mi parte. No me había adelantado
a escribir a Vd. antes, por no tener el placer de conocerle, pero el señor
general Montilla, a quien le encargué, lo mismo que al coronel Adlercreutz,
de hablar a Vd. sobre su casa de veraneo, le habrán dicho cuál era mi deseo
de molestar a Vd. lo menos que me fuese posible y los motivos que me
animaban a usar de esta franqueza.
Yo pienso seguir pronto para esa ciudad y desde luego acepto la oferta de Vd.
aunque sea por unos pocos días.
Entre tanto reciba Vd. las expresiones de mi consideración y aprecio”.
S. BOLÍVAR.
La importancia de Mier Hoffman es que le dio a Hugo Chávez herramientas
históricas para sostener su tesis del presunto asesinato del Libertador. El
historiador asesinado en Margarita puso en sus manos unos dos mil
documentos que pertenecieron al Libertador que desde aquellos años habían
sido resguardados por don Joaquín de Mier.
Esa última muerte, la de Mier, ocurría un mes después de que Chávez sintiera
por primera vez el dolor en su rodilla, el 11 de mayo de 2011. Mientras se
discutía en los medios informativos y de opinión sobre si este asesinato había
sido un crimen por encargo a manos de dos sicarios contratados por alguien y
no hampa común; se desataban las sospechas de que el dolor de la rodilla de
Chávez y la suspensión de sus viajes, anunciaban algo mucho más dramático.
La hoz de la muerte que se llevó a estos importantes personajes como la del
historiador, dirigentes políticos, activistas y ministros que muchos la
atribuían a la maldición de la exhumación y la intención de rehacer la historia
del Libertador, alcanzó su momento cumbre cuando Chávez anunció su viaje
sin regreso a La Habana; luego de mas de un año de padecimiento de uno de
los cánceres más agresivos, el leiomiosarcoma.
Otra figura del chavismo presente durante la exhumación de Bolívar como la
ex fiscal general Luisa Ortega Díaz tuvo que abandonar su hogar y sus bienes
para terminar en el exilio junto a sus familiares.
Elías Jaua a quien le tocó abrir el candado del féretro fue excluido de los
principales cargos gubernamentales de los que disfrutó hasta la llegada de
Maduro al poder. Aunque no rompió con el chavismo, ha mantenido una
crítica discreta a la conducción de Nicolás Maduro a la espera de una
oportunidad para recuperar su liderazgo interno.
La lista de dirigentes execrados fue muy larga, una de las más dramáticas ha
sido la del ex ministro de Interior y Justicia, mayor general Miguel Rodríguez
Torres, a quien le tocó velar por la seguridad del acto de exhumación como
director del SEBIN. Rodríguez Torres terminó en las mazmorras de una
cárcel militar, aislado y enfermo por mostrar diferencias con el gobierno.
Chávez maldice a Israel
Pero no solo la maldición de Bolívar alimentó los rumores de la tragedia del
“soldado de la patria”. Así como en otros episodios históricos, como aquella
leyenda atribuida a uno de los constructores del Titanic, quien expresara: “Ni
Dios podrá hundir este barco”, diversas interpretaciones se difundieron a
partir de las extravagancias del “líder” en sus referencias a Dios y la negación
de su palabra.
Hay quienes aseguraron que el motivo real de la muerte de Chávez fue la
maldición y herejías contra el pueblo de Dios.
Una de las más recordadas fue la maldición que le hiciera a Israel, que fue
percibida como una afrenta al pueblo de Dios: “Aprovecho para condenar de
nuevo, desde el fondo de mi alma y de mis vísceras, al Estado de Israel.
Maldito seas Estado de Israel. Maldito seas, terrorista y asesino”.
El 2 de junio de 2010, Chávez en cadena nacional maldijo a Israel, por un
ataque de las fuerzas de defensa israelíes contra la “Flotilla de la Libertad”
que presuntamente llevaba ayuda humanitaria a Gaza. “Aprovecho para
condenar de nuevo, desde el fondo de mi alma y de mis vísceras, al Estado de
Israel ¡Maldito seas Estado de Israel! ¡Maldito seas! terrorista y asesino y
viva el pueblo palestino, pueblo heroico, pueblo bueno”.
La emocional condena tuvo una reacción no solo del pueblo judío, sino de
católicos y de otras religiones. A estas aversiones se agregaba el rechazo a
sus disertaciones sobre la no existencia de Dios y a una vida después de la
muerte; así como su irrespeto a algunas autoridades eclesiásticas.
Un video difundido, a propósito de la maldición de Hugo Chávez, recogió
algunos pasajes bíblicos, que auguraban las consecuencias que podrían
derivar de su reto a Dios y a la fe. Así resumía: Génesis 12:3 Dios promete al
padre de la Nación de Israel, Abraham: “Bendeciré a los que te bendigan, y al
que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la
tierra”. (26)
Mientras que en El Levítico, uno de los libros del Antiguo Testamento o en el
Tanaj hebreo 25:3 se señala: “Seis años sembrarás tu tierra y seis años
podarás tu viña y recogerás sus frutos”. En el 25:4: “Pero el séptimo año la
tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás
tu viña”. Para quienes interpretan los antiguos escritos cada ciclo de siete
años Dios da descanso y paz a la tierra. A partir de ese séptimo año que se
inicia desde junio de 2017 Venezuela se iría liberando de la maldición
generada sobre su población y de todo pacto de las tinieblas que esclavizó a
la Nación.
A menos de un año después de aquella maldición, el 11 de mayo de 2011, en
el cuerpo del líder continental se manifestaría su primer mensaje de la terrible
enfermedad que sufriría, con el malestar que se anidaba en su rodilla, como
una premonición de lo que ocurriría en los siguientes años.
En referencias a Dios, Chávez expresó en una ocasión: “Eso es mentira que
Dios creó al hombre del barro, eso es mentira. Eso es mentira. Y que sacó de
la costilla a la mujer. Nosotros venimos de la evolución de las especies”.
En otras afirmaciones señalaba que: “aquí se acabó eso de que de que hay
enviados de Dios en la tierra. La voz del pueblo es la voz de Dios, es la que
está en la tierra. Ese es el Dios verdadero”.
Sobre Dios expresaba: “Yo interpreto a Cristo cuando dijo: ‘Mi reino no es
de este mundo’. Algunos dicen que lo que Cristo quiso decir es que el reino
de la igualdad y la felicidad no era posible en este mundo sino en un mundo
más allá. Que la gente muere y el alma se va al cielo y allá es que es posible
el reino de Cristo… No, mentira, no hay otro mundo más allá, es aquí”.
Pero la voz del pueblo era sólo la voz de él, del líder. Esa era la voz
constante, la voz permanente, en sus extensas cadenas televisivas, en sus
interminables alocuciones. Una voz insistente que se multiplicaba en los
procesos electorales, mientras tenía inmensos recursos a su disposición y el
respaldo de la mayoría de los venezolanos. Era un sola voz frente a un país en
silencio, pasivo, expectante, a la espera del sueño socialista. Cuando esa voz
se fue apagando frente a la dura realidad cotidiana y la cercanía de la muerte,
la leyenda del héroe tomó su lugar en la propaganda. Sin los extraordinarios
recursos económicos, sin el héroe y sin la voz del líder, fue necesario acudir
al poder del miedo y de las armas.
Ya con Venezuela en el declive, hundida en la pobreza, un grupo de
venezolanos habría viajado a Jerusalén, en octubre de 2018, según reseñó
NEWSru.co.il, en referencia al sitio web Kikar Shabat, para disculparse con
los judíos y pedirles que levantasen la condena que afectaba a su país después
de que Chávez maldijera a Israel. La delegación visitante habría incluido a
líderes de la Iglesia Católica en Venezuela; así como empresarios y
funcionarios del gobierno, reseñó Israel Noticias. Para tratar de resarcir la
blasfemia, la delegación conversó con el rabino Daniel Biton, radicado en
Jerusalén, que tenía buenas relaciones con Chávez en los primeros años de su
gobierno.
Temor a Dios
Luego de diez meses de haber sido diagnosticado el cáncer, Chávez dejaba
atrás su actitud arrogante frente a la Iglesia, la religión y Dios. Ante su
inminente muerte, Chávez acudió a la imagen de Cristo rogando porque le
fuera prolongada la vida. En esa incertidumbre, cambió a Bolívar por Cristo
en el santuario de El Salón de la Patria, del Palacio de Miraflores, donde
reunió de manera simbólica a todas las deidades de su sincretismo religioso,
incluyendo a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, como
refiere en su libro el periodista David Placer.
A su regreso de La Habana, a la media noche del 4 de abril de 2012, donde
recibió cinco sesiones de radioterapia, se trasladó a su estado natal, Barinas,
en donde residía su familia y gobernaban sus hermanos. Allí lo esperaban
familiares y amigos con una misa especial que le habían preparado para pedir
por su vida.
Chávez, con un rosario colgado a su cuello, habló a sus amigos y familiares
con una profunda expresión de angustia, de dolor interior. Detrás destacaba
un Cristo sangrando con su corona de espinas, cargando una pesada cruz, en
una expresión de dolor y sufrimiento. Así pues, ese último año al líder
indestructible, se le comenzó a ver un lado más vulnerable, al lado de su
familia, de sus hijas y de los altares.
En ella Chávez rogó a Cristo: “Dame vida, aunque sea vida llameante, vida
dolorosa, no me importa (…) Dame vida porque todavía me quedan cosas
que hacer por este pueblo y por esta patria. No me lleves todavía, dame tu
cruz, dame tus espinas, dame tu sangre, que yo estoy dispuesto a llevarlas,
pero con vida”.
Desde esos momentos, en casi todos sus actos públicos, estaba su madre,
doña Elena; sus hijas Rosa Virginia, María Gabriela y Rosa Inés; y la imagen
de Cristo lo acompañó hasta en la que sería su última campaña electoral…
“Yo ahora no pude evitar una lágrima cuando sentí la mano amorosa de mi
madre y al mismo tiempo la mano de mi padre. Dije: Dios ¿hace cuánto no
sentía esas dos manos al mismo tiempo (…) o esos brazos de mis hermanos,
de mis hermanas, de mis hijos? Expresó durante la misa”. (27)
Ese súbito reencuentro con Dios inundó todas las instituciones
gubernamentales, incluyendo las del ala militar. Así comenzaron a hacerse
celebraciones de misas ecuménicas o de distintas religiones para rogar por la
salud del líder de la revolución bolivariana.
También desde La Habana
Desde Cuba, en donde la fe cristiana ocupa un lugar relegado, los babalaos,
padres de todos los misterios, realizaron rituales por la vida de Chávez. En
septiembre de 2011, un bilongo fue organizado como parte de las ceremonias
religiosas que tuvieron lugar en esas semanas para pedir por la definitiva
recuperación del presidente Chávez, quien libraba su dura lucha contra el
cáncer. En esa oportunidad, el acto espiritual se realizó con danzas, rituales,
cánticos, golpes de tambor y oraciones propias de la religión Yoruba. (28)
Un bilongo es un acto de fe religiosa y natural desarrollado por descendientes
de africanos en distintos lugares de América y el Caribe, basado en
conocimientos ancestrales y en el poder sanador de las plantas y otros
elementos de la naturaleza.
Pero no solo fueron los santeros cubanos. Un culto de acción de gracias por la
vida de Chávez tuvo lugar en la Iglesia de la Santísima Trinidad, en La
Habana, convocado por el Consejo de Iglesias de Cuba. Los asistentes
hicieron votos por la salud de Chávez con oraciones, y rezos por considerarlo
el líder latinoamericano.
Cambian el lema de la muerte
Aquel lema que caracterizaba su revolución: ‟¡Patria, socialismo o muerte!”
fue borrado y en su lugar se promovió otro que llamaba a la vida: ‟¡Patria,
Socialismo… Viviremos y Venceremos!”.
¿Fue su idea eliminar la palabra “muerte” y cambiarla por la de “viviremos”?
¿O algunos de sus guías espirituales le hicieron comprender los efectos
dañinos que devienen al exaltar la palabra “muerte” tal como lo hizo desde su
ascenso al poder? En las circunstancias actuales era un término incompatible
para su proyecto de un mundo nuevo y para su propia vida.
En su esfuerzo de aferrarse a la vida había tratado de convencerse que los
héroes, los caudillos y los hombres que tienen un destino superior no mueren.
Una idea que se sembró a sí mismo cuando se la expresó a Bolívar sobre sus
restos. “¡No son solo unos huesos! ¡Allí está Bolívar!”. Así comenzó a
sembrarse en el imaginario colectivo el Chávez mesías. Mucho antes de su
muerte el ícono que comenzó a reproducirse en las tiendas de santería, en las
oraciones de sus seguidores, en los ritos paganos, era su imagen como deidad.
El puño del guerrero que golpeaba enemigos se transformó en bendiciones.
Entonces nacieron: ¡Chávez Vive, la Patria sigue! ¡Todos Somos Chávez! Y
el Comandante eterno.
La Espada de Bolívar corta cabezas
A las supersticiones que germinaron tras las muertes de dirigentes
revolucionarios se unió la sospecha de que el maleficio hacía de las suyas
también en las cabezas de algunos dictadores a los que Chávez ungió con la
“Espada de Bolívar” pues obsequió al menos 20 réplicas, especialmente a
dictadores y autócratas aliados de la revolución socialista, algunos de los
cuales, luego de ser bendecidos con el óleo sagrado de la Espada Bolivariana,
cayeron en desgracia, padecieron enfermedades o fueron derrocados.
La primera espada
El primer mandatario en recibir la Espada de manos de Chávez fue Fidel
Castro, entregada en su primera visita a Venezuela, luego de su ascenso al
poder. Castro llegó a Venezuela el 19 de octubre de 2000, siendo el país más
visitado por el mandatario cubano. A partir de esa visita en la que ambos
recorrieron diversidad de lugares de Venezuela, exaltaron su fraternidad y
adornaron con frases y ocurrencias el nuevo mundo que se abría para ellos.
Cuba y los hermanos Castro serían las principales guías del proceso
venezolano, con una influencia determinante en las áreas económica, social y
militar; y más tarde en servicios de inteligencia, espionaje, represión y
control sobre los ciudadanos.
Ochos años después de su primera visita a la Venezuela de Chávez, el 19 de
febrero de 2008 el histórico líder de la Revolución cubana anunció su
renuncia a la reelección de los cargos de presidente de gobierno y
comandante en jefe. Después de casi medio siglo al frente del gobierno, Fidel
reconocía, lo que había estado ocultando, su precario estado de salud. Su
situación había desatado todo tipo de rumores en el último año y medio. Su
hermano Raúl, quien había ocupado la presidencia de forma provisional, fue
nombrado presidente del gobierno de forma oficial el 24 del mismo mes. El
anunció de Fidel; así como la designación de su sucesor generaron grandes
expectativas sobre la posible apertura económica del régimen; lo cual no
ocurrió entre otras circunstancias, por la ayuda económica que recibían de
Venezuela que les permitía mantener por más tiempo el modelo comunista de
economía cerrada.
Raúl Castro, como sucesor, también se unió a este exclusivo club de
autócratas ungidos por el gobierno chavista con la Espada del Libertador.
Gadafi
Uno de los casos que más cuestionamientos trajo fue la orden El Libertador y
la entrega de la espada a Muamar el Gadafi.
El 28 de septiembre de 2009 el presidente Chávez condecoró con la orden del
Libertador al dictador libio, en la isla Margarita, al nororiente de Venezuela,
donde el líder africano se encontraba de visita oficial, tras haber participado
en la II Cumbre América del Sur - África (ASA). En ese acto Chávez reiteró
que el camino a la salvación del mundo es el socialismo.
“Estamos aquí para cambiar la historia, para acabar con el imperialismo, para
construir el socialismo, el nuevo socialismo en Arabia, el socialismo en
África, el socialismo en el Caribe, el socialismo en América Latina (…) El
socialismo es el camino a la salvación de los pueblos (…) la salvación del
mundo”, dijo Chávez, tras condecorar a Gadafi con la orden Libertador, el
máximo reconocimiento.
El presidente venezolano entregó a Gadafi una réplica exacta de la espada
usada por Bolívar en su campaña emancipadora. “Esta es la espada que
libertó a América hace 200 años (… ) esta espada está viva y hoy anda por
América Latina a nombre de nuestro pueblo, de la revolución bolivariana, la
entrego a ti, soldado revolucionario, líder del pueblo libio, líder de los
pueblos del África”, le dijo Chávez al momento de hacerle entrega.
Dos años después del homenaje, el 20 de octubre de 2011, el militar, dictador
de Libia que había logrado mantenerse por 42 años en el poder fue derrocado
por fuerzas opositoras del Consejo Nacional de Transición. Luego de un
ataque, intentando huir, fue capturado por un grupo de combatientes
opositores y a pesar de rogar por su vida y pedir piedad, lo golpearon y le
dispararon.
Gadafi, confiado en su poder sobre el pueblo y en el delirio que le infunden
42 años de mandato, había expresado: “Libia soy yo”; y ello puede
entenderse cuando los especialistas calculan que los bienes manejados por
este dictador alcanzaban a 170 mil millones de dólares. Chávez, según su
propia confesión, había advertido a su aliado ideológico, que sacara el dinero
de las reservas de Libia de los “bancos imperialistas”; pero las revueltas
sociales se intensificaron y las sanciones contra sus bienes no se hicieron
esperar.
Robert Mugabe
Otro significativo homenaje en nombre de Bolívar lo recibió el dictador de
Zimbabue, Robert Mugabe. El 27 de febrero de 2004, Mugabe asistió a la
cumbre del Grupo de los 15 (G-15) en Caracas. El evento ocurría entre
fuertes protestas que dejaban muertos y heridos en las calles capitalinas.
Durante la cumbre, Chávez entregó a su gran aliado africano la réplica de la
Espada.
Es de recordar las similitudes de ambos regímenes que se reflejarían pocos
años después. En ese período cinco millones de ciudadanos abandonaron
Zimbabue, la hiperinflación destruyó los ahorros y propiedades de los que se
quedaron en el país; la corrupción y la ideología acabaron con el sistema
productivo; expropió granjas agrícolas que eran la base de la economía y una
mafia alrededor del dictador se apoderó del gobierno y las riquezas de la
nación africana.
Mugabe, igualmente, fue un líder carismático y también controló el sistema
electoral para mantenerse en el poder dando una apariencia de legalidad.
Luego de 37 años como jefe de Estado, a los 93 años, en 2017, se vio
obligado a renunciar luego que su propio Ejército le quitó el respaldo. Ya
fuera del poder estuvo varios meses hospitalizado por un cáncer de pulmón y
falleció en septiembre de 2019, de 95 años, en Singapur, donde residía en la
soledad del exilio.
Bashar al-Ásad
En junio de 2010, Chávez entregó la Espada de Bolívar al líder sirio Bashar
Ál-Assad y un año después, desde 2011, el dictador sufre una de las guerras
civiles más cruentas del Medio Oriente. Amnistía Internacional lo acusa de
aplicar una política de exterminio contra los opositores y disidentes. La ONU
ha publicado varios informes sobre el uso de armas químicas contra la
población civil.
El presidente sirio llegó a Caracas en horas de la mañana en la primera parada
de una gira internacional. El dictador de Siria y aliado de la revolución
bolivariana fue condecorado con la orden Gran Cordón Libertador en Primera
Clase al tiempo que recibió la preciada réplica. “Esta es la espada de Bolívar,
la espada de la liberación de los pueblos, para ti que la mereces. No exagero
al decir que tú eres uno de los libertadores del mundo nuevo”, exclamó
Chávez al imponerle la condecoración.
En gesto de reciprocidad, Ásad también le entregó a Chávez la Orden de
Omayyad, la más alta orden de Siria y destacó que este gesto era una manera
de rendirle tributo; así como al pueblo venezolano por ser símbolos de la
resistencia en América Latina y en el mundo entero. “En valoración de sus
posturas de parte de las causas justas en el mundo y especialmente en nuestra
zona árabe, de la causa palestina, de la causa de Siria de recuperar los
territorios ocupados del Golán, en valoración a su lealtad a los valores
humanos que usted y su pueblo representan, reciba el más alto orden de la
República Árabe Siria”, exclamó al entregar la condecoración.
Ásad ha gobernado a la República Árabe Siria desde hace más de 19 años,
tras suceder a su padre, Háfez al-Ásad, en el año 2000, quien a su vez
gobernó al país durante 29 años. De manera que padre e hijo llevan
gobernando a Siria durante medio siglo.
Al comienzo de su mandato, Bashar al Ásad planteó una esperanza de cambio
democrático y una apertura económica abierta que fue bien recibida por
Occidente, con ofertas de liberación de presos políticos. Pero, a pesar de su
formación en el área médica con estudios en Londres, siguió el camino
autocrático ejerciendo una fuerte represión sobre los opositores y la
población que exigía cambios democráticos. Además del control interno,
Ásad se apoyó en su alianza con Rusia y sus fuerzas militares.
Las protestas contra su mandato se incrementaron en agosto de 2011 que
desencadenaron en una cruenta guerra civil con intensos bombardeos sobre
Damasco por parte del Ejército Sirio Libre. En el sector rebelde operan
diversos intereses e ideologías con una oposición conservadora y otra radical
en la que se destacan sectores kurdos y diferentes grupos islámicos radicales
como el Estado Islámico y los yihadistas.
Una alianza internacional, encabezada por EEUU, Arabia Saudita y Emiratos
Árabes, ha bombardeado a los núcleos del Estado Islámico mientras el apoyo
de Rusia a Ásad, ha complicado el escenario bélico haciendo más compleja
una salida al conflicto. El gobierno sirio controla un sector del oeste del país;
pero otras regiones están controladas por las diferentes fuerzas rebeldes.
Desde 2011, con la guerra civil, los países árabes, la Unión Europea, Estados
Unidos, Turquía y otros gobiernos han exigido la renuncia de Ásad, mientras
que gobiernos como Irán (principal aliado en la región), Rusia, China, Corea
del Norte y Cuba condenan la intervención extranjera y el cambio de
gobierno en Siria. Chávez y ahora Maduro, han sido sus aliados
incondicionales.

Los Kirchner
El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, comenzó su primer día de
trabajo recibiendo a los presidentes de América Latina que participaron como
invitados en los actos de su toma de posesión el 25 de mayo de 2003, entre
los invitados destacaba Hugo Chávez, quien le llevaba como obsequio una
réplica de la Espada de Bolívar: “Hay una nueva visión política y económica
en el continente. Se está levantando una nueva América” le dijo al entregarle
la Espada.
Kirchner fue un importante aliado de Hugo Chávez, a quien apoyó
financieramente, como se desprende de sonados casos de corrupción que
saltaron a la luz pública siendo el mayor escándalo el caso de “la maleta de
Antonini”. Al empresario venezolano, Guido Antonini Wilson, el 4 de agosto
de 2007 le encontraron una valija con 790 mil 550 dólares, en efectivo, que
fueron decomisados en la aduana de Buenos Aires. Allí reconoció que era
para apoyar la primera campaña presidencial de la esposa de Kirchner con
recursos enviados desde Venezuela.
A pesar de las denuncias, Néstor Kirchner concluyó su mandato sin mayores
contratiempos y legó el poder a su esposa Cristina Fernández de Kirchner,
quien lo sucedió en diciembre de 2007, tras vencer en las elecciones. Luego
de su triunfo, al día siguiente de asumir su mandato, Cristina igualmente
recibió de parte de Chávez la Espada de Bolívar.
Con ambas espadas en la mano, a la pareja Kirchner le fue muy bien. En
2009 el ex presidente argentino salió electo en la Cámara de Diputados, por
la provincia de Buenos Aires. Ese año también fue electo presidente del
Partido Justicialista. Sin embargo, en enero de 2010 se le debilitó seriamente
la salud. En febrero fue operado de la carótida, en septiembre fue sometido a
una angioplastia. Sus médicos le recomendaron que cambiara su estilo de
vida debido al estrés. Luego de unas semanas de reposo, volvió a la actividad
política; pero falleció a los 60 años de un paro respiratorio el 27 de octubre de
2010.
Cristina asumió la presidencia el 10 de diciembre de 2007 y logró repetir en
2011, para culminar su período en 2015; calificada por la revista Forbes
como una de las mujeres más poderosas del mundo.
Desde 2017 Cristina Kirchner, siendo senadora por la provincia de Buenos
Aires, enfrentó acusaciones por corrupción, lavado de dinero y traición a la
patria. Destacan los casos por adjudicación de obras por sobreprecio. En los
tribunales reposan 745 denuncias en contra de ministros y funcionarios,
acusados de corrupción con algunos tras las rejas. Cristina encabeza las
acusaciones con 298 denuncias; de los cuales 10 tienen expedientes abiertos.
La Corte Suprema de Argentina avaló la investigación por “traición a la
patria” y “encubrimiento” contra la ex presidenta y el ex canciller Héctor
Timerman, a raíz del memorando firmado con Irán en el marco de la
investigación que se sigue por el atentado terrorista contra la Asociación
Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, que ocasionó la muerte
de 85 personas. Hasta la fecha nadie ha sido arrestado o juzgado. El fiscal
Alberto Nisman apareció muerto en 2015 después de denunciar a Cristina por
encubrimiento y asegurar que ella y su gobierno habían pactado la impunidad
para los iraníes. A pesar de que el magistrado federal Claudio Bonadio
dictaminó en 2017 su detención al acusarla de traición a la patria y
encubrimiento, esta medida nunca se realizó debido a su condición en ese
momento de senadora. En diciembre de 2019 fue derogada la orden de
prisión preventiva que pesaba sobre ella.
El 10 de diciembre de 2019, asumió como Vicepresidenta de la Nación
Argentina. Sería necesario un juicio político en el Parlamento para procesarla,
salvo que se emita una ley de amnistía o un indulto. Pareciera que hay otros
muchos más graves que permanecen ocultos según la oposición.
Cristina Fernández denunció en septiembre de 2016 que le habían sustraído
las dos réplicas de la Espada de Bolívar, de su residencia, la de ella y la de su
fallecido esposo que se encontraban en la región costera de Calafate, a raíz de
allanamientos por los casos que le siguen. Tal vez la desaparición oportuna
de estas réplicas, en extrañas circunstancias, permitieron que Cristina pudiera
superar acusaciones por corrupción y la presunta enfermedad que la aqueja.
La salud de Cristina y de su fallecido esposo fueron resguardadas
celosamente en sus mandatos; a pesar de que ella presentó afectaciones que la
alejaron por períodos prolongados de las funciones públicas.
El neurólogo y periodista argentino Nelson Castro, publicó en 2015 el libro
“Secreto de Estado, la verdad sobre la salud de Cristina Fernández de
Kirchner”, en el cual relata que el psiquiatra Alejandro Lagomarsino, que
falleció en 2011, reconoció haber tratado a la ex presidenta y habría
confirmado el diagnóstico de bipolaridad.
Ahora se encuentra nuevamente en el poder al ser electa para la
vicepresidencia y sigue siendo la mujer fuerte de Argentina. De las dos
espadas desaparecidas entregadas por Chávez nunca se supo a dónde fueron a
parar.
Lula también la recibió
Como presente por el cumpleaños número 57 celebrado dos días antes de su
triunfo electoral en la primera vuelta, el 27 octubre de 2002, el presidente de
Venezuela le envió al jefe del Partido de los Trabajadores, a Luiz Lula da
Silva, una réplica de la “espada de la revolución bolivariana”.
Lula, quien gobernó a Brasil entre 2003 y 2010, fue diagnosticado de cáncer
en octubre de 2011; diez meses después de dejar el poder. Le fue detectado
un tumor en la laringe. Desde 2014 comenzó a ser investigado por
irregularidades en el sonado caso de Petrobras, que se extendió a diputados y
senadores de su partido. En 2015 estalló el escándalo de Odebrecht que
también lo involucró en el cobro de sobornos. Este caso afectó a su sucesora,
Dilma Rousseff, quien culminó siendo destituida de la presidencia.
En marzo de 2016 fue acusado de enriquecimiento por corrupción. En julio
de 2017 fue condenado a 9 años de prisión por ser culpable de haber aceptado
y reformado una vivienda de tres plantas en una zona costera de São Paulo
por valor de 3,7 millones de reales (1,1 millones de euros), todo ello pagado
por la constructora OAS a cambio de contratos públicos. Más tarde le fueron
bloqueadas las cuentas bancarias y en 2018 le aumentaron la condena a 12
años. Lula, que tiene derecho a permanecer en libertad, interpone nuevos
recursos ante instancias judiciales. Ha sido condenado en segunda instancia
en dos procesos diferentes, lo cual lo inhabilita a presentarse como candidato
a cualquier cargo público.
Dado a los buenos negocios que había logrado con Chávez, en una ocasión
comentó: “Yo le decía, Chávez, deja de hablar de Simón Bolívar. Ya no hay
integración con espada en la mano, sino con bancos de desarrollo, con
financiamiento, con tasas de interés”.

Putin la devuelve
En enero de 2015, a dos años de la muerte de Chávez, Vladimir Putin
sorprendió al heredero de Hugo Chávez, devolviéndole la Espada de Bolívar.
La entrega se la realizó a Nicolás Maduro durante una gira presidencial por
los países miembros de la OPEP.
Aunque el gobierno calificó la devolución, como un gesto de amistad hacia el
pueblo venezolano, no se descarta que el líder ruso tomase en cuenta el
destino trágico de los autócratas, poseedores de ese símbolo de la “Libertad”.
El autócrata ruso tal vez consideró que la espada recibida de las manos de
Chávez en abril de 2010 podía perturbar su ambicionado propósito.
El gesto de Putin de haber devuelto la Espada por una vía formal le resultó
más efectiva. Por ello ha continuado al frente de Rusia y sigue siendo uno de
los jefes de Estado más influyentes en estos tiempos en que se vive una nueva
“guerra fría” ya no entre comunistas y liberales sino entre autocracias y
democracias.
Putin, quien fuera director del Servicio Federal de Seguridad anterior KGB
(Comité para la Seguridad del Estado) que ha gobernado a la Federación
Rusa durante cuatro períodos, como hombre más pragmático ha optado por
moverse en el negocio del libre mercado para sostener la economía y
conservar el poder; manteniendo a distancia las tesis populistas del
socialismo. Quizás también esa distancia la haya establecido también con los
espíritus de los líderes carismáticos latinoamericanos y de cualquier posible
maldición que arrastrasen los símbolos heroicos que suelen blandir como el
caso de la espada libertaria.
Se la roban a Evo
El 7 de agosto de 2013 el presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, recibió
la Espada del Libertador Simón Bolívar. La histórica réplica fue entregada
durante el juramento a la bandera realizada en el marco de la parada militar
por el 188 aniversario de la institución castrense boliviana.
Morales, quien había gobernado a Bolivia desde el año 2006, tras tres
elecciones, había sido uno de los pocos líderes del grupo socialista que había
logrado mantenerse en el poder.
Curiosamente, en marzo de 2014, se conoció la noticia de que al líder
boliviano le habían robado el importante símbolo bolivariano. Morales
informó sobre el extraño incidente: “Era linda la espada, estaba en mi cuarto,
después de unos tres años reviso y el estuche estaba vacío. Me la robaron”.
Además de la espada, a Morales también le sustrajeron el Cóndor de los
Andes, la medalla que es la más alta distinción de Bolivia y que le fue
entregada poco después de jurar a la presidencia en 2006.
Putin se desprendió de la réplica voluntariamente y de manera abierta. Lo de
Evo y Cristina fueron fortuitos pero extraños casos de robo. En el caso de
Evo ¿un robo en su propio dormitorio? Una situación que deja mucho qué
pensar ¿Tal vez había percibido el maleficio que se había extendido al resto
de los mandatarios adictos a permanecer en el poder?
Al parecer, la extraña fórmula para desprenderse del estigma bolivariano no
fue tan efectiva y el maleficio le llegó cuatro años más tarde cuando en
noviembre de 2019 intentó reelegirse nuevamente como presidente, a pesar
de haber aprobado una Constitución que se lo impedía. Asimismo no respetó
un plebiscito convocado por él en 2016, cuando consultó al pueblo si quería o
no permitirle ser nuevamente candidato presidencial. Morales perdió la
consulta. El afán de seguir siendo jefe de Estado fue superior. Intentó su
cuarto mandato; pero un fraude electoral demostrado por especialistas de la
ONU, en los comicios del 20 de octubre de 2019, lo obligó a ofrecer su
renuncia el 10 de noviembre para terminar en el exilio.
La Espada de Bolívar tal vez permanezca en algún lugar de Bolivia; y su
estigma afectó al líder indígena quien intenta volver al poder. La historia de
Evo aún no concluye y aspira a un regreso tras el triunfo de su candidato en
las nuevas elecciones realizadas un año después en octubre de 2020.
El cura alegre
En 2008 rompió 70 años de hegemonía del Partido Colorado, Fernando Lugo
quien ganó la presidencia de Paraguay en alianza con el partido Liberal.
A los días, el obispo católico, convertido en presidente, recibió la espada
simbólica que Hugo Chávez le obsequió y que perteneció a Bolívar.
“Nosotros la vamos a usar y lo digo muy en serio. ¡La vamos a usar contra la
corrupción, el bandidaje, contra los que robaron al pueblo, ellos se merecerán
la justicia!”, dijo amenazante Lugo; añadiendo que el sable sería el símbolo
de la justicia; por tener la figura de un indígena.
En agosto de 2010, en rueda de prensa se difundió de manera oficial que los
médicos de Lugo detectaron un “linfoma maligno cancerígeno”; pero
aseguraron que era potencialmente curable y que no afectaría sus actividades.
Fue operado en un hospital de São Paulo, Brasil en donde se le realizó la
quimioterapia con un reporte favorable
Si bien pudo superar la adversidad del cáncer, a Lugo no le fue bien como
jefe de Estado. En 2012 fue destituido por el Senado por mal desempeño de
sus funciones, con 39 votos a favor y 4 en contra. Sin embargo, mantuvo su
cerrera política al ser elegido senador en elecciones nacionales por el Frente
Guasú para el período 2013-2018. En junio de 2017 fue elegido presidente de
la Cámara de Senadores y del Congreso.
Su carrera política no estuvo exenta de denuncias. Algunas de ellas fueron en
el terreno sentimental y sus inclinaciones hacia muchachas jóvenes que lo
llevaron incluso a enfrentar juicios por paternidad que lo obligaron a
reconocer dos hijos concebidos cuándo era obispo; uno de ellos con una
menor de edad.
Lugo ejerció de obispo desde 1994 a 2005. En enero de 2005 el papa Juan
Pablo II aceptó su renuncia y pasó a ser obispo emérito de la diócesis de San
Pedro. En 2006 pidió a la Santa Sede permiso para alejarse de su condición
religiosa para dedicarse a la política, lo cual le fue concedido.
La salida de Dilma
En agosto de 2011 Chávez le regaló a Dilma Rousseff una réplica de la
Espada de Bolívar. Tampoco la mandataria brasileña se salvó del mal
augurio. Luego de su reelección presidencial, en 2015 fue destituida por
acusaciones de corrupción con la estatal Petrobras. Por el proceso de
impeachment no puede aspirar a la presidencia hasta 2024. Fue la primera
mujer en ocupar el más alto cargo del país. Recientemente fue absuelta de
uno de los cargos judiciales que enfrenta.
Los dictadores y sus fortunas
Estos poseedores de la Espada de Bolívar, recibidas como homenaje y
símbolo de una gran alianza de parte del régimen bolivariano, tuvieron en
común el querer permanecer eternamente en el poder y compararse con
mesías que se sacrifican por las causas de los oprimidos. Algunos hicieron la
carrera hacia la cima desde las filas militares, otros desde las luchas de los
pueblos originarios o desde el seno de los trabajadores. Solían destacar en sus
discursos que encabezan sus revoluciones que ha sido un sacrificio asumido
como un “mandato del pueblo”. “¡Ya yo no me pertenezco, ahora le
pertenezco al pueblo!”, han sido frases comunes en muchos de ellos. Pero,
aunque no figuren en los ranking de la revista Forbes, se hicieron de fortunas
que compiten con las de los más grandes magnates del mundo empresarial.
Cada uno de ellos ha edificado fortunas que van desde los 10 a los 100 mil
millones de dólares, las cuales han repartido en los bancos de las potencias
occidentales o en inversiones en empresas de dudosas operaciones. Pero los
cambios políticos y las rebeliones que exigen libertades democráticas, han
obligado al mundo occidental a tomar medidas, ya no sólo por las violaciones
a los derechos humanos contra sus pueblos; sino sobre las grandes fortunas
que han sido el soporte de dictaduras que han sobrepasado hasta los 40 años
en el poder.
El Banco Mundial ha estimado que, cada año los dictadores y gobernantes
corruptos se llevan de las arcas públicas entre 20 mil a 30 mil millones de
euros. La lista es larga y en ella se han destacados figuras que tras su historia
como caudillos, dejaron una estela de miles de millones en la banca
internacional como los casos de Gadafi en Libia, Jean Claude Duvalier en
Haití, Robert Mugabe en Zimbabue, Teodor Obiang en Guinea Ecuatorial,
Ben Alí en Túnez, Omar Al-Bashir en Sudán o Hosni Mubarak en Egipto.
En Latinoamérica no han sido menos; y los llamados “progresistas” aliados
en el Foro de Sao Paulo han tenido que rendir cuentas de su vida ostentosa,
fortunas y propiedades que exhiben sin rubor. Desde los hermanos Castro y
sus descendientes; Hugo Chávez, Nicolás Maduro, familiares y el entorno
político y económico; los Kirchner, Lula Da Silva, Evo Morales, Rafael
Correa, Daniel Ortega y sus respectivos descendientes, empresarios amigos y
entornos, han sido señalados de pertenecer a esa categoría privilegiada.
Camina por América Latina
Desde 2007 en Venezuela se acuñó la frase: “Alerta que camina, la Espada de
Bolívar por América Latina”.
Ciertamente, la influencia del chavismo y el llamado Socialismo del Siglo
XXI, se expandía por el continente, apoyados no solo en el renacer de la idea
socialista sino también sobre la bonanza de los petrodólares.
El precio del petróleo venezolano ascendía sobre los 100 dólares por barril y
la producción estaba por encima de los 3 millones de barriles diarios. A la
cabeza de esa expansión estaba justamente la Espada de Bolívar, empuñada
por Hugo Chávez y obsequiada a sus aliados del continente y a líderes rivales
de los imperios occidentales.
Pero la Espada al parecer no caminaba sola, sino que estuvo acompañada de
maletines llenos de dólares y de negocios que sirvieron para fortalecer
alianzas, para financiar campañas electorales, candidatos y presidentes; así
como a las causas políticas de los aliados ideológicos, que todavía faltan por
descubrirse como parte de este entramado de relaciones de poder.
En los actos de los nuevos mandatarios de la alianza la consigna sonaba con
fuerza y Hugo Chávez era el invitado central de estos eventos en tomas de
posesión de los nuevos mandatarios autodenominados “progresistas” que
desplazaron en esa etapa a las denominadas derechas democráticas
latinoamericanas. De manera que la Espada, ciertamente caminaba por
Argentina, Brasil, Chile, Perú, Uruguay, Ecuador, Nicaragua, Honduras,
Haití y República Dominicana.
Varios de sus mandatarios formaron parte del grupo de países del continente,
como Lula Da Silva (Brasil), Tabaré Vásquez (Uruguay), Evo Morales
(Bolivia), Michelle Bachelet (Chile) y Rafael Correa (Ecuador) quienes
siguieron los lineamientos de Chávez y Castro.
Venezuela y Cuba fundaron en La Habana, el 14 de diciembre de 2004, la
Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), una coalición de
países con fines netamente políticos.
La solidaridad ideológica bolivariana ha estado durante años por encima de
cualquier trasgresión de sus protagonistas y así se mantuvo hasta la caída de
algunos mandatarios, no por golpes de Estado o de movimientos
insurreccionales, sino por actos de corrupción. Así ocurrió con Da Silva,
Fernández de Kirchner, Correa y Morales, quienes, ya fuera del poder, fueron
acusados por escandalosos casos de enriquecimiento ilícito, corrupción y
esquemas internacionales de negocios fraudulentos.
La Espada como símbolo político
La violación de los Derechos Humanos y actos de corrupción motivaron a
que EEUU aplicara sanciones directas a altos funcionarios venezolanos
quienes por sus cargos, han violado principios democráticos que afectan las
relaciones con ese país.
En julio de 2017 el presidente Maduro extendió la máxima ofrenda del
símbolo libertario a funcionarios de segundo nivel y entregó la réplica de la
Espada de Bolívar a los sancionados por EEUU por corrupción y por violar
los Derechos Humanos. En desagravio les entregó el simbólico legado
durante un acto en celebración del aniversario de la Batalla de Carabobo.
"A los agredidos por el gobierno de Estados Unidos he decidido entregarle a
cada uno la espada inmortal del Libertador Simón Bolívar, el sable de la
Batalla de Carabobo que le entregó al general en jefe Rafael Urdaneta para
que se lo lleven a sus casas, lo tomen con sus manos, lo lleven en su
corazón", anunció el mandatario durante un contacto televisivo.
Durante el acto, en donde estaban presentes los más fieles representantes del
gobierno, entonaban el canto propio del oficialismo: “Alerta, alerta, alerta
que camina, la espada de Bolívar por América Latina”. Así pues, Maduro
entregó las réplicas del sable a Tarek William Saab, fiscal designado por la
ANC; Elías Jaua, Iris Varela, Néstor Reverol, Sergio Rivero; Carlos Pérez
Ampueda, director de la PNB; Franklin García Duque y Simón Zerpa
Delgado, nueve de los 13 sancionados en esas fechas.
Quien no podía faltar en estos reconocimientos fue la entonces presidenta del
Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, quien durante muchos
años ofreció sus importantes servicios en el manejo de los procesos
electorales. Siendo además una militante activa del PSUV, el mandatario le
dijo que le reconocía “la valentía, honestidad y los valores patrióticos. Le
entrego este sable con mucha autenticidad y sé que lo entrego en nombre de
todo un pueblo porque toda Venezuela se solidariza con usted ante este
ataque de Estados Unidos”.
Cabello también la tiene
Diosdado Cabello, presidente de la ANC, y uno de los hombres que aspiraba
a ser el sucesor de Hugo Chávez, recibió la Espada de Bolívar, sin que se la
entregara el presidente Nicolás Maduro. La extraña adquisición ocurrió el 23
de febrero de 2020.
La ocasión fue en un improvisado acto en el que el chavismo celebraba el
primer año de lo que la propaganda oficialista denominó “la Batalla de Los
Puentes”. Un acontecimiento que no era otra cosa que un intento del sector
opositor de ingresar al país, por la ciudad colombiana de Cúcuta a Venezuela,
varios camiones cargados con ayuda humanitaria. Los camiones fueron
incendiados en la línea fronteriza, por los “colectivos” que son cuerpos
armados civiles que operan a favor del chavismo. Una acción que fue
repudiada internacionalmente; el gobierno la convirtió en una gesta heroica
que supuestamente frenó una invasión de EEUU y sus aliados detrás de la
ayuda humanitaria.
A propósito de esa fecha el chavismo realizó una sesión especial de la ANC
en el estado Táchira, y en ese evento improvisado, Freddy Bernal, otro de los
líderes del chavismo, le entregó la Espada de Bolívar a Cabello. “Esta espada
es la original de Simón Bolívar que le dio la libertad a la América meridional.
Camarada, Diosdado Cabello, este pueblo militar, civil, miliciano, a nombre
de Chávez y a nombre de Bolívar, levanta esta misma espada, con la misma
fuerza, con convicción, con coraje y con amor, por Dios Todopoderoso, por
la libertad de esta patria”, dijo Bernal al hacerle entrega de la replica.
Para Cabello la quema de los camiones cargados con ayuda humanitaria por
parte de sus seguidores armados fue “una victoria contra Estados Unidos”. En
aquella oportunidad, el 23 de febrero de 2019 dio la orden de impedir que
ingresase la ayuda humanitaria a Venezuela, la cual fue ejecutada por Bernal
y acatada por sus colectivos. En el acto de entrega de la Espada, Bernal
recordó que Cabello le dijo entonces: “Haga lo que tenga que hacer”.
Para el cierre del acto, el presidente de la ANC arengó a sus seguidores con:
“¡Patria o Muerte!”, resucitando así la consigna de Fidel Castro, transformada
por Hugo Chávez en “Viviremos” ante la cercanía de su muerte.
¿Qué efectos tendrá la Espada de Bolívar en manos del segundo hombre de la
revolución quien representa el ala más radical del proceso y quien luego de la
muerte de Hugo Chávez ha abrazado la ortodoxia comunista, aparentemente?
La comisión secreta
Poco después de la muerte de Chávez, de concluidas las exequias y
ceremonias en homenaje al fallecido líder socialista, Maduro insistió con la
tesis de la inoculación del cáncer de Chávez.
Haciendo una analogía, con toda la historia del supuesto asesinato del
Libertador, Maduro volvió a destapar la hipótesis de que la enfermedad que
atacó a Chávez fue un cáncer “que rompía todas las regularidades”, que será
dada a conocer en su momento y anticipó que el Ejecutivo ya trabajaba en
una comisión para confirmar que la enfermedad le fue inoculada.
Maduro ya había asegurado horas antes de que el mandatario falleciera, el 5
de marzo de 2013, que el gobierno tenía pruebas de que su enfermedad no
había sido natural, sino inoculada por los “enemigos históricos” del
Presidente.
Siguiendo las orientaciones del propio Chávez, según la cual su enfermedad
había sido inoculada por sus enemigos, finalmente, en julio de 2016, a tres
años de su muerte, Maduro decidió nombrar la comisión secreta luego de que
surgiera la tesis, con posibles pruebas, de que Chávez fue asesinado y no
murió por causas naturales.
Así Chávez, al borde de la muerte y aferrado a los espíritus, arrojó la duda
sobre el origen de su enfermedad, quien, al igual que Bolívar, habría sido
asesinado antes de haber podido cumplir su misión sobre la tierra.
“Por ahí han salido en la prensa mundial tesis del asesinato del comandante
Hugo Chávez. Pareciera que hay unos documentos por ahí desclasificados.
Yo he nombrado una comisión secreta, por ahora, para investigar los
documentos y las evidencias que comienzan a surgir del asesinato del
comandante Chávez”, manifestó el Jefe de Estado durante su programa
semanal “En Contacto con Maduro” trasmitido por VTV.
Maduro expresó que tal tesis debe “ser evaluada con la objetividad de la
ciencia y de la historia y todavía al calor de esta causa que llevamos que es la
causa de él”. Además increpó a sus adversarios: “muchos creyeron que
eliminando al comandante Chávez ya se acababa la revolución. No ha sido
así; ni va a ser así”.

Golinger y el asesinato de Chávez


Poco tiempo antes, la abogada, investigadora y escritora estadounidense y
nacionalizada venezolana, Eva Golinger, una mujer muy ligada al gobierno
de Hugo Chávez, había sostenido la tesis de que la enfermedad y muerte del
presidente venezolano pudo haber sido inducida por EEUU.
En abril de 2016 publicó en su blog una entrevista concedida a la revista
Counterpunch.org en la que abordaba el tema. Allí señala que hay una fuerte
posibilidad de que Chávez fuera asesinado. Hay notorios y documentados
intentos de asesinato contra él durante toda su presidencia, indicó.
Para sostener su tesis señaló que: “en 2006 el gobierno de Estados Unidos
creó una misión especial de Inteligencia clandestina para Venezuela y Cuba
bajo la Dirección Nacional de Inteligencia. Esta unidad de Inteligencia de
élite estuvo encargada de expandir las operaciones encubiertas contra Chávez
y de dirigir misiones clandestinas desde un centro de fusión de Inteligencia
(CIA-DEA-DIA) en Colombia. Algunas de las piezas clave de esta historia
incluyen el descubrimiento de varios colaboradores cercanos a Chávez que
tenían acceso privado a él, sin obstáculos, que huyeron del país después de su
muerte y están activamente colaborando con Estados Unidos. Si él hubiera
sido asesinado por algún tipo de exposición a altos niveles de radiación, o por
la inoculación o infección por un virus que causara el cáncer de otro modo,
habría sido hecho por alguien con acceso cercano a él, en quien confiara”.
Como ejemplo expone el caso de Leamsy Salazar de quien señala que: “fue
uno de los colaboradores más cercanos de Chávez durante casi siete años. Era
un capitán de corbeta de la Armada de Venezuela y se dio a conocer durante
el golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, cuando alzó la bandera de
Venezuela desde el techo del regimiento de la Guardia Presidencial en el
palacio presidencial de Miraflores, cuando ya el rescate de Chávez estaba en
marcha. Se convirtió en un símbolo de las fuerzas armadas leales que
ayudaron a derrotar el golpe y Chávez lo recompensó convirtiéndolo en uno
de sus ayudantes más cercanos. Salazar era a la vez un edecán y asistente de
Chávez, que en algunos momentos le llevaba café y comida, estaba a su lado,
viajaba con él por todo el mundo y estaba encargado de protegerlo durante
los actos públicos. Yo lo conocí muchas veces en los años cuando estuvo con
Chávez. Fue uno de los rostros conocidos que protegían a Chávez desde hacía
muchos años. Él era un miembro clave del primer anillo de seguridad de
Chávez, con acceso privado a Chávez y conocimiento privilegiado y
altamente confidencial sobre sus andanzas, rutinas y actividades privadas”.
“Después del fallecimiento de Chávez en marzo 2013, Leamsy fue
transferido al equipo de seguridad de Diosdado Cabello, que era entonces
presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y considerado una de las
más poderosas figuras políticas y militares en el país. Cabello fue uno de los
aliados más cercanos de Chávez. Cabe señalar que Leamsy estuvo cerca de
Chávez durante la mayor parte de su enfermedad hasta su muerte y tenía un
acceso privilegiado limitado a muy pocos, incluso dentro su equipo de
seguridad”.
“Sorprendentemente, en diciembre de 2014, informes de prensa revelaron que
Leamsy había sido trasladado en secreto a EEUU desde España, donde al
parecer estaba de vacaciones con su familia. El avión que lo trasladó se dice
que era de la DEA. Fue colocado en el programa de protección de testigos del
gobierno estadounidense e informaciones en la prensa han alegado que está
proporcionando información a Estados Unidos sobre presuntos funcionarios
venezolanos involucrados en una red de alto nivel de narcotráfico. Hasta
ahora ninguna acusación de este estilo ha podido ser verificada o comprobada
de forma independiente”.
Otra explicación para su entrada en el programa de protección de testigos
estadounidense podría ser su presunta participación en el asesinato de
Chávez, posiblemente como parte de una operación clandestina (black ops)
de la CIA o, tal vez, incluso realizado bajo el auspicio de la CIA; pero
ejecutado por agentes corruptos o comprados del gobierno venezolano,
detalló Golinger.
“La inesperada muerte de Chávez para sus seguidores ha tenido un trágico
impacto en Venezuela. Lamentablemente, el país está pasando por tiempos
extremadamente difíciles. Una combinación de corrupción interna y sabotaje
externo por fuerzas de oposición, con apoyo extranjero, junto con la fuerte
caída de los precios del petróleo, han paralizado la economía. Agencias de
Estados Unidos y sus aliados en Venezuela han aprovechado la oportunidad
para desestabilizar aún más y destruir todos los restos que quedan de
chavismo. Ahora están tratando de arruinar y borrar el legado de Chávez,
pero creo que esto es una tarea imposible. La memoria de Chávez que vive en
las millones de personas que él impactó, mejorando sus vidas, será capaz de
soportar la tormenta. El 'Chavismo' se ha convertido en una ideología
fundada en los principios de justicia social y la dignidad humana. Pero, ¿lo
extrañamos terriblemente? Sí″, concluyó Golinger.
A siete años de la partida física del mandatario socialista, el Ejecutivo
Nacional y los voceros del chavismo, parecen haber olvidado la investigación
sobre la muerte de su líder, con la que se pretendía demostrar la supuesta
inoculación del cáncer a través de “técnicas avanzadas” que finalmente afectó
irremediablemente la salud del “supremo”.
O tal vez, como lo sugiere Golinger, un sector del chavismo está más
ocupado en “borrar” el legado de Chávez; y así como otros casos en la
historia, dejar que sólo sobrevivan sus restos en un mausoleo.
Inocular un cáncer es imposible
Desde que se presentó la tesis sobre la presunta inoculación del cáncer de
Chávez, numerosos especialistas abordaron el tema señalando la
imposibilidad de que ello pudiera producirse; pero, es de destacar la opinión
médica del especialista que atendió y practicó la primera operación a Hugo
Chávez a su llegada a La Habana el 8 de junio de 2011. Se trata del médico
español, José Luis García Sabrido, quien fuera uno de los especialistas de
cabecera de Fidel Castro.
Consultado, años después, en marzo de 2013 por el diario español El Mundo,
sobre la tesis del presidente Maduro de que el cáncer de Hugo Chávez era
irregular, por lo que crearía una comisión para investigar su muerte, el
especialista respondió que: “Esto no tiene ningún sentido médico ni
biológico. La inoculación del cáncer se hace en los laboratorios y exige unos
procedimientos extremadamente complejos. La inoculación del cáncer a un
ser humano es algo tremendamente rayando en lo casi imposible, salvo
intoxicaciones radioactivas, que son muy conocidas y que producen cáncer,
pero no es el hecho que se ha comentado”.
Fue un error de Chávez
El médico neurólogo argentino, Nelson Castro, quien hizo un seguimiento
minucioso al caso de la enfermedad y muerte de Chávez sostiene que
inocular un cáncer no es posible. Pero lo que más destaca este médico,
además de escritor y periodista, es que la decisión de tratarse en Cuba por
razones políticas fue un grave error del presidente venezolano.
Castro en su carrera como escritor se ha dedicado a estudiar las muertes y
enfermedades de importantes figuras de la política. Ha publicado libros de
importantes mandatarios como “Los secretos de los últimos días de Perón”,
“Enfermos de Poder: la salud de los presidentes y sus consecuencias”, entre
otros.
En cuanto al aspecto político de lo ocurrido con Hugo Chávez, destaca el
escritor su intento de ocultamiento de la enfermedad que lo lleva a hacer una
mala elección médica. Y destaca que Cuba no era el mejor lugar para el
tratamiento del tipo de tumor que padeció el líder venezolano. Los principales
lugares de referencia clínica son EEUU en donde Chávez por razones
políticas no fue, y el hospital Sirio Libanés de Brasil, que fue la opción
ofrecida por Lula Da Silva con gran insistencia. “Chávez optó por Cuba
porque entendió que allí iba a tener la protección del secreto que le iba a
asegurar la vida que no tenía. Es una lección muy fuerte para marcar cómo lo
político le impidió tomar una decisión médica que tal vez -el final era
inexorable- le pudo haber generado mejor tratamiento con una expectativa de
vida un poco mayor”.
Capítulo V
El ocaso del invencible
Cuando Hugo Chávez cumplió 57 años de edad, el 28 de julio de 2011, se
asomó al llamado “Balcón del Pueblo”, en la fachada frontal del Palacio de
Miraflores, para celebrar frente a la multitud de seguidores un año más de
vida. Pero esa celebración no era igual que las anteriores. En su rostro, en su
discurso, rodeado de sus hijas y nietos, se percibía una pesada sombra. No
estaba con él la actitud triunfal de otros momentos.
La masa, uniforme vestida de rojo que antes lo vitoreaba de manera festiva
ondeando banderas de Venezuela y Cuba, estaba allí como siempre, dispuesta
cada vez que era convocada. Pero esta vez, las expresiones de apoyo, la
euforia con gritos retadores, eran ahora ruegos por la sanación del jefe
revolucionario. En lugar de puños cerrados se alzaron brazos y manos
implorantes sosteniendo la imagen del líder; pero, terciados con la palabra
Cristo.
Apenas habían transcurrido tres meses desde que el dolor de la rodilla le
presagiaba que su fin podía estar cerca y había aceptado que padecía de un
severo cáncer. Por eso, el que se asomó una vez más al “Balcón del Pueblo”
ya no era el mismo que había alzado su espada e izado su bandera en la
cumbre de la montaña.
Frente a la vulnerabilidad, ante lo inesperado, ese día Chávez desterró la
palabra “muerte” del lenguaje revolucionario; una expresión de guerra que lo
había acompañado durante sus años en el poder, eliminando su consigna:
“¡Patria, socialismo o muerte!”, emblema y guía de su revolución durante
doce años, tomada de la cubana, como bandera de lo que sería su “gesta” en
Venezuela. Una expresión que operó como reto a sus enemigos, como
advertencia a quienes se le opusieran, de amenaza de la irreversibilidad de su
propósito en el que sólo la muerte podía derrotarlo a él, a su proyecto
político.
Desde el momento en que aceptó su tragedia, Chávez reconoció que no sería
“eterno”. Por eso en los últimos meses que le quedaban de vida intentó
acercarse a Dios, dejó a un lado los mitos paganos, desatendió a los santeros
y babalaos y se aferró a la fe cristiana de la que tanto había denostado.
Ese día, frente a la marea de rostros conmovidos, en su 57 aniversario, dijo a
sus seguidores: "Propongo otros lemas, porque aquí no hay muerte; aquí hay
vida”. Y seguidamente ofreció diversas opciones vinculadas a la vida:
“Viviré, viviremos viviendo; gustosamente viviendo, plenamente viviendo en
cuerpo, alma y espíritu, al servicio de la Patria, viviente, de la Patria viva, de
la Patria eterna, la Venezuela Bolivariana, la Venezuela de todos y de todas,
la Venezuela de nuestros nietos, de nuestras hijas e hijos, la Venezuela de
este siglo y de los que vendrán, la Venezuela bonita, la Venezuela buena, la
Patria Socialista”.
Con el impulso de la momentánea euforia exaltó: “Aquí no habrá muerte,
tenemos que vivir, tenemos que vencer. Por eso propongo otros lemas: ¡Patria
socialista y victoria, viviremos y venceremos! Viviré, viviremos viviendo”.
Su discurso, al lado de hijos y nietos, fue casi un ruego, una súplica por su
vida, la petición de prórroga de un tiempo que se fugaba irremediablemente.
Así que la búsqueda de Dios formó parte de este nuevo hombre en el ocaso
de su vida al tiempo que buscaba trascender y hacer eterno su legado.
Con el tumor reproduciéndose dentro de su cuerpo, el presidente invencible,
quien en adelante se haría llamar “Comandante eterno”, dejó a un lado las
prácticas paganas, los rituales santeros, los sacrificios, los despojos, las
amenazas y, en especial, la palabra muerte. “Regresó a la herencia de su
infancia, a los tiempos en que fue monaguillo, y en los que rezaba todos los
días en su casa”, refiere David Placer, en el capítulo “De campaña por los
cielos” en su libro “Los Brujos de Chávez” y destaca uno de los episodios
que marcaron el forzado regreso de Chávez a la fe cristiana.
Uno de ellos ocurrió en La Habana, Cuba, el 8 de junio de 2011. Según relata
Placer, Chávez habría corrido al baño a llorar. En la soledad del sanitario del
hospital, donde nadie lo veía ni escuchaba, el comandante se desahogó entre
inodoros, lavamanos y papel higiénico. Era un hombre derrumbado, hundido,
resignado, cuando comprendió la gravedad del mal que crecía dentro de su
cuerpo, describe en su libro.
Pero tres meses después, en octubre de 2011, Fidel Castro, el mismo que le
había anunciado la presencia del cáncer, sería el encargado de darle otra
noticia más esperanzadora: después de los primeros tratamientos y de la
intervención quirúrgica, no se había detectado ni una célula maligna.
En un contacto telefónico difundido por el canal televisivo estatal Venezolana
de Televisión (VTV), el 20 de octubre de 2011, Chávez desde La Habana
informó a los venezolanos que arribaría a Venezuela en horas del mediodía y
que el primer lugar que visitaría sería al Santo Cristo de La Grita, en el estado
Táchira, para realizar un acto de fe y agradecimiento por la evolución de su
salud. De inmediato se movilizaron los equipos de apoyo gubernamentales,
se acondicionó la carretera, el aeropuerto; y se aceleraron las obras en el
santuario que habían quedado abandonadas por la revolución.
Cada año, miles de peregrinos se trasladan a esa ciudad, al sur del occidente
de Venezuela, a rendir culto a esta imagen de Cristo que data de 1610, tallada
por un escultor franciscano, Fray Francisco, quien, según la leyenda narrada
por diversos cronistas, aterrorizado por un terremoto que destruyó la naciente
ciudad, le ofreció a Dios tallar la imagen de Cristo y consagrarle la nueva
ciudad. Pero, la imagen tallada en un tronco no quedó con los rasgos que él se
imaginaba del Cristo moribundo. Así que según cuentan los lugareños, una
tarde después de suspender los trabajos se puso en oración y un éxtasis
profundo lo embargó; cuando volvió en sí, a altas horas de la noche, oyó que
golpeaban los formones y el raedor rasgaba las fibras de la talla. Se acercó y
vio algo, como una figura humana envuelta en una ráfaga de luz, que salió a
través de la puerta, encandilándole los ojos. Al amanecer le contó a los demás
frailes y después de la oración matinal, se dirigieron todos al lugar donde
estaba la imagen de Cristo y la encontraron terminada. Y ahora sí, en aquella
faz, estaban los rasgos que el fraile había concebido inicialmente.
Quizás el aspecto místico-religioso de esta historia tachirense, que cada año
atrae a miles de peregrinos para renovar su fe o pedir un milagro de Dios, no
sería la principal motivación del jefe socialista para acudir al encuentro con
Cristo.
Tras el anuncio de que su arribo sería en este sagrado lugar, el gobierno colgó
carteles y pancartas de agradecimiento al Santo Cristo en los cuales aparecía
Chávez “para recordar a los feligreses que el presidente trabajaba para dar a
Jesucristo un lugar más digno”.
Habían pasado cuatro meses desde su primera intervención quirúrgica y
tratamientos, alejado del contacto con sus seguidores. El anuncio oficial sería
que “Le había ganado la batalla al cáncer”. Y ahora venía a tomar las calles
porque su cáncer había desaparecido.
Vestido con ropa militar, al salir del avión, en el aeropuerto de La Fría saludó
con optimismo a quienes lo esperaban. Acompañado de una de sus hijas y
amigos expresó: “Vine a presentarme al jefe, al comandante de los
comandantes, Cristo redentor, yo cristiano, cada día más cristiano, cada día
más amante de Cristo. El cristianismo verdadero es la doctrina de la paz y del
amor, no hay otra y hoy la llamamos, desde el punto de vista de las ciencias
políticas y de la realidad social, el socialismo. Quise venir a La Grita para
pagar una promesa ante el Santo Cristo agradecido como estoy y agradecidos
como estamos por la recuperación de mi salud, que estaba bastante
amenazada”. (29)
Y apoyado en las palabras que le dijera Fidel, afirmó: “No hay células
malignas activas en este cuerpo que está aquí. No existe ninguna actividad
celular anormal Estoy libre de enfermedad”.
En caravana saludando a sus seguidores y estrechando manos, desde el
vehículo presidencial, emprendió un recorrido de más de una hora hasta el
santuario de La Grita para cumplir con la promesa por su salud.
Luego de la misa oficiada por monseñor Mario Moronta, obispo de San
Cristóbal, Chávez se arrodilló ante el Santo Cristo de la Grita, y en silencio
rezó durante unos minutos. Afuera del santuario, el pueblo esperaba ansioso
sus palabras entre pancartas que exhibían las frases: ¡Pa’lante Comandante! y
¡Gracias Jesucristo! Al dirigirse a los presentes sus primeras palabras fueron:
“¡Gracias a Dios!”.
Chávez les explicó por qué había escogido ese lugar. Recordó que por allí
había pasado Simón Bolívar en el inicio de su Campaña Admirable; el
recorrido militar del Libertador que barrió gran parte del ejército español.
Narró cómo Bolívar, antes de comenzar su ofensiva triunfal, declaró que solo
se rendía ante aquel Cristo y pidió la victoria para la misión que tenía por
delante; y el Santo Cristo le cumplió.
Doscientos años después le había llegado su turno a Hugo Chávez. De nuevo
un “prócer revolucionario” intercedía ante el Santo Cristo de La Grita… solo
que esta vez ese “prócer” no pedía su apoyo para emprender una gran batalla,
a través de las montañas andinas, sino que requería de la ayuda divina para sí
mismo, “un milagro” para alargar un poco más su accidentada vida. Aquel
Cristo tampoco podía fallarle en su batalla particular, no era una gesta contra
un ejército imperial, sino contra su propia muerte.
Aunque desde Cuba seguían los rituales a través del baile a Oyá, la deidad
favorita de Changó, por la sanación de Chávez; en tierras venezolanas el
soldado revolucionario se abrazaba a la Biblia y a los sacerdotes a los que
una vez señaló de llevar el diablo bajo la sotana.
La distancia entre el líder y los santeros venezolanos se hizo evidente ya que
los ritos que se celebraban en algunas comunidades populares se hicieron al
margen del nuevo culto a Cristo promovido por Chávez y su aparato de
propaganda.
Pero, el abrazo a la Biblia, a la fe cristiana, su renuncia a las maldiciones y a
la venganza habían llegado tarde en su etapa final. Chávez tuvo así que
aceptar lo inevitable, preparar el camino para su partida y hacer suyo el
pasaje bíblico que le recomendó el padre jesuita Numa Molina, rector de la
Iglesia de San Francisco, en el centro de Caracas; un sacerdote alineado con
la revolución y con quien Chávez estableció una cercana amistad,
especialmente ahora cuando se acercaba su muerte... “Al final de los días
estará firme el monte de la casa del Señor, en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán
los pueblos numerosos” (…)
El periodista Placer cuenta en su libro que Chávez en sus últimos meses, en
su soledad y temor, llamó por teléfono al padre Numa para solicitarle que le
recomendara algún pasaje de la Biblia para esos días de pesadumbre. “Quiero
leer” le dijo. “El párroco no dudó en dirigirlo a ese episodio en el que
siempre vio el paralelismo con la situación venezolana y la propia historia de
Chávez. Isaías 2,2-5: el monte de la casa del Señor, en la cima de los
montes”.
Por eso, ante la inminencia de la muerte, solo restaba facilitar el camino de la
sucesión para hacer efectivo su legado, “encumbrarse en las montañas”,
preparar su trascendencia y permanencia como un líder histórico y redentor
para su pueblo; justamente en la cima, en donde todo había comenzado: El
Museo Histórico Militar, El Cuartel de la Montaña, que sería el lugar
reservado para venerarlo, el lugar que lo había hecho grande.
Es así que las expresiones “El comandante eterno” y “Chávez vive, la Patria
sigue” formaron parte de la nueva nomenclatura que aceptaba la muerte física
del jefe socialista; mas no la de su imagen como símbolo de un proceso que
había sido conducido por un líder único. Un espacio que sería imposible de
llenar por ninguno de los aspirantes a la sucesión.
Es de recordar que en aquellos meses, previo a su muerte, se había
intensificado la campaña electoral para su última elección que sería en
octubre de ese año 2012. Conscientes de su inminente muerte los aparatos de
propaganda exaltaron su nueva condición y su sorprendente conversión a la
fe cristiana.
En marzo de 2012 escribí para el diario El Universal, un artículo referido a la
campaña a la que había sido sometido Hugo Chávez para garantizar el triunfo
electoral a cualquier precio. Como las estimaciones de sobrevivir apenas le
daban hasta diciembre, la campaña fue adelantada en dos meses. Lo mas
resaltante de esa etapa fueron los mensajes cargados de alabanzas a Cristo, a
Dios y la identificación de Chávez con los “milagros” y las dádivas que
emanaban desde las arcas del gobierno para apuntalar su campaña. El escrito
publicado en El Universal, el 30 de marzo de 2012, lo titulé “El Redentor”.
Allí señalaba: "La figura presidencial se hace más distante, deja de ser carne
y hueso para transformarse en espíritu. En sus salidas meticulosamente
preparadas dejaba a su paso manos que se extendían implorando, lágrimas
confusas y brazos abiertos como quien espera recibir alguna de esas ofertas
del mensaje propagandístico. La campaña daba sus frutos y la redención de
los desplazados tomaba su lugar. Su figura ahora existe como ícono religioso
al lado de la santería, del Negro Felipe o Guaicaipuro”.
No alzarán las espadas
Mientras se decidía a última hora cómo sería expuesto su cuerpo y se erigía
un mausoleo para su permanencia, tras bastidores las pugnas internas de sus
herederos políticos se profundizaban al tiempo que lloraban su declive.
Ninguno se sentía con el suficiente liderazgo para remplazar al ídolo que
había sido creado.
Ya desde La Habana, Nicolás Maduro, con el apoyo de Raúl Castro,
aseguraba sus engranajes en el poder y afilaba la nueva espada, que en sus
manos sería el instrumento que se ocuparía de mantener a todos a raya,
blindado por el testamento expresado por Chávez antes de su última partida.
En el pasaje de Isaías 2,2-5, recomendado por el jesuita Numa Molina se
destaca un pensamiento que nunca fue acogido por Chávez. (…) “de las
espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzarás la espada pueblo
contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra (…) caminemos a la luz del
Señor”. Quizás la maldición estaba echada. Chávez había desenvainado la
espada en nombre de Bolívar, había maldecido, dividido, juzgado y
sentenciado: “Esta es una revolución pacífica pero armada”. De manera que,
en los tiempos de su revolución y los que siguieron a su muerte, no hubo
arados ni siembra; pero sí hubo espada, muerte y miseria.
Hasta Bolívar había dejado una advertencia sobre su rol como guerrero, líder
y Libertador. En octubre de 1821, cuando accedió a asumir la presidencia de
Colombia, urgido por el general Francisco de Paula Santander, en carta
enviada al Congreso de Colombia, expresó: “Esta espada no puede servir
para nada el día de la paz, y este debe ser el último día de mi poder, porque
así lo he jurado para mí…”.
El pensamiento legado por Bolívar sobre su propio uso del poder emanado de
la espada que lo elevó a la más alta jerarquía y trascendencia, se transformó
para Chávez en la imposición de la fuerza y de las armas en contra de quienes
no convalidaban su proyecto socialista. Una dirección opuesta a las
enseñanzas del hombre a quien emuló durante toda su vida.
El mito militar
No solamente su autoritaria práctica como conductor de un proceso se orientó
en una dirección contraria a la de Bolívar. La dimensión histórica del
estadista y líder militar, que escogió como guía y de quien quiso emular su
legado en el siglo XXI, jamás pudo compararse con la desordenada vida de
Chávez que, vistos los efectos destructivos de su obra, pasaría a la historia
como el demoledor de un país.
El historiador colombiano Luis Eduardo Pinto, más conocido como el
“Dragoneante Pinto”, quien fue guía durante 36 años en la quinta San Pedro
Alejandrino, en Santa Marta, Colombia, recibió a Chávez en su primera visita
a ese lugar histórico, donde Bolívar exhaló su último aliento. Una parada que
no podía dejar de hacer desde el momento que dispuso de todos los recursos
del Estado.
El acucioso conocedor de la vida de Bolívar resalta siempre que El Libertador
fue un hombre providencial; quien tenía que cumplir una misión y la
cumplió. Destaca que fue un hombre profuso en tres campos: en la guerra, en
la correspondencia y en el amor. Tres rasgos en los que también Chávez
quiso trascender. (30)
Pinto describe que Bolívar fue un excelente guerrero; que dio 37 batallas con
472 combates y que fue un hombre que se movilizó en un área equivalente a
6 millones de kilómetros cuadrados; es decir, le dio tres veces la vuelta a la
Tierra.
En una entrevista para un canal de TV destacó que solo en correspondencia,
es decir, en sus escritos y proclamas que recogían sus pensamientos de
estadista, el legado de Bolívar es impresionante con 5.543 cartas como el
Manifiesto de Cartagena, el mensaje al Congreso de Angostura y, según su
opinión, el documento más profético de América: La Carta de Jamaica. Y en
el amor tuvo cuatro amantes, 42 novias y una esposa que murió a los siete
meses y 26 días de casados; de quien dijo que fue el primer y único amor de
Bolívar “sobre la faz de la tierra”.
El Dragoneante Pinto expone que fue circunstancial la llegada de Bolívar a
Santa Marta: “no fue allí a morir. No estaba ni en la mente ni en su
itinerario”. Ya venía enfermo en su travesía por el río Magdalena. En su
lecho de muerte pidió que lo llevaran a Venezuela; pero le recordaron que no
era posible porque estaba desterrado del país por el general José Antonio
Páez. Sus seguidores lo convencieron de quedarse a pesar de la resolución del
Congreso venezolano de romper relaciones con Colombia mientras Bolívar
permaneciera en suelo neogranadino. Pinto recordó que “mientras el
Centauro del llano tenga vida sus pies nunca más podrán pisar territorio
venezolano. Bolívar lloró en presencia de todos” agregando: “esa fue la
puñalada letal”. El 10 de diciembre el Padre de la Patria se agravó para morir
el 17 de diciembre de 1830.
El guía de la Quinta de San Pedro Alejandrino recuerda que Chávez en 1994
le pidió que lo atendiera; “cuando le narré la historia de la muerte del
Libertador ese hombre se estremeció y lloró allí frente a la cámara
mortuoria”.
Con sarcasmo cuenta cómo años después, al enterarse que Chávez había
destinado un millón de dólares para investigar la muerte del Libertador, le
aconsejó que mejor invirtiera ese dinero en darle comida a los niños pobres.
Pinto de cartógrafo del Departamento de Policía del Magdalena en 1968 pasó
a “guía histórico, relator y divulgador de la vida y obra El Libertador en la
Quinta de San Pedro Alejandrino”.
Hugo Chávez quiso vivir la historia de Bolívar. En el tema de la guerra le era
imposible siquiera intentar las acciones de un hombre que había
protagonizado 472 combates hasta alcanzar el título de Libertador.
¿Cómo podría Chávez emular esa dimensión y vida de un hombre de
extraordinaria fuerza como la de Bolívar, luego de escuchar las palabras del
historiador colombiano?
Aunque su partido y sus seguidores le entregaron el título de “Comandante
eterno” y lo consagraron como el líder de una imaginaria segunda
independencia de Venezuela, este teniente coronel solo había alcanzado librar
una sola batalla militar: la del 4 de febrero de 1992.
Pero su misión de tomar el poder con las armas en el centro de la capital
venezolana y derrocar a un gobierno democrático elegido por el voto popular,
nunca ocurrió. Aquel 4 de febrero de 1992 Chávez permaneció toda esa
mañana del golpe refugiado en el Museo Histórico Militar, que ahora lleva el
nombre de Cuartel de la Montaña, en donde descansan sus restos. Desde allí
negoció su rendición sin disparar un tiro y pidió al resto de los comandantes
que se encontraban en los estados Zulia y Carabobo, en la base aérea de
Caracas y a quienes atacaron la Casa Presidencial (La Casona) y el Palacio de
Miraflores que entregaran sus armas. De modo que su única batalla como
protagonista terminó con su rendición y sin ofrecer resistencia.
Su carrera militar y su historia como guerrero se reducen a ese episodio que
arrojó muchas dudas en sus compañeros del golpe de Estado: ¿por qué
Chávez no salió a combatir aquel 4F?
Sin embargo, la historia lo premió con la Presidencia siete años después y no
por una gesta heroica sino por sus atributos como orador, desarrollados como
animador de ferias folklóricas en sus tiempos en el Ejército. Una sociedad
ávida de un vengador, por su acto de entrega y su reconocimiento de que
había sido derrotado, “Por ahora”, lo catapultó a la fama.
El militarismo arraigado en la cultura venezolana, sembrado desde los
tiempos de la independencia, brotó aquel 4 de febrero en la población y
convirtió en héroe a un ser desconocido hasta entonces.
Chávez tampoco pudo darle la vuelta tres veces al planeta combatiendo en
batallas; pero, lo hizo en cómodas aeronaves presidenciales provistas de
todos los lujos y atenciones desde que asumió la presidencia de la República.
Un trabajo de investigación del escritor Ramón Alfredo López Martínez,
narra la historia de sus viajes en un libro que fue bautizado en La Habana
titulado “Diplomacia presidencial: Seguimiento a los viajes
internacionales de Hugo Rafael Chávez Frías”, que fue presentado en la 28
Feria Internacional del Libro de La Habana, para lo cual requirió de 8 tomos.
La investigación recoge los 408 viajes internacionales realizados por Chávez
desde el primero, a Perú, con 20 años, como cadete, en representación de
Venezuela en las celebraciones por los 150 años de la Batalla de Ayacucho,
hasta los que precedieron a su partida física.
Según López Martínez, la obra le tomó 20 años escribirla y tuvo su génesis
en un trabajo académico mientras cursaba en 1998 una especialización en el
Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, de Caracas. Fue dando
seguimiento en tiempo real a sus viajes, con la consulta en 1.482 fuentes,
hasta culminar las 2.347 páginas y 3.310 citas al pie.
La obra se divide en cinco fases. La primera recoge los 16 viajes, desde el
primero hasta su elección como Presidente en 1998. La segunda, de 12
traslados, corresponde a la etapa desde su elección hasta la juramentación,
reveladora de por dónde irían las relaciones internacionales del nuevo
gobierno.
La tercera etapa cubre todos los viajes en 19 meses, 52 en total, como
Presidente en ejercicio y como último gobernante de la IV República, dando
paso a la cuarta fase, el primer sexenio como mandatario de la V República,
que cubrió 185 destinos diferentes. La quinta etapa se circunscribe al segundo
sexenio presidencial, 143 viajes en total, hasta su muerte el 5 de marzo de
2013.
Durante sus 14 años como mandatario, los viajes de Chávez eran motivo de
noticia constantemente en los medios. La mayoría de ellos a La Habana en
sus frecuentes encuentros con Fidel Castro a quien le solicitaba consejos.
También destacaron sus visitas a figuras como Hussein, Gadafi,
Ahmadineyad, Putin y otros autócratas del momento. Quizás en kilómetros
recorridos pudo superar las distancias cubiertas por Bolívar; pero no en
misiones libertarias sino para las alianzas que promovió en contra del mundo
democrático occidental con la tesis del mundo multipolar que, en realidad,
fue una cruzada a favor de los regímenes autoritarios.
Si bien como hombre de batalla solo sumó su intento de golpe del 4 de
febrero; su historia militar en las Fuerzas Armadas de Venezuela se reduce a
16 años como conspirador sin ningún logro que haya que destacar en su hoja
de servicio.
La abogada y analista venezolana, Thays Peñalver, en su libro “Los 12
Golpes” que indaga sobre la historia militar de Hugo Chávez, al hacer una
síntesis de su vida en el Ejército describe: “Llegada esta fecha (julio de 1986)
Hugo había pasado 16 años en el mundo militar y su carrera siendo capitán
podía reducirse a la escuadra de bomberos, la cocina, el suboficial de
personal, el oficial de personal de batallón, el presentador de espectáculos
folklóricos, el profesor de historia, el jefe de deportes, el jefe de cultura y
artes plásticas. De la misma forma ya lo habían expulsado de su primer
pelotón, de su primer cuartel, de su primer batallón, lo sacaron de su segundo
batallón y lo expulsaron de la Academia Militar. Fue relegado a un puesto
donde no tenía ni teléfono y los pilotos de los aviones que llevaban las
provisiones tenían que espantar las vacas de la pista para aterrizar. El propio
Hugo nos cuenta que en apenas siete meses lo sacaron de su tercer batallón
porque le levantaron un quinto informe de inteligencia”. (31)
En cuanto a los escritos de Chávez solo se conocerían aquellos textos cortos
que escribió durante su corta prisión después del golpe de Estado de 1992;
algunas reflexiones durante los años de conspiración cuyos textos están en
manos de quien fuera su pareja y compañera Herma Marksman; y el plagio
que hizo de “El Libro Verde de Gadafi”, del cual extrajo las tesis
fundamentales para su propuesta de la “Democracia Directa” plasmada en un
texto que denominó “El Libro Azul”.
En cuanto al amor, quizás fue el único terreno en el que podía competir. Se le
suman dos matrimonios fracasados; una amante, Herma Marksman a quien se
le identifica como su verdadero amor. Pero a partir de su lanzamiento al
terreno de la popularidad con su golpe de Estado y su frase “Por ahora” le
llegaron a atribuir 23 amantes.
Si bien Bolívar dedicó su vida y el patrimonio familiar a la lucha
independentista y a la creación de una nueva nación, los últimos años de
Chávez lo convirtieron en un hombre que disponía de grandes recursos. Su
entorno familiar amasó una importante fortuna y propiedades.
Sus hijos, especialmente María Gabriela, luego de ser designada
representante diplomática ante las Naciones Unidas, conoció en La Gran
Manzana una vida de lujos que dejaron un gran rastro de compras en las
firmas más famosas como Louis Vuitton, Chanel, Victoria Secret, Hugo Boss
o Kenneth Cole según trabajo publicado en el portal Primer Informe, bajo la
firma del periodista de investigación Casto Ocando. Allí se detalla como
María Gabriela y su pareja, el abogado Roberto Antonio Leyba Morales,
poseían cuentas bancarias y empresas a través de las cuales manejaban
importantes fondos provenientes de negocios con el gobierno chavista.
Nada extraño para hijos y familiares de dictadores que exponen su vida de
lujos en los imperios que suelen combatir y en donde optan por invertir y
disfrutar de sus fortunas. Esta condición también fue heredada por los
descendientes y familiares de la pareja actual que recibió la sucesión del
trono venezolano que, sin rubor, han mostrado en las redes las suntuosas
vidas que llevan en yates, aeronaves y vehículos de lujo.

Se desvanece el legado
“Los ojos de Chávez van a estar presentes, supervisándote, como un fantasma
insepulto viéndote en cada momento. Puede ser una mirada que te castiga”.
El mensaje ha sido que “Chávez vive y la lucha sigue”, reflexionaba el
psicólogo Axel Capriles, seis meses después de la muerte del hombre, del que
ha sido un agudo observador, de la influencia que ha ejercido en la psiquis
del venezolano, de quien gobernó durante 15 años y ejerció un dominio sobre
una población diezmada.
La silueta de los ojos de Chávez comenzó a estamparse por todo el territorio
venezolano en carteles, en lo alto de edificios, en muros de autopistas, en
paredes de las ciudades y en las fachadas de organismos públicos, a partir de
la última campaña política en 2012, unos meses antes de su muerte. La
imagen se convirtió, tras su muerte, en el nuevo ícono de la permanencia de
Chávez en la política oficial, como “una mirada vigilante y protectora”, un
ícono que siempre está mirando.
A más de siete años de su muerte, consultamos al especialista, miembro de
Asociación de Psicología Analítica, para este trabajo, quien ha abordado y
escudriñado los distintos mecanismos que usó el “líder eterno” para la
creación de su figura mítica.
¿Sigue Hugo Chávez ejerciendo ese dominio en la psiquis colectiva al
permanecer sin ser enterrado, expuesto en el Cuartel de la Montaña?
Hugo Chávez encarnó, de manera muy particular y de la forma que ocurre
contadas veces en la historia, el liderazgo por identidad. Él sintetizaba una
serie de rasgos de personalidad presentes en un gran número de la población;
al tiempo que expresó las angustias, necesidades y expectativas de muchos
venezolanos de su época.
Fue, en el decir metafórico, una fuerza telúrica. Eso lo sentí vívidamente
durante su funeral en el mes de marzo de 2013. Andaba yo conversando y
entrevistando a los seguidores de Chávez que se habían reunido en Los
Próceres, después de la marcha fúnebre de más de siete horas entre el
Hospital Militar, en la avenida San Martín, y la Academia Militar, en El
Valle, cuando me adentré en un sector lleno de motorizados. Era una multitud
desordenada, inmensa, como un mar de conductores y motos. En cierto
momento, uno de ellos hizo roncar el motor de su moto y, de inmediato,
todos los siguieron, de modo que el ronquido se hizo ensordecedor,
estremecedor. En neutro, acelerando y desacelerando de manera rítmica,
durante larguísimos minutos, sus motos, aquella multitud de motorizados,
con su expresión corporal y su lenguaje característicos, expresaban una
fuerza que daba temor y causaba reverencia.
Axel Capriles destaca que “la mayoría de los entrevistados expresaron un
profundo dolor, como si hubieran perdido una parte de sí mismos”.
“Esa conexión emocional fue utilizada por el gobierno para mitificar la figura
de Chávez. El esfuerzo no era nuevo. Parte substancial de toda la carrera
política de Hugo Chávez había buscado siempre mitificarlo como un líder de
transcendencia histórica. Aún antes de ser figura relevante en el proceso
electoral venezolano, cuando no había ejecutado más nada que un intento de
golpe de Estado fallido, ya la propaganda castrista lo presentaba como tal”,
resalta.
“La primera vez que yo escuché de Chávez, después de olvidado su intento
de golpe, fue por el año 1996, en el Izcaragua Country Club, cuando un
español y un cubano hablaban de él como el tercer hombre más grande de la
historia después de Jesucristo y Simón Bolívar. Era obvio que se trataba de
un trabajo propagandístico dirigido desde un centro político de construcción
de héroes; porque en esa época Chávez no había hecho nada que pudiera
darle tal nivel en la historia de las naciones.
Con su muerte se intentó ir más allá, buscar una transcendencia que superara
lo humano, convertirlo en un héroe mítico, en una deidad, en un semi-dios.
Al no sepultarlo, al intentar embalsamarlo para exponerlo en el Cuartel de la
Montaña, Chávez pasó a otra categoría reservada para muy pocos seres
humanos. Un esfuerzo publicitario de gran envergadura intentó convertirlo en
un símbolo sin parangón, en semilla viva de la venezolanidad.
La mirada de Chávez en todas partes, su firma en los edificios, la constante
repetición de su nombre y su historia en miles de estaciones de radio y de
televisión, eran la patente manifestación de que Chávez vivía eternamente”,
indica.
Para el psicoanalista la simpatía y la propaganda, sin embargo, no son
suficientes para construir una imagen mítica, no pasan la prueba del tiempo.
Un héroe mítico es aquel que con su vida simboliza alguna de las tareas
fundamentales del proceso de individuación, uno de los procesos de la difícil
tarea de desarrollo de la personalidad del ser humano, tanto en su vida
individual como social. Chávez era, sin duda, un hombre simpático,
dicharachero, ocurrente, hábil con su mimetismo psicopático. Pero fue
también un hombre fatuo y vacío; un ser incapaz que, en términos
substanciales, no aportó absolutamente nada al desarrollo de la cultura. Fue
un pico de oro, un encantador de serpientes, una capacidad oratoria dispuesta
a decir lo que la gente quería escuchar; pero fue un fracaso en el terreno de
los hechos, nulo en transformaciones reales.
Todo aquello contra lo que se levantó y por lo que captó el fervor popular
siguió allí o se agudizó: la corrupción administrativa, la desigualdad y
riqueza de unos pocos, la exclusión, la carencia de expectativas. Su éxito fue
un simple golpe de suerte pasajero, así su irresponsable reparto de la
abundancia petrolera en tiempos de vacas gordas sin pensar en las
subsiguientes generaciones”.
“Al final, nunca pensó en el país, sólo fue una personalidad narcisista que usó
el dispendio y derroche para que la gente lo amara. Es por ello que su mito no
logró cuajar y poco a poco su figura se ha ido desvaneciendo. Los mitos no
necesitan realidades objetivas y tangibles; pero sí necesitan hechos psíquicos,
ser representaciones de sucesos del alma.
La Revolución Bolivariana, el legado de Chávez, no tuvo nada que
representar, fue un discurso hueco y vacío que llevó a una dramática pérdida
de alma individual y colectiva. Con el tiempo, Chávez se convertirá en
símbolo del anti-héroe, de aquel que por llevar adelante sus proyectos
narcisistas personales destruyó una sociedad entera”, concluye Capriles.
Militarismo y crimen organizado
El ascenso de Nicolás Maduro como heredero de Hugo Chávez terminaría de
extinguir el concepto civilista que intentó sembrar en la vida republicana
venezolana Simón Bolívar esbozado con claridad al aceptar la gran
responsabilidad que entonces le exigía el Congreso de Colombia: “Yo quiero
ser ciudadano para ser libre y para que todos lo sean. Prefiero el título de
ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra, aquel emana de
las leyes”.
En los siguientes meses, tras la muerte de Chávez, en nombre de la paz, el
militarismo pasó a ocupar un lugar preponderante en el Estado venezolano;
mucho más marcado al que implantara su antecesor. El autoritarismo se
exacerbó, las cárceles se llenaron de presos políticos, torturas y hasta
muertes. La espada, en las manos del nuevo autócrata, tomó su lugar para
ahogar las protestas, silenciar el descontento y profundizar la desesperanza.
Ante la ausencia de un mesías, salvador o “redentor”, figura indispensable en
las ideologías como la del comunismo, se incrementaron las compras de
armamento a Rusia y China. Especialmente fueron dotados los cuerpos
militares y policiales con modernos dispositivos y equipos antimotines para
el control interno.
Así, el militarismo, ratificó su espacio en la revolución. Un modelo de
dominio supervisado por Cuba que no implantó ninguno de sus aliados
socialistas en el continente.
El heredero terminó de instaurar su reino en medio de la mayor escasez de
alimentos vivida en más de 100 años de historia. La destrucción del aparato
productivo, iniciada por Chávez, se profundizó a tal punto que para el año
2020 Venezuela se convirtió en el segundo país más pobre de Latinoamérica.
La devastación no se limitó solo a las innumerables industrias privadas
expropiadas, sino que alcanzó a las estatales que una vez fueron emblemas de
la Venezuela floreciente incluyendo a la principal fuente de riqueza del país,
PDVSA. Las imágenes de los taladros paralizados, llenos de escombros y
desolados, se hicieron comunes en las redes sociales. En tanto que el colapso
de los embalses y las centrales eléctricas dejaron de ser noticia de primera
importancia.
En una reunión que sostuvo la ex fiscal Luisa Ortega Díaz con Nicolás
Maduro, en la que estaban presentes: Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y
Tareck El Aissami, el trío más poderoso alrededor de Maduro, a raíz del
triunfo opositor en la Asamblea Nacional en 2015, al referirle la fiscal a
Maduro que la oposición había ganado espacios y en eso se gana y se pierde,
Maduro le respondió: “Yo no le voy a entregar el poder a la derecha”. Por
eso, para Ortega Díaz “haga lo que haga la oposición, él nunca va a entregar
el poder; no quiere entregarlo. Y Jorge Rodríguez, Tareck El Aissami e
incluso Diosdado Cabello, lo presionan para que no cediera en
negociaciones”.
Maduro ha sido señalado por delitos de Lesa Humanidad por organismos
internacionales como el informe producido por la Alta Comisión para los
Derechos Humanos de la ONU, presidida por Michelle Bachelet. Junto al
informe, se produjeron pronunciamientos similares de la Organización de
Estados Americanos (OEA), la Comunidad Europea y otras organizaciones.
Al mismo tiempo importantes figuras del chavismo enriquecidas con
millones de dólares en cuentas bancarias, se han residenciado en importantes
capitales democráticas en el mundo con sus fortunas indebidas en paraísos
fiscales; algunos de ellos están siendo procesados por tribunales
independientes de esos países por lavado de dinero.
Pero los señalamientos más graves se hicieron en marzo de 2020 cuando, en
rueda de prensa el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, presentó
cargos criminales contra el jefe del gobierno venezolano por narcotráfico y
apoyo al terrorismo, junto a los más importantes representantes de la cúpula
del chavismo, en la que destacan: el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino
López; el presidente del TSJ, Maikel Moreno; el presidente de la ANC y
vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello y el vicepresidente para el Área
Económica, Tareck El Aissami. Además se incluyeron recompensas por sus
cabezas entre 10 y 15 millones de dólares.
Los disidentes del chavismo que tomaron distancia del modelo implantado
por Maduro fueron perseguidos y lanzados al exilio como la ex fiscal Ortega
Díaz y el ex ministro y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez. Otros fueron
apartados del partido y terminaron enfrentados al gobierno como el ex
ministro de Relaciones Interiores, general Miguel Rodríguez Torres, quien
fuera uno de los oradores de orden durante las exequias de Chávez y ahora se
encuentra en una cárcel militar en Caracas. El ex ministro de Defensa, Raúl
Baduel, quien fue el jefe militar que salvó a Chávez y lo repuso al poder
luego de los sucesos del 11 de abril de 2002, lleva varios años en prisión,
aislado, y es temido por su influencia en la Fuerza Armada. Asimismo, otros
importantes jefes políticos como Héctor Navarro, Jorge Giordani y Ana Elisa
Osorio fueron apartados tras la muerte de Chávez.
Transcurridos siete años de la muerte de su padre político, Maduro adoptó de
Chávez, no solo, la espada de la guerra, sino también, el desafío a las fuerzas
celestiales: “La Revolución no la detiene nadie, ni el mismo Dios, porque
tengo el apoyo del espíritu de Chávez, y de la corte libertadora”, expresó el
14 de mayo de 2018. En ningún momento mencionó el apoyo popular del que
ha carecido desde la sucesión. Ha sido un autócrata rechazado por 80% del
pueblo venezolano e incluso entre sus propios activistas y funcionarios.
A pesar de retar a las fuerzas divinas del universo y repetir como lo hiciera
Chávez que ni Dios acabará con la revolución, en la soledad del poder,
Maduro ha logrado permanecer al frente de la revolución. En esa nueva etapa
estableció sus códigos a partir del IV Congreso del PSUV, cuando se propuso
llevar a Venezuela hacia un modelo más cerrado con los mismos parámetros
que predominan en la Cuba castrista.
Toda esa estructura del aparato de poder se sostiene en los privilegios
económicos que la cúpula política estructuró con el sector militar, tal como la
han descrito con precisión investigadores del área criminalística como Fermín
Mármol García, Luis Izquiel, Marcos Tarre Briceño y varias ONG como
Transparencia Venezuela, y el Observatorio Venezolano de la Violencia.
Según estos especialistas, unas 100 mil personas conforman y operan ese
mecanismo de poder y corrupción. De esa manera, un pequeño grupo político
alrededor de Maduro se ha apoderado del que fuera uno de los países más
prósperos del continente.
Ese modelo está además engranado en una alianza internacional en la que
conviven y convergen ideologías extremas como el islamismo radical que
opera en Irán, con la izquierda populista y el comunismo de Cuba y
Nicaragua. Estas autocracias están respaldadas por dos potencias económicas
y militar como son Rusia y China, que disputan el espacio mundial a EEUU y
a la Unión Europea en un terreno que va más allá de los territorios.
Venezuela se constituyó en un punto del enfrentamiento geopolítico; pero
cuya amenaza a la democracia se extiende a todo el continente y alcanza a
Europa y medio Oriente.
El destino criminal de la ambición
Cuando el legado de Hugo Chávez se observa a la distancia de los años de
aquellos jóvenes capitanes que soñaban con encarar una nueva gesta heroica
para Venezuela, que devino en la destrucción de un país, en el sometimiento
de una sociedad y el empoderamiento de una casta, acusada de crímenes de
lesa humanidad, muchos podrían preguntarse si en la mente de aquellos
jóvenes militares, promotores de un mundo más justo, se anidaba una mente
criminal, la ambición del poder o el deseo del enriquecimiento a cualquier
costo.
¿Podían ser criminales las mentes de aquellos jóvenes militares quienes el 17
de diciembre de 1982, a un año para celebrarse los 200 años del natalicio de
Bolívar, juraron como lo hiciera El Libertador en el Monte Sacro, que
lucharían por una patria libre?
¿Ya era un ambicioso opresor, autócrata, aquel joven capitán formado en el
ejército venezolano llamado Hugo Chávez criado en una familia tradicional
del llano venezolano?
¿Podría identificarse como un inescrupuloso, ambicioso y corrupto al joven
Nicolás Maduro, señalado por la ONU junto a sus ministros de Interior y
Defensa de haber “ordenado y contribuir a los crímenes documentados en el
informe (sobre Derechos Humanos 2020) con el fin de silenciar a la
oposición"?
Algunos testimonios recuerdan a Maduro como un jovial muchacho que,
antes de incursionar en la política, manejaba un autobús de transporte público
entre Caracas y San Antonio de los Altos, sonreía a sus clientes que
abordaban el servicio, hacía bromas con sus pasajeros y permitía el traslado
gratuito a los estudiantes que se movilizaban hacia la capital.
Al concluir los actos de celebración del natalicio del Libertador, en el fuerte
militar Páez, ubicado en el estado Aragua, tres jóvenes capitanes, Felipe
Acosta Carles, Hugo Chávez Frías y Jesús Urdaneta Hernández, salieron a
trotar por los alrededores de la guarnición y se detuvieron en el emblemático
“Samán de Güere”, símbolo de la lucha por la libertad protagonizada por
varias generaciones de venezolanos. Allí, tomando las propias palabras de
Bolívar, estos jóvenes, que serían los que comandarían al país en el
advenimiento del siglo XXI, juraron, ante el emblemático árbol donde la
historia refiere que descansó el Padre de la Patria bajo sus sombras en un alto
de la guerra independentista, que lucharían contra los poderosos:
“Juro ante usted.
Juro por el Dios de mis padres.
Juro por ellos.
Juro por mi honor.
Y juro por mi patria.
Que no daré descanso a mi brazo,
Ni reposo a mi alma.
Hasta ver rotas las cadenas que nos oprimen,
Por voluntad de los corruptos,
Y los poderosos,
Tierra y hombres libres,
Elección popular,
Horror a la oligarquía,
Patria o Muerte”.
A las palabras atribuidas al joven Bolívar antes de emprender su vuelta a la
patria, Chávez y los capitanes le incorporaron: “por voluntad de los corruptos
y los poderosos”. Además añadió las de Ezequiel Zamora: “Patria y hombres
libres”; cerrando con “Patria o muerte” de Fidel Castro. Una simbiosis de
ideas que anidaban en sus mentes inmaduras que se proponían “liberar” al
país que les había dado la vida en democracia, estudios y formación militar.
Años después, desde el penal de Yare, en 1993, en donde estos militares se
encontraban presos por el golpe de Estado efectuado el 4 de febrero de 1992,
que dejó cientos de muertos en las calles, Chávez recordó aquel juramento en
un escrito: “El año bicentenario potenció las condiciones entre el Ser y el
Deber Ser. Terminaba 1982 y el 17 de diciembre, después del minuto de
silencio a las 13:07 horas y la corneta tocando a Oración, uno de nosotros
concluyó el discurso bajo los samanes gomeros con el verbo de José Martí:
‛Así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo. Sentado aún en
su roca de crear. Con el inca al lado. Y un haz de banderas a sus pies. Así está
él, calzadas aún las botas de campaña. Porque lo que él no hizo, sin hacer está
hoy, porque Bolívar tiene que hacer en América todavía’. Al rato salimos a
trotar bajo el sol radiante del valle de Aragua, los tres capitanes de la
promoción Simón Bolívar y en el Samán de Güere, conseguimos el aliento
necesario para las luchas futuras y de su imagen de siglos, tomamos el
símbolo del árbol de las tres raíces: Bolivariana, Robinsoniana y Zamorana”.
Aunque allí solo reconocían al “árbol de las tres raíces” como base
ideológica, fue la revolución cubana la que guió a Chávez; aunque en sus
primeros tiempos de ascenso político lo negaba. Esa ideología estaba sellada
y expresada en la sentencia final del juramento: “patria o muerte”.
No es fácil encontrar una respuesta a ese dilema que llevó a unos jóvenes del
camino de los sueños a encarnar uno de los gobiernos más opresores que se
han conocido en más de medio siglo en tierras venezolanas y en el continente
americano. No se trata solo de abrazar una doctrina como el comunismo o de
un modelo económico que fracasa. Es la transmutación del idealista que
germina con el poder sembrado desde la ideología.
El misterio de sus obsesiones fue incubándose en Chávez en su largo camino
hacia el poder. Aquel niño que había sido oprimido y maltratado por su
madre, criado por su abuela, quien lo defendía y lo ocultaba en un escaparate
para liberarlo de la palizas que le propinaba su severa madre.
Al ingresar a las Fuerzas Armadas transitó una ordinaria carrera durante casi
20 años, amonestado permanentemente por su indisciplina y bajas
calificaciones. En los cuarteles se intoxicó de las ideas bolivarianas hasta el
punto de querer reencarnar en Bolívar. Acompañado de fantasmas
vengadores arrastró resentimientos y creó mitos de sí mismo en su camino
hacia la Cumbre de la Montaña, convirtiéndose él mismo en el exponente de
todo aquello que El Libertador trató de erradicar en sus ideas políticas y
filosóficas, y en su vida personal.
La transformación de los líderes idealistas hacia un destino criminal nos guía
hacia una gran variedad de autócratas en la historia. Los hay muchos. De
diversas ideologías, de izquierda y derecha; caudillos que han promovido
supuestas luchas para “liberar a sus pueblos”; a veces en forma de guías
espirituales o profetas religiosos; pero a muchos de ellos los une la ambición,
la supremacía y creerse destinados por una misión mesiánica, en la que nunca
faltan el resentimiento, abusos, violencia, entre otros, sufridos desde la
infancia.
Desde el territorio del comunismo, la reciente experiencia de la revolución
venezolana podría recordarnos a muchos caudillos y a sus herederos en el
trono. Nicolás Maduro me ha recordado en los últimos años a Joseph Stalin.
Guardando las distancias históricas y personales. No sólo por su gran
parecido físico sino por su ascenso al poder y el uso arbitrario que ha hecho
de éste.
Joseph o Iosif Stalin de la Rusia revolucionaria no era precisamente el gran
pensador, hombre de ideas, estadista o el dirigente bolchevique más
preparado y lúcido; sino el miembro más gris del grupo que tomó el poder en
Rusia en octubre de 1917. Hijo de un padre alcohólico; fue el hombre que
trabajaba desde la sombra en el aparato del partido desde los primeros años
de la revolución. Según sus biógrafos, desde joven fue un personaje frío,
calculador y carente de sentimientos. Terminó imponiéndose como el sucesor
tras la muerte de Lenin, a pesar de que éste en su testamento (El Testamento
de Lenin), un documento escrito por él tras su severa enfermedad, advirtiera
sobre la oculta y peligrosa ambición que se anidaba en este personaje para el
futuro de la Unión Soviética (URSS). Al aceptar su muerte inminente, en ese
escrito Lenin planteó la necesidad de remover a Stalin del cargo de secretario
general del Partido ya que “había adquirido mucho poder”. Para entonces ese
cargo se ocupaba de los asuntos del aparato del partido bolchevique y no de
las grandes estrategias de la política. El testamento no fue conocido hasta
años después de su muerte, cuando ya era tarde para detener la ambición de
Stalin. Finalmente, se convirtió en el jefe único de la URSS tras asesinar y
enviar al exilio a casi toda la dirigencia que tomó el poder en octubre de
1917, entre ellos a su principal rival, León Trotsky, el hombre que construyó
el Ejército Rojo y uno de los principales ideólogos de la revolución.
En Venezuela muchos pensaron que, tras la muerte de Chávez, el personaje
que iba a imponerse, el hombre del aparato, que controlaba al sector militar,
el “Stalin de la revolución”, sería Diosdado Cabello, quien hábilmente aceptó
la conducción de Maduro y ha mantenido su poder bajo la sombra.
El heredero designado por Chávez y los Castro, nacido en Colombia, logró
imponerse frente a sus rivales, se deshizo de dirigentes con mayor capacidad
y aspiraciones que él. Se alió con importantes jefes militares y grupos
económicos ligados a sus aliados internacionales. Ha logrado mantener a
distancia a Cabello en un rol secundario; pero siempre consciente de la
amenaza permanente de que en algún momento reclame el puesto de
conductor del proceso.
En todos los países comunistas han terminado ejecutados muchos de los
líderes y figuras, que una vez levantaron las banderas de la revolución, a
manos de sus propios “camaradas”. En ellas se exaltaron héroes que luego
fueron condenados a la hoguera. Figuras que fueron soportes de revoluciones
y autócratas; pero por disentir con el “jefe del momento”, o por luchas
internas de poder, fueron borrados hasta de las fotografías, de los archivos
gubernamentales y de la historia de esos países. Así ocurrió por ejemplo con
León Trotsky en la Unión Soviética (URSS) desterrado tras la muerte de
Lenin. El líder comunista de Checoslovaquia, Vladimir Clementis, quien
murió en la horca acusado de traición. Nikolái Bujarin, destacado dirigente
del partido bolchevique y miembro del politburó, en 1938 fue detenido y
ejecutado por “conspiración”. Lev Borísovich Kámenev, jefe del Soviet
Supremo, miembro del politburó y Grigori Zinóviev, histórico jefe de la
revolución de octubre, durante “la gran purga de Stalin” fueron llevados a
juicio, acusados de terrorismo y fusilados el 25 de agosto de 1936. La
mayoría de los jefes de la Gran Revolución Socialista de Octubre terminaron
ejecutados o pasaron sus últimos días en las prisiones de Siberia.
En los tiempos actuales no se usan las hogueras, tampoco la horca o el
fusilamiento; pero en las prisiones políticas pueden ser enterrados en vida e
incomunicados. Las bases del partido suelen aplaudir el castigo contra el
disidente que es señalado de “traidor” a la revolución y asimilan el mensaje
de lealtad, la advertencia de que primero está “la revolución”. Los más
afortunados logran salir al exilio. Es un proceso que no termina; es
permanente porque forma parte de la dinámica de las hegemonías
autoritarias. El castigo se extiende también a sus familiares y sus bienes son
confiscados.
El aplauso de los entusiastas
“Vamos hacia el mar de la felicidad” les decía Hugo Chávez a sus seguidores
cuando ofrecía un camino similar al de Cuba, aunque en sus primeras
apariciones públicas negaba su ideología: “yo no soy socialista. Ya el mundo
de hoy, la América Latina que viene requiere un salto adelante, yo no soy
socialista”.
Muchos venezolanos lo aplaudieron, lo animaron y lo siguieron. Las páginas
de nuestros principales medios impresos que hoy han desaparecido y con sus
editores en el exilio exponían con halagos el culto a Chávez con su “Por
ahora” y a los golpistas del 4F. Intelectuales, jefes de medios de
comunicación social y periodistas comenzaron a expresar sus simpatías para
el nuevo héroe vengador. Filas de gente se agolpaban a las puertas del
Cuartel San Carlos, en Caracas, para intentar ver a los alzados. Desde allí
Chávez y otros de los militares del golpe le entregaron escritos a periodistas
anunciando su propósito de “establecer una verdadera democracia en
Venezuela”. Allí comenzó a germinar el mito del militar que había fracasado
en el golpe. Al llegar al poder sentenció: “Yo soy un verdadero
revolucionario y estoy dispuesto a morir una y cien veces para construir en
Venezuela el socialismo”.
La noche del cierre de su campaña electoral cuando fue electo Presidente por
primera vez en 1998, en la avenida Bolívar de Caracas, Venezuela vivía una
fiesta. La venganza contra los partidos políticos tradicionales de la
democracia estaba consumada, los fuegos artificiales resonaban en los cielos
de Caracas anunciando el fin de la era democrática. Parecía que nadie se
percataba qué significaba perder la democracia.
En aquel diciembre, tras su triunfo se extendieron por un mes las
celebraciones. Al anunciarse el triunfo el 6 de diciembre, los fuegos
artificiales surgieron de todos lados, desde las barriadas hasta los sectores de
clase media. Pude ver a amigos, periodistas, políticos, escritores,
empresarios, intelectuales, con los que solíamos compartir el último mes del
año, celebrar y llenarse de esperanzas por el nuevo líder que emergía,
congraciarse con sus vagas ideas y brindar por el “golpe” a los partidos de la
democracia y los viejos políticos. Gran parte de aquellos amigos están hoy en
el destierro, en el olvido y han terminado sus vidas fuera de Venezuela; pero
inevitablemente atados a esta dramática historia que lleva 21 años.
Nicolás Maduro, al igual que Stalin, no era el estadista más lúcido de la
revolución. No era hombre de ideas, ni el más preparado. Pero heredó una
ruta que ya estaba trazada por Cuba y aceptada por Chávez. Su nuevo rol
comienza cuando las bases económicas del país ya estaban en proceso de
destrucción. Ante la ausencia de liderazgo, sin dotes de líder ni apoyo
popular, al igual que le ocurriera a Stalin, el poder militar con su fuerza
represiva era la única opción para la permanencia en el poder. Así lo
comprendieron Raúl y Fidel Castro y lo aceptaron los jefes del aparato
chavista. Los incómodos y disidentes fueron desplazados, encarcelados o
exiliados. Los partidos y estructuras democráticas que aún sobrevivían fueron
exterminadas por la fuerza; nuevas leyes fueron emitidas por decretos. “Es
preferible ser temido que amado” era la bandera del Príncipe de Maquiavelo
y ese principio ha sido abrazado por cientos de dictadores y fue lo que hizo
Maduro.
Una visión de estos fenómenos históricos que se pregunta si en estos tiranos
desde el comienzo de sus proyectos están sembradas la semillas de la
ambición, el crimen y en el uso déspota del poder, las dejó como un
testimonio de su propio drama el extraordinario escritor checo, Milan
Kundera, quien vivió la tragedia del comunismo en su país instaurado luego
de la Segunda Guerra Mundial cuando Europa del Este cayó bajo la
hegemonía soviética.
Checoslovaquia sufrió luego la invasión soviética de 1968 con medio millón
de hombres armados del Pacto de Varsovia, para frenar las reformas de
liberación política y económica que se desarrollaban frente a las imposiciones
de Moscú. En aquellos tiempos, durante los primeros años de la implantación
del comunismo con sus novedosas ideas de igualdad y de “muerte al
capitalismo”, muchos de los ciudadanos de las naciones que quedaron bajo el
muro del comunismo, intelectuales, artistas escritores, políticos y jóvenes de
aquellos años, aplaudieron la nueva era que les ofrecía un mundo sin
explotados; vitoreaban en las calles el desfile de tanques y tropas rusas que
arribaban como héroes; pero en esa espera eterna del paraíso tuvieron que
vivir y sufrir décadas de oscuridad, exilo y muerte.
“A los que creen que los regímenes comunistas de Europa Central son
exclusivamente producto de seres criminales, se les escapa una cuestión
esencial”, reflexiona Kundera en su novela, La insoportable levedad del ser.
“Los que crearon estos regímenes criminales no fueron los criminales, sino
los entusiastas, los convencidos de que habían descubierto el único camino
que conduce al paraíso. Lo defendieron valerosamente y para ello ejecutaron
a mucha gente. Más tarde se llegó a la conclusión que no existía paraíso
alguno, de modo que los entusiastas resultaron asesinos”.
Kundera nos ofrece una lección de la que siempre se debe reflexionar. Sin los
entusiastas no podrían existir los autócratas criminales.
El germen de los entusiastas que convierten en ídolos a quienes ofrecen el
camino al paraíso puede renacer en cualquier sociedad o en países que han
gozado de estabilidad y libertades políticas y económicas. Aparecen con
diversas formas, camuflados en mensajes democráticos, han surgido con el
uso de nuevas nomenclaturas, apropiándose de conceptos de libertad y
exaltando ofertas de igualdad, justicia e inclusión, que al final resultan en
modelos destructivos, autocráticos y criminales. Se fortalecen en situaciones
de crisis económicas coyunturales o cuando detectan debilidades de las
democracias, de sus instituciones y leyes de convivencia. Así nos ocurrió en
Venezuela.
Hasta ahora, cuando cerramos este último capítulo de nuestro relato, Nicolás
Maduro ha logrado mantenerse como jefe de esta “revolución”. Lo ha hecho
en la soledad del poder, protegido por las armas, por sus aliados
internacionales y los indiferentes. A pesar de ser rechazado por la mayoría
del país y la comunidad democrática internacional se ha “encumbrado en la
cima de la montaña”, el lugar en que habría querido permanecer Hugo
Chávez muchos años más.
Las elevadas posiciones alcanzadas por ambos personajes de esta revolución
del siglo XXI, Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, han sido por
caminos distintos. A Chávez lo condujo una ambición desmedida por el
poder bajo su propia intuición, sus habilidades para mentir y convencer y su
poderosa frase mediática “Por ahora” pronunciada en el momento histórico
justo, emocional y colectivo de una generación saciada en su cotidianidad y
que sin saberlo buscaba experimentar un cambio y fue tras un héroe vengador
a quien deshumanizó y convirtió en mesías.
Tres años antes de su muerte, Hugo Chávez contó una anécdota en televisión
sobre una reflexión que le hiciera un destacado hombre de las letras
venezolanas y la política. “Él me dijo algo. Mire comandante. Se me quedó
mirando fijo con aquella mirada calma de un hombre ya de 90 años. Me dijo:
la vida comandante es como una obra de teatro y hay muchos actores en la
obra de teatro. Hay algunos que se destacan por alguna razón, a veces hasta
por el azar. Ahora, los buenos actores o que pretendan ser buenos actores
deben tener especial cuidado en dos momentos de la obra: primero, cuando
entran en escena, eso es fundamental y segundo cuando salen de la escena.
Yo entré hace muchos años, me dijo. Ya salí. Creo que salí bien. Entonces
me dijo: ¡Ay comandante! Usted entró, yo lo vi, desde ese sillón lo vi una
madrugada con un fusil aquí, y una boina roja, vaya a ver cómo va a salir
ahora… Nunca olvido esa lección de Arturo Uslar Pietri”, rememoró Chávez
cuando aún no sabía que su final, la salida de su escena estaba cerca.
¿Habría ciertamente recordado el consejo de este importante intelectual
venezolano cuando estaba al borde de la muerte? Tal vez sí, y por eso quiso
trascender más allá de lo humano y colocarse al lado de Bolívar y hasta del
mismo Cristo. Una historia construida para sí mismo y una misión cargada de
símbolos y mitos que intentaron dibujar un mundo imaginario, adornado con
frases y expresiones, tras las cuales sucumbía el país entero.
A diferencia de Chávez, el ascenso de Nicolás Maduro fue inesperado,
fortuito, circunstancial; posible gracias a la muerte de Chávez y a la decisión
de los hermanos Castro cuando Fidel sentenció: “Es nuestro hombre en
Caracas”.
Ambos ascensos fueron edificados sobre las ruinas de una nación que brilló
en el continente y vivió en libertad por 40 años. Pero la muerte definitiva de
un país no es sólo la destrucción de sus industrias, sus tierras productivas,
universidades o instituciones, tal como ha ocurrido. Su existencia se aferra
con tenacidad a infinidad de formas que permanecen como una herencia que
continúa fluyendo como ramales esparcidos que llevan consigo sus
momentos y su historia.
La vida en democracia se transmite de padres a hijos, en historias narradas o
escritas, poemas, canciones, arte, imágenes y principios heredados,
asimilados por la tradición. Está sembrada en miles de europeos que llegaron
a Venezuela huyendo de la guerra, en latinoamericanos desterrados por
dictaduras militares que encontraron refugio en Venezuela. También habita
en los millones de venezolanos desparramados por todo el mundo que
optaron por el destierro. Hombres y mujeres que llevan su mensaje a naciones
desprevenidas, en donde puede estar germinando un caudillo populista o un
autócrata oculto en movimientos irreverentes. Pero principalmente la
democracia venezolana está en los que siguen en el país sosteniendo lo que
no ha podido ser destruido. Una nueva generación que no ha conocido otro
sistema que no sea el de la revolución de Hugo Chávez; pero que sabe de la
existencia de un mundo libre y democrático a pesar de que la rodean muros
bañados de tinieblas. La historia nos muestra cómo muchas civilizaciones
regresaron de la barbarie. La nuestra es la de un país que no se extinguirá
entre los muros que levantaron los conjurados del 4 de febrero.

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Primera Edición.

Créditos de fotografías internas: SIBCI (Sistema Bolivariano de


Comunicación e Información)
Anexos
1
Resumen del Informe preliminar de la exhumación sobre las causas de la muerte del Libertador
Simón Bolívar, de la Comisión Presidencial para la Planificación y Activación del proceso de
investigación científica e histórica, sobre los acontecimientos relacionados con su fallecimiento y
el traslado a la Nación de sus restos mortales.

Se consiguió:
-Un manto negro de Damasco que envolvía el esqueleto, dos cajas de plomo soldadas a la urna, las
cuales contenían polvo, restos provenientes del cuerpo, de la vestimenta, del calzado, y un sobre de
plomo que contenía un acta elaborada por la comisión encargada del traslado desde Santa Marta de los
restos en 1842, firmada por el doctor José María Vargas y miembros de la comisión.
-El esqueleto ensamblado con alambres de plomo y plata, cubierto con barniz preservativo, tal y como
fue trabajado por el doctor José María Vargas en 1843.
-El cráneo aserrado horizontalmente; las costillas por ambos lados cortadas con oblicuidad como para
examinar el pecho; los dedos anulares y la segunda falange de todos los otros dedos de las manos,
excepto la de los pulgares, reconstruidas con cera de moldear al no haber sido halladas por el doctor
Vargas.
-Algunos huesos del metatarso y todos los dedos de ambos pies reconstruidos con cera de moldear.
-La dentadura casi completa con la ausencia de la última muela cordal de la izquierda de la quijada
superior, con la cual el doctor José María Vargas explica que fue vista junto a los restos, pero que en
1843 ya no se hallaba con ellos.
-Todas las articulaciones o adaptaciones de los huesos del carpo, metacarpo y tarso reconstruidos con
cera de moldear.

Después de haber verificado la existencia de todo lo anterior los científicos acreditados por la comisión
presidencial procedieron a:
-Medir y describir los huesos del esqueleto encontrado.
-Escanear algunos huesos con la idea de identificar posteriormente datos como la talla y el seco.
-Retirar cuatro muestras dentales, dos frontales, un canino y un premolar, de los cuales dos fueron
trasladados al Ministerio Público, uno al IVIC y otro al IDEA, laboratorios en los cuales se extrajo
material de ellos para obtener el ADN. Además, dos dientes superiores fueron retirados del cráneo
mientras que este fue sometido a una tomografía con el objeto de garantizar su posible utilización para
futuras investigaciones y futuras tomas de ADN. Los estudios que se hagan en los laboratorios del
Ministerio Publico, IVIC e IDEA facilitarán identificar el patrón de ADN de los restos que podrá
contrastarse con el ADN de otros familiares, como el caso de María Antonia Bolívar, cuyos restos están
actualmente en la Catedral de Caracas y serán sometidos a estudio en el mes de agosto.

Tomadas las siguientes muestras de tejido óseo:


-Dos cuñas de la cabeza humeral derecha, parte de cráneo a la que no se les hizo tomografía ni
radiología, para evaluar el ADN. Una muestra del quinto arco bustal del lado izquierdo (una costilla)
para investigar una posible infección por tuberculosis a través de dos tecnologías distintas.
-Un fragmento de una falange de la mano izquierda para el ADN. Una muestra del coxal izquierdo de la
cara anterior donde se observó una lesión posiblemente por secuela de tuberculosis. Esta muestra será
evaluada por patólogos. Una muestra tomada de la cuarta vértebra dorsal que también parecía tener una
lesión posiblemente por tuberculosis, para los estudios correspondientes
-Un fragmento de cuña del mismo coxal izquierdo de la cara anterior. Todas las piezas dentales óseas y
dentales fueron restituidas al esqueleto en las mismas condiciones encontradas.
Se hizo una tomografía del cráneo. Este estudio permitirá, con la aplicación de un software
especializado, recrear una imagen computarizada y tridimensional del rostro de El Libertador. La
recreación de la imagen del rostro de Bolívar puede ser posteriormente comparada con la iconografía
conocida del Padre de la Patria.

Finalmente, el esqueleto perfectamente ensamblado fortalecido fue colocado en una urna de metacrilato
la cual fue sellada al vacío y atornillada con tornillos de oro de Guayana. Esta urna fue colocada en otra
de madera de cedrillo llanero con el Escudo Nacional elaborado en oro incrustado en la tapa de la
misma.
Caracas, julio de 2012.

2
Resumen del Informe del Dr. Howard Takiff sobre las experticias realizadas en el IVIC para
determinar las causas de la muerte del Libertador, Simón Bolívar.
‟En el laboratorio de la Unidad de Estudios Genéticos y Forenses (UEGF) del IVIC no se había
realizado previamente una experticia que buscara evidencia de tuberculosis en huesos. Consulté como
referencia artículos de otros investigadores que han encontrado evidencia de tuberculosis en huesos
antiguos. El trabajo fue realizado principalmente por los científicos Gerson Caraballo y Mary Acosta.
Se aisló el DNA de una muestra de hueso y se utilizó la técnica de PCR para buscar DNA de una
secuencia repetida en el cromosoma de la bacteria Micobacterium tuberculosis, agente causante de la
tuberculosis.
No se encontraron resultados positivos: no se pudo encontrar evidencia de la presencia de ADN de M.
Tuberculosis.
Sin embargo, al ser esta la primera vez que en el IVIC se buscaba tuberculosis en huesos viejos, se
quiso evitar que los resultados pudieran ser cuestionados, y que no pudieran ser tomados en cuenta
como definitivos o contundentes.
Por ello, contacté a uno de los autores de los artículos de referencia consultados, que había encontrado
evidencia de tuberculosis en otros huesos antiguos: el Dr. George Michael Taylor, actualmente en la
Universidad de Surrey en Inglaterra. Recomendé a la Comisión Presidencial que le solicitara si pudiera
realizar experticias a muestras de la osamenta que se le pudieran enviar.
Informe sobre los análisis biomoleculares llevados a cabo sobre una muestra de los restos mortales del
Libertador Simón Bolívar en la Universidad de Surrey, Guildford, Reino Unido. G.M. Taylor, División
of Ciencias Microbiales, Facultad de Salud y Ciencias Médicas, Edificio AX, Stag Hill Campus,
Guildford, Surrey, GU2 7TX, UK.
Se resalta lo siguiente:
“No se encontró ninguna evidencia de la presencia de ADN del complejo MTB en el material
disponible para estudio. Se pudiera argumentar que los fragmentos óseos tomados del húmero e íleo no
son los más apropiados para proveer evidencia de la tuberculosis pulmonar. Esto constituye una posible
explicación para los hallazgos negativos. Sin embargo, nosotros y otros investigadores hemos
encontrado la presencia de ADN del complejo MTB en componentes del esqueleto en casos donde la
tuberculosis pulmonar era probable. Lo mismo es cierto también para el ADN de la otra micobacteria,
Mycobacterium leprae, que se puede detectar a cierta distancia de las lesiones del esqueleto en casos de
la lepra lepromatosa. La sobrevivencia de ADN humano y la falta de inhibición del PCR indican que
estas muestras se encontraban aptas para estudios de ADN. En vista de las PCRS altamente sensibles y
los blancos multicopias que se utilizaron, es probable que cualquier ADN remanente del complejo
MTB existente en nuestras muestras se hubiera podido detectar. Aunque no se puede excluir la
tuberculosis como causa de muerte, parece ahora una causa menos probable que lo que se había
concluido previamente en los informes del examen postmortem realizado en 1830”.
Caracas, 19 de julio de 2010
3
Comunicado de la Academia Nacional de la Historia.

“La Academia Nacional de la Historia ante el hecho consumado se la sorpresiva apertura de la urna que
contiene los restos del Libertador Simón Bolívar, realizada en la media noche del 14 al 15 de los
corrientes, con el presunto objetivo de determinar la causa de la muerte y la identidad de sus restos,
expone ante el pueblo venezolano el siguiente Comunicado:

El día 17 de diciembre de 1962 la Academia Nacional de la Historia conjuntamente con la Sociedad


Venezolana de Historia de la Medicina en una sesión solemne conjunta de ambas instituciones,
acordaron realizar una Mesa Redonda para estudiar la enfermedad y causa de la muerte del Libertador
Simón Bolívar, para la cual convocaron a historiadores y científicos venezolanos estudiosos del tema y
expertos en la materia. Dicha Mesa Redonda se realizó en los días 25 y 26 de junio de 1963 y en ella
participaron, además de connotados historiadores venezolanos, numerosos médicos en su totalidad
profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, todos especialistas en
diversas áreas tales como tisiólogos, farmacólogos, epidemiólogos, internistas, patólogos, psiquiatras y
psicólogos; igualmente intervinieron odontólogos, filósofos y críticos de arte. Se leyeron y discutieron
exhaustivamente 22 ponencias y se llegó por unanimidad a la conclusión de que en vista de los
antecedentes familiares, epidemiológicos y personales, así como del resultado de la autopsia, la
enfermedad principal que produjo la muerte del Libertador fue una “tuberculosis de reinfección del
adulto de tipo fibroulcerocavernoso, con diseminación broncógena” y como consecuencia de ello
“posibles lesiones tuberculosas secundarias finales laringotraqueales e intestinales”. Igualmente se
concluyó en que “la terapéutica empleada por el médico tratante estuvo adaptada a los conceptos
científicos admitidos en su tiempo” y también se determinó que “el estudio y análisis de los Boletines
Médicos y del Protocolo de la autopsia demuestran que el Dr. Alejandro Próspero Réverend poseía
conocimientos científicos acordes con las doctrinas de la época, lo que acredita su carácter de médico
de alto nivel académico”. Las Ponencias y Conclusiones de esta Mesa Redonda fueron publicadas en
1964 y en una segunda edición en 1976. Sus determinantes conclusiones se consideraron definitivas y
desde entonces el tema nunca más fue tratado, al menos desde un punto de vista científico.

El 30 de abril 1842, el Presidente de la República Gral. José Antonio Páez dictó un Decreto por el cual
se ordenaba el traslado de los restos del Libertador, desde Santa Marta a Caracas; nombró una
Comisión constituida por el Doctor José Vargas y los Generales José María Carreño y Mariano Ustáriz,
encargada de realizar dicho traslado y designó para presidirla al primero mencionado. La Comisión,
luego de todos los preparativos, zarpó de La Guaira el 13 de noviembre siguiente y llegó a Santa Marta
el 16 del mismo mes. Después de numerosos actos protocolares y del amistoso recibimiento por parte
de las autoridades colombianas, el acto de la exhumación de los restos del Libertador tuvo lugar el
domingo 20 de noviembre por la tarde, en una ceremonia pública y solemne, procedimiento del cual se
levantó una detallada Acta 2 que corre como el Anexo No. 9 del Informe final del doctor Vargas ante el
Ejecutivo venezolano. En esta Acta consta que: ‘los señores doctor Alejandro Próspero Réverend y
Manuel Ujueta que asistieron a la preparación del cadáver después de la muerte… el primero como
médico que preparó el cadáver, el segundo como una de las personas que asistieron a esta preparación y
a su sepultura, preguntados por el Señor Gobernador (Joaquín Posada Gutiérrez) acerca de la identidad
de los restos del cadáver que tenían presente, con el del General Bolívar, contestaron que era el mismo
idéntico”. Ante esta afirmación de testigos de excepción, quedaba así demostrado que los incidentes
ocurridos en la Catedral de Santa Marta en el curso de los 12 años en que permaneció sepultado allí
(una inundación y un terremoto) para nada afectaron la integridad física del cadáver del Libertador.
En un extenso informe del Doctor José Vargas dirigido al Ministro de Estado en el Despacho de lo
Interior, de fecha 18 de diciembre de 1842 (publicado en la Gaceta de Venezuela No. 624 de 21 de
diciembre de 1842 y reproducido en Documentos para los Anales de Venezuela, Tercer Período, tomo
I, págs. 93 y sgts. e igualmente reproducido en la Biografía de José Vargas de Laureano Villanueva y
en las dos ediciones de las Obras Completas del Dr. José Vargas), el cual contiene 22 documentos
anexos, se da cuenta detallada al ejecutivo venezolano de todos los pasos dados por la Comisión desde
el mismo momento de la exhumación en la Catedral de Santa Marta hasta su desembarco en La Guaira
en la mañana del 15 de diciembre de 1842, cuando se realiza una solemne ceremonia que el Doctor
Vargas describe con mucha emoción, especialmente cuando menciona el incontenible llanto de los
generales Juan Uslar y José María Carreño, y las expresiones d e la numerosa concurrencia que asistió a
este desembarco. Igualmente Fermín Toro dejó una descripción muy detallada de este recibimiento, que
significaba el regreso definitivo de Simón Bolívar a su tierra natal.

En Caracas, en ceremonias nunca vistas hasta entonces, que describe magistralmente Fermín Toro, la
urna fue finalmente colocada en la Iglesia Catedral de Caracas en el Panteón de la Familia Bolívar el 23
de diciembre de 1842. Allí siguió actuando la Comisión presidida por el Doctor Vargas y en un informe
suscrito por el mismo Doctor Vargas y el resto de la Comisión y dirigido al Secretario de Estado en el
Despacho de lo Interior de fecha 15 de marzo de 1843 dicen lo siguiente: “La Comisión encargada por
el Gobierno de preservar de la completa destrucción la parte de los restos venerandos de del Libertador,
General Simón Bolívar, que todavía puede ser preservada, ha cumplido su encargo y de él da cuenta de
la manera siguiente. “En medio del montón de polvo y horruras que la urna de plomo contenía,
resultado de la descomposición de todos los tejidos blandos del cuerpo y de los vestidos, se ha
preservado el esqueleto casi completo, aunque algunos huesos pequeños han ya desaparecido, otros
están casi pulverizados y todos los demás ennegrecidos y en progreso a la descomposición a causa de la
humedad que en dicha urna se conserva. “Se procedió, pues, a nombrar dos jóvenes bien instruidos en
Anatomía, a saber: el doctor Cosme Jiménez y el bachiller Manuel Alvarado, que con el mayor cuidado
y 3 prolijidad, entresacasen del montón de horruras todos los huesos, los limpiaran y lavaran con
cloruro de cal; los secaran bien, y después los cubriesen de barniz preservativo. Separados los huesos
del polvo, y preparados como queda dicho, han sido ensamblados, formando el esqueleto, con alambres
de plomo y de plata según las partes; y así conexionados, han sido cubiertos de varias capas del dicho
barniz preservativo. “El esqueleto tiene las faltas siguientes:

1º. La de los dedos anulares, y las segundas falanges de todos los otros dedos de las manos; excepto las
de los pulgares.
2º. La de algunos huesos del metatarso y todos los dedos de ambos pies.
3º. La de la última muela o la cordal izquierda de la mandíbula superior, que en la primera vez que la
urna fue abierta en esta ciudad estaba movida pero no faltaba; pero que después no ha sido hallada.
“Todas las articulaciones o adaptaciones de los huesos del carpo y metacarpo, tarso y metatarso, y de
los dedos, así de las manos como de los pies, han sido hechas por medio de cera de modelar: no siendo
posible por su blandura y casi desintegración unirlos por taladros y alambres. Con la misma cera de
modelar han sido llenados los espacios vacantes de las manos y los pies por la falta ya dicha de algunos
huesecillos, por no introducir allí parte alguna extraña de los restos. Se ha construido una urna de hoja
de plomo, mucho más delgada que el pedazo que quedaba de la que tenía y que fue recortada en una
parte considerable en la ciudad de Santa Marta, para acomodarla en la bella urna de madera donada por
el Gobierno de la Nueva Granada. En el centro de la nueva urna de plomo está acomodado el esqueleto;
y en dos cajoncillos, también de plomo que como apéndice están soldados al interior de aquella pieza,
van todo el polvo y demás restos que contenía la caja con entera separación del cuerpo o esqueleto.
“Este ha sido envuelto en un manto negro de damasco, y de este modo y con una cuña grande de cedro
bien barnizada para colocar la cabeza, ha sido acomodado en la urna de plomo que a presencia de todos
los miembros de la Comisión ha sido soldada y puesto dentro de la madera, la cual cerraron con sus dos
llaves. Todo este proceso ha sido ejecutado dentro de la misma Iglesia Catedral, en un aposento de la
capilla de San Nicolás, que el M. R. Arzobispo tuvo la bondad de franquear para el efecto, y desde allí
ha vuelto la urna al panteón en que se hallaba. Dios Guarde a Uds. José Vargas, J. M. Carreño, Mariano
Uztáriz.

Del panteón familiar de la Iglesia Catedral la urna fue trasladada al Panteón Nacional en otra solemne
ceremonia presidida por el Gral. Antonio Guzmán Blanco, el día 28 de octubre de 1876. 4 3. Por todo
lo anteriormente expuesto la Academia Nacional de la Historia considera que:

1º. La causa de la muerte del Libertador no fue otra que la señalada en las Conclusiones de la Mesa
Redonda de 1964.
2º. La identidad de los restos mortuorios del Libertador está absolutamente trazada y documentada
fehacientemente, desde el instante mismo de su fallecimiento, el 17 de diciembre de 1830 en Santa
Marta hasta su entrada al Panteón Nacional el día 28 de octubre de 1876.
3º. Estando todo lo anteriormente dicho respaldado en documentos publicados en órganos oficiales y
suscritos por personalidades de la más alta confiabilidad en la Historia republicana, no había ninguna
razón para dudar, ni de la causa de la muerte del Libertador ni de la identidad de los restos que reposan
en el Panteón Nacional.
4º. Por tanto la Academia estima que el acto de exhumación realizado sorpresivamente, en la
medianoche del día 15 al 16 del presente mes, con el pretexto de averiguar tanto la causa de la muerte
del Libertador así como la identidad de sus restos, fue absolutamente innecesario e injustificado.
5º. Dado que la osamenta mostrada por la televisión se corresponde exactamente con lo descrito por el
Dr. José Vargas y la comisión en pleno, en 1843, cuando sellaron en la Catedral de Caracas la urna de
plomo, como lo dice el documento transcrito antes, es evidente que en los últimos 167 años los restos
mortales se han conservado satisfactoriamente, lo cual es otra razón para afirmar la falta de
justificación de la exhumación realizada.
6º. La Academia Nacional de la Historia considera que de haberse estudiado la materia a la luz de una
consulta amplia, científica, desprejuiciada de todo carácter partidista o político, involucrando en tal
consulta a las autoridades científicas nacionales expertas en la materia, el país se hubiera ahorrado de
presenciar un espectáculo y retórica inédito en la historia venezolana y que quedará para siempre
inscrito en los Anales de Venezuela como el irrespeto más grave que se le haya hecho al Libertador
Simón Bolívar y con él al símbolo más genuino de la Patria.
7º. Por último, la Academia Nacional de la Historia ante tan insólito hecho, desgraciadamente ya
consumado, invita y exhorta al país entero, a la Venezuela profunda y republicana, en todos los estratos
de su población, a una reflexión íntima y a una plegaria que signifiquen y ofrezcan un desagravio al
Padre de la Patria, inútilmente profanado en la tranquilidad de su sepulcro”.

Los asistentes: Elías Pino Iturrieta, Ildefonso Leal, Manuel Rodríguez Campos, Simón Alberto
Consalvi, Marianela Ponce, Blas Bruni Celli, Ermila de Veracoechea, Tomás Enrique Carrillo Batalla,
José Rafael Lovera, Santos Rodulfo Cortés, Pedro Cunill Grau, Héctor Bencomo Barrios, Manuel
Caballero, Germán Carrera Damas, María Elena González de Lucca. Correspondientes: Eduardo
Hernández Carstens, Ramón Urdaneta”.
Aprobado por unanimidad en Caracas, 29 de julio de 2010.

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