UNA AVENTURA APASIONANTE: HACERSE CRISTIANO 2 UNA AVENTURA APASIONANTE: HACERSE CRISTIANO
1 PRECATECUMENADO. Libro del aspirante
1 PRECATECUMENADO. Libro del acompañante
2 CATECUMENADO. Libro del catecúmeno
José Antonio Abad Ibáñez
2 CATECUMENADO. Libro del acompañante
El subsidio que tienes entre manos pretende ayudarte
a vivir la aventura apasionante de hacerte cristiano hoy.
Una aventura que, para que sea realmente apasionante,
necesita que descubras quién es Jesucristo y, luego, dejes
que él modele tu cabeza, tu corazón y tu vida, de modo
que cambies el horizonte de tu existencia y te conviertas
CATECUMENADO. LIBRO DEL ASPIRANTE
en discípulo y apóstol suyo.
Dicho en dos palabras: si quieres vivir la aventura
apasionante de hacerte cristiano hoy has de encontrarte
personalmente con Jesucristo, acoger la salvación que
te ofrece y asumir su modo de ver, juzgar, hacer y amar.
JOSÉ ANTONIO ABAD IBÁÑEZ dirige el Secretariado Diocesano
del Catecumenado de Burgos. Es autor, entre otras obras, del
Diccionario del Agente de Pastoral Litúrgica (Monte Carmelo 2003)
y del Diccionario de la Eucaristía (Monte Carmelo 2005).
Ha consagrado su vida a la docencia de la Liturgia y de la
Eucaristía en la Facultad de Teología del Norte de España,
sede de Burgos.
UNA AVENTURA APASIONANTE. Hacerse cristiano
2 CATECUMENADO
185891
ISBN 978-84-2883-338-7
Libro del catecúmeno
9 788428 833387
JOSÉ ANTONIO ABAD IBÁÑEZ
185891_libro_001-001_cub_11mm 1 29/11/2018 16:34:45
Dirección editorial
Francisco Javier Navarro Marín
Coordinación editorial
Mario González Jurado
Edición
Antonio González y Daniel Orozco
Diseño
Amparo Hernández Pereda-Velasco
Maquetación
Eugenia Pannaría
Fotografías
Jose María Gonzalez Ochoa, Miguel Castaño, Instituto de Patrimonio Nacional de Rumanía,
Siro López; Sonsoles Prada, Javier Calbet, Yolanda Álvarez, Montse Fontich,
Sergio Cuesta ARCHIVO SM; STOCKTREK / Photodisc; JUPITER IMAGES / GETTY IMAGES;
Junta de Cofradías de Valladolid; THINKSTOCK; 123RF; SHUTTERSTOCK; iStock;
AGE FOTOSTOCK; ARCHIVO SM
Ilustraciones
Thinkstock; Archivo SM
© José Antonio Abad Ibáñez
© PPC 2018
Parque empresarial Prado del Espino
Impresores, 2
28660 Boadilla del Monte (Madrid)
ppcedit©ppc-editorial.com
ppc-editorial.com
ISBN: 978-84-288-3338-7
Depósito legal: M-37727-2018
Impreso en la UE / Printed in EU
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la Ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de su propiedad intelectual. La
infracción de los derechos de difusión de la obra puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts.
270y Ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos vela por el respeto de los citados derechos.
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Al lector
La catedral de Burgos, ciudad castellana donde vivo, es visita obligada para muchos peregrinos a Santiago
de Compostela. Hasta ella llegan estos tres grupos: los que realizan el Camino por primera vez y piensan
concluirlo; los que se detienen aquí o un poco más adelante porque se les termina el tiempo del que
disponen o por otras circunstancias, pero no excluyen retomarlo más adelante; y los que ya han hecho el
Camino, pero desean repetir la experiencia para conocerlo mejor y disfrutar más de él. Hay algo en lo que
todos coinciden: viven la experiencia como una aventura apasionante.
El libro que tienes entre manos está escrito para otro tipo de caminante y otro tipo de aventura, solo
que más apasionante: hacerse cristiano hoy. Quizás tú te encuentres entre ellos. Piensa si te reconoces
en uno de estos grupos: los que inician el camino; los que lo reinician; y los que quieren redescubrirlo y
gozarse más de él.
El primer grupo se parece a los que hacen por primera vez el Camino de Santiago. En nuestro caso,
hacen ese camino “los que no están bautizados pero han iniciado un proceso que concluirá dentro de un
tiempo más o menos lejano”, cuando reciban los sacramentos de la iniciación cristiana: bautismo, confir-
mación y eucaristía, y se inserten en la vida de una comunidad cristiana. Son los catecúmenos.
El segundo grupo se parece a los que hacen algunas etapas del Camino y lo interrumpen. Este camino
lo recorren los que recibieron el bautismo al poco de nacer, pero, cuando llegó el momento de la primera
comunión o de la confirmación, en lugar de seguir a sus compañeros de colegio, decidieron no celebrar
esos sacramentos, se alejaron de la Iglesia, dejaron de rezar e ir a misa y quizás vacilaron en la fe. Pero,
por las vueltas que da la vida, “ahora quieren completar lo que no tienen concluido: la confirmación o la
primera comunión”, bien sea porque desean contraer matrimonio por la Iglesia, porque quieren ser
padrinos de bautismo o por otra causa.
El tercer grupo se parece a los que repiten el Camino para disfrutar de él. Por este camino marchan los
que han recibido los tres sacramentos de la iniciación y participan, más o menos, de la vida de su parroquia
o de otra comunidad, pero “quieren conocer más su camino cristiano mediante una lectura creyente y
orante de la Biblia, bien solos bien, sobre todo, formando un grupo de oración y siguiendo el modelo de
la lectio divina”.
Si caminas por alguno de estos tres caminos, quizás te interese este libro. Si así fuere, te invito a que
leas lo que digo en la introducción sobre cada uno de los tres supuestos que he descrito: camino iniciado,
camino reiniciado y camino revivido.
Pero antes, me gustaría que reflexionaras un poco sobre este pensamiento: “para vivir la aventura
apasionante de hacerse cristiano hoy” no basta ser buena persona, un trabajador competente y honrado,
un padre que se preocupa mucho de la formación intelectual de sus hijos, alguien que colabora con
Cáritas, Manos Unidas u otra ONG solidaria y de buen criterio. La aventura de ser cristiano hoy es apasio-
nante, cuando se descubre quién es Jesucristo y se le deja meterse en la cabeza, en el corazón, en los
trabajos, en la vida entera, de modo que cambie el horizonte de nuestra vida y nos haga discípulos y
apóstoles suyos.
En otras palabras, hoy vive la apasionante aventura de hacerse cristiano el que tiene un encuentro
personal con Jesucristo –no solo con su doctrina y su obra-, se deja ganar por él y asume su modo de
ver, pensar, juzgar, hacer y amar. Te invito a que hagas la experiencia.
El autor
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INTRODUCCIÓN
Este libro va destinado a los adultos que se encuentren en alguna de estas situaciones:
los que desean hacerse cristianos,
los que ya han recibido el bautismo, pero desean confirmarse y recibir la eucaristía
y los que han recibido los tres sacramentos, pero quieren dar un paso adelante en su fe, apoyados
en la Sagrada Escritura, leída en un contexto orante y con el método de la lectio divina.
En todos estos casos podemos hablar, de alguna forma, de un caminante que sigue un proceso de fe.
Veámoslo más detalladamente.
PRIMER SUPUESTO
Adultos que inician el camino de la fe como catecúmenos
Los adultos que desean hacerse cristianos y recibir los sacramentos de la iniciación son los destinatarios
primeros y principales del presente subsidio. Estos reciben actualmente el nombre de catecúmenos.
Su itinerario hacia Jesucristo suele comenzar así. Un hermano, un amigo o un colega de profesión vive
con coherencia su cristianismo y provoca en él una elemental simpatía hacia ese género de vida y un
cierto deseo de vivir como ellos. Otras veces, este deseo brota de un suceso luctuoso, grave e inesperado.
También pueden provocarlo la quiebra de los negocios y el fracaso profesional o matrimonial. No es
infrecuente que alguien desee hacerse cristiano porque la parte con la que desea contraer matrimonio
se lo exige como requisito previo. Y otras circunstancias tan diversas como la misma vida.
Tras esta simpatía o “urgencia”, el interpelado suele dirigirse a un sacerdote para preguntar qué debe
hacer. Lo lógico es que le indique que se dirija a la parroquia donde tiene el domicilio y pregunte por el
párroco para exponerle sus deseos. Así lo hace y el párroco, después de un saludo afectuoso y acogedor,
inicia con él un diálogo amistoso.
Es lógico que en ese diálogo el párroco pregunte al demandante cómo se llama, cuál es su domicilio,
en qué trabaja, qué estudios tiene, si está casado o soltero, si vive solo o con otra persona, si tiene o no
hijos, si pertenece o ha pertenecido a alguna religión, qué motivos le han llevado a pedir el bautismo,
etcétera. No se trata de un “interrogatorio” impertinente o de unas preguntas por mera curiosidad. Al
contrario, son una muestra de afecto sincero, que le lleva a interesarse por él con ánimo de ayudarle.
Tras este primer intercambio, es muy conveniente que el párroco, en el momento más oportuno,
presente al interesado los trazos fuertes del camino que desea emprender. Pueden serle útiles los puntos
que se ofrecen a continuación. El interesado también puede leerlos y reflexionarlos más tarde.
1. El bautismo no es un rito mágico
Recibir el bautismo no es “dar el nombre” para entrar a formar parte de un grupo que practica unos
determinados ritos y hace unas determinadas cosas. Tampoco es recibir un rito con el que automática-
mente entramos en un club de iniciados o en una secta. Recibir el bautismo es sinónimo de “hacerse
discípulo de Jesucristo”. Es decir: pensar, juzgar y vivir según el estilo de Jesús.
Esto requiere conocerlo, tratarlo, saborear que nos ama y que ha dado la vida por nosotros. Después
viene la aceptación de su doctrina y vivirla. Como consecuencia, será preciso introducir cambios –quizás
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muy profundos– en nuestro modo de juzgar las personas, los acontecimientos y las cosas, en el modo
de afrontar el trabajo, el matrimonio, las relaciones sociales, la vida y la muerte. Al final se recibe el bau-
tismo, que es un sacramento de fe que perdona todos los pecados y nos hace hijos de Dios y miembros
de la Iglesia.
2. Un proceso largo y laborioso
Esta tarea de “desvestirnos” de nosotros mismos y “revestirnos” de Jesucristo no se realiza de la noche a
la mañana, sino que requiere tiempo. Normalmente, bastante tiempo. Porque los hombres asimilamos
las cosas poco a poco.
Además, nuestro desarrollo es gradual. Por ejemplo, no comenzamos a comer garbanzos y jamón a
los pocos días de nacer sino después de haber comido papillas, purés y otros alimentos ligeros durante
bastante tiempo. Si las madres dieran alimentos fuertes y duros cuando el hijo tiene unos meses, se les
atragantarían y podrían causarles incluso la muerte. Como tienen mucho sentido común, primero dan
cosas ligeras y luego alimentos consistentes.
En la vida de los discípulos de Jesús sucede lo mismo: se avanza poco a poco y se pasa de lo sencillo
a lo complicado, de los cambios fáciles a los que pueden costar lágrimas.
El proceso de aprendizaje suele durar unos dos años.
3. Una meta y varias etapas
El camino del catecúmeno hacia el bautismo tiene una meta y varias etapas.
La meta es hacerse cristiano y recibir los sacramentos.
Las etapas: el precatecumenado, el catecumenado, la última cuaresma, los sacramentos y la inserción
en la vida de la comunidad cristiana de referencia.
El precatecumenado
El precatecumenado es la primera etapa de este camino. Es muy importante, porque se trata de entrar en
contacto con la persona de Jesús y descubrir el inmenso amor que él nos tiene; tanto, que ha muerto por
cada uno de nosotros. Fruto de ese contacto será que el solicitante adquiera una “fe inicial” y realice una
“conversión elemental”.
Este es el objetivo que persiguen las diez catequesis del libro 1. Precatecumenado. Los que se encuen-
tran en esta etapa se llaman simpatizantes, en cuanto que solo tienen una elemental atracción hacia lo
cristiano.
Al final de este trayecto, el simpatizante habrá descubierto si hacerse cristiano es la opción que ha de
tomar o le parece un modo de vida que no está hecho para él.
Si piensa que debe continuar recorriendo el camino, se lo manifiesta al catequista-acompañante o al
párroco, caso de que uno de ellos, o ambos, no se le hayan adelantado a preguntarle. En ese momento,
si no lo ha hecho antes, es necesario que manifieste al párroco con toda sinceridad cuál es su situación
matrimonial y profesional. El párroco le comunicará el día en que hará el Rito de entrada en el catecu-
menado.
El catecumenado
El catecumenado es la segunda etapa. Es tan importante, que la Iglesia considera ya de “la casa de Cristo”
(AG 14) y abraza como suyos a quienes se encuentran en este tramo del camino. Eso explica que, si con-
traen matrimonio –bien con otro catecúmeno o con una persona no bautizada– tienen ritos propios;
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y, en caso de muerte, se les hacen exequias cristianas. Dejan de ser simpatizantes y pasan a ser catecú-
menos.
El paso al catecumenado se realiza con el Rito de entrada en el catecumenado, detallado en el Ritual
de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA 73-97). Lo lógico es que se haga en una misa en la que participe
la comunidad cristiana. Por eso, lo ideal sería una misa del domingo. El rito lo preside el párroco. Después,
se escribe “el nombre del catecúmeno” en el Libro de los catecúmenos (que se ha impuesto durante el rito
y se ha elegido del calendario cristiano o del uso civil de la región, con tal que pueda asumir sentido
cristiano), indicando la fecha, el lugar y el ministro (también los padrinos, si es el caso). Es como darle de
alta en la Iglesia (cf. RICA 17).
El catecumenado es un tiempo muy importante y prolongado. Sus objetivos fundamentales son:
Realizar una verdadera conversión de criterios y de vida (un punto concreto es la resolución de las
situaciones relacionadas con el matrimonio y la ética profesional).
Recibir una catequesis básica e íntegra sobre el credo, los sacramentos, los mandamientos y la
oración.
Decidirse a ser verdadero discípulo de Jesucristo y manifestarlo con el cambio de vida.
Su duración no se puede establecer a priori, pues depende de la gracia de Dios y de la corresponden-
cia del catecúmeno, así como de la situación religiosa anterior del catecúmeno (procedencia de una secta,
del islam, sin religión, adversario del cristianismo…). Lo ordinario es que comience en la cuaresma, que
sigue al Rito de entrada en el catecumenado, y concluya inmediatamente antes del comienzo de la segunda
cuaresma, con un ritmo catequético semanal, salvo un mes del verano.
La catequesis del catecumenado tiene cuatro puntos firmes:
1. Conocimiento de los momentos estelares de la historia de la salvación, tal como aparecen en la
Sagrada Escritura, y de las verdades básicas de la fe, de la celebración y de la moral cristianas.
2. Práctica –de modo progresivo– de lo que se va recibiendo y descubriendo.
3. Trato personal –sencillo y espontáneo, pero verdadero– con Jesucristo, del que brotará el deseo de
comunicar a los demás la fe que se está madurando.
4. Algunos ritos litúrgicos o paralitúrgicos que la madre Iglesia realiza para promover la fe y la con-
versión.
Este subsidio tiene una serie de veintinueve catequesis, articuladas sobre textos del Antiguo y Nuevo
Testamento y organizadas de tal modo que se puedan cubrir los objetivos 1 a 3 de la catequesis catecu-
menal. Para el objetivo 4, los responsables pueden organizar celebraciones pertinentes de la Palabra,
invitar a los catecúmenos a participar en la Liturgia de la Palabra de la misa de la comunidad y celebrar
los ritos del RICA de los que se hablará en el epígrafe siguiente.
Antes de pasar a la etapa siguiente, los sacerdotes, los catequistas-acompañantes y el director del
Secretariado diocesano del catecumenado (en nombre del obispo) disciernen sobre la idoneidad del
catecúmeno para ser admitido a los sacramentos. En caso de que el resultado sea positivo, el catecúmeno
pide oficialmente por escrito al obispo el bautismo y, luego, es admitido a la elección.
Tiempo de la elección y de la purificación
La tercera etapa coincide, de ordinario, con la última cuaresma. Es el último tramo del catecumenado y
recibe el nombre de “Tiempo de la purificación e iluminación”.
Es un tiempo importantísimo, pues el obispo designa al catecúmeno como candidato para recibir los
tres sacramentos de la iniciación cristiana: bautismo, confirmación y eucaristía, en la próxima Vigilia Pas-
cual. Lo hace en nombre de la Iglesia y de modo oficial en el Rito de elección, el cual, de suyo, debería
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celebrarse en la catedral de la diócesis –por ser la iglesia madre–, el primer domingo de la última cuaresma.
Es un rito de capital importancia y la comunidad cristiana debe hacerse presente y participar con piedad
y entusiasmo. En el momento de la elección, el catecúmeno es acompañado por uno o dos padrinos, que
lo harán también en el bautismo y confirmación. Desde ahora al catecúmeno se le llama “elegido”y su
nombre se escribe en el Libro de los elegidos.
Esta etapa persigue un doble objetivo:
1. Intensificar la preparación espiritual.
2. Completar la catequesis de los “elegidos” de cara a las fiestas pascuales y a la iniciación de los sacra-
mentos.
Los medios que emplea la Iglesia para lograrlo son: los escrutinios y exorcismos, las entregas del credo
y del padrenuestro y la devolución del credo y – eventualmente– el rito del effetá.
Los escrutinios y exorcismos son tres y se celebran, respectivamente, los domingos 3.º, 4.º y 5.º de
cuaresma, en la misa de escrutinios, siguiendo siempre el misal y leccionario A.
Las entregas del credo y del padrenuestro se realizan en una misa ferial después del primer y
tercer escrutinio, respectivamente.
La devolución del símbolo y el rito del effetá tienen lugar la mañana del Sábado Santo.
Los escrutinios tienen por objeto “purificar el alma y el corazón, proteger contra las tentaciones,
rectificar la intención y mover la voluntad para que los catecúmenos se unan más estrechamente a Cristo
y prosigan con mayor decisión en su esfuerzo por amar a Dios” (RICA 154). Los exorcismos se celebran
dentro de los escrutinios y como parte de ellos e imploran la gracia de Jesucristo Salvador para que los
“elegidos” salgan vencedores en el combate contra el mal. No son exorcismos para expulsar al demonio,
como si el catecúmeno estuviera poseído por él.
El símbolo y el padrenuestro son las dos joyas que posee la Iglesia, después de los sacramentos. Por
eso, al entregar a los “elegidos” el tesoro de su fe y de su oración, muestra el amor y afecto que siente
hacia ellos.
La devolución del credo y el rito del effetá se inscriben dentro de la preparación inmediata. La
devolución del símbolo prepara a los “elegidos” a la profesión de fe bautismal y les instruye en el deber
de anunciar el evangelio. El propio simbolismo del effetá pone de relieve la necesidad de la gracia para
poder escuchar la Palabra de Dios.
Los sacramentos y la mistagogia
La última etapa incluye la recepción de los tres sacramentos de la iniciación cristiana y la mistagogia.
Los sacramentos se reciben, de suyo, durante la Vigilia Pascual y en este orden: el bautismo, la con-
firmación y la eucaristía, como lo pide la naturaleza de las cosas. Pues el bautismo nos hace cristianos,
la confirmación nos hace “más” cristianos y la eucaristía nos hace “plenamente” cristianos. Son tres
sacramentos, ciertamente, pero forman una unidad, dado que están articulados e interrelacionados
entre sí.
Con la celebración de estos sacramentos le nacen a la Iglesia nuevos hijos. Ahora le corresponde
actuar como lo hacen las buenas madres: mimando a la nueva criatura y rodeándola de todos los cui-
dados necesarios para que no se muera, sino que crezca llena de salud y fuerza. Para ello, la Iglesia ha
creado un espacio de tiempo llamado mistagogia. Durante él, los nuevos bautizados reciben el nom-
bre de “neófitos”.
La mistagogia no tiene duración fija y el RICA tampoco es demasiado orientador. La práctica oscila
entre estos dos supuestos: el Tiempo Pascual (desde Resurrección a Pentecostés) o hasta el aniversario
del bautismo. De suyo, este debería ser el horizonte. En cualquier caso, la mistagogia pretende que el
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neófito se familiarice con la vida y costumbres de su comunidad de referencia y profundice en el conoci-
miento y vivencia de los sacramentos recibidos.
4. Contenido y estructura de las catequesis
Si tras los primeros encuentros con el párroco el demandante quiere iniciar el proceso de hacerse cristiano,
el párroco le asigna un catequista-acompañante y le sugiere que adquiera 2. Catecumenado. Libro del
catecúmeno.
Los materiales, divididos en dos tomos, comprenden 39 catequesis, agrupadas en dos grandes apar-
tados: el precatecumenado y el catecumenado. No contiene las catequesis mistagógicas.
Todas las catequesis están estructuradas según un doble criterio: la historia de la salvación narrada en
la Biblia y el método de la lectio divina. La historia de la salvación es imprescindible para acercarnos al Dios
que se nos ha revelado y según Él ha procedido en el proceso de revelársenos. El método de la lectio divina
está muy recomendado por el magisterio actual de la Iglesia y avalado por la experiencia de muchos
grupos de oración y grupos eclesiales.
Cada catequesis tiene, además del título correspondiente, estos nueve elementos: un objetivo, un
momento de oración inicial, un dato de experiencia, lectura y comprensión de un texto bíblico, catecismo
y signos cristianos, momento de alabanza, textos para seguir profundizando y fijación de la fecha de la
próxima catequesis. Veamos en qué consisten.
Objetivo
Es como la síntesis de toda la catequesis y lo que da unidad a los diversos contenidos.
Nos disponemos
La catequesis no es una clase sino un momento de gracia que Dios nos depara. Lo modera el catequista
según las diversas circunstancias, aunque siempre ha de ser un espacio oracional que ayude a sentirnos
en la presencia amorosa de Dios.
Punto de partida
Se trata de un hecho de vida, una anécdota o algo semejante que subraya el objetivo y los contenidos.
Leemos el texto bíblico
Es la trascripción literal de un texto –a veces más– que responde al título de la catequesis y que es el
cañamazo de la misma.
El texto está tomado de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española. Los versículos van numerados
con número más pequeño colocado al principio. Alguna o algunas palabras aparecen destacadas para
facilitar su búsqueda. Esas mismas palabras aparecen comentadas o aclaradas a la derecha del lector. La
diversa tonalidad de impresión pretende facilitar su uso.
El texto bíblico lo pueden leer, indistintamente, el catequista o uno de los catecúmenos. Incluso, hay
ocasiones en las que pueden leerlo a dos o más coros, como ocurre con la lectura de la Pasión en las
celebraciones de Semana Santa. Se puede leer sentados o estando todos de pie.
Para comprender el texto bíblico
Tras la lectura viene adentrarse en el texto siguiendo los pasos de la lectio divina: el sentido literal (qué
dice el texto), luego la personalización (qué me dice Dios a mí), sigue la respuesta del catecúmeno (qué
digo yo a Dios) y, finalmente, el compromiso personal (qué me comprometo a hacer por Dios).
Estos pasos son el momento álgido de la catequesis y los que aseguran que esta no sea una mera
trasmisión de saberes sino un encuentro personal con el Dios vivo que nos ha revelado Jesucristo.
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Los pasos segundo y tercero pueden hacerse siguiendo el texto del subsidio u otro que sugiera el
catequista o el catecúmeno. Quizás se puede seguir un método combinado: comenzar por el texto
propuesto e ir dando paso a otro más personalizado a medida que se avanza en el proceso de madu-
ración.
El Catecismo y los símbolos cristianos
En este apartado se han combinado dos modelos: la explicación de algún signo cristiano importante y la
trascripción de uno o más textos del Catecismo de la Iglesia Católica (CEC).
En este segundo caso no se trata de textos para aprender de memoria, sino que se trata de “fijar el
cuadro doctrinal exacto” de los contenidos de cada catequesis. Son meramente orientativos, de modo
que el catequista puede variarlos según su criterio o para responder a propuestas del catecúmeno.
Alabamos al Señor
Es otro momento oracional. Se han elegido textos del libro oracional por excelencia: el Salterio; de la
oración por antonomasia de la Iglesia: la Liturgia; o de otros libros de la Biblia o de la piedad de la Iglesia.
De este modo, el catecúmeno se va familiarizando con esas dos fuentes oracionales tan importantes.
Para seguir profundizando
En este apartado se han seguido diversas pautas: un trabajo más personal del catecúmeno, una explica-
ción más pormenorizada del catequista o ambas cosas. En cualquier caso, siempre se persigue el mismo
objetivo: ampliar el horizonte de lo visto en la sesión de catequesis.
Hay un elemento que merece ser destacado: la “Lectura del hoy desde el texto bíblico” que ha centrado
la catequesis. Pretende que el catecúmeno aprenda poco a poco a leer su vida y los acontecimientos a la
luz de la Palabra de Dios. Van al final, en negrita y con una flecha.
Nuevo encuentro
Teniendo en cuenta los horarios laborales, desplazamientos, etcétera, no siempre resulta sencillo fijar
el encuentro el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar –que es lo ideal– sino que será preciso
adaptarlo a las diversas circunstancias. Para evitar olvidos y errores conviene escribir la fecha, la hora
y el lugar.
Además de estos textos fijos hay otros elementos variables: las evaluaciones, un catecismo elemental
y algunas oraciones del cristiano.
5. Celebraciones
A lo largo del proceso, el RICA prevé varias celebraciones: entrada en el catecumenado, última cuaresma
y Vigilia Pascual. Por este motivo, no se incluyen en este subsidio. Llegado el momento, el párroco se
responsabiliza de prepararlas y, si es el caso, celebrarlas. El catecúmeno, por su parte, ayudado por el
catequista-acompañante, trata de participar en ellas de modo consciente y piadoso. No obstante, se
incluyen algunas celebraciones.
6. Evaluación
El subsidio prevé que el catecúmeno realice, ayudado por el catequista-acompañante, una serie de eva-
luaciones sobre el proceso que está recorriendo. Son las siguientes:
Después de las diez catequesis (1. Precatecumenado. Libro del aspirante), para ver si ha logrado una
conversión y fe elementales y si está decidido a proseguir el camino emprendido.
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Otra después de las catequesis del Antiguo Testamento.
Dos más a lo largo de las catequesis del Nuevo Testamento.
Y una final en vistas a verificar si, en conciencia, puede pedir al obispo que le admita como candidato
al bautismo en la próxima Pascua.
7. Cuaderno del catecúmeno
En cada una de las catequesis hay siempre una referencia, expresa o implícita, al “Cuaderno del catecú-
meno”. Dicho cuaderno es una especie de “diario interior”, en el que el catecúmeno va reflejando sus
dudas, dificultades, descubrimientos, alegrías, etc., y anota un compromiso que, libre y responsablemente,
asume como respuesta personal a la Palabra de Dios escuchada y meditada en cada catequesis. En él
anota también las sugerencias e indicaciones que pueda darle el catequista-acompañante y los posibles
cambios de día y hora de la catequesis.
Al final del proceso, el catecúmeno escribe el proyecto de vida que se propone para después del bau-
tismo. En dicho proyecto no pueden faltar:
la lectura asidua de la Palabra de Dios,
la participación en la misa dominical,
la práctica de la caridad
y el modo de vivir como discípulo de Cristo el matrimonio, el trabajo y las responsabilidades sociales.
Desde el punto de vista material sirve cualquiera de los modelos de cuadernos que hay en el mercado.
8. Para memorizar
Al final se incluye un “Catecismo elemental” y algunas oraciones que todo cristiano debería saber de
memoria. Es un recurso al que habrá que recurrir a lo largo del proceso para que el catecúmeno lo vaya
incorporando poco a poco a su vida.
SEGUNDO SUPUESTO
Adultos que completan su iniciación cristiana
con la confirmación y la primera eucaristía
Desde hace algunos años ha aumentado considerablemente el número de los que fueron bautizados en
su infancia, pero no continuaron el proceso de su iniciación y no recibieron la confirmación ni la eucaris-
tía. Esta situación tiende a consolidarse e incrementarse, tal y como parecen indicar la creciente desafec-
ción a lo cristiano, la escasa participación de las generaciones jóvenes en la misa dominical y en la cate-
quesis, y la crisis que atraviesan tantas familias.
Por otra parte, algunos de estos cristianos, unas veces “obligados” por las circunstancias de contraer
matrimonio canónico o ser padrinos, y otras porque desean reemprender el camino interrumpido, se
acercan a sus parroquias a pedir la confirmación y, a veces, la eucaristía.
Esto ha dado lugar a que los obispos y los sacerdotes hayan creado una estructura catequética de tipo
diocesano para salir al encuentro de esta situación. De hecho, en una buena parte de las capitales de
provincia y en algunos núcleos importantes de población existe un proceso catequético, que varía en
temática y tiempo según los lugares, para preparar a los novios y padrinos a la confirmación.
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Este subsidio, debidamente adaptado, puede ser un medio adecuado para dar respuesta a estas per-
sonas que reinician el camino de su fe. En esa adaptación no se puede perder nunca de vista que estas
personas, aunque estén bautizadas, tantas veces su situación vital no difiere mucho de los que no han
recibido ese sacramento.
TERCER SUPUESTO
Los grupos de oración de inspiración bíblica
o que siguen el método de la lectio divina
Los últimos decenios son testigos también del creciente acercamiento de muchos cristianos a las fuentes
vivas y revitalizadoras de la Palabra de Dios. Una de las manifestaciones de este fenómeno es el aumento
de quienes de modo habitual leen y meditan la Sagrada Escritura y se nutren de este alimento primordial
para la vida cristiana.
Otra manifestación es el notable aumento de grupos parroquiales de oración según el método de la
lectio divina.
Pienso que el subsidio que ahora se presenta puede ser un buen instrumento. Sobre todo, si quieren
profundizar en el gran sacramento del bautismo, como fuente de la que mana la nueva vida en Cristo y
cimiento sobre el que se construye todo el edificio cristiano.
12
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1 Dios creó todas las cosas
para el hombre
OBJETIVO
Descubrir que la naturaleza es un gran libro que habla de Dios
y aprender a verle en ella para alabarle y darle gracias.
NOS DISPONEMOS
En las catequesis precedentes hemos conocido a Jesucristo, hemos descubierto que él nos ama y escu-
chado su invitación para que nos hagamos discípulos suyos. Ahora vamos a dar un paso más y aprender
a ser cristianos.
En esta nueva etapa tendremos el mismo guía que en las anteriores: la Palabra de Dios, que nos tras-
mite la Biblia. A través de ella descubriremos que Dios tiene un plan sobre el mundo y sobre el hombre,
y que tú y yo no somos ajenos a él. El plan de Dios es hacernos hijos suyos en Jesucristo, formar una sola
familia con los demás discípulos en la Iglesia, acompañarnos con su amor en todos los momentos y cir-
cunstancias de nuestra vida y, al final, llevarnos a vivir con él en el cielo, donde ya no habrá sufrimiento
ni dolor, sino que reinará para siempre la paz, el gozo y la felicidad. El primer acto de ese plan es la creación.
Vamos a comenzar a leer nuestra vida a su luz, para que así descubramos que todo tiene un sentido,
que Dios lo sostiene todo y todo arranca y se orienta hacia Él.
PUNTO DE PARTIDA
E l origen del mundo es una cuestión de suma actualidad. Por él se interesan no solo las
investigaciones científicas y las revistas especializadas sino también programas de televisión
y reportajes de revistas de divulgación. La prensa local y nacional se hace eco periódicamente
de los hallazgos de Atapuerca y de otros lugares.
Este interés no se debe únicamente a los nuevos datos que aportan estos descubrimientos,
hay otra cuestión de más calado. Se trata de conocer si el mundo está gobernado por el azar,
por un destino ciego o si, en cambio, por un ser trascendente, inteligente y bueno, al que
llamamos Dios. La catequesis de la creación del mundo nos da las claves para descubrirlo.
13
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Creó Dios el cielo
LEEMOS EL TEXTO BÍBLICO y la tierra
Los habitantes de los países
Leemos Génesis 1,1-2,3. limítrofes con Israel tenían como
dioses el sol, la tierra, el rayo de
1
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. 2 La tierra la tormenta, determinadas fuen-
estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del tes y rocas, etc. Se sentían infe-
abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de riores y dependientes de ellos,
las aguas. les adoraban y trataban de
3
tenerles contentos para que no
Dijo Dios: “Exista la luz”. Y la luz existió. 4 Vio Dios que la
les castigasen.
luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla.
En cambio, la Biblia afirma que
5
Llamó Dios a la luz “día” y a la tiniebla llamó “noche”. Pasó todas esas cosas son criaturas
una tarde, pasó una mañana: el día primero. hechas por Dios y, por tanto, infe-
6
Y dijo Dios: “Exista un firmamento entre las aguas, que riores a Él. Más aún, son inferiores
separe aguas de aguas”. 7 E hizo Dios el firmamento y separó a los hombres, porque Dios las
las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima hizo para que le den gloria a Él y
del firmamento. Y así fue. 8 Llamó Dios al firmamento sirvan al hombre. Esta es la ver-
“cielo”. Pasó una tarde, pasó una mañana: dad que aparece en este capítulo
el día segundo. que, como es lógico, tiene una
9
excepcional importancia.
Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo del cielo en un
solo sitio, y que aparezca lo seco”. Y así fue. 10 Llamó Dios a El cielo y la tierra
lo seco “tierra”, y a la masa de las aguas llamó “mar”. Y vio
La lengua hebrea –en la que
Dios que era bueno.
está escrito este texto- no tenía
11
Dijo Dios: “Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que la palabra “mundo”. Para desig-
engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según nar esta realidad, empleaba la
su especie y que lleven semilla sobre la tierra”. Y así fue. 12 expresión “el cielo y la tierra”.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según
su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla Creó
según su especie. Y vio Dios que era bueno. 13 Pasó una “Crear” es hacer que exista algo
tarde, pasó una mañana: el día tercero. que antes no existía, y hacerlo de
14
Dijo Dios: “Existan lumbreras en el firmamento del cielo, la nada. No es crear, por ejemplo,
para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los hacer un móvil de última gene-
días y los años, 15 y sirvan de lumbreras en el firmamento del ración, una cámara fotográfica
digital, una medicina o la oveja
cielo, para iluminar sobre la tierra”. Y así fue.
16
‘Dolly’. Porque en todos esos
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor supuestos –y en más que puedas
para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; imaginarte- siempre se parte de
y las estrellas. 17 Dios las puso en el firmamento del cielo algo que ya existe y se trasforma.
para iluminar la tierra, 18 para regir el día y la noche y para Antes de que Dios creara el
separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. 19 mundo y el hombre, no existía
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto. nada excepto Él mismo. La Biblia
14
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20
Dijo Dios: “Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen no excluye la evolución si se
los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo”. entiende rectamente, es decir, si
21
Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se admite que Dios creó la pri-
se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus mera materia de la que procede
especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios todo lo demás, obedeciendo a
unas leyes inherentes insertas,
que era bueno.
22
en última instancia, por Dios. En
Luego los bendijo Dios, diciendo: “Sed fecundos y el caso del hombre, hay que
multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se admitir que el alma no procede
multipliquen en la tierra”. 23 Pasó una tarde, pasó una de la evolución de las especies
mañana: el día quinto. sino que fue creada por Dios.
24
Dijo Dios: “Produzca la tierra seres vivientes según sus
especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies”. Y así Día primero…
fue. 25 E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados día sexto
según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio No son días de 24 horas sino
Dios que era bueno. periodos de tiempo.
26
Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza; que domine los peces del mar, las aves del La luz fue hecha…
cielo, los ganados y los reptiles de la tierra”. 27 Y creó Dios
creó el sol
al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y La tierra recibe la luz del sol. La
mujer los creó. Biblia dice que Dios creó primero
28
la luz y luego el sol. No hay con-
Dios los bendijo; y les dijo Dios: Sed fecundos y
tradicción, porque la Biblia no
multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los trata de dar una lección de astro-
peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se nomía o de física científica sino
mueven sobre la tierra”. de trasmitir una verdad religiosa:
Dios ha creado la luz y el sol.
Vio Dios que era
bueno… muy bueno
Las cosas son buenas porque
Dios las ha hecho. No necesitan
ninguna añadidura para que
sean buenas. Por eso, exigen
que se respete las leyes que les
son inherentes. Cuando la crea-
ción es respetada, canta la gloria
de Dios y es un libro que nos
narra la grandeza, la belleza y el
poder de Dios.
Al hablar del hombre, afirma el
relato que vio Dios que era “muy
bueno”. Es un modo de expresar
la superioridad del hombre
sobre las cosas, las plantas y los
animales. La razón es que Dios
le ha hecho “a semejanza” suya.
Como Dios “es amor”, ser seme-
jante a Dios es participar de ese
amor y, por tanto, estar hecho
15
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29
Y dijo Dios: “Mirad, os entrego todas las hierbas que para amar y ser amado. Por eso,
engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos la vocación del hombre es “una
los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de vocación al amor”.
alimento. 30 Y la hierba verde servirá de alimento a todas
las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los Descansó
reptiles de la tierra y a todo ser que respira”. Y así fue. Dios no se cansó al crear el
31
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Pasó mundo y el hombre. La expre-
sión “descansó” indica que Dios
una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
“concluyó su obra”.
Ese “descanso” tuvo lugar el “día
2 1 Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el séptimo”, es decir, el sábado
universo. 2 Y habiendo concluido el día séptimo la obra que judío. Dios santificó ese día. Por
había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra eso, para los judíos el sábado es
que había hecho. 3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo un día sagrado, en el que reali-
consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios zan su culto y se abstienen de
había hecho cuando creó. todo trabajo.
Génesis 1,1-2,3
PARA COMPRENDER EL TEXTO BÍBLICO
Qué dice el texto
El mundo de los minerales, de las plantas, de
los animales y del hombre ha sido creado por
Dios.
Por eso todo es “bueno”. Más aún, el hombre es
“muy bueno”, porque además de ser creado por
Dios, lo hizo “a su imagen”.
Pero todos los seres creados son criaturas,
no son Dios.
Qué me dice Dios a mí
Tú eres una criatura mía a la que he creado
por amor, la he dotado de inteligencia,
voluntad y libertad, y la he destinado a ser
feliz. La creación es el comienzo de una larga
historia de salvación que iremos recorriendo
hasta llegar a Jesucristo.
He creado todas las cosas para que te sirvan
y te ayuden a realizarte. Nunca puedes poner
a las cosas por encima de mí o de ti. Sé
agradecido.
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Cuando veas la potencia del mar, la belleza de un atardecer, el poder de un huracán,
la hermosura de una flor o la sonrisa de un niño piensa que yo tengo eso en grado infinito.
No maltrates la creación ni la destruyas, porque eres solo un administrador, no el dueño.
Qué digo yo a Dios
Agradece a Dios que haya creado todas las cosas para que proclamen su existencia,
su amor y su dignidad, y te sirvan a ti para recorrer el camino de la vida.
Pídele que te enseñe a leer el libro de la creación, de modo que sepas descubrirle detrás
de todas las cosas.
Agradécele en particular que haya creado el agua, porque con ella serás un día bautizado.
Quizás tengas que pedirle perdón por el tratamiento que has dado a los animales,
a los bosques, a los ríos, al mar...
Qué me comprometo a hacer por Dios
EL CATECISMO Y LOS SÍMBOLOS CRISTIANOS
“CREO EN DIOS PADRE TODOPODEROSO, CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA”.
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ALABAMOS AL SEÑOR
Salmo 19,1-7 Himno a la creación
El cielo proclama la gloria de Dios Alabado seas, mi Señor,
y el firmamento pregona con todas tus criaturas,
la obra de sus manos; especialmente el hermano sol,
el día al día le pasa el mensaje, por quien nos das el día y nos iluminas.
la noche a la noche se lo susurra. Y es bello y radiante con gran esplendor,
Sin que hablen, sin que pronuncien, de ti, Altísimo, lleva significación.
sin que resuene su voz, Alabado seas, mi Señor,
a toda la tierra alcanza su pregón por la hermana luna y las estrellas,
y hasta los límites del orbe su lenguaje. en el cielo las formaste claras y preciosas, y bellas.
Allí le ha puesto su tienda al sol: Alabado seas, mi Señor,
él sale como el esposo de su alcoba, por el hermano viento y por el aire,
contento con un héroe, y la nube y el cielo sereno, y todo tiempo,
a recorrer su camino. por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Asoma por un extremo del cielo Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua,
y su órbita llega al otro extremo: la cual es muy humilde, y preciosa y casta.
nada se libra de su calor. Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche, y es bello,
y alegre y vigoroso, y fuerte.
San Francisco de Asís
PARA SEGUIR PROFUNDIZANDO
Lee por tu cuenta Salmo 104, Job 38-39; Prov 8,22-31.
Busca en el diccionario estas tres palabras: inventar, manufacturar y crear.
Copia el significado de cada una en una columna diferente.
Reflexiona sobre las semejanzas y diferencias entre inventar, por una parte,
y crear por otra.
Un autor ha dejado escrito en la Biblia, refiriéndolas a Dios, estas palabras:
“Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento pregona las obras de tus manos”.
¿Son una frase bonita o, además, una gran verdad, y por qué?
Próximo encuentro
Día de a las horas.
18
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Índice
Al lector . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1. Dios creó todas las cosas para el hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2. Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
3. El hombre se rebela contra Dios y pierde su herencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
4. Dios sale al encuentro del hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
5. Una nueva creación: la alianza con Noé . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
6. Dios elige un pueblo: alianza con Abrahán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
7. Moisés, el legislador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
8. David, hacia una alianza eterna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
9. El gran anuncio de la alianza nueva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Evaluación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
10. La plenitud de los tiempos. Dios cumple sus promesas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
11. Uno como nosotros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
12. Este es mi Hijo: escuchadle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
13. El programa de vida de Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
14. Se dijo, yo os digo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
15. Curó a los enfermos y perdonó a los pecadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
16. El principal mandamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
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17. Murió por nuestros pecados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
18. El Padre le resucitó de entre los muertos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
19. Apacienta mis ovejas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
20. Tenéis que nacer de nuevo… del agua y del Espíritu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
21. Os enviaré el Espíritu Santo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
22. Esto es mi cuerpo entregado por vosotros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
23. A quienes perdonéis, quedarán perdonados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Evaluación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
24. Id, predicad, bautizad, pastoread . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
25. Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
26. Cuerpo de Cristo, pueblo de Dios, templo del Espíritu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
27. Unidos en la Palabra, la eucaristía, la oración y el amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
28. Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
29. Vendrá glorioso a juzgar a los vivos y a los muertos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Evaluación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
ANEXOS
1. Celebración de la entrega de las Bienaventuranzas y del Mandamiento nuevo . . . . 205
2. Rito de la elección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
3. Celebración de la entrega del Símbolo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
4. Aniversario del bautismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
220
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