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Signos filosóficos
versión impresa ISSN 1665-1324
Sig. Fil vol.15 no.29 Ciudad de México ene./jun. 2013
Reseñas
Gabriel Vargas Lozano (2012), Filosofía ¿para qué?
Desafíos de la filosofía en el siglo XXI
Eduardo Sarmiento*
México, Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztapalapa/Itaca, 154 pp.
*Alumno del doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras-Universidad Nacional
Autónoma de México,
[email protected]Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio,
lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como
la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión,
pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no
vamos a ninguna parte.
José Saramago
Este libro es resultado del inmenso trabajo intelectual que Gabriel Vargas Lozano ha
desarrollado en torno a la filosofía que se hace en nuestro país y las acciones que,
junto con otros filósofos, ha llevado a cabo desde el Observatorio Filosófico de
México.1 Con Filosofía ¿para qué?, su autor muestra un tema que nos atañe: la
relación entre filosofía y sociedad. ¿Por qué la filosofía está prácticamente ausente
del imaginario colectivo, aún cuando hay una larga tradición en nuestro país y
existen numerosos espacios académicos destinados a su cultivo?, ¿por qué para el
ciudadano común y políticos en general, e incluso muchos que cultivan otras áreas
del conocimiento, la filosofía resulta ser una actividad ornamentaria, por no decir
extraña, inútil e innecesaria?, más aún, ¿por qué razones los modelos educativos,
por lo menos en México, reducen e incluso pretenden eliminar la enseñanza de las
disciplinas que conforman el campo de las humanidades como la filosofía?
Filosofía ¿para qué? es un llamado a pensar cuidadosamente en el significado de la
filosofía, la función e importancia que puede y debe tener para la sociedad. No se
trata de un estudio en abstracto, elaborado al margen de las condiciones materiales
de nuestro tiempo, sino que es de lo más concreto que puede plantearse. Contrario
a la imagen que Aristófanes trazó de los filósofos en Las nubes, donde ironiza que
en nombre de la abstracción y amor por la verdad, los filósofos viven de espaldas a
la sociedad, construyen un lenguaje elevado, por no decir cuasi privado, y su visión
del mundo no corresponde a los problemas vulgares y concretos de su tiempo.
Vargas Lozano invita, y de hecho lo hace, a llevar la filosofía a la sociedad. Su
preocupación es recuperar el vínculo entre sociedad y filosofía. Porque nos recuerda
que la filosofía, desde los tiempos de Platón y Aristóteles, hasta Locke, Stuart Mill,
Comte, Kant, Hegel o Marx, sin olvidar a los nuestros como Bartolomé de las Casas,
ha luchado contra el poder despótico, la ignorancia y la enajenación humanas. En
forma explícita, rememora que los filósofos con su reflexión —y siempre impulsados
por un espíritu crítico y apegado a los valores del humanismo— han contribuido de
manera significativa, incluso crucial, en la construcción de naciones, pueblos,
culturas, épocas y tradiciones. Considero que el conjunto de ensayos que lo
conforma revela no sólo el valor de la filosofía por sí misma —lo cual ya es mucho
—, sino también la función crítica y desde luego práctica en nuestra vida cotidiana.
En esta problemática se inserta la obra.
El libro está dividido en dos partes. La primera se conforma por una serie de
ensayos que gravitan en torno a la relación entre filosofía y sociedad desde una
perspectiva filosófica, política y educativa. La segunda incluye cuatro comentarios
que el autor elaboró para la presentación de algunos libros de los filósofos Francisco
Piñón, Jaime Labastida, Luis Villoro y Adolfo Sánchez Vázquez. Se incluyen para
mostrar cómo la reflexión del filósofo, sin perder rigor, puede y debe estar
vinculada con los problemas que atañen a la sociedad. Todo ello bajo el mismo
espíritu: reivindicar el quehacer filosófico ante la sociedad. A continuación ahondaré
en algunos puntos propositivos de la primera parte del libro, los cuáles se
concentran en el capítulo "Diez tesis sobre el papel de la filosofía en la educación y
la sociedad".
La filosofía debe ser enseñada a niños, adolescentes, jóvenes y adultos (tesis 1).
Para que ello sea posible se requiere voluntad por parte de las autoridades
educativas y, más aún, una pedagogía especializada y dirigida de manera particular
a cada uno de los sectores poblacionales. Además, la filosofía debe ser llevada a
otros sectores, por ejemplo, cárceles y hospitales. Ayudaría significativamente para
sobrellevar sentimientos de angustia, tristeza, esperanza, solidaridad y muchos
otros que impactan el espíritu humano cuando se hallan bajo escenarios tan
complejos. Por lo demás, la idea es que la filosofía se cultive y practique en la plaza
pública; que se construyan espacios destinados al diálogo y reflexión sobre temas
de interés común (políticos, económicos, culturales, deportivos, etcétera) para que
la ciudadanía, con una conciencia crítica y humanista que sólo la filosofía otorga,
pueda influir en las decisiones importantes de la sociedad, es decir, que se
democratice en un sentido amplio la vida pública.2
El derecho a la filosofía, esta exigencia se halla presente en varias de las tesis. Al
reflexionar sobre la educación, Vargas Lozano tiene en mente la importancia de la
filosofía para la configuración de la persona humana. Rescata la idea de Bertrand
Russell que "educar es enseñar al alumno a pensar por sí mismo, bajo la guía del
maestro". En este sentido, lo que propone es una especie de paideia para la
formación integral de la persona. Una educación a partir de las condiciones de
nuestro tiempo; o, como él mismo lo indica en palabras del historiador Alfredo
López Austin, quien señala que los pueblos nahuas se referían a lo que debería ser
la vida justa, buena o virtuosa con un término que sería el equivalente de paideia:
Yec nemi liztli, una educación donde el espíritu crítico y autónomo posibiliten la
dignificación de la vida humana. En resumidas cuentas, ninguna persona debe ser
excluida para recibir una educación enraizada en los valores de la cultura, la ética y
el humanismo. La filosofía, como semillero de los más altos y dignos valores, debe
ser inculcada en todos los niveles educativos del país. Por eso debe ser un derecho
y no quedar a merced de voluntades particulares. Desde luego, en esto subyace
otra exigencia: reforma educativa nacional.
La filosofía tiene una función crítica y social (tesis 4 y 7). Vargas Lozano pone al
descubierto las artesanías del filósofo, pues a lo largo de la historia este artesano
ha propuesto nuevas formas y reformas en torno a la idea del Estado; ha
contribuido notablemente en la argumentación jurídica de las naciones; ha
impugnado incansablemente situaciones de injusticia e irracionalidad para
sobreponerles un universo axiológico que dignifique la vida humana y principios
como libertad e igualdad; ha creado utopías como las del Renacimiento o las de
siglo XIX frente a la explotación y la ignorancia; ha criticado atinadamente las
consecuencias de la racionalidad instrumental; desde la praxis y para la praxis, ha
reflexionado sobre la consecuente interrelación entre filosofía y movimientos
sociales. Esto posibilita la mejoría de la vida humana, revela la función crítica y
propositiva de la filosofía.
La filosofía debe salir de su torre de marfil (tesis 6). La idea es que la filosofía no
debe estar encerrada en las escuelas, facultades o institutos, reflexionando sólo
sobre sí misma; sino que debe ser cultivada como un conjunto de problemas y
respuestas siempre en relación con la realidad, que sea motivo de reflexión en
todos los ámbitos. Ello no excluye en lo más mínimo que la filosofía sea —como
pensaba Aristóteles— ciencia que se busca; ciencia universal que es objeto de sí
misma; o que la filosofía pierda importancia por no abordar problemas de tipo
universal. ¿No es el mismo Aristóteles quien reflexionó sobre los problemas
políticos de su tiempo y, no menos coyuntural, las constituciones políticas a la vez
que amplió el pensamiento especulativo con su metafísica e ideas ontológicas? Así
como alma y cuerpo son elementos constitutivos del ser humano, el aspecto crítico
y teorético lo son para la filosofía.
Finalmente, de la tesis diez, "la filosofía debe contribuir a cambiar el mundo", se
puede deducir el potencial de la filosofía para influir en los movimientos sociales y
culturales. De ahí que el filósofo debe ocuparse, junto con los científicos, de los
grandes problemas que aquejan a la sociedad en que vive y a la humanidad; debe
desarrollar una pedagogía adecuada para que el ciudadano común no sólo pueda
concebir la importancia, significado y papel que juega en la evolución humana, sino
también practicar la reflexión filosófica en su vida cotidiana.
Filosofía ¿para qué? es una invitación a pensar en el valor y la importancia de la
filosofía, nuestro modo de entenderla, cultivarla y enseñarla. Es, ante todo, una
fundamentación racional y una defensa de la vida pública de la filosofía. Por tanto,
es preciso llegar a la plenitud del significado de la filosofía, destacando sus
verdades e impulsos axiológicos que sólo ella puede conferir. Pero no menos
necesario es abrir canales y establecer estrategias para visibilizarla y que tenga
presencia social. La libertad, la justicia, la dignidad y la solidaridad son hijas de la
filosofía. El padre se llama Eros. Urge reconciliar a la filosofía con la sociedad, para
lo cual este libro ofrece algunas directrices.
NOTAS
1
En palabras de Jaime Labastida, Vargas Lozano ha desarrollado su tarea filosófica
sobre dos temas: el marxismo, entendido como una disciplina crítica
(antidogmática por consecuencia), en los terrenos social y filosófico; y el entorno
de la filosofía en México y la filosofía de México. En su libro Esbozo histórico de la
filosofía en México (sigloXXI)y otros ensayos (México, Facultad de Filosofía y Letras-
Nuevo León, 2005) profundiza en algunas de las inquietudes reflejadas en el libro
aquí comentado, por ejemplo: el tema de la autenticidad y universalidad de la
filosofía, la relación entre ideología y sociedad, la relación entre el filósofo y la
sociedad. Por otro lado, en cuanto a las acciones que ha llevado a cabo para
reivindicar el quehacer filosófico frente a la sociedad podemos remontarnos a 2003.
Siendo presidente de la Asociación Filosófica de México, Vargas Lozano organizó
el XII Congreso Nacional de Filosofía en la Universidad de Guadalajara. El eje rector
fue La filosofía frente a los desafíos del siglo XXI y con este espíritu las mesas
plenarias fueron dedicadas al análisis de la filosofía frente a la sociedad, por
ejemplo, "La filosofía frente a la ciencia y la sociedad" en la que participaron Ruy
Pérez Tamayo, Marcelino Cejeijido, Jean Gayon y Juliana González. Un segundo
momento, en que se manifiesta ese espíritu, es el conjunto de acciones que ha
emprendido desde el Observatorio Filosófico de México. Frente a la Reforma
Integral de la Educación Media Superior, que elimina la enseñanza de la filosofía y
las humanidades en ese nivel educativo, ha luchado ya no sólo para defender a la
filosofía, sino también para que sea impartida desde el nivel básico. Es decir: que la
filosofía esté al alcance de la población. El testimonio de este esfuerzo también se
refleja en las siguientes obras: José Alfredo Torres y Gabriel Vargas Lozano
(2010), Educación por competencias ¿lo idóneo?, México, Torres Asociados; y
Gabriel Vargas Lozano (comp.) (2011), La situación de la filosofía en la educación
media superior, México, Torres Asociados. Se recomienda visitar la
página http://www.ofmx.com.mx/ para conocer las causas y evolución de esa lucha
y una serie de documentos y textos que la detallan.
2
Dicha tesis está en sintonía con el libro La filosofía, una escuela de la libertad, en
el que se plantean estrategias globales para reivindicar, fortalecer e impulsar los
estudios de filosofía en diferentes ámbitos educativos y sociales. Cabe señalar que
esa obra apareció por primera vez con el título La Philosophie, une Ecole de la
Liberté. Enseignement de la philosophie et apprentissage du philosopher: état des
lieux et regards pour lavenir (París, UNESCO, 2007). Posteriormente, en 2011, fue
traducido al español bajo la dirección de Moufida Goucha (Jefe de la Sección
Seguridad Humana, Democracia y Filosofía) y publicado por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y la Universidad
Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. La versión electrónica está disponible de
manera gratuita en: www.cefilibe.org.