Origen y el concepto de la Atención Farmacéutica, el Seguimiento
Farmacoterapéutico y su relación con la dispensación de medicamentos en un
servicio farmacéutico hospitalario
La primera vez que se utilizó el término de La atención farmacéutica (AF) fue en
1975 por Mikeal, donde describe por primera vez al paciente como el eje de la
actuación profesional mencionando la importancia de un uso seguro y racional de
la medicación. Pero ya en 1990 en EEUU cuando Hepler y Strand acuñan el
término AF como la provisión responsable de la farmacoterapia con el propósito de
alcanzar unos resultados concretos que mejoren la calidad de vida de cada
paciente.
La atención farmacéutica consiste en la realización del seguimiento farmacológico
en el paciente, con dos objetivos.
Responsabilizarse con el paciente que el medicamento le va hacer efecto deseado
por el médico que lo prescribió o por el farmacéutico que lo índico.
Estar atento para que a lo largo del tratamiento no aparezca o aparezcan mínimos
problemas no deseados, y si aparecen, resolverlos entre los dos o con ayuda de
su médico.
El Método Dader nació como soporte para el Programa Dáder en 1999.
Se trató desde el principio de crear un procedimiento operativo sencillo
que sirviese para realizar seguimiento Farmacoterapéutico e cualquier
tipo de paciente, que padeciese cualquier enfermedad o problema de
salud, en cualquier entorno, y por cualquier farmacéutico
El consenso sobre la atención farmacéutica español en 2001 se define al
seguimiento Farmacoterapéutico como la práctica personalizada en la
que el farmacéutico se responsabiliza de las necesidades del paciente
relacionadas con los medicamentos mediante la detención, prevención y
solución de los problemas relacionados con la medicación (PRM), de
forma continuada, sistematizada y documentada, en colaboración con el
propio paciente.
La dispensación de medicamentos comprende las actividades llevadas a
cabo bajo supervisión de un farmacéutico desde que se recibe una
prescripción o una petición de un medicamento hasta que éste es
entregado al propio paciente o al profesional responsable de su
administración. La dispensación no es sólo un acto físico, sino que se
corresponde con una actividad del conocimiento en la que se pone en
juego el desempeño profesional. Es decir, cada prescripción es única, así
como las circunstancias del paciente, lo que hace, a su vez, que cada
dispensación requiera que se realicen juicios y se tomen decisiones, a
menudo en condiciones de incertidumbre