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Así Es El Mundo en La Sociedad Líquida - A

La sociedad líquida se caracteriza por la fragmentación de la identidad, la inestabilidad laboral, la sobrecarga de información sin filtrar, la economía del exceso y los desechos, la falta de credibilidad de los modelos educativos, el fin del compromiso mutuo y las relaciones interpersonales fugaces. El sociólogo Zygmunt Bauman define esta sociedad moderna donde las identidades son volátiles e inconstantes como el consumismo domina y las personas se ven como productos que deben venderse a sí mismos. Las redes sociales también plantean pel
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La sociedad líquida se caracteriza por la fragmentación de la identidad, la inestabilidad laboral, la sobrecarga de información sin filtrar, la economía del exceso y los desechos, la falta de credibilidad de los modelos educativos, el fin del compromiso mutuo y las relaciones interpersonales fugaces. El sociólogo Zygmunt Bauman define esta sociedad moderna donde las identidades son volátiles e inconstantes como el consumismo domina y las personas se ven como productos que deben venderse a sí mismos. Las redes sociales también plantean pel
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Así es el mundo en la sociedad líquida que define nuestro tiempo

La fragmentación de la identidad, la inestabilidad laboral, la sobredosis de información sin


filtrar, la economía del exceso y los desechos, la falta de credibilidad de los modelos
educativos, el fin del compromiso mutuo y las relaciones interpersonales fugaces configuran
la sociedad líquida tal y como la definió el sociólogo polaco Zygmunt Bauman.
La fragmentación de la identidad, la inestabilidad laboral, la sobredosis de información sin
filtrar, la economía del exceso y los desechos, la falta de credibilidad de los modelos
educativos, el fin del compromiso mutuo y las relaciones interpersonales fugaces configuran
la sociedad líquida tal y como la definió el sociólogo polaco Zygmunt Bauman (1925 – 2017),
premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010.
Modernidad e identidad líquida
¿Qué es la sociedad líquida?
Vivir en tiempos de una “fuerte ambigüedad moral” provoca un estado de “incertidumbre
permanente y una angustia patológica” tal y como señala el filósofo, poeta y ensayista José
Marmol en su tesis sobre Bauman.
Los protagonistas de este nuevo escenario se han convertido en una suerte de ‘turistas de
la vida’, muchos de los cuales consideran el compromiso y la responsabilidad como
obstáculo para su libertad más que como cimientos de la identidad.
El reverso tenebroso del nomadismo —más o menos digital— supone movimiento inquieto,
casi histérico, siempre en permanente cambio, también de ideas y valores, sin ningún
elemento sólido que sostenga la conciencia, que prepare para forjar una identidad
permanente.
Pero si el ejercicio de la responsabilidad individual sostiene la identidad, en la modernidad
líquida la identidad es “tentada por el relativismo y las ambivalencias de las normas éticas
actuales, como también por las identidades de quita y pon, efímeras y superficiales con la
que la vida de consumo nos seduce, atrapa, explota y deprime”.
Así las cosas, Bauman considera que la modernidad líquida define identidades semejantes
a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de
forma: parecen estables desde un punto de vista externo, pero por dentro sufren la fragilidad
y el desgarro constante.
Ante el espejo del ¿quién soy yo?, el individuo de la sociedad líquida da respuestas altivas
y tajantes que esconden los titubeos e incertidumbres propios de una identidad forjada a
base de parches eventuales.
El trabajo en la sociedad líquida
¿Puede ser la Gran Renuncia un cambio de paradigma en la sociedad líquida de Bauman?
¿O es, por el contrario, la constatación de este concepto? Términos como flexibilidad y
desvinculación emocional se asocian a esta suerte de movimiento reactivo que parece
poner en duda la concepción tradicional de trabajo.
Tal y como indica Javier Pérez Weber en su estudio sobre Bauman, “el trabajo ha dejado
ser una actividad colectiva para convertirse en una actividad individual en la que se espera
que cada persona use, individualmente, sus propias fuerzas, recursos e industria para
elevarse a sí mismo a una condición más satisfactoria y dejar atrás cualquier aspecto de su
presente condición que puedan resentir”.
Así mismo, Bauman apunta que el trabajo pasa a ser un “medio antes que un valor en sí
mismo, una forma de vida o una vocación: el medio para hacerse rico y, de este modo, más
independiente”, una derivación del ‘sueño americano’ que conlleva “trabajar cuanto sea y
donde sea, con tal de acumular suficiente dinero para no depender de nadie”, lo que ahora
los gurús de la economía doméstica llaman ‘independencia económica’.
Esta transición conlleva que el prestigio de un trabajo ya no sea el tipo de trabajo sino lo
que se gana con ese trabajo. ¿Por qué? Porque lo que importa es lo que se puede comprar
y consumir.
Vida de consumo en la sociedad líquida
¿Qué es la sociedad líquida?
¿Qué es la sociedad líquida?
La obra de Zygmunt Bauman exalta el consumismo como la principal característica de la
sociedad líquida hasta el punto de que el propio sujeto se convierte en objeto, en producto
de consumo que debe venderse —y venderse bien— para seguir en el juego. Si no lo logra,
se convierte en basura, en excedente.
“No hay modernización ni forma de vida moderna, sino una masiva y constante producción
de basura, entre ella, los individuos basura definidos como excedentes.”
Así pues, el consumismo no consiste en satisfacer deseos o en hacernos la vida más fácil
—ese recurrente lema tecnológico— sino en provocar deseos, generando nuevas
necesidades que serán cubiertas por un producto… hasta que surja un nuevo producto, un
nuevo deseo, una nueva necesidad… y no al revés.
Es la paradoja del consumismo, el producto surge antes que el deseo y la necesidad,
modelados estos últimos en los departamentos de marketing de grandes (y pequeñas)
compañías. “iPhone 13: ahora en verde”. Parece una broma de un episodio de Dilbert, pero
no, es un anuncio real.
Redes sociales e información líquida
Si las redes sociales “son una trampa”, tal y como afirma Bauman, la sociedad líquida está
más que entrampada. Pese a la innegable oportunidad para la comunicación e información
que ofrecen a la humanidad las nuevas tecnologías y las redes sociales, Bauman alerta
también sobre indiscutibles peligros.
Y es que el sociólogo polaco diferenció la comunidad en su sentido tradicional, la “que tienes
o no tienes” —de la que formas parte, o no formas parte— de la red que “te pertenece a ti”,
porque la red, en opinión de Bauman, no fomenta las habilidades sociales que solo se
enriquecen en contacto directo.
“Es estéril y peligroso creer que uno domina el mundo entero gracias a Internet cuando no
se tiene la cultura suficiente que permite filtrar la información”.
¿Qué podemos esperar, entonces, del futuro de este “activismo de sofá”, de esta revolución
digital de los nano contenidos? Para ir abriendo boca, el hombre más rico del mundo compra
la “mayor maquinaria de construcción de opinión pública del mundo digital”. ¿Qué podría
salir mal?
Amar en tiempos líquidos
La enmarañada relación del individuo con la presión que ejerce el mundo digital sobre su
identidad crea un escenario más incierto también en las relaciones interpersonales, una
suerte de individualismo extraviado en la nebulosa de las comunidades digitales. ¿Se siente
el individuo más solo que nunca a pesar de tener más ‘amigos’ que nunca?
“Dicen que su deseo es relacionarse, pero, en realidad, ¿no están más bien preocupados
por impedir que sus relaciones se cristalicen y se cuajen?”.
Y es que estas alturas, el amor platónico parece una nota a pie de página de un libro
polvoriento en una biblioteca del extrarradio, mientras lo fugaz define “esas relaciones
virtuales que, provistas de las teclas suprimir y spam, protegen de las pesadas
consecuencias (sobre todo, la pérdida de tiempo) de la interacción en profundidad”.
Y es que, como decía Bauman, este “culto a la satisfacción inmediata” con la que “hemos
perdido la capacidad de esperar”, también absorbe nuestro entendimiento, olvidando que
la reflexión sobre los cambios sociales requiere perspectiva, perspectiva cada vez más
difícil de adoptar en una sociedad que cambia permanentemente… para seguir igual. Al fin
y al cabo, “la verdad que nos libera suele ser, en su mayor parte, la verdad que preferimos
no escuchar”.
Bibliografía web:
https://www.publico.es/psicologia-y-mente/asi-es-el-mundo-en-la-sociedad-liquida-que-
define-nuestro-tiempo/

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