"U., G. G.
- ABUSO SEXUAL CON ACCESO CARNAL- APELACIÓN
DENEGADA- SOBRESEIMIENTO DENEGADO- S/IMPUGNACION
EXTRAORDINARIA", Expte. N° 5356.
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///C U E R D O:
En la ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de Entre
Ríos, a los veintiocho días del mes de noviembre del año dos mil veintitrés,
reunidos los Miembros de la Sala Nº 1 en lo Penal del Excmo. Superior
Tribunal de Justicia, a saber: Presidenta Dra. CLAUDIA MÓNICA
MIZAWAK, y Vocales, Dres. DANIEL OMAR CARUBIA y MIGUEL
ÁNGEL GIORGIO, asistidos por la Secretaria autorizante, Dra. Melina L.
Arduino, fue traída para resolver la causa caratulada: "U., G. G.- ABUSO
SEXUAL CON ACCESO CARNAL- APELACIÓN DENEGADA-
SOBRESEIMIENTO DENEGADO- S/IMPUGNACION
EXTRAORDINARIA" N° 5356 .-
Practicado el sorteo de ley, resultó que la votación tendría
lugar en el siguiente orden: MIZAWAK-GIORGIO-CARUBIA.-
Estudiados los autos, la Excma. Sala planteó las
siguientes cuestiones:
PRIMERA CUESTIÓN: ¿Conserva el Ministerio Público
Fiscal la potestad para continuar realizando actos de
investigación en el marco del presente legajo?
SEGUNDA CUESTIÓN: En base a ello, ¿qué solución
corresponde aplicar al caso concreto?
TERCERA CUESTIÓN: ¿Cómo corresponde imponer las
costas y regular los honorarios profesionales?
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, LA SEÑORA
VOCAL, DRA. MIZAWAK, DIJO:
I.- La Sala Nº 2 de la Cámara de Casación Penal, en fecha
19 de octubre del año dos mil veintidós, resolvió DECLARAR INADMISIBLE
el Recurso de Casación interpuesto oportunamente por la Dra. María Laura
Barbar, en representación de su pupilo procesal G.G.U., contra la resolución
de fecha 24 de junio de 2022, dictada por el Tribunal de Juicios y
Apelaciones de la ciudad de Concepción del Uruguay, en integración
unipersonal, Sr. Vocal Dr. Fernando Martínez Uncal.
II.- Se presentó la Dra. María Laura Barbar e interpuso,
en nombre y representación de su asistido G.G.U., Impugnación
Extraordinaria en los términos del art. 524 sgtes. y cctes. del CPP.
En el memorial recursivo, tras reseñar los antecedentes
de la causa, expresó que la sentencia de casación se desapega de los
hechos y constancias objetivas de la causa, resultando arbitraria conforme
categoría de la CSJN; desentendiéndose del irrestricto respeto a los
principios de legalidad, plazo razonable, derecho a ser oído e igualdad de
las partes ante la ley.
Entendió que la resolución es contraria al derecho y se
enrola en una concepción del proceso como algo compartimentado que
desconoce que la sujeción al mismo para el imputado se desarrolla en un
tiempo continuo.
En tal sentido, precisó que ese enfoque deja librado los
plazos al arbitrio y capricho del Ministerio Publico Fiscal, quien en el caso ha
suspendido la aplicación de la ley como si el Estado de Derecho no le
impusiera la obligación de someterse a ella.
Agregó que esa interpretación propicia que la garantía del
plazo razonable sólo sería una cuestión de la etapa de juicio y que no
guardaría relación con la perentoriedad de los plazos legales de la IPP; por
tanto, un ciudadano podría estar sometido a investigación sine die,
dependiendo de la discrecionalidad de la fiscalía, tal y como sucede en el
Legajo 14297, en trámite en UF Villaguay desde hace cuatro años, sin que
siquiera se haya llamado a prestar declaración de imputado.
Manifestó que se deduce de la sentencia la absurdidad de
que el Ministerio Publico Fiscal no estaría sujeto a cumplir con las
obligaciones internacionales que ha asumido Argentina respecto de los
DDHH y garantías judiciales y que el cumplimiento de tal obligación solo
estaría reservada a los jueces; lo que claramente revela una palmaria
contrariedad con los arts. 55, 56 del C.P.P.E.R. y 207 C.E.R.
Estimó que el fallo no sólo desconoce los derechos y
garantías judiciales del imputado, sino que contraria palmariamente el
dispositivo legal que le asigna un espacio temporal definido y acotado a la
IPP cuyas razones no son discutibles en el proceso, porque ello está
reservado al legislador quien, claramente, para la etapa en cuestión,
consideró el plazo asignado como razonable, en virtud, entre otras cosas, de
su incidencia en el plazo total que puede durar un proceso penal.
En cuanto a los plazos procesales, recalcó que -
considerando la apertura de causa (27/05/2020)-, se encuentra
ampliamente excedida la IPP, más de 24 meses, sin pedido de prórroga ni
declaración de causa compleja, ni clausura provisional que amerite la
prolongación de los plazos por parte del MPF; lo que fue convalidado sin
fundamentos por las tres instancias judiciales recorridas.
Remarcó que, tal como se ha dicho en el fallo “COZZI”,
constituye un agravio de difícil reparación ulterior mantener al imputado
bajo proceso cuando el dictado de sobreseimiento es una posibilidad cierta
que pondría fin a la persecución del Estado, basada en su propia omisión.
Indicó que la estigmatización, la vergüenza, la
imposibilidad de conseguir y/o permanecer en diversos trabajos, la
imposibilidad de inserción, la marginalidad en la que que ha quedado el Sr.
U., eso sucede hoy, y en verdad no se ve a futuro, como puede repararse
en un proceso que no se ajusta a los tiempos de la ley, sino a los que
arbitraria e ilegalmente dispone la fiscalía, sin siquiera que su actuación se
ponga bajo análisis y sea merecedora siquiera de una observación.
Criticó el fallo recurrido en cuanto alude a un “tácito
consentimiento defensivo” respecto de la extensión del plazo de la IPP;
afirmación que sólo puede surgir desde un claro apartamiento de la ley.
Consideró que la perención de la instancia no es una
cuestión que involucre actividad alguna de la defensa.
Argumentó que el plazo razonable es un DDHH cuyo
destinatario, cuya titularidad corresponde al imputado, no a la defensa
técnica, por tanto ninguna actuación (u omisión, como se insinúa), de la
defensa puede privar al imputado de derechos irrenunciables e inalienables.
Aseveró que se confirma el sesgo de arbitrariedad
imponiéndole a la defensa una actividad que la ley no le impone; lo cual
también reviste ilegalidad ya que los plazos perimen legalmente (art. 192
C.P.P.)
Consideró que se ha trastocado la igualdad de armas,
dado que la fiscalía inaudita parte ha tomado decisiones que
le corresponden a la judicatura (Juez de Garantías) y las jurisdicciones
actuantes han convalidado dicha actuación plasmando un privilegio en su
favor.
Evidenció que el imputado no ha sido oído en su denuncia
en orden a que el proceso que se lleva en su contra, fue paralizado por un
año consecutivo: hubo una resolución el 04/11/2020 y a partir de allí la
fiscalía no instó más la investigación hasta el 24/11/2021.
Señaló que, respecto de esa paralización de la causa,
ningún análisis se realizó para determinar si ha sido indebida o no; cuando
precisamente es la actuación de la fiscalía la que debe analizarse con más
celo, porque tiene obligaciones y responsabilidades funcionales fijadas en la
ley procesal, en la ley de MP y en la Constitución de Entre Ríos.
Hizo reserva del caso federal y peticionó que se decrete la
nulidad de la sentencia casatoria, dictando el sobreseimiento de su asistido
el Sr. G.G.U.
Interesó asimismo que se regulen sus honorarios
profesionales en esta instancia.
III.- Celebrada la audiencia prevista en el artículo 515 del
Cód. Proc. Penal, aplicable por expresa remisión del artículo 525 del citado
digesto, concurrieron la señora Defensora Técnica, Dra. María Laura
Barbar y el representante del Ministerio Público Fiscal, Dr. Fernando
Lombardi.
III.1.- Concedida la palabra a la Defensa Técnica, esta
ratificó los agravios vertidos oportunamente en su libelo recursivo.
Precisó que se requiere que se declare la insubsistencia de
las facultades fiscales para continuar con la IPP por haber excedido todos
los plazos procesales, los cuales la ley ha declarado que son perentorios sin
haber requerido el MPF la prórroga ante la justicia de garantías.
Relató que esta causa se inició en mayo del 2020 en
Concepción de Uruguay; que el legajo es remitido luego a Villaguay donde
se dispone la IPP en esa Jurisdicción, en virtud de que el hecho descripto allí
habría ocurrido; que el día 2 de julio de 2020 se tomó la declaración de
imputado a U., por lo que a partir de esa fecha la fiscalía contaba con tres
meses para sustanciar la acusación.
Comentó que la ultima actividad que se puede verificar en
el legajo es de noviembre de 2020: un oficio solicitando al MPD un turno
para una Cámara Gesell de una testigo menor de edad; la que que jamás
ocurrió.
Remarcó que, luego de ese momento, la causa entró en
una parálisis total y absoluta, reactivándose por intervención de la Defensa
el 6 de diciembre de 2021.
Narró que en ese momento se pidieron las copias del
legajo para constatar la actuación del fiscal y se solicitó acceso a la Cámara
Gesell; que el 17 de diciembre, se notificó de una testimonial de la
Licenciada Bonnin; que la defensa, frente a este acto impulsorio de la
fiscalía, dejó asentado que, para el caso de que los plazos hubieran vencido
-lo cual hasta el momento no había podido ser
constatado-, no consentía tal diligencia; y que posteriormente el
Juzgado de Garantías le informó que ninguna prórroga de 3, 6 meses o
1 año habían sido solicitadas.
Adelantándose a otros argumentos, aludió a que la fiscalía
manifiesta que, por ser una causa donde se está investigando un delito
contra la integridad sexual, la misma resulta compleja.
En tal sentido, reprochó que la fiscalía jamás dio cuenta
de la complejidad de la causa, observando que la mayoría de las evidencias
fueron colectadas en los tres primeros meses de investigación.
Advirtió que se trata de una causa con un sólo imputado,
una sola víctima, y que el año calendario que la causa estuvo parada no ha
correspondido a un tiempo de espera de producción de evidencias, sino que
estuvo sin actividad, durmiendo por un año consecutivo desde el 4 de
noviembre de 2020 al 14 de noviembre de 2021.
Informó que la defensa concurrió ante al Juez de
Garantías a pedir el sobreseimiento con base a la insubsistencia para
continuar el fiscal con la investigación de presente causa.
Recordó que la sentencia de casación dice que hay una
confusa equiparación con los plazos perentorios de la IPP y del derecho a
ser juzgado en un plazo razonable si dilaciones indebidas; y en tal sentido,
se preguntó si la paralización de un expediente por un año no es una
dilación indebida de una causa tan sensible.
Reprochó también que la sentencia recurrida considere
que mantener al imputado sujeto a proceso, no es un agravio de imposible
reparación ulterior.
Arguyó que el plazo razonable, presenta muchas aristas
de difícil resolución en la doctrina y jurisprudencia pero en la etapa de
sustanciación de una acusación penal, no hay discusión: el legislador
entrerriano lo ha establecido clara y concretamente; y la extensión de los
plazos es facultad de la jurisdicción, no del MPF.
Subrayó que el MPF tiene una obligación funcional y una
obligación constitucional establecida en el art. 207 de la CP de obrar
conforme a derecho, es garante del cumplimiento del derecho; es una
función que trasciende a la sociedad, que hace a la seguridad y al límite de
poder punitivo del Estado frente a “un ciudadano de a pie”.
Se interrogó sobre que actividades de la fiscalía convalidó
la defensa; y afirmó que, de todas maneras, lo concreto es que el plazo es
perentorio por ley y aquí no se debe analizar ninguna actividad de la
defensa en cuanto a la convalidación o no, porque es la ley la que establece
el tiempo en que la investigación debe llegarse a cabo.
Consideró que el derecho de protección reforzada del que
goza la victima no puede ser a costa de la violación de la ley y de las
garantías del imputado.
Aclaró que no se trata de un supuesto de extinción de la
acción penal, sino del cumplimiento de la ley y de llevar un proceso sin la
violación del mismo.
Entendió que aquí ha habido una confusión de roles y una
alteración o vulneración a la igualdad de armas, porque el fiscal ha
adoptado resoluciones de facto que correspondían a la jurisdicción y ni el
Juez de Garantías ni el Tribunal de Casación han puesto un límite a esa
actividad.
Insistió en que no hubo ningún tipo de convalidación por
parte de la defensa y que la Fiscalía, vencidos el plazo de tres meses a
partir de la declaración del imputado, debió solicitar la extensión de la IPP
dando las razones en audiencia, a los efectos de mantener la esencia del
sistema acusatorio-adversarial.
En definitiva, por haberse violado el plazo razonable, por
haberse llevado un proceso que no se encuentra conforme a la ley, por no
subsistir las facultades del MPF, por no poder la fiscalía extender de facto los
plazos, por ser ello facultad exclusivamente de la jurisdicción, por no
haberse convocado a esa audiencia de prórroga de IPP, solicitó se dicte el
sobreseimiento de G.G.U. , haciendo la reserva del caso federal.
III.2.- A su turno, el Dr. Fernando Lombardi manifestó
inicialmente que el recurso es inadmisible, desde que no se trata de una
sentencia definitiva como tampoco se invoca una decisión que sea contraria
a la nomofilaquia emergente de esta sala, se refirió a "Torres" y "Robinson",
en donde se ha declarado el alcance del fallo “Cozzi”.
Argumentó que el precedente "Cozzi" no es de aplicación
a este caso, porque las situaciones que se investigaron en ese proceso
penal no tienen nada que ver con lo que se está investigando en esta causa.
Agregó que se encuentra en juego la vulneración de
derechos personalísimos de una niña de 8 años, en un claro proceso de
violencia de género, que tiene como víctima a una mujer en su condición de
niña.
Sostuvo que ello exige, conforme la manda convencional,
el juzgamiento con perspectiva de género y de niñez, encontrándose en
juego la responsabilidad del Estado, quien debe obrar con la debida
diligencia reforzada.
Hizo referencia a la postura que la Procuración
institucionalmente sostiene en relación a la interpretación del art. 223 del
código de rito.
Afirmó que la doctrina del caso “Cozzi” colisiona con la
jurisprudencia de la CSJN en el fallo "Price", en donde la Corte
declaró la inconstitucionalidad de una norma procesal que disponía el
sobreseimiento de la persona imputado al vencimiento de la investigación,
afirmando que las provincias no pueden alterar la ley de fondo.
En cuanto a la garantía del plazo razonable, especificó que
el mismo no puede establecerse a priori o de manera rígida pero deben
evaluarse distintos elementos para saber si se ha respetado o no.
En dicha senda, trajo a colación las pautas dadas por el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que arroja luz a este caso de
interpretación del plazo: la razonabilidad debe apreciarse en un contexto
propio específico, debiendo atenderse a las circunstancias particulares del
caso.
Como primera cuestión a valorar en el marco del análisis
de este proceso penal, mencionó que la IPP se inició en mayo de 2020, en
el momento mas crítico de la pandemia y siguió tramitando en esas
condiciones y en la pos pandemia.
Enunció que en ese contexto hubo una elongación de los
distintos procesos y la reprogramación de audiencias; incluso el STJ dispuso
suspensión de plazos; todo lo cual ha generado una complejidad posterior al
reanudarse la actividad.
Adunó que desde la puesta en vigencia del sistema
adversarial en la provincia, la cantidad de causas se han duplicado; y las de
abuso sexual se quintuplicaron.
Expuso que a ese contexto actual de trabajo de las
primeras instancias, se le debe sumar las nuevas competencias asumidas,
como es el narcomenudeo; las nuevas formas de juzgamiento, donde el
juicio por jurados demanda a todo el sistema un esfuerzo titánico para
llevarlo a cabo; y, finalmente, el clima social en el que estamos viviendo, de
la violencia social creciente, de lo disruptivo en términos de convivencia
social que es la grave crisis económica.
Describió la complejidad del caso, donde se vulneró la
indemnidad de una nena de 8 años, que fue penetrada analmente sin que
ello haya sido visto por terceras personas, lo que obliga a conseguir
evidencias para sustentar una causa en juicio, construir ese caso, para
validar el discurso de una niña gravemente traumatizada.
Indicó que en causas de género, a fin de evitar la
revictimización, las medidas se disponen en función de las estrictas
necesidad; por lo que luego de escuchar a la licenciada y colectar las
evidencias, se requirió la evaluación pericial de una joven traumatizada.
Manifestó que el hecho se denunció varios años después y
ese informe requerido da cuenta que producto del hecho cometido por U.,
la joven presenta retraimiento social, sentimientos negativos, situaciones de
desestabilización, que necesitó abordaje psicológico, que presenta
trastornos alimentarios, que tiene dificultad para mantener vínculos
afectivos.
Citó jurisprudencia en abono de su postura, recalcando
que en todos esos precedentes se trataba de hechos donde la pena en
abstracto estaba ya superada.
Reveló que U. también esta imputado en otra causa,
donde ya fue citado a prestar declaración de imputado por haber penetrado
a una niña de 6 años; y que el MPF pretender llevar esos dos casos a juicio
en conjunto, por lo cual la pena en expectativa va en un baremo que tiene
como mínimo el mínimo mayor y como máximo 30 años.
Concluyó que no es aplicable al caso el antecedente
“Cozzi”, porque no se trata del mismo hecho, porque las circunstancias son
distintas y los intereses son otros y ha habido una aquiescencia de la
defensa.
Peticionó, por todo ello, que se confirme la decisión de la
Cámara de Casación Penal y, para el supuesto caso en que el Tribunal
entienda lo contrario, efectuó reserva del caso federal.
Asimismo, solicitó que, previo a la deliberación y estando
en juego los intereses de la menor, se le requiera opinión al Ministerio
Público Pupilar, a fin de saber cual es su pretensión en el caso.
III.3.- Requerida la palabra nuevamente por la Dra.
Barbar, esta resaltó la mala fe con la que obra la Fiscalía.
Aclaró que la declaración de imputado en la otra causa, se
ha producido espasmódicamente en el día de ayer, debido a la cercanía de
la fecha de la presente audiencia; y enfatizó que ese otro expediente
también estuvo paralizado por mas de un año.
IV.- En virtud de encontrarse comprometidos en forma
directa los intereses de una menor de edad, se dispuso otorgar legal
intervención al Ministerio Pupilar, a fin de que se expida en los términos del
art. 103 del Código Civil y Comercial.
En cumplimiento con ello, el Ministerio Público de la Niñez
informó que la menor XXX. convive con su madre y hermanos en la ciudad
de XXXXXXXXXXXXXXXXX, que actualmente cursa el XXXXXXXXX del
Colegio XXXXXXXXXXXX, con adecuado desempeño, y que como
actividad extraescolar xxxxxxxxxxxxxxxxxx.
Agregó que la adolescente se halla afectivamente
contenida por su grupo familiar, y que si bien actualmente no cuenta con
tratamiento psicológico por alta, desde el Equipo del Ministerio Público de la
Defensa se le hizo saber de la disponibilidad de un espacio de escucha y
orientación cuando lo considere necesario.
V.- Es menester precisar que el fallo de la Sala N° 1 de la
Cámara de Casación Penal aquí cuestionado ponderó que estamos ante un
supuesto en el que se investiga un delito de Abuso Sexual con Acceso
Carnal -art. 119 primer, tercer y cuarto párrafos del Código Penal- respecto
de una niña de ocho años de edad al tiempo de los hechos, no existiendo
medidas pendientes de producción -tal se aprecia de la filmación de la
audiencia celebrada ante el Sr. Vocal de Apelación-.
Enfatizó que si bien la Dra. Barbar se opuso a la
realización de dicho acto enarbolando el vencimiento de los términos
previstos para el período inicial, lo cierto es que su estrategia fue exhibida
poco tiempo después de haber aceptado la defensa técnica del imputado -
06/12/2021- y de manera simultánea al dictado del precedente "Cozzi" -de
igual fecha-, cuya aplicación declama para la recolección de evidencias
concretada fuera de los plazos previstos en el art. 223 del C.P.P., pero sin
tener en cuenta el consentimiento tácito emanado de quien la precediera en
el ejercicio de dicho ministerio, tanto en relación al transcurso del tiempo
como a la falta de solicitud expresa de prórroga de la investigación penal
por parte del órgano acusador, lo que torna de por sí inaplicable el
precedente jurisprudencial invocado en su postulación.
Advirtió que la alegación del vencimiento de los términos
contemplados para la etapa primigenia erigida como causal de las
violaciones constitucionales aludidas, fue promovida por la Dra. Barbar
luego de aceptado el cargo y con motivo del dictado por parte del Alto
Cuerpo del precedente "Cozzi", soslayando toda referencia al accionar
defensivo desplegado respecto de los actos procesales anteriores a su
actual planteo y cuya regularidad no fue oportunamente puesta en tela de
juicio.
Reforzando tales conceptos, coligió que la recurrente ha
omitido un examen de la actividad previamente desplegada por la asistencia
letrada del imputado -a cargo de la Defensa Pública, conforme lo
manifestado en la audiencia ante este Tribunal- convalidante con su
anuencia implícita del devenir investigativo en razón de que, aún gozando
en plenitud de sus atributos procesales, ninguna manifestación efectuó
respecto del fenecimiento de los plazos legales hoy esgrimido, en abierta
confrontación a la teoría de los actos propios, por lo que mal podría
favorecerse de situaciones que no planteó y fueron a la postre admitidas
con el progreso de la tramitación.
Aludió a los arts. 196 y 197 del código de rito y señaló
que las posibilidades de cuestionar una decisión adversa a los intereses del
sujeto procesal se extinguen si no son planteadas en la oportunidad y por
los medios respectivos y así se consolidan situaciones -ventajosas o
desventajosas- sin que sea posible reeditar los planteos en las etapas
posteriores. Esto es así no sólo por el compromiso que lo contrario
acarrearía para la seguridad jurídica, sino porque, además, cada parte
procesal tiene la carga de aprovechar las mismas oportunamente.
VI.- Resumidas las posturas de las partes y los
argumentos del fallo fustigado, corresponde pasar a resolver el primer
interrogante planteado:
En este sentido, es oportuno recordar que el art. 223 del
Código Procesal Penal dispone:
“La Investigación Penal Preparatoria deberá practicarse
en el término de tres meses a contar desde la última declaración del
Imputado. Si resultare insuficiente, el Fiscal podrá solicitar fundadamente
prórroga al Juez de Garantías, quien podrá acordarla por otro tanto si
juzga justificada su causa o la considere necesaria por la naturaleza de
la investigación. Sin embargo, en los casos de suma gravedad y de
extremas dificultades en la investigación, podrá concederse otra
prórroga de hasta doce meses más. No se computará en estos casos el
tiempo transcurrido durante el trámite de incidentes o impugnaciones. La
fuga o rebeldía del Imputado suspenderá igualmente los plazos fijados por
este artículo”.-
Esto significa que la ley otorga al Ministerio Público Fiscal
la potestad de llevar a cabo la Investigación Penal Preparatoria, pero
incontrastablemente prevé el contralor de legitimidad de tal actividad por
parte del/la Juez/a de Garantías y, cumplido el plazo legal, para continuar la
investigación, su prórroga debe ser fundadamente solicitada por la fiscalía
a judicatura.
En efecto, la obligación del Ministerio Público Fiscal de
peticionar oportuna y fundadamente la prórroga de los plazos de la IPP,
adquiere aún más trascendencia en causas como la presente en las que
entra en juego la debida diligencia reforzada.
Y si bien el mentado deber de prevención y protección
diferenciado o “reforzado” compete a todos los operadores jurídicos,
adquiere respecto del MPF una singular relevancia, que le impone -como
órgano encargado de llevar adelante la acusación- una carga aún mayor,
particularmente durante la Investigación Penal Preparatoria, ya que a la
fiscalía le cabe el impulso del proceso.
Para la Corte IDH, la obligación de investigar violaciones
de derechos humanos se encuentra dentro de las medidas positivas que
deben adoptar los Estados para garantizar los derechos reconocidos en la
CADH. Aunque el deber de investigar es una obligación de medios y no de
resultados, debe ser asumido por el Estado como un deber jurídico propio y
no como una simple formalidad condenada de antemano a ser infructuosa o
como una simple gestión de intereses particulares que dependa de la
iniciativa procesal de las víctimas, de sus familiares o de la aportación
privada de elementos probatorios. A la luz de ese deber, una vez que las
autoridades estatales tengan conocimiento del hecho, deben iniciar de oficio
y sin dilación, una investigación seria, imparcial y efectiva. Esta
investigación debe ser realizada por todos los medios legales disponibles y
debe estar orientada a la determinación de la verdad. Ante un acto de
violencia contra una mujer, resulta particularmente importante que las
autoridades a cargo de la investigación la lleven adelante con determinación
y eficacia, teniendo en cuenta el deber de la sociedad de rechazar la
violencia contra las mujeres y las obligaciones del Estado de erradicarla y de
brindar confianza a las víctimas en las instituciones estatales para su
protección. (cfr. Corte IDH, Caso Fernández Ortega y otros Vs. México.
Excepción Preliminar, Forndo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 30 de
agosto de 2010, párr. 191 y 193).
Por su parte, también la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos ha identificado la investigación como una etapa crucial
en casos de violencia contra las mujeres, y ha afirmado que no se puede
subestimar la importancia de una debida investigación, ya que las fallas a
ese respecto suelen impedir u obstaculizar ulteriores esfuerzos tendientes a
identificar, procesar y castigar a los responsables. Ha establecido, asimismo,
que la investigación debe llevarse a cabo de manera inmediata, exhaustiva,
seria e imparcial y debe estar orientada a explorar todas las líneas
investigativas posibles que permitan la identificación de los autores del
delito, para su posterior juzgamiento y sanción. El Estado puede ser
responsable por no “ordenar, practicar o valorar pruebas” que pueden ser
fundamentales para el debido esclarecimiento de los hechos. Cuando tales
investigaciones no son llevadas a cabo por autoridades apropiadas y
sensibilizadas en materia de género o estas autoridades no colaboran entre
sí, se registran retrasos y vacíos clave en las investigaciones, que afectan
negativamente el futuro procesal del caso. (cfr. CIDH, Informe Acceso a la
Justicia para las Mujeres Víctimas de Violencia en las Américas 2007,
Capitulo I, B, párrafo 38, 41 y 46).
VII.- Sentado lo anterior, deviene imperioso ratificar lo
manifestado por esta Sala en el citado precedente “COZZI” (Expte. N°5125,
sent. del 06/12/21), en el cual se recalcó la perentoriedad e
improrrogabilidad de los términos procesales dispuestos en el art. 223 del
CPP; ello conforme la clara y explícita norma del art. 192 del mismo digesto
y la esencial naturaleza del proceso acusatorio-adversarial que pone en pie
de igualdad a la acusación y a la defensa -principio de igualdad de armas-,
sin consagrar excepciones en favor de una u otra parte en relación a los
plazos otorgados a cada una para la realización de los actos procesales a
sus respectivos cargos.
Sin perjuicio de ello y justamente por tratarse de un
proceso adversarial, debo poner de resalto que, durante la investigación
penal preparatoria, la función de contralor que ejerce el juez de garantías se
despliega siempre a pedido de parte.
Corresponde entonces, instar a los organismos judiciales a
que, ante el planteo de alguna de las partes, asuman de manera activa la
fiscalización de los plazos en que se desarrolla la investigación penal
preparatoria, como una función esencial dentro del contralor jurisdiccional.
No podemos olvidar que en manos del Juez de Garantías queda
precisamente el control de la legalidad del proceso en la etapa de
investigación y el resguardo de las garantías constitucionales del imputado.
En dicha senda, es factible comprobar en estas
actuaciones que, desde que la Dra. Barbar asumió la defensa del imputado
U., viene denunciando, impetuosa, insistente y consistentemente el
vencimiento de los plazos de la IPP, sin consentir tal irregularidad procesal.
Tal como lo expresara el Dr. CARUBIA en la mentada
causa “COZZI”, vencido el término legal fijado para la Investigación Penal
Preparatoria, omitida por la fiscalía la fundada solicitud de prórroga y no
consentida por la defensa la continuidad de la investigación,
inevitablemente pierde el Ministerio Público Fiscal aquella potestad de
investigación penal que, con estas limitaciones, le asigna la ley; la
circunstancia de que el legislador no haya previsto una específica sanción
para el vencimiento del término de la IPP no significa que el mismo sea
ordenatorio, lo cual inequívocamente lo elucida el citado art. 192, ni que
carezca de todo sentido el expreso establecimiento normativo de ese
término en el art. 223; además, el mismo Código dispone cómo proceder
para que el Ministerio Público Fiscal pueda prorrogarlo y continuar actuando
legítimamente, debiendo tenerse muy presente que éste tiene como misión
promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los
derechos de los ciudadanos y del interés público; y ejerce la acción penal
pública y conduce la investigación con arreglo a los principios de legalidad,
objetividad, imparcialidad, especialidad, oportunidad y, además, unidad de
actuación y dependencia jerárquica (cfme.: art. 207, 3er. párr., Const. de E.
Ríos), no pudiendo ni debiendo apartarse del procedimiento legalmente
consagrado, ni el órgano judicial puede convalidarlo.
Entiendo que el hecho de que la defensa oficial del
encartado “consintiera tácitamente” la falta de solicitud expresa de prórroga
de la investigación penal, no es óbice para aplicar al supuestos de autos la
doctrina sentada por esta Sala en aquel precedente.
Apenas la defensora particular del imputado asumió su
cargo, solicitó las copias del legajo para constatar la actuación de la fiscalía;
advirtió la paralización del trámite por más de un año (desde el 04/11/20 al
14/11/21, cuando ya no regía ninguna normativa respecto a la suspensión
de los plazos, decretadas en el contexto de la pandemia durante un
breve lapso al comienzo de la misma en marzo de 2020); le requirió al
Juzgado de Garantías que le informe si se había peticionado por parte
del MPF la prórroga de la IPP; no consintió la diligencia requerida por el
órgano de la acusación en relación a una entrevista con la Licenciada
Bonnin; y finalmente interesó el sobreseimiento de su pupilo procesal con
base a la insubsistencia para continuar el fiscal con la investigación de la
presente causa.
Las consideraciones precedentemente detalladas ponen
de relieve la inconsistencia de las decisiones judiciales adoptadas por el
Juez de Garantías de Villaguay, por el Tribunal de Juicios y
Apelaciones de Concepción de Uruguay y por la Cámara de Casación de
Concordia, en torno al oportuno, tenaz y razonable planteo de la defensa
sobre el cumplimiento de los plazos de la Investigación Penal Preparatoria y
su inevitable agotamiento por falta de fundada prórroga de ellos,
atribuyéndole incluso esta última una genérica responsabilidad por la
actividad previamente desplegada por la asistencia letrada del imputado a
cargo de la Defensa Pública, convalidante con su anuencia implícita del
devenir investigativo.
En virtud de lo expuesto, constatándose agotado el
término para practicar la Investigación Penal Preparatoria, sin verificarse la
existencia de una fundada solicitud de prórroga ni la consecuente concesión
judicial para su continuación, deviene incontrastable la insubsistencia de la
potestad de la Fiscalía para realizar actos de investigación en el marco del
presente legajo, lo cual implica el agotamiento de las legítimas tareas de
investigación con la imposibilidad de incorporar nuevas evidencias.
VIII- Por ello, propicio hacer lugar a la impugnación
extraordinaria deducida por la Defensa Técnica del encartado; y, en
consecuencia, anular la Sentencia N° 228 de la Sala N° 2 de la Cámara de
Casación Penal de fecha 19/10/2022 y los pronunciamientos dictados en
estas actuaciones por el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del
Uruguay, en su integración unipersonal por el señor Vocal Dr. Fernando
Martínez Uncal, en fecha 24/06/2022 y por el señor Juez de Garantías de la
ciudad de Villaguay, Dr. Julián Vergara, en fecha 07/06/2022 y declarar la
insubsistencia de la potestad fiscal para realizar actos de investigación
en el marco del presente legajo, lo cual implica el agotamiento de las
legítimas tareas de investigación con la imposibilidad de incorporar nuevas
evidencias.-
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR
VOCAL, DR. GIORGIO, DIJO:
I) Habiendo sido suficientemente reseñados los
antecedentes por la vocal preopinante, ingreso directamente a la
consideración del thema decidendi, adelantando respetuosamente que
disiento con la solución propuesta por los fundamentos que seguidamente
expongo.
I.1) En primer lugar, debo dejar a salvo mi criterio
sustentado oportunamente respecto a que no se encuentran reunidos en la
presente causa los requisitos de admisibilidad del recurso impetrado.
Nuestro Código de rito, establece en su art. 521 los
supuestos de procedencia de la Impugnación Extraordinaria. Así, se prevé
este remedio procesal para los casos en que correspondiere la interposición
del Recurso Extraordinario Federal y en situaciones en que la Sentencia de
la Cámara de Casación Penal resulte contradictoria con la doctrina sentada
en fallo anterior del mismo tribunal o del Tribunal Superior de Justicia sobre
la misma cuestión.
En referencia al primer inciso, cabe considerar que es
requisito de procedencia del Recurso Extraordinario que el fallo que se
impugne configure una Sentencia Definitiva y ello surge de las disposiciones
legales que lo regulan (art. 14 de la Ley 48 y 6º de la Ley 4055).
Respecto a ello, la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
ha sostenido que: "...se requiere que lo recurrido sea sentencia definitiva,
entendiendo por tal la que pone fin al pleito o causa un gravamen de
imposible o insuficiente reparación ulterior, requisito éste cuya concurrencia
no cabe obviar aunque se invoque arbitrariedad o violación de garantías
constitucionales..." (Fallo 308:62).
En igual sentido indicó que: "...Cabe atribuir el carácter de
sentencia definitiva, entendiéndose por tal la que pone fin al pleito e impide
su continuación y aquélla que causa un gravamen de imposible o
insuficiente reparación ulterior, en atención a que no habría oportunidad en
adelante para volver sobre lo resuelto vedando así el acceso a la
jurisdicción..." (Fallo 323:1084).
De esta manera se evidencia que el rechazo a la solicitud
de sobreseimiento no es un acto concluyente, en tanto constituye una
decisión judicial que no goza de las características de una sentencia
definitiva, terminante y perentoria.
Una vez más cabe recordar lo sostenido por el Máximo
Tribunal al respecto; esto es que: "...las resoluciones cuya consecuencia sea
la obligación de seguir sometido a proceso, más allá de las restricciones
normales que derivan del sometimiento a juicio, no causan al justiciable un
perjuicio de imposible reparación ulterior..." (Fallos 320:212, 329:491 entre
muchos otros).
I.2) Superado ello y en función del tratamiento de la
cuestión fondal que hoy nos convoca, adelanto que en el invocado fallo
"Cozzi" se analizó pormenorizadamente una excepcionalísima cuestión de
hecho que presentó particularidades que no han vuelto a reproducirse en
ninguno de los casos posteriores que han llegado a esta instancia con
similar planteo -entre ellos: "URRIBARRI SERGIO DANIEL, CARDONA
HERRERO DIEGO A.; FESSIA, MIRIAM ESTELA; LINARES, GUILLERMO
ANDRÉS S- NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON EL EJERCICIO DE LA
FUNCIÓN PÚBLICA S/ RECURSO DE QUEJA" - Expte. Nº5293, del
5/04/2023; "TRONCOSO, RICARDO ANTONIO - BLASON LORENZZATTO,
JUAN ALFONSO S PECULADO COACCIONES EXACCIONES ILEGALES/
RECURSO DE QUEJA" Expte. Nº 5288, del 14/04/2023; "F.S.C.A. -SU
DENUNCIA- ABUSO SEXUAL S/ RECURSO DE QUEJA", Expte. N° 5236,
del 29/08/2022; "CASUALDE JUAN JOSE S- AMENAZAS - DAÑO Y
VIOLACIÓN DE DOMICILIOS - DESOBEDIENCIA JUDICIAL - TODOS EN
CONCURSO REAL EN CALIDAD DE AUTOR (ARTS. 149 BIS, 150, 183, 239,
45 Y 55 DEL CP.) S/RECURSO DE QUEJA", Expte. N° 5227. del 5/08/2022-
por lo que luce evidente que el precedente invocado deviene en la excepción
y no en la regla bajo la cual pretende amparar la recurrente su reclamo,
considerando que en todos esos casos invariablemente asumí idéntica
postura que en el presente.
Aun así, creo necesario advertir acerca de la errónea
interpretación del fallo "Cozzi", enarbolado reiteradamente como
precedente refiriendo al caracter de los plazos procesales, la insubsistencia
de la acción penal y sus consecuencias.
La Defensa, luego de exponer sus argumentos solicitó
expresamente "el sobreseimiento de su defendido, con base en la
insubsistencia de la acción", lo que configura un desacierto en la
hermenéutica del antecedente invocado.
En el fallo "COZZI, Carlos Gabriel s - su denuncia
s/ Impugnación Extraordinaria", Expte. N° 5125, Sentencia de fecha
6/12/2021, se analizó en primer lugar la garantía del plazo razonable, para
abordar luego el desarrollo del carácter perentorio e improrrogable de los
términos procesales, derivando -en el caso concreto- dicho tratamiento en
la pérdida de potestad del Ministerio Público Fiscal para realizar actos de
investigación respecto del imputado.
A ello se sumó, sobre todo, la falta de elementos de
prueba suficientes para requerir de manera fundada la apertura del juicio, lo
que dio lugar al sobreseimiento del encartado Juan Alfonso Blasón
Lorenzatto en función de la ausencia de sustento probatorio (art. 397 inc. 5
del C.P.P.E.R.) y no por derivación de la insubsistencia de la acción -no
prevista como causal de sobreseimiento en el C.P.P.E.R. vigente- como
erróneamente señala la recurrente.
Vale precisar, a propósito de lo anterior, que la C.S.J.N. se
pronunció con firme contundencia respecto de la insubsistencia de la acción
en el leading case “Mozzatti” (sentencia del 17/10/1978) en el marco de un
proceso que venía de una duración de veinticinco (25) años donde dijo
(considerando 2º) que un proceso que insume cuarto de siglo tergiversa
todo lo instituido por la Constitución Nacional, en punto a los derechos de la
personalidad, vinculados a las declaraciones y garantías concernientes a la
administración de justicia.
En esa sintonía, la C.S.J.N. ha señalado que la doctrina de
la insubsistencia de la acción penal va de la mano con la operatividad del
plazo razonable que decanta de la Convención Americana de Derechos
Humanos y ésta garantía a su vez se encuentra estrechamente ligada al
instituto de la prescripción, formando una suerte de triada que no permite
articular o al menos analizar una sin las otras.
Tal es así que la C.S.J.N. ha asentado en el precedente
“Farina” (Fallos 342:2344) que cuando el tiempo empleado por el Estado
para dilucidar los hechos investigados resulta incompatible con el derecho a
ser juzgado en un plazo razonable, el único remedio posible es declarar la
insubsistencia de la acción penal por medio de la prescripción
El presente caso muy lejos está de prescribir atento el
delito bajo juzgamiento y ello constituye, por tanto, un indicio unívoco de
que no hay afectación al derecho a ser juzgado sin dilaciones a la luz del
mencionado precedente; desapareciendo, consecuentemente, el motivo
para declarar insubsistente la acción.
Por otro lado, no puede perderse de vista que cuando la
C.S.J.N. apeló a la insubsistencia de la acción penal lo hizo para causas que
no reunían demasiada complejidad y habían insumido una duración
irrazonable y en ello el señero fallo “Mozzatti” resulta elocuente.
Así pues, recientemente en idéntica línea, en el
precedente “Núñez, Oscar” (Fallos 330:3640), sentencia del 20 de abril de
2023, la Corte dejó sin efecto la resolución que había rechazado el planteo
de insubsistencia de la acción penal por afectación del derecho
constitucional a ser juzgado en un plazo razonable al haberse prolongado el
proceso por más de diecisiete (17) años, entendiendo que el caso no
revestía complejidad alguna. Se trataba de un falso testimonio que tenía un
solo imputado y la actividad probatoria no era compleja.
En otra jurisprudencia, la Corte Federal (Fallo 344:1930)
también entendió conculcado el derecho del imputado a ser juzgado en un
plazo razonable, toda vez que, en el caso particular, un Robo agravado por
uso de arma de fuego, no presentaba complejidad probatoria y el proceso
se había dilatado hasta extenderse por casi dieciocho (18) años sin
sentencia firme.
Como se puede apreciar, en síntesis, el presente caso
lejos está de alcanzar el horizonte temporal por el cual el máximo Tribunal
del país entendió conculcada la garantía del plazo razonable.
Por consiguiente, considero una evidente falta de
prudencia e irrazonabilidad la propuesta de declarar la caducidad de la
acción frente a una investigación en relación de una niña abusada cuya
noticia criminis se radicó en mayo de 2020, en plena pandemia y, aun así,
en menos de dos años está en condiciones de llevarse a juicio a oral.
Es decir, carece de sentido declarar aquí la insubsistencia
de la potestad fiscal en la I.P.P. dado que en los presentes autos obra
reconocimiento expreso del Ministerio Público Fiscal de haberse agotado ya
todas las tareas investigativas del caso.
Además, es necesario destacar que en causas como la
presente (caratulada como abuso sexual con acceso carnal y cuya víctima
es una mujer niña) pesa sobre el Estado Nacional la debida diligencia
reforzada, deber asumido por Argentina en la Convención Americana de
Derechos Humanos y en la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Esta noción de "debida
diligencia" coopera con la garantía de acceso a la justicia de las víctimas de
violencia de género. Ese acceso a la justicia: "...se trata, no sólo de la
posibilidad de llegar al sistema judicial para reclamar derechos, sino
también conocerlos, obtener un pronunciamiento judicial justo, en tiempo
razonable y donde se respeten los demás derechos y garantías
constitucionales, particularmente, el derecho a una tutela judicial efectiva"
(Daniela Heim, "Mujeres y acceso a la justicia" Editorial Didot, 2016).
Estos deberes asumidos por el Estado y que se traducen
en garantías supranacionales para la víctima (doblemente protegida por ser
mujer y niña), de manera alguna podrían ceder frente a normas
procedimentales, rigorismos formales o creaciones pretorianas sin anclaje
normativo ni sanciones expresas.
Considerando ello es que, en este supuesto donde no hay
atisbo alguno de considerar prescripta la causa, cobran vigorosa aplicación
las argumentaciones sostenidas en el voto minoritario obrante en los autos:
"BARBOZA, LUIS ALBERTO S-ABUSO SEXUAL CALIFICADO POR
SOMETIMIENTO SEXUAL GRAVEMENTE ULTRAJANTE, CON
APROVECHAMIENTO DE LA SITUACIÓN DE CONVIVENCIA PREEXISTENTE
S/IMPUGNACIÓN EXTRAORDINARIA" N° 5172”, mediante las cuales,
aun avanzando sobre normas sustantivas como el principio de legalidad –
único extremo que no compartí y por ello en dicho precedente voté por la
prescripción-; se atendió la particular vulnerabilidad de la víctima -mujer y
niña- y se sostuvo: "...En el contexto referenciado, cobra vital importancia
el derecho de acceso a la justicia, que impone a los jueces el deber de
posibilitar, justamente, el acceso de las partes a juicio sin restricciones
irrazonables, actuando siempre en favor de las libertades y de la efectividad
de los derechos...", "...tal garantía implica el deber del Estado de asegurar
una eficaz y efectiva investigación, que permita recolectar la prueba
conducente para resolver definitivamente la cuestión, posicionando a los
damnificados en un rol proactivo, con un sincero reconocimiento y
resguardo de sus garantías y de remover las barreras que podrían tener
como resultado la impunidad y comprende el derecho de la víctima a
obtener un pronunciamiento definitivo mediante mecanismos efectivos de
justicia...Tal como ha sostenido la CIDH "la impunidad de los delitos
cometidos envía el mensaje de que la violencia contra la mujer es tolerada,
lo que favorece su perpetuación y la aceptación social del fenómeno, el
sentimiento y la sensación de inseguridad en las mujeres, así como una
persistente desconfianza de éstas en el sistema de administración de
justicia" (CIDH, caso "González y otras -'Campo Algodonero'- vs.
México")..."
Cabe agregar que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha indicado de modo contundente, la existencia de un deber del
Estado "de investigar seriamente con los medios a su alcance las
violaciones que se hayan cometido dentro del ámbito de su jurisdicción a fin
de identificar a los responsables, de imponerles las sanciones pertinentes y
de asegurar a la víctima una adecuada reparación" ("Velásquez Rodríguez",
1998, párr. 174; además ha remarcado que, como parte del deber de
debida diligencia, los estados han reconocido el carácter prioritario del
problema de la violencia sexual mediante la ratificación de instrumentos
internacionales como la Convención de Belém do Pará (CIDH, 2011a, párr.
10).
I.3) Por último y en otro orden de análisis, estimo
oportuno indicar que el ejercicio del derecho constitucional de defensa en
juicio debe apreciarse en su totalidad a lo largo de todo el proceso, con
independencia de los eventuales reemplazos de letrados representantes del
imputado.
Desde esta perspectiva, la actividad –o inactividad- de un
letrado defensor no puede ser borrada por la nueva o más acertada
estrategia defensiva desplegada por quien ejerce su reemplazo, salvo los
excepcionales casos de un verdadero estado de indefensión constatable; a
no ser que se pretenda diluir graciosamente la doctrina de los actos propios
o colocar en el borde de la inoperatividad los principios de preclusión y
progresividad que hacen a la seguridad jurídica.
De tal modo es cierto que en el marco de un proceso
acusatorio de perfil adversarial sin dudas el Juez de Garantías ejerce el
control de la legalidad, pero no menos importante es recordar que su
intervención se da básicamente a instancia de parte. En otras palabras, si
se lo piden como corolario del principio dispositivo “nemo procedat iudex ex
officio”.
En consecuencia, la defensa oficial no denunció la falta de
pedido de prórrogas, no cuestionó la dilación ni la parálisis de la causa, no
instó el sobreseimiento o el cierre de la investigación; es decir, no ejerció
expresamente aquella actividad defensiva que su tuvo en cuenta en el
especialísimo supuesto fáctico de “Cozzi” para resolver como entonces se
hizo.
El incisivo reclamo posterior enarbolado por la nueva
letrada defensora –curiosamente en forma concomitante al estado público
del precedente “Cozzi”-, no puede eliminar el silencio convalidante y la
inactividad partiva anterior de su colega.
II) En definitiva y por las consideraciones expuestas,
concluyo que corresponde rechazar la Impugnación Extraordinaria bajo
examen.
Sin perjuicio de ello y de las facultades sancionatorias
propias de la Procuración General, cabe concitar a los representantes del
Ministerio Público Fiscal que se ciñan a los plazos estipulados en el Código
de rito, materializando expresamente los pedidos de prórroga que
correspondan.
Así voto.-
A SU TURNO, EL SEÑOR VOCAL, DR. CARUBIA, DIJO:
I.- Los antecedentes relevantes de la causa han sido
acabadamente reseñados por la Dra. Mizawak en su voto y, en honor a la
brevedad, a lo por ella consignado sobre el particular me remito e ingreso a
exponer mi respuesta al cuestionamiento formulado.
II.- Un escrupuloso examen de las circunstancias propias
del caso permite constatar que, en su esencia, existe significativa similitud -
fáctica y jurídica- con la situación resuelta por la unanimidad de esta Sala
N° 1 del Superior Tribunal de Justicia en el precedente “COZZI”
(6/12/2021) - repetidamente citado en estos actuados- y, por coherente
consecuencia, conduce a un idéntico análisis y conclusión.
Por ello, contrariamente a lo señalado por el Dr. Giorgio en
el voto que antecede, debo necesariamente recordar que, en el caso citado,
la impugnación extraordinaria de la defensa fue denegada por la Casación y
admitida por esta Sala en fallo unánime, al resolver en fecha 15/6/2021 la
actuación caratulada: "COZZI, Carlos Gabriel s-Su Denuncia s/RECURSO DE
QUEJA" (Expte. N° 5092), donde se consideró -como en el sub lite- el
expreso ahínco puesto de manifiesto por la defensa técnica de la quejosa en
relación al cuestionamiento respecto de la alongación artificial de los plazos
procesales, poniendo su énfasis en la razonabilidad de los mismos a la luz
de la normativa aplicable y confrontada con la realidad de los hechos,
advirtiéndose así que, al criticar la decisión ante esta Alzada -mediante el
recurso de queja-, el recurrente invocaba la existencia de las infracciones
constitucionales -vinculadas al debido proceso- denunciadas e
individualizadas con precisión, por ende, no resultaba factible descalificar a
priori la procedencia formal de tales agravios, esgrimidos en la impugnación
extraordinaria articulada, implicando la solicitud de sobreseimiento -
denegada- argumentando la caducidad de la potestad de persecución penal
del Ministerio Público Fiscal, lo cual se consideró que se revelaba en
principio equiparable a una decisión definitiva, por sus efectos, recordando,
incluso, que el anterior Código Procesal Penal Mixto -ya derogado- cuando
describía las resoluciones recurribles en Casación (art. 478) equiparaba
expresamente a las sentencias definitivas, los autos que pongan fin a la
acción o a la pena, o hagan imposible que continúen, o denieguen la
extinción o suspensión de la pena, o el pedido de sobreseimiento en el caso
de que se haya sostenido la extinción de la acción penal; situación ésta que
mutatis mutandi resulta similar a la que planteara la defensa en esos autos
y fuera desoída sin siquiera tramitarse el recurso de casación.
Concluyéndose que, en definitiva, ello revelaba que las
críticas de la defensa resultaban idóneas para avizorar la existencia de una
concreta articulación constitucional que, en virtud de lo dispuesto por el
artículo 521 de la ley procesal penal, debe ser analizada y decidida por este
Tribunal ad quem (cfme.: mi voto en la queja cit. -Expte. N° 5092-, con
expresa adhesión de la Dra. Claudia Mizawak y del Dr. Miguel Giorgio).
Al resolver el fondo de la impugnación extraordinaria que
esa queja habilitó -causa: “COZZI, Carlos Gabriel - SU DENUNCIA
s/IMPUGNACIÓN EXTRAORDINARIA" (Expte. N° 5125)-, esta Sala N°
1 del Superior Tribunal en 6/12/2021, sentó doctrina unánime sobre el
asunto bajo tratamiento (agotamiento del término legal de la IPP, según art.
223 del Cód. Proc. Penal) y, por consiguiente, además de las mismas
razones que tornan equiparable a definitiva la decisión que viene recurrida
en estos autos y del idéntico vicio constitucional que se denuncia, se
plantea aquí concretamente la contradicción de lo resuelto en las instancias
precedentes con la doctrina sentada en fallo anterior del Tribunal Superior
de Justicia en la causa mencionada, sobre la misma cuestión, extremo que
constituye un específico motivo legal de procedencia de la impugnación
extraordinaria (cfme.: art. 521, inc. 2, cód. Proc. Penal), todo lo cual torna
suficientemente admisible la impugnación extraordinaria traída a decisión
que, por otra parte, ya tuvo ocasión de ser decidida por este mismo
Tribunal en 30/5/2023 al pronunciarse -aquí por mayoría- en los autos
"U.G.G. - ABUSO SEXUAL CON ACCESO CARNAL s/RECURSO DE CASACIÓN
(APELACIÓN DENEGADA - SOBRESEIMIENTO DENEGADO) s/RECURSO
DE QUEJA" (Expte. N° 5306), por lo cual deviene impertinente y
redundante volver a expedirse sobre el particular.
III.- Expresada la precedente digresión, destaco que, al
pronunciarme en el citado fallo “COZZI” (6/12/2021, Expte. N° 5125), tuve
ocasión de señalar las extremas dificultades que ha acarreado en la doctrina
y en la jurisprudencia determinar cuál es el plazo razonable del proceso
penal establecido como garantía judicial en el art. 8.1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, y ello encuentra explicación en que se
trata de una regla general de aplicación obligatoria, pero en el marco de
muy diferentes sistemas procesales penales en los distintos Estados
adherentes.
No obstante, en el específico proceso acusatorio vigente
en nuestra Provincia de Entre Ríos, el plazo razonable para la sustanciación
de cualquier acusación penal contra una persona y la determinación de sus
derechos está expresamente previsto por el art. 223 del Cód. Proc. Penal en
los siguientes términos: “La Investigación Penal Preparatoria deberá
practicarse en el término de tres meses a contar desde la última declaración
del Imputado. Si resultare insuficiente, el Fiscal podrá solicitar
fundadamente prórroga al Juez de Garantías, quien podrá acordarla por otro
tanto si juzga justificada su causa o la considere necesaria por la naturaleza
de la investigación. Sin embargo, en los casos de suma gravedad y de
extremas dificultades en la investigación, podrá concederse otra prórroga de
hasta doce meses más. No se computará en estos casos el tiempo
transcurrido durante el trámite de incidentes o impugnaciones. La fuga o
rebeldía del Imputado suspenderá igualmente los plazos fijados por este
artículo”.
Por lo demás, es dable precisar en estas actuaciones que,
desde la asunción de la defensa de U. por parte de la recurrente, Dra. María
Laura Barbar, viene ésta denunciando, impetuosa, insistente y
consistentemente la irregularidad procesal de la continuidad de actos
propios de la persecución penal contra aquél ya vencidos esos plazos,
invocando el carácter perentorio e improrrogable de los términos del
proceso que consagra el art. 192 del mismo cuerpo legal adjetivo.
La desestimación de semejante reclamo defensivo por el
Juez de Garantías, ratificada por el Tribunal de Apelación y convalidada -
tácitamente- por la Casación declarando formalmente inadmisible el recurso
de la defensa, desconocen o tergiversan las claras y explícitas normas de
los arts. 192 y 223 del Cód. Proc. Penal, en orden a la perentoriedad e
improrrogabilidad de los términos procesales establecidas en la primera, los
plazos fijados para la persecución penal y sus posibles prórrogas en la
segunda y la esencial naturaleza del proceso acusatorio-adversarial que
pone en pie de igualdad a la acusación y a la defensa -principio de igualdad
de armas-, sin consagrar excepciones en favor de una u otra parte en
relación a los plazos otorgados a cada una para la realización de los actos
procesales a sus respectivos cargos y, además, ello importa controvertir la
explícita voluntad del legislador plasmada en la letra del citado artículo 223
del Cód. Proc. Penal.
Esto significa que la ley otorga al Ministerio Público Fiscal
la potestad de llevar a cabo la Investigación Penal Preparatoria, pero
incontrastablemente prevé el contralor de legitimidad de tal actividad por
parte del/la Juez/a de Garantías y, cumplido el plazo legal, para continuar la
investigación su prórroga debe ser fundadamente solicitada por la
fiscalía a la judicatura y, para ser concedida, debe encontrarse justificada la
causa o la necesidad de la prórroga.
Por tanto, siendo los términos procesales perentorios e
improrrogables, salvo excepción legal (cfme.: art. 192, C.P.P.) y
encontrándonos aquí con una de esas excepciones -posible prórroga-, pero
sometida al control de razonabilidad judicial, vencido el término legal fijado
para la Investigación Penal Preparatoria, omitida por la fiscalía la fundada
solicitud de prórroga y no consentida por la defensa la continuidad de la
investigación, inevitablemente pierde el Ministerio Público Fiscal aquella
potestad de persecución penal que, con estas limitaciones, le asigna la ley;
la circunstancia de que el legislador no haya previsto una específica sanción
para el vencimiento del término de la IPP no significa que el mismo sea
ordenatorio, lo cual inequívoca y expresamente lo elucida el citado art. 192,
ni que carezca de todo sentido el expreso establecimiento normativo de ese
término en el art. 223; además, el mismo Código dispone cómo proceder
para que el Ministerio Público Fiscal pueda prorrogarlo y continuar actuando
legítimamente, debiendo tenerse muy presente que éste tiene como misión
promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los
derechos de los ciudadanos y del interés público; y ejerce la acción penal
pública y conduce la investigación con arreglo a los principios de legalidad,
objetividad, imparcialidad, especialidad, oportunidad y, además, unidad de
actuación y dependencia jerárquica (cfme.: art. 207, 3er. párr., Const. de E.
Ríos), no pudiendo ni debiendo apartarse del procedimiento legalmente
consagrado, ni el órgano judicial puede convalidarlo, habida cuenta que -
como enseña Claus Roxin- cuando las dilaciones superan la medida de lo
tolerable, ello debe tener consecuencias procesales (cfme.: aut. cit.; Der.
Proc. Penal -Trad.: Gabriela E. Córdoba y Daniel R. Pastor-, pág. 117, Ed.
del Puerto, Bs.As., 2000), y en nuestro proceso penal local esa medida de lo
tolerable ha sido concretamente fijada con precisión por el legislador; de tal
modo, agotado ese plazo, la actividad investigativa de la fiscalía se ve
obstruida por un impedimento procesal -Roxin, cit.- y todo acto practicado
en tales condiciones deviene inevitablemente inadmisible, desde que se ha
llevado a cabo luego de transcurrido el plazo que Klaus Volk denomina
“plazo de exclusión” (cfme.: aut.cit.; Curso fundamental de Der. Proc. Penal
- Trad.: Alberto Nazer, Noelia T. Núñez, Daniel R. Pastor y Eugenio
Sarrabeyrouse-, pág. 227, Ed. Hammurabi, Bs.As., 2016), debiendo ser
eliminado del proceso.
Al cumplirse el término legal para practicar la
investigación, para que pueda el Ministerio Público Fiscal continuar con ella
o avanzar a la etapa intermedia del proceso sin que decaiga su derecho,
deberá necesariamente definir la situación a través de dos opciones:
requerir tempestivamente la remisión de la causa a juicio o pedir el
sobreseimiento del imputado -existiendo concreta formación de causa
contra el imputado, no cabe la eventual alternativa del archivo de las
actuaciones-; debiendo agregarse a ellas la posibilidad de la Fiscalía de
instar ante la Judicatura de Garantías la clausura provisional de la
Investigación Penal Preparatoria que contempla el art. 224 del Cód. Proc.
Penal que le permitiría continuar en la pesquisa e incorporación de
evidencias después de vencidos todos los plazos de las prórrogas
concedidas (art. 224: “Cuando se hubieran cumplido las medidas de
investigación posibles y exista la oportunidad concreta de incorporar
nuevas pruebas sobre la materialidad del hecho y la responsabilidad penal
del Imputado, pero fuera momentáneamente imposible hacerlo por
obstáculos ajenos a la voluntad y a la actividad de la querella y del Fiscal, el
juez de Garantías, a pedido de parte, dictará la clausura provisional de la
Investigación Penal Preparatoria haciendo cesar las medidas cautelares y
ordenando la reserva de las actuaciones. Si se lograra la incorporación de
las pruebas pendientes se reabrirá el trámite de la causa y continuará
según el estado anterior a la clausura provisional en todos sus efectos”).
Nada de eso se verifica legalmente realizado en esta
Investigación, sostenida en el tiempo sólo por la mera voluntad infundada
del Ministerio Público Fiscal, no consentida por la contraparte, e
insólitamente tolerada por los órganos jurisdiccionales intervinientes que
efectúan una interpretación inequívocamente contra legem, ignorando la
explícita letra de la ley y dispensado en los hechos, a una de las partes del
proceso, el privilegio de ejercer discrecionalmente en el tiempo una
potestad que la ley le otorga limitada en su plazo de realización y sometida
al control judicial -aquí inexistente-, lo cual implicaría presumir una
inconsecuencia del legislador que habría establecido una pauta inútil -
prescindible en la práctica- en el texto legal del art. 223 del Código Procesal
Penal, lo cual contradice abiertamente la doctrina interpretativa de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación que señala: “La primera
regla de interpretación de un texto legal es la de asignar pleno efecto a la
voluntad del legislador, cuya fuente inicial es la letra de la ley y, en tanto la
inconsecuencia del legislador no se supone, la interpretación debe evitar
asignar a la ley un sentido que ponga en pugna sus disposiciones,
destruyendo las unas por las otras y adoptando como verdadero el criterio
que las concilie y suponga la integral armonización de sus preceptos”
(cftr.: CSJN, 16/3/2016, in re: “Boggiano, Antonio c/Estado Nacional -
Ministerio de Desarrollo Social s/Proceso administrativo” -las negritas me
pertenecen-).
De tal manera, esa errónea interpretación de la ley, en
contra de su texto explícito, efectuada por los órganos
judiciales intervinientes en el asunto, sostenida únicamente en la
simple voluntad de la judicatura, deriva en una inexorable violación del
debido proceso conforme ha sido previsto en la ley, con irremediable
afectación del derecho de defensa del encartado, abandonando el deber del
órgano judicial de observar las reglas de procedimiento que preserven las
garantías del plazo razonable, de defensa en juicio y del debido proceso
legal que deben reconocerse a toda persona sometida a un juicio, lo cual,
dada su eminente raigambre constitucional y convencional, adquiere el
rango de materia revisable judicialmente, correspondiendo a la Corte el
control de validez constitucional de tales procedimientos (cfme.: CSJN;
Fallos: 316:2940).
Frente a la invocada contradicción de la doctrina judicial
del caso “COZZI” con la emergente del fallo “PRICE” de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación (12/8/2021) es necesario poner de
relieve la significativa diferencia existente entre la tajante disposición del
art. 282 del Cód. Proc. Penal de la Provincia de Chubut -norma en juego en
el caso “Price”- que establece un término fatal de seis meses para concluir
la Investigación Penal Preparatoria, con posibilidad reglada de dos prórrogas
- de hasta 6 y 4 meses más (art. 283)- con las variables de nuestros arts.
223 y 224 del Cód. Proc. Penal local que, bajo contralor judicial, puede
prorrogarse el término conclusivo de la IPP, por todo el tiempo que resulte
necesario, según la causa.
Además, cabe reparar en la esclarecida y esclarecedora
fundamentación del voto del Dr. Ricardo L. Lorenzetti en el citado
precedente “Price” que precisa la perfecta diferenciación entre la sustantiva
extinción de la acción penal -facultad delegada a la Nación- y la caducidad
de la facultad del Ministerio Público Fiscal para impulsar la acción penal en
el régimen procesal local -exclusivamente reservado a las provincias-,
señalando: (Consid. 13) “… cabe descartar, en primer lugar, que la
regulación de la garantía del plazo razonable mediante el dictado de
normas como la aquí cuestionada importe, en sí misma, una intromisión
directa de la Provincia del Chubut en las facultades delegadas a la Nación,
toda vez que el sustrato de las referidas normas es indudablemente
procesal, no sustantivo. Además, no existe una norma nacional que
reglamente los plazos a partir de los cuales puede entenderse que el
proceso deja de ser razonable, que pueda entrar en conflicto con la
normativa provincial objeto de análisis en el sub examine. En efecto, no es
posible asimilar -como pretende el recurrente- al instituto de la prescripción
con la regulación de la garantía del plazo razonable mediante la cláusula de
caducidad de la facultad del Ministerio Público Fiscal de impulsar la
acción penal establecida en las normas provinciales cuestionadas. Y ello, sin
perjuicio de lo expresado por esta Corte Suprema en diversas
oportunidades, en punto a que la prescripción de la acción penal constituye
el instrumento jurídico adecuado para salvaguardar el derecho del imputado
a un pronunciamiento sin dilaciones indebidas (Fallos: 323:982 y 333:1987,
entre muchos otros). La circunstancia de que exista una estrecha
relación entre la garantía del plazo razonable y el instituto de la
prescripción no autoriza a derivar de ella la conclusión de que los tiempos
previstos para la prescripción puedan ser utilizados sin más como baremo
para determinar la ‘duración razonable del proceso penal’. Ello así, por
cuanto la citada garantía puede infringirse aun cuando el delito puntual que
se investiga no se encuentre prescripto (cfr. Fallos: 323:982 ‘Amadeo de
Roth’, y ‘Espíndola, Juan Gabriel’, Fallos: 342:584, entre otros); mientras
que, a la inversa, la prescripción puede operar en el marco de un proceso
llevado adelante con una celeridad notable. Es preciso concluir, entonces,
que se trata de supuestos diferentes, puesto que en un caso lo que está en
juego es el tiempo que tiene el titular de la acción para comenzar a ejercer
la persecución penal y en el otro, la diligencia con la que se lleva adelante
una persecución ya iniciada. Una diferencia adicional entre ambos institutos
reside en que la duración razonable de los procedimientos, en principio, no
tiene relación directa con la gravedad de los delitos que constituyen el
objeto del proceso, vínculo que sí es un elemento central de la
prescripción…” (las negritas me pertenecen) y, luego de otras valiosas
consideraciones, concluye: (Consid. 16) “Que en este caso, la caducidad
ha sido regulada dentro de la competencia reconocida a la provincia,
pero de un modo irrazonable, produciendo consecuencias que constituyen
una interferencia relevante respecto de la ley nacional. El artículo 282 del
Código Procesal Penal de Chubut dispone un plazo “fatal” de solo seis
meses -contados desde la realización de la audiencia de apertura de la
investigación para que el Fiscal presente la acusación, que en caso de ser
superado impone el sobreseimiento de los imputados. La fijación de un
plazo de ‘caducidad’ tan breve es irrazonable porque sus consecuencias
llevarán a la impunidad, contraria a los principios y valores de la
Constitución Nacional y tratados internacionales. Este plazo restringe
excesivamente la pretensión punitiva del Estado en orden a la
persecución de los delitos de acción pública …” (las negritas me
pertenecen).
Consecuentemente, no cabe confundir -como
reiteradamente se intenta desde la acusación- la extinción de la acción
penal, respecto de lo cual el fallo “COZZI” (cit.) no se inmiscuye, con el
examen que efectúa acerca de la subsistencia de la facultad del Ministerio
Publico Fiscal de impulsar la acción penal dentro de un proceso, vinculada
con el agotamiento de los plazos razonables establecidos por nuestro
proceso penal.
Así, la negativa judicial de hacer efectiva aplicación de la
regla temporal del art. 223 del Cód. Proc. Penal, ignorando las disposiciones
del art. 192 del mismo Código, frente al tenaz y razonable reclamo fundado
en ley de la meticulosa y esmerada defensa, torna ficticios los derechos de
audiencia, al recurso y al plazo razonable previstos en el art. 8 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y en los arts. 2.3, 14.1,
14.3 y concordantes del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
normas constitucionalizadas en el art. 75, inc. 22, de la Constitución
Nacional, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su
interpretación, ha precisado que no basta con la existencia formal de los
recursos sino que éstos deben ser eficaces, es decir, deben dar resultados o
respuestas a las violaciones de derechos contemplados en la Convención,
señalando que no pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por
las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios. Lo cual
puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada
por la práctica, porque el órgano jurisdiccional carezca de la independencia
necesaria para decidir con imparcialidad o porque falten los medios para
ejecutar sus decisiones; por cualquier otra situación que configure un
cuadro de denegación de justicia, como sucede cuando se incurre en
retardo injustificado en la decisión. Al respecto, también ha señalado que “el
artículo 8.1 de la Convención debe interpretarse de manera amplia de modo
que dicha interpretación se apoye tanto en el texto literal de esa norma
como en su espíritu” (cfme.: -por todos- CIDH, 6/12/2001, Caso: “Las
Palmeras vs.Colombia”, párr. 58).
IV.- Otro mito argumental meramente efectista, tan
ostentoso como huero de fundamento real, es el supuesto “consentimiento
tácito” de la defensa -invocado por la acusación y por la Casación- respecto
de la omisión del deber positivo que la ley procesal pone exclusiva y
excluyentemente en cabeza de la Fiscalía en la norma del art. 223 del Cód.
Proc. Penal para poder continuar realizando actos propios de persecución
penal; esto es, practicar la Investigación Penal Preparatoria en el término de
tres meses, a partir de la declaración del imputado y, ante su insuficiencia,
solicitar fundadamente prórroga ante la Judicatura de Garantías que podrá
concederla por otro lapso igual y por hasta 12 meses más, según la
complejidad del caso, más allá del plazo excepcional de la clausura
provisional del art. 224 del mismo cuerpo legal adjetivo.
En efecto, pretender extraer una expresión de voluntad en
contra de los derechos y garantías del imputado del mero silencio de su
defensa frente a la inactividad del órgano de la acusación, constituye una
falacia tergiversante de todos los principios esenciales que gobiernan el
proceso penal y, si bien podría llegar a considerarse su “consentimiento”
saneador a partir de actos positivos de su parte que demuestren
inequívocamente la voluntad saneadora de la invalidez o defecto de algún
acto (cfme.: arts. 195, 196, 197 y ccdts., Cód. Proc. Penal), en modo
alguno al simple silencio de la defensa en el proceso penal puede
atribuírsele efectos característicos de la doctrina de los propios actos
precedentes, con la perjudicial significación para el imputado que propone la
Casación en su pronunciamiento.
Es más, desde el inicio de la intervención en el proceso
por parte de la actual abogada defensora de U., ésta ha dirigido su
actuación a la verificación de la concesión de prórrogas del término de la
IPP solicitadas por el Ministerio Público Fiscal y, constatada su inexistencia,
expresamente planteó tal irregularidad y la insubsistencia de la potestad
fiscal para continuar practicando actos propios de la Investigación Penal
Preparatoria contra su defendido; por ello, se revela absurdo e insostenible
atribuirle a su parte un imaginario “consentimiento” en perjuicio del derecho
del imputado, cuando explícitamente está planteando exactamente lo
contrario y, además, el inexistente consentimiento que se le opone como
falaz impedimento de su legítima pretensión, ni siquiera sería suyo sino que
se le atribuiría a la defensa oficial que representó previamente a U..
Por lo demás, aún cuando desde el inicio de la
intervención de la Dra. María Laura Barbar como defensora insistentemente
dirigió su actuación en dirección al control del cumplimiento del plazo del
Ministerio Público Fiscal y sus eventuales prórrogas, esto no inmutó al
representante de la acusación pública que, aún frente a semejante
escenario, no fue capaz de siquiera intentar obtener una prórroga judicial
para tratar de legitimar la continuidad de su irregular actuación,
evidenciando una llamativa indiferencia y notable desapego a la ley que
establece el marco de legitimidad de su función y a la cual debe
necesariamente ajustar su proceder.
De tal modo, no constatándose la voluntaria participación
del imputado ni de su defensa -actual o anterior- en actos propios de la
investigación penal realizados por la acusación fuera del término legal, no
es posible extraer del mero silencio de aquéllos ningún consentimiento que
perjudique su derecho de exigir el cumplimiento del deber legal que pesa
sobre la Fiscalía.
V.- Tales consideraciones ponen evidentemente de relieve
la absoluta inconsistencia de las decisiones judiciales adoptadas por el Juez
de Garantías y por el Tribunal Unipersonal de Apelaciones, en torno de este
concreto planteo de la defensa sobre el cumplimiento de los plazos de la
Investigación Penal Preparatoria y su inevitable agotamiento por falta de
fundada prórroga de ellos, a la vez que el pronunciamiento meramente
ritual de la Cámara de Casación Penal, otorga razón a la parte recurrente al
tachar de arbitraria esa decisión, en la medida en que ha omitido analizar
agravios conducentes para la correcta resolución del asunto (cfme.:
CSJN; Fallos: 303:386; 306:1395; 307:1875; 311:512; 326:3734;
330:4983, entre otros), incurriendo en incumplimiento del deber de revisión
integral y exhaustiva del fallo en los términos establecidos en el precedente
“CASAL” (CSJN, 20/9/2005; Fallos: 328:3399).
Por ello, esos pronunciamientos en modo alguno pueden
ser considerados como resultado de una derivación razonada del derecho
vigente aplicado a las concretas circunstancias comprobadas de la causa, lo
cual los descalifica como decisiones judiciales válidas en términos de
conocida doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
sobre arbitrariedad.
Todo ello me lleva a responder esta primera cuestión,
proponiendo hacer lugar a la impugnación extraordinaria deducida por la
defensa técnica del encartado y, en consecuencia, anular la Sentencia N°
228 de la Sala N° 2 de la Cámara de Casación Penal de fecha 99/10/2022 y
los pronunciamientos dictados en estas actuaciones por el Tribunal de
Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay, en su
integración unipersonal por el señor Vocal Dr. Fernando Martínez Uncal, en
fecha 24/6/2022 y por el señor Juez de Garantías de la ciudad de Villaguay,
Dr. Julián Vergara, en fecha 7/6/2022 y declarar la insubsistencia de la
potestad fiscal para realizar actos propios de la etapa de Investigación Penal
Preparatoria en el marco del presente legajo, lo cual implica el agotamiento
de las legítimas tareas de persecución penal en ellas.
Así voto.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PROPUESTA, LA SEÑORA
VOCAL, DRA. MIZAWAK, DIJO:
I.- Estimo necesario poner de resalto que observo una
significativa diferencia entre el supuesto de autos y el precedente “COZZI”,
en donde este Tribunal, al momento de fallar, pudo verificar que el
Ministerio Público Fiscal -luego de una alongada IPP que había superado con
creces el plazo máximo de 18 meses legalmente previsto- no contaba, para
entonces, con bases suficientes para requerir de manera fundada la
apertura del juicio, lo cual configuraba la expresa causal de procedencia del
sobreseimiento en su favor, prevista en el art. 397, inc. 5° del Código
Procesal Penal.
Aquí, conforme lo manifestado por la fiscalía ya han sido
colectadas todas la evidencias, no quedando medidas pendientes de
producción.
La circunstancia reseñada torna inaplicable -prima facie-
la norma prevista en el inc. 5° del art. 397 del CPP.
A ello debe adunarse que el hecho atribuido al encartado
ha sido calificado como abuso sexual con acceso carnal (art. 119 primer,
tercer y cuarto párrafos del Código Penal), el cual habría ocurrido cuando la
víctima tenía ocho años de edad.
Por ello, no puede escapar de la solución del caso un
análisis consecuencialista, que tenga en miras las posibles repercusiones
futuras del fallo que se dicte. En este sentido, la Corte Suprema ha
señalado reiteradamente que la interpretación no puede prescindir de las
consecuencias que se derivan de cada criterio, pues ellas constituyen uno
de los índices más seguros para verificar su razonabilidad (Fallos:
302:1284; 303:917; 310:464; 311:1925; 312:156; 320:1962; 323:1406,
3412, 3619; 324:68, 1481, 2107 y 326:2095, entre muchos otros).
Bajo tal premisa, no es posible soslayar que a partir de la
suscripción de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer (“Convención de Belem do Pará”), el
Estado Nacional se comprometió ante la comunidad internacional a
prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra la
mujer.
Asimismo, pondero la especial situación de vulnerabilidad
de la menor denunciante, quien es también acreedora de una protección
especial en miras a neutralizar la debilidad, desconocimiento e indefensión
que naturalmente presentan los niños y las niñas; y que se efectiviza con la
consagración convencional del denominado “interés superior del niño”;
principio rector que obliga a los Estados a garantizar el ejercicio de los
derechos humanos de uno de los grupos más débiles de la sociedad cuyo
interés debe primar.-
Todo ello se ve reforzado por las "Reglas de Brasilia sobre
acceso a la justicia de las personas en condiciones de vulnerabilidad", que
pone en cabeza de los servidores y operadores del sistema de justicia la
obligación de otorgar a las personas en condición de vulnerabilidad un trato
adecuado a sus circunstancias singulares y de promover las condiciones
necesarias para que la tutela judicial de los derechos reconocidos por el
ordenamiento sea efectiva, adoptando aquellas medidas que mejor se
adapten a cada condición de vulnerabilidad.-
En ese escenario, en virtud de la perspectiva de género y
de niñez que este caso exige, considerando el deber de debida diligencia
reforzada y a fin de garantizar el derecho de acceso a la justicia de la
víctima -que impone a los jueces el deber de posibilitar, justamente, el
acceso a un juicio sin restricciones irrazonables, actuando siempre en favor
de las libertades y de la efectividad de los derechos-, me pronuncio por
remitir las presentes actuaciones a la OGA de Villaguay para que de
manera urgente fije una audiencia con las partes ante el Juzgado de
Garantías; oportunidad en la que la Magistratura, conforme las alternativas
brindadas por el código de rito cuando se encuentra agotada la IPP, resuelva
lo que estime corresponda.-
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN PROPUESTA, EL SEÑOR
VOCAL, DR. GIORGIO, DIJO:
En lo que respecta a la segunda cuestión planteada,
considerando que mi postura ha resultado minoritaria al abordar la cuestión
precedente, a fin de no arribar a una solución más gravosa para los
intereses de los justiciables, adhiero a la propuesta propiciada por la
distinguida colega, Dra. Mizawak, por resultar más cercana y afín a la
posición que sustentara en el voto precedente.
Así voto.-
A SU TURNO, EL SEÑOR VOCAL, DR. CARUBIA, DIJO:
No desconozco los riesgos consecuenciales que pueden
derivar de la presente causa, a los que detalladamente se refiere la Dra.
Mizawak, así como la potencial responsabilidad internacional del Estado por
un eventual incumplimiento de obligaciones emergentes de convenciones
internacionales a las cuales ha adherido nuestro país, pero no puede cargar
el imputado U., a costa de sus garantías procesales, con la reparación de
la falta de diligencia reforzada de la investigación penal del órgano estatal
que, con su inactividad, dejó transcurrir el tiempo de la ley sin justificar su
demora ni solicitar legalmente las prórrogas que prevé el Código para
continuar con una actuación legítima de persecución penal contra aquél, lo
cual se inclinaría más a la aplicación de un Derecho Penal del Enemigo antes
que un Derecho Penal liberal de ultima ratio coherente con los lineamientos
de nuestra Constitución Nacional.
Por tanto, conforme se ha concluido mayoritariamente al
tratar la cuestión primera, constatándose largamente agotado en autos el
término para practicar la Investigación Penal Preparatoria, sin verificarse la
existencia de una fundada solicitud de prórroga ni la consecuente concesión
judicial para su continuación, debo expresar mi respetuoso disenso con la
conclusión propuesta por la colega ponente, a la que adhiere el Dr. Giorgio,
concluyendo que deviene incontestable la insubsistencia de la potestad de
la Fiscalía para realizar actos de la Investigación Penal Preparatoria respecto
del imputado recurrente G.G.U., lo cual implica el agotamiento de las
legítimas tareas del Ministerio Público Fiscal y, no contando éste con bases
suficientes para haber requerido oportunamente y de manera fundada la
apertura del juicio, se configura la expresa causa de procedencia del
sobreseimiento en favor del imputado prevista en el art. 397, inc. 5°, del
Cód. Proc. Penal, correspondiendo a esta Alzada dictar, sin más, el
sobreseimiento de G.G.U. por los delitos que se le atribuyeran en las
presentes actuaciones.
Así voto.
A LA TERCERA CUESTIÓN FORMULADA, LA SEÑORA
VOCAL, DRA. MIZAWAK, DIJO:
Las costas de esta etapa impugnativa deben declararse de
oficio (arts. 583 sgts. y cdts., C.P.P).
En razón de así haberlo requerido, corresponde regular los
honorarios profesionales de la Dra. MARIA LAURA BARBAR, por su actuación
en esta instancia, en la cantidad de 30 juristas, equivalentes a la suma de
pesos ciento veintitrés mil -$123.000- (art. 3, 5, 12, 27, 29, 97, inc. 1º, ss
y ccdts. del Decreto Ley Nº 7046/82, ratificado por Ley Nº 7503 y art. 588
del C.P.P.).
Así voto.-
A LA MISMA CUESTIÓN FORMULADA, EL SEÑOR
VOCAL, DR. GIORGIO, DIJO:
Adhiero a la propuesta que formula la Dra. Claudia M.
Mizawak.
Así voto.-
A SU TURNO, EL SEÑOR VOCAL, DR. CARUBIA, DIJO:
Adhiero a la propuesta que formula la Dra. Claudia M.
Mizawak.
Así voto.-
Con lo cual se dio por terminado el acto, quedando
acordada, por mayoría, la siguiente:
SENTENCIA:
PARANÁ, 28 de noviembre de 2023.-
Y VISTOS:
Por los fundamentos del acuerdo que antecede y, por
mayoría;
SE RESUELVE:
1°) HACER LUGAR parcialmente a la impugnación
extraordinaria deducida por la Defensa Técnica del encartado; en
consecuencia, anular la Sentencia N° 228 de la Sala N° 2 de la Cámara de
Casación Penal de fecha 19/10/2022 y los pronunciamientos dictados en
estas actuaciones por el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del
Uruguay, en su integración unipersonal por el señor Vocal Dr. Fernando
Martínez Uncal, en fecha 24/06/2022 y por el señor Juez de Garantías de la
ciudad de Villaguay, Dr. Julián Vergara, en fecha 07/06/2022; y declarar la
insubsistencia de la potestad fiscal para realizar actos de investigación en el
marco del presente legajo, lo cual implica el agotamiento de las legítimas
tareas de investigación con la imposibilidad de incorporar nuevas
evidencias.-
2°) REMITIR las presentes actuaciones a la OGA de
Villaguay para que de manera urgente fije una audiencia con las partes ante
el Juzgado de Garantías; oportunidad en la que la Magistratura, conforme
las alternativas brindadas por el código de rito cuando se encuentra agotada
la IPP, resuelva lo que estime corresponda.-
3°) DECLARAR de oficio las costas de esta etapa
impugnativa (arts. 583 sgts. y cdts., C.P.P).
4º) REGULAR los honorarios profesionales de la Dra.
MARIA LAURA BARBAR, por su actuación en esta instancia, en la cantidad
de 30 juristas, equivalentes a la suma de pesos ciento veintitrés mil -
$123.000- (art. 3, 5, 12, 27, 29, 97, inc. 1º, ss y ccdts. del Decreto Ley Nº
7046/82, ratificado por Ley Nº 7503 y art. 588 del C.P.P.).
Regístrese, notifíquese, oportunamente, bajen.
Dejo constancia que la sentencia que antecede, ha sido dictada por la
señora Vocal, Dra. Claudia M. Mizawak, el señor Vocal, Dr. Miguel A. Giorgio
y el señor Vocal, Dr. Daniel O. Carubia, quienes suscribieron la misma
mediante firma digital (Ac. General del STJER Nº 33/22 del 04.10.22, Pto.
6º c).
Secretaría, 28 de noviembre de 2023.-
Melina L. Arduino
Sala N° 1 en lo Penal STJER
-Secretaria-