Antropología Teológica Fundamental - Ficha
Antropología Teológica Fundamental - Ficha
2. Relatos creacionistas
Son los dos relatos del libro 1 y 2 del Génesis. Pertenecen a fuentes literarias distintas
La primera (Gen 1,1-2,4 a) es atribuida al códice sacerdotal (P), cuya redacción se fija
en tiempos del destierro (s vi-V a. C.), en la que se recogen tradiciones anteriores La
segunda (Gen 2,4-25) es atribuida a la tradición yavista y se calcula que está escrita en
los siglos X IX a C. También en ella se recogen tradiciones anteriores.
Sobre el problema de los géneros literarios, señala Martínez Sierra que el autor
inspirado es consciente al escoger el genero literario para comunicar su enseñanza.
Tanto los artificios literarios como las categorías culturales no son contenidos de fe
sino medios, conscientes o inconscientes, de expresión. Ambos relatos, aunque
distintos, poseen algo en común: Todo lo creado procede única y exclusivamente de la
fuerza omnipotente de Dios. La idea central de este relato es extender a todo el
universo lo que Israel sabe de su origen y de su vocación: el mundo entero tiene el
mismo autor que el pueblo al que Dios ha dado la tierra prometida; debe su existencia
al mismo poder y a la misma bondad y participa del mismo destino.
3. Génesis 1, 1-2, 4a
a. Estructura del relato
Los tres primeros días están dedicados a poner orden en el caos inicial creando los
espacios vacíos, donde van a ser colocadas las creaturas. Día 1°: separación de luz y
tinieblas. Se corresponde con ello en el día 4° la creación del sol, de la luna y las
estrellas. En el día 2° con el firmamento el Creador separa las aguas superiores de las
inferiores. En correspondencia el día 5° son creados las aves y los peces. Hay una
anomalía en el día 3°: a la separación del mar y de la tierra se añade la creación de las
plantas. Quedan para el día 6° la aparición de los animales terrestres y el hombre. Le
queda libre el día 7° para introducir el descanso sabático en la misma creación. De esta
manera queda consagrado el día del Señor.
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b. Doctrina
Dios creador de todo
Se articula en cuatro expresiones:
Bará: es un verbo para indicar acciones exclusivamente divinas, cuyo efecto es algo
totalmente nuevo y sin materia alguna precedente a la acción de Dios.
Los cielos y la tierra: con esta expresión los hebreos designan el universo, la totalidad
de las cosas creadas.
El caos inicial: tal vez sea éste un residuo de las mitologías orientales, pero depurado
desde la fe en el único Dios trascendente y anterior al mundo. El Dios de Israel no tiene
su origen en el caos.
Al principio: admite dos traducciones: en el principio absoluto o en el principio relativo.
Creación por la palabra
La palabra es un atributo de la persona. Dios crea con su palabra, se trata de un ser
personal, espiritual, distinto del mundo. La palabra brota de la inteligencia y todo ser
inteligente planea las obras que realiza. El autor afirma que la misma Escritura
reconoce que todo lo hizo conforme a un plan. El esquema piramidal del P está
indicando que el orden de la creación responde a un plan preconcebido.
Creación estructurada
Las creaturas se van escalonando de menos a más en el proceso creador. En lo más
alto de la escala aparece el hombre, fruto de un esfuerzo especial de Dios, a quien se le
confía el dominio de la tierra.
La bondad de lo creado
El mundo en su comienzo responde plenamente a los planes de Dios. Eso significa el
estribillo de cada día: «Y vio Dios que era bueno». Así tenía que ser, porque Dios ha
hecho todo lo que ha querido y como ha querido.
Significación del descanso sabático
Creen algunos que el descanso sabático indica que el mundo ya está terminado y Dios
le confía al hombre la obra que ha salido de sus manos. El autor sagrado se sirve de
este descanso de Dios para consagrar y santificar el descanso semanal.
4. Génesis 2, 4b-25
a. Esquema de Alianza
La narración yavista tiene la estructura de un esquema de alianza. Esta alianza con
Yahvé se concibió al estilo de los antiguos pactos de vasallaje. Sus elementos
característicos son los siguientes: 1) autopresentación del rey con sus títulos, 2)
recuento de los hechos en favor del vasallo, 3) obligaciones, 4) amenazas con la
invocación de los dioses. Este esquema se encuentra a veces englobado en uno mayor,
que recoge las vicisitudes de la alianza: alianza, pecado, castigo, reconciliación.
b. Fin de la narración
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El segundo relato da cuenta de la historia de la vida del hombre en la tierra. La razón
de introducir la narración del paraíso es la explicación del mal en el mundo.
c. Antropocentrismo
El hombre ocupa el lugar central en la narración. El hombre se muestra como
interlocutor de Dios y es el objeto del amor providente de ese mismo Dios.
d. Conclusión
Los dos relatos coinciden en las siguientes afirmaciones como contenido teológico de
su reflexión: 1) Dios no tiene principio. 2) Es un ser personal. 3) Creador de todo
cuanto existe. 4) El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es la cúspide y
centro de toda la creación. 5) Hombre y mujer están hechos el uno para el otro. 6) La
creación en su origen responde a los planes de Dios. El sentido de esta revelación no es
natural o histórica, sino salvífica.
5. La predicación profética
Los profetas recuerdan el tema del Dios creador para fortalecer en el pueblo la fe en el
Dios salvador. En Isaías El profeta le invita a la esperanza de la vuelta y para ello invoca
la historia de las predilecciones de Yahvé por el pueblo, al mismo tiempo que invoca el
poder del Dios creador. En Ezequiel Los israelitas han de esperar en su Dios, que
protege al pueblo. Es frecuente en la predicación profética celebrar al Dios creador con
imágenes tomadas de las mitologías babilónicas o fenicias
6. Los Salmos
La fe en el Dios creador es patente en la espiritualidad israelita. El salmo 8 es una
meditación acerca del misterio del hombre por su dignidad en la creación y su destino
trascendente. La alabanza a las obras de Dios se une frecuentemente a la enumeración
de las gestas realizadas en favor del pueblo, que son signos del amor de Yahvé por
Israel.
7. La literatura sapiencial
Hay en ella una concepción de la creación más racional y menos dominada por la
historia de la salvación, por lo que se hace visible la influencia helenista. El mundo es
un cosmos perfectamente estructurado, porque ha estado presidido en su origen por
la Sabiduría. Hay un orden en la creación, que lleva al descubrimiento de Dios. El
mundo se convierte en camino hacia su autor.
8. 2 Macabeos 7,22-28
Las palabras de la madre en el relato del martirio de sus hijos es una confesión de fe en
la creación del mundo y de cada hombre por Dios. Esta fe en el Dios creador es aducida
como motivo y fundamento de la esperanza ante la muerte.
Capitulo II. La doctrina de la creación en el Nuevo Testamento
1. Continuidad y novedad
El NT es heredero de la fe en la creación del AT completando algunos aspectos. El Dios
del NT es sobre todo el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Pero esto no impide que en
sus páginas aflore claramente la fe en el Dios creador y dominador de todas las cosas.
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a) Dios creador de todo: Mt 11,25 evoca el señorío de Dios en un clima de oración y
alabanza. Hch 4,24: La comunidad primitiva eleva una oración de alabanza y acción de
gracias invocando al Señor que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en
ellos, como hacían los israelitas piadosos.
b) Dios arquitecto del mundo: La expresión katabolé kosmou es un punto referencial
para distinguir lo que sigue a la creación de lo que la precede.
c) Dios crea por la Palabra y es dueño absoluto.
d) Confianza en la providencia de Dios, que sigue gobernando el mundo.
e) La Sabiduría de que las cosas creadas son camino que lleva a descubrir la existencia
de Dios.
2. Cristo, centro de la creación
La gran novedad del NT es la visión cristocéntrica de la creación El NT no es sólo la
interpretación del AT, sino que lo sobrepasa y es su cumplimiento. A medida que la
imagen de Dios se es clarece, la creación se libera de enigmas Lo nuevo es que lo que
se dice de Dios como creador del universo es referido por los sagrados autores- a
menudo hasta con sus mismas palabras- a Cristo: definición cristocéntrica de la
creación.
a. 1 Corintios 8, 6
El tema de si es conveniente o no comer la carne sacrificada a los ídolos da pie para
que San Pablo realice una profesión de fe en el Dios Padre creador único de todas las
cosas y en la mediación creadora de Cristo. Para Pablo todo viene del Padre por Cristo
hacia nosotros y todo vuelve de nosotros por Cristo al Padre.
b. Colosenses 1, 15-20
Se divide en dos partes:
En la primera (15-17) se destaca la primacía de Cristo en la creación. Como imagen de
Dios, Cristo preside la creación, pues es imagen de Dios y por Él fueron hechas todas
las cosas. La semejanza de Cristo con el Padre supera a la que existe entre las creaturas
y el creador. Él es la imagen perfecta, porque en Él habita la plenitud de la divinidad.
Como la Sabiduría, Cristo es anterior a todo. Su primacía está en existir antes que las
cosas creadas y tener el imperio y la heredad absoluta, sobre todo, es quien de
cohesión y sentido al acto creador.
En la segunda (18-20) se ensalza la primacía de Cristo en la nueva creación. Este se
dirige al Cristo glorioso, el Señor Resucitado, en quien se realiza el misterio salvación y
con él el plan proyectado por Dios desde la creación.
Cabeza: En las otras cartas paulinas este término significa autoridad y supremacía.
Principio: Cristo es el comienzo de la nueva humanidad, fuente perenne de la nueva
economía de la salvación.
Primogénito de entre los muertos: La resurrección de Cristo no es un hecho aislado y
personal. Es sobre todo el comienzo de la resurrección de la humanidad.
Para que sea el primero en todo: El Padre dispuso que todo el universo creado tuviera
en Cristo la razón de ser. Él es el Hijo amado del Padre, el primero en el amor y en su
intención al crear el mundo.
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Pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud: combate a los herejes de
Colosas que reclamaban adorar a los elementos del mundo.
c. Hebreos 1, 2 y ss.
La carta a los Hebreos comienza con un prólogo que profesa la divinidad de Jesús. Allí
Jesucristo se mezclan los títulos divinos y salvíficos con los cosmológicos. A esto se
añade que es constituido como heredero cuando entró en la gloria después de su
pasión.
En resumen:
1. Pablo considera la creación como una historia concreta, en la que están presentes:
a) la divinización del hombre como término de su existencia, b) el pecado del que es
liberado el hombre para ser divinizado, c) la encarnación redentora por la que el
hombre llega a ser hijo de Dios.
2. Para Pablo hay una conexión íntima entre las cosas creadas y el hombre.
3. El misterio de la encarnación redentora revela a Pablo el sentido del mundo.
4. La intención de Dios antes de la creación es hacer una humanidad unida en el Hijo,
participando mediante esta unión en la filiación divina.
5. La filiación divina es la suprema autocomunicación de Dios al hombre y en él a toda
la creación.
6. La autocomunicación de Dios a los hombres, que los hace hijos suyos, se hace
posible en la encarnación.
7. La filiación permite a la humanidad superar el estado de pecado, que se había
disgregado, reunificándola.
8. La reunificación se realiza en la sangre de Cristo, de donde brota la nueva
humanidad: la Iglesia.
9. en Cristo, por Él y hacia Él fueron hechas todas las cosas y todo se mantiene en Él.
Sin Cristo sería ininteligible la creación.
10. Cristo es el fin de la existencia, todo fue creado hacia Él: Dios se comunica en la
humanidad de Cristo de forma perfecta y el hombre participa entonces de la divinidad.
d. Juan 1, 1-4
Juan afirma la preexistencia de la Palabra. Al hacerlo afirma también el papel mediador
e implícitamente se afirma la acción del Padre como creador. La relación entre
creación y salvación se deduce de la presentación de la Palabra como vida y luz de los
hombres, conceptos que en Juan definen tanto a Jesús como a su obra salvífica.
e. Conclusión
Desde la fe cristiana la creación, en su origen y en su fin, se comprende desde el
misterio de la encarnación. Cristo es el que revela el misterio del mundo y de la
historia. Creación y alianza nueva o salvación no se contraponen, sino que están
íntimamente relacionadas. La creación en sí misma camina hacia Cristo. La salvación es
el término de la creación.
El Concilio Vaticano II dice en la Gaudium et spes 22: “En realidad, el misterio del
hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encamado. Porque Adán, el primer
hombre, era figura del que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor. Cristo el
nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta
plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación”.
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Capitulo III. La doctrina de la creación en la fe de la Iglesia
1. Símbolos y profesiones de fe
Las primeras fórmulas de fe están estructuradas en forma claramente cristológica
debido sin duda al puesto central que ocupa Cristo en la Iglesia primitiva. Estas
expresiones de fe indican que los cristianos primitivos mantuvieron el cristocentrismo
de la creación.
2. Plegarias litúrgicas
El culto mismo es una profesión de fe por su contenido dogmático. La regla de fe se
hace plegaria y alabanza. La mayoría de las plegarias que han llegado a nosotros
coincide que El centro de la revelación es Cristo y desde él se ilumina todo hasta el
comienzo de los tiempos.
3. La catequesis bautismal
En las catequesis se pueden encontrar estas tres características generales (Cirilo de
Jerusalén y de Teodoro de Mopsuestia):
a) Se comienza por Cristo, cuyo Padre es el creador y la creación se cumple en él y por
él.
b) Esta creación se incluye en una historia, que por la presencia de Cristo se convierte
en sagrada,
c) La creación hace des cubrir al hombre su relación con Dios, que quiere ser su Padre.
La fe le introduce al hombre en la familia de Dios.
4. La Teología Patrística
Los padres apostólicos reflejan en su enseñanza el pensamiento bíblico, con
prevalencia de la concepción judeo-helenística de la creación sobre la
neotestamentaria, centrada en Cristo. No está desarrollada la idea de la creación
enfocada en la historia de la salvación.
Los Padres Apologetas luchan contra las ideas que los griegos se hacían de la creación
y de sus dioses. Su intención era hacer ver que la verdadera doctrina de la creación no
era la que profesaban las religiones paganas, sino la que profesaba el cristianismo. La
adaptación de la doctrina del Logos cristiano a las filosofías neoplatónicas trajo como
consecuencia la subordinación del Logos al Padre, y a reducir su papel a una función
meramente cosmológica como intermediario de la creación. La afirmación de la
trascendencia de Dios y de la no-indigencia del mundo creado los llevó a admitir que el
mundo ha sido creado para el hombre. Rechazan enérgicamente toda tendencia
dualista y defienden la creatio ex nihilo como una consecuencia del monoteísmo.
Frente a los gnósticos, la lucha para los apologetas, como Ireneo de Lyon, es dentro de
la Iglesia. Para el gnosticismo hay dos principios: uno bueno, origen del bien, y otro
malo, del cual proviene el mal del mundo. Según esta corriente, la creación del mundo
se hizo por medio de un intermediario a consecuencia de una caída, y existe una
oposición radical entre el Dios del Antiguo Testamento y el Padre de Nuestro Señor
Jesucristo. Ireneo defiende la unidad de Dios en su naturaleza y en su obrar, identidad
entre el Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento. Existe un plan que preside la
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creación. Dios es dominador de todo, porque lo ha creado todo de la nada con sus dos
manos: el Hijo y el Espíritu.
La corriente alejandrina no se opone a la gnosis, sino que establece puntos de contacto
con ella, lo cual produjo un cierto influjo del pensamiento gnóstico en la teología
cristiana. Orígenes sostiene que Dios crea primero el mundo de los espíritus. Éstos
pecan, y Dios crea el mundo de la materia para encerrar en él a los espíritus pecadores.
Este intento de armonizar con la gnosis no prospero.
Entre los siglos IV y V prevalecen las discusiones trinitarias y cristológicas. Frente a los
arrianos juega un papel importante la función del Verbo en la creación. Para ellos, era
la primera creatura, que el Padre había tenido a su disposición para lograr la creación
de todas las cosas. Tres puntos son incuestionables para los Padres en esta discusión
antiarriana: a) Dios creador de todo; b) la creación ex nihilo; c) absoluta libertad de
Dios al crear.
San Agustín sintetiza el pensamiento oriental y el occidental. Intentó armonizar la
filosofía griega con la fe cristiana y rechazar cuanto se oponía a ella. Sólo existe un
Dios, el Padre de Jesucristo, que ha creado todas las cosas de la nada. No son
admisibles ni el dualismo, ni el emanatismo. Dios creó primero la materia informe y de
ella todos los seres. El acto creador es totalmente libre, instantáneo y hecho por amor.
La creación es temporal. Más que realizada en el tiempo hay que decir que el tiempo,
como propiedad de las cosas, es creado con ellas. El mal fue un tema que le preocupó
a San Agustín. Para él el mal no es un ser, bien ni sustancia, sino una carencia de bien.
En línea con el neoplatonismo concibe la creación como un descenso escalonado del
ser, desde Dios a la materia informe. San Agustín ha creado la armonía más perfecta
entre verdad revelada sobre la creación y pensamiento filosófico.
En conclusión, los padres conciben la creación como una verdad heredada del Antiguo
Testamento. Para ellos, no hay más que un Dios que ha creado todas las cosas de la
nada. La creación llega a su plenitud en Cristo, que la da su verdadera luz. Cristo es la
clave para entender la historia del mundo.
5. El magisterio de la Iglesia
Concilio de Nicea (325): Es el primer concilio ecuménico, convocado contra el
arrianismo. En su profesión de fe se recogen dos afirmaciones tradicionales. El primer
artículo reza así: “Creemos en un solo Dios, Padre omnipotente (pantokratora),
hacedor de todo lo visible y lo invisible”. En el artículo segundo, referido al Hijo,
profesada su consustancialidad con el Padre, punto central de la controversia arriana,
se afirma claramente que: “todo se hizo por medio de él, lo que está en el cielo y lo
que está en la tierra”.
Concilio I de Constantinopla (381): Su símbolo de fe explicita algo más el sentido del
Dios creador en el primer artículo: “Creemos en un solo Dios, Padre omnipotente,
hacedor del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible”.
Concilio de Toledo (400): Es un concilio antipriscilianista. En él se condenan los errores
atribuidos a Prisciliano, entre los cuales hay algunos que se refieren a la creación.
Concilio II de Constantinopla (553): En el primero de los anatematismos, hecha la
profesión de fe en la unidad de las tres divinas personas, después del anathema sit,
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añade: “Un solo Dios y Padre, del cual todo; y un solo Señor Jesucristo, por el cual
todo; y un solo Espíritu Santo, en el cual todo”.
Concilio de Braga (563): también responde a la herejía priscilianista. Frente a la
concepción dualista de Prisciliano, que los padres del Concilio tildan de maniquea, se
reafirma el dogma tradicional de la unicidad de Dios, única fuente, principio y origen
de todo lo creado.
Concilio IV de Letrán (1215). Tiene como objetivo este concilio aclarar los puntos
negados por los Albigenses, secta procedente de una corriente neomaniquea de los
Balcanes. Se afirma de Dios que es «el único principio de todas las cosas creador de
todo lo visible y lo invisible, de lo espiritual y corporal, el cual con su poder
omnipotente juntamente (simul), al comienzo del tiempo, creó de la nada las dos
creaturas, la espiritual y la corporal, es decir, la angélica y la mundana y después (ac
deinde) la humana, como común constituida de espíritu y cuerpo.
Este concilio es el primero que define la creación de la nada. Los puntos que define
son: a) la unidad del principio creador, b) que esa creación ha sido hecha de la nada, c)
enumeración de las cosas creadas, d) carácter temporal de la creación, e) origen del
mal por la voluntad creada.
Concilio de Florencia (1438-1445): formula que Dios es creador de todo lo visible e
invisible. El cual, cuando quiso, por su bondad, creó todas las creaturas, tanto las
espirituales como las corporales buenas ciertamente, porque proceden del sumo bien,
pero mudables, porque fueron hechas de la nada. El mal no tiene naturaleza, porque
toda naturaleza, en cuanto naturaleza, es buena. Introduce la libertad de Dios al crear
y el amor como motivo del acto creador.
Concilio Vaticano I (1869-1870): La Constitución dogmática Dei Filius dedica el primer
capítulo a «Dios creador de todas las cosas». En él se condena el materialismo,
panteísmo y deísmo.
El primer capitulo se divide en tres partes: en la primera sección se define únicamente
la existencia de un solo Dios vivo y verdadero; los títulos que se añaden, “creador y
señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito
en inteligencia, voluntad y en toda perfección”.
En la segunda sección se define la distinción entre Dios y el mundo contra los
panteístas. Esta diferencia se apoya en las notas siguientes: sustancia espiritual única,
absolutamente simple e inmutable.
En la tercera parte se aborda el tema de la Providencia contra los teístas.
Concilio Vaticano II (1962-1965): No fue el tema de la creación objeto de consideración
explícita en el Concilio Vaticano II, pero aparece frecuentemente en los distintos
documentos promulgados. El acto creador forma parte del proyecto divino de
salvación en el que Dios ha llamado al nombre a participar en su vida divina. Es un acto
plenamente libre y hecho por amor. Dios es Señor y creador de la historia.
Ha recuperado también el Vaticano II el cristocentrismo de la creación. Siguiendo muy
de cerca la teología del NT, afirma que Cristo es el verdadero mediador de la creación.
Cristo lleva al mundo y al hombre a su plenitud “cuando llegue el tiempo de la
restauración de todas las cosas” (LG 48).
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6. Conclusión
El magisterio de la Iglesia ha sido fiel a lo largo de la historia a la doctrina heredada de
la Escritura, porque ha defendido y proclamado la unicidad del Dios creador, la
exclusión de toda materia preexistente, la distinción entre Dios y el mundo, la absoluta
libertad de Dios al crear.
Capitulo IV. Reflexión Teológica
1. Creación libre
a. Planteamiento del problema
Dios en sus actos ad intra (internos) actúa necesariamente. El Padre necesariamente
tiene que engendrar al Hijo, y con la misma necesidad tiene que proceder del amor del
Padre y del Hijo el Espíritu Santo. Las procesiones en Dios son eternas, de suerte que
sin ellas no puede existir. La fe de la Iglesia sostiene que Dios ha creado el mundo por
amor a su propia bondad a la que ama necesariamente desde toda la eternidad.
El tema tiene una gran importancia para comprender la naturaleza del mundo, su
sentido y la relación de Dios con las cosas creadas. En la hipótesis de una creación
necesaria las cosas seguirían siendo contingentes, porque seguirían dependiendo en su
ser del Creador. Pero menos contingentes, porque necesariamente tendrían que existir
y la trascendencia de Dios quedaría como rebajada, ya que Dios no podía existir sin la
creación. Si el acto creador es necesario, lo son igualmente todas las acciones de la
creación, incluso las de los hombres, con lo cual habría que atribuir el pecado al mismo
Dios. En esta hipótesis desaparecería la gratuidad de la creación y a fortiori la del
orden sobrenatural.
b. Libertad del acto creador en la Escritura
El Creador está al principio de todo. Su origen no se describe. Crea con su voz poderosa
desde una lejanía majestuosa, que acentúa desde el comienzo la separación de Dios y
del mundo. Toda emanación y todo panteísmo quedan descartados desde el primer
momento. La imagen del Dios creador es la de un Señor absoluto, que hace cuanto
quiere.
La creación por la palabra indica una libertad absoluta en Dios, al mismo tiempo que su
trascendencia y la autonomía del mundo. “La palabra de Yahvé no es una fuerza de la
naturaleza, sino un poder histórico; no es algo físico, sino intencional: una
manifestación libre, personal y soberana. La creación, el mundo y sobre todo el
hombre son obra de esta palabra de Dios, están constituidos por el carácter verbal
infundido en ellos por Dios: son palabra de Dios y respuesta a esa palabra”.
c. Los Padres
Confiesan la libertad de Dios en la creación, cuando afirman que Dios hizo todo cuanto
quiso y que puede destruirlo con su poder. Al defender frente a todo dualismo de la
época la creación de la nada, negaban por lo mismo toda coacción exterior en Dios,
porque Él solo existía antes del mundo.
La discusión con el arrianismo ayudó a precisar el concepto de la libertad en Dios. El
Verbo no es creado, sino engendrado desde toda la eternidad. El mundo es creado. La
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acción ad intra es necesaria. La acción ad extra es libre. El mundo existe porque Dios
quiere.
d. El Magisterio de la Iglesia
Los textos del Concilio Vaticano I definen con toda claridad la libertad del acto creador.
En el capítulo 1 de la Constitución dogmática Dei Filius al describir el acto creador se
afirma que Dios creó libérrimo consilio (libérrimo designio) todas las cosas. La intención
del Concilio queda suficientemente clara en el hecho de que un padre conciliar pidió
que se afirmase con más claridad esa libertad de Dios.
e. Significado teológico
Cuando decimos que Dios es totalmente libre al crear, afirmamos la doble libertad: la
interior y la exterior. Es decir, nada existe fuera de Dios que le pueda coaccionar al
crear. Admitida la creación de la nada, es evidente que si no existe nada fuera de Dios,
no hay nada que pueda coaccionarle. La creación libre es una afirmación de la
trascendencia de Dios, descarta todo monismo o emanatismo.
Porque la creación es libre, es evidente que Dios no necesita de este mundo para nada.
Él se basta a sí mismo. Su ansia de amar y conocer queda saciada en sus relaciones
intratrinitarias. La distinción entre Dios y el mundo, que fluye elocuentemente de la
creación libre, desacraliza lo creado, pero no lo desliga totalmente de Dios.
La Gaudium et spes del Vaticano II describe la autonomía de Dios: a) Existencia de leyes
armónicas y propias que regulan el desarrollo del mundo. b) Respeto por parte del
hombre de esas leyes. De aquí nace la independencia o la personalidad de lo profano
frente a lo sagrado, c) Si cada investigador respeta su propio campo no se hallará
oposición entre la fe y la ciencia, d) Todo el mundo está referido a Dios. Autonomía no
es independencia absoluta, se devalúa la creatura si se prescinde del creador, e) El
mundo, lugar de encuentro con Dios.
Para el cristiano creer en la creación libre es creer en el amor. Es poner al comienzo de
la existencia el amor infinito de Dios y así el mundo entero queda inmerso en el amor.
Todo el mundo es un don. La reflexión cristiana de los místicos llegó a descubrir en
este don el sacramento de la naturaleza, que les hablaba de Dios y los impulsaba a
sentir a Dios y a descubrirle como amor en todas las cosas.
2. Creación de la nada
a. La Escritura
La creación de la nada deriva de la idea de la soberanía absoluta de Dios, del concepto
monoteísta, de la libertad del acto creador, del puesto que ocupa Cristo en la creación.
La conciencia que tiene Israel de ser el pueblo elegido supone el dominio absoluto de
Dios sobre la tierra. El señorío de Yahvé, tan frecuente en la predicación profética y en
las distintas manifestaciones de la fe israelítica, es inconcebible. sin la creación de la
nada. En virtud de este señorío Yahvé exige ser acogido y rechazadas todas las
manifestaciones de culto paganas.
b. La Tradición
Se afirma que la fe de la Iglesia es constante y uniforme en profesar que la creación ex
nihilo es un dato de fe. No sería Dios dueño absoluto de todo si no lo hubiera creado
todo de la nada.
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Los apologistas defienden la cratio ex nihilo frente a las tendencias dualistas del
ámbito helenista, principalmente frente a la concepción de materia eterna. En general,
se considera que no hay nada coeterno a Dios, sólo el Verbo, por quien el Padre crea
todas las cosas. Pero incluso entre los Padres, hay expresiones que parecen admitir la
materia eterna.
c. El Magisterio de la Iglesia
La constitución Dei Filius en el canon 5 del capítulo primero junta la noción negativa de
la creación: creó todas las cosas de la nada, con la positiva: creó todas las cosas según
toda su substancia (secundum totam suam substantiam), es decir, cuanto hay en ellas
viene de Dios.
d. Contenido teológico
Afirmar la creación de la nada es negar todo sustrato creacionista. No hay ninguna
materia que preceda al acto creador. Impica que nada hay que tenga categoría de ser
en el mundo que no haya sido creado por Dios. La creación del mundo según toda su
sustancia del Vaticano I quiere indicar de forma positiva ese vacío de ser preexistente a
la acción creadora de Dios.
Pero no excluye la creatio ex nihilo la creación evolutiva. Según la evolución las cosas
van apareciendo por la perfección de las inferiores hacia las superiores. Esto no
significa aumento de ser sino cambio de estructura y forma. La creación evolutiva no
se opone a la creación de la nada, porque en la evolución no aumenta el ser del mundo
sino su perfección.
La creación de la nada, por la diferencia que supone entre el creador y la creatura, nos
sitúa ante el problema de la inmanencia y trascendencia de Dios. Dios está por encima
del mundo, pero al mismo tiempo dentro de él. No hay nada en lo creado que se
escape a su presencia y acción. El mundo está en Dios. Dios es el ser supramundano
que crea de la nada y con plena libertad. Pero al mismo tiempo es lo más íntimo a las
mismas cosas, que totalmente han salido de él.
3. La creación en el tiempo
a. El problema
El problema puede plantearse en estos términos: ¿el mundo, creado de la nada y
libremente por Dios, ha tenido un comienzo o existe desde toda la eternidad? Una
creación ab aeterno también sería contingente, porque tendría toda su razón de ser en
Dios; de la nada porque brotaría totalmente de Dios; y libre porque se debería a una
determinación de la voluntad divina.
b. La Escritura
Son muchos los textos de la Escritura que apuntan a una creación temporal. Ha habido
un comienzo inicial, absoluto de este mundo. Dice Von Rad: “La creación es una acción
histórica de Yahvé, una obra dentro del tiempo”. Ella abre realmente el libro de la
historia.
La expresión neotestamentaria “antes de la constitución del mundo” (Ef 1,4; Jn 17,24)
distingue netamente entre la eternidad de Dios y un mundo temporal. La Cristología
del Nuevo Testamento está encuadrada en una creación temporal.
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c. El Magisterio de la Iglesia
En el año 1215 el concilio Lateranense IV contra los albigenses declaró que la creación
había sido hecha por Dios ab initio temporis. Esta expresión es técnica en la teología de
los siglos XII y XIII y significa, sin duda ninguna, que el mundo tuvo un comienzo.
La creación es el comienzo de una acción salvadora, que se desarrolla a lo largo del
tiempo, en una historia concreta que va dirigida hacia Cristo, que es lo nuevo y lo
último (eskaton). No habría nada nuevo y último, si el tiempo fuera eterno.
d. Posibilidad de una materia creada ab aeterno
En teología no está resuelto este problema. La creación ab aeterno no se opone al
carácter contingente de lo creado. También en esa hipótesis Dios sería el Señor
absoluto de todo, porque todo dependería de él. La creatura sería eterna, pero con
una eternidad distinta de la de Dios. Dios es eterno por su misma esencia, la creatura
lo sería en dependencia de Dios. La fe habla del comienzo temporal de este mundo
concreto, pero no dice nada acerca de la posibilidad de una creación ab aeterno.
e. Cómo concebir la creación del tiempo
El problema sobre cómo concebir ese momento de la eternidad en que comienza a
existir el mundo tiene su origen en el falso concepto o imagen que representa la
eternidad como un vacío, donde se coloca el tiempo real. El instante inicial del mundo
se determina en relación al tiempo real, que nace con el mundo. Pero es evidente que
el tiempo no puede ser anterior a las cosas creadas. El mundo no ha existido siempre,
sino que tiene una duración determinada y concreta. La temporalidad es una
propiedad intrínseca de lo creado.
f. Teología del tiempo
El tiempo para el cristiano no es un círculo cerrado, una serpiente que se muerde la
cola, según las antiguas mitologías, ni el flujo o reflujo de la ola, ni solamente la
medida del movimiento de los seres materiales. Es la duración en la que Dios se revela
y comunica a lo no-divino. En una dirección lineal y progresiva el tiempo revela el plan
de salvación escondido desde la eternidad en el corazón de Dios.
Pero no todas las partes del tiempo tienen el mismo valor. Hay momentos de especial
importancia: creación, elección de Abrahán, encarnación, muerte y resurrección de
Cristo, el final de los tiempos.
Vivimos ahora el tiempo de la Iglesia, que es tiempo de plenitud y a la vez de
maduración. Plenitud, porque la encarnación de Cristo ha comunicado a los hombres
«lo definitivo», la posibilidad de llegar a la participación de la vida divina (Jn 1,12; 2 Pe
l,3ss). Los cristianos ya lo poseen en germen, pero esperan su desarrollo pleno, cuando
Cristo someta todo al Padre. La vida del cristiano es tiempo de esperanza y de trabajo.
Camina hacia un futuro dichoso, que para él se ha hecho presente en su regeneración
bautismal.
El tiempo es el ámbito en que la Iglesia debe cristificar el mundo. Por eso nuestro
tiempo es tiempo de misericordia y gracia. Al cristiano le compete y urge una labor de
transformación del mundo. Alentado por esa esperanza, que brota incontenible de su
fe, debe superar con ánimo alegre todos los obstáculos que encuentre en el camino.
12
4. Creación continuada
El mundo no está creado de una vez para siempre. La absoluta dependencia de la
creatura del Creador requiere, por parte de éste, una continuación de la acción inicial,
que hizo pasar al mundo del no ser al ser. A esto llamamos creación continuada.
a. Conservación
La creación de la nada descubre fuertemente la contingencia de todo lo creado. El
mundo no deja de ser contingente cuando empieza a existir. Al contrario, sigue siendo
contingente. Ahora bien, si la contingencia en el comienzo exige la acción creadora de
Dios, que explique el salto del no ser al ser, también la contingencia en el existir
requiere el influjo de Dios, para que lo que no tiene en sí mismo la razón de su
existencia, encuentre el apoyo que lo mantenga y no desaparezca en la nada. La
creación ha de ser, por lo tanto, acción conservadora o creación continuada.
b. Conservación activa o concurso natural
Sería un error concebir la conservación únicamente como algo que sostiene el mundo.
Dios conserva actuando juntamente con las cosas. Él es el autor de todos los
fenómenos de la naturaleza. Esta participación activa de Dios en las acciones de las
creaturas es lo que se ha llamado en teología el concurso natural divino.
Para el autor no se trata de dos causas que concurren en el mismo plano, con una
acción común, para producir un efecto determinado. Lo causado, es decir, el efecto de
esa acción, no puede repartirse entre la creatura y el creador en partes iguales o
proporcionales. La acción y su efecto son íntegramente del creador y de la creatura.
Toda del creador y toda de la creatura. Dios produce todo el efecto, pero no él solo. La
creatura produce también todo el efecto, pero no ella sola. Sin embargo Dios y la
creatura no concurren. Dios es la causa trascendente. La creatura es la causa
categorial, finita y limitada. Dios le da a la creatura el ser y el poder obrar. La creatura
obra con personalidad propia, en virtud de la autonomía y las cualidades que le da y
sustenta el creador.
c. Providencia
Desde esta experiencia personal y colectiva en el Dios fiel de la alianza comprendieron
los israelitas la fidelidad de Dios a la creación entera. La idea de la conservación es una
consecuencia de la experiencia de la fidelidad de Dios. Por este mismo camino
descubre la teología de la providencia: todo está regido por Dios conforme a sus
designios de salvación. Con esta certeza los israelitas se sienten protegidos por Dios y
duermen el sueño de la muerte con la esperanza de que sus promesas serán
cumplidas.
Desde el Nuevo Testamento se puede considerar a toda la creación caminando hacia
Cristo como centro del mundo y de la historia. Todo se dirige a Él y Él es el que da
sentido a la evolución cósmica y social. Nuestra elección y recapitulación en Cristo es el
fin del designio de salvación, escondido desde toda la eternidad en Dios y manifestado
ahora en la plenitud de los tiempos.
Desde el Magisterio de la Iglesia, y mirando al futuro, dos verdades fundamentales de
la fe permiten hacer una valoración:
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1. El cristiano sabe con toda certeza que el Padre providente, por el gran amor
que le tiene, le concederá lo que más le conviene.
2. Pero al mismo tiempo desconoce los caminos que, conforme a esa voluntad
amorosa del Padre, le conducirán a ese fin.
Además, la providencia es una tarea para el hombre. Dios no lo hace todo. Toda apatía
o confianza excesiva, que lleve a la inactividad, es un contrasentido con la providencia.
Es el hombre el que con su inteligencia, corazón y manos tiene que buscar el reino de
Dios y hacer su vida y su mundo.
Por otra parte, surge como problema el mal en la creación continuada, sobre todo el
mal moral. Se establecen dos principios generales para abordar esta dificultad:
1. Dios no es el autor del mal moral, el hombre ha introducido el desorden con
sus actos.
2. Dios saca de los males bienes, al menos en el sentido de que las infidelidades
de los hombres no son capaces de impedir que se realicen los planes salvíficos de
Dios.
5. El fin de la creación
a. Estado de la cuestión
Dios es agente inteligente y libre, que obra en virtud de alguna finalidad. En Él no se
puede hablar de una verdadera causalidad final, en cuanto que exista algo que mueva
su voluntad para poner el acto creador. Si se dice que Dios ha creado para su gloria,
esto no puede entenderse en el sentido de que la gloria sea un bien fuera de Dios,
buscado por Él. Su infinitud y omniperfección excluye toda posibilidad de
perfeccionamiento.
Por otra parte tampoco se puede decir que el mundo ha sido creado para la felicidad
del hombre, porque entonces haríamos depender la omnipotencia trascendente del
bien de la creatura.
b. El Magisterio de la Iglesia
Para Martínez Sierra la expresión de la constitución Dei Filius del Concilio Vaticano I
“para manifestar su perfección por los bienes que reparte a las creaturas” significa que
Dios crea para comunicar su propia bondad. En la creación la manifestación de la
bondad divina se realiza por la comunicación de esa misma bondad.
En el canon 5 se habla del fin del mundo, mientras el capítulo se refiere al fin del
Creador. Conviene recordar el fin de la obra (finís operis) y el fin del autor (finís
operantis). El fin del reloj (finís operis) es marcar las horas, el fin del relojero (finís
operantis) tal vez ganar dinero. La gloria de Dios comprende la gloria formal subjetiva y
la objetiva, según la terminología de la época.
c. La Escritura
El autor trata de poner sobre la mesa la relación que existe entre la gloria de Dios
como fin de la creación y el cristocentrismo de la misma. Según esta teología todo
conduce hacia Cristo. Pablo establece el ritmo: Todo viene del Padre por Cristo hacia
nosotros y de nosotros por Cristo vuelve al Padre: 1 Co 3,21-23. Hacia Cristo apunta
todo el Apocalipsis: Cristo es el Alfa y la Omega.
d. Reflexión final
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Hay dos puntos que conviene tener claros desde el principio:
1. El mundo no tiene fin en sí mismo, sino en Dios, porque si Dios, al crear,
pretende como fin último el bien de la creatura, se hace en cierto modo
dependiente de ella, lo cual está en contradicción con la trascendencia de Dios.
2. Dios no se beneficia en nada de la creación, ni busca nada en ella. Su infinitud y
felicidad intrínseca no permite suponer que busque algo fuera de sí.
Este problema del fin del mundo ha de comprenderse desde el cristocentrismo de la
creación. Dios en su estructura íntima trinitaria es esencialmente diálogo de
comunicación entre las tres divinas personas.
El Padre, al conocerse, engendra al Hijo. Del amor del Padre y del Hijo procede -como
de un principio único- el Espíritu Santo. En esa intercomunicación -iguales en
naturaleza numérica, distintos en la relación personal- está la perfección infinita de
Dios, su gloria y su felicidad. La creación brota del mismo ser de Dios, que por ser
esencialmente amor tiende a comunicarse. Por eso la creación es la revelación del
amor de Dios.
En este proceso de autocomunicación de Dios a lo no-divino el hombre ocupa un
puesto excepcional entre todas las creaturas. Él es la imagen más perfecta de Dios por
su racionalidad, participa de una manera especial de la autocomunicación de Dios y
puede captar los destellos de esa divinidad en las cosas creadas. El hombre, corazón e
inteligencia del mundo, es el espacio en el que el amor comunicativo de Dios puede ser
aceptado en amistad, mediante una respuesta libre. El hombre es el que puede
devolver a Dios la gloria que reverbera en las cosas creadas. El hombre es el centro y la
cúspide de la creación.
La gloria de Dios es que el hombre participe, por medio de la gracia, en el ser de Dios.
Esto es también lo que constituye la felicidad del hombre. Así coinciden la gloria de
Dios con el bien de la creatura. El fin de la creación no es algo distinto del ser de Dios,
pero Dios no es más feliz ni más perfecto por el hecho de que el hombre viva la vida de
la gracia. Es el hombre el que llega a su madurez con esa participación de Dios en
Cristo.
SEGUNDA PARTE-EL HOMBRE
Introducción
Luego de presentar el estudio sobre la creación del cosmos, Martínez Sierra centra su
mirada en el hombre. Afirma que para el autor del Génesis el hombre está situado en
lo más alto de la escala ascendente de los seres creados o es el centro mismo de la
creación. Todo es creado para él y a él se le somete todo.
Capitulo V. Sagrada Escritura
1. Antiguo Testamento
a. Vocabulario
Para conocer la antropología de los libros del Antiguo Testamento es necesario analizar
los siguientes términos: nefes, basar, ruaj, leb.
Nefes (el hombre, ser necesitado): Los significados que tiene este término según el
contexto son: garganta, cuello, anhelo, alma, vida, persona, pronombre, es decir, la
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persona concreta en los contextos citados, haciendo el papel de pronombre personal o
reflexivo.
Basar (el hombre efimero): este término nunca se aplica a Dios y sí a los animales.
Indica claramente lo que el hombre tiene en común con ellos. He aquí los significados:
carne, toda la parte visible del cuerpo; parentesco, humanidad; debilidad.
Ruaj (el hombre fortalecido): Designa una fuerza natural, el viento, y se atribuye más a
Dios que a los hombres y animales. Es un concepto teo-antropológico. Sus significados:
viento como instrumento en las manos de Yahvé; aliento: es el viento que da vida y
que Yahvé forma en el interior del hombre; fuerza vital.
Leb (el hombre razonante): Se traduce normalmente por corazón y es el concepto
antropológico más frecuente. Indica: corazón como órgano corporal; sentimiento: el
corazón es la sede de los sentimientos, deseo: también de los deseos es el corazón su
sede; razón: se le atribuyen al corazón funciones racionales, todo lo que nosotros
atribuimos a la cabeza y al cerebro; decisión: el corazón es el lugar de las decisiones.
b. Relatos creacionistas
-Gen 1, 26-2, 4a
1, 26: Este versículo rompe el ritmo de la narración, ya que en los versículos anteriores
Dios conmina una orden y las cosas van apareciendo puntualmente en la existencia.
Pero al momento de crear al hombre, Dios entra en una especie de deliberación antes
de crear. Es además significativo el plural “hagamos”. El autor ha usado este plural
para dar a entender que el hombre es una creatura especial.
Con esta expresión se establece una relación entre Dios y el hombre que no se había
establecido con ninguno de los animales anteriormente creados. Al afirmar que el
hombre es imagen de Dios se destaca la relación esencial del ser humano con el Dios
trascendente, porque es esencial a la imagen la relación con la figura que representa.
Si se rompe esa relación la figura deja de existir.
1,27: Llama la atención en este versículo la reiteración del verbo creó. Tal vez con ello
se quiera indicar la singularidad del acto creador y la dignidad del ser humano.
1, 28: La bendición de Dios atañe a la fecundidad de la pareja humana. A ella se le
confía el papel de ser cooperadores de Dios en la transmisión de la vida. Por otra parte
se acentúa el dominio sobre toda la creación.
1,29-30: Se instaura un régimen vegetariano, tanto para el hombre como para los
animales.
- Gen 2,4b-25
El relato yavista tiene como principal preocupación, más que la creación, el mal en la
creación. El problema del mal ha sido una preocupación en todas las corrientes
filosóficas y religiones.
Comienza con una descripción del caos a su estilo. La tierra está falta de vida. No hay
arbusto, ni hierba, ni lluvia del cielo, ni hombre que trabaje la tierra. “Entonces Yahvé
formó al hombre (adam) con polvo del suelo (adamah) e insufló en sus narices aliento
de vida, y resultó el hombre un ser viviente». Dos son las imágenes que usa el yavista
para describir la creación del hombre: modelación del cuerpo con el barro y la
insuflación del aliento vital.
La superioridad del hombre sobre los animales está suficientemente resaltada en la
narración: a) Los animales son creados sólo de la tierra y están al servicio del hombre.
Él los conoce tan perfectamente que es capaz de imponerles el nombre, pero no
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encuentra en ellos nada que pueda llenar su soledad. Son de una condición inferior, b)
El hombre es amigo de Dios, su interlocutor y responsable de sus propias acciones. Se
le da un mandato que ha de respetar y se le confía la custodia del jardín y su labranza.
Todo esto prueba que el yavista tiene al hombre por un ser personal, con una vocación
y destino, que no comparte en absoluto con las demás creaturas. Ellas son el marco de
su propia realización. Todo para el hombre, menos el árbol prohibido.
2,18-25: La creación de Eva va precedida por la creación de los animales. Se engarzan
las dos narraciones en el tema de la soledad de Adán. La motivación en Yahvé para
crear a Eva es para que Adán no esté solo.
La costilla, que consta de carne y hueso, representaba además de la sangre,
considerada por los hebreos como vehículo del alma. No necesitó Adán ninguna
palabra de Dios para reconocer a Eva como distinta de los animales e igual a él. Es la
voz de la sangre la que le habla.
La creación de Eva es un himno a los derechos de la mujer y a la dignidad de su
persona. Toda la narración tiene como objetivo establecer la igualdad personal entre
los dos sexos. Porque Eva es de la misma naturaleza que Adán, su presencia despierta
en el hombre un amor tan grande, que será capaz de abandonar padre y madre para
unirse a ella con un lazo tan fuerte que formarán una sola carne.
-Resumen
1. ambas narraciones dejan muy claro que el hombre es una creatura de Dios,
objeto de una creación especial, de la que no han participado las demás creaturas.
2. Porque es creatura de Dios, tiene hacia él una relación especial de subordinación
y dependencia, porque es imagen y semejanza de su Creador.
3. Su posición, al final de la creación en el sacerdotal y como centro de todo en el
yavista, revela que el hombre es superior a las demás creaturas.
4. Varón y mujer reciben de Dios el encargo de multiplicarse y en el amor mutuo
constituyen la fuente de la vida humana.
5. La segunda narración destaca el aspecto dialogal del hombre con Dios y con sus
semejantes, al mismo tiempo que la providencia y el cariño de Dios con él.
6. La dignidad de la mujer y su igualdad con el varón quedan a salvo en las dos
narraciones, de una manera especial en la segunda.
7. No entra en la perspectiva del hagiógrafo la enseñanza de la materia de la que ha
sido creado el hombre, ni el cómo de esa creación.
2. Nuevo Testamento
La preocupación en el Nuevo Testamento no es tanto el problema del hombre en sí,
sino su relación con Dios. El pecado distanció al hombre de su destino y Cristo con su
muerte y resurrección creó la nueva situación, en la que el hombre, ayudado de la
gracia, puede salir de su pecado y alcanzar la felicidad eterna.
a. Escritos no paulinos
Kardía: corazón, designa lo profundo del hombre de donde arrancan las decisiones.
Psyché. Es muy frecuente el uso de este vocablo. Su significado es muy variado.
Aunque sea frecuente traducirlo por alma, su significado más propio es vida.
El binomio frecuente sarx-pneuma significa la contraposición entre la debilidad del
hombre (sarx) y la fuerza que Dios le concede mediante el espíritu (pneuma).
b. Escritos paulinos
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Para Pablo el hombre histórico es un ser necesitado de redención. Por eso su
antropología más que describir el hombre en sí, intenta presentar sus distintas
relaciones con Dios.
Es posible deducir de los escritos de Pablo una concepción dualista, es decir, el hombre
compuesto de dos elementos: Con la palabra soma parece indicar el elemento
exterior, sensible, tangible, integrado por miembros, carne y hueso. Pero la palabra
soma significa mucho más: el hombre total como organismo unificado, complejo y
vivo, incluso como persona, especialmente cuando es el sujeto a quien acontece algo.
Sarx en el sentido más típicamente paulino designa al hombre entero en su existencia
natural, física, visible, débil, ligado a la materia.
Pneuma indica el yo cognoscitivo y volitivo del hombre, y como tal manifiesta que el
hombre es especialmente apto para recibir el Espíritu de Dios.
Psyché significa ser vivo, persona viva. señala al hombre en su vitalidad, su conciencia,
inteligencia y volición.
Nous describe al hombre que piensa, en su capacidad de comprensión, planificación y
decisión.
Kardía, como en los textos no paulinos, remite a las reacciones más emotivas y
sensibles del yo inteligente y discursivo.
Capítulo VI. Naturaleza del Hombre. Unitarismo o Dualismo
Desde la propia experiencia el hombre ha llegado a detectar en su ser una doble
dimensión: la corporal, por la que se une al mundo que lo rodea y a través de la cual se
comunica con el cosmos y con sus semejantes, y la intelectual o espiritual, en la que se
reconoce como algo distinto de esa función físico-biológica. Son las dimensiones que
forman el compuesto humano. ¿Cómo se relacionan estas dimensiones? Martínez
Sierra afirma que desde la teología, como ciencia antropológica, se puede realizar un
aporte al hombre desde la fe.
1. Concepción hebrea del hombre
Predomina en ella una visión sintética y totalitaria. Se concibe al hombre como una
unidad muy estrecha. Los semitas no distinguían entre el alma y el cuerpo sino que
como los primitivos comprendían al hombre en su unidad físico-psíquica.
Se discute si el pensamiento helenista influyo en los últimos libros del Antiguo
Testamento como el libro de la Sabiduría, donde se puede estructurar la una
antropología a partir de estos principios generales: a) el hombre compuesto de cuerpo
y alma; b) el alma inmortal estorbada en sus operaciones por el cuerpo; c) esta
oposición alma-cuerpo se soluciona con la muerte y supervivencia del alma; d) se
desconoce la fe en la resurrección.
Pero algunos comentaristas extraen las siguientes conclusiones sobre la antropología
del libro de la Sabiduría: a) concepción unitaria del hombre; b) la inmortalidad es
gracia; c) esperanza escatológica en el juicio final y resurrección; d) descripción oscura
del estadio posterior a la muerte.
2. Concepción griega del hombre
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El autor refiere a la visión del hombre desde la línea pitagórico-platónica por la
importancia que ha tenido en la teología. Predomina en ella la concepción dicotómica.
Las almas preexisten al cuerpo, en el que son introducidas como castigo por haber
cometido una falta. El cuerpo es una cárcel y la redención del alma está en salir de él
para volver al mundo de su preexistencia. Alma y cuerpo se unen como la barca y el
barquero. Son dos sustancias distintas. La esencia del hombre está en el alma
espiritual, que es su parte más importante. El cuerpo es la fuente del error y del
pecado.
3. La Tradición
El comienzo de la Tradición está marcado por la lucha con los gnósticos. Los
Apologetas parten de la noción del hombre como imagen y semejanza de Dios y
subrayan frente a la gnosis el valor del cuerpo humano. En la configuración de éste, y
no en el alma, radica lo específico del hombre. La carne, no el alma, es la que está
destinada a la vida en el Espíritu.
Justino afirma que Dios, creador de todo, es el único que ha formado al hombre, sin la
ayuda de los ángeles. A este hombre formado del polvo de la tierra Dios le insufló el
alma, que no es mortal por naturaleza, sino por designio divino.
San Ireneo de Lyon aprueba la definición del hombre como compuesto de alma y
cuerpo: «Ya que el hombre es un animal compuesto de alma y cuerpo, así es necesario
y conveniente que exista en virtud de estos dos elementos».
Entre los Padres alejandrinos, influenciados por el platonismo filoniano, se hace
presente la concepción dualista del hombre. Para Clemente el alma es de mayor
dignidad que el cuerpo. El hombre es imagen de Dios en la nous, es decir en su parte
racional, que Clemente llama “el hombre interior”. El alma es la que constituye
propiamente al hombre. Dice el mismo Clemente: “El alma es considerada lo mejor del
hombre, el cuerpo lo peor, pero ni el alma es por naturaleza lo bueno ni el cuerpo lo
malo”.
En la línea de Clemente se sitúa Orígenes, para quien el alma, dotada de libertad, es el
núcleo y la esencia del hombre. Las almas son creadas antes de ser infundidas en el
cuerpo. Por su pecado son castigadas y encerradas en la materia. El alma ha de ser
liberada del cuerpo para ser feliz.
San Agustín sigue una concepción dualista del hombre. Para el obispo de Hipona el
alma es la parte principal por su mayor proximidad a Dios, capaz de contemplar a Dios,
mientras el cuerpo es la fuente del pecado. La unidad del cuerpo y el alma es más
funcional que sustancial. La tarea del alma es dominar el cuerpo y emplearlo como
instrumento.
Santo Tomás de Aquino, transformando las categorías de Aristóteles, supera la
concepción agustiniana. Para el doctor angélico el alma individual y personal es la
única forma del cuerpo. Esta expresión significa: 1) unidad radical e íntima del
compuesto humano formado de alma y cuerpo; 2) el cuerpo no es inferior al alma y
peor que ella, no es una cárcel ni un instrumento del alma. El alma no existe antes que
el cuerpo, porque éste es la condición de la existencia de aquélla; 3) de la corporalidad
surge la dimensión social e histórica del hombre. Por el cuerpo cada hombre se
individualiza y al mismo tiempo se relaciona con los demás.
4. El Magisterio de la Iglesia
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Son muchas las intervenciones del Magisterio en esta materia. Contra la preexistencia
de las almas defendida por los origenistas niega esa vida anterior a su infusión en la
materia El concilio provincial de Braga en 561 condena que el alma sea una parte de la
esencia divina. La composición del hombre de cuerpo y espíritu está afirmada en la
definición del Lateranense IV frente a la herejías cátara y albigense. Por su parte, el
Concilio de Vienne de los años 1311 y 1312 afirma que la “sustancia del alma racional e
intelectiva es por sí misma forma del cuerpo humano” en respuesta a Pedro Juan de
Olivi.
El Concilio Vaticano II dedica el capítulo I de la primera parte de la constitución
Gaudium et spes a explicar “La dignidad de la persona humana” (GS 12-22). Siguiendo
a la Escritura comienza por afirmar que el hombre es “el centro y cima” de todos los
bienes de la tierra. Creado a imagen de Dios, es señor de lo creado. Por su naturaleza
es un ser social que necesariamente tiene que relacionarse con otros para su propio
desarrollo personal (GS 12).
5. Conclusión
Afirma Martínez sierra que el hombre, creado a imagen de Dios, es señor, aunque no
absoluto, de todo lo creado. Su destino es la participación en la vida divina. Su doble
dimensión, material y espiritual, constituye una unión tan íntima que el alma es
considerada como forma del cuerpo. El alma espiritual sobrevive a la muerte. El
hombre es un ser personal con capacidad de relacionarse con los demás y establecer
una alianza con Dios.
Capítulo VII. El hombre, imagen de Dios
1. Antiguo Testamento
-Gen 1,26: La singular creación del hombre del sacerdotal presenta al hombre como la
única creatura creada a “su imagen y semejanza”. El contexto inmediato parece
establecer una relación entre la imagen y semejanza y el dominio que el hombre ha de
ejercer en toda la tierra.
La expresión a imagen y semejanza de Dios indica una clara distinción entre el hombre
y Dios y al mismo tiempo una semejanza. El hombre no es Dios. Por otra parte, el
hombre tiene un parecido a Dios que ninguna de las demás creaturas posee. Otro
aspecto importante es que el hombre llega a ser “imagen y semejanza” de Dios no
solamente a través de la propia humanidad, sino también a través de la comunión de
las personas, que el hombre y la mujer forman desde el inicio.
-Eclo 17,1-12: El autor del Eclesiástico ve en el hombre, creado de la tierra a imagen de
Dios, al lugarteniente que tiene dominio sobre todas las cosas, concedido por su
Creador, dotado de consejo y lengua, ojos y oídos y un corazón para pensar, con una
inteligencia que puede conocer el bien y el mal.
-Sab 2,23: También el autor de la Sabiduría recoge el tema del hombre creado a
imagen de Dios, que está en el destino que tiene a la inmortalidad.
2. Nuevo Testamento
-1 Co 11,7; Sant 3,9: Se refieren al hombre en cuanto imagen de Dios en el orden
natural.
- Col 1,15; 2 Cor 4,4; Heb 1,3: presentan a Cristo como la imagen perfecta de Dios. Él es
la auténtica, la verdadera imagen en una unidad perfecta de naturaleza con el Padre.
El destino del cristiano es reproducir esa imagen de Dios.
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La imagen de Dios no se recibe en el hombre de una vez para siempre, de suerte que
permanezca perfecta e intocable, ni en la primera, ni en la segunda creación por el
bautismo. Esta imagen puede ser perfeccionada de día en día. A la luz del NT la
expresión del Génesis adquiere un significado más profundo. El hombre ha sido creado
a imagen de Dios. Ahora bien, Cristo hace visible la imagen del Padre, porque Él es su
imagen más perfecta.
3. Padres
El tema de la imagen ha sido muy frecuente en la reflexión teológica de los Padres
sobre todo al comentar Gen 1,26.
-Clemente Alejandrino: distingue tres clases de imágenes de Dios: el Verbo, el cristiano
y el hombre. El hombre es imagen en cuanto obra el bien y ejercita el dominio sobre
las cosas.
-Orígenes: El hombre es su alma, dotada de libertad, porque sólo ella puede ser
imagen de Dios. Distingue entre las dos creaciones. Gen 1,26 se refiere a la creación
del hombre ideal, creado a imagen y semejanza de Dios.
-Ireneo: pone la imagen de Dios también en el cuerpo. Todo el hombre es imagen de
Dios. Cristo es la imagen perfecta del hombre. El modelo es la carne gloriosa de Cristo.
La imagen se le da al hombre por la creación, la semejanza ha de adquirirla por una
asimilación progresiva.
-Gregorio de Niza: distingue los dos relatos de la creación. En el primero aparece la
imagen ideal del hombre y en el segundo la imagen histórica.
-San Agustín: considera que en todas las cosas se da la semejanza de Dios por su
metafísica de la participación y ejemplaridad, según la cual todo está hecho conforme
a un modelo supremo, que es Dios. Distingue dos aspectos en la mente: inferior, es
decir, la mente que se dirige a las cosas de este mundo y guía al hombre en las
decisiones prácticas; y la superior, que se dirige a Dios. La imagen está en esta
segunda, porque ella sola es incorruptible, conoce a Dios, lo invoca, lo ama, está en
comunicación con Él. Esta
imagen de Dios quedó deformada por el pecado, pero Dios hizo posible su
restauración por medio de Cristo.
4. Reflexión final
La condición humana de ser imagen de Dios es considerada en la teología actual como
el centro de toda la antropología cristiana. A partir de ella pueden estructurarse todas
las verdades que la teología afirma acerca del hombre tanto en su relación a Dios,
dimensión vertical del hombre, como en su relación a sus semejantes y al mundo,
dimensión horizontal del hombre.
Para Martínez Sierra ser imagen de Dios es en el hombre, más que una cualidad, la
determinación estructural. Todo hombre en cuanto persona es imagen de Dios. Hay
una referencia desde lo más profundo de su ser a Dios como fundamento y figura de
su existencia.
Capítulo VIII. El hombre como persona y ser social
1. El hombre como persona
La noción de persona nace al amparo de las disputas teológicas acerca de la Trinidad y
la Cristología. Rechazado el modalismo de Sabelio y afirmada la consustancialidad del
Verbo, era necesario explicar cómo podía mantenerse el único Dios con la trinidad de
personas realmente distintas entre sí.
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Fueron los Padres Capadocios los que abrieron el camino hacia la solución, que luego
fue aceptada en el vocabulario teológico. En griego los términos ousía e hypóstasis
apenas se distinguen.
El concilio de Nicea había empleado ousía e hypóstasis como equivalentes. En esta
época, hipóstasis comienza a ser empleado en el lenguaje trinitario en el sentido de
persona, y efectivamente fue después traducido por este término latino (ya empleado
por Tertuliano), para designar a cada uno de los tres que son el único Dios». No se da
en la teología de los Padres una noción de persona. Boecio en la Edad Media define
persona como Sustancia individual de naturaleza racional. Como resultado de estas
discusiones durante la Edad Media acerca de la persona resultan visibles dos aspectos:
una realidad óntica que se posee a sí misma, y que al mismo tiempo entra en diálogo
con otros seres y se comunica con ellos.
La Escritura no posee la definición de la persona, ni habla del hombre bajo este
concepto. Pero sí lo presenta como el ser que se distingue de todos los demás seres,
que forman su entorno vital, por la posesión de las notas que constituyen la persona
humana.
2. El hombre como ser social
La dependencia del hombre de su entorno es manifiesta. Tanto por su cuerpo como
por su espíritu está tan intrínsecamente relacionado con el mundo, que no podría
subsistir sin esa relación.
En el orden sobrenatural el hombre está dentro de un plan de salvación, ideado por
Dios desde toda la eternidad. La relación de Dios con cada hombre es personal y
comunitaria.
La Escritura refleja este aspecto social del hombre abundantemente. La tradición
yavista subraya fuertemente la relación del hombre con Dios, con sus semejantes y con
el mundo.
El Nuevo Testamento no es ajeno a estas ideas veterotestamentarias. Pecado y
salvación son incomprensibles sin esta solidaridad en Adán y Cristo. Cristo no sería
salvador, si los hombres no tuvieran una comunión con él. En los tratados sobre el
pecado original y redención se analizan más detenidamente estos temas.
La Iglesia, sacramento universal de salvación, es el nuevo Israel, la comunidad de los
hijos de Dios, a la que queda incorporado el creyente en su bautismo. La unión entre
sus miembros es tan perfecta, que Pablo la llama el Cuerpo Místico de Cristo. El
Vaticano II recoge la doctrina tradicional y la hace suya. La constitución acerca de la
Iglesia, en el capítulo sobre el pueblo de Dios, declara que “fue voluntad de Dios el
santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con
otros, sino constituyendo un pueblo, que lo confesara en verdad y le sirviera
santamente” (LG 9).
El desarrollo de la persona y el crecimiento de la sociedad están íntimamente
relacionados. No se da el uno sin el otro. «La índole social del hombre demuestra que
el desarrollo de la persona humana y el crecimiento de la propia sociedad están
mutuamente condicionados. Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las
instituciones sociales es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma
naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social (GS 27).
Existe ciertamente una relación muy profunda entre el individuo y la sociedad. El
peligro de la armonización acecha por ambas partes. El individuo no puede diluirse en
la sociedad. Ha de seguir siendo él con sus derechos y deberes. El individuo es anterior
22
a la sociedad. Sus derechos no pueden ser conculcados por la comunidad. Pero al
mismo tiempo el individuo no puede caer en un solipsismo esterilizante. Sería su
propia muerte. La relación auténtica destruye el egoísmo alienante y abre de par en
par las puertas al amor.
Capítulo IX. El hombre como persona y ser social
Martínez Sierra presenta la visión del trabajo en la actualidad como una realidad
cargada de desilusión, sufrimiento y tensión, por eso considera que es necesario
descubrir el verdadero sentido del trabajo en un mundo creado por el Dios bueno para
el hombre, hijo suyo.
1. La actividad humana
A la luz de la divina revelación, el hombre no es un espectador del mundo, sino
colaborador de Dios en la obra de la creación. Dios ha entregado al hombre, en el
último día de la creación, la tarea de desarrollar las fuerzas ocultas escondidas en la
naturaleza.
Dios descansó, pero entregó al hombre las herramientas del trabajo: inteligencia,
corazón, inventiva, tesón, manos, ansias de trabajar. Todo lo que mueve y estimula al
hombre para realizar los ideales que brotan en su alma. «El trabajo responde al
designio y a la voluntad de Dios.
Por esto, Dios llama al hombre a trabajar para que se asemeje a Él. El trabajo no
constituye, pues, un hecho accesorio, ni menos una maldición del cielo. Es, por el
contrario, una bendición primordial del Creador, una actividad que permite al
individuo realizarse y ofrecer un servicio a la sociedad.
Todos, trabajando, contribuimos con nuestro esfuerzo a la obra de la creación. Todos
somos colaboradores de Dios, porque también Él hoy sigue trabajando con el hombre,
respetando su autonomía. Por el trabajo ejerce el hombre su dominio sobre el mundo,
también con el trabajo se perfecciona la creación. Al mismo tiempo el trabajo
perfecciona al hombre que lo realiza.
Para que el trabajo llegue a su plenitud, es necesario que en él el hombre sea imagen
de Dios. Dios es el que, al trabajar, se da y se comunica, da de lo suyo. La creación
entera, obra del trabajo de Dios, es la comunicación que Dios hace de su propia
bondad a lo no-divino, es decir, al mundo. Por esta razón, el trabajo de Dios es una
manifestación de su amor y una comunicación del mismo.
El trabajo es el puente que le comunica al hombre con la realidad que le circunda, y el
camino que le lleva al encuentro con sus semejantes. Considerado así el trabajo y
realizado en este sentido cristiano y humano, se convierte en un campo de relaciones
humanas, que han de unir a los hombres en una tarea común: construir el mundo del
futuro. En el trabajo se debería lograr la verdadera comunidad humana, en la que
todos los hombres se sientan hermanos, superando los fuertes antagonismos que
amenazan cada día la paz en la sociedad.
2. La preocupación ecológica
Los bienes de la creación fueron entregados por Dios al hombre. En muchas ocasiones
se ha culpado la imagen bíblica del hombre de la moderna crisis ecológica. Pannenberg
responde: “Es preciso rechazar como injustificada la crítica de la imagen bíblica del
hombre, según la cual se culpa al encargo dado al hombre de dominar la creación (Gen
1,28) de la desconsiderada explotación de la naturaleza por la técnica moderna y por la
sociedad industrial, con la consiguiente crisis ecológica” Continúa el mismo autor
afirmando: ”El mundo natural sigue siendo propiedad del Creador, y la voluntad
23
creadora de Dios sigue siendo el criterio del dominio concedido al hombre como
imagen de Dios. Este dominio no incluye, por tanto, el derecho a una utilización y
explotación”.
arbitraria. Habría que compararlo más bien con la función de jardinero que, según el
más antiguo relato de la creación, ha sido confiada a los hombres en el jardín del
paraíso.
Por otra parte, tanto la Escritura como la enseñanza constante de la Iglesia han
afirmado siempre que el hombre no es dueño absoluto de la creación, sino mero
administrador. Los abusos crean serios problemas cuyas consecuencias pueden ser
catastróficas.
3. Cristo y el trabajo
La encarnación descubre nuevas facetas en el valor del trabajo. En ella Dios se
hermana con los hombres para correr su misma suerte. Jesús de Nazaret, Dios y
hombre verdadero, hace posible en su naturaleza el hecho de que el mismo Dios
comparta la tarea encomendada por Él mismo al hombre. En Jesús de Nazaret, Dios
trabaja de una manera distinta a como lo hacía al crear el mundo.
Dijo Juan Pablo II el Hijo de Dios, de la misma naturaleza que el Padre, hecho hombre,
ha trabajado con las propias manos. Cristo con su trabajo participa en nuestro sudor. El
trabajo de Jesús no es un hobby, sino una necesidad. Trabaja para comer, movido por
la misma necesidad vital y apremiante de los hombres, sus hermanos.
Sin duda que lo más importante del trabajo de Jesús fue la lección sublime de la
trascendencia. Su trabajo durante treinta años fue anónimo, vulgar, desconocido. Nos
recuerda que el valor ante Dios está en lo que el trabajador pone de sí mismo en su
obra. Y en concreto en su amor.
De esta manera el trabajo de Cristo se inserta en lo eterno, en lo divino y abre el
camino a la trascendencia de todo trabajo humano. Después de Él es posible introducir
en la esfera de lo divino los actos del hombre.
La encarnación descubre nuevas facetas en el valor del trabajo. En ella Dios se
hermana con los hombres para correr su misma suerte. Jesús de Nazaret, Dios y
hombre verdadero, hace posible en su naturaleza el hecho de que el mismo Dios
comparta la tarea encomendada por Él mismo al hombre. En Jesús de Nazaret, Dios
trabaja de una manera distinta a como lo hacía al crear el mundo.
Dijo Juan Pablo II el Hijo de Dios, de la misma naturaleza que el Padre, hecho hombre,
ha trabajado con las propias manos. Cristo con su trabajo participa en nuestro sudor. El
trabajo de Jesús no es un hobby, sino una necesidad. Trabaja para comer, movido por
la misma necesidad vital y apremiante de los hombres, sus hermanos.
Sin duda que lo más importante del trabajo de Jesús fue la lección sublime de la
trascendencia. Su trabajo durante treinta años fue anónimo, vulgar, desconocido. Nos
recuerda que el valor ante Dios está en lo que el trabajador pone de sí mismo en su
obra. Y en concreto en su amor.
De esta manera el trabajo de Cristo se inserta en lo eterno, en lo divino y abre el
camino a la trascendencia de todo trabajo humano. Después de Él es posible introducir
en la esfera de lo divino los actos del hombre.
4. El dolor del trabajo
Normalmente el trabajo va acompañado de fatiga y dolor. En este dolor actual del
trabajo hay una parte que hay que atribuírsela al pecado. El pecado ha roto el
equilibrio interno del nombre y consiguientemente el de la sociedad. Además, fruto
24
del pecado es la falta de fe, la única que abre horizontes de luz en el futuro y por eso
crea ilusiones
en el corazón del creyente. Con ellas la dureza de la vida se alivia. Pero sería un error
creer que la única causa que endurece el trabajo es el pecado. Por sí mismo el dominio
del mundo comporta en el hombre un esfuerzo, que resulta penoso y fatigante. Una y
otra cosa, es decir, el pecado y el dominio del mundo, envuelven al trabajo en una
atmósfera de dolor.
Pero en el orden salvífico, el trabajo en cuanto doloroso le hace asequible al creyente
la participación en la cruz de Cristo. El dolor es y ha sido siempre un contrasentido en
la vida del hombre, creado para ser feliz. Cristo no ha desvelado tal vez del todo el
misterio del dolor, sobre todo el que brota de las injusticias humanas, pero ha indicado
con su dolor, fruto de las mismas injusticias, que el sufrimiento, asumido en amor al
Padre y a los hombres, se convierte en el ara del propio sacrificio, que da gloria a Dios
y fructifica en favor de toda la humanidad.
5. La autonomía de la realidad terrena
A partir de la Constitución Gaudium et spes se puede afirmar:
a. Las cosas creadas y la sociedad tienen unas leyes y valores que el hombre ha de
descubrir, emplear y ordenar. Esta legítima autonomía responde a la voluntad
de Dios.
b. La realidad no es independiente del Creador. La creatura sin el Creador
desaparece. Los hombres no pueden usarla sin referencia al Creador. Una
autonomía que se salga de este marco no es admisible (GS 36).
Siempre es importante recordar que La revelación atestigua desde los comienzos que
el hombre no es propietario de la realidad terrena, sino mero administrador.
Capítulo X. El origen del hombre
1. Historia del problema
Explica Martínez Sierra que hasta la aparición del evolucionismo el origen del hombre
se explicaba desde una lectura historicista de las narraciones genesíacas. Con la llegada
del evolucionismo se cambiaron los planteamientos y las soluciones al problema, no
sólo en el campo de las ciencias, sino también en el de la teología.
El Concilio Vaticano I (1869-1870) no se declaró oficialmente contra el evolucionismo.
Condenó el materialismo en general y repite la definición del Lateranense IV de Dios
creador del hombre en el alma y en el cuerpo.
En el año 1950 se publica la enciclica Humani Generis. El Papa distingue entre hechos
demostrados e hipótesis. Los primeros hay que admitirlos, en las hipótesis hay que
andar más despacio. Si se oponen a la doctrina revelada, se rechazan. En los que no
aparezca tal oposición, hay que andar con cautela. Respecto del evolucionismo
establece los principios siguientes: 1) la investigación debe hacerse en el campo
teológico y científico por hombres competentes; 2) sólo acerca del cuerpo: si proviene
o no de materia orgánica preexistente; 3) la fe católica nos manda sostener que las
almas son creadas inmediatamente por Dios; 4) las razones de ambas partes deben
ser examinadas imparcialmente; 5) todos deben estar prontos para acatar el juicio de
la Iglesia. Por lo tanto, queda la puerta abierta a la investigación sobre el origen del
cuerpo del primer hombre. La encíclica hace un llamamiento a la prudencia, para que
los católicos no se dejen llevar del espejismo de la novedad en esta materia tan
trascendental.
25
Como conclusión general respecto a este diálogo con la ciencia, se pueden presentar
estas posturas:
1. El cuerpo humano puede venir por evolución, sin que sea necesario admitir
ninguna acción especial divina para humanizarlo.
2. El alma no puede venir por evolución. Todas las almas son creadas
inmediatamente por Dios, no sólo las de los progenitores de la humanidad, sino
también las de todos los hombres.
3. La razón de que el alma no pueda ser producida por la evolución es que la
evolución es material y la naturaleza del alma es espiritual.
2. Explicación teológica del origen del hombre
a. Los datos del problema
Martínez Sierra formula el problema de la siguiente forma: admitido que el hombre
venga por evolución genética, surge la siguiente pregunta: la naturaleza humana es
irreductible por su dimensión intelectiva a la especie animal en cuanto puramente
sensitiva.
b. Presupuestos teológicos
1. Unidad del hombre conforme a los testimonios de la Escritura y el Magisterio. El
hombre es un cuerpo inundado por el espíritu y el espíritu es la forma de ese
cuerpo.
2. La dualidad de realidades en la esencia del hombre. Realidades que no derivan la
una de la otra, ni son reducibles la una a la otra.
3. El alma es forma del cuerpo humano, espiritual, simple, inmortal, sustancial,
racional. Sólo puede tener origen en un acto creador de Dios que produce en ese
momento algo nuevo.
c. La esencial diferencia del hombre
La dimensión intelectiva establece, entre otras cosas, las siguientes diferencias entre el
hombre y el animal:
1) El animal es un ser enclasado en climas, ambientes, etc. El hombre no ya que
puede acomodarse a climas, ambientes, etc.
2) El animal resuelve situaciones siempre de la misma forma, pero el hombre
proyecta su vida, inventa, progresa, etc.
3) El animal tiene imágenes materiales. El hombre tiene además ideas abstractas.
La diferencia entre el hombre y el animal es una diferencia esencial, que no consiste en
un más de cantidad o estructura, sino en un más cualitativamente distinto.
d. Evolución determinante
El hecho de que el hombre no pueda ser explicado por las fuerzas de la materia
evolucionante no ha de ser entendido como una cesura en el árbol de la evolución,
sino como una continuidad discontinua.
Las semejanzas morfológicas y psíquicas, progresivamente cada vez más complejas,
llevan a la conclusión de que no se trata de una mera sucesión, sino de una verdadera
evolución genética desde el reino animal al hombre.
26
La hominización es la evolución de los homínidos prehumanos al homínido
humanizado, mediante un proceso genético, determinado por la transformación de las
estructuras morfológicas prehumanas, principalmente la psique intelectiva.
e. El mecanismo evolutivo
La evolución produce íntegramente las formas y la psique del nuevo animal. No así en
el hombre. Su capacidad intelectiva marca una discontinuidad del proceso anterior. La
dimensión espiritual no puede ser producida por la sola materia, con el concurso
ordinario de Dios, sino que requiere una acción distinta del Creador, que explique lo
cualitativamente nuevo, esencialmente distinto de todo lo anterior, es decir, el
psiquismo humano. Por esta razón la aparición del hombre, en su unidad total, está
determinada por la transformación del homínido, pero no está efectuada o causada,
como lo estaba la del animal, por ella.
f. Creación de la psique humana
1. La creación de la nada de una psique intelectiva no es una mera adición.
Sucede en la evolución lo que en el origen del organismo humano en la
actualidad. La célula germinal, en su estructura bioquímica, lleva en sí la
exigencia de una psique humana.
2. Tampoco es una creación ab extrínseco o desde fuera. La psique intelectiva
está creada desde las estructuras biológicas, brota desde dentro. La acción
creadora hace que florezca desde dentro naturalmente una psique humana en el
acto generacional. Esto sucede en todo individuo humano y por lo tanto también
en los homínidos hominizados desde antepasados infrahumanos.
La acción creadora pertenece al mecanismo de la evolución. Es el cumplimiento
intrínseco de la exigencia de transformación germinal. Por esto la acción creadora no
sólo no interrumpe el proceso de la evolución, sino que lo lleva a su término.
Dios siempre ejerce una actividad creadora. Sólo así, la materia puede alcanzar aquella
altura estructural que pide la venida del espíritu. Por tanto, cuando Dios produce el
espíritu, sigue desarrollando la acción creadora y la conduce a su fin.
g. Conclusión
El espíritu no aparece como un epifenómeno de la materia, sino como una efloración
de la misma. La materia, en virtud de la evolución, llega a producir en el psiquismo del
homínido prehumano, inmediatamente anterior al primer hombre, una configuración
morfológica y una psique sensitiva, que exige, para poder subsistir, el complemento de
la psique intelectiva. La creación del alma no es una mera adición externa.
Explica Martínez Sierra que se trata de una efloración de las fuerzas de la materia,
porque la acción del Creador no es exterior, sino interior a la acción de las creaturas. La
psique intelectiva está creada desde las estructuras biológicas, brota desde el fondo de
la vida misma.
3. Origen del individuo humano
a. Soluciones en la historia
La singular dignidad de la persona humana, responsable y espiritual, requiere en su
creación una actividad muy compleja de los padres del individuo y de Dios. La
dimensión espiritual del hombre exige que su causa sea superior a las fuerzas
bioquímicas que constituyen el acto de engendrar. El individuo humano, por ser
persona, no es producido como los animales inferiores a él.
El emanatismo es patrimonio de todos los sistemas panteístas, que hacen derivar al
alma de la misma sustancia de Dios.
27
El preexistencianismo afirma que el alma existe antes de su unión con el cuerpo.
El creacionismo, impuesto en la teología desde la alta Escolástica, defiende que todas
las almas son creadas inmediatamente por Dios. Se funda sobre todo en la
imposibilidad de toda emanación del alma desde el ser de Dios y en que lo material no
puede producir lo espiritual.
Pío XII en la encíclica Humani generis afirma que la fe católica nos manda sostener que
las almas son creadas inmediatamente por Dios.
b. Algunas puntualizaciones al creacionismo
1. Dios no crea primero el alma y luego la infunde en el cuerpo. Infusión y
creación se dan en el mismo momento.
2. Dios no actúa desde fuera. Dios, causa trascendente, actúa desde dentro de la
acción misma del hombre.
4. Monogenismo y poligenismo
Sobre el origen de la humanidad, se presentan el siguiente problema: la humanidad
actual procede de una pareja inicial o de varias parejas aparecidas en distintos lugares
de la tierra y en tiempos muy diversos.
Hasta la aparición del evolucionismo el pensamiento, tanto teológico como científico,
era monogenético. A ello contribuía la interpretación de los textos creacionistas así
como otros pasajes de la Escritura. Hoy el avance en la interpretación de la Escritura ha
llegado a la conclusión de que no hay fundamento en los textos inspirados
para defender el monogenismo.
El Adán de Gen 1,26s no es un individuo concreto, sino la humanidad en la que quedan
englobados todos los hombres. El Adán del segundo relato creacionista sí parece ser
un individuo concreto, pero no puede tomarse como una afirmación directa del
narrador su creación inmediata por Dios. teniendo en consideración la cuestión del
género literario, se puede deducir que el autor pensaba monogenísticamente.
Pío XII en su encíclica Humani generis expresó la distinta postura de la Iglesia ante el
evolucionismo y el poligenismo. Admitido el evolucionismo, con la condición de que
todas las almas son creadas inmediatamente por Dios, dice respecto del poligenismo
que los fieles católicos no tienen libertad para admitirlo porque no puede conciliarse
esta postura con la verdad revelada, y los documentos del Magisterio.
TERCERA PARTE-ÁNGELES Y DEMONIOS
Introducción
La razón de ser del presente tratado se explica en qué la relación del hombre con los
ángeles y demonios ayuda a la comprensión del misterio del hombre a esto debemos
sumarle que el creyente se encuentra con los ángeles y demonios con relativa
frecuencia tanto en el antiguo como en el nuevo testamento la tradición milenaria de
la iglesia ha contado con ellos como un factor importante en el misterio de la salvación
su presencia en la liturgia de la iglesia es constante cómo así también lo atestiguan las
vidas de los santos.
La problemática actual
La civilización actual es en gran medida de mentalidad positivista su tendencia a no
admitir nada que no sea objeto de la comprobación experimental es manifiesta la
existencia de los ángeles y demonios no tiene más base que el testimonio de la fe. Al
hombre actual le falta la experiencia de los Ángeles, tal vez está más cerca de la
28
experiencia de los demonios a través de las crueldades que cada día se cometen en la
sociedad. Y aquellos, que aceptan la realidad de estos seres se sienten inhibidos al
hablar del diablo por miedo a ser clasificados como individuos supersticiosos, que
sufren de fantasía popular y que desconocen el progreso científico.
Sin embargo no se puede negar qué ángeles y demonios sobre todo el demonio han
tenido y tienen una presencia fuerte y cualificada en la sociedad actual. Una gran
manifestación de esto los representan las innumerables producciones audiovisuales
qué aluden al tema destacándose en primer lugar los casos de posesión cómo así
también la práctica de sectas satánicas, y los exorcismos qué representan el mayor
interés en la sociedad.
Por eso podemos ver un gran contraste por un lado se da la espalda estos seres
angélicos y se los quiere desterrar de la cultura moderna incluso del campo de la fe por
otra parte de su presencia es innegable en la cultura actual.
Capítulo XI- Angelologías y demonologías extrabíblicas.
1. Fuera del pueblo de Israel.
La convicción de la existencia de seres intermedios entre Dios y el hombre es una
opinión muy corriente en todas las religiones, por lo general hay una marcada
tendencia entre los pueblos primitivos a admitir la existencia de seres supra mundanos
para explicar fenómenos naturales ordinarios o extraordinarios.
En Egipto se rodea a sus divinidades superiores de otras inferiores que forman su
corte; en Mesopotamia la abundancia de demonios es atestiguada en las diferentes
representaciones como así también la existencia de espíritus bondadosos que
interceden por el hombre. En Irán, Arimán tiene un séquito de espíritus malvados que
parecen transformaciones de divinidades desaparecidas, mientras que Ahura Mazda el
espíritu bueno tiene su séquito de seres buenos.
Los griegos y romanos creen en genios tutelares de la naturaleza qué frecuentemente
llaman "daimon", seres que incluso son introducidos por los filósofos en los sistemas
de creencias. Casos de esto son: Pitágoras qué sostenía que los demonios habitaban en
el aire y que en ellos se mezclaba la esencia divina con la materia. Platón admite el
daimon como un ser personal intermedio entre la divinidad y el hombre, genios
tutelares de los individuos que promueven la virtud y la felicidad. Aristóteles, admite
seres en el cielo que no están sujetos a pasiones y que llevan una vida óptima y eterna.
En la Stoa los demonios juegan un papel importante son seres intermedios entre Dios y
el hombre, los demonios ayudan a los hombres con ilustraciones hacia el bien o les
perjudican arrastrándolos hacia el mal.
2. En el Judaísmo
El desarrollo de la angelología dentro del judaísmo no es rectilíneo, nunca se ha
perdido el ángel de "Yahvé",pero bajo el racionalismo griego se frenó el desarrollo de
esta doctrina. Pero aún a pesar de todo esto la existencia de los ángeles puede darse
como un dogma en el judaísmo.
En el tiempo de Jesús los fariseos admiten la existencia de los ángeles, mientras que
los saduceos la niegan. Filón de Alejandría admite ángeles buenos y malos. Flavio
29
Josefo conserva las apariciones de ángeles que se encuentran en los libros santos, pero
llevado por el racionalismo griego las termina por suprimir.
Mención aparte merece la angelología desarrollada por el Qumrán, en dónde existe
una jerarquía en el mundo angélico, constituida por grupos, muchos de ellos tienen
nombre propio de acuerdo a la misión que desempeñan. Tienen alas, hambre y sed; su
aspecto en las apariciones es deslumbrante. La doctrina acerca de los ángeles es parte
de la eclesiología del Qumrán porque no se concibe una comunidad separada de la
comunión angélica.
Con respecto al número y los nombres de los mismos la tradición judía retiene la
abundancia del libro de Daniel dándole nombres genéricos “ángeles de servicio”
“ejércitos” “espíritus” “los poderosos”; mientras que otros tienen nombres propios
cómo Miguel Gabriel Rafael Uriel entre otros.
En relación a su naturaleza son seres espirituales espíritus invisibles incomprensibles al
hombre qué se los describe cómo fuego brillantes y gloriosos y se reconoce que son
criaturas. Al respecto de sus categorías y fines su principal ocupación es formar la corte
de Dios para alabarle y servirle, también se les encomiendan funciones cósmicas.
Poco a poco se fue formando la doctrina de los ángeles de la guarda fundamentándose
en los salmos 34,8 y 91,11. Otro oficio de los ángeles es revelar los misterios o
designios divinos o cosas ocultas de la naturaleza. Para desempeñar este oficio se
designan ángeles de primera línea (equivalentes a los que la tradición cristiana llama
arcángeles) Micael es el vicario de Dios en el patrocinio de Israel, Rafael cura las
enfermedades corporales y espirituales; Uriel preside las estrellas y planetas.
30
divino distinto de Dios Gén. 24, 7. Es un mensajero benévolo se puede contar con su
protección su prudencia y sabiduría superan las humanas. En otros pasajes se
manifiesta identificado con el mismo "Yahvé" Gén. 16, 7-14.
Está diversidad de textos plantea el problema de la interpretación la ambigüedad esta
figura ha dado origen a diversas teorías. Por un lado la teoría representativa, defiende
que el ángel de Yahvé es una criatura angélica por lo tanto distinta de Yahvé que le
representa en virtud de su encargo y con autoridad divina.
La teoría de la identidad, sostiene que el ángel de Yahvé es una manifestación sensible
del dios invisible. Con esta imagen se busca señalar que la santidad de Dios en sus
relaciones con el hombre queda a salvo; y en segundo qué Israel no se siente
abandonado por Yahvé porque el poder del ángel no es inferior; y en tercero que la
presencia de este Ángel es menos temible que la del mismo Dios.
Otra teoría es la teoría de la interpolación, a medida que se fue progresando en la idea
de la trascendencia de Dios en las antiguas narraciones en las que aparecía Yahvé se
sustituyó por su ángel.
-Después del destierro
En esta época la figura del Ángel de Yahvé, como distinto de Yahvé se va precisando
mejor. Se multiplica el número de los Ángeles y algunos aparecen ya con nombre
propio. En Ezequiel, el Ángel del Señor se llama hombre y tiene la doble función de
secretario (9, 2-9) e intérprete.
En el primer Zacarías el ángel del Señor tiene una gran autoridad tiene otros Ángeles a
sus órdenes administra la justicia en nombre de Dios purifica al pecador. En el libro de
Daniel habla el ángel protector de Israel: Miguel uno de los principales que al fin del
mundo tendrá a su cargo la defensa del pueblo de Dios y aparece un ángel que
interpreta qué se llama Gabriel.
Tobías, nos presenta al ángel Rafael que acompaña a Tobías y cura a Tobit y Sara. Esta
es una idea corriente después del destierro creer que el señor confía la protección de
sus fieles a los Ángeles esta idea estaba en circulación antes del destierro.
-Naturaleza de los Ángeles
El antiguo testamento no se preocupa por ella habla de la función de los ángeles son
ciertamente criaturas y están a las órdenes de Dios se los representa como hombres
planeando entre el cielo y la tierra su aspecto es a veces impresionante parece enseres
de fuegos los relatos más antiguos representan a los Ángeles comiendo Génesis 18,7
pero Jueces insinúa que no comen 13,15 - 16, y Tobit asegura que comen un manjar
invisible (Tob. 12,19)
-Los querubines
Kėrûbîm, plural del hebreo kėrûb, parece derivado del karärub acádico (bendecir,
orar). Se emplea solo con Dios como sujeto u objeto en la escritura ideográfica se
representa por un signo con la mano en la boca qué es el gesto clásico de la bendición
o plegaria en Babilonia.
Aparecen en las puertas del paraíso (Gén. 3,24) para impedir la entrada. Figuras
difíciles de representar, son seres en mixto-morfos compuestos de miembros de
31
diversos animales. Es indudable que Israel ha tomado el nombre y la figuración plástica
de Babilonia pero transformando los conceptos: los querubines son ministros del Dios
único, cuya presencia representan y simbolizan su acción.
-Los serafines
No está clara la procedencia del nombre solo Isaías nos menciona 6,2-6 son seres
celestiales que rodean a Yahvé, cantan su santidad purificando a los que son admitidos
ante Él.
-La fe en los ángeles
La creencia en ellos aparece en los primeros documentos escritos aunque está
creencia haya experimentado una evolución los primeros libros del antiguo testamento
aparecen los rudimentos de la angelología después del destierro asegurara la
trascendencia del dios único y su adoración se desarrolla con más libertad.
c. Nuevo Testamento
Según Seeman: "los escritores del nuevo testamento al igual que sus antecesores dan
por supuesta la fe en los Ángeles y hablan de ellos como de mensajeros celestes ante
los hombres, los sitúan plenamente en el contexto de las acciones salvífica de Dios"
-Los sinópticos
Los Ángeles tienen una fuerte presencia en el nuevo testamento Gabriel se presenta
como uno de los que están ante el trono de Dios y cumple una misión en este caso de
revelación (Lc 1,19). Intervienen con frecuencia en la vida de Jesús: en la anunciación,
el nacimiento, la resurrección y la Ascensión; tendrán un papel muy importante en la
parusía acompañando al juez y presenciando el juicio.
Cristo puede disponer de los Ángeles (Mt 26,53) Cristo está por encima de los ángeles
y su ciencia es mayor que la de los hombres, aunque no ilimitada.
-Hechos de los Apóstoles
Asisten a la iglesia en el cumplimiento de la misión recibida del Señor y protegen sus
comienzos y les comunican a los apóstoles mensajes de apostolado.
-Escritos paulinos
Los escritos Paulinos, nos hablan poco de los ángeles los términos usados son
“aggelos” y “arjaggelos”. La supremacía de Cristo sobre todas estas criaturas es la nota
más importante de la angelología de Pablo. Los ángeles han sido creados en Cristo y
por Cristo. Cristo es cabeza de todo principado y potestad porque por su Resurrección
está en el cielo por encima de ellos y acompañarán a Cristo en su parusía ( 1 Tes. 4,16).
Los ángeles son espíritus servidores que están siendo constantemente enviados con el
fin de ayudar a los hombres y conseguir la salvación.
-Escritos joánicos
Solo cuatro textos en el evangelio los menciona 1,51; 5,4; 12,29; 20, 12. En el
Apocalipsis la referencia de los ángeles son muchas. Los ángeles son una multitud
inmensa que constituyen la corte de Dios y dan culto a Dios y al cordero (5,11-14); los
ángeles están al servicio de Dios le sirven de mensajeros que ejecutan sus órdenes. Son
criaturas y por eso no pueden ser adorados, son intermediarios entre Dios y los
hombres.
32
-Cartas católicas
Solo tres citas afirman la subordinación de los Ángeles a Cristo 1 Pe. 1,12; 1 Pe. 3,22 y
Jds. 15
2. Demonología
a. Antiguo Testamento
-La creencia
La creencia en los demonios es anterior a la misma religión de Yahvé. Los israelitas lo
mismo que los árabes creían en la existencia de unos seres sobrenaturales qué vivían
preferentemente en el desierto, se encarnaban en los animales más salvajes y también
habitaban en las ruinas. La evolución se advierte al fin del período anterior a la era
cristiana, cuanto más se afirma la trascendencia de Yahvé, tanto más necesaria se hace
la intervención de estos seres intermedios sobre todo para explicar el origen del mal
físico o moral.
Los libros anteriores al destierro mencionan pocas veces a los demonios; han tenido un
papel muy insignificante en la religión oficial y en la vida religiosa de los judíos. Pero no
por esto, se lo debe de considerar no existente, lo que sí debe quedar claro es que
nada hay en la creación que no esté sometido al único Señor de todo, el Dios de Israel.
-Los nombres
Azazel: Es una figura que conocemos por el ritual de la expiación según el Levítico 16,
en el judaísmo posterior este demonio es uno de los jefes de los ángeles caídos
Demonios. La palabra griega en su origen significa una especie de genio bienhechor o
maléfico. En la Biblia la palabra demonio no tiene siempre el mismo significado muy a
menudo son los causantes de enfermedades y daños, otras veces designan con ellos a
los dioses paganos. En los LXX y en San Pablo los demonios son los dioses paganos a
quiénes van dirigidos los cultos equivocados.
Asmodeo: Es el demonio de la cólera En la religión persa recogida en el libro de Tobit.
La serpiente del paraíso. Tiene un carácter demoníaco, pero está sometida a Yahvé, no
es puro animal; habla, es más inteligente que el hombre.
Satanás: En hebreo satán significa un adversario en el combate, pero especialmente en
el tribunal es acusador de la falta. La palabra indica más una disposición hostil que una
función habitual. Los LXX han traducido satán por “diábolos'' que en griego significa
“calumniador” y ellos lo usan en el sentido de acusador, de ahí ha pasado al latín y
lenguas modernas.
El hecho de que esta figura de satán aparezca en el período persa refleja la influencia
de este reino en los judíos; ya que estos han imaginado la corte de Dios al estilo del rey
de Persia. El libro de la Sabiduría ha reconocido en la serpiente del paraíso a satán (Gn.
2,24), muestra a Satanás como el que busca destruir las relaciones entre Dios y el
hombre.
Belial: La figura de Belial tiene gran importancia en la literatura qunrámica. Dios creó
dos espíritus: el de la luz y el de las tinieblas, que recibe este nombre. Ambos espíritus
actúan en este mundo.
33
-Origen de los demonios
El antiguo Testamento no había planteado esta cuestión. La literatura apócrifa judía se
ha preocupado de ella y ha querido explicarlo identificando a Satán con un ángel caído
que es el jefe de los que pecaron con las hijas de los hombres.
-Reflexión final
1. la angelología y la demonología existían antes del destierro, pero su desarrollo es
posterior a él.
2. los autores del antiguo Testamento están convencidos de la existencia de los
Ángeles también de los demonios, pero el creyente en Yahvé no ha de temerlos.
3. no se da de estos seres, una visión ontológica si no funcional.
4. hay una afinidad con la angelología y demonología de los pueblos circundantes.
5. El Antiguo Testamento posee una originalidad, no admite el más leve atisbo de
dualismo. Estos seres intermedios, son criaturas sometidas al poder de Dios.
b. Nuevo Testamento
-Evangelios sinópticos
Se usan algunos términos tomados del Antiguo Testamento, o propios suyos como:
espíritus impuros, malos, enemigos, tentador, maligno. Normalmente la tentación se
atribuye al diablo y la posesión a los demonios que además causan enfermedades;
satán es el príncipe de los demonios. El diablo tiene su reino (Mt. 12,26) tiene a sus
ángeles (Mt. 25,41), es el maligno por excelencia.
La actividad apostólica de Jesús se presenta en gran parte como una lucha contra el
diablo y los demonios. Los exorcismos ocupan un puesto relevante en la actividad
salvífica de Jesús, tienen una característica especial: no hay en ellos ni magia ni
teatralidad, su poder es absoluto y su autoridad contundente. En está lucha contra los
poderes del mal Jesús instaurar el Reino, sus milagros son verdaderas teofanías y los
demonios reconocen su dignidad.
-Escritos paulinos
1. Los nombres
El nombre que más aparece es "Satanás", "diablo", "demonio" en conexión con el culto
de los gentiles; "beliar" en total oposición a Cristo; "dios de este mundo" qué ciega las
inteligencia de los incrédulos; "el maligno" qué acecha al hombre; "el tentador" qué se
opone a la obra de Pablo
2. Función
Muchas son las actividades que se describen en las cartas paulinas acerca de estos
espíritus del mal: tender redes (1 Tim.3,7), aprovecharse de las pasiones de los
hombres (1Cor. 7,5), desplegar ardides y engañar cambiándose en ángel de la luz (2 Co
2,11), cegar la mente de los incrédulos y estorbar los planes de los apóstoles (2 Co 4,4).
El hombre que peca cae en la esclavitud del demonio, el campo de su actividad es el
mundo. Cristo en su lucha personal ha vencido a estas fuerzas del mal nos liberó del
poder de las tinieblas. Nuestra victoria será definitiva en la parusía, pero por la gracia
34
ya estamos libres de Satanás; y por eso hay que emprender una lucha contra el: Efesios
6,12.
Escritos joánicos
Cómo nombres aparecen diablo, Satanás, maligno (ponerós), demonio, príncipe (arjon)
de este mundo. Hay un mundo en los escritos joánicos qué es totalmente incompatible
con Cristo, porque en él actúa el maligno, qué es el príncipe de este mundo. El diablo
es el homicida y mentiroso desde el principio y desde el principio pecó; el contrario a
Cristo, porque Cristo es la verdad y a ella invita, como el diablo lo hace a la mentira; en
medio de las dos invitaciones está el hombre con su libertad para decidirse por una o
por otra, de ahí la responsabilidad de cada uno ante su salvación.
Carta primera de Pedro
Coincide el autor de la carta con los demás escritos del nuevo testamento el tentador
existe se opone a Cristo pero puede ser vencido con la sobriedad y la vigilancia.
Apocalipsis
El apocalipsis ofrece la figura más elaborada de satán en el capítulo 12 se describe con
todo su poder rodeado de sus secuaces se le llama: "serpiente antigua" "diablo" y
"satán".
El pecado de los ángeles
1- Judas 6
La intención de la carta es prevenir a los cristianos ante la propaganda de los falsos
doctores que se han introducido en la comunidad el autor sigue la interpretación de la
apocalíptica judía en concreto del libro de Enoc y de los Jubileos. Nos encontramos
ante un caso claro de la sumisión por parte del autor inspirado a la mentalidad de la
época; como él lo creían los lectores de su carta. Su enseñanza sin embargo, no recae
sobre la historicidad de los hechos a los que alude sino sobre el juicio de Dios sobre los
pecadores
2- 2 Pedro 2,4
El tema es el mismo los falsos maestros que hacen estragos con sus doctrinas y
conductas en la comunidad la advertencia del castigo es el intento de salvar la fe de los
creyentes. Los castigos son: El pecado de los ángeles, la impiedad que motiva el
diluvio, Sodoma y Gomorra, Lot salvado entre los impíos de conducta licenciosa.
3- Juan 8,44
El diablo está lleno de la mentira en oposición a Cristo qué es la verdad es una forma
de explicar el pecado como realidad contraria Cristo qué es gracia y verdad. Para Juan,
el diablo es el ser lleno de pecado; pero nada dice de cuándo ni cómo comienza esa
situación de pecado.
4- Mateo 25, 31
En la sentencia del juicio final se dice que los condenados irán al fuego preparado para
el demonio y sus ángeles. Sí según la escatología de Juan (3,16), la condenación nace
de la voluntad libre que rechaza la salvación hay que decir que todo condenado por el
35
hecho de estar lo revela en su misma situación de la realidad del pecado cometido y su
falta de arrepentimiento.
Capitulo XIII- La Tradición
1. Primeros testimonios
Padres Apostólicos. La mayoría hacen alusión a los Ángeles como criaturas de Dios
superiores al hombre y que están al servicio de Cristo Clemente invita a considerar que
la muchedumbre de los Ángeles sirve al querer de Dios. El Pastor de Hermas expresa:
"Teme al Señor y guarda sus mandamientos (...) al diablo, en cambio no le temas pues
si temieres al Señor, te hará señor absoluto del diablo como quiera que no hay en él
poder alguno… "
Padres Apologetas. Reconocen en los dioses paganos a los demonios las persecuciones
que padecen los cristianos son instigaciones de los demonios. Para estos los ángeles
creados antes que los hombres eran libres y podían decidir por el bien o por el mal,
unos fueron fieles y otros no.
La literatura apócrifa. Procede del siglo 3 en ellas se encuentran afirmaciones y
concepciones influenciadas por los errores de la época: gnosticismo, docetismo,
encratismo.
Es frecuente la alusión a los ángeles de la guarda. Está muy desarrollada en esta
literatura la demonología hablando continuamente de las expulsiones de los
demonios, pero queda siempre a salvo que Cristo ha vencido al demonio y los
cristianos podrán vencerle.
2. Ireneo
Frente a las emanaciones gnósticas Ireneo afirma la creaturidad de los ángeles, porque
uno solo es el creador de todo. Los ángeles no son seres intermedios entre Dios y el
mundo, el verbo por el cual creó Dios todas las cosas es también cabeza de los ángeles.
Son espirituales, su pecado fue de soberbia. Cristo es también ahora, Señor de los
demonios por su exaltación en la cruz. En su nombre se expulsan los demonios, porque
todos los poderes malos y rebeldes se doblegan ante Jesús.
3. Los alejandrinos
Clemente de Alejandría y sobre todo su discípulo Orígenes son los artífices de la gnosis
cristiana. Sin negar la supremacía del logos admiten una participación de las criaturas
en él. La existencia de los ángeles es para Orígenes una doctrina específicamente
cristiana. La jerarquía de los ángeles se relaciona con la iglesia pues llevan nuestras
oraciones al cielo; su amistad con nosotros es una señal de nuestra relación con Dios,
ellos cuidan de la iglesia son diferentes unos de otros.
4. La edad de oro de la patrística.
Fruto de los pensamientos de Orígenes e Ireneo fue que la angelología de la edad de
oro de la patrística presenta un progreso en la fe de la comunión con los ángeles. Los
ángeles son la liturgia del cielo, a ellos se une la Iglesia cuando canta el trisagio. Los
ángeles ven el rostro del padre, tienen un conocimiento de la divinidad que es base de
su alabanza, pero no es completo. Los ángeles son amigos de los hombres su segunda
36
misión después de la alabanza de Dios es ayudar a los hombres estos fueron creados
por amor y para el servicio de los hombres porque Dios no necesita personalmente de
ellos.
La fe en los ángeles es abundantemente testificada por los padres: Agustín "aunque no
presenciamos apariciones de los Ángeles por la fe sabemos que existe leemos que se
han aparecido muchos los defendemos como verdad y no nos es lícito dudar de ello".
Para Gregorio de Nisa, la fe en los Ángeles está garantizada por la tradición patrística.
Los demonios. El pecado del diablo fue un tema de toda la patrística se apuntó en un
primer momento a la envidia del hombre como su causa, luego se acentúo más la
soberbia y el orgullo. Actualmente los demonios están en una situación de un juicio
aplazado, serán condenados al fin del mundo y entre tanto habitan la atmósfera
inferior y tientan al hombre.
Las jerarquías angélicas. Fue el pseudo Dionisio areopagita el que organizó a los
Ángeles en jerarquía distinguiendo tres órdenes con 3 coros en orden descendente
según el conocimiento que tengan de Dios: En el puesto más elevado los serafines,
querubines y tronos. El grupo siguiente lo componen las dominaciones fuerzas y
potestades, estos reciben luz espiritual del grupo superior; y el tercer grupo, está
formado por los poderes, arcángeles y ángeles estos hacen accesibles a los hombres la
revelación divina y por ellos puede la jerarquía humana elevarse hasta Dios por la
purificación, la iluminación y la unión mística.
5. De la patrística posterior a la escolástica
Los padres latinos se contentan con repetir lo dicho por sus predecesores y así sirven
de puente para la escolástica medieval. Los padres orientales, son más originales. Por
ejemplo, San Juan Damasceno en su obra “Fuente de conocimiento” señala que los
ángeles son criaturas incorpóreas en comparación con el hombre no con Dios, pueden
pecar, son mortales por naturaleza, inmortales por gracia. Contemplan a Dios con una
iluminación propia; esta contemplación es su alimento.
La reflexión sobre la Asunción de María llevó a los predicadores de la iglesia Oriental a
poner a María por encima de los ángeles, los ángeles cantan la gloria de María.
6. Puntos comunes en la teología de los Padres.
a- Existencia de los ángeles y demonios como criaturas de Dios
b- El origen de los demonios se debe a un pecado personal.
c- Los demonios pagan ahora por el aire han sido vencidos por cristo y En el bautismo
el hombre participa de esa Victoria no tienen más poder que el que Dios les concede.
d- La condenación de los demonios al fuego eterno es definitiva: eterna.
e- Su naturaleza es como la de los ángeles
7. Santo Tomás de Aquino
Recoge la doctrina clásica Los ángeles son seres creados y espirituales como no tienen
materia son inmortales y cada Ángel constituye una especie propia porque en la
filosofía de Santo Tomás la materia es el principio de individuación tienen inteligencia y
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voluntad todos los Ángeles fueron creados buenos pero Satanás y los demonios
pecaron. Tomás se unen las hipótesis patrísticas del orgullo y la envidia cómo
explicación del pecado de los ángeles.
8. Francisco Suárez
Se le debe la síntesis más amplia de angelología de la época. Los Ángeles fueron
creados en estado de gracia santificante y sometidos a una prueba se le reveló el
misterio de la Encarnación para ver quiénes lo aceptaban o rechazaban Suárez tiene el
mérito de haber defendido la centralidad de Cristo y su señorío sobre los Ángeles así
como el servicio de estos hacia los hombres.
Capítulo XIV-El Magisterio de la Iglesia
1. Los primeros Concilios.
Tanto el Concilio de Nicea como el de Constantinopla expresan la fe de la iglesia en el
dios creador de todas las cosas visibles e invisibles.
2. Statuta ecclesiae antiqua
En en ellos se pregunta al obispo si cree que el demonio ha sido hecho malo no por
creación sino por el libre albedrío directamente no se afirma la existencia del diablo se
da por supuesta y el objeto de la afirmación es que se hizo malo por su voluntad y no
por Dios.
3. Anatematismos contra Orígenes
El emperador Justiniano mandó un largo escrito al Patriarca Menas, en el que se
contienen entre otros 9 anatematismos tomados del “Peri arjon” de Orígenes. 4 son
importantes para la angelología y la demonología: en ellos se supone la existencia de
los ángeles y demonios y la condenación eterna de estos últimos.
4. Concilio de Braga contra Prisciliano.
Prisciliano había difundido sus ideas heterodoxas alrededor del año 370. El Concilio de
Braga se celebra en el año 561 se afirma en el Concilio que el diablo no es un ser que
nazca del caos o de las tinieblas sino que fue creado bueno por Dios. Condena que el
diablo haga el trueno las tormentas las sequías y el cuerpo humano en el seno
materno y que toda carne sea creación de los ángeles malos.
5. Profesión de fe propuesta a los Valdenses.
Se conoce por la carta Eius exemplo del Papa Inocencio III al Arzobispo de Tarragona,
es la profesión de fe de Durando de Huesca y compañeros, que vuelven a la Iglesia
dejando la herejía valdense, en ella se dice "creemos que el diablo se hizo malo no por
naturaleza sino por albedrío"
6. Concilio de Letrán (año 1215)
Se celebró contra los cátaros o albigenses, defienden estos herejes el doble principio.
En la constitución “Firmiter” se afirma: "Firmemente creemos y simplemente
confesamos que uno solo es el verdadero Dios (...) Creador de todas las cosas, de las
visibles y de las invisibles espirituales y corporales, que por su omnipotente virtud a la
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vez desde el principio del tiempo creó de la nada a una y otra criatura la espiritual y la
corporal, es decir la angélica y la mundana, y después la humana cómo común
compuesta de espíritu de cuerpo. Porque el diablo y los demás demonios por Dios
ciertamente fueron creados buenos por naturaleza más hechos por sí mismos se
hicieron malos."
El Concilio hace una profesión de fe en la creaturidad de los ángeles y demonios. El
problema surge cuando se pregunta si es objeto de la definición la existencia de los
ángeles y los demonios. En el año 1975 la Congregación para la Doctrina de la Fe,
presentó un documento sobre el tema "Fe cristiana y demonología" en este se decía:
"es verdad que a lo largo de los siglos la existencia de Satanás y los demonios nunca ha
sido hecha objeto de una afirmación explícita de su magisterio. La razón está en qué la
cuestión no se planteó nunca en estos términos: tanto los herejes como los fieles,
fundándose en la sagrada escritura, estaban de acuerdo en reconocer su existencia y
sus principales perversidades"
7. Otros Concilios
El Concilio de Florencia en el decreto para la unión de los jacobitas señala que el
sacramento del bautismo libra del dominio del diablo. El Concilio de Trento en el
decreto sobre la justificación cita el diablo en dos momentos: en virtud del pecado de
Adán y exhortando a la perseverancia se habla de la lucha: con la carne, con el mundo
y con el diablo. El Concilio Vaticano I, se limita a reproducir textualmente lo dicho en el
Concilio Lateranense IV
8. Pío XII: Humani generis
Enumera entre las novedades que han dado frutos venenosos la siguiente: "algunos
plantean también la cuestión de si los ángeles son criaturas personales y si la materia
difiere esencialmente del espíritu"
9. Concilio Vaticano II
La existencia de los ángeles y demonios no fue un tema sobre el que reflexione ni
directa ni indirectamente al Concilio pero el tema flora en muchos de sus documentos:
SC 6, LG 16 y 35, AG 3. Resalta en la mentalidad de los documentos del Vaticano una
conexión con la tradición de la iglesia y la dimensión cristológica de la demonología.
10. Pablo VI
El 29 de junio de 1972 en respuesta a los teólogos que habían negado como
innecesaria para explicar la presencia del mal la existencia del demonio Pablo VI, con
una homilía atribuye al diablo el confucionismo que existe en la Iglesia. En una
catequesis del 15 de noviembre en referencia a los que decían que el demonio era una
simbolización del mal afirma: “El mal no es solamente una deficiencia sino una
eficiencia, un ser vivo espiritual, pervertido y perverso. Se sale del cuadro de la
enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia".
11. Juan Pablo II
En el año 1986 las catequesis sobre el credo Juan Pablo II, abordó el tema de la
existencia de los ángeles y demonios decía: la verdad sobre los ángeles es en cierto
39
sentido colateral y no obstante inseparable de la revelación central qué es: la
existencia, la majestad y la gloria del Creador, que brillan en toda la creación visible e
invisible y en la acción salvífica de Dios en la historia del hombre.
Son seres racionales y libres y por ellos son capaces de hacer una opción a favor o en
contra del Bien, es decir de Dios mismo. Su división entre buenos y malos se debe no a
la acción creadora de Dios sino la opción libre que ellos hicieron en la prueba a la que
fueron sometidos.
Dedicó al demonio dos catequesis las del 13-8-86 y la del 20-8-86. De una manera
implícita el ser personal del demonio aparece a lo largo y ancho de las dos catequesis:
tanto su origen en una opción personal de enfrentamiento ante Dios, como su labor de
obstaculizar la relación del hombre con Dios están describiendo la actividad de un ser
personal.
Dejando de lado la polémica de la época el Papa se ha situado en el plano de la fe y su
doctrina es clara: existen los ángeles y los demonios. El demonio es un ser personal,
criatura que se ha hecho mala por una opción rebelde, tienda el hombre y es el
enemigo de la parábola de la cizaña influye en el mal del mundo pero no quita la
libertad al hombre. Cristo le venció y la Iglesia puede vencer, pero es necesario luchar
contra él, solo al final será vencido definitivamente.
12. El Catecismo de la Iglesia Católica
La fe en los ángeles se apoya según el catecismo en la escritura y la tradición,
siguiendo la línea de Pablo VI y Juan Pablo II. El catecismo, prescinde de las nuevas
teorías exegéticas que quitan todo valor probatorio a los textos de la Escritura.
El catecismo afirma que los ángeles son seres espirituales (330) que están al servicio de
Cristo (331-333) y de la iglesia (334-336) presenta al diablo-demonio-satán como un
ser personal un ángel caído que se opone al plan de Dios (2851) cometió libremente un
pecado con una acción personal qué es totalmente irreversible (391-393) su poder es
grande pero no infinito cristo le venció con su muerte (2853) en respuesta ataca la
iglesia pero no puede tocar al engendrado de Dios (2852).
13. El nuevo Ritual del exorcismo
Aprobado el 22 de noviembre de 1998, comienza por reconocer la existencia de los
ángeles y demonios y la variedad de nombres con los que la escritura designa a los
segundos así como la victoria de Cristo sobre los demonios. La iglesia lucha de muchas
maneras contra el dominio del demonio: sacramentos, oración, penitencia y
exorcismos.
El ministro ordinario del exorcismo es el obispo que puede delegar en un sacerdote. El
exorcista ha de proceder con mucha prudencia, y cerciorarse antes de proceder que se
trata de una verdadera posesión, solo cuando hay certeza moral se puede proceder al
exorcismo. Se señalan como signos de posesión los siguientes: hablar una lengua
desconocida con muchas palabras o entender al que la habla, conocer lo oculto y
distante, tener fuerzas que superan la naturaleza o su edad, otros signos de índole
espiritual son: aversión vehemente a Dios, al nombre de Jesús, a la Virgen María y a los
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santos, a la Iglesia, a la palabra de Dios, a las cosas, ritos, especialmente a los
sacramentales y a las imágenes sagradas.
Capítulo XV- La Liturgia
La presencia del demonio en la liturgia ha sido y es muy significativa, como expresión
de la fe de la iglesia es en el rito del bautismo dónde más aparece esa presencia. La
liturgia postconciliar es como un testimonio fehaciente de la fe actual de la iglesia. En
el nuevo Ritual del bautismo queda una oración en forma de súplica a Dios en la que
después de recordar que Jesús vino al mundo para liberarnos del poder de Satanás,
espíritu del mal, se le pide que el niño se ha liberado del pecado original y convertido
en templo del Espíritu.
En el Misal Romano de 1970 es abundante la presencia de la figura del demonio
remarcando esta figura en las lecturas sugeridas en los tres ciclos. En el eucologio se le
pide a Dios de una o de otra forma que nos conceda Gracias para luchar contra el
demonio. Así en la colecta del miércoles de cenizas, en la poscomunión de la misa por
los moribundos y en la misa votiva para pedir la gracia de la buena muerte. Al terminar
la cuaresma en la noche del sábado Santo la Iglesia invita a todos los fieles a renovar
las promesas del bautismo entre las cuales está renunciar a Satanás.
Está presencia tan abundantes del demonio en la liturgia de la Iglesia quedaría sin
causa justificante si la Iglesia no creyera; y no puede decirse que la Iglesia usa ese
lenguaje para pedir la liberación del pecado porque la misma liturgia distingue entre el
ser liberados del pecado y del poder del demonio
Por otro lado, el Misal del posconcilio ha reducido las fiestas de los ángeles, pero
conserva algunas los arcángeles el día 29 de septiembre y los Ángeles custodios el 2 de
octubre existiendo además una misa votiva de los Ángeles. Cada día la iglesia se une a
los ángeles para dar Gloria a Dios, así lo afirma la cláusula conclusiva de todos los
prefacios. Por eso, une sus oraciones a las de los santos y de los ángeles. De nuevo esta
oración, indica que ni los santos ni los ángeles, son representaciones de nada sino
criaturas intelectuales que con sus voces alaban a Dios.
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monstruosidades de las que está siendo actor y testigo el hombre moderno desbordan
la capacidad maligna del humano.
No es admisible el principio de que todo aquello que no es comprobable por la
experiencia no tiene categoría de realidad, pues muchos valores culturales
desaparecerían si se admitía este criterio, en cuanto al argumento de la experiencia del
demonio desde la magnitud del mal causado por el hombre, es endeble pues de
conocemos los límites del poder de hacer el mal que posee el hombre.
Son argumento también que el origen de la creencia de los ángeles y demonios estaría
más en la cultura ambiental que en revelación divina. Por eso podemos entender que
el mensaje cristiano es nuevo en su contenido, no en la forma de expresión. Parece
evidente que la angelología extra bíblica influyó poderosamente en la judía sobre todo
en el destierro y en los años posteriores, pero esta existe en el pueblo de Israel desde
el comienzo.
Muchos teólogos y exegetas que estiman que los textos el nuevo Testamento referidos
al demonio prueban suficientemente su existencia y hasta llegan a afirmar que Cristo
creía ciertamente en el demonio puesto que no se puede dudar de que Jesús habló
muchas veces de Satanás como de un personaje temible presente en el mundo, por
eso nos enseñó a decir "líbranos del mal"
Es necesario distinguir entre artículo de fe y dogma. Artículo de fe, es aquella verdad
que la iglesia ha reconocido como de fe y que no ha sido definida por el magisterio
porque no ha sido seriamente negada los artículos de fe no son materia opinable sino
verdades vinculantes. Dogma, es una verdad revelada y propuesta como tal por el
magisterio de la iglesia la actuación del magisterio en la respuesta de la iglesia a un
problema suscitado acerca de una verdad de fe.
Objetar que cuando el Concilio Lateranense IV afirma de los ángeles y demonios qué
son criaturas de Dios, no dice nada acerca de su existencia de tal manera que el
sentido sería: “los ángeles y demonios en el caso de que existan son creados por Dios”,
parece poco consistente. Se aduce también como una razón contra la existencia del
demonio el mal causado por esta creencia tanto en el individuo como en la sociedad
En el nuevo Testamento está muy clara la relación demonio-responsabilidad personal.
Se afirma ya desde la tentación del Génesis que el mal espíritu puede solicitar, engañar
o seducir al hombre; pero en definitiva la libertad queda a salvo y por eso es el hombre
responsable de sus acciones. Insisten los autores del Nuevo Testamento en el poder
del maligno pero advierten que está encadenado por la victoria de Cristo y no puede
hacer nada malo si el hombre no consiente. Desconocer el peligro o peor aún negarlo,
sería ponerse de espaldas a la cruda realidad. El diablo no es ni en el Nuevo
Testamento ni en la gran tradición la única causa que permite explicar la presencia del
mal en el mundo.
2. Valor vinculante de la Escritura
En todo libro inspirado hay que distinguir tres niveles: primero la verdad que el autor
inspirado quiere comunicar, segundo las categorías culturales con las que se piensa y
expresa esa verdad, y tercero el género literario escogido por el autor. El autor es hijo
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de una época determinada y participa de la cultura de la época; pero ni la forma
literaria y la cosmología son objetos de revelación, sino solamente la verdad revelada
La exégesis actual admite como histórica la discusión de Jesús con los escribas sobre el
poder de expulsar los demonios: sí Jesús no hubiese creído en la existencia de los
demonios la respuesta era mucho más sencilla, además la mentalidad de la época no
era uniforme los fariseos creen en la existencia de los ángeles y demonios mientras
que los saduceos la niegan. Dentro del mensaje de Jesús, el demonio no es el centro,
pero tiene tal relieve su figura que se perdería algo esencial en él si desapareciera. En
conclusión: la existencia de los ángeles y los demonios es una verdad de fe revelada en
la Escritura, la Tradición y el Magisterio constante de la Iglesia.
3. Afirmaciones de la teología acerca de los ángeles y demonios
a- Los ángeles son criaturas. La escritura no habla directamente de su creación, pero
nos presenta como seres dependientes de Dios y a su servicio.
b- Su naturaleza. Un punto discutido entre los teólogos sin llegar a ninguna conclusión
definitiva la iglesia los considera siempre como seres espirituales intermediarios entre
Dios y el mundo.
c- Conocimiento. El problema del conocimiento, volición, amor, actuación de los
ángeles, así como su orden jerárquico; han sido objeto de grandes discusiones entre
los teólogos, pero no se ha llegado a ninguna coincidencia notable.
4. Los ángeles servidores
Son muchos los textos tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento que
presentan a los ángeles como servidores de Dios en la realización de su proyecto de
salvación. Se dan también intervenciones de los ángeles en los primeros años de la
iglesia.
San Juan Crisóstomo nos dice "Este es el oficio de los Ángeles servir a Dios para nuestra
salvación por lo tanto este es el oficio del ángel, hacerlo todo para la salvación de los
hermanos más aún es oficio del mismo Cristo porque Cristo da la salvación como
Señor, los ángeles como servidores".
La idea del ángel de la guarda viene hacer una concreción de este servicio que los
ángeles hacen a la Iglesia. Su predicación corre a lo largo de los siglos y es conocida la
devoción al ángel de la guarda. Es verdad que la iglesia no ha definido nada respecto a
la custodia de los ángeles, pero la persistencia de la fiesta de los ángeles custodios en
la liturgia renovada postconciliar el día 2 de octubre, es un signo claro de la aceptación
de esta doctrina por parte de la Iglesia actual.
5. La tentación
Ya desde las primeras páginas de la escritura aparece el demonio como el seductor del
hombre contra Dios y es constante elástica cristiana de todos los siglos en insistir en
esta misma enseñanza sugiere como armas de combate la oración la muerte ficación y
el ayuno la certeza en la victoria en virtud de los méritos de cristo le mantiene el
Cristiano firme en la lucha y esperanzado.
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Sí bien es verdad que el demonio actúa en la tentación no se puede inferir que hay que
siempre y toda la tentación es del diablo y que solo en la tentación ejerce su actividad
el desorden interno del corazón de dónde salen los malos deseos y el mundo que está
todo el sometido al maligno comparten la responsabilidad de la tentación.
6. La posesión demoníaca.
Es una de las formas de la actividad del demonio consiste, según Balducci, en un
dominio despótico qué el demonio ejerce sobre el cuerpo e indirectamente sobre el
alma de las personas. Se caracteriza por dos elementos: a) presencia del demonio en el
cuerpo del hombre b) ejercicio de un poder por parte del propio demonio. Los
exorcistas actuales coinciden al afirmar que son pocos los casos reales de posesión
entre aquellos que piden los exorcismos de ahí la prudencia con la cual actúa la iglesia
como abiertamente se desprende de las instrucciones dadas en el nuevo ritual.
7. La infestación diabólica.
Entre los supuestos fenómenos atribuidos al demonio señalan también la infestación
Balducci señala que hay dos clases: La local, qué consiste en una actividad que el
demonio directamente desarrolla sobre la naturaleza inanimada y animado inferior
para llegar después indirectamente al hombre. Por otro lado, la infestación personal,
qué no es más que una serie de tentaciones más violentas y más reiteradas que las
tentaciones ordinarias. Estas pueden ser externas o internas según se ejerza sobre los
sentidos externos o internos.
8. Seres personales.
Admitida la existencia de los ángeles y demonios surge una pregunta: ¿estas criaturas
son personas? Rahner responde que los ángeles pueden ser concebidos como
principios creados finitos conscientes de sí mismo y con ello libres y personales que
entran en la estructura de órdenes parciales en el universo. Pio XII en Humanis
Generis, señala que la personalidad de los Ángeles no crea problema especial entre los
que admiten su existencia.
Cuando se pregunta por la personalidad del demonio la respuesta no es uniforme sí
por persona entendemos un ser consciente inteligente y con capacidad de tomar
decisiones es evidente que el demonio es persona el hecho de que su origen se debe a
un pecado personal está pregonado a voces que el demonio es un ser personal.
Sí por persona se entiende además capacidad de relación, de amar, de entregarse, de
encuentro, el demonio no es persona. El diablo, lleno de envidia de odio es elemento
disgregador, pervierte la comunicación, es mentira; en este sentido es más bien "no-
persona"
9. Sentido de la fe en los ángeles y demonios.
La existencia de los Ángeles relativiza al hombre dentro de la creación, no es el único
en la creación que ha de dar gloria a Dios. En su liturgia la Iglesia, se une en todas las
celebraciones de la Eucaristía a la alabanza que los ángeles tributan a Dios en el cielo.
Hablar del diablo es ahondar en el conocimiento del hombre y de Cristo. La fe en el
diablo, lleva a comprender mejor las fuerzas del pecado en el mundo. Es verdad que el
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pecado proviene del corazón humano por el abuso de su libertad, pero la barbarie que
el hombre ha sembrado en la historia hace sospechar que no es él, la única causa de su
propio mal. El Nuevo Testamento cuando habla del maligno lo hace como trasfondo de
la Cristología. La victoria de Cristo sobre el mal es el anuncio central del Evangelio.
10. El problema del lenguaje.
Hay que hablar de los ángeles y demonios porque es una verdad que forma parte del
contenido de la revelación, nunca en el centro, es una verdad periférica, aunque no se
puede eliminarlo, por eso hacemos las distinción entre lo que es vinculante y lo
opinable. Es de fe (vinculante) qué son criaturas de Dios algunas permanecieron fieles
y otras por una decisión libre se pervirtieron los Ángeles están al servicio de Dios en la
realización del proyecto divino de salvación los demonios obstaculizan ese plan
tentando al hombre. Es opinable: la naturaleza del pecado de los demonios, en qué
sentido son espíritus puros, cómo conocen, quieren, obran, su número y jerarquía.
11. Teología protestante.
En tiempos de la reforma Lutero y Calvino se mantienen en la fe de la existencia de los
ángeles y demonios, pero rechazan la reflexión teológica de los escolásticos sobre
ellos. Entre los anglicanos En los siglos XVIII y XIX se mantiene la fe en los ángeles y los
demonios, de las tendencias más conservadoras. Para Tillich opina que los ángeles y
demonios son figuras representativas del bien y del mal presente en la realidad.
Mientras que para Bultmann son un residuo de superstición infantil que hay que hacer
desaparecer
12. La Iglesia ortodoxa
Después del cisma de Miguel Cerulario la angelología es más un tema de piedad
cristiana qué reflexión teológica; por eso las mejores fuentes son los libros litúrgicos.
En esta piedad litúrgica Oriental los ángeles tienen mayor importancia que en la
occidental.
La profesión de fe de Pedro Moghila, Metropolita de Kiev, es un buen resumen de la
doctrina tradicional de los ortodoxos, en ella profesa la creación de los Ángeles su
espiritualidad, su servicio a Dios, su ayuda a los hombres, la protección a las provincias,
reinos, ciudades, monasterios e Iglesias y personas particulares. Intenta explicar la
caída voluntaria de los Ángeles malos y el poder de los demonios y que la maternidad
divina colocó a María por encima de todos los ángeles.
Apéndice- El Satanismo
Los fenómenos denominados satánicos han estado presentes bajo formas diversas en
la historia de la iglesia, lo específico del siglo XX ha sido la aparición de religiones
satánicas formales.
Uno de los grandes promotores de este movimiento fue Aleister Crowley, nacido en
Inglaterra en 1875. Reaccionó fuertemente contra la educación puritana le llamaron
"El hombre más pervertido de este mundo'' título del que se vanagloriaba fundó la
secta que llamó "La orden de la estrella de plata". Murió en California a los 72 años en
1947. Se le considera el padre del satanismo moderno. Otro personaje de gran
influencia en el satanismo moderno ha sido Antón Szandor La Vey, qué nace en
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Estados Unidos en el año 1930 es fundador de "La iglesia de Satán" reconocida
oficialmente en California.
No existe una uniformidad total en los ritos practicados por las distintas sectas, aunque
sí guardan un gran parecido: el más significativo es la "misa negra", entre los
luciferianos existe la "misa roja"; también se da el "pacto con el demonio" a veces se
hace solo por devoción o adoración, más veces como medio o condición de iniciación
en algunas sectas demoníacas. De ordinario se hace el pacto de índole mágica
condicionando al éxito en sus actividades profesionales y negocios.
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