Lola Cruz de
Bautizada y registrada como Dolores Cruz Merino, abrió los
ojos a la vida el 04 de junio de 1915, hija de don Miguel Cruz
Herrada, primer farmacéutico piurano titulado en esa profesión
y, de Adelinda Merino Pérez Ases, genial autodidacta,
poseedora de grandes conocimientos y de formación
humanística insuperable.
Lola Cruz de Acha, fue una mujer de gran temple, de exquisita
sensibilidad, educada con sus propias lecciones de vida y
observación, de creaciones personales, y heredera genuina de
Sullana y de la cultura tallán que pasaría a la posteridad con su
seudónimo “LA CAPULLANA”.
“LA CAPULLANA” obedece a la valoración de lo nuestro a
reencontrarse con sus raíces culturales, con esa herencia que se
perdía del mundo tallán, sobreviviente sobre todo a nivel rural.
Lola Cruz Merino ha sido considerada como la primera folclorista de Piura, baluarte literario por la gracia
de su pluma ágil y como uno de los genios que se anticipó a conservar a través de la literatura a un mundo
que se perdía.
Su vida se apagó en Lima, el 24 de septiembre de 1973 a la edad de 58 años. Con su deceso acabó una
vida tan joven, y cuando aún podía entregarnos nuevas estampas que seguimos representando en esta
sociedad globalizada y de cambio societario lleno de disturbaciones culturales, cambios acelerados por las
tecnologías de la información.
Ella es la Capullana, que aún a 108 años de su
nacimiento vive para siempre entre los amantes de la
literatura y cuyos logros se resumen en:
- Ser pionera del teatro regional
- Poeta del verso libre
- Creadora de las “Estampas”, semejantes a las
“tradiciones” creadas por Palma
- Promotora de grupos culturales e instituciones
sociales.
Son notables sus obras “Álbum de Estampas” (1961), y
fue reeditado en 1963 por el éxito que significo su
primera aparición.
“Juguetes folklóricos” (1966) se divide en 17 piezas
adaptadas para el teatro y “Chaquiras de huaco” (1967)
con 31 poemas de lirismo.