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Nuevo Currículo Bachillerato

El documento describe los objetivos y competencias de la asignatura de Filosofía de 1o de Bachillerato. Explica que la Filosofía permite el desarrollo de competencias clave a través de la reflexión sobre problemas universales como la naturaleza de la realidad y la identidad humana. Sus objetivos son ofrecer un marco conceptual para que los estudiantes analicen sus inquietudes existenciales y reflexionen sobre los saberes que conforman su entorno, además de contribuir a una sociedad democrática basada en principios éticos y cívic

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Nuevo Currículo Bachillerato

El documento describe los objetivos y competencias de la asignatura de Filosofía de 1o de Bachillerato. Explica que la Filosofía permite el desarrollo de competencias clave a través de la reflexión sobre problemas universales como la naturaleza de la realidad y la identidad humana. Sus objetivos son ofrecer un marco conceptual para que los estudiantes analicen sus inquietudes existenciales y reflexionen sobre los saberes que conforman su entorno, además de contribuir a una sociedad democrática basada en principios éticos y cívic

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Filosofía 1º bachillerato

La materia de Filosofía, por la radical actitud cognoscitiva que representa y la


variedad de temas y aspectos de los que trata, proporciona un espacio idóneo para
el desarrollo integrado de las competencias clave y los objetivos de etapa de
Bachillerato. En este sentido, la indagación en torno a problemas universales y
fundamentales, tales como los referidos a la naturaleza última de la realidad, la
verdad, la justicia, la belleza o la propia identidad y dignidad humanas, junto a la
reflexión crítica sobre las ideas y prácticas que constituyen nuestro entorno cultural,
sirven simultáneamente al propósito de promover la madurez personal y social del
alumnado y al desarrollo tanto de su dimensión intelectual como de aquellos otros
aspectos éticos, políticos, cívicos, emocionales y estéticos que configuran su
personalidad.

Así, la materia de Filosofía tiene, en primer lugar, la finalidad de ofrecer un marco


conceptual y metodológico para el análisis de las inquietudes esenciales y
existenciales del alumnado de Bachillerato, en el que este pueda abordar
personalmente las grandes preguntas y propuestas filosóficas y emprender una
reflexión crítica acerca del sentido y valor de los distintos saberes, actividades y
experiencias que configuran su entorno vital y formativo. En segundo lugar, la
educación filosófica resulta imprescindible para la articulación de una sociedad
democrática en torno a principios, valores y prácticas éticas, políticas y cívicas cuya
legitimidad y eficacia precisan de la deliberación dialógica, la convicción racional y la
autonomía de juicio de los ciudadanos. La Filosofía, por último, supone también una
reflexión crítica sobre las emociones y los sentimientos, presentes en todos los
ámbitos, desde la estética a la teorética pasando por la ética y, a menudo, olvidados
en los currículos.

La materia de Filosofía atiende a estos tres propósitos a través del desarrollo


conjunto de una serie de competencias específicas representativas, casi todas ellas,
de las fases habituales del proceso de crítica y examen de problemas e hipótesis
filosóficas. Dado el carácter eminentemente mayéutico de dicho proceso, tales
competencias han de ser, además, implementadas en el marco metodológico de
una enseñanza en buena medida dialógica que tome como centro de referencia la
propia indagación filosófica del alumnado.

La primera de esas competencias se refiere a la comprensión de la naturaleza


problemática de la realidad y de la propia existencia humana, así como a la reflexión
imprescindible para intentar explicarla y orientarla. Esta tarea requiere, a su vez, del
desarrollo de las competencias específicas referidas respectivamente al manejo
crítico y la producción rigurosa de información, al uso e identificación de
argumentos, y a la práctica del diálogo como proceso cooperativo de conocimiento.
La práctica del diálogo, algo formalmente constitutivo del ejercicio filosófico, implica
a su vez, como otra de las competencias a desarrollar, el reconocimiento del
carácter plural y no dogmático de las ideas y teorías filosóficas, así como la
implementación de dicho reconocimiento en la doble tarea, crítica y constructiva, de
contrastarlas y descubrir sus relaciones de oposición y la complementariedad. La
actividad filosófica ha de procurar, además, el desarrollo de facultades útiles, tanto
para la formación integral de la personalidad del alumnado como para que este
pueda afrontar con éxito los desafíos personales, sociales y profesionales que trae
consigo un mundo, como el nuestro, en perpetua transformación y sembrado de
incertidumbres. Así, la adquisición de una perspectiva global e interdisciplinar de los
problemas, la facultad para generar un pensamiento autónomo a la par que riguroso
sobre asuntos esenciales, y el desarrollo de una posición y un compromiso propio
frente a los retos del siglo XXI, son elementos imprescindibles para el logro de la
plena madurez intelectual, moral, cívica y emocional de alumnos y alumnas. Por
último, la educación de las emociones en torno a la reflexión estética sobre el arte y
los entornos audiovisuales que configuran la cultura contemporánea, contribuye al
logro de una competencia indispensable para el crecimiento integral del alumnado.

En cuanto a los criterios de evaluación, estos se formulan en relación directa a


cada una de las competencias específicas ya expuestas, y han de entenderse como
herramientas de diagnóstico y mejora en relación con el nivel de desempeño que se
espera de la adquisición de aquellas. Es por ello por lo que, en conexión con los
saberes básicos, deben atender tanto a los procesos como a los propios productos
del aprendizaje, requiriendo, para su adecuada ejecución, de instrumentos de
evaluación variados y ajustables a los distintos contextos y situaciones de
aprendizaje en los que haya de concretarse el desarrollo de las competencias.

Los saberes básicos, distribuidos en tres grandes bloques, están dirigidos a


dotar al alumnado de una visión básica y de conjunto del rico y complejo campo de
estudio que comprende la filosofía, si bien en cada caso, y atendiendo a la
idiosincrasia del alumnado, al contexto educativo o a otros criterios pedagógicos, se
podrá profundizar en unos más que en otros, además de agruparlos y articularlos a
conveniencia. Así, tras un primer bloque de saberes dedicado a la naturaleza de la
propia actividad filosófica y su vinculación con los problemas de la condición
humana, se despliegan otros dos bloques, uno dedicado al análisis de cuestiones
básicas sobre el conocimiento y la realidad, y otro consagrado a los problemas
relativos a la ética, la filosofía política y la estética. En el diseño y distribución de
bloques y saberes se ha buscado el equilibrio y el diálogo entre distintos
planteamientos y corrientes, el desarrollo de las competencias específicas ya
enunciadas, y el intento de reparar aquellas situaciones que, como la marginación y
el ocultamiento histórico de la mujer, o los prejuicios culturales de carácter
etnocéntrico, racista o antropocéntrico, han podido lastrar hasta épocas recientes el
desarrollo de la disciplina.

Por último, y dadas la actitud y el modo de conocer que corresponden a la


filosofía y la naturaleza, profundamente enraizada en la experiencia humana, de sus
principales problemas, resulta obvio que su enseñanza y aprendizaje no deben
consistir en una mera exposición programática de temas y cuestiones, sino más
bien en la generación de una experiencia real de descubrimiento de los
interrogantes filosóficos a partir de la cual se invite al alumnado a la investigación
analítica de los mismos, a la evaluación crítica de las diversas respuestas que se les
han dado y a la construcción rigurosa de sus propios posicionamientos personales.
De esto último depende, además, la génesis de una reflexión que oriente realmente
la vida personal, social y profesional de los alumnos y las alumnas. En este sentido,
la programación de la materia habrá de considerar la naturaleza dialógica,
participativa, interdisciplinar, creativa y comprometida con problemas de relevancia
que posee en sí misma la actividad filosófica, dirigiéndola hacia el logro de la
autonomía personal y el ejercicio crítico y ecosocialmente responsable de la
ciudadanía.

Competencias específicas.

1. Identificar problemas y formular preguntas acerca del fundamento, valor y


sentido de la realidad y la existencia humana, a partir del análisis e interpretación de
textos y otras formas de expresión filosófica y cultural, para reconocer la radicalidad
y trascendencia de tales cuestiones, así como la necesidad de afrontarlas para
desarrollar una vida reflexiva y consciente de sí.

La actividad filosófica arranca de la actitud de asombro ante el hecho mismo de


la existencia y las diversas preguntas que, una vez puestas en duda las creencias
comunes, cabe plantear acerca de su entidad, valor y sentido. Esta actitud de duda
y asombro, pese a que se desarrolla de forma cuasi natural en la adolescencia,
requiere de un cauce formal y metodológico, un lenguaje específico y una tradición
cultural que facilite al alumnado la expresión y el análisis de sus inquietudes vitales
y existenciales. De ahí la conveniencia de que las grandes preguntas acerca de la
realidad, de la propia entidad e identidad humana, y de sus relaciones teóricas,
prácticas y estéticas con el entorno, además de desvelarse a través de la misma
experiencia problemática del mundo, sean reconocidas y analizadas en textos y
otros medios escogidos de expresión filosófica o más ampliamente cultural
(científica, artística, religiosa…). El objetivo primordial es que el alumnado tome
plena consciencia de la pertinencia y la proyección universal, a la vez que histórica y
culturalmente incardinada, de las citadas cuestiones, de la interpelación vital que
estas suponen y de la necesidad de afrontarlas para el logro de una vida reflexiva,
crítica y plenamente consciente de sí.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL2,


CPSAA1.2, CC1, CC3, CCEC1.

2. Buscar, gestionar, interpretar, producir y transmitir correctamente información


relativa a cuestiones filosóficas a partir del empleo contrastado y seguro de fuentes,
el uso y análisis riguroso de las mismas, y el empleo de procedimientos elementales
de investigación y comunicación, para desarrollar una actitud indagadora,
autónoma, rigurosa y creativa en el ámbito de la reflexión filosófica.

El conocimiento de las técnicas fundamentales de investigación en filosofía


comienza por el dominio de criterios y procedimientos de búsqueda, organización y
evaluación de información segura y relevante, tanto en entornos digitales como en
otros más tradicionales, y tanto en el ámbito académico como en el más cotidiano.
Por otro lado, la investigación filosófica a partir de fuentes documentales exige no
solo el desarrollo, entre otros, del hábito lector, sino también del empleo de
estrategias básicas y específicas de análisis, interpretación, recensión y evaluación
crítica y filosófica de dichos documentos, sean escritos u orales, de carácter textual
o audiovisual, y sean o no de género estrictamente filosófico. Asimismo, la
investigación filosófica precisa también del dominio de métodos y protocolos de
producción y transmisión de los conocimientos obtenidos, tales como pautas para la
elaboración y comunicación pública de proyectos que puedan plasmarse en textos,
disertaciones, presentaciones, documentos audiovisuales o cualquier otro tipo de
producto o creación. El objetivo es que el alumnado, genuinamente movido por
preguntas y problemas filosóficos, y una vez obtenida a través de la argumentación
y del diálogo una comprensión básica e informada de las principales tesis y
concepciones filosóficas, prosiga y complemente el ejercicio dialéctico en torno a
dichas tesis con una propuesta constructiva que, bajo el formato del trabajo de
investigación u otro similar, contribuya a desarrollar el juicio propio, la autonomía de
criterio y la madurez personal.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL1,


CCL2, CCL3, STEM1, CD1, CD3, CPSAA4, CC3, CE3.

3. Usar y valorar adecuadamente argumentos y estructuras argumentales, a


partir de su análisis tanto formal como informal, para producir y analizar distintos
tipos de discurso de forma rigurosa, y evitar modos dogmáticos, falaces y sesgados
de sostener opiniones e hipótesis.

El dominio consciente de los procedimientos de argumentación es condición


necesaria para pensar y comunicarse con rigor y efectividad, tanto en el ámbito del
conocimiento filosófico o científico como en el de la vida cotidiana, así como para la
formación del propio juicio y el desarrollo de la autonomía personal. La
argumentación refiere, indudablemente, un tipo de competencia transversal, como lo
pueden ser igualmente el lenguaje o el cálculo, pero dada su importancia para
cualquier otro tipo de aprendizaje, su enseñanza ha de ser tematizada en un
espacio educativo propio. El ámbito más apropiado para el aprendizaje de los
procedimientos de argumentación es el de la filosofía, pues es en ella donde se
tratan de forma sustantiva, exhaustiva y problematizada los fundamentos,
condiciones, normas, tipos, propiedades y límites de la argumentación, tanto formal
como informal, así como su inserción en el proceso completo del conocimiento, a
través del estudio de la lógica formal, de la argumentación en general y de los
métodos del conocimiento racional. El objetivo es que el alumnado produzca y
reconozca argumentos lógica y retóricamente correctos y bien fundados, así como
que detecte falacias, sesgos y prejuicios en diferentes entornos comunicativos. Es
necesario también que el alumnado se ejercite en aquellas virtudes propias del
diálogo filosófico y que lo distinguen del simple discurso persuasivo: la investigación
en común, el compromiso con la verdad y el reconocimiento respetuoso de todas las
ideas y posiciones racionalmente sostenibles.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL1,


CCL5, STEM1, CC3.

4. Practicar el ejercicio del diálogo filosófico de manera rigurosa, crítica y


respetuosa, interiorizando las pautas éticas y formales que este requiere, mediante
la participación en actividades grupales y a través del planteamiento dialógico de las
cuestiones filosóficas, para promover el contraste e intercambio de ideas y el
ejercicio de una ciudadanía activa y democrática.

El modelo dialógico goza desde sus comienzos de una indudable preeminencia


como método del filosofar y como referente esencial del ejercicio de la ciudadanía
democrática. Es esta, pues, una de las competencias más relevantes de entre
aquellas por las que podemos decir que la filosofía constituye una auténtica
educación cívica. El diálogo filosófico se comprende bajo una idea de disensión
como expresión de pluralidad y requerimiento de complementariedad más que como
mero conflicto, y aúna en torno a sí virtudes que en pocas ocasiones aparecen
juntas: la exigencia de rigor racional, la aceptación del pluralismo ideológico, y la
actitud respetuosa y empática hacia aquellas personas con las que disentimos sin
que por ello dejemos de buscar juntos una posición común. La práctica del diálogo
filosófico representa, por lo demás, un proceso análogo al del propio aprendizaje
desde casi cualquier punto de vista pedagógico que incida en los aspectos
motivacionales, el aprendizaje activo y significativo, la enseñanza por indagación o
descubrimiento, el trabajo colaborativo o la formación a lo largo de la vida. En
general, la actividad dialógica integra constructivamente los elementos de la
incertidumbre y de la crítica, permitiendo descubrir a partir de ellos planteamientos
novedosos y superadores, y se rige por los principios de cooperación, honestidad y
generosidad hermenéutica, así como por un espíritu abierto e inconcluso, aunque no
por ello menos efectivo para la indagación filosófica y para el ejercicio activo y
democrático de la ciudadanía.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL1,


CCL5, STEM1, CPSAA3.1, CC2, CC3, CCEC1, CCEC3.2.
5. Reconocer el carácter plural de las concepciones, ideas y argumentos en
torno a cada uno de los problemas fundamentales de la filosofía, mediante el
análisis crítico y la comprensión de diversas tesis relevantes con respecto a los
mismos, para generar una concepción compleja y no dogmática de dichas
cuestiones e ideas y una actitud abierta, tolerante, y comprometida con la resolución
racional y pacífica de los conflictos.

La tarea de indagación filosófica, tanto histórica como actualmente, y a diferencia


de lo que ocurre en otros ámbitos del conocimiento, se presenta radicalmente
abierta y disputada en todas sus áreas. Sin embargo, lejos de interpretar este hecho
como un defecto o disfunción, debe concebirse como una propiedad intrínseca del
pensamiento filosófico, entendido como irreductiblemente plural y dialéctico, así
como una ocasión para el ejercicio del debate abierto y constructivo en torno a
aquellos asuntos que, por afectar al carácter, sentido y valor último de las ideas,
acciones, experiencias y circunstancias humanas, no admiten una interpretación
unívoca y cerrada. Así, se presenta aquí la oportunidad de ejercer una forma
compleja de pensamiento en la que se revela, de forma sistemática, la necesidad de
ponerse en el lugar del pensamiento del otro, comprendiendo y respetando su punto
de vista en cuanto fundado honestamente en razones, sin por ello verse llevado a
aceptar las diferentes formas de injusticia y discriminación que precisamente operan
contra las condiciones de equidad del debate público. Es, pues, esta competencia,
junto con la anteriormente descrita y relativa al diálogo, la que mejor y más
profundamente puede proporcionar al alumnado una educación adecuada para el
ejercicio de la ciudadanía democrática.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL5,


CC1, CC2, CC3.

6. Comprender las principales ideas y teorías filosóficas de los más importantes


pensadores y pensadoras, mediante el examen crítico y dialéctico de las mismas y
de los problemas fundamentales a los que estas responden, para generar una
concepción rigurosa y personal de lo que significa la filosofía, de su riqueza e
influencia cultural e histórica y de su aportación al patrimonio común.

El diálogo y la investigación alrededor de las preguntas filosóficas han de radicar


en un conocimiento profundo de aquellas ideas e hipótesis que forman parte ya del
patrimonio cultural común y que deben serlo, también, del bagaje intelectual de la
ciudadanía. Dichas concepciones e ideas, formuladas y discutidas a lo largo del
tiempo por los principales pensadores y pensadoras de la historia, son parte
insustituible de nuestra identidad, del sustrato ideológico y argumental de las
doctrinas económicas, políticas, científicas, estéticas o religiosas vigentes en
nuestra cultura, así como del conjunto de principios y valores que orientan o inspiran
nuestra actividad moral, social y política. Conocer y apreciar esas ideas con rigor y
profundidad no es solo condición para el análisis de problemas filosóficos o de
orden cultural o ético-político, sino también para el conocimiento de uno mismo, en
tanto que son esas ideas las que nutren y orientan las acciones y pensamientos que
nos definen. Es también claro que la comprensión y el uso del caudal de términos,
conceptos y teorías con que la filosofía ha formulado y tratado cada uno de sus
problemas no puede comprenderse si no es en el contexto de la experiencia
genuina de los mismos, por lo que es preciso que el alumnado reconozca, valore y
reinterprete todas aquellas ideas y propuestas teóricas como parte de un ejercicio
personal y/o colectivo de verdadera investigación filosófica.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL2,


CC1, CC3, CCEC2.

7. Adquirir una perspectiva global, sistémica y transdisciplinar en el


planteamiento de cuestiones fundamentales y de actualidad, analizando,
comprendiendo y categorizando sus múltiples aspectos, distinguiendo lo más
substancial de lo accesorio e integrando información e ideas de distintos ámbitos
disciplinares desde la perspectiva fundamental de la filosofía, para tratar problemas
complejos de modo crítico, creativo y transformador.

Una de las funciones educativas de la filosofía, en su intento por pensar de


manera sistemática, y atendiendo a sus aspectos esenciales, cuestiones de muy
diverso tipo, es la de contribuir al logro de un entendimiento integral, sistémico, inter
y transdisciplinar, de asuntos como los de la especificidad e identidad humana, la
naturaleza última del cosmos, las condiciones y consecuencias de la investigación
científica, los nuevos entornos mediáticos y comunicativos y otras cuestiones cuya
incidencia global condiciona hoy a distintos niveles nuestra vida. Así, la naturaleza
compleja y global de los problemas ecosociales, de los procesos económicos y
políticos o de los fenómenos ligados al desarrollo tecnológico y la digitalización del
entorno, entre otros, pueden entenderse mejor a través de un análisis en que se
integren datos y explicaciones científicas junto a concepciones filosóficas de
naturaleza antropológica, ética, política o estética. De modo análogo, la ontología y
la epistemología constituyen un marco disciplinar idóneo para plantear asuntos
relativos a la relación entre concepciones culturales diversas, a la vinculación
problemática y enriquecedora entre lo local y lo global, a las controversias
científicas, o a la conexión entre los múltiples y cada vez más especializados
campos del saber y la experiencia humana. En todos los casos se trata de promover
un tipo de comprensión compleja, interdisciplinar, categorialmente organizada y
filosóficamente orientada, de problemas, cuestiones y proyectos de naturaleza
global; comprensión esta que ha de servir al alumnado para afrontar con espíritu
crítico y transformador los retos del siglo XXI.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL2,


CCL3, CPSAA4, CC1, CC3, CC4, CCEC1.
8. Comprender y analizar problemas éticos y políticos fundamentales y de
actualidad, junto con otras problemáticas filosóficas de índole teórico-práctica,
mediante la exposición crítica y dialéctica de distintas posiciones filosóficamente
pertinentes en la interpretación y resolución de los mismos, para desarrollar el juicio
propio y la autonomía moral.

Una de las características distintivas de la filosofía es su doble dimensión


teorética y práctica, por la que no solo busca comprender los problemas relativos a
la entidad, valor y sentido de la realidad y la existencia humana, sino también, y en
consonancia con ello, clarificar y proponer razonadamente principios y criterios con
que regir acciones, tanto individuales como colectivas, ajustándolas a ideales y
valores que están siempre en proceso de revisión crítica. La ética y la filosofía
política, como las dos principales disciplinas prácticas de la filosofía, exigen, así, un
aprendizaje de conceptos, marcos teóricos y técnicas de trabajo individual y/o grupal
en el que el análisis de problemas prácticos fundamentales y relacionados con
nuestro presente, tales como los relativos al logro de la cohesión social, la lucha
contra la enfermedad y el hambre, la consecución de una ciudadanía global, la
efectiva implementación de la igualdad de género y la corresponsabilidad en los
cuidados, los desafíos ecosociales o el cumplimiento de los derechos humanos o la
resistencia ante toda forma de violencia, formen parte consustancial del mismo. Por
otro lado, conviene tener en cuenta que, a la hora de abordar tales problemas, la
ética y la filosofía política, lejos de cualquier adoctrinamiento dogmático, exigen
someter a examen todas las concepciones y sistemas de valores racionalmente
plausibles, de manera que sea el alumnado el que, de forma argumentada y
consistente con criterios válidos y asumidos por él mismo, y a través de la
investigación personal y en el curso de la interacción y el diálogo con los demás
descubra los principios y actitudes que le son propios, reconociendo y ponderando
aquellos que constituyen la moral vigente y desarrollando de forma consciente, libre
y responsable sus propios juicios éticos y políticos, así como los valores y actitudes
correspondientes.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL5,


CPSAA1.2, CC1, CC2, CC3, CC4, CE1.

9. Desarrollar la sensibilidad y la comprensión crítica del arte y otras


manifestaciones culturales y actividades con valor estético-filosófico mediante el
ejercicio del pensamiento filosófico acerca de la belleza y la creación artística, así
como otras problemáticas de la tradición filosófica, para contribuir a la educación
racional de los sentimientos y al desarrollo de una actitud reflexiva con respecto al
lenguaje y sentido de las imágenes u otras expresiones relevantes.

El desarrollo de la sensibilidad y la facultad de apreciación estética es parte


consustancial de la formación de la personalidad humana y resulta más
enriquecedor aún cuando se lo vincula al ejercicio intelectual de la reflexión
filosófica. La relación entre lo filosófico y lo estético puede darse, al menos, en dos
sentidos: en cuanto al carácter propiamente estético y emocional que podemos
atribuir al pleno ejercicio de la racionalidad teórica, y en tanto este mismo ejercicio,
aplicado al análisis de los objetos y fenómenos estéticos, pueda coadyuvar a la
apreciación intelectual y emocional de los mismos. En este sentido, la práctica
filosófica puede ser aquí un vehículo idóneo para promover una relación armoniosa
entre razones y emociones, contribuyendo a una auténtica educación emocional en
los dos sentidos antes señalados: resaltando el momento estético de la propia
experiencia filosófica, tanto en el contenido como en sus modos de expresión, y
reflexionando expresamente sobre lo bello y las emociones superiores que lo
acompañan, tanto en el arte como en otras actividades humanas. Por otro lado, el
ejercicio del pensamiento filosófico acerca de la belleza y sus mediaciones estéticas
proporciona un marco de investigación y reflexión crítica sobre las funciones
expresivas, representativas, reflexivas y transformadoras del arte, así como sobre la
relevancia e influencia actual de la cultura audiovisual y de la imagen, entendiéndola
no solo como medio de transmisión de ideas, sino también como lugar propio del
pensamiento y la creación cultural.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores:


CPSAA3.1, CC2, CC3, CCEC2, CCEC3.1, CCEC3.2.

Criterios de evaluación

Competencia específica 1.

1.1 Reconocer la radicalidad y trascendencia de los problemas filosóficos


mediante su análisis y reformulación en textos y otros medios de expresión tanto
filosóficos como literarios, históricos, científicos, artísticos o relativos a cualquier otro
ámbito cultural.

Competencia específica 2.

2.1 Demostrar un conocimiento práctico de los procedimientos elementales de la


investigación filosófica a través de tareas como la identificación de fuentes fiables, la
búsqueda eficiente y segura de información y la correcta organización, análisis,
interpretación, evaluación, producción y comunicación de esta, tanto digitalmente
como por medios más tradicionales.

2.2 Desarrollar una actitud indagadora, autónoma y activa en el ámbito de la


reflexión filosófica mediante el diseño, la elaboración y la comunicación pública de
productos originales tales como trabajos de investigación, disertaciones o
comentarios de texto.
Competencia específica 3.

3.1 Producir y evaluar discursos argumentativos, orales y escritos, acerca de


cuestiones y problemas filosóficos, demostrando un uso correcto de normas y
pautas lógicas, retóricas y argumentativas.

3.2 Detectar y evitar modos dogmáticos, falaces y sesgados de sostener


opiniones e hipótesis, siendo conscientes de la naturaleza o mecanismo de dichos
sesgos y falacias.

3.3 Valorar la capacidad para el trabajo cooperativo, el compromiso con la


verdad, el respeto a la pluralidad y el rechazo de toda actitud discriminatoria o
arbitraria, mediante la aplicación de dichos principios a la práctica argumentativa y al
diálogo con los demás.

Competencia específica 4.

4.1 Promover el contraste e intercambio de ideas y la práctica de una ciudadanía


activa y democrática a través de la participación en actividades grupales y el
ejercicio del diálogo racional, respetuoso, abierto, constructivo y comprometido con
la búsqueda de la verdad, acerca de cuestiones y problemas filosóficamente
relevantes.

Competencia específica 5.

5.1 Generar una concepción compleja y no dogmática de los problemas


filosóficos mediante el análisis crítico de tesis filosóficas distintas y opuestas en
torno a los mismos.

5.2 Comprender y exponer distintas tesis y teorías filosóficas como momentos de


un proceso dinámico y siempre abierto de reflexión y diálogo, a través del análisis
comparativo de los argumentos, principios, metodologías y enfoques de dichas tesis
y teorías.

Competencia específica 6.

6.1 Tomar consciencia de la riqueza e influencia del pensamiento filosófico


identificando y analizando las principales ideas y teorías filosóficas en textos o
documentos pertenecientes a ámbitos culturales diversos, así como poniéndolas en
relación con experiencias, acciones o acontecimientos comunes y de actualidad.

6.2 Adquirir y demostrar un conocimiento significativo de las ideas y teorías


filosóficas de algunos de los más importantes pensadores y pensadoras de la
historia, mediante su aplicación y el análisis crítico en el contexto de la práctica
individual o colectiva de la indagación filosófica.

Competencia específica 7.

7.1 Afrontar cuestiones y problemas complejos de carácter fundamental y de


actualidad de modo interdisciplinar, sistemático y creativo, utilizando conceptos,
ideas y procedimientos provenientes de distintos campos del saber y orientándolos y
articulándolos críticamente desde una perspectiva filosófica.

Competencia específica 8.

8.1 Desarrollar el propio juicio y la autonomía moral mediante el análisis filosófico


de problemas éticos y políticos fundamentales y de actualidad, considerando las
distintas posiciones en disputa y elaborando, argumentando, exponiendo y
sometiendo al diálogo con los demás las propias tesis al respecto.

Competencia específica 9.

9.1 Generar un adecuado equilibrio entre el aspecto racional y el emotivo en la


consideración de los problemas filosóficos, especialmente los referidos al ámbito de
la estética, a través de la reflexión expresa en torno al arte y a otras actividades o
experiencias con valor estético y el análisis del papel de las imágenes y el lenguaje
audiovisual en la cultura contemporánea.

SABERES BÁSICOS.

A. LA FILOSOFÍA Y EL SER HUMANO.

1. La reflexión filosófica en torno a la propia filosofía.

− Características y concepciones del saber filosófico. Breve recensión histórica


de la filosofía. Las divisiones tradicionales de la filosofía y las áreas actuales de
investigación. Vigencia y utilidad de la filosofía: la importancia de filosofar en torno a
los retos del siglo XXI.

− La filosofía en relación con otros campos del saber y la actividad humana.

− Métodos y herramientas básicos del filósofo: el uso y análisis crítico de


fuentes; la comprensión e interpretación de documentos filosóficos; la identificación
de problemas filosóficos en otros ámbitos de la cultura; el pensamiento y el diálogo
argumentativos; la investigación y la disertación filosófica.
− La discriminación social, de género, etnia y edad en la tradición filosófica.

2. El ser humano como sujeto y objeto de la experiencia filosófica.

− La filosofía y la existencia humana.

− El debate sobre la génesis y definición de la naturaleza humana: especificidad


natural y condicionantes histórico-culturales. Concepciones filosóficas del ser
humano.

− La estructura psicosomática de la personalidad: sensibilidad, emotividad,


deseos y volición, las facultades cognitivas. Conciencia y lenguaje.

− El problema de la identidad personal. Tipos y modos de identidad. La


especulación en torno al transhumanismo.

B. CONOCIMIENTO Y REALIDAD.

1. El problema filosófico del conocimiento y la verdad.

− El conocimiento: definición, posibilidad y límites. Teorías de la verdad. La


desinformación y el fenómeno de la «posverdad».

− Las teorías del conocimiento: formas de racionalismo, empirismo y otras


teorías.

− El razonamiento y la argumentación. La argumentación informal. Nociones de


lógica formal. La detección de falacias y sesgos cognitivos.

− El saber científico: definición, demarcación y metodologías científicas. La


filosofía de la ciencia: naturaleza, problemas y límites del conocimiento científico.

− Otros modos de saber: el problema del saber metafísico; las creencias


religiosas; la razón poética; el saber común.

− La dimensión social y política del conocimiento. Conocimiento, poder e interés.


La tecnociencia contemporánea. El papel de la mujer en la ciencia y en los otros
saberes.

2. La cuestión de la naturaleza última de la realidad.

− El problema de lo real. Apariencia y realidad. La cuestión de las realidades


virtuales.

− Unidad y pluralidad. Categorías y modos de ser. Entidades físicas y objetos


ideales: el problema de los universales.
− El problema mente-cuerpo. La filosofía de la mente y el debate en torno a la
inteligencia artificial.

− El problema filosófico del tiempo y el cambio. El problema del determinismo.


Necesidad, azar y libertad.

− El problema filosófico de la existencia de Dios. Teísmo, ateísmo y


agnosticismo.

C. ACCIÓN Y CREACIÓN.

1. La acción humana: filosofía ética y política.

− El problema ético: cómo hemos de actuar. Ser y deber ser. La deliberación


moral. Las condiciones del juicio y el diálogo ético.

− La posibilidad de una ética racional. Cognitivismo y emotivismo. El debate en


torno al relativismo moral. El reto de una ética universal de mínimos.

− Las principales respuestas al problema ético: éticas consecuencialistas, éticas


del deber y éticas de la virtud. La moral amoral de Nietzsche. Éticas del cuidado.
Ética medioambiental. Éticas aplicadas.

− Los derechos humanos: su génesis, legitimidad y vigencia actual. Las distintas


generaciones de derechos humanos.

− Grandes cuestiones éticas de nuestro tiempo: la desigualdad y la pobreza; la


igualdad efectiva de derechos entre hombres y mujeres; la guerra, el terrorismo y
otras formas de violencia; los derechos de la infancia; la discriminación y el respeto
a las minorías; los problemas ecosociales y medioambientales; los derechos de los
animales.

− El hombre como ser social. Definición de lo político. Legalidad y legitimidad. La


cuestión filosófica de la justicia.

− El fundamento de la organización social y del poder político. Teorías del origen


sobrenatural vs. teorías contractualistas. La reflexión filosófica en torno a la
democracia.

− El diálogo en torno a los principios políticos fundamentales: igualdad y libertad;


individuo y Estado; trabajo, propiedad y distribución de la riqueza. El debate político
contemporáneo: liberalismo, utilitarismo y comunitarismo.

− Ideales, utopías y distopías. Los movimientos sociales y políticos. El


feminismo y la perspectiva de género en la filosofía.

2. La reflexión filosófica en torno a la creación artística.


− Definición, ámbitos y problemas de la estética: arte, belleza y gusto. La
relación de lo estético con otros ámbitos de la cultura. Ética y estética. El papel
político del arte.

− Teorías clásicas y modernas acerca de la belleza y el arte. Teorías y


problemas estéticos contemporáneos. La reflexión en torno a la imagen y la cultura
audiovisual.
Historia de la Filosofía

2º BACHILLERATO

Las culturas humanas se constituyen y reconocen en orden a las respuestas que


ofrecen a las cuestiones más fundamentales. Entre estas cuestiones se encuentran
las referidas al origen, naturaleza y sentido del cosmos, al propio ser y destino del
ser humano, a la posibilidad y las formas del conocimiento, y a la definición de
aquellos valores (la verdad, el bien, la justicia, la belleza) que estimamos adecuados
para orientar nuestras acciones y creaciones. Ahora bien, aunque las cuestiones
son, en esencia, las mismas, la variabilidad histórica de las formas en que se
plantean y se intenta responder a ellas es aparentemente enorme. El objetivo de la
materia de Historia de la Filosofía en Bachillerato es recorrer el camino en que estas
preguntas y respuestas se han dado, de una forma distintivamente crítica y racional,
en el devenir del pensamiento occidental, sin que ello signifique menospreciar la
riqueza y relevancia de otras tradiciones de pensamiento. Este objetivo es de una
importancia sobresaliente para el logro de la madurez personal, social y profesional
del alumnado. Aventurarnos a explorar la vida de las ideas filosóficas en la relación
compleja y dialéctica que mantienen históricamente entre sí y con otros aspectos de
nuestra cultura, es también explorar la intrincada red de conceptos y
representaciones sobre la que pensamos, deseamos, sentimos y actuamos. Así,
lejos de ser un mero compendio erudito de conocimientos, la materia de Historia de
la Filosofía debe representar para los alumnos y alumnas un fascinante ejercicio de
descubrimiento del conjunto de ideas y valores que sustentan tanto su forma de ser,
como la de su propia época y entorno social.

Para lograr este objetivo se propone el desarrollo de una serie de competencias


específicas que, más allá de profundizar en los procedimientos de la indagación
filosófica con los que se trabajó en primero de Bachillerato y del conocimiento
significativo de algunos de los más importantes documentos, concepciones, autores
y autoras de la historia del pensamiento occidental, den al alumnado la posibilidad
de pensar críticamente las ideas con las que piensa, identificándolas en su origen
más remoto y persiguiéndolas en el transcurso de sus múltiples variaciones
históricas. Este análisis histórico y dialéctico de las ideas ha de atender tanto a sus
relaciones de oposición y complementariedad con el resto de las ideas filosóficas,
como a su conexión con la generalidad de las manifestaciones culturales, políticas o
sociales en las que aquellas ideas se expresan y junto a las que cabe
contextualizarlas. De ahí que en esta propuesta se insista en comprender la historia
del pensamiento filosófico, no de manera aislada, limitándolo al conocimiento de sus
textos y autores y autoras más relevantes, sino en relación con la totalidad del
contexto histórico y cultural en el que las ideas se descubren, generan y
manifiestan, atendiendo a las múltiples expresiones y fenómenos sociales, políticos,
artísticos, científicos o religiosos en que podemos encontrar incardinadas dichas
ideas y, más específicamente, inquiriendo sobre ellas en textos y documentos de
carácter literario, histórico, científico o de cualquier otro tipo. El fin último es que el
alumnado, una vez entienda las teorías y controversias filosóficas que han
articulado la historia del pensamiento occidental, se encuentre en mejores
condiciones para adoptar una posición propia, dialogante, crítica y activa ante los
problemas del presente y los retos y desafíos del siglo XXI.

Cada una de las competencias específicas referidas se relaciona con los


objetivos generales de etapa para Bachillerato, así como con las competencias
clave, conectándose directamente con determinados criterios de evaluación. Estos
criterios de evaluación han de entenderse como herramientas de diagnóstico y
mejora en relación con el nivel de desempeño que se espera de la adquisición de
las competencias específicas. Además, y dado el enfoque competencial del
currículo, los citados criterios de evaluación, siempre en relación con los saberes
básicos, habrán de atender tanto a los procesos de aprendizaje como al producto o
resultante de dichos procesos. Por último, tales criterios deberán ser implementados
a través de instrumentos de evaluación diferenciados y ajustables a los distintos
contextos y situaciones de aprendizaje en los que se concrete el desarrollo de las
competencias específicas.

En cuanto a los saberes básicos, están distribuidos en tres bloques, referidos a


tres intervalos históricos especialmente significativos en la historia del pensamiento
filosófico occidental: el origen y desarrollo de la filosofía en la antigüedad griega, el
surgimiento de la modernidad europea desde sus raíces en el pensamiento y la
cultura medieval y, por último, el desenvolvimiento y la crisis del pensamiento
moderno hasta llegar al heterogéneo panorama filosófico de nuestros días. En cada
uno de estos tres bloques se enuncian aquellos saberes que resulta esencial tratar
en un curso básico de Historia de la Filosofía en Bachillerato, sin prejuzgar el grado
de atención que haya de prestársele a cada bloque y saber ni la forma de
articularlos, de manera que se puedan seleccionar aquellos que convenga tratar por
extenso y aquellos otros que se comprendan de manera complementaria o
contextual.

Los saberes básicos se han organizado en torno a una serie de problemas


filosóficos fundamentales y a partir del diálogo que a propósito de ellos han
mantenido y mantienen entre sí diferentes pensadores y pensadoras de la misma o
de diferentes épocas. Se pretende evitar así la mera relación diacrónica de autores
o textos canónicos, dando a la materia una orientación más temática. Además, se
propone abordar cada uno de esos problemas no solo a través de textos de
eminente naturaleza filosófica y de un nivel adecuado al carácter básico de la
materia, sino también mediante el análisis complementario de textos y documentos
literarios, historiográficos y de cualquier otro tipo que sean pertinentes y tengan o
hayan tenido relevancia histórica en relación con el problema tratado.

Por otro lado, en los tres bloques se propone analizar la situación de la mujer en
el ámbito de la filosofía, con la intención de reparar el agravio histórico con respecto
a aquellas filósofas que han sido marginadas en el canon tradicional por su simple
condición de mujeres, medida que se complementa con la atención que en los dos
últimos bloques se presta al pensamiento feminista como una de las concepciones
más representativas de la historia reciente de las ideas. El abandono, asimismo, de
los cuatro periodos historiográficos tradicionales pretende subrayar el aspecto
dinámico e interconectado de las distintas etapas o fases de la historia del
pensamiento filosófico, así como dar un mayor peso al análisis del pensamiento
moderno y contemporáneo, que es el protagonista de los dos últimos bloques, sin
que ello suponga olvidar el inmenso y riquísimo caudal de cuestiones e ideas que
representa el pensamiento antiguo y medieval.

Finalmente, una programación de la materia consecuente con el espíritu


competencial que establece la ley ha de tomar el «aprender a filosofar» kantiano
como lema orientador, y situar la actividad indagadora del alumnado como el centro
y el fin de todo el proceso de enseñanza y aprendizaje, profundizando en el
desarrollo de aquellas competencias que, desplegadas ya en la materia de Filosofía
de primero de Bachillerato, contribuyan al logro de su autonomía y madurez
intelectual, moral y cívica. Es también preciso insistir, por último, en la conveniencia
de comprender la Historia de la Filosofía en el contexto histórico y cultural que le
sirve de marco, evitando un tratamiento aislado y puramente academicista de la
misma y empleándola como una herramienta y una perspectiva idóneas desde las
que tratar crítica y reflexivamente los más graves problemas que nos afectan hoy,
especialmente aquellos referidos a la equidad entre los seres humanos, la
justificación y consideración de los derechos humanos, la igualdad efectiva entre
hombres y mujeres, o los problemas ecosociales.

Competencias específicas.

1. Buscar, analizar, interpretar, producir y transmitir información relativa a hechos


histórico-filosóficos a partir del uso crítico y seguro de fuentes y el dominio de
técnicas básicas de investigación, para generar conocimientos y producciones
propias acerca de la historia de los problemas e ideas filosóficos.

La labor de investigación de la Historia de la Filosofía comparte con los estudios


históricos, pero también con la filología y con otras ciencias humanas, el hecho de
que su objeto de estudio venga vehiculado por textos, documentos y otras
manifestaciones análogas legadas por la tradición. Es, pues, fundamental que el
alumnado sepa trabajar con fuentes fiables y relevantes, entendiéndolas en su
contexto social y cultural a la vez que en su proyección histórica y estableciendo
relaciones entre documentos de diferentes épocas y culturas. Para ello, es preciso
dotarle de herramientas de investigación con que buscar y organizar la información,
tanto en entornos digitales como en otros más tradicionales, así como para
evaluarla y utilizarla de manera crítica para la producción y transmisión de
conocimientos relativos a la materia. El objetivo es que, además del uso de
documentos de una cierta complejidad formal y material, puedan construir sus
propios juicios y elaborar producciones a partir del diálogo con tales documentos y
el ejercicio autónomo de su capacidad indagadora. Todo esto supone no solo la
facultad de interpretar y comentar formalmente textos y otros documentos y
manifestaciones histórico-filosóficas, relacionándolos con problemas, tesis y autores
o autoras, sino también la de realizar esquemas y mapas conceptuales, cuadros
cronológicos y otras elaboraciones, incluyendo la producción y exposición de
trabajos de investigación de carácter básico, utilizando los protocolos al efecto, y
tanto de forma individual como colaborativa.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL1,


CCL2, CCL3, CD1, CD3, CPSAA4, CC3, CE3.

2. Reconocer las normas y pautas de la argumentación y el diálogo filosóficos


mediante la identificación y análisis de las mismas en distintos soportes y a través
de diversas actividades, para aplicarlas con rigor en la construcción y exposición de
argumentos y/o en el ejercicio del diálogo con los demás.

El dominio de la argumentación es un factor fundamental para pensar y


comunicarse con rigor y efectividad, tanto en el ámbito de las ciencias y saberes,
como en el de la vida cotidiana, así como una condición necesaria para la formación
del propio juicio personal. Es, pues, necesario que el alumnado, tanto en el trabajo
con textos y documentos, como en el diálogo filosófico con los demás, emplee
argumentos correctos y bien fundados, apreciando el rigor argumentativo y
detectando y evitando los modos dogmáticos, falaces y sesgados de sostener o
discutir opiniones e hipótesis.

Por otro lado, si el diálogo goza en la didáctica de la filosofía de un merecido


reconocimiento, tanto como expresión del carácter propiamente dialéctico de la
indagación filosófica como en tanto que elemento esencial del ejercicio de la
ciudadanía democrática, en el estudio de la historia de las ideas cumple una doble
función: la de promover el debate filosófico y la de hacerlo en torno a
planteamientos y concepciones que guardan a la vez entre sí un diálogo a lo largo
del tiempo. Se trata, pues, de promover, no sólo el diálogo empático, cooperativo y
comprometido con la búsqueda del conocimiento, la libre expresión de ideas y el
respeto a la pluralidad de tesis y opiniones, sino también la aptitud para el
pensamiento crítico y relacional en torno a ideas de autores y autoras de épocas
muy distintas, entendiendo en todos los casos la disensión y la controversia no
necesariamente como un conflicto sino también como complementariedad y ocasión
para una mejor comprensión de los problemas.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL1,


CCL5, STEM1, CPSAA3.1, CC2, CC3, CCEC1, CCEC3.2.

3. Comprender y expresar diferentes concepciones filosóficas históricamente


dadas, mediante el acercamiento a sus fuentes y el trabajo crítico sobre las mismas,
para desarrollar el conocimiento de un acervo que constituye parte esencial del
patrimonio cultural común.

La tradición filosófica, así como el debate filosófico contemporáneo, han venido


acumulando y transmitiendo, y siguen produciendo hoy, un inmenso y valiosísimo
caudal de planteamientos, preguntas, intentos de respuesta, ideas,
argumentaciones y exposiciones diferentes en torno a las cuestiones filosóficas,
moduladas de acuerdo con el contexto histórico y el esfuerzo de los autores y
autoras en los que en cada caso tuvieron cauce de expresión. El conocimiento de
las más importantes de estas propuestas filosóficas debe formar parte de la cultura
de todo el alumnado y, en general, del bagaje de una ciudadanía ilustrada. Por otro
lado, el aprendizaje de tales concepciones filosóficas precisa de un trabajo orientado
desde la experiencia actualizada de cuestiones ya tratadas en primero de
Bachillerato, de manera que sea el alumnado el que, en relación con dichas
cuestiones, sienta la necesidad de investigar la raíz y dimensión histórica de las
mismas a través del contacto directo con documentos y del trabajo a partir de ellos.
Una indagación que debe ser, además, ajena a prejuicios etnocéntricos, sexistas o
de cualquier otro tipo, y reconocer el papel, a menudo oculto y marginado, de las
mujeres, así como la importancia e influencia de otras tradiciones de pensamiento
diferentes a la nuestra, analizando críticamente las conceptualizaciones de carácter
excluyente o discriminatorio que formen o hayan formado parte del discurso
filosófico.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CC1,


CC2, CC3, CCEC1.

4. Reconocer y analizar la naturaleza esencialmente plural y diversa de las


concepciones filosóficas históricamente dadas, mediante su puesta en relación
dialéctica de confrontación y complementariedad, para generar una concepción
compleja y dinámica de la historia del pensamiento y promover una actitud tolerante
y comprometida con la resolución racional y dialogada de los conflictos.

La filosofía, a diferencia de otros ámbitos de conocimiento, se presenta


radicalmente abierta y disputada en todas sus áreas, algo que no tiene por qué ser
interpretado como defecto o disfunción sino, al contrario, como indicio del carácter
complejo y dialéctico tanto de la disciplina como de muchas de las cuestiones
filosóficas en las que no son posible, ni quizás deseables, la unanimidad o la
unilateralidad, pero sí el diálogo respetuoso y constructivo.

Este carácter plural de la filosofía es más evidente cuando lo comprendemos a


través de su dimensión histórica. No obstante, tampoco aquí esta riqueza de
perspectivas compromete la unidad esencial que define a toda la empresa filosófica
como una búsqueda incondicionada e integral de la verdad y del sentido de la
realidad en sus aspectos más fundamentales. Por otro lado, el contacto con los
distintos modos de argumentación y exposición que corresponden a las
concepciones filosóficas, así como con la diversidad de formas con que cabe
interpretarlas, resultan una experiencia óptima para la práctica del pensamiento
complejo, el análisis, la síntesis, y la comprensión de los problemas filosóficos y
otros de relevancia cultural y social desde una perspectiva más profunda y plural,
menos sesgada, y crítica con todo dogmatismo, en consonancia con lo que debe ser
el ejercicio de la propia ciudadanía democrática.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL2,


CC1, CC2, CC3.

5. Reconocer el modo en que se han planteado sucesivamente, a través de


distintas épocas y concepciones, los mismos problemas filosóficos, mediante el
análisis e interpretación de textos y otros modos de expresión tanto filosófica como
más ampliamente cultural, históricamente dados, para afrontar tales problemas a
partir de la reflexión crítica sobre el conocimiento de lo aportado por la tradición.

La reflexión filosófica, que en el curso de primero de Bachillerato se abordaba de


manera principalmente temática, se despliega aquí de modo también diacrónico,
analizando los mismos problemas en diferentes momentos históricos, lenguajes y
formas, y en relación con los aspectos propios de cada época y cultura. La suma de
dichas fases o momentos comprende un conjunto de planteamientos y respuestas
que el alumnado debe conocer, no solo para comprender la historia pasada, e
incluso el mismo concepto de historia, sino también para entender su propio
presente y pensar su futuro de manera más reflexiva y cuidadosa. Además, en la
filosofía, dado su carácter plural y siempre abierto, es aún más pertinente que en
otros saberes tener consciencia de ese proceso histórico, él mismo un objeto de
reflexión filosófica, y en el que se puede encontrar el germen de todo el
pensamiento contemporáneo.

Es necesario, por ello, que el alumnado analice los problemas filosóficos a lo


largo de la historia, esclareciendo las condiciones socio-culturales de su aparición y
conectando el tratamiento que se hace de los mismos en distintas corrientes y
escuelas de pensamiento. El objetivo es que alumnos y alumnas afronten tales
problemas desde el reconocimiento tanto de su radicalidad y universalidad como de
la pluralidad y variabilidad en que se expresan, reflexionando sobre la relación de
ambos aspectos, con el fin de promover un conocimiento profundo y crítico de la
filosofía y de la cultura en que esta se inserta y desarrolla.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL2,


CC1, CC2, CC3, CCEC1.

6. Reconocer las formas diversas en que los interrogantes filosóficos y sus


intentos de respuesta se han presentado históricamente en otros ámbitos de la
cultura, mediante el análisis interpretativo de textos o/y otras manifestaciones
pertenecientes a esos ámbitos, para promover una concepción sistemática,
relacional y compleja de la historia de la cultura occidental y del papel de las ideas
filosóficas en ella.
La filosofía, lejos de ser un saber ensimismado en sus problemas y lenguaje y
ajeno al resto de saberes y aspectos de la existencia humana, se ha mostrado
siempre interesada en dialogar con otros ámbitos del conocimiento, nutriéndose de
ellos y enriqueciéndolos con nuevas ideas y perspectivas. A ello se le suma que el
estudio de la filosofía resulta más estimulante y rico cuando se ejercita mediante el
análisis de otras manifestaciones culturales en las que los problemas y las
concepciones histórico-filosóficos están presentes, de manera al menos tácita. Por
ello, el acercamiento a la materia de Historia de la Filosofía debe realizarse no solo
a través del estudio e interpretación de los textos de los grandes filósofos y filósofas,
sino también a través del análisis de aquellos otros documentos y acontecimientos
históricos de carácter político, artístico, científico o religioso que resulten
filosóficamente relevantes.

El objetivo es, por un lado, que el alumnado comprenda la naturaleza


interdisciplinar y transdisciplinar de la reflexión filosófica y su función articuladora del
conjunto de los saberes, y, por el otro, que reconozca la relación entre las distintas
teorías filosóficas y aquellos movimientos, doctrinas y creaciones sociales, políticas,
morales, artísticas, científicas y religiosas con las que aquellas han compartido
espacio histórico y cultural, identificando sus influencias mutuas y, en especial, los
fundamentos y problemas filosóficos que laten bajo los citados movimientos,
doctrinas y creaciones.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores: CCL2,


CC1, CC2, CC3, CCEC1.

7. Analizar problemas fundamentales y de actualidad mediante la exposición


crítica de distintas posiciones histórico-filosóficas relevantes para la comprensión y
discusión de aquellos, para desarrollar la autonomía de juicio y promover actitudes y
acciones cívica y éticamente consecuentes.

Los grandes sistemas de pensamiento habidos a lo largo del tiempo no son solo
lugares de referencia obligada para entender en profundidad el pasado, nuestras
señas de identidad culturales o nuestro modo mismo de ser, conocer o valorar, sino
que son también guías que, tratadas de manera crítica, iluminan los más complejos
debates actuales, constituyendo así una herramienta indispensable para nuestra
tarea de promover un mundo más justo, sostenible y racional. En este sentido, la
historia de la filosofía representa un esfuerzo progresivo por comprender la realidad
y orientar la acción humana, tanto en un sentido individual como en el colectivo.
Además, provee al alumnado de un marco de referencia idóneo para el ejercicio de
una ciudadanía consciente, críticamente comprometida con los valores comunes y
detentadora de una actitud reflexiva y constructiva ante los retos del siglo XXI. Así,
en la medida en que se conozcan con profundidad las distintas ideas, teorías y
controversias filosóficas implicadas en cuestiones que, como la desigualdad y la
pobreza, la situación de los derechos humanos en el mundo, el logro de la efectiva
igualdad y corresponsabilidad entre mujeres y hombres, o los problemas
ecosociales, conforman la actualidad, se estará en mejores condiciones para
entender y afrontar dichas cuestiones. El propósito último es que el alumnado pueda
posicionarse ante ellas con plena conciencia de lo que sus ideas deben al curso
histórico del pensamiento filosófico y, por ello, con una mayor exigencia crítica y un
más firme compromiso tanto con el perfeccionamiento de dichas ideas como con las
actitudes y acciones que quepa deducir de ellas.

Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores:


CPSAA4, CC1, CC2, CC3, CC4, CE1.

Criterios de evaluación

Competencia específica 1.

1.1 Generar un conocimiento riguroso de fuentes y documentos filosóficamente


relevantes, aplicando técnicas de búsqueda, organización, análisis, comparación e
interpretación de los mismos, y relacionándolos correctamente con contextos
históricos, problemas, tesis, autores y autoras, así como con elementos
pertenecientes a otros ámbitos culturales.

1.2 Construir juicios propios acerca de problemas histórico-filosóficos, a través


de la elaboración y presentación de documentos y trabajos de investigación sobre
los mismos con precisión y aplicando los protocolos al uso, sea de forma individual o
de manera grupal y cooperativa.

Competencia específica 2.

2.1 Emplear argumentos de modo riguroso, reconociendo y aplicando normas,


técnicas y pautas lógicas, retóricas y argumentativas, y evitando modos dogmáticos,
falaces y sesgados de sostener opiniones e hipótesis.

2.2 Sostener el hábito del diálogo argumentativo, empático, abierto y


constructivamente comprometido con la búsqueda del conocimiento, a través del
análisis crítico y la participación activa, respetuosa y colaborativa en cuantas
actividades se propongan.

Competencia específica 3.

3.1 Adquirir y expresar un conocimiento significativo de las más importantes


propuestas filosóficas que se han sucedido a lo largo de la historia, a través de la
indagación sobre ellas y la identificación de las cuestiones a las que responden.
3.2 Identificar, comprender y debatir sobre los principales problemas, ideas, tesis
y controversias filosóficas de la historia del pensamiento, a través del análisis y
comentario crítico de textos y documentos filosóficos o relevantes para la filosofía.

Competencia específica 4.

4.1 Generar una concepción plural, dialéctica, abierta y crítica de la historia del
pensamiento, a través de la comprensión, la realización de síntesis comparativas y
la exposición de las relaciones de oposición y complementariedad entre tesis,
escuelas, filósofos y filósofas de una misma época o tradición o de distintas épocas
y tradiciones.

Competencia específica 5.

5.1 Afrontar los grandes problemas filosóficos en su doble aspecto histórico y


universal a través del análisis y exposición crítica de las condiciones culturales que
han permitido en cada caso la aparición y evolución de dichos problemas en
distintos momentos de la historia.

5.2 Comprender y analizar la dimensión temporal y universal de los problemas


filosóficos más importantes, comparando mediante esquemas u otros productos o
actividades el tratamiento filosófico que se hace de ellos en distintas épocas,
escuelas, tradiciones, autores y autoras.

Competencia específica 6.

6.1 Adquirir una concepción sistémica y relacional de la historia de la cultura


occidental y del papel de las ideas filosóficas en ella, mediante el análisis
comentario y comparación de textos o documentos literarios, historiográficos,
periodísticos, científicos o religiosos, así como de cualquier otra manifestación
cultural, en los que se expresen problemas y concepciones filosóficamente
relevantes.

Competencia específica 7.

7.1 Desarrollar la autonomía de juicio, y promover planteamientos, actitudes y


acciones ética y cívicamente consecuentes, con respecto a problemas
fundamentales de la actualidad, a partir de la comprensión de ideas, teorías y
controversias histórico-filosóficas que puedan contribuir a clarificar tales problemas y
de la elaboración de propuestas de carácter crítico y personal con respecto a los
mismos.
SABERES BÁSICOS.

A. Del origen de la filosofía occidental en Grecia hasta el fin de la


Antigüedad.

− Historicidad y universalidad de los problemas y concepciones filosóficas.


Métodos de trabajo en Historia de la Filosofía.

− El surgimiento de la filosofía occidental en Grecia. Cosmovisión mítica y


teorización filosófica. La filosofía en otras tradiciones culturales.

− El problema de la realidad en los presocráticos.

− Filosofía y ciudadanía en la Ilustración griega: los sofistas y Sócrates. Aspasia


de Mileto y el papel de la mujer en la cultura y la filosofía griega.

− Idea y naturaleza: conocimiento y realidad en Platón y Aristóteles.

− La antropología en la filosofía clásica: Sócrates y el conocimiento de sí; la


psique en Platón y Aristóteles.

− La discusión ética: el intelectualismo socrático-platónico; la teoría de las


virtudes en Platón y Aristóteles; el concepto de eudaimonía.

− El debate político: Las propuestas platónica y aristotélica en torno al mejor


orden social.

− De las polis al imperio. Filosofía, ciencia y cultura en el helenismo. Estoicismo


y epicureísmo. La figura de Hipatia de Alejandría.

B. De la Edad Media a la modernidad europea.

− Etapas, métodos y cuestiones fundamentales en la filosofía medieval. Agustín


de Hipona, Tomas de Aquino y Guillermo de Ockham. La personalidad polifacética
de Hildegard von Bingen. La filosofía árabe y judía.

− La asimilación de la filosofía griega por la teología medieval. El problema de la


relación entre fe y razón.

− El nacimiento de la modernidad europea. El Renacimiento. El protestantismo.


La revolución científica.

− La necesidad de un fundamento seguro para el conocimiento. Principales


figuras del racionalismo y el empirismo (René Descartes, David Hume, etc.).

− El debate metafísico moderno. La teoría cartesiana de las sustancias y sus


herederos (Spinoza, Leibniz, etc.). El materialismo desde Thomas Hobbes a la
Ilustración.
− La cuestión del origen y fundamento de la sociedad y el poder. Del
pensamiento político medieval a la teoría del contrato social según Thomas Hobbes,
John Locke y Jean-Jacques Rousseau.

C. De la modernidad a la postmodernidad.

− El proyecto ilustrado: potencia y límites de la razón. Ilustración y democracia.


Los Derechos del Hombre. La primera ola feminista: Mary Wollstonecraft y Olympe
de Gouges.

− La filosofía crítica de Immanuel Kant y el problema de la metafísica como


saber.

− Éticas de la felicidad y éticas del deber. La ética kantiana frente al utilitarismo.

− Crisis del proyecto ilustrado y crítica contemporánea. Filosofía de la sospecha:


Marx, Nietzsche y Freud.

− Corrientes filosóficas del siglo XX.

− Los problemas filosóficos a la luz del análisis del lenguaje: Ludwig


Wittgenstein y la filosofía analítica.

− La dialéctica de la Ilustración en la Escuela de Fráncfort. El análisis del


totalitarismo de Hannah Arendt.

− El existencialismo: Martin Heidegger y Jean Paul Sartre.

− La filosofía española: Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset y María


Zambrano.

− El desarrollo contemporáneo del feminismo: Simone de Beauvoir.

− El debate sobre los fundamentos de la investigación científica: Popper, Kuhn y


otras corrientes en filosofía de la ciencia.

− La deconstrucción de la tradición occidental y la herencia posmoderna.

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