LA PALABRA DE DIOS
Las palabras son el medio por el cual nos podemos comunicar. Dios también con Su Palabra se
comunica con nosotros, esta es LA PALABRA que Él mismo distinguió por encima de cualquier otra
palabra:
Salmos 138:2: Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu
fidelidad; porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.
Esta palabra es LA PALABRA por excelencia, ya que Dios mismo la puso en un lugar privilegiado: por
sobre todas las cosas; es decir, que todo lo que uno pueda pensar fuera de Dios y Su Palabra está por
debajo de ellos. La Palabra se explica a Sí misma y le da sentido al puesto de privilegio que Su autor le
dio.
1 Tesalonicenses 2:13: Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando
recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino
según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.
Este registro saca de la escena a cualquier otro protagonista. El autor de la Palabra es Dios.
Consideremos otra cuestión básica que Dios considera de Su propia Palabra, que dejó disponible para
que la sepamos de boca de nuestro Señor Jesucristo:
Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad.
“Tu Palabra es verdad” es lo que Jesucristo decía de la Palabra de su Padre que es el mismo que el
nuestro. Ya establecimos que la Palabra es de Dios, que Él la engrandeció por sobre todas las cosas y
La Palabra de Dios que es verdad.
Características que Dios destacó de Su Palabra:
La Palabra de Dios es: • Verdad (Juan 17:17-Salmos 19:9) • Limpia (Salmos 12:6) • Perfecta (Salmos
19:7) • Fiel (Salmos 19:7) • Recta (Salmos 19:8) • Pura (Salmos 19:8) • Justa (Salmos 19:9) • Deseable
(Salmos 19:10) • Viva y eficaz (Hebreos 4:12) • Útil (2 Timoteo 3:16) ¿Hay algo que la pueda
mínimamente igualar? Con todas estas características tan maravillosas, ¿cómo podemos dejar de
anhelarla, sabiendo que Dios la hizo para nosotros?
Marcos 13:31: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán
La Palabra de Dios es la misma ayer, hoy y siempre. Jesucristo es el que dijo estas palabras a Pedro,
Jacobo, Juan y Andrés; pero las palabras de Jesucristo eran las palabras de Dios.
Salmos 119:98: Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre
están conmigo.
Salmos 119:98: Tus mandamientos son míos para siempre; me han hecho más sabio que mis
enemigos. Versión DHH (Dios Habla Hoy)
Esto es lo que Jesucristo creyó. La Palabra de su Padre estaba con él, era suya. El permanecer para
siempre es otra cualidad de la Palabra de Dios que ninguna otra cosa en la tierra cuenta.
Sigamos profundizando un poco más acerca de las cualidades que tiene la maravillosa Palabra de Dios
en: Isaías 55:10, 11: 10Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino
que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11así
será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié. Versión DHH (Dios Habla Hoy)
Por lo que acabamos de leer es que nosotros sólo tenemos que hablarla, darla a conocer a todos los
que todavía no la conocen. Dios se encarga de respaldar Su Palabra, el trabajo lo hace Dios en
aquellas personas que deseen, con un corazón puro y sincero, conocerla. Al conocer la Palabra de
Dios conocen el corazón mismo de Él.
Beneficios que hay en la palabra de Dios para nosotros:
Salmos 119:104, 105, 130: 104De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he
aborrecido todo camino de mentira. 105Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
130La exposición a tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
Esta inteligencia no la obtenemos cuando cursamos en la mejor Universidad o instituto superior. La
Palabra de Dios es la que nos proporciona la más sublime de las inteligencias. Esta sabiduría divina es
la que hace sabios y humildes a los que guardan Su Palabra en el corazón. Este pasaje; además
declara que Dios, a través de Su Palabra ilumina nuestras vidas, alumbra cada paso que damos a lo
largo de nuestro diario vivir. Un camino iluminado nos permite ver por dónde uno camina, evita y
previene de posibles tropiezos o caídas. Con la Palabra de nuestro Padre obtenemos esa luz en
nuestras vidas.
Juan 5:24: De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
¡Qué maravillosa Palabra que nos dejó Dios! Una Palabra que es viva y permanece para siempre, una
Palabra nos da vida. Estábamos muertos, sin esperanza y al creerla, recibimos vida eterna.
Romanos 10:9, 10: 9 Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la
boca se confiesa para salvación.
Teniendo todo lo que la Palabra de Dios es y lo que nos da, ¿qué desea Dios para nosotros?, ¿cuál es
Su Voluntad? 1 Timoteo 2:3, 4: 3Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
4el cual quiere que todos los hombres sean salvos [pasamos de muerte a vida con el Nuevo
Nacimiento] y vengan al conocimiento de la verdad.
Él hizo disponible SU Palabra con este simple, grandioso y hermoso propósito que pudimos leer muy
claro recién: que vayamos al “conocimiento de la verdad”; y como ya vimos, Su Palabra es la verdad.
Llegándonos al conocimiento de Su verdad nos llegamos al conocimiento de Él. 2 Pedro 1:19-21:
19Tenemos también la palabra profética más segura [una cualidad más de la maravillosa Palabra de
Dios], a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta
que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
Otra versión3 del versículo 19, nos dice: Por eso estoy completamente seguro de que el mensaje de
Dios que anunciaron los profetas es la verdad. Por favor, préstenle atención a ese mensaje, pues le
dirá cómo vivir hasta el día en que Cristo vuelva y cambie sus vidas.
Dios nos pide “por favor, préstenle atención a ese mensaje” (el mensaje de Él, Su Palabra). Miren lo
que Dios dejó disponible en Su Palabra, para que tomemos ejemplo de lo que hacían con Su Palabra:
Hechos 17:11: Y éstos [los creyentes de la ciudad de Berea] eran más nobles que los que estaban en
Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver
si estas cosas eran así.
Mateo 22:29: Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de
Dios
Esto significa entonces que, para no errar, no hay que ignorar las poderosas Escrituras. Esto es, hay
que saber, leer, estudiar las Escrituras, prestarle atención; hay que hacer lo que hicieron los de Berea
para conocer la Palabra y el poder de Dios. Al conocerlas, Dios va a ir añadiendo sabiduría (como
leímos antes en Salmos).
¿Que nos pide que hagamos, su Palabra?
Salmos 119:11, 97-100 11En mi corazón he guardado sus dichos, para no pecar contra ti. 97¡Oh,
cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. 98Me has hecho más sabio que mis enemigos
con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. 99Más que todos mis enseñadores he
entendido, porque tus testimonios son mi meditación. 100Más que los viejos he entendido, porque he
guardado tus mandamientos.
Leer la Palabra, escudriñar Sus verdades, guardarla en el corazón y meditarla. Para que no nos
queden dudas, leamos:
Josué 1:8: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él,
para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien.
Cuando Dios nos pide algo siempre lo hace para que el beneficio sea para nosotros, Sus hijos. Nos
dice que guardemos Su Palabra en nuestro corazón para meditarla. Su meditación en todo momento
es con el propósito que nos continúa diciendo: “para que guardes y hagas conforme a todo lo que en
él está escrito”. La Palabra de Dios es para que la hagamos, es una práctica diaria. Si Dios nos dice que
lo hagamos significa que lo podemos hacer, Dios nunca nos va a pedir que hagamos algo que no esté
a nuestro alcance y que sea imposible para nosotros.
Deuteronomio 6:6-9:
4“Tus mandamientos son míos para siempre” (DHH) 6Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán
sobre tu corazón; 7y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como
frontales entre tus ojos; 9y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Tan amorosamente y claro nos pide que hablemos Su Palabra, que la hablemos en todo lugar, en
nuestra casa y fuera de ella, al acostarnos y levantarnos, en todo momento. Guardando Sus
mandamientos nos va a ir bien.
Deuteronomio 12:28: Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo
bueno y lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para
siempre.
Dios no solo quiere y desea que nos vaya bien guardando, meditando, hablando y haciendo Su
Palabra, sino que además nos da un plus; Dios nos regala además EL GOZO en nuestros corazones,
sentir la delicia que da Su Palabra en nuestras vidas:
Salmos 1:1, 2: 1Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de
pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2sino que en la ley de Jehová está su delicia, y
en su ley medita de día y de noche.
La meditación de la Palabra de Dios, trae aparejado la delicia de una persona. En esta Palabra, que
gracias a Dios conocemos, está la delicia; y está en toda aquella persona que la medita todo el
tiempo, de día y de noche.
Salmos 119:92, 93: 92Si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido.
93Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado.
Es la Palabra de Dios la que produce esa delicia y alegría en nuestros corazones, a tal punto que, si no
fuera por Ella, las aflicciones o problemas que se tengan nos hubieran sobrepasado. Esto está vigente
aún hoy, aunque esto haya sido escrito mucho tiempo atrás, ya que la Palabra es fiel y permanece
para siempre.
Me gustaría que compartamos un acontecimiento que el pueblo, luego de reedificar el muro de
Jerusalén, le pidió al escriba Esdras que lea la ley de Moisés, que era la Palabra de Dios que estaba
disponible hasta ese entonces. Veamos cuál fue la actitud al escuchar la Palabra de Dios.
Nehemías 8:3, 8-12: 3Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas,
desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender;
y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. 8Y leían en el libro de la ley de Dios
claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura. 9Y Nehemías el gobernador, y el
sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día
santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las
palabras de la ley. 10Luego les dijo: Id, comed grosura, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los
que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis porque el gozo
de Jehová es vuestra fuerza. 11Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo, diciendo: Callad,
porque es día santo, y no es entristezcáis. 12Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar
porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.
La Palabra de Dios da gozo en el corazón de quienes la conocen, la guardan en sus corazones, la
meditan en todo momento, la dan a conocer dentro y fuera de sus casas. Esto no solo traerá gozo en
el corazón, sino que también Dios nos asegura que nos va a ir bien en todo lo que hagamos.
Para terminar, desearía que este pasaje de Jeremías, sea el de cada uno de nosotros en cada instante
de nuestras vidas cuando leamos, escudriñemos, entendamos, meditemos, hablemos y hagamos la
Palabra de nuestro Padre Celestial, al igual que todo el pueblo que leímos recién:
Jeremías 15:16: Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría
de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.