0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos) 51 vistas22 páginasColonialidad - y - Critica - en - America - Latina-Jáuregui y Moraña
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Universidad de las Américas PueblaUniversidad de las Américas Puebla
Pedro Angel Palou
RECTOR
Guillermo Romero
VICERRECTOR ACADEMICO
Miguel Maldonado
ETARIO GENERAL
Diana Isabel Jaramillo
JEFE DE PUBLICACIONES
Disefto de ta coleccion
German Montalvo
Disefto editorial
Rocfo Corona Palacios
D.R. © Carlos A. Jéuregui
D.R. © Mabel Morafia
D.R. © Universidad de las Américas Puebla
Sta, Catarina Mértir, Cholula
72820 Puebla, México
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ISBN: 978-968-6254-96-9
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de la presente obra, sin contar previamente con la autorizacién por escrito de los
editores, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, de
los tratados internacionales aplicables.Indice
Introduccién
Mabel Moraiia y Carlos A. Jauregui
1 (Post)colonialismo y cultura en América Latina:
alcances teéricos
La teoria postcolonial y la representacién dela *
cultura en las Américas
Peter Hulme
La postcolonialidad explicada a los nifios.
Perspectivas latinoamericanas sobre modernidad,
colonialidad y geopoliticas del conocimiento
Santiago Castro Gémez
La Filosofia de la liberaci6n ante el debate
de la postmodernidad y los estudios latinoamericanos
Enrique Dussel
El mapa sin territorio: el espacio de la teoria
Eduardo Mendieta
El debate del postcolonialismo latinoamericano en
un contexto comparativo
Amaryll Chanady
2 Relatos, fracturas, resistencias
América y la cuestién del colonizador:
dos enunciados formativos de México antiguo
Gordon Brotherston
11
31
43
85
111
129
161Miltiples versiones de una ‘misma’ travesia:
el segundo viaje de Crist6bal Col6én
David Solodkow 197
Nam-jiam. Conjura gotica, terror e insurgencia contracolonial
Carlos A. Jauregui 241
3 Etnicidad, modernidad y globalizacién
El “movimiento indigena”, la democracia
y las cuestiones pendientes en América Latina
Anibal Quijano 200
o“Trans-posiciones: La escritura en los Andes y las paradojas del
debate postcolonial”
Sara Castro Klaren 337
, Modernidad periférica y mestizaje diferencial en América Latina
Mario Roberto Morales 1
\Post)colonialidad en Ecuador: Las politicas
y practicas de (re)significacién y descolonizaci6n
del movimiento indigena
Catherine Walsh 429
dEspecificidad étnica, globalizacién maya?
Arturo Arias 453
4 Género y frontera
Experiencia y representacién: lo femenino,
lo latinoamericano
Nelly Richard , 483De feminismos y postcolonialismos;
reflexiones desde el Sur del Rio Bravo
R. Aida Hernandez Castillo 501
Representaciones postcoloniales de la frontera
Silvya Nagy-Zekmi 539— —_—_—— Introduccién —
INTRODUCCION
anto el concepto de postcolonialismo, en el cual ha
venido enfocandose gran parte del debate académico
en el medio anglosajén desde la década de 1990, como lavasta
teoria elaborada a partir de esa categoria, han tenido hasta
ahora un limitado y polémico impacto en América Latina.
Dos razones fundamentales parecen explicar este fenémeno.
En primer lugar, paraddjicamente, podria decirse que es justa-
mente la condicién postcolonial de las sociedades que emer-
gieron en el que fuera llamado “Nuevo Mundo” la que ha
contribuido a obturar la recepcién de anilisis y propuestas
te6ricas que intentan echar luz, desde los horizontes actuales,
sobre la historia cultural de un continente que se inaugura
como parte del mundo occidental justamente a partir de la
depredaci6n colonialista. Varios siglos de dependencia econé-
mica, turbulencia politica y penetracién cultural justifican de
sobra la desconfianza que levantan en las regiones periféricas
del mundo occidental paradigmas elaborados en los grandes
centros europeos y norteamericanos. La historia latinoameri-
cana puede leerse, en efecto, como el relato de innumerables
instancias de absorci6n, resistencia, negociaci6n y adaptacién
de modelos epistemolégicos que, creados desde y para otras
realidades culturales, casi siempre desconocen la especifici-
dad y los particularismos de la regi6n: su inalienable diversidad
étnica, cultural, lingiiistica, econémica, su trayectoria marcada
por la violencia del expansionismo imperial, la esclavitud, la
expoliaci6n econémica y territorial y el intervencionismo
politicotransnacionalizado.Deestamanera,elpostcolonialismo
ha sido visto, en muchas ocasiones, como una nueva forma de
“colonizacién por la teorfa” y, quiz4, como la més abarcadora
y arrogante encarnacién de los post que marcaron la reflexién
1]12
— Colonialidad y Critica en América Latina. Bases para un debate —
cultural en las postrimerias del siglo postideologia, post-
nacionalismo, postmodernidad, postidentidad, posthistoria,
nceptos que sirvieron para canalizar, al me-
nos en algune s usos, ¢l nihilismo que sobrevino a la
cafda del socialismo “real” y al subsecuente reforzamiento de
las hegemonias, principalmente la de usa, en el mundo tar-
mo,
posmar:
docapitalista, globalizado y ne liberal.
En segundo lugar, la resistencia a la teorfa postcolonial
respondié asimismo, en gran medida, a la marginacién sistema-
tica de que fuera objeto América Latina en los numerosisimos
estudios que nutieron durante décadas este campo de estu-
dio. En su casi totalidad, los mismos definieron su foco en
torno a los colonialismos modernos —los Ievados a cabo en
el Oriente Medio, asi como los procesos de descolonizaci6n
de Africa e India después de la segunda posguerra— dejando
fuera de consideracion tanto la mucho més antigua historia
colonial del “Nuevo Mundo” como los no menos devastadores
efectos del imperialismo moderno, principalmente el de Es-
tados Unidos durante el siglo xx. Esta restringida aplicaci6n
de la sofisticada teoria postcolonial a determinadas regiones
y periodos con desmedro de otros debilita el debate, dejando
al descubierto los puntos ciegos de una elaboracién que re-
produce muchos de los fenémenos de exclusi6n que critica.
A través de un aporte colectivo, el presente volumen ensa-
ya una respuesta combinada a ambos problemas. Los tra-
bajos aqui reunidos intentan sobre todo abrir un espacio de
intercambio teérico en el campo transnacionalizado y trans-
disciplinario del latinoamericanismo en torno al tema no ya
de Ja condicién postcolonial de América Latina sino de su
perpetuada colonialidad. En este sentido, y dejando de lado
la historia misma de la critica postcolonial desarrollada en
academiasmetropolitanas,'loprimeroesdefinir,como indicara
1, Ella Shoat se pregunta “:Cudndo exactamente lo postcolonial comienza?” (103);
el historiador Arif Dirlik, Iamando la atenci6n sobre el papel del intelectual en
cl asunto, responde: “Cuando los intelectuales del tercer mundo Ilegan a la aca:
demia del primero” (329).Introduccién
hace ya tiempo Peter Hulme, el cuéndodel postcolonialismo, es
decir, procedera unaacotaci6n histérica incluyente, que persi-
ga el fenémeno del colonialismo en sus variadas modalidades
geoculturales y en sus diversas manifestaciones histéricas. La
exploracién de la densidad temporal, pero también del amplio
espectro espacial del colonialismo en Latinoamérica, nos con-
duce directamente al andlisis de las estructuras de dominacién
implantadas por Espaiia y Portugal en los territorios de ultramar
a partir de los “descubrimientos,” instancia que es crucial para
la comprensién de los origenes occidentales de América y de
las raices en las que se sustenta lacolonialidad contemporanea,
o sea la continuidad de estructuras de poder que contingan
los procesos de explotacion y subalternizaci6n propios de
la colonia hasta el presente. El prefijo posisefiala, entonces,
no la cancelaci6n o superaci6n de las formas de dominacién
colonialista —lo que ciertamente resultaria “prematuramente
celebratorio” como indicara Anne McClintock (88)—, sino las
condiciones mismas de existencia econdmica, politica, social
y cultural en sociedades que emergieron de la experiencia de
la conquista y la colonizaci6n imperial, y cuya historia perma-
nece impactada tanto por la violencia del origen como por la
continuidad de sus efectos. En otras palabras, el postimplica
no después de sino a partir de, entendiendo la implantacién del
poder colonial como la instancia inaugural de la colonialidad,
como la marca que define la naturaleza de sociedades que
emergieron de la dominacién imperial e incorporaron en su
constitucién las huellas de ese origen (latifundio, racismo,
desigualdad social, dependencia econémica, marginacién
internacional.) El post de lo postcolonial se referiria asi a las
instancias de instauracién y continuidad del colonialismo?
asi como a las correlativas formas de resistencia que el
2. Esta temporalidad del postrecoge la clasica definici6n de Bill Ashcroft, Gareth
Griffiths and Helen Tiffin: “Usamos el término postcolonial, sin embargo, para
cubrir toda cultura afectada por un proceso imperial, desde el momento de colo-
nizacién hasta el presente” (2).14
— Colonialidad y Critica en América Latina. Bases para un debate
colonialismo genera.’ Esta consideracién, que no excluye
la atencién a la complejidad y variedad intrinseca de América
Latina, ni desconoce la importancia de factores diversos que la
contemporaneidad incorpora en la historia de la regi6n y de
sus numerosas subregiones, intenta caracterizar una matriz
histérica, una estructura sistémica sobre la cual se inscriben
las transformaciones econémicas, sociales y politicas de la
Conquista a nuestros dias. Este libro constituye, entonces, un
esfuerzo por desafiar la centralidad de la teorfa postcolonial
introduciendo en ella la diferencia americana como variable
ineludible para el estudio del colonialismoy lacolonialidad, en
todas sus manifestaciones histéricas y culturales. La diferencia
americana a la que aqui se alude no constituye un. reclamo de
excepcionalismo, sino que parte del reconocimiento del lugar
especifico que ocup6 en la historia mundial la conquista de
América, y de las condiciones peculiares que caracterizaron su
colonizaci6n primero y, en siglos sucesivos, las instancias de
su atin inacabada emancipacién. Como es sabido, los cambios
que suceden a la colonizacién de territorios americanos por
parte de Espafia y Portugal a partir del siglo xvi promueven
el surgimiento mismo de la modernidad dentro de la cual la
dominacién colonial se legitima como la estrategia necesaria
para la imposici6n del modelo civilizatorio definido a partir
de ideales europeos. De hecho, el eurocentrismo nace como
una realidad conceptual y politica en este contexto -y no,
como con frecuencia se afirma, durante la Ilustracién- pro-
longandose luego como uno de los paradigmas dominantes
todo a lo largo de la historia latinoamericana. De entonces a
hoy, la “clasificacién social” a que se refiere Anibal Quijano
naturalizaria la dominaci6n de unas razas por otrasy la nocién
3. Stephen Slemon afirma que no es el periodo histérico de la postindependencia
de antiguas colonias no es lo que define lo postcolonial, sino el discurso antico-
lonial en la cultura, la resistencia al imperialismo que “comienza en el momento
en que el poder colonial se inscribe en el cuerpo y especio de sus Otros y que
continiia como una tradicién a veces oculta en el teatro contemporineo de las
ionales neocoloniales” (3).Introduccién
misma de raza como clave (epistemolégica, politica, cultural)
para la explotacién colonialista y la reproduccién del capital,
con la consecuente distribucién del mundo (y del propio es-
pacio nacional) en dreas “civilizadas y barbaras,” “centrales y
periféricas,” “desarrolladas y subdesarrolladas,” para utilizar
aqui esquemas binarios en gran medida ya superados pero
atin ilustrativos de los antagonismos que emergieron con la
conquista y expoliaci6n territorial que inaugura los escenarios
coloniales de este lado del Atlantico. El impacto planetario de
la colonizacién de las Américas a nivel econdmico, politico,
social y cultural, no puede ser minimizado, como tampoco
los efectos que tuvo sobre los pueblos aborigenes la sobreim-
posicién de epistemologias que sometieron los imaginarios no
europeos a las categorias dominantes, relegando a las culturas
transocednicas a una existencia “fuera de la historia.”
Con estas salvedades, la teoria postcolonial se perfila co-
mo un instrumental valioso para el estudio de la heterogé-
nea materialidad latinoamericana: las luchas emancipatorias
que marcan la trayectoria histérica a nivel continental, los
procesos de resistencia cultural y politica, los cambios que
se registran a través de la historia en la definicién del sujeto
social y su vinculacién con las instituciones, las modificaciones
que sufre la organizacién nacional, la concepcién de las iden-
tidades colectivas, el trabajo de la memoria y la acci6n de
agentes y proyectos que subvierten el “orden” dominante y
elaboran estrategias de preservacién, fortalecimiento y libe-
racién de los imaginarios. Desde la resistencia indigena a la
penetracién imperial en la colonia hasta los levantamientos
campesinos en todas las etapas posteriores, de las guerras
de independencia a los movimientos sociales en el siglo xx y
lo que va del xxi, desde la “ideologia del progreso” hasta los
escenarios del neoliberalismo, el sujeto social latinoamericano
—mencionado con frecuencia en trabajos académicos, a tra-
vés de esta denominacién en gran medida esencializadora y
generalizante— ha ido definiéndose justamente en la elabora-
cion del particularismo, no como identidad sélida sino como
1516
Colonialidad y Critica en América Latina. Bases para un debate —
posicionalidad fluida, articulada a las dlistintas coyunturas de
poder y de lucha que han ido presentandose. Sdlo es posible
entonces, hablar de ese sujeto si se considera, prioritariamente,
su caracter multiple —su multiplicidad. étnica, social y cultu-
ral, econdémica, religiosa, de género, ideolégica— la cual le ha
permitido elaborar estrategias de auto reconocimiento y movi-
lizaci6n ante las estructuras del poder dominante y de las na-
rrativas que han sido utilizadas para domesticar su ethos.
Los trabajos que se ofrecen en este volumen se agrupan en
cuatro apartados. El primero de ellos, titulado “(Post) colonialis-
mo y cultura en América Latina: alcamces teéricos” incluye
cinco estudios en los que se presentan las bases principales del de-
bate postcolonial.‘ En ellos se establecen algunas de las lineas
genealégicas quellegan hasta los debatesactuales, principalmen-
te sus interrelaciones con la teoria de la dependencia, el marxismo
yla teologia de la liberaci6n.
En su contribucién de apertura al volumen, Peter Hulme
deja en claro que la nocién de postcolonialidad no alude,
en su opini6n, a la cancelacién de las practicas colonialistas,
sino que abarca diversas instancias en el proceso inacabado
de emancipaci6n del conocimiento. Fijando su reflexi6n en
el Caribe, el critico inglés se refiere al tema de la raza y de la
mestizacion y al poder de la resistencia tal como lo elaboran
4. Al debate sobre la pertinencia o impertinencia de Ia teoria postcolonial para
América Latina corresponde una serie de articulos publicados en 1991 en res-
puesta a “Colonial and Postcolonial Discourse,” una resefia que Patricia Seed hizo
de cinco libros entre los que se contaban Colonial Encounters: Europe and the Natwe
Caribbean de Peter Hulme (1986), Discursos narratives de la conquista: mitificacion y
emergencia de Beatriz Pastor (1988), Unfinished Conversations: Mayas and Foragners
Between Two Wars de Paul Sullivan (1991). Participaron en dicho debate Patricia
cl (“Colonial and Postcolonial Discourse"), Walter Mignolo (“ ‘Colonial and Postco-
lonial Discourse’ Cultural Gritique or Academic Colonialisen?), José Jorge Klor de Alva
(‘Colonialism and Posteotonialism as (Latin) American Mirages"), Rolena Adorno (“Re-
considering Colonial Discourse for Sixleenth and Seuenteenth-century Spanish America’),
Hernan Vidal e ‘The Concept of Colovial and Postcolonial Discourse: A Paspective from
Literary C “Response to Patricia Seed”)y Patricia Seed (“More Colonial and Post-
colonial Discounes (Response to previous three responses"). Para una revision de este
debate en relacién con el debate actual ver “Coloniality and its Replicants.” Intro-
duccién a Coloniatity at Large. Latin America and the Postcolonial Debate,Introduccion
\imé Cesaire, Franz Fanon, George Lamming, Edouard Gli-
ssant y Roberto Fernandez Retamar, como bases para la
aci6n de un pensamiento descolonizado que pueda en-
frentar las nuevas formas de colonialidad que sobreviven hasta
la €poca actual. Santiago Castro Gémez analiza los aportes
de una serie de intelectuales latinoamericanos (Edmundo
O'Gorman, Leopoldo Zea, Pablo Gonzalez Casanova, José
Carlos Mariategui, Darcy Ribeiro, entre otros) a lo que llama
“la destrucci6n del mito de la modernidad” y a la articulaci6n
de un pensamiento propiamente latinoamericano que Ilene
los vacios de teorias que, como el marxismo, no pudieron
prever los procesos que caracterizan la forma especifica de
colonialidad latinoamericana. En abierto dialogo con los tra-
bajos de Enrique Dussel, Walter Mignolo, Anibal Quijano y
otros representantes de los enfoques, Castro G6mez confronta
muchas de las ideas de intelectuales que trabajan en el campo
del latinoamericanismo con las teorias de Edward Said, Em-
manuel Wallerstein y otros pensadores contemporaneos para
analizar las contribuciones y limitaciones del discurso postcolo-
nial, sus condiciones de existencia y desarrollo desde distintas
coordenadas geoculturales, y los alcances del conocimiento
central en los mas intrincados registros de la periférica. En
una linea similar aunque, no necesariamente coincidente con
la de Castro Gémez, Enrique Dussel emprende también el
andlisis de movimientos criticos que surgieron en América
Latina, de una conciencia y una elaboracién de la regionalidad,
posicién desde la que se socavan las bases de la utopia mo-
dernizadora sustituyéndola por una comprensi6n mas clara y
material del lugar ocupado por América Latina en un mundo
dominado por los valores emanados de los grandes centros
del capitalismo internacional. Remontandose a Ginés de Se-
piilveda como “uno de los primeros grandes idedlogos del oc-
cidentalismo” Dussel insiste en la necesidad de localizar el
pensamiento reconociendo las falacias del relato hegeliano y
admitiendo que los actores sociales de la periferia necesitan
algo mas que micro relatos fragmentarios que recojan su his-18
a Colonialidad y Critica en América Latina. Bases para un debate. ——
toria y sus proyectos. Dussel ve en la Filosofia de la Liberacion
un intento profundo, global y programatico de fundar una
reflexi6n critica consciente de su localizaci6én histérica que
tienda a promover una transmodernidad descentrada y atenta
a las necesidades de la periferia. Eduardo Mendieta se refiere
al pensamiento filos6fico que aparece, en tiempos actuales,
fuertemente ligado a las mega ciudades, constituidas en “el
espacio de la teorfa.” Analiza diversos tipos de discurso que
disefian el mapa de la postmodernidad, pregunténdose qué
imaginarios invocan esos relatos, y qué proyectos politicos
sancionan los posicionamientos filos6ficos. Su interrogacién
sobre el sujeto que piensa y sobre los doci epistemolégicos que
ocupa es particularmente fértil en el anilisis de las teorias de
la modernidad, para la conceptualizaci6n de las estructuras
institucionales que la sustentan. Mendieta insiste en la im-
portancia de una filosofia de la alteridad para el desmontaje
de los discursos tanto occidentalista como orientalista y para
una critica efectiva de la raz6n occidental que pueda rescatar
el valor de la hibridez y de la alteridad que caracteriza los
escenarios actuales en América Latina. También dentro de
una metodologia comparatista, Amaryll Chanady estudia la
diferencia cultural vis @ vis los efectos homogeneizantes de
la teoria postcolonial, que crea una dinamica estereotipada
entre centro y periferia. Chanady elabora el tépico del ex-
cepcionalismo latinoamericano que aparece también en otros
trabajos, relacionandolo con los conceptos de ambivalencia,
transculturaci6n y realismo magico.
El segundo apartado, “Relatos, fracturas, resistencias”, con-
tinda con el tema de las narrativas del colonialismo y de los
diversos imaginarios que se articulan en torno al enfren-
tamiento de culturas y a la elaboracién de la alteridad. Gor-
don Brotherston se resiste a la idea de que la colonizacién per-
tenece al pasado y afirma la efectividad de otros conceptos
tales como los de transculturaci6n, antropofagia, nepantlismo,
y zona de contacto que remiten de manera mas ajustada a
complejidad de los encuentros interculturales y a los empréstitosIntroduccién — a
producen entre distintos sistemas de conocimiento. Su
‘4 definido en torno a epistemologias alternativas que
escapan a los modelos impuestos por la colonizacién espaiiola
y cuyo registro desafia los paradigmas interpretativos de la
hermenéutica occidentalista. Analiza el Codex Mexicanus y
la Piedra de sol Azteca como artefactos que resisten renovadas
formas de colonizacién intelectual y que remiten a formas
otras de conocimiento y comprensién del mundo. Por su par-
te, David Solodkow provee un anilisis de los multiples relatos
del segundo viaje de Cristébal Colén a través del cual intenta
adentrarse en la problematica de la “historia oficial” y en las
representaciones de la diferencia americana desde variadas po-
ones discursivas. Solokov recorre, asi, el tema de la relaci6n
margen / periferia, el problema de la copia y el de la traduc-
m, y la cuestién de las genealogias discursivas que crean
lineas de lectura, “estructuras deseantes” a través de las cuales
habla no sélo el texto sino los imaginarios y las pulsiones de
receptores miltiples. Finalmente, mediante la indagacién de
un relato gético-colonial sobre crimenes, desmembramiento
de cuerpos humanos, canibalismo, vudi, polucién racial e
intenso terror, Carlos Jauregui examina la historia multiple
de un asesino en serie dominicano de finales del siglo xvm,
proponiendo una lecturacontracolonial de esa historia. Segin
Jauregui, de ésta emerge un silenciado proceso insurreccional
en el que pueden rastrearse conexiones hist6ricas y simbélicas
con la Revoluci6n haitiana. El relato analizado articula y de-
safia las etnoteratologias politicas e imaginarios coloniales que
informan gran parte del nacionalismo dominicano.
“Etnicidad, modernidad y globalizacion” agrupa tres re-
flexiones que se aplican a los casos de Pera, Guatemala y
Ecuador, pero que en sus derivaciones teéricas informan so-
bre una serie de aproximaciones nuevas al problema de la
raza y de la relacién cultural interétnica. Anibal Quijano
propone la colonialidad histérica y estructural del Estado-
naci6n latinoamericano, el cual prolongé e intensificé la ex-
plotacién colonial asi como la racializaci6n que justificaba la
1920
Colonialidad y Critica en América Latina, Bases para un debate —
desigualdad fundacional del orden politico y econémico con
el que se inaugura en América Latina la vida independiente.
Asimismo explica cémo dicha desigualdad fue naturalizada
(para justificar la explotacién de grandes sectores sociales) y
cémo, desde un comienzo y durante dos siglos, los valores
politicos de la democracia liberal insistentemente proclama-
dos en las constituciones y discursos politicos hicieron par-
te de una constelacion juridica completamente opuesta al
excluyente sistema de ciudadania. El llamado “problema
indigena” es “coeténeo con la fundacién de las reptiblicas
iberoamericanas.” El moderno estado-naci6n reanud6 el co-
lonialismo al institucionalizar el poder hegeménico de las
elites, representar sus intereses econémicos y justificar la
servidumbre y explotacién del trabajo con el argumento de
la inferioridad racial. La solucién real y definitiva de dicho
“problema” —que era ysigue siendo la destruccién ysubversion
completa del patr6n de poder— fue mediante falsas soluciones
ya genocidas (inmigracién europea, campajias de exterminio),
ya sincretistas (mestizaje, educaci6n, occidentalizacién). El
“problema indigena” se constituy6 asi en la cuestién pendiente
e irresuelta de la historia politica latinoamericana. En medio de
renovadas olas globales y locales de explotaci6n y desposesion,
los llamados “movimientos indigenas” buscan resolver hoy me-
diante una activa y a veces radical accién politica esta “cuesti6n
pendiente.”
Sara Castro Klaren releyendo a Anibal Quijano y a José
Carlos Mariategui insiste precisamente en la colonialidad
que define el “problema del Indio” el cual, como sefialara Ma-
ridtegui, no est4 representado por el indio ni por su supuesta
inferioridad racial, sino por la gestién del Estado criollo y
colonial y por el régimen de desposesién y explotacién del
trabajo que el Estado sanciona y ampara. En el Pert de los afios
veinte, y con las herramientas epistemolégicas disponibles en
su tiempo —Gramsci, Marx, Schopenhauer, Nietzsche, el Inca
Garcilaso de Ja Vega, y los aportes de la arqueologia andina—
Maridtegui elabora y adelantaaspectos fundamentales de lo queIntroduccién
medio siglo después se conocer4 como “teoria postcolonial,”
es decir, como Ia biisqueda de Ia fractura de la colonialidad del
poder mediante “una critica historizada del discurso del poder,
de Ia educaci6n institucionalizada y dé otros lugares en donde
la ideologia de la colonialidad continua”. Mariategui hace una
incisiva critica de “los discursos imperiales que, escondidos
cn la modernidad, perpetian la colonialidad”. Castro Klaren
ofrece asf, via Mariategui, una reflexion amplia sobre las coin-
cidencias, intersecciones y posibilidades de didlogo de los es-
tudios latinoamericanos con la teoria postcolonial anotando
la larga tradicién latinoamericana de critica no sélo del co-
lonialismo sino de Occidente mismo, como invencién que
surge en el contexto del mundo colonial.
Mario Roberto Morales reconstruye las vinculaciones entre
teoria poscolonial, occidentalismo y campo latinoamericanis-
ta enfatizando la importancia del mestizaje en la construcci6n
de subjetividades, contrastando el particularismo de América
Latina con la cualidad universalista de la modernidad. Su arti-
culo incluye una fuerte critica al multiculturalismo, al neo-
liberalismo y a las politicas identitarias, asi como a las posicio-
nes subalternistas que esencializan la posicion del otro. Viendo
la modernidad como constitutiva de la sociedad y la cultura
de América Latina, Morales propone la exploraci6n de formas
posibles de apropiar la modernidad de un modo productivo y
adaptado a las necesidades regionales.
Catherine Walsh, coincidiendo con varias de las posiciones
expresadas en este libro por otros autores, analiza la validez de
diversaslocalizacionesenunciativasysobre todo el lugar discursivo
de quienes ejercen el pensamiento critico desde espacios
marcados por la experiencia de la colonialidad. Su estudio
enfoca principalmente los cambios producidos en Ecuador a
partir de los movimientosindigenas, particularmente en cuanto
alos procesos de resignificacién de conceptos como democra-
cia, gobierno y Estado. La transformacién de subjetividades
indigenas y mestizas es un elemento fundamental, segin
Walsh, para la construccién de un Estado plurinacional y para22
—— Goloniatidad y Critica en América Latina. Bases para un debate
la fundacién de una nueva democracia —anticolonialista,
anticapitalista, antiimperialista y antisegregacionista— en la
region andina.
Cerrando esta seccién, Arturo Arias estudia el fendmeno
de la identidad maya de cara a los efectos de la globalizacién
en Guatemala. El protagonismo maya, activado a partir de las
luchas sociales que tuvieron lugar en Centroamérica en los anos
70 y coronado por el papel icénico de Rigoberta Menchi, que
exporta hacia otras latitudes la radicalidad de la lucha indige-
na, vincula la cuestién del conflicto émico con los discursos
y las practicas de la globalidad. “Mayismo” y “ladinismo” apa-
recen como polos de un antagonismo social que se vincula
problematicamente con la ideologia del multiculturalismo y
la del mestizaje, incorporando a las negociaciones identitarias
tensiones que remiten a la relacién entre localismo y univer-
salidad en el interior de la “aldea global.” Arias denuncia los
discursos que emergen de la que llama “hegemonia ladina’,
y descree de la posibilidad de democratizar a la nacién sin
destruir estructuras de poder donde a la desigualdad social se
suma el racismo ancestral producto del colonialismo. Elarticulo
se refiere, asimismo, a la colonizacién del conocimiento y a la
necesidad de elaborar paradigmas de reflexién social que to-
men en cuenta las necesidades de los sectores sociales subal-
ternizados por el poder politico y econémico dominante a
nivel nacional, evitando binarismos unidireccionales que des-
merezcan el valor y el sentido de lo local.
En la seccién final del libro se debate, bajo el titulo de
“Género y frontera” la inscripcién del género sexual y par-
ticularmente la posicién de la mujer dentro de los debates
latinoamericanistas. Nelly Richard advierte sobre la descon-
fianza que ciertossectores dela critica feminista desarrollan con
respecto a la teoria, a la que consideran un discurso autoritario
—logocéntrico, falocéntrico— que oscurece las relaciones en-
tre pensamiento, cuerpo, deseo y subjetividad, relaciones que
Richard resume en la ecuacién experiencia/discurso. Su
trabajo se orienta justamente hacia la dilucidacién de losIntroduccién — =
efectos que tiene esa oposicién en la conceptualizacién de lo
femenino dentro del amplio espacio del latinoamericanismo,
refiriéndose en particular al “mercado de las identidades” y
rategias representacionales que éste moviliza para las
jones de (auto)reconocimiento e identificacién social.
ulo estudia los modos en que cuerpo, naturaleza, ex-
periencia, son utilizados como ideologemas que relegan lo fe-
menino-latinoamericano a los margenes del pensamiento cri-
tico, a la “empiria del dato” que minimiza y/o descalifica las
otras dimensiones del sujeto. Richard alerta contra los peligros
de representaciones homogeneizantes y esencializadoras, ins-
tando mas bien a la desestabilizacién de conceptos binarios y
al surgimiento de un feminismo que elabore las diferencias, o
sca las multiples combinaciones que pluralizan la condicién
del sujeto, descentrando las categorias que buscan fijarlo para
gjercer mas efectivamente el control sobre éste. De un modo
més afincado en textos concretos, Nagy-Zekmi y Hernandez
Castillo trabajan la nocién de frontera como demarcacié6n y al
mismo tiempo como zona de intercambios y resignificaciones
culturales. La primera, analiza orientaciones que desestabilizan
larelacion tradicional entre nacién y cultura (Gloria Anzaldia,
Norma Alarcén, José David Saldivar, entre otros) proponiendo
el estudio de subjetividades hibridas en las que se combinan
elementos de América Latina y Norte América, dando lugar
al surgimiento de identidades transnacionales. Hernandez Cas-
tillo, por su parte, examina también identidades fronterizas,
valorando las contribuciones que han hecho los feminismos
postcoloniales a los que se desarrollan en Latinoamérica, re-
conociendo la necesidad de insertar las luchas especificas en los
escenarios globales afectados por la dominaci6n capitalista.
En su conjunto, el libro que aqui se presenta aporta a los
estudios latinoamericanos la perspectiva innovadora de posi-
ciones teéricas orientadas hacia la posibilidad de imaginar
un pensamiento emancipador desde el cual percibir la co-
lonialidad como un amplio espacio de conflictividad social,
pero también de resistencia y de creatividad liberadora.
2324
Colonialidad y Critica en América Latina. Bases para un debate
En cada uno de los ensayos de este volumen se juega una
critica del presente. El lector notara que, persistentemente,
los investigadores que colaboran en este volumen ponen en
tela de juicio la sugerencia de una clausura histérica de la
dominacién colonialista, refiriéndose mas bien a las nuevas
formas que asume la hegemonia transnacionalizada del gran
capital y las formas transfronterizas con que se manifiesta
la lucha popular en sus miltiples expresiones sociales, cul-
turales y politicas. A pesar del énfasis que coloca este libro
sobre la experiencia histérica de la dominacién imperial en
las sociedades del “Nuevo Mundo” y sobre la prolongacién de
las estructuras colonialistas hasta nuestros dias, resulta obvio
que América Latina no puede ser conceptualizada como mero
residuo del colonialismo, sino como un espacio en el que se
combinan aportes culturales del mas variado origen, y en cuyo
interior coexisten, en inestable equilibrio, una multiplicidad
de proyectos, actores sociales y legados que remiten a mo-
dernidades otras y a momentos anteriores en el proceso de
mundializacién, en los que América Latina debié articularse
a través de modulaciones diversas en el sistema-mundo en el
que siempre ocup6 un lugar periférico. La teoria postcolonial y
las aplicaciones heterodoxas que pueden realizarse para el caso
de América Latina entregan una serie de herramientas al lec-
tor interesado en desmontar la maquina de la modernidad
para percibir los secretos de su funcionamiento, sus fractu-
ras internas y la perversidad de muchos de sus usos. Quiza el
principal mérito de estas propuestas radique en la apertura
de los programas que caracterizaron, hasta hace pocas dé-
cadas, el dominio de los distintos campos académicos (an-
tropologia, historia, critica literaria y cultural, ciencias so-
ciales), que existieron durante mucho tiempo como cotos
cerrados definidos por metodologias pensadas para momentos
anteriores del desarrollo del latinoamericanismo y de la histo-
tia misma de América Latina. La aproximacién comparatista
y transdisciplinaria que informa los ensayos reunidos en
este libro, igual que las operaciones que conectan de modoIntroduccién — — —
productivo teoria y praxis, politica y cultura, permiten perci-
bir horizontes diversos y conexiones inéditas en el material
analizado, impulsando a ensayar otras respuestas y, sobre todo,
a formular nuevas preguntas desde las que enfocar, a nueva
luz, la problematica de nuestro campo de estudio. Esta es,
probablemente, la apucsta principal de este libro, pensado
como herramienta quiza provisional pero ojali oportuna para
abrir el debate, entrecruzando campos y agendas académicas.
Carlos A. Jéuregui y Mabel Morafa26
Colonialidad y Critica en América Latina. Bases para un debate —
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