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Por Qué Una Ética Profesional

Este documento discute la importancia de la ética profesional. Explica que la ética se refiere a los hábitos y costumbres que guían la conducta humana. También analiza los factores que influyen en las decisiones éticas, como los valores individuales y los códigos de ética de una profesión. Finalmente, identifica varios problemas éticos comunes como el abuso de poder, los conflictos de interés y la incompetencia. El documento concluye que seguir principios éticos puede evitar problemas y beneficiar tanto al individuo como a quienes

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Por Qué Una Ética Profesional

Este documento discute la importancia de la ética profesional. Explica que la ética se refiere a los hábitos y costumbres que guían la conducta humana. También analiza los factores que influyen en las decisiones éticas, como los valores individuales y los códigos de ética de una profesión. Finalmente, identifica varios problemas éticos comunes como el abuso de poder, los conflictos de interés y la incompetencia. El documento concluye que seguir principios éticos puede evitar problemas y beneficiar tanto al individuo como a quienes

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¿Por qué una ética profesional

en nuestros tiempos?
Elmy Rosario Galarce

La autora, puertorriqueña, es profesora del Departamento de Administración de


Sistemas de Oficina de la Universidad de Puerto Rico del Recinto de Humacao

Introducción
Algunos estudiosos de la conducta humana encuentran pequeñas diferencias en el uso
de las palabras ética y moral. Esto se debe a que ambas prácticamente tienen el mismo
significado y se relacionan entre sí. A saber, la palabra ética proviene del griego
“ethos” (carácter, temperamento, hábito, modo de ser) y la palabra moral se deriva del
latín “mos, moris” (costumbre, hábito). Ambas palabras (ethos y mos) se ubican en el
terreno de la ética y hacen hincapié en un modo de conducta que es adquirido por medio
del hábito y no por disposición natural. Por su definición etimológica, la ética es una
teoría de hábitos y costumbres. Comprende, ante todo, “las disposiciones del hombre en
la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente también la moral.” (Aranguren).

El concepto ética en este escrito se analizará desde el punto de vista de Fagothey (1991)
que establece que ésta “es el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal en la
conducta humana” (2). A diario se enjuicia moralmente un acto y se afirma que es o no
es ético, o sea bueno o malo, si este acto está a favor o en contra de la naturaleza y
dignidad del ser humano.

Según Escobar (1992) “la ética nos ilustra acerca del porqué

de la conducta moral y los problemas que estudia son aquellos que se suscitan todos los
días en la vida cotidiana, en la labor escolar o en la actividad profesional” (1).

Necesidad de la Ética
Todo trabajador tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la lealtad que
le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor. Villarini (1994) describe
que “la ética de una profesión es un conjunto de normas, en términos de los cuales
definimos como buenas o malas una práctica y relaciones profesionales. El bien se
refiere aquí a que la profesión constituye una comunidad dirigida al logro de una cierta
finalidad: la prestación de un servicio” (53). Señala, además, que hay tres tipos de
condiciones o imperativos éticos profesionales: (1) competencia - exige que la persona
tenga los conocimientos, destrezas y actitudes para prestar un servicio (2) servicio al
cliente - la actividad profesional sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio
del cliente (3) solidaridad - las relaciones de respeto y colaboración que se establecen
entre sus miembros.

Para lograr en los empleados una conciencia ética profesional bien desarrollada es que
se establecen los cánones o códigos de ética. En éstos se concentran los valores
organizacionales, base en que todo trabajador deberá orientar su comportamiento, y se
establecen normas o directrices para hacer cumplir los deberes de su profesión.

En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con unos


deberes, pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es importante saber
distinguir hasta dónde él debe cumplir con un deber y a la misma vez saber cuáles son
sus derechos. En la medida que él cumpla con un deber, no debe preocuparse por los
conflictos que pueda encarar al exigir sus derechos. Lo importante es ser modelo de lo
que es ser profesional y moralmente ético. Por ejemplo, un deber del profesional es
tener solidaridad o compañerismo en la ayuda mutua para lograr los objetivos propios
de su empresa y, por consiguiente, tener el derecho de rehusar una tarea que sea de
carácter inmoral, no ético, sin ser víctima de represalia, aun cuando esto también sea
para lograr un objetivo de la empresa. Al actuar de esa manera demuestra su asertividad
en la toma de decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace valer sus
derechos. Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda conducta
ética, ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se deja la honestidad
fuera de la ética, se falta al código de ética, lo cual induce al profesional a exhibir
conducta inmoral y antiética.

Hay tres factores generales que influyen en el individuo al tomar decisiones éticas o
antiéticas (Ferrell, 87-96), los cuales son:

1. Valores individuales - La actitud, experiencias y conocimientos del individuo y de la


cultura en que se encuentra le ayudará a determinar qué es lo correcto o incorrecto de
una acción.

2. Comportamiento y valores de otros - Las influencias buenas o malas de personas


importantes en la vida del individuo, tales como los padres, amigos, compañeros,
maestros, supervisores, líderes políticos y religiosos le dirigirán su comportamiento al
tomar una decisión.

3. Código oficial de ética - Este código dirige el comportamiento ético del empleado,
mientras que sin él podría tomar decisiones antiéticas.

Un aumento en las regulaciones rígidas en el trabajo a través de los códigos de ética


ayudará a disminuir los problemas éticos, pero de seguro no se podrá eliminarlos
totalmente. Esto es así, debido a las características propias de la ética que establecen que
ésta varía de persona a persona, lo que es bueno para uno puede ser malo para otro; está
basada en nuestras ideas sociales de lo que es correcto o incorrecto; varía de cultura a
cultura, lo cual no se puede evaluar un país con las normas de otro; y está determinada
parcialmente por el individuo y por el contexto cultural en donde ocurre. No obstante, el
profesional debe reconocer que necesita de la ética para ser sensible a los interrogantes
morales, conocer cómo definir conflictos de valores, analizar disyuntivas y tomar
decisiones en la solución de problemas.
Problemas éticos
En las relaciones cotidianas de unos individuos con otros surgen constantemente
problemas cuya solución no sólo afecta a la persona que los crea, sino también a otra u
otras personas que sufrirán las consecuencias. Da testimonio de esto Cartagena (1983)
cuando señala que “las profesiones mismas están continuamente confrontando este
asunto al constatarse los amargos hechos de médicos que explotan a sus pacientes,
abogados que se dedican a actividades criminales, ingenieros y científicos que trabajan
sin tomar en consideración la seguridad pública ni el ambiente y hasta negociantes que
explotan al público indiscriminadamente. Si a esto añadimos la corrupción
gubernamental, los robos, el vandalismo, los asesinatos y la violencia actual, entonces el
tema ético toca el centro mismo de nuestra supervivencia como sociedad.” También
Badillo (1990), sostiene que “el arquetipo del profesional, cuando se enmarca en la pura
técnica, oculta, por principio, un ataque furtivo a la ética” (9). Esto crea situaciones que
se complican en problemas que desmoralizan la imagen personal y profesional del
individuo.

Algunos de estos problemas éticos son los siguientes:

1. Abuso de poder - utilizar el puesto para “pisotear” a unos o para favorecer a


otros.
2. Conflicto de intereses - emitir normas en su ámbito de trabajo que redundarán
en su propio beneficio, como lo es el participar en el proceso de reclutamiento
cuando uno de los candidatos es miembro de su propia familia.
3. Nepotismo - reclutar muchos miembros de una misma familia en una
institución.
4. Soborno - aceptar dádivas, obsequios o regalías a cambio de dar un trato
especial o favor a alguien como retribución por actos inherentes a sus funciones.
5. Lealtad excesiva - mentir para encubrir la conducta impropia del supervisor o
hacer todo lo que éste le diga, aun en contra de sus principios morales.
6. Falta de dedicación y compromiso - perder el tiempo, hacerse “de la vista
larga” y no dar el máximo de su esfuerzo en el trabajo.
7. Abuso de confianza - tomar materiales de la institución para su uso personal o
hacer uso indebido de los recursos disponibles en la misma.
8. Encubrimiento - callar para no denunciar a un traidor, movido por su amistad o
por temor.
9. Egoísmo - buscar el bienestar propio en detrimento del beneficio de los demás.
10. Incompetencia - El conocido Principio de Peter (1977) estipula que en “toda
jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar su nivel de
incompetencia.” Complementa, además, que “para todo puesto de trabajo que
existe en el mundo, hay alguien, en algún lugar, que no puede desempeñarlo.
Dado un período de tiempo suficiente y suficientes ascensos, llegará finalmente
a ese puesto de trabajo y permanecerá en él, desempeñándolo chapuceramente,
frustrando a sus compañeros y erosionando la eficiencia de la organización”
(Peter, 28).

Problemas de esta magnitud requieren la acción enérgica y concertada del profesional


para desarrollar una nueva ética. “Corresponde al momento actual compensar el poder
del profesional moderno, en cuanto técnico, con una más fina percepción de sus
regulaciones morales” (Badillo, 9). Como es sabido, en todas las profesiones surgen
estos tipos de problemas. Es a través de cursos, cuya finalidad sea la formación ética
profesional, que se logra desarrollar “en el futuro profesional el conocimiento, la
habilidad, la sensibilidad y voluntad para que cuando actúe lo haga a nombre de los
intereses de la comunidad profesional de la que es parte, de la comunidad que le une a
sus clientes y del pueblo o humanidad de la que es miembro” (Villarini, 56).

Conclusiones
Para evitar en gran medida los problemas de índole ético-moral que surgen en el
ejercicio de una profesión o de un oficio, se deben poner en práctica principios éticos
que establezcan los parámetros y reglas que describan el comportamiento que una
persona puede o no exhibir en determinado momento. No es difícil poner estos
principios en práctica, pero el omitirlos redundará en perjuicio propio y en el de las
personas con quienes se interviene o se interactúa. “Una decisión en la que está envuelto
el comportamiento ético de una persona, siempre va a estar enmarcada en uno de los
principios y valores aquí señalados” (Conética, 4 - adaptados).

1. Honestidad - Aprender a conocer sus debilidades y limitaciones y dedicarse a


tratar de superarlas, solicitando el consejo de sus compañeros de mayor
experiencia.
2. Integridad - Defender sus creencias y valores, rechazando la hipocresía y la
inescrupulosidad y no adoptar ni defender la filosofía de que el fin justifica los
medios, echando a un lado sus principios.
3. Compromiso - Mantener sus promesas y cumplir con sus obligaciones y no
justificar un incumplimiento o rehuir una responsabilidad.
4. Lealtad - Actuar honesta y sinceramente al ofrecer su apoyo, especialmente en
la adversidad y rechazar las influencias indebidas y conflictos de interés.
5. Ecuanimidad - Ser imparcial, justo y ofrecer trato igual a los demás. Mantener
su mente abierta, aceptar cambios y admitir sus errores cuando entiende que se
ha equivocado.
6. Dedicación - Estar dispuesto a entregarse sin condición al cumplimiento del
deber para con los demás con atención, cortesía y servicio.
7. Respeto - Demostrar respeto a la dignidad humana, la intimidad y el derecho a
la libre determinación.
8. Responsabilidad ciudadana - Respetar, obedecer las leyes y tener conciencia
social.
9. Excelencia - Ser diligentes, emprendedores y estar bien preparado para ejercer
su labor con responsabilidad y eficacia.
10. Ejemplo - Ser modelo de honestidad y moral ética al asumir responsabilidades y
al defender la verdad ante todo.
11. Conducta intachable - La confianza de otros descansan en el ejemplo de
conducta moral y ética irreprochable.

La ética debe convertirse en un proceso planificado, con plena conciencia de lo que se


quiere lograr en la transformación de nuestras vidas. Debemos desarrollar al máximo el
juicio práctico y profesional para activar el pensamiento ético, reconocer qué es lo
correcto de lo incorrecto y contar con el compromiso personal para mantener el honor y
el deber.

Hostos recomienda en su Tratado de Moral que “hay que poner de nuestra parte un
continuo esfuerzo y una continua disposición de no salirnos del orden que
contemplamos y acatamos. Ese esfuerzo y esa disposición, que es lo que constituye el
deber, se derivan inmediatamente del hecho mismo de estar relacionado el hombre a sí
mismo, a los otros y a la Naturaleza” (Pedreira, 184-185). Hostos, además, especifica
que las relaciones particulares que ligan al individuo con la sociedad son las de
necesidad, gratitud, utilidad, derecho y deber. De estas se derivan los deberes sociales
de trabajo, obediencia, cooperación, unión, abnegación, conciliación y derecho. Expone
que todos los deberes quedan sometidos a uno en general: “el deber de los deberes, que
consiste en el exacto cumplimiento de todos los demás”, y cuando haya conflic-tos entre
ellos, hay que “cumplir primero el más inmediato, el más extenso, el más concreto”
(Pedreira, 188).

Al fin de cuentas, el ser humano es respon-sable de actuar inte-ligente y libremente y es


el único que puede responder por la bondad o malicia de sus actos ante su propia
conciencia, ante el prójimo y ante Dios, su Creador.

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