Tema 2
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia
Tema 2. Trastornos del
neurodesarrollo. Trastornos
del espectro autista (TEA)
Índice
Esquema
Ideas clave
2.1. Presentación del caso clínico
2.2. Introducción y objetivos
2.3. Conceptos básicos e históricos
2.4. Clasificación diagnóstica según el DSM-5
2.5. Diagnóstico diferencial
2.6. Epidemiología, curso y comorbilidad
2.7. Hipótesis etiológicas
2.8. Evaluación
2.9. Intervención
2.10. Referencias bibliográficas
2.11. Resolución del caso clínico
A fondo
El niño al que se le olvidó como mirar: comprender y
afrontar el autismo
Atención temprana para su niño o niña con autismo
Guía de buena práctica para la detección temprana de
los trastornos del espectro autista
Tutorial de los primeros signos de los trastornos del
espectro autista
Sally-Ann test
Test
Esquema
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Tema 2. Esquema
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Ideas clave
2.1. Presentación del caso clínico
Trastorno del espectro autista (TEA)
Javier tiene cuatro años, es el menor de dos hermanos y vive con sus dos padres.
Está escolarizado en una escuela infantil donde, hace un mes, han mantenido una
reunión con los padres para informarles sobre algunas conductas que estaban
observando últimamente en Javier y querían comprobar si en casa también estaban
observándolas o se limitaban al ámbito escolar.
La tutora observa que Javier no se relaciona con el resto de los niños a través de un
juego funcional. Es decir, juega junto al resto, pero utilizando un juego paralelo, sin
interaccionar con ellos. Algunas veces, cuando está muy excitado o nervioso, aletea
con las manos y en dos ocasiones la tutora lo ha visto andar de puntillas.
Adicionalmente, le cuesta mantener el contacto ocular y la tutora comenta que, hasta
que no trata de encontrarse con él cara a cara, no la mira. Tampoco gira la cabeza
rápidamente cuando se lo llama por su nombre. Está recibiendo apoyo con la
logopeda porque no se le entiende bien lo que dice. Además, apenas señala y a
veces su conducta es muy irritable cuando no consigue lo que quiere. Su aprendizaje
está siendo más lento que el del resto de alumnos y, en este trimestre, no ha
cumplido los objetivos curriculares.
Los padres comentan que llevaban un tiempo también observando algunas de estas
características en su hijo y que, cuando lo comparaban con su hija mayor, veían que
no había tenido estas conductas, pero dudaban sobre si podría ser algo pasajero del
desarrollo, ya que «los niños suelen ir más lentos que las niñas».
Los padres también comentan que en casa suele ser un niño que se entretiene
fácilmente, incluso, en ocasiones, se detiene frente a la lavadora y se puede quedar
mucho tiempo viéndola girar, le fascina. No es un niño especialmente problemático.
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Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
Lo que sí comentan es que, cuando van en coche al colegio o a casa de los abuelos
el fin de semana, está muy pendiente del camino y si, por alguna razón, cambian de
ruta, se pone muy nervioso, irritable e, incluso, alguna vez se ha puesto a gritar.
Confirman que apenas señala y, para adivinar lo que necesita en cada momento,
suelen darle varias opciones hasta que elige una de ellas. La familia comenta que
algunas veces notan como si «los utilizara» como medio para conseguir lo que
necesita en cada momento. Ellos se muestran muy afectivos con él, así como
también su hermana, y Javier no extraña esa afectividad.
Con respecto de la mirada, la madre notaba desde hace mucho que le costaba mirar
al rostro cuando hablaba con él, pero no había sospechado porque, según la
ocasión, sí la miraba a la primera cuando lo llamaba.
Por último, con respecto del juego con el resto de los niños, los padres comentan que
Javier juega con sus primos, lo que ocurre es que quizás es «demasiado pequeño
todavía» para jugar como lo hacen sus primos, que tienen seis y siete años,
respectivamente. Sin embargo, sí le encanta jugar a poner todos los coches en línea
en el filo de la mesa y tirarlos. Puede estar realizando ese juego durante horas.
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Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
2.2. Introducción y objetivos
En este tema se expondrán las características del trastorno del espectro autista
(TEA). Se comenzará con los aspectos introductorios de carácter histórico y básicos
para la comprensión de la entidad diagnóstica según el Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5), estableciendo las
semejanzas y diferencias que existen con respecto a los diferentes diagnósticos que
proponen DSM-TR-IV, la Clasificación internacional de enfermedades, décima y
onceava edición (CIE-10 y 11).
A continuación, se definirán las características clínicas más relevantes en los casos
de TEA. El conocimiento de la epidemiología, el curso y la comorbilidad de la
entidad diagnóstica también permitirán la comprensión clínica del espectro autista.
Se definirán los trastornos que plantean la formulación de un correcto diferencial y
las principales hipótesis etiológicas. Finalmente, se definirán los principales
instrumentos de evaluación y las intervenciones, teniendo en cuenta las últimas
evidencias.
Tras el estudio de este tema, se conseguirán los siguientes objetivos:
▸ Conceptualizar el TEA.
▸ Conocer las características diagnósticas del TEA.
▸ Conocer la epidemiología, el curso, la comorbilidad y las hipótesis etiológicas del
trastorno.
▸ Entender los objetivos de evaluación en el TEA y manejar los instrumentos
específicos para su evaluación.
▸ Desarrollar cuáles son las técnicas de intervención psicológica eficaces disponibles
en el TEA.
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Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
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Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
2.3. Conceptos básicos e históricos
El término trastorno del espectro autista se emplea, en la actualidad, para hacer
referencia a un grupo heterogéneo de alteraciones en el neurodesarrollo que
tienen en común la presencia de dificultades en la interacción social, las habilidades
de comunicación y la conducta.
Dentro del continuum que supone el espectro del autismo, cada individuo se
posicionará individualmente en función de la amplitud, intensidad o gravedad de los
síntomas. Esta concepción del continuum es relativamente reciente, ya que hasta el
DSM-5 no se concibe esta conceptualización. En esta categorización, se describe un
funcionamiento caracterizado por déficits en 3 áreas del desarrollo: la interacción
social, la comunicación y la presencia de un repertorio de intereses y
comportamientos muy limitado y estereotipado.
Esta descripción coincide, en términos generales, con lo que en otras clasificaciones
(DSM-IV-TR o CIE-10) se denomina autismo infantil. Fue en el DSM III y la CIE-9
cuando el autismo se separa definitivamente de la psicosis, considerándose un
«trastorno generalizado del desarrollo».
Sin embargo, se propuso el abandono de este término, pues no todas las áreas del
niño se ven afectadas. Esta idea ha llegado hasta las clasificaciones actuales, las
cuales se basan en una denominación única para englobar el conjunto heterogéneo
de alteraciones: trastorno del espectro autista.
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Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
Leo Kanner (1896-1981) realizó la primera descripción de lo que actualmente se
considera el fenotipo típico del trastorno autista. En su artículo «Trastornos autísticos
del contacto afectivo» (1943), hacía referencia al comportamiento de once niños que
tenían en común dificultades notables para llevar a cabo interacciones sociales y un
proceso de comunicación, tanto a nivel cualitativo como cuantitativo, no acorde a su
momento evolutivo.
Para dominar esta alteración, el autor utilizó un término que, en momentos
posteriores, había acuñado Bleuler para hacer referencia a la situación de pérdida de
contacto con la realidad y tendencia al aislamiento y retraimiento social que
caracterizaba a muchos pacientes con diagnóstico de esquizofrenia: autismo.
Esta situación llevó a que, durante los años 40 y 50, lo que por aquel entonces se
denominó autismo, se considere como una «forma temprana de psicosis». En torno a
los años 70, diversas investigaciones mostraron que los patrones de inicio, el curso y
los factores de predisposición de ambas condiciones diferían.
Figura 1. Concepción del autismo según Kanner. Fuente: basada en Rita e Israel, 1998.
Kanner partió de una consideración diferente, señalando que se trataba de una
alteración de carácter innato en la cual destacaba una falta de motivación hacia la
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Ideas clave
interacción social y afectiva. Este planteamiento lo llevó a la denominación de
aislamiento autista. Además, señaló que, en todos los casos, está presente una
grave alteración del lenguaje y una elevada sensibilidad a determinados sonidos o
estímulos de baja intensidad (Lord et al., 2000).
Tabla 1. Criterios diagnósticos del autismo según Kanner. Fuente: basado en Kanner, 1968.
Un aspecto relevante que incluía Kanner en su definición es la concepción del
autismo como un síndrome comportamental que se manifiesta en las primeras
etapas de la vida, pero no llegó a establecer una asociación entre autismo y
discapacidad intelectual. Además, lo consideraba desde un punto de vista biosocial,
dándose una predisposición orgánica de interacción con un entorno social
desfavorable.
Adicionalmente, Kanner caracterizaba a los padres de estos niños como
emocionalmente fríos y para los cuales acuñó el término «padres nevera» (Artigas-
Pallarès y Paula, 2012).
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Ideas clave
Por otro lado, el médico y pediatra Hans Asperger (1906-1980), en los años 40,
presentó en Viena una descripción de un conjunto de casos de personas que
mostraban alteraciones de conducta similares a las descritas por su coetáneo
Kanner. Para referirse a estos casos utilizó el término psicopatía autista.
En el momento de la presentación de los casos, su obra no tuvo una gran relevancia
hasta que la autora Lorna Wing tradujo su obra al inglés y sugirió el término de
trastorno de Asperger para nombrar el cuadro que en DSM IV TR se conoció con
tal denominación (Wing, 1997).
Como ocurre con un gran número de entidades diagnósticas que hoy conocemos
bajo distintos modelos explicativos, la conceptualización del autismo ha
evolucionado desde los planteamientos iniciales, que lo consideraban como una
forma temprana de psicosis, hasta los planteamientos actuales, que señalan el
núcleo del trastorno en las alteraciones sociales, del lenguaje o cognitivas.
En esta evolución histórica, otro autor destacado sería Rutter y su equipo, quienes
intentaron especificar los indicadores específicos del trastorno y ponen de manifiesto
que en todos o casi todos los niños hay tres grupos de indicadores presentes
(Rutter, Le Couteur y Lord, 2003):
▸ Incapacidad profunda y generalizada en el desarrollo de relaciones interpersonales.
▸ Alteración en la adquisición y desarrollo del lenguaje.
▸ Conductas ritualistas y compulsivas.
Este autor aboga por un origen orgánico cerebral en la etiología del trastorno, pero
definiéndolo como un síndrome conductual. Además, destacó las alteraciones del
desarrollo del lenguaje como un indicador nuclear.
Los postulados de Rutter abren una excepción entre las concepciones que se
mantienen en torno a la comprensión del autismo actualmente. Mientras que algunos
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Ideas clave
autores señalan que la clínica nuclear del trastorno son las alteraciones de carácter
social (Kanner), otros consideran como nucleares las alteraciones cognitivas y del
lenguaje (Rutter).
Figura 2. Planteamientos del autismo según Kanner y Rutter. Fuente: basado en Rita e Israel, 1998.
En torno a los 80, Lorna Wing y Judith Gould conceptualizaron el concepto actual
de trastorno del espectro autista, planteando la existencia de un patrón de posibles
continuidades entre el autismo y el anteriormente denominado síndrome de Asperger
(Wing, 1993). También señalaron la alteración en las habilidades relacionadas con la
imaginación y la comprensión social como una cuarta dimensión dentro del conjunto
de alteraciones, lo cual recibió la denominación de triada autista o triada de Wing.
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Ideas clave
Figura 3. Triada de Wing. Fuente: basado en Wing, 1993.
Esto se relacionó con la inclusión del autismo en el DSM III (1980) como un
desorden del desarrollo, por lo que apareció el término «trastorno generalizado del
desarrollo» y rompió su relación con la condición de la psicosis. En las versiones
sucesivas de este manual (DSM), así como en la propuesta de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), CIE-10, se ha mantenido esta conceptualización.
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Ideas clave
Tabla 2. Categorías diagnósticas en el TEA. Fuente: elaboración propia.
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Ideas clave
2.4. Clasificación diagnóstica según el DSM-5
Como se ha detallado previamente, el DSM-5 ha supuesto un cambio cualitativo en
el diagnóstico del autismo al incorporar el concepto de espectro, por lo que resalta la
noción de continuo frente a la de categoría que se llevaba utilizando tiempo atrás.
Además, las dificultades sociales y comunicativas se han fusionado, pasando de ser
tres síntomas nucleares a dos (American Psychiatric Association, 2013). La razón
principal de este cambio es que las alteraciones en el lenguaje no son únicas y
determinantes del TEA, ya que otros trastornos también pueden presentarlas.
Por lo tanto, estas alteraciones influyen en el pronóstico (a mayor gravedad de
alteraciones en el lenguaje presentadas, peor pronóstico en el TEA), pero no en la
delimitación del diagnóstico. El mismo razonamiento se ha aplicado al
funcionamiento intelectual, siendo la variabilidad de niveles intelectuales amplia en el
TEA.
Los criterios para realizar el diagnóstico de TEA, según el DSM-5, se desarrollan a
continuación (American Psychiatric Association, 2013).
(A). Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social en
diversos contextos. Estas deficiencias se manifiestan, actualmente o en sus
antecedentes, en los siguientes aspectos:
▸ Déficits en la reciprocidad socioemocional:
• Acercamiento social inadecuado.
• Errores en el intercambio de turnos en las conversaciones.
• Escasa tolerancia a compartir intereses, emociones o afectos.
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Ideas clave
▸ Déficits en las conductas de comunicación no verbal en la interacción social:
• Integración pobre entre la comunicación verbal y la no verbal.
• Alteraciones en el contacto ocular y el lenguaje corporal.
• Déficits en la comprensión y el uso de gestos.
• Nula expresión facial y comunicación no verbal.
▸ Déficits en el desarrollo, mantenimiento y comprensión en las relaciones:
• Dificultad para ajustar su conducta para adaptarse a varios contextos sociales.
• Dificultad para compartir el juego imaginativo o para hacer amigos.
• Ausencia de interés por sus iguales.
• Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones
varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos
contactos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o
para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.
(B). Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Se manifiestan en dos o más de las siguientes manifestaciones (ejemplos ilustrativos
y no exhaustivos):
▸ Movimientos, empleo de objetos o habla estereotipados y repetitivos:
• Estereotipias motoras.
• Alineación de objetos y juguetes.
• Ecolalia.
• Frases idiosincrásicas.
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Ideas clave
▸ Insistencia en mantener las cosas de forma invariable y adhesión inflexible a rutinas:
• Malestar intenso ante pequeños cambios.
• Patrones de pensamiento rígidos.
• Rituales.
▸ Intereses muy restrictivos que son anormales en intensidad u objetivo:
• Fuerte apego o preocupación con objetos inusuales.
• Intereses excesivamente restringidos o repetitivos.
▸ Hiper- o hiporreactividad sensorial e intereses inusuales hacia aspectos sensoriales
del entorno:
• Aparente indiferencia al dolor o la temperatura.
• Respuesta negativa a ciertos sonidos o texturas.
• Excesivas conductas de oler o tocar objetos.
• Fascinación visual con luces o movimientos.
Se especifica la gravedad actual según en el deterioro de la comunicación social y
los patrones de comportamiento restringidos y repetitivos.
(C). Los síntomas han de estar presentes en el período temprano del desarrollo.
Sin embargo, pueden no manifestarse hasta que la demanda social excede sus
capacidades o pueden ser enmascarados por estrategias posteriormente aprendidas
en la vida.
(D). Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social,
laboral o en otras áreas importantes del funcionamiento habitual.
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Ideas clave
(E). No se explican por discapacidades intelectuales, aunque ambas condiciones
coexisten frecuentemente (diagnóstico como olvido) si la comunicación social no
alcanza la esperada para el nivel de desarrollo general.
Los diagnósticos bien establecidos del DSM IV del trastorno autista, trastorno de
Asperger o trastorno generalizado del desarrollo no especificado pueden recibir el
diagnóstico de trastorno del espectro autista. Los individuos que presentan déficits en
la comunicación social, pero cuyos síntomas no alcanzan los criterios para un TEA,
deberían ser evaluados para considerar un trastorno de comunicación social
(pragmática).
Especificaciones:
▸ Con o sin déficit intelectual.
▸ Con o sin deterioro del lenguaje.
▸ Asociada a una afección médica o genética o a algún factor ambiental conocido.
▸ Asociado a otro trastorno del desarrollo neurológico, mental o del comportamiento.
▸ Con catatonía.
Clasificación de gravedad según DSM-5
Dentro del espectro autista, el DSM-5 valora la gravedad del TEA en función de las
ayudas que los individuos precisan en las áreas de comunicación social y en los
comportamientos restringidos y repetitivos, y establece tres niveles o grados de
gravedad (Tabla 3).
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Ideas clave
Tabla 3. Características específicas de cada uno de los grados en que se divide el TEA. Fuente:
elaboración propia.
Descripción clínica de los criterios diagnósticos
Los cambios que se plantean en la última edición de DSM suponen una gran
heterogeneidad y variabilidad en la gravedad de la clínica.
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Ideas clave
La clínica presente en el TEA y descrita en los distintos manuales diagnósticos se
engloba en las siguientes áreas:
▸ Alteración cualitativa de la comunicación.
▸ Alteración cualitativa de las relaciones sociales.
▸ Alteración del comportamiento.
▸ Alteraciones cognitivas.
Alteración cualitativa de la comunicación
El grado de afectación de la comunicación presenta un curso variable y se considera
no universal y no específico del TEA. Se puede dar un retraso en la adquisición y
desarrollo del lenguaje, por lo cual no se lograría desarrollarlo.
El desarrollo del lenguaje en los inicios del neurodesarrollo suele suponer un signo
frecuente de consulta y alarma. Esta ausencia de intencionalidad comunicativa se
manifiesta de forma clara en torno a los dieciocho meses.
En la Figura 4, se puede observar una síntesis de las principales dificultades que
pueden aparecer en el área del lenguaje.
Figura 4. Alteraciones en el lenguaje en el TEA. Fuente: Martín, Blázquez y Sanchidrián, 2013.
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Ideas clave
A nivel fonológico y sintáctico, se evidencia un cierto retraso en el desarrollo. Sin
embargo, todavía se investiga si en esta alteración se da una alteración cualitativa o
un retraso y si hay diferencias en los componentes semánticos y pragmáticos. Según
los estudios realizados por Frith sobre la adquisición del lenguaje en niños con
autismo, el área pragmática es la que presenta una mayor afectación (Martín,
Blázquez y Sanchidrián, 2013).
Algunas características propias del lenguaje que se evidencian en los casos de TEA
son las siguientes:
▸ La utilización del lenguaje como medio de comunicación es compleja.
▸ Se dan alteraciones fonológicas y semánticas, así como características
idiosincrásicas en el ritmo, tono, intensidad y articulación del lenguaje.
▸ Presentan un bajo nivel en sus habilidades de comprensión de gestos.
▸ Se evidencian discrepancias entre su lenguaje verbal y no verbal con la presencia de
muecas, tics y estereotipias.
Los autores Reviere y Belinchón (1981) han descrito una serie de características del
lenguaje en el autismo, las cuales se observan en la Tabla 4.
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Ideas clave
Tabla 4. Alteraciones en el lenguaje. Fuente: Rivière Y Belinchón, 1981.
La comunicación intencional, que suele aparecer a los ocho o nueve meses,
presenta un carácter limitado, no suele desarrollarse la sonrisa social y no se
mantiene el contacto ocular.
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Ideas clave
Alteración cualitativa de las relaciones sociales
Lo más destacado en la alteración de su patrón de interacción social es la ausencia
de reciprocidad socioemocional.
Figura 5. Alteraciones en la conducta social en el TEA. Fuente: Matson, Matson y Rivet, 2007.
Wing y Gould consideraron una clasificación en función de la conducta social de los
niños en tres categorías: aislado, pasivo o activo (pero extravagante). Por lo tanto,
no todos los niños presentan los mismos patrones de interacción y alteración social
(Matson, Matson y Rivet, 2007).
Alteraciones del comportamiento
Suele caracterizarse por la presencia de patrones de conducta, intereses y
actividades repetitivas y estereotipadas. Presentan, además, un juego muy limitado y
con carácter rígido. También es frecuente que aparezca un patrón de apego
inusual a algún objeto inanimado.
Alteraciones cognitivas
El perfil cognitivo de los niños que presentan un TEA muestra una gran
heterogeneidad. Los procesos atencionales, mnésicos, perceptivos y ejecutivos se
encuentran alterados. Se puede observar un resumen del perfil cognitivo que
presentan los niños con diagnóstico de TEA en la Figura 6.
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Ideas clave
Figura 6. Alteraciones cognitivas en el TEA. Fuente: Lord et al., 2000.
La comorbilidad del TEA con la discapacidad intelectual es frecuente. Algunos
estudios han encontrado que hasta en un 75 u 80 % de los niños que presentan un
diagnóstico de TEA cumplen criterios diagnósticos de discapacidad intelectual:
Tabla 5. Discapacidad intelectual y autismo. Fuente: Ritvo y Freeman, 1977.
En general, en el perfil cognitivo de los niños con diagnóstico de autismo, las
distintas investigaciones encuentran que el rendimiento en tareas visoespaciales y
d e memoria inmediata es mejor que en aquellas que requieren un procesamiento
secuencial de estímulos (Czermainski et al., 2014).
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Ideas clave
Otra alteración cognitiva que se ha recogido en la investigación es la que se ha
denominado ceguera mental, la cual consiste en la incapacidad para atribuir estados
mentales en los demás (Baron-Cohen, 1990).
En relación con sus habilidades atencionales y sensoperceptivas, se ha descrito un
patrón de respuestas inconsistente ante estímulos del ambiente físico (Danesh et
al., 2021).
También se han detectado alteraciones en las funciones ejecutivas y se encontró
alterada la capacidad en flexibilidad cognitiva, memoria funcional y control inhibitorio.
Esto da lugar a un perfil clínico caracterizado por el pensamiento rígido, la
impulsividad y la baja tolerancia a la frustración, acompañado de rabietas, ira y
autolesiones (Danesh et al., 2021).
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2.5. Diagnóstico diferencial
En la concepción actual del TEA como un continuo y sin existir un síntoma
patognomónico, es fundamental realizar un adecuado diagnóstico diferencial.
Siguiendo a Belloch Fuster (2020) y DSM-5 (American Psychiatric Association,
2013), se plantea la siguiente propuesta de diagnóstico diferencial:
▸ Trastorno de Rett.
▸ Mutismo selectivo.
▸ Trastorno del lenguaje y trastorno de la comunicación social (pragmático).
▸ Discapacidad intelectual sin TEA.
▸ Trastorno de movimientos estereotipados.
▸ Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
▸ Esquizofrenia.
Figura 7. Trastornos comórbidos al TEA. Fuente: Belloch, 2020
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Ideas clave
2.6. Epidemiología, curso y comorbilidad
Epidemiología
DSM-5 señala una prevalencia del TEA de un 1 %, con una mayor presencia en
niños que en niñas (4:1), ya que se produjo un incremento progresivo del número de
diagnósticos (Hernández et al., 2005).
Los factores que más explican estos datos son:
▸ Cambios en los criterios diagnósticos.
▸ Perfeccionamiento de los instrumentos de evaluación.
▸ Aumento de la concienciación y reconocimiento de estos trastornos.
Curso
En torno a los doce y veinticuatro meses se observan los primeros síntomas del
TEA. Teniendo como referencia los hitos del desarrollo evolutivo, los signos
observables del TEA se pueden manifestar desde muy corta edad. Es importante
incidir en la heterogeneidad del trastorno, por lo que no todos los niños tienen por
qué presentar las mismas alteraciones. Desde un punto de vista general, se
observan las siguientes condiciones:
▸ Entre los dos y tres meses pueden presentar dificultades o ausencia en la
sintonización con los demás y en la capacidad de respuesta armónica a los
estímulos sociales; por ejemplo, la ausencia de la sonrisa social.
▸ Entre los cinco y seis meses puede observarse una dificultad o una ausencia de
conductas de anticipación; por ejemplo, el niño no echa los brazos cuando la
madre está alrededor porque no predice que va a ser tomado.
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Ideas clave
▸ Entre los nueve y trece meses se observan dificultades o ausencia en la
comunicación intencional: los protoimperativos tardan en aparecer y es difícil que
aparezcan protodeclarativos. Por ejemplo, el niño no es capaz de señalar un objetivo
con la intención de que la madre se lo dé —protoimperativo— ni es capaz de señalar
un objeto que le guste y mirar a su madre con la intención de que ambos compartan
atención sobre el objeto de interés —protodeclarativo—.
▸ Entre los catorce y dieciocho meses es llamativa la limitación o la ausencia de
simbolización (pocas o ninguna palabra, no hay juego simbólico, no imitan, etc.). El
tipo de juego que realizan es repetitivo y puede incluir rituales de ordenación; por
ejemplo: ordenar todos los coches en línea y pasar mucho tiempo haciéndolo a
voluntad.
▸ En el período que abarca entre los dos y cinco años se observan dificultades para
comprender los estados internos mentales de los demás, es decir, problemas
para ponerse en el lugar del otro e inferir y predecir sus pensamientos, emociones y
comportamientos. Este concepto se denomina teoría de la mente (TOM), también
llamado cognición social, y es el responsable de las dificultades en la interacción
social de las personas con autismo.
▸ Durante el período de desarrollo que sigue a los cinco años hasta,
aproximadamente, los catorce, se van asentando las habilidades de autonomía
personal y social, se van adquiriendo habilidades instrumentales y continúan las
dificultades en las interacciones sociales.
▸ A partir de los catorce años, se hace hincapié en la mejora de las relaciones
sociales. Su desarrollo, con los apoyos correspondientes, suele ser más
satisfactoria.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 29
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Ideas clave
Para poder realizar un diagnóstico precoz, se deben tener en cuenta los siguientes
signos de alerta (Figura 8):
Figura 8. Signos de alarma en el TEA. Fuente: Seldas, 2012.
Comorbilidad
La comorbilidad del TEA suele asociarse a la discapacidad intelectual.
Ocasionalmente, se encuentra asociado a alguna condición médica. En torno al 70 %
de los casos se da un trastorno mental comórbido y en el 40 % dos o más. Son
frecuentes las siguientes comorbilidades (Zúñiga, Balmaña y Salgado, 2017):
▸ Las alteraciones del aprendizaje.
▸ El trastorno del desarrollo de la coordinación.
▸ Los trastornos emocionales ansiedad.
▸ TDAH.
▸ Trastorno negativista desafiante (TND).
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Ideas clave
2.7. Hipótesis etiológicas
El origen o etiología del TEA es desconocida hoy en día. Existe un acuerdo entre los
profesionales en considerar que tiene un origen biológico, pero se sabe la
influencia de factores ambientales. Lo que sí se destaca y se conoce es que el
origen es multicausal, no se puede reducir a una única causa. Esto se puede ver en
la Figura 9.
Figura 9. Etiología. Fuente: elaboración propia.
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Ideas clave
Las hipótesis biológicas incluyen los estudios realizados desde la genética, las
teorías neuroanatómicas que relacionan el autismo con el patrón de crecimiento
cerebral y otras alteraciones estructurales y las teorías neuroquímicas, siendo la
hipótesis más estudiada la hipótesis de la hiperserotoninemia (Varela-González et
al., 2011). En la Tabla 6, se recogen las principales aportaciones del conjunto de
hipótesis biológicas:
Tabla 6. Hipótesis biológicas en el TEA. Fuente: basada en Varela-González et al., 2011
Desde el punto de vista psicológico, se ha construido una serie de hipótesis para
tratar de explicar las manifestaciones conductuales más características del autismo
(Tabla 7).
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Ideas clave
Tabla 7. Hipótesis psicológica en la etiología del autismo. Fuente: basada en Varela-González et al., 2011
y Belloch, 2020.
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Ideas clave
2.8. Evaluación
Hasta la fecha, no disponemos de marcadores biológicos específicos, pruebas de
laboratorio o instrumentos clínicos que identifiquen objetivamente estos trastornos.
Ya se ha indicado que lo recomendable es que tanto la evaluación como el
diagnóstico y la intervención sean lo más precoces posible.
El diagnóstico del trastorno del espectro autista es complejo,
eminentemente clínico y requiere una evaluación completa (Zúñiga,
Balmaña y Salgado, 2017).
Detección
Es frecuente que sea la unidad familiar la primera en sospechar que existe un
problema o, como suelen referir, «que algo no va bien». Para esta detección precoz,
se recomiendan algunos instrumentos de screening:
▸ M-CHAT: esta es una prueba de screening aplicada en la entrevista a los padres.
Consta de veinte preguntas de respuesta cerrada con las cuales se pretende
identificar casos de alto riesgo. Se aplica en niños de dieciocho meses a cinco años.
Existe una versión más reciente de este instrumento, M-CHAT R/F, que mejora la
sensibilidad y especificidad de la versión anterior.
▸ ASIEP-3 evalúa diversas dimensiones del TEA. Sirve para realizar un diagnóstico
diferencial y también se utiliza como instrumento para el desarrollo de programas
específicos (niños desde los dos años hasta los trece años y once meses).
▸ ASSQ es un cuestionario de cribado del TEA de alto funcionamiento (anteriormente,
denominado síndrome de Asperger), administrado a padres y profesores y para
edades entre los siete y los dieciséis años.
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▸ CAST es un cuestionario de screening administrado a padres para la detección
temprana de TEA de alto funcionamiento (de cuatro a once años).
Instrumentos de evaluación
Con el objetivo de describir de forma pormenorizada las pautas de actuación en el
proceso de evaluación del TEA, se han llevado a cabo recomendaciones para
completar el proceso de evaluación satisfactoriamente. Entre ellas, se incluyen los
siguientes aspectos:
▸ El análisis de antecedentes de carácter médico.
▸ Una evaluación pormenorizada del grado de desarrollo del niño.
▸ El uso de criterios diagnósticos en su formulación.
▸ Una coordinación interprofesional.
Algunos de los instrumentos más destacados serían los que se señalan a
continuación:
▸ Social comunication questionnaire (SCQ): cuestionario de la comunicación social de
Rutter, Bailey y Lord (2003). Este cuestionario es la versión abreviada de la
entrevista diagnóstica revisada de autismo (Rutter, Le Couteur y Lord, 2003). De
forma breve, evalúa el conjunto de áreas alteradas en los trastornos del espectro de
autismo.
▸ Entrevista para el diagnóstico del autismo revisada o autism diagnostic interview
revised (ADI-R). Se trata de una entrevista clínica semiestructurada que permite
evaluar en profundidad a todas aquellas personas que presenten sospechas de
autismo o algún TEA. Se exploran tres grandes áreas:
• Lenguaje y comunicación.
• Interacciones sociales recíprocas y conductas.
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Ideas clave
• Intereses restringidos repetitivos y estereotipados.
▸ La escala de observación para el diagnóstico del autismo segunda edición
(ADOS-2) es una evaluación estandarizada y semiestructurada de la comunicación,
la interacción social y el juego o el uso imaginativo de materiales para personas con
sospecha de tener un trastorno del espectro autista. El ADOS-2 se puede aplicar a
personas de edades, niveles de desarrollo y comunicación verbal muy diferentes; por
ejemplo: desde niños a partir de los doce meses a adultos y desde aquellos sin habla
a aquellos con un habla fluida. Cada uno de los módulos está compuesto por un
conjunto de actividades que proporcionan contextos estandarizados donde el
evaluador puede observar o no la presencia de ciertos comportamientos sociales y
comunicativos relevantes para el diagnóstico del TEA.
▸ Otro procedimiento que se puede emplear para evaluar el déficit
metarrepresentacional es la prueba de Sally–Ann (Swettenham, 1996). Se le
explica al niño que «esta es Sally y tiene una cesta; esta es Ann y tiene una caja.
Sally guarda una canica en su cesta y sale de la habitación. Mientras Sally está
fuera, Ann le quita la canica de la cesta y la guarda en su caja. Cuando Sally vuelve,
¿dónde buscará su canica?». Los niños con clínica del TEA no son capaces de
realizar la tarea de ponerse en el lugar del otro.
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Ideas clave
Figura 10. Prueba de Sally y Ann. Fuente: Mundo Asperger, s. f.
Instrumentos de evaluación
Para una evaluación estructurada de todas las áreas del desarrollo del niño,
concretamente del área cognitiva, de la comunicación, de la lingüística, de lo
socioemocional, de la conducta y del aprendizaje, se propone el siguiente conjunto
de instrumentos (Caballo y Simon, 2001).
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Ideas clave
Inteligencia
Valor predictivo de la evolución.
Instrumentos:
▸ Escala de inteligencia de Wechsler para niños-V. (WISC-V).
Accede a la descripción de la prueba a través del siguiente enlace:
https://www.pearsonclinical.es/wisc-v-escala-de-inteligencia-de-wechsler-para-
ninos-v
▸ Escalas de desarrollo Merrill-Palmer revisadas (MP-R).
Accede a la descripción y detalles de la prueba a través del siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=3ZUf3N5JiIg
▸ Test de Raven: matrices progresivas, de Pearson Clinical. Evaluación del factor G
sin influencia verbal.
▸ Escalas McCarthy de aptitudes y psicomotricidad para niños.
Habilidades comunicativas y lingüísticas
Valoración fundamental del área pragmática y los fenómenos característicos del
lenguaje autista (ecolalias, inversión pronominal, etc.) en el marco de la interacción
social.
Instrumentos:
▸ Peabody: test de vocabulario en imágenes.
▸ Test Illinois de aptitudes psicolingüísticas (ITPA).
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Ideas clave
Conducta adaptativa
▸ Capacidad para el autocuidado y la vida independiente en su medio. La herramienta
más utilizada es la escala Vineland de conducta adaptativa-3, de Sparrow,
Cicchetti y Balla, cuyos ítems se pueden incorporar en el plan de tratamiento.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 39
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Ideas clave
2.9. Intervención
Objetivos y pautas generales
De forma general, se señalan algunos objetivos básicos de todo paquete de
intervención:
▸ El desarrollo de competencias de comunicación interactivas y cognitivas.
▸ La disminución de comportamientos que interfieran o dificulten la estabilidad
emocional y la independencia.
Partiendo de la base de estos objetivos generales, se generarán los siguientes
objetivos terapéuticos concretos:
▸ Los programas de enseñanza deben poseer un carácter personalizado y estar
fundamentados en el marco evolutivo del niño o la niña.
▸ Deben generarse contextos de intervención muy estructurados y predecibles.
▸ Se deben generar procedimientos de aprendizaje sin errores.
▸ Se debe favorecer la motivación, ampliando los reforzadores.
▸ Es fundamental que la intervención se plantee desde un enfoque positivo, funcional y
ecológico que favorezca la generalización de todos los procesos de aprendizaje
realizados en el marco de la intervención.
La edad de comienzo de la intervención será una variable especialmente relevante a
la hora de determinar la eficacia de los procedimientos de intervención. Las
recomendaciones fundamentales indican el inicio del tratamiento como variable de
mejor pronóstico antes de los cuatro años.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 40
Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
Además, diversos estudios señalan que la intensidad en las intervenciones es muy
importante y se recomienda que sea entre 20 a 25 h semanales. Adicionalmente, es
fundamental que se implique la colaboración de los padres (Millá y Mulas, 2009).
La atención temprana, que se entiende como el conjunto de intervenciones dirigidas
a niños de cero a seis años y a sus familias y entorno, es el mejor predictor de
integración y recuperación funcional de los niños con TEA (Mulas et al., 2010).
Existen dos grandes modelos de intervención, cada uno con su repertorio de
estudios científicos detrás:
▸ Modelos de intervención globalizada.
▸ Modelos de intervención focalizada (para una habilidad concreta).
Los programas focalizados suelen ser más breves, se trabaja en el refuerzo y la
motivación. Por otro lado, las intervenciones globalizadas (tratamiento y educación
de niños con autismo y problemas asociados de comunicación [TEACCH], picture
exchange communication system [PECS], etc.) se realizan durante períodos
prolongados. Ambas suelen estar bajo el marco del análisis conductual aplicado
(ABA).
Intervenciones conductuales
Los procedimientos estructurados en torno al análisis de la conducta son los que
han mostrado mayor eficacia. Fester y DeMyer fueron unos autores relevantes en el
inicio de los planteamientos de la intervención en el autismo, ya que sentaron las
bases de la inclusión del condicionamiento operante para modificar ciertos
comportamientos en los casos de niños con autismo (Shaw, 2001).
Posteriormente, el psicólogo Lovaas (1933) planteó la eficacia de los procedimientos
basados en el análisis de la conducta. Su propuesta de intervención se conoce con el
nombre de ABA y parte de la idea de que los niños con autismo pueden aprender
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 41
Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
mediante la imitación. La metodología ABA propone programas de intervención muy
estructurados que se basan en los principios básicos del aprendizaje general y del
análisis funcional de las conductas.
Intervenciones basadas en el desarrollo
Modelo DIR/DIRFLoortime
El modelo DIR, también denominado floortime o «tiempo en el suelo», fue creado por
Stanley Greenspan. Este autor defiende la necesidad de una intervención dentro de
equipos interdisciplinarios con el fin de que el tratamiento sea más global y que se
lleve a cabo sobre más áreas de funcionamiento del niño o niña (Hierro y Abelenda,
2012).
Las siglas del modelo D I R representan los tres componentes básicos de la
intervención:
▸ D: desarrollo de las capacidades emocionales funcionales.
▸ I: individualidad, ya que es un tratamiento individualizado.
▸ R: relaciones y tipos de interacciones del sujeto con su entorno.
Modelo relationship development intervention (RDI)
Este programa trabaja con los cuidadores principales, empleando un programa de
entrenamiento para que sean ellos quienes se conviertan en estimuladores de su hijo
(Gutstein, Burgess y Montfort, 2007).
Intervenciones sobre áreas o dominios concretos
Habilidades de comunicación y lenguaje
Este conjunto de intervenciones persigue un doble objetivo:
▸ Dar el acceso al lenguaje oral cuando es posible.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 42
Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
▸ Dar recursos alternativos a quienes tienen más dificultades.
Aquí encontraríamos, por ejemplo, el programa PECS (Bondy y Frost, 1994).
Intervenciones de desarrollo social
Se caracterizan por tener como objetivo el enseñar a otros niños a relacionarse
socialmente con el que tiene autismo en contextos de juegos. Un recurso muy
destacado son las historias sociales de Gray (Baixauli-Fortea et al., 2017).
Intervenciones globales o combinadas
Algunos sistemas de tratamientos específicos para población con autismo son los
siguientes:
▸ Programa TEACCH: tiene como finalidad proporcionarles a los niños con TEA
ambientes estructurados, predecibles y contextos directivos de aprendizaje, así como
también la generalización de estos aprendizajes a otros contextos de la vida, con el
objetivo de mejorar su autonomía. Es un sistema que se basa en la organización
del espacio, en el uso de agendas visuoespaciales y en el empleo de sistemas de
estudio y trabajo que facilitan el proceso de aprendizaje y la organización del
material (Sanz-Cervera et al., 2018).
▸ Modelo Denver: este es un modelo de intervención temprana (12-48 meses) que
trabaja para fomentar el desarrollo de habilidades de comunicación, sociales, de
imitación, cognitivas y de juegos desde el modelo de análisis conductual aplicado
(Mulas et al., 2010).
▸ Social communication, emotional regulation transactional support (SCERTS)
(Speaks, 2011): tiene el objetivo de favorecer la comunicación espontánea, la
regulación emocional y la provisión de los apoyos necesarios para las personas con
TEA.
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Ideas clave
Figura 11. Materiales TEACCH: caja de clasificación-colores. Fuente: Orientación Andújar, 2018.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 44
Tema 2. Ideas clave
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Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 45
Tema 2. Ideas clave
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Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 48
Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
2.11. Resolución del caso clínico
Javier cumple criterios del DSM-5 para un diagnóstico de TEA grado 2-3, aunque
sería necesario tener más información sobre la existencia de conductas repetitivas y
sobre su capacidad de lenguaje.
Existen dificultades en la comunicación social y en la interacción (su mirada y el
juego en paralelo con los demás niños —sería necesario conocer si dicho juego es
simbólico—) y existen conductas restringidas (estereotipias motoras, insistencia en
las rutinas, juego repetitivo y fascinación por el movimiento). Estas cuestiones están
alterando su desarrollo, manifestándose, en primer lugar, en dificultades en el ámbito
escolar.
Con respecto a su edad cronológica, Javier apenas señala y tampoco tiene un
contacto ocular adecuado. Además, también le cuesta responder cuando lo llaman
por su nombre y, con respecto del juego, no existen datos sobre si comparte objetos
de su interés con sus padres o su hermana. Sin embargo, el juego de Javier es en
paralelo, por lo que conocemos que no tiene interés en mostrar provecho en
actividades compartidas con los demás. Con respecto del lenguaje, este no avanza
como debería.
La orientadora del centro ha administrado a los padres el M-CHAT para conocer si
las características que muestra en el centro también ocurren en casa. Esta prueba, al
ser de screening, le permitirá a la orientadora derivar a la familia hacia el recurso
más adecuado en caso de obtener un resultado positivo.
Javier fue diagnosticado con TEA grado 2 y fue derivado a atención temprana para
comenzar su intervención cuanto antes. Un centro de atención infantil temprana
( C A I T ) que incluía un grupo de profesionales multidisciplinarios (pedagogía
terapéutica, logopeda, psicólogo y terapeuta ocupacional) programó su intervención
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 49
Tema 2. Ideas clave
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Ideas clave
en función de las necesidades que Javier presentaba y comenzó por instaurar un
programa para mejorar su lenguaje y su conducta adaptativa: el programa TEACCH.
En primer lugar, en el aula de intervención, crearon una serie de rincones de trabajo
donde Javier, a través de pictogramas, podía pedir con qué actividad quería
comenzar, cuándo quería cambiar y a qué actividad quería cambiar. Se trabajó,
desde cero, el aprendizaje de las vocales e ir, progresivamente, asociando palabras
cada vez más complejas.
Se utilizaron agendas visoespaciales, que también utilizaba en casa con sus
padres, para identificar conceptos (animales, ropa, organización espacial, etc.).
Asimismo, se trabajaron las normas de convivencia, puesto que Javier no saludaba
al entrar a clase ni decía adiós al salir, a través de historias sociales
representadas gráficamente. Estas historias estaban disponibles en la clase y se
repasaban siempre antes de comenzar. En casa también se trabajaban con los
padres.
Por otro lado, a los padres se les propuso realizar una serie de sesiones de
psicoeducación para conocer más sobre el TEA y las formas de manejar algunas
de las conductas que no acababan de entender de su hijo; por ejemplo, por qué se
ponía nervioso cuando tenían que tomar un camino alternativo).
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 50
Tema 2. Ideas clave
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A fondo
El niño al que se le olvidó como mirar:
comprender y afrontar el autismo
Martos, J.M. y Llorente, M. (2017). El niño al que se le olvidó como mirar.
Comprender y afrontar el autismo. La esfera de los libros.
Los autores ofrecen una visión muy completa de la clínica del autismo desde la
atención temprana, la cual es fundamental, hasta las hipótesis etiológicas y los
modelos de intervención más eficaces.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 51
Tema 2. A fondo
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A fondo
Atención temprana para su niño o niña con
autismo
Rogers, S. J., Dawson, G. y Vismara, L. A. (2018). Atención temprana para su niño o
niña con autismo: cómo utilizar las actividades cotidianas para enseñar a los niños a
conectar, comunicarse y aprender. Editorial autismo Ávila.
Los autores del manual recogen un conjunto de estrategias básicas para convertir
rutinas de la vida diaria en experiencias de aprendizajes que fomentan el desarrollo.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 52
Tema 2. A fondo
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A fondo
Guía de buena práctica para la detección
temprana de los trastornos del espectro autista
Hernández, J. M., Artigas, J., Martos, J., Palacios, S., Fuentes, J., Belinchón, M. e
Idiazábal, M. A. (2005). Guía de buena práctica para la detección temprana de los
trastornos del espectro autista. Revista de Neurología, 41(4), 237-245.
http://www.catedraautismeudg.com/data/articles_cientifics/10/c94a8eca621448d6909
2585183409ba7-guidetecciotea.pdf
En este artículo se describen pautas y procedimientos para llevar a cabo el
diagnóstico precoz de niños en riesgo de presentar TEA.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 53
Tema 2. A fondo
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A fondo
Tutorial de los primeros signos de los trastornos
del espectro autista
Kennedy Krieger Institute. (2015). Tutorial de los Primeros Signos de los Trastornos
del Espectro Autista I Kennedy Krieger Institute [Vídeo]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=Jkiz0pYqJ4k
En este vídeo de nueve minutos de duración, se explican de forma resumida los
primeros signos a identificar en el trabajo profesional con niños con sospecha de
TEA.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 54
Tema 2. A fondo
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A fondo
Sally-Ann test
Marie Coppola. (2013). PSYC2400_Ch 7 Sally-Anne test [Vídeo]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=oazK2fkRU1A
Se trata de una breve demostración de la aplicación de una tarea empleada con
frecuencia en el proceso de evaluación de niños con sospecha de TEA.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 55
Tema 2. A fondo
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Test
1. ¿Qué autor proporcionó la primera descripción del trastorno del espectro autista?
A. Hans Asperger.
B. Lorna Wing.
C. Leo Kanner.
D. Rutter.
2. Según la clasificación diagnóstica DSM en su quinta versión, se identifica como
criterio A para realizar el diagnóstico de trastorno del espectro autista:
A. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o
actividades.
B. Los síntomas han de estar presentes en el período temprano del desarrollo
(pueden no manifestarse hasta que la demanda social excede sus
capacidades o pueden ser enmascarados por estrategias aprendidas
posteriormente en la vida).
C. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción
social en diversos contextos.
D. Ninguna de las anteriores es correcta.
3. Según DSM-5, las personas con TEA con grado 2 presentarían:
A. Dificultades notables en la comunicación social, verbal y no verbal con un
lenguaje muy limitado.
B. Dificultades severas en las habilidades de comunicación social, verbal y no
verbal. Además, no suelen iniciar las interacciones sociales y responden de
forma muy limitada en la comunicación con otras personas.
C. Normalmente, solo se comunican de manera directa con las personas más
cercanas.
D. El desarrollo del lenguaje y los procesos cognitivos son normales.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 56
Tema 2. Test
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Test
4. ¿Cuál de los siguientes es un trastorno que, según DSM-5, se plantea en el
diagnóstico diferencial del TEA?
A. Trastorno de la alimentación.
B. Trastorno de la comunicación social.
C. Trastorno explosivo-intermitente.
D. Todas las anteriores son correctas.
5. Señala la característica incorrecta con respecto al lenguaje en el trastorno del
espectro autista:
A. Se da ausencia de lenguaje entre un 30-60 % de los casos.
B. La alteración en el área del lenguaje constituye el primer signo de alarma
para los padres, surgiendo en torno a los nueve meses de edad.
C. No es frecuente que aparezcan alteraciones fonológicas o semánticas.
D. A nivel receptivos, se observan dificultades para atender o percibir la
información.
6. ¿Cuál de los siguientes es un programa para la intervención en TEA que tiene
como finalidad proporcionarles a los niños con TEA ambientes estructurados,
predecibles y contextos directivos de aprendizaje?
A. Programa PECS.
B. Programa TEACHH.
C. Historias sociales.
D. Los programas de modificación de conducta.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 57
Tema 2. Test
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Test
7. DSM-5 señala la prevalencia del TEA en:
A. Entre un 2-3 %.
B. En un 1 %, señalando una mayor prevalencia en niños.
C. En un 1 %, señalando una mayor prevalencia en niñas.
D. Ninguna de las anteriores es correcta.
8. ¿Cuál de los siguientes es un instrumento utilizado para el diagnóstico de TEA,
encuadrado dentro de las escalas de observación?
A. CAST.
B. ADOS-2.
C. M-CHAT.
D. ADI-R
9. Teniendo en cuenta los hitos del desarrollo evolutivo en los niños de nueve a
trece meses con TEA:
A. Se puede observarse una dificultad o ausencia de conductas de
anticipación; por ejemplo, el niño no echa los brazos cuando la madre está
alrededor porque no predice que va a ser tomado.
B. Se observa una limitación o ausencia de simbolización: pocas o ninguna
palabra, no hay juego simbólico, no imitan, etc.
C. Se observan dificultades o una ausencia en la comunicación intencional.
D. Se observan dificultades para comprender los estados internos mentales
de los demás.
Intervención Psicológica en Niñez y Adolescencia 58
Tema 2. Test
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Test
10. Dentro de las teorías etiológicas de carácter psicológico en el TEA, la hipótesis
cognitiva de Baron-Cohen señala:
A. El estilo de crianza de los padres produce un estado básico motivacional
de activación.
B. Se producen dos alteraciones básicas. Una alteración neurobiológica: la
regulación de la activación que produciría la alteración afectiva; y una
alteración cognitiva que afectaría la capacidad para trabajar con
representaciones y símbolos.
C. Existe una patología materna por la cual se rechaza al niño y se tienen
sentimientos negativos hacia él.
D. Los problemas sociales y de comunicación se deben a un déficit cognitivo
que consiste en la incapacidad de atribuir estados mentales a otras personas.
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Tema 2. Test
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