Memorias Dela Familia Pereda
Memorias Dela Familia Pereda
Pereda
Susana de Pereda de de Bary
1992
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Prólogo
Una tarde, en la estancia, conversando con mi nieto Mariano Paz, sobre los recuerdos que mi
padre don Celedonio Pereda había recopilado y que el había leido en parte, me sugirió la idea de
hacer un resumen con lo más interesante de manera que su generación pudiera conocer y valorar la
vida y la obra de sus antepasados.
La lectura de estas páginas me puso en contacto con hombres como don Vicente mi abuelo y
don Celedonio mi padre que, con gran visión de futuro, se lanzaron a la aventura de conquistar, con
su trabajo, el entonces desierto campo argentino, con la sana ambición de formar esos
establecimientos modelos que han contribuido a forjar la personalidad de nuestro país.
Si es cierto que triunfaron, fue porque trabajaron sin descanso y con fe, inteligencia y
dedicación.
Que en la lectura de estas páginas, los descendientes encuentren, en los sanos consejos y en
los buenos ejemplos, el estímulo necesario para seguir los pasos que ellos trazaron.
Estos recuerdos fueron dictados por Papá alrededor de 1938, ya que debido a su ceguera no
podía escribir.
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Recuerdos de la Familia Pereda
En 1927 la fortuna se transformó en Sociedad Anónima. Con tal motivo me parece justo hacer
una recopilación de los informes y recuerdos que tengo, a fin de que las generaciones venideras
sepan a quien le deben lo que se les ha legado, y que estos recuerdos no desaparezcan.
El fundador de la familia fue don Celedonio Mateo y los colaboradores posteriores fueron: Su
esposa doña María Garcia Ponde de Pereda, su hijo Don Baldomero y mi padre don Vicente.
He insistido en que la Sociedad Anónima lleve el nombre de Pereda porque los hombres que
la han formado han sido de este apellido, Unos directamente unidos como don Celedonio Mateo y
otros indirectamente como Rosendo, Eduardo, Eulogio y Luciano, todos Pereda.
María Dolores el 6 de Noviembre de 1829, se casó con Juan Blumstein, no tuvo hijos y murió
a los 81 años.
Isabel el 7 de Julio de 1823 que se casó el 15 de Enero de 1859 con su primo Vicente Pereda
nacido en Bedón el 27 de Octubre de 1926, hijo de Angel Pereda y Bustillo y de Lorenza Pereda. De
este matrimonio yo fui el único descendiente y escribo estos recuerdos.
Celedonio Mateo debe haber llegado a Buenos Aires entere los años 1805 y 1807, a los 23
años. Los pocos datos que hay son los siguientes.
En 1821, época del gobernador don Martín Rodríguez, figura contribuyendo un empréstito
forzoso con la suma de 100 pesos fuertes.
En el almanaque Blondel del año 1826 figura con tienda en la calle La Plata No 10 y en 1833
con almacén en la calle Victoria 102.
En la obra de José María Ramos Mejía: “Rosas y su tiempo” del año 1907 dice: En
publicaciones de esa época que resumen la vida comercial puede verificarse este hecho: Los apellidos
más conocidos de la sociedad, hoy mismo de mayor abolengo, pertenecían a este comercio modesto,
bastaría citar algunos para convencerse... Celedonio Pereda con efectos navales.
Como vemos fue comerciante y se distinguió en las invasiones Inglesas. Falleció en el pueblo
de Quilmes el 30 de Diciembre de 1833 a los 53 años. Dejó transcripta una carta en su retrato que
dice: “Legué a mis hijos, no tanto una pequeña fortuna cuanto una vida pura, empleada en el
ejercicio de todas las virtudes sociales”.
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A su fallecimiento deja las siguientes propiedades: Tacuarí Nro 11 (luego 371) que se empezó
a edificar el 19 de Diciembre de 1826. Ha sido la casa solariega donde yo nací y dopnde nacieron
todos mis hijos.
Una casa esquina en Chascomús, donde tenía un comercio en sociedad con su cuñado don
Juan Manuel García Ponte.
La esquina de Méjico y Cevallos, esta propiedad fue conocida, en la familia como la Quinta de
Pijuán, donde iban a veranear.
El testamento de Celedonio Mateo por declaración de testigos dice: que ha sido casado y tiene
tres hijos Baldomero, Dolores e Isabel. Que deja como herederos universales a su esposa y tres hijos.
Que da libertad a sus esclavos que eran tres. Que tiene una casa en el pueblo de Chascomús cuyo
habilitado es don Tomás García que a su hijo Baldomero corresponde le reconozcan $15.000, 00 que de
un negocio ya efectuado. Que nombra como albacea a su esposa, A su hijo Baldomero y al doctor
Lucas González Peña en el orden enumerado. Que cede a sus hermanos los bienes que pueda heredar
en España.
A la muerte de su padre mi tío Baldomero tenía 20 años, sigue con los negocios de su padre,
en sociedad con su madre, y les da un fuerte impulso.
En 1840 hay una circular, pidiendo una suscripción voluntaria para combatir a Rivera, Doña
María contesta diciendo que su hijo está ausente y que ella no puede contribuír más que con $300,00
Hay dos cartas de don Juan Blumstein, esposo de Dolores en 1843 en la que cuenta de su
viaje a Europa, para hacer construir una máquina para el futuro Molino San Francisco, que proyectaba
en sociedad con el tintorero Laroche. Por las explicaciones que da a Don Baldomero, se deduce que
tenía una participación en los negocios. También le dice que las tahonas se las puede vender a Taurel.
Habla sobre una remesa de lana vendida en Europa. Además de una lista de mercaderías, para que
don Baldomero las venda y coloque el dinero a interés.
El 24 de Septiembre del mismo año compra una casa en la ciudad de Dolores en $65.700,00
m/c para establecer un negocio figurando como socios Nicomedes Zabala y Eduardo Pereda.
El 20 de Mayo de 1856 fallece María Dolore García Ponte de Pereda. Su testamento es hecho
por información de testigos establece lo siguiente:
1. Que nombra por albaceas a sus hijos Baldomero, Dolores e Isabel en el orden escrito.
2. Que deja a su hija Isabel la cómoda donde tiene sus ropas y alhajas.
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3. Que el tercio de mis bienes lo dejo a mis queridos hijos.
4. Dejo $50.000,00 m/c al joven Eduardo, quedando en poder de Baldomero hasta su mayor
edad.
5. Dejo a Carmen Ponte mi sobrina $10.000,00 m/c.
6. Es mi voluntad que mi hijo Baldomero sea quien corra en todos los intereses hasta su total
liquidación, por ser estos intereses que hay en Sociedad.
Buenos Aires, Mayo 19 de 1956.
La casa de Azul fundada por mi padre en la que estaba habilitado al 1/3 de las utilidades de
don Matías Aguirre
La otra casa en el pueblo de Gualeguaychú, Entre Ríos, a cargo de Luis Fano. Además tenía
algunas propiedades especificadas en el citado documento, importando todo de este activo
$3.945.000,00 m/c y un pasivo d e$596.994,00 m/c.
A la muerte de Don Baldomero se encontró una hipoteca de la casa de Lima y Estados Unidos
hecha por el Sr. Juan Aldao y a favor de Don Baldomero por $400.000,00. A la presentación de este
documento el Sr. Aldao se negó a pagarlo y no quiso dar nunca explicaciones sobre la causa de esta
hipoteca. Entablada la acción judicial se ganó el pleito y se percibieron los $400.000,00.
De los pocos papeles que quedan de Don Baldomero, se ve, por las cartas cambiadas con su
cuñado, Juan Blumstein, que hacía negocios de cierta importancia de Importación y Exportación con
Francia.
Entre los documentos hallados figura comprando por cuenta de Plazamortero el teatro de la
victoria en 1400 onzas de oro. Este documento demuestra la historia de este negocio, y las
dificultades que tuvo para el reembolso del dinero. En algunas boletas de depósitos del Banco de
Londres que se han encontrado, se ve que de 1861 al 67 hay depósitos por valor de $900.000 a
$1.000.000 m/c.
En 1849 hay un documento por el cual compra 400 onzas de oro. También se encuentra una
serie de pagarés y de letras que no sabemos si han sido pagadas o no.
Como se ve de todo esto Don Baldomero Pereda era lo que en aquellos tiempos se llamaba un
banquero, pues prestaba dinero y hacía compras de oro. Seguramente él fue el que implantó la
política que hemos seguido mi padre y yode tener siempre dinero disponible y no recurrir nunca al
crédito.
Fue miembro del Directorio de la Cia. Primitiva de Gas y durante la Jefatura de Policía de don
Cayetano Cazón tuvo un puesto importante en dicha repartición.
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Las casas de comercio también aumentaron bajo su administración tanto la de Dolores como
la de Azul.
En 1868 hay cartas de Vicente Pereda sobre compra de campos, edificación de la Iglesia,
también carta de Casagemas y de don Diego de Alvear sobre la construcción de un puente en el
Samborombón
Vicente Pereda
A la muerte de mi tío Baldomero, acaecida en 1868 mi padre queda al frente de los negocios
que consistían en varias casas de comercio: dos en Azul bajo las firmas de Pereda y Aguirre una y la
otra Gaviña y Cia. Una en Gualeguaychú a nombre de Luis Fano y dos en Buenos Aires que giran a
nombre de Antonio Armesto y Cía. y la otra a nombre de Pereda y Almeida.
Mi padre don Vicente era un hombre de una inteligencia muy clara y despejada. De carácter
enérgico y fuerte en los tiempos de su juventud; nunca dejaba lo que podía hacer en el día, para el
siguiente. Ayudaba mucho a los que trabajaban con él o a aquellas personas a quienes distinguía con
su aprecio y cariño.
Su clara inteligencia duró hasta unos pocos meses antes de fallecer; para mí era un placer
comentarle los negocios o noticias del día. Pues siempre los dilucidaba con una claridad admirable.
Eramos verdaderos amigos y yo nunca hice un negocio, ni tomé una resolución importante,
sin consultarlo y estábamos generalmente de acuerdo en nuestro modo de pensar y ver las cosas.
En 1866 mi padre estableció en Buenos Aires, con el señor Antonio Armesto, un registro por
mayor de ropería poniendo él un capital de $400.000.- y Armesto $200.000.- m/c con contrato por
seis años utilidades a medias. Existen balances desde 1367 a 1873 resultando Pereda con un capital
de 840.000.- a la liquidación de la sociedad en 1874 en que Quintana Hnos. y Fernández se hace
cargo del negocio.
La amistad entre Pereda y Armesto fue siempre muy cordial y se tenían mutuas
consideraciones, teniendo Armesto gran confianza en mi padre. Cuando en 1887 hizo un viaje a
Europa lo llevó a Armesto, costeándole los gastos del viaje. Esta amistad fue íntima y respetuosa
hasta el fallecimiento de Armesto.
El 5 de Julio de 1878 Vicente Pereda compra la propiedad Belgrano 919, en esta casa se
instalan los escritorios, las cocheras y luego el garage; se comunicaba por los fondos con la casa de
Tacuarí 371.
En 1868 Vicente Pereda compra una casa en la calle Piedras 875 en $46.000.- y otra en la
calle Salta 673 en $97.000.- Estas dos propiedades, aunque están a nombre de mi padre fueron
compradas con dinero que pertenecía a mi madre, quien siempre las administró, pues las rentas que
le pertenecían fueron siempre guardadas y manejadas por ella, no interviniendo mi padre en su
dinero. Sistema que, bueno o malo, yo también he seguido y que aconsejaría que ustedes lo
siguieran.
------------------------------- 9 y 10 -----------------------------
Beltrán y Fernández empezaron a andar mal, y como mi padre antes de morir me había
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encargado que ayudara a la casa de Asul, les hice una hipoteca sobre el campo en 1914, en sociedad
con Ramón Andia.
En el año 1920 tuve que comprar el campo y como la casa iba directamente a la quiebra, y no
podía permitir que anduviera en los diarios y pasquines de Azul la quiebra de la casa Pereda, fue esta
la razón por la que me hice cargo del pago de todas las deudas.
Transcribo aquí la carta, que con motivo de la liquidación definitiva de la casa mandé a
Ramón Andía.
Querido Ramón:
Por fin la laboriosa liquidación de la casa Vicente Pereda ha terminado,
con un saldo a favor de $129.078.- m/n por el cual acompaño un giro a tu orden.
Las pérdidas han sido grandes, pero ha quedado el nombre de la casa
Vicente Pereda sin mancha y sin que ninguno de aquellos que le habían confiado su
dinero, escudados en el nombre que llevaba, puedan pronunciar una queja.
La única recomendación que me hizo mi padre al morir fue que dentro
de mis medios la ayudase y que me confiara a Ud. Pero sin que esto fuese a causarle
ningún perjuicio.
Usted es testigo de los grandes esfuerzos pecuniarios que hice para que
no cayera, pero el desastre fue tan enorme que ella murió con honra a los pocos años de
la desaparición de su fundador. Al decirme que ayudara a la casa, seguramente él tenía
en cuenta, las dos veces que debido a su intervención directa, la casa se había salvado
de la bancarrota, hechos que Ud. conoce mejor que yo. Para conseguir este objeto tuvo
él, hombre en quienes apoyarse, y esto fue lo que a mí me faltó. Usted sabe lo que se
opuso a la edificación de la nueva casa, diciéndome que este sería un clavo para mí, que
en la casa vieja habían podido ganar dinero él, Gaviña, Aguirre, Fano, Vicente Lopez y
Outon y habían capitales para fundar otras casas: M. Pereda, Returerto, Domínguez, y
algunos más cuyos nombres no recuerdo, y que para prosperar no se necesitaba casa
nueva sino constancia, economía y orden.
Yo desoí su opinión creyendo que lo que me decía respecto a la
edificación de la casa eran cosas de viejos, por aquello de que los jóvenes creen verlo
todo con más claridad que los mayores, sin tener en cuenta la experiencia que da la
edad. Y aquí es el caso de recordar que mi padre siembre repetía: “el diablo sabe más
por viejo que por diablo”.
Habló como un profeta y todo lo que me anunció se ha cumplido al pie
de la letra.
La única habilidad que tuvieron fue la de poner a la casa el nombre de
Vicente Pereda, y ese nombre honrado y glorioso para mí, es el que los ha salvado de la
quiebra. Pues vuelvo a repetirle que los que al pasar lean su nombre en la fachada no
tengan una palabra que decir en su contra y que los más agradecidos hagan como el
Coronel Prado que al enfrentar la casa se quitó el sombrero y pronunció las palabras
llenas de cariño y respeto.
Muy satisfecho de esta pérdida quedaré, si ella les sirve a mis hijos
como enseñanza, de que más vale conservar un apellido honrado y prestigioso que no el
dinero que en detrimento del nombre se economizaría y que inspirándole confianza en las
palabras “Legué a mis hijos no tanto una pequeña fortuna cuanto el ejemplo de una vida
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pura empleada en el ejercicio de todas las virtudes sociales”, que dejara escritas mi
abuelo al morir, sigan llevando el apellido prestigioso de Pereda en este país y
enseñándoselas a sus hijos como lo han hecho hasta hoy las cuatro generaciones que
nos han precedidio.
No siento tanto el dinero perdido como la desaparición de la casa, pues
hubiera deseado, como su fundador, gozar mientras viviera al ver los nuevos capitalistas
que hubieran salido de la sombra del árbol añoso, fundado por mi padre en 1857.
Bueno mi querido amigo, me disculpará esta larga epístola, ya que
usted es la única persona a quien puedo confiarme por ser el que conoce bien la historia
de la casa, habiendo sido uno de sus mayores propulsores y el que la llevó cuando la
dirigía, a su mayor apogeo y prestigio.
Su amigo y S.S.
CELEDONIO PEREDA
El 5 de mayo de 1868 Don Vicente Pereda compra a Pedro Salaberry, quien compró al
Gobernador de la Provincia Don Adolfo Alsina, la suerte No 62 conocida por “El Sauce” de 1200
cuadras o sea 2024 Ha. En $100.000,00 m/c que forma parte de La Isabel
Tuvo como socio a un mendocino Don Narciso Lencina, a quien se lo oí ponderar como
inteligente hombre de campo y muchas veces ha repetido el consejo que este hombre le había dado:
“Don Vicente como bueno pague lo que le pidan, campo malo por ningún precio”. Con este hombre
poblaron La Isabel y como fue muerto de una puñalada en las carreras, el campo tuvo que salir a
remate y mi padre lo compró.
En 1874 Vicente compra a Laureano Espinosa 1200 cuadras en $230.000,00 m/c suerte
denominada San Vicente que se incorpora a La Isabel.
También en 1874 compra los lotes 9 y 11 conocidos por Fondos del Tiempo y Santa Catalina.
Mis primeros recuerdos de La Isabel son muy vagos respecto de las haciendas que hubo, creo
eran solo ovejas.
La primera vez que fuimos a Azul con papá, mi madre y yo, fue cuando la separación con
Aguirre en 1871. Yo tenía 11 años. Entonces no había más que unos ranchos y se llamaba La Posta,
por que era el sitio antes de Azul donde las galeras cambiaban los caballos.
El primer encargado que recuerdo fue Gregorio Martinez, simultáneamente con Juan Pereda,
después hubo un catalán que creo se llamaba Jacinto Farran, posteriormente vino Ramón Ortiz que
estuvo bastante tiempo y como era hombre muy económico salió con un capitalito para establecerse
solo.
A Ortiz lo sucedió Ramón Izaguirre que ya era puestero en La Isabel y como este apenas
sabía escribir y leer un poco, se puso a don Ramón Cedrúm, un antiguo comerciante de Azul, para
que llevara los libros y escribiera la correspondencia; como Ramón era tan listo al poco tiempo se
puso al corriente de la lectura y la escritura. Ramón se retiró con un capital regular para establecerse
en un campo arrendado cerca de Olavarría.
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A él lo sucedió Davis y como este no dio resultado entró de encargado un antiguo peón José
María Irurzun al que lo ha sucedido el actual mayordomo Urbano Izaguirre quien estuvo como
segundo 2 ó 3 años.
Las primeras vacas que se mandaron a La Isabel fueron compradas a La Magdalena de Bavio
y algunas a la estancia Los Nogales de don Ignacio Correas; en este tiempo fue papá a Ajó, con Luis
Fano y compraron en la estancia Los Ingleses de Gibson un lote de ovejas mestizas Lincoln, eran los
mejores criadores de esa raza por aquella época. De estas ovejas, un pequeño lote fue a Manantiales.
También se compró un plantel que tenía la Cia. De Tramways de la ciudad de Buenos Aires en
Matanza, eran ovejas de esta misma raza que yo fui a cargar a la estación Lanús. En vista del buen
resultado que dieron las Lincoln, se resolvió deshacerse de todas las Ramboullet pues debido al
terreno de La Isabel, siempre andaban en 2 ó 3 patas, teniendo que curarlas continuamente.
Desde el año 1870 hasta el 75 “La Isabel” estaba poblada con 3 majadas que eran cuidadas,
la de la estancia por Gregorio Martinez, otra por Segundo Arambarry y la tercera por un vasco que le
decían Capitán.
El 14 de Agosto de 1870 le escribe a Gregorio Martinez diciéndole que le han ofrecido 1380
ovejas a $11.00 c/u y en la misma fecha comunica a don Matías Aguirre que comprara un carnero
Rambouillet.
El 24 de Agosto de 1871 escribe a Gaviña diciéndole que en el campo hay mucha langosta
tucura, fue una de las grandes invasiones de este acridio y que le diga a los puesteros que vendan
todas las ovejas gordas, después se podrán comprar ovejas flacas.
En estos años y los anteriores la oveja no tenía más salida que la lana; debido a la poca venta
de los capones gordos. Se estableció en La Isabel una grasería que no dio resultado satisfactorio.
En 1877 Vicente Pereda compra a Leopoldo Lencina 200 cuadras en 52.500,00. Este campo se
compró para que La Isabel tuviera comunicación con El Sauce.
A esto se agregó la quiebra de la firma Lanusse y Lezica que era reputada una de las fuertes
en plaza y la capitalista de la revolución.
Recién hacia el año 1876 se consigue normalizar la situación comprando una casa en
condominio con el señor don Alejo Arocena en pago de la deuda de Lanusse y Lezica.
Como consecuencia de los descalabros arriba citados, para hacerse pago de los depósitos del
Banco Argentino, fue necesario adquirir un campo en la estación Colorada, partido de Las Flores, de 2
a 3 leguas cuadradas por la suma de 1.500.000,00 m/c, esta compra en sociedad con Armesto y Cía.
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y Eduardo Pereda.
En Enero de 1886 se vende el campo y se liquida la sociedad con una pérdida de $219.474
m/c. Sed le vendió al señor Grigg.
Recuerdo haberle oído decir a mi padre que lo vendía por que era un condominio, pero si
fuese por él no lo hubiera vendido, porque aunque el campo era bajo, tenía buena tierra y haciendole
unas zanjas él creía mejorarlo mucho.
Estas pérdidas de dinero, algunas de las cuales se tenían destinadas al pago de los campos
comprados a Ortiz de Rosas, hacen que don Vicente se presente al banco de la Provincia solicitando
un crédito que no se le acuerda y que hace decir a uno de los directores don Juan Blaquier: “Como
estará de mala la situación de la plaza, cuando una firma de esta responsabilidad se presenta pidiendo
dinero”. Siempre se creyó que la razón principal de la negativa fue porque era reconocido como
Mitrista.
En 1888 don Vicente de vuelta de España mandó 2 padrillos comprados en Barcelona, que se
mandaron a La Isabel donde dieron buen resultado.
El motivo de hacer este pago por los señores arriba expresados fue, que el
General Ignacio Rivas, siendo Comandante General de la frontera Sud se hallaba a pie. El
ministro de guerra de la administración de Sarmiento, don Martín Gainza no quería
autorizar al General a pagar $500.- m/c por caballo, de una caballada que tenía Francisco
Vivot en la costa del salado; según el General, el Ministro de Guerra quería inutilizarlo,
viendo esto el General y viendo lo desesperado que se hallaba, el que esto escribe le
dijo: recurra a sus amigos que lo sacarán del apuro en que se encuentra, así fue, con la
compra de estos caballos se encontró con los elementos para concurrir donde fuera
menester, se derrotó a Calfucurá en la Cabeza de Buey, en la invasión que hizo al
partido del Oeste, salvó la división del Coronel Borges y rescató de los indios cuarenta o
cincuenta mil vacas que llevaban, siendo estas doce o quince mil de don Saturnino
Unzué.
Manantiales
Entre los años 1874 y 1895 Vicente Pereda compra una serie de lotes de campo en Azul, entre
ellos, en 1878, a los herederos de don Prudencio Ortiz de Rosas una fracción de campo de 2.500Ha
en $316.000 m/c denominado “Cerro Siempre Amigos”, en el mismo año compra a don Mauel
Quintana 2.284Ha en $143.000 m/c; con estas compras la estancia Manantiales llega a tener una
superficie de 6920Has.
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El dinero para estas compras se sacaba de la casa de Azul.
Por el año 1875 en la estancia Manantiales mi padre habilitó con una majada de ovejas y con
un pesto a don Santiago Davis. A don Luis Fano le gustó el negocio y pobló el campo completamente
comprando un lote de 6000 ovejas y algunas vacas.
Posteriormente se mandó a esta estancia un padrillo Oldenburgués que dio muy buen
resultado, pues tuve muy buenos caballos de este reproductor.
La primera majada que pobló la estancia no se a quien se compró; cuando Fano formó parte
de la sociedad compró unas ovejas a Julián Althabe en Tandil, estas ovejas eran, como casi todas las
del país en ese momento, Rambouillet.
Al mismo tiempo compró unas yeguas criollas que eran chicas y de apariencia y pelos feos,
pero que resultaron animales de una resistencia excepcional para el trabajo, eran famosas en Azul por
lo guapas que eran; en tiempos en que no había ferrocarril, había que hacer distancias enormes en el
día para hacer la compra de lana, etc.
Hubo varios caballos famosos por su guapeza, entre ellos el “Manchado” que vino a morir en
Villa María con más de 21 años. En una famosa carrera de resistencia que hubo en el Hipódromo
Argentino en 1897 este caballo, en malas condiciones, pues recién hacía dos días que había llegado
de Azul y acostumbrado a los pisos duros de allí, se encontró acá con una pista fangosa y a pesar de
todo ello llegó quinto.
Para recibir estas yeguas y ovejas fuimos Fano y yo a los potreros de Vela, cruzando parte de
los campos de Anchorena, de Acosta y de Casares, esta fue la primera jornada de a caballo en que
hice 25 a 30 leguas desde Manantiales a ese Campo.
Durante la sociedad con Fano, observando mi padre que en el Cerro Siempre Amigos había
muchos ojos de agua, que al caer al bajo formaban un arroyo, creyó conveniente hacer unas represas
de piedra en esos ojos de agua para las vacas que andaban por el cerro; las que, en mi opinión dieron
buen resultado; pero cuando el campo cayo en manos de chacareros, estos las descuidaron, porque
decían que las vascas se empantanaban.
En un viaje que hice a Bilbao donde residía Luis Fano convinimos las bases para comprarle las
existencias que le correspondían de las haciendas de la estancia Manantiales. Separación que se
efectuó a mi regreso en 1891. Después de la compra de las haciendas de Fano resolvó poner a Don
Santiago Davis como mayordmomo General de las 22 estancias en Azul., con residencia en La Isabel y
tener solo capataces den Manatiales.
En el campo de Manantiales fue donde mi padre ensayó las primeras zanjas a fin de desagotar
los bañados que formaban se en le bajo del campo de Anchorena hasta el cerro del Salto del arroyo
Manantiales donde se formaba un gran bañado; se hizo esta zanja con a fin de que el arroyo corriera
por su cauce. Esto provocó la risa de y la burla de los que se creían entendidos en el campo, diciendo
que las vacas taparían esas zanjas, etc. La clarividencia de mi padre al hacer estas zanjas, para
mejorar una gran porción de campo, ha quedado evidenciada por el buen resultado que ha dado.
En 1895 Vicente Pereda compra un sobrante de 49Ha lindando con Manantiales al sr. Tomás
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Vega.
En 1888 se hizo un estudio de riego en Manantiales por el Ing. Ceferino Girado, sacando la
toma de agua del arroyo Manantiales, pero el estudio que se hizo resultó que el agua apenas
alcanzaría para regar a lo sumo 3Ha.
Una vez que se despobló Manantiales, se arrendó el campo para agricultura a varios
chacareros y Davis era el encargado de cobrar los arrendamientos y entregar el campo. Esto duró 3 o
4 años.
Posteriormente en 1903 se arrendó el campo a Juan Ergui para agricultura y ganadería; pero
como Ergui era n hombre un poco fastuoso y amigo de hacer grandes construcciones y mejoras en el
campo, a fin de contenerlo, le hice un contrato el 1º de Abril de 1913 especificando las cosas, este
duró hasta después de su muerte; época en que se repobló Manantiales.
Escuela de Agricultura
Estando en Azul, alrededor de 1900, di una conferencia en casa de uno de los rematadores
sobre las ventajas de fundar una escuela de agricultura en Azul. Después de las consideraciones del
caso concluí ofreciendo donar 100Ha de la suerte La Encarnación para el establecimiento de dicha
escuela y a la mismo tiempo traté de interesar a los vecinos que se ocuparan de solicitar del Gobierno
Nacional la instalación.
Con fecha 23 de Agosto de 1911 recibí una carta del dr. Alejandro Carbó preguntándome si
era cierto la oferta que había hecho.
Con fecha 7 de Septiembre contesté al Director General de Enseñanza Agrícola diciéndole que
era cierto que donaba las 100Ha de la Encarnación para establecer una escuela de Agricultura. Si por
cualquier causa la escuela fuese retirada el terreno volvería a mi propiedad sin más trámites. En 1913
me dirigí al entonces Ministro de Agricultura Dr. Adolfo Mujica, con motivo de un pedido de los
vecinos de Azul para establecer una escuela de Agricultura, reiterando el ofrecimiento anterior.
Como siempre los vecinos de Azul se dejaron andar, no preocupándose por la instalación de la
escuela y los de Olavaria, que siempre han sido más diligentes por obtener ventajas para su ciudad,
obtuvieron se estableciese la escuela en dicha localidad.
Celedonio Pereda
Soy el único de Vicente Pereda y Bustillo, nacido en Bedón, y de Isabel Pereda y García, Ponte
nacida en Buenos Aires. Nací el 7 de Marzo de 1860, mis recuerdos empiezan desde los 6 y 7 años,
según lo que entonces se decía, desde chico manifesté ser muy serio y tener pocas aficiones a los
juegos violentos, debido a que mi infancia transcurrió entre personas mayores, pues en casa a mas de
mis padres vivieron mi tío Baldomero hasta su muerte en 1868 y Eduardo Pereda hasta que se casó;
mi tía Dolores vivía enfrente con una prima de mi madre Carmen Ponte, como se ve mi infancia se
desarrolló siempre entre personas de edad y demasiado mimado por estas señoras.
Dicen que desde muy corta edad manifesté gusto por los negocios de campo, pues cuando
me preguntaban que iba a ser, siempre decía estanciero.
A los 5 o 6 años me pusieron en el colegio del sacerdote Edelmiro Casas, situado en la calle
Tacuarí frente a mi casa, allí conocí a Ignacio del Carril con el cual fuimos como hermanos durante
varios años. De esta escuela pasé al colegio inglés que tenían los señores Mulcahy y Brenan en la
misma calle Tacuarí.
En aquel tiempo los colegios dejaban mucho que desear y no estaban sujetos al plan del
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Consejo Nacional de Educación como ha sido posteriormente, bastaba que cualquiera persona se le
ocurriera poner un colegio denominándolo Inglés, Francés o Alemán para que el colegio se
estableciera siguiendo el sistema del país cuyo nombre representaba y sin tener para nada en cuenta
ni la historia, ni nuestro idioma, que se trataba como cosa secundaria.
En este colegio permanecí hasta los 13 o 14 años, época en que pasé a la Universidad de
Buenos Aires para hacer los estudios preparatorios para seguir la carrera de Ingeniería, pues mi padre
quería que tuviese una carrera y elegí Ingeniería, como podía haber elegido cualquier otra.
En esa época los estudios preparatorios de Ingeniería eran mas cortos que para las carreras
de derecho y medicina. Una vez que hube cursado las materias que se necesitaban para ingresar,
concurrí a la Universidad y tuve maestros particulares en Matemáticas, entré al primer año de
ingeniería, dándome cuenta a los pocos meses de que me era imposible seguir, porque mi
preparación era muy deficiente.
Entonces resolví decirle a mi padre que no quería seguir estudiando ingeniería, y como esto le
desagradó mucho y él a todo trance quería que yo tuviera una carrera, me decidí a completar mis
estudios preparatorios hasta tanto resolviera que debía estudiar.
Entre las varias personas con quienes recuerdo haber cambiado ideas sobre este punto fue
con el Sr. Juan Manuel Martínez, antiguo socio de los sres. Zemborain Hnos., con quien mi padre y yo
teníamos gran amistad; este señor insistió mucho para que estudiara derecho, pero con el criterio
errado de todo muchacho que creía que los abogados eran gente de mala fe y embrollones, no quise
seguir su consejo, muchas veces en la vida me he dado cuenta del error que cometí en no seguir la
carrera de derecho.
En esa época el Sr. Mulcahy que había cerrado el colegio para estudiar medicina, fue el que
directamente influyó en mi ánimo para seguir esta carrera, la que como estudio no me ha pesado
haberla hecho, aunque para lo único que me ha servido es para que los médicos no hayan podido
engañarme en mis dolencias y las de mis allegados.
Después del primer viaje a Azul en 1871, durante todas las vacaciones salía al campo y lo
pasaba entre La Isabel y Manatiales.
Mi primer maestro en cuestiones de campo fue don Santiago Davis, con él hice la primera
excursión a caballo desde manantiales a los potreros de Vela unas 20 o 25 leguas al sud para
combinar un arreo de ovejas, que se habían comprado allí y su traída, junto con unas yeguas también
compradas a Althabe, las vinimos arreando nosotros.
En estas excursiones solía acompañarme un encargado que tenía Papá, para cobrar los
arrendamientos de los campos, que se llamaba Benigno Sáenz.
En este tiempo las comodidades en las estancias eras muy escasas, no se contaba más que
con una pieza y por camas catres.
Estas excursiones por el Azul duraron hasta el 82 u 83, pues entonces empecé a ir al Oeste y
mis vacaciones se dividían entre el “13” y “Nueva Castilla”, a donde iba con Eulogio que fue quien
completó mi educación de campo. Como siempre tuve por costumbre dar los años de estudios
completos sin dejar materias, podía aprovechar íntegramente las vacaciones.
Desde que se poblaron las dos estancias del Oeste yo empecé a llevarlas cuentas y
anotaciones correspondientes a estos establecimientos.
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Pocos meses de después mi padre me significó la conveniencia de estudiar Teneduría de
Libros, lo que hice con el maestro Juan Oyuela. Después de un ejercicio de varios meses abrí la
contabilidad actual el 1o de enero de 1888, que es la que se ha seguido hasta ahora con las
ampliaciones que la práctica nos ha enseñado. Yo llevé el total de los libros desde 1888 hasta junio de
1895 en que entró como empleado don Julio Barrios, exceptuando el tiempo que pasé en el primer
viaje a Europa de Diciembre de 1889 hasta fines de enero de 1891, durante esta época llevó los libros
Eulogio Pereda.
Cuando por la nueva orientación que se da a los negocios o porque las ampliaciones de ellos
exijan abrir nuevas cuentas o hacer modificaciones, son los que dirigen la casa los que deben
proyectarlos después de un estudio sereno y meditado y no pedir a extraños lo que ellos creen les
puede convenir, los dueños son los que están en el deber de saber lo que quieren. Lo que nunca me
cansaré de recordarles es que las cuentas de los bancos y sus saldos deben ser perfectamente
revisados por ustedes mismos.
Viaje a Europa
Con María nos embarcamos en el Leon XIII en Noviembre de 1889 donde permanecimos
hasta Enero de 1891. Visitamos parte de España y a mi tío Angel Pereda y mi tía Lorenza en Medina
de Pomar. Yo fui hasta el pueblo de Bedón de donde cuna de nuestros antepasados, y María se quedó
en Medina de Pomar pues el viaje había que hacerlo a caballo y duró de 4 a 6 horas. Después
recorrimos parte de Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Alemania e Inglaterra, este fue el viaje en que
hicimos un mayor recorrido.
Durante mi permanencia en Bilbao donde residía don Luis Fano, convinimos las bases para
comprarle las existencias que le correspondían en las haciendas de la estancia Manantiales.
A los pocos días recibí una carta de papá de Azul en que me decía lo siguiente: “He pensado
lo que me dijiste de comprar campo en Lincoln y si te gusta puedes comprar 3 o 6 leguas, informate
de la calidad de los campos”. Le pregunté a varias personas y los datos que me dieron fueron de los
peores, que los campos de Lincoln eran inservibles, que lo único que se podían criar en ellos eran
chanchos. Contrariado por estos datos fui al remate sin idea de comprar. Los interesados fueron
pocos teniendo que suspenderse el remate después de vender 9 o 12 leguas. En un momento dado,
no pude contenerme e hice oferta y me adjudicaron la legua a 71.500 m/c. Al preguntarme el
rematador cuantas leguas tomaba y que lotes, hice la siguiente reflexión, de clavo que sea grande y
tomé 6 leguas, en cuanto al lote elegí en el que actualmente está el 13 de Abril por parecerme era el
mas próximo a Buenos Aires. Hace de esta compra años y después de conocer el campo y algunos
campos vecinos no tengo porque arrepentirme de la elección pues, sin pretensión, es el mejor campo
de los alrededores tanto en su conformación como en sus aguas subterráneas. Puedo agregar que
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Dios premió la inocencia de esta compra.
Con la compra de este campo hubo un incidente con los rematadores, pues en el anuncio
decía que podía pagarse al contado o a plazos, cuando se fue a hacer efectivo el pago pretendieron
cobrar intereses, lo que no había sido establecido en el anuncio. Mi padre se opuso a este pago de
intereses y el rematador señor Baltar le dijo que se valía, para no pagar los intereses de que el campo
había sido comprado por un menor, entonces mi padre le contestó: que detrás del menor estaba él
para responsabilizarse y cumplir con lo que el menor había hecho, que no aceptaba pagar lo que no
había sido convenido y que por lo tanto pagaría el campo al contado.
En esta fecha fuimos, mi padre y yo, a ver el campo, llegando el ferrocarril hasta bragado,
donde tomamos un baquiano y un carruaje para ir a ver el campo; por no servir el baquiano no
pudimos llegar al campo. En este viaje es donde he pasado una de las peores noches que recuerdo en
mi vida, tuvimos que dormir en la costa de una laguna donde los mosquitos nos hicieron pasar una
noche infame.
Al regresar a Buenos Aires las burlas de los que creían que este campo era un clavo, fueron
grandes, cuando supieron que no habíamos encontrado el campo. Como es de suponer esto nos
desalentó.
Al poco tiempo salimos por segunda vez de Buenos Aires para ver le campo con datos ciertos,
llegamos por tren a Bragado y a 9 de Julio en galera, en este punto tomamos un carruaje y fuimos al
campo pasando por la laguna del Algarrobo donde le Coronel Guerrico poblaba un campo, de allí
pasamos a la estancia “Santa Ana” de los señores Wrght y Carballo donde estaba el Mayordomo don
Angel Scotto, la seÑora, estando ausente el marido, nos recibió y hospedó perfectamente. Al dia
siguiente nos facilitarno un peón de la estancia Llamado Videla quien nos enseño el campo, este nos
agradó. De regreso a “Santa Ana” nos cayó uno de los más grandes aguaceros que he soportado.
Después de esta feliz inspección resolvió papá poblar el campo, pero quiso que fuera dirigido
y administrado por mí.
Hablando una noche con mi amigo Ángel M. Trelles le propuse si quería hacer una sociedad,
lo aceptó prima facie sin compromiso por mi parte, consulté con papá, quien encontró conveniente la
idea y después de las conferencias del caso la sociedad se consumo en 1881, arrendándonos papá 3
legas de campo al precio de $8.000 m/c al año, por legua y por seis años, tiempo que duró la
sociedad. De esta sociedad no tengo que arrepentirme pues en los seis años que duró, no tuve la
menor dificultad con Angel y lo que es más extraño no hubo entre nosotros ni un cambio de fuerte de
palabras. Trelles se portó siempre con una caballerosidad intachable.
Por indicación de papá mande llamar a Eulogio Pereda, que se encontraba en Juárez, y le
propusimos si quería ir a poblar el campo, lo que aceptó en las siguientes condiciones: $1000 de
sueldo más el 20% de las utilidades. Eulogio tenía un carácter muy jovial y era muy comunicativo y un
don de gentes nada común en la familia por consiguiente tenía muchos amigos. Era trabajador y
diligente pero muy mano abierta con el dinero, y por esa razón había que tenerlo con la rienda corta.
Debido a una enfermedad, que había contraído en el trabajo, hacía continuos viajes a Rosario
de la Frontera, donde era amigo de todos los asistentes. Uno de los años se hizo bastante amigo del
Dr. Pellegirni y en una excursión política a Salta y Jujuy lo agregó de secretario. A propósito de una
conversación política Pellegrini lo interpeló bruscamente preguntándole a que partido pertenecía, y sin
inmutarse, rápidamente contestó: “A Pehuajó, doctor”. La contestación produjo una gran carcajada
general.
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Eulogio fue el que completó mis conocimientos de campo y de haciendas, en las excursiones
que hacíamos durante las vacaciones que yo pasaba en el “13” y las largas conversaciones tenidas
antes de dormirnos en el cuarto. En que lo hacíamos cada uno en un catre, allí soñábamos sobre lo
que podía llegar a ser el “13” y las haciendas que en él se alojarían, pero nunca la fantasía, por
grande que era, llegó a imaginarse lo que ha sido el “13” en realidad.
El 1o de Junio de 1881 salió Eulogio de Buenos Aires para poblar el campo y llegó el 24 con
los carros que traían los materiales para hacer la primera población, que hizo donde está la estancia.
Lo primero fue hacer un pozo y armar la carpa.
Al irse le preguntaron a los carreros: “¿De dónde vienen?” y ellos contestaron: “Del Infierno”,
con este nombre fue conocido el establecimiento por algún tiempo, hasta que le puse “13 de Abril”,
que actualmente tiene.
Este nombre intrigó a todos por mucho tiempo, pues mantuve el más completo secreto sobre
su origen. El 8 de Julio de 1886 me casé con María Girado cuyo cumpleaños es el 13 de Abril,
entonces se despejó la incógnita que tanto tiempo había guardado.
Para las haciendas introducidas por Trelles y Pereda, Trelles fue a comprar hacienda vacuna a
Rosario de Santa Fe pues en ese tiempo la hacienda estaba muy cara en la Provincia de Buenos Aires.
La s vacas se compraron como mestizas Hereford, pero creo que fue hacienda criolla de Córdoba con
cara blanca.
Total de Hacienda introducida: Caballos 55; Yeguas 138; Ovejas 5.015; Vacas 1653.
El único punto geográfico que había en el campo antes de poblarlo era la laguna “La Firma”
que según la tradición lleva este nombre porque en las playas de dicha laguna se encontró un papel
con la firma del Coronel Machado. Cierta o no la tradición, hemos conservado el nombre La Firma que
ustedes no deben cambiar.
Los primeros años de la población del “13” recorriendo un gran cañadón lleno de juncos y
totoras que había en el cuadro grande, encontramos una vaquillona muerta y con la cabeza
destrozada, supusimos que debía ser algún león que se trató de buscar infructuosamente. A los pocos
días encontramos otro animal muerto y estropeado; a la tarde de ese día resolvimos salir con Eulogio
y los perros a rastrear el animal. Al poco rato de andar en el cañadón los perros empezaron a torear y
un cachorro ñato que teníamos se precipitó sobre el animal que estaba dentro del matorral. Sentimos
el grito desgarrador del perro y atropellamos, pero no encontramos nada, el perro estaba con la
cabeza destrozada. Al no encontrar nada volvimos a casa resolviendo envenenar un trozo de los
animales que habían muerto y a los dos días de puesto el veneno un peón comunicó que había
encontrado una tigra muerta. Por casualidad no hubo una desgracia por el modo como atropellamos
al animal el que seguramente se asustó y disparó. El cuero estuvo mucho tiempo en casa y ustedes lo
han conocido.
En este mismo cañadón yendo papá de la estancia de don Juan López al “13” a caballo, se
internó en el cañadón para cruzarlo y según manifestó después fue uno de los sustos más grandes
que ha tenido, pues creía no poder salir de él, ya que en ese entonces ese cañadón tenía más de una
legua de largo.
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primeras 3 leguas, Vicente Pereda decidió probarlas. En Mayo de es año Eulogio se encargó de hacer
la población de la que fue denominada “El Infierno”.
A fines de 1895 Eulogio resolvió separase del “13” cuando la estancia empezaba a producir
de un modo importante. Esto me traía una seria complicación para la administración, pensando en
quien poner, recordé a Ramón Izaguirre que hacía poco había salido de “La Isabel”, en muy buenas
para establecerse solo, cerca de Olavarría, lo cité en Azul para tener una conferencia. Le dije que
fuera a ver el campo y me diera su opinión a la vuelta. Me contestó después de revisar el campo que
aceptaba la propuesta y entró en las siguientes condiciones: Recibió el establecimiento al tercio de las
utilidades y con las siguientes haciendas: Vacunos: 6.655; Lanares: 8635; Yeguas: 1550; Caballos:
120. El introdujo: Vacunos 1.117; Lanares: 4.900.
Como ayudante de Izaguirre lo mandé a Lorenzo Olaverría, segundo hijo de José María que
estaba de Mayordomo en “San Baldomero”. Lorenzo llegó al “13 de Abril” el 15 de Enero de 1895.
Lorenzo me manifestó una decidida simpatía, siempre venía a conversar conmigo, con ese
motivo le dije a José María que lo iba a traer a Buenos Aires para ponerlo en el colegio. Estuvo en el
colegio de Alonso Criado 3 o 4 años y como no quería seguir estudiando lo mandé a “San Baldomero”.
Con motivo de la ida de Ramón Izaguirre como Mayordomo al “13” resolví mandarlo como ayudante.
Por carta le comunico a Izaguirre que Lorenzo va al “13”, que no le tenga ninguna
consideración y lo haga trabajar, que el sueldo es de $40.- pero que no se lo entregue todo.
Próximo al vencimiento del contrato con “La Unión” conversando con Izaguirre surgió la idea
de comprarlo. El dueño sr. Meyer me pidió un proecio en oro equivalente a $64.000 la legua. Este
campo se compra en Septiembre de 1900 con poblaciones y lo demás enclavado en el suelo con una
superficie de 8.000Ha en $193.000 m/n
Ramón Izaguirre en 1902 dejó la administración del “13” para trasladarse a su campo en
Pehuajó, separándose en perfecta armonía.
Al poco tiempo enviudó e hizo un viaje a Europa. Se había apoltronado y se fue a vivir a
Flores donde tenía una casa. Esta fue su muerte porque se lo pasaba jugando con sus amigos en el
café, comiendo bien y haciendo poco ejercicio.
Pocos días antes de morir estuvo a verme en el escritorio y me dijo que mientras yo estaba
esclavizado en el escritorio él no hacía más que pasear y pasarlo bien. Al mes de esta conversación
tuvo un ataque de apoplejía y murió. Esto demuestra que el trabajo, en vez de cansar al hombre y
debilitarlo, como algunos creen, es algo que no se debe dejar sino cuando materialmente no se puede
seguir, pues si Ramón hubiese seguido trabajando, seguramente hubiese vivido mucho más, la vida
cómoda y ociosa lo mató rápidamente.
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En 1905 hice un contrato con Eugenio Langle para explotar unas chacras sembrando trigo.
Este señor tenía muchos elementos para trabajar. El personalmente era muy trabajador y con
ambición para sembrar mucha extensión; pero cuando llegaba el momento de la cosecha se perdía
porque no tuvo personal que lo secundara debidamente.
“La Unión”, cuya compra ya figura, era el primer lote de la estancia que pobló don José de
Carabasa y Cia., quien durante mucho tiempo me hizo propuestas para comprarme el “13 de Abril”, a
lo que siempre me resistí. Una de las muchas veces que insistía en la compra por medio de un
corredor le mandé decía al Socio de Carabasa, sr. Corti: Que si él tenía bastante dinero para comprar
el “13”, yo tenía suficiente para no venderselo.
En 1901 Celedonio Pereda compra al Dr. Faustino Oribe 8.099Ha en $130.000 al contado y
$100.000 en pagarés a 6 y 12 meses de plazo, este fue el segundo ensanche del “13”.
Después de comprado este campo se estableció en él una colonia que se denominó “El
Coronel”, cuya administración estuvo a cargo de don Juan F. Díaz, que estaba establecido con una
casa de comercio en Pehuajó. Esta colonia duró 5 o 7 años, tuvo como encargado a Juan Recaray y
una vez liquidadas las chacras pasó a formar parte del “13”.
En 1917 Celedonio Pereda compra a Ester Marin de Beazley un campo en el partido de Lincoln
denominado “La colonia” compuesto por 4.049Ha en la suma de $430.000 en remate Judicial.
A este campo se le puso el nombre de “Maribel”, fue una de las mejores compras que se han
hecho por el precio que por él se pagó, fue también a incorporarse al “13’.
En 1920, con motivo de celebrarse las Bodas de Plata de Lorenzo con el “13 de Abril” los
empleados resolvieron hacerle una manifestación de aprecio a la que adherí regalándole una caja de
cubiertos con la siguiente carta:
Querido Lorenzo:
Gustoso me adhiero a la iniciativa de los empleados de esa estancia al
demostrarte sus congratulaciones con motivo de realizar tus Bodas de Plata con ese
establecimiento y en prueba del cariño y afecto que mereces con toda tu familia te
mando ese recuerdo.
Lo que siento es no poder estar con ustedes y la causa de ello es,
justamente, el ser 13 de Abril que, como tu sabes, debo estar con mi compañera por ser
la fecha de su natalicio.
Ha llegado a ser el 13 de Abril, bajo tu inteligente dirección, lo que
soñaba en mis años juveniles y cuando lo poblé: La estancia más importante de todas las
que posee la familia, habiendo tenido la suerte de ser secundado con inteligencia y
perseverancia por tus antecesores Eulogio Pereda su poblador, Ramón Izaguirre tu
predecesor y maestro, y por fin tú que has llevado la estancia al apogeo en que hoy se
encuentra.
Deseando que podamos seguir trabajando en la forma que hoy lo
hacemos, solo me resta felicitarte a ti y a tu compañera en el día de la fecha.
C. Pereda.
Al entregar a la S.A. la estancia “13 de Abril” tenía los siguientes datos: Numero de cuadros:
100; Numero de molinos: 72, Alambrados exteriores 92.770Km; Alambrados de FCCC: 22.420Km;
Alambrados interiores 245.410Km o sea 512.800Km de alambrados.....de ca?e 152.000.
Con motivo de un viaje de Celedonio Vicente al “13 de Abril” en compañía de la señora y los
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hijos recibí de su esposa la carta que transcribo:
Mimita.
Nueva Castilla
En 1878 se compró este campo debido a las instancias de don Pedro Moreno, pues ni mi
padre y yo, queríamos comprar ni un lote, no porque no tuviéramos fe en el negocio sino por
creencias políticas; pero los empeños de moreno para que adquiriéramos algo fueron tantos que al fin
mi padre cedió. Y el 27 de Mayo de 1879 Vicente Pereda suscribe 16 acciones del Empréstito de
Tierras, representados por los lotes 25-26 y 35-36 conocidos como Cutre-o o sea Arbol Solo que
formaba 40.000Ha al precio de $400 m/n la legua, escriturando el lote 35 a nombre de Celedonio
Pereda. Como a los dos años de efectuada la compra mucha gente de la que no había querido
suscribir el Empréstito de la Frontera se apercibía de que el negocio sería bueno, empezaron a poner
inconvenientes y a quedarse con los lotes que no habían suscripto. Mi padre tuvo conocimiento de
que un personaje político quería quedarse con esos campos, entonces los hizo medir y una vez
aprobada la mensura se tomó inmediata posesión de ellos.
En Junio de 1882 Eulogio Pereda salió del 13 de Abril pero, una vez que llegó a Trenque
Lauquen, las autoridades no le permitieron seguir afuera debido a rumores que había indios. Pocos
meses después el estanciero de Cañuelas Mac Clymont, que debido a una seca había llevado vacas a
ese partido, saliendo del Fortín distinguió un grupo de boleadores, ese hombre que se tenía por muy
gaucho, quiso arrebatarles la caballada, pero fracasó en su intento y fue asesinado por los boleadores.
En Enero de 1883 salimos del “13” Eulogio y yo con una tropilla y el peón Bartolo; como
tuvimos varios incidentes merece que relate el viaje por completo.
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Seguimos viaje con un sol abrasador hasta el Fortín Herrera para, desde allí, seguir la línea de
fortines pasando por Desobediente y Farías. El viaje era bastante molesto a causa del viento de
espaldas y recibir toda la tierra que levantaba la tropilla. Serían las 5 p.m. cuando uno de los mejores
caballos que llevábamos en la tropilla pisó mal y se quebró la paleta. Tuvimos que dejarlo por
inservible. Más adelante dejamos cansado al potrillo de la madrina. Al oscurecer llegamos a la carpa
de un postillón de la galera que se estaba por establecer hasta Trenque Lauquen. Este paraje se
denomina Los Jagüelitos, allí resolvimos hacer noche. El aspecto del postillón no era nada atrayente
pues tenía una gran cicatriz que le cruzaba un carrillo de arriba abajo, por la noche el hospitalario
postillón nos cedió su carpa y el se tendió al raso. Nos tendimos sobre unos cueros de potro y traté de
dormir lo mejor que pude, no sin algún sobresalto, pues nuestro huésped lucía un facón que podía
rivalizar con los de cualquier asador y un trabuco de respetables dimensiones.
A la media noche sopló un viento y enseguida se descolgó un fuerte aguacero, uno y otro
pusieron en peligro nuestra carpa. Este contratiempo y la conversación que habíamos tenido con el
postillón respecto a la calidad del campo que íbamos a ver, que él decía conocer, y según su opinión,
ni para chanchos era bueno, habían predispuesto mi ánimo en contra y hacía trabajar mi imaginación
mientras trataba de conciliar nuevamente el sueño.
El día siguiente amaneció hermoso y antes de medio día llegamos a Trenque Lauquen
parando en la pulpería de Funes; hicimos las diligencias para buscar un baqueano que nos llevara al
campo y encontramos al antiguo trompa Ponce.
Al otro día nos pusimos en marcha con unos pocos caballos elegidos: el Gaucho que murió en
medio de la plaza de Pehuajó cuando regresaba de hacer el 10º o 12º viaje a Trenque Lauquen, el
Manchado favorito de Eulogio y Roseti que en la separación con Trelles Eulogio se lo llevó a Juárez, el
resto de los caballos los dejamos en Trenque Lauquen al cuidado de Bartolo, pues este, aunque no lo
decía, demostraba tener bastante miedo de salir fuera del antiguo campamento, debido a los indios
boleadores que decían andaban por el campo.
Las previsiones fueron pocas. Algunas galletas y una pava para calentar agua, lo demás lo
daría el campo si teníamos suerte de encontrar algo o arte para saber obtenerlo. La carne en aquellos
tiempos en Trenque Lauquen era contrabando, pues se comía cuando el capataz de Mac Clymont se
le ocurría carnear algunas de las muchas mestizas que poblaban y se paseaban por las calles de
Trenque Lauquen.
Salimos para el Médano del Mate y de allí a Mari Lauquen, de este nos dirigimos al médano
próximo a la Laguna de los Chañares, pero antes de llegar Eulogio y el baqueano corrieron unos
avestruces sin conseguir bolearlos. En el centro del médano cenaríamos después de manear los
caballos, dejando a Roseti atado a lo pampa que consiste en un modo ingenioso y seguro: en la punta
del maneador se ata una taba y esta se entierra todo lo que da el facón, con lo cual se hace un hoyo,
enseguida se le hecha tierra y se lo apisona; estos preparativos, no dejar caballo para mi y haber
observado que el baqueano subía a todos los médanos y trataba de divisar, no dejaron de
sobrecogerme un poco. Tendió Eulogio las matras e hicimos una espléndida cama, mi almohada eran
los bastos de la montura. Esta es una de las noches que recuerdo haber dormido mejor y la única que
no he tenido más techo que el firmamento.
Al día siguiente nos dirigimos al Médano Cutre-Lo (Arbol Solo) donde pude admirar el
magnífico caldeen que existe y que se divisa desde lejos. Allí desayunamos unas ranas sancochadas,
las encontré muy sabrosas. Las habíamos agarrado en el jagüel del médano. De allí fuimos a Trenque
Lauquen pasando por los jagüeles de espinosa.
Después que he conocido el campo se que al ir de Mari Lauquen a la Laguna de los Cañares
cruzamos el campo por uno de sus ángulos, y de esta laguna a Trenque Lauquen lo cruzamos por su
mismo centro.
Por estos campos me entusiasmé en aquella época, pues me parecieron mejor de lo que eran.
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El terreno era muy fofo y lleno de promontorios que hacían bastante difícil la marcha por tropezar a
cada momento el caballo. Estos montones recién puede decirse que han desaparecido en 1892.
aunque aún hoy se encuentran. El pasto se criaba muy mateado, esto también, tiende a desaparecer
y donde el campo ha sido muy trabajado el pasto es tupido.
El viaje de regreso no tuvo nada que mencionar, salvo el hecho de recoger el potrillo de la
madrina y dormir la siesta boca abajo con un sol que abrasaba en el Fortín Heredia, sin más sombra
que la que proporcionaba la montura sostenida por el facón y donde apenas podía resguardarse la
cabeza.
Después de este viaje mi padre resolvió poblar el campo y también quiso que yo lo dirigiera y
administrara. Se arregló con Juan E. Seguí, primo hermano de la que después fue mi esposa. Este era
un tipo verdaderamente excepcional, pues habiéndose educado en los colegios de Buenos Aires no
tenía nada de hombre de ciudad y era un verdadero gaucho en sus dichos y en sus hechos. Se
enganchó en un cuerpo de línea y, teniendo en cuenta todos los antecedentes y el origen de la
familia, que era de campo, creí que era el hombre que nos convenía.
Aunque no fue administrador, creo que para la población de la estancia fue un elemento útil.
Tenía todas las agachadas y superchería del verdadero paisano. Lo que aprendió en el colegio parece
que lo había olvidado por completo, tenía la especialidad de que si encontraba una tropilla en el
camino, a los varios días sabía decir el número de caballos, el color de estos y las señas particulares
que cada uno tenía. Este vino como mayordomo con el 20% de las utilidades.
En Octubre de 1883 se hicieron las poblaciones de Cutre-Lo, centro del campo y nombre con
que yo había pensado bautizar la estancia, pero mi padre, en el primer viaje que hizo cruzó en la
galera el campo de los senores Drysdale que tenían antes de llegar a Pehuajó y que denominaban
Nueva Escocia, de allí tom’o la idea de llamarla Nueva Castilla, nombre con que se designa pero que
no se ha hecho camino, pues todos la llamaban estancia del Arbol Solo. Las primeras habitaciones se
componían de 3 piezas de barro, con techo de fierro y formando ángulo con éstas, la cocina y 2
piezas para peones, rodeadas por un gran foso al cual se pasaba por medio de un puete levadizo que
todas las noches se levantaba. Al lado de las casas se hizo un corral de zanja para encerrar las vacas.
La ubicación de la población de Nueva Castilla hoy puede ser criticada porque no está en el
verdadero centro del campo y sí en uno de los ángulos del lote denominado Nueva Castilla. La razó de
haberse poblado en esete sitio fue uqe al principio s tuvo la idea que fuera una sola estancia y
posteriormente se vio que era demasiado grande para un solo establecimiento y entonces se resolvió
poblar en los centros de cada 4 leguas. Pero como esta población ya estaba hecha no se creyó
conveniente deshacerla.
En agosto de 1883 mi padre compró todas las haciendas y el derecho a la marca, que son dos
medias lunas, a la testamentaria de Juan Urdapilleta en Bolívar, importando la operación la suma de
$1.267.000.00 m/c t recibiendo las siguientes haciendas. Vacas 3400;ovejas 14710; yeguas 113 y
caballos 42.
En 1884 como las vacas aumentaban mucho, mi padre resolvió poblar otra estancia en el
mismo campo. A mí, el primer momento, esa resolución no me pareció bien; pero probablemente lo
hizo porque creía que Seguí no era el hombre que nos hacía falta y para ponerle un control al lado o,
quizá, para ayudar a José María por quien tenía gran aprecio; después me he dado cuenta que tenía
mucha razón, en poblar la nueva estancia, y que fue muy feliz en su elección pues José María en
todos los tiempos y en todos los trabajos fue un hombre a carta cabal.
Por casualidad esta estancia se ubicó en el lote que está a mi nombre; así nació “ San
Baldomero” que en poco tiempo vino a sobrepasar en importancia a “ Nueva Castilla”.
La estancia se pobló con las siguientes haciendas sacadas de “Nueva Castilla”: Vacas 2600,
ovejas 1089, yeguas 62, caballos 67. José María fue habilitado al 20% de las utilidades.
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En Julio de 1886 se le recibió el establecimiento a Seguí por no tener aptitudes para dirigirlo a
pesar de su trabajo y buena voluntad. Se hizo cargo de la estancia José Diógenes Romero ocn el
sueldo de $40 recibiendo: Vacas 3900, ovejas 2614, yeguas 134, caballos 83.
En 1892 con tres meses de anticipación se le pidió la estancia a Romero, debido a lo haragán
y abandonado que era, pues pasaba largas temporadas sin salir al campo, ni revisar los animales.
A la salida de Romero vino a hacerse cargo de la estancia José Davis, al recibirla dio tales
muestras de inutilidad y haraganería que resolví no entregarle la estancia, le pagué un trimestre de
sueldos y los gastos del viaje, fue una resolución de la que aún me felicito.
En Junio de 1892 mandé para encargado de “Nueva Castilla” a Juan Manzcarriaga, éste había
trabajado de peón en “La Isabel”. Fue el que cuidó al toro Tronera, primer producto presentado por
mí en la exposición de Palermo donde obtuvo tercer premio. De “La Isabel” pasó a “Manantiales”,
donde cuidaba la majada como habilitado; de allí lo saqué para encargarlo de la administración de
“Nueva Castilla”. Era un vasco que se había acriollado mucho, hacía botones y trenzado de cuero
mejor que muchos criollos, el pobre tuvo poca suerte pues enfermó de cancer de esófago y murió en
1898.
En noviembre, después de hacer una chacra en “San Baldomero” y otra en “Nueva Castilla”
se empezó el alambrado exterior del campo por la línea divisoria de los lotes 36 y 37.
En Enero de 1898, en vista de los buenos resultados que empezaba a dar la alfalfa, se
resolvió hacer la siembra de esta leguminosa en mayor cantidad, y se empezó a hacer un potrero de
importancia en el centro de la legua donde está la población de “ Nueva Castilla”.
En 1899 Eulogio se hizo cargo como Mayordomo de Nueva Castilla y recibe las haciendas que
había cuidado Juan Hanscarriaga: Vacas 798, lanares 10087, yeguas 729, caballos 157.
En 1905 Eulogio llevó como segundo a Nueva Castilla alojándolo en “El Destino” a Sandalio
Romero, uno de esos criollos que han desaparecido por completo, el cual entraba a apartar en pelo en
un rodeo aunque el trabajo durase todo el día.
En 1907 se retiró Eulogio, entregó los siguientes animales: Vacunos 4006, lanares 5997,
yeguas 189, caballos 171 y recibió $56.890 en efectivo.
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En 1920 Sandalio Romero me anunció que se retiraba de Nueva Castilla, La causa de este
retiro no la he sabido. Alguien me dijo que era por unas palabras que había tenido con Celedonio
Vicente respecto a la administración del establecimiento. Yo lo atribuyo, más bien, a que se había
perdido mucha alfalfa, que el campo había venido a menos y que él no tenía que volver a alvalvar. Al
retirarse sacó una suma de dinero en efectivo más unos novillos de invernada que tenía la sociedad
en Dr. Villa.
Para reemplazarlo resolví llevar a Carlos Gilhaus, segundo mayordomo del “ 13 de Abril” que
hacía varios años trabajaba con nosotros y de quien estábamos muy satisfechos. Este señor recibió de
Romero los siguientes animales: 12800 vacunos, 15000 lanares, 896 yeguas y 146 caballos.
Estos campos, en los primeros años de su población anduvieron bastante bien para vacas y
ovejas, pues había algunos pastos muy buenos como ser: la arvejilla, el té pampa y algunas otras
gramillas que, aunque ralas, eran muy nutritivas.
El afán de quemar los campos para que las ovejas tuvieran verdeos los destruyó por
completo, y en los años del 93 al 99 se murieron tantas vacas que los rodeos quedaron disminuidos a
700 y 800 vacas en cada estancia.
Otra de las causas que influyó mucho en la mortandad de las vacas fue el criterio de entonces
respecto al agua, que se creía una aguada por cada legua o dos leguas era suficiente, lo que,
posteriormente hemos visto, es un grave error.
En 1907 se resolvió arrendar el lote de “Cutre Lo” por que no había bastante hacienda para
poblarlo, arrendándose por 4 años a 4.00 $/ha siendo arrendatarios varias personas.
En un recuento que mandé hacer en una época inoportuna se perdieron 400 a 500 terneros,
esto debe demostrarles que en el campo no se pueden hacer los trabajos cuando uno quiere, sino a
su debido tiempo.
San Baldomero
La compra de San Baldomero figura junto a la de “Nueva Castilla”. A fines de 1884 se pobló la
estancia San Baldomero. Se le puso el nombre en recuerdo de mi tío Baldomero.
Se pobló 1 ó 3 cuadras más al norte de donde está actualmente poblada. Se trajo hacienda de
“Nueva Castilla” y, hasta que llegara José María Olaverría a recibirla, estuvo a cargo del capataz
Márquez.
El 1º de Enero de 1885 recibió José María Olaverría al 20% de las utilidades: 2640 vacas,
1089 ovejas, 62 yeguas y 67 caballos.
En abril de 1886 se hizo la casa nueva, los planos y la distribución de la quinta fueron hechos
por mí.
En febrero de 1890 se hizo un nuevo contrato con José María Olaverría por 4 años más,
recibiendo 1/3 de las utilidades como habilitación.
En 1891, por orden de Vicente Pereda, se hicieron los potreros que hay al lado de las casas,
para sembrar alfalfa y tener ovejas finas. En vista del buen resultado que dieron estas ovejas se
resolvió mandar todo lo que había en “La Isabel”. También se compraron dos carneros a la cabaña
Rasin en Pomerania de F. Von Hmeyer en $900 y $500 respectivamente.
En 1894 se alambró la chacra, al lado de la estancia y después se alambró el campo del lado
de “Nueva Castilla” este alambrado se concluyó en 1895. Los detalles son palos cada 15m, 7 varillas
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entre cada poste. El primer y el tercer alambre de púa con torniquetes cada 50m, llegando a una
extensión de 18 leguas kilométricas.
En un arreo de 11200 ovejas desde a zul para los dos campos hubo una pérdida del 5%.
En 1897, en vista del buen resultado que dieron los potreritos de alfalfa frente a la casa, José
María Olaverría influyó poderosamente para hacer siembra de alfalfa en el campo, lo que al principio
se hizo con mucha timidez, pero en vista del buen resultado que dio, se trató de darle mayor impulso.
Del ’88 al ’95 las ovejas anduvieron muy bien debido a lo seco del terreno, en el 96 fue el
desastre, ya que fueron años muy llovedores, se murieron muchas de lombriz.
Desde 1895 se empezó a sembrar en gran escala, tanto que en 1904 se creyó conveniente
hacer un galpón nuestro para cereales en la estación Mari Lauquen. Se contrató con el Ferrocarril
Oeste que nos cediera un pedazo de terreno y se construyó un desvío por nuestra cuenta.
En 1921 se levantó este galpón llevándolo a San Baldomero para hacer el galpón de esquila,
por que la agricultura había cesado en la región.
En 1905 y 1906 tuvimos una cosecha extraordinaria en cantidad, pero cuando debía empezar
la trilla en Enero y Febrero cayeron unas lluvias tan extraordinarias, la mayor parte de las parvas se
pudrieron y fue necesario sacar con los tractores 1 y hasta 2 metros de la parte superior de las
parvas.
Esta fue una de las causas más poderosas que me desanimó para seguir la sementera, pues
en el momento de cosecha salía mucho dinero, pero cuando se iba a la liquidación se veía que el
dinero salido y entrado era mucho, pero la utilidad relativamente muy poca.
En 1905, con motivo del viaje de Olaverría a Europa, se tomó como segundo a Roberto
James, hijo de un antiguo vecino de Azul, gente muy correcta y honorable.
En esta fecha, 1895, se empezó el alambrado externo del campo de Trenque Lauquen. En
este campo seguí el esquema que había observado en el campo de Anchorena en Azul, de hacer el
alambrado 5m adentro como establecía la primitiva ley de alambrados de la Provincia. Como el campo
“San Marcelo” estaba alambrado por la línea tuve que dejar los 10m dentro de nuestro campo. Esta
medida, que algunos la han tachado de anticuada, la considero muy conveniente, pues de esta
manera queda un camino alrededor de todo el campo.
1907. Este fue un año malo para “San Baldomero”. Se sacaron vacas arrendando un campo
en Catriló denominado “La Rebeca”
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animales no tienen pasto alrededor, así que no se van a recuperar los gastos que hay
que hacer para sacar agua. Agua regular se encuentra a los 30m y eso en algunos
retazos, por que hay partes donde no se puede calcular a que distancia se encuentra. Yo
he recorrido distancias de 25 leguas arroyo arriba hasta el Río Negro, pero no he visto
nada que me agrade.
Saldré de regreso en la galera del 25 de Río Colorado, para estar el 28 en
Trenque Lauquen, sino tengo atraso.
Sin más novedad lo saluda atentamente.
Esto levantó una gran protesta entre los accionistas quienes. encabezados por los sres.
Mariano Unzué y Alfredo Demarchi, a los cuales se agregaron otras personas más entre las que yo
figuro, en una asamblea bastante ruidosa, en que la oposición estaba formada por los ya nombrados,
nos opusimos a la venta y la consecuencia de esta oposición fue la renuncia del sr. Estrada. Se
reorganizó la compañía bajo la presidencia de Alfredo Demarchi formando yo parte del primer
directorio, fui elegido vicepresidente en 1896 en que renuncié por una insinuación de Adolfo Bullrich,
que creía que la vicepresidencia debía ser ocupada por una persona de más importancia, como creía
era el sr. Samuel Hale Pearson. La presidencia de Pearson trajo la negociación de un sindicato
extranjero, algunos años después de haber yo salido. Así fue que, al cabo de 12 o 15 años la casa
Hale conseguía ganarse la comisión de la venta de la compañía y los accionistas que cuando dábamos
el 11% o 12% protestaban tuvieron que contentarse con el 4% o 5% de interés. Cuando la compañía
se hizo inglesa, la familia vendió todas las acciones que tenía.
Por cada acción del Ferrocarril daban una acción de terreno de las que tenía el Gobierno de la
Nación y las había cedido al Ferrocarril de una legua a cada lado de la vía de Rosario. Como estas
acciones daban un dividendo muy bajo, 3 al 5% al año resolví venderlas y se mandaron a vender a
Londres. No supieron aceptar la transferencia los corredores de bolsa en ese país y nos las
devolvieron.
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El negocio de estas tierras es uno de los más escandalosos que se han producido en este país.
Las tierras se han esfumado y de las acciones nunca hemos visto más del 2 al 3% . En 1923 resolví
venderlas para desentenderme de este negocio.
Obligaciones a cobrar
Siguiendo los pasos de Don Baldomero en el año 1892 se empezaron a hacer préstamos en
dinero, ya fuesen pagarés o en hipotecas. A los hermanos Aguirrezabala se les prestó en un pagaré
$50.000,00 el cual no pudieron levantar totalmente y fue necesario quedarse con las chacras de
Azulpor la suma de $20.000,00.
En 1893 Vicente Pereda compra a Gabriel Aguirrezabala 14 chacras con 247Ha en $80.000,00.
Esta compra fue debido a una hipoteca que se tenía sobre estas chacras y que Aguirrezabala no pudo
levantar.
El hecho de que siempre era necesario andar detrás de los deudores para percibir los
intereses o el capital me hicieron desistir de este negocio. Porque en el momento que se facilita el
dinero son todas atenciones con quien lo presta, pero desde el momento que se quiere realizar el
efectivo, ya parece uno ser un usurero, un judío, etc.
En Mayo de 1898 con motivo de que la situación del Gobierno era bastante apremiante, se
hizo un empréstito que se denominó “Empréstito Popular Interno”, al cual se suscribieron $30.000,00.
En 1899 la Sociedad Rural emitió una serie de acciones para la compra de una casa, yo me
suscribí con 10 acciones las cuales al cabo de unos años fueron canceladas.
Frigorífico
En 1901, en vista del precio bajo de los novillos, se inició un frigorífico entre capitalistas
argentinos. La reunión tuvo lugar en el escritorio de los Sres. Unzué quienes con Alzaga y otros
habían iniciado esta sociedad.
En el curso de las discusiones Don Saturnino Unzué impuso como secretario a José Manuel
Llobet. Esta imposición y el poco número de acciones que suscribieron los iniciadores fue un balde de
agua fría a la concurrencia pues yo, a pesar de la oposición de mi padre, iba dispuesto a suscribir 500
acciones y no suscribir más de 200. Esta sociedad quedó en la nada y por esta iniciativa don Eduardo
Casey formó después la Sociedad Anónima La Blanca.
Este edificio que fue muy bien planeado por el ingeniero alemán Moog tuvo grandes
dificultades financieras para su construcción, vino a la mala situación del ’90, hubo que suspender las
obras por algún tiempo, a pesar de los esfuerzos que hicieron sus iniciadores para terminarlo,
cometiendo muchas irregularidades financieras, pero con buen propósito.
En 1891 después de ruidosas y discutidas asambleas fue elegido presidente don Belisario
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Hueyo y a este señor debemos la consolidación del mercado, fue tan mala su situación que fue
declarado en quiebra por un crédito de don Nicolás Mihanovich, el cual pudo ser contrarrestado
debido a la actividad y energía desplegada por el señor Hueyo, contra la opinión de Aristóbulo del
Valle abogado de la compañía. En este directorio yo era vicepresidente, puesto que he ocupado varias
veces, y desde entonces he formado parte en el directorio con cortos intervalos de ausencia.
En esta compañía se puede ver a donde se llega con una buena administración y economía,
pues a la fecha ha levantado todas sus deudas, tiene importantes reservas en su caja y está dando
dividendos de 7.0% a 7.5%. Nosotros fuimos de los socios fundadores, pues tanto mi padre como yo
creíamos que era una empresa de gran porvenir, teníamos 500 acciones de pesos 100 oro sellado de
cada una.
La traslación de los frutos del país al Mercado Central para su venta tuvo la oposición de
mucos consignatarios, lo que nos acarreó hasta enemistades personales.
Villa María
En 1895 don Vicente pereda compra a Máximo Paz y otros el campo conocido hoy por Villa
María, compuesto por 1.865Ha en $444.000,00.
Con la compra de Villa María se realizó uno de los mayores ideales que había tendio en mi
vida, que era tener un campo de invernada cerca de la ciudad.
Desde 1891 que había regresado de Europa estábamos buscando algo que reuniera esas
condiciones, habíamos revisado uno en Rodríguez y habíamos tenido en trato en la estaci;on ezeiza el
campo de Juan Manuel Acosta que por una exigencia de este no se realizó la compra.
Fuimos con un corredor a ver lo que se denominaba campo de Roca, y como nos tomó un
tremendo aguacero y el campo de Roca no tenía comodidades, el cochero nos llevó a la estancia de
Máximo Paz, donde nos atendieron admirablemente y nos dieron de almorzar; entonces tuvimos
oportunidad de visitar el parque quedando tanto Papá como yo entusiasmados con él. Este parque fue
obra del antiguo dueño de la estancia un frances de nombre Duportal, estaba bien delineado con
calles curvas y abras en el centro que daban gran perspectiva.
El corredor buscó medios para entra en relaciones con Paz y después de largas deliberaciones,
se le compró el casco de la estancia con 647Ha. Después se fue adquiriendo poco a poco el resto del
campo y se reconstruyó la antigua estancia de Duportal.
Coincidiendo con la compra de Villa María, empezó a despertarse el oeste con sus afalfares,
de donde resultó, que las invernadas alrededor de Buenos aires empezaron a caer y a no obtener el
éxito que habían tenido en años anteriores, sin embargo durante el tiempo que manejé dicha
invernada, no se tuvieron éxitos extraordinarios, pero se sacó un buen interés al dinero.
La primera invernada que se hizo fue un lote de capones que se trajo de San Baldomero,
sufrían lombrices y estaban tan éticos que a pesar del pasto tierno que comían no les nutría y se
murieron más de un tercio de ellos, sin que los otros engordasen bien.
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Después de comprado el campo entré en negociaciones con la hacienda de Paz, quien tenía
un la antigua cabaña de Rambouillet de Duportal, un plantel de ovejas Lincoln, un lote de vacas
Aberdeen Angus y un lote de yeguas mestizas, de trote bastante buenas, con dos padrillos, uno
americano importado y otro llamado Filidor de la cría de Vicente Casares, del cual decían que no
servía las yeguas.
Por todo esto me pedía $100.000,00, lo que me pareció muy alto, sin embargo en la
liquidación sacó un precio extraordinario. No se si en realidad fue lo bueno de los productos, o porque
los amigos lo ayudaron.
La cabaña Rambouillet en tiempo de Duportal, había sido de gran crédito, se vendieron sus
carneros a los mayores precios en la casa Bullrich, había obtenido varios premios en las exposiciones
de aquella época.
Benito Villanueva compró todo el lote de borregos y yo creí conveniente comprar las ovejas
madres que se vendieron en $30,00. También compré la majada Lincoln y con estas me clavé pues las
pagué bastante caras a $80,00 u $85,00 cada una.
Por intermedio de Gibson Hnos. mandé buscar un toro a Inglaterra, que resultó tuberculoso y
se infestaron todas las vacas, si es que estas ya no lo estaban; esta fue la causa por la que me
deshice de los Aberdeen Angus a los cinco o seis años de haberlos comprado, mandándolos al
matadero. El toro fue sacrificado en la estancia como es de suponer, esto produjo una pérdida de
importancia.
De las yeguas solamente compré las de servicio y el padrillo Filidor, todos los que conocían el
animal, me dijeron que me había clavado lo que este animal tenía era que estaba demasiado gordo y
de una bravura con las yeguas como no he conocido en ningún padrillo, las corría en el campo hasta
despedazarlas; lo solté al campo atándole una tabla pesada para que no viese asimismo corría a las
yeguas, después de varios ensayos lo que me dio resultado fue largarlo al campo maniado de las
patas, hubo que entrarlo dos o tres veces por flaco pero al fin se dominó y como reproductor fue muy
bueno.
El galpón cuadrado que existe en Villa María dicen que ha sido el galpón de la primera
exposición que se hizo en Buenos Aires. El galpón de Lanares también ha pertenecido a otra
exposición, y los galpones que hay alrededor del galpón cuadrado fueron hechos por mi, exceptuando
el alto que también ha sido de las exposiciones de Palermo.
Aprovechando las abras que había en el parque mi padre plantó montes de duraznos que
proporcionaron frutos muy sabrosos durante muchos años.
En 1913 por iniciativa y a instancias de Celedonio Vicente se mandó a pedir por telégrafo a los
Estados Unidos, al estado de Ohio, la máquina Olzac que servía para picar y elevar el maíz a los silos.
En enero de 1914 se le pidió a la casa Reta y Chiaramonte todo el material de madera y fierro
necesarias para la construcción del silo según las instrucciones de Celedonio Vicente sacadas de las
revistas norteamericanas que describían la construcción de dicho silo.
Este se construyó en un piso de ladrillo y Pórtland revocado de ocho metros de diámetro por
diez metros de alto.
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Alrededor del año 1900 mi amigo Eduardo Schoo me había hecho comprar una máquina para
cortar maíz en pie y engavillarlo, junto con otra que picaba el maíz y lo enfardaba. Esta máquina fue
mandada a Nueva Castilla donde se puso en uso, pero como dijeron que no servía se arrumbó. Con
motivo del silo se sembró maíz en Villa María por el sistema Lister y cuando estuvo a punto de
recogerse recordé que esta máquina estaba abandonada. Entonces se hizo traer y después de las
reparaciones del caso se puso en uso con excelente resultado y desde 1915 hasta la fecha está
trabajando en Villa María.
Este silo duró hasta 1925 fecha en que fue necesario deshacerlo, en cambio se han construido
dos silos de material los que se aprovechan actualmente.
Carbunclo:
En el año 1895 el Sr. Federico Terrero inició la traída de una sucursal del Laboratorio Pasteur
para la fabricación y venta de la vacuna contra el Carbunclo; se hizo una asociación de hacendados en
la que cada uno de los suscriptos contribuyó con la suma de $1.000,00.
En 1897 conversando con mi amigo el dr. Mendez en un baile que tuvo lugar en el Jockey
Club se quejaba de la oposición que le hacían a la vacuna que él preparaba contra el Carbunclo y las
dificultades que tenía para hacer una demostración pública; entonces le ofrecí que dichos
experimentos podían hacerse en la estancia Villa María.
Compra de Campos
De 1900 a 1908 Vicente Pereda compra 5 lotes de campo en Azul que suman 7.142 hectáreas.
San Carlos es un pequeño pueblo con una calle en el centro bordeada de altos álamos
bordeando una acequia. Allí nos esperaba el Sr. Bustos quien debía mostrarnos el campo. Salimos en
un coche y un carro que iba cargado de camas y carpas para hacer una excursión al campo. Desde
San Carlos al campo que debíamos revisar costeando el Rio Atuel, la jornada fue de medio día. Al día
siguiente montamos a caballo para recorrer el campo. Después de mediodía no quise seguir porque
me di cuenta que el campo era pobre y con muy poco agua, pues en esas regiones vale más el agua
que los campos.
En San Carlos la gente está amontonada en pequeñas parcelas de dos o tres hectáreas
alfalfadas, y me hice la reflexion, de que si el campo que iba a ver hubiese sido productivo debía estar
más poblado de lo que estaba. Esta fue la principal razón por la que no quise revisar el total del
campo.
Tuve la oportunidad de revisar la finca denominada “La consulta”, que dicen fue donde San
Martín tuvo la consulta con Carreras.
Había en ella unos espléndidos alfalfares, bien regados, y el tránsito de las haciendas no se
hacía por los potreros sino por las calles. De allí fue de donde saqué la idea para hacer calles en “El
13”, “San Baldomero” y “Nueva Castilla” cruzando los potreros lo menos posible.
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De Mendoza pasé hasta Las Cuevas y no pasé a Chile por no cruzar la cumbre en mula.
Permanecí en el Puente del Inca donde tomé baños y por no seguir las prescripciones de la gente que
allí se bañaba tuve una fuerte descompostura.
En 1904 se resuelve hacer un viaje a Rio Neuquen a revisar unos campos; fueron Ramón
Andía y Celedonio Vicente. El proyecto era, una vez revisados los campos, seguir hasta el lago Nahuel
Huapi.
Los campos que fueron a revisar no les agradaron y como Ramón se enfermó no pudieron
seguir hasta el lago. Celedonio Vicente persiguiendo unos guanacos se perdió al volver a las casas
provocando un desagrado a Ramón.
El Tunal
En 1910 Vicente Pereda compra a Antonio Díaz un campo denominado “El Tunal”,
deparamento de Metán, provincia de Salta compuesto por 39.200Ha. en $549.700,00 o sea a $14,-- la
Ha.
Con la compra de las haciendas de este campo tuve serias dificultades debido a que el Sr.
Díaz quería cobrarme mucho más de lo que valía y no siguiendo los consejos de mi padre, que me
decía que las comprara, aunque fuesen caras, porque estaban ya en el campo, que no lo hice y tuve
que arrepentirme de no haber seguido su consejo, pues tuve fuerte mortandad con las haciendas que
compré fuera del campo.
Como puede observar el que estudie detenidamente estas adquisiciones mi padre dedicó las
utilidades de las casas de negocios que le producían a la compra de nuevas propiedades en la ciudad
y de preferencia en el campo no recuerdo que una propiedad comprada por él haya sido vendida.
La Guampita:
En 1911 Vicente Pereda compra a Whiting Stevens el campo La Guampita en el departamento
de Vera, Provincia de Santa Fe, de 18.081Ha en $1.628.700,00 o sea a $58.00 la Ha. Se compró a
cuatro años de plazo y con las haciendas que fueron recibidas por Lorenzo Olaverría y Eduardo
Pereda.
Tristeza:
Después que recibimos la estancia “La Guampita” en la provincia de Santa Fe en 1911, se nos
presentó el problema de la Tristeza lo que para la hacienda de la región no tenía más inconveniente
que enflaquecer a los animales, según la cantidad de garrapata que alzaban, era un serio
inconveniente para la introducción de animales del Sud destinado a la mestización de las haciendas
del norte de Santa Fe.
Como el profesor Lignieres aseguraba tener una vacuna contra la Tristeza siempre que la
vacunación se hiciera sobre animales jóvenes consulté a mi padre si el creía que deberíamos hacer un
ensayo sobre esta vacunación y con su buena voluntad a toda iniciativa de progreso y adelanto,
estuvo conforme en que se hiciera el ensayo.
Estas experiencias se hicieron en el “13 de Abril” de 1911 a 1913. Hubo algunas pérdidas de
animales, pero fue un aporte positivo para la mestización del norte.
Testamentaría Girado
El 3 de Agosto de 1895 falleció mi suegro, don Ceferino Girado. De esa fecha hasta 1914
nunca, ni a su hija María ni a su esposo, se nos comunicó una palabra referente a dicha
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testamentaría, salvo el poder que ella dio con mi venia para su iniciación.
El 15 de Enero de 1914 recibe mi esposa una carta de su hermano Alejandro citándola para el
día 17 a las 2 de la tarde, a que concurra a la casa de su señora madre, Calle Belgrano 752, a fin de
efectuar el sorteo de los lotes que deben corresponder a cada heredero. Se había compensado el
valor de cada hijuela en campos con ganado y dinero. En dicho sorteo María tuvo la suerte que le
tocara el lote Nro 1 compuesto por 1.089Ha del campo denominado “El Central” parte del Almeada,
quizás el mejor lote en el partido de Chascomús. En la memoria se hace una apología de la
administración del doctor Elias Girado; por mi parte no puedo explicarme como un abogado ha podido
dirigir esta administración con tanta indiferencia de las formas legales y comerciales. Si entre los
cuñados hubiese habido algún molesto, se habría suscitado una serie de pleitos y discusiones
interminables. Esto les demuestra que por malo que sea un arreglo directo entre herederos es
siempre mejor que tener un pleito con toda la razón que se tenga para ganarlo.
En estos testamentos no hubo dificultades por ser yo el único heredero, salvo lo que sigue a
continuación.
A mí, el hecho no me gustó, pero como él lo había consentido no quise decir nada, no se
habló de honorarios y aunque a Montes de Oca se le dijo que le preguntara cuanto iba a cobrar, este
no lo hizo. Todas las cuestiones y desagrados que vinieran más tarde fue por el hecho de no haber
previamente arreglado el monto de los honorarios.
La cuestión de los honorarios es un punto, que nunca deben descuidar y siempre arreglarlos
previamente, pues cuando no se han arreglado de antemano, el que hace el trabajo lo evalúa mucho
más alto de lo que lo hubiese calculado antes de haberlo conseguido, y a su vez el que lo paga cree
que deben valor mucho menos de lo que cobra. Arreglados previamente uno y otro saben lo que
deben cobrar y lo que deben pagar; a mi toda vez que no he arreglado honorarios de antemano
siempre me han resultado más onerosos.
La cuenta que pasó fue de $80.000,00, cuenta que no se aceptó y entonces se presentó a los
tribunales de La Plata, pretendiendo cobrar 200.000,00 fundándose en que los bienes divididos
alcanzaban, según él, $25.000.000,00 El juez, de $200.000 que pretendía los reguló en $70.000,00 y
la Cámara los rebajó a $25.000,00, esto obligó a que los honorarios de $20.000,00 convenidos con
Montes de Oca hubo que pagarle $40.000,00
Bóveda
Con motivo del fallecimiento de mi madre el 17 de Julio de 1910 resolví modificar la bóveda
que la familia tenía en el cementerio de la Recoleta, lo que se hizo comprando al señor Ferro un
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terreno que tenía al lado, a la municipalidad unos pequeños sobrantes que había y la parte que queda
debajo de la calle de entrada, todo esto costó la suma de $43.000,00.
Con la compra de estos ensanches sucedió algo curioso, la primitiva escritura había sido
otorgada a favor de mi abuelo Celedonio Mateo de Pereda en 1836, y en 1910 me presenté como
dueño a solicitar la compra de los sobrantes y construcción de la bóveda. Esta bóveda no se denunció
ni entró en ninguna de las testamentarías iniciadas y como algunos jueces han establecido que las
bóvedas del cementerio no son artículos negociables, esta bóveda me corresponde exclusivamente a
mí.
Por lo tanto establezco y resuelvo que todos mis hijos mientras vivan tienen derecho a
sepultados ellos, sus esposas y sus descendientes, una vez fallecidos mis hijos la bóveda pasará a ser
propiedad de Celedonio Vicente hijo y de su familia, en caso que muriese antes de tener familia o que
no tuviese pasará a Vicente Pereda o sus descendientes, en caso que la rama de varones de mi hijo
Celedonio no tuviera descendientes, pasará al varón mayor de la rama de Eduardo, por la misma
razón al mayor de Horacio o al mayor de Jorge; mi idea es que la bóveda quede siempre en poder de
un Pereda.
Por lo tanto pido a mis hijos que respeten esta resolución mía. Buenos Aires, octubre de 1928.
Celedonio Vicente no dio examen en 1906 y no quería seguir sus estudios de abogado.
Conversando con el Dr. Julio Méndez que a principios de 1907 proyectaba un viaje a Europa, me dijo
que por que no lo mandaba con él; consultada María al respecto aceptó la indicación y en dos días
resolvimos mandarlo a Europa bajo la tutela del Dr. Méndez y en compañía de su hijo Julio.
Allí fue colocado en un colegio y después en un farm donde permaneció hasta nuestra llegada
a Europa. Regresó a esta ciudad en Febrero de 1909 en que reanudó sus estudios y se recibió de
Abogado.
Entonces resolví ir a ver al Dr. Lagleize quien después de examinarme me tapó el ojo derecho
y con gran sorpresa de mi parte, me di cuenta que con el ojo izquierdo no veía más que con la mitad
de él, entonces el Dr. Lagleize me dijo que era necesario dejar todo tipo de preocupaciones y que
hiciese un viaje a Europa, no tanto por motivo de asistencia médica, como para estar despreocupado.
Con motivo de preparar este viaje y dejar una persona en el escritorio, solicité del Gerente de
la Cooperativa de Hacendados Don Santiago Elizagaray, que me facilitara el empleado que tenía y que
era su hijo Santiago, quien después de estar varios meses, poniéndose al corriente de todo le
encargué el escritorio, emprendí viaje a Europa en el vapor Príncipe de Udine a fines de 1908.
Desembarcamos en Génova, donde estuvimos como un mes, siendo muy bien atendidos y
agasajados por la familia Perrone, dejamos Horacio, Susana y Jorge con la Srta. Constancia Marcau en
Peigli y nosotros fuimos hasta roma. Pasamos a Francia y también dejamos los chicos en Biarritz,
mientras nosotros viajamos por el resto de Francia, después pasamos a Inglaterra donde viajamos
bastante yendo hasta el norte de Escocia. Con motivo de este viaje pusimos a Eduardo en un colegio
en Londres por 5 o 6 meses, regresando a principios de 1910. Tomamos el mismo vapor en Génova
para regresar.
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Viaje a Chile
En 1912 con María Isabel, Eduardo y Nancy Mulcahy hicimos un crucero en el Blücher, este
salió del puerto de Buenos Aires y visitamos Ushuaia, el canal de Beagle hasta Valparaíso.
Estando en esta ciudad se nos ocurrió ir hasta Lima por indicación de Santiago Elizagaray que
iba con su familia y el Sr. Buenaño.
En Lima entre otras cosas dignas de Admirar, vi los enconchados que había en la casa de los
Torre Tagle que me pareció algo magnífico y extraordinario, pues nunca había visto algo igual.
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él, pero como Reinecke insistiese y en vista de proponerme que lo comprase solamente por el
traspaso de la hipoteca, resolví mandarlo revisar el 30 de Enero de 1918 por José Lorenzo Olaverría.
Lorenzo informa que el campo tiene 12.000Ha de buen campo, 2.000Ha de laguna y 2.000Ha
más o menos de lagunas, que está dividido en más de 100 potreros con alambrados interiores y de
forma muy irregular; tiene 2.500Ha en agricultura al 25, 10.000 vacunos bajo marca con 3.000
terneros y 1.200 yegüerizos se calcula que el campo puede sostener 18.000 vacunos al corte, en
cuanto a las aguas son como las de esa región, buenas y malas, dejando las aguadas bastante que
desear.
Como se ve desde que el campo fue revisado hasta la firma del primer boleto transcurrieron
más de tres meses debido a no ponerse de acuerdo entre lo que pretendían los vendedores y lo que
estaba dispuesto a pagar.
El 13 de marzo de 1918 se firmó el boleto de compra-venta de este campo con el Sr. Carlos
Dile, haciendome cargo de la hipoteca de 11 millones de francos belgas al cambio de 277.278 lo que
dan $4.999.940 m/n que por 16.199Ha viene a dar un promedio de $308 por Ha.
Las condiciones eran las siguientes: pagar $3.000.000 de Francos Belgas al firmar la escritura
y por los 8 millones restantes 2 años de plazo para el pago, con un interés del 6½ porciento.
Llevado el título al escribano Sr. de la Torre para efectuar la escritura, este encontró algunas
observaciones de fondo referente a la sociedad Lemmé y Cía y Faure Hnos. Pasé el asunto al estudio
del Dr. Montes de Oca, este acepta las observaciones hechas por el escribano fundándose en que la
venta hecha por los Sres. Lemmé y Faure Hnos. demuestra claramente quienes son los dueños y que
los poderes de la viuda de Lemmé y Faure no atestiguan si ellas son las únicas y universales
herederas de sus maridos, y concluye diciendo el Sr. Platero que hizo la escritura a favor de la
Sociedad Belga Sudamericana, salva su responsabilidad diciendo diciendo que el Sr. Tornquist
representante de la Sociedad Belga Sudamericana acepta y conoce los antecedentes de este asunto.
La Casa Tornquist hizo un gran barullo sobre este asunto diciendo que el Dr. Montes de Oca
estaba equivocado en sus juicios y apreciaciones y llegaron en las conversaciones privadas hasta
hacer malos juicios sobre su competencia como letrado.
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En vista de que el asunto había que someterlo a los Tribunales se firmó con el Sr. Diehl un
convenio el 30 de Julio de 1918 por el cual el Dr. Pereda arrendaba el campo por un año al precio de
$18 por Ha. Pudiendo rescindir el contrato si al terminar el año no se hubiese fallado el litigio y
conviniendo que cualquiera que perdiese la cuestión no haría reclamo ninguno a la parte contraria y
pagaría las costas en el orden causado.
El pleito fue ganado por nosotros en primera y en segunda instancia, dando completa razón a
nuestro escribano y sobre todo al letrado que había defendido el asunto. Se escrituró el 23 de Abril de
1919. En esa fecha Celedonio Pereda compra en 11 millones de Francos Oro a Raúl Diehl, un
establecimiento de campo con las poblaciones, plantaciones, alambrados y demás adherido al suelo,
conocido bajo la denominación de “San Luis” ubicado en la estación Chancay del F.C.O. con una
superficie de 16199-04-96Ha equivalentes a 6 leguas cuadradas.
Existe una carta del 7 de mayo de 1919 del Sr. C. A. Diehl diciendo que los alambrados
exteriores son propiedad del establecimiento.
Mi obstinación por no tener deudas ni pagar intereses me hizo cancelar esta deuda antes del
tiempo acordado.
Una de las primeras preocupaciones cuando se tomo el campo fue sacar la enorme cantidad
de pequeños caminos que había en él, lo que se ha tenido la suerte de conseguir con muy buen éxito.
Todos los alambrados se han modificado, haciendo los potreros de formas regulares.
En 1923 como las aguadas estaban en tan malas condiciones se resolvió cambiar todas las
bombas y norias que había por molinos Samson, contratando a la casa Mc Adam 56 molinos, hoy han
quedado instalados los molinos con sus tanques y bebidas de fierro como en las otras estancias,
también se construyeron 2 ó 3 tanques de cemento armado que han dado buen resultado, pero a un
costo muy elevado.
La compra del Naranjal se izo con la idea de llevar allí los toros que irían a la exposición de
Concordia inmunizados contra Tristeza y que luego se venderían en el remate. Esto se realizó durante
unos cuantos años. Fue transferido a la S.A. Pereda
En 1921 Celedonio Pereda compra a José Ignacio Giménez la propiedad Tagle 2632 de 46m
de frente por 13 de fondo. Hoy esta propiedad forma parte del Automóvil Club Argentino.
En 1921 Celedonio Pereda compra a Roberto Lanusse Erausquin y San Martino la popiedad
Libertad 1339-43-52 con 22m de frente por 52 de fondo, o sea 1200m2 en $282.000. Allí se
construyeron las cocheras, el garage y el dependencias para el personal de Arroyo, con salida al
Jardín.
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Abra Grande y Abra Chica.
En 1922 Celedonio Pereda compra a la Suc. Candelaria Viola de Ortiz un campo denominado
Abra Grande y Abra Chica, situado en el departamento de Orán, Provincia de Salta, de 29.500Ha al
precio de $596.300,00 o sea $20,20 por hectárea. Pagadero la tercera parte al contado y el resto a
uno y dos años de plazo.
En 1925 cedí la explotación del monte de Abra Grande a Celedonio Vicente al precio de
$15.00 la tonelada de madera por derecho de monte, ese convenio terminó el 31 de Diciembre de
1927 con el motivo de pasar Abra Grande a la S.A. Pereda Ltda.
En los años 1921 o 1921 en vista de lo caras que estaban las ropas, se resolvió darles una
muda a todo el personal de las estancias, con más de seis meses de residencia.
En 1924 con motivo de la mala situación porque atravesaba el Banco Español se hizo una
suscripción de acciones preferidas de $20.000.000,00 suscribiendo $200.000 de los cuales solo
pagaron el 10%.
En 1925 C. Pereda compra a Juan Bautista Dutruel el campo Los Toldos en partido de San
Cristóbal, Provincia de Santa Fe, total 7.400Ha en $1.055.000 m/n y otras 4.485Ha en la suma de
$627.900,00 o sea $140,00 la hectárea.
En el mismo año compra a Diego Hardie el campo Curupaity en el partido de San Cristóbal,
eran 3.000Ha en $427.500,00 o sea a $142,50 por hectárea.
En 1926 Celedonio Pereda compra a José M. Palma un lote de 274ha y otro de 263ha de
nombre San José en Azul.
Celedonio Pereda compra a Carlota E. De Molina la propiedad de la calle Las Heras 2153 de
10m de frente por 59m de fondo en $350.000,00.
Celedonio Pereda compra a Bernardino Acosta la propiedad Cerrito 1372 de 17m de frente por
28 de fondo en $360.000,00. Allí vivió la Sara B. De Pereda y Horacio Pereda y familia, durante varios
años, esta propiedad se comunicaba por el jardín con Arroyo.
La S.A. Pereda compra representada por Celedonio Vicente la propiedad Av. Alvear 1727 de
12 m de frente por 49 de fondo en $660.000 a don Oscar Schoo Lastra.
De Callao salimos en el vapor Ebro, cruzando la magnífica obra del canal de Panamá, hicimos
escala en La Habana, ciudad que ha progresado de un modo notable.
Llegamos a Nueva York el 26 de Octubre, donde nos esperaba Racedo, para pasar el mismo
día a Washington, donde estuvimos hasta fines de Enero.
Esta vez viajé poco por Estados Unidos, fuimos a Chicago para la Exposición Rural, al Niágara
a visitar las cataratas y a Búfalo.
Mas tarde fui con Jorge hasta White Sulfur Springs a hacer una cura.
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María con Jorge y Susana hicieron un viaje hasta Miami al que yo no fui por tener una
consulta con el Dr. Wilmar.
El 1 de Enero de 1926 nació Enriqueta, motivo del viaje nuestro a Washington, pues allí
estaba María Isabel y su esposo Eduardo Racedo de Primer Secretario en la Embajada.
En Nueva York tomamos el vapor Conte Biancamano que nos llevó a Gibraltar donde
desembarcamos. Fuimos a Algeciras y a Ronda y pasamos Semana Santa en Sevilla. Hicimos varias
excursiones por Andalucía visitando Málaga y Granada. De allí fuimos a Madrid, Barcelona y París.
De París fuimos a Londres, donde pasamos el mes de Julio, volvimos nuevamente a París y de
allí a Frankfort donde María estuvo un mes en el sanatorio del Dr. Norden.
Hicimos el paseo del Rin hasta Colonia y de esta ciudad a Berlín, de Berlín a Roma que fue en
viaje de casi 48 horas. De Roma a Génova y nuevamente a París donde salimos para Barcelona,
embarcándonos en el Giulio Césare, llegando a Buenos Aires el 31 de Diciembre de 1926.
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Epílogo
De todos los antecedentes reunidos en estos recuerdos, pueden darse cuenta, de cómo han
procedido todos mis antepasados cuya enseñanza he seguido, en la escuela por ellos formada.
Perseverancia:
Para seguir en el mismo trabajo o negocio en que uno se ha formado, para no desalentarse
en los años malos o de baja de precios, consecuencia que tienen todos los negocios, en los años
difíciles se debe prevenir, pues ellos enseñan a introducir las modificaciones correspondientes.
La fuerza que ha llevado tanto a mi padre como a mí a la actual situación ha sido el trabajo, la
constancia y la economía. Entiendo por trabajo todo lo que se puede efectuar durante del día y
durante la noche si se destina a este fin.
Por constancia entiendo que cuando uno ha estudiado un negocio y ha dedicado su tiempo y
sus afanes a él no debe descorazonarse ni desorientarse porque se presenten años malos pues todos
los negocios tienen sus alternativas, alternativas que son muy frecuentes en la ganadería y la
agricultura, pues cuando uno de estos renglones de la producción, que son los más importantes en
nuestro país, mejora el otro decae, habiendo podido observar estas subas y bajas muchas veces
durante mi actuación. Por economía entiendo el no gastar más de lo necesario y si las rentas pasasn
las necesidades de la vida, acumular estas para aumentar el capital y también debe entenderse que
no deben hacerse gastos inútiles, desde las cosas más insignificantes como ser el papel en el
escritorio o la luz en la casa. Papel gastado o tirado inútilmente, como luces encendidas sin necesidad
son un derroche, en cambo cuando sea necesario por cualquier motivo deben encenderse todas la
luces que sean necesarias. En una palabra hay que seguir el viejo adagio que dice: Hay que cuidar el
centavo que el peso se cuida solo.
Entiendo por economía racional, aquella que no gasta todo lo que se gana, sin lo necesario
para llevar una vida decente, ordenada y recta, a fin de entonces aumentar las entradas, de este
modo es como yo he llegado a la altura que me encuentro.
De lo que hay más hay que cuidarse, es de los años de prosperidad, pues como en esa época
todo marcha en auge uno se entusiasma y quiere agrandar y aumentar los negocios, los que hace que
los artículos salgan perdiendo el valor del poder adquisitivo y cuando la relación llega y se producen
los cambios, el artículo baja de precio y el dinero se valoriza.
El asunto más palmario de esta situación fue la última crisis ganadera. En estas situaciones no
se debe nunca recurrir al crédito para arreglar la situación, pues llega lo que infaliblemente tiene que
venir y los primeros en sufrir las consecuencias son los que abusan de su crédito.
El deber ha sido la norma de toda mi vida y he sacrificado paseos y diversiones, cuando tenía
que cumplir una tarea que yo mismo me había impuesto.
Como ustedes podrán notar estudiando estos recuerdos, el uso del crédito ha sido empleado
por nosotros en una parte mínima, y por el contrario la conduca seguida por la casa ha sido tener
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dinero en abundancia para poder afrontar cualquier negocio sin inconvenientes. Hay que tener
presente que los intereses siempre hay que pagarlos, con buenas o malas situaciones, y corren lo
mismo de día que de noche con buenos o con malos tiempos.
Yo siempre que he debido, ha sido por compras, y a pagar en tiempos largos y con plazos que
no estaban en manos del acreedor poder acortarlos.
Conversando una vez con mi amigo Don Angel Leanes me dijo que “en este país el hombre
rico es aquel que no debe nada, aunque su fortuna sea escasa”.
Otra cosa de la que deben cuidarse es de los adulones de negocios, que existen en este ramo
de las actividades, como en todos los otros y adulándonos por nuestra actuación en negocios
particulares o en las sociedades de que se forma parte vienen a proponer la formación de grandes
sociedades, y que lo único que buscan es colocarse de gerentes, directores o proponen formar parte
de directorios que están en mala situación y que, una vez en dichos directorios, hay que afrontar la
situación con dineros propio. Esto me hubiera sucedido en 1908, si no me hubiera negado a formar
parte de la Sociedad Bancaria que a los pocos meses quebró y a mi me buscaban para ver si la sacaba
de la mala situación en que se encontraba.
Deben ser estrictos en el pago de las cuentas y no hacer volver a los cobradores dos veces sin
razón para ello, dicen que este fue el lema de Carabassa, con el cual llegó a la altura de banquero y
según lo que se decía, liquidó su banco antes de fallecer porque se dio cuenta que ninguno de sus
hijos era apto para manejar el banco que él había formado.
En mi última estadía en París me llamó la atención que casas con quienes no tenía relación
comercial, me entregaban objetos de valor sin exigirme recibo ni garantías, y esta fue la causa por la
cual les escribí que tomaran informes sobre cómo era considerada la firma en plaza. He guardado tan
bien estos informes que cuando los he buscado para asentarlos aquí no he podido encontrarlos.
Donaciones.
No podemos cerrar este resumen, sin hacer mención a las donaciones. Celedonio Pereda
separaba cada año sumas de dinero para ser distribuidas entre las personas y las instituciones que
recurrían a él.
Empecemos por las sociedades españolas, por quienes guardó un gran recuerdo son: El
Hospital Español que tiene su sala “Vicente Pereda”, la Asociación Patriótica Española, el Patronato
Español, el colegio San Antonio tiene la sala con el nombre de Isabel P. de Pereda y otra con el de
María G. de Pereda.
En la Capital entre muchas otras ayudaba a las Sociedades Damas de Caridad, Patronato de la
Infancia, a Cooperadoras Salecianas y al Instituto del Cáncer. Al Asilo Naval por construcción de la
capilla, a la Academia Santa Teresita por la donación de un aula.
Para la Facultad de Agronomía contribuyó con vacas, toros y novillos y también al Instituto
Pasteur con un lote de yeguarizos.
No se olvidó de España de donde era oriundo su padre: en Bedón dio para la construcción de
una escuela que lleva su nombre y en Medina de Pomar para el hospital.
Contaron con su ayuda las localidades donde tenía los campos: en Azul contribuyó para la
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Iglesia y el Seminario, para el hospital y para construir el parque; en Trenque Lauquen para la iglesia;
en Pehuajó para el hospital; en Concordia para el Asilo de Huérfanos y la Sociedad de Beneficencia.
Donó varios premios a las Sociedades Rurales. A la Sociedad Rural Argentina la Copa Vicente
Pereda, el premio Estímulo y la Copa Eduardo Pereda; a la de Concordia: Copa el Naranjal; a la de
Reconquista: Copa La Guampita; a la de Goya dos premios denominados 13 de Abril.
Fue muy generoso con sus amigos, en todo momento los ayudó sacándolos de más de un
apuro; compró una casa para que pudiera vivir en ella un amigo y su familia que tuvo un revés de
fortuna.
Además conviene recordar que muchos de los que trabajaron con él se retiraron con buena
situación.
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