Investigacion Creacion en Ambiente de Ciudad
Investigacion Creacion en Ambiente de Ciudad
POPAYÁN
-2023-
INVESTIGACIÓN-CREACIÓN EN EL AMBIENTE DE CIUDAD: LA PROFUNDIDAD
DEL SER NO DEVIENE DE LO RACIONAL.
Trabajo de grado para optar por el título de Licenciado en Literatura y Lengua Castellana.
ORIENTADOR
Mg. OSCAR SAAVEDRA
1
-2023-
2
NOTA DE ACEPTACIÓN
grado Investigación-creación en el
administrativas correspondientes a su
título profesional.
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_______________________________
__
Director
_______________________________
___
Jurado
4
_______________________________
___
Jurado
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6
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………5
1.PRIMER CAPÍTULO……………………………………………………………….……10
1.1. Enfoque epistemológico………………………………………………………………..10
1.2. Problemática……………………………….……………...……………………………20
1.3. Método…………………………………….………………..………………………….22
1.4. Metodología…………………………………..………………..………………………24
1.4.1. Ensoñación como vía de acceso a la imaginación…………..……...…….…………24
1.4.2. Creación literaria y exploración visual como investigación…..…...…….....……….25
1.4.3. Ciudad Fragmentada……………………………………………………..………….29
2. SEGUNDO CAPÍTULO: La reconfiguración de la semejanza en las ciudades……....34
3.TERCER CAPÍTULO: Cuentos y Poemas: La ciudad en manos de otros……….…….40
3.1.Cuentos…………………………………………………………………………………40
3.1.1. Un entierro tranquilo……………………………...
……………………………………….40
3.1.2. II………………………………………………………………………………………………41
3.1.3. III……………………………………………………………………………………………..43
3.1.4. V………………………………………………………………………………………………45
3.1.5. VI……………………………………………………………………………………………..49
3.1.6. VII…………………………………………………………………………………………….52
3.2. Poemas…………………………………………………………………………………56
3.2.1. Diminuto……………………………………………………………………………56
3.2.2. Enjambre…………………………………………………………………………...56
3.2.3. A veces……………………………………………………………………………..57
3.2.4. O un o………………………………………………………………………………57
3.2.5. ¿Dónde?....................................................................................................................58
3.3 Fotografías………………………………………………………………………………60
4.
Videos……………………………………………………………………………………...69
4.Bibliografía…………………..……………………………………………………………70
7
ABSTRACT
Esta tesis explora la esencia del arte y la poesía como luces que iluminan el sótano de
colectivo habitado de manera singular, donde las experiencias individuales transforman las
como un campo fértil de conocimiento y sostiene que la expresión artística revela los vastos
8
INTRODUCCIÓN
Aunque se han formulado teorías y se han acuñado conceptos, la verdadera naturaleza de esa
fuerza que impulsa la expresión artística sigue siendo esquiva, perdida en un plano que el
filósofo Gaston Bachelard describiría como el sótano, el rincón más profundo y oscuro de la
psique humana.
De esta manera, nos sumergimos en una reflexión sobre la poesía y el arte como velas
que iluminan ese sótano, revelando sombras, miedos y criaturas que acechan en la oscuridad.
Comprendemos que el lenguaje, la poesía y la literatura actúan como luces que intentan
del alma.
universales desde la perspectiva única y personal del autor. Este enfoque se materializa a
Este rompecabezas, o espejo roto, refleja la mirada del autor sobre la vida en la ciudad, donde
las experiencias individuales tejen una red de conexiones humanas, convirtiendo la ciudad en
9
El paisaje urbano, permeado por la rutina, adquiere nuevas capas de significado a
puente que une las experiencias personales de unos con las de otros, generando espacios de
alternas y simbólicas.
Así, nos adentramos en una investigación que no solo busca comprender la esencia de
la creatividad individual, sino que también pretende demostrar cómo la expresión artística
puede tejer conexiones entre las experiencias más íntimas de los individuos, abriendo puertas
sustentan el resto del trabajo y explican el porqué la misma creación artística puede ser un
10
En el segundo capítulo se da cuenta de los recorridos y las vivencias que llevaron a la
creación de la obra literaria aquí propuesta. Se hace con el fin de demostrar que la
11
12
1. PRIMER CAPÍTULO
Para abordar este trabajo primero se debe aclarar el enfoque epistemológico desde el
cual se partirá. La presente tesis se sienta en las bases propuestas por los estudios
francés Gastón Bachelard. Es entonces, importante primero entender que el acto de creación
cuentas un juego de símbolos e interpretaciones. Para Gaston Bachelard, los símbolos son
objetos que pueden tener múltiples significados, pero que se utilizan en un contexto
específico para representar un concepto o una idea particular. Así, el autor explora la dualidad
inherente a los símbolos, es decir, la idea de que un símbolo puede representar dos o más
13
1. Fenomenología de la imaginación: Bachelard utiliza el término "fenomenología"
proceso de la imaginación.
toma la imaginación.
razonamiento.
imaginación puede ser tan poderosa que puede hacer que la imagen se
sí misma.
14
una experiencia aterradora, sentimos una sensación de miedo o
ansiedad.
Propone que se estudie esta dialéctica para comprender cómo se construyen las
imágenes poéticas.
Los espacios pueden ser transformados por la imaginación y las emociones, y pueden
individuo. Los diferentes niveles de un espacio (como el primer piso, el segundo piso,
asociados con los espacios físicos y mentales. Por ejemplo, el sótano se asocia con lo
Teniendo ya esto claro, podemos entender por qué Bachelard propone que la
múltiples significados y perspectivas sobre un mismo objeto o idea. Además, sostiene que
esta dualidad simbólica también puede ser utilizada para explorar la complejidad de la
15
experiencia humana y de la realidad en general. Por ejemplo, el símbolo del agua puede ser
interpretado como un símbolo de vida y purificación, pero también puede ser visto como un
Es por esto que el escritor -entendido este como alguien que crea- representa una
especie de intermediario entre mundos, un explorador que por medio del lenguaje y el uso
poético de éste, logra explorar el mundo de la imaginación y por medio de ésta la realidad,
sin caer en la locura, ambivalente entre el estar despierto y el ensueño. Así, por medio del
empieza un recorrido por cuestiones trascendentales que será notable para quien se aproxime
experiencia empírica. En cambio, sostiene que hay una dimensión trascendental de la realidad
existenciales y filosóficas que surgen en este espacio han sido el suelo fértil en donde la
poesía encuentra como germinar. El arte ha sido siempre una vía de exploración del alma, de
expresión del Ser, es espontánea y certera, al servicio de las pasiones trascendentales del alma
humana, del corazón. Es entonces consecuente decir que es en la poesía donde el lenguaje
pierde su valor “útil”, puramente comunicativo y pasa al servicio de las emociones, de los
símbolos y de las interpretaciones. Pero no en un sentido psicológico, sino que, partiendo del
humana.
16
Bachelard aborda entonces el término esencia desde una concepción no aristotélica, es
que siempre el artista busca y si lo busca es porque está oculto, pero todo esto plantea las
¿Hay acaso algún espacio más allá de nuestra concepción donde resida la fuente única y
primigenia de todas las esencias? Para G. Bachelard la mejor forma de aproximarse a estas
imaginación, de dejar atrás las visiones de la realidad impuestas por la lógica y la razón, y de
manera objetiva, se busca explorar el mundo desde un punto de vista subjetivo y emocional.
oculta y desoculta al mismo tiempo y juega con los símbolos y su carácter ambiguo y
multifacético. La palabra esencia surge del latín essentia que significa naturaleza, cualidad
fundamental, lo que hace que algo sea como es, y se compone principalmente del verbo esse,
17
que significa Ser. Sin embargo, el mundo esencial o las esencias que plantea Bachelard,
afirmar que el mundo esencial que plantea Bachelard es lograr hacer consciente lo
inconsciente, sin embargo este término sería muy freudiano, en Bachelard traer lo
fundamental a través del lenguaje, remitiría a algo más amplio que lo inconsciente, por lo
menos de aquel inconsciente individual, remitiría más a la idea de arquetipo en Jung, por
decirlo de alguna forma, es decir, como lo plantea el mismo autor “La fenomenología de la
imagen nos pide que activemos la participación en la imaginación creadora. Dado que la
tiempo de extrema tensión, deberemos concluir que no existe, en lo que se refiere a los
14).
objetiva, pareciera que encamina la creación del escritor a partir de su psique, desde su
adentro, y sus emociones fuesen el centro de la obra artística. Pero nada más alejado que
esto, para Bachelard esto sería caer en psicologismos. O sea, sí hay un componente subjetivo
resonar en otras almas, en otros seres. Véase cómo se vea, desde el punto científico o
internamente.
18
La poesía y el arte en general, por más que se ha intentado, nunca pueden ser
entendidas puramente desde un punto de vista racional y lógico. Esto supone, más que una
limitación, una oportunidad para dejar de centrarse en la mirada con la que la ciencia exacta
lee el mundo físico e interpreta sus fenómenos, con el fin de empezar a dar entrada a otras
tangibles. En cambio ¿cómo medir una esencia? ¿Cómo cuantificar una opinión o
perspectiva? Es aquí donde el arte entra en acción y se vuelve un medio capaz de transmitir
con precisión los sentimientos, emociones, sensaciones e incluso experiencias del ser
humano.
Incluso Bachelard, plantea que uno de sus pilares centrales es el poder que poseen las
imágenes de evocar, o mejor dicho, de resonar, para usar los términos adecuados, es lo que
complejas con frases oníricas. Para Bachelard la metáfora es un engaño, pues la imagen en sí
misma basta para lograr resonancia. En este sentido, sería correcto aclarar la forma en la que
un individuo, es por eso que la imagen para el autor francés es mucho más que un juego del
conecta con el alma primero, con algo primordial, esencial, es decir se tienen sensaciones y
19
variación en la imaginación se da cuenta de la imagen poética. Y por último en lenguaje;
lenguaje que no se limita a una simple comparación, sino que más bien fluye de una imagen a
otra. Bachelard adopta el término perfecto para este efecto, resonancias sentimentales. Sin
embargo, no basta sólo con leer el poema, pues el lector se apropia de éste, lo hace su propia
desglosar, etc., los temas que el arte aborda, sin duda sin desperdicio, estos métodos resultan
de alguna forma rígidos, no para todas las formas de investigación en cuanto a arte se refiere,
sino en cuanto a la investigación desde el arte misma, desde el proceso creativo y de la obra
poética y literaria.
escucharse hacia adentro, podría decirse. Estas cuestiones a pesar de ser personales,
experiencias individuales, no son ajenas al resto de seres humanos, o, mejor dicho, al alma
decir, la poesía y literatura, se configura una universalidad que parte desde la imaginación. Es
imagen poética, es decir, la capacidad que tiene la imagen para instaurarse en el alma con
suma eficacia. Para el autor las imágenes poéticas no se deben enfrentar como si de un objeto
20
se tratara, no se deben racionalizar ni pensar, sólo sentir, dejar que se cuelen en el alma y que
a partir de estas impresiones surja la poesía. “La imagen, entonces, debe vibrar en mi ser de
tal manera que mi alma pueda sentir que lo que está percibiendo ha logrado anticiparse a algo
que tenía dentro y que no había podido hacer sonar. Es la experiencia de una ’comunión’ la
que se plantea aquí (...)” (Campos, J, 2015, pag 37). El arte toma otro camino para abordar la
este sentido, el arte investiga a medida que se crea, pues indaga para descubrir.
válido entre la investigación y la creación literaria, entendidas ambas como medios por los
racional ni conceptual, sino del amplio espectro de lo poético, dando así paso a los conceptos
relacionamos con la realidad interna, o sea individual -subjetiva- tanto como con la externa -
humana, (imaginar, sentir, interpretar, etc.), es decir, el arte trata de abarcar un espacio
Así, se deja de lado la idea de que el arte no cumple sino el fin de entretener o
(2019), hay una diferencia en estudiar las artes como objeto de investigación o investigar
desde las artes, donde no hay una separación tal de objeto y sujeto (método fenomenológico).
21
describe un objeto que asume lejano a él, sino que, en este caso, el sujeto mismo es parte del
investigación a tientas, donde se aprende sobre la marcha, pues se ahonda en temas que a lo
mejor resultan imposibles de definir por completo por medio del lenguaje. Sin embargo, que
sea un proceso investigativo a tientas no implica que sea oscuro, se usa como norte las bases
y puntos en común con otros autores, con otros sentires. Principalmente se establecerá un
diálogo con Gastón Bachelard, sus libros La poética del espacio (1997) y La poética de la
ensoñación (1996), pues en estas obras explica con detalle cómo a través de las imágenes se
buscan las esencias, busca más allá, en un estado puro de ensueño, al silenciar el lenguaje y
Sin duda es difícil hablar y describir el mundo subjetivo, que trasciende el lenguaje.
Se podría decir que para Bachelard el lenguaje, sobre todo el uso poético de este es una
herramienta que nos permite tratar de describir lo que se alcanza a comprender en estados de
conciencia distintos, permite comprobar que existe una conexión entre imágenes en el campo
tradicional, porque, a través de la exploración del Ser, desde adentro hacia afuera, se pueden
crear imágenes poéticas, se evocan ideas, sensaciones, sentimientos que trascienden hasta el
arte destempla el alma, si se quiere poner en esos términos. De esta manera también lo
22
menciona Bachelard cuando habla del ensueño y de cómo el lector recuerda y evoca a través
del poema( como la típica y tan repetida, pero tan certera magdalena de Proust) su infancia,
sus casas, sus sótanos, todo a través de la visión de otro ser humano. Conozco París porque
verdad científica, sino como vía de exploración del campo subjetivo, que en el caso
Gutiérrez Mavesoy y Rodríguez Peña (2019) en el texto ya citado, “(...) Es lo que lleva al
acto de crear por caminos diferentes a los del discurso científico, no pretende llegar a la
verdad, sino que al explorar apunta a su potencia de ser verdad”. Por consiguiente, se puede
asumir que la importancia de la creación literaria como método investigativo no radica en las
respuestas como tal, sino en la búsqueda de éstas, es decir, la obra misma las expresa.
1.2 PROBLEMÁTICA
en busca de respuestas ¿Qué respuestas? ¿Qué busca la poesía? ¿Cuál es el fin del arte? ¿Para
qué se hace arte? Todas estas preguntas, ya se han intentado responder a lo largo de la
historia, se ha tratado siempre de formalizar, de demostrar, de nombrar esa parte que nos
impulsa a crear, a expresar, a simbolizar y significar. Pero, lo cierto es que por más que se
teorice al respecto, por más que se le den conceptos y adjetivos, nunca se llega como tal a
poder acertar a una descripción o un común acuerdo de lo que es eso que va más allá de la
23
racionalidad, de lo tangible, de lo real, porque al final de cuentas es innombrable,
lo más profundo, oscuro, donde los miedos se hacen visibles e ineludibles, donde las sombras
siempre engañan al ojo, donde no se alcanza completamente una compresión total del espacio
y el tiempo.
Sin embargo, como plantea el mismo autor en La poética del espacio, tomando un
ejemplo del libro de C.G Jung, El hombre descubriendo su alma (1961); el hombre cuando
explora el sótano baja con una vela, baja con algo que alumbre ese espacio, que le dé forma a
esos seres que habitan la oscuridad y su letargo, que ilumine las paredes y sus grietas, las
telarañas en las esquinas, las marcas de humedad y las goteras. Es entonces esa vela el arte, es
la poesía y la literatura una luz que trata de desenmascarar aquellas profundidades, de darle
nombre a aquellas criaturas, de leer entre la niebla, de hacer un mapa de aquel sótano. Es el
lenguaje y la exploración del uso de este de forma poética el que nos permite -o cuando
menos nos acerca- a estas esencias que resultarían imposibles de nombrar o describir.
investigación de temas afines a todos los seres humanos, pero desde la creación propia del
autor. Estos temas estarán centrados principalmente en las vivencias del día a día en la
que por separado, son sólo partes de un enorme rompecabezas, o más bien, un enorme espejo
roto que refleja la mirada del autor desde la experiencia en la ciudad, en el sentido de que
toda ciudad es reflejo de otra; sus rutinas, sus espacios y sus vivencias trascienden la
localidad, pues se vuelven experiencias que conectan humanos entre humanos, donde la
24
individual y subjetiva. A su vez, los paisajes citadinos frecuentemente evocan recuerdos de
otras ciudades y se vuelven museos mudos en dónde la vida transcurre. Bancas cicatrizadas
por el paso del tiempo, asfalto agrietado de dónde surge una flor diminuta, paredes cargadas
de infinitos recuerdos. Así, somos nosotros mismos quienes desde nuestras experiencias
parque, ni un lugar inmóvil, sino que es el espacio en donde algo aconteció, acontece o
representar la experiencia personal e individual del otro y tratar de expresar la propia a través
de la creación narrativa nos acerca a otros seres, y a su vez plantea espacios fuera de la rutina,
contacto con un cosmos que nos habita, con espacios de la imaginación, realidades alternas,
simbólicas, etc.
1.3 MÉTODO
Las palabras en sí no dicen nada, nombrar una rosa no la hace aparecer, quizás evoca
una imagen mental, un olor, un color, etc. Dentro de la descripción puramente física o
material del objeto sólo logramos enumerar una serie de cualidades de éste, pero, son estas
palabras o quizás la sensación o los sentidos que despiertan lo que las dota de un sentido
trascendental o poético. Por ejemplo, el olor de una rosa evocará fácilmente algún evento
romántico o quizás fúnebre para tal o cual individuo. El lenguaje organiza las palabras o más
25
bien, las imágenes y la resonancia que estás evocan como un caminito de migas de pan para
que el lector siga, y se encuentre de lleno con cierto recuerdo o cierta sensación universal. Es
así como el arte a través de la exploración del ser como individuo logra al mismo tiempo
proceso de creación de la obra literaria, del camino que se recorre, de cómo el resultado, la
esto podemos entender por qué la práctica artística se busca validar como investigación,
porque abre vías para complejizar, teorizar y traer al plano de la academia temas que suelen
artística y autoconocimiento.
Aunado a esto, la libertad que plantea la creación artística es una ventaja, pues abarca
un conjunto de técnicas y elementos mucho más amplios y adaptables que resultan más
convenientes a la hora de investigar desde las miradas subjetivas y cómo éstas se conectan
con la realidad objetiva. Sin embargo, hay que dejar claro que el método de investigación-
creación no se puede prestar como una excusa para atacar el lugar científico ni desacreditarlo,
ni como una excusa para perder la rigurosidad académica, al contrario, se debe buscar una
26
“De esta manera, al describir los procesos del alma como parte de la facultad
que tenemos de deformar las imágenes suministradas por la percepción y, sobre todo,
p. 35)
Por lo tanto, al final de cuentas, si el arte logra su propósito es porque resuena, pero
sobre todo, repercute, es decir, no es estático, logra una transformación en el Ser, logra que el
lector se apropie de las palabras, que se conecte con las esencias universales y se encuentren
sentires y experiencias comunes, que como se mencionó anteriormente, toquen el alma, que
influyan en el Ser y logren una transformación en lo profundo de este. Es como dicta Kafka
en aquella carta a Oskar Pollak en la que afirma que “un libro debe ser el hacha que rompa el
1.4 METODOLOGÍA .
adentro, pero que al fin de cuentas nos conecta con una universalidad, es decir, hace común
27
lo humano, explicita lo individual. Es aquí cuando queda claro el término intuición del
instante usado por Bachelard, pues se podría explicar como el resultado de la experiencia
directa e inmediata con la imagen poética, algo que está antes y más allá del lenguaje. La
intuición no responde a la lógica, pues está ligada a la percepción y a las sensaciones, sin
embargo, esta pequeña y a la vez enorme epifanía supone uno de los elementos más
importantes a la hora del ejercicio literario. Es encontrar en un instante las palabras precisas,
que una imagen impregne y se cuele en el cerebro, o más bien, dejar que la imagen poética
que nos llenan y nos hacen, no hay función predicativa, no hay palabras, es sólo un recorrido
atemporal de saltos y caídas, de colores, voces y sonidos. De todas formas, esto aún no dota
quiere, en burdas palabras. Se puede tener razón. Sin embargo, el ejercicio que se plantea el
investigador no es sencillamente divagar, sino explorar, con linterna y libreta, las posibles
esencias de ciudad que se han recopilado después de una serie de viajes y experiencias ya
vividas en espacios urbanos. Se ha caminado la ciudad y se han tomado fotografías, todo con
Entonces, queda claro el porqué se propone utilizar la ensoñación como una forma de
compuesta, cómo se fragmenta, quiénes y qué la habita, sus lugares oscuros, cerrados,
diurnos, divinos, enfermos, etc. Se empieza así a concebir la ciudad como un ente vivo, con
sus propias pulsaciones vitales, con arterias, pensamientos, con un corazón y unos flujos
28
constantes y regulares, sin embargo, totalmente caóticos. Sobre esto se profundizará en el
segundo capítulo.
Con todo lo anterior, se puede concluir que la creación literaria (poesía, relatos,
cuentos) y artística es sin duda una vía de exploración para estos tipos de conocimiento. Se
pretende entonces que la imagen visual sea un complemento de la palabra, por esto es de vital
precisamente de lo propuesto por Bachelard sobre las asociaciones mentales que hacemos
Se busca explorar así la imaginación con el fin de hacer un intento por conectar con
las esencias que habitan la ciudad fragmentada, esencias que son al final de cuentas una
constelación de muchas otras, un conjunto, un todo dentro de otro todo. La ciudad recoge en
sí misma una multiplicidad de universos, cada uno tan separado como afín a los demás. Este
desperdigados por la ciudad, desde el lugar subjetivo y emocional del autor con el fin de
29
Mediante el estado de ensueño se pretende explorar la imaginación, buscar
través del lenguaje poético, de los relatos, de las fotografías, lograr evocar con la palabra la
universalidad que se encuentra en todas las ciudades. Se plantea un estado meditativo para
Bachelard dista de la epojé Husseliana en cuanto a que va más allá de la mera suspensión de
prejuicios para vivir la experiencia fenomenológica pura y propone más bien navegar entre
las imágenes que surgen del inconsciente, más que una separación de la realidad plantea
buscar una interconexión entre todas las individualidades, las esencias, llegando así a la
Así, la ensoñación es lo que está más allá, dentro de nosotros mismos, esas imágenes
que surgen detrás de la frente, las visiones de los sueños y las pesadillas. La imaginación es
imaginación y la creatividad que ésta produce. La palabra precisa deja de ser palabra para
palabra nos puede llevar a imaginar un sin fin de imágenes como una fotografía nos puede
evocar otro sin fin de palabras. La relación entre imagen visual y palabra resulta clave para la
expresión para dotar de mayor fuerza a los textos escritos, porque la fotografía resulta
interesante por lo que no dice, por lo que omite, pero evoca. Es un instante de una realidad,
que no pocas veces resulta familiar para los espectadores. Si se piensa bien, algunas de las
30
características descritas de la fotografía resultan propicias al hablar de poesía y relatos, pues
su eficacia también recae en lo que evocan, en lo que se oculta, en lo que no se explicita, sin
embargo, es perceptible.
estudio de las emociones, del alma, de lo ontológico y fenomenológico desde su hacer puro,
directo, es decir, desde el crear arte. La metodología entonces será el cómo hacer la obra
estas dos caras de una misma moneda dan como resultado una obra que proyecta la
cotidianas y presentes en la ciudad develar sus esencias y resonar con el alma de los
espectadores, evocar en estos aquella sensación de algo que se solía conocer, de algo familiar,
anteriormente, toma como recurso la fotografía para lograr una impresión en el espectador.
La fotografía se presenta como una mirada congelada del mundo, un parpadeo, un instante.
Es un fragmento del espejo roto, sólo un pedazo. El espectador se ve reflejado, pero no logra
ver el cuadro completo. Sin embargo, este fragmento en sí mismo encierra miles de
posibilidades y mundos. Como aquel pedazo de vidrio plateado que, según la posición del
que se mire, cambia lo que refleja, pero la forma queda intacta, útil. Así mismo las fotografías
que se presentarán esperamos resuenen con distintas emociones según la aproximación del
espectador, según la mirada con la que este se acerque a las imágenes propuestas. Sin
31
embargo, no se debe confundir la imagen fotográfica con la imagen poética, pues esta última
y a la intuición como vehículo para acceder a esta. Para él, la imagen adquiere una cualidad
reflejo de la realidad externa, Bachelard la considera como una puerta de entrada hacia una
permitiendo una conexión profunda y directa con la esencia de las cosas. Esta conexión no se
limita a una mera observación objetiva, sino que implica una coincidencia entre el sujeto y el
Pero, Bachelard va más allá al situar el estudio de la imagen dentro de una filosofía de
la imaginación creadora. Reconoce que la imagen poética posee un tiempo propio, un tiempo
que difiere del flujo continuo de la duración. Este tiempo de la imagen poética es fugaz,
cronológico. Bachelard encuentra especial interés en los relieves temporales que emergen de
32
espacio. Explora cómo la imagen poética puede ser un medio para revelar aspectos profundos
reconoce el tiempo propio de la imagen poética, que difiere del tiempo lineal y permite la
poética de la ciudad y aproximaciones artísticas que se han realizado sobre ella. Desde el
surgimiento de las primeras urbes, se ha intentado comprender las complejas relaciones que
se establecen entre los individuos, así como entre estos y su entorno territorial y organizativo.
En este trabajo, se abordará la ciudad desde una concepción moderna y actual. Es decir, a un
33
espacio de heterogeneidad que no se limita a un único centro, como señala Carrión Mena
(2008). Nos encontramos ante una ciudad en constante cambio y movimiento, un lugar en el
Castells (1995) nos presentan la imagen de "una ciudad informacional fragmentada por las
clases superiores y las inferiores como resultado de la polarización social de ambos grupos"
otros debido al temor hacia lo que les resulta ajeno, a lo que perciben como diferente. Esto se
debe en parte a que la propia organización urbana genera barreras físicas que segregan a las
personas según su posición en la escala social. Además, el sistema político actual tiende hacia
una igualdad superficial y una polarización profunda, como señalan Sacristán Arana y Roca
Caldera (2007). Es en este contexto que, en este trabajo, mediante el método investigación-
cual se rechaza el contacto con el otro. El arte se presenta como un espacio común en el que
cualquier ser humano puede expresarse y compartir sus experiencias. Pero, más importante
podemos comprender que buscar una igualdad homogénea en las ciudades es inviable, y en
De esta manera podemos decir que la ciudad se conforma por una multiplicidad de
34
conviven individuos y lugares que comparten tantas similitudes como diferencias. Además,
los espacios urbanos se definen en la medida en que son habitados y en la forma en que son
madrugada. Esto puede interpretarse como que la ciudad está constituida por fragmentos
interconectados, trozos rotos que, según cómo se miren, cambian de forma. Podríamos
Por esto la obra artística que surgió a partir de este trabajo usa el arte como un modo
anterior expuesto, es propicio ahora elaborar sobre la interpretación que permite hacer el arte
sobre la ciudad y cómo a través de los diferentes medios aquí propuestos se permite la
expresión y la resonancia de las vivencias de su autor, es decir, el arte permite “mostrar” una
mirada que recopila experiencias que todos los habitantes compartimos, lugares que evocan
recuerdos y palabras que evocan lugares. Sin embargo, se parte de la premisa de que el
poema, la palabra escrita, es el eje artístico central de la tesis, las demás formas son
complementos.
Teniendo esto claro, podemos continuar abordando sobre la función que tiene el poema a la
hora de ensoñar la ciudad, cómo a través de la poesía, los relatos, fotografías y medios
ciudad en específico, sino que precisamente a través del poder de evocar que tienen las
distintas expresiones artísticas se busca dar evidencia del carácter universal de Ciudad, de
35
De esta manera, se desprende también la idea de que el sistema predominante tiende a
un uso excesivo de la lógica y la razón (polarización). Se tiende a buscar por sobre todo la
entonces como el ejercicio poético del lenguaje y el arte se yerguen como una defensa a la
investigación subjetiva, que es efectiva y real en la medida que es reconocida por otro. En
cuanto que los estudios realizados tienden a un exceso de iluminación, una tendencia
excesiva a la racionalidad (Rodríguez Pérez, 2011). Nótese que se usa el término “excesivo”,
pues es necesario en todo tipo de investigación marcar pautas lógicas y coherentes a la hora
refiere, al poema, su esencia radica en el juego de luces y sombras que plantea. Se establece
así el espacio poético como un espacio liminal, la palabra como un intermedio entre la
imaginación y la imagen. Para Bachelard, la experiencia del ensueño es ese estar aquí y allá
en donde el poeta entra en contacto con las esencias universales, y estas las traduce mediante
El segundo capítulo abordará los recorridos que llevaron a los escritos que se
literaria es la investigación misma. Por lo tanto, esta obra ha sido un pedazo de plastilina,
arcilla. Sobre la marcha se ha ido transformando. No puede ser inmutable, todo lo contrario,
36
estado de retazos en movimiento, es decir, la imaginación, la capacidad humana de ampliar la
realidad.
2. SEGUNDO CAPÍTULO
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38
No hay ninguna vida igual a otra,
No encuentro entonces una manera más eficiente y sincera que contar mi experiencia,
mis recuerdos, mis fragmentos en la manera que los percibí y los viví. Me permito entonces
el atrevimiento del autor para hablar desde el yo, y hablarle de usted ¿Verdad que siente?
¿Verdad que ha gozado y sufrido? ¿Verdad qué ha recorrido de subida y bajada, dando
vueltas a calles y avenidas, tropezando con charcos y aceras, con momentos y fenómenos?
Ha vivido desde sus ojos, sus pasos son sus pasos y su casa, su casa. Su desayuno
único, su ropa sólo suya. No espero emocionarlo, sólo pretendo contar lo que he hecho y lo
que a hoy día me tiene aquí en este punto. Podría afirmar que la obra que he tratado de hacer,
y por lo tanto, esta tesis, empezó desde que pisé esta ciudad. Desde que llegué a Popayán fue
inevitable soñar, imaginar, divagar, aprender, vivir. O si lo pienso bien ¿no fue desde que
40
nací? ¿En algún momento dejamos de soñar, de imaginar? ¿No vivimos inmersos en fantasías
y divagaciones?
Sin embargo, no puedo remontarme tan atrás, no es necesario. Basta con recorrer de
nuevo mis pasos ¿Repensar? ¿Repasar? ¿Resumir? Llámelo como quiera, el sentido, la
esencia, es la misma.
Qué difícil es comenzar ¿qué debería poner primero? El principio, claro… Llegué de
Cali un catorce de agosto, con la bicicleta rota porque se dañó en el bus. Engrasado corrí
hasta la Biblioteca del Banco de la República, donde me encontré con tres compañeros que,
desde ese día, se han mantenido presentes. Detalles de lo que tenía que hacer ese día y de
porqué estaba allí no los recuerdo, pero para mí fue el inicio de la vida, mi vida. Popayán se
noche, el parque Caldas, el centro histórico lleno de luces amarillas, fueron nada más parte de
la escenografía de una maraña de experiencias y aprendizajes. El cielo limpio que ahora veo
por mi ventana parece no haber cambiado nada desde esos días, parece inmutable, siempre
amplio y lejano, siempre presente. Pero ha cambiado ¿verdad? No lo pintan ya los mismos
pájaros, las nubes de esos días están ahora lejos, disipadas, quizás hasta llegaron al océano y
ahora son mar, mar puro y profundo, mar violento, mar vivo.
Es que divagar es muy fácil, perderse entre las palabras, entre los recuerdos, entre los
pasos. No puedo decir que soy de aquí. Empezando que ni siquiera sé a dónde pertenezco.
Nací en Bogotá, o eso dice el registro civil, medio me crié en Cali, y pasé por Pereira,
Medellín, Cali de nuevo y de ahí aterricé en Popayán… ¿aterricé? vaya fuerza que tiene esa
palabra. Si, aterricé, aprendí a echar raíces, a hacer las cosas, a tener un centro, a buscar
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equilibrio. ¿Qué otra opción me quedaba? Estaba solo. Sin embargo, estas paredes que
muchos maldicen por ser blancas albergan magia, seres que no pueden existir en otra parte.
Por otra parte, vi lo bajo que se puede caer. Vi los dientes hambrientos de la noche y
los ojos reptantes de monstruos que alumbran como faros, que engañan al ojo y lo atraen.
Trampa de Dios, templo y burdel, como dice la canción. Volver a recordar se me hace un
ejercicio tedioso. Claro que reconozco el poder de la memoria, de no olvidar para no repetir,
pero al intentar recordar lo que han sido estos últimos… ¿diez años? se me nubla la cabeza y
El viaje de Cali a Popayán dura más o menos tres horas, del Valle del Cauca, se pasa
al Cauca. La frontera entre estos dos departamentos es un río grande y ancho, color café,
tierrizo y acalorado. La vía, por ahora, es mayormente de un sólo carril, aunque en trayectos
suele ampliarse. El viaje que narro aquí es sólo un ejemplo que servirá para ahondar en este
principio, pero lo interesante resulta ser el desplazamiento ontológico que también se crea,
especialmente cuando uno va y viene muchas veces seguidas. Nada es como la primera vez,
ciertamente.
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El viaje, por lo tanto, no sólo es este desplazamiento del ser físico de un lugar a otro.
Implica, primeramente, una predisposición hacia ese lugar, hacia la acción. Esta decisión se
toma en base a reglas puramente contextuales. Sin embargo, lo que nos interesa a nosotros es
el viaje que hace el Ser, como se des-instaura de un lugar, para instaurarse en otro, al menos,
por un periodo de tiempo. Nótese que se habla aquí de un tipo de viaje en específico, de los
Retomando entonces, ese primer viaje a Popayán que yo hice fue con la certeza de
que debería quedarme al menos cinco años en la ciudad. Una ciudad que por entonces nunca
había pisado. Poco a poco, de viaje en viaje la fui descubriendo, dentro de sus paredes ahondé
cada vez un poquito más, hasta que me sentí confiado, más tranquilo, echando un ojo
siempre. Pero más allá de eso, me resulta interesante que al viajar, siempre hay otro lugar
que se deja, pero ¿realmente se deja? Según mi experiencia, uno compara, no olvida, siempre
evoca y termina diciendo “es que este puente se parece tanto a aquel”, “esta plaza es igualita
mundo, de un sólo gran espacio compuesto de muchas partes, pero también es un ejercicio
Más allá de eso el viaje también implica de por sí una búsqueda, implica
descubrimiento. De esta manera mis recorridos desde que llegué a la ciudad han sido con el
afán de buscar, de ahondar, no sólo en la ciudad, sino también en mí mismo y en los seres que
habitan conmigo. Viajar, por lo tanto, no implica desplazarse a un lugar lejano, ni a tres
búsqueda y descubrimiento.
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En este sentido muchos viajes ocurren al habitar una ciudad, el hecho de quedarse
implica una serie de mini viajes que se hacen día a día, recorridos que enseñan a conocer los
espacios y relacionarlos con otros. Así, habitar una ciudad implica conocerla paso a paso, de
a poco.
Habitar entonces es estar día tras día recorriendo un lugar o un espacio. Habitar
de este centro.
Hilando así, podríamos decir que en este caso un primer viaje desató una serie de
viajes subsecuentes, que la ciudad de Popayán la conocí viajando dentro de ella. La habité y
la habito viajando, pero habitar tiene de por sí algo distinto al estado de viajar, y es la rutina,
asentarse, acostumbrarse a un mismo sitio, a unos mismos espacios. Estos viajes que se dan
día a día no son entonces viajes como ese primero que describí, sino que se configuran dentro
De esta manera no sólo conocí el centro, sino que tuve la oportunidad de subir hasta la
periferia, de ir hasta esos pequeños barrios que aún encierran magia, donde el verde y el agua
priman. Uno de estos barrios diría que es La María Occidente, un barrio que queda subiendo
por La Esmeralda, derecho hasta voltear a mano derecha por una panadería, direcciones
exactas desconozco. El barrio comienza con una bajada y se divide en barrios más pequeños.
Aquí las calles son angostas, hay un CAI y un puesto de salud, una iglesia, obviamente, y un
salón comunal. Sin embargo, como decía antes, La María contempla otros barrios: Los
Naranjos y La Capitana, por supuesto. Estos barrios acaso son del tamaño de una cuadra, y se
caracterizan por sus pequeños parques, sus grandes subidas y bajadas. Estos barrios
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parecieran un sitio totalmente aparte del centro de la ciudad, constan de sus propios estancos,
de sus propios servicios. La gente rara vez sale de su sitio y cuando lo hace, ciertamente lo
hace con la intención de hacer uno de esos mini viajes. Es decir, quienes viven por ahí
habitúan su rutina a lo que tienen cerca, el centro se vuelve entonces un espacio alejado que
poco se frecuenta.
De todas formas, mis viajes siempre tuvieron un regreso a la ciudad de donde vengo y
que conozco menos: Cali. El volver por las mismas carreteras de las montañas del Cauca al
Valle, pero bajando, , se siente como todo retorna de apoco a lo viejo conocido: al hogar, las
raíces. Así, cada diciembre viajé de nuevo para volver de donde vengo y a donde pertenezco.
No es propiamente la ciudad lo que lo hace único, sino que de allá fue que vine, allá empezó
este gran viaje que ahora me conecta con Popayán, ahora quiéralo o no, pertenece también a
Por otra parte, todas las experiencias que viví durante este proceso dieron paso a la
investigación, a una investigación de la ciudad y sus espacios, sus vivencias y rutinas que han
dado como fruto una serie de escritos que expresan fragmentos del día a día, que son reflejos
3. TERCER CAPÍTULO
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Cuentos y Poemas: La ciudad en manos de otros.
3.1 Cuentos
I. Un entierro tranquilo.
Con la solemnidad del asunto, unos cuantos familiares y allegados se reunieron alrededor del
cofre fúnebre. La tía había sido una buena persona: cariñosa, amable, pura, teniendo en
cuenta, claro, todo lo que se puede esperar de un ser humano. Tenía sus rabietas y castigaba
Llevaba noventa y ocho años muriendo, los últimos cinco con reumatismos y artritis propios
de la edad. Tuvo ocho hijos y sin falta asistieron a su simple despedida; unos cuantos
Dos o tres lágrimas de dolor sincero y pacifico. “La gente se muere, era de esperarse”. La
tarde transcurrió soleada y sólo una leve brisa creó un imperceptible juego de prisma. El reloj
dio la hora marcada. “Polvo eres y polvo serás”, y ahora la tía es. Para culminar, cada quien
parte en auto hasta el mismo restaurante. Cenan, hablan, dos o tres anécdotas, alguien pasado
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II.
Uno nunca sabe qué pasa realmente después de que cierran, me decía. Esto es lo que le
muestran a los turistas, esta es la cara que les pintan, insistía, mientras caminaba rápido y
saludaba desde lejos a un grupo de gente. A mí no me gusta que me graben, ni que sepan mi
nombre, pero si me gusta hablar y desde niño quería que me hicieran entrevistas, quería ser
famoso. Usted es estudiante ¿cierto? ¿Qué estudia? ¿Periodismo? Y yo que no, que yo
Quizás eran las ocho de la mañana, quizás las siete. Hay cosas que no son relevantes, como a
qué horas se levanta Luis -llamemos así a este personaje, a esta persona mejor dicho-, o si ya
desayunó, o si desayunará. Aquí lo relevante, como decía él, es lo que pasa en la noche,
cuando salen las gárgolas y no tenemos piedad de nadie. Y por qué, le pregunto, así derecho
¿por qué robar? Luis se queda mirándome -con cierta intención de intimidarme, quizás-, me
recorre con sus ojos de monstruo desde mis retinas hasta mi muñeca derecha, donde tengo un
relojito viejo, que según sus gestos, no lo vale. Mientras tanto, yo pienso que por qué Luis
si ve el inherente mal en lo que hace y por eso le molesta que lo diga, pero bueno, en tan sólo
unos segundos concluyo que quién soy yo para juzgar y que a lo mejor Luis si sepa lo que es
un eufemismo. El silencio dura no más de tres segundos, luego su respuesta reflejo fue
porque hay que hacer vida, manito, pero parece repensar sus palabras, como si él mismo
supiera que con eso no logra justificarse, si es que lo que hace tiene justificación. Hace un
chasquido con la boca, mira al piso y escupe -como en las películas de vaqueros, pienso-.
Después continúa: mire, es que yo soy un profesional ¿si pilla? a esto me dedico. Esto es lo
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que sé hacer y lo hago bien. Me cuenta la típica historia de una mamá enferma, de un padre
ausente y de muchos hermanos, me contó del lugar de donde viene, de que casi lo matan 3
veces, de que hasta estuvo en la guerrilla y yo ya no sé si creerle. Lo dejo hablar, dejo que me
advierta sobre lo que pasaría si yo resulto sapo, si le quiero dar en la cabeza, dejo que me
cuente sobre lo malo que ha sido, lo malo que es capaz de ser. Pareciera orgulloso y
arrepentido, pero al final no dice nada distinto a lo de siempre: es que no tenía otra salida. Y
Aquí no hay nada, me digo, me doy mil y un razones sobre por qué no debería hablar de un
tal Luis Sinnombre, de que estoy cansado de que se repliquen y justifiquen las mismas
acciones, que en realidad no lo conozco y que tampoco me interesa conocerlo. Le doy las
gracias, termino de hacer lo que iba a hacer y cambio de rumbo, convencido de que nunca
Pasan dos o tres días, y sigo buscando algún tema. A veces la pereza y el tedio no dejan
pensar, no dejan avanzar. Me intento justificar ¿verdad? Si, como todos, como Luis o José o
Andrés o como quiera que se llamara. Es mejor distraerse, evitar, hundirse en esos
cuadraditos con luces e imágenes, con sonidos, con noticias, repletos de morbo, de todo, de
nada. Scrolleo por inercia ya, ni siquiera pongo atención a lo que aparece en el feed, hasta
que se resbala por la pantalla una imagen, un post de esos de periódico local amarillista, una
foto de la fiscalía, un aviso de contenido sensible, y ahí la carota de Luis, con un ojo
hinchado, la boca con un gesto como el que hizo cuando escupía, pero ahora perpetuado;
inmóvil, su cabeza erguida, su mirada fija, letal contra la cámara. Dos policías a cada lado y
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III.
Lo que más me gusta es el sabor de la sangre, morder la carne, roer los huesos. Claro que sólo
como muertos, no me gusta matar. Cuando tengo suerte encuentro piernas, muslos, dedos, a
veces pedazos de cabezas, y si tengo mucha suerte, una entera. Igual como de todo lo que
halle en las esquinas, lo importante es no morirse, no dejarse matar, sobre todo en esta ciudad
No soy de acá ni sé cómo llegué, pero ya me he dado cuenta de que si uno camina lo
suficiente llega a cualquier parte. Si lo contara, nadie me creería todo lo que he visto, los
lugares en los que he estado, pero eso es lo de menos, al fin y al cabo estoy acá; buscando
entre quijadas rotas y gargantas cortadas. Quejarse de la vida es inútil: que el frío, que el
hambre, buscar donde dormir. A mí lo que me importa es despertar, despertar para mearme
en las estatuas, los puentes, en las puertas de las iglesias donde nunca me dejan entrar.
No conozco calendarios, ni relojes, yo sólo sé que el sol sale y se oculta y yo tengo que
comer, porque morirme es lo último que quiero. Estoy cansado de los golpes, las patadas,
creo que tengo tres costillas rotas ¿Cómo se cura una costilla rota? Duele casi tanto como el
Edad no tengo, nombre, tampoco; tengo mis uñas y dientes, pero soy pequeño, es decir, en
comparación con mis semejantes, quizás eso me hace pasar desapercibido, me da la ventaja
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Conozco de arriba a abajo este pueblo grande, se cómo llegar a toda parte. Conozco las
mejores esquinas para encontrar comida fácil y los huecos más seguros para dormir. Entiendo
todo menos cómo se mueve la gente: le ponen nombres y números a las calles, se la pasan
sé, me gusta es cuando me regalan carne, cuando tiran huesos y cadáveres en los caños o las
esquinas.
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que existo, pero no estoy viejo, tengo fuerza en las
piernas para correr y saltar, para escapar cuando es necesario. A veces me pasan cosas
buenas, me hago dos o tres amigos por la noche y en grupito andamos más tranquilos, así si
nos quieren robar la comida podemos hacer bulla, que es lo que asusta, el ruido, sobre todo
cuando está todo oscuro. Acá yo sólo escucho explosiones y pitos, y a veces entre la gente se
hacen heridas y dejan un charco de sangre. Yo me quedo de lejitos viendo, para cuando dejen
La sangre es fuerza, cada vez que tengo la oportunidad de tomarla yo siento como que se me
sube el valor, me siento capaz, feliz, pero claro, eso sólo dura hasta que vuelve el hambre. Lo
bueno es que en esta ciudad corren ríos de sangre por todas partes, yo creo que eso es lo que
me ha mantenido vivo; ese afán de la gente de acá por matarse, no me gusta es verlos morir,
me da pesar, porque yo no quisiera estar en su lugar, no quisiera morirme ¿para qué? Si todos
los días juego con mariposas, cazo moscas, me revuelco en el barro, y como, como mucho,
Ya no me va tan mal como al principio, cuando nací, cuando era aún más pequeño de lo que
soy ahora. No conocía ni siquiera lo que era comida y lo que no. Me envenené varias veces,
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casi me muero, pero vomité sangre y se me pasó. Esa si no me la tomé, olía a podrido, a
ácido. Anduve flaco, sin fuerza ni para caminar, pero la comida siempre llegaba, la aprendí a
Otras veces por conseguirla me aporreaban, chorreaba sangre por las orejas, me faltan unos
dientes también, ni pude comer huesos por varios meses del dolor. Pero uno no vuelve a esos
sitios, porque los golpes son lo peor, lo dejan a uno rengo por días y encima lo pueden matar.
Y eso que a mí me ha ido bien, he visto a unos que la gente mata a palazos, los quema, los
atropella, o les tiran con esas cosas que explotan y le revientan a uno los tímpanos, y lo peor
es que se lo hacen entre ellos mismos también, como si su sangre fuera nada, pero sabe muy
rico y uno aprovecha. Cuando quedan completitos tirados, si hay más gente no lo dejan
acercar a uno, lo espantan, y luego llega una caja grandota y blanca, con luces y sobre unas
ruedas, que los recoge y se los lleva. Yo pienso que es para comérselos también, ¿ por qué
IV.
Carta:
19 de mayo de 2023
Desde hace días he pensado en escribirte, recordando aquellas palabras que por última vez
compartimos. Resulta casi imposible creer todo lo que ha pasado en los últimos meses, sin
embargo, sé que fue cien por ciento real ¿verdad qué lo fue? ¿Estabas tú presente aquel día?
Los recuerdos se nublan, mi memoria falla. Lo poco que logro evocar son zumbidos, un
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rastro de ruidos informes que no llevan a ningún lugar concreto. Repaso lo que sucedió de
¿verdad que fue aquella la primera vez que nos vimos? Sin embargo tu rostro y tus rasgos
Caminamos largo rato por calles húmedas, cargadas de humo y cenizas grises, las catedrales
se cernían como enormes gigantes de plomo, los postes nos acompañaron hasta cierto punto.
La conversación -que por alguna extraña razón no logro recordar- me tenía tan inmerso que
voz como un faro, como un hilito de plata en medio del vacío. ¿Por qué no sentí temor? ¿Por
qué no fui consciente de lo que sucedía en aquel momento? ¿Qué hizo que la oscuridad
Cada vez pierdo más el color, mi rostro se torna azul, verde, amarillo. Mi voluntad flaquea,
mis fuerzas se desvanecen. Como último recurso, dejo esto en tu portería. Te espero de nuevo
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Correo electrónico.
Para: [email protected]
Hola, Lucy! ¿Cómo estás? Espero te encuentres bien. Por mi parte, estoy de maravilla.
Encontré aquel objeto que me pediste la semana pasada, realmente no entiendo el interés que
tienes en algo tan mundano, pero recuerdo lo mucho que me insististe para que te lo lleve.
Otra cosa que no entiendo es ¿Por qué tu misma no puedes conseguir algo así? realmente sólo
bastó con ir a la esquina, para hallarlo. De todas formas, ansío verte pronto, después de tantos
e-mails que hemos intercambiado siento que nos conocemos de toda la vida ¿Verdad que es
fascinante?
Sin más que decir, me despido. Mañana te espero en la esquina taltaltal de la plaza equisplaza
Diario
20 de mayo de 2023
No responde, dios mío. ¿Qué hice? No recuerdo más que un montón de ruidos. Me sabe la
boca a cobre, me duelen las manos y se me hinchan. ¿Qué hice? dios, dios, dios, oh dios. ¿Por
mensajes. Si, lo sabía, ella lo sabía ¿ella? ¿eso? ¿qué era su voz?. Oh dios, mi rostro, está
cambiando, mis piernas, mi pecho, arden. Voy a explotar. La fui a buscar, pero pasó lo que
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temía, no había nadie en su departamento. Por más que me cubra con vendajes, gorros,
abrigos, esto se nota. Me estoy pudriendo vivo. Pero debajo hay algo, lo siento reptando
debajo de mi piel. Desearía la muerte, pero otro destino peor e incierto me aguarda. Oh dios,
V.
violentamente contra su ventana. No pasa nada, todos los días es igual, a la misma hora
siempre pasa lo mismo. D se pregunta -de nuevo- por qué no ha puesto una malla o algún tipo
de reja para evitar aquel desastre de vidrios, plumas y sangre. Está cansado de limpiar todos
los días ¿No se cansan de morir de los pájaros? “Qué desperdicio” -piensa- “en vez de servir
de alimento para felinos prefieren venir a inmolarse contra mi ventana, como si su única
misión desde que dejan el cascarón fuera romperme los vidrios y esparcir sus vísceras en el
suelo de mi habitación”.
Al levantarse busca con ansias una aspiradora por toda la casa, hasta que recuerda que jamás
ha tenido aparato similar, sintiéndose estúpido toma la escoba de siempre y trata de barrer el
reguero de huesitos diminutos y astillados, pero al estar la sangre aún húmeda sólo empeora
el desastre. Ahora toda la habitación de D es una triste tarima roja y negra donde los
Cinco de la mañana: D decide lidiar con el inconveniente como de costumbre: dejando que
lleguen las hormigas y limpien todo. “Esfuerzo inútil que hice, debí esperar por los bichitos
desde el principio, total siempre vienen por lo mismo”. D se prepara un café, resignado a ya
no volver a dormir y se sienta en la cocina esperando el ejército de ébano, pero esta mañana
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rodilla derecha con la punta de sus nudillos y trata de seguir el ritmo del aguacero, pero
Siete y media de la mañana: Irrumpe el tarareo de la lluvia un chirrido metálico, D corre hasta
la puerta y la abre sin importarle mucho que existe del otro lado: vacío, nada, otra vez. Pero
D no se rinde, sabe que en cualquier momento deben aparecer, porque así ha sido siempre. D
esperando. Llora, llora, llora. Llora porque no llegan las hormigas, porque llueve, porque la
casa está vacía, porque hay una mortandad de aves a la orilla de su cama.
Nueve y cuarenta y cinco: Empieza a retumbar un rumor de marcha desde muy adentro de las
paredes, cada vez extendiéndose más, apoderándose de la casa hasta dominarla y poseerla. D
sabe que ha empezado, se aparta con temor hasta la esquina más oscura de la cocina y cierra
los ojos. D sabe que no debe mirar a las hormigas trabajar, sabe que la bestia no se deja
observar, que la ofenden las miradas. D recuerda aquel gato que cierta vez se coló por el
techo, recuerda los maullidos idénticos a gritos humanos, el crujir de los huesos, el desgarrar
de la piel y la tibieza de las salpicaduras. D piensa “menos mal los pájaros nunca están vivos,
VI.
Salió del taller y lo primero que vio al abrir la gran cortina metálica fue el fulgor anaranjado
de las seis de la tarde. Sobre las aceras los peatones iban de izquierda a derecha, esquivando y
chocando unos contra otros. El viento elevó un oleaje de suciedad, polvo y humo que se coló
por la puerta.
Al ser el último y el único en salir de ahí era su obligación dejar bien cerrado, asegurándose
de que nadie más volviera a entrar. Dio unos pocos pasos antes de palparse el bolsillo
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izquierdo de su camisa para buscar un paquete arrugado y medio húmedo de Pall Mall. Tomó
entre sus dedos un cigarrillo y lo encendió. Se detuvo para mirar la glorieta atiborrada de
tráfico y claxones que destrozaban el aire con sus quejidos. A su alrededor se sobreponía un
paisaje rojizo, gris, mecánico. El cielo con tonos violetas y naranjas le hicieron evocar la
imagen de un incendio que descendía desde las nubes de un plata metálico, devorando
estación de gasolina y a sus espaldas la puerta ya cerrada del taller. Por un momento se sintió
claustrofóbico, encerrado en un escenario donde todos los edificios, semáforos, autos eran
meros objetos de utilería que un tenue resoplar de la brisa podría elevar en cualquier
Continuó caminando entre las sombras ajenas de otros, sintiéndolos como si fueran solo
recuerdos de quienes estuvieron antes que él. Se movía casi escurriéndose entre
conversaciones ininteligibles. Buscando a dónde ir. Aún no tenía rumbo fijo y el tiempo
pasaba, el atardecer flameado de violetas, azules y grises se volcaba en un azul oscuro que
con el tiempo sería un negro absoluto, a excepción de los faroles colocados a poco menos de
tres metros cada uno para que los últimos peatones distinguieran un esbozo de camino. A
medida que el sol pálido, casi artificial, se ocultaba, los automóviles dejaron de tener forma
definida para pasar a ser simples esferas de luz que se movían entre ruidos de motores roncos
y amenazantes.
No dejó de caminar y dejó atrás la estación de gasolina, la glorieta y el taller, se dirigió calle
Cansado, sin encontrar un lugar donde entrar, se sentó en la banqueta de un paradero y fumó.
Ese taller, ese maldito taller. “Lo cerré” para siempre, pensó. No volvería a ver las sucias
máquinas inamovibles, las virutas aserradas de metal cubriendo el piso, la grasa en cada
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pared, en cada puerta, la negra y espesa grasa sobre todo. No, definitivamente no volvería,
sólo necesitaba un lugar a donde ir, eso era todo. Fumó otros dos cigarrillos esperando un
bus, o un taxi o lo que fuera, pero la estrecha autopista era ya un océano negro, inmóvil y
vacío. En la acera del frente alcanzó a divisar unos pocos transeúntes apresurados y
Cuando se dio cuenta de que estaba solo, ya era demasiado tarde. Se tumbó sobre la banca y
sacó de su maletín una cobija robusta y un poco engrasada. En este punto la oscuridad era tal
que no distinguía entre tener los ojos abiertos o cerrados. Se acomodó lo mejor que pudo y
buscó el viejo paquete de Pall Mall en su camisa, para asegurarse de tenerlo y durmió.
El olor, lo despertó el olor antes que el ruido. Ese olor tan repudiado, tan familiar. Antes de
que abriera los ojos llegó hasta sus oídos el chirriar de metales y el estruendo de sierras
cortando láminas entre chispas. Quería dormir más, no quería despertarse, no quería abrir los
ojos. Pero el sonido bestial de las máquinas se hacía cada vez más fuerte, como si se acercara
levantó, dobló la cobija y la volvió a guardar en el maletín. Se acercó a la gran reja metálica y
estación de gasolina. Poco a poco resurgían los buses y los puestos de periódicos, la gente
lejana y automática. Caminó cuatro o cinco pasos hacia afuera y buscó en su bolsillo el viejo
paquete de cigarrillos. Fumó viendo las sombras que iban y venían como gentecita, vio el sol
seguir saliendo casi como la pieza automatizada y mecánica de un reloj. Un día más, sólo un
día más, pensó. Esa misma tarde se iría, sólo necesitaba esperar a las seis de la tarde, eso y un
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VII.
—Gerardo nos espera mañana en la frontera. Sí salimos temprano, a las diez de la noche ya
No quise ni voltearlo a mirar, qué iba saber Kevin, lo que vivimos antes.
—En Quito tengo familia, además viajaremos con varios amigos que se vinieron de
Venezuela conmigo.
—Huir, huir, siempre huir. Llevo dieciséis años huyendo, quisiera echar raíces en alguna
parte.
Una playa —pensé— una playa que no es de aquí, donde no se escuchan tiros, ni trae sangre
la marea. Lejos del rumor de los muertos y el llanto aburrido de los noticieros. No sé cómo
será Ecuador, pero me basta saber que allá no llegarán los asesinos de Papá Fabián y Dawer.
Quisiera llevarme a mi abuelita conmigo mañana mismo, pero a duras penas Kevin y yo
—¿Será que sí nos irá bien allá, Kevin? es que aquí en Colombia yo nunca conocí un centro
comercial, ni una sala de cine. Esas apenas las veíamos por el televisorcito con Papá Fabián y
—Allá vamos a tener un televisor plasma, Ingrid, de esos que usted ve en las revistas y me
dice “cómpreme uno”, sí, que sí, que se lo voy a comprar cuando estemos allá para ver
películas como en el cine y los fines de semana nos vamos a pasear a los centros comerciales.
—-¿Sabe, Kevin? Me hizo acordar de cuando tenía apenas trece años. En ese entonces yo no
sabía nada sobre la guerra (ah ¿qué estamos en guerra? ¿Y hace cuánto?) imaginaba que los
disparos a lo lejos eran el impacto de pedacitos de meteoritos. Es que, Papá Fabián me contó
que a veces entran a la atmósfera fragmentos de rocas espaciales, pero son tan pequeñitas que
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no hacen ninguna explosión, sin embargo si se corre con la mala suerte de que a uno le caiga
una cosita de esas en la cabeza, lo mata, te quedás cómo un agua de lulo. Así me contó Papá,
qué dizque lo había visto por Discovery Channel en la casa que tenía con mi mamá, porque
allá tenían parabólica. En cambio, acá sólo podemos ver a esa gente de traje que sale por los
noticieros, hablando con palabras que no entiendo sobre muertos aquí cerca y la guerra. Yo
no entiendo como ellos estando tan lejos se enteran de lo que pasa en mi pueblo, pero lo que
menos entiendo es que si saben que a la gente la matan aquí, porque no vienen de allá, de
Bogotá, y nos ayudan. Quisiera como que esa gente de traje que habla elegante en vez de
estar contando lo que pasa acá, vinieran a ayudar un poquito a mi abuela, y a los vecinos y a
usted, Kevin y a nosotros y a todos, que no hubieran dejado matar a Papá Fabián y a Dawer.
Pero vos no conociste a Dawer, ¿cierto? él decía que todos esos que mandaba en el gobierno
sólo traían problemas, que nosotros, los del pueblo, nos las arreglábamos bien solos. Decía
que traían más guerra y que con sus aviones intoxicaban las cosechas. Tenía razón ¿cierto? la
tenía, sí, sí, Papá Fabian decía que por eso lo mataron y que por lo mismo también lo iban a
matar a él, y tuvo razón el hijueputa, como lo odio ¿sabés? me dejó sola, a su propia hija. Si
se hubiera ido antes de allá, si se hubiera venido con mamita y conmigo, pero no, no quiso,
decía que necesitaba combatir yo no sé qué, que ya llevamos muchos años dejándonos dar en
la cabeza y que no más, que no más. Pero lo callaron, como a Dawer, como a mi mamá, como
a todos esos que nunca consiguieron descanso porque nadie nunca los encontró, y ¿sabe que
es lo peor? que todavía no sabemos dónde están ¿qué tal y uno esté caminando todos los días
sobre cadáveres sin nombre? ¿qué tal que esta cama, el sofá, la casa de mi abuelita donde nos
estamos quedando, estén sobre un montón de fosas llenas de huesos rotos y tiroteados? Mirá,
mirá, que ayer me encontré un panfleto de esos que tiran esos manes con camuflado y
pañuelos rojos con negro, que dizque ELN dicen, pero pura mierda, todos sabemos quienes
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son y que vienen a hacer y sobre todo, quienes son los malparidos que los mandan. Yo no le
— Ingrid, que tranquila, mañana nos vamos bien temprano, su abuelita va a estar bien, luego
vamos a regresar por ella ¿se acuerda que ya le había dicho? No es mentira, no es mentira, mi
niña ¿No ve que en Ecuador vamos a ganar dólares? y eso en una semana conseguimos lo del
pasaje de su abuelita.
—¿Cómo querés que esté tranquila? ¿Qué no ves que mi abuela está metida en eso de la
protección a víctimas y ese mierdero de los líderes sociales? ¿¡Qué no ves que ya nos
mataron cuatro!? y vos salís con tu mierda de que tranquila, que no pasa nada. Si en tú país
Kevin se quedó callado un momento, y entendí en su mirada que sí entendía, que sí sabía, que
él también estaba huyendo, como yo, como mi familia, como todo mi pueblo.
—Pero Ingrid… ¿no ves que por eso nos vamos? relajate, que ya van a ser las tres de la
mañana, dormite por favor, que yo te quiero y quiero que no tengás sueño mañana, para
—-Tenés razón, tenés razón, también has sufrido vos ¿no? es que me aterra lo que le pueda
pasar a mi abuela, no quiero que sea la quinta ¿sabés? y ya la han amenazado mucho. Pero sí,
sí, en dos o tres semanas ella también estará con nosotros en Quito, en la playa, venderé rosas
—Sí, me las has mostrado, son bonitas. Pero dormite, por favor ¿sí?
Me quedé callada y me recosté junto a su brazo. Quería creerle, quería tener esperanza y sí, la
tenía. Al fin y al cabo ¿qué son tres semanas? se pasarían volando y cuando menos pensara
estaría con mi abuelita allá, en la playa, vendiendo rosas, yendo a cine y vitrineando en
centros comerciales.
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Kevin y la casa, y mi abuela y el pueblo estaban ya sumidos en la pálida oscuridad de la
madrugada, me arrullaba el cantar de las chicharras y el vaivén con el que el viento hace
danzar a la hierba. Y de repente, pasos, golpes, explosiones, mi abuela gritando “no otra vez”.
No vi, no vi nada.
mi abuela no iba a ser la quinta, no, no, no. Me levanté corriendo y sentí en el piso un charco
tibio, algo me atravesó desde la espalda hasta el abdomen. Y luego otra vez en la pierna
derecha, y después tantas veces que me quedé ciega, y la boca me sabía a hierro, a sangre, a
plomo. Ya no podía hablar, me nacía desde la boca del estómago un río carmesí y espeso.
Quise gritarle a mi abuela, quise abrazarla y la busqué con mis brazos abiertos. Pero me caí.
Y el pueblo, Kevin, mi abuela, las chicharras, la hierba, ya no existían. Sólo era yo,
desangrándome, haciéndome río. “Kevin, Kevin, los ríos desembocan en el mar, y el mar es
el que baña las playas. Mañana seremos mar y estaremos en la playa ¿cierto? como Papá
Fabián, como mamita, como Dawer, como vos ¿cierto? ¿Cierto que por fin todo se acabó?
Ingrith Dayana Ojeda, de 16 años y su novio Kevin Rivera, venezolano de 22, se dirigían
hacia Ecuador. A su paso por el municipio de Mercaderes decidieron visitar a los abuelos de
Ingrid, pero al estar en la vivienda hombres armados irrumpieron y sin mediar palabra les
dispararon.
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3.2 Poemas
huesos de uno mismo, no creo que valga la pena. Claro que se puede
Elena Poniatowska
Diminuto .
Un pajarito que se va
Y duerme por fin.
Dos estrellitas lo acompañan.
Un pajarito que se fue a dormir.
Se fue, por fin.
Ahora el nido
consuela a las estrellas.
Enjambre.
Aquí, entre la verde niebla viva que resuena como un ejército de selva.
En este cielo sucio, con olor a esperanza muerta, mientras timbra alto un sol cansado de andar
en círculos.
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Existe un hormiguero desordenado que funciona como los órganos de un reloj que nunca da
la hora
Aquí
Existe un hueco de tierra
Redonda
Que se desangra en azules
Intersecciones, cruces, vueltas, rectas, diagonales y sólo un horizonte
Aquí se respira gas metano y amoniaco.
Cada casa: una bomba.
Cada esquina: un incendio.
A veces.
Una vez el alba se ha cansado, una vez las ruedas se han establecido
Otra vez, en la mancha de cemento que les corresponde
Se acurruca paciente, como un coral, o un caracol entre pitos y pisadas
entre humo y solventes
A esperar las cinco, para subir y volver donde el horizonte es vertical.
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O un o.
TodO es redondo
Como el sOl o la llanta de los autos
Todo vuelve
Y comienza.
¿Dónde?
Se escucha algo
Arriba
Detrás
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A tu centro la luz toca
La luna vigila tus círculos parejos, tus adoquines se bañan con musgo de décadas.
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3.3 Fotografías
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Videos
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Bibliografía
of the Arts.
Económica.
● Sacristán Arana, I., & Roca Cladera, J. (2007, octubre 8-10). Ciudad ensimismada,
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