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Investigacion Creacion en Ambiente de Ciudad

Este documento presenta un trabajo de investigación sobre la creación artística en el contexto urbano realizado por Andrés Felipe Murcia Velez para optar por el título de Licenciado en Literatura. El trabajo explora temas como la imaginación, la poesía y la subjetividad humana a través de la creación de poemas, cuentos y fotografías que representan experiencias en la ciudad. El autor argumenta que la expresión artística revela aspectos profundos de la vida interior y puede tejer conexiones entre las experiencias individuales de las personas.
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Investigacion Creacion en Ambiente de Ciudad

Este documento presenta un trabajo de investigación sobre la creación artística en el contexto urbano realizado por Andrés Felipe Murcia Velez para optar por el título de Licenciado en Literatura. El trabajo explora temas como la imaginación, la poesía y la subjetividad humana a través de la creación de poemas, cuentos y fotografías que representan experiencias en la ciudad. El autor argumenta que la expresión artística revela aspectos profundos de la vida interior y puede tejer conexiones entre las experiencias individuales de las personas.
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INVESTIGACIÓN-CREACIÓN EN EL AMBIENTE DE CIUDAD: LA PROFUNDIDAD

DEL SER NO DEVIENE DE LO RACIONAL.

ANDRÉS FELIPE MURCIA VELEZ

UNIVERSIDAD DEL CAUCA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES

DEPARTAMENTO DE ESPAÑOL Y LITERATURA

POPAYÁN

-2023-
INVESTIGACIÓN-CREACIÓN EN EL AMBIENTE DE CIUDAD: LA PROFUNDIDAD
DEL SER NO DEVIENE DE LO RACIONAL.

ANDRÉS FELIPE MURCIA VELEZ

Trabajo de grado para optar por el título de Licenciado en Literatura y Lengua Castellana.

ORIENTADOR
Mg. OSCAR SAAVEDRA

UNIVERSIDAD DEL CAUCA


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES
DEPARTAMENTO DE ESPAÑOL Y LITERATURA
POPAYÁN

1
-2023-

2
NOTA DE ACEPTACIÓN

El director y jurados del trabajo de

grado Investigación-creación en el

ambiente de ciudad: La profundidad

del ser no deviene de lo racional.

presentado por el estudiante Andrés

Felipe Murcia Velez, una vez revisado

el informe final y aprobada la

sustentación del mismo, autorizan a su

autor para que realice gestiones

administrativas correspondientes a su

título profesional.

3
_______________________________

__

Director

_______________________________

___

Jurado

4
_______________________________

___

Jurado

5
6
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………5
1.PRIMER CAPÍTULO……………………………………………………………….……10
1.1. Enfoque epistemológico………………………………………………………………..10
1.2. Problemática……………………………….……………...……………………………20
1.3. Método…………………………………….………………..………………………….22
1.4. Metodología…………………………………..………………..………………………24
1.4.1. Ensoñación como vía de acceso a la imaginación…………..……...…….…………24
1.4.2. Creación literaria y exploración visual como investigación…..…...…….....……….25
1.4.3. Ciudad Fragmentada……………………………………………………..………….29
2. SEGUNDO CAPÍTULO: La reconfiguración de la semejanza en las ciudades……....34
3.TERCER CAPÍTULO: Cuentos y Poemas: La ciudad en manos de otros……….…….40
3.1.Cuentos…………………………………………………………………………………40
3.1.1. Un entierro tranquilo……………………………...
……………………………………….40
3.1.2. II………………………………………………………………………………………………41
3.1.3. III……………………………………………………………………………………………..43
3.1.4. V………………………………………………………………………………………………45
3.1.5. VI……………………………………………………………………………………………..49
3.1.6. VII…………………………………………………………………………………………….52
3.2. Poemas…………………………………………………………………………………56
3.2.1. Diminuto……………………………………………………………………………56
3.2.2. Enjambre…………………………………………………………………………...56
3.2.3. A veces……………………………………………………………………………..57
3.2.4. O un o………………………………………………………………………………57
3.2.5. ¿Dónde?....................................................................................................................58
3.3 Fotografías………………………………………………………………………………60
4.
Videos……………………………………………………………………………………...69
4.Bibliografía…………………..……………………………………………………………70

7
ABSTRACT

Esta tesis explora la esencia del arte y la poesía como luces que iluminan el sótano de

la subjetividad humana. A través de la creación artística personal, integrando poemas, relatos

cortos y fotografías; se busca comprender la creatividad individual y su capacidad para tejer

conexiones humanas en el contexto urbano. La ciudad se presenta como un escenario

colectivo habitado de manera singular, donde las experiencias individuales transforman las

rutinas diarias en museos de recuerdos y posibilidades. Este estudio destaca la subjetividad

como un campo fértil de conocimiento y sostiene que la expresión artística revela los vastos

horizontes de la vida interior, invitando a reflexionar sobre la conexión humana mediante la

imaginación y las realidades simbólicas.

8
INTRODUCCIÓN

La búsqueda de respuestas que trascienden la racionalidad y lo tangible ha sido una

constante en la historia de la humanidad. Preguntas sobre el propósito del arte, la esencia de

la poesía y el significado último de la creación han desafiado a generaciones de pensadores.

Aunque se han formulado teorías y se han acuñado conceptos, la verdadera naturaleza de esa

fuerza que impulsa la expresión artística sigue siendo esquiva, perdida en un plano que el

filósofo Gaston Bachelard describiría como el sótano, el rincón más profundo y oscuro de la

psique humana.

De esta manera, nos sumergimos en una reflexión sobre la poesía y el arte como velas

que iluminan ese sótano, revelando sombras, miedos y criaturas que acechan en la oscuridad.

Comprendemos que el lenguaje, la poesía y la literatura actúan como luces que intentan

desentrañar las profundidades, nombrar lo innombrable y cartografiar el misterioso territorio

del alma.

El propósito central de este trabajo se orienta hacia la exploración de temas

universales desde la perspectiva única y personal del autor. Este enfoque se materializa a

través de la creación artística, entrelazando poemas, relatos cortos y fotografías para

componer un tapiz complejo que captura las vivencias cotidianas en la contemporaneidad.

Este rompecabezas, o espejo roto, refleja la mirada del autor sobre la vida en la ciudad, donde

las experiencias individuales tejen una red de conexiones humanas, convirtiendo la ciudad en

un espacio colectivo habitado de forma individual y subjetiva.

9
El paisaje urbano, permeado por la rutina, adquiere nuevas capas de significado a

medida que se transforma en un museo silencioso de recuerdos y posibilidades infinitas. A

través de la representación de experiencias individuales, este trabajo demuestra que la

subjetividad es un campo fértil de conocimiento. La creación narrativa se erige como un

puente que une las experiencias personales de unos con las de otros, generando espacios de

escape de la rutina, invitando a explorar la imaginación y sumergiéndose en realidades

alternas y simbólicas.

Así, nos adentramos en una investigación que no solo busca comprender la esencia de

la creatividad individual, sino que también pretende demostrar cómo la expresión artística

puede tejer conexiones entre las experiencias más íntimas de los individuos, abriendo puertas

a la comprensión mutua y revelando los vastos horizontes de la subjetividad humana.

De acuerdo a lo anterior, y en la búsqueda por dar cuenta de la investigación, el

presente trabajo de grado se organiza de la siguiente manera:

En el primer capítulo se explican los elementos conceptuales que son el centro de la

tesis planteada, es decir, lo que para Bachelard es la imaginación, el ensueño, la imagen

primordial, lo poético. Además se da cuenta de conceptos fenomenológicos relacionados que

sustentan el resto del trabajo y explican el porqué la misma creación artística puede ser un

tipo de investigación académica.

10
En el segundo capítulo se da cuenta de los recorridos y las vivencias que llevaron a la

creación de la obra literaria aquí propuesta. Se hace con el fin de demostrar que la

experiencia del autor en la ciudad se ve expresada a través de la creación literaria.

En el último capítulo se encierra la creación literaria y artística como tal, es decir,

cuentos relatos y fotografías que son el resultado de la investigación-creación.

11
12
1. PRIMER CAPÍTULO

“(...)Y aquí empieza en tu sílaba


hirsuta
la ciudad de tus padres, tus amigos y tus fracasos
perdurable y efímera
un poco urbana y un poco primitiva
de neón tan falso como tu destino
y de cuchillos clareando en los rincones como ávidos peces tras tu cuerpo”
Orígenes - Jorge Eliécer Ordoñez

1.1 Enfoque epistemológico.

Para abordar este trabajo primero se debe aclarar el enfoque epistemológico desde el

cual se partirá. La presente tesis se sienta en las bases propuestas por los estudios

epistemológicos sobre la imaginación y la creación planteados por el filósofo y científico

francés Gastón Bachelard. Es entonces, importante primero entender que el acto de creación

de la obra de arte constituye en sí mismo un proceso investigativo, un acto de creación

implica de por sí un proceso de construcción y de pensamiento. La obra de arte es al final de

cuentas un juego de símbolos e interpretaciones. Para Gaston Bachelard, los símbolos son

objetos que pueden tener múltiples significados, pero que se utilizan en un contexto

específico para representar un concepto o una idea particular. Así, el autor explora la dualidad

inherente a los símbolos, es decir, la idea de que un símbolo puede representar dos o más

significados opuestos o complementarios.

Sin embargo, antes de continuar es apropiado primero aclarar los conceptos

fenomenológicos que serán claves a la hora de adentrarnos en la presente obra-investigación.

13
1. Fenomenología de la imaginación: Bachelard utiliza el término "fenomenología"

para referirse a la exploración de los fenómenos mentales que se producen durante el

proceso de la imaginación.

Fenómenos mentales que ocurren durante el proceso de imaginación

1.1) La imagen primordial: Esto se refiere a la imagen inicial que

surge en la mente cuando se comienza a imaginar algo. Esta imagen

primordial puede ser muy poderosa y puede influir en la dirección que

toma la imaginación.

1.2) La imagen poética: Bachelard sostiene que la imaginación

poética es diferente de la imaginación científica o lógica, ya que se

basa en la creación de imágenes en lugar de en la lógica o el

razonamiento.

1.3) La dialéctica de la imagen: La imaginación implica una

dialéctica entre diferentes imágenes, en la que cada imagen evoca otras

imágenes relacionadas y las enriquece. Por lo tanto, la imaginación no

es un proceso lineal, sino que se mueve hacia adelante y hacia atrás

entre diferentes imágenes.

1.4) La fusión de la imagen y el objeto: Bachelard sostiene que la

imaginación puede ser tan poderosa que puede hacer que la imagen se

funda con el objeto imaginado. Por ejemplo, cuando imaginamos una

flor, podemos sentir que realmente estamos experimentando la flor en

sí misma.

1.5) La resonancia: Bachelard cree que la imaginación puede resonar

con emociones, sensaciones y experiencias previas, y puede generar

sentimientos intensos y emociones. Por ejemplo, cuando imaginamos

14
una experiencia aterradora, sentimos una sensación de miedo o

ansiedad.

2. Dialéctica de la imaginación: Según Bachelard, la imaginación se caracteriza por la

dialéctica, es decir, la tensión y el conflicto entre diferentes imágenes y pensamientos.

Propone que se estudie esta dialéctica para comprender cómo se construyen las

imágenes poéticas.

3. Dialéctica de los espacios: Al igual que en "La Poética de la Ensoñación", Bachelard

utiliza la dialéctica para analizar la relación entre diferentes espacios y cómo se

construyen estas relaciones en la imaginación poética.

Dialéctica del espacio:

Los espacios pueden ser transformados por la imaginación y las emociones, y pueden

tener diferentes significados y simbolismos dependiendo de la experiencia de cada

individuo. Los diferentes niveles de un espacio (como el primer piso, el segundo piso,

adentro, afuera, etc.) pueden tener diferentes significados simbólicos y psicológicos, y

pueden influir en nuestra percepción y experiencia del espacio.

4. Análisis de los símbolos: Bachelard propone una exploración de los símbolos

asociados con los espacios físicos y mentales. Por ejemplo, el sótano se asocia con lo

subterráneo y lo oscuro, mientras que el ático se asocia con lo elevado y lo espiritual.

Teniendo ya esto claro, podemos entender por qué Bachelard propone que la

importancia radica en la dualidad de los símbolos, pues esta permite la exploración de

múltiples significados y perspectivas sobre un mismo objeto o idea. Además, sostiene que

esta dualidad simbólica también puede ser utilizada para explorar la complejidad de la

15
experiencia humana y de la realidad en general. Por ejemplo, el símbolo del agua puede ser

interpretado como un símbolo de vida y purificación, pero también puede ser visto como un

símbolo de peligro y muerte. La dualidad de este símbolo permite explorar múltiples

perspectivas sobre la naturaleza del agua y sus implicaciones en la experiencia humana.

Es por esto que el escritor -entendido este como alguien que crea- representa una

especie de intermediario entre mundos, un explorador que por medio del lenguaje y el uso

poético de éste, logra explorar el mundo de la imaginación y por medio de ésta la realidad,

sin caer en la locura, ambivalente entre el estar despierto y el ensueño. Así, por medio del

lenguaje se abre una vía a un proceso de introspección en donde al adentrarse en su Ser,

empieza un recorrido por cuestiones trascendentales que será notable para quien se aproxime

a su obra. Para Gaston Bachelard, la trascendentalidad se refiere a la idea de que la realidad

no se limita a lo que se puede percibir directamente a través de los sentidos o a través de la

experiencia empírica. En cambio, sostiene que hay una dimensión trascendental de la realidad

que se revela a través de la imaginación y la creatividad. Estas dudas primordiales,

existenciales y filosóficas que surgen en este espacio han sido el suelo fértil en donde la

poesía encuentra como germinar. El arte ha sido siempre una vía de exploración del alma, de

expresión del Ser, es espontánea y certera, al servicio de las pasiones trascendentales del alma

humana, del corazón. Es entonces consecuente decir que es en la poesía donde el lenguaje

pierde su valor “útil”, puramente comunicativo y pasa al servicio de las emociones, de los

símbolos y de las interpretaciones. Pero no en un sentido psicológico, sino que, partiendo del

individuo, por medio de la ensoñación pueda volverse imagen fundamental de la emoción

humana.

16
Bachelard aborda entonces el término esencia desde una concepción no aristotélica, es

decir, para el epistemólogo francés la esencia es algo primordial, no sustancial, es decir, lo

que siempre el artista busca y si lo busca es porque está oculto, pero todo esto plantea las

siguientes preguntas: ¿En dónde se oculta la esencia, en la imaginación, en el inconsciente?,

¿Hay acaso algún espacio más allá de nuestra concepción donde resida la fuente única y

primigenia de todas las esencias? Para G. Bachelard la mejor forma de aproximarse a estas

interrogantes es la ensoñación. En su obra La poética de la ensoñación describe la

ensoñación como un proceso en el cual la mente se libera de las restricciones de la realidad y

se sumerge en un mundo imaginario. La ensoñación consiste entonces en explorar la

imaginación, de dejar atrás las visiones de la realidad impuestas por la lógica y la razón, y de

permitir que la mente se adentre en un mundo de imágenes, sensaciones y emociones. El

individuo puede explorar mundos fantásticos y experimentar con diferentes posibilidades y

realidades. O en palabras de Bachelard “consiste en poner el acento sobre su virtud de origen,

captar el ser mismo de su originalidad, beneficiándose así de la insigne productividad

psíquica de la imaginación” (Bachelard, G. (1997, pág. 11).

La ensoñación permite crear nuevas formas de conocimiento que no pueden ser

alcanzadas por medio de la lógica y la razón. En lugar de tratar de entender el mundo de

manera objetiva, se busca explorar el mundo desde un punto de vista subjetivo y emocional.

Además, la ensoñación es una fuente de creatividad y de inspiración artística.

Entonces, es el arte en sí mismo develador de lo íntimo, -explorador de esencias- que

oculta y desoculta al mismo tiempo y juega con los símbolos y su carácter ambiguo y

multifacético. La palabra esencia surge del latín essentia que significa naturaleza, cualidad

fundamental, lo que hace que algo sea como es, y se compone principalmente del verbo esse,

17
que significa Ser. Sin embargo, el mundo esencial o las esencias que plantea Bachelard,

aunque no contradicen directamente la concepción de Aristóteles sí distan de esta, pues no se

plantean como sustancia, sino como parte de la imaginación y de lo universal, podemos

afirmar que el mundo esencial que plantea Bachelard es lograr hacer consciente lo

inconsciente, sin embargo este término sería muy freudiano, en Bachelard traer lo

fundamental a través del lenguaje, remitiría a algo más amplio que lo inconsciente, por lo

menos de aquel inconsciente individual, remitiría más a la idea de arquetipo en Jung, por

decirlo de alguna forma, es decir, como lo plantea el mismo autor “La fenomenología de la

imagen nos pide que activemos la participación en la imaginación creadora. Dado que la

finalidad de toda fenomenología consiste en traer al presente la toma de conciencia, en un

tiempo de extrema tensión, deberemos concluir que no existe, en lo que se refiere a los

caracteres de la imaginación, una fenomenología de la pasividad.” (Bachelard, G. (1997, pág.

14).

Esto, aparentemente, pone al arte y al ejercicio del artista en contravía a la realidad

objetiva, pareciera que encamina la creación del escritor a partir de su psique, desde su

adentro, y sus emociones fuesen el centro de la obra artística. Pero nada más alejado que

esto, para Bachelard esto sería caer en psicologismos. O sea, sí hay un componente subjetivo

y emocional importante en la imaginación creadora, pero la importancia del estudio

fenomenológico de la imaginación y las imágenes poéticas reside en el poder que tienen de

resonar en otras almas, en otros seres. Véase cómo se vea, desde el punto científico o

humanista, reaccionamos al arte. La música, la pintura, la poesía nos transforman física e

internamente.

18
La poesía y el arte en general, por más que se ha intentado, nunca pueden ser

entendidas puramente desde un punto de vista racional y lógico. Esto supone, más que una

limitación, una oportunidad para dejar de centrarse en la mirada con la que la ciencia exacta

lee el mundo físico e interpreta sus fenómenos, con el fin de empezar a dar entrada a otras

formas de conciencia, a otras perspectivas de la realidad.

Estos elementos que el arte investiga se diferencian esencialmente de la forma de

investigación tradicional, pues esta recoge resultados de la realidad objetiva, la mide y

describe. Se centra en un proceso de observación y recolección de datos comprobables y

tangibles. En cambio ¿cómo medir una esencia? ¿Cómo cuantificar una opinión o

perspectiva? Es aquí donde el arte entra en acción y se vuelve un medio capaz de transmitir

con precisión los sentimientos, emociones, sensaciones e incluso experiencias del ser

humano.

Incluso Bachelard, plantea que uno de sus pilares centrales es el poder que poseen las

imágenes de evocar, o mejor dicho, de resonar, para usar los términos adecuados, es lo que

dota de sentido a la construcción poética. No se trata de encontrar rimas sonoras o palabras

complejas con frases oníricas. Para Bachelard la metáfora es un engaño, pues la imagen en sí

misma basta para lograr resonancia. En este sentido, sería correcto aclarar la forma en la que

el autor entiende la imagen poética, para él esta no es inmóvil ni perpetua, al contrario, es

instantánea y flexible, sólo revela su esencia en la medida en la que surge en la conciencia de

un individuo, es por eso que la imagen para el autor francés es mucho más que un juego del

lenguaje como la metáfora. El surgimiento de la imagen poética en la conciencia entonces

conecta con el alma primero, con algo primordial, esencial, es decir se tienen sensaciones y

emociones, luego se organizan por la percepción, después, en la conciencia, a partir de la

19
variación en la imaginación se da cuenta de la imagen poética. Y por último en lenguaje;

lenguaje que no se limita a una simple comparación, sino que más bien fluye de una imagen a

otra. Bachelard adopta el término perfecto para este efecto, resonancias sentimentales. Sin

embargo, no basta sólo con leer el poema, pues el lector se apropia de éste, lo hace su propia

voz, le da su propio sentido (Bachelard,1997).

Estos temas que inquietan al artista no responden a los métodos típicos de

investigación, y, aunque se ha tratado de encasillar, enumerar, describir, separar, agrupar,

desglosar, etc., los temas que el arte aborda, sin duda sin desperdicio, estos métodos resultan

de alguna forma rígidos, no para todas las formas de investigación en cuanto a arte se refiere,

sino en cuanto a la investigación desde el arte misma, desde el proceso creativo y de la obra

poética y literaria.

De esta manera, la literatura surge como un espacio en donde el hombre puede

ahondar en su imaginación, en su locura, en su irracionalidad, donde puede crear espacios y

suscitar emociones, y, más importante aún, establecer comunicación consigo mismo,

escucharse hacia adentro, podría decirse. Estas cuestiones a pesar de ser personales,

experiencias individuales, no son ajenas al resto de seres humanos, o, mejor dicho, al alma

humana. Por medio de la expresión poética (imágenes poéticas) de estas experiencias, es

decir, la poesía y literatura, se configura una universalidad que parte desde la imaginación. Es

decir, hay una universalidad a la que se accede trascendentalmente a través de la subjetividad.

Bachelard presta suma importancia a lo que él denomina ontología directa de la

imagen poética, es decir, la capacidad que tiene la imagen para instaurarse en el alma con

suma eficacia. Para el autor las imágenes poéticas no se deben enfrentar como si de un objeto

20
se tratara, no se deben racionalizar ni pensar, sólo sentir, dejar que se cuelen en el alma y que

a partir de estas impresiones surja la poesía. “La imagen, entonces, debe vibrar en mi ser de

tal manera que mi alma pueda sentir que lo que está percibiendo ha logrado anticiparse a algo

que tenía dentro y que no había podido hacer sonar. Es la experiencia de una ’comunión’ la

que se plantea aquí (...)” (Campos, J, 2015, pag 37). El arte toma otro camino para abordar la

investigación, no espera resultados ni exactitud, no afirma siempre objetivamente. Así, en

este sentido, el arte investiga a medida que se crea, pues indaga para descubrir.

De acuerdo a lo anterior, se puede entonces empezar a establecer un vínculo real y

válido entre la investigación y la creación literaria, entendidas ambas como medios por los

cuales se puede llegar a algún tipo de conocimiento. No será el resultado un conocimiento

racional ni conceptual, sino del amplio espectro de lo poético, dando así paso a los conceptos

de resonancia y universalidad planteados por G. Bachelard. Como individuos nos

relacionamos con la realidad interna, o sea individual -subjetiva- tanto como con la externa -

objetiva-, a través de símbolos y estos a su vez expresan procesos internos de la acción

humana, (imaginar, sentir, interpretar, etc.), es decir, el arte trata de abarcar un espacio

primordial y universal que, aunque experimentamos todos de forma única e individual, es

parte inherente de un todo.

Así, se deja de lado la idea de que el arte no cumple sino el fin de entretener o

“desahogar” y, además, como establecen Gutiérrez y Rodríguez en La creación como

investigación: Aportes para la reflexión desde la experiencia en la Universidad Central

(2019), hay una diferencia en estudiar las artes como objeto de investigación o investigar

desde las artes, donde no hay una separación tal de objeto y sujeto (método fenomenológico).

Es decir, no se estudia desde la perspectiva tradicional, donde el sujeto observa, interpreta y

21
describe un objeto que asume lejano a él, sino que, en este caso, el sujeto mismo es parte del

proceso investigativo, la obra es a la vez un resultado y un camino a recorrer, una experiencia

que sentir. Un camino que no es ya un proceso investigativo tradicional, sino una

investigación a tientas, donde se aprende sobre la marcha, pues se ahonda en temas que a lo

mejor resultan imposibles de definir por completo por medio del lenguaje. Sin embargo, que

sea un proceso investigativo a tientas no implica que sea oscuro, se usa como norte las bases

y puntos en común con otros autores, con otros sentires. Principalmente se establecerá un

diálogo con Gastón Bachelard, sus libros La poética del espacio (1997) y La poética de la

ensoñación (1996), pues en estas obras explica con detalle cómo a través de las imágenes se

buscan las esencias, busca más allá, en un estado puro de ensueño, al silenciar el lenguaje y

entrar en la imaginación, para regresar al lenguaje, a su uso poético y evocar resonancias.

Sin duda es difícil hablar y describir el mundo subjetivo, que trasciende el lenguaje.

Se podría decir que para Bachelard el lenguaje, sobre todo el uso poético de este es una

herramienta que nos permite tratar de describir lo que se alcanza a comprender en estados de

conciencia distintos, permite comprobar que existe una conexión entre imágenes en el campo

de la imaginación que comparte todo individuo.

A consideración propia, esta manera de ahondar en cuestiones trascendentales es lo

que hace de la creación narrativa o literaria un proceso investigativo igualmente válido al

tradicional, porque, a través de la exploración del Ser, desde adentro hacia afuera, se pueden

crear imágenes poéticas, se evocan ideas, sensaciones, sentimientos que trascienden hasta el

lector, resonando en su interior, en su imaginación. El arte se comunica con el alma del

espectador y de esta manera se instaura como elemento altamente emocional y expresivo. El

arte destempla el alma, si se quiere poner en esos términos. De esta manera también lo

22
menciona Bachelard cuando habla del ensueño y de cómo el lector recuerda y evoca a través

del poema( como la típica y tan repetida, pero tan certera magdalena de Proust) su infancia,

sus casas, sus sótanos, todo a través de la visión de otro ser humano. Conozco París porque

leí a Balzac, podría decirse.

Así, se pretende asumir la creación/investigación no como medio para adquirir una

verdad científica, sino como vía de exploración del campo subjetivo, que en el caso

fenomenológico va de lo empírico hacia lo trascendental, así como mencionan las autoras

Gutiérrez Mavesoy y Rodríguez Peña (2019) en el texto ya citado, “(...) Es lo que lleva al

acto de crear por caminos diferentes a los del discurso científico, no pretende llegar a la

verdad, sino que al explorar apunta a su potencia de ser verdad”. Por consiguiente, se puede

asumir que la importancia de la creación literaria como método investigativo no radica en las

respuestas como tal, sino en la búsqueda de éstas, es decir, la obra misma las expresa.

1.2 PROBLEMÁTICA

“La imitación es la forma más sincera de admiración


con la que puede pagar la mediocridad a la grandeza”
Oscar Wilde.

El investigador, como sujeto, como individuo, como humano, explora su subjetividad

en busca de respuestas ¿Qué respuestas? ¿Qué busca la poesía? ¿Cuál es el fin del arte? ¿Para

qué se hace arte? Todas estas preguntas, ya se han intentado responder a lo largo de la

historia, se ha tratado siempre de formalizar, de demostrar, de nombrar esa parte que nos

impulsa a crear, a expresar, a simbolizar y significar. Pero, lo cierto es que por más que se

teorice al respecto, por más que se le den conceptos y adjetivos, nunca se llega como tal a

poder acertar a una descripción o un común acuerdo de lo que es eso que va más allá de la

23
racionalidad, de lo tangible, de lo real, porque al final de cuentas es innombrable,

indescriptible, pertenece a un plano espiritual, a un plano que Bachelard situaría en el sótano,

lo más profundo, oscuro, donde los miedos se hacen visibles e ineludibles, donde las sombras

siempre engañan al ojo, donde no se alcanza completamente una compresión total del espacio

y el tiempo.

Sin embargo, como plantea el mismo autor en La poética del espacio, tomando un

ejemplo del libro de C.G Jung, El hombre descubriendo su alma (1961); el hombre cuando

explora el sótano baja con una vela, baja con algo que alumbre ese espacio, que le dé forma a

esos seres que habitan la oscuridad y su letargo, que ilumine las paredes y sus grietas, las

telarañas en las esquinas, las marcas de humedad y las goteras. Es entonces esa vela el arte, es

la poesía y la literatura una luz que trata de desenmascarar aquellas profundidades, de darle

nombre a aquellas criaturas, de leer entre la niebla, de hacer un mapa de aquel sótano. Es el

lenguaje y la exploración del uso de este de forma poética el que nos permite -o cuando

menos nos acerca- a estas esencias que resultarían imposibles de nombrar o describir.

De este modo, el problema principal planteado en este trabajo se encamina a la

investigación de temas afines a todos los seres humanos, pero desde la creación propia del

autor. Estos temas estarán centrados principalmente en las vivencias del día a día en la

contemporaneidad. Estará conformado no sólo de poemas sino de relatos cortos y fotografías

que por separado, son sólo partes de un enorme rompecabezas, o más bien, un enorme espejo

roto que refleja la mirada del autor desde la experiencia en la ciudad, en el sentido de que

toda ciudad es reflejo de otra; sus rutinas, sus espacios y sus vivencias trascienden la

localidad, pues se vuelven experiencias que conectan humanos entre humanos, donde la

ciudad es un espacio que se habita colectivamente, pero se experimenta y vive de forma

24
individual y subjetiva. A su vez, los paisajes citadinos frecuentemente evocan recuerdos de

otras ciudades y se vuelven museos mudos en dónde la vida transcurre. Bancas cicatrizadas

por el paso del tiempo, asfalto agrietado de dónde surge una flor diminuta, paredes cargadas

de infinitos recuerdos. Así, somos nosotros mismos quienes desde nuestras experiencias

individuales animamos de un sentido estos espacios, entonces el parque ya no es sólo un

parque, ni un lugar inmóvil, sino que es el espacio en donde algo aconteció, acontece o

acontecerá. Cada lugar significa infinitas posibilidades.

De esta manera se prueba que la subjetividad es un campo de conocimiento, que

representar la experiencia personal e individual del otro y tratar de expresar la propia a través

de la creación narrativa nos acerca a otros seres, y a su vez plantea espacios fuera de la rutina,

momentos para dejar de lado el afán de productividad, de resultados, de exactitud y entrar en

contacto con un cosmos que nos habita, con espacios de la imaginación, realidades alternas,

simbólicas, etc.

1.3 MÉTODO

“Mira, y no podrás verlo. Escucha, y no podrás oírlo.


Extiende tu mano, y no podrás asirlo.
Forma que incluye toda forma, imagen sin ninguna imagen,
sutil más allá de todo concepto.”
Lao Tse - Tao Te Ching

Las palabras en sí no dicen nada, nombrar una rosa no la hace aparecer, quizás evoca

una imagen mental, un olor, un color, etc. Dentro de la descripción puramente física o

material del objeto sólo logramos enumerar una serie de cualidades de éste, pero, son estas

palabras o quizás la sensación o los sentidos que despiertan lo que las dota de un sentido

trascendental o poético. Por ejemplo, el olor de una rosa evocará fácilmente algún evento

romántico o quizás fúnebre para tal o cual individuo. El lenguaje organiza las palabras o más

25
bien, las imágenes y la resonancia que estás evocan como un caminito de migas de pan para

que el lector siga, y se encuentre de lleno con cierto recuerdo o cierta sensación universal. Es

así como el arte a través de la exploración del ser como individuo logra al mismo tiempo

explorar lo trascendental, universal y esencial.

De esta manera, la investigación-creación se plantea como un método centrado en ese

proceso de creación de la obra literaria, del camino que se recorre, de cómo el resultado, la

obra, es en sí misma un intento de respuesta a problemas humanos. En tanto tenemos claro

esto podemos entender por qué la práctica artística se busca validar como investigación,

porque abre vías para complejizar, teorizar y traer al plano de la academia temas que suelen

dejarse de lado por su tendencia a lo subjetivo. Además, explota al máximo la capacidad

creativa, imaginativa e incluso se puede consolidar como una herramienta pedagógica

revolucionaria, pues por su naturaleza la investigación-creación se configura como un estudio

interdisciplinar que involucra procesos de razonamiento y lógica, tanto como de exploración

artística y autoconocimiento.

Aunado a esto, la libertad que plantea la creación artística es una ventaja, pues abarca

un conjunto de técnicas y elementos mucho más amplios y adaptables que resultan más

convenientes a la hora de investigar desde las miradas subjetivas y cómo éstas se conectan

con la realidad objetiva. Sin embargo, hay que dejar claro que el método de investigación-

creación no se puede prestar como una excusa para atacar el lugar científico ni desacreditarlo,

ni como una excusa para perder la rigurosidad académica, al contrario, se debe buscar una

correcta aplicación de éste.

26
“De esta manera, al describir los procesos del alma como parte de la facultad

que tenemos de deformar las imágenes suministradas por la percepción y, sobre todo,

la facultad de liberarnos de las imágenes primeras, de cambiar las imágenes, nos

introduce en el conocimiento profundo de la imaginación creadora” (J. Campos, 2015,

p. 35)

Por lo tanto, al final de cuentas, si el arte logra su propósito es porque resuena, pero

sobre todo, repercute, es decir, no es estático, logra una transformación en el Ser, logra que el

lector se apropie de las palabras, que se conecte con las esencias universales y se encuentren

sentires y experiencias comunes, que como se mencionó anteriormente, toquen el alma, que

influyan en el Ser y logren una transformación en lo profundo de este. Es como dicta Kafka

en aquella carta a Oskar Pollak en la que afirma que “un libro debe ser el hacha que rompa el

mar helado dentro de nosotros”. (Kafka, Carta a Oskar Pollak 1904)

1.4 METODOLOGÍA .

1.4.1 Ensoñación como vía de acceso a la imaginación

“Nada os salva de lo desordenado y lo carente de sentido,


pues ésta es la otra mitad del mundo.”
Carl G. Jung - El libro rojo.

Es entonces el ensueño una vía de acceso a la imaginación, una forma de liberar la

mente de las limitaciones de la realidad y, por consiguiente, es un espacio íntimo, hacia

adentro, pero que al fin de cuentas nos conecta con una universalidad, es decir, hace común

27
lo humano, explicita lo individual. Es aquí cuando queda claro el término intuición del

instante usado por Bachelard, pues se podría explicar como el resultado de la experiencia

directa e inmediata con la imagen poética, algo que está antes y más allá del lenguaje. La

intuición no responde a la lógica, pues está ligada a la percepción y a las sensaciones, sin

embargo, esta pequeña y a la vez enorme epifanía supone uno de los elementos más

importantes a la hora del ejercicio literario. Es encontrar en un instante las palabras precisas,

que una imagen impregne y se cuele en el cerebro, o más bien, dejar que la imagen poética

surja de la imaginación, dejarnos guiar por la intuición.

Mientras se ensueña, la imaginación recorre estos instantes, las imágenes intuitivas

que nos llenan y nos hacen, no hay función predicativa, no hay palabras, es sólo un recorrido

atemporal de saltos y caídas, de colores, voces y sonidos. De todas formas, esto aún no dota

al método de la rigurosidad requerida para la investigación académica, pues se podría alegar

que la ensoñación es una mera forma de divagar entre pensamientos y recuerdos, y si se

quiere, en burdas palabras. Se puede tener razón. Sin embargo, el ejercicio que se plantea el

investigador no es sencillamente divagar, sino explorar, con linterna y libreta, las posibles

esencias de ciudad que se han recopilado después de una serie de viajes y experiencias ya

vividas en espacios urbanos. Se ha caminado la ciudad y se han tomado fotografías, todo con

el fin de facilitar el ejercicio de ensoñación para la realización de la obra artística.

Entonces, queda claro el porqué se propone utilizar la ensoñación como una forma de

explorar la imaginación y mediante ambas explorar poéticamente la ciudad, de qué está

compuesta, cómo se fragmenta, quiénes y qué la habita, sus lugares oscuros, cerrados,

diurnos, divinos, enfermos, etc. Se empieza así a concebir la ciudad como un ente vivo, con

sus propias pulsaciones vitales, con arterias, pensamientos, con un corazón y unos flujos

28
constantes y regulares, sin embargo, totalmente caóticos. Sobre esto se profundizará en el

segundo capítulo.

1.4.2 Creación literaria y exploración visual como investigación.

“Si las puertas de la percepción se purificaran,


todo se le aparecería al hombre como es: infinito.”
William Blake - El matrimonio del Cielo y el Infierno

Entonces ¿Cómo funciona esto en la realización de la obra?

Con todo lo anterior, se puede concluir que la creación literaria (poesía, relatos,

cuentos) y artística es sin duda una vía de exploración para estos tipos de conocimiento. Se

pretende entonces que la imagen visual sea un complemento de la palabra, por esto es de vital

importancia el uso de fotografías, específicamente, acompañadas de un texto. Esta idea parte

precisamente de lo propuesto por Bachelard sobre las asociaciones mentales que hacemos

entre imágenes, espacios, sensaciones, emociones, experiencias, y la palabra.

Se busca explorar así la imaginación con el fin de hacer un intento por conectar con

las esencias que habitan la ciudad fragmentada, esencias que son al final de cuentas una

constelación de muchas otras, un conjunto, un todo dentro de otro todo. La ciudad recoge en

sí misma una multiplicidad de universos, cada uno tan separado como afín a los demás. Este

trabajo se presenta como un recorrido en el que se busca recoger instantes, momentos

desperdigados por la ciudad, desde el lugar subjetivo y emocional del autor con el fin de

lograr resonancias y repercusiones en los lectores/espectadores al expresarlos literariamente.

29
Mediante el estado de ensueño se pretende explorar la imaginación, buscar

conexiones entre aquellos fragmentos que se van recolectando en el camino, expresarlos a

través del lenguaje poético, de los relatos, de las fotografías, lograr evocar con la palabra la

universalidad que se encuentra en todas las ciudades. Se plantea un estado meditativo para

lograr silenciar la razón, explorar el inconsciente y la imaginación. El ensueño propuesto por

Bachelard dista de la epojé Husseliana en cuanto a que va más allá de la mera suspensión de

prejuicios para vivir la experiencia fenomenológica pura y propone más bien navegar entre

las imágenes que surgen del inconsciente, más que una separación de la realidad plantea

buscar una interconexión entre todas las individualidades, las esencias, llegando así a la

develación de la imagen poética, que es universal (Bachelard,1997).

Así, la ensoñación es lo que está más allá, dentro de nosotros mismos, esas imágenes

que surgen detrás de la frente, las visiones de los sueños y las pesadillas. La imaginación es

en sí misma vía y vehículo de introspección y de interconexión.

Aclarado esto, no es difícil comprender por qué la creación literaria surge de la

imaginación y la creatividad que ésta produce. La palabra precisa deja de ser palabra para

convertirse en imagen poética, en develación de esencias universales y trascendentales. Una

palabra nos puede llevar a imaginar un sin fin de imágenes como una fotografía nos puede

evocar otro sin fin de palabras. La relación entre imagen visual y palabra resulta clave para la

exploración de la ciudad. Es entonces por lo que se escoge la fotografía como forma de

expresión para dotar de mayor fuerza a los textos escritos, porque la fotografía resulta

interesante por lo que no dice, por lo que omite, pero evoca. Es un instante de una realidad,

congelado en un trozo de papel; es un fragmento extraído de un flujo constante e irrepetible

que no pocas veces resulta familiar para los espectadores. Si se piensa bien, algunas de las

30
características descritas de la fotografía resultan propicias al hablar de poesía y relatos, pues

su eficacia también recae en lo que evocan, en lo que se oculta, en lo que no se explicita, sin

embargo, es perceptible.

En este sentido, el método reside en la creación como acto investigativo, la obra

misma transmite y plasma conocimiento. El método investigación-creación abre las puertas al

estudio de las emociones, del alma, de lo ontológico y fenomenológico desde su hacer puro,

directo, es decir, desde el crear arte. La metodología entonces será el cómo hacer la obra

literaria, principalmente desde la ensoñación y la exploración de la imaginación, de cómo

estas dos caras de una misma moneda dan como resultado una obra que proyecta la

subjetividad de la mirada de ciudad desde el lenguaje y la fotografía, busca en las imágenes

cotidianas y presentes en la ciudad develar sus esencias y resonar con el alma de los

espectadores, evocar en estos aquella sensación de algo que se solía conocer, de algo familiar,

un recuerdo quebrado de algún lugar.

Bachelard destaca la relación entre palabra e imagen visual en su libro La poética de

la ensoñación (1997) y la presente investigación, a raíz de esta propuesta, como ya se dijo

anteriormente, toma como recurso la fotografía para lograr una impresión en el espectador.

La fotografía se presenta como una mirada congelada del mundo, un parpadeo, un instante.

Es un fragmento del espejo roto, sólo un pedazo. El espectador se ve reflejado, pero no logra

ver el cuadro completo. Sin embargo, este fragmento en sí mismo encierra miles de

posibilidades y mundos. Como aquel pedazo de vidrio plateado que, según la posición del

que se mire, cambia lo que refleja, pero la forma queda intacta, útil. Así mismo las fotografías

que se presentarán esperamos resuenen con distintas emociones según la aproximación del

espectador, según la mirada con la que este se acerque a las imágenes propuestas. Sin

31
embargo, no se debe confundir la imagen fotográfica con la imagen poética, pues esta última

puede estar conformada por multiplicidad de sensaciones, emociones y descripciones tales

como olores, sonidos, etc.

Bachelard, desde su enfoque filosófico, atribuye un papel central a la imagen poética

y a la intuición como vehículo para acceder a esta. Para él, la imagen adquiere una cualidad

particular que va más allá de la mera representación visual, convirtiéndose en un medio de

conocimiento y comprensión profunda. En lugar de concebir la imagen como un simple

reflejo de la realidad externa, Bachelard la considera como una puerta de entrada hacia una

dimensión más íntima, subjetiva y universal.

La imagen poética entonces se convierte en un catalizador de la intuición filosófica,

permitiendo una conexión profunda y directa con la esencia de las cosas. Esta conexión no se

limita a una mera observación objetiva, sino que implica una coincidencia entre el sujeto y el

objeto de conocimiento. La imagen trasciende la separación convencional entre el sujeto que

observa y el objeto observado, fusionando la conciencia con la realidad misma.

Pero, Bachelard va más allá al situar el estudio de la imagen dentro de una filosofía de

la imaginación creadora. Reconoce que la imagen poética posee un tiempo propio, un tiempo

que difiere del flujo continuo de la duración. Este tiempo de la imagen poética es fugaz,

efímero y lleno de resonancias evocadoras. Este tiempo permite la aparición de significados

ocultos y la revelación de nuevas perspectivas, desafiando así la linealidad del tiempo

cronológico. Bachelard encuentra especial interés en los relieves temporales que emergen de

la imagen poética y su capacidad de desafiar las nociones convencionales de tiempo y

32
espacio. Explora cómo la imagen poética puede ser un medio para revelar aspectos profundos

de la realidad, trascendiendo las limitaciones de la razón puramente analítica.

Así, la imagen poética se convierte en un medio de acceso privilegiado a la intuición,

generando una conexión íntima entre el sujeto y el objeto de conocimiento. Además,

reconoce el tiempo propio de la imagen poética, que difiere del tiempo lineal y permite la

exploración de significados y perspectivas más allá de la realidad tangible.

1.4.3 Ciudad Fragmentada.

“No le digas mentiras a tu ciudad


no le escribas versos melifluos
ni cantatas de saxofón y limonada
qué bueno que en silencio
pudieras expresar tu furia y tus querencias”
Orígenes - Jorge Eliécer Ordóñez

El tema de la ciudad ha sido objeto de extensas investigaciones desde múltiples

perspectivas y disciplinas, abarcando tanto el ámbito político como el de la arquitectura, la

antropología y la psicología. No es sorprendente encontrar en la historia la exploración

poética de la ciudad y aproximaciones artísticas que se han realizado sobre ella. Desde el

surgimiento de las primeras urbes, se ha intentado comprender las complejas relaciones que

se establecen entre los individuos, así como entre estos y su entorno territorial y organizativo.

En este trabajo, se abordará la ciudad desde una concepción moderna y actual. Es decir, a un

33
espacio de heterogeneidad que no se limita a un único centro, como señala Carrión Mena

(2008). Nos encontramos ante una ciudad en constante cambio y movimiento, un lugar en el

que el aislamiento del individuo prevalece y los avances tecnológicos se vuelven

abrumadoramente imponentes. En este sentido, diversos autores como Bauman (2006) y

Castells (1995) nos presentan la imagen de "una ciudad informacional fragmentada por las

clases superiores y las inferiores como resultado de la polarización social de ambos grupos"

(Sacristán Arana, Roca Cladera 2007)

Los individuos que habitan la ciudad, en consecuencia, se ven distanciados unos de

otros debido al temor hacia lo que les resulta ajeno, a lo que perciben como diferente. Esto se

debe en parte a que la propia organización urbana genera barreras físicas que segregan a las

personas según su posición en la escala social. Además, el sistema político actual tiende hacia

una igualdad superficial y una polarización profunda, como señalan Sacristán Arana y Roca

Caldera (2007). Es en este contexto que, en este trabajo, mediante el método investigación-

creación , se plantea el arte como un escenario de lucha contra el solipsismo moderno, en el

cual se rechaza el contacto con el otro. El arte se presenta como un espacio común en el que

cualquier ser humano puede expresarse y compartir sus experiencias. Pero, más importante

aún, es un espacio de reconocimiento y reconstrucción. Es decir, implica volver a conocer y

reconstruir, lo que conlleva inherentemente desaprender y deconstruir. De este modo,

podemos lograr reconocer al otro y reconocernos a nosotros mismos en él. Asimismo,

podemos comprender que buscar una igualdad homogénea en las ciudades es inviable, y en

su lugar, debemos abrazar la diversidad y pluralidad que las caracteriza

De esta manera podemos decir que la ciudad se conforma por una multiplicidad de

subjetividades que coexisten en espacios e instantes en constante flujo. Es el lugar en el que

34
conviven individuos y lugares que comparten tantas similitudes como diferencias. Además,

los espacios urbanos se definen en la medida en que son habitados y en la forma en que son

habitados. Por lo tanto, un parque en pleno mediodía no es comparable al mismo parque en la

madrugada. Esto puede interpretarse como que la ciudad está constituida por fragmentos

interconectados, trozos rotos que, según cómo se miren, cambian de forma. Podríamos

asemejarlo a un espejo fracturado.

Por esto la obra artística que surgió a partir de este trabajo usa el arte como un modo

de explorar, pero también de expresar la investigación de carácter fenomenológico. Ya con lo

anterior expuesto, es propicio ahora elaborar sobre la interpretación que permite hacer el arte

sobre la ciudad y cómo a través de los diferentes medios aquí propuestos se permite la

expresión y la resonancia de las vivencias de su autor, es decir, el arte permite “mostrar” una

mirada que recopila experiencias que todos los habitantes compartimos, lugares que evocan

recuerdos y palabras que evocan lugares. Sin embargo, se parte de la premisa de que el

poema, la palabra escrita, es el eje artístico central de la tesis, las demás formas son

complementos.

Teniendo esto claro, podemos continuar abordando sobre la función que tiene el poema a la

hora de ensoñar la ciudad, cómo a través de la poesía, los relatos, fotografías y medios

audiovisuales se devela la esencia de la ciudad, en su sentido universal. No hablamos de una

ciudad en específico, sino que precisamente a través del poder de evocar que tienen las

distintas expresiones artísticas se busca dar evidencia del carácter universal de Ciudad, de

que su esencia se haga evidente mediante el juego artístico planteado.

35
De esta manera, se desprende también la idea de que el sistema predominante tiende a

un uso excesivo de la lógica y la razón (polarización). Se tiende a buscar por sobre todo la

luz, lo que es claro a la vista y a los sentidos, lo que es materialmente comprobable. Es

entonces como el ejercicio poético del lenguaje y el arte se yerguen como una defensa a la

investigación subjetiva, que es efectiva y real en la medida que es reconocida por otro. En

pocas palabras, y retomando a Bachelard, el arte debe resonar en el otro. El reconocimiento

de la otredad es clave en la elaboración de la presente obra-investigación, pues sin el otro el

arte sería un mero disparo al aire, una saeta sin objetivo.

En el ámbito académico de las ciencias humanas y sociales se ve esta polarización en

cuanto que los estudios realizados tienden a un exceso de iluminación, una tendencia

excesiva a la racionalidad (Rodríguez Pérez, 2011). Nótese que se usa el término “excesivo”,

pues es necesario en todo tipo de investigación marcar pautas lógicas y coherentes a la hora

de su realización, no alejarse por completo de la luz. Pero, en cuanto a la obra de arte se

refiere, al poema, su esencia radica en el juego de luces y sombras que plantea. Se establece

así el espacio poético como un espacio liminal, la palabra como un intermedio entre la

imaginación y la imagen. Para Bachelard, la experiencia del ensueño es ese estar aquí y allá

en donde el poeta entra en contacto con las esencias universales, y estas las traduce mediante

el lenguaje en imágenes poéticas.

El segundo capítulo abordará los recorridos que llevaron a los escritos que se

evidencian en el tercer capítulo, es de esta manera como se evidenciará que la creación

literaria es la investigación misma. Por lo tanto, esta obra ha sido un pedazo de plastilina,

arcilla. Sobre la marcha se ha ido transformando. No puede ser inmutable, todo lo contrario,

pues el material de investigación y de creación de esta es una mutación constante, siempre un

36
estado de retazos en movimiento, es decir, la imaginación, la capacidad humana de ampliar la

realidad.

2. SEGUNDO CAPÍTULO

2.1 La reconfiguración de la semejanza en las ciudades

37
38
No hay ninguna vida igual a otra,

no hay dos historias idénticas. Vivir

sólo lo puedo hacer desde mis ojos.

No puedo caminar sino es con mis

piernas, no puedo escribir sino es con

mis palabras. Es difícil recordar, casi

siempre es doloroso. El recuerdo viene

siempre acompañado por la nostalgia,

porque es algo de por sí perdido,

pasado. Para mí, la nostalgia es un

dolor placentero, esa necesidad de

rascar la herida, hurgar entre la


39
memoria para encontrar esas

vivencias que extrañamos, esos

momentos que nos marcaron, los

lugares donde apenas empezábamos

a aprender lo que es vivir.

No encuentro entonces una manera más eficiente y sincera que contar mi experiencia,

mis recuerdos, mis fragmentos en la manera que los percibí y los viví. Me permito entonces

el atrevimiento del autor para hablar desde el yo, y hablarle de usted ¿Verdad que siente?

¿Verdad que ha gozado y sufrido? ¿Verdad qué ha recorrido de subida y bajada, dando

vueltas a calles y avenidas, tropezando con charcos y aceras, con momentos y fenómenos?

¿Verdad, lector, que ha vivido?

Ha vivido desde sus ojos, sus pasos son sus pasos y su casa, su casa. Su desayuno

único, su ropa sólo suya. No espero emocionarlo, sólo pretendo contar lo que he hecho y lo

que a hoy día me tiene aquí en este punto. Podría afirmar que la obra que he tratado de hacer,

y por lo tanto, esta tesis, empezó desde que pisé esta ciudad. Desde que llegué a Popayán fue

inevitable soñar, imaginar, divagar, aprender, vivir. O si lo pienso bien ¿no fue desde que

40
nací? ¿En algún momento dejamos de soñar, de imaginar? ¿No vivimos inmersos en fantasías

y divagaciones?

Sin embargo, no puedo remontarme tan atrás, no es necesario. Basta con recorrer de

nuevo mis pasos ¿Repensar? ¿Repasar? ¿Resumir? Llámelo como quiera, el sentido, la

esencia, es la misma.

Qué difícil es comenzar ¿qué debería poner primero? El principio, claro… Llegué de

Cali un catorce de agosto, con la bicicleta rota porque se dañó en el bus. Engrasado corrí

hasta la Biblioteca del Banco de la República, donde me encontré con tres compañeros que,

desde ese día, se han mantenido presentes. Detalles de lo que tenía que hacer ese día y de

porqué estaba allí no los recuerdo, pero para mí fue el inicio de la vida, mi vida. Popayán se

volvió mi campo de juegos, mi laboratorio, mi infierno y mi pedazo de cielo. Las calles de

noche, el parque Caldas, el centro histórico lleno de luces amarillas, fueron nada más parte de

la escenografía de una maraña de experiencias y aprendizajes. El cielo limpio que ahora veo

por mi ventana parece no haber cambiado nada desde esos días, parece inmutable, siempre

amplio y lejano, siempre presente. Pero ha cambiado ¿verdad? No lo pintan ya los mismos

pájaros, las nubes de esos días están ahora lejos, disipadas, quizás hasta llegaron al océano y

ahora son mar, mar puro y profundo, mar violento, mar vivo.

Es que divagar es muy fácil, perderse entre las palabras, entre los recuerdos, entre los

pasos. No puedo decir que soy de aquí. Empezando que ni siquiera sé a dónde pertenezco.

Nací en Bogotá, o eso dice el registro civil, medio me crié en Cali, y pasé por Pereira,

Medellín, Cali de nuevo y de ahí aterricé en Popayán… ¿aterricé? vaya fuerza que tiene esa

palabra. Si, aterricé, aprendí a echar raíces, a hacer las cosas, a tener un centro, a buscar

41
equilibrio. ¿Qué otra opción me quedaba? Estaba solo. Sin embargo, estas paredes que

muchos maldicen por ser blancas albergan magia, seres que no pueden existir en otra parte.

Hubiera desistido si no fuera por las manos que me sostuvieron.

Por otra parte, vi lo bajo que se puede caer. Vi los dientes hambrientos de la noche y

los ojos reptantes de monstruos que alumbran como faros, que engañan al ojo y lo atraen.

Trampa de Dios, templo y burdel, como dice la canción. Volver a recordar se me hace un

ejercicio tedioso. Claro que reconozco el poder de la memoria, de no olvidar para no repetir,

pero al intentar recordar lo que han sido estos últimos… ¿diez años? se me nubla la cabeza y

no logro entrelazar mis recuerdos en un orden cronológico.

Pero retomando, con el fin de organizar y sistematizar dividiré el segundo capítulo en

tres tiempos: El viaje, la estadía y el regreso. Porque siempre hay un regreso.

“Para el que va, sube; para el que viene, baja”

El viaje de Cali a Popayán dura más o menos tres horas, del Valle del Cauca, se pasa

al Cauca. La frontera entre estos dos departamentos es un río grande y ancho, color café,

tierrizo y acalorado. La vía, por ahora, es mayormente de un sólo carril, aunque en trayectos

suele ampliarse. El viaje que narro aquí es sólo un ejemplo que servirá para ahondar en este

concepto, pues se trata de desplazamiento, de ir de un lugar a otro. Sonará superficial, al

principio, pero lo interesante resulta ser el desplazamiento ontológico que también se crea,

especialmente cuando uno va y viene muchas veces seguidas. Nada es como la primera vez,

ciertamente.

42
El viaje, por lo tanto, no sólo es este desplazamiento del ser físico de un lugar a otro.

Implica, primeramente, una predisposición hacia ese lugar, hacia la acción. Esta decisión se

toma en base a reglas puramente contextuales. Sin embargo, lo que nos interesa a nosotros es

el viaje que hace el Ser, como se des-instaura de un lugar, para instaurarse en otro, al menos,

por un periodo de tiempo. Nótese que se habla aquí de un tipo de viaje en específico, de los

que se considere necesarios, se hablará próximamente.

Retomando entonces, ese primer viaje a Popayán que yo hice fue con la certeza de

que debería quedarme al menos cinco años en la ciudad. Una ciudad que por entonces nunca

había pisado. Poco a poco, de viaje en viaje la fui descubriendo, dentro de sus paredes ahondé

cada vez un poquito más, hasta que me sentí confiado, más tranquilo, echando un ojo

siempre. Pero más allá de eso, me resulta interesante que al viajar, siempre hay otro lugar

que se deja, pero ¿realmente se deja? Según mi experiencia, uno compara, no olvida, siempre

evoca y termina diciendo “es que este puente se parece tanto a aquel”, “esta plaza es igualita

a la de X”, entonces no lo deja del todo. El viajar es ampliar el conocimiento de un mismo

mundo, de un sólo gran espacio compuesto de muchas partes, pero también es un ejercicio

fenomenológico de comparación y evocación.

Más allá de eso el viaje también implica de por sí una búsqueda, implica

descubrimiento. De esta manera mis recorridos desde que llegué a la ciudad han sido con el

afán de buscar, de ahondar, no sólo en la ciudad, sino también en mí mismo y en los seres que

habitan conmigo. Viajar, por lo tanto, no implica desplazarse a un lugar lejano, ni a tres

horas de camino, viajar, es ir de un lugar a otro con una predisposición y la intención de

búsqueda y descubrimiento.

43
En este sentido muchos viajes ocurren al habitar una ciudad, el hecho de quedarse

implica una serie de mini viajes que se hacen día a día, recorridos que enseñan a conocer los

espacios y relacionarlos con otros. Así, habitar una ciudad implica conocerla paso a paso, de

a poco.

Habitar entonces es estar día tras día recorriendo un lugar o un espacio. Habitar

Popayán me ha enseñado de las ciudades en general, su centro y su conformación alrededor

de este centro.

Hilando así, podríamos decir que en este caso un primer viaje desató una serie de

viajes subsecuentes, que la ciudad de Popayán la conocí viajando dentro de ella. La habité y

la habito viajando, pero habitar tiene de por sí algo distinto al estado de viajar, y es la rutina,

asentarse, acostumbrarse a un mismo sitio, a unos mismos espacios. Estos viajes que se dan

día a día no son entonces viajes como ese primero que describí, sino que se configuran dentro

de una ciudad, en este caso Popayán.

De esta manera no sólo conocí el centro, sino que tuve la oportunidad de subir hasta la

periferia, de ir hasta esos pequeños barrios que aún encierran magia, donde el verde y el agua

priman. Uno de estos barrios diría que es La María Occidente, un barrio que queda subiendo

por La Esmeralda, derecho hasta voltear a mano derecha por una panadería, direcciones

exactas desconozco. El barrio comienza con una bajada y se divide en barrios más pequeños.

Aquí las calles son angostas, hay un CAI y un puesto de salud, una iglesia, obviamente, y un

salón comunal. Sin embargo, como decía antes, La María contempla otros barrios: Los

Naranjos y La Capitana, por supuesto. Estos barrios acaso son del tamaño de una cuadra, y se

caracterizan por sus pequeños parques, sus grandes subidas y bajadas. Estos barrios

44
parecieran un sitio totalmente aparte del centro de la ciudad, constan de sus propios estancos,

de sus propios servicios. La gente rara vez sale de su sitio y cuando lo hace, ciertamente lo

hace con la intención de hacer uno de esos mini viajes. Es decir, quienes viven por ahí

habitúan su rutina a lo que tienen cerca, el centro se vuelve entonces un espacio alejado que

poco se frecuenta.

De todas formas, mis viajes siempre tuvieron un regreso a la ciudad de donde vengo y

que conozco menos: Cali. El volver por las mismas carreteras de las montañas del Cauca al

Valle, pero bajando, , se siente como todo retorna de apoco a lo viejo conocido: al hogar, las

raíces. Así, cada diciembre viajé de nuevo para volver de donde vengo y a donde pertenezco.

No es propiamente la ciudad lo que lo hace único, sino que de allá fue que vine, allá empezó

este gran viaje que ahora me conecta con Popayán, ahora quiéralo o no, pertenece también a

mi, y eso es lo que hace la estadía al final de cuentas, hace pertenecer.

Por otra parte, todas las experiencias que viví durante este proceso dieron paso a la

investigación, a una investigación de la ciudad y sus espacios, sus vivencias y rutinas que han

dado como fruto una serie de escritos que expresan fragmentos del día a día, que son reflejos

de espacios y momentos que engloba en su totalidad un gran espacio que reconstruye la

ciudad desde adentro

3. TERCER CAPÍTULO

45
Cuentos y Poemas: La ciudad en manos de otros.

3.1 Cuentos

I. Un entierro tranquilo.

Con la solemnidad del asunto, unos cuantos familiares y allegados se reunieron alrededor del

cofre fúnebre. La tía había sido una buena persona: cariñosa, amable, pura, teniendo en

cuenta, claro, todo lo que se puede esperar de un ser humano. Tenía sus rabietas y castigaba

con rejo a sus hijos.

Llevaba noventa y ocho años muriendo, los últimos cinco con reumatismos y artritis propios

de la edad. Tuvo ocho hijos y sin falta asistieron a su simple despedida; unos cuantos

girasoles, pues, típicamente, eran sus favoritos.

Dos o tres lágrimas de dolor sincero y pacifico. “La gente se muere, era de esperarse”. La

tarde transcurrió soleada y sólo una leve brisa creó un imperceptible juego de prisma. El reloj

dio la hora marcada. “Polvo eres y polvo serás”, y ahora la tía es. Para culminar, cada quien

parte en auto hasta el mismo restaurante. Cenan, hablan, dos o tres anécdotas, alguien pasado

de copas; los asuntos, los pendientes ¿Cuál tía?

_________________________________________________________________________

46
II.

Uno nunca sabe qué pasa realmente después de que cierran, me decía. Esto es lo que le

muestran a los turistas, esta es la cara que les pintan, insistía, mientras caminaba rápido y

saludaba desde lejos a un grupo de gente. A mí no me gusta que me graben, ni que sepan mi

nombre, pero si me gusta hablar y desde niño quería que me hicieran entrevistas, quería ser

famoso. Usted es estudiante ¿cierto? ¿Qué estudia? ¿Periodismo? Y yo que no, que yo

estudio literatura, -muy distintos, pensé para mis adentros-.

Quizás eran las ocho de la mañana, quizás las siete. Hay cosas que no son relevantes, como a

qué horas se levanta Luis -llamemos así a este personaje, a esta persona mejor dicho-, o si ya

desayunó, o si desayunará. Aquí lo relevante, como decía él, es lo que pasa en la noche,

cuando salen las gárgolas y no tenemos piedad de nadie. Y por qué, le pregunto, así derecho

¿por qué robar? Luis se queda mirándome -con cierta intención de intimidarme, quizás-, me

recorre con sus ojos de monstruo desde mis retinas hasta mi muñeca derecha, donde tengo un

relojito viejo, que según sus gestos, no lo vale. Mientras tanto, yo pienso que por qué Luis

usa eufemismos, aunque probablemente él ni sepa el significado de esa palabra, me pregunto

si ve el inherente mal en lo que hace y por eso le molesta que lo diga, pero bueno, en tan sólo

unos segundos concluyo que quién soy yo para juzgar y que a lo mejor Luis si sepa lo que es

un eufemismo. El silencio dura no más de tres segundos, luego su respuesta reflejo fue

porque hay que hacer vida, manito, pero parece repensar sus palabras, como si él mismo

supiera que con eso no logra justificarse, si es que lo que hace tiene justificación. Hace un

chasquido con la boca, mira al piso y escupe -como en las películas de vaqueros, pienso-.

Después continúa: mire, es que yo soy un profesional ¿si pilla? a esto me dedico. Esto es lo

47
que sé hacer y lo hago bien. Me cuenta la típica historia de una mamá enferma, de un padre

ausente y de muchos hermanos, me contó del lugar de donde viene, de que casi lo matan 3

veces, de que hasta estuvo en la guerrilla y yo ya no sé si creerle. Lo dejo hablar, dejo que me

advierta sobre lo que pasaría si yo resulto sapo, si le quiero dar en la cabeza, dejo que me

cuente sobre lo malo que ha sido, lo malo que es capaz de ser. Pareciera orgulloso y

arrepentido, pero al final no dice nada distinto a lo de siempre: es que no tenía otra salida. Y

yo me pregunto si de verdad es así, si de verdad no la tenía.

Aquí no hay nada, me digo, me doy mil y un razones sobre por qué no debería hablar de un

tal Luis Sinnombre, de que estoy cansado de que se repliquen y justifiquen las mismas

acciones, que en realidad no lo conozco y que tampoco me interesa conocerlo. Le doy las

gracias, termino de hacer lo que iba a hacer y cambio de rumbo, convencido de que nunca

escribiría sobre esto.

Pasan dos o tres días, y sigo buscando algún tema. A veces la pereza y el tedio no dejan

pensar, no dejan avanzar. Me intento justificar ¿verdad? Si, como todos, como Luis o José o

Andrés o como quiera que se llamara. Es mejor distraerse, evitar, hundirse en esos

cuadraditos con luces e imágenes, con sonidos, con noticias, repletos de morbo, de todo, de

nada. Scrolleo por inercia ya, ni siquiera pongo atención a lo que aparece en el feed, hasta

que se resbala por la pantalla una imagen, un post de esos de periódico local amarillista, una

foto de la fiscalía, un aviso de contenido sensible, y ahí la carota de Luis, con un ojo

hinchado, la boca con un gesto como el que hizo cuando escupía, pero ahora perpetuado;

inmóvil, su cabeza erguida, su mirada fija, letal contra la cámara. Dos policías a cada lado y

el encabezado de un presunto asesino.

48
III.

Lo que más me gusta es el sabor de la sangre, morder la carne, roer los huesos. Claro que sólo

como muertos, no me gusta matar. Cuando tengo suerte encuentro piernas, muslos, dedos, a

veces pedazos de cabezas, y si tengo mucha suerte, una entera. Igual como de todo lo que

halle en las esquinas, lo importante es no morirse, no dejarse matar, sobre todo en esta ciudad

tan hostil, tan plagada de desconocidos y extraños.

No soy de acá ni sé cómo llegué, pero ya me he dado cuenta de que si uno camina lo

suficiente llega a cualquier parte. Si lo contara, nadie me creería todo lo que he visto, los

lugares en los que he estado, pero eso es lo de menos, al fin y al cabo estoy acá; buscando

entre quijadas rotas y gargantas cortadas. Quejarse de la vida es inútil: que el frío, que el

hambre, buscar donde dormir. A mí lo que me importa es despertar, despertar para mearme

en las estatuas, los puentes, en las puertas de las iglesias donde nunca me dejan entrar.

No conozco calendarios, ni relojes, yo sólo sé que el sol sale y se oculta y yo tengo que

comer, porque morirme es lo último que quiero. Estoy cansado de los golpes, las patadas,

creo que tengo tres costillas rotas ¿Cómo se cura una costilla rota? Duele casi tanto como el

hambre. Pero a mí no me gusta pelear, ni competir, me gusta es la indiferencia, el olvido, mi

suerte de memoria selectiva que me permite vivir un día a la vez.

Edad no tengo, nombre, tampoco; tengo mis uñas y dientes, pero soy pequeño, es decir, en

comparación con mis semejantes, quizás eso me hace pasar desapercibido, me da la ventaja

de moverme y esconderme rápido, que es lo importante en las calles.

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Conozco de arriba a abajo este pueblo grande, se cómo llegar a toda parte. Conozco las

mejores esquinas para encontrar comida fácil y los huecos más seguros para dormir. Entiendo

todo menos cómo se mueve la gente: le ponen nombres y números a las calles, se la pasan

gritando y lanzando cosas. Andan rapidísimo, como si buscaran un hueso enterrado. Yo no

sé, me gusta es cuando me regalan carne, cuando tiran huesos y cadáveres en los caños o las

esquinas.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que existo, pero no estoy viejo, tengo fuerza en las

piernas para correr y saltar, para escapar cuando es necesario. A veces me pasan cosas

buenas, me hago dos o tres amigos por la noche y en grupito andamos más tranquilos, así si

nos quieren robar la comida podemos hacer bulla, que es lo que asusta, el ruido, sobre todo

cuando está todo oscuro. Acá yo sólo escucho explosiones y pitos, y a veces entre la gente se

hacen heridas y dejan un charco de sangre. Yo me quedo de lejitos viendo, para cuando dejen

de pelear me la pueda beber toda.

La sangre es fuerza, cada vez que tengo la oportunidad de tomarla yo siento como que se me

sube el valor, me siento capaz, feliz, pero claro, eso sólo dura hasta que vuelve el hambre. Lo

bueno es que en esta ciudad corren ríos de sangre por todas partes, yo creo que eso es lo que

me ha mantenido vivo; ese afán de la gente de acá por matarse, no me gusta es verlos morir,

me da pesar, porque yo no quisiera estar en su lugar, no quisiera morirme ¿para qué? Si todos

los días juego con mariposas, cazo moscas, me revuelco en el barro, y como, como mucho,

hasta que no me quepa, para después dormir.

Ya no me va tan mal como al principio, cuando nací, cuando era aún más pequeño de lo que

soy ahora. No conocía ni siquiera lo que era comida y lo que no. Me envenené varias veces,

50
casi me muero, pero vomité sangre y se me pasó. Esa si no me la tomé, olía a podrido, a

ácido. Anduve flaco, sin fuerza ni para caminar, pero la comida siempre llegaba, la aprendí a

conseguir cada vez más y mejor.

Otras veces por conseguirla me aporreaban, chorreaba sangre por las orejas, me faltan unos

dientes también, ni pude comer huesos por varios meses del dolor. Pero uno no vuelve a esos

sitios, porque los golpes son lo peor, lo dejan a uno rengo por días y encima lo pueden matar.

Y eso que a mí me ha ido bien, he visto a unos que la gente mata a palazos, los quema, los

atropella, o les tiran con esas cosas que explotan y le revientan a uno los tímpanos, y lo peor

es que se lo hacen entre ellos mismos también, como si su sangre fuera nada, pero sabe muy

rico y uno aprovecha. Cuando quedan completitos tirados, si hay más gente no lo dejan

acercar a uno, lo espantan, y luego llega una caja grandota y blanca, con luces y sobre unas

ruedas, que los recoge y se los lleva. Yo pienso que es para comérselos también, ¿ por qué

más se matarían así?

IV.

Carta:

19 de mayo de 2023

Querida Lucy Westenra:

Desde hace días he pensado en escribirte, recordando aquellas palabras que por última vez

compartimos. Resulta casi imposible creer todo lo que ha pasado en los últimos meses, sin

embargo, sé que fue cien por ciento real ¿verdad qué lo fue? ¿Estabas tú presente aquel día?

Los recuerdos se nublan, mi memoria falla. Lo poco que logro evocar son zumbidos, un

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rastro de ruidos informes que no llevan a ningún lugar concreto. Repaso lo que sucedió de

arriba para abajo, desde la tarde hasta la noche.

Te encontré en medio de la plaza akjfdsdkflk , sentada esperándome como se había planeado

¿verdad que fue aquella la primera vez que nos vimos? Sin embargo tu rostro y tus rasgos

resultaron tan familiares que inmediatamente te reconocí. Tú también a mi ¿verdad?.

Caminamos largo rato por calles húmedas, cargadas de humo y cenizas grises, las catedrales

se cernían como enormes gigantes de plomo, los postes nos acompañaron hasta cierto punto.

La conversación -que por alguna extraña razón no logro recordar- me tenía tan inmerso que

no me di cuenta cuando la oscuridad cayó sobre nosotros. ¿Seguías a mi lado? Recuerdo tu

voz como un faro, como un hilito de plata en medio del vacío. ¿Por qué no sentí temor? ¿Por

qué no fui consciente de lo que sucedía en aquel momento? ¿Qué hizo que la oscuridad

pasara completamente desapercibida? Lucy, necesito volver a contactarte. Has dejado de

responder el teléfono, los mensajes, todo.

Cada vez pierdo más el color, mi rostro se torna azul, verde, amarillo. Mi voluntad flaquea,

mis fuerzas se desvanecen. Como último recurso, dejo esto en tu portería. Te espero de nuevo

en el mismo lugar, en aquel rincón donde nos vimos.

Atentamente, Jonathan Parker

52
Correo electrónico.

De: [email protected]

Para: [email protected]

Asunto: Quedada en plaza equisplaza

Hola, Lucy! ¿Cómo estás? Espero te encuentres bien. Por mi parte, estoy de maravilla.

Encontré aquel objeto que me pediste la semana pasada, realmente no entiendo el interés que

tienes en algo tan mundano, pero recuerdo lo mucho que me insististe para que te lo lleve.

Otra cosa que no entiendo es ¿Por qué tu misma no puedes conseguir algo así? realmente sólo

bastó con ir a la esquina, para hallarlo. De todas formas, ansío verte pronto, después de tantos

e-mails que hemos intercambiado siento que nos conocemos de toda la vida ¿Verdad que es

fascinante?

Sin más que decir, me despido. Mañana te espero en la esquina taltaltal de la plaza equisplaza

Diario

20 de mayo de 2023

No responde, dios mío. ¿Qué hice? No recuerdo más que un montón de ruidos. Me sabe la

boca a cobre, me duelen las manos y se me hinchan. ¿Qué hice? dios, dios, dios, oh dios. ¿Por

qué no responde? La he llamado de varios teléfonos públicos, le he escrito incesantes

mensajes. Si, lo sabía, ella lo sabía ¿ella? ¿eso? ¿qué era su voz?. Oh dios, mi rostro, está

cambiando, mis piernas, mi pecho, arden. Voy a explotar. La fui a buscar, pero pasó lo que

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temía, no había nadie en su departamento. Por más que me cubra con vendajes, gorros,

abrigos, esto se nota. Me estoy pudriendo vivo. Pero debajo hay algo, lo siento reptando

debajo de mi piel. Desearía la muerte, pero otro destino peor e incierto me aguarda. Oh dios,

Lucy ¿que me hiciste?

V.

Tres y media de la mañana: D se despierta con el sonido de un grupo de pájaros estrellándose

violentamente contra su ventana. No pasa nada, todos los días es igual, a la misma hora

siempre pasa lo mismo. D se pregunta -de nuevo- por qué no ha puesto una malla o algún tipo

de reja para evitar aquel desastre de vidrios, plumas y sangre. Está cansado de limpiar todos

los días ¿No se cansan de morir de los pájaros? “Qué desperdicio” -piensa- “en vez de servir

de alimento para felinos prefieren venir a inmolarse contra mi ventana, como si su única

misión desde que dejan el cascarón fuera romperme los vidrios y esparcir sus vísceras en el

suelo de mi habitación”.

Al levantarse busca con ansias una aspiradora por toda la casa, hasta que recuerda que jamás

ha tenido aparato similar, sintiéndose estúpido toma la escoba de siempre y trata de barrer el

reguero de huesitos diminutos y astillados, pero al estar la sangre aún húmeda sólo empeora

el desastre. Ahora toda la habitación de D es una triste tarima roja y negra donde los

espinazos partidos juegan a matarse a picotazos entre sí.

Cinco de la mañana: D decide lidiar con el inconveniente como de costumbre: dejando que

lleguen las hormigas y limpien todo. “Esfuerzo inútil que hice, debí esperar por los bichitos

desde el principio, total siempre vienen por lo mismo”. D se prepara un café, resignado a ya

no volver a dormir y se sienta en la cocina esperando el ejército de ébano, pero esta mañana

llueve y las hormigas se están tardando. D se impacienta, empieza a golpear suavemente su

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rodilla derecha con la punta de sus nudillos y trata de seguir el ritmo del aguacero, pero

recuerda que jamás ha sido bueno para la música.

Siete y media de la mañana: Irrumpe el tarareo de la lluvia un chirrido metálico, D corre hasta

la puerta y la abre sin importarle mucho que existe del otro lado: vacío, nada, otra vez. Pero

D no se rinde, sabe que en cualquier momento deben aparecer, porque así ha sido siempre. D

vuelve despacio y alerta a la mesa de la cocina, atento a cualquier ruidito, y continúa

esperando. Llora, llora, llora. Llora porque no llegan las hormigas, porque llueve, porque la

casa está vacía, porque hay una mortandad de aves a la orilla de su cama.

D llora porque no sabe qué otra cosa hacer.

Nueve y cuarenta y cinco: Empieza a retumbar un rumor de marcha desde muy adentro de las

paredes, cada vez extendiéndose más, apoderándose de la casa hasta dominarla y poseerla. D

sabe que ha empezado, se aparta con temor hasta la esquina más oscura de la cocina y cierra

los ojos. D sabe que no debe mirar a las hormigas trabajar, sabe que la bestia no se deja

observar, que la ofenden las miradas. D recuerda aquel gato que cierta vez se coló por el

techo, recuerda los maullidos idénticos a gritos humanos, el crujir de los huesos, el desgarrar

de la piel y la tibieza de las salpicaduras. D piensa “menos mal los pájaros nunca están vivos,

menos mal ya no quedan vecinos, ni gatos”.

VI.

Salió del taller y lo primero que vio al abrir la gran cortina metálica fue el fulgor anaranjado

de las seis de la tarde. Sobre las aceras los peatones iban de izquierda a derecha, esquivando y

chocando unos contra otros. El viento elevó un oleaje de suciedad, polvo y humo que se coló

por la puerta.

Al ser el último y el único en salir de ahí era su obligación dejar bien cerrado, asegurándose

de que nadie más volviera a entrar. Dio unos pocos pasos antes de palparse el bolsillo

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izquierdo de su camisa para buscar un paquete arrugado y medio húmedo de Pall Mall. Tomó

entre sus dedos un cigarrillo y lo encendió. Se detuvo para mirar la glorieta atiborrada de

tráfico y claxones que destrozaban el aire con sus quejidos. A su alrededor se sobreponía un

paisaje rojizo, gris, mecánico. El cielo con tonos violetas y naranjas le hicieron evocar la

imagen de un incendio que descendía desde las nubes de un plata metálico, devorando

lentamente el limitado espacio en el que se encontraba: la glorieta. Enfrente de esta una

estación de gasolina y a sus espaldas la puerta ya cerrada del taller. Por un momento se sintió

claustrofóbico, encerrado en un escenario donde todos los edificios, semáforos, autos eran

meros objetos de utilería que un tenue resoplar de la brisa podría elevar en cualquier

momento dejando nada más que un montón de tierra oscura y vacío.

Aspiró el humo y sintió en la garganta como si inhalara cenizas.

Continuó caminando entre las sombras ajenas de otros, sintiéndolos como si fueran solo

recuerdos de quienes estuvieron antes que él. Se movía casi escurriéndose entre

conversaciones ininteligibles. Buscando a dónde ir. Aún no tenía rumbo fijo y el tiempo

pasaba, el atardecer flameado de violetas, azules y grises se volcaba en un azul oscuro que

con el tiempo sería un negro absoluto, a excepción de los faroles colocados a poco menos de

tres metros cada uno para que los últimos peatones distinguieran un esbozo de camino. A

medida que el sol pálido, casi artificial, se ocultaba, los automóviles dejaron de tener forma

definida para pasar a ser simples esferas de luz que se movían entre ruidos de motores roncos

y amenazantes.

No dejó de caminar y dejó atrás la estación de gasolina, la glorieta y el taller, se dirigió calle

arriba y en el horizonte sólo se dilucidaba ya la larga línea de faroles sucios y oxidados.

Cansado, sin encontrar un lugar donde entrar, se sentó en la banqueta de un paradero y fumó.

Ese taller, ese maldito taller. “Lo cerré” para siempre, pensó. No volvería a ver las sucias

máquinas inamovibles, las virutas aserradas de metal cubriendo el piso, la grasa en cada

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pared, en cada puerta, la negra y espesa grasa sobre todo. No, definitivamente no volvería,

sólo necesitaba un lugar a donde ir, eso era todo. Fumó otros dos cigarrillos esperando un

bus, o un taxi o lo que fuera, pero la estrecha autopista era ya un océano negro, inmóvil y

vacío. En la acera del frente alcanzó a divisar unos pocos transeúntes apresurados y

ensombrecidos siguiendo la cada vez más difusa fila de faroles.

Cuando se dio cuenta de que estaba solo, ya era demasiado tarde. Se tumbó sobre la banca y

sacó de su maletín una cobija robusta y un poco engrasada. En este punto la oscuridad era tal

que no distinguía entre tener los ojos abiertos o cerrados. Se acomodó lo mejor que pudo y

buscó el viejo paquete de Pall Mall en su camisa, para asegurarse de tenerlo y durmió.

El olor, lo despertó el olor antes que el ruido. Ese olor tan repudiado, tan familiar. Antes de

que abriera los ojos llegó hasta sus oídos el chirriar de metales y el estruendo de sierras

cortando láminas entre chispas. Quería dormir más, no quería despertarse, no quería abrir los

ojos. Pero el sonido bestial de las máquinas se hacía cada vez más fuerte, como si se acercara

amenazante a devorarlo. Abrió los ojos y reconoció el lugar, el mismo de siempre. Se

levantó, dobló la cobija y la volvió a guardar en el maletín. Se acercó a la gran reja metálica y

la abrió: ocho de la mañana, y el sol como un bombillo alumbraba de nuevo la glorieta y la

estación de gasolina. Poco a poco resurgían los buses y los puestos de periódicos, la gente

lejana y automática. Caminó cuatro o cinco pasos hacia afuera y buscó en su bolsillo el viejo

paquete de cigarrillos. Fumó viendo las sombras que iban y venían como gentecita, vio el sol

seguir saliendo casi como la pieza automatizada y mecánica de un reloj. Un día más, sólo un

día más, pensó. Esa misma tarde se iría, sólo necesitaba esperar a las seis de la tarde, eso y un

lugar a donde ir.

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VII.

—Gerardo nos espera mañana en la frontera. Sí salimos temprano, a las diez de la noche ya

estamos en Ipiales. Mejor duérmase, Ingrid, y deje de estar pensando maricadas.

No quise ni voltearlo a mirar, qué iba saber Kevin, lo que vivimos antes.

—Pero Kevin, allá no conozco a nadie, ¿cómo vamos a vivir?

—En Quito tengo familia, además viajaremos con varios amigos que se vinieron de

Venezuela conmigo.

—Huir, huir, siempre huir. Llevo dieciséis años huyendo, quisiera echar raíces en alguna

parte.

—Qué tranquila, Ingrid, ya en dos días estaremos en la playa.

Una playa —pensé— una playa que no es de aquí, donde no se escuchan tiros, ni trae sangre

la marea. Lejos del rumor de los muertos y el llanto aburrido de los noticieros. No sé cómo

será Ecuador, pero me basta saber que allá no llegarán los asesinos de Papá Fabián y Dawer.

Quisiera llevarme a mi abuelita conmigo mañana mismo, pero a duras penas Kevin y yo

conseguimos lo del pasaje de nosotros.

—¿Será que sí nos irá bien allá, Kevin? es que aquí en Colombia yo nunca conocí un centro

comercial, ni una sala de cine. Esas apenas las veíamos por el televisorcito con Papá Fabián y

Dawer cuando aún no vivíamos en Mercaderes.

—Allá vamos a tener un televisor plasma, Ingrid, de esos que usted ve en las revistas y me

dice “cómpreme uno”, sí, que sí, que se lo voy a comprar cuando estemos allá para ver

películas como en el cine y los fines de semana nos vamos a pasear a los centros comerciales.

—-¿Sabe, Kevin? Me hizo acordar de cuando tenía apenas trece años. En ese entonces yo no

sabía nada sobre la guerra (ah ¿qué estamos en guerra? ¿Y hace cuánto?) imaginaba que los

disparos a lo lejos eran el impacto de pedacitos de meteoritos. Es que, Papá Fabián me contó

que a veces entran a la atmósfera fragmentos de rocas espaciales, pero son tan pequeñitas que

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no hacen ninguna explosión, sin embargo si se corre con la mala suerte de que a uno le caiga

una cosita de esas en la cabeza, lo mata, te quedás cómo un agua de lulo. Así me contó Papá,

qué dizque lo había visto por Discovery Channel en la casa que tenía con mi mamá, porque

allá tenían parabólica. En cambio, acá sólo podemos ver a esa gente de traje que sale por los

noticieros, hablando con palabras que no entiendo sobre muertos aquí cerca y la guerra. Yo

no entiendo como ellos estando tan lejos se enteran de lo que pasa en mi pueblo, pero lo que

menos entiendo es que si saben que a la gente la matan aquí, porque no vienen de allá, de

Bogotá, y nos ayudan. Quisiera como que esa gente de traje que habla elegante en vez de

estar contando lo que pasa acá, vinieran a ayudar un poquito a mi abuela, y a los vecinos y a

usted, Kevin y a nosotros y a todos, que no hubieran dejado matar a Papá Fabián y a Dawer.

Pero vos no conociste a Dawer, ¿cierto? él decía que todos esos que mandaba en el gobierno

sólo traían problemas, que nosotros, los del pueblo, nos las arreglábamos bien solos. Decía

que traían más guerra y que con sus aviones intoxicaban las cosechas. Tenía razón ¿cierto? la

tenía, sí, sí, Papá Fabian decía que por eso lo mataron y que por lo mismo también lo iban a

matar a él, y tuvo razón el hijueputa, como lo odio ¿sabés? me dejó sola, a su propia hija. Si

se hubiera ido antes de allá, si se hubiera venido con mamita y conmigo, pero no, no quiso,

decía que necesitaba combatir yo no sé qué, que ya llevamos muchos años dejándonos dar en

la cabeza y que no más, que no más. Pero lo callaron, como a Dawer, como a mi mamá, como

a todos esos que nunca consiguieron descanso porque nadie nunca los encontró, y ¿sabe que

es lo peor? que todavía no sabemos dónde están ¿qué tal y uno esté caminando todos los días

sobre cadáveres sin nombre? ¿qué tal que esta cama, el sofá, la casa de mi abuelita donde nos

estamos quedando, estén sobre un montón de fosas llenas de huesos rotos y tiroteados? Mirá,

mirá, que ayer me encontré un panfleto de esos que tiran esos manes con camuflado y

pañuelos rojos con negro, que dizque ELN dicen, pero pura mierda, todos sabemos quienes

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son y que vienen a hacer y sobre todo, quienes son los malparidos que los mandan. Yo no le

he querido contar a mi abuelita, pero tengo mucho miedo, Kevin, mucho.

— Ingrid, que tranquila, mañana nos vamos bien temprano, su abuelita va a estar bien, luego

vamos a regresar por ella ¿se acuerda que ya le había dicho? No es mentira, no es mentira, mi

niña ¿No ve que en Ecuador vamos a ganar dólares? y eso en una semana conseguimos lo del

pasaje de su abuelita.

—¿Cómo querés que esté tranquila? ¿Qué no ves que mi abuela está metida en eso de la

protección a víctimas y ese mierdero de los líderes sociales? ¿¡Qué no ves que ya nos

mataron cuatro!? y vos salís con tu mierda de que tranquila, que no pasa nada. Si en tú país

también matan gente por lo mismo ¿cómo es que no entendés?

Kevin se quedó callado un momento, y entendí en su mirada que sí entendía, que sí sabía, que

él también estaba huyendo, como yo, como mi familia, como todo mi pueblo.

—Pero Ingrid… ¿no ves que por eso nos vamos? relajate, que ya van a ser las tres de la

mañana, dormite por favor, que yo te quiero y quiero que no tengás sueño mañana, para

poder viajar mejor.

—-Tenés razón, tenés razón, también has sufrido vos ¿no? es que me aterra lo que le pueda

pasar a mi abuela, no quiero que sea la quinta ¿sabés? y ya la han amenazado mucho. Pero sí,

sí, en dos o tres semanas ella también estará con nosotros en Quito, en la playa, venderé rosas

con ella. Hace unas manualidades hermosas ¿sabías?

—Sí, me las has mostrado, son bonitas. Pero dormite, por favor ¿sí?

Me quedé callada y me recosté junto a su brazo. Quería creerle, quería tener esperanza y sí, la

tenía. Al fin y al cabo ¿qué son tres semanas? se pasarían volando y cuando menos pensara

estaría con mi abuelita allá, en la playa, vendiendo rosas, yendo a cine y vitrineando en

centros comerciales.

Cerré los ojos, y pronuncié bajito un “descansá que te quiero”.

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Kevin y la casa, y mi abuela y el pueblo estaban ya sumidos en la pálida oscuridad de la

madrugada, me arrullaba el cantar de las chicharras y el vaivén con el que el viento hace

danzar a la hierba. Y de repente, pasos, golpes, explosiones, mi abuela gritando “no otra vez”.

No vi, no vi nada.

—¡Kevin! —grité— ¿¡Qué pasa!? ¡Mi abuela, Kevin, mi abuela!

Pero Kevin no me hablaba y estaba húmedo

—¡Kevin, levantate que volvieron! ¡Kevin, Kevin, movete por favor!

—¡Ingrith, metete debajo de la cama! —Escuché a mi abuela gritar desde la oscuridad—

Pero yo no me metí debajo de la cama, no quería esconderme, no me iba a esconder, no más,

mi abuela no iba a ser la quinta, no, no, no. Me levanté corriendo y sentí en el piso un charco

tibio, algo me atravesó desde la espalda hasta el abdomen. Y luego otra vez en la pierna

derecha, y después tantas veces que me quedé ciega, y la boca me sabía a hierro, a sangre, a

plomo. Ya no podía hablar, me nacía desde la boca del estómago un río carmesí y espeso.

Quise gritarle a mi abuela, quise abrazarla y la busqué con mis brazos abiertos. Pero me caí.

Y el pueblo, Kevin, mi abuela, las chicharras, la hierba, ya no existían. Sólo era yo,

desangrándome, haciéndome río. “Kevin, Kevin, los ríos desembocan en el mar, y el mar es

el que baña las playas. Mañana seremos mar y estaremos en la playa ¿cierto? como Papá

Fabián, como mamita, como Dawer, como vos ¿cierto? ¿Cierto que por fin todo se acabó?

Ingrith Dayana Ojeda, de 16 años y su novio Kevin Rivera, venezolano de 22, se dirigían

hacia Ecuador. A su paso por el municipio de Mercaderes decidieron visitar a los abuelos de

Ingrid, pero al estar en la vivienda hombres armados irrumpieron y sin mediar palabra les

dispararon.

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3.2 Poemas

“–El poema debe ser vivencia. Si no es carne y sangre y

huesos de uno mismo, no creo que valga la pena. Claro que se puede

elaborar intelectualmente un poema, pero ya no es un poema. –¿Qué

es? –Una construcción mental. Pero el poema debe ser pasión,

inteligencia. Creo yo que es la manera de pensar pero con el

corazón, vivir, pues. No puede hacer uno de la vida una cosa

consciente sólo para escribir.”

Elena Poniatowska

Diminuto .
Un pajarito que se va
Y duerme por fin.
Dos estrellitas lo acompañan.
Un pajarito que se fue a dormir.
Se fue, por fin.
Ahora el nido
consuela a las estrellas.

Enjambre.

Aquí, entre la verde niebla viva que resuena como un ejército de selva.
En este cielo sucio, con olor a esperanza muerta, mientras timbra alto un sol cansado de andar
en círculos.

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Existe un hormiguero desordenado que funciona como los órganos de un reloj que nunca da
la hora
Aquí
Existe un hueco de tierra
Redonda
Que se desangra en azules
Intersecciones, cruces, vueltas, rectas, diagonales y sólo un horizonte
Aquí se respira gas metano y amoniaco.
Cada casa: una bomba.
Cada esquina: un incendio.

A veces.

Se despierta el sol con las ruedas de los carritos


alguien empuja un barco de latas, de toldos, dulces, cigarrillos
Cuesta abajo, desde afuera

La pendiente se hace horizonte, llano y transparente


Otra vez, amanece
Las monedas cantan su jazz desordenado en el bolsillo del carriel
Desde los billetes sonríe una Débora Arango remojada en tinta
Un Gaitan cada vez más escaso le sigue a duras penas el paso, él no sonríe, sangra.

Una vez el alba se ha cansado, una vez las ruedas se han establecido
Otra vez, en la mancha de cemento que les corresponde
Se acurruca paciente, como un coral, o un caracol entre pitos y pisadas
entre humo y solventes
A esperar las cinco, para subir y volver donde el horizonte es vertical.

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O un o.

Silbido que susurra


Rugido de máquinas
Movimiento constante
Afán perpetuo

Calles repletas de metal, de tablas, carne y cemento.


Es el tiempo la larga línea que da vueltas.

TodO es redondo
Como el sOl o la llanta de los autos

Todo vuelve

Y comienza.

Un silbido, un rugido, una máquina.

¿Dónde?

Se escucha algo
Arriba
Detrás

Aleteo eterno y congelado


Siempre hay un centro
Una fuente.

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A tu centro la luz toca
La luna vigila tus círculos parejos, tus adoquines se bañan con musgo de décadas.

Desde las piedras del suelo brota el verde


La vida te empapa con maullidos.

De día: los ecos y pisadas, las bisagras de las puertas.

A oscuras eres azul desnudo, reflejas el cielo en tus paredes.

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3.3 Fotografías

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Videos

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Bibliografía

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● Bachelard, G. (2000). La poética del espacio. Fondo de Cultura Económica.

● Borgdorff, H. (2010). El debate sobre la investigación en las artes. Amsterdam School

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● Campos, J. (2015). La ontología directa de la imagen poética en Gastón Bachelard.

Revista Espiga, 4(7), 35–46.

● Carrión, M. P. (1997). Policentralidad: esencia de la ciudad plural. Fondo de Cultura

Económica.

● Gutiérrez Mavesoy, A, & Rodríguez Peña, A. (2019). La creación como

investigación: aportes para la reflexión desde la experiencia en la Universidad

Central. La Palabra, (34).

● Sacristán Arana, I., & Roca Cladera, J. (2007, octubre 8-10). Ciudad ensimismada,

islarios defensivos frente a la otredad. Centro-h, Revista de la Organización

Latinoamericana y del Caribe de Centros Históricos, (No. 2), 7-9.

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