Memorial de Casa Grande - Rodolfo Hinostroza
Memorial de Casa Grande - Rodolfo Hinostroza
Lustra Editores
Primera edición . 2005
Telf: 9-726-3439
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lustra editores((' hotmail.com
ISBN 9972-2570-1-0
CO-EDICIÓN
Ediciones la Cuadrilla de la Langosta
Editores: Benjamín Anaya y Leticia Luna
Colima 82-102, Col. Roma. C.P. 06700
México, Distrito Federal.
Tels.: (525) 5208 0121
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por escrito del editor)
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PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN
fenómenos producto del medio urbano. Quizás sea la música evocada En los dos poemas que le siguen: «Los hijos de Clausen» y «Los
la que nos muestre esta evolución. Del Bel Canto de Huaraz se pasa huesos de mi padre», el poeta focaliza el objeto de su discurso en su
al bolero de María Grever, y la incidencia de la música cubana, con entorno más cercano. El paraíso perdido de Huaraz se remplaza, en
Celia Cruz como representante principal. La violencia de género el primero de ellos, por el inalcanzable de los Estados Unidos de
también se menciona aunque brevemente en la relación con la vida América. De la Casa Grande hemos pasado a la Casa Chica. El
de su tía Berta. Pero acaso lo más interesante de esta parte final del poeta desvela sin ningún pudor la historia de la familia de su madre
primer poema sea la rememoración de una Lima, acaso perdida, y del matrimonio de sus padres. El mundo referencial que se
centrada en torno al barrio de Barranco. El discurso de Hinostroza intertextualiza en este poema es deudor del mundo cinematográfico.
en este poema adquiere carácter épico dejando de lado las Hinostroza expone el otro lado de la medalla de la estructura social
características esenciales de su poesía anterior. El desencanto y el peruana, la historia de lo «otro», de los «otros», de los miembros de
compromiso político presentes en Consejero del lobo, dejan su lugar las «casas chicas», representada por todas las familias cuyo origen
a una introspección en la que el yo lírico se oculta tras la tercera hay que buscarlo fuera del linaje bendito por la Iglesia o el Estado.
persona del cronista de Memorial. Las prédicas pacifista y libertaria «Los huesos de mi padre»2, poema que por primera vez aparece con
de las que nos hablaba J.A. Mazzotti' al estudiar Consejero se han un epígrafe de Javier Heraud, es un homenaje a la figura paterna,
desplazado a un diálogo con un pasado asumido en el que los registros de la que ya nos habló en los poemas anteriores, a su vida y a su
coloquiales describen prácticas culturales y ritos sociales de una familia obra poética. Las referencias literarias a Jorge Manrique presentes
venida a menos en la Lima de la década de los 40. en el poema sirven de entramado al dolor ya anunciado en los versos
En «Las bodas de tía Luchita», segundo poema de Memorial, de Heraud, la temática de la fugacidad de la vida y del anonimato
encontramos el origen de la pasión de Hinostroza por la gastronomía. del poeta sin éxito completan el poema.
Las referencias a la pintura prerrafaelita para describirla se acompañan El poemario concluye con una reflexión sobre la muerte y una elegía
de la descripción del origen multicultural de la cocina peruana como a la vida marcada por los últimos versos y la imagen del sol como
marca de identidad nacional. El papel de la mujer en dicha sociedad compañero de la experiencia de lo vivido.
se define irónicamente por la «venta» de Luchita a cambio del pago
de las deudas paternas. Hinostroza recurre al corrido mexicano para A modo de conclusión, podemos señalar que la palabra del lenguaje
describir al macho encarnado por su tío Augusto. En este poemas poético de Hinostroza abandona en este poemario «la honda y
también encontramos referencia a otro personaje teatral de su propia compleja oscuridad (...) su entraña visionaria y onírica» de la que
obra* el Hermano Iván de Cuadrando el círculo, obra inédita del nos hablaba González Vigi13, para exponer en forma de memorial
autor. De forma indirecta y mediante la intertextualización de su propia sus recuerdos y vivencias. Se abandona el lenguaje poético cargado
obra. procedimiento caro a Hinostroza, la astrología se inserta como
elemento menor en el poemario, tema ya desarrollado Este poema apareció con anterioridad en Quehacer 114 (Lima: julio-agosto
fundamentalmente en Contra Natura. 1998: 90-93), y en el volumen Yacana. Antología poética. 51 poetas (Lima:
Librería Internacional del Perú, agosto 2005. pp. 93-96). En ambos casos no
aparece los versos de Javier Heraud en el epígrafe.
' Mazzotti, J. A. y Zapata, Miguel Ángel. El bosque de los huesos. Antología de González Vigil, Ricardo. Presentación. Consejero del lobo de Rodolfo
la nueva poesía peruana 1963-1993. México: El Tucán de Virginia, 1995. Hinostroza. Lima: Tixi Producciones, 2003.
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PRESENTACIÓN
«Y la Casa subsistía
bajo los árboles emplumados...»
Fernando de Diego Pérez
Universidad de Ottawa St. John-Perse
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LOS TÍOS DE HUARAZ
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4-
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA
De cuando tío Mauro le había clavado Con sus pretendientes del barrio.
Una aguja verdadera de calceta en la piel de la nuca
Mientras jugaban a los toros Mi padre enloqueció y estuvo ausente
En el patio interior de Casa Grande Durante unos 10 años
Y Hernán gritaba asustado: «Ahora sí que sí! Hasta que regresó.
Ahora sí que sí!»
La que se convirtió en frase familiar En el infierno de Lima ya instalados
Que todos nuestros tíos empleaban. Los 11 hermanos fueron solidarios
En la pobreza, y se dieron la mano
Salían de la casa Cada vez que pudieron
Sólo para asistir a la Escuela, ir a la Iglesia Creían que «la unión hace la fuerza»
Porque se pasaban el día entre sus muros Y siempre trabajaron y vivieron en mancha
Divirtiéndose en grande Y donde iba uno, iban todos los tíos.
Con todo un ejército de primos
Tíos, amigos, servidores, adjuntos, meritorios Por ejemplo a Barranco
De aquella infancia y épocas doradas. Donde vivía la mayor parte de ellos
(A excepción de tía Lucha,
Hasta que vino la debacle, Que vivía por Mirones)
Y mis abuelos tuvieron que dejar Casa Grande, Tía Eloísa, tía Alcira y tía Teresa
Y Huaraz, para instalarse en Lima en 1922 Con sus familias respectivas
Con sus 11 hijos Que se visitaban diariamente
Porque le habían prometido a Isidro Frente al parque de la Ermita
Una senaduría por Ancash (donde habita El Cura sin Cabeza)
Que nunca se concretó puedes estar seguro Y al costado del Funicular
Porque a los misios les dan siempre la espalda Que bajaba a la playa
En la fría Capital. O sea a Los Baños Municipales de Barranco
Que eran preciosos.
Tomaron casa pues en La Victoria
Que era el nuevo distrito mesocrático Era el Art Deco
De tiempos de Leguía y pusieron De tiempos de Leguía
Una pastelería fina que al cabo fracasó. Una baranda inmensa, con caladuras de greca y piso de
Mis abuelos murieron. Los chicos madera,
No terminaron secundaria y entraron en chambitas Plantada sobre rieles de acero
Miserables, las chicas se casaron Que cercaba un cuadrado de mar de fondo pedregoso
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Y un gran pabellón hexagonal creo en el centro A calar con sierra de metal, a limpiar con ácido,
De techo altísimo, brillante y puntiagudo. A dar dorado electrolítico
Y un estrado, con una Banda de Retreta Con el propósito de hacer unas joyas baratas
Que tocaba allí todo el verano, Que Rodolfo vendía en el aeropuerto de Corpac-Limatambo.
Con doce profesores y su piano vertical
Si me hace usted el favor. Tía Isabel, Chapica, la segunda, se casó
Con un Capitán Solís, de la caballería,
Y mis tíos y tías bailaban sobre el piso Que le hizo puras hijas mujeres:
De grandes tablas negras lavadas con petróleo Camucha, que a su vez se casó con aviador,
Con ranuras por donde se veía el mar Alicia, que terminó por casarse con mi tío Rodolfo
Vertiginosamente. «Ramona», «Bodas Negras», «La última Teresa, que se casó con Hugo
noche» Mañuca, que era epiléptica,
«Mocambo», sonaban sobre las olas Con unos espectaculares ataques teatrales
Del Pacífico Sur. Y hasta un tango arrabalero De espuma por la boca
Pero adecentado, no faltaba más, como «Garufa» Que mantenían a la familia en vilo
Que se bailaba Rodolfo, hermano de mi madre Mejor que la radionovela de la una de la tarde
Con mi prima Alicia, por entonces su novia, Y nunca se casó,
Y por último Berta, la malcasada.
Los hombres tomaban cerveza vestidos de ropas playeras
Las damas chillaban afuera asidas a largas cadenas A Berta el marido Miguel le pegaba a la mala.
En el mar hundidas, en unas tenidas de baño atrevidas Le pegaba con el puño cerrado, como a hombre,
Y con unos gorritos estampados. Bof. Hasta desfigurarle el rostro a puñetazos
Con zapatos blanquinegros de caficho la pateaba,
Y también habitaba Barranco el tío Carlos Con hebilla de correa le pegaba, con encono la pisaba,
En una gran casona vieja, que entonces compartía Ante sus 8 hijos aterrados
con Rodolfo, Reynaldo, e Isabel Que recibían su parte de violencia
Y los hijos de unos y otros tíos En casas miserables que olían a caca, a leche y a meados
Convertían la casa en loquerío. Y después que nos hablen de la baja autoestima
De los peruanos.
A la entrada estaba el taller de joyería
Luego un enorme banco de carpintero en medio de la sala Lo peor es que nadie intervenía
Donde mis tíos fabricaban perezosas Aunque Berta rogara y suplicara
Y al fondo había un taller de mecánica, Exhibiendo sus heridas, maldiciendo al sádico marido.
Donde aprendí a soldar, a usar taladro, «Ves lo que me ha hecho Miguel?»
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Alcira era de mis primas la que mejor bailaba, Teníamos el proyecto de fugarnos de casa
Era fanática de Celia Cruz la cubana Para irnos de Colonos a la selva:
Con La Sonora Matancera desde luego Ya habíamos ubicado los machetes y cuchillos de monte,
Que venía para el Carnaval de Barranco Las botas y hasta los indispensables ponchos de agua,
Con Caíto, Laíto, y un cartel de primera En la ferretería de la avenida Grau, cerca del Mercado de
Bienvenido Granda, Barranco.
Nelson Pinedo, Leo Marine
Y Celia desde luego que trajo (Baila Negro» Y un día, de puro milagro
Rompiéndola en el Parque Municipal de Barranco Tío Carlos se sacó la lotería
Que era cercado con una alambrada para los Carnavales Tal como en las películas mexicanas
Por tres días consecutivos de fiestas Los misios se hacen ricos de la noche a la mañana.
De disfraces. Y 100,000 soles de aquella época se levantó mi tío,
Durante años Que buena falta le hacían.
Yo tuve un Dominó Blanco con Negro,
Que me enfundaba cada Carnaval En seguida se mudó a casa propia
Y disfrazado así, bailaba salsa con la prima Alcira Siempre en Barranco, en frente del San Luis.
Que me iba enseñando a bailar, a no perder el ritmo, Y en esa casa fue feliz los últimos años de su vida
A no desmayar en medio de la noche Con sus hijos crecidos, la mayor ya casada
Sandunguera Los chicos terminando secundaria
Como un ciclón venido del Caribe Su casa llena de amigos de sus hijos
A la noche caliente de Barranco Timbeando en el comedor.
Y un poquito de ahorros en el Banco.
Mi pata era Reynaldo, el Chanchi por mal nombre,
Mi cómplice de todas las chanchadas Su segundo infarto al miocardio
Que se nos ocurrían. Íbamos a pescar a Barranquito Se lo llevó. Yo me pasé la tarde
Con anzuelo y sedal, tramboyos y borrachos Jugando al Briscán con él,
Tirándonos la pera del colegio, gorreábamos Mientras que le hacían su último
Tranvía hasta Chorrillos, y de vuelta hasta La Lagunita Electrocardiograma.
Y nos ganábamos unos coscorrones de los conductores Y no pasó la noche.
O nos íbamos al Cine Raymondi
A ver películas para mayores Y se fueron muriendo uno después del otro
Con las propinas —un sol aquí, un sol allá- A Mauro lo encontraron cadáver
Que les sacábamos a todos los tíos En una cueva de la Costa Verde
Bondadosos y misios. Donde se guarecían vagabundos como él
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De la garúa limeña que te cala los huesos. Fue Los Hinostroza de Huaraz nos hemos pues fundido
De los más afectados por la ruina del padre En el ancho río de la Clase Media
Y se dio a la bebida desde joven. Que nos abrió los brazos generosamente,
Tenía una dicción perfecta del castellano, y una educación Como a todos los desamparados de este mundo,
Que había sobrevivido a las cavernas Los que vienen de abajo y los que caen de arriba,
Tal como lo recuerdo. Dicen que tenía vis cómica Y nos perdimos en el anonimato
Y siempre hacía de payaso de circo en Casa Grande. Caótico de la ciudad de Lima
Con sus 8 millones y pico de habitantes.
Y también murieron Isidro, Chicho, en su lejano Huánuco,
Y el querido Nano, Reynaldo, el benjamín, Marcaj, el fundo familiar
A quien atribuían un enredo con Rosa, Se perdió con la Reforma Agraria de Velasco,
Aunque más bien la vida lo enredaba Y ahora es un pueblito en la banda del Santa.
En sus interminables virutas de aserrín Casa Grande se derrumbó hasta los cimientos
Murieron también tía Alcira y Chapica, En el terremoto del '70,
Lucha y Teresa me cuentan que murieron Que provocó 70 000 víctimas en Huaraz:
hace pocos años.
La sacudida hizo desprenderse
Y así que se iban muriendo los tíos de Huaraz Una pared de hielo del pico Fluascáran
Iban naciendo los hijos de sus hijos, Inmensa como un edificio de 50 pisos
Nietos, sobrinos nietos Que reventó en el fondo del valle
Los 5 hijos de mi hermana, los 3 míos A cuatrocientos kilómetros por hora
3 de Patuco, 4 de Trani, 4 de Pichuza, Y salpicó
No sé ni cuántos pueden ser en total Como una negra lágrima de lodo
Decenas, quién sabe, centenares de críos Sobre Yungay y Ranrahirca
De apellidos extraños Que fueron sepultados en cosa de segundos
Porque ya no son todos Hinostroza Y ahora son silentes memoriales
Sino Dios sabe qué apellidos ostentan y enarbolan. Marcados por tremendas y ominosas
Piedras blancas y negras.
Pero siempre nacen más de los que mueren
Y es ésta la estrategia de la vida El apacible Huaraz de mis abuelos
Que será siempre más grande que la muerte Desapareció, con sus antiguos fastos
Aunque sólo sea porque corre más rápido Sus fundos, sus casonas, sus saraos,
Varias generaciones por delante Sus añosas familias, sus costumbres
A grandes trancos.
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MEMORIAL DE CASA GRANDE
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Le enseñaba la cocina peruana: Hasta que fue prohibido por un juez de jugar
Locros, shacuis, lawas, cuchicanca, tamales, charqui, oca, En todo el Callejón
Aloja de maíz negro, chicha de jora, Por demanda interpuesta
Choclo con queso Curpay, conejo en punto de maní... por Octavio, el segundo de los hijos varones.
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Y tío Andrés, que tenía un bar Y murió tío Andrés y subió al áureo cielo
En la Plaza de Armas de Huaraz, Envuelto en una rosca de pan de medianoche
Se entregó otra vez al juego y la bebida Y tía Lucha regresó a Huaraz
Y poco a poco fue perdiendo su fortuna En plena debacle familiar.
Y su salud
Hasta que se arruinó. Augusto había muerto
Dejándolos, cómo no, llenos de deudas,
Era simpático y débil de carácter Tierras malbaratadas, cosechas prevendidas,
Tenía un extraño don para los números Letras vencidas, pagares agujereados, cheques sin fondos...
Sabía multiplicar mentalmente un número al azar
Por ejemplo 6987 por 461 y él respondía al toque 3221007 Las casas y las tierras cambiaron pues de manos
Como un calculista hindú Y pasaron a las de Antenor Rizo-Patron, un famoso minero,
De los que hay en las carpas, Que se casó con una de las hermanas de mi abuelo
Pero sólo lo usaba para divertirse Y tomó el control de Casa Grande
Y cuando tuvieron que mudarse al puerto de Huarmey Y las tierras de Marcaj.
Su raro don sirvió
Para encontrarse chamba como contador A comienzos de los años '40
En la oficina del Puerto. Llegó mi padre Octavio a su terruño, ya casado con Gloria
Con dos hijos pequeños
Y allí estuvieron durante varios años Que éramos mi hermana Gloria y yo
Los dos con su gato el Clavelito Y yo me convertí en el engreído de la tía Luchita,
Mirándose las caras Su Coquito querido, su sapito...
Y hubieran vegetado misiamente Y yo la quise con mi amor de niño
A no ser por la prodigiosa Y toda la vida me hizo un bien inmenso
Mano de tía Lucha en la cocina Recordar solamente que existía.
Que les alegró desde siempre la vida
A falta de otra cosa Como ya no podía ser monja, era hermana
De la Orden Terciaria de San Francisco de Asís
Con pocos ingredientes nada caros Que admite civiles, vestida
Como es la costumbre de la Sierra Con un permanente hábito color marrón
Demostraba su cariño cocinando Con su correa negra
Potajes exquisitos con su mano sagrada Y un par de escapularios
Y nadie nunca Totalmente alejada
Igualó su sazón. De las mundanidades.
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Practicaba las virtudes cristianas En las tradiciones más puras de ese pueblo.
Con naturalidad, con humor, con dulzura
Y aunque había perdido todas El alma inmensa de mi tía Luchita
Sus tierras y sus bienes Se encarnó en la comida que nos alimentó
Siempre estaba la tía socorriendo Porque amor fue su ingrediente secreto, amor
A alguien de la familia Su mejor sazonador, amor el toque mágico
O a sus docenas de ahijados inditos Que ponía en todos sus potajes
Que morían como moscas Durante desayuno, almuerzo y comida.
Y ella al menos les bordaba la mortaja morada
Con hilo de oro Y así fue que nos formó el paladar, a mi hermana y a mí,
En las tardes monótonas. En los cinco sabores que distingue
Un paladar peruano:
Tía Lucha Salado, dulce, ácido, amargo, y picante
Administraba un Refectorio Escolar Municipal ( y además el umami, que redondea el gusto
Para niños pobres Y no se había aún identificado)
Y les daba de comer como si fueran príncipes
Sus patascas con sus buenas presas de carnero Y al filo de los años mi hermana Gloria terminó por ser chef
Sus locros de habas con leche y queso fresco Pues heredó la mano santa de la tía Luchita
Sus asados con puré Y es hoy una de las grandes cocineras del Perú
Su celestial manjar blanco Y yo salí gourmet, y escribí un libro de Cocina Peruana
Que la hizo conocer en todo el mundo (así lo espero)
Era ya la mejor cocinera de Huaraz Dedicado a mi tía.
Y era ella la que preparaba las cenas de aparato
En casa de Clotilde, la tía millonaria, Dicen que tía Luchita murió en olor de santidad
Y también en la nuestra, la casa del Poeta, Pasados los 80
Para todas las grandes ocasiones Y nadie duda que se haya ido directamente al Cielo
Cívico-familiares, vamos a resumir: En donde debe estar ahora preparando
Bodas, bautizos, conmemoraciones, velorios, Merengue con las nubes, Maná con las estrellas,
Cumpleaños, Navidades, Reyes Magos, Año Nuevo, Caspiroleta con las Constelaciones,
Carnestolendas, Manjarblanco con las Galaxias Espirales.
Las Fiestas Patrias, la Fiesta de San Juan, el Corpus Christi,
La matanza del cerdo, el amasijo,
La siembra de la jora, la trilla del trigo,
La chicha fermentada en grandes cántaros,
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Gloria nació, por ejemplo, en el campamento de Ica, Los tres hermanos competían desleal y arduamente
Y Olga en el de Marcará por el breve, pequeñísimo tiempo
Y el muchacho Rodolfo ya de regreso a Lima Que su padre dedicaba a cada uno de ellos:
Pero hasta ahí nomás llego, «Como te ua
Porque luego de algunas peleas memorables con el Ogro En el colegio? Qué quieres estudiar cuando seas grande? (ingeniero)
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(maestra) (artista de cine) Te enseñan bien inglés en el colegio? Hijo de un hacendado en bancarrota,
Saben, yo viví 20 años en los Estados Unidos, Que tenía más o menos la edad de su padre.
Y tengo la nacionalidad americana, que
Automáticamente se transmite a mis hijos, Cuarentón, romántico y celoso,
Por ley, a toditos mis hijos, Refinado aunque misio,
O sea que ustedes también tienen derecho Con la cabeza llena de sueños
Al pasaporte americano, Pues el también soñaba con triunfar en Hollywood
Lo sabían?...» Y acababa de escribir el guión de una película de éxito
«El guapo del pueblo»
Se les quedaban las palabras de protesta atoradas en la glotis Con Jesús Vásquez y Filomeno Ormeño,
Y preferían tomarle de la mano, cálida y cariñosa Ima Sumac y Moisés Vivanco
Que darle motivo de vergüenza Y la Cholita linda del Perú,
Con preguntas incómodas. Alicia Lizárraga.
Y cuando el gringo se iba en su Ford polvoriento.
Sus 3 hijos en unánime paja Eran tiempos del cine mexicano
Se largaban al techo, a soñar desaforadamente Con el charro cantor Jorge Negrete
Con los Estados Unidos de América Y aquí surgía un cine nacional a fines de los '30
La tierra de las oportunidades Con enorme ilusión
Time is Money Por eso comparaban la pareja conformada por ellos
América tierra del trabajo y del dólar Con la de Maria Félix y Agustín Lara,
De la democracia La bella chica y el feo poeta
Y de la igualdad ante la ley A causa de la diferencia de edad, o con Chaplin
De los hijos bastardos. Y Paulette Goddard. Era un sueño para ella
Estar en ese ambiente
Y el culeado danés un día se murió Y no con los zafios de sus primos.
Sin dejarles un cobre.
El poeta se casó pues con ella y se la llevo a Huaraz
Pero tanto fue que sus hijos soñaron, Tierra de sus mayores y
Que sus sueños se hicieron realidad Tuvo dos hijos en ella (mi hermana Gloria y yo)
Al filo de los años. Y fuimos felices y comimos perdices desde 1942 hasta el 49
Que todo se rompió, inexplicablemente,
Mi madre, por ejemplo, encontró Como una muñeca de porcelana china
A su Príncipe Azul Y ellos se divorciaron.
En Octavio, un poeta venido del Callejón de Huaylas
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA
Pero antes de eso fuimos de verdad felices Del tal Farfán (que era también casado)
En esa hermosa casa de la calle San Martín Y ya eran tres generaciones de mujeres
Con su patio y su poyo y su corral de cuyes Salidas de ese callejón bajopontino
Y las gotas de lluvia cristalina Que eran queridas de gordos ricachones
Que tintineaban sobre los charcos Fatalmente, como en las tragedias griegas
Y el trino del huanchaco pecho colorado
Y el trueno batiendo atabales lejanos Y mi madre volvió a ser ilegitima
Después de haber estado legítimamente casada con mi padre
Nunca supimos verdaderamente por qué se separaron Porque la fatalidad la llevaba a ser la Otra
Ni tampoco tiene sentido esclarecerlo ahora, La amante, el fruto prohibido,
Después de más de medio siglo. La mujer que se corta las venas
Pero se separaron a capazos neuróticos, Y acaba en el hospital, a hurtadillas
Luego se divorciaron y cambió nuestra vida, Para que sus hijos no se enteren.
Dio un vuelco espantoso, como un accidente de automóvil
Y fuimos infelices durante largos años. Y luego vino Demetrio, otro poeta misio y además casado
Pero al menos poeta, aunque completamente
Entonces regresamos a Lima, a vivir Alcoholizado.
Con la feroz familia de mi madre Y luego vino su matrimonio bamba
En la Unidad Vecinal número 3 (en este fui testigo) con un cretino,
Unas viviendas para familias pobres. que desapareció poco después.
Mejor no lo recuerdo. Ya estaba envejecida
Y sin mucho glamour, de modo que un buen día,
Después mi madre se consiguió un amante Desistió de buscar la Felicidad
Que era también casado como el abuelo Clausen Consagrada en la Constitución Americana.
Y había trabajado también 20 años
In the United States Poco después murió
Y había regresado al Perú para montar De un infarto masivo al miocardio,
Una cafetería en el jirón de la Unión. Mientras que se tomaba su último Cuba Libre.
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Para golpearme brutalmente con un palo de escoba Que supe convertir en oro de calidad suprema
Para arrojarme un cuchillo encima de la mesa 99.99 de pureza
Para destrozar mi juego de ajedrez que no entendía Con un catalizador de hierro
Esa bestia peluda, en fin, Que hizo llover oro en polvo sobre el tío Rodolfo
Decidió, ella también, ir a buscar el Sueño Americano 30 o 40 kilos de oro lloviéndole del cielo.
A los 50 años, bastante maleteada por su amante,
Desde luego casado. Y se compró su casa, y puso su negocio
Y no paró hasta hacerse millonario
Inmigró a los Estados Unidos, con chamba de doméstica, Pero a mí no me dio, desde luego, un centavo,
Aunque no sabía cocinar ni tampoco comer, Y ni siquiera las gracias.
Y regresó casada con un octogenario ingeniero checo
Jubilado, enfermo y malhablado Y dejó de ser el tío buena gente para ser un señor
Igualito a su padre Avaro y temeroso de su oro
Trayendo unos inmensos muebles americanos Con un hijo mongólico
Para que la envidiase su familia Que ensombreció los días de su vida.
Pero no tuvo tiempo ni de desempacarlos
Porque murió de un cáncer a los huesos Ahora casi todos han muerto.
Dopada por el fósforo, deforme, delirando,
Insultada por su madre aún en su lecho de muerte, Mi madre se ha ido al alto lirio,
Impotente y vejada. A cantar sus endechas
Mi padre, Tía Lucha, Alberto el comerciante, Demetrio el poeta
En cuanto a Rodolfo, el benjamín, Todos están juntos en el alto combo.
El tío buena gente
Que prefería tener alma de negro pobre Mi abuela Victoria se ha reencarnado en una rata,
Que no de blanco misio Y Olga en una repugnante cucaracha
Nunca se fue a los Estados Unidos Y se encuentran en las alcantarillas que las vieron nacer
Pero fue el único que realizó El Sueño Americano Para seguir peleando.
Pues se hizo rico de la noche a la mañana.
Y desde luego Clausen, el danés inmigrante,
Yo lo hice rico de la noche a la mañana Se ha ido al Otro Barrio
Gracias a mi laboratorio de química A montar sus Centrales Hidroeléctricas,
Enseñándole a extraer oro de unas sales de cianuro Y pasa piola
Acumuladas en años de electrólisis Inmerecidamente, desde luego.
Pues él no sabía qué hacer con ese polvo gris y denso
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