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Memorial de Casa Grande - Rodolfo Hinostroza

Este poema resume la historia de los tíos del autor en Huaraz, quienes fueron pioneros en construir la ruta a Quincemil, una peligrosa tarea que cobró muchas vidas. El poema describe la dura vida de estos tíos trabajando en la construcción de la ruta bajo condiciones extremas. Luego de este período, la familia se mudó a Lima y experimentó un declive económico y una pérdida progresiva de su identidad original al integrarse a la vida urbana.
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Memorial de Casa Grande - Rodolfo Hinostroza

Este poema resume la historia de los tíos del autor en Huaraz, quienes fueron pioneros en construir la ruta a Quincemil, una peligrosa tarea que cobró muchas vidas. El poema describe la dura vida de estos tíos trabajando en la construcción de la ruta bajo condiciones extremas. Luego de este período, la familia se mudó a Lima y experimentó un declive económico y una pérdida progresiva de su identidad original al integrarse a la vida urbana.
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RODOLFO HINOSTROZA

MEMORIAL DE CASA GRANDE

Lustra Editores
Primera edición . 2005

MEMORIAL DE CASA GRANDE

O Rodolfo Hinostroza, 2005


(0 Lustra Editores, 2005

Telf: 9-726-3439
E mail: duque_de_queda@' hotmail.com
lustra editores((' hotmail.com

EDICIÓN AL CUIDADO DE: Víctor Ruiz Velazco A mis padn


DISENO: Víctor Ruiz Velazco
PORTADA: Muriel Valdivia
FOTOGRAFÍA: Ingrid Spikes

ISBN 9972-2570-1-0

Hecho el Depósito Legal N° 2005-8028


en la Biblioteca Nacional del Perú

CO-EDICIÓN
Ediciones la Cuadrilla de la Langosta
Editores: Benjamín Anaya y Leticia Luna
Colima 82-102, Col. Roma. C.P. 06700
México, Distrito Federal.
Tels.: (525) 5208 0121
e mail: letimoon(H yahoo.com.mx
benjaanaya0 yahoo.com

(Se prohibe la reproducción total o parcial de esta obra sin la debida autorización
por escrito del editor)

Impreso en Perú / Printed in Perú


PRESENTACIÓN

Memorial de Casa Grande, último poemario de Rodolfo Hinostroza


después de unos años de silencio poético, nos invita a la reflexión
sobre la identidad peruana. La voz lírica, homónima del autor, se
sumerge en el árbol genealógico de la familia Hinostroza para ir
exponiendo, desde el primer poema «Los tíos de Huaraz», el recorrido
de una familia que anclada en sus orígenes en el fundo de Huaraz y
«constructores de la legendaria ruta a Quincemil», se desperdiga por
la amplia mesocracia burguesa de la ciudad de Lima: «Tomaron casa
pues en La Victoria/ Que era el nuevo distrito mesocrático/ De tiempos
de Leguía...». El «Memorial» se compone de dos grandes movimientos
en los que se expone sucesivamente, a forma de crónica, la vida de
la familia y la del propio autor. El poema final «Con el sol en los
órganos» sirve de anclaje con la realidad inmediata y constituye una
reflexión sobre el presente y el futuro de la voz poética.
Desde «Los tíos de Huaraz», el poema más extenso del libro, y «Las
bodas de la tía Luchita», expone no sólo el recuento de los avatares
de la familia Hinostroza sino que en filigrana van inscribiéndose en el
discurso los recuerdos y alusiones de la voz poética, que creo se
puede identificar sin temor a equivocarnos con la del propio autor.
En «Los tíos de Huaraz» se rememora la perdida Edad de Oro en el
fundo familiar, se recuerda el contexto cultural que rodeaba aquel
mundo desaparecido mediante la enumeración de la música que
escuchaban. El problema de la migración se plantea como una
pérdida sucesiva de la identidad. Lima representa no sólo la pérdida
de poder económico sino al mismo tiempo la aparición de otros

191
PRESENTACIÓN PRESENTACIÓN

fenómenos producto del medio urbano. Quizás sea la música evocada En los dos poemas que le siguen: «Los hijos de Clausen» y «Los
la que nos muestre esta evolución. Del Bel Canto de Huaraz se pasa huesos de mi padre», el poeta focaliza el objeto de su discurso en su
al bolero de María Grever, y la incidencia de la música cubana, con entorno más cercano. El paraíso perdido de Huaraz se remplaza, en
Celia Cruz como representante principal. La violencia de género el primero de ellos, por el inalcanzable de los Estados Unidos de
también se menciona aunque brevemente en la relación con la vida América. De la Casa Grande hemos pasado a la Casa Chica. El
de su tía Berta. Pero acaso lo más interesante de esta parte final del poeta desvela sin ningún pudor la historia de la familia de su madre
primer poema sea la rememoración de una Lima, acaso perdida, y del matrimonio de sus padres. El mundo referencial que se
centrada en torno al barrio de Barranco. El discurso de Hinostroza intertextualiza en este poema es deudor del mundo cinematográfico.
en este poema adquiere carácter épico dejando de lado las Hinostroza expone el otro lado de la medalla de la estructura social
características esenciales de su poesía anterior. El desencanto y el peruana, la historia de lo «otro», de los «otros», de los miembros de
compromiso político presentes en Consejero del lobo, dejan su lugar las «casas chicas», representada por todas las familias cuyo origen
a una introspección en la que el yo lírico se oculta tras la tercera hay que buscarlo fuera del linaje bendito por la Iglesia o el Estado.
persona del cronista de Memorial. Las prédicas pacifista y libertaria «Los huesos de mi padre»2, poema que por primera vez aparece con
de las que nos hablaba J.A. Mazzotti' al estudiar Consejero se han un epígrafe de Javier Heraud, es un homenaje a la figura paterna,
desplazado a un diálogo con un pasado asumido en el que los registros de la que ya nos habló en los poemas anteriores, a su vida y a su
coloquiales describen prácticas culturales y ritos sociales de una familia obra poética. Las referencias literarias a Jorge Manrique presentes
venida a menos en la Lima de la década de los 40. en el poema sirven de entramado al dolor ya anunciado en los versos
En «Las bodas de tía Luchita», segundo poema de Memorial, de Heraud, la temática de la fugacidad de la vida y del anonimato
encontramos el origen de la pasión de Hinostroza por la gastronomía. del poeta sin éxito completan el poema.
Las referencias a la pintura prerrafaelita para describirla se acompañan El poemario concluye con una reflexión sobre la muerte y una elegía
de la descripción del origen multicultural de la cocina peruana como a la vida marcada por los últimos versos y la imagen del sol como
marca de identidad nacional. El papel de la mujer en dicha sociedad compañero de la experiencia de lo vivido.
se define irónicamente por la «venta» de Luchita a cambio del pago
de las deudas paternas. Hinostroza recurre al corrido mexicano para A modo de conclusión, podemos señalar que la palabra del lenguaje
describir al macho encarnado por su tío Augusto. En este poemas poético de Hinostroza abandona en este poemario «la honda y
también encontramos referencia a otro personaje teatral de su propia compleja oscuridad (...) su entraña visionaria y onírica» de la que
obra* el Hermano Iván de Cuadrando el círculo, obra inédita del nos hablaba González Vigi13, para exponer en forma de memorial
autor. De forma indirecta y mediante la intertextualización de su propia sus recuerdos y vivencias. Se abandona el lenguaje poético cargado
obra. procedimiento caro a Hinostroza, la astrología se inserta como
elemento menor en el poemario, tema ya desarrollado Este poema apareció con anterioridad en Quehacer 114 (Lima: julio-agosto
fundamentalmente en Contra Natura. 1998: 90-93), y en el volumen Yacana. Antología poética. 51 poetas (Lima:
Librería Internacional del Perú, agosto 2005. pp. 93-96). En ambos casos no
aparece los versos de Javier Heraud en el epígrafe.
' Mazzotti, J. A. y Zapata, Miguel Ángel. El bosque de los huesos. Antología de González Vigil, Ricardo. Presentación. Consejero del lobo de Rodolfo
la nueva poesía peruana 1963-1993. México: El Tucán de Virginia, 1995. Hinostroza. Lima: Tixi Producciones, 2003.

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PRESENTACIÓN

de metáforas y referencias a los clásicos ingleses y de lengua castellana,


su afecto por la astrología y la cita erudita, sus reflexiones sobre el
ajedrez para recurrir a un lenguaje descarnado de figuras retóricas
pero cargado de referentes de la cultura popular, que fluye a lo largo
de sus versos y describe su historia familiar que nos recuerdan los
últimos versos de «Nudo borromeo»:

«Y en un delirio de provisiones y de ropa limpia


Olorosa a lavanda
Viajas en tus palabra
Y tus palabras viajan.»

«Y la Casa subsistía
bajo los árboles emplumados...»
Fernando de Diego Pérez
Universidad de Ottawa St. John-Perse

1121
LOS TÍOS DE HUARAZ

Y vosotros, tíos intrépidos


Constructores de la legendaria ruta a Quincemil
Así llamada por los 15,000 muertos que costó
Abrirse paso en ese infierno verde
A punta de taladro y dinamita
Entre morros graníticos, espesuras malsanas
Y bichos coloidales, invisibles.

Tío Hernán estuvo allí, tirando pico y lampa


Bajo el sol inclemente y los mosquitos
Como quien se va a la Legión Extranjera
O a la Isla del Diablo, arrastrado por un desengaño amoroso
O una apuesta de honor
Tipo «Beau Geste» como les encantaba a los hermanos,
Y mi tío Reynaldo, y creo que hasta Chicho
Se fueron detrás de él,
Porque luego contaban montones de historias
Sobre ese campamento

Había una en que Nano se sentaba


Sobre una boa que parecía un tronco
Y la boa se escurría hacia la cocha
Y él se caía de poto con el café encima
Y los 3 se reían, 3 décadas después,
A carcajadas.

Todo esto ocurría en Ceja de Montaña,


Y no sé qué se les había perdido por allí a mis tíos,
Seguramente que buscaban plata, como toda su vida
Que la buscaron incesantemente
Sin volver a encontrar
La que perdieron.
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Creo que Hernán y era ya más bien una especie de pueblito


Estuvo todavía en plan de gambusino donde discurría gente durante todo el día
En uno de esos lavaderos de oro de Madre de Dios yendo del huerto a la cocina, de la cocina al comedor
Fascinado por el metal dorado del comedor —que estaba plantado
Causante de la ruina de su padre, en medio de un jardín, como un invernadero
Mi abuelo Isidro, de cristal biselado- al salón de billar,
Que enterró su fortuna en una mina de oro. a la biblioteca, a las habitaciones, al patio principal,
a la caballeriza.
Los tíos regresaron a Lima por los años '40,
Todos menos Chicho que se casó con una viuda, me parece Había hasta un teatrín
Por el rumbo de Huánuco, y allí se estableció por largos años. donde representaban
Fue el único de no quedarse en Lima Zarzuelas con cantantes de a de veras
Porque los tíos siempre trataron de estar juntos Venidos desde Lima y Buenos Aires
De no perder su identidad Eran los grandes divos que venían a Huaraz
De no olvidar quiénes eran En su gira por las ricas provincias del Perú
Rememorando su infancia en Casa Grande Donde invariablemente eran tratados como reyes
La casa edificada por su abuelo Y se disputaban el honor de atenderlos.
Manuel Hinostroza, en el centro de Huaraz
En la calle Comercio. Mi abuelo los alojaba con cofres y petacas
en Casa Grande, durante largos meses
Allí es donde los 11 hermanos Hinostroza habían nacido Como fanático del Bel Canto que era
Y a cada uno de ellos se le habla asignado una ama india Y representaban «La Gran Vía» en aquel teatrín
Para que cuide de él Con mi padre y mis tíos disfrazados con trajes marineros
El resto de su vida, Cantando el coro de Los Marineritos
Pero como eran 11 amas Que hasta ahora se saben de memoria
Sin contar las amas de los primos Y a veces los tenores se casaban con una que otra prima
Que allí también vivían Y se quedaban para siempre
Y al final terminaban cada una por formar su familia, En el Callejón de Huaylas
La población indígena crecía vertiginosamente Fascinados por los nevados impasibles
Y ya ocupaba más de la mitad de esa casa El Huascarán, el Hualcán, el Huandoy, el Yerupajá
Que tenía no obstante Que rodean Huaraz, como una amenaza congelada.
42 dormitorios, salón, comedor, biblioteca, cocina, despensa,
El cuarto de amasar, «Hermanito, te acuerdas?» Decía tía Alcira
3 patios, huerto con árboles frutales, corral, caballeriza A Hernán, y contaba la historia

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4-
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

De cuando tío Mauro le había clavado Con sus pretendientes del barrio.
Una aguja verdadera de calceta en la piel de la nuca
Mientras jugaban a los toros Mi padre enloqueció y estuvo ausente
En el patio interior de Casa Grande Durante unos 10 años
Y Hernán gritaba asustado: «Ahora sí que sí! Hasta que regresó.
Ahora sí que sí!»
La que se convirtió en frase familiar En el infierno de Lima ya instalados
Que todos nuestros tíos empleaban. Los 11 hermanos fueron solidarios
En la pobreza, y se dieron la mano
Salían de la casa Cada vez que pudieron
Sólo para asistir a la Escuela, ir a la Iglesia Creían que «la unión hace la fuerza»
Porque se pasaban el día entre sus muros Y siempre trabajaron y vivieron en mancha
Divirtiéndose en grande Y donde iba uno, iban todos los tíos.
Con todo un ejército de primos
Tíos, amigos, servidores, adjuntos, meritorios Por ejemplo a Barranco
De aquella infancia y épocas doradas. Donde vivía la mayor parte de ellos
(A excepción de tía Lucha,
Hasta que vino la debacle, Que vivía por Mirones)
Y mis abuelos tuvieron que dejar Casa Grande, Tía Eloísa, tía Alcira y tía Teresa
Y Huaraz, para instalarse en Lima en 1922 Con sus familias respectivas
Con sus 11 hijos Que se visitaban diariamente
Porque le habían prometido a Isidro Frente al parque de la Ermita
Una senaduría por Ancash (donde habita El Cura sin Cabeza)
Que nunca se concretó puedes estar seguro Y al costado del Funicular
Porque a los misios les dan siempre la espalda Que bajaba a la playa
En la fría Capital. O sea a Los Baños Municipales de Barranco
Que eran preciosos.
Tomaron casa pues en La Victoria
Que era el nuevo distrito mesocrático Era el Art Deco
De tiempos de Leguía y pusieron De tiempos de Leguía
Una pastelería fina que al cabo fracasó. Una baranda inmensa, con caladuras de greca y piso de
Mis abuelos murieron. Los chicos madera,
No terminaron secundaria y entraron en chambitas Plantada sobre rieles de acero
Miserables, las chicas se casaron Que cercaba un cuadrado de mar de fondo pedregoso
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Y un gran pabellón hexagonal creo en el centro A calar con sierra de metal, a limpiar con ácido,
De techo altísimo, brillante y puntiagudo. A dar dorado electrolítico
Y un estrado, con una Banda de Retreta Con el propósito de hacer unas joyas baratas
Que tocaba allí todo el verano, Que Rodolfo vendía en el aeropuerto de Corpac-Limatambo.
Con doce profesores y su piano vertical
Si me hace usted el favor. Tía Isabel, Chapica, la segunda, se casó
Con un Capitán Solís, de la caballería,
Y mis tíos y tías bailaban sobre el piso Que le hizo puras hijas mujeres:
De grandes tablas negras lavadas con petróleo Camucha, que a su vez se casó con aviador,
Con ranuras por donde se veía el mar Alicia, que terminó por casarse con mi tío Rodolfo
Vertiginosamente. «Ramona», «Bodas Negras», «La última Teresa, que se casó con Hugo
noche» Mañuca, que era epiléptica,
«Mocambo», sonaban sobre las olas Con unos espectaculares ataques teatrales
Del Pacífico Sur. Y hasta un tango arrabalero De espuma por la boca
Pero adecentado, no faltaba más, como «Garufa» Que mantenían a la familia en vilo
Que se bailaba Rodolfo, hermano de mi madre Mejor que la radionovela de la una de la tarde
Con mi prima Alicia, por entonces su novia, Y nunca se casó,
Y por último Berta, la malcasada.
Los hombres tomaban cerveza vestidos de ropas playeras
Las damas chillaban afuera asidas a largas cadenas A Berta el marido Miguel le pegaba a la mala.
En el mar hundidas, en unas tenidas de baño atrevidas Le pegaba con el puño cerrado, como a hombre,
Y con unos gorritos estampados. Bof. Hasta desfigurarle el rostro a puñetazos
Con zapatos blanquinegros de caficho la pateaba,
Y también habitaba Barranco el tío Carlos Con hebilla de correa le pegaba, con encono la pisaba,
En una gran casona vieja, que entonces compartía Ante sus 8 hijos aterrados
con Rodolfo, Reynaldo, e Isabel Que recibían su parte de violencia
Y los hijos de unos y otros tíos En casas miserables que olían a caca, a leche y a meados
Convertían la casa en loquerío. Y después que nos hablen de la baja autoestima
De los peruanos.
A la entrada estaba el taller de joyería
Luego un enorme banco de carpintero en medio de la sala Lo peor es que nadie intervenía
Donde mis tíos fabricaban perezosas Aunque Berta rogara y suplicara
Y al fondo había un taller de mecánica, Exhibiendo sus heridas, maldiciendo al sádico marido.
Donde aprendí a soldar, a usar taladro, «Ves lo que me ha hecho Miguel?»

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Y mostraba su ojo morado, «Ves lo que me hace Con un alemán no habido,


el cobarde de Miguel?» Gritaba Era la típica chica linda, mocosa y pobre
Mostrando tasajos en su pecho. Más misia que mi madre
«Ven lo que me ha hecho este maldecido?» En la cuestión cultura, pero más despabilada
Le gritaba en su cara Y cantaba muy bonito
Y mostraba su cuerpo magullado, envejecido, agotado A dúo con Tío Carlos
Por una docena de partos. Que siempre fue un hombre muy romántico
Que así eran los amores de la época
Y nadie se metía con Miguel. Con letra de María Grever y música de Puccini
Que era dirigente del sindicato aprista Y terminó por casarse con ella
Y andaba con una esclava de oro macizo en la muñeca Pese a la oposición de la familia
Y llevaba a su amante a los congresos Que al final cedió y tuvo que aceptarla.
internacionales.
Pero igual, al cabo de seis hijos, ambos se separaron
Hasta que los hijos ya crecidos Como mis padres y casi al mismo tiempo
Un día lo esperaron en la esquina Y por razones no bien esclarecidas,
Y le rompieron el alma a cabezazos, Pero Carlos, con fama de tener mucho carácter,
Puñetes y patadas Se quedó con la custodia
Y lo mandaron al hospital del Seguro Social De los chicos, de otra manera hubiera sido
Con varios huesos rotos y sin dientes. Una catástrofe, y mis primos hubieran terminado viviendo
Santo remedio que se aplicó tarde Con los familiares de su madre
Pues desde aquel momento se volvió un santo varón Por unos basurales allá por Cinco Esquinas
Que ya no le pegó a nadie nunca más. Azcona Alta creo que le llamaban.

Nuestros primos más cercanos eran Sobrevivieron pues al lado de su padre


Los 6 hijos de tío Carlos, Jalando a duras penas con chambas mal pagadas
Teresa, Pupi, Alcira, Chanchi, Trani y Cholo Compartiendo alquileres con parientes y hermanos
De nuestra edad, Y cuando no alcanzaba
Y tenían una historia similar a la nuestra: Carlos repartía por aquí y por allá a los chicos
Hasta que las cosas se mejoren.
Tío Carlos, el segundo Por eso es que mi prima Alcira
De los hermanos hombres, Pasó un año con nosotros, en Huaraz,
Se había encaprichado Y nos hicimos tan amigos de ella.
Con Rosa, la hija de la panadera de la esquina

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Alcira era de mis primas la que mejor bailaba, Teníamos el proyecto de fugarnos de casa
Era fanática de Celia Cruz la cubana Para irnos de Colonos a la selva:
Con La Sonora Matancera desde luego Ya habíamos ubicado los machetes y cuchillos de monte,
Que venía para el Carnaval de Barranco Las botas y hasta los indispensables ponchos de agua,
Con Caíto, Laíto, y un cartel de primera En la ferretería de la avenida Grau, cerca del Mercado de
Bienvenido Granda, Barranco.
Nelson Pinedo, Leo Marine
Y Celia desde luego que trajo (Baila Negro» Y un día, de puro milagro
Rompiéndola en el Parque Municipal de Barranco Tío Carlos se sacó la lotería
Que era cercado con una alambrada para los Carnavales Tal como en las películas mexicanas
Por tres días consecutivos de fiestas Los misios se hacen ricos de la noche a la mañana.
De disfraces. Y 100,000 soles de aquella época se levantó mi tío,
Durante años Que buena falta le hacían.
Yo tuve un Dominó Blanco con Negro,
Que me enfundaba cada Carnaval En seguida se mudó a casa propia
Y disfrazado así, bailaba salsa con la prima Alcira Siempre en Barranco, en frente del San Luis.
Que me iba enseñando a bailar, a no perder el ritmo, Y en esa casa fue feliz los últimos años de su vida
A no desmayar en medio de la noche Con sus hijos crecidos, la mayor ya casada
Sandunguera Los chicos terminando secundaria
Como un ciclón venido del Caribe Su casa llena de amigos de sus hijos
A la noche caliente de Barranco Timbeando en el comedor.
Y un poquito de ahorros en el Banco.
Mi pata era Reynaldo, el Chanchi por mal nombre,
Mi cómplice de todas las chanchadas Su segundo infarto al miocardio
Que se nos ocurrían. Íbamos a pescar a Barranquito Se lo llevó. Yo me pasé la tarde
Con anzuelo y sedal, tramboyos y borrachos Jugando al Briscán con él,
Tirándonos la pera del colegio, gorreábamos Mientras que le hacían su último
Tranvía hasta Chorrillos, y de vuelta hasta La Lagunita Electrocardiograma.
Y nos ganábamos unos coscorrones de los conductores Y no pasó la noche.
O nos íbamos al Cine Raymondi
A ver películas para mayores Y se fueron muriendo uno después del otro
Con las propinas —un sol aquí, un sol allá- A Mauro lo encontraron cadáver
Que les sacábamos a todos los tíos En una cueva de la Costa Verde
Bondadosos y misios. Donde se guarecían vagabundos como él

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

De la garúa limeña que te cala los huesos. Fue Los Hinostroza de Huaraz nos hemos pues fundido
De los más afectados por la ruina del padre En el ancho río de la Clase Media
Y se dio a la bebida desde joven. Que nos abrió los brazos generosamente,
Tenía una dicción perfecta del castellano, y una educación Como a todos los desamparados de este mundo,
Que había sobrevivido a las cavernas Los que vienen de abajo y los que caen de arriba,
Tal como lo recuerdo. Dicen que tenía vis cómica Y nos perdimos en el anonimato
Y siempre hacía de payaso de circo en Casa Grande. Caótico de la ciudad de Lima
Con sus 8 millones y pico de habitantes.
Y también murieron Isidro, Chicho, en su lejano Huánuco,
Y el querido Nano, Reynaldo, el benjamín, Marcaj, el fundo familiar
A quien atribuían un enredo con Rosa, Se perdió con la Reforma Agraria de Velasco,
Aunque más bien la vida lo enredaba Y ahora es un pueblito en la banda del Santa.
En sus interminables virutas de aserrín Casa Grande se derrumbó hasta los cimientos
Murieron también tía Alcira y Chapica, En el terremoto del '70,
Lucha y Teresa me cuentan que murieron Que provocó 70 000 víctimas en Huaraz:
hace pocos años.
La sacudida hizo desprenderse
Y así que se iban muriendo los tíos de Huaraz Una pared de hielo del pico Fluascáran
Iban naciendo los hijos de sus hijos, Inmensa como un edificio de 50 pisos
Nietos, sobrinos nietos Que reventó en el fondo del valle
Los 5 hijos de mi hermana, los 3 míos A cuatrocientos kilómetros por hora
3 de Patuco, 4 de Trani, 4 de Pichuza, Y salpicó
No sé ni cuántos pueden ser en total Como una negra lágrima de lodo
Decenas, quién sabe, centenares de críos Sobre Yungay y Ranrahirca
De apellidos extraños Que fueron sepultados en cosa de segundos
Porque ya no son todos Hinostroza Y ahora son silentes memoriales
Sino Dios sabe qué apellidos ostentan y enarbolan. Marcados por tremendas y ominosas
Piedras blancas y negras.
Pero siempre nacen más de los que mueren
Y es ésta la estrategia de la vida El apacible Huaraz de mis abuelos
Que será siempre más grande que la muerte Desapareció, con sus antiguos fastos
Aunque sólo sea porque corre más rápido Sus fundos, sus casonas, sus saraos,
Varias generaciones por delante Sus añosas familias, sus costumbres
A grandes trancos.

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MEMORIAL DE CASA GRANDE

Y fue reconstruido de cualquier manera LAS BODAS DE TÍA LUCHITA


Como salta a la vista de cualquiera.
Lucía no tenía la menor intención de casarse con nadie
Me cuentan que mis primos Vega Rizo-Patrón Pues se consideraba ya casada con Dios
Rescataron misteriosamente A pesar de ser todavía una novicia
El vitral del comedor de mis abuelos Del convento de las monjas francesas de Cluny,
Que no sufrió mucho con el terremoto: En Huaraz, la rica capital del Departamento de Ancash
Parece que lo han puesto A finales del siglo XIX.
En su hostal de Monterrey, por los baños termales
Saliendo de Huaraz. Era alta, blanca, de ojos verdes,
De magnífico porte, rasgos
Debe ser lo último que queda De belleza prerrafaelita del tipo Burne-Jones
De aquella Casa Grande de las fábulas, O Dante Gabriel Rossetti
Una reliquia histórica sin duda. De frente despejada y mirada algo cándida,
Idealista.
Este verano a ver si la visito, Ella amaba a Dios sobre todas las cosas
Con Ingrid y mis hijos. Tenía una autentica compasión cristiana
Vocación de servicio, autoridad natural, iniciativa,
Bondad activa
Y todo el mundo le auguraba un gran futuro
En el convento donde sus apellidos
-se llamaba Lucía Ruiz-Huidobro del Río-
Le facilitarían la carrera.

Le gustaba guisar con las monjas francesas,


Esa cocina que estaba en toda moda
Las salsas, los volovanes, las trufas, los rellenos,
Y una repostería extraordinaria
Que habían desarrollado los galos cocineros
Como efecto colateral de la Revolución
De 1789.

Y en casa Mamamita — su media hermana Isabel,


La hermana de mi abuelo-

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Le enseñaba la cocina peruana: Hasta que fue prohibido por un juez de jugar
Locros, shacuis, lawas, cuchicanca, tamales, charqui, oca, En todo el Callejón
Aloja de maíz negro, chicha de jora, Por demanda interpuesta
Choclo con queso Curpay, conejo en punto de maní... por Octavio, el segundo de los hijos varones.

Pero el hombre propone y Dios dispone, El tal Augusto el chileno


Pues Lucía era la única hija Era un padrastro abusivo
Del nuevo patrón de Casa Grande Y un jugador obsesivo
Augusto Ruiz-Huidobro, de origen chileno, Que se jugaba a los dados
Que había desposado a mi bisabuela Isabel del Río, Las tierras que no eran suyas
A la muerte de Don Manuel, su marido Sino de sus entenados
Y era el partido mas jugoso de todo el Valle del Santa.
Octavio, de emprendedor
Las malas lenguas Hizo valer sus derechos
Decían por ahí que habían envenenado al bisabuelo Ante la jurisdicción
Porque ya eran amantes en secreto, Y le prohibieron jugar
Cosa bastante difícil de lograr Para siempre en la región
En Huaraz pueblo chico, infierno grande Al chileno perdedor
Sin hacerse notar. El caso es que el chileno,
Era guapo como un figurín de Leoplán, Loco de rabia asesina
borracho, parrandero y jugador, como El tal chileno cuieao
Juan Charrasqueado, Se enfrento con su entenao
Aventurero y crápula, (que era igualito a Rimbaud
Y jugaba al celeste braguetazo con su mirada perdida)
Y al duelo con revólver. Una noche de sarao.

Ya casado comenzó a jugarse el patrimonio Este rufián deleznable


De sus entenados -mi abuelo y sus hermanos- Con un puñal en la voz
Al baccarat y la pinta Debió contarle algo atroz
En los Casinos que había por entonces Realmente inimaginable
En todo el Callejón de Huaylas. Que el mocetón sospechaba
Perdió chacras y sembríos, perdió ganado, Y es referente a su madre.
Perdió casas y cosechas, perdió joyas, perdió muebles
Perdió plata Octavio desesperado

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Se encierra en su dormitorio Pero la propia tía Luchita me contó


A raíz del altercado Que para su matrimonio mataron un torete
Y mientras sigue el jolgorio Un par de carneritos, un gran chancho cebado, hartas gallinas
Suena un disparo apagado: Y se usaron nada menos que 3000 huevos.
Una bala lo ha matado
«Cómo que 3000 huevos?»
Y aquí se acaba el corrido Me sorprendía yo,
De Octavio el desatinado Que nunca había visto más de huevos 24
Que se disparó la bala Y ella me explicaba que en su convento pues
Destinada al desgraciado... Ya no se usaba harina para repostería
Sino puras yemas montadas. Con las claras hacían
Acto seguido Augusto sacrificó a Lucia Huevos a la Nieve, Merengue, Suspiros de Limeña
(Como Agamenón a Ifigenia en Aulide) Pedas de Monja, y otras exquisiteces
Y la ofreció al mayor de sus acreedores Que prepararon en esas bodas memorables.
Que era don Marianito Araya
El dueño del Hotel-Casino Araya, Casa Grande se llenó de invitados
Para casarla con su hermano Andrés, «El Cuy» Que se repartieron por todos los patios
Un joven tarambana, Ocuparon todos los dormitorios
Contra la anulación Se comieron todas las comidas
De sus cuantiosas deudas al Casino. Y se bebieron todas las bebidas
Los 7 días que duraron las fiestas.
Y esta fue la primera mano que Augusto ganó,
Y que Lucía perdió, Y la noche de bodas fue un fracaso
Y la sacaron del convento a los 18 años Pues Lucía descubrió que el sexo le daba asco
Sin permitirle que se ordene de monja, Pero ya era demasiado tarde
Directamente de la celda, al Tálamo Para retroceder:
Nupcial. Salió deshecha en lágrimas Tuvo pues que inventarse
Pero valiente frente a su destino Una larga, permanente jaqueca
Y además convertida en experta cocinera. Para sortear las ansias del marido
Que nunca pudo doblegar
Sus maestras, las monjas de Cluny, famosas chefs, Su tenaz negativa
Prepararon Su Ajuar y su Banquete de Bodas, En los casi 20 años que estuvieron juntos
Que ya no debe quedar Y desde luego no tuvieron hijos
Quien lo recuerde... Eso ni hay que decirlo.

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Y tío Andrés, que tenía un bar Y murió tío Andrés y subió al áureo cielo
En la Plaza de Armas de Huaraz, Envuelto en una rosca de pan de medianoche
Se entregó otra vez al juego y la bebida Y tía Lucha regresó a Huaraz
Y poco a poco fue perdiendo su fortuna En plena debacle familiar.
Y su salud
Hasta que se arruinó. Augusto había muerto
Dejándolos, cómo no, llenos de deudas,
Era simpático y débil de carácter Tierras malbaratadas, cosechas prevendidas,
Tenía un extraño don para los números Letras vencidas, pagares agujereados, cheques sin fondos...
Sabía multiplicar mentalmente un número al azar
Por ejemplo 6987 por 461 y él respondía al toque 3221007 Las casas y las tierras cambiaron pues de manos
Como un calculista hindú Y pasaron a las de Antenor Rizo-Patron, un famoso minero,
De los que hay en las carpas, Que se casó con una de las hermanas de mi abuelo
Pero sólo lo usaba para divertirse Y tomó el control de Casa Grande
Y cuando tuvieron que mudarse al puerto de Huarmey Y las tierras de Marcaj.
Su raro don sirvió
Para encontrarse chamba como contador A comienzos de los años '40
En la oficina del Puerto. Llegó mi padre Octavio a su terruño, ya casado con Gloria
Con dos hijos pequeños
Y allí estuvieron durante varios años Que éramos mi hermana Gloria y yo
Los dos con su gato el Clavelito Y yo me convertí en el engreído de la tía Luchita,
Mirándose las caras Su Coquito querido, su sapito...
Y hubieran vegetado misiamente Y yo la quise con mi amor de niño
A no ser por la prodigiosa Y toda la vida me hizo un bien inmenso
Mano de tía Lucha en la cocina Recordar solamente que existía.
Que les alegró desde siempre la vida
A falta de otra cosa Como ya no podía ser monja, era hermana
De la Orden Terciaria de San Francisco de Asís
Con pocos ingredientes nada caros Que admite civiles, vestida
Como es la costumbre de la Sierra Con un permanente hábito color marrón
Demostraba su cariño cocinando Con su correa negra
Potajes exquisitos con su mano sagrada Y un par de escapularios
Y nadie nunca Totalmente alejada
Igualó su sazón. De las mundanidades.

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Practicaba las virtudes cristianas En las tradiciones más puras de ese pueblo.
Con naturalidad, con humor, con dulzura
Y aunque había perdido todas El alma inmensa de mi tía Luchita
Sus tierras y sus bienes Se encarnó en la comida que nos alimentó
Siempre estaba la tía socorriendo Porque amor fue su ingrediente secreto, amor
A alguien de la familia Su mejor sazonador, amor el toque mágico
O a sus docenas de ahijados inditos Que ponía en todos sus potajes
Que morían como moscas Durante desayuno, almuerzo y comida.
Y ella al menos les bordaba la mortaja morada
Con hilo de oro Y así fue que nos formó el paladar, a mi hermana y a mí,
En las tardes monótonas. En los cinco sabores que distingue
Un paladar peruano:
Tía Lucha Salado, dulce, ácido, amargo, y picante
Administraba un Refectorio Escolar Municipal ( y además el umami, que redondea el gusto
Para niños pobres Y no se había aún identificado)
Y les daba de comer como si fueran príncipes
Sus patascas con sus buenas presas de carnero Y al filo de los años mi hermana Gloria terminó por ser chef
Sus locros de habas con leche y queso fresco Pues heredó la mano santa de la tía Luchita
Sus asados con puré Y es hoy una de las grandes cocineras del Perú
Su celestial manjar blanco Y yo salí gourmet, y escribí un libro de Cocina Peruana
Que la hizo conocer en todo el mundo (así lo espero)
Era ya la mejor cocinera de Huaraz Dedicado a mi tía.
Y era ella la que preparaba las cenas de aparato
En casa de Clotilde, la tía millonaria, Dicen que tía Luchita murió en olor de santidad
Y también en la nuestra, la casa del Poeta, Pasados los 80
Para todas las grandes ocasiones Y nadie duda que se haya ido directamente al Cielo
Cívico-familiares, vamos a resumir: En donde debe estar ahora preparando
Bodas, bautizos, conmemoraciones, velorios, Merengue con las nubes, Maná con las estrellas,
Cumpleaños, Navidades, Reyes Magos, Año Nuevo, Caspiroleta con las Constelaciones,
Carnestolendas, Manjarblanco con las Galaxias Espirales.
Las Fiestas Patrias, la Fiesta de San Juan, el Corpus Christi,
La matanza del cerdo, el amasijo,
La siembra de la jora, la trilla del trigo,
La chicha fermentada en grandes cántaros,

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RODOLFO HINOSTROZA

LOS HIJOS DE CLAUSEN El hombre se esfumo. Ni cojudo,


Se fue desapareciendo de a poquitos pretextando trabajo
Mi madre Gloria era Hasta que no volvió, sino de tarde en tarde
La chica linda del Callejón del Buque, Para ver a sus hijos.
De Bajoelpuente, en el jirón Trujillo, manyas primo.
Era hija de Clausen, un ingeniero danés chiquito y colorado, Cada vez que el gringo venía a visitarlos,
Lisuriento, que a veces venía a visitarlos, La cosa terminaba en unas grotescas,
A ella y sus dos hermanos, Gigantescas puteadas de callejón limeño,
A Olga, la segunda, y a Rodolfo, el menor. Con mentadas de madre y baldes de meados
Contra el valiente danés y sus torpes carajos,
Eran hijos habidos en Victoria Farfán, Sus incipientes mierdas, sus amargas derrotas de gringo
Guapa bajopontina de imponente perfil, Buenagente
Y de horrible carácter, tal como lo aprendí Contra la horrenda familia de mi abuela,
A mis expensas luego. Nadie quería entrarle Un matriarcado chicha
Aunque era buena hembra, pero con fama de ogro: De obreros criollazos y grisetas lisurientas
Tuvo que ser este gringo despistado, chambero y buenagente, Que comportaba un tira,
Pero más lisuriento que un capataz de obras Un par de mechadores famosos
Se ve que había aprendido su oficio en el barco Una puta solapa
Porque instalaba Centrales Hidroeléctricas en provincias Y varios palomillas
Y se quedaba un año dos, Que a veces terminaban en la cana.
En Camaná por ejemplo, o en Máncora
Conviviendo en el campamento O sea que mi madre lo veía muy poco
Con mujeres del pueblo Pero siempre cargado de regalos, corno Santa Claus en su trineo:
A las que les hacía de vez en cuando un hijo. Muñecas lloronas, ropa importada de Miami, c,amioncitos a cuerda.
Y sus visitas eran más inolvidables cuanto más esporádicas,
En consecuencia le hizo Y siempre en Navidad
Tres hijos a Victoria Que para los daneses es sagrada
De puro macho que era. Y nunca les falló en eso al menos.

Gloria nació, por ejemplo, en el campamento de Ica, Los tres hermanos competían desleal y arduamente
Y Olga en el de Marcará por el breve, pequeñísimo tiempo
Y el muchacho Rodolfo ya de regreso a Lima Que su padre dedicaba a cada uno de ellos:
Pero hasta ahí nomás llego, «Como te ua
Porque luego de algunas peleas memorables con el Ogro En el colegio? Qué quieres estudiar cuando seas grande? (ingeniero)

39]
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

(maestra) (artista de cine) Te enseñan bien inglés en el colegio? Hijo de un hacendado en bancarrota,
Saben, yo viví 20 años en los Estados Unidos, Que tenía más o menos la edad de su padre.
Y tengo la nacionalidad americana, que
Automáticamente se transmite a mis hijos, Cuarentón, romántico y celoso,
Por ley, a toditos mis hijos, Refinado aunque misio,
O sea que ustedes también tienen derecho Con la cabeza llena de sueños
Al pasaporte americano, Pues el también soñaba con triunfar en Hollywood
Lo sabían?...» Y acababa de escribir el guión de una película de éxito
«El guapo del pueblo»
Se les quedaban las palabras de protesta atoradas en la glotis Con Jesús Vásquez y Filomeno Ormeño,
Y preferían tomarle de la mano, cálida y cariñosa Ima Sumac y Moisés Vivanco
Que darle motivo de vergüenza Y la Cholita linda del Perú,
Con preguntas incómodas. Alicia Lizárraga.
Y cuando el gringo se iba en su Ford polvoriento.
Sus 3 hijos en unánime paja Eran tiempos del cine mexicano
Se largaban al techo, a soñar desaforadamente Con el charro cantor Jorge Negrete
Con los Estados Unidos de América Y aquí surgía un cine nacional a fines de los '30
La tierra de las oportunidades Con enorme ilusión
Time is Money Por eso comparaban la pareja conformada por ellos
América tierra del trabajo y del dólar Con la de Maria Félix y Agustín Lara,
De la democracia La bella chica y el feo poeta
Y de la igualdad ante la ley A causa de la diferencia de edad, o con Chaplin
De los hijos bastardos. Y Paulette Goddard. Era un sueño para ella
Estar en ese ambiente
Y el culeado danés un día se murió Y no con los zafios de sus primos.
Sin dejarles un cobre.
El poeta se casó pues con ella y se la llevo a Huaraz
Pero tanto fue que sus hijos soñaron, Tierra de sus mayores y
Que sus sueños se hicieron realidad Tuvo dos hijos en ella (mi hermana Gloria y yo)
Al filo de los años. Y fuimos felices y comimos perdices desde 1942 hasta el 49
Que todo se rompió, inexplicablemente,
Mi madre, por ejemplo, encontró Como una muñeca de porcelana china
A su Príncipe Azul Y ellos se divorciaron.
En Octavio, un poeta venido del Callejón de Huaylas
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Pero antes de eso fuimos de verdad felices Del tal Farfán (que era también casado)
En esa hermosa casa de la calle San Martín Y ya eran tres generaciones de mujeres
Con su patio y su poyo y su corral de cuyes Salidas de ese callejón bajopontino
Y las gotas de lluvia cristalina Que eran queridas de gordos ricachones
Que tintineaban sobre los charcos Fatalmente, como en las tragedias griegas
Y el trino del huanchaco pecho colorado
Y el trueno batiendo atabales lejanos Y mi madre volvió a ser ilegitima
Después de haber estado legítimamente casada con mi padre
Nunca supimos verdaderamente por qué se separaron Porque la fatalidad la llevaba a ser la Otra
Ni tampoco tiene sentido esclarecerlo ahora, La amante, el fruto prohibido,
Después de más de medio siglo. La mujer que se corta las venas
Pero se separaron a capazos neuróticos, Y acaba en el hospital, a hurtadillas
Luego se divorciaron y cambió nuestra vida, Para que sus hijos no se enteren.
Dio un vuelco espantoso, como un accidente de automóvil
Y fuimos infelices durante largos años. Y luego vino Demetrio, otro poeta misio y además casado
Pero al menos poeta, aunque completamente
Entonces regresamos a Lima, a vivir Alcoholizado.
Con la feroz familia de mi madre Y luego vino su matrimonio bamba
En la Unidad Vecinal número 3 (en este fui testigo) con un cretino,
Unas viviendas para familias pobres. que desapareció poco después.
Mejor no lo recuerdo. Ya estaba envejecida
Y sin mucho glamour, de modo que un buen día,
Después mi madre se consiguió un amante Desistió de buscar la Felicidad
Que era también casado como el abuelo Clausen Consagrada en la Constitución Americana.
Y había trabajado también 20 años
In the United States Poco después murió
Y había regresado al Perú para montar De un infarto masivo al miocardio,
Una cafetería en el jirón de la Unión. Mientras que se tomaba su último Cuba Libre.

Y el tal Alberto le puso Casa Chica a mi madre Su hermana Olga


Como el danés se la puso a su madre, Esa especie de monstruo que nunca tuvo hijos
Siguiéndole el ejemplo Y acechaba mi infancia
Que ya era una tradición en su familia Para burlarse de mí, para vejarme,
Porque la bisabuela Hortensia era la barragana Para espiarme morbosamente por la ventanita del baño

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MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Para golpearme brutalmente con un palo de escoba Que supe convertir en oro de calidad suprema
Para arrojarme un cuchillo encima de la mesa 99.99 de pureza
Para destrozar mi juego de ajedrez que no entendía Con un catalizador de hierro
Esa bestia peluda, en fin, Que hizo llover oro en polvo sobre el tío Rodolfo
Decidió, ella también, ir a buscar el Sueño Americano 30 o 40 kilos de oro lloviéndole del cielo.
A los 50 años, bastante maleteada por su amante,
Desde luego casado. Y se compró su casa, y puso su negocio
Y no paró hasta hacerse millonario
Inmigró a los Estados Unidos, con chamba de doméstica, Pero a mí no me dio, desde luego, un centavo,
Aunque no sabía cocinar ni tampoco comer, Y ni siquiera las gracias.
Y regresó casada con un octogenario ingeniero checo
Jubilado, enfermo y malhablado Y dejó de ser el tío buena gente para ser un señor
Igualito a su padre Avaro y temeroso de su oro
Trayendo unos inmensos muebles americanos Con un hijo mongólico
Para que la envidiase su familia Que ensombreció los días de su vida.
Pero no tuvo tiempo ni de desempacarlos
Porque murió de un cáncer a los huesos Ahora casi todos han muerto.
Dopada por el fósforo, deforme, delirando,
Insultada por su madre aún en su lecho de muerte, Mi madre se ha ido al alto lirio,
Impotente y vejada. A cantar sus endechas
Mi padre, Tía Lucha, Alberto el comerciante, Demetrio el poeta
En cuanto a Rodolfo, el benjamín, Todos están juntos en el alto combo.
El tío buena gente
Que prefería tener alma de negro pobre Mi abuela Victoria se ha reencarnado en una rata,
Que no de blanco misio Y Olga en una repugnante cucaracha
Nunca se fue a los Estados Unidos Y se encuentran en las alcantarillas que las vieron nacer
Pero fue el único que realizó El Sueño Americano Para seguir peleando.
Pues se hizo rico de la noche a la mañana.
Y desde luego Clausen, el danés inmigrante,
Yo lo hice rico de la noche a la mañana Se ha ido al Otro Barrio
Gracias a mi laboratorio de química A montar sus Centrales Hidroeléctricas,
Enseñándole a extraer oro de unas sales de cianuro Y pasa piola
Acumuladas en años de electrólisis Inmerecidamente, desde luego.
Pues él no sabía qué hacer con ese polvo gris y denso

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RODOLFO HINOSTROZA

LOS HUESOS DE MI PADRE Contra lo que él llamaba su destino adverso


Cuando se hallaba de un ánimo blasfemo,
«Hemos cerrado el pasado Dispuesto a enrostrarle a un Dios
con gruesas lágrimas de acero» en el que no creía,
Sus continuos fracasos.
Javier Heraud
La boca grande, elocuente.
La frente alta y despejada. Con un terno marrón, creo,
Serán éstos los 206 aristocráticos huesos de mi padre?
A rayitas. Esa imagen debió corresponder
Todos completos, con su maxilar inferior, su frontal,
A una época feliz, tal vez la de Huaraz,
Sus falangetas, su astrágalo,
Cuando estábamos todos juntos, mi hermana
Su vómer, sus clavículas?
Mi madre y yo, mucho antes
No se habrán confundido
Del divorcio.
En la Fosa Común
Reynaldo la mostraba
Con los de un vagabundo
A la gente, los interrogaba venciendo
De esos que abundan en las calles de Lima.
Su enorme timidez: «¿Ha visto a este hombre?»
Y mueren sin un grito? Cómo voy a confiar
Indesmayablemente a pie,
En que sean éstos los huesos de mi querido padre,
Tío de a pie como un remoto soldado de una guerra perdida,
Don Octavio, Tachito,
Raso, humilde, cumplido,
Si en la Fosa Común donde lo echaron
Indagando en los parques, en los hospitales,
Puede ocurrirle cualquier cosa
En las estaciones de autobús,
A los huesos de uno?
En los mercados,
Su hermano, tío Reynaldo había jurado
Pues quería encontrarlo,
Encontrar a mi padre, y recorrió toda esta Lima a pie
Esa era la misión que se había impuesto
Durante un año, para hallar a mi padre, el poeta.
Antes que la muerte se lo lleve.
Que se había perdido en la ciudad,
Pero la muerte se llevó primero a tío Reynaldo
Como suele ocurrirles a los ancianos y a los locos.
De un cáncer al estómago,
Todos los días salía, después del desayuno,
Sin saber que mi padre lo había precedido en el último rumbo,
A buscar al hermano mayor,
Y no fue sino mucho más tarde que mi hermana
A aquel poeta provinciano,
Al fin encontró a mi padre
Talentoso, desgraciado y perdido
En una Fosa Común del cementerio de Miraflores
Por los barrios de Lima. Llevaba
Donde sus huesos misteriosamente habían venido a dar
Una vieja foto de mi padre, amarillenta,
Porque nadie había reclamado su cadáver.
Donde aparecía con su pelo ya blanco, La muerte
Sus ojillos brillantes de inteligencia, sus mejillas fláccidas
Que con callado pie todo lo iguala
Labradas por años de inútiles batallas

1461
MEMORIAL DE CASA GRANDE RODOLFO HINOSTROZA

Lo había sorprendido en un asilo municipal Entonces quería estar solo, huía


Donde llevan a los locos que vagan por las calles de Lima De la familia, se confundía
Y había muerto, enloquecido y solo, En Lima entre los vagabundos, le aterraba
El, Octavio, Tachito, el poeta, el hermano mayor Y le atraía como un destino escrito
Que había nacido en cuna de oro. La mendicidad al final del camino. No aceptaba
Siempre pensé que moriría rodeado El rol que todos querían para él:
Como Maese Manrique El del abuelo sabio y respetado
De sus hijos, hermanos y criados Que mora y aconseja en el hogar de su hija: prefirió
Reconciliado con su terco destino Seguir en la batalla hasta el final,
Y cesaría la angustia Irse a la calle
La loca angustia que de3orbitaba sus ojos Esperando un milagro.
Porque no quería morir como un fracasado Sus despojos
Y su muerte le cerraría para siempre Fueron a dar a la Fosa Común,
Las puertas de La Gloria. Hasta que el proceso
No reposó un instante en vida De putrefacción termine, en cosa de tres años
Acechando a la suerte en todos los caminos, Y sus huesos, mondos, nos fueron entregados
En todos los concursos, En una caja de zapatos, con una etiqueta identificatoria.
Esperando un cambio del destino Ahora reposan en el Cementerio el Angel
Un premio, algo definitivo En una de esas fúnebres bibliotecas de huesos
Que sacase su nombre del anonimato A pocos bloques de donde mi madre duerme su sueño eterno.
Y le diese la paz. Ya no soñaba con el Premio Nobel, La muerte, piadosamente,
Si no con la publicación de sus poemas Ha acercado los huesos de dos seres que la vida separó,
Que eran profundamente hermosos Y sus nombres han vuelto a aproximarse
Y cada día más bellos En el silencio de este Camposanto
Cuanto más desgraciada era su vida. Como cuando se vieron por primera vez
Se sentía en deuda Y se amaron.
Con nosotros sus hijos, En ocasiones
Y los recuerdos de nuestra infancia feliz lo atormentaban Mi hermana y yo llevamos flores,
Hasta hacerlo sangrar A un sepulcro y el otro,
Como un patriarca loco que ha perdido Y todavía sufrimos por su amor desgraciado,
El paraíso inadvertidamente Que sin embargo dio maravillosos frutos.
Por una mala mano en el tresillo
Un mal consejo, o una debilidad de temple
Inconfesable.

1491
RODOLFO HINOSTROZA

CON EL SOL EN LOS ORGANOS Sodomitas que aúllan y zurean


Como las cuculíes en los postes
El mar al borde de la carretera Telefónicos
Con su lonja de sol que reverbera
Como un pectoral de oro mientras se hunde Será lo que llamaron los antiguos
En la memoria de esta tierra roja Metempsicosis el salto de las almas
Mezclada con astillas de ceramios chaquiras De ADN en ADN
Y osamentas envueltas en harapos O el viaje hasta el fin del ADN
Que fueron vestimentas de príncipe Siguiendo el Disco Duro del genoma
Carne de Colla carcasa de Orejón Viviendo tantas vidas como ancestros
Y bailaron como el polvo que gira Vivieron enclaustrados en sus vidas
En las noches de fiesta Y sólo en el orgasmo se dieron a otros seres
Y ahora son polvo de momia rugoso antepasado En un vertiginoso salto de equilibrista
Ensimismado en sus cielos guerreros
Donde un inmenso gato nos contempla La vida es siempre más: sus estrategias
Son más inteligentes que la muerte
Y a nosotros la muerte nos castiga Que sólo sabe hacer de diferencias polvo
De la misma manera que a los gatos celestes Indistinguible el hígado del páncreas
La parca la pelona ha llenado esta tierra El corazón del bazo o de la tráquea
De polvo que fue hombre y continúan El metatarso el tríceps los gemelos
Sus huesos siendo hombre sin embargo A fin de aproximarnos al polvo original
Cobijando la vida en materia marcada Gris e indiferenciado
Por su paso impetuoso su voluta imborrable Donde apenas se mueven electrones
En sus órbitas frías de Nirvana
Con un retazo de su carne seca Hasta que cese todo movimiento
Podríamos donamos un guerrero mochica Para llegar al centro de la muerte
Experimentalmente por lo menos Y allí muera la muerte de su muerte anunciada
Y verlo renacer entre los muertos Pues la nada es fecunda paradoja
Con sus ojos virtuales su cielo constelado Que al instante siguiente es vida que revienta
De otros paquetes estelares otras En un Big Bang que es carnaval de estrellas
Memorias inscritas en los huesos iliacos Soles constelaciones galaxias espirales
Para otra vez vivir entre los vivos El nido de la vida su fabulosa cuenca
Sin recuerdo de hazañas ni de dioses Desbordada de esperma luminosa
Exigentes sin chicha ni mujeres Eso es la cosa general que no consuela

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MEMORIAL DE CASA GRANDE

A esta mota de polvo que me mira


Con los ojos que tuvo hace mil años
Atrincherada en su genoma moche
Cuando la muerte se llevó su cuerpo
Pero no todo sólo lo visible
La talla la osatura la apostura EPÍLOGO
Y ese tamaño se enroscó en el polvo
Como los caracoles en su trompo
Esperando confiado en su programa Con la publicación de Consejero del Lobo (1965), Rodolfo
Que un milagro lo devuelva a la vida Hinostroza se convierte en uno de los referentes más destacados
de nuestras letras. Su segundo libro, Contra Natura (1971), libro
Por eso es que se guarda el polvo en cementerios por el que Hinostroza recibe el premio Maldoror, es considerado
Como una colección de frascos de botica un poemario fundamental en las letras hispanas.
Por eso no me cremen cuando muera
No sea que me traigan un día de regreso Después de un prolongado silencio poético, y tras incursionar en
Estos humanos locos otros géneros, Hinostroza nos regaló Nudo Borromeo en 1982,
una de las muestras más notables de poema-río escrito en nuestro
Aquí y allá los campos de petróleo idioma. Este extenso poema y otros textos suyos fueron
Rechinan como grandes zapatos embreados apareciendo esporádicamente en diversas revistas literarias
Gotea el cielo tesoros numismáticos peruanas y extranjeras entre las décadas del '80 y '90, creando
Y me paseo con el sol al hombro expectativas por leer el siguiente poemario de Hinostroza. Y «En
En virtud de los hechos conocidos. virtud de los hechos conocidos», debemos señalar que valió la
pena esperar tanto tiempo para celebrar la publicación de
Memorial de Casa Grande, tercer libro de poemas, con el cual
Hinostroza renueva su compromiso con la palabra (compromiso
que nunca dejó de lado, por cierto, pues el autor ha desarrollado
una escritura realmente importante relacionada a otros géneros
literarios, como el teatro, la narrativa y el ensayo), después de 40
años de labor poética, y esta es la razón por la cual este poemario
es especialmente emblemático.

«Digo que amamos, porque sin duda volveremos a amar»

Escribe Hinostroza en Consejero del Lobo, y creo que no existe


verso que concentre mejor la relación entre creador y obra, y este
1521 15,31
EPÍLOGO

es el caso de «Memorial de Casa Grande», libro que da cuenta


del amor que Hinostroza le profesa a la poesía y a la vida misma.
Donde el hombre vale por el hombre mismo y sus acciones. Si
hay una constante en la obra de Hinostroza, esta es la visión
humanista, en el sentido más estricto de la expresión, que el poeta ÍNDICE
tiene del mundo, visión posiblemente inculcada por su temprana Pag.
lectura de la Odisea y sus continuas relecturas, donde advierte
que la decisión de Odiseo de no ser convertido en animal por la PRESENTACIÓN 9
maga Circe, así como el hecho de no acceder a la divinidad que
le ofrece la ninfa Calipso, sino sencillamente optar por una tercera
opción, la cual es reconocer su valía como «Hombre», y volver a LOS TÍOS DE HUARAZ 15
casa, al apacible hogar de sus padres, al humo azul de Itaca, junto
a su mujer y a su hijo, es una decisión trascendental, una decisión LAS BODAS DE TÍA LUCHITA 29
tomada por un valor ético fundamental en la aceptación y regocijo
de la propia identidad. LOS HIJOS DE CLAUSEN 38
LOS HUESOS DE MI PADRE 46
Por esta razón, volver a casa, o a «Casa Grande», adquiere una
dimensión extraordinaria, como toma de posición y concepción CON EL SOL EN LOS ORGANOS 50
del mundo, y así lo muestran los versos que iluminan cada una
de las estancias de este poemario, que hoy hacemos llegar a sus
manos gracias al generoso apoyo brindado por Fernando de
Diego, Leticia Luna y Benjamín Anaya, quienes han hecho posible EPÍLOGO 53
esta edición de lujo, como no podía ser de otra manera, tratándose
del tan esperado tercer libro de nuestro poeta.

Celebramos esta entrega con la que Lustra Editores hace su


aparición formal en el mundo editorial y nos sentimos orgullosos
de la confianza brindada por el autor al encargarnos la edición de
este libro.

Víctor Ruiz Velazco


Lima, noviembre de 2005

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