0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos) 49 vistas22 páginasFundamento Bíblico Del Sacramento Unción de Los Enfermos
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido,
reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF o lee en línea desde Scribd
UNDAMENTO BIBLICO DEL SACRAMENTO UNCION DE LOS
ENFERMOS
2.1-Los enfermos en el Antiguo Testamento (A.T.)
2.1.1-Diferentes usos del aceite en el A.T.
Fijando nuestra atencién en H. Schlier, citado por Miguel
Nicolau[18], encontramos que en Dt. 32, 13 y Os. 2,8 el aceite de oliva es
producto de la flora palestinense, caracteristico del clima y terreno
mediterréneo. Servia como cosmético para el ornato y cuidado personal
(Eclo. 9,8; Rut. 3,3; Est. 2,12).
En Egipto las précticas funerarias utilizaban leo en funcién de una
resurreccién de los muertos y en la gnosis de los mandeos el alma de los
difuntos se provee de "leo puro" como proteccién para el camino del
cielo.
"La uncién tiene un sentido profimdo en la Biblia. Para los hebreos,
el leo penetra en el cuerpo y da vigor, agilidad, belleza. Es simbolo de
alegria, signo de bendicién y de amistad"[19]. Los salmos mencionan
la alegria proveniente de la uncién corporal, "perfumas mi cabeza" (Cf.
22,5) costumbre de 1a hospitalidad oriental. "Amas la justicia y odias la
iniquidad, por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con dleo de fiesta". (Cf. Sal
44,8); "aceite nuevo derramas sobre mi" (Cf. Sal 92,11).
Bien sabido es que, la uncién del aceite era uno de los ritos mas
destacados en el Antiguo Testamento. El término Mesias 0 "Mashiéh", de
significacién ungido, se aplicé al que iba reunir la triple uncién de rey,
profeta, sacerdote y que vino a ser como el nombre del ungido por
antonomasia, del futuro salvador de Israel. (1Sam. 2,10; 9,16; 10,1).
Consta también por los libros del Antiguo Testamento, que los
reyes eran ungidos: 1Sal. 9, 16; 10,1. El rey era el ungido de YHWH:
2Sam. 1,14.21. También los profetas eran ungidos. Asi Elias ungié a Eliseo
como profeta (2Re. 19,16).
Los sacerdotes eran ungidos. Moisés derramé la uncién
sobre la cabeza de Aarén y fue consagrado con este rito (Ex. 29,7). El 6leo
de la santa uncién estaba sobre él y sobre sus hijos (Lev. 8,30; 8,10; 10,7;
21,10).
2.1.1.1-Uso del aceite en la enfermedadEn 2Sam. 14, 2 apreciamos que no ungirse con aceite era sefial de
duelo y de tristeza: "Da muestras de duelo, vistete de luto y no te
perfumes”. Ungirse, en cambio, era, en algunos casos, el término de la
penitencia: "David se levanté del suelo, se lavé, se ungié y se cambié de
vestido” (2Sam. 12, 20).
Es importante tener en cuenta que el aceite, ademas de envolver en
si la idea de fuerza y de adomo euférico, se empleaba también como
medicina. Aquellas heridas que no han sido curadas ni aliviadas con aceite
eran sefiales de la ira de Dios hacia el castigado: "De la planta del pie a la
cabeza no hay en él parte sana: golpes, magulladuras, heridas frescas, ni
cerradas, ni vendadas, ni ablandadas con aceite" (Is. 1,6). También se
hablaba de un "ungirse por placer"{20] para encontrarse bien.
2.1.1.2-El uso del aceite y los enfermos
Variadas son las recetas o maneras existentes en Israel de aplicar el
aceite con el fin de curar enfermos. Se empleaba el aceite para curar
diferentes dolencias de la piel, de la cabeza, heridas, etc. Otro uso era el de
utilizar el aceite en procedimientos magicos y exorcismos. En la creencia
popular es sabido que la enfermedad estaba muy relacionada con el pecado.
‘Asimismo, la uncién podia comunicar fuerza y energia sobrenatural.
La visita a los enfermos se recomienda en los salmos. "Es feliz el
que entiende sobre el necesitado y el pobre. El Sefior le levaré su auxilio
cuando esté en el lecho de su dolor" (Sal. 40, 4). Asi también afirma que en
la enfermedad se debe juntar la oracién: "Hijo mio, no te impacientes con
un enfermo, sino que ruega a Dios para que él se cure" (Eclo. 38,9).
2.2-La visién que la Biblia tiene de la salud
El contexto Biblico es el marco situacional que todo creyente debe
analizar. La Sagrada Escritura es el marco de confrontacién con la misién
que la Iglesia asume para con los enfermos. La Iglesia se nutre y crea su
normatividad sobre todo a luz de los evangelios y es necesario que se
confronte permanentemente, sdlo asi se conjugard, lo ideal, las
realizaciones y por supuesto la vital interpretacién. "La salud es el bienestar
somitico y psiquico, la paz consigo mismo, con los demas y con Dios" [21].
En nuestra revisién bibliogréfica encontramos un texto muy apropiado
acerca del tema que desarrolla Carlos Mester[22] y es el autor del cual
hemos sintetizado estas ideas. Partiendo de dicho material encontramos que
la salud tiene que ver con la vida. Por eso esta envuelta del mismo respetocuasi-sagrado con el que el pueblo de la Biblia cubria el origen de la propia
vida (Sal.138, 13-16; Job, 10, 8-12; Sab. 7,1-6).
La conviccién més profunda de la fe del pueblo de la Biblia es que por la
liberacién de Egipto, Dios adquirié un titulo de propiedad sobre ellos (Ex.
19, 4-6). Dios es el Sefior del pueblo, el autor de la vida. Todo esta en sus
manos, también la salud. Es YHWH, el Dios del Pueblo, quien decide
sobre la vida y la muerte y él manda la salud y la enfermedad (Dt. 32,39);
(1Salm. 2,6; 2Re. 5,7).De esto resulta una actitud de entrega de la vida en
las manos de Dios que no debe interpretarse sin mas como fatalista. Para la
salud, tanto mental como corporal, puede ser de gran importancia.
No conviene olvidar que la palabra salud viene de salus, "SALUD" es una
palabra latina que significa, al mismo tiempo, salud y salvacién. Incluye
alma y cuerpo, espiritu y materia; no separa las cosas. Por eso, cuando la
Biblia habla de salvacién (salus) conviene recordar el origen bien material
de esta palabra, a saber, la salud. La palabra hebrea para indicar la salud
viene de la raiz shalam que significa "estar entero". De ahi proviene la
palabra shalom, esto es, paz.
Como hoy, los proverbios populares de la Biblia encaran la salud como la
cosa mas importante que se puede imaginar: "No existe riqueza mayor que
un cuerpo sano, ni mayor satisfaccién que la alegria del corazén" (Eclo.
30,16) "La salud y una buena constitucién valen mas que todo el oro; un
cuerpo vigoroso es mejor que una enorme fortuna" (Eclo. 30,15).
2.3-Enfermedad y curacién en la literatura biblica
La enfermedad y la salud en la Biblia no son casos clinicos, sino aspectos
de la vida que originan muchos interrogantes y que atafien profundamente a
cada persona y a la conciencia humana universal.
La defensa de la salud conforma un tercio de las leyes en la Biblia, como
también varias informaciones acerca de la enfermedad y la salud.
"Estan también en otros géneros de su literatura, en la historia y en la
profecia, en la sabiduria y en Ia lirica, testigo de la voz del enfermo y del
curador"{23]
Estableciendo un andlisis acerca de la riqueza y exactitud lingtiistica en la
descripcin de la enfermedad, encontramos que Israel no ha desarrollado
una terminologia técnica. Sélo hay una vaga e imprecisa referencia en lo
concemniente a las enfermedades. De ahi el motivo por el cual el nombre de
las enfermedades son bastante primitivos, poco variados y muy genéricos.Dicha falta de conocimiento impidié el progreso de la medicina en tiempos
del pueblo de la Biblia y dificulté saber cudles son exactamente las
enfermedades indicadas por las designaciones onomésticas muy amplias y
a veces inexactas.
Algunas enfermedades de ese contexto histérico también la podemos
encontrar en nuestros dias, como ser: malaria, tifus, disenteria y la
tuberculosis (Lev. 26, 16; Cr. 21,15). 1$am. alude a males circulatorios
como angina de pecho, apoplejia, pardlisis y la gota. La lepra también es
bien citada en este contexto, asi como otras enfermedades, (Lev. 13,3; Job.
2,7; Dt. 28,34; 2Re. 1,2; 4,19; Sir. 12,1.5).
Encontramos enfermedades que no pueden ser distinguidas facilmente por
ser agrupadas en categorias afecciosas similares, como por ejemplo la
sarna, considerada como una dolencia cuténea de naturaleza parecida a la
lepra.
En el léxico biblico la palabra curar (rafal) no era muy utilizada, se la
empleaba mds bien en sentido figurado y en el Ambito religioso (Jr. 6.14;
8,22; Is. 1,6). "Curar” era la expresién empleada para designar el
tratamiento que se daba a los enfermos (2Re. 20,7; 5,10; IRe. 17; 21; 2Re.
8,29; Sb. 7; 20). "La curacién afirma el triunfo del bien y la esperanza de
la vida plena y perfecta" [24]
Los textos biblicos transparentan la manera en que pasaba el pueblo de
Israel de unos niveles a otros en lo referente a la salud de una persona y
cémo armonizaban sus multiples niveles.
"El estado de salud tenia sus ojos transparencia, poseia connotaciones de
juicio denunciador 0 hacia gustar la plenitud de la vida anhelada (Ex.
23,25; Sal. 39,11 y ss; 38, 4; 91,10 y ss)[25]
Por lo tanto, si la salud es uno de los tesoros mas apreciados, diremos por
consiguiente que la enfermedad es el peor de todos los males. Eclo. 30,17
nos dice que es mejor morir que vivir con una larga enfermedad.
Podemos apreciar en 2Cr. 26, 16-20; 1Sam. 5,6 la negacién de Ia
enfermedad como castigo de Dios por el pecado. Asi también como Lev.
26,25; Dt. 28,21-22.27-29 son dolencias producidas a causa de la
desobediencia de los mandamientos de la Ley de Dios. Pero sabiendo que
no pueda considerarse simplemente como una consecuencia del pecado (Jn
9,2-3), aquellos y otros textos nos hacen entrever que en la conciencia del
pueblo de Israel existe una estrecha y real ligazén entre la culpa humana yla falta de salud, entre el estado fisico de cada individuo y el estado moral
del mismo. La enfermedad guarda alguna relacién con él.
La suma de todos estos episodios nos dan a entender que para el pueblo de
Israel la adquisicién de la salud s6lo era asequible si en primer lugar fuese
colocada la oracién Ej.,:2Sam. 12,15-23; Sal. 6; 38 (37); 41 (40); 88 (87).
Sabiendo que la salud y el perdén de los pecados Ilegan al hombre sélo por
la benevolencia de Dios y a través de la oracién, podemos percibir que
ambos (salud y perdén) parecen dos lados de la misma moneda: ambos
vienen de Dios (Sal. 32 (31), 1-5). Son la observancia de la Ley de Dios y
la moderacién (Eclo. 31,20) las que permiten la permanencia en la salud (y
no tanto la curacién de las enfermedades) Se trata, por tanto, de medicinas
preventivas y no tanto de medicinas curativas.
La medicina es mas bien de carécter casero y popular y los médicos (Eclo.
38, 1-15) no tenfan una importancia muy relevante, ya que YHWH era el
médico por excelencia, Los profetas también parecen reforzar la idea de
que la oracién es el mejor remedio y de que la enfermedad forma parte de
Ia salud como Ja muerte forma parte de la vida.
Leer més: http://www.monografias.com/trabajos64/pastoral-salud/pastoral-
salud2.shtml#ixzz2wL02F7Sj
2.5-La accién de los profetas y la salud del pueblo en el A.T.
El pueblo de Israel, por una concepcién religiosa y cuasi-magica
buscaba al profeta para que rezara por sus enfermos y asi obtener la
curacién. Elias reza por el hijo de la viuda de Sarepta (IRe. 17,17-24);
Eliseo reza por el hijo de la mujer de Sunam (2Re. 4, 8-37); Es conocido
como alguien que supo mejorar las aguas de una ciudad hasta tal punto que
devolvié la fecundidad de sus habitantes (2Re. 2,19-22) y como alguien
que curaba la lepra a través de Bafios (Naamén, el sirio, 2Re. 5, 1-14); Is
intercede por el rey Esequias que est enfermo (Is. 38, 1-6); Un profeta
andnimo de Juda intercede por la mano seca del rey Jeroboam (1Re. 13,6).
Pero éste tocaba el problema de la salud del pueblo solamente cuanto
estaba ligado al equilibrio de la justicia, de la fraternidad y del compartir
exigido por la observancia de la alianza. O sea, la defensa de la salud del
pueblo no era un problema especifico que preocupaba al profeta. Y por ello
el A.T. no ofrece muchas pistas sobre la dimensin profética del trabajo en
favor de la salud del pueblo. Pero expondremos algunos puntos
importantes."La mayor preocupacién de los profetas esté en la linea de la medicina
preventiva, pues defienden la vida y la alianza y denuncian claramente las
causas de la marginacién y del empobrecimiento del pueblo.
El trabajo en favor de los enfermos esté mds en la linea de la
solidaridad Pero ia solidaridad no puede estar desvinculada de la
estructura y de la conciencia. (O sea el trabajo en los hospitales no puede
ser separado del trabajo preventivo en las comunidades y del trabajo de
evangelizacién y de la denuncia de los errores de la sociedad).
Compromiso con la salud del pueblo y con Dios son como los dos
lados de la misma medalla. O sea, tenemos que "re-aprender” de los
profetas la "re-ligién", esto es, aprender de ellos cémo "re-ligar"
nuevamente la observancia de las leyes de salud con nuestro compromiso
de fe con Dios y con los hermanos. No es una linea moralizante,
individualista y alienante, sino en una linea muy realista y evangélica que
identifica amor a Dios con amor al projimo."[27]
2.6-Origen del sacramento de los enfermos en el Nuevo Testamento
wr)
No es de impresionar la existencia de puntos congruentes del A.T. con el
N.T. ya que en ambos el pueblo sigue opinando que el origen de las
enfermedades son malos espiritus 0 demonios (Me. 1,23; Le. 13,11.16; Mt.
9,32; 12,22; 17,14-18). Asi como también se sigue pensando que la
enfermedad es un castigo de Dios por los pecados (Jn. 9,2). La biisqueda
de la curacién muchas veces se hace en forma magica: "Basta que toque el
vestido para quedar curada" (Me. 5,28).
Pero lo que cambia sustancialmente con relacién al A.T., es la presencia
masiva y constante de los enfermos en la vida y en Ia actividad de Jesis.
Parece que, los enfermos, olvidados y marginados hasta aquel momento,
son traidos a la luz del dia por la actividad profética de Jesis.
Lo que cambia es el lugar que los enfermos ocupan en la actividad
de Jestis. Ocupan el mismo lugar que los "huérfanos", las "viudas", los
“pobres" y los "extranjeros" ocupaban en la accién de los profetas del A.T.
Por eso, junto con los otros marginados, los enfermos estan en el centro de
la actividad y de la misin tanto de Jestis -personificacin misma del
enfermo: Mt. 25, 36; Mt. 8, 16, 17; Luc. 4, 18; Me. 1, 32-34- como de los
apéstoles (Mt. 10, 1.8; Luc. 9,1).
2.6.1-Jesiis ante el enfermo y la enfermedadEl dolor, las flaquezas fisicas y morales, inclusive la muerte, no se
encuentran fuera de la perspectiva del Evangelio, de la ensefianza y de la
conducta de Jestis y de sus apéstoles. En Mt. 4,24 encontramos numerosas
curaciones de dolientes de toda clase, pero urge precisar que estas
curaciones no se reducen a un profesionalismo médico (caracteristico de
nuestra época), ni son prueba de la sabiduria o habilidad humana de Jesus;
sino, son la manifestacién de su condicién de enviado de Dios como
Salvador de los hombres[28] y signo maravilloso de que Dios ha visitado a
su pueblo (Le. 7, 16). "El sacramento de los enfermos es un signo de la
presencia y salvacién que Cristo ofrece a los que sufren, como un don del
Espiritu, por medio de la comunidad"[29]
"El Siervo es la figura del A.T. que mejor explica el sufrimiento, la
enfermedad y el dolor (Cf, Is. 53) manifestando su valor redentivo. El
sufrimiento no es absurdo, tiene sentido. Porque sufre cargando con los
pecados de los demds y por el bien de los demds. Porqué el dolor se
convierte asi en oblacién y servicio."[30]
Por su lado Davanzo[31], dice que Jesiis no se siente ajeno al dolor, la
enfermedad y la muerte, al contrario, siente compasién, y se identifica con
los enfermos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt. 25,36); y hace suyas
las miserias: "El tomé nuestras flaquezas y cargé con nuestras
enfermedades" (Mt. 8,17; Is. 53,4). Esta actitud no es movida s6lo por pena
y compasién y mucho menos como una limosna divina; sino por
compromiso serio (Le. 4, 18) y llamada a la conversién. Cristo no ha
venido a nosotros para damos una panacea magica, contra todos los males,
ni tampoco por ello la uncién debe ser entendida como una medicina eficaz
y eficiente en el mismo nivel de los medicamentos.
Jestis cura apelando a la fe del enfermo. Es decir, que Jestis siempre
apela a la participacién del propio enfermo a través de la fe. Es ella la que
permite transformar la enfermedad en instrumento que libera, reintegra y
trae alegria. Asi como la cruz es una sefial de muerte; pero por la
resurrecci6n se transform6 en sefial de vida.
Para entender la dindmica de su actuar es preciso analizar mas de cerca
cémo se da esta relacién entre Jestis - enfermo. La justicia en sentido
biblico, y como la ha comprendido perfectamente Jestis, es la que nos dara
a entender esta dindmica. La "justicia" - para la Biblia y para Jestis - es
aquella "correcta respuesta a una exigencia de relacién". En esta exigencia
de relacién el enfermo debe creer que es posible curarse y su participacién
es activa, ya que la misma curacién revela la fe de la persona: "Que se
haga segiin tu fe" (Mt. 9, 29) O también "Vete en paz, tu fe te ha salvado"(Mt. 5, 34). La falta de fe, en cambio, impide la realizacién de algin
milagro (Mc. 6, 5-6).
Tomando como ejemplo a Bartimeo, vemos que este ciego pide a Jestis que
le sane de su ceguera; y, Jestis dando una respuesta adecuada a una
exigencia de relacién, le devuelve la vista; Asi también Jesus pidiendo al
ciego que creyera, el ciego se volvié creyente.
Por otro lado vemos que la profecia del Siervo suftiente, libre de
cualquier interpretacién fatalista, fue claramente realizada en Jess segin
nos constata Mt. 12, 15-21. Juan, en la misma linea de Mateo dice también:
"Jesiis es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo (In. 1, 29 e Is.
53, 7, 12).
No se puede por tiltimo olvidar que:
"La raiz iiltima de la actitud de Jestis para con los enfermos esté en el
Padre. El Padre, que es invisible, se hace visible exactamente en la
curacién de los enfermos, que hace Jestis. Es en la curacién, en el cuidado
a los enfermos donde el rostro invisible del Padre llega al propio enfermo.
La presencia de Dios se hace conereta para el enfermo en la actitud de
Jesiis que lo acoge, lo cuida y lo cura. Aqui esté también la raiz iiltima de
todo el trabajo con los enfermos: revelarles el rostro del Padre y
descubrirles, en esta relacién de amor, la raiz mayor de su vida
humana."[32]
2.6.2-Alusién explicita del rito de Uncién de enfermos
6.2.1-El rito de la Uncién en Me. 6,13; 16,18
En un contexto de misién y de predicacién en orden a la penitencia
y de expulsién de demonios, Encontramos en Mc. 6,13, que los Apéstoles
ungian a muchos enfermos. No se trata de una mera practica medicinal o
curativa, sin relacién con lo religioso. Es mas bien un rito que se relaciona
con lo religioso y en concreto con la metanoia o penitencia.
"Evan multiples y diversas las actividades que se desarrollaban en las
Iglesias Apostélica y que han quedado registradas en los documentos
neotestamentarios. Pero, entre ellas se encuentran, de una manera
dispersas vestigios mds 0 menos desarrollado, segiin los casos, de las
celebraciones cultuales que actualmente se agrupan con el nombre de
sacramentos" [33]En un pequefio sondeo bibliogrdfico encontramos a Nicolau[34] citando a
M. J. Lagrange, diciéndonos que Marcos es el ‘inico evangelista que
menciona unciones de éleo practicadas por los Apéstoles durante la vida
misma de Jesiis
Los apéstoles actuaban no tanto como médicos cuanto como taumaturgos,
inspirados por el Espiritu de Dios, porque obtenian la curacién de muchos
enfermos, Por ello "Marcos pone esta accién terapéutica de los Apéstoles
en relacién con un envio a misionar hecho por Jesiis (Cf. Me. 6,7; Mt. 10,
1-8; Le. 9,1-2)."/35]
Es incomprensible que los apéstoles practiquen este rito de la curacién si
no es porque el Maestro les ha dado un mandato "impondrén las manos
sobre los enfermos y se pondrdn bien", Mc. 16,18b. El magisterio
Eclesiastico ha visto en esta practica de los Apéstoles una insinuacién del
rito que después Santiago recomendara y promulgara.
2.6.
-El rito de la Uncién en Santiago #565 G \ A
EI rito descrito por Santiago en su carta presenta los caracteres de un
verdadero sacramento[36]. Nicolau[37] afirma que esta exhortacién a quien
va dirigida la carta es a alguien que pertenezca a la comunidad cristiana. Se
supone que es cristiano. Es un enfermo que no padece meramente de una
debilidad 0 asthenia (significa enfermedad de importancia) y que él mismo
haga lamar a los presbiteros en forma voluntaria para someterse a este rito.
Los presbiteros de la Iglesia a que hace alusidn la Carta de Santiago, son un
grado propio de los colaboradores de los Apéstoles mencionados en
diferentes libros del Nuevo Testamento. (Hch. 8,11; 11,29 y ss; 14, 23;
15,2; Tto. 1,5; 1 Tim. 5,17-19; etc.) No se refiere a individuos carismaticos
que tuvieran el don de las curaciones, sino de llamar a quienes tienen cargo
y misin oficial y jerdrquica en la Iglesia. El término se us6 desde el tiempo
de los Apéstoles, para designar al sacerdote consagrado por el obispo como
jefe de la comunidad.
"Los presbiteros no son cristianos con un carisma de curacién, como
existian en las primeras comunidades cristianas (Cf. 1Co. 12,7,28,30) sino
miembros de la jerarquia."[38]
En los primeros siete siglos del 1 mo, la Uncién de los
enfermos no era exclusiva del sacerdote, podia hacerla cualquier
bautizado[39], ;Pero quienes eran estos bautizados? Siguiendo la linea de
pensamiento de Orteman podemos afirmar que se trataba de un grupo
peculiar de miembros de la comunidad: los ancianos. Se podrfa equipararaqui ancianos con presbiteros por tener una funcién especifica o
responsabilidad en la comunidad y remitiéndonos a que estos ejercen la
funcién de continuadores del ministerio de Cristo.
"Se trata de los "ancianos", que tenia en la comunidad cristiana una
funcién colegial de direccién 0 gobierno, en parte similar a la que ejercian
"zequenim" en las comunidades judias"[40]
Pero es la oracién de fe de los presbiteros no del enfermo, la que
designa el rito sacramental basado en la fe. La oracién de los presbiteros es,
una suplicacién ante Dios a favor del enfermo,[41] y que constituye la parte
esencial de su intervencién. El enfermo recibe de este modo la mejor ayuda
que puede prestarle la Iglesia.
"El texto de la carta de Santiago sobre la uncién de enfermos es
extraordinariamente rico y expresivo por lo que se refiere a indicar que los
presbiteros o responsables de la comunidad cristiana tienen una funcién en
relacién con los enfermos; la importancia de esta funcién se desprende del
hecho de que el enfermo puede esperar de ella la "salvacin", la
"recuperacion" y el "perdén de los pecados” [42]
Y esta alusién al perdén de los pecados, hecha en la Carta de Santiago,
contribuyé a que sobre todo en Oriente, la uncién de los enfermos se
vinculara inmediatamente a la institucién de la penitencia. Esto resulta
claro en el testimonio més antiguo que cita el pasaje de Santiago en
Origenes[43]. Asi, la uncién Ievada a cabo por los presbiteros de la
comunidad con la imposicién de mano y el uso del aceite en el nombre del
Sefior, hizo que la uncidn con el aceite penetrara "definitivamente" en el
sacramento de la penitencia; sin querer con esto descartar que en la practica
se deba hablar de un sacramento propiamente dicho.
"Paralelamente a esto tanto en Oriente como en Occidente, y en Occidente
para siempre, se conservé el sacramento de la uncién de los enfermos
conforme al texto de Santiago"[44]
Coneluyendo este apartado notamos que la eficacia de la intervencién de
los presbiteros no es atribuida a la uncién con éleo en si misma, sino a la
oracién de la fe que acompafia o sigue a la uncién. El efecto saludable de la
accién de los presbiteros, sin excluir la salud fisica, consiste mas que nada
en la fuerza dada por el Sefor para que asuma espiritualmente. el
sufrimiento, La finalidad fundamental de este sacramento es la salvacién
offecida por Cristo, que no es meramente "espiritual". Dios ofrece la
salvacién a la persona en su realidad humana concreta, considerando todaslas exigencias que experimenta y las dificultades que sufre. Este fin
primario es comin a todos los sacramentos.
CAPITULO 3
3-FUNDAMENTO HISTORICO-DOGMATICO DE LA UNCION DE
LOS ENFERMOS
3.1-La enfermedad y la salud segiin el magisterio eclesi:
A modo de proemio en este apartado no es dificil adivinar que también el
Magisterio Eclesial de todos los tiempos tuvo que afrontarse con la realidad
humana de la enfermedad, Pero este afrontamiento no se dio por una simple
solidaridad eclesial hacia el enfermo, sino que echa sus profundas raices en
la actitud misma de Jesiis ante los enfermos y es la primigenia fuente de
inspiracién de toda la reflexién teolégica y accién pastoral de la Iglesia a lo
largo de los siglos.
Es menester informar que la Iglesia primitiva (en época de la persecucién)
no podria realizar una publica atencién sanitaria y mucho menos una
institucién hospitalaria, por encontrarse en situacién de ilegalidad. "Sus
intereses y preocupaciones eran muy diversos del nuestro. Afirmar primero
su identidad y la fidelidad al compromiso con Cristo, hasta el martirio, eran
los dos polos de su dinamismo"[45] Por esto se colige que la atencién se
realizaba de modo particular y sin facetas de mucha publicacién. Sélo a
partir del siglo III, con la presencia de San Lorenzo, archidiécono de la
Iglesia de Roma, aparece un hospital con asistencia a los enfermos de la
comunidad.
"Se da una fundamental unidad de ritos caracterizada por la simplicidad y
sobriedad de los mismos, al mismo tiempo que se concede en los
formularios una gran libertad a la improvisacién y espontaneidad del
celebrante. Sin embargo, se inicia una primera tendencia a la unidad de
ritos y de formulas"[46]
Una antigua expresién de la patristica afirmaba: "Nonam qua Eclesia sin
episcopo" y por ello el Obispo era el primer responsable de la atencién de
los pobres 'y enfermos en cada comunidad. Empero, éste no se encontraba
sélo en tal servicio, sino que poseia la ayuda constante de los didconos, que
mds adelante serdn reemplazados por las virgenes cristianas.
"Santificado por la bendicién del Obispo durante la Eucaristia, el dleo
recibe el poder de producir los efectos esperados de la curacién. Es
utilizado bien como bebida, bien en forma de aplicaciones externas. Losefectos que se esperan de él son de orden corporal: sanitatem et
confortationem"[47]
Sin embargo, no debe pensarse que todas las responsabilidades que atafie el
cuidado de los enfermos recafan slo y exclusivamente en el obispo y sus
colaboradores cercanos, sino que el cuidado de los enfermos era
plenamente entendido como una "misién" de toda la comunidad y todas las
comunidades. Todos los cristianos debian de _responsabilizarse
personalmente de los pobres y enfermos.
Todo esto no nos debe llevar a pensar que en los primeros tiempos de la
Iglesia ya se procedia a la celebracién de la uncién de enfermos. La
bendicién y consagracién de éleo era la practica mas difundida. Pero no asi
la uncién propiamente dicha debido a que el texto de Santiago que hemos
tomado anteriormente poseia escasa influencia por carecer atin de
canonicidad.
Pueden enumerarse algunos motivos por los cuales la uncién de enfermos
posefa escasos testimonios en la Iglesia primitiva. Primeramente debe
tenerse en cuenta que los Santos Padres no exponian la doctrina de manera
sistematica como actualmente la exponemos; sdlo lo hacian en
predicaciones ocasionales. Otro motivo se debe a que la uncién de
enfermos era considerado sélo como un rito completivo de la penitencia.
Pero sin confundirlo.
Tampoco en la didaché, en La Traditio apostélica de Hipélito de Roma, en
San Atanasio, en San Juan Criséstomo, en San Cirilo, por citar algunos,
encontramos una clara definicién de si ese rito practicado es propiamente
un sacramento de la uncién de los enfermos o es meramente un
sacramental.
Decia Nicolau[48], asi mismo notamos la ausencia de comentarios
exegéticos y pastorales respecto al texto de Santiago. Sélo a partir del siglo
V en la Iglesia griega encontramos, con Victor de Antioquia, "escritor
oscuro", algunos comentarios a los evangelios de Mt y Me. Victor
inspirandose en la praxis de ungir de los Apéstoles, segiin Mc 6, 13 y
relacionandola con el consejo de Santiago, reconoce ya asi al sacramento
de la Uncién de los enfermos con materia y forma.
En cambio, en la Iglesia de Oriente encontramos a San Ireneo quien parece
aludir someramente en su obra Hadversus haereses al sacramento de la
uncién de los enfermos. Ademds, conoce la imposicién de manos como
medio de curacién[49]. Otro autor significative que Nicolau menciona es
Origenes en el que consta abiertamente la existencia y uso del rito deuncién para los enfermos. Notamos cémo Origenes recomienda la
imposicién de las manos en lugar de "oren sobre él" (sobre el enfermo); es
decir, que los presbiteros le impongan las manos. "No sera rara esa manera
de nombrar la uncién de los enfermos como una imposicién de manos
sobre los enfermos" [50].
3.1.1-Pastoral de la salud en la Patristica
Sabiendo que el dleo fue utilizado en diversas facetas de la vida cotidiana
en pueblos precristianos y paganos, se hace imperioso mencionar cémo la
Iglesia fue relacionando el dleo con la gracia de Jesucristo y su
correspondiente vinculo con el tema de la salud.
3.1.1.1-En la Iglesia de Occidente
La uncién de reyes, sacerdotes y profetas, como también la salud en la
tradicién eclesial, sdlo era posible a través de la bendicién del dleo que fue
primeramente formulada por la Tradicién Apostélica de Hipélito de Roma.
‘Asi también, y por citar algunos bendicionales, entre otros podemos
destacar el rito ambrosiano e hispano-mozarabe.
Una formula bendicional que ha Ilegado en parte hasta nuestros dias, reza
de la siguiente manera:
"Envia (Emitte), Sefior, desde el cielo tu Espiritu Santo Pardclito sobre
esta jugocidad de aceite, que para vigorizar el cuerpo te has dignado
producir del verde drbol, a fin de que, enriquecido con tu bendicién, se
convierta para todo el que se unja con él, lo guste o lo toque, en proteccién
del cuerpo, de la mente y del espiritu; (este aceite con el que ungiste a
sacerdotes, reyes, profetas y mdrtires, sea, Seftor, uncién tuya perfecta,
bendecida por ti a favor nuestro permanente en nuestras entrafias, en
nombre de nuestro Seftor Jesucristo."{51]
3.1.1,2-En la Iglesia de Oriente:
Serapién, obispo de Thmuis, insiste en los efectos de la salud somético-
pneumatico por la que se trata de conseguir "Ia salud perfecta":
"Te invocamos a ti, que tienes todo poder y fuerza, Salvador de todos los
hombres, Padre de nuestro Seftor y Salvador Jesucristo, y te rogamos que
envies la fuerza sanante desde los cielos del Unigénito sobre este aceite,
para que aquellos que son ungidos con estas tus criaturas 0 que participan
de ellas les sirva para expulsar toda debilidad y toda enfermedad, para
remedio contra todo demonio, para echar todo espiritu inmundo, paraapartar todo espiritu malo, para extirpar toda fiebre y frio y toda
debilidad, para gracia buena y remision de los pecados, para remedio de
vida y salud, para salud e integridad del alma, cuerpo y espiritu en orden a
conseguir una salud perfecta"[S2]
Sin la intencién de una exposicién exhaustiva acerca de uncién en la
Iglesia, tanto de Oriente como de Occidente, notamos primeramente que no
existia una distincién en el uso entre el dleo de los enfermos y el 6leo usado
para la crismacién, Asi también la Iglesia latina reserva esta bendicién sélo
al obispo. Sin embargo en las iglesias orientales, es el presbitero quien
bendice el éleo y unge al enfermo.
Es importante destacar que el rito de la uncién de los enfermos tiene dos
pilares: la oracién litargica a favor del enfermo (forma) y el uso del dleo
bendecido 0 consagrado (materia). Por eso puede decirse que ambas
tradiciones no son contrapuestas, sino que se complementan y es menester
nuestro destacar su importancia: "la virtud de la uncién esta en el dleo
bendecido por la Iglesia".[53]
3.1.2-El sacramento de la uncidn, propuesto claramente como tal
Son varios los testimonios que aceptaban y practicaban como ito
sacramental la uncién de los enfermos. "El primer testimonio que menciona
que menciona en forma clara y explicita con respecto al sacramento de la
uncién para los fieles que estén enfermos, con aceite consagrado por un
obispo, fue el Papa Inocencio I. Es en respuesta a un Decencio, obispo
eugubino, alrededor del aiio 416[54]. La respuesta-instruccién fue admitida
en diversas colecciones canénicas demostrando con ello que su uso era
extendido por toda la Iglesia romana, galicana, hispana y africana.
3.2-La uncién de los enfermos segin el Concilio de Trento
En este apartado no por haber dedicado poca atencién al tema que nos
tafe, el Concilio de Trento dio poca importancia al sacramento. Es
evidente que el centro de interés de este concilio no estaba puesto
especificamente con respecto al sacramento de la uncién de los enfermos.
Inclusive comparando con el sacramento de la penitencia. Pero gracias al
concilio de Trento se afirma su reiterabilidad, su institucién por Cristo, y
por sobre todo a més de ser "insinuado por Marcos y promulgado por el
Apéstol Santiago" nos oftece el efecto, es decir, la gracia del Espiritu
Santo. El tedlogo italiano del $. XII, Pedro de Lombardo incluyé el rito
entre los siete sacramento; Esta lista fue declarada oficial por el concilio de
Trento (1545-1563)[55]"Trento se ocupé ya de la uncién en la sesién VII, marzo de 1547, al tratar
de los sacramentos "in genere" e incluir la uncién en el septenario"[56].
Pero es en la sesién 14 de 1551, cuando se traté la uncién de los enfermos
conjuntamente con la penitencia, entendiéndola como: "consumativum
poenitenciae et totius vitae christianae", consumacién de la penitencia. (D
907 - DS 1694 - NR 696). Uncién y reconciliacién ad morten acabaran por
ser asimiladas, la uncién pasar a ser sustitutivo de la penitencia o acabara
siendo un elemento consumativo de ella.
Pareciera ser que Trento subyugaba el sacramento de la uncién al de la
penitencia, "aun cuando sea un sacramento auténomo, "verdadero" y
propio, instituido por Cristo” (D 908, 926 - DS 1695; 1716; NR 697, 700).
Referente a los puntos mencionados Bravo[57] dice, frente a la
interpretacidn reformista del siglo XVI que negaba la sacramentalidad de
la uncién de enfermos, excuséndose en la falta de institucién expresa por
parte de Cristo en la Sagrada Escritura e incluso negando Ia canonicidad
del texto de Santiago; el Concilio de Trento, siguiendo la Tradicién de la
Iglesia en la interpretacién del texto de Santiago, viene a definir
expresamente la sacramentalidad de la uncién de enfermos en contra de la
opinién reformista.
La problematica giraba en tomo a la afirmacién de Lutero, ya que ponia en
duda la autenticidad de Ia carta de Santiago[58] fundamentandose en que
dicho texto fue s6lo una carta incorporada tardfamente al canon biblico.
"Trento afirma solemnemente que la extrema uncién es un sacramento
instituido por Cristo, insinuado por Marcos y promulgado por el Apéstol
Santiago, y sefiala el efecto o res del sacramento: una gracia del Espiritu
Santo, con que el enfermo se purifica de sus pecados, aumenta su
confianza en la misericordia divina, puede obtener la salud corporal si
conviene a su salvacién encuentra fuerza para llevar la carga de su
enfermedad y resiste las tentaciones del enemigo."[59]
De esto se colige las caracteristicas del Concilio de Trento[60]
1-Evita los extremos medievales.
2-Prescinde de opiniones
3-Se muestra més abierto y positive tanto en expresiones como en
contenido,La inspiracién que ha dejado el Concilio de Trento a los tedlogos latinos
Mega hasta nuestros dias, en donde las discusiones, a partir de alli hasta la
segunda guerra mundial, se centraron mas bien en aspectos superfluos.
Como fueron: Validez del sacramento, nimero de unciones, validez de la
uncién administrada por un didcono, edad para recibir y reiterabilidad.
3.3-La uncidn de enfermos en el Concilio Vaticano IT
Al sacramento de la uncién de los enfermos siempre le ha tocado el papel
de "cenicienta", "pariente pobre" o "furgén de cola" por ocupar el tiltimo
lugar en los tratados de sacramentos y lastimosamente ubicada en una
subcategoria en la practica pastoral de la Iglesia, tanto a lo que se refiere a
su importancia objetiva como al caracter celebrativo.
Hasta tiempos bien recientes (1955), el nombre més usual era el de
extremauncién, dando a entender con ello que se trataba de un sacramento
para los que iban a morir. A partir de la reforma carolingia del s. IX la
uncién de los enfermos se destiné para el enfermo en peligro de muerte. "El
nombre de extremauncién procede de esta época"[61]. "Esta situacién se
generaliza a partir del s. XI. La espiritualizacién y penitencializacién del
sacramento, unidas a la preocupacién medieval por el "ars bene moriendi",
explican el extremo. El sujeto pasa a ser de simple enfermo, a enfermo
grave, ya moribundo". [62]
A lo largo de la historia, hasta antes del Concilio Vaticano II, también se ha
visto al sacramento de la uncién de los enfermos como una sombra opacada
del sacramento de la penitencia ya que no es infrecuente que el tratado de
Ia uncién de los enfermos vaya unido al del sacramento de la penitencia y
el vidtico de enfermo.[63] Se Ileg6 incluso a la "penitencializacién del
sacramento de la uncién".
Cuando se inicié el Concilio Vaticano II la praxis pastoral seguia como en
los siglos precedentes. Los tedlogos, principalmente la escuela alemana,
consideraban atin al sacramento de uncién de enfermos como “ultimo
sacramento"; como “exeuntium" (de los que salen de este mundo); como
sacramento del final de vida. Dicho sacramento era administrado a
personas que a veces no estaban en condiciones de pedirlo o de rechazarlo
(moribundos). Esto explica el por qué de la practica pastoral en situaciones
a veces de extrema gravedad de las que sélo milagrosamente,
"magicamente", puede esperarse la curacién corporal. No es de negarse por
ello que el pueblo cristiano acabé dandose practicamente una identificacién
entre este sacramento y la muerte; y que naturalmente eso trajo consigo una
resistencia y poca simpatia de la feligresia en general tratando de retrasar lo
més posiblemente su recepcién."Ya Simon de Tesalénica (4€ 1430) reprochaba a la Iglesia Occidental el
haber hecho del sacramento de los enfermos un "sacramento de muerte",
{falseando su sentido" [64]
En la generalidad de los casos se hacia Ilamar a los sacerdotes cuando el
enfermo estaba inconciente e incluso cuando ya acababa de morir.[65]
Sobre la uncién de los enfermos ha hablado el Vaticano TI en la
Constitucién de sagrada liturgia (n.73-75) y en la Lumen Gentium (n.
11),[66]
Por ello el Vaticano II “exigié" llamarlo expresamente la Uncién de los
enfermos y no extrema uncién (SC 74). Esta postura ya tenia sus claros
precendentes en el Concilio de Florencia (DS 1324s.) y, sobre todo, en el
Concilio de Trento (DS 1696) aunque quedé un poco oscurecida en la
practica eclesial.
"La dimensién antropolégica de la Uncién lleva a situar el sacramento en
un contexto de acompafiamiento, apoyo y alivio del enfermo considerado
en su totalidad. También esta perspectiva ayudard a superar la mentalidad
de quienes ven en la Uncién "el anuncio de una muerte ya cercana" en
lugar de un remedio, a veces incluso sanitario, para los dolores del
enfermo."[67]
EI Concilio Vaticano I trajo consigo una profunda renovacién litirgica y
devolvié el sentido real al sacramento de la uncién de enfermos. Citamos:
el cardcter social, y eclesial, "aunque realizado frecuentemente en domicilio
particular y con asistencia de muy pocos fieles, no deja de participar del
cardcter eclesial y social de todos los sacramentos", Amén de la finalidad
didactica y psicolégica.
EI Coneilio Vaticano II intenté recuperar todas las dimensiones de la
Uneién de los enfermos. "En él, el sacramento de la uncién recibié un
nuevo acento en cuanto se ha resaltado alli tanto la dimensién eclesiolégica
como la realizacién personal de ese sacramento"[68]. Por eso declaré: "Por
la sagrada Uncién de los enfermos y por la oracién de los presbiteros, toda
la Iglesia recomienda los enfermos al Sefior, que padecié y fue glorificado,
para que los salve y reanime (Cf. St. 5, 14-16) y ante todo los exhorta a
unirse de coraz6n a la pasién y muerte de Cristo (Cf. Rm. 8, 17; Col. 1, 24;
2 Tm. 2, 11-12; IPe. 4, 13) para el bien del Pueblo de Dios" (S.C. N° 73).
Por ello mismo, el Concilio ordené que "se adapte a las circunstancias el
numero de las unciones, y que se revisen las oraciones que integran el rito
de la Uncién de los enfermos, de tal modo que correspondan a las
condiciones distintas de los enfermos que reciben el sacramento" (id. N°
74).Es menester resaltar que hasta antes del Concilio Vaticano II se destacaba
tnicamente uno de los efectos de la Uncién de los enfermos: su aspecto
penitencial. La nueva forma que vino a posteriori del Vaticano II tiene su
inspiracién en las palabras de la Carta de Santiago y en el Concilio de
Trento, y es mucho més rica en su significado. Consiste en las siguientes
palabras, conforme a la traduccién oficialmente aprobada:
"Por esta santa Uncién y por su infinita misericordia, te auxilie el Seftor
con la gracia del Espiritu Santo (R/Amén)".
"Para que, libre ya de tus pecados, le salve por su bondad y alivie tus
sufrimientos, (R/Amén)".
Este texto pone de relieve que la gracia conferida por el sacramento de la
Uncién de los enfermos es obra del Espiritu Santo y que la santa Uncién
constituye un remedio tanto para el alma como para el cuerpo. En la
medida de Io posible, la primera parte debe recitarse mientras se hace la
Uncién en la frente, y la segunda, mientras se ungen las manos.
Acogiendo las aspiraciones del Concilio, 1a Constitucién apostélica de
Pablo VI, "Sacram unctionem infirmorum", del 30 de noviembre de 1972
(AAS 65, 1973, pp. 5-9). definié los puntos fundamentales de la reforma
del rito. Fruto de dicha reforma es el nuevo "Rito de la Uncién de los
enfermos y su asistencia pastoral", promulgado por decreto de la Sagrada
Congregacién para el Culto Divino, del 7 de diciembre de 1972.
Asi también la doctrina cristiana acerca del suftimiento y la enfermedad
aparece ampliamente expuesta en la Exhortacién apostélica de Juan Pablo
Il, "Salvifici doloris", del 11 de febrero de 1984, como fruto y resultado de
esta renovacién eclesial.
Finalmente, el nuevo Cédigo de Derecho Canénico declara que, por la
Uncién de los enfermos, "la Iglesia encomienda a los fieles gravemente
enfermos al Sefior doliente y glorificado, para que los alivie y salve" (can.
998).
De lo hasta ahora expuesto, se deducen las tres finalidades del sacramento
de la Uncién de los enfermos:
a) Que el paciente, uniéndose libremente a la Pasién de Cristo, participe
también de su Resurreccién, contribuyendo de esta manera al bien de todo
el Pueblo de Dios;b) Que sea salvado de sus pecados y reciba la fuerza del Espiritu Santo para
luchar contra las tentaciones -en especial la del desdnimo- que en la
enfermedad, a causa del debilitamiento de las fuerzas humanas, puede
presentarse con mayor violencia;
©) Que, al recuperar la salud corporal, pueda reincorporarse a sus tareas
normales y a la convivencia en la comunién eclesial.
3.4-El ministro del sacramento de la Uncién de los enfermos.
La Uncién s6lo es valida cuando es llevada a cabo por el sacerdote y sélo
él, como lo expresa claramente el Cédigo de Derecho Canénico, (C.D.C.
1003 § 1):
"Todo sacerdote, y sdlo él, administra validamente la uncién de los
enfermos".
No se debe olvidar que "sacerdote" en el derecho canénico, significa tanto
el presbitero como el obispo. Sin embargo en los diversos sacerdotes,
constituye un deber y un derecho especiales de administrar este sacramento
de quienes tienen cura pastoral ordinaria de los fieles enfermos, como son
los parrocos, los capellanes de casas religiosas, de institutos laicales 0 de
otras instituciones piadosas, los superiores de los institutos religiosos
clericales, etc. Los demas sacerdotes confieren siempre validamente la
Uncién de los enfermos y también licitamente actian cuando "por una
causa razonable administran este sacramento, con el consentimiento al
menos presunto del sacerdote al que antes se hace referencia" (can. 1003, §
2). No obstante, dada la responsabilidad particular que incumbe a quienes
tienen cura ordinaria de almas, los demas sacerdotes que, de acuerdo con lo
que ha sido indicado, vayan a administrar la Uncién de los enfermos, deben
enterarlos del hecho.
Cuando varios sacerdotes estén presentes en la celebracién, pueden
distribuirse entre si las diversas partes del rito (liturgia de la palabra,
invocaciones, etc.). Pero, en conformidad con lo expuesto cuando nos
referimos a los sacramentos en general, es necesario que aquel que realiza
la uncién sea el mismo que pronuncia la formula[69].
"La administracién de la uncién de los enfermos por un laico o Ia
autouncién no puede ser sacramento, sino sélo sacramental" (cf. D 910,
929 - DS 1697, 1719){70]3.5-El simbolo y su significado
Para el desarrollo de este tépico seguimos el espiritu del texto del
Instituto Internacional de Teologia a Distancia[71]. En una apretada
is encontramos que: El Antiguo Testamento nos testifica el uso del
aceite como balsamo para las heridas. Isaias dice: «Desde la planta de los
pies hasta la cabeza, no hay en él nada sano. Heridas, hinchazones, llagas
pitridas, ni curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite» (Is. 1, 6). El
aceite significa en este caso alivio a la enfermedad.
También el Nuevo Testamento nos habla de este uso del aceite. En
la parabola del buen samaritano, éste «vendé sus heridas, echando en ellas
aceite y vino» (Le. 10, 34). Los apéstoles «ungian con aceite a muchos
enfermos y los curaban» (Me. 6, 13).
La uncién de los enfermos quiere expresar, por parte de quien la
recibe, que su fe est viva hasta el punto de entender Ja circunstancia
dolorosa de Ia enfermedad o de la muerte como algo que no contradice al
amor de Dios por sus hijos. El ungido manifiesta que Dios tiene el sentido
del dolor humano y que su fe en Jesis es capaz de soportar esta
purificacién con los mismos sentimientos que el maestro lo hizo: "Padre, si
es posible, pase de mi este céliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”
(Le. 22, 42).
Por otra parte, la uncién es un acto de la comunidad cristiana que
quiere prolongar los gestos de Jesiis solidario con los enfermos, con la
finalidad de garantizarles el amor liberador de Dios y la solidaridad de la
comunidad cristiana en esta circunstancia dolorosa.
Se trata de reanimar la fe, aliviar el dolor en la medida de lo posible
y alegrar al enfermo con una compaiiia carifiosa, A través de todo ello,
Dios acttia, recibe y apoya esta fe. También en este caso el aceite simboliza
el Espiritu de Jesis necesario para enfrentarse a un acontecimiento
concreto: la enfermedad o la muerte.
Para la recepcién valida de la Uncién de los enfermos, se requiere
que el sujeto sea bautizado, haya Iegado al uso de razén, tenga la debida
intencién "comience a estar en peligro por enfermedad o vejez" (Cf. C.D.C.
1004, § 1). Expliquemos cada uno de estos requisitos:
Persona bautizada. Todos los sacramentos suponen ya en el sujeto la
insercién en Cristo, la cual serd fortalecida o restaurada por la accién
sacramental. Los sacramentos son, en efecto, medios para alimentar esta
vida que fluye de Cristo-Cabeza hacia sus miembros.Para la licitud de la Uncién se exige, como norma general, que el
fiel que va a ser ungido, sea miembro de la Iglesia catélica, Sin embargo,
en los tratados de los sacramentos en general, hay casos en los cuales
(urgencias) es licito administrar este sacramento a cristianos pertenecientes
a otra Iglesia o comunidad eclesial.
Persona que haya Ilegado al uso de razén. La tradicién de la Iglesia
reconocié siempre, en la Uncién de los enfermos, un cierto cardcter
penitencial, hasta el punto de que el perdén de los pecados fue resaltado
como el efecto mas propio e inmediato de este sacramento. Actualmente,
conforme hemos dicho, se destaca més el efecto de lograr que el enfermo,
confortado por la virtud del Espiritu Santo, se asocie libremente a la Pasi6n
de Cristo; en esta forma, recibe también una ayuda especial para resistir las
tentaciones del demonio, en un momento en el que la naturaleza
experimenta un debilitamiento. Ahora bien, las personas que no han
Hegado al uso de raz6n, no son capaces ni del arrepentimiento propio de un
acto penitencial, ni del ofrecimiento consciente de sus dolores o de su vida,
y ni siquiera de ser tentadas para-cometer pecados. Por esto, la Iglesia no
les administra el sacramento de la Uncién de los enfermos. Este sacramento
puede constituir igualmente un alivio para el cuerpo. Por ello mismo,
creemos que la disciplina actual de la Iglesia puede modificarse, en el
sentido de poder también administrar la Uncién de los enfermos a los nifios
que no han Ilegado atin al uso de la raz6n. Sin embargo, esto en el
momento actual es apenas un deseo, pues la actual legislacién es
suficientemente clara, como acabamos de exponerlo.
En relacién con los dementes, es evidente que, si nunca han Ilegado
al uso de raz6n, se equiparan completamente a los nifios. Pero si alguna vez
fueron capaces de raciocinar y querer libremente, deben ser ungidos, al
menos condicionalmente. En caso de duda, administrese el sacramento (Cf.
C.D.C. 1005).
Persona que tenga la intencién debida. Como sucede con todos los
sacramentos que han de ser recibidos por quienes son capaces de un acto
propio de voluntad, también la Uncién de los enfermos exige, al menos, la
intencién habitual implicita. Esta intencién se halla, normalmente,
implicada en el deseo de vivir cristianamente, 0 en el hecho de pedir
asistencia espiritual, en el momento de la muerte. Sin embargo, es evidente
que el rechazo formal de los auxilios de la Iglesia excluye la intencién
minima necesaria.
Cuando el enfermo ha perdido el conocimiento y se abrigan dudas positivas
acerca de su intencién, a causa de algunos hechos objetivos, la Uncién debeadministrarse condicionalmente, pero no debe ser omitida (Cf.C.D.C.
1005,1006).
Persona que comience a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o
vejez. El sacramento de la Uncién de los enfermos no es primordialmente,
un sacramento de moribundos. Para auxiliar a quienes se preparan a
emprender el viaje supremo, la Iglesia posee otro sacramento: 1a Eucaristia
administrada como viatico, prenda de la resurreccién (Cf. Jn. 6, 54). El
C.D.C. 1104, § 1, ateniéndose a lo dicho por la Constitucién conciliar
"Sacrosanctum concilium", al hablar de comenzar a estat en peligro (de
muerte). No se trata, por tanto, del llamado “articulus mortis", es decir, de
los instantes que preceden inmediatamente a la muerte, sino de cualquier
estado de salud que demande cuidados, poniendo en riesgo la vida, por mas
que tal riesgo pueda preverse como algo lejano. La constitucién apostélica
de Pablo VI "Sacram unctione infirmorum", del 30 de noviembre de 1972 y
el nuevo "Rito de la Uncién de los Enfermos" emplean una formula un
poco distinta, ya que hablan sencillamente de los "periculose aegrotantes",
formula, por lo demas, procedente del ritual de 1614. "En la duda sobre si...
sufre una enfermedad grave... administresele este sacramento " (Cf. C.D.C.
1005). Por otra parte, el diagnéstico del médico ofrece el mas seguro
indicio acerca de la gravedad o no de la enfermedad, o del debilitamiento
de las fuerzas por razén de la vejez. La Uncién de los enfermos puede
conferirse antes de una intervencién quirirgica necesaria, que implica
riesgo de vida, aunque el estado pre-operatorio no inspire cuidados.
Leer més: http://www.monografias.com/trabajos64/pastoral-salud/pastoral-
salud2.shtml#ixzz2wLOXJpCk
También podría gustarte
La Sanidad
Aún no hay calificaciones
La Sanidad
25 páginas
Jehova Rafa
Aún no hay calificaciones
Jehova Rafa
20 páginas
Isaías 53
Aún no hay calificaciones
Isaías 53
3 páginas
Wa0081
Aún no hay calificaciones
Wa0081
10 páginas
El Asesino
Aún no hay calificaciones
El Asesino
4 páginas