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SIONISMO
CRISTIANO
¿Hoja de Ruta a Armagedón?
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STEPHEN SIZER
SIONISMO
CRISTIANO
¿Hoja de Ruta
a Armagedón?
Prólogo de
DAVID PETERSON
Traducción de
INÉS MACCHI
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Índice
Prólogo........................................................................................... 9
Prólogo a la edición en español.................................................. 11
Prefacio ........................................................................................ 13
Agradecimientos ......................................................................... 19
Listado de figuras ....................................................................... 21
Introducción ................................................................................ 23
¿Qué es el sionismo? ................................................................... 23
¿Qué es el sionismo cristiano? .................................................... 25
La importancia del movimiento sionista cristiano ...................... 29
Un análisis crítico del sionismo cristiano.................................... 32
1. Las raíces históricas del sionismo cristiano.......................... 33
Los primeros indicios: el sionismo cristiano primigenio ............ 34
El nacimiento del sionismo cristiano y su contexto
socio-político ........................................................................... 38
Los orígenes del restauracionismo premilenarista histórico
en Gran Bretaña....................................................................... 42
Los orígenes del sionismo cristiano dispensacional
en Gran Bretaña....................................................................... 51
Lord Shaftesbury y la influencia del restauracionismo
en la política exterior de Gran Bretaña.................................... 68
El cristianismo británico y su apoyo político al movimiento
sionista judío ........................................................................... 73
La Declaración Balfour y la implementación del sueño
sionista..................................................................................... 76
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6 Stephen Sizer
El dispensacionalismo y el nacimiento del sionismo cristiano
en Estados Unidos (1859-1945) .............................................. 80
El antisemitismo y el sionismo cristiano liberal en Estados
Unidos (1918-1967) ................................................................ 98
El sionismo cristiano evangélico en los Estados Unidos de hoy
(1967-2002) ............................................................................102
La proliferación y diversificación de las organizaciones
sionistas cristianas ................................................................. 117
Las raíces históricas del sionismo cristiano: conclusiones........ 126
2. Los fundamentos teológicos del sionismo cristiano ........... 129
La Biblia: una hermenéutica literal y futurista.......................... 131
Los pueblos elegidos: la relación entre Israel y la iglesia ......... 163
El restauracionismo: regreso de los judíos a Sion..................... 181
La Tierra de Israel: reclamando Judea, Samaria y más allá ...... 192
Jerusalén: la capital eterna y exclusiva del pueblo judío .......... 197
El templo: reconstrucción y profanación .................................. 204
El futuro: la escatología del sionismo cristiano ........................ 219
La singular teología del sionismo cristiano: conclusiones ........ 241
3. Las implicaciones políticas del sionismo cristiano............. 245
El pueblo elegido: apoyar el colonialismo israelí ..................... 246
El restauracionismo: facilitar la emigración de los judíos
de Rusia y Europa oriental .................................................... 260
La Tierra de Israel: apoyar los asentamientos de Cisjordania... 267
Jerusalén: los grupos de presión y el reconocimiento
internacional .......................................................................... 274
El templo: identificarse con el sionismo religioso .................... 278
El futuro: rechazar los procesos de paz y precipitar
el Armagedón ........................................................................ 285
Las implicaciones políticas del sionismo cristiano:
conclusiones .......................................................................... 300
4. Conclusiones.......................................................................... 303
Observaciones sobre el desarrollo del sionismo cristiano......... 303
Variantes del sionismo cristiano................................................ 304
Aspectos constructivos y destructivos del sionismo cristiano .. 306
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SIONISMO CRISTIANO 7
Evaluación crítica del sionismo cristiano.................................. 308
El sionismo bíblico y su alternativa en la teología
de la Alianza .......................................................................... 311
Glosario ..................................................................................... 315
Apéndice .................................................................................... 321
Bibliografía................................................................................ 325
Índice de personas .................................................................... 339
Índice de temas ......................................................................... 345
Índice de referencias bíblicas................................................... 353
Prólogo de Paul Boyer
Nadie que siga los acontecimientos del Medio Oriente puede fallar en ser consciente de la
implicación del así denominado Sionismo Cristiano en la política de la región. Son
protestantes evangélicos (o evangelistas) cuya particular lectura de las profecías bíblicas los
ha convencido de que Dios tiene para los judíos un plan distinto que el que tiene para el resto
de la humanidad cuando llegue el fin de los tiempos. Un plan que incluye una segunda venida
de Cristo al mundo y un reino de este de mil años. De acuerdo con este sistema interpretativo,
conocido como dispensacionalismo premilenario, como el fin del mundo se acerca, Israel se
expandirá hasta incorporar las tierras supuestamente prometidas a Abraham, a Isaac y a Jacob
y su semilla, desde «el Eufrates hasta el río de Egipto».
Los judíos también recuperarán el Templo del Monte y reconstruirán el Templo en el preciso
sitio en el que ahora están dos lugares sagrados para la gente del Islam.
Stephen Sizer, un sacerdote anglicano inglés, realiza el esfuerzo de historiar y presentar una
visión crítica de esta rama de la teología protestante. Este importante libro ilumina mucho el
de dónde vienen un montón de creencias que informan las actitudes de millones de
protestantes evangélicos en todo el mundo, en general, pero especialmente en los Estados
Unidos, hacia Israel, hacia Palestina y hacia el Islam. Esta visión del fin de los tiempos
también influencia las visiones de sus creyentes hacia las Naciones Unidas, la economía glo-
bal, los Estados Unidos y su misión en el mundo, la cultura de masas de E.U, etc, pero esta
es otra historia.
Los lectores interesados en conocer la evolución de las actitudes de Estados Unidos hacia
Israel darán la bienvenida a este libro que retrata el recorrido seguido por el
dispensacionalismo en su migración desde Gran Bretaña a los Estados Unidos por medio de
los tours evangelizadores de Jhon Nelson Darby, más los escritos y oraciones de James
Brookes, Arno C. Gaebelein, Cyrus Scofield, y otros de finales del siglo XIX y principios
del XX. Tampoco escapó a la pesquisa de Sizer un magnate inmobiliario de Chicago, William
Blac-kstone, que poseído por la visión de algunas colonias agriculturiles de judíos en tierra
palestina allá por 1888-9 Blackstone las vio como portentosos signos de un pronto regreso
de Cristo. En 1891, cinco años antes de que Teodoro Herzl publicara su famoso libro «El
Estado Judío», manifiesto fundacional del sionismo, Blackstone ya había publicado un
«Memorándum» llamando al establecimiento de un estado judío en Palestina, de acuerdo con
los planes de dios, y resolutivo, según el, del problema de los pogroms de los zares de Rusia.
Consiguió las firmas de J. P. Morgan, de Rockefeller, del jefe de justicia de Estados Unidos
y de otros 400 líderes gubernamentales y de los negocios. Con razón se le considera el «padre
del sionismo».
El capítulo sobre las implicaciones políticas del dispensacionalismo es particularmente
oportuno. Escritores populares y predicadores televisivos como Hal Lindsey, como Jerry
Faldwell, como Pat Robertson, James Dobson, Tim La Haye y como James Hagee, (junto
con los políticos que comparten sus creencias) se han manifestado abiertamente por el control
israelí de la actual Cisjordania, dónde malviven lo que queda de la feliz Palestina original, y
de Gaza, como un paso adelante en dirección de las fronteras bíblicas y de Jerusalén y el
Monte del Templo, esencial para la reconstrucción del Templo.
Los sionistas cristianos rechazan por completo toda consideración de los reclamos palestinos,
ya sea que estos sean territoriales, o políticos. Denigran a los palestinos con un lenguaje que
Sizer encontró perturbadoramente parecido al que empleaban los nazis con los propios judíos.
El Islam es presentado como algo vil y siniestro. Son un lobby de influencia muy poderoso
en Estados Unidos.
Los dispensacionalistas piensan que, en el fin de los tiempos llegará una figura demoníaca,
el Anticristo. El Anticristo reinará en la tierra por siete años. Ese período se denomina el de
«La gran tribulación», o bien, «El gran sufrimiento». Durante ese período el Anticristo
perseguirá y masacrará judíos con ferocidad sin precedentes. Luego de ese período retornará
Cristo que derrotará al Anticristo en una gran batalla final, la batalla del fin de la historia, la
batalla del Armagedón.
Palabras de Peter Walker
En estos años Stephen Sizer se ha ganado una legítima reputación por su postura pública
respecto del dispensacionalismo y, en particular, del sionismo cristiano. Este ensayo recoge
el cuidadoso fruto de sus trabajos e investigaciones.
De joven, visitando Israel como pastor anglicano, dentro de la tradición evangélica, tuvo un
inesperado pero decisivo encuentro con palestinos cristianos que modificarían para siempre
su visión, llevándolo a revisar críticamente su postura sobre todos los temas.
Al poco tiempo se puso a historiar y luego a escribir la historia y a exponer las posturas
teológicas de esta gente.
Es llamativo el comparativamente escaso interés por el sionismo cristiano en Inglaterra
comparado con el de Estados Unidos dónde se estima en por lo menos 100 millones de
personas los miembros de las iglesias evangélicas que mantienen visiones de simpatía con el
sionismo cristiano y con sus posturas, por ejemplo:
«El actual Estado de Israel representa el cumplimiento de una profecía bíblica».
«El pueblo judío (no los creyentes cristianos) son el verdadero pueblo de dios y tiene un
derecho imprescriptible y divino a la tierra de Israel, por lo cual los compromisos con los
palestinos no solo que son estratégicamente erróneos sino que además van contra los planes
y deseos de Dios, o sea que son errores teológicos».
«El Templo de Jerusalén tiene que ser reconstruido en su sitio original (no importa que ese
sitio venga siendo ocupado desde hace 1300 años por dos lugares sagrados para el Islam)».
«La tierra de Israel será el centro de todo un conjunto de acontecimientos que tienen que ver
con la pasión y la parusía de cristo y la batalla final del Aimagedón».
Sizer realiza un excelente trabajo de identificación de estas y de otras creencias del
pensamiento cristiano sionista. Asimismo queda claro que, estricta e históricamente
hablando, el cristiano sionismo fue un invento británico, asociado a la prédica de J. N. Darby
y Edward Irving en 1830, aunque luego fue exportado a los Estados Unidos, que fue dónde
prosperó y se desarrolló.
Los lectores conservadores de las Escrituras tienen que saber que hay otras maneras,
equivalentes, igualmente válidas, de leer la Biblia, estas resueltamente centradas en Cristo
[no en Israel] como la culminación de la historia bíblica. Ahora si Ud. está crecientemente
preocupado por lo que acontece en Medio Oriente y de las fuerzas* espirituales que están
detrás de esos acontecimientos pocos libros como este de Sizer le abrirán los ojos y le
ayudarán a mejorar su comprensión.
Merece el círculo de lectores lo más ancho posible. Nadie a quién le interese el futuro de la
paz mundial puede ignorar los temas de que trata este libro. El tiempo del silencio está
terminado: los que verdaderamente quieran a Israel y quieran salvarlo tienen que empezar a
hablar alto y claro antes de que esta nación se ponga a sí misma al borde del Apocalipsis
nuclear.
COMENTARIOS AL LIBRO
«Estoy feliz de recomendar este libro de Stephen Sizer. Rompe tabúes. Da inicio a la crítica
en serio del sionismo cristiano. Su panorámica completa de sus raíces históricas, de sus
bases teológicas y de sus consecuencias políticas es más que oportuna. Yo personalmente
pienso que el sionismo, por más que busque alianzas políticas con el cristianismo, es
incompatible con la fe bíblica. Pero el libro de Sizer reforzó fuertemente mis
convicciones.»
Revd Dr John Stott,
Rector Emeritus, All Soul's, Langham Place, London, the principal framer of the Lausanne
Covenant (1974) and founder of the Langham Partnership International (author of more
than 40 books including Basic Christiamty, The Cross of Christ, The Contemporary
Christian, Evangelical Truth ani New Issues Facing Christians Today, and eight New
Testament expositiom (Acts, Komans etc.) in the Bible Speaks Today' series published by
IVP).
El «Sionismo Cristiano» de Stephen Sizer es una lectura esen- cial para cualquier
protestante occidental que trate de entender la dimensión religiosa del apoyo de Estados
Unidos a Israel. Sizer escribe desde adentro del fenómeno, el mismo es un pastor anglicano,
que viene de ese mundo teológico, no escribe desde afuera. Conoce muy bien de lo que
habla. Muestra con claridad y exactitud como lo que empezó como una visión escatológica
(de lo que tiene que ver con la concepción de cómo será el fin de los tiempos) se encuentra
hoy comprometida hasta el tuétano con una ideología política determinada. Así sea una
lectura rápida de este libro le cambia a uno la perspectiva en forma permanente.
Professor Gary M. Burge,
Professor of New Testament, Wheaton College & Graduate School, Wheaton (author of
Whose land, Whose Promise? What Christians Are Not Being Told About Israel and tbe
Palestinians).
«Considero a este libro soberbio. Necesario.... Estas teologías que convierten a Israel en el
eje central de los planes de Dios y en el centro de la historia universal terminan reduciendo
a la Iglesia al status de una mera concubina mientras que Israel se convierta en la Esposa de
Dios. El trabajo del profesor Sizer tiene la virtud de recordarnos que, de acuerdo con el
nuevo Testamento, el pueblo de Dios es algo que tiene que ver con la gracia, no con una
raza».
Professor Gilbert Bilezikian,
Professor Emeritus, Wheaton College and founding leader of Willow Creek Community
Church, South Barrington, Illinois, (author of The Uberated Gospel, Beyond Sex Roles,
Christianity 101 and Community 101)
El «Sionismo Cristiano» de Stephen Sizer es un libro que demuestra de forma dramática
como un movimiento religioso altamente politizado, de dudoso pedigrí teológico, es una
receta segura para el desastre. Cuando se dedican a denigrar árabes o empujar la agenda
política en dirección del Armagedón, las creencias y los procederes de los sionistas
cristianos representan la antítesis de la cristiandad bíblica.
Hank Hanegraaff,
President of the Christian Research Institute and host of the Bible Answer Man broadcast
(author of Christianity in Crisis) www.equip.org
«El libro ...de Stephen Sizer representa un antes y un después en el tratamiento de un
fenómeno de altísima importancia en el mundo cristiano. Es incisivo, analítico y muy bien
documentado. Es un libro clave para comprender un fenómeno preocupante, perturbador,
del actual escenario cristiano mundial.»
Dr Peter Lineham,
Associate Professor of History & Head of School of Social and Cultural Studies, Albany
Campus, Massey University, New Zealand. (author of Bibie and Soáety, There we found
Brethren: a history of Brethren Assemblies in New Zealand, No Ordinary Union,
Transplanted Christianity, New Zealand Religious History: A Bibliography).
«Ud es un hombre de coraje. Estoy seguro de que no seré el único en estarle agradecido por
la postura que Ud. ha tomado en relación con este fenómeno del sionismo cristiano. En
tanto y en cuanto que esa postura será de referencia para muchas personas ella es
enormemente importante que sea conocida y se divulgue en el mundo de hoy, tanto del
cristiano en particular como del mundo en general».
Right Revd John Gladwin,
Bishop of Chelmsford (author of God's People in God's World).
Pienso que las iglesias cristianas están en deuda con Stephen Sizer por su serio y meduloso
análisis del fenómeno del sionismo cristiano y del origen de su indetenible inclinación para
apoyar la agenda política del actual Estado de Israel».
Right Revd Christopher Hill,
Bishop (Obispo) of Guildford.
«El cuidadoso estudio de Stephen Sizer de este movimiento demuestra lo importante que es
la teología, y determinar en cada caso cuáles son las bases teológicas de cada movimiento,
porque si la teología es equivocada, las consecuencias son desastrosas. Espero que los
cristiano sionistas lo lean y se tomen bien en serio el desafío que este libio representa para
su particular línea de interpretación. Es un libro que fue escrito por una persona que cree en
la inspiración y en la autoridad de la escritura, al igual que ellos, así que con más razón, si
se tiene un poco de hidalguía y honestidad intelectual, debería leerse y recoger el guante del
desafío lanzado».
Revd Professor David Peterson,
Principal of Oak Hill College, London (author of Engaging with God, Hebrews and
Perfection & Possessed by God).
«En mi curso de Política Medio Oriental en el Colegio Malone, en Cantón, Ohio, se anotan
normalmente un montón de estudiantes muy buenos conocedores de la visión del mundo
del movimiento cristiano sionista, incluso más que yo ... Stephen Sizer se mandó un trabajo
formidable al poder mostrar como de ciertas lectura de las sagradas escrituras emergió un
poderoso lobby proisraelí. Su libro me ayudó mucho a comprender bien de que universo
ideológico mental vienen mis estudiantes. Pone cada cosa en su contexto, de tal modo que
todo se vuelve inteligible. Muestra a cada cosa como formando parte de una tradición
teológica, aunque, como en este caso, una tradición que ignora el mandato fundamental del
cristianismo, que es la amar a todos tus prójimos, incluido a tus enemigos...!
Dr Scott Waalkes,
Associate Professor of International Politics, Malone College, Cantón, Ohio.
www.barclaypress.com
«Felicitaciones a «Sionismo Cristiano». Solamente contemplar el índice ya se me hace agua
la boca porque se trata de un análisis que hacía falta que se hiciera desde hace largo tiempo
para contrarrestar la arrogancia de este fanático movimiento ... Cuándo esta mama afecta la
política nacional y la política internacional el peligro adquiere grandes proporciones.
Professor Paul Maier,
Russell H. Seibert Professor of Ancient History in the Department of History, College of
Arts and Sciences, Western Michigan University, Kalamazoo. (author Josephus - The
Essential Works; Eusebius - The Church History; A Skeleton in God's Closet; More Than a
Skeleton; (with H. Hanegraaff), The Da Vinci Code -Fact orFiction?).
«Recomiendo este libro incondicionalmente. Era necesario, es muy oportuno y realmente
vital atento las actitudes de Inglaterra y Estados Unidos en los conflictos de Medio Oriente.
Hasta que la actitud de los cristianos respecto de los sionistas no cambie me temo que la
situación continúe deteriorándose y el conflicto continúe escalando hasta dios sabe que
alturas de locura y los evangelistas que abrazaron el sionismo continuarán provocando un
inmenso daño a la iglesia de los cristianos. Pienso que debería ser de lectura obligatoria
para todo evangelista serio».
Professor Ron Clements,
Emeritus Professor of Oíd Testament Studies, King's College, London, (author of Wisdom
for a Changing World: Wisdom in Oíd Testament Theology: Berkeley Tanner Lectures;
Old Testament Theology: A Fresh Approach, Isaiah 1-13: The New Century Bible
Commentary, Wisdom in Theology, Ezekiel: Westminster Bible Companion, Prophecy and
Tradition, One Hundred Years of Oíd Testament Interpretation).
«En el pasado cuarto de siglo, en los Estados Unidos de Norteamérica, el movimiento
evangélico fundamentalista, de dónde brotó el movimiento cristiano sionista, ha tenido un
fenomenal desarrollo, e igual en lo que respecta a su nivel de impacto político. Ese
movimiento ejerce honda influencia en todo lo que tiene que ver con el conflicto que
enfrenta a los árabes con los israelíes. Desgraciadamente es muy poca la gente que conoce
de estos temas. Por ello es que el libro de Stephen Sizer llena ese importante vacío con el
mejor libro posible sobre el tema. Amerita ser leído meditadamente por todo el mundo.
Professor Norton Mezvinsky,
University Professor of History, Central Connecticut State University, (author of Jewish
Fundamentalism in Israel, Jewish History, Jewish Religión & Open Secrets: Israeli Nuclear
and Foreign Policies).
«Creo que Sizer debe ser uno de los académicos más autorizados del mundo en este vital y
conflictivo tema del sionismo cristiano. Tuvo el coraje de alzar su voz contra este
destructivo movimiento que nos está matando [a nosotros los palestinos] en nombre de su
teología».
Canon Naim Ateek,
Founder & Director of Sabeel, Jerusalem (author of Justice and Only Justice).
«Este es un magistral y, al mismo tiempo de lectura muy agradable, análisis de la historia,
de la visión mundial y de las implicaciones políticas del sionismo cristiano. Sizer se sacó
los guantes y los arrojó hacia delante de una forma que exige moralmente que den una
respuesta al desafío planteado por este libro a todos aquellos que defienden el Estado de
Israel por razones teológicas».
Colin Chapman,
Lecturer in Islamic Studies at the Near East School of
Theology, Lebanon. (author of Whose Promised land? & Whose Promised City?).
«El libro de Sizer es un poderoso antídoto contra muchos libros populares que, con
demasiada facilidad, capturaron la imaginación de los cristianos. Me refiero, por ejemplo,
entre muchos que se podrían citar, a los libros de Tim LaHaye's Ieft Behind Series y Hal
Lindsey's Late Great Planet Heartb. Muestra de forma convincente como muchas
especulaciones dispensacionalistas pueden no ser verdaderas cuando se las confronta con
otras comprensiones alternativas de la historia bíblica y de la fe cristiana. Asimismo como
terminan erigiéndose en un palo en la rueda de todos los esfuerzos de paz en Medio
Oriente. Ya es hora de que la cristiandad en Occidente dé un salto de calidad en su
pensamiento y despierte a sus responsabilidades en la tierra dónde alguna vez Jesús
peregrinó divulgando las buenas noticias. Las buenas noticias para todos».
Revd Dr Peter Walker,
Lecturer in New Testament Studies, Biblical Theology and Preaching, Wycliffe Hall,
Oxford, (author of Jesus and the Holy City).
»E1 libro de Sizer sobre el sionismo cristiano es un libro que deberían leer todos los
cristianos. El tema del sionismo cristiano es uno de los temas más serios de nuestro tiempo.
A pesar de sus errores esta teología se las ha arreglado para ganarse los corazones de
millones de cristianos evangélicos (protestantes), crédulos. Igualmente estos pensamientos
influyeron poderosamente en un montón de gabinetes de elaboración de la política exterior
de incontables países, a lo largo y ancho del mundo. Gracias a la investigación de Sizer
ahora podemos ver con claridad no solamente su carácter teológicamente erróneo sino
además su peligrosidad.
Alistair Donaldson,
Ministry Internship and Field Education Coordinator, Bible College of New Zealand,
Christchurch, New Zealand.
«Sabemos, quién más, quién menos, todos, algo de la declaración Balfour pero casi nadie
nada del movimiento del sionismo cristiano que estuvo detrás, motorizando los
acontecimientos, buscando un territorio para los judíos. El excelente libro de Stephen Sizer
muestra el rol que cumplió el pensamiento fundamentalista anglicano protestante en
moldear la política de Inglaterra en el 1800 y que luego preparó el terreno para que el
sionismo floreciera. Lo mismo se propone mostrar respecto del rol de ese fundamentalismo
evangelista en la política norteamericana de hoy. Si se quiere poner un límite al crecimiento
y multiplicación de terrorismos diversos es preciso mirar no solo para el lado del
fundamentalismo musulmán. También corresponderá mirar, y mucho, para el lado del
cristiano sionismo que tuvo sus grandes partes en la división del Medio Oriente después del
fin del imperio otomano y que puja sin desmayo por un continuo apoyo de Estados Unidos
a Israel, hiciere lo que este hiciere. Erróneas interpretaciones de la Biblia que pudieron
llevar a renovadas formas de apartheid fueron correctamente caracterizadas de herejía. El
sionismo cristiano amerita similar tratamiento. Sizer nos obsequia un bien escrito y
documentado libro que no trata solamente de los problemas sino también de sus soluciones.
Dr Roger Spooner,
former Honorary Professor, Edinburgh University.
«He leído, a lo largo de mi vida, muchos libros destacados. Pero pocos como este de
importante. Es una verdadera obra maestra. Es un libro para gente honesta. La descripción
es pormenorizada. Comienza en el siglo XVIII hasta llegar al presente. Incluye detalles y
citas de gente bien conocida. Lleva de la mano al lector a ver que fue causa y que fue efecto
y luego como los efectos se transforman en causas y las causas en efectos en el modo como
se fue desarrollando el fenómeno. Postula que los ciudadanos de los países democráticos no
pueden continuar ignorando ni subestimando el fenómeno. Se trata de gente que ha logrado
acumular un inquietante poder, con el que se amenaza de destrucción a millones de vecinos,
y tal vez, del mundo mismo. Muestra como muchas de sus creencias y cosmovisiones se
dan de bruces con las del auténtico mundo cristiano. Esta magistral y excelente
investigación del sionismo cristiano nos da un panorama completo de su evolución y de sus
propósitos, incluyendo los más crueles y el rol que actualmente juega en la presente escena
política mundial».
Jake Terpstra,
Retired elder of the Christian Reformed Church and Specialist in Child Welfare, Foster
Care, Residential Care and Licensing for the Children's Bureau,
Administration fbr Children, Youth and Families (ACYP) & member of the Christian
Reformed Church of America.
«El Dr. Sizer da el ejemplo de lo que es un investigador comprometido con la verdad... Su
libro ... da una visión completa de la verdad sobre el tema del sionismo cristiano
...Recomiendo vivamente a todos, cristianos y musulmanes, a leerlo y descubrir por ellos
mismos la realidad de uno de los peligrosos y heréticos movimientos del mundo. De un
movimiento que no se cansa de echar continuamente combustible sobre el fuego del
conflicto árabe-israelí y tampoco de contradecir a cada paso las enseñanzas de Jesús, por su
continuo apoyo a la ocupación de las tierras palestinas y demás conjunto de formas de
opresión, justificando todas las inicuidades e injusticias».
Othman Moqbel,
Department of Theology, University of Nottingham, the Former President of The
Federation for Students Islamic Societies (FOSIS) (2001-2004) & The Treasurer of the
Association of Muslim Chaplains (AMC).
EL AUTOR
El Dr. Stephen Sizer es sacerdote de la Iglesia Cristiana de Virginia Water, en el sur oeste
de Londres. Es autor y colaborador de siete libros sobre diferentes aspectos del
cristianismo. Últimamente Inter Varity Press de Londres le publicó "Christian Zionism:
justifying apartheid in God's Name"
Bajado de:
http://www.librosprohibidos.ml/
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Prólogo
A menudo se acusa a los cristianos evangélicos de escaso interés
por la política y de esquivar los grandes debates que conciernen a las
problemáticas sociales del mundo actual. Se afirma que «están dema-
siado ocupados con las cuestiones divinas y poco preocupados por las
cuestiones terrenales». Si bien la acusación es cierta en muchos casos,
este provocativo estudio de Stephen Sizer sobre el sionismo cristiano
demuestra que existe al menos un área de la política contemporánea
donde no tiene ninguna validez. Lo que habría que preguntarse es si el
sionismo cristiano ejerce una influencia válida y provechosa o si su
postura política se basa en principios teológicos erróneos cuyos efec-
tos, por tanto, contradicen la voluntad de Dios.
El minucioso análisis de este movimiento demuestra que la teolo-
gía no sólo cuenta sino que también puede ser terriblemente perniciosa
cuando está equivocada. Antes de revisar la posición teológica de las
diversas vertientes del sionismo cristiano, el primer capítulo explora
la evolución histórica de este movimiento, siguiendo paso a paso la
transición desde el sionismo cristiano de la Inglaterra rural de co-
mienzos del siglo XIX hasta el movimiento evangélico predominante
en Estados Unidos durante el siglo XX. Además, se mencionan las ra-
zones históricas e interpretativas por las que el sionismo cristiano de-
rivó en diferentes escuelas de pensamiento. El segundo capítulo hace
un análisis crítico de esas posiciones desde la perspectiva teológica.
Los siete dogmas teológicos básicos que el sionismo cristiano
evangélico acepta con diferentes grados de entusiasmo emanan de
una hermenéutica literal y una lectura futurista de las profecías. In-
dependientemente de las consecuencias políticas, esta manera de leer
la Biblia tiene importantes repercusiones sobre la iglesia y el evan-
gelio. Según el autor, el problema radica en que se desvaloriza el sig-
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10 Stephen Sizer
nificado que Jesucristo y su obra expiatoria tienen para Israel y las
demás naciones.
El tercer capítulo demuestra que la convicción de que los judíos si-
guen siendo el pueblo elegido de Dios (como una entidad separada de
Jesucristo y de su iglesia) ha llevado a los sionistas cristianos a res-
paldar y justificar muchas de las políticas actuales del Gobierno israelí,
incluidas la anexión y colonización del territorio palestino. El respaldo
consiste, entre otras medidas activas, en promover y facilitar el regreso
de los judíos a Israel a través de campañas activas y presionar a los go-
biernos de las potencias occidentales para que trasladen sus embaja-
das a Jerusalén y la reconozcan como capital eterna y exclusiva del
pueblo judío. Quienes creen además que las Escrituras anticiparon la
reconstrucción del templo de Jerusalén, junto a la restitución del sa-
cerdocio y el sistema sacrificial, apoyan en mayor o menor medida a
las distintas organizaciones que específicamente trabajan para lograrlo.
Más aún, como concluye el autor:
Puesto que los sionistas cristianos están convencidos de que habrá
una guerra apocalíptica entre el bien y el mal en un futuro cercano, no
conciben la posibilidad de una paz duradera entre judíos y árabes. De
hecho, consideran que promover el compromiso de Israel con el islam
o la coexistencia entre israelíes y palestinos en la misma tierra equivale
a identificarse con quienes están destinados a ser los enemigos de Dios
e Israel en la inminente batalla de Armagedón.
Stephen Sizer señala que el Nuevo Testamento debe ser la guía para
comprender en qué medida se cumplieron las profecías del Antiguo
Testamento con la llegada de Cristo y para juzgar cuáles son los asun-
tos pendientes de la historia. Todo cristiano necesita comprobar cómo
cuadran las piezas de la Biblia observando lo que nos revelan los artí-
fices del Nuevo Testamento. Pero aquellos que presumen de poder des-
velarnos el futuro han de estar especialmente seguros, no sea que su
errática determinación les esté conduciendo a la deshonra de Dios. Yo
espero que los sionistas cristianos sean capaces de reconocer en el autor
de este libro a alguien que, como ellos, cree en la inspiración y la au-
toridad de las Escrituras y, por tanto, que evalúen cuidadosamente las
críticas que formula a su particular manera de interpretar la Biblia.
David Peterson
Oak Hill College, Londres
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Prólogo a la edición
en español
Me complace mucho que puedan leer mi libro en español –algo que
yo, lamentablemente, no estoy por el momento capacitado para hacer.
Tres son las razones que motivaron la escritura de este libro: verdad,
justicia y reconciliación.
Mi primera motivación es la necesidad de que se conozca la verdad.
Jesús dijo: «…vosotros conoceréis la verdad y la verdad os hará libres»
(Juan 8:32). Por desgracia, durante cientos de años la fe cristiana ha
sido sinónimo de colonialismo e imperio en muchas partes del mundo.
En Oriente Próximo, esto se debió en gran parte a la influencia de los
cristianos de Europa que, hace casi 200 años, creyeron que su destino
era ayudar al pueblo judío a colonizar Palestina. Este movimiento, que
hoy se conoce como ‘sionismo cristiano’, dio origen no sólo al sio-
nismo y a la creación del Estado de Israel sino también a la Nakba pa-
lestina y al conflicto árabe-israelí. Para muchos sionistas cristianos, la
venida de Jesús no significó el cumplimiento de las promesas que Dios
hizo al pueblo hebreo sino tan sólo su aplazamiento. Su énfasis en Is-
rael y las profecías del fin de los tiempos, antes que en Jesús y el evan-
gelio, no es sino una distorsión de la Biblia.
La segunda motivación es la necesidad de justicia. Miqueas pre-
gunta: «¿Qué pide Jehová de ti? Practicar la justicia, amar la miseri-
cordia y humillarte ante tu Dios» (Miqueas 6:8). A los cristianos les
resulta demasiado fácil y conveniente culpar a otros –en especial a los
árabes y al islam– de todos los males del mundo. En gran medida, el
conflicto de Oriente Próximo permanece enquistado a causa de mu-
chos cristianos estadounidenses que han extendido la idea de que Dios
bendecirá a las naciones que brinden su apoyo a Israel. Debemos ser
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12 Stephen Sizer
honestos acerca de nuestra complicidad histórica en el conflicto y com-
prometernos a trabajar por una paz justa para todos, sin distinción de
raza o religión y bajo el amparo del derecho internacional.
La tercera motivación es la necesidad de reconciliación. Jesús fue
descrito como «el príncipe de la paz» (Isaías 9:6). Él ordenó a sus se-
guidores que se comprometieran con el ministerio de la reconciliación
(2 Corintios 5). Dios nos ha llamado a luchar por la paz, no a conver-
tir a las mujeres en viudas. En su forma más extrema, el sionismo cris-
tiano es patológicamente polémico y apocalíptico acerca del futuro, y
sus pronunciamientos encierran el peligro de convertirse en profecías
autocumplidas. Dios, en cambio, nos dice: «Apartaos del mal y haced
el bien; buscad la paz y persistid en ella» (1 Pedro 3:11). Al final del
libro del Apocalipsis hay una bella imagen del paraíso restaurado,
donde el árbol de la vida da frutos todos los meses: «…y las hojas del
árbol son para la salud de las naciones» (Apocalipsis 22:2). Si esta es
la visión que Dios tiene del futuro, entonces no necesitamos mayor
motivación que ella para trabajar por la reconciliación en el presente.
Creo que al examinar de nuevo nuestra historia y repudiar el modo
en que algunos de nuestros líderes han abusado de las Escrituras con
fines políticos destructivos, estaremos en mejores condiciones de con-
tribuir a la justicia, la paz y la reconciliación en Oriente Próximo. In-
vocando la gracia de Dios, rezo para que este libro incite a quien lo lea
a contribuir a ese proceso.
Si les resulta de ayuda, pueden entrar en <www.stephensizer.com>
para consultar otras fuentes, textos, audios y vídeos, leer mi último blog
o recorrer la galería fotográfica sobre Oriente Próximo. La secuela de
este libro, titulada Zion’s Christian Soldiers [Los soldados cristianos de
Sion], trata con más detalle la relación de Israel y la iglesia en las Es-
crituras. Por el momento sólo se encuentra disponible en inglés, pero es-
pero que pronto puedan contar con una edición en español.
Stephen Sizer
diciembre de 2008
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Prefacio
La semilla de este libro fue plantada hace más de treinta años, cuando,
siendo un joven cristiano, devoré las páginas de The Late Planet Earth,
el libro más vendido de Hal Lindsey, y asistí a todas sus conferencias
sobre la escatología y el Libro del Apocalipsis. Sus palabras nos hi-
cieron creer a muchos que las profecías de la Biblia se estaban haciendo
realidad en nuestro tiempo.
Los judíos –el «pueblo elegido» de Dios– habían regresado a la tie-
rra prometida en 1948. Aparentemente, el reloj profético se había echado
a andar. En 1967, Dios había vuelto a liberarlos otorgándoles una mila-
grosa victoria sobre el enemigo árabe. Jerusalén, la eterna capital judía,
se encontraba una vez más bajo su soberanía, y el Templo habría de ser
reconstruido en breve. Los signos proféticos se hacían realidad en las
portadas de nuestros periódicos. El mundo parecía dirigirse raudamente
hacia su final catastrófico en la gran batalla de Armagedón.
La amenaza de una guerra nuclear, el terrorismo palestino y el temor
de que el comunismo ateo dominara el mundo eran vistos como vanos
intentos de aniquilar al pueblo judío y de destruir al Estado de Israel.
Como creyentes de la Biblia, los cristianos evangélicos tenían la res-
ponsabilidad moral de alinearse junto al pueblo «elegido» de Dios, por-
que Dios estaba del lado de quienes «bendecían» a Israel.
La atracción de estas creencias sionistas se sumaba a mi deseo de
visitar la Tierra Santa para transitar el camino de Jesús. Hasta entonces,
jamás se me había ocurrido que allí existiera una iglesia nativa, a ex-
cepción de las pequeñas congregaciones de creyentes mesiánicos a las
que se alababa en secreto.
Con la ayuda de amigos sionistas cristianos, en 1990 planifiqué mi
primera peregrinación a Tierra Santa. Siguiendo su consejo, nuestro
grupo contrató un guía mesiánico de nombre Zvi. El levantamiento pa-
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14 Stephen Sizer
lestino se encontraba en su punto más álgido, por lo que a nadie extrañó
que se negara a venir hasta la Jerusalén Este árabe, donde nos alojába-
mos. El aspecto de los soldados israelíes armados hasta los dientes, las
pedradas que nos lanzaban los niños palestinos al pasar y las adver-
tencias de Zvi de que no visitáramos algunos sitios arqueológicos de
Cisjordania que se consideraban «inseguros» para los turistas, hicie-
ron aflorar mis prejuicios latentes hacia los palestinos.
La memorable gira comenzó con un recorrido por el Yad Vashem, el
Museo del Holocausto, que nos ayudó a entender la razón por la que Is-
rael hace de la seguridad un tema prioritario: tras la experiencia de la dé-
cada de 1930, los judíos ya no confiaban en Occidente. A lo largo de la
semana, Zvi nos quiso mostrar, lleno de entusiasmo, cómo el nuevo Es-
tado de Israel había transformado el suelo árido y desértico en una tierra
floreciente donde fluían la leche y la miel. Visitamos el kibbutz Ein Gev
en los Altos del Golán, con sus tractores blindados, y la fortaleza de Ma-
sada, el sitio donde los zelotes resistieron heroicamente la invasión de los
romanos en el año 73 de la era cristiana. Este es el lugar donde los solda-
dos israelíes prestan el conocido juramento: «Masada no volverá a caer».
Masada es, después de Jerusalén, el sitio más visitado por los turistas ju-
díos y los sionistas cristianos que llegan a Israel en estos días. Resulta iró-
nico que el lugar donde 960 judíos se inmolaron colectivamente dos mil
años atrás se haya convertido en el símbolo moderno del sionismo.
Esa misma semana, dos episodios comenzarían a cambiar radical-
mente mi perspectiva. El primero tuvo lugar en la Vía Dolorosa, mien-
tras andábamos por el pavimento romano –el Litóstrotos– bajo el
convento de las Hermanas de Sion. Ante una inocente pregunta sobre
los palestinos, Zvi nos entregó un panfleto que decía: «¿Qué es un pa-
lestino?». Olvidándose del sitio donde nos hallábamos, Zvi se empeñó
en «demostrarnos» que no existía un pueblo palestino puesto que esas
gentes no tenían ni una historia ni una cultura ni una lengua específi-
cas; en realidad, sólo eran árabes llegados a Israel a comienzos del siglo
XX para poner en peligro al incipiente Estado de Israel. Zvi fue cate-
górico: la Tierra de Israel (Eretz Israel), extendida entre el río de Egipto
y el Éufrates, pertenecía a los judíos por derecho divino y, por tanto, los
árabes debían volverse a Arabia.
El segundo episodio sucedió días después en un encuentro que man-
tuvimos con Riah Abu El Assal, el archidiácono de Nazaret. Con gran
sencillez y modestia, se presentó ante nosotros como un ciudadano israelí
palestino árabe cristiano, y nos explicó que Palestina ya contaba con una
iglesia nativa mucho antes de que se fundara el joven Estado de Israel.
Estaba feliz de haber recuperado su pasaporte israelí, porque durante
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SIONISMO CRISTIANO 15
cuatro años se le había prohibido viajar al exterior sin que mediaran ex-
plicaciones ni acusaciones en su contra. Al terminar el encuentro, Zvi y
Riah se dieron efusivamente la mano y abandonamos Nazaret. Desde
entonces nada fue igual. El contacto con este palestino cristiano de carne
y hueso había echado por tierra mis prejuicios y puesto sobre el tapete un
gran número de interrogantes que me acompañarían para siempre.
De regreso en Gran Bretaña, comencé una búsqueda que diera sen-
tido a las cuestiones históricas y teológicas que se escondían detrás del
conflicto palestino-israelí. A principios de 1991, Garth Hewitt descu-
brió nuestro común interés por Palestina y me invitó a participar en
una gira de conciertos auspiciada por las iglesias de Jerusalén y Cis-
jordania. Garth ha escrito muchas canciones que hablan de la paz entre
judíos y palestinos. Tiene un inusual talento para captar los sentimien-
tos de la gente y gran capacidad para expresar en una canción no sólo
el dolor y el sufrimiento, sino también la fe y la esperanza. Las condi-
ciones del viaje no eran las mejores debido a que el levantamiento pa-
lestino y las estrictas medidas de seguridad impuestas por Israel habían
exacerbado el clima de hostilidad que se vivía en la región.
Este fue el primero de una serie de viajes a Palestina, en los que la ines-
timable y profunda amistad de algunas personas me ayudó a afianzar
mis renovadas convicciones. De este modo, conocí a Naim Ateek (el di-
rector de Sabeel, el Centro Ecuménico para la Teología de la Liberación
Palestina de Jerusalén), a Jonathan Kuttab (un abogado y activista por los
derechos humanos), a Edmund Shehadeh (del Centro de Rehabilitación
de Belén, en la cercana ciudad de Beit Jala), a Zougbi Zougbi (de Wi’am,
un centro de resolución de conflictos de Belén), al difunto Audeh Ran-
tisi (del Hogar Evangélico de Niños de Ramala), a Elias Chacour (de la
Escuela Profeta Elías de Ibillin), a Bishara Awad (del Colegio Bíblico
de Belén), a Salim Munayer (de Musalaha, un proyecto de reconciliación
en Belén), a Cedar Duyabis (de la YWCA de Jerusalén Este) y a Tom
Getman (de la organización cristiana World Vision). A pesar de que la
iglesia de Palestina tiene cada vez menos peso en Tierra Santa, Dios la
bendijo enviándole estos líderes tan honestos y valientes.
En 1992, a petición del obispo anglicano Samir Kafity, nuestra dió-
cesis invitó al reverendo Zahi Nassir de Nazaret para una estancia de
tres meses. A lo largo de su visita, hubo tres eventos destacables que me
ayudaron a entender qué se siente al ser palestino.
Durante un encuentro de clérigos, Zahi tuvo la oportunidad de co-
nocer al alcalde de Guildford. En un sincero intento de agradar a su in-
vitado, el alcalde dijo: «Yo tuve el honor de conocer a su primera
ministra, Golda Meir». Con toda cortesía, Zahi le hizo ver su error:
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16 Stephen Sizer
«No dudo de que Golda Meir fue una buena primera ministra para su
pueblo, pero no para los palestinos». Ante la perturbación del alcalde,
hubo un silencio embarazoso hasta que alguien llevó la conversación
hacia temas menos polémicos.
En otro evento, al que Zahi fue invitado para hablar de Palestina ante
la comunidad cristiana de Guildford, uno de los miembros más antiguos
de una importante iglesia evangélica se puso de pie y le preguntó si podía
contestarle una sencilla pregunta: «¿Qué es un palestino?» Zahi tomó el
insulto con mucha dignidad y solicitó al colega sionista que fuera él
mismo quien diera la respuesta. Aun así, la situación resultó tan bochor-
nosa que tiñó de sombras lo que restaba de su visita.
Días después, Zahi debía tomar un tren a Gales y me pidió prestado
un libro para leer en el trayecto. El libro, que él mismo eligió, era Is-
rael: An Apartheid State de Uri Davis. Para que nadie supiera lo que
estaba leyendo, cubrió las tapas con un papel marrón. El hecho no dejó
de sorprenderme porque jamás se me habría ocurrido que leer un libro
en un tren de Gran Bretaña representara una amenaza para la seguridad
de Israel y mucho menos que pusiera en peligro la vida de un palestino.
Entre 1993 y 1997, el creciente interés por Tierra Santa dio impulso
a una serie de investigaciones de posgrado cuyo fin era evaluar el im-
pacto de las peregrinaciones entre las comunidades cristianas locales.
Los resultados revelaron la existencia de profundos y enraizados prejui-
cios hacia los palestinos, a quienes se adjudica un estereotipo caricatu-
resco, y una lamentable falta de contacto entre peregrinos y cristianos
nativos. Que decenas de miles de turistas y peregrinos cristianos de Oc-
cidente visiten Tierra Santa al mismo tiempo debería ser una oportuni-
dad muy provechosa para todos. Irónicamente, los resultados son casi
siempre más perjudiciales que beneficiosos, porque el itinerario ha sido
cuidadosamente diseñado para que los viajeros sólo conozcan el Israel
judío que perpetúa y hace realidad el mito del sueño sionista.
En 1995, Garth Hewitt y yo hicimos una segunda gira de conciertos
que fue auspiciada por las iglesias de Israel y de los Territorios Ocupados.
El viaje inspiró a Garth a escribir su libro Pilgrims and Peacemakers, ba-
sado en las entrevistas que mantuvo con pacifistas judíos y palestinos.
Uno de los episodios del libro ilustra una versión de la parábola del buen
samaritano a través de una rara peripecia personal. Después de participar
de un servicio anglicano en el centro de la ciudad de Gaza, le propuse a
Garth que nos tomáramos un descanso y recorriéramos los espléndidos
paisajes del norte de Galilea. La estancia en Gaza había resultado bas-
tante tensa porque yo, inocentemente, había aceptado que nos llevaran
hasta allí en un coche con matrícula israelí. Como estábamos en febrero,
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SIONISMO CRISTIANO 17
a media tarde comenzó a oscurecer. Yo conducía un minibús prestado por
la sinuosa carretera del Monte Hermón en dirección hacia las vertientes
nevadas de los Altos del Golán, en la Siria ocupada.
Al costado del camino había un grupo de jóvenes soldados israelíes.
Parecían agotados y muertos de frío. Nos hicieron señas para que los
lleváramos pero, por temor, seguimos adelante sin detenernos. Yo que-
ría volver a tiempo para enseñarle a Garth el puesto de la ONU en Qu-
naytirah, así que dimos la vuelta. Al doblar una curva, los faros
delanteros iluminaron al grupo de jóvenes soldados que seguía al cos-
tado de la carretera. Uno de ellos yacía en el suelo, sobre la nieve,
mientras sus compañeros trataban de reanimarlo. Probablemente, las
ropas húmedas y el frío de la tarde le habían provocado un ataque de
hipotermia. Con la ayuda de Garth, lo levantaron y lo cargaron en el
minibús, medio inconsciente. Mientras bajábamos la cuesta nos cru-
zamos con un vehículo militar, que se ocupó de trasladarlo hasta un
hospital cercano. Al día siguiente, a pesar de la enojosa experiencia
que vivimos en Gaza con los arrogantes colonos y soldados israelíes,
comprendí que estos jóvenes de apenas diecisiete años de edad eran
seres humanos tan vulnerables y desamparados como mis amigos pa-
lestinos. Entonces recordé la profunda reflexión con la que Elias Cha-
cour recibe a cada nuevo grupo que visita su universidad, que reúne a
profesores y estudiantes judíos, cristianos y musulmanes: «Ninguno
de nosotros nace judío, árabe o británico; todos somos, antes que nada,
criaturas de Dios, creadas a su imagen y semejanza».
En 1995, comencé a escribir una serie de artículos sobre las cues-
tiones políticas y teológicas que condicionan el compromiso de los
cristianos de Occidente con el proceso de paz. Las implacables críticas
de algunos lectores constituían un claro indicio de los profundos sen-
timientos que despierta la cuestión árabe-israelí entre el movimiento
evangélico de Gran Bretaña. Afortunadamente, los incesantes cuestio-
namientos y las ocasionales amenazas anónimas de los que fui objeto
no impidieron que los artículos comenzaran a circular y, lo que es más
importante, que llegaran a publicarse.
A partir de 1997, las imborrables imágenes que traía de mis viajes
a Israel y Palestina y la cantidad de preguntas que quedaban sin res-
puesta me motivaron a realizar una investigación doctoral sobre la par-
ticipación histórica de los movimientos cristianos en el conflicto
palestino-israelí. La tesis incluyó un examen de los fundamentos bí-
blicos y teológicos que justificaron al movimiento sionista y un análi-
sis de las consecuencias políticas de ese apoyo militante. Los frutos de
esa investigación han sido condensados en esta obra; bienvenido sea el
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18 Stephen Sizer
diálogo que resulte de su lectura, así como el compromiso de los lec-
tores con las cuestiones tan polémicas y conflictivas que plantea.
Lo que me ha motivado a escribir este libro es la profunda convic-
ción personal de que, para los cristianos de Occidente y, en particular,
para los cristianos evangélicos, ignorar o estereotipar a nuestros her-
manos y hermanas palestinos, actualmente amenazados de extinción,
constituye un agravio y una contradicción de nuestras creencias reli-
giosas y, básicamente, una conducta inmoral frente a Dios. En suma,
sería ni más ni menos que perpetuar la maldad del levita que, como
nos cuenta la parábola del buen samaritano, pasa junto al necesitado y
no se detiene a socorrerlo.
Stephen R. Sizer
Virginia Water
enero de 2004
A continuación, algunos recursos digitalizados sobre el sionismo
cristiano que el autor pone a disposición de los lectores.
Zion’s Christian Soldiers (CD)
Audiolibro que resume la historia, la teología y las consecuencias
políticas del sionismo cristiano, leído por el autor.
Christian Zionism and the Last Days Temple (CD)
Un análisis meticuloso de los aspectos más polémicos de la agenda
del sionismo cristiano.
Christian Zionism (DVD)
Una serie de seis capítulos protagonizada por el autor, en la que ex-
plora las raíces históricas, las bases teológicas y las consecuencias po-
líticas del sionismo cristiano contemporáneo.
Christian Zionism: The Definitive Document Collection (CD)
La tesis doctoral del autor en formato Adobe, en la que se incluyen
todos los artículos publicados y las presentaciones de Power Point.
Para solicitar cualquiera de ellos, enviar un correo electrónico a
Stephen Sizer:
[email protected]. Para obtener más información
sobre estas fuentes o sobre otros libros y recursos del autor, visitar:
<http://www.sizers.org>.
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Agradecimientos
Quiero expresar mi más profunda gratitud a toda la gente que ha
hecho posible este libro.
A John Stott, Donald Wagner, Colin Chapman, Garth Hewitt, Peter
Walker, Naim Ateek, Gary Burge y Michael Prior, cuyos escritos ins-
piraron en parte la investigación que condujo a este libro. Ellos me hi-
cieron conocer el sufrimiento de todos los creyentes cristianos de Tierra
Santa, que, aunque en franca minoría, no temen preguntarse si el cris-
tianismo y el sionismo son compatibles.
A Michael Butterworth, Martin Davie y Alan Storkey por su pa-
ciente adiestramiento durante siete largos años, que hizo posible la tesis
doctoral que sentó las bases de este libro.
A Philip Duce y el personal de la editorial IVP por la paciencia y ge-
nerosidad con que ayudaron a convertir mi farragosa tesis en un ma-
nuscrito perfectamente legible, y por haber tenido el coraje de
publicarlo. No son muchos los autores que se han atrevido a opinar pú-
blicamente sobre este tema, pero menos aún los editores dispuestos a
darles voz.
A Colin Chapman, Andrew Walter, Stephen Travis y Donald Wag-
ner por haber leído las sucesivas ediciones del manuscrito y haberme
brindado sus sabios y esclarecedores consejos.
A los ilustrísimos Riah Abu El Assal, obispo de la Iglesia Episco-
pal de Jerusalén, Kenneth Cragg, antiguo obispo adjunto de Jerusalén,
y John Gladwin, obispo de Chelmsford, por brindarme su apoyo, su
guía y sus bendiciones.
Por último, agradezco la paciencia y comprensión de mi esposa Jo-
anna y el entusiasmo de mis cuatro hijos, Rachel, Katie, Louise y Mi-
chael, que me acompañaron física y espiritualmente a lo largo de toda
esta aventura y que compartieron algunas de mis visitas a Israel y Pa-
lestina. Por todo ello, les dedico especialmente este libro.
Stephen R. Sizer
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Listado de figuras
01. Evolución histórica del sionismo cristiano desde 1860.
02. Comparación de los esquemas dispensacionales del Morning Watch, J.
N. Darby, Charles Ryrie y C. I. Scofield.
03. Comparación de las dispensaciones según The Scofield Reference Bible
y The New Scofield Study Bible.
04. Cambios en el significado histórico de Rusia según la escatología de
Hal Lindsey.
05. Ejemplo de las contradictorias interpretaciones literales de Apocalip-
sis 9 de Lindsey y DeHaan.
06. Correlación entre la doctrina y la práctica del sionismo cristiano.
07. Comparación entre las declaraciones de ITAC y Crombie sobre el res-
tauracionismo.
08. Taxonomía de las distintas variantes del sionismo cristiano.
09. Resumen de las distintas variantes del sionismo cristiano.
10. Consecuencias positivas y negativas del sionismo cristiano.
11. Comparación entre la teología de la Alianza y la teología dispensacional.
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Nota del editor
Las citas bibliográficas de este volumen se adaptan al uso acadé-
mico convencional. Los libros se citan al completo (autor, título, año
y plaza de edición) sólo la primera vez que aparecen. En el caso de au-
tores con más de una obra citada, se cita siempre al autor y las prime-
ras palabras del título. Al final del libro hay un listado bibliográfico
que incluye casi todos los libros que Stephen Sizer refiere en su trabajo.
En el caso de los numerosos artículos, y dado que no se encuentran
en la bibliografía final del libro, se ha optado por repetir siempre los tí-
tulos al completo. Asimismo, incluimos a pie de página una traducción
al castellano de cada título con objeto de facilitar al lector no anglófono
la comprensión de contenidos. En el caso de los libros, y como es de
rigor, hemos creído conveniente dejar sólo el título original, si bien in-
cluimos la obligada referencia cuando existe una versión en castellano
de la obra.
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Introducción
En las profundidades del apacible Mar de Galilea se esconde una falla
geológica que comienza en el Monte Hermón, atraviesa el valle del
Jordán, la península de Arabia y el Mar Rojo y termina en el corazón
de África oriental. Milenio tras milenio, los temblores de tierra provo-
cados por esta falla dejaron innumerables civilizaciones en ruinas. Hoy
en día, otra falla que no es geológica, sino humana, se mantiene oculta
bajo esa misma tierra hasta que estalla con la virulencia de un volcán
en erupción. Como placas tectónicas, dos pueblos pugnan por ocupar
el mismo territorio: en un caso, una fuerza militar de ocupación; en el
otro, un pueblo sometido. Para los medios de comunicación, se trata del
choque de dos culturas, palestina contra israelí, oriental contra occi-
dental. Este libro se propone demostrar de qué significativa manera
han influido las ideas fundamentalistas del sionismo cristiano en el
conflicto palestino-israelí.
¿Qué es el sionismo?
En términos generales, el sionismo puede definirse como «un movi-
miento nacional que apoya el regreso del pueblo judío a su patria natal
y la recuperación de la soberanía judía en la Tierra de Israel».1 El tér-
mino ‘sionismo’ fue acuñado por Nathan Birnbaum en 1892, cuando
1
A Definition of Zionism (2004) [Internet], Jewish Virtual Library, una di-
visión de la American-Israeli Cooperative Enterprise, <http://www.us-
israel.org/jsource/Zionism/zionism.html>. [Consultado en mayo de 2004.] Para
obtener un análisis exhaustivo del sionismo judío, consultar también Gary Smith,
Zionism, The Dream and the Reality - A Jewish Critique (Newton Abbot: David
& Charles, 1974); Bernard Avishai, The Tragedy of Zionism: Revolution and
Democracy in the Land of Israel (New York: Farrar Straus Giroux, 1985);
Claude Duvernoy, The Zionism of God (Jerusalem: Ahva Press, 1985).
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24 Stephen Sizer
era un joven estudiante en la Universidad de Viena. Un año después,
Birnbaum publicó un folleto titulado «The National Rebirth of the Je-
wish People in Its Homeland as a Means of Solving the Jewish Pro-
blem» [«El renacimiento nacional del pueblo judío en su tierra natal
como medio de resolver el problema judío»], en el que defendía los
principios del nacionalismo judío que Theodor Herzl expondría más
tarde en su libro The Jewish State, de 1896.2
Durante el Primer Congreso Sionista Mundial celebrado en Basilea
en 1897, Herzl y Birnbaum hicieron explícito el sentido anhelo de mu-
chos judíos de tener su propia patria. Con la llegada del siglo XX, el
sionismo adoptó diversas formas, como el sionismo práctico, el sio-
nismo socialista y el sionismo comunista, entre otras.3 La forma más re-
ciente y acaso más destructiva es el sionismo mesiánico, diferente a
otras más tradicionales y menos extremistas y vinculado a personali-
dades como el rabino Meir Kahane y Gershon Salomon y movimien-
tos político-religiosos como Gush Emunim y Temple Mount Faithful.
El sionismo mesiánico surgió de las subculturas ultraortodoxas del
«cinturón bíblico» de Jerusalén tras la Guerra de los Seis Días (1967).
De acuerdo con Sachar, el judaísmo haredí (ultraortodoxo) fue «el pri-
mero en abrazar el misticismo territorialista que caracterizó a la victo-
ria bélica de 1967»4 y terminó siendo un factor decisivo para la victoria
electoral del Likud en 1997.
Equiparando a los árabes con los antiguos amalequitas y convenci-
dos de que Dios les ha ordenado llevar a cabo la limpieza étnica de los
palestinos de la Tierra de Israel, el sionismo religioso lideró la ocupa-
ción ilegal del territorio palestino, los ataques contra las mezquitas y la
comunidad musulmana y la expansión sistemática de los asentamien-
tos de Cisjordania, sobre todo en la Jerusalén Este árabe y en Hebrón.
Irónicamente, el proyecto sionista –que al principio sólo reivindi-
caba la idea de «una patria judía públicamente reconocida y legalmente
segura en Palestina»–5 fue nutrido y moldeado por cristianos mucho
2
Theodor Herzl, The Jewish State (Londres: David Nutt, 1896)
3
David Vital, The Origins of Zionism (Oxford: Oxford University Press,
1975); Zionism: The Formative Years (Oxford: Oxford University Press,
1982); Zionism: The Crucial Phase (Oxford: Oxford University Press, 1987).
4
Howard M. Sachar, A History of Israel from the Rise of Zionism to Our
Time, 2ª ed. (New York: Alfred Knopf, 1998), p. 923.
5
Citado en Regina Sharif, Non-Jewish Zionism: Its Roots in Western His-
tory (London: Zed Books, 1983), p. 1.
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SIONISMO CRISTIANO 25
antes de movilizar un apoyo mayoritario entre la comunidad judía.
Como se verá en el capítulo 1, este sionismo cristiano primigenio pre-
cedió al sionismo judío, mientras que el movimiento sionista cristiano
contemporáneo emergió sólo después de 1967, junto al sionismo me-
siánico, en parte como reacción a las críticas generalizadas que Israel
ha venido recibiendo durante los últimos cuarenta años.
¿Qué es el sionismo cristiano?
En palabras simples, el sionismo cristiano es una forma política de fi-
losemitismo que puede definirse como «el apoyo de los cristianos al
sionismo».6 Al parecer, el primero en utilizar el término ‘sionista cris-
tiano’ fue Theodor Herzl para referirse al filántropo suizo Henri Du-
nant, fundador de la Cruz Roja y uno de los pocos gentiles invitados al
Primer Congreso Sionista Mundial. En un sentido claramente político,
Walter Riggans define como sionismo cristiano «aquel sector del cris-
tianismo que apoya el proyecto sionista de establecer un Estado sobe-
rano en Israel (lo que incluye al gobierno, el ejército, la educación,
etc.)», pero, en un sentido general, el término puede aplicarse también
a «todos los cristianos que dicen apoyar al Estado de Israel por la razón
que sea».7
Entre los cristianos evangélicos, en particular, existe una creciente
polarización respecto a si el sionismo cristiano es bíblico y ortodoxo o
herético y ritualista, lo que ha dado origen a dos posiciones mutua-
mente excluyentes: una que apoya a la teología de la Alianza y otra
que apoya a la teología dispensacional (estas posiciones se analizan en
otras secciones de este libro).8 Colin Chapman observa: «Cualquiera
que sea el lugar del mundo en que pensemos, es difícil imaginar otra
situación en donde la política se haya vinculado de manera tan estre-
cha con la religión y en donde las Escrituras hayan tenido una in-
fluencia tan profunda sobre la acción política».9
6
Colin Chapman, Whose Promised Land, Israel or Palestine? (Oxford:
Lion, 2002), p. 274.
7
Walter Riggans, Israel and Zionism (London: Handsell, 1988), p. 19.
8
David Holwerda, Jesus and Israel: One Covenant or Two? (Leicester:
IVP, 1995); O. P. Robertson, Israel of God (Phillipsburg, NJ: Presbiterian &
Reformed, 2000); Cornelis Venema, The Promise of the Future (Edinburgh:
Banner of Truth, 2000).
9
Chapman, op. cit., p. 304.
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26 Stephen Sizer
Walter Riggans, por ejemplo, brinda más detalles acerca de la rela-
ción que guardan la teología y la política dentro del sionismo:
El sionismo bíblico, que sin duda es una aspiración de todos los
cristianos, necesariamente trata acerca de Dios y de sus propósitos. Por
lo tanto, desde una perspectiva propiamente cristiana, el sionismo debe
ser entendido como una rama de la teología y no de la política… El Es-
tado de Israel es apenas el comienzo del plan de Dios para el pueblo
judío.10
Más adelante, sugiere que los cristianos no sólo deben apoyar la
idea del Estado judío sino también sus políticas: «…Con la más abso-
luta modestia, me atrevo a sugerir que los cristianos... deben brindar su
apoyo al Estado de Israel, básicamente como un símbolo de la miseri-
cordia y fidelidad de Dios y una señal bíblica de la activa presencia de
Dios en el mundo».11
En 1989, la rama israelí de la asociación Lausanne Consultation on
Jewish Evangelism, que reúne a la mayoría de las denominaciones
evangélicas y carismáticas, así como a algunas organizaciones misio-
neras mesiánicas y evangélicas, hizo público el siguiente compromiso
con el Estado judío, aunque sin especificar la extensión geográfica de
Sion:
Nosotros reafirmamos la convicción de que el pueblo judío tiene
derecho a tomar posesión de la Tierra de Israel porque así lo ordenan
las Escrituras. También ratificamos su legítimo derecho a establecer
un Estado judío en esa tierra dentro de límites seguros y protegidos.12
Para los apóstoles del sionismo cristiano, por tanto, este movimiento
surgió de dos convicciones básicas: en primer lugar, que Dios estable-
ció una relación exclusiva y duradera con el pueblo judío a través de
una alianza que excluye a la iglesia y, en segundo lugar, que la tierra
de Palestina pertenece a los judíos por derecho divino. Estos postula-
dos se basan en una interpretación literal y futurista de la Biblia y en
el convencimiento de que el actual Estado de Israel representa la con-
10
Walter Riggans, The Covenant with the Jews (Tunbridge Wells:
Monarch, 1992), pp. 91, 93.
11
Riggans, Israel and Zionism, p. 21.
12
Baruch Maoz, «A Statement on Christian Zionism», Mishkan 1, 12
(1990), p. 6.
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SIONISMO CRISTIANO 27
sumación de las profecías del Antiguo Testamento vinculadas con el
pueblo judío.
Los sionistas cristianos sostienen que la promesa que Dios le hizo
a Abraham es eterna e incondicional:
«A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta
el gran río Éufrates... Y te daré a ti, y a los que vengan después de ti,
toda la tierra de Canaán en la que moras como herencia perpetua; y
seré el Dios de todos ellos.» (Génesis 15:18; 17:8)
Ello ha convertido a los sionistas cristianos en defensores y apolo-
gistas del Estado de Israel. Su consistente apoyo se expresa tanto en el
rechazo de cualquier comentario crítico u hostil hacia Israel como en
la justificación bíblica de las políticas israelíes de ocupación y coloni-
zación de los territorios de Cisjordania, Gaza y el Golán.
Conscientemente o no, el sionismo cristiano responde fielmente a
la agenda religiosa judía, como sintetiza el rabino Shlomo Aviner: «Los
judíos no debemos olvidar… que la repatriación de los exiliados y el
establecimiento de nuestro propio Estado obedece a un objetivo su-
premo y prioritario: la construcción del Templo. El Templo es el vér-
tice de la pirámide».13 Otro rabino, Yisrael Meida, explica cómo se
vinculan la política y la teología dentro del sionismo judío: «Es una
cuestión de soberanía. Aquel que controla el Templo, controla Jerusa-
lén. Y el que controla Jerusalén, controla la Tierra de Israel».14 Este pa-
radigma puede ilustrarse por medio de tres anillos concéntricos. La
tierra representa el anillo exterior, Jerusalén el anillo central y el tem-
plo el anillo interior, todos incluidos en la agenda del sionismo: la de-
manda de la tierra en 1948, la ocupación de la Ciudad Vieja de
Jerusalén en 1967 y la actual disputa respecto al lugar del templo. Para
los sionistas religiosos, judíos o cristianos, los tres asuntos están inex-
tricablemente ligados. Para el sionismo cristiano en particular, tanto la
tierra de Israel como la Ciudad Vieja y el sitio del templo deben estar
bajo exclusivo control del pueblo judío porque tal es el designio de
Dios; en la medida en que las naciones del mundo así lo reconozcan y
acepten, la bendición divina recaerá sobre ellas.
13
Rabino Shlomo Chaim Hacohen Aviner, citado en Grace Halsell, For-
cing God’s Hand: Why Millions Pray for a Quick Rapture – and Destruction
of Planet Earth (Washington: Crossroads International, 1999), p. 71.
14
Yisrael Meida, citado en Halsell, op. cit., p. 68.
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28 Stephen Sizer
Mientras se recrudece la tensión en Oriente Próximo, todos quieren
ganar la batalla moral y echan mano de la Biblia no sólo quienes criti-
can a Israel sino quienes tratan de silenciar esas críticas. En una cultura
tan polarizada, el antisionismo se considera sinónimo de antisemitismo
y la explotación del Holocausto15 –que Norman Finkelstein bautizó
como ‘holocaustología’– sirve para inmunizar a Israel ante cualquier
tipo de reproche.16
Grace Halsell, que entiende el sionismo cristiano como un culto, se
cuestiona: «¿Cuál es el mensaje del sionismo cristiano? En pocas pa-
labras: puesto que todo lo que hace Israel está orquestado por Dios, el
resto de nosotros debe aprobarlo, apoyarlo e incluso ensalzarlo».17 Por
su parte, Dale Crowley, locutor de una emisora evangélica de Was-
hington, describe el sionismo cristiano dispensacional como «el culto
que más crece en todo Estados Unidos»:
No se trata de un grupo de «locos» sino, por el contrario, de ciu-
dadanos estadounidenses de clases media y media alta tradicionales
que donan millones de dólares por semana a los pastores evangélicos
que difunden los fundamentos del culto por televisión. Todos leen a
Hal Lindsey y Tim LaHaye y comulgan con un objetivo: facilitar la
tarea de Dios para que los lleve con Él a los cielos, libres de pecado y,
desde allí, observar el Armagedón y la destrucción del planeta Tierra.18
El Consejo de Iglesias de Oriente Próximo (MECC, por sus siglas
en inglés), que congrega a las iglesias históricas y evangélicas de Tie-
15
Shoah es la palabra hebrea con que los judíos designan al Holocausto.
Consultar <www.yahoodi.com/peace/holocaust.html>.
16
Norman Finkelstein, The Holocaust Industry: Reflections on the Ex-
ploitation of Jewish Suffering (London: Verso, 2000). [Existe una edición en
castellano: La industria del Holocausto: reflexiones sobre la explotación del
sufrimiento judío, Madrid, Siglo XXI de España, 2002]; consultar también Sam
Schulman, «Did Six Million Die for This?» [«¿Es por esto que murieron seis
millones de personas?»], Jewish World Review (enero de 2000).
17
Grace Halsell, «Israeli Extremists and Christian Fundamentalists: The
Alliance» [«Extremistas israelíes y fundamentalistas cristianos: la alianza»],
Washington Report (diciembre de 1988), p. 31.
18
Dale Crowley, «Errors and Deceptions of Dispensational Teachings»
[«Errores y decepciones en las enseñanzas del dispensacionalismo»]; Capitol
Hill Voice (1996-1997). Citado en Grace Halsell, «Israeli Extremists and
Christian Fundamentalists», p. 5.
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SIONISMO CRISTIANO 29
rra Santa, rechaza el sionismo cristiano «porque simboliza una inter-
pretación herética de las Sagradas Escrituras»,19 mientras que John
Stott lo describe como un «anatema bíblico».20
La importancia del movimiento sionista cristiano
El sionismo cristiano es un movimiento muy heterogéneo, donde con-
fluyen desde líderes cristianos particulares cuyas denominaciones no
han hecho pública su posición respecto al sionismo hasta importantes
organizaciones evangélicas internacionales que son abiertamente sio-
nistas. Algunas de ellas tienen una agenda política explícita, como
Bridges for Peace (BFP) e International Christian Embassy Jerusalem
(ICEJ), que cuenta con representación diplomática en varios países de
Centroamérica.21 Ambas organizaciones han repudiado o redefinido la
misión evangelizadora y se identifican ideológicamente con la dere-
cha israelí; de hecho, actúan como grupos de presión sobre el Gobierno
de Estados Unidos para que continúe financiando la agenda expansio-
nista de Israel. Otras organizaciones, como Jews for Jesus (JFJ) y Chur-
ch’s Ministry Among Jewish People (CMJ),22 desarrollan ante todo una
19
Middle East Council of Churches (MECC), What is Western Fundamen-
talist Christian Zionism? [¿Qué es el sionismo cristiano fundamentalista de Oc-
cidente?], Prefacio. Consultar también Peter Makari, «Abrahamic Heritage»
[«La herencia abrahámica»], MECC News Report, 10:2/3 (verano de 1998).
20
John Stott, citado en Donald E. Wagner, Anxious for Armageddon
(Scottdale, PA: Herald Press, 1995), p. 80.
21
La ICEJ goza de estatus diplomático en Honduras y Guatemala y, en la
década de 1980, estuvo implicada en la provisión de fondos a los «contras» ni-
caragüenses, que contaban con el respaldo de Estados Unidos; Donald E. Wag-
ner, op. cit., p. 109.
22
En este libro se cita a varios antiguos miembros de la organización CMJ.
Tony Higton, actual director general de la organización, escribió: «El CMJ
continuará su ministerio histórico entre los judíos, su combate del antisemi-
tismo y su preocupación por el bienestar y la seguridad del pueblo judío en
cualquier país del mundo, incluido Israel. Reconocemos el sufrimiento del
pueblo palestino. Muchos palestinos han perdido sus hogares ancestrales y si-
guen bajo la ocupación militar de Israel con todo lo que ello implica: opresión,
humillación, violencia y destrucción de sus viviendas sin justificación alguna.
También sufren el colapso de su economía y la falta de infraestructura, atri-
buibles en parte a las políticas de Israel y en parte a la ineficiencia de la Au-
toridad Palestina. El CMJ busca implementar la reconciliación que nos enseña
la Biblia» (carta de Tony Higton del 17 de mayo de 2004, sin publicar).
libro4_Bosforo_prelimib:Ángel Benito 22/4/09 20:24 Página 30
30 Stephen Sizer
tarea evangélica o misionera pero también abrazan la causa del sio-
nismo por razones bíblicas. Otras organizaciones más pequeñas, como
Exobus y Ebenezer Trust, colaboran con la repatriación de los judíos
de Rusia y Europa del Este a Israel, mientras que la Christian Friends
of Israel Communities impulsa el programa de adopción de asenta-
mientos en los Territorios Ocupados entre las iglesias cristianas de su
competencia.23
En Gran Bretaña y Estados Unidos, los líderes del sionismo cris-
tiano contemporáneo han adquirido influencia en la sociedad con su
escatología marcadamente dispensacional, premilenarista y apocalíp-
tica, legitimadora del sionismo entre los cristianos de Occidente. De
hecho, los provocativos títulos de sus más recientes libros justifican
que sus enseñanzas hayan sido descritas como una verdadera «teología
del Armagedón».24
En el sionismo cristiano estadounidense prevalece la corriente dis-
pensacional, cuyas enseñanzas hacen hincapié en el rapto de la igle-
sia,* la reconstrucción del templo y la inminente batalla de Armagedón.
Su influencia alcanza no sólo a las confesiones evangélicas, carismá-
ticas e independientes más importantes del país, como las Asambleas
de Dios y las Iglesias Baptistas del Sur y Pentecostal, sino también a
muchas de las megaiglesias independientes. George Marsden admite
que:
En su mayoría, este movimiento neoevangélico ha dejado de lado
los pormenores del dispensacionalismo pero aún conserva la firme cre-
encia de que las acciones de Israel han sido ordenadas por Dios. Esta
23
Consultar Sarah Honig, «Adopt-a-Settlement Program», Jerusalem Post,
2 de octubre de 1995.
24
Los más notables son: Hal Lindsey, The 1980’s: Countdown to Ar-
mageddon (New York: Bantam, 1981); John F. Walvoord, Armageddon, Oil
and the Middle East Crisis (Grand Rapids: Zondervan, 1990); Moishe Rosen,
Overture to Armageddon? Beyond the Gulf War (San Bernardino, CA: Here’s
Life Publishers, 1991); y Dave Hunt, Peace, Prosperity and the Coming Holo-
caust (Eugene, OR: Harvest House, 1983).
* Rapto de la iglesia: del latín rapio, que significa secuestro, rapto, abduc-
ción. Es la creencia sostenida por muchos protestantes conservadores de que
Cristo aparecería en el cielo y se llevaría consigo a todas las personas en estado
de gracia, tanto vivas como muertas (corresponde a la Segunda Venida de
Cristo). La corriente liberal y mayoritaria del cristianismo no comparte esta cre-
encia, aunque esté basada en algunos pasajes de las Escrituras bíblicas (Nuevo
Testamento; 1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Corintios 14:50-54). [N. del T.]
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SIONISMO CRISTIANO 31
creencia goza de una inmensa popularidad en Estados Unidos, aunque
no se la menciona en proporción a su importancia.25
Las estimaciones sobre la dimensión del movimiento varían nota-
blemente. Mientras sus defensores Pat Robertson y Jerry Falwell afir-
man que el movimiento reúne semanalmente a alrededor de 100
millones de estadounidenses, Grace Halsell propone una cifra más pró-
xima a los 25 o 30 millones. Según sus cálculos, el sionismo cristiano
cuenta con 80 mil pastores fundamentalistas cuyo mensaje se divulga
a través de mil estaciones de radio y cien canales de televisión cristia-
nos por todo el país.26 Citando a Doug Kreiger, Halsell afirma que sólo
a comienzos de la década de 1980 se fundaron más de 250 organiza-
ciones proisraelíes.27
En su biografía de Pat Robertson, fundador de la Coalición Cris-
tiana, Robert Boston sostiene que esta asociación maneja un presu-
puesto anual de 25 millones de dólares y reúne a más de 1,7 millones
de fieles, lo que probablemente la convierte en la organización polí-
tica más poderosa de Estados Unidos en nuestros días.28 Sin embargo,
la National Unity Coalition for Israel (recientemente rebautizada como
Unity Coalition for Israel) –una organización fundada en 1994, que
reúne a 200 organizaciones sionistas judías y cristianas como Interna-
tional Christian Embassy Jerusalem, Christian Friends of Israel y Brid-
ges for Peace– estima una base de 40 millones de miembros activos.29
Estas organizaciones, con sus diferentes matices y por diferentes
razones, a veces contradictorias, forman una amplia coalición que está
dejando su impronta no sólo en las negociaciones de paz que involu-
cran a israelíes y palestinos, sino también en la percepción que judíos
y musulmanes, y por extensión el resto del mundo, tienen de la cris-
tiandad y del testimonio cristiano.
25
George M. Marsden, Understanding Fundamentalism and Evangelica-
lism (Grand Rapids: Eerdmans, 1991), p. 77.
26
Halsell, Forcing God’s Hand, p. 50.
27
Grace Halsell, Prophecy and Politics: Militant Evangelists on the Road
to Nuclear War (Westport: Lawrence Hill, 1986), p. 178.
28
Robert Boston, The Most Dangerous Man in America?: Pat Robertson
and the Rise of the Christian Coalition (New York: Prometheus, 1996).
29
Consultar el sitio web de la Unity Coalition for Israel: <http://www.israe-
lunitycoalition.org>. La referencia a los 40 millones de miembros se encuentra
en <http://www.israelunitycoalition.org/events/events/php>. (Consultado en
mayo de 2004.)
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32 Stephen Sizer
Un análisis crítico del sionismo cristiano
Este libro contiene un análisis crítico del sionismo cristiano evangélico.
El capítulo 1 describe la evolución histórica del movimiento a partir de
1800 y su transición desde el sectarismo británico al poderoso movi-
miento evangélico estadounidense. El capítulo 2 analiza los siete pre-
ceptos teológicos básicos del sionismo cristiano desde la perspectiva de
la alianza: la hermenéutica ultraliteral y futurista; la creencia de que los
judíos continúan siendo el pueblo elegido de Dios; el restauracionismo
y el regreso de los judíos a Palestina; la justificación de la Tierra de Is-
rael o Gran Israel; la reclamación de Jerusalén como capital exclusiva de
los judíos; la esperanza de que el templo sea reconstruido y la escatolo-
gía premilenarista pesimista y apocalíptica. El capítulo 3 está centrado en
las consecuencias políticas de esta teología y en las prácticas empleadas
por los sionistas cristianos para reforzar al lobby proisraelí, facilitar el re-
greso de los judíos (aliyah, en hebreo) a la que consideran su patria, fi-
nanciar los asentamientos de Cisjordania, presionar a la comunidad
internacional para que reconozca a Jerusalén como capital de los judíos,
promover la reconstrucción del templo y oponerse a toda resolución pa-
cífica del conflicto palestino-israelí. El capítulo final describe las diver-
sas formas del sionismo cristiano, desde la más benigna hasta la más
destructiva, ofreciendo una alternativa a este movimiento. Finalmente, se
incluye un glosario que contiene las definiciones de los diferentes tér-
minos teológicos empleados en esta obra.
Ciertamente, no todos los cristianos evangélicos (el autor, entre otros)
están de acuerdo con el sionismo cristiano ni le brindan su apoyo, aun
cuando muchos judíos y musulmanes tengan la percepción de que el mo-
vimiento evangélico y el sionismo cristiano son la misma cosa. A dife-
rencia de su par estadounidense, el movimiento evangélico europeo está
mayoritariamente identificado con la teología de la Alianza. Pero, así
como en el siglo XIX los evangélicos británicos exportaron el sionismo
cristiano dispensacional a Estados Unidos, hoy en día los evangélicos
estadounidenses están exportando su visión prosionista dispensacional y
apocalíptica al resto del mundo, por ejemplo a través de los populares es-
critos de Tim LaHaye y Jerry Jenkins, con las lógicas consecuencias de-
vastadoras para Oriente Próximo. La intención de este libro no es sólo
exponer los orígenes históricos, las bases teológicas y las consecuencias
políticas de este movimiento, sino también fomentar el diálogo entre sus
críticos y sus defensores e intensificar la búsqueda de la paz, tanto física
como espiritual, entre los descendientes de Abraham. Jesucristo dijo:
«Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos
de Dios» (Mateo 5:9; Nueva Versión Internacional).
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Capítulo
1
Las raíces históricas
del sionismo cristiano
Así como el ombligo es el centro del cuerpo humano,
la tierra de Israel es el ombligo de la Tierra...
y está en el centro del mundo,
y Jerusalén en el centro de la tierra de Israel,
y el santuario en el centro de Jerusalén,
y el sagrario en el centro del santuario,
y el arca en el centro del sagrario,
y la piedra fundacional delante del sagrario,
porque sobre ella se fundó el mundo.1
Esta cita del Talmud, conocida como midrash Tanhuma, se remonta
a alrededor del siglo IX de la era cristiana y expresa de manera sucinta
la profunda resonancia que la Tierra de Israel, la ciudad de Jerusalén y
el Templo han tenido en el sentimiento mayoritario de los judíos desde
su exilio en el año 70 d.C. hasta el presente. También ayuda a explicar
el apego emocional que muchos cristianos evangélicos sienten por la
Tierra Santa, apego sobre el que se sustenta su particular solidaridad
con el sionismo.
Este capítulo se centra en los eventos históricos, los factores socio-
culturales y los cambios teológicos determinantes en la aparición y el
crecimiento del sionismo cristiano evangélico en los círculos políticos
1
Midrash Tanhuma (Qedoshim). Probablemente, este segmento de la Torá
oral fuera escrito en el siglo IX.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 34
34 Stephen Sizer
y religiosos británicos y estadounidenses desde los comienzos del siglo
XIX hasta la actualidad. La investigación hace hincapié en la destacada
actuación de un pequeño grupo de líderes cristianos evangélicos de Gran
Bretaña, que establecieron no sólo los fundamentos teológicos sino tam-
bién las conexiones políticas que hicieron del sionismo una realidad.
Los primeros indicios: el sionismo cristiano
primigenio
Aunque los partidarios del sionismo cristiano le adjudican un origen
enteramente bíblico,2 su nacimiento como doctrina teológica y movi-
miento religioso se encuentra en la Reforma protestante, que reavivó
el interés por el Antiguo Testamento y los acuerdos de Dios con el pue-
blo judío. La traducción y publicación de la Biblia puso los textos bí-
blicos al alcance del hombre común, lo que produjo un importante
cambio de paradigma en el pensamiento popular. La interpretación dejó
de ser una prerrogativa de las jerarquías eclesiásticas.
La aparición del literalismo bíblico
A partir de allí, los predicadores protestantes de toda Europa comenzaron a
enseñar la Biblia en su contexto histórico, tomando su sentido más llano y
literal e ignorando las interpretaciones alegóricas que el catolicismo romano
había propuesto durante siglos. Esta nueva perspectiva permitió replantear
el lugar que ocupaban los judíos en los designios de Dios, en particular a tra-
vés de los escritos de Theodore Beza, sucesor de Juan Calvino en Ginebra,
y de Martin Bucer, líder de la Reforma en Estrasburgo. En su libro Institu-
tes of the Christian Religion, Calvino remarca que la bendición divina es in-
separable y dependiente de la obediencia a los mandatos de la Alianza.
Asimismo, insiste en que existe una sola Alianza en la que participan tanto
quienes reivindican la antigua alianza como los que reivindican la nueva:
«Porque, incluso ahora, el único reino celestial que nuestro Señor Jesucristo
les ha prometido a sus seguidores es aquel en el que habrán de sentarse al
lado de Abraham, Isaac y Jacob (Mateo 8:11)».3
2
Wendell Stearns, Biblical Zionism (Hilversum, Holanda: Moriah Foun-
dation, 1994); Arnold Fruchtenbaum, Israelology: The Missing Link in Sys-
tematic Theology (Tustin, CA: Ariel Ministries Press, 1992).
3
Juan Calvino, Institutes of the Christian Religion (edición electrónica),
4.16.14 (Garland, TX: Galaxie Software, 1999).
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SIONISMO CRISTIANO 35
Calvino y Lutero, como la Iglesia católica romana anteriormente, in-
terpretaron que la palabra ‘Israel’ mencionada en Romanos 11:25 estaba
referida a la congregación de los judíos y gentiles creyentes, mientras
que Theodore Beza y Martin Bucer prefirieron atribuirla al judaísmo y
los judíos no creyentes. Los diferentes editores de la Biblia de Ginebra
se inclinaron progresivamente por esta interpretación. Las ediciones de
1557 y 1560 incluyeron un breve comentario sobre Romanos 11, en el
que se definía a Israel como «la nación de los judíos». En las ediciones
posteriores, el comentario añadía la sugerencia de que los judíos podrían
convertirse al cristianismo: «Él nos mostró que llegará el tiempo en que
toda la nación judía, sin excepción, se unirá a la iglesia de Cristo».4 Las
notas que acompañaron esta traducción –la más leída en Inglaterra y Es-
cocia antes de la aparición de la versión autorizada de 1611– y los escri-
tos de algunos puritanos, como William Perkins y Hugh Broughton,
contribuyeron a propagar la idea de la conversión del pueblo judío por
toda Gran Bretaña y las colonias inglesas de Norteamérica.5
La conversión y restauración de los judíos
La escatología puritana fue esencialmente posmilenaria y, en concor-
dancia con Romanos 9-11, sostenía que la conversión de los judíos trae-
ría consigo la bendición futura para toda la Humanidad: «La Inglaterra
puritana y la Escocia de la Primera Alianza estaban tan identificadas con
la bendición espiritual que no fue el mero interés en las profecías in-
cumplidas, sino el fervoroso anhelo de recibir esas bendiciones, lo que
las llevó a otorgarle a Israel un lugar tan preponderante».6 Thomas
Brightman (1562-1607), a quien se atribuye «la doctrina de la restaura-
ción del pueblo judío», también predijo su inminente conversión. En su
monografía Apocalypsis Apocalypseos [«el Apocalipsis del Apocalip-
sis»],7 Brightman especuló con que la primera de las siete copas de la ira
de Dios (Apocalipsis 16) fue derramada en 1558 cuando Isabel accedió
4
Iain H. Murray, The Puritan Hope: Revival and the Interpretation of
Prophecy (Edimburgo: Banner of Truth, 1971), p. 41.
5
Peter Toon, «The Latter-Day Glory» [«La gloria del último día»], en Peter
Toon (ed.), Puritans, the Millennium and the Future of Israel: Puritan Es-
chatology, 1600-1660 (Cambridge: James Clark, 1970), p. 24.
6
Iain H. Murray, op. cit., pp. 59-60.
7
Publicada por primera vez en Frankfurt en 1609; la traducción al inglés,
A Revelation of the Revelation, fue publicada en Amsterdam en 1615.
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36 Stephen Sizer
al trono de Inglaterra, y que la séptima trompeta de Apocalipsis 10 sonó
en 1558, cuando la Armada española sufrió su terrible debacle. También
sostuvo que el imperio otomano (el falso profeta) sería destruido debido
a su alianza profana con la iglesia romana (el Anticristo), y que a esta des-
trucción le sucedería «un llamamiento a los judíos para convertirse en
una nación cristiana», lo que a su vez iniciaría «un período de máxima
tranquilidad hasta el fin de los tiempos».8 En 1614, se publicaron por
primera vez sus comentarios sobre Daniel 11 y 12, que llevaban como
subtítulo The restoring of the Jews and their calling to the faith of Christ
after the utter overthrow of their three enemies is set forth in livelie co-
lours [«La restauración de los judíos y su llamado a la fe de Cristo tras
conocerse la sonada derrota de sus tres enemigos»]. Estaba convencido
de que «el renacimiento de una nación israelita cristiana» se convertiría
en «el centro del mundo cristiano». La prédica y los escritos de Bright-
man no sólo acapararon la atención general sino que calaron en lo más
hondo de los círculos gubernamentales de Inglaterra. Las ideas de Bright-
man fueron retomadas y desarrolladas por Sir Henry Finch, un eminente
abogado y miembro del Parlamento, que en 1621 publicó el libro The
World’s Great Restauration (sic) o Calling of the Jews, (and with them)
all the Nations and Kingdoms of the Earth, to the Faith of Christ. En sus
páginas, Finch afirmaba:
En aquellos pasajes de la Biblia que hablan de Israel, Judá, Sion
y Jerusalén, el Espíritu Santo no representa a un Israel espiritual ni a
la Iglesia de Dios que congrega a los gentiles, o a los gentiles y los ju-
díos por igual... sino al pueblo de Israel que fue engendrado en las en-
trañas de Jacob. Lo mismo cabe decir del regreso de los judíos a su
tierra y a sus antiguas sedes, de la conquista de sus enemigos… La glo-
riosa iglesia que erigirán en la mismísima tierra de Judá... Estas y otras
interpretaciones parecidas no son alegorías de símiles terrenales ni de
la reconciliación en Jesucristo (de las que aquellos fueron arquetipos
y figuras), sino una referencia concreta y literal a los judíos.9
8
Citado en Edward E. Hindson (2001), «Medieval and Reformation Back-
grounds of Dispensationalism» [«Antecedentes medievales y reformistas del
dispensacionalismo»] [Internet: the Conservative Theological Society,
<http://www.conservativeonline.org/journals/01_03_journal/1997VIn3_ido1.h
tm>] (Consultado en mayo de 2004.)
9
Henry Finch, The World’s Great Restauration (sic) o Calling of the Jewes
(Londres: Edward Griffin para William Braden, 1621), citado en Donald E.
Wagner, Anxious for Armageddon (Scottdale, PA: Herald Press, 1995), p. 87.
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SIONISMO CRISTIANO 37
Otros reformistas, como Richard Sibbes, Samuel Rutherford y John
Owen, compartían la idea posmilenarista de que algún día los judíos se
convertirían a la fe de Jesucristo y de que formarían parte de la iglesia,
hecho al que dedicaban sus fervorosas plegarias. Esta convicción se
extendió por todo el mundo cristiano con tanta fuerza que quedó re-
flejada en la Confesión Reformada de Westminster y en la Declaración
de Saboya de las Iglesias Congregacionales, ambas de 1658.
A finales del siglo XVII y bien entrado el siglo XVIII, sobre todo en
el período del Gran Despertar, la escatología posmilenarista con-
servó su primacía en el protestantismo de Europa y Estados Unidos.
Las creencias de que el milenio había llegado, que el triunfo del
evangelio sobre el mal era inminente en todo el mundo y que las
bendiciones divinas de paz y prosperidad sucederían a la conversión
de todas las naciones, incluida Israel, antes del glorioso regreso de
Cristo se propagaron rápidamente gracias a los escritos y las prédi-
cas de Jonathan Edwards y George Whitfield, entre otros. Edwards
escribió:
No sabemos en qué momento tendrá lugar la conversión de Israel,
pero las Escrituras nos permiten suponer que ocurrirá antes de la sal-
vación de los gentiles… La infidelidad judía será derrotada y los judíos
fluirán en masa hacia la gracia de Jesús… Nada ha sido anticipado con
más certeza que la conversión del pueblo judío (Romanos 11)… Cuando
ese día llegue, los judíos se reunirán con los gentiles y formarán una
sola nación.10
De acuerdo con su interpretación de Apocalipsis 16:1, Edwards su-
girió que las copas que contenían la ira de Dios fueron derramadas du-
rante la Reforma, que el papado podría expirar en 1866, que el islam
sería destruido y los judíos convertidos, y que los paganos de América,
África e India serían atraídos hacia la fe de Jesús.11 En el contexto de
ese mundo renovado y cristianizado fue acrecentándose la percepción
de que Palestina era la legítima patria judía. La promesa bíblica de que,
antes de la segunda venida de Cristo, el pueblo judío «convertido» re-
gresaría a Palestina, donde gozaría de sus derechos nacionales junto
10
J. Edwards, The Complete Works of Jonathan Edwards, vol. I (Edim-
burgo: Banner of Truth, 1974), p. 607.
11
Citado en Robert Clouse, Robert Hosack & Richard Pierard, The New
Millennium Manual (Grand Rapids: Baker, 1999), pp. 90-91.
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38 Stephen Sizer
con otras naciones cristianas, fue adoptada fervientemente por un mo-
vimiento sionista primigenio que nació al amparo de la iglesia protes-
tante. Si bien podría decirse que la era inaugural del sionismo (siglos
XVII y XVIII) estuvo marcada por la relación entre puritanos e «israeli-
tas», los protagonistas del siglo XIX fueron los cristianos evangélicos y
los judíos.12
El nacimiento del sionismo cristiano y su contexto
socio-político
En las postrimerías del siglo XVIII y los albores del siglo XIX, el opti-
mismo posmilenarista fue cediendo terreno drásticamente como con-
secuencia del prolongado período de agitación que se instaló a ambos
lados del Atlántico, asociado a la Guerra de la Independencia de EEUU
(1775-1778), la Revolución Francesa (1789-1793) y las guerras napo-
leónicas (1809-1815).
Con la caída de varias monarquías europeas entre 1804 y 1830 y
en un clima de malestar que se extendía por toda Inglaterra, las ame-
nazantes palabras de Napoleón –«No olvidéis que el Dios de la Fortuna
y el Dios de la Guerra guían mis pasos»13– fueron percibidas como una
ominosa señal del fin del mundo.
En 1804, Napoleón fue coronado emperador de los franceses ante
la renuente presencia del Papa Pío VII; en 1807, acordó con el zar de
Rusia el reparto de Europa y el bloqueo comercial del Reino Unido a
nivel continental y, en 1809, mandó encarcelar al Papa y se anexionó
los Estados papales. Hacia 1815, y tras largos combates, los ejércitos
napoleónicos habían invadido o sometido gran parte de Europa y de
Oriente Próximo, incluidos Italia, Austria, Alemania, Polonia, Rusia y
partes de Palestina y Egipto. Napoleón instaló a sus hermanos en los
tronos de Holanda, Nápoles, España y Westfalia y dio a su hijo el título
de «Rey de Roma». Su intención era crear una Europa confederada, en
la que cada confederación estuviera gobernada por un monarca vasa-
llo sujeto a su autoridad como «Supremo Rey de Reyes y Soberano del
12
Jan Nederveen Pieterse, «The History of a Metaphor: Christian Zion-
ism and the Politics of Apocalypse» [«Historia de una metáfora: el sionismo
cristiano y la política del Apocalipsis»], Archives de Sciences des Religions 75
(1991), pp. 75-104.
13
Citado en John Abbott, The History of Napoleon Bonaparte, 2 vols.
(Nueva York: Harper & Brothers, 1883), p. 121.
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SIONISMO CRISTIANO 39
Imperio Romano».14 Muchos predicadores y comentaristas, entre los
que se contaban Robert Jamieson y George Stanley Faber, lanzaron la
hipótesis de que Napoleón representaba al Anticristo.15 Otros predije-
ron que, en cumplimiento de las profecías de Daniel 2, diez reinos eu-
ropeos –Inglaterra, Francia, España y Austria entre ellos– planeaban
revivir el Santo Imperio Romano y formar los Estados Unidos de Eu-
ropa en sociedad con el Anticristo.16 En base a esas especulaciones, Ja-
mieson observa:
El primer decreto napoleónico publicado en 1809 en Roma (que
ordenaba la confiscación de los Estados pontificios y su anexión a
Francia) y la separación posterior de grandes porciones de los territo-
rios papales de su órbita y su unión a los dominios del rey de Italia, vir-
tualmente en manos de su hijo Luis Napoleón, constituyen el primer
paso en la consumación de la profecía que anticipa la destrucción de
la gran ramera.17
La destrucción de la iglesia católica romana de Francia, la confis-
cación de sus bienes, la ejecución de sacerdotes y el exilio del Papa
fuera de Roma parecieron corroborar la profecía. Algunos llegaron a
creer que estaban frente a la «bestia herida de muerte» anunciada en
Apocalipsis 13.
Estas tensiones y revueltas impulsaron el segundo Gran Despertar,
la masiva «revitalización religiosa» impulsada por el predicador Charles
Finney, el movimiento adventista de William Miller y la fundación de los
Testigos de Jehová, la secta creada y liderada por Charles Taze Russell.
Este clima de agitación se tradujo en un renovado interés por las profe-
cías, que, finalmente, condujo al resurgimiento del premilenarismo en
el seno de las corrientes evangélicas mayoritarias y sectarias.
Los ensayos especulativos de George Stanley Faber (1773-1854)
fueron los primeros escritos del siglo XIX que reflejaron la preocupa-
14
G. H. Pember, The Great Prophecies of the Centuries concerning Israel
and the Gentiles (Londres: Hodder, 1992), pp. 236-241.
15
J. N. Darby, «Remarks on a tract circulated by the Irvingites» [«Co-
mentarios acerca de un tratado difundido por los irvingitas»], incluido en Col-
lected Writings, vol. 15, Doctrinal 4, p. 2; Janet M. Hartley, «Napoleon in
Russia: Saviour or anti-Christ?» [«Napoleón en Rusia: Salvador o Anti-
cristo?»], History Today 41 (1991).
16
George H. Fromow (ed.), B. W. Newton and Dr. S. P. Tregelles, Teach-
ers of the Faith and the Future (Taunton, Phoenix, sin fecha), pp. 120-147.
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40 Stephen Sizer
ción de los cristianos por las profecías. Faber calificó de Anticristo a
Napoleón, entonces líder del imperio romano restaurado, y predijo que
sería derrotado en Palestina por dos potencias occidentales aliadas, In-
glaterra y Rusia. Asimismo, relacionó a las «islas del mar» y las «naves
de Tarsis» (Isaías 24:15 y 60:9) con Inglaterra, «la gran potencia naval»
de entonces, y al «rey del norte» (Daniel 11) con Rusia, su benevolente
aliada en las guerras napoleónicas.18
En Estados Unidos, varios líderes cristianos contemporáneos tam-
bién predijeron que el fin del mundo era inminente. En 1835, por ejem-
plo, Charles Finney lanzó la siguiente especulación: «Si los miembros
de nuestra iglesia cumplen con todas sus obligaciones, el milenio co-
menzará dentro de tres años».19 William Miller acotó el regreso de
Cristo a algún momento entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo
de 1844, mientras que Charles Russell, con más prudencia, predijo que
Cristo establecería su reino espiritual en los lugares celestiales en 1914.
El éxito de Russell puede atribuirse, entre otras cosas, al lanzamiento
de la revista Zion’s Watchover en 1879. La tirada pasó de los 6 mil
ejemplares iniciales a 15 millones un siglo después. Durante muchos
años, los populares sermones de Russell, que vinculaban las profecías
bíblicas con los acontecimientos contemporáneos, fueron reproduci-
dos en más de 1.500 periódicos de Estados Unidos y Canadá.
Estados Unidos y Europa volvieron simultáneamente los ojos hacia
Oriente y el pueblo judío, debido en parte al auge de un romanticismo
literario que se había encaprichado con el mundo hebreo y cuyas figu-
ras destacadas fueron Robert Byron, Walter Scott, William Words-
worth, Robert Browning y George Eliot. Eliot, por ejemplo, asistía
regularmente a la sinagoga y mantenía diálogos frecuentes con los ra-
binos. En 1874, comenzó a escribir su obra Daniel Deronda, a la que
Regina Sharif calificó como «la primera novela verdaderamente sio-
nista en la historia de la ficción no judía», o bien «la obra cumbre del
sionismo no judío en el campo literario».20 Según Sharif, Eliot consi-
deraba que la emancipación judía no dependía de la conversión de su
17
Robert Jamieson, Commentary, Critical and Explanatory on the Whole
Bible (Londres: Oliphants, 1934).
18
G. S. Faber, A General and Connected View of the Prophecies... (Lon-
dres: F. C. & J. Rivington, 1809), p. 4.
19
Charles Finney, Lectures on Revival (Cambridge, Massachusetts: Har-
vard University Press, 1960), p. 306.
20
Regina Sharif, op. cit., p. 46.
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SIONISMO CRISTIANO 41
pueblo ni de su integración con la iglesia: «La restauración, en cambio,
está vinculada con el regreso a la herencia cultural hebrea».21
En gran medida, el interés por la tierra palestina fue motivado por
los sucesivos descubrimientos arqueológicos, el aventurerismo militar
y la proliferación de guías de viaje que despertaron la imaginación po-
pular. Entre 1800 y 1875, más de dos mil autores eligieron la Tierra
Santa como tema de sus obras. Tal es el caso de la guía de viaje de Ar-
thur P. Stanley, Sinai & Palestine (1856), que fue reeditada cuatro veces
durante el año de su aparición.22 Otros autores populares de la época
fueron William Thackeray, Gertrude Bell, Robert Byron, Robert Gra-
ves, Alexander Kinglake, Rudyard Kipling, T. E. Lawrence y Freya
Stark. En la década de 1830, la visita a Cercano Oriente fue incluida en
el famoso grand tour de los jóvenes aristócratas europeos.
En 1865, un grupo de distinguidos académicos y clérigos británicos,
entre quienes destacaban Lord Shaftesbury, Sir George Grove, James
Finn (cónsul del Reino Unido en Jerusalén) y Arthur P. Stanley (de-
cano de la Abadía de Westminster), fundó la Palestine Exploration
Fund (PEF), una asociación cultural cuya finalidad fue, y sigue siendo,
la investigación de la historia, la geología, la arqueología, la topogra-
fía y las ciencias naturales en los territorios bíblicos de Palestina y el
Levante. No obstante, para Finn y Shaftesbury, dos fanáticos restaura-
cionistas, la asociación fue esencialmente un vehículo para impulsar
el regreso de los judíos a Palestina.23 El nombre de la PEF también fue
asociado a los grandes exploradores de Oriente Próximo, como los ge-
nerales Sir Charles Wilson y Sir Charles Warren, Claude Regnier Con-
dor, T. E. Lawrence y Horatio Kitchener, conde de Jartum. La
planimetría de Palestina Occidental –el primer estudio cartográfico en
la historia de Palestina– fue llevada a cabo por Condor y Kitchener
junto con el cuerpo de los Royal Engineers entre 1871 y 1878. El mo-
vimiento sionista aprovechó estos mapas para conocer los recursos na-
turales y determinar los lugares donde se instalarían los asentamientos.
En 1869, coincidiendo con la apertura del Canal de Suez, Thomas
Cook condujo la primera gira turística a Jerusalén, de la que participa-
ron 51 personas: dieciséis damas, treinta y tres caballeros y dos asis-
21
Ibid., p. 46.
22
Arthur Penrhyn Stanley, Sinai & Palestine (Londres: Murray, 1871).
23
Citado en Derek White, «Christian Zionism» [«El sionismo cristiano»],
sin fecha. [Internet: Saltshakers Messianic Community, <http://www.salt-
shakers.com/midnight/chrzion1.htm>] (Visitado en mayo de 2004.)
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42 Stephen Sizer
tentes. A finales del siglo XIX, la compañía de Cook había llevado doce
mil turistas a Tierra Santa, por lo que quizás no sea exagerado afirmar
que fue Cook en persona quien más hizo para facilitar y forjar el con-
tacto de los cristianos evangélicos con la tierra palestina. Su reputa-
ción como organizador de peregrinajes pegó un gran salto cuando, en
1882, se le encomendó planificar la gira de los príncipes de Inglaterra,
Eduardo y Jorge (que más tarde accederían al trono como Eduardo VII
y Jorge V), a Tierra Santa.
Este contexto político, literario, geográfico y educacional estimuló
el creciente interés de los cristianos evangélicos por la interpretación
futurista de las profecías del Antiguo Testamento, el redescubrimiento
de la tierra de Palestina y la conversión y restauración de los judíos.
Cuando el pesimismo premilenarista del siglo XIX reemplazó al op-
timismo posmilenarista de la Reforma y el protestantismo, la relación
de la iglesia con el pueblo judío dividió al sionismo cristiano en dos co-
rrientes que evolucionaron en paralelo: el premilenarismo histórico o
de la Alianza y el premilenarismo dispensacional. El primero sostenía
que el pueblo judío sería incorporado a la iglesia y regresaría a Pales-
tina como una nación convertida junto con otras naciones cristianas,
mientras que el segundo mantenía que los judíos retornarían a la tierra
prometida antes o después de su conversión, pero claramente separa-
dos de la iglesia. La corriente histórica se transformó en la fuerza im-
pulsora del movimiento restauracionista y del sionismo cristiano de
Gran Bretaña, mientras que la corriente dispensacional hizo lo propio
en Estados Unidos. Estas dos perspectivas, cuyo germen ya estaba pre-
sente en lo que luego se conoció como Círculo de Albury, serán trata-
das por separado.
Los orígenes del restauracionismo premilenarista
histórico en Gran Bretaña
Como se ha visto, el siglo XIX comenzó con un período de gran con-
vulsión que afectó a la mayoría de los países de Europa. Uno de los
personajes clave del renacimiento premilenarista y de su interés por
la restauración judía fue George Stanley Faber, quien en 1809 escri-
bió una obra en dos volúmenes bajo el extenso título de A General
and Connected View of the Prophecies relative to the Conversion,
Restoration, Union and Future Glory of the Houses of Judah and Is-
rael. The Progress and Final Overthrow of the Antichristian Con-
federacy in the Land of Palestine and the Ultimate General Diffusion
of Christianity.
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SIONISMO CRISTIANO 43
En mayo de ese mismo año, se formó la London Society for Pro-
moting Christianity Among the Jews, que luego cambió su nombre por
el de London Jews’ Society (LJS), un nombre menos descriptivo pero
que, con el tiempo, se volvió más popular.24 Al principio, la sociedad
tuvo un objetivo esencialmente «filosemítico», esto es, asistir a la na-
ción judía tanto en el alivio y cuidado de los enfermos y afligidos como
en la educación de los ignorantes, pero poco después abrazó la causa
de la restauración judía.25 Gracias a la combinación de estos dos obje-
tivos –la misión evangelizadora y el restauracionismo– la LJS aportó
al sionismo cristiano su primer rasgo de identidad como movimiento
embrionario, así como su rápida inserción en el movimiento evangélico
de Gran Bretaña.
Tanto la London Jews’ Society como otras sociedades misioneras fi-
losemíticas que se formaron durante el siglo XIX en Gran Bretaña deben
su creación a un pequeño número de líderes cristianos influyentes que
colaboró a darles forma y estipular sus prioridades y objetivos futu-
ros.26 Estas sociedades estaban inspiradas en una hermenéutica literal
y una escatología premilenarista de fuertes raíces en la Alianza, y com-
partían el firme compromiso de evangelizar al pueblo judío. Sus líde-
res más importantes fueron Lewis Way, Charles Simeon, Joseph Wolff
y Charles Spurgeon, entre otros.
Lewis Way (1772-1840): el benefactor financiero
Lewis Way puede ser considerado el fundador de la London Jews’ Society
y el máximo exponente del restauracionismo y el sionismo cristiano del
siglo XIX. En 1804, este abogado y miembro del Merton College de Ox-
ford adquirió Stanstead Park, una magnífica mansión de estilo georgiano
24
G. H. Stevens, Go, Tell My Brethren: A Short Popular History of Church
Missions to Jews (Londres: Olive, 1959), p. 13.
25
Consultar Kelvin Crombie, For the Love of Zion: Christian Witness and
the Restoration of Israel, (Londres: Hodder & Stoughton, 1991), pp. 13, 15.
26
Por ejemplo, la British Society for the Propagation of the Gospel Among
the Jews (1842), la Midmay Mission to the Jews (1876) y la Barbican Mission
to the Jews (1879). Hacia 1910, existían 99 misiones projudías y 914 mi-
sioneros reconocidos en todo el mundo. Consultar William Bjoraker, «The
Beginning of Modern Jewish Missions in the English Speaking World» [«El
origen de las misiones judías modernas en el mundo angloparlante»], Mishkan
16.1 (1992), p. 62.
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44 Stephen Sizer
situada en Emsworth, un pequeño pueblo de Hampshire, para fundar una
institución dedicada a la conversión de los judíos al cristianismo. Tiempo
después canceló una deuda de 20.000 libras de la London Jews’ Society
con la condición de que esta se transformara en una sociedad anglicana.
En 1815, al finalizar las guerras napoleónicas, Way comenzó a promover
la emancipación judía y de los asentamientos de Palestina, presionando
a los jefes de Estado europeos para que apoyaran la creación de un Es-
tado judío, y encontrando un aliado en el zar Alejandro I de Rusia, que
compartía su interés por el restauracionismo judío. Su trabajosa iniciativa
culminó en el Congreso de Aix la Chapelle (octubre de 1818), donde instó
a los mandatarios de Gran Bretaña, Prusia, Rusia, Austria y Francia a
apoyar el sionismo. Entre 1820 y 1822, influido por su relación con Ed-
ward Irving y Joseph Wolff, escribió una serie de especulaciones sobre la
restauración de los judíos y el inminente regreso de Cristo, que la revista
de la LJS, The Jewish Expositor, publicó bajo el seudónimo de ‘Basili-
cus’. En 1821, convencido de que las profecías del Antiguo Testamento
contenían una alusión «directa» a los judíos, Way difundió un panfleto ti-
tulado The Latter Rain [«La última lluvia»], en el que llamaba a los cris-
tianos a rezar por el pueblo judío. También impulsó una escatología
futurista que anticipaba el fin del exilio y el regreso del pueblo judío a la
tierra prometida, con la que logró galvanizar el respaldo evangélico al
sionismo. De acuerdo con Kelvin Crombie, Way y la LJS encarnaron el
liderazgo del movimiento evangélico que llamaba restaurar la nación de
Israel.27 Lejos de ser un fenómeno excéntrico o marginal, el restauracio-
nismo impulsado por Way no sólo logró el reconocimiento del establish-
ment evangélico sino que gozó del favor de un sector muy importante
del episcopado inglés. Uno de sus notables colaboradores fue Charles Si-
meon, quien participó junto a él en la creación de varias de sus «socie-
dades para la difusión del conocimiento del evangelio», como la Church
Missionary Society, la British and Foreign Bible Society, la Simeon Trust
y la Prayer-Book and Homily Society.
Charles Simeon (1759-1836): el pastor optimista
El crecimiento del sionismo cristiano dentro de los círculos evangéli-
cos anglicanos se debió ciertamente a las iniciativas de Charles Si-
meon. Simeon abrazó con pasión la lucha por la conversión de los
judíos y los objetivos de la London Jews’ Society, bregando por la «in-
27
Kelvin Crombie, op. cit., p. 15.
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SIONISMO CRISTIANO 45
minente restauración de todo el pueblo elegido de Dios».28 En repre-
sentación de la LJS, presidió las giras misioneras que difundieron la
evangelización y la restauración de los judíos por todo el Reino Unido,
pero su prédica llegó incluso a lugares tan remotos como India y Esta-
dos Unidos. Aunque no dudaba de que los judíos regresarían pronto a
Palestina, Simeon tenía su propia interpretación de la Biblia, según la
cual el regreso se produciría después de su conversión al cristianismo:
«La futura restauración de los judíos y su unión con los gentiles en una
única iglesia universal… son dos acontecimientos que sucederán de
manera simultánea o muy próximos en el tiempo».29 A diferencia de
Irving y Darby, Simeon se mantuvo fiel al posmilenarismo. Conven-
cido de que el milenio ya había comenzado, dedicó grandes esfuerzos
a promover el evangelio en el seno del judaísmo, porque creía que la
conversión y dispersión de los judíos por todo el mundo los transfor-
maría en verdaderos evangelizadores y, en consecuencia, «Dios inter-
vendría pronto para que todas las naciones se unieran en la fe y la
práctica religiosas, un hecho inédito en la historia de la Humanidad».30
A pesar de ser un ferviente restauracionista, Simeon consideraba
menos importante la restauración física de los judíos en Palestina que
su restauración espiritual en el reino de Dios:
Su conversión será tan rápida que acudirán masivamente hacia
Cristo, como lo hacen las palomas atraídas por el resplandor de los
ventanales, y un solo día bastará para que se transformen en una na-
ción… Quienes sólo se preocupan por la conversión de los gentiles,
deberían comenzar a predicar entre los judíos, porque los gentiles no
llegarán a la fe hasta que el último de los judíos haya sido convertido.31
Mientras otros líderes evangélicos, como Irving y Darby, comenza-
ban a hacer una distinción entre los planes divinos para los judíos y los
planes divinos para la iglesia, Simeon se aferraba más bien a la posición
28
Arthur Pollard, «The Influence and Significance of Simeons’s Work», en
Arthur Pollard & Michael Hennell (eds.), Charles Simeon, 1759-1836, (Lon-
dres: SPCK, 1964), p. 180.
29
Charles Simeon, «Conversion of the Jews and Gentiles», Horae
Homileticae 10, p. 240; Simeon, «Conversion of the Jews Gradual», Horae
Homileticae 8, págs. 10-14.
30
Charles Simeon, «The Millennial Period Fast Approaching», Horae
Homileticae 10, p. 24.
31
Ibid., pp. 416, 419.
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46 Stephen Sizer
de la Alianza reformada, según la cual las profecías del Antiguo Testa-
mento relacionadas con «Sion» se habían hecho realidad en la iglesia. En
uno de sus sermones, Simeon se refirió al futuro de Israel con estas pa-
labras: «Nosotros somos el Israel de Dios, tal como los judíos lo fueron
un día… y por eso heredaron las bendiciones divinas; porque «si somos
hijos de Cristo, entonces somos hijos de Abraham y, por ende, herede-
ros de las promesas de la Alianza»».32 De acuerdo con su biógrafo Arthur
Pollard, Simeon era «el hombre orquesta de la LJS, que tanto preparaba
los sermones como contrataba a los empleados, distribuía la propaganda,
recolectaba fondos y aconsejaba al resto acerca de las estrategias gene-
rales de la sociedad. Cualquiera de estas actividades era más importante
para él que los pormenores de su vida cotidiana».33 A pesar de que el
compromiso de la LJS con la agenda restauracionista tuvo defensores
más ardorosos, como Lewis Way, el trabajo de Simeon le garantizó el
apoyo creciente y mayoritario no sólo de la Iglesia anglicana sino de
otras comunidades evangélicas de todo el mundo.
Joseph Wolff (1797-1862): un precursor del estudio
de las Escrituras
Joseph Wolff era un judío alemán que se convirtió primero al catoli-
cismo romano y luego al anglicanismo, y a quien se conoce como el
primer gran misionero de la London Jews’ Society.34 En la conferencia
de Albury de 1826 sobre las «profecías incumplidas» (ver más ade-
lante), Wolff tuvo una participación destacada que Irving describió de
la siguiente manera: «No disponíamos de otra fuente para interpretar
las Escrituras que los originales que teníamos delante; si surgían pre-
guntas, acudíamos a un experto en temas orientales, probablemente el
académico más importante del mundo en ese campo, que además do-
minaba el hebreo como si fuera su lengua nativa. Me refiero, por su-
puesto, a Joseph Wolff».35 Este distanciamiento de la interpretación
tradicional o de la asistencia escolástica que caracterizó a las confe-
32
Charles Simeon, «The Future Prosperity of Israel», Horae Homileticae
10, p. 240.
33
Arthur Pollard, art. cit., p. 180.
34
Véase H. P. Palmer, Joseph Wolff, His Romantic Life and Travels (Lon-
dres: Heath Cranton, 1935).
35
Margaret Oliphant, The Life of Edward Irving (3ra. ed., Londres: Hurst
& Blackett, 1864), p. 205.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 47
SIONISMO CRISTIANO 47
rencias de Albury marcó una discontinuidad radical con los supuestos
tradicionales de la teología reformista y preparó el terreno para el dis-
pensacionalismo premilenarista, futurista y sectario de Irving y Darby.
Al igual que Hugh McNeile, otro miembro anglicano del Círculo de
Albury, Wolff estaba preocupado por el hallazgo de las tribus perdidas
de Israel, ya que lo consideraba un elemento indispensable para la fu-
tura restauración de los judíos. Durante su conferencia anual de 1822,
la LJS recibió un informe acerca del posible descubrimiento de las tri-
bus y, durante la conferencia de Albury de 1828, Henry Drummond
presentó otro informe que aseguraba que los mercaderes de las tribus
perdidas de Israel habían sido localizados en Leipzig:
Las tribus fueron descubiertas en la región septentrional de Cache-
mira, cerca de Bukhara, en la gran planicie central de Asia. Son veinte
millones de personas. Al parecer, algunos de sus hombres llegaron a la
feria de Leipzig... Se dedican al comercio de mantillas de cachemir.36
Wolff, que dominaba las lenguas árabe, hebrea, aramea, persa y
siria, partió ese mismo año en busca de las tribus perdidas y llegó hasta
lugares tan remotos como India, Armenia y Abisinia. El resto de su
vida lo dedicó casi enteramente a las conferencias de la LJS y a las mi-
siones de búsqueda y evangelización de los judíos de Oriente.
Charles Haddon Spurgeon (1834-1892):
un partidario del restauracionismo en la iglesia baptista
Spurgeon fue quizás el predicador más influyente de la iglesia no con-
formista de la Inglaterra decimonónica. De hecho, sus sermones fueron
publicados en 67 volúmenes, un récord nunca igualado en la historia
editorial inglesa. Hasta la fecha, Spurgeon no ha sido superado por nin-
gún otro autor cristiano conocido. Además de estar dotado de una gran
memoria fotográfica, tuvo la fortuna de reunir una de las bibliotecas te-
ológicas particulares más completas de todo el imperio británico. Si
bien Iain Murray encuentra en Spurgeon «una incertidumbre funda-
mental» en lo que se refiere a las cuestiones escatológicas y Hulse lo
califica de posmilenarista,37 Spurgeon siempre sostuvo una posición
36
Citado en ibid., p. 243.
37
Iain Murray, op. cit., p. 363; Errol Hulse, The Restoration of Israel (Wor-
thing: Henry Walter, 1982), p. 154.
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48 Stephen Sizer
afín al premilenarismo histórico o de la Alianza y «sumó su poderoso
apoyo a la restauración de los judíos en la Tierra Prometida».38 La pers-
pectiva premilenarista de Spurgeon quedó reflejada en varios de sus
sermones, como demuestra el siguiente ejemplo: «Yo imagino que el
advenimiento de Cristo será un evento premilenarista; primero ocu-
rrirá la venida de Cristo y, como consecuencia de su reinado personal
sobre la Tierra, comenzará el período del milenio».39
Durante las disputas conocidas como «The Down-Grade Contro-
versy»,40 que lo llevaron a abandonar la Unión de Iglesias Baptistas a
causa del tinte liberal que comenzaba a prevalecer entre sus feligreses,
Spurgeon hizo pública una declaración de fe en la que explicaba sus
opiniones doctrinales. El párrafo final decía así: «Confiamos en el re-
greso glorioso y visible de Jesucristo antes de la llegada del milenio».41
El premilenarismo de Spurgeon y su consecuente rechazo del amile-
narismo provenían de su apego a la interpretación literal de los textos
sagrados: «Creemos en el reinado de Cristo en la Tierra; para nosotros,
es un concepto tan simple y literal que ni siquiera nos atrevemos a ide-
alizarlo».42 También repudió el premilenarismo dispensacional que
emergía simultáneamente y rechazó toda sugerencia de que Dios tenía
38
Citado en Dennis M. Swanson, «Charles H. Spurgeon and the Nation of
Israel, A Non-Dispensational Perspective on a Literal National Restoration»
[«Charles H. Spurgeon y la nación de Israel, una perspectiva no dispensacional
sobre la interpretación literal de su restauración»] [artículo inédito presentado
en la Conferencia de la Sociedad Teológica Evangélica llevada a cabo en
Nashville en noviembre de 2000], p. 2.
39
C. H. Spurgeon, «Justification and Glory» [«La justificación y la glo-
ria»], Metropolitan Tabernacle Pulpit 11 (Londres: Passmore & Alabaster,
1862-1917), p. 249.
40
Spurgeon utilizó el término down-grade por primera vez en la revista The
Sword and The Trowel para describir la caída de la iglesia baptista hacia el libera-
lismo. La controversia lo llevó a abandonar la Unión de Iglesias Baptistas meses
más tarde. Véase John F. MacArthur, Spurgeon and the Down-grade Controversy
(1992). [Internet. The SpurgeonArchive, <http:www.spur-geon.org/downgrd.htm>]
(Consultado en mayo de 2004.)
41
«Mr. Spurgeon’s Confession of Faith» [«Confesión de fe del señor Spur-
geon»] publicada en The Sword and The Tropel n.º 26 (agosto de 1891), pp.
446-448.
42
C. H. Spurgeon, «Things to Come» [«Las cuestiones por venir»], Me-
tropolitan Tabernacle Pulpit 15 (Londres: Passmore & Alabaster, 1862-1917),
p. 239.
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SIONISMO CRISTIANO 49
un designio para los judíos y otro para la iglesia. Con cierto sarcasmo,
observó:
Algunos hombres que se creen extraordinariamente sabios afir-
man que existen dos pueblos de Dios: uno anterior a la primera venida
de Cristo y otro posterior a ella. A estos hombres los hemos escuchado
decir incluso que aquellos que vivieron antes de la venida de Cristo no
pertenecen a la Iglesia de Dios. Es imposible adivinar qué es lo que
dirán la próxima vez; para nosotros, quizás sea mejor que estos des-
atinos nos sean revelados de una sola vez, para que su estupidez no
nos deje continuamente estupefactos. ¡Para Dios, todas sus criaturas
son iguales! El Señor ama a todos sus hijos sin distinción y no desam-
para a ninguno de ellos… Antes del primer advenimiento, tanto los
tipos como las sombras estaban orientados en la misma dirección: hacia
Cristo. Hasta los santos miraban hacia Él con esperanza. La salvación
es y será una sola, tanto para quienes vivieron antes de Cristo como
para los que vengan después. Así como los primeros practicaron su fe
a su debido tiempo, ahora nos toca a nosotros luchar por la nuestra; su
lucha fue recompensada y también lo será la nuestra.43
En la visión de Spurgeon, Israel y la iglesia habrían de unirse espi-
ritualmente algún día. Y, aunque en esa unión espiritual sólo la iglesia
sería la destinataria de las promesas del reino, los dos enfrentarían jun-
tos el período de la tribulación. El reino milenario en la Tierra sería la
concreción de los designios de Dios para los creyentes judíos y genti-
les por igual, en una iglesia unificada de la que Jesús sería el líder.44
Como partidario del premilenarismo de la Alianza, Spurgeon creía
en la restauración de Israel y apoyó el trabajo de la British Society for the
Propagation of the Gospel Among the Jews desde su creación. Aunque
el nombre y los objetivos eran similares, esta sociedad era la versión no
conformista de la London Society for Promoting Christianity Among the
Jews, que en ese entonces se adscribía al anglicanismo. La nueva socie-
dad se formó en noviembre de 1842 en la National Scotch Church de
Regent’s Square (Londres), de la que –irónicamente– Irving había sido
43
C. H. Spurgeon, «Jesus Christ Immutable» [«Jesucristo es inmutable»],
Metropolitan Tabernacle Pulpit 15, (Londres: Passmore & Alabaster, 1862-
1917), p. 8.
44
C. H. Spurgeon, «There be Some That Trouble You» [«No faltarán
quienes traten de confundiros»], The Sword and The Trowel (marzo de 1867),
p. 120. Consultar también Dennis Swanson, «Charles H. Spurgeon and the
Nation of Israel», p. 9.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 50
50 Stephen Sizer
ministro. Gracias a la contribución de Robert Murray M’Cheyne y An-
drew Bonar, la nueva sociedad trabajó conjuntamente con la Church of
Scotland’s Mission to the Jews.45 En una conferencia ofrecida en 1864 a
los miembros de la sociedad, Spurgeon manifestó su esperanza de que
algún día se estableciera un reino mesiánico en Israel. La charla, basada
en Ezequiel 37:1-10, llevó por título «The Restoration and Conversion
of the Jews» [«La restauración y la conversión de los judíos»]:
Dios prometió a los judíos: «Yo os llevaré de regreso a vuestra tie-
rra»… Allí gozarán de una prosperidad que los hará célebres… El sig-
nificado de este pasaje es tan claro y tan simple que no debemos
idealizarlo, sino tomarlo literalmente: las doce tribus de Israel serán
restauradas a su propia tierra, donde serán gobernados por un rey.46
En muchos de sus sermones, Spurgeon insiste en vincular tres gran-
des temas: el arrepentimiento de la nación judía antes de su conver-
sión al cristianismo, la restauración a su propia tierra y el regreso de
Jesús, en ese orden. Imaginaba incluso que «de no restaurarse el tem-
plo, en las colinas de Sion debería construirse un santuario cristiano
desde donde se escucharan los solemnes cánticos de oración, tal como
alguna vez se escucharon los antiguos salmos de David desde el ta-
bernáculo».47 Así, Spurgeon se aferró a la visión que el premilenarismo
de la Alianza tenía de Israel; nada de idealizar las promesas del Anti-
guo Testamento ni de suplantar a la iglesia. Swanson comenta al res-
pecto: «Él nunca atribuiría el milenio sólo a Israel dejando de lado a la
iglesia ni excluiría a la nación de Israel de la gloriosa iglesia del mile-
nio».48 Al ver cómo se abría camino el premilenarismo dispensacional
con su distintivo énfasis en la especulación profética, Spurgeon siguió
predicando la prioridad del evangelio con ingenio y pertinencia:
En cuanto a vuestros acertijos respecto al número de la bestia,
vuestras especulaciones sobre Napoleón y vuestras conjeturas sobre
45
Hoy en día, este organismo se conoce como Christian Witness to Israel, una
sociedad evangélica interreligiosa que también contó con el apoyo de Martin Lloyd-
Jones y Francis Schaeffer. Más información en <http://www.cwi.org.uk>.
46
C. H. Spurgeon, «The Restoration and Conversion of the Jews» [«La
restauración y la conversión de los judíos»], Metropolitan Tabernacle Pulpit
10 (Londres: Passmore & Alabaster, 1862-1917), p. 426.
47
Ibid., p. 426.
48
Dennis M. Swanson, art. cit., p. 17.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 51
SIONISMO CRISTIANO 51
la existencia de un Anticristo… disculpadme, pero yo no les concedo
la menor importancia; mientras los hombres mueren y el infierno se
puebla de almas, me parece una tremenda estupidez andar especu-
lando con un posible Armagedón en Sebastopol, Sadová o Sedán o
espiando entre las páginas del destino para descubrir la suerte de Ale-
mania.49
Si se analiza atentamente el siglo XIX, Lewis Way, Charles Simeon,
Joseph Wolff y Charles Spurgeon compartieron una misma pasión: ser
testigos de la conversión del pueblo judío a la fe de Cristo. Su inter-
pretación literal de la Biblia junto con la escatología premilenarista,
reafirmaron su confianza en que toda la nación judía volvería pronto
sus ojos a Cristo y que, una vez restaurada en la tierra de Palestina,
Jesús regresaría a la Tierra para establecer su reino milenario. Para
todos ellos, apoyar el restauracionismo era una cuestión personal y se-
gunda en importancia respecto a la prédica del evangelio entre los ju-
díos, el tema prioritario.
A partir de esas mismas raíces premilenaristas, una forma paralela
y muy diferente de sionismo cristiano fue emergiendo en Gran Bretaña
a lo largo del siglo XIX. Esta nueva corriente, a la que se conoció como
‘dispensacionalismo’, revirtió poco a poco esas prioridades, privile-
giando la restauración política sobre la tarea evangelizadora, y preo-
cupándose cada vez más por interpretar las profecías bíblicas desde
una perspectiva futurista y por hacer pública su visión de cómo se ha-
rían realidad en su propio tiempo.
Los orígenes del sionismo cristiano dispensacional
en Gran Bretaña
La evolución del dispensacionalismo durante el siglo XIX y el cambio
radical que significó la especulación profética y futurista en los temas
relacionados con la iglesia e Israel pueden ser atribuidos en gran me-
dida a Edward Irving, John Nelson Darby, Benjamin Newton y otras fi-
guras asociadas a las conferencias proféticas de Albury y Powerscourt
que tuvieron lugar entre 1826 y 1833.
49
Charles H. Spurgeon, Lectures to My Students (1ra. serie, Londres: Pass-
more & Alabaster, 1877), p. 83.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 52
52 Stephen Sizer
Edward Irving (1792-1834) y las conferencias proféticas
de Albury
Edward Irving nació en Annan, Escocia, en 1792, se ordenó ministro
de la iglesia escocesa en 1815 y fue nombrado pastor de la Caledonian
Chapel en Hatton Gardens (Londres) en 1822. Poco después, se con-
virtió en un orador muy popular, aunque algo excéntrico y controver-
tido. Según Thomas De Quincey, Irving era «el orador más importante
de nuestra época».50 En 1827, su feligresía era tan numerosa que debió
construirse una iglesia más espaciosa en Regent Square. A raíz de su
creciente popularidad como orador, Irving fue invitado a las reuniones
anuales de la London Missionary Society (1824) y de la Continental
Society (1825), dos sociedades misioneras de las que Henry Drum-
mond era un miembro influyente. Las presentaciones de Irving causa-
ron furor entre los presentes. Durante la charla de la Continental
Society, que llevó como título «Babylon and Infidelity Foredoomed»
[«La infidelidad de Babilonia anticipó su caída»], Irving rechazó el op-
timismo posmilenarista que impulsaba la expansión misionera y pre-
dijo que se avecinaba un período de «severos juicios y aterradoras
perplejidades» que precedería a la inminente venida de Cristo.51 En una
alusión particular al sur de Europa, donde la Continental Society con-
centraba su ministerio, Irving insistió en la inutilidad de la tarea evan-
gélica porque el juicio de Dios no tardaría en abatirse sobre los
territorios del antiguo imperio romano debido a su alineamiento con
el Anticristo. Mientras algunos de los presentes abandonaban la reunión
en señal de protesta, los líderes de la sociedad acusaron a Irving de
desacreditar su ministerio.52 La conferencia de Irving fue publicada
tiempo después con una dedicatoria a James Hatley Frere, un lego en
el tema del premilenarismo.53 La biógrafa de Irving, Margaret Oliphant,
explica el motivo de este reconocimiento:
Varios años antes, Hatley Frere –uno de los tantos estudiosos de
las profecías cuya fama comenzaba a extenderse por todo el país– había
50
Citado en Iain H. Murray, op. cit., p. 188.
51
Citado en ibid., p. 189.
52
Arnold Dallimore, The Life of Edward Irving, The Fore-runner of the
Charismatic Movement (Edimburgo: Banner of Truth, 1983), p. 62.
53
En el prólogo de Babylon and Infidelity Foredoomed, Irving reconoció
su deuda con Hatley Frere.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 53
SIONISMO CRISTIANO 53
propuesto un nuevo esquema de interpretación de la Biblia, aunque no
había logrado despertar el interés del público religioso. A pesar de ello,
Frere seguía esperanzado en que, si algún día encontraba un hombre
sincero, abierto de mente y lo suficientemente popular como para ha-
cerse oír, podría dar a conocer su sistema al gran público y de ese modo
garantizar su éxito. Cuando Irving, una persona absolutamente ingenua
y dispuesta, se cruzó de improviso en su camino, el estudiante tuvo la
inmediata intuición de haber hallado a «su hombre».54
Frere aseguraba que los tramos proféticos de las Escrituras «debían
ser juzgados o bien todos en sentido literal, o bien todos en sentido fi-
gurado, porque de lo contrario sería imposible cerciorarse de cuál es el
significado que intentan transmitir».55 Consecuente con esta idea, Frere
interpretó que el Libro del Apocalipsis hablaba de cómo el juicio de
Dios pronto se derramaría no sólo sobre los imperios romanos de
Oriente y Occidente sino también sobre «el paganismo, el papismo y
la infidelidad».56
La identificación de Irving con el esquema premilenarista y futurista
de Frere era evidente. En los años que siguieron, Frere asistió a varias
de las conferencias de Albury y logró cautivar a otros miembros del
círculo de Irving. Al igual que Frere y Faber, Irving estaba cada día
más obsesionado con la interpretación de los ominosos escritos de Da-
niel y del Libro del Apocalipsis. Según sus cálculos, la iglesia había pa-
decido un período de 1260 años de sufrimiento bajo el reinado papal,
que comenzó en el año 533, cuando Justiniano reconoció al obispo de
Roma como jefe de la iglesia, y terminó en el año 1793.57 Irving tam-
bién creía que la Revolución Francesa y la Revolución Industrial eran
«dos signos evidentes de los tiempos» que anunciaban el inminente re-
greso de Cristo. Tal como Brightman había predicho doscientos años
antes, Irving sostenía la hipótesis de que las primeras seis copas del
Libro del Apocalipsis ya habían sido derramadas y que la séptima copa
sería derramada entre 1820 y 1830. A través de las páginas del Morning
Watch, un colega de Irving, de nombre John Tudor, explicó el signifi-
54
Margaret Oliphant, op. cit., p. 189.
55
J. H. Frere, Brief Interpretation of the Apocalypse (Londres: J. Hatchard
& Sons, 1850), p. 2.
56
Ibid., p. 2.
57
Citado en Columba Graham Flegg, Gathered under Apostles: A Study of
the Catholic Apostolic Church (Oxford: Clarendon, 1992), p. 325.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 54
54 Stephen Sizer
cado del año 1793 y las razones que señalaban esa fecha como el fin
de la era cristiana:
Este es el espíritu de infidelidad que se impuso en Francia en
mayo de 1793 y que condujo a la abolición de las ceremonias públicas,
al desprecio absoluto por las Escrituras, a las que se calificó de fábu-
las, y a la sustitución de la era cristiana por el año de la República; y,
a medida que se afianzaba en la sociedad, fue asfixiando y eliminando
los testimonios del Antiguo y el Nuevo Testamento, suprimiendo su
voz profética, centro de su vida y su poder.58
En 1826, Irving tomó contacto con las ideas del jesuita español Ma-
nuel Lacunza. Descontento con la corrupción de Roma, Lacunza escri-
bió La venida del Mesías en gloria y majestad, que publicó por primera
vez en España en 1812 bajo el seudónimo de Juan Josafat Ben-Ezra,
como si se tratara de la obra de un converso judío. El libro contiene una
interpretación del Libro del Apocalipsis según la cual todos los capítu-
los, excepto los tres primeros, predicen la inminencia de eventos apoca-
lípticos. Irving estaba tan entusiasmado con las especulaciones futuristas
de Lacunza (un espejo de las suyas) que aprendió el español para poder
traducir el libro y publicarlo en inglés. La traducción incluyó un prefa-
cio suyo de 194 páginas, en el que presenta sus especulaciones proféti-
cas sobre el fin del mundo, prediciendo la apostasía del cristianismo, la
ulterior restauración de los judíos y el regreso de Cristo en un futuro cer-
cano. La edición inglesa atrajo un gran interés no sólo por el tema sino
por la asociación que los lectores hicieron con la figura de Irving.
Por aquel entonces, Irving era muy consciente de la soledad de sus
proclamas. Sus ideas se habían tornado más apocalípticas incluso que las
del premilenarismo tradicional, que tampoco habían sido bien acogidas
por los círculos evangélicos durante más de un siglo. Al parecer, Irving
no se dejó intimidar por el establishment evangélico que calificaba sus
opiniones de excéntricas. De hecho, parecía disfrutar de esa notoriedad:
Estos tres aspectos doctrinales –la iglesia de los gentiles, la futura
iglesia judía y universal y el advenimiento personal de Jesucristo–, que
58
John Tudor, Morning Watch 1 (diciembre de 1829), p. 563.3; citado en
Mark R. Patterson, Designing the Last Days: Edward Irving, the Albury Cir-
cle and the Theology of the Morning Watch [«El diseño de los últimos días:
Edward Irving, el Círculo de Albury y la teología del Morning Watch»], [tesis
doctoral, Kings College, Londres, 2001], p. 118.
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SIONISMO CRISTIANO 55
predico y defiendo de Shabat en Shabat con osadía pero también con
temor y estremecimiento, los he tomado de las Escrituras… en ese en-
tonces, no conocí ningún ministro que compartiera mi visión de estos
asuntos… una doctrina tan novedosa y extraña… un lenguaje tan inci-
vilizado e implacable, como corresponde a los conmovedores juicios
que caerán sobre nosotros en las vísperas de la bienaventuranza mile-
naria... pero, a pesar de la soledad y la falta de apoyo, cuanto más re-
flexionaba más convencido estaba de oponer estos aspectos doctrinales
fundamentales de las Sagradas Escrituras a la extendida idea de que la
presente dispensación de los gentiles pronto traería la bendición del mi-
lenio y que luego, en el final último, el Señor llegaría para acabar con
el mundo.59
Irving no tenía dudas de que la iglesia de los gentiles había llegado
a su fin. Esta visión pesimista antecedió y necesariamente impregnó
las denuncias que Darby hizo en relación con la «decadencia» de la
iglesia y las expectativas de la futura «dispensación» de los judíos. Con
respecto a la destrucción de Jerusalén que Jesús predijo en Mateo 24,
Irving insistía en que era un ejemplo y un presagio de la inminente des-
trucción de la iglesia y así lo dejó escrito: «La razón por la cual la des-
trucción de Jerusalén ejemplifica y presagia la destrucción del
cristianismo gentil es que ambas dan fe de la venganza de Dios sobre
una iglesia descarriada e incorregible».60 También sostenía que hasta las
iglesias evangélicas se habían «apartado» de la Biblia y estaban más
alineadas con La Edad de la Razón de Paine que con el evangelio: «El
intelecto se ha vuelto todopoderoso… nos encontramos frente a la igle-
sia de Laodicea».61 En esta cuestión, Irving exhibía crecientemente lo
que su biógrafo Arnold Dallimore llamó «una amargura sectaria y un
dogmatismo irreflexivo».62 Mientras muchos lo consideraban un pro-
feta, otros lo describían como «un visionario y un charlatán».63
En el primer día de Adviento de 1826, el año en que Irving estaba
traduciendo la obra de Lacunza, Henry Drummond (1786-1860) –im-
59
Edward Irving, The Rev. Edward Irving’s Preliminary Discourse to the
Work of Ben Ezra entitled the Coming of Messiah in Glory and Majesty, (reim-
preso en 1859), pp. 7-8.
60
Edward Irving, The Last Days... (Londres: James Nisbet, 1828), p. 11.
61
Andrew Drummond, Edward Irving and His Circle (Londres: James
Clarke, sin fecha), p. 130.
62
Ibid., p. 130.
63
Iain H. Murray, op. cit., p. 188.
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56 Stephen Sizer
portante banquero y político, y máxima autoridad del condado de Su-
rrey– abrió su casa de Albury Park a un grupo de veinte invitados se-
lectos para discutir asuntos concernientes a la «inmediata realización
de las profecías». Meses antes, Irving, Lewis Way y James Hatley Frere
habían formado la Society for the Investigation of Prophecy con ese
mismo fin. Sin embargo, por sugerencia de Drummond, los encuen-
tros de la sociedad acabaron incorporándose a las reuniones que se re-
alizaban simultáneamente en Albury Park.
En 1828, Drummond escribió y publicó una obra sobre las profe-
cías, Dialogues on Prophecy, en la que afirmaba –como Irving– que
Dios pronto juzgaría a la iglesia visible y devolvería al pueblo judío a
la tierra de Palestina, aunque agregaba que «la restauración de los ju-
díos ocurriría cuando los juicios de Dios se derramaran sobre la cris-
tiandad».64
Edward Miller describe el carácter de las reuniones del Círculo de
Albury: «En ellas, se deliberaba sobre las grandes cuestiones proféti-
cas que afectaban en lo inmediato a todos los cristianos».65 Columba
Flegg explica los propósitos de estas reuniones:
Las conferencias de Albury tuvieron como propósito examinar
las Escrituras –en particular, los textos proféticos– con miras a inter-
pretar los eventos políticos y sociales del momento y determinar cuá-
les eran las profecías bíblicas que se habían hecho realidad en vida de
Cristo y en la historia de la iglesia cristiana y, de ser posible, identifi-
car las que debían cumplirse en el futuro.66
Entre los asistentes a las conferencias anuales de Albury figuraban
Lewis Way y Joseph Wolff de la London Jews’ Society, James Hatley
Frere y Hugo McNeile, autor de The Prophecies Relative to the Jewish
Nation (1830).67 A semejanza de Irving y Drummond, McNeile defen-
dió la idea de que los judíos y la iglesia tenían diferentes «estatus dis-
pensacionales», y predijo que, tras el arrepentimiento y la restauración
64
Henry Drummond, Dialogues on Prophecy (Londres: James Nisbet,
1828), pp. ii-iii.
65
Edward Miller, The History and Doctrines of Irvingism, vol. 1 (Londres:
Kegan Paul, 1878), p. 36.
66
Columba Flegg, op. cit., p.36.
67
Hugh McNeile, The Collected Works, vol. 2: The Prophecies Relative to
the Jewish Nation (Londres: The Christian Book Society, [1830] 1878).
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SIONISMO CRISTIANO 57
que ocurrirían en un futuro cercano, los judíos ocuparían un lugar de
preeminencia sobre la Tierra y el resto del mundo sería bendecido por
ello.68 Miller confirma la influencia del literalismo bíblico de Lewis
Way tanto sobre Irving como sobre el Círculo de Albury:
Quienes se interesaban en el inminente cumplimiento de las pro-
fecías y, sobre todo, en descifrar su significado siguiendo el modo es-
pecial de interpretación que más tarde adoptaron Irving y sus colegas,
comenzaron a reunirse a raíz de una sugerencia que Lewis Way hizo a
Henry Drummond.69
Las conferencias de Albury continuaron realizándose una vez al año
hasta 1830. Alrededor de dos tercios de los asistentes eran anglicanos por
convicción, como Lewis Way; uno de ellos, Daniel Wilson, se convirtió
más tarde en obispo de Calcuta. El resto de la audiencia estaba compuesta
por miembros del movimiento moravo, de la iglesia de Escocia y de las
iglesias no conformistas, así como por otras figuras importantes de la
época, como Lady Powerscourt; S. Percival, hijo del primer ministro, y
E. Simon, director del Jews’ Orphan Asylum de Londres.
Irving recordaba así la atmósfera de la primera conferencia:
«Hemos pasado seis días maravillosos bajo el calor y la hospitalidad de
Albury House… desde el primer concilio de Jerusalén hasta el pre-
sente, nunca ha habido un espíritu de sagrada comunión equiparable al
de esta conferencia».70 Además, calificó a las conferencias de Albury
de «parlamento profético» y «escuela de profetas». Sus notas ya reve-
lan una incipiente distinción entre el destino de los judíos en la tierra
restaurada y el destino de la iglesia:
Unanimidad perfecta respecto a dos cuestiones:
1) que el paso silencioso de la dispensación cristiana actual al
tiempo del milenio no debía producirse como consecuencia de
una intensificación gradual en la prédica del evangelio; la dis-
pensación cristiana debía concluir con los juicios que llevarían
a la destrucción de esta iglesia visible y de su organización po-
lítica, del mismo modo en que había terminado la dispensación
de los judíos.
68
Hugh McNeile, Collected Works, vol. 2, pp. 431-433.
69
Edward Miller, op. cit, vol. 1, p. 36.
70
Edward Irving, Preliminary Discourse, pp. 197-202.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 58
58 Stephen Sizer
2) que durante el tiempo en que los juicios se abatieran sobre la
cristiandad, los judíos serían restaurados a su propia tierra...71
En la conferencia de 1827, la interpretación de las profecías se tornó
más especulativa porque se pasó de discutir temas muy generales,
como el regreso de los judíos a Jerusalén, a predecir cuestiones más
específicas, como «los tiempos y las edades» y el inminente regreso
de Jesús. Al respecto, Miller observa: «Partiendo del supuesto de que
la copa del Apocalipsis había sido derramada en Roma en 1798, todos
concluyeron que el regreso de nuestro Señor tendría lugar en 1847».72
Con cierta indulgencia, agrega que «este preciso método de interpre-
tación los llevó a aventurarse en terrenos poco seguros», y cita como
ejemplo el impacto que les produjo la noticia de la muerte del duque
de Reichstadt, el hijo de Napoléon. Según parece, uno de los asisten-
tes se levantó de repente y exclamó: «¡No puede ser cierto, porque
echaría por tierra toda nuestra interpretación!». No en vano, habían
identificado al joven Napoleón con «la bestia del Apocalipsis».73 La
declaración final de la conferencia deploró la ausencia de otros famo-
sos líderes evangélicos de la secta Clapham, como William Wilber-
force.
En la conferencia del año siguiente, la especulación se centró más
específicamente en la pronta restauración de los judíos. Citando el in-
forme que un señor de apellido Sargon había presentado ante la Lon-
don Jews’ Society en 1822, McNeile afirmó que las tribus perdidas
habían sido descubiertas en India y China, que decían llamarse Beni-
Israel (voz hebrea que significa «hijos de Israel») y que aguardaban
ansiosas el momento de la restauración:
…todos, casi sin excepción, llevan nombres judíos pero con ter-
minación persa… Ellos mismos circuncidan a sus hijos… observan la
fiesta de Yom Kippur… se llaman a sí mismos gorah jehudi o «judíos
blancos»… consideran a los judíos árabes sus hermanos... esperan al
Mesías y, algún día, esperan regresar a Jerusalén.74
Ese mismo año Irving publicó The Last Days: A Discourse on the
Evil Character of These Our Times, Proving Them to be the ‘Perilous
71
Citado en Edward Miller, op. cit., vol. 1, pp. 44-45.
72
Citado en ibid., vol. 1, p. 42.
73
Citado en ibid.
74
Hugh McNeile, The Collected Works, vol. 2, pp. 433-434.
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SIONISMO CRISTIANO 59
Times’ and the ‘Last Days’, una extensa obra de más de 500 páginas.
El primer capítulo llevaba por título «Introductory, to prove that the
Last Times and Last Days of Holy Scripture are the Conclusion of the
Jewish Captivity and the Gentile Dispersión» [«Discurso introductorio:
demostrar que los últimos tiempos y los últimos días de las Sagradas
Escrituras representan la conclusión del cautiverio de los judíos y de la
dispersión de los gentiles»]. Irving estaba absolutamente convencido de
que el regreso de Cristo ocurriría en los próximos años, antes incluso
de su propia muerte, y confiaba en que viviría lo suficiente para ver la
batalla final de Armagedón, el segundo advenimiento y el comienzo
del milenio.75 En una ocasión escribió:
Es casi un hecho que los mil doscientos sesenta días finalizaron
en el año 1792 y los treinta días restantes en el año 1823, que ya en-
tramos en el tiempo de los últimos días y que muchos de nosotros lle-
garemos a presenciar el final. Si esto se cumple, el tema con el que
hemos comenzado el ministerio del presente año adquiere una enorme
importancia.76
Irving fue más allá y predijo que el segundo advenimiento ocurri-
ría en 1868, «exactamente, setenta y cinco años después de 1793».77
La revista Christian Observer advirtió que la escatología de Irving es-
taba sembrando controversias entre la mayoría de los cristianos evan-
gélicos que, en 1828, seguían aferrados a las ideas posmilenaristas:
El señor Irving y el señor McNeile describen con duros términos
el estado de deterioro del mundo actual y futuro; ellos creen que la
cristiandad está al borde del colapso y consideran que nuestra Biblia y
nuestras sociedades misioneras no son los instrumentos que traerán la
gloria de los últimos días o la misericordia al mundo entero, sino sólo
mensajeros cuya misión es rescatar a unos pocos elegidos y esperar
que la maldad colme el vaso y Dios, en su ira, destruya el mundo de los
impíos y nos otorgue una nueva dispensación e, incluso, el reinado per-
sonal de Cristo con todos sus santos en el nuevo milenio.78
75
Consultar P. E. Shaw, The Catholic Apostolic Church (Nueva York:
King’s Crown Press, 1946), p. 18.
76
Ibid.
77
A. Drummond, op. cit., p. 130.
78
Christian Observer (junio de 1828), pp. 398-399, citado en Michael
Hennell, Sons of the Prophets (Londres: SPCK, 1979), p. 11.
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60 Stephen Sizer
A partir de 1828, las actividades de las conferencias proféticas de
Albury fueron difundidas a un público cada vez más numeroso gracias
a la publicación de la revista trimestral de Edward Drummond, The
Morning Watch, que alcanzó una gran notoriedad pese a su efímera
existencia.79 La mayoría de los artículos giraban en torno a los diver-
sos aspectos de la escatología y no llevaban firma, aunque se sabe que
Drummond, Tudor y Thomas Carlyle (autor y amigo íntimo de Irving)
se contaron entre sus colaboradores. Como se verá en el próximo ca-
pítulo, el esquema dispensacional presentado por Darby en 1836 era
algo elemental y farragoso en comparación con el complejo esquema
elaborado en la conferencia de Albury de 1830 y publicado por The
Morning Watch en 1831. Según Mark Patterson, «ningún proyecto se
aproxima, ni en extensión ni en complejidad, al desarrollado en Albury
y divulgado a través de las páginas de The Morning Watch».80
La publicación de la revista finalizó de manera abrupta en junio de
1833 cuando su benefactor, Henry Drummond, y su editor, John Tudor,
se convirtieron en apóstoles de la nueva iglesia católica apostólica fun-
dada en Albury. Patterson hace una provechosa evaluación del legado
de Irving y del Círculo de Albury:
El Círculo de Albury fue un producto de su época y, por tanto, re-
presentó un esquema teológico que tomó como modelo tanto la fasci-
nación romántica por los grandes sistemas inclusivos como la
metodología racional de la Ilustración y sus subjetivas controversias.
Todo ello se combinó para formar un sistema que fue tácitamente acep-
tado como la revelación final de Dios... La sensación de autogratifica-
ción reafirmó la legitimidad del sistema y, al mismo tiempo, encerró a
los miembros del círculo en una perspectiva que no les permitió tras-
cender su propia visión de la realidad.81
En 1834, la prematura muerte de Irving, acaecida durante una gira
evangélica por Escocia, dejó un vacío en las especulaciones pentecos-
tales del milenio. Como resultado, Drummond debió asumir la direc-
ción de la iglesia católica apostólica, mientras Lewis Way y la London
Jews’ Society capitalizaron el sueño de la restauración de Israel. Por su
Consultar Arnold Dallimore, op. cit., p. 93.
79
«The Seven Dispensations» [«Las siete dispensaciones»], The Morning
80
Watch 4 (septiembre de 1831), p. 134; citado en M. Patterson, op. cit., p. 138.
81
M. Patterson, op. cit., p. 166.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 61
SIONISMO CRISTIANO 61
parte, Darby y sus colegas de la hermandad abrazaron con resolución
la causa del premilenarismo dispensacional.
John Nelson Darby (1800-1882) y el auge
del dispensacionalismo
En opinión de muchos, Darby es el padre del dispensacionalismo y la
figura que más influyó en la evolución de su inmediato descendiente,
el sionismo cristiano.82 En 1825, Darby fue ordenado diácono de la
iglesia de Irlanda pero, al igual que Irving, apostató de la iglesia an-
glicana y de la iglesia disidente debido a su desacuerdo con la exigen-
cia de que los católicos conversos juraran fidelidad al rey de Inglaterra.
Su análisis del panorama eclesiástico contemporáneo se fue tornando
cada vez más pesimista, crítico y sectario y no se cansaba de repetir que
«la iglesia estaba en ruinas».83 En su opinión, esta decadencia no era el
mero resultado de una división religiosa sino «de una perversión tan
grande de la naturaleza y el propósito de la iglesia que la situaba en
diametral oposición a las razones fundamentales por las que había sido
creada».84 Siguiendo la huella de Irving, Darby rechazó la visión opti-
mista del posmilenarismo dominante. En 1840, insistió en lo siguiente:
El mal es tolerable pero sólo hasta que se vuelva tan flagrante que
requiera del juicio del Señor… Temo que esta tarde han sido vulnera-
dos algunos de los sentimientos más caros a los hijos de Dios; me re-
fiero al sueño de que el evangelio se propague por sí mismo sobre la
tierra durante este tiempo de dispensación.85
82
Donald Wagner, op. cit., pp. 81, 88. Esta postura fue impugnada por
Charles Ryrie, quien intentó, de modo poco convincente, ubicar el origen del
dispensacionalismo unos 150 años antes, basándose en evidencias supuesta-
mente halladas en los escritos del místico francés Pierre Poiret (1646-1719),
del calvinista amilenarista John Edwards (1639-1716) y de Isaac Watts (1674-
1748). Consultar Charles C. Ryrie, Dispensationalism (Chicago: Moody Press,
1995), pp. 65-71.
83
J. N. Darby, «On the Formation of Churches, Further Developments»
[«Acerca de la formación y evolución de las iglesias»] en Collected Writings,
vol. 1, Ecclesiastical 1, p. 303.
84
J. N. Darby, «What is the Unity of the Church?» [«¿En qué consiste la
unidad de la iglesia?»], en Collected Writings, vol. 20, Ecclesiastical 4, p. 456.
85
J. N. Darby, «Progress of Evil on the Earth» [«La dispersión del mal en
la Tierra»], en Collected Writings, vol. 2, Prophetic 1, pp. 471, 483.
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62 Stephen Sizer
Inevitablemente, las singulares visiones premilenaristas de Darby se
vieron influidas por otras convicciones similares con las que entró en
contacto durante las conferencias proféticas de Dublín, organizadas
por Lady Powerscourt entre 1830 y 1833 siguiendo el modelo de las
conferencias de Albury.86 Con el tiempo, empero, el poderoso y caris-
mático liderazgo de Darby fue dejando su impronta en las conferencias
de Powerscourt.87 Estos encuentros proféticos exclusivos, que se cen-
traban fundamentalmente en una interpretación pesimista de los acon-
tecimientos mundiales y en la especulación sobre el inminente retorno
de Cristo, confirmaron las denuncias de Darby sobre las iglesias esta-
blecidas. Al respecto, Roy Coad afirma: «Él se consideraba un instru-
mento de Dios y, en virtud de ello, había hecho un llamamiento a Su
pueblo para que abandonara todas aquellas alianzas que estuvieran con-
denadas al juicio divino».88
Mientras las cinco conferencias anuales de Albury en conjunto
totalizaron una concurrencia de apenas 40 personas, la conferencia
de Powerscourt de 1831 por sí sola atrajo a alrededor de cuatro-
cientos miembros de la elite evangélica de Gran Bretaña e Irlanda.
Además de la especulación en torno a cuándo aparecería el Anti-
cristo y cuáles serían las señales de su aparición, los asistentes plan-
tearon dos interrogantes muy significativos: «¿En virtud de qué
alianza los judíos demandaron la posesión de la tierra en el pasado
y la demandarán en el futuro?» y «¿Qué nos revelan las Escrituras
acerca de los acontecimientos del presente y de su naturaleza
moral?».89
Si bien nadie dudaba de la fuerte impronta que las ideas de Irving
tuvieron sobre la visión de la decadencia de la iglesia y de la futura
dispensación de los judíos, Darby siempre se resistió a reconocer la in-
fluencia de sus colegas sobre sus propias posturas teológicas. De hecho,
los treinta y cuatro volúmenes de su obra Collected Writings contie-
nen una sola referencia a su colega Irving, que Darby empleó para des-
86
Lady Powerscourt asistió a algunas de las conferencias de Albury y Ed-
ward Irving la visitó en Irlanda. Véase Iain Murray, op. cit., p. 191.
87
Clarence B. Bass, Backgrounds to Dispensationalism (Grand Rapids:
Eerdmans, 1960), p. 146.
88
Roy Coad, A History of the Brethren Movement (Exeter: Paternoster,
1968), p. 111.
89
J. N. Darby, Letters of John Nelson Darby, Vol. 1: 1832-1868 (Londres:
Stow Hill & Bible Trace Depot, sin fecha), pp. 6-7.
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SIONISMO CRISTIANO 63
vincularse de las fantasiosas profecías de los irvingistas y de la iglesia
católica apostólica.90
Darby fue una figura carismática de personalidad dominante, un
orador persuasivo y un celoso predicador de su visión dispensaciona-
lista. Se ocupó personalmente de fundar las iglesias de los Hermanos
de Plymouth en lugares tan distantes como Alemania, Suiza, Francia y
Estados Unidos, y de traducir las Sagradas Escrituras. En retribución,
estas iglesias –a las que Darby y sus colegas imprimieron las ideas del
dispensacionalismo premilenarista– enviaron sus misioneros a África,
las Indias Occidentales, Australia, Nueva Zelanda y, aunque parezca
irónico, a las comunidades árabes de Palestina. A su muerte, ocurrida
en 1885, los Hermanos de Plymouth contaban con alrededor de 1.500
iglesias en todo del mundo.
Desde 1862 en adelante, Darby fue perdiendo autoridad entre sus
hermanos británicos debido, principalmente, al cisma que en 1848 di-
vidió a la Hermandad de Plymouth entre «abiertos o libres» y «cerra-
dos o exclusivistas». A consecuencia de este debilitamiento, Darby
centró sus giras misioneras en Norteamérica, adonde viajó en siete
oportunidades a lo largo de las dos décadas siguientes. Según los cál-
culos de Sandeen, Darby pasó casi la mitad de su vida en Estados Uni-
dos. Durante sus visitas atrajo la atención de muchos líderes
evangélicos locales, como James H. Brookes, D. L. Moody, William E.
Blackstone y C. I. Scofield. Sus ideas ayudaron a moldear no sólo las
escuelas bíblicas evangélicas que fueron surgiendo en ese período, sino
también las conferencias proféticas que predominaron tanto en el mo-
vimiento evangélico como en el fundamentalismo de Estados Unidos
entre 1875 y 1920.
En su clásica historia del dispensacionalismo, Clarence Bass des-
cribe la perdurable influencia de Darby entre los evangélicos estadou-
nidenses:
Basta con decir que imprimió al movimiento el sello de su per-
sonalidad. Indudablemente, a su influencia se debe no sólo la atmós-
90
J. N. Irving, «Remarks on a tract circulated by the Irvingites» [«Co-
mentarios acerca de un tratado difundido por los irvingistas»], en Collected
Writings, vol. 15, Doctrinal 4, p. 34. Según Scofield, «Irving fue excluido, no
por una herejía doctrinaria, sino por su visión sobre la organización de la Igle-
sia»; consultar Arno C. Gaebelein, History of the Scofield Reference Bible
(Spokane, WA: Living Words Foundation, 1991), p. 43.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 64
64 Stephen Sizer
fera espiritual del movimiento sino también sus principios interpreta-
tivos, la compartimentación estanca del plan redentor de Jesús, su in-
terpretación profética literal y su espíritu separatista.91
Uno de los primeros aliados de Darby en Plymouth, Benjamin New-
ton, también se convirtió en un prolífico escritor de temas proféticos y
sus obras reavivaron la especulación en torno al momento en que Cristo
regresaría a la Tierra.
Benjamin Newton (1807-1899) y los efectos
de la especulación profética
Newton fue uno de los primeros líderes de los Hermanos de Plymouth,
cuya obra sobre la especulación profética fue reeditada muchas veces
entre 1850 y 1910.92 Su actividad se centró básicamente en la interpre-
tación del escenario político de la Europa de su tiempo a la luz de las
profecías bíblicas. Newton atribuyó una gran importancia a la nego-
ciación que en ese entonces mantenían un miembro de la familia Roths-
child y el sultán otomano por la construcción de la línea ferroviaria
Constantinopla-Bagdad; de hecho, la consideró uno de los muchos sig-
nos que presagiaban la inminente reunificación y revitalización de los
imperios romanos de Oriente y Occidente, «un mundo romano que
abarcaría desde Inglaterra hasta el Éufrates» con centro en Roma. En
1859, Newton escribió: «En Francia, Gran Bretaña y Austria crece la
percepción de que Rusia conspira contra sus intereses y no pasará
mucho tiempo hasta que algo similar ocurra en España, Italia y Gre-
cia».93 El colorido mapa de sus predicciones, que publicó en 1863,
comprendía los diez reinos del renovado imperio romano: Francia, Es-
paña, norte de Italia, los Estados napolitanos, Austria, Turquía, Grecia,
Siria y Egipto, además de las islas británicas.94 Irónicamente, en su obra
Prophetic Forecasts and Present Events re America and Russia (pu-
blicada ese mismo año), Newton no tuvo en cuenta la creciente espe-
91
C. Bass, op. cit., p. 176.
92
Benjamin Newton, Antichrist, Europe and the Middle East: The An-
tichrist Future (Londres: Houlston & Sons, 1859); Babylon: Its Future History
and Doom... (Londres: Houlston & Sons, 1890).
93
B. Newton, Antichrist, p. 143.
94
B. Newton, Map of the Ten Kingdoms of Roman Empire (Londres: Lucus
Collins, 1863).
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 65
SIONISMO CRISTIANO 65
culación en torno a si Norteamérica y Rusia habían sido mencionadas
en las profecías bíblicas: «Hasta hace muy poco, muchos especulaban
con la posibilidad de que el republicanismo norteamericano y el des-
potismo ruso se repartieran el mundo, pero no hace falta más que un rá-
pido vistazo a Daniel 2 para disipar esas fantasías».95
Newton se identificó con el sistema dispensacional de Darby y la
distinción milenarista entre el reino celestial de la iglesia y el reino te-
rrenal del pueblo judío, pero rechazó la doctrina que sostenía el rapto
secreto o la separación eterna entre los judíos y la iglesia.
Su obra Propositions for Christian Consideration (1865) contó con
la aprobación de Horatius Bonar, debido a su fuerte hincapié en la doc-
trina del premilenarismo, y con el apoyo de Charles Spurgeon, que lo
invitó a dar una conferencia en su instituto y mantuvo una relación
«cordial y afectuosa» con él y otros miembros de la Hermandad
«abierta» de Plymouth, como George Muller y Samuel Tregelles. Con
el tiempo, Newton llegó a considerar una herejía que Darby pusiera a
Israel por encima de la iglesia y repudió la idea de que los judíos reci-
bieran la bendición de Dios aun sin convertirse a la fe de Jesucristo: era
«casi como decir que existían dos tipos de cristianismo, dos evangelios,
dos caminos y dos propósitos de salvación».96
Otro antiguo colega de Darby, F. W. Newman, describe los efectos
que la obsesión dispensacional de Darby por la segunda venida de
Cristo tenía sobre la tarea evangelizadora: «Lo esencial de esta doc-
trina es que prohíbe ocuparse de las cuestiones terrenales de la iglesia
a largo plazo».97 Newman ilustra su descripción con la historia de un
joven que tenía grandes aptitudes para las matemáticas y pregunta a
Darby si consideraba correcto que dedicara su tiempo al estudio de ese
tema. La respuesta fue: «Ese propósito es adecuado para un hombre
que no se interesa por las cuestiones espirituales. Que la muerte se
ocupe de sus muertos y el mundo se ocupe de las cuestiones del
mundo... pero no es propio de un cristiano afanarse por las cuestiones
del mundo terrenal, a menos que se haya entregado al escepticismo».98
Esta actitud dispensacional de renunciar al mundo eclipsó al posmile-
narismo optimista del siglo anterior y, a la vez, puso distancia con el
95
B. Newton, Prophetic Forecasts and Present Events Re America and
Russia (1863), reimpreso en Fromow (ed.), op. cit., pp. 128-133.
96
Fromow (ed.), op. cit., p. 75.
97
Ibid., p.40.
98
Ibid.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 66
66 Stephen Sizer
premileranismo de la Alianza, que mantenía su apasionado compro-
miso con la evangelización de los judíos y el restauracionismo. De
acuerdo con Iain Murray, la injerencia en las cuestiones sociales –que
se asociaba a la Reforma, el puritanismo y, más recientemente, a Wi-
lliam Wilberforce, la secta Clapham y Lord Shaftesbury– «había dejado
de ser una actividad política legítima».9
Las conferencias de Albury y Powerscourt también dejaron su im-
pronta en otros sectores del clero británico, como lo señala E. B. Eliot
en un extenso tratado sobre el Apocalipsis, que ocupó cuatro volúme-
nes (2.500 páginas) y fue reeditado cinco veces en dieciocho años:
En 1844, el año en que mi propio trabajo sobre el Apocalipsis se
publicó por primera vez, estas ideas se habían difundido con tanta ra-
pidez por toda Inglaterra que, en vez de parecer extrañas y tal vez he-
réticas como cuando Irving publicó su traducción de Ben Ezra, habían
penetrado hasta lo más profundo de la conciencia religiosa de la época;
y, dada la débil oposición formal con que se habían encontrado hasta
entonces, parecían encaminarse lentamente a un triunfo seguro.100
De modo similar, en 1886 McNeile se remontó una generación más
atrás y reconoció que la decadencia de la iglesia y la restauración de los
judíos, dos ideas sostenidas por Irving y otras figuras del Círculo de Al-
bury, también habían sido calificadas de novedad excéntrica por aque-
llos a quienes él llamaba «antirestauracionistas»:
En 1830, cuando estas conferencias se publicaron por primera
vez, el tema era relativamente nuevo para la iglesia de este país. De
hecho, no había sido discutido ni por la Reforma y ni por los teólogos
más lúcidos del siglo anterior y apenas comenzaba a ventilarse gracias
a los esfuerzos de Lewis Way y C. S. Hawtrey, pero sobre todo como
resultado de los escritos de G. S. Faber y la celosa defensa de Charles
Simeon.101
En la segunda mitad del siglo XIX, el apoyo llegó a ser tan signifi-
cativo que la conferencia profética realizada en Londres en 1873 contó
Iain Murray, op. cit., p. 202.
99
E. B. Elliot, Horae Apocalypticae: A Commentary on the Apocalypse,
100
4 vols. (4.a edn., 1851), vol. 4, p. 522.
101
H. McNeile, Collected Works, vol. 2, prefacio a la nueva edición de
1866.
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SIONISMO CRISTIANO 67
con la presencia de antiguos e importantes miembros de la iglesia an-
glicana evangélica, como Lord Shaftesbury, Lord Radstock y el conde
de Cavan.102
Resumen del auge del dispensacionalismo en Gran Bretaña
Como se ha visto, el árbol familiar del sionismo cristiano tiene pro-
fundas raíces en la época de la Reforma y el puritanismo, aunque sus
orígenes visibles como movimiento descansan en las prédicas, los es-
critos y las campañas misioneras de muchos líderes evangélicos britá-
nicos, como Lewis Way, Charles Simeon, Joseph Wolff, Charles
Spurgeon, Edward Irving, John Nelson Darby y Benjamin Newton.
Desde su inicio, el sionismo cristiano tuvo dos vertientes claramente di-
ferenciadas: mientras que la primera se basaba en un movimiento evan-
gélico con fuerte énfasis en el premilenarismo de la Alianza, la segunda
tomaba sus fundamentos de un premilenarismo dispensacional que
hacía hincapié en el restauracionismo.
En Gran Bretaña, tanto los anglicanos vinculados a la London Jews’
Society como los no conformistas identificados con la British Society
for the Propagation of the Gospel Among the Jews continuaron de-
sarrollando su tarea evangélica y humanitaria entre los judíos de Eu-
ropa y Palestina y promoviendo la causa de la restauración. En 1845,
las estimaciones indicaban que la escatología premilenarista y restau-
racionista había captado la adhesión de más de 700 clérigos anglicanos,
entre los que se destacaban Edward Bickersteth, secretario de la So-
ciedad Misionera de la Iglesia y de gran ascendiente en la vida de Lord
Shaftesbury, y otras personalidades que se convirtieron luego en im-
portantes líderes anglicanos evangélicos, como el obispo de Liverpool,
J. C. Ryle. Simultáneamente, mientras la comunidad evangélica de Po-
werscourt se dividía en torno a la hipótesis de que la iglesia había fra-
casado y que los cristianos debían abandonar sus denominaciones, la
popularidad de Irving y Darby se diluía poco a poco en Gran Bretaña.
No obstante, gracias a la tarea misionera de los Hermanos de
Plymouth y a las repetidas visitas de Darby a Norteamérica, las inno-
vadoras ideas de su sionismo cristiano dispensacional (que diferencia-
ban los designios de Dios para los judíos y la iglesia) fueron acogidas
y apoyadas con creciente entusiasmo por algunos líderes contemporá-
neos locales, como William E. Blackstone, D. L. Moody, James H. Bro-
102
Iain Murray, op. cit., p. 197.
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68 Stephen Sizer
okes, Arno C. Gaebelein y C. I. Scofield. Su influencia sobre las dos
ramas del movimiento –tanto la que respondía al premilenarismo de la
Alianza como la que respondía al premilenarismo dispensacional– se
extendió más allá de los sermones y las publicaciones y alcanzó no
sólo al fundamentalismo de Estados Unidos sino, lo que es más im-
portante, a la política exterior británica de fines del siglo XIX y princi-
pios del siglo XX. De hecho, es la fuerza que inspiró el nacimiento del
movimiento sionista judío.
Lord Shaftesbury y la influencia del restauracionismo
en la política exterior de Gran Bretaña
El sionismo seguiría siendo sólo un ideal religioso de no haber sido
por la intervención de un puñado de políticos aristocráticos influyen-
tes que abrazaron las convicciones teológicas de Way, Irving y Darby
y las plasmaron en una realidad política. Lord Shaftesbury (1801-
1885), en particular, llegó a convencerse de que la restauración de los
judíos a Palestina no sólo había sido anticipada en la Biblia sino que
coincidía con los intereses estratégicos de la política exterior de Gran
Bretaña. Esta perspectiva fue compartida por Lord Palmerston, David
Lloyd George y Lord Balfour, aunque con diversos matices y por di-
ferentes razones. Irónicamente, esta convicción tomó fuerza rápida-
mente como consecuencia de las acciones ordenadas por Napoleón –un
ateo confeso– en la primavera de 1799.
En el marco de la expedición a Oriente, en particular durante la
campaña de Siria, con la que se proponía derrotar a los gobernantes
otomanos, aislar a Gran Bretaña del resto de su imperio y recrear el
imperio alejandrino desde Francia hasta la India, Napoleón fue el
primer líder político en proponer un Estado judío soberano en Pa-
lestina:
De Bonaparte, comandante en jefe de los ejércitos franceses de
África y Asia, a los legítimos herederos de Palestina, los israelitas, una
nación inigualable, a la que las ansias de conquista y la tiranía la pri-
varon durante miles de años de su tierra ancestral pero no de su nom-
bre y de su existencia nacional… Ella [Francia] os ofrece, aquí y ahora,
contra todas las expectativas, el patrimonio de Israel... Vosotros, legí-
timos herederos de Palestina… ¡Daos prisa! Estáis frente a una opor-
tunidad, quizás irrepetible, de reclamar la restauración de vuestros
derechos a los habitantes de la Tierra que, de un modo vergonzoso, os
han privado de vuestra existencia política como nación en el concierto
de las naciones y de vuestro derecho natural e ilimitado a adorar a Je-
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SIONISMO CRISTIANO 69
hová de acuerdo con vuestras propias convicciones, abiertamente y por
toda la eternidad (Joel 3:20).103
Napoleón creía que con los judíos de su lado podría controlar el te-
rritorio comprendido entre Acre, el Bajo Egipto y el Mar Rojo sin des-
cuidar sus intereses imperiales y comerciales en las lejanas tierras de
India, Arabia y África. A pesar de que ni él ni los judíos pudieron cum-
plir su parte, su propuesta «fue un claro barómetro de hasta qué punto
las expectativas mesiánicas dominaban la atmósfera europea de en-
tonces».104 Las potencias europeas comenzaban a observar la «cues-
tión de Oriente» con una preocupación creciente. Gran Bretaña y Prusia
se alinearon con el sultán de Turquía contra Napoleón y su vasallo,
Mehemet Alí. La necesidad de frenar el dominio de Francia condujo no
sólo a las batallas del Nilo y Acre sino también a la expedición militar
británica a Palestina. Una vez derrotado Napoleón, los británicos vol-
caron sus esfuerzos en limitar el poderío de Rusia, para lo cual debie-
ron respaldar la soberanía turca. La carrera por el control de Palestina
estaba en marcha.
Preocupado por el recuerdo de la expedición napoleónica, Shaftes-
bury sostenía que Gran Bretaña debía incrementar su presencia en Pa-
lestina y adujo razones políticas y religiosas para promover la creación
de una patria judía como posible solución. Desde su perspectiva, la
protección de los judíos les otorgaría una supremacía colonial sobre
Francia para controlar Oriente Próximo, les facilitaría un acceso te-
rrestre más directo hacia la India y les abriría nuevos mercados para sus
productos.
En 1839, The Quarterly Review publicó un artículo suyo sin firma,
que títuló «El Estado y la restauración de los judíos». A lo largo de sus
treinta páginas, Lord Shaftesbury defendió la creación de un Estado
nacional judío con capital en Jerusalén, que permanecería bajo sobe-
ranía turca pero como un protectorado británico.105 Shaftesbury pre-
dijo la llegada de una nueva era para los judíos en términos similares
a los que había utilizado Charles Simeon en 1836:
103
Citado en Franz Kobler, Napoleon and the Jews (Nueva York:
Schocken, 1976), pp. 55-57.
104
Salo W. Baron, A Social and Religious History of the Jews, 2 vols.
(Nueva York: Columbia University Press, 1937), vol. 2, p. 237.
105
Citado en John Pollock, Shaftesbury (Londres: Odre & Stoughton,
1985), p. 54.
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70 Stephen Sizer
Debemos alentar a los judíos a que regresen masivamente a su
tierra y vuelvan a convertirse en los señores de Judea y Galilea... aun
cuando sabemos que es un pueblo duro y obstinado, sumergido en la
degradación moral, la impenitencia y la ignorancia del evangelio…
[Ellos son] no sólo merecedores de salvación sino también depositarios
de la esperanza de salvación de los cristianos.106
Shaftesbury parecía compartir el optimismo de la escatología pos-
milenarista de Simeon, según la cual la conversión de los judíos era un
medio para reunir a todo el mundo en la fe cristiana antes de que Cristo
regresara a la tierra.
Cuando el ministro de Exteriores Palmerston se casó con la suegra
de Shaftesbury, este aprovechó la oportunidad para presionar al Go-
bierno en favor de la causa judía. El 1 de agosto de 1840 escribió en su
diario:
Cena con Palmerston. Después de la cena, nos quedamos solos.
Le propuse mi proyecto y parece interesado. Me hizo algunas pregun-
tas y prometió considerarlas. Qué curiosa es la Providencia desde la
perspectiva humana. Palmerston ya había sido elegido por Dios como
benefactor de Su pueblo ancestral, para que rindiera homenaje a su he-
rencia y reconociera sus derechos aun cuando no creyera en su des-
tino. Al parecer, va a cumplir con creces. Aunque el motivo es válido,
no tiene suficiente peso… Él no llora por Jerusalén, como el Señor, ni
reza para que, de una vez por todas, pueda vestir sus hermosos ropa-
jes.107
Shaftesbury lamentaba la falta de fe de Palmerston, pero siguió cre-
yendo que Dios lo había elegido para llevar a cabo la restauración de
los judíos. Como primer paso, persuadió a Palmerston para que nom-
brara a William Young, otro restauracionista, primer vicecónsul euro-
peo en Jerusalén. Al respecto, escribió en su diario: «¡Qué maravilla!
La antigua ciudad del pueblo de Dios recuperará pronto su lugar en el
mundo e Inglaterra será el primero de los reinos gentiles en dejar de ‘pi-
106
Conde de Shaftesbury, «State and Prospects of the Jews» [«El Estado
y las expectativas del pueblo judío»], The Quarterly Review 63 (enero/marzo
de 1839), pp. 166-192.
107
Anthony Ashley, conde de Shaftesbury. Citas textuales de su diario en
Edwin Hodder, The Life and Work of the Seventh Earl of Shaftesbury (Londres,
1886), vol. 1, pp. 310-311.
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SIONISMO CRISTIANO 71
sotearla’».108 La moderada presión sobre Palmerston había rendido sus
frutos.
Con el fin de reavivar las especulaciones acerca de la inminente
restauración e incrementar la visibilidad a sus ideas, el 4 de noviembre
de 1840 Shaftesbury colocó un anuncio en el periódico The Times que
decía, entre otras cosas:
RESTAURACIÓN DE LOS JUDÍOS. Los monarcas protestantes
de Europa han recibido un memorando que habla de la restauración
del pueblo judío a la tierra palestina. El documento en cuestión, moti-
vado por una peculiar conjunción de eventos acaecidos en Oriente y de
otros sorprendentes «signos de los tiempos», nos retrotrae a la Alianza
original que garantiza la posesión de la tierra a los descendientes de
Abraham.109
Este llamamiento era similar al formulado por Lewis Way ante el
Congreso de Aix-la-Chapelle en 1818. Veinte años después, no obs-
tante, el interés por reavivar la cuestión judía no tenía que ver sólo con
el mandato de la Biblia sino también con la conveniencia política del
momento. Una vez asegurado el objetivo político con el nombramiento
de Young como vicecónsul primero y cónsul después, Shaftesbury se
volcó en el cumplimiento del objetivo religioso. En tal sentido, Shaf-
tesbury abogó por la creación de una diócesis anglicana en Jerusalén,
convencido de que así garantizaría la eterna bendición de Dios para In-
glaterra y facilitaría el regreso del pueblo judío a Palestina. La función
de la diócesis sería «tanto política como religiosa... una alianza de tro-
nos protestantes vinculados por intereses temporales y principios eter-
nos, cuyo objetivo consistiría en instalar al pueblo de Dios en las
montañas de Jerusalén bajo el estandarte de la cruz».110
A comienzos del siglo XIX, los franciscanos eran los únicos repre-
sentantes del cristianismo occidental en Jerusalén, además de las tra-
diciones ortodoxas y armenias que eran las únicas que tenían una
representación permanente y numéricamente importante. En 1841 se
fundó una diócesis protestante bajo el auspicio conjunto de Gran Bre-
taña y Prusia y, en 1845, una iglesia anglicana –la Iglesia de Cristo–
108
Citado en Michael J. Pragai, Faith and Fulfilment: Christians and the
Return to the Promised Land (Londres: Vallentine, Mitchell, 1985), p. 45.
109
Citado en Donald E. Wagner, op. cit., p. 91.
110
Paul C. Merkley, The Politics of Christian Zionism 1891-1948 (Lon-
dres: Frank Cass, 1998), p. 14.
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72 Stephen Sizer
cerca de la puerta de Jaffa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Pese a las
grandes expectativas, su primer obispo, un antiguo rabino llamado So-
lomon Alexander, no duró mucho en el cargo y fue sucedido por Sa-
muel Gobat, un luterano de nacionalidad suiza. En 1881, cuando
finalizó la alianza con Alemania, la diócesis protestante pasó a ser úni-
camente anglicana.
Una vez asegurado el nombramiento del cónsul británico y del obispo
anglicano en Jerusalén, el siguiente paso de la agenda restauracionista fue
la exploración y el trazado cartográfico de Palestina. A este efecto, Shaf-
tesbury creó y presidió la Fundación para la Exploración de Palestina
(PEF, por sus siglas en inglés) en 1865. En el discurso inaugural, declaró:
Enviemos nuestros mejores funcionarios cuanto antes… para
cuantificar la longitud y la anchura de Palestina, explorar el territorio
y, de ser posible, recorrer todos sus rincones, drenarlos, medirlos y, si
estáis de acuerdo, prepararlo para recibir a sus antiguos poseedores,
porque creo que el gran evento está próximo a suceder. 111
Es evidente que Shaftesbury influyó enormemente sobre las más
altas esferas políticas, diplomáticas y eclesiásticas de Gran Bretaña
para promover la causa sionista. Donald Wagner afirma al respecto:
Sin ayuda de nadie, logró convertir las posturas teológicas de John
Nelson Darby en una estrategia política. Sus importantes conexiones
políticas y sus extraordinarios instintos se combinaron para imponer su
visión sionista cristiana.112
No sería de extrañar que la famosa frase de Israel Zangwill y The-
odor Herzl, «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra», se hu-
biera inspirado en un eslogan anterior que Shaftesbury acuñó cuando
imaginaba Palestina como una tierra vacía: «Un país sin nación para
una nación sin país».113 Es probable que Shaftesbury hubiera adaptado
una frase pronunciada en 1857 por James Finn, un colega suyo de la
111
Citado por Derek White, Christian Zionism (sin fecha) [Internet, sitio web
de la Saltshakers Messianic Community, <http://www.saltshakers.com/mid-
night/chrzion1.htm> (Consultado en mayo de 2004.)]
112
Donald Wagner, op. cit., p. 92.
113
Citado en ibid., p. 92; también Albert H. Hyamson, Palestine under the
Mandate, 1920-1940 (Westport, CT: Greenwood Press, 1976), p.10, citado en
Regina Sharif, op. cit., p. 42.
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SIONISMO CRISTIANO 73
PEF, entonces cónsul británico en Jerusalén: «El país está vacío de ha-
bitantes, por lo que urge poblarlo de inmediato».114
Como le ocurrió a Moisés, Shaftesbury no vivió lo suficiente para
ver realizada su profecía de la «tierra prometida» pero, no obstante, logró
lo que ningún otro político británico en la historia: sus campañas, escri-
tos y discursos públicos sirvieron de inspiración a toda una generación
de ‘Josués’ que transformó su visión religiosa en una realidad política.
El cristianismo británico y su apoyo político
al movimiento sionista judío
Entre los líderes políticos cristianos que continuaron los esfuerzos de
Shaftesbury e hicieron realidad el sueño sionista vale mencionar a La-
wrence Oliphant (1829-1888), William Hechler (1845-1931), David
Lloyd George (1863-1945) y, en un lugar quizás más destacado, a Ar-
thur Balfour (1848-1930).
Cuando en 1897 se reunió el Primer Congreso Sionista Mundial en
Basilea (Suiza), los líderes judíos que promovían la creación de un Es-
tado sionista ya contaban con la solidaridad de muchas otras figuras po-
líticas importantes de Gran Bretaña. Este apoyo se debió en gran medida
a los esfuerzos de un sacerdote anglicano, William Hechler, cuyos pa-
dres habían sido misioneros de la London Jews’ Society en Alemania y
Francia. En 1885, Hechler fue nombrado capellán de la embajada bri-
tánica de Viena, un puesto que el movimiento sionista consideraba de
importancia estratégica. Como ocurrió con el eslogan de Shaftesbury, la
aparición de su folleto «La restauración de los judíos a Palestina» (1894)
–que hablaba de la necesidad de «restablecer a los judíos en Palestina
para dar cumplimiento a las profecías del Antiguo Testamento»– se an-
ticipó en dos años a la publicación de Der Judenstaat, la obra de
Herzl.115 Hechler se convirtió en el principal aliado cristiano de Herzl y
fue uno de los tres líderes cristianos invitados al Congreso Sionista
Mundial. Herzl no era un hombre religioso pero sí supersticioso, como
lo demuestra la entrada de su diario del 10 de marzo de 1896:
Vino a verme el reverendo William Hechler, capellán de la em-
bajada británica local. Es un hombre amable y comprensivo y tiene el
114
De James Finn al conde de Clarendon, Jerusalén (15 de septiembre de
1857), Registro Público, FO 78/1294 (Pol. Nº 36).
115
Regina Sharif, op. cit., p. 71.
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74 Stephen Sizer
aspecto de un profeta, con su larga barba gris. Se mostró entusiasmado
con mi solución de la cuestión judía y considera que mi movimiento
encarna «el cambio profético radical» que él había predicho dos años
antes. Partiendo de una antigua profecía de la época del califa Omar
(637 d.C.), dedujo que los judíos regresarían a Palestina al finalizar los
42 meses, o 1.260 años, de los que habla la profecía. Según sus cálcu-
los, esa fecha está comprendida entre 1897 y 1898. 116
En marzo de 1897, el año en que según sus predicciones los judíos
comenzarían a regresar a Palestina, Hechler recibió la visita de Herzl,
quien se asombró de ver las paredes cubiertas de libros («nada más que
Biblias») y un gran mapa militar de Palestina que cubría el piso de su
estudio:
Me mostró dónde, según sus cálculos, debía levantarse el nuevo
Templo: nada menos que en Bethel, ya que allí se encuentra el cen-
tro del país. También me mostró algunos modelos del Templo anti-
guo. «Nosotros estamos preparando el terreno para ustedes», me dijo
Hechler, con aire triunfal... Me pareció una visión algo ingenua...
Pero su entusiasmo era conmovedor... Y me dio excelentes consejos,
todos llenos de buenos deseos que sin lugar a dudas eran genuinos.
Me pareció un hombre inteligente y astuto, pero místico e ingenuo,
todo a la vez. 117
Hechler mantuvo su palabra y logró que tanto el emperador alemán
Guillermo II como el Gran Duque de Baden y el establishment político
de Gran Bretaña recibieran a Herzl (que al principio se había mostrado
escéptico) y al resto de la delegación sionista. Hechler simpatizaba con
el ministerio evangélico de la London Jews’ Society, pero abrazó la
causa de quienes apoyaban un cambio progresivo y radical del pensa-
miento sionista cristiano, que se alejaba de las visiones tradicionales de
Way y Simeon, para quienes la tarea evangelizadora era una prioridad
y la restauración de los judíos a su tierra una consecuencia de su con-
versión a la fe de Jesucristo. En opinión de Hechler, los cristianos de-
bían colaborar con el regreso de los judíos a Palestina porque ese era
116
T. Herzl, The Diaries of Theodore Herzl (Nueva York, 1956), entrada del
26 de marzo de 1896.
117
Citado en Paul C. Merkley, op. cit., pp. 16-17; consultar también David
Pileggi, «Hechler, CMJ and Zionism» [«Hechler, la CMJ y el sionismo»],
Shalom 3 (1998).
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SIONISMO CRISTIANO 75
su destino. Esta postura surge claramente de una carta que escribió a un
misionero de Jerusalén en 1898:
No dudo, querido colega, de que usted está trabajando por la con-
versión de los judíos, pero los tiempos están cambiando rápidamente
y, por lo tanto, es importante alzar la mira y pensar en el futuro. Gra-
cias al movimiento sionista, estamos entrando en la era mesiánica de
Israel... En todo esto reside, estimado colega, la tarea mesiánica y el
sentido de los anuncios del Espíritu Santo. Pero, antes, los ‘huesos
secos’ deben cobrar vida y unirse nuevamente.118
Los argumentos de Hechler parecen prefigurar los del sionismo cris-
tiano dispensacional y político, que rechazó al movimiento evangeli-
zador y adoptó el mandato cristiano de bendecir a Israel. Cuando
Hechler renunció al cargo de capellán de Viena en 1910, la organiza-
ción sionista de Londres le otorgó, siguiendo las instrucciones de Herzl,
una pensión por su «leal» apoyo al sionismo. En 1922, Hechler acudió
al Parlamento británico a presenciar la ratificación del Mandato de Pa-
lestina, convencido de que ese evento significaba el cumplimiento, si
bien tardíamente, de la profecía bíblica.
David Lloyd George, nombrado primer ministro en 1916, fue otro
sionista confeso que compartió las ideas de Shaftesbury. Se consideraba
un prosélito de Chaim Weizmann y, según sus propias palabras, «se
había convertido al sionismo por culpa de la acetona».119 Weizmann
había colaborado con el Gobierno británico en el desarrollo de explo-
sivos y, en cierto modo, Palestina había sido parte de su recompensa.
En un discurso pronunciado ante la Sociedad Histórica Judía en 1925,
Lloyd George recordó su herencia no conformista:
En la escuela aprendí más acerca de la historia de los judíos que
de mi propio país. Podía recitar los nombres de todos los reyes de Is-
rael, pero creo que no hubiera sido capaz de nombrar ni a media docena
de los reyes de Inglaterra, y mucho menos los de Gales… La escuela
nos impartió vuestra gloriosa historia hasta el mínimo detalle.120
118
Citado en P. C. Merkley, op. cit., pp. 15-16.
119
Weizmann había descubierto la síntesis de la acetona, un disolvente uti-
lizado en la manufactura de explosivos, que resultó de gran ayuda para las
campañas bélicas de Gran Bretaña.
120
D. Lloyd George, Memoirs of the Peace Conference, (New Haven: Yale
University Press, 1939), vol. 2, p. 720. Véase también Chaim Weizmann, Trial
and Error: An Autobiography, (Londres: Hamish Hamilton, 1949), p. 194.
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76 Stephen Sizer
Uno de los biógrafos de Lloyd George fue Christopher Sykes, hijo
de Sir Mark Sykes, uno de los firmantes del acuerdo Sykes-Picot
(1916), el pacto de carácter secreto por el cual Gran Bretaña, Francia
y Rusia dividieron y se repartieron el imperio otomano. Sykes recuerda
que, antes de firmar el acuerdo de paz de París en 1919, varios conse-
jeros trataron de explicar a Lloyd George algunas cuestiones concer-
nientes a la nueva geografía de Palestina, pero él no parecía caer en la
cuenta. El motivo, según Sykes, era que
Lloyd George no podía sustraerse a la cosmovisión sionista cris-
tiana de su juventud. Todas las veces que intentaron describirle las ca-
racterísticas geográficas actuales de Palestina, él recitaba de memoria
las ciudades y los territorios de la época bíblica tal como los había
aprendido en la escuela dominical. Algunas de esas ciudades y territo-
rios no existían para entonces.121
Oliphant, Hechler y Lloyd George respaldaron al incipiente movi-
miento sionista judío en parte por convicción religiosa, pero también
porque servía a los objetivos de la política exterior de Gran Bretaña.
Resulta irónico que, a pesar de su raíz secular, el movimiento sionista
judío liderado por Herzl confiara de ese modo en un sionista cristiano
como William Hechler, que no ocultaba su profunda veneración por
las escrituras hebreas y su ferviente certeza de que el destino del pue-
blo judío estaba en la Tierra de Israel.
La Declaración Balfour y la implementación
del sueño sionista
Arthur James Balfour (1848-1930) fue quizás el político británico más
importante de su época y el inspirador de la Declaración Balfour de
1917. A semejanza de Lloyd George, Balfour había crecido en un hogar
evangélico y simpatizaba con el sionismo debido a la influencia de la
enseñanza dispensacional. Para él, la historia era «un instrumento para
llevar adelante los designios de Dios».122 A partir de 1905, Chaim Weiz-
mann, profesor de química en la Universidad de Manchester, se reunió
periódicamente con Balfour para analizar la implementación del obje-
tivo sionista. Tras un encuentro que mantuvieron el 9 de enero de 1906,
121
Citado en Donald Wagner, op. cit., pp. 94-95.
122
Consultar Regina Sharif, op. cit., p.78.
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SIONISMO CRISTIANO 77
Balfour escribió a su sobrina que, como él lo veía, «las dificultades
para recuperar Palestina no eran políticas sino económicas».123 Weiz-
mann convenció a Balfour de que las ‘soluciones’ propuestas para re-
solver el problema de la patria judía, como Uganda y Argentina, eran
totalmente inviables. De acuerdo con su sobrina, poco antes de morir
Balfour destacó «que el patriotismo del pueblo judío era único... Los
judíos nunca sentirían por Uganda el mismo amor que sentían por su
tierra. El hecho de que Weizmann se haya negado siquiera a conside-
rarlo me convenció de que tiene razón».124
Las negociaciones para elaborar una declaración de apoyo a las de-
mandas sionistas comenzaron en Gran Bretaña a principios de 1917. Ade-
más de Balfour, entonces ministro de Exteriores de Gran Bretaña,
participaron otros miembros del Gobierno británico y los representantes
de la Organización Sionista Mundial. Como responsable de los asuntos de
Oriente Próximo, Mark Sykes, secretario adjunto del Gabinete de Guerra,
intentó liberar al Gobierno británico de las obligaciones del Acuerdo
Sykes-Picot, que proponía una administración anglo-francesa para Pa-
lestina. En octubre de 1917, Balfour recomendó al Gabinete que apresu-
rara la declaración de apoyo al sionismo al enterarse de que Alemania se
aprestaba a hacer lo propio.125 Tras varios borradores elaborados por la Or-
ganización Sionista, el 2 de noviembre de 1917 Balfour hizo pública la
versión final de una carta dirigida a Lord Rothschild y fechada el 31 de
octubre, que luego se conoció como la Declaración Balfour:
El gobierno de Su Majestad ve con agrado el establecimiento de
un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina y pondrá todo su
empeño para facilitar el logro de ese objetivo, pero dejando claro que
no violará los derechos civiles y religiosos de las comunidades no ju-
días que habitan en ese lugar ni los derechos y el estatus político que
los judíos tienen actualmente en el resto del mundo.126
Los judíos estuvieron presentes no sólo en la confección del borra-
dor inicial de la carta de Balfour a través de la Organización Sionista
123
Citado en Kenneth Young, Arthur James Balfour (Londres: G. Bell &
Sons, 1963), p. 256.
124
K. Young, op. cit., p. 256.
125
The Balfour Declaration [«La Declaración Balfour»], sin fecha. [Inter-
net, sitio web de la Organización Sionista Mundial, <http://www.wzo.org.il/
home/politic/balfour.htm>] (Consultado en mayo de 2004.)
126
Ibid.
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78 Stephen Sizer
Mundial, sino también en la redacción de la respuesta, que el Gobierno
británico encomendó a un funcionario judío, Leopold Amery. En rea-
lidad, Amery era un judío encubierto porque su madre, Elisabeth Jo-
anna Saphir, provenía de una familia judía de Hungría y su segundo
nombre no era Maurice sino Moritz, que cambió para ocultar su origen.
Como secretario adjunto del Gabinete de Guerra, Amery tuvo a su
cargo dos tareas decisivas: por un lado, redactar la versión final de la
Declaración Balfour y, por el otro, crear la Legión Judía, el primer ejér-
cito organizado en 2.000 años de historia judía, predecesor de las Fuer-
zas de Defensa Israelíes. De acuerdo con el historiador William
Rubinstein, Amery ocultó a los funcionarios británicos su afinidad con
los judíos. En su opinión, este engaño fue posiblemente «el más lla-
mativo ejemplo de ocultamiento de identidad en la historia política bri-
tánica del siglo XX».127
En rigor, Balfour había abrazado el programa sionista por sus con-
vicciones teológicas y no tenía intenciones de consultar a la población
árabe nativa como había prometido en la declaración. En una carta di-
rigida a Lord Curzon en 1919, Balfour insistía con cierto cinismo:
En lo que concierne a Palestina, no pensamos consultar los de-
seos de sus actuales habitantes ni siquiera para guardar las formas… las
cuatro grandes potencias están del lado del sionismo, tenga o no razón,
para bien o para mal. El sionismo está arraigado no sólo en tradiciones
milenarias, sino también en las necesidades presentes y las esperanzas
futuras, que son mucho más importantes que los deseos o prejuicios
de los 700.000 árabes que habitan hoy en día esa tierra… Yo no creo
que apoyar al sionismo implique un daño para los árabes… En resu-
men, en lo que respecta a Palestina, las grandes potencias no han hecho
ninguna declaración que pueda considerarse políticamente incorrecta
ni propuesto medidas políticas que, al menos en la letra, no hayan te-
nido la intención de cumplir.128
Lo que la Declaración Balfour dejó expresamente ambiguo es lo
que sus firmantes entendían por ‘hogar nacional’. Mientras que el bo-
rrador de agosto de 1917 expresaba que «Palestina debía ser recons-
127
William Rubinstein, «The Secret of Leopold Amery – Conservative
Politician» [«El secreto de Leopold Amery, un político conservador»], His-
tory Today 49 (2 de febrero de 1999), pp. 17-23.
128
Citado en Doreen Ingrams, Palestine Papers 1917-1922: Seeds of Con-
flict (Londres: John Murray, 1972), p. 73.
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SIONISMO CRISTIANO 79
truida como el hogar nacional del pueblo judío», en la versión final de
octubre se había sustituido el artículo, de modo que el nuevo texto ha-
blaba ahora del «establecimiento de un hogar nacional para el pueblo
judío en Palestina». Este hogar nacional, ¿era sinónimo de soberanía o
de Estado? En tal caso, ¿cuáles serían sus límites? ¿Ocuparía toda Pa-
lestina o sólo una parte? ¿Cuál sería el estatus de Jerusalén? Más aún,
mientras afirmaba que «los derechos civiles y religiosos de la población
existente» serían salvaguardados y llamaba ‘Palestina’ al territorio, en
ningún momento hacía referencia a los palestinos por su nombre. Ken-
neth Cragg admite: «A pesar de no tener una identidad propia, su pre-
sencia era real aunque embarazosa».129 Balfour estaba realmente
convencido de que no era necesario consultar a «sus habitantes actua-
les» ni antes ni después. Al parecer, el hecho de que el 90% de la po-
blación nativa de Palestina fuera árabe (y el 10% de ella cristiana)
resultaba irrelevante para los políticos y los sionistas, que tenían otros
asuntos en cartera. En consecuencia, las preguntas molestas nunca ob-
tuvieron respuesta y, desde entonces, las ambigüedades han impreg-
nado las negociaciones de paz de Oriente Próximo y dividido las aguas
dentro del mundo cristiano. En cualquier caso, por primera vez en la
historia, esta trascendental declaración del Gobierno británico otorgó
cierta «legitimidad política» al movimiento sionista y dio un fuerte im-
pulso a la colonización de Palestina. El 9 de diciembre de 1917, justo
un mes después de la publicación de la carta, las tropas británicas ocu-
paron Jerusalén.
La diplomacia anglo-francesa y sus intereses estratégicos particu-
lares sobre el territorio ganado a los turcos contradicen la Declaración
Balfour por cuanto prometen el mismo territorio a los judíos y a los
árabes. De este modo, Balfour y Lloyd George, los dos líderes políti-
cos británicos más influyentes de los años posteriores a la Primera Gue-
rra Mundial, quedaron en una situación de compromiso con la agenda
política del sionismo cristiano, como les ocurriera a Shaftesbury y Pal-
merston una generación atrás. Su apoyo al movimiento sionista mun-
dial puede considerarse una consecuencia directa de su educación
evangélica y de la influencia de algunos clérigos como Way, Simeon y
Darby, pero también de su deseo de desmembrar el imperio otomano
para garantizar el dominio de Gran Bretaña en Oriente Próximo.
129
Kenneth Cragg, The Arab Christian: A History in the Middle East (Lon-
dres: Mowbray, 1992), p. 234.
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80 Stephen Sizer
Desde mediados del siglo XIX, una alianza similar entre el dogma-
tismo religioso y la conveniencia política llevó a políticos y teólogos
estadounidenses a apoyar la causa sionista. Mientras el dispensaciona-
lismo en Gran Bretaña perdía poder debido a la fragmentación secta-
ria de los Hermanos de Plymouth, en Estados Unidos comenzaba a
instalarse con fuerza dentro de las corrientes mayoritarias del movi-
miento evangélico. El encargado de establecer el nexo entre los sio-
nistas cristianos dispensacionales de ambas orillas fue J. N. Darby.
El dispensacionalismo y el nacimiento del sionismo
cristiano en Estados Unidos (1859-1945)
Durante el período colonial e incluso después de la Guerra Civil (1861-
1865), el cristianismo de Estados Unidos tuvo un cariz esencialmente
posmilenarista, similar al del cristianismo británico de principios de
siglo. Fortalecidos por los principios del Wesleyan Holiness Move-
ment, los líderes cristianos resaltaron la importancia de la tarea evan-
gelizadora, la moral individual y la responsabilidad civil. La Guerra
de la Independencia (1775-1783) había estimulado la especulación apo-
calíptica: la imaginación popular identificaba al rey Jorge III con el
Anticristo y a la guerra con una «cruzada santa» que daría inicio al mi-
lenio. En sintonía con Gran Bretaña, los últimos años del siglo XVIII y
los primeros años del siglo entrante fueron testigos de una proliferación
de sectas milenaristas, como los shakers, los mormones y los milleris-
tas. La popularidad del premilenarismo histórico creció gracias a los
efectos de la Revolución Francesa y de la caída del papado en Francia.
Entre 1859 y 1872, las extensas giras misioneras de Darby y el
trauma provocado por la Guerra Civil tendieron un campo fértil a las
visiones del dispensacionalismo premilenarista –la decadencia de la
iglesia y la restauración de Israel–, que poco a poco encontraron su
arraigo en el movimiento evangélico local. Esta nueva realidad no sólo
provocó el nacimiento del dispensacionalismo estadounidense sino que
dejó su impronta sobre el milenarismo asociado con el movimiento de
las conferencias proféticas y, más tarde, con el fundamentalismo.130 La
130
Ernest Sandeen, The Roots of Fundamentalism: British & American
Millenarianism 1800-1930 (Chicago: University Chicago Press, 1970); R. A.
Torrey, The Fundamental Doctrines of the Christian Faith (Nueva York:
Doren, 1918) y R. A. Torrey, The Fundamentals: A Testimony to the Truth
(Chicago: Testimony Publishing Co., 1910-1915).
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SIONISMO CRISTIANO 81
influencia de Darby en el pensamiento apocalíptico de Estados Uni-
dos fue más profunda y esencial que la de cualquier otro líder cristiano
de los últimos doscientos años. En ausencia de un fuerte movimiento
sionista judío, la confluencia de esas complejas asociaciones evangé-
licas, premilenaristas, dispensacionales, milenaristas y protofunda-
mentalistas gestó y alumbró el sionismo cristiano estadounidense, entre
cuyos líderes más significativos se contaron James H. Brookes, Arno
C. Gaebelein, D. L. Moody, William E. Blackstone y C. I. Scofield.
James H. Brookes (1830-1897): la restauración en Sion
James Brookes fue ministro de la iglesia presbiteriana de Walnut Street
(St. Louis, Missouri) y uno de los líderes importantes de las primeras
corrientes fundamentalistas, al que muchos han descrito como el
«padre del dispensacionalismo estadounidense».131 Brookes no sólo
simpatizaba con la visión dispensacional de una iglesia decadente, co-
rrupta e incorregible sino que se reunió con Darby en ocasión de las
cinco visitas que este realizó a St. Louis entre 1864 y 1865. Posterior-
mente, entre 1872 y 1877, Darby fue invitado a predicar en la iglesia
de Brookes. Si bien los evangélicos estadounidenses se mostraron más
renuentes a avalar su noción de la iglesia decadente y permanecieron
fieles a sus confesiones, con el tiempo comenzaron a aceptar el pre-
milenarismo futurista y su distinción entre la iglesia e Israel. Brookes
era plenamente consciente de la notoriedad que los Hermanos de
Plymouth y el mismo Darby habían alcanzado en los círculos evangé-
licos tradicionales, pero –a semejanza de este– negó haberse inspirado
en las ideas de otros e insistió en que sus visiones premilenaristas eran
el fruto de su propio estudio de las Escrituras.
De no haber sido por los esfuerzos de Brookes, empero, D. L.
Moody probablemente no hubiera llegado a St. Louis para la cam-
paña 1879-1880, ni hubiera conocido a Scofield y Darby. Por diver-
sas razones, Brookes fue el principal responsable de imponer el
dispensacionalismo en Estados Unidos, no sólo a través de sus clases
de la Biblia, por las que pasaron muchos líderes cristianos jóvenes
como Scofield, que fue su amigo y discípulo, sino también de sus nu-
merosos libros y panfletos y de una revista cristiana –The Truth– que
se publicó durante 23 años, desde 1874 hasta su muerte. Sin embargo,
131
Consultar John H. Gerstner, Wrongly Dividing the Word of Truth (Brent-
wood, TN: Wolgemuth & Hyatt, 1991), p. 38.
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82 Stephen Sizer
ninguna de estas actividades fue tan significativa para la causa del
sionismo cristiano como el haber ayudado a organizar la conferencia
profética de Nueva York de 1878. Hasta su muerte en 1897, Brookes
presidió y actuó como orador principal de las conferencias bíblicas
anuales de Niágara, una tarea que resultó esencial para difundir el
dispensacionalismo futurista de las conferencias de Albury y Po-
werscourt hasta la región central de Estados Unidos, donde final-
mente echó raíces.
A partir de la distinción dispensacional entre Israel y la iglesia, Bro-
okes escribió Israel and the Church, donde impugnaba la idea de que
Dios hubiera ordenado la conversión de los judíos y su incorporación
a la iglesia, y remarcó que la historia había demostrado con creces el
error de ese enfoque. Sostuvo además que las promesas del Antiguo
Testamento relacionadas con Israel no podían ser espiritualizadas ni
atribuidas a la iglesia. Curiosamente, la editorial de Moody aceptó pu-
blicar su libro.
En 1891, Brookes escribió otro libro bajo el título Till He Come, en
el que presentaba un esquema premilenarista futurista según el cual
«los judíos serían literalmente restaurados a su tierra».132 En su revista
The Truth, instó a los cristianos a mostrar amor y compasión por los ju-
díos, en una clara referencia a los pogromos de Rusia y Rumania y a
las restricciones impuestas por el Gobierno alemán. Además, hizo un
llamamiento a todo el cristianismo para que apoyara el regreso de los
judíos a Palestina y repudiara el antisemitismo que imperaba en Eu-
ropa y Estados Unidos:
Todos los judíos, excepto los ateos consumados, esperan confia-
dos el regreso a la tierra de sus padres; por lo tanto, es muy importante
ratificar que su esperanza está fundada en la Alianza inmutable con Je-
hová y que se hará realidad con la llegada del Mesías.133
Comprometido con el regreso literal de los judíos a la tierra origi-
nal y al reino de Cristo, Brookes apoyó el trabajo que los misioneros
132
J. H. Brookes, Till He Come (Nueva York: Fleming H. Revell, 1895),
pp. 1-2.
133
J. H. Brookes, «How to Reach the Jews» [«Cómo llegar a los judíos»],
The Truth, pp. 135-136, citado en David A. Rausch, Zionism within early
American Fundamentalism, 1878-1918: A Convergence of Two Traditions
(Nueva York: Mellen Press, 1979) , p. 224.
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SIONISMO CRISTIANO 83
independientes estaban llevando a cabo en el seno de la comunidad
judía, en particular el de Arno Gaebelein y Ernst Stroeter, que habían
fundado la Hope of Israel Mission de Chicago en 1894.
Dwight L. Moody (1837-1899): la respetabilidad
del sionismo
Dwight Moody fue ante todo un cristiano evangélico y, al igual que
Brookes, hizo suya la pasión de recuperar a los judíos para Cristo. Sin
embargo, dada la asistematicidad de su teología, cabe suponer que su
compromiso con las ideas del premilenarismo dispensacional fue un
hecho casual, derivado de su relación con otros colegas que luego se
convirtieron en sus amigos y confidentes. Moody conoció las influ-
yentes ideas de Darby principalmente a través de uno de los discípu-
los de este, un joven evangelista llamado Henry Moorehouse, que lo
había deslumbrado con sus «extraordinarios» sermones. Según el hijo
de Moody, Moorehouse revolucionó no sólo el mensaje sino el estilo
de su padre: «El señor Moorehouse enseñó a Moody cómo pararse en
el púlpito y hablarle al auditorio».134
Albert Newman confirma el gran ascendiente que las ideas de
Darby tuvieron sobre el círculo de Moody: «La nutrida clase de los
pastores evangélicos, de la que Dwight L. Moody era el máximo ex-
ponente, tomó su inspiración y el modo de interpretar las Escrituras de
los escritos y el magnetismo personal de los Hermanos de
Plymouth».135 Según Gaebelein, su biógrafo, Scofield influyó sobre
Moody para que se mantuviera fiel al esquema profético del dispensa-
cionalismo: «De tanto en tanto, Moody necesitaba refrescar su cono-
cimiento de las profecías y fue Scofield quien le sirvió de guía en esa
búsqueda».136
En la obra de Moody hay varias referencias que indican su simpa-
tía por el pueblo judío y el restauracionismo. En un sermón titulado
«Cristo en el Antiguo Testamento» que ofreció en Boston en 1877,
Moody explora el significado de la promesa que Dios hizo a Abraham
134
William R. Moody, The Life of Dwight L. Moody (Murfreesboro, TN:
Sword of the Lord, 1900), p. 140.
135
Albert Henry Newman, Manual of Church History, vol. 2: Modern
Church History 1517-1902 (Filadelfia: American Baptist Society, 1904), p.
713.
136
Arno C. Gaebelein, op. cit., p. 25.
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84 Stephen Sizer
en Génesis 22 de multiplicar su descendencia y convertirla en una gran
nación:
Ahora, permitidme preguntaros, ¿acaso no ha cumplido Dios su
promesa y ha hecho de ellos una nación grande y poderosa? ¿Qué otra
nación puede reivindicar una descendencia como la de Abraham? Nin-
guna nación de la Tierra tiene ni puede engendrar hombres como
esos… Esa promesa fue hecha 4.000 años atrás... Cuando me encuen-
tro con un judío, siento un enorme y sobre todo inevitable respeto por
él y por su pueblo, porque ellos son el pueblo de Dios.137
En el mismo sermón, Moody demuestra su convicción dispensa-
cional de que los judíos serían convertidos al cristianismo cuando
Cristo regresara a la Tierra, aunque el pueblo judío y el pueblo de la
iglesia seguirían siendo dos entidades diferentes: «Yo creo que algún
día nacerán como una nación y, cuando se conviertan y vuelvan a
Cristo, no sólo serán una gran potencia sino también portadores de bue-
nas nuevas a todo el mundo». 138 Sin embargo, Moody se diferenció de
quienes suponían que el regreso de Cristo a la Tierra estaría precedido
por signos específicos. En una ocasión, dijo a sus seguidores:
Pues bien, las Escrituras no nos ordenan que vigilemos la aparición
de ningún signo, como la reconstrucción de Babilonia o el regreso de los
judíos a Jerusalén; pero lo que sí dice claramente es que debemos estar
pendientes de Él y esperar su regreso desde el reino de los cielos.139
El nombre de Moody aparece particularmente asociado a las popu-
lares conferencias de Northfield, que él mismo fundó en 1880. Sin em-
bargo, ninguno de sus biógrafos parece haber remarcado el hecho de
que la mayoría de los oradores que ocuparon el estrado durante esas
conferencias provenían de las filas del dispensacionalismo.140
137
D. L. Moody, To All People: Comprising Sermons, Bible Readings,
Temperence Addresses, and Prayer-Meeting Talks (Boston: The Globe Pub-
lishing Company, 1877), p. 354, citado en D. A. Rausch, op. cit., p. 155.
138
Ibid.
139
D. L. Moody, To All People, p. 508, citado en D. A. Rausch, op. cit., p.
155.
140
Ernest R. Sandeen, «Towards a Historical Interpretation of the Origins
of Fundamentalism» [«Hacia una interpretación histórica de los orígenes del
fundamentalismo»], Church History 36 (1967), p. 76.
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SIONISMO CRISTIANO 85
En 1886, Moody fundó un instituto bíblico para las misiones loca-
les y extranjeras que integraban la Chicago Evangelization Society.
Conocido más tarde como Instituto Bíblico Moody, su creación fue sin
lugar a dudas el servicio más importante que Moody prestó a Darby y
al dispensacionalismo. Con el tiempo se convirtió en una especie de
West Point del movimiento fundamentalista, porque no sólo infundió
respetabilidad al dispensacionalismo sino que educó y formó a la ma-
yoría de sus futuros líderes. Rausch destaca el hecho de que muchos de
los oradores dispensacionales de las conferencias proféticas se conta-
ron también entre los instructores habituales del Instituto Moody. 141
Uno de ellos sería el doctor W. G. Moorehead de Xenia, Ohio, que
luego trabajó como asesor editorial de la Biblia Anotada de Scofield.
El Instituto Moody sirvió de modelo a muchas de las instituciones edu-
cativas que propagaron la teología dispensacional a lo largo y ancho de
Estados Unidos, entre las que destacan el Bible Institute of Los Ange-
les (Biola) y el Northwestern Bible Training School de Minneapolis.
Para 1956, otros cuarenta institutos bíblicos habían incorporado la en-
señanza del dispensacionalismo y capacitaban a alrededor de 10.000
pastores y misioneros cada año.142
William Eugene Blackstone (1841-1935):
el reconocimiento del sionismo
Otro discípulo de Darby y amigo de Brookes fue William Blackstone,
un influyente cristiano evangélico y trabajador laico de la iglesia me-
todista episcopal, además de financiero y benefactor. Después de la
Guerra Civil, Blackstone contrajo matrimonio y se estableció en Chi-
cago. Por consejo de Brookes, en 1887 escribió y publicó un libro sobre
profecías bíblicas titulado Jesus is Coming, que en 1936 había sido tra-
ducido a 25 idiomas y once años después a 36. Partiendo de la visión
premilenarista dispensacional sobre la segunda venida de Cristo,
Blackstone enfatizó que los judíos debían ocupar Palestina por derecho
divino y vaticinó su pronta restauración a esas tierras. En este aspecto,
fue uno de los primeros sionistas cristianos de Estados Unidos que,
como Hechler en Gran Bretaña, llevó adelante un activo lobby en favor
de la causa sionista. Pese a que los líderes del sionismo eran agnósti-
141
D. A. Rausch, op. cit., p. 159.
142
John H. Gerstner, Wrongly Dividing the Word of Truth (Morgan, PA:
Soli Deo Gloria, 2000), p. 51.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 86
86 Stephen Sizer
cos (como Herzl), Blackstone interpretó que el movimiento sionista
era una señal del inminente regreso de Cristo. A semejanza de Gaebe-
lein, hizo una distinción entre los medios terrenales y los fines divi-
nos:
Los sionistas han tomado las riendas y, tras rechazar la ayuda del
Dios de Abraham, han aceptado a estos líderes agnósticos y se enca-
minan descontroladamente hacia un esquema que propicia la cons-
trucción de un Estado ateo. Pero, para los estudiosos de la Biblia, la
conformación de esta nación atea no se corresponde en absoluto con la
gloriosa restauración que los profetas describieron de manera tan bri-
llante.143
Así y todo, basándose en Sofonías 2:1-2, Blackstone insistió en que
esto era precisamente lo que predijeron las Escrituras: «¿Existe, acaso,
una manifestación más literal de la profecía que este movimiento sio-
nista?».144
Tal como hiciera Hal Lindsey un siglo después, Blackstone inter-
pretó los textos bíblicos a la luz de los acontecimientos que iban de-
sarrollándose durante su propio tiempo, un método que Spurgeon des-
cribió como «una exégesis basada en los acontecimientos actuales».145
Según esta interpretación, el sionismo cristiano ya no esperaba que el
arrepentimiento de los judíos precediera a la restauración, y aceptaba
que podía postergarse incluso hasta después del regreso de Cristo. Aun-
que bien acogido entre los primeros fundamentalistas, su libro Jesus is
Coming no alcanzó su gran notoriedad hasta 1908, cuando la editorial
lanzó una edición especial que envió a cientos de miles de ministros y
trabajadores cristianos, recibiendo un nuevo impulso en 1917, cuando
el Instituto Moody mandó imprimir «ejemplares de cortesía» que re-
mitió de forma gratuita a ministros, misioneros y estudiantes de teolo-
gía. Jesus is Coming fue la obra más leída del siglo XX en torno al tema
del regreso de Cristo hasta la aparición de The Late Great Planet Earth,
de Hal Lindsey (cuya popularidad, a su vez, sólo se ha visto superada
por la saga Left Behind, una serie de ficción de doce volúmenes escrita
143
William E. Blackstone, Jesus is Coming (Chicago: Fleming H. Revell,
1916), p. 240.
144
Ibid.
145
C. H. Spurgeon, Lectures to My Students (Londres: Passmore & Al-
abaster, 1893), p. 100.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 87
SIONISMO CRISTIANO 87
por Tim LaHaye).146 A la muerte de Blackstone, en 1935, se habían edi-
tado más de un millón de ejemplares de su libro.
En 1887 Blackstone fundó una sociedad misionera bajo el nombre
de Chicago Hebrew Mission, que luego se convirtió en la American
Messianic Fellowship International (AMFI). En 1888 viajó a Londres
para participar en la Conferencia General de Sociedades Misioneras, y
después emprendió una gira por Europa que concluyó en Palestina y
Egipto. A su regreso en 1890, organizó y presidió la primera confe-
rencia de líderes cristianos y rabinos reformistas de Chicago, bajo el
lema «Pasado, presente y futuro de Israel».147 Para su sorpresa, Blacks-
tone descubrió que los únicos que apoyaban al sionismo eran los líde-
res cristianos y encontró una fuerte oposición por parte de los rabinos,
que no comulgaban con la idea de regresar a Palestina. El rabino Emil
Hirsch afirmó con insistencia: «Los judíos de hoy no queremos volver
a Palestina... este país, en el que vivimos ahora, es nuestra Palestina...
no volveremos… a formar una nación para nuestro pueblo».148 Aunque
sin el consenso necesario, la conferencia emitió varias «resoluciones de
solidaridad» con los judíos oprimidos de Rusia y envió copias al zar y
a los líderes de otras naciones importantes. Insatisfecho con el tenor
de las resoluciones, Blackstone logró que 413 destacados líderes ju-
díos y cristianos, entre los que se contaban John y William Rockefeller,
firmaran una petición a favor de los judíos con la que presionó al pre-
sidente de Estados Unidos, Benjamin Harrison, y a su secretario de Es-
tado, James G. Blaine. La petición, conocida como «The Blackstone
Memorial», llamaba a una conferencia internacional para tratar el tema
de la restauración de los judíos a Palestina. En un olvido muy conve-
niente, el texto ignoraba la existencia de un pueblo nativo en Palestina
y proponía la siguiente solución:
¿Por qué no devolverles Palestina [a los judíos]? De acuerdo con
la distribución que Dios hizo de las naciones, ese es su hogar, una in-
alienable posesión de la que alguna vez fueron privados por la fuerza.
En sus manos, esa tierra mostró su enorme fertilidad proveyendo de
146
Consultar W. H. Smith, «Signs of the Times» [«Los signos de los tiem-
pos»], Moody Monthly (agosto de 1966), p. 5.
147
Consultar William E. Currie, God’s Little Errand Boy: 100 Years of
Blessing (Lansing, IL: American Messianic Fellowship International, 1987).
148
Citado en B. M. Lindberg, A God-Filled Life: The Story of William E.
Blackstone (Chicago: American Messianic Fellowship, sin fecha), pp. 7-9.
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88 Stephen Sizer
alimento a los millones de israelitas que diligentemente labraban los
valles y las laderas de las colinas. Pero, además de una nación de agri-
cultores y productores, fueron una gran metrópoli comercial y el cen-
tro de la civilización y la religión. ¿Por qué esas mismas potencias que,
en cumplimiento del tratado de Berlín de 1878, devolvieron Bulgaria
a los búlgaros y Serbia a los serbios no devuelven Palestina a los ju-
díos? 149
La petición no fue aceptada por el presidente Harrison, pero resultó
determinante para acercar las posiciones y actividades del sionismo
cristiano y judío durante los siguientes 60 años. Louis Brandeis, el pri-
mer juez de origen judío de la Corte Suprema y que lideró el movi-
miento sionista judío en Estados Unidos desde 1914 hasta fines de la
década de 1930, trabó una estrecha amistad con Blackstone y colaboró
con él para convencer al pueblo estadounidense y, sobre todo, a sus
presidentes de que apoyaran la agenda sionista. En ese período, Blacks-
tone envió a Brandeis grandes sumas de dinero destinadas a la causa del
sionismo. Como administrador de las millonarias arcas dispensacio-
nales que le habían sido confiadas para solventar el trabajo misionero,
Blackstone prometió a Brandeis que, si ambos permanecían en la tie-
rra tras el rapto de la iglesia, utilizaría esos fondos para socorrer a los
judíos que se convirtieran al cristianismo y necesitaran de ellos para
solventar su tarea evangelizadora durante el milenio.
En 1917, los acontecimientos que se desarrollaban en Palestina tras
la derrota de los turcos y la triunfal entrada de los aliados en Jerusalén
llenaron a Blackstone de entusiasmo: «Ver que el pueblo les daba la
bienvenida por haberlos liberado y que un comité judío autorizado por
los aliados ya se había hecho cargo de los intereses del pueblo judío en
Palestina fue una gran alegría».150 En enero de 1918, Blackstone habló
ante un numeroso grupo de sionistas judíos reunido en Los Ángeles y
les confió las razones de su prolongado apoyo al sionismo: «Porque
creo que el verdadero sionismo está basado en el plan y los mandatos
del Dios eterno y omnipotente, tal como lo registraron los profetas en
su Libro Sagrado, la Biblia». Seguidamente, les explicó que los judíos
tenían la posibilidad de elegir entre tres caminos: primero, convertirse
al cristianismo, aunque reconoció que pocos elegirían esta opción; se-
149
Reuben Fink, America and Palestine (Nueva York: American Zionist
Emergency Council, 1945), pp. 20-21, citado en Regina Sharif, op. cit., p. 92.
150
B. M. Lindberg, op. cit., pp. 12-13.
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SIONISMO CRISTIANO 89
gundo, convertirse en ‘verdaderos’ sionistas y «de ese modo, aferrarse
a los deseos de sus ancestros, esto es, la liberación de Israel tras la ve-
nida del Mesías y la restauración y el establecimiento definitivo de
todos los judíos en la Tierra Prometida»; y, tercero, asimilarse a la so-
ciedad estadounidense y renegar tanto del sionismo como del cristia-
nismo. Al finalizar, Blackstone desafió a la audiencia a elegir la
segunda opción: «Os pregunto a vosotros, mis amigos judíos, ¿cuál de
estos caminos tomaréis?... Os pido que estudiéis la maravillosa palabra
de Dios... y observéis de qué modo tan sencillo Dios reveló a Israel el
camino hacia su día más glorioso».151 El llamamiento de Blackstone re-
vela, quizás con más claridad que cualquier otra declaración del dis-
pensacionalismo contemporáneo, las consecuencias lógicas de
distinguir entre un reino para los judíos y otro reino para la iglesia y el
modo en que esa distinción afectó su enfoque de la ‘evangelización’ del
pueblo judío. Para Blackstone, la tarea evangelizadora y la restaura-
ción no eran cuestiones mutuamente excluyentes sino dos instrumen-
tos de un mismo tenor, de los que podían servirse para cumplir los
designios que Dios dispuso para los judíos. En su fuero interno, Blacks-
tone reconocía –aunque con poco entusiasmo– que ‘Jesús’ podría ser
una respuesta válida para los cristianos; en cambio, consideraba que el
sionismo era la opción de los «verdaderos judíos», ciertamente prefe-
rible a asimilarse a las sociedades seculares de Occidente.
Blackstone fue el líder cristiano que más tributos recibió en vida de
parte de los sionistas judíos. Brandeis, por ejemplo, escribió: «Para
nosotros, usted es el padre del sionismo porque su obra antecede a la
de Herzl».152 En 1918, Elisha Friedman, secretaria de la organización
estudiantil University Zionist Society de Nueva York, hizo un comen-
tario parecido: «William E. Blackstone, el renombrado cristiano laico,
comenzó a defender el restablecimiento del Estado judío cinco años
antes de que lo hiciera Theodor Herzl».153 Todo lo que Blackstone ex-
presó en sus sermones, libros y peticiones, Scofield lo sistematizó y
canonizó en su meticulosa versión anotada de la Biblia.
151
Citado en D. A. Rausch, op. cit., pp. 268-269.
152
Citado en W. E. Currie, op. cit., disponible en <http://www.amfi.org/er-
randboy/htm>.
153
Cutler B. Whitwell, «The Life Story of W. E. B.» y «Jesus is coming»,
Sunday School Times (11 de enero de 1936), p. 19, citado en D. A. Rausch, op.
cit., p. 265.
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90 Stephen Sizer
Cyrus Ingerson Scofield (1843-1921): la canonización
del sionismo
Scofield se convirtió en el hombre más influyente del dispensacionalismo
después de que la Oxford University Press publicara su versión de la Bi-
blia, que se conoce como Biblia Anotada de Scofield. Ernest Sandeen
asegura: «En el calendario de los santos fundamentalistas no existe nin-
gún nombre más reconocido o reverenciado que el de Scofield».154 Sin
embargo, aunque abunda la literatura acerca de los primeros Hermanos de
Plymouth, como J. N. Darby, o de los dispensacionalistas de Estados Uni-
dos, como D. L. Moody, la figura de Scofield sigue siendo esquiva y enig-
mática. De hecho, sólo se han publicado dos biografías, y además
contradictorias: una de ellas, cuyo autor es otro dispensacionalista, hace
un encendido elogio de su personalidad, mientras que la otra lo describe
como un charlatán y lo acusa de perjurio, fraude y malversación. En lo que
respecta a su vida privada, Scofield abandonó y desamparó a su esposa e
hijos y volvió a casarse apenas tres meses después del divorcio.155
De joven, cuando todavía no se había empapado de las enseñanzas
cristianas, Scofield se vio notablemente influido por James H. Brookes,
quien le sirvió de guía y le inició en las ideas de John Darby. En su
etapa como asistente de Brookes, Scofield popularizó el dispensacio-
nalismo futurista de Darby, basando muchas de sus anotaciones en la
singular traducción bíblica de este. Según Clarence Bass, «el parale-
lismo entre las notas de Scofield y los trabajos de Darby es una clara
evidencia de que Scofield no sólo había estudiado su obra sino que
154
E. Sandeen, op. cit., p. 222.
155
Charles G. Trumball, The Life Story of C. I. Scofield (Nueva York: Ox-
ford University Press, 1920); Joseph M. Canfield, The Incredible Scofield and
his Book (Vallecito, CA: Ross House Books, 1988). La esposa de Scofield,
Leontine, se divorció de él en 1881 cuando era pastor de la Hyde Park Con-
gregational Church de St. Louis. En los papeles del divorcio, se acusaba a
Scofield de «grave incumplimiento de sus deberes», de «no haberse ocupado
de la manutención de la demandante y de sus hijos, esto es, de haberlos pri-
vado de alimentos, vestido y vivienda…». La corte falló a favor de Leontine
en 1883, con cierto retraso; en el decreto de divorcio emitido en diciembre de
ese año, la Corte determinó que Scofield «...era una persona no apta para tener
la custodia de sus hijos» (tomado del caso identificado con el número 2161 de
la Corte del Condado de Atchison, citado en Canfield, op. cit., p. 89). Scofield
se casó con Hettie van Wark tres meses después, el 11 de marzo de 1884 (Can-
field, op. cit., p. 100).
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SIONISMO CRISTIANO 91
había tomado prestadas muchas de sus ideas, palabras y frases».156 En
lo esencial, puede decirse que Scofield plagió las obras de Darby puesto
que nunca agradeció ni reconoció las fuentes en las que había abre-
vado.
En su primer trabajo, Rightly Dividing the Word of Truth (1888),
Scofield expuso los principios del sistema hermenéutico dispensacio-
nal que, según afirmaba, había enseñado durante años en sus clases de
la Biblia y habían servido de fundamento a las notas de su versión re-
visada, conocida como Biblia Anotada de Scofield o Biblia Scofield.
Como era de esperar, la editorial de los Hermanos de Plymouth, la Loi-
zeaux Brothers de Nueva York, publicó la primera edición de esta obra
y siguió haciéndolo por cien años más. Las ideas del dispensaciona-
lismo que Scofield popularizó más tarde fueron tomando forma du-
rante las conferencias proféticas y bíblicas que proliferaron por todo el
país a partir de 1868. Estas reuniones adoptaron el patrón de lectura y
estudio de las conferencias proféticas de Albury y Powerscourt que
Darby e Irving habían establecido en la década de 1830. Una de las re-
soluciones adoptadas en la conferencia bíblica de Niágara de 1878
muestra claramente el oscuro lenguaje dispensacional de Darby, que
Scofield empezaba a abrazar con entusiasmo:
Creemos que la conversión del mundo no ocurrirá durante la pre-
sente dispensación, pero la humanidad se acerca rápidamente al Día
del Juicio y habrá una preocupante apostasía de los cristianos confesos;
es por eso que Jesucristo vendrá en persona a introducir la era del mi-
lenio, en la que Israel será restaurado a su tierra y el mundo entero co-
nocerá la palabra del Señor.157
En 1887 Scofield asistió a su primera conferencia bíblica de Niá-
gara, y durante la conferencia del año siguiente terminó de escribir su
libro Rightly Dividing the Word of Truth. Fue en estas conferencias
donde Scofield concibió la idea de su versión de la Biblia, particular-
mente en las discusiones que mantuvo con otros líderes de la herman-
dad, y allí también halló a quienes habrían de ser sus patrocinadores.
La combinación del formato atractivo, las notas ilustrativas y las refe-
rencias cruzadas hizo que tanto críticos como defensores reconocieran
156
Clarence Bass, op. cit., p. 18. Consultar también Loraine Boettner, The
Millennium (Grand Rapids: Baker, 1958), p. 369.
157
Resolución incluida como Anexo A en E. Sandeen, op. cit.
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92 Stephen Sizer
a la Biblia Scofield como la obra más influyente del mundo evangélico
durante las primeras cinco décadas del siglo XX. James Barr afirma que
al menos la mitad de los grupos estudiantiles evangélicos y conserva-
dores de la década de 1950 utilizaron la Biblia Scofield como obra de
referencia y que fue «...el documento independiente más importante
del fundamentalismo».158 En sintonía, Craig Blaising, profesor de teo-
logía sistemática del Seminario Teológico de Dallas y defensor del dis-
pensacionalismo, reconoció que «la Biblia de Scofield se convirtió en
la Biblia del fundamentalismo y que los aspectos teológicos de las
notas adquirieron estatus confesional en muchas escuelas, institutos y
seminarios bíblicos fundados en las primeras décadas de este siglo».159
Sandeen observa:
El libro ha contribuido de manera sutil pero enérgica a propagar
esas visiones entre los cientos de miles de fieles que leen regularmente
la Biblia y que, a menudo, no han sabido distinguir entre los textos an-
tiguos y la interpretación de Scofield.160
Pese a todo, la Biblia de Scofield fue objeto de significativas re-
visiones desde su primera publicación en 1909. La primera revisión
terminó en 1917. Aparentemente, Scofield contó con la ayuda de
siete consultores, varios de ellos colegas de D. L. Moody,161 cuyos
nombres y calificaciones académicas se incluyeron, según parece,
para dar más credibilidad a la obra.162 Sandeen especula aún más y
sostiene que «sólo fue una argucia de Scofield para que su publica-
ción obtuviera el apoyo de las dos corrientes del movimiento mile-
narista».163 Las revisiones posteriores continuaron adaptando,
depurando y profundizando el esquema dispensacional de su autor.164
158
James Barr, Escaping from Fundamentalism (Londres: SCM, 1984), p. 6.
159
Craig A. Blaising, «Dispensationalism, The Search for Definition» en
Blaising y Bock (eds.), Dispensationalism, Israel and the Church: The Search
for Definition (Grand Rapids: Zondervan, 1992), p. 21.
160
E. Sandeen, op. cit., p. 222.
161
James M. Gray, Presidente del Instituto Bíblico de Moody, y William
J. Erdman.
162
Consultar J. M. Canfield, op. cit., p. 204.
163
E. Sandeen, op. cit., p. 224.
164
Consultar Schuyler English (ed.), The New Scofield Study Bible (Nueva
York: Oxford University Press, 1984) y Charles Ryrie, Ryrie Study Bible,
(Chicago: Instituto Bíblico de Moody, 1994).
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William E. Cox brinda su evaluación de la perdurable influencia de
esta obra:
Son muchos los que han memorizado las anotaciones de Scofield
y los esquemas sistematizados de su hermenéutica con la misma reli-
giosidad con la que memorizaron los versículos de la Biblia. No es en
absoluto extraño que los hombres devotos comiencen el recitado de
estas anotaciones con las siguientes palabras: «La Biblia nos dice
que…». Más de un pastor perdió poder entre los miembros de su con-
gregación y fue acusado de liberal por haber rechazado las anotaciones
del Dr. Scofield. Y muchos ministros han llegado incluso a emplear las
enseñanzas de Scofield como parámetro de ortodoxia.165
La influencia de Scofield trascendió ampliamente el ámbito de sus
publicaciones. En la década de 1890, durante su misión pastoral en Da-
llas, dirigió la Southwestern School of the Bible, precursora del Semi-
nario Teológico de Dallas, que con el tiempo llegó a ser la institución
académica más influyente del dispensacionalismo. El seminario fue
fundado en 1924 por Lewis Sperry Chafer, el discípulo más importante
de Scofield, que redactó la primera teología dispensacional prosionista
sistemática, cuyo texto ocupó ocho extensos volúmenes. Poco antes de
su muerte, Chafer describió su máximo logro académico con estas pa-
labras: «Como es de dominio público, el Seminario Teológico de Da-
llas emplea, recomienda y respalda la Biblia de Scofield».166 Por eso, tal
vez a nadie sorprenda que a partir de entonces el seminario haya sido
el principal apologista y promotor no sólo de las ideas del dispensa-
cionalismo clásico de Scofield sino también del sionismo cristiano, a
través de los escritos de Charles Ryrie, Charles Dyer, Hal Lindsey y
John Walvoord.
Arno C. Gaebelein (1861-1945): el sionismo cristiano
antisemita
Gaebelein es probablemente la figura más compleja y controvertida
del primer sionismo cristiano dispensacional, principalmente en lo que
respecta a su visión de las profecías, los judíos y el sionismo. Gaebe-
165
William E. Cox, An Examination of Dispensationalism (Filadelfia: Pres-
byterian & Reformed, 1974), pp. 55-56.
166
Citado en J. H. Gerstner, op. cit., p. 46.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 94
94 Stephen Sizer
lein se distinguió por haber aportado el valioso material profético que
sirvió de base a las notas de Scofield. Además, fue orador regular de las
conferencias bíblicas de Niágara y disertante invitado del Instituto Te-
ológico Evangélico (que más tarde se transformaría en el Seminario
Teológico de Dallas), al que acudía todos los meses por invitación de
Lewis Sperry Chafer. En 1893, fundó una publicación mensual en yid-
dish bajo el nombre de Tiqweth Israel – The Hope of Israel Monthly;
un año más tarde apareció Our Hope, la versión inglesa con la que se
propuso difundir entre los miembros de la comunidad cristiana las ac-
tividades del movimiento sionista y la idea del inminente regreso de
Cristo. Gaebelein, como Scofield, fue discípulo de Brookes, quien lo
tomó «literalmente bajo sus alas».167 Scofield escribió el prefacio de
The Harmony of the Prophetic Word, que admitió haber leído con frui-
ción. En una carta a Gaebelein, escrita en septiembre de 1905, Scofield
dice:
Mi amado hermano: Me reconozco un acérrimo seguidor de vues-
tras visiones del análisis profético. En lo que concierne a las profecías,
me arrodillo a vuestros pies y felicito a los futuros lectores de mi Bi-
blia porque en ella encontrarán una guía clara y segura para compren-
der lo que, para la mayoría, es un laberinto. Vuestro en Jesucristo,
Scofield.168
Las interpretaciones y especulaciones proféticas de Gaebelein lo
llevaron a deducir, por ejemplo, que la OTAN representaba a los diez
reyes del imperio romano renacido.
Gaebelein también fue acusado de antisemitismo.169 De acuerdo con
Wilson, su libro The Conflict of Ages parece una legitimación del na-
zismo.170 En respuesta a la publicación de los Protocolos de los Sabios
de Sion, un escrito espurio que alegaba la existencia de una conspira-
ción universal y secreta de los judíos para socavar la autoridad civil,
167
Arno C. Gaebelein, Half A Century (Nueva York: Publication Office of
Our Hope, 1930), p. 20, citado en Gerstner, op. cit., p. 33.
168
Consultar Gaebelein, History of the Scofield Reference Bible, p. 33.
169
Consultar Timothy P. Weber, Living in the Shadow of the Second Com-
ing: American Premillennialism 1875-1982 (Nueva York: Oxford University
Press, 1979), p. 154.
170
Consultar Dwight Wilson, Armageddon Now! The Premillenarian Res-
ponse to Russia and Israel since 1917 (Grand Rapids: Baker, 1977), p. 97.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 95
SIONISMO CRISTIANO 95
destruir el cristianismo y tomar las riendas de la economía internacio-
nal, Gaebelein se sumó a quienes atribuían la autoría a un judío y coin-
cidió en que
…ciertamente, ellos han tendido un camino a los judíos revolu-
cionarios que fue seguido estricta y literalmente. Que los judíos hayan
sido un factor prominente en los movimientos revolucionarios de hoy
día, donde sea que aparezcan, es un hecho que ningún hombre honesto
puede negar, del mismo modo que no puede negarse que fue un judío
el que asesinó al antiguo dictador de Rusia y a toda su familia; o que
una gran mayoría (se calcula que más del 80%) de los miembros del
gobierno bolchevique actual son judíos: mientras en otros asuntos, en
la asamblea de la Liga de Naciones, los judíos se hacen escuchar y su
voz no es en absoluto quejosa, tímida o débil.171
Gaebelein hacía una distinción entre los judíos revolucionarios y
«la mayor parte del pueblo judío respetuoso del orden y la justicia,
amante de la paz y temeroso de Dios». Según Rausch, «los obstáculos
que los judíos revolucionarios planteaban a la causa del sionismo eran
para Gaebelein una señal profética de importancia fundamental». En
otro artículo titulado «Aspectos del poder judío en Estados Unidos»,
Gaebelein se refirió en términos más bien denigrantes a los judíos se-
culares que no reconocían su propia fe: «…No hay nada más vil en
esta tierra que un judío apóstata, que reniega de Dios y de su palabra.
La Biblia ya predijo que una gran parte del pueblo judío, junto al grueso
de los gentiles, cometerían apostasía. Sin embargo, no todos los judíos
son alcohólicos, apóstatas o inmorales».172
Hubo otros momentos, no obstante, en que Gaebelein se distanció
de quienes expresaban abiertamente su antisemitismo. En 1895, tras
una visita a Alemania, escribió: «Es absolutamente innegable que los
alemanes protestantes odian a los judíos y, por lo que hemos visto y
oído, tememos que tarde o temprano haya un nuevo brote antise-
mita».173 Weber califica esta aparente contradicción como «una irónica
171
Arno C. Gaebelein en Our Hope 27 (abril de 1921), p. 601, citado en D.
Rausch, «Fundamentalism and the Jew: An Interpretive Essay» [«El funda-
mentalismo y los judíos: Un ensayo interpretativo»], Journal of the Evangel-
ical Theological Society 23/2 (junio de 1980), p. 108.
172
Citado en D. A. Rausch, «Fundamentalism and the Jew», pp. 107-112.
173
Our Hope (2 de octubre de 1895), p. 78, citado en D. Rausch, «Funda-
mentalism and the Jew», p. 108.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 96
96 Stephen Sizer
ambivalencia», y sugiere que fueron las visiones proféticas de los pre-
milenaristas, como Gaebelein, «las que los llevaron a aceptar la vera-
cidad de los Protocolos (y quedar como antisemitas), aun cuando
habían sido y seguían siendo acérrimos oponentes del antisemi-
tismo».174
Gaebelein no tenía ninguna duda sobre el origen o los motivos del
movimiento sionista, al que consideraba «herético», pero ello no im-
pidió que escribiera acerca del lento regreso de los judíos a Palestina
en los siguientes términos:
La maravillosa evolución que vemos año a año, el entusiasmo
siempre creciente, los proyectos sabios e innovadores... son a buen se-
guro dignos de admiración… este sionismo moderno nos plantea que
los judíos regresarán a Palestina sin haberse convertido, lo que consti-
tuye el signo más desconcertante de todos los signos de nuestro
tiempo.175
Más aún, a través de las páginas de Our Hope Gaebelein publicó va-
rios informes favorables al establecimiento de colonias sionistas en Pa-
lestina, apoyó los esfuerzos de Herzl y advirtió a la comunidad cristiana
de Estados Unidos, que persistía en la ignorancia y la autocomplacen-
cia, de que la profecía del regreso de los judíos a su tierra se estaba ha-
ciendo realidad. Es posible que Gaebelein y otros dispensacionalistas
no hayan expresado su apoyo incondicional al sionismo del mismo
modo en que lo hacen Falwell y Robertson hoy en día, pero eso no des-
merece su firme adhesión al sionismo cristiano.
En lo que respecta a los planes de Dios para el pueblo judío, Gae-
belein –como otros dispensacionalistas clásicos–, hacía una distinción
entre la presente dispensación de la iglesia y el milenio por venir, man-
teniéndolos en compartimentos estancos, tanto en términos cronológi-
cos como de eternidad. Esta doctrina le permitió mantener posturas
174
Timothy P. Weber, «A Reply to David Rausch’s “Fundamentalism and
the Jew”» [«Una respuesta a “El fundamentalismo y los judíos” de David
Rausch»], Journal of the Evangelical Theological Society 24/1 (marzo de
1981), pp. 68-77.
175
A. Gaebelein, «The Fourth Zionistic Congress: The Most Striking Sign
of Our Times» [«Cuarto Congreso Sionista: el más desconcertante signo de
nuestro tiempo»], Our Hope 6 (septiembre de 1900), p. 72, citado en D.
Rausch, Zionism, p. 247.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 97
SIONISMO CRISTIANO 97
contradictorias, como promover la tarea evangelizadora (que en teoría
podía conducir a la desaparición completa de los judíos como grupo)
y, al mismo tiempo, apoyar al nacionalismo judío; acusar a los «após-
tatas» judíos de haberse asociado con el diablo y defenderlos del anti-
semitismo; difamar al sionismo y apoyar la restauración de los judíos
a la Tierra de Israel; mostrar piedad hacia los judíos y creer que la ma-
yoría de ellos estaban destinados a perecer en la batalla de Armage-
dón; y todo ello por la sencilla razón de que estos «signos» habían sido
anticipados en la Biblia. De ahí que, en muchos sentidos, Gaebelein
encarne todas las contradicciones inherentes al movimiento protofun-
damentalista.
A raíz de su compromiso con el literalismo bíblico, el sionismo cris-
tiano dispensacional tuvo que reconocer que la restauración estaba te-
niendo lugar, aunque «en ausencia de la fe», y por tanto adaptar las
predicciones bíblicas a los hechos. Si bien los dispensacionalistas man-
tuvieron su compromiso con la evangelización de los judíos, no cre-
yeron necesario ni imperioso compartir el evangelio con ellos, puesto
que el arrepentimiento no ocurriría hasta después de la restauración y
la segunda venida de Jesús. En consecuencia, el apoyo práctico y fi-
nanciero se transformó en el medio más importante de cumplir la pro-
fecía de la restauración.176
Pese a que algunos de los acontecimientos que inauguraron el siglo
XX, como el surgimiento del comunismo, la Declaración Balfour y el
antisemitismo, fueron interpretados como evidencias del inminente re-
greso de Cristo, el «prestigio intelectual del fundamentalismo» expe-
rimentaba un deterioro gradual.177 En el período 1918-1948, la causa
sionista fue encontrando cada vez más apoyo entre las filas del secu-
larismo. La necesidad de mantener buenas relaciones estratégicas con
las naciones árabes petroleras y, al mismo tiempo, de contrarrestar la
hegemonía soviética en Oriente Próximo fue moldeando poco a poco
la política exterior de Estados Unidos.
A medida que el establishment político de Estados Unidos perdía in-
terés en el memorial de Blackstone, el movimiento sionista judío fue
descubriendo nuevos y poderosos amigos entre los líderes eclesiásticos
liberales más cercanos al entorno presidencial, que estaban más inte-
176
Consultar D. A. Rausch, Zionism, pp. 213-216; y también P. C. Merkley,
op. cit., p. 92.
177
Merkley, op. cit., pp. 72-74.
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98 Stephen Sizer
resados en proteger los derechos de los judíos que en convertirlos al
cristianismo o hacer realidad las profecías bíblicas.
El antisemitismo y el sionismo cristiano liberal
en Estados Unidos (1918-1967)
Tras los devastadores efectos de la Primera Guerra Mundial y la Gran
Depresión, el fundamentalismo en Estados Unidos fue abandonando
su interés en la especulación profética y concentrando su atención en
refutar la teología liberal, el evangelio social y la teoría evolutiva de
Darwin. Entre 1910 y 1915 se publicó una serie de doce fascículos ti-
tulada The Fundamentals, compuesta por unos noventa artículos de se-
senta y cuatro autores diferentes que defienden la postura de los
evangélicos conservadores en varios asuntos doctrinales y morales.178
Gaebelein contribuyó con un artículo en el que habla del lugar de los
judíos en las profecías y defiende la infalibilidad de la Biblia.179 Los
evangélicos conservadores, que al principio desconfiaban de los ‘nue-
vos’ premilenaristas y rechazaban la doctrina del «rapto secreto», aco-
gieron cada vez con más agrado el apoyo de los dispensacionalistas ya
que ambos luchaban contra un enemigo común: los liberales. Este acer-
camiento ayudó a legitimar y multiplicar la aceptación de la escatolo-
gía dispensacional. En 1901, Norman Kraus expresó: «El triunfo del
dispensacionalismo fue tan grande que durante los siguientes cincuenta
años resultó imposible diferenciar a un premilenarista de un dispensa-
cionalista».180
En The Politics of Doomsday, un minucioso relato de cómo fue evo-
lucionando el fundamentalismo estadounidense hasta 1970, Erling
Jorstad rastrea el origen de la derecha cristiana y de su agenda antico-
munista y xenófoba, pero, de forma sorprendente, no hace una sola
mención a Israel. De manera similar, en Fundamentalism and Ameri-
can Culture, George Marsden lleva a cabo una reseña histórica del na-
cimiento del fundamentalismo y de los movimientos evangélicos en
178
The Fundamentals, 12 vol. (Chicago: Testimony Publishing Company,
1910-1915).
179
Arno C. Gaebelein, «Fulfilled Prophecy, A Potent Argument for the
Bible» [«Profecía cumplida: un potente argumento en favor de la Biblia»],
The Fundamentals 11, pp. 55-86.
180
Norman C. Kraus, Dispensationalism in America (Richmond: John
Knox, 1958), p. 104.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 99
SIONISMO CRISTIANO 99
Estados Unidos y afirma que, a pesar de ciertas muestras de antisemi-
tismo observadas a principio del siglo XX, los evangélicos conserva-
dores no mostraban demasiado interés en el sionismo o en Israel.
Sin embargo, las evidencias indican que el antisemitismo fue cre-
ciendo entre los fundamentalistas cristianos durante ese mismo perí-
odo181. En 1919, por ejemplo, consciente de que Gran Bretaña y
Francia obstaculizaban su proyecto de autodeterminación en Siria, Wo-
odrow Wilson envió a Charles Crane –el acaudalado estadounidense,
experto en asuntos árabes, que presidía la Comisión King-Crane– para
que hiciera un estudio de las expectativas del pueblo nativo. A raíz de
las reservas expresadas por los líderes árabes y los estadounidenses ex-
patriados, la comisión recomendó que cesara el apoyo estadounidense
a la causa del Estado judío, que se restringiera fuertemente la inmi-
gración judía y que Palestina fuera administrada por Gran Bretaña o Es-
tados Unidos. Por su parte, Crane ayudó a financiar las primeras
exploraciones de petróleo en Arabia Saudí y Yemen. En aquel enton-
ces, Crane no ocultaba su admiración por la Alemania de Hitler, a la
que calificaba de «auténtico baluarte político de la cultura cristiana»,
así como por las purgas antijudías ordenadas por Stalin en la Rusia so-
viética. Según su biógrafo, los últimos años de su vida estuvieron do-
minados por «un profundísimo prejuicio… [y] una desenfrenada
aversión hacia los judíos».182 Crane trató incluso de persuadir al presi-
dente Franklin D. Roosevelt de que desoyera los consejos de Felix
Frankfurter, hijo de un comerciante judío, que había sido su consejero
legal tanto durante la gobernación de Nueva York (1929-1932) como
en la campaña presidencial. También le presionó para que dejara de
nombrar funcionarios judíos en cargos de gobierno. Crane «imaginaba
que el judaísmo estaba empeñado en una campaña mundial que aca-
baría con las costumbres religiosas y creía que sólo una coalición entre
los musulmanes y los católicos romanos tendría la fuerza necesaria
181
Para obtener un análisis detallado de cómo las enseñanzas cristianas
forjaron las actitudes del pueblo estadounidense hacia los judíos, véase Charles
Glock & Rodney Stark, Christian Beliefs and Anti-Semitism (Nueva York:
Harper & Row, 1966); D. A. Rausch, Fundamentalists, Evangelicals and Anti-
Semitism (Valley Forge, PA: Trinity Press International, 1993).
182
Consultar Leo J. Bocage, The Public Career of Charles R. Crane [«La
carrera pública de Charles R. Crane»] [tesis doctoral no publicada, Fordham
University], citada en Robert D. Kaplan, The Arabists: The Romance of an
American Elite (Nueva York: Macmillan, 1993), p. 71.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 100
100 Stephen Sizer
para derrotarlo».183 En 1933, le propuso a Haj Amin Husseini, el gran
muftí de Jerusalén, que iniciara conversaciones con el Vaticano a fin de
idear una campaña antijudía.184
Las razones aducidas por los misioneros estadounidenses de Oriente
Próximo para justificar su oposición al establecimiento de una patria
judía son muy complejas. En 1948, semanas antes de que se procla-
mara al Estado de Israel, Bayard Dodge –fundador de la American Uni-
versity de Beirut– se jubiló y regresó a Princeton, Nueva Jersey. En
abril de ese año, la revista The Readers Digest publicó un artículo suyo
titulado «¿Es inevitable la guerra en Oriente Próximo?». Su efecto fue
tan decisivo que Robert Kaplan lo calificó como la «declaración final»
de los arabistas estadounidenses en torno a la creación del Estado de Is-
rael.
Dodge no era antisemita y reconocía que «no todos los judíos eran
sionistas ni todos los sionistas eran extremistas», pero veía al movi-
miento sionista como una «tragedia». Él se oponía al sionismo por la
sencilla razón de que los árabes también lo hacían y porque podía dañar
los intereses de Estados Unidos en Oriente Próximo. En su artículo,
decía:
La frustración y el colapso amenazan el gran trabajo realizado
por nuestros organismos filantrópicos en el mundo árabe como la Fun-
dación para Cercano Oriente, las misiones, la YMCA y la YWCA, el
Boston Jesuit College de Bagdad y las universidades de El Cairo, Bei-
rut y Damasco… y también a nuestras concesiones petroleras.185
Esta situación, insistía Dodge, sólo serviría para fortalecer el co-
munismo que «intenta repatriar a miles de judíos comunistas rusos al
Estado judío de Palestina». Por eso, instó a los judíos a «bajar las armas
y sentarse a dialogar con los árabes».186
Las opiniones de Dodge reflejaban las de la amplia comunidad de
expatriados y misioneros de Beirut, quienes consideraban un error moral
y político que Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia bendijeran la par-
tición de Palestina a través de las Naciones Unidas. Richard Crossman,
miembro del equipo anglo-estadounidense que investigó la crisis pales-
183
Citado en R. D. Kaplan, op. cit., p. 71.
184
Consultar ibid., p. 71
185
Ibid., p. 80.
186
Ibid.
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SIONISMO CRISTIANO 101
tina en 1947, observó que los misioneros protestantes de Estados Unidos
«cuestionaban el caso sionista con los mismos argumentos que emplea-
ban los funcionarios británicos de Oriente Próximo, cuyas posturas pro-
árabes eran las más radicalizadas».187 Kaplan concluye que «la
comunidad estadounidense del Líbano, casi sin excepción, estaba psico-
lógicamente predispuesta en contra del Estado de Israel”.188 En sus me-
morias, Harry Truman confirma que los especialistas en asuntos de
posguerra que él mismo nombró en el Departamento de Estado también
se oponían a la idea del Estado judío, ya fuera porque deseaban aplacar
a los árabes o sencillamente porque eran antisemitas.189
Durante las décadas de 1930 y 1940, tanto antes como después de
la creación del Estado de Israel, los principales aliados del sionismo
fueron los cristianos protestantes liberales, entre quienes se encontra-
ban Paul Tillich, William F. Albright y Reinhold Niebuhr, responsable
de la fundación del Consejo Cristiano de Palestina en 1942. Desde su
cátedra de ética social en el seminario teológico de Nueva York, Nie-
buhr defendió su adhesión al sionismo con fundamentos más pragmá-
ticos que religiosos. Sin embargo, la persecución de los judíos en
Europa y las rígidas leyes inmigratorias de Estados Unidos lo llevaron
a reconocer «el derecho moral» del pueblo judío a establecerse en Pa-
lestina para garantizar su supervivencia como nación.190 En el testimo-
nio que presentó como representante del Consejo Cristiano de Palestina
ante el Comité Anglo-Estadounidense de Investigación creado en Was-
hington en 1946, Niebuhr admitió que existía un conflicto de derechos
entre árabes y judíos por la tierra de Palestina, pero sostuvo:
El hecho, empero, de que los árabes dispongan de una vasta área
de influencia en Oriente Próximo y los judíos no tengan una tierra
donde establecerse expone la relativa justicia de sus demandas y de
sus causas… Indudablemente, es necesario sacrificar la soberanía árabe
sobre una porción del territorio en disputa en pos de la creación de una
patria para todos los judíos del mundo.191
187
Ibid., p. 81.
188
Ibid., p. 185.
189
Consultar ibid.
190
Reinhold Niebuhr en The Nation (21 de febrero de 1942), pp. 214-216;
(28 de febrero de 1942), pp. 253-255.
191
«Hearings of the Anglo-American Committee of Inquiry» [«Audien-
cias de la Comisión Investigadora Anglo-estadounidense»], Departamento de
Estado de Estados Unidos (14 de enero de 1946), p. 147.
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102 Stephen Sizer
En 1958, y en discrepancia con la mayoría de los líderes protestan-
tes liberales, Niebuhr seguía reafirmando la necesidad de ampliar las
bases del sionismo cristiano. En un artículo titulado «La relación de los
cristianos y los judíos en la civilización occidental», Niebuhr expresaba:
La visión de muchos cristianos puede considerarse prosionista en
tanto sostiene que un pueblo sin patria necesita una patria; pero a no-
sotros, como a los judíos religiosos antisionistas, nos molesta que se
empleen argumentos mesiánicos para defender el derecho judío a es-
tablecer su patria precisamente en Palestina.192
Salvo por el deseo expreso de que los árabes recibieran «algún tipo
de compensación», Niebuhr no pareció considerar la idea de que los pa-
lestinos despojados también «necesitaran una patria».
La Guerra de los Seis Días de 1967 marcó un hito importante en el
interés de los cristianos evangélicos por Israel y el sionismo. La ane-
xión de Cisjordania distanció a los miembros y organizaciones del pro-
testantismo liberal, como el Consejo Mundial de Iglesias, de sus
colegas sionistas pero, al mismo tiempo, renovó el entusiasmo de los
evangélicos y los fundamentalistas por la tierra de Israel.
El sionismo cristiano evangélico en los Estados Unidos
de hoy (1967-2002)
Durante la primera mitad del siglo XX, algunos de los líderes más no-
tables del dispensacionalismo, como Harry Ironside, M. R. DeHaan
y Reuben A. Torrey,193 hicieron explícito su compromiso con las pro-
fecías ‘bíblicas’ que anunciaban la inminente restauración de los ju-
díos a Palestina. A. B. Simpson, fundador de la Alianza Cristiana y
Misionera, leía la Declaración Balfour a sus feligreses con inoculta-
192
Reinhold Niebuhr, «The Relation of Christians and Jews in Western
Civilization» [«La relación de los cristianos y los judíos en la civilización oc-
cidental»], en R. Niebuhr, Pious and Secular America (Nueva York: Scrib-
ner’s, 1958), p. 86-112.
193
M. R. DeHaan, The Jew and Palestine in Prophecy (Grand Rapids: Zon-
dervan, 1950); R. A. Torrey, The Return of the Lord Jesus (Los Ángeles: Bible
Institute of Los Angeles, 1913), p. 89.
194
Consultar The Weekly Evangel, 19 de mayo de 1917, p. 17, citado en
Richard G. Kyle, The Last Days are Here Again (Grand Rapids: Baker, 1998),
p. 109. La Declaración Balfour se publicó en noviembre de 1917, de modo
que la fecha aducida se presta a suspicacias.
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SIONISMO CRISTIANO 103
ble pasión.194 Para otros, el pacto nazi-soviético de no agresión fir-
mado en 1939, el comunismo chino y el surgimiento del imperialismo
japonés eran «electrizantes» señales de la inminente batalla de Ar-
magedón.195
M. R. DeHaan creó el programa «Radio Bible Class Worlwide Gos-
pel Broadcast», que se emitía regularmente a través de 600 estaciones
de radio de todo el mundo. En un estudio sobre el Libro de Daniel pu-
blicado en 1947, DeHaan interpretó los eventos que rodearon a la De-
claración Balfour a la luz de la alianza de Abraham y de la misteriosa
«escritura en la pared» del palacio del rey Belsasar. En su opinión, el
hecho de que el pueblo judío hubiera recibido sólo parte del territorio
palestino era un fracaso de Balfour y, tal vez, «el mayor error de la his-
toria».196 Al igual que muchos sionistas, DeHaan lamentó que Gran Bre-
taña no hubiera apoyado decididamente la creación del Estado judío y
que no hubiera «limpiado la tierra palestina de sus ilegítimos posee-
dores»:
Si las naciones hubieran encontrado una forma clara de mantener
la promesa de preservar la Tierra Santa como refugio nacional y de-
volverla a sus legítimos dueños, el pueblo elegido, es probable que
Dios hubiera dado a Jacob muchísimos más descendientes, como el
Dr. Weizman (sic), para que bendijera y ayudara a todas las naciones
de la tierra.197
DeHaan nunca aclaró cómo pensaba convencer a sus lectores de
que el descubrimiento de Weizmann –un sencillo método para produ-
cir la acetona utilizada en la facturación de potentes explosivos– era
una bendición para el mundo.
La creación del Estado de Israel en 1948 llegó a ser considerada,
acaso con toda lógica, como la más sublime realización de una pro-
195
Louis S. Bauman, «Russia and Armageddon» [«Rusia y el Ar-
magedón»], King’s Business (29 de septiembre de 1938), p. 286; H. A. Iron-
side, «The Kings of the East» [«Los reyes del Este»], King’s Business (29 de
enero de 1938), p. 9; Louis T. Talbot, «The Army of 200 Million» [«Un ejército
de 200 millones»], King’s Business (23 de octubre de 1932), p. 424; R. G.
Kyle, op. cit., p. 111.
196
M. R. DeHaan, op. cit., p. 61.
197
M. R. DeHaan, Daniel the Prophet: 35 Simple Studies in the Book of
Daniel, (Grand Rapids: Zondervan, 1947), pp. 169-172.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 104
104 Stephen Sizer
fecía bíblica y la «noticia profética más extraordinaria del si-
glo XX».198
Tras la guerra de 1967, Nelson Bell –suegro de Billy Graham y edi-
tor de Christianity Today, una prestigiosa y respetada tribuna del con-
servadurismo evangélico– escribió un editorial en el que reflejaba los
sentimientos de muchos evangélicos estadounidenses: «El hecho de
que por primera vez en más de 2.000 años toda Jerusalén esté en manos
de los judíos conmueve a los estudiosos de la Biblia y renueva su fe en
la veracidad y legitimidad de los textos sagrados».199 A partir de 1967,
muchos líderes políticos y cristianos, entre ellos varios presidentes, se
identificaron con esta perspectiva. En 1968, por ejemplo, Lyndon B.
Johnson explicó su simpatía por el sionismo de una forma bastante si-
milar a la que había utilizado Lloyd George para describir la influen-
cia de su formación cristiana:
Muchos de vosotros, si no todos, tenéis profundos lazos con la
tierra y el pueblo de Israel, como yo; por eso, mi fe cristiana emana de
vosotros. Así como las historias bíblicas están inextricablemente uni-
das a mis memorias infantiles, la valerosa lucha de los judíos por libe-
rarse de las persecuciones anida hoy en nuestras almas.200
Una serie de eventos que comenzaron en 1976 colocó al sionismo
cristiano en el primer plano de la política estadounidense. A finales de
ese año, Jimmy Carter alcanzó la presidencia como ‘cristiano rena-
cido’, lo que le valió el apoyo de la derecha evangélica, y en 1977 Me-
nahem Beguin fue elegido primer ministro de Israel de la mano del
198
Louis T. Talbot & William Orr, The Nation of Israel and the Word of
God! (Los Ángeles: Bible Institute of Los Angeles, 1948), p. 8. Consultar
Stanley Grenz, The Millennial Maze: Sorting out Evangelical Options (Down-
ers Grove, IL: IVP, 1992), p. 92; Hal Lindsey, The Late Great Planet Earth
(Londres: Lakeland, 1970), pp. 43, 53-58.
199
Citado en Donald Wagner, «Evangelicals and Israel: Theological Roots
of a Political Alliance» [«Los evangélicos e Israel: raíces teológicas de una
alianza política»], The Christian Century (4 de noviembre de 1998), pp. 1020-
1026.
200
Lyndon B. Johnson, discurso del 10 de septiembre de 1968; consultar
«A Just and Dignified Peace... Is Possible» («Una paz justa y digna es posi-
ble»), 2004. [Internet, Jewish Virtual Library, a division of the American-Is-
raeli Cooperative Enterprise, <http://www.us-israel.org/jsource/US-Israel/
lbjpeace1.html>.] (Consultado en mayo de 2004.)
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SIONISMO CRISTIANO 105
partido derechista Likud. De este modo, emergió una poderosa coali-
ción tripartita integrada por la derecha política, el mundo evangélico y
los grupos de presión proisraelíes de Estados Unidos. En 1978, Jimmy
Carter reconoció que sus convicciones prosionistas habían condicio-
nado las políticas de gobierno para Oriente Próximo. En uno de sus
discursos afirmó que, con el Estado de Israel, «los judíos regresaban
definitivamente a la tierra de la Biblia, de la que habían sido expulsa-
dos muchos siglos atrás... El establecimiento de la nación de Israel re-
presenta la consumación de la verdadera esencia de esta profecía
bíblica».201 Sin embargo, cuando Carter puso pegas al agresivo pro-
grama de asentamientos del Likud y propuso la creación de una patria
palestina, judíos y evangélicos hicieron frente común para apoyar a
Ronald Reagan en las elecciones de 1980.
Ronald Reagan: el presidente del sionismo cristiano
Si bien para la percepción popular Ronald Reagan era un político opor-
tunista y pragmático, su crianza y su educación estuvieron impregna-
das por la teología del dispensacionalismo premilenarista, con la que
entró en contacto a través de su madre Nelle y de importantes predi-
cadores evangélicos como Billy Graham, Pat Boone y George Otis.
Grace Halsell ha investigado la influencia de estos personajes en sus es-
tudios de las profecías bíblicas y de las visiones del fin de los tiem-
pos.202 En 1971, Reagan leyó el libro de Hal Lindsey, The Late Great
Planet Earth, y muchas otras obras sobre el Armagedón que estaban en
boga por aquel entonces. Su secretario legal, Herb Ellingwood, a quien
Halsell describe como «uno de los más fervientes seguidores del culto
a Israel y la inminente batalla de Armagedón», solía referirse a las in-
numerables conversaciones que mantuvieron en torno a la realización
de las profecías bíblicas.203
En 1971, mientras era gobernador de California, Reagan mantuvo
asimismo largas discusiones con James Mills, un colega cercano,
acerca de si los eventos geopolíticos contemporáneos podían interpre-
tarse como el cumplimiento de las profecías bíblicas. Mills tomó co-
201
Discurso del Presidente Jimmy Carter el 1 de mayo de 1978, Depart-
ment of State Bulletin, Vol. 78, N.º 2015 (1978), p. 4. Consultar también Jimmy
Carter, The Blood of Abraham (Londres: Sidgwick & Jackson, 1985).
202
Grace Halsell, Prophecy and Politics.
203
Ibid., p. 43.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 106
106 Stephen Sizer
piosas notas de estas conversaciones, que luego fueron publicadas por
la revista San Diego Magazine. Basándose en su interpretación de Eze-
quiel 38, Reagan insistió en su idea de que Israel sería atacado a corto
plazo por dos naciones impías, Libia y Etiopía:
¿Comprendéis la importancia de lo que os estoy diciendo? Que
Libia se haya vuelto comunista es una señal de que el día del Armage-
dón no está tan lejano... Es necesario que se cumpla la profecía de que
Etiopía es una de las naciones impías que atacarán a Israel… Por pri-
mera vez en la historia están dadas las condiciones para la batalla de
Armagedón y la segunda venida de Cristo… Ezequiel nos dice que
Gog, la nación que conducirá a las fuerzas del mal en contra de Israel,
vendrá desde el norte. Generación tras generación, los estudiosos de la
Biblia han identificado a Gog con Rusia... sobre todo ahora que Rusia
se ha convertido en una nación comunista y atea y ha vuelto su espalda
a Dios. Sin duda, la descripción de Gog se ajusta perfectamente.204
Según Mills, Reagan hablaba de la proximidad del holocausto nu-
clear «como lo haría un predicador ante el escepticismo de un estu-
diante universitario».205 A Harald Bredesen, un pastor evangélico de
California, Reagan le manifestó su convencimiento de que Dios estaba
llevando a los judíos de regreso a Israel. Bredesen quedó impresionado
por su manera de entender la visión dispensacionalista sobre Israel y,
más aún, por la facilidad con que recordó los detalles de aquel día de
1948 en que Israel «fue reconstituida como nación».206
George Otis, un antiguo fabricante de componentes electrónicos
para armas nucleares que se hizo famoso por haber operado cuatro es-
taciones de radio cristianas en el sur del Líbano, empleó toda su in-
fluencia para garantizar la llegada de Reagan al poder. Entre otras
cosas, fue presidente honorario de la organización Christians for Rea-
gan. En una entrevista televisiva de 1976, Otis y Reagan intercambia-
ron opiniones acerca del resurgimiento de la nación de Israel, que
consideraban «una rotunda prueba de que la profecía bíblica se había
cumplido». En cierto momento, Otis preguntó: «¿Qué debería hacer
Estados Unidos en el supuesto de que Israel fuera atacada por las na-
ciones enemigas?». La respuesta fue: «Hemos prometido a Israel que
204
Citado en ibid., pp. 5, 45.
205
Citado en ibid.
206
Ibid., pp. 46-47.
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SIONISMO CRISTIANO 107
garantizaríamos su existencia como nación... es nuestra obligación,
nuestra responsabilidad y nuestro destino».207
Durante la campaña presidencial de 1980, Reagan sugirió repe-
tidas veces que «tal vez los hombres de su generación estaban des-
tinados a ser testigos del Armagedón».208 Ese mismo año, en su
columna del New York Times, William Saffire citó textualmente las
palabras que Reagan dirigió a un grupo de líderes judíos: «Israel es
la única democracia estable en la que podría ocurrir el Armage-
dón».209 En abril de 1984, el Washington Post publicó una conversa-
ción que Reagan mantuvo con Tom Dine, un destacado cabildero del
Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC, por sus
siglas en inglés), en la que reflexionaba sobre sus convicciones per-
sonales:
Verá, al volver a las ancestrales profecías del Antiguo Testamento
y a los signos que predicen el Armagedón, comencé a preguntarme si
ocurriría durante mi generación. No sé si usted ha observado alguna de
estas profecías últimamente, pero créame que ellas describen perfec-
tamente muchos de los acontecimientos que estamos viviendo en nues-
tros días.210
En 1986, en plena escalada de las tensiones entre Estados Unidos y
Libia, James Mills, entonces presidente en funciones del Senado de
California, afirmó que Reagan sentía una profunda e inocultable ani-
mosidad hacia Libia porque «la Biblia lo señalaba como uno de los
enemigos de Israel y, por tanto, también de Dios».211 Las teorías del dis-
pensacionalismo pesimista y determinista que suscribía Reagan tuvie-
207
Larry Jones & Gerald T. Sheppard, «Ronald Reagan’s ‘Theology’ of
Armageddon» [«La teología del Armagedón según Ronald Reagan»], incluido
en Haddad & Wagner (eds.), All in the Name of the Bible: Selected Essays on
Israel and American Christian Fundamentalism (Brattelboro, VT: Amana
Books, 1986), pp. 32-33.
208
Grace Halsell, Prophecy and Politics, p. 5. Consultar también Kenneth
Woodward, «Arguing Armageddon» [«Cuestionando el Armagedón»],
Newsweek, 5 de noviembre de 1984.
209
Citado en Grace Halsell, Prophecy and Politics, p. 47.
210
Ronnie Dugger, «Does Reagan Expect a Nuclear Armageddon?»
[«¿Acaso Ronald Reagan espera que haya un Armagedón nuclear?»], The
Washington Post, 18 de abril de 1984.
211
Citado en G. Halsell, Prophecy and Politics, p. 5.
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108 Stephen Sizer
ron sus lógicas consecuencias sobre la política de Estados Unidos, que
Mills describió de la siguiente manera:
Ciertamente, su manera de administrar el gasto militar y su indi-
ferencia hacia cualquier propuesta de desarme nuclear son coherentes
con sus visiones apocalípticas... El Armagedón, tal como fue antici-
pado en los libros de Ezequiel y del Apocalipsis, no puede tener lugar
en un mundo sin armas… porque contradiría el plan de Dios que nos
enseña la Biblia... La política nacional y monetaria del presidente res-
ponde, entre otras cosas, a su interpretación literal de las profecías bí-
blicas. No tiene sentido discutir sobre la deuda nacional cuando el fin
del mundo es inminente… ¿Por qué preocuparse por los daños even-
tuales? ¿Para qué invertir tiempo y dinero en preservar los bienes del
mundo para las generaciones futuras si el final que se aproxima será
atroz?... De ahí que, en su opinión, todos los programas de política na-
cional, en particular aquellos que suponen un desembolso de capital,
pueden y deben ser recortados a fin de liberar fondos y destinarlos a fi-
nanciar el desarrollo de las armas nucleares que requiere la lucha con-
tra los diabólicos enemigos de Dios y de su pueblo.212
Para Halsell, Reagan estaba convencido de que debía «gastar tri-
llones de dólares en los preparativos de la guerra nuclear entre Gog y
Magog porque había recibido el mandato de hacerlo».213
Si bien George Bush padre, Bill Clinton y George Bush hijo no
parecían compartir los mismos presupuestos dispensacionales de
Jimmy Carter o Ronald Reagan, los tres mantuvieron, aunque a re-
gañadientes, la férrea postura prosionista de sus predecesores.214 En
general, los políticos son permeables a las opiniones de su electo-
rado, tanto más cuando se trata de grupos de presión, como los gru-
pos prosionistas de Estados Unidos que se cuentan entre los actores
más poderosos de la escena política actual.215 En los últimos cuarenta
años, tres líderes cristianos, Jerry Falwell, Pat Robertson y Hal Lind-
212
Ibid., pp. 49-50.
213
Ibid.
214
Discurso de George Bush ante el Comité Judío Estadounidense (3 de
mayo de 2001); citado en U. S. Presidents on Israel (2004). [Internet, Jewish
Virtual Library, una división de la American-Israeli Cooperative Enterprise,
<http://www.us-israel.org/jsource/US-Israel/presquote.html>.] (Consultado en
mayo de 2004.)
215
Michael Lind, «The Israel Lobby and American Power» [«El lobby is-
raelí y el poder de Estados Unidos»], Prospect (abril de 2002), pp. 22-29.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:49 Página 109
SIONISMO CRISTIANO 109
sey –a quienes Reagan abrió las puertas de la Casa Blanca–, han con-
tribuido quizás más que nadie a que la política exterior de Estados
Unidos siguiera siendo decididamente prosionista y, cada uno a su
manera, ha desempeñado un papel determinante en el crecimiento del
sionismo cristiano.
Jerry Falwell: el embajador del sionismo cristiano
Jerry Falwell, pastor de la iglesia baptista de Thomas Road, fundó y di-
rigió la Liberty University, una universidad baptista independiente de
Lynchburg, Virginia, a la que concurren unos 10.000 estudiantes. Los
ministerios de Falwell también patrocinan el canal de televisión Li-
berty Broadcasting Network y el programa Old Time Gospel Hour, que
se transmite a través de una red de 350 canales por todo el país.
En los primeros tiempos de su ministerio, Falwell rehuía la polí-
tica. En 1964 escribió:
Puesto que creo fervientemente en la Biblia, encuentro imposi-
ble reemplazar el mensaje puro y liberador del evangelio de Jesucristo
por cualquier otra misión, ya se trate de combatir al comunismo o tra-
bajar por la reforma de los derechos civiles. Los predicadores no de-
bemos mezclarnos con la política; nuestra tarea es salvar almas. No
debemos ocuparnos de lo que está fuera de la religión.216
Tras la Guerra de los Seis Días de 1967, Falwell cambió de opinión
e ingresó en la política, convirtiéndose en un ávido defensor del Es-
tado sionista. En un momento en que Estados Unidos seguía entram-
pado en la guerra de Vietnam, la rauda victoria de Israel sobre las
fuerzas árabes impactó profundamente en el ánimo de muchos esta-
dounidenses. Grace Halsell lo expresa así:
Muchos estadounidenses, incluido Falwell, comenzaron a mirar
a Israel con admiración y fervor por su poderío militar, que considera-
ban invencible. Por eso, no tuvieron reparos en apoyar la ocupación
israelí de los territorios árabes porque, en su percepción, se trataba de
una conquista basada en el poder y la moral... Los seguidores de este
rancio cristianismo del músculo, como Falwell, atribuyeron la victoria
216
James Price & William Goodman, Jerry Falwell: An Unauthorized Pro-
file (Lynchburg, VA: Paris & Associates, Inc., 1981), citado en G. Halsell,
Prophecy and Politics, pp. 72-73.
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110 Stephen Sizer
al general Moshe Dayan, al que apodaron «el hombre de los milagros»,
y el Pentágono lo invitó a visitar Vietnam para que enseñara a los sol-
dados estadounidenses cómo ganar una guerra.217
En 1979, Falwell fundó Moral Majority, un grupo de acción política
integrado por cristianos conservadores y fundamentalistas, y el Go-
bierno israelí le proporcionó un jet Lear para colaborar con su cam-
paña de respaldo a Israel. Un año después, el primer ministro israelí
Menahem Beguin lo premió con la medalla Vladimir Ze’ev Jabotinsky
a la excelencia sionista, un galardón nunca antes otorgado a un gentil.
Jabotinsky, fundador del sionismo revisionista, sostenía que los judíos
tenían el mandato divino de ocupar y colonizar «las dos márgenes del
río Jordán» y que, por tanto, no cabía aplicarles el derecho internacio-
nal.218 Cuando Israel bombardeó una planta nuclear iraquí en 1981, Be-
guin telefoneó a Falwell antes incluso que a Reagan para instarlo a que
«explicara a su audiencia cristiana las razones del ataque».219 Al año
siguiente, tras la invasión del Líbano, Falwell volvió a defender las ac-
ciones de las tropas israelíes, desvinculándolas de las masacres de
Sabra y Chatila. Cuando el New York Times publicó testimonios direc-
tos de que las fuerzas israelíes habían facilitado las operaciones de los
falangistas libaneses220 lanzando sus bengalas sobre los campos de re-
fugiados durante toda la noche, Falwell los acusó de emplear esos in-
formes con fines «propagandísticos».221
217
G. Halsell, Prophecy and Politics, pp. 72-73.
218
Consultar Allan C. Brownfeld, «Fundamentalists and the Millennium:
A potential Threat to Middle Eastern Peace» [«Los fundamentalistas y el mile-
nio: una amenaza potencial para la paz de Oriente Próximo»], Washington Re-
port (junio de 1999), pp. 82-84.
219
Citado en Donald Wagner, «Evangelicals and Israel: Theological Roots
of a Political Alliance» [«Los evangélicos e Israel: raíces teológicas de una
alianza política»], Christian Century (4 de noviembre de 1998), pp. 1020-
1026.
220
El término ‘falangistas’ (y sus variantes ‘falange’ y ‘partido falangista’)
provienen de la palabra griega phalanx. También conocidos como Partido So-
cialdemócrata Libanés Kataeb, la Falange atrajo a los jóvenes cristianos de
las montañas del noreste de Beirut, así como a los estudiantes cristianos de la
ciudad. La política del partido falangista era pro-occidental y opuesta al pa-
narabismo.
221
Citado en Brownfeld, «Fundamentalists and the Millennium», pp. 82-
84.
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SIONISMO CRISTIANO 111
En marzo de 1985, Falwell habló en Miami ante una asamblea de
rabinos conservadores y se comprometió a «movilizar a 70 millones
de cristianos en favor de Israel y en contra del antisemitismo».222 En
enero de 1998, apenas llegado a Washington, el primer ministro israelí
Benjamín Netanyahu se reunió inmediatamente con Jerry Falwell y los
miembros de la National Unity Coalition for Israel (NUCFI), y sólo
después con el presidente Clinton. Según Donald Wagner, la muche-
dumbre vitoreó a Netanyahu y lo llamó «el Ronald Reagan de Israel».
Esta vez, Falwell prometió solicitar a los 200.000 pastores y líderes
que recibían su publicación, el National Liberty Journal, que hicieran
«un llamamiento al presidente Clinton para que no presionara a Israel
a cumplir los acuerdos de Oslo».223
En una entrevista que le realizó el Washington Post en 1999, Falwell
opinó que Cisjordania es «una parte integral de Israel» y agregó que
exigir a Israel la retirada de ese territorio «es tan ridículo como pedirle
a Estados Unidos que devuelva Texas a los mexicanos para restablecer
las buenas relaciones».224
En el año 2000, Falwell refundó su movimiento Moral Majority
bajo un nuevo nombre, People of Faith 2000, «que reivindica a Esta-
dos Unidos como una nación unida bajo la protección de Dios y fuer-
temente proisraelí».225 Falwell logró, quizás con más éxito que otros
líderes cristianos de Estados Unidos, que sus seguidores entendieran y
aceptaran el apoyo incondicional al Estado de Israel como una obliga-
ción cristiana.
222
D. Wagner, «Evangelicals and Israel» [«Los evangélicos e Israel»], pp.
1020-1026.
223
Citado en ibid., pp. 1020-1026. Acuerdos de Oslo (1993) es el nombre
que recibió la Declaración de Principios sobre los Acuerdos Provisionales de
la Autonomía Palestina firmada por Israel y la Organización para la Liberación
de Palestina (OLP). Para muchos israelíes y palestinos, el deterioro de las rela-
ciones significó la muerte de este proceso. Consultar, Declaration of Princi-
ples [«Declaración de Principios»], 1993. [Internet, Islamic Association for
Palestine, <http://www.iap.org/oslo.htm>.] (Consultado en mayo de 2004.)
224
A. C. Brownfeld, «Fundamentalists and the Millennium», pp. 82-84.
225
Informe de la Associated Press, Falwell Launches Campaign to Mobi-
lize Religious Right [«Falwell lanza campaña de movilización de la derecha re-
ligiosa»] (2000) [Internet] Cable News Network, <http://cnn.com/2000/
ALLPOLITICS/stories/04/14/falwell.voters/>.] (Consultado en mayo de
2004.)
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 112
112 Stephen Sizer
Pat Robertson: el político del sionismo cristiano
Hoy en día, Robertson es –junto al propio Falwell– uno de los hombres
con más poder en los círculos políticos y religiosos de Estados Uni-
dos.226 En 1960 creó la Christian Broadcasting Network (CBN), la pri-
mera y más importante red cristiana de televisión por satélite del
mundo. Además, ha escrito varios libros y fundado numerosas organi-
zaciones educativas, recreativas, políticas y humanitarias, como la Re-
gent University de Virginia, que preside desde su inicio, y la Coalición
Cristiana, que reúne a alrededor de dos millones de miembros. El ob-
jetivo de la coalición, que fue fundada en 1989, consiste en «tomar el
control activo del partido republicano y designar candidatos cristianos
para la función pública».227 Si bien se reivindica como «una organiza-
ción civil de defensa de la familia», la Coalición Cristiana opera sobre
el Gobierno de Estados Unidos como un grupo de presión política en
todos los asuntos que conciernen a Israel. En abril de 2002, por ejem-
plo, hizo un llamamiento a los miembros del Congreso para que con-
tinuaran apoyando el derecho de Israel «a defenderse del terrorismo
palestino y de las presiones de Yasser Arafat».228
En 1990, Robertson creó la compañía International Family Enter-
tainment Inc. (IFE) y una red de televisión por cable, The Family Chan-
nel, que transmite vía satélite a unos 63 millones de abonados en todo
Estados Unidos. En 1997, la compañía Fox Worldwide Inc. compró la
IFE por casi dos mil millones de dólares. Gracias a esta significativa in-
yección de capital, CBN se ha convertido en uno de los ministerios
mediáticos más importantes del mundo: sus programas llegan a 180
países en 71 idiomas diferentes, como el ruso, el árabe, el español, el
francés y el chino, entre otros. Robertson también actúa como presen-
tador de The 700 Club, uno de los programas más antiguos de la tele-
visión estadounidense y el más popular de la CBN, con una audiencia
226
Consultar Gerard T. Straub, Salvation for Sale: An Insider’s View of Pat
Robertson (Buffalo, NY: Prometheus, 1988), passim.
227
Right Wing Organizations: Christian Coalition of America [«Organi-
zaciones de derecha: Coalición Cristiana de Estados Unidos»], sin fecha. [In-
ternet, People for the American Way, <http://www.pfaw.org/pfaw/general/
default.aspx?oid=4307>.] (Consultado en mayo de 2004.)
228
Christian Coalition Defends Israel Against Arafat [«La Coalición Cris-
tiana defiende a Israel frente a Arafat»], sin fecha. [Internet, Christian Coalition
of America, <http://www.cc.org/becomeinformed/pressrelease40502.html>.]
(Consultado en mayo de 2003.)
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SIONISMO CRISTIANO 113
semanal de siete millones de espectadores. Robertson explica cómo se
vincula la CBN con la realización de la profecía del fin de los tiempos:
El 29 de abril de 1977 fue un día inolvidable porque inaugura-
mos la primera estación de televisión cristiana del mundo. También
fuimos los primeros en contar con un repetidor satelital a tiempo com-
pleto… lo que nos convirtió en pioneros en esta área. Salimos al aire
a las 10 de la mañana de ese día. Durante el corte publicitario, las imá-
genes mostraron el Monte de los Olivos de Jerusalén... Las nubes co-
menzaban a formarse sobre el Monte del Templo... Al verlo, comprendí
que ese era el lugar donde mi Salvador descendería a la Tierra por se-
gunda vez y pensé: «Estamos allí, transmitiendo a todo el mundo». La
Biblia dice que todos los ojos podrían contemplar su llegada y así va
a ser. La profecía va a hacerse realidad frente a los ojos de toda la hu-
manidad.229
Como es lógico, los programas de noticias de la CBN exhiben un
claro sesgo proisraelí, concediendo un lugar preponderante a los
acontecimientos que tienen lugar en Oriente Próximo. En 2002, la
CBN creó un canal de noticias propio enteramente dedicado a Israel
y con conexiones directas a la embajada israelí y a las organizacio-
nes sionistas cristianas International Christian Embassy Jerusalem
(ICEJ), Bridges for Peace y Christian Friends of Israel. Robertson no
oculta su opinión sobre Israel y la ocupación del territorio palestino
de Cisjordania y emplea su poderosa red de medios para difundir la
perspectiva proisraelí a los millones de hogares estadounidenses que
la sintonizan día a día. Sin duda, el principal anhelo de la CBN es te-
levisar la segunda venida de Cristo. Gracias al apoyo de los princi-
pales líderes del fundamentalismo cristiano, como Falwell y
Robertson, a fines de la década de 1970 el sionismo cristiano se con-
virtió en sinónimo del cristianismo evangélico de Estados Unidos.
Desde entonces, la relación de los cristianos con el sionismo se ha
intensificado de tal modo que resulta difícil encontrar un político o un
senador en funciones que se anime a criticar al Gobierno israelí en
público. En Estados Unidos, la coalición político-religiosa de apoyo
a Israel halló un anclaje amplio y explícito en las especulaciones pro-
féticas de Hal Lindsey.
229
Citado en Skipp Porteous, Road to Armageddon (1998) [Internet, Ins-
titute for First Ammendment Studies Inc., <http://www.buildingequality.us/
ifas/fw/9512/robertson.html>.] (Consultado en agosto de 2004.)
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114 Stephen Sizer
Hal Lindsey: el profeta del sionismo cristiano
Sin lugar a dudas, Hal Lindsey es el sionista cristiano más influyente
del siglo XX. Aunque poco citado por sus colegas, Lindsey ha sido men-
cionado en la revista Time como «el Jeremías de su generación» y en
el New York Times como «el autor más vendido de la década de
1980».230 De hecho, es uno de los pocos autores que figuraron en la
lista de best-sellers del New York Times con tres libros simultánea-
mente. Su editor actual lo ha calificado como «el padre de las profecías
bíblicas modernas» y «el experto en profecías más conocido del
mundo».231 Lindsey es además un prolífico escritor. En un lapso de 27
años ha escrito al menos veinte libros, la mayoría de los cuales gira ex-
plícita o implícitamente en torno a la interpretación dispensacional del
futuro, las profecías bíblicas y el sionismo cristiano. Por otro lado, pre-
senta sus propios programas de radio y televisión, organiza y lidera
giras regulares a Tierra Santa en apoyo de Israel y publica Countdown,
un mensuario científico cristiano disponible bajo suscripción. Junto
con Grant Jeffrey, Lindsey conduce otro programa semanal de noti-
cias, International Intelligence Briefing, en la estación televisiva Tri-
nity Broadcasting Network.
El libro más famoso de Lindsey, The Late Great Planet Earth, fue
calificado por el New York Times como «el best-seller de no-ficción
más popular de la década». Hasta 1993, la obra había sido reeditada
108 veces, con más de 18 millones de ejemplares vendidos en lengua
inglesa y, según las estimaciones, entre 18 y 20 millones de ejempla-
res en otros cincuenta y cuatro idiomas.* A pesar de que el mundo ha
cambiado drásticamente desde su aparición en 1970, Lindsey sostiene
que el escenario profético y apocalíptico descrito en el libro concuerda
exactamente con el escenario de la Biblia, razón por la cual se sigue
editando en su versión original, sin modificaciones.
La popularidad de Lindsey puede atribuirse a una combinación de
factores como la sencillez de su estilo periodístico, la insistencia fan-
230
Citado en Hal Lindsey, The 1980’s: Countdown to Armageddon (Nueva
York: Bantam, 1981), p. 179.
231
Hal Lindsey, contraportadas de The Final Battle (Palos Verdes, CA:
Western Front, 1995) y The Apocalypse Code (Palos Verdes, CA: Western
Front, 1997).
* Existe una versión en castellano de esta obra: La agonía del Gran Pla-
neta Tierra (Miami: Editorial Vida, 1998). [N. del T.]
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 115
SIONISMO CRISTIANO 115
tasiosa –y más bien dogmática– en que los acontecimientos geopolíti-
cos contemporáneos representan la realización de la profecía bíblica, tal
como postulaban Darby y Scofield, y la constante afirmación de que el
fin del mundo es inminente. En uno de sus libros, Lindsey escribe: «No
existe ninguna otra obra que describa con más exactitud y cuidado lo
que experimentarán la humanidad y el planeta, no de aquí a mil años,
sino en el transcurso de nuestras vidas; más precisamente, durante esta
generación».232 En otra de sus obras, el editor aclara a los lectores:
Hal será vuestro guía en una escalofriante travesía por los campos
de batalla del futuro, mientras comienza el período de la Gran Tribu-
lación, anticipada hace más de dos mil años por los profetas del Anti-
guo y el Nuevo Testamento. En ella conoceréis a los líderes mundiales
que llevarán al hombre al borde de su extinción y examinaréis las cau-
sas de la situación por la que atraviesa el mundo de hoy: qué significa,
qué sucederá en breve y cuál será el final.233
A semejanza de Darby, Scofield y Brookes, Lindsey tampoco ad-
mite la influencia de otros autores. Muy al contrario, afirma que su in-
terpretación de la Biblia le fue revelada directa y personalmente por
Dios:
Yo creo que el Espíritu de Dios me permitió hacer mi propio aná-
lisis introspectivo de las experiencias vividas por Juan y, lo que es más
importante, descifrar el fenómeno codificado en las profecías para poder
comprenderlas acabadamente cuando se acerque el día de su realiza-
ción.234
Probablemente, el éxito de Lindsey se deba en parte a que actualiza
sus predicciones en sintonía con los cambios que se van produciendo
en el escenario mundial. Así, por ejemplo, The Final Battle (1994) es
esencialmente una revisión no reconocida de The Late Great Planet
Earth (1970); The Apocalypse Code (1997) es una recreación de The-
re’s a New World Coming (1973), mientras las dos ediciones de Planet
Earth 2000 AD (1994 y 1996) reciclan el material de The 1980’s:
232
H. Lindsey, Final Battle, p. XIII.
233
H. Lindsey, contraportada de Planet Earth 2000 AD (Palos Verdes, CA:
Western Front, 1994).
234
H. Lindey, Apocalypse Code, p. 37. Comparar con J. N. Darby, Col-
lected Writings, vol. 2, Prophetic 1, pp. 6-7, 108.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 116
116 Stephen Sizer
Countdown to Armageddon (1981). Siguiendo uno a uno los pasos de
la historia, Lindsey señala que la desaparición de la Unión Soviética,
el surgimiento del islam militante, el éxito de los aliados en la Guerra
del Golfo, el conflicto palestino-israelí e incluso el ataque terrorista a
las Torres Gemelas confirman las profecías bíblicas y señalan el inmi-
nente regreso de Cristo.
Pese a que los escenarios apocalípticos de Lindsey se basan en es-
peculaciones disparatadas, sus libros siguen gozando de una gran po-
pularidad en todo Estados Unidos, sobre todo entre los seguidores del
dispensacionalismo. Como se verá en el próximo capítulo, Lindsey
hace una lectura esencialmente polarizada, dualista y polémica de la
historia, distorsionada por la exégesis literal de algunos pasajes muy se-
lectivos de las Escrituras. Entre otras cosas, justifica la demonización
de Rusia y China así como del islam y de las naciones árabes; apoya
al Gobierno estadounidense para que continúe financiando económica
y militarmente a Israel y exhorta a los israelíes a rechazar cualquier
negociación relacionada con la paz o la posesión de la tierra y los insta,
en cambio, a seguir ocupando y anexionándose territorios. De este
modo, se identifica incondicionalmente con la extrema derecha política
y religiosa tanto de Estados Unidos como de Israel. Irónicamente, sus
intentos de defender a Israel y rechazar el antisemitismo parecen estar
llevando al mismísimo holocausto que dice aborrecer pero no cesa de
predecir.235
Pat Robertson, Jerry Falwell y Hal Lindsey, las tres figuras evan-
gélicas de más renombre, no son sino la cara visible de una gran alianza
que reúne a más de 150 líderes cristianos fundamentalistas importan-
tes, entre los que se cuentan Oral Roberts, Mike Evans, Tim LaHaye,
Kenneth Copeland, Paul Crouch, David Wilkerson, Peter Wagner,
James Dobson, Ed McAteer, Jim Bakker, Chuck Missler y Jimmy
Swaggart.
Estos líderes del sionismo cristiano mantienen encuentros regulares
con funcionarios israelíes en sitios tan emblemáticos como la Escuela
de Negocios de Harvard. En una de esas reuniones, que tuvo lugar a co-
mienzos de 2002, participaron Avigdor Itzchaki, director general del
Gabinete de ministros de Israel; James Watt, ex secretario de Interior
235
Véase DeMar & Leithart, The Legacy of Hatred Continues: A Response
to Hal Lindsey’s The Road to Holocaust (Tyler, TX: Institute of Christian Eco-
nomics, 1989); D. S. Russell, Prophecy and the Apocalyptic Dream: Protest
and Promise (Peabody, MA: Hendrikson, 1994), p. 86.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 117
SIONISMO CRISTIANO 117
de Estados Unidos, y Mike Evans y Richard Hellman de la Christian
Israel Public Action Campaign (CIPAC).236
En conjunto, estos líderes acaparan una audiencia semanal de más
de 100 millones de estadounidenses a través de sus programas de radio
y televisión, acceden de manera directa y personal a los representantes
del establishment político de Israel y Estados Unidos y brindan un
apoyo virtualmente incondicional al Estado israelí. Tal como hicieron
Shaftesbury y Hechler en el siglo XIX al suscribir las ambiciones sio-
nistas de un laico como Herzl, Falwell y Robertson, los representantes
más conspicuos de la derecha religiosa de Estados Unidos, se escuda-
ron en la Biblia para impulsar la agenda sionista y expansionista del se-
cularismo israelí en el siglo XX.
La proliferación y diversificación de las organizaciones
sionistas cristianas
Las primeras organizaciones del sionismo cristiano fueron la London
Jews’ Society (1809) y la British Society for the Propagation of the
Gospel Among the Jews (1842), rebautizadas más tarde como Church’s
Ministry Among Jewish People (CMJ) y Christian Witness to Israel
(CWI), respectivamente. El cambio de nombre no implicó modifica-
ciones en su esencia, ya que ambas conservaron su énfasis en el pre-
milenarismo de la Alianza y su objetivo evangelizador. A raíz de la
influencia de J. N. Darby y de la propagación del dispensacionalismo
por Estados Unidos, William E. Blackstone fundó en 1887 la Chicago
Hebrew Mission, cuyo nombre actual es American Messianic Fe-
llowship International (AMFI). En sus publicaciones, la AMFI se de-
fine como «un ministerio evangélico conservador que busca la
realización de los designios divinos construyendo puentes de entendi-
miento entre las comunidades cristianas y judías».237 En 1915 se fundó
la Messianic Jewish Alliance of America (MJAA), una organización
que se reivindica como la asociación de creyentes judíos mesiánicos
más numerosa del mundo. En la actualidad, la MJAA está presente en
15 países y cuenta con el apoyo de 250 sinagogas mesiánicas y 350.000
236
Otras figuras invitadas fueron Tony Campolo, James Dobson, Kenneth
Copeland, Robert Schuller, Chuck Smith, Joyce Meyer, E. V. Hill y Marlin
Maddoux.
237
What is AMF? [«¿Qué es la AMF?»] [Internet, American Messianic
Fellowship International, <http://www.amfi.org/faqs.htm>.]; sin fecha.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 118
118 Stephen Sizer
judíos mesiánicos de todo el mundo. De ahí su insistencia en califi-
carse como «la organización más representativa de judíos estadouni-
denses que creen en el Mesías Yeshuá».238 Su declaración de fe puede
resumirse en cuatro párrafos breves, el último de los cuales dice así:
«Nosotros creemos que la alianza de Dios con Abraham, Isaac y Jacob
es eterna. Por eso, nos alineamos con el pueblo judío y el Estado de Is-
rael, a los que damos nuestro apoyo, y nos mantenemos fieles a la he-
rencia bíblica de nuestros antecesores».239 En 1992, la MJAA publicó
un manifiesto en el periódico israelí Ha’aretz bajo el título «Los ju-
díos mesiánicos declaramos: la tierra pertenece a Israel».240 En él, la
organización expresa su convicción de que Dios concedió la Tierra de
Israel al pueblo judío y de que este «habrá de recuperar las regiones de
Judea, Samaria, Gaza y los Altos del Golán».241 La AMFI y la MJJA
comparten no sólo su origen dispensacional, sino su compromiso con
la evangelización de los judíos y su activismo político. Jews for Jesus,
una organización fundada en 1973, es la expresión evangélica más
conspicua de esta forma de dispensacionalismo mesiánico.
En 1970, bajo la influencia del dispensacionalismo apocalíptico de
Walvoord, Lindsay y LaHaye, el sionismo cristiano inició un proceso
de politización creciente que lo llevó a involucrarse con los grupos
proisraelíes que hacían campaña por asuntos tales como el estatus de
Jerusalén. Algunas de las organizaciones sionistas cristianas más po-
derosas y representativas han hecho suyo el mensaje oficial de «ben-
decir a Israel» y han renunciado a su misión evangélica con el fin de
ganarse el reconocimiento del Gobierno israelí, establecer sedes en Je-
rusalén y colaborar con las organizaciones sionistas judías.
238
What is the MJAA? [«¿Qué es la MJAA?»], 2004. [Internet, Messianic
Jewish Alliance of America (MJJA), <http://www.mjaa.org/mjaa.html>.]
(Consultado en mayo de 2004.)
239
What does MJAA believe? [«¿Cuáles son las creencias de la MJAA?»],
2004. [Internet, MJAA, <http://www.mjaa.org/believe.html>.] (Consultado en
mayo de 2004.) Los judíos ortodoxos y algunos sionistas cristianos mesiáni-
cos se niegan a escribir el nombre completo de Dios por respeto al Libro del
Deuteronomio 12:3-4.
240
Manifiesto de la MJAA: «Messianic Jews Say: The Land Belongs to Is-
rael» [«Los judíos mesiánicos declaramos: la tierra pertenece a Israel»],
Ha’aretz (20 de marzo de 1992), citado en <http://66.70.185.249/biblicalju-
daism/LandBelongsIsrael.html>. (Consultado en mayo de 2004.)
241
Manifiesto de la MJAA, «Messianic Jews Say».
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 119
SIONISMO CRISTIANO 119
Por tanto, el sionismo cristiano contemporáneo puede ser clasifi-
cado no sólo en términos de su afinidad con la Alianza o el dispensa-
cionalismo, sino también de su naturaleza evangélica o política. Este
tipo de organizaciones ha proliferado significativamente desde 1980.
Según las estimaciones, sólo en el período 1980-1985 aparecieron más
de 250 organizaciones evangélicas proisraelíes.242 Hoy en día, empero,
el sionismo cristiano es un movimiento dominado por las actividades
de un pequeño número de organizaciones no confesionales paralelas a
la iglesia oficial que han logrado captar el apoyo político y evangélico
de sus bases en favor de Israel. El siguiente resumen pretende clasifi-
car las principales organizaciones sionistas cristianas dentro de un con-
texto histórico más general.
London Jews’ Society (1809): el premilenarismo
de la Alianza
La London Jews’ Society (LJS), fundada en 1809, sufrió varios cam-
bios de nombre a lo largo del siglo XX y en la actualidad se la conoce
como Church’s Ministry Among Jewish People (CMJ). Para evitar
las críticas, en Israel opera bajo el nombre de Israel Trust of the An-
glican Church (ITAC). Además de ser la primera en su tipo, es la
única organización sionista cristiana confesional que ha conservado
su importancia hasta el día de hoy. Si bien comenzó siendo un orga-
nismo interconfesional, en 1815 se transformó en una sociedad mi-
sionera anglicana bajo la influencia de Charles Simeon y se abocó de
lleno a la conversión de los judíos al cristianismo protestante.
Cuando alcanzó su apogeo en 1914, la LJS empleaba a 280 personas,
un tercio de ellas de origen judío, que se repartían en sesenta ciuda-
des diferentes. A principios de 1817, tras la finalización de las gue-
rras napoleónicas, la organización comenzó a reclutar su personal
entre las comunidades judías de lugares tan diversos como Marrue-
cos, Argelia, Egipto, Túnez, Etiopía, Irak, Holanda, Alemania, Aus-
tria, Rumania, India y Canadá, además de Gran Bretaña y Palestina.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la LJS retiró la mayor parte de
su personal que se hallaba prestando servicio en Europa. Según sus
registros, alrededor de 250.000 cristianos judíos se cuentan entre las
víctimas del Holocausto.
242
Grace Halsell, Prophecy and Politics, p. 178.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 120
120 Stephen Sizer
Los miembros de la CMJ mantienen su compromiso «con los pla-
nes de Dios para el pueblo judío», entre los que se incluyen la tarea
evangelizadora, la labor humanitaria y la defensa contra el antisemi-
tismo.243 Sin embargo, ello no ha impedido su trabajo en favor del res-
tauracionismo. En su elogio de la CMJ, Kelvin Crombie equipara el
literalismo bíblico al restauracionismo:
Si lo que dice la Biblia es literalmente cierto, entonces Israel será
restaurado primero física y luego espiritualmente. Durante el último
siglo, el trabajo de la CMJ se ha basado en esa creencia. La creación
del Estado de Israel en 1948 fue un claro indicio de que sus creencias
eran acertadas.244
Aunque nunca fue la postura ‘oficial’ de la CMJ, gran parte de su
personal sostuvo en el pasado que el nacimiento del Estado de Israel
y el restauracionismo habían sido profetizados en el Antiguo Testa-
mento y por ello debían ser apoyados.245 En el seno de la organización,
todavía hay quienes creen que la realización de la profecía comenzó
con el regreso del pueblo judío a su tierra y no con la creación del Es-
tado político de Israel. La CMJ defiende la existencia de una patria
para los judíos tras casi 2.000 años de antisemitismo pero, según Toni
Higton, no se siente obligada a apoyar políticamente al Estado de Is-
rael más de lo que lo haría con cualquier otro Estado secular.246 En el
plano teológico, la organización conserva la creencia de que la rela-
ción establecida por Dios con el pueblo judío a través de la Alianza
es eterna, porque ellos son el «pueblo elegido».247 Si bien la CMJ no
exige al personal que comparta su visión escatológica, las publica-
ciones reflejan mayormente el premilenarismo histórico de sus fun-
dadores, aun cuando algunos de sus líderes –como E. L. Langston, su
243
CMJ, Shalom 3 (1999), p. 1.
244
K. Crombie, For the Love of Zion, pp. 257-258.
245
Rob Richards, Has God Finished with Israel? (Crowborough: Monarch
Olive, 1994), pp. 209-210; «Welcome to CMJ» [«Bienvenidos a la CMJ»],
Shalom (febrero de 1990), p. 2; The State of Israel: Why should we support it?
[«El Estado de Israel: ¿Por qué debemos apoyarlo?»], CMJ (St. Albans: CMJ,
1996).
246
Tony Higton (carta no publicada, 17 de mayo de 2004).
247
T. Higton, «Meet the new management team» [«Conoced al nuevo
equipo dirigente»], Shalom 2 (1999), p. 3.
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 121
SIONISMO CRISTIANO 121
secretario general en 1914– hayan defendido el dispensaciona-
lismo.248
Jews for Jesus (1973): el dispensacionalismo mesiánico
La organización Jews for Jesus (JFJ) fue fundada en 1973 por Moishe
Rosen, un ministro baptista de origen judío. Sus miembros formaron parte
del movimiento Jesus People, que tuvo su auge en la década de 1960 y co-
mienzos de la siguiente. Según la revista Times, en Haight-Ashbury (San
Francisco), el distrito donde nació la JFJ, el 30% de los hippies eran ju-
díos, mientras que para Rosen el 20% de Jesus People también lo era. 249
La JFJ afirma ser «…la organización evangélica judía no confesional más
numerosa y popular» y, mientras se define a sí misma como «fundamen-
talista y evangélica», recibe el apoyo de algunos miembros del conserva-
durismo evangélico, como el doctor J. I. Packer. Además de mantener 15
filiales y 60 subsidiarias, la JFJ forma grupos evangélicos itinerantes como
el Liberated Wailing Wall. Tanto Moishe Rosen como David Brickner, su
director ejecutivo, y Louis Goldberg, uno de sus profesores invitados, per-
tenecen al dispensacionalismo clásico. Su testimonio doctrinal refleja la
firme creencia en la perpetua existencia de dos alianzas paralelas pero di-
ferenciadas, una para Israel y otra para la iglesia: «Nosotros creemos que
Israel es el pueblo de la Alianza, elegido por Dios para hacer realidad sus
designios, y que la Iglesia es el pueblo elegido de la Nueva Alianza, que
incluye tanto a los judíos como a los gentiles». Jews for Jesus trascendió
su origen y se consolidó como una forma decididamente evangélica de
premilenarismo dispensacional. Por su doble compromiso con la evan-
gelización y la restauración de los judíos, la JFJ es una organización única
dentro del cristianismo mesiánico, a la que sus miembros definen como
«más sionista que el propio sionismo».250
248
E. L. Langston, Ominous Days! Or the Signs of the Times (Londres:
Chas. J. Thynne, 1914), pp. 1-30; consultar también Patricia Higton, «Return
of the King of Kings» [«El regreso del Rey de Reyes»], Shalom, edición re-
sumida (2001), en la que también se recomienda la lectura de David Brickner,
Future Hope: A Jewish Christian Look at the End of the World (San Francisco:
Purple Pomegranate, 1999). El dispensacionalista David Brickner es el direc-
tor de Jews for Jesus.
249
Ruth Tucker, Not Ashamed: The Story of Jews for Jesus (Sisters, OR:
Multnomah, 1999), p. 78.
250
Consultar Louis Goldberg, «Whose Land Is It?» [«¿De quién es esta
tierra?»], Issues 4.2.
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122 Stephen Sizer
Bridges For Peace (1976): el dispensacionalismo político
Bridges for Peace (BFP) fue creada en 1976 por G. Douglas Young, que
había llegado a Israel en la década de 1950 y fundado un instituto de es-
tudios bíblicos, el Israel-American Institute of Biblical Studies de Jeru-
salén, en 1957. En 1976 comenzó a publicar Dispatch from Jerusalem,
un boletín mensual de noticias distribuido por la organización Christians
for Israel, con sede en Dallas. A su muerte en 1980, Clarence H. Wagner
lo sucedió como presidente y director ejecutivo de la organización. La
BFP afirma: «A través de nuestros programas, los cristianos de Israel y
del mundo entero tenemos la oportunidad de expresar activamente nues-
tra fidelidad a Israel y a la comunidad judía, tal como ordena la Biblia».251
Esta «responsabilidad bíblica» no incluye la evangelización de los ju-
díos debido a que la BFP tiene la convicción de que las promesas que
Dios hizo a Israel son anteriores a la iglesia e independientes de ella.
Para Wagner, «la iglesia no tiene una existencia independiente de la
Alianza que Dios hizo con el pueblo judío e Israel».252
La BFP también comparte con el dispensacionalismo la idea de que
«las promesas de la tierra que Dios hizo al pueblo de Israel a través de
la Alianza son eternas e incondicionales».253 La mayoría de los comen-
taristas entiende que Efesios 2:14-18 describe la manera en que Jesús,
con su muerte, derribó el muro de hostilidad que separaba a los judíos
de los gentiles e «hizo de los dos pueblos, uno». No obstante, Wagner
sostiene que –de acuerdo con la interpretación que la BFP hace de este
pasaje– su ministerio procura la reconciliación del Estado de Israel con
la iglesia.254 De hecho, Bridges for Peace es una de las organizaciones
251
C. H. Wagner, Who are we? [«¿Quiénes somos?»], 1996. [Internet,
Bridges for Peace, Jerusalén, <http://www.bridgesforpeace.com>.] (Consul-
tado en mayo de 2004.)
252
Consultar C. H. Wagner, Israel and the Church at the Dawn of the New
Millennium [«Israel y la Iglesia en el amanecer del nuevo milenio»], sin fecha.
[Internet, Bridges for Peace, Jerusalén, <http://www.bridgesforpeace.com/pub-
lications/teaching/Article-33.html>.] (Consultado en mayo de 2004.)
253
Consultar C. H. Wagner, Did God break his covenant with the Jews?
[«¿Rompió Dios su alianza con los judíos?»], sin fecha. [Internet, Bridges for
Peace, Jerusalén, <http://www.bridgesforpeace.com/publications/teaching/Ar-
ticle-34.html>.] (Consultado en mayo de 2004.)
254
C. H. Wagner, Israel, God’s covenants, and the Church [«Israel, las
alianzas de Dios y la iglesia»], sin fecha. [Internet, Bridges for Peace,
Jerusalén, <http://www.bridgesforpeace.com/publications/teaching/Article-
51.html>.] (Consultado en mayo de 2004.)
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SIONISMO CRISTIANO 123
más politizadas del sionismo cristiano porque, habiendo renegado de
la misión evangelizadora, se embarcó activamente en lo que llamó
«Operación Rescate», con el objetivo de alentar a los judíos de la ex
Unión Soviética a emigrar hacia Israel. La BFP trabaja en colabora-
ción con la International Christian Embassy Jerusalem y forma parte de
la Unity Coalition for Israel (UCFI).
International Christian Embassy Jerusalem (1980):
el dispensacionalismo político
La International Christian Embassy Jerusalem (ICEJ), probablemente la
más influyente y controvertida de todas las organizaciones sionistas cris-
tianas, cuenta con ‘embajadores’ en 140 países y más de 100.000 miem-
bros.255 En 1980, como resultado de la declaración unilateral de Jerusalén
como capital eterna e indivisa de Israel por parte del Parlamento israelí,
el Gobierno de Holanda y los doce gobiernos latinoamericanos presen-
tes entonces retiraron sus representaciones diplomáticas de la ciudad. Ya
fuera debido a la amenaza del embargo petrolero o por el deseo de cum-
plir con el derecho internacional, estos países mudaron su personal di-
plomático a Tel Aviv, al igual que habían hecho otras embajadas
extranjeras en 1967. En 1980, en respuesta a la condena que el mundo
dejó caer sobre Israel por su acción unilateral, los sionistas cristianos se
reunieron en Jerusalén y fundaron la International Christian Embassy
para demostrar su solidaridad con el Estado israelí en un momento en
que la comunidad internacional parecía negarle su apoyo. Jan Willem
van der Hoeven explicó que esta decisión fue «una respuesta directa al
resto del mundo por su cobarde y vergonzoso rechazo del derecho is-
raelí a una Jerusalén unificada».256
Aunque su actividad principal se concentra en Estados Unidos, Ca-
nadá y Sudáfrica, la ICEJ mantiene misiones en otros países de Eu-
ropa, Asia y América Central, para lo que cuenta con el apoyo casi
exclusivo de las iglesias carismáticas y fundamentalistas independien-
tes. El objetivo primordial de su ministerio es «confortar a Israel». Con
ese fin, la organización fomenta la emigración de los judíos de la ex
Unión Soviética y de Europa del Este a suelo israelí. A través de un
programa de asistencia social, la ICEJ facilita la integración de los in-
255
Consultar <http://www.icej.org/>.
256
Jan Willem van der Hoeven, Babilon or Jerusalem? (Shippensburg:
Destiny Image, 1993), pp. 151-152, 158.
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124 Stephen Sizer
migrantes en la vida cotidiana, patrocina la celebración de la Fiesta de
los Tabernáculos que el sionismo cristiano realiza anualmente y ofrece
banquetes y recepciones diplomáticas para hacer lobby en favor del
Estado de Israel entre los líderes eclesiásticos y funcionarios guberna-
mentales de todo el mundo.
La organización también ha ideado un sofisticado servicio de noti-
cias que produce programas radiofónicos y televisivos semanales en
cuatro continentes, junto con un boletín de noticias, un sitio web y va-
rias publicaciones, como el Middle East Intelligence Digest, que re-
sume periódicamente la información proveniente de los periódicos y
revistas israelíes y árabes y cuya visión es netamente proisraelí. El pro-
pósito de este servicio es contrarrestar lo que Felix Corley denominó
una cobertura «cada vez más malévola y distorsionada» de la realidad,
que exhibe un «marcado sesgo antiisraelí».257 En Estados Unidos, la
ICEJ trabaja estrechamente con los grupos de presión política, como la
Christian Israel Public Action Campaign (CIPAC), a la que está afi-
liada, y las dos organizaciones fundadas por Pat Robertson, Christian
Broadcasting Network y National Unity Coalition for Israel (NUCFI).
Según las denuncias existentes, la ICEJ ha utilizado sus fondos para
apoyar tanto a los asentamientos judíos ilegales258 como a la Jerusalem
Temple Foundation (JTF) fundada por Terry Reisenhoover y Stanley
Goldfoot, antiguo miembro de la Stern Gang.259 La JTF tiene dos ob-
jetivos fundamentales: destruir la Cúpula de la Roca y reconstruir el
templo judío.260
257
Felix Corley, «Is Radical Zionism an Option for Christians?» [«¿Es el
sionismo radical una opción para los cristianos?»], Church of England News-
paper, 7 de febrero de 1997, p. 7.
258
Donald E. Wagner, Dying in the Land of Promise (Londres: Melisende,
2001), p. 23.
259
Bautizada como «Stern Gang» por sus críticos, la organización Fight-
ers for the Freedom of Israel fue fundada en 1940 por Avraham Stern junto con
la mayoría de los miembros desilusionados del Irgun, otra organización te-
rrorista judía. Los miembros de la Banda de Stern fueron responsables del ase-
sinato de Lord Moyne y del conde Bernadotte, así como de la masacre
perpetrada en la aldea palestina de Deir Yassin.
260
Consultar Louis Rapoport, «Slouching towards Armageddon: Links
with evangelicals» [«En marcha hacia el Armagedón: vínculos con el
movimiento evangélico»], Jerusalem Post International Edition (17-24 de
junio de 1984); y Grace Halsell, Prophecy and Politics, pp. 96-116.
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SIONISMO CRISTIANO 125
La ICEJ parece haber reinterpretado el mensaje cristiano y subor-
dinado las enseñanzas de Jesús a la ideología política del sionismo.261
Sus posturas autónomas y autorreguladas resultan totalmente inexpli-
cables para el resto de la comunidad cristiana.262
En mayo de 1998, debido a las disputas que la junta administra-
tiva mantenía con el director Johann Luckhoff, Jan Willem van der
Hoeven abandonó la ICEJ y fundó una organización rival, el Inter-
national Christian Zionist Center de Jerusalén.263 En 1985, desacuer-
dos similares surgidos durante el Primer Congreso Internacional
Sionista Cristiano celebrado en Basilea dieron origen a la Christian
Friends of Israel.
Christian Friends of Israel (1985): el sionismo cristiano
humanitario
La organización Christian Friends of Israel (CFI) fue fundada en di-
ciembre de 1985 por Derek White y otros miembros descontentos de
la ICEJ que provenían del Reino Unido, Estados Unidos, Francia e Is-
rael. También cuenta con el apoyo de otros líderes cristianos como
Lance Lambert, Derek Prince, Barry Segal y Dave Dolan, responsable
del mensuario Middle East Digest. La CFI insiste en la necesidad de
«alinearse junto a Israel» de manera incondicional y de bendecir su
proyecto de nación, pero privilegia fundamentalmente el poder de la
oración y los programas humanitarios por encima de la acción política
o evangélica. A diferencia de la ICEJ, que se reconoce como una or-
ganización político-religiosa, la CFI se considera antes que nada una
organización humanitaria.264 Pese a ello, utiliza su boletín mensual y su
sitio web de noticias para emitir encendidas declaraciones de apoyo al
Estado de Israel. Por ejemplo, en el artículo «Mitos y hechos» publi-
cado en abril de 2000, Derek White sostenía:
261
D. Wagner, Anxious for Armageddon, pp. 96-113.
262
Ibid., pp. 109-113.
263
Para obtener información acerca de esta organización, consultar Israel
My Beloved: God’s Banner for the Nations (sin fecha) [Internet, International
Christian Zionist Center, <http://www.israelmybeloved.com/about/organiza-
tion.htm>.] (Consultado en mayo de 2004.)
264
Hannelle Sorensen, Director de la CFI para la Costa Este de Estados
Unidos, citado en Paul C. Merkley, Christian Attitudes Towards the State of Is-
rael (Kingston & Londres: McGill-Queen’s University Press, 2001), p. 180.
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126 Stephen Sizer
El argumento propagandístico de que Judea, Samaria y Gaza son
«tierras árabes ocupadas» o «tierras palestinas ocupadas en 1967» es
uno de tantos mitos que deben ser esclarecidos por el bien de aquellos
que insisten en sostener una confusa percepción histórica de la re-
gión.265
A pesar de su proyección internacional, la CFI es probablemente la
organización sionista cristiana más influyente y políticamente activa
de Gran Bretaña.
Todas estas organizaciones y líderes cristianos no sólo acceden re-
gularmente a más de 100 millones de fieles y 100.000 líderes ecle-
siásticos de Estados Unidos, sino que disponen de un presupuesto
conjunto que sobrepasa con creces los 300 millones de dólares por año,
lo que les permite establecer la agenda del sionismo cristiano en la ac-
tualidad.
Las raíces históricas del sionismo cristiano: conclusiones
Este capítulo ha seguido paso a paso la evolución del movimiento sio-
nista cristiano desde sus inicios en la Inglaterra rural de principios del
siglo XIX hasta su llegada a la colina del Capitolio en el siglo XX, así
como la transición entre el movimiento sectario inicial de Gran Bretaña
y el movimiento evangélico mayoritario actual de Estados Unidos.
El movimiento evangélico y el restauracionismo
en Gran Bretaña
El movimiento sionista cristiano de Gran Bretaña surgió como conse-
cuencia de cinco factores cruciales:
1. El debilitamiento progresivo de la escatología optimista y pos-
milenaria del siglo XVIII debido a las guerras y revoluciones que
consumían a gran parte de Europa.
2. El resurgimiento de un premilenarismo basado en la hermenéu-
tica literal y la escatología futurista bajo la influencia de Lewis
Way, Edward Irving, J. N. Darby y otros seguidores de las con-
ferencias proféticas de Albury y Powerscourt.
265
Derek White, «Myths and Facts» [«Mitos y hechos»], Christian Friends
of Israel, Boletín informativo N.º 13 (abril-mayo de 2002).
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 127
SIONISMO CRISTIANO 127
3. La creación de varias sociedades misioneras evangélicas, como
la London Jews’ Society, cuyos propósitos fueron brindar edu-
cación y asistencia humanitaria a la comunidad judía y compar-
tir con ella el evangelio. Gracias al esfuerzo de Charles Simeon
y Charles Spurgeon, entre otros, tomó forma la idea de que Gran
Bretaña debía desempeñar un papel activo en la restauración de
los judíos a Palestina.
4. Los celosos esfuerzos de algunos políticos británicos, como Lord
Shaftesbury, Lord Palmerston, David Lloyd George y Lord Bal-
four, que comprendieron el valor estratégico de establecer un Es-
tado judío en Palestina y tradujeron los conceptos teológicos de
estos pastores evangélicos en una realidad política.
5. La consolidación del movimiento sionista judío gracias al com-
prometido esfuerzo de los restauracionistas cristianos, como Wi-
lliam Hechler. La Declaración Balfour (1917) significó el
reconocimiento internacional del sionismo y garantizó la crea-
ción de una patria judía en Palestina.
El movimiento evangélico y el sionismo cristiano
en Estados Unidos
El sionismo cristiano se volvió una fuerza dominante dentro del mo-
vimiento evangélico de Estados Unidos como resultado de otros cinco
factores adicionales:
1. Como consecuencia de las frecuentes visitas que J. N. Darby re-
alizó a Estados Unidos a partir de la década de 1850, el establis-
hment evangélico local fue adoptando poco a poco su visión
radical del dispensacionalismo, que hacía hincapié tanto en la de-
cadencia de la iglesia y el resurgimiento de Israel como en la se-
paración eterna de ambos.
2. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el sionismo cristiano ad-
quirió un cariz propio entre los círculos evangélicos de Estados Uni-
dos merced a la influencia fundamental que James Brookes, D. L.
Moody, C. I. Scofield y William Blackstone ejercieron a través de
las conferencias proféticas y de las escuelas bíblicas que fundaron.
3. La Biblia de Scofield se convirtió en el texto obligado del sionismo
cristiano por su sistematización y legitimación de la hermenéutica
del dispensacionalismo y de la aplicación futurista de las antiguas
profecías bíblicas a la existencia contemporánea de los judíos.
4. El sionismo cristiano encontró su justificación teológica en la
obra de Lewis Sperry Chafer, Charles Ryrie, John Walvoord y el
libro4_Bosforo_cap01:Ángel Benito 22/4/09 20:30 Página 128
128 Stephen Sizer
cuerpo docente de otras instituciones dispensacionales, como el
Seminario Teológico de Dallas y el Instituto Bíblico Moody.
5. Con el tiempo, el sionismo cristiano contemporáneo encontró su
expresión a través de tres caminos diferenciados: los escritos apo-
calípticos de Hal Lindsey y Tim LaHaye, las instituciones me-
siánicas como Jews for Jesus, y las organizaciones políticas
proisraelíes como International Christian Embassy Jerusalem y
otras grupos vinculados con Pat Robertson y Jerry Falwell.
Con distintos matices, y por diversas razones, algunas contradicto-
rias, estos individuos y organizaciones han llegado a conformar un po-
derosísimo lobby, tal vez el más importante de los Estados Unidos hoy
en día, puesto que sus actividades no sólo influyen sobre la política ex-
terior del Gobierno sino también sobre las negociaciones tendentes a
resolver el conflicto palestino-israelí de una manera pacífica.
Irving – Darby – Blackstone – Scofield – Walvoord – Lindsey – LaHaye
Premilenarismo de la Alianza CMJ
Reino
Unido
mesiánico
Restauracionismo
JFJ
LJS
Estados
Unidos Dispensacionalismo apocalíptico
político ICEJ
1800 1850 1900 1960 1980 2000
Figura 1. Evolución histórica del sionismo cristiano desde 1860.
La Figura 1 contiene una ilustración simplificada de la evolución his-
tórica del sionismo cristiano desde 1800 hasta la actualidad. Los dos ca-
pítulos siguientes ofrecen un análisis de los fundamentos teológicos
distintivos del sionismo cristiano, así como de su agenda y sus conse-
cuencias políticas.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 129
Capítulo
2
Los fundamentos teológicos
del sionismo cristiano
Como hemos visto, el sionismo cristiano contemporáneo es un fenó-
meno surgido en el siglo XIX a raíz del renacimiento del premilenarismo
histórico o de la Alianza, que dio origen a un novedoso sistema teoló-
gico conocido como dispensacionalismo. Si bien ambos movimientos
están basados en una hermenéutica literal y futurista y propician la res-
tauración de los judíos a su tierra, el premilenarismo de la Alianza en-
seña que –de acuerdo con los planes de Dios– la restauración de Israel
depende de que se convierta a la fe de Jesucristo y establezca una es-
trecha relación con la iglesia universal, para que sobre ellos recaigan
las bendiciones divinas durante el milenio.1 El dispensacionalismo, en
cambio, hace una distinción entre los planes de Dios para Israel y los
planes de Dios para la iglesia, que han de cumplirse en distintos perío-
dos de dispensación: Israel es el pueblo de Dios en la Tierra, y la igle-
sia el pueblo de Dios en el Cielo. En este sentido, el dispensacionalismo
fue profundamente sectario en su origen y precedió e inspiró la apari-
ción tanto del sionismo cristiano como del sionismo judío. Mientras que
en el Reino Unido sigue siendo un movimiento marginal, en Estados
1
Esta visión fue propuesta por Charles Haddon Spurgeon, Benjamin New-
ton, Samuel Tregelles, J. C. Ryle, Andrew y Horatius Bonar, Francis Schaeffer
y Martín Lloyd-Jones, entre otros. La asociación Christian Witness to Israel y
otras asociaciones que integran Church’s Ministry Among Jewish People (CMJ)
se identifican con esta postura. Consultar E. Hulse, op. cit., pp. 154-158.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 130
130 Stephen Sizer
Unidos su doctrina no sólo se ha convertido en norma de las iglesias
evangélicas, pentecostales, carismáticas e independientes sino que ha
invadido incluso las organizaciones paraeclesiásticas, las asociaciones
misioneras y los canales de televisión y emisoras de radio administra-
das por el cristianismo. Pese a que el dispensacionalismo clásico ha con-
servado su naturaleza predominantemente evangélica, a partir de 1970
han surgido nuevas formas de sionismo cristiano dispensacional basa-
das en esquemas teológicos bien diferenciados. Tres de estas formas
han influido de manera particular en la evolución del sionismo cristiano:
el dispensacionalismo apocalíptico, cuya preocupación central son los
«signos de los tiempos», el dispensacionalismo mesiánico, cuya priori-
dad es la evangelización de los judíos, y el dispensacionalismo político,
que defiende y «bendice» a Israel. Si bien con discrepancias, estas for-
mas de sionismo cristiano evangélico comparten tres preceptos básicos:
el compromiso con el literalismo bíblico, la escatología futurista2 y la
restauración de los judíos a Palestina.
Este capítulo se propone evaluar las siete doctrinas esenciales que
conforman la base teológica del sionismo cristiano evangélico. El sio-
nismo cristiano se funda ante todo en la interpretación literal y futurista
de la Biblia, que llevó a sus partidarios a diferenciar las referencias a Is-
rael de las referencias a la iglesia. En virtud de esta doctrina, los man-
datos y las promesas concernientes a los antiguos judíos no se aplican
a la iglesia, sino al Estado actual de Israel. Esta hermenéutica conduce
a la convicción de que los judíos seguirán siendo el «pueblo elegido» de
Dios, como una entidad separada de la iglesia, ya sea hasta el fin del mi-
lenio –como sostiene el premilenarismo de la Alianza– o para toda la
eternidad, como afirman la mayoría de los dispensacionalistas. El plan
que Dios dispuso para los judíos en el fin de los tiempos se expresa en
el restauracionismo: el destino del pueblo judío es regresar a la tierra de
Israel para reclamar la herencia eterna que Dios prometió a Abraham y
a su descendencia, mientras que el papel de la iglesia es ayudar a que
este acontecimiento se haga realidad. Esta heredad abarca los territo-
rios que comienzan en el río de Egipto y se extienden hasta el Éufrates.
2
La mayoría de los dispensacionalistas (a diferencia de los premilenaris-
tas de la Alianza) también cree en el rapto de la iglesia, es decir, que los cris-
tianos serán llevados de la Tierra antes, durante o después de la tribulación. De
ahí las tres subdivisiones del dispensacionalismo: pretribulacionismo, tribu-
lacionismo medio y postribulacionismo. Consultar Marvin Rosenthal, The Pre-
Wrath Rapture of the Church (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1990).
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 131
SIONISMO CRISTIANO 131
Fronteras adentro, Jerusalén será considerada la capital exclusiva, indi-
visa y eterna de esta tierra y, por tanto, no ha de ser dividida ni com-
partida con ningún otro pueblo. El Templo será reconstruido en el
corazón de Jerusalén y sus puertas estarán abiertas a todos los pueblos
del mundo que lleguen hasta allí para venerar a Dios. Pero, antes de la
venida de Jesús, el mundo atravesará el período de la Gran Tribulación
–siete años de calamidades y guerras– que culminará con la batalla de
Armagedón, en la que las fuerzas de los infieles que reniegan de Dios
e Israel serán derrotadas. Entonces, Jesús regresará como el Mesías
judío y gobernará Jerusalén durante el siguiente milenio, en el que los
judíos disfrutarán de un estatus mundial de privilegio.
A continuación, se tratan las siete doctrinas por separado.
La Biblia: una hermenéutica literal y futurista
El sionismo cristiano se construye sobre un nuevo tipo de hermenéu-
tica que propicia una interpretación ultraliteral de las Escrituras, según
la cual los segmentos proféticos de los textos sagrados se perciben
como historia prefigurada y los eventos escatológicos se hacen realidad
durante la generación de quien los interpreta. Esta novedosa herme-
néutica, descrita con el término arameo pesher, que significa ‘inter-
pretación’, difiere de las hermenéuticas tradicionales del protestantismo
y la Alianza, que, aunque también se basan en el literalismo, parten del
entorno del autor y de sus destinatarios y se configuran en conformi-
dad con los contextos históricos, culturales, gramaticales y teológicos.3
Como se ha visto, el origen de la hermenéutica ultraliteral y futu-
rista puede rastrearse hasta los comienzos del siglo XIX y, en particu-
lar, en los escritos de James Hatley Frere, George Stanley Faber, Lewis
Way, Edward Irving y de quienes participaron de las conferencias de
Albury desde su inicio en 1826. David Bebbington sostiene:
Existe una conexión lógica y muy estrecha entre las grandes ex-
pectativas del pueblo judío y la nueva forma de evaluar las Escritu-
3
Para evaluar los distintos pasos de la interpretación protestante de la Bi-
blia, consultar D. A. Carson y John D. Woodbridge (eds.), Scripture and Truth
(Leicester: IVP, 1983); Carson y Woodbridge (eds.), Hermeneutics, Authority
and Canon (Leicester: IVP, 1986); John Goldingay, Models for the Interpre-
tation of Scripture (Grand Rapids: Eerdmans, 1995). Consultar también, J. I.
Packer, ‘Fundamentalism’ and the Word of God (Londres: IVP, 1958).
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 132
132 Stephen Sizer
ras… El comienzo de esta interpretación innovadora puede localizarse
con precisión… las innovaciones en el campo de las profecías fueron
de la mano con la interpretación de las Escrituras.4
Mark Patterson describe cómo el sistema premilenarista de Albury
redefinió la revelación en términos historicistas, «del autosacrificio de
Dios en la historia a la interpretación de la historia»:
La Revolución Francesa se convirtió en la clave para comprender
la revelación de Dios, no sólo como un instante de triangulación tem-
poral, sino como la revelación de los asuntos verdaderamente espiri-
tuales que se han de poner en juego en el fin de los tiempos. La
Revolución Francesa nos mostró que las profecías y la historia estaban
entrelazadas de una manera bella e indisoluble... Por eso, la conferen-
cia de Albury se apoyó doblemente en la historia, primero para dis-
cernir este principio y luego para ver su manifestación… El carácter
maleable de las profecías permitió que las Escrituras y la historia asu-
mieran las formas establecidas en los supuestos de Albury y según su
típica hermenéutica literal… un sistema que se autoperpetúa y en el
que la teoría, las Escrituras y la historia se combinan en una simetría
siempre perfecta para conformar un método que sea capaz de explicar
cada una de sus partes en los términos de una narrativa y una teología
únicas.5
J. N. Darby tomó esta hermenéutica y le dio una forma más explí-
citamente futurista y dispensacional, cuya idea resumió así: «Yo pre-
fiero citar los pasajes que explayarme acerca de su contenido».6 A partir
de su propia concepción del literalismo, Darby desarrolló una doctrina
dispensacional que hacía hincapié en la rígida distinción entre Israel y
la iglesia y que sirvió de base a gran parte del sionismo cristiano con-
4
D. Bebbington, Evangelicalism in Modern Britain: A History from the
1730s to the 1980s (Londres: Unwin Hyman, 1989), p. 88.
5
Mark R. Patterson, Designing the Last Days: Edward Irving, the Albury
Circle and the Theology of the Morning Watch [«El diseño de los últimos días:
Edward Irving, el círculo de Albury y la teología del Morning Watch»], [tesis
doctoral, Kings College, Londres, 2001], pp. 117, 166.
6
J. N. Darby, «The Hopes of the Church of God in Connection with the
Destiny of the Jews and the Nations as Revealed in Prophecy» [«Las espe-
ranzas de la iglesia de Dios en relación con el destino de los judíos y de las na-
ciones, tal como fueron reveladas en las profecías»], en Collected Writings,
vol. 2, Prophetic I, p. 363.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 133
SIONISMO CRISTIANO 133
temporáneo. Siguiendo los pasos de Darby, C. I. Scofield fue el pri-
mero en extraer y codificar los puntos esenciales de esta hermenéutica
literal. El análisis de su singular percepción del literalismo llama la
atención sobre el modo en que otros desarrollaron y aplicaron esta her-
menéutica. Al evaluar el literalismo dispensacional con más rigurosi-
dad, se ponen de manifiesto no sólo su evolución y el uso que hace de
los simbolismos sino también sus ocasionales contradicciones, su cos-
tumbre de recrear los textos bíblicos y sus conclusiones arbitrarias.
El dispensacionalismo innovador de Darby
Uno de los presupuestos centrales del dispensacionalismo es que,
cuando se analiza la historia de la Biblia a la luz de una hermenéutica
literal consistente, las siete dispensaciones se evidencian por sí mis-
mas. Darby no fue el primero en descubrir las dispensaciones y, como
se verá más adelante, su esquema dispensacional no fue necesariamente
ni el más claro ni el más aceptado entre los círculos de su hermandad.
Sin embargo, tras la muerte de Irving, la disolución del círculo de Al-
bury y la desaparición del Morning Watch, su rígida distinción entre Is-
rael y la iglesia llegó a dominar el pensamiento dispensacional. Hasta
entonces, la historia de la Biblia solía dividirse en dos o a lo sumo tres
dispensaciones. Jonathan Edwards, por ejemplo, reconoció que ni si-
quiera había unanimidad en cuanto a la distinción entre el Antiguo y el
Nuevo Testamento: «Probablemente no exista ningún aspecto de la di-
vinidad tan complejo, y en el que los teólogos ortodoxos hayan diferido
tanto, como el de precisar las semejanzas y diferencias de las dos dis-
pensaciones, la de Moisés y la de Jesucristo».7 En 1823 George Faber
publicó su máxima obra sobre las dispensaciones, donde dividía la re-
lación de Dios con el hombre en tres etapas distintivas: la etapa pa-
triarcal, la etapa levítica y la etapa cristiana. Pero, a diferencia de
Darby, Faber desestimó que esas etapas fueran necesariamente conse-
cutivas o que cada nueva etapa remediara el fracaso de la anterior. En
cambio, sostenía:
Desde el momento de su caída hasta la terminación del mundo, el
hombre vive bajo un único sistema de gracia divina, que Dios ha con-
7
Jonathan Edwards, «On Full Communion» [«En absoluta comunión»],
The Complete Works of Jonathan Edwards, vol. 1 (Edinburgo: Banner of
Truth, 1974), p. 160.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 134
134 Stephen Sizer
siderado necesario debido a las circunstancias propias de la caída y
que, por tanto, se mantiene esencialmente igual, no importando el pe-
ríodo del que se trate.8
En 1828, Irving ya empleaba el término ‘dispensación’ para com-
parar la relación de Dios con Israel y la iglesia en su propio tiempo.9
Edward Miller cita las notas que Irving tomó durante la primera con-
ferencia de Albury: «Perfecta unanimidad en que… la dispensación
cristiana ha de terminar con la destrucción de la iglesia visible, como
sucedió con el templo de los judíos, y en que, durante la celebración de
los ‘juicios’, los judíos iban a ser restaurados a Palestina».10
La expresión más clara del pensamiento dispensacional de Darby
apareció por primera vez en un escrito titulado «La apostasía de las su-
cesivas dispensaciones», que el periódico The Christian Witness pu-
blicó en octubre de 1836. Allí explicaba su esquema dispensacional en
los siguientes términos:
Los detalles de la historia que rodea a estas dispensaciones se han
manifestado de muchas e interesantes maneras… Pero todas las dis-
pensaciones están regidas por algún tipo de principio rector o inter-
vención divina, una condición que Dios impone al hombre. Dios
sanciona estos principios para toda la eternidad pero, en el transcurso
de las dispensaciones, los deposita responsablemente en las manos del
hombre para que este pueda visualizar y descubrir su verdadera esen-
cia, que no es otra que la de ser imagen y gloria de Dios… En cada
dispensación, el fracaso del hombre es total e inmediato, a pesar de
que Dios, en su infinita gracia, se muestra tolerante y dispuesto a con-
tinuar hasta el final; pero, aunque la dispensación no puede restaurarse,
el hombre puede renacer aunque sea en parte a través de la fe.11
8
George Stanley Faber, «On the peculiar genius of the three dispensations,
Patriarchal, Levitical, and Christian» [«Acerca del peculiar espíritu de las tres
dispensaciones: patriarcal, levítica y cristiana»], en A Treatise on the Genius
and Object of the Patriarchal, the Levitical and the Christian Dispensations
(Londres: F. C. y J. Rivington, 1823), p. 2.
9
Edward Irving, The Last Days: A Discourse on the Evil Character of
These Our Times, Proving Them to be The ‘Perilous Times’and the ‘Last Days’
(Londres: James Nisbit, 1850), p. 10.
10
Edward Miller, The History and Doctrines of Irvingism (Londres, 1878).
11
J. N. Darby, «The Apostasy of the Successive Dispensations» [«La apos-
tasía de las sucesivas dispensaciones»], en Collected Writings, vol. 2, Eccle-
siastical N.º 1, p. 124.
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SIONISMO CRISTIANO 135
Sin embargo, la secuencia cronológica delineada por Darby resultó
no sólo confusa, sino más experimental que cualquiera de los esquemas
dispensacionales que surgieron más tarde:
Para ser exactos, la etapa del paraíso no puede llamarse una dis-
pensación… hasta que el Señor destruyó el primer mundo que había
creado… De hecho, es allí donde comienzan las dispensaciones. Sobre
la primera dispensación, la de Noé, no hablaré largamente… sobre el
fiel Abraham, por ser una circunstancia menor, tampoco me exten-
deré demasiado... Pero, asumiendo el sentido fundamental de la dis-
pensación, la obediencia a la ley como rectora de vida: esta obediencia
que todos aceptaron; Moisés regresó para recibir los mandamientos y
las dos tablas del testimonio… La ordenanza o dispensación del sa-
cerdocio también fracasó… La dispensación del rey fracasó tal como
lo hizo la nación con el mandamiento anterior que dio paso al rey…
hasta que la provocación de Manasés anuló toda esperanza de recu-
peración o posibilidad de misericordia en esa dispensación. Lo mismo
es cierto de las leyes universales acordadas a los gentiles… El rechazo
del Señor demostró que ni la presente misericordia, ni la gracia, ni la
intervención de Dios con su infinita bondad podían hacer frente a la
enemistad deliberada e insistente del corazón humano, sino tan sólo
mostrarla en su verdadera esencia. Pero, como esto nunca fue esta-
blecido como una dispensación sino como una manifestación de Su
persona (a través de la fe), lo pasaré por alto. Lo último que debemos
reconocer, como humildes pecadores, es el presente, en el que halla-
remos el reposo si somos capaces de entenderlo… la dispensación del
Espíritu. Mucho se ha dicho, y objetado con dureza, de la apostasía o
del fracaso de esta dispensación. Los resultados no son nada senci-
llos… El intento de considerar la continuidad de esta dispensación en
un plano distinto al de las dispensaciones anteriores, que fueron un
fracaso, sólo demuestra un desconocimiento de los principios por los
que Dios rige sus relaciones…
Y así llegará el fin de todas las dispensaciones, y de todas las de-
mandas y los títulos de autoridad, y todo habrá terminado, y Dios pre-
valecerá sobre todos sin cuestionamientos ni fracasos… De hecho, la
dispensación de los gentiles, como una cuestión distintiva, surgió a la
muerte de Esteban, que presenció el rechazo de los judíos al Espíritu
Santo: como lo habían hecho sus antecesores, así también lo hicieron
ellos.12
12
Ibid., pp. 124-130. Consultar la Figura 2 en la p. 137 para compararlo
con los esquemas del Morning Watch y de Scofield.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 136
136 Stephen Sizer
Sin embargo, si se compara este esquema con el esquema descrito
en un artículo sobre dispensaciones aparecido en 1831 en The Mor-
ning Watch –la publicación de Henry Drummond–, es posible demos-
trar que el círculo de Albury había diseñado un esquema dispensacional
mucho más claro, lógico y conciso que el de Darby, porque estaba ba-
sado en los siete días de la creación:
Dios creó el mundo en seis días y al séptimo día descansó; por
eso, lo bendijo y lo declaró santo; del mismo modo, ordenó que todo
lo nuevo fuera creado en seis eras sucesivas y agregó otra era eterna
para el descanso y la glorificación de Dios. Las siete eras son: 1) la era
anterior a la desobediencia o era de Adán; 2) la era de Noé que duró
hasta el diluvio; 3) la era patriarcal hasta la salvación de la iglesia; 4)
la era de la iglesia de los judíos; 5) la era de la iglesia de los gentiles;
6) la era de la iglesia del milenio y 7) la era de la iglesia de resurrec-
ción.13
Podría argumentarse que Darby no intentaba diseñar un esquema
de las siete dispensaciones sino, como sugiere el título, mostrar el fra-
caso de la humanidad en los sucesivos intentos por congraciarse con
Dios. Fue Scofield a través de sus escritos quien logró que las siete dis-
pensaciones quedaran fijadas en el pensamiento dispensacional, cuando
ya nadie recordaba la vinculación de aquellas con Irving y el círculo de
Albury. La interpretación que Charles Ryrie hizo más tarde del es-
quema de Darby discrepa significativamente con los escritos de este,
pero es bastante más consistente con la de Scofield y más cercana aún
a la del Morning Watch. Por eso, que Ryrie afirme que el esquema de
Darby «no siempre surge claramente de sus escritos» es cuando menos
un eufemismo.14 Ryrie, al igual que Scofield, parece haber forzado la
interpretación de las ideas de Darby para hacerlas coincidir con sus
propios propósitos. Tomando los escritos de Darby, es posible recons-
truir su cronología dispensacional para compararla con las del Mor-
ning Watch, Scofield (1909) y Ryrie. (Consultar la Figura 2.)
Pese a todo, Darby defendió su innovadora hermenéutica dispen-
sacional con dos argumentos. Primero dijo: «La alianza es un tema re-
13
«The Seven Dispensations» [«Las siete dispensaciones»], Morning
Watch, 4.134.9f. (septiembre de 1831), citado en Patterson, Designing the Last
Days, p. 138.
14
C. Ryrie, Dispensationalism, p. 68.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 137
SIONISMO CRISTIANO 137
petidamente mencionado entre los numerosos ministros cristianos...
pero, a mi juicio, han creado demasiada oscuridad en torno a su de-
sarrollo, pormenores y principios no revelados, debido a que no han
prestado la suficiente atención a las Escrituras».15
The Morning Dispensaciones Versión de Ryrie Dispensaciones
Watch16 de Darby17 (sobre Darby)18 de Scofield19
1. Adán 1. Etapa 1. Inocencia
paradisíaca (Génesis 1:28)
2. Noé 1. Noé 2. Noé 2. Conciencia
(Gobierno) (Génesis 3:23)
3. Patriarcas 3. Abraham 3. Gobierno de
los hombres
(Génesis 8:20)
4. Judíos 2. Moisés (Ley) 4. Israel: 4. Promesa
3. Aarón bajo la ley (Génesis 12:1)
(Sacerdocio) bajo el sacerdocio 5. Ley
4. El reino bajo el reinado (Éxodo 19:8)
(Manasés)
5. Gentiles 5. Espíritu 5. Gentiles 6. Gracia
(Gentiles) (Juan 1:17)
6. Milenio 6. Espíritu
7. Resurrección 7. Milenio 7. El reinado
(Efesios 1:10)
Figura 2. Comparación de los esquemas dispensacionales
del Morning Watch, J. N. Darby, Charles Ryrie y C. I. Scofield.
15
J. N. Darby, «The Covenants» [«Las alianzas»], en Collected Writings,
vol. 3, Doctrine 1, p. 68.
16
Patterson, Designing the Last Days.
17
J. N. Darby, «The Apostasy of the Successive Dispensations» [«La apos-
tasía de las dispensaciones sucesivas»], en Collected Writings, vol. 2, Eccle-
siastical N.º 1, pp. 124-130.
18
C. Ryrie, Dispensationalism, pp. 68, 71.
19
Scofield, «Introduction» [«Introducción»], Scofield Reference Bible, p. 5.
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138 Stephen Sizer
Y poco después, agregó: «…Dado que esto es lo que complace al Señor,
abrí los ojos a esta cuestión, sin que ningún hombre me enseñara, para
aprender de Él cuál es Su voluntad en este tema».20 De este modo, Darby
justificó su esquema dispensacional afirmando que él era el único que había
hecho una interpretación correcta de las Escrituras porque Dios en persona
se las había revelado. Las ideas de Darby se hicieron cada vez más popu-
lares gracias a la influencia de uno de sus discípulos, C. I. Scofield.
La contribución de Scofield a la hermenéutica literal
del dispensacionalismo
Es indudable que el esquema dispensacional de Scofield está inspirado
en los escritos de Darby, aunque se negara a reconocerlo. No obstante,
insistió en que su esquema recuperaba para la Biblia «la clara y cohe-
rente armonía de sus pasajes proféticos»:
Las dispensaciones se distinguen unas de otras por el majestuoso
y progresivo orden de los sagrados acuerdos que Dios estableció con
la humanidad, el «creciente designio» que atraviesa y conecta todas
las eras, desde el comienzo de la vida del hombre hasta su fin en la
eternidad. San Agustín decía: «Quien sabe diferenciar las eras, puede
encontrar la armonía de las Escrituras».21
Que las ‘eras’ de San Agustín se correspondan con las ‘dispensacio-
nes’ de Scofield es una cuestión largamente discutible. De todas maneras,
Scofield consideró que su esquema era natural y en sí mismo evidente:
…Detrás de esta forma gradual de manifestarse se esconde un
maravilloso sistema. El pasado se percibe dividido en períodos nítida-
mente delimitados y diferenciados de los otros por algún hecho pecu-
liar. Esto nos lleva a comprender que existe una doctrina de las eras o
dispensaciones bíblicas.22
20
J. N. Darby, «Evidence from Scripture for the passing away of the pres-
ent dispensations» [«Evidencia que explica el final de las dispensaciones pre-
sentes, según las Escrituras»], en Collected Writings, vol. 2, Prophetic 1, p.
108.
21
C. I. Scofield, «Introduction», Scofield Reference Bible, p. 3. [Existen va-
rias versiones en castellano: Biblia Anotada de Scofield, la Santa Biblia.]
22
C. I. Scofield, Addresses on Prophecy (Nueva York: Chas. C. Cook,
1914), p. 13.
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SIONISMO CRISTIANO 139
Si se compara la versión original de la Biblia Scofield con las ver-
siones posteriores en las que las dispensaciones cambiaron de lugar o
de nombre, esos límites no se observan con tanta «nitidez» como su
autor apunta.
Scofield Reference Bible (1917)23 The New Scofield Study Bible (1984)24
1. Inocencia (Gén.1:28) 1. Inocencia (Gén.1:28)
2. Conciencia (Gén. 3:23) 2. Conciencia o responsabilidad moral
(Gén. 3:7)
3. Gobierno de los hombres 3. Gobierno de los hombres
(Gén. 8:20) (Gén. 8:15)
4. Promesa (Gén. 12:1) 4. Promesa (Gén. 12:1)
5. Ley (Éxodo 19:8) 5. Ley (Éxodo 19:1)
6. Gracia (Juan 1:17) 6. Iglesia (Hechos 2:1)
7. Reino o plenitud de los tiempos 7. Reino (Apocalipsis 20:4)
(Efesios 1:10)25
Figura 3. Comparación de las dispensaciones según
The Scofield Reference Bible y The New Scofield Study Bible.
El excesivo apego de Scofield por sus dispensaciones le obligó a hacer
algunas afirmaciones bastante insólitas, si no especulativas, para garanti-
zar su coherencia. Por ejemplo, cuando describió la transición entre la
cuarta dispensación de la promesa y la quinta dispensación de la ley, Sco-
field sostuvo que «para heredar las bendiciones, los descendientes de Abra-
ham no debían hacer otra cosa que permanecer en su tierra», y agregó:
La dispensación de la promesa finalizó cuando Israel se apresuró
a aceptar la ley (Éxodo 19:8). Dios había dispuesto la era de la gracia,
23
C. I. Scofield, «Introduction», Scofield Reference Bible, nota a pp. 4, p. 5.
24
The New Scofield Study Bible (Nueva York: Oxford University Press,
1984), p. 3. [Existen varias versiones en castellano: Nueva Biblia de Estudio
de Scofield.]
25
Scofield Reference Bible, nota a pp. 3, p. 1250.
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140 Stephen Sizer
en la que enviaría a su salvador (Moisés), ofrecería un sacrificio para
redimir a los culpables y, por obra de su poder divino, liberaría al pue-
blo de la servidumbre (Éxodo 19:4); pero, en el Sinaí, los israelitas
canjearon la gracia por la ley.26
Según este esquema, la importancia de la ofrenda de la ley no reside
ya en la graciosa dádiva que Dios les hace a través de Moisés, sino en
la ‘celeridad’ de los israelitas para aceptarla.
De modo similar, las divisiones absolutas entre los hechos previos
y posteriores al calvario que Scofield plantea en la introducción a los
evangelios lo llevaron a hacer otra afirmación asombrosa: «Los prin-
cipales destinatarios de la obra de Jesús fueron los judíos… El sermón
de la montaña no pertenece a la era de la gracia sino de la ley… por
tanto, las doctrinas de la gracia no debemos buscarlas en los evange-
lios sino en las epístolas».27 Sorprendentemente, Scofield ignoró la
única división de la antigua y la nueva alianza que es evidente: mien-
tras en Marcos 1:1 se afirma de manera categórica «Principio del
evangelio de Jesucristo», Mateo 11:13 señala: «Porque todos los pro-
fetas y la ley que profesaron son anteriores a Juan». En cambio, ubicó
la vida y el ministerio de Jesús dentro de la dispensación de la ley,
junto con Juan el Bautista y los profetas del Antiguo Testamento, y
sostuvo que la sexta dispensación (la gracia) «comienza con la muerte
y la resurrección de Cristo».28 Para ejemplificarlo, afirmó que el Pa-
drenuestro, y en particular el versículo que reza «perdona nuestras
deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores» (Mateo
6:12), no se aplica a la iglesia porque pertenece a la «esfera de la
ley».29 Scofield estaba convencido de que los evangelios no hablan
de la iglesia sino específicamente de los judíos, y por eso agrega una
nota a Efesios 3 que dice: «Sólo en sus escritos (los de Pablo) halla-
mos la doctrina, la postura, el camino y el destino de la iglesia».30 De
este modo, impuso divisiones inexistentes a las Escrituras e ignoró
las que de hecho existen.
26
Ibid., nota a pp. 1, p. 20.
27
Ibid., p. 989.
28
Ibid., nota a pp. 2, p. 1115.
29
Ibid., p. 1002. Muchos otros dispensacionalistas se adhieren a esta vi-
sión. Consultar Chafer, Systematic Theology, vol. 4 (Dallas: Dallas Seminary
Press, 1947), p. 221.
30
Scofield Reference Bible, p. 1252.
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SIONISMO CRISTIANO 141
Scofield fue el primero en formalizar la metodología del literalismo
que él mismo había propuesto en la etapa inicial del dispensaciona-
lismo a través de su libro Rightly Dividing the Word of Truth, publi-
cado en 1888. Su tesis se basó en la versión anotada del versículo 2
Timoteo 2:15, en el que Pablo le ordena «que interprete correctamente
la palabra de verdad». Scofield explica:
La Palabra de Verdad tiene, entonces, sus divisiones correctas y
por tanto resulta evidente que «no tiene de qué avergonzarse» aquel
que las divide correctamente; así, cualquier estudio de la Palabra que
ignore esas divisiones no aportará nada de provecho y conducirá a la
confusión. El propósito de este folleto consiste en detallar las divisio-
nes más importantes de la Palabra de Verdad.31
Irónicamente, la hermenéutica de Scofield se basa en un error fruto
de una lectura demasiado literal de ese versículo. El comentario textual
de la United Bible Societies, que es la Biblia estándar utilizada por los
traductores de todo el mundo, aclara el significado del mismo:
La expresión «interpretar correctamente» explica un verbo griego
que sólo aparece en el Nuevo Testamento. Literalmente, ese verbo se
refiere al acto de cortar algo de manera correcta; en sentido figurado,
en cambio, se refiere a exponer o enseñar algo correctamente. Aquí, lo
que debe ser interpretado correctamente es la palabra de verdad.32
Scofield tomó el significado literal del verbo al afirmar que la Bi-
blia debía ser dividida en partes. Para los comentaristas ajenos al dis-
pensacionalismo, en cambio, Pablo empleó el término en sentido
figurado, queriendo decir «tratar correctamente» a la Biblia.
El primer capítulo del libro de Scofield, titulado «El judío, el gen-
til y la iglesia de Dios», establece el tono de la futura enseñanza del dis-
pensacionalismo, que tiene a Israel y a la iglesia como dos entidades
separadas. Basándose en una interpretación ultraliteral del versículo 1
31
C. I. Scofield, Rightly Dividing the Word of Truth (Nueva York: Loizeaux
Brothers, 1888), p. 3.
32
Una traducción alternativa de esta expresión es: «Debes esforzarte para
que Dios te apruebe porque eres un trabajador que no se avergüenza de su tra-
bajo y que enseña correctamente el verdadero mensaje», UBS New Testament
Handbook (Nueva York: United Bible Societies, 1997; versión online dispo-
nible en <www.biblesoft.com>.).
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142 Stephen Sizer
Corintios 10:32, donde Pablo exhorta a los cristianos a «no ofender ni
a los judíos, ni a los gentiles, ni a la iglesia de Dios», Scofield dividió
el mundo en tres grupos: los judíos, los gentiles y la iglesia. Esta idea
constituye el «fundamento de la enseñanza dispensacional» de nuestros
días.33 Otros comentaristas, en cambio, sugieren que el pasaje define
dos grupos –los cristianos y los no cristianos– y no establece discrimi-
nación alguna entre judíos y gentiles.34 Pese a todo, Scofield insistió
en que la iglesia del Nuevo Testamento no era la respuesta a las pro-
mesas que Dios hizo a los judíos en el Antiguo Testamento y que el
pueblo de Israel seguía aguardando su cumplimiento, añadiendo: «No
existe una sola profecía que se haya cumplido en sentido ‘espiritual’ o
figurado... Jerusalén sigue siendo Jerusalén, Israel sigue siendo Israel,
Sion sigue siendo Sion… Las profecías no deben ser espiritualizadas
porque su significado es siempre literal».35 Puesto que ese literalismo
a ultranza afectó también a la fraseología del pasaje, Scofield llegó a
afirmar, por ejemplo, que existen siete dispensaciones, ocho alianzas y
once grandes misterios.
En la introducción de su Biblia anotada, Scofield describe el «inau-
dito» interés que habían suscitado los estudios bíblicos en los cincuenta
años anteriores a la publicación, interés que no estaba movido por un
«mero ánimo de controversia». De este «novedoso, vasto, exegético y ex-
plicativo» corpus literario, que calificó de «inaccesible para el lector
común debido no sólo a su coste y volumen sino también al elevado
tiempo de lectura que demanda», Scofield tomó «ciertos datos específi-
cos y autenticados» que luego compiló e incluyó en esta edición «en
forma de notas, resúmenes y definiciones». También declara que «ha
evitado los comentarios superfluos y las opiniones e interpretaciones me-
ramente personales»,36 y hace una distinción entre su propio sistema de
referencia y el de otros sistemas previos, a los que considera «poco cien-
tíficos y a menudo confusos». Scofield afirma que, en su nuevo sistema,
todas las grandes verdades acerca de la revelación divina están de-
lineadas de un modo tan perfecto a lo largo de la Biblia que el lector puede
33
J. M. Canfield, op. cit., p. 166.
34
«En este pasaje se dice simplemente “no causar un daño (moral o espi-
ritual) al otro”», UBS New Testament Handbook.
35
C. I. Scofield, Scofield Bible Correspondence Course (Chicago: Moody
Bible Institute, sin fecha), pp. 45-46.
36
Scofield, Scofield Bible Correspondence Course, «Introduction», p. III.
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SIONISMO CRISTIANO 143
seguir por sí mismo el desarrollo gradual de las historias que muchos es-
critores inspirados han incorporado a través de muchas generaciones,
hasta la culminación en Jesucristo y las Escrituras del Nuevo Testamento.
Este método dota al estudio de la Biblia de un interés y un realismo del
que carece cuando se aborda de manera fragmentaria y desconectada.37
Los comentarios de la Scofield Reference Bible son verdaderamente
selectivos, ya que sólo ocupan la mitad de sus páginas.38 Ciertamente,
Scofield fue mucho más allá que otros comentaristas de la Biblia, como
Albert Barnes o Matthew Henry, puesto que dotó a los textos bíblicos de
encabezados globales que contienen los títulos de todos los capítulos y
sus párrafos y, en muchos casos, encabezados de versículo en aquellos
capítulos que consideró de especial importancia para los dispensaciona-
listas y que, de no ser por esta ‘ayuda’, les hubieran pasado inadvertidos.
En Isaías 11, por ejemplo, Scofield colocó un encabezado global –«Es-
tablecimiento del reinado davídico»– e intercaló encabezados adiciona-
les en un tramo de diez versículos, guiando minuciosamente al lector a
través del capítulo y garantizando una lectura dispensacional:
1. El linaje del Rey (11:1);
2. La fuente del poder real, las siete cualidades del Espíritu (11:2);
3. El carácter de su reinado (11:3-5);
4. La calidad de su reinado (11:6-8);
5. La extensión de su reinado (11:9);
6. La forma en que establecerá su reinado (11:10-16).39
Si en lugar de incorporadas al texto hubieran sido publicadas por se-
parado, es muy probable que las notas de Scofield hubieran terminado
olvidadas o sustituidas por otras. No obstante, uno de sus biógrafos
sostiene que lo que diferencia a Scofield de Henry y Barnes es que «los
dos últimos no tuvieron la temeridad, la astucia ni la impudicia para im-
poner sus notas como parte de las Escrituras».40 Pocos años después de
la publicación, la Scofield Reference Bible logró categoría confesional
debido precisamente a la inclusión de las notas entre los textos bíbli-
37
Ibid.
38
Los comentarios aparecen sólo en 327 de las 970 páginas del Antiguo
Testamento y en 214 de las 352 páginas del Nuevo Testamento.
39
Scofield Reference Bible, p. 723.
40
J. M. Canfield, op. cit., p. 209.
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144 Stephen Sizer
cos. Charles G. Trumball, editor del Sunday School Times, calificó la
Biblia de Scofield nada menos que como «una obra planificada, guiada
e impulsada por Dios».41
No obstante, la Biblia Scofield sufrió importantes modificaciones
desde su aparición en 1909. La primera revisión fue completada por el
propio Scofield en 1917 con la ayuda, según parece, de siete consulto-
res editoriales, entre los que se encontraban varios colegas de D. L.
Moody.42 Tras su muerte, las sucesivas revisiones fueron adaptando,
modificando y ampliando su esquema dispensacional. En 1967, la Ox-
ford University Press publicó la New Scofield Reference Bible editada
por el doctor E. Schuyler English. Posteriormente, basándose en la
Nueva Versión Internacional de la Biblia, tres profesores del Philadel-
phia College of Bible, Clarence Manson, Sherrill Babb y Paul Karleen,
encararon una nueva revisión que la Oxford University Press publicó
en 1984 bajo el título The New Scofield Study Bible.
El Seminario Teológico de Dallas, fundado en 1924 por Lewis
Sperry Chafer, uno de los discípulos de Scofield, es probablemente la
organización de su tipo que más ha colaborado con la causa del dis-
pensacionalismo y el sionismo cristiano. Durante casi 90 años, su
cuerpo docente y estudiantil ha dedicado todos sus esfuerzos a difundir
el pensamiento dispensacional en sus distintas formas, desde el dispen-
sacionalismo clásico de Scofield y Chafer hasta el dispensacionalismo
revisado de Ryrie y Walvoord, pasando por las vertientes apocalíptica
de Lindsey y LaHaye, mesiánica de Moishe Roshen y Arnold Fruch-
tenbaum y progresiva de Craig Blaising y Darrell Bock.
Blaising y Bock integran la nueva generación de profesores dis-
pensacionalistas del Seminario Teológico de Dallas que ha intentado re-
definir su movimiento y establecer un diálogo constructivo con los
teólogos de la Alianza en torno a la relación de Israel y la iglesia.43
41
Citado en W. E. Cox, Examination of Dispensationalism (Filadelfia:
Presbyterian & Reformed, 1974), pp. 55-56.
42
Por ejemplo, los reverendos Henry G. Weston, doctor en Teología y De-
recho, presidente del Seminario Teológico Crozer; W. G. Moorehead, doctor
en Derecho, presidente del Seminario Teológico Xenia (U.I.) y James M. Gray,
doctor en Derecho, presidente del Instituto Bíblico Moody.
43
Consultar Daniel P. Fuller, Gospel and Law, Contrast or Continuum?:
The Hermeneutics of Dispensational and Covenant Theology (Grand Rapids:
Eerdmans, 1980); Blaising & Bock (eds.), Dispensationalism y D. E. Hol-
werda, Jesus and Israel: One Covenant or Two? (Leicester: IVP, 1995).
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SIONISMO CRISTIANO 145
Apartándose de la visión de su fundador, que consideran «ingenua»,
hacen una distinción entre el dispensacionalismo tradicional de Chafer
y Ryrie, la doctrina dispensacional de Scofield y el popular apocalip-
ticismo de Lindsey. Estos jóvenes dispensacionalistas manifiestan estar
menos preocupados por las cuestiones de la tierra y del futuro que sus
antecesores.
Ryrie, por su parte, se muestra escéptico y poco dispuesto a admi-
tir ese tipo de revisionismo. En su opinión, la posición de Blaising y
Bock puede calificarse de «neodispensacionalismo» o «dispensacio-
nalismo de la Alianza» porque defiende lo que él define como una her-
menéutica «evasiva».44
Siguiendo la hermenéutica literal de Scofield y su rígida distinción
entre Israel y la iglesia, la mayoría de los dispensacionalistas contempo-
ráneos cree que la fundación del Estado de Israel es una clara evidencia
de la intervención divina, que los judíos siguen siendo el ‘pueblo ele-
gido’ y, por tanto, beneficiarios del derecho perpetuo a su tierra y que la
batalla de Armagedón habrá de ocurrir en un futuro muy cercano.
Evolución de la hermenéutica literal
En 1936, Chafer definió el literalismo de Scofield en los siguientes tér-
minos: «Lo que caracteriza inconfundiblemente a un dispensacionalista
es... que cree en todas las afirmaciones de la Biblia y acepta el significado
literal y natural de sus términos».45 A semejanza de Chafer, Ryrie sugiere
que sólo los dispensacionalistas aplican la interpretación literal de ma-
nera consistente: «De seguro, la interpretación literal, histórica y gra-
matical no se limita a una idea y una práctica, sino que implica la
aplicación de sus principios a todas las áreas de la interpretación bíblica,
como propone el dispensacionalismo».46 Ryrie insiste en que el dispen-
sacionalismo clásico se basa en tres nociones fundamentales:
1. Que Israel y la iglesia son entidades separadas.
2. Que la distinción entre la iglesia e Israel nace de un sistema her-
menéutico al que habitualmente se define como interpretación li-
teral.
44
C. Ryrie, Dispensationalism, pp. 171, 175, 178.
45
L. S. Chafer, «Dispensationalism» [«Dispensacionalismo»], Bibliotheca
Sacra 93 (octubre de 1936), pp. 410, 417.
46
C. Ryrie, Dispensationalism, p. 40.
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146 Stephen Sizer
3. Que Dios tiene un propósito primordial y específico en el mundo,
el de su propia gloria. Para los dispensacionalistas clásicos, el
plan soteriológico o salvador no es la única finalidad del pro-
yecto general de Dios sino uno de los tantos medios de los que se
sirve para su glorificación.47
Y agrega:
El dispensacionalismo es el resultado de aplicar coherentemente
el principio hermenéutico básico de la interpretación literal, normal o
llana. Ningún otro sistema teológico puede reivindicar estas cualida-
des… Los que reniegan del literalismo no son dispensacionalistas, y los
que aplican un literalismo coherente son dispensacionalistas.48
Chafer opina que el premilenarismo no dispensacional es contra-
dictorio porque ‘espiritualiza’ los pasajes proféticos referidos a Israel.
Louis Goldberg se aventura un poco más y afirma que, al rechazar la
hermenéutica literal, están forzando una manera no convencional de
interpretar las Escrituras:
…las dos reglas de interpretación admitidas son: 1) «Si las Es-
crituras son naturalmente lógicas, no hace falta interpretarlas»; 2) «Las
profecías… deben interpretarse literalmente… Cuando se adopta un
método de interpretación no literal, lo que casi siempre se busca es evi-
tar el significado evidente del texto. Este empeño en adaptar las ense-
ñanzas de las Escrituras a un sistema doctrinal predeterminado sólo ha
servido para mantener esta práctica activa, pero no ha echado luz sobre
la doctrina en sí». Debemos dejar que las Escrituras proféticas hablen
por sí solas, sin forzar la interpretación de sus contenidos.49
Resulta irónico que Goldberg acuse a los no dispensacionalistas de
aferrarse a un «sistema doctrinal predeterminado», cuando son los pro-
pios dispensacionalistas los que no se ponen de acuerdo acerca de cuá-
les son los parámetros que regulan su sistema, al que no obstante
califican de autoevidente.
47
Ibid., pp. 39-40.
48
Ibid., p. 92.
49
Louis Goldberg, «Whose Land Is It?» [«¿De quién es esta tierra?»], Is-
sues 4.2; Goldberg cita a J. D. Pentecost, Things to Come (2.a edn., Grand
Rapids: Zondervan, 1964), p. 60.
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SIONISMO CRISTIANO 147
Chafer llegó a decir que, de ignorarse la distinción entre Israel y la
iglesia, aun la lectura literal de la Biblia podría llevar a confusiones e
incoherencias internas. Según Dwight Pentecost, otro teólogo del Se-
minario Teológico de Dallas, «las escrituras sólo resultan inteligibles
si se hace una clara distinción entre el proyecto de Dios para Israel, su
pueblo terrenal, y su proyecto para la iglesia».50 Sin embargo, la hipó-
tesis de que la Biblia resulta incomprensible sin esta distinción sólo se
sostiene si se excluyen a priori todos los otros métodos de interpreta-
ción.
Patrick Goodenough, de International Christian Embassy Jerusa-
lem (ICEJ), explica la consecuencia de este enfoque literalista: «No-
sotros creemos en la Biblia a pie juntillas. Y la Biblia, que a nuestro en-
tender no ha sido abolida, deja bien claro que Dios legó esta tierra al
pueblo judío por toda la eternidad».51 Anne Dexter también desafía a
quienes rechazan esta hermenéutica:
Algunos creyentes árabes y cristianos expatriados a Israel toma-
ron una postura tan inflexible respecto a estos asuntos que ni siquiera
están dispuestos a leer aquellas partes de la Biblia que contienen la
promesa de la tierra a los judíos o que respaldan la elección de Dios...
En la práctica, este enfoque invalida gran parte de las Escrituras.52
En la década de 1980, la organización Church’s Ministry Among
Jewish People (CMJ) llegó aún más lejos y responsabilizó a Marción
–un heresiarca que en su momento propuso el abandono del Antiguo
Testamento– de lo que califica como una lectura ‘espiritualizada’ de la
Biblia: «Pero, como esa idea era inaceptable para la iglesia, el modo
más efectivo de ‘desjudaizar’ las escrituras hebreas era ‘cristianizar’ y,
por tanto, espiritualizar esos textos para descubrir en ellos los concep-
tos del Nuevo Testamento. Esta idea sigue vigente hoy en día».53 Por su
50
D. Pentecost, Things to Come, 1.a edn. (1958), p. 529.
51
Citado en Kathy Kern, Blessing Israel? Christian Embassy Responds
[«¿Bendecir a Israel? Christian Embassy responde»] (2 de noviembre de 1997).
[Internet, Christian Peacemakers Team, <http://menno.org.cpt.news@menno-
link.org>.] (Consultado en mayo de 2004.)
52
Anne Dexter, View the Land (South Plainfield, NJ: Bridge Publishing,
1986), pp. 214-215.
53
CMJ, «Replacement Theology: Is the Church the ‘Israel of God’?» [«Te-
ología del reemplazo: ¿es la iglesia el ‘Israel de Dios’?»] [St. Albans, Herts:
CMJ, sin fecha].
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148 Stephen Sizer
parte, Hal Lindsey atribuyó estos errores a la aplicación de una her-
menéutica alegórica y no literal, supuestamente defendida por Oríge-
nes.54
Otros, en cambio, sostuvieron que los padres post-apostólicos, entre
los que se contaba Orígenes, insistieron en interpretar las escrituras he-
breas desde un enfoque tipológico, es decir, tomando como modelo los
‘tipos’ que precedieron a las realidades del Nuevo Testamento, tal como
habían hecho Jesús y los apóstoles antes que ellos.55
Es claro que la lectura demasiado literal de las Escrituras llevó mu-
chas veces a malinterpretar las palabras de Jesús. El evangelio de San
Juan ofrece varios ejemplos de ello. Tras la purificación del templo,
Jesús fue interpelado por los fariseos para que les mostrara una señal,
y él contestó: «Destruid este templo y en tres días volveré a levantarlo»
(Juan 2:19). Los fariseos entendieron que les hablaba de su templo,
pero Jesús no corrigió el error. En los capítulos siguientes se encuen-
tran otros ejemplos, como cuando Nicodemo se pregunta cómo puede
hacer para volver al vientre materno (Juan 3:4), o cuando la samari-
tana cree que Jesús le está ofreciendo agua del pozo (Juan 4:15), o
cuando los líderes religiosos interpretan que Jesús defiende el caniba-
lismo cuando insiste en que coman de su carne y beban de su sangre
(Juan 6:51-51). Irónicamente, los hombres de hoy siguen repitiendo
ese error que los hombres del evangelio cometieron en tantas ocasio-
nes: su interpretación literal de las palabras de Jesús les impide reco-
nocer el sentido espiritual que Él quiso darles.
Debido a su apego al literalismo, Lindsey y otros dispensacionalis-
tas no distinguen entre los enfoques figurativos o tipológicos de la Re-
forma y los métodos alegóricos de interpretación que solían emplear los
católicos romanos pre-reformistas.56 Estos dos métodos interpretativos
54
H. Lindsey, The Road to Holocaust (Nueva York: Bantam, 1989), pp. 7-8.
55
Por ejemplo, el templo y sus sacrificios se interpretan como tipos o ilus-
traciones de Jesús; consultar Hebreos 9 y Mateo 26:61: «Destroy this Temple
and I will rebuild it again in three days» [«Destruid este templo y en tres días
lo levantaré.»]. Consultar Clement, «First Epistle», en Coxe (ed.), Ante-Nicene
Fathers (Peabody, MA: Hendrikson, 1994), vol. 1, pp. 12-13; Epistole of Barn-
abas 4, en Coxe (ed.), ibid., p. 138; Justin, Dialogue with Trypho 11, en Coxe
(ed.), ibid., pp. 200-267; Irenaeus, Against Heresies, 4.21.3, en Coxe (ed.),
ibid., p. 493.
56
J. N. D. Nelly, Early Christian Doctrine (San Francisco: Harper & Row,
1978), pp. 69-75.
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SIONISMO CRISTIANO 149
tienen diferencias significativas: mientras el primero hace hincapié
tanto en el contexto histórico de los pasajes como en el modo en que
las Escrituras se interpretan a sí mismas, el segundo privilegia el en-
foque alegórico y desvincula las verdades eternas de su situación his-
tórica. El enfoque tipológico también enfatiza el modo en que los
escritores del Nuevo Testamento vieron en Jesús la personificación de
la mayoría de las imágenes y los tipos del Antiguo Testamento. Las
evidencias indican que la interpretación tipológica del Antiguo Testa-
mento fue adoptada como método regular por la iglesia del siglo I, y por
tanto no pudo haber sido creada por Marción, como afirma la CMJ, ni
por Orígenes, como alega Lindsey.57 Lo que no tiene precedentes his-
tóricos, en cambio, es la distinción dispensacional entre Israel y la igle-
sia.58 Algunos autores, como David Holwerda, han observado incluso
que esta distinción no alcanzó relevancia sino con la teología post-Ho-
locausto.59
Revisión de la hermenéutica literal y futurista
Como hemos visto, las obras de Hal Lindsey se han publicado en más
de cincuenta idiomas y han logrado un récord mundial de ventas, más
de 40 millones de ejemplares, lo que lo convierte en el escritor más in-
fluyente del sionismo cristiano actual. Por eso, el presente análisis em-
plea los escritos de Lindsey para ilustrar la forma en que otros
escritores sionistas cristianos aplicaron la hermenéutica «literal» al es-
tudio de la Biblia.
EL LITERALISMO FLUCTUANTE: ¿QUÉ VIO EL APÓSTOL JUAN?
Uno de los aspectos más notables de la hermenéutica literal y futurista
es que permite adaptar sus interpretaciones a los cambios de la histo-
57
DeMar y Leithart, op. cit., p. 37.
58
G. E. Ladd, The Blessed Hope: A Biblical Study of the Second Advent
and the Rapture (Grand Rapids: Eerdmans, 1956), pp. 35-60, 130-136; R.
Doyle, Eschatology and the Shape of Christian Belief (Carlisle: Paternos-
ter, 1999), pp. 242-250; C. P. Venema, The Promise of the Future (Edim-
burgo: Banner of Truth, 2000), pp. 205-218; I. Murray, op. cit., pp.
187-206.
59
D. Holwerda, op. cit., pp. 1-26.
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ria.60 En su libro There’s a New World Coming (1973), por ejemplo,
Lindsey analiza los símbolos del libro del Apocalipsis con cierta re-
serva y especula con que Juan no hubiera hallado las palabras adecua-
das para describir los sofisticados armamentos de la era moderna: «En
el caso recién mencionado, las langostas podrían simbolizar nuestros
modernos helicópteros de combate».61 En 1997, cuando escribió The
Apocalypse Code, los armamentos militares eran tan poderosos y des-
tructivos que Lindsey dejó de lado la prudencia y reemplazó el «po-
drían simbolizar» por «lo que Juan verdaderamente observó»:
¿Con cuánta fidelidad podría haber descrito, e incluso compren-
dido, los increíbles progresos científicos y tecnológicos de finales del
siglo XX y principios del siglo XXI un profeta del siglo I? Sin embargo,
declaró –y puso a Dios como testigo– que había observado y escu-
chado algo parecido a aviones supersónicos, helicópteros de combate
ultrasofisticados, misiles balísticos transcontinentales provistos de ca-
bezas termonucleares, armas químicas y biológicas, portaaviones, cru-
ceros misilísticos, submarinos nucleares, armas láser y estaciones y
satélites espaciales.62
Este tipo de literalismo dificultó los intentos del futurismo de man-
tenerse a tono con los drásticos cambios geopolíticos que se produje-
ron en Europa oriental y la ex Unión Soviética durante los últimos
veinte años. En 1981, y nuevamente en 1994, Lindsey insistió en que,
aun cuando los hechos ocurridos hasta entonces parecieran contrade-
cirlas, sus afirmaciones sobre Rusia habían sido anticipadas por la Bi-
blia.
60
Compárese Grant Jeffrey, Armageddon: Appointment with Destiny
(Toronto: Frontier Research Publications, 1988), pp. 182-187 con Jeffrey, Mes-
siah: War in the Middle East & Road to Armageddon (Toronto: Frontier Re-
search Publications, 1991), p. 268. En el primero, Jeffrey ubica la
septuagésima semana de Daniel entre los siete años que van de 1993 a 2000
y el regreso del Señor y la purificación del templo reconstruido en el día 24 del
noveno mes del año 2000 d.C. En el segundo libro, Jeffrey parece contrade-
cirse a sí mismo cuando afirma: «No podemos ni debemos establecer fechas»
(p. 276).
61
H. Lindsey, There’s a New World Coming (Nueva York: Vision House,
1973), p. 8. Consultar también la p. 141, en la que hace alusión a los helicóp-
teros Cobra.
62
H. Lindsey, Apocalypse Code, p. 36.
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The 1980’s: Countdown
Planet Earth 2000 AD
to Armageddon
«En la actualidad, la Unión Soviética «Para nosotros, Rusia ya no es una
es indudablemente el país más pode- amenaza mundial sino una potencia re-
roso de la Tierra. Echemos un vistazo gional que cuenta con un poderío mili-
a la historia reciente para entender tar de primer nivel, tal como fue
cómo logró esta supremacía antici- profetizado en Ezequiel 38 y 39.»64
pada unos dos mil años atrás.»63
Figura 4. Cambios en el significado histórico de Rusia según
la escatología de Hal Lindsey.
Frente al colapso gradual del poderío ruso y la desintegración del
bloque comunista, Lindsey dejó de obsesionarse con el comunismo
ruso, el enemigo apocalíptico de Israel desde la década de 1970, y tornó
la mirada hacia el fundamentalismo islámico.65 En The Late Great Pla-
net Earth (1970), Lindsey advertía acerca de la «amenaza rusa» (p.
160), pero en 1997 la advertencia tenía un nuevo nombre: «el poderío
ruso-musulmán».66 En sintonía con los cambios que iban producién-
dose en Oriente Próximo, en 1999 Lindsey denunció que el eje del mal
estaba representado por una «alianza ruso-musulmana».67
Los repetidos intentos de ponerle fecha a la segunda venida de
Cristo son la evidencia más clara de su dificultad para hallar una in-
terpretación exacta y duradera a los textos de la Biblia. En Mateo
24:34, Jesús dice: «De cierto os digo, que no pasará esta generación
hasta que todo esto acontezca». En 1970, Lindsey se preguntó «a qué
generación se refería» y por lógica dedujo que sería la generación que
observara los signos descritos por Él, pero destacó que «el más im-
portante de todos ellos es el renacimiento de Israel». Luego, especu-
lando con que las generaciones de la Biblia duraban alrededor de
63
H. Lindsey, 1980’s: Countdown, p. 68.
64
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 216.
65
H. Lindsey, Final Battle. Cap. 1: «The New Islamic Global Threat» («El
islam: la nueva amenaza mundial»), p. 1.
66
H. Lindsey, Apocalypse Code, p. 153.
67
H. Lindsey, International Intelligence Briefing (7 de enero de 1999).
[Internet, Hal Lindsey Website Ministries, <http://hallindseyoracle.com/>.]
(Consultado en junio de 2002.)
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152 Stephen Sizer
cuarenta años, afirmó: «Si esta deducción es correcta, todo esto suce-
derá alrededor de cuarenta años a contar desde 1948. Esta es la opi-
nión de muchos de los académicos que han dedicado su vida al estudio
de las profecías bíblicas».68 Lindsey no fue el único escritor en prede-
cir que el Mesías llegaría en 1988.69 Al comprobar que Jesús no había
regresado ese año, Lindsey revisó sus parámetros temporales y sugirió
que una generación podía durar entre 40 y 100 años y que tal vez el
reloj profético de Daniel no se había reactivado en 1948 sino en 1967,
cuando Israel capturó Jerusalén.70 Con gran audacia, en 1988 Grant Jef-
frey calculó que la última «semana» de Daniel comenzaría en 1993,
que la tribulación tendría lugar en 1997 y la purificación del templo y
el milenio comenzaría en el otoño del año 2000.71 Al igual que Lind-
sey, Jeffrey evitó hacer predicciones tan específicas en sus libros pos-
teriores.72
EL LITERALISMO SIMBÓLICO: LA REVELACIÓN DEL CÓDIGO
DEL APOCALIPSIS
A pesar de su insistencia en que las Escrituras debían interpretarse li-
teralmente, el sionismo cristiano no siempre sostuvo posturas cohe-
rentes. De hecho, hasta Scofield admitió: «Está permitido espiritualizar
las escrituras históricas siempre que se haga con un firme apego y res-
peto a las verdades de la historia».73 La hermenéutica de David Brick-
ner es ilustrativa de esta tensión. En su interpretación de Daniel
9:24-27, lo primero que propone es una lectura simbólica: «Él no está
hablando de semanas en sentido literal, sino de un período de siete
años».74 Sin embargo, a fin de hacer una lectura futurista de la profe-
cía de Daniel que sea válida hoy en día, el dispensacionalismo debe
intercalar un ‘paréntesis’ de 2.000 años entre las semanas sesenta y
68
H. Lindsey, Late Great Planet Earth, p. 54.
69
Otro ejemplo clásico fue Edgar Whisenant, quien predijo el regreso de
Cristo entre el 11 y el 13 de septiembre de 1988 en su libro 88 Reasons Why
the Rapture Will Be in 1988 (Nashville: World Bible Society, 1988), pp. 3, 36,
56. El libro vendió 2 millones de ejemplares.
70
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 6.
71
G. Jeffrey, Armageddon, pp. 171-195.
72
G. Jeffrey, Messiah, pp. 137-154.
73
C. I. Scofield, Scofield Bible Correspondence Course, pp. 45-46.
74
D. Brickner, op. cit., p. 17.
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nueve y setenta, cuando el versículo indica que el reloj profético se de-
tuvo inexplicablemente.
Daniel 9:26 reza así:
Después de las sesenta y dos ‘semanas’, se le quitará la vida al
príncipe elegido. Este se quedará sin ciudad y sin santuario, porque un
futuro gobernante los destruirá. El fin vendrá como una inundación, y
la destrucción no cesará hasta que termine la guerra.
De acuerdo con Brickner, la profecía se ha cumplido a medias. La
primera mitad del versículo se hizo realidad en el año 70 d.C. pero, al
parecer, la semana final –la número ‘setenta’– debe hacerse realidad
para que, según sus palabras, «el versículo se cumpla por completo».
Brickner sostiene:
Aparentemente, la cuenta regresiva de Daniel se ha interrumpido; él
profetizó que habría un lapso de tiempo entre la semana sesenta y nueve
y la semana setenta…los últimos 2.000 años han sido un paréntesis en la
profecía de Daniel y esperamos la llegada de la última semana.
Kenneth Barker ofrece varias razones para explicar el aparente in-
tervalo de 2.000 años de la profecía de Daniel. Sus dos argumentos
más sólidos están basados en presupuestos tan literalistas que se des-
moronan ante el menor cuestionamiento. Primero sugiere que la sep-
tuagésima ‘semana’ no pudo cumplirse porque faltó completar la tarea
del Mesías, tal como había sido descrita en el versículo 24, y, segundo,
que las profecías que no se han cumplido todavía resultan ininteligibles
a menos que «la era actual de la iglesia sea considerada como un perí-
odo de tiempo independiente y de duración desconocida dentro del plan
profético de Dios».75 El problema de esta interpretación es que, si no se
asume la existencia de una brecha temporal, la interpretación literal se
vuelve «ininteligible». La decisión arbitraria de detener el reloj profé-
tico y establecer una interrupción de dos mil años entre las semanas
sesenta y nueve y setenta del libro de Daniel es quizás el más curioso
ejemplo de la interpretación figurada y poco natural que imponen al
texto quienes defienden la hermenéutica literal a ultranza. Algunos co-
mentaristas, como John Goldingay, opinan que los intentos literalistas
de fechar las ‘semanas’ llevan a un error de interpretación, porque sus
75
Kenneth Barker, «Premillennialism in the Book of Daniel» [«Premile-
narismo en el Libro de Daniel»], Master’s Seminary Journal 4.1 (primavera de
1993), p. 36.
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autores están tratando de leer la profecía como si se tratara literalmente
de una cronología en vez de lo que el propio Daniel ha llamado una
‘cronografía’. Goldingay opina que Daniel está aplicando «un esquema
estilizado de la historia que se usa para interpretar los datos históricos
antes que para erigirse sobre ellos», y afirma que ese esquema «es com-
parable a la cosmología, la aritmética y la genealogía».76
Lindsey adopta un abordaje similar para interpretar las descripciones
del libro del Apocalipsis, sugiriendo que un hombre del siglo I sería in-
capaz de comprender los progresos científicos alcanzados dos mil años
después y que, en consecuencia, Juan no tuvo otra opción «que ilustrar las
profecías con fenómenos propios de su siglo; si, por ejemplo, tuviera que
describir una guerra termonuclear, la compararía con una gigantesca erup-
ción volcánica de fuego y azufre». Lindsey argumenta que el simbolismo
del libro del Apocalipsis se originó en la visión de un hombre del siglo I
«que fue catapultado hasta fines del siglo XX en la máquina del tiempo de
Dios» y que al regresar describió lo que había visto de un modo que re-
sultara familiar a la gente de su propia generación.77 Aprovechando la po-
pularidad del «código bíblico», Lindsey describió su propia forma de
interpretación como el «código del Apocalipsis». Gracias a esta ‘clave’,
compara las «langostas» de Juan con helicópteros; los «caballos adorna-
dos para la guerra» con helicópteros de combate fuertemente pertrecha-
dos; las «coronas de oro» con los cascos de los pilotos; el «batir de las
alas» con el «ruido atronador de las aspas», y el «arco» que esgrimía el
Anticristo en Apocalipsis 6:1-2 con «armas de largo alcance, como los
misiles balísticos transcontinentales».78 También afirma que la referencia
al «color del fuego, del jacinto y del azufre» (según su propia traducción)
de Apocalipsis 9:17 aludía a la «bandera nacional de China… que adorna
los vehículos militares».79 Aplicando su código al resto de la Biblia, Lind-
sey insiste en que las referencias a Israel se deben tomar siempre en
sentido literal, mientras las referencias a otras naciones deben ser rein-
76
John E. Goldingay, Daniel, Word Biblical Commentary (Milton Keynes:
Word, 1991), p. 257. Para conocer otras críticas, consultar Edward Young, The
Prophecy of Daniel (Grands Rapids: Eerdmans, 1949), pp. 201-221, y Joyce
G. Baldwin, Daniel: An Introduction and Commentary, Tyndale Old Testa-
ment Commentaries (Leicester: IVP, 1978), pp. 172-178.
77
H. Lindsey, Israel and the Last Days (Eugene, OR: Harvest House, 1983),
pp. 32-33. Este capítulo vuelve a ser utilizado en Apocalypse Code, pp. 30-44.
78
H. Lindsey, Apocalypse Code, pp. 42, 72.
79
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 247.
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terpretadas. En sintonía con Darby y Scofield, Lindsey equipara a las tri-
bus y naciones antiguas mencionadas en las profecías del Antiguo Testa-
mento con los enemigos contemporáneos de Israel en Oriente Próximo.
Por ejemplo: «Tres mil años atrás, en Salmos 83, Dios hacía una adver-
tencia de lo que pasaría en los últimos días… Según su interpretación de
estos versículos, los filisteos representan a los palestinos de hoy; Tiro al
Líbano y Asiria a la Siria actual».80 Siguiendo el razonamiento de Lind-
sey, no siempre resulta claro qué es lo que permite que una interpretación
literal se transforme en una interpretación figurada, excepto cuando lo
que se necesita es hacerla coincidir claramente con un hecho contempo-
ráneo y, de ese modo, reforzar una escatología predeterminada.
EL LITERALISMO CONTRADICTORIO: ¿SOLDADOS CHINOS O DEMONIOS?
El dispensacionalismo afirma interpretar las Escrituras de una manera
literal, simple y coherente aunque, de vez en cuando, sus interpreta-
ciones lleguen a conclusiones diferentes y ocasionalmente contradic-
torias. Así, por ejemplo, DeHaan y Lindsey se contradicen mutuamente
en lo que respecta a la interpretación de Apocalipsis 9:13-19 y la iden-
tidad de los 200 millones de jinetes:
M. R. DeHaan (1946) Hal Lindsey (1973)
«Apocalipsis 9:13-21 contiene la «Los cuatro ángeles de Apocalipsis
descripción de un ejército de dos- 9:14-15 movilizarán un ejército de
cientos millones de jinetes... cuya doscientos millones de soldados
apariencia es la de un ejército de desde el este del Éufrates… Yo creo
seres sobrenaturales y horripilantes, que ese ejército estará compuesto por
probablemente demonios, a los que las tropas del Ejército Rojo de China
se les permite atormentar a los pe- y de sus aliados de Oriente.»82
cadores incorregibles de la Tierra.»81
Figura 5. Contradicción entre las interpretaciones literales
de Apocalipsis 9 según DeHaan y Lindsey.
80
Comparar con J. N. Darby, «The Hopes of the Church of God» [«Las es-
peranzas de la iglesia de Dios»], en Collected Writings, vol. 2, Prophetic 1, p. 380;
Scofield Reference Bible, nota al pp. 1, p. 883; H. Lindsey, Final Battle, p. 2.
81
M. R. DeHaan, Revelation: 35 Simple Studies in the Major Themes of
Revelation (Grand Rapids: Zondervan, 1946), p. 148.
82
H. Lindsey, There’s a New World Coming, pp. 142-143.
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Mientras DeHaan y LaHaye interpretan que los doscientos millones
de jinetes «son una horda de seres demoníacos y sobrenaturales»,83
Lindsey y Schuyler English afirman que la profecía habla literalmente
de soldados chinos.84 Lindsey sugiere además que los «caballos» sim-
bolizan vehículos lanzamisiles en movimiento.85 Cada uno de ellos cree
que la suya es una interpretación ‘literal’ del texto. En su comentario
sobre el Libro del Apocalipsis, William Hendrikson plantea varias pre-
guntas pertinentes acerca de esta forma de hermenéutica:
¿Qué hay de cierto en que estos símbolos se refieren a eventos,
circunstancias, fechas o personas específicos o singulares de la histo-
ria? Si lo son, debemos admitir que no pueden interpretarse. Porque, de
entre los miles de fechas, circunstancias o personas de la historia com-
patibles con el símbolo en cuestión, ¿quién es capaz de decidir a cuál
de ellas corresponde? De hacerlo, nos ganaría la confusión, porque ten-
dríamos miles de «interpretaciones» y ninguna certeza. Además, el
libro del Apocalipsis sigue siendo indescifrable.86
Con mucha razón, esta forma de literalismo fue calificada como
una irrestricta licencia de «explotación exegética».87 Tim LaHaye ha
escrito una voluminosa obra de ficción que trata acerca del septenio
del rapto y la tribulación. La serie, de 12 volúmenes y popularizada
bajo el título Left Behind, resultó un negocio muy lucrativo para auto-
res y editores ya que, además de haber vendido más de 32 millones de
ejemplares desde 1995 hasta la fecha, ha inspirado la realización de
varias películas y de una versión infantil de 24 volúmenes.
EL LITERALISMO ENRIQUECIDO: GOG Y MAGOG REPRESENTAN A RUSIA
Con el fin de ayudar a los lectores a comprender ciertos pasajes de las
Escrituras que de otro modo resultaban oscuros, Lindsey y sus colegas
añadieron palabras que, aunque ausentes en el original, ayudaban a en-
83
LaHaye y Jenkins, Are We Living in the End Times? (Wheaton, IL: Tyn-
dale House, 1999), pp. 190-192.
84
Schuyler English (ed.), The New Scofield Reference Bible, p. 1334.
85
H. Lindsey, There’s a New World Coming, p. 143.
86
W. Hendrikson, More than Conquerors: An Interpretation of the Book of
Revelation (Londres: IVP, 1940), pp. 40-41.
87
K. C. Boone, Bible Tells Them So: The Discourse of Protestant Funda-
mentalism (Londres: SCM, 1989), p. 44.
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SIONISMO CRISTIANO 157
riquecer o amplificar su interpretación. En The Road to Holocaust, por
ejemplo, Lindsey atribuye las promesas de Romanos 11 al Estado de Is-
rael y añade el término ‘nacional’ para reforzar su interpretación (p.
176). De manera similar, en una cita de Mateo 24:15-18, Lindsey in-
duce a los lectores a creer que esta profecía alude a una fecha futura en
que el templo será reconstruido y no al año 70 d.C., cuando los zelo-
tes y los romanos profanaron el templo de Herodes: «En consecuencia,
cuando veáis en el santuario [del templo reconstruido] la abominación
de la que habló el profeta Daniel –el que lee, entienda–, dejad que los
habitantes de Judea huyan hacia las montañas».88 No menos imagina-
tiva es su interpretación de Daniel 11:40-45, según la cual «los musul-
manes, liderados por Rusia, invadirán Israel».
Cuando llegue el fin de los tiempos, el Rey del Sur [la confede-
ración musulmana] entrará en combate con él [el falso profeta de Is-
rael] y el Rey del Norte [Rusia] lanzará un violento ataque con sus
carrozas, su caballería y su gran flota naval. Él [el comandante ruso] in-
vadirá muchos países y los arrasará como si fuera una inundación. Y
también invadirá la Tierra Maravillosa [Israel]. Muchos países su-
cumbirán a su paso, pero Edom, Moab y los líderes de Amón [Jorda-
nia] escaparán de su cautiverio.89
Aquí, Lindsey escoge una de las profecías más importantes de la es-
catología dispensacional y afirma que «Gog» –también descrito como
«el Príncipe de Rosh» y «Magog»–, mencionado en Ezequiel 38:15-16,
es una críptica referencia a Rusia. En 1846, John Cumming había desli-
zado esta misma teoría,90 que sólo logró una masiva aceptación cuando
Scofield la incluyó entre las notas de su Biblia anotada. Probablemente,
Scofield se inspiró en las palabras de Gaebelein cuando escribió:
Todos están de acuerdo en que la primera referencia alude a las po-
tencias del Norte (europeo) lideradas por Rusia… ‘Gog’ es el príncipe y
‘Magog’ es su tierra. La referencia a Meses y Tubal (Moscú y Tobolsk) es
88
H. Lindsey, Apocalypse Code, p. 78.
89
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, pp. 182-183.
90
John Cumming, Destiny of Nations (Londres: Hurst y Blackette, 1864).
Ernst Wilhelm Hengstenberg replicó: «Es una tremenda injusticia haber in-
cluido a los rusos entre los enemigos del pueblo de Dios. No hay ningún pue-
blo del Antiguo Testamento que lleve el nombre de Rosh» (Prophecies of the
Prophet Ezekiel, Edimburgo: T. & T. Clark, 1869, p. 333).
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muy clara. Rusia y las potencias del Norte han sido los últimos persegui-
dores del pueblo disperso de Israel y resulta congruente tanto con la justi-
cia divina como con las alianzas… que la destrucción coincida con el último
alocado intento de exterminar lo que quedaba de Israel en Jerusalén.91
Lindsey y otros futuristas no hicieron otra cosa que perpetuar esta cos-
tumbre iniciada por Scofield y que consistía en añadir palabras –como
‘Rusia’– para enriquecer la interpretación de los textos bíblicos. Lindsey
persevera en la idea: «Y tú (Rusia) llegarás desde tu lugar en los distantes
parajes del Norte, tú y muchos otros pueblos contigo».92 La sugerencia de
que Gog y Magog se refieren a Rusia y de que «todos están de acuerdo»
en ello (a decir de Scofield) ha sido reproducida por otros escritores iden-
tificados con el dispensacionalismo.93 Tim LaHaye, por ejemplo, insiste
en que «etimológicamente, los nombres de Gog y Magog (mencionados
en Ezequiel 38 y 39) sólo pueden interpretarse como la Rusia actual».94
Pese a todo, esta interpretación ha sido desacreditada tanto por los
etimólogos como por los estudiosos de la Biblia.95 Gary DeMar rechaza
esta lectura futurista con nuevas evidencias de que en Apocalipsis 4-19,
que según los dispensacionalistas describe el período de la tribulación
en que Rusia habría de atacar a Israel, no se hace mención alguna a
Gog y Magog.96
91
Scofield Reference Bible, p. 883.
92
H. Lindsey, 1980’s: Countdown, p. 65.
93
Por ejemplo, G. Jeffrey, Armageddon, pp. 98 y ss. No obstante, a diferencia
de los dispensacionalistas que lo sucedieron, como Scofield, Walvoord y Lindsey,
Irving creía que Gog (Ezequiel, 38) hacía alusión a «una confederación de todas
las naciones del Este que sobrevivieron a la apostasía de Roma y avanzan unidas
contra Jerusalén, tal como predijeron los profetas» (Irving, Last Days, p. 25).
94
LaHaye y Jenkins, op. cit., p. 86.
95
E. Yamauchi, Foes from the Northern Frontier (Grand Rapids: Baker,
1982), pp. 19-27; Ralph H. Alexander, Ezekiel, Expositor’s Bible Commentary
(Grand Rapids, MI: Zondervan, 1986), p. 930; Hengstenberg, op. cit., p. 333.
96
G. DeMar, Last Days Madness: Obsession of the Modern Church (At-
lanta, GA: American Vision, 1997), pp. 346-352. DeMar señala que la referen-
cia a Gog y Magog en Apocalipsis 20:8 ocurre después del milenio y que, si se
interpreta según las coordenadas empleadas en la Biblia, ‘norte’ significa en re-
alidad que las naciones del este atacarían a Jerusalén desde el norte. Además, se
pregunta, si Rosh es Rusia, ¿por qué los nombres de las otras naciones mencio-
nadas en la profecía bíblica no guardan ningún parecido con sus equivalentes ac-
tuales? John Walvoord explica la referencia a Gog y Magog de Apocalipsis 20
diciendo que Rusia aparecerá al fin del milenio, pero en otra batalla (Walvoord,
Major Bible Prophecies [Nueva York: Harper Collins, 1991], p. 480.).
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SIONISMO CRISTIANO 159
EL LITERALISMO ARBITRARIO: EL ISLAM Y ESTADOS UNIDOS EN LA BIBLIA
Algunos defensores del literalismo parecen forzar la identificación de
ciertos pasajes de las Escrituras con acontecimientos, personas o luga-
res actuales de un modo bastante arbitrario, sin corroboración ni con-
sistencia. Empleando un razonamiento circular, asumen que los pasajes
deben referirse necesariamente a esta generación y, por tanto, sustitu-
yen ciertos nombres y términos por sus equivalentes contemporáneos.
En esta línea, Lindsey no duda en afirmar: «Como consta en las pro-
fecías, el Dios de Israel ha jurado no abandonar a los israelitas ni con-
sentir su eliminación».97
Gracias a mis estudios de la Biblia, sé que, en la gran guerra final,
Turquía estará del lado de los grupos islámicos, junto con Rusia… Las
grandes naciones a las que hace mención la Biblia son los reinos de
Oriente (China, India, Pakistán, todas ellas conocidas potencias nu-
cleares), Rusia (Gog y Magog), Libia, Egipto, Irán, Irak, etcétera.98
Sin aportar ninguna prueba, Lindsey sostiene que la Biblia predice
muchos de los acontecimientos recientes, como el nacimiento del fun-
damentalismo islámico, el colapso del proceso de paz de Oriente Pró-
ximo y la creación de la Comunidad Europea.99 Pero no ha sido el único
dispensacionalista que se ha expresado de este modo.100 David Brick-
ner, por ejemplo, dice: «Sabemos que Persia es Irán» y que, cuando
Apocalipsis 18 habla de la destrucción de Babilonia, se refiere a la «si-
tuación actual de Irak».101 Sorprendentemente, Scofield rechazó la idea
de que «en el sitio de la antigua Babilonia volvería a construirse una
nueva Babilonia»,102 porque para él Babilonia simbolizaba a Roma. Así
y todo, Charles Dyer ha popularizado una interpretación literal más co-
herente, argumentando que Babilonia «es literalmente Babilonia».
Dyer, un docente del Seminario Teológico de Dallas, rastreó la apari-
ción de Saddam Hussein en las Escrituras y concluyó que Isaías 13
97
H. Lindsey, 1980’s: Countdown, p. 45.
98
H. Lindsey, Final Battle, pp. 183, 213.
99
H. Lindsey, International Intelligence Briefing, 7 de enero de 1999.
100
Por ejemplo: C. H. Dyer, The Rise of Babylon: Signs of the End Times
(Wheaton, IL: Tyndale House, 1991), p. 198; G. Jeffrey, Armageddon, pp.
185-187.
101
D. Brickner, op. cit., pp. 70, 73.
102
Scofield Reference Bible, nota 1 a pie de página, p. 1347.
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describía la invasión iraquí de Kuwait como el intento de establecer
una zona de influencia desde donde atacar a Israel. Sin embargo,
cuando Isaías dice «el día del Señor está cerca» (Isaías 13:6), Dyer y
otros futuristas deben reinterpretar sus palabras porque, literalmente,
‘cerca’ no tiene el mismo sentido que ‘pronto’, un término en el que
mucho se insistió durante más de 2.500 años. Por tanto, concluyen que
Isaías debe de estar refiriéndose al «fin de los tiempos». Dyer también
identificó a Saddam Hussein como el sucesor de Nabucodonosor (el
único líder árabe que venció a los israelitas) debido a su hostilidad
hacia Israel y a su intención de reconstruir Babilonia.103 Con indepen-
dencia de los motivos que tuviera Hussein, imitar el pasado y cumplir
una profecía no son ideas fácilmente equiparables.
Lo que más sorprende quizás es que varios autores dispensaciona-
listas hayan afirmado que Estados Unidos aparece mencionado en la
Biblia.104 Al parecer, Lindsey fue el primero en hacerlo con su inter-
pretación de Apocalipsis 12:14-17: «Y se le dieron a la mujer las dos
alas de la gran águila, para que volase delante de la serpiente hacia el
desierto…». Para Lindsey, estos versículos describen «una especie de
puente aéreo gigantesco» por el que los creyentes judíos escaparán del
holocausto del Armagedón hacia lugares más seguros, como Petra. En
consecuencia, afirma: «Puesto que el águila es el símbolo nacional de
Estados Unidos, es posible que el puente aéreo se haga con los aviones
de la Sexta Flota que está apostada en el Mediterráneo».105 Lo que Lind-
sey no explica es por qué supone que el águila simboliza a Estados
Unidos, dado que otros países, como Alemania o la República Checa,
también utilizan el águila en sus emblemas nacionales. Tampoco re-
sulta claro por qué sólo se interesa en este pasaje del Apocalipsis y deja
de lado otros versículos de la Biblia, como Éxodo 19:4, Deuteronomio
32:11-12 e Isaías 40:31, que también hacen referencia a un águila. Estas
interpretaciones tan especulativas contradicen la aplicación sistemá-
tica de la hermenéutica literal que Lindsey se empeña en defender.
103
C. Dyer, op. cit.; siguiendo su interpretación literal, las referencias del
libro del Apocalipsis deben aludir, por lógica, a Babilonia, es decir, el actual
Irak.
104
Noah Hutchings, U.S. in Prophecy (Oklahoma: Hearthstone Publish-
ing, 2000); Mark Hitchcock, Is America in Prophecy? (Portland, OR: Mul-
nomah, 2002); H. Lindsey, Where is America in Prophecy? (vídeo; Murrieta,
CA: Hal Lindsey Ministries, 2001).
105
H. Lindsey, There’s a New World Coming, p. 185.
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SIONISMO CRISTIANO 161
No obstante, siguiendo el rígido esquema dispensacional de Sco-
field, Lindsey concluyó que los cristianos no están obligados a guardar
los Diez Mandamientos porque le fueron entregados sólo al pueblo de
Israel en una dispensación anterior. En su opinión, la iglesia primitiva
cometió el error de tratar de imponer esas leyes a los creyentes genti-
les: «El fracaso de Israel durante la dispensación de la ley es una lec-
ción histórica que debe servirnos para comprender que la religión, en
cualquiera de sus formas, nos impide a veces ver la verdad».106 Es iró-
nico que Lindsey acuse a sus críticos de antisemitismo cuando él veta
de manera arbitraria las mismas leyes que, de aplicarse, actuarían como
barrera de protección contra ese tipo de racismo.
La Biblia: revisión de la hermenéutica literal y futurista
Como hemos visto, el desarrollo de la interpretación literal y futurista
de las Escrituras y, en particular, el argumento según el cual toda refe-
rencia del Antiguo Testamento a Israel no debe aplicarse a la iglesia,
sino a los judíos y al actual Estado israelí, son directamente atribuibles
a Irving, Darby y a los asistentes de las conferencias de Albury y Po-
werscourt que se llevaron a cabo durante las décadas de 1820 y 1830.
Estas ideas fueron expresadas primero por Darby en su singular es-
quema dispensacional y codificadas más tarde por Scofield en su ver-
sión anotada de la Biblia, con la que alcanzaron un estatus casi
canónico. Para Sandeen, el dispensacionalismo propone «un texto bí-
blico anquilosado en el que todas las palabras gozan del respaldo de la
autoridad divina».107 Clarence Bass va más allá e insiste:
Ningún fragmento de la doctrina histórica del cristianismo apoya
esta distinción radical entre la iglesia y el reino. Indudablemente, estos
conceptos no son idénticos, pero el dispensacionalismo insiste en que
el reino no alude a la consumación de la iglesia sino a la restauración
de Israel.108
106
H. Lindsey, Road to Holocaust, pp. 153-154.
107
Ernest R. Sandeen, «Toward a Historical Interpretation of the Origins
of Fundamentalism» [«Hacia una interpretación histórica de los orígenes del
fundamentalismo»], Church History 36 (1967), 70; citado en J. H. Gerstner,
Wrongly Dividing the Word of Truth, p. 100.
108
C. Bass, op. cit., p. 31.
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162 Stephen Sizer
Los escritos de Hal Lindsey, en particular, demuestran que el lite-
ralismo no es en la práctica ni más coherente ni más libre de prejuicios
que cualquier otro sistema de interpretación: de hecho, es lo suficien-
temente flexible para adaptarse a los cambios históricos o entrar en
contradicción con otras interpretaciones literales; a menudo se apoya
tanto en la eiségesis como en la exégesis y puede conducir a afirma-
ciones muy especulativas y carentes de corroboración en lo que con-
cierne a la realización de las profecías en nuestro tiempo.
En 1871, Charles Hodge, el teólogo de Princeton, ya había com-
prendido las lógicas consecuencias del literalismo dispensacional.
Desde su perspectiva:
Se ha demostrado que el argumento de las antiguas profecías no
tiene validez en tanto permite demostrar casi cualquier cosa. Si se
acepta que las profecías aluden literalmente a una restauración, debe
aceptarse también que esa restauración consiste en la reconstrucción
del templo, la restauración del sacerdocio, la renovación de los sacri-
ficios y la observación del ritual mosaico en todos sus pormenores.109
Esta es, precisamente, la interpretación que el mesianismo y el dis-
pensacionalismo apocalíptico actuales hacen de las predicciones bíbli-
cas. Sin embargo, los teólogos de la Alianza, como Hodge, sostienen
que la antigua alianza debería interpretarse a la luz de la nueva alianza
y no a la inversa. En Colosenses, por ejemplo, Pablo aplica la herme-
néutica tipológica para explicar lo siguiente:
Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o
con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo
esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla
en Cristo (Colosenses 2:16-17).
Por lo tanto, la cuestión no es si las promesas de la alianza deben en-
tenderse literal o metafóricamente;110 lo que importa es si deben enten-
derse en función de las sombras de la antigua alianza o de las realidades
de la nueva. La falta de reconocimiento de este principio es el error
109
Charles Hodge, Systematic Theology, 3 vols. (Londres: James Clarke,
[1871] 1960), vol. 3, p. 808.
110
R. T. Kendall, «How literally do you read your Bible?» [«¿Cuán literal
es vuestra lectura de la Biblia?»], Israel and Christians Today (verano de
2001), p. 9.
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SIONISMO CRISTIANO 163
hermenéutico fundamental del sionismo cristiano, del que además ema-
nan las otras doctrinas que caracterizan a este movimiento.
Los pueblos elegidos: la relación entre Israel y la iglesia
El sionismo cristiano sostiene que los judíos siguen siendo el «pueblo
elegido» de Dios y que la relación, el estatus y el destino eterno en su
tierra son únicos y, por tanto, diferentes de lo que Aquel prometió a la
iglesia. Esta idea fue sugerida inicialmente por Edward Irving, que, ba-
sándose en la interpretación futurista de Lacunza, predijo:
Cuando el Señor haya terminado de recibir los testimonios que acu-
san a los gentiles… comenzará a preparar una nueva arca de la alianza…
y, con ese fin, ofrecerá Su santo espíritu a su antiguo pueblo, los judíos,
y los devolverá al tiempo de saciedad… A este derramamiento del Es-
píritu Santo, las Escrituras lo denominan «la última lluvia».111
Convencidos de que hay dos pueblos elegidos de Dios, algunos sio-
nistas llegaron a sugerir que esto sólo es aceptable en base a dos alian-
zas diferentes, que Israel goza de un estatus superior al de la iglesia y
la reemplaza en sus funciones y que la obligación primordial de la igle-
sia es la de «bendecir a Israel».
Los dos pueblos elegidos: Israel y la iglesia
Las ideas de Irving fueron tomadas y ampliadas por John Darby, quien
predicó no sólo que Israel prevalecería sobre la iglesia, sino que Dios
había designado a ambos como hacedores de su obra en la eternidad,
como dos entidades simultáneas en el tiempo pero diferenciadas en la ac-
ción. Darby insistió en que la distinción entre Israel y la iglesia había dado
origen a dos «llamamientos» diferentes, sobre los que algunos teólogos
actuales basan su enseñanza de que los judíos han de ser salvados por la
dispensación de la ley y los gentiles por la dispensación de la gracia:
Existe de hecho un elegido entre todas las naciones (es decir, la
iglesia) cuyo destino está en los cielos. La elección de Dios en la tie-
111
Edward Irving, The Rev. Edward Irving’s Preliminary Discourse to the
Work of Ben Ezra entitled the Coming of the Messiah in Glory and Majesty
(reimpreso en 1859), pp. 5-6.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 164
164 Stephen Sizer
rra es intransferible a otras naciones porque Él mantiene su lealtad
hacia los judíos. Si quisiera profesar una religión terrenal, debería con-
vertirme al judaísmo. Desde el mismo instante en que la iglesia de-
sobedece el llamado celestial, lo pierde todo, humanamente hablando.112
En virtud de esta distinción, que nació de su rígido sistema dispen-
sacional, Darby se convenció de que la iglesia no tenía futuro en la tie-
rra porque se acercaba el fin de su dispensación y, como sólo era un
«paréntesis» en la historia terrenal, sería reemplazada por un revitali-
zado pueblo judío después de su restauración:
La iglesia ha tratado de establecerse aquí en la tierra, pero este
no es su lugar… [Aunque] su fugaz paso por la tierra ha sido muy fruc-
tífero, [la iglesia] no forma parte de los planes terrenales de Dios; sólo
representa una interrupción de sus planes destinada a enfatizar el ca-
rácter y el significado de ellos [los judíos].113
Es posible que la idea de que la iglesia es un paréntesis en los pla-
nes divinos haya sido plagiada por Darby de un artículo del Morning
Watch publicado en junio de 1831, en el que se sugería: «Los profetas
han mencionado la dispensación cristiana con tanta economía de pala-
bras que muchos la han interpretado como una especie de paréntesis en
sus discursos».114
Sin embargo, Darby no fue el primero en obsesionarse con esta dis-
tinción radical entre Israel y la iglesia. En el siglo II, Marción sobredi-
mensionó la discontinuidad entre el judaísmo y el cristianismo
argumentando que el Dios del Antiguo Testamento y el padre de Jesús
en el Nuevo Testamento no eran el mismo dios, pero fue Darby quien
insistió en que «la nación judía nunca formaría parte de la iglesia».115
Scofield estudió en detalle la distinción hecha por Darby y afirmó que
Israel y la iglesia «discrepan en todo: el origen, el llamamiento, la pro-
112
J. N. Darby, «The Hopes of the Church of God» [«Las esperanzas de la
iglesia de Dios»], en Collected Writings, vol. 2, Prophetic 1, p. 378.
113
J. N. Darby, «The Character of Office in the Present Dispensation» [«El
carácter del ministerio en la presente dispensación»], en Collected Writings,
vol. 1, Ecclesiastical 1, p. 94.
114
Morning Watch, 3 (junio de 1831), p. 253.9f; citado en M. Patterson, op.
cit., p. 114.
115
J. N. Darby, The Hopes of the Church of God (Londres: G. Morrish, sin
fecha), p. 106.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 165
SIONISMO CRISTIANO 165
mesa, el culto, los principios de conducta y el destino futuro».116 El cris-
tianismo histórico, en cambio, siempre ha encontrado una cierta continui-
dad entre la antigua y la nueva alianza y en la relación de Israel con la
iglesia. Pero, en su «Introducción a los cuatro evangelios», Scofield insiste:
Al abordar el estudio de los evangelios, la mente debe liberarse,
en la medida de lo posible, de los conceptos y presunciones meramente
teológicos. En especial, es necesario excluir la noción –que el protes-
tantismo heredó de la teología católica romana y post-católica– de que
la iglesia es el verdadero Israel y que representa la realización de la
profecía del reino que figura en el Antiguo Testamento.117
En el comentario de Mateo 16:18 –que contiene la promesa de Jesús
de «construir su iglesia» y que Scofield considera parte de la dispen-
sación de la ley– se sugiere que «Israel era la verdadera ‘iglesia’ pero
no en el sentido que le da el Nuevo Testamento, ya que la única simi-
litud es que ambas fueron ‘convocadas’ y por el mismo Dios. Todo lo
demás es diferente».118 Una vez más, en su comentario de Hechos 7:38,
Scofield da la razón a Esteban cuando describe a Israel como una igle-
sia o asamblea reunida en el desierto: «Cuando Israel está en su tierra,
nadie se refiere a él como una ‘iglesia’. Pero, en el desierto, los israe-
litas eran una verdadera iglesia (del griego ekklesia: la asamblea de los
convocados), aunque en un sentido llamativamente contrario al que le
confiere el Nuevo Testamento (Mateo 16:18)».119
Scofield trató de demostrar, como lo había hecho Darby, que la era
de la iglesia terminaría invariablemente en el fracaso y la apostasía y
que sería reemplazada por una revitalizada nación de Israel, que goza-
ría de las bendiciones en la última dispensación del reino. Basándose
en la hermenéutica literal, Scofield hizo hincapié en los diversos tér-
minos con que las Escrituras se han referido a Israel y a la iglesia, dis-
tinguiendo entre Israel, «la esposa terrenal» de Dios, y la iglesia, «la
novia celestial» de Cristo:
El Nuevo Testamento habla de la iglesia como de una virgen des-
posada con un solo esposo (2 Corintios 11:1-2), de la que nunca podría
116
C. I. Scofield, Scofield Bible Correspondence Course, 19.a edn. (Chi-
cago: Moody Bible Institute, sin fecha), p. 23.
117
Scofield Reference Bible, p. 989.
118
Ibid., nota a pp. 2, p. 1021.
119
Ibid., nota a pp. 1, p. 1158.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 166
166 Stephen Sizer
decirse que es una esposa adúltera a la que el matrimonio le ha de-
vuelto la gracia. Por tanto, Israel es la esposa recuperada y perdonada
de Jehová y la iglesia es la esposa virgen del Cordero (Juan 3:29; Apo-
calipsis 19:6-8); Israel, la esposa terrenal de Jehová (Oseas 2:23), y la
iglesia, la esposa celestial del Cordero (Apocalipsis 19:7).120
Siguiendo la teoría de Darby, Scofield insistió en que la herencia
eterna de Israel se haría realidad en la tierra, mientras que el destino de
la iglesia haría lo propio en el cielo. Chafer deduce las implicaciones
de la dicotomía Israel-iglesia planteada por Scofield:
El dispensacionalismo cree que, a través de las distintas eras, Dios
persigue dos propósitos: uno relacionado con la tierra, que supone un
pueblo terrenal (los judíos) y objetivos terrenales, y otro relacionado
con el cielo, que supone un pueblo celestial (los cristianos) y objetivos
celestiales.121
Según Chafer, «Israel es sinónimo de eternidad: una nación eterna,
heredera de una tierra eterna y un reino eterno, en el que David go-
bierna desde siempre»; por lo tanto, «Israel y la iglesia nunca se en-
contrarán» en la eternidad.122 Tras los pasos de Scofield y Chafer, Ryrie
afirma que «la premisa básica del dispensacionalismo es que Dios tiene
un doble propósito que se expresa en la formación de dos pueblos que
se mantienen separados por toda la eternidad».123 Para justificar su pre-
misa, Ryrie dice que «cuando Dios estableció la iglesia, mantuvo im-
perturbables las promesas que había hecho a Israel».124 En su opinión,
esta distinción «resulta de un estudio inductivo del uso de estas dos pa-
labras y no de una amañada interpretación de la Biblia».125
El análisis histórico del nacimiento del dispensacionalismo parece
sugerir exactamente lo contrario. No obstante, varios autores han in-
tentado encontrar las analogías bíblicas que justifiquen esta insistente
distinción entre Israel y la iglesia. Tal es el caso de John Hagee, fun-
dador de la Cornerstone Church de San Antonio, Texas, una iglesia ca-
120
Ibid., nota a pp. 1, p. 922.
121
L. Chafer, Dispensationalism, p. 107.
122
L. Chafer, Systematic Theology, vol. 4, pp. 315-323.
123
C. Ryrie, Dispensationalism, pp. 44-45.
124
Ibid., pp. 97-98.
125
Ibid.
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SIONISMO CRISTIANO 167
rismática que congrega a unos 17.000 miembros. Hagee ofrece como
ejemplo el versículo Génesis 22:17 para demostrar que Dios concibió
«dos pueblos de Israel, uno físico y otro espiritual». El pasaje dice así:
«De cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las es-
trellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar». Partiendo
de la hermenéutica literal, Hagee sugiere que, al nombrar dos elemen-
tos separados y distintos, como las estrellas del cielo y las arenas del
mar, Dios está refiriéndose a lo que en términos dispensacionales se
llama la iglesia celestial y el Israel terrenal:
Las estrellas pertenecen al cielo y, por tanto, representan a la igle-
sia, el Israel espiritual. Las arenas de las playa, por otro lado, pertene-
cen a la tierra y representa el reino terrenal cuya capital es Jerusalén.
Tanto las estrellas como la arena existen simultáneamente, pero cada
una en su lugar. Del mismo modo, la nación de Israel y el Israel espi-
ritual, la iglesia, conviven de manera simultánea sin que uno tome el
lugar del otro.126
La tesis de Hagee pierde credibilidad si se contrasta con los dichos
de Nehemías, que, en el año 430 a.C., agradece a Dios que la promesa
a Abraham se haya cumplido: «Multiplicaste sus hijos como las estre-
llas del cielo (Nehemías 9:23)». Bien podría suponerse que Nehemías
pensaba en hijos judíos y no gentiles.
Jews for Jesus también defiende la distinción entre Israel y la igle-
sia, aunque con una postura bastante más prudente:
Nosotros creemos que Israel es el pueblo de la antigua alianza y
que Dios lo eligió para que continuara Su misión, mientras que la Igle-
sia es el pueblo elegido de la nueva alianza, que comprende tanto a los
judíos como a los gentiles que reconocen a Jesús como Mesías y Re-
dentor.127
No obstante, todos llegan a la misma conclusión: Dios tiene «dos
pueblos elegidos», «dos pueblos de Israel o dos pueblos de la alianza»,
que fueron convocados en diferentes dispensaciones y en base a dife-
126
John Hagee, Final Dawn over Jerusalem (Nashville: Thomas Nelson,
1998), pp. 108-109.
127
Statement of Faith [«Declaración de fe»], sin fecha. [Internet: sitio web
de Jews for Jesus, <http://www.jfjonline.org/about/statementoffaith.htm>.]
(Consultado en agosto de 2004.)
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168 Stephen Sizer
rentes criterios. Esta hermenéutica ultraliteral conduce a preguntarse
no sólo si los «pueblos elegidos» fueron uno o dos, sino también si
existieron dos alianzas.128
Las dos alianzas: la ley, la gracia y la bendición de Israel
Mientras el premilenarismo de la Alianza y el dispensacionalismo pro-
gresivo aceptan la existencia de dos «pueblos elegidos» bajo una
misma alianza en la fe en Jesucristo, el dispensacionalismo clásico y
político, el hiperdispensacionalismo y algunos otros, defienden la exis-
tencia de dos alianzas e, implícitamente, de dos caminos de salva-
ción.129 Scofield, por ejemplo, comparó la dispensación de la ley con la
dispensación de la gracia, y sugirió una salvación relacionada con el
modo de obrar:
La dispensación de la gracia comienza con la muerte y la resu-
rrección de Cristo (Romanos 3:24-26; 4:24, 25). El requisito de salva-
ción no es ahora la obediencia a la ley, sino la aceptación o el rechazo
de la figura de Cristo... No obstante, y según la profecía, la dispensa-
ción de la gracia termina con la apostasía de la iglesia practicante.130
Para Scofield, por tanto, «la obediencia a la ley» era un «requisito de
salvación». En esa misma línea, Lindsey propone que si el pueblo judío
hubiera aceptado a Jesús como el Mesías, el resto de la humanidad no hu-
biera conocido el evangelio: «Los gentiles no hubiéramos conocido ni el
evangelio ni la era de la gracia si Israel no se hubiera dejado llevar por
el escepticismo».131 Hagee lo expresa de un modo bastante más drástico:
«Si el pueblo judío hubiera aceptado al Mesías sufriente, los gentiles hu-
bieran perdido toda posibilidad de salvación».132 Tanto Hagee como
Lindsey afirman que, puesto que Israel estableció una alianza con Dios,
128
Para consultar otro tratamiento de este tema, véase Holwerda, op. cit..
129
Margaret Brearley, «Jerusalem in Judaism and for Christian Zionists»
[«Jerusalén y el judaísmo desde la perspectiva sionista cristiana»], en P. W. L.
Walter (ed.), Jerusalem, Past and Present in the Purposes of God (Croydon:
Deo Gloria Trust, 1992), pp. 99-124.
130
Scofield Reference Bible, p. 1115; esta nota al pie fue modificada sus-
tancialmente en The New Scofield Study Bible para enfatizar que la salvación
sólo se logra a través de la fe (p. 1094).
131
H. Lindsey, Road to Holocaust, p. 208.
132
J. Hagee, Final Dawn over Jerusalem, p. 98.
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SIONISMO CRISTIANO 169
su redención llegará cuando Jesús regrese a la tierra y lo reconozcan
como Mesías. Según Lindsey, «Jesús redimió a la iglesia (tanto a los ju-
díos como a los gentiles que creyeron en Él) con el sacrificio de la cruz.
Este es un hecho consumado. La redención del pueblo de Israel tendrá
lugar durante la segunda venida de Cristo, de conformidad con la alianza
abrahámica».133 La ICEJ comparte este punto de vista, pero hace una dis-
tinción entre «las primeras y las últimas lluvias» y entre la iglesia y «sus
hijos judíos».134 También alega «que recibieron el claro mandato de ser
extremadamente cautelosos en lo que respecta a proclamar la palabra de
Dios a Sion», motivo por el cual sus miembros tienen prohibido predi-
car el evangelio entre los judíos. Cuando un reportero del Jerusalem Post
preguntó si la ICEJ actuaba en Israel como una organización misionera
«encubierta», su director Jan Willem van der Hoeven lo negó enfática-
mente: «Los cristianos sionistas tenemos otros objetivos. No es nuestro
interés que los judíos se conviertan al cristianismo, porque no creemos
en ello». Y agregó: «Con el tiempo, la religión judía tendrá que hacer
sus propios cambios, pero sólo en lo que concierne a la identidad del
Mesías… esta modificación no atañe a los individuos sino a todos los ju-
díos, como entidad colectiva». Si, como sostienen nuestros hermanos
dispensacionalistas, estos cambios van a ocurrir tras el regreso del Me-
sías, «de nada sirve seducir a los individuos para que renuncien a sus
creencias».135
Por consiguiente, la ICEJ entiende que «su responsabilidad bíblica
respecto a Israel» consiste en brindarle «consuelo» material antes que
espiritual. Esta convicción se basa en dos versículos de libro de Isaías:
«Hablad al corazón de Jerusalén;
decidle a voces
que su tiempo ya está cumplido,
que su pecado está perdonado,
que doble ha recibido de la mano de Jehová
por todos sus pecados.» (Isaías 40:1-2)
133
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 98.
134
Patrick Goodenough, «Jerusalem journalist hits back for Zionists» [«Pe-
riodista de Jerusalén responde en nombre del sionismo»], Church of England
Newspaper, 4 de mayo de 1997.
135
Citado en John S. Ross, «Beyond Zionism: Evangelical Responsibility
Towards Israel» [«Más allá del sionismo: la responsabilidad de los evangéli-
cos para con Israel»], Mishkan 1 (1990), 12, p. 17.
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170 Stephen Sizer
Según la interpretación de la ICEJ, este pasaje les ordena ayudar a
los judíos en cuestiones prácticas y políticas, alentándolos a hacer ali-
yah y establecerse en la tierra que Dios prometió a Abraham (inclu-
yendo los Territorios Ocupados). Sin embargo, lo que Isaías 40:2 dice
es que el «consuelo» consiste en explicarle al pueblo de Israel que sus
pecados han sido enmendados. En Isaías 40:9, el anuncio es aún más
explícito, porque proclama las buenas nuevas a Sion cuando dice
«¡Ved aquí a vuestro Dios!». Cualquier interpretación reduccionista
y materialista del pasaje de Isaías debilita el supremo consuelo que
les fue revelado a los judíos y los gentiles a través de la encarnación,
la expiación y la resurrección de Jesús, el Mesías. La ICEJ también
hace una interpretación reduccionista y ‘sionizada’ de otro pasaje de
la Biblia, Mateo 25:40. En él, Jesús explica que el día del juicio el
Rey dirá a los creyentes: «De cierto os digo que todo lo que habéis
hecho a uno de estos, mis hermanos más pequeños, me lo habéis hecho
a mí». La ICEJ reinterpreta estas palabras y afirma que el pasaje no
habla de predicar el evangelio sino de brindar apoyo material al Estado
de Israel:
Así como los primeros apóstoles recibieron el mandato de Dios de
llevar Su testimonio desde Jerusalén hasta los lugares más alejados de
la tierra, nosotros nos sentimos obligados a proclamar la restauración
de Israel y la respuesta del cristianismo a todas las naciones y regiones
creyentes del mundo.136
Esta equiparación que la ICEJ hace entre su obligación de predicar
la «restauración» de los judíos y el mandato apostólico de predicar el
evangelio a toda la humanidad, no tiene precedentes en la historia.
Derek Prince, como la ICEJ, dota a los términos bíblicos «mensaje» y
«proclama» de nuevos significados, afirmando que el designio de los
cristianos es «bendecir a Israel»:
Nuestra obligación para con el pueblo de Israel es procurar que se
cumplan los mandatos de las Escrituras en lo que respecta a la heren-
cia natural y espiritual de Dios. Nuestro mensaje… es este: «Aquel que
dispersó al pueblo de Israel debe reunirlo nuevamente…». Hoy en día,
la reunificación de los judíos es una bandera que Dios nos enseña a
136
International Christian Embassy Jerusalem (Jerusalén: ICEJ, 1993),
p. 22.
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SIONISMO CRISTIANO 171
todas las naciones. Es el objetivo predestinado de Dios que, aquí y
ahora, todas las naciones hagan frente a este mensaje.137
Margaret Brearley explica los fundamentos teológicos que la lle-
van a desvincularse de lo que ella llama «evangelizar» al pueblo judío:
Puesto que, por alguna misteriosa razón, el pueblo judío es depo-
sitario del nombre de Dios y debe dar testimonio de su existencia y de
su demanda ética... es claro que Dios no asignó al cristianismo la tarea
de sustituir al judaísmo; en cambio... la alianza con el pueblo judío es
permanente... los cristianos deben aprender de los judíos creyentes.
Por eso, el judaísmo ortodoxo les puede ayudar a recordar lo que de-
bería ser (y a menudo fue) la ortodoxia del cristianismo... La iglesia –
los gentiles creyentes– necesita de los judíos que creen en Él, porque
todos unidos forman la «familia de Dios».138
Su argumento parece una consecuencia lógica de la distinción dis-
pensacional entre la iglesia e Israel, pero acaso no conforme al juda-
ísmo ortodoxo ni, mucho menos, al judaísmo reformista. El contexto
no justifica en nada su interpretación de Efesios 2:19, según la cual
Pablo pensaba en el judaísmo cuando dijo que tanto los judíos como los
gentiles eran la ‘familia de Dios’. En los versículos precedentes, Pablo
explica que la muerte de Jesucristo es condición necesaria para la uni-
dad de los judíos y los gentiles, y en el versículo posterior agrega que
la familia de Dios está construida sobre los cimientos de los apóstoles
y sobre «Jesucristo, que es el cimiento principal», y al que los judíos
ortodoxos habían rechazado y crucificado. Hagee coincide con la pers-
pectiva de las dos alianzas, pero sugiere que «la idea de que los judíos
de todo el mundo van a convertirse y a volcarse en masa a las iglesias
cristianas es un delirio que surge de la ignorancia».139 Durante una en-
trevista, comentó:
Yo creo que todos los judíos que viven a la luz de la Torá, que es
palabra divina, mantienen una relación con Dios y por ella serán redi-
midos… Por tanto, tratar de convertir a los judíos es una pérdida de
137
D. Prince, The Last Word on the Middle East (Fort Lauderdale: Derek
Prince Ministries International, 1982), pp. 112, 117-118.
138
Margaret Brearley, «Jerusalem in Judaism and for Christian Zionists»
[«Jerusalén y el judaísmo desde la perspectiva del sionismo cristiano»], p. 121.
139
J. Hagee, Final Dawn over Jerusalem, p. 112.
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172 Stephen Sizer
tiempo… los judíos ya han hecho una alianza que nunca ha sido re-
emplazada por el cristianismo.140
Dentro del dispensacionalismo, teólogos como Scofield, Lindsey,
Hagee, organizaciones como la ICEJ o académicos como Margaret
Brearley, rechazan por tanto la idea de «evangelizar» al pueblo judío,
en parte porque creen que los judíos tienen su propia alianza con Dios
y, por tanto, consideran innecesaria o insustancial la figura de Jesús el
salvador, al menos hasta después de su regreso a la tierra. Esta postura
les garantizó un estatus de privilegio como «representantes del cristia-
nismo» en el Estado de Israel.
Irónicamente, los creyentes mesiánicos, algunos de los cuales dicen
ser dispensacionalistas, se cuentan entre los críticos más acérrimos de
esta posición. Organizaciones como Christian Witness to Israel, cuyos
orígenes se encuentran en el premilenarismo de la Alianza, y Jews for
Jesus, de raigambre dispensacional, sostienen que la evangelización de
los judíos es una necesidad vital. John Ross, vicedirector de Christian
Witness to Israel y ministro de la Iglesia Libre de Escocia, hace la si-
guiente valoración de la ICEJ:
La ICEJ contradice su postura evangélica cuando prohíbe a los
cristianos de su organización que realicen tareas evangelizadoras. A
quienes participan en la celebración anual de la Fiesta de los Taberná-
culos, la ICEJ les entrega un programa impreso donde se detallan las
visitas a los hogares judíos pero con una advertencia: «Absteneos de re-
partir folletos o realizar actividades proselitistas porque podríais cau-
sar una gran ofensa a los hogares y sus familias».141
Louis Goldberg, profesor visitante de Jews for Jesus, también ha
criticado duramente a otras organizaciones dispensacionales asocia-
das, como Bridges for Peace y la propia ICEJ, por su negativa a com-
140
J. Hagee, «San Antonio Fundamentalist battles anti-Semitism» [«Los
fundamentalistas de San Antonio en guerra contra el antisemitismo»], Hous-
ton Chronicle, 30 de abril de 1988, citado en G. Richard Fisher, The Other
Gospel of John Hagee: Christian Zionism and Ethnic Salvation (1999). [In-
ternet: Personal Freedom Outreach, <http://www.pfo.org/jonhagee.htm>.]
(Consultado en mayo de 2004.)
141
John S. Ross, «Beyond Zionism» [«Más allá del sionismo»], Mishkan
1 (1990), 12, p. 17.
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SIONISMO CRISTIANO 173
prometerse con la tarea evangelizadora.142 Brickner sostiene que esta
falta de compromiso hace más daño a los judíos que el antisemitismo:
Algunos sionistas cristianos están tan ansiosos de apoyar a Israel que
parece no importarles si los judíos se acercan a Jesús. Están tan ofuscados
con la idea de que el pueblo judío regrese a su tierra que no evalúan las con-
secuencias de que se mantengan al margen del cristianismo... Hoy día,
Dios no está dispuesto a ignorar los pecados de desobediencia como no lo
estuvo en la primera noche de Pesaj… Si los israelitas de hoy no aceptan
el sacrificio redentor de Jesús, deberán someterse al juicio divino, lo que
significa que la mayoría del pueblo judío está en peligro. Dios juzgará los
pecados de todos los pueblos y del Israel actual tal como lo hizo en el pa-
sado. El perdón no es automático. El pueblo judío sólo alcanzará la segu-
ridad y la paz eterna a través de su aceptación de Jesucristo.143
En su opinión, los verdaderos sionistas cristianos son «los que en-
caran la persistente tarea de evangelizar al pueblo judío. El resto son
charlatanes e impostores… y serán ellos quienes deban dar cuenta de
la sangre de Israel». Aun cuando Brickner ha criticado enérgicamente
a quienes restan importancia a la tarea evangelizadora, tanto él como
otros dispensacionalistas mesiánicos creen que, en cierto sentido, el
pueblo judío tiene todavía un camino para llegar a Dios: la esperanza
sigue intacta para aquellos no creyentes que queden excluidos del rapto
de la iglesia, pero sobrevivan al Armagedón y sigan con vida al regreso
de Cristo. A lo largo del milenio, que comenzará tras el rapto de la igle-
sia, todas las naciones llegarán a Jerusalén para adorar a Dios.144
Israel y la superioridad respecto a la iglesia
Debido a su convicción de que la iglesia es una pausa en la continui-
dad de los planes de Dios para Israel, los dispensacionalistas en-
142
Consultar Louis Goldberg, «Historical and Political Factors in the
Twentieth Century Affecting the Identity of Israel» [«Factores históricos y po-
líticos del siglo XX que afectan la identidad de Israel»], en Wayne H. House
(ed.), Israel, the Land and the People (Grand Rapids, MI: Kregel, 1998), pp.
113-141. Goldberg se desempeñó como profesor de teología y estudios judíos
en el Instituto Bíblico Moody.
143
D. Brickner, «Don’t Pass Over Israel’s Jubilee» [«No olvidéis el jubi-
leo de Israel»], Jews for Jesus, Boletín informativo (abril de 1998).
144
D. Brickner, Future Hope, p. 94.
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174 Stephen Sizer
cuentran difícil no otorgar a este un estatus superior sobre la primera.
Siguiendo la terminología dispensacional de Darby, Brickner estima
que los últimos dos mil años de historia de la iglesia145 son un «pa-
réntesis» en los planes de Dios para el pueblo judío y admite que con-
siderar a Israel «el pueblo elegido de Dios, la niña de sus ojos o un
hijo especial» puede ser etnocéntrico e incluso arrogante. Sin em-
bargo, su absolutismo bíblico le lleva a insistir en que Dios es el
«Dios de Israel» y en que habrá tenido sus razones para emplear «a
este pueblo pequeño y en apariencia insignificante como la luz del
mundo».146
Irónicamente, mientras hoy día los dispensacionalistas como Brick-
ner se apegan a la distinción dispensacional de Darby para conceder a
Israel un estatus superior al de la iglesia, el propio Darby se negó a ha-
cerlo porque, aun cuando la iglesia había fracasado en esta dispensa-
ción, Israel no tenía la entidad política suficiente para reemplazarla, al
menos hasta después de ocurrido el rapto. Satisfecho con la idea del
destino celestial, Darby escribió con desdén: «Si quisiera una religión
terrenal, debería convertirme al judaísmo».147 No obstante, tanto los
dispensacionalistas de hoy como gran parte de los premilenaristas de
la Alianza creen que las promesas que Dios hizo originalmente a Abra-
ham son incondicionales, eternas y exclusivas de los descendientes na-
turales de Isaac, Jacob y José. Por eso, Israel sigue gozando de las
bendiciones de Dios. Desde Christian Friends of Israel, por ejemplo, re-
afirman:
Nosotros creemos que Jesús es no sólo el Mesías de Israel sino
también el Salvador de la humanidad; aun así, apoyamos a Israel aun-
que no acepte nuestras creencias. La Biblia nos enseña que el glo-
rioso futuro de Israel (el pueblo, la tierra y la nación) ha sido
ordenado por Dios y que Dios no ha reprobado ni reemplazado al
pueblo judío.148
145
Ibid., pp.18, 130; Darby, «The Character of Office in the Present Dis-
pensation» [«El carácter del ministerio en la presente dispensación»], en Col-
lected Writings, vol. 1, Ecclesiastical, p. 94.
146
D. Brickner, op. cit., p. 96.
147
J. N. Darby, «The Hopes of the Church of God» [«Las esperanzas de la
Iglesia de Dios»], en Collected Writings, vol. 2, Prophetic 1, p. 379.
148
Christian Friends of Israel, Standing with Israel [«Del lado de Israel»],
folleto informativo (sin fecha).
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SIONISMO CRISTIANO 175
Anne Dexter, de la CMJ, sugiere incluso que los judíos que recha-
zaron a Jesús se hallan en una posición más ventajosa que los gentiles:
Los gentiles nunca formaron parte de una alianza. Por tanto, para
ellos no existen ni las antiguas alianzas ni tampoco las nuevas. Lógi-
camente, las promesas de la ley de Dios (de renovación del alma) sólo
incumben a quienes ya viven bajo la ley del Monte Sinaí... Los judíos
nunca dejaron de ser el pueblo de la alianza pero, por haber rechazado
a Jesús, no superaron la primera etapa de la revelación de los reyes y
los profetas y allí permanecerán hasta que Dios disponga la salvación
de todo su pueblo.149
Dexter sostiene que la crucifixión de Jesús tampoco anula la alianza
de Dios con los judíos porque fue establecida con anterioridad a ese
evento. Esta idea discrepa con las de Jesús, que trazó una distinción
entre quienes no habían escuchado su palabra y quienes lo habían re-
chazado: «Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque
decís: “Vemos”, vuestro pecado permanece» (Juan 9:41). John Field-
send hace una reivindicación similar a la de Dexter. En referencia a
Romanos 9-11 y al «misterio» mencionado en Efesios 3:6, sostiene:
El misterio revelado NO dice que a través del evangelio los judíos
y los gentiles se convierten en herederos conjuntos de la gracia de Dios,
sino que a través del evangelio «los gentiles se vuelven HEREDEROS
JUNTO CON ISRAEL». Si Dios deshereda a los herederos naturales
de Israel, entonces los gentiles no tendrán herencia que compartir.150
La ICEJ va más allá y equipara a la antigua nación hebrea con el Es-
tado contemporáneo de Israel. El pueblo judío, afirma, «sigue siendo
el elegido de Dios; por tanto, sin la nación judía, nunca se completaría
su plan redentor para la humanidad».151 Los teólogos de la Alianza ase-
guran que, según los términos de la nueva alianza, los gentiles y los
judíos heredarán juntos la gracia de Dios porque, cuando Cristo murió
149
Anne Dexter, «The Eternal Covenant» [«La alianza eterna»], Shalom
(febrero de 1990), p. 11.
150
John Fieldsend, «Prophecy a Dual Dimension» [«La doble dimension
de la profecía»], Shalom 1 (1992), (énfasis original).
151
«International Christian Zionist Congress Proclamation» [«Proclama-
ción del Congreso Sionista Cristiano Internacional»], International Christian
Embassy Jerusalem, 25-29 de febrero de 1996.
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en la cruz, consumó la obra redentora de Dios y derribó el muro que se-
paraba a estos dos pueblos.152
Israel sucederá a la iglesia
En el sionismo cristiano son mayoría los que atribuyen a Israel una
cierta superioridad sobre la iglesia, pero los dispensacionalistas tam-
bién creen que esta sucederá a aquel en el futuro. De ahí que resulte iró-
nico que acusen a los teólogos de la Alianza de perpetrar una «teología
de reemplazo» por haber sugerido que la iglesia ha reemplazado a Is-
rael.
Hal Lindsey avanza un poco más en esta idea y acusa a los detrac-
tores del dispensacionalismo de negar al Estado de Israel un lugar entre
los designios futuros de Dios y, como consecuencia, de fomentar el an-
tisemitismo. En su opinión, la teología de la Alianza tiende las bases
para que la humanidad cometa «el mismo error que dejó como heren-
cia el odio hacia los judíos y desencadenó el Holocausto de la Alema-
nia nazi».153 Sin embargo, también podría argumentarse que es el
dispensacionalismo el que propone una teología de reemplazo con su
teoría de que la iglesia es sólo un paréntesis en la continuidad de los de-
signios de Dios para Israel. Muchos dispensacionalistas creen que la
fundación del Estado de Israel en 1948 y la reunificación de Jerusalén
bajo control israelí en 1967 han marcado el fin, o al menos el comienzo
del fin, de la «era de la iglesia» o «dispensación de la gracia». También
están convencidos de que el rapto secreto de los cristianos es inminente
y de que el pueblo judío se convertirá en el centro del reinado divino
durante el milenio.154 Pero, antes de que todo eso ocurra, la iglesia debe
servir y «bendecir a Israel».
Los cristianos que bendigan a Israel serán bendecidos
Uno de los pasajes bíblicos que los escritores sionistas cristianos sue-
len citar erróneamente es Génesis 12:3, en el que Dios promete a Abra-
ham: «Bendeciré a los que te bendijeren y a los que te maldijeren
152
Alec Motyer, Look to the Rock: An Old Testament Background to our
Understanding of Christ (Leicester: IVP, 1996), pp. 39-62; D. Holwerda, op.
cit., pp. 147-176; esta es la tesis completa del Libro de los Hebreos.
153
H. Lindsey, Road to Holocaust, contraportada.
154
Scofield Reference Bible, pp. 724-725.
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SIONISMO CRISTIANO 177
maldeciré». Aunque el contexto no sugiere que las generaciones futu-
ras estuvieran incluidas en la promesa, Scofield sostiene que los gen-
tiles de su generación comparten las bendiciones con Israel:155
«Yo bendeciré a los que te bendijeren a ti.» La realización de esta
profecía está estrechamente ligada a la siguiente: «Y a los que te mal-
dijeren, maldeciré». Estas dos profecías están maravillosamente plas-
madas en la historia de la dispersión. La historia demuestra que los
más perjudicados han sido siempre los que persiguieron a los judíos y
los más favorecidos quienes los han protegido. Este principio se veri-
ficará con mucha mayor contundencia en el futuro.156
El dispensacionalismo siguió insistiendo en que Dios bendeciría a
quienes bendijeran a su pueblo terrenal –los judíos– y maldeciría a
quienes los maldijeran. La noción de que los gentiles «comparten las
bendiciones con Israel» impulsa a la ICEJ a sostener que el deber de los
sionistas cristianos no es dar testimonio de que Jesús es el Mesías, sino
«consolar a Sion». En su Tercer Congreso Sionista Internacional, lle-
vado a cabo en 1996, la ICEJ adoptó la siguiente resolución: «Dado su
celoso amor por Israel y el pueblo judío, su pueblo elegido, el Señor
bendice o maldice a los pueblos y juzga a las naciones de acuerdo con
el trato que todos ellos le dispensan».157
Según Allan MacRae, la historia está plagada de ejemplos que con-
firman la realización de esta profecía: «El destino de las naciones que da-
ñaron a Israel es la temible advertencia de que Dios nunca deja sus
promesas incumplidas. Desde Amán hasta Hitler, la historia muestra los
peligros que enfrentan quienes odian a Su pueblo elegido».158 Hagee
coincide con MacRae en que «el hombre o la nación que levante su mano
o su voz contra Israel provocará la ira de Dios», citando como ejemplo
a Gran Bretaña. En su opinión, «el debilitamiento del gran imperio bri-
tánico» es consecuencia directa de su voto contrario a la creación del Es-
tado israelí en 1948 y del apoyo militar a las tropas árabes que atacaron
155
Ibid.
156
Ibid., nota 3 a pie de página, p. 25.
157
«International Christian Zionist Congress Proclamation» [«Proclama-
ción del Congreso Sionista Cristiano Internacional»], International Christian
Embassy Jerusalem, 25-29 de febrero de 1996.
158
Allan A. MacRae, «Hath God Cast Away His People?» [«¿Ha aban-
donado Dios a Su pueblo?»], en Charles L. Feiberg (ed.), Prophetic Truth Un-
folding Today (Westwood, NJ: Revell, 1968), p. 95.
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178 Stephen Sizer
a Israel.159 Lo que Hagee olvida mencionar es que el Gobierno de Esta-
dos Unidos también se opuso a la creación del Estado de Israel. Con
todo, Basilea Schlink anatematiza a quienes ponen en tela de juicio la
agenda expansionista de Israel: «Quien cuestiona el derecho de Israel a
la tierra de Canaán está cuestionando a Dios y a la sagrada alianza esta-
blecida con los patriarcas. Más aún, está profanando las sagradas e in-
violables palabras y promesas que Dios ha jurado cumplir».160
Pese a todo, el texto de Génesis 12 no contiene ninguna indicación
de que la promesa de bendiciones y castigos se aplique a los pueblos
que vinieron después de Abraham. La promesa sólo habla de que Dios
bendecirá a los descendientes de Abraham, pero no obliga a que las
otras naciones «bendigan» a la nación hebrea y, mucho menos, a un
Estado secular como el actual Estado de Israel. Lo que es más, el Libro
de Gálatas describe a Cristo como la «semilla» de Abraham y condi-
ciona la bendición de los gentiles no al trato que dispensen a los judíos
sino a su obediencia a Jesucristo.161
El pueblo elegido y su relación con la iglesia
En su autobiografía, Arno Gaebelein expresa que muchos dispensa-
cionalistas se sienten frustrados por la forma en que los teólogos de la
Alianza interpretan la relación de Israel con la iglesia. Este comenta-
rio deja entrever la profunda convicción dispensacional de que, en
cierto modo, los judíos privilegian la promesa del regreso a su tierra a
la aceptación de Jesús como el Mesías. Hablando de la teología de la
Alianza, Gaebelein se lamenta: «Israel –enseña su método– ya no es el
Israel de antaño sino la iglesia de hoy. Para el Israel original ya no hay
esperanza de restauración futura. Todas sus gloriosas promesas in-
cumplidas se están haciendo realidad en la iglesia de Jesucristo».162 Al
respecto, John Gerstner ironiza: «Esto perjudica ciertamente a los ju-
díos que, en vez de una magnífica porción de territorio en el Medite-
rráneo, lo único que obtendrán es a Jesucristo».163
159
J. Hagee, Final Dawn over Jerusalem, p. 37.
160
B. Schlink, Israel, My Chosen People (Basingstoke: Marshall Picker-
ing, 1987), p. 22.
161
Gálatas 3:14-16, 24-25.
162
Arno C. Gaebelein, Half a Century (Nueva York: Our Hope, 1930), p. 20.
163
J. Gerstner, Wrongly Dividing the Word of Truth, 2.a edn. (Morgan, PA:
Soli Deo Gloria, 2000), p. 45.
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SIONISMO CRISTIANO 179
La idea de que las alianzas establecidas con los patriarcas otorgan
al pueblo judío un estatus especial se contradice con los claros e ine-
quívocos enunciados del Nuevo Testamento.164 Un ejemplo de ello es
la advertencia que Pedro hizo a sus seguidores judíos poco después del
día de Pentecostés. Allí les anuncia que, de persistir en su rechazo al
Mesías, dejarían de ser el pueblo elegido de Dios: «Y toda alma que no
oiga a aquel profeta [Cristo] será desarraigada del pueblo» (Hechos
3:23). El Nuevo Testamento repudia la noción de que el pueblo judío
goza de un lugar de privilegio o una relación especial con Dios que se
aparte de la fe en Jesucristo. Los sionistas cristianos tampoco com-
prenden que Dios concede el don de la gracia divina en Jesucristo a
todos los que creen en Él, sus «elegidos», independientemente de su
origen racial.165
En el Nuevo Testamento, el término «elegido» nunca está referido
exclusivamente al pueblo judío, sino a los miembros de la iglesia de Je-
sucristo «que se cuentan entre los elegidos de Dios».166 Esta enseñanza
está contenida explícitamente en Gálatas 4, donde se describe a los ju-
díos no creyentes como descendientes de Agar e Ismael:
Decidme, los que queréis estar bajo la Ley, ¿no habéis oído la
Ley?, pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava
y el otro de la libre. El de la esclava nació según la carne; pero el de la
libre, en virtud de la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mu-
jeres representan las dos alianzas; la una proviene del monte Sinaí, el
cual da hijos para la esclavitud; como Agar, pues Agar es el monte
Sinaí, en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, ya que esta, junto
con sus hijos, está en esclavitud. Pero la Jerusalén de arriba es libre, y
es madre de todos nosotros… Así que, hermanos, nosotros, como Isaac,
somos hijos de la promesa. (Gálatas 4:21-28)
Hoy en día, los herederos de las promesas que Dios hizo a Abraham,
Isaac, Jacob y José son aquellos que comparten la fe de Abraham y si-
guen a Jesucristo, porque sólo a ellos se los reconoce como verdade-
ros hijos de Sara y Abraham. Los judíos que rechazan a Jesucristo
quedan fuera de la alianza de la gracia y se los considera hijos de Agar.
164
Lucas 3:8-9; Juan 5:39-40; 8:39, 44; 14:6.
165
Efesios 1:11; Colosenses 3:12; 1 Pedro 2:9-10.
166
Véase O. P. Robertson, The Israel of God (Phillipsburg, NJ: Presbyte-
rian & Reformed, 2000).
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Pablo toma las palabras pronunciadas por Sara en Génesis 21:10 y las
aplica a quienes, según el Libro de Gálatas, intentaban corromper la fe
de la iglesia con sus actitudes judaizantes: «Echa fuera a la esclava y
a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre»
(Gálatas 4:30).
Otro ejemplo que ilustra esta idea son los argumentos con que Jesús
anuló las leyes levíticas de los alimentos: «¿No entendéis que nada de
fuera que entra en el hombre lo puede contaminar, porque no entra en
su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina?» (Marcos 7:18-19).
(Con estas palabras, Jesús declaró limpios todos los alimentos.) Con
esta idea de los alimentos contaminados, Dios trata de hacer entender
a Pedro que Él no hace diferencias entre quienes profesan la fe de
Cristo, ya sean judíos o gentiles. En el reino de Dios, judíos y gentiles
son aceptados como iguales:
Vio que el cielo se abría y algo semejante a un gran lienzo des-
cendía hacia la tierra. En él había toda clase de cuadrúpedos, reptiles
y aves del cielo. Entonces, una voz le dijo: «Anda, Pedro. Mata y
come». Y Pedro contestó: «No, Señor. Jamás he comido nada que fuera
impuro o contaminado». La voz le habló por segunda vez: «Nunca lla-
mes impuro a lo que Dios ha proclamado limpio». (Hechos 10:11-15)
Sólo cuando se encuentra con Cornelio, Pedro comienza a entender
las inferencias de esta nueva manera de considerar a los judíos y a los
gentiles: «Ahora comprendo cuánto hay de cierto en que Dios no tiene
favoritos y que acepta a todos los hombres que le temen y actúan con
justicia» (Hechos 10: 34-35). Si desde la perspectiva cristiana «Dios no
tiene favoritos», como dice Pedro, es ilógico sostener que los judíos
continúan gozando de un estatus exclusivo o privilegiado. Por lo tanto,
los cristianos deberían dejar de llamarlos el «pueblo elegido» de Dios
ya que, según la promesa, todos los seguidores de Jesucristo son hijos
de Abraham, sin distinción de origen. Clarence Bass sintetiza las ra-
zones por las que la separación entre Israel y la iglesia –la teoría dis-
pensacional formulada por Darby y tan cara al sionismo cristiano–
puede interpretarse como una herejía:
No es que los exégetas que lo precedieron no reconocieran la
alianza de Dios con Israel, o la futura relación de Israel con el reino
del milenio, sino que ellos siempre consideraron a la iglesia como la
continuación del único plan divino de redención que había comen-
zado con el pueblo de Israel. Es esa férrea insistencia en separar a Is-
rael de la iglesia y la convicción de que la alianza abrahámica es
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incondicional lo que aparta al dispensacionalismo de la histórica fe
de la iglesia.167
Pese a todas las consideraciones, el denodado empeño dispensa-
cional en atribuir a Israel una alianza especial con Dios logró conven-
cer al mundo cristiano de apoyar la restauración de los judíos y la
creación del Estado de Israel.
El restauracionismo: regreso de los judíos a Sion
La creencia de que los judíos debían ser restaurados a su tierra fue abra-
zada por Lewis Way, Joseph Wolff, Hugh McNeile y otras importantes fi-
guras asociadas a la London Jews’ Society y las conferencias proféticas
de Albury y Powerscourt desde comienzos del siglo XIX. Basándose en su
interpretación literal de la Biblia, concibieron y defendieron tres posicio-
nes centrales: 1) que, dado que los judíos seguían siendo el pueblo elegido,
Dios les había cedido la tierra de Canaán a perpetuidad; 2) que los profe-
tas habían prometido que Dios devolvería a los judíos a su tierra y no per-
mitiría que hubiera una nueva diáspora, y 3) que los signos proféticos
indicaban que la restauración ocurriría en un futuro inminente. Antes de
1880, existía el consenso generalizado de que la restauración de los judíos
a su tierra se produciría después de su conversión al cristianismo y de que
Israel fuera una nación cristiana. Entre los que participaban de esta idea
se contaban Hugh McNeile y Charles Simeon, entre otros,168 mientras que
Scofield y Hechler sugerían que la restauración ocurriría antes de la con-
versión de Israel y después la segunda venida de Cristo.169 A partir de
1881, ante la evidencia de que los judíos comenzaban a emigrar en masa
hacia Palestina, los sionistas cristianos se inclinaron por la segunda pos-
tura y modificaron su escatología para justificar que el pueblo judío re-
tornara a su tierra sin haberse convertido al cristianismo.
Una vez aceptado que los judíos regresarían tarde o temprano a Pa-
lestina porque así lo predecían las Escrituras, las opiniones se dividie-
ron no sólo en torno a los motivos que les llevarían a hacerlo sino
también en lo que atañía a su paradero, puesto que las diez tribus del
167
C. Bass, op. cit., p. 27.
168
Consultar ibid., p. 67. Charles Simeon también compartía esta visión;
consultar C. Simeon, «Gentiles blest by the Jews’ Restoration» [«Los genti-
les fueron bendecidos por la restauración de los judíos»], Horae Homileticae,
vol. 15, pp. 416, 419.
169
Scofield Reference Bible, nota a pp. 1, p. 250.
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norte parecían haberse perdido durante la marcha al exilio y bien po-
dían estar dispersas por todo el imperio asirio. La resolución de estas
cuestiones reforzó los fundamentos teológicos del restauracionismo y
dio un nuevo impulso a los esfuerzos del sionismo cristiano por asistir
a los judíos de la diáspora en la emigración hacia Palestina.
Las razones del pueblo judío para regresar a Sion
En distintas épocas, los sionistas cristianos han especulado acerca de las
razones que llevarían al pueblo judío a regresar a Palestina. En 1828, por
ejemplo, Irving sugirió que los últimos días «empezarían a contarse
desde el momento en que Dios apareciera para reunir a su pueblo con el
fin de destruir a las naciones anticristianas, evangelizar al mundo y pre-
pararse para su reinado durante el milenio». Irving creía que la restaura-
ción del pueblo judío era un medio del que Dios se serviría para juzgar
a las naciones «anticristianas». Darby adoptó un enfoque dispensacional
bastante diferente, según el cual los judíos serían restaurados para go-
bernar la tierra junto a Satanás después del rapto de los santos.
Bajo la influencia y la guía del Anticristo… los judíos se rebelarán
junto a él y le declararán la guerra al Cordero… Cuando aparezca Sata-
nás, reunirá a los judíos con el príncipe apóstata en contra del reino ce-
lestial... pero algunos judíos serán liberados y destruirán al Anticristo.170
La perspectiva de Scofield fue mucho más optimista: «De acuerdo
con la profecía, los judíos de todas las naciones se reunirán en su tie-
rra original y se convertirán al cristianismo, tras lo cual gozarán de un
tiempo terrenal pleno de gloria y exaltación».171 Esta visión se acerca
más a la de Simeon, uno de los primeros líderes de la LJS. Partiendo
de un enfoque premilenarista clásico, Simeon sostuvo que la restaura-
ción podría estar relacionada con «la unión de los judíos y los gentiles
en una iglesia universal» y que «estos dos eventos tendrían lugar si-
multáneamente o muy próximos en el tiempo».172 En el estudio más re-
170
J. N. Darby, «The Hopes of the Church of God», [«Las esperanzas de
la iglesia de Dios»], en Collected Writings, vol. 2, Prophetic 1, p. 379.
171
Scofield Reference Bible, nota 1, p. 1206.
172
C. Simeon, «Conversion of the Jews and Gentiles» [«Conversión de los
judíos y los gentiles»], Horae Homileticae, vol. 10, p. 240; «Conversion of the
Jews Gradual» [«Conversón gradual de los judíos»], Horae Homileticae, vol.
8, pp. 10-14.
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SIONISMO CRISTIANO 183
ciente y exhaustivo de la historia de la CMJ, Crombie no sólo ignora
la postura de Simeon sino que insiste en lo contrario: «Desde su fun-
dación en 1809, la LJS [nombre original de la CMJ] ha sostenido que
la restauración física de Israel precederá a la restauración espiritual».173
Probablemente, todos coincidieron en que el regreso de los judíos a
Palestina era inminente porque así estaba escrito en la Biblia, pero re-
sulta claro que hubo algunas cuestiones en las que no lograron ponerse
de acuerdo: por ejemplo, qué razones motivaban el regreso y cuáles
eran los vínculos entre Israel y la iglesia, entre el arrepentimiento y la
restauración o entre el Estado judío secular y el resto de los judíos cre-
yentes.
La búsqueda del pueblo judío y el regreso a Sion
Las preocupaciones expresadas en las últimas conferencias de Albury,
y en particular por Joseph Wolff, impulsaron la búsqueda de las «tribus
perdidas» de Israel, porque la restauración no podría completarse de
faltar alguna de ellas. En 1822, durante la asamblea anual de la LJS,
George Faber pronunció un discurso cuyos puntos centrales fueron la
finalización del «tiempo de los gentiles» y la restauración del pueblo
judío.174 También se leyó un informe que consignaba el hallazgo de las
tribus judías en India y China y que causó un gran interés entre los pre-
sentes. Al parecer, las tribus estaban ansiosas por regresar a Palestina.
McNeile aseguró que «estaban convencidas de que Cristo pronto re-
gresaría a la tierra y les regocijaba la idea de llegar a Jerusalén para
encontrar a Dios y venerarlo en paz, sin que nadie los despreciara por
ello».175 Durante la conferencia de Albury de 1828, McNeile recibió
otro informe sobre las tribus, cuya importancia señaló del siguiente
modo:
Los miembros dispersos de la tribu de Judá sumados a la mitad de
los miembros de la tribu de Benjamín alcanzan una cifra que, me animo
173
Kelvin Crombie, For the Love of Zion: Christian Witness and the
Restoration of Israel (Londres: Hodder & Stoughton, 1991), p. 163.
174
Consultar Hugh McNeile, The Collected Works, Vol. 2: The Prophecies
Relative to the Jewish Nation (Londres: Christian Book Society, [1830, 1866]
1878), Prefacio a la edición de 1866; consultar también, George Stanley Faber,
A Treatise on the Genius and Object of the Patriarchal, the Levitical and the
Christian Dispensations, 2 vols. (Londres: F. C. & J. Rivington, 1823).
175
H. McNeile, Collected Works, vol. 2, p. 434.
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184 Stephen Sizer
a decir, supera los cinco millones de individuos. Si a esta cifra le aña-
dimos los varios millones de judíos que se encuentran dispersos en
otros países de Oriente, no quiero imaginar el inmenso poder que con-
centrarían si algo o alguien despertara su espíritu patriótico.176
El viejo anhelo de regresar a Palestina se tornó más urgente cuando
comenzaron los pogromos antisemitas en Rusia y Europa oriental, que
obligaron a miles de judíos a abandonar el continente, en un proceso
aligerado por los progresos en el transporte que vivió la Europa del
siglo XIX.
Los fundamentos teológicos del restauracionismo
A semejanza de Irving y Darby, Scofield difundió la idea de que el re-
greso del pueblo judío a Palestina formaba parte de los planes de Dios
e incluyó una minuciosa explicación de los porqués entre las anota-
ciones de su Biblia. Para justificar su esquema dispensacional y el glo-
rioso futuro de Israel en la «era del reino», Scofield sostuvo que «la
ofrenda de la tierra atravesaría tres instancias de desposeimiento y res-
tauración, tal como fue señalado en las respectivas profecías». A con-
tinuación, afirmó que las dos primeras instancias ya se habían cumplido
y, por tanto, la nación de Israel se encontraba en su tercera dispersión
y «sería restaurada a su tierra cuando el Señor volviera a reinar bajo la
alianza davídica».177 El argumento de la tercera restauración se basó
en dos conclusiones a las que Scofield arribó aplicando su hermenéu-
tica literalista: primero, que Israel nunca había tenido la posesión com-
pleta de la tierra prometida a Abraham y, segundo, que no todas las
promesas mesiánicas se habían cumplido durante el primer adveni-
miento de Cristo. Relacionando ambas conclusiones, Scofield aven-
turó que el pueblo judío no regresaría a su tierra antes del regreso del
Mesías, sino después.178 En la nota que acompaña los pasajes de Deu-
teronomio 30:1-9, y que lleva como encabezado «Las alianzas de Pa-
lestina», Scofield describe las siete etapas de este proceso:
1. La dispersión por desobediencia, v.1 (Deuteronomio 28:63-68;
Génesis 15:18).
176
Ibid., p. 435.
177
Scofield Reference Bible, nota, p. 25.
178
Ibid., nota 1, p. 250.
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SIONISMO CRISTIANO 185
2. El arrepentimiento futuro de Israel durante la dispersión, v. 2.
3. El regreso de Jesucristo, v. 3 (Amos 9:9-14; Hechos 15:14-17).
4. La restauración a la tierra, v. 5 (Isaías 11:11; Jeremías 23:3-8;
Ezequiel 37:21-25).
5. La conversión de la nación judía, v. 6 (Romanos 11:26, 27;
Oseas 2:14-16).
6. El enjuiciamiento de los opresores de Israel, v. 7 (Isaías 14:1, 2;
Mateo 25:31-46).
7. La prosperidad de la nación judía, v. 9 (Amós 9:11-14).179
En The New Scofield Reference Bible (1967), Schuyler English am-
plía las notas originales de Scofield para hacer más explícita la lectura
dispensacional de los textos fundamentales. En muchos de los versí-
culos que Scofield había dejado intactos, él introduce un apéndice re-
lacionado con el Israel de nuestros días. En Deuteronomio 30:5, por
ejemplo, introduce un novedoso comentario:
Ningún pasaje de las Escrituras ha sido más ratificado por los
eventos de la historia que Deuteronomio 28-30. En el año 70 d.C., Dios
dispersó a la nación judía por haber desobedecido y rechazado a Cristo.
Durante la diáspora, los judíos padecieron todos y cada uno de los cas-
tigos que Moisés había anticipado en las profecías. En cambio, cuando
acataron la voluntad de Dios, gozaron de su protección y de sus ben-
diciones. En el siglo veinte, el pueblo exiliado fue restaurado a su tie-
rra natal.180
Inexplicablemente, en la última oración de su comentario, Schuy-
ler English contradice la cronología original de Scofield (que incluyó
sin modificar), según la cual el pueblo de Israel regresa después de la
venida de Cristo.181 En ningún momento explica por qué Israel fue res-
taurado «a su tierra natal» habiendo «desobedecido y rechazado a
Cristo de manera permanente».
En cuanto a que Israel nunca tuvo la posesión completa de la tierra
prometida a Abraham, los comentarios de Scofield refutan las reivin-
dicaciones de Josué y Nehemías.182 El compilador del Libro de Josué
insiste: «Así logró Josué conquistar toda aquella tierra, conforme a la
179
Ibid.
180
Schuyler English (ed.), The New Scofield Reference Bible, p. 217.
181
Ibid., p. 217.
182
Josué 11:23; 21:43-45; Nehemías 9:22-23.
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186 Stephen Sizer
orden que el Señor le había dado a Moisés» (Josué 11:23). Al final del
libro, se repite el mismo enunciado pero con mucho más énfasis: «Así
fue como el Señor les entregó a los israelitas todo el territorio que había
prometido darles a sus antepasados; y el pueblo de Israel se estableció
allí…Y ni una sola de las buenas promesas del Señor a favor de Israel
dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra»
(Josué 21:43-45). No es fácil entender cómo se reconcilia esta afirma-
ción con los argumentos ultraliterales y futuristas del dispensaciona-
lismo. De hecho, ni Scofield ni Schuyler English hicieron comentarios
sobre estos pasajes de Josué. Scofield, como otros dispensacionalistas
después de él, basó la tercera restauración en la visión del valle de los
huesos secos mencionada en Ezequiel 37.183 Tras la publicación de la
Declaración Balfour, la CMJ fue la primera en asegurar que la crea-
ción del Estado judío representaba la consumación de la profecía de
Ezequiel. En un editorial de 1918, señalaba:
En nuestra opinión, estamos presenciando el cumplimiento de la
profecía de Ezequiel (capítulo 37); es decir, los «huesos secos» de Is-
rael comienzan a moverse y a unirse unos con otros… La unidad es el
elemento clave de la reunificación de los judíos en un futuro cercano
y de la formación del Estado judío en la tierra de Palestina que Dios les
prometió.184
A posteriori, Lindsey retoma el texto de Ezequiel y añade algunos
comentarios en mayúscula para enfatizar la importancia de algunos pa-
sajes y guiar a los lectores más desprevenidos:
Ezequiel 37:7-8… es la primera fase de la profecía que predice la
RESTAURACIÓN FÍSICA de la Nación sin la restauración espiritual,
que comenzó el 14 de mayo de 1948… Ezequiel 37:9-10… es la se-
gunda fase de la profecía que predice el RENACIMIENTO ESPIRI-
TUAL de la nación judía DESPUÉS de su restauración física a la tierra
prometida… Para Cristo, la alegoría de los huesos representa íntegra-
mente a «la casa de Israel». Sin duda, esta predicción alude literal-
mente a la restauración y el renacimiento de toda la nación judía tras
la llegada del Mesías (Ezequiel 37:21-27).185
183
Scofield Reference Bible, nota 1, p. 881.
184
Kelvin Crombie, «CMJ and the Restoration of Israel» [«La CMJ y la
restauración de Israel»], Shalom 1 (1998).
185
H. Lindsey, Road to Holocaust, p. 180 (énfasis original).
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SIONISMO CRISTIANO 187
Es difícil imaginar que una interpretación enteramente futurista
como esta hubiera brindado algún consuelo a los judíos exiliados de
Babilonia, a los que Ezequiel llevó la palabra del Señor; así y todo, el
movimiento restauracionista actual encontró inspiración en este y otros
pasajes similares de la Biblia.
Bridges for Peace y Exobus, por ejemplo, tomaron el término «pes-
car» de Jeremías 16:16 para describir su intento de captar el interés del
pueblo judío: «He aquí que yo envío a muchos pescadores, dice el
Señor, y pescarán…».186 Los sionistas cristianos emplean este pasaje en
el espíritu del palo y la zanahoria, recordando a los judíos que Dios
también envió cazadores «a cazarlos por todo monte y por todo co-
llado, y por las cavernas de los peñascos». De este modo, no sólo
alienta a los judíos de la diáspora a emigrar hacia Israel, sino que tam-
bién les advierte de que, si se demoran, las profecías les auguran nue-
vas persecuciones:
Ha llegado el tiempo de «pescar» a los judíos y devolverlos a Is-
rael. Dios nos dice que enviará «pescadores y cazadores» (Jeremías
16:16). En estos días, los «pescadores» están haciendo un llamamiento
a los judíos de la ex Unión Soviética para que regresen a su hogar en
Israel. Es nuestro deber ayudarlos con todos los medios a nuestro al-
cance: plegarias, donaciones o trabajo personal, y transmitirles la ur-
gencia del regreso, porque los cazadores antisemitas ya están encima
de ellos. ¡Se acaba el tiempo! No falta mucho para que Rusia cierre
sus puertas e impida que los judíos abandonen el país.187
Sin embargo, el contexto del versículo indica claramente que Jere-
mías está comparando el retorno inminente a la tierra con el éxodo de
Egipto, y no con dos regresos anteriores; más aún, emplea los términos
«pescadores» y «cazadores» para describir a un ejército victorioso. En el
versículo siguiente, Jeremías explica por qué Dios eligió a estos emisa-
rios: «Porque mis ojos vigilan sus caminos, no pueden ocultarse de mí
ni tampoco ocultarme sus pecados. Pero primero les pagaré el doble por
su iniquidad y su pecado, porque contaminaron mi tierra…» (Jeremías
186
Patricia Golan, «On Wings of Faith» [«Con las alas de la fe»], Jerusa-
lem Post, 13 de enero de 2002.
187
The Aliyah (Immigration) Miracle Continues («El milagro de la aliyah
–inmigración– continúa»), sin fecha. [Internet: sitio web de Bridges for Peace,
<http://www.bridgesforpeace.com/modules.php?name=News&file=
article&sid=1012>.] (Consultado en agosto de 2004.)
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188 Stephen Sizer
16:17-18). En este pasaje, entonces, los pescadores no son enviados al
rescate, sino para disciplinar. La posibilidad del regreso depende de que
Israel se arrepienta de todos los pecados cometidos en su tierra. Esta in-
terpretación arbitraria y futurista es uno de los muchos ejemplos de cómo
el dispensacionalismo desvirtuó los textos bíblicos concernientes al exi-
lio y la restauración con el fin de mantener la coherencia de su esquema
dispensacional. Los profetas advierten a los israelitas acerca del juicio y
el castigo pero, al mismo tiempo, les ofrecen la promesa del regreso que
se cumplió en los tiempos de Zorobabel, Esdras y Nehemías. No obs-
tante, basándose en la premisa de que ciertos aspectos mesiánicos toda-
vía no se han cumplido literal y completamente, Scofield y Lindsey
insisten en que las promesas de Jeremías y Ezequiel se refieren a un ter-
cer regreso que ocurrirá miles de años después.
Scofield sostuvo además que el tercer regreso aparece mencionado en
otros dos pasajes del Nuevo Testamento, Lucas 1:30-33 y Hechos 15:13-
17. En este último, Jacobo cita las palabras de Amós para demostrar que
el día de Pentecostés, en que los gentiles se unirían a los judíos en la bús-
queda del Señor, había sido anticipado mucho tiempo atrás:
Después regresaré
y reedificaré el tabernáculo de David, que está en ruinas;
De las ruinas,
levantaré un nuevo templo.
Allí, el resto de los hombres me buscarán,
y con ellos todos los gentiles que llevan mi nombre,
y cuyas obras conozco desde tiempos remotos. (Hechos 15:16-18)
Para los dispensacionalistas, afirma Scofield, «este es el pasaje más
importante del Nuevo Testamento» porque «adjudica un propósito di-
vino a la era presente y al comienzo de la próxima».188 Sin embargo, su
lectura sobredimensiona el significado directo y evidente de este pa-
saje. Según su interpretación, el término ‘después’ no alude al tiempo
que vendrá «después de Jacobo» o incluso «después de Pentecostés»,
sino «después de algún evento que ocurrirá unos 1.900 años más
tarde». En ese momento, Dios «reedificará el tabernáculo de David» en
un retorno literal y permanente de los judíos a su tierra. Lo que Scofield
hace aquí es ignorar que lo único que Jacobo le pide a Amós es que
reivindique la universalidad del evangelio y los resultados de la tarea
188
Scofield Reference Bible, nota a pp. 1, pp. 1169-1170.
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SIONISMO CRISTIANO 189
asignada a los gentiles durante la primera centuria de la era cristiana.
Si esto se toma como una «espiritualización» del texto del Antiguo Tes-
tamento, entonces debería ser atribuida a Jacobo y a nadie más.189 Uti-
lizar este pasaje para enseñar que existió un plan predeterminado y
futurista para la nación judía y otro diferente para la iglesia parece con-
tradecir lo que Jacobo se había propuesto. En última instancia, las in-
terpretaciones de Scofield y Schuyler English socavan la intención del
Nuevo Testamento de mostrar a los judíos y los gentiles unidos en la
fe de Jesucristo, como miembros de una sola iglesia.
Lindsey analiza la parábola de la «higuera» (Mateo 24) desde la
misma perspectiva. Mientras la iglesia primitiva entendía que Jesús los
instaba a prestar atención a los signos y huir de Jerusalén cuando esta
cayera en poder de los romanos, Lindsey revierte completamente el
significado y afirma que Jesús no estaba prediciendo la huida de los ju-
díos en el siglo I sino la restauración de los judíos a Palestina dieci-
nueve siglos después:
Pero la señal más importante del libro de Mateo es el renaci-
miento de Israel y la restauración a su tierra. La figura de la «higuera»
que Mateo usa como metáfora fue considerada incluso un símbolo his-
tórico de la nación de Israel. El 14 de mayo de 1948, cuando el pueblo
judío se convierte en una nación tras dos mil años de continuo exilio e
incesantes persecuciones, la higuera echó sus primeras hojas.190
Sin embargo, nada hay en Mateo 24 que pueda interpretarse como
la promesa de Jesús de que Israel volvería a ser un Estado-nación. Tam-
poco el Nuevo Testamento se pronuncia en esta materia. No obstante,
Lindsey divulgó la idea de que el último regreso de los judíos a Pales-
tina, que había comenzado en 1948, era la respuesta a una profecía bí-
blica. En repetidas oportunidades, habla del «renacimiento» de Israel
haciendo hincapié en que «la nación de Israel no puede ser ignorada;
contemplamos a los judíos como si fueran un milagro de la historia…
las alianzas incondicionales… fueron establecidas sólo con los des-
cendientes naturales de Abraham, Isaac y Jacob como si fueran una
sola nación».191 Los textos bíblicos tampoco hacen una mención ex-
plícita de la tercera reunificación de los judíos en la tierra prometida.
189
Consultar, Daniel P. Fuller, op. cit., p. 180.
190
H. Lindsey, Late Great Planet Earth, p. 53.
191
Ibid., p. 45; H. Lindsey, Road to Holocaust, p. 186.
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190 Stephen Sizer
Todos los pasajes citados por Scofield y Lindsey se refieren al primer
o segundo regresos o, como en Amós 9, al tiempo de Pentecostés. Re-
sulta significativo que, tras la reconstrucción del templo de Salomón en
el año 516 a.C., no haya referencias bíblicas de un futuro regreso a la
tierra. Por ejemplo, cuando Pablo enumera la herencia que, según Ro-
manos 9, todavía pertenece al pueblo judío, no incluye ni la tierra ni el
reino milenario.
Más concluyentes aún son las categóricas prédicas de Jesús, en las
que específicamente descarta la idea de que Dios haya entregado el
reino del milenio a la nación de Israel: «Por tanto, os digo que el reino
de Dios os será quitado y entregado a otro pueblo que produzca sus
frutos» (Mateo 21:43). Los siguientes versículos insisten en la misma
idea: los súbditos del reino –es decir, los judíos no creyentes– «serán
expulsados de allí» (Mateo 8:10-11); ninguno de los que fueron espe-
cialmente convidados «gustarán de mi cena» (Lucas 14:15-24); la viña
será arrendada «a otros labradores», a «un pueblo que la trabaje y la
haga producir»; aquellos que lleguen por «los caminos y senderos,
desde el este y el oeste, se sentarán a la mesa junto a Abraham, Isaac
y Jacob en el reino de los cielos». Para Gerstner, estos versículos se-
ñalan
el fin de la nación de Israel como pueblo elegido de Dios. Ellos
fueron puestos a prueba y fallaron. La paciencia de Dios se agotó. Si
queda alguna duda de que ese es el significado evidente de los textos,
bastaría la parábola sobre la que se fundamentan para poner fin a las
especulaciones.192
R. T. France sostiene que cuando Jesús habla del cambio de «un
pueblo» (ethnos, en griego) por otro no sugiere sólo un cambio de líder,
sino un cambio en la verdadera composición del pueblo de Dios: una
nueva comunidad en la que tanto judíos como gentiles tendrán su
lugar.193 Ryrie, por su parte, parece revertir el sentido del texto para
adaptarlo al esquema dispensacional cuando afirma: «El reino de Dios
les será quitado (a los líderes de Israel) y entregado a una nación (Is-
rael) para que produzca sus frutos».194 En The New Scofield Study Bible,
192
J. H. Gerstner, Wrongly Dividing the Word of Truth, pp. 190-191.
193
R. T. France, Matthew (Leicester: IVP, 1989), p. 310.
194
C. Ryrie, The Basis of the Premillennial Faith (Neptune, NJ: Loizeaux
Brothers, 1953), p. 72.
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SIONISMO CRISTIANO 191
Schuyler English reproduce la cuestionable interpretación de Ryrie (p.
1005). Basándose en pasajes bíblicos similares, los teólogos de la
Alianza argumentaron que la creación del Estado de Israel en 1948 ca-
rece de toda significación teológica.195 Esta postura, no obstante, no
impidió que los sionistas cristianos promovieran y facilitaran la emi-
gración de los judíos de Rusia y Europa oriental hacia Israel.
Evaluación del restauracionismo
El movimiento restauracionista del siglo XIX se inspiró en la herme-
néutica literal y futurista de los primeros dispensacionalistas, quienes
–habiendo rechazado a la iglesia– se aferraron a la creencia de que el
renacimiento espiritual del pueblo judío y el regreso a su tierra, vincu-
lados a su conversión al cristianismo y a la segunda venida de Cristo,
habían sido anticipados por el Antiguo Testamento. Además, estaban
convencidos de que todo ello ocurriría en el transcurso de sus vidas, es
decir, que las profecías que anunciaban el regreso de los judíos exilia-
dos en Babilonia se aplicaban a su propia generación.
Si bien es cierto que alrededor del año 538 a.C. sólo regresaron
50.000 exiliados a su tierra, una exigua cifra comparada con los
603.550 hombres (excluidas las mujeres y los niños) que escaparon de
Egipto unos mil años antes (consultar Números 1:46), y a pesar de que
ocuparon una pequeña porción del territorio original que sólo les per-
mitió construir una pequeña réplica del templo de Salomón, los profe-
tas de Dios consideraron que la restauración era tan maravillosa que
había superado las limitaciones que implica el cumplimiento real de
una promesa. Hageo y Zacarías, por ejemplo, describen un glorioso fu-
turo en el que Jerusalén se convertirá en una gran ciudad rodeada por
un muro de fuego, a la que las numerosas naciones gentiles acudirán a
practicar el culto. Como explica Palmer Robertson, estas imágenes ex-
195
Consultar C. Chapman, Whose Promised Land, Israel or Palestine?
(Oxford: Lion, 2002), p. 322; O. P. Robertson, Israel of God, p. 194; Gary
Burge, Who are God’s People in the Middle East? (Grand Rapids, MI: Zon-
dervan, 1993), pp. 104 y ss.; S. Motyer, Israel in the Plan of God: Light on
Today’s Debate (Leicester: IVP, 1989), p. 9; W. L. Walker, Jesus and the Holy
City: New Testament Perspectives on Jerusalem (Grand Rapids: Eerdmans,
1996), pp. 286-287; William E. Cox, Biblical Studies in Final Things (Phillips-
burg: Presbyterian & Reformed, 1966), p. 86; D. E. Wagner, Dying in the Land
of Promise, pp. 129 y ss.
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192 Stephen Sizer
ceden metafóricamente las restricciones de la antigua alianza.196 A tra-
vés de las citas que Pedro hace de Joel, Esteban de Isaías y Jacobo de
Amós, el Nuevo Testamento describe cómo se hizo realidad esta vi-
sión en el día de Pentecostés, cuando Dios derramó su Espíritu Santo
sobre toda la humanidad. Así queda demostrado que, como conse-
cuencia de la muerte de Jesús, «Dios no tiene preferencias y acepta a
los individuos de cualquier nación que le temen y actúan con justicia»
(Hechos 10: 34-35, NVI). Sin embargo, al reinstalar el muro que separa
a la iglesia de Israel, los restauracionistas interpretan el hallazgo de las
tribus perdidas, la aparición del movimiento sionista y la creación del
Estado de Israel en 1948 como posibles signos de que Dios sigue con-
siderando al pueblo judío el destinatario de sus promesas originales.
El dispensacionalismo político, en particular, se ha distanciado de
la postura de los profetas que relacionaron el arrepentimiento con la
restauración, una instancia largamente esperada. Organizaciones sio-
nistas como la ICEJ y Exobus, por ejemplo, han estrechado aún más
sus lazos con la Agencia Judía, una organización secular encargada de
facilitar el regreso del pueblo judío a Sion.
La Tierra de Israel: reclamando Judea, Samaria
y más allá
Llevados por su convicción de que los judíos siguen siendo el «pueblo
elegido» de Dios y que las profecías predicen su restauración definitiva,
los sionistas cristianos presumen que las promesas relacionadas con la
herencia original de la tierra de Canaán que Dios hizo a Abraham con-
servan todavía su vigencia. Todo examen de las Escrituras vinculado
con la demanda de la tierra obliga a analizar cómo se definieron los lí-
mites de la Tierra de Israel.
La Tierra de Israel: el cumplimiento de la profecía
La reivindicación sobre la tierra comprendida entre Egipto e Irak está
basada en la alianza que Dios estableció con Abraham (Génesis 12, 13
y 15). La alianza fue ratificada luego a Isaac (Génesis 26) y más tarde
a Jacob (Génesis 28), otorgándoles a ellos y a sus descendientes la po-
sesión de la tierra. En tiempos de Moisés, sin embargo, Dios recuerda
196
O. P. Robertson, Israel of God, pp. 16-17.
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SIONISMO CRISTIANO 193
a los israelitas que su residencia en la tierra es condicional. Quienes in-
tenten rebelarse contra Él son prevenidos de que serán «dispersados por
todas las naciones de la tierra» (Levítico 26:33), pero, a aquellos que
confiesen sus pecados, Dios les asegura que «recordará su alianza con
Jacob, Isaac y Abraham así como la promesa de la tierra» (Levítico
26:42). Sin embargo, los sionistas cristianos siempre favorecieron los
«derechos» irrestrictos de Israel, en una franca ignorancia de la condi-
cionalidad de las alianzas. Por ejemplo, en ocasión de la conferencia
anual de la LJS de 1822, McNeile expresó la esperanza de que el pue-
blo judío «se uniera para reclamar la posesión de la tierra que les había
sido otorgada como una “herencia eterna”».197 Con el surgimiento del
sionismo judío en el siglo XIX, la creación del Estado de Israel en 1948
y, sobre todo, la captura de Jerusalén Este en 1967, se extendió la cre-
encia de que el Estado contemporáneo de Israel representa la realización
de las promesas establecidas en la alianza con Dios. Como dijo Hal
Lindsey: «Las promesas hechas a la nación de Israel son irrepetibles...
es la única nación a la que Dios prometió una porción específica de te-
rritorio, una ciudad y un reino».198 David Brickner refleja la visión ge-
neralizada del sionismo cristiano contemporáneo cuando afirma: «Yo
creo que este Estado de Israel es un milagro de Dios y la realización de
las profecías bíblicas».199 Por otro lado, Hagee y Walvoord describieron
la importancia teológica de estos eventos. Hagee, por ejemplo, considera
que el evento de 1948 reivindica la distinción dispensacionalista entre
Israel y la iglesia: «El 15 de mayo de 1948, cuando el Estado de Israel
volvió a nacer en su tierra tras dos mil años de errar por el mundo, un
cataclismo teológico demolió la teología del reemplazo».200 De modo
similar, Walvoord afirma que los acontecimientos de 1967 «demostra-
ron largamente que las premisas y conclusiones tanto amilenaristas
como posmilenaristas estaban equivocadas».201 Ninguna de estas de-
ducciones es lógicamente válida a menos que se acepten a priori la her-
menéutica literal y la escatología futurista del dispensacionalismo. Aun
197
H. McNeile, Collected Works, vol. 2, p. 435.
198
H. Lindsey, Road to Holocaust, p. 197.
199
D. Brickner, «Don’t Pass Over Israel’s Jubilee» [«No olvidéis el jubi-
leo de Israel»], Jews for Jesus, Boletín informativo (abril de 1998).
200
J. Hagee, Final Down over Jerusalem, pp. 113-114.
201
J. F. Walvoord, «Will Israel Build a Temple in Jerusalem?» [«¿Cons-
truirá Israel su templo en Jerusalén?»], Bibliotheca Sacra 125 (abril de 1968),
p. 102.
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194 Stephen Sizer
así, la pregunta que surge cada vez con más frecuencia no es si el pue-
blo judío tiene derecho a la tierra de Canaán, porque esa es una cuestión
asumida, sino qué porción de ese territorio le corresponde.
La Tierra de Israel y la definición de sus fronteras
Para muchos sionistas cristianos, las fronteras actuales de Israel deli-
mitan apenas una porción del territorio que Dios prometió al pueblo
judío, incluso si dentro de ellas se incluyeran los Territorios Ocupa-
dos. Darby hizo una explícita descripción de los métodos que deben
emplearse para trazar las fronteras, las razones que las justifican y la
extensión del territorio que legítimamente les corresponde:
Lo primero que hará el Señor será purificar Su tierra (la tierra
que pertenece a los judíos) de los tirios, los filisteos y los sidonios, así
como de los edomitas, los moabitas y los amonitas; en suma, de todos
los impíos que habitan desde el Nilo hasta el Éufrates. Gracias al
poder y a la bondad de Cristo, el pueblo de Israel será reestablecido
en su tierra.202
Para Darby, entonces, la restauración del pueblo judío era un
medio para «purificar» la tierra de los impíos, un término similar al
empleado por Josué. Pese a considerar que esta «limpieza étnica» era
una obra de Dios, estaba convencido de que no conduciría a una
transferencia pacífica de la propiedad de la tierra. En el sionismo cris-
tiano actual no es frecuente hallar voces tan explícitas como la suya.
Sorpresivamente, en cambio, son los escritores del sionismo mesiá-
nico, como Arnold Fruchtenbaum, Louis Goldberg y David Brickner,
de la organización Jews for Jesus, así como Randall Price, quienes
mejor han descrito la extensión geográfica de la Tierra de Israel.203
Fruchtenbaum explica que las fronteras «exactas» se extendían
«desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates» y aclara que,
202
J. N. Darby, «The Hopes of the Church of God» [«Las esperanzas de la
iglesia de Dios»], en Collected Writings, vol. 1, Prophetic 1, p. 380.
203
Arnold G. Fruchtenbaum, «This Land is Mine» [«Esta tierra es mía»], Is-
sues 2.4 (disponible en <http://www.jfjonline.org/pub/issues/02-04/land.htm>.);
Fruchtenbaum, Israelology, p. 573; Louis Goldberg, «Whose Land Is It?» [«¿De
quién es esta tierra?»], Issues 4.2; D. Brickner, op. cit., p. 90; Randall Price,
Jerusalem in Prophecy (Eugene, OR: Harvest House, 1998), p. 98.
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SIONISMO CRISTIANO 195
cuando habla del río de Egipto, se está refiriendo al «brazo más orien-
tal del delta del Nilo que, en la geografía actual, corre palmo a palmo
junto al Canal de Suez». En el mapa trazado por Randall Price, las
fronteras incluyen partes del territorio de Egipto, Líbano y Siria, así
como Cisjordania.204 Sin embargo, no hubo ningún momento en la
historia de los judíos en el que poseyeran todos esos territorios, ni si-
quiera bajo los reinados de David o Salomón. Por eso, Fruchtenbaum
hace la siguiente deducción: «Puesto que Dios no miente, la promesa
de la tierra todavía está por cumplirse... habrá que crear un Estado
judío donde ellos y sus descendientes puedan morar… llegará el día
en que los judíos posean toda la tierra que Dios les prometió».205 A di-
ferencia del dispensacionalismo político que alienta a Israel a ocu-
par esas tierras por la fuerza, Fruchtenbaum cree que la profecía no
se cumplirá hasta la llegada del Mesías, cuando, según presume,
Oriente Próximo habrá sufrido un importante proceso de despobla-
ción y sometimiento a consecuencia de la batalla de Armagedón.
La Tierra de Israel y las condiciones de la herencia
Lindsey y Fruchtenbaum, como casi todos los sionistas cristianos, si-
guen insistiendo en que la alianza de Abraham es incondicional.206
Sin embargo, todas las referencias bíblicas posteriores hacen hinca-
pié en las condiciones de la herencia: no serán los «elegidos» los que
hereden y habiten esos territorios sino los que demuestren manse-
dumbre y pobreza; la arrogancia y la opresión se consideran causas
legítimas de exilio. Como bien explican el Salmo 37:11: «…los man-
sos heredarán la tierra y se recrearán con abundancia de paz».207 Los
sionistas tampoco prestan atención a la Ley o a los escritos de los
profetas hebreos, en los que repetidamente se señala que la tierra per-
tenece a Dios y que su ocupación siempre supone condiciones. Así
consta, por ejemplo, en Levítico 25:23: «La tierra no se venderá a
perpetuidad, porque la tierra mía es, y vosotros sois forasteros y ex-
tranjeros para mí». Puesto que la tierra pertenece a Dios, no puede ser
204
R. Price, Jerusalem in Prophecy.
205
A. Fruchtenbaum, «This Land is Mine» [«Esta tierra es mía»].
206
H. Lindsey, Road to Holocaust, p. 186; Fruchtenbaum, Israelology, p.
573.
207
Jesús universaliza esta promesa: «Dichosos los humildes, porque reci-
birán la tierra como herencia» (Mateo 5:5).
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196 Stephen Sizer
adquirida ni vendida de manera definitiva, y mucho menos robada o
confiscada, como viene ocurriendo con los Territorios Ocupados
desde 1967. Las Escrituras tampoco dicen que la tierra esté a dispo-
sición de Israel para que desarrolle allí su proyecto de nación. A la in-
versa, es Israel quien debe ponerse a disposición de Dios para servir
a sus propósitos. Los judíos continúan siendo huéspedes de la tierra
de Dios, pero la Ley establece claramente los requerimientos éticos
de su ocupación permanente. El profeta Ezequiel amplía estas ad-
vertencias:
Por tanto, adviérteles que así dice el Dios de Israel: «Vosotros
coméis la carne con su sangre… ¿y aun así pretendéis poseer la tie-
rra? Vosotros confiáis en vuestras espadas, cometéis abominacio-
nes… ¿y aun así pretendéis poseer la tierra?... Y convertiré la tierra
en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su poder; y los
montes de Israel serán asolados hasta que nadie más los pise. Y sa-
brán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en soledad y des-
ierto, por todas las abominaciones que han hecho». (Ezequiel
33:25-29)
Tomando en cuenta estas graves advertencias y las políticas ex-
pansionistas que el Estado de Israel lleva adelante hoy en día, es ló-
gico y razonable preguntarse si el pueblo judío no debería esperar un
nuevo exilio antes que la restauración. Desde la perspectiva del
Nuevo Testamento, el contraste entre las expectativas actuales del
sionismo y las esperanzas históricas del cristianismo no podría ser
mayor. A los descendientes de Abraham, tanto judíos como gentiles,
no se les promete sólo la tierra de Canaán sino el mundo entero; de
hecho, el cosmos.208 En el sermón de la montaña, Jesús cita y amplía
el salmo 37 al afirmar que los desposeídos heredarán no sólo Pales-
tina sino todo el planeta. En Romanos, Pablo explora la profundidad
de este concepto y concluye que «Abraham y sus hijos recibieron la
promesa de que heredarían el mundo», pero no en virtud de la Ley
sino por obra de la fe (Romanos 4:13). En la consumación de la obra
redentora de Dios ya no está en juego sólo una porción del planeta,
sino todo el cosmos. Por eso, la restauración del paraíso es algo más
que el regreso a la tierra: es el regreso a un mundo reconstruido, un
208
Consultar Efesios 1:1-23, que alude a nuestra herencia «en el reino ce-
lestial».
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SIONISMO CRISTIANO 197
nuevo cielo y una nueva tierra, que se convertirán en el hogar de quie-
nes recuperen la fe.209 John Stott concluye:
Según los apóstoles, en cambio, las promesas del Antiguo Testa-
mento se harán realidad en Cristo y en la comunidad cristiana interna-
cional. El regreso como una nación judía parecería incompatible con
la perspectiva del Nuevo Testamento, que propone una comunidad in-
ternacional en torno a la figura de Jesús.210
En cualquier caso, la polémica sobre las demandas de la tierra está
más polarizada aún en lo que concierne al estatus de Jerusalén.
Jerusalén: la capital eterna y exclusiva del pueblo judío
La importancia y el destino de Jerusalén –o Sion, como a veces se la
llama– son cuestiones muy sentidas y arraigadas entre los sionistas
cristianos. Brearley acepta que ni la tierra ni Jerusalén son intrínseca-
mente sagrados, pero insiste en que «Jerusalén es el lugar que el Señor
eligió para que «lleve su nombre» (Deuteronomio: 14:23; 16:2; 6, 11;
26:2). Lindsey también destaca que:
La importancia histórica de Jerusalén es infinitamente más extensa
que su tamaño o su poderío económico. Desde los tiempos antiguos, Je-
rusalén ha sido la ciudad más importante de este planeta… Ningún otro
lugar de la tierra ha acaparado tantas profecías como ella.211
La importancia de Jerusalén dentro del sionismo cristiano será exa-
minada en el contexto de la realización de las profecías y de cómo este
hecho modela el futuro escatológico previsto por aquel.
Jerusalén en la historia: el tiempo de los gentiles
En lo que respecta a la actual reclamación judía sobre Jerusalén, la pro-
fecía bíblica más citada se halla en Lucas 21:24, cuando Jesús dice:
209
Consultar O. P. Robertson, «A new-covenant perspective on the land»
[«La tierra desde la perspectiva de una nueva alianza»], en Johnston & Wal-
ter (eds.), The Land of Promise: Biblical, Theological and Contemporary Pers-
pectives (Leicester: Apollos, 2000), pp. 10-11.
210
John Stott, «Foreword» [«Prefacio»], en Johnston & Walter (eds.), op.
cit., pp. 10-11.
211
H. Lindsey, Israel and the Last Days, p. 20.
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198 Stephen Sizer
«Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que el tiempo de estos se
haya cumplido». Apocalipsis 11:2, en cambio, revela que los gentiles
«arrasarán» Jerusalén durante sólo «42 meses», por lo que resulta muy
complicado ponerle fecha a este evento. Según Scofield, «el tiempo de
los gentiles» comenzó con el cautiverio de Judá a manos del rey babi-
lónico Nabucodonosor y «terminará con la destrucción del poder uni-
versal de los gentiles... cuando el Señor vuelva con toda su gloria
(Apocalipsis 19:11, 21); hasta entonces, Jerusalén estará gobernada po-
líticamente por los gentiles».212 Con posterioridad, Schuyler English
revisa esta última oración y le da un sentido mucho más ambiguo:
«Hasta entonces, Jerusalén será –como predijo Cristo– “arrasada por
los gentiles”».213 Aunque es un hecho que Jerusalén «ya no está go-
bernada por los gentiles», para Schuyler resulta claro que no es conse-
cuencia de la «venida de Cristo», como supuso Scofield. En la visión
de la mayor parte del sionismo cristiano, el año 1967 es una fecha muy
significativa porque representa el cumplimiento de estas profecías. La
captura de la Ciudad Vieja y de Jerusalén Este –hasta entonces en
manos jordanas– en sólo seis días fue considerada nada menos que un
milagro de los israelíes. Muchos vieron en ella no sólo el fin de «los
tiempos de los gentiles», sino también una señal de la inminente llegada
del Mesías.
En su libro Babylon or Jerusalem?, prologado por Teddy Kollek,
antiguo alcalde de Jerusalén, Jan Willem van der Hoeven afirma que
la predicción de Lucas 21:24 ya se ha cumplido: «Finalmente, des-
pués de casi 2.000 largos años, el pueblo judío ha vuelto a reunirse en
su antigua ciudad y capital. Jerusalén –cuyo suelo fue literal y repeti-
damente pisoteado por diferentes pueblos– está otra vez en manos de
su dueño, tal como predijo Jesucristo» (p. 152). Wendell Stearns ex-
plica por qué los eventos de 1967 llevaron a la «reunificación» de Je-
rusalén:
La línea artificial que había dividido Jerusalén se diluyó en 1967
cuando Israel, tras la milagrosa Guerra de los Seis Días, reunificó la
ciudad que «pisotearon los gentiles» durante dos mil años. Jerusalén ha
vuelto a estar bajo la autoridad del pueblo judío.214
212
Scofield Reference Bible, nota 1, p. 1345.
213
Schuyler English (ed.), The New Scofield Reference Bible, pp. 1330-
1331.
214
R. Stearns, op. cit., p. 123.
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SIONISMO CRISTIANO 199
Lindsey, en cambio, sugiere que «el tiempo de los gentiles» no ha
acabado todavía. Basándose en el mismo versículo, considera inútil bus-
car una solución negociada en el conflicto palestino-israelí porque,
«como dice la Biblia», la disputa por Jerusalén o, lo que es lo mismo, por
las fronteras de Israel, no se saldará con ningún acuerdo de paz ni «es-
trategia diplomática relámpago», por más efectiva y novedosa que pa-
rezca. Para Lindsey, Jerusalén seguirá siendo un «escollo para el mundo
entero… estamos presenciando las últimas horas de los tiempos de los
gentiles».215 Un año más tarde, en 1995, Lindsey reformuló esta última
oración para darle un tinte más dramático al momento que se avecinaba:
«Estas son, literalmente, las últimas horas de los tiempos gentiles. Dios
está volviendo la mirada hacia su pueblo, Israel».216 Se supone que Lind-
sey empleó la palabra «horas» en sentido metafórico. Si bien no es nada
sencillo encontrarle sentido al pasado a partir de una lectura futurista de
las profecías, interpretar el futuro resulta aún más problemático.
Jerusalén en la escatología: el punto de partida
Negar que los sionistas cristianos hayan descrito un futuro negro para
Jerusalén sería algo insostenible. Según Hagee, por ejemplo, «Jerusa-
lén, la dorada, está atrapada en un fuego cruzado de carácter sobrena-
tural... Marchamos aceleradamente hacia el fin de los tiempos e Israel
se encuentra en el ojo de la tormenta».217 En Mateo 24 y Lucas 21,
Jesús describe los eventos que estaban por ocurrir en Jerusalén e indica
a sus seguidores cuáles eran las «señales» que debían observar: la pro-
fanación del templo o los ejércitos asediando Jerusalén. En ambos re-
latos, los discípulos de Jesús reciben la misma orden: abandonar Judea
y huir hacia las montañas. Siguiendo la hermenéutica literal de Sco-
field, en cambio, el relato de Lucas predice que Tito destruirá Jerusa-
lén en el año 70 d.C., mientras que Mateo hace referencia a una crisis
aún futura, que se manifestará después de la «abominación del tem-
plo». Para explicar por qué las órdenes de Jesús son casi idénticas en
los dos casos, Scofield afirma que «a iguales circunstancias, iguales
advertencias. En el primer caso, Jerusalén será destruida; en el segundo,
será liberada por intermediación divina».218 Con todo, la interpretación
215
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, pp. 162, 164.
216
H. Lindsey, Final Battle, p. 95.
217
J. Hagee, Final Dawn over Jerusalem, p. 131.
218
Scofield Reference Bible, nota a pp. 1, p. 1033.
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200 Stephen Sizer
de Scofield deja una pregunta sin responder: si la ciudad iba a ser li-
berada (como dice el relato de Mateo), ¿por qué Jesús advirtió a todos
de que huyeran? Es difícil imaginar que, dadas las circunstancias, quie-
nes lo escuchaban no hubieran pensado que Jesús les hablaba directa
y personalmente a ellos.
Como otros futuristas, Lindsey cree que las profecías de Zacarías
12-14 amplían el relato de Mateo y describen eventos que están cerca
de suceder. El tan temido sitio de Jerusalén, afirma, será conducido por
el ejército soviético.219 Según sus deducciones, los eventos descritos
en estos capítulos sólo pueden corresponder a la era contemporánea
porque es evidente que «para que se produzca el advenimiento triun-
fal del Mesías, el pueblo judío debe haber tomado posesión de la anti-
gua ciudad de Jerusalén y estar habitando en ella».220 También afirma
que la batalla de Armagedón se desencadenará como consecuencia de
la disputa por la ciudad de Jerusalén, lo cual, en su opinión, «ya es un
hecho». Y agrega que, si las potencias occidentales cuestionan el apoyo
a Israel, serán responsables del destino de Jerusalén e indirectamente
de la próxima guerra mundial: «A decir verdad, la disputa por Jerusa-
lén se ha trasladado al escenario mundial porque Occidente forzó a Is-
rael a pactar con los palestinos».221 Si la guerra de Armagedón resultara
tan espeluznante como la describe Lindsey, cabría preguntarse cuánto
de Jerusalén habrá quedado en pie cuando Jesús regrese a la tierra:
La Biblia también deja claro que Jerusalén –el objetivo de la ba-
talla del fin de los tiempos– será conquistada por los enemigos de Is-
rael en las horas previas a la venida del Señor. De hecho, es probable
que la destrucción de la Ciudad Santa colme la paciencia de Dios, des-
ate su ira y provoque el regreso de Jesús.222
Ante la inminencia de un futuro tan temible, resulta sorprendente
que Lindsey no invoque «la huida hacia las montañas» ni exhorte a los
habitantes de la Jerusalén actual a ponerse a salvo de la furiosa inva-
sión que se avecina, como hizo Jesús entonces. Sin embargo, en alguna
medida ofrece consuelo a los supervivientes. Durante el milenio, pro-
mete, «Jerusalén será el centro espiritual del mundo entero... desde
219
H. Lindsey, Late Great Planet Earth, p. 54.
220
Ibid.
221
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 247.
222
Ibid., p. 262.
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SIONISMO CRISTIANO 201
todos los confines, llegarán los hombres cada año a venerar a Jesús, su
rey». En realidad, parece estar augurando que Jerusalén se convertirá
en una especie de atracción turística.223 Las predicciones de Lindsey
ponen de relieve la contradicción, rara vez admitida por el sionismo
cristiano, de que su escatología futurista los lleva tanto a la exaltación
del pueblo judío como a esperar la destrucción de su mayor parte. Opo-
nerse a los planes apocalípticos que Dios dispuso para Jerusalén es
como «atraer la desgracia», afirma la directora de ICEJ-Finlandia, Ulla
Jarvilehto. Basándose en su propia interpretación de Zacarías 12:3 («En
aquel día convertiré Jerusalén en una roca que ningún pueblo podrá
mover. Los que intenten hacerlo, quedarán despedazados»), Jarvilehto
considera que Dios está usando el estatus de Jerusalén para poner a
prueba la obediencia de su pueblo a la Biblia.224 Como se ha visto en
las profecías citadas anteriormente, no parece probable que la inten-
ción original del texto haya sido la que sugiere esta interpretación,
puesto que el siguiente versículo advierte que Dios espantará a todos
los caballos y enloquecerá a sus jinetes. Pese a que los caballos son in-
compatibles con los armamentos bélicos modernos, la mayoría de los
comentaristas dispensacionalistas entiende que esta profecía describe
el futuro sitio de Jerusalén que precederá a la batalla de Armagedón.
Evaluación del estatus de Jerusalén
En la visión particular de los dispensacionalistas, Jerusalén es tan inne-
gociable para Israel como Sion para el sionismo. Sin embargo, el Nuevo
Testamento nada dice de esta preocupación por una Jerusalén terrenal,
nacionalista y materialista, y mucho menos del sionismo actual. Esta
Jerusalén terrenal nada tiene que ver con el acceso al reino celestial,
como una vez explicó Jesús a la mujer de Samaria: «Créeme, mujer,
que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis
vosotros al Padre» (Juan 4:21). Mientras era juzgado, Jesús volvió a ex-
plicarlo con más detalle: «Mi reino no es de este mundo; si así fuera, mis
servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero
ahora mi reino no es de aquí» (Juan 18:36). Para los discípulos, el punto
de inflexión está en Pentecostés y los encuentros de resurrección. Hasta
223
H. Lindsey, Israel and the Last Days, p. 165.
224
Ulla Jarvilehto, «Political Action for Israel» [«Medidas políticas en
favor de Israel»], Christians and Israel: Essays in Biblical Zionism and on Is-
lamic Fundamentalism (Jerusalén: ICEJ, 1996), p. 58.
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202 Stephen Sizer
ese momento, ellos parecían tener la misma percepción de la importan-
cia de la tierra que otros judíos del siglo I; de hecho, tenían la ilusión de
que Dios finalmente interviniera para restaurar la soberanía política de
los judíos en Israel.225 Cuando se encuentran con Jesús en el camino a
Emaús, sin saber que era él, le confiesan su desilusión: «Nosotros abri-
gábamos la esperanza de que fuera Jesús quien redimiera a Israel»
(Lucas 24:21). Es claro que esta idea seguía en sus mentes incluso
cuando Jesús estaba por ascender a los cielos, porque allí le preguntan:
«Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?» (Hechos 1:6).
Según Calvino, «esta pregunta contiene tantos errores como pala-
bras».226 La respuesta que Jesús da a sus discípulos indica que tenía otros
planes para ellos: «No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazo-
nes, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y seréis mis testigos en Je-
rusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta en los confines de la tierra»
(Hechos 1:7-8). Jesús redefine las fronteras del reino de Dios y, con ello,
lo que entiende por ‘elegido’. La expansión del reino de Dios por todo
el mundo demanda a los apóstoles el exilio de su tierra: dar la espalda
a Jesús y a sus esperanzas del reino terrenal y salir al mundo sin la pers-
pectiva del regreso.227 Después de Pentecostés, e imbuidos del Espíritu
Santo, los apóstoles retoman el lenguaje de la antigua alianza, pero le
otorgan a la cuestión de la tierra nuevos sentidos. Así, por ejemplo,
Pedro habla de una herencia que, a diferencia de la tierra, «... es indes-
tructible, incontaminable e inmarcesible» (1 Pedro 1:4). En una línea
similar, Pablo dice: «Ahora os encomiendo a Dios y al mensaje de su
gracia, que tiene el poder para fortaleceros y daros la herencia junto con
todos los santificados» (Hechos 20:32). Los cristianos, en cambio, re-
ciben el mandato de habitar Jerusalén y mantener su fe en la aparición
de la Jerusalén celestial: «Vosotros, en cambio, os habéis acercado al
monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial; en la go-
zosa compañía de miles y miles de ángeles llegasteis a la iglesia de los
primogénitos, cuyos nombres están inscritos en el cielo» (Hebreos
12:22-23). Pablo hace un anuncio similar: «Pero la Jerusalén celestial,
que es la madre de todos nosotros, es libre» (Gálatas 4:26), y critica de
225
Consultar Colin Chapman, «Ten questions for a theology of the land»
[«Diez preguntas sobre la teología de la tierra»], en Johnston & Walter (eds.),
op. cit., p. 179.
226
Juan Calvino, The Acts of the Apostles 1-13 (Edimburgo: St. Andrew
Press, 1965), p. 29.
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SIONISMO CRISTIANO 203
un modo muy explícito a los legalistas que infestaban las iglesias de
Galacia por su «dependencia de Jerusalén».228 Ellos son esclavos, in-
siste. Citando a Isaías 54:1, Pablo toma la promesa original de una Je-
rusalén terrenal y la aplica a la Jerusalén celestial, que es el hogar de
todos los que creen en Jesucristo. Su comparación de Jerusalén y los
judíos que rechazaron a Cristo con Agar y su hijo esclavo debió de sor-
prender a sus pares del judaísmo. Como hemos visto en el contexto de
la relación entre Israel y la iglesia, los creyentes judíos y gentiles de
Galacia son ahora los hijos de Abraham y de Sara. Al igual que Isaac,
son hijos de la promesa. Con esta equiparación, Pablo anula cualquier
futura reclamación de los judíos para que se los considere como hijos
auténticos y exclusivos de Abraham y, por tanto, herederos de todos los
privilegios inherentes a la alianza con Dios, a menos que expresen su fe
en Jesucristo. J. C. De Young añade:
Gálatas 4:21 y los versículos que le siguen representan, tal vez, el
cuestionamiento más duro de Jerusalén de todo el Nuevo Testamento…
Lejos de preocuparse por quienes aguardan esperanzados la glorifica-
ción de la Jerusalén terrenal, Pablo repudia enérgicamente las espe-
ranzas escatológicas depositadas en ella.229
Como también observa Palmer Robertson, a finales de la era apos-
tólica, el objetivo central de la tarea redentora de Dios había virado
desde Jerusalén a otros lugares del mundo, como Antioquía, Éfeso y
Roma.230 Por tanto, no existe constancia de que los apóstoles creyeran
que los judíos seguían gozando del derecho divino a la posesión de la
tierra, que la posesión judía de la tierra fuera un tema importante y,
mucho menos, que Jerusalén continuara ocupando un lugar central en
los planes de Dios para la humanidad. Por el contrario, desde la pers-
pectiva cristológica de Pablo, tanto la cuestión de Jerusalén como la
cuestión de la tierra han dejado de cumplir un papel relevante en la
tarea redentora de Dios.
227
Consultar O. P. Robertson, «A new-covenant perspective on the land»
[«La tierra desde la perspectiva de una nueva alianza»], p. 136.
228
Consultar P. Walker, Jesus and the Holy City, p. 129.
229
J. C. De Young, Jerusalem in the New Testament (Amsterdam: Kampen,
1961), p. 106, citado en Walker, Jesus and the Holy City, p. 131.
230
O. P. Robertson, «A new-covenant perspective on the land» [«La tierra
desde la perspectiva de una nueva alianza»], p. 138.
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204 Stephen Sizer
La contradicción entre la agenda del sionismo cristiano –cuyo eje
principal es la cuestión de Jerusalén– y la revelación progresiva de las
Escrituras se revela con mayor intensidad en la reconocida esperanza
dispensacional de reconstruir el templo judío. De todos los espinosos
asuntos en los que gran parte del sionismo cristiano y la ortodoxia judía
acercan posiciones, probablemente este sea el más polémico de todos.
El templo: reconstrucción y profanación
Hoy en día, muchos sionistas cristianos sostienen la ferviente creencia
de que la construcción del tercer templo de Jerusalén no sólo está or-
denada en las Escrituras sino que ocurrirá a corto plazo. Por eso, apo-
yan enérgicamente a quienes deben acometer esa tarea. Después de
considerar la importancia del templo dentro del esquema del sionismo
cristiano, se explorarán los fundamentos bíblicos y el objetivo teológico
de sus reivindicaciones y, finalmente, se examinarán las cuestiones
prácticas vinculadas con la reconstrucción.
La importancia del templo para los sionistas cristianos
Desde hace diecinueve siglos, los judíos religiosos rezan esta oración
tres veces por día: «Que sea tu voluntad que el templo sea reconstruido
en nuestros días». De acuerdo con Randall Price, la Torá «obliga a la
nación judía a reconstruir el templo en cuanto se presente la oportuni-
dad (Éxodo 25:8)».231 Sin embargo, tanto la prensa secular israelí como
los judíos ortodoxos criticaron al rabino Shlomo Goren, capellán de
las Fuerzas de Defensa Israelíes, cuando en agosto de 1967 hizo sonar
el shofar* durante una ceremonia religiosa que celebró cerca de la Cú-
pula de la Roca, apenas unos días después de la captura de la Ciudad
231
Randall Price, Time for a Temple? Jewish Plans to Rebuild the Temple
[«¿Es el tiempo de un nuevo templo? Los planes judíos para la reconstrucción
del templo»], sin fecha. [Internet: Friends of Israel Gospel Ministry,
<http://www.foigm.org/img/timetemp.htm>.] (Consultado en agosto de 2004.)
* Trompeta fabricada con el cuerno de un carnero. En los tiempos de la Bi-
blia, los judíos hacían sonar el shofar para anunciar algún evento importante,
como el comienzo de una guerra o de un acuerdo de paz, o la llegada de la luna
nueva. En la actualidad, su sonido se escucha durante las festividades de Rosh
Hashanah y Yom Kipur como un llamado al arrepentimiento y el perdón. (N.
del T.)
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 205
SIONISMO CRISTIANO 205
Vieja de Jerusalén.332 Según una encuesta realizada por la revista Time
en 1989, el 18% de los israelíes creía oportuna la reconstrucción del
templo.233 Siete años más tarde, Gallup recabó la opinión de los israe-
líes acerca de la soberanía del Monte del Templo: un 58% de la pobla-
ción manifestó su apoyo al grupo Temple Mount Faithful y a la
reconstrucción del templo judío.234 Asumiendo que los israelíes mu-
sulmanes se hayan manifestado en contra de este plan, el porcentaje
de opiniones positivas debió de ser significativamente superior entre
los israelíes judíos. Según se dijo en su momento, esta encuesta repre-
sentó la mayor exhibición de apoyo que cualquiera de las organizacio-
nes israelíes haya recibido jamás, sea cual fuere el tema en discusión.
Sin embargo, el dato más significativo fue el altísimo respaldo de los
jóvenes israelíes, superior al de todas las otras franjas etarias.235
El tema de la reconstrucción del templo judío ha sido abordado por
muchos escritores sionistas cristianos contemporáneos, como Thomas
Ice y Randall Price, Grant Jeffrey, Hal Lindsey, Tim LaHaye y Dave
Hunt.236 Entre todos, han vendido más de 100 millones de ejemplares en
más de cincuenta lenguas diferentes, una clara demostración de que
estas ideas no son marginales ni están ocultas. Grace Halsell especula
con que el 10% de los ciudadanos estadounidenses respaldan este pro-
yecto.237 Otros líderes del sionismo cristiano, como Peter Wagner, James
232
Consultar John F. Walvoord, «Will Israel Build a Temple in Jerusalem?»
[«¿Construirá Israel un templo en Jerusalén»], Bibliotheca Sacra 125 (abril
de 1968), p. 106.
233
Richard N. Ostling, «Time for a New Temple?» [«¿Llegó el momento
de reconstruir el templo?»], Time, 16 de octubre de 1989, p. 64.
234
La encuesta Gallup fue conducida por Gershon Salomon y el grupo
Temple Mount Faithful y publicada en su sitio web: <http://www.temple-
mount.org/ftm/events.html>.
235
Consultar Randall Price, The Coming Last Days Temple, p. 26.
236
Consultar Thomas Ice & Randall Price, Ready to Rebuild: The Imminent
Plan to Rebuild the Last Days Temple (Eugene, OR: Harvest House, 1992);
David Dolan, Israel in Crisis: What Lies Ahead? (Grand Rapids, MI: Flem-
ing Revell, 2001), pp. 103-124; H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, pp. 153-
167; Tim LaHaye & Jerry B. Jenkins, Are We Living in the End Times?, pp.
121-129; D. Hunt, A Cup of Trembling: Jerusalem anb Bible Prophecy (Eu-
gene, OR: Harvest House, 1995), pp. 343-367.
237
Grace Halsell, Christian Fundamentalism and Jewish Orthodox Cults
Plot Destruction of Al Aqsa Mosque [«El fundamentalismo cristiano y la orto-
doxia judía traman la destrucción de la mezquita Al-Aqsa»], sin fecha. [Internet:
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 206
206 Stephen Sizer
DeLoach, Terry Reisenhoover y Doug Kreiger, han jugado un papel de-
cisivo en el cuantioso apoyo político y financiero que recibieron algu-
nas organizaciones judías fundamentalistas como Gush Emunim y
Temple Mount Faithful.238 Hal Lindsey, por ejemplo, ha manifestado
que los 35 acres que ocupa el Monte del Templo «son el territorio más
disputado de todo el planeta» y que su importancia es clave en el cum-
plimiento de las profecías que continúan pendientes.239 En uno de sus
tantos escritos, afirmó: «Sé que os sonará a locura, pero creo que el des-
tino del mundo depende de un antiguo feudo que mide apenas 35
acres».240 Y luego agregó, con especial énfasis:
Sean cuales fueren los obstáculos, no tengo dudas de que el tem-
plo será reconstruido. La profecía lo demanda... Con el renacimiento
de la nación judía en la tierra de Palestina, la antigua Jerusalén volverá
a estar bajo el control total de los judíos por primera vez en 2.600 años;
por eso, se impone hablar de la reconstrucción del gran templo, el signo
más importante de la pronta llegada de Jesucristo a la tierra... Es la
pieza que completa el rompecabezas… Para todos los que confían en
Jesucristo, se acerca un tiempo extraordinariamente apasionante.241
Veinticinco años atrás, recuerda, la idea «parecía algo extraña, in-
cluso disparatada, pero hoy en día nadie hace mofa de ella».242 Jews
for Jesus promociona y vende The Coming Last Days Temple de Ran-
dall Price, que defiende la reconstrucción del templo judío cerca de la
Cúpula de la Roca o incluso en su lugar:
Hoy en día, el Monte del Templo está ocupado por la Cúpula de
la Roca del pueblo musulmán. Con la profundización del conflicto
árabe-israelí y el Monte del Templo en el centro de la controversia,
sitio web de Friends of Al-Aqsa, <http://www.aqsa.org.uk/flyers/plots.htm>.]
(Consultado en agosto de 2004.) Consultar también Grace Halsell, «Shrine
Under Siege» [«Un santuario bajo sitio»], The Link (mayo/junio de 1992), vol.
25, número 2.
238
Consultar G. Halsell, Forcing God’s Hand, pp. 63-73.
239
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 156.
240
Hal Lindsey, World’s fate hangs on 35 acres (2001) [«El destino del
mundo pende de 35 acres de tierra»]. [Internet: World Net Daily,
<http://www.worldnetdaily.com/news/article.asp?ARTICLE_ID=21794>.]
(Consultado en agosto de 2004.)
241
H. Lindsey, Late Great Planet Earth, pp. 56-58.
242
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 156.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 207
SIONISMO CRISTIANO 207
¿qué nos deparará el futuro? Las respuestas pueden hallarse en las pro-
fecías bíblicas sobre la reconstrucción del templo, que figuran tanto en
el Antiguo como el Nuevo Testamento. Algunos les dan a estas profe-
cías un valor meramente simbólico. ¿Es realmente así? ¿Existen evi-
dencias en la Biblia que nos permitan esperar la reconstrucción literal
del templo o, más aún, la restauración del sistema de sacrificios? ¿Qué
sucedió con el magnífico templo del que habla Ezequiel en sus profe-
cías? El doctor Price investiga los últimos acontecimientos y explica,
desde una perspectiva fascinante, cómo se ajustan a las profecías bí-
blicas sobre el fin de los tiempos.243
En el prefacio de The Coming Last Days Temple, John Walvoord, ex
rector del Seminario Teológico de Dallas, escribe: «No creo que haya ha-
bido ni vaya a haber otra investigación tan exhaustiva y completa sobre
el tema del templo como esta». Luego prescribe la obra tanto a cristianos
como a judíos ortodoxos: «Los teólogos cristianos, y también los judíos,
sobre todo los más ortodoxos, sacarán provecho de este erudito análisis
de la doctrina del templo, que forma parte de la extensa bibliografía aca-
démica dedicada al estudio de las verdades de la Biblia». En la práctica,
muchos sionistas judíos y cristianos coinciden en la necesidad de destruir
la Cúpula de la Roca, reconstruir el tercer templo judío, consagrar a los
sacerdotes y restaurar el sistema de sacrificios para dar cumplimiento a las
profecías bíblicas y, de ese modo, acelerar la llegada del Mesías.
Los orígenes del apoyo cristiano al movimiento del templo
La necesidad de reconstruir el templo con el fin de profanarlo no tiene
ninguna lógica a menos que se haga una interpretación literal y futu-
rista de ciertos pasajes bíblicos, como Daniel 9 y Mateo 24. En todo
caso, no es frecuente encontrar semejante expectativa en escritos cris-
tianos anteriores al siglo veinte.244 De hecho, esa interpretación con-
243
Jews for Jesus, reseña del libro de Randall Price, The Coming Last Days
Temple, <http://store.jwsforjesus.org/ppp/product.php?prodid=152>. (Con-
sultado en agosto de 2004.)
244
En The Coming Last Days Temple, un análisis de 732 páginas acerca del
futuro templo judío, Randall Price enumera más de 40 libros escritos en los úl-
timos treinta años, pero sólo dos correspondientes al siglo XIX. Véase también,
B. W. Newton, «The Renewal of the Near East» en Fromow (ed.), op. cit., pp.
121-127; W. Blackstone, op. cit., p. 191; G. H. Pember, The Great Prophecies
of the Centuries Concerning Israel and the Gentiles (5.a edn., Londres: Hod-
der & Stoughton, 1902).
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 208
208 Stephen Sizer
tradice la posición adoptada por la iglesia primitiva, para la que el
templo había dejado de tener importancia.245 Cuando se construyó la
iglesia del Santo Sepulcro frente a las ruinas del antiguo templo, los
planos reprodujeron deliberadamente el trazado del templo de Hero-
des.246 Al respecto, Thomas Ice y Randall Price escribieron: «La ubi-
cación de la nueva iglesia sobre una pendiente, y enfrentada
directamente con el antiguo templo, representó para los cristianos una
rotunda señal de las advertencias que Cristo había pronunciado en
Juan 2:19: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”».247 Du-
rante la era bizantina, se construyeron y remodelaron iglesias por todo
Jerusalén, excepto en la desolada zona del templo, que se dejó libre a
propósito. A decir de los peregrinos, los animales salvajes merodeaban
por las ruinas. En el siglo VII, bajo el reinado del emperador Heraclio,
el área del templo fue utilizada como vertedero de basura, de ahí que
recibiera el nombre de «Puerta del Estiércol». En el Muthir al-Ghi-
ram, por ejemplo, muchos musulmanes de Jerusalén cuentan que los
residentes cristianos ofendieron al pueblo judío convirtiendo el sitio
del templo en una gigantesca montaña de desperdicios.248 La convic-
ción de que el templo judío nunca sería reconstruido pareció irrefuta-
ble hasta la llegada del dispensacionalismo premilenarista en el siglo
XIX. Desde entonces, es cada vez mayor el número de fieles que ob-
serva la reconstrucción como un hecho inminente. Hoy en día, el
Monte del Templo ocupa el centro de la controversia desatada en torno
a la soberanía de la Ciudad Vieja de Jerusalén, que los judíos se adju-
dican en exclusividad.
De todos los escritores importantes, Scofield fue quizás el primero
en popularizar la idea de que la reconstrucción del templo era una ne-
cesidad. A través de las notas de su Biblia, Scofield enseña que, una
vez restaurado el pueblo judío en Palestina, Dios se proponía cons-
245
Mientras Ireneo, Hipólito y Orígenes creyeron en la reconstrucción fí-
sica del templo, en la Epístola de Barrabás y los escritos de Crisóstomo y Je-
rónimo el templo está representado por la iglesia espiritual; citado en Frazier,
A Second Look at the Second Coming (Ben Lomond, CA: Conciliar Press,
1999), pp. 141-142.
246
Egeria’s Travels in the Holy Land, traducido por John Wilkinson
(Jerusalén: Ariel, 1981), p. 167.
247
T. Ice & R. Price, op. cit., p. 34.
248
G. Le Strange, Palestine Under the Moslems (Beirut: Khayats [1890],
1965), p. 139.
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SIONISMO CRISTIANO 209
truir otros dos templos y restituir el sacerdocio y el sistema sacrifi-
cial:
En cierto sentido, todos los templos (es decir, los de Salomón, Es-
dras y Herodes), que serán utilizados por los judíos no creyentes du-
rante su alianza con la Bestia (Daniel 9:27; Mateo 24:15; 2
Tesalonicenses 2:3,4), así como el templo del futuro reino de Ezequiel
(Ezequiel 40-47), se consideran como una sola casa: «La casa del
Señor».249
Probablemente, en cambio, Scofield se escandalizaría sólo de pen-
sar que los cristianos apoyaran la construcción de un nuevo templo
judío, ya que en su mente la asociaba con el culto a Satanás.
Fundamentos bíblicos de la reconstrucción del templo judío
Poco después de la captura del Monte del Templo en 1967, John Wal-
voord ya especulaba con el momento en que se construiría el templo.
En un artículo publicado por el Seminario Teológico de Dallas, hace un
resumen de la posición de los dispensacionalistas, que toman lo que
dice la Biblia «al pie de la letra»:
Por muchos años, los judíos ortodoxos han rezado a diario por la
reconstrucción del templo. Su expectativa ha contado con el apoyo de
los premilenaristas que interpretan literalmente las profecías bíblicas
referidas a este tema. El mundo en su conjunto y la iglesia en general
han tendido a ignorar esta expectativa por considerarla una interpreta-
ción demasiado literal de la profecía.250
La convicción dispensacional de que el templo debe ser recons-
truido está basada en la premisa de que ciertas profecías del Antiguo
Testamento no han sido cumplidas todavía, así como en unas pocas re-
ferencias del Nuevo Testamento que, interpretadas de manera literal y
futurista, implican la existencia de un templo judío inmediatamente
antes del regreso de Cristo.
249
Scofield Reference Bible, nota 2, p. 963.
250
John F. Walvoord, «Will Israel Build a Temple in Jerusalem?» [«¿Cons-
truirá Israel un templo en Jerusalén»], Bibliotheca Sacra 125 (abril de 1968),
p. 100.
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210 Stephen Sizer
LAS PROFECÍAS NO CUMPLIDAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
En lo que respecta al asunto del templo, uno de los pasajes más citados
del Antiguo Testamento es Daniel 9:24-27. Aunque la destrucción del
santuario se anuncia en el versículo 26, los sacrificios sólo terminan
con «la desoladora abominación que profana el templo», mencionada
en el versículo siguiente. Basándose en la cronología literal que im-
pone una brecha de alrededor de dos mil años entre un versículo y otro,
Lindsey afirma confiado:
Esta profecía habla de ofrendas y sacrificios y exige a los judíos
que reconstruyan el templo por tercera vez en el sitio original. En ese
momento, el judaísmo y el islam estarán inevitablemente envueltos en
una guerra por la posesión del sitio que desencadenará el Armagedón...
cualquier movimiento que se haga en ese sentido será una clave fun-
damental para entender en qué momento del cronograma profético de
Dios nos encontramos.251
David Brickner llega a la misma conclusión. Apoyándose en la her-
menéutica literal, él también deduce que el templo deberá haber sido re-
construido porque «Daniel nos dice que este gobernante ha de poner fin a
los sacrificios y cometer horribles sacrilegios (un horror abominable y
odioso para el culto judío) en el mismísimo interior del templo de Jerusa-
lén».252 De manera similar, Fruchtenbaum insiste: «Lo mismo que ocurrió
en los días de Antíoco Epífanes volverá a ocurrir en el futuro cuando un go-
bernador gentil profane el templo cometiendo idolatría».253 Como hemos
visto, nada hay en el texto de Daniel 9 que requiera de una interpretación
futurista o sugiera la existencia de una brecha entre las semanas sesenta y
nueve y setenta, mucho menos un paréntesis de dos mil años, o que pre-
diga la reconstrucción del templo judío. Otro pasaje importante del Anti-
guo Testamento que suele citarse es Ezequiel 43. Moishe Rosen cree que
en algún momento de esos agitados días, el antiguo templo judío
será reconstruido sobre el consagrado Monte del Templo de Jerusa-
251
H. Lindsey, Israel and the Last Days, p. 23.
252
D. Brickner, op. cit., p. 18.
253
A. G. Fruchtenbaum, «The Messianic Time Table According to Daniel
the Prophet» [«La cronología mesiánica según el profeta Daniel»], Issues 5.1
(disponible online en <http://www.jfjonline.org/pub/issues/05-01/messianic-
time.htm>.).
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 211
SIONISMO CRISTIANO 211
lén… La profecía vaticina la reconstrucción del templo judío y la res-
titución de los sacrificios prescritos en la ley de Moisés. En una visión
del futuro templo, Ezequiel recibió estas palabras… La reconstrucción
se llevará a cabo como sea, aunque en el único sitio donde puede le-
vantarse el templo ya existan dos santuarios árabes.254
Esta interpretación de las Escrituras sólo es posible si se parte de
premisas dispensacionales forzadas y artificiosas y se aplica una her-
menéutica futurista al texto. Curiosamente, esas premisas son las mis-
mas que se emplean para interpretar las referencias a la inminente
destrucción del templo que figuran en el Nuevo Testamento.
LAS PROFECÍAS NO CUMPLIDAS DEL NUEVO TESTAMENTO
La profecía más citada del Nuevo Testamento para fundamentar la ne-
cesidad de reconstruir el templo judío es Mateo 24. Los dispensaciona-
listas concuerdan en que los dos primeros versículos advierten acerca de
la inminente destrucción de Jerusalén, pero afirman que el templo cuya
profanación se describe en el versículo 15 todavía no ha sido construido.
Como en el caso de Daniel 9:24-27, esta interpretación futurista exige
la inclusión de una brecha de 2.000 años entre esos versículos. John
Walvoord, por ejemplo, sostiene que la profecía de Mateo no puede
estar referida al año 70 d.C., ya que al parecer describe un evento que
ocurrirá inmediatamente antes del regreso de Cristo: «La horrible abo-
minación está relacionada con un evento futuro cuya gravedad es en
cierto modo comparable a la abominación de Daniel 11:31».255 Hal
Lindsey adopta una postura similar, aunque un poco más dogmática:
Como es lógico, para poder interrumpir los ritos del templo
cuando lleguen los últimos días primero deben ser restaurados. En
Mateo 24:15, es el mismo Jesús quien demanda la construcción de un
nuevo santuario y la restitución del sistema de sacrificios. Y, puesto
que es imposible profanar un templo que no está consagrado, esta pro-
fecía demuestra que no sólo hay que reconstruir el templo material sino
también comenzar la práctica del culto.256
254
M. Rosen, op. cit., p. 114; consultar también p. 166. Para obtener una
crítica de esta visión, véase John B. Taylor, Ezekiel: An Introduction and Com-
mentary (Leicester: IVP, 1969), pp. 250-254.
255
J. Walvoord, , «Will Israel Build a Temple in Jerusalem?» [«¿Construirá
Israel un templo en Jerusalén»], Bibliotheca Sacra 125 (abril de 1968), p. 103.
256
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 158.
libro4_Bosforo_cap02:Ángel Benito 22/4/09 21:03 Página 212
212 Stephen Sizer
Mientras que para Lindsey y Walvoord Jesús estaba prediciendo la
profanación futura de un templo reconstruido, desde fuera del dispen-
sacionalismo se observa que, una generación después, las crónicas de
Josefo hablaban de que el templo había sido profanado por los zelotes
y convertido en fortaleza para defenderse de los romanos.
EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS DURANTE EL SIGLO I
En el siglo IV, el historiador Eusebio de Cesarea recurre a los testi-
monios registrados por Josefo para demostrar que las profecías se
consideraban cumplidas en el año 70 d.C.257 En su obra The Jewish
Wars, Josefo vincula la profecía de Daniel con la profanación del
templo y la destrucción de Jerusalén acaecidas entre los años 66 y 70
de la era cristiana: «De idéntico modo, Daniel escribió acerca del go-
bierno de Roma y de cómo sus tropas asolarían nuestra tierra».258 En
particular, Josefo vincula la profanación del templo con las activida-
des de los zelotes judíos que, entre el mes noviembre del año 67 d.C.
y la primavera del año siguiente, usaron el templo como fortaleza mi-
litar, ejecutaron a sus opositores judíos en su interior e incluso vio-
laron el sancta sanctorum.259 También describe cómo «esos judíos
caminaron por los lugares sagrados con las manos teñidas con la san-
gre todavía caliente de sus compatriotas».260 Creyendo que Dios in-
tervendría y los liberaría por la fuerza –escribe Josefo– los zelotes
invitaron a unos 20.000 soldados idumeos a que se les unieran para
defender Jerusalén de los ejércitos romanos; ellos, en cambio, apro-
vecharon la situación y saquearon la ciudad: «Tampoco los idumeos
dejaron a nadie con vida… en las afueras del templo, corrían ríos de
sangre; y, con la luz del día, se podían ver los cadáveres de ocho mil
quinientas personas que yacían esparcidos por los alrededores».261 Jo-
sefo interpretó que la muerte de Anás marcó el comienzo de la des-
trucción de Jerusalén y es posible que los cristianos también hayan
257
Eusebio, «On the Predictions of Christ» [«Acerca de las predicciones
de Cristo»], en The Ecclesiastical History and the Martyrs of Palestine (Lon-
dres: SPCK, 1927), 3.5.4, p. 69; 3.7, pp. 73-74
258
Josefo, Jewish Antiquities, en The New Complete Works of Josephus
(Grand Rapids: Kregal, 1999), 10.2.7 (276), p. 357.
259
Josefo, Jewish Antiquities, 4.5.4 (343), p. 823.
260
Ibid., 4.3.10 (162-163), pp. 813-814.
261
Ibid., 4.5.1. (313), p. 821.
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SIONISMO CRISTIANO 213
visto en su asesinato, y en el nombramiento del apóstata Fanias como
sumo sacerdote, el sacrilegio sobre el que Jesús había advertido en
Mateo 24. Más tarde, el templo volvió a ser profanado por el ejército
romano invasor. Josefo describe la escena de este modo: «Y ahora
los romanos… entraron al templo con sus estandartes y los colocaron
cerca del portón que mira hacia el este; y allí ofrecieron sacrificios y,
en medio de un enorme júbilo, coronaron y aclamaron a Tito como
Emperador».262
Como historiador y testigo presencial y fiable de los hechos ocu-
rridos durante la primera centuria, Josefo demostró de manera con-
cluyente que el templo había sido profanado muchas veces, primero
por los zelotes judíos, luego por los idumeos y finalmente por Tito y
su ejército romano. Ya fuera a manos de los judíos o de los paganos,
con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., los «sacrilegios»
habían traído consigo la desolación. Calvino creía que Dios «aban-
donó su templo, porque fue fundado sólo por un tiempo, y no fue más
que una sombra hasta que los judíos violaron la alianza de un modo
tan absoluto que nada de sagrado quedó, ni el templo, ni la nación, ni
la tierra».263
Los dispensacionalistas ignoran tanto esta evidencia histórica como
las visiones de los reformistas y prefieren creer que las profecías de
Mateo 24 y otros pasajes bíblicos, como 2 Tesalonicenses 2:1-4, toda-
vía no se han cumplido. A pesar de que Jesús advirtió repetidamente
que el templo sería destruido, como reconocieron hasta sus propios crí-
ticos, nunca prometió que sería reconstruido.264 En el libro de Hebreos,
el autor describe los sacrificios ofrecidos entre la muerte de Cristo y la
destrucción del templo como «ilustraciones» o «ejemplos» de las rea-
lidades celestiales, un «recordatorio para los pecadores» que, a dife-
rencia del sacrificio final de Cristo, no alcanza para borrar los
pecados.265 Pedro emplea la misma terminología para describir la ma-
nera en que los cristianos son atraídos hacia la nueva casa de Dios, de
la que Jesús es «piedra angular»:
262
Josefo, The Jewish Wars, en The New Complete Works of Josephus,
6.6.1 (316), p. 900.
263
Juan Calvino, Commentary on the Book of the Prophet Daniel, tra-
ducido por Thomas Myers, 2 vols. (Grand Rapids: Eerdmans, 1948), vol. 2, p.
390.
264
Juan 2:19; Mateo 26:61; 27:40; Marcos 14:58; 15:29.
265
Hebreos 9:9, 23; 10:1-3, 11.
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214 Stephen Sizer
Vosotros, como piedras vivientes, os convertís en la casa espiri-
tual de Dios y, como sagrados sacerdotes, ofrecéis sacrificios espiri-
tuales a Dios a través de Jesucristo. Así dice la Escritura:
«Mirad esta piedra angular, escogida y preciosa,
que coloco aquí en Sion;
aquel que confíe en ella
jamás será avergonzado».
Para vosotros, los creyentes, esta piedra es preciosa;
pero para los que no creen,
«la piedra que desecharon los constructores
corona la cúspide de este templo». (1 Pedro 2:5-7)
De hecho, no hay un solo versículo del Nuevo Testamento que pro-
meta la reconstrucción del templo judío o indique que debería haber un
«paréntesis» de 2.000 años entre la profanación del templo y su des-
trucción. Los cristianos que apoyan la reconstrucción del templo in-
sisten en ignorar el nuevo significado con que lo ha investido el Nuevo
Testamento, es decir, el de un «modelo» para Jesucristo y su iglesia,
igual que hicieron muchos de los padres de la iglesia primitiva.266 En
cambio, proponen el regreso a las prácticas que el sacrificio último del
Hijo de Dios había tornado superfluas.
El propósito teológico de reconstruir el templo judío
Los dispensacionalistas no se ponen de acuerdo a la hora de definir las
razones que justifican la reconstrucción del templo. La mayoría de ellos
cree que el objetivo es reintroducir el sistema sacrificial levítico, pero
discrepan en cuanto al tipo y propósito de los sacrificios. Basándose en
su lectura de Daniel 12:11, Walvoord deduce que «a juzgar por las Es-
crituras, es imposible suspender los sacrificios si primero no se restituye
y pone en marcha el sistema sacrificial».267 En su Biblia anotada, Scofield
266
Consultar Epistle of Barnabas [La epístola de Barnabás], en A. Roberts
y J. Donaldson (eds.), Ante-Nicene Fathers (Peabody: Hendrikson, 1994), vol.
1, p. 147; Crisóstomo, «Homily 3 on 2 Thessalonians 2:4» [«Homilía 3 sobre
2 Tesalonicenses 2:4»], en P. Schaff (ed.), Nicene & Post-Nicene Fathers
(Peabody: Hendrikson, 1994), vol. 13, pp. 332-338.
267
J. Walvoord, «Will Israel Build a Temple in Jerusalem?» [«¿Construirá
Israel un templo en Jerusalén»], Bibliotheca Sacra 125 (abril de 1968), p. 104.
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SIONISMO CRISTIANO 215
afirma que los sacrificios mencionados en Ezequiel 43:19 sólo serán
ofrendas «conmemorativas»: «Indudablemente, estas ofrendas serán de
carácter retrospectivo porque estarán destinadas a recordar el calvario
de Jesús, a diferencia de las ofrendas de la antigua alianza que anticipa-
ron este acontecimiento. El sacrificio de animales no tiene el poder de bo-
rrar los pecados (Hebreos 10.4; Romanos 3.25)» (p. 890). Sin embargo,
Ezequiel propone explícitamente que se ofrende «un ternero como sa-
crificio por los pecados». Mientras Scofield se compromete con el tema,
The New Scofield Reference Bible socava completamente los funda-
mentos hermenéuticos del dispensacionalismo:
La referencia a los sacrificios no debe tomarse literalmente puesto
que ese tipo de ofrendas ha sido eliminado; en cambio, debe conside-
rársela como una demostración del profundo respeto del pueblo redi-
mido de Israel, en su propia tierra y en el templo milenario, aunque los
términos empleados sean los que los judíos acostumbraban a usar en
los tiempos de Ezequiel (p. 864).
El riesgo de no hacer una lectura literal de esta particular referen-
cia al sacrificio es que se resquebraja seriamente el esquema de pre-
misas sobre el que se basa el dispensacionalismo, acosado por su propia
incoherencia interna. Tomado literalmente, el sacrificio de un ternero
no puede equipararse a una ofrenda conmemorativa que sólo consista
en un poco de aceite y algunos granos.268 En el libro de Ezequiel, el
contexto inmediato de la visión del templo reconstruido no es el de un
evento escatológico lejano en el tiempo, sino el del prometido regreso
de los judíos de su exilio babilónico. Más aún, si Ezequiel se hubiera
referido a una era milenaria futura, Jesucristo no hubiera podido, con-
forme a la ley mosaica, predicar en ese templo al no ser de la tribu de
Levi.269 Pero, si por algún motivo hubiera podido hacerlo, seguramente
resultaría incongruente que sacrificara animales dado que fue él quien
reemplazó los sacrificios por la ofrenda de su propia sangre, como ase-
gura el Nuevo Testamento. Esta interpretación subestima la importan-
cia del sacrificio de Cristo, que el Nuevo Testamento califica de
suficiente, final y completo.270 Que los judíos religiosos reconstruyan
el templo y restituyan los sacrificios para expiar sus pecados sólo sería
268
Levítico 2:2, 9, 16.
269
Hebreos 7:14. Consultar C. Venema, op. cit., p. 286.
270
Hebreos 2:17; Romanos 3:25.
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216 Stephen Sizer
interpretado como un rechazo a la obra redentora de Jesucristo. Para los
cristianos, apoyar la restauración del sistema sacrificial es sin duda una
señal de apostasía puesto que, como dice el autor del libro de Hebreos,
sería como «volver a crucificar al Hijo de Dios y someterlo a escarnio
público».271 Varios comentaristas se atreven incluso a equiparar la
ofrenda de «la sangre del cerdo» (Isaías 66:3) con los sacrificios ofre-
cidos en el templo tras la muerte de Cristo entre el año 33 y el año 70
de la era cristiana, argumentando que fueron estos últimos los que pro-
fanaron el templo y causaron la desolación anunciada en la profecía de
Daniel.272 Por ejemplo, George Pember, uno de los primeros dispensa-
cionalistas, adopta una visión futurista de la profecía pero, al mismo
tiempo, hace una polémica vinculación de este versículo con la reno-
vación de los sacrificios en el templo reconstruido:
Así pues, en referencia a la restitución de los sacrificios, el Señor
añade: «Aquel que mata un toro es como el que mata a un hombre, y
el que sacrifica una oveja es como el que retuerce el pescuezo de un
perro; aquel que ofrece una limosna, es como el que ofrece la sangre
del cerdo y el que quema incienso es como el que bendice a un ídolo».
Esto no impide que los judíos prometan sacrificios a Jehová y simul-
táneamente se regodeen en sus propios sacrilegios.273
En una postura diametralmente opuesta, los dispensacionalistas me-
siánicos sostienen que la reintroducción de los sacrificios en el templo
es un aspecto esencial y auténtico de la futura práctica del culto judío.
Zhava Glaser, de Jews for Jesus, afirma que la liturgia practicada en las
sinagogas durante los últimos diecinueve siglos ha mantenido viva la
memoria del templo en las almas y las oraciones de los judíos. Por eso,
insiste en que «Dios estableció el sistema sacrificial para toda la eter-
nidad»:
El sistema sacrificial es a la religión revelada en las escrituras ju-
días como la harina al pan. No es un sabor ni tampoco un aderezo. Es la
verdadera sustancia de la religión judía. Podemos diseñar sistemas al-
ternativos de aquí a la eternidad, pero nunca satisfarán nuestros anhelos
como los que Dios creó para nosotros. Aun cuando algunos rabinos po-
271
Hebreos 6:4-6. Consultar también Hebreos 9:25-26; 10:1-3.
272
Consultar G. DeMar, op. cit., p. 86; Edward J. Young, The Book of Isa-
iah, 3 vol. (Grand Rapids: Eerdmans, 1972), vol. 3, p. 520.
273
G. Pember, op. cit., pp. 353-354.
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SIONISMO CRISTIANO 217
drían obviar ciertos aspectos de la práctica y los requerimientos del culto,
¿pueden los individuos hacer otro tanto y minimizar la palabra de Dios?
¿Puede existir el judaísmo sin los sacerdotes, el altar, los sacrificios y un
lugar físico donde cada individuo se encuentre con Dios?274
Glaser refleja la posición del dispensacionalismo clásico según la
cual el templo será reconstruido porque Dios estableció una alianza es-
pecial con los judíos, independiente de su alianza con la iglesia. Esta
autora no parece creer que la figura de Jesús como sumo sacerdote
pueda reemplazar en ningún sentido el sistema sacrificial de los judíos
sino, más bien, perpetuarlo durante el milenio.
Evaluación del movimiento del templo
Como hemos visto, el apoyo de los cristianos a la reconstrucción del
templo judío –así como la demanda sobre la Tierra de Israel y del es-
tatus de Jerusalén– se sustenta únicamente en la interpretación futu-
rista y literal de la Biblia. Basándose en unas pocas y supuestamente
incumplidas profecías del Antiguo y el Nuevo Testamento, muchos sio-
nistas cristianos están convencidos de que un tercer templo será cons-
truido en el lugar que hoy día ocupa la Cúpula de la Roca en Jerusalén,
o próximo a ella, y que se restablecerá el sacerdocio judío y el sistema
de sacrificios. También creen que este templo será profanado por el
Anticristo y reemplazado durante el milenio por un templo mucho más
grande, como el descrito por Ezequiel. Esta creencia contradice la vi-
sión del Nuevo Testamento, que considera el templo como una ilus-
tración, copia y sombra de la obra expiatoria de Jesucristo.
Los teólogos de la Alianza afirman que la revelación de las Escri-
turas es un proceso progresivo, es decir, que comienza con las verda-
des menores y continúa con las verdades mayores pero nunca al revés.
En el Nuevo Testamento, ciertos conceptos del Antiguo Testamento,
como templo, sumo sacerdote y sacrificio, se repiten siempre como
«arquetipos» inspirados y realizados en Jesucristo. La tipología de las
Escrituras no es autorreferencial ni supera los modelos en los que en-
cuentra inspiración.275 Por eso, a quienes promueven la reconstrucción
274
Zhava Glaser, «Today’s rituals: Reminders or Replacements?» [«Los
rituales de hoy: ¿son recordatorios o sustitutos de los de ayer?»], Issues 8.3.
275
Consultar John Noe, The Israel Illusion (Fishers, IA: Prophecy Refor-
mation Institute, 2000), p. 16.
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218 Stephen Sizer
del templo se los acusa de regresar al sistema sacrificial precristiano
que fue sustituido y anulado por el sacrificio final de Jesucristo.276 Para
el Nuevo Testamento, el templo es un edificio temporal, una sombra o
arquetipo que prefigura el día en que Dios habitará entre los hombres
de todas las naciones gracias a la obra redentora de Jesucristo, el ver-
dadero templo espiritual.
La finalidad del templo, por tanto, encuentra su máximo signifi-
cado y expresión en Jesucristo y su iglesia y en ningún otro santuario
construido por la mano del hombre. El autor del libro de los Hebreos
asegura a los seguidores de Cristo: «Vosotros, en cambio, os habéis
acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celes-
tial, donde os habéis reunido con miles y miles de ángeles» (Hebreos
12:22). El libro del Apocalipsis dice expresamente que en el futuro el
Señor habitará entre su gente y no necesitará de un templo.277 Esta es
la razón por la que el Nuevo Testamento rechaza y prohíbe a los cris-
tianos la vuelta a las antiguas y sombrías formas de la antigua alianza,
como la figura del templo. Esta transición en el curso progresivo de la
historia de la Biblia está bien explicada en el libro de Hebreos, cuyo
versículo 8:13 no sólo brinda la clave hermenéutica para desafiar al
sionismo cristiano sino que también explica por qué Pablo reacciona
con tanta vehemencia frente a las prácticas judaizantes que intentan
corromper a la iglesia de Galacia:
Al llamar «nueva» a esta alianza, ha declarado obsoleta la ante-
rior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece termina por desaparecer…
La ley es sólo una sombra de las cosas buenas que están por venir, y
no la realidad de esas cosas. Por eso, aun cuando se repitan los mismos
sacrificios año tras año, la ley no puede hacer perfectos a quienes se
acercan al culto. (Hebreos 8:13; 10:1)
Los seguidores de Jesús, en quienes mora el Espíritu Santo, se con-
vierten en verdaderos templos de la gloria de Dios (en hebreo, sheki-
nah). En consecuencia, sugerir que la gloria de Dios habita en un único
santuario físico de Jerusalén al que los judíos y los cristianos acuden a
practicar el culto es como regresar de la realidad a la sombra o resta-
blecer la cortina divisoria del templo, una apostasía que impugna la
perfección de la obra expiatoria de Jesucristo.278 De ahí que la obse-
276
O. P. Robertson, Israel of God, pp. 53-83, 194.
277
Apocalipsis 21:22.
278
Consultar O. P. Robertson, Israel of God, p. 82.
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SIONISMO CRISTIANO 219
sión del sionismo cristiano por encontrar un lugar donde levantar el
templo, capacitar a los sacerdotes, criar becerros rojos y recolectar fon-
dos para esta causa sea calificada, en el mejor de los casos, como una
confusión, y en el peor como una herejía. Pero el apoyo del cristia-
nismo a la reconstrucción del templo se basa también en la invariable
creencia de que se aproxima una guerra apocalíptica que no tiene pa-
ralelo en la historia de la humanidad. En palabras de Don Wagner, los
sionistas cristianos exhiben un «intrínseco y patológico entusiasmo por
la llegada del Armagedón».
El futuro: la escatología del sionismo cristiano
De las cuatro tradiciones escatológicas principales –el amilenarismo, el
premilenarismo, el posmilenarismo y el transmileranismo–, el sionismo
cristiano se adhiere en gran medida, si no exclusivamente, al premile-
narismo.279 La característica esencial de las dos vertientes principales
del sionismo cristiano, la de la alianza y la dispensacional, es el pesi-
mismo acerca de lo que sucederá en el futuro, antes de la segunda ve-
nida de Cristo. Sin embargo, ha sido esta última vertiente, con su
defensa de la separación entre Israel y la iglesia y su doctrina del rapto
y la tribulación de los creyentes, la que ha marcado el rumbo del sio-
nismo cristiano desde los años setenta tomando como modelo el dis-
pensacionalismo apocalíptico y mesiánico asociado a líderes cristianos
como Hal Lindsey, Tim LaHaye, Moishe Rosen y David Brickner.280
Lindsey, por ejemplo, afirma que su libro The Late Great Planet Earth
«ha resultado determinante para que decenas de miles de judíos de todo
el mundo se convirtieran a la fe de Jesús y lo aceptaran como su Me-
sías», y comenta:
El primer ministro de Israel, David Ben Gurion, estuvo leyendo
The Late Great Planet Earth hasta poco antes de morir. Puesto que su
habitación se ha conservado tal como estaba el día de su muerte, el
279
Acerca del sionismo cristiano dispensacional, consultar C. P. Venema,
op. cit., pp. 205-218. Consultar también S. Grenz, op. cit. y R. Clouse (ed.),
The Meaning of the Millenium (Downers Grove, IL: IVP, 1977).
280
Por ejemplo, Edward Hindson, Approaching Armageddon: The World
Prepares for War with God (Eugene, OR: Harvest House, 1997); M. Rosen,
Overture to Armageddon? Beyond the Gulf War (San Bernardino, CA: Here’s
Life Publishers, 1991) ; D. Brickner, op. cit.
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220 Stephen Sizer
ejemplar de mi libro sigue allí, sobre su escritorio. Uno de los actua-
les mandos militares del Ejército israelí, cuya amistad me honra, ha
distribuido cientos de ejemplares de la traducción hebrea entre las
Fuerzas de Defensa, aun cuando él no crea que Jesús es el Mesías.281
Gary DeMar y Peter Leithart observan que «si Lindsey no hubiera
jugado con las fechas ni usado la reunificación del Israel infiel en su tie-
rra como base de sus especulaciones, The Late Great Planet Earth hu-
biera sido una obra más dentro de la literatura escatológica. Fueron
precisamente sus predicciones las que lo convirtieron en un best-se-
ller».282 DeMar y Leithart opinan que, si bien muchos de los que se
hacen llamar dispensacionalistas son en realidad «dispensacionalistas
‘lindseyistas’» porque comparten su enfoque de las profecías, caso de
John Walvoord y Tim LaHaye (y el de sus imitadores Grant Jeffrey,
Charles Dyer, Dave Hunt y Jack Van Impe), el término genérico que
mejor describe la doctrina dispensacional que prevalece en nuestros
días es el de «dispensacionalismo apocalíptico». La creciente popula-
ridad del dispensacionalismo apocalíptico se debe en gran medida al
enfoque poco convencional con que Lindsey y sus epígonos abordaron
las profecías bíblicas. Su lectura pesimista está basada en la funda-
mental convicción de que se avecina un período de tribulaciones, en el
que los cristianos asistirán al rapto secreto de la iglesia y a la recons-
trucción del templo judío en el Monte del Templo. Esto desencadenará
la guerra de Armagedón, en la que muchos judíos han de encontrar el
sufrimiento y la muerte. A continuación, Jesús volverá a la tierra para
rescatar a los judíos creyentes, restaurar el reino de Israel y estable-
cerse en Jerusalén, desde donde encabezará su reinado milenario. Cual-
quier evaluación del estilo profético de la novela de Lindsey torna
ineludible el análisis de los principales rasgos escatológicos del sio-
nismo cristiano: los signos de los tiempos, el rapto, las tribulaciones,
la batalla de Armagedón, la segunda venida de Cristo y el Juicio Final.
El profeta Hal y la predicción del futuro
Hal Lindsey es el gran responsable de haber popularizado una lectura bas-
tante polémica de las profecías que, no obstante, goza de una gran acep-
tación. Básicamente, Lindsey aporta una doctrina teleológica, que, más
281
H. Lindsey, Road to Armageddon, p. 195.
282
DeMar & Leithart, op. cit., p. 17.
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SIONISMO CRISTIANO 221
que una escatología, es una interpretación de la historia cuyo centro de in-
terés es el regreso de Jesucristo y sus consecuencias posteriores.283 Lind-
sey asume, entre otras cosas, que las profecías representan la historia
prefigurada, que son autentificadas por la exactitud de las predicciones y
que, por haber sido redactadas en clave, requieren decodificación.
PROFECÍAS: LA HISTORIA PREFIGURADA
Charles Ryrie fue el primero en describir la Biblia como «la historia
prefigurada»,284 mientras que Charles Dyer considera que las dispen-
saciones «nos brindan un mapa cronológico que nos sirve de guía».285
Derek Prince profundiza en esta idea: «El tema central de las profe-
cías bíblicas… gira en torno a la tierra y el pueblo de Israel».286 Lind-
sey ha popularizado la idea de que las profecías bíblicas son
esencialmente futuristas y proféticas, por cuanto revelan los planes fu-
turos de Dios concernientes a la tierra y, en particular, al Estado de Is-
rael. Por tanto, afirma: «En el centro de la especulación profética se
encuentra el Estado de Israel. Ciertos acontecimientos de la historia re-
ciente de esta nación demuestran que los profetas no estaban errados y
nos fuerzan a aceptar que “la cuenta atrás” ya ha comenzado».287 En la
contraportada de The Late Great Planet Earth, Lindsey escribe: «Estos
tres milenios de historia están saturados de evidencias que corroboran
la exactitud de los profetas, de modo que ignorar sus pronósticos acerca
del destino del hombre y de los eventos que pronto sacudirán a este
planeta será quizás la mayor insensatez de esta generación». En la in-
troducción de There’s a New World Coming, afirma: «La información
contenida en el libro que estáis a punto de leer tiene más actualidad
que el diario de mañana... Creo que todos os sorprenderéis de lo que los
283
Consultar Vernard Eller, «Theology of Promise vs. Theology of
Hope» [«La teología de la promesa versus la teología de la esperanza»],
The Christian Century, 10 de abril de 1968, disponible online en <http://hc-
central.com/eller1/cco41068.html>; consultar también, Mick Broderick,
«Heroic Apocalypse, Mad Max, Mythology and the Millennium» [«El apo-
calipsis heroico, Mad Max, la mitología y el milenio»], en C. Sharrett (ed.),
Crisis Cinema: The Apocalyptic Idea in Postmodern Narrative Film (Wash-
ington: Maissoneuvre Press, 1993); pp. 250-272.
284
C. Ryrie, The Living End (Old Tappan, NJ: Revell, 1976), p. 80.
285
C. Dyer, op. cit., p. 189.
286
D. Prince, Last Word on the Middle East, p. 54.
287
H. Lindsey, 1980’s: Countdown, p. 11.
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222 Stephen Sizer
profetas predijeron casi dos mil años atrás» (p. 7). En 1980, Lindsey
hacía una valoración aún más dogmática acerca de la veracidad de su
último libro: «Me propongo analizar qué ocurrirá en la década que
acabamos de comenzar» (énfasis añadido).288 En Planet Earth 2000
AD (1996), Lindsey sugiere que, aunque el mundo parece girar fuera
de control, «todo está en orden, como ya descubrirán. Dios nos anticipó
que estas cosas pasarían» (p. 2). En su opinión, los profetas de la Bi-
blia se habían limitado a registrar los eventos del futuro, así que en
Planet Earth, The Final Chapter (1998), insiste: «Este armamento es
tan nuevo, tan secreto y tan letal que casi nadie fuera de los círculos mi-
litares conoce su existencia. Pero Dios sí lo sabía, y así se lo reveló a
Zacarías cuando le anunció los detalles de la nueva batalla que se li-
braría por Jerusalén» (p. 227). Lo que Lindsey no explica es cómo se
mantuvo el secreto de las armas si Zacarías ya había escrito acerca de
ellas unos 2.400 años atrás. Al tratar las profecías como historia prefi-
gurada, Lindsey interpreta las predicciones concernientes al futuro se-
paradas del contexto histórico en que fueron originalmente anunciadas.
Su visión contradice a los profetas hebreos, que afirmaron consisten-
temente que su misión principal era llamar al pueblo de Dios a arre-
pentirse y retomar lo establecido por la alianza, y que nunca declararon
su intención de revelar hechos ocultos que habrían de cumplirse miles
de años después, en un futuro ya predestinado. Las auténticas profecías
bíblicas son siempre condicionales antes que fatalistas, porque las pro-
mesas y las advertencias están sujetas al modo en que el pueblo de Dios
responde a sus mandatos. Por eso, algunas profecías nunca se hicieron
realidad. Cuando Miqueas, por ejemplo, predijo que Jerusalén «sería
arado como un campo y se convertiría en una montaña de basura» (Mi-
queas 3:12), el pueblo de Ezequías atendió sus advertencias, hizo pe-
nitencia y renovó su fe en Dios (Jeremías 26:17-19): «Entonces, el
Señor se retractó de los castigos que les había anunciado».289 Este prin-
cipio de condicionalidad también se aplica a la historia de Jonás (Jonás
4:1-3, 10-11). Hay quienes sugieren que Lindsey es uno de esos falsos
profetas que endulzan a la gente con promesas de paz y prosperidad,
pero olvidan especificar las condiciones establecidas en la alianza: el
arrepentimiento y la renovación de la fe.290 En la medida en que cali-
288
Ibid., p. 7.
289
H. Lindsey, Planet Earth, the Final Chapter, pp. 52-53.
290
Consultar C. van der Waal, Hal Lindsey and Biblical Prophecy (Neer-
landia, Alberta: Inheritance Publications, 1991), p. 51.
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SIONISMO CRISTIANO 223
fica las profecías de deterministas y «prefiguradas», Lindsey legitima
las demandas territoriales que Israel plantea de manera unilateral mien-
tras ignora la naturaleza condicional de las promesas que Dios esta-
bleció en la alianza.
PROFECÍAS: LA EXACTITUD PREDICTIVA
En su primer libro, The Late Great Planet Earth, Lindsey examina el
renovado y ostensible interés por la astrología, el espiritualismo y la
clarividencia: «La Biblia hace afirmaciones fantásticas, pero no más
sorprendentes que las de los astrólogos, profetas y videntes de hoy en
día. Más aún, los enunciados bíblicos se fundan mayoritariamente en
hechos y evidencias históricas» (pp. 17-18). En There’s a New World
Coming: A Prophetic Odyssey, escrito tres años después, Lindsey re-
toma el análisis comparativo de las profecías, contrastando los anun-
cios de los profetas del Antiguo Testamento con los testimonios de los
druidas de Stonehenge:
Cuatro mil años atrás, los sacerdotes observaban el sol, la luna y
las estrellas a través de estas piedras y predecían con exactitud las es-
taciones, la salida del sol, los eclipses de sol y de luna… Durante si-
glos, la historia ha dado cuenta de los infinitos intentos que los hombres
han hecho para predecir el curso de los acontecimientos, pero ninguno
igualó la clarividencia de los antiguos profetas hebreos.291
En 1994, Lindsey desafió a sus críticos recordándoles la populari-
dad de The Late Great Planet Earth: «Estoy seguro de que ninguno de
los charlatanes de la astrología moderna ni de los clarividentes de la
New Age puede empañar mi trayectoria».292 Irónicamente, el último ca-
pítulo de The Late Great Planet Earth se titula «Sacando lustre a la
bola de cristal» (p. 180),293 y uno de los párrafos de There’s a New
World Coming, donde analiza el libro del Apocalipsis, lleva como sub-
título «Juan y las percepciones extrasensoriales» (p. 12). Debido a su
análisis comparativo –y arrogante– de las profecías, Lindsey fue acu-
sado de confundir las fuentes bíblicas con las fuentes del ocultismo,294
291
H. Lindsey, There’s a New World Coming, contraportada.
292
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 4.
293
Consultar también G. DeMar, op. cit., p. 197.
294
Consultar C. van der Waal, op. cit., p. 51.
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224 Stephen Sizer
lo que se vio exacerbado por su convicción de que las profecías eran
de por sí oscuras y, por tanto, debían ser decodificadas.
PROFECÍAS: EN «CÓDIGO BÍBLICO»
Lindsey afirma haber descubierto muchos de los enigmas proféticos
que se encuentran a lo largo de la Biblia, detrás de los cuales se ocul-
tan las predicciones específicas que conciernen no sólo al presente sino
al futuro inminente. Al calor del debate en torno al «código de la Bi-
blia», Lindsey reescribió There’s a New World Coming (1973) bajo el
título de The Apocalypse Code (1997), donde afirma haber descifrado
«ciertos mensajes relacionados con el futuro del hombre y el destino de
la tierra que habían permanecido ocultos desde hacía mucho tiempo».
En la contraportada de The Final Battle, el editor comenta: «A través
de estas páginas, Hal Lindsey logra que imaginemos la Tercera Guerra
Mundial sin necesidad de transportarnos al futuro».295 Para Van der
Waal, en cambio, «Lindsey utiliza sus libros como un gran supermer-
cado donde vende información confidencial acerca del futuro cercano,
en particular sobre la III Guerra Mundial».296 Con ese fin recurre a di-
ferentes «ardides», como tergiversar los textos bíblicos para que se
adapten al escenario futuro que predice, proponiendo lo que algunos
críticos consideran una moderna forma de gnosticismo.297 Lindsey ase-
gura que sólo quienes lean sus libros o se suscriban a su sitio web de
noticias hallarán los medios para entender las profecías. Cuando lo cri-
tican por no haber previsto el colapso del comunismo soviético, Lind-
sey se excusa diciendo que nunca se consideró un profeta. Sin embargo,
confiesa ser el autor de «una serie de predicciones» y le place citar a
quienes lo han bautizado como «el Jeremías de esta generación».298
La novedosa y polémica interpretación de Lindsey, que muchos han
imitado pero nadie logró igualar, parte de la hipótesis de que las pro-
fecías representan la historia prefigurada, que ha sido autentificada por
la exactitud de las predicciones y que, por estar escrita en clave, nece-
sita decodificarse. Esta visión pesimista y determinista del futuro tiene
profundas consecuencias tanto para el pueblo judío como para las re-
laciones internacionales en Oriente Próximo. Como se analizará en el
295
H. Lindsey, Final Battle, contraportada.
296
C. van der Waal, op. cit., p. 53.
297
Ibid., pp. 54-55.
298
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 191; Final Battle, contraportada.
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SIONISMO CRISTIANO 225
próximo capítulo, la escatología futurista y los presupuestos dispensa-
cionales que la sustentan han sido explotados para servir a los intere-
ses del sionismo político y religioso.
Los signos del fin del mundo: tiempos de cambio
El surgimiento del premilenarismo y su interpretación literal y futurista de
la Biblia, sumado a la popularidad de las conferencias proféticas de Albury
y Powerscourt, desató una gran especulación en torno a si los aconteci-
mientos contemporáneos –guerras, hambrunas y seísmos– constituían la
prueba fehaciente de que se aproximaba el fin del mundo. En su libro The
Last Days: A Discourse on the Evil Character of These our Times Proving
them to be the ‘Perilous Times’of the ‘Last Days’(publicado en 1828), Ed-
ward Irving trató de demostrar que «el mundo había comenzado a vivir sus
últimos días, y que las costumbres ordinarias de la gente precipitarían ese
final» (p. 10). Comparado con las drásticas advertencias del dispensaciona-
lismo apocalíptico contemporáneo, el libro de Irving –que esencialmente
alude a los pasajes de 2 Timoteo 3:1-6– resulta algo ingenuo. En sus pági-
nas incluye a los que desobedecen las alianzas, los violentos, los iracundos,
los traidores y a los que describe como «impetuosos y vanidosos amantes del
placer» (p. 5). Sin embargo, fue la degradación de la moral inglesa la que
llevó a Irving a concluir que su generación estaba siendo testigo de los últi-
mos días del «cautiverio judío y la dispensación de los gentiles» (p. 10). Se-
tenta años después, durante la conferencia profética de Niágara de 1897,
Scofield habló sobre «el regreso del Señor» y volvió a insistir en sus acia-
gos vaticinios: «Hoy en día, los signos y presagios del fin de los tiempos son
tantos y tan ominosos que cualquier hombre dotado de clarividencia, sea de
la condición que sea, puede percatarse de ellos sin necesidad de echar mano
a la interpretación de las profecías». Volviendo a las conferencias proféticas
anteriores, Scofield recordó a la audiencia que su mensaje no había cam-
biado en absoluto: «Año tras año, abandonamos momentáneamente nues-
tros estudios de la palabra de Dios y venimos aquí para advertirles –aunque
nos tilden de pesimistas– que nuestra era terminará en el caos y la desola-
ción; se aproxima una gran y última catástrofe que asolará el mundo».299 En
su libro Jesus is Coming (1908), Blackstone enumera los ocho signos que
presagian la «pronta» venida de Cristo: la prevalencia de los viajes y el co-
nocimiento, los tiempos peligrosos, el espiritualismo, la apostasía, la evan-
gelización universal, las fortunas personales, la nación de Israel y, por encima
299
C. Scofield, Truth 19 (1897), p. 385; citado en Canfield, op. cit., p. 125.
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226 Stephen Sizer
de todos, el sionismo (p. 10). Refiriéndose a la profecía de Daniel, Blacks-
tone advierte: «Es un dato significativo que este primer congreso sionista se
haya reunido justo 1.260 años después de que Jerusalén cayera en manos de
los musulmanes, en el año 637 d.C.» (p. 241). La conmoción de la Primera
Guerra Mundial reavivó las especulaciones del dispensacionalismo y ge-
neró una gran desconfianza en las negociaciones de paz, un pesimismo que
persiste hasta nuestros días. En 1918, Scofield publicó What Do The Pro-
phets Say?, una serie de estudios que incluye un capítulo titulado «¿Puede
la Biblia echar luz sobre esta guerra?». Allí expresa:
Hasta donde sabemos por las profecías, no existe la menor garan-
tía de que las naciones involucradas en la conflagración sean capaces de
establecer una paz duradera en el mundo. Es nuestro deseo que el sufri-
miento, la masacre y la destrucción provocadas por esta guerra despier-
ten el profundo rechazo de la humanidad a cualquier tipo de
enfrentamiento y que, como consecuencia, surja una federación de na-
ciones –los Estados Unidos del Mundo– en la que no tengan cabida los
ejércitos sino una fuerza internacional de paz. Por una vez, parece haber
alguna correspondencia entre los sueños de la gente y la palabra de los
profetas. Ciertamente, esa palabra augura la formación de un imperio
mundial de naciones en los últimos días de nuestra era (pp. 18-19).
Esta obsesión por los análisis derrotistas del contexto geopolítico
también repercutió sobre las opiniones de las distintas corrientes teo-
lógicas respecto al lugar de los judíos en este ominoso escenario. Los
dispensacionalistas como Benjamin Newton, por ejemplo, sostuvieron
que los judíos formarían parte de una alianza europea de carácter po-
lítico y religioso, que también incluiría al Anticristo:
Cuando los papistas, la iglesia griega, el judaísmo y el islam, junto con
el anglicanismo, se hagan eco de este sentimiento y las naciones del mundo
romano lo adopten oficialmente, no tardaremos en ver que el «dinero» y la
«maldad» se hacen dueños de la tierra de Sinar.300
Para Newton, el destino de los judíos junto al Anticristo fue esta-
blecido en un esquema profético predeterminado: «La gran mayoría de
300
B. Newton, Babylon, pp. 145, 150; «Sinar» es el primer nombre hebreo
de Babilonia. Es interesante que Charles Dyer, un dispensacionalista moderno
del Seminario de Dallas, también considere que las referencias apocalípticas
a Babilonia que se encuentran en el libro de Apocalipsis aluden literal, y no fi-
guradamente, al Irak actual. Consultar C. Dyer, op. cit., pp. 61-65.
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SIONISMO CRISTIANO 227
los israelitas, sobre todo los que habitan en su tierra, mantendrán vín-
culos con el Anticristo y padecerán el mismo funesto destino».301 Como
hemos visto, las especulaciones proféticas de Newton reflejan que, hacia
fines del siglo XIX, el premilenarismo dispensacional estaba más preo-
cupado por establecer cuándo se manifestarían «los signos del fin del
mundo» que por difundir el evangelio cristiano. Atrás había quedado el
afán posmilenarista de recuperar las almas perdidas, que había impul-
sado la expansión misionera cien años antes. Pero quienes se sentían
más identificados con el premilenarismo de la alianza y mantuvieron
su fidelidad a las denominaciones establecidas, la evangelización de los
judíos y el restauracionismo, evaluaron esos signos de manera diferente.
La London Jews’ Society, por ejemplo, recibió la Declaración Balfour
con optimismo porque señalaba el fin del «tiempo de los gentiles»:
A la luz de las escrituras proféticas, reconocemos que el acuerdo
entre nuestro gobierno y los gobiernos de las potencias aliadas para re-
solver la reinstalación de los judíos en su propia tierra es un gesto de
enorme importancia… Desde el año 70 d.C, Jerusalén y Palestina han
estado bajo la dominación de los gentiles y ahora parece aproximarse
el día en que la última predicción se haga literalmente realidad; a buen
seguro, este hecho es una específica advertencia de que el tiempo del
Señor «está cerca, de hecho ante nuestras puertas» (Mateo 24:33).302
Otras organizaciones sionistas se manifestaron de un modo similar
en 1948, en ocasión del establecimiento del Estado de Israel,303 y nue-
vamente en 1967, tras la captura de Jerusalén Este.304 Unos treinta y
cinco años después, Lindsey seguía insistiendo: «Amigos, ya se escu-
chan los pasos de Jesucristo, nuestro Salvador, acercándose a las puer-
tas del cielo para iniciar su regreso».305 Según Dwight Wilson, la
historia del premilenarismo está «plagada de especulaciones erróneas
301
B. W. Newton, «A Statement of Doctrinal Belief» [«Una declaración
doctrinal»], Artículo 32, en Fromow, op. cit., p. 60.
302
Jewish Missionary Intelligence (1917), pp. 129-130; citado en K. Crom-
bie, op. cit., p. 160.
303
CMJ, «The State of Israel: Why should we support it?» [«¿Por qué de-
beríamos apoyar al Estado de Israel?»], Always be Prepared to Give an Answer
Resource Pack (St Albans: CMJ, 1996).
304
Jan W. van der Hoeven, Babylon or Jerusalem? (Shippensburg, PA:
Destiny Image, 1993), p. 151.
305
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 160; Planet Earth, the Final
Chapter, p. 108.
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228 Stephen Sizer
que han socavado su credibilidad». Las especulaciones sobre la res-
tauración del pueblo judío crearon más confusión en cuanto a si ocu-
rriría antes o después de la segunda venida de Cristo, antes o después
de su conversión. Wilson también se muestra pesimista a este respecto:
«La restauración... según distintas teorías, debía ocurrir en 1897, 1917
y 1948... Es muy poco probable que la situación cambie demasiado».306
Los premilenaristas –tanto los de la alianza como los dispensacionales–
coinciden en que estamos viviendo «los últimos días», pero disienten
en torno a lo que vendrá después. Mientras los dispensacionalistas
mantienen discrepancias internas acerca de si el rapto secreto de los
cristianos se producirá antes, durante o después del período conocido
como la Gran Tribulación, los premilenaristas de la alianza están con-
vencidos de que los cristianos permanecerán en la tierra hasta la ve-
nida de Cristo.
El rapto: la gran evasión
El dispensacionalismo, con su novedosa distinción entre los destinos
eternos de la iglesia e Israel, también es responsable de la doctrina del
rapto. Originada al parecer en Irving307 y popularizada por Darby,308
esta doctrina lleva a los dispensacionalistas a creer que el regreso de
Cristo se producirá en dos etapas. En la primera, hará una ‘aparición’
invisible para llevar a los cristianos a su encuentro en el cielo, un pro-
ceso que se conoce como «el rapto de los santos». Con el Espíritu Santo
ausente, el Anticristo aparecerá en la tierra, el mal prevalecerá sobre el
bien y los no creyentes, incluidos los judíos ahora reinstalados en Is-
rael, sufrirán siete años de tribulaciones. El reinado de Satán terminará
abruptamente con la aparición pública de Jesucristo. En lo que con-
cierne al rapto, Darby sostenía: «El encuentro de la iglesia con Jesu-
cristo es independiente de la aparición o la llegada de este a la tierra,
306
D. Wilson, op. cit., pp. 216-218.
307
J. N. Darby, «The Rapture of the Saints and the Character of the Jew-
ish Remnant» [«El rapto de los santos y el carácter de los judíos que sobre-
vivan»], en Collected Writings, vol. 2, Prophetic 1, pp. 153-155.
308
C. Bass, op. cit., p. 41; Dave McPherson, The Unbelievable Pre-Trib
Origin (Kansas City: Heart of America Bible Society, 1973); y The Incredible
Cover-Up (Medford, OR: Omega Publications, 1975). Consultar también Ed-
ward Irving, «Signs of the Times in the Church» [«Los signos de los tiempos
en la iglesia»], Morning Watch 2, marzo de 1830, pp. 156-158.
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SIONISMO CRISTIANO 229
porque la iglesia es celestial por naturaleza. El rapto se refiere al en-
cuentro físico de los creyentes con Jesucristo».309 Esta esperanza en el
rapto secreto podría explicar la reacción de los dispensacionalistas ante
la suerte que correrán los judíos durante la tribulación, y que pasa de
la aceptación al desinterés. Blackstone, por ejemplo, dice:
Los detalles de la restauración, el arrepentimiento y la aceptación
de Cristo no tienen importancia para nosotros. Porque sólo quienes
pertenecen a la iglesia serán rescatados y salvados de las tribulaciones
que Israel no podrá evitar.310
Este es quizás el motivo por el que los dispensacionalistas no temen
la llegada de otro holocausto. Mientras Israel ha sido descrito como la
«mecha del Armagedón»,311 los cristianos esperan el rapto para ponerse
a salvo antes de que comience la batalla. En su comentario sobre End
Times, el libro de John Walvoord, Jews for Jesus hace una promesa
tranquilizadora:
El tiempo del fin puede ser una época de felicidad y recompensas
para los cristianos. La clave está en comprenderlo. Con una buena dosis
de claridad, lógica y persuasión, el libro explora los dramáticos acon-
tecimientos mundiales a la luz de las profecías bíblicas, estableciendo
los preceptos de nuestra fe. Esta obra, decisiva en su género, ha sido es-
crita por uno de los grandes expertos en el tema de las profecías.312
Aprovechando la creciente tensión que provocaba el llamado
‘efecto 2000’, otros escritores dispensacionalistas se animaron a espe-
cular, como lo había hecho Lindsey, acerca de la inminencia del rapto
y del tiempo de la tribulación.313 Jews for Jesus, por ejemplo, ha hecho
309
J. N. Darby, «Rapture» [«El rapto»], en Collected Writings, pp. 153-
155.
310
W. E. Blackstone, op. cit., p. 176.
311
H. Lindsey, Late Great Planet Earth, p. 44.
312
Consultar la crítica en el sitio web de Jews for Jesus: <http://store.jews-
forjesus.org/books/products/BK232.htm>. (Visitado en mayo de 2002.)
313
Por ejemplo, John Walvoord, The Blessed Hope and the Tribulation
(Grand Rapids: Zondervan, 1975); Tim LaHaye, No Fear of the Storm: Why
Christians Will Escape All the Tribulation (Sisters, OR: Multnomah, 1992);
Finis Jennings Dake, The Rapture and the Second Coming of Christ
(Lawrenceville, GA: Dake Bible Sales, 1977).
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230 Stephen Sizer
la siguiente descripción de la obra más vendida de Tim LaHaye, Left
Behind:
Dentro de la literatura cristiana, no hay otra obra de ficción que
haya vendido más de 7 millones de ejemplares. Esta estremecedora
aventura del fin de los tiempos examina la vida en la tierra después del
rapto. En un instante cataclísmico, millones de personas desaparecen
en todo el mundo, los vehículos circulan sin control y los seres ama-
dos se esfuman delante de nuestros ojos: estamos ante un caos univer-
sal... ¡Esta lectura os atrapará de principio a fin!314
Por la misma razón, Lindsey aconsejó a los cristianos que no se ilu-
sionaran con las celebraciones del milenio que habrían de tener lugar
el 31 de diciembre de 1999. Dada la situación del mundo, afirmó, no
creo que estemos en la tierra para entonces:
Yo no haría planes a largo plazo. Tal vez, entre este momento y
el fin del presente milenio, seamos llevados a encontrarnos con Cristo
en el cielo... ¿Creen que me equivoco? Tal vez tengan razón. El rapto
podría no ocurrir entre hoy y el año 2000. Pero en la historia del pla-
neta nunca antes hubo una coincidencia tan perfecta entre un aconte-
cimiento histórico y sus circunstancias como la que vemos ahora, por
lo que no sería nada extraño que este sea el escenario del fin del
mundo... Quiero dedicar las últimas páginas de este libro a exponer lo
que creo que veremos en las horas y minutos que nos quedan.315
Los pasajes preferidos de los dispensacionalistas, como 1 Tesalo-
nicenses 4, no hacen mención alguna de un rapto secreto, ni tampoco
de que la iglesia sería arrancada de la tierra para volver más tarde du-
rante la aparición pública de Jesucristo. Clarence Bass insiste: «La
única manera de fundamentar el rapto que precederá a la tribulación es
hacer una interpretación exegética de las Escrituras».316 Pese a todo, y
dando por supuesto el rapto de los cristianos, las especulaciones del
dispensacionalismo se centraron en uno de los aspectos más polémicos
de su escatología: el destino de los judíos durante la tribulación y la
batalla de Armagedón.
314
Sitio web de Jews for Jesus, <http://store.jewsforjesus.org/ppp/pro-
duct.php?prodid=130>. (Consultado en agosto de 2004.)
315
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 306.
316
C. Bass, op. cit., p. 39.
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SIONISMO CRISTIANO 231
El Armagedón y la angustia de Jacob
En Mateo 24, Jesús aconseja a sus seguidores que huyan de Jerusalén
porque no tardará en caer en manos del ejército romano. Aplicando
esta profecía a los acontecimientos futuros, los dispensacionalistas an-
ticiparon sus horrendas consecuencias para los judíos de hoy. Al prin-
cipio, las descripciones de los eventos que rodeaban a la tribulación y
la batalla de Armagedón eran más bien concisas e incluso desapasio-
nadas.317 Las anotaciones de Scofield, por ejemplo, explican por qué
«Armagedón fue elegido como el lugar donde comenzará la gran ba-
talla del final, en la que el Señor llegará con toda su gloria para liberar
a los judíos supervivientes, a los que las potencias gentiles de todo el
mundo, lideradas por la Bestia y los falsos profetas, mantienen bajo
sitio».318 William Blackstone brinda más detalles acerca del sufrimiento
del pueblo judío durante la tribulación. En Jesus is Coming, su obra
más influyente, Blackstone afirma: «No hay duda de que Israel será
restaurada; pero le esperan tiempos de grandes padecimientos. Sus pe-
cados son tan grandes como las montañas. Sobre ellos pende el derra-
mamiento de sangre inocente, incluso de la preciosa sangre de
Jesucristo» (p. 174). Con intención o sin ella, Blackstone perpetuó la
acusación de deicidio que derivó en el profundo odio hacia los judíos.
A continuación, se refiere a «la angustia de Jacob» mencionada en Je-
remías 30:6-7, y advierte: «Es probable que “el tiempo de los genti-
les” esté llegando a su fin y que las naciones estén próximas a caer en
una poderosa espiral de acontecimientos conectados con la reunifica-
ción del infiel Israel» (p. 241). En su opinión, el sionismo podría ser un
«signo» del fin de los tiempos, aunque ciertamente no sería uno con el
que la gente se complacería ni se vincularía de buen grado. Otros dis-
pensacionalistas como James Gray y Arno Gaebelein, conocidos por su
aportación a la Scofield Reference Bible, también fueron criticados por
haber expresado –supuestamente– sentimientos antisemitas.319 Las pre-
dicciones del dispensacionalismo contemporáneo son más detalladas y
317
Una excepción es el libro de S. D. Baldwin, Armageddon: Or the Over-
throw of Romanism and Monarchy; The Existence of the United States Fore-
told in the Bible (Cincinnati: Applegate & Company, 1854).
318
Scofield Reference Bible, nota a pp. 4, pp. 1348-1349.
319
A. Gaebelein, The Conflict of the Ages (Nueva York: Our Hope, 1933);
T. P. Weber, Living in the Shadow of the Second Coming: American Premil-
lennialism, 1875-1982 (Nueva York: Oxford University Press, 1979), p. 189.
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coloridas, pero siguen insistiendo en que el tiempo de la tribulación y
la batalla de Armagedón tendrán nefastas consecuencias para el pueblo
judío. Charles Ryrie, por ejemplo, predice que «Israel sufrirá el peor
baño de sangre de su historia».320 En sintonía, Walvoord sugiere que el
siguiente holocausto dejará un saldo de no menos de 750 millones de
víctimas mortales,321 mientras LaHaye señala que «“la angustia de
Jacob” profetizada en Jeremías 30:7 será sin duda mucho peor que la
Inquisición española... o incluso que el Holocausto de Adolf Hitler».322
En lo que respecta a Lindsey, sus primeras obras lo muestran más am-
bivalente respecto al destino de los judíos debido a su confianza en que
los cristianos lograrían evadir la batalla de Armagedón y presenciar los
últimos acontecimientos desde el cielo.323 En There’s a New World Co-
ming (1973), afirma que Dios todopoderoso liberará a los judíos me-
siánicos que se hayan convertido a la fe de Jesús durante el tiempo de
la tribulación: «El hecho de que Dios redima a 144.000 judíos verda-
deros y los nombre sus apóstoles no sólo es sensato sino que responde
a los consejos de Dios… ellos no son Testigos de Jehová ni patriarcas
mormones, ni ningún otro símbolo de la iglesia; ¡son judíos, judíos, ju-
díos!» (p. 121). En Israel and the Last Days (1983), Lindsey todavía
se anima a asegurarle al pueblo judío que, durante el tiempo de la tri-
bulación, y a pesar de que se encontraría en el «vórtice» de una guerra
mundial que involucraría a cientos de millones de soldados y podero-
sos armamentos nucleares, el mundo sería testigo de uno de los mila-
gros más colosales de la historia:
Israel será convertido a la fe del Mesías y protegido por acción de
sus milagros... (Zacarías 12:8, 9). Dios será fiel a su promesa e inves-
tirá a los judíos de la fuerza necesaria para luchar con una ferocidad
jamás vista. Y, utilizando sus poderes sobrenaturales, impedirá que
sean aniquilados de la faz de la tierra (pp. 45-46).
En todo caso, hacia 1994 los pronósticos de Lindsey se volvieron
más pesimistas: «…Sólo una pequeña parte de la población mundial
320
Charles Ryrie, The Living End (Old Tappan, NJ: Revell, 1976), p. 81;
el cap. 8 se titular «A bloodbath for Israel» [«Un baño de sangre para Israel»].
321
J. Walvoord, Israel in Prophecy (Grand Rapids: Zondervan, 1962), p.
108.
322
LaHaye & Jenkins, Are We Living in the End-Times?, p. 146.
323
H. Lindsey, Late Great Planet Earth, pp. 48, 165, 167.
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SIONISMO CRISTIANO 233
sobrevivirá a una guerra que dejará numerosas víctimas entre los ju-
díos».324 En The Final Battle (1995), bajo el epígrafe «Se necesitará un
milagro para salvar a Israel – Apuntes de inteligencia», Lindsey es-
cribe: «A Israel le esperan tiempos muy difíciles. El Estado judío que-
dará al borde de la destrucción» (p. 184). En un capítulo posterior, da
los detalles de las luctuosas consecuencias:
La tierra de Israel y sus alrededores serán blanco seguro de los
ataques nucleares. Irán y todas las naciones musulmanas que rodean a
Israel ya habrán sufrido las armas nucleares israelíes… Toda Europa,
donde tiene su asiento el poderoso Anticristo, será un gran campo de
batalla de esta guerra nuclear, al igual que Estados Unidos… Zacarías
hace un inusual y detallado relato de cómo perecerán cientos de miles
de soldados en los campos de batalla de Israel: «Se les pudrirá la carne
en vida, se les pudrirán los ojos en las cuencas y se les pudrirá la len-
gua en la boca» (Zacarías 14:12). Este es el preciso efecto que produ-
cirá la intensa radiación de las bombas de neutrones (pp. 255-257).
Según Lindsey, los 350 kilómetros de territorio que comienzan en
el valle de Esdrelón cerca de Megido, siguen por el valle del río Jordán
y terminan en el Mar Muerto y el Golfo de Akaba, quedarán cubiertos
de residuos bélicos y cadáveres humanos y animales; pero, por encima
de todo, la sangre de las víctimas inundará el suelo.
Yo he recorrido este extenso valle... Es casi imposible imaginarlo
cubierto por un río de sangre de un metro y medio de profundidad. Sin
embargo, eso es exactamente lo que Dios predijo que sucederá y Él
siempre cumple su palabra. Algunos se preguntan si «la sangre final-
mente se coagulará y dejará de fluir». A causa de la intensa radiación,
la sangre no coagulará... Y, por eso, el valle se convertirá en un verda-
dero mar de sangre de un metro y medio de profundidad (pp. 251-252,
284).
Aun así, Lindsey cree que el poder de Dios es más fuerte que el de
las armas nucleares y que echará mano de sus fuerzas sobrenaturales
para proteger a los creyentes israelíes del peor holocausto que haya co-
nocido la humanidad. En términos biológicos o ecológicos, esta tarea
divina es difícil de concebir, como también lo es imaginar a los 144.000
apóstoles judíos realizando su tarea misionera en el invierno posnu-
324
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 264.
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234 Stephen Sizer
clear, dado que la mitad de la población mundial habrá desaparecido
para entonces. Lindsey sostiene que la guerra nuclear desatará fuerzas
tan destructivas que bastarán para modificar el clima y la topografía
del planeta, e incluso arrasar todas las ciudades.325 ¿Qué superviviente,
en el supuesto de que goce de buena salud, tendría el deseo de escuchar
a estos «144.000 émulos hebreos de Billy Graham que andarán por el
mundo difundiendo la palabra divina»?326
Las visiones apocalípticas de Lindsey encuentran eco en muchos
otros escritores, que en buen número pertenecen a Jews for Jesus.327 El
sitio web de esta organización publica una reseña sobre The Late Great
Planet Earth en la que promete: «Sin duda, este libro os ayudará a en-
contrar vuestro lugar en el plan profético que Dios ha diseñado para
toda la eternidad».328 David Brickner describe un escenario idéntico al
de Lindsey en su libro Future Hope. Su exégesis literalista crea una
fuerte disonancia entre los textos bíblicos y los acontecimientos con-
temporáneos: así, por ejemplo, describe a los ejércitos invasores que
despliegan estrategias militares de la Edad del Bronce pero valiéndose
de los sofisticados armamentos del siglo XXI (pp. 71-72). Si bien apoya
el regreso de los judíos a Israel, Brickner se muestra pesimista acerca de
su destino: «La buena noticia, como dijo el profeta, es que al final Is-
rael será liberado. La mala, que la liberación tendrá un coste enorme y
llegará como resultado de un gran conflicto» (p. 35). Brickner está con-
vencido de que Jerusalén será el epicentro de la batalla de Armagedón:
La horrorosa derrota de Jerusalén deja un terrible baño de san-
gre... la mitad de la población de la ciudad perece o cae prisionera. La
destrucción y la devastación son difíciles de imaginar. La nación de
Israel queda golpeada, partida y derrotada. Su destrucción es casi
total... pero todavía sobrevive (p. 74).
325
H. Lindsey, Apocalypse Code, p.237.
326
Ibid., p. 118.
327
El libro de Moishe Rosen, Overture to Armageddon, se inspiró en la
Guerra del Golfo y el ascenso de Saddam Hussein al poder. Consultar también,
D. Brickner, Future Hope; Louis Goldberg, «Haman, Hitler, and Now Hussein
- Another Holocaust?» [«Hamán, Hitler y ahora Hussein: ¿otro holocausto?»],
Issues 8.1 (disponible en <http://www.jfjonline.org/pub/issues/08-01/haman-
hitler.htm>). (Consultado en agosto de 2004.)
328
Match Glaser, reseña sobre Hal Lindsey y C. C. Carson, The Late Great
Planet Earth, en Issues 3.7 (disponible en <http://www.jfjonline.org/
pub/issues/03-07/bookreview0307.htm>). (Consultado en mayo de 2003.)
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SIONISMO CRISTIANO 235
Louis Goldberg, profesor visitante de la organización Jews for
Jesus, también describe el terrorífico escenario que le espera al pueblo
de Israel. Basándose en su interpretación literal de Zacarías 13-14, es-
cribió un artículo titulado «Amán, Hitler y ahora Hussein: ¿otro holo-
causto?»:
«Entonces, os podríais preguntar, si Israel está de regreso en su
tierra original disfrutando de la libertad de la que fue privado durante
2.500 años, ¿cómo es posible que estemos hablando de un nuevo ho-
locausto? ¿Acaso las naciones y sus líderes han de permitir que se re-
pita un horror semejante ?»329
Goldberg responde con una cita de Zacarías 13 para demostrar que,
según sus cálculos, el próximo holocausto dejará más de 2,5 millones
de muertos sólo en Israel y que el sufrimiento de los supervivientes
será el peor de toda su historia:
¡Cuánto horror! ¡Cuánta destrucción! ¿Cómo podemos hablar de
ello con tanta levedad? Es un asunto que debería conmover hasta al úl-
timo ser humano. Con los hornos de Auschwitz y Bergen-Belsen to-
davía calientes en la imaginación de los supervivientes del Holocausto,
¿cómo es posible imaginar otra carnicería como esa?330
Como prueba de que Zacarías se refería a un futuro holocausto, Gol-
berg cita a Shlomo Goren, ex oficial de Inteligencia y coordinador de las
operaciones del Estado israelí en Cisjordania y Gaza: «Estamos en-
trando en un túnel largo y oscuro… Apenas comenzados nuestros os-
curos cometidos, ya escuchamos los pasos del Mesías».331 Por su parte,
Moishe Rosen sube la apuesta apocalíptica al sostener que «las Escri-
turas predicen claramente que se acerca una nueva era… Prestad aten-
ción a lo que toca la orquesta. ¡Es la Obertura del Armagedón!».332
Aunque Rosen, Brickner y Golberg son judíos de nacimiento, sus es-
critos bien podrían interpretarse como antisemitas por la certidumbre
con que afirman que el nuevo holocausto forma parte de los designios
futuros de Dios y que ha de ser –según sus propias palabras– la peor
catástrofe en la historia del pueblo judío. En el comienzo de Overture
329
L. Golberg, «Haman, Hitler, and Now Hussein - Another Holocaust?».
330
Ibid.
331
Ibid.
332
M. Rosen, op. cit., p. 180.
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236 Stephen Sizer
to Armageddon, Rosen «advierte al lector que la obra se propone ser
tan estremecedora como muchos de los hechos de la vida real» (p. 10).
De modo similar, Lindsey comienza The Final Battle con la siguiente
instrucción: «Leed este libro y aprended de él. Luego, pasadlo a vues-
tros amigos. Tal vez esta sea vuestra última oportunidad de evitar el ho-
rrible destino descrito en estas páginas» (p. XXI). El dispensacionalismo
mesiánico, al que se adscriben Rosen, Brickner y Goldberg, y el dis-
pensacionalismo apocalíptico de Lindsey y LaHaye comparten la cre-
encia de que la interpretación literal y futurista de las profecías del
Antiguo Testamento empujará a los no creyentes a aceptar la fe de Jesús,
ya sea antes o durante el tiempo de la tribulación, y que los creyentes es-
caparán de las matanzas cuando se produzca el rapto de la iglesia. Asi-
mismo, están convencidos de que esas mismas Escrituras contienen la
promesa de que la mayoría de los judíos se convertirá a la fe de Jesu-
cristo cuando este regrese, al menos quienes vivan lo suficiente para
verlo. Resulta curioso que algunas organizaciones sionistas esencial-
mente dispensacionales, como International Christian Embassy Jerusa-
lem (ICEJ), se hayan diferenciado del dispensacionalismo apocalíptico
de Hal Lindsey y Tim LaHaye, aun cuando comparten la convicción de
que las profecías concernientes al regreso y la reunificación del pueblo
judío en Israel ya se han cumplido. Estas organizaciones que colaboran
estrechamente con el Gobierno israelí y los organismos judíos en asun-
tos políticos y humanitarios entienden que el futuro de Israel
NO incluye la desagradable creencia de que «una vez que todos
los judíos hayan emigrado a Israel, dos tercios de ellos perecerán du-
rante el Armagedón (sic) y un tercio se convertirá al cristianismo».
Aunque algunos de los que se hacen llamar cristianos suscriben esta en-
señanza, nosotros la rechazamos cada vez que se nos presenta la posi-
bilidad de hacerlo.333
La ICEJ se identifica, por tanto, con una forma de dispensaciona-
lismo político más optimista y menos evangélico. Sin embargo, su inu-
sual postura en el tema de las profecías subraya la existencia de un
conflicto que es inherente a casi todas las formas del dispensacionalismo:
333
K. Kern, Blessing Israel? Christian Embassy Responds [«¿Bendecir a Is-
rael? Christian Embassy responde»], 2 de noviembre de 1977. [Internet: Chris-
tian Peacemakers Team, <http://[email protected]>, (énfasis
original)] (Consultado en mayo de 2004.)
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SIONISMO CRISTIANO 237
su apego a la hermenéutica literal y futurista, que considera las profe-
cías como historia prefigurada, los lleva a predecir tanto la persecución
como la salvación de los judíos.334 En consecuencia, se les ha criticado
que –en virtud de su creencia de que esos actos hacían realidad las pre-
dicciones relacionadas con «la angustia de Jacob»– consintieran tácita-
mente los horribles crímenes antisemitas. En su investigación sobre el
dispensacionalismo de la década de 1930, Dwight Wilson reveló que al-
gunos escritores premilenaristas echaban parte de la culpa del antisemi-
tismo a los propios judíos, haciéndolos responsables de las revoluciones
de la Europa continental e incluso de la Gran Depresión de Estados Uni-
dos. Wilson afirma:
Las peticiones de asistencia para los refugiados judíos de Europa
no fueron escuchadas. El principio de ‘no intervención’ se convirtió
en el principio de ‘las manos vacías’. Entonces, a pesar de sostener una
teología más projudía que la de cualquier otro grupo cristiano, los pre-
milenaristas también adoptaron una conducta más bien apática, ya
fuera debido a un antisemitismo residual, a la convicción de que las
persecuciones habían sido anticipadas en las profecías, al deseo de es-
timular la emigración hacia Palestina o a la creencia de que estaban
frente al comienzo de la Gran Tribulación, un maravilloso signo del
inminente regreso de Jesucristo.335
Así se explica, por ejemplo, por qué la retórica antisemita de
Blackstone y Gaebelein se contradecía con el apoyo a las iniciativas
projudías de los grupos evangélicos, o qué llevó a Lindsey, Brickner y
Fruchtenbaum a vislumbrar un futuro sombrío y apocalíptico para el
pueblo judío pese a estar convencidos de que Dios bendeciría a Esta-
dos Unidos mientras siguiera apoyando a Israel. DeMar observa que,
de acuerdo con la lógica de su escatología, «la amenaza de las perse-
cuciones no cesará mientras los dispensacionalistas sigan haciendo in-
terpretaciones falsas y forzadas de las profecías que convierten al
pueblo judío en el chivo expiatorio de un sistema teológico distorsio-
nado».336 Esto lleva inexorablemente al aspecto más dañino del dis-
334
Consultar Timothy P. Weber, «A Reply to David Rausch’s “Fundamen-
talism and the Jew”» [«Respondiendo a David Rausch y su obra “El funda-
mentalismo y los judíos”»], Journal of the Evangelical Theological Society
(marzo de 1981), p. 70.
335
D. Wilson, op. cit., pp. 96-97.
336
G. DeMar, op. cit., p. 451.
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238 Stephen Sizer
pensacionalismo contemporáneo. En alianza con el sionismo judío, este
dispensacionalismo apocalíptico rechaza categóricamente las negocia-
ciones de paz en Oriente Próximo. Pese a la gran difusión de su litera-
tura, rara vez se ocupa de los problemas actuales, como la paz y la
justicia, excepto para denunciar que el Anticristo enredará a Israel en
un acuerdo de paz espurio.337 Otro asunto que une a las distintas co-
rrientes del dispensacionalismo es la creencia de que Dios juzgará a la
humanidad de acuerdo con la forma en que esta haya tratado a los ju-
díos.
El Día del Juicio y la actitud frente a Israel
Todas las tradiciones milenaristas consideran que el regreso de Cristo
es la consumación de los propósitos de Dios en la tierra y sinónimo del
Juicio Final. El dispensacionalismo, con su rígida distinción entre Is-
rael y la iglesia y su doctrina del rapto secreto y la tribulación, se basa
en una cronología escatológica bastante más compleja. De ahí la di-
versidad de opiniones tanto en lo que se refiere al propósito del regreso
de Cristo como a los criterios del Juicio. Scofield, por ejemplo, divide
a la humanidad en tres clases (la iglesia, Israel y el resto de las nacio-
nes)338 y considera que el regreso de Jesucristo «afecta de manera di-
ferente a cada una de ellas».339 En su opinión, después del Juicio Final
y del rapto de la iglesia todavía habremos de ver «cómo los gentiles de
todo el mundo se convierten al cristianismo y participan de las bendi-
ciones del reino»; al menos así sucederá para quienes sobrevivan a la
batalla de Armagedón y habiten la tierra durante el milenio. Por esta
razón, algunas organizaciones dispensacionalistas, como la ICEJ, creen
que la evangelización de los judíos no es procedente ni necesaria en la
presente dispensación. Los dispensacionalistas clásicos y apocalípti-
cos tienden a pensar que los días previos al regreso de Cristo, durante
el tiempo de la tribulación, encontrarán al pueblo no creyente de Israel
asociado con el diablo. Según las enseñanzas de Scofield, después del
rapto secreto y de la llegada de los santos al cielo, el Señor regresará
para «liberar a los judíos que quedaron en la tierra, sitiados por las po-
tencias gentiles del mundo lideradas por la Bestia y los falsos profe-
337
Consultar, por ejemplo, Dave Hunt, Global Peace and the Rise of An-
tichrist (Eugene, OR: Harvest House, 1990).
338
Scofield Reference Bible, p. 1221.
339
Ibid., p. 1148.
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SIONISMO CRISTIANO 239
tas».340 De manera similar, Blackstone habla de la alianza entre el Is-
rael no creyente y el Anticristo y de cómo este «será acogido por los ju-
díos».341 Lindsey afirma que los judíos harán un acuerdo de paz con el
Anticristo y un «pacto con el Infierno»,342 mientras LaHaye interpreta
estos signos como «una alianza con el diablo».343 Sin embargo, a pesar
de sus profundas divergencias internas respecto a la evangelización de
los judíos, los dispensacionalistas políticos y mesiánicos sienten una
gran afinidad con el pueblo judío y sitúan al Israel no creyente del lado
de Dios y en contra del Anticristo y las naciones gentiles. En este sen-
tido, Jan Willen van der Hoeven, de ICEJ, afirma que prácticamente
todas las naciones del mundo tomarán partido en contra de Israel:
Cada día más, las naciones impedirán que Israel tome parte en
sus parlamentos y, cuando llegue el Armagedón, se unirán en su con-
tra (Zacarías 14:2-3). Sin duda, el enfrentamiento con Sion llevará a
muchas naciones a la debacle (Isaías 60:12)… En repetidas ocasiones,
la Biblia advierte de que las naciones que traicionen a Israel padecerán
la ira de Dios cuando llegue el tiempo del fin.344
Brickner advierte: «Quienes rechacen al Mesías y se unan al Anti-
cristo en contra de Israel, serán juzgados y arrojados al “abismo”».345
Derek Prince va un poco más lejos y afirma: «Cuando llegue el Día
del Juicio, Dios juzgará a las naciones en función de su respuesta a la
reunificación del pueblo de Israel. En ese momento, ninguna nación
podrá alegar que desconoce este hecho o, para el caso, su importancia
como realización de la palabra profética de Dios».346 Basándose en los
programas de radio emitidos durante la década de 1940, DeHaan es-
cribió en 1947 que la paz del mundo dependía del regreso de los judíos
a Palestina y de la manera en que el resto de las naciones acogiera ese
hecho.
340
Ibid., nota a pp. 4, pp. 1348-1349.
341
W. Blackstone, op. cit., p. 108.
342
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 254; Late Great Planet Earth,
p. 151.
343
LaHaye & Jenkins, Are We Living in the End Times?, p. 159.
344
Jan Willem van der Hoeven, «A Christian Response to Israel» [«Una
respuesta cristiana a Israel»], citado en D. Wagner, Anxious for Armageddon,
p. 102.
345
D. Brickner, op. cit., p. 108.
346
D. Prince, Last Word on the Middle East, p. 118.
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240 Stephen Sizer
La solución a los males del mundo reside en una sola fórmula:
llevar al pueblo elegido de Dios a Tierra Santa... no habrá paz en el
mundo hasta que, en cumplimiento del mandato de Dios, ese pueblo y
su tierra vuelvan a reunirse... La clave de una paz duradera está en la
tierra de Israel y en Israel mismo... Cuando Jerusalén esté en paz, el
mundo también lo estará. Recemos para que los líderes de todas las
naciones comprendan pronto que Dios siempre bendice a quienes re-
conocen y hacen suyos sus propósitos divinos.347
La inferencia es clara: mientras los teólogos de la Alianza, y por
extensión las iglesias históricas, creen que el juicio se basará en cómo
responda la gente a los mandatos de Jesucristo, los dispensacionalistas
–ya sea implícita o explícitamente– parecen situar a Israel como factor
decisivo. El destino eterno de los hombres y las naciones dependerá, en
mayor o menor medida, de su respuesta a las demandas territoriales de
Israel y de su apoyo o rechazo a la emigración judía a Palestina. Esta
deducción se desprende lógicamente de cuatro premisas: 1) que el es-
tatus de Israel es diferente y superior al de la iglesia en lo que respecta
a la alianza con Dios y a su propósito y destino en la tierra; 2) que Is-
rael sigue siendo «el pueblo elegido» de Dios; 3) que el pueblo judío
ha comenzado el regreso eterno a su tierra gracias a la intervención di-
vina y 4) que la promesa que Dios hizo a Abraham –«bendeciré a los
que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré»– se aplica a sus
descendientes naturales. Esta distinción entre Israel y la iglesia y la
hermenéutica literalista que le sirve de fundamento llevan inexorable-
mente a una escatología reduccionista que devalúa la figura de Jesús,
redefine los términos de la salvación y del Juicio Final y sacraliza a Is-
rael. De hecho, dentro del sionismo cristiano hay quienes se atreven a
afirmar que, si Israel es árbitro y medida de la paz y la justicia supre-
mas, entonces «bendecir» a Israel es equiparable a creer en Jesús.
La evaluación del futuro
El sionismo cristiano tiene una visión esencialmente pesimista acerca
del futuro de la humanidad. La interpretación especulativa y futurista
de las antiguas profecías los ha llevado a creer que la restauración de
los judíos y la creación del Estado de Israel son signos del fin de los
347
M. R. DeHaan, Daniel the Prophet: 35 Simple Studies in the Book of
Daniel (Grand Rapids: Zondervan, 1947), pp. 168, 170.
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SIONISMO CRISTIANO 241
tiempos. A partir de sus raíces dispensacionales clásicas, el dispensa-
cionalismo apocalíptico contemporáneo hace una contraposición par-
ticular entre la esperanza de buenaventura de los cristianos y el destino
de los judíos durante los siete años que precederán al regreso de Cristo:
mientras a los cristianos les espera la salvación, a los judíos les aguarda
el sufrimiento. Grace Halsell observa:
Convencidos de que el Armagedón nuclear es un acontecimiento
inevitable dentro del esquema divino de las cosas, muchos dispensa-
cionalistas evangélicos se han comprometido con el rumbo de Israel,
que, según ellos mismos admiten, conducirá directamente a un holo-
causto indescriptible, mucho más salvaje y generalizado que cualquiera
de las masacres que la mente criminal de Adolf Hitler sería capaz de
concebir.348
Esta visión fatalista del futuro, con su guión preescrito, tenderá
irremediablemente a consentir el antisemitismo en tanto haga realidad
la predicción de la «angustia de Jacob». Más aún, dado el instintivo re-
celo y pesimismo con que observa cualquier asunto ecuménico e in-
ternacional que involucre a la Comunidad Europea o las Naciones
Unidas, el sionismo cristiano descalifica todos los intentos de estable-
cer una paz duradera en Oriente Próximo, a los que considera una es-
tratagema de Satán para seducir y engañar a Israel. Su alejamiento de
la fe histórica del cristianismo se evidencia con más claridad en la cre-
encia reduccionista de que Dios ha de juzgar a los individuos y las na-
ciones según bendigan o maldigan a Israel.
La singular teología del sionismo cristiano: conclusiones
Este capítulo ha examinado los siete principios teológicos que, en
mayor o menor medida, conforman la base del sionismo cristiano evan-
gélico.
La hermenéutica literalista y futurista de las profecías sirve de fun-
damento a los otros seis principios. Sin embargo, hemos visto que este
método de interpretación no es ni más coherente ni más libre de espe-
culación que cualquier otro; de hecho, a veces resulta caprichoso, con-
tradictorio y arbitrario.
348
G. Halsell, Prophecy and Politics, p. 195; consultar también, DeMar y
Leithart, op. cit, p. 26.
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242 Stephen Sizer
Los judíos siguen siendo el «pueblo elegido» de Dios y una entidad
separada de la iglesia. Esta creencia surge directamente de la interpre-
tación literal de las Escrituras. Si bien el sionismo cristiano de la
alianza percibe la relación de Israel con la iglesia de un modo algo di-
ferente al de su par dispensacional, los dos atribuyen a Israel un esta-
tus superior al de la iglesia. Los dispensacionalistas, en particular, creen
que Israel reemplazará a la iglesia terrenal y que los cristianos –de
hecho, naciones enteras– serán bendecidos de acuerdo con el trato y el
apoyo que le dispensen. Esta visión está en absoluta contradicción con
el Nuevo Testamento, que universaliza el concepto de «pueblo elegido»
y lo condiciona a la fe en Jesucristo.
Los judíos serán restaurados definitivamente a la tierra de Sion.
Como el anterior, este principio también se basa en la lectura literal y
futurista del Antiguo Testamento. Sin embargo, los textos indican que
el regreso ocurrió en tiempos de Esdras y Nehemías y no anticipan nin-
guno posterior. Podría argumentarse que Jesús repudió cualquier ex-
pectativa de este tipo. Los escritores del Nuevo Testamento aplicaron
esas promesas del Antiguo Testamento a los judíos creyentes y a los
gentiles.
La Tierra de Israel o Gran Israel, que se extiende desde el río de
Egipto hasta el río Éufrates, es la herencia que Dios prometió original
e incondicionalmente a Abraham y sus descendientes por toda la eter-
nidad. No obstante, la revelación progresiva de las Escrituras demues-
tra que esas promesas estaban sujetas a condiciones y que, desde la
perspectiva del Nuevo Testamento, fueron universalizadas para dar ca-
bida a toda la humanidad.
Jerusalén, o Sion, es la capital eterna, indivisa y exclusiva de los
judíos. Esta demanda esencial del sionismo cristiano no encuentra sus-
tento en el Antiguo Testamento. De hecho, las Escrituras instan a los
cristianos a romper la dependencia con una ciudad terrenal y a reco-
nocer que, en virtud de su fe, son ciudadanos de una Jerusalén celes-
tial.
La necesidad de reconstruir el templo y restituir el sistema sacrifi-
cial para que sea profanado por el Anticristo antes de la venida de Je-
sucristo. Este es el principio más polémico del sionismo cristiano. El
Nuevo Testamento hace hincapié en que, tras la muerte de Cristo, el
templo, el sacerdocio y el sistema sacrificial se volverán obsoletos y su
perpetuación será considerada apostasía.
El pesimismo acerca del futuro inmediato, que es compartido por
casi todo el sionismo cristiano. La batalla de Armagedón, afirman, lle-
vará a la muerte a dos tercios del pueblo judío antes de que Cristo re-
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SIONISMO CRISTIANO 243
grese para salvar a los que no hayan perecido. El Día del Juicio, Dios
tratará a las naciones según el modo en que cada una de ellas haya tra-
tado a los judíos. El próximo capítulo se propone demostrar las pro-
fundas consecuencias que este fatalismo tiene sobre la diplomacia
internacional.
La particular teología del sionismo cristiano presenta tres problemas
esenciales: primero, aísla sistemáticamente las promesas que Dios hizo
a los judíos del contexto en que se estableció la alianza; segundo, por lo
común, ignora la interpretación que Jesús y los escritores del Nuevo Tes-
tamento hicieron de esas promesas, y tercero, sacraliza al Estado de Is-
rael, entendido como la consumación terrenal de los propósitos de Dios,
desmereciendo la obra expiatoria de Jesucristo y su iglesia redimida.
Aislar las promesas de Dios del contexto de la alianza
Al imponer una interpretación futurista y artificial de las Escrituras, los
sionistas cristianos aíslan las promesas y las advertencias que Dios hizo
al pueblo judío tanto del contexto original de la alianza como del con-
texto histórico inmediato. Esta visión se contrapone con aquello que los
profetas hebreos ratificaron de manera insistente: que su intención no
era revelar hechos arbitrarios y ocultos que demostraran lo que habría
de pasar miles de años después, sino hacer un llamamiento a sus con-
temporáneos para que retomaran su relación con Dios en los términos es-
tablecidos por la alianza. El elemento verdaderamente profético de las
Escrituras hebreas exige la fidelidad. El mensaje divino es dual por na-
turaleza: el pueblo no recibe sólo la promesa de las bendiciones sino tam-
bién la advertencia del Juicio Final. Fueron los falsos profetas quienes
endulzaron los oídos de la gente con promesas de paz y prosperidad sin
especificar que la alianza establecía como prerrequisitos la fe y el arre-
pentimiento del pueblo. En términos bíblicos, el futuro depende en cierto
modo de la fe y la obediencia a la voluntad revelada de Dios.
Ignorar la interpretación que Jesús y los apóstoles
hicieron de las Escrituras
Guiado por su hermenéutica selectiva y dualista, el sionismo cristiano
ignora el modo en que Jesús y los apóstoles reinterpretaron el Antiguo
Testamento, revelando un texto dogmático en lo que respecta a los
acontecimientos presentes y futuros y evitando prácticamente cualquier
referencia al modo en que el Nuevo Testamento redefine conceptos
tales como tierra, ciudad y templo. Los sionistas cristianos asumen im-
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244 Stephen Sizer
plícitamente que el Antiguo y el Nuevo Testamento se proyectan hacia
el futuro en una forma casi paralela; el primero se ocupa de los propó-
sitos de Dios para Israel, y el segundo de los propósitos de Dios para
la iglesia. Esta interpretación resulta incoherente con el modo en que
el Nuevo Testamento interpreta, ejecuta, complementa y, por momen-
tos, anula la palabra de los antiguos profetas. Bajo la antigua alianza,
las revelaciones divinas se expresaron generalmente a través de la som-
bra, la imagen, la forma y la profecía. En la nueva alianza, la revela-
ción progresiva de las escrituras se expresa a través de la realidad, la
sustancia y la realización en Jesucristo y su iglesia.
Sacralizar a Israel subordinando el sacrificio de la cruz
Instalada en el marco más abarcador del movimiento fundamentalista, la
particular escatología del sionismo cristiano centra su mirada en el pue-
blo judío restaurado y el Estado contemporáneo de Israel antes que en el
cuerpo de Jesús y el sacrificio de la cruz.349 El sacrificio expiatorio de Je-
sucristo convirtió el templo y su sistema sacrificial en obsoletos, y la
destrucción de aquel 70 años después no hizo más que corroborar este
juicio. Por lo tanto, insistir en la necesidad de reconstruir el templo y
reinstalar los sacrificios en el nuevo reino judío, cuyo centro está en Je-
rusalén, es como revertir la secuencia de las revelaciones bíblicas y su-
gerir que la obra redentora de Cristo está, en cierto sentido, incompleta
o inacabada. Podría argumentarse que esa conclusión está implícita en el
libro de Hebreos, cuyo escritor advierte que regresar a las sombras de la
antigua alianza es una apostasía, «un error que condena al Hijo de Dios
al sacrificio de la cruz y al escarnio público una y otra vez» (Hebreos
6:6). La particular lectura que el sionismo cristiano hace de la historia y
de los acontecimientos contemporáneos, sustentada en una dudosa exé-
gesis de ciertos pasajes específicos de la Biblia, coloca a Israel y al pue-
blo judío en un nivel superior al de los otros pueblos de Oriente Próximo.
Aunque no haya sido esa su intención, esta lectura ha justificado el ra-
cismo endémico que caracteriza al sionismo, exacerbado las tensiones
entre judíos y palestinos y socavado los intentos de encontrar una reso-
lución pacífica al conflicto palestino-israelí: y todo ello porque «la Biblia
así lo ordena». El próximo capítulo examina las consecuencias políticas
de este esquema teológico.
349
C. Bass, op. cit., p. 151.
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Capítulo
3
Las implicaciones políticas
del sionismo cristiano
A pesar de las profundas consecuencias políticas del sionismo cris-
tiano, no son muchos los analistas que han analizado la participación
de los cristianos prosionistas en la vida política, sobre todo en el perí-
odo anterior a 1948;1 y apenas un puñado los que se han interesado en
sus actividades políticas más recientes.2
Este capítulo examinará las seis formas de acción política en que
se traduce el sionismo cristiano actual: 1) bendecir a Israel; 2) facili-
tar la emigración judía; 3) apoyar el programa de asentamientos ju-
díos; 4) presionar a la comunidad internacional para que declare
Jerusalén como capital de Israel; 5) financiar la reconstrucción del
Templo y 6) rechazar los procesos de paz, exacerbar el conflicto con
el mundo árabe y precipitar el Armagedón. La Figura 6 ilustra la co-
rrelación entre las doctrinas distintivas y las actividades políticas del
sionismo cristiano.
1
Consultar, por ejemplo, B. Tuchmann, Bible and Sword: How the British
came to Palestine (Londres: Macmillan, 1957); R. Sharif, op. cit.; P. Merkley,
op. cit.; M. Prior, Zionism and the State of Israel: A Moral Inquiry (Londres:
Routledge, 1999).
2
Consultar, por ejemplo, G. Halsell, Prophecy and Politics y Forcing
God’s Hand ; D. Wagner, Anxious for Armageddon; P. Merkley, Christian At-
titudes towards the State of Israel (Kingston & London: McGill-Queen’s Uni-
versity Press, 2001); G. Burge, Whose Land? Whose Promise? (Carlisle:
Paternoster, 2003).
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246 Stephen Sizer
Doctrinas Prácticas
El pueblo elegido Alinearse con Israel
El restauracionismo Facilitar el programa de inmigración (aliyah)
La Tierra de Israel Apoyar los asentamientos de Cisjordania
Jerusalén Presionar a la comunidad internacional
El Templo Financiar la reconstrucción del Templo
El futuro Oponerse a los procesos de paz y precipitar el Armagedón
Figura 6. Correlación entre las doctrinas y las prácticas
del sionismo cristiano.
El pueblo elegido: apoyar el colonialismo israelí
Los sionistas cristianos están profundamente convencidos de que el
pueblo judío continúa siendo el «pueblo elegido» de Dios y de que,
en cierta forma, es una entidad separada de la iglesia. En una en-
cuesta reciente, Christianity Today recabó la opinión del mundo
evangélico estadounidense acerca de Israel. Los resultados son in-
dicativos de la fuerza que el sionismo cristiano ha alcanzado en todo
el país: el 24% de los consultados cree que «el cristianismo debe
apoyar al Estado de Israel porque así lo manda la Biblia».3 Este
apoyo se expresa de distintas formas: defendiendo a Israel de las
acusaciones de racismo y apartheid; presionando a los gobiernos oc-
cidentales en favor de Israel; equiparando el antisionismo con el an-
tisemitismo;4 promoviendo el consumo de productos israelíes;
celebrando eventos proisraelíes y participando de las giras solida-
rias a Israel. Las consecuencias de este apoyo cristiano deben anali-
zarse primeramente en relación con la visión política del sionismo en
el contexto internacional.
3
Citado en M. Prior, Zionism and the State of Israel, p. 143.
4
Melanie Philips, «Christians who hate the Jews» [«Cristianos que odian
a los judíos»], Spectator, febrero de 2002. Philips ha acusado a este autor (S.
Sizer) de antisemitismo en base a una mala interpretación de ciertas citas del
artículo «Justifying Apartheid in the Name of God» [«Justificar el apartheid
en nombre de Dios»], Churchman, verano de 2001, pp. 147-171.
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SIONISMO CRISTIANO 247
El sionismo y el apartheid
Las Naciones Unidas, Sudáfrica, distintos académicos y activistas po-
líticos israelíes e incluso Estados Unidos han acusado a Israel de im-
plementar políticas sistemáticas de racismo y de apartheid en el seno
de sus instituciones oficiales.5
El término apartheid pertenece a la lengua afrikáans y deriva de las
raíces apart, que significa ‘separado’, y heid, que significa ‘rebaño’. En
el contexto de Sudáfrica, el término fue usado para describir la segre-
gación legal e institucional de los habitantes de ascendencia no euro-
pea. En 1973, la ONU definió el apartheid como «actos inhumanos
cometidos con el propósito de establecer y mantener la dominación y
la opresión sistemática de un grupo racial sobre otro».6 En 1975, la
ONU aplicó esa definición específicamente a Israel, condenando el ex-
clusivismo étnico del sionismo como «una forma de racismo y discri-
minación racial»,7 aunque años después retiró la acusación debido a la
presión ejercida por la administración estadounidense.
Los informes de país que el Departamento de Estado de Estados
Unidos elabora anualmente detallan de manera objetiva y precisa las
implicaciones políticas del sionismo en «Israel y los Territorios Ocu-
pados». El informe de 1989 consigna:
Los ciudadanos árabe-israelíes... no gozan de los mismos dere-
chos que los ciudadanos judíos... El Departamento de Estado ha ob-
5
Declaración del Congreso Nacional Africano sobre el pueblo palestino, World
cannot ignore the plight of the Palestinian People [«El mundo no puede ignorar
la apremiante situación del pueblo palestino»], 25 de agosto de 2001. [Publicado
en Internet, en el sitio web de BADIL Resource Centre for Palestinian Residency
and Refugee Rights, <http://www.badil.org/Resources/WCAR/ANC_State-
ment.htm>.] (Consultado en mayo de 2003.); Jeff Jalper, «The 94 Percent Solu-
tion: A Matrix of Control» [«La solución del 94%: una matriz de control»],
Middle East Report 216, otoño de 2000, disponible online en <http://www.merip.org/
mer/mer216/216_halper.html>. (Consultado en mayo de 2003.)
6
International Convention on the Suppression and Punishment of the
Crime of Apartheid [Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo
del Crimen de Apartheid], 1973. [Internet: Naciones Unidas, Alto Comision-
ado para los Derechos Humanos, <http://www.unhchr.ch/html/intlinst.htm>.]
(Consultado en mayo de 2003.)
7
Elimination of all forms of racial discrimination [Eliminación de todas
las formas de discriminación racial], 3379 (xxx), 10 de noviembre de 1975.
[Internet: Naciones Unidas, Asamblea General, <http://domino.un.org/unis-
pal.nsf>.] (Consultado en mayo de 2003.)
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248 Stephen Sizer
servado que «Israel acoge calurosamente a los inmigrantes judíos… y
les otorga automáticamente la ciudadanía y los derechos de residen-
cia», pero se los niega a los palestinos nacidos en Israel que viven en
los campos de refugiados de Cisjordania y Gaza, cuyas tierras fueron
expropiadas y entregadas «en fideicomiso a los colonos judíos»... La
cuarta ley básica de Israel es la ley de estatus, que garantiza a los is-
raelíes que gozan de la «nacionalidad judía» ciertos derechos y privi-
legios que se le niegan a los ciudadanos israelíes de «nacionalidad
árabe».8
El informe elaborado una década después no mostraba demasiados
avances en la materia:
El Gobierno de Israel no ha hecho grandes esfuerzos para com-
batir la discriminación social y legal institucionalizada de la que son
víctimas los ciudadanos cristianos, musulmanes y drusos, que compo-
nen más del 20% de la población israelí y que no gozan de todos los
derechos que sí se les garantizan... a los ciudadanos judíos.9
En la Conferencia Mundial contra el Racismo llevada a cabo en
Durban en agosto de 2001, la ONU adoptó la siguiente declaración:
Declaramos que, a los efectos de la presente Declaración y Pro-
grama de Acción, se consideran víctimas del racismo, la discriminación
racial, la xenofobia y otras formas asociadas de intolerancia los indi-
viduos o grupos de individuos que son o han sido blanco de tales la-
cras… Nos preocupan los padecimientos del pueblo palestino sometido
a ocupación extranjera. Reconocemos el derecho inalienable del pue-
blo palestino a la libre determinación y al establecimiento de un Estado
independiente… Reconocemos el derecho de los refugiados a regresar
voluntariamente a sus hogares y propiedades en condiciones de digni-
8
Citado en Shaw J. Dallal, «Israel Is Not Comparable to “Advanced Western
Democracies”» [«Israel no es comparable con las “democracias occidentales
avanzadas”»], Washington Report, mayo de 1990, p. 14; disponible online en:
<http://www.geocities.com/CapitolHill/Senate/7891/dallal_isrl_dmcr.html>.
(Consultado en mayo de 2003.)
9
Country Report on Human Rights Practices: The Occupied Territories
[Informe de País sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios
Ocupados], 1999. [Internet: Departamento de Estado de Estados Unidos,
<http://www.state.gov/g/drl/rls/http/1999/417.html>.] (Consultado en agosto
de 2004.)
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 249
SIONISMO CRISTIANO 249
dad y seguridad, e instamos a todos los Estados a que faciliten ese re-
torno.10
En Sudáfrica, la implementación del apartheid se logró gracias a
tres leyes: la Ley de Registro de Población, que definía la nacionalidad
en función de la raza y estipulaba los derechos de cada una de ellas; la
Ley de Tierras, que reservaba el 87% de la tierra para los blancos; y la
Ley de Áreas de Grupo, que dividía a los grupos étnicos por áreas de
residencia. A partir de 1948, los sucesivos gobiernos israelíes imple-
mentaron una legislación muy similar. La Ley de Registro de Población
(junto con la Ley del Retorno) define la identidad en base a la raza y a
la religión, mientras que la Ley de Tierras reserva toda la tierra admi-
nistrada por el Fondo Nacional Judío, que en la actualidad comprende
el 93% del Estado de Israel, para residencia exclusiva de los judíos y
niega ese mismo derecho a los ciudadanos israelíes de origen árabe.
A excepción de unas pocas localidades, como Haifa, Lod y Jaffa, la
mayoría de los pueblos y aldeas israelíes están segregados por dispo-
sición oficial. La profesora Ivonne Haddad observa que Israel
no sólo prohíbe el regreso de los palestinos a su tierra, sino que
también restringe la vida cotidiana de sus ciudadanos cristianos y mu-
sulmanes a áreas específicas de su territorio, donde los recursos están
monopolizados y confiscados por el Estado (como la educación, el
agua y la tierra).11
En 1987, el académico judío Uri Davis publicó Israel, An Apartheid
State, una investigación, quizás la más exhaustiva, sobre el racismo en
Israel.12 En ella, Davis expone la forma que ha tomado el apartheid en las
estructuras oficiales del Estado judío, que, como ocurriera en Sudáfrica,
10
Naciones Unidas, «World Conference Against Racism, Racial Discri-
mination, Xenophobia and Related Intolerance Declaration» [«Declaración de
la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xe-
nofobia y las Formas Conexas de Intolerancia»] adoptada el 8 de septiembre
de 2001, sección 1, 62 y 64.
11
Ivonne Haddad, «American Muslims and the Question of Identity»
[«Los musulmanes estadounidenses y la cuestión de la identidad»], en Ivonne
Haddad (ed.), The Muslims of America (Nueva York: Oxford University Press,
1991), p. 224.
12
U. Davis, Israel, An Apartheid State (Londres: Zed Books, 1987), pas-
sim.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 250
250 Stephen Sizer
define los derechos de nacionalidad y ciudadanía en función del origen ra-
cial de la población. Entre otras semejanzas, Israel cuenta con una ley de
tierras que otorga el arrendamiento y la explotación del 90% de su terri-
torio a los ciudadanos de origen judío. En todos los aspectos de la socie-
dad israelí, ya sea en términos de educación, asistencia médica, empleo o
justicia, la población árabe sufre el cercenamiento institucional y siste-
mático de sus derechos más elementales. En los certificados de naci-
miento, los niños judíos son anotados automáticamente como ciudadanos
israelíes, mientras en el caso de los niños árabes la casilla se deja en
blanco, debiendo obtener la ciudadanía en un proceso posterior.
Para el Estado israelí, las aldeas árabes que caen fuera de los pla-
nes de «zonificación» son técnicamente ilegales, no aparecen en los
mapas y, por tanto, se les niegan los servicios esenciales como el agua,
la electricidad o la línea telefónica. Desde 1948 son más de 500 los
pueblos y aldeas que han sido demolidos y borrados de los mapas ofi-
ciales de Israel. Otro caso de discriminación es el de los beneficios fa-
miliares: todos los ciudadanos, judíos o no, reciben una asignación por
el primer hijo, pero a partir del segundo sólo la perciben quienes hayan
completado el servicio militar. Los judíos ortodoxos están exentos de
este requisito, no así los árabes, de modo que, en la práctica, el 99% de
las familias judías recibe el beneficio completo y el 99% de las fami-
lias árabes recibe sólo la asignación por el primer hijo.
Además de Davis, muchas otras personalidades judías han hecho
públicas sus críticas al Estado judío por sus prácticas de apartheid. Es
el caso de Sir Yehudi Menuhin, a quien el Gobierno de Israel otorgó en
1991 el prestigioso Premio Wolf. Durante el discurso de aceptación
que dirigió al Parlamento israelí, Menuhin se refirió a la ocupación
permanente de Cisjordania en los siguientes términos:
Esta torpe manera de gobernar recurriendo al miedo y al despre-
cio por la dignidad humana, así como a la asfixia y el sometimiento
permanente de otro pueblo, no es propia de quienes conocen, por ex-
periencia propia, las horribles consecuencias y el inolvidable sufri-
miento de esta forma de existencia. Estos métodos, pues, son indignos
del magnánimo pueblo judío, mi pueblo, que durante 5.000 años se es-
forzó por vivir en la rectitud moral y fue capaz de imaginar y construir
una sociedad de provecho como esta, pero se niega a compartir sus
bondades con quienes viven en su misma tierra.13
13
Dan Izenberg, «Wolf Prize winner raps government» [«El ganador del Pre-
mio Wolf critica duramente al Gobierno»], Jerusalem Post, 6 de mayo de 1991.
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SIONISMO CRISTIANO 251
Si bien Israel aspira a convertirse en una democracia como las de
Occidente, que respete y proteja los derechos étnicos y religiosos de las
minorías, sus críticos –en particular los judíos– sostienen que el Es-
tado israelí sigue implementando las prácticas de apartheid tanto en
sus instituciones como en las esferas judicial y religiosa.
El alineamiento con Israel
En 1996, la Church’s Ministry Among Jewish People (CMJ) publicó un
material –posteriormente revisado– cuya versión original incluía una
sección titulada «¿Por qué deberíamos apoyar al Estado de Israel?».
Este artículo resume las razones por las que el sionismo cristiano se
identifica con Israel: «De acuerdo con la cosmovisión de la Biblia… la
relación del pueblo de Israel con Dios y, en virtud de ella, con la sobe-
ranía de la tierra de Israel son dos cuestiones inseparables… Para no-
sotros, la recreación del Estado judío en el mundo moderno responde
indiscutiblemente a la voluntad de Dios» y, por esta razón, los cristia-
nos «hemos sido llamados a apoyar al Estado de Israel».14
Sin embargo, como hemos visto, el actual director general de la
CMJ, Toni Higton, ha declarado que no creen que el Estado secular de
Israel merezca más apoyo que cualquier otro estado secular. A excep-
ción del apoyo dado por Estados Unidos, su único aliado, Israel ha sido
aislado por el resto de la comunidad internacional. En un artículo, Hal
Lindsey lamenta que
el conflicto árabe-israelí haya estado presente en el 26% de las
reuniones del Consejo de Seguridad llevadas a cabo desde 1948 hasta
la Conferencia de Madrid de 1991. El Consejo de Seguridad de la ONU
aprobó un total de 175 resoluciones. De ellas, 74 fueron neutrales, cua-
tro contrarias a un pretendido organismo árabe y 97 contrarias a Israel.
En la Asamblea General de Naciones Unidas, Israel totalizó 7.398
votos a favor y 55.642 votos en contra.15
14
CMJ, «The State of Israel: Why should we support it?» [«¿Por qué de-
beríamos apoyar al Estado de Israel?»], en Always be Prepared to Give an
Answer, material bibliográfico (St. Albans: CMJ, 1996). Dado que los actua-
les líderes de la CMJ están en desacuerdo con esta declaración, la versión pu-
blicada en su sitio web ha sido revisada.
15
Hal Lindsey, The hook-nosed Jew [«Nariz de judío»], 20 de marzo de
2002. [Internet: <http://www.worldnetdaily.com/news/article.asp?ARTI-
CLE_ID=26892>.] (Consultado en mayo de 2004.) Consultar también, Morris
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 252
252 Stephen Sizer
Para los sionistas cristianos, el mandato de Isaías 40:1, «Consolad,
consolad, a mi pueblo, dice vuestro Dios», los obliga a brindar apoyo fi-
nanciero a Israel y defenderlo de las críticas o ataques de sus enemigos.
En octubre de 2000, por ejemplo, pocos días después de la provo-
cadora visita de Ariel Sharon a Haram Al-Sharif –interpretado como un
deliberado intento de desacreditar al Gobierno de Barak, que se en-
contraba negociando el estatus de Jerusalén con Arafat–,16 el New York
Times publicó un anuncio que llevaba por título «Carta abierta de Jews
for Jesus a los cristianos evangélicos». En ella, la organización llamaba
a los cristianos evangélicos a solidarizarse con el Estado de Israel en
un momento tan crucial:
Llegó el momento de alinearse con Israel. Queridos Hermanos y
Hermanas en Cristo, nuestros corazones están llenos de congoja al ver
las imágenes de la violencia y el derramamiento de sangre en Oriente
Medio... Amigos cristianos, «las dádivas de Dios son irrevocables, pero
también su llamamiento» (Romanos 11:29). Así también debe ser nues-
tro apoyo a la supervivencia de Israel en estas horas aciagas. Es hora
de que los cristianos nos alineemos con Israel.17
El Centro Internacional del Sionismo Cristiano (ICZC, por sus si-
glas en inglés), por su parte, organiza anualmente la Fiesta de los Ta-
B. Abram, Anti-Semitism in the United Nations («Antisemitismo en Naciones
Unidas»), 1997. [Internet: sitio web de Christian Action for Israel,
<http://www.cdn-friends-icej.ca/un/antisem-un.html>.] (Consultado en agosto
de 2004.)
16
En julio de 2001, el Consejo Rabínico de Judea, Samaria y Gaza pidió
a todos sus rabinos que llevaran a sus respectivas comunidades de visita al
Monte del Templo. Era la primera vez que un grupo de rabinos, en represen-
tación de una proporción significativa de la comunidad religiosa, votaba fa-
vorablemente el ascenso al Monte del Templo. Con anterioridad, la prohibición
regía para los judíos ortodoxos. Los rabinos hicieron otro llamamiento al Con-
sejo Yesha de Asentamientos Judíos para organizar visitas masivas al Monte
del Templo con los colonos judíos ultraortodoxos. Consultar N. Shragai, «Rab-
bis call for mass visits to Temple Mount» [«Los rabinos llaman a su congre-
gación a visitar masivamente el Monte del Templo»], Ha’aretz, 19 de julio de
2001.
17
«Open Letter to Evangelical Christians from Jews for Jesus: Now is the
Time to Stand with Israel» [«Carta abierta de Jews for Jesus a los cristianos
evangélicos: llegó el momento de alinearse junto a Israel»], New York Times,
23 de octubre de 2000.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 253
SIONISMO CRISTIANO 253
bernáculos en Jerusalén, a la que miles de sionistas cristianos acuden
para ofrecer su apoyo y solidaridad a Israel. El ICZC sostiene que «de
acuerdo con la palabra de Dios, esta es una fiesta profética del fin de
los tiempos y, por tanto, todas las naciones de la tierra son bienvenidas
a unirse a Israel en este festejo».18 En enero de 2004, la Knesset israelí
creó el grupo parlamentario Christian Allies Caucus para coordinar ac-
tividades con los sionistas cristianos. El disidente ruso Natan Sha-
ransky, actual ministro israelí para los asuntos de la diáspora y de
Jerusalén, se reunió recientemente en Memphis con los líderes evan-
gélicos de Estados Unidos para expresarles su gratitud por el «cons-
tante apoyo al Estado de Israel». Del encuentro tomaron parte, entre
otros, John Hagee, pastor de la Cornerstone Church de San Antonio;
Adrian Rogers, ex presidente de la Convención Baptista del Sur, y Ed-
ward McAteer, amigo del presidente Bush y cabeza del movimiento
fundamentalista Religious Roundtable.19 Muchos sionistas cristianos
están convencidos de que, cuando el mundo entero se vuelva contra
Israel y Estados Unidos le quite el apoyo financiero, el Estado judío
podrá contar con la ayuda económica de sus amigos cristianos.
Grupos proisraelíes en el Congreso de Estados Unidos
Hasta la década de 1980, Oriente Próximo ocupó un lugar apenas pe-
riférico en la política exterior estadounidense comparado con el inte-
rés por la hegemonía soviética que amenazaba a las potencias
occidentales. En aquel momento, la prioridad era colaborar con la
OTAN en la protección de Europa occidental. Sin embargo, el colapso
del comunismo creó un vacío de poder que Estados Unidos no tardó en
llenar. Tras la primera guerra del Golfo para liberar Kuwait y la inter-
18
About Us – Israel My Beloved: A summary of the goals and services of
the ICZC [«Acerca de nosotros - Israel, mi adorada: resumen de los objetivos
y servicios de la ICZC»), 2003. [Internet: Centro Internacional del Sionismo
Cristiano, <http://www.israelmybeloved.com>.] (Consultado en agosto de
2004.)
19
Bill Broadway, «The Evangelical-Israeli Connection: Many Christians
Support Zionism Politically, Financially» [«La conexión evangélico-israelí:
muchos cristianos apoyan política y financieramente al sionismo»], Northwest
Arkansas News, 24 de abril de 2004, disponible online en <http://www.nwaon-
line.net/archive/2004/04/24/Religion/187897.html>. (Consultado en mayo de
2004.)
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 254
254 Stephen Sizer
vención en Afganistán para combatir a los talibán, la administración
estadounidense acrecentó significativamente su influencia en la región.
Del mismo tenor fue el impacto que la acción de los grupos proisrae-
líes estadounidenses tuvo progresivamente en la escena local. Como
consecuencia, Oriente Próximo, y en particular Israel, se convirtieron
en una preocupación central de la política exterior estadounidense, po-
tenciada más tarde por los ataques que Al Qaeda perpetró en Nueva
York y Washington. En 2002, Dick Armey, entonces líder de la mayo-
ría republicana ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos,
vinculó el conflicto palestino-israelí con la guerra que su país estaba li-
brando contra el terrorismo internacional: «Para que quede claro, nues-
tra guerra contra el terrorismo es la misma guerra que está librando
Israel».20
En 1980, la victoria electoral de Ronald Reagan sobre Jimmy Car-
ter dio un gran impulso a la causa del sionismo cristiano y consolidó
el peso de la derecha cristiana en las decisiones de política exterior de
Estados Unidos. Donald Wagner lo resume de la siguiente manera:
La elección de Ronald Reagan no sólo abrió las puertas al go-
bierno más proisraelí de la historia estadounidense, sino que permitió
que varias figuras prominentes del sionismo cristiano se ubicaran en
puestos políticos importantes. Además del propio presidente, se ads-
cribían a la teología premilenarista futurista y al sionismo cristiano el
fiscal general Ed Meese, el secretario de Defensa Casper Weinberger
y el secretario de Interior James Watt.21
Durante la era Reagan, los «Seminarios de la Casa Blanca» sirvie-
ron de excusa para que importantes figuras del sionismo cristiano,
como Jerry Falwell, Mike Evans y Hal Lindsey, se reunieran con líde-
res parlamentarios y funcionarios de su administración. En 1982, Re-
agan invitó a Falwell a una sesión informativa del Consejo de
20
Citado en Ali Abunimah, Nigel Parry & Laurie King-Irani, Republican
Party leader calls for ethnic cleansing of Palestinians on prime time talk show
[«Líder del partido republicano reclama la limpieza étnica de los palestinos en un
famoso programa de entrevistas»], 2 de mayo de 2002. [Internet: The Electronic
Intifada, <http://electronicintifada.net/cgi-bin/artman/exec/view.cgi/4/569>.] (Con-
sultado en mayo de 2004.)
21
Donald Wagner, «Beyond Armageddon» [«Después de Armagedón»],
The Link (Americans for Middle East Understanding), vol. 25, n.º 4, octubre-
noviembre de 1992, p. 5.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 255
SIONISMO CRISTIANO 255
Seguridad Nacional para que hablara acerca de la posibilidad de una
guerra nuclear con Rusia. Hal Lindsey también fue invitado a explicar
este tema ante los funcionarios del Pentágono.22
En ocasión del Desayuno de Oración Nacional celebrado en febrero
de 1991, Ed McAteer, un activista de derechas que, como dijimos, preside
la organización Religious Roundtable, anunció el lanzamiento de la Co-
misión de Asuntos Públicos Cristiana Israelí (Christian Israel Public Affairs
Committee [CIPAC]), inspirada en la poderosa Comisión de Asuntos Pú-
blicos Estadounidense-Israelí (American Israel Public Affairs Committee
[AIPAC]), que por más de veinte años ha actuado como grupo de presión
en favor del Likud, el partido de la derecha israelí. La junta directiva de la
CIPAC está integrada, entre otros, por Tom Dine, director ejecutivo de
AIPAC de 1980 a 1993, y Herbert Zweilbon, presidente del grupo Ameri-
cans for a Safe Israel. Su director ejecutivo es Richard Hellman, un acti-
vista de la ICEJ que trabajó como asistente del senador Howard Baker.
Los objetivos de la CIPAC son idénticos a los de AIPAC, pero orientados
a galvanizar la ayuda de la comunidad cristiana hacia Israel. Uno de los pri-
meros objetivos de la CIPAC consistió en presionar al Congreso de Esta-
dos Unidos para que autorizara un aval de 10 mil millones de dólares
destinados a financiar la reinstalación de los judíos de la ex Unión Sovié-
tica en Israel y Cisjordania, ya que el Gobierno de Bush había supeditado
la ayuda a la paralización de los asentamientos en ese territorio. Jan Willem
van der Hoeven, el fundador de la ICEJ, manifestó al Jerusalem Post que
«[la] comunidad cristiana rechaza por inaceptable la política de avales del
Gobierno del presidente Bush», afirmando que el 80% de los cristianos
evangélicos de Estados Unidos apoya la ayuda económica a los judíos.23
Aunque probablemente la más reciente en su tipo, la Unity Coali-
tion for Israel (UCFI) ya se ha consolidado como la mayor y más in-
fluyente red de organizaciones sionistas cristianas de Estados Unidos.
La UCFI, fundada en 1994 por Esther Levens en Kansas, comprende
alrededor de 200 organizaciones judías y cristianas autónomas que re-
presentan a 40 millones de personas «preocupadas por la seguridad de
Israel».24 La principal estrategia de estas organizaciones consiste en
presionar a los medios y al establishment político local, cuestionar lo
22
Consultar G. Halsell, Prophecy and Politics, p. 47.
23
Jerusalem Post, 11 de octubre de 1991, citado en D. Wagner, Anxious for
Armageddon, p. 108.
24
Consultar la portada del sitio web de la UCFI, <http://www.israelunity-
coalition.org>.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 256
256 Stephen Sizer
que ellos llaman «desinformación y propaganda» y difundir «la ver-
dad acerca de Israel». La UCFI incluye a tres de las organizaciones
sionistas cristianas más importantes: Bridges for Peace, the Internatio-
nal Christian Embassy Jerusalem y Christians for Israel.
La coalición ejerce una gran presión sobre los dos grandes partidos
de Estados Unidos ya que es la principal proveedora de fondos a sus
campañas electorales. El periódico Ha’aretz atribuye a Aluf Ben, uno
de los voceros de Simon Peres, el haber declarado que «el 60% de toda
la ayuda financiera del partido demócrata proviene de fuentes israe-
líes».25 Según la revista Washington Report on Middle East Affairs, «la
mayoría de las organizaciones que se ocupan de recaudar dinero para
Israel estima que entre el 60% y el 90% de los fondos de campaña del
Partido Demócrata provienen de la comunidad judía, que también
aporta el 40% de la financiación de los republicanos».26 El sionismo
cristiano también ha desempeñado un papel esencial en el acercamiento
de Estados Unidos e Israel, promocionando peregrinajes solidarios y
viajes educativos a Tierra Santa.
Turismo solidario a Israel
Desde 1967, tras la captura de la mayoría de los sitios de peregrinación
más importantes, como la Ciudad Vieja de Jerusalén, Belén, Betania,
los Campos de los Pastores de Beit Sahour, Hebrón, Jerusalén, Nablus,
Sebaste, Jericó, Cesarea de Filipo y Banias, Israel ha explotado siste-
máticamente lo que Shirley Eber describe como una «mina de oro del
turismo»,27 y ha hecho de ello una herramienta de propaganda.
25
Consultar Israel Shahak, «Ability of US Jewish Groups to set Clinton
Agenda Depends on Media» [«La capacidad de los grupos judíos de Estados
Unidos para establecer la agenda de Clinton depende de los medios»], Was-
hington Report, junio de 1995, pp. 10, 94. El original de este artículo tradu-
cido por el Dr. Shahak pertenece a Aluf Ben y fue publicado en Ha’aretz el 17
de marzo de 1995.
26
Página del editor, Washington Report, junio de 1995, p. 122; consultar
también, Lenni Brenner, «My people are American. My Time is Today: The
Demographics of American Jews» [«Mi nación es Estados Unidos y mi tiempo
es hoy: demografía de los judíos estadounidenses»], Counterpunch, 24 de oc-
tubre de 2003; disponible online en <http://www.counterpunch.org/bren-
ner10242003.html>.
27
Shirley Eber, «Getting Stoned on Holiday: Tourism on the Front Line»,
In Focus: Tourism Concern 2 (otoño de 1991), pp. 4-5.
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SIONISMO CRISTIANO 257
Sin embargo, el mayor éxito de Israel ha sido involucrar a los líde-
res evangélicos de Estados Unidos en la promoción de peregrinajes y
giras solidarias a Israel. El 15 de febrero de 2004, el ministro de Tu-
rismo israelí, Benny Elon, elogió la tarea de Pat Robertson durante la
Convención de la Asociación Nacional de Emisoras de Radio y Tele-
visión celebrada en Charlotte (Carolina del Norte):
Felicitó a Robertson por «haber liderado el movimiento que salvó
la industria turística de Israel de la bancarrota» promoviendo las pere-
grinaciones a Tierra Santa, a pesar de las advertencias del Gobierno de
Estados Unidos tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001
y a la luz de los ataques terroristas y del agravamiento del conflicto
palestino-israelí.28
En su discurso, Elon estimó que el viaje de 400.000 cristianos evan-
gélicos a Israel significó un aporte de millones de dólares a la econo-
mía del país durante el año 2003. Jerry Falwell, por ejemplo, organiza
el Friendship Tour of Israel, una gira solidaria similar a las que pro-
mueven otros líderes del sionismo cristiano y que él mismo ha enca-
bezado en 32 oportunidades a lo largo de los últimos treinta años. No
menos de 600 peregrinos han tomado parte en cada uno de esos viajes,
cuyo itinerario llegó a incluir el siguiente programa de eventos:
1. Un banquete de camaradería israelo-estadounidense a celebrar
en Jerusalén, presidido por el doctor Jerry Falwell y el primer
ministro Menahem Beguin.
2. Reuniones con funcionarios del Gobierno israelí y miembros de
la Knesset.
3. Un almuerzo con el comandante Saad Haddad, líder de las mili-
cias cristianas del sur de Líbano.
4. Participación en un programa de televisión en vivo, transmitido
vía satélite al continente americano. (Este evento está destinado
principalmente a pastores y laicos cristianos.)
5. Un recorrido por los campos de batalla de Israel. (Expertos mi-
litares explican las batallas y sus pormenores sobre el terreno.)
6. Una visita oficial a un puesto de defensa israelí acompañados por
un alto jefe militar. (Esta visita no forma parte del itinerario ha-
28
B. Broadway, «The Evangelical-Israeli Connection» [«La conexión entre
evangélicos e israelíes»].
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 258
258 Stephen Sizer
bitual.) Se pueden apreciar las posiciones militares estratégicas y
conocer in situ el tipo de batallas que Israel enfrenta.
7. Un recorrido por la tierra de la Biblia, siguiendo las huellas del
propio Jesús, Moisés, Abraham y otros grandes personajes de la
Biblia. (No se incluyen las antiguas iglesias bizantinas.)29
El orden de los eventos es sintomático: mientras Falwell y Beguin
figuran primeros en la agenda, Jesús y los «grandes de la Biblia» son
relegados al último lugar. «El International Christian Zionist Center
busca facilitar… el turismo solidario de los sionistas cristianos a Is-
rael, en especial a través de giras mensuales que abarquen no sólo los
sitios turísticos tradicionales sino también las colonias judías y cual-
quier otro lugar donde se requiera nuestro apoyo y simpatía».30 Según
Kamal Farah, de la Anglican Pilgrimage Office, la visita de los turis-
tas y peregrinos a los tres sitios clave –Yad Vashem (el Museo del Ho-
locausto), el Muro de las Lamentaciones y la fortaleza de Masada–
forma parte de la política oficial del Gobierno israelí, que busca per-
petuar la imagen favorable de Israel, salir al cruce de las críticas y re-
forzar su reivindicación de la tierra:
El Museo del Holocausto recuerda la culpabilidad del cristia-
nismo en el Holocausto y presenta a Israel como víctima; el Muro de
las Lamentaciones es el lugar religioso donde se habla acerca de la lle-
gada del Mesías, y Masada representa la lucha de una nación por su
vida y su libertad, el símbolo de la resistencia. Masada recuerda la im-
portancia de ser libres e independientes y de estar dispuestos a morir
por estos ideales antes que vivir como esclavos en la propia tierra.31
Las giras del sionismo cristiano se han adecuado a la agenda del
Gobierno israelí. Haciendo hincapié en el significado político-religioso
del Israel contemporáneo, las visitas prevén tanto las charlas de los
funcionarios gubernamentales como el recorrido por los asentamientos
judíos, con el objetivo de reforzar la demanda sobre la tierra y el lugar
29
Citado en D. Wagner, «Beyond Armageddon», pp. 1-13.
30
Jan Willem van der Hoeven, Christian Zionism Israel’s last remaining
ally? [«¿Es el sionismo cristiano el único y último aliado de Israel?»], 2003;
[Internet: ICZC, <http://zionsake.tripod.com/Zionist_ally.htm>.] (Consultado
en agosto de 2004.)
31
Stephen Sizer, entrevista no publicada, mayo de 2003.
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SIONISMO CRISTIANO 259
que ocupa en las profecías. Por eso, los paquetes turísticos son de ca-
rácter netamente israelí: alojamiento en hoteles o kibbutz israelíes, tras-
lado en autobuses con guías israelíes y visitas a tiendas y restaurantes
israelíes. La organización Christian Friends of Israeli Communities
(CFOIC), por ejemplo, trabaja en estrecha colaboración con Lev Ha’a-
retz, el organismo oficial de turismo para los asentamientos judíos de
Gaza y Cisjordania, promocionando la visita de los cristianos a los si-
tios bíblicos actualmente administrados por colonos. Esta es una ma-
nera de colaborar para que las colonias se vuelvan autosostenibles.
Yigal Dilmoni, director de turismo del consejo regional de Sama-
ria, sostiene que el área bajo su cargo recibe la visita de unos 40.000
cristianos cada año. Sólo en Tel Shiloh se registraron en 1999 más de
20 mil visitantes, de los cuales más del 70% eran cristianos evangéli-
cos de Estados Unidos y Europa.
Los protestantes sienten una conexión especial con el lugar… Me
emociona escucharlos hablar del tabernáculo con tanto conocimiento
y devoción. Mientras algunos cantan y rezan, otros sienten más curio-
sidad por saber si sus dimensiones coinciden con las mencionadas en
Éxodo 27.32
Sondra Baras, directora de CFOIC, brinda un testimonio similar:
«Parecen hechizados… He visto gente rezando y cantando. Es una ex-
periencia fantástica. Conmovidos por la imagen que tienen delante de
sí, se toman espontáneamente de las manos y comienzan a rezar».33
Las investigaciones efectuadas en torno a estos peregrinajes reve-
lan que, debido al sesgo proisraelí de la agenda turística, casi el 95%
de los grupos que llegan a Tierra Santa desde Occidente no toma con-
tacto con los cristianos nativos.34 Mientras los peregrinos más ortodo-
xos ignoran la existencia de una comunidad cristiana local y prefieren
visitar los sitios bíblicos, los grupos proisraelíes –sobre todo los que
provienen de las iglesias fundamentalistas de Estados Unidos– llegan
a Tierra Santa con una agenda apocalíptica: en tanto se creen protago-
32
Doina Chiacu, «Courting the Christians» [«Seduciendo a los cristia-
nos»], Jerusalem Post, 24 de marzo de 2000.
33
Citado en ibid.
34
Stephen Sizer, Visiting the Living Stones: Pilgrimages to the Un-Holy
Land [«Visitando las piedras vivientes: peregrinaje a Tierra Infiel»], tesis doc-
toral no publicada, Oxford University, 1994.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 260
260 Stephen Sizer
nistas de los «últimos días», colaboran activa y solidariamente con Is-
rael. Kenneth Cragg, antiguo auxiliar del obispado de Jerusalén, hace
la siguiente observación:
Las comunidades cristianas locales están atrapadas como piezas
de museo. Son conscientes de que los turistas que llegan en masa desde
Occidente para visitar los lugares sagrados no suelen interesarse por
sus moradores originales. El dolor que causa esa indiferencia no tiene
remedio por cuanto el Estado que regula ese tipo de turismo lo mani-
pula sutilmente para justificar su legitimidad.35
La principal motivación de los sionistas cristianos que visitan
Tierra Santa es llevar sus bendiciones al pueblo judío, en particular
a los colonos que reclaman las tierras de Judea y Samaria. Además
de mostrar su solidaridad con el Estado de Israel, esperan ser testi-
gos de la realización de las profecías bíblicas. La presencia de la
comunidad de palestinos cristianos nativos es una enojosa compli-
cación que les resulta difícil de aceptar; por eso, o bien los demo-
nizan como si fueran fundamentalistas musulmanes o bien los
rebajan a la categoría de recientes emigrantes económicos que lle-
garon atraídos por la riqueza de Israel. Este vínculo preferencial
con el Estado israelí galvaniza el apoyo de los sionistas cristianos
a las organizaciones que alientan el regreso de los judíos a Israel y
la demanda de su herencia.
El restauracionismo: facilitar la emigración
de los judíos de Rusia y Europa oriental
Desde que Joseph Wolff iniciara la búsqueda de las tribus perdidas en
la década de 1820, los sionistas cristianos han estado convencidos de
que el pueblo judío tiene derecho a regresar a Israel porque Dios así lo
dispuso cuando cedió la posesión eterna de esas tierras a los descen-
dientes de Abraham. Tras la caída del comunismo en la antigua Unión
Soviética y en los países de Europa oriental, el sionismo cristiano co-
menzó una activa campaña para facilitar la emigración de sus pobla-
ciones judías hacia Israel.
Un estudio realizado por la CMJ ilustra acerca de los conflictos
que provoca la doctrina del restauracionismo. Tony Higton evalúa la
35
K. Cragg, The Arab Christian, p. 28.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 261
SIONISMO CRISTIANO 261
situación actual y afirma que la CMJ «no participa en ninguna de
las campañas de repatriación de judíos hacia Israel».36 Kelvin Crom-
bie, en cambio, recuerda la creación de la London Jews’ Society a
comienzos del siglo XIX y estima que su popularidad se debió en
gran parte a la convicción de que «Dios había asignado a Inglaterra
un papel central en la restauración del pueblo judío a su patria y en
la llegada del Mesías».37 En 1992, el Consejo de la CMJ reafirmaba
esta idea: «Consideramos que el regreso del pueblo judío a la tierra
de Israel es un signo de la fidelidad de Dios que nos fue revelado en
las Escrituras».38 Además, comenta que el compromiso de la socie-
dad «recupera el enorme significado que la teología de la “restaura-
ción de Israel” tuvo para muchos de sus fundadores».39 Tanto en el
informe anual de 1996 como en las ediciones especiales que la re-
vista Shalom publicó en 1998 al conmemorarse el 50 aniversario de
la fundación del Estado de Israel, Walter Riggans y Kelvin Crombie
ratificaron el compromiso de la CMJ con la doctrina del restaura-
cionismo:
En nuestros días, algunos círculos cristianos no parecen dema-
siado interesados ni en el Estado de Israel ni en el significado que tie-
nen ciertos eventos en el desenlace de las profecías bíblicas
relacionadas con el fin de los tiempos. La CMJ no sólo se ha preocu-
pado por enseñar la doctrina de la restauración sino que siempre ha es-
tado atenta a todos los hechos vinculados con ella. Para nosotros, lo que
Dios está haciendo por los creyentes israelíes es una lección de hu-
mildad. Por eso, mantenemos un apoyo firme y decidido al Estado de
Israel.40
Las afirmaciones de Crombie son similares a las de un panfleto pu-
blicado por la ITAC en Israel en 1990:
36
Carta no publicada de Toni Higton, director general de la CMJ, 8 de julio
de 2000.
37
Kelvin Crombie, For the Love of Zion: Christian Witness and the
Restoration of Israel (Londres: Hodder & Strougton, 1991), pp. 13-14.
38
«CMJ Commitment» [«El compromiso de la CMJ»], Consejo de la CMJ,
2 de noviembre de 1992.
39
Ibid.
40
Walter Riggans, General Director’s Annual Report 1996 (1996: Informe
anual del Director General); (St. Albans: CMJ, 1996).
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262 Stephen Sizer
ITAC (1990) Crombie (1998)
La ITAC, como hoy en día se co- En los 140 años previos a la forma-
noce a la London Jews’ Society, ción del Estado de Israel, la CMJ ha
siempre ha defendido y procla- creído en la restauración del pueblo
mado la restauración del pueblo judío a su propia tierra y ha trabajado
judío a Sion y trabaja en pos de para que se haga realidad. Es nuestra
ella. Nuestra política está arraigada deseo que la CMJ nunca renuncie a
en la firme convicción de que las este compromiso y que la sociedad
profecías bíblicas han anticipado continúe abrazando esta herencia sin-
este hecho con gran exactitud.41 gular.42
Figura 7. Comparación entre las declaraciones de K. Crombie
y de la ITAC sobre el restauracionismo.
Por tierra y por mar: de la restauración al traslado
Desde 1980, una coalición de organizaciones sionistas cristianas ha to-
mado la iniciativa de alentar la emigración de los judíos a Israel, por-
que de ese modo colaboran a dar cumplimiento a una profecía.
Exobus, la organización fundada por Phil Hunter, director de la
Good News Travels Bus Company de Hull (Inglaterra), fue quizás la
primera en hacer realidad la restauración judía. Desde su creación en
1984, ha estado dedicada a facilitar el traslado de las familias judías
desde la antigua Unión Soviética hacia Israel. Tras la llegada de su pri-
mer equipo de trabajo a Ucrania en 1991, ha colaborado estrechamente
con la Agencia Judía para trasladar a más de 80.000 judíos rusos hasta
la Tierra Prometida.43 Hoy en día, Exobus cuenta con un equipo de 60
41
Israel Trust of the Anglican Church, Immanuel House, Tel Aviv 1866-
1990 (Tel Aviv: ITAC, 1990).
42
Kelvin Crombie, «CMJ and the Restoration of Israel» [«La CMJ y la
restauración de Israel»], Shalom 1 (1998).
43
La Agencia Judía para Israel fue establecida en 1929 por los miembros
de la Organización Sionista Mundial junto con algunos líderes judíos no sio-
nistas. Su papel resultó fundamental en el establecimiento de la infraestructura
económica y cultural del Estado judío durante los primeros años y en la llegada
de más de un millón de inmigrantes a Israel en los años posteriores. Hoy en
día, es una asociación global cuyo principal objetivo es asegurar el futuro del
pueblo judío. Consultar <http://www.jafi.org.il>.
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SIONISMO CRISTIANO 263
miembros y se ocupa del transporte de al menos 250 inmigrantes al
mes, lo que la convierte en la agencia cristiana más importante de este
tipo.44 Su principal apoyo financiero proviene de Christians for Israel
International, una organización asociada que promociona sus activida-
des en Estados Unidos.45
Combinando el incentivo económico con los argumentos bíblicos,
los equipos de «pesca» de Exobus recorren las comunidades judías
ofreciendo conciertos en hebreo de música y danza y exhibiendo vídeos
en que los judíos ya emigrados dan testimonio de los beneficios de
vivir en Israel. El foco principal de sus operaciones está en Ucrania,
donde se concentra la comunidad judía más numerosa del mundo, des-
pués de Nueva York e Israel.46
En el Tercer Congreso Internacional del Sionismo Cristiano orga-
nizado por la ICEJ en Jerusalén en 1996, se adoptó una resolución por
la que la comunidad cristiana se comprometía a colaborar con la emi-
gración de los judíos a Israel: «De las Escrituras, los fieles cristianos
han aprendido a reconocer las raíces hebraicas de su fe y a participar
activamente en los planes de Dios de reunificar y restablecer al pueblo
judío en las tierras de Israel.47
La ICEJ sostiene:
Dios fue bien claro cuando expresó su ferviente deseo de reuni-
ficar al disperso pueblo judío e instalarlo en la tierra de Israel (Jeremías
32:41). Nosotros creemos que la presente oleada de inmigrantes judíos
soviéticos hacia Israel (casi 400.000 desde septiembre de 1989) es la
prueba palpable y asombrosa de la realización de una profecía en el
44
Consultar Anne Dexter, «The Eternal Covenant, Part 3: Exile and Restora-
tion» [«La alianza eterna, parte 3: exilio y restauración»], Shalom, junio de 1989,
pp. 10-11; véase también, Murray Dixon, «Zionism and Christian Zionism after
fifty years» [«Sionismo y sionismo cristiano 50 años después»], Shalom 3, 1998.
Consultar el sitio web de Exobus, <http://www.exobus.org/aboutexobus/wha-
tis.html>.
45
Consultar el sitio web de Christian for Israel International,
<http://www.christiansforisrael.org/>.
46
Consultar New Waves of Jews Flee to Israel («Nueva ola inmigratoria de
judíos a Israel»), sin fecha. [Internet: Christians for Israel, <http://ww.c4is-
rael.org/ex/exwhoisex.htm>.] (Consultado en agosto de 2004.)
47
«International Christian Zionist Congress Proclamation» [«Proclama-
ción del Congreso Internacional del Sionismo Cristiano»], International Chris-
tian Embassy Jerusalem, 25-29 de febrero de 1996.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 264
264 Stephen Sizer
tiempo actual, un acontecimiento que debería conmover lo más pro-
fundo del alma cristiana y estimular a los creyentes a tomar parte en
él.48
Desde 1991, la ICEJ se ha hecho cargo del traslado de 40.000 emi-
grados, de los cuales 15.000 llegaron a Israel en 51 vuelos programados
a tal fin.49 El equipo ruso de la ICEJ concentra su actividad en las re-
giones más remotas de la ex Unión Soviética. Recurriendo a la misma
metáfora que Exobus, tanto la ICEJ como Bridges for Peace (BFP) des-
criben su ministerio en términos de «peces» y «pescadores» (Jeremías
16:16). Su tarea consiste en localizar a los judíos, persuadirlos de que
emigren, ayudarlos a obtener los documentos que demuestren su ori-
gen judío, distribuir asistencia humanitaria y hacerse cargo del coste
total del traslado (que incluye los permisos de salida, los pasaportes, la
cancelación de deudas, el viaje y el alojamiento mientras la Agencia
Judía procesa sus solicitudes en las grandes ciudades de Rusia). Una
vez en Israel, asisten a los emigrados con los costes del reasentamiento:
alimentos, vestimenta, ropa de cama, enseres de cocina, material esco-
lar y asistencia médica.
Otra organización que participa activamente en el transporte de ju-
díos a Israel es Ebenezer Emergency Fund, fundada en 1991 por Gus-
tav Scheller, un empresario inglés de origen suizo. En diciembre de ese
año, Scheller promovió y financió el traslado de un contingente de ju-
díos en un barco que partió del puerto de Odessa y atravesó el Mar
Negro rumbo a Israel. Inspirada en Isaías 60:9, «…a la cabeza vendrán
los barcos de Tarsis trayendo de lejos a tus hijos, y con ellos su oro y
su plata», su «Operación Éxodo» ha organizado 135 travesías y trans-
portado alrededor de 4.500 inmigrantes judíos a Israel. En la práctica,
la visión de Scheller se tradujo en la apertura de la primera ruta marí-
tima directa entre Rusia e Israel desde 1948. A fin de obtener el res-
paldo de la Knesset y de la Agencia Judía, Scheller firmó un documento
en el que se estipulaba la prohibición de realizar tareas evangelizado-
ras antes, durante o después de los viajes. Johannes Facius, director
ejecutivo del Ebenezer Emergency Fund, expresó: «Creímos necesario
asegurar a las autoridades que no promoveríamos actividades misio-
neras de ningún tipo, ya que nuestra vocación no es evangelizar, sino
48
International Christian Embassy Jerusalem (Jerusalén: ICEJ, 1993), p. 9.
49
Patricia Golan, «On Wings of Faith» [«El milagro de la fe»], Jerusalem
Post, 20 de diciembre de 2001.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 265
SIONISMO CRISTIANO 265
ayudar a los judíos que quieran hacer aliyah».50 Exobus también se ad-
hiere a la política de «no evangelizar» pero, como gentiles creyentes,
buscan compartir su fe en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, conven-
cidos de que los ha llamado a colaborar con el pueblo judío en su re-
greso al hogar. Sin embargo, los objetivos siguen siendo un tanto
ambiguos desde el momento en que Jews for Jesus, por ejemplo, alienta
a sus seguidores a financiar «las misiones que se dedican no sólo a res-
catar a los judíos sino a llevarles el testimonio de su fe, como es el caso
de Ebenezer Emergency Fund, Bridges for Peace y Blossoming
Rose».51
Pescadores y cazadores: los incentivos para hacer aliyah
En una polémica declaración de 1992, la ICEJ reconoció que la emi-
gración de los judíos rusos a Israel estaba decayendo y que, por tanto,
se hacía necesaria una nueva y más explícita estrategia para «conven-
cerlos» de hacer aliyah. Convencida de que muchos judíos «mantenían
una postura neutral respecto a Israel», la ICEJ inició la producción de
un nuevo material en el que se alentaba a los judíos a abandonar el país
mientras tuvieran la oportunidad de hacerlo. En un autobús de dos pisos
equipado con un sistema de proyección audiovisual, la ICEJ comenzó
una gira por tierra rusa bajo la consigna: «La tarea del pescador es alen-
tar a los judíos llevándoles la “buena nueva” de la tierra prometida, tal
como hicieron Josué y Caleb antes de que Dios enviara a sus cazado-
res. La realidad de la Biblia nos dice que Israel es la tierra “del futuro
y la esperanza”».52 Para los judíos, la implicación es tan clara como en
la Alemania de preguerra: deben emigrar antes de que «Dios envíe a sus
cazadores», las puertas se cierren y el antisemitismo se recrudezca. Jan
Willem van der Hoeven está convencido de que los judíos de Estados
Unidos también emigrarán algún día a Palestina y de que Dios podría
usar el antisemitismo como un medio para lograrlo: «Si el antisemi-
tismo se instala en Estados Unidos, espero que Dios lo use para con-
vencer a sus millones de seguidores de regresar a la tierra prometida.
Por eso, Israel debe ser lo suficientemente espaciosa para albergarnos
a todos y no puede renunciar a Cisjordania. Imaginemos que pasaría si
50
Ibid.
51
Ibid.
52
International Christian Embassy Jerusalem (Jerusalén: ICEJ, 1993),
p. 10.
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266 Stephen Sizer
los seis millones de judíos estadounidenses deciden emigrar».53 Dicho
de otra forma, el antisemitismo podría ser tolerado o incluso justifi-
cado si sirviera al supremo objetivo de persuadir a los judíos para que
regresen a Sion.
El convencimiento de que el antisemitismo se extendía por la ex
Unión Soviética llevó a Glen Haines a organizar una red mundial de
propietarios de embarcaciones que compartían el deseo de ayudar a los
judíos a huir de Europa. Inspirada en Isaías 60:9, la iniciativa fue bau-
tizada con el nombre de «Operación Tarshish». Cuando se los nece-
site, los barcos enfilarán hacia los puertos rusos para colaborar con esta
«operación masiva de rescate». Haines cree que cuando la antigua
Unión Soviética prohíba la salida de los judíos y «las persecuciones
alcancen una dimensión masiva, Dios enviará “los barcos de Tarshish”
para que lleven a sus ovejas perdidas de regreso a casa».54 En concor-
dancia con su escatología apocalíptica, Haines cree que esta situación
es inminente.
Al parecer, el cristianismo no ha encontrado una manera más efec-
tiva de apoyar el restauracionismo que a través de la recaudación de
fondos. John Hagee, por ejemplo, sostiene una campaña televisiva de
solicitud de fondos para la repatriación de los judíos a Israel. Recien-
temente, ofreció un servicio religioso «en honor de Israel» que se re-
transmitió a toda la nación desde la iglesia no confesional que preside,
la Cornerstone Church de San Antonio, Texas, y que contó con la pre-
sencia de un invitado especial, el ex primer ministro israelí Benjamin
Netanyahu. Mientras el coro de la iglesia interpretaba canciones he-
breas, en la parte inferior de la pantalla aparecía el siguiente mensaje,
«con 300 dólares devolveremos a un judío a Israel», y un número de te-
léfono al que los televidentes podían llamar para colaborar con la cam-
paña de expatriación de los judíos de la ex Unión Soviética.55 En
53
Jan Willem van der Hoeven, tomado de la charla ofrecida en la iglesia
Livets Ord (Palabras de Vida), Upsala, Suecia, el 2 de diciembre de 1990; ci-
tado en Lester Wikstrom, «The Return of the Jews and the Return of Jesus:
Christian Zionism in the 1970s and 1980s» [«El regreso de los judíos y de
Jesús: el sionismo cristiano en las décadas de 1970 y 1980»], Al-Liqa Journal
(mayo de 1994), p. 76.
54
Véase More About Operation Tarshish [«Más información sobre la Ope-
ración Tarshish»], sitio web de Operación Tarshish, <http://www.tarshish.org.il/
about.htm>. (Consultado en agosto de 2004.)
55
P. Golan, «On Wings of Faith».
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SIONISMO CRISTIANO 267
diciembre de 2002, nació la Keren Hayesod Christian Fund, una fun-
dación destinada a atraer el apoyo financiero de las organizaciones e
iglesias evangélicas de Escandinavia, Alemania, Holanda y Estados
Unidos, especialmente.56 Según Micha Limor, presidente de la oficina
europea para la campaña «Llamamiento a la unidad de Israel», sólo en
Alemania existen 50 grupos evangélicos diferentes que se dedican a
alentar, promover y financiar la emigración judía a Israel.57
A lo largo de la última década, el sionismo cristiano ha utilizado su
escatología apocalíptica y una hermenéutica bastante dudosa para pro-
mover una de las migraciones masivas más importantes desde 1948.
Con una recaudación de decenas de millones de dólares, ayudaron a
gran parte de los 700.000 judíos que escaparon de la Unión Soviética
y Europa oriental hacia Israel. Lo difícil es saber si han emigrado por
convicciones religiosas, por necesidades económicas o por el temor
que les infunden las tácticas de los «pescadores» del sionismo cris-
tiano.
Convencidos de que Cisjordania forma parte integral de la tierra
que Dios cedió al pueblo judío por toda la eternidad, los sionistas cris-
tianos no sólo colaboraron con el traslado sino también con el reasen-
tamiento de los colonos judíos en los Territorios Ocupados.
La Tierra de Israel: apoyar los asentamientos
de Cisjordania
Para los sionistas religiosos, los límites legítimos de Israel son consi-
derablemente más amplios que los que actualmente disputa con Siria,
Líbano y la Autoridad Palestina. La Declaración Balfour de 1917 pro-
metía una patria judía dentro de los territorios del Mandato británico de
Palestina, que entonces se extendía a ambos lados del río Jordán. Los
sionistas asumieron que el nuevo Estado de Israel habría de abarcar
todas las tierras mencionadas en la declaración. Sin embargo, en 1922
56
Keren Hayesod fue fundada en 1920 con el objetivo de recaudar 25 mi-
llones de libras esterlinas para la colonización de Palestina. En poco tiempo,
logró convertirse en la organización más importante de este tipo y hacerse
cargo de todo el presupuesto operativo de la Agencia Judía para Israel. Véase
<http://www.wzo.org.il/home/dev/karen.htm>. (Consultado en junio de 2004.)
57
Consultar «New Keren Hayesod Christian Fund Launched» [«Lanzamiento
de una nueva campaña de Keren Hayesod»], Hotline, <http://www.khuia.org.il/ne-
whotline/eng/1612%zoenglish.htm>.
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268 Stephen Sizer
Winston Churchill cedió el 78% del territorio a la familia de los ha-
chemitas para que formaran lo que inicialmente se llamó Transjorda-
nia. La terminación del Mandato británico, motivada en gran medida
por el terrorismo judío, y la proclamación unilateral del Estado de Is-
rael llevaron a la guerra de 1948 ante el fracaso de la propuesta de par-
tición de Palestina sugerida por la ONU en 1947 como base del acuerdo
de paz.
En consecuencia, las fronteras en disputa son tres: las reconocidas
por la comunidad internacional en 1949 –tras el armisticio árabe-is-
raelí– pero no así por Israel; las establecidas tras la guerra de 1967,
incluidos los territorios del Golán, Gaza y Cisjordania, que Israel
ocupa ilegalmente violando todas las resoluciones del Consejo de Se-
guridad de las Naciones Unidas, y las prometidas por Dios a Abra-
ham, que son mucho más extensas y que, según los sionistas
religiosos, constituyen la herencia legítima del pueblo de Israel. Las
fronteras establecidas por el armisticio que dio fin a la guerra de 1948
fueron mucho más amplias que las ofrecidas en el Plan de Partición
de 1947, pero la comunidad internacional terminó reconociéndolas
como las fronteras de facto del Estado de Israel. Sin embargo, la de-
fensa militar se tornó problemática y generó diversos conflictos con
los países vecinos que llevaron a la crisis de Suez con Egipto en 1956
y a la Guerra de los Seis Días con las naciones árabes de la región en
1967. Como resultado de esta guerra, Israel arrebató los Altos del
Golán a Siria, Cisjordania a Jordania y la península del Sinaí a
Egipto. En 1977, cuando Menahem Beguin y el partido Likud llega-
ron al poder, echaron mano de la imaginería bíblica para justificar la
ocupación militar y la colonización del territorio de Cisjordania, al
que rebautizaron como «Judea y Samaria». A cada asentamiento le
dieron el nombre hebreo de algún antiguo pueblo o aldea bíblica cer-
cana, como una manera de reforzar una demanda territorial que se
remontaba 3.000 años en la historia.58
El compromiso del sionismo cristiano con la realización de la
profecía de la Tierra de Israel se manifiesta en la justificación mili-
tar de las fronteras ampliadas, la adopción política del programa de
asentamientos y el apoyo económico al movimiento de los colonos
israelíes.
58
Consultar Martha Jacobs, «The Key to Israel’s Defense» [«La clave de
la defensa israelí»], Issues 4.2.
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SIONISMO CRISTIANO 269
Justificando la reclamación sobre la Tierra de Israel
David Allen Lewis, presidente de Christians United for Israel, analiza
las exigencias territoriales de Israel en el contexto más amplio de
Oriente Próximo, observando lo siguiente: «Los árabes ya tienen el
99,5% de la tierra… una situación que no podemos tolerar».59 Derek
Prince, como la mayoría de los sionistas cristianos, también lamenta
que Israel «sólo disponga del 22% de la herencia original» que el Go-
bierno británico ofreció a los judíos en 1917.60 Haciéndose eco de la ex-
periencia de los israelitas bajo el reinado del faraón, Jan Willem van der
Hoeven hace una racionalización teológica de la victoria israelí de 1948
que justifica su negativa a retirarse de lo que Lindsey describe como
«las tierras bíblicas de los judíos»:61
Dios quiso darle a su pueblo esa parte de la tierra que le escamo-
tearon en 1948 y, endureciendo el corazón de los diferentes líderes ára-
bes –los presidentes Nasser y Assad y el rey Hussein–, provocó la
reacción de Israel. Como resultado de lo que se conoce como Guerra
de los Seis Días, Judea y Samaria (el corazón del Israel bíblico) y la
Ciudad Vieja de Jerusalén (la capital de rey David) regresaron a su
dueño original... Así, endureciendo el corazón de los líderes árabes,
Dios hizo que su pueblo Israel heredara el resto de la tierra, sobre todo
la Ciudad Vieja, en una guerra de autodefensa. Desde 1949 hasta en-
tonces, Jordania había mantenido la ocupación ilegal de «Cisjordania»
y Jerusalén. Por tanto, al recapturar Judea, Samaria y Jerusalén, Israel
se apropió de un territorio que legalmente no pertenecía a ninguna otra
nación. Es una pena que no muchas personas de Occidente se hayan
percatado de ello. Dios tiene sus propios medios de hacer realidad su
palabra y sus promesas.62
Bridges for Peace aborda la cuestión con una pregunta retórica:
«¿Qué tienen de sagrado las fronteras del 4 de junio de 1967?». Nada,
afirman, puesto que históricamente todas esas tierras son parte del Is-
rael bíblico, como «justas son las batallas de 1967 y 1973 que permi-
tieron su reconquista». Sobre los Altos del Golán, la organización
59
David Allen Lewis, «Christian Zionist Theses» [«Las tesis del sionismo
cristiano»], en Christians and Israel on the Biblical Zionism and Islamic Fun-
damentalists (Jerusalén: ICEJ, Jerusalén, 1996), p.9.
60
D. Prince, Destiny of Israel and the Church, p. 71.
61
H. Lindsey, Final Battle, p. 122.
62
Jan Willem van der Hoeven, Babylon or Jerusalem?, p. 151.
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270 Stephen Sizer
sostiene que la anexión de 1980 fue legítima, y por tanto los cristianos
deberían presionar a sus representantes para que «protejan el derecho
de Israel a esas tierras y no lo obliguen a devolverlas a los sirios».63
El Primer Congreso Internacional del Sionismo Cristiano llevado a
cabo en 1985 bajo los auspicios de la ICEJ adoptó una resolución que
instaba a todas las naciones del mundo a reconocer la judaización de
Palestina: «Todas las naciones deberían reconocer que Judea y Sama-
ria pertenecen a Israel… Este Congreso declara que Judea y Samaria
(mal llamadas «Cisjordania») son parte de Israel, tanto en los térmi-
nos del derecho bíblico como en los de la teoría y la praxis del derecho
internacional».64 La resolución del Tercer Congreso Internacional del
Sionismo Cristiano celebrado en Jerusalén en 1996, ratificada unáni-
memente por los 1.500 delegados de los más de 40 países participan-
tes, reivindicó la soberanía de Israel de una manera todavía más
explícita: «En virtud de una alianza eterna, Dios cedió a los judíos la
posesión perpetua de la Tierra de Israel. El pueblo judío tiene el dere-
cho absoluto a la posesión y ocupación de esa tierra, que incluye Judea,
Samaria, Gaza y el Golán».65
La ocupación de Cisjordania, Gaza y el Golán responde a un obje-
tivo mucho más ambicioso que la seguridad y defensibilidad de las
fronteras de Israel. Según Anne Dexter, las negociaciones en torno al
lema «paz por territorios» nunca acallarán las demandas de los sionis-
tas religiosos. Ella insiste en que la cuestión de las antiguas fronteras
de la Biblia no puede ignorarse porque justifica las estrategias de mu-
chos políticos israelíes, en particular las del partido derechista Likud:
«Este es el principio en el que los israelíes basan su interpretación de
la autonomía de Cisjordania, según la cual la tierra pertenece a Israel
independientemente del grado de autodeterminación que se le conceda
al pueblo original».66 En su opinión, el pueblo palestino puede alcan-
zar una autonomía limitada pero nunca constituirá un Estado. Los cris-
63
Bridges for Peace, «The Golan Heights Dèjá Vu» [«Los Altos del Golán:
un asunto harto repetido»], Despatch from Jerusalem (septiembre de 1999),
pp. 10-11.
64
«Declaración de la primera Conferencia Internacional de Líderes Sio-
nistas Cristianos» (Jerusalén: ICEJ, 1985).
65
«Declaración del Congreso Internacional del Sionismo Cristiano» (Je-
rusalén: ICEJ, 25-29 de febrero de 1996).
66
Anne Dexter, View the Land (South Plainfield, NJ: Bridge, 1986), pp.
214-215.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 271
SIONISMO CRISTIANO 271
tianos palestinos, en particular, deben aceptar el sionismo y los asen-
tamientos y aprender a convivir con ellos: «Hoy en día, los cristianos
árabes enfrentan de lleno la realidad de la elección bíblica de los judíos,
así como el papel de estos en la historia y en particular en nuestros
días».67
La convicción de que Cisjordania es parte integral de Israel ha lle-
vado a muchos sionistas cristianos a «adoptar» asentamientos judíos,
porque de ese modo fortalecen la reivindicación territorial del Estado
hebreo.
Adoptando un asentamiento
Desde 1967, la política de colonización de Israel no se basa sólo en la
retórica de la Biblia sino también en la implementación de diversos in-
centivos económicos e impositivos, una estrategia que atrajo a más de
400.000 colonos judíos a instalarse en los 190 asentamientos ilegales
repartidos por Jerusalén Este, Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán.68
Esta judaización de los Territorios Ocupados cuenta con el rotundo
apoyo de varias organizaciones sionistas cristianas. Jews for Jesus, por
ejemplo, compara la ocupación israelí de los territorios palestinos con
la colonización de Texas por parte de Estados Unidos: «Muchos dese-
arían que el Gobierno israelí se sintiera lo suficientemente confiado
como para retirar los asentamientos de Cisjordania. Pero, con el mismo
criterio, Estados Unidos debería considerar seriamente devolver el te-
rritorio de Texas a México; de hecho, nunca debió de haber puesto un
pie allí».69
67
Ibid., p. 32.
68
«Israeli Settlements in the Occupied Territories» [«Asentamientos is-
raelíes en los Territorios Ocupados»], Foundation for Middle East Peace
(marzo de 2002). Esta fundación ha registrado 190 asentamientos y una po-
blación total de 401.072 habitantes repartidos de la siguiente manera: 213.672
en Cisjordania y Gaza, 170.400 en Jerusalén Este y 17.000 en los Altos del
Golán (estas cifras corresponden al año 2001).
69
Do you approve of Zionism – that is, the reestablishment of the ancient
state of Israel– when it involves so much force of arms and bloodshed?
[«¿Aprobaría el sionismo –es decir, el restablecimiento del antiguo Estado de
Israel– sabiendo que conlleva la fuerza de las armas y el derramamiento de
sangre?»], sin fecha. [Internet: sitio web de Jews for Jesus, página de pregun-
tas frecuentes, <http://www.jfjonline.org/witness/faq_zionism.htm>. (Con-
sultado en junio de 2004.)
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 272
272 Stephen Sizer
La organización Christian Friends of Israeli Communities (CFOIC,
por sus siglas en inglés) fue fundada por Ted Beckett en 1995 como res-
puesta al Proceso de Oslo, que devolvió territorios a la Autoridad Pa-
lestina. El propósito de la CFOIC es forjar vínculos entre los
asentamientos de los Territorios Ocupados –todos ilegales, recordé-
moslo– y las iglesias y los fieles cristianos de todo el mundo. Según su
definición, el asentamiento es:
Una porción de tierra donde los valientes pioneros judíos han es-
tablecido su residencia. En la mayoría de casos, se trata de una colina
árida y rocosa que estuvo desocupada durante miles de años. En otros,
el sitio original de una antigua ciudad judía, como Shiloh, o el de una
comunidad destruida por los ejércitos árabes antes o durante la Guerra
de Independencia de Israel, como Hebrón o Gush Etzion.70
La CFOIC alienta a las iglesias evangélicas a participar en el pro-
grama «Adopte un asentamiento», con el fin de apoyar a los «valien-
tes colonos judíos» que viven en «el corazón del Israel bíblico». La
organización define los Territorios Ocupados como «Judea y Samaria»
o como «las montañas de Israel y las llanuras de Gaza», e insiste en que
el objetivo de su ministerio «no es predicar evangelio, sino construir
puentes… entre los cristianos y los judíos».71 Sus directivas apuntan a
«brindar solidaridad y apoyo a los colonos israelíes que viven bajo un
continuo hostigamiento». En suma, la CFOIC «brinda su apoyo in-
condicional a las comunidades judías y se asocia con estos abnegados
pioneros del Israel bíblico en el cumplimiento de las profecías».72
En 1999, la organización contabilizaba la adopción de 39 asenta-
mientos judíos ilegales por parte de más de cincuenta iglesias confe-
sionales e independientes de Estados Unidos, Sudáfrica, Alemania,
Holanda y Filipinas: la iglesia Faith Christian Center de Salem, In-
diana, adoptó el asentamiento Har Bracha; la Johnston Federated Uni-
ted Methodist Church de Johnston, Ohio, el asentamiento Itamar; la
70
What are Israeli Communities? [«¿Qué son las comunidades israelíes?»], sin
fecha. [Internet: Christian Friends of Israel Communities, <http://www.cfoic.com/
index.asp?mainpage=settlement>.] (Consultado en junio de 2004.)
71
«Adopt-a-Settlement» Program (Programa «Adopte un asentamiento»),
sin fecha, Christian Friends of Israeli Communities, <http://www.cfoic.com/
index.asp?mainpage=adoption>. (Consultado en junio de 2004.)
72
Ibid.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 273
SIONISMO CRISTIANO 273
Calvary Chapel de Nashville, Tennessee, el asentamiento Alei Zahav,
y la Shiloh Christian Fellowship de Oakland, California, el asenta-
miento Shiloh.
Para fortalecer la demanda de los colonos sobre la tierra, los mapas de
la organización destacan las áreas de Cisjordania que fueron transferidas
a la Autoridad Palestina como parte de los Acuerdos de Oslo, pero con una
advertencia: la retirada de los judíos de esas tierras «atenta contra los pla-
nes de Dios para la nación judía y… sólo conseguirá debilitar la posición
de Israel en las futuras confrontaciones con sus enemigos».73 El sionismo
cristiano no sólo ha apostado por una clara defensa de los asentamientos
ilegales en Cisjordania, sino que creó el programa de «adopción» para
llevar asistencia financiera y apoyo material a los colonos.
Financiando los asentamientos
Además de facilitar la emigración a Israel, varias agencias del sio-
nismo cristiano trabajan activamente para financiar los asentamien-
tos judíos ilegales de Cisjordania. La ICEJ, por ejemplo, patrocina
anualmente la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos; en la reu-
nión de 1991, el primer ministro israelí Isaac Shamir recibió dona-
ciones de los delegados de doce países para ayudar a financiar el
programa de colonización.74 Además, la ICEJ lleva adelante un «Pro-
grama de Asistencia Social» destinado a garantizar la seguridad de los
asentamientos, incluyendo la provisión de chalecos antibala para los
colonos que, según la organización, viven rodeados por «tres millo-
nes de palestinos hostiles».75 La campaña «Un autobús blindado para
Efrat» tiene como finalidad recaudar $150.000 para comprar un au-
tobús blindado que se utilizará para trasladar a los colonos del asen-
tamiento a través del territorio cisjordano.76 Bridges for Peace (BFP),
por su parte, desarrolla una campaña similar llamada «Operación
Ezra», que financia más de cincuenta proyectos que de otro modo se-
rían inviables, como la granja de la comunidad Sde Bar, próxima a
73
Ibid.
74
Consultar D. Wagner, Anxious for Armageddon, p. 108.
75
International Christian Embassy, <http://www.icej.org.il/about.html>;
«Life in the Settlements» [«La vida en los asentamientos»], Word from Jeru-
salem (mayo de 2002), p. 7.
76
International Christian Embassy, campaña «Bulletproof Bus for Efrat»
[«Un autobús blindado para Efrat»], Word from Jerusalem (mayo de 2002).
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 274
274 Stephen Sizer
Beit Jala y al Herodión.77 La CFOIC provee a los asentamientos con
equipos médicos, ordenadores, elementos escolares, libros y mobilia-
rio.78 Ray Sanders, director de Christian Friends of Israel, cree que Dios
ha enviado a la CFOIC en un momento estratégico como respuesta a
los intentos de «desmoralizar a los residentes de Judea, Samaria y Gaza
y de invalidar su derecho a vivir en la tierra que Dios les prometió».79
Por más endebles que parezcan, los mandatos bíblicos y los impe-
rativos divinos ofrecen una poderosa excusa para ocupar y colonizar lo
que resta de la Tierra de Israel. A fin de hacer realidad esta visión, Is-
rael considera imperativo mantener, fortalecer y expandir su programa
de asentamientos en los Territorios Ocupados.
En Estados Unidos, la presión de los grupos proisraelíes sobre la
política exterior parece estar rindiendo sus frutos. Como observa Lind,
los asentamientos que la administración de Carter consideró «ilegales»
y que Reagan calificó de «obstáculos para la paz», son apenas una
«complicación» para el Gobierno actual.80
Organizaciones y líderes del sionismo cristiano comparten una posi-
ción inequívoca respecto a dos cuestiones: por un lado, justifican las ac-
tuales fronteras de Israel y defienden el programa de asentamientos y,
por el otro, brindan asistencia técnica y financiera para sostener y hacer
permanente la anexión del territorio palestino. Esta estrategia también
incluye otro aspecto esencial como el estatus de Jerusalén y la progresiva
judaización, ocupación y colonización de la Jerusalén Este árabe y de la
Ciudad Vieja. Puesto que Jerusalén siempre ha sido un barómetro de la
existencia de los judíos como nación, el sionismo no hace concesiones.
Jerusalén: los grupos de presión y el reconocimiento
internacional
El apoyo del sionismo cristiano a las reivindicaciones israelíes sobre
los Territorios Ocupados se basa fundamentalmente en la convicción de
77
Bridges for Peace, «New Life on the Farm» [«Una nueva vida en la
granja»], Despatch from Jerusalem (enero de 2000), p. 5.
78
«CFOIC: Standing in the Gap» [«CFOIC: entre unos y otros»], sin fecha.
[Internet: Christian Friends of Israeli Communities, <http://www.cfoic.com/
index.asp?mainpage=projfocus>]. (Consultado en junio de 2004.)
79
Consultar <http://www.cfoic.org/010722_news.htm>.
80
Michael Lind, «The Israel Lobby and American Power» [«El lobby is-
raelí y el poder de Estados Unidos»], Prospect, (abril de 2002).
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SIONISMO CRISTIANO 275
que Jerusalén es la capital eterna, exclusiva e indivisa del pueblo judío.
Hasta ahora, todos los intentos de resolver el conflicto palestino-israelí
han tropezado con un inconveniente: el estatus final de Jerusalén. Los
sionistas cristianos se oponen férreamente a cualquier acuerdo que pro-
ponga la soberanía compartida o la creación de una capital palestina en
la zona oriental de Jerusalén.
Nadie ha defendido la vital relación entre el sionismo y Jerusalén
con más ardor que David Parsons, que incluso ha censurado a los sio-
nistas judíos que, en términos demasiado generales, definen el sionismo
como «el apoyo a un Estado sionista», y en especial a quienes consi-
deraron Uganda o Sudamérica como alternativas viables para el Es-
tado de Israel. Parsons es categórico cuando afirma que «es poco
honesto ignorar la relación de los judíos con Jerusalén... y seguir lla-
mándose a uno mismo sionista».Todo lo que se aparte de esa idea,
afirma, «es indigno del sionismo».81 En sintonía con Parsons, Jarvi-
lehto opina que declarar Jerusalén «territorio ocupado» es una señal
de que la ONU está «contaminada de antisemitismo».82
Los sionistas cristianos no sólo creen que Jerusalén y el sionismo
son inseparables, sino también que Dios ha dispuesto que sea la capi-
tal exclusiva del pueblo judío y que, por tanto, bendecirá o maldecirá
a las naciones según acaten o ignoren su mandato. Clarence Wagner, di-
rector de Bridges for Peace, sostiene:
Pese al proceso de paz, la idea de que Jerusalén sea la capital in-
divisa de Israel está lejos de ser aceptada por las otras naciones y tam-
bién por el mundo musulmán... Las naciones pueden coaligarse para
dividir la tierra de Israel y la ciudad de Jerusalén a su antojo. Pero no
se saldrán con la suya porque, al final, Dios se mantendrá fiel a su pa-
labra profética...83
Por tanto, que la comunidad internacional reconozca Jerusalén
como la capital de Israel resulta fundamental para garantizarse la ben-
81
David Parsons, «Jerusalem, Thy Years are Determined» [«Jerusalén, tu
futuro está decidido»], en Christians and Israel, pp. 46-47.
82
Ulla Jarvilehto, «Political Action for Israel» [«Medidas políticas en favor
de Israel»], en Christians and Israel, pp. 58-59.
83
Clarence Wagner, Jerusalem 3000 Celebration [«Jerusalén: celebración de
su 3000 aniversario»], sin fecha. [Internet: Bridges for Peace, <http://www.bridges-
forpeace.com/publications/dispatch/commentary/Article-42.html>.] (Consultado
en junio de 2004.)
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 276
276 Stephen Sizer
dición de Dios. Los sionistas cristianos entienden que un modo efec-
tivo, y a la vez simbólico, de lograrlo es persuadir a los gobiernos oc-
cidentales, principalmente al de Estados Unidos, de que muden sus
embajadas a Jerusalén.
En febrero de 1984, la ICEJ envió a Richard Hellman como repre-
sentante ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado en Was-
hington para que instara al Gobierno de Estados Unidos a trasladar su
embajada de Tel Aviv a Jerusalén y reconocerla así como capital de Is-
rael. Este llamamiento fue respaldado más tarde por Moral Majority, a
través de Jerry Falwell, y por la AIPAC, que sumaron presión sobre el
Senado. Posteriormente, el senador estadounidense Bob Dole intro-
dujo un proyecto de ley que requería la construcción de una nueva em-
bajada en Jerusalén antes del 31 de mayo de 1999, así como la
autorización de un gasto «preliminar» de 100 millones de dólares.84
Lamentando la negativa del presidente a ratificar la decisión del Se-
nado, Dole insistió:
Jerusalén es hoy… y debería serlo eternamente, la capital indi-
visa del Estado de Israel… Llegó el momento… de dejar atrás las car-
tas, las expresiones de apoyo y las resoluciones del Congreso y tomar
medidas más efectivas, como promulgar una legislación que haga re-
alidad esta iniciativa.85
En 1992, la ICEJ ofreció varias recepciones para celebrar el vigé-
simo quinto aniversario de lo que llaman «la reunificación de Jerusa-
lén». Durante el Congreso Internacional del Sionismo Cristiano de
1996, los 1.500 participantes del evento firmaron una declaración que
reafirmaba esta posición: «Jerusalén debe permanecer como capital
única e indivisa de Israel...; en apoyo de esta postura, todas las nacio-
nes deberían trasladar sus embajadas aquí».86
84
Bill to re-locate the United Status Embassy from Tel Aviv (Proyecto de
ley para reubicar la embajada estadounidense de Tel Aviv), 16 de mayo de
1995, Departamento de Justicia de Estados Unidos, Oficina de Asesoría Legal,
<http://www.usdoj.gov/olc/s770.16.htm>. (Consultado en junio de 2004.)
85
Consultar Donald Neff, «Congress has been irresponsible on the issue of
Jerusalem» [«El Congreso no asumió su responsabilidad en la cuestión de Je-
rusalén»], Washington Report (enero de 1998), pp. 90-91.
86
«International Christian Zionist Congress Proclamation» [«Proclama-
ción del Congreso Internacional del Sionismo Cristiano»]. [Jerusalén: ICEJ,
25-29 de febrero de 1996.]
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SIONISMO CRISTIANO 277
En 1997, la ICEJ dio su apoyo a un anuncio a toda página en el New
York Times que llevaba por título «Llamamiento cristiano a la unidad
de Jerusalén». Entre los diez líderes evangélicos que firmaron la carta
se contaban Pat Robertson, presidente de Christian Broadcasting Net-
work y de la Coalición Cristiana; Oral Roberts, fundador y rector de la
Oral Roberts University; Jerry Falwell, fundador de Moral Majority;
Ed McAteer, presidente de Religious Roundtable, y David Allen Lewis,
presidente de Christian United for Israel:
Nosotros, los abajo firmantes, líderes espirituales de más de 100
millones de cristianos estadounidenses, nos sentimos orgullosos de su-
marnos a quienes apoyan la soberanía permanente del Estado de Israel
sobre la ciudad santa de Jerusalén. Respaldamos los esfuerzos de Israel
para alcanzar la reconciliación con sus vecinos árabes, pero creemos
que Jerusalén no debe dividirse ni formar parte de las negociaciones de
paz. Jerusalén debe permanecer unida como capital eterna del pueblo
judío.87
Bajo el lema «Uníos a nuestra sagrada misión de garantizar que Je-
rusalén permanezca como la capital indivisa y eterna de Israel», los
firmantes sostenían: «La batalla de Jerusalén ha comenzado y es tiempo
de que los creyentes cristianos apoyemos a nuestros hermanos judíos
y al Estado de Israel. La unidad es presente». En 1998, Hagee insistía
en que el estatus especial que Dios le concedió al pueblo judío está por
encima de las disposiciones del derecho internacional: «¿Jerusalén di-
vidida? ¡Jamás!... A Dios no le interesa lo que piense la ONU… Él pro-
metió Jerusalén a la nación de Israel y por tanto es suya».88
La presión del sionismo cristiano sobre la comunidad internacional
no se ha atemperado con el paso del tiempo. En 2001, por ejemplo, la
Coalición de Unidad Nacional por Israel (NUCFI, por sus siglas en in-
glés) publicó otra resolución de solidaridad con Israel en la que reco-
nocía a Jerusalén como capital indivisa del Estado judío y hacía un
llamamiento al Gobierno de Estados Unidos para que promulgara la
ley aprobada por el Congreso en 1995 respecto al traslado de su em-
bajada de Tel Aviv a Jerusalén. La resolución venía firmada, entre otros,
87
«Christian Call for a United Jerusalem« [«Llamamiento cristiano por
una Jerusalén unida»], New York Times, 18 de abril de 1997, disponible online
en <http://www.cdn-friends-icej.ca/united.html>. (Consultado en junio de
2004.)
88
J. Hagee, Attack on America (Nashville: Nelson, 2001), p. 42.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 278
278 Stephen Sizer
por Hal Lindsey, Chuck Missler, Clarence Wagner y Elwood
McQuaid.89 En 2002, valiéndose de una polémica asociación entre los
ataques terroristas al World Trade Center y la exigencia israelí sobre Je-
rusalén, Falwell instó a sus seguidores a firmar una petición al presi-
dente de Estados Unidos en la que exigían «una Jerusalén libre».90
Como demuestran estas declaraciones, los sionistas cristianos están de-
cididos a lograr el reconocimiento internacional de Jerusalén como ca-
pital de facto de Israel. El objetivo principal de las presiones, hasta
ahora infructuosas, ha sido siempre lograr la autorización presidencial
para mudar la embajada estadounidense a Jerusalén, en la creencia de
que ese traslado sellaría la exclusividad israelí sobre la ciudad. Sin em-
bargo, existe un objetivo todavía más esencial para el sionismo cris-
tiano que surge de su particular interpretación de las profecías: la
necesidad de reconstruir el templo.
El templo: identificarse con el sionismo religioso
Los sionistas cristianos dispensacionales, en particular, creen que el
templo judío debe ser reconstruido porque su escatología futurista los
lleva a pensar que la segunda venida de Cristo sólo se producirá des-
pués de que el Anticristo profane el templo. Brickner afirma que los
preparativos de la reconstrucción del templo comenzaron en 1967 con
la captura de la Ciudad Vieja de Jerusalén.91 Lindsey coincide con esa
apreciación cuando asegura a sus lectores: «En este preciso momento,
mientras leen esto, ya han comenzado los preparativos para reconstruir
el tercer templo».92 El sionismo cristiano contemporáneo se halla em-
peñado en una campaña de apoyo activo a las organizaciones judías
dedicadas a este asunto publicitando y financiando las actividades de
los grupos que integran el movimiento Monte del Templo, buscando el
sitio del templo, colaborando con el plan de construcción y criando los
becerros rojos.
89
Resolution of Solidarity with Israel [Resolución de solidaridad con Is-
rael], 2001 [Internet: Israel Unity Coalition, <http://www.israelunitycoali-
tion.com>]. (Consultado en mayo de 2002.)
90
Ministerios de Jerry Falwell, «Keep Jerusalem Free Petition» [«Petición
por una Jerusalén libre»], <http://falwell.com/>. (Consultado en mayo de
2002.)
91
D. Brickner, op. cit., p. 137.
92
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 156; Final Battle, p. 103.
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SIONISMO CRISTIANO 279
Impulsando el movimiento del Monte del Templo
Dentro del dispensacionalismo, nadie conoce el programa de recons-
trucción del templo judío mejor que Randall Price. En su voluminosa
obra, The Coming Last Days Temple, hace una exhaustiva reseña de todas
las organizaciones judías implicadas en esta tarea.93 En Ready to Rebuilt,
un libro anterior que escribió con Thomas Ice, demuestra claramente que
este no es un tema abstracto ni colateral, sino la preocupación central de
un significativo número de cristianos y judíos religiosos que comparten
la férrea convicción de que el templo será reconstruido muy pronto. Jews
for Jesus, por ejemplo, insiste en que no avala las actividades de ningún
grupo judío comprometido con la reconstrucción del templo pero, de
hecho, su sitio web facilita información sobre ocho organizaciones judías
(y los vínculos directos a sus sitios de Internet), algunas de las cuales
han estado implicadas en los intentos de capturar el Monte del Templo,
destruir la mezquita de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, reconstruir el
templo judío y reinstaurar el sistema sacerdotal y sacrificial para la prác-
tica del culto. Entre ellas, destacan Temple Institute y Temple Mount
Faithful.94 El fundador de Temple Mount Faithful y cabeza visible del
movimiento es el polémico Gershon Salomon, a quien Zhava Glaser (de
Jews for Jesus) alaba por su coraje para abordar «el tema más impor-
tante de la religión judía»:
Salomon ostenta las intachables credenciales de un patriota is-
raelí, cuya militancia comenzó a la edad de once años cuando fue arres-
tado por las autoridades del Mandato británico mientras pegaba carteles
sionistas en las calles. Desde entonces ha estado siempre presente para
apoyar lo que considera verdadero… Salomon es un hombre al que no
se debe subestimar. Su organización, Temple Mount Faithful, ya cuenta
con 9.000 miembros.95
Durante el Congreso Sionista Cristiano de 1998 al que fue invitado
por la ICEJ, Salomon insistió:
93
R. Price, Coming Last Days Temple, pp. 616-644.
94
Rich Robinson, «Israeli Groups Involved in Third Temple Activities»
[«Grupos israelíes comprometidos con las actividades del Tercer Templo»], Jews
for Jesus, Newsletter 10 (1993). [Internet: <http://www.jfjonline.org/pub/news-
letters/5753-10/thirdtemple.htm>.] (Consultado en junio de 2004.)
95
Zhava Glaser, «Today’s Rituals: Reminders or Replacements» [«Los ri-
tuales de hoy: recordatorios o sustitutos»], Issues 8.3.
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280 Stephen Sizer
La tarea de la presente generación es liberar el Monte del Templo
y evitar, repito, evitar la deshonrosa profanación… el pueblo judío no
se detendrá ante los portones del Monte del Templo… Haremos on-
dear la bandera israelí sobre el Monte del Templo, cuando ya no estén
ni la Cúpula de la Roca ni las mezquitas… sólo nuestra bandera y nues-
tro templo. Esa es nuestra misión.96
No obstante, en un artículo en The Times Sam Kiley describe a Sa-
lomon como «el rostro de un milenarismo bastante moderado». Du-
rante una entrevista, Solomon insistió en que el santuario islámico
debía ser destruido:
Es el Gobierno israelí quien debe hacerlo. La guerra será inevita-
ble. Aunque muchas naciones se pondrán en nuestra contra, contare-
mos con la guía de Dios. Estoy convencido de que esta es una prueba
y de que Dios espera que destruyamos la Cúpula sin temer la reacción
de las otras naciones. El Mesías no vendrá por sí solo, sino gracias a
nuestra lucha.97
Dos organizaciones, la ICEJ y el ICZC, se han hecho eco de las
ideas de Salomon.98 Van der Hoeven, de la ICEJ, presume además que
el Monte del Templo se encuentra en el centro de la batalla terrenal con
Satanás. El fracaso de Israel para destruir la Cúpula de la Roca otorgó
a Satanás un respiro temporal: «Satanás, que nunca subestima lo que
Dios considera importante, ejerció un férreo control sobre el Monte
del Templo durante cientos de años, hasta que la Guerra de los Seis
Días de 1967 casi logra destronarlo».99
96
Nadav Shragai, «Dreaming of a Third Temple» [«El sueño del Tercer
Templo»], Ha’aretz, 17 de septiembre de 1998, p. 3; citado en R. Price, Co-
ming Last Days Temple, p. 417.
97
Sam Kiley, «The righteous will survive and the rest will perish» [«Los
justos sobrevivirán y el resto perecerá»], en The Times, 13 de diciembre de
1999, p. 39.
98
The Hanukkah Event of the Temple Mount Faithful on the Temple Mount,
Jerusalem and the Tomb of the Maccabbees [«Temple Mount Faithful: Janucá en
el Monte del Templo, Jerusalén y la Tumba de los Macabeos»], 27 de diciembre
de 2000 [Internet: ICEJ, <http://www.cdn-friends-icej.ca/hanukkah.html>.]; Jan
Willem van der Hoeven, About the ICZC [«Acerca del ICZC»], sin fecha. [In-
ternet: ICZC, <http://www.israelmybeloved.com/about/organization.htm>.]
(Consultados en mayo de 2002.)
99
J. W. van der Hoeven, About the ICZC .
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SIONISMO CRISTIANO 281
Grace Halsell apunta que, entre 1967 y 1990, el santuario Haram
Al-Sharif sufrió más de 100 ataques armados a manos de militantes ju-
díos, muchos de ellos liderados por los propios rabinos, y lamenta que
«el primer ministro israelí, el gran rabino sefardí y el gran rabino as-
quenazí no condenaran esos hechos».100 No obstante, aun cuando los
sionistas cristianos y los judíos lograran destruir la mezquita Al Aqsa
y la Cúpula de la Roca, todavía deberían resolver en qué lugar levan-
tarían el nuevo templo.
En busca del sitio del templo
Para los sionistas religiosos, lo fundamental es que el templo sea recons-
truido en el lugar que ocuparon los antiguos templos de Salomón, Zoro-
babel y Herodes. Al parecer, existe una especie de continuidad entre ellos:
todos encerraban la roca del monte Moriah, también conocida como Pie-
dra Fundacional, en el interior del sagrario. Los historiadores y arqueó-
logos proponen tres teorías alternativas respecto al sitio exacto donde se
levantaron los templos anteriores.101 La teoría más popular, que se sus-
tenta no sólo en la tradición sino también en la opinión consensuada de
los arqueólogos israelíes contemporáneos, postula que el templo estuvo
ubicado en el sitio que actualmente ocupa la Cúpula de la Roca.
En la década de 1970, Lindsey insistía en que ese era el lugar donde
debía construirse el nuevo templo judío:
Existe un obstáculo importante que impide la construcción del
tercer templo: el segundo lugar más sagrado de la fe musulmana, la
Cúpula de la Roca. Según se cree, esta fue construida justo en el cen-
tro del sitio del antiguo templo. Pero, una cosa es segura, ningún obs-
táculo impedirá la reconstrucción. La profecía lo demanda.102
Lindsey parecía conocer la exacta ubicación de la estructura del
templo: «Imaginad mi emoción al encontrarme frente al Muro, debajo
100
Grace Halsell, «The Hidden Hand of the Temple Mount Faithful» [«La
mano oculta de Temple Mount Faithful»], Washington Report (enero de 1991),
p. 8.
101
Son las teorías del «norte», del «sur» y del «centro»; véase el análisis
de Price en Coming Last Days Temple, pp. 337-342.
102
H. Lindsey, Late Great Planet Earth, pp. 56-58. Lindsey se equivoca en
este punto; la Cúpula de la Roca es el tercer santuario más sagrado del islam,
detrás de La Meca y Medina.
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282 Stephen Sizer
de un cartel en hebreo que indicaba: “Al sagrario, 10 metros”; la fle-
cha apuntaba hacia la Cúpula de la Roca».103 No obstante, en 1983
Lindsey había cambiado de opinión y se inclinaba por la «teoría del
norte»: ahora sostenía que este descubrimiento «había acelerado la
cuenta atrás de los eventos que traerían al Mesías de regreso a la tie-
rra» y que «ya no era necesario destruir la Cúpula de la Roca para cons-
truir el tercer templo… en esta nueva ubicación, el nuevo templo y el
muro adyacente estarían separados de la Cúpula de la Roca por un
tramo de 26 metros».104 Una vez descubierto el sitio exacto del templo
de Herodes, Lindsey comparó las medidas actuales con las medidas
mencionadas en Apocalipsis 11 para verificar si la ubicación coincidía
con lo que indicaban las Escrituras, y concluyó: «De hecho, estamos en
los últimos días de la era de la iglesia. La reconstrucción del templo es
inminente».105 Brickner coincide con Randall Price en que el templo
judío podría construirse junto a la Cúpula de la Roca, aunque reconoce
que «el asunto es, cuando menos, sensible», un comentario que subes-
tima la complejidad de la situación.106 Es un tanto ingenuo sugerir que
el templo judío y la Cúpula de la Roca puedan coexistir casi en el
mismo sitio o afirmar, como hizo Lindsey, que el nuevo templo se con-
vertiría en «la atracción turística más importante del mundo», lo que re-
dundaría en un incremento de los ingresos por turismo.107 Resulta
inconcebible que las autoridades musulmanas pudieran aprobar la cons-
trucción del templo judío en Haram Al-Sharif. En cualquier caso, la
mayoría de los judíos ortodoxos siguen convencidos de que la Cúpula
de la Roca es una abominación y que debe ser destruida antes de cons-
truir un nuevo templo.
Facilitando el programa de reconstrucción
Si el templo ha de funcionar como tal y no como un simple museo o
una atracción turística, habrá que seleccionar, capacitar y consagrar a
los sacerdotes que celebren los oficios religiosos. El dilema que en-
frentan los futuros sacerdotes es cómo volverse ritualmente puros antes
de ofrecer sacrificios para otros. De acuerdo con Números 19:2, el ri-
103
H. Lindsey, There’s a New World Coming, p. 163.
104
H. Lindsey, Israel and the Last Days, p. 29.
105
Ibid., p. 30.
106
D. Brickner, op. cit., p. 61.
107
H. Lindsey, Planet Earth 2000 AD, p. 163.
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SIONISMO CRISTIANO 283
tual de purificación consiste en mezclar agua con las cenizas de un be-
cerro rojo purificado y ofrecido en sacrificio por un sacerdote calificado
y rociar la mezcla sobre el templo, el mobiliario y los avíos. Sin em-
bargo, la destrucción del templo en el año 70 d.C. significó el extravío
de las cenizas y, por tanto, que los judíos de la diáspora hayan perma-
necido en estado de impureza desde entonces. Puesto que la búsqueda
de las cenizas del último becerro rojo ha resultado infructuosa, Clyde
Lott, un ganadero de Mississippi y miembro de la Iglesia Pentecostal,
fundó en 1998 la compañía Canaan Land Restoration of Israel, Inc.,
con el fin de criar ganado apto para los sacrificios del templo.108
Según la revista Newsweek, el primer becerro completamente rojo
de los últimos 2000 años nació en 1997 en el kibbutz Kfar Hassidim,
cerca de Haifa, y fue bautizado con el nombre de Melody.109 Por des-
gracia, la pureza del rojo fue perdiéndose con la aparición de crines
blancas en la cola y las ubres. Pese al contratiempo, el rabino ortodoxo
Chaim Richman y el ganadero cristiano Clyde Lott se asociaron para
criar becerros rojos en el valle del Jordán, con la doble esperanza de
sacar a flote la industria ganadera de Israel y producir un espécimen
perfecto para el sacrificio.110
Los sionistas cristianos se han hecho cargo no sólo de la crianza del
becerro rojo, sino también de la provisión de los fondos necesarios para
el programa de reconstrucción, que incluye el diseño y la mano de obra,
el mobiliario, los utensilios y la capacitación de los sacerdotes. Uno de
los colaboradores de este proyecto es Stanley Goldfoot, antiguo miem-
bro de la banda terrorista Stern Gang y cofundador de la Jerusalem
Temple Foundation junto a Terry Reisenhoover y otros evangélicos es-
tadounidenses.111
108
Randall Price comete dos errores: se equivoca al atribuir esta noticia a
la revista Time, cuando en realidad apareció en Newsweek, y también escribe
mal el nombre de uno de los benefactores; R. Price, Coming Last Days Tem-
ple, p. 375.
109
Kendall Hamilton, Joseph Contreras y Mark Dennis, «The Strange Case
of Israel’s Red Heifer».
110
Jeremy Shere, «A Very Holy Cow» [«Una vaca muy sagrada»], Jeru-
salem Post, 25 de mayo de 1997.
111
Louis Rapoport, «Slouching towards Armageddon: Links with Evan-
gelicals» [«Paso a paso, rumbo al Armagedón: los vínculos con el mundo
evangélico»], Jerusalem Post International Edition, 17-24 de junio de 1984;
G. Halsell, Forcing God’s Hand, p. 68. Como miembro de la Stern Gang y
también de Irgun (una infame organización terrorista fundada en 1931), Gold-
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 284
284 Stephen Sizer
Según Grace Halsell, la Jerusalem Temple Foundation recauda
cerca de 100 millones de dólares al año a través de las emisoras de
radio y televisión cristianas y de las iglesias evangélicas de Estados
Unidos, como la Calgary Chapel, fundada por Chuck Smith en Costa
Mesa, California.112 Goldfoot reconoció que también reciben fondos
de la ICEJ. Su presidente, Jan Willem van der Hoeven, admitió que
«eran los propios voluntarios los que le entregaban en mano el dinero
destinado al nuevo templo». Por iniciativa propia, la ICEJ vende una
cinta de audio sobre los planes de construcción del templo judío en
Haram Al-Sharif,113 y se ha asociado con la Christian Broadcasting Net-
work de Pat Robertson y el World Prayer Center de Peter Wagner con
el fin de recolectar fondos para Temple Mount Faithful, la organiza-
ción de Gershon Salomon.114
Gordon Welty pone en evidencia la contradicción en que incurren
los cristianos evangélicos que apoyan al terrorismo judío:
Son capaces de mantener las inconsistencias en compartimentos
estancos, de manera que ni ellos mismos las pueden reconocer…
Cuando los terroristas judíos utilizan el dinero proveniente del «rancio
cristianismo del músculo» para comprar la dinamita que destruya las
mezquitas, estos mismos cristianos dicen que se trata de «un acto de
Dios».115
Lawrence Wright ha observado que «el anhelo de los judíos por el
templo, la esperanza de los cristianos por el rapto y la paranoia de los
musulmanes por la destrucción de las mezquitas constituyen una mez-
foot fue responsable de poner la bomba que el 22 de julio de 1946 mató a 100
soldados y oficiales británicos en el King David Hotel de Jerusalén. En 1946,
una corte israelí lo condenó y envió a prisión por el asesinato de un enviado
de la ONU, el conde Folke Bernadotte.
112
Consultar G. Halsell, Prophecy and Politics, p. 106; Forcing God’s
Hand, pp. 63-73.
113
G. Halsell, Prophecy and Politics, p. 98.
114
Consultar Jay Gary, «The Temple Time Bomb» [«El templo: una bomba
de tiempo»], Presence Magazine, 30 de mayo de 2001, <http://www.pre-
sence.tv/cms/templebomb.shtml>; consultar también, «Unmasking Religious
Terrorism» [«Desenmascarando al terrorismo religioso»], Presence Magazine,
30 de marzo de 2001, <http://www.presence.tv/cms/templebomb.shtml>.
(Consultado en junio de 2004.)
115
Citado en G. Halsell, Forcing God’s Hand, p. 115.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 285
SIONISMO CRISTIANO 285
cla explosiva que puede desembocar en un descontrol apocalíptico».116
La implacable hostilidad de los sionistas cristianos hacia cualquiera
que cuestione las exigencias de Israel sobre la tierra, el estatus de Je-
rusalén o los planes de reconstrucción del templo, sumada a su formi-
dable influencia sobre las políticas de Estados Unidos en materia de
Oriente Próximo, auguran un ominoso futuro, sobre todo a la luz del de
su escatología pesimista.
El futuro: rechazar los procesos de paz y precipitar
el Armagedón
Para los sionistas cristianos no hay objetivo más sublime y esperado
que el regreso de todo el pueblo judío a la Tierra de Israel y a su Señor,
permitiendo que las bendiciones se derramen sobre toda la humanidad.
Si bien es cierto que el sionismo nació y creció bajo el auspicio y la pro-
tección de Gran Bretaña en el siglo XIX, Estados Unidos asumió el
papel de benefactor y guardián durante el siglo XX. Por eso, los sionis-
tas confían en que la particular relación de Estados Unidos e Israel les
garantice a ambos la supervivencia en la lucha global contra el terro-
rismo y desconfían permanentemente de la actuación de Naciones Uni-
das.117 La animosidad generalizada hacia el mundo árabe ha llevado a
la limpieza étnica de los palestinos y a la satanización del islam, así
como a la identificación de algunos de sus líderes, como Yasser Arafat
y Saddam Hussein, con el Anticristo.118 En esta visión tan dual y pola-
rizada del mundo, los sionistas cristianos se han vuelto escépticos,
cuando no hostiles, hacia todo lo que concierne al proceso de paz en
Oriente Próximo.
116
Lawrence Wright, Letter from Jerusalem: Forcing the End [«Carta
desde Jerusalén: forzando el final»], 1999. [Internet: Frontline,
<http://www.pbs.org/wgbh/pages/frontline/shows/apocalypse/readings/forcing
.html>.] (Consultado en junio de 2002.)
117
Consultar M. Simon, Jerry Falwell and the Jews (Middle Village, NY:
Jonathan David, 1984), pp. 63-64.
118
Consultar C. Dyer, op. cit., pp. 147-148; consultar también Joseph
Chambers, A Palace for the Antichrist: Saddam Hussein’s Drive to Rebuild
Babylon and Its Place in Bible Prophecy (Green Forest, AR: New Leaf Press,
1996).
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286 Stephen Sizer
La alianza entre Estados Unidos e Israel
Jerry Falwell explica la estrecha relación de Estados Unidos e Israel de
una manera muy sencilla: Dios ha sido benévolo con Estados Unidos
porque «Estados Unidos ha sido benévolo con el pueblo judío».119 Mike
Evans, fundador y presidente de Lovers of Israel, Inc., es uno de tan-
tos sionistas cristianos que atribuyen fundamentos bíblicos a esa rela-
ción:
Sólo una nación, Israel, se interpone entre… la agresión terrorista
y la declinación absoluta de Estados Unidos como potencia del mundo
democrático… Seguramente, las fuerzas del demonio presionarán a
Estados Unidos para que traicione a Israel… Israel es la clave de su su-
pervivencia… Si nos ponemos del lado de Israel, Dios empleará todo
su poder para ayudarnos cuando llegue el momento. Dios bendecirá a
Estados Unidos y también a Israel… Si Israel cae, Estados Unidos de-
jará de ser una democracia… El dinero árabe está controlando e influ-
yendo a las grandes corporaciones estadounidenses y, por tanto,
dificultando la lucha global contra el terrorismo.120
Para los sionistas cristianos como Falwell y Evans, Estados Unidos
representa al gran redentor, una superpotencia mundial cuyo papel fue
anticipado por las Escrituras y ordenado por la providencia divina.121
Desde esta perspectiva, los pueblos de Estados Unidos e Israel son
como hermanos siameses, ligados no sólo por intereses comunes sino
–y fundamentalmente– por el mismo origen religioso.
El senador Bob Dole lo resume así:
La amistad entre Estados Unidos e Israel no es accidental, sino
producto de valores comunes. Somos dos estados pioneros y demo-
cráticos que abrieron sus puertas a los oprimidos. Los dos hemos de-
mostrado nuestra pasión por la libertad y hemos ido a la guerra para
defenderla.122
119
Citado en G. Halsell, Forcing God’s Hand, p. 100.
120
M. Evans, Israel, America’s Key to Survival (Plainfield, NJ: Logos,
1980), p. xv y contraportada.
121
Consultar M. Lienesch, Redeeming America: Piety & Politics in the
New Christian Right (Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press,
1993), p. 197.
122
Bob Dole, Near East Report, vol. 21, n.º 20, 18 de mayo de 1977, citado
en R. Sharif, Non-Jewish Zionism, p. 136.
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SIONISMO CRISTIANO 287
Rosemary y Herman Ruether advierten del peligro de este tipo de ra-
zonamiento basado en una «visión dualista y maniquea de la política
global, según la cual Estados Unidos e Israel enfrentan juntos la maldad
del mundo».123 Esta particular manera dispensacional de percibir la re-
lación con Israel avala la creencia de que su lugar está junto al Estados
Unidos «cristiano» para luchar contra un mundo maléfico dominado
por los regímenes totalitarios del comunismo y el islam que atentan con-
tra la ética y los valores democráticos del mundo judeocristiano.
La animosidad hacia los árabes
Los sionistas cristianos, reconocidos amantes de Israel, no sólo no de-
muestran los mismos sentimientos hacia los árabes sino que su antipa-
tía suele ser inversamente proporcional a la empatía que sienten por
los israelíes. De hecho, los prejuicios antiárabes y los estereotipos
orientalistas son elementos frecuentes de su literatura.124 La percepción
que el orientalismo tiene de Occidente es la de un mundo liberal, pa-
cífico, racional y capaz de abrazar los valores «verdaderos», una vi-
sión antitética de la que tiene de Oriente Próximo. Esta dicotomía
queda reflejada en las descripciones que el reverendo John Holmes
hizo de su visita a Palestina en 1929. En esa oportunidad, Holmes ma-
nifestó su admiración por los colonos judíos y los comparó con los pio-
neros ingleses que colonizaron Norteamérica:
Por este motivo, cuando leí la obra del británico Josiah Wedge-
wood, «The Seventh Dominion», no me sorprendió que este distinguido
sionista no judío llamara a los pioneros judíos «los padres peregrinos de
Palestina». El mismo heroísmo consagrado a los mismos fines… Es evi-
dente que los árabes nativos, no menos obcecados ni salvajes que los na-
tivos de Norteamérica, no podrán ser eliminados de la escena.125
123
Rosemary y Herman J. Ruether, The Wrath of Jonah: The Crisis of Re-
ligious Nationalism in the Israeli-Palestinian Conflict (San Francisco: Harper,
1989), p. 176.
124
Consultar, por ejemplo, E. Said, Orientalism (Nueva York: Vintage,
1978), passim [hay versión en castellano: Orientalismo (Barcelona: Debolsi-
llo, 2003)]; y Ramon Bennett, Philistine: The Great Deception (Jerusalén:
Arm of Salvation, 1995), passim.
125
John Haynes Holmes, Palestine Today and Tomorrow: A Gentile’s Sur-
vey of Zionism (Nueva York: Macmillan, 1929), pp. 89, 248, citado en R.
Sharif, Non-Jewish Zionism, p. 135.
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288 Stephen Sizer
Ramon Bennett ilustra la vigencia actual de estos prejuicios al ca-
lificar a las modernas naciones árabes de «bárbaras»: «Así como la
hospitalidad y la generosidad son costumbres que poco han cambiado
en los últimos 4.000 años» –afirma– «lo mismo ocurre con el robo y el
hurto de ganado, la mentira o la barbarie».126 Citando a John Laffin,
Bennett argumenta que el árabe «no miente por maldad ni por conve-
niencia, sino porque está en su naturaleza».127 Kenneth Cragg coincide
con Edward Said en que el orientalismo difunde una «burda imagen
estereotipada de Oriente», criticándolo por
…el grosero complejo de superioridad occidental expresado a tra-
vés de una literatura y una enseñanza que imponen su propio y falso es-
tereotipo del hombre oriental sin atender a la evaluación que los
propios orientales hacen de sí mismos. El orientalismo utiliza sus dis-
torsionadas versiones de Oriente como un instrumento de control y, de
hecho, de denigración... por tanto, los orientalistas de Occidente, tanto
los del siglo XIX como los del siglo XIX, son igualmente culpables y
cómplices de esa errónea interpretación.128
Junto al avance del nacionalismo árabe y, en especial, de las aspi-
raciones palestinas de autodeterminación, crecieron también las polé-
micas en torno al mundo árabe. Comparar a los árabes con Hitler se ha
vuelto una costumbre del sionismo cristiano actual.129 Un ejemplo tí-
pico son los escritos de Van der Hoeven: «Del mismo modo en que el
odio y las atrocidades de Hitler y el nazismo respondieron a una ideo-
logía concreta, el odio y los ataques de los árabes contra los judíos y el
pueblo de Israel responden a una ideología propia».130 Citando a Jo-
seph Gunther y a Samuel Katz, Van der Hoeven afirma:
El héroe contemporáneo más importante (del mundo árabe) es
Hitler… Mein Kampf, la obra de Hitler, sigue siendo lectura obligada
en varias capitales y universidades árabes… La única razón por la que
los árabes no han hecho con los judíos israelíes lo que Hitler hizo con
sus predecesores europeos es que no tienen los pertrechos militares ni
126
R. Bennett, Philistine, pp. 21, 23.
127
Ibid., p. 23; John Laffin, The Arab Mind, (Londres: Cassell, 1975), p. 70.
128
E. Said, Orientalism, citado en K. Cragg, The Arab Christian, p. 297.
129
Consultar Jan Willem van der Hoeven, op. cit., pp. 132-133; R. Bennett,
Philistine, p. 134.
130
Van der Hoeven, op. cit., pp. 132-133.
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SIONISMO CRISTIANO 289
las armas de destrucción masiva con las que contó el nazismo. Si no
hubiera sido por las Fuerzas de Defensa Israelíes, que salvaron a los su-
pervivientes judíos que emigraron a Israel, los árabes hubieran estado
más que satisfechos de consumar el sueño de Hitler y hubieran aca-
bado la tarea que la megalomanía nazi dejó inconclusa.131
Hal Lindsey insiste asimismo en que «el último desquiciado intento
de los ejércitos árabes confederados de destruir la nación de Israel fue
anticipado en los textos clásicos de los salmistas… Los palestinos están
decididos a no dejar al mundo en paz hasta que recuperen la tierra que
consideran propia».132 En una entrevista publicada en el año 2000,
Franklin Graham, presidente de la Asociación Evangélica Billy Gra-
ham, hacía los mismos hirientes comentarios: «Los árabes no se senti-
rán satisfechos hasta que muera el último judío, porque odian al Estado
de Israel y a su gente. Nunca aceptarán que Dios le haya cedido la tie-
rra al pueblo judío».133
El odio hacia los árabes se materializa también en los ataques a la
figura de Yasser Arafat. La ICEJ, por ejemplo, lo hace a través de su re-
vista Middle East Intelligence Digest. La edición de junio de 1997 in-
cluyó un artículo titulado «El mal que se resiste a morir: Arafat, como
Hitler, se propone borrar a los judíos de la faz de la tierra».134 Los sio-
nistas olvidan mencionar que, en la década de 1930, la Federación Sio-
nista Alemana, la Stern Gang y Vladimir Jabotinsky, el fundador del
sionismo revisionista, simpatizaban con el fascismo y colaboraron con
los nazis.135
En febrero de 1999, Arafat fue invitado al Desayuno Nacional de
Oración patrocinado por el Congreso en Washington, al que cada año
acuden más de 3.000 líderes políticos y religiosos. La invitación des-
pertó una encendida controversia entre algunas de las organizaciones
131
Jan Willem van der Hoeven, Hitler and the Arabs [«Hitler y los árabes»],
2001, the Freeman Centre, <http://www.freeman.org/m_online/apro1/hoeven.htm>.
(Consultado en junio de 2004.)
132
H. Lindsey, Israel and the Last Days, pp. 38-39.
133
Charlotte Observer, 16 de octubre de 2000.
134
ICEJ, «Evil that will not Die» [«El mal que se resiste a morir»], junio
de 1997. [Internet: Middle East Intelligence Digest, <http://www.cdn-friends-
icej.ca/medigest/june97/evil.html>.] (Consultado en mayo de 2004.)
135
Lenni Brenner, 51 Documents – Zionist Collaboration with the Nazis
(Fort Lee, NJ: Barricade, 2002).
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290 Stephen Sizer
participantes. La Traditional Values Coalition, una asociación de
40.000 iglesias fundada por Pat Robertson, urgió a los participantes a
boicotear el evento, y Randy Tate, director ejecutivo de la Coalición
Cristiana, describió a Arafat como «un terrorista redomado».136 A esta
petición se plegaron también Focus on the Family de James Dobson,
la National Unity Coalition for Israel y la International Christian Em-
bassy Jerusalem. La ICEJ declaró que compartir el desayuno con Ara-
fat era como «compartir las plegarias con el mismísimo Satanás».137
Pese a la considerable presión de los grupos proisraelíes, la invitación
fue ratificada y defendida por el secretario de prensa de la Casa Blanca,
Joe Lockhart, quien expresó que «el evento buscaba alentar el espíritu
de reconciliación e inclusión» y lamentó que «algunos invitados no
compartieran la posición de los organizadores».138
A menudo, la animosidad hacia los árabes se manifiesta de manera
particular en las actitudes racistas de las que son víctimas los palestinos.
La limpieza étnica de los palestinos
Con la excusa de defender la seguridad israelí, los sionistas cristianos
niegan a los palestinos los derechos humanos más elementales. Neil
Cohen, por ejemplo, opina que los judíos y los palestinos no pueden
convivir de igual a igual en Israel y los Territorios Ocupados porque esa
tierra pertenece al pueblo judío por derecho divino:
Vivimos en una era en que, por cuestiones de corrección política,
el mundo proclama la igualdad de derechos para todos los hombres. Yo
no comparto esa postura porque creo que no se ajusta a lo que regis-
tran las Escrituras… la búsqueda de la paz en Oriente Próximo, aun-
que digna de elogio, es una misión imposible.139
En el mismo sentido, Rob Richards justifica la política segregacio-
nista del Estado israelí calificando a los palestinos de «forasteros» en
136
Clinton prays for peace at annual breakfast [«Clinton reza por la paz en
el desayuno anual»], 4 de febrero de 1999. [Internet: CNN, <http://www.cnn.com/
ALLPOLITICS/stories/1999/02/04/prayer.breakfast/>.] (Consultado en junio de
2004.)
137
Ibid.
138
Ibid.
139
Neil Cohen, ensayo presentado ante la Guilford Diocesan Evangelical
Fellowship, St. John’s, Woking, Surrey, el 18 de marzo de 1997.
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SIONISMO CRISTIANO 291
la Tierra de Israel: «Los palestinos y los árabes que han hecho de Israel
su hogar son los “forasteros” de la Biblia».140 David Brickner describe
el estatus de los palestinos con el término «residentes temporales»,141
mientras que Van der Hoeven califica de «maliciosa» la «propaganda»
que «acusa a los judíos de haber desplazado a los nativos árabes de Pa-
lestina».142 Estos argumentos ignoran el hecho de que la mayoría de
los palestinos (al menos los que tienen más de 55 años) no eligieron
«hacer de Israel su hogar», sino que el Estado de Israel les fue impuesto
unilateralmente en 1948. En realidad, muchos de ellos sufrieron un
doble desplazamiento, el primero en 1948 y el segundo en 1967. De
acuerdo con los datos actuales de Naciones Unidas, los refugiados pa-
lestinos superan los 3,5 millones, una cifra equivalente al 25% de todos
los refugiados del mundo.
Algunos sionistas cristianos, como Dave Hunt, no se detienen allí y
cuestionan incluso la mera existencia del pueblo palestino. Al igual que
Ramon Bennett y otros, equipara a los palestinos con los antiguos filisteos
y amalequitas de la Biblia en un sentido absolutamente peyorativo:143
Hoy en día, el conflicto de Oriente Próximo tiene un actor central al
que todo el mundo llama el pueblo palestino… ¿Palestino? No existe ni ha
existido nunca un pueblo, nación, idioma, cultura o religión que se deno-
minen palestinos. Mienten quienes dicen descender de un pueblo palestino
que vivió durante miles de años en una tierra llamada Palestina. La tierra
a la que se refieren es Canaán, que fue habitada por los cananeos hasta que
Dios los destruyó por su iniquidad. Canaán se convirtió luego en la Tierra
de Israel porque Dios se la cedió a los israelitas. Los que ahora se dicen pa-
lestinos son árabes por nacimiento, idioma y cultura, y parientes cercanos
de los árabes que habitan los países que rodean a Israel, a donde muchos
de ellos llegaron atraídos por la posibilidad de prosperar.144
La lógica de Hunt podría emplearse también para cuestionar el de-
recho de autodeterminación de los ciudadanos estadounidenses o, más
140
R. Richards, op. cit., p. 159.
141
D. Brickner, «Don’t Pass Over Israel’s Jubilee» [«Celebrad el aniver-
sario de Israel»], Boletín informativo de Jews for Jesus, abril de 1998.
142
Van der Hoeven, Hitler and the Arabs.
143
R. Bennett, Philistine, passim.
144
Dave Hunt, O Jerusalem, Jerusalem [«¡Oh, Jerusalén, Jerusalén!»], sep-
tiembre de 2000. [Internet: The Berean Call, <http://www.thebereancall.org/
Neswletters/2000+Newsletters/4499.aspx>.] (Consultado en junio de 2004.)
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aún, el de las docenas de naciones europeas o de Oriente Próximo que
se formaron a lo largo del siglo XX.
El doctor Thomas McCall, un teólogo de Zola Levitt Ministries, su-
giere que los palestinos son una nación menos avanzada que los ju-
díos. En referencia a la limitada autonomía de Palestina en Jericó,
McCall observa:
Me temo que cada vez que los palestinos se hacen con una tierra
la convierten en un casino. Puesto que su cultura no es muy avanzada,
nunca han sabido darse una economía propia. A decir verdad, su sub-
sistencia depende de Israel.145
El tratamiento que los nazis dieron a los judíos demuestra clara-
mente que entre denigrar a un pueblo «inferior» y negarle sus derechos
humanos o justificar racionalmente su eliminación y erradicación de la
tierra no existe más que un paso.
Jews for Jesus, por ejemplo, justifica que Israel utilice su fuerza mi-
litar para hacerse con el control de los Territorios Ocupados y mante-
ner la ocupación. Comparando esta ocupación con la conquista de
Canaán a manos de Josué, la JFJ sostiene: «En tiempos de Moisés, los
hijos de Jacob no encontraron un comité de bienvenida a su llegada a
la tierra de Canaán. Entonces, Dios les ordenó que la tomaran por la
fuerza». Y afirma que ese principio sigue teniendo la misma validez
en nuestros días: «Hay quienes creen que Dios ha debido de escar-
mentar desde entonces pero, hasta donde sabemos, Él no ha cambiado
en absoluto. No sería extraño entonces que, como ocurrió en el pasado,
aliente a la nación de Israel a tomar la tierra por la fuerza».146
Dick Armey, antiguo líder de la mayoría republicana ante la Cá-
mara de Representantes de Estados Unidos, fue uno de los primeros
en justificar la limpieza étnica de los palestinos en los Territorios Ocu-
pados. El 1 de mayo de 2002, durante una entrevista con Chris Mat-
thews de la CNBC, Armey manifestó:
La mayoría de las personas que hoy día habitan Israel llegaron de
todas partes del mundo e hicieron de esa tierra su hogar. Los palesti-
145
Thomas McCall, «Gershon Salomon & the Temple Mount Faithful: An
Interview» [«Entrevista a Gershon Salomon de Temple Mount Faithful»],
Levitt Letter, Zola Levitt Ministries (julio de 1977).
146
Do you approve of Zionism...?, sin fecha; sitio web de Jews for Jesus,
página de preguntas frecuentes.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 293
SIONISMO CRISTIANO 293
nos pueden hacer lo mismo y estaríamos encantados de trabajar con
ellos para lograrlo. Pero no estamos dispuestos a sacrificar a Israel y
convertirlo en una patria palestina... En mi opinión, Israel debe que-
darse con todo el territorio de Cisjordania… Los palestinos podrían
crear su Estado en alguna de las tantas extensas naciones árabes que
cuentan con territorio propio.147
A pesar de intentarlo repetidamente, Matthews no logró que
Armey se desdijera y aclarara que no estaba defendiendo la limpieza
étnica de los palestinos en Cisjordania. Ante la pregunta: «¿Alguna
vez le comentó al presidente Bush, su paisano de Texas, que apoya la
expulsión de los palestinos como solución al conflicto de Oriente Pró-
ximo?», Armey contestó: «Probablemente se esté enterando ahora...
Me complace que Israel haya ocupado la tierra que hasta ahora ocu-
paban sus agresores y que los obligue a retirarse a algún otro
lugar».148 Pero Armey no es el único en opinar de esta manera. El
suyo es sólo el último de una serie de llamamientos lanzados desde
los medios más importantes de Estados Unidos y del Reino Unido
para alentar la limpieza étnica de los palestinos en los Territorios
Ocupados.149
Si bien los sionistas cristianos han focalizado el racismo antiárabe
en los palestinos, identificándolos con el terrorismo y difundiendo la
idea de que su hogar está en Jordania y no en Palestina, es en general
el mundo islámico el que soporta mayor grado de demonización.
147
Consultar «Rep. Dick Armey calls for Ethnic Cleansing of Palestinians»
[«El republicano Dick Armey llama a la limpieza étnica de los palestinos»], en
Alexander Cockburn & Jeffrey St. Clair (eds.), Counterpunch [Internet:
<http://www.counterpunch.org/armey0502.html>.] (Consultado en mayo de
2004.) Dick Armey y su familia son miembros de la Lewisville Bible Church
de Lewisville, Texas.
148
Ibid.
149
Véase Charles Krauthammer, «Mideast Violence: The Only Way Out»,
[«La violencia en Medio Oriente: la única salida»], Washington Post, 15 de
mayo de 2001. Emmanuel A. Winston llamó a «reubicar a los palestinos en
Jordania», USA Today, 22 de febrero de 2002. Consultar también John Der-
byshire, «Why don’t I care about the Palestinians?» [«¿Por qué no me preo-
cupan los palestinos?»], National Review, 9 de mayo de 2002; Clarence
Wagner, «Apples for Apples, Osama Bin Laden and Yasser Arafat» [«Osama
Bin Laden y Yasser Arafat: tal para cual»], Dispatch from Jerusalem, mayo de
2002, pp. 1, 6, 17.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 294
294 Stephen Sizer
La satanización del islam
Durante algún tiempo, Donald Bridge trabajó como guardián de la
Tumba del Jardín, uno de los sitios preferidos de los peregrinos evan-
gélicos que llegan a Jerusalén. Por eso sus observaciones son ilustrati-
vas de la literatura sionista cristiana. En su guía turística, Travelling
Through the Promised Land, Bridge ridiculiza y difama a los musul-
manes una y otra vez.150 Cuando describe el significado de Jerusalén
para las tres religiones monoteístas, afirma: «El calendario del mundo
judío otorga un lugar especial a todos los eventos ocurridos en este
lugar santo. El mundo musulmán, en cambio, quiere hacer de este lugar
el escenario de una guerra santa».151 En referencia al Monte del Tem-
plo, Bridge escribe: «En este lugar, el sentimiento árabe se exalta fá-
cilmente y se expresa con una especie de frenesí anticristiano y
antijudío. Desde los altavoces de los minaretes, los ulemas pueden con-
vertir a los fieles en una turba enfurecida en cuestión de minutos».152 En
una caminata por la Ciudad Vieja de Jerusalén, el libro señala el con-
traste entre el barrio judío y el barrio musulmán:
El barrio judío luce cálido y dorado bajo el sol… Apenas unos
pasos más allá, el drástico contraste del barrio árabe nos sorprende. Es
más colorido, más ruidoso, más populoso y más sucio. Los sonidos y
los olores son totalmente diferentes. Desde los minaretes bajan los so-
nidos de sus cantos (extraños a nuestro oído) que a ratos nos parecen
plañideros y a ratos estridentes… Los tocados árabes salpican las exal-
tadas multitudes de negro, blanco y rojo; uno de cada quince tiene un
incómodo parecido con Yasser Arafat.153
Más allá de su error al definir el barrio musulmán como árabe (dado
que, según el derecho internacional, toda la Ciudad Vieja es árabe), se-
guramente Bridge habría sido tachado de antisemita si en vez de «un
incómodo parecido con Yasser Arafat» hubiera escrito «un incómodo
parecido con Menahem Beguin o Isaac Shamir».
A partir del 11 de septiembre de 2001, los sentimientos antiárabes
e islamofóbicos concitan nuevas adhesiones cada día. Desde que ocu-
150
Donald Bridge, Travelling Through the Promised Land (Fearn: Chris-
tian Focus, 1998), p. 67.
151
Ibid. pp. 55-56.
152
Ibid., p. 70.
153
Ibid., p. 60.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 295
SIONISMO CRISTIANO 295
rrió la tragedia, la mayoría de los autores dispensacionalistas han hecho
de la guerra contra el terrorismo islámico el tema central de sus li-
bros.154 Lindsey no oculta su animosidad hacia los musulmanes cuando
afirma que «la religión les impone la sagrada y honrosa misión de re-
capturar la Ciudad Vieja de Jerusalén».155 Sus libros están plagados de
afirmaciones dogmáticas y estereotipadas del mismo tenor:
Todos los musulmanes creen que Israel es su enemigo… La fa-
nática obsesión por destruir a Israel mantiene unidas a todas las na-
ciones árabes… Los acuerdos que se tejen en el mundo árabe no tienen
el mismo significado que los que se establecen en el mundo judeo-
cristiano. El islam no sólo ha hecho una costumbre de reinterpretar,
denunciar y revertir acuerdos, sino que fomenta esta práctica siempre
que impulse la causa de Alá… Este movimiento busca destruir el Es-
tado de Israel y acabar con la cultura judeocristiana, el verdadero ba-
samento de la civilización occidental… Como ocurre con el
comunismo, su filosofía les impone la sagrada obligación de «acabar
con todos nosotros».156
Estas ideas, recientemente descritas como una forma de «neoma-
cartismo»,157 figuran también en los escritos de otros autores del sio-
nismo cristiano.158 En febrero de 2002, por ejemplo, Pat Robertson
desató una gran polémica al afirmar que el islam era una religión vio-
lenta empeñada en la idea de dominar el mundo y que los musulmanes
estadounidenses estaban formando células terroristas con la finalidad
de destruir el país. Robertson hizo públicas sus afirmaciones desde su
154
Consultar J. Hagee, op. cit.; Grant R. Jeffrey, War on Terror: Unfolding
Bible Prophecy (Toronto: Frontier Research, 2002); R. Price, Unholy War:
America, Israel and Radical Islam (Eugene, OR: Harvest House, 2002); Ray
Comfort, Nostradamus: Attack on America and More Incredible Prophecies
(South Plainfield, NJ: Bridge Logos, 2002).
155
H. Lindsey, Israel and the Last Days, pp. 38-39.
156
H. Lindsey, 1980’s Countdown, p. 45; Israel and the Last Days, p. 33;
Planet Earth 2000 AD, p. 256; Final Battle, pp. 4-5.
157
Este término fue acuñado por William Safire, un republicano conser-
vador que escribía los discursos de Nixon y que considera las actitudes de Ge-
orge Bush hijo insuficientemente proisraelíes; citado en M. Lind, «The Israel
Lobby and American Power» [«El lobby israelí y el poder de Estados Uni-
dos»].
158
Consultar Mark Hitchcock, The Coming Islamic Invasion of Israel
(Portland, OR: Multnomah, 2002); R. Price, Unholy War.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 296
296 Stephen Sizer
programa 700 Club, que se emite por la cadena televisiva Christian
Broadcasting Network. Al finalizar la proyección de unos vídeos sobre
la vida de los musulmanes en Estados Unidos, el presentador Lee Webb
le preguntó: «¿Por qué crees, Pat, que los inmigrantes musulmanes se
sienten atraídos por este país, si nuestra política exterior les parece tan
despreciable?». Robertson respondió:
Bueno, es posible que vengan como misioneros para difundir la
doctrina del islam... Aquí, me permito discrepar con las expresiones
de nuestro estimado presidente de que el islam es una religión pací-
fica, porque no lo es. El Corán es muy explícito cuando ordena dar
muerte a los infieles… el hecho es que nuestra política inmigratoria
está tan inclinada hacia Oriente Próximo y alejada de Europa que
hemos dejado que esta gente se entremezcle con nosotros, aun cuando
conviven con las células terroristas.159
Durante la reunión de la Convención Baptista del Sur llevada a cabo
en Florida en 2002,160 el reverendo Jerry Vines, antiguo líder de la con-
vención nacional y pastor de la First Baptist Church de Jacksonville,
fue ovacionado por los participantes de la conferencia de pastores
cuando describió a Mahoma como «un pedófilo poseído por el demo-
nio».161
La aversión a los árabes, la denigración de los palestinos y el odio
por el islam son de tal magnitud que los sionistas cristianos también se
oponen a toda resolución pacífica del conflicto palestino-israelí que
demande u obligue a Israel a abandonar territorios o que comprometa
su seguridad.
159
Alan Cooperman, «Robertson Calls Islam a Religion of Violence, May-
hem» [«Robertson llama al islam la religión del caos y la violencia»], Was-
hington Post, 22 de febrero de 2002, p. 2.
160
La Convención Baptista del Sur es una coalición de 42.000 iglesias que
reúne a 16 millones de fieles. Desde la década de 1980, se ha vuelto cada día
más fundamentalista. Consultar <http://www.sbcannualmeeting.org/sbc02/>.
161
Consultar Richard Vara, «Texas secession rumor, attacks on Islam mark
Baptist Meeting» [«Rumores de secesión en Texas: los ataques al islam dejan
su impronta en el encuentro baptista»], Houston Chronicle, 10 de junio de
2002; Alan Cooperman, «Anti-Muslim Remarks Stir Tempest» [«Los comen-
tarios antimusulmanes agitan tempestades»], Washington Post, 19 de junio de
2002. De acuerdo con Cooperman, el nuevo presidente de la Convención Bap-
tista del Sur, el reverendo Jack Graham, respaldó la veracidad del discurso de
Vine.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 297
SIONISMO CRISTIANO 297
El rechazo a los procesos de paz
De manera sistemática, el sionismo cristiano ha reconocido la demanda
unilateral de Israel sobre los Territorios Ocupados y rechazado las as-
piraciones de autodeterminación del pueblo palestino alegando que se
trata de pueblos intrínsecamente incompatibles. David Pileggi, por
ejemplo, observa:
A pesar del notable éxito de la política de relaciones públicas de
los palestinos, la mayoría de los judíos –tanto de Israel como de la diás-
pora– no cree que hayan renunciado al sueño de destruir al Estado de
Israel para favorecer el establecimiento de un Estado propio en Cis-
jordania o la Franja de Gaza… Con un Estado palestino en el corazón
de Israel, la situación se volverá inmanejable.162
Walter Riggans critica los acuerdos de paz de Oslo y de Wye por-
que amenazan con legitimar las reclamaciones palestinas sobre Jeru-
salén y Cisjordania y se identifica con los temores de los israelíes:
«Muchos judíos se sientes abrumados y defraudados porque los astu-
tos y despiadados palestinos están aprovechando los acuerdos de paz
como primer paso en la eliminación de Israel». Riggans afirma que los
acuerdos de paz traicionan los planes de Dios para el pueblo judío:
«Esta paz… es falsa y hay quienes creen que es obra del demonio».163
Clarence Wagner, de Bridges for Peace, comparte esa perspectiva y ob-
serva las negociaciones de paz con la misma indiferencia:
Debemos trabajar para que los otros comprendan los planes de
Dios y rechacen los planes elaborados por los hombres, ya sean de la
ONU, Estados Unidos, la CEE, Oslo, Wye, etc. De ningún modo los
planes de Dios incluyen la disputa de la Ciudad Vieja de Jerusalén y las
áreas aledañas del Monte del Templo y del Monte de los Olivos, ni su
entrega a los musulmanes. Tampoco anticipan que el regreso del Me-
sías se producirá en la ciudad musulmana de Al-Quds, sino en la reu-
nificada y restaurada ciudad judía de Jerusalén.164
162
David Pileggi, «Letter from Jerusalem» [«Carta desde Jerusalén»], Sha-
lom (julio de 1991).
163
Walter Riggans, «The Messianic Community and the Hand Shake» [«La
comunidad mesiánica y el apretón de manos»], Shalom 1 (1995); incluye una
cita de Benjamin Berger, patriarca de Kehilat HaMashiach, Jerusalén.
164
C. Wagner, «Driving the Nations Crazy», p. 9.
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298 Stephen Sizer
El literalismo bíblico ha inducido a muchos sionistas cristianos a
demonizar a los árabes y los palestinos como si fueran «los satánicos
enemigos de Israel», mientras su lectura futurista de las profecías atri-
buye al pueblo judío el derecho a gran parte de Oriente Próximo y su
escatología predice un fin pesimista y apocalíptico para toda la huma-
nidad. En consecuencia, perciben las conversaciones de paz no sólo
como una pérdida de tiempo sino también como una falta de fe o, lo
que es mucho peor, como una flagrante desobediencia a los planes de
Dios. Para los sionistas cristianos, estas certezas son tan infalibles que
justifican la anatematización de quienes no piensan como ellos.
Torciendo la voluntad de Dios
Una de las maneras habituales con que los sionistas cristianos tratan de
acallar a sus críticos es amenazándolos con el castigo divino. A los cris-
tianos evangélicos que no comparten la perspectiva sionista, Brickner
los acusa de oponerse a los planes de Dios:
El peligro acecha a quienes se atreven a decir que Dios ya no se
ocupa de su pueblo elegido… Dios ha de juzgar a aquellos que mal-
traten a su pueblo; así como en su tiempo juzgó a la nación egipcia, lo
mismo hará ahora con cualquier nación. Para comprender las cuestio-
nes de Oriente Próximo, los evangélicos deben prestar especial aten-
ción a las enseñanzas de las Escrituras y tomar nota de las fuerzas
cósmicas que luchan en el cielo porque pronto lo harán en la tierra. Por
tanto, deben elegir cuidadosamente de qué lado se han de alinear.165
Y no se admiten dudas sobre qué lugar ha de ser ese para los cris-
tianos. Recientemente, Pat Robertson lanzó la siguiente advertencia:
Si Estados Unidos participa en la división de Jerusalén y en la en-
trega de su parte a Yasser Arafat y los terroristas que lo acompañan,
Dios descargará su ira con tanta vehemencia que los tornados nos pa-
recerán un día de picnic en comparación.166
165
D. Brickner, «Don’t Pass Over Israel’s Jubilee» [«No olvidéis el jubi-
leo de Israel»].
166
Pat Robertson, On Israel and the Road Map to Peace [«Acerca de Israel
y la hoja de ruta hacia la paz»], sin fecha, [Internet: Sitio oficial de Pat Robert-
son, <http://www.patrobertson.com/Teaching/TeachingonRoadMap.asp>.] (Con-
sultado en junio de 2004.)
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SIONISMO CRISTIANO 299
Robertson sugiere incluso que el asesinato de Isaac Rabin fue un
acto de Dios, una sentencia por haber traicionado a su propio pueblo:
«Esta es la tierra de Dios y Dios reprenderá severamente a quienes in-
tenten dividirla. Los rabinos echaron una maldición a Isaac Rabin
cuando comenzó a negociar la división de la tierra».167
En boca de los influyentes líderes cristianos, esas declaraciones no
son muy diferentes a las de los fundamentalistas musulmanes que lla-
man a su pueblo a librar una «guerra santa» contra Occidente. Dave
MacPherson ha señalado que el peligro de la teología del Armagedón
no reside tanto en su fatalismo como en su naturaleza contagiosa,168
mientras que Karen Armstrong rastrea en el sionismo cristiano de Oc-
cidente las huellas del legado de las Cruzadas y afirma que ese tipo de
fundamentalismo «ha retornado al extremismo religioso de las clásicas
cruzadas».169
Los sionistas cristianos reconocen que Estados Unidos ha sido el
aliado estratégico más importante de Israel desde 1948. Prueba de ello
son el veto a las resoluciones de censura de Naciones Unidas, la apro-
bación de préstamos para financiar los asentamientos, la provisión de
armamento para sostener la ocupación militar de Cisjordania, el aline-
amiento junto a Israel en las negociaciones con el mundo árabe y los
palestinos y, más recientemente, la participación en la guerra global
contra el terrorismo.170 Estas son razones más que suficientes para que
los sionistas cristianos santifiquen su relación con los israelíes mientras
demonizan a los árabes y al islam, defiendan el derecho de Israel a
mantener fronteras amplias y seguras mientras alientan la limpieza ét-
nica de los palestinos en su propia tierra, y se opongan a los procesos
de paz que amenazan con dividir Jerusalén o distorsionar el proyecto
167
Pat Robertson, Pat answers your questions on Israel [«Pat contesta
vuestras preguntas sobre Israel»], 12 de febrero de 2002; [Internet: 700 Club,
Christian Broadcasting Network, <http://cbn.org/700club>.] (Consultado en
junio de 2004.)
168
Dave MacPherson, citado en Halsell, Forcing God’s Hand, p. 10.
169
K. Armstrong, Holy War: The Crusades and Their Impact on Today’s
World (Londres: Macmillan, 1988), p. 377.
170
Para conocer los argumentos que acusan a Israel de complicidad en la
tragedia del 11/9, consultar «Five Israelis were seen filming as jet liners ploug-
hed into the Twin Towers on September 11, 2001» [«Cinco israelíes fueron vis-
tos mientras filmaban el impacto de los aviones en las Torres Gemelas el 11
de septiembre de 2001»], Sunday Herald, 2 de noviembre de 2003,
<http://www.sundayherald.com/37707>.
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 300
300 Stephen Sizer
de la Tierra de Israel. La implacable convicción de que Dios ha desig-
nado a Israel como exclusivo heredero y soberano de la Tierra de Israel,
la ciudad de Jerusalén y el Monte del Templo los ha inducido a implo-
rar que la ira divina se derrame sobre quienes desafíen estas creencias,
incluso si son evangélicos.
Las implicaciones políticas del sionismo cristiano:
conclusiones
A lo largo de este capítulo se han demostrado las profundas y durade-
ras consecuencias políticas del movimiento sionista cristiano y el dis-
tinto grado de entusiasmo con que busca implementar cada uno de los
seis postulados teológicos fundamentales que emanan de su interpre-
tación literal y futurista de la Biblia:
1. Que los judíos siguen siendo el pueblo elegido de Dios. Esta cre-
encia ha llevado a los sionistas cristianos a apoyar al Estado de
Israel con medidas concretas. Sin embargo, este apoyo ha su-
puesto también el refrendo y la justificación indiscriminados de
las políticas racistas y segregacionistas del Gobierno israelí, y no
sólo en los medios y los discursos políticos sino también con la
organización de viajes solidarios a Israel.
2. Que el pueblo judío será restaurado a su tierra. El sionismo cris-
tiano alienta y facilita la restauración definitiva de los judíos a Is-
rael a través de las operaciones conjuntas de sus organizaciones
cristianas y la Agencia Judía para Israel.
3. Que la Tierra de Israel pertenece exclusivamente al pueblo judío,
porque así lo señalan las Escrituras. En este sentido, el sionismo
cristiano apoya la anexión de los territorios y adopta e impulsa el
programa de asentamientos.
4. Que Jerusalén es la capital eterna y exclusiva de los judíos, y por
tanto no corresponde que la compartan con los palestinos. La es-
trategia del sionismo cristiano consiste en presionar a los go-
biernos occidentales para que reubiquen sus embajadas en
Jerusalén en señal de reconocimiento de este hecho.
5. Que la construcción del tercer templo, junto a la consagración
del sacerdocio y la restitución del sistema sacrificial, fueron an-
ticipadas en las Escrituras. Para el sionismo cristiano dispensa-
cional, en particular, esta creencia justifica el apoyo a las
organizaciones que trabajan en pos de estos objetivos.
6. Que habrá una guerra apocalíptica entre el Bien y el Mal en un
futuro cercano. En virtud de esta creencia, los sionistas cristianos
libro4_Bosforo_cap03:Ángel Benito 22/4/09 21:09 Página 301
SIONISMO CRISTIANO 301
consideran inviable todo proyecto de paz duradera entre los ára-
bes y los judíos. Más aún, propugnar que Israel llegue a un
acuerdo con el islam o que los judíos coexistan con los palesti-
nos es como alinearse junto a quienes están destinados a ser los
enemigos de Dios e Israel en la inminente batalla de Armagedón.
Ciertamente, no todos los sionistas cristianos se identifican con los
seis principios básicos de su doctrina ni los defienden con el mismo
grado de convicción o compromiso. Sin embargo, todos coinciden en
un apoyo acrítico y generalizado a las políticas del Estado israelí –ex-
presado sobre todo a través del movimiento fundamentalista de Esta-
dos Unidos, mucho más numeroso que el británico–, lo cual, como
hemos visto, acarrea consecuencias políticas extremadamente destruc-
tivas.
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 303
Capítulo
4
Conclusiones
Este capítulo resume los factores principales en el desarrollo del sio-
nismo cristiano desde 1800. Además de caracterizar las distintas va-
riantes y comparar los elementos positivos y negativos de este
movimiento, ofrece una evaluación crítica y propone una alternativa a
su realidad actual.
Observaciones sobre el desarrollo del sionismo cristiano
Se pueden hacer siete observaciones relativas al desarrollo y actual en-
vergadura de este movimiento:
1. Con su apoyo activo y explícito a la restauración de los judíos a
Palestina, el sionismo cristiano se adelantó en al menos sesenta
años al surgimiento del sionismo judío.
2. Sus orígenes se remontan al sectarianismo premilenarista britá-
nico del siglo XIX. A comienzos del siglo XX se convirtió en un
movimiento dispensacional predominantemente estadounidense
e impregnó todas las confesiones evangélicas más importantes
de la época.
3. El valor estratégico de una patria judía en Palestina estuvo pre-
sente en la política exterior británica durante todo el siglo XIX,
pero en Estados Unidos no alcanzó mayor trascendencia hasta fi-
nales del siglo veinte.
4. A no ser por la iniciativa y el compromiso de los cristianos del
Reino Unido (clérigos, políticos y estadistas), es dudoso que el
sueño de la patria judía en Palestina se hubiera hecho realidad.
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 304
304 Stephen Sizer
5. El sostenido apoyo político de los sionistas cristianos de Estados
Unidos y el significativo aporte financiero de sus sucesivos go-
biernos contribuyeron de manera sustancial a la supervivencia
del Estado de Israel desde su creación en 1948 y, más aún, al sos-
tenimiento de la ocupación y colonización de Cisjordania desde
1967 hasta la fecha.
6. En una estimación conservadora, el movimiento sionista cris-
tiano es al menos diez veces más numeroso que el movimiento
sionista judío, convirtiéndose en uno de los grupos de presión
más importantes de la esfera política estadounidense.
7. El sostén del sionismo cristiano es un sistema teológico nove-
doso basado en una lectura ultraliteral y futurista de la Biblia que,
aunque arraigada en la Reforma y el puritanismo, es esencial-
mente producto del sectarianismo premilenarista del siglo XIX.
Variantes del sionismo cristiano
Dentro del sionismo cristiano evangélico contemporáneo emergen cua-
tro líneas distintivas que se diferencian por su interpretación teológica de
la relación entre Israel y la iglesia y en su manera de abordar diversos
temas, como la tarea evangelizadora, la restauración, la Tierra de Israel,
los asentamientos, el estatus de Jerusalén, el Templo y el Armagedón.
Estas vertientes son: el premilenarismo de la Alianza, el dispensacio-
nalismo mesiánico, el dispensacionalismo apocalíptico y el dispensacio-
nalismo político. A continuación, la Figura 8 resume las características
distintivas de cada una de ellas.
El premilenarismo de la Alianza y el dispensacionalismo mesiánico
comparten la misión de evangelizar al pueblo judío antes de la segunda
venida de Cristo. Este último, debido a su teología de las dos alianzas,
tiene también la misión de revivir el culto judío, incluidas las prácticas
del Templo. Con el dispensacionalismo apocalíptico comparte el pro-
fundo interés en la profecía del final de los tiempos, así como el pesi-
mismo en lo que concierne a las negociaciones de paz en Oriente
Próximo. El dispensacionalismo apocalíptico, a su vez, se identifica
con el dispensacionalismo político en el compromiso de sostener los
fuertes lazos político-militares entre Estados Unidos e Israel. El dis-
pensacionalismo político se distingue por su negación de la misión
evangelizadora, su escatología optimista y su reinterpretación del evan-
gelio cristiano: la iglesia debe apoyar y bendecir a Israel puesto que, en
virtud de una nueva alianza, los judíos fueron aceptados por Dios y re-
conocerán al Mesías cuando este regrese a la tierra. Mientras el pre-
Premilenarismo Dispensacionalismo Dispensacionalismo Dispensacionalismo
Doctrina
de la Alianza mesiánico apocalíptico político
Relación con Una única Entidades separadas Entidades separadas Entidades separadas
la iglesia entidad
Misión Esencial Esencial Opcional Innecesaria
evangelizadora
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito
Restauracionismo Profetizado Profetizado Profetizado Implementado
La Tierra de Israel y Negociable Milenio No negociable Solidaridad
los asentamientos
22/4/09
Jerusalén, capital ex- Negociable Milenio No negociable Presión internacional
clusiva
cristiano.1
21:11
Reconstrucción Irrelevante Milenio Inminente Irrelevante
del Templo
SIONISMO CRISTIANO
Armagedón Opcional Inevitable Inevitable Rechazado
Figuras Higton y Riggans Rosen, Brickner Lindsey, Evans y Robertson y Falwell
Página 305
representativas y Fruchtenbaum LaHaye
Organizaciones Churches Ministry Jews for Jesus (JFJ) Seminario Teológico International Chris-
Among Jewish Peo- y American Mes- de Dallas tian Embassy
ple (CMJ) y Chris- sianic Fellowship In- Jerusalem (ICEJ) y
Figura 8. Taxonomía de las distintas variantes de sionismo
tian Witness to Israel ternational (AMFI) Bridges For Peace
305
(CWI) (BFP)
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 306
306 Stephen Sizer
milenarismo de la Alianza se considera la forma más ortodoxa y be-
nigna del sionismo cristiano, el dispensacionalismo político aparenta
ser la más problemática. La Figura 9 sintetiza los rasgos distintivos de
todas las variantes.
Tipo de sionismo cristiano Elementos distintivos
1. Premilenarismo de la Alianza Evangelización y restauracionismo
2. Dispensacionalismo mesiánico Evangelización y Templo judío
3. Dispensacionalismo apocalíptico Profecías y Armagedón
4. Dispensacionalismo político Defensa y bendición de Israel
Figura 9. Resumen de las variantes del sionismo cristiano.
Aspectos constructivos y destructivos del sionismo
cristiano
Resulta difícil hacer una evaluación equilibrada y objetiva de este mo-
vimiento debido a que tanto sus defensores como sus críticos emplean
un lenguaje cargado de componentes emocionales y sus posiciones res-
pecto a las causas y soluciones del conflicto de Oriente Próximo están
profundamente polarizadas. No obstante, lo que sí puede hacerse es re-
sumir los aspectos constructivos y destructivos del sionismo cristiano
y evaluar cómo repercuten sobre la existencia del pueblo judío. El cua-
dro de la Figura 10 (más abajo) ilustra los elementos constructivos y
destructivos analizados en este libro.
Es de destacar que ninguno de los elementos constructivos es in-
trínseco o exclusivo del sionismo cristiano, sino que los comparte con
1
Como es sabido, estas variantes del sionismo cristiano no están bien di-
ferenciadas y existe cierto grado de superposición, especialmente en lo que
respecta a sus perspectivas teológicas. Más aún, la postura doctrinaria oficial
de algunas organizaciones sionistas cristianas son muy mesuradas en lo que
concierne a ciertos temas polémicos como los asentamientos o el templo. Este
estudio, por tanto, se ha basado en las opiniones que los líderes y represen-
tantes de estas organizaciones han hecho públicas, dando por sentado que se
trata de sus opiniones personales y que no reflejan necesariamente las de la or-
ganización en su conjunto.
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SIONISMO CRISTIANO 307
otras organizaciones evangélicas filosemíticas que trabajan mano a
mano con el pueblo judío pero no apoyan el sionismo.2
Constructivos Destructivos
1. Alentar el diálogo entre judíos y 1. Justificar el apartheid y la existencia
cristianos de un Estado exclusivamente judío
2. Comprometerse a compartir el evan- 2. Socavar el testimonio cristiano en
gelio con el pueblo judío (excepto el Oriente Próximo adoptando un apoyo
dispensacionalismo político) incondicional a Israel
3. Combatir el antisemitismo 3. Alentar la intolerancia religiosa y la
islamofobia
4. Educar a los gentiles en los oríge- 4. Aceptar de manera tácita la limpieza
nes judíos de la fe cristiana étnica de los palestinos apoyando el
programa de asentamientos judíos
5. Manifestar compasión por los refu- 5. Denigrar a los judíos moderados
giados judíos y realizar tareas huma- que desean negociar un acuerdo pa-
nitarias en su beneficio cífico sobre la tierra
6. Incitar al fanatismo religioso apo-
yando la reconstrucción del Templo
en Haram Al-Sharif
7. Tratar de convertir la escatología
apocalíptica en una profecía auto-
cumplida
Figura 10. Consecuencias constructivas y destructivas
del sionismo cristiano.3
2
Basado en entrevistas mantenidas con los representantes de estas orga-
nizaciones; entre otras, InterVarsity Christian Fellowship (USA), YMCA,
World Vision y Youth for Christ.
3
Stephen Sizer, «Justifying Apartheid in the Name of God» [«Justificar el
apartheid en nombre de Dios»], Churchman (verano de 2001), pp. 147-171.
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308 Stephen Sizer
Evaluación crítica del sionismo cristiano
La pregunta fundamental que los sionistas cristianos deben responderse
es: ¿en qué cambiaron los deseos y las expectativas tradicionales de
los judíos respecto a la tierra y a su establecimiento como nación con
la llegada de Jesucristo, el representante de Dios en la tierra?4 Clarence
Bass formula una serie de preguntas más específicas que aportan cla-
ridad a este tema:
¿Es legítimo preguntar si el dispensacionalismo está más inspi-
rado en la Alianza abrahámica que en el sacrificio de la cruz? ¿Cuál es
su interés central: el cuerpo de Cristo o el reino judío? ¿Es cierto o
falso que interpreta el Nuevo Testamento a la luz de las profecías del
Antiguo Testamento y no a la inversa, aun cuando las revelaciones de
aquel son más abarcadoras que las de este?5
Los sionistas cristianos creen que la venida de Jesucristo no modi-
ficó en nada o casi nada las aspiraciones que el judaísmo del siglo I al-
bergaba respecto a la posesión de la tierra y la conformación de la
nación judía. Al parecer, su interpretación del Antiguo Testamento
coincide con la que hicieron los primeros discípulos antes de Pente-
costés, en el sentido de que la llegada del reino de Jesús significó más
bien la postergación de las esperanzas judías de retornar a la tierra antes
que la materialización de esos deseos a través del Mesías y de su nueva
e inclusiva comunidad mesiánica.
Por consiguiente, el Consejo de Iglesias de Oriente Próximo (MECC,
por sus siglas en inglés), que engloba a las antiguas iglesias orientales,
ha calificado el sionismo cristiano de desviación herética y lo ha acu-
sado de forzar una expresión aberrante de la fe cristiana y una interpre-
tación errónea de la Biblia para acomodarlas a la agenda política del
moderno Estado de Israel. El Consejo afirma que este movimiento mues-
tra una predisposición a:
Forzar el modelo sionista de nacionalismo teocrático y etnocén-
trico de Oriente Próximo… (rechazando) el movimiento de unidad
4
Consultar Colin Chapman, «Ten questions for a theology of the land»
[«Diez preguntas sobre la teología de la tierra»], en Johnston & Walter (eds.),
The Land of Promise: Biblical, Theological and Contemporary Perspectives
(Leicester: Apollos, 2000), pp. 172-187.
5
C. Bass, op. cit., p. 151.
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SIONISMO CRISTIANO 309
cristiana y el entendimiento interreligioso que promueven las iglesias
(originarias) de la región. Con su exaltación del sionismo político mo-
derno, el programa del sionismo cristiano propone a los cristianos una
visión del mundo en la que el evangelio se identifica con la ideología
del éxito y el militarismo y pone el énfasis en los eventos que condu-
cen al fin de la historia antes que en la vivencia del amor y la justicia
de Cristo en el presente.6
En sus vertientes apocalíptica y política, en particular, el sionismo
cristiano distorsiona la Biblia y margina el imperativo universal del
mensaje de Cristo que iguala a todos los hombres en la gracia y la jus-
ticia divina. Kenneth Cragg resume las consecuencias del exclusivismo
étnico que caracteriza a este movimiento:
Es muy simple: puesto que Dios eligió a los judíos y les cedió la
posesión de la tierra, sus dictámenes no pueden ser cuestionados ni re-
sistidos. Son definitivos. Estos veredictos se sustentan en la interpre-
tación de los biblicistas cristianos, para quienes Israel es incapaz de
hacer nada malo. Pero, ¿es posible compatibilizar este positivismo y
esta conclusión incuestionable con la integridad de los profetas? Cier-
tamente, son incompatibles con la naturaleza plural del pueblo de Dios,
que es esencial a las creencias del Nuevo Testamento, e irreconciliables
con las demandas éticas que son centrales tanto al derecho como a la
posibilidad de elegir.7
Los presupuestos literalistas excluyen cualquier otra lectura de la
Biblia y de la historia y descartan toda posibilidad de llegar a un re-
sultado justo y duradero en las negociaciones de paz de Oriente Pró-
ximo. Por el contrario, el sionismo cristiano muestra una tolerancia
ciega hacia el judaísmo rabínico y un fuerte respaldo a los represen-
tantes de la derecha política de Israel mientras exhibe una imperdona-
ble falta de compasión por la trágica existencia del pueblo palestino y
la difícil situación de la comunidad cristiana nativa. Con estas actitu-
des, deliberadas o no, los sionistas cristianos legitiman la opresión de
este pueblo en nombre del evangelio y exponen al pueblo judío a un fu-
turo apocalíptico más horroroso aún que el Holocausto.
La hermenéutica literal y futurista es la que mejor se adapta a las ne-
cesidades del sionismo cristiano de trasladar al actual Estado de Israel
6
MECC, What is Western Fundamentalist Christian Zionism?, p. 13.
7
K. Cragg, The Arab Christian, p. 238.
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310 Stephen Sizer
las promesas que Dios hizo al pueblo judío en el Antiguo Testamento.
Esta transferencia exige ignorar o marginar el Nuevo Testamento, por
cuanto este reinterpreta, anula, completa y expande esas promesas en
–y a través de– la fe en Jesucristo. Palmer Robertson ha resumido esta
revelación progresiva de los propósitos de Dios:
En el proceso de la historia de la redención, se ha verificado un
drástico movimiento del arquetipo a la realidad, de la sombra a la sus-
tancia. La tierra que una vez fue el escenario natural de la tarea reden-
tora de Dios sirvió como un buen retrato del paraíso perdido y
prometido en el Antiguo Testamento. Ahora, sin embargo, en la era de
la realización de la nueva alianza, la tierra se ha expandido y abarca
todo el cosmos… En esta era de realización, por tanto, no debemos es-
perar ni promover el regreso al limitado formato de la antigua alianza.
La realidad no debe ceder el paso a la sombra.8
A fin de cuentas, la elección se debate entre dos teologías: una que
se basa principalmente en las sombras de la antigua alianza y otra que
lo hace en la realidad de la nueva. Al identificarse con la primera, el sio-
nismo cristiano se vuelve una teología exclusiva, cuyo centro es la exis-
tencia de los judíos en su tierra, antes que una teología inclusiva
centrada en Jesucristo, el Salvador de la humanidad. En consecuencia,
funciona como soporte teológico de la segregación racial, el apartheid
y la guerra en diametral oposición a la teología inclusiva que propicia
la justicia, la paz y la reconciliación, que forman el núcleo de la nueva
alianza.
Por tanto, sugerir que el pueblo judío continúa gozando de una re-
lación especial con Dios, aun cuando no participe de la fe en Jesucristo,
o que tiene el derecho a la posesión exclusiva de la tierra, la ciudad y
el Templo es, en palabras de John Stott, «un anatema bíblico».9 La ad-
vertencia de Pablo sobre los cristianos nacionalistas y legalistas que
buscaban judaizar la iglesia de su tiempo –«Echa fuera a la esclava y
a su hijo» (Gálatas 4:30)– es quizás una adecuada descripción del sio-
nismo cristiano contemporáneo y una respuesta a lo que representa su
ideología.
8
O. Palmer Robertson, «A new-covenant perspective on the land» [«La
perspectiva de la tierra desde la nueva alianza»], en Johnston & Walker, op.
cit., p. 140.
9
John Stott, citado en D. Wagner, Anxious for Armageddon, p. 80.
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SIONISMO CRISTIANO 311
El sionismo bíblico y su alternativa en la teología
de la Alianza
Este estudio se ha propuesto repudiar no sólo el antisemitismo sino
también el sionismo nacionalista. No se trata necesariamente de elegir
entre el sionismo cristiano y la teología del «reemplazo», esto es, la
idea de que la iglesia espiritual –como un «nuevo Israel»– ha reem-
plazado en cierto sentido al Israel material en los planes de Dios.
Mientras otros escritores, como David Holwerda, Steve Motyer, O.
Palmer Robertson y Cornelius Venema, ya se han ocupado de defender
la teología de la Alianza con mucha solvencia,10 este libro defiende la
conveniencia de abordar el conflicto palestino-israelí desde tal enfoque,
haciendo una evaluación crítica de su antítesis, la teología dispensa-
cional, sobre la que se funda el sionismo cristiano.
Para la teología de la Alianza, por ejemplo, la Biblia siempre ha en-
señado que hay un pueblo elegido de Dios –integrado por quienes com-
parten la fe de Abraham, ya sean judíos o gentiles– y un solo camino
de expiación, representado por el sacrificio que Jesucristo hizo por los
hombres. Basándose en ciertos pasajes bíblicos como Romanos 9-11,
sus teólogos reconocen que el pueblo judío ha sido aceptado y amado
por Dios y que ha cumplido un papel único en la historia que llevó al
nacimiento del cristianismo, y rezan para que algún día todos los judíos
acepten a Jesucristo como su Mesías.
Asimismo, afirman que la iglesia es el pueblo de Israel renovado y
restaurado en Cristo, pero en una nueva dimensión que incluye a los
pueblos de todas las naciones. La siguiente comparación entre la teo-
logía de la Alianza y el dispensacionalismo enfatiza las diferencias en
su manera de abordar las doctrinas relacionadas con Israel y el futuro.
Si está basado en la teología de la Alianza, un enfoque bíblico es
adecuado para resolver el conflicto palestino-israelí y para que los pue-
blos judío y palestino hallen la paz y la seguridad, ya que ambos fue-
ron creados a imagen y semejanza de Dios, con el mismo significado,
los mismos valores y la misma dignidad. Desde esta mirada, los judíos
y los palestinos, como cualquier grupo humano, tienen el mismo dere-
cho a decidir su destino como nación y a establecer fronteras seguras
que sean reconocidas por la comunidad internacional. Este enfoque
también es adecuado para apoyar las negociaciones de paz basadas en
10
D. Holwerda, op. cit.; S. Motyer, op. cit.; O. P. Robertson, Israel of God;
C. Venema, op. cit.
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312 Stephen Sizer
Doctrina Teología de la Alianza Teología del dispensacionalismo
Hermenéutica Literal - tipológica y Ultraliteral
bíblica contextualizada
Profecías del En su mayor parte, En su mayor parte, a cumplirse en
Antiguo Testamento cumplidas el futuro
Bases de la Una nueva alianza por Siete dispensaciones en las que la
salvación obra y gracia de la fe humanidad será juzgada
Promesas Espiritualizadas y A la espera de un futuro
concernientes a la universalizadas en la cumplimiento en Israel
nación de Israel iglesia
Judíos no creyentes Amados por Dios pero El pueblo de Dios, sin condiciones
separados de su pueblo
Sionismo Sustituto secular de la fe Precede al despertar espiritual y al
en el Mesías reino judío
Relación entre Un solo pueblo de Dios Dos pueblos diferenciados
Israel y la iglesia
Eclesiología La iglesia comenzó con La Iglesia comenzó en Pentecostés
Israel
Visión de la iglesia La victoriosa novia de Un paréntesis que ha fracasado
Cristo
La Tierra de Israel Realizada y anulada Herencia incondicional de los
judíos
Jerusalén Su papel histórico ya no es Capital del reino judío
significativo en nuestros días
El Templo Cumplido en Jesús y ahora Necesidad de reconstruirlo y
innecesario profanarlo
Visión de futuro Esperanzada Apocalíptica
Escatología Mayormente amilenarista, Premilenarista
posmilenarista o preterista
Armagedón Batalla simbólica entre el Batalla real e inminente en
Bien y el Mal Megido
Regreso de Jesús Un evento visible Un rapto en dos etapas; una
invisible y otra visible
Reino de Dios No pertenece a este mundo Pronto visible y centrado en
Jerusalén
Milenio Simbólico Real: el reino milenario de Cristo
en la tierra
Figura 11. Comparación entre la teología de la Alianza
y la teología dispensacional.
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SIONISMO CRISTIANO 313
los principios bíblicos de paz y justicia, en el reconocimiento mutuo y
en la reconciliación. A diferencia del sionismo cristiano, la teología de
la Alianza encuentra innecesario justificar o sacralizar al Estado de Is-
rael con argumentos bíblicos o teológicos insustanciales y se distancia
de aquellos que buscan imponer una agenda predeterminada y apoca-
líptica a los pueblos de Oriente Próximo.11
Si se liberaran de los elementos perniciosos del sionismo cristiano,
los cristianos podrían ayudar a que los judíos y los árabes dejaran de
pelear por los derechos de nacimiento, como Jacob y Esaú –los hijos
de Isaac–, y se centraran en lo que ambos pueblos tienen en común: las
bendiciones de Dios.12
El anhelo de este autor ha sido reflejado por Garth Hewitt, un pa-
cifista que mantiene lazos de amistad con las tres comunidades reli-
giosas, en una canción de su autoría cuya letra se basa en las palabras
del Talmud: «Diez medidas de belleza descendieron al mundo, nueve
correspondieron a Jerusalén y una al resto del mundo. Diez medidas de
dolor descendieron al mundo, nueve correspondieron a Jerusalén y una
al resto del mundo».13 He aquí los versos del estribillo que he elegido
como oración de despedida.
Que la justicia de Dios caiga sobre la tierra como el fuego
Y traiga a los palestinos un hogar.
Que la misericordia de Dios caiga sobre la tierra como un aguacero
Y proteja al pueblo judío.
Y que los bellos ojos de un Dios santo
Que llora por sus hijos
Derrame la esperanza sanadora sobre todos los que sufren
Judíos y palestinos.14
11
Consultar C. Chapman, op. cit., p. 274.
12
Yeheskel Landau, ejemplo mencionado en una charla no publicada, ofre-
cida en la catedral de St George, Jerusalén (diciembre de 1998).
13
Talmud, Kidushin 49b.
14
Garth Hewitt, «Ten measures of beauty» [«Diez medidas de belleza»].
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Glosario
alianza: El compromiso solemne y vinculante entre Dios y su pueblo.
Basado en Jeremías 31 y el Nuevo Testamento, la «nueva» alianza
es sinónimo de la gracia de Dios revelada en la redención de Cristo,
que dio origen a la iglesia de los judíos y los gentiles.
aliyah: Palabra hebrea cuyo significado literal es ‘ascenso’ y que, en
sentido general, se utiliza para describir la peregrinación a Jerusa-
lén. En el contexto del sionismo, se refiere a la inmigración del pue-
blo judío a su tierra natal.
amilenarismo: Doctrina según la cual Cristo no regresará a la tierra
para establecer un reino físico o literal. En la actualidad, el Reino
de Dios está presente en la tierra a través de la iglesia de Cristo, que
gobierna por obra y gracia de su palabra y de su espíritu. La refe-
rencia de Apocalipsis 20 no es literal, sino metafórica.
Anticristo: Figura humana o sobrenatural que se opone a Dios y a la
iglesia y que reinará en la tierra antes de la segunda venida de
Cristo, cuando será derrotado. A menudo, está asociada al premile-
narismo.
apartheid: El término apartheid pertenece a la lengua afrikáans y de-
riva de las raíces apart, que significa ‘separado’, y heid, que signi-
fica ‘rebaño’. Se utiliza en general para describir la segregación
legal e institucional de un pueblo por motivos de raza o pigmenta-
ción.
apocalíptico: Palabra que deriva de Apocalipsis 1:1 y que significa ‘re-
velador’. Se refiere a la literatura bíblica o extrabíblica que revela
el misterio de los propósitos de Dios para el fin de los tiempos, antes
de la segunda venida de Cristo.
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316 Stephen Sizer
apostasía: Abandono o repudio deliberado de la fe cristiana por parte
de los cristianos profesos; es uno de los signos de los tiempos que
señalarán el inminente regreso de Cristo.
Armagedón: Palabra derivada del hebreo que significa ‘monte de Me-
gido’. En Apocalipsis 16:16 aparece mencionado como el punto de
la tierra donde tendrá lugar la batalla final. En otras interpretacio-
nes, simboliza la expulsión definitiva del Mal por parte de Dios.
dispensacionalismo: Método de interpretación de la Biblia que sos-
tiene la existencia de siete períodos de tiempo durante los cuales la
humanidad ha sido o será puesta a prueba de acuerdo con ciertas
revelaciones divinas. También sostiene que Israel y la iglesia son
dos entidades distintas y que el milenio será la culminación de los
planes de Dios para Israel.
dispensacionalismo clásico: Es el dispensacionalismo original soste-
nido por Scofield y Chafer, según el cual Dios tiene dos pueblos
eternamente separados: un pueblo terrenal (los judíos) y un pueblo
celestial (la iglesia). Dos caminos de salvación, a través de la ley o
de la gracia.
dispensacionalismo mesiánico: Movimiento de los judíos que creen
que Jesús es su Mesías. A partir de su invariable postura dispensa-
cional, evangélica y prosionista, creen fervientemente en la re-
construcción del Templo y la restitución del culto judío.
dispensacionalismo progresivo: Interpretación según la cual la igle-
sia no es un paréntesis sino un anticipo del reino de Dios. Israel y
la iglesia forman una continuidad en los planes de Dios, aun cuando
las profecías del Antiguo Testamento referidas a Israel se cumplirán
durante el milenio en la figura de los judíos étnicos.
escatología: Palabra que deriva de las raíces griegas eschatos, que sig-
nifica ‘último’, y logos, que significa ‘palabra’. Es la doctrina del
futuro y, más específicamente, de los eventos que precederán el re-
greso de Cristo. La escatología tiene cuatro variantes históricas: la
futurista, la idealista, la historicista y la preterista.
fin de los tiempos: Sinónimo de «últimos días», este término se emplea
en las Escrituras para describir el período histórico comprendido
entre la muerte de Cristo y su segunda venida a la tierra. En la vi-
sión particular de los premilenaristas y dispensacionalistas, se uti-
liza para describir la era presente.
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SIONISMO CRISTIANO 317
fundamentalismo: Corriente religiosa cuyo nombre deriva original-
mente de una serie de panfletos denominados The Fundamentals,
que fueron publicados entre 1910 y 1915. En sentido amplio, el tér-
mino suele referirse a todas las formas de conservadurismo evan-
gélico en las que la Biblia ocupa un lugar prominente.
futurismo: Escuela de interpretación según la cual las profecías bíbli-
cas, especialmente aquellas que se relacionan con Israel, predicen
eventos que habrán de hacerse realidad en el futuro. Entre ellos se
incluye, por ejemplo, la reconstrucción del Templo judío.
hermenéutica: Término derivado del griego hermeneia (cuyo signifi-
cado es ‘interpretación’), que se refiere a los principios empleados
en la interpretación bíblica. Históricamente, existe una hermenéu-
tica alegórica (católica romana), una hermenéutica tipológica (pro-
testante) y una hermenéutica literalista (fundamentalista).
hiperdispensacionalismo: Método de interpretación de la Biblia según
el cual el «origen de la Iglesia» no se encuentra en Hechos 12 (el
tiempo de Pentecostés), sino en Hechos 13, cuando el pueblo judío
rechazó el evangelio y Pablo predica entre los gentiles.
historicismo: Método de interpretación según el cual el Libro del Apo-
calipsis describe a los líderes, movimientos y eventos importantes
de la historia que tuvieron o tendrán lugar entre el nacimiento de la
iglesia y la segunda venida de Cristo.
idealismo: Interpretación simbólica del Apocalipsis que describe el
conflicto entre el Bien y el Mal a lo largo de la historia. A diferen-
cia del preterismo o del historicismo, el idealismo no vincula la in-
terpretación con eventos históricos específicos.
literalismo: Interpretación de las Escrituras, en particular de las pro-
fecías, basada en el significado básico o literal de las palabras del
texto. Por lo general, se diferencia de la interpretación gramática-
histórica y se asocia con más frecuencia al futurismo.
milenio: Período de mil años en que, según Apocalipsis 20, el diablo
será hecho prisionero y Cristo reinará en la tierra. Por lo general, se
asocia con el premilenarismo de la Alianza, el premilenarismo dis-
pensacional o el posmilenarismo.
movimiento evangélico: Movimiento surgido en el seno del cristia-
nismo protestante que enfatiza la relación personal con Dios a tra-
vés de Jesucristo, el compromiso con la Biblia como palabra
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infalible de Dios y el uso compartido del evangelio con los no cre-
yentes.
neodispensacionalismo: Método de interpretación de la Biblia que
acepta la distinción entre Israel y la iglesia como dos pueblos dife-
rentes de Dios, pero sostiene que se reunirán antes de la llegada del
milenio. También sostiene la existencia de una sola alianza y un
solo camino hacia Dios, a través de la fe en Jesucristo. Estos prin-
cipios fueron abrazados por Ryrie y Walvoord.
posmilenarismo: Doctrina según la cual la segunda venida de Cristo a
la tierra estará precedida por un extenso período de paz y prosperi-
dad, en que todas las naciones del mundo proclamarán el evange-
lio y adoptarán los valores cristianos. Las profecías de Apocalipsis
20 son simbólicas.
postribulacionismo: Doctrina según la cual el rapto secreto de la igle-
sia ocurrirá después del período de siete años de tribulación en la
tierra; durante ese tiempo y antes del regreso visible de Cristo, habrá
persecuciones y tendrá lugar la batalla de Armagedón.
premilenarismo de la Alianza: Doctrina según la cual el reinado de
mil años sucederá a la segunda venida de Cristo a la Tierra. El pue-
blo judío tendrá un lugar prominente pero como parte de la iglesia
universal. Es sinónimo de premilenarismo histórico.
premilenarismo histórico: Ver premilenarismo de la Alianza.
preterismo: Interpretación según la cual los eventos profetizados por
Jesús antes de su muerte y por el Libro del Apocalipsis ocurrieron
durante la destrucción de Jerusalén y del Templo en el año 70 de la
era cristiana o antes de la caída del imperio romano en el siglo V.
pretribulacionismo: Doctrina según la cual el rapto secreto de la igle-
sia ocurrirá antes del período de siete años de tribulación en la tie-
rra; durante ese tiempo y antes del regreso visible de Cristo, habrá
persecuciones y tendrá lugar la batalla de Armagedón.
quiliasmo: Palabra derivada del griego chilias que significa ‘mil’. Es
sinónimo de milenarismo. En sentido general, el premilenarismo lo
utiliza para describir literalmente el reinado milenario posterior a la
segunda venida de Cristo, y el posmilenarismo a la extensa era que
precederá ese regreso.
rapto de la iglesia: La teología de la Alianza enseña que los creyentes
se reunirán con Cristo a su regreso. Los dispensacionalistas divi-
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SIONISMO CRISTIANO 319
den este evento en dos partes: primero tendrá lugar el rapto secreto
de los creyentes durante la tribulación y, posteriormente, Cristo se
hará nuevamente visible en la tierra.
restauracionismo: Doctrina según la cual la Biblia predice y ordena la
restauración completa y definitiva del pueblo judío en Israel.
signos del tiempo: Son los signos que, según las predicciones, deberían
ocurrir antes de la segunda venida de Cristo a la Tierra. Entre otras
señales, arreciarán las guerras, las hambrunas y las catástrofes na-
turales; la apostasía será un fenómeno cada vez más frecuente y
serán muchos los judíos que se conviertan a la fe de Jesucristo.
Sion: La Tierra de Israel o, más específicamente, Jerusalén. Sion ocupa
el lugar central del sueño sionista, en el que la tierra, la ciudad y el
Templo son devueltos una vez más al pueblo judío, ya sea por la
llegada del Mesías o por obra de los seres humanos.
sionismo: Movimiento que defiende el regreso del pueblo judío a su
antigua patria y la recuperación de su soberanía política en la Tie-
rra de Israel, cuya capital eterna e indivisa es Jerusalén.
teología de la Alianza: Escritura que delinea el plan salvífico de Dios
sobre la base de dos alianzas y según la cual la promesa es la vida
eterna, la condición es la obediencia y el castigo es la muerte. Bajo
la primera alianza, Adán desobedeció el mandato de Dios, y bajo la
segunda Jesús triunfó en nombre de la humanidad.
teología del reemplazo: Término que suelen emplear los sionistas cris-
tianos para caricaturizar a los teólogos de la Alianza por su creen-
cia de que el Israel físico ha sido reemplazado por un «nuevo Israel»
espiritual en los planes de Dios.
Tierra de Israel (Eretz Israel): Corresponde a lo que el Libro del Gé-
nesis describe como el «Gran» Israel: la tierra que Dios prometió a
Abraham y a sus descendientes a ambos lados del río Jordán, desde
el río de Egipto por el sur hasta el río Éufrates en el norte.
tipología: Método de interpretación según el cual los «arquetipos» del
Antiguo Testamento se hacen realidad en el Nuevo Testamento. Los
arquetipos pueden ser personas (David), lugares (Sion) o eventos
(Pascua judía), que son las prefiguraciones o las sombras de las re-
alidades del Nuevo Testamento.
tribulación: Período de siete años inmediatamente anterior a la se-
gunda venida de Cristo, que estará marcado por grandes padeci-
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320 Stephen Sizer
mientos en la Tierra. Esta creencia es especialmente popular entre
los dispensacionalistas. Según el momento en que se produce el
rapto de la iglesia, se habla de pretribulación, tribulación media o
postribulación.
tribulacionismo medio: Doctrina según la cual el rapto secreto de la
iglesia hacia su destino celestial se producirá en el transcurso del pe-
ríodo de tribulación que azotará la tierra. Los no creyentes y los ju-
díos serán perseguidos y se verán envueltos en la batalla de
Armagedón que tendrá lugar antes de la segunda venida de Cristo.
ultradispensacionalismo: También conocido como «bullinguerismo»
en honor a E. W. Bullinger. Puesto que la «era de la Iglesia» co-
mienza en Hechos 28, sólo le corresponde una pequeña parte de las
epístolas paulinas; el resto del Nuevo Testamento corresponde a la
dispensación judía.
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Apéndice
Desafiando al sionismo cristiano
Declaración elaborada y ratificada por la V Conferencia Internacional
Sabeel, Jerusalén, 14–18 de abril de 2004.
«Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados
hijos de Dios.» (Mateo 5:9)
El sionismo cristiano es un movimiento teológico y político mo-
derno que, al adoptar las posturas ideológicas más extremas del sio-
nismo, se ha tornado en un férreo opositor de las negociaciones que
buscan establecer una paz justa entre Palestina e Israel. El programa del
sionismo cristiano ofrece una visión del mundo que identifica al evan-
gelio con la ideología del imperio, el colonialismo y el militarismo. En
su vertiente más extrema, pone el acento en los eventos apocalípticos
que conducen al fin de la historia en lugar de enfatizar la vivencia del
amor y la justicia de Dios en el presente. Repudiamos esta forma insi-
diosa de sionismo cristiano que ha impregnado a las confesiones reli-
giosas mayoritarias, cuyas autoridades guardan silencio frente a la
ocupación israelí de Palestina. Por consiguiente, rechazamos categóri-
camente las doctrinas sionistas cristianas como una falsa enseñanza
que menoscaba el mensaje bíblico de amor, misericordia y justicia.
También nos oponemos a la alianza contemporánea de los líderes y
organizaciones del sionismo cristiano con los elementos extremistas
de los Gobiernos de Israel y Estados Unidos, que actualmente trabajan
para imponer sus estrategias preventivas unilaterales y su régimen mi-
litarista sobre otros pueblos, como Palestina e Irak. Como resultado
del memorándum de entendimiento firmado por Bush y Sharon el 14
de abril de 2004, la crisis palestino-israelí ha entrado en una nueva
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etapa de opresión del pueblo palestino que inevitablemente llevará a un
interminable ciclo de violencia y contraviolencia, que ya está exten-
diéndose por todo Oriente Próximo y otras partes del mundo. Recha-
zamos las heréticas enseñanzas del sionismo cristiano que facilitan y
apoyan estas políticas extremistas, puesto que promueven una forma de
exclusivismo racial y de guerra permanente que atenta contra las en-
señanzas del evangelio sobre el amor universal, la redención y la re-
conciliación en Jesucristo.
Lejos de amenazar a la humanidad con la llegada del Armagedón,
hacemos un llamamiento a todos los hombres para que se liberen de las
ideologías del militarismo y la ocupación y vuelquen sus esfuerzos
hacia la sanación del mundo. Instamos a las iglesias cristianas de todo
el mundo a recordar en sus plegarias el sufrimiento de los pueblos pa-
lestino e israelí, ambos víctimas de las políticas de ocupación y del mi-
litarismo. Estas políticas reinstalan un sistema de segregación que está
transformando las ciudades, pueblos y aldeas palestinas en guetos em-
pobrecidos rodeados exclusivamente por colonias judías. La reciente
construcción del muro israelí en tierra palestina hace inviable la solu-
ción de un Estado palestino.
Por lo tanto, declaramos nuestro compromiso con los siguientes
principios como un camino alternativo (Sabeel):
• Afirmamos que Dios creó a los hombres a su imagen y semejanza
y los llamó a honrar y respetar la dignidad y la igualdad de dere-
chos de todos los seres humanos.
• Llamamos a los hombres de bien, sin distinciones, a rechazar la te-
ología del sionismo cristiano y cualquier otro fundamentalismo
ideológico y religioso que privilegie a un pueblo determinado en
detrimento de otros.
• Nos comprometemos a practicar una resistencia no violenta para
acabar con la ocupación y conseguir una paz justa y duradera.
• Advertimos, con renovada urgencia, que la teología del sionismo
cristiano está desembocando en la justificación moral del imperio,
la colonización, el apartheid y la opresión.
Asimismo, afirmamos que la paz entre Palestina e Israel será justa
y duradera sólo si está basada en el Documento Sabeel de Jerusalén:
Principios para una paz justa en Palestina e Israel (2004). [Consultar:
<http://www.sabeel.org>.]
La visión de Sabeel contempla la existencia de dos Estados sobe-
ranos, Palestina e Israel, que podrían constituir una confederación o
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SIONISMO CRISTIANO 323
incluso una federación con otros países vecinos, con Jerusalén como
capital federal. No obstante, la solución ideal ha sido siempre aquella
que concibe el establecimiento definitivo de un Estado binacional en
Palestina-Israel, donde las personas vivan en libertad e igualdad bajo
un régimen democrático constitucional que proteja y garantice todos
sus derechos, responsabilidades y obligaciones sin racismo ni discri-
minación: un Estado donde habrán de convivir dos naciones y tres re-
ligiones.
Este es el compromiso de Sabeel. Estamos del lado de la justicia
porque no hay otra opción; es la única que puede garantizar una paz que
conduzca a la reconciliación de nuestros pueblos y a una vida segura
y próspera en nuestra región. Al ponernos del lado de la justicia, nos en-
tregamos a trabajar por la paz, lo que nos convierte en hijos de Dios.
Dios nos demanda que se haga justicia. Para que la paz, la seguri-
dad y la reconciliación sean perdurables deben estar basadas en la jus-
ticia. Puesto que la justicia es una exigencia permanente, debemos
perseguirla con diligencia, tenacidad y, sobre todo, sin violencia.
¿Y qué es lo que espera Dios de ti?
Que seas justo y misericordioso,
Y que sigas sus pasos con humildad.
(Miqueas 6:8)
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libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 339
Índice
de personas
Albright, F. William, 101 Bennett, Ramon, 287-288, 291
Alexander, Solomon, 72 Beza,Theodore, 34-35
Amery, Leopold, 78 Bickersteth, Edward, 67
Arafat, Yasser, 112, 252, 285, 289- Birnbaum, Nathan, 23-24
290, 293-294, 298 Blackstone, William, 63, 67, 81, 85-
Armey, Dick, 254, 292-293 89, 97, 117, 127-128, 207, 225-
Armstrong, Karen, 299 226, 229, 231, 237, 239, 325, 331
Assal, Riah Abu El, 14, 19 Blaine, James, 87
Aviner, Schlomo, 27 Blaising, Craig, 92, 144-145
Awad, Bishara, 15 Bock, Darrel, 92, 144-145
Bonaparte, Napoleón, 38-40, 50, 58,
68-69
Bakker, Jim, 116 Bonar, Andrew, 50, 129
Balfour, Arthur James, 5, 68, 73, 76- Boone, Pat, 105
79, 97, 102-103, 127 186, 227, Boston, Robert, 31
267 Brandeis, Louis, 88-89
Barak, Ehud, 252 Brearley, Margaret, 168, 171-172, 197
Barker, Kenneth, 153 Bredesen, Harald, 106
Barnes, Albert, 143 Brickner, David, 121, 152-153, 159,
Barr, James, 92 173-174, 193-194, 210, 219, 234-
Bass, Clarence, 62-64, 90-91, 161, 237, 239, 278, 282, 291, 298, 305,
180-181, 228, 230, 244, 308, 325 326
Bebbington, David, 131 Bridge, Donald, 294
Beckett, Ted, 272 Brightman, Thomas, 35-36, 53
Beguin, Menahem, 104, 110, 257- Brookes, James, 63, 81-83, 85, 90,94,
258, 268, 294 115, 127, 326
Bell, Gertrude, 41 Broughton, Hugh, 35
Bell, Nelson, 104 Browning, Robert, 40
Ben Gurion, David, 219 Bucer, Martin, 34-35
Ben, Aluf, 256 Burge, Gary, 19, 191, 245, 326
Ben-Ezra, Juan Josafat, 54-55, 66, Bush, George W. , 108, 253, 293,
163, 330 295, 321
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 340
340 Stephen Sizer
Bush, George, 108, 255 Dobson, James, 116-117
Byron, Robert, 40-41 Dodge, Bayard, 100
Dolan, Dave, 125, 205, 327
Dole, Bob, 276, 286
Calvino, Juan, 34-35, 202, 213 Drummond, Henry, 47, 52, 55-57,
Carter, Jimmy, 104-105, 108, 254, 59-60, 136, 327
274, 326 Dunant, Henri, 25
Chacour, Elias, 15, 17 Duyabis, Cedar, 15
Chafer, Lewis Sperry, 93-94, 127, Dyer, Charles, 93, 159-160, 220-221,
140, 144-147, 166, 316, 326 226, 285, 327
Chapman, Colin, 19, 25, 191, 202,
308, 313, 326
Churchill, Winston, 268 Eber, Shirley, 256
Clinton, Bill, 108, 111, 256, 290 Edwards, Jonathan, 37, 61, 133
Clouse, Robert, 37, 327 Eliot, George, 40
Cohen, Neil, 290 Ellingwood, Herb, 105
Condor, Claude Regnier, 41 English, E. Schuyler, 92, 144, 156,
Cook, Thomas, 41-42 185-186, 189, 191, 198, 335
Copeland, Kenneth, 116-117 Evans, Mike, 116-117, 254, 286, 305
Cox, William, 93, 144, 191
Cragg, Kenneth, 19, 79, 260, 288,
309, 327 Faber, George Stanley, 39-40, 42, 53,
Crane, Charles, 99, 328 66, 131, 133-134, 183,
Crombie, Kelvin, 21, 43-44, 120, Falwell, Jerry, 31, 96, 108-113, 116-
183, 186, 227, 261-262 117, 128, 254, 257-258, 276-278,
Crouch, Paul, 116 285-286, 305, 328, 335
Crowley, Dale, 28 Farah, Kamal, 258
Curzon, Lord, 78 Finch, Henry, 36
Finkelstein, Norman, 28
Finn, James, 41, 72-73
Dallimore, Arnold, 52, 55, 60 Finney, Charles, 39-40
Darby, John Nelson, 21, 39, 45, 47, Flegg, Columba, 53, 56
51, 55, 60-68, 72, 79-83, 85, 90- Frankfurter, Felix, 99
91, 115, 117, 126-128, 132-138, Frere, James Hatley, 52-53, 56, 131
155, 161, 163-166, 174, 180, 182, Friedman, Elisha, 89
184, 194, 228-229, 327 Fruchtenbaum, Arnold, 34, 144, 194-
Davis, Uri, 16, 327 195, 210, 237, 305, 328
De Young, J. C. , 203
DeHaan, M. R. , 102-103, 155-156,
239-240 Gaebelein, Arno, 63, 68, 81, 83, 86,
DeLoach, James, 206 93-98, 157, 178, 231, 237, 329
DeMar, Gary, 116, 149, 158, 216, George, David Lloyd, 68, 73, 75-76,
220, 223, 237, 241, 327 79, 104, 127
Dexter, Anne, 147, 175, 263, 270 Gerstner, John, 81, 85, 93-94, 161,
Dilmoni, Yigal, 259 178, 190, 329
Dine, Tom, 107, 255 Getman, Tom, 15
Dixon, Murray, 263 Glaser, Zhava, 216-217, 234, 279
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 341
SIONISMO CRISTIANO 341
Gobat, Samuel, 72 Irving, Edward, 44-47, 49, 51-63, 66-
Goldberg, Louis, 121, 146, 172-173, 68, 91, 126, 128, 131-134, 136,
194, 234-236 158, 161, 163, 182, 184, 225, 228,
Goldfoot, Stanley, 124, 283-284 327, 330
Goodenough, Patrick, 147, 169 Itzchaki, Avigdor, 116
Goren, Shlomo, 204, 235
Graham, Billy, 104-105, 289, 329
Graham, Franklin, 289 Jabotinsky, VIadimir Ze’ev, 110, 289
Graves, Robert, 41 Jarvilehto, Ulla, 201, 275
Grenz, Stanley, 104, 219 Jeffrey, Grant, 114, 150, 152, 158-
Grove, George, 41 159, 205, 220, 295, 331
Gunther, Joseph, 288 Johnson, Lyndon B., 104
Jorstad, Erling, 98
Josefo, Flavio, 212-213
Haddad, Ivonne, 249
Haddad, Saad, 257
Hagee, John, 167-168, 171-172, 177- Kafity, Samir, 15
178, 193, 199, 253, 266, 277, 295 Kahane, Meir, 24
Haines, Glen, 266 Kaplan, Robert 99-101
Halsell, Grace, 27-28, 31, 105, 107- Katz, Samuel, 288
110, 119, 124, 205-206, 241, 245, Kiley, Sam, 280
255, 281, 283-284, 286, 299, 329 Kinglake, Alexander, 41
Harrison, Benjamin, 87-88 Kipling, Rudyard, 41
Hechler, William, 73-76, 85, 117, Kitchener, Horatio, 41
127, 181 Kraus, Norman, 98
Hellman, Richard, 117, 255, 276 Kreiger, Doug, 31, 206
Hendrikson, William, 156 Kuttab, Jonathan, 15
Henry, Matthew, 143 Kyle, Richard, 102-103
Herzl, Theodore, 24-25, 72-76, 86,
89, 96, 117, 330
Hewitt, Garth, 15-16, 19, 313, 330 Lacunza, Manuel, 54-55
Higton, Tony, 29, 120-121, 251, 260- LaHaye, Tim, 28, 32, 87, 116, 118,
261, 305 128, 144, 156, 158,
Hitler, Adolf, 99, 177, 232, 234-235, Lambert, Lance, 125
241, 288-289, 291 Langston, E. L. , 120-121
Hodge, Charles, 162 Lawrence, T. E. , 41
Holmes, John, 287 Leithart, Peter, 116, 149, 220, 241,
Holwerda, David, 25, 144, 149, 168, 327
176, 311, 330 Levens, Esther, 255
Honig, Sarah, 30 Levitt, Zola, 292
Hunt, Dave, 30, 205, 220, 238, 291, 330 Lewis, David Allen, 269, 277
Hussein, Saddam, 159-160, 234, 285 Lindsey, Hal, 13, 21, 28, 30, 86, 93,
Husseini, Haj Amin, 100 104-105, 108, 113-116, 128, 144-
145, 148-152, 154-162, 168-169,
172, 176, 186, 188-190, 193, 195,
Ice, Thomas, 205, 208, 279 197, 199-201, 205-206, 210-212,
Ironside, Harry, 102-103 219-224, 227, 229-230, 232-237,
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 342
342 Stephen Sizer
239, 251, 254-255, 269, 278, 281- Oliphant, Lawrence, 73, 76
282, 289, 295, 305, 332, 335, 336 Oliphant, Margaret, 46, 52-53
Lockhart, Joe, 290 Orígenes, 148-149, 208
Lott, Clyde, 283 Otis, George, 105-106
Luckhoff, Johann, 125 Owen, John, 37
MacPherson, Dave, 299, 332 Packer, James, 121, 131
Maoz, Baruch, 26 Palmerston, Lord, 68, 70-71, 79, 127
Marción, 147, 149, 164 Patterson, Mark, 54, 60, 132, 136-
Marsden, George, 30-31, 98 137, 164
Matthews, Chris, 292 Pember, George, 39, 207, 216
McAteer, Ed, 116, 253, 255 Pentecost, Dwight, 146-147
McCall, Thomas, 292 Perkins, William, 35
M’Cheyne, Robert Murray, 50 Pollard, Arthur, 45-46
McNeile, Hugh, 56-59, 66, 181, 183, Price, Randall, 194-195, 204-208,
193 279-283, 295, 330, 333
McQuaid, Elwood, 278 Prince, Derek, 125, 170-171, 221,
Meida, Yisrael, 27 239, 269, 334
Meir, Golda, 15-16 Prior, Michael, 19, 245-246, 334-
Menuhin, Yehudi, 250 335
Miller, Edward, 56-58, 134
Miller, William, 40
Mills, James, 105-108 Rabin, Isaac, 299
Missler, Chuck, 116, 278 Radstock, Lord, 67
Moody, Dwight L. , 61, 63, 67, 81-87, Rantisi, Audeh, 15
90, 92, 127-128, 144, 165, 173, Rausch, David, 82, 84-85, 89, 95-97,
332, 334 99, 334
Moorehead, W. G. , 85, 144 Reagan, Ronald, 105-111, 254, 274
Moorehouse, Henry, 83 Reisenhoover, Terry, 124, 206, 283
Motyer, Alec, 176, 332 Richards, Rob, 120, 290-291, 334
Motyer, Steve, 191, 311, 333 Richman, Chaim, 283
Muller, George, 65 Riggans, Walter, 25-26, 261, 297,
Munayer, Salim, 15 305, 334
Murray, Iain, 35, 47, 52, 55, 62, 66- Roberts, Oral, 116, 277
67, 149, 333 Robertson, O. Palmer, 25, 179, 191-
192, 197, 203, 218, 310-311, 334
Robertson, Pat, 31, 96, 108, 112-
Nabucodonosor, 160, 198 113, 116-117, 124, 128, 257,
Napoleon, Louis, 38-40, 50, 58, 68-69 277, 284, 290, 295-299, 305,
Nassir, Zahi, 15 326, 334, 336
Netanyahu, Benjamin, 111, 266 Rockefeller, William, 87
Newman, Albert, 83 Roosevelt, Franklin D. , 99
Newman, F. W. , 65 Rosen, Moishe, 30, 121, 210, 211,
Newton, Benjamin, 39, 51, 64-65, 67, 219, 234-236, 305, 334
129, 207, 226-227, 328, 333 Rothschild, Lord, 77
Niebuhr, Reinhold, 101-102 Rubinstein, William, 78
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 343
SIONISMO CRISTIANO 343
Ruether, Rosemary, 334 Swaggart, Jimmy, 116
Russell, Charles, 40 Sykes, Christopher, 76
Rutherford, Samuel, 37 Sykes, Mark, 76-77
Ryle, J. C. , 67, 129 Tate, Randy, 290
Ryrie, Charles, 21, 61, 92-93, 127, Thackeray, William, 41
136-137, 144-145, 166, 190-191, Tillich, Paul, 101
221, 232, 318, 334 Toon, Peter, 35
Torrey, Reuben A. , 80, 102
Tregelles, Samuel P. , 39, 65, 129,
Sachar, Howard, 24 328, 336
Saffire, William, 107 Truman, Harry, 101
Salomon, Gershon, 24, 205, 279-281,
284, 292
Sandeen, Ernest, 60, 80, 84, 90-92, Van der Hoeven, Jan Willem, 123,
161, 335 125, 169, 198, 227, 239, 255, 258,
Sanders, Ray, 274 265-266, 269, 280, 284, 288-289,
Sch1ink, Basilea, 178 291, 336
Scheller, Gustav, 264 Van der Waal, Cornelis, 222, 224, 336
Scofield, Cyrus, 21, 63, 68, 81, 83, Van Impe, Jack, 220
85, 89-94, 115, 127-128, 133, Venema, Cornelius, 25, 149, 215,
135-145, 152, 155-161, 164-168, 219, 311, 336
172, 176-177, 181-182, 184-190, Vines, Jerry, 296
198-200, 208-209, 214-215, 225- Vital, David, 24
226, 231, 238, 316, 326, 329, 333,
335
Scott, Walter, 40 Wagner, Clarence, 122, 278, 293,
Segal, Barry, 125 297
Shaftesbury, Lord, 5, 41, 67-73, 75, Wagner, Donald, 29, 36, 61, 71, 107,
79, 117, 127, 111, 124-125, 191, 239, 245, 254-
Shamir, Isaac, 273, 294 255, 258, 273, 310, 336
Sharif, Regina, 24, 40, 72-73, 76, 88, Wagner, Peter, 116, 205, 284
245, 286-287, 335 Walvoord, John, 30, 118, 128, 144,
Sharon, Ariel, 252, 321 158, 193, 205, 209, 211, 214, 220,
Shehadeh, Edmund, 15 229, 232, 336
Sibbes, Richard, 37 Warren, Charles, 41
Simeon, Charles, 43-46, 51, 66-67, Watt, James, 116, 254
69-70, 74, 79, 119, 127, 181-183, Way, Lewis, 43-46, 56-57, 66-68, 71,
335 74, 126, 131, 337
Simpson, A. B. , 102 Wedgewood, Josiah, 287
Smith, Chuck, 117, 284 Weizmann, Chaim, 75, 77, 103
Spurgeon, Charles Haddon, 43, 47- White, Derek, 41, 72, 125
51, 65, 67, 86, 127, 129 Whitfield, George, 37
Stalin, 99 Wilberforce, Willia, 58, 66
Stanley, Arthur Penrhyn, 41 Wilkerson, David, 116
Stark, Freya, 41 Wilson, Charles, 41
Stott, John, 19, 29, 197, 310 Wilson, Daniel, 57
Stroeter, Ernst, 83 Wilson, Dwight, 94, 227-228, 237
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 344
344 Stephen Sizer
Wilson, Woodrow, 99 Young, G. Douglas, 122
Wolff, Joseph, 44, 46-47, 51, 56, 67, Young, William, 70-71
181, 183, 260, 333
Wordsworth, William, 40 Zougbi, Zougbi, 15
Wright, Lawrence, 285 Zweilbon, Herbert, 255
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 345
Índice
de temas
Abraham, 27, 32, 46, 71, 86, 103, Apocalipsis, 12-13, 21, 35, 39, 53-54,
105, 135, 137, 167, 170, 178-180, 58, 66, 108, 139, 150, 152, 154-
184-185, 189-190, 192-193, 195- 156, 158-160, 166, 198, 218, 221,
196, 203, 240, 242, 258, 260, 268, 315, 317-318
311, 319, 326 Árabes, 10-11, 14, 24, 58, 63, 78-79,
Afganistán, 254 97, 99-102, 109, 116, 124, 126,
Agencia Judía, 192, 262, 264, 300 147, 177, 211, 250, 268-269, 271-
Al Aqsa, 205-206, 279, 281 272, 277, 287-291, 293-296, 298-
Al Qaeda, 254 299, 301, 313
Al Quds, 297 Armagedón, 6, 10, 30, 51, 59, 97,
Albury, 42, 46-47, 52-54, 56-57, 60, 103, 105-108, 124, 131, 195, 200-
62, 66, 82, 91, 126, 131-134, 136, 201, 219-220, 230-231, 235-236,
161, 183, 225 238-239, 245, 254, 283, 285, 299,
Albury (Círculo de), 42, 47, 56-57, 305-306, 312, 316, 318, 320, 322
60, 132-133, 136 Asentamientos, 6, 24, 30, 32, 41, 44,
Aliyah, 170, 187, 246 105, 124, 245-246, 252, 255, 258-
Amalequitas, 24 259, 267-268, 271-274, 299-300,
American Messianic Fellowship Inter- 304-307
national (AMFI), 87, 117-118, 305 Astrología, 223
Amilenarismo, 315 Auschwitz, 235
Anglicanismo, 15-16, 44, 46-47, 49,
57, 67, 72-73, 226 Babilonia, 52, 84, 159-160, 187, 191,
Anticristo, 39-40, 62, 80, 154, 217, 226
226, 233, 238-239, 242, 278, 285, Balfour (Declaración), 5, 68, 73, 76-
315 79, 97, 102-103, 127
Antisemitismo, 6, 28-29, 82, 94-99, Baptist Liberty University, 109
111, 116, 120, 161, 172-173, 176, Baptistas del Sur, 30, 253, 296
237, 241, 246, 252, 265-266, 275, Becerro rojo, 219, 278, 283
307, 311 Bergen Belsen, 235
Antisionismo, 28 Biblia Scofield (véase también Scofield
Apartheid, 16, 246-247, 249-251, Reference Bible), 91-93, 127, 139,
307, 310, 315, 322, 327 144, 208
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 346
346 Stephen Sizer
Bibliotheca Sacra, 145, 193, 205, CNBC, 292
209, 211, 214 Coalición Cristiana, 31, 112, 277, 290
Blackstone Memorial, 87, 97 Colonos, 17, 248, 252, 259-260, 267-
Blossoming Rose, 265 268, 271-273, 287
Bridges For Peace (BFP), 29, 31, 113, Comunismo, 13, 97, 100, 103, 109,
122, 172, 187, 256, 264-265, 269- 151, 224, 253, 260, 287, 295
270, 273-275, 297, 305 Conferencia General de Sociedades
British Society for the Propagation of Misioneras, 87
the Gospel Among the Jews, 43, Conferencias bíblicas de Niágara, 82,
49, 67, 117 91, 94, 225
Conferencias de Northfield, 84
Conferencias proféticas de Nueva
Canaán, 27, 178, 181, 192, 194, 196, York, 82
291-292 Confesión Reformada de Westmins-
Canaan Land Restoration of Israel ter, 37
Inc., 283 Congreso (Estados Unidos), 112,
Capitolio, 126 253, 255, 276-277, 289
Casa Blanca, 109, 254, 290 Congreso Sionista Mundial, 24-25,
Catolicismo romano, 34, 46 73
Centro Internacional del Sionismo Consejo Cristiano de Palestina, 101
Cristiano, 252-253 Consejo de Iglesias de Oriente Pró-
Chicago Evangelization Society, 85 ximo (MECC), 28, 308
Chicago Hebrew Mission, 87, 117 Continental Society, 52
China, 58, 116, 154-155, 159, 183 Corán, 296
Christian Broadcasting Network Creyentes mesiánicos, 13, 72, 102,
(CBN), 112, 124, 277, 284, 296, 117-118, 172-173, 216, 232, 239
299 Cruzadas, 299
Christian Friends of Israel (CFI), 30- Cúpula de la Roca, 124, 204, 206-
31, 113, 125, 174, 272, 274 207, 217, 279-282
Christian Friends of Israeli Commu-
nities (CFOIC), 259, 272, 274
Christian Israel Public Action Cam- Declaración de Saboya, 37
paign (CIPAC), 117, 124 Desayuno de Oración Nacional, 255,
Christian Witness to Israel (CWI), 289
117, 172 Día del Juicio Final, 220, 238, 240, 243
Christianity Today, 104, 246 Dispensacionalismo, 5, 30, 47, 51,
Christians United for Israel, 269 61, 63, 67, 80-85, 89-93, 98, 102,
Church Missionary Society, 44 105, 107, 116-19, 121-123, 127-
Church’s Ministry Among Jewish 130, 133, 138, 141, 144-146, 152,
People (CMJ), 29, 74, 117, 119- 155, 158, 161-162, 166, 168, 172,
120, 128-129, 147, 149, 175, 183, 176-177, 181, 186, 188, 192-193,
186, 227, 251, 260-262, 305 195, 208, 212, 215, 217, 219-220,
Cisjordania, 6, 14-15, 24, 27, 32, 102, 225-226, 228, 230-231, 236-238,
111, 113, 195, 235, 246, 248, 250, 241, 279, 304-308, 311-312, 316
255, 259, 265, 267-271, 273, 293, Dispensacionalismo apocalíptico,
297, 299 118, 128, 130, 162, 219-220, 225,
Clapham (secta), 58, 66 236, 238, 241, 304-306
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 347
SIONISMO CRISTIANO 347
Dispensacionalismo clásico, 93, 121, 130, 132, 157, 160, 199-200, 207,
130, 144-145, 168, 217, 316 225, 230-231, 253, 261, 304, 315-
Dispensacionalismo mesiánico, 118, 316
121, 130, 236, 304-306, 316 Focus on the Family, 290
Dispensacionalismo político, 122- Fondo Nacional Judío, 249
123, 130, 192, 195, 236, 304-307 Francia, 39, 44, 54, 63-64, 68-69, 73,
Dispensacionalismo progresivo, 168, 76, 80, 99, 125
316 Fuerzas de Defensa Israelíes, 78, 204,
Down-Grade Controversy, 48 220, 289,
Fundación para la Exploración de Pa-
lestina, 72
Ebenezer Trust, 30, 264-265 Fundamentalismo, 63, 68, 80, 84, 92,
Elegidos, 6, 10, 13, 32, 45, 59, 70, 95-98, 113, 151, 159, 161, 205,
103-104, 120-121, 130, 145, 153, 237, 299, 317, 322
163, 167-168, 174-175, 177-181, Fundamentalismo islámico, 151, 159
190, 192, 195, 202, 231, 240, 242, Fundamentals, The, 80, 98, 317
246, 298, 300, 311 Futurismo, 317
Eretz Israel, 14, 319
Escatología, 6, 13, 21, 30, 32, 35, 37, Gallup (encuesta), 205
43-44, 51, 59-60, 67, 70, 98, 126, Gaza, 16-17, 27, 118, 126, 235, 248,
130, 151, 155, 157, 181, 193, 199, 252, 259, 268, 270-272, 274, 297
201, 219, 221, 225, 230, 237, 240, Gog, 106, 108, 156-159
244, 266-267, 278, 285, 298, 304, Golán, 14, 17, 27, 118, 268-271
307, 312, 316 Gran Depresión, 98, 237
Espiritualismo, 223, 225 Gran Despertar, 37, 39
Estados Unidos, 5-6, 9, 28-32, 37, 39- Guerra Civil (Estados Unidos), 80, 85
40, 42, 45, 63, 68, 80-82, 85, 87- Guerra de la Independencia (Estados
88, 95-102, 105-109, 111-113, Unidos), 38, 80
116-117, 123-128, 159-160, 178, Guerra de los Seis Días, 24, 102, 109,
226, 233, 237, 247-248, 251, 253- 198, 268-269, 280
259, 263, 265, 267, 271-272, 274, Guerras napoleónicas, 38, 40, 44, 119
276, 278, 284-287, 292-293, 295- Gush Emunim, 24, 206
299, 301, 303-304, 321, 326
Éufrates, 14, 27, 64, 130, 155, 194,
242, 319 Ha’aretz, 118, 256
Europa oriental, 6, 150, 184, 191, Haram Al Sharif, 281-282, 307
260, 267 Haredí, 24
Ex Unión Soviética, 116, 123, 150, Harvard (Escuela de Negocios de), 116
187, 255, 260, 262, 264, 266-267 Hermandad «abierta» de Plymouth,
Exobus, 30, 187, 192, 262-265 63, 65
Hermanos de Plymouth 61, 63-65,
67, 80, 81-83, 90-91, 133
Fiesta del Tabernáculo, 124, 172, Hermenéutica futurista, 211
259, 273 Historicismo, 317
Filisteos, 155, 194, 291 Holocausto, 14, 28, 106, 116, 119,
Filosemitismo, 25 149, 160, 176, 229, 232-235, 241,
Fin de los tiempos, 11, 36, 105, 113, 258, 309, 328
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 348
348 Stephen Sizer
Holocaustología, 28 207, 216, 229-230, 234-235, 252,
Hope of Israel Mission, 83 265, 271, 279, 291-292, 305, 336
Judaísmo, 24, 35, 45, 99, 164, 168,
171, 174, 203, 210, 217, 226,
Iglesia Católica Apostólica, 60, 63 308-309
Imperio británico, 47, 177
Imperio romano, 39-40, 52, 64, 94,
318 Knesset, 253, 257, 264
Instituto Bíblico Moody, 128, 144, 173
International Christian Embassy
Jerusalem (ICEJ), 29, 31, 113, Late Great Planet Earth, 86, 104-
123-125, 128, 147, 169-170, 172, 105, 114-115, 151-152, 189, 200,
175, 177, 192, 201, 236, 238-239, 206, 219-221, 223, 229, 232, 234,
255-256, 263-265, 269-270, 273, 239, 281, 332
276-277, 279-280, 284, 289-290, Lausanne Consultation on World
305, 330 Evangelization (LCWE), 26
International Intelligence Briefing, Left Behind, 86, 156, 230, 331, 333
114, 151, 159 Lev Ha’aretz, 259
Intifada, 13-14 Liga de Naciones, 95
Irak, 119, 159-160, 192, 226, 321 Likud, 24, 105, 255, 268, 270
Islam, 10-11, 37, 116, 151, 159, 210, Limpieza étnica, 24, 194, 254, 285,
226, 281, 285, 287, 294-296, 299, 290, 292-293, 299, 307
301, 334 Literalismo, 120, 130-133, 141-142,
Islamofobia, 307 145-146, 148-150, 152, 155-156,
159, 162, 298, 317
Loizeaux Brothers, 91, 141, 190,
Jacob (Angustia de), 231-232, 237, 334-335
241 London Jews Society (LJS), 43-47,
Jerusalem Post, 30, 124, 169, 187, 56, 58, 67, 73-74, 117, 119, 127-
250, 255, 259, 264, 283 128, 181-183, 193, 227, 261-262
Jerusalem Temple Foundation (JTF), London Missionary Society (LMS),
124, 283-284 52,
Jerusalén, 6, 10, 13-15, 19, 24, 27, London Society for Promoting Chris-
32-33, 36, 41, 55, 57-58, 69-75, tianity among the Jews, 43, 49
79, 84, 88, 100, 104, 113, 118, Lovers of Israel Inc., 286
122-123, 125, 131, 142, 152, 158,
167-173, 176, 179, 183, 189, 191,
193, 197-214, 217-218, 220, 222, Macartismo, 295
226-227, 231, 234, 240, 242, 244- Magog, 108, 156-159
246, 252-253, 256-257, 260, 263- Masada, 14, 258
265, 269-271, 274-278, 280, Megido, 233, 312, 316
284-285, 287, 291, 294-295, 297- Messianic Jewish Alliance of Amer-
300, 304-305, 312-313, 315, 318- ica (MJAA), 117-118
319, 321-323 Metodistas, 85, 272
Jewish Wars, The, 212-213 Middle East Intelligence Digest, 124,
Jews For Jesus (JFJ), 29, 118, 121, 289
128, 167, 172-173, 193-194, 206- Middle East Report, 247
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 349
SIONISMO CRISTIANO 349
Milenio, 37, 40, 45, 48, 50, 55, 57, 238, 241, 244, 253-254, 269, 285,
59-60, 80, 88, 91, 96, 110, 122, 287, 290-293, 296, 298, 304, 306-
129-131, 136-137, 152, 158, 173, 309, 313, 322
176, 180, 182, 190, 200, 217, 221, Oslo (Acuerdos de Paz), 111, 272,
230, 238, 305, 312, 316-318 297
Milleristas, 80 OTAN, 94, 253
Monte de los Olivos, 113, 297 Oxford University Press, 24, 90, 92,
Monte del Templo, 205-206, 208- 94, 139, 144, 231, 249, 325, 329,
210, 252, 279-280, 294, 297, 300 332, 335, 337
Moral Majority, 111, 276-277
Mormones, 80
Morning Watch, 21, 54, 60, 132, 135- Palestina, 11, 14-17, 19, 23-24, 26,
137, 164, 228 29, 32, 37-38, 40-42, 44-45, 51,
Movimiento de conferencias proféti- 56, 63, 67-69, 71-79, 82, 85, 87-
cas, 46, 63, 80-81, 127, 181, 225 88, 96, 99-105, 111, 119, 124,
Movimiento evangélico, 6, 9, 15, 17, 127, 130, 134, 181-186, 189, 196,
32-33, 43-44, 54, 63, 67, 74, 76, 206, 208, 227, 237, 239-240, 265,
80, 83, 85, 92, 94, 102, 104-106, 267-268, 270, 272-273, 275, 287,
113, 117, 119, 121, 124, 126-127, 291-293, 303, 321-323, 326
130, 236, 241, 246, 253, 283, 304, Papado, 37, 80
317 Partido Republicano, 112, 254
Movimiento neoevangélico, 30 People of Faith 2000, 111
Musalaha, 15 Plan de Partición, 268
Posmilenarismo, 45, 61, 65, 219,
317-318
Naciones Unidas, 100, 241, 247, 249, Powerscourt, 51, 57, 62, 66-67, 82,
251-252, 268, 285, 291, 299 91, 126, 161, 181, 225
National Liberty Journal, 111 Premilenarismo, 39, 42, 48-50, 52,
National Unity Coalition for Israel 54, 61, 65, 67-68, 80-81, 83, 117,
(NUCFI), 31, 111, 290 119-121, 126, 128-130, 146, 153,
Nazismo, 94, 288-289 168, 172, 219, 225, 227, 304-306,
New York Times, 197, 110, 114, 252, 315, 317-318
277 Premilenarismo de la Alianza, 49-50,
Newsweek, 107, 283 68, 117, 119, 128-130, 168, 172,
227, 305-306, 318
Premilenarismo histórico, 42, 48, 80,
Old Time Gospel Hour, 109 120, 129, 318
Operación Éxodo, 264 Preterismo, 317-318
Operación Ezra, 273 Primera Guerra Mundial, 79, 98
Operación Tarshish, 266 Princeton, 100, 162
Oral Roberts University, 277 Profecías, 9-13, 27, 35, 39-40, 42, 44,
Organización Sionista, 75, 77, 119, 46, 51-52, 56-58, 63-65, 73, 83,
126, 262 85, 93-94, 98, 102, 105, 107-108,
Orientalismo, 287-288, 334 114-116, 127, 132, 142, 146, 152-
Oriente Próximo, 11-12, 28, 32, 38, 155, 157, 159, 162, 177, 184-185,
41, 69, 77, 79, 97, 100-101, 105, 187, 191-193, 197-201, 206-207,
110, 113, 151, 155, 159, 195, 224, 209-213, 217, 220-226, 229, 236-
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 350
350 Stephen Sizer
237, 240-241, 259-262, 272, 278, Suez, 41, 195, 268
298, 306, 308, 312, 316-318 Sumo Sacerdote, 213, 217
Protocolos de los Sabios de Sion, 94 Sykes-Picot (Acuerdo de), 76-77
Puritanismo, 35, 38, 66-67, 304
Talibán, 254
Quarterly Review, 69-70 Talmud, 33, 313
Qunaytirah, 17 Teleología, 220
Temple Mount Faithful (TMF), 24,
205-206, 279-280, 284, 292
Rapto, 30, 65, 88, 98, 130, 156, 173- Templo, 6, 10, 13, 27, 30, 32-33, 50,
174, 176, 182, 219-220, 228-230, 74, 113, 124, 131, 134, 148, 150,
236, 238, 284, 312, 318-320 152, 157, 162, 188, 190-191, 193,
Reforma, 34, 37, 42, 66-67, 148, 304 199, 204-220, 242-246, 252, 278-
Regent University, 112 285, 294, 297, 300, 304-307, 310,
Religious Roundtable, 253, 255, 277 312, 316-320
Restauracionismo, 5, 6, 21, 32, 42- Teología de la Alianza, 6, 25, 32, 176,
44, 47, 51, 66-68, 83, 120, 126, 178, 311-312, 319
128, 130, 181-182, 184, 191, 227, Teología del reemplazo, 147, 193,
246, 260-262, 266, 305-306, 319 319
Revolución Francesa, 38, 53, 80, 132 Territorios Ocupados, 30, 170, 194,
Revolución Industrial, 53 196, 247-248, 267, 271-272, 274,
Rusia, 6, 21, 30, 38-40, 44, 64-65, 69, 290, 292-293, 297
76, 82, 87, 95, 99-100, 103, 106, Tiempos de los gentiles, 183, 197-
116, 150-151, 156-159, 184, 187, 199, 227, 231
191, 255, 260, 264 Times, 71, 121, 280
Tipología, 217, 319
Traditional Values, 290
Sabeel, 15, 321-323 Transjordania, 268
Scofield Reference Bible (véase tam- Tribulación, 49, 115, 130-131, 152,
bién Biblia Scofield), 21, 63, 94, 156, 158, 219, 228-232, 236-238,
137-140, 143-144, 155-156, 158- 318-320
159, 165, 168, 176, 181-182, 184-
186, 188, 198-199, 209, 215, 231,
238, 329, 335 Ultradispensacionalismo, 320
Segunda Venida, 30, 37, 65, 85, 97, Ultraliberalismo, 32, 131, 141, 168,
106, 113, 151, 169, 181, 191, 304, 312
219-220, 228, 278, 304, 315-320 Ultraortodoxia, 24
Seminario Teológico de Dallas, 92-94, Unión de Iglesias Baptistas, 48
128, 144, 147, 159, 207, 209, 305 Unity Coalition for Israel (UCFI), 31,
Shakers, 80 111, 123-124, 255, 290
Shoah, 28
Signos de los tiempos, 71, 87, 130,
220, 228, 316 Washington Post, 107, 293, 296
Sionismo mesiánico, 24-25, 194 Washington Report, 28, 110, 248,
Sionismo revisionista, 110, 289 256, 276, 281
Southwestern School of the Bible, 93 Wesleyan Holiness Movement, 80
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 351
SIONISMO CRISTIANO 351
Wi’am, 15 Yad Vashem, 14, 258
World Prayer Center, 284 YMCA, 100, 307
World Trade Center, 278
World Vision, 15, 307
Wye River (Acuerdo de), 297 Zola Levitt Ministries, 292
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 353
Referencias
bíblicas
Génesis, 319 Deuteronomio 24:15, 40
1:28, 137, 139 12:3-4, 118 40, 170, 252
3:7, 139 14:23, 197 40:1-2, 169
3:23, 137, 139 16:2-6, 11, 197 40:31, 160
8:15, 139 26:2, 197 54:1, 203
8:20, 137, 139 28:63-68, 184 60:9, 40, 264, 266
12, 178, 192 30:1-9, 184 60:12, 239
12:1, 137, 139 32:11-12, 160 66:3, 216
12:3, 176
13, 192
15:1, 192 Josué, 185-186, 194, Jeremías, 187-188
15:18, 27, 184 292 16:16-17, 187-188,
17:8, 27 11:23, 186 264
21:10, 180 21:43-45, 186 23:3-8, 185
22, 84 26:17-19, 222
22:17, 167 30:6-7, 231-232
26, 192 Nehemías, 167, 185, 31, 315
28, 192 188, 242 32:41, 263
9:22-23, 167, 185
Éxodo Ezequiel, 106, 108,
19:4, 140, 160 Salmos 186-188, 196, 207,
19:8, 137, 139 37:11, 195-196 209-211, 215, 217
27, 259 83, 155 33:25-29, 196
37, 186
37:1-10, 50
Levítico Isaías, 160, 170 37:7-8, 186
2:2, 9, 16 215 11, 143 37:9-10, 186
25:23, 195 11:11, 185 37:21-25, 185
26:33, 193 13, 159 38, 106, 151, 158
26:42, 193 14:1-2, 185 38:15-16, 157
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 354
354 Stephen Sizer
39, 151, 158 12:3, 201 3:4, 148
40-47, 209 12:8-9, 232 3:29, 166
43, 210 13-14, 235 4:21, 201
43:19, 215 14:2-3, 239 5:39-40, 179
14:12, 233 8:39, 44, 179
9:41, 175
Daniel, 36, 39-40, 53, 14:6, 179
65, 103, 150, 152- Mateo, 189, 199-200, 18:36, 201
154, 157, 210, 212, 211
226 5:5, 195
2, 39, 65 5:9, 32, 321 Hechos
9, 207, 210 6:12, 140 1:6-8, 202
9:24-27, 152, 210 8:10-12, 190 2:1, 139
9:26, 153 8:11, 34 3:23, 179
9:27, 209 1:13, 140 7:38, 165
11, 36, 40 6:18, 165 10:11-15, 180
11:40-45, 157 1:43, 190 10:34-35, 180, 192
11:31, 211 4:55, 189, 199, 207, 13, 317
12:11, 214 213, 231 15:13-18, 188, 157
24:15 209, 211 20:32, 202
24:15-18, 157 28, 320
Oseas 24:33, 227
2:14-16, 185 24:34, 151
2:23, 166 25:40, 170 Romanos
26:61, 148, 213 3:24-26, 168
27:40, 213 3:25, 215
Amós, 188, 190, 192 4:13, 196
9:9-14, 185 4:24-25, 168
Marcos 9, 190
1:1, 140 9-11, 35, 175, 311
Jonás 7:18-19, 180 11, 35, 37, 30, 157
4:1-3, 10-11, 222 14:58, 213 11:25, 35
15:29, 213 11:26-27, 185
11:29, 252
Miqueas
3:12, 222 Lucas, 199
6:8, 323 1:30-33, 188 1 Corintios
3:8-9, 179 10:32, 142
14:15-24, 190
21, 199
Sofonías 21:24, 197-198 2 Corintios
2:1-2, 86 24:21, 202 11:1-2, 165
Zacarías, 191, 222, Juan Gálatas, 178
233, 235 1:17, 137, 139 3:14-16, 178
12-14, 200 2:19, 148, 208, 213 3:24-25, I78
libro4_Bosforo_cap04:Ángel Benito 22/4/09 21:11 Página 355
SIONISMO CRISTIANO 355
4, 179 2 Tesalonicenses 1 Pedro
4:21-28, 179, 203 2:1-4, 213 1:4, 202
4:26, 202 2:5-7, 179
4:30, 180, 310 2:9-10, 214
2 Timoteo
Efesios 2:15, 141
1:1-23, 196 3:1-6, 225 Apocalipsis, 317-318
1:10, 137, 139 1:1, 315
1:11, 179 4-19, 158
2:14-18, 122 6:1-2, 154
2:19, 171 Hebreos, 176, 213, 9:13-19, 155
3, 140 244 9:17, 155
3:6, 175 2:17, 215 11, 282
6:4-6, 216 12:14-17, 160
6:6, 244 16:16, 316
Colosenses 7:14, 215 18, 159
2:16-17, 162 8:13, 218 19:6-8, 166
3:12, 179 9:9, 23, 213 19:11, 21, 198
9:25-26, 216 20, 158, 315, 317-
10:1-3, 11, 202, 216, 318
1 Tesalonicenses 218 20:4, 139
2:4, 214 10:4, 215 20:8, 158
4, 230 12:22-23, 202, 218 21:22, 218