La Jura de Carlos III en La Villa de San Gil - Un Aporte Documental.
La Jura de Carlos III en La Villa de San Gil - Un Aporte Documental.
Fronteras
ISSN: 0122-2066
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Universidad Industrial de Santander
Colombia
La vida de los vasallos de los reinos de las Indias se desenvolvía en múltiples esferas,
(económica, política, social y cultural) dentro de lo rural y de lo urbano. En el espacio
urbano se realizaban diferentes actividades, las cuales congregaban gran cantidad de
personas como los mercados locales y las diferentes fiestas “solemnes” y “súbitas” 1 que se
celebraban por diferentes motivos. Estas actividades fueron durante el periodo indiano
fenómenos demostrativos de jerarquías sociales, como espacios de integración social y
como escapes a las diferentes actividades que se desarrollaban en los poblados y en los
campos. La fiesta más importante era la de Jura y Proclamación del nuevo Rey, que
básicamente consistió en un acto solemne en el cual se reunía todo el vecindario de una
ciudad o villa para rendir homenaje al soberano recién llegado al trono. Este evento, que
también en ocasiones pudo guardar el significado de esperanza de una nueva y mejor época
bajo el nuevo monarca, era adornado con bailes, teatro y corridas de toros realizadas en los
días subsiguientes con el objeto de demostrar el regocijo de los pobladores por tener un
nuevo “señor natural”. Por el motivo que se realizaba y por la mayoría del contenido de sus
manifestaciones, esta fiesta puede definirse con un carácter eminentemente político, en la
cual se expresaba la fidelidad, el sentido de pertenencia al reino y la sujeción al orden
establecido. 2
El suceso de la Jura del Rey Carlos III de Borbón ocurrió en el virreinato de la Nueva
Granada durante 1760, al siguiente año de su ascenso al trono y con su gobierno se iniciaría
una época relativamente próspera para este territorio. 3 Esta Jura se realizó en la villa de
Santa Cruz y San Gil de la Nueva Baeza el 20 de diciembre del referido año. ¿Cómo fue
este suceso? ¿Qué gastos se hicieron? ¿Quienes se encargaron de ellos? ¿Qué actividades se
realizaron en esta celebración? ¿Qué podemos decir de los individuos que resaltaron en tal
∗
Estudiante de Historia, Universidad Industrial de Santander.
1
En el período de la dominación española podían diferenciarse dos tipos de fiestas, las solemnes y las súbitas
o repentinas. Las primeras eran las fiestas que tenían una fecha y duración definidas, entre las cuales se
encontraban todas la fiestas de tipo religioso, que eran controladas por la iglesia; las segundas, eran las
celebración que dependían de los sucesos que fueran dándose en la corte real: nacimientos de príncipes, la
muerte del soberano o el ascenso al trono de uno nuevo, por ello no tenían una fecha ni duración definidas y
eran controladas por las autoridades políticas. LÓPEZ CANTOS, Ángel, Juegos, fiestas y diversiones en la
América española, Madrid: MAPFRE, 1992, pp. 21-22. POLANCO, María Ximena, “Fiestas políticas en
Cartagena de Indias. 1740-1810”, en GONZÁLEZ PÉREZ, Marcos (comp), Fiesta y región en Colombia,
Bogotá: Magisterio, 1998, p 53.
2
POLANCO, María Ximena, Op. Cit. p. 53.
3
FAJARDO DE RUEDA, Marta, “La jura del rey Carlos IV en la Nueva Granada”, En: Anales del Instituto
de Investigaciones Estéticas, Nº 74-75, 1999, p. 196.
evento? Son algunas cuestiones que se quieren responder en este texto. Si bien no se posee
la “relación verídica”, una crónica o documento de otro tipo que describa el
acontecimiento, se ha podido hacer un acercamiento a dicho fenómeno a través de varios
documentos del Archivo General Municipal Alcaldía de San Gil correspondientes a los
fondos de Administración Municipal y Tribunal Superior. Algunos de esos documentos han
sido transcritos 4 y se anexan al final tratando de hacer un aporte documental a la historia de
Santander (ver comentario del anexo).
4
Agradezco la revisión de algunas dudas en la trascripción por parte del profesor Armando Martínez Garnica.
Mis agradecimientos también están dirigidos a los profesores que atendieron mis dudas y me hicieron
sugerencias y correcciones.
5
Al parecer las gestiones para la fundación de San Gil se iniciaron en 1686 y rindieron sus frutos en 1689 con
el apoderado Leonardo Currea de Betancurt cuando la Real Audiencia dio el auto de fundación de la Villa de
Santa Cruz y San Gil de la nueva Baeza. ARDILA DÍAZ, Isaías, Historia de San Gil en sus 300 años, Bogotá,
Arto, 1990, pp. 56-65; MARTÍNEZ GARNICA, Armando y GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio, La
provincia de Guanentá. Orígenes de sus poblamientos urbanos, Bucaramanga, UIS, 1996, pp. 107-109.
6
Archivo General Municipal de San Gil (A.G.M.S.G.), Administración Municipal, Caja 001, AGM 1, ff 5r-v.
7
MCFARLANE, Anthony, Colombia antes de la Independencia. Economía, sociedad y política bajo el
dominio Borbón, Bogotá, El Áncora, 1997, p. 91.
las actividades de agroexportación 8 con producción de caña, algodón, tabaco y otros
productos propios de la zona, producción sustentada en la creciente mano de obra
disponible. Esta, venía creciendo debido al generalizado aumento demográfico del territorio
neogranadino, expresado en el aumento de la población mestiza, especialmente en las zonas
del Caribe colombiano y del actual departamento de Santander, territorios en los cuales se
registraron los mayores porcentajes de esta población. 9 En 1753 se estimaron 5.374 cabezas
de familia para la jurisdicción de San Gil, 10 cuyo número de habitante podría aproximarse
en 26.000 (con un índice de 5 personas por familia). Esta población tuvo gran crecimiento
durante los siguientes años, llegando en 1779 a contabilizarse 51.086 habitantes, teniendo
en cuenta las jurisdicciones de San Gil y la de la nueva villa del Socorro. 11
8
GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio y PÁEZ MARTÍNEZ, Laritza, Poblamiento y conflictos
territoriales en Santander, Bucaramanga: Ediciones UIS, 2005, p. 93.
9
JARAMILLO, Jaime, “Ideas para una clasificación y caracterización de las regiones colombianas”,
ponencia presentada en el Seminario sobre Regionalización, Bogotá, Banco de la República, 1986, citado por:
ZAMBRANO y BERNAND, Ciudad y territorio. El proceso de poblamiento en Colombia, Bogotá, Tercer
Mundo Editores, 1993, p. 53. Los más altos porcentajes de mestizos se dieron en Antioquia (58%), Cartagena
(65%), Riohacha (63%) y Santander (74%).
10
Archivo General de la Nación, Bogotá (A.G.N.), Colonia, Poblaciones de Santander, leg. 3, año 1752, ff.
176r-v. Aunque San Gil no se encontraba entre los más poblados con 300 cabezas de familia en comparación
con el Socorro con 1.600, la parroquia de Monguí de Charalá 1.100 y Simacota con 800, esto se explica con
las sustracciones de vecinos que menciona el padre Oviedo para la fundación de Barichara (500) y Cepitá
(200), lo que había producido una baja en las rentas del curato de 2.000 a 1.000 pesos anuales. OVIEDO,
Basilio Vicente de, Cualidades y riquezas del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Imprenta Nacional, 1930,
pp. 177-178.
11
TOVAR PINZÓN, Hermes, Convocatoria al poder del número. Censos y Estadísticas en la Nueva
Granada (1750-1830), Santafé de Bogotá, Archivo General de la Nación, 1994, pp. 375-378. Para ver el
proceso de erección de la parroquia del Socorro en villa: GUERRERO RINCÓN, Amado y MARTÍNEZ
GARNICA, Armando, La provincia de los Comuneros. Orígenes de sus poblamientos urbanos,
Bucaramanga, UIS, 1997.
12
Debido a la carencia de libros capitulares del Cabildo de San Gil, sólo se poseen algunos autos, pero muy
dispersos, no se puede tener una visión muy clara de las acciones de esta institución. Una interpretación sobre
esto requiere de la reunión de varias fuentes, por lo que aquí sólo se hará un pequeño esbozo con algunos
documentos que nos da una idea del asunto.
13
OVIEDO, Basilio Vicente de, op. cit., p. 178.
14
Para algunos años se han encontrado varios funcionarios entre los que se incluyen: regidores perpetuos,
ayudantes, procuradores, alcaldes de la hermandad, depositarios generales, fieles ejecutores, etc., pero según
los registros encontrados hasta el momento, en todos los años no se encontraban los mismos cargos ni la
misma cantidad de cabildantes que oscilaba en gran medida.
Tabla 1. Conformación del Cabildo de San Gil en 1760. 15
Nombre Cargo
Andrés de Silva y Velasco Alcalde Ordinario de primer voto
Pedro Antonio Plata Alcalde Ordinario de segundo voto
Francisco Suárez Alférez Real
Manuel Ferreira Alguacil Mayor
Joseph Ignacio Suárez Lorión Regidor Decano 16
Gaspar Álvarez Regidor y Depositario General
Juan de Dios de los Reyes Procurador General
Francisco Antonio Ferreira Alcalde Provincial 17
Nicolás de Luque Obregón Escribano Público del número
Juan de la Cruz Urrea Alcalde Partidario del Valle
Salvador Vitoriano Díaz y Velasco Alcalde Partidario de Simacota
Esteban Pereyra Alcalde Partidario de Oiba
León Mejía Murillo Alcalde Partidario de Monguí de Charalá
Francisco Joseph Plata Alcalde Partidario de Zapatoca
Fuentes: A.G.M.S.G. Administración Municipal. Caja 003, AGM 041; Fondo Notarial, Paquete 009;
Tribunal Superior, Caja 004; Archivo Notarial del Socorro (A.N.S.). Notaría Primera. Tomo 14. ff. 113r,
117r, 222r, 247r, 255r, 294r y 323v.
Algunas informaciones recogidas permiten decir que estos individuos provenían de las
familias más prominentes de la villa. Algunos miembros de estas habían ocupado y otros
seguirían ocupando diferentes cargos en el Cabildo a través del siglo XVIII, aunque estos
cargos capitulares no estuvieron bajo un monopolio ya que no se observa una regularidad
en la ocupación de ellos por los mismos individuos o por sus familias, para el caso de los
no vendibles. Entre esas familias se encontraron los Ferreira, los Silva y los Plata, y algunos
habían tenido su oficio desde varios años atrás por compra como Manuel Ferreira, Nicolás
de Luque, Gaspar Álvarez y Francisco Suárez. 18 Ellos conformaban un cuerpo colegiado
que se encargó de las obras públicas, la administración de justicia (sólo los alcaldes), el
control de los precios y las pesas y de la organización de las festividades, que gozaban de
15
Aunque los alcaldes partidarios no son propiamente cargos del Cabildo, se incluyen por cumplir funciones
de administración política.
16
Aunque no aparece en los documentos referentes a la Jura se incluye, ya que había comprado el cargo en
1752 por 200 pesos con título proveído por el Virrey, y sólo renunció en 1763. A.G.M.S.G. Fondo Notarial.
Paquete 009. Doc 295. ff 106r-108r
17
Había comprado el cargo en 1752 en 700 pesos y lo conservaba todavía en 1762. Ibid. Doc 273. f 057v.
18
GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio y GUTIÉRREZ RAMOS, Jairo, Gobierno y administración
colonial Siglo XVIII. Fuentes para la historia de Santander, Bucaramanga, UIS, 1996, pp. 83-84. Suárez
había comprado el oficio en 1752 en 285 pesos más la media anata y título proveído por el Virrey; Álvarez lo
compró en 1753 en 180 pesos más la media anata; Ferreira lo compró en 1758 en 300 pesos más media anata
y el título fue dado por el Virrey Solís; y Luque tenía el oficio desde 1747, por el cual pagó 500 pesos con
título de la Real Audiencia, en 1751, con 25 pesos más el Virrey Marqués del Villar le daría título de
confirmación.
gran atención. 19 Ser miembro del Cabildo no significaba una retribución económica
importante, pero estar en él significaba la tenencia de un capital importante para comprar
los cargos o de importancia social e influencias para obtener los de elección anual. Además
ser cabildante era una oportunidad de afianzar el estatus 20 que se demostraba en la posición
privilegiada que se recibía durante las misas 21 y las fiestas.
2. El luto
En este contexto se celebraron en la localidad las honras fúnebres de Fernando VI,
quien murió en 1759, noticia que se había recibido en el Cabildo con tristeza, como éste lo
declaraba (ver anexo) y cuyos lutos se hicieron en San Gil el 25 de agosto del siguiente
año. 22 Para este día se había mandado que cada parroquia y los lugares donde hubiera
eclesiásticos realizaran lo correspondiente con “dobles de campanas” además de decretarse
que las personas de primera distinción recibieran billetes para que asistieran a las honrar
fúnebres y se hiciera todo “[...] a la costumbre con que semejantes casos ha procedido este
Cabildo.” 23 Para la organización se había diputado a don Gaspar Álvarez, regidor perpetuo
y depositario general de San Gil. El día anterior se habían celebrado “vísperas solemnes”. 24
Se había iluminado la plaza con 300 luces que duraron “durante las vísperas, y el día hasta
fenecer la función”, la cual terminaría con la oración fúnebre 25 y la preparación del
túmulo 26 por parte del cura y vicario de San Gil, el doctor don Joseph Velásquez
Subillaga. 27 En todo ello se habían gastado 249 pesos y 6 reales 28 , de los cuales el
depositario general pedía se le retribuyeran ya que él había corrido con tales gastos, lo cual
se hizo de la renta de propios como era de ley. 29 Con ello se daría paso a la Jura de Carlos
III y el carácter lúgubre del luto se cambiaría por el alborozo de las fiestas.
19
RODRÍGUEZ, Pablo, “La sociedad y las formas en la Gobernación de Popayán, Siglo XVIII”, en
RODRÍGUEZ, Pablo, En busca de lo cotidiano. Honor, sexo, fiesta y sociedad S. XVII-XIX, Bogotá,
Universidad Nacional de Colombia, 2002, p. 59.
20
Ibid., p. 60.
21
Recopilación de los Reinos de las Indias. Lib. III. Tit. XV. Ley XXXII. Disponibles en: http//:www.
congreso.gob.pe_ntley_ LeyIndiaP.pdf. g
22
A.G.M.S.G. Administración Municipal. Caja 003. AGM. 041.f 3r.
23
Ibíd. f 1v.
24
El “oficio de vísperas” eran la serie de oraciones y cantos que se ejecutaban antes de la misa fúnebre.
POLANCO, María Ximena, op. cit. p. 59.
25
La oración fúnebre era “un discurso de carácter apologético en el que se exaltaban los valores y virtudes del
monarca; esta oración tenía como motivo conmover al auditorio y presentar ente él una imagen deificada del
monarca, en el que éste brilla por sus condiciones de grandeza y perfección.” POLANCO, María Ximena,
Ibid., p. 59.
26
El túmulo o pira fúnebre era un monumento que se hacía en la iglesia, de diferentes materiales según la
riqueza del poblado y con el cual se quería rendir homenaje al rey o a alguna autoridad secular o eclesiástica.
BAYLE, Constantino, Los cabildos seculares de la América española, Madrid, Sapientia, 1952, pp. 672-673.
27
En años posteriores este sacerdote sostenía vínculos comerciales con personajes importantes de la villa,
especialmente cabildantes, a quienes vendía esclavos, algunos esclavos los había comprado en Girón.
28
Para ejemplos de diferentes elementos y gastos en honras fúnebres ver BAYLE, Constantino, op. cit., pp.
672-676. El túmulo también cumplía la función de simular una misa de cuerpo presente.
29
Recopilación. Libro IV, Título XIII, Ley X.
3. La programación, los repartos y los eventos
Inmediatamente después de las honras fúnebres de Fernando VI se decretó todo lo
referente a la Jura de Carlos III que se debía realizar. Ese mismo día el Cabildo sangileño se
reunió y convocó a cabildo abierto a “dicha parte de vecindario [los de primera distinción]
que es la que compone república y la que por su comodidad podrá concurrir con sus
donativos que ofreciere a el gasto que para el regocijo público se puede causar”. Dicho
cabildo debía ser convocado por el portero para las tres de la tarde. Sin embargo, ninguno
de los vecinos asistió a tal reunión. No obstante, el Cabildo, reunido el día siguiente, mandó
que se decretara lo conveniente “arreglándose a la costumbre en semejantes casos, y a las
ejemplares de la próxima pasada Jura del Señor Rey Don Fernando” 30 , lo que confirma que
en otras ocasiones ya se había cumplido el requisito de tan solemne acto, igual que para los
funerales, pero no tenemos noticia documental de tales ceremonias.
El alférez real, don Francisco Suárez, como era función de su cargo 31 , debía hacer la
Jura y Proclamación levantando el real estandarte y hacer todas las ceremonias
correspondientes. Todo ello se debía realizar el sábado 20 de diciembre con la asistencia de
todo el vecindario de la jurisdicción. Para el día siguiente se decretó hacer “en hacimiento
de gracias fiesta en la Santa Iglesia”.
Todo lo referente a la organización y a los gastos del evento se repartió entre los
vecinos de los diferentes poblados de la jurisdicción. El evento sería adornado con pólvora
y luces y los días siguientes serían de diversiones en los toros y las comedías. López Cantos
señala que “era inconcebible en América una fiesta de cualquier tipo sin la pólvora,
condimento imprescindible que sazonó todas las manifestaciones lúdicas de carácter
colectivo.” 32 Se la utilizó de dos maneras, para las salvas y para los fuegos artificiales. La
noche de la Jura se debían quemar 3 arrobas de pólvora en la plaza pública, las que habría
de aportar el Socorro, estando aquella y las calles de la villa con luminarias. Y al parecer se
harían salvas con escopetas, lo que aportaría el Socorro con sus soldados (ver tabla 2). La
quema “siempre se realizaba en momentos concretos de las fiestas, en los más
trascendentales, al comienzo de una actividad importante o al final de ella.” 33 En este caso
sería la noche de la Jura y a la par de las comedias.
Los toros jugaban un papel preponderante en la festividad pública. La afición era parte
de la cultura de los españoles y fueron traídos por ellos desde el mismo momento de la
30
A.G.M.S.G., Administración Municipal, Caja 003, AGM 041, f. 4v.
31
El cargo de Alférez Real tenía una connotación de prestigio ya que tenía preeminencia sobre los otros
regidores y se encargaba de la custodia de los símbolos reales como el estandarte, el paseo de este en las
diferentes fiestas y de la apertura de la comunicación regia. También reemplazaba a los Alcaldes Ordinarios
en sus ausencias. Recopilación. Lib. III, Tít. XV, Ley LVI; Lib. IV. Tít. X. Ley IV; Lib. V, Tít. III, Ley XIII;
OTS CAPDEQUÍ, José María, Manual de historia del derecho español en las indias y del derecho
propiamente indiano, Buenos Aires, Editorial Losada, 1945, p. 374; BAYLE, Constantino, op. cit., p. 195;
GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio, Poder político local: cabildo de Girón, siglo XVIII, Bucaramanga:
centro de estudios regionales, UIS, p. 89.
32
LÓPEZ CANTOS, Ángel, op. cit., p. 55.
33
Ibid., p. 60.
conquista. Pablo Rodríguez menciona noticias tempranas en Acla, Darién, para 1532, en
donde se hizo una corrida, además que “[...] de la primera mitad del siglo XVI tenemos
noticia, al menos, de seis corridas oficiales de gran fastuosidad, todas para celebrar el arribo
de las primeras autoridades de la Corona y de la instalación de la magna Audiencia.”34 Las
corridas de toros fueron parte fundamental de las celebraciones civiles y religiosas. Con
ellas se celebraron arribo de autoridades, la coronación de reyes, nacimientos de infantes y
las fiestas de los santos patrones. Los cabildos eran los encargados de organizarlas, aunque
poco a poco, durante el siglo XVII, tal encargo le fue asignado a personajes externos a él,
como se hizo en el caso de San Gil. “Esta designación era un reconocimiento que podría
robustecer el prestigio personal ante la comunidad. Este contrato fue perdiendo estima y los
vecinos designados observaban que los gastos de las fiestas jamás eran reparados por las
atenciones solemnes de las autoridades [...]” 35 Como no existían plazas especiales para las
corridas, los cabildos nombraban vecinos que costearan el tablado 36 de la plaza mayor y la
construcción de los balcones, lo cual se hacía en la misma plaza. En San Gil, la
construcción de la plaza de toros corrió a cargo de don Juan Tromera, quien fue el
encargado general de la organización de la Jura. Las tres corridas que se designaron debían
tener 8 toros cada tarde y debía proporcionarlos el lunes 22 la parroquia de Monguí de
Charalá, el martes 23 la de Simacota y el miércoles 24 la de Oiba, para lo cual se debía
cercar la plaza “guarneciéndola con su cenefa” y pintarla para que quedara con “el mayor
lucimiento y decencia posible”. Durante la Jura de Carlos III en Santa Fe también se
hicieron corridas de toros, en Medellín y Cali 37 se hicieron para otras celebraciones, lo cual
demuestra su carácter general y constante tal vez porque “[...] calaron hondo en todos los
sectores de la sociedad neogranadina.” 38
No obstante, los toros, aparte de ser una diversión de todos los individuos de la
sociedad tenía un significado más profundo: “Correr toros, jugar toros y torear fueron algo
más que pasatiempos ocasionales en la época colonial. Y aunque en un comienzo fueron
una distracción de los españoles, muy pronto se transformaron en un espectáculo popular.
Fue también una fiesta integradora de los distintos estamentos de la sociedad y el escenario
ideal para la demostración de estatus de cada uno... En el origen de la fiesta brava hay un
indudable significado mítico-religioso, como bien lo han demostrado distintos estudios. La
muerte del toro es un ritual de ofrenda, llevado a cabo por una especie de sacerdote, que ha
sido facultado para ello por otros en un rito especial.” 39
34
RODRÍGUEZ, Pablo. “La fiesta de toros en Colombia Siglos XVI-XIX”, en: RODRÍGUEZ, Pablo, op. cit.,
p. 113.
35
Ibid., pp. 123-124.
36
Era una construcción de la arquitectura efímera que era levantado para las celebraciones de las fiestas
súbitas. POLANCO, María Ximena, Op. Cit. p. 68.
37
Ver Ibid., p. 116 y ss; y FAJARDO DE RUEDA, Marta, op. cit., pp. 206-207.
38
Ibid., p. 115.
39
Ibid., p. 120.
40
LÓPEZ CANTOS, Ángel., op. cit., p. 200.
desde muy temprano a las Indias y también se realizaba en diferentes conmemoraciones.41
Para sus representaciones se fueron construyendo “corrales de comedias”, donde la riqueza
de la ciudad y sus requerimientos lo permitían, y las obras representadas estaban basadas en
el teatro español. “Los títulos que se escenifiquen en las poblaciones rurales coincidirán con
los que contemplen los públicos de las grandes ciudades [...] dándose, a su vez, tal
simultaneidad con respecto a los estrenos de España [...] [pero] en los pequeños núcleos la
actividad teatral estaba sujeta a eventos extraordinarios.” 42 Para los días siguientes de las
corridas de toros, jueves 25, viernes 26 y sábado 27 se decretaron 3 comedias, cada una en
un día, encargada la primera a la villa de San Gil, la segunda a la parroquia de Barichara y
la tercera al partido del Valle y Páramo, las que serían representadas en un improvisado
teatro en la plaza pública acompañado de pólvora.
No obstante, todos estos arreglos, se requería que cada lugar ayudara con cierta
cantidad en efectivo para correr con gastos como el adorno de la plaza, el teatro y la
iluminación, la cual debía ser hecha con luminarias hechas de cebo y “demás cosas
preciosas” (ver tabla 2). Las luminarias fueron utilizadas desde muy temprano y
constituyeron un elemento muy importante en las fiestas de este periodo. Significaban la
transformación de las oscuras noches en alegres, iluminaciones que daban paso a la
diversión y junto con la pólvora “[...] constituía el sistema más rápido y visible para
demostrar el júbilo” 43 debiendo estar por todos los balcones, edificios, casas y calles.
“Además, las luminarias y las fogatas llevaban implícitamente unas fuertes connotaciones
socio-económicas. Alumbrar las fachadas de las casas con hachas, antorchas, candiles y
sobre todo con velas daba a entender a cualquier espectador que estaba ante el domicilio de
una familia con “posibles”[...] No todos los vecinos podían hacer frente a tan costosos
dispendios.” 44
El reparto de los costos debía cumplirse sin ningún alegato para ello: “[...] ordenaron
que se libren despachos para los jueces de los partidos mencionados con inserción de este
auto para que cada uno por su parte haga cumplir lo respectivo a su distrito y residencia tan
eficaz y puntualmente que por ningún pretexto consienta que ninguna persona de ningún
estado calidad o condición que sea ponga en ello, estorbo ni embarazo, y si alguno lo
pusiere o fuere omiso en cumplir con lo que se le mandare o repartiere, pasará luego luego
[sic] a prisión de su persona y embargo de sus bienes remitiendo la persona con toda
guardia y custodia a este Cabildo para proceder contra ellos como hubiere lugar por
ignobedientes y sediciosos, que para todo se le confiere la comisión necesaria.” 45 Este
mandato daría pie para un caso de abuso de autoridad.
Tabla 2. Distribución de los eventos y costos para la Jura de Carlos III entre los
poblados de la jurisdicción de San Gil.
Lugar Estatus Gastos y requerimientos
41
Ibid., p. 207.
42
Ibid., p. 212.
43
Ibid., p. 65.
44
Ibid., p. 67.
45
A.G.M.S.G. Administración Municipal, Caja 003, AGM 041, f 8r.
San Gil Villa 100 pesos*, 1 comedia y 10 soldados
Socorro Parroquia 3@ de pólvora (en 225p) y 50 pesos
Barichara Parroquia 1 comedia, 60pesos y 10 soldados
Simacota Parroquia 1 día de toros y 10 soldados
Oiba Parroquia 1 día de toros y 10 soldados
Monguí Parroquia 1 día de toros y 10 soldados
Zapatoca Viceparroquia 100 pesos y 10 soldados
Valle y Partido 1 comedia, 40 pesos, 20 soldados con escopetas y una libra de
Páramo pólvora
*Se hace referencia a pesos de plata o patacones.
Fuente: A.G.M.S.G. Administración Municipal. Caja 003. AGM 041 ff 6v-7v.
Entre septiembre y octubre del año de la Jura en los diferentes poblados se darían unas
boletas a los diferentes vecinos, donde constaba la cantidad que debían aportar para costear
el evento de la Jura. Se conservan algunas de ellas para el Socorro y el Valle, con un
ejemplo se puede generalizar su esquema: “Socorro y septiembre cinco de 1760 por la
presente ordeno y mando a Manuel Bentaqur comparecer y mandara 5 patacones que se le
ha repartido, los que mandara luego luego [sic] y sin dilación, para la Jura del Rey Nuestro
Señor que Dios guarde y de no mandarlos como se lo mando desde luego le despacharé
juez a su costa que le traiga bienes a que se pregonen, y como más que hubiere lugar en
justicia. Plata Alcalde Ordinario.” 46
Esas boletas motivarían a Antonio Joseph de Ardila, vecino y originario del Socorro,
para que denunciara ante don Francisco Joseph Rosillo, teniente de corregidor y justicia
mayor de Tunja, corregidor de naturales y forajidos de la villa de San Gil,47 los altos costos
que se le habían repartido para la Jura, y para su justificación pedía se le recibieran testigos
para que respondieran a 7 interrogantes: el primero hacía referencia a si le conocían y si
sabían en qué trabajaba; lo segundo concernía a comprobar si se le había repartido, por el
alcalde ordinario Pedro Antonio Plata, 5 pesos para la Jura y por no haberlos dado
prontamente había sido encarcelado y sólo pudo salir porque el cura de la parroquia pagó
los 5 pesos; lo tercero era para declarar la distancia que había del Socorro a San Gil y de
Oiba, Simacota y Charalá 48 a la misma; lo cuarto, si sabían que “[...] ha mandado el Señor
Alcalde que todos los vecinos generalmente contribuían los pesos de plata que se les han
señalado por todo rigor, hasta repartido por cuadrillas, no escapándose los pobres
labradores y gente campesina, y que todos temerosos del rigor con que los trata dicho Señor
Alcalde si han contribuido su dinero vendiendo algunos sus cortos bienes a menos precio
quitándoles el sustento de sus mujeres y hijos por no experimentar ser llevados presos a la
Villa como lo había prevenido para su auto.” 49 ; lo quinto, que declararan los maltratos que
hacía el Alcalde administrando justicia; lo sexto, que además de los repartos en dinero si
sabían que se había repartido otras cosas en las diferentes parroquias como llevar soldados
a marchar, toros y comedias, todo sin tener en cuenta los costos que implicaría todo ello; y
46
Ibid., Tribunal Superior, Caja 004, Documento sin número, 1760, f 2v.
47
A.N.S. Tomo 14. ff. 151r-152v.
48
Cuando en este documento se habla de Charalá se hace referencia a la parroquia de Monguí de Charalá y no
al pueblo de indios.
49
A.G.M.S.G., Tribunal Superior, Caja 004, Documento sin número, 1760., f 4v.
séptimo, que dijeran lo que supieran sobre la publicación del auto y sobre lo contenido
referente a apresar a los omisos embargándoles sus bienes para el pago del reparto “[...] y si
dicho Señor Alcalde es tan recto, cruel, y severo, que no admite que ninguno le suplique en
contrario de lo que manda sea justo o no sea, y también es público que en su presencia para
esta causa no se atreve persona ninguna a hablar palabra y en particular los pobres
temerosos de su crueldad [...]”. 50
Ese mismo día, 6 de octubre de 1760, se recibieron los testigos, catorce, quienes en
general dijeron: que conocían desde hace algún tiempo al mencionado Ardila y que sabían
que era albañil y carpintero y con esos trabajos mantenía su familia; que era cierto que por
no pagar los 5 pesos que se le habían designado para la Jura había sido encarcelado y sólo
cuando el cura del Socorro pagó tal cantidad pudo salir; que del Socorro a San Gil había un
día de camino sin cargas y había “otro tanto” desde Simacota y Charalá; que sabían que se
habían repartido otros gastos y que algunas personas pobres, por no ser encarcelados,
habían vendido sus “cortos bienes” para pagar; calificaban al alcalde de “despectible”,
riguroso, agrio y severo y por tales características los pobres le temían y los ricos le huían;
que era verdad que se habían hecho otros repartos como el de ir a marchar a la villa
asumiendo sus costos cada uno; y que en el auto se decretaba apresar a quienes no
cumplieran con el pago de lo que se les había designado. 51 Además, seis curas, entre ellos
el doctor don Fernando Ramón Fernández Saavedra y Domínguez, El maestro Nicolás
Joseph de Ardila y el maestro Don Nicolás Rodríguez Terán, certificarían que Antonio de
Ardila siempre cumplía con sus obligaciones y que se hallaba trabajando en la construcción
de la nave de la iglesia de la parroquia del Socorro. Todos los testimonios, las
certificaciones y la “justicia” serían suficientes argumentos para que Pedro Joseph
Hinostroza, procurador del número de la Audiencia, pidiera quitar esa derrama 52 por causar
tantos perjuicios en la gente pobre, labriega y campesina. Esto terminó por aprobarse, se
quitaría la derrama sólo a la gente pobre y humilde en función que una Cédula de la Jura
pasada que decretaba no exigir a los vasallos ningún costo ni apremiarles a contribuir con
toros ni comedias 53 . Esto no lo cumpliría el Cabildo sangileño, ya que el decreto sólo llegó
después de haberse hecho la Jura.
La Jura y Proclamación era una demostración del regocijo de los vasallos por tener un
nuevo rey y por eso mandaron realizar varias actividades en muestra de celebración. Sin
embargo, en esta clase de eventos existía la posibilidad de que se presentaran algunos
problemas como riñas o disturbios. El Cabildo, siendo precavido, y para no descuidar el
orden y ampliar el desfile el día de la proclamación, había dictado como primera medida
que se debía mantener durante todos los días 2 compañías de soldados compuestas por 40
hombres cada una, “fuera de los cabos correspondientes”, y para la dirección de esta
improvisada milicia se requería a tres vecinos importantes que tenían títulos militares: al
maestre de campo don Miguel Meléndez de Valdés, al capitán comandante don Pedro
Bautista de los Reyes y al capitán de infantería española don Pedro de Otero y Estrada.
50
Ibíd., f 7r.
51
Ibid., ff 7r-21v.
52
Ibíd., f 23r.
53
Ibíd., f 30r.
Estos individuos distinguidos de la villa provenían de algunas de las familias
renombradas de esta, ostentaban algunas riquezas y se encontraban en vínculos familiares o
comerciales con otros miembros de la elite local. El primero de ellos era hijo del capitán
don Manuel Meléndez de Valdés quien no sólo aparece en la lista de los propietarios (de los
pocos que tenían trapiche) que encontró Pedro López en su visita a la Villa, 54 sino también
aparece como un buen comprador de tierras 55 en la primera mitad del siglo XVIII, lo que
ejemplifica la posesión de algún capital, además de haber sido alcalde ordinario en 1694,
1695, 1701, y en 1715 alcalde ordinario de la efímera ciudad del Socorro. 56 Don Miguel
Antonio Meléndez de Valdés gozaba de prestigio no sólo por la importancia de su padre.
Había comprado en 1726 el oficio militar de maestre de campo 57 y en 1744, aparte de ser el
alcalde ordinario más antiguo (ya lo había sido en otra ocasión y lo sería posteriormente 58 )
poseía los títulos de corregidor de naturales y forajidos y juez de cobranzas reales de la
jurisdicción. 59 También se encontraba vinculado a otra de las familias importantes
mediante el matrimonio en 1737 con doña Josefa de Silva. 60 Su riqueza quedaba
demostrada con la posibilidad de comprar un cargo honorífico, pero sobre todo por los
bienes que aparecen en la sucesión que pidieron hacer sus hijos en 1787 tras su muerte y la
de su mujer, bienes entre los cuales se encontraban varios esclavos, ropa, utensilios y varias
extensiones de tierra, todo lo cual fue avaluado en 41.755 pesos 4 reales y 1 cuartillo,
fortuna repartida entre diez herederos. 61
El segundo personaje, don Pedro Bautista de los Reyes, había comprado su cargo de
capitán comandante en 1727, 62 había sido procurador general en 1714 y alcalde ordinario
en 1720, 1722, 1728 y 1734. En su testamento declaraba que sus padres habían sido vecinos
de Tunja y que se encontraba casado con doña Petronila Rodríguez Durán, hija del capitán
don Juan Rodríguez Durán 63 , y al parecer era amigo del capitán don Pedro de Otero, ya que
este se encontraba como testigo durante su testamento. Entre sus hijos son de resaltar don
Juan de Dios, quien había sido alcalde ordinario en 1759, 64 al presbítero doctor don Juan
Antonio y al maestro don Juan Narcisco. Algunos de sus herederos ya habían recibido y
otros recibirían como herencia, entre otros bienes, esclavos, sillas de montar adornadas con
54
MARTÍNEZ GARNICA y GUERRERO RINCÓN, op. cit., p. 114.
55
SALAZAR CARREÑO, Robinson, La compra-venta de propiedades rurales de la villa de Santa Cruz y
San Gil de la Nueva Baeza, 1694-1750 (Trabajo de grado), Bucaramanga, UIS, 2006, Anexo C, p. 197.
56
A.G.M.S.G., Fondo Notarial, Protocolos notariales entre 1694 y 1715.
57
GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio y GUTIÉRREZ RAMOS, Jairo, op. cit., p. 86. Este título
honorífico le fue dado por el Presidente Gobernador y Capitán General Don Antonio Manso Maldonado por
320 pesos 3 reales y 25 maravedíes de media anata.
58
En 1735 y 1762 Alcalde Ordinario y en 1750 Procurador General. A.G.M.S.G., Fondo Notarial, Protocolos
Notariales de 1735 y 1750; Administración Municipal, Caja 004, AGM 050.
59
Ibid., Administración Municipal, Caja 002. AGM 036, f 1r.
60
CDIHR, Parroquial de San Gil, Matrimonios, Microfilme 1699089, f. 205r y v.
61
A.G.M.S.G., Fondo Notarial, Paquete 015, Documento sin número, año de 1787, ff. 02r-19v.
62
GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio y GUTIÉRREZ RAMOS, Jairo, op. cit., pp. 86-87. El título lo
había otorgado el mismo Presidente que a Meléndez, pero en 80 pesos 1 real de media anata.
63
Este individuo había sido Alcalde ordinario en 1709 y en 1719.
64
GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio y GUTIÉRREZ RAMOS, Jairo, op. cit., pp. 87 y 88.;
A.G.M.S.G., Fondo Notarial, Paquete 009, Doc. 268, f. 063v; Paquete 008, Doc 245, f. 04r, Doc. 243, ff. 1r-
2v.
partes de plata, espadas con contera y puño de plata y prendas de vestir nada despreciables.
Entre los bienes del capitán se encontraban esclavos, varios solares en la villa y
propiedades rurales, algunas de las cuales había comprado a parientes de su esposa, ganado,
muebles, imágenes religiosas, entre otros objetos, 65 además de ser responsable de un
capellanía y de mandar se fundase otra. Uno de sus hijos, don Juan de Dios, era otro vecino
importante de la villa, por sus vínculos familiares y por sus riquezas. Se encontraba casado
con Doña Margarita Ferreira, quien era hija del alguacil mayor don Manuel Ferreira y de
doña Margarita González de Noriega. 66 Como dote le había entregado a su hija doña María
Luisa varias cabezas de ganado y prendas de vestir como camisas de bretaña, una saya de
peñasco con punta de plata fina que costaba 24 pesos, un sombrero de castor blanco de 18
pesos y joyas como aretes de oro, entre otras. 67 Entre sus bienes había esclavos, tierras y
una casa comenzada de calicanto, entre otros, además de haber hecho y de tener negocios
en el momento de su testamento con el alcalde provincial, Manuel Ferreira, con el alcalde
de la santa hermandad, don Pedro Gómez Currea, y con otros individuos de diferentes
lugares fuera de la villa como Cúcuta, Girón, Zipaquirá y Bucaramanga. 68 Pero lo más
interesante sobre los bienes de este individuo eran las prendas de vestir y todos los objetos
que sólo alguien con dinero, prestigio y poder podía poseer: 5 vasitos, 10 cucharas, 4
tenedores, un jarro y una tachuela, todo esto de plata y seis platillos de peltre, sillas de
montar, diferentes accesorios de oro, prendas de vestir de bretaña y sarga, bayeta de
Castilla, sombreros castores, un capote de paño de Castilla, una casaca de tafetán, una
chupa de brocato, unos calzones de terciopelo negro, unas medias de seda blanca, un
espadín de plata y 2 espadas, 30 botones de oro, una hebilla de oro de sombrero, una cadena
de oro, unas hebillas de zapatos de plata, un par de zapatos, 2 puñales con sus vainas
enterizas de plata, etc. 69
El tercero, don Pedro de Otero Dosal y Estrada, era procedente de España y era
capitán de infantería española desde 1726 cuando había comprado el título 70 y era “...uno
de los más principales vecinos de esta villa”.71 Había sido alcalde ordinario y familiar del
santo oficio en 1730. Se había casado con doña Cipriana Gómez Rubio, hija del capitán don
65
A.G.M.S.G., Fondo Notarial, Paquete 008, Doc. 242, ff. 03r-04r. Declaraba como sus bienes: 14 esclavos,
50 vacas, donde había una junta de bueyes (con apero de arar), 9 yeguas, 5 mulas (4 de carga) y una silla, el
fierro de herrar, un pedazo de tierra en el sitio de “Bueltas” (entablo, casa de palos y paja, cerca de piedra,
platanal, entablo de caña, trapiche, redondo, casa de hornillas), un fondo de cobre roto de 100 libras, varias
herramientas, 2 solares en la Villa con casita de palos y teja, algunos muebles, un cuadro de la Señora de
Monguí, 2 EGM en el sitio de la Lajita (en San Gil) una comprada a Don Bartotolomé González de Noriega y
otra a Doña Josepha Rodríguez Durán, su cuñada (con casa, muebles, imágenes religiosas) otros objetos
(cuchara, pozuelos, espuelas, etc), ropa suya y de su mujer (bastante “lujosa” con varios accesorios como
manillas, etc., y joyas), un pedazo de tierra en “Xicaro”.
66
Ibid., Fondo Notarial. Paquete 009. Doc 279. f 01v.
67
Ibid., ff 02r-v.
68
Ibid., ff 03v-04v.
69
Ibid., f 05r.
70
GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio y GUTIÉRREZ RAMOS, Jairo, op. cit., p. 87. El título le había
sido dado el mismo presidente que a Meléndez y a Bautista de los Reyes y había pagado de media anata 80p y
1r.
71
A.G.M.S.G., Tribunal Superior, Caja 004, Doc. sin número 1762, f. 8r. Así lo declaraban sus albaceas
cuando iniciaron los trámites para el reparto de sus bienes.
Juan Gómez Rubio 72 y de doña María de la Rosa y Velasco, además de ser sobrina de don
Manuel Meléndez. 73 Entre sus hijos, la mayoría mujeres, sólo había un clérigo, el padre
don Francisco Xavier, quien hacía parte de la Compañía de Jesús. Para el momento de su
testamento, 9 de marzo de 1762, ya le había dado a varios de sus hijos algunos de sus
bienes y a sus hijas las dotes correspondientes, todo cercano a una suma de 4.000 pesos.
Declaraba en su testamento que tenía una casa de calicanto con balcón en la esquina de la
plaza de la villa, en la cual vivía, 2 solares donde estaba dicha casa, varios terrenos rurales,
uno de los cuales tenía por merced del Cabildo, otros los había comprado y 5 ½ estancias
que, al parecer, componían la hacienda de Pescadero. 74 También poseía esclavos, varias
cabezas de ganado, varios muebles, objetos religiosos y cucharas, tenedores, vasos y
platillos de plata, además de dos veneras, una de oro y otra con amatistas.75 No obstante sus
riquezas en la villa y la posesión de una hacienda que debía producirle cierto ingreso, el
capitán Otero se dedicaba a tratos comerciales con la región de la Costa, además de ser
prestamista de pequeñas cantidades a personas en los diferentes poblados de la jurisdicción.
Tenía una dependencia de 1309 pesos con el Marqués de Santa Coa, vecino de Mompox,
para lo cual le tenía remitido varias cargas de lienzo de la villa. En 1753 le había dado
poder a su compadre, don Joseph Ignacio Suárez, para que le trajera de Cartagena 3.000
pesos en ropa de Castilla. Le debía algunas cantidades a diferentes personajes, como a don
Phelipe Sáenz de la Peña, mercader de esta carrera por algunos géneros y préstamos, y a su
compadre don Francisco Suárez, el alférez real. 76 Además, algunos feligreses de Simacota,
Socorro y Mogotes le debían cantidades que oscilaban entre 12 y 36 pesos. Sus albaceas
serían su esposa, el alférez real y el vicario de la villa. Como testigos en su testamento
estaban el alférez, quien lo certificaba en reemplazo del alcalde, don Hermeregildo de Silva
y don Phelipe de la Peña, entre otros. 77
72
Había sido Alcalde Ordinario de San Gil en 1691 y 1707 y Tesorero de la Santa Cruzada en 1691.
Familiares suyos también ocuparon diferentes cargos en el Cabildo.
73
Ibid, f 1v.
74
SALAZAR CARREÑO, Robinson, Haciendas coloniales, op. cit., Anexo B, p. 28. Salazar la nombra como
“hacienda de campo de Pescadero”, la cual se concentraba en la producción de ganado. Otero había comprado
las 4 estancias de que se componía y la había aumentado a 5 estancias y media.
75
A.G.M.S.G., Tribunal Superior, Caja 004, Doc. sin número 1762, ff. 3r-v. También declara diferentes
herramientas, romanas, cajas, diferentes cargas de productos, prendas de vestir, ovejas y cabras. Más adelante
mencionaba una capa de paño, un bastón con puño de plata, una espada, dos alabardas y dos escopetas.
76
Ibid., ff 4v-5r.
77
Ibid., ff 6v-7r.
invertido. 78 Con los gastos que menciona Tromera podemos hacernos una idea, aunque
escueta, de cómo era el aspecto de la plaza pública de San Gil durante los días de la
celebración de la Jura.
Podemos llegar a imaginar a San Gil durante ocho días decorada con diferentes adornos
y diversos colores. De las 16 piezas de lienzo que eran 694 varas, posiblemente, sería teñida
la mayor parte con añil para el azul y con cardenillo para el verde para cercar y darle
lucimiento a la plaza “blanqueada”. Los alrededores de esta tendrían vistosidad con los
toneletes, gallardetes y monteras que se debieron colgar, todo lo que estaba cosido con hilo
de fique. El levantamiento de la plaza de toros, los balcones de ella, el “cielo del tablado” y
toda la actividad de adornar requirió el trabajo permanente de 5 personas que tuvo que
mantener Juan Tromera durante 60 días, además de dos personas que habían ayudado a
pintar. 79 Todas estas actividades y los materiales que se utilizaron fueron costeados por
Tromera en 342 pesos y 7 reales, los cuales pedía, el primero de enero de 1761, se le
pagaran. A los dos días, el 3 de enero, el Cabildo daría la orden para que Tromera recibiera
la retribución de sus gastos, estos se le pagaron con los 236 pesos y 4 reales que se había
logrado recoger en los diferente poblados, de los cuales sólo el Valle había dado la totalidad
de lo que se le había asignado, 97 de la venta de los toros muertos y los restantes 9 pesos y
3 reales se le darían de la caja de propios.
En resumen, los datos que poseemos y el protocolo común que las fiestas tenían 80 nos
llevan a tener cierta imagen de la Jura de Carlos III en San Gil y los eventos que se hicieron
para celebrarla. Algunos meses después de las honras fúnebres de Fernando VI el
vecindario de San Gil y su jurisdicción manifestaron la alegría por un nuevo soberano, y
por supuesto, por las fiestas. Don Francisco Suárez saldría levantando el estandarte real el
20 de diciembre sobre su caballo, encabezando la comitiva de las autoridades locales que
debieron ir con sus mejores atuendos. Pasarían por toda la plaza, adornada con lienzos y
diferentes tipos de adornos azules y verdes, frente a las miradas de un público
acostumbrados a ver sólo en ciertas ocasiones las “galas” (capas de paño, algunas joyas,
espadas y sombreros) de tales personajes, para llegar al tablado donde se haría la
proclamación recitando la fórmula lingüística de la Jura81 acompañada por salvas de
escopetas. Luego, en el día del Señor se haría una misa de “gracias” donde los cabildantes y
los otros vecinos importantes estarían en primera fila. Después de rezar vendrían días de
juerga. En los tres días siguientes estaría todo el vecindario de la jurisdicción regocijándose
con las corridas de toros que se harían en la efímera plaza de toros que había hecho cambiar
el tablado por la cerca en madera, el toril y los balcones. Y los últimos 3 días serían las
representaciones teatrales de las comedías acompañas de pólvora, que se debieron realizar
78
Para la cuenta detallada de los materiales, sus precios y otros gastos ver el anexo entre los folios 11r y 12r.
79
A.G.M.S.G., Administración Municipal, Caja 003, AGM 041, ff. 11v-12r.
80
LÓPEZ CANTOS, op. cit., pp. 47-78.
81
Si tenemos en cuenta que las fórmulas lingüísticas eran muy similares y algunas noticias que
poseemos de algunas juras, la fórmula de la Jura en San Gil pudo ser: Castilla, Castilla,
Santa Cruz y San Gil, por Nuestro Rey y Señor Don Carlos Tercero, ¡que viva, que viva!
Ver POLANCO, María Ximena, op. cit., p. 68. Nota 30.
en un improvisado entablado en la misma plaza, donde habría suficiente espacio para una
gran concurrencia. Pero si los días fueron alegres, seguramente las noches también. Durante
ellas no faltarían los bailes de mestizos y de algunos esclavos con música y licores, además
no pudo haber faltado una “ostentosa” cena o fiesta en la casa del alférez real o de algún
vecino pudiente, donde se reuniría lo más selecto de la Villa como la familia Meléndez, los
Otero y Estrada, los Silva, los Plata, los González Noriega y los Bautista de los Reyes, que
como vimos, algunos de ellos estaban emparentados.
Los sucesos que se han tratado de analizar, representan una importancia socio-política y
cultural debido al tiempo y esmero que algunos individuos pusieron en su organización y a
las manifestaciones que se dieron. Después del luto, vendría el júbilo de la Jura, los bailes,
toros y el teatro, cada uno volvería a su parroquia o a su estancia, los cabildantes a sus
oficios, los comerciantes a sus tratos, es decir, la villa de San Gil volvería a su vida
habitual.
Bibliografía
Fuentes primarias
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notariales de diferentes años; Administración Municipal, Cajas 001 a 004; Tribunal Superior, Caja
004.
Fuentes secundarias
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GUERRERO RINCÓN, Amado Antonio, Poder político local: cabildo de Girón, siglo XVIII,
Bucaramanga, UIS, 2001.
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1992.
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diecisiete” (Documento de trabajo No. 140), Lima: IEP, 2004.
OTS CAPDEQUÍ, José María, Manual de historia del derecho español en las indias y del derecho
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Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias. Disponibles en: http//:www.
congreso.gob.pe_ntley_LeyIndiaP.pdf
SCHULTZ, Uwe, La fiesta. Una historia cultural desde la Antigüedad hasta nuestros días, Madrid,
Alianza, 1993.
TOVAR PINZÓN, Hermes, “La fiesta contra el dogma”, en Memoria Revista del Archivo General
de la Nación, Bogotá, Nº 9, 2003, pp. 98-137.
Anexo.
Documentos sobre la Jura de Carlos III en la villa de Santa Cruz y San
Gil de la Nueva Baeza.
Los documentos que a continuación se muestran no hacen una narración ni nos dan noticia
directa de acontecimientos ocurridos durante la Jura de Carlos III San Gil, sólo hacen
referencia a su preparación y posteridad con algunas otras noticias de sucesos que se
relacionaron con tal acontecimiento.
Archivo General Municipal Alcaldía de San Gil, Administración Municipal, Caja 003,
AGM 041. 1760.
En la Villa de Santa Cruz y San Gil. En doce de julio de mil setecientos y sesenta años Nos
el Cabildo Justicia y Regimiento habiéndonos congregado a fin de poner en ejecución lo
mandado en orden al contenido de La Real Cédula y Despacho Superior inserto en el
librado por el Señor Corregidor y Justicia Mayor unánimes y conformes dijimos que siendo
tan justo el que este Cabildo manifieste el verdadero sentimiento que en la [roto] ha
causado la triste noticia de la sensible muerte de Nuestro Católico Rey y Señor que en paz
descanse, debíamos de mandar y mandamos se publique por bando en la forma
acostumbrada el Despacho Superior, para que en su inteligencia cada uno de por si cumpla
con su tenor en orden a los lutos, y por lo tocante a las piadosas demostraciones que de su
parte este Cabildo debe ejecutar en beneficio del ánimo de Su Majestad [roto] (1r) [roto]
con toda la solem[nidad] [roto]illese al Señor Doctor Don J[oseph] Cura y Vicario de esta
Villa para q[ue] [roto] cumpla con las demostracio[nes] correspondientes de dobles de
camp[anas] que su celo le inspire, y para la[roto] se despacharán cartas circulares a to[dos]
[roto] sacerdotes de la jurisdicción para que asistan a ellos que se ejecutarán el día veinte y
cinco del venidero mes de agosto, con vísperas, y así mismo por cuanto asisten la vecindad
de esta Villa en las diferentes parroquias de la Jurisdicción se hará notorio en ellas la
ejecución de dichas honras el día citado para que concurran con su asistencia, y
especialmente se despacharán billetes a todas las persona de primera distinción y que han
obtenido empleos de justicia en este Cabildo para que precisamente asistan como que son
los sujetos que componen república; y para que lo mandado se ejecute con toda la más
posible decencia, autoridad, y seriedad que el caso pide se nombra y elije por diputado para
ello a el Señor Don Gaspar Álvarez Regidor Depositario General de este Cabildo quien
procurará desempeñar el celo y lealtad con que deseamos cumplir nuestra obligación;
arreglándose a la costumbre con que en semejantes casos ha procedido este Cabildo cuyos
costos que hiciere se le reemplazarán de la renta de propios, y en cuanto a la proclamación
del Señor Don Carlos Tercero de Borbón, Nuestro Rey y Señor que Dios Guarde ejecutadas
las honras que se previenen, acordará este Cabildo proveer todo lo necesario para su
ejecución, arreglándose a cuenta con la So (1v) lemnidad que en semejantes casos se ha
acostumbrado y á el ejemplar de lo ejecutado en la proclamación que este Cabildo hizo del
Señor Don Fernando Sexto que en paz descanse, para que nos demos debido cumplimiento
a la Real Cédula y Despacho Superior que tenemos obedecido; Así lo proveímos
mandamos y firmamos por nos y ante nos por defecto de escribano.
Andrés de Silva y Velasco Francisco Suárez Pedro Antonio Plata Gaspar
Álvarez Manuel de Ferreira
Hoy trece de julio Domingo se publicó la Real Cédula y Despacho en esta Villa en la forma
acostumbrada y se libró el billete mandado despachar para el Señor Cura y Vicario de esta
Villa, y juntamente las cartas para todos los Señores Curas y demás eclesiásticos de los
lugares de la jurisdicción como así mismo los billetes de comparendo para los sujetos de
primera distinción de la jurisdicción, y para que conste estar cumplido lo mandado lo
rubricamos y ponemos por diligencia por nos, y ante nos
(2r) (2v vacío)
Habiendo cumplido con el encargo [de] Vuestras Señorías se sirvieron poner a nuestro
cuidado sobre d[ispos]ición de las honras de nuestro Católico Rey y Señor Don Fernando
Sexto que de gloria goce cuya función se ejecutó el día de hoy con la mayor solemnidad. Y
Cuanto hacer es [posible] en oficios de difuntos habiéndose por el día de ayer celebrado
vísperas solemnes. Y hoy concluido la función con la oración fúnebre que predicó el Señor
Doctor Don Joseph Velásquez Subillaga Cura y Vicario de esta Villa habiendo preparado el
túmulo con la mayor magnitud que lo posible [al sitio] y a mi corta disposición fue posible
el que se vistió con trescientas luces que ardieron durante las vísperas, y el día hasta fenecer
la función con los demás adornos que a Vuestras Señorías, fueron presentes, y habiendo
sido el costo de todo el de doscientos cuarenta y nueve pesos seis reales. Suplico á Vuestras
Señorías se me manden satisfacer para cuyo gasto, hago patente la cuenta de él; deseando
que el agrado de Vuestras Señorías queden satisfechos; cuando no de la cortedad de la obra
del afecto y voluntad con que he procurado desempeñar mi encargo. Dios guarde la vida de
Vuestras Señorías muchos años Villa de San Gil y Agosto 25 de 1760
Villa de San Gil y agosto veinte y cinco de mil setecientos y sesenta años vista la
representación hecha por el Señor Depositario General Don Gaspar [Álv]ares [roto] el
[roto] de Señor Don Fernando Sexto que en paz descanse no habiendo [roto] la cuenta que
ha hecho ver a este Cabildo mandamos que luego luego se Satisfaga y pague la cantidad de
los doscientos cuarenta y nueve pesos y seis reales del procedido de propios, dándose á
dicho Señor las gracias de el esmero y lucimiento con que ha desempeñado la obligación de
este Cabildo así lo proveímos mandamos y firmamos.
En la Villa de Santa Cruz y San Gil (4r) [roto] y seis de agosto de [m]il setecientos y
sesenta años los Señores de este ilustre Cabildo Justicia Y Regimiento dijeron [roto] y
[roto] por auto que acordaron [roto] de ayer [roto] se hiciese Cabildo abierto para [c]onferir
y tratar con los vecinos principales de esta Villa so[bre] las disposiciones de Jura y
Proclamación mandada hacer por Real Cédula y Despachos Superiores y que habiendo
[si]do convocados los dichos vecinos por el Portero de este Cabildo y a un mar[ilegible] de
ellos por mi el presente escribano lo que no tubo efecto pues habiéndose mantenido dichos
Señores desde las tres de la tarde hasta ponerse el sol en esta casa de Cabildo no
compareció ninguno por lo que manifestaron no asentir a lo determinado, y siendo precisa
la ejecución de ello, mandaron se provea de oficio lo conveniente, arreglándose a la
costumbre en semejantes casos, y a los ejemplares de la próxima pasada Jura del Señor Rey
Don Fernando y por este auto que firmaron Así lo proveyeron y mandaron
En la Villa de Santa Cruz Y San Gil de la nueva Baeza en veinte y seis de agosto de mil
setecientos y sesenta años los Señores de este Ilustre Cabildo Justicia y Regimiento estando
juntos y congregados en la sala de su ayuntamiento a efecto de tratar y conferir sobre la
proclamación de Nuestro Católico Rey y Señor Don Carlos Tercero (que Dios Guarde) y
habiendo tenido presente todas las circunstancias conducentes a el efecto y celebración de
tan plausible acto, resolvieron los puntos siguientes
Primeramente que el Señor Alférez Real Don Francisco Suárez haga la Jura y
Proclamación de el Señor Don Carlos Tercero de Borbón Rey de España y de las Indias,
precediendo para este acto todas la ceremonia y circunstancias acostumbradas para la
pública aclamación levantando el Real Estandarte en nombre de su Majestad Católica
cuya ejecución se señala y destina para el día Sábado veinte del mes de diciembre próximo
venidero, para cuyo día protesta este Cabildo todas las asistencias correspondientes a la
solemnidad, veneración y grandeza, con que se debe ejecutar
Asimismo resolvieron y determinaron que el domingo siguiente veinte y uno de
dicho mes se celebre en hacimiento de gracias fiesta en la Santa Iglesia de esta Villa (5r) en
toda la solemnidad correspondiente en tales casos
Así mismo resolvieron, que siendo tan precisa la obligación de todos los vasallos de
celebrar con públicos regocijos y demostraciones la referida aclamación, debían mandar y
mandaron se celebren fiestas las que ordenaron en la forma siguiente
Que para el día de la proclamación y demás días de las fiestas se mantengan dos
compañías de soldados de a cuarenta hombres cada una, fuera de los cabos
correspondientes, para lo cual se hará por este Cabildo requerimientos a el Señor Maestre
de Campo Don Miguel Meléndez de Valdés para que asista a el comando de dichas milicias
y para que las manden a su frente se hará el mismo requerimiento a los Señores Capitanes,
Don Pedro Bautista de los Reyes, y Don Pedro de Otero y Estrada
Así mismo se labren tres arrobas de pólvora las cuales se quemarán la misma noche
de la proclamación en la plaza pública estando esta coronada de luminarias y lo mismo
todas las calles de esta Villa
Así mismo de harán tres días de toros que serán el día Lunes veinte y dos, Martes
veinte y tres, y miércoles veinte y cuatro de dicho mes de diciembre, para lo cual se (5v)
cercará la plaza guarneciéndola con su cenefa pintada de suerte que quede con el mayor
lucimiento y decencia posible con sus respectivas puertas y toril y en cada tarde se lidiarán
ocho toros
Así mismo se harán tres comedias las que se representarán en los días veinte y
cinco, veinte y seis, y veinte y siete de dicho mes
Así mismo mandaron que las cosas referidas se hayan de hacer precisamente y por
lo demás confiados en que el amor lealtad y buena fe de sus vasallos procurarán manifestar
el amor de su Rey y Señor natural, con otras públicas demostraciones de gozo y regocijo se
les amplía la facultad y licencia para que hagan todas las invenciones que se celo les
incitase, que para ello antes bien este Cabildo les exhorta y requiere para que con tales
demostraciones hagan patente el gozo y regocijo de la celebración de la proclamación de su
Rey y Señor
Y por cuanto para la ejecución de todo se necesita la convocación y concurrencia de
todos los vecinos estantes y habitantes, así de esta Villa, como de todas las demás
parroquias y lugares de esta jurisdicción ordenaron y mandaron que en todas sea publicado
este Auto, para que en virtud de él (6r) les conste el día asignado para la dicha
proclamación, y que precisa y puntualmente asistan a ella en esta Villa so pena de que
procederá este Cabildo contra los omisos como tuviere por conveniente
Y siendo preciso que la dicha celebración sea a costa de todos los vasallo que
tengan sus posibles respectiva a sus fuerzas se haga la repartición, ordenaron y mandaron
que esta sea en la forma y manera siguiente
Que dicho Señor Alférez Real por lo tocante a sí a su empleo y a la obligación en
que este le constituye, costeará el teatro que ha de servir para la proclamación y en lo
demás que es anexo y correspondiente a tan serio y suntuosos acto, quedan satisfechos que
desempeñará la obligación con el lucimiento ostentación y grandeza que corresponde, y sus
realzadas prendas aseguran, en una materia del servicio de su Majestad que Dios guarde
Así mismo ordenaron y mandaron que las tres arrobas de pólvora que se mandan
quemar en los fuegos de la noche de la proclamación estas las den el vecindario de la
parroquia del Socorro cuyo costo se ha regulado en doscientos y veinte y cinco pesos los
cuales hará exigir el Señor Alcalde Ordinario Don Pedro Antonio Plata de aquellos vecinos
con más cincuenta pesos para ayuda de costos (6v) que dejan de la distribución y
repartimiento de ellos a su prudente conducto para que respectivos sus posibles cada uno
contribuya lo que se le repartiere, y dicha cantidad la pondrá a consignación de persona
que a su satisfacción diputará para que corra con dichos fuegos hasta que se verifique su
consumo y destino, y así mismo dicho Señor Alcalde dispondrá que por lo respectivo a el
Valle y Páramo concurran aquellos vecinos con una comedia, y cuarenta pesos que se
aplican para los gastos indispensables del adorno de plaza, teatro, luminarias, y demás
cosas precisas, y juntamente alistará veinte persona de la mejor disposición y decencia que
vengan como soldados a marchar debajo de las órdenes de los oficiales militares que los
han de mandar, los que vendrán prevenidos de sus escopetas y una libra de pólvora
Así mismo ordenaron y mandaron que los vecinos de la viceparroquia de Zapatoca
contribuyan con cien pesos y diez soldados en la misma conformidad que se piden los
antecedentes del Socorro
Así mismo ordenaron y mandaron que la parroquia de San Lorenzo de Barichara
concurra su vecindario con sesenta pesos, diez soldados en la misma conformidad que los
antecedentes dichos, y una comedia
Así mismo ordenaron y mandaron (7r) que los vecinos de la parroquia de Monguí
concurran con un día de toros que se componga de ocho toros, y diez soldados en la misma
conformidad que se piden las antecedentes
Así mismo ordenaron y mandaron que los vecinos de la parroquia de San Miguel de
Oiba concurran con un día de toros que se componga de otros ocho toros, y diez soldados
en la misma conformidad que se piden los antecedentes
Así mismo ordenaron y mandaron que los vecinos de la parroquia de Simacota
concurran con una día de todos que se componga de ocho toros, y diez soldados en la
misma conformidad que se piden los antecedentes
Así mismo ordenaron y mandaron que los vecinos de esta Villa concurran con cien
pesos, una comedia, y diez soldados en la misma conformidad que se pide en los
antecedentes
Y por cuanto para la disposición de la plaza, teatro de comedias y demás cosas
anexas y correspondientes a las disposiciones dadas se han nombrado y diputado a Don
Juan Tromera, y Don Juan Henríquez para que corran con dicha disposición mediante ser
personas de la satisfacción y confianza de este Cabildo y en quien tiene librado el
desempeño de este encargo se le entregaron a los expresados cuatrocientos pe (7v) sos que
componen las cantidades que exigen esta Villa, la parroquia del Socorro y la viceparroquia
de Zapatoca y Parroquia de Barichara
Y para que tenga cumplido efecto todo lo mandado ordenaron que se libren
despachos para los jueces de los partidos mencionados con inserción de este auto para que
cada uno por su parte haga cumplir lo respectivo a su distrito y residencia tan eficaz y
puntualmente que por ningún pretexto consienta que ninguna persona de ningún estado
calidad o condición que sea ponga en ello, estorbo ni embarazo, y si alguno lo pusiere o
fuere omiso en cumplir con lo que se le mandare o repartiere, pasará luego luego a prisión
de su persona y embargo de sus bienes remitiendo la persona con toda guardia y custodia a
este Cabildo para proceder contra ellos como hubiere lugar por ignobedientes y sediciosos,
que para todo se le confiere la comisión necesaria
Y para que no se siga embarazo en la equivocación de los días en que deban lidiarse
los toros y representarse las comedias, se declara que el primer día de toros que es el día
veinte y dos, pertenece a la parroquia de Monguí, el segundo que es el Martes veinte y tres
pertenece a la parroquia de Sima (8r) cota, y el tercero que es el Miércoles veinte y cuatro,
pertenece a la parroquia de Oiba
Y así mismo las tres comedias, la primera que es el día veinte y cinco pertenece a
esta Villa, la segunda que es el día veinte y seis pertenece a la parroquia de Barichara, y la
tercera que es el día veinte y siete, pertenece a el partido del Valle; así lo proveyeron
mandaron y firmaron en este papel sin perjuicio de el interese Real
Andrés de Silva y Velasco Pedro Antonio Plata Francisco Suárez Gaspar Álvarez
Manuel de Ferreira Ante mí Nicolás de Luque Obregón Escribano público del número
(8v)
El Cabildo Justicia y Regimiento de la Villa de Santa Cruz y San Gil de la Nueva Baeza y
su jurisdicción Por su Majestad hace saber, a el Señor Doctor Don Luis de Guzmán y
Monasterio, examinador sinodal de este arzobispado Cura Vicario y juez eclesiástico de la
parroquia de Nuestra, Señora del Socorro de Nuestra jurisdicción como en cumplimiento
de Nuestra obligación y en observación de una Real Cédula despachada en el buen retiro en
cinco de septiembre del año pasado de mil setecientos cincuenta y nueve; y del superior
orden del excelentísimo Señor Virrey y para su más puntual cumplimiento su fecha en
Santa Fe a quince de abril de este presente año, en que se manda a este Cabildo ejecutar la
pública aclamación de Nuestro Católico Rey y Señor Don Carlos Tercero que Dios guarde
y habiendo asignado para el día de la Jura el veinte del corriente y dispuesto todas las cosas
correspondientes a la solemnidad y circunstancias de tan serio y plausible acto; siendo una
de ellas, y la más principal, la concurrencia de todos los vecinos que por derecho natural
deben comparecer presentes manifestando su lealtad y amor a su Señor natural y por cuanto
estamos (9r) convencidos que los vecinos [ilegible] pa [ilegible] han tomado por pretesto
para excusarse a tan justo comparendo, ser el tiempo (?) en que celebran las fiestas de la
soberana Señora del Socorro titular patrona de esa parroquia, que no, obstante ser esta
celebración el día veinte y seis del corriente; y el veinte la pública aclamación cuya
anticipación pudiera dar [ilegible] a todo todavía sirve de embarazo porque protextando las
disposiciones de esas fiestas dan por ocupados los días que median de antecedente con
otros embarazos e inconsecuencias, que ha reflexionado este Cabildo, por lo que ha tenido
por bien ocurrir a vuestra merced a quien de parte del Rey Nuestro Señor exhortamos y
requerimos y de la nuestra rogamos y encargamos se sirva de transferir la festividad de
Nuestra Señora del Socorro y las más que se acostumbran seguir en esa Santa Iglesia hasta
pasado el año nuevo en cuyo tiempo habrán fenecido las fiestas reales de la Jura en esta
Villa, y sin perjuicio de ellas podrán seguir las de esa parroquia en las que ejecutadas antes,
se nos ofrece el reparo de la gran concurrencia de ese lugar y que durante las fiestas reales
se hace precisa la asistencia de la justicia en esta y por consecuente la falta de ella en esa
parroquia por cuyo defecto (9v) se hace preciso en ella varios desórdenes, irreparables, y
otras ofensas en deservicio de Dios Nuestro Señor en cuyo caso tenemos proveída la
providencia correspondiente privando se hagan fiestas de toros y comedias y otras de plaza
hasta pasado el año nuevo; y bien entendidos de que la prudente conducta de vuestra
merced con reflexión, a lo grave y serio de esta materia y hacer servicio del Rey Nuestro
Señor, imprimirá en la lealtad de vuestra merced y una pronta condescendencia a nuestro
ruego tenemos por tan segura la ejecución como puede vuestra merced tener la
correspondiente en cuanto sea de su agrado ocupar este Cabildo que protestamos hacer a
vista de sus justas letras, Villa de San Gil y diciembre trece de mil setecientos y sesenta
años.
Andrés de Silva y Velasco. Pedro Antonio Plata. Francisco Suárez. Gaspar Álvarez.
Manuel Ferreira. Juan de Dios de los Reyes.
Es copia de su original que por los señores se mando sacar y acumular a los autos en cuyo
testimonio así lo certifico y firmo en dicho día mes y año de su fecha
Nicolás de Luque Obregón Escribano público del Número (10r) (10v vacío)
Apunte cuanta, y razón que yo Don Juan Tromera, hago con toda legalidad de lo que se ha
gastado, en el adorno de la plaza que los señores del ilustre Cabildo pusieron a mí cuidado
para la celebración de las fiestas de Nuestro Católico Rey y Señor (que Dios guarde) y es
como se sigue
Importa, la presente cuanta trescientos cuarenta y dos pesos siete reales según de ella
parece, hecha su relación por menor salvo yerro de suma
Por lo que mira al costo de sebo y escudillas el Señor Depositario General Don Gaspar
Álvarez, sabrá, su costo
En mi poder, están las arañas, los gallardetes, toneletes chaleques, y monteras, los achones,
el cielo del tablado, unos lazos, unas escudillas que sobraron
En poder, de Don Andrés de Silva están los lienzos que cercaron la plaza, que componen,
seiscientas noventa y cuatro varas
En casa, del Señor Alguacil Mayor están las puertas y el tablado y los remates de las
puertas (12r) y los palos largos que son 16 varas
Doy esta razón a los señores, del ilustre Cabildo para, que dispongan lo que, gustaren, de
ello, quedando yo pronto para, servirles en cuanto me ocuparen y pidiendo a Dios les
guarde muchos años Villa de San Gil y enero uno de 761 años
Juan Tromera
Vista la cuenta que Don Juan Tromera manifiesta de los gastos hechos en la cerca y adorno
de plaza y demás cosas concernientes a el encargo de todo lo que el Cabildo puso a su
cuidado para la celebración de la Jura de Nuestro Católico Rey y Señor Don Carlos Tercero
que Dios guarde se aprueba dicha cuenta; y se le dan las gracias por el desempeño con que
ha cumplido dicho encargo, cuyo lucimiento ha sido tan público como el celo y desinterés
con que ha procedido. Quedando siempre este Cabildo pronto a la correspondencia en
cuanto deba y pueda atenderle y para que se le enteren de las cantidades que constan de las
partidas de su cuenta y su total de trescientos cuarenta y dos pesos siete reales se formará
cuenta de las cantidades que se han recogido y hará monto de todo y para ello dará razón el
Depositario General del costo del sebo y candilejas para las luminarias y alumbrar al teatro
de las comedias, y en vista de dicha cuenta se (12v) dará la providencia correspondiente y
por este auto que firmamos así lo proveímos y mandamos en esta sala de nuestro
ayuntamiento en tres de enero de mil setecientos sesenta y un años
Francisco Suárez. Juan Bernardo Plata. Manuel Ferreira. Bartolomé Matías de Buenaora.
Gaspar Álvarez.
Ante mí Nicolás de Luque Obregón Escribano público del número
Villa de San Gil y enero tres de mil setecientos sesenta y uno razón de las cantidades
remitidas a este Cabildo por el repartimiento hecho para la Jura del Señor Don Carlos que
Dios guarde que son las siguientes
En esta Villa se repartieron ciento y cincuenta pesos y sólo se recogieron noventa y dos
A la parroquia de Zapatoca se le repartieron cien pesos y sólo mandó el Alcalde de aquel
partido cincuenta pesos y cuatro reales
A la parroquia de Barichara se le repartieron sesenta pesos y mandó, cincuenta y cuatro
pesos
Al partido del Páramo se le repartieron cuarenta pesos los cuales dieron 236 pesos, 4 reales
A la parroquia del Socorro se le repartieron cincuenta pesos y dieron cuarenta y tres. Los
cuales se consumieron en doce arrobas de sebo que se compraron para las luminarias y
teatro de comedias de las seis que se hicieron cuatrocientas candileras y doce candiles
grandes para el tablado lo que corrió por mano del Depositario General por encargo de Don
Juan Tromera y dio por razón costo las doce arrobas de sebo a tres pesos treinta y seis pesos
las candilejas y candiles siete pesos. Un poco de sal que también (13r) se le pidió por el
dicho; doce reales de dos mulas y el peón que trajeron lo dicho a esta Villa, doce reales;
que todo importó cuarenta y seis pesos; habiendo suplido dicho Depositario tres pesos más,
con el costo de leña y peones que hubo para derretir y colar dicho sebo de cuya demasía no
hacía cargo. Y para que conste según lo mandado formó la presente cuenta y razón que se
pide y lo firme
En la Villa de Santa Cruz y San Gil en tres de enero de mil setecientos y sesenta y un año
los señores de este ilustre Cabildo Justicia y Regimiento dijeron que en atención a que el
costo de las fiestas alcanza a trescientos cuarenta y dos pesos siete reales y que de lo
líquido existen sólo se hallan doscientos treinta y seis pesos cuatro reales, y que para el
cargo de los trescientos cuarenta y dos pesos y siete reales de la cuenta presentada por Don
Juan Tromera; faltan para su entero ciento y seis pesos y tres reales mandaron que para
cubrir este alcance se le entreguen a Don Juan Tromera noventa y siete pesos que
produjeron los toros muertos que se vendieron, y los nueve pesos tres reales que faltan para
el ajuste se pague de la caja de propios y que esta cuenta y autos se agreguen a los obrados
sobre la providencia de Jura y demás que en esta razón hubiere y lo firmaron
Francisco Suárez. Juan Bernardo Plata. Gaspar Álvarez. Bartolomé Matías de Buenaora.
Ante mí Nicolás de Luque Obregón Escribano público del número (13v)