REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL
LIBERTADOR
INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL
DEL MAGISTERIO
SEDE GUATIRE GRUPO 1 EDUCACIÒN INICIAL
COMPROBACIÓN DE LECTURA
Estudiante: Yeiny Pimentel
CI:15403814
Asignatura:
Pensamiento pedagógico y Psicológico
Docente: Avelardo Sanchez
Guatire, 06 de septiembre de 2021
Responder los planteamientos siguientes:
1. ¿Qué es la Filosofía de la Educación y qué importancia tiene para Pedagogía?
La Filosofía de la Educación, campo muy trabajado y tal vez no reconocido en ciertos
círculos de la academia; demuestra que tiene pleno derecho como disciplina filosófica,
gracias a los abordajes que en esta obra se exponen. La Filosofía de la Educación pregunta
sobre el qué, el cómo y el para qué de la educación y, Filosofía de la Educación. Identifica
dos tendencias: una que reconoce la necesidad de la Filosofía de la Educación para
acompañar y aportar elementos críticos a la reflexión sobre la educación; otra que ha
subvalorado la necesidad de aplicar el conocimiento filosófico al campo de la educación,
por ejemplo, excluyéndola como materia de estudio en los programas educativos.
En el marco de un contexto que pretenda ser formativo, una educación sin Filosofía
sería miope, y la Filosofía de la Educación que no tuviera como referente principal incidir
positivamente en las prácticas educativas concretas resultaría estéril.
2. ¿Por qué es indispensable no abandonar la reflexión filosófica sobre la
educación? ¿Cómo ayuda a la práctica docente la reflexión filosófica de su profesión?
El papel insustituible de la reflexión filosófica en el conjunto de la vida humana y, de
modo particular, en una de las labores más necesarias, de mayor responsabilidad y también
más bellas– a las que puede dedicarse un ser humano: la tarea de educar.
Los educadores han de realizar su labor con una perspectiva amplia, que sin atender
exclusivamente a los requerimientos urgentes del presente inmediato, tenga en cuenta las
consecuencias de sus acciones a medio y largo plazo. Se precisa una visión que conecte el
esfuerzo diario con el empeño por construir un futuro mejor para cada uno de los alumnos y
para la sociedad en su conjunto. Por eso, si los profesores no cultivaran una actitud
filosófica, su trabajo correría el peligro de astillarse en un caleidoscopio de prácticas y
técnicas erráticas, sin sentido de la orientación. Y si los filósofos de la educación no se
plantean en sus reflexiones los problemas educativos prácticos, reales, no verán fructificar
nunca su especulación.
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Es necesario e indispensable no abandonar la reflexión filosófica sobre la educación, ya
que esta perspectiva teórica de analizar dicha forma de actividad social de los individuos
puede y debe contribuir al perfeccionamiento tanto de su armazón teórica como de su
accionar práctico
3. ¿Cómo es que el estudio filosófico de la actividad educativa puede contribuir al
perfeccionamiento de esta última es a través de los fundamentos cosmovisivos y
gnoseológicos que a ella corresponden?
El modo peculiar en que el estudio filosófico de la actividad educativa así vista puede
contribuir al perfeccionamiento de esta última, es a través de los fundamentos
cosmovisivos. Por fundamentos cosmovisivos de la actividad educativa entendemos
aquellas bases conceptuales teórico-metodológicas que están presentes y atraviesan todo
este proceso. Entre ellos se encuentran:
• El principio de la práctica.
• El principio del desarrollo.
• El principio de la contradicción.
• La correlación del sujeto y el objeto en la actividad educativa.
• El valor y la valoración en el proceso docente.
Por otro lado, los fundamentos gnoseológicos de la actividad educativa se refieren a
aquellas regularidades esenciales a través de las cuales transcurre el proceso de
conocimiento de la realidad en la conciencia del sujeto y que se encuentran presentes y
actuantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Entre sus componentes principales se
encuentran:
• El principio del reflejo activo y creador a través de la práctica en la enseñanza.
• Lo sensorial y lo racional en la formación de conocimientos, habilidades y valores.
• Lo empírico y lo teórico en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
• La verdad en la educación.
• La interrelación ciencia-docencia.
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4. ¿Por qué el estudio filosófico de la educación puede contribuir a su
perfeccionamiento a través de los fundamentos lógicos y sociológicos que a ella
corresponden?
Refiriéndonos a los fundamentos lógicos de la actividad educativa, consideramos que
los mismos permiten delimitar aquellas leyes y formas mediante las cuales opera y se
estructura el pensamiento humano a lo largo del proceso docente. Entre los mismos pueden
destacarse:
• La naturaleza categorial del pensamiento y su modelación consciente.
• El ascenso de lo abstracto a lo concreto en la organización, argumentación y
exposición pedagógica.
• Lo histórico y lo lógico en la actividad docente.
• La formación de la capacidad de demostración en la educación.
• Las formas lógicas de estructuración del saber científico y la educación investigativa.
La importancia de tal tipo de fundamento filosófico de la educación puede apreciarse
claramente por ejemplo mediante la significación de la demostración, entendida como la
capacidad de asumir conscientemente una posición, explicación o actitud, sobre la base de
comprender y argumentar consecuentemente la misma. A partir de ello emerge toda la
trascendencia de reconocer y llevar a la práctica la exigencia de que la enseñanza debe
atender, más que a la descripción y la transmisión acrítica de información, a la
demostración teórica y práctica de los contenidos; que el aprendizaje auténtico incluye ante
todo aprender a demostrar; la necesidad de instrumentar un sistema de actividades docentes
que viabilicen e implementen la formación de la capacidad de demostración; la importancia
de la creación de un clima propicio de libertad y respeto que facilite y estimule esta labor;
así como que la evaluación debe tomar en consideración la realización de la capacidad de
demostración por el estudiante como un elemento central.
Por último, los fundamentos sociológicos de la actividad educativa se encuentran
referidos en el plano filosófico a aquellos presupuestos más generales que enmarcan a lo
educativo como un fenómeno humano y social, en tanto actividad direccionada a
fundamentar y potenciar la esencia del ser humano y la correspondencia con su existencia,
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a lo cual contribuye decididamente la educación. Así, ocupan un lugar de primer orden
entre tales fundamentos los siguientes:
• Los fines de la educación y la sociedad.
• Economía y educación.
• El enfoque clasista en la actividad pedagógica.
• El partidismo político y la cientificidad en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
• La ética y la actividad educativa.
• La educación como instrumento de hegemonía.
• La interrelación entre educación, desenajenación y cultura.
Aunque nos hemos centrado fundamentalmente en mostrar la validez y operatividad de
los fundamentos filosóficos de la educación en la actividad directa del maestro en su sala de
aulas, ello no excluye su relevante papel y presencia en los procesos de gestión de esta
compleja actividad, o para otros de los sujetos que toman parte del variado y multifacético
proceso de educar.
La contribución de la filosofía al perfeccionamiento de la educación
Del libro titulado "Voces de la Filosofía de la Educación" se ubicarán en la página
291 y leerán el trabajo denominado: "La contribución de la filosofía al
perfeccionamiento de la educación: los fundamentos filosóficos de la educación", de
Gerardo Ramos Serpa. Extraigan ideas principales y elaboren un resumen;
formúlense preguntas para la socialización.
En el panorama de la práctica educacional y de los estudios sobre ella en la actualidad
se muestran dos tendencias contradictorias referidas al lugar y papel de la filosofía en la
educación, basadas en presupuestos epistemológicos y socio-clasistas (conscientes o no).
Una, que subvalora, minimiza, tergiversa y trata de quitarle espacio a la presencia y función
de la filosofía en la esfera educacional. La misma se expresa en planteamientos, propuestas
y en ocasiones lamentablemente en realizaciones también, sobre la irrelevancia práctica del
saber filosófico para la educación, la no necesidad de enseñar la filosofía y su exclusión de
las materias en los sistemas educacionales, su constreñimiento sólo a los especialistas o
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esferas que tienen que ver directamente con las humanidades, la pérdida de tiempo que
supondría estudiarlas.
Por otro lado, se encuentran posiciones referidas a la relevancia y necesidad de
continuar acudiendo al conocimiento filosófico para comprender de mejor manera el
mundo actual con sus contradicciones, riesgos y tendencias, sobre todo direccionado a
orientar una mejor y más adecuada transformación y mejora de la sociedad y del ser
humano, parte inalienable de lo cual debe ser considerada la educación.
No obstante, también la presencia y uso inadecuado e ineficaz de la filosofía en la
educación por parte de algunos “especialistas” ha dado motivos para su subvaloración y
rechazo. En la base de ello se encuentra la comprensión misma que se tenga de la filosofía
como rama del saber, sus funciones y aporte teórico- instrumental a la actividad humana en
general y a la actividad educacional en particular. La relevancia de la filosofía en la
actualidad ha sido subrayada de diversas formas. Unido a ello, de igual forma la educación
se reconoce cada vez más como un pilar del desarrollo y una prioridad insoslayable para las
personas y gobiernos.
Aquí, una problemática recurrente ha sido la referida a la propia enseñanza de la
filosofía. De este modo, en el marco específico de la educación, la llamada filosofía de la
educación debe ser tomada en consideración para comprender mejor y perfeccionar la
educación, como parte del científico que ofrece cualquier esfera de la actividad humana
para su mejora. Nadie se cuestiona la necesidad y pertinencia de tomar en consideración los
conocimientos físicos o económicos como parte del cuadro científico del mundo actual para
encauzar de modo más adecuado la actividad ingenieril o productiva; no obstante, no
siempre se reconoce y se emplea adecuadamente el instrumental teórico y metodológico
que la filosofía puede ofrecer para la mejora de la vida del ser humano en el campo de la
educación.
Para algunos: “La filosofía de la educación parece estar experimentando una
marginalización creciente hoy.... El dilema central que enfrenta este campo es encontrar la
forma de ser tanto académicamente buena como importante para los practicantes...” (Bredo,
2002, 263), mientras que otros aseveran que: “Hoy por hoy la filosofía de la educación
goza de reconocimiento mundial, lo que no excluye que exista un fuerte debate en torno a
esta disciplina teórica” (Chávez, 2003, 7).
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En el contexto de este debate consideramos que es necesario e indispensable no
abandonar la reflexión filosófica sobre la educación, ya que esta perspectiva teórica de
analizar dicha forma de actividad social de los individuos puede y debe contribuir al
perfeccionamiento tanto de su armazón teórica como de su accionar práctico Esta
comprensión de los fundamentos filosóficos de la educación posee varios presupuestos
teórico-metodológicos de partida. El primero de los mismos se refiere a cómo entender a la
filosofía misma.
Como se conoce, diversas son las maneras de entender la especificidad de este tipo de
saber. Para unos, el mismo es concebido como teoría sobre el ser en general, o sobre el
conocimiento y su proceso, o sobre el pensamiento y sus formas, o sobre la sociedad y el
hombre, o sobre la conducta moral del individuo, o sobre la belleza y sus modos de
existencia. En nuestro criterio, la naturaleza del conocimiento filosófico puede ser
adecuadamente entendida a partir de comprender a la misma como una teoría universal de
la actividad humana, esto es, como una disciplina científica que estudia las regularidades
esenciales universales de la activa interrelación tanto material e ideal como objetiva y
subjetiva del ser humano con el mundo natural y social.