Estudio para El Fortalecimiento de La Infraestructura Sanitaria de Santa Marta para Los Requerimientos Proyectados en Los Próximos 50 Años
Estudio para El Fortalecimiento de La Infraestructura Sanitaria de Santa Marta para Los Requerimientos Proyectados en Los Próximos 50 Años
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Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental
Centro de Investigaciones en Acueductos y Alcantarillados-CIACUA
PRODUCTO II.1
Evaluación antropológica
Bogotá, Colombia
Noviembre de 2014
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TABLA DE CONTENIDO
1 INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................... 1
1.1 ANTECEDENTES .............................................................................................................. 1
1.2 OBJETIVOS ....................................................................................................................... 3
1.2.1 OBJETIVO GENERAL .............................................................................................. 3
1.2.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS ...................................................................................... 3
1.3 CONTENIDO DEL INFORME .......................................................................................... 4
1.4 EQUIPO DE TRABAJO ..................................................................................................... 4
1.5 LOCALIZACIÓN Y EXTENSIÓN DEL ÁREA ............................................................... 6
2 PRESENTACIÓN ....................................................................................................................... 8
3 EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO DE LA SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA.... 9
3.1 LA CULTURA ARQUEOLÓGICA TAIRONA ................................................................ 9
3.2 MARCO JURÍDICO SOBRE PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN COLOMBIA .... 11
3.3 PUEBLOS INDÍGENAS Y VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS: LEGISLACIÓN Y
PRECEDENTES ........................................................................................................................... 14
4 GEOGRAFÍA CULTURAL DE LOS RÍOS EN LA SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA
16
4.1 EL POBLAMIENTO VERTICAL DE LA SIERRA NEVADA ...................................... 16
4.2 LOS RÍOS Y EL AGUA EN LA SOCIEDAD INDÍGENA DE LA SIERRA NEVADA
DE SANTA MARTA .................................................................................................................... 19
4.3 LA LÍNEA NEGRA .......................................................................................................... 21
4.4 EL ‗CORDÓN AMBIENTAL Y TRADICIONAL‘ ......................................................... 24
5 IMPLICACIONES SOCIO-CULTURALES Y POLÍTICAS DEL DESARROLLO DE
PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA SANITARIA................................................................ 26
5.1 INICIATIVAS DE DESARROLLO Y PUEBLOS INDÍGENAS: LEGISLACIÓN
COLOMBIANA ............................................................................................................................ 26
5.1.1 DESARROLLO Y PUEBLOS INDÍGENAS ........................................................... 26
5.1.2 DESARROLLO Y PUEBLOS INDIGENAS: LEGISLACIÓN ............................... 27
5.2 LA CONSULTA PREVIA ................................................................................................ 30
5.3 ANTECEDENTES: EL CASO DE LA REPRESA EL CERCADO, RÍO RANCHERÍA 34
6 RECOMENDACIONES PARA EL PROYECTO DE INFRAESTRUCTURA SANITARIA 39
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1 INTRODUCCIÓN
De la misma manera, es importante realizar una evaluación de las restricciones ambientales. Por lo
tanto, es necesario establecer las zonas de reserva forestal de la Sierra Nevada de Santa Marta, las
zonas sagradas para las comunidades indígenas que habitan en el área y las zonas de importancia
arqueológica y cultural.
1.1 ANTECEDENTES
En el año de 1981 la Empresa de Obras Sanitarias de Santa Marta – EMPOMARTA abrió un
Concurso de Méritos para realizar los Estudios de Factibilidad y Diseño con miras a la ampliación y
el mejoramiento de los sistemas de acueducto y alcantarillado de la ciudad, que se consolidara en el
Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado de Santa Marta. El concurso definió a la firma Agustín
Calderón Serrada como responsable, y los estudios definitivos quedaron concluidos en el año 1988.
Estos estudios fueron entregados en dos informes parciales, consecutivos en 1986 y 1988. En los
informes se evalúan diferentes fuentes de abastecimiento de agua cruda para la ciudad, a saber: Río
Frío, Río Magdalena, Río Guachaca, Río Mendihuaca, Río Piedras, Río Manzanares, Río Gaira, Río
Buritaca, Río Don Diego y plantas desalinizadoras.
Dentro del Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado de Santa Marta, hasta el año 2003 se
estableció el abastecimiento de la ciudad mediante el aprovechamiento del Río Manzanares, el Río
Piedras y los acuíferos Cundí y Tamacá, dejando prevista una ampliación al sistema de
abastecimiento en el año 2018, considerando el Río Frío como una posible fuente dadas las
facilidades logísticas de esta captación.
Algunos estudios han sido realizados con participación de la Universidad de los Andes, en materia
de la recarga artificial de los acuíferos que abastecen la ciudad, a saber:
- Estudio de calidad del agua del acuífero de Santa Marta. (1993). Universidad de los Andes,
Colciencias, IDRC-CIID, FINDETER S.A. y Jacques Whitford Environment.
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- Informe preliminar del diseño hidráulico de las estructuras de represamiento para el sistema
de recarga artificial del acuífero de Santa Marta. (1993). Universidad de los Andes,
Colciencias, CIID-CANADA, FINDETER S.A. y Jacques Whitford Environment.
- Informe hidrológico para el diseño de las estructuras de recarga artificial del acuífero de
Santa Marta. (1993). Universidad de los Andes, Colciencias, CIID-CANADA, FINDETER
S.A. y Jacques Whitford Environment.
Por otra parte, es importante resaltar que la cobertura de la red de distribución de agua potable
aumentó considerablemente en la última década, en la que pasó de estar en un 49.5% a un 79%. Sin
embargo, aún falta más trabajo para llegar al mínimo establecido en un 85.5%.
La ciudad es abastecida principalmente por el Río Manzanares, el Río Gaira y el Río Piedras. Los
Ríos Manzanares y Piedras nacen en la Estrella de San Lorenzo, por lo cual su longitud es
relativamente corta y su cuenca aferente es un área pequeña. El Río Piedras se encuentra en el lado
occidental del sistema montañoso de la Sierra Nevada de Santa Marta en donde los vientos alisios
del norte inciden directamente (especialmente en la época entre Diciembre y Mayo) lo cual genera
un fenómeno de efecto de sombra de montaña que a su vez genera condiciones climáticas muy
secas. El Río Gaira posee condiciones similares y en buena parte del año no da abasto para suplir
los requerimientos de agua de la captación.
La ciudad también es abastecida por el acuífero Santa Marta, el cual se ubica principalmente bajo el
núcleo poblado de la ciudad. Actualmente se encuentran en operación 19 pozos de bombeo
operados por METROAGUA S.A. E.S.P., y una cantidad no contabilizada de pozos artesanales que
operan en la zona sin control alguno por parte de las entidades competentes. Uno de los problemas
más representativos es la sostenibilidad del acuífero, la recarga natural no se está llevando a cabo
adecuadamente ya que en los sitios de recarga, a causa de las invasiones ilegales que han cambiado
el uso del suelo y han impedido la filtración del agua superficial.
En la actualidad la ciudad de Santa Marta cuenta con dos plantas de tratamiento de agua potable. La
primera es la PTAP de Mamatoco la cual abastece a un 45% de la ciudad, teniendo en cuenta que la
ciudad incluye dos sistemas de distribución, en condiciones de verano normal, Mamatoco produce
500 L/s, El Roble 300 L/s y los pozos profundos 300 L/s. Actualmente la PTAP de Mamatoco está
funcionando aproximadamente a un 20% de su capacidad total debido a que los cuerpos de agua
abastecedores no son suficientes para llegar a un funcionamiento a capacidad completa. La segunda
es la Planta de El Roble, la cual se alimenta de las aguas del Río Gaira, el cual no provee agua
suficiente para que ésta funcione al 100% de su capacidad.
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La red de distribución de agua potable de la ciudad, posee aproximadamente 84000 usuarios legales
y 25000 ilegales; estos últimos suplen sus requerimientos de agua tomando el recurso de forma
ilegal. Los estudios realizados por parte de Triple A (1998) y Consultores del Desarrollo (2001)
determinan que la infraestructura de Santa Marta no tiene la capacidad para sostener 700000
personas, población estimada para el año 2022, aproximadamente.
Teniendo en cuenta esta problemática se celebró el contrato entre el Patrimonio Autónomo Fondo
de Pre-Inversión de FINDETER S.A y la Universidad de los Andes con el objetivo realizar los
estudios para el fortalecimiento de la infraestructura sanitaria de Santa Marta para los próximos 50
años. Esto con el fin de suplir las necesidades sanitarias tanto de la ciudad de Santa Marta, como las
poblaciones de Taganga, Bonda y El Rodadero, proyectadas a mediano y largo plazo, incluyendo el
perímetro urbano y las zonas de expansión de la ciudad, según el Plan de Ordenamiento Territorial.
En consecuencia, se firmaron el acta de inicio del proyecto y el contrato el 8 de mayo del 2014.
Ahora bien, la interventoría del contrato es ejercida por METROAGUA S.A. E.S.P. empresa
prestadora del servicio de acueducto y alcantarillado en la ciudad de Santa Marta, mientras que la
supervisión administrativa, financiera, contable, jurídica y técnica está a cargo de FINDETER S.A.
Dentro del marco de este proyecto, se dispuso de la entrega de este segundo informe de producto,
en cual se presentarán los resultados de la estimación de las necesidades sanitarias que tendrá la
ciudad de Santa Marta y las poblaciones de Taganga, Bonda y El Rodadero para un periodo que
inicia en el año 2014 y termina en el año 2064.
1.2 OBJETIVOS
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- Revisión de material etnológico sobre la geografía social y cultural de las cuencas de los
ríos entre los grupos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Capítulo 2: Descripción del Patrimonio Arqueológico de la Sierra Nevada de Santa Marta a partir
del estudio de la cultura arqueológica Tairona, el marco jurídico sobre el patrimonio arqueológico
en Colombia, la legislación y precedentes de los pueblos indígenas y vestigios arqueológicos
Capítulo 3: Análisis de la geografía cultural de los ríos en la Sierra Nevada de Santa Marta
teniendo en cuenta el poblamiento vertical de la Sierra Nevada, los ríos y el agua en la sociedad
indígena de la zona, los sitios sagrados involucrados en lo que se denomina como la Línea Negra y
el Cordón Ambiental y Tradicional.
Capítulo 5: Recomendaciones para el proyecto de infraestructura sanitarias, las cuales tiene que ver
con el patrimonio arqueológico, la construcción de legitimidad social, la localización de las
intervenciones y el desarrollo del proyecto.
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para todas las áreas conformado por los monitores de investigación, y un personal de apoyo
administrativo.
Presidente
Luis Fernando Arboleda González
Vicepresidente Técnica
Flor Haidee Álvarez Torres
Gerente General
Johanna Segrera Mercado:
Gerente Técnica
Margarita Jaramillo
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Profesor de Cátedra
Carlos Molano C
Profesores Asociados
Margarita R. Serje
Jorge A. Tovar
Profesor Instructor
Diego Alejandro Páez
Investigadores Asociados
Gustavo Hernández.
Alcides Huguett G.
Cesar Mauricio Jurado
Asistentes de investigación
Gonzalo Cifuentes
Laura Natalia Cotes
Natalia Duque Villarreal
Laura Lunita López
Alejandra Martínez
Laura Siabatto Beltrán
Personal Administrativo
Aida L. Sabogal
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COORDENADAS
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2 PRESENTACIÓN
La Sierra Nevada de Santa Marta es una estrella fluvial donde nacen 27 ríos principales entre los
que se cuentan los que tienen interés para el proyecto ‗Infraestructura sanitaria para el distrito de
Santa Marta‘: el Palomino, Don Diego, Buritaca, Guachaca, y Piedras en la vertiente norte y los ríos
Córdoba, Frío y Sevilla en la vertiente occidental. De los recursos hídricos del macizo depende una
población de alrededor de 1.5 millones de personas así como las actividades productivas
agroindustriales, minera, portuarias y turísticas de la región Caribe en la margen derecha del Río
Magdalena. Y de ellos depende la supervivencia física y sociocultural de cuatro pueblos indígenas.
Este documento presenta una serie de consideraciones sobre la dimensión social y cultural de
importancia para el desarrollo de este proyecto, que tiene como uno de sus objetivos la
identificación del potencial de recurso hídrico en los ríos de la Sierra Nevada de Santa Marta.
A quienes hemos trabajado en el campo del desarrollo, la experiencia nos ha mostrado que quizás
los retos más importantes y los problemas más difíciles de resolver que se presentan a cualquier
programa o proyecto son los que se relacionan con su dimensión social: con la complejidad de los
procesos económicos, culturales, políticos por los que atraviesan los grupos involucrados como
resultado de su implementación. Este caso no es una excepción: los ríos de la Sierra Nevada nacen
todos en territorio indígena y tienen una importancia vital para estas sociedades debido a que las
cuencas tienen un papel social y simbólico particularmente importante entre estos pueblos. Además,
la Sierra Nevada se puede considerar como una región de alta vulnerabilidad: es decir como un
territorio donde la vida social de los pueblos indígenas que la habitan está directamente relacionada
con la reproducción de la biodiversidad. Por otra parte, en el área de la Sierra Nevada de interés
para el proyecto, se encuentran los importantes vestigios arqueológicos de la cultura Tairona.
La experiencia reciente de este tipo de proyectos en el Macizo (como los casos del Embalse Los
Besotes o la Represa del Cercado) ha mostrado la importancia que tiene el construir legitimidad
social para este tipo de iniciativas. El análisis que aquí se presenta tiene así el objetivo de identificar
los aspectos sociales y culturales relativos a los pueblos indígenas que es necesario tener en cuenta
para lograrlo, así como proponer algunas recomendaciones. Para hacerlo, en la última sección se
presenta un análisis en detalle del caso de la represa del Cercado, en la cuenca del Río Ranchería
habitada en la parte alta por comunidades Wiwas, que ilustra los problemas y conflictos que
implican los proyectos de desarrollo para las comunidades locales.
Por último, es necesario advertir que aunque este trabajo se centra en las cuestiones relativas a los
pueblos indígenas de la Sierra Nevada, es fundamental pensar simultáneamente en las comunidades
de campesinos-colonos que habitan en las cuencas y prever mecanismos para escucharlas, dialogar
con ellas e incluirlas en las decisiones del proyecto.
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Su importancia histórica radica en que se trata de una sociedad urbana de características únicas en
Colombia, e incluso en América, que ocupó densamente esta parte del macizo, de acuerdo con las
exploraciones arqueológicas realizadas hasta la fecha1. Se considera como una sociedad urbana
debido a que se encuentran los vestigios arqueológicos de alrededor de 250 asentamientos
nucleados, interconectados por una extensa red de caminos y puentes, que evidencian una sociedad
en la que la mayoría de la población (sino toda) habitaba asentamientos con características urbanas
y disfrutaba de los beneficios de una importante inversión en infraestructura lítica para la
habitación, las ceremonias, los cultivos, las comunicaciones y el manejo del agua, entre otras (ver
mapa 2: Sitios arqueológicos identificados).
Aunque que el objetivo de este trabajo no es dar cuenta del estado del arte del conocimiento
arqueológico de la zona, es importante destacar que esta red de asentamientos constituye un
continuo espacial que abarca, mediante una sofisticada infraestructura lítica —que incluye terrazas
habitacionales, terrazas de cultivo, caminos, muros de contención, canales de drenaje, puentes,
aljibes, entre otros— desde la zona costera hasta las partes altas de la sierra. El sistema constructivo
que evidencia esta infraestructura lítica se considera hoy innovador. Ha sido caracterizado como un
sistema de ‗tierra armada‘ por el ingeniero Roberto Maldonado Guilfoyle (1993) quien destaca la
versatilidad y la resistencia de esta tecnología, además de su adecuada adaptación a las condiciones
dinámicas del entorno en el que se emplaza, en particular en lo que tiene que ver con el manejo de
rellenos y el control de fuerzas para la estabilidad de los movimientos de tierra (Maldonado y
Campo Mier 1995).
Vale la pena aquí destacar varios aspectos de esta infraestructura, que comenzó a ser construida en
el siglo IX y estaba en pleno auge en el XVI. Los asentamientos ocuparon los filos y las laderas
hasta aproximadamente los 2800 msnm, aprovechando las zonas de pendientes medias, reservando
de esta manera las áreas de topografía más favorable para la explotación agrícola y las de
pendientes más abruptas, como áreas forestales para el aprovechamiento de los múltiples recursos
que ofrecen los diferentes tipos de bosque del macizo (Herrera de Turbay y Cadavid 1985, Serje
1
Vale la pena señalar que esta zona es la única en la cual se han realizado sistemáticamente prospecciones
arqueológicas.
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1984 y 1987, Lleras 1987). Los trazados de los caminos arqueológicos constituyen la base de los
caminos de herradura actualmente en uso y han sido el eje de los trazados de muchas de las vías
carreteables en el macizo. Se trata de una red de gran complejidad en la que aparecen caminos con
distintas dimensiones en su ancho y sus formas constructivas, lo que ha permitido establecer una
clasificación de los mismos y sus rutas (Serje 1984).
Las terrazas de asentamiento albergan hoy a las familias de los campesinos-colonos, quienes
aprovechan no solo la red de caminos sino las zonas enlozadas, los canales y la piedra como
material de construcción: donde hoy vive una familia habitó en el pasado una comunidad. Este
conjunto de sitios arqueológicos ha venido siendo objeto de saqueo intensivo desde la década de
1960, debido a que en ellos se encuentran cantidades importantes de objetos en oro, cerámica y
piedras semipreciosas. Durante la década de 1970 se dio una bonanza de tal magnitud que los
guaqueros en Santa Marta se organizan una ―Asociación de Guaqueros Colombianos‖ con más de
mil miembros con carnet, amparados por una personería jurídica.
A pesar de haber sido objeto de este saqueo, la recuperación y la preservación de estos sitios es de
gran importancia no solo para el macizo, sino para el país y para la memoria histórica de la
humanidad, pues estos sitios presentan gran interés en varios niveles, más allá de la presencia de
objetos valiosos:
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En las cuencas de los ríos que se contemplan como fuente de recursos hídricos para el distrito de
Santa Marta, a saber: las de los ríos Piedras, Guachaca, Buritaca, Don Diego y Palomino en la
vertiente que desemboca en el Caribe y los Ríos Frío, Sevilla y Tucurinca en la vertiente de la
Ciénaga Grande, se ubican importantes sitios arqueológicos. Con excepción de los sitios ubicados
en la cuenca alta de los ríos Guachaca y Buritaca, éstos no han sido estudiados. Fueron identificados
y mapeados por parte de investigadores del entonces ICAN (ver Herrera de Turbay y Cadavid 1985)
quienes levantaron un mapa de la localización de los más cercanos a la costa (ver mapa 2).
Uno de los referentes importantes para el estudio de estos sitios arqueológicos son las crónicas
españolas como las de Fray Pedro Simón o Juan de Castellanos, quienes hacen repetidas menciones
y descripciones de las obras de ingeniería lítica y de las principales capitales de las provincias o
territorios caciquiales: Bonda, Betoma, Taironaca y Pocigueica. Aunque se desconoce la ubicación
exacta de las mismas los investigadores están de acuerdo en que la última estaba localizada
posiblemente en la cuenca del Río Frío y las tres primeras en las cuencas bajas de los ríos
Guachaca, Buritaca y Don Diego donde se reporta la presencia, no solo una gran densidad de sitios
arqueológicos, sino los de mayor envergadura (Serje 1987, Herrera de Turbay y Cadavid 1985, Soto
1988). Desafortunadamente estos sitios NO han sido estudiados. Es de anotar que ha sido la difícil
situación de orden público por la que ha atravesado el macizo la que ha impedido el estudio
detallado de estos sitios.
Cabe anotar, por último, que el sitio arqueológico conocido como Teyuna o Ciudad Perdida,
ubicado en el valle alto del Río Buritaca, es actualmente objeto de un proyecto por parte del ICANH
y del Global Heritage Fund2, para su preservación y manejo. El estudio aislado de uno o dos sitios
puntuales no es sin embargo suficiente para el conocimiento de esta importante red de sitios
arqueológicos que debe ser reconocida y preservada con una perspectiva regional y entendida como
un potencial para el futuro de la región y sus habitantes. Cualquier iniciativa de desarrollo que se
lleva a cabo en las cuencas de estos ríos debe tener en cuenta la existencia de estos sitios
arqueológicos y la importancia de su estudio, recuperación y preservación.
2
Disponible en (consultado el 21 de octubre de 2014):
http://globalheritagefund.org/what_we_do/overview/current_projects/ciudad_perdida_colombia
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Modificado por el art. 1, Ley 1185 de 2008: El patrimonio cultural de la Nación está constituido por
todos los bienes y valores culturales que son expresión de la nacionalidad colombiana, tales como la
tradición, las costumbres y los hábitos, así como el conjunto de bienes inmateriales y materiales,
muebles e inmuebles, que poseen un especial interés histórico, artístico, estético, plástico,
arquitectónico, urbano, arqueológico, ambiental, ecológico, lingüístico, sonoro, musical,
audiovisual, fílmico, científico, testimonial, documental, literario, bibliográfico museológico,
antropológico y las manifestaciones, los productos y las representaciones de la cultura popular.
Modificado por el art. 3, Ley 1185 de 2008: Son bienes integrantes del patrimonio arqueológico
aquellos muebles o inmuebles que sean originarios de culturas desaparecidas, o que pertenezcan a la
época colonial, así como los restos humanos y orgánicos relacionados con esas culturas.
Igualmente, forman parte de dicho patrimonio los elementos geológicos y paleontológicos
relacionados con la historia del hombre y sus orígenes.
En el proceso de otorgamiento de las licencias ambientales sobre áreas declaradas como Patrimonio
Arqueológico, las autoridades ambientales competentes, consultarán con el Ministerio de Cultura,
sobre la existencia de áreas arqueológicas y los planes de protección vigentes, para efectos de
incorporarlos en las respectivas licencias.
Aplicación de la presente ley: Esta ley define un régimen especial de salvaguardia, protección,
sostenibilidad, divulgación y estímulo para los bienes del patrimonio cultural de la Nación que sean
declarados como bienes de interés cultural en el caso de bienes materiales y para las
manifestaciones incluidas en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial, conforme a
los criterios de valoración y los requisitos que reglamente para todo el territorio nacional el
Ministerio de Cultura.
Se consideran como bienes de interés cultural del ámbito nacional los bienes del patrimonio
arqueológico.
Los bienes que conforman el patrimonio arqueológico pertenecen a la Nación y se rigen por las
normas especiales sobre la materia.
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Régimen Especial de Protección de los bienes de interés cultural: Los bienes materiales de interés
cultural de propiedad pública y privada estarán sometidos al siguiente Régimen Especial de
Protección:
Intervenciones: Por intervención se entiende todo acto que cause cambios al bien de interés
cultural o que afecte el estado del mismo. Comprende, a título enunciativo, actos de
conservación, restauración, recuperación, remoción, demolición, desmembramiento,
desplazamiento o subdivisión, y deberá realizarse de conformidad con el Plan Especial de
Manejo y Protección si este fuese requerido.
La intervención de un bien de interés cultural del ámbito nacional deberá contar con la
autorización del Ministerio de Cultura o el Archivo General de la Nación, según el caso.
Para el patrimonio arqueológico, esta autorización compete al Instituto Colombiano de
Antropología e Historia de conformidad con el Plan de Manejo Arqueológico.
Modificado por el art. 10, Ley 1185 de 2008: Las personas que vulneren el deber constitucional de
proteger el patrimonio cultural de la Nación, incurrirán en las siguientes faltas:
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Desde que el Estado colombiano comenzó la recuperación y la restauración de los sitios conocidos
como Pueblito y de Ciudad Perdida, los indígenas habitantes de la región han expresado su
preocupación por el manejo al que ‗los blancos‘ someten los sitios arqueológicos: les preocupa
enormemente el hecho de que estos lugares (que tienen para ellos un carácter semejante al que
puede tener para nosotros un cementerio o una iglesia) se conviertan en mercancías, por medio de
prácticas como la guaquería o de su explotación para el turismo y que no se les preste el debido
respeto. Han venido por ello reclamando a lo largo de los años que se les entreguen estos sitios para
ser manejados directamente por ellos, o por lo menos que les reconozca participación en la toma de
decisiones sobre los mismos con el fin de establecer unas pautas en torno a su uso.
Los indígenas de la Sierra Nevada no son el único caso en el que una población reclama como
suyos y pide objetos y/o lugares que un país considera como parte de su patrimonio nacional y
cultural. Entre los casos más conocidos se encuentra el de Grecia, que reclama los objetos que
fueron extraídos de sus sitios arqueológicos por parte de investigadores ingleses, franceses y
alemanes entre otros y que hoy en día se conservan en instituciones de esos países como el British
Museum o El Louvre. De la misma manera, muchos pueblos indígenas han venido reclamando de
este tipo de instituciones objetos y lugares arqueológicos, que además tienen para ellos en muchos
casos un carácter sacro. Los gobiernos de varios países han venido reconociendo estas
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reivindicaciones y se han comenzado a dar casos en los que se han restituido los objetos a sus
legítimos dueños.
Los grupos étnicos asentados en territorios de riqueza arqueológica conservarán los derechos que
efectivamente estuvieren ejerciendo sobre el patrimonio arqueológico que sea parte de su identidad
cultural, para lo cual contarán con la asesoría y asistencia técnica del Ministerio de Cultura.
En América Latina existen varios antecedes muy exitosos de manejo de sitios arqueológicos y
turísticos por parte de los pueblos indígenas que los habitan, como el caso de pueblos del ‗Valle
sagrado de los Incas‘ en Perú (por ejemplo, Ollantaytambo y las salinas de Maras), o el renombrado
caso de las Islas de San Blas en Panamá.
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En la zona de estudio habitan actualmente tres de estos grupos: Los Kogis en los valles de los ríos
Jerez, San Miguel y Garavito, Palomino, Don Diego y Buritaca en la vertiente norte; en las cuencas
de los ríos Sevilla y Tucurinca en la cara occidental y en las cabeceras de los ríos Guatapurí y
Badillo en la suroriental. Los ikʉs habitan las cuencas altas de los ríos Aracataca y Fundación en la
vertiente occidental y las de los ríos Guatapurí y Badillo en la sur oriental. Igualmente ocupan las
cuencas bajas de los ríos Palomino y Don Diego en la vertiente Norte. Los Wiwas ocupan la parte
alta de las cuencas del Ranchería, el Barcino y el Badillo, así como las zonas medias-bajas de los
ríos Jerez y Guachaca. Cabe anotar que hay un número importante de indígenas de las tres etnias
que habitan en la zona costera: no solo en la ‗lengüeta‘ del Resguardo Kogi-malayo-Arhuaco que
llega al mar (entre los ríos Don Diego y Palomino), sino en algunas áreas del Parque Nacional
Natural Tairona, en las bocas del Guachaca y el Buritaca y en otras zonas, incluida la ciudad Santa
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Marta, donde han adquirido pequeños predios bajo el régimen de propiedad privada. Es importante
destacar, como lo señala Lorena Aja, que estos pueblos tienen una relación de cooperación e
intercambio permanente, dado que cada uno es el encargado de sostener uno de los cuatro puntos
cardinales de la Sierra y de cuidar los vientos, las tierras, los fuegos, las aguas de estos (Aja 2010).
Las condiciones únicas en Sur América de la Sierra Nevada fueron reconocidas por la UNESCO a
declarar el Macizo como Reserva del Hombre y la Biosfera (1979). Debido a su situación tropical,
en esta cordillera costera es posible encontrar una amplia variedad de climas y de formaciones
vegetales en cada piso térmico, que representan el espectro casi completo de los ecosistemas, no
solo de Colombia, sino de la América tropical. Cada una de sus vertientes tiene características
climáticas propias, de acuerdo con su ubicación con respecto a los vientos. Las caras norte y
occidental son muy húmedas, siendo el área central del flanco norte, la zona más lluviosa del
macizo. Su topografía es sumamente abrupta, configurando valles cerrados y profundos. La
vertiente sur oriental, debido a que encara los vientos más cálidos, de poca humedad, presenta
climas más secos. Su relieve es mucho menos pronunciado y en sus valles se conforman amplias
vegas y terrazas aluviales. Estas singulares condiciones propician una sorprendente variedad de
fauna y flora, además debido a que el macizo es comparable a una isla montañosa, se encuentran
allí numerosas especies endémicas.
Pero, la biodiversidad depende también de las formas de uso que le dan los seres humanos. En el
caso del macizo Sierra Nevada se puede observar que las áreas donde se encuentran hoy los paisajes
representativos de esta biodiversidad, son aquellas habitadas por los grupos indígenas (ver mapa 5:
bosques en la Sierra Nevada). Esto se debe a que los pueblos indígenas de la Sierra Nevada (a
diferencia de los distintos grupos modernos que viven y aprovechan el macizo 3) mantienen un
sistema de poblamiento que la etnografía y la arqueología de los Andes Tropicales han
documentado ampliamente y que se ha denominado ‗sistema de control vertical‘ o ‗modelo del
archipiélago vertical‘ y, más recientemente, ‗estrategia de aprovechamiento vertical‘.
Como lo señala María del Rosario Ferro, ―los indígenas perciben que la totalidad de la armonía de
ese gran Cosmos, se evidencia a través de la Sierra Nevada de Santa Marta. Esa inmensa Madre
cuya fuerza de espíritu se extiende desde más abajo del mar hasta más arriba de los picos nevados.
Cada laguna de un nevado, explican está arriba con su viento, su agua y pensamiento que baja por
entre las venas de la tierra, los ríos, hasta llegar al mar que los recibe. El Mar que también se
encuentra con su viento, agua y pensamiento sube a través de las nubes que llueven y de esa
manera, regresa a las lagunas. Cumplir su función como parte de esa correspondencia permanente
entre las fuerzas opuestas, altas y bajas, interiores y exteriores, femeninas y masculinas, es la misión
que según los Mamʉs4, cada [persona] debe asumir como miembro de su grupo‖ (Ferro 2012: 27).
3
Entre los que se cuentan campesinos-colonos provenientes del interior del país, empresarios quienes con
modelos agroindustriales basados en el monocultivo, así como pequeños y medianos campesinos cafeteros.
4
Los Mamʉs son las autoridades espirituales y políticas de los pueblos de la Sierra Nevada. Entre ellos hay
una jerarquía y una especialización de funciones, para las que reciben desde niños una educación extensiva.
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Se trata de un sistema de poblamiento que se basa en el manejo simultáneo de los diferentes pisos
térmicos, lo que permite el acceso a los productos de la enorme variedad de nichos ecológicos que
se encuentran en las cordilleras tropicales. El patrón de asentamiento indígena es itinerante:
tradicionalmente cada familia tiene fincas en los distintos pisos térmicos, por las que rotan a lo
largo del año de acuerdo con los ciclos estacionales, lo que les permite aprovechar los distintos
cultivos propios de cada clima. Tienen pueblos nucleados de hasta cerca de cien casas en las zonas
medias de la cuenca, los que tienen funciones sociales y religiosas y son habitados por breves lapsos
en distintos períodos a lo largo del año. Un tercer nivel de asentamientos lo constituyen los pueblos
‗caciquiales‘, con funciones ceremoniales y educacionales. Allí residen los Mamʉs mayores, sus
familias y sus aprendices y es donde se celebran las ceremonias de mayor importancia religiosa.
Este sistema de poblaciones se articulado por medio de una red de caminos y puentes en cuya
construcción y mantenimiento trabaja toda la comunidad.
Los elementos centrales de este sistema, que se estructura a partir de las cuencas de los ríos, son los
siguientes:
Como modelo general de implantación, para los asentamientos se privilegian las vertientes,
mientras que las vegas y llanos aluviales se usan para cultivos. Las zonas con pendientes
altas se mantienen como áreas de uso forestal.
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productos introducidos después de la ocupación colonial, como el café o la caña, que solo
se producen en un piso térmico.
Es importante enfatizar que este sistema de poblamiento se organiza a partir de las cuencas de los
ríos. Es por ello que las cuencas y el manejo del ciclo de las aguas en general son de importancia
vital para el poblamiento indígena de la sierra y por lo tanto para la conservación de su
biodiversidad y de sus recursos hídricos. Es entonces en las cuencas de los ríos donde se concreta,
como se explica a continuación, la cohesión social de sus habitantes históricos en su relación con la
reproducción de un tipo de paisaje, y es por ello que la riqueza biológica e hídrica depende a su vez
de la reproducción de las prácticas sociales y culturales de estos grupos.
―La integralidad del territorio como modelo de cosmovisión, parte de las relaciones
que hay entre las partes altas y bajas del macizo. Estas relaciones tienen su sustento en
la noción de la línea negra, línea imaginaria que a través de una compleja red de
trabajos culturales permite interconectar las lagunas sagradas (lagunas de origen
glacial) que se encuentran en las partes altas, en los páramos de la Sierra Nevada con
las lagunas costeras que forman los ríos al desembocar en el mar, incluso con la Madre
de todas las aguas, la gran laguna que es el mar‖ [...] el territorio está sustentado por la
noción de integralidad. Se entiende por integralidad, la visión territorial basada en
constantes, íntimas y profundas relaciones entre todos y cada uno de los elementos que
conforman la naturaleza y entre las diferentes categorías territoriales tales como las
existentes para denominar los bosques. En esa medida las afectaciones que se hagan de
cualquier parte de territorio, incide en las demás. Y cuando se habla de cualquier parte
del territorio tradicional estamos hablando también de los eventos culturales o sociales
asociados al territorio‖ (Resguardo Kogui Malayo Arhuaco 2005: 20).
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medida en que cada linaje está asociado a la cuenca de un río. Desde el punto de vista de los
indígenas:
Los picos nevados de la sierra son como el cerebro del cuerpo. Allí nacen los arroyos
como los hilos de los sentidos, como la vista, el oído, la palabra y el pensamiento. Las
piedras, los manantiales y las arenas, permiten que el agua corra formando los ríos.
Ellos llegan a la parte baja para servir a la gente. Nadie puede decir ―este río es mío‖,
porque el agua es alimento de las aves, los animales y las personas. Si interrumpimos
el curso de un rió, impedimos que lleve alimento a la madre, que es el mar. Por eso
debemos ser conscientes de no interrumpir su curso, de no represarlo. Porque el mar irá
a buscar su alimento, causando desastres naturales. Y nosotros no podremos cumplir
nuestra misión espiritual. Y vendrán tragedias y tristezas para nuestro pueblo: Ramón
Gil Barros, Mamʉ Wiwa (Zhigoneshi, 2007)
Así para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada —y en general para el continuo cultural chibcha
en los Andes colombianos— el flujo del agua es espejo de la vida social e histórica de las
poblaciones. Los cauces son eje tanto de la memoria histórica territorial (Loochkartt y Avila 2004)
como de la movilidad de la gente. Los cauces fluyen con el ritmo de la vida cotidiana y entretejen
los hitos del territorio conectando los cerros y los filos con las bahías y las penínsulas del litoral,
recreando así la sierra como un cuerpo vivo. En palabras de Mamʉ Fiscal Inkímaku de Makotama:
La laguna es hija de la madre, quien la puso en los cerros porque desde ahí nacen
los ríos y las quebradas. Esta laguna fue puesta por la madre para tener contacto
con el mar. Fue puesta para comunicarse por medio del río. El mar recoge todo lo
que el río le lleva. Y desde el mar se levantan las nubes que van otra vez hacia las
lagunas, donde llueve. Así que hay comunicación continua entre ellos. El mar no es
de uno solo, las lagunas no son de uno solo. Son de todos. Y todos los caracoles
que hay allí son de nosotros. Nosotros estamos aquí para cuidar lo que hay entre el
mar y las lagunas. Porque si no hubiera esas lagunas y este mar no hubiera
fertilidad, no habría cultivos. Es por esto, que nos hemos unido y nos hemos puesto
de acuerdo entre todos los Mamʉs, para cumplir con estas leyes de la madre. ¿Por
qué la laguna y el mar son sagrados? Porque tienen muchos objetos que nos sirven.
Si se secan las lagunas nos moriremos todos como un pez sin agua. (...) Nosotros
somos como los hijos del mar, de la playa. Del mar se sacan las conchas para la cal.
Y con el poporo, con el Sugi, el hermano mayor se comunica con Kalguasiya, con
Seránkwa. Por eso el mar es muy sagrado. Nosotros hacemos pagamento para esta
agua. Pero cuando baja la recogen, la venden. Esto también hace mucho daño a la
madre la debilita. Si pagan el acueducto en las ciudades, ¿cómo no pagar también a
la laguna? Mizubalzhiwa significa ―donde está la Madre del agua‖ (OGT 1997: 25).
El sistema de lagunas y cuencas constituye para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada el eje de
un espacio corpóreo, es decir de un espacio que se entiende como un cuerpo vivo, que no se puede
separar de la dinámica de la vida misma: ―El agua es como nuestro espíritu pues nunca cambia su
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esencia y aunque adopte múltiples formas: Nube, lagunas y ríos, rocío en los árboles, humedad en el
ambiente. En el ámbito de sus múltiples manifestaciones, la esencia de nuestro espíritu permanece
inalterable. Nuestra Ley es la ley del agua, es la ley del sol, la ley del rayo. No admite reformas, no
conoce decretos, no acepta constituciones ni políticas, porque nuestra ley que rige la vida
permanece en el tiempo. Para que la armonía vuelva a nuestras vidas es necesario que la ley creada
por los hombres respete y acate la ley de origen, la ley natural, la ley de la vida, la suprema ley de
los Mamʉs‖ (CTC 2003) De esta forma, los ríos, además de ser eje simbólico de la historia del
territorio, las cuencas son eje del ―sistema de control vertical‖.
Resulta importante señalar además que este sistema de poblamiento y de uso de las cuencas por
parte de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada hace parte del patrimonio cultural de la nación, y
del patrimonio inmaterial de los pueblos indígenas, que protege la legislación vigente:
Artículo 1°. Modifíquese el artículo 4° de la Ley 397 de 1997 el cual quedará, así:
―Artículo 4°. Integración del patrimonio cultural de la Nación. El patrimonio cultural de la
Nación está constituido por todos los bienes materiales, las manifestaciones inmateriales,
los productos y las representaciones de la cultura que son expresión de la nacionalidad
colombiana, tales como la lengua castellana, las lenguas y dialectos de las comunidades
indígenas, negras y creoles, la tradición, el conocimiento ancestral, el paisaje cultural, las
costumbres y los hábitos, así como los bienes materiales de naturaleza mueble e inmueble a
los que se les atribuye, entre otros, especial interés histórico, artístico, científico, estético o
simbólico en ámbitos como el plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, lingüístico,
sonoro, musical, audiovisual, fílmico, testimonial, documental, literario, bibliográfico,
museológico o antropológico.
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del cuerpo universal. Si los puntos de la parte baja se dañan, esto afecta a los de arriba,
a los Mamʉ, a los humanos, a la naturaleza, a la vida, es un todo. En resumen, la Línea
Negra no es simplemente un límite, más bien son las señales culturales que nos dicen
como cumplir la Ley de Origen, para que el uso y manejo del territorio sea acorde a la
tradición y enseñanza que nos hace ser pueblos indígenas. Es la pauta a seguir para
lograr la convivencia entre pueblos y culturas diferentes y entre los hombres y la
naturaleza‖
(CTC 2003: 4).
La Línea Negra puede ser definida entonces como la delimitación que los pueblos de la Sierra
Nevada de Santa Marta hacen de su territorio mediante una serie de líneas virtuales, radiales
llamadas ―negras‖ o de ―Origen‖ que unen al cerro Gonawindua (Pico Bolívar) con lugares
geográficos o hitos considerados sagrados, de tal manera que sus ‗pagamentos‘ en estos hitos
garantizan el flujo de fuerzas espirituales entre ellos y el centro de la Sierra. Como lo describe Aja,
―la Línea Negra está conformada por lugares sagrados situados alrededor de la Sierra: en las
colinas, los cerros, en las madreviejas, las playas, los pantanos y las desembocaduras de los ríos.
Todos los elementos de la naturaleza tienen sus lugares para poder cumplir los trabajos tradicionales
que garantizan su conservación y a los cuales están obligados los humanos a cumplir a través del
pagamento (zhabien), retribución espiritual a la naturaleza por el uso que se hace de sus elementos y
que garantiza el equilibrio natural y el bienestar social‖ (Aja 2010:181).
La ‗Línea Negra‘ representa entonces el territorio contenido por una red de ejes o líneas imaginarias
que permiten interconectar las lagunas sagradas (de origen glacial) que se encuentran en las partes
altas, en los páramos de la Sierra Nevada ―con las lagunas costeras que forman los ríos al
desembocar en el mar, e incluso con la Madre de todas las aguas, la gran laguna que es el mar‖
(OGT, op cit). Las líneas que constituyen esta red está compuesta por una serie de hitos que tiene
cada uno tiene una función simbólica específica (ver mapa 5: La Línea Negra).
La Línea Negra fue reconocida por el Estado en la Ley 99 de 1993 o Ley del Ambiente que
establece en el artículo 36 que ―La jurisdicción de la Corporación Autónoma Regional para el
Desarrollo Sostenible de la Sierra Nevada de Santa Marta comprenderá el territorio contenido
dentro de la ‗Línea Negra‘ y será definido mediante reglamentación del Gobierno Nacional‖. Así,
mediante la Resolución Nº 837 del 28 de agosto de 1995 del Ministerio del Interior, la Línea Negra
se reconoce como territorio ancestral de los pueblos de la Sierra Nevada siendo esta ―la primera y
única manifestación del Estado colombiano, de desarrollar el concepto de territorio tradicional, tal
cual lo enuncia la Ley 21 de 1991 (que ratifica el convenio 169 de 1989 de la OIT). [Aquí] se
enuncian y se describen por parte de Mamʉs de los cuatro pueblos, cuáles son los sitios sagrados
más importantes ubicados en el límite del territorio tradicional, es decir, la línea costera, la unión
del mar y de la Sierra. En dicha resolución, el estado se compromete a proteger dicha línea y los
sitios que la definen, como garantía de la supervivencia étnica, cultural y territorial de los cuatro
pueblos indígenas de la Sierra‖ (Aja 2010: 219-20).
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Las palabras del Mamʉ José Romero, sintetizan el sentido de la Línea Negra:
Los indígenas lo cuidamos [al mundo] bastante y le tributamos según la ley espiritual.
Todo lo hacemos desde lo más profundo, para así adquirir el derecho sobre esta tierra.
Por eso cumplimos pagando la tierra, las selvas, las rocas, el agua, para que nunca
exista escasez de estos elementos. Es la ley que tenemos presente siempre. Está
establecido en todos los cerros, desde el más alto hasta los más bajos. Y está ordenado
llegar al mar aunque ahora no se está respetando. Deben entender que los únicos que
pueden cuidar bien estos lugares somos nosotros: Para que los desastres no ocurran
debemos pagar en lo espiritual. A lo largo de toda la Línea Negra debemos caminar,
hasta darle la vuelta a la sierra. La esencia de nuestro existir, nuestro Padre, está en los
nevados. Por eso nuestro Padre reclama ante la destrucción de los sitios sagrados. Les
estoy hablando de lo espiritual, de la esencia ancestral de nuestra conexión…
(Zhigoneshi 2009)
Los sitios de la línea negra son lugares de donde se realizan ‗pagamentos‘: una práctica a la vez
material y simbólica, pues implica tanto un aspecto ritual como uno concreto que incluye prácticas
que hacen parte del manejo ecológico del territorio. Como lo define el Mamʉ Wiwa Ramón Gil, ―el
pagamento es la retribución de lo que nosotros recibimos de la naturaleza y esto que nosotros
entregamos, se le convierte en alimento a los Padres espirituales. Si no pagamos, nosotros los
indígenas estamos dejando de cumplir una misión que nos fue dejada desde el principio de la
creación.‖ Es importante entonces tener en cuenta los sitios de la Línea Negra que se ubican en el
área de estudio:
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5
Departamento de Prosperidad Social. Programas especiales. Disponible en línea en:
http://www.dps.gov.co/Programas_Especiales/Cordon_Ambiental.aspx. Consultado el 13 de octubre 2014.
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Este proyecto responde al interés de los indígenas por consolidar una serie de pueblos ―talanquera‖
en sitios estratégicos para prevenir la invasión de las tierras de resguardo. En el área de estudio
contemplada para la identificación de potenciales fuentes de agua para el Distrito de Santa Marta,
los indígenas construyeron, como antecedente para el proyecto, tres pueblos talanquera: Gotzhezhi,
en la cuenca baja del Guachaca, Noleizhi, en la del Buritaca y Bunkuimake en la del río Don Diego.
La importancia de estos poblados radica en que por una parte delimitan el área bajo la jurisdicción
directa de los pueblos indígenas y representan un espacio, literalmente, de concertación sobre las
medidas y proyectos que se piensa desarrollar en las respectivas cuencas.
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Se considera entonces que estas regiones son altamente vulnerables pues las formas de vida tanto
social como ecológica y su relación están amenazadas por la avanzada de actividades extractivas y
depredadoras, típicas de la economía capitalista moderna en zonas marginales o ‗de frontera‘ 6 (esta
condición fue reconocida en el Auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional).
De esta forma, quizás la principal amenaza para la integridad cultural y territorial de estos pueblos,
y en muchos casos para su existencia misma, es la presencia de los que en la economía moderna
denominamos ‗recursos naturales‘ en sus territorios. Históricamente, estos recursos han sido
extraídos de los territorios indígenas por medio de extrema violencia. Hoy existe un consenso sobre
la necesidad de explotar los recursos naturales de manera sensible y controlada, respetando los
derechos de los pueblos indígenas y de acuerdo con los principios de sostenibilidad ambiental
(Tobin 2014). Este consenso se recoge en la legislación tanto internacional como nacional, la que
desafortunadamente se queda muchas veces en el papel.
6
Los ejemplos son desafortunadamente innumerables: desde la explotación del oro en los siglos XV y XVI
hasta el caucho o el petróleo en el siglo XX y el agua en el siglo XXI; el etnocidio ha sido una constante en la
historia moderna.
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Artículo 7(1)
―Los pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades en
lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que éste afecte a sus vidas,
creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de
alguna manera, y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo
económico, social y cultural. Además, dichos pueblos deberán participar en la
formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo nacional
y regional susceptibles de afectarles directamente.‖
Este mismo convenio compromete al Estado a velar para que siempre que se requiera, se realicen
estudios, en cooperación con las comunidades, para evaluar el impacto social, espiritual, cultural,
patrimonial y ambiental que los planes de desarrollo que se prevean puedan causar en esos pueblos.
―Los gobiernos deberán velar porque, siempre que haya lugar, se efectúen estudios, en
cooperación con los pueblos interesados, a fin de evaluar la incidencia social, espiritual
y cultural y sobre el medio ambiente que las actividades de desarrollo previstas puedan
tener sobre esos pueblos. Los resultados de estos estudios deberán ser considerados
como criterios fundamentales para la ejecución de las actividades mencionadas‖
De igual manera en este convenio en el artículo 15, se refiere específicamente al caso de los
recursos naturales:
Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus
tierras deberán protegerse especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de
esos pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos
recursos.
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En este mismo sentido, Colombia como Estado firmante de la ―Declaración de Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas‖ se compromete a proteger los derechos de los pueblos
sobre los recursos:
Artículo 27
Con referencia al reconocimiento y protección del derecho a decidir autónomamente, que el Estado
colombiano otorga a los pueblos indígenas, la Constitución de 1991 consagra en varios artículos no
solo lo atinente a la autonomía sino también el reconocimiento y salvaguardia de la diversidad
étnica y cultural de la Nación. Aparte de los mencionados artículos 1º, 7º, 8º, 10º y 13º; la Carta
Política establece en el Art. 63 la inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad de las
tierras comunales de grupos étnicos, de las tierras de resguardo y el patrimonio arqueológico de la
Nación; en el Art. 246 la Constitución Política reconoce que las autoridades de los pueblos
indígenas podrán ejercer funciones jurisdiccionales dentro de sus territorios, conforme a sus propias
normas y procedimientos y siempre y cuando no contravengan la Constitución y la ley. En el Art.
286 se reconoce a los territorios indígenas como entidades territoriales, en igualdad de condiciones
a los departamentos, distritos y municipios. Como tales, conforme al Art. 287, gozan de autonomía
para la gestión de sus intereses, conforme a la Constitución y la ley, tienen derecho a gobernarse por
autoridades propias, ejercer las competencias que les correspondan, administrar los recursos,
establecer los tributos que requieran para poder cumplir sus funciones y, participar en las rentas
nacionales, todo de conformidad con la ley orgánica de ordenamiento territorial que establecerá la
distribución de competencias entre Nación y entidad territorial.
Es importante, además, destacar lo dispuesto por el Artículo 330 de la Constitución Nacional que se
transcribe en su totalidad, por cuanto se considera que es suficientemente explícito y pone en
evidencia el sentido del mandato constitucional, con relación a los proyectos e iniciativas de
desarrollo:
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Artículo 330:
De conformidad con la Constitución y las leyes, los territorios indígenas estarán
gobernados por concejos conformados y reglamentados según los usos y costumbres de
sus comunidades y ejercerán las siguientes funciones:
Velar por la aplicación de las normas legales sobre usos del suelo y poblamiento de
sus territorios.
Promover las inversiones públicas en sus territorios y velar por su debida ejecución.
Representar a los territorios ante el Gobierno Nacional y las demás entidades a las
cuales se integren; y las que les señalen la Constitución y la ley.
Artículo 93:
Los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen
los derechos humanos y que prohíben su limitación en los estados de excepción,
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Artículo 6
Establecer los medios a través de los cuales los pueblos interesados puedan participar
libremente, por lo menos en la misma medida que otros sectores de la población, y a
todos los niveles en la adopción de decisiones en instituciones electivas y organismos
administrativos y de otra índole responsable de políticas y programas que les
conciernan.
Las consultas llevadas a cabo en aplicación de este Convenio deberán efectuarse de buena fe
y de una manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a un acuerdo o
lograr el consentimiento acerca de las medidas propuestas.
En expresa referencia a los derechos de los pueblos indígenas con relación a los recursos naturales
existentes en sus tierras, el Convenio 169 de la OIT establece:
Artículo 15
Los derechos de los pueblos interesados sobre los recursos naturales existentes en sus
tierras deberán protegerse especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de
esos pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos
recursos.
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En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del
subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos
deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos
interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados, y
en qué medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o
explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán
participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y
percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como
resultado de esas actividades‖.
Artículo 17
Deberá impedirse que personas extrañas a esos pueblos puedan aprovecharse de las
costumbres de esos pueblos o de su desconocimiento de las leyes por parte de sus
miembros para arrogarse la propiedad, la posesión o el uso de las tierras
pertenecientes a ellos.
Es aplicación del derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación y consecuentes con lo
prescrito por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas 7 y
con el Convenio OIT de 1989, los Estados están obligados a consultar a las comunidades indígenas
interesadas, sobre los asuntos que les conciernan, con el propósito de obtener su consentimiento
libre, previo e informado. La consulta debe realizarse, desde luego, empleando procedimientos
diferenciados y especiales, por cuanto debe tenerse en cuenta que dichas comunidades, por razón de
su secular marginación, se encuentran en inferioridad de condiciones, respecto del resto de
ciudadanos que componen la Nación, en lo que atañe a esta clase de mecanismos democráticos.
La legislación colombiana sin embargo (Decreto 1320 de 1998, que reglamenta la Consulta Previa)
ha limitado los alcances de la consulta previa, entendiéndola no como un proceso para la obtención
del consentimiento previo, libre e informado sino como un derecho fundamental que reconoce a los
pueblos indígenas o minorías étnicas, el derecho fundamental de poder participar en las medidas
legislativas y/o administrativas que se promulguen con ocasión de la realización de proyectos, obras
o actividades dentro de sus territorios, para proteger su integridad étnica y cultural. Hay que advertir
que de acuerdo con la legislación colombiana, consultar hace referencia a participar e intervenir, en
7
Ver: www.un.org/esa/socdev/unpfii/es/drip.html
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forma activa, en las decisiones sobre manejo y aprovechamiento de los recursos existentes en los
territorios de las comunidades indígenas.
Conforme con lo dispuesto por la Corte Constitucional en Sentencia SU-039 de 1997, si no hay
acuerdo o concertación, la decisión que inevitablemente tomará el Estado debe de estar despojada
de autoritarismo y arbitrariedad y debe ser objetiva, razonable y proporcionada y estar dirigida a
cumplir con el mandato constitucional que le impone la obligación de proteger la identidad social,
cultural y económica de la comunidad indígena.
Se debe realizar consulta previa tanto en los proyectos que requieran Licencia Ambiental, tales
como los de aprovechamiento o explotación de recursos naturales; como en los proyectos que no
requieran Licencia Ambiental, como es el caso de la exploración sísmica. Los principios y
fundamentos de la Consulta Previa como instrumento creado para proteger y preservar la integridad
étnica y cultural, son:
Buena Fe: Principio rector de la Consulta Previa, que consiste en que los actores del
proceso, tanto los funcionarios e instituciones del gobierno, como las comunidades
indígenas y los representantes de las empresas, han de proceder con la verdad, con rectitud,
honestidad y transparencia en todas las etapas del proyecto, desde su iniciación hasta su
finalización.
Debido Proceso: El proceso de Consulta Previa debe efectuarse bajo la coordinación del
Gobierno colombiano, acordando con las comunidades y demás participantes los
procedimientos apropiados, los tiempos, los espacios y los contenidos, garantizando que las
comunidades escojan a sus representantes y construyendo conjuntamente la metodología
cultural adecuada para presentar el proyecto a consultar. Es imprescindible escuchar los
planteamientos de los consultados, permitiéndoles adelantar las actividades internas y
espacios autónomos de reflexión y decisión.
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El Grupo de Consulta Previa de La Dirección de Asuntos Indígenas, Minorías y Rom del Ministerio
del Interior es el representante del Gobierno, debe coordinar y garantizar el debido proceso de la
Consulta Previa. El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial participa en la
Consulta Previa, en el evento de que el proyecto requiera licencia ambiental, en concordancia con lo
dispuesto por la Constitución Nacional, la Ley 21 de 1991, la Ley 99 de 1993, el Decreto 1320 de
1998 y el Decreto 1220 de 2005.
La empresa interesada en el proyecto tiene la obligación de informar con claridad tanto al gobierno
como a las comunidades interesadas, lo referente al proyecto que sea pertinente. La Procuraduría
General de la Nación, la Defensoría del Pueblo y la Personería del municipio en cuya jurisdicción
se encuentren las zonas en donde se ha de realizar el proyecto, son las entidades que, por mandato
legal, ejercen el control y vigilancia para garantizar la legalidad del proceso de Consulta Previa y
previenen situaciones que puedan vulnerar los derechos de las comunidades consultadas.
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identificación de los impactos, con base en la información completa, detallada y clara que debe
brindar la Empresa sobre el proyecto que está realizando en la región.
Por último, es importante señalar que los protocolos de toma de decisiones de los cuatro pueblos de
la Sierra Nevada son muy específicos y su organización política frente al Estado está muy
consolidada además de que es objeto de atención de numerosas organizaciones ambientales y de
derechos humanos tanto nacionales, como internacionales, que consideran el caso de la Sierra
Nevada de gran importancia. Es fundamental realizar consultas previas en la Sierra Nevada para
todo proyecto que se encuentre dentro de la delimitación de la Línea Negra (sin importar que no
haya asentamientos humanos específicos o zonas de resguardo delimitadas). Se debe realizar un
trabajo que incluya no solamente al grupo o comunidad del área de la cuenca en cuestión, sino a los
cuatro grupos indígenas (Koguis, Arhuacos, Kankuamos y Wiwas). Esto se debe a la concepción de
la Sierra como unidad cosmológica (explicada atrás). Cabe resaltar que cualquier proceso de
consulta previa en La Sierra Nevada de Santa Marta es un proceso complejo, que requiere de
tiempo suficiente.
La Represa el Cercado fue inicialmente concebida para la adecuación del distrito de riego Ranchería
en jurisdicción de los municipios de Distracción, Fonseca y Barrancas, posteriormente se anexó a la
propuesta inicial el suministro de agua al previamente licenciado distrito de riego San Juan del
Cesar, el abastecimiento de acueductos municipales de San Juan del Cesar, Distracción, Fonseca,
Barrancas, Hato Nuevo, Uribia, Manaure, Maicao y Albania; y la construcción de una central
hidroeléctrica con potencial de producir siete megavatios de energía para atender la población
circunvecina a la zona del proyecto. Hasta el momento sólo se ha ejecutado la primera etapa del
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Como suele suceder con este tipo de proyectos, se le dio atención casi exclusiva a los aspectos
técnicos de la infraestructura, minimizando lo que despectivamente se denomina ‗la parte social‘.
La enorme literatura sobre impactos sociales y ambientales de megaproyectos en general, y de
represas en particular, pone en evidencia que esta tendencia a dejar por fuera ‗lo social‘ es
generalizada y muestra como una constante los impactos sociales asociados a este tipo de
intervenciones los que, en vez de ser ignorados y externalizados, deberían ser incorporados en la
planeación misma de los proyectos. En particular en el caso de aquellos que involucran territorios
indígenas.9
Se ha documentado ampliamente como este tipo de proyectos producen de manera predecible dos
impactos sociales de gran importancia (se pueden producir otros, de acuerdo con el contexto
particular de cada caso):
Desplazamientos humanos: no solo las poblaciones que deben ser reasentadas en el área a
inundar, sino como producto de la especulación de tierras que trae consigo la construcción
del proyecto, así como por efecto la inmigración inducida por el proyecto que se refiere a la
población que llega atraída por las supuestas oportunidades que brinda la construcción y
operación del proyecto.
Cualquier proyecto de este tipo debe pensarse previendo esta situación de riesgo social y
contemplar medidas para reducir al mínimo los desplazamientos humanos y contemplar medidas
para evitar los procesos de empobrecimiento de la población local. Identificar los impactos sociales
de cualquier iniciativa de desarrollo, pública o privada, resulta fundamental para garantizar su
legitimidad social. Es decir, para garantizar que los objetivos y actividades de una iniciativa de
desarrollo, ya sea de una empresa o de una institución pública, sean considerados como deseables,
correctos o apropiados por parte de los grupos involucrados en su puesta en marcha, en particular de
los grupos que habitan las localidades donde se desarrollan los proyectos. Esta noción de
legitimidad social parte de que cualquier iniciativa de desarrollo debe llevarse a cabo construyendo
confianza de las comunidades que rodean o que se ven afectadas por sus objetivos y actividades. La
confianza depende de la capacidad que se tenga de garantizar que sus objetivos y actividades
respondan a las expectativas de las comunidades y las localidades con las que se relacionan.
8
El embalse tiene un muro de contención de 110 metros, inunda un área de 638 ha y cuenta con una
capacidad de almacenamiento de 198 millones de metros cúbicos. Es propiedad del Estado a través del
INCODER y fue financiado con fondos departamentales (de regalías) y Estatales.
9
Entre la enorme bibliografía sobre los impactos socioambientales de represas, para el caso de la Sierra
resultan pertinentes los siguientes trabajos: Carmona 2013, Rodríguez y Orduz 2012, Serje 2011, Aja 2010,
Onic-Cecoin-GhK 1997
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En el caso del Cercado, el proyecto se llevó a cabo sin legitimidad social. Este hecho ha tenido una
serie de consecuencias importantes (Carmona 2013). En primer lugar, para la consultas previas con
la comunidad Wiwa de la Sierra Nevada se inició tardíamente y no se siguieron protocolos
culturalmente adecuados para los indígenas de la Sierra. El asunto terminó en una demanda por
parte del Consejo Territorial de Cabildos a las entidades del Estado correspondientes, donde la
conclusión es que efectivamente se violaron los protocolos pero que por el principio de inmediatez
de la afectación (se tardaron mucho en interponer la demanda) no se consideraba procedente,
fallando a favor de los demandados.
Se afianzó de esta manera la percepción de los grupos locales sobre el proyecto como el producto
de la improvisación y del desprecio por las condiciones de la región y de sus habitantes. Una serie
de hechos confirmaron esta tendencia percibida por los pobladores (Carmona 2013):
El contrato de retiro de la biomasa estaba atrasado y al subir el nivel de las aguas en poco
tiempo, ésta comenzó a descomponerse generando malos olores y proliferación de zancudos
en la comunidad de Caracolí. Al mismo tiempo se presentó una epidemia de dengue que
cobró tres vidas que la población local atribuye a la represa.
La información sobre la necesidad de desalojar las tierras compradas por el Incoder no fue
ni clara, ni eficaz, ni oportuna, por lo que las personas continuaron cultivando en la zona
del embalse y tras el llenado acelerado perdieron sus cultivos.
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La carretera que conducía de San Juan del Cesar y Distracción hacia Caracolí quedo bajo la
cota del embalse. La carretera nueva aumenta el tiempo de desplazamiento para la
comunidad y presenta constantes deslizamientos que en ocasiones han aislado al pueblo
durante días.
Durante las obras de construcción del embalse se presentaron frecuentes quejas por parte de las
comunidades. Principalmente se criticaba que el empleo de personal de la zona era insuficiente y
solamente de mano de obra no calificada. Se excluyeron de las contrataciones los profesionales
locales con el argumento de que no contaban con la experiencia necesaria. Las comunidades
criticaban que se les discriminaba en vez de darles la oportunidad de adquirir esta experiencia y que
se traían profesionales de Bogotá o Barranquilla cuando se había hecho un gran esfuerzo en mandar
sus hijos a la universidad precisamente para atender este tipo de demandas. Además, se generaron
muchas expectativas en lo relativo al empleo local, al turismo que generaría el embalse y a los
beneficios que traerían el distrito de riego y los acueductos. Ninguna de estas expectativas se ha
cumplido.
La situación se vio agravada por la intervención por parte de grupos armados ilegales, orquestada
por intereses económicos opuestos a los intereses de los grupos locales. Como lo señala el informe
de Cinep, ―fueron simultáneos el recrudecimiento del conflicto armado en la región, la realización
del diseño de la represa y el cuestionado proceso de consulta previa y [que] existen evidencias de su
perversa vinculación.‖ Además, se calcula que 1500 personas fueron desplazadas mientras se
realizaban los estudios económicos de la represa (Granados et al 2012), antes de que se reasentaran
las personas de la zona inundable.
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No resulta sorprendente entonces que los habitantes de la región se sientan burlados por el proyecto:
consideran que son los grandes propietarios y los inversionistas los verdaderos beneficiarios del
mismo y que el proyecto ha servido fundamentalmente para expulsarlos de la zona y
empobrecerlos. Así, en palabras del informe de Cinep ―el caso de Ranchería pone en tela de juicio
la forma en que las entidades competentes adoptan y ponen en marcha estos megaproyectos de
infraestructura y desarrollo desconociendo los derechos fundamentales y territoriales de las
comunidades que habitan en estos lugares. Y evidencia que no se usan los mecanismos de
participación para consultar, informar y capacitar a las personas que serán afectadas por los
proyectos‖.
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En el caso de que la propuesta incluya la construcción de una represa esta prospección debe
realizarse teniendo como referencia el área de máxima inundación y sus alrededores.
Así, la consulta previa debe ser la última etapa de un proceso de construcción de confianza y de
inclusión social donde, desde el comienzo, se tenga en cuenta del punto de vista de los pueblos
indígenas, y se construya con ellos los proyectos y las alternativas; respetando de esta forma la
legislación nacional e internacional vigente sobre pueblos indígenas y desarrollo. Este depende de la
puesta en marcha de un proceso de información y de diálogo con los pueblos indígenas y sus
organizaciones. Existiría la posibilidad de llegar a acuerdos con los pueblos indígenas de la Sierra
Nevada sobre el uso del agua, siempre y cuando se tengan en cuenta una serie de aspectos:
Establecer un canal de comunicación permanente que permita tener en cuenta el punto de vista de
las comunidades indígenas desde el diseño mismo de los proyectos y alternativas posibles.
Estos acuerdos seguramente implicarían el reconocimiento del manejo indígena del agua en las
cabeceras de los ríos (todas ubicadas en territorio indígena), así como el apoyo al mismo.
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Implicarían también apoyar el manejo de las cuencas como integralidad, que es parte fundamental
del manejo territorial indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Como parte de este sistema de manejo, para los indígenas son fundamentales los rituales y la
preservación de una serie de sitios sagrados (entre los que se cuentan sitios arqueológicos y los de la
‗Línea Negra‘) a lo largo de las cuencas de los ríos.
El uso del agua implicaría entonces un proceso de concertación social, en el que deben tomar parte
además de los indígenas, los campesinos habitantes de la(s) cuenca(s) en cuestión.
Con respecto a la ubicación geográfica de las posibles intervenciones es importante tener en cuenta
los siguientes aspectos:
El área del parque Sierra Nevada (ver mapa 4) donde solo se permiten intervenciones
orientadas a la conservación y protección de la diversidad y de los recursos hídricos.
El área de los resguardos (ver mapa 4) donde, en términos generales, lo deseable sería no
intervenir.
Resulta de gran importancia también evitar los sitios sagrados o de pagamento de la línea
negra los que conforman un perímetro alrededor de la sierra, así que estos se encuentran en
todas las cuencas. Es importante tener e en cuenta que ciertos sitios arqueológicos, cabrían
dentro de esta categoría por lo que requieren tratamiento especial.
La población indígena ubicada por fuera del resguardo. Dado que no hay registros precisos
habría que mirar en campo cada caso para determinar el tipo de situación y cómo proceder.
Como recomendación general, una vez se cuente con el abanico de posibles intervenciones y de los
sitios donde estas se ubicarían, sería de gran importancia estudiar cada caso en el terreno, en
compañía de los vecinos tanto indígenas, como campesinos, como un paso previo a la concertación
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formal con las organizaciones la que resulta fundamental, dada la importancia que tienen las
cuencas para la sociedad indígena de la Sierra.
Es importante notar que para ambos proyectos se dieron conceptos técnicos negativos que
fueron ignorados y la experiencia posterior ha mostrado que, efectivamente, estos proyectos
han tenido una serie de impactos negativos, tanto ambientales, como sociales.
Es fundamental tener en cuenta a las comunidades campesinas de las cuencas en cuestión (ver mapa
7: poblamiento indígena y campesino de la Sierra Nevada). Aunque tienen menos visibilidad que
los pueblos indígenas son igualmente importantes: se debe realizar con estos grupos procesos de
diálogo para darles información oportuna y veraz y para tener en cuenta sus puntos de vista en el
desarrollo del proyecto.
Permitirían ajustar el proyecto de acuerdo con los requerimientos de los pueblos indígenas,
en cumplimiento a las normas que protegen la autonomía y la integridad cultural de los
pueblos indígenas, así como las que regulan el manejo del patrimonio arqueológico.
Sería una etapa preliminar que permitiría que cuando se formalicen los proyectos y se
realice la consulta previa, los acuerdos se hayan venido construyendo conjuntamente a lo
largo de todo el proceso de proyecto.
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En vez de repetir los errores que se han venido cometiendo en la Sierra Nevada con este tipo de
proyectos (además de los dos casos mencionados, está también el de Puerto Brisa en el municipio
de Dibulla), se marcaría una pauta al contar con participación de los pueblos indígenas en las
decisiones sobre el manejo del agua. Se puede convertir en un proyecto piloto en este sentido y
volverse un ejemplo de respeto cultural.
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ANEXO
Cartografía
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