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Poemas de Nezahualcoyotl

Este poema de Nezahualcóyotl reflexiona sobre la mortalidad humana, la fugacidad de la vida y el legado que dejamos tras nuestra muerte. Reconoce que aunque somos ricos o poderosos, todos moriremos y nos convertiremos en polvo. Llora la muerte de sus seres queridos y encuentra consuelo en la belleza de la naturaleza a través de las flores y el canto de los pájaros, aunque extraña a sus amigos que han partido.

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Poemas de Nezahualcoyotl

Este poema de Nezahualcóyotl reflexiona sobre la mortalidad humana, la fugacidad de la vida y el legado que dejamos tras nuestra muerte. Reconoce que aunque somos ricos o poderosos, todos moriremos y nos convertiremos en polvo. Llora la muerte de sus seres queridos y encuentra consuelo en la belleza de la naturaleza a través de las flores y el canto de los pájaros, aunque extraña a sus amigos que han partido.

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Percibo lo secreto.

(NEZAHUALCOYOTL)
“Percibo lo secreto, lo oculto: ¡Oh vosotros señores! Así
somos, somos mortales, de cuatro en cuatro nosotros los
hombres, todos habremos de irnos, todos habremos de
morir en la tierra. Nadie en jade, nadie en oro se convertirá:
en la tierra quedará guardado, todos nos iremos. Allá, de
igual modo. nadie quedará, conjuntamente habrá que
perecer, nosotros iremos así a su casa.

Como una pintura, nos iremos borrando. Como una flor, nos
iremos secando aquí sobre la tierra. Como vestidura de
plumaje de ave zaguán, de la preciosa ave de cuello de
hule, nos iremos acabando, nos vamos a su casa. Se
acercó aquí hace giros la tristeza de los que en su interior
viven. Meditadlo, señores, águilas y tigres, aunque fuerais
de jade, aunque allá iréis, al lugar de los descarnados.
Tendremos que desaparecer, nadie habrá de quedar.

No se acabarán las flores.


No acabarán mis flores,
No cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo,
Se reparten, se esparcen.
Aun cuando las flores
Se marchitan y amarillecen,
Serán llevadas allá,
Al interior de la casa
Del ave de plumas de oro.
Tonantzin.
Cuando yo muera, entiérrame junto a tu hoguera
y cuando vayas a hacer tus tortillas allí llora por mí.
Y si alguien te pregunta, madre mía
por qué lloras
¡contéstale!:
«Está muy verde la leña
y con tanto humo me hace llorar».
Madre mía, cuando yo muera.

Estoy embriagado.
Estoy embriagado, lloro, me aflijo
pienso, digo,
en mi interior lo encuentro:
si yo nunca muriera,
si nunca desapareciera.
Allá donde no hay muerte
allá donde ella es conquistada,
que allá vaya yo…
Si yo nunca muriera,
si nunca desapareciera
Un recuerdo que dejo.
¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos

. Lo comprende mi corazón
Por fin lo comprende mi corazón:
escucho un canto,
contemplo una flor:
¡Ojalá no se marchiten!

Canto al cenzontle.
Amo el canto del cenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces,
amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.

Soy rico.
Soy rico,
yo, el señor Nezahualcóyotl.
Reúno el collar,
los anchos plumajes de quetzal,
por experiencia conozco los jades,
¡son los príncipes amigos!
Me fijo en sus rostros,
por todas partes águilas y tigres,
por experiencia conozco los jades,
las ajorcas preciosas…

Yo lo pregunto.
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso deveras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.

Estoy triste.
Estoy triste, me aflijo,
yo el señor Nezahualcóyotl
con flores y con cantos,
recuerdo a los príncipes
a los que se fueron
a Tezozomoctzin,
a Cuacuahtzin.
En verdad viven,
allá en donde de algún modo se existe,
¡ojalá pudiera yo seguir a los príncipes
llevarles nuestras flores!
¡Si pudiera yo hacer míos
los hermosos cantos de Tezozomoctzin!
Jamás perecerá tu renombre
¡Oh, mi señor, tu Tezozomoctzin!
Así, echando de menos tus cantos
me he venido a afligir,
solo he venido a quedar triste,
yo a mí mismo me desgarro. He venido a estar triste, me aflijo
ya no estás aquí, ya no,
en la región donde de algún modo se existe,
nos dejaste sin provisión en la tierra
por esto, a mí mismo me desgarro.

Canto de primavera.
En la casa de las pinturas
comienza a cantar,
ensaya el canto,
derrama flores,
alegra el canto.
Resuena el canto,
los cascabeles se hacen oír,
a ellos responden
nuestras sonajas floridas.
Derrama flores,
alegra el canto.
Sobre las flores canta
el hermoso faisán,
su canto despliega
en el interior de las aguas.
A él responden
variados pájaros rojos.
El hermoso pájaro rojo
bellamente canta.
Libro de pinturas es tu corazón,
has venido a cantar,
haces resonar tus tambores,
tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera
alegras a las gentes.
Tú sólo repartes
flores que embriagan,
flores preciosas.
Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
alegras a las gentes.

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