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Un Hogar para Kathy

El documento habla sobre la novela "Un hogar para Kathy" escrita por Henry Denker. Describe cómo una experiencia personal de Denker al presenciar el duelo de una familia que perdió a su padre/esposo lo inspiró a escribir sobre una situación similar en su novela. También detalla la investigación exhaustiva que realizó Denker sobre el VIH/SIDA para documentar con precisión la enfermedad en su historia.

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Un Hogar para Kathy

El documento habla sobre la novela "Un hogar para Kathy" escrita por Henry Denker. Describe cómo una experiencia personal de Denker al presenciar el duelo de una familia que perdió a su padre/esposo lo inspiró a escribir sobre una situación similar en su novela. También detalla la investigación exhaustiva que realizó Denker sobre el VIH/SIDA para documentar con precisión la enfermedad en su historia.

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Un hogar para Kathy

HENRY DENKER
Puede sucederle a cualquiera. Una familia feliz y saludable disfruta de la vida y, entonces, sin ninguna advertencia, algo terrible ocurre. Henry Denker fue testigo de un suceso as en su propia familia, cuando su sobrina perdi a su esposo, el padre de los dos hijos adoptados de la pareja. "Una familia de cuatro sbitamente se convirti en una de tres", afirma el autor. Los vio atravesar las diferentes etapas del duelo, incluyendo la sacudida inicial, la rabia y, ms tarde, la aceptacin y curacin. Aunque esa muerte no se relacion con el sida, la experiencia desgarradora le proporcion al autor el estmulo emocional que necesitaba para describir el drama de Grace Cameron y su hija en Un hogar para Kathy. Henry Denker tambin llev a cabo una minuciosa investigacin del sida, entrevist a mdicos y a otros especialistas y pas mucho tiempo observando el tratamiento de los pacientes de sida. Esta combinacin de experiencia personal e investigacin exhaustiva ha ayudado a popularizar enormemente las novelas de Denker, algunas de las cuales se han publicado en Libros Condensados a lo largo de los aos. El autor, habitante de toda la vida de la ciudad de Nueva York, vive en la parte residencial del lado oeste de Manhattan con su esposa, Edith.

En alguna parte tiene que haber un hogar para Kathy. Un lugar para una nia que pronto se quedar sola en el mundo. Un lugar lleno de amor y comprensin. Un hogar. En alguna parte. Pero, en dnde?

Captulo uno
Dios mo!, cundo me pondr al da? -pens Grace Cameron mientras manipulaba las llaves de la puerta principal de Amanuensis, el modesto establecimiento que haba abierto despus de la muerte repentina y prematura de su esposo haca ya dos aos. Grace Cameron, viuda a la edad de treinta y dos, era la vctima financiera de la enfermedad que llev a su esposo Kip Cameron a la tumba. Se haba quedado sin seguro de vida y con una hija pequea, una casa hipotecada (por la que, afortunadamente, pagaba intereses bajos), un Chevrolet con cuatro aos de antigedad y los exiguos ahorros del salario que Kip haba percibido como profesor universitario. Entonces, cuando tuvo que enfrentar la necesidad de mantener a su hija y a ella misma, Grace tom la decisin de poner a trabajar dos destrezas que siempre haba considerado como pasatiempos: la caligrafa y un gusto excelente para envolver regalos. En su trabajo en Amanuensis haca uso de ambas habilidades. Dentro de la tienda, Grace se detuvo a recoger la correspondencia que el cartero haba introducido al buzn temprano por la maana, y la revis para asegurarse de que no hubiera cuentas atrasadas. Una pila de nuevos pedidos se alzaba en el borde de su escritorio. Grace se senta orgullosa de la reputacin que haba ganado como una de las mejores calgrafas de la ciudad, pero a ltimas fechas le resultaba muy difcil mantener al da todo el trabajo. Temprano por la tarde, y a pesar de haber interrumpido sus labores varias veces debido a la llegada de clientes con artculos para envolver, Grace haba terminado el trabajo que deba entregar ese da. "Puedo pasar a dejar esto camino del consultorio de Scotty", pens. "Despus de una revisin rpida, recoger a Kathy en la escuela, la llevar a su clase de ballet y todava llegar a casa a tiempo para preparar la cena." El DOCTOR ROBERT "Scotty" MacClune era un hombre alto y musculoso, con espesa cabellera oscura rizada, y ojos grises perceptivos que se asomaban detrs de los anteojos redondos y gruesos. Era el mdico de la familia Cameron desde siempre. El esposo de Grace y l haban sido compaeros de habitacin en la universidad, y aun cuando sus caminos se separaron, debido a que Scotty haba decidido ingresar a la facultad de medicina y Kip se haba convertido en maestro universitario, continuaron siendo buenos amigos. Fue por medio de Scotty como Kip y Grace se conocieron. Scotty la haba recomendado como asistente de investigacin. -Algn sntoma? -pregunt el doctor MacClune cuando apenas empezaba a tomar la presin arterial en el delicado brazo de Grace. -Ninguno. 2

-Entonces, por qu deseas que te haga una revisin general? -pregunt, aunque saba de sobra que alguna preocupacin deba de haberla llevado hasta su consultorio-. Empez otra vez esa infeccin en la garganta? -No. Se trata slo de fatiga... en general. Constituye eso un sntoma de algo? -Eso es todo? -pregunt el mdico despus de confirmar que la presin arterial de Grace estaba un poco baja-. Ests segura de que no hay nada ms? -Algunas noches... bueno, por ejemplo hace dos, me despert empapada en sudor. Pero nunca duermo bien. No desde que... No tuvo que decirlo. Scotty saba. Ella no haba podido dormir bien desde la muerte de Kip. Pero la sudacin nocturna era otro problema. Scotty aplic el estetoscopio metdicamente y con mucho cuidado, atento a cualquier sonido que pudiera revelar algn problema en los pulmones de Grace. -Cmo te sientes del estmago ltimamente? -pregunt. -Bastante bien. Bueno, no muy bien. Me dan clicos de vez en cuando y un poco de diarrea, pero es que tengo un horario muy apretado que me pone nerviosa. -Vamos a pesarte -indic Scotty. -No tienes que hacerlo -replic Grace-. Por la forma en que me quedan los pantalones, me doy cuenta de que he perdido unos cuantos kilos. El mdico pes a la pacienta. Enseguida, utiliz una aguja esterilizada para extraer una muestra de sangre. Despus de etiquetarla para el laboratorio, condujo a Grace al consultorio. "Sigue tan hermosa como siempre", pens MacClune cuando se sent al escritorio frente a ella. El cabello largo, suelto, rubio como la miel. Ojos clidos y azules. Antes de que Grace se casara, ella y Scotty haban salido juntos. Entre ellos persista un sentimiento un tanto distinto del que por lo general existe en una relacin mdico-paciente. -Grace -advirti Scotty-, te esfuerzas demasiado. Quiero que, por favor, vuelvas a organizar tu horario. Abre la tienda una hora ms tarde. Cierra una hora ms temprano, para que no te sientas presionada a correr del trabajo a recoger a Kathy en la escuela y luego llevarla de prisa a su clase de ballet o al entrenamiento de ftbol. -Scotty, todava faltan seis aos para que Kathy vaya a la universidad. En ese entonces, la matrcula costar alrededor de treinta o treinta y cinco mil dlares al ao. Adems, Kip... -Ya lo s -repuso Scotty-. Muri demasiado pronto. Antes de que pudiera asegurar adecuadamente el futuro de Kathy y el tuyo. Pero no resolvers nada si llegas a enfermarte con este ritmo de vida. Mi consejo es que te tranquilices. Y vuelve para una revisin general dentro de dos meses. -De acuerdo -contest ella mientras se diriga a la puerta. -Grace? Ella se volvi para mirarlo. -Tienes tiempo en tu calendario para cenar con un viejo pretendiente? -Es... demasiado pronto, Scotty. Demasiado pronto. EL MARTES DE LA segunda semana del segundo mes desde su ltima revisin, Grace Cameron lleg al consultorio del doctor MacClune casi una hora tarde; el cabello rubio estaba hmedo por el sudor. 3

-Lo siento, Scotty -empez a disculparse. -Grace, tranquilzate! -orden Scotty-. Toma asiento y reljate. Recupera el aliento -le pas una caja de pauelos desechables para que se secara el rostro hmedo. Ella no pudo evitar darle una explicacin. -Todo empez cuando llegu tarde a recoger a Kathy. Desde hace ao y medio, asiste todos los martes a su clase de ballet, pero yo estaba tan ocupada en la tienda que lo olvid por completo. Ella me llam por telfono, y tuve que salir a toda prisa a buscarla; pero entonces ya estaba tan retrasada que olvid la cita que tena contigo. Scotty extendi el brazo para tomarle la mano y sinti el pulso. Rpido, pero no irregular. -Es muy raro en ti, ya que no sueles ser olvidadiza -coment- Siempre eras muy Puntual. Incluso durante el bachillerato, cuando salamos de excursin. Llegaba a recogerte y ah estabas, frente al porche de tu casa, arreglada y fresca con una fiambrera rebosante de sndwiches y fruta. -Hace mucho tiempo que esa Grace dej de existir -repuso-. En estos das, entre el trabajo, cuidar a Kathy y hacerme cargo de la casa, todo se acumula. De modo que a veces olvido las cosas. Es natural, no lo crees? Estoy segura que eso no es ningn crimen. Scotty MacClune evalu los sntomas de su pacienta. Varios meses antes la haba tratado por una infeccin de la garganta. Haca dos meses que ella se haba quejado de fatiga, sudacin nocturna y diarrea. Su examen de citologa hemtica mostraba un ligero descenso en el conteo de leucocitos. En esta ocasin, ella pareca olvidadiza. Eso era algo muy extrao en Grace. Considerando todos esos sntomas dentro del contexto de la enfermedad de Kip, Scotty comprendi lo que estaba obligado a hacer pronto. Tambin saba que ciertas disposiciones legales le prohiban hacerlo sin el consentimiento del paciente. Por supuesto, dados los sentimientos especiales que albergaba por esta paciente en particular, podra encontrar algn pretexto inocuo para tomar otra muestra de sangre. Le ahorrara el sufrimiento o la vergenza a Grace. A menos de que llegara a ser necesario que le revelara los resultados. Pero se dio cuenta de que era mejor ser completamente franco y abierto con ella en este momento. Scotty se quit los lentes y empez a limpiarlos. Grace conoca muy bien este gesto. Siempre que Scotty se senta inquieto, se quitaba los anteojos y los limpiaba, aunque no lo necesitaran. -Grace, tengo que extraer otra muestra de sangre -empez. La mirada de sorpresa de ella lo oblig a ofrecer una explicacin-. Para ver si hay anticuerpos en tu sangre. Anticuerpos contra VIH. -VIH? -pregunt ella, perpleja-. VIH? Eso es... Quieres decir que es posible que tenga... sida? Pero, eso es atroz. T crees que he tenido aventuras amorosas desde que Kip...? -Grace... -trat de interrumpirla, pero ella no se lo permiti. -Me sorprende mucho... no, me horroriza que pienses tal cosa. O acaso crees que sa es la razn por la cual no he querido salir contigo? -Grace, nunca emitira un juicio as. -Entonces, cmo puedes sugerir un anlisis de esa naturaleza? O siquiera sospechar tal posibilidad? -exigi ella, que se senta tan lastimada que estaba a punto de romper a llorar. -Grace, mi querida Grace, en verdad espero equivocarme, pero tus sntomas... -He padecido peores sntomas con la gripe -se defendi, sin ceder un pice.

-Fatiga, sudacin nocturna, una infeccin en la garganta, diarrea, olvidos... estos sntomas, considerados en su conjunto, constituyen un posible sndrome que podra ser indicativo del VIH. Dije que podra. Es mi obligacin profesional averiguarlo, pero necesito tu permiso para enviar una muestra al laboratorio. -Insisto en que no hay modo alguno de que haya podido contraer el VIH desde la muerte de Kip -aseguro ella. -Tal vez fue antes. -Ests sugiriendo que fui infiel? -Digo que Kip pudo haberte contagiado. -Lo que significa que l fue infiel? Scotty perdi la paciencia y la sujeto de los brazos. -Grace! Cmo muri Kip? -T lo sabes tan bien como yo. Fuimos a escalar una montaa. A l le encantaba. En un lugar peligroso, resbal. Se golpe la cabeza contra un peasco. Pero no sangr. De modo que no le dio importancia y continuamos escalando. Hasta que empez a sentir dolor de cabeza. Nos detuvimos a descansar. El dolor empeor. Comenz a sentir nuseas. Entonces se derrumb. Se desmay. Muri mientras yo lo sostena en brazos. La autopsia revel una hemorragia masiva interna en el cerebro. Dijeron que esas cosas pueden sucederle a cualquiera que tenga la enfermedad de Kip. Una vez que un hemoflico empieza a sangrar en el cerebro, slo una ciruga inmediata puede salvarlo. -Grace, Kip era hemoflico. Toda la vida recibi transfusiones de sangre. Tomaba medicamentos derivados de la sangre para la coagulacin. Cualquiera de ellos pudo haberle transmitido el virus del sida en esa poca. -Pero nadie mencion nunca que Kip tuviera... Alguna vez le practicaste un examen de sangre? -S. Y no encontr nada. Pero siempre existe un margen de error. Hay falsos negativos. Adems, an no sabemos cunto tiempo transcurre desde que la persona se infecta hasta que los anticuerpos se presentan. Un sbito miedo se apoder de ella. -Kathy. Es posible que Kathy...? -Es muy improbable -repuso Scotty-. A menos de que t hubieras sido portadora del virus cuando la diste a luz, dudo mucho que Kathy est enferma. Pero de momento vamos a concentrarnos en ti -la exhort, impaciente por tomar esa muestra de sangre. -No lo entiendo. No puede ser. He ledo cientos de veces que la gente primero adquiere el virus; entonces, slo aos ms tarde, empieza a padecer los sntomas del sida -protest Grace. -As es en algunas ocasiones. Muchas personas tienen el virus. Pueden haberlo tenido durante aos. Pero mientras no empiezan a presentar los sntomas del sida, no se justifica en modo alguno el someterlos a un examen. -Como podra ser mi caso -ella comprendi tristemente. Despacio, Grice se remang el suter y dej al descubierto el brazo derecho. Entonces, el doctor MacClune le extrajo otra muestra de sangre. -Cunto tiempo tendr que esperar? -pregunt Grace.

-Esta es para la prueba de ELISA, un acrnimo en ingls que significa "ensayo de inmunoabsorbente ligado a enzimas" Tendremos el resultado en menos de cuarenta y ocho horas. -Menos de cuarenta y ocho horas -repiti Grace, que empezaba a tomar conciencia cada vez mayor de que esto podra marcar el principio del final de su vida. -MAM! -KATHY, de doce aos, la llam desde su habitacin-. Viste mi suter azul? -con la impaciencia caracterstica de los jvenes aadi otro "mam?" -Creo que est en el tendedero, en el cuarto de lavado, querida -Grace respondi en voz alta, al tiempo que se preguntaba cundo cruzaban los nios al crecer esa frontera invisible entre el mami y el "mam". Por supuesto, dado el estado precario de salud de Kip, y luego de su muerte repentina, Kathy haba tenido que cambiar antes que la mayora de los nios de su edad. Ella estaba destinada a ser ms madura que sus amigos. Grace tena preparado el desayuno de Kathy sobre la mesa aun antes de que la nia llegara, y cuando le pareci que su hija se entretena, Grace le record: -Kathy, son las ocho menos diez. Por favor! -Madre -aplic el trmino especial que utilizan los jvenes cuando se les reprende-, tengo tiempo de sobra. Acaso tratas de deshacerte de m esta maana? -Por qu querra deshacerme de ti esta maana, o cualquiera otra? -Grace respondi con bastante aspereza. Observ con impaciencia mientras Kathy se encaminaba al borde de la acera para esperar el autobs escolar. Tan pronto como ste recogi a la jovencita, Grace corri al telfono y marc un nmero codificado que haba llegado a utilizar con frecuencia en los aos recientes. Le contest una voz enrgica: -Consultorio del doctor MacClune. -Dorothy, habla Grace Cameron. Podra comunicarme con el doctor? -S, claro. Un momento, por favor -Grace sinti un repentino escalofro al or el tono profesional de la recepcionista. -Grace -el mdico empez a hablar tan afectuosamente como le fue posible. -Scotty -ella lo interrumpi-, ya tienes los resultados del laboratorio? -S, pero antes de que hablemos de esto, slo quiero recordarte que la prueba de ELISA no es perfecta. Siempre existe un margen de error. -De modo que el resultado fue positivo -concluy Grace. -Antes de hacer conjeturas, necesitar otra muestra de sangre. Es para lo que llamamos la prueba de inmunoelectrotransferencia. Pasa a verme. Hoy mismo, si es posible. -S, s, por supuesto. Ir enseguida. Ella colg el telfono, pero no se movi de la barra de la cocina. Su primer pensamiento, su primer grito de desesperacin fue: "No, no! Primero, Kip. Ahora, yo. Es imposible. Tiene que ser una equivocacin". AL TIEMPO QUE tir del mbolo de la jeringa hipodrmico con el fin de llenarla con la sangre de Grace, Scotty comenz a decirle suavemente: 6

-Esta prueba de inmunoclectrotransferencia requiere un poco ms de tiempo. -Cunto? -pregunt Grace de inmediato. -Una semana. Te llamar en el mismo instante en que tenga los resultados -repuso Scotty, pero su voz careca de la confianza habitual de la que siempre haba dependido ella y que tanto necesitaba en este momento. Grace abandon el consultorio. Camino de la tienda, decidi que no permitira que Kathy se enterara. "No puedo darle siquiera el mnimo indicio. Ella es demasiado inteligente y muy perceptiva. Despus de todo, an hay un margen de error. Recuerda eso!" CONT LOS DAS, aun las horas, hasta la maana del sptimo da. Cuando se sent frente a Scotty al escritorio, ella se dio cuenta de que l limpiaba sus lentes, aunque lo haca de manera inconsciente. Eso, adems de la mirada compasiva en los ojos grises, le dijo todo. -No... no le digas a nadie -pidi ella con apremio. -Por supuesto que no. -Ni siquiera a Kathy -insisti Grace-. Tengo que ser yo la que se lo diga. -Antes de que lo intentes -sugiri Scotty-, debemos tener una idea ms clara de tu situacin. Tenemos que efectuar un examen completo. Descubrir el estado exacto en que te encuentras. Afortunadamente, contamos con uno de los mejores inmunlogos del medio oeste aqu en la ciudad. -Cmo se llama? -Spence. Norman Spence. Es una verdadera eminencia. Creme -empuj una hoja de papel sobre el escritorio, en la que haba escrito el domicilio del consultorio y el nmero de telfono de Spence-. Grace -prosigui-, comprendo que esto es terrible para ti. Pero Grace ya no le prest atencin. Por fin, ella se levant y susurr con voz muy queda: -Gracias Scotty. Ella se dirigi a la puerta. Al abrirla, Scotty dijo en voz alta: -Mi invitacin todava est en pie. Grace se volvi y trat de esbozar una sonrisa. -Demasiado tarde, Scotty. Esta vez es demasiado tarde. GRACE ESTABA SENTADA en la sala de espera del doctor Spence. La mayora de los otros pacientes eran hombres jvenes que en un tiempo fueron atractivos y saludables. Muchos se encontraban ahora demacrados y consumidos por la enfermedad. Se vean los estragos de la plaga que ha invadido al mundo occidental. Y eran una siniestra advertencia para todos aquellos que llegaban en calidad de pacientes a ese lugar. Por contraste una persona sobresala de las dems. Era una mujer muy bien vestida, esbelta y de porte casi real. El cabello, blanco y hermosamente peinado, no coincida con el rostro, ya que pareca tener slo un poco ms de cuarenta aos. Estaba concentrada en la lectura de un libro que haba trado para la nia que la acompaaba. La pequeuela, que no tendra ms de seis o siete aos, era preciosa: tena unos ojos enormes color avellana y cabello castao claro que caa en rizos desordenados sobre el rostro diminuto. Estaba sumamente inquieta, lo que pona a prueba la cantidad de paciencia de su guardiana. Cuanto ms trataba de interesarla en el libro, 7

tanto ms rebelde se pona ella e intentaba escaparse. Grace enfoc su atencin en esa mujer, al tiempo que se preguntaba cmo era posible que alguien como ella hubiera contrado el sida. Mientras Grace especulaba, uno tras otro, los jvenes fueron llamados a la sala de revisin del doctor Spence. Un poco despus, todos se haban ido. Al final, la sala de espera qued desierta, con excepcin de la mujer, la pequea y Grace. La enfermera sali una vez ms para anunciar: -El doctor Spence la espera. La mujer no se puso de pie. Fue la nia la que entr en el consultorio del doctor. Result tan evidente el impacto que experiment Grace, que la mujer se sinti obligada a explicar: -Es mi nieta. -Quiere decir...? -Grace no se atrevi a continuar con su pregunta. -Mi hija era muy joven, muy insensata. No fue suficientemente cuidadosa -explic con sencillez la mujer. -Oh, lo lamento! -replic Grace, indignada por tal injusticia para una nia. La mujer asinti con tristeza. -El da que mi mdico me comunic los resultados de los anlisis de Sara, me negu a creerle. Insist en que se realizaran otras pruebas. -Primero la de ELISA, despus la de inmunoelectrotransferencia -aadi Grace. -Seguidas de una prueba de carga viral en ADN. -Carga viral en ADN? Qu es eso? -Debe de ser la primera vez que viene aqu. -S, as es -reconoci Grace. -Oh! A propsito, me llamo Victoria Sloane -se present la mujer, obviamente ansiosa por cambiar el tema. -Grace Cameron. -Me atrevo a pensar que nos veremos aqu cada mes durante... mucho tiempo, espero. Le pareci que sa era la manera menos dolorosa de completar la frase. EL DOCTOR NORMAN Spence se sent a su escritorio y revis el expediente de su nueva pacienta. Grace se sent frente a l y estudi el rostro, en un intento por deducir, a travs de las reacciones del mdico, la gravedad de su estado. Spence tena un poco ms de cuarenta aos. Era delgado, de cabello oscuro y perfil enrgico. Le recordaba un poco a Kip. Excepto que el rostro de Kip era expresivo y revelaba sus emociones; en cambio, el de Spence era una mscara de control rgido. Grace no tena forma de saber que Norman Spence se esforzaba mucho por ocultar sus verdaderos sentimientos. De no ser as, sus pacientes condenados a muerte se habran sentido mucho ms abatidos. Cuando Spence alz la vista del expediente, Grace se dio cuenta de que tena una mirada sagaz y perceptiva. -Bueno, seora Cameron... -Doctor -ella lo interrumpi antes de que l pudiera continuar-, si existen probabilidades de error en la prueba de ELISA, por qu no en la de inmunoelectrotransferencia? Debe de haber algunos casos conocidos en que ambos exmenes hayan estado equivocados. En los que haya habido dos falsos positivos. 8

Por respeto a la angustia de Grace, Spence permaneci en silencio para permitirle expresar sus temores, su rabia ante la injusticia de su situacin. Haba muy poco que pudiera decir para consolarla. -Lo lamento, doctor... Las protestas de Grace se acallaron. -Seora Cameron, me sentira exactamente igual que usted si estuviera en su lugar -se inclin hacia delante para establecer un contacto visual ms directo con ella-. El virus ha estado en su organismo tal vez durante aos, y slo apenas empieza a manifestarse. Ahora que las pruebas han confirmado que lo tiene, vamos a encargarnos de que usted sufra las menores molestias posibles. De que su vida resulte tan normal como sea posible. No puedo prometerle que siempre tengamos xito; pero, le ruego que crea que realizamos nuestro mejor esfuerzo. Voy a programarla para una serie de visitas mensuales, con el fin de observar cmo avanza. -O ms bien, cmo retrocedo -Grace no pudo resistir el hacer este comentario. -Si prefiere plantearlo as -concedi Spence-. Una vez al mes vendr para una revisin general. Cada tercera visita tomaremos una muestra de sangre para ver cmo se desarrollan las cosas. Mientras tanto, voy a prescribirle una serie de cpsulas de AZT, que deber tomar tres veces al da. Si experimenta algn efecto colateral, comunquese conmigo enseguida. Hubo una pausa. -Ahora vamos a examinarla, a pesarla, a auscultarla para detectar alguna seal de neumona. Es muy importante estar prevenidos respecto a Pneumocystis carinii pneumonia. El peligro real no proviene del sida, sino de las otras enfermedades que usted puede contraer debido al decaimiento de su sistema inmunitario. Para evitar la exposicin a enfermedades infecciosas, existen unas cuantas reglas bsicas: lave cuidadosamente todas las verduras. Cocine todo lo que pueda. Si toma leche con el caf, hirvala primero. Y slo tome baos de tina... -Los baos de tina son tardados -protest Grace-. Prefiero las duchas. -El roco de las duchas puede ser infeccioso. De modo que, baos de tina! -orden Spence. Grace se dio por vencida y asinti con la cabeza. Mientras la someta a un examen riguroso, Spence continu dndole instrucciones respecto a los detalles bsicos de la vida de un paciente con sida. -Debe tomar precauciones cuando tenga relaciones sexuales, para no infectar a su compaero. -No tiene que preocuparse respecto a eso, doctor -respondi Grace. -Seora Cameron, estas son instrucciones que estoy obligado a darle, puesto que es portadora de una enfermedad mortal -la reprendi Spence-. No puede donar sangre. Debe informar de su situacin a su dentista, de manera que pueda tomar las precauciones debidas. Y, por supuesto, si en algn momento llega a necesitar una ciruga, deber informar a todos los mdicos y enfermeras. -S, doctor, entiendo -repuso Grace, que se senta como un paria. "Kathy", pens de pronto. "Tengo que ser especialmente cuidadosa con Kathy." -Bueno, tiene alguna pregunta? -inquiri Spence. -S. Qu significa "carga viral en ADN"? Spence habra preferido que esta pregunta surgiera ms adelante. Sin embargo, puesto que sus pacientes sufran tantos conflictos psicolgicos como padecimientos fsicos, siempre segua la poltica de ser completamente franco. 9

-La carga viral en el ADN, que es el cido desoxirribonucleico, es una prueba que llevamos a cabo para determinar la cantidad de virus en la sangre. Ver, entre sus clulas T protectoras y el virus se libra una batalla constante. La prueba de carga viral en ADN nos muestra cmo marcha esa batalla. -Doctor, en esta "batalla", alguna vez ganan las clulas T? Spence neg con la cabeza. -A la larga, no. -De manera que, si el virus siempre gana, todo lo que informa la prueba de carga viral es cmo empeora el estado del paciente -Grace concluy sin rodeos. -Es una forma de decirlo -concedi Spence. -Cunto tiempo? -pregunt ella de repente. -Cunto tiempo para qu? -Doctor Spence, soy madre de una hija de doce aos. Debo saber cunto tiempo me queda de vida. Hay cosas que tengo que hacer, muchas cosas -sofoc el impulso de llorar-. Mi hija no tiene padre. Cuando yo me vaya, se quedar sola. De modo que debo hacer planes. -Con seguridad, pronto podr darle un clculo bastante razonable -repuso Spence-. Ya le dijo a su hija? Ella lo sabe? -Todava no. -Sugiero que se lo diga -aconsej Spence. -Por supuesto. Ahora que ha sido comprobado, ser mejor que se lo diga. Mientras la vea salir de su consultorio, Spence experiment un grado an mayor de pesar del que por lo general senta respecto a un nuevo paciente con sida. Ya era suficiente tener que tratar con cualquiera que hubiera contrado la enfermedad. Sin embargo, pacientes como Grace Cameron o la pequea Sara Sloane, vctimas de la temida enfermedad sin tener ninguna culpa, hacan que Spence se sintiera todava ms impotente.

Captulo dos

Las palabras del doctor Spence acosaron a Grace todo el da siguiente en el trabajo: "sugiero que se lo diga." Las oa repetirse en su cerebro una y otra vez: qu es lo que iba a hacer, qu era lo ms apropiado. Segua oyndolas, en especial despus de terminar un trabajo y antes de iniciar el siguiente. Decidi que esa noche sera la ocasin para decrselo a Kathy. Pero, cmo? Cmo decir, incluso de la manera ms suave posible: "Querida, mam tiene sida"? Existe algn prembulo que sea capaz de atenuar un golpe de tal magnitud?
Kathy haba tardado meses en perdonar a Grace por la muerte de Kip. Todas las noches, cuando acostaba a la nia, Grace vea en los ojos de su hija la rabia, la acusacin: "T alejaste a mi pap; cuando lo trajiste de regreso, estaba muerto." Despus de semanas bajo tratamiento con un psiquiatra para nios, por fin Kathy haba sido capaz de expresar verbalmente sus emociones. "Por tu culpa, nunca ms va a abrazarme. O a besarme. O a arrojarme en el aire y tomarme en brazos, para despus ocultar el rostro en mi cuello y rer. Mi pap tena la risa ms maravillosa en todo el mundo. Y t me lo quitaste!" 10

El momento de or eso haba sido el ms doloroso en la vida de Grace. Ms doloroso incluso, si eso fuera posible, que la propia muerte de Kip. Fue cuando Grace cuid a Kathy durante un grave brote de meningitis que el vnculo entre ellas se restableci. Ya tarde, la noche en que la fiebre empez, Grace se haba sentado al lado de la cama de Kathy para aplicarte una friega refrescante de alcohol. Kathy haba alzado la vista hacia ella, con los ojos hmedos por la fiebre, y pregunt en voz baja: -No lo hiciste; no fuiste t, verdad, mami? -Hice qu? -pregunt Grace mientras frotaba con suavidad los dedos fros por el alcohol en el pecho de su hija. -Hacerle algo a pap. No lo hiciste, verdad? -No, querida, por supuesto que no. Kathy oprimi el tierno cuerpo ms cerca de la mano curativa de Grace y ella comprendi que su hija la haba perdonado al fin. "Si Kathy tard tanto tiempo en reponerse de la muerte de Kip", se dijo Grace, "cunto se tardar ahora que va a ser abandonada por segunda ocasin? Cuando Kip falleci, yo fui la nica que sostuvo a Kathy y le promet: 'No te preocupes, querida. Siempre me tendrs a m. Siempre tendrs a mam.' Lo dije en serio. Pero ahora..." Sugiero que se lo diga. Las palabras de Spence persistan. Al terminar el da, Grace tom una decisin. Se lo dira el fin de semana, cuando tuvieran suficiente tiempo para estar juntas y suavizar la conmocin. RECOGI A KATHY despus de su reunin en el club de ciencias. En camino de casa, decidieron cenar en un restaurante chino, que era el preferido de Katlly desde que haba dominado el uso de los palillos, esos instrumentos que Grace consideraba la contribucin de China para perder peso con rapidez. Cuando les sirvieron el primer platillo de rollos de pasta, Grace se dio cuenta de que, en lugar de comer, Kathy la miraba fijamente. Grace trat de no hacerle caso, al tiempo que atacaba su propio pastelillo y comentaba: -No es ningn crimen utilizar un tenedor, querida -pero Kathy continu mirndola fijamente hasta que Grace se vio obligada a hacer de lado su tenedor-. Kath? -Mam, puedo preguntarte algo? -Cario, cundo has necesitado permiso para preguntarme cualquier cosa? -Nunca, pero ahora se trata de algo especial -Kathy titubeo un instante-. Mam, qu sucede? -Qu sucede de qu? -inquiri Grace a su vez. -Qu ocurre... contigo? En ocasiones, Kathy tena una manera de abordar los asuntos que la haca parecer ms madura de lo que corresponda a su edad. Aun bajo la dbil luz del pequeo restaurante chino, Grace poda distinguir en su hija la mirada resuelta, y los ojos fijos y centrados en ella. -Qu pasa conmigo, querida? -Desde la semana pasada, o hace dos semanas, haces las mismas cosas, dices lo mismo, pero hay algo diferente. 11

"Dios mo!", Grace se oblig a considerar, "ha estado observndome durante el torbellino de las pasadas dos semanas? Se dio cuenta? Y, si es as, qu hago ahora? Decrselo aqu, en un restaurante? Con toda esta gente a nuestro alrededor? El fin de semana... promet que lo hara el fin de semana, cuando tuviramos tiempo. Pero no aqu. No ahora." -Nena, termina de cenar y despus... despus nos iremos a casa y hablaremos acerca de esto. -Hablar acerca de qu? -insisti Kathy. -Kathy, slo come! -repiti Grace. No fue la firmeza en el tono de voz de Grace, sino la mirada de vulnerabilidad en los ojos de la mujer lo que hizo que su hija se dedicara a comer el pastelillo que se haba enfriado y perdido todo su sabor. DURANTE EL TRAYECTO a casa, Kathy continu mirando fijamente a su madre; trataba de interpretar su expresin, pero no dijo nada. Aun cuando entraron en el estudio, donde se realizaban todas las conversaciones importantes, Kathy no dijo nada. Pero exiga con la mirada; su postura, mientras tomaba asiento en su lugar habitual en la otomana de Kip, lo demandaba. Grace se inclin hacia delante en su silln de orejas tapizado de zaraza. "Considero que ste no es el momento oportuno ni la manera adecuada", protest para s; sin embargo, abord el problema sin demora. -Kathy, querida, recib malas noticias la semana pasada. -Qu clase de malas noticias? -pregunt ella sin rodeos. "ste es el momento", comprendi Grace. "ste es el momento para decrselo. Pero, cmo? Es la primera vez que pronuncio estas palabras en voz alta, incluso ante m misma." -Kathy, nena, mam tiene... sida. -Sida? -pregunt la nia-. Eso es imposible. Estudiamos ese tema en la escuela, y no es posible que tengas sida. Se trata de un error. -Todas las pruebas lo confirman -repuso Grace. -Regresa con el doctor Scotty. Pdele que realicen esas pruebas de nuevo. -Kathy -Grace insisti con suavidad-, no hay ninguna duda. Tengo la enfermedad. -Pero, por qu? Cmo? -pregunt Kathy; las lgrimas empezaron a correr por las mejillas. -Tiene que ver con pap. -Pap te contagi el sida? Eso es imposible! El jams tuvo sida! -protest Kathy. -Es evidente que s lo tena y nunca lo sospechamos. -Pap te contagi el sida? No debi. No tena derecho... Rompi en sollozos, quedos pero incontrolables. Grace se acerc a ella y la abraz fuertemente. Permanecieron muy juntas, mientras se balanceaban con lentitud hacia atrs y adelante. Los minutos se volvieron eternos y pas ms de una hora. El suter de Grace estaba empapado por las lgrimas de Kathy. Continuaron abrazadas hasta que Kathy susurr: -Mam, puedo dormir contigo esta noche? -Por supuesto, querida. Por supuesto.

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PASABAN DE LAS cuatro, segn pudo ver en el indicador luminoso del radio reloj que se encontraba al lado de la cama de Grace. Ella abri los ojos y not que Kathy la miraba fijamente. -Kathy? -pregunt sorprendida en un susurro. Su hija continu con la mirada fija. Por fin, respondi: -No puede ser cierto. No tienes apariencia de estar enferma. He visto fotografas de personas con sida. No te ves as. Te ves como siempre. As que no es verdad. -Kathy, nena -Grace alarg el brazo para tomarla de la mano y acercarla de nuevo a la cama tibia-. Kathy, ojal no fuera cierto. Pero as es. Tenemos que acostumbrarnos. Adems, tal vez no sea tan terrible como piensas. -La gente con sida se muere -repuso la nia con sencillez. -Algunos sobreviven mucho tiempo -Grace trat de consolarla-. Vaya, este doctor que me atiende ahora... -No es Scotty? -Scotty me lo recomend. Es el doctor Norman Spence. Es un experto en sida. Es un hombre muy agradable. Me dijo... -y sa fue una de las pocas veces en su funcin de madre en que Grace se apart de la verdad. Slo un poco-. Dijo que no haba manera de saber cunto tiempo puedo vivir con esto. De modo que depende de nosotras, de las dos, continuar con nuestra vida. Tomar los medicamentos, ir a mis revisiones mensuales, y t asistirs a la escuela y continuars con todas las actividades que te gustan. Nos las arreglaremos bien. Muy bien. Ya vers. DOCTOR NORMAN SPENCE, INMUNLOGO, anunciaba la placa de bronce en la puerta. La joven Kathy Cameron clav la mirada en el nombre para cerciorarse de que era el mismo que vio en el frasco del medicamento que haba descubierto en el cuarto de bao de mam. Segura de haber localizado el consultorio correcto, Kathy se hizo de valor para abrir la puerta. Descubri que los pacientes en la sala de espera eran muy diferentes de los que haba visto en la de Scotty MacClune. La mayora de ellos eran jvenes cuya excesiva delgadez era antinatural y que se vean muy enfermos. Su reconocimiento de la sala se vio interrumpida por una voz que provena de la ventanilla de recepcin. -Pequea... Kathy camin de puntillas para acercarse a la abertura circular que haba en el vidrio. -Vengo a ver al doctor Spence -afirm. -Puedo preguntarte quin te envi aqu? -Mi mdico familiar es el doctor Robert MacClune -dijo Kathy, resuelta a que nadie le impidiera cumplir con su misin. -El doctor MacClune? -pregunt la recepcionista, escptica. Tom el auricular-. Doctor, hay una nia aqu... me parece que tiene como doce aos. Dice que la envi el doctor MacClune. -Scotty jams me avis respecto a ninguna nia -replic Spence-. Averige quin es. -Cmo te llamas? -pregunt la recepcionista. -Me apellido Cameron -respondi Kathy. -Doctor, dice que se apellida Cameron. Acaso se trata de...? 13

-S -concluyo Spence-. Debe de ser la hija de la nueva paciente. Dgale que espere. KATHY ESPER CASI dos horas mientras, uno tras otro, los enfermos vean al doctor. Por fin, todos se fueron y Spence, alto, elegante en su bala blanca de laboratorio, sali en persona a recibir a su ltima visitante. -Seorita Cameron, pase, por favor. -S, doctor -Kathy respondi de manera que pretendi sonar muy adulta. Kathy fue conducida al elegante consultorio del doctor Spence. La pared que se hallaba detrs del silln de su escritorio estaba tapizada con una variedad impresionante de certificados y diplomas enmarcados. -Tome asiento, por favor, seorita Cameron -indic Spence mientras rodeaba el escritorio para sentarse frente a ella. "Con esa cabellera rubia, los ojos azules, las mejillas sonrosadas y cubiertas de pecas, tiene todos los atributos para llegar a ser tan atractiva como su madre cuando crezca", pens Spence-. Y bien, entiendo que la enva el doctor MacClune. -Bueno -empez a decir Kathy-. No mencion exactamente eso. MacClune es mi mdico. Lo que es cierto. l envi a mi madre con usted. Dije que el doctor

-S, s, as es -repuso Spence, a quien le pareci gracioso y conmovedor a la vez el predicamento en que se encontraba la nia. Se vea preocupada, por un lado; sin embargo, resuelta, por el otro-. Seorita Cameron, me permite preguntarle qu hace usted aqu a estas horas cuando debera estar en la escuela? -Decid que venir a visitarlo hoy era ms importante que ir a la escuela. -Ah, no me diga! Y cmo lleg hasta aqu exactamente? -Ped que me trajeran gratis -titube un momento antes de indicar cmo, haciendo un movimiento de vaivn con el pulgar. -Pidi un viaje gratis a un desconocido? -Spence repiti en un tono de desaprobacin evidente-. Acaso nadie le ha dicho lo peligroso que es eso? -S, seor. Mi madre. Pero tena que venir. Y sin que mi mam se enterara. Tena que hacerlo. -Bien, ahora que se encuentra aqu, en qu puedo ayudarla? -Podra decirme la verdad -le espet Kathy. El mdico se inclin hacia delante. Habl con suavidad: -Seorita Cameron... No. Cmo te llamas? -Katherine -anunci ella, menos audaz en ese momento. -Katherine, qu te hace pensar que no te dir la verdad? -Mami no me la dice. Se esfuerza mucho por ocultarme las cosas, pero yo s que algo le pasa. -Comprendo. Bueno, exactamente qu verdades te gustara conocer? Temes que te contagie el virus? Que cada vez que te toca, o te besa, o prepara la comida, de alguna manera terrible el virus se abra camino hasta ti? Bueno, te doy mi palabra de que no contraers el virus si besas a tu mam. O si ella te besa o te toca de cualquier forma. La enfermedad se transmite por medio de la sangre y otros lquidos corporales. Tu madre sabe qu precauciones tomar para proteger a los dems. Bueno, acaso esto responde a tu pregunta? Aunque se requera valor para disentir del doctor, Kathy contest resuelta: 14

-No seor. Quiero saber hasta qu grado est enferma realmente. La verdad. Usted es el nico que puede decrmela. Por favor -los ojos azules estaban arrasados en lgrimas. -Har mi mejor esfuerzo -respondi Spence-. Tu madre est enferma, y voy a hacer todo lo que pueda para ayudarla. Por desgracia, con el tiempo la enfermedad empeorar. Porque no tenemos cura para ella. Todava no. -Cundo empeorar? -pregunt Kathy. -Los mdicos de mi especialidad vivimos con la firme esperanza de que maana se descubra la cura para esta enfermedad mortal. Pero, a diferencia de la mayora de los otros virus, ste cambia sus caractersticas prcticamente da con da; as que un paciente puede tener diferentes versiones del virus al mismo tiempo. Esa es una de las razones por las que no hemos podido identificar una cura especfica, lo cual significa reconoci que ese "maana esperanzador" puede no llegar nunca. No lo sabemos. Por ello mi sala de espera siempre est llena. Despus, uno tras otro, los rostros conocidos desaparecen. -Mi madre es ahora uno de esos rostros, no es verdad? -Por desgracia, s. A menos de que algo inesperado y milagroso suceda muy pronto -replic el doctor Spence con sencillez-. Ahora, querida, si quieres llorar, puedes hacerlo. S que yo lo hara. Un escalofro recorri el cuerpo de la jovencita. Todas las pretensiones de madurez se esfumaron. Empez a temblar. Spence rode el escritorio y se hinc en una rodilla para abrazarla. La sostuvo en los brazos hasta que el ataque de temblor pas. -Doctor, cunto tiempo le queda? -No lo sabemos todava -reconoci Spence. -Me permite venir con mam cada vez que tenga que asistir a su cita? Es slo un da al mes sigui argumentando Kathy antes de que el mdico pudiera negarse-. Adems, puedo reponer mis deberes escolares. Soy muy buena estudiante. Spence la mir fijamente, al tiempo que pensaba: "Yo tambin estoy seguro de que lo es." -Si esto no provoca conflictos en tu escuela y tu mam est de acuerdo, entonces no hay problema conmigo. ERA LA TERCERA ocasin que Kathy acompaaba a su madre en su visita mensual al consultorio del doctor Norman Spence. Grace ya se haba acostumbrado a todas las nuevas restricciones. No coma ensaladas, sino verduras cocidas; herva la leche antes de tomar su caf y tomaba baos de tina, aunque siempre echaba de menos el vigor que sola proporcionarle una ducha. Ese da, como era habitual, la sala de espera del doctor Spence estaba atestada. Al contar los rostros presentes, Grace determin cuntos de los que haba visto durante sus visitas previas se encontraban ausentes esta vez. No le era posible estar segura de que todos tuvieran sus citas a la misma hora del da. Pero era probable que as fuera en muchos casos, porque las revisiones de los pacientes se programaban cada mes, a fin de establecer el avance de la enfermedad. Cada tercera consulta se les tomaba una muestra de sangre para la prueba de carga viral en ADN, Con el propsito de verificar el descenso de las clulas T y la multiplicacin del virus. Esa prueba de carga viral en ADN constitua en realidad la cuenta regresiva hacia la muerte. Grace tena plena conciencia del hecho en esa ocasin, ya que, durante su ltima visita, el doctor Spence le haba extrado una muestra de sangre para el anlisis de ADN. Los resultados ya deban de estar listos. 15

Sus sombras expectativas se vieron interrumpidas cuando llegaron al consultorio Victoria Sloane y su nieta, Sara. La pequea llam enseguida la atencin de Grace, ya que haba adelgazado de manera considerable y estaba mucho ms plida que la vez anterior. Adems, la nia pareca totalmente aptica, y tena la mirada un poco extraviada, lo que pona de manifiesto una prdida de inters en todo lo que la rodeaba. Incluyendo la vida misma, temi Grace. Ya fuera porque Sara era la nica nia en la sala adems de Kathy, o debido al inters que suscit en ella la actitud abatida que mostraba la pequea, Kathy se sinti atrada hacia la chiquilla. Se acerc para entablar conversacin. -Tambin vine con mi mam -le dijo. -Mi mam est muerta -Sara respondi llanamente y sin mostrar ninguna emocin. Kathy se sorprendi por lo inesperado de la respuesta. -Lo siento mucho -logro decir. Sara no respondi, lo que slo provoc en Kathy el deseo de continuar hablando con ella. Lo intent una vez ms. -Cmo te llamas? -Sara -repuso la nia con parquedad. -Yo me llamo Katherine, pero dime Kathy. Todo el mundo me llama as. -Yo no soy como todo el mundo -replic la pequea-. Ser mejor que no me hables. La extraa advertencia intrig a Kathy. -Por qu no? -Porque si me hablas, nadie querr hablar contigo. La reaccin de desconcierto en el rostro de Kathy fue tan evidente que Victoria Sloane le hizo una sea con la mano para que se aproximara. -Por favor, no creas que tiene algo en contra tuya. Es que hemos tenido algunas dificultades en la escuela. Creo que tienes edad suficiente para comprender. En especial, porque tu madre es paciente del doctor Spence. -Quiere decir que slo porque Sara tiene... -S, porque Sara tiene sida -asever Victoria-. Una vez que diagnosticaron la enfermedad, sent el deber de comunicrselo a la directora de la escuela. Se supona que todo iba a permanecer en secreto, pero no fue as. Primero, los padres de familia protestaron y despus, atemorizados por ellos, los nios empezaron a rehuirla. Pronto, ningn nio en la escuela quiso jugar con Sara. O incluso hablar con ella. De modo que no la culpes por no mostrarse amigable. La han lastimado mucho. No se trata de ti. Es el resto del mundo. -Es muy triste; absurdo, en realidad -repuso Kathy. -Todos estn muy asustados, y nadie toma en cuenta los sentimientos de Sara. A pesar de que no existe ningn peligro real. La puerta interna del consultorio se abri. -Seora Cameron -llam la enfermera. -Tengo que acompaar a mam -se disculpo Kathy. -Ha notado usted algn cambio, seora Cameron? -pregunt Spence en la sala de revisin, controlado y agradable como de costumbre. 16

-No mucho. Ta vez me he debilitado un poco. -La tensin emocional de descubrir su mal y enfrentarse a l podra ser la causa de eso observ Spence y evit hacer otro comentario hasta terminar la revisin. Realiz el examen fsico habitual. La prdida de peso de Grace todava no constitua motivo de preocupacin. El tono de la piel era normal. El rostro no tena manchas. Ella se haba aplicado slo un ligero toque de maquillaje, como intentando demostrar que no tena que recurrir a grandes artificios para lucir sana. Un gesto de rebelda, aunque intil a la larga. Kathy mantuvo la vista fija en el rostro del doctor Spence. Observaba todos sus movimientos, todas sus reacciones. Estaba resuelta a sacar sus propias conclusiones con base en su interpretacin de las reacciones del mdico. Una vez que tomaron asiento en el consultorio, Spence abri el expediente de Grace. -Seora Cameron... me permite llamarla Grace? -Por supuesto -respondi ella. -Grace, tengo aqu el segundo informe de la prueba de carga viral en ADN. -Y est peor -Grace se anticip de inmediato. -No. Eso es lo extraordinario. El anlisis de la muestra de sangre que le tom el primer da indica una carga viral de cuarenta mil, lo que significa cuarenta mil partculas del virus por milmetro cbico de sangre. Pero el segundo anlisis revela una disminucin a slo veinticuatro mil, y un aumento a seiscientas sesenta de sus CD4+, o sea las clulas T tiles. -Es fantstico! -Kathy casi grit-. Eso significa que el tratamiento est funcionando. -Kathy -exhort su madre-, deja que el doctor Spence nos diga lo que significa. -Son noticias muy alentadoras, Grace. Pero no se deben al tratamiento. ste slo ayuda a combatir las enfermedades oportunistas. Digamos que, por el momento, las cosas parecen haber mejorado. Contine haciendo lo que sea que est haciendo. Y, desde luego, siga tomando el AZT. MIENTRAS GRACE Y KATHY se dirigan a casa en el auto, Norman Spence llam por telfono a Scotty MacClune. Acababa de comunicarle las ltimas cifras del recuento de ADN cuando Scotty lo interrumpi. -Fabuloso! -Tal vez s, tal vez no -coment Spence. -Por qu, Norm? -En ocasiones las cifras son muy buenas para ser verdad. Quiz slo se trate de una anomala. Esperemos a ver.

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PACIENTE: CAMERON, GRACE DIAGNSTICO: VIH POSITIVA, SIDA CLULAS T CD4+/mm3 21/9 10/12 520 660 PARTCULAS DEL VIRUS 40.000 24.000 PESO 57,650 kg 56,250 kg

Captulo tres
Grace estaba ocupada en preparar la cena cuando oy que Kathy le gritaba desde el piso superior. -Mam, recuerdas esos libros que sola leer? -Qu libros? -pregunt Grace mientras pona la cacerola de verduras en el horno. -Ya sabes, sos que me gustaba leer cuando era nia. "Nia" pens Grace. Cuando una adolescente de doce aos, a punto de cumplir trece, habla de "cuando era nia", lo hace a uno pensar. Kathy baj corriendo las escaleras. -Ya sabes cules, mam. La telaraa de Carlota y El gran caramelo. No te acuerdas? -Por supuesto. Qu pasa con ellos? Escribirs una composicin acerca de cuando tenas esa edad? -No. Esa nia, esa pequea tan triste... -Esa pequea... te refieres a Sara? -S, s, a Sara! Est tan triste que yo... -Kathy titube antes de confesar-. Tuve el terrible presentimiento de que no va a morirse por la enfermedad, sino por la tristeza. Quiero hacer algo al respecto. -Hacer algo? Qu? -Llama a su abuela. Dile que me gustara ir a visitar a Sara y jugar con ella. -Es un pensamiento muy lindo, Kath. Pero, con todas tus actividades, cundo tendrs tiempo? -Si renuncio al club de ciencias, tendr una tarde libre. -Pero t disfrutas del club de ciencias -protest Grace. -Mam -repuso Kathy con mucha suavidad-, no ser durante mucho tiempo. Y siempre habr un club de ciencias al cual regresar. -Es muy cierto. Sin pronunciar una palabra, madre e hija se abrazaron. Despus del clido abrazo, Grace indic: -Ve a buscar el telfono de Victoria Sloane en la gua y llmala enseguida.

Haban regresado a casa desde el consultorio del doctor Spence.

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AL DA CIGUIENTE, a las tres y media de la tarde, Kathy toc el timbre de una impresionante residencia en las afueras de la ciudad. Ms pronto de lo que esperaba, la puerta se abri y Victoria Sloane la salud. -Katherine, qu amable de tu parte que hayas venido! Sara est en su habitacin. Se encuentra a la izquierda en el piso superior. Hoy es uno de sus das muy malos -la previno la seora Sloane mientras Kathy se diriga a las escaleras. -Tiene dolor? -No. Pero se enter de que habra una fiesta escolar en la pista de patinar el jueves. Su deporte favorito es el patinaje. Ms bien era, debera decir. Preparada de este modo, Kathy subi las escaleras con decisin. La puerta de la izquierda estaba cerrada. Toc. No obtuvo respuesta. Volvi a tocar. -Nunca volver a tomar ese medicamento! -grit Sara. -Sara -empez a decir Kathy en voz baja-. Slo soy yo. Kathy Cameron. Te acuerdas? Nos conocimos en el consultorio del doctor Spence -abri la puerta-. Me permites pasar? -Si t quieres -respondi Sara en un tono hostil. Kathy la encontr acostada sobre la cama, sin dar la cara a la puerta, como si se apartara del mundo. Kathy permaneci a los pies de la cama y la mir fijamente. "Est muy plida", pens. "An ms que el da que la vi en el consultorio del doctor Norman Spence." -Vine a jugar -propuso Kathy. Sara se hizo un ovillo y se retrajo. -O slo podramos charlar -ofreci la jovencita. -No quiero hablar -respondi Sara. -Te traje algunos libros. -Qu clase de libros? -Los libros que sola leer cuando... -estaba a punto de decir "cuando era nia", pero modific ligeramente la frase-, cuando tena tu edad. Quieres que leamos? -insisti Kathy. -No quiero leer nada. Slo quiero que me dejes en paz! Kathy se dio por vencida. -De acuerdo. Pero te dejar los libros. Es posible que... -Djalos si quieres -interrumpi Sara-, pero no voy a leerlos. Ni siquiera los mirar. Kathy coloc los libros sobre la cama. Cuando cerraba la puerta, oy que Sara rompa en llanto. Ms tarde, esa misma noche, sentada a la mesa de la cocina, Kathy le coment a Grace su fracaso con Sara. -Deben de haberla herido mucho en la escuela para que est tan enojada -concluy. -No puedes esperar compensarla por todo eso si pasas slo unos cuantos minutos con ella sugiri Grace. -Pero si no quiere hablar conmigo... Pasado maana faltar a mi clase de ballet y volver a visitarla. -Faltar al ballet! Pero... -Grace empez a protestar. 19

-Mam, el rostro de esa nia est tan consumido, y su mirada es tan triste... Ambas percibieron el momento exactamente de la misma manera. Kathy hablaba de cmo podra ser con Grace algn da. -Si quieres faltar a tu clase de ballet por esta nica ocasin, creo que est bien concedi Grace. DOS TARDES DESPUS, al salir de la escuela, Kathy tom el autobs con rumbo a la casa Sloane, que estaba al final de una calle cerrada, sobre una cuesta larga y amplia de csped bien cuidado. Se dirigi a la puerta y toc el timbre. -Vengo a ver a Sara -anunci Kathy una vez que la doncella hubo abierto. -Quin es, Hetty? -pregunt Victoria desde la habitacin contigua. -Una jovencita que viene a visitar a Sara -dijo la sirvienta. Victoria sali rpidamente del estudio. -Oh, Kathy! No esperaba... Pasa, querida, pasa. No hay ningn cambio -le inform en tono confidencial mientras la acompaaba a las escaleras-. Si pudieras lograr que tome su tableta de AZT, sera una gran ayuda. -Lo intentar -prometi Kathy, pero sin mucha confianza. Subi las escaleras. Cuando se aproximaba a la puerta cerrada, decidi no tocar. Tal vez con la sorpresa tendra alguna ventaja. Abri la puerta y anunci. -Hola, Sara! La nia se volvi de pronto y dej caer el libro que tena en las manos. Kathy lo reconoci. La telaraa de Carlota, su favorito. -Slo estaba viendo las ilustraciones -explic Sara. -Podramos leerlo juntas. -No! -Bueno, hay alguna cosa que podamos hacer juntas? Salir a caminar, jugar a algo, peinar a tus muecas? -No -repiti Sara, pero un poco menos enftica. -Debe haber algo que podamos hacer juntas. Cualquier cosa -Kathy sugiri, al borde de la desesperacin. Sara le hizo una sea con la mano para que se acercara, a fin de hablarle en secreto. -Hablas en serio cuando dices "cualquier cosa"? -S. En realidad me refiero a cualquier cosa. En verdad, lo que t quieras -prometi Kathy. -Vayamos a patinar -susurro Sara-. Quiero ir a patinar. -Te llevar a patinar -ofreci Kathy. -No puedes -respondi Sara con actitud desafiante-. No te dejarn hacerlo. -Quin no va a dejarme? -despus de que por fin haba logrado entablar una conversacin con Sara, Kathy camin y se sent a los pies de la cama. -La escuela. Las mams dijeron que si me caigo al patinar, si sangro... Todo el mundo tiene miedo de mi sangre. As que no me dan permiso. No querrn. 20

-Y si vamos solas? -sugiri Kathy. -Lo haras? -Claro -prometi Kathy. LA FIESTA ESCOLAR de patinaje haba concluido y el grupo de adultos que sola reunirse durante las noches, an no llegaba al lugar, de modo que todava estaba oscuro y desierto. Fue necesario un soborno muy generoso de parte de Victoria para que el encargado iluminara nuevamente la pista. Una vez que las luces resplandecieron sobre el hielo limpio y sin marcas Sara y Kathy patinaron despacio en el permetro interior. Victoria las observ desde atrs de la barrera. Fue una sorpresa muy agradable para Kathy ver que la pequea Sara era muy gil y patinaba con mucha facilidad sobre el hielo. Se encontraban en el extremo ms alejado de la pista cuando Sara se dirigi de pronto al centro. Empez a describir crculos pequeos, como imitando a una patinadora artstica. Kathy se apresur a reunirse con ella, temerosa de que, en su entusiasmo creciente, Sara se esforzara demasiado. Pero la pequea sonrea; era la primera sonrisa que Kathy la haba visto esbozar. Pareca muy segura de s misma hasta que resbal con el patn izquierdo. Cay hacia delante y se desliz por el hielo hasta que choc abruptamente con la barrera. Kathy se dirigi patinando hacia ella y se dej caer a su lado, al tiempo que intentaba volverle el rostro hacia arriba para ver si se haba lastimado. -No me toques! -le advirti la nia. -Slo trato de ayudarte, Sara. -No me toques. Estoy sangrando -explic la pequea. Con cuidado, cerciorndose de no tocar la sangre, Kathy volvi a Sara y descubri que el labio inferior sangraba. Kathy le dio su pauelo. La nia lo oprimi contra la boca. Victoria ya haba llegado hasta donde estaban. Se asom por la barrera. -Sara, cario, te encuentras bien? -No dej que Kathy tocara la sangre -manifest la nia con orgullo-. Verdad, Kathy? -As es. Te portaste fantstica, Sara. Y fuiste muy valiente. -Podemos patinar un poco ms? -pregunt, a medias a Kathy, a medias a su abuela. Los ojos de Kathy miraron suplicantes a Victoria y ella estuvo de acuerdo. -S, pero tengan cuidado. Sara y Kathy pasaron el resto de la hora juntas, patinando despacio en crculos sobre el hielo. De vez en cuando, Sara alzaba la vista y le sonrea para compartir su deleite. EN EL CAMINO DE casa, Sara, muy entusiasmada, hizo planes para leer un libro con Kathy. Pero de vuelta en su habitacin, antes de que Kathy terminara de leer la primera pgina, la pequea se qued profundamente dormida mientras sujetaba con ternura la mano de Kathy. Con mucho cuidado, para no despertarla, Kathy se liber y sali del cuarto sin hacer ningn ruido. Victoria la esperaba al pie de las escaleras. -Est dormida -inform Kathy-. Creo que la agot. 21

-Es un cansancio placentero -coment Victoria-. No se haba sentido tan llena de vida, tan... estaba al borde de las lgrimas-. A ella le encantaba... le encanta... patinar. Su sueo era llegar a ser campeona. -Es realmente una nia extraordinaria -repuso Kathy. -ste ha sido, sin duda, su mejor da desde que el rumor se esparci por toda la escuela. Kathy, no s cmo agradecrtelo. Fuiste muy amable, muy considerada. ESA NOCHE, DURANTE la cena, Kathy relat a su madre los sucesos de la tarde, incluso lo referente a la cada de Sara. -Fue horrible, mam. La tienen tan atemorizada acerca de la sangre, que deberas haber visto la mirada que tena en los ojos cuando me advirti: "No me toques." Pareca odiarse a s misma. Pero despus, una vez que volvi a patinar, se sinti feliz. -Me alegra mucho que hayan regresado a patinar, querida. -Mam, por qu no dejo la clase de ballet como algo permanente por algn tiempo? As tendra dos tardes libres a la semana para estar con Sara. EN EL CONSULTORIO del mdico, las nias se encontraban en un rincn de la sala de espera entretenidas con juegos de palabras, que de vez en cuando provocaban un breve estallido de risas por alguna broma. Grace Cameron y Victoria Sloane estaban sentadas, y las observaban con atencin. -Sara se ve llena de vida. Tiene los ojos muy brillantes y alegres -apunt Grace. -Es como un milagro. Desde que Kathy pasa las tardes con ella, espera con impaciencia los martes y jueves. Cuando lleg el turno de Grace, Spence realiz su examen de rutina en presencia de Kathy, como haban acordado. Dedic especial atencin a buscar las infecciones oportunistas que acosan a los enfermos de sida. No encontr sntomas de neumona. Ni indicios de tuberculosis en los pulmones. No haba seales de daos neurolgicos que pudieran revelar la existencia de tumores en el cerebro. Tampoco marcas de decoloracin en la piel. sa era la tercera revisin mensual desde su ltima lectura de ADN, de modo que Spence extrajo otra muestra de sangre. Renov su prescripcin de AZT y despidi a Grace y a su hija, tranquilas por el momento. EL JUEVES, DESPUS, de la escuela, Kathy esper el autobs que la llevara a la casa de Victoria Sloane. Ese da, ambas planeaban ir al zoolgico. Sara no haba ido en ms de un ao. Pero cuando Kathy lleg, descubri que Sara se haba olvidado del zoolgico. Se quej de sentirse cansada. Demasiado cansada aun para leer en voz alta La telaraa de Carlota, que se haba convertido en su favorito. De modo que Kathy tuvo que leerle. Sara estaba acostada sobre la cama y finga escuchar, pero pronto se qued dormida. Kathy apart el libro y observ a su pequea amiga. No estaba segura, pero crey detectar una mancha en el brazo izquierdo. Kathy se inclin para mirar de cerca. S, haba algo ah. Sali de puntillas de la habitacin y se dirigi a las escaleras alfombradas para buscar a Victoria en su estudio. -Kathy, qu ocurre? -pregunt Victoria, sorprendida. -Seora Sloane, not algo en el brazo izquierdo de Sara? 22

-Algo? A qu te refieres? -Una marca de color diferente. Algo que no tena antes. Victoria Sloane se puso de pie con rapidez. Se dirigi a las escaleras. Kathy corri a su lado. Una vez en la habitacin de Sara, Victoria se aproxim a la cama y clav la mirada en el brazo izquierdo de su nieta. Ah estaba, una tenue mancha en forma circular, ligeramente amoratada. -Oh, Dios mo! -susurr Victoria-. Debo llamar al doctor Spence de inmediato. Inform al doctor lo que haba visto. -Se trata del sarcoma de Kaposi -confirm Spence, pesaroso-. Ya lo esperaba. Acabo de recibir los resultados de su ltimo examen de DNA. Victoria, Sara tiene un milln doscientas cincuenta mil partculas del virus por mililitro en la sangre. -Es eso muy grave? -pregunt ella. -No puede ser peor -reconoci Spence-. Lo lamento mucho, Victoria. Perpleja, la abuela colg el auricular. -Seora Sloane? -Kathy pregunt en un susurro. -Esas marcas moradas se deben al sarcoma de Kaposi. El doctor me lo advirti desde hace varios meses. Se trata de la etapa terminal, as la llam la pobre Sara... pobre Sara. -Hay algo que podamos hacer? -pregunt Kathy. -Slo contina con lo que hemos estado haciendo. Lo que has estado haciendo, en realidad. Kathy, trata de infundirle nimo hasta el final. DOS JUEVES DESPUS, Kathy se present en la casa de Sloane. Como ya era costumbre, Sara estaba en cama. Aunque el camisn la cubra casi por completo, las zonas expuestas de los brazos revelaban las manchas amoratadas del sarcoma de Kaposi. Kathy hizo acopio de su mejor sonrisa y salud, animosa: -Sara, te traigo muy buenas noticias! Aunque la pequea enferma no respondi, Kathy continu: -Descubr otro libro de la misma autora que escribi El gran caramelo. Va a encantarle. Se llama La casa de Iggie -sac el libro a la manera de un mago que muestra el resultado de un gran acto de magia. Sara lo mir, pero no prest atencin. Sin inmutarse, Kathy comenz a leer. Sara estaba acostada sin decir palabra y cerraba los ojos de vez en cuando. De pronto, sin abrirlos, Sara interrumpi la lectura de Kathy para preguntar: -Kathy, dime cmo es. -Cmo es qu, Sara? -El ms all. -El ms... -Kathy empez a repetir la pregunta, y en ese instante se dio cuenta de lo que Sara quera decir-. Sara, el ms all est muy lejos. Te quedan muchos aos para pensar en eso. Aos -repiti, no poda decir la verdad y tampoco saba qu otra cosa aadir. Continu leyendo, confiada en distraer a Sara de esos pensamientos negativos. Pero Kathy comprendi que haba fracasado. La voluntad de la pequea Sara para luchar finalmente se haba extinguido.

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ESA NOCHE, AL LLEGAR A CASA, Kathy sorprendi a Grace al preguntarle de repente: -Mam, alguna vez has pensado acerca de cmo es el ms all? -El ms all? -repiti Grace, desprevenida ante la pregunta-. Te refieres al ms all? -S. -Kath, con la tienda, la casa, mantenerme al ritmo de tu horario y recordar que tengo que tomar mi medicamento, no me queda tiempo para pensar en nada, excepto en el aqu y el ahora. -No lo dices solamente para hacerme sentir mejor, verdad? -Kath, no debes pensar as. Los resultados de mi ltimo examen de carga viral en ADN fueron excelentes. Espero que los del nuevo lo sean tambin. sa es la clave. Con base en eso, me quedan aos por vivir. No pierdas tu tiempo pensando en algo que est tan lejano. De acuerdo? -Est bien -asinti Kathy-. Pero no fui yo. Sara... ella me pregunt. -Pregunt acerca del ms all? sas fueron sus palabras? -S. El ms all. -Oh, Dios mo! Pobre pequea -musit Grace. UNA LIGERA LLUVIA empezaba a caer cuando Grace y Kathy llegaron a la iglesia. Entraron en el santuario donde resonaba la suave msica que tocaba un organista invisible. El intenso olor de las flores frescas flotaba en el aire. El acomodador condujo a Kathy y a su madre a uno de los bancos del frente. Kathy busc con la mirada a la seora Sloane, pero Grace susurr: -Ser la ltima en entrar -se sentaron una al lado de la otra, silenciosas, sin moverse, hasta que Kathy tom la mano de su madre. Ninguna de las dos se atrevi a hablar. La msica del rgano se apag poco despus en un largo y lento diminuendo. Por una puerta lateral del altar entr Victoria, acompaada a cada lado por un ujier de la iglesia. Una vez que tom asiento, el rgano reanud la msica con una meloda breve y suave. Al terminar, el ministro se puso de pie y se dirigi al facistol para rendir un sucinto tributo a la corta vida de Sara. Cuando termin, los encargados sacaron el pequeo atad. Mientras Victoria se preparaba para seguirlos, Grace y Kathy se reunieron con ella en el pasillo. Grace y Victoria se abrazaron. -Irn al cementerio? Por favor -pidi Victoria-. S que Sara hubiera querido que nos acompaaran. En especial Kathy. Vengan en mi limusina. EN EL CEMENTERIO, Grace y Kathy permanecieron de pie bajo la lluvia junto con un puado de dolientes hasta que el servicio concluy. Entonces, Kathy tir de la manga de su madre. -Mam, podemos ir ahora? -susurr. -Por supuesto -Grace asinti de inmediato. Se volvi hacia Victoria y explic en voz muy baja. Despus, tomadas de la mano, Grace y Kathy se pusieron en marcha y recorrieron los diversos senderos que se entrecruzaban en el cementerio hasta que llegaron a una tumba doble de granito gris que tena grabado el apellido CAMERON. A uno de los lados se lea en letra ms pequea: Kip CAMERON 1960-1992. Kathy mir fijamente la losa. Uno de los lados del granito estaba intacto, slo en espera del cincel del cantero. Para evitar que Kathy se detuviera a pensar demasiado en eso, Grace habl: 24

-Una plegaria breve, slo unas cuantas palabras, querida. Victoria nos aguarda. Ambas oraron en silencio y despus se alejaron lentamente. EL PEQUEO GRUPO que haba asistido al funeral regres a la residencia Sloane, donde se sirvieron sandwiches y caf. Despus de un lapso considerado de cortesa, los pocos invitados se despidieron con las palabras de consuelo habituales. Cuando Grace y Kathy se dirigieron a la puerta, Victoria les suplic que se quedaran. -Hay algo que tengo que mostrarte -inform a Kathy. La tom de la mano para conducirla por las escaleras hacia la habitacin de Sara. Todo el cuarto estaba muy ordenado, exactamente como Kathy lo haba visto el ltimo da que haba estado ah. La nica excepcin consista en un pequeo paquete, envuelto en papel de regalo rojo y atado con un lazo dorado, que se encontraba encima de la cama. -Kathy, querida, esto es para ti -indic Victoria. Kathy la mir, perpleja. -Sara quera darte esto muy especialmente. No estuvo tranquila hasta que lo envolvimos juntas. Ella trat de atar el lazo dorado. Pero no pudo... no muy bien. Estaba muy dbil. Kathy tom el pequeo paquete. Lo sostuvo torpemente en las manos, sin saber lo que la etiqueta exiga de ella en esa situacin: abrirlo en ese momento o esperar hasta llegar a casa. Al darse cuenta del dilema en que se encontraba la nia, Victoria dijo: -Tmalo. brelo cuando tengas ganas. Volvieron a la sala, donde Grace aguardaba. -Victoria, quiero que sepas que ste no es el fin de nuestra amistad -empez a decir Grace-. En cualquier momento en que sientas la necesidad de hablar o de recordar, Kathy y yo siempre acudiremos a tu lado. Adems, queremos que vengas a cenar con nosotras de vez en cuando. -Gracias -replic Victoria-. Pero creo que no podr aceptar su ofrecimiento. Grace y Kathy intercambiaron miradas de desconcierto y preocupacin. -Esta casa alberga mucho sufrimiento para m. Tengo una pequea propiedad al sur de Francia. Mi esposo y yo solamos pasar nuestras vacaciones en ese lugar. En esta ocasin, no ser un sitio de recreo, sino un refugio. Voy a huir. A huir de todo este dolor y sufrimiento. Soy una mujer derrotada, una vctima del sida tanto como lo fueron mi hija y Sara. Abraz a Kathy y la bes, al tiempo que susurraba: -Gracias, pequea. Gracias por todo. En verdad eres una magnfica persona. GRACE CONDUJO DESPACIO, ese da se senta muy deprimida. -Me pregunto qu contiene -dijo, refirindose al obsequio envuelto en papel rojo que Kathy apretaba en las manos. -Puedo abrirlo ahora? -En el momento en que t quieras -repuso Grace. -No lo s. Me parece que, una vez que lo haga, ella estar muerta en realidad. Y no deseo eso -observ Kathy. -Kath, querida, Sara est muerta. Adems, si ella quera darte eso, creo que deberas abrirlo. 25

-En este momento? -S -apremi Grace. Kathy desat el lazo dorado, dobl la cinta con esmero y despus empez a retirar el papel de regalo rojo. Descubri una pequea caja blanca de raso. La abri. En medio del forro de seda blanca haba un pequeo anillo de oro y una nota. La abri para leer en voz alta las palabras, escritas con mano temblorosa y vacilante: "Querida Kathy: Este anillo era de mi madre. Ella me lo dej. Quiero que sea tuyo." Estaba firmada: "Tu amiga, Sara."

Captulo cuatro
Kathy? -la maestra de historia pregunt mientras recorra el saln de clases donde conduca un interrogatorio repentino-. Por qu es importante el nombre de Rosa Parks en la historia de Estados Unidos? Kathy se levant; una vez de pie, se dio cuenta de que tena la mente totalmente en blanco. Ni siquiera haba odo la pregunta. Mir al techo y se sonroj por la vergenza, pero no fue capaz de contestar. -Por favor, ven a verme despus de la clase -orden la seora Forsythe con impaciencia. Mientras todos sus compaeros salan ruidosamente del saln de clases, Kathy permaneci sentada en su banca en silencio. Afuera, su mejor amiga, Cindy Persons, se qued a esperarla con actitud protectora. La seora Forsythe cerr la puerta para asegurarse de que nadie las oyera. -Bueno, Kathy -empez la seora Forsythe, al tiempo que trataba de transmitirle todas sus intenciones de mostrarse comprensiva-. Qu problema tienes? -Ningn problema, seora Forsythe -respondi Kathy mirando al piso. -Durante todo el semestre has sido la primera en alzar la mano, pero en las ltimas dos semanas no slo no te has ofrecido como voluntaria, sino que ni siquiera has respondido a las preguntas que te hago. Por qu? -Simplemente desconozco las respuestas -replic Kathy. -Kathy, mrame. Si ocurre algo malo, puedes decrmelo. Lo arreglaremos. Pero no es posible que lo mantengas en secreto y adems arruines todo tu ao escolar. Eres muy buena estudiante como para permitir que eso ocurra. -No es nada -contest Kathy. -Kathy, no importa lo que sea, no puede ser tan terrible. Dime qu te pasa. -Ya se lo dije. Nada! -insisti Kathy, al tiempo que luchaba por reprimir las lgrimas. -Muy bien -concluy la seora Forsythe. Era intil insistir. -Qu quera? -pregunt Cindy fuera del saln de clases. -Slo porque no respond a una pregunta tonta, se molest. Maestros! Vmonos o no llegaremos al entrenamiento de ftbol.

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CUATRO DAS DESPUS, a la mitad de una de las semanas de ms trabajo que hubiera habido en Amanuensis, Grace tuvo que cerrar la tienda a las cuatro menos cuarto para asistir a una reunin en la oficina de Hazel Thom, directora de la escuela. Era la primera vez que la directora citaba a Grace. Cuando entr con la seora Thom, la directora no estaba sola. Glenda Forsythe, maestra de historia, se encontraba ah, y tambin Joseph Curtis, maestro de matemticas de Kathy. Grace sinti que se enfrentaba a un tribunal con tres jueces. La seora Thom explic el problema: una cosa es cuando un alumno deficiente o mediocre sufre una baja en sus calificaciones. A veces, la presin por aprobar hace que el rendimiento de algunos alumnos no muy brillantes sea an peor de lo acostumbrado. Pero otra es cuando una estudiante sobresaliente como Kathy, experimenta una cada sorpresiva y muy radical en sus calificaciones; debe de existir algn factor poderoso. -De modo que, antes de que la situacin de Kathy sea irreversible, pensamos que sera mejor enfrentar esto juntos para que vuelva a ser la misma de siempre. Se le ocurre algo que pudiera estar perturbando a su hija, seora Cameron? "S", pens Grace, "se me ocurre algo que podra estar perturbando a Kathy. Aunque, estoy obligada a decrselo? El doctor Spence jams mencion a los maestros. Informar a los dentistas, mdicos, enfermeras, s. Pero, a los maestros y directores? Sin embargo, mi enfermedad est afectando el trabajo escolar de Kathy. Por su bien, para que la comprendan y ayuden, creo que tengo que decrselo." -Seora Thom, les agradezco a todos ustedes el enorme inters que demuestran por Kathy. Pero el problema no es ella. Soy yo -Grace hizo una pausa corta-. Vern, en fecha reciente Kathy se enter de que... lo que voy a revelarles ahora debe mantenerse estrictamente confidencial. Necesito que me den su palabra al respecto. Todos asintieron de inmediato. Ms tranquila, Grace anunci: -Hace poco descubr que tengo sida. Un repentino silencio llen el recinto. Grace poda sentirlo: estupor, lstima. Y s, tambin temor, mucho temor. -Oh, Dios mo! -por fin, la seora Thom pudo decir algo. La seora Forsythe expres su compasin de otra forma: -Por supuesto, eso lo explica todo. Cualquier nio, en especial alguien tan sensible e inteligente como Kathy, reaccionara con preocupacin ante una noticia as. -Bueno, ahora ya lo saben -dijo Grace-. Quiero recordarles que esta informacin debe tratarse en forma confidencial. -Puede confiar en nosotros -prometi la directora Thom. FUE DESPUS DE la prctica de ftbol la tarde siguiente. Grace conduca a casa con Kathy a un lado. Ella siempre haba pensado que estos momentos en el auto eran ideales para conversar con su hija. Sin distracciones, sin llamadas telefnicas de amigos o compaeros de la escuela. nicamente ellas dos, a solas. -Kath, ayer por la tarde tuve una reunin en la escuela. -Reunin? En la escuela? -pregunt Kathy, asombrada. 27

-S, con la seora Thom, la seora Forsythe... -Forsythe -Kathy entendi enseguida al or el nombre-. Por supuesto, Forsythe. Uno no responde a una pregunta tonta y de inmediato ella empieza a tirar golpes. Es un crimen? -Kath, no se trata tan slo de la seora Forsythe. El seor Curtis tambin ha observado lo mismo. Adems, los dos estn preocupados. Las calificaciones son importantes. Hasta ahora has tenido un excelente historial, as que sera una pena echarlo a perder, no crees? -No se trata para nada de las calificaciones, y t lo sabes muy bien! -estall la nia de repente. -Kathy, a qu te refieres? -pregunt Grace. -Tratas de obligarme a obtener buenas notas para que le agrade ms a la gente, para que me quieran ms -acus Kathy. -Que te quieran ms? -Cuando... cuando llegue el momento, qu suceder conmigo? A dnde ir? Por eso te preocupa que obtenga buenas calificaciones. Para que la gente me quiera. -Oh, Kathy, no! Todava falta mucho tiempo para eso. Recuerdas que los resultados de mi prueba de ADN salieron muy bien? Las personas que tienen sida pueden vivir muchos aos, muchos aos! -insisti Grace, tanto para tranquilizarse ella misma como a su hija. No hablaron ms. Pero, en medio del silencio, Grace se dio cuenta de que el problema que Kathy haba planteado exiga su atencin. Grace no se haba permitido pensar en ello, porque no poda aceptar que algn da Kathy quedara al cuidado de otras personas. Incluso al pensarlo, continu negndolo. DURANTE DAS, la pregunta simple de Kathy que transmita un tono dramtico: "Qu suceder conmigo?" rond por la mente de Grace. Decidi confiar en Hannah Persons, la madre de Cindy. Debido a que Cindy y Kathy eran amigas muy cercanas, Hannah conoca bien a Kathy, y Grace confiaba en sus opiniones. Hannah Persons era una mujer sencilla, de cabello oscuro y baja estatura, que amaba a los nios. Cuatro tardes a la semana daba clases en una escuela primaria en uno de los barrios pobres de la ciudad. Sus alumnos la queran mucho. Grace concert una cita para reunirse con Hannah en un pequeo restaurante, donde pudieran conversar con tranquilidad. Cuando tomaban el caf, Grace habl de su situacin. -Afortunadamente, con base en mi ltimo examen, voy bien. Tengo tiempo. Es slo cuestin de elegir el hogar adecuado, la gente apropiada. -Bueno, empecemos con tu familia -sugiri Hannah. -se es el problema -reconoci Grace-. Debido a la carrera de mi padre como diplomtico, nunca vivimos suficiente tiempo en ninguna parte del mundo para permitirme conocer a cualquiera de mis familiares. Mi mam slo tena una hermana; y, al igual que yo, pap era hijo nico. -Y la familia de Kip? -pregunt Hannah. Grace suspir. -Bueno, es un poco ms grande que la ma, pero no mucho. Kip y yo perdimos a nuestros padres cuando ramos muy jvenes. En la actualidad, el to Harry es el jefe de la familia Cameron. Kip sola llamarlo el monarca reinante. 28

-Oh!, uno de sos -Hannah la compadeci. -Kip deca que el to Harry se haba equivocado de poca. Que habra sido un gran propietario de una plantacin antes de la Guerra Civil. Le gusta ser el amo de los dems. No me refiero a comprarlos ni a venderlos, sino a dirigir sus vidas. Kip siempre me previno: "Ten cuidado cuando trates con el to Harry." -Tendras que tratar con l si slo le pidieras su consejo? -No -admiti Grace-; adems, l conoce a la familia mucho mejor que yo. -Cules son algunas de las posibilidades? -pregunt Hannah-. Me parece recordar que Kathy ha mencionado a la ta Hortensia. -S. Es la hermana de Kip. Tambin tena otra hermana, Louise, y un hermano, Ed. l es msico de rock y viaja mucho, de modo que no constituye un buen prospecto para adoptar a una jovencita. Pero las hermanas de Kip son definitivamente posibilidades que debo considerar. Tal vez el to Harry podra indicarme a quin de las dos debo acercarme primero. A pesar de ello, el to Harry no lo s. -No har ningn dao el pedir su opinin -aconsej Hannah con amabilidad. -No, creo que no. Gracias a Dios tengo tiempo para buscar un hogar adecuado en el que Kathy pase algn tiempo a fin de acostumbrarse -mir a Hannah al otro lado de la mesa-. El tiempo. Qu cosa tan maravillosa. Es un don de Dios. Sabes, Hann? Al leer acerca del sida, descubr que hay personas que sobreviven hasta cinco aos y ms. Mucho ms. "Espero con todo el corazn que est en lo cierto", pens Hannah mientras observaba el rostro consumido de Grace. ESA TARDE, GRACE fue a recoger a Kathy despus del entrenamiento de ftbol. -Bueno, cmo te fue hoy? -pregunt en cuanto su hija subi al automvil-. Me refiero a la prctica. -Muy bien -respondi Kathy. -Y tu examen de historia? -Mejor. Ocho punto cinco. -Bueno, vas en camino de volver a los primeros lugares de la clase -dijo Grace mientras encenda las luces del auto. -Mam, por qu haces eso? -pregunt Kathy, perpleja. -Est oscureciendo -explic Grace. -Oscureciendo? Ningn auto tiene las luces encendidas. Grace mir con extraeza los autos que pasaban. Kathy tena razn. Sin embargo, ella vea todo un poco oscuro y borroso. Aminor la velocidad y se concentr en la lnea blanca discontinua en medio de la calle. Poda distinguirla, aunque con dificultad. Uno de los ojos, el izquierdo, perciba algunas manchas que flotaban en el espacio. Tiempo atrs haba visto unos cuantos puntos que cruzaban por su campo de visin, pero nunca con tal abundancia. Se estacion al borde del camino. -Mam? -Necesito un minuto para aclarar la vista. -Aclararla? Por qu? 29

-Son ciertas... cosas que pasan flotando. Por favor, slo dame un momento. Despus de ms de quince minutos, aunque la visin no se haba aclarado, Grace puso en marcha el motor. Condujo despacio hasta llegar a casa y llam de inmediato a Scotty MacClune. -Creo que ser mejor consultar a Norman -recomend Scotty-. aproximadamente en diez minutos. Volver a llamarte

Scotty concert una cita en el consultorio de Spence. Fue a recoger a Grace y, aunque hubiera preferido que Kathy no los acompaara, por fin acept llevar con ellos a esa chiquilla terca de doce aos. EN LA SALA DE revisin de Spence, Grace se sent tensa en el banquillo blanco de metal, mientras el mdico usaba un oftalmoscopio para observar el ojo izquierdo y le peda a la pacienta que describiera sus sntomas. -Puntos, manchas en abundancia -inform ella. -Anillos luminosos? Destellos? -pregunt Spence. -No. Slo estas cosas que flotan por todos lados. Spence llam aparte a Scotty. -Es retinitis -le inform. En ese momento, Kathy salt de la silla al otro lado de la habitacin para escuchar cada palabra que los dos mdicos intercambiaban. -Qu recomiendas? -pregunt Scotty. -Usaremos ganciclovir -indic Spence. -Qu es eso? -cuestion Kathy. -Kathy, por favor! -la reprendi su madre. Pero Norman Spence no menospreci las preocupaciones de Kathy. Ella era una nia inteligente, que tena derecho a conocer la verdad acerca del nico de sus progenitores que le quedaba. -El ganciclovir es un medicamento que empleamos para contrarrestar la retinitis provocada por el sida. Puede aminorar su avance. En ocasiones, hasta la cura -explic Spence. -Qu ocurrir si no la cura? -pregunt Kathy, slo parcialmente satisfecha. -Jovencita, es mi opinin que, si le aplicamos a tu mam el ganciclovir por goteo intravenoso dos veces al da durante varias semanas, vencer la enfermedad -declar Spence. -Por goteo intravenoso, dos veces al da -Kathy consider esto y luego asinti. -No vas a preguntarme en qu dosis? -inquiri Spence con un ligero destello de humor en los ojos. -Confo en usted, doctor. -Vaya, muchas gracias! -respondi el doctor Spence con tono obsequioso. -Cundo empezaremos? -pregunt la chiquilla. -Kathy, por todos los cielos! -protest su madre. Pero Spence atendi la pregunta de la jovencita. -Por la maana. Mi enfermera se lo administrar. 30

-Vendr con mam por la maana -prometi Kathy. -Supongo que t conducirs -coment Spence. bromeaba con ella. -Tomaremos un taxi, doctor -respondi enftica. -KATHY! KATHY! Todava no ests lista? Las dos vamos a llegar tarde -llam Grace al pie de las escaleras. -Bajar enseguida! -contest la nia en voz alta mientras se asomaba por la cabecera de la escalinata. -Tu mochila, olvidaste tu mochila! -la reprendi Grace. Kathy continu bajando las escaleras. -No ir a la escuela -asegur-. Te acompaar al consultorio del doctor Spence. -No, por supuesto que no. Hars lo que planeamos anoche. Te dejar en la escuela, ir luego al consultorio, me aplicarn el ganciclovir por va intravenosa y luego me ir a la tienda. Tengo cientos de cosas por hacer que me aguardan. As que, jovencita, da media vuelta, sube las escaleras y ve por tus libros. -Ir contigo -insisti Kathy. -No hay nada que puedas hacer. Slo estorbars. -As como estorb cuando pap muri? -Eso fue algo totalmente distinto -protest Grace. -Tampoco estuve ah entonces. Grace tom a Kathy de la mano, la llev al tercer escaln y se sentaron lado a lado. -Querida, si crees que voy a correr al consultorio del doctor Spence a recibir ese tratamiento intravenoso para morir enseguida, puedes estar segura de que no ser as. Todava falta mucho tiempo para que llegue ese momento. Por favor, tengo varios pedidos urgentes que atender hoy. As que, cuanto ms pronto llegue a la tienda, tanto mejor. Kathy frot la mano de su madre, la bes y por fin cedi. -Est bien. -RECUSTESE, seora Cameron -indic la enfermera-. Sentir el pinchazo de la aguja. Despus permanezca acostada. Permita que este medicamento penetre en la vena y empiece a surtir efecto. No le doler. Despus de un breve lapso, el doctor Spence entr en la sala de tratamiento. -Cmo va todo? -pregunt. -Excelente -respondi Grace-. No me duele. -Bien. Ahora vamos a extraer otra muestra de sangre. -Pero... me tom una hace apenas un mes -record Grace. l sonri. -De seguro que no va a mostrarse avara por unos cuantos centmetros cbicos de sangre procedi a extraer un poco del lquido vital del otro brazo. Kathy se dio cuenta de que el mdico

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Grace se pregunt cul poda ser el motivo de este cambio en la rutina. Visita una vez al mes, examen de sangre cada tres meses. Por qu, de pronto, cada mes? Acaso la retinitis era ms peligrosa de lo que Spence le haba dicho? AL ANOCHECER DEl octavo da del tratamiento para atacar la retinitis, el doctor Norman Spence llam a Scotty MacClune. -Norm, qu sucede? -Se trata de Grace. Tengo a la mano los resultados de su ltima prueba de carga viral en ADN. -Y? -pregunt Scotty con ansiedad. -Empecemos por el recuento del virus. La primera vez result de cuarenta mil. La segunda, de veinticuatro mil. Ahora, de pronto, subi a treinta mil. -Todava est muy lejos de ser alarmante -seal Scotty. -S, pero indica la tendencia. En realidad, el recuento de clulas T es lo que ms me preocupa. La primera ocasin fue de quinientas veinte. Despus, la segunda vez, anomala de anomalas, dio un salto a seiscientas sesenta. En la tercera, Descendi a cuatrocientas. Y me temo que disminuir con mayor rapidez a partir de este momento. Al mismo tiempo, la concentracin viril empezar a subir de manera acelerada. Estoy seguro de que ella ha estado enferma ms tiempo del que sospechbamos. Si tuviera que hacer una estimacin, le dara de nueve meses a un ao como mximo -admiti Spence. -Oh, Dios mo! -murmur Scotty-. Crees que deba hablar con ella? -No, Scotty -coment Spence-. Lograr que las personas se resignen a morir se ha convertido en mi especialidad. Yo lo har.
PACIENTE: CAMERON, GRACE DIAGNSTICO: VIH POSITIVA, SIDA CLULAS T CD4+/mm3 21/9 10/12 12/3 520 660 400 PARTCULAS DEL VIRUS 40.000 24.000 30.000 PESO 57,650 kg 56,250 kg 56,250 kg

Captulo cinco

Grace entr en el consultorio de Norman Spence para descubrir que Scotty MacClune tambin se encontraba presente. Sus temores previos se vieron confirmados. Cuando Spence le pidi que acudiera a verlo sin Kathy en esa ocasin, Grace sospech que algo grave ocurra. Al ver a Scotty ah, estuvo segura.
Spence se hizo cargo de la consulta. -Grace -empez Spence-, recib la ltima lectura de ADN. A pesar del informe optimista que tenamos, esta vez observo un notable aumento en la concentracin viral. Al mismo tiempo, el recuento de clulas T ha descendido sustancialmente. Esto significa que sus clulas han empezado a perder la batalla contra el maldito virus. As que... 32

-Doctor, cunto tiempo me queda? -lo interrumpi Grace para formular esa nica pregunta. -No puedo decirlo con precisin. Posiblemente nueve meses. -O menos? -Grace quiso saber. -Podra ser. No lo sabemos. As que pens... -Spence dirigi una mirada a Scotty-. Pensamos que, puesto que tiene obligaciones y planes qu realizar, debera estar enterada. -Grace -intervino Scotty-, s que esto significa un golpe terrible para ti. Por qu no te llevo a casa? -A casa? -pregunt ella a su vez-. Tengo dos trabajos pendientes de entregar en la tienda hoy. -Creo que tienes derecho a tomarte un tiempo para descansar -insisti MacClune. -Scotty, querido, si hay algo que no tengo es tiempo para descansar. Tengo mucho que hacer -se levant y se dio vuelta a medias-. Gracias, doctor Spence, por ser tan franco y directo. Lo aprecio. -Lo tom mejor de lo que yo esperaba -coment Spence en voz baja cuando Grace cerraba la puerta. -Vio morir a su esposo frente a ella y sigui adelante para mantenerse ella y a su hija. Si el valor y la determinacin fueran capaces de vencer esta enfermedad, Grace lo lograra. -Tambin otras personas. Por desgracia, no es posible -concluy Spence. CMO SE LO DIR a Kathy?", se pregunt Grace mientras conduca hacia la tienda. "Slo llego y se lo digo directamente? Kathy, en nueve meses o menos vas a ser hurfana". No puedo hacer eso. No puedo, a menos de que tenga algo ms que decir. Como: "De manera que hice arreglos para que vayas a vivir con... Con quin? No lo s." Record su conversacin con Hannah. El to Harry. "A pesar de lo que Kip pensaba respecto a l, Harry es el jefe de la familia. l sabr quin es mejor. S; primero, Harry. Despus, Kathy." Animada porque la retinitis reaccionaba bien al tratamiento con ganciclovir, Grace se sinti suficientemente segura para conducir fuera de la ciudad a fin de ir a visitarlo. Resolvi tomarse la tarde del jueves. EL TO HARRY ERA alto y corpulento; meda uno ochenta y cinco. Tena una mata de cabello blanco y, a decir por el tono rubicundo del rostro, era obvio que pasaba mucho tiempo al aire libre. Cojeaba un poco del pie derecho, a consecuencia de una herida sufrida en la Segunda Guerra Mundial, durante un ataque de la marina a la isla de Tarawa en la campaa del Pacfico. Cuando volvi, le dieron la bienvenida a casa en medio de grandes fanfarrias. Debido a que era una celebridad local y se haba capacitado en electrnica en la marina, pudo obtener un prstamo para establecer una pequea fbrica de antenas para el nuevo mercado floreciente de los televisores. En unos cuantos aos, vendi la empresa a una compaa nacional de electrnica y dedic algunas de las ganancias de la venta a instalar una granja, donde criaba perros de caza campeones. Se deca en la familia que el to Harry era multimillonario. Si lo era o no, esa percepcin convirti a Harry Cameron en el patriarca, la presencia gobernante de la familia. Slo Kip se haba negado a rendirle el tributo del que se senta merecedor. Harry no aprob que Kip dedicara sus cuatro aos en la universidad a estudiar a los clsicos. Cuando el hijo de Harry, Justin, muri en lo que l llam un muy desafortunado 33

accidente, Harry habra preferido que Kip estudiara algo provechoso: derecho o administracin de empresas, y haba insistido en ello cada vez que se le presentaba la oportunidad. Las ambiciones acadmicas que tena Kip eran, conforme a los estndares de Harry, una absoluta prdida de tiempo. Grace cruz en el auto las rejas de la granja cercada. Respir profundamente, al tiempo que se deleitaba con la fragancia de la tierra rica y negra del medio oeste. Mientras conduca a lo largo del angosto camino pavimentado que llevaba a la gran casa de la granja de Harry, oy ladridos. Mir hacia el lugar de donde proceda el ruido y descubri al to Harry, que entrenaba a un cachorro de pointer en el campo. Al verla, Harry abandon al animal para dirigirse cojeando pesadamente hacia la casa. Se reuni con Grace cuando ella rodeaba la glorieta para detenerse frente a la puerta principal. Harry salud a Grace Cameron con un beso, pero no fue sino hasta ese momento cuando Grace advirti el asombro en el rostro del to por el hecho de que ella estuviera tan delgada. Sin embargo, Harry fingi que no lo haba notado. Le pas el brazo por el hombro y la condujo a la casa. -Leeza! -dijo-, lleg nuestra invitada. Leeza era un enigma para los Cameron. Cuando era joven, haba llegado a trabajar a la granja como ayudante de Patricia, la esposa de Harry, que sufra de una enfermedad degenerativa de los nervios, la cual termin con su vida a la edad de cuarenta y dos aos. A la muerte de Patricia, Leeza simplemente se qued all. De una manera silenciosa y discreta, se convirti en parte del hogar de Harry. Nunca se mencion el matrimonio, pero se le aceptaba como la duea y seora de la casa. Harry llev a Grace al solarium. Antes de que se sentaran, Leeza entr en el lugar y se detuvo en seco al recibir la primera impresin del aspecto de Grace. Luego se recuper, sonri y la bes con afecto en la mejilla. -Caf? Y un trozo caliente de tarta de manzana? Acabo de sacarla del horno -ofreci tentadoramente-. Te har mucho bien despus de un viaje tan largo. Grace asinti, ms para complacer a Leeza que por verdaderos deseos de comer algo. El to Harry le hizo una sea con la mano para que se sentara en un cmodo silln de mimbre acojinado. l tom asiento en el sof frente a ella. -Y bien, querida Grace, me dijiste por telfono que queras hablar conmigo -coment Harry para iniciar la conversacin. Leeza volvi, llevando una bandeja que seguramente haba preparado con mucha anticipacin a la llegada de Grace. La coloc en la mesa y empez a servir caf caliente y rebanadas generosas de una aromtica tarta de manzana con especias. Una vez que se sirvi a s misma, se sent en el silln de mimbre junto a Harry. Grace la observ un momento, al tiempo que envidiaba su apariencia saludable, su figura distinguida y atltica. "Nunca cambia", pens Grace. Todava conservaba la piel tersa y los vivaces ojos negros. Llevaba el cabello castao oscuro muy corto y no tena una sola cana. Por pura cortesa, Grace tom un buen bocado de tarta con el tenedor, pero no pudo tragarlo. Y cuando extendi la mano hacia la taza de caf para ayudarse a pasarlo, la mano le tembl. -Hija -al evaluar la situacin, Harry se hizo cargo-, no hay necesidad de que te sientas nerviosa. Te encuentras entre familia. No hay secretos. Lo sabe?", se pregunt Grace por un instante. -No hay sorpresas -continu Harry-. No, si se es un observador de la vida. Hace tiempo previne a mi hermano en contra de su casamiento con la madre de Kip. "Ned", le dije en aquel 34

entonces, "aunque sea muy bonita, slo contaminar la sangre de los Cameron. Es portador de una maldicin. Sus hijos corrern el riesgo de heredarla. La mitad sern hemoflicos". Pero Ned no quiso escuchar. Tampoco t. No puedes decir que no te lo advert. La primera ocasin en que viniste aqu lo intent. Y t me respondiste entonces: "To Harry, yo asumir el deber de cuidar muy bien a Kip para que nada le suceda." Lo recuerdas, cierto? -hizo a un lado su tarta y continu hablando de lo que supona que era el problema-. De modo que no me resulta extrao que acudas a m. -To Harry... -Grace, nerviosa, trat de interrumpir, pero l no cej en su empeo. -Quiero decirte que admiro tu determinacin. La forma en que seguiste adelante cuando Kip muri. Abriste la tienda, lograste triunfar. Pero ya veo el precio que tuviste que pagar. Dios mo, hija, has adelgazado mucho! -To Harry, creo que no comprendes... -No digas nada. No quiero que te humilles al pedir. Saba que algn da, en alguna parte de su camino, Kip iba a enfermar gravemente o a morir de modo prematuro. As que, de vez en cuando, ahorr pequeas sumas de dinero que, gracias a una inversin prudente, se han convertido en una cantidad considerable. El dinero es tuyo. Se te pagar en cantidades de diez mil dlares al ao. Ese maldito fisco gravara cualquier monto que rebasara los diez mil dlares. Mejor an, les dar diez mil a ti y diez mil a Kathy. Leeza? La mujer asinti para tranquilizar a Grace. Harry se sorprendi mucho, incluso se mostr un poco resentido, cuando Grace asegur: -To Harry, no se trata de dinero. -Entonces, no viniste a hablar de dinero... -consider Harry. l y Leeza intercambiaron miradas de desconcierto, mientras esperaban que Grace explicara. Ella mir directamente a los ojos del anciano. -La delgadez no tiene nada que ver con el exceso de trabajo. Tengo sida -anunci con sencillez. -Que tienes qu? -pregunt el hombre. Grace les explic el origen de su enfermedad y al final dijo: -El mdico cree que no me queda mucho tiempo. Un ao; es probable que menos. Debo encontrar un hogar para Kathy. Una familia para ella. Harry mir de nuevo a Leeza. Los ojos oscuros compartieron el estupor. Slo requiri un momento para que ella lo alentara con un ligero movimiento de la cabeza. -Familia, verdad? -Harry hizo una pausa-. Esto nos toma un poco desprevenidos. Me imagin que Kip no vivira mucho tiempo, pero... no quiero que te preocupes, querida Grace. Tenemos una casa grande. No se requiere de mucho para convertir esa habitacin en el piso de arriba en un dormitorio agradable para una nia pequea. -Le pondr unas cortinas -ofreci Leeza, quien se uni a l en los planes-. Una preciosa colcha floreada, que tal vez haga juego con ellas. S, podramos convertirla en una hermosa habitacin. Incluso sera buena idea comprar algunos muebles nuevos, verdad, Harry? -Por supuesto, una cama y un colchn nuevos. -No vine aqu a pedirles... -Grace trat de intervenir. Pero los planes de Harry para Kathy iban mucho ms all de una habitacin encantadora.

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-Hay justicia potica en esto -coment-. Lo que Kip, en su terquedad, no me permiti hacer por l, podr hacerlo ahora por su hija. Puedo aceptar a esa nia. Es muy inteligente; puedo aceptarla y moldearla para que llegue a ser una verdadera Cameron. Cuando Justin muri, pens que lo hara por Kip. Pero se mostr tan obstinado; cre que haba perdido mi oportunidad. Pero ahora Kathy, a su tierna edad... Dios mo, lo que podra hacer con ella! De pronto, las palabras de Kip resonaron en la mente de Grace. Al to Harry le gusta ser el amo de las personas. Se sinti obligada a interrumpir: -To Harry, me temo que cometes un terrible error. -No habr errores. No en la forma que conduzco mis asuntos. Me pondr en contacto con mi abogado. Averiguar acerca de los trmites de adopcin -To Harry! No vine aqu a pedirles a Leeza y a ti que adopten a Kathy. -Hija, si no viniste por dinero y tampoco para pedir que adoptemos a Kathy, a qu demonios viniste? -A solicitar tu consejo. -Consejo para que? -pregunt Harry, un tanto irritado. Aunque era probable que resultara doloroso para Harry y Leeza or lo que Grace tena que decir, ella comprendi que tena que decirlo. -To Harry, vine aqu porque no tengo familia propia. Busco entre la familia de Kip un nuevo hogar para Kathy. Quiero tu consejo. Quin crees que le dara el mejor hogar, cul sera la mejor familia para una nia como Kathy? Harry Cameron asinti con lentitud, mientras pensaba que al fin comprenda. -Demasiado viejos. Crees que somos muy viejos. -No, no quise decir eso -protest Grace. -Es verdad -admiti Leeza, renuente-. ste no sera un hogar para una jovencita. Tenemos nuestra forma de ser. Una rutina ya establecida. Todas las cosas que hacemos da con da no le interesaran a una nia de su edad. Harry, ella tiene razn. ste no sera el lugar ideal, o la familia adecuada para una nia de doce aos. Aunque -aadi con pesar- hubiera sido muy agradable or la risa de una nia en esta vieja casa. "Pero no resulta tan agradable tener a un anciano dominante como Harry tratando de someter a su voluntad y forma de hacer las cosas a una nia inteligente y orgullosa como Kathy. A Kip no le habra gustado. Tampoco a m", pens Grace. Mientras tanto, Harry abord el problema que los ocupaba. -Una familia para Kathy. Veamos lo que nosotros, los Cameron, tenemos que ofrecer. Estn las dos hermanas de Kip, Louise y Hortensia. Las dos han formado magnficos hogares. Estn casadas con hombres buenos y acaudalados. Sin embargo, entre las dos, me inclinara por Hortensia; dado que no tiene hijos, sera la mejor opcin. Aunque no eliminara a Louise ahora que sus dos hijos se han ido a la universidad. Tambin est Ed, el hermano de Kip, pero l est obsesionado con su msica. No. Creo que el mejor prospecto es Hortensia. Tengo la corazonada de que se sentir feliz -coment Harry-. Pero lo ms importante es que Kathy continuar siendo parte de la familia. Una verdadera Cameron. Haba poco de qu hablar despus de eso, de manera que Grace se puso de pie para marcharse. -Mantnme informado acerca de Hortensia -dijo Harry. 36

-Por supuesto -asinti ella. Despus de que Grace se fue, Harry se dirigi al telfono y marc un nmero conocido. -Seor Herkimer, habla Harry Cameron. -Herkimer? Tu abogado? -pregunt Leeza. -Por si acaso, Leeza, por si acaso -dijo luego de colgar-. En realidad, podra lograr algo extraordinario con esa nia. EN EL CAMINO A CASA, Grace medit acerca de su reunin con el to Harry. l quera tener a Kathy bajo su control para poder hacer con ella lo que no haba podido hacer con Kip. O Justin. "Pobre Justin", pens. Hijo nico de Harry, Justin se haba suicidado durante su ltimo ao en Yale. Kip dijo que Harry lo haba forzado mucho ms all de sus capacidades naturales. Justin no deba haber ido a Yale. Pero Harry insisti. Justin lo intent, realiz su mejor esfuerzo y fracas. Prefiri suicidarse antes que volver y enfrentar a su padre. Hasta esa fecha, Harry lo negaba. "Lo siento, to Harry, pero no vas a quedarte con mi hija, la hija de Kip", pens Grace. A pesar de todo, Harry tena razn acerca de algo: Hortensia. Ella y Carter constituiran una excelente familia para Kathy. Carter estaba retirado a medias y, en los ltimos aos, l y Hortensia haban realizado su ambicin de jugar en todos los grandes campos de golf de Estados Unidos y Escocia. "Tal vez es hora de que se establezcan y echen races", pens Grace. "Quiz una nia sea precisamente lo que ambos necesitan en esta etapa de su vida." Adems, Hortensia siempre haba mostrado una inclinacin especial por Kathy. "La llamar hoy por la noche", decidi Grace. "Slo espero que se encuentre en la ciudad." Empezaba a disminuir la velocidad para salir por la carretera I-90 cuando un pensamiento cruz por su mente: "Cul es la mejor manera, la forma ms acertada de abordar esto? Debo hablar primero con Hortensia? O tal vez sea mejor preguntarle antes a Kathy? Qu ocurrir si Hortensia y Carter aceptan, como es muy probable, y Kathy se rehsa a vivir con ellos? Qu dira el to Harry? l me sugiri acudir con ella. Si Kathy la rechaza, ya me imagino la retahla de invectivas contra m, contra Kip contra Kathy. No sera difcil que Harry acusara a Kathy de haber heredado lo que l llamara la perversidad de Kip. "No; primero, Kathy. Despus, Hortensia." ESA NOCIIE, CUANDO Kathy se acost, Grace se sent en la cama, a su lado. Abraz a su hija y la bes en la mejilla. -Kath, tenemos que hablar acerca de algo -le dijo mientras la abrazaba. Kathy la sorprendi con su respuesta. -Ya lo s. -Lo sabes? Kathy se levant de la cama, se dirigi a su escritorio y sac una hoja de papel que estaba debajo del cartapacio. Volvi a la cama y le mostr la hoja a Grace. Era un papel cuadriculado donde haba dibujado dos lneas que convergan poco a poco. -Cario, es tu tarea escolar de matemticas? -pregunt Grace, desconcertada. -Oh, no! -protest Kathy-. Crea que ya la habas visto. No es respecto a esto de lo que quieres hablar? 37

-Kathy, jams haba visto este papel. De qu se trata? En raras ocasiones le faltaban las palabras a Kathy, pero entonces se qued muda de repente, incapaz de explicar, mientras las lgrimas saltaban de sus ojos azules. Grace tom el papel y lo estudi con mayor detenimiento. Las cifras de la lnea superior de la grfica empezaban a partir del nmero quinientos y disminuan con lentitud a medida que la curva iba en descenso. Los nmeros de la lnea ascendente inferior se elevaban a muchos miles. Mientras observaba las lneas convergentes, result escalofriantemente claro para Grace que su hija haba hecho una grfica del avance de su enfermedad. La lnea superior en descenso representaba su recuento de clulas T, lo que indicaba que su sistema inmunitario perda terreno. La inferior, que ascenda de manera muy abrupta, era el recuento que realizaban en la prueba de ADN, que indicaba la velocidad con que el virus se multiplicaba. No faltaba mucho para que esas dos lneas se unieran. Y, cuando eso ocurriera... Kathy percibi que su madre haba entendido el significado de la grfica. -Lo siento, mam -dijo en un susurro-. Estbamos estudiando las grficas en matemticas. El seor Curtis nos pidi elegir cualquier tema que quisiramos para elaborar una grfica. Para la clase, escog uno de los temas que l sugiri. Pero, para m, eleg las cifras que el doctor Spence nos da cada vez que te hace la prueba de carga viral. De esa forma sabr... Oh, mam! -exclam y le ech los brazos al cuello. Permanecieron abrazadas por un rato. -Kathy -habl Grace por fin-, eso es de lo que tenemos que hablar. De cuando esas lneas se unan. -No! -insisti Kathy y se rehus a escuchar. Pero Grace continu. -Es necesario que hablemos de ello, porque, si nosotras no lo hacemos, pronto otras personas tendrn todo el derecho de decidir lo que suceda contigo. Por eso me gustara preguntarte: qu piensas respecto a ir a vivir con la ta Hortensia y el to Carter? Crees que te gustara? -No me gustara vivir con nadie! -Kathy, escchame bien, por favor. Se aproxima el momento en que tendrs que vivir con alguien ms. Y no quiero... -fue imposible para Grace expresar con palabras lo que senta en el corazn. Trat de encontrar una manera menos dolorosa de explicarlo-. Kath, cmo crees que voy a sentirme, cuando llegue mi hora, si no s qu va a ocurrir contigo? No te das cuenta de que esto es por m y no contra m? Me sentira mucho mejor si supiera que vas a vivir con alguien que te agrada, con alguien que t elijas. Kathy se apart un poco para meditar acerca de la angustiosa splica de su madre. -Suponiendo que elija -pregunt sin volverse, sera como aceptar que est bien que te mueras? -Kathy, las cifras de tu grfica decidirn cundo morir. Lo que t o yo digamos no tiene nada que ver. Si te niegas a tomar una decisin, no logrars posponer ese momento. Pero si eliges a alguien, estar mucho ms tranquila porque sabr que esa persona te cuidar y atender bien. -Tendr que llamar "madre" a la ta Hortensia? -No tienes que llamar "madre" a nadie ms en este mundo -asegur Grace. Despus de un largo silencio durante el cual Kathy juguete con su grfica secreta, dijo al fin:

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-La ta Hortensia me agrada, y yo debo de agradarle a ella. Siempre me enva cosas bonitas, y le gusta informarse de cmo voy en la escuela. El to Carter tambin me simpatiza. Una vez me prometi que me enseara a jugar golf. S, creo que me parecera bien ir a vivir con ellos. -No tienes que darme una respuesta definitiva -seal Grace-. No antes de que hayas tenido la oportunidad de pasar un tiempo con ellos. -Quieres decir que me ira de aqu, que tendra que dejarte? -Por supuesto que no. Lo que te propongo es que vayas a pasar unas vacaciones con ellos. Una especie de prueba. -Est bien -acept Kathy. Una vez acordado, Grace la bes y la arrop en la cama. Cuando estaba a punto de apagar las luces, observ la hoja de papel cuadriculado encima de la cama de Kathy. La recogi y desliz por debajo del cartapacio donde das antes su hija la haba escondido. Representaba la cuenta regresiva hacia la muerte. Su muerte.

Captulo seis

Grace colg un letrero en la puerta de la tienda para avisar: VOLVER A LAS TRES, y sali con rumbo al Restaurante Versailles, ubicado en las calles Main y Rosdale, el "lugarcito francs" donde Hortensia haba sugerido que se reunieran. Hortensia conoca de siempre todos los lugarcitos franceses.
Grace encontr a Hortensia sentada a una mesa apartada, donde beba una copa de vino tinto. Cuando su ex cuada se puso de pie para saludarla, a Grace no le qued ms que admirarla. Hortensia, que tena una figura esbelta, siempre vesta con elegancia y era muy atractiva, una caracterstica que haba compartido con Kip. Los dos eran rubios, y haba habido ocasiones en su infancia en que la gente crey que eran gemelos, aunque Kip era dos aos mayor. Despus de intercambiar un beso en la mejilla como saludo de cuadas, Hortensia orden al camarero: -Fernand, una copa de cabernet para la seora Cameron. -No, gracias -contraorden Grace, impaciente por llevar a cabo su misin. Hortensia observ a su cuada. "La he visto antes bajo presin", pens, "en especial, despus de la muerte de Kip. Pero esto es diferente. Ella se ve diferente. Mucho ms delgada. Ser mejor que la tranquilice de inmediato." -Grace... reljate. Carter y yo lo hablamos anoche. -De qu hablaron Carter y t? -Carter posee una intuicin especial acerca de estas cosas. Cuando se enter de tu llamada, dijo enseguida: "Dile a Grace que no hacen falta ceremonias. Todo lo que tiene que hacer es escribir la cantidad que necesita en una hoja de papel y se le depositar en el banco por la maana." As que, por favor, slo antala -Hortensia desliz un papel sobre la mesa, junto con la pluma de oro que haba ganado en un torneo de golf en Hong Kong haca tres aos. Grace hizo caso omiso del papel y la mir fijamente a los ojos, que eran azules como haban sido los de Kip; azules, como los de la pequea Kathy. 39

-Hortensia, algunos problemas no pueden solucionarse ni siquiera con dinero. La mirada de satisfaccin de Hortensia se transform entonces en una de preocupacin. -Cuando Kip muri, nadie saba que era portador del virus del sida -dijo Grace en voz baja. Continu explicndole cmo haba contrado Kip la enfermedad. Hizo una pausa-. l me contagi -concluy luego de aspirar profundamente. -Te contagi? Quieres decir que...? Oh, no! -S. -Tenemos que hacer algo -repuso Hortensia enseguida--. Carter es inversionista de algunos de los nuevos laboratorios farmacuticos. Est en posibilidad de conseguir los ltimos medicamentos. Incluso si stos todava no salen a la venta al pblico, Carter puede conseguirlos. Todo lo que tiene que hacer son unas cuantas llamadas. -Hortensia, no comprendes. No se trata de m. La enfermedad ya est muy avanzada para todo eso. -Entonces, qu quieres? -Hablar acerca de Kathy. Tengo que asegurar su futuro. Qu suceder con ella cuando... cuando algo me ocurra? -Qu suceder con Kathy? -Hortensia extendi la mano para tomar su copa de vino casi vaca, la apur e hizo una sea al camarero para que la llenara de nuevo-. Acaso lo que ests insinuando es que yo... que Carter y yo... adoptemos a Kathy cuando t faltes? -Nuestra familia es muy pequea, y pens que lo ms lgico era proponrselo a ti y a Carter. Cuando el camarero trajo el vino, Grace advirti que la mano de Hortensia temblaba un poco al momento de alzar la copa para beber un sorbo. -Tiene mucho sentido -continu Grace-. El to Harry est de acuerdo. Ustedes son dos personas que lo tienen todo. Excepto una hija para completar su vida. Y Kathy es brillante y muy divertida. Ella dar a su existencia un nuevo sentido. No tienes idea de lo que una hija aporta a una familia. De cmo ella... -Grace se interrumpi cuando se dio cuenta de que pareca que trataba de vender a su hija como si fuera una mercanca, un automvil o una casa-. Es todo lo que tengo que decirte. Kathy es la hija de Kip. La hija de tu hermano. No significa eso nada para ti? Los ojos azules de Hortensia se nublaron poco a poco. Una lgrima cay del ojo derecho y corri por la mejilla tersa y cuidadosamente maquillada. Ella la limpi pasando con suavidad el dedo ndice. -La hermana de Kip... s, Grace, no cabe duda de que soy la hermana de Kip. Todos los das de mi vida he estado consciente de ello. "No debes hacer esto con Kip. No debes hacerle eso a Kip. No debes hacer nada que lastime a Kip. Tu hermano podra desangrarse hasta morir." No tienes idea de lo que fue para m ver a mi padre y mi madre conformar toda su vida alrededor de mi hermano Kip para protegerlo. -Hortensia, entiendo que estuvieras celosa de Kip. desquitarte con su hija. Pero no fue su culpa. No puedes

-Dios mo, Grace, espera un momento! -interrumpi Hortensia-. Porque si no le digo esto a alguien ahora, jams ser capaz de decirlo. Vmonos de aqu -le hizo una sea al camarero, que asinti con afabilidad. Era evidente que se encontraban en un restaurante donde Carter tena crdito, de modo que no era necesario molestarse en pedir la cuenta.

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Salieron del estacionamiento en el Allante rojo, convertible, de Hortensia. Ella condujo en silencio mientras pasaban por el club de golf y suban por la colina empinada que se elevaba detrs de ste. En lo alto haba una salida marcada con un letrero que indicaba: MIRADOR. Hortensia detuvo el automvil y baj la capota del convertible. Pareca poder respirar libremente por primera vez desde que el tema de Kathy y Kip surgi. -Tienes que entender mi relacin con Kip -empez-. Lo amaba. Siempre lo am. Fue un hermano maravilloso. Una persona extraordinaria. No tengo que decrtelo. Todos los cuidados y la preocupacin de mam y pap se concentraron en l. Nunca lo resent. Lo tema. -Lo temas? -Acaso no comprendes? Ah estaba. Toda mi vida frente a m. Desde que puedo recordar, supe cmo sera si tuviera un hijo. No slo la preocupacin, sino la culpa. -Culpa? Por qu? -pregunt Grace. -Sola pensar que mi madre haba sido tan cuidadosa y protectora con Kip por amor nicamente. Pero haba algo ms. Despus de todo, por qu Kip era hemoflico? Por su causa. Es la madre la que transmite la enfermedad al hijo. Todos los momentos atribulados de la vida de Kip se debieron a ella. Nunca dijo una palabra, aunque hubo ocasiones en que pude ver la culpa dentro de ella. Estaba segura. No quera vivir como ella. No quise esa responsabilidad. Y, an ms, no quise la culpa. Volvi el rostro para apartarlo de Grace y mir con fijeza hacia abajo al panorama que se extenda ms all. -Grace, viv con tal temor de embarazarme, que le ped al mdico que me operara para ligarme las trompas de Falopio. El doctor me dijo que, si cambiaba de parecer, la operacin podra revertirse. Las probabilidades de que lograra embarazarme eran del ochenta por ciento. Antes de casarme con Carter, le cont todo. Habl con su mdico y averigu que slo haba cincuenta por ciento de probabilidades de que un hijo nuestro fuera hemoflico. "Corramos el riesgo", me dijo. Pero result ser uno de esos casos en que la ligadura de las trompas no poda revertirse. -Lo siento, Hortensia. Jams lo supe. -Nadie lo sabe. Carter fue muy comprensivo. "No te preocupes, cario", fue su respuesta. "Todava podemos disfrutar de una vida maravillosa. Piensa en la libertad de viajar, de tomar nuestras maletas y marcharnos cuando tengamos ganas por todo el tiempo que queramos. Seremos libres." Pero sufri mucho. Mencion todas esas cosas para aminorar el sentimiento que yo tena de haberle fallado. As que formamos nuestra vida como una familia de dos, con toda la libertad que cualquier pareja podra desear. Con el tiempo, lo que empez como un sacrificio de Carter por m se convirti en una forma de vida para l. Ama la vida que lleva en la actualidad. La libertad de trabajar cuando quiere, jugar cuando lo desea y viajar cuando lo decide. Soy la ltima persona en este mundo que tendra derecho a pedirle que renunciara a eso despus de todo lo que sacrific por m. -Qu ocurrira si hablaras con l acerca de Kathy? -sugiri con decisin Grace. -No importa lo que diga, s que l ya no podra ser un padre. Es posible que ofrezca intentarlo, por m. Pero no funcionara. Seramos tres personas infelices atrapadas en la misma casa. No creo que quieras eso para Kathy. Ojal pudiera ser de otra forma; sin embargo, es muy extrao cmo resultan las cosas. Yo era la que no quera culpas. "No, aun cuando me suplicaran que les permitiera adoptar a Kathy, no querra por nada del mundo que viviera en un ambiente as. Sean lo que sean, no son una familia, no segn mis principios", pens Grace. 41

Todo haba parecido perfecto. Fantstico para Hortensia y Carter. Bueno tambin para Kathy. Quin habra sospechado lo que se ocultaba detrs de la apariencia de esta pareja que, como dice el dicho, lo tena todo? ESTREMECIDA POR LA reunin con su cuada, Grace lleg al consultorio del doctor casi sin aliento, sudorosa y apenas a tiempo para su inyeccin vespertina de ganciclovir. En la sala de tratamiento, se sent a la mesa y se remang la blusa por encima del codo para dejar el brazo al descubierto. Al no presentarse la enfermera, ella empez a experimentar los temores que la mayora de los pacientes sufren cuando un procedimiento de rutina se modifica sin que medien explicaciones. En su estado actual de agitacin, sus dudas fueron todava ms acentuadas. "El ganciclovir no est funcionando", se imagin. "Estoy perdiendo la vista sin darme cuenta." O se trataba de algo ms? Algo peor. Quera gritar: "Enfermera! Que alguien venga y me explique lo que ocurre!" La tensin se volvi intolerable. Se levant despacio de la mesa y se dirigi a la puerta. Cuando lleg, sta se abri. -Enfermera... empez a explicar, pero guard silencio cuando se dio cuenta de que no era la enfermera, sino el doctor Spence. "Vaya", pens, "ahora vienen las malas nuevas." Retrocedi hasta la mesa. -Grace -comenz a decir Norman Spence despus de saludarla-, tal vez ya no sea necesario continuar con esta rutina dos veces al da. -No est funcionando, verdad? -repuso ella, inmersa en una evidente desesperacin. -Est funcionando -corrigi Spence-. Ahora la pregunta es: podemos hacer que funcione mejor con menos molestias? -Es posible? -pregunt ella, aferrndose a una nueva y leve esperanza. -Uno de mis colegas ha estado experimentando con una forma diferente de tratamiento. En lugar de dos aplicaciones intravenosas diarias, inyecta la sustancia directamente en el ojo. Con anestesia local, desde luego. Ese tratamiento, que ha dado buenos resultados en la mayora de sus casos, detiene la destruccin de la retina durante ocho semanas con una aplicacin. -Un tratamiento cada ocho semanas? -En lugar de dos veces al da. Me pidi que lo intentara con varios de mis pacientes. Creo que es la candidata ideal. Pero depende de usted. De pronto, Grace empez a llorar de manera incontrolable. Spence le extendi una caja de pauelos desechables y esper con paciencia a que ella se recuperara lo suficiente. -Lo siento, doctor. Slo pas. Ha sido un psimo da y esperaba or peores noticias que sa. -Lo s -repuso Spence-. Todos los pacientes pasan por crisis como sta. Ella titube slo un momento. -De acuerdo, vamos a intentarlo -dijo al fin. -Muy bien! Spence se lav sus manos, las sec y se puso un par de guantes quirrgicos. Humedeci una torunda de algodn en lidocana y despus frot con suavidad el ojo izquierdo de Grace. Entonces esper el tiempo requerido para que el anestsico surtiera efecto. A continuacin, tom una jeringa con ganciclovir y cuidadosamente inyect una sola gota en el gelatinoso humor

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vtreo del ojo de la pacienta. Despus de aplicar el tratamiento en el otro ojo, retrocedi y pregunt: -No fue tan terrible, verdad? -Apenas lo sent -replic ella. -Ahora, vaya a sentarse media hora en la sala de espera y despus puede marcharse. Muy aliviada, Grace sali de la sala de tratamiento. En cambio, lejos de sentirse tranquilo, Norman Spence regres a su consultorio para llamar a Scotty MacClune por telfono. -Scotty, has visto a Grace Cameron ltimamente? -No. En realidad le llamo de vez en cuando. Pero parece que todo va bien. -Acaba de estar aqu. Estoy intentando un nuevo tratamiento con ella. Pero no te llamo por eso. Est muy tensa. Por favor trata de hablar con ella. Averigua qu le pasa. Creo que est a punto de sufrir un colapso nervioso, si quieres or mi opinin. SCOTTY MACCLUNE esper una hora y luego tom el telfono. -Hace invitaciones? -pregunt fingiendo la voz. -S, por supuesto. se es mi negocio -respondi Grace. -Puedo dictarle mi invitacin por telfono? -No me agrada mucho tener que hacerlo de esa manera; pero... de acuerdo -repuso Grace. -Por favor, escriba exactamente lo que le diga: "Por medio de la presente, el doctor Scotty MacClune invita a la seora Grace Cameron a cenar..." -Scotty -interrumpi ella. -Hoy por la noche -continu l-. Agradecer su respuesta en este momento. -Scotty, por favor. Ya tengo suficientes cosas en qu pensar para ponerme a jugar -protest ella. -Tienes que darte tiempo para cenar. -Mira, Scotty, tengo que pasar todo el tiempo que me sea posible con Kathy. La hora de cenar es el mejor momento. -Dile que venga con nosotros -orden l. -No puedo. Tiene que hacer los deberes escolares. Ninguna de nosotras puede perder tiempo en ir a un restaurante. -Entonces en ese caso, si no tienes inconveniente, me invito a cenar a tu casa. Llevar el postre. -De acuerdo -acept ella luego de vacilar un momento-. A las siete en punto. -Y dejar mi localizador electrnico en el consultorio -prometi Scotty. CONFORME A LAS instrucciones del doctor Spence, la mayora de las cenas consistan entonces en una ensalada de verduras verdes crudas para Kathy y un platillo caliente que pudieran compartir. Esa noche, Scotty y Kathy cenaron la ensalada, y los tres disfrutaron de un guisado de carnero con una cama de pur de papas. Despus, lleg la hora del caf para los 43

adultos (con leche hervida para Grace), un vaso de leche fra para Kathy y una rebanada generosa de un pastel de crema de chocolate que Scotty haba llevado. Una vez que Kathy se levant de la mesa para terminar su tarea escolar, Grace habl: -Muy bien, Scotty. No soy ninguna tonta. La razn por la que llamaste hoy es porque perd la compostura en el consultorio del doctor Spence, verdad? -Norman estaba muy preocupado por ti -admiti l-. Ahora el que se preocupa soy yo. Qu ocurre? Sabes que puedes confiar en m. -S, s, as es, y tengo que hablar con alguien -de manera breve Grace relat el terrible encuentro que haba tenido con Hortensia. -Grace, hemos sido amigos durante aos. Me conociste antes que a Kip. Por qu no me lo pediste a m? -Quieres decir que aceptaras a Kathy? -Por supuesto -respondi l-. Me sentira feliz de adoptarla. No soy parte de la familia, pero soy como de la familia. Lo que se asemeja bastante. -No se me haba ocurrido pensar en eso. -Bueno, pinsalo ahora -presion Scotty-. En realidad, si hiciera las cosas ms fciles... quiero decir, por el resto... maldita sea!, no existe una forma apropiada de decir esto. Grace, no tengo que decrtelo. Como mencionaste, no eres ninguna tonta. Las cosas van a empeorar para ti. Sern bastante ms difciles. Si facilita tus... -ltimos das? -complet ella. -S. Si te facilitara las cosas en algo, me casara contigo en este instante. -Ya s que lo haras -susurr ella, prxima a romper en llanto, porque estaba muy conmovida. Como era su hbito, l se haba quitado los lentes y haba empezado a limpiarlos. "As de tenso est", pens ella. Su ofrecimiento se deba a la lealtad. No slo quera casarse con ella; quera cuidarla en los ltimos das, largos y terribles, que la esperaban. -Y bien? Ella neg con la cabeza levemente para rechazar en silencio su ofrecimiento. -Y Kathy? -pregunt l. -Eres soltero... un hombre solo. Un mdico muy ocupado. Dnde encontraras tiempo para criar a una nia de doce aos, ver por ella durante la adolescencia y sus primeros aos de juventud? -pregunt Grace. -Emmaline me ayudar. Ella ha sido mi ama de llaves casi durante catorce aos. Siempre se queja de que no tiene suficiente quehacer. Lo nico que me preocupa es saber que Emmaline la consentira demasiado. Al ver que ella no responda, l la apremi: -Grace? -Estaba pensando... en esas ocasiones en que el mdico llega tarde a casa o lo llaman por la noche; esas veces Kathy se quedara sola. Con Emmaline, por supuesto. Pero sin nadie con quin hablar. Nadie a quin contarle qu sucedi en la escuela ese da, o en la prctica de ftbol, o en la clase de ballet. Los chicos inteligentes como Kathy lo sorprenden a uno con las cosas de las que hablan. Quin va a estar con ella para escucharla? -Grace, ajustara mi horario. Me impondra ciertas reglas. 44

-Un mdico atareado que se impone reglas? Scotty, en realidad crees que eso es posible? -Por lo menos, pdele a Kathy que me considere entre sus posibilidades. Debe saber que tiene esta opcin. -En este momento, ella cree que su opcin son Hortensia y Carter. An no le he dado la noticia -observ Grace. -Ella debe saberlo. Cuanto ms pronto, mejor. Y, cuando se lo digas, asegrate de que sepa que mi nombre aparece ahora en la lista de quienes nos interesamos en ella. -Tu nombre? O el de Emmaline? Scotty no quiso discutir con ella porque saba que en ese momento Grace tena razn.

Captulo siete
Kath -empez a decir Grace mientras doblaban la ropa limpia de Kathy, todava tibia, recin salida de la secadora-, fui a ver a la ta Hortensia el otro da. -He estado pensando en eso, mam -repuso Kathy-. Creo que lo mejor ser esperar hasta que acaben los exmenes. Me refiero a que no quiero tener que estudiar mientras est con ella y el to Carter... -Kathy, eso no va a ser ningn problema -Grace trat de interrumpirla. -Ya lo s. Porque tengo todo bien planeado. El to Carter va a querer llevarme al club. Ya sabes, me dijo que quera convertirme en una campeona de golf. Recuerdas el Da de Accin de Gracias en casa de la ta Louise? As que pens que, cuando vaya a quedarme con ellos -me refiero a la visita de prueba, por supuesto-, va a querer empezar a ensearme a jugar. De modo que no estara muy bien de mi parte que le dijera: "Lo siento, pero tengo que estudiar." Quieres avisarle a la ta Hortensia que ir a pasar un fin de semana con ellos despus de los exmenes? Puedes hacer eso, mam? Grace se dio cuenta de que Kathy haba estado meditando sobre su situacin, imaginando cmo iba a ser, planendola. Y ahora tengo que decirle: "Kathy, querida, no tienes que preocuparte acerca del fin de semana de prueba, porque no vas a ir a vivir con Hortensia y Carter". -No voy... -Kathy trat de asimilar el cambio de planes. -Por qu? Qu sucedi? -Es un asunto muy complicado. Cuando seas mayor lo entenders. -Mam, no soy idiota. Dime. Lo entender. -Kathy, no! Se trata de un secreto entre la ta Hortensia y yo. Me pidi que no lo revelara. T y Cindy tienen secretos, y nunca me los diras. Kathy guard silencio por un momento. Entonces, el rostro pecoso dej traslucir una expresin sombra al comprender lo que pasaba. -No me quieren. Es eso. -Por supuesto que no se trata de eso -repuso Grace en un intento de confortarla.

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-No quieren darme siquiera la oportunidad de un fin de semana -Kathy se sinti tan lastimada que no pudo llorar-. Y yo que pensaba que el to Carter y yo podramos llegar a ser buenos amigos, hacer cosas juntos, como pap y yo acostumbrbamos. Acaso no quieren a una nia como yo en casa? O es que no me quieren? Grace tom a su hija de los brazos y la mir a los ojos. -Kathy, querida, no tiene nada que ver contigo. Ellos te aman. Los dos. Sin embargo, tienen problemas que no les permiten modificar su vida por ahora. -No me quieren. -S te quieren. Pero hay circunstancias. -Mam, no importa cmo lo digas, simplemente no me quieren -Kathy tom la pila de ropa y subi a su habitacin. GRACE SE ENCONTRABA revisando sus cuentas cuando el telfono son. "Quin podr llamar tan tarde?", pens al tiempo que contestaba. -Grace, querida -escuch la voz grave del to Harry-. Hablaste con Hortensia? -S, to Harry, sostuve una larga charla con ella. Por razones que no creo necesario explicar en este momento, no se siente apta para adoptar a una nia. -Ah, s? Creo que deb haberlo supuesto. Hortensia es muy egosta. Siempre lo ha sido. Estuvo celosa de Kip desde el da que naci. Antes que traicionar la confianza de Hortensia, Grace prefiri abstenerse de contestar. -As que esto nos lleva a Louise -dijo Harry-. esplndida. Cri a dos muchachos maravillosos. Es una excelente mujer. Una madre

Quienes, Grace se sinti tentada a responder, estaban ansiosos por escapar de su dominio. En varias ocasiones, los gemelos de Louise haban ido a visitar al to Kip slo para alejarse del control sofocante que su madre ejerca sobre su vida y su conducta. -Bueno -habl Harry una vez ms-, s lo que Kip pensaba acerca de ella. Y cmo sus hijos huyeron en la primera oportunidad que se les present. Pero creo que la experiencia ha suavizado su temperamento. Pienso que, en el fondo, le gustara tener una segunda oportunidad de criar a otro hijo y, esta vez, no repetir los errores del pasado. Te sugiero que Kathy pase una temporada con Louise y Jim. S que van a poner todo de su parte para hacerla sentirse querida. -Amada? -pregunt Grace. -Grace, escchame. Amada como slo una madre puede amar a sus hijos, no. Sin embargo, ten presente que se acerca el momento en que la madre de esa nia, a pesar de que la ama tanto, ya no estar con ella. Consult con mi abogado... -Abogado? -estall Grace-. Qu demonios tiene que ver un abogado con mi decisin respecto a lo que considero mejor para mi hija? -Parece que, conforme a las leyes de este estado, cuando se trata del bienestar de un nio, cualquier familiar puede interponer una demanda ante los tribunales para que lo nombren tutor legal del menor -hizo una pausa para permitir que Grace asimilara el hecho-. Todo lo que se requiere para echar a andar los mecanismos legales a fin de imponer una solucin es una llamada telefnica ma. As que espero tener noticias muy pronto acerca de la visita de Kathy a Louise y Jim.

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A PESAR DE QUE Grace detestaba el enfoque tirnico del to Harry, no poda estar en desacuerdo con su sugerencia. Louise y Jim eran parte de la familia y, sin duda, seran una mejor compaa para Kathy que el propio to Harry. Grace no poda pensar en Louise sin experimentar un sentimiento de lstima. Porque ella era el "patito feo" de la familia Cameron. A diferencia de Kip y Hortensia, altos y rubios, Louise era de estatura baja y tena el cabello castao y desvado. Hortensia era bonita, con pmulos altos y boca plena; en cambio, Louise era desgarbado y de facciones anodinas. Adems, ella resenta profundamente la diferencia. Para compensarla, se haba creado el hbito de ser muy meticulosa en cuanto a su persona y todo lo que haca. Su perfeccionismo la haba llevado a ser una excelente secretaria ejecutiva durante sus primeros aos de matrimonio con Jim. Renunci a su empleo cuando nacieron los gemelos. Debido a su constante necesidad de ser perfecta, era evidente que los asfixiaba con sus cuidados amorosos y tambin exiga de ellos la perfeccin. Puesto que la amaba, Jim haba tolerado las normas y reglamentos de Louise, y se haba hecho la vida ms soportable al convertirse en aficionado a la pesca. Durante sus excursiones para pescar, era el menos cuidadoso y ms despreocupado del grupo. Sin embargo, en casa, se haba resignado a llevar una vida ordenada como esposo de Louise. Si Kathy terminaba con Louise, Grace saba que la nia vivira en un hogar bueno, adecuado, bien dirigido, donde todas sus necesidades estaran atendidas. Pero, sera suficiente? O, de alguna manera irnica, conociendo a Louise, sera demasiado? A pesar de todo, quedaba el to Harry y su amenaza de "imponer una solucin." -Y LLVATE TUS libros -apremi Grace. -Mam, tengo que ir? -pregunt Kathy. -Creemos... creo que sera conveniente que conocieras un poco mejor a la ta Louise. Viendo cmo estn las cosas -repuso Grace-. Es tan slo durante el fin de semana. Kathy se encontraba lista cuando Jim Mitchell, un hombre casi tan insignificante como su esposa, estacion su automvil en la puerta de la entrada. Colocaron la mochila de Kathy en el maletero y la nia le dio a Grace un beso de despedida, al tiempo que susurraba: -Cudate mientras estoy ausente -la jovencita subi al asiento del pasajero y el automvil retrocedi para alejarse de inmediato. -Kathy, cmo est tu mam? -pregunt Jim cuando viajaban a velocidad constante por la carretera interestatal. -Oh, est bien! Muy bien -respondi Kathy, decidida a no revelar ninguna debilidad. -Se siente bien, verdad? -S, considerando la situacin. Quiero decir, tiene esta enfermedad, pero se encuentra bien. Muy bien en realidad. Mam es una persona verdaderamente extraordinaria, que siempre ha sabido resolver sus problemas. -Me da gusto saberlo -coment Jim. Guardaron silencio durante un largo trecho antes de que Jim volviera a hablar. -Kathy, acerca de la ta Louise... es una mujer encantadora y tiene las mejores intenciones. Sin embargo, tarda un poco en adaptarse a los cambios. Quiero decir que tiene su forma de ser, pero es muy buena. -S, lo s. 47

-De modo que, si tienes algo que decir, algo que no te agrade, acude a m. No se lo digas a ella. Es muy sensible. -Comprendo, to Jim -asegur Kathy. Viajaron en silencio despus de eso. CON SU PEQUEA maleta en la mano, Kathy baj del automvil del to Jim para recorrer el sendero empedrado que conduca a la puerta del hogar de los Mitchell. Vio a la ta Louise que esperaba ante la puerta abierta, ansiosa de darle la bienvenida. Kathy se arm de valor para recibir sus besos. En cada reunin familiar, la ta Louise le daba besos hmedos y abrazos que hacan surgir imgenes de pulpos en la mente de Kathy. Para su sorpresa, la ta Louise se port bastante reservada. Sonriente, salud a Kathy con un beso e insisti en llevar su maleta hasta la habitacin. -Cmo estuvo el viaje, querida? -pregunt Louise. -Muy bien. Tuvimos una charla agradable. -Le dije al to Jim: "Ten mucho cuidado con esa preciosa nia" -ri Louise-. Le advert: "Jim, si te imponen una multa ms por conducir a velocidad excesiva, te cancelarn el permiso." Eso siempre logra que conduzca con cuidado. Bueno, vayamos a instalarte. Louise coloc la maleta de Kathy en la cama de la habitacin para huspedes. -Ponte cmoda -la exhort-. Despus baja a comer. Prepar un delicioso almuerzo. -Acabo de desayunar. -Acabas de desayunar? -Louise se mostr francamente decepcionada. -Mam no saba si bamos a comer aqu. -Entonces qu esperaba mam? Que te matramos de hambre? -pregunt Louise-. La sombra de Oliver Twist. -Yo... podra comer. Tal vez no mucho. Pero podra comer algo -ofreci Kathy para suavizar las cosas. -Bueno, baja cuando ests lista -dijo Louise, al tiempo que intentaba, sin xito, mantener una actitud agradable. LA COMIDA TRANSCURRI en un ambiente incmodo y tenso. El to Jim trat de aligerar la situacin haciendo bromas. Louise se sent a la cabecera de la mesa mientras vigilaba a Kathy, quien intent tragar tanto alimento como le fue posible. Una vez que terminaron de comer, Kathy empez a levantar la mesa. Pero Louise la detuvo. -Kathy, querida, no es necesario. Mejor ve a hacer tus tareas escolares. Se lo promet a tu madre. "Grace", le dije, "no te preocupes. No importa lo que suceda, Kathy har sus deberes." De modo que sube enseguida. -S, ta -respondi Kathy. Subi corriendo las escaleras, encantada de escapar por fin a la afabilidad forzada de Louise. A media tarde ya haba terminado su tarea de historia. Cuando baj para reunirse con los tos, descubri que la ta Louise tena grandes planes para la noche. -Trajiste un vestido bonito? -pregunt Louise-. Se lo dije a tu madre. Un vestido lindo para salir a cenar. 48

-S, ta Louise. Traje un vestido. -Bueno, vamos todos a arreglarnos un poco. Cenaremos en el club. Todos los sbados por la noche pasamos una velada muy agradable en el club. CUANDO LLEGARON al mostrador del capitn de camareros en el comedor, Kathy se dio cuenta de que, con excepcin de un chico que tena ms o menos su misma edad, el resto eran todos adultos de varias generaciones: viejos y muy viejos. Se resign a pasar una noche muy aburrida. Conforme transcurra el tiempo, la gente pasaba por su mesa especialmente para conocerla, y la saludaban con adjetivos como "bonita" y "linda". Muy pronto, Kathy comprendi que se trataba de algo ms que cumplidos. "Son amables porque sienten lstima por m." Qu les habra contado la ta Louise? Acerca de ella y tambin de su mam. Una pequea orquesta toc msica ligera durante la cena. Cuando sta termin, empezaron a tocar msica para bailar con ritmo y estilo ideales para el grupo de personas maduras congregadas en el saln. Pronto, Jim invit a Louise a bailar. Sola, Kathy recorri todo el saln con la mirada. Tena los ojos fijos en la mesa donde el muchacho de su edad estaba sentado. Su madre lo animaba a acercarse y pareca estar a punto de perder la paciencia con l. Por fin, el chico se puso de pie y rode la pista de baile. "Viene para ac", advirti Kathy. "No porque l lo desee, sino porque su mam lo oblig." -Hola! -salud l. -Hola! -respondi Kathy con frialdad. -Me llamo Tim. Tim Brawner. -Yo me llamo... -Ya lo s -se anticip l-. Kathy. Ella comprendi que el nio tambin haba sido aleccionado con anticipacin. -Mi mam quiere saber si te gustara bailar -dijo l. -Dile que no -respondi Kathy. -Quiero decir que si te gustara bailar conmigo -sonri con timidez al darse cuenta de que ella estaba bromeando con l-. Quieres? -Tu mam nos observa -repuso Kathy-. Creo que tendremos que hacerlo. -S -asinti l y la tom de la mano. Habra sido difcil saber cul de las dos manos estaba ms sudorosa. Pero, tomados de la mano, se dirigieron a la pista y empezaron a bailar. -Slo ests aqu por el fin de semana? -pregunt Tim. -S. Me ir el domingo por la tarde. -A dnde irs? -A casa. -A casa? -repiti Tim como si lo sorprendiera. -A dnde ms podra ir? -No lo s. Slo pens que, puesto que tu madre se encuentra tan enferma... 49

Kathy dej de bailar para sujetar a Tim de los brazos. -Qu sabes respecto a mi madre? -Slo que ests aqu porque ella est muy enferma. Que es posible que vengas a vivir pronto con los Mitchell. Abruptamente, Kathy se alej de l y camin de regreso a su mesa, donde Jim y Louise la esperaban para charlar con ella. -Vaya -coment Louise-, hacan una pareja muy linda. -To Jim, podemos irnos a casa? -Claro -respondi l-. No te sientes bien? -No, no me siento bien. -QU TE DA TU madre cuando te sientes as? -Louise pregunt una vez que llegaron a casa-. Tenemos toda clase de medicamentos, cualquier cosa que necesites. Aunque por lo que comiste... nuestro club tiene fama de servir la mejor comida de la ciudad. -No fue la comida, ta Louise -repuso Kathy-. Qu les contaste? -Contarle a quin? -rebati Louise. -A todos. Los que se acercaban a la mesa para decir todas esas cosas amables que no sentan en realidad. Y ese muchacho. Estaba en ese lugar por m. Adems, l saba acerca de mam. Qu les dijiste? Que muy pronto voy a quedar hurfana? Para que todos sintieran compasin por m? Les contaste tambin respecto a mam? Que tiene sida? Se lo dijiste? -llorando, Kathy se volvi para subir las escaleras. -Vaya, yo jams... -empez a decir la ta. -Louise! -interrumpi Jim para prohibirle que dijera algo por rabia o venganza. Ella se detuvo, respir profundamente una vez y continu para justificarse. -Hice todo lo posible, Jim. Por supuesto, expliqu la situacin a algunas personas. Tena que hacerlo. Como a Margo Brawner para que llevara a Tim. Y as es como me lo agradece. Esa nia es igual que su madre: terca. Siempre quiere salirse con la suya. Si hubiera mostrado esa misma terquedad respecto a lo correcto, mi hermano an estara vivo. -No te atrevas a hablar mal de mi madre! -protest Kathy desde lo alto de las escaleras. -Les advert que no fueran a escalar la montaa! -exclam Louise hacia donde Kathy se encontraba-. Pero tu madre fue categrica: "Si Kip quiere ir a escalar, iremos a escalar." Y qu ocurri? Es como si ella misma lo hubiera matado. -Mentirosa! -grit Kathy y corri a la habitacin, donde cerr la puerta de golpe. MS DE UNA HORA despus, el llanto de Kathy fue interrumpido por unos ligeros golpes a su puerta. -S? -pregunt con actitud desafiante. -Soy yo -dijo Jim en voz baja. Abri la puerta, entr y se acerc a la cama. -Kathy, lamento mucho lo que sucedi. Louise no tuvo la intencin de decir eso. -S, s quiso decirlo! -insisti Kathy, respirando de manera un poco entrecortado. 50

-En cierto sentido, s. Pero no en realidad. Entiende, por favor, Kathy. Kip era el centro de la familia Cameron. Su madre lo adoraba. Tambin sus dos hermanas. Cuando Kip falleci, los celos que Louise sinti toda su vida afloraron; sin embargo, no poda ventilarlos contra l. Eso no habra sido bueno ni agradable. As que dirigi su frustracin contra tu madre. Kathy asinti, al tiempo que trataba de comprender, confiando en que as fuera. -To Jim, jams podra quedarme a vivir aqu. -Ya lo s, Kath. Trata de dormir un poco. Te llevar de regreso a casa por la maana. EL DOMINCO, INMEDIATAMENTE despus de que Jim y Kathy salieron, Louise llam al to Harry. -Hice mi mejor esfuerzo, to Harry. Pero no result. Grace ya haba envenenado la mente de esa nia en mi contra. La llevamos al club, la presentamos a nuestras amistades. Incluso fue un muchacho de su edad para bailar con ella. Y cmo me lo agradeci? Me lanz toda clase de acusaciones. Esa nia realmente es imposible... -No puedo decir que me sorprende -replic Harry-. Pero si esa mujer cree que puede alejar a esa pequea de la familia, aprender una leccin muy amarga. El domingo por la maana, cuando el telfono son, Grace corri a contestarlo. -Kath? -salud con ansiedad. -No es Kath -anunci el to Harry. -Oh!, to Harry -Grace se sorprendi francamente-. Cmo ests? Y Leeza? -Los dos nos encontramos bien -declar Harry-. Estoy preocupado por tu hija. -Kathy? Algo le ocurri a Kathy! -No, no ocurri nada. Pero me gustara verla. -Verla? Para qu? -pregunt Grace. -Creo que, como estn las cosas, es hora de que seamos realistas respecto a la situacin de Kathy. -Estoy intentando todas las posibilidades. En realidad, Kathy fue a pasar este fin de semana a casa de Louise. -Pues sucede que Kathy va camino de tu casa en este momento -haba reproche en el tono de Harry-. Parece que Louise hizo su mejor esfuerzo para asegurarse de que tu hija pasara un fin de semana agradable, pero la nia no cooper. -Entonces, tal vez eso significa simplemente que no congenian y que tengo que buscar un hogar adecuado para Kathy en alguna otra parte. -Quiero hablar con ella -advirti Harry-. Quiero saber por qu cree que no puede llevarse bien con la ta Louise. -Quiz sea Louise la que no puede llevarse bien con Kathy. -Deja de poner objeciones! Deseo hablar con la nia. Eso debe bastar. Y bien, cundo podemos arreglarlo? -exigi en su tono de voz ms imperioso. -Lo siento, Harry, pero no va a ser posible -repuso Grace. -En ese caso, hablar con mi abogado a primera hora de la maana -y colg.

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Grace se qued de pie con el telfono en la mano, furiosa por una parte, aterrorizada por la otra. JIM HIZO MUY POCO por atenuar los temores de Grace cuando llev a Kathy a casa. -Lo siento, Grace. Lo siento mucho -fue todo lo que dijo l. Ms perturbadora le result la manera en que Kathy se aferr a ella durante ese primer abrazo cuando se abri la puerta. Mientras la ayudaba a desempacar, Grace la alent a expresar sus sentimientos respecto al fin de semana. -Tim era un buen chico. No haba ido por su gusto, al igual que yo. Y lo obligaron a invitarme a bailar. Qu asco! Sent ms pena por l que por m. Pero lo peor fue que l saba. Saba por qu me encontraba ah. Estaba enterado de que ests enferma. Saba que pronto voy a quedar... -se detuvo en seco-. Eso fue lo que me doli. El saba. Y senta lstima por m. No quiero que nadie me compadezca. No quiero... no quiero! Rompi a llorar y busc refugio en los brazos de su madre.
PACIENTE: CAMERON, GRACE DIAGNSTICO: VIH POSITIVA, SIDA CLULAS T CD4+/mm3 21/9 10/12 12/3 14/6 520 660 400 320 PARTCULAS DEL VIRUS 40.000 24.000 30.000 110.000 PESO 57,650 kg 56,250 kg 56,250 kg 53,500 kg

Captulo ocho
"Un hogar para Kathy. Un hogar para mi amada y brillante hija de doce aos. Doce aos?", Grace se pregunt d pronto. "Cuando... cuando llegue la hora, Kathy ya no tendr doce, sino trece aos." Por los sucesos abrumadores de los ltimos meses, haba olvidado que el cumpleaos de Kathy se aproximaba. Grace decidi ofrecerle la mejor, la ms grande fiesta que hubiera tenido jams. Algo que Kathy recordara toda su vida. Grace empez a hacer planes. Habra muchas salchichas y hamburguesas, y una gran cantidad de helado para servir con el pastel de cumpleaos. Adems de msica. Tan ruidosa que todos los vecinos se quejaran. Que se quejaran! Era la fiesta de cumpleaos de Kathy Cameron. Sin pensarlo de manera consciente, iba a ser la ltima fiesta de cumpleaos que Kathy y su madre celebraran juntas. Las invitaciones! Deba preparar las invitaciones que un acontecimiento de esa importancia ameritaba. Grace las escribira a mano con su letra ms elegante. La lista de invitados? Grace conoca a la mayora de las amigas de Kathy; pero, y los chicos? Tena que haber chicos. Kathy y Cindy estaban en una etapa en la que pasaban horas 52

Grace despert con el mismo pensamiento que cuando se fue a dormir.

charlando y riendo por telfono. Y de qu se ren las muchachas, si no de los muchachos? Hannah, la madre de Cindy, deba de conocer a los jovencitos. Ella haba ofrecido una fiesta para el cumpleaos nmero doce de Cindy. Esa lista an deba de estar vigente. Trece chicas y trece chicos, decidi Grace. Trece parejas de invitados para el decimotercer cumpleaos de Kathy. En cuanto Grace lleg a la tienda, se dedic a escribir las veintisis invitaciones. La nmero veintisis sera para Kathy, con el fin de que la colocara en el lbum de fotografas con que Grace perpetuara el acontecimiento. Un recuerdo invaluable que Kathy conservara toda la vida. Grace dese tener mejor aspecto para las fotografas que se tomaran en la fiesta. Hubiera sido agradable dejarle a Kathy algn retrato de su madre cuando estaba sana y bonita. Decidi incluir algunas fotografas de ella tomadas cuando era ms joven. Y una de ella y Kip de su primera poca. Por qu no? Despus de todo, sera una especie de lbum de despedida. Llam a Hannah Persons para conseguir la lista con los nombres de los chicos y solicitar su ayuda para el da de la fiesta. Hannah se ofreci como voluntaria incluso antes de que Grace se lo pidiera. -Hannah, primero es lo primero. Necesito los nombres de trece chicos para invitarlos. Tal vez los mismos que invitaste a la fiesta de Cindy. Ya tengo las invitaciones escritas, slo falta ponerles el nombre. Hannah expres su respuesta con sumo cuidado. -Desde luego, Grace. Te dar los nombres. Pero, no crees que sera una buena idea llamarlos antes para invitarlos? -Llamar primero? -pregunt Grace-. Qu caso tiene? -Bueno, ya sabes que los chicos son muy tmidos a esta edad -respondi Hannah-. Creo que siempre es bueno asegurarse. Habla primero con las madres. -Muy bien. Dame la lista. Grace empez a hacer las llamadas con la lista en la mano. -Seora Carroll? Habla Grace Cameron... Bien, y usted?... Qu bueno. Kathy va a cumplir trece aos el sbado dentro de tres semanas, y deseo ofrecerle una gran fiesta. S que le encantara que Robbie viniera. De modo que me preguntaba... Despus de que la seora Carroll respondi que iba a revisar su calendario, volvi al telfono para decir: -Oh, lo siento mucho!, pero Pete tiene reservado ese da para ir de pesca. Quiere ensearle a Robbie como lanzar el anzuelo. Pete siempre dice: "Cuando se trata de lanzar el anzuelo, no es la edad del pescador sino su habilidad la que cuenta." Lo lamento, querida. Robbie no podr asistir a la fiesta ese da. Grace tach a Robbie Carroll de la lista y continu con el siguiente nombre. Y el siguiente. Y el siguiente. Hasta que cubri ms de la mitad de la lista. Siete llamadas: siete rechazos. Por todo tipo de razones. Llam otra vez a Hannah Persons. -Hannah, he hecho siete llamadas y recibido siete negativas. Casi me da miedo hacer otra llamada. Qu estoy haciendo mal? -Grace -empez Hannah-, trat de advertirte. Por eso te suger que llamaras antes de enviar las invitaciones. -Qu tratabas de advertirme? 53

-Grace, no lo tomes muy a pecho. T no lo sabes, porque no tienes tiempo de socializar con las otras madres. Pero hay muchas mujeres en esta ciudad que no dejaran a sus hijos ir a t casa, ni comer tu comida, ni tocar cualquier cosa que t toques. -Quieres decir que me tienen miedo? Kathy nunca ha tenido ningn problema en la escuela. O en sus casas. -Porque Kathy no tiene sida -repuso Hannah con tanta suavidad como le fue posible-. Grace, s cmo debes sentirte. Odio la ignorancia y los prejuicios. He discutido con ellas. Pero una madre que defiende a sus hijos, aunque sea de un peligro imaginario, es como una leona que protege a sus cachorros. Lamento tener que decrtelo, pero as es. -De modo que las chicas tampoco hubieran venido. S, as es -observ Grace mientras colgaba el telfono. "Cmo pudo enterarse todo el mundo?", se pregunt. "Cuando fui a la escuela para explicar la causa por la que las calificaciones de Kathy haban bajado, se supona que la reunin iba a mantenerse confidencial." Era evidente que no haba sido as. De manera muy deliberada, una por una, Grace rompi las veinticinco invitaciones escritas a mano. Guard la nmero veintisis. Estaba resuelta a formar un lbum para Kathy, sin olvidar las fotografas. TRES SEMANAS DESPUS, Grace y Kathy se encontraban sentadas en la sala de revisin en espera de que el doctor Spence llevara a cabo el examen general que le practicaba a Grace Cameron todos los meses. Spence entr apresuradamente. -Ah!, Grace... y Kathy, por supuesto, que viene a cerciorarse de que realice bien mi trabajo brome. Durante la revisin, Grace tosi varias veces. No se trataba de una tos spera y convulsiva. Ni de una tos que produjera esputo. En realidad se trataba de una tos inocua, y eso sera lo que podra pensar un mdico en otras circunstancias. -Tose con frecuencia ltimamente? -pregunt Spence-. Hace cunto que tiene esa tos? -El maldito aire acondicionado -Grace le explic-. Lo tengo encendido en la tienda todo el tiempo. Conserva el papel crujiente y firme, pero seca la boca y la nariz. -Mmm... bueno, slo por no dejar, vamos a tomar una radiografa de trax. -Radiografa de trax? Por qu? -quiso saber Grace. -Rutina, Grace, rutina -asegur Spence y se volvi a Kathy-. No est de acuerdo, doctora? Debido a que su madre se haba preocupado mucho y para tranquilizarla, Kathy asinti. -S, doctor. Una radiografa de trax. Una enfermera condujo a Grace al cuarto de Rayos X. En cuanto concluy el procedimiento, volvi a la sala de revisin, donde Spence estudiaba la placa en el negatoscopio. Cuando se inclin para mirar ms de cerca, tanto Kathy como Grace sintieron una punzada de temor. -Limpios, absolutamente limpios -concluy. Grace y Kathy dejaron escapar una exhalacin de alivio. Pero Spence no comparta ese alivio. -Grace, rena tanto esputo como sea posible y escupa en este tubo de ensayo. 54

-No s si pueda hacerlo -protest Grace-. ltimamente. -Intntelo. Desde lo ms profundo. Tosa!

Ya se lo dije, siento una gran resequedad

Con un gran esfuerzo, ella se las arregl a fin de arrojar el esputo suficiente para un anlisis clnico. -Enviaremos esta muestra al laboratorio -dijo Spence-. Tendremos los resultados en unos cuantos das. CUANDO LA HICIERON pasar al consultorio de Spence y no a la sala de revisin, como ya era costumbre, Grace temi que algo estuviera terriblemente mal. Aunque el silln era mullido y suave, ella se sent erguida y en el borde, a la expectativa. Spence llevaba en la mano el informe escrito del laboratorio cuando empez: -Grace, hemos sufrido un pequeo revs. -Revs? -Como sospechaba, detectamos el bicho Pneumocystis en su esputo. Tiene neumona. No es nada raro en casos como el suyo. As que vamos a administrarle un medicamento a base de sulfa que se llama Bactrim. Adems, me gustara llevar a cabo varias pruebas ms en el hospital. -Hospital? -Grace reaccion consternada. Se haba consolado a s misma durante las noches agitadas de insomnio con la idea de que estara en casa junto a Kathy hasta cerca del fin. Siempre a su lado, para cerciorarse de que su vida continuara con un mnimo de interrupciones. -Slo ser una estancia breve -asegur Spence-. mantenerla en observacin unos cuantos das. -Pero Kathy... -Grace empez a protestar. -Debe de haber alguien que se quede con ella. O tal vez podra ir a dormir a casa de una amiguita. Slo tardar unos cuantos das. -Exactamente, cuntos das? -Tres, cuatro... qu importa? -pregunt Spence. -El sbado es un da especial. Tengo que salir antes. -Salvo si se presenta algo imprevisto, me encargar de que sea dada de alta el viernes por la tarde. El sbado por la maana a ms tardar. La palabra "imprevisto" produca inquietud. Pero, cuando menos, haba obtenido la promesa de Spence de que iba a hacer todo lo posible para darla de alta antes del sbado. Un da especial en la vida de Grace y Kathy Cameron. CUANDO CENABAN, Grace pregunt a Kathy cmo le haba ido ese da, y despus divag un poco acerca de sus actividades. De manera deliberada no mencion su visita sin acompaamiento al consultorio del doctor Spence. Estaban llenando el lavavajillas cuando Kathy pregunt de repente: -Qu ocurre, mam? Qu anda mal? "Hay ocasiones en que quisiera que no fuera tan perceptiva", pens Grace. -Mam? -insisti Kathy. 55 Quisiera hacerle una broncoscopa y

-De acuerdo -Grace se dio por vencida-. Djame poner en marcha el lavavajillas y despus hablaremos. Sentadas en el estudio, Grace narr los ltimos acontecimientos a su hija. -Pero no se trata de nada grave -agreg de inmediato-. Spence dijo que un medicamento a base de sulfa me aliviara. -Neumona -repiti Kathy con pesar. -Ya te lo dije, Spence no est preocupado. -Entonces, por qu tienes que internarte en el hospital? Podras quedarte en casa. Yo te cuidara. No importa si falto unos das a la escuela. Conseguir las tareas; har mi trabajo aqu. Adems sera una gran ayuda para ti. No tendras que levantarte de la cama para nada. -Kath, es para unas pruebas. Tienen que hacerlas en el hospital. Se trata slo de unos cuantos das. Tendremos que encontrar un lugar para que te quedes. -Con la ta Louise no -replic Kathy de inmediato. -No, por supuesto que no. Qu te parece en casa de Cindy? Podra llamar a Hannah. -Claro. Sera fantstico -Kathy estuvo de acuerdo-. La llamar en este momento. -No. Esto es algo entre madres. Yo lo har. Una vez que Kathy se acost, Grace se dirigi enseguida al telfono del estudio. Marc un nmero, esper y oy que descolgaban en el otro extremo. -Hannah? -Grace! Hola! Cmo te va? Cmo te sientes? -Yo me siento bien, pero el mdico no. -Qu quieres decir? -Tengo una infeccin, es como un resfriado; pero el doctor quiere internarme en el hospital unos cuantos das. Slo para realizar unas pruebas! -En estos das es todo lo que hacen los mdicos. Pruebas. Mencion si se trataba de algo grave? -No lo mencion, ni siquiera pareca preocupado -repuso Grace-. Pero, puesto que tengo que quedarme en el hospital unas noches... -Grace, no tienes que pedrmelo -Hannah se anticipo-. Por supuesto que Kathy puede quedarse aqu. Para las nias ser como una fiesta. Para m, no representa ningn problema. Slo dime cundo vendrs a dejarla. El da siguiente, martes, llamaron a Grace del consultorio de Spence y le informaron que se haba reservado una habitacin para ella en el hospital. Tena que presentarse el mircoles a las once de la maana. Esa noche, Grace ayud a Kathy a empacar todas las cosas que necesitara durante tres noches en casa de Cindy, adems de todos sus libros y cuadernos para los tres das de clase. Pero, por la maana, en lugar de marcharse a la escuela, Kathy se mostr categrica: -No ir a la escuela hasta despus de acompaarte al hospital. Quiero ver cmo es. Quiero saber qu van a hacerte. -Kathy, cario, por favor. Esto ya es bastante difcil para m -suplic Grace.

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-Mencion Spence cundo vas a volver? -inquiri Kathy nuevamente para disminuir su angustia. -Ya lo sabes, l dijo que con seguridad yo volvera a casa el sbado por la maana. Le coment que era un da especial. -Seguro que volvers el sbado por la maana? -pregunto Kathy inquieta. -Seguro -afirmo Grace. -Entonces, podremos ir a ver a pap? -S, querida, por supuesto que s. Por favor, ahora vete a la escuela. Lo hars? Ms que sus palabras, las lgrimas que asomaron a los ojos de Grace persuadieron a su hija. KATHY ESTABA ACOSTADA mirando el techo. Junto a ella, hecha un ovillo, como era su posicin habitual para dormir, yaca Cindy. Haban charlado mucho tiempo en la oscuridad hasta que su amiguita se qued dormida, mientras Kathy segua despierta, ms despierta que nunca. "Mam. Mam est en el hospital", pens Kathy. "Sola. Yo debera estar ah. Quiero saber lo que sucede. Qu estarn hacindole? Qu me ocultan? No quiero que vuelva a ocurrir lo mismo. No quiero enterarme cuando todo termine, como pas con pap. "Nunca olvidar esos momentos de pie al lado de la tumba abierta, al tiempo que mam me tomaba de la mano izquierda. Con la mano libre, dej caer una rosa sobre el atad de mi pap. Entonces el ministro dijo algo. Y, mientras los sepultureros se preparaban a echar paladas de tierra sobre la caja, mam me dijo: 'Ven, cario'. "Nos apartamos. Pero eso no apag el sonido de la tierra y las piedras que caan sobre el atad de pap. Todava recuerdo que pens: 'Van a raspar su hermoso y brillante atad'. "En los dos das siguientes, antes de volver a la escuela, los das que mam y yo pasamos solas en casa, la gente iba a visitarnos; llevaban comida y trataban de decir cosas amables respecto a pap. Pero mam y yo estbamos solas en realidad. Observ que, cada vez que rompa en llanto, mam tambin empezaba a llorar. As que, despus de un tiempo, ya no quise llorar. Excepto en secreto. "Y ahora qu va a pasar? Quin va a tomarme de la mano cuando me encuentre frente a la tumba de mam? A dnde voy a ir cuando salga del cementerio? No tengo a dnde ir. No tengo familia con quin ir a casa. "Miro constantemente en este agujero hondo y oscuro, temerosa de que alguien me empuje y yo empiece a caer en las profundidades, y contine cayendo sin llegar jams al fondo. Porque no hay fondo. Nadie que me atrape. Como cuando era pequea y pap me lanzaba en el aire. Entonces, en el ltimo minuto, antes de que me diera miedo, me atrapaba y reamos y reamos. Ahora, cuando empiece a caer, no habr nadie que me atrape. Nadie." ERA YA VIERNES POR LA tarde, el tercer da de la estancia de Grace en el hospital, y ella y Kathy aguardaban a que el doctor Spence la diera de alta. El se vea enrgico y sonriente cuando entr en la habitacin. -Grace, Kathy, qu bueno que las encuentro juntas! Ya examin todos los resultados de las pruebas. Son bastante buenos. En realidad, casi todas mis preocupaciones se han desvanecido. As que pueden irse a casa. Contine con la rutina actual, y nos veremos el prximo mes. 57

Grace sinti un gran alivio, pero Kathy pregunt con mucha seriedad: -Doctor Spence, cmo sali la ltima prueba de ADN de mam? -El recuento viral fue un poco ms elevado; sin embargo no de manera peligrosa -respondi Spence. -Y las clulas T? -Han disminuido ligeramente -reconoci Spence-. Pero eso es natural en estas circunstancias -sonri y se volvi a Grace-. Su hija es mi colega ms exigente. De modo que supongo que tendr que obtener su valiosa autorizacin para darle esta nueva receta. -Una nueva receta? -pregunt Grace un poco alarmada. l intent tranquilizarla. -Solamente se trata de un pequeo cambio de AZT por otro medicamento que llamamos DDI. Es un poco ms fuerte, pero no hay problema. Y ahora, como mi viejo profesor de medicina interna acostumbraba decir, los hospitales son lugares muy peligrosos -se volvi hacia Kathy-. As que, jovencita, llvate a tu mam de aqu enseguida. EN CAMINO DE CASA, Kathy se acurruc muy cerca de su madre. -Kathy -advirti Grace-, aljate un poco y abrchate el cinturn de seguridad -la nia obedeci-. Llam para que prepararan un arre... -De verdad? -interrumpi Kathy. -Pareces muy sorprendida -observ Grace. -Porque yo tambin lo hice. No saba si t... ya sabes... saldras del hospital, as que ped las flores esta vez -explic Kathy. -Ibas a ir t sola? Cmo? -No s cmo. Slo saba que iba a encontrar la manera. No quera que pap pensara que nos habamos olvidado de l. -Pap sabe -dijo Grace, prxima a las lgrimas-. De un modo u otro, l sabe que no lo olvidaramos. Luego de que Kip falleci, Grace y Kathy visitaban su tumba a menudo. Sin embargo, despus del primer ao, sobre todo para alejar a Kathy del luto, Grace estableci una costumbre que haban observado desde entonces. Haba determinados das en los que iban a colocar flores en la tumba de Kip. El da de los cados en la guerra, Navidad, Accin de Gracias, el cumpleaos de Kip y el de Kathy. Al da siguiente, sbado, sera el decimotercer cumpleaos de Kathy Cameron. EL SBADO POR LA maana, Alicia Kerr, que era la encargada de Garden Shoppe desde que Grace poda recordar, tena preparada una maceta de barro con hermosos geranios rojos y brillantes en el refrigerador. -Creo que no van a necesitar las flores que su hija orden ayer -observ. -No. Slo nos llevaremos stas -convino Grace. -Mam -repuso la nia-, no vamos a ir muy lejos de la tumba de la pequea Sara. Y no hemos ido a visitarla desde que... ya sabes. -Tienes razn, querida. Llevaremos tambin las flores que pidi -accedi Grace-. Qu quieres que le llevemos a Sara? 58

-Esos tulipanes se ven muy bonitos -sugiri Kathy. Con un ramo de tulipanes amarillos y morados cuidadosamente envueltos en papel de seda blanco, Kathy se dirigi al automvil. Grace la sigui con la maceta de geranios. GRACE SE PUSO DE rodillas junto a la tumba de su esposo y utiliz un desplantador que haba trado de casa para excavar un agujero suficientemente grande a fin de dar cabida a la maceta de barro con las flores. Acomod el tiesto en su lugar y lo cubri con tierra hmeda y suelta. Se puso de pie y descubri que su pequea hija miraba con firmeza el lado sin grabar de la lpida de granito gris. -Digamos nuestras oraciones -sugiri Grace. Como haba acostumbrado a Kathy cada vez que visitaban la tumba de su pap, cada una guard un momento de silencio con Kip, que era ms una conversacin que una plegaria. "Pap, hoy es mi cumpleaos. Tengo trece aos. No es fantstico? Ya soy una adolescente! Y quiero que sepas que estoy bien. Quiero decir, en realidad estoy bien. Por supuesto, me sentira mejor si todava estuvieras aqu. Hay das, incluso ahora, en que me sorprendo llegando a casa con un examen en el que obtuve diez, y pienso: 'Espera a ver lo que mam y pap dirn al ver esto.' Excepto, desde luego, que t no ests. Creo que me acostumbrar y ya no me suceder. Pero tengo que decirte, y no voy a decrselo a nadie ms, ni siquiera a mam, que hay ocasiones en las que de verdad espero que un da ests, ah. Sentado a tu escritorio. E imagino que mam entra con mi examen en el que obtuve diez, muy sonriente, y se ve maravillosa, como antes..." De manera deliberada, Kathy interrumpi sus pensamientos, porque estaba a punto de romper una regla que ella misma se haba impuesto, la de no mencionar jams ante pap lo que le ocurra a mam. No haba necesidad de preocuparle con eso. En especial porque l podra sentirse causante de algo de lo que no tena la culpa en realidad. De modo que concluy su oracin silenciosa y pens: "Pap, tenemos que irnos. Llevaremos unas flores a la tumba de Sara. Adis, pap. Te amo. Siempre te amar y te extraar. No importa lo que suceda conmigo o a dnde tenga que ir, regresar cada ao el da de mi cumpleaos. Ser mejor que no diga ms por ahora. Dios te bendiga, pap." Entonces, entre las dos, moviendo las tijeras de podar de un lado a otro, Grace y Kathy recortaron el csped alrededor de la tumba, que los encargados del cementerio, de un modo u otro, siempre descuidaban. -Vayamos a buscar la tumba de Sara -sugiri Grace una vez que el csped qued bien arreglado. Cuando Grace empez a alejarse, se dio cuenta de que Kathy no estaba a su lado. Se volvi para ver a su hija, que miraba fijamente la mitad intacta de la lpida de granito gris en espera del segundo nombre. Localizaron la tumba de Sara a lo lejos. Mientras se aproximaban, descubrieron que haba un ramo de flores frescas recin colocadas en la lpida. -Mam -dijo Kathy al tiempo que sealaba las flores que estaban sobre la tumba. -Recin cortadas. La seora Sloane debe de haber vuelto de Europa. Vayamos a visitarla camino de casa. Ser muy bueno volver a verla. Con cuidado, Kathy coloc sus flores junto a las otras. -No nos olvidamos de ti, Sara. Tal vez te encuentres en el ms all, pero no te olvidamos susurr. 59

SUBIERON EN EL automvil por el camino que llevaba a la calle sin salida, al final de la cual se extenda el hermoso jardn amplio y grande de la familia Sloane sobre la colina. Cuando empezaron a subir por el sendero de la entrada, vieron que todas las persianas permanecan cerradas. Haba un pequeo letrero en la puerta: EN VENTA. LLAME A BALDRIDGE REALTORS. Seguan un nmero de telfono y una direccin. -No regres -comprendi Kathy. -Tal vez volvi y no necesitaba una casa tan grande, de modo que se mud. Alguien debi ordenar esas flores frescas -observ Grace. Esa noche, para celebrar el decimotercer cumpleaos de Kathy, Grace le permiti elegir su restaurante favorito a fin de ir a cenar. Ella escogi el restaurante chino. Grace hizo los arreglos para que les llevaran un pequeo pastel al final de la cena. Cuando los camareros se congregaron alrededor de la mesa para cantarle, Kathy aplaudi e insisti en compartir su pastel con ellos, a pesar de que era pequeo. Al llegar a casa, Grace le dio a su hija el lbum que haba preparado. Kathy se sent en la otomana junto al silln favorito de Kip, un lugar que a ella le encantaba cuando su padre an viva. Hoje todo el lbum, pgina por pgina, al tiempo que reaccionaba ante cada fotografa, cada artefacto de su infancia temprana. Se mostr especialmente entusiasta respecto a las fotografas de su madre, y Grace se sinti complacida de haber seleccionado slo las fotos anteriores de ella, cuando an gozaba de cabal salud. Si necesitaba algn recordatorio de su condicin actual, ese dolor sordo que haba empezado a sentir durante la cena, empeoraba mientras Kathy revisaba el lbum. Lleg a la ltima pgina, en la que estaba adherida la invitacin especial que Grace haba escrito. -Mam, recordar este cumpleaos toda la vida -bes a su madre y luego la abraz-. Esta vez -susurr- t ve a acostarte; yo apagar las luces y dejar la casa en orden. Grace se dio cuenta de que no haba logrado ocultar su dolor, y su perceptiva y joven hija lo not.
PACIENTE: CAMERON, GRACE DIAGNSTICO: VIH POSITIVA, SIDA CLULAS T CD4+/mm3 21/9 10/12 12/3 14/6 17/9 520 660 400 320 260 PARTCULAS DEL VIRUS 40.000 24.000 30.000 110.000 350.000 PESO 57,650 kg 56,250 kg 56,250 kg 53,500 kg 49,400 kg

Captulo nueve
Asegrate de llevar tu suter azul marino! -Grace le grit a Kathy-. Hace mucho fro ah por las noches. -S, mam, no te preocupes! -respondi. 60

Grace dese poder ayudar a Kathy a empacar para aquel largo fin de semana, pero ltimamente tena muy pocas energas. Adems, haba observado que no tena el pulso tan firme cuando trataba de escribir. Cunto tiempo ms podra continuar al frente de Amanuensis? Era ese temor lo que la haba impulsado a disponer este fin de semana de prueba para Kathy. La nia no haba dicho nada cuando Grace le inform que haba hecho arreglos para que pasara unos cuantos das con sus amigos, los Osborne. Haba seguido realizando sus labores religiosamente tanto en la escuela como en casa. Pero no haba demostrado el entusiasmo habitual. En ocasiones, Grace sospechaba que Kathy tema que si se iba, aunque slo fuera por unos cuantos das, cuando regresara, su madre iba a estar internada en el hospital. O algo peor. Lo que aumentaba la sensacin de culpabilidad en Grace. Grace y Christine Osborne haban sido amigas muy cercanas en el bachillerato y la universidad. Su estrecha amistad haba continuado incluso despus de que ambas se casaron. Pero, a la larga, la disparidad entre los intereses de George y los de Kip poco a poco haba provocado que se vieran cada vez menos. Al enterarse de la muerte de Kip, Christine volvi a la vida de Grace. Se present enseguida, dispuesta a hacer lo que fuera para consolar a su amiga por su prdida. Fue una enorme ayuda por los trmites interminables que implic la sbita y desconcertante transicin de la vida de casada a la viudez. George Osborne, que era contador, se haba mostrado muy servicial con todos los asuntos de negocios. Juntos, los Osborne apoyaron a Grace durante esos das terribles y tristes. Pero tambin posean una cualidad extraa entre la gente buena. Saban cundo era el momento de retirarse, para que el periodo de duelo y ajustes normales pudiera surtir efecto. A pesar de haber cultivado una ntima amistad a lo largo de los aos, Grace estaba dudosa de abordar el tema de Kathy con Christine. Ella y George no tenan hijos. En una ocasin, haca algn tiempo, Christine mencion que ambos haban considerado la posibilidad de adoptar; sin embargo, de un modo u otro, George no era capaz de aceptar la idea del todo. Con eso en mente, Grace tuvo dudas al acercarse a Christine para proponerle la idea de adoptar a Kathy. Si ella hubiera tenido alguna otra posibilidad, jams lo habra hecho. Pero el reloj avanzaba inexorable. Grace casi poda orlo. As que llam a Christine. Se encontraban sentadas frente a frente a una pequea mesa para dos en el saln de t donde Grace coma en ocasiones, cuando ella mencion el tema. -Sida? -pregunt Christine-. No, Grace, no es posible. -S es posible. As es. -Pero eso significa que... Qu estn haciendo los mdicos? -Todo lo que pueden, aunque no es mucho -reconoci Grace-. Por eso quiero hablar contigo. -Sabes que George y yo haremos todo lo que est en nuestras manos para ayudarte. -No hay nada que puedan hacer por m. Se trata de Kathy. -Kathy por supuesto -comprendi Christine. -No s de cunto tiempo dispongo, pero s que no es mucho. As que tengo que planear lo que ocurrir con Kathy. Tengo que saber si... si es posible que t y George estn dispuestos a... no me respondas en este momento, a menos de que la respuesta sea negativa, pero me gustara que lo hablaras con George, para ver qu opina. -George... -reflexion Christine-. No hemos hablado acerca de la adopcin desde hace mucho tiempo. Cuando lo consideramos, l quera un hijo. No s lo que opine respecto a una nia. Por supuesto, l conoce a Kathy. Le agrada y piensa que es muy inteligente. -Entonces, hablars con l? -pregunt Grace. 61

-S, hablar con l -prometi Christine. Pero su voz no denotaba mucho entusiasmo. OCHO DAS DESPUS, tras discutirlo mucho, Christine llam por fin a Grace. -George dijo que s. Est dispuesto a intentarlo. -Bien -respondi Grace, sintindose muy aliviada-. prxima semana. Qu opinas si Kathy va a visitarlos? -Sera un buen comienzo -asinti Christine. Haba llegado el momento. Kathy baj las escaleras con su maleta. Vesta una amplia camiseta carmes, de manga larga y pantalones vaqueros, rotos a la altura de las rodillas. -Kathy Cameron -desaprob su madre-, no vas a salir de casa vestida as. -Por qu no? -pregunt Kathy-. Siempre me visto as cuando salgo a dar la vuelta con Cindy y los muchachos. -No vas a ir a "dar la vuelta." Irs a visitar a Christine y a George. Por favor, sube de inmediato y ponte una blusa bonita y una falda. -S, seora -replic Kathy, empleando una forma de expresin que utilizaba cuando resenta recibir rdenes. Unos minutos ms tarde baj de nuevo, vestida pulcramente con una blusa blanca y una falda a cuadros. -As est mejor. Quiero que causes una buena impresin. -S, seora -respondi Kathy, obediente. -Kathy, por favor -dijo Grace en voz baja, al borde de las lgrimas-, no hagas esto ms difcil. Se miraron a los ojos, y de pronto se abrazaron; as permanecieron hasta que las interrumpi el sonido del claxon de George desde la entrada. Kathy tom su maleta. Grace permaneci en la puerta, despidindose con la mano y sonriendo hasta que el automvil dio vuelta a la esquina. Entonces, rompi a llorar. Si haba algn consuelo para su desolacin, era la confianza en que esta vez s iba a funcionar. Habra un hogar para Kathy. A LA MAANA SIGUIENTE, Grace estaba desayunando pan tostado y caf cuando Kathy entr, con la maleta en la mano. -Kathy, pero... qu ests haciendo en casa? La nia evit responder y cruz la cocina para dirigirse a las escaleras. Grace la sigui, al tiempo que repeta una y otra vez: -Kathy, qu sucedi? Respndeme! Kathy entr en su habitacin, dej caer de golpe la pequea maleta sobre la cama y empez a desempacar. De manera muy deliberada, pronunciando las palabras con cuidado, manifest: -No soy una pobre nia! -Quin dijo que lo eras? Qu ocurri? No te trataron bien? -Demasiado bien -Kathy continu desempacando. -Y qu significa eso? -exigi Grace. La jovencita se rehus a contestar-. Kathy, por favor Grace baj la voz y suplic-, esto es muy importante para m. T sabes por qu. No sabemos cunto tiempo tenemos. 62 Habr unas vacaciones escolares la

Kathy abraz a su madre. Aferrada a ella, empez a hablar. -No es su culpa. Desde el momento en que llegu, Christine tena preparada una lista completa de actividades. Todo tipo de cosas que hacer. Adems, haba un televisor nuevo en mi habitacin. Pero, si no quera ver televisin, ofrecieron llevarme al cine. Les pareca que nada era suficiente para m. No quiero que la gente se desviva por ser amable conmigo. -Qu les dijiste al salir? -No dije nada -confes Kathy. -Ni siquiera cuando George te trajo a casa? -l no me trajo a casa. Tom el autobs. No saben que me fui. -Kathy Cameron! Quieres decir que te fuiste sin decir una sola palabra? -La jovencita asinti. -Oh, Kathy, Kathy! Cmo pudiste hacerle eso a gente que slo quera ser amable contigo? -No quiero ser una pobre nia y no quiero que nadie me compadezca. -Quin dijo eso? -George -Kathy titube-. Mi habitacin, es decir, la habitacin en la que iba a dormir, se encontraba junto a la de ellos. Los o cuando hablaban respecto a cmo pensaban que haban salido las cosas. George dijo que l haba cumplido con su parte. Lo intent. "Porque siento mucha lstima por ella, pobre nia", dijo. No quiero que nadie sienta lstima por m. -Kathy, estoy segura de que George no quiso decirlo as. -Pues lo dijo. No me quera en su casa. Slo me acept porque senta lstima por m. As que me levant temprano y me fui. Eso es todo -explic Kathy. -Sin una palabra -coment Grace. -Dej una nota manuscrita. Les dije que haba olvidado mi tarea de la escuela y tena que regresar porque era lo que tena que hacer para la semana. -Bueno, ahora llama por telfono a Christine y ofrcele una disculpa. -Tengo que hacerlo? -Es lo correcto. A regaadientes, Kathy se dirigi al telfono que se encontraba en la habitacin de Grace. Busc el nmero e hizo la llamada. -Christine, habla Kathy. Siento haberme ido de la forma en que lo hice. Sin decir nada. Pero yo... simplemente tena que hacerlo -empez a llorar. Grace tom el telfono. -Chris, lo siento. Pero ella pens que no iba a funcionar. No es que t y George no hayan hecho todo lo posible. Creo que slo se senta nostlgica. La llevar en otra ocasin... -Lo entendemos, Grace -interrumpi Christine-. No hay necesidad de sentirse incmodos por ello. Digamos que slo fue un buen intento que no funcion. Grace colg el telfono, pero no pudo evitar pensar que, de un modo u otro, Chris tambin se senta aliviada por la forma en que todo haba terminado. Sin embargo, el problema era entonces mucho peor de lo que imaginaba. Qu ocurrira si Kathy no encontraba ninguna familia con la que en realidad pudiera sentirse feliz y amada? O se trataba de algo ms? Sera mejor enfrentarlo en ese preciso momento. 63

-Kathy... -Grace le hizo una sea con la mano para que se acercara-. Kathy, querida, alguna vez se te ha ocurrido, en tus ms recnditos pensamientos, aquellos que no compartes con nadie, ni siquiera conmigo, que, si no encontramos una familia para ti, eso me mantendr viva ms tiempo? Kathy trat de volverse para no mirar los intensos ojos azules de su madre. -No, yo... jams haba pensado en eso. Pero Grace comprendi que la nia trataba ms de eludirla que de negarlo. -Bueno, pues nunca pienses as, porque no va a cambiar nada. El tiempo que me queda se acorta a cada momento, sin importar lo que t o yo hagamos. Tienes que prometerme que, si encontramos otra familia, vas a tratar en realidad de que te agraden, de llevarte bien con ellos. -Y qu me dices de ellos? Van a quererme? -Por supuesto que s -Grace asegur de inmediato-. Tienes que prometrmelo. Promtelo. -De acuerdo, te lo prometo -convino Kathy. -Eso est muy bien -Grace estrech a su hija con fuerza-. Por favor, querida, no pienses que vas a ser desleal conmigo si te agrada alguien ms. Aun si amas a otras personas. Y no me hagas esto. Recuerda que ya me queda muy poca fortaleza, muy poco tiempo... -S, mam -susurr Kathy y bes la mejilla hmeda de su angustiada madre. PASABA APENAS DE la medianoche. Kathy yaca despierta, mirando el techo. En un momento trataba de convencerse de que su madre no estaba tan enferma, ni por asomo, como pareca. Al minuto siguiente, tema que estuviera todava ms. "Mam finge muchas cosas. Trata de ocultarme demasiado. Pero no hay manera de esconder los resultados del ADN." La ltima vez, Spence haba tratado de restarles importancia, aunque Kathy saba que las clulas T estaban perdiendo la batalla. "Y yo le agrego ms preocupaciones", pens Kathy. "No quiero hacerlo. Es que no s qu pensar respecto a una nueva familia. No s cmo debera sentirme. "Tal vez mam tenga razn. Quiz no puedo dejarla ir. No es que quiera verla sufrir y tratar de esconderlo. Simplemente no deseo que se vaya. No, no, no! "Pero s que lo har. Y, entonces, qu va a suceder conmigo? Los nios tienen que ir a alguna parte cuando no hay lugar para ellos en su propio hogar. Cuando ya no tienen un hogar. Debe de haber muchos nios como yo. Qu sucede con ellos? Todava existen los orfanatos? Envan ah a esos nios? Acaso su opinin no cuenta? "Adems, me he enterado por la televisin acerca de personas que adoptan nios y luego los maltratan y en ocasiones incluso los asesinan. Qu puede hacer una nia cuando se ve atrapada en una situacin as? Siempre es posible huir. Pero, a dnde? A dnde podra escapar?" Por fin se qued dormida, como en una especie de fuga. A LA MAANA SICUIENTE, Kathy despert ms temprano de su hora habitual. Se dirigi a la puerta de la habitacin de su madre. Una vez que se asegur de que ella an dorma, se encamin sin hacer ruido a las escaleras y baj a la cocina. Tom la gua telefnica y hoje la seccin amarilla hasta que encontr lo que buscaba: "Servicios de adopcin." Revis la lista. Haba agencias de adopcin de todos tipos: Servicios de asesora. Ofertas a madres solteras. Servicios religiosos de adopcin. Se decidi por una que ofreca "fotografas e 64

historial del nio", y anot el nmero de telfono y la direccin. Dobl con cuidado el papel en un pequeo cuadrado para ocultarlo en el bolsillo de su suter. Despus, empez a reunir sus libros cuando la sobresalt un ruido alarmante. Dej caer los tiles en las escaleras y subi corriendo. Encontr a su madre doblada sobre la taza del bao, vomitando. -Mam! -grit Kathy al tiempo que corra a su lado-. Aqu estoy mam. No pasa nada. Cuando Grace se recuper, Kathy la llev de nuevo a la cama. La nia cubri a su madre con la frazada, pues tena el cuerpo sudoroso. -Kath, la escuela. Tienes que ir a la escuela -orden Grace. -No! -se rehus ella-. Voy a quedarme contigo. -Kathy, no es posible que faltes a la escuela cada vez que esto me suceda. -Ocurre con frecuencia? -Con frecuencia o no, sucede. Vete a la escuela! -Te quedars en cama si me voy? -S, s, me quedar en cama -asegur Grace. LOS SUCESOS DE esa maana a temprana hora hicieron a Kathy sentirse an ms resuelta a llevar a cabo su misin. En el instante en que terminaron las clases matutinas, sali de la escuela para tomar el autobs urbano que la llevara a la direccin que haba anotado. Era posible que la echaran de menos durante el descanso para comer y a la hora del estudio, pero estara de vuelta para las clases de la tarde, y su madre jams se enterara. Le pareci que el autobs tardaba mucho en llegar. Se detena casi en cada esquina. Y el conductor era del tipo parlanchn. Saludaba a todos los pasajeros conocidos, y bromeaba con ellos acerca del clima y las noticias. En varias ocasiones, Kathy apenas pudo controlar el impulso de gritar: "Mire, seor, no dispongo de mucho tiempo! As que continuemos." Kathy baj en la avenida Centre. Ech un vistazo a la hoja de papel y se dirigi a lo que result ser un edificio viejo y de arquitectura bastante recargada. Consult el tablero de anuncios. La agencia que ella buscaba se localizaba en el segundo piso. Subi las escaleras y encontr la puerta principal, que era de madera y vidrio con grandes letras doradas. Se asom para examinar la habitacin. Estaba dividida en reas por medio de escritorios y estantes para libros. En cada rea estaba sentada una mujer. Varias de ellas entrevistaban a los visitantes. Todos adultos, se dio cuenta Kathy. No haba ningn nio. Tal vez a los nios no se les permita decir lo que queran. Pero, como tena confianza en su plan, decidi continuar. Abri la puerta y se acerc al escritorio de una mujer que trabajaba en su computadora. -S? -pregunt la mujer con energa. Despus de leer la placa de latn que se encontraba sobre el escritorio, Kathy inquiri: -Seora Hannaford? -S, s, qu se te ofrece? -pregunt con impaciencia. -Me preguntaba si podra ayudarme, seora Hannaford. La mujer observ a Kathy un instante. -Ayudarte? Cmo? -Me gustara conocer las oportunidades que existen. -Oportunidades? -pregunt la mujer. 65

-Qu sucedera si existiera una nia...? Me refiero a una nia que conozco en la escuela. Tiene trece aos y es bastante inteligente. Adems es muy limpia, bien educada. Me preguntaba cules seran las probabilidades de que alguien quisiera adoptar a esa nia. Pam Hannaford haba tratado con nios de todas las edades durante mucho tiempo como para no darse cuenta del subterfugio de Kathy. -Sintate. Cmo te llamas? -Kathy Cameron -contest la jovencita luego de titubear-. No puedo decirle el nombre de mi amiga. Ella no sabe que vine. Pero sin duda va a pedirme consejo. Nos queremos mucho. As que, cuando ella me lo solicite, quiero ser capaz de darle un buen consejo. Qu oportunidades tiene una nia as de ser adoptada? Tendra derecho a opinar respecto a la clase de familia a la que le gustara pertenecer? Es muy importante para ella. -Por supuesto, entiendo a la perfeccin. Pero, qu te hace pensar que ella est preparada para que la adopten? -Bueno, parece que... la cosa est as. Su madre tiene sida. Y muy pronto mi amiga va a tener que tomar una decisin. Solamente quiero saber si es posible adoptar nias de trece aos. Quiero decir, hay alguien que las quiera? O ya tienen demasiada edad? Cosas como sa. -Tu amiga no tiene familiares que la adopten? -Bueno, por lo que entiendo, no hay muchos parientes. Adems, algunos de ellos no la quieren. Y ella no quiere a los que s estn dispuestos a adoptarla. As que ha pensado en buscar por su cuenta. -Comprendo -dijo Hannaford-. prioridad. Bueno, seguramente sabes que los familiares tienen la

-Quiere decir que mi amiga no tendra nada que opinar al respecto? -Creo que un juez comprensivo tomara en consideracin los sentimientos de tu amiga -la tranquiliz Hannaford. -De acuerdo. Se lo dir. Alguien acudira a esta agencia en algn momento y preguntara si puede adoptar a una nia de trece aos? -No de esa manera. Vers, hay gente que de verdad quiere tener un hijo. En ocasiones lo quieren cuando el beb tiene apenas una semana de nacido. Otras veces, prefieren que el nio sea ms grande. Y, en ciertas ocasiones, estn tan impacientes por tener un hijo, que no ponen ninguna restriccin. De modo que una nia muy bonita, de cabello rubio, ojos azules e inteligente, de trece aos, se considerara como una criatura perfectamente deseable para adoptarla. Por la descripcin, Kathy se dio cuenta de que no haba logrado engaar por un momento a la seora Hannaford. Mir con fijeza los ojos castaos y comprensivos de la mujer. -Quiere decir que en realidad la querran? No slo la adoptaran por compasin? -Kathy, las personas que acuden a nosotros quieren en verdad tener una hija. Y no slo porque sientan compasin por ella. -As que es posible. -S, Kathy, es posible. Si no hay nadie en la familia, no dudes y ven a verme. -Gracias, muchas gracias, seora Hannaford -repuso Kathy-. Ahora ser mejor que vuelva a la escuela.

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-Creo que es una buena idea. Y dale a tu madre mis mejores deseos. Dile que espero que se conserve bien mucho tiempo. -Oh!, no puedo hacerlo. No quiero que sepa que vine. -Bueno, entonces ser nuestro secreto -prometi la seora Hannaford. HABA PASADO MS de un ao desde el da en que Grace se enter de que tena sida. A partir de entonces, la rutina de las visitas mensuales al doctor Spence se haba convertido en una forma de vida para ella y Kathy. Se sentaron juntas en el consultorio del doctor Spence. El mdico estaba frente a ellas en su silla habitual. -Grace -dijo-, hasta ahora ha evolucionado extraordinariamente. Para una paciente en sus condiciones, ha llevado una vida buena y productiva. Pero, dadas las ltimas cifras, un recuento de clulas T de slo ciento noventa, y una acumulacin de virus de setecientos cuarenta mil, no podr continuar encargndose de un negocio que exige tiempo completo. Le aconsejo que cierre Amanuensis. -Pero tengo que... -Grace empez a protestar. -No, Grace, no tiene que hacer nada. Uno de sus familiares se ha ofrecido a asumir todos los costos financieros. -Un familiar? -Un hombre llamado Harry Cameron. Dijo que era su to. Llam aqu y present esa oferta. -El to Harry? Cmo se enter de que usted es mi mdico? -En realidad no hay muchos especialistas en mi campo en la ciudad -respondi Spence-. Por qu? Sucede algo malo? -No, no pasa nada malo -contest Grace-. Es exactamente lo que esperara del to Harry. Sin embargo, continuar trabajando todo el tiempo que me sea posible. -Es su decisin, Grace. Todo lo que puedo hacer es brindarle un consejo. CASI EN UNA ACTITUD de desafo a la sugerencia de Spence, y sin duda en rebelda a la oferta del to Harry, Grace dej a Kathy en casa, volvi a Amanuensis y reanud su trabajo. Pero en un breve lapso, la fatiga y los calambres en los dedos la obligaron a dejarlo, apagar las luces y volver a casa. En el camino, sinti un entumecimiento en el pie cuando trataba de pisar el acelerador. La haba prevenido Spence al respecto? Haba una palabra que l us, "neuro" algo. No poda recordar. "Estoy volvindome loca o tengo alguno de esos tumores cerebrales sobre los que le? No, maldita sea. Voy a acordarme de esa palabra." Se esforz durante todo el camino a casa; sin embargo, a pesar de ello, no logr recordarla. Cuando entr en la cocina, encontr a su hija junto a la hornilla. En una mano sostena una tarjeta maltratada del recetario de Grace y, en la otra, un tenedor con el que daba vuelta a algo en una sartn. Grace reconoci el aroma del sazonador para aves. El hecho de que ella pudiera reconocerlo significaba que Kathy haba utilizado demasiado. Sin embargo, Grace esboz una sonrisa resplandeciente. -Caramba, huele muy bien, querida! -se acerc para echar un vistazo y asegurarse que todo estaba bien dentro de la sartn.

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Grace experiment dificultades para comer, como resultado de la agravacin de su estado de salud al enterarse de que Harry haba empezado a intervenir en su tratamiento. Estaba resuelta a que ni ella ni Kathy iban a aceptar ninguna ayuda que proviniera del to Harry. -Cmo est el pollo, mam? -pregunt Kathy. -Muy sabroso, querida. Delicioso! -Grace tom otro bocado y confi en no vomitar. De pronto record la palabra usada por Spence, que haba escapado antes a su memoria: neuropata. El doctor la haba mencionado una vez, y le explic que se trataba de una alteracin funcional en el sistema nervioso perifrico, comn en los pacientes con sida, en ciertas etapas de la enfermedad. "Debe de haberse referido a las ltimas fases", pens Grace. Cuando Kathy subi a hacer sus deberes escolares, Grace se sent en su silln de orejas tapizado de zaraza. Se pellizc las piernas y descubri que tenan sensibilidad. Se quit los zapatos y pellizc las plantas de los pies. Tambin reaccionaron al tacto. El episodio en el automvil sin duda tena que haber sido algo pasajero. "Estoy bien, muy bien!", pens. Experiment entonces una sensacin de control que le permiti empezar a acomodar los fragmentos de su vida de manera realista. Qu bienes posea? Estaba la tienda. El nombre y la reputacin que se haba formado deban de tener algn valor en efectivo. Una persona que poseyera la destreza adecuada y estuviera dispuesta a trabajar con ahnco, bien podra ganarse la vida con ella. Tambin tena la casa. Sin duda redituara treinta mil dlares o ms sobre la hipoteca. Si reuna esa cantidad con la venta del negocio, tal vez juntara cincuenta mil dlares. De pronto Grace se dio cuenta de que Kathy no haba bajado como siempre a darle las buenas noches. Subi y encontr a su hija dormida ante el escritorio. Sobre el ensayo, sin duda. Pero, cuando se acerc un poco ms, vio que Kathy se haba dormido sobre la grfica de su enfermedad. Haba ampliado la espiral descendente de las clulas T de Grace, tal como haba descrito Spence esa tarde, as como la pronunciada curva ascendente del mortal virus. Las lneas se haban cruzado, y el recuento de carga viral se encontraba casi en el lmite superior de la hoja. Grace decidi ocultar el hecho de que haba visto la grfica. Slo aumentara la agitacin de Kathy. En silencio, Grace sali de la habitacin. Desde afuera de la puerta, llam en voz alta: -Kath, es hora de acostarse. Kathy despert. Apresuradamente desliz la grfica dentro del libro de matemticas. Grace entr en la habitacin y le dio a Kathy un beso de buenas noches; luego se dirigi a su dormitorio. En el bao, vomit toda la comida que se haba forzado a ingerir durante la cena. Sentada en el piso fro de losetas, al intentar recuperar el aliento, Grace trat de atribuir este ltimo episodio al pollo condimentado en exceso. Pero no logr engaarse. La grfica de Kathy era la prueba terrible de que el tiempo se agotaba. Y, cuando eso sucediera, qu ocurrira con su hija? Mientras estaba en el piso, fro y hmedo, Grace decidi que era injusto no tomar medidas especficas para asegurar el futuro de Kathy. Al da siguiente pondra en venta la tienda.
PACIENTE: CAMERON, GRACE DIAGNSTICO: VIH POSITIVA, SIDA CLULAS T CD4+/mm3 21/9 10/12 12/3 520 660 400 PARTCULAS DEL VIRUS 40.000 24.000 30.000 PESO 57,650 kg 56,250 kg 56,250 kg

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14/6 17/9 14/12

320 260 190

110.000 350.000 740.000

53,500 kg 49,400 kg 45,850 kg

Captulo diez

El letrero estaba escrito en la caligrafa ms impresionante que Grace fue capaz de trazar:
CRACIAS POR SU PREFERENCIA. Conforme a su plan, haba puesto un anuncio en la seccin de negocios del diario. Haba obtenido algunas respuestas rpidas, la mayora de personas jubiladas, pero ninguna se senta capaz de prestar ese servicio personalizado. Al final de la tercera semana, Grace se dio cuenta de que no podra vender la tienda. Entonces, por primera vez, coloc un letrero que no deca: CERRADO-REGRESO A LAS TRES, o CERRADO-REGRESO A LAS CINCO, sino simplemente CERRADO. Para siempre. Se dio cuenta de que tambin era el principio de la ltima vez para muchas cosas. Guard las llaves en el bolsillo, subi a su automvil e inici el trayecto a casa. Durante aos haba vivido de prisa, corriendo y corriendo. "Ahora tengo todo el tiempo que entonces necesitaba, pero nada que hacer sino esperar." Entr en la casa y decidi que empezara a poner sus cosas en orden. No saba con exactitud lo que eso significaba. Pero la gente siempre aconsejaba: "Pon las cosas en orden para el final." Tena ciertos objetos que quera dejarle a Kathy. Cosas personales. Cosas de Kip que ella haba atesorado y deban formar parte de la herencia de Kathy. Decidi empezar por ah. Estaba clasificando los ensayos de Kip, cuatro de los cuales se haban publicado en revistas literarias, cuando descubri la carta que el primo de Kip, Justin, le haba escrito un poco antes de suicidarse. Grace se pregunt, sin decidir an, si deba o no mostrrsela a Kathy. Nadie hablaba de Justin. El to Harry lo haba prohibido. Pero la nia tena derecho a conocer la historia de su familia. Lo bueno y lo malo. Sin embargo, la intuicin aconsej a Grace: "No permitas que Kathy vea esto." Provena de un sentimiento de resignacin de que Kathy finalmente se ira a vivir con el to Harry. Y Grace no quera envenenar la relacin con esta carta o cualquier cosa respecto a ella. Si Kathy tena que pasar los siguientes seis aos de su vida con Harry, no iba a agravarlos con ms amargura o desconfianza de la necesaria. Separ la carta del resto de los papeles de Kip y empez a revisar las que ella y su esposo se haban escrito. Kip sola compararlas, en tono de broma, con la correspondencia que Elizabeth Barrett y Robert Browning haban sostenido antes de su matrimonio. Volvi a leerlas, al tiempo que reviva esa poca feliz, cuando son el telfono. Ella contest. -Mi querida Grace, estoy consternado -empez el to Harry-. Llam a la tienda para preguntar, como siempre, por tu salud, y o un mensaje grabado en la contestadora de que Amanuensis ya cerr. Estoy perplejo. Leeza tambin. No esperbamos eso tan... -en su intento por parecer solcito, cometi una pifia y pronunci una frase infortunada que no le dejaba otra opcin ms que concluirla- tan pronto. Se ha agravado mucho tu condicin? -Fue por consejo de mi mdico -contesto Grace para evitar reconocer abiertamente que su destreza manual haba empezado a deteriorarse. -Muy buen consejo, dira yo. Es momento de que tomes las cosas con calma. Y recuerda que estamos dispuestos a hacer nuestra parte. Slo tienes que decirlo. 69

-Lo har -prometi, slo para terminar con la conversacin. -Bien dicho! -dijo l antes de colgar. Le result difcil concentrarse despus de la llamada de Harry. La voz del hombre dejaba traslucir un sutil tono de triunfo. De un modo u otro, con el cierre de la tienda, la balanza se haba inclinado de su lado. l slo tena que esperar. Ese pensamiento hizo aflorar a la conciencia una posibilidad que haba permanecido oculta en la mente de Grace. El ltimo recurso. Ese recurso que empieza con las palabras: "Si llega a ocurrir lo peor..." Bueno, era el momento de admitirlo. Despus de casi un ao y medio de bsqueda, de considerar y descartar posibilidades, de que Kathy haba hecho visitas probatorias slo para terminar en el fracaso, el momento haba llegado. -POR SUPUESTO, KATHY puede quedarse con nosotros una semana. O todo el tiempo que quieras -respondi Hannah. -Hannah -empez Grace una vez ms-. Creo que no me expliqu bien. Lo que quise decir fue: alojaras a Kathy durante algunas semanas como un ensayo? Para que, si funciona, la acepten -aadi Grace a fin de cerciorarse de que esta vez su amiga no entendiera mal. -Quieres decir que... te refieres a que adoptemos a Kathy? -No necesariamente adoptarla -aclar Grace de inmediato-. tutores. Me sentira tranquila. En paz. Yo podra... Para gran alivio de Hannah, Grace no emple la palabra. La mente de Hannah se vio envuelta en un torbellino de ideas. "Cindy a ella le encantara, por supuesto. Tener a una amiga, una aliada en la casa. Sin embargo, cmo afectara esto nuestros planes? Cindy y la universidad, ya lo hemos planeado. Hemos hecho previsiones para el futuro. Ahora, de pronto, otra nia. No podramos tratarla de manera diferente a nuestra hija. Todo lo que hagamos por Cindy tendramos que hacerlo por Kathy. Y Steve. El es un hombre a quien no le agradan las sorpresas. Le gusta planear con anticipacin." -Hannah, no tienes que responder en este momento. Slo te pido que lo medites -continu Grace. -S. Esto requiere una reflexin ms profunda. Hablar con Steve al respecto. STEVE PERSONS ERA el vicepresidente y contralor de una compaa de tamao mediano que produca instrumentos tcnicos. Esa noche trabajaba en casa; examinaba un diagrama de flujo del proceso de fabricacin de ciertos aparatos mdicos de acero inoxidable. La tarea consista en disminuir los costos para as poder bajar los precios. Cuando se encontraba absorto en sus pensamientos, Steve tena el hbito de succionar la pipa Dunhill de madera de veta paralela, que haba guardado cuando dej de fumar haca seis aos. Era un regalo que su padre le haba obsequiado en su graduacin; y, desde la muerte de ste, valoraba la pipa an ms, En ese instante, la apretaba con gran fuerza entre los dientes mientras estudiaba el diagrama de flujo. Al volverse para consultar algunas cifras en la pantalla de su computadora, advirti la presencia de Hannah. -Dame quince minutos ms -suplic- y nos vamos. De todas maneras ya sabes que estos torneos de bridge siempre empiezan tarde. -No iremos esta noche, Steve. 70 Podran convertirse en sus

-No iremos? Por qu? -Tenemos que hablar. -Hablar? Acerca de qu? -percibi la preocupacin en la voz de su esposa y apag la computadora-. Se trata de Cindy? Tiene algn problema en la escuela? -No se trata de Cindy, sino de Grace -despacio, en un tono de voz muy controlado y sin dejar traslucir ninguna emocin, Hannah le inform lo que Grace haba pedido. Transcurri mucho tiempo, en apariencia, antes de que Steve respondiera. -Es una decisin seria, Hann -habl por fin-; una decisin muy seria. -Por eso Grace sugiri un breve periodo de prueba. Qu opinas Steve? -Qu opinas t? Tendras que cargar con la parte ms pesada del trabajo. -Kathy es una buena nia. Bien educada. Adems, ya ha venido a quedarse con nosotros muchas veces. No es problema. -No es lo mismo que vivir con alguien da tras da -seal Steve, cuya naturaleza prctica se impuso. Tom la pipa fra y empez a succionar-. Ests segura de que no te molesta el trabajo adicional que implica? -Puedo arreglrmelas -asegur Hannah. -Me parece que ya tomaste una decisin. -Creo que s. Cuando pienso en una nia como Kathy, que perdi primero a su padre y est por perder a su madre, me digo que simplemente no podemos dejarla a la deriva. Las adolescentes de trece aos no se adaptan de manera fcil. Adems, sera cruel alterar su vida de nuevo ahora que ella es ms vulnerable. No se lo hara a un extrao, mucho menos a alguien que conozco desde hace mucho tiempo, como Kathy. Steve mordi la boquilla de la pipa; se senta renuente a tomar una decisin. -Qu habra pasado si hubiramos tenido gemelas? -dijo al fin-. Habramos salido adelante sin dificultad. -Exactamente -aadi Hannah. -Pero si hubiramos tenido a Kathy desde un principio, habramos tenido que ajustar nuestras vidas. Esto es diferente. Qu se supone que debo sentir por ella? En realidad, no es mi hija. Claro, es una nia estupenda. Podra decir que le tengo afecto. Sin embargo, eso es muy diferente a tratarla como si fuera mi propia hija. -Ests diciendo que tu respuesta es no -concluy Hannah. -No exactamente. T dijiste que era una prueba. Estoy de acuerdo. Puedo aceptar eso. Pero tiene que ser una prueba en ambos sentidos. -Ambos sentidos? -Un periodo de prueba para ver si le agradamos, si puede llevarse bien con nosotros. Pero tambin para ver si Kathy nos agrada a nosotros, si podemos llevarnos bien con ella. Eso debe quedar muy claro. Si descubro que no me gusta la idea, podr retractarme. -Por supuesto. De eso se trata. Veremos si podemos llevarnos bien los cuatro. -En tanto eso quede entendido -repuso Steve como advertencia final.

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-PERO, POR QU tengo que ir? -pregunt Kathy por tercera ocasin-. He ido a pasar la noche muchas veces en casa de Cindy. No necesitamos ninguna prueba. -Kathy -declar su madre con severidad-, la pregunta es: sern capaces de llevarse todos bien, da tras da, semana tras semana, durante tres semanas? -Supongamos que te enfermas. Me refiero a que tu estado se agrave de verdad, que necesites a alguien y no tengas a nadie a quin recurrir. Grace mir los ojos azules de su hija. -Kath, no estoy tan enferma. Puedes irte tranquila a pasar tres semanas con ellos, sin sentir ningn temor. Si quieres, llmame todos los das. Pero slo una vez, para asegurarte de que me encuentro bien. El resto del tiempo sers parte de su familia. De acuerdo? Despus de una larga pausa, Kathy acept al fin. -De acuerdo. ERA LA MAANA del cuarto da de la estancia de Kathy en casa de la familia Persons. Steve ya se haba ido a trabajar y Hannah haba llevado a las nias a la escuela. Se encontraba descansando mientras tomaba la segunda taza de caf y esperaba con impaciencia la llamada de Grace. Ya que, a pesar de sus temores acerca de cmo iba a reaccionar Steve ante la presencia de Kathy, todo iba bien hasta ese momento. Hannah experimentaba una gran sensacin de alivio. Acababa de enjuagar la taza para colocarla en el lavavajillas cuando el telfono son. Fue a contestar. -Grace? -S, Hann. Lamento llamarte todas las maanas. Sin embargo, ya sabes... -Grace, yo tambin soy madre. S cmo te sientes. Llama todas las maanas; no me molesta, creme. -Ya se me pasar, despus de un tiempo. -No te preocupes tanto Grace. Eso nos pasa a todas las madres -explic Hannah-. Hasta ahora, las cosas marchan sobre ruedas. Qu te parece si vienes a cenar esta noche? Para que te convenzas. -No, no lo creo. Gracias, pero no. -No es problema -la inst Hannah-. O si lo prefieres podemos salir a cenar. -No, de verdad, Hann. No s cmo me sentira. Cenar y despus tener que irme sola. Dejemos las cosas como estn. En tanto Kathy llame todas las noches, con eso me basta. Grace colg el auricular, al tiempo que reprima el intenso deseo de ver a su hija. El motivo por el que haba rechazado la invitacin bien intencionada de Hannah era cierto. Sin embargo, no era toda la verdad. Con esa intuicin especial que se manifiesta en las personas que han estado enfermas durante mucho tiempo, Grace perciba que su estado de salud se haba agravado de manera considerable. En los ltimos das, despus de comer algo ms que un pequeo bocado, invariablemente vomitaba. No sera capaz de ocultarlo en la cena y todos se asustaran, en especial Kathy. A LAS CINCO Y ocho minutos, el telfono son por fin. Grace contest con entusiasmo: -Kath? 72

Pero, en su lugar, oy la voz exageradamente compasiva del to Harry. -Grace, querida, te encuentras bien? Su primer impulso fue gritar: "Aljate del telfono! Estoy esperando la llamada de Kathy!" En vez de eso, contesto de manera corts: -Estoy bien, to Harry. Muy bien -ahora aljate del telfono, viejo buitre.. -Cmo est Kathy? Leeza y yo hablbamos el otro... Grace no fue capaz de contenerse. -To Harry, por favor. Estoy bien. Kathy est bien. Por favor, por el momento no puedo tener la lnea ocupada. Estoy esperando una llamada de mi hija. -Vaya, si as es como lo sientes, no faltaba ms. No voy a quitarte tu tiempo. Perdname! Y colg. Ella no supo si era prudente hacer enojar ms al anciano, pero en ese momento no le import. Despus de unos segundos, el telfono son una vez ms. Esta vez, oy la palabra que haba esperado todo el da. -Mam? -S, querida. -Cmo te sientes? -Bien. Muy bien -respondi Grace. Sin embargo, comprendi que no podra engaar ms tiempo a su hija, cuya sensibilidad se haba acrecentado hasta parecerse a la de un radar en lo que respecta a los matices de la voz de su madre-. Dime, cario, cmo te fue hoy? -pregunt para evitar hablar de ella. -Lo normal. Tuve exmenes de matemticas, ciencias naturales e historia. -Cmo te fue? -Creo que bastante bien. -Y cmo van las cosas en casa de Cindy? -Fantstico, mam. Estupendo. -No lo dices nada ms para tranquilizarme, o s? De verdad te gusta estar ah? -Como te dije, todos se han portado de maravilla. Al principio pensaba que el pap de Cindy era un poco afectado. Pero es que tiene que pensar en cosas muy serias. La otra noche mencion algo acerca de tener que despedir a ciertas personas. No le agrada hacerlo. Por lo dems, ha sido muy amable. En realidad, Cindy me dijo que se ha comportado de manera ms agradable de lo habitual ahora que estoy aqu. A ella le gusta. -Me alegro. Me tranquiliza mucho orlo. -Y no lo olvides. Maana nos veremos en el consultorio del doctor Spence. No haba manera de evitarlo. -Mira, querida, quiz sea mucha molestia para Hannah llevarte hasta all. Por qu no faltas en esta ocasin? -sugiri Grace, cariosa. -Ah estar, mam. Ah estar -insisti Kathy. Grace comprendi que nada lograra alejarla.

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"GRACE EST MS tensa hoy de lo normal", observ Norman Spence. "Acaso es porque sospecha las cifras desalentadoras del ltimo informe del laboratorio que tengo en mi oficina? O trata de ocultarle a Kathy su sufrimiento? Nunca haba visto una nia tan inquisitiva e inteligente." -Problemas? -pregunt, al tiempo que haca una sea con la mano a Grace para que se acercara a la bscula. Desliz el contrapeso a lo largo de la barra hasta que sta oscil para indicar que Grace pesaba slo cuarenta y dos kilos y doscientos gramos. Haba bajado mucho de su peso original, que era de cincuenta y siete kilos y seiscientos cincuenta gramos. -Los problemas de siempre -respondi ella-. He tenido un poco de diarrea. Dolor... ocasional -se apresur a aadir-. Y no tan fuerte. "Esto es para no alarmar a Kathy. Doctor, deje de hacer tantas preguntas. No me obligue a hablar claramente frente a ella", era lo que quera decir. El mdico procedi a examinar brazos y piernas para comprobar si haban aparecido las primeras seales de las manchas amarillentas del sarcoma de Kaposi. Grace se puso tensa cuando ley en los ojos del doctor. "Ya lo descubri. Hace tres noches lo vi por primera vez. Ojal no diga nada. No delante de Kathy." Spence se reserv lo que pensaba mientras continuaba revisndola. Cuando termin, dijo: -Vamos a tomar otra muestra de sangre. -Otra muestra de sangre? -pregunt Kathy-. No tiene que hacerlo cada tres meses? "Demonios!", pens Spence, "deb haber sabido que no escapara a su atencin. Cuando un paciente llega hasta estos extremos, tres meses es mucho tiempo. Un tiempo muy largo, porque el virus se reproduce de manera geomtrica. Simplemente, deb haber dejado en claro lo que saba que iba a suceder." Pero era demasiado tarde. Extrajo la sangre de Grace, sell el tubo de ensayo, lo marc y lo coloc en la bandeja. -Muy bien, pasemos al consultorio para hablar. Salieron de la sala de revisin para dirigirse al consultorio. El tom la grfica de Grace. -Grace, tengo a la mano su ltima prueba de ADN. Los resultados no son alentadores. Se ha producido un descenso muy pronunciado en el recuento de clulas T. -Cunto? -pregunt Kathy. -Ciento treinta -inform Spence. -La ltima vez fue de ciento noventa -record la jovencita. -Y la cantidad de virus ascendi a un milln doscientos mil. -Oh, no! -exclam Grace en un susurro-. Qu puedo hacer ahora? -Haga todo lo que tenga ganas de hacer. Contine tan activa como le sea posible, desde luego, sin abusar. Viva de manera sencilla y sin complicaciones. O, si cree que es demasiado difcil, podemos internarla en el hospital. La decisin depende de usted y de cmo se sienta. De repente, Grace sinti fro. Trat de esquivar la mirada de Kathy, que senta clavada en ella. Quera llorar, pero no se atrevi. En su bsqueda desesperada de algn remanso emocional, se consol con el hecho de saber que por fin haba encontrado un hogar para Kathy. "Logr eso. Le he dado un refugio seguro con buenas personas." Spence interrumpi sus pensamientos. -Grace, recuerde, por favor, si siente la necesidad, no vacile en llamar. A cualquier hora del da o de la noche; no importa. Estamos de acuerdo? -S, de acuerdo -repuso ella. 74

-Muy bien, nos veremos dentro de un mes -dijo l-. A la misma hora. Aadi esto ltimo como un toque alentador. -VAS A PASAR, mam? -invit Kathy cuando el automvil se detuvo en la entrada de la casa de los Persons. -No. Creo que ser mejor que vaya a casa y descanse un rato. Se abrazaron. Cada una luch por reprimir las lgrimas. Y lo lograron. Slo el tiempo suficiente para que Kathy observara a su madre desaparecer al doblar la esquina. Entonces las lgrimas brotaron. Kathy no se encamin a la puerta principal, sino que apoy la cabeza en la fachada de madera de la casa y llor. Al fin, se limpi las lgrimas, sorbi un poco la nariz, se pellizc las mejillas y se dirigi a la puerta. En la cocina, Hannah preparaba una pierna de carnero para cenar. La expresin en el rostro de Kathy lo deca todo. -Oh, Dios mo! -exclam Hannah. Enseguida trat de recuperarse y ser ms prctica-. Kathy, mi abuela sola decir: "Hay ocasiones en que lo mejor es mantenerse ocupada con las labores cotidianas, como tejer o cocinar." Creo que, en tu caso, ella habra dicho: "Sube de inmediato y estudia para esos dos exmenes que tendrn maana." S que tu madre querra que lo hicieras. -S, ta Hannah, ya lo s. Kathy sali. Hannah sinti un fuerte impulso de abrazarla, consolarla mientras lloraba. Pero ya habra tiempo para eso ms adelante. El momento no estaba tan lejano, a juzgar por la mirada de los ojos hmedos de Kathy.
PACIENTE: CAMERON, GRACE DIAGNSTICO: VIH POSITIVA, SIDA CLULAS T CD4+/mm3 21/9 10/12 12/3 14/6 17/9 14/12 17/3 520 660 400 320 260 190 130 PARTCULAS DEL VIRUS 40.000 24.000 30.000 110.000 350.000 740.000 1.200.000 PESO 57,650 kg 56,250 kg 56,250 kg 53,500 kg 49,400 kg 45,850 kg 42,200 kg

Captulo once
y Steve Persons iban camino del conjunto de cines. Mientras conduca, Steve coment de repente: Creo que ella puede ser una buena influencia. -Buena influencia? A qu te refieres? Quin puede ser una buena influencia? -pregunt Hannah. 75

Hannah

-Kathy -repuso l-. Cuando se trata de estudiar, es muy disciplinada. En cambio, por lo general tenemos que convencer a Cindy, o incluso amenazara, para que se ponga a estudiar. Esta vez subi enseguida. Me agrada. -Steve, ya sabes que el lunes concluir el periodo de prueba. -Lo que significa que tenemos que decidirnos -l comprendi-. Es curioso. El tiempo pas sin que me diera cuenta. Al principio, pensaba: slo faltan diecinueve das, slo faltan dieciocho das. Pero despus de la primera semana, por alguna razn dej de pensar en eso. Creo que es muy buena seal, no es verdad? -Estoy segura de que lo es. -Cmo enfrentaremos esto? -pregunt Steve-. Quiero decir, qu le diremos a Grace?: "Grace, hemos decidido adoptar a tu hija!" Me parece que es muy duro. Quiero decir, cmo podemos decirle eso a una madre? -Se sentir aliviada -asegur Hannah-. No le habra pedido esto a alguien ajeno a la familia, a menos que en verdad estuviera desesperada. As que a ella no le parecer duro. Ms bien ser como una bendicin. -Bueno, cuando llegue el momento, Hann, t manjalo. Eres mejor que yo para tratar esta clase de cosas. -En tanto ests dispuesto a aceptar, djame el resto. LOS VIERNES POR la noche, como celebracin del inicio del fin de semana, Hannah siempre cocinaba una cena especial. Ese viernes haba preparado un asado de costillas de res con papas y cebollas doradas en la misma cacerola. Experiment una emocin fuera de lo comn al sentarse a la mesa, porque esa noche de viernes en particular era an ms especial que de costumbre. Sinti que haba cumplido con su misin. La charla durante la cena gir principalmente en torno a los comentarios de las nias en relacin con los ltimos rumores en la escuela. Se sospechaba que el maestro de matemticas viva con la maestra de ciencias desde haca cuatro aos. La conversacin se prolong demasiado para el gusto de Steve. -Oh, no! -estall al fin-. Desde que se implant la educacin sexual, todo lo que hacen los chicos es dilucidar la vida sexual de sus maestros. Cuando yo iba a la escuela, no perdamos el tiempo con tonteras como sa. Estudibamos como locos para obtener buenas calificaciones a fin de poder ingresar en una buena universidad. Cindy y su madre cruzaron miradas y sonrieron. Un ligero movimiento de Hannah pareci indicar: ahora es el momento. -Puedo retirarme? -pregunt Cindy. Steve interpret mal la peticin y respondi: -El hecho de expresar una crtica leve no es razn para que te sientas ofendida. Caramba, cuando yo tena tu edad... -Ya lo s, pap, caminabas a la escuela con Matusaln. Pero, me disculpan? Slo un momento? -De acuerdo -asinti l, y luego continu disfrutando de su cena-. Hann -coment-, no s por qu no comemos cebollas asadas ms seguido. Me encantan las cebollas asadas... Se interrumpi cuando Cindy desliz una tarjeta en la mesa dentro de su campo de visin. Dej el tenedor para tomarla: 76

-Oh! Un ocho punto cinco y un nueve! -Para entrar en una buena universidad...! -record Cindy. Todos rieron. Steve se volvi hacia Kathy. -Y t, jovencita, cmo te fue? Tan bien como a Cindy, espero -Kathy pareci renuente a responder-. Vamos, no puede ser tan terrible -Steve trat de convencerla. Despus de dudar un momento, Kathy se puso de pie para ir por los resultados de sus exmenes. Le dio a Steve la tarjeta. -Dos nueves punto cinco. Vaya, eso es lo que yo llamo calificaciones estupendas. Result difcil para Kathy saber si l estaba sorprendido, satisfecho o un poco decepcionado respecto a los logros de su hija. -Estupendas -repiti de manera un poco menos animada. Hannah sinti que en ese preciso instante la atmsfera haba cambiado. Poda verlo en la actitud de Steve, leerlo en el rostro de Cindy. Sbitamente, Cindy tena una rival, una adversaria en su propia casa. Antes de que Hannah pudiera decir una palabra, Cindy empuj la silla y se levant de la mesa. -Cindy, regresa! Cindy! -la llam Steve. Ella no volvi. Continuaron cenando slo los tres: Steve, Hannah y Kathy. STEVE PERSONS estaba de pie frente a la puerta cerrada de la habitacin de su hija. Toc: -Cindy, cario, breme. No obtuvo respuesta. La oy sollozar. Abri despacio la puerta. Cindy estaba acostada en la cama, con el rostro contra la almohada y el cuerpo convulsionado por el llanto. l se sent junto a su hija y la abraz. -Cario, no quise decir que tus calificaciones no fueran buenas. Por supuesto que un ocho punto cinco y un nueve son estupendos. Ojal yo me hubiera desempeado tan bien cuando tena tu edad. Quieres que te diga un secreto? Jams lo admitir delante de nadie. Ni siquiera de tu madre. Pero reprob matemticas un ao. Sin embargo, Cindy no respondi. Steve trat de que ella atendiera sus ruegos. -Querida, no es amable de tu parte. T ests aqu arriba llorando y Kathy est sentada sola a la mesa. De pronto, Cindy se apart de l. -Que se quede sola! -Cindy! -Ella es la hija perfecta que siempre quisiste. Una hija que obtiene nueve punto cinco todo el tiempo. Alguien de quien puedes sentirte orgulloso. -Pero cario, estoy orgulloso de ti. T lo sabes. -Ya no! -acus Cindy-. Ahora tienes una nueva hija. Una hija perfecta!

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Por primera vez, Steve Persons se dio cuenta de la magnitud de los temores y resentimientos de su hija. El problema de las calificaciones era slo un episodio superficial, pero haba puesto en evidencia el miedo de su hija de que Kathy no slo compartiera el amor de su padre; ella amenazaba con reemplazarla. -No te preocupes, querida -la tranquiliz l-. Nadie podra jams reemplazarte. No en esta casa. Nunca en el corazn de tu padre. LA CASA ESTABA en silencio total desde haca un buen rato. Las dos nias se haban dormido haca mucho tiempo. Pero, en la cocina, Hannah y Steve Persons hablaban en murmullos y afrontaban el dilema. -Dijo eso? -pregunt Hannah-. Una hija perfecta? -S -confirm l. -Qu extrao! Siempre supuse que Cindy amaba a Kathy, que se sentira feliz de tener una hermana como ella. Antes de esta noche, jams pens en ellas como rivales. -Es evidente que Cindy s. Y creo que pensaba as desde el principio, pero tuvo miedo de decirlo. -Qu haremos ahora? -pregunt Hannah. -Hann, pdeme que cambie mi vida en todo lo que t quieras, me esforzar lo ms posible. Pero no estoy dispuesto a sacrificar la felicidad de mi hija por nadie. Me entiendes? Absolutamente por nadie. A LA MAANA siguiente, cuando Steve Persons baj las escaleras, encontr a Kathy sentada con su maleta junto a la puerta principal. -Seor Persons, sera mucha molestia para usted llevarme a casa en este momento? -No, querida, no. No sera ninguna molestia -repuso l con un profundo pesar. EMPUJADAS POR LA necesidad de consolarse por el fracaso del periodo de prueba de Kathy con los Persons, la nia se acost en la cama de Grace esa noche. Hechas un ovillo, muy juntas, se confortaron una a la otra y charlaron ms de lo que durmieron. -Mam, dime qu pas entre pap y t la primera vez que salieron juntos. La primera vez que comprendiste, que supiste de verdad que era el elegido. -La primera vez que lo vi -explic Grace- fue en su diminuta oficina en el edificio de artes. Se encontraba sentado a su escritorio. El lugar estaba atiborrado de papeles y libros, y l todava no compraba su computadora, as que tena al lado su vieja mquina de escribir. Una mirada y me dije: "Este hombre necesita un poco de orden en su vida." -Y pensaste: "Soy la mujer que puede drselo"? -anticip Kathy, sonriente. -Por el contrario. Pens: "Uf! ste no es un hombre con el que deba tratar." Pero en eso se volvi para mirarme. Estaba a punto de deshacerse de m, cuando el entrecejo fruncido se transform en una sonrisa. Dijo: "Puedo ayudarla en algo?" Respond: "Busco al profesor Kip Cameron." Lo que fue un atrevimiento de mi parte, puesto que yo saba que l todava no era profesor. Pero pens que sera mejor adularlo, ya que necesitaba el trabajo. Creo que se dio cuenta de todo, porque me dijo: "Jovencita, su hbil apreciacin del talento, a pesar de ser un 78

poco anticipada, acaba de otorgarle el empleo." Parece que ya le haban advertido que ira a verlo y cul era mi propsito. "Ambos nos remos, y me pregunt si quera ir a comer con l. Acept enseguida. Lo que fue la segunda cosa atrevida que hice, porque ya haba almorzado y tuve que hacerlo por segunda ocasin. Pero cuando terminamos de comer y descubrimos todas las cosas en las que estbamos de acuerdo y en las que diferamos, supimos que sera para siempre. Salvo que, ese da, no imaginaba que siempre iba a durar tan poco tiempo." Durante la noche, Grace le cont a Kathy todo lo que recordaba acerca de Kip y de la vida que haban vivido juntos. Mencion slo las cosas buenas, jams los momentos de temor que haba sufrido debido a la enfermedad de l. Sinti que colocaba en las manos de su hija el obsequio ms preciado que poda darle: buenos recuerdos. TRES DAS DESPUS, Grace bajaba de prisa las escaleras para ir a la cocina a preparar el desayuno cuando las rodillas se le doblaron de repente. Logr sujetarse del pasamanos, pero no antes de proferir un grito de miedo que hizo que Kathy corriera a la cabecera de la escalinata. -Mam? -llam con inquietud. Grace alz la mirada desde el escaln inferior y trat de esbozar una sonrisa. -El tacn de la sandalia se ator en la alfombra. Estoy bien. Termina de vestirte. El desayuno estar listo cuando bajes. Con valenta y considerable dignidad para tranquilizar a su hija, Grace dio vuelta a la izquierda y desapareci en la cocina. Pero Kathy se qued inmvil en la parte superior de las escaleras, con la mirada fija, hasta que tom una decisin. A LA HORA DEL descanso para comer, Kathy abord un autobs que la dej a dos cuadras del consultorio del doctor Spence. Cuando ella lleg, Spence, que percibi que algo urgente la haba llevado hasta ah, la recibi de inmediato. Sin titubeos, Kathy le cont lo que haba ocurrido esa maana y agreg sus propias observaciones. -Dijo que el tacn se haba atorado en la alfombra, pero s que no es verdad. Me di cuenta de que intent hacerme creer que haba recuperado el control cuando se dirigi a la cocina. Estaba fingiendo, doctor Spence. Hay algo muy mal, lo s. Tiene que hacer algo. Cualquier cosa. Por favor! -contra su voluntad, rompi a llorar y se limpi las lgrimas con la mano. -Kathy, escchame -Spence dijo con voz suave, pero firme-. En casos como el de tu madre, en esta etapa del trastorno se produce una debilidad en las rodillas. De seguro eso ocurri. Por s mismo, no es fatal. Regresa a la escuela y deja que yo me preocupe al respecto. -Est seguro de que eso es todo? Haba otra posibilidad ms terrible, pero Spence opt por no alarmar a Kathy mientras no estuviera completamente seguro. -En este momento, es lo ms probable. Hiciera lo que hiciera, l no deseaba mentirle a esa nia y desilusionarla para siempre acerca de la veracidad de los doctores y la ciencia de la medicina. Pero tena que estudiar la otra posibilidad ms sombra sin alarmar a Grace.

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UN POCO DESPUS, esa misma tarde, el doctor Spence llam a casa de la familia Cameron. -Grace -empez, al tiempo que adoptaba el tono de un hombre que se encuentra en una situacin difcil-, hay das en que deseara volver a los tiempos de los viejos escribas. -Qu ocurre, doctor? -Estas malditas computadoras! Sufrimos una interrupcin de la energa elctrica en el consultorio. Perdimos todos los registros! Desaparecieron por completo! Tengo que pedirle que venga para llevar a cabo una revisin completa y restablecer nuestros registros. Espero no causarle demasiadas molestias. -Est bien, ir. -Le dir una cosa, por qu no nos vemos en el hospital? Tienen todo el equipo necesario para completar su expediente. -De acuerdo, doctor, si usted cree que eso es lo mejor -accedi Grace. CUANDO GRACE entr en la sala de revisin del hospital, Spence la observ al caminar y decidi que no, no se trataba de ninguna debilidad en las rodillas. Despus de hacerle varias preguntas bsicas, sugiri: -Grace, ya que se encuentra aqu y tenemos disponible el equipo, vamos a realizar una tomografa computarizada. -Una tomografa? -Grace capt de inmediato el significado-. Es del cerebro, verdad? Usted cree que hay algo malo... algo que est afectndome el cerebro. -Grace, sera culpable de negligencia mdica si no explorara todas las posibilidades -observ. -Qu van a hacerme? -Slo le pedirn que se recueste en un divn acojinado. Despus deslizarn el divn hacia delante en una mquina grande hasta que un arco blanco metlico le rodee la cabeza. -Y despus? -Grace se anticip con inquietud. -Usted slo permanecer recostada. Encendern el equipo y va a or un zumbido durante un minuto aproximadamente. Eso ser todo. -Qu ocurrir si descubre algo? -pregunt Grace. -Sera absurdo hablar de eso, a menos que en efecto encontremos algo. -Tendr que ver con el tiempo que me queda? Porque eso es ms importante que nunca. -S, algo acerca del tiempo que le queda. Grace consider todo lo que l le haba dicho. -De acuerdo, doctor, si cree que es necesario. DOS DAS DESPUS, los resultados de la tomografa de Grace se encontraban en el escritorio de Spence. No haba duda de que Grace tena metstasis del sarcoma de Kaposi. El cncer haba invadido por fin el cerebro. Por respeto al pacto que tena con Kathy, el doctor accedi a que estuviera presente cuando explic la situacin. Entonces les mostr a Grice y a Kathy los intrincados patrones de color de la tomografa. Explic la manera en que dichas metstasis ocurren. Grace tradujo todo a una sola pregunta: 80

-Cunto tiempo? Doctor, cunto tiempo? -Si no hacemos nada, un mes. Pero si aplicamos terapia por medio de radiacin, podra decir de manera optimista que hasta tres meses. -Tres meses... -Grace sopes el veredicto del doctor. Kathy sujet la mano fra de su madre. -Entonces -dijo Grace-, proceda, doctor. HARRY CAMERON abri de pronto la puerta de la habitacin 504 del County Medical Center, y su figura voluminosa casi llen todo el espacio. -To Harry! -Grace se asombr de verlo. -S, Grace. El to Harry. No obtuve respuesta en tu casa en dos das. Me imagin que te encontrara aqu. Bueno, qu opinan los mdicos? -pregunt mientras se aproximaba al pie de la cama. Estaba a punto de tomar el expediente, cuando ella intervino con tanta firmeza como le fue posible. -Eso es para los doctores! -Por supuesto -concedi Harry-. Qu te han dicho? -Estn administrndome tratamientos. Dicen que estn funcionando -lo cual no era exactamente la verdad, pero en esas circunstancias se sinti justificada. -Grace, admiro tu valiente esfuerzo por combatir este mal, pero llegamos al momento de enfrentar la cruda realidad. Tengo que tomar medidas para asegurar que me convertir en el tutor legal de Kathy. Mi abogado ya redact la solicitud. Solamente espera mi firma. Al no responder Grace, l continu: -Creme, es con el mejor inters por la nia. Me gustara que Kathy viera con gusto la posibilidad de vivir con nosotros. Haremos todo lo posible por ella, te lo prometo. Esta familia, tal vez slo como consecuencia de la poca en que vivimos, ha derrochado ms capacidad, ms talento de lo que tena derecho. Todo lo que espero hacer es rescatar lo que queda de nosotros en tu hija. Si eso es un crimen, me declaro culpable. Pero, por Dios, tengo intenciones de hacerlo hizo una pausa-. Por supuesto, el procedimiento ser menos complicado si ambos firmamos la solicitud. Es ms sencillo de esa forma. As evitaremos que el asunto quede en las manos de algn juez que no conozca a la nia ni a ninguno de nosotros. Grace no tena ningn argumento para rebatirlo o alguna opcin que sugerir a Harry Cameron; sin embargo, se rehus a acceder a su peticin. -Lo lamento, mi querida Grace, siento mucho lo que te ocurre. En verdad debes creerme que, si el dinero pudiera cambiar el resultado, habra estado dispuesto a todo -despus de decir eso, se march. Grace se sinti ms impotente que nunca, excepto cuando su joven esposo haba muerto en los brazos de ella. Grace le haba fallado a Kathy. Haba fracasado en su intento de encontrar un hogar donde la quisieran y necesitaran tanto como ella quera y necesitaba estar ah. Ni siquiera su enfermedad, que desafiaba cualquier tratamiento, haba derrotado de una manera tan completa a Grace como eso. DURANTE LOS DAS que Grace pas en el hospital, Kathy permaneci en casa, a pesar de la insistencia de Hannah Persons de que volviera a quedarse con ellos. Estaba resuelta a 81

demostrar su capacidad de estar sola. Pero era nicamente una especie de baladronada. Por la noche permaneca despierta, atenta a todos los rechinidos y ruidos que se oyen en una casa en medio del silencio absoluto. Y siempre tena pesadillas de caer en el agujero negro que no tena fondo. Al tercer da, una vez que, por el momento, concluy el tratamiento de radiacin, Grace fue dada de alta y entregada al cuidado de su hija. Cuando llegaron a casa, Kathy insisti en que su madre se acostara, aunque los mdicos no haban prescrito esa aburrida rutina. -Kathy, no tengo que estar confinada a una cama. Soy perfectamente capaz de valerme por m misma. Incluso podra llevarte al ballet, si quieres. -Prefiero estar contigo. -Kathy, has pensado en lo que suceder... despus? -Decid llamar a la seora Hannaford -reconoci Kathy. -A la seora Hannaford? -Grace estaba perpleja-. Y quin es ella? -Una mujer muy agradable que conoc en la agencia de adopciones. -Fuiste a una agencia de adopciones? Para qu? -Para averiguar si hay alguien que adopte a nias de trece aos -al darse cuenta de que haba estremecido a su madre con esa confesin, Kathy trat de tranquilizarla-. Es una seora muy amable. Adems, me dijo que hay personas dispuestas a adoptar a una nia de trece aos. sa era la primera ocasin que Grace comprenda plenamente la magnitud del temor de Kathy de quedarse sola y sentir que nadie la quera. Ms que cualquier otra cosa, este conocimiento la oblig a tomar su decisin. -No ser necesario hacer eso. El to Harry y Leeza no slo te quieren, sino que te quieren tanto que estn dispuestos a acudir ante los tribunales para cerciorarse de que te quedes con ellos. -No tienen que contar con mi autorizacin? -Y qu vas a decir cuando el juez te pregunte qu opciones tienes? No te das cuenta, querida, de que no puedes decir: "La seora Hannaford encontrar una familia para m"? Quiero que te prepares. Cuando llegue el momento de ir a casa del to Harry, necesito que seas fuerte. No deseo que tengas miedo de nadie, ni del to Harry ni de ninguno. Quiero que seas t misma. Quiero que seas como tu padre. Cree en ti y en lo que t quieres hacer. No permitas que nadie viva tu vida. S que es mucho pedirle a una nia de trece aos, pero creo que eres capaz de lograrlo. A lo cual, Kathy slo pudo responder: -El to Harry. As que ser el to Harry. HARRY CAMERON haba concertado una reunin en la oficina de su abogado. Aunque se senta demasiado dbil para hacer el viaje, Grace haba dado su palabra. As que se visti y arregl para verse presentable, y cubri los estragos de la enfermedad tanto como le fue posible. Harry y Leeza la esperaban en la amplia oficina de paneles de madera de Joshua Herkimer, un hombre canoso y de porte distinguido, a quien Harry se diriga con el tratamiento de juez. Result que Herkimer haba cumplido dos periodos como magistrado en el juzgado de lo familiar, y era muy versado en los procedimientos que implicaban la adopcin y custodia legal de menores. Le explic todo el proceso a Grace, luego le present un documento legal y le indic dnde deba firmar. Entonces le ofreci su pluma. 82

Grace vacil antes de tomarla. Entonces, resuelta a que su hija no se convirtiera en un nmero de caso a la merced del departamento de servicios sociales, tom la pluma. Mientras firmaba, record de repente sus das en la escuela dominical donde le ensearon la historia de la Pasin, la parte donde Jess le dijo a judas: "Lo que tengas que hacer, hazlo rpido," Le devolvi la pluma a Herkimer, al tiempo que experimentaba el mismo sentimiento de traicin. -Grace, querida -dijo Harry-, tienes nuestra palabra. La trataremos como si fuera hija nuestra. Una vez que se acostumbre a nuestra forma de ser, te prometo que ser una jovencita muy feliz. Leeza hizo un movimiento con la cabeza para manifestar su total acuerdo. Durante todo el camino de regreso a casa, Grace se sinti molesta por las palabras del to Harry: Una vez que se acostumbre a nuestra forma de ser... Protest en silencio: "No quiero que se acostumbre a su forma de ser! Kip no quera que se acostumbrara a su forma de ser!" Finalmente se dio por vencida. Lo hecho por ella, hecho estaba. Ya que no haba tenido otra opcin.

Captulo doce
Maana sbado iremos al cementerio -Grace dijo a Kathy, sin aadir lo que no era necesario: "por ltima vez." En realidad, mucho de lo que ocurra en ese entonces era por ltima vez. Cuando estuvieron de pie junto a la tumba de Kip, Grace se dio cuenta de qu la haba impulsado a ir. Haba ido a pedir perdn. Se qued inmvil con la mirada clavada en el nombre de Kip, grabado en la piedra gris, al tiempo que repeta una y otra vez en silencio: "Lo siento, Kip, querido. Lo intent. Dios sabe que lo intent." Kathy oprimi la mano de su madre. Un segundo nombre pronto estara tallado en la lpida. Antes de permitir que su hija se detuviera a pensar demasiado en eso, Grace sugiri: -Ya que estamos aqu, vayamos a visitar a Sara. Caminaron entre los monumentos hasta que Kathy seal una lpida grande de mrmol blanco. -Ah es -indic. Mientras sealaba, una figura vestida de negro se puso de pie junto a la tumba, donde haba estado postrada de rodillas. Despus de un momento de sorpresa, Kathy pregunt: -Es la seora Sloane? En unos segundos se reunieron, y las tres se abrazaron de inmediato. Hasta que Victoria Sloane se apart para mirar el rostro de Grace. Enseguida dijo en un suave susurro: -Oh, querida! Cunto deseaba... deseaba encontrarte! -era palpable que no hallaba las palabras correctas para expresarse. -Todava viva? -sugiri Grace. -Perdname, pero s, todava viva. Debo hablar contigo. Es indispensable.

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NO LEJOS DE LA entrada del cementerio encontraron una pequea cafetera. Victoria insisti en sentarse a una mesa tranquila en un rincn aislado. Era evidente tanto para Kathy como para Grace que estaba profundamente inquieta. Despus de una taza de caf caliente y fuerte, reuni el valor para confesar: -Estoy avergonzada de m misma. Estos ltimos aos me han convertido en una cobarde. En un lapso muy breve, como si fuera parte de un plan diablico, perd a mi esposo, a mi hija y despus incluso a Sara. No quera saber nada ms de enfermedades ni de muerte. Ya haba tenido suficiente. Decid refugiarme en Francia, donde poda vivir de mis buenos recuerdos. "Pero en los ltimos meses me di cuenta de que la nica forma de vivir sin perder a la gente que uno ama es vivir sin gente. Una vez que me enfrent a eso, comprend que tena que regresar. Deba haber algo que pudiera hacer aqu. Deba haber otros como Sara que necesitaran ayuda. Y pens en ti, Grace. Mil veces intent escribirte, llamar. Cada vez tuve miedo... s que resulta cruel decirlo, pero tema que hubieras muerto y que Kathy ya formara parte de otra familia. Una buena familia, confiaba." Victoria apart del rostro algunos mechones de cabello blanco que caan sobre la mejilla tersa. -Perdname, Grace, por hablar con tanta franqueza, pero tengo tantas ideas y sentimientos guardados -tom la mano de Grace-. S que parece egosta, en especial despus de la forma en que trat de escapar de la realidad. Tal vez s sea egosta, pero tengo que preguntarte: Has decidido algo respecto a Kathy? -Por qu? -Si no, quisiera pedirte que me consideres como una posible familia. Te prometo que la cuidar bien. Me encargar de cubrir todas sus necesidades. Pero, sobre todo, te prometo un hogar donde ella ser amada. Creme, Grace, s lo que significa amar a un hijo. Y tengo todava tanto amor para dar... De modo que te pido que, cuando menos, me consideres una posibilidad. Y a ti tambin, Kathy. Al instante, Grace y Kathy cruzaron una mirada. Grace tuvo que aclarar: -Ya hice... los arreglos correspondientes. Con un pariente. -Oh! Lo siento mucho -Victoria corrigi enseguida-. Qu barbaridad! Mira qu egosta me he vuelto. Slo pienso en m. Debera sentirme feliz de que Kathy haya encontrado un hogar. En especial si se trata de la familia. Sin duda ser muy tranquilizante para las dos. Kathy mir a Victoria a los ojos y pregunt: -En verdad quiere adoptar a una nia, a una adolescente de trece aos? Mi pregunta es, en verdad lo quiere? -S, querida. De verdad, de verdad -insisti Victoria. -Kathy -la reprendi su madre-. Ya me puse de acuerdo con el to Harry. Firm los documentos. -S, supongo que s -suspir la jovencita. VIAJARON EN SILENCIO durante el trayecto a casa. Pero, cuando Grace dio vuelta en la calle donde vivan, Kathy protest: -Yo no estuve de acuerdo en irme con el to Harry. Grace no respondi sino hasta que se encontraron dentro de la casa. Ah, en el estudio, Kathy se sent en el amado sof otomano de Kip y empezaron a hablar sobre el asunto. 84

-Victoria me quiere -indic Kathy-. Y yo la quiero a ella. Siempre me ha simpatizado. Me gustaba la forma en que cuidaba y se preocupaba por Sara. Era madre y abuela al mismo tiempo. Adems, mam, ella necesita a alguien -suplic en un tono ms apremiante-. Es lo que yo busco. No alguna familia que me acepte porque sienten lstima por m. Mam, no lo comprendes? Necesito a alguien que me necesite. De la misma manera que pap te necesitaba a ti. -Kathy, ya firm el acuerdo con el to Harry. -Entonces, deshazlo -suplic Kathy. -Ya firm los papeles. Ahora es legal. Adems, si llegara a juicio, Harry ganara. Ningn tribunal le otorgara la custodia de un nio a un extrao si hay algn familiar que est dispuesto a hacerse cargo de l. -Pero Victoria no es una extraa! -insisti Kathy. -En lo que atae a la ley, lo es. Si Victoria hubiera vuelto un poco antes... pero, no, incluso en ese caso, el to Harry habra hecho valer sus derechos. -Por qu tengo que ir a vivir a su casa enorme y vaca? E ir a una nueva escuela? Por qu? Porque pap era hemoflico? Por qu tuvo que contagiarse de sida? Por qu tuvo que contagiarte? Por qu? Perdi el control y empez a llorar. Se levant de pronto de la otomana y subi corriendo las escaleras. Grace oy cuando cerr la puerta de golpe. TODA LA NOCHE el exabrupto lastimoso de su hija atorment a Grace. Ninguna palabra que ella pudiera pronunciar compensara a Kathy por las injusticias que la vida le haba infligido. Si hubiera alguna forma de apelar ante Harry, pens en su desesperacin. Pero, qu podra decirle? "Kathy prefiere a una extraa que a ti." Nada lo enfurecera ms. Tal vez si implorara; estaba dispuesta a rogar en caso necesario. Pero Kip le haba advertido una vez: "Lo ms peligroso que puedes hacer es demostrar temor o debilidad ante un animal salvaje... o ante Harry Cameron. Ninguno de los dos tendr piedad. Contra Harry, uno se enfrenta desde la fortaleza. O mejor no se le enfrenta." Y a ella ya no le quedaba ninguna fortaleza: fsica, emocional, jurdica ni de cualquier otra clase. El agotamiento, en la forma de un sueo agitado, finalmente la venci. "CONTRA HARRY UNO se enfrenta desde la fortaleza. O mejor no se le enfrenta." Las palabras provocadoras de Kip estaban en la mente de Grace cuando despert a la maana siguiente. Despach a Kathy a la escuela y luego empez con los pocos quehaceres domsticos que an poda realizar. Estaba sacudiendo el escritorio de Kip en el estudio cuando una idea cruz por su mente. Abri el cajn del fondo del escritorio, revolvi varios papeles y encontr el que buscaba. Lo ley con cuidado y a continuacin llam a Joshua Herkimer. Insisti en tener una reunin de inmediato con l y su cliente Harry Cameron. Herkimer estuvo de acuerdo. HERKIMER ESTABA DE pie detrs de su escritorio cuando Grace entr en la oficina. A un lado del escritorio se encontraba el to Harry, sonriente. -Grace, querida -salud. 85

-To Harry -devolvi el saludo con frialdad. De manera obsequiosa, Herkimer la invit a tomar asiento. -Seora Cameron, no puedo decir que su llamada me sorprenda -apunt-. En mi larga experiencia en este tipo de asuntos, no es extrao que una persona cambie de opinin. Que lo piense dos veces. De modo que no hay necesidad de que se sienta cohibida. Y bien, qu le preocupa? Las garantas financieras? El seor Cameron ya se encarg de eso. Hizo previsiones para la educacin de Kathy, no slo universitaria, sino tambin para cursos de posgrado en derecho o administracin de empresas. Lo que sera muy conveniente para una joven que va a encargarse en el futuro de las cuantiosas inversiones de negocios que l tiene la intencin de heredarle. Ninguna joven podra tener un mejor punto de partida para su vida. Grace comprendi que Harry ya haba empezado a dirigir la vida de Kathy. Se irgui tanto como le fue posible. Hizo acopio de todas las fuerzas que an le quedaban y declar: -Seor Herkimer, no me preocupan las garantas financieras que ofrece el to Harry. Vine aqu a pedirle que me devuelva el documento que firm. -Qu dices? -pregunt Harry, sorprendido. -Mi querida seora Cameron -repuso el abogado-. No creo que comprenda la inviolabilidad de un documento legal. Una vez formalizado por las partes, cobra vida propia. Se transforma en un instrumento jurdico ejecutable y, a menos que uno alegue fraude y sea capaz de probarlo, nada puede revocarlo, salvo con la voluntad expresa de todas las partes. Lo que en este caso, le aseguro, no existe ninguna probabilidad de que ocurra. Harry asinti con la cabeza para corroborar lo dicho por el astuto abogado. -Ahora bien, espero que no tenga la intencin de alegar fraude en este caso -prosigui Herkimer-. Todo se le explic de manera perfectamente clara antes de firmar el documento. No es verdad? -Oh, s, s!, as fue -Grace estuvo de acuerdo-. Pero, a pesar de todo, quiero que me devuelva el documento. -Ya le expliqu la imposibilidad de hacer lo que me pide. -Usted dijo que "la voluntad expresa de las partes" podra revocarlo -record Grace. -S, pero tambin le dije que sta sera imposible de obtener. -Qu ocurrira si no es imposible? -pregunt ella. -Mi querida seora! -estall Herkimer con impaciencia. Pero ella lo detuvo en seco, al espetar bruscamente: -Seor Herkimer! El abogado mir a su cliente. Ninguno de los dos esperaba una respuesta tan firme de esa frgil mujer. Despus de acallarlo, Grace continu: -Si soy capaz de obtener el consentimiento de la otra parte, me devolver el documento? -Desde luego. Har todo lo que mi cliente desee dentro de los parmetros de la ley. -Eso es todo lo que quera or de usted, seor -se volvi hacia Harry Cameron-. To Harry, ordnale al seor Herkimer que me devuelva el documento que firm. -Grace querida... -empez a decir Harry con afabilidad. Ella lo interrumpi bruscamente. 86

-To Harry, quiero que me devuelvas a mi hija! -Y qu podras hacer por ella si te la devuelvo? -pregunt l de modo imperioso. -Ya tom otras medidas. Encontr un lugar, un verdadero hogar donde la cuidarn y ser amada. Y, sobre todo, en el que podr ser ella misma. Lo que era muy importante para su padre, al igual que lo es para m. -No s a qu "otras medidas" te refieres, pero me gustara que un tribunal decidiera si son mejores de lo que yo estoy en posicin de ofrecerle. -Si es necesario acudir ante un tribunal para resolver esto, tengo una prueba para sustentar mi posicin -declar ella-. Estoy dispuesta a intercambiar mi prueba por ese documento. -Qu clase de prueba? -pregunt el abogado. Grace busc en su bolso. Sac una hoja de papel, la desdobl y empez a leer en voz alta:
Querido Kip: Durante aos nos hemos carteado. Nos hemos escrito cartas serias y graciosas. Acerca de temas trascendentes, poltica, acontecimientos mundiales, guerra, paz. Pero sta es la ms importante que escribir jams. Porque es la ltima. Sabes que mi padre puede ser muy exigente y abrumador. Pero no lo conoces en realidad, a menos que seas su hijo. Entonces, todo tiene que ser conforme a lo que l quiere, o no ser. Durante veintids aos, libr una batalla con l para salvar mi alma. Para llegar a ser lo que quiero. Pero, al final, l gana. Yo pierdo. Siempre. Slo existe una forma de vencerlo. Y voy a optar por ella. Te doy las gracias por haber sido mi amigo, mi primo y una de las pocas cosas brillantes en mi vida. Kip, dirn que fue un accidente automovilstico como tantos. No lo ser. La irona es que ocurrir en mi hermoso automvil deportivo nuevo, que cost cuarenta y ocho mil dlares y que l me regal para sobornarme. Para seguir controlando mi vida. Esta vez, fracas. Tu derrotado amigo y primo que te quiere, Justin

-En realidad, fue un accidente -Harry Cameron empez a protestar. Pero Grace no lo tom en cuenta y confront a Herkimer. -Ir ante un tribunal y explicar por qu insisto en que se me libere de ese documento que deja a mi pequea hija a la merced de su cliente. -Ningn tribunal prestar atencin a una nota escrita por un joven evidentemente perturbado y suicida -declar Herkimer. -Esta carta por ese documento -insisti Grace, impertrrita. -Y si nos rehusamos...? -Herkimer empez a replicar. -Me encargar de que esta carta se convierta en informacin del dominio pblico. -Seora, ya antes he sido amenazado. Por expertos. Jams permitir que mi cliente se retracte. Grace dobl la carta, la guard de nuevo en su bolso y se dirigi a la puerta. -Espera! -esta vez fue Harry Cameron el que habl-. Joshua, dale el documento. 87

-Harry, quiere embaucarte. -Dale el documento -insisti Harry Cameron. Muy a su pesar, Herkimer abri el expediente que se encontraba sobre su escritorio, retir el documento y lo entreg. A su vez, Grace le dio la carta. Dobl el documento, lo rompi por la mitad y luego otra vez, en cuatro partes. Con el documento roto en las manos dijo: -Es posible que sta sea la nica herencia que le deje a Kathy. Pero es lo que su padre habra querido ms que ninguna otra. Sali orgullosa de la habitacin, despus de haber llevado a cabo su ltimo y mejor servicio para su joven hija.

Captulo trece
La acompaaban el doctor Scotty MacClune y Victoria Sloane. Frente a ellos, al otro lado de la sepultura, estaban el to Harry, las dos hermanas de pap e incluso el to Ed, que haba renunciado a tocar en un concierto en Louisville para asistir al funeral de Grace. El atad de madera pulida descansaba sobre el ascensor mecnico de acero, en espera de que el ministro diera la seal de que haba llegado el momento de bajarlo. El ministro habl bien de la difunta, Grace Cameron, y se refiri a ella como una mujer valiente, que se haba enfrentado a una enfermedad invencible. Tambin alab su voluntad de seguir adelante por su hija ms tiempo del que la mayora de las vctimas de ese terrible mal lograban sobrevivir. Una referencia que al to Harry no le agrad en particular. Bajaron el atad. Dos trabajadores aguardaban con sus palas. Al igual que cuando su padre muri, Kathy dejo caer una rosa sobre la caja. Scotty estaba a punto de apartarla, pero ella se opuso y continu mirando con fijeza mientras el atad desapareca lentamente con cada palada de tierra que caa sobre l. Cuando ya estaba cubierto por completo, Kathy cedi a las repetidas instancias de Scotty. Se alejaron juntos: Kathy, Scotty y Victoria Sloane. Hannah Persons haba preparado una recepcin en la casa. Todas las personas hablaban afectuosamente de Grace con Kathy y le decan lo maravillosa, valiente y generosa que haba sido. Y Kathy se repeta: "No tienen que decirme que mi madre era una mujer extraordinaria. O que era muy valiente." Lo ms que el to Harry dijo fue: "Excelente mujer, si seor. Una excelente mujer. Qu pena!" Al caer la tarde, los invitados ya haban partido. Hannah y los otros vecinos limpiaron la casa antes de irse. Cada uno bes a Kathy, le dese lo mejor y la invit a llamar si necesitaba ayuda o algn consejo. Al final, slo quedaron Scotty y Victoria. -Querida -la apremi Victoria-, creo que es hora de irnos. Te ayudar a empacar algunas cosas para cubrir tus necesidades hasta que cerremos la casa. -No, yo puedo hacerlo -repuso Kathy-. Pero me gustara pasar algn tiempo aqu... sola. 88

Katherine Cameron se encontraba de pie junto a la tumba abierta.

-Sola? -pregunt Scotty. -S. Slo quiero deambular por la casa, estar aqu con mam y pap por ltima vez. -Por supuesto, Kathy -asinti Scotty-. Llmame cuando necesites que te lleve al hotel de la seora Sloane. -No -corrigi Victoria-. Ahora que estoy aqu para quedarme, abr de nuevo la casa. SOLA, EN LA CASA donde haba vivido los ltimos seis de sus trece aos, Kathy recorri todas las habitaciones. Record los momentos felices. Las cenas de Navidad en el comedor y cuando desayunaba en la cocina con pap. "l coma mis panecillos como si fueran los mejores de todo el mundo", record ella. "Pero yo me daba cuenta de que slo finga." La computadora en el escritorio de pap, donde l le haba enseado a escribir. Y su otomana, el lugar favorito de Kathy en el mundo. Entonces, de repente, surgi muy viva la imagen de mam que morda el hilo para romperlo despus de haber cosido un botn de su blusa. El olor de sus deliciosas galletas con chispas de chocolate, cuyo aroma era como un perfume que poda saborearse. Y, cuando por fin coma una, saba an mejor de lo que haba imaginado. Qu extraas eran las cosas que recordaba. Kathy fue a su habitacin y mir a su alrededor. Haba sido una habitacin feliz. Y tambin triste. Un cuarto donde pap la haba arrullado para dormirla, no al leerle, sino al inventar cuentos que eran mucho mejores que los que haba en los libros. Historias llenas de gracia, de modo que los dos siempre terminaban riendo. Y mam daba voces: "De qu se ren ustedes dos?" Siempre pretenda resentir que la hicieran de lado. Pero disfrutaba de su risa tanto como ellos. Y tambin haba estado el sentimiento de vaco al que Kathy haba tenido que acostumbrarse cuando su padre muri de repente. Y, luego, mam. Esa casa jams volvera a ser la misma. Jams sera de nuevo la casa de los Cameron. Otra familia se mudara. Otros chicos. Un nuevo pap. Una nueva mam. Tal vez seran personas agradables, pero nunca como sus padres. Empac una maleta grande con todas las cosas que iba a necesitar en los das subsecuentes. Aunque las maestras le haban dicho que no tena que volver a la escuela enseguida, record que, cuando su padre muri, su madre haba querido que volviera a la escuela dos das despus del funeral. "La vida contina", como deca mi madre, pens Kathy. "La vida siempre contina." Mam habra querido que volviera a la escuela enseguida. Y decidi que as lo hara. Empac todos sus tiles escolares. Cuando termin, alz la maleta de la cama y baj con ella las escaleras. En una demostracin de independencia, en lugar de llamar al doctor Scotty, pidi un taxi. Mientras esperaba, permaneci de pie en el recibidor y mir a su alrededor. El piso superior. La sala. El estudio. El comedor. Todo estaba ah. En su lugar. En orden. Bien arreglado y limpio. Slo faltaban las personas. Slo pap. Slo mam. Oy que el taxi se detena en la entrada. Era hora de marcharse. Sin embargo, por lo menos tena un lugar a dnde ir. 89

El automvil se detuvo frente a la casa de la seora Sloane al final de la calle sin salida. Kathy baj del vehculo. El conductor la ayud solcito a sacar su equipaje. Pero cuando se ofreci a llevarlo todo el camino hasta la puerta principal, ella se opuso de inmediato. -No, muchas gracias, yo lo har. Pag, carg la pesada maleta y empez a subir por el sendero. Al llegar a la puerta principal, toc el timbre con determinacin. Unos minutos despus, la puerta se abri. -Ta Victoria, ya llegu!

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