ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / RECURSO DE APELACIÓN CONTRA
SENTENCIA / GRADO JURISDICCIONAL DE CONSULTA / COMPETENCIA
DEL GRADO JURISDICCIONAL DE CONSULTA / PROCEDENCIA DEL GRADO
JURISDICCIONAL DE CONSULTA / RECURSO DE APELACIÓN / NORMA
VIGENTE / VIGENCIA DE LA NORMA / CUANTÍA DEL GRADO
JURISDICCIONAL DE CONSULTA / NORMATIVIDAD DEL GRADO
JURISDICCIONAL DE CONSULTA / PROCEDENCIA DEL GRADO
JURISDICCIONAL DE CONSULTA / REQUISITOS DEL GRADO
JURISDICCIONAL DE CONSULTA
Aunque sólo apeló la parte demandante, la Sala se pronunciará sobre todos los
aspectos de la sentencia en el grado jurisdiccional de consulta, de conformidad
con lo establecido en el artículo 184 del C.C.A., porque la condena que se impuso
[…], superaba la mínima cuantía establecida para los procesos de doble instancia,
esto es $13.454.000,oo. No se aplica en el caso concreto la modificación
efectuada a esa norma por la ley 446, porque el artículo 163 de la misma previó
que el recurso debe tramitarse de acuerdo con las normas vigentes al momento de
su interposición.
FUENTE FORMAL: CÓDIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO - ARTÍCULO
184 / LEY 446 DE 1998 - ARTÍCULO 163
NOTA DE RELATORÍA: Sobre el grado jurisdiccional de consulta, ver: Consejo de
Estado, Sección Tercera, sentencia de 18 de noviembre de 1994, rad. 10221, C.
P. Daniel Suárez Hernández.
REGÍMENES DE RESPONSABILIDAD EN EL ACCIDENTE DE TRÁNSITO /
CONDUCCIÓN DE VEHÍCULO / EJERCICIO DE ACTIVIDAD PELIGROSA /
RÉGIMEN DE LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA / RESPONSABILIDAD POR
ACTIVIDAD PELIGROSA / DAÑO EN EJERCICIO DE ACTIVIDAD PELIGROSA
/ ACCIDENTE DE TRÁNSITO POR COLISIÓN DE VEHÍCULOS / TEORÍA DEL
RIESGO CREADO / CAUSAS DEL ACCIDENTE DE TRÁNSITO / LESIONES
POR ACCIDENTE DE TRÁNSITO / ACCIDENTE DE TRABAJO EN COMISIÓN
LABORAL
Se afirma en la demanda que el joven […] quedó parapléjico por las lesiones
sufridas con ocasión del accidente de tránsito ocurrido cuando se encontraban
llegando a la población de Santander de Quilichao, en misión oficial, en un
vehículo […] adscrito a la Fiscalía General de la Nación. Por consiguiente, es
necesario definir en primer lugar el régimen de responsabilidad bajo el cual se
analizará el caso. En relación con los daños causados con armas de fuego, redes
de energía eléctrica o la conducción de vehículos automotores, la Sala ha aplicado
el régimen de responsabilidad objetiva, con fundamento en el riesgo que crea
quien explota la actividad, que sólo se exonera si acredita la existencia de una
causa extraña.
NOTA DE RELATORÍA: Sobre los daños en ejercicio de actividad peligrosa, ver:
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 2 de marzo de 2000, rad.
11401, C. P. Alier Eduardo Hernández Enríquez.
DAÑO ANTIJURÍDICO / ACREDITACIÓN DEL DAÑO ANTIJURÍDICO / PRUEBA
DEL DAÑO ANTIJURÍDICO / HISTORIA CLÍNICA / VALOR PROBATORIO DE
LA HISTORIA CLÍNICA / LESIONES EN ACCIDENTE DE TRÁNSITO /
LESIONES FÍSICAS EN ACCIDENTE DE TRÁNSITO / ACCIDENTE DE
TRÁNSITO CON VEHÍCULO OFICIAL / ACCIDENTE DE TRABAJO EN
COMISIÓN LABORAL / NEXO CON EL SERVICIO / FUNCIONARIO PÚBLICO /
PASAJERO / VEHÍCULO OFICIAL / PÉRDIDA DE LA CAPACIDAD LABORAL /
INVALIDEZ PERMANENTE / DAÑO EN EJERCICIO DE ACTIVIDAD
PELIGROSA / ACCIDENTE DE TRÁNSITO POR COLISIÓN DE VEHÍCULOS /
TEORÍA DEL RIESGO CREADO
Las lesiones sufridas por el señor […] fueron acreditadas con la copia de la
historia clínica que llevó la Caja Nacional de Previsión Social […], en la que consta
que el señor […] sufrió trauma raquimedular a nivel de 06 y comprensión de la
medula a dicho nivel el 25 de marzo de 1993 en accidente de trabajo. Con las
pruebas antes relacionadas se considera suficientemente acreditado que estando
de servicio y cuando se transportaba hacia la ciudad de Cali, en un vehículo
oficial, el señor […] sufrió un aparatoso choque que le causó la muerte al
conductor del vehículo y lesiones a los demás ocupantes, entre ellos al
demandante, las cuales le ocasionaron pérdida de la capacidad laboral del 100% e
invalidez permanente. […] Está debidamente acreditado en el proceso que el 25
de marzo de 1993, con ocasión de las lesiones sufridas por el joven […] al chocar
el vehículo oficial donde se transportaba en misión oficial, perdió su capacidad
laboral lo cual le ocasionó una invalidez permanente. En consecuencia, probado
que el daño fue causado por un funcionario público en ejercicio de una función
oficial con un objeto peligroso de propiedad de la entidad demandada, la
responsabilidad del Estado se establece a partir del riesgo que crea.
LESIONES EN ACCIDENTE DE TRÁNSITO / LESIONES FÍSICAS EN
ACCIDENTE DE TRÁNSITO / CAUSA EFICIENTE DEL DAÑO / CAUSA
DETERMINANTE DEL DAÑO / INEXISTENCIA DE EXIMENTE DE
RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO / INEXISTENCIA DE
CULPA EXCLUSIVA DE LA VÍCTIMA / EXCESO DE VELOCIDAD DEL
VEHÍCULO OFICIAL / VELOCIDAD DEL VEHÍCULO
La entidad demandada invocó como eximente de responsabilidad que el daño se
produjo por culpa exclusiva de la víctima, quien al observar que el conductor del
vehículo conducía excediendo la velocidad máxima reglamentaria debió exigirle
que la disminuyera. Para que el hecho de la víctima pueda ser considerado como
causal de exoneración de responsabilidad es necesario acreditar no sólo que la
víctima participó en la realización del daño, sino que entre su actuación y el daño
haya una relación de causalidad. De las pruebas allegadas al proceso no se
desprende que el señor […] haya participado en la realización del daño, ya que
éste simplemente era un pasajero del vehículo en el cual se transportaba.
PERJUICIO MORAL / INDEMNIZACIÓN DEL PERJUICIO MORAL / PERJUICIO
MORAL POR LESIONES / ACREDITACIÓN DE LA RELACIÓN AFECTIVA
PARA LA INDEMNIZACIÓN DEL PERJUICIO MORAL / PRUEBA DE
PARENTESCO / MEDIOS DE PRUEBA / REGISTRO CIVIL DE NACIMIENTO /
ACREDITACIÓN DEL PERJUICIO MORAL / PARENTESCO DE
CONSAGUINIDAD / PRESUNCIÓN DEL DAÑO MORAL / PRESUNCIÓN DEL
PERJUICIO MORAL / COMPAÑERO PERMANENTE / PRUEBA DE
COMPAÑERO PERMANENTE / TESTIMONIO / PRUEBA TESTIMONIAL /
TASACIÓN DEL PERJUICIO MORAL / FIJACIÓN DEL MONTO DE LA
INDEMNIZACIÓN DEL PERJUICIO MORAL / CUANTIFICACIÓN DEL
PERJUICIO MORAL / SALARIO MÍNIMO LEGAL / TOPES DE LA
INDEMNIZACIÓN DEL PERJUICIO MORAL / NIVELES PARA EL
RECONOCIMIENTO DE LA INDEMNIZACIÓN DEL PERJUICIO MORAL
Mediante los registros civiles de nacimiento del lesionado […] y de la señora […]
se demostró el vínculo de consanguinidad que une a las señoras […] con el
lesionado […]. La jurisprudencia ha considerado que en relación con el cónyuge o
compañero permanente, los hijos y padres se presume el perjuicio moral. En el
caso concreto, el perjuicio sufrido por la madre, la hermana y la víctima está
acreditado con el testimonio de los señores […]. Cabe destacar que en casos
como el presente en los cuales la víctima del daño no fallece pero queda en una
condición precaria de vida (invalidez), la Sala ha reconocido a favor de éste una
indemnización superior a los mil (1000) gramos de oro. Sin embargo, como este
aspecto no fue apelado la Sala no puede modificarlo, ya que debe entenderse que
el demandante estuvo de acuerdo con su cuantificación. Para establecer el valor
de la indemnización la Sala tendrán en cuenta la nueva pauta jurisprudencial
trazada en la sentencia del 6 de septiembre de 2001, expedientes Nos. 13.232 y
15.646, en la cual se fijó en cien salarios mínimos legales mensuales el valor del
perjuicio moral en los eventos de mayor intensidad, abandonando así el valor del
gramo de oro, por considerarlo improcedente y para dar cumplimiento a lo previsto
en los artículos 16 de la ley 446 de 1998 y 178 del Código Contencioso
Administrativo, que ordenan la reparación integral y equitativa del daño y la
tasación de las condenas en moneda legal colombiana, respectivamente. […] Tal
como quedó consignado anteriormente el perjuicio moral se presume y quedó
suficientemente acreditado en el presente asunto quienes sufrieron dicho perjuicio
con ocasión de las lesiones padecidas por el joven.
FUENTE FORMAL: LEY 446 DE 1998 – ARTÍCULO 16 / CÓDIGO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO – ARTÍCULO 178
NOTA DE RELATORÍA: Sobre la presunción de perjuicio moral, ver: Consejo de
Estado, Sección Tercera, sentencia de 17 de julio de 1992, rad. 6750, C. P. Daniel
Suárez Hernández; sentencia de 16 de julio de 1998, rad. 10916, C. P. Ricardo
Hoyos Duque.
DAÑO A LA VIDA EN RELACIÓN / ACREDITACIÓN DEL DAÑO A LA VIDA EN
RELACIÓN / CONCEPTO DE DAÑO A LA VIDA EN RELACIÓN /
INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO A LA VIDA EN RELACIÓN / RECONOCIMIENTO
DE DAÑO A LA VIDA EN RELACIÓN / LESIONES FÍSICAS POR ACCIDENTES
DE TRÁNSITO
El daño a la vida de relación o alteración de las condiciones de existencia. La Sala
confirmará la indemnización reclamada por el “perjuicio fisiológico”, hoy conocido
como daño a la vida de relación, ya que se acreditó que las lesiones sufridas por
el señor […] afectaron sus condiciones normales de existencia.
NOTA DE RELATORÍA: Sobre el daño a la vida en relación, ver: Consejo de
Estado, Sección Tercera, sentencia de 19 de julio de 2000, rad. 11842, C. P. Alier
Eduardo Hernández Enríquez.
ACUMULACIÓN DE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / INDEMNIZACIÓN A
FORFAIT / CLASES DE INDEMNIZACIÓN ADMINISTRATIVA /
RESPONSABILIDAD A FORFAIT / RECONOCIMIENTO DE LA
INDEMNIZACIÓN A FORFAIT / RESPONSABILIDAD CIVIL / SEGURIDAD
SOCIAL / DIFERENCIA ENTRE RESPONSABILIDAD A FORFAIT Y
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL / VÍCTIMA DE ACCIDENTE DE
TRABAJO / CONSECUENCIAS POR ACCIDENTE DE TRABAJO /
RESPONSABILIDAD DEL ACCIDENTE DE TRABAJO / REPARACIÓN DEL
DAÑO ORIGINADO EN ACCIDENTE DE TRABAJO / CULPA DEL EMPLEADOR
/ PROCESO ORDINARIO / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS /
RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR / SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL
INTEGRAL / HECHO DEL TERCERO / RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
DEL ESTADO POR EL HECHO DEL TERCERO
El problema jurídico relativo a la posibilidad de acumulación de diferentes
compensaciones por un mismo daño, entendido como el derecho a percibir
indemnizaciones derivadas de varias fuentes: la plena del responsable del daño y
la indemnización a forfait o predeterminada por las leyes laborales, o un seguro
privado […]. El tema pone de presente las relaciones de la responsabilidad civil y
la seguridad social y si se quiere, del derecho de seguros. […] El tratamiento
jurisprudencial y legislativo del asunto puede ser abordado desde una doble
perspectiva: i) Cuando el hecho causante del daño es imputable al patrono o
empleador y ii) Cuando éste es imputable a un tercero […]. Adicionalmente, es
posible diferenciar dos períodos a partir de la expedición de la ley 100 de 1993 y
los decretos que la desarrollan, normas éstas que crearon en Colombia el llamado
“Sistema de Seguridad Social Integral”.
FUENTE FORMAL: LEY 100 DE 1993
RECLAMACIÓN AL EMPLEADOR / DEBERES DEL EMPLEADOR /
OBLIGACIONES DEL EMPLEADOR / RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR /
CULPA DEL EMPLEADOR / CONDUCTA DEL EMPLEADOR / VALORACIÓN
PARA DETERMINAR LA CONDUCTA DEL EMPLEADOR /
RESPONSABILIDAD DEL ACCIDENTE DE TRABAJO / REPARACIÓN DEL
DAÑO ORIGINADO EN ACCIDENTE DE TRABAJO / EFECTOS DE LA
AFILIACIÓN AL INSTITUTO DE SEGURO SOCIAL / EFECTOS DE LA
AFILIACIÓN DEL TRABAJADOR OFICIAL AL INSTITUTO DE SEGURO
SOCIAL / INDEMNIZACIÓN A FORFAIT / RESPONSABILIDAD A FORFAIT /
RECONOCIMIENTO DE LA INDEMNIZACIÓN A FORFAIT
El artículo 12 de la Ley 6 de 1945 establecía que mientras se organiza el seguro
social obligatorio, corresponderían al patrono las indemnizaciones por accidente
de trabajo o enfermedad profesional. En estos casos cuando se trate de culpa
comprobada del patrono el valor de la indemnización se descontaría del monto de
la condenación ordinaria de perjuicios. La ley 90 de 1946 que creó el Instituto
Colombiano de los Seguros Sociales estableció el seguro social obligatorio de los
trabajadores contra los riesgos de invalidez, vejez, accidente de trabajo,
enfermedad profesional y muerte. El Código Sustantivo de Trabajo (1950) dentro
de las prestaciones patronales establece la indemnización por accidente de
trabajo y enfermedad profesional, las cuales dejarían de estar a cargo del patrono
cuando el riesgo de ellas fuera asumido por el ISS (art. 193). El artículo 216, en
términos muy similares a los señalados por la ley 6 de 1945, establece que
cuando exista culpa suficientemente comprobada del patrono en la ocurrencia del
accidente de trabajo o en la enfermedad profesional está obligado a la
indemnización total y ordinaria por perjuicios, pero del monto de ella debe
descontarse el valor de las prestaciones en dinero pagadas en razón de las
mismas norma del Código Sustantivo del Trabajo (indemnización predeterminada
o a forfait).
FUENTE FORMAL: LEY 6 DE 1945 - ARTÍCULO 12 / LEY 90 DE 1946 / LEY 6
DE 1945 - ARTÍCULO 193 / LEY 6 DE 1945 - ARTÍCULO 216
EVOLUCIÓN JURISPRUDENCIAL / CAMBIO DE JURISPRUDENCIA /
CONSEJO DE ESTADO / PRINCIPIO DE REPARACIÓN INTEGRAL /
RECONOCIMIENTO DE PRESTACIONES SOCIALES / ACUMULACIÓN DE
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / INDEMNIZACIÓN A FORFAIT /
RECONOCIMIENTO DE LA INDEMNIZACIÓN A FORFAIT / DIFERENCIA
ENTRE RESPONSABILIDAD A FORFAIT Y RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL / INCAPACIDAD LABORAL / PÉRDIDA DE LA
CAPACIDAD LABORAL / VÍNCULO LABORAL / RESPONSABILIDAD DEL
ACCIDENTE DE TRABAJO / REPARACIÓN DEL DAÑO ORIGINADO EN
ACCIDENTE DE TRABAJO / FUENTE DEL DAÑO / CAUSA GENERADORA
DEL DAÑO / RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO /
FALLA DEL SERVICIO
[L]a jurisprudencia de la Corporación no ha mantenido una posición uniforme,
pues ha considerado: a) que si bien el damnificado tiene derecho a la reparación
plena del daño, para evitar un enriquecimiento sin causa debe descontarse de la
indemnización la suma correspondiente a las prestaciones sociales que hubiera
recibido; b) que había lugar a esa acumulación sin ningún descuento porque las
prestaciones sociales y la indemnización tenían fuentes diversas: las primeras,
derivan de la relación jurídico laboral de la víctima y por lo tanto, no tienen carácter
indemnizatorio y la segunda tiene su origen en el daño sufrido por la víctima y c)
en otras oportunidades se ha negado el derecho a recibir la indemnización por
incapacidad laboral temporal cuando la víctima ha recibido la prestación social
correspondiente. La Sala Plena de la Corporación, sostuvo inicialmente que las
prestaciones reconocidas a los demandantes en razón del vínculo laboral que
tenía la víctima, debían descontarse de la indemnización que se le reconociera en
los procesos de responsabilidad extracontractual, con el fin de evitar un
enriquecimiento sin causa. No obstante, en sentencia del 7 de febrero de 1995,
cambió su jurisprudencia y consideró que había lugar a la acumulación de
prestaciones sociales e indemnización porque ésta tenían fuentes diferentes, así:
las primeras, derivadas de la prestación del servicio y la segunda de la falla del
mismo […].
NOTA DE RELATORÍA: Sobre la acumulación de la indemnización de perjuicios
por accidente de trabajo, ver: Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de
13 de diciembre de 1983, rad. 10807, C. P. Jesús María Carrillo Ballesteros;
sentencia de 10 de abril de 1997, rad. 11866, C. P. Jesús María Carrillo
Ballesteros; sentencia de 4 de julio de 1997, rad. 10182, C. P. Ricardo Hoyos
Duque.
JURISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA / ALCANCE
JURISPRUDENCIAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA / SALA DE
CASACIÓN LABORAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA / VÍCTIMA DE
ACCIDENTE DE TRABAJO / CONSECUENCIAS POR ACCIDENTE DE
TRABAJO / RESPONSABILIDAD DEL ACCIDENTE DE TRABAJO /
REPARACIÓN DEL DAÑO / RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR /
EFECTOS DE LA AFILIACIÓN DEL TRABAJADOR OFICIAL AL INSTITUTO DE
SEGURO SOCIAL / SUBROGACIÓN DEL RIESGO / RIESGOS LABORALES /
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / RESPONSABILIDAD OBJETIVA / PAGO
DE LA INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / REPARACIÓN DEL DAÑO
ORIGINADO EN ACCIDENTE DE TRABAJO / RECONOCIMIENTO DE
PRESTACIONES SOCIALES / INEXISTENCIA DE ENRIQUECIMIENTO SIN
CAUSA / IMPROCEDENCIA DE LA DOBLE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS
/ IMPROCEDENCIA DEL DOBLE PAGO DE LA INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS / DIFERENCIA ENTRE RESPONSABILIDAD A FORFAIT Y
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
[E]n sentencia del 8 de mayo de 1997, la sala de casación civil de la Corte
Suprema de justicia insinúa que el acuerdo No. 155 de 1963 de la Junta Directiva
del I.S.S. es ilegal y por lo tanto, en el evento de establecer la subrogación debería
ser inaplicado. Las razones que tuvo en cuenta para fundar su tesis fueron las
siguientes: 1) El poder normativo de los reglamentos del Seguro está limitado por
su objeto social: es entidad aseguradora de los riesgos originados en la prestación
de servicios subordinados; la ley no le dio al Seguro la atribución de determinar las
consecuencias de la culpa del patrono en la ocurrencia de un accidente de trabajo
o de una enfermedad profesional, pues esas consecuencias corren a cargo
exclusivo del empleador culpable. 2) La competencia que le reconoce la ley al
Seguro para subrogar al patrono en la asunción de riesgos laborales está dentro
del ámbito de las prestaciones, de los servicios sociales o de las medidas de
seguridad social que deben amparar a sus beneficiarios, como lo prescribe el
artículo 7º del decreto ley 433 de 1971; pero el Seguro no está legalmente
facultado para regular las indemnizaciones originadas en enfermedades
profesionales o accidentes de trabajo que ocurran por la culpa suficientemente
comprobada del patrono. El Seguro tampoco está legalmente facultado para
aminorar la carga patrimonial del patrono en esa materia, por lo cual, asume toda
la responsabilidad ordinaria por mandato del artículo 216 del CST; y, por lo mismo,
el Seguro subroga al patrono únicamente en el riesgo que da lugar a la
denominada responsabilidad objetiva. 3) Si, por su equívoca redacción, el artículo
83 del Acuerdo 155 de 1963 consagrara el derecho del empleador culpable del
accidente para descontar del monto de la indemnización ordinaria lo pagado por el
Seguro por prestaciones en dinero, la norma sería inaplicable, al igual que el
artículo 1º del decreto 3170 de 1964 que lo aprobó. 4) El Seguro reconoce
prestaciones para cuyo cálculo toma en cuenta variables como el salario, los años
de servicios, el número de cotizaciones, la edad del trabajador, la vida probable,
etc. […] 5) No es cierto que el trabajador se beneficie doblemente (con la
indemnización plena y con las prestaciones económicas del Seguro), puesto que
el seguro ha sido tomado por el mismo accidentado, de modo que el patrono no
puede restar de la indemnización total y ordinaria de perjuicios lo pagado por el
Seguro Social en virtud del cubrimiento de un riesgo que no ha sido asegurado por
él.
FUENTE FORMAL: DECRETO LEY 433 DE 1971 – ARTÍCULO 7 / LEY 6 DE
1945 – ARTÍCULO 216 / CUERDO 155 DE 1963 – ARTÍCULO 83 / DECRETO
3170 DE 1964 – ARTÍCULO 1
EVOLUCIÓN JURISPRUDENCIAL / CAMBIO DE JURISPRUDENCIA /
JURISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA / ALCANCE
JURISPRUDENCIAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA / SALA DE
CASACIÓN CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA / HECHO DEL
TERCERO / DAÑO CAUSADO POR HECHO DEL TERCERO / CAUSA
GENERADORA DEL DAÑO / CAUSA EFICIENTE DEL DAÑO / PRINCIPIO DE
REPARACIÓN INTEGRAL / RECONOCIMIENTO DE PRESTACIONES
SOCIALES / ACUMULACIÓN DE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / VÍCTIMA
DE ACCIDENTE DE TRABAJO / RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR /
EFECTOS DE LA AFILIACIÓN DEL TRABAJADOR OFICIAL AL INSTITUTO DE
SEGURO SOCIAL / SUBROGACIÓN DEL RIESGO / RIESGOS LABORALES /
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / REPARACIÓN DEL DAÑO ORIGINADO
EN ACCIDENTE DE TRABAJO / DOBLE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS /
DIFERENCIA ENTRE RESPONSABILIDAD A FORFAIT Y RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL / FACULTADES DEL INSTITUTO DE SEGURO SOCIAL
Igualmente, la Sala de Casación Civil de La Corte Suprema de Justicia ha oscilado
en su jurisprudencia entre reconocer a la víctima o sus beneficiarios el derecho a
acumular lo pagado por la seguridad social y la reparación que obtiene del
responsable del daño, por considerar que éstas tienen causas jurídicas diferentes,
o negarle el derecho, so protexto de que ello constituiría una doble indemnización.
[…] Aclaró, además, que no es el carácter indemnizatorio de las prestaciones ni la
diferencia de fuentes de donde éstas se derivan, lo que permite establecer si hay
lugar o no a la acumulación, porque el seguro sólo tiene el carácter de
indemnizatorio cuando el asegurador extingue la obligación del responsable; pero
aún en eventos en los cuales la causa jurídica de las obligaciones de asumir el
riesgo es distinta, la ley autoriza la subrogación. Con estas premisas consideró
que en relación con el Instituto de Seguros Sociales como el art. 83 del decreto
3170 de 1964, mediante el cual se aprobó el acuerdo 155 de 1963 proferido por la
Junta Directiva de dicho Instituto, permitía el recobro de las indemnizaciones
pagadas al asegurado, el responsable no podía obtener el descuento de lo pagado
por aquel a la víctima o sus beneficiarios, pero la entidad que asumió el riesgo
profesional sí podía demandar de quien hubiera recibido la indemnización plena, la
devolución del valor de las prestaciones ya concedidas.
FUENTE FORMAL: DECRETO 3170 DE 1964 – ARTÍCULO 83 / ACUERDO 155
DE 1963
SISTEMA GENERAL DE RIESGOS LABORALES / APLICACIÓN DE LA LEY
100 DE 1993 / SISTEMA GENERAL DE SEGURIDAD SOCIAL / NATURALEZA
DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS LABORALES / ELEMENTOS DEL
SISTEMA GENERAL DE RIESGOS LABORALES / PAGO DE LAS
PRESTACIONES ECONÓMICAS DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS
LABORALES / DESVINCULACIÓN DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS
LABORALES / PRESTACIONES ECONÓMICAS DEL SISTEMA GENERAL DE
RIESGOS LABORALES / APLICACIÓN DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS
LABORALES / AFILIACIÓN AL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS
LABORALES / APORTES AL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS LABORALES
/ FINALIDAD DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS LABORALES /
OBLIGACIONES DEL EMPLEADOR / RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR /
FACULTADES DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA / FACULTADES DEL
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
El decreto ley 1295 de 1994, que determina la organización y administración del
sistema general de riesgos profesionales, establece en el artículo 77 que dicho
sistema será administrado por el Instituto de Seguros Sociales y “las entidades
aseguradoras de vida que obtengan autorización de la Superintendencia Bancaria
para la explotación del ramo de seguro de riesgos profesionales”. Esto significa
que entidades diferentes como las cajas de previsión social que antes
administraban tales riesgos, a partir de la vigencia de ese decreto perdieron dicha
función. El artículo 16 del citado decreto establece la obligatoriedad de las
cotizaciones en forma exclusiva a cargo del empleador durante la vigencia de la
relación laboral. El no pago de dos o más cotizaciones implica la desafiliación
automática del sistema de riesgos profesionales ”quedando a cargo del respectivo
empleador la responsabilidad del cubrimiento de los riesgos profesionales”. El
artículo 98 del decreto ley 1295 derogó en forma expresa varias disposiciones del
Código Sustantivo del Trabajo, norma que a su vez no derogó el artículo 216
sobre responsabilidad total y ordinaria del patrono, lo cual significaría que
actualmente de la indemnización plena a cargo de éste se descuenta lo recibido
de la seguridad social (pago parcial pero definitivo por cuenta del empleador que
le trasladó los riesgos profesionales derivados de la relación laboral).
FUENTE FORMAL: DECRETO LEY 1295 DE 1994 - ARTÍCULO 77 / DECRETO
LEY 1295 - ARTÍCULO 98
NOTA DE RELATORÍA: Sobre la inexequibilidad de algunos artículos del Decreto
Ley 1295 de 1994, ver: Corte Constitucional, sentencia C 432 del 12 de junio del
2002.
EVOLUCIÓN JURISPRUDENCIAL / JURISPRUDENCIA DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA / ALCANCE JURISPRUDENCIAL DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA / SALA DE CASACIÓN CIVIL DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA / ACCIDENTE DE TRABAJO / CAUSA
GENERADORA DEL DAÑO / CAUSA EFICIENTE DEL DAÑO /
RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR / SUBROGACIÓN DEL RIESGO /
RIESGOS LABORALES / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / REPARACIÓN
DEL DAÑO ORIGINADO EN ACCIDENTE DE TRABAJO / FACULTADES DE LA
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA / FACULTADES DEL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA / RECLAMACIÓN AL EMPLEADOR / SANCIONES AL
EMPLEADOR / DEBERES DEL EMPLEADOR / OBLIGACIONES DEL
EMPLEADOR / CULPA DEL EMPLEADOR / CONDUCTA DEL EMPLEADOR /
NATURALEZA DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS LABORALES /
ELEMENTOS DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS LABORALES /
PRESTACIONES ECONÓMICAS DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS
LABORALES / PRESTACIONES ECONÓMICAS DEL SISTEMA GENERAL DE
RIESGOS LABORALES / APLICACIÓN DEL SISTEMA GENERAL DE RIESGOS
LABORALES
El artículo 12 del decreto 1771 de 1994, reglamentario del 1295, previó el derecho
a la subrogación de las entidades administradoras de riesgos profesionales, en
estos términos: […] 1.- El hecho causante del daño proviene del patrono o
empleador. La sentencia de 11 de septiembre de 2000 de la Sala de Casación
Laboral. En esta sentencia se dijo que el artículo 12 del decreto 1771 de 1994
tiene una redacción similar a la de su antecesor, el 83 del acuerdo 155 de 1963 de
la Junta Directiva del I.S.S., “de manera que por este solo aspecto, si fuera puesto
en relación con el 216 del CST, no sería útil para dar por sentada la posibilidad de
descontar las prestaciones económicas del Seguro Social de la indemnización
ordinaria de perjuicios. Ninguna de las normas cuya acusación plantea el cargo
permite concluir en la tesis de la censura. En efecto: El artículo 139-11 de la ley
100 de 1993 confirió al Presidente de la República precisas facultades
extraordinarias pro tempore […] nada indica que en esta atribución de facultades
legales, el Presidente de la República pudiera regular las consecuencias de la
culpa patronal del artículo 216 del CST. […] Como ninguna de las normas
acusadas, puestas en relación con el artículo 216 del CST, permite concluir que
haya variado el sistema legal que informó la jurisprudencia de la Corte, la
conclusión es que sigue vigente la interpretación que allí se consignó”.
FUENTE FORMAL: DECRETO 1771 DE 1994 – ARTÍCULO 12 / LEY 100 DE
1993 – ARTÍCULO 139 NUMERAL 11 / CÓDIGO SUSTANTIVO DEL TRABAJO –
ARTÍCULO 216 / DECRETO LEY 1295 DE 1994
EVOLUCIÓN JURISPRUDENCIAL / JURISPRUDENCIA DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA / ALCANCE JURISPRUDENCIAL DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA / SALA DE CASACIÓN CIVIL DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA / ACCIDENTE DE TRABAJO / HECHO DEL
TERCERO / DAÑO CAUSADO POR HECHO DEL TERCERO / CAUSA
GENERADORA DEL DAÑO / CAUSA EFICIENTE DEL DAÑO / PRINCIPIO DE
REPARACIÓN INTEGRAL / RECONOCIMIENTO DE PRESTACIONES
SOCIALES / VÍCTIMA DE ACCIDENTE DE TRABAJO / INSTITUTO DE
SEGURO SOCIAL / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / REPARACIÓN DEL
DAÑO ORIGINADO EN ACCIDENTE DE TRABAJO / DIFERENCIA ENTRE
RESPONSABILIDAD A FORFAIT Y RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL / FACULTADES DEL INSTITUTO DE SEGURO SOCIAL
El hecho causante del daño proviene de un tercero. La interpretación de la Sala de
Casación Civil. En la sentencia del 22 de octubre de 1998 que se citó antes, la
sala de casación civil de la Corte Suprema de Justicia consideró que ese texto era
“idéntico” al art. 83 del decreto 3170 de 1964, aprobatorio del acuerdo de la Junta
directiva del ISS, y que por lo tanto, la interpretación debía ser la misma ya que
ninguna de esas normas “regulan un sistema asegurativo de la responsabilidad en
que pueda incurrir ese tercero a quien le es imputable el daño razón por la cual
carece de fundamento su pretensión destinada a obtener que las prestaciones
económicas pagadas por el seguro social le sean descontadas del valor de la
indemnización ordinaria por perjuicios que deba asumir de acuerdo con la ley.”
FUENTE FORMAL: DECRETO 3170 DE 1964 – ARTÍCULO 83
ACUMULACIÓN DE INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / INDEMNIZACIÓN A
FORFAIT / RECONOCIMIENTO DE LA INDEMNIZACIÓN A FORFAIT /
SEGURIDAD SOCIAL / VÍCTIMA DE ACCIDENTE DE TRABAJO /
CONSECUENCIAS POR ACCIDENTE DE TRABAJO / RESPONSABILIDAD
DEL ACCIDENTE DE TRABAJO / REPARACIÓN DEL DAÑO ORIGINADO EN
ACCIDENTE DE TRABAJO / INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS /
RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR / SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL
INTEGRAL / HECHO DEL TERCERO / SUBROGACIÓN DEL RIESGO /
RIESGOS LABORALES / PAGO PARCIAL DE LA OBLIGACIÓN
La definición sobre la procedencia o no de la acumulación de la indemnización de
perjuicios con las prestaciones pagadas a la víctima por la seguridad social, sea
que se demande la responsabilidad plena del patrono o empleador o de un
tercero, debe efectuarse a partir de la naturaleza jurídica de la seguridad social y
de la existencia o no de la subrogación en los derechos de la víctima por parte de
la entidad de la seguridad social que paga. […] Si a través de la seguridad social
el patrono traslada los riesgos a otra entidad (ISS, Cajanal o administradora de
riesgos profesionales) las prestaciones derivadas del accidente de trabajo tienen
una naturaleza indemnizatoria y por lo tanto, en el evento de que exista culpa
suficientemente comprobada del patrono constituyen un pago parcial de la
indemnización plena a cargo de éste, independientemente de que le asista o no el
derecho de subrogación frente al patrono, cosa que por lo demás no resultaría
lógica, en tanto el asegurador se estaría volviendo contra el asegurado en un
seguro de responsabilidad civil.
ACCIDENTE DE TRABAJO / HECHO DEL TERCERO / DAÑO CAUSADO POR
HECHO DEL TERCERO / CAUSA GENERADORA DEL DAÑO / CAUSA
EFICIENTE DEL DAÑO / ACUMULACIÓN DE LA INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS / PRINCIPIO DE REPARACIÓN INTEGRAL / RECONOCIMIENTO
DE PRESTACIONES SOCIALES / VÍCTIMA DE ACCIDENTE DE TRABAJO /
INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS / REPARACIÓN DEL DAÑO ORIGINADO
EN ACCIDENTE DE TRABAJO / SUBROGACIÓN DEL RIESGO
El derecho a la subrogación de la seguridad social. […] Cosa distinta sucede
cuando el hecho causante del daño es imputable a un tercero distinto del patrono
o empleador. En este caso, el único mecanismo que impediría a la víctima
acumular la indemnización de perjuicios con las prestaciones obtenidas de la
seguridad social sería la subrogación que la ley -no un decreto reglamentario ni un
acuerdo expedido por la junta directiva de una entidad pública de la seguridad
social, como ha sucedido hasta ahora- otorgara a ésta para que sustituyera a la
víctima y pudiera obtener del responsable el reembolso de lo pagado.
ACCIDENTE DE TRABAJO / RESPONSABILIDAD DEL ACCIDENTE DE
TRABAJO / REPARACIÓN DEL DAÑO ORIGINADO EN ACCIDENTE DE
TRABAJO / IMPUTACIÓN DEL DAÑO ANTIJURÍDICO / FISCALÍA GENERAL
DE LA NACIÓN / SUBROGACIÓN DEL RIESGO / CAJANAL / PENSIÓN DE
INVALIDEZ / RECONOCIMIENTO DE LA PENSIÓN DE INVALIDEZ /
RECONOCIMIENTO DE LA PENSIÓN DE INVALIDEZ DE ORIGEN
PROFESIONAL / PAGO PARCIAL DE LA OBLIGACIÓN / INDEMNIZACIÓN DE
PERJUICIOS / RECONOCIMIENTO DEL LUCRO CESANTE
Como en el caso concreto el hecho dañoso es imputable a la Nación (Fiscalía
General) y esa entidad había trasladado los riesgos que pudieran sufrir sus
funcionarios como consecuencia de un accidente de trabajo a CAJANAL, la
pensión de invalidez que ésta le reconoció al señor […], en su condición de
empleado de la Fiscalía, constituye pago parcial de la indemnización plena a cargo
de la última y por lo tanto, tienen naturaleza indemnizatoria. Ahora bien, CAJANAL
le reconoció al demandante una pensión por invalidez total equivalente al 100% de
su remuneración. Esto significa que cubrió totalmente el valor del lucro cesante
que le correspondería pagar a la Nación (Fiscalía Nacional), pues para el cálculo
de la indemnización de tal perjuicio se toma en cuenta el salario que devengaba la
víctima en la época del accidente y la fecha probable de su muerte, que son los
mismos factores con base en los cuales se liquidó y se pagará en este evento la
pensión otorgada al demandante. Por lo tanto, se confirmará por este aspecto la
sentencia proferida por el Tribunal.
CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCIÓN TERCERA
Consejero ponente: RICARDO HOYOS DUQUE
Bogotá, D.C., tres (3) de octubre de dos mil dos (2002)
Radicación número: 19001-23-31-000-1995-03007-01(14207)
Actor: JUAN MANUEL CARO GONZÁLEZ
Demandado: NACIÓN - FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN
Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA
Conoce la Sala del recurso de apelación interpuesto por la parte actora en contra
de la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo del Cauca el 8 de julio de
1997, mediante la cual se decide:
“1). Declárase a la Nación - Fiscalía General de la Nación
administrativamente responsable de las lesiones sufridas por el
demandante JUAN MANUEL CARO GONZALEZ en el accidente de
tránsito ocurrido el 25 de marzo de 1993 en la población de Santander,
Cauca, sobre la vía panamericana que de Popayán conduce a Cali,
cuando se desplazaba en un vehículo de la Fiscalía General de la
Nación conducido por un funcionario de la misma entidad.
2). Como consecuencia, condénase a la Nación - Fiscalía General de la
Nación a pagar a los demandantes los perjuicios morales causados,
así:
Al lesionado JUAN MANUEL CARO GONZALEZ y a su madre
ROSALBA GONZALEZ ARDILA o GONZALEZ CARO el equivalente a
un mil gramos oro (1.000) para cada uno. A ANA MARIA CARO
GONZALEZ, hermana, el equivalente a quinientos (500) gramos oro.
Los valores anteriores se entenderán como condena en concreto y se
liquidarán conforme certificado que sobre el precio interno del oro a la
fecha de ejecutoria de esta sentencia expida el Banco de la República.
3). Condénase a la Nación - Fiscalía General de la Nación a pagar al
demandante lesionado JUAN MANUEL CARO GONZALEZ por
concepto de perjuicios fisiológicos la suma de VEINTE MILLONES DE
PESOS ($20.000.000,oo).
4). Las condenas se cumplirán en los términos de los Arts. 175 y 177
del C.C.A.
5). Niéganse las demás pretensiones de la demanda por las razones
consignadas en la parte motiva.
6). Sin costas (Art. 171 del C.C.A.).”
ANTECEDENTES PROCESALES
1. Las pretensiones
Por intermedio de apoderado judicial y en ejercicio de la acción de reparación
directa establecida en el artículo 86 del C.C.A., el 21 de marzo de 1995, los
señores JUAN MANUEL CARO GONZALEZ, CLAUDIA ROSEMARY GROSO
RUIZ, ROSALBA GONZALEZ DE CARO y ANA MARIA CARO GONZALEZ,
formularon demanda ante el Tribunal Administrativo del Cauca, con las siguientes
pretensiones:
“PRIMERA. LA NACIÓN (FISCALIA GENERAL DE LA NACIÓN) es
responsable administrativa y civilmente de todos los daños y perjuicios,
tanto morales, como materiales y por pérdida de goce fisiológico,
ocasionados a los esposos JUAN MANUEL CARO GONZALEZ Y
CLAUDIA ROSEMARY GROSSO RUIZ; y a la señora ROSALBA
GONZALEZ DE CARO y su hija ANA MARIA CARO GONZALEZ,
mayores y vecinos de Santafé de Bogotá D.C., con ocasión de las
graves lesiones personales (paraplejia total) que se le ocasionaron al
señor JUAN MANUEL CARO GONZALEZ, quien es esposo de
CLAUDIA, hijo de la siguiente y hermano de la última, en hechos
sucedidos el día 25 de marzo de 1993 en la población de Santander
(Cauca) sobre la vía Panamericana que de Cali conduce a Popayán, en
una evidente y presunta falla en el servicio atribuible a la FISCALIA
GENERAL DE LA NACIÓN, que le produjeron al lesionado una merma
en su capacidad laboral del 100% y una pérdida total de su goce
fisiológico.
SEGUNDA. Condénase a la NACIÓN (FISCALIA GENERAL DE LA
NACIÓN), a pagar a los esposos JUAN MANUEL CARO GONZALEZ y
CLAUDIA ROSEMARY GROSSO RUIZ; y a la señora RIOSALBA
GONZALEZ DE CARO y su hija ANA MARIA CARO GONZALEZ,
mayores y vecinos de Santafé de Bogotá D.C., por intermedio de su
apoderado, todos los daños y perjuicios, tanto morales, materiales y por
goce fisiológico, que se les ocasionaron con las graves lesiones
corporales de que fue víctima su esposo, hijo y hermano, señor JUAN
MANUEL CARO GONZALEZ, conforme a la siguiente liquidación o la
que se demostrase en en el proceso, así:
a.- DOSCIENTOS MILLONES DE PESOS ($200.000,oo) por concepto
de lucro cesante, que se liquidaran a favor del lesionado y ofendido
señor JUAN MANUEL CARO GONZALEZ, correspondientes a las
sumas que el mismo ha dejado y dejará de producir, en razón de la
grave merma laboral que le aqueja y por todo el resto posible de vida
que le queda, en la actividad económica a que se dedicaba (funcionario
de la Fiscalía), habida cuenta de su edad al momento del insuceso (21
años), y a la Esperanza de Vida calculada conforme a las Tablas de
Mortalidad aprobadas por la Superintendencia Bancaria.
b.- Daños y perjuicios patrimoniales directos o daño emergente, por
concepto de gastos hospitalarios, por cirugías, drogas, radiografías,
enfermera permanente y de por vida, y en fin, todos los gastos
presentes y futuros que se sobrevinieron con las graves lesiones
sufridas por el señor JJUAN MANUEL CARO GONZALEZ que se
estiman en la suma de CINCUENTA MILLONES DE PESOS
($50.000.000,oo).
c.- El equivalente en moneda nacional de 1000 gramos de oro fino para
cada uno de los demandantes por concepto de perjuicios morales o
“pretiun doloris”, consistentes en el profundo trauma psíquico que
produce el hecho de saberse víctima de un acto arbitrario nacido de la
falta de responsabilidad en la administración, en aplicación del art. 106
del C. Penal, máxime cuando el hecho se comete por imprevisión
atribuible a un funcionario de la FISCALIA GENERAL DE LA ACCION,
entidad que tiene el deber constitucional de velar por la salud de los
asociados y al no hacerlo se han causado graves lesiones corporales a
un ser querido, como lo es un esposo, un hijo y un hermano.
d.- La suma de CUARENTA MILLONES DE PESOS ($40.000.000) a
favor del incapacitado señor JUAN MANUEL CARO GONZALEZ, en
razón de la grave merma en su capacidad de goce fisiológico, teniendo
en cuenta que se trataba de una persona con todas sus facultades
normales para desarrollar una vida plena, de la cual no podrá disfrutar
por el resto de su existencia, debido a que deberá permanecer sujeto a
una silla de ruedas de por vida.
e.- Todas las condenas serán actualizadas conforme a la evolución del
índice de precios al consumidor.
f.- Intereses aumentados con la variación promedio mensual del índice
de precios al consumidor.”
2. Fundamentos de hecho
Los hechos fueron relatados así en la demanda: “el 25 de marzo de 1993, el señor
JUAN MANUEL CARO GONZALEZ, se dirigía hacia la ciudad de Cali procedente
de Popayán, despachado en comisión de la Fiscalía General de la Nación desde
la ciudad de Santafé de Bogotá, en compañía de los señores JOSÉ EDISON
VARGAS PINTON Y JULIO CESAR SANTANA CASAS, en un vehículo oficial
marca TROPER, de Placas NS 5017 adscrito a la Fiscalía General de la Nación,
conducido por el señor JAIME ANTONIO BARRAGÁN VIVAS, conductor que
debido al exceso de velocidad con que manejaba y a la imprevisión del mismo en
razón a que la carretera estaba mojada, perdió el control del vehículo oficial,
colisionándolo aparatosamente contra un bus de servicio público afiliado a la Flota
Magdalena que venía en sentido contrario, justo cuando se encontraba arribando
a la población de Santander (Cauca), accidente que dejaría como saldo trágico la
muerte del conductor JAIME ANTONIO BARRAGÁN VIVAS y lesiones a los otros
ocupantes entre los que se contó el señor JUAN MANUEL CARO GONZALEZ,
quien fue trasladado de urgencia al Hospital Departamental de la ciudad de Cali,
debido a la gravedad de las lesiones, donde se le salvó la vida, pero quedando
lastimosamente parapléjico de por vida y como es obvio, con una merma en su
capacidad laboral del 100% y una pérdida total de su goce fisiológico”.
3. La sentencia recurrida
El a quo declaró administrativamente responsable a la Nación- Fiscalía General de
las lesiones sufridas por el señor Juan Manuel Caro González, con fundamento en
las siguientes consideraciones:
“...era la Fiscalía Nacional la llamada a probar uno de los eximentes de
responsabilidad para desvirtuar la presunción, evento que no sucedió
en el presente caso ya que el ente demandado condujo sus esfuerzos a
demostrar la existencia de una fuerza mayor aduciendo que el hecho de
que la mañana estaba lluviosa, el pavimento mojado y el terreno curvo
se erige en causa extraña, imprevisible e irresistible cuyo origen no es
imputable a la esfera jurídica del deudor toda vez que si las
circunstancias que la configuraban no se hubiese presentado el
accidente no hubiera ocurrido.
En sucesivas jurisprudencias ha dicho el H. Consejo de Estado que la
fuerza mayor como eximente de responsabilidad debe ser irresistible e
imprevisible y no puede ser imputable al deudor ni haber ocurrido por su
culpa o negligencia. En este caso la lluvia o la llovizna, porque según el
conductor del bus la precipitación no era fuerte, el pavimento liso no
consecuencia de la misma y la topografía curva del terreno no
constituyen fuerza irresistible ni imprevisible, la conducción de
automotores es de por si una actividad peligrosa que implica la
posibilidad previsible de causar un perjuicio y el conductor del vehículo
oficial tenía ese oficio por lo que debía sabe que en las condiciones en
las que se desplazaba en la mañana de autos se imponía una
conducción más cuidadosa y, contrariamente, de manera imprudente
invadió el carril contrario a excesiva velocidad lo que provocó la
colisión.
Tampoco acepta el Tribunal como eximente de responsabilidad la
alegada culpa de la víctima en tanto que entre el lesionado señor CARO
y el señor BARRAGÁN, conductor del vehículo de la Fiscalía, no existía
ningún vínculo de subordinación y, al contrario, el conductor
BARRAGÁN fue puesto a disposición de los técnicos que se
encontraban en comisión de servicios y por esa razón en el evento de
haber existido alguna irregularidad en el manejo del vehículo por parte
del señor BARRAGÁN, como se afirma en la demanda, es reprochable
la actitud del señor CARO al no haberlo reprendido por su conducta lo
que implica una negligencia frente a su propia integridad y, en el
hipotético caso de que lo hubiera hecho previendo las consecuencias,
todavía tenía la opción de descender del vehículo, no sólo porque
estamos ante hipótesis o supuestos no probados pudo reconvenirlo o
no y pudo querer abandonar el vehículo sin lograrlo por encontrarse en
movimiento, sino porque el pasajero en estos casos está prácticamente
a merced del conductor.
Por las razones anteriores, en criterio del Tribunal, la demostración del
carácter Oficial del vehículo, propiedad de la Fiscalía General de la
Nación, y su conducción por un funcionario público, hacen operante la
figura de la responsabilidad presunta, o, la forma como conducía el
funcionario oficial demuestra la falla en el servicio atribuible a esa
entidad, por lo que existe razón para responsabilizar al centro de la
imputación demandado por los perjuicio irrogados.”
4. Razones de la impugnación
El apoderado de la parte actora solicita se modifique la sentencia apelada,
revocando el numeral segundo para indemnizar a la señora ROSEMARY
GROSSO RUIZ como esposa del lesionado, ya que al demostrarse el vínculo
matrimonial se presumen los perjuicios morales sufridos con el hecho. La
indemnización por perjuicio moral tiene carácter compensatorio por un sufrimiento
padecido por la víctima de un daño extrapatrimonial; por lo tanto, este perjuicio no
se causa y agota en el primer momento del hecho; por el contrario, se sigue
causando en el tiempo, ya que compromete el estado de ánimo de la persona por
una situación que lo afecta profundamente en el aspecto sicológico.
Solicita igualmente se le reconozca el perjuicio material en la modalidad de lucro
cesante, ya que éste tiene una fuente jurídica diferente a la de la pensión de
invalidez reconocida por la Caja Nacional de Previsión Social, por cuanto esta
última nace de la relación laboral y la anterior del hecho generador de
responsabilidad extracontractual administrativa consistente en una falla en el
servicio probada en el proceso.
Agrega que la pensión de invalidez no otorga ninguna indemnización al lesionado
sino que reconoce una prestación a la cual tenía derecho.
5. Actuación en segunda instancia
Del término concedido en esta instancia para presentar alegaciones hicieron uso
la parte demandada y el Ministerio Público.
La parte demandada en su alegato de conclusión manifiesta en relación con la
solicitud de reconocer perjuicios morales a favor de la señora Claudia Rossemary
Grosso Ruiz que “la presunción de existencia de perjuicios morales en los
parientes próximos, no surge del simple parentesco. Es necesario acreditar que
convivan, es decir, vivían en el mismo hogar, que conformaban un grupo familiar
unido, que aún viviendo en lugares distantes conservaban una unión afectiva, etc
que permita deducir como lo hace la presunción, que realmente se lesionó una
relación afectiva.”
En cuanto al perjuicio material en la modalidad de lucro cesante manifiesta que “la
reparación de un perjuicio busca en la medida de lo posible, restablecer las cosas
al estado en que se encontraban justo antes de la ocurrencia del hecho dañoso,
en otras palabras devolver el equilibrio económico que ha sido alterado, de
ninguna manera puede convertirse en fuente de enriquecimiento, pensar lo
contrario repugna a la justicia pilar sobre el cual se cimenta la teoría de la
responsabilidad aquiliana”.
La definición legal de lucro cesante dice: “entiéndese... por lucro cesante, la
ganancia o provecho que deja de reportarse...”. En el proceso quedaron
claramente establecidos los ingresos que recibía el señor Caro, que correspondían
al salario mensual como funcionario de la Fiscalía General de la Nación. También
esta plenamente demostrado que disfruta de una pensión de invalidez equivalente
al salario mensual dejado de percibir.”
En cuanto a la legitimación en la causa por pasiva manifiesta que para la época
de los hechos la representación de la Fiscalía General de la Nación le
correspondía al Ministerio de Justicia; por lo tanto, considera que se configura un
vicio en el proceso por indebida representación de las partes.
Por su parte, el Ministerio Público solicita la confirmación de la sentencia con
algunas modificaciones, en los siguientes términos:
“En relación con los argumentos esgrimidos por el apelante, en cuanto
a que la señor CLAUDIA ROSSEMARY ROSSO RUIZ tiene derecho a
la reparación del daño moral, estima este Despacho que no hay lugar a
tal reconocimiento, por cuanto para demostrar la titularidad del derecho
pretendido allegó al expediente el registro civil con el que se demuestra
que el matrimonio se celebró el 2 de julio de 1994 (fl. 18 C. ppal.), es
decir, después de más de un año de sucedidos los hechos. Por otra
parte, no existe dentro del expediente prueba alguna que indique que la
citada señora con anterioridad al matrimonio hiciera vida marital con el
señor JUAN MANUEL CARO GONZALEZ, situación que hubiera
justificado la indemnización de perjuicios en su calidad de compañera
permanente.
En cuanto a la solicitud de reconocimiento de los perjuicios materiales,
en la modalidad de lucro cesante, estima este Despacho, que
atendiendo las pautas jurisprudenciales fijadas por el Consejo de
Estado, hay lugar a tal reconocimiento, no obstante que la entidad de
previsión a la cual estaba afiliado le haya otorgado a la víctima una
pensión de invalidez, por cuanto la indemnización que se pretende
mediante el presente proceso y el reconocimiento de la pensión de
invalidez tienen causas diferentes. La primera, tiene su origen en la
responsabilidad extracontractual del Estado por falla en el servicio y, la
segunda, en una relación laboral. “
CONSIDERACIONES DE LA SALA
Aunque sólo apeló la parte demandante, la Sala se pronunciará sobre todos los
aspectos de la sentencia en el grado jurisdiccional de consulta, de conformidad
con lo establecido en el artículo 184 del C.C.A., porque la condena que se impuso
(2.500 gramos oro por perjuicios morales, los cuales equivalían a la fecha de la
misma a $28.143.000,oo, más $20.000.000 por perjuicios materiales), superaba la
mínima cuantía establecida para los procesos de doble instancia1, esto es
$13.454.000,oo. No se aplica en el caso concreto la modificación efectuada a esa
1 Criterio establecido por la Sala en providencia del 18 de noviembre de 1994, exp. 10.221
norma por la ley 446, porque el artículo 163 de la misma previó que el recurso
debe tramitarse de acuerdo con las normas vigentes al momento de su
interposición.
1.- El régimen de responsabilidad en accidentes de tránsito.
Se afirma en la demanda que el joven Juan Manuel Caro González quedó
parapléjico por la lesiones sufridas con ocasión del accidente de tránsito ocurrido
cuando se encontraban llegando a la población de Santander de Quilichao, en
misión oficial, en un vehículo Trooper de placas NS 5017 adscrito a la Fiscalía
General de la Nación. Por consiguiente, es necesario definir en primer lugar el
régimen de responsabilidad bajo el cual se analizará el caso.
En relación con los daños causados con armas de fuego, redes de energía eléctrica o la
conducción de vehículos automotores, la Sala ha aplicado el régimen de
responsabilidad objetiva, con fundamento en el riesgo que crea quien explota la
actividad, que sólo se exonera si acredita la existencia de una causa extraña. Ha dicho
la Sala:
“El problema de la responsabilidad del Estado debe resolverse con base en
lo prescrito en el art. 90 de la Carta Política, según el cual el Estado
responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean
imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.
Debe establecerse, entonces, en cada caso, si existen los elementos
previstos en esta disposición para que surja la responsabilidad, esto es, el
daño antijurídico y la imputabilidad del mismo al Estado.
Ha sido reiterada la tesis de la Sala, según la cual en los eventos en que el
daño es producido por las cosas o actividades peligrosas (armas de dotación
oficial, vehículos automotores, conducción de energía eléctrica, etc.), el
régimen aplicable es de carácter objetivo, porque el factor de imputación es el
riesgo grave y anormal a que el Estado expone a los administrados. De tal
manera, que basta la realización del riesgo creado por la administración para
que el daño resulte imputable a ella. Es ésta la razón por la cual la
Corporación ha seguido refiriéndose al régimen del responsabilidad del
Estado fundado en el riesgo excepcional, en pronunciamientos posteriores a
la expedición de la nueva Carta Política.
...El régimen así denominado por esta Corporación en varias oportunidades
tenía, sin duda, todas las características del régimen objetivo de
responsabilidad, en el que si bien no tiene ninguna injerencia la calificación
subjetiva de la conducta -por lo cual no se requiere probar la falla del servicio
ni se acepta al demandado como prueba para exonerarse la demostración de
que su actuación fue diligente-, los demás elementos de la responsabilidad
permanecen y deben ser acreditados por la parte demandante. Recaerá
sobre la parte demandada la carga de la prueba de los hechos objetivos que
permitan romper el nexo de causalidad, únicos con vocación para exonerarlo
de responsabilidad2.
En dichos eventos (daños producidos por las cosas o las actividades
peligrosas), al actor le bastará probar la existencia del daño y la relación de
causalidad entre éste y el hecho de la administración, realizado en desarrollo
de una actividad riesgosa. Y la entidad demandada, para exculparse, deberá
probar la existencia de una causa extraña, esto es, que el daño se produjo
por fuerza mayor, culpa exclusiva y determinante de la víctima o hecho
exclusivo y determinante de un tercero”3.
2. Prueba de que la actividad riesgosa fue la causa del daño.
Las lesiones sufridas por el señor Juan Manuel Caro González fueron acreditadas
con la copia de la historia clínica que llevó la Caja Nacional de Previsión Social
(fls. 289 a 589 C.2), en la que consta que el señor Caro González sufrió trauma
2
Cf. Sentencia del 2 de marzo de 2000, Exp. 11.401, actor:: MARÍA NUBY LÓPEZ y
otros.
3 Sentencia del 15 de marzo de 2001, exp: 52001-23-31-000-1994-6040-01(11222).
raquimedular a nivel de 06 y comprensión de la medula a dicho nivel el 25 de
marzo de 1993 en accidente de trabajo.
Por su parte, la junta médico laboral en informe presentado el 21 de septiembre de
1993 (fls. 295, 296) manifestó:
“ANTECEDENTES: Paciente quien el 25 de Marzo de 1993 sufre
trauma raquimedular a nivel de 06; comprensión de la médula a dicho
nivel.
ESTADO ACTUAL: Parapléjico, con anestesia de T10, e imposibilidad
para flexión en las manos que le imposibilitan las actividades básicas de
la vida; secuelas con escasa posibilidad de recuperación.
CONCLUSIÓN: La División de Salud Ocupacional en la Junta Médico
Laboral concluyó que JUAN MANUEL CARO GONZALEZ, ha perdido
su capacidad laboral en un porcentaje del ciento por ciento y de
carácter permanente”.
En relación con los hechos sucedidos el 25 de marzo de 1993 obran en el
expediente las siguientes pruebas:
a.- Informe presentado por la directora seccional del cuerpo técnico de
investigación de la Fiscalía General de la Nación en la que manifiesta:
“El día martes 23 del que cursa recibí en esta ciudad la comisión de
personal técnico procedente de esa ciudad, la cual tenía como objetivo
instalar los equipos de radiocomunicaciones adquiridos por esta
Seccional para implementar este sistema.
Dicha comisión la integraban el ingeniero JOSE EDISON VARGAS y los
técnicos JUAN MANUEL CARO y JULIO CESAR SANTANA. Este día
permanecieron en las instalaciones del Cuerpo Técnico de
Investigación haciendo los acondicionamientos pertinentes de las
comunicaciones tanto para los radios como para la intercepción
telefónica, ya que al día siguiente debían desplazarse hasta el lugar
donde se instalaría la repetidora.
El día miércoles 24 estando en el Cerro de Munchique, en la instalación
referida, el ingeniero EDISON VARGAS recibió llamada de la oficina de
comunicación de esa capital a través de la cual le informaron que el día
jueves 25 debía desplazarse a la ciudad de Cali para Coordinar con el
técnico de la “Motorola” algunas cuestiones de los equipos de esa
regional.
Esta fue la manifestación que él me hizo de dicha llamada, por lo mismo
me solicitó colaboración para lograr su desplazamiento hasta esa
ciudad.
Efectivamente el día 24 en las horas de la noche dispuse el vehículo y
el conductor que debía trasladar la respectiva comisión, para tal efecto
se asignó en esa misión al señor JAIME ANTONIO BARRAGÁN VIVAS
con cargo de Escolta I como conductor del vehículo marca chevrolet
tipo campero cabinado, color negro con blanco, numero de motor
590162, modelo 1989, placas NS5017, numero de chasis US 899012.
Siendo aproximadamente las 6am este señor recogió en las
instalaciones del Cuerpo Técnico de Investigación a los tres
funcionarios arriba nombrados, quienes habían pernoctado en éstas,
tomando el rumbo indicado.
Cerca de las 8:30 am recibí en mi oficina la noticia del insuceso en el
cual se manifestaba que la comisión del Cuerpo Técnico de
Investigación que viajaba en ese vehículo había sufrido un accidente a
la altura del Municipio de Santander de Quilichao, lugar hasta donde me
desplacé en compañía del Director Seccional de Fiscalías, donde
verificamos tal información y que a la fecha se puede detallar de la
siguiente manera:
El día jueves 25 de marzo siendo las 7:50 am en la localidad de
Santander de Quilichao concretamente en la vía Panamericana, área
urbana en el barrio Altamira, colisionó el vehículo Trooper de placas NS
5017 con un bus de servicio público interdepartamental de placas XA
2869 afiliado a la flota Magdalena, que era conducido por ALVARO DE
JESÚS GOMEZ con cédula de Cali Valle, en el accidente pereció en
forma instantánea el funcionario del cuerpo Técnico de Investigación
JAIME ANTONIO BARRAGÁN VIVAS y resultaron heridos gravemente
los señores JOSE EDISON VARGAS, JUAN MANUEL CARO y JULIO
CESAR SANTANA quienes fueron remitidos del hospital de la localidad
al Departamento de Cali por la gravedad de los heridos. Además de
estos funcionarios resultaron levemente heridos 4 pasajeros de la flota”
(fls. 34-35 C-3).
b.- Certificación del administrador de bienes de la Fiscalía General de la Nación (fl.
38) en la que consta:
“El vehículo tipo campero, marca chevrolet trooper, modelo 1989 color
negro, cabinado, numero de motor 590162, numero de chasis US
899012, que para la fecha de 25 de marzo de 1993 pertenecía al
parque automotor de la Fiscalía General de la Nación asignado al
cuerpo técnico de Investigación Seccional Popayán.”
c.- Resolución No. CTPJ16111 del 19 de junio de 1990 mediante la cual se
nombró al señor JUAN MANUEL CARO GONZALEZ en la Fiscalía General de la
Nación en el cargo de archivero grado 09 (fls. 135 a 139) y acta de posesión del
señor Caro González (fl. 140).
Resolución No. 000055 del 30 de junio de 1992 mediante el cual se ascendió al
cargo de técnico judicial grado 10 al señor Juan Manuel Caro González (fls. 147 a
156) y acta de posesión No. 000090 del 1 de julio de 1992 (fl. 157).
d. Acta de accidente suscrita el 7 de mayo de 1993 en la que consta:
“El día 25 de marzo, siendo las 7:50 a.m. en la localidad de Santander
de Quilichao, en la vía Paramericana, colisionó el vehículo Trooper de
placas NS5017 con un bus de servicio público interdepartamental de
placas XA2869 afiliado a la flota Magdalena, que era conducido por
ALVARO DE JESÚS GOMEZ, con cédula de Cali. En el accidente
pereció de forma instantánea el funcionario JAIME ANTONIO
BARRAGÁN VIVAS y resultaron heridos gravemente los funcionarios
JOSE EDISON VARGAS PINTO, JUAN MANUEL CARO GONZALEZ y
JULIO CESAR SANTANA CASAS, quienes fueron remitidos del hospital
de la localidad al Departamental de Cali por su gravedad. También
resultaron gravemente heridos 4 pasajeros de la flota” (fl. 164 C-3).
Con las pruebas antes relacionadas se considera suficientemente acreditado que
estando de servicio y cuando se transportaba hacia la ciudad de Cali, en un
vehículo oficial, el señor Juan Manuel Caro González sufrió un aparatoso choque
que le causó la muerte al conductor del vehículo y lesiones a los demás
ocupantes, entre ellos al demandante, las cuales le ocasionaron pérdida de la
capacidad laboral del 100% e invalidez permanente.
3. La administración no acreditó la causal de exoneración alegada.
Está debidamente acreditado en el proceso que el 25 de marzo de 1993, con
ocasión de las lesiones sufridas por el joven JUAN MANUEL CARO GONZALEZ al
chocar el vehículo oficial donde se transportaba en misión oficial, perdió su
capacidad laboral lo cual le ocasionó una invalidez permanente.
En consecuencia, probado que el daño fue causado por un funcionario público en
ejercicio de una función oficial con un objeto peligroso de propiedad de la entidad
demandada, la responsabilidad del Estado se establece a partir del riesgo que
crea.
La entidad demandada invocó como eximente de responsabilidad que el daño se
produjo por culpa exclusiva de la víctima, quien al observar que el conductor del
vehículo conducía excediendo la velocidad máxima reglamentaria debió exigirle
que la disminuyera.
Para que el hecho de la víctima pueda ser considerado como causal de
exoneración de responsabilidad es necesario acreditar no sólo que la víctima
participó en la realización del daño, sino que entre su actuación y el daño haya
una relación de causalidad.
De las pruebas allegadas al proceso no se desprende que el señor Juan Manuel
Caro Gonzáles haya participado en la realización del daño, ya que éste
simplemente era un pasajero del vehículo en el cual se transportaba.
4.- La indemnización de perjuicios.
4.1. Los perjuicios inmateriales.
4.1.1. Perjuicios morales.
La parte actora solicita que se le reconozca el perjuicio moral sufrido por la señora
Rosemary Grosso Ruiz como esposa del lesionado, ya que el a quo negó su
reconocimiento al considerar que de las pruebas obrantes en el proceso no se
deduce que el lesionado y la señora Grosso hicieran vida marital antes de los
hechos de la demanda (25 de marzo de 1993), sino que únicamente obra el
registro civil en el que consta que el matrimonio se celebró el 2 de julio de 1994.
Mediante los registros civiles de nacimiento del lesionado Juan Manuel Caro
González y de la señora Aura María Caro González se demostró el vínculo de
consanguinidad que une a las señoras Rosalba González Ardila y Ana María Caro
González con el lesionado (fls. 16 y 17).
Se advierte que los hechos sucedieron el 25 de marzo de 1993 y que tal como
consta en el registro civil de matrimonio visible a folio 18 del expediente, el
matrimonio de Claudia Rossemary Grosso Ruiz y el lesionado Juan Manuel Caro
González se celebró el 2 de julio de 1994 y en los testimonios obrantes en el
expediente nada se dice en relación a que los señores Caro González y Grosso
Ruiz tuvieran vida en común para la época de los hechos.
Por lo anterior, es claro que el perjuicio moral alegado por la señora Claudia
Rossemary Grosso Ruiz, en su condición de cónyuge no fue acreditado, ya que el
matrimonio tuvo lugar después del accidente.
La jurisprudencia ha considerado que en relación con el cónyuge o compañero
permanente, los hijos y padres se presume el perjuicio moral4. En el caso concreto, el
perjuicio sufrido por la madre, la hermana y la víctima está acreditado con el
testimonio de los señores Sonia del Socorro Mejía Agudelo (fls. 196 y 197. C-2);
Wilmar Bayona Mejía (fls. 197y 198 C-2) y Gustavo Adolfo Rodríguez Ortiz (fl. 198 y
199 C-2).
Cabe destacar que en casos como el presente en los cuales la víctima del daño no
fallece pero queda en una condición precaria de vida (invalidez), la Sala ha
reconocido a favor de éste una indemnización superior a los mil (1000) gramos de
oro. Sin embargo, como este aspecto no fue apelado la Sala no puede
modificarlo, ya que debe entenderse que el demandante estuvo de acuerdo con su
cuantificación.
Para establecer el valor de la indemnización la Sala tendrán en cuenta la nueva
pauta jurisprudencial trazada en la sentencia del 6 de septiembre de 2001,
expedientes Nos. 13.232 y 15.646, en la cual se fijó en cien salarios mínimos
legales mensuales el valor del perjuicio moral en los eventos de mayor intensidad,
abandonando así el valor del gramo de oro, por considerarlo improcedente y para
dar cumplimiento a lo previsto en los artículos 16 de la ley 446 de 1998 y 178 del
Código Contencioso Administrativo, que ordenan la reparación integral y equitativa
4 A título de ejemplo se relacionan las sentencias del 17 de julio de 1992, exp: 6750 y del 16 de
julio de 1998, exp: 10.916.
del daño y la tasación de las condenas en moneda legal colombiana,
respectivamente. Dijo la Sala:
“...considera esta Sala que debe abandonarse el criterio adoptado por
ella desde 1978, conforme al cual, para efectos de la indemnización del
perjuicio moral, se daba aplicación extensiva a las normas que, al
respecto, traía el Código Penal. Como ha quedado demostrado,
razones de orden jurídico, apoyadas igualmente en fundamentos de
orden práctico, justifican, en la actualidad, esta decisión. Se afirma,
entonces, la independencia del juez contencioso administrativo para fijar,
en cada caso, con sustento en las pruebas del proceso y según su
prudente juicio, el valor de la indemnización del perjuicio moral.
“Lo anterior se expresa sin perjuicio de que, con el fin de garantizar el
desarrollo uniforme de la jurisprudencia en este aspecto, esta
Corporación establezca pautas que sirvan de referencia a los juzgadores
de inferior jerarquía, cuyos fallos, sin embargo, en cuanto tasen la
indemnización del perjuicio aludido, sólo podrán ser revisados por la
instancia superior dentro del marco de sus competencias, dada la
inexistencia de una norma prevista en ley o reglamento que pueda
considerarse de obligatoria aplicación en la materia.
“Establecido, por lo demás, el carácter inadecuado del recurso al precio
del oro, la Sala fijará el quantum de las respectivas condenas, en
moneda legal colombiana, de conformidad con lo dispuesto en el artículo
178 del Código Contencioso Administrativo. Considerando que el salario
mínimo mensual en Colombia se fija atendiendo fundamentalmente la
variación del índice de precios al consumidor, se considera que el valor
del perjuicio moral, en los casos en que éste cobre su mayor intensidad,
puede fijarse en la suma equivalente a cien (100) salarios mínimos
legales mensuales...”.
Tal como quedó consignado anteriormente el perjuicio moral se presume y quedó
suficientemente acreditado en el presente asunto quienes sufrieron dicho perjuicio
con ocasión de las lesiones padecidas por el joven Juan Manuel Caro González.
Teniendo en cuenta la nueva pauta jurisprudencial se tasará como perjuicio moral
para el lesionado Juan Manuel Caro González y para la madre del lesionado
Rosalba González de Caro la suma de $25.339.900,oo, para cada uno y para la
hermana del lesionado Ana María Caro González la suma equivalente a
$12.669.950,oo. Se negará el perjuicio moral solicitado para la señora Claudia
Rosemary Grosso Ruiz en su condición de cónyuge, por lo expuesto
anteriormente.
4.1.2. El daño a la vida de relación o alteración de las condiciones de
existencia.
La Sala confirmará la indemnización reclamada por el “perjuicio fisiológico”, hoy
conocido como daño a la vida de relación5, ya que se acreditó que las lesiones
sufridas por el señor Juan Manuel Caro González afectaron sus condiciones
normales de existencia.
4.2. Perjuicios materiales
4.2.1. Daño emergente.
La parte actora solicita que le sea reconocido este perjuicio en la suma de
$50.000.000,oo correspondiente a gastos hospitalarios, cirugías, drogas,
radiografías, enfermera presente y de por vida. Este perjuicio será negado ya que
5 Ver sentencia de la sección tercera del 19 de julio de 2000 Exp. 11842.
no se allegaron al expediente los documentos en los que conste que dichos gastos
fueron asumidos por los demandantes.
4.2.2. Lucro cesante.
Solicita la parte actora que se reconozca la suma de $200.000.0000 correspondiente a lo
que “ha dejado y dejará de producir en razón de la grave merma laboral que le aqueja”.
El a quo negó este perjuicio al considerar que “aunque está demostrado que JUAN
MANUEL CARO GONZALEZ quedó como consecuencia del accidente con invalidez
permanente del 100% y que devengaba a la época de los hechos como asignación
básica la suma de $312.500 según constancia expedida por la Analista de Recursos
Humanos de la Dirección Seccional Administrativa y Financiera en Popayán de la
Fiscalía General de la Nación, también está demostrado que la Caja Nacional de
Previsión Social, por Resolución No. 038737 de 21 de octubre de 1993 del Subdirector
de Prestaciones económicas de la entidad, reconoció a Juan Manuel Caro González el
derecho a disfrutar de una pensión por invalidez en la cuantía de $375.000,oo
mensuales, con efectividad a partir del 21 de septiembre de 1993, lo que significa que se
ha producido ya la reparación del daño en cuanto al lucro cesante solicitado.”
EL CUMULO DE INDEMNIZACIONES
El problema jurídico relativo a la posibilidad de acumulación de diferentes
compensaciones por un mismo daño, entendido como el derecho a percibir
indemnizaciones derivadas de varias fuentes: la plena del responsable del daño y la
indemnización a forfait o predeterminada por las leyes laborales, o un seguro privado,
remite a lo que en la doctrina se conoce como la compensatio lucri cum damno. Adriano
De Cupis la define como “la disminución proporcional que el daño experimenta cuando
con él concurre un lucro (ventaja), o con otras palabras, la reducción del montante del
daño resarcible por la concurrencia de un lucro”6.
El tema pone de presente las relaciones de la responsabilidad civil y la seguridad
social y si se quiere, del derecho de seguros. Como lo expresa el profesor André
Tunc7, a pesar de sus diferencias filosóficas, técnicas y de sus resultados la
responsabilidad y la seguridad social tienen una relación muy fuerte que deriva de
un hecho fundamental: todos los daños personales causados a alguien por el
hecho de otro son susceptibles de ser cubiertos a la vez por la responsabilidad
civil y por la seguridad social. “Ese cúmulo se produce a menos que la cobertura
de la seguridad social no sea más que parcial o a menos que la aplicación de la
responsabilidad civil no esté excluida”.
“Esta acumulación crea un problema evidente de coordinación: la víctima se
puede beneficiar a la vez de dos sistemas de derecho? Si no es así, cuál método
6 El daño. Teoría general de la responsabilidad civil, Barcelona, Casa Editorial Bosch, 1970, 2ª.
Ed., pág. 327.
7 La Responsabilité Publique. Paris, Económica, 1989. 2a. Ed. P. 26.
se empleará para evitar la acumulación?. Estos son problemas muy difíciles y de
gran importancia práctica”.
El tratamiento jurisprudencial y legislativo del asunto puede ser abordado
desde una doble perspectiva:
i) Cuando el hecho causante del daño es imputable al patrono o empleador y
ii) Cuando éste es imputable a un tercero
Adicionalmente, es posible diferenciar dos períodos a partir de la
expedición de la ley 100 de 1993 y los decretos que la desarrollan, normas
éstas que crearon en Colombia el llamado “Sistema de Seguridad Social
Integral”.
I. El daño es imputable al patrono.
1.- Antecedentes
El fallo Cames del Consejo de Estado Francés (1895) por primera vez
estableció la responsabilidad objetiva o por el riesgo creado (riesgo
profesional) del patrono derivada del accidente de trabajo. Tres años más
tarde, en 1898 ese criterio fue incorporado a la ley sobre accidentes de
trabajo, cuyas orientaciones fueron adoptadas en las diferentes
legislaciones del mundo sobre la materia, entre ellas la colombiana.
2.- La ley 6 de 1945 y el Código Sustantivo del Trabajo
El artículo 12 de la Ley 6 de 1945 establecía que mientras se organiza el
seguro social obligatorio, corresponderían al patrono las indemnizaciones
por accidente de trabajo o enfermedad profesional. En estos casos cuando
se trate de culpa comprobada del patrono el valor de la indemnización se
descontaría del monto de la condenación ordinaria de perjuicios.
La ley 90 de 1946 que creó el Instituto Colombiano de los Seguros Sociales
estableció el seguro social obligatorio de los trabajadores contra los riesgos
de invalidez, vejez, accidente de trabajo, enfermedad profesional y muerte.
El Código Sustantivo de Trabajo (1950) dentro de las prestaciones
patronales establece la indemnización por accidente de trabajo y
enfermedad profesional, las cuales dejarían de estar a cargo del patrono
cuando el riesgo de ellas fuera asumido por el ISS (art. 193).
El artículo 216, en términos muy similares a los señalados por la ley 6 de
1945, establece que cuando exista culpa suficientemente comprobada del
patrono en la ocurrencia del accidente de trabajo o en la enfermedad
profesional está obligado a la indemnización total y ordinaria por perjuicios,
pero del monto de ella debe descontarse el valor de las prestaciones en
dinero pagadas en razón de las mismas norma del Código Sustantivo del
Trabajo (indemnización predeterminada o a forfait).
El artículo 219 faculta al patrono para asegurar con una compañía de
seguros los riesgos por accidente de trabajo y enfermedad profesional de
sus trabajadores “pero en todo caso es el patrono quien debe al trabajador o
a sus beneficiarios las prestaciones”8
El artículo 83 del decreto 3170 de 1964, mediante el cual se aprobó el acuerdo
155 de 1963 proferido por la Junta Directiva del Instituto de los Seguros Sociales
señala:
“El otorgamiento de las prestaciones establecidas por el presente
reglamento por parte del Instituto, exonera al patrono de toda otra
indemnización según el Código Sustantivo del Trabajo, o según el
derecho común por causa del mismo accidente o enfermedad
profesional. Pero si el riesgo se hubiere producido por acto intencional o
por negligencia o culpa del patrono o sus representantes, o de un
tercero, y diere lugar a indemnización común, el instituto procederá a
demandar el pago de esa indemnización, la que quedará a su favor
8 El artículo 1100 del Código de Comercio ubicado en el capítulo de seguro de daños, señala que
las normas sobre subrogación se aplicarán también al seguro de accidentes de trabajo “si así lo
convinieren las partes” (subrogación convencional).
hasta el monto calculado de las prestaciones que el instituto acordare
por el accidente o enfermedad, debiendo entregar a los beneficiarios el
saldo si lo hubiere.
Lo dispuesto en el inciso anterior no es óbice para que la víctima o
sus causahabientes instauren las acciones pertinentes de derecho
común para obtener la indemnización total y ordinaria por
perjuicios, de cuyo monto deberá descontarse el valor de las
prestaciones en dinero pagadas por el instituto de acuerdo con las
normas de este reglamento”.
2.1.- La jurisprudencia del Consejo de Estado.
Sobre este punto, la jurisprudencia de la Corporación no ha mantenido una
posición uniforme, pues ha considerado: a) que si bien el damnificado tiene
derecho a la reparación plena del daño, para evitar un enriquecimiento sin causa
debe descontarse de la indemnización la suma correspondiente a las prestaciones
sociales que hubiera recibido9; b) que había lugar a esa acumulación sin ningún
descuento porque las prestaciones sociales y la indemnización tenían fuentes
diversas: las primeras, derivan de la relación jurídico laboral de la víctima y por lo
tanto, no tienen carácter indemnizatorio y la segunda tiene su origen en el daño
sufrido por la víctima10 y c) en otras oportunidades se ha negado el derecho a
9Sentencia de Sala Plena del 13 de diciembre de 1983, exp: 10.807.
10Sentencias de la Sección Tercera del Consejo de Estado del 10 de abril de 1997, exp: 11.866;
del 24 de abril de 1997, exp:9997 y del 4 de julio de 1997, exp: 10.182, entre otras.
recibir la indemnización por incapacidad laboral temporal cuando la víctima ha
recibido la prestación social correspondiente11.
La Sala Plena de la Corporación, sostuvo inicialmente que las prestaciones
reconocidas a los demandantes en razón del vínculo laboral que tenía la víctima,
debían descontarse de la indemnización que se le reconociera en los procesos de
responsabilidad extracontractual, con el fin de evitar un enriquecimiento sin
causa12.
No obstante, en sentencia del 7 de febrero de 199513, cambió su jurisprudencia y
consideró que había lugar a la acumulación de prestaciones sociales e
indemnización porque ésta tenían fuentes diferentes, así: las primeras, derivadas
de la prestación del servicio y la segunda de la falla del mismo:
“...la Sala estima en este momento que es menester rectificar la
jurisprudencia anterior y acoger como nueva doctrina de la Corporación
la que sostiene la sentencia suplicada, pues es incuestionable que las
prestaciones sociales reconocidas a la cónyuge supérstite y demás
causahabientes tienen como fuente la relación jurídico laboral del
causante con la Administración Pública, en tanto que la indemnización
reconocida en el proceso en cuestión se apoya en la falla del servicio.
De suyo, la relación laboral engendra una serie de derechos
autónomos, independientemente de que el funcionario o sus
11 Sentencia de la Sección Tercera del Consejo de Estado del 6 de noviembre de 1997, exp:
11049.
12 Sentencias del 13 de diciembre de 1983, exp: 10.807 y del 27 de marzo de 1990.
13 Expediente: S-247.
causahabientes, herederos o beneficiarios, según el caso, puedan
invocar una indemnización plena y ordinaria de perjuicios en caso de
lesión invalidante o de muerte; máxime cuanto este resarcimiento
pecuniario nada tiene que ver con esa prestación de servicios
subordinados.
Por consiguiente, no existe justificación de ninguna clase para ordenar
el descuento del valor de las prestaciones sociales reconocidas a la
cónyuge supérstite y demás causahabientes del monto de la misma,
pues son obligaciones jurídicas con una fuente distinta, enfrente de las
cuales no cabe la compensación que se daría al disponer ese
descuento.
La Sala estima conveniente, además, ahondar brevemente en esta
distinción, para lo cual son procedentes los siguientes razonamientos:
Las prestaciones sociales que le fueron reconocidas a la demandante y
a sus hijos, tienen su causa en la ley (Decreto 2063 de 1984), por virtud
del vínculo laboral que existió entre la Administración Pública y su
esposo y padre, respectivamente, como Agente de la Policía Nacional;
y es importante dejar sentado que debían reconocerse, de conformidad
con el artículo 120 de ese ordenamiento, aún en el supuesto de que el
causante hubiese fallecido de muerte natural. O sea, que a través de
ese reconocimiento no se le está otorgando ninguna indemnización a
esas personas, sino simplemente pagándoles unas prestaciones
sociales a las que tienen vocación por razón del nexo laboral de su
causante.
En cambio, la indemnización de perjuicios que se les reconoció
separadamente en el proceso citado, tiene su origen y fundamento en
la falla del servicio que produjo la muerte del Agente Pedro Luis Medina
Suárez.
O sea, que en el primer supuesto la obligación deviene de la ley y se
sustenta en la relación laboral del causante; en el segundo, nace de la
responsabilidad que le compete a la Administración Pública en la
muerte de aquél, por una falla del servicio. En ese orden de ideas, no
es dable el descuento impetrado por la entidad recurrente”.
La jurisprudencia del Consejo de Estado francés, desde el año de 1906 (fallo
Pallotin) considera que “cuando un colaborar de la administración en servicio es
víctima de un accidente corporal imputable a la persona pública de la cual
depende, de modo que ésta esté obligada al pago de una pensión de invalidez se
considera excluyente de cualquier otra indemnización. El juez administrativo
interpreta dentro de este marco la voluntad presunta del legislador, promotor de tal
régimen de pensión, con una particular severidad: poco importa que la
indemnización predeterminada por la pensión sea mucho más elevada que la que
le corresponda de acuerdo con el derecho común; tampoco importa la gravedad
de la culpa imputable a la administración”14.
2.2.- La jurisprudencia de la Sala de Casación Laboral.
14Michel PAILLET. La responsabilidad administrativa. Bogotá, D.C., Universidad Externado de
Colombia, 2001. p. 324.
A este respecto, la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia
tampoco ha tenido una posición unánime. En sentencia del 9 de agosto de 1979 15,
al interpretar el contenido de los artículos 216 del Código Sustantivo del Trabajo y
38 del acuerdo No. 155 de 1963 del Instituto de Seguros Sociales que fue
aprobado por el decreto 3170 de 1964, consideró que el patrono no estaba
habilitado para descontar de la indemnización plena debida al trabajador por
haberse producido el daño por su culpa, lo que éste hubiera recibido de la entidad
aseguradora del riesgo profesional, porque no podía “lucrarse con el
aprovechamiento en beneficio suyo de un valor pecuniario que en realidad le
pertenecía a persona distinta: el Instituto de Seguros Sociales”, entidad que
además en el evento de no ser parte en el juicio respectivo podía reclamar judicial
o extrajudicialmente al beneficiario de la indemnización plena del daño, lo que le
hubiera entregado a título de indemnización laboral.
No obstante, en sentencia del 10 de marzo de 199316, al interpretar las mismas
disposiciones concluyó esa Sala que cuando el trabajador sufriera un accidente de
trabajo por culpa del patrono tenía derecho a la indemnización total y ordinaria de
perjuicios, pero podría descontarse del monto de la misma el valor de las
prestaciones en dinero sufragadas por el patrono o, si es el caso, por el I.S.S.,
cuando éste haya asumido el riesgo, con el fin de evitar que la víctima del
15Expediente: 6666
16Expediente: 5480. Este criterio también se había adoptado por dicha Sala en sentencia del 24
de mayo de 1978 y 31 de mayo de 1994. Expediente No. 6569.
accidente recibiera un valor superior al que le correspondiera y obtuviera
consiguientemente, un enriquecimiento sin causa.
Posteriormente, en sentencia del 12 de noviembre de 1993 17 la sala plena de
Casación laboral de la Corte Suprema de Justicia, con el propósito de unificar la
jurisprudencia acogió el criterio adoptado en la sentencia del 9 de agosto de 1979
ya citada y distinguió los siguientes eventos: a) cuando el patrono esté obligado a
pagar indemnización total y ordinaria, puede descontar el valor de las prestaciones
sociales que haya pagado al trabajador o sus beneficiarios, “sólo para aquellas
hipótesis en que el patrono previamente ha pagado el valor de las prestaciones en
dinero y posteriormente resulta condenado como culpable del accidente o de la
enfermedad profesional”, b) cuando esas prestaciones hayan sido pagadas por el
I.S.S., esa entidad estará facultada para demandar del empleador la restitución de
las mismas, siempre que el accidente o la enfermedad se produjeron por su culpa,
“puesto que la entidad de previsión social no asegura los daños causados por dolo
o culpa del patrono”, y c) cuando la víctima o sus causahabientes instauren las
acciones pertinentes para obtener la indemnización total y ordinaria de perjuicios,
“del monto de ella y por el mismo Instituto deberá descontarse el valor de las
prestaciones en dinero pagadas de acuerdo con las normas del reglamento”. Para
adoptar dicho criterio realizó el siguiente razonamiento:
17 Expediente: 5868. En igual sentido se pronunció en sentencia del 8 de mayo de 1997, exp: 9389
“...no sólo por expresarlo así claramente el mentado artículo 83 del
Acuerdo 155 de 1963 sino, y ésta fue la razón principal que tuvo la
Sala, porque nadie puede asegurar su propia culpa ni muchísimo
menos obtener algún beneficio de ella, el genuino sentido de lo
dispuesto en los artículos 216 del Código Sustantivo del Trabajo...y del
artículo 83 del susodicho acuerdo, que se dice inaplicado, es el de que
el Instituto de Seguros Sociales no ha asumido, ni racionalmente podría
asumirlo, el riesgo de daño al trabajador que le sobrevenga por causa
de un accidente de trabajo o de una enfermedad profesional en cuya
ocurrencia se compruebe suficientemente la culpa del empleador; y que
por ello quien está habilitado para obtener la devolución de lo que
pague por concepto de prestaciones que cubren los perjuicios
derivados de la responsabilidad objetiva del patrono en la producción
del accidente o la enfermedad profesional es el Instituto de Seguros
Sociales.
...
“Quiere esto decir que en ninguna de las hipótesis consagradas por los
artículos 216 del Código Sustantivo del Trabajo y 83 del Acuerdo 155
de 1963, le es dado a quien causó el perjuicio descontar suma alguna
del valor de las prestaciones en dinero pagadas por el Instituto de
Seguros Sociales, pues ello conduciría a que el empleador culpable
resultara a la postre obteniendo beneficios del daño que causó, o al
menos exonerándose de la responsabilidad en un riesgo producido por
su acto intencional o culposo. Y es apenas obvio que nadie puede
alegar en su favor su propia torpeza, ni muchísimo menos puede
lucrarse del daño ajeno que él causó, conforme resulta de los principios
generales de derecho expresado en los antiguos pero siempre actuales
brocardos latinos: ‘Non auditur propiam allegans turpitudinem’ (El que
alega su propia torpeza no debe ser oído) y ‘Nemo deber lucrari ex
alieno damno’ (Nadie debe lucrarse del daño ajeno)”.
Por último, en sentencia del 8 de mayo de 1997, la sala de casación civil de la
Corte Suprema de justicia insinúa que el acuerdo No. 155 de 1963 de la Junta
Directiva del I.S.S. es ilegal y por lo tanto, en el evento de establecer la
subrogación debería ser inaplicado.
Las razones que tuvo en cuenta para fundar su tesis fueron las siguientes: 1) El
poder normativo de los reglamentos del Seguro está limitado por su objeto social:
es entidad aseguradora de los riesgos originados en la prestación de servicios
subordinados; la ley no le dio al Seguro la atribución de determinar las
consecuencias de la culpa del patrono en la ocurrencia de un accidente de trabajo
o de una enfermedad profesional, pues esas consecuencias corren a cargo
exclusivo del empleador culpable. 2) La competencia que le reconoce la ley al
Seguro para subrogar al patrono en la asunción de riesgos laborales está dentro
del ámbito de las prestaciones, de los servicios sociales o de las medidas de
seguridad social que deben amparar a sus beneficiarios, como lo prescribe el
artículo 7º del decreto ley 433 de 1971; pero el Seguro no está legalmente
facultado para regular las indemnizaciones originadas en enfermedades
profesionales o accidentes de trabajo que ocurran por la culpa suficientemente
comprobada del patrono. El Seguro tampoco está legalmente facultado para
aminorar la carga patrimonial del patrono en esa materia, por lo cual,
asume toda la responsabilidad ordinaria por mandato del artículo 216 del CST; y,
por lo mismo, el Seguro subroga al patrono únicamente en el riesgo que da lugar a
la denominada responsabilidad objetiva. 3) Si, por su equívoca redacción, el
artículo 83 del Acuerdo 155 de 1963 consagrara el derecho del empleador
culpable del accidente para descontar del monto de la indemnización ordinaria lo
pagado por el Seguro por prestaciones en dinero, la norma sería inaplicable, al
igual que el artículo 1º del decreto 3170 de 1964 que lo aprobó. 4) El Seguro
reconoce prestaciones para cuyo cálculo toma en cuenta variables como el
salario, los años de servicios, el número de cotizaciones, la edad del trabajador, la
vida probable, etc. En cambio, no toma en cuenta los perjuicios realmente
producidos, lo cual marca una diferencia entre la indemnización a que se refiere el
artículo 216 del CST, que busca reparar la totalidad del daño ocasionado por el
patrono culpable, con la actividad aseguradora del Instituto. 5) No es cierto que el
trabajador se beneficie doblemente (con la indemnización plena y con las
prestaciones económicas del Seguro), puesto que el seguro ha sido tomado por el
mismo accidentado, de modo que el patrono no puede restar de la indemnización
total y ordinaria de perjuicios lo pagado por el Seguro Social en virtud del
cubrimiento de un riesgo que no ha sido asegurado por él.
II. El daño es imputable a un tercero. La jurisprudencia de la Sala de Casación
Civil
Igualmente, la Sala de Casación Civil de La Corte Suprema de Justicia ha oscilado
en su jurisprudencia entre reconocer a la víctima o sus beneficiarios el derecho a
acumular lo pagado por la seguridad social y la reparación que obtiene del
responsable del daño, por considerar que éstas tienen causas jurídicas
diferentes18, o negarle el derecho, so protexto de que ello constituiría una doble
indemnización19.
18 Ver por ejemplo, sentencia del 24 de junio de 1996, exp: 4662.
19 Ver por ejemplo, sentencia del 3 de septiembre de 1991, sentencia No. 198.
En sentencia del 22 de octubre de 1998, dicha Sala consideró que para la solución
de la disyuntiva propuesta debía definirse si el pago del seguro o de la seguridad
social extinguía la obligación del tercero responsable o únicamente solucionaba su
propia obligación, caso en el cual subsistiría la obligación indemnizatoria del
victimario. Aclaró que la posibilidad de subrogación que puedan tener la compañía
aseguradora o la entidad de seguridad social no se deriva del artículo 1666 del
Código Civil porque esta norma otorga tal derecho al tercero que paga la
obligación del deudor, pero no cuando extingue su propia obligación, sino de las
disposiciones legales que en forma concreta reconozcan ese derecho y así
advirtió que en el seguro de personas la ley prohíbe la subrogación (art. 1139 C.
Co.), pero la permite en el seguro de daños (art. 1096 C. Co.), y con fundamento
en estas consideraciones concluyó que es la ley y no la naturaleza del seguro la
que posibilita la acumulación de las indemnizaciones:
“...la improcedencia de la acumulación no puede fundarse en el
argumento simple del resarcimiento de la víctima por el asegurado y el
carácter indemnizatorio del mismo, sino en la consagración legal de una
acción de subrogación a favor del asegurador que pagó, pues de no
existir dicha acción la acumulación no tendría reproche, porque el
tercero no puede quedar impune y constituirse en el verdadero
beneficiario del seguro”.
Aclaró, además, que no es el carácter indemnizatorio de las prestaciones ni la
diferencia de fuentes de donde éstas se derivan, lo que permite establecer si hay
lugar o no a la acumulación, porque el seguro sólo tiene el carácter de
indemnizatorio cuando el asegurador extingue la obligación del responsable; pero
aún en eventos en los cuales la causa jurídica de las obligaciones de asumir el
riesgo es distinta, la ley autoriza la subrogación.
Con estas premisas consideró que en relación con el Instituto de Seguros Sociales
como el art. 83 del decreto 3170 de 1964, mediante el cual se aprobó el acuerdo
155 de 1963 proferido por la Junta Directiva de dicho Instituto, permitía el recobro
de las indemnizaciones pagadas al asegurado, el responsable no podía obtener el
descuento de lo pagado por aquel a la víctima o sus beneficiarios, pero la entidad
que asumió el riesgo profesional sí podía demandar de quien hubiera recibido la
indemnización plena, la devolución del valor de las prestaciones ya concedidas. La
interpretación de la norma citada realizada por esa Sala fue la siguiente:
“a) El inciso primero legitima directamente al instituto para pretender del
tercero responsable del daño causado al trabajador beneficiario, el pago
de la ‘indemnización común’ plena, es decir, por toda clase de perjuicios
derivados del hecho culposo imputado al demandado, quedando a su
favor ‘el monto calculado de las prestaciones que el instituto acordare
por el accidente’ y ‘debiendo entregar a los beneficiarios el saldo si lo
hubiere.
“b) De conformidad con el inciso segundo esa legitimación que la
primera parte de la norma confiere al instituto, ‘no es óbice para que la
víctima o sus causahabientes instauren las acciones pertinentes en
derecho común para obtener la indemnización total y ordinaria por
perjuicios’, caso en el cual del monto resarcitorio debe descontarse el
valor de las prestaciones en dinero pagadas por el instituto. En otras
palabras, esta segunda parte de la norma, en clara concordancia con la
primera reconoce la legitimación de la víctima o sus causahabientes,
para pretender la indemnización total, así se haya recibido del instituto
el pago de prestaciones en dinero con carácter indemnizatorio, pero con
la obligación de ‘entregar’ a éste (al instituto), ‘el valor las prestaciones
en dinero pagadas’, que es lo que en los términos de la norma significa
‘descontarse el valor...’, o sea que dicha entidad queda con el derecho
a reclamar de la víctima del accidente el reembolso del valor de las
prestaciones que la entidad pagó por esa misma causa.
“Otra interpretación distinta a la propuesta por la Corte, aparejaría una
de dos consecuencias negativas que en manera alguna pueden
propiciarse, cuales son tornar la indemnización en fuente de lucro
porque se pudiera dar lugar a un doble pago, si la víctima no se
entendiera obligada a restituir el valor de los dineros recibidos del
instituto con carácter indemnizatorio, o liberar así sea parcialmente y sin
razón jurídica atendible, al victimario del deber de resarcimiento integral
a su cargo, si se concluyera que el afectado no puede pretender sino el
pago de lo no recibido del instituto, pues lo cierto es que la norma en
estricto sentido no establece la posibilidad de subrogación por la que se
venía averiguando”.
III.- La ley 100 de 1993 y los decretos que la desarrollan
El decreto ley 1295 de 1994, que determina la organización y administración del
sistema general de riesgos profesionales, establece en el artículo 77 que dicho
sistema será administrado por el Instituto de Seguros Sociales y “las entidades
aseguradoras de vida que obtengan autorización de la Superintendencia Bancaria
para la explotación del ramo de seguro de riesgos profesionales”. Esto significa
que entidades diferentes como las cajas de previsión social que antes
administraban tales riesgos, a partir de la vigencia de ese decreto perdieron dicha
función.
El artículo 16 del citado decreto establece la obligatoriedad de las cotizaciones en
forma exclusiva a cargo del empleador durante la vigencia de la relación laboral.
El no pago de dos o más cotizaciones implica la desafiliación automática del
sistema de riesgos profesionales ”quedando a cargo del respectivo empleador la
responsabilidad del cubrimiento de los riesgos profesionales”.
El artículo 98 del decreto ley 1295 derogó en forma expresa varias disposiciones
del Código Sustantivo del Trabajo, norma que a su vez no derogó el artículo 216
sobre responsabilidad total y ordinaria del patrono, lo cual significaría que
actualmente de la indemnización plena a cargo de éste se descuenta lo recibido
de la seguridad social (pago parcial pero definitivo por cuenta del empleador que
le trasladó los riesgos profesionales derivados de la relación laboral).
Cabe anotar que la Corte Constitucional mediante sentencia C-432 del 12 de junio
del presente año declaró inexequibles más de quince artículos del decreto ley
1295 de 1994 sobre riesgos profesionales (prestaciones económicas por
incapacidad temporal y por incapacidad permanente parcial, pensiones de
invalidez y de sobrevivientes y auxilio funerario) por considerar que el gobierno
había excedido las facultades que le fueron conferidas por el congreso mediante la
ley 100 de 1993 para organizar la administración del sistema general de riesgos
profesionales y no para definir o derogar las prestaciones establecidas en el
Código Sustantivo del trabajo, el decreto ley 3135 de 1968 y el decreto
reglamentario 1848 de 1969 como se había dispuesto en el artículo 98 del citado
decreto.
Los efectos de este fallo se defirieron hasta el 17 de diciembre de 2002 “para que
el Congreso expida la nueva legislación sobre la materia regulada por el decreto
ley 1295 de 1994”.
El artículo 12 del decreto 1771 de 1994, reglamentario del 1295, previó el derecho
a la subrogación de las entidades administradoras de riesgos profesionales, en
estos términos:
“Subrogación. La entidad administradora de riesgos profesionales podrá
repetir, con sujeción a las normas pertinentes, contra el tercero
responsable de la contingencia profesional, hasta por el monto
calculado de las prestaciones a cargo de dicha entidad administradora,
con sujeción en todo caso al límite de responsabilidad del tercero.
“Lo dispuesto en el inciso anterior no excluye que la víctima, o sus
causahabientes, instauren las acciones pertinentes para obtener la
indemnización total y ordinaria por perjuicios, de cuyo monto deberá
descontarse el valor de las prestaciones asumidas por la entidad
administradora de riesgos profesionales”.
1.- El hecho causante del daño proviene del patrono o empleador. La sentencia de
11 de septiembre de 2000 de la Sala de Casación Laboral.
En esta sentencia se dijo que el artículo 12 del decreto 1771 de 1994 tiene una
redacción similar a la de su antecesor, el 83 del acuerdo 155 de 1963 de la Junta
Directiva del I.S.S., “de manera que por este solo aspecto, si fuera puesto en
relación con el 216 del CST, no sería útil para dar por sentada la posibilidad de
descontar las prestaciones económicas del Seguro Social de la indemnización
ordinaria de perjuicios.
Ninguna de las normas cuya acusación plantea el cargo permite concluir en la tesis
de la censura. En efecto:
El artículo 139-11 de la ley 100 de 1993 confirió al Presidente de la República
precisas facultades extraordinarias pro tempore para “Dictar las normas necesarias
para organizar la administración del sistema general de riesgos profesionales como
un conjunto de entidades públicas y privadas, normas y procedimientos, destinados
a prevenir, proteger y atender a los trabajadores de los efectos de las enfermedades
y los accidentes, que puedan ocurrirles con ocasión o como consecuencia del
trabajo que desarrollan. En todo caso, la cotización continuará a cargo de los
empleadores”; luego nada indica que en esta atribución de facultades legales, el
Presidente de la República pudiera regular las consecuencias de la culpa patronal
del artículo 216 del CST.
El decreto ley 1295 de 1994, según su encabezamiento, determina la organización y
administración del Sistema General de Riesgos Profesionales. El artículo 13 se
limita a señalar quiénes son los afiliados a dicho sistema; el 34 consagra el derecho
a las prestaciones; el 49 establece que, en caso de muerte del afiliado o del
pensionado por riesgos profesionales, como consecuencia del accidente de trabajo o
de la enfermedad profesional tendrán derecho a la pensión de sobrevivientes las
personas descritas en el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, y sus reglamentos; pero
esa norma nada dice sobre la responsabilidad por culpa patronal en el accidente de
trabajo o en la enfermedad profesional. El artículo 50 se limita a fijar el monto de la
pensión de sobrevivientes y el 53 a precisar las condiciones de la devolución de
saldos y de la indemnización sustitutiva cuando ocurre la muerte del asegurado. El
artículo 78 dice que el Instituto de Seguros Sociales continuará administrando los
riesgos profesionales de conformidad con sus reglamentos, lo cual no le da la razón
a la sociedad recurrente. Pero sí conviene precisar que la tesis de los opositores
sobre esta norma no es acertada, puesto que ella no remite a los reglamentos
anteriores de una manera incondicional sino subordinada a lo dispuesto en el
decreto 1265 que se estudia, puesto que la norma dice que los reglamentos del
Seguro Social “… deberán ajustarse a lo dispuesto en este decreto …”. Y el 97 fija la
vigencia del sistema general de riesgos profesionales.
Como ninguna de las normas acusadas, puestas en relación con el artículo 216 del
CST, permite concluir que haya variado el sistema legal que informó la jurisprudencia
de la Corte, la conclusión es que sigue vigente la interpretación que allí se consignó”.
2.- El hecho causante del daño proviene de un tercero. La interpretación de la Sala
de Casación Civil
En la sentencia del 22 de octubre de 1998 que se citó antes, la sala de casación
civil de la Corte Suprema de Justicia consideró que ese texto era “idéntico” al art.
83 del decreto 3170 de 1964, aprobatorio del acuerdo de la Junta directiva del ISS,
y que por lo tanto, la interpretación debía ser la misma ya que ninguna de esas
normas “regulan un sistema asegurativo de la responsabilidad en que pueda
incurrir ese tercero a quien le es imputable el daño razón por la cual carece de
fundamento su pretensión destinada a obtener que las prestaciones económicas
pagadas por el seguro social le sean descontadas del valor de la indemnización
ordinaria por perjuicios que deba asumir de acuerdo con la ley.”
IV.- La opinión de la Sala.
La definición sobre la procedencia o no de la acumulación de la indemnización de
perjuicios con las prestaciones pagadas a la víctima por la seguridad social, sea
que se demande la responsabilidad plena del patrono o empleador o de un
tercero, debe efectuarse a partir de la naturaleza jurídica de la seguridad social y
de la existencia o no de la subrogación en los derechos de la víctima por parte de
la entidad de la seguridad social que paga.
4.1.- La naturaleza jurídica del sistema de riesgos profesionales.
La Corte Constitucional en la sentencia C-453 de 12 de junio de 2002 expresó:
“El Sistema de riesgos profesionales se estructura a partir de la
existencia de un riesgo creado por el empleador. El Legislador acoge en
esta materia la teoría del riesgo creado en la que no se toma en
cuenta la culpa del empleador sino que se establece una
responsabilidad objetiva por cuya virtud resulta obligado a reparar los
perjuicios que sufre el trabajador al desarrollar su labor en actividades
de las que el empresario obtiene un beneficio 20.
Actualmente la Ley con el propósito de proteger a los trabajadores de
las contingencias o daños que sufran como consecuencia de la
relación laboral, ha impuesto la obligación a los empleadores de
trasladar ese riesgo a entidades especializadas en su administración,
20 En relación con la evolución de la legislación en este campo y la consagración de la teoría del
riesgo creado Ver C.S.J. Sala de Casación Laboral, Sección Segunda, Sentencia del 13 de julio
de 1993, Acta n. .37 .
mediando una cotización a cargo exclusivamente del empleador21 y ha
determinado claramente las prestaciones a las que tendrán derecho los
trabajadores que se vean afectados por una contingencia de origen
profesional22.
En ese orden de ideas las entidades Administradoras de Riesgos
Profesionales, bajo un esquema de aseguramiento,- en el que las
cotizaciones o primas, que el empleador entrega al sistema por cada
uno de los trabajadores afiliados, generan una mutualidad o fondo
común, con el cual se financian las prestaciones anotadas-, deben
ocuparse de brindar a los trabajadores la prestación de los servicios de
salud que requieran, así como asumir el reconocimiento y pago
oportuno de las prestaciones económicas establecidas en el Decreto
Ley 1295 de 1994 -incapacidad temporal, incapacidad permanente
parcial, pensión de invalidez, pensión de sobrevivientes, auxilio
funerario-, al tiempo que deben realizar actividades de prevención,
asesoría y evaluación de riesgos profesionales, y promover y divulgar
programas de medicina laboral, higiene industrial, salud ocupacional y
seguridad industrial23.”
Esta interpretación jurisprudencial coincide con lo expresado por la doctrina
extranjera. En efecto, Cavanilla Mujica, citado por Ricardo de Angel Yagüez
expresa lo siguiente:
“La naturaleza de la seguridad social, determina que la indemnización
laboral y civil sean o no totalmente compatibles. No es posible
21 Arts. 16 y 21 del D.L. 1295 de 1994.
22 Arts. 5, 6 y 7 del D.L. 1295 de 1994.
23 Art. 80 del D.L. 1295 de 1994.
examinar aquí la compleja cuestión de la naturaleza de la seguridad
social,...pero si interesa, destacar dos argumentos que, mientras no se
acentúe la tendencia moderna a establecer una seguridad social
asistencial con cargo principal a los presupuestos del Estado en
sustitución de la actual seguridad social contributiva basada
fundamentalmente en las cuotas de las cotizaciones, inclinan la balanza
a favor de la tesis del seguro de responsabilidad civil, con el corolario
de no resultar plenamente compatibles las indemnizaciones civiles y las
laborales: 1º.) La seguridad social procede históricamente de un seguro
obligatorio de responsabilidad civil del empresario; 2º.) La cotización de
las primas correspondientes a los accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales recae exclusivamente sobre el
empresario....” 24
Un criterio similar formula Adriano de Cupis al afirmar que la compesatio lucri cum
damno no opera cuando la adquisición de un incremento patrimonial como el
derecho a una pensión de invalidez,
“no está separado de un sacrificio económico (entrega mensual a cargo
del funcionario Público) y, por tanto, no constituye un lucro en el sentido
propio de la palabra. Debe recordarse aquí cuanto ya se ha dicho: Para
que se produzca una reducción del daño resarcible se requiere que con
el daño concurra un verdadero lucro originado por el daño mismo, o
sea, una ventaja gratuita. Sólo así es junto que este enriquecimiento
surgido con el daño, se tome en cuenta a la hora de establecer el
resarcimiento. Pero cuando el culpable simplemente da entrada, con su
24 Tratado de responsabilidad civil. Madrid, edit. Civitas, 1993, 3ª. Ed. P. 940 y 941.
acción, a una atribución patrimonial (pensión) que tenga su justificación
en un correspondiente y previo sacrificio (contribución mensual del
funcionario público) entonces no puede encontrarse aquel lucro que
únicamente él puede compensarse con el daño y reducir el montante de
la responsabilidad.
Se podría objetar que la aportación con que contribuye el funcionario es
muy reducida, siendo solamente para aliviar un poco la carga financiera
que incumbe al Estado en relación con las pensiones. Pero, cualquiera
que sea su volumen, siempre imponen al funcionario público un
sacrificio económico que condiciona el carácter de la pensión, cuya
adquisición no presente el carácter de gratuidad. En consecuencia,
concurren plenamente el derecho al resarcimiento y el derecho a la
pensión, sin que el resarcimiento pueda sufrir disminución por efecto de
la pensión.”25
Si a través de la seguridad social el patrono traslada los riesgos a otra entidad
(ISS, Cajanal o administradora de riesgos profesionales) las prestaciones
derivadas del accidente de trabajo tienen una naturaleza indemnizatoria y por lo
tanto, en el evento de que exista culpa suficientemente comprobada del patrono
constituyen un pago parcial de la indemnización plena a cargo de éste,
25
Op. Cit., p. 338. Una sentencia del Consejo de Estado Francés de 1986 señaló que las
prestaciones de la seguridad social no tienen carácter indemnizatorio y por lo tanto, no
deben ser deducidas del monto de la indemnización debida a la víctima por el Estado. El
ministro de justicia consideró que “la acción de las cajas de seguridad social no es
favorable a las víctimas de los accidentes con autor conocido, puesto que las priva de
acumular las prestaciones dadas por el Seguro Social, a pesar de que las victimas hayan
cotizado, lo cual es una injusticia.” Cfr. Juan Carlos Henao. El daño. Bogotá, D.C.,
Universidad Externado de Colombia, 1998. p. 67.
independientemente de que le asista o no el derecho de subrogación frente al
patrono, cosa que por lo demás no resultaría lógica, en tanto el asegurador se
estaría volviendo contra el asegurado en un seguro de responsabilidad civil.
2.- El derecho a la subrogación de la seguridad social.
Cosa distinta sucede cuando el hecho causante del daño es imputable a un
tercero distinto del patrono o empleador. En este caso, el único mecanismo que
impediría a la víctima acumular la indemnización de perjuicios con las
prestaciones obtenidas de la seguridad social sería la subrogación que la ley -no
un decreto reglamentario ni un acuerdo expedido por la junta directiva de una
entidad publica de la seguridad social, como ha sucedido hasta ahora- otorgara a
ésta para que sustituyera a la víctima y pudiera obtener del responsable el
reembolso de lo pagado.
Esta ha sido la solución del derecho francés, por ejemplo, en la ley de 1985 que
busca mejorar la situación de las víctimas de los accidentes de la circulación, en la
cual se establece como regla “el recurso del tercero que paga contra la persona
que debe reparar un daño como resultado de un atentado a la persona” (capitulo
II, arts. 28 a 34).
Esa, igualmente, es la tendencia en el derecho comparado. Así lo señala el
documento sobre “cúmulo de prestaciones y subrogación” preparado en 1994 por
el grupo de trabajo de la Asociación Internacional de Derecho de los Seguros
(AIDA), bajo la dirección del profesor argentino Juan Carlos Morandi, cuando
expresa que
“Debe promoverse que en la legislación se prevea que las diversas
indemnizaciones que reciba una víctima o sus derechohabientes a raíz
de un accidente, sea de la naturaleza que fuere, no supere el monto del
perjuicio efectivamente sufrido más una razonable suma en concepto
de daño moral cuando éste correspondiere. Debe evitarse que el
cúmulo de prestaciones derive en un enriquecimiento indebido de la
víctima o de sus derechohabientes, coordinando al efecto los sistemas
de seguridad social. Se exceptúan los aportes provenientes de los
seguros privados contratados y pagados por la propia víctima, en
función de su deber de proveer a su propia prevención.”
Como en el caso concreto el hecho dañoso es imputable a la Nación (Fiscalía
General) y esa entidad había trasladado los riesgos que pudieran sufrir sus
funcionarios como consecuencia de un accidente de trabajo a CAJANAL, la
pensión de invalidez que ésta le reconoció al señor Juan Manuel Caro González,
en su condición de empleado de la Fiscalía, constituye pago parcial de la
indemnización plena a cargo de la última y por lo tanto, tienen naturaleza
indemnizatoria.
Ahora bien, CAJANAL le reconoció al demandante una pensión por invalidez total
equivalente al 100% de su remuneración. Esto significa que cubrió totalmente el
valor del lucro cesante que le correspondería pagar a la Nación (Fiscalía
Nacional), pues para el cálculo de la indemnización de tal perjuicio se toma en
cuenta el salario que devengaba la víctima en la época del accidente y la fecha
probable de su muerte, que son los mismos factores con base en los cuales se
liquidó y se pagará en este evento la pensión otorgada al demandante.
Por lo tanto, se confirmará por este aspecto la sentencia proferida por el Tribunal.
En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera, administrando justicia en nombre de la República
y por autoridad de la ley,
FALLA
MODIFICASE la sentencia dictada por el Tribunal Administrativo del Cauca el 8 de
julio de 1997, la cual quedará así:
1.- Declárase a la Nación -Fiscalía General de la Nación- responsable por los
perjuicios causados al señor Juan Manuel Caro González con ocasión del
accidente automovilístico sufrido el 25 de marzo de 1993.
2.- Como consecuencia de lo anterior, se condena a la Nación - Fiscalía General
de la Nación, a pagar por perjuicio moral a favor de JUAN MANUEL CARO
GONZÁLEZ Y ROSALBA GONZÁLEZ la suma de veinticinco millones trescientos
treinta y nueve mil novecientos pesos moneda corriente ($25.339.900) para cada
uno y a favor de ANA MARÍA CARO GONZÁLEZ la suma de doce millones
seiscientos sesenta y nueve mil novecientos cincuenta pesos moneda corriente
($12.669.950).
3.- Se condena a la Nación - Fiscalía General de la Nación a pagar por daño a la
vida de relación a favor de Juan Manuel Caro González la suma de VEINTE
MILLONES DE PESOS MONEDA CORRIENTE ($20.000.000,oo).
4. Se niegan las demás pretensiones de la demanda.
5.- Para el cumplimiento de esta sentencia expídanse copias con destino a las
partes, con las precisiones del art. 115 del Código de Procedimiento Civil y con
observancia de lo preceptuado en el art. 37 del Decreto 359 de 22 de febrero de
1995. Las copias destinadas a la parte actora serán entregadas al apoderado
judicial que ha venido actuando.
CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, CÚMPLASE Y DEVUÉLVASE.
Publíquese en los anales del Consejo de Estado.
RICARDO HOYOS DUQUE JESÚS MARÍA CARRILLO B.
Presidente Sala
MARIA ELENA GIRALDO GOMEZ ALIER E. HERNÁNDEZ ENRIQUEZ
Aclara voto
GERMAN RODRIGUEZ VILLAMIZAR
ACLARACION DE VOTO DE LA CONSEJERA MARÍA ELENA GIRALDO
GÓMEZ
ACUMULACION DE INDEMNIZACIONES - Siempre ha existido regulación al
respecto. La subrogación y el pago como una de las formas en la extinción
de las obligaciones / SUBROGACION POR PAGOS - Casos procedentes
Aclaré el voto a la sentencia que precede para anotar cómo, en primer lugar, en el
ordenamiento jurídico siempre ha existido regulación sobre la indemnización plena
en la responsabilidad extracontractual, sobre la indemnización parcial del daño por
un tercero y sus consecuencias, la subrogación, y el pago como una de las formas
en la extinción de las obligaciones. Además y en segundo lugar que la
jurisprudencia ha tenido en cuenta que cuando el lesionado ha recibido sumas de
un tercero con cargo al daño antijurídico padecido e imputable jurídica y
causalmente a la conducta del Estado ellas se han tenido como parte del pago de
la indemnización a que tiene derecho y que el tercero que pagó en veces se
subroga, por ley o por convención, en el derecho de la víctima ante el causante del
daño. En efecto: El Código Civil, legislación más que centenaria, indica que el que
ha inferido daño a otro es obligado a la indemnización y, además, que es obligado
a la indemnización el que hizo el daño y sus herederos (arts. 2.341 y 2.343). Ello
significa que así pague el deudor o un tercero, con o sin su consentimiento, la
obligación se extingue en cuanto a lo pagado. Además y en lo que concierne con
el punto “del pago con subrogación” debe recordarse que el mencionado código
define la subrogación como la transmisión de los derechos del acreedor a un
tercero que le paga (art. 1.666); indica que el tercero se subroga en los derechos
del acreedor en virtud de la ley o en virtud de una convención del acreedor (art.
1.667); precisa que la subrogación, tanto legal como convencional, traspasa al
nuevo acreedor todos los derechos, acciones y privilegios, prendas e hipotecas del
antiguo, así contra el deudor principal como contra cualesquiera terceros,
obligados solidaria y subsidiariamente a la deuda. Y que si el acreedor ha sido
solamente pagado en parte, podrá ejercer sus derechos relativamente a lo que le
reste debiendo, con preferencia al que sólo ha pagado una parte del crédito (art.
1.670). Desde el punto de vista jurisprudencial se advierte lo siguiente: -
PRIMERO: La Sala en innumerables oportunidades ha aludido en materia de
seguros, que cuando la víctima ha sido indemnizada por el asegurador éste se
subroga en los derechos del acreedor hasta el importe de lo asegurado e
indemnizado, lo que significa que dicho pago hecho por un tercero con relación a
la ocurrencia del hecho dañino extingue parcialmente los derechos de la víctima
frente al autor del daño y le abre las puertas al asegurador para que se subrogue
en los derechos del asegurado contra las personas responsables del siniestro, en
cuanto a lo indemnizado. -SEGUNDO. La Sala ha reconocido como excepción de
fondo el “pago total hecho por un tercero” para enervar la pretensión
indemnizatoria, cuando habiéndose demandado al Estado se demostró que
después de la presentación de la demanda la víctima directa recibió de persona
distinta al demandado la indemnización que la misma víctima declaró como
indemnización de todo daño. -TERCERO: La Sala también ha descontado de la
suma total de indemnización a que tiene derecho la víctima las sumas pagadas
por concepto de los amparos de carácter indemnizatorio de las pólizas SOAT,
porque de acuerdo con la ley se entienden prioritarias “ e imputables a la
indemnización que por mayor valor pueda resultar a cargo del responsable del
accidente”
CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCIÓN TERCERA
Consejero ponente: RICARDO HOYOS DUQUE
Bogotá, D.C., tres (3) de octubre de dos mil dos (2002)
Radicación número: 19001-23-31-000-1995-3007-01(14207)
Actor: JUAN MANUEL CARO GONZALEZ
Demandado: NACIÓN - FISCALIA GENERAL DE LA NACION
ACLARACION DE VOTO DE LA DRA. MARIA ELENA GIRALDO GOMEZ
Aclaré el voto a la sentencia que precede para anotar cómo, en primer lugar, en el
ordenamiento jurídico siempre ha existido regulación sobre la indemnización plena
en la responsabilidad extracontractual, sobre la indemnización parcial del daño por
un tercero y sus consecuencias, la subrogación, y el pago como una de las formas
en la extinción de las obligaciones. Además y en segundo lugar que la
jurisprudencia ha tenido en cuenta que cuando el lesionado ha recibido sumas de
un tercero con cargo al daño antijurídico padecido e imputable jurídica y
causalmente a la conducta del Estado ellas se han tenido como parte del pago de
la indemnización a que tiene derecho y que el tercero que pagó en veces se
subroga, por ley o por convención, en el derecho de la víctima ante el causante del
daño.
En efecto:
El Código Civil, legislación más que centenaria, indica que el que ha inferido daño
a otro es obligado a la indemnización y, además, que es obligado a la
indemnización el que hizo el daño y sus herederos (arts. 2.341 y 2.343).
Igualmente prevé sobre el pago como medio de extinción de las
obligaciones, en el Título XIV del Libro Cuarto, lo siguiente:
Que “Puede pagar por el deudor cualquiera persona a nombre de él, aun
sin su conocimiento o contra su voluntad, aún a pesar del acreedor” (art.
1.630).
Que “El que paga sin el conocimiento del deudor no tendrá acción sino
para que éste le reembolse lo pagado; y no se entenderá subrogado por
la ley en el lugar y derechos del acreedor, ni podrá compeler al acreedor
a que le subrogue” (art. 1.631).
Ello significa que así pague el deudor o un tercero, con o sin su consentimiento, la
obligación se extingue en cuanto a lo pagado.
Además y en lo que concierne con el punto “del pago con subrogación” debe
recordarse que el mencionado código define la subrogación como la transmisión
de los derechos del acreedor a un tercero que le paga (art. 1.666); indica que el
tercero se subroga en los derechos del acreedor en virtud de la ley o en virtud
de una convención del acreedor (art. 1.667); precisa que la subrogación, tanto
legal como convencional, traspasa al nuevo acreedor todos los derechos,
acciones y privilegios, prendas e hipotecas del antiguo, así contra el deudor
principal como contra cualesquiera terceros, obligados solidaria y subsidiariamente
a la deuda. Y que si el acreedor ha sido solamente pagado en parte, podrá ejercer
sus derechos relativamente a lo que le reste debiendo, con preferencia al que sólo
ha pagado una parte del crédito (art. 1.670).
Además el legislador ha tenido en cuenta esa regulación:
· Para informar otras normas en el Código de Comercio y para la subrogación
legal del asegurador que *) pague una indemnización y hasta concurrencia de
su importe, en los derechos del asegurado contra las personas responsables
del siniestro y *) en los derechos del asegurado cuanto éste, a título de
acreedor, ha contratado el seguro para proteger su derecho real sobre la cosa
asegurada (art. 1.096). Y
· Para que la indemnización pagada a la víctima por un tercero sea descontada
de la indemnización plena perseguida contra el autor (s) del daño (s). En este
sentido puede verse a título de ejemplo lo previsto en el Estatuto Financiero,
decreto ley 663 de 1993.
“Numeral 3 del artículo 194. Indemnizaciones adicionales. El pago
efectuado por la entidad aseguradora que haya asumido los riesgos
previstos en el presente capítulo, en relación con el automotor causante de
daños corporales a las personas en accidentes de tránsito, no impedirá a la
víctima a sus causahabientes acudir a los órganos jurisdiccionales
competentes para reclamar del responsable las indemnizaciones, a que
crean tener derechos conforme a las normas legales.
Parágrafo.- Las sumas pagadas por concepto de los amparos de
carácter indemnizatorio de las pólizas que se emitan en desarrollo de este
capítulo, se entienden prioritarias E IMPUTABLES A LA INDEMNIZACIÓN
que por mayor valor pueda resultar a cargo del responsable del accidente”.
(Subrayado y mayúsculas por fuera del texto original).
Desde el punto de vista jurisprudencial se advierte lo siguiente:
PRIMERO: La Sala en innumerables oportunidades ha aludido en materia de
seguros, que cuando la víctima ha sido indemnizada por el asegurador éste se
subroga en los derechos del acreedor hasta el importe de lo asegurado e
indemnizado, lo que significa que dicho pago hecho por un tercero con relación a
la ocurrencia del hecho dañino extingue parcialmente los derechos de la víctima
frente al autor del daño y le abre las puertas al asegurador para que se subrogue
en los derechos del asegurado contra las personas responsables del siniestro, en
cuanto a lo indemnizado 26.
26Ver sentencias proferidas por la Sección Tercera: *) el día 4 de octubre de 1990. Expediente
4307-29. Actora: Asegurador GRANCOLOMBIANA. *) el día 20 de marzo de 1992. Expediente
6097. Actor: AEROTAL LTDA. *) del 26 de marzo de 1992. Expediente: 4311. Actor: Seguros
Tequendama. Sentencia proferida el día 23 de noviembre de 1993. Sala Plena de lo Contencioso
Administrativo. Expediente A-014. Actor. COLPATRIA y otro. Y sentencia reciente de la Sección
Tercera dictada el día 2 de mayo de 2002. Radicación número: 68001-23-15-000-1995-3251-01.
SEGUNDO. La Sala ha reconocido como excepción de fondo el “pago total hecho
por un tercero” para enervar la pretensión indemnizatoria, cuando habiéndose
demandado al Estado se demostró que después de la presentación de la
demanda la víctima directa recibió de persona distinta al demandado la
indemnización que la misma víctima declaró como indemnización de todo daño27.
TERCERO: La Sala también ha descontado de la suma total de indemnización a
que tiene derecho la víctima las sumas pagadas por concepto de los amparos de
carácter indemnizatorio de las pólizas SOAT, porque de acuerdo con la ley se
entienden prioritarias “ e imputables a la indemnización que por mayor valor pueda
resultar a cargo del responsable del accidente”28.
Por tanto estimo que el caso fallado de la referencia, es otro en el cual el
legislador aplica los viejos principios civiles sobre el pago como forma de extinción
de las obligaciones, como así lo reconoce la sentencia al señalar a folio 44: “Si a
través de la seguridad social el patrono traslada los riesgos a otra entidad (ISS,
Cajanal o administradora de riesgos profesionales) las prestaciones derivadas del
accidente del trabajo tienen una naturaleza indemnizatoria y por lo tanto, en el
evento de que exista culpa suficientemente probada del patrono constituyen un
pago parcial de la indemnización plena a cargo de éste ( )”.
Actor: Seguros La Andina S.A. Demandado: Nación (Ministerio de Defensa Nacional). Referencia:
No. Interno 13.251.
27
Sentencias expedidas por la Sección Tercera del Consejo de Estado: *) el día 11 de
mayo de 1995. Expediente 10.176. Actor: Yomaira del Socorro Cadavid López y otros. *)
del día 15 de noviembre de 1995. Expediente 10.808. Actor: Cecilia Corredor de Gregory y
otros. *) el día 10 de agosto de 2000. Ref. Expediente No. 11.519. Demandante: John
Fabio Sánchez Marín y otros. Demandado: Instituto de Seguros Sociales.
28
Sentencia dictada el día 1 de junio de 2000. Referencia: Expediente N° 12990.
Demandante: María Isabel Zapata Durango. Demandado: Departamento de Antioquia.
Finalmente, celebro que en el Consejo de Estado estemos encontrando unidad en
los conceptos de indemnización del perjuicio en todos los casos y que los pagos
hechos antes a la víctima e imputables a la indemnización que tendría que pagar
el autor del daño eviten su enriquecimiento sin causa.
María Elena Giraldo Gómez