Cabalá en Gerona
Cabalá en Gerona
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Asumir un tema como éste requiere elegir entre dos actitudes: la de quien aspira a
realizar un aporte a la cuestión tratada y la de quien se atiene más modestamente a
ofrecer a los lectores un resumen de las respuestas al problema. La primera requiere,
más allá de las exhaustivas búsquedas bibliográficas, un dominio profundo de las
distintas variantes de la Kabbalah teórica y práctica y, por supuesto, del hebreo bíblico
y del arameo. No por último ha de mencionarse lo casi quimérico de presentar siquiera
un panorama somero de la cuestión en un artículo tan breve. Que por fuerza debe ser
de carácter divulgativo, dado que se dirige al público más amplio, para el que se ofrece
al final una bibliografía que puede ayudarlo a conocer mejor el tema. Su extensión,
bastante larga para un artículo, se explica por las razones expuestas.
Por esos motivos, entre otros, el rigor científico obliga a optar en este caso por la
segunda. Pues referirse a la Escuela de Gerona significa hurgar en los orígenes de la
Kabbalah, que han de buscarse en el sur de Francia, sí, pero también en las formas de
lectura de la Torah, en el culto al Eterno y en las vías de elevación hacia El
practicados posiblemente desde los orígenes del Judaísmo o cuando menos desde que
el pueblo de Israel dejó de comunicarse con su Creador “cara a cara,” según indica el
libro del Deuteronomio (XXXIV, 10) y necesitó en lo adelante de recursos especiales
para la ascensión hacia El.
Para el menos conocedor del Judaísmo, debe señalarse que la Kabbalah, a
diferencia del Talmud, se dirige a la comprensión religiosa más profunda de la Torah
en un peculiar sentido místico que permite obrar sobre el mundo, y no a sus diversas
posibilidades de interpretación racional,1 al estudio y discusión de los textos exigidos a
1
Los términos comprensión e interpretación se emplean aquí de modo que pueda establecerse la
diferencia indicada. El primero supone una forma de aprehender un sentido de la Revelación oculto a
los ojos del profano y hasta de quien rechaza la posición mística, mientras que el segundo se dirige a la
hermenéutica de los textos bíblicos cultivada por los talmudistas. No existe oposición entre ambas,
aunque durante un tiempo la hubo y no sólo ha sido reflejada por los historiadores, sino en las historias
y leyendas del pueblo judío. Un buen ejemplo es la Geschichte des Rabins und seines Sohnes en:
Breslav-Buber. Otro caso fue el del cabalista Elhanan Hillel Wechsler, quien publicó en 1881 sus sueños,
que predecían la Shoah, o al menos una terrible catástrofe para los judíos europeos, y fue desacreditado por
ciertas autoridades rabínicas. Está recogida en: Scholem 1988, 85ss. No incluimos las numerosas
demonizaciones de la Kabbalah que han tenido lugar entre grupos judeófobos de distinto sello,
incluyendo a muchos de los llamados “judíos mesiánicos,” de los que la autora de este trabajo ha
escuchado personalmente acusaciones tan graves como descabelladas, entre las que se destaca que los
judíos cabalistas (supuestamente dedicados a una suerte de magia negra) promovieron el Holocausto
todo judío desde temprana edad, direcciones complementarias pero muy difícilmente
abarcables en toda su profundidad por un solo estudioso, aunque resulta posible y
hasta necesario que el especialista en una de ellas domine la otra tanto como pueda.
Nadie piense sin embargo que los estudios talmúdicos constituyen un despliegue
de “fría racionalidad” en supuesto contraste con la apelación al corazón humano de la
Kabbalah. Bajo sus complejas y arduas discusiones, el Talmud se dirige al corazón
(¿podría cuestionar esto quien conozca las lecturas talmúdicas de Lèvinas?) y se han
hecho estudios sobre la poesía y las armonías musicales contenidas en este, al igual
que con la Kabbalah, en la que son mas evidentes.2 Bajo sus símbolos y técnicas de
elevación espiritual, la Kabbalah apela a la razón (podría negarse esto cuando se lee
por ejemplo el Zohar para desentrañar su sentido o se practica la guematria?). Ambas
direcciones tienen mucho de filosófico, de reflexivo, y ambas persiguen la Sabiduría
que une al Eterno, aunque la definan y busquen de distintos modos.3 Adentrarse un
poco más en ambas ayudará al que se inicia en su conocimiento a formarse un juicio
más propio y exacto.
para deshacerse del resto. Parecen desconocer que los Hassidim fueron los primeros en ser enviados por
los nazis a la muerte.
2
Véanse entre otros: Zafrani Ch. VII; Neusner; Glazerson.
3
Zafrani 14-16; M. Idel: Introduction to the Bison Book Edition a: Reuchlin XXI-XXIII. Tratamos esto
en Rensoli (2004-AMIA).
4
Puede citarse a este respecto la obra de Abraham Ibn Daud titulada Sefer ha-Qabbalah o Libro de la
tradición), que trata sobre la transmisión, cultivo y aumento del saber judío a través de los siglos y no es
un tratado místico, sino que toma literalmente el término Kabbalah.
5
Se asume aquí la diferencia entre hebreo y judío por cuanto la Revelación que comenzó perteneciendo
a una etnia pasó a ser patrimonio de un pueblo, en sentido más amplio, por conversiones y mezclas con
otros pueblos. Más tarde, se empezaron a emplear idiomas distintos del hebreo y del arameo en la
transmisión y desarrollos de dicha tradición.
6
La Mishná constituye el conjunto de las leyes judías rabínicas que constituyen la Halakhá junto con la
Torah escrita. Unida a sus comentarios, plasmados en la Guemara, conforma el Talmud. Los sabios que
conformaron la Mishná se conocen como Tannaim y los que intervinieron en la Guemara, como
Amoraim. Véase la bibliografía al final.
7
El Talmud (Berajot, 28b) establece la obligatoriedad de la enseñanza de la tradición oral aun para los
niños, para que entiendan desde temprano su importancia.
8
Muy antiguas son las discusiones acerca de la libertad entre teólogos (término también discutible para
designar a quienes estudian la Escritura, la Ley y los libros rabínicos, pero que resulta muy práctico en
el presente caso) y filósofos judíos. Sus posiciones oscilan entre el determinismo absoluto (Spinoza:
Etica) o relativo (Lèvinas: Liberté et Commandement) y la libertad plena y sus nexos con la fe (Rabí
Nachman de Braslav o Bratislava. Cfr: Rabbi Nachman Wisdom; Advice).
ser hecho a imagen y semejanza del creador accedía a El de forma espontánea, pero
también se resalta aquí el poder que tiene también la palabra en el hombre, en especial
antes de que éste descubriera la posibilidad de transgredir los mandatos del Eterno
(Pirké Avot V, Mishná 1, 540-42).
Esto es algo que en la Kabbalah tiene la mayor importancia. Pues el dominio del
nombre de personas y otros seres permite obrar sobre estos como primero Abraham
Abulafia, con la Kabbalah profética, y más tarde (aunque con notables diferencias)
Rabí Isaac Luria (ARI) y sus seguidores operaban, desde el siglo XVI, no sólo con las
letras hebreas, sino con los llamados “Nombres divinos,” pero el segundo con una
tendencia diferente, en escuela, dentro de la Kabbalah zefirótica, 9 no sólo para
acercarse al Eterno, por sí mismo o a través de la Creación, sino para obrar sobre el
mundo (éste es el terreno de la Kabbalah práctica). Esta diferencia de caminos no debe
hacer olvidar que la Kabbalah es la conjunción de ambos: Kabbalah profética y
Kabbalah rabínica (Scholem 1996, 165). Un lugar fundamental lo ocupa el Nombre
divino por excelencia, el Tetragrámaton impronunciable,10 revelado a Abraham y más
tarde a Moisés, que se transmite a través de los profetas y maestros tanaítas y después,
mediante figuras que permanecieron en secreto durante siglos hasta los orígenes
históricos de la Kabbalah, cuyos representantes se consideran los llamados a esta
tarea.
Otro importante elemento que apoya la duda que va unida a la pregunta anterior es
precisamente la presencia y la gran importancia que reviste el mencionado Árbol de la
Vida o árbol de los Sefirot, que, unido al árbol del conocimiento, se presenta en la
Biblia, según suele considerarse, desde la Creación misma (Génesis II, 9).11 Dichos
árboles, de cuya separación, causada por la transgresión de los primeros seres
humanos, procede la manifestación del mal, son fundamentales en la Kabbalah, sean
cuales sean sus fines prácticos (Scholem 1996, 260-61; Rosenberg). Están vinculados
al origen del universo y al orden jerárquico de éste, pues componen su unidad 10
niveles de la realidad o Sefirot que van desde Einsof, la inalcanzable Infinitud, hasta
Malkuth o el Reino, la dimensión material, la naturaleza, y 22 senderos que los
vinculan entre sí. Se constituyeron cuando el Creador, en una suerte de contracción o
explosión inicial, hizo brotar de Sí mismo el ser y la nada, de los que proceden los diez
niveles o emanaciones, conectados en el alma humana por los 22 senderos, asociados a
las 22 letras del alfabeto hebreo.12
9
Abulafia desarrolló un método basado en técnicas extáticas y en la combinación de las letras y la
meditación en los Nombres divinos (Kabbalah profética), distinto de la Kabbalah zefirótica. Sobre esto;
Safrán 33, 337. Idel-Abulafia 17-18.
10
Sólo era lícito al Kohen Gadol o Sumo Sacerdote pronunciarlo en el lugar más Santo del Templo el
día de Yom Kippur, tras una rigurosa preparación.
11
A los símbolos de la Kabbalah se consagra Scholem 1985.
12
De acuerdo con la Kabbalah, la energía de Einsof toma un carácter de bien o de mal según el
“recipiente” que la recibe, es decir, el alma humana o Neshamá, cuya pureza es condición del bien. En
el Bahir, la idea del mal (como una sefirá) coincide con la talmúdica, que lo interpreta como “justicia
punitiva” del Creador. Cfr: Ariel, 7: “Language and Being: The Torah as God’s Emanation”, 111-21.
Scholem (2004), sobre todo las pp. 103-08. Véase también Rosenberg.
13
Debe tomarse en cuenta que Abraham Abulafia vivió entre 1240 y 1291 o 1292, cuando ya la
Kabbalah tenía un tiempo de existencia y se transmitía por el resto de España. Idel-Abulafia 18-20;
Scholem 1996, 141-77. Cuarta conferencia.
14
Una síntesis de las características del Zohar se halla en Scholem 1988, “The Zohar.” En español:
Scholem 1994-G, “El Zohar.” El propio Scholem 1996, 233, señala cuanto le debe a la Escuela de
Gerona, en la que ya era conocido el Bahir desde hacía un siglo o más, y a otros autores. Alguna vez se
quiso atribuir a Abulafia, lo cual es falso. Cfr.: Scholem 1996, 152-53.
15
Debe recordarse que en Bereshit o El Génesis se habla de una Creación “en el principio,”
diferenciada del momento en que el eterno, mediante la Palabra, funda el universo. Esta fundación o
estructuración, que M. Eisenfeld traduce como “formación,” es el centro del SY. Pese a las justas
críticas de Scholem, conserva su interés Grätz. Son fundamentales los estudios de Henri-Charles Puech
sobre el gnosticismo.
16
Es notable que, aunque Enoc fue engendrado y engendró a su vez, lo que parece atestiguar su
condición humana, fue “llevado” por el Creador. ¿Guarda este personaje alguna relación con los “Hijos
de D-s” que tomaron por mujeres a “Hijas de los hombres” (Génesis 6. 2)?
17
Reyes I y II. No se olvide que en la liturgia de Péisaj el profeta Elías ocupa un lugar especial, en ese
caso como mensajero divino pero, ¿no podría, si se le atribuye la condición angélica, interpretarse como
Presencia divina? Pues al visitar esa noche todas las casas judías que celebran la fiesta, adquiere una
suerte de ubicuidad y trasciende con ello las leyes propias de la simple criatura.
18
2 Reyes 2, 11-12.
19
Entre otras: Collins and Fishbane; Gillman; Scholem 1988, “Guilgul”; nuestra opinión en: Rensoli
2006.
20
Los cátaros creían que la reencarnación podía producirse entre hombres o de hombres a animales. El
Bahir registra dicho fenómeno sólo entre seres humanos. Siglos después, en la Escuela de Safed, se
hablaba de la posibilidad de que ciertos pecadores reencarnaran en animales (y hasta en otros seres de la
Creación) y se precisan nuevos aspectos.
21
Como en el Judaísmo la Redención final es universal y el Gehinom constituye un estado temporal
para la purificación, la reencarnación es un modo de hacerlo de forma más profunda y la posibilidad de
lograrlo antes del fin de los tiempos. Al tema de la vida ultraterrena se dedica la importante obra de
Simcha Paul Raphael: Jewish Views of Afterlife.
Tanaj podría ser el de Eliseo cuando solicita a Elías que “descienda sobre mí doble
porción de tu espíritu” (2 Reyes, 2, 11), lo que le es concedido; es decir, que un gran
espíritu, del Maestro que ha partido, se apega al del discípulo que aún vive.
También existe, pero desarrollada mucho más tarde, con Rabí Isaac Luria, la idea
del Yihud o unificación, enfocada a la elevación del alma, que puede producirse con
un nivel de las sefirot mediante la meditación en los nombres divinos y en
combinaciones de letras. Pueden realizarse en la escuela cabalística, pero también en
la tumba de un Tzadik para recibir parte de su energía espiritual (Zafrani 277-79).22 Su
misión está asociada al tikkun, es decir, la reparación del desequilibrio negativo creado
en la propia alma y en el mundo en general a causa de impurezas y transgresiones; en
suma, a restaurar la unidad de lo divino (el Eterno como tal y la Shekiná) pero también
la unidad con el Eterno de toda la Creación (Zafrani 278-79; Scholem 1996, 254).
Suele aceptarse que la Kabbalah surge a fines del siglo XII en el sur de Francia y
pronto se extiende a la región catalana. Pero habría una objeción importante a esta
tesis: las ideas fundamentales de la Kabbalah, que son las del Judaísmo, no sólo
provienen de la Revelación dada a Israel,23 sino que son esencialmente las mismas,
unidas a los comentarios y especificaciones que fueron surgiendo posteriormente a la
luz de la labor exegética talmúdica y de la práctica mística, peculiar en la Kabbalah.
Existen además analogías entre las concepciones místicas de diversas culturas y
religiones, cuya causa aún no ha sido suficientemente esclarecida. 24 Sin negar la
veracidad –a grandes rasgos– de esto, ha de matizarse y de precisarse cuál es el
aspecto específico que corresponde a la Kabbalah, cuáles son las ideas en las que se
apoya esta disciplina, y qué relación guardan con el corpus general del Judaísmo.
No debe olvidarse que las grandes ideas, en esencia, han existido siempre, al
menos desde que la historia y la memoria humanas registran hechos y pensamientos.
La valoración de su importancia y nexos con los conocimientos, su formulación y
argumentación cambian a lo largo de los siglos y ello no significa que todas las
22
No debe confundirse esta práctica propia de las escuelas de Kabbalah con tradiciones como la de
colocar comida y bebida bien cubiertas en las tumbas de los Tzadikim para recibir su energía al
consumirlos. Existe empero una relación que no es posible abordar aquí, aunque no son lo mismo. Cfr.:
Zafrani 277-79.
23
Esta tesis fue sostenida por los cabalistas cristianos como Pico de la Mirándola o Johann Reuchlin,
pero también por numerosos filósofos, científicos y teólogos no judíos (Nicolás de Cusa, M. Ficino, I.
Newton, los Van Helmont, Lady Conway, Knorr von Rosenroth, F. Couplet, J. Bouvet) que, en los
inicios de la modernidad, sostuvieron la unidad esencial de las religiones a partir de una prisca
theologia o prisca sapientia recibida por Israel en el Sinaí y diseminada por el mundo, proceso en el
que se mezcló con otras tradiciones y generó así otras doctrinas.
24
El origen común, las migraciones, las guerras de ocupación, las relaciones comerciales son factores
importantes, pero no es suficiente, por cuanto en muchos casos el aspecto confesional y la investigación
científica se interfieren mutuamente. Pueden armonizarse o contradecirse, pero esto constituye otro tipo
de análisis.
disciplinas existieran desde tiempos inmemoriales. Las ideas generales no son los
conceptos específicos en los que se concretan, ni los sistemas o cuerpos doctrinales
que componen. Aunque esta tarea, en el caso de la Kabbalah, exige la investigación de
varias vidas, pueden enunciarse una cuestión general: los inicios históricos de la
Kabbalah no tienen que coincidir con los de sus ideas básicas, que también han dado
lugar a otras disciplinas, como la historia, la hagiografía y la cronología judías y la
exegética talmúdica, con el pil-pul, su método (Steinsaltz 228ss).
Llama la atención poderosamente la aparición, a ojos de muchos repentina, de la
Kabbalah a fines del S. XII, al sur de Francia, en Provenza, Allí se desarrollaba un
poderoso movimiento lírico, vinculado al catarismo junto a otras herejías cristianas de
carácter gnóstico (Casas; Riquer; Nelly; Zambon,25 y en la que existía una poderosa
comunidad judía, floreciente en estudios religiosos. Hay sin duda antecedentes
orientales que han sido analizados en buena medida y que sería imposible abordar
aquí.
Si bien el contexto cultural del Languedoc no fue en modo alguno ajeno a la
cultura islámica ni al surgimiento de la disciplina que se denomina Kabbalah, no
puede asegurarse que la influencia del Catarismo fuera decisiva en el origen de la
Kabbalah, si bien fue una época de intensas disputas religiosas, tanto entre católicos y
cátaros, como entre éstos y otros herejes, y lo mismo entre los judíos. Este ambiente
controversial parece haber influido en el origen de la Kabbalah (Scholem 2001 I, 34-
36).26 Sin embargo, una mística como la del sufismo no parece guardar relación alguna
con ella en los primeros tiempos, como lo prueba el caso del hijo de Maimónides
quien, muy interesado por el sufismo (entre 1220 y 1230), se lamenta de que la mística
florezca entre quienes no son hijos de Israel (2001 I, 30-31; Zafrani 17-34).27
El Libro de Ezequiel, los textos que lo mencionan, incluidos o no en el Tanaj, las
interpretaciones del mismo de la Mishná o las baraitas fueron decisivos en la
formación de una disciplina que se propone penetrar en el ámbito de la trascendencia a
través de la Creación y de seres creados como los profetas. Esto es lo que se conoce
como “Mística de la Merkabah” o de la Carroza que arrebata a lo Alto a Elías y que
aparece en las visiones de Ezequiel, en la que se manifiesta la Gloria del Creador
25
Cabría preguntarse una vez más en qué medida esta poesía de autores no judíos, sobre todo amorosa,
pero a menudo mística, se relacionó con el Shir Hashirim y con el tema amoroso en general, como
sucedió en el Judaísmo, extendido a tratados cabalísticos como Ezra y Chiquitilla.). Nuestra opinión en:
Labé-Rensoli 24-25.
26
Eso no significa que la Kabbalah haya surgido de ellas, sino que un contexto de interés por diversas
ramas del saber y por el debate, extensivo a los judíos, no fue ajeno a la recepción e incorporación de
problemas que generaron una disciplina tan peculiar.
27
Scholem se extiende a este respecto. Zafrani compara figuras y conceptos, quien afirma sin embargo
que posteriormente, la Kabbalah de Abraham Abulafia «tire son originalité d’une influence manifeste
de cercles sufis» (33). En todo caso la influencia habría tenido lugar estando ya formada la primera
doctrina cabalística.
28
Además del ya citado Libro 2 de los Reyes, a propósito de Elías, se menciona en: Ezequiel 1, 15ss
(como ruedas que portan el Trono divino); 8, 2-5; 10, 1-22; en Crónicas I, 28, 18 (como Carroza que
lleva el Arca de la Alianza); en la Sabiduría de Ben Sira o Eclesiástico 49, 8 (Carro de querubines).
29
Véase en Bloch la historia titulada „Die Strafe”. En ella, el castigo a Rabí Isaac Luria (muerte de su
hijo) proviene de haber revelado a sus discípulos el sentido más profundo de un pasaje del Zohar.
30
Se trata ampliamente el tema de la magia judía en Trachtenberg-Idel.
permanente, sino de control espiritual del propio ser. Debe subrayarse que, cuando se
manifiesta como maldición, actúa como justicia divina en forma de castigo, sea contra
el cabalista transgresor de la Ley o contra el malvado o al menos contra quien de algún
modo ha pecado.31 Estaba además bien claro, al menos para muchos de los primeros
cabalistas, que esta doctrina debía mantenerse en secreto, pues podían ser tildados de
heréticos, según muestran tanto los ataques de figuras relevantes dirigidos a dichos
cabalistas como las críticas de Isaac el Ciego a su discípulo Azriel de Gerona,
extensible a sus compañeros por divulgar muchos de sus principios (Scholem 1994-G
217).32 La razón era doble: como ya se ha señalado, existía temor a que el estudio de la
Kabbalah en grupos pudiera desencadenar fuertes castigos, pero también a las
invectivas de ciertas autoridades contra dicho saber, al que consideraban opuesto o al
menos ajeno a la Torah y el Talmud, cuestiones señaladas al inicio.
Debe subrayarse que en general los cabalistas aceptaron y aceptan el saber
astrológico, condenado por idólatra por sabios como Maimónides 33 a partir de su
propia interpretación del Tanaj. Pero para los primeros no se trata de un saber absoluto
que traza un destino inconmovible, lo que chocaría con la Misericordia y la
Omnipotencia divinas, ni de “poder” de los astros, que se limitan a proyectar energías
recibidas del Creador. Mientras que los paganos la adoptan como superstición –que no
faltaron en la religiosidad popular judía (Trachtenberg-Idel)–, para los cabalistas debe
interpretarse como conjunto de tendencias con distinto grado de fuerza puestas en el
hombre con vistas al cumplimiento de su tikkun. Pues las posiciones astrales que
afectan a la criatura al nacer han sido establecidas por el Eterno, que obra a través de
la naturaleza (el llamado “milagro oculto,” que se abordará más adelante).
Precisamente la Kabbalah proporciona esa evolución espiritual que hace al ser humano
capaz de trascender la determinación astral y trazarse un nuevo destino, al atraer la
Luz divina.
Todas las cuestiones expuestas conducen a una conclusión que, como toda verdad
científica, está expuesta a cambios y revisiones cuando aparezcan elementos
conducentes a su cuestionamiento: se trata del comienzo de una rama del saber judío
cuyos gérmenes parten de los principios de la Revelación, que se enriquecen en la
evolución y maduración de la doctrina en general, y que, como toda disciplina, es el
resultado de un largo proceso que no se limitó a generar la que nos ocupa, sino que
continuó su camino en la reflexión acerca de la Torah y en la cultura en general. En
31
En el Tanaj aparece el profeta Elías castigando no sólo a los falsos profetas de dioses paganos Reyes
I, 18, 20-40), sino a los generales del rey de Samaría, por haber consultado éste a falsos profetas (Reyes
II, 1, 1-17).
32
En Scholem 2001 II, 261-66ss se recoge un documento de Meir de Narbona, referido a la doctrina del
propio Isaac el Ciego, en el que critica con dureza a los cabalistas y llega a considerarlos politeístas y
negadores de la Torah. En Scholem 2001 I, 70 se habla de las prohibiciones y restricciones impuestas
por la Mishná al estudio de la Merkabah con dos discípulos y hasta con uno, a no ser por excepción.
33
Cfr.: „Carta sobre astrología”. En Maimónides 1987. En las pp. 246-47 afirma categóricamente que la
astrología es inaceptable según la razón y la Revelación a la par. El hecho de que la carta se dirija a
judíos de Montpellier sugiere que éstos podrían haber estado en contacto con la Kabbalah.
34
Esto no elimina las tradicionales divisiones de los seres en géneros y especies, hechas por las ciencias
y la filosofía, sino que se dirige al ámbito de la trascendencia.
35
Scholem 1996, 263. Consultar Zohar I, 223b; II, 34b; III, 135b, 292b. Rashi escribe que Génesis 1, 1-
5 debe entenderse como “Al principio de la creación de los cielos y la tierra, la tierra era confusión y
vacío y oscuridad sobre la faz del abismo […], entonces Dios dijo: Haya luz.” Rashi I, 4. Su traducción
en las páginas 2-8. Sería entonces un mundo abismal y oscuro que se sustituye por un mundo luminoso
día y noche y ordenado. Comentarios interesantes a la interpretación de Rashi sobre esto en:
http://www.judaismovirtual.com/numerologia/bereshit.htm De acuerdo con lo anterior, ¿sería Samael
uno de esos vestigios?
36
No se encuentran referencias históricas sobre la figura de Torana, recreada en varias obras por Joseph
Tarrés Fontán, y que nuestro entrañable David Melul (Z”L) me encargó especialmente investigar. Se
trata sin duda de una ficción literaria.
37
Como dato interesante, puede citarse a Bruria (S. II e la era común), hija de Rabí Hanania Ben
Teradion y mujer de Rabí Meir, que gozó de gran autoridad y es la única mujer cuya opinión es citada
en el Talmud (Tratados Berajot, 10ª, Eruvim, 53b-54a).
38
Originalmente las middot eran los principios o normas empleados para interpretar el lenguaje (las
palabras) y los pasajes bíblicos. Se conocen desde el sabio Hillel (S. I a.e.c.) que recogió 7 normas,
hasta dos sabios posteriores: Ismael ben Elisha (alrededor de 100 e.c.) que admitió 13 reglas, y Eliezer
ben Joseph (sobre 150 e.c.), que consideró 32. Su vigencia ha durado siglos en los que se añadieron
entendido por Isaac el Ciego de forma diferente: en dicha obra, eran interpretadas
como eones (término esencial en el neoplatonismo), que son en resumen emanaciones
divinas, dimensión perfecta que ocupa el Eterno y que los griegos llamaron pleroma,
cuyos eones se plasman en el mundo natural, cuyos objetos son sus imágenes y muy
inferiores a los eones que las generaron. Las middot o eones fueron identificadas con
las sefirot y con las diez palabras de la Creación. Por eso son poderes divinos, y Sus
atributos se asocian con ellas39. Pero para Isaac el Ciego, las middot y las sefirot se
identifican sólo para el sujeto humano. No son atributos divinos sino esencias o
principios de cuanto, desgajado de El, ya no es El, modelos de los que se vale para
formar las cosas.
Algunos, los superiores, son verdaderos mediadores, o mejor, mediaciones, entre
el Creador y el mundo. Los inferiores tienen un alcance más limitado, en relación más
directa con las propiedades del mundo material. Lo abstruso de estas nociones,
plasmadas en el comentario de Isaac el Ciego al SY, es reconocido por especialistas de
primer orden (Scholem 2001 II, 123). De las altas esferas divinas provienen las letras
hebreas, surgidas todas del Nombre divino, y cuyas combinaciones contienen como
ellas mismas las sefirot. Por eso las letras y sus combinaciones son empleadas en la
meditación y la oración, con vistas a la restitución universal. Ellas guardan también el
secreto de la unión entre la Torah oral y la Torah escrita, sus aspectos inaccesibles en
esta etapa de la historia del mundo, los que pueden conocer los profetas y los dados al
simple estudioso, simbolizados todos ellos en el Sefer Torah, unidad de tinta y
pergamino, de signos aún no escritos y por eso no visibles, y los ya marcados por la
tinta negra.
El ya mencionado cumplimiento trae consigo la restauración universal, conocida
en griego como apocatástasis, de modo que el fin último de la Kabbalah consiste en, a
partir del conocimiento y de la oración, contribuir a la redención final del universo,
aunque difiere de otros cabalistas en el comienzo de esta división: mientras que la
mayoría considera que su causa fue el pecado adámico, que hizo caer a Samael,
convertido en demonio, Isaac el Ciego piensa que fue a partir de la batalla con Amalec
(Éxodo 17, 8-16), aunque admite que la rebelión de la serpiente introdujo la división
en la Creación, de la que provienen todo conflicto y todo mal (Scholem 2001 II, 139).
La elevación de las manos de Moisés durante la batalla (diez dedos, diez sefirot), que
daban el triunfo a Israel, se relaciona con la elevación de las manos recomendada al
orante. Al parecer, negaba también la existencia de Metatrón como entidad
diferenciada y lo consideraba un nombre genérico de los poderes angélicos al servicio
el Eterno.
Pero en la doctrina sobre el mal, Isaac el Ciego también difiere de la enseñanza del
Bahir, aunque se apoya en ésta. Vida y muerte provienen de la Fuente divina, de modo
otros principios. ¿Puede considerarse la interpretación de los cabalistas como la forma mística de estas
normas?
39
Llama la atención la evidente influencia de esta concepción sobre Baruch Spinoza, aunque es
imposible tratarla aquí.
40
Iyyún significa Contemplación. Sus integrantes permanecieron anónimos.
41
Estos autores cristianos pueden consultarse en la compilación de Migne.
42
Los interesados en el tema pueden consultar, entre otras obras, Secret u Orio I y II.
43
Entre los filósofos influidos por esta idea pueden citarse a Lady Conway, los Van Helmont, Henry
More y los neoplatónicos de Cambridge, y G. W. Leibniz. Sobre esto: Coudert; Orio I y II. Algunos
fueron practicantes de la Kabbalah cristiana; otros, sólo conocedores de ella.
Pero la escuela o círculo de Iyyún desarrolló una mística del lenguaje cuya esencia
es el Nombre divino por excelencia. A partir de éste, surgen las “luces” que son las
middot o mediaciones divinas, 13 en este caso. Su conocimiento permite “habitar en el
pensamiento supremo,” pero también, desde el punto de vista práctico, emplear el
lenguaje para todo fin. En consonancia, en algunos tratados de esta escuela se expone
una cosmogonía basada en un éter primordial o fuego espiritual como entidad
indiferenciada, de la que provienen la fuente de la luz y la de la oscuridad, y de ellas
brotan a su vez diez “colores” y luces, posiblemente vinculados con las sefirot –que,
entendidas como potencias, tienen también un lugar, aunque no convencional, en esa
doctrina–, y que terminarán dando lugar a la Creación, en especial al Adam Kadmón,
que se deriva de la fuente de la sabiduría y de las potencias supremas, y es llamado
“realidad del intelecto.44 La Merkabah aparece en este círculo como síntesis del resto
de las potencias y asiento del Adam Kadmón, aunque en su caracterización existen
diferencias.
Se evidencia asimismo la influencia del neoplatonismo de Ibn Gabirol en las
concepciones acerca de la sabiduría y de la Creación, y de la jerarquía del ser (que será
mucho mayor en Azriel de Girona), organizada en potencias en sus niveles superiores.
Entre dichas potencias y las sefirot se reconoce o no una relación según el autor.
Scholem supone que algunos cabalistas de Provenza consideraban ya a las sefirot
como parte del Eterno, lo que se integrara al corpus del Zohar (Scholem 2001 II,
200ss).
La presencia de tres luces ocultas en el seno del Eterno ha hecho pensar a los
cabalistas cristianos de finales de la Edad Media e inicios de la modernidad en una
analogía con la Trinidad de su religión, pero dichas luces no tienen carácter personal
ni hay nexos entre ellas. Con todo, sirvieron a estos cabalistas cristianos para
fundamentar en ellas sus dogmas de fe y hasta intentaron mostrar que el Judaísmo
contenía la idea de la Trinidad sin querer reconocerlo, de modo que la Kabbalah
podría quizás contribuir a la conversión de los judíos,45 con la que se completaría la
obra de la Redención, empresa intentada repetidamente, empleando la persuasión o la
fuerza, por todas las iglesias cristianas.
Cabalistas de Gerona
Las doctrinas de la primera Kabbalah fueron a todas luces llevadas a Gerona desde
Provenza principalmente por estudiantes que acudían desde Cataluña para profundizar
sus conocimientos sobre la Torah y el Talmud, muchos de ellos discípulos de Isaac el
Ciego, aunque existió sin duda un activo intercambio con Provenza de algunas
comunidades de ambas regiones, toda vez que la de Gerona era grande e
44
En Scholem 2001 II, 180-89ss se señala (189) que es la primera vez que el Ser humano es llamado
por ese nombre y que de ahí pasa a Gerona.
45
Véase: M. Idel: Introduction to the Bison Book Edition. Reuchlin: XIX-XXI. En la misma obra: G.
Lloyd Jones: Introduction: 15-22. Scholem 2001 II, 207-08.
46
Se trata de uno de los frecuentes acrónimos que emplea el Judaísmo para designar a personalidades
muy eminentes, tomado de Rabí Moshé ben Nachman.
47
Acrónimo de Rabí Isaac Luria. Rabí Luria fue llamado ARI a partir de las iniciales en hebreo de Elohi
Rabí Isaac (el Divino Rabí Isaac). Tiempo después de su muerte se empezó a referirlas a su origen familiar:
Asquenazí Rabí Isaac (Rabí Isaac el Alemán). Kaplan 201. Sobre la mencionada platonización, véase:
Scholem 2001 II, 233.
48
Esas formas consistieron sobre todo en la crítica a quienes consideraban verdaderos herejes, la
defensa de la autoridad de los maestros y de la transmisión oral, y mostrar la consonancia entre
Kabbalah y Talmud.
cada una de dichas almas no haya cumplido su tikkun: la totalidad de las mitzvot y la
reparación de los errores y transgresiones cometidos.
Es interesante señalar que en Gerona no se trató en esta etapa el tema mesiánico
como algo central –como más tarde haría Abraham Abulafia cuando se consideró a sí
mismo llamado a viajar a Roma para encontrarse con el Papa (Idel 1994, 21, 25-33)–,
salvo de forma muy marginal, pese al interés que puso en el mismo una figura
contemporánea, no cabalista y de gran envergadura como Maimónides, en parte para
diferenciar claramente Judaísmo y Cristianismo en este punto. 49 Esto se explica a
partir de su modo de concebir la Redención.
Los cabalistas de Gerona abordan el tema de la Redención como reparación de la
ruptura –a causa del mal y la caída– de la unidad con el Eterno existente en los inicios.
Se trata de retornar a esa unidad, retrocediendo en un devenir que ha acentuado el mal
y el pecado en el mundo. Trabajan en éste desde sus dimensiones intelectual y
espiritual y aunque como judíos aceptan y esperan la llegada del Mesías, no entra entre
sus cometidos el apresurarla con vistas a la Redención, sino en propiciar la
mencionada restauración. Sólo en la segunda mitad del siglo XIII, después de
Abulafia, se despierta un acentuado interés por esta cuestión (Idel 1994, 25-26)50, que
ocuparía un primer plano en la Escuela del ARI. Nachmánides sin embargo le dedica
un espacio más amplio y un tratado completo.
Ezra, de mayor edad, parece haber sido pariente de Azriel y durante mucho tiempo
se creyó que eran la misma persona; su labor se sitúa a principios del siglo XIII;
fueron discípulos de Isaac el Ciego y las enseñanzas de ambos tuvieron gran
repercusión en el Zohar, tal y como ha llegado hasta nosotros, pues este libro recoge el
comentario de Ezra sobre el Shir Hashirim y el de Azriel acerca de la oración
(Scholem 1996, 196, 413 n. 78.). Existen escritos en los que se asegura que el Profeta
Elías reveló a los maestros de Isaac el Ciego los misterios de la Kabbalah, que fueron
enseñados por éste a sus discípulos Azriel y Ezra de Girona y ellos a su vez a
Nachmánides (Fine 102-03.). Recibir del Profeta Elías el saber cabalístico era, más
que una prueba, una exigencia de su autenticidad.
La obra más importante de Ezra es sin duda la mencionada, aunque existen otras.
En ella explica la visión del Trono y los pormenores de la kavaná y la búsqueda del
debecut o la unión como preámbulo para explicar, a través del dialogo y persecución
entre el esposo y la esposa, el proceso de la búsqueda del Eterno hasta alcanzar la
49
Afirma que llegará en una época de enorme aflicción para Israel (Maimónides 1987, 198). Sobre su
llegada, se refiere a numerosos intentos de calcular el momento y a los falsos Mesías de entonces. Ibíd.
200-08.
50
En el capítulo IV de esta obra se aborda la incorporación del mesianismo y, más detalladamente, el
caso de Abulafia.
unión con éste.51 No es aporte suyo la denominación del Eterno como Esposo y del
pueblo de Israel como Esposa, pero sí lo es la identificación de la esposa con la
Neshamá o alma y con la Shekiná que, separada de Einsof, persigue la restitución de la
Unidad perfecta. Se trata de la dimensión femenina de lo divino, recién descubierta
por otras religiones, pero también de entender a Israel como la Shekiná, ideas todas
inspiradas en el SY y en el Bahir. Aquí se expresan la grandeza y el pecado de Israel,
las causas del exilio y su redención (“mi voluntad es rescatarte del exilio,” Ezra:
131ss).
Porque la separación es fuente y resultado del mal (“La Presencia habla a Israel:
procurad que el pecado no cause mi partida,” Ezra 66), estado que provoca el Juicio y
la Justicia divinos, origen de los castigos. De tal modo, la Shekiná se revela
ambivalente, luminosa y oscura, en la que actúan por igual la Misericordia y la Justicia
divinas.
También en su caso se afirma que no puede haber Creación desde la Nada como
ausencia de Ser, salvo que se identifique la Nada con la Esencia absoluta, lo que no
indica imposibilidad para el Creador ni la consiguiente imperfección en El. 52 Hay
también una caracterización del proceso de la Redención y de los pormenores de la era
mesiánica: su tiempo, los hechos que tendrán lugar, y como las almas redimidas eran
colocadas bajo el Trono divino: se trata del Gran Sabbath, en el séptimo milenio (Ezra:
137ss. La metáfora del Trono en la p. 147).
Azriel ben Menahem, maestro del Ramban (por lo que algunos de sus escritos
fueron atribuidos al discípulo y hasta a otras personalidades), se considera el fundador
de la Kabbalah especulativa. Tuvo un papel importante en la ya mencionada
asimilación del neoplatonismo y, según Scholem, de las ideas de Juan Escoto
Eriúgena, aunque a veces apela a términos aristotélicos, al referirse a una materia y
forma de las oraciones (Claro I, 59-61; Scholem 1994-G, 217-19). Sin embargo,
establece claras diferencias entre la concepción neoplatónica del Uno supremo y la
visión judía del Eterno, expresada en la Kabbalah, basadas sobre todo en que la única
posibilidad de acercamiento al Uno en el neoplatonismo es la negativa, a través de lo
que no es. 53 En cambio, el Judaísmo –y la Kabbalah con el mismo– poseen la
Revelación contenida en la Torah que, si bien del Eterno en sí mismo sólo expresa su
Ser continuo y eterno (Eh’ye asher Eh’ye54), como perfección sin límites, hace saber al
51
Sobre el simbolismo de esta obra: Scholem 1985, cap. 3.
52
“Es inadmisible que el Creador produzca alguna cosa de la nada, pues todo lo que existe tiene una
materia comparable, por ejemplo, a la arcilla que moldea el alfarero o al hierro forjado por el herrero: el
artesano le imprime la forma que quiere […] no es una imperfección de D-s, como no lo es el hecho de
no producir cosas imposibles” (Ezra 1998, 75).
53
Se trata de la llamada teología negativa, que emplea la llamada definición negativa, la cual, ante la
imposibilidad de definir plenamente la esencia de un ser u objeto absolutamente trascendente, se acerca
a este cuanto sea posible mediante la expresión de todo cuanto no es. Esta doctrina ha tenido gran
importancia en lógica y filosofía.
54
Éxodo 3, 14. En muchas ediciones de la Torah se traduce como “Yo soy el que Soy.” Rashi lo
interpreta como “Yo seré el que seré,” por cuanto el Eterno se proyecta en el tiempo absoluto.
Nachmánides, el Ramban
55
Cfr. Eliahu de Vidas: http://www.tora.org.ar/contenido.asp?idcontenido=338.
56
Se define como unir su Nada a la Nada por parte del orante, pues la Otredad divina se concibe así.
Scholem recoge un comentario, que atribuye a Azriel, sobre dicha debecut y la kavaná en general.
excluye del árbol sefirótico), se manifiesta en las sefirot sin que dicha unicidad se
afecte, pues no está ni puede estar plenamente en ellas, que representan aspectos
Suyos revelados a la Shekiná. Su actividad polifacética en estudios judaicos lo llevó a
ser sin duda el más destacado miembro de la Escuela de Girona pero también a que
sus escritos sean muy complejos, por cuanto mezcla generalmente en ellos
conocimientos muy diversos, sean jalákicos, médicos, filosóficos, talmúdicos y
cabalísticos, hasta el punto de dedicar exclusivamente a la Kabbalah una sola obra: un
comentario al primer capítulo del SY. Reflexiones igualmente valiosas sobre esta
materia aparecen en otros escritos, como se ha dicho.57 También influyó en la forma
definitiva del Zohar.58
De acuerdo con su maestro Azriel, considera que todas las cosas están
potencialmente contenidas en la Voluntad de la “Idea primordial,” más elevada que la
Sabiduría, como se ha dicho, y se hacen realidad en las emanaciones del Eterno. Esa
Voluntad sin embargo es diferente de Einsof, término que sin embargo, se abstiene de
mencionar en algunas obras (Scholem 2001 II, 304-07ss), opinión controvertida en su
tiempo. Para explicar esta Creación-emanación, Nachmánides esboza ya la teoría del
tzim-tzum, que con la escuela luriánica alcanzará su máximo desarrollo: las sefirot
contienen las letras como su corazón. En un acto de contracción, la Infinitud divina
generó, a partir de la primera sefirá, las restantes.59 A la primera sefirá y a la Infinitud
divina volverán las cosas al final de los tiempos, en un acto de absorción. Esta
jerarquía es considerada el Trono de la Gloria divina o Merkabah entre los cabalistas
de Gerona. Para Nachmánides existen 2 formas de ella: una mística –las sefirot–,
correspondiente a la Sabiduría, a la que tienen acceso los profetas, y otra más
verdadera, situada por debajo, en el reino de lo creado, que contiene una cifra inmensa
de mundos posibles.
Sin rechazar la doctrina sobre la ley natural, considera que es la forma externa de
un hilo conductor de las cosas proveniente del Eterno, cadena a cuyos elementos llama
“milagros ocultos,” que no son acontecimientos excepcionales, que serían milagros
evidentes imperceptible a los ojos de muchos, por cuanto sus efectos pertenecen a la
realidad ordinaria, a lo cotidiano, pero mantienen la existencia y el orden del mundo.
Este matiz lo diferencia de Maimónides, quien sostiene que el mundo funciona según
sus propias leyes y no siempre mediante milagros, aunque dichas leyes son puestas
también por el Eterno (Maimónides 2001 II, 11: 262-64; 29: 316-17).60 Para Israel sin
57
Rabí Chone examina diversas opiniones (a favor y en contra) sobre el Ramban como cabalista. Debe
recordarse que en esa etapa –los años 30– muchos desconfiaban de la Kabbalah y pretendían
“defenderlo” de tal “imputación,” lo que señala Scholem. Chone: 49-51, 58-59; Scholem 2001 II, 245-
54.
58
Fue sobre todo su tratado sobre la Torah y el libro de Job, empleados por Moisés de León. Scholem
1996, 413 n. 79. Comparar con Zohar III, 23 a.
59
En la doctrina del ARI, las sefirot provienen directamente de Einsof.
60
Esta polémica se repetirá entre los filósofos no judíos del siglo XVII, que seguirán la línea trazada
por el Ramban, conocida como ocasionalismo (Malebranche) o defenderán la primacía de la ley natural
aunque admitan que los milagros son posibles y suceden, pero corresponden a leyes ocultas al hombre
(Leibniz).
61
Se trata del Libro de la Redención (Chone 83-84).
necesidad de ampliar las perspectivas en cuanto a la adquisición del saber e integrar sus
resultados, por cuanto aquel no conoció las doctrinas de la Kabbalah.
Aunque en la escuela gerundense hubo a estos respectos posiciones muy diversas, la
huella de la interpretación del Ramban perduraría durante siglos entre los cabalistas (aun
hoy está vigente) y generaría importantes obras como la de Rabí Luzzato, el Ramhal, en
el siglo XVIII, quien era seguidor de la Kabbalah luriánica, cuando hace dialogar al
Filósofo con el Cabalista sin denigrar al primero, sino para mostrar que su cometido no
es la Luz divina sino que, en las más altas cuestiones de fe, se debe acudir al segundo.
62
Cfr.: L. Rensoli: “Rabí León de Praga y el Golem”I-II. En Hebraica, Opinatio:
http://usuarios.iponet.es/ddt/golem1.htm, http://usuarios.iponet.es/ddt/golem2.htm
63
También escrito como Sabbetai o Sabbatai Sevi. Sobre esto: Scholem 1973; Freely; Scholem 1996,
313-50.
Islam por parte de Zabbetai. Aún existen pequeños grupos neosabetianos en Turquía y
en los EU.
El heredero de la Kabbalah luriánica seria el movimiento jasídico o hasídico (de
hasid, que significa “piadoso”), fundado en el siglo XVIII por Israel Ben Eliezer
(1700-60), conocido como el Baal Sem Tov, de ascendencia española, que comenzó a
predicar en 1740 (Scholem 1996, 351-77). No era un rabino ordenado, sino un místico
de ideas amplias y sencillas. Se desarrolló sobre todo en la Europa central: Polonia,
Rumania. Pese a las resistencias iniciales, fue aceptado como ortodoxo a principios del
Siglo XIX. La inmanencia divina en la Creación y en el propio hombre y la
consiguiente comunión con el Eterno o debecut, la alegría espiritual y la búsqueda de
la belleza en todas las cosas, la vida como continua alabanza y servicio al Eterno, la
oración como “súplica del corazón” (a través de la palabra, el canto o el baile), la
hermandad y la ayuda mutua constituyen sus principios básicos fundamentales, sin
excluir el resto de las mitzvot o mandatos de la Ley judía.
Este Hasidismo debe diferenciarse del movimiento místico que floreció en
Alemania en la alta Edad Media, imposible de abordar aquí. Entre sus representantes
más destacados se cuentan entre otros el Maguid de Meseritz, Rabí Nachman de
Breslav, Rabi Leib de Sassov y Rabí Israel de Rishin. Los Hassidim europeos fueron
prácticamente exterminados por los nazis. Sus enseñanzas han sido recogidas en libros
de historias acerca de sus figuras centrales o alegóricas64, sin faltar tratados eruditos, y
son cultivadas por varios movimientos, en especial por Jabad Lubavitch.
La Kabbalah llegó además a ser identificada con la magia negra y hasta satanizada
por los enemigos del Judaísmo. Aún hoy se la incluye sin más explicaciones, con fines
comerciales o por ignorancia, entre las prácticas eclécticas de la New Age y las
propias de sectas diversas (Silberman 4-5; 226-28). Influyó sin embargo de manera
positiva en la filosofía y en ciertas interpretaciones religiosas no judías, sobre todo de
figuras cristianas desde la Edad Media hasta la modernidad (Van Helmont, Henry More,
Lady Conway, Leibniz, y sus huellas se pueden encontrar en las concepciones acerca de
los conocimientos y de las primeras Academias de Ciencias, dedicadas a reunirlos,
divulgarlos y promoverlos (Coudert; Orio; Rensoli 2002 II, 2). La Kabbalah no sólo ha
constituido un factor decisivo en el desarrollo de la espiritualidad judía, sino un elemento
fecundante de la cultura humana en general.
Madrid, 5768
64
Entre los compiladores más destacados de historias jasídicas están Elie Wiesel y Martin Buber. Véase
la bibliografía.
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