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Teología Fundamenta Resumen 27 de Agosto de 2022

La revelación se define como la autorrevelación y comunicación personal de Dios al hombre. En el Antiguo Testamento, la palabra de Dios se designaba como "dabar Yahvé", que significaba tanto comunicar algo como constituir el primer momento del designio salvador de Dios. En los evangelios, Cristo revela principalmente a través de la predicación y enseñanza. La teología medieval equipara la revelación con la Sagrada Escritura y desarrolla un concepto formal de revelación que supera la razón humana. La Reforma reduce el papel de la razón en el conoc

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Teología Fundamenta Resumen 27 de Agosto de 2022

La revelación se define como la autorrevelación y comunicación personal de Dios al hombre. En el Antiguo Testamento, la palabra de Dios se designaba como "dabar Yahvé", que significaba tanto comunicar algo como constituir el primer momento del designio salvador de Dios. En los evangelios, Cristo revela principalmente a través de la predicación y enseñanza. La teología medieval equipara la revelación con la Sagrada Escritura y desarrolla un concepto formal de revelación que supera la razón humana. La Reforma reduce el papel de la razón en el conoc

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INSTITUTO TEOLÓGICO PARA LAICOS

TEOLOGÍA FUNDAMENTAL

Agosto 27 de 2022.

CONCEPTO GENERAL DE REVELACIÓN

De modo general, podemos afirmar que, en la concepción cristiana, la revelación es


autorrevelación de Dios, en el sentido de autocomunicación y automanifestación,
personal de Dios al hombre.
Llamamos palabra de Dios a lo que en el Antiguo Testamento se designa como dabar
Yahvé. Se debe añadir inmediatamente que existen notables diferencias entre dabar
bíblico y nuestra palabra. El dabar no era sólo un signo lingüístico de la realidad mediante
el conocimiento, sino una realidad cargada de fuerza, expresiva y al mismo tiempo llena
de energía.
Con la atribución de dabar a Yahvé, nos encontramos con que la expresión completa-
dabar Yahvé- tiene un significado en la misma línea del descrito anteriormente. Por un
lado, es el modo de comunicar Dios algo (sentido noético), y por otro, constituye el primer
momento del designio salvador de Dios que comienza a realizase cuando Dios se da a
conocer. Junto a dabar, en el Antiguo Testamento aparece también el término “amar para
significar la palabra (unido a Yahvé aparece 90 veces). La evolución del significado de
amar discurre desde el sentido original de “ser claro” hasta “decir”,
En los sinópticos lo que Cristo hace es predicar, predicar el evangelio, o evangelizar,
enseñar, revelar. De entre ellos prevalecen claramente predicar y enseñar. San Pablo,
que habla de un “espíritu de revelación” (Ef. 1, 17; 1 Co 2, 10; 2 Co 4, 3-6), utiliza como
esquema fundamental para exponer el núcleo de la revelación los términos misterio y
evangelio. En San Juan no aparecen los términos revelar, predicar, ni evangelizar. Los
términos preferidos ahora son lo que ponen en relación la revelación con el testimonio.
Así “testimonio” aparece trece veces, y muchas más la forma verbal.
La teología, de la revelación en la Edad Media.
Para los medievales, la revelación equivale a la Sagrada Escritura. Se ha hablado por eso
de un “biblicismo fundamental” en la Edad media. Pero junto a la revelación, entendida
como contenido, la teología medieval desarrolló un concepto formal de revelación. Según
esto, la revelación de Dios se caracteriza porque supera la cantidad de la razón humana.
Revelación y razón.
El punto crucial entre filosofía y teología lo representa el conocimiento que se puede tener
de Cristo. Este conocimiento no puede adquirirse a partir de la filosofía, sino que tiene que
ser recibido por autoridad. De este modo, la revelación se da siguiendo la forma de una
instrucción divina- Dios es como un maestro que enseña a los hombres el fin que ha
asignado a la vida humana y cómo quiere conducir esa vida a su fin.
La revelación por tanto, se determina ahora en la relación negativa con la razón; lo
revelado es aquello cuya verdad se afirma más allá e independientemente del alcance de
la razón. Sin embargo, razón y revelación no son dos realidades totalmente separadas.
Por eso, la fe no es racional pero si razonable.
El concepto de revelación que presenta Santo Tomás predomina claramente el aspecto
cognoscitivo sobre cualquier otro. Si la revelación natural permite conocer cierta verdad
sobre Dios a partir de la creación, la revelación sobrenatural proporciona una verdad más
profunda e inalcanzable sobre el mismo Dios y la salvación que ofrece a los hombres. La
Sagrada Escritura y la predicación, enseñan al hombre esas verdades reveladas por Dios,
y el hombre, llamado y movido por la gracia, llega a creer. El conjunto de lo revelado es
doctrina sagrada, verdad de fe, enseñanza.
Carisma de profecía.
La profecía es un don de carácter cognoscitivo. Santo Tomás la define como
“conocimiento dado sobrenaturalmente al hombre de las verdades que superan
actualmente el alcance del espíritu, con las que ha sido instruido por Dios para el bien de
la comunidad”.
La Reforma luterana.
La reforma luterana no propuso inicialmente un nuevo concepto de revelación, pero sus
postulados teológicos acabaron afectando hondamente a la noción de revelación, lo cual
dio lugar a la intervención, también en este punto, del Concilio de Trento.
Dos aspectos particulares de la interpretación protestante tienen especialmente que ver
con la revelación. El primero es la reducción, inicialmente de hecho y luego
explícitamente, del papel de la razón en el conocimiento de Dios. Aun reconociendo,
como hace Calvino, que Dios se manifiesta a los hombres a través de la creación, no
tarda en imponerse la idea de que el único conocimiento de Dios que interesa es el que
nos viene por la revelación de Jesucristo. De este modo, además, se mantiene el carácter
puramente fiducial de la fe que no cuenta con justificación racional alguna. El segundo
aspecto es precisamente el de la fe fiducial. La única que justifica es la “fe-confianza”,
aquella mediante la cual el hombre se confía plenamente a Dios. Creer, entonces, no es
saber algo de Dios sino entregarse a Él, a un Dios que es externo al hombre, un Dios juez
que por gracia mira al hombre con benevolencia y perdón.
La instalación de la fe fuera del ámbito universalizador de la razón y su carácter de
confianza personal e inmediata en la gracia, aparecen reforzados por el principio de la
sola Scriptura. Según este principio, la Sagrada Escritura es soberana y no puede estar
sometida a ninguna instancia humana para su interpretación. La Escritura es la única
regla de fe, y su interpretación la realiza el individuo con la asistencia que recibe del
Espíritu Santo, mediante la cual conoce lo que está revelado y lo que hay que creer. La fe
no cuenta ya con la mediación de la Iglesia. En el Reino Unido, ya avanzado el siglo,
Newman se refería a la revelación como misterio, economía y doctrina que se impone
autoritativamente.
Concilio de Trento
1) En el Decretum de libris sacris et traditionibus recipiendis, promulgado en la sesión
IV (8 de abril de 1546: D. 1501/783), el concilio utiliza el término Evangelio para
designar la revelación que, con esa denominación, no aparece en el concilio.
2) En el Decretum de iustificatione (sesión VI, 13 de enero de 1547) el concilio se
refiere en el proemio a la exposición de la doctrinade la justificación (D. 1520/792)
como la “verdadera y sana doctrina” que Cristo enseñó, los Apóstoles trasmitieron
y la Iglesia, con la inspiración del Espíritu Santo, sostuvo siempre.
El Concilio de Trento enseña que la revelación- llamada aquí Evangelio- es la doctrina
anunciada por los profetas, promulgada por Cristo, trasmitida por los Apóstoles y
conservada en la Iglesia. Esa doctrina se contiene en los libros de la Sagrada Escritura y
en las tradiciones que arrancan de Jesucristo. La fe con la que el hombre responde a la
revelación es un asentimiento a la verdad de lo que Dios ha manifestado.
La revelación es descrita en un proceso que arranca de la voluntad de Dios: <placuit Deo
in sua bonitate et sapientia….> Esta fórmula introduce un cambio respecto a la del
Concilio Vaticano I. Por eso, aunque la Constitución Dei Verbum no se use el término, la
presentación que hace de la revelación es la de una autocomunicación de Dios al hombre.

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