Metafísica 2022-2023
César Moreno
Tentativa de aproximación al ABSOLUTO FENOMENOLÓGICO
Tomando como guía el paso de la FIGURACION a la ABSTRACCION
y el acceso a la VISUALIDAD, VISIBILIDAD, PICTORIALIDAD
§ 49 . La conciencia absoluta como residuo de la aniquilación del mundo
Por otra parte, con todo esto no se ha dicho que TENGA que haber
en absoluto un mundo ni cosa alguna. La existencia de un mundo
[Existenz einer Welt] es el correlato de ciertas multiplicidades de
experiencia [ausgezeichneter Erfahrungsmannigfaltigkeiten] señaladas
por ciertas configuraciones esenciales [Wesensgestaltungen]. Pero NO se ve
con intelección que las experiencias actuales SÓLO puedan transcurrir en
tales formas de conexión [nur in solchen Zusammenhangsformen
verlaufen können]; nada semejante cabe inferir puramente de la esencia
de la percepción en general y de las otras especies de intuiciones
experienciales [erfahrender Anschauungen] que colaboran con ella. Más
bien es perfectamente pensable que no sólo en casos singulares se disuelva
la experiencia en ilusión por obra de algún antagonismo, y que tampoco,
como pasa de facto, toda ilusión revele una verdad más profunda y todo
antagonismo sea en su punto y hora justo el requerido por contextos más
amplios para la conservación de la concordancia total; es pensable que en
el experimentar pululen antagonismos irreconciliables, y no sólo para
nosotros, sino en sí irreconciliables; que la experiencia se muestre de
repente rebelde a la exigencia de mantener en concordancia sus
posiciones de cosas; que su trama pierda las firmes ordenaciones
reguladas de las matizaciones, aprehensiones y apariciones —que ya no
haya un mundo. En tal caso, pudiera ser, sin embargo, que en alguna
escala llegaran a constituirse rudimentarias conformaciones de unidad,
puntos de apoyo pasajeros para las / intuiciones, que serían meros
símiles de intuiciones de cosas, por ser totalmente incapaces de constituir
“realidades” persistentes, unidades de duración, “existentes en sí, se las
perciba o no”.
Si ahora añadimos los resultados que logramos al final del último
capítulo, si pensamos, pues, en la posibilidad del no-ser entrañada en la
esencia de toda trascendencia cósica, resulta entonces evidente QUE EL
SER DE LA CONCIENCIA, de toda corriente de vivencias en general,
QUEDARÍA SIN DUDA NECESARIAMENTE MODIFICADO
POR UNA ANIQUILACIÓN DEL MUNDO DE LAS COSAS, PERO
INTACTO EN SU PROPIA EXISTENCIA. Modificado, ciertamente.
Pues la aniquilación del mundo no quiere decir correlativamente sino que
en toda corriente de vivencias (la corriente total de las vivencias de un yo
plenamente tomada, esto es, sin fin por ambos lados) quedarían excluidos
ciertos nexos ordenados de experiencias y por consiguiente también
ciertos nexos de la razón teorizante que se orienta por ellos. Pero ello
no implica que quedaran excluidas otras vivencias y nexos vivenciales.
ASÍ, PUES, NINGÚN SER REAL, ningún ser de tal índole que se exhiba
y acredite concientemente mediante apariciones, ES PARA EL SER DE
LA CONCIENCIA MISMA (en el más amplio sentido de corriente de
vivencias) NECESARIO.
EL SER INMANENTE ES, PUES, SIN DUDA, SER
ABSOLUTO EN EL SENTIDO DE QUE POR PRINCIPIO NULLA
“RE” INDIGET AD EXISTENDUM.
POR OTRA PARTE, EL MUNDO DE LAS “RES” TRASCEN-
DENTES ESTÁ ÍNTEGRAMENTE REFERIDO A LA
CONCIENCIA, Y NO A UNA CONCIENCIA IDEADA
LÓGICAMENTE, SINO A UNA CONCIENCIA ACTUAL.
En sus términos más generales resulta esto claro después de las
consideraciones anteriores (del parágrafo precedente). Algo trascendente
es DADO por medio de ciertos nexos de experiencia. Dado directamente
y con creciente perfección en continuos perceptivos que se muestran
concordantes, en ciertas formas metódicas del pensar fundado en la
experiencia, viene más o menos mediatamente a determinación teórica
intelectiva e ininterrumpidamente progresiva. Supongamos que la
conciencia, con su CONTENIDO VIVENCIAL y su CURSO sea en sí
realmente de tal índole que el sujeto de conciencia PUEDA llevar a cabo,
en la libre actividad teórica del experimentar y del pensar experiencial,
todos esos nexos (para lo que habríamos de tener también en cuenta la
ayuda del entendimiento mutuo con otros yos y corrientes de vivencias);
supongamos, además, que existiesen realmente las pertinentes
regulaciones de la conciencia, que por parte de los cursos de conciencia
no faltase nada de lo requerible para la aparición de un mundo unitario y
para el conocimiento teórico racional del mismo. Ahora preguntamos:
supuesto todo esto, ¿sigue siendo PENSABLE, y no más bien un
contrasentido, que el correspondiente mundo trascendente NO exista?
Vemos, pues, que conciencia (vivencia) y ser real son todo menos
especies de ser coordinadas, que moren pacíficamente una junto a otra,
“refiriéndose” una a otra o “vinculándose” una con otra tan solo
ocasionalmente. Vincularse, formar un todo, en el verdadero sentido de
estas expresiones, sólo pueden hacerlo términos por esencia afines, que
tienen, tanto el uno como el otro, una esencia propia en el mismo sentido.
Ser inmanente o absoluto y ser trascendente quieren decir, sin duda,
ambos “ente”, “objeto”, y ambos tienen, sin duda, su contenido de
determinación objetivo; pero es evidente que lo que en ambos lados se
llama objeto y determinación objetiva sólo se llama así según las
categorías lógicas vacías. Entre conciencia y realidad se abre un verdadero
abismo de sentido. Aquí, un ser que se matiza, que nunca puede darse
absolutamente, meramente contingente y relativo; allá, un ser necesario
y absoluto, que por principio no puede darse por medio de matización y
aparición.
Así, pues, resulta claro que a pesar de cuanto se habla, en su
sentido seguramente no sin fundamento, de un ser real del yo HUMANO
y de sus vivencias de conciencia EN el mundo, y de todo lo que pertenece
a ello por respecto a los nexos “psicofísicos” —a pesar de todo esto, la
conciencia, considerada en su “PUREZA”, debe tenerse por un NEXO
DE SER CERRADO PARA SÍ, como un nexo de SER ABSOLUTO en
que nada puede infiltrarse ni del que nada puede escapar; que no tiene un
exterior espacio-temporal ni puede estar dentro de ningún nexo espacio-
temporal; que no puede experimentar causalidad por parte de ninguna
cosa ni puede ejercer causalidad sobre ninguna cosa —supuesto que
causalidad tenga el sentido normal de causalidad natural, como una
relación de dependencia entre realidades.
Por otra parte, el MUNDO ESPACIO-TEMPORAL entero, en el
que figuran el hombre y el yo humano como realidades singulares
subordinadas, es SEGÚN SU SENTIDO UN SER MERAMENTE
INTENCIONAL, esto es, un ser tal que tiene el mero sentido secundario
y relativo de un ser PARA una conciencia. Es un ser que la conciencia
pone en sus experiencias, que por principio sólo es intuible y determinable
en cuanto algo idéntico de multiplicidades motivadas de apariciones —
pero que MÁS ALLÁ DE ELLO es una nada.
Kandinsky, Primera acuarela abstracta, 1910