Digistani El - Proceso - de - Adquisicion - de - La - Lengua - Materna
Digistani El - Proceso - de - Adquisicion - de - La - Lengua - Materna
la lengua materna
EMILIA DIGISTANI
Consideraciones generales
1
resultantes del intercambio entre los
seres de esta especie que, como las mismas,
tienen un desarrollo histórico en el que se
van originando nuevos signos y en el que se
van modificando los existentes, en un proceso
continuo de enriquecimiento. Es posible
pensar que las habilidades lingüísticas de la
especie humana se hayan modificado con la
evolución; probablemente, los “primeros
hombres” no dispusieran del lenguaje rico,
omnipresente, y hasta casi omnipotente, como
el que se comparte hoy en día, porque la
función comunicativa del lenguaje se gesta
atendiendo a las particularidades propias de
los seres hablantes de cada lengua.
El proceso de adquisición de la lengua
materna se desarrollará en un contexto
comunicacional.
La comunicación es una función psíquica
que se vincula con la inteligencia, en
general, y con el lenguaje y el pensamiento
en particular y considera, también, la
importancia del entorno social e interactivo
para facilitar su desenvolvimiento.
Con tal propósito, se pondrá especial
énfasis en la explicación sobre la
construcción de los procesos del lenguaje
aceptando que el pensamiento, como función
mental y de trayecto paralelo al mismo, va a
mantener con éste una relación dialéctica de
mutuo enriquecimiento en los diferentes
momentos del desarrollo psico-evolutivo.
La adquisición del lenguaje no puede
aislarse del resto del mundo perceptible y
de las demás funciones psicológicas.
El desarrollo perceptivo, cognitivo y la
afectividad son aspectos fundamentales para
la evolución de la comunicación y del
lenguaje.
El lenguaje humano emplea un sistema de
signos diferenciados en significantes y en
significados. Dentro de los significantes
1<¡
están los aspectos sonoros, como la voz, la
música, los gestos -cuando éstos son repre-
sentados por chasquidos o por sonidos
onomatopéyicos en general-, y los
significados, que son plásticos, como los
gráficos y las estructuras de diferentes
texturas, o pictóricas, que se utilizan para
representar ideas, personas u objetos. En
este sentido, el recién nacido deberá
construir, a partir de su experiencia con
los objetos (personas o situaciones) que lo
rodean, de las combinaciones sensoriales y
motrices que estas experiencias le producen,
de las comparaciones prácticas, de las
aplicaciones prácticas, de su accionar en el
mundo, las imágenes mentales de los objetos
de ese mundo, y que no son otra cosa que las
representaciones que él mismo va
construyendo a través de la imitación y del
juego. El juego es la actividad natural de
la infancia y es a través de ella que el
niño cons truye los signos, los
significantes y los significados en un
proceso que le lleva, aproximadamente, los
dos primeros años de su vida.
1
<
¡
En un comienzo sólo puede referirse a los
objetos, siendo bebé, por las reacciones que
en él provoca su aparición y/o desaparición;
por ejemplo, que un neonato se entusiasme
ante la presencia del seno materno o de la
“mamadera” no significa que los reconoce
como tales, sino que lo que va reconociendo
son las percepciones de placer o displacer
que la aparición de ese objeto le produce.
Más tarde, y siempre dependiendo de la
riqueza de estímulos sensoriales, motores y
afectivos que reciba, va a prescindir de la
presencia directa de las cosas y, en la
medida en que pueda, las va a ir
reemplazando con sus imágenes mentales, para
establecer las relaciones, siempre
prácticas, entre los significantes, las
palabras, y el significado, un dibujo u otra
representación de un significado en
particular.
Este proceso de construcción de imágenes
a partir de las acciones directas de los
niños va a ir nutriendo su pensamiento y
favoreciendo la comunicación gestual, la
comprensión de hechos y situaciones, la
oralidad, el lenguaje interior y, más
adelante, el pleno uso de la lengua de
origen.
La lengua materna, en su sentido lato, es
un sistema de signos de distinto tipo que se
elabora por consenso y que está sujeta a los
cambios históricos del grupo que habla esa
lengua.
El habla de una lengua, en especial, ha
sido definida como la manifestación fono-
articulatoria personal que, y por estar
individualizada, permite que intervengan en
su expresión distintas frecuencias, lonos y
melodías, constituyéndose, por tal hecho, en
el nexo entre un emisor y un receptor.
En otro orden, las habilidades
representativas del hombre son infinitas.
El desarrollo del balbuceo (etapa pre-
lingüística), que es una i apacidad innata
es, también, un prerrequisito de gran
importancia para la aparición de las
primeras estructuras reconocidas como “pala-
l'i.is”. En un principio, aparecen gritos,
llantos y emisiones semivocales y semi-
consonánticas que poco a poco van
perfeccionándose P,í.irias a un cada vez
mejor control auditivo, llegando, de este
modo, ¡t |>ai ecerse, cada vez más, a las
emisiones empleadas en la lengua que %f
habla alrededor del niño.
Las combinaciones lingüísticas se apoyan
en la coordinación de lifi movimientos de
los músculos del cuello, la garganta, la
boca, la l> tipil.i. los labios, el velo del
paladar, los carrillos, en el aparato fono-
aiin nlalono en ^rneial, donde se producen
rasgos sonoros que, organi- nulir.. |>c mili
-1
ai)
( lientos -que sean de colores
contrastantes, porque así se favorece la
visión-, el mecer al niño al ritmo de las
canciones de cuna -esa riqueza folklórica
que cada familia tiene como tradición- van a
favorecer además del movimiento, la
percepción visual, auditiva, olfatoria,
gustativa y táctil, que son fundamentales
para iniciar el desarrollo psico-evolutivo,
convencional.
No hay mejor comienzo para un cerebro
izquierdo que mostrar mis funciones cuando
le permite, al recién nacido, canalizar las
i espuestas guturales, sonoras y gestuales a
estos incentivos, en un clima que demuestre
algo más que el amor incondicional; porque
enriqueciendo el entorno infantil y actuando
en consecuencia, esa i apacidad del cerebro
que es la plasticidad va a buscar rutas
alternativas para auto modificarse y así
regularse con las experiencias que le oli
ece el contexto social. De esta manera es
como evoluciona el bebé Iminano.
Liru Zhao ha demostrado, en el año 2001,
la ductilidad, la flexibilidad del cerebro
para aprender, reaprender y desarrollar
funciones, i oníirmando que el córtex
(corteza cerebral) crece en respuestas, las
|ri arquiza, las reordena, las prioriza
cuando el entorno del niño es altamente rico
en estímulos adecuados.
¿Cuáles pueden ser estos estímulos? La
música, de cualquier modalidad, aunque son
recomendables especialmente la clásica, lint
roca tradicional, y la oriental, escogidas
por ser monocordes. ¿Por
• |iié? Porque ese ritmo es repetitivo y
sirve de incentivo para la puniera
adaptación del bebé al nuevo medio ambiente,
donde todo es i (t lito, donde todo se
repite, el transcurrir del día a la noche,
el tiempo entre alimentación y vigilia,
entre el juego y el cambio de panales, entre
las rutinas y hábitos de crianza que son
propios de cada t ullura y que van a
favorecer en el niño la construcción del
nicho n i ilógico de sus futuras habilidades
cognitivas y lingüísticas.
Asegurarse de que el niño escucha y
discrimina los sonidos sienta un pieeedente
determinante en su desempeño lingüístico.
Para ello, s> ' Iehe hacer un uso exhaustivo
de la voz humana con todas las variable',
melódicas posibles, cambiando la intensidad,
la frecuencia, el tono, hablándole,
cantándole, riéndose, haciéndole partícipe
de todo lii que pasa a su alrededor a través
de las voces y el afecto de los miem- Itt111
tle la lamilia.
I I seguimiento visual, el cambio en las
expresiones de los rostros i ti iiltis, el
0111
2
2
Anette Karmiloff Smith, entre otros, aceptan
la presencia de patrones motores
hereditarios que facilitarían la
construcción del conocimiento a través de
las acciones significativas de los sujetos.
Los niños pequeños de hoy, en nuestro
medio, dan respuestas que sorprenden por su
calidad en el uso de los tres criterios de
la lengua castellana, el sintáctico, el
morfológico y el semántico.
Cuando a un niño/a de 2 años y 6 meses,
los papás le dicen que van a ir a Tucumán y
él/ella dice, en su Jardín, por ejemplo, “me
voy a Micumán” (Mora C.) Se transforma
espontáneamente en un/a teórico/a de la
lengua.
Ejemplos como el precedente son comunes y
muy variados. Forman un rico historial
lingüístico generalmente compartido por las
familias y las instituciones escolares
dedicadas a la primera infancia (0 a 4
años).
I : iiitt'iriHiilr itiiiili/iti l,i
definición ipii llovviiitl (■•iidiicr, autot
di tu Ir*ittlít ilc- l.is iiiicligriK iíis
2
9
que también es innata; a medida que el bebé
se va ejercitando, succiona mejor, puede
aplicar esos movimientos a otros objetos, su
manita, el chupete, la piel de mamá; se “da
cuenta” de que puede mover su boca, estirar
los labios; claro, ayudan la tos, el
estornudo, el bostezo, conductas de base que
necesitan que él se ejercite para que cada
vez se pueda adaptar mejor, no sólo con sus
reflejos, sino con las acciones que a fuerza
de ser repetitivas le han permitido
aprender, ser más hábil, más diestro, para
hacer todo lo que sabe, para probar,
inventar, descubrir, recrear.
Las habilidades se aprenden y se
ejercitan dando lugar a la construcción de
destrezas que, en el plano cognoscitivo, no
son otras que las estrategias de aprendizaje
que las personas adquieren presumiblemente
durante un período de varios años para
gobernar su propio proceso de atender,
aprender, pensar y resolver problemas.
Es entonces como, a través de la
adquisición y refinamiento de tales
estrategias, el ser humano llega a ser un
aprendiz y un pensador independiente y toma
conciencia de qué aprende y cómo lo aprende.
Dicho metaconocimiento, es decir, el
conocimiento propio de la manera de conocer,
genera actitudes, valores, las inclinaciones
de cada individualidad que expresarían al
cuarto factor de los componentes de la
inteligencia, esto es, el proceso de
equilibración.
Entonces, las habilidades, destrezas y
actitudes, complementarias déla herencia y
de la maduración, conformarían esa unidad
bio-psico- lógica denotada en la
inteligencia humana, que el individuo
expresa a través de las funciones cognitivas
preponderantes como son el Irnguaje y el
pensamiento.
Evolución del lenguaje infantil
irrepetible
SU
Para este propósito se tomará el marco de
cinco etapas pre-lingüís- ticas descriptas
por Oller y Linch (1993) y Oller (1980) con
la revisión que Vinter hiciera en el año
1994.
La etapa lingüística, propiamente dicha,
resultará de las experien cias
profesionales, en el área, con los niños de
2 a 4 años y de la reseña de las
investigaciones más contundentes sobre el
tema, en total coinci dencia sobre la
apreciación que indica que es más viable
precisar el momento de iniciación de la
oralidad, por ejemplo, que el momento en que
esta adquisición lingüística deja paso y se
complementa con otras funciones. Así es como
resulta tan difícil separar al pensamiento
del lenguaje, la emoción de la conducta
social, por ejemplo.
Las actuales orientaciones psico-
lingüísticas al tratar de explica i el
3
1
origen del lenguaje se inclinan por defender
una de éstas dos versio nes; la primera, y
como se ha explicado en páginas anteriores,
se refiere a la maduración de los sistemas
neuro-sensoriales y motores que los componen
y, la segunda, de la que se ha hecho
especial refe rencia, pone el énfasis en el
desarrollo cognitivo dentro del marco socio-
emocional.
La práctica con niños pequeños inclina el
pensamiento a la convergencia de estas dos
hipótesis, tal como se muestra en el desarro
lio del presente texto.
Período Pre-lingüístico
Etapa de las primeras vocalizaciones: de 0 a 2 meses.
Esta etapa forma parte del primer proceso
de adaptación del bebé, donde predominan las
conductas reflejas que son innatas, es decir
que el niño no las ha aprendido y que le
permiten subsistir en el nuevo medio
ambiente donde se va a desarrollar.
Los arrullos, los bostezos, el estornudo,
la tos, los sonidos “< a .i vocálicos”,
“casi consonándoos” forman parte de ese
bagaje heredita rio que lo dota para
adaptarse a sus nuevas circunstancias. Es
decir, <1 bebé, con esas conductas reflejas,
va poniendo a prueba su aparato fonador y
las emisiones que con él puede realizar.
En estos momentos el juego sonoro que
efectúa el niño forma parte del juego de
puro ejercicio funcional de sus órganos y,
así como empieza a coordinar sus sentidos,
tal como mira buscando la fuenlr sonora
cuando le hablan, empieza, también, la
coordinación nemomu triz que le va a
permitir articular. Significa que el velo
del paladai, la faringe, la lengua y los
labios van a empezar a coordinar sus
movimini tos para poder pronunciar las
3
2
palabras. En sus primcm, un MW.H II.IIC humano
hace gala de una extraordinaria percepción
auditiva, puede discriminar los contrastes
fonéticos de diferentes lenguas, tal hecho
se observa por las reacciones de interés que
manifiesta. Inglés, francés, ( liino,
castellano, a todas las lenguas responde; se
ha llamado a esta primera etapa la del
“políglota receptivo potencial” (Rondal,
2001). l istas predisposiciones van a ir
disminuyendo durante el primer año de l.i
etapa pre-lingüística en beneficio de la
adquisición de la lengua materna. Es
importante, entonces, porque afina la
percepción auditiva de la voz humana y
estimula el ritmo y la melodía de la voz -
que son acciones propias del cerebro
derecho- hablarle al bebé, en diferentes
lenguas durante los primeros meses de la
vida, así se favorecerá la discriminación
auditiva y estará en mejores condiciones de
proseguir, i mi más riqueza, las demás
etapas del desarrollo lingüístico. Si en la
i asa de ese niño se hablan dos lenguas, él
no tendrá problemas ni c (infusiones en
aprender a expresarse en las dos.
Las investigaciones recientes, y de hecho
la práctica lo confirma, muestran que el
recién nacido puede reconocer los sonidos,
por ejemplo, de diferentes fonemas y/o
sílabas cuando cambia el emisor; el Noilido
que produce un niño, una mujer o un hombre
de la letra “O”, por ejemplo, el niño lo
distingue, porque tales emisiones son muy
diferentes desde el punto de vista acústico.
Paulatinamente, y como se dijo, por el hecho
de estar más expuesto a la misma, va ir, el
bebé, dife- i enriando menos los contrastes
de las diferentes lenguas y más el de los
sonidos de la lengua natural de su entorno.
3
4
Como se ha dicho, el balbuceo forma parte
de las capacidades innatas del ser humano.
En esta etapa, tal capacidad va a dar paso a
la conformación de ciertas habilidades
lingüísticas, que se logran a través de la
repetición.
El pequeño va a producir, cada vez más y
con mayor frecuencia de emisión, sonidos que
pueden no tener significación convencional
para ninguna lengua, ni la materna ni otra
que se le haya presentado, pero que realiza
como una especie de ejercicios de
combinaciones y articulaciones donde el
control respiratorio, la entrada y salida de
aire de sus pulmones, la movilidad general
de los órganos de fonación se “ponen a
punto”.
La discriminación sensorial, y también el
escucharse lo autoesti- mulan para seguir
produciendo secuencias resonánticas que
pueden y suelen ir de los tonos más graves a
los más agudos, en una suerte de
demostración de sus posibilidades. A
diferencia de lo que tradicionalmente se
creía, estos primeros balbuceos tienen una
vinculación directa con la lengua que se
habla en el entorno del bebé. El repertorio
fonético que va construyendo es más
observable cuando el bebé esta relajado y
juega con sus emisiones, aparecen así gritos
y sonidos consonánticos que puede mantener
por más tiempo.
Las primeras combinaciones de consonantes
y vocales son propias de los 6 meses; en
esta ocasión los pequeños han hecho otros
logros importantes también, como sentarse,
poder sostener los objetos, pasarlos de una
mano a la otra, participar más activamente
en su grupo, responder a los miembros de la
familia con quienes convive, jerarquizar la
iniciativa de transacción con el entorno,
tener una presencia más individualizada.
Es fácil de reconocer lo que se ha
3
5
llamado el balbuceo redupli cado
“mamamamam”, “papapapapa”,”lalala” que los
papás relación.m
3
6
con su rol, algunos sostienen que el bebé
dijo “mamá”, primero que “papá”, o a la
inversa, mezclando el orgullo y el
sentimiento de retribución de ese hijo. A
veces, los “sabios” pequeños dicen “agua” u
otras palabras de uso diario y así se supera
el “conflicto”. Esta puesta de significación
al balbuceo del pequeño incentiva el inicio
de la comprensión, que es otro pilar del
desarrollo lexical como se verá más
adelante.
En esta etapa, el bebé ha aprendido a
seguir la mirada de la madre, ha
experimentado el hecho de obtener respuestas
a su voz; si grita, alguien aparece; si
llora, no lo hace por mucho tiempo; hay
cierta regularidad en la aparición y
desaparición de las personas, esto lo calma
o lo incita a hacer más juegos vocálicos;
son los inicios de una comunicación muy
rudimentaria, pero presente al fin.
4
2
momentos de los 2 años de edad, más
funcional que estructural. Así, un pequeño,
en esta etapa, sorprenderá con la riqueza
del lenguaje que posee, por las palabras que
puede repetir, cuando, por ejemplo, le dan
algo y su mamá le enseña, a dar las
“gracias”, puede decir, “de nada” cerrando
el ciclo del hábito social hasta que aprende
a diferenciarlos por el uso más que por el
manejo de las reglas gramaticales o
sintácticas, por ejemplo.
Conforme vaya evolucionando el control
mental de la expresión motora, es decir, la
psicomotricidad, estas imágenes serán
representadas, apoyadas en el contacto
directo con las personas, primero, y con los
objetos, después; tendrá la posibilidad de
dibujarlas, de modelarlas, de armarlas para
mostrar qué es lo que él ha captado de los
roles, de los usos, de los tamaños, de las
formas, de los colores, de las posiciones,
de las distancias, del peso, de I;i fuerza, y
«Id sin luí «1*- <itiitu•!c>*< que
poseen las personas, las situaciones y los
objetos.
Tres acciones novedosas debe aprender, y
para hacerlas suyas no hay mejor recurso que
la repetición. Cualquiera que observa la
actividad de un pequeño de entre 18 y 24
meses puede constatar esta repetición, que no
es de ninguna manera mecánica, sino dinámica,
porque en cada repetición va agregando más
datos al conocimiento que está construyendo;
por eso es, como se dijo, su mejor recurso.
La primera acción que debe aprender es la de
asociar alguien o algo de su entorno con una
producción sonora particular, el nombre
o palabra que lo designa y que es compartida
por los demás. Al principio sólo podrá con
esta asociación en el ambiente de la casa, o
del Jardín; la generalización vendrá con el
uso.
- La segunda acción es la de pronunciar esa
4
3
secuencia particular de sonidos que forma la
palabra. No es nada fácil esta segunda
acción, porque los fonemas tienen distintos
requerimientos para su articulación y
pronunciación; los gestos del adulto ayudan,
la melodía de la voz, también. Ellos usan la
economía de esfuerzo y dicen “kiki” por
“aquí”, “kioskio” por “kiosco”, “Papá Nobel”
por “Papá Noel”, “meme” por “leche”, “ugo”
por “jugo”, y siguen los ejemplos...
La tercera acción, cuyo logro es evolutivo
también, es enriquecer el significado de las
palabras hasta llegar al aceptado
convencionalmente por su cultura. Por
ejemplo, el niño sabe decir “mesa”, pero
cuando dice esa palabra, no se refiere al
concepto de “mesa” como “cualquier superficie
plana en donde se pueden depositar objetos”,
sino a la “mesa” que él conoce y con la que
tiene experiencia. Lo mismo puede decir “guau
guau” a cualquier animal, hasta que la prác-
tica, el uso, la significación y la evolución
cognitiva lo ayuden a identificar, primero, y
a diferenciar, después, como dos procesos
autónomos del conocimiento con los que podrá,
paulatinamente, llamar a las cosas por su nombre , por
ejemplo.
La emisión de las palabras es un proceso,
al principio, relativamente lento; a los dos
años, el niño puede utilizar y comprender más
de 20 palabras aproximadamente, luego, y
vertiginosamente, su lenguaje puede llegar a
las 2000, alrededor de los 4/5 años.
El gran paso de los 2 años,
aproximadamente, es que puede usar las
palabras que indican nombres con adjetivos,
por ejemplo: “grande- chico”; “lindo-feo”;
“papá pie gande”, “Toto pie tikichito”, y
comprende, además, preguntas del tipo:
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qlié? ¿Quién?
Cuando se le pregunta: “¿Quién es lindo?”,
responde: “Yooooooo”, levantando su bracito.
Puede comprender, también, frases y oraciones
4
4
<l>- dos o Ires preposiciones: “¿A dónde va
el niño?”; “Al Jardín”; “por la vereda” y
otras.
El niño/a de 3 años, suelen usar las
palabras que en situaciones similares usan
sus padres, especialmente la mamá. Tal hecho
es una nueva demostración acerca de que el
lenguaje no se adquiere en solitario; la
presencia del otro, cuando éste es
significativo, le dará riqueza y fluidez. El
docente de Sala de 3 años es muy importante
en este caso, ella/él, son otro referente
del lenguaje del niño.
El niño, para hablar, para comunicarse,
para expresar sus deseos, sus intenciones no
necesita de las reglas idiomáticas; la
importancia de las mismas la comprenderá más
tarde. Necesita, en cambio, de una gran
fluidez comunicativa de las personas que
están con él, del uso rico de sinónimos,
homónimos, parónimos, expresiones variadas,
palabras cortas, palabras largas, palabras
que indican cosas dulces, amargas, ácidas,
palabras, en síntesis, que expresan las
cualidades, los sentimientos, los estados de
ánimo, las sorpresas, las tradiciones, los
acontecimientos importantes, los juegos, las
canciones, palabras, palabras, palabras...
Los cuentos y los relatos referidos a
sucesos de la vida diaria y al mundo de la
fantasía tienen un atractivo particular. El
habla es, a los 3 años, un dominio propio.
El niño/a repite e imita las conversaciones
que escucha y tiene la virtud de emplear la
palabra exacta en el momento preciso. A
veces, no sabe aún su significado, pero sí
capta la circunstancia en que se ha dicho, y
esto es lo que él/ella ha registrado. Los
cuentos o relatos cortos deben ser contados
y/o leídos usando las mismas palabras,
porque se ponen en juego la mayor parte de
las funciones cognitivas, la atención, la
memoria, la imaginación; pronto el niño
4
5
repetirá el cuento sin necesidad de leérselo
y ¡cuidado con equivocarse el lector!
El uso de pronombres, “mío”, “yo”, “vos”,
“tú”, se hacen de uso frecuente.
Es alrededor de los 4 años, momento en
que se realiza la primei a expansión
sintáctica, en que el niño puede construir y
decir frases con gramática muy simple. Usa
los verbos en imperativo y presente d<*l
indicativo al principio, y después, en
infinitivo y en pasado; el futuro es
difícil, porque, por ejemplo, todavía no ha
experimentado lo suli ciente las nociones de
tiempo; si bien usa las palabras “manan.i",
“noche”, no entiende que tiene que esperar
para que se cumpla es» secuencia, y esperar
es algo que a los 4 años debe aprender;
ademas de no poder esperar, las relaciones
de ayer y mañana son confusas m algunos
niños.
4
6
Pueden persistir algunas dificultades
articulatorias o de fluidez, por ejemplo
[tero] por “quiero”; [naája] por “naranja”,
o el personalí- simo [me boriqué] por “me
equivoqué”(Ana Belén).
Estas particularidades articulatorias
pueden ser normales hasta el 4o año de vida,
y caracterizan a las dislalias fisiológicas
de esta edad, con simplificaciones
fonéticas; son frecuentes y también
evolutivas, de tal manera que desaparecerán
con el uso, las sustituciones, “peggo” por
“perro”, “tralajo” por “trabajo”, “pudí ver”
por “pude ver”, las omisiones, las
inversiones.
En otro orden, el tono y la melodía del
habla, la pronunciación, se han ejercitado y
casi son como las de los adultos de su
entorno. La adjetivación es abundante y
variada, los adverbios aparecen con menos
frecuencia.
El niño de 4 años es un hablante
poderoso, un activo participante en las
conversaciones, todo lo sabe y todo lo
puede, canta, baila, es “princesa”,
“sirenita”, “actriz y cantante”, “príncipe
encantado”, “goleador”, “invencible guerrero
con su espada de agua”, amorosa “mamá”,
encantadora “Seño”. Obediente y fiel a la
palabra de dos sores fantásticos a imitar:
padres y maestros. Por ello: “abuelos abste-
nerse de cambiar algo”.
Ha pasado de ser un bebé indefenso que
maravillaba con sus primeros arrullos y
sonrisas a desempeñarse como un buen
interlocutor, que opina, que es gracioso/a,
que decide, que ordena, que expresa toda la
gama de sentimientos, que se hace escuchar,
que dibuja, que .n i lía, que colabora
intencionalmente, que grita, que se molesta
( uando lo limitan, que alegra, que divierte
que “lee” y que “escribe”, que, en síntesis
es poseedor de una herramienta invalorable,
el lenguaje, gestual, oral, comunicacional,
el habla que aprendió de sus
1mpás, de sus “seños”, y con la cual está
listo/a para proseguir el camino •le su
desarrollo que lo llevará, ¿por qué no?, a
plantear problemas o a ofrecer soluciones
que le permitan a la especie de la que es un
sólido integrante ser, con su participación,
cada día más humana.
BIBLIOGRAFÍA
4
1
RONDAL, J.
(2001) El desarrollo del lenguaje. Isep.
Barcelona.
VINTER, S. (1994) L’émergence du langage de l’enfant déficient auditij: Des
premiers sons auxpremiers mots. Masson. Paris.
4
1