FRIEDMAN, M. y R.
FRIEDMAN (1993): Libertad de elegir, Planeta-Agostini,
Barcelona. [Introducción y Capítulo 6].
Luego de la lectura de Friedman y Friedman (1993) pudimos identificar que, en un primer
momento, los autores realizan una descripción de las dificultades que atraviesan a todo el
sistema educativo en su conjunto, atribuyéndolo al papel desempeñado por el Estado,
especialmente durante el movimiento reformista a partir de la crisis de 1930. Momento en el
que se les otorgaba un papel preponderante a los educadores profesionales y, en el que
había una tendencia general a la expansión y centralización del Estado. Relativo a la
educación en general, los autores plantean como principal problemática la diferencia en la
“calidad” de la instrucción tomando para ejemplificar los relatos de los padres. Así como
también los de los maestros en relación a la atmósfera para realizar sus prácticas,
describiéndola como desfavorable para los aprendizajes. Las escuelas, según los autores,
están muy lejos de propiciar armonía y asimilación debido a la fragmentación que sufrían.
En torno a los niveles de educación primaria y secundaria, realizan una diferenciación
acerca de la calidad de la enseñanza, variando según el contexto. Por ejemplo, siendo
excepcional en barrios ricos, muy buena en ciudades pequeñas y espacios rurales y
sumamente deficiente en los núcleos urbanos. Aquí es donde se señala la incongruencia,
según plantean Friedman y Friedman, y citan como ejemplo la mala calidad de la educación
de niñxs negrxs de barrios pobres, citando como incumplida la premisa del beneficio a lxs
oprimidxs. Designan a la nula limitación del poder en ámbitos como la política “la sociedad
sobre gobernada” como la privación del control que ejercen los padres sobre el tipo y
calidad de educación de los hijos: poder optar por la elección y el pago de cuotas, etc. En
tanto, los educadores profesionales también ejercen poder.
La primera identificación de las dificultades en torno a los sistemas de educación primario
y secundario, los autores la referencian en la absorción del Estado en cuestiones de
financiamiento educativo, que provocó la reducción de la calidad y de la variedad de la
instrucción. La cual, según el texto, era universal y de buena calidad durante la etapa
anterior en donde la educación estaba a cargo de la institución eclesiástica. La solución se
halla, afirman, en el localismo, momento en que los Estados brindan la oportunidad a la
comunidad local de control de las escuelas y, por ende, a los padres el control extremo de
autoridades políticas encargadas de dirigir las instituciones, dando lugar a cumplir las
expectativas de ellos mismos. En esta misma línea, resaltan que el grado de importancia
que adquieren los educadores profesionales y la legitimidad que le imprimen al accionar del
Estado y su administración centralizada, luego de la gran depresión, se vincula
estrechamente con el paso de las decisiones locales a un marco de decisiones cada vez
más amplio, el federal, lo cual produjo decadencia de escuelas pequeñas y de consejos
escolares. A su vez, debilitando el control de las familias. Los padres y sus hijos deben ser
concebidos como consumidores. Y los profesores como administradores.
Además de la centralización, otra dificultad identificada en el texto es la burocratización,
habiendo cada vez más cargos ocupados por educadores profesionales, elevando el
número de profesores, supervisores.Esto significaba un aumento de gastos y una reducción
de la producción. En conclusión, la burocratización y centralización reduce completamente
las libertades de elección y el poder de control de los padres, es decir, los consumidores. En
relación a esto, los autores hacen una aclaración, para el caso de los sectores económicos
beneficiados en los cuales siempre existen las posibilidades de elección de buenas
escuelas. Esto se vincula con la posibilidad que tienen los sectores acomodados de pagar.
Por otro lado, los autores describen a la calidad de enseñanza en barrios vulnerables como
inferior ya que todos los gastos deben ser destinados al mantenimiento disciplinar y
prevención del vandalismo.
En cuanto a las propuestas para superar las dificultades que hay en el sistema educativo de
nivel primario y secundario, los autores plantean, en un primer momento, la libertad de
elección, tanto de familias como de docentes, así como también en el reemplazo del dinero
proveniente de impuestos al proveniente del bolsillo particular de la familia, también, el
control de la burocracia. Destacan que no se debe creer que los padres no tienen interés en
elegir la calidad de la educación de sus hijos. En este sentido, la solución concreta es el
otorgamiento de vales por una suma de dinero para que las familias decidan a qué escuela
privada o centro público enviar a sus hijos, esgrimiendo también la posibilidad de acceso a
determinados valores que ellos consideren deben tener sus hijos. De esta manera, se
compartiría el ahorro con todos los contribuyentes, eliminando la responsabilidad del Estado
en cuanto a financiar la educación e incentivando la libertad de elección de los padres. Por
último, este sistema significaría el autofinanciamiento de las escuelas que deberán competir
entre ellas para poder seguir en el sistema educativo. Se mantendrán imperando las leyes
de asistencia obligatoria. El costo de los vales debería ser relativamente menor al gasto
público para evitar los cuestionamientos sobre el costo de los mismos y en torno a la
vinculación entre la Iglesia y el Estado, estableciendo en las escuelas parroquiales tanto
enseñanza secular como religiosa, siendo éstas las que tengan mejor costo. Asimismo, se
plantea que el otorgamiento de vales será una medida facilitadora de la cooperación racial.
Entendiendo que el canje debe realizarse en las escuelas que no discriminen. Así como
también elimina las diferencias en torno a la calidad de educación que reciben los hijos de
familias de diversas clases sociales.
En relación al sistema educativo en el nivel superior, los autores plantean que, al igual
que en la enseñanza primaria y secundaria los problemas se fundan en la calidad y la
igualdad. La diferencia radica en que, al no ser de carácter obligatorio, los estudiantes
pueden elegir entre una amplia gama de espacios de estudio, siendo este un atenuante del
problema de la calidad. Pero acentuando el problema de la igualdad. Aquí resaltan la
dificultad que se acentúa en las instituciones públicas, siendo los gastos considerablemente
bajos. Se plasma una desconfianza del interés de los jóvenes por estudiar en la universidad.
Se reduce la calidad de la enseñanza debido a la escasa importancia que le imprimen los
profesores a la misma y el énfasis que hacen en los trabajos de investigación. En cambio,
en las universidades privadas, los estudiantes, al ser clientes, suelen reclamar la calidad de
enseñanza que ellos quieren. Los autores también plantean que los egresos de las
universidades sólo agrupan a un sector de la sociedad que es el más privilegiado por lo cual
la subvención a centros privados de la enseñanza en el nivel superior sólo incurriría en
beneficiar a un sector y no redundaría en la supuesta igualdad de posibilidades para el
grueso de la población.
En lo relativo a las soluciones propuestas en el sistema educativo de nivel superior, los
autores hacen mención a la posibilidad de que estos espacios educativos cobren una cuota
a los estudiantes y los servicios que le brinda logrando que el Estado elimine las
subvenciones. De esta manera, se busca que la subvención no sea a costa de otras
personas. Como alternativa a la financiación estatal se plasma la posibilidad de que el
Estado invierta en las trayectorias escolares de los estudiantes de nivel superior,
otorgándole al estudiante dinero por anticipado, que este mismo debe comprometerse a
pagarle al inversor (el Estado) al finalizar sus estudios. Buscando de esta manera
compensar las pérdidas que generan aquellas trayectorias sin éxito. El pago que el
contribuyente le devuelva al Estado podría combinarse con los mínimos gastos
administrativos adicionales, por lo cual, se estaría auto financiando sus estudios. Otra
premisa que se afianzará bajo esta metodología sería la búsqueda de competencia eficaz
entre las instituciones y la utilización eficiente de recursos, así como la reflexión acerca de a
quiénes iba destinada la subvención. Se ampliaron los compromisos financieros estatales y
la regulación de instituciones privadas como no privadas.