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Martin Hugo Morocco Hualla, Constitucionalismo en America Latina y en Perú

Este documento describe las características del primer constitucionalismo latinoamericano después de la independencia, incluida la heterogeneidad de los sistemas constitucionales y la influencia del derecho europeo. Luego analiza el neoconstitucionalismo latinoamericano y el desarrollo de los instrumentos de protección de los derechos fundamentales. Finalmente, revisa la evolución del constitucionalismo peruano desde sus primeros pasos hasta la actualidad.

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Martin Hugo Morocco Hualla, Constitucionalismo en America Latina y en Perú

Este documento describe las características del primer constitucionalismo latinoamericano después de la independencia, incluida la heterogeneidad de los sistemas constitucionales y la influencia del derecho europeo. Luego analiza el neoconstitucionalismo latinoamericano y el desarrollo de los instrumentos de protección de los derechos fundamentales. Finalmente, revisa la evolución del constitucionalismo peruano desde sus primeros pasos hasta la actualidad.

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MARTIN HUGO MOROCCO HUALLA

EPG-UNA PUNO
MAESTRIA DERECHO CONSTITUCIONAL Y PROCESAL
SEMESTRE IV
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RESUMEN
CARACTERÍSTICAS DEL CONSTITUCIONALISMO LATINOAMERICANO DEL PERÍODO DE
LA INDEPENDENCIA
Si, puede afirmarse que el primer constitucionalismo latinoamericano dio forma a los
Estados de este continente, con algunas características como la heterogeneidad, la no originalidad
y la peculiaridad (BELAUNDE, 2003, pág. 65).
La heterogeneidad se produjo, al pasarse de la unidad política del Reino de las Indias a
una pluralidad de subsistemas constitucionales, diferentes, aunque comparables, representados
por México y Centroamérica, Venezuela y Colombia, Brasil, Argentina y Uruguay. Ello al mismo
tiempo que los sistemas constitucionales de Perú y de Chile presentan ciertas singularidades.
La no originalidad deriva, fundamentalmente, de los lazos que unieron al continente
latinoamericano con el derecho europeo a causa de la experiencia colonial. Se considera así, la
influencia jurídica ejercitada por el ius comune y por el iunaturalismo; pero también los
condicionantes culturales ejercidos por España, fueron determinantes para la configuración de la
identidad de América latina.
Los primeros textos constitucionales de América latina, que se dirigen, a la introducción
de correctivos a la concentración del poder, a través del reconocimiento del principio de la
separación de poderes, mediante el criterio de la alternancia en el gobierno en virtud de la
prohibición de reelección de los cargos. El principio del poder limitado se encuentra, por ejemplo,
en los arts. 13 y 14 de la Constitución de Perú de 1839, en el Título V, art. 2 de la Constitución de
Venezuela de 1819, en el art. 22 de la Constitución de Argentina de 1853, en el preámbulo de la
Constitución de Chile de 1828. Asimismo, la afirmación de la soberanía popular y el principio
representativo se recogieron en el art. 40 de la Constitución de México de 1917, en el art. 12 de la
Constitución de Perú, en el art. 1 de la Constitución argentina, y en el art. 21 de la Constitución
chilena.
En consecuencia, la historia constitucional de América Latina, inmediatamente después
de la fase independentista, evidencia un progresivo alejamiento del espíritu del constitucionalismo
europeo.
EL NEOCONSTITUCIONALISMO LATINOAMERICANO Y EL DESARROLLO DE LOS
INSTRUMENTOS DE TUTELA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
Los rasgos esenciales de este cambio se pueden observar, principalmente, a través de
tres elementos: la naturaleza del proceso constituyente, la aparición de una idea diversa de
Constitución y el perfeccionamiento de las técnicas de garantía de los derechos fundamentales.
Los procesos constituyentes se han producido, transiciones democráticas, como la
formación de nuevos ordenamientos constitucionales caracterizados por tres elementos: en primer
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lugar, se ha asistido a un proceso unidireccional, en el sentido del cambio de una forma de Estado
autoritario a un ordenamiento democrático; por lo que concierne al proceso de desarrollo de la
transición, la característica más destacada ha sido su aspecto pacífico.
1
Por otra parte, de la teoría de la Constitución se asiste a una profunda novedad derivada
del surgimiento de la idea normativa de la Constitución, como vínculo jurídico sancionable frente
a todos los poderes público (ENTERRIA, 1985).
Las Constituciones ya no se consideran sólo un documento preferentemente político y
programático, sino que son un conjunto de normas supremas susceptibles de inmediata y directa
aplicación; no representan un manifiesto político, un «canal de comunicación» de ideologías y
principios institucionales24, sino más bien un parámetro para evaluar la legitimidad de los hechos
y las conductas realizadas por todos los poderes constituidos (Campos, 1980).
Se afirma la primacía de la Constitución y se convierte en parte necesaria del principio de
legalidad, de lo que deriva una progresiva jurisdiccionalización del derecho constitucional que
marcará el cambio definitivo del Derecho político al Derecho constitucional: es decir, de la idea de
garantía política de la Constitución a la de justicia constitucional.
La influencia del pensamiento constitucional francés se encuentra en diferentes cartas
constitucionales del período independentista, en el que la tarea de velar por el respeto de las
normas constitucionales se confía a los órganos del poder legislativo, como la Cámara de
Censores en la Constitución política de Bolivia de 1826 o el Congreso en la Constitución de Perú
de 1823, o a los órganos consultivos, como el Consejo de Estado de la Constitución ecuatoriana
de 1851 (SEGADO, 2007, pág. 19).
Otro elemento novedoso del neoconstitucionalismo de América latina se refiere a la mejora
y depuración de las técnicas de codificación y de garantía de los derechos fundamentales. Ante
todo, se pone en evidencia la conciencia de la estrecha integración existente entre la democracia
y los derechos.
LA PLURALIDAD DE SISTEMAS DE JUSTICIA CONSTITUCIONAL EN AMÉRICA LATINA
Las primeras codificaciones constitucionales se produjo un tránsito desde las teorías de la
defensa política de la Constitución inspiradas en la Francia revolucionaria, hacia las primeras
configuraciones de justicia constitucional en forma de judicial review de inspiración
norteamericana.
La experiencia constitucional de los Estados Unidos de América favoreció la introducción
de formas de justicia constitucional difusa, con la atribución al Tribunal Supremo del monopolio del
control de constitucionalidad. En estas últimas décadas, por el contrario, se asiste a una creciente
influencia de los sistemas de justicia constitucional de inspiración europea, caracterizados por un
control concentrado y abstracto y por la posibilidad de que los Tribunales Constitucionales
sancionen con efecto erga omnes las normas contrarias a la Constitución.
A juicio de la doctrina, el prototipo de control concentrado en el continente americano se
observa en la breve experiencia del Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales de Cuba,
inspirado en el Tribunal de Garantías Constitucionales de la Constitución de la Segunda República
española. Dicho órgano fue previsto por la Constitución cubana de 1940 y se activó tras la
aprobación de la ley orgánica de 1949. Su vigencia se suspendió a raíz del golpe de Estado del
General Batista (1942), pero fue restaurada por el gobierno revolucionario cubano en 1959,
estando operativa hasta su definitiva supresión en 1976 (BELAUNDE, El tribunal de garantias
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constitucionales y sociales, 2002).


EVOLUCIÓN DEL CONSTITUCIONALISMO PERUANO
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LOS PRIMEROS PASOS (1808-1820)
La primera se extiende desde fines de 1808, cuando en Lima se divulga la crisis de la
monarquía española, hasta octubre de 1814, cuando se deja sin efecto la Constitución de Cádiz.
La segunda abarca desde principios de 1815, cuando se desarticuló la última institución impulsada
por la Constitución de 1812 que aún quedaba en pie los cabildos constitucionales, a lo que
sobreviene un largo paréntesis tras el restablecimiento de las instituciones monárquicas, y termina
en 1820.
DESIGNIO Y DETERMINACIÓN (1821-1920)
Entre los documentos fundacionales se encuentra el Reglamento Provisional, del 12 de
febrero de 1821, y el Estatuto Provisional, del 8 de octubre del mismo año, que se expidió cuando
ya San Martín tenía la condición de Protector de la Libertad del Perú. El Estatuto rigió hasta el 17
de diciembre de 1822, en que el primer Congreso Constituyente aprobó las Bases de la
Constitución Política de la República Peruana.
El primer Congreso Constituyente se había instalado el 20 de septiembre de 1822 y, al día
siguiente, designó entre sus miembros a la primera Junta Gubernativa del Perú, integrada por José
de la Mar, Felipe Antonio Alvarado y Conde de Vista Florida. Poco tiempo después, el 23 de febrero
del año siguiente, los generales del ejército libertador hicieron saber al Congreso la necesidad de
que el poder se encuentre centralizado en una persona, por lo que se sugería el nombramiento de
un presidente de la república, lo que se aceptó, y mediante decreto del 28 de febrero de 1823 se
designó a José de la Riva Agüero, que de esta forma se convirtió en el primer presidente de la
república.
San Martín (PAJARE, 2005) y algunos de sus adláteres (MC EVOY, 1996) eran de la idea
de institucionalizar una monarquía parlamentaria, mientras que los liberales que integraban la
primera Asamblea Constituyente se inclinaban por una república. Y fue esta última postura la que
primó, al disponer el artículo 2° de las Bases que la soberanía reside esencialmente en la nación
y no puede ser patrimonio de ninguna persona ni familia; precisando su artículo 14.° que el
ejercicio del poder ejecutivo nunca puede ser vitalicio, y mucho menos hereditario (BASADRE,
2002, págs. 70-73).
LA INSTITUCIONALIDAD PRECARIA (1920-1979)
El 18 de enero de 1920, con ocasión de un aniversario más de la ciudad de Lima, Leguía
promulgaba la nueva Constitución, la que formalmente rigió hasta el 9 de abril de 1933. En
setiembre de 1923, mediante Ley N.° 4687, se la modificó para posibilitar la reelección inmediata
de Leguía y, luego, en octubre de 1927, mediante la Ley N.° 5857, una nueva reforma
constitucional lo autorizaría a reelegirse para un tercer periodo consecutivo, lo que no se consumó
tras la insurrección de Sánchez Cerro, que lo depuso del poder el 25 de agosto de 1930
(VILLARAN, 1962, pág. 299 y ss) .
En materia de derechos, esta Constitución incorporó capítulos íntegros dedicados a la
cuestión social, tales como la educación y los pueblos indígenas. Respecto a la primera, reconoció
la obligatoriedad de la enseñanza primaria, fomentó la enseñanza técnica y estimuló las escuelas
de orientación industrial (Pareja, 2005). En relación con los pueblos indígenas, además de reiterar
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el reconocimiento de su existencia legal, garantizó la integridad de sus tierras y su


imprescriptibilidad e inalienabilidad. Aunque en el seno del Congreso Constituyente se debatió

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intensamente, ni el voto femenino ni el de los analfabetos fueron aprobados por esta Constitución.
El voto de las mujeres se aprobó más tarde, en 1955, mediante la Ley Nº 12391, en tanto que el
voto de los iletrados tendría que esperar todavía a la entrada en vigencia de la Constitución de
1979 (Ley N.º 23219).
La Constitución de 1933 es una de las que más vigencia ha tenido, sin embargo, su
acatamiento se reduce, en el fondo, a los periodos de los presidentes Bustamante y Rivero (1945-
1948), Ignacio Prado (1956-1962) y Fernando Belaunde (1962-1968), todos ellos civiles y de
origen democrático.
MODERNIZACIÓN (1980 - HASTA HOY)
Alberto Fujimori, quien, elegido para el periodo 1990-1995, antes de la mitad de su
mandato (5 de abril de 1992), propició un autogolpe con el apoyo de las Fuerzas Armadas, y
disolvió el Congreso de la República, clausuró el Tribunal de Garantías Constitucionales e intervino
a los órganos constitucionales más importantes (como el Poder Judicial), dejando en suspenso los
artículos de la Constitución de 1979 que se opusieran al Decreto Ley N.º 25418, de 6 de abril de
1992, mediante el cual se institucionalizó el autodenominado Gobierno de Emergencia y
Reconstrucción Nacional (PLANAS, 1993).
La Constitución de 1993, que entró en vigencia el 31 de diciembre de 1993. En términos
generales, la Carta del 93 es una reproducción de la Constitución de 1979 aproximadamente en
el 70 % de su contenido. Entre las principales diferencias resalta la ausencia de un preámbulo de
la elegancia que tenía la del 79 y la deflación en el reconocimiento de los derechos, en particular,
los relacionados con los derechos económicos, sociales y culturales, como consecuencia del
sesgo neoliberal que primó entre quienes integraban el CCD y que, por cierto, alentaban el
régimen. En este grupo de derechos destaca la eliminación del derecho a la estabilidad en el
empleo y el reconocimiento, en su lugar, del derecho a la protección adecuada contra el despido
arbitrario, cuyo contenido protegido, sin embargo, se dejó a que el legislador lo desarrolle.
Como sucede con la libertad de asociación, que se asimila a la asociación como persona
jurídica y la eliminación del rango constitucional de los tratados sobre derechos humanos, a los
que, sin embargo, el Tribunal Constitucional les ha devuelto tal condición.
La Constitución de 1993 reconoce diversos derechos relacionados con la participación
política y la institucionalización de mecanismos de democracia directa, como la iniciativa
legislativa, el referéndum o la rendición de cuentas, así como la creación de la Defensoría del
Pueblo como un órgano constitucionalmente autónomo. También cambios con el régimen
económico, en la actual se optó por constitucionalizar un programa de gobierno rígidamente liberal,
al condicionar la actividad empresarial del Estado a que se realice sujeta al principio de
subsidiaridad, en el contexto de una economía social de mercado. Igualmente, es una novedad la
introducción de los contratos leyes, esto es, cierto tipo de contratos administrativos suscritos entre
los inversionistas privados y el Estado a los cuales se garantizó su inmodificabilidad legislativa.
En conclusión, la evolución histórica de las constituciones en Perú, comprende doce
constituciones, a las cuales hay que añadir otras leyes, estatutos y normas que hicieron las veces
de Constitución en periodos algo agitados de la historia peruana.
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Creo que todo este periodo puede ser dividido en cuatro grandes etapas:
a) Primer periodo; de 1820 a 1860,
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b) Segundo periodo; de 1860 a 1920,
c) Tercer periodo; de 1920 a 1979 y
d) Cuarto periodo; de 1979 en adelante.
Esta periodificación la hemos efectuado teniendo en cuenta: a) La situación de
independencia política del Perú, en relación con España; b) La dación de importantes
constituciones, que marcaron o coincidieron con periodos importantes y de largo aliento de nuestra
historia política, c) La coincidencia con épocas de tranquilidad política, desarrollo económico o
punto de partida de épocas con características distintas; d) El inicio o el restablecimiento de la
democracia en sentido pleno; y e) La intensidad del debate doctrinario y su influencia.

Bibliografía
23219, L. N. (s.f.).
BASADRE. (2002).
BELAUNDE, D. G. (2002). El tribunal de garantias constitucionales y sociales. Lima.
BELAUNDE, D. G. (2003). ¿Existe un espacio público latinoamericano? en Estudios constitucionales.
Campos, J. B. (1980). La codificación constitucional y la Constitución real. Caracas.
ENTERRIA, E. G. (1985). La Constitución como y el tribunal Constitucional. Madrid.
MC EVOY. (1996).
PAJARE. (2005).
PLANAS, P. (1993). La Constitucion Traicionada. Lima.
SEGADO, F. F. (2007). La giurisdizione Costituzionale in America Latina e la sua problematica nel XX
secolo. Lecce.
VILLARAN, M. V. (1962). LIMA.
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