INTRODUCCIÓN
Desde la antigüedad hasta la actualidad los títulos de crédito son utilizados básicamente como
comprobante de la existencia de un crédito o préstamo. Permiten al acreedor tener un certificado de
pago sobre el crédito concedido a una persona o colectivo. Su principal función es la de agilizar la
transferencia de bienes., su utilidad consistía en simplificar las operaciones mercantiles y evitar que
los comerciantes tuvieran que transportar el dinero durante largos trayectos, ya que hacerlo así era
riesgoso; en su lugar se entregaba dinero en efectivo a un banquero, quien lo acreditaba
escribiéndolo en el título de crédito y de esa forma tenía la obligación de reintegrarlo a aquella
persona que se lo presentara en un futuro; con base en lo anterior, se utilizaban los documentos
para evidenciar las operaciones, en lugar de emplear dinero. Siendo estos una figura elemental para
los negocios jurídicos de índole mercantil. Son ampliamente utilizados en México para toda clase de
temas: desde arrendamientos y créditos refaccionarios, hasta grandes estructuras de financiamiento
y operaciones del mercado de valores, tanto nacional como internacional.
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HISTORIA DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO
Para poder adentrarnos en la historia de los títulos de crédito definiré que son los títulos de crédito:
Título de crédito es todo aquel título que se recibe comúnmente en pago, en las transacciones
comerciales, en lugar de moneda, sin que por lo mismo presente los atributos de la moneda, son
aquellos que cumplen una función de crédito o una función de pago, sin que por ello pueda
entenderse que son operaciones que cumplen con los requisitos del crédito bancario, o bien que son
papeles considerables como moneda.
Los títulos de crédito son una especie dentro del género de documentos, por lo que puede decirse
que todo título de crédito es un documento, pero no todo documento es título de crédito.
En los títulos de crédito, el documento es condición necesaria y suficiente para atribuir el derecho.
La doctrina conoce con el nombre de incorporación, la relación existente en los títulos de crédito
entre el derecho y el documento.
El derecho consignado en el título es autónomo, lo que quiere decir que cada uno de los tenedores
del documento tiene un derecho propio, independiente de los anteriores tenedores. Los títulos de
crédito están destinados a circular, por lo que este debe, ser un elemento de suma importancia.
Ahora bien nuestra legislación específicamente hablando del Código de Comercio de Guatemala
decreto dos guión setenta en su Artículo 385 establece que son títulos de crédito los documentos
que incorporan un derecho literal y autónomo, cuyo ejercicio o transferencia es imposible
independientemente del título. Los títulos de crédito tienen la calidad de bienes muebles.
Los títulos de créditos son considerados como cosas y, por consecuencia objetos corporales que
pueden tener un valor, que por su naturaleza son objeto de derechos reales de posesión, tenencia,
dominio, condominio, usufructo y prenda.
En nuestra legislación guatemalteca los títulos de crédito son denominados bienes muebles como
se establece en el Artículo trescientos ochenta y cinco del Código de Comercio, ya que están
destinados a la circulación, por lo que se les ha provisto de un modo mucho más sencillo de
transmisión que es la cesión, que podrá efectuarse por el medio más rápido siendo este el endoso,
ya que contiene un negocio jurídico o una declaración unilateral de voluntad, obligando al suscriptor
desde el mismo momento en que lo signa con su firma, es decir que encierra la asunción de una
obligación asumiendo un carácter vinculante e irrevocable ya que no requiere la aceptación del
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acreedor por lo que se establece que el título de crédito no es receptiva para el cumplimiento de su
obligación inmersa en el mismo documento, siendo esta una promesa incondicional, no tan solo
porque el promitente no la subordina a condición alguna si no porque esa promesa no se encuentra
subordina a ninguna aceptación o prestación del promisorio.
También se establece como naturaleza jurídica el de ser ejecutivos, porque se establecen como
documentos privados, ya que estos son suficiente para comprobar a favor de su titular legítimo, la
existencia de los derechos contenido dentro del texto mismo del documento por eso los títulos de
crédito constituyen una prueba pre constituida de la acción que se ejercita en juicio.
Debido a la importancia que representa en nuestra legislación los títulos de crédito es importante
conocer sus antecedentes que inicia En la edad media, los requerimientos que exigía la evolución
de la actividad mercantil fueron los que exigieron la creación de un nuevo sistema, los títulos de
crédito que aparecen en la historia justamente cuando los mecanismos contemplados en el derecho
común que se utilizaba para la circulación resultaron insuficientes para llenar las necesidades de
mayor rapidez, facilidad, certeza y seguridad que exige las actividades económicas.
Los títulos de crédito vienen de la doctrina italiana, y es un invento italiano de los comerciantes de la
Edad Media y el Renacimiento, ya que son usados en esa época, como documentos- valor, que
representan dinero y protegidos por firmas personales de los que los usan. Sirvieron para trasladar
cantidades de dinero, por Europa, sin necesidad de portar monedas metálicas de oro o plata. Los
asaltantes de los caminos de Europa, se vieron burlados, por los comerciantes italianos que
solamente portaban papeles escritos, como fue el uso de la letra de cambio y más adelante el
cheque, ya que fueron documentos- valores o títulos valores, los que circularon, y hoy siguen
circulando en el comercio. Los títulos de crédito, se llaman así, por respeto histórico, recordando a
la letra de crédito que origina su naturaleza y estructura, a esos documentos- valor representantes
cantidades de dinero.
En la última etapa de la edad media, cuando el tráfico comercial se intensifica a través del mar
mediterráneo, se dieron una serie de atracadores que pirateaban a todos los comerciantes y a las
naves de los comerciantes cuando regresaban a sus ciudades, después de la venta de todos sus
productos mercantes.
El transporte del dinero en efectivo resultaba tan inseguro que por tales circunstancias surgió la
necesidad de transportarlo a través de documentos que representaban el valor del dinero sin que se
diera el hecho material de portar la moneda en efectivo, fue así como las personas denominadas
banqueros utilizaron los títulos de crédito que llenaban esas necesidades, y es así como los
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comerciantes encontraron una forma que les proporcionaba seguridad en las transacciones
comerciales.
Por ello los comerciantes fueron admitiendo desde muy antiguo, ciertas reglas diferenciadas para
posibilitar la transmisión de los derechos derivados de sus actividades, venta de mercancías,
prestaciones de servicios, prestamos de dinero, depósito de mercancías.
Todos estos derechos de los comerciantes que representan un crédito contra otra persona deudor y
que le otorgan la facultad que era de exigir una prestación futura del obligado, fuera de entregar
dinero o de hacer alguna acción o abstenerse de hacerla, se representaron del modo más sencillo
en documentos, papeles que su transmisión se realizaba por la simple entrega o colocando la firma
al dorso de los mismos documentos representativos.
Es así como estos derechos de créditos circularon como dinero y fueron los banqueros quienes
posibilitaron su mayor transferibilidad cuando admitieron descontar los documentos donde se
representaban tales derechos entregándoles monedas al comerciante, y a cambio de ellos previa
deducción de una parte de su valor.
En la actividad económica estos documentos denominados títulos de crédito pasaron a constituir una
pieza importante en la economía de todos los estados, facilitando la circulación de la riqueza
mediante la utilización de instrumentos sencillos, de fácil confección rodeados de ciertos atributos
que les confieren máxima seguridad y certeza para su circulación.
Durante la Edad Media la limitación del curso de la moneda a territorios de extensión reducida y la
escasez e inseguridad en las comunicaciones, hicieron frecuente, para efectuar pagos en lugares
alejados y, en general, para tener en ellos sumas disponibles, la costumbre de valerse de un
cambista, quien, contra entrega de una suma de dinero, se obligaba a hacerla pagar por un tercero
en otra plaza, a la persona que se le designaba. En una palabra, los mercaderes que viajaban por
las distintas ciudades de Italia, Francia y Alemania, para ejercer el comercio de bienes necesitaban
disponer de dinero en las diversas Ferias de Flandes, Niza, Milán, etc.
A tal fin depositaban en el cambista “la suma de dinero”, contrato de cambio y recibíansimplemente
la “letra” para el representante del mercader que la libraba o suscribía a su favor. A tal fin, el cambista
expedía a quien le entregaba la suma una orden escrita para aquél que debía efectuar el pago:
“literae cambiariae”, es decir, la carta que daba cuenta de la obligación de pago. La operación
implicaba que quien emitía el título u orden escrita era el librador, en una primera época el cambista,
quien la recibía era tomador o depositante o un tercero beneficiario, y además, estaba aquél que
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debía efectuar el pago por el librador conocido como girado. Ahora bien, este último, para quedar
obligado frente al tomador, debía aceptar el título mediante acto expreso asentando así su voluntad
de abonar la promesa de pago del librador.
Se dice que nacieron en Francia por la necesidad del hombre de realizar comercio los títulos de
crédito son documentos privados que representan la creencia, fe, o confianza que una persona tiene
en otra persona para que haga o pague algo, ya sea porque le allá entregado un bien o por que se
le allá acreditado una suma de dinero. Reciben este nombre por una tradición histórica que se remota
muchos siglos atrás, derivado seguramente de que llevo el primero de dichos documentos, que fue
la letra de cambio, con la que se acreditaba el girador, por el girado, una suma de dinero que aquel
había entregado para que le hiciera llegar a un tercero, en diferente plaza.
En el fondo el girador tenía fe en el girado, al cual entregaba esa suma de dinero porque creía que
cumpliría sus instrucciones. La denominación implica, desde el punto de vista moderno y gramatical,
que hay una operación de crédito. En el ámbito legislativo la Ordenanza francesa de 1673 fue el
primer texto legal que reguló la institución de la letra de cambio y, si bien no se ocupó del pagaré,
reconoció con el tiempo la cláusula a la orden y habilitó “el billete a la orden” por el que una persona
se obligaba a pagar determinada suma de dinero como precio de la letra entregada.
De tal modo, por el hecho de su creación o emisión, la promesa unilateral de hacer pagar una suma
de dinero literalizada en el papel implica que tanto el librador como el girado al aceptarla, se
encuentran obligados en forma cambiaria, como lo están también los endosantes, avalistas, etc., es
decir, solidariamente por el todo, pero también de manera independiente. Dicho derechamente del
título surgen tantas relaciones cambiarias como personas figuran en él, sea el librador, los
endosantes, avalistas y eventual aceptante. De tal forma, se concreta definitivamente la teoría de la
“incorporación” del derecho personal a la cosa, naciendo el nuevo instituto denominado “título de
crédito”.
Existen distintas etapas de la construcción de la teoría de los títulos de crédito, "en primer término,
la posición doctrinal que valoró el aspecto de la incorporación del derecho al documento, en el
sentido de que, incorporado el derecho al documento, la suerte del primero queda unida
inseparablemente a la del segundo; el derecho no se puede exigir ni transmitir sin el documento y
sigue las vicisitudes de éste. La segunda etapa consistió en destacar al título de crédito de los demás
documentos jurídicos, partiendo de la necesidad de la posesión del documento para el ejercicio del
derecho.
Y, por último, tomando como base esa necesidad de poseer el documento y de exhibirlo, se elabora
a fondo la noción de la legitimación, y se hace de ésta el eje del concepto del título de crédito, en el
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doble sentido de que, sin la exhibición del documento, ni el deudor está obligado a cumplir ni cumplirá
con eficacia liberatoria".
En síntesis, la construcción doctrinaria de los títulos valores se inicia con la idea de la incorporación
del derecho al documento. Más tarde, se agregó la característica de la literalidad y finalmente se
añadió el elemento de la legitimidad. La fórmula quedó integrada al establecerse que "los títulos
valores son documentos necesarios para ejercer el derecho literal y autónomo que en ellos se
consigna".
El apogeo de los títulos de crédito tuvo lugar en la Edad Media ya que, como explica Labariega, en
esa época sucedió una “restricción de la moneda a territorios de extensión reducida, la escasez e
inestabilidad de las comunicaciones, la gran variedad de monedas entonces circulantes, la
prohibición del préstamos a interés, la negativa de ciertas leyes estatales que impedían la salida de
metales preciosos, las falsificaciones frecuentes, por una parte, y por la otra, la necesidad de efectuar
pagos en lugares alejados”. Aquello fue un caldo de cultivo para los títulos de crédito.
La regla en esa época era que los títulos de crédito tuvieran un uso probatorio por ser nominativos,
ya que acreditaban una operación de cambio sin que algo operara de mano a mano; es decir, eran
facilitadores de transacciones sin necesitar el recurso: se cambiaba dinero presente (presens
pecunia, argent présent) por dinero ausente (absens pecunia,argent absencommutatio pecuniae
absentis pro praesentis).
Como cualquier institución jurídica, evolucionó por la necesidad intrínseca de alcanzar los avances
sociales. Para facilitar las transacciones cada vez más grandes y con más rutas comerciales, en el
siglo XVI comenzó a usarse el endoso en Italia, siendo adoptado en el siglo XVIII en el resto de los
países europeos. De forma casi paralela al endoso se consagró la cláusula “al portador”. Esto, desde
luego, implicó cambios estructurales a la figura, ya que pasó de ser un instrumento para documentar
una transacción específica a ser un instrumento “sustituto del dinero” tendiente a circular. Era una
especie de billete utilizado para liberar obligaciones y no sólo para realizar operaciones específicas
de intercambio.
Debido a este proceso de evolución se le concedió un carácter ejecutivo al pagaré: si ya no sería
meramente probatorio y sería sustituto del dinero, con la finalidad de circular y además de ser usado
para negociaciones, debía existir un medio eficiente para cobrarlo entre comerciantes, como si fuera
dinero. De ahí las vías ejecutivas.
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EDAD MEDIA
Se dice que nacieron en Francia por la necesidad del hombre de realizar comercio los títulos de
crédito son documentos privados que representan la creencia, fe, o confianza que una persona tiene
en otra persona para que haga o pague algo, ya sea porque le allá entregado un bien o por que se
le allá acreditado una suma de dinero. Reciben este nombre por una tradición histórica que se
remota muchos siglos atrás, derivado seguramente de que llevo el primero de dichos documentos,
que fue la letra de cambio, con la que se acreditaba el girador, por el girado, una suma de dinero
que aquel había entregado para que le hiciera llegar a un tercero, en diferente plaza. En el fondo el
girador tenía fe en el girado, al cual entregaba esa suma de dinero porque creía que cumpliría sus
instrucciones.
La denominación implica, desde el punto de vista moderno y gramatical, que hay una operación de
crédito. En el ámbito legislativo la Ordenanza francesa de 1673 fue el primer texto legal que reguló
la institución de la letra de cambio y, si bien no se ocupó del pagaré, reconoció con el tiempo la
cláusula a la orden y habilitó “el billete a la orden” por el que una persona se obligaba a pagar
determinada suma de dinero como precio de la letra entregada. De tal modo, por el hecho de su
creación o emisión, la promesa unilateral de hacer pagar una suma de dinero literalizada en el papel
implica que tanto el librador como el girado al aceptarla, se encuentran obligados en forma cambiaria,
como lo están también los endosantes, avalistas, etc., es decir, solidariamente por el todo, pero
también de manera independiente.
Dicho derechamente del título surgen tantas relaciones cambiarias como personas figuran en él, sea
el librador, los endosantes, avalistas y eventual aceptante. De tal forma, se concreta definitivamente
la teoría de la “incorporación” del derecho personal a la cosa, naciendo el nuevo instituto denominado
“título de crédito”. La letra de cambio es un título a la orden porque está destinado a la circulación.
Estos a grandes rasgos las características/orígenes de cómo ha ido evolucionando desde la Baja
Edad Media. El contrato consistía en que se emitan dos documentos en el contrato. Había un primer
documento que decía la causa a que se debía, siendo un recibo de cantidad de dinero que se le
había entregado al banquero para que le cambiara el dinero de lugar (en otra plaza). Este documento
se hacía ante notario, llevando aparejada una ejecución. El segundo documento era una carta u
orden (papel) dirigido a un dependiente, agente o corresponsal de ese viajero, al que se le encargaba
el pago de ese dinero. Cuando los dos documentos se unen en uno, es cuando surge la letra de
cambio, y en la misma se hace referencia a las relaciones existentes entre las personas referentes
en la misma, que son: Librador: Quien emite la carta. Librado: Quién debe el dinero. Tomador: El
banco.
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CORRIENTES
Existen distintas etapas de la construcción de la teoría de los títulos de crédito, "en primer término,
la posición doctrinal que valoró el aspecto de la incorporación del derecho al documento, en el
sentido de que, incorporado el derecho al documento, la suerte del primero queda unida
inseparablemente a la del segundo; el derecho no se puede exigir ni transmitir sin el documento y
sigue las vicisitudes de éste. La segunda etapa consistió en destacar al título de crédito de los demás
documentos jurídicos, partiendo de la necesidad de la posesión del documento para el ejercicio del
derecho. Y, por último, tomando como base esa necesidad de poseer el documento y de exhibirlo,
se elabora a fondo la noción de la legitimación, y se hace de ésta el eje del concepto del título de
crédito, en el doble sentido de que, sin la exhibición del documento, ni el deudor está obligado a
cumplir ni cumplirá con eficacia liberatoria"
En síntesis, la construcción doctrinaria de los títulos valores se inicia con la idea de la incorporación
del derecho al documento. Más tarde, se agregó la característica de la literalidad y finalmente se
añadió el elemento de la legitimidad. La fórmula quedó integrada al establecerse que "los títulos
valores son documentos necesarios para ejercer el derecho literal y autónomo que en ellos se
consigna.
CORRIENTE ITALIANA
La mayoría de autores incluyendo el Doctor René Arturo Villegas Lara considera que es la que
adopta el sistema legal guatemalteco indicando: “Que es la más conocida en el ámbito jurídico y
comercial.
CORRIENTE ALEMANA
La cual se fundamenta en que el documento es el valor que representa desde el momento en que
se convierte en título de crédito, porque entonces ya tiene valor. Indicando algunos autores que la
ley guatemalteca no la acepta debido a que en esta corriente se le denomina título valor.
En Guatemala desde las Ordenanzas de Bilbao, pasando por el Código de 1877, el de 1942 y el
reciente de 1970, siempre ha existido legislación sobre títulos de crédito, y cuando fue oportuno, rigió
el Reglamento uniforme de la Haya de 1912, que pretendía normar la letra de cambio a nivel
internacional y que más tarde se concretó en la ley uniforme aprobada en la Conferencia de Ginebra
en 1930.
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Existiendo diferentes concepciones sobre títulos de crédito, las que obedecen a los diversos
sistemas jurídicos que conoce el Derecho comparado, podemos afirmar que nuestro derecho actual
no puede considerársele inspirado en una sola corriente, las ideas italianas o alemanas campean en
el contenido del Código de Comercio de Guatemala, particularmente en materia de títulos de crédito.
No todos los títulos de crédito han surgido en el mismo momento de la historia del comercio, por lo
que su estudio y regulación se ha producido en tiempos diversos; pero desde principios del siglo XX
los juristas han realizado grandes esfuerzos para elaborar una teoría unitaria o general, dentro de la
cual se comprende toda esa categoría llamada títulos de crédito. Para entender el desarrollo histórico
de los títulos valores (letras de cambio, cheques, pagarés) es básico diferenciar el hecho que ellos
solo aparecieron en la Edad Media, por la necesidad de crear instrumentos que debieron facilitar la
circulación del dinero y por el riesgo que implicaba el transporte de los valores monetarios de una
plaza a otras.
Dado el enorme flujo comercial en la Edad Media, los comerciantes de la época medieval urgían el
traslado de dinero o especies monetarias de un sitio a otro, lo cual era riesgoso; fue entonces cuando
aparecieron los cambistas, que recibían sumas de dinero, entregando a cambio un documento que
el acreedor llevaba a otro sitio con el fin de que el mandatario, socio o corresponsal del cambista
devolviera el dinero entregado. Es así como puede verse un escenario en donde se relacionan dinero
con títulos valores y a través de ellos se disminuye el cargar dinero, pero también, se crean nuevas
condiciones de intercambio y transformación productiva particular.
El surgimiento de éstos ha sido definido por los tratadistas e historiadores como un surgimiento
evolutivo, entiéndase con esta palabra a un proceso de nacimiento e incorporación a la vida mercantil
con el transcurrir del tiempo, ya que no todos los títulos de crédito que tenemos en la actualidad
surgieron en un mismo lapso de tiempo ya que estos fueron surgiendo según las necesidades
comerciales en cada país o territorio determinado, algunos tratadistas indican que los mismo
surgieron en la edad media cuando el tráfico comercial comenzó a expandirse por el mar
mediterráneo, lo que generó una abundante producción y ganancias por parte de los comerciantes,
lo cual fue visto en ese entonces por los piratas para saquear los barcos; en los cuales, los
comerciantes llevaban el dinero producto de su intenso trabajo, lo que genero la necesidad de
ingeniarse una solución, la cual fuera adecuada a las necesidades de traficar ágilmente y
aceleradamente, por lo que surgieron los primeros documentos para evitar el tráfico del dinero en
efectivo.
De esta forma los banqueros comenzaron a utilizar los títulos de crédito que llenaran esas
necesidades y los comerciantes encontraron una forma que les proporcionaran seguridad en sus
transacciones comerciales de un lugar a otro.
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En Guatemala, según el doctor René Arturo Villegas Lara fueron regulados: “Desde las ordenanzas
de Bilbao, pasando por el Código de 1877, el de 1942 y el reciente de 1970, siempre ha existido
legislación sobre los documentos referidos; y cuando fue oportuno, rigió el Reglamento Uniforme de
la Haya de 1912, que pretendía normar la letra de cambio a nivel internacional y que más tarde se
concretó en la ley uniforme en la Conferencia de Ginebra, en 1930”.
En la legislación interna estos han tenido un gran impacto en el tráfico comercial, debido a que el
Código de Comercio actual, el cual fue promulgado en el año de 1970; se dedica un apartado a dicho
documento y en los cuales regula 13 títulos de crédito de los cuales algunos como el bono bancario
ya no lo regula el Código referido debido a que se encuentra regulado en una Ley de carácter
especial. Es importante señalar que, en el Código de Comercio del año de 1942, los títulos
referenciados no tenían gran impacto como en la actualidad, ya que no existía una sección en que
regulara específicamente dichos documentos, dando solo pinceladas de lo que posteriormente sería
el título.
No todos los títulos de crédito han surgido en el mismo momento de la historia del comercio, por lo
que su estudio y regulación se ha producido en tiempos diversos; pero desde principios del siglo XX
los juristas han realizado grandes esfuerzos para elaborar una teoría unitaria o general, dentro de la
cual se comprende toda esa categoría llamada títulos de crédito.
Para entender el desarrollo histórico de los títulos valores (letras de cambio, cheques, pagarés) es
básico diferenciar el hecho que ellos solo aparecieron en la Edad Media, por la necesidad de crear
instrumentos que debieron facilitar la circulación del dinero y por el riesgo que implicaba el transporte
de los valores monetarios de una plaza a otras. Dado el enorme flujo comercial en la Edad Media,
los comerciantes de la época medieval surgían el traslado de dinero o especies monetarias de un
sitio a otro, lo cual era riesgoso; fue entonces cuando aparecieron los cambistas, que recibían sumas
de dinero, entregando a cambio un documento que el acreedor llevaba a otro sitio con el fin de que
el mandatario, socio o corresponsal del cambista devolviera el dinero entregado.
Es así como puede verse un escenario en donde se relacionan dinero con títulos valores y a través
de ellos se disminuye el cargar dinero, pero también, se crean nuevas condiciones de intercambio y
transformación productiva particular.
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IMPORTANCIA DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO
En la economía guatemalteca el título referido a contribuido en las relaciones jurídico económicas
entre particulares o entre personas jurídicas y particulares, debido a que el documento referido a
pesar de tener varias características que le dan una formalidad especial, es factible redactarlo en
varias operaciones jurídicas, podemos dar un ejemplo con una letra de cambio en el cual la persona
que la redacta solo tiene que saber cuáles son las formalidades necesarias para poder redactarlo y
que nazca a la jurídica, no se necesita una formalidad más estricta como por ejemplo un contrato de
mutuo.
En Guatemala por ser un país en que su economía principal se basa en el comercio, estos son de
gran utilidad entre los comerciantes ya que, en determinadas ocasiones en las transacciones
comerciales, no se necesita trasladar de un lugar a otro el dinero objeto del negocio, si no basta con
un documento que representa y garantiza el pago del mismo.
Así también, es conveniente citar en este punto al autor José Gómez Gordoa el cual indique que “El
derecho mercantil les debe buena parte de su actual importancia. Son una ficción de la ley, de la
más absoluta simplicidad: un simple pedazo de papel, al cual se inserta o se redacta una serie de
frases con características especiales, se transforma en algo totalmente distinto llamado título de
crédito que va a contener derechos y obligaciones distintas de cualquier otro documento o cosa civil
o mercantil, con cualidades propias, así también constituyen una masa superpuesta a las cosas, una
masa que circula con leyes propias sobre el cumulo de cosas muebles en inmuebles, que constituyen
la riqueza social, son documentos representativos a través de los cuales es más fácil realizar
transacciones por los derechos representados.”
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CONCLUSIONES
En la actividad económica estos documentos denominados títulos de crédito pasaron a constituir una
pieza importante en la economía de todos los estados, facilitando la circulación de la riqueza
mediante la utilización de instrumentos sencillos, de fácil confección rodeados de ciertos atributos
que les confieren máxima seguridad y certeza para su circulación, es así como estos derechos de
créditos circularon como dinero y fueron los banqueros quienes posibilitaron su mayor
transferibilidad cuando admitieron descontar los documentos donde se representaban tales
derechos entregándoles monedas al comerciante, y a cambio de ellos previa deducción de una
parte de su valor.
La existencia y el uso de los documentos que el Derecho Guatemalteco designa con el nombre de
Títulos de crédito, tiene sus orígenes muchos años atrás, pero en ninguna época han llegado a tener
la importancia que el tráfico mercantil les asigna actualmente, los que en sus diversas formas
contribuyen el desenvolvimiento de las relaciones comerciales.
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RECOMENDACIONES
Es necesario que el Congreso de la República de Guatemala, realice reformas, sobre todo
al Código de Comercio de Guatemala para adecuar el ordenamiento jurídico guatemalteco
en materia mercantil dándoles un orden correcto a las definiciones por cada título de crédito
siguiendo un orden consecutivo para que no haya que buscar en diferentes artículos todo lo
que engloba un título de crédito, considerando la evolución que se ha dado en materia de
títulos valores, clasificándolos y denominándolos de una manera más técnica, para fortalecer
las negociaciones mercantiles que se dan tanto a nivel nacional como internacional.
Buscar una forma práctica de garantizar el cobro y la ejecución de los títulos valores es por
medio del Congreso de la República de Guatemala al realizar una reforma a la legislación
mercantil guatemalteca, en especial al Código Procesal Civil y Mercantil, clasificando
correctamente los títulos de crédito dependiendo de si los mismos representan un crédito,
mercancías o la participación en una sociedad. Como consecuencia de ello los comerciantes
podrán gozar de una mayor certeza y seguridad jurídica.
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COMENTARIO JURIDICO PERSONAL
Los títulos de crédito son muy antiguos, ya que eran una manera de portar una cantidad dineraria en
un documento el cual avalaba dinero, en tiempo antiguo era un instrumento que facilitaba la
circulación del dinero ya que portar una cantidad dineraria era un riesgo personal por la delincuencia,
actualmente también se corre un gran riesgo al portar dinero, pero se han implementado y
evolucionado distintos documentos como la tarjeta de crédito la cual es un documento con el cual
podemos pagar cualquier cosa.
En Guatemala, los títulos de crédito son instrumentos financieros que juegan un papel crucial en el
ámbito jurídico y comercial, estos documentos representan derechos de crédito, como el derecho a
recibir un pago, y son utilizados como herramientas para facilitar las transacciones comerciales y
financieras. Estos títulos de crédito están regulados principalmente por el Código de Comercio y
otras leyes complementarias, estas regulaciones establecen los requisitos para la emisión, endoso,
transferencia y circulación de los mismo, así como los derechos y obligaciones de las partes
involucradas en su uso.
Es importante destacar que los títulos de crédito en Guatemala son instrumentos negociables, lo que
significa que pueden ser transferidos de una parte a otra de manera rápida y eficiente. Esto facilita
la movilidad de los derechos de crédito y promueve la liquidez en el mercado financiero.
Además, los títulos de crédito en Guatemala son documentos formales que deben cumplir con ciertos
requisitos de forma y contenido para ser válidos y exigibles. Estos requisitos varían según el tipo de
título de crédito, ya que los mismos requisitos se regulan por el código de comercio artículo 386 el
cual nos indica los requisitos generales para todos los títulos de crédito pero todos estos tienen
requisitos específicos del mismo título.
En cuanto a la protección legal, el marco jurídico guatemalteco ofrece mecanismos para hacer valer
los derechos derivados de los títulos de crédito y para resolver disputas relacionadas con su uso.
Los tribunales guatemaltecos tienen competencia para conocer y resolver casos relacionados con la
interpretación, ejecución y nulidad de los títulos de crédito, proporcionando así seguridad jurídica a
las partes involucradas en las transacciones comerciales.
En resumen, los títulos de crédito desempeñan un papel fundamental en la economía guatemalteca,
facilitando el financiamiento y la circulación de la riqueza, y están respaldados por un sólido marco
jurídico que garantiza su validez y protege los derechos de las partes involucradas.
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E-GRAFÍA
https://www.revistaabogacia.com/los-titulos-de-credito-hacia-un-enfoque-mas-critico/
http://www.biblioteca.usac.edu.gt/tesis/04/04_9187.pdf
https://mipymecumple.cl/inicio/wp-content/uploads/2021/04/titulos-de-credito.pdf
http://biblioteca.oj.gob.gt/digitales/45044.pdf
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