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ANAMNESIS+PSICOPATOLOGÍA-modelo Anamnesis Psicopatologia I

La persona consulta por posible depresión y describe síntomas como insomnio, llanto frecuente, baja autoestima, aislamiento social e irritabilidad. Manifiesta estos síntomas de forma diaria desde hace varios años y le causan malestar emocional y físico.

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ANAMNESIS+PSICOPATOLOGÍA-modelo Anamnesis Psicopatologia I

La persona consulta por posible depresión y describe síntomas como insomnio, llanto frecuente, baja autoestima, aislamiento social e irritabilidad. Manifiesta estos síntomas de forma diaria desde hace varios años y le causan malestar emocional y físico.

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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

ANAMNESIS CLÍNICA

ALUMNA

Herrera Díaz Melanie Kristel

DOCENTE

Aedo Benites Rafael Tadeo

Trujillo – Perú

2021
ANAMNESIS CLÍNICA

I. DATOS GENERALES:

- Nombres y apellidos : C.A.C.Q.

- Sexo : Mujer.

- Edad : 23.

- Fecha de nacimiento : 16/02/1998.

- Lugar de nacimiento : Trujillo, Perú.

- Lugar que ocupa entre hermanos : 2/3

- Grado de instrucción : Superior (Universidad).

- Ocupación : No trabaja ni estudia.

- DNI : 71540479.

- Religión : No tiene (Agnóstica).

- Estado civil : Soltera.

- Dirección : Los Rosales de San Luis Mz. D Lote 6.

- Fecha de evaluación : 24/09/2021 – 26/09/2021 – 28/09/2021 –


30/09/2021.

- Examinador : Herrera Díaz Melanie Kristel.

II. MOTIVO DE CONSULTA

La evaluada busca determinar si los síntomas que tiene son de depresión. Refiere que “Siento
que tengo depresión. Quiero dejar de estar tan triste, no me gusta preocupar a la gente que
quiero, pero, aunque lo intento, siento que yo no mejoro. No me gusta estar sola, pero siento
que nadie me entiende, me malinterpretan y eso me enoja. No me gusta pelear, pero respondo
de forma agresiva, no lo puedo controlar. Mi carácter es de acumular cólera para no fastidiar a
los demás, pero junto tanto enojo que exploto ante lo mínimo. Mi personalidad choca con las
suyas, por eso evito salir con personas, aunque siento que soy egoísta y una mala persona”.

III. PROBLEMA ACTUAL

Acerca de los signos, la evaluada describe que “sufro de insomnio, me siento muy cansada
porque cargo todas esas horas sin dormir y después de golpe mi cuerpo siente el peso de no
haber dormido”. Sin embargo, cuando intenta descansar refiere que “Tengo mucho sueño, pero
cuando cierro los ojos hay muchas cosas en mi mente, entonces como mi mente está así de esa
manera no puedo descansar porque es como que quiero hacer algo para olvidarme, pero al
mismo tiempo estoy tan cansada que, aunque quiera hacer algo, no lo hago”. Narra que el
insomnio es fuerte pues las horas que descansa son “llego a dormir a las 12 am, 1 am o 2 am,
cuando tengo muchas cosas en la mente puedo quedarme hasta las 3 de la mañana y me levanto
a eso de las 9 am, pero como no he dormido nada, vuelvo a cerrar mis ojos y me quiero levantar
más tarde. Eso funciona a veces. Y en las tardes me muero de sueño, pero, aunque cierro los ojos
no puedo dormir, sigo pensando”. Ante la interrogante de qué tipos de pensamientos tiene
“Posiblemente, de frustración, tristeza”. “No sé desde cuándo no puedo dormir tanto, tal vez
hace dos años o un año no puedo conciliar el sueño”. Explica que la única forma en la que puede
dormir es escuchando una serie, película o música que ya ha visto pues las imágenes se repiten
en su mente. “No puedo dormir si hay silencio, estoy con la luz apagada o no hay nada que hacer
porque mi mente comienza a llenarse de pensamientos agotadores y termino llorando”. Le
ocurre diariamente, se manifiesta en su casa y casas ajenas. Considera que lo que ha hecho para
que le pase es haberse acostumbrado a no dormir y desvelarse seguido en la época de la
universidad. Por otro lado, siente que sus pensamientos la agotan y le causan dolor corporal,
desde el cuello hasta la columna. No puede reconocer la intensidad del dolor de cuerpo pues
siempre ha suprimido el dolor, le ocurre todos los días y cree que es porque no duerme bien. La
evaluada manifiesta que le sucede desde hace dos años y los dolores de cuerpo duran todo el
día.

Además, la evaluada considera que “Lloro por cualquier cosa. Estoy tranquila, por ejemplo, en mi
cuarto, y de la nada empiezo a llorar”. Narra que el llanto es fuerte y de frecuencia diaria.
“Últimamente lloro por cualquier cosa, luego me calmo, vuelvo a llorar un rato, me vuelvo a
calmar y así sucesivamente porque siento que si lloro de corrido no hay forma en que me repare
yo sola”. Asegura que puede no haberle pasado nada y ella siente la necesidad de llorar.
Además, refiere “Se pone peor cuando escucho discusiones, yo huyo de las peleas. Si alguien
comienza a gritar, me pongo mal, aguanto las lágrimas porque no quiero llorar frente a alguien”.
El llanto ocurre desde agosto de 2015 (muerte de sus abuelos), se manifiesta en su casa, dura
entre 10 a 25 minutos y cuando está sola puede durar entre 1 hora y media a más, considera que
lo que ha hecho para que le pase es meterse en discusiones en las que no tiene que ver. A partir
de esto, el deseo de aislarse es fuerte. La evaluada afirma que “Me cansa compartir como soy”,
este tipo de pensamiento ocurre siempre que debe compartir tiempo con los demás. “Cuando
estaba en secundaria, tenía mis amigos, aunque tampoco me juntaba con mucha gente. No es
que me guste juntarme con muchas personas, me gustaba agradarles a las personas, no ser yo.
Me costó darme cuenta de eso y entendí que como no era yo, me alejaba de las personas y me
daba igual después de un tiempo”. La evaluada afirma que se manifiesta en casa y en día
aleatorios: “Hay días en que no quiero salir de mi cuarto, puedo pasar todo el día metida ahí,
pero si logro salir, es porque no quiero que se preocupen por mí. Siento que la única razón por la
que puedo soportar el día a día es porque tampoco quiero que se preocupen por mí, por mi
estado anímico, por si estoy mal o por si estoy bien”, considera que lo que ha hecho para que le
pase es no soportar que las personas no entiendan su carácter. La evaluada describe que “Como
soy una persona que está triste, pero al mismo tiempo no quiere que los demás la vean tan triste
y vulnerable, cuando estoy triste en vez de expresarlo, me pongo un poco agresiva o contesto un
poco a la defensiva y eso yo sé que debo cambiarlo”. También menciona que su forma de
mejorar este hábito es tratar de quedarse callada, pero sabe que cuando no puede callarse,
termina llorando, así que, para evitar el llanto, grita o lastima a la gente a su alrededor. Las
situaciones en las que se pone agresiva son “Cuando no me entienden o me malinterpretan, yo
me preocupo mucho por las personas por lo que cuando veo que están haciendo algo malo o veo
que hacen algo que puede iniciar una discusión, se los digo. Por ejemplo, mi mamá come muchos
dulces y ella sufre del colesterol, yo le digo no lo comas porque te va a hacer mal, pero me pongo
creo en el lugar de mamá en vez de como hija, y cuando veo que no me hace caso termino
renegando, sin motivo, por decirle deja de comerlo de una forma más tosca, cosa que no debería
hacer, pero no puedo controlarlo”. También menciona que en la calle hay cosas que la ponen al
límite, por ejemplo: que haya mucha gente, que la topen o tener que quedarse mucho tiempo
mirando algo. “Me aburro muy rápido. Cuando salgo con mis hermanos, que son más lentos y
tengo que esperarlos, me molesta y acumulo la cólera, pero no lo digo para no fastidiarlos”.
Afirma que “Por eso también me he alejado de la gente y eso ha contribuido a que me sienta
más sola todavía”, de igual manera evita salir con su familia, pero de vez en cuando acepta
porque ellos quieren salir en familia, aunque no quiere porque siente que con su mal humor los
hace sentir mal. “Me agota pasar tiempo con otros. A veces extraño a mi mejor amiga, la he
alejado, porque tiene un carácter tan vibrante, quiere hacer muchas cosas, quiere salir a fiestas,
hace bromas a veces un poco pesadas”, ante esto menciona que siempre la ha conocido así y
antes la aceptaba, pero ya no puede. El no aceptar personas que la hagan sentir mal ha hecho
que aleje a la mayoría de gente. “Aunque quiero a mi amiga, que me hable y tener que prestarle
atención constantemente, me agota. Entonces ya no quiero hacer eso, pero me siento culpable
por no darle la atención debida. Y a la vez sé que no debo sentirme culpable porque son mis
decisiones, pero, aunque me lo diga no lo voy a comprender”.

Acerca de los síntomas la evaluada refiere que “Mi autoestima no es la mejor, creo que por eso
me afecta mucho lo que dicen de mí”. La autoestima baja es fuerte, frecuencia diaria, desde
primer año de secundaria, se manifiesta en la calle o lugares fuera de su casa, dura todo el día,
considera que lo que ha hecho para que le pase es haber dejado que se burlen de sus ideas y
apariencia desde pequeña. “Mi mejor amiga podía hacer bromas un tanto pesadas sobre mí,
burlarse de mi persona y yo, aunque me sentía mal, lo aguantaba porque era mi mejor amiga y
probablemente tiene su carácter como yo el mío” Además, asegura que, aunque ella trata de
cambiar sus malos hábitos, su familia no y su mejor amiga trata, pero a veces regresa a ser la
misma y le hace daño. “Trato de entenderlos, mis padres son gente mayor así que es difícil que
cambien, lo único que me digo es acéptalos, son tus padres, pero también cuesta llevar el día a
día con gente que no cambia. Como mi mejor amiga, yo se lo he dicho. Ha mejorado ciertas
cosas, pero aún hace cosas que me lastiman sin que se dé cuenta. Y también entiendo que es por
parte mía porque yo me tomo todo a pecho o los pequeños detalles me afectan como no
deberían afectarme”. La evaluada menciona que cuando se burlan de ella, se ríe frente a los
demás, pero cuando está sola, piensa en eso mucho y le hiere. Intenta no tomarse las cosas de
forma personal, pero siente que, si lo hace, las personas van a creer que no siente interés hacia
ellos. Por todos estos factores y más, la evaluada siente frustración, afirma que de intensidad
fuerte porque se la guarda mucho tiempo, de frecuencia diaria Le ocurre desde el último año de
universidad debido a que “Veía que todos estaban inclinándose para un tipo de rama de la
carrera y la verdad es que yo no sabía qué quería ni qué me gustaba. Yo no me veía viajando y
ganando dinero. También porque quiero salir de mi casa, aunque quiero mucho a mi familia,
siento que se ha creado una dependencia mutua entre ellos y yo, pero al mismo tiempo aún me
siento mal y no puedo salir. Siento frustración de no poder trabajar, y al mismo tiempo tengo
tantos pensamientos negativos que no quiero hacer nada”. Se manifiesta en su casa y en la calle,
dura entre 45 a 60 minutos, considera que lo que ha hecho para que le pase es guardar sus
sentimientos y suprimir la molestia, crear conflictos por dar una opinión no deseada. La evaluada
narra que “Aunque yo respeto su forma de ser (refiriéndose a amigos y familia), ellos no me
respetan”. La evaluada siente y quiere cambiar, pero quiere que la gente a su alrededor la ayude
adaptándose poco a poco hasta que logre mejorar. Además, le frustra no poder verse trabajando
con su carrera y no poder salir de su casa sin sentirse mal. Aunque ha hablado con su madre
sobre cambiarse de carrera por una que le guste, a la vez se siente mal por no ejercer una
carrera que ha estudiado por cinco años y de la que recibe oportunidades de trabajo. “Creo que
puedo hacer algo con la carrera en la que estoy, puedo trabajar y posiblemente me puede
gustar. Pero siento que estaría mejor con algo que me guste, puedo desempeñarme de manera
más tranquila haciendo lo que voy a hacer sin estresarme tanto porque… Siempre me han dicho
que mi carrera da dinero, pero eso no me importa. No soy ambiciosa, quiero estar tranquila por
mi salud mental porque llevo cargando con esto desde antes”.

Adicionalmente, otro síntoma es la tristeza. La evaluada refiere “Siento que se ha acumulado


mucha tristeza dentro de mí. Me siento triste crónicamente” La tristeza depende en la intensidad
según lo que se encuentra haciendo, es más fuerte al no hacer nada, frecuencia diaria. Cuenta
que en secundaria no se sentía tan mal, pero tenía presente la tristeza, desde la muerte de sus
abuelos comenzó a sentirse más triste que nunca. “Ya no sabía cómo estar alegre de nuevo sin
sentirme culpable por ser feliz”. Asegura que no era cercana a ellos, lo que más le afectó fue “Ver
a mi familia triste, creo que me afectó mucho ver a las personas que quiero de esa manera.
También me chocó ver que mis abuelos se fueron sin lo oportunidad de haber tenido momento
conmigo. No sé por qué, pero probablemente sentía culpa”. La tristeza se manifiesta en todos los
lugares donde está, dura todo el día y considera que lo que ha hecho para que le pase es dejar
que sus acciones y sueños dependan de lo que los demás quieren para ella. “No soy feliz, nada
me hace feliz. Tal vez de forma momentánea con algunas cosas. Y siento que es porque siempre
han esperado mucho de mí”. Afirma que le gustaba estudiar y sacar buenas notas, pero ello hizo
que su familia siempre espere más. “Llegó a un punto en el que yo no quiero hacer tanto sino
algo que me guste, pero cuando me preguntan qué hago o a qué me dedico, sé que esperan que
sea el tipo de ingeniera que viaja por el mundo y gana mucho dinero, pero a mí no me llama la
atención el dinero”. La evaluada cuenta que le gustaría dedicarse a algo que tenga que ver con la
cocina y las manualidades, no quiere sentir presión por ser lo que esperan que sea.

Consecuentemente, la evaluada afirma tener pensamientos suicidas, los cuales son débiles, pero
empeoran en las noches. Le ocurren todos los días y considera que ha sido así desde el colegio.
Se manifiestan en cualquier lugar, especialmente cuando está sola en su cuarto y duran todo el
día. “Nunca lo haría, pero a veces sí lo tengo muy presente, lo tengo ahí pero no lo llevaría a cabo
por mis papás. No es porque no quiera, sino más por culpabilidad. Lo único que me detiene es
que no quiero que sufra mi familia”.

Finalmente, la evaluada refiere que su estrés es fuerte y más cuando tiene que trabajar, ha sido
así desde la universidad ya que “Siendo quinto superior, sé que puedo hacer bien mi trabajo
porque soy muy persistente, pero llega a un punto en que me estresa demasiado. Soy muy
perfeccionista entonces, me estreso sola. Aunque lo haga bien y satisfaga a los demás, yo
termino peor de como he comenzado” se manifiesta en lugares de trabajo, dura de 2 a 3 horas,
considera que lo que ha hecho para que le pase es querer el control y la perfección de todo lo
que hace. “Tengo nervios de trabajar en un ambiente parecido al que tuve hace un tiempo,
donde me pasó algo malo. Me da miedo salir de Trujillo, pero mis oportunidades laborales
exigen salir de provincia”. Para terminar con los síntomas, la evaluada afirma que tiene ansiedad
muy fuerte desde la secundaria, los episodios pueden durar de 20 a 30 minutos, se manifiesta en
todos lados y más al estar en una casa que no es la suya. Considera que lo que ha hecho para que
le pase es darle mucha importancia a lo que los demás esperan de ella, sentir miedo a lo nuevo y
salir de su zona de confort. No le gustan las rutinas en el trabajo, pero sí en su vida diaria.

VI. HISTORIA FAMILIAR

La evaluada nació en el hospital Belén de Trujillo, La Libertad, Perú. Su padre (J.J.C.M.) vive, tiene
56 años y es sano, sin embargo, en el pasado ha sufrido de ataques de ansiedad por lo que ha ido
al psicólogo. Trabaja como artista plástico. La evaluada describe el carácter de su padre como
“Fuerte y sensible” debido a que no sabe expresarse, grita y no acepta no tener la razón. Debido
a esto la evaluada afirma que pelean seguido y comenta que “Tiene comportamientos machistas
y homofóbicos, habla mal de las feministas. Eso no lo tolero y se lo he dicho”. Además, cuenta
que, por las peleas de él y su madre, evitar tener relaciones. “No quiero estar en una relación así,
no quiero discutir”. Por otro lado, asegura que su padre rara vez se emborracha, pero recuerda
un evento así, que considera traumático, cuando era pequeña y su padre llegó borracho a casa.
Por eso, le incomoda verlo ebrio, lo cual sucede 2 veces al año aproximadamente.

La evaluada confirma que su madre (C.R.Q.G.) vive, tiene 58 años y no es sana pues sufre de
colesterol alto (triglicéridos) y artritis, estas enfermedades las ha tenido desde antes. Es ama de
casa. La evaluada describe el carácter de su madre como “Suave y protectora pero también un
poco manipuladora”, ante la última característica la evaluada aclara que es una manipuladora
emocional pero que busca el bien de sus hijos. Asegura que es una muy buena persona y eso a
veces le molesta porque considera que deja que se aprovechen de ella. Por otro lado, la madre
no toma al punto de la embriaguez, la evaluada la ha visto borracha una vez cada ciertos años.

Sobre sus hermanos, la evaluada narra que tiene dos: un hermano mayor y una hermana menor.
Ambos viven. En primer lugar, el mayor (J.L.C.Q.) tiene 32 años y es sano físicamente pero no
mentalmente pues la evaluada asegura que “Él asimila las enfermedades, cree que porque le
duele algo ya tiene un problema”. Las enfermedades que ha tenido son: dolor de rodilla,
depresión y COVID. Sin embargo, la evaluada refiere que “Él me ha dicho que tuvo COVID, pero
no le creo. También dijo que tuvo apendicitis, picaduras de araña y alacrán o algo en la cabeza
porque decía sentir dolor (cefaleas)”. Trabaja como asistente de profesor (su tío). Respecto al
carácter lo describe como “Dependiente, inmaduro, dócil pero agresivo al enojarse. Puede tirar
cosas, pero pasa poco”. Por otro lado, la evaluada nunca lo ha visto borracho. En segundo lugar,
la hermana menor (X.D.C.Q.) tiene 18 años, no es sana pues sufre de dolores en la muñeca
porque dibuja mucho, la rodilla y tiene mal la vista (los ojos). La única enfermedad que ha tenido
es asma. No trabaja. La evaluada describe el carácter de su hermana menor como “Fuerte, se
parece al de mi papá. Cuando algo no le gusta, lo dice. Cosa que me gustaría hacer, ser más
fuerte. Es más tranquila y sociable que yo, hasta le aburre estar mucho en casa”. Además, narra
que su hermana le cuenta sus problemas a su madre y es algo que quisiera hacer. Siente que
está frustrada por la Universidad, que no sabe tanto como los demás y la entiende, pero no le ha
dicho que la comprende y quiere que sea feliz, que estudie lo que quiera. La evaluada lo piensa,
pero no se atreve a contárselo. Asume que lo sabe porque toda su familia le muestra apoyo. No
bebe. Por último, ambos hermanos están solteros, sin hijos y han vivido desde siempre con ella
en casa de sus padres. Considera que es un problema debido a que por ello hay una
dependencia, no quiere dejarlos solos.

La evaluada no conoce muchos enfermos nerviosos en su familia, pero los que conoce son: su tía
enferma de los nervios, pero no sabe qué enfermedad con exactitud, su padre con trastorno de
ansiedad, su tía por parte de su madre se enfermó de los nervios por el COVID y su hermano que
tuvo ideaciones suicidas durante su época depresiva. Por otro lado, la evaluada ha vivido
siempre con sus padres, su madre la ha sobreprotegido desde pequeña y su padre ha estado
ausente. Justifica la ausencia de su padre con la crianza que este recibió de niño, la cual fue
tosca. Nunca la castigaron porque no hacía nada malo, era muy obediente. Sin embargo, la
evaluada narra que “una vez, cuando me puse a hacer berrinche en la calle, mi mamá me jaló el
pelo. Dejé de llorar al instante”. Considera que ha sido más engreída por su madre y es a la que
quiere más porque ella le ha dado todo de sí misma, que “se ha sacrificado como no hizo mi
padre”. Adicionalmente, la evaluada afirma que su madre prefiere a su hermano mayor, “no
siento que lo quiere más pero sí lo sobreprotege más porque ella piensa que es el que está
menos preparado para el mundo. Como es el único hombre, mi papá lo trataba con más rudeza y
mi mamá lo recompensaba sobreprotegiéndolo o si podía darle alguna cosa se lo daba. Todos en
mi familia lo saben, ya hemos hablado de eso”. De pequeña, se llevaba mal con su hermano
mayor, narra que “Él me fastidiaba mucho, era quema sangre. Me hacía bullying”. Cree que no
había mucho afecto, simple convivencia. Ahora están conscientes del otro, no tienes
interacciones, se quieren, pero tampoco son cariñosos. Con su hermana menor hubo peleas, le
molestaba que siempre estuviera detrás de ella y se copiara de todo lo que hiciera, pero siempre
se llevó mejor con ella. Como antes dormían en el mismo cuarto, tenían rencillas, pero “de
amigas”. La veía como una pequeña hija. La prefería a ella porque era con la que más tiempo
pasaba. Ahora pelean muy poco, algunas de las razones fueron: “Por cosas que prefiero no
compartir, son personales y por ejemplo una vez que le dije que tenía pensamientos suicidas y
ella se molestó y me dijo que no quería escuchar esas cosas de mí. Lo cual entiendo, no fue una
pelea, pero fue incómodo”. Es con la que más habla y comparte sus pensamientos. Además, la
evaluada refiere que no puede decir que está contenta en casa, pero sí cómoda, salir la hace
sentir incómoda. La relación de sus padres es “extraña”, se quieren, pero pelean seguido por
temas que considera “ridículos”. “Yo creo que son como unos niños. Mi papá hace años fue
celoso, pero ya no, mi mamá no lo es”. Estas discusiones ponen mal a la evaluada, antes ella era
la intermediaria pues ellos le pedían consejo, le comentaban las razones de sus peleas y eso la
agotaba. Su madre, especialmente, la buscaba para contarle porque no tiene muchas amigas.
Por otro lado, la evaluada narra que “Mi padre no confía en mi mamá con el dinero, me puso en
posición de tener la responsabilidad de la tarjeta para las compras del mercado”.

V. NIÑEZ

Considera que fue una niña “obediente, juguetona y extrovertida pues me llevaba bien con
todos”. Nació por cesárea, no hubo complicaciones y su madre estuvo libre de dolores. La
alimentaron de pecho hasta los tres años, después le dieron fresa con leche pues era intolerante
a la lactosa. Otros alimentos que le proporcionaron y le gustaban: Papilla, galleta vainilla,
mandarina y ensalada de pepinillo. En cambio, el alimento que más rechazaba era el plátano y
sus variantes como la leche de plátano, que su madre le daba pues decía que era buena para el
asma, hasta ahora “no me gusta la textura de esa fruta”. Es preciso señalar que la evaluada
describe que “no me gusta la leche desde que mi madre me dio leche de burra negra
confundiéndola con la blanca, que le habían dicho que era buena para el asma”. Igualmente, le
disgustaba la textura de la mandarina así que la pelaba y “sigo haciéndolo actualmente, creo que
me acostumbré y ahora no la como sin pelarla”. Asimismo, para comer gelatina debe esperar a
que se derrita: “como de pequeña quería morder la comida, la textura de la gelatina no me
gustaba, era extraña y prefería tomarla”, esto se convirtió en un hábito permanente. Tampoco le
agradaba la medicina para el asma, pero la tomaba de igual manera. “Me quejaba, sí, pero igual
lo tomaba”. En consecuencia, su madre compensaba los alimentos que no le gustaban con otras
cosas.

Sobre el desarrollo psicosomático, la evaluada refiere que gateó a los 8 meses, empezó a
caminar a los 8-9 meses y al año ya corría. Comenzó a hablar entre el primer y segundo año, a los
cinco años ya sabía escribir y manejar bicicleta. En la época de su niñez fue muy enfermiza, sufría
de asma (flema, silbido del pecho, sudoración excesiva al dormir, vómitos), alergias al polvo y la
humedad debido a que “el doctor dijo que como mi casa era de barro, entraba mucho polvo a
mis pulmones y cuando llovía todo el ambiente se ponía húmedo. Por eso mi mamá limpiaba
seguido”, e intoxicaciones por alimentos. “No recuerdo con qué alimentos me intoxiqué pero
recuerdo la reacciones, me aparecían manchas en la cara, bolitas en las orejas, y se me hinchaba
la cabeza”.
Por otra parte, la evaluada refiere que “Me orinaba mientras dormía, soñaba que iba al baño
hasta los siete años me parece”. Asegura que paró una vez que tuvo que quedarse en casa de sus
abuelos a dormir y al sentir miedo de orinarse, dejó de tener esos sueños. Además, tenía
pesadillas muy seguido sobre la muerte de sus padres, especialmente la de su madre. “Para
seguir durmiendo, iba a la cama de ellos, pero nunca les conté por qué iba ni de qué trataban mis
sueños, pero siento que ellos sabían que eran pesadillas”. Por último, no recuerda haberse
chupado el dedo, está segura de jamás haberse comido las uñas y solo hizo berrinche una vez en
su vida en la calle por lo cual su madre le jaló el pelo, nunca se masturbó de niña ni tuvo fantasías
sexuales. Sin embargo, la evaluada narra que “vi escenas sexuales en la televisión y vi a mis
padres, fue sin querer porque siempre entraba sin permiso al cuarto de ellos”. Además, a los 5
años un niño de su salón la encerró en el baño de mujeres y la besó a la fuerza: “Le tuve miedo
hasta que lo cambiaron de colegio, siempre huía si estaba cerca de él”, ante este recuerdo
muestra su álbum de fotos durante sus años escolares y muestra una foto del niño, lo reconoce y
señala. A los ocho años fue de visita a la casa de una amiga que vivía cerca y el primo de su
amiga, que tenía once, la acostó en la cama y la besó. “No hicimos nada más y tampoco
hablamos de ello, nunca más lo volví a ver y tampoco se lo conté a nadie”.

Por último, la evaluada narra un suceso de su infancia que la marcó: “Vi una mandarina tirada en
la calle y la agarré, me la quise llevar y la guardé en mi casaca, pero me sentí culpable y se la
devolví a la señora. Ella me gritó que era una ladrona, me hizo sentir muy mal”.

VI. EDUCACIÓN

La evaluada entró a primero de primaria a los 5 años, faltaba por semanas debido al asma y su
madre le enseñaba en casa. Describe que “me gustaba ir, me divertía estar con niños de mi edad
y los cumplidos de los profesores me motivaban”. Sin embargo, también menciona que “no tenía
amigos, solo me llevaba bien con mis compañeros porque éramos pocos por salón”. Era cercana
solo a una niña y únicamente lo hacía por “llevarse bien con alguien”. Además, la evaluada revela
que experimentó baja autoestima al compararse a sus compañeras. En cuanto al juego que
disfrutaba, era las chapaditas. No obstante, menciona que le encantaba conversar y explicar las
cosas. Era líder de niña, en juegos y tareas. Ante estos recuerdos, la evaluada expresa “Ahora me
parece desgastante y controlador ser líder, aunque en el fondo quiero hacerlo. Lo evito para no
hacer sentir mal a los demás. Aunque a veces veo que hacen las cosas mal y me gustaría decirles
cómo hacerlo bien si me siguieran, pero me conformo con criticar a otros intentando ser
líderes”.

Describe que todos sus años de primaria fueron repetitivos, faltaba seguido, pero “era muy
buena alumna, presentaba todos mis trabajos y participaba seguido de las presentaciones que
hacía el colegio, también de las ferias de ciencias”, reconoce que siempre fueron pocos alumnos
en sus aulas. En primer año, tuvo 6 compañeros y se llevaba bien con todos, pero huía de uno
que la besó sin su consentimiento, era cercana a solo una niña del salón. Menciona que eran 3
niñas junto a ella y 4 varones. En segundo año, cambió de salón y el niño del que huía fue
transferido, no supo de él nunca más. Describe que tuvo entre 20 y 25 compañeros y hablaba
con todos, jugaban en el recreo y en clases ella ayudaba a todos con las tareas, pero no tenía
amigos cercanos. De igual forma sucedió en tercer y cuarto año, pero la cantidad de alumnos
aumentó a 30. Para el quinto año, juntaron su salón con el de sexto porque los de último año
eran muy pocos, así aumentó la cantidad a 40-45 alumnos y terminó la primaria a los 10 años. Su
curso preferido en todos los años fue matemática porque “no se me hacía complicado resolver
los ejercicios y me gustaba sentirme especial y superior a los demás, porque ellos no podían
hallar las soluciones de manera tan fácil como yo”. También menciona que, entre tercer y cuarto
año se formó su sueño de querer ser profesora pues “disfrutaba de explicarles a mis compañeros
los problemas matemáticos, de igual manera hacía cuadernos de temas y ejercicios para mis
primas pequeñas en casa para que aprendieran lo que yo ya sabía”, pero cuando le contó a su
familia su sueño le dijeron que la mayoría de sus integrantes ya eran profesores y que no iba a
ganar nada.

VII. TRABAJO

La evaluada empezó la vida laboral a los 14-15 años, durante la secundaria. Vendía trufas a
escondidas de las autoridades de su institución pues estaba prohibido. Se decidió por esa idea ya
que en una feria del colegio le fue bien en su puesto de trufas y su amiga la convenció
ofreciéndose como la portavoz e imagen de las ventas. Duró entre 2 a 3 meses porque le dio
miedo que la descubrieran. Dado que a sus compañeros les gustaba sus postres y la evaluada
disfrutaba de cocinar, le gustó bastante el trabajo. Describe que “verlos felices por comer lo que
había hecho, me hacía feliz también”.

Tiempo después, a los 16 años, la evaluada trabajó por 3 meses como cuidadora personal de su
abuelo con demencia. Refiere que aceptó porque su madre se preocupaba mucho por él, la
evaluada estaba en año sabático antes de su entrada a la universidad y quería ganar dinero. No
dice que no le haya gustado, pero considera que fue mucha carga y responsabilidad para ella,
refiere que “me sentía mal por cómo estaba mi abuelo y ver a mi mamá desesperada por
ayudarlos, pero ya no podía seguir. Escucharlo gritar de la nada mientras yo dormía o verlo
durante un derrame, me asustaba mucho”. Cuando lo dejó, sintió miedo y preocupación por su
abuelo y también culpa porque se sentía aliviada de no trabajar con él más. A la misma edad,
empezó a trabajar en una tienda de arte de un amigo de su padre porque quería dinero para
invitar a su familia a salir y comer. El trabajo le gustaba, pero el ambiente no tenía como
supervisora una mujer que no le dejaba descansar para nada y la trataba muy mal. Describe que
“aguanté tanto porque de verdad me gustaba estar en ese ambiente artístico y también porque
no se la iba a dejar fácil a la señora”. Renunció después de los 3 meses porque ya no aguantaba a
su supervisora y porque quería viajar a Cajamarca por su cumpleaños.

Durante el cuarto año de su carrera, entre los 19 y 20 años, trabajó como cajera en Cineplanet.
Aceptó por dinero para quitarles el peso del gasto económico a su familia (usaba una bicicleta
para movilizarse por el mismo motivo) y para ganar experiencia laboral. Esta ocupación le gustó,
especialmente porque sus supervisores eran “amables, muy buenas personas y me ayudaban
cuando había problemas en el trabajo”. La evaluada describe que “aunque era tímida y ansiosa,
el uniforme y tener que operar bajo un cargo me hacía fácil trabajar con gente”. Lo dejó porque
su compañero de tesis le pidió que dejara de trabajar para que se centrara en sus estudios.
Después de lo cual, su tío le ofreció un trabajo de solo 1 semana como expositora ambiental en
Pasco. Le gustó mucho, sobre todo porque envolvía explicar temas y porque pudo hablar con
personas de la zona con las que no volvió a interactuar después. La evaluada refiere que
“disfruto mucho de conocer gente, sus ideas, escucharlos decir lo que piensan de temas que no
conozco como ellos. Siento que las personas de la Sierra son así, interesante y muy buenas” pero
rechaza la idea de mantener una relación duradera.

Luego, en tiempo de pandemia trabajó como encargada de seguridad en una obra de


construcción. Aceptó la oferta pues su tío necesitaba reemplazo, la evaluada menciona que no
puede negarle favores a su familia, pero también lo hizo para obtener experiencia laboral. Duró
dos meses, de noviembre a enero; sin embargo, ella hubiera querido irse antes pues el trabajo
no le gustó debido a una serie de eventos desafortunados. Puesto que era la única mujer en el
ambiente laboral, se sentía incómoda y con miedo, sus colegas la avergonzaban hasta el punto
de las lágrimas, no dormía por querer hacer bien su papeleo y no manchar el nombre de su tío.
Además, no sabe decir que no por lo que aceptaba la cerveza que la presionaban a tomar.
Asimismo, un ingeniero que siempre la molestaba, se sobrepasó con ella mientras tomaban. No
especificó el asalto, describe que “no podía contarle a nadie, desde eso no puedo aceptar
trabajos fuera de Trujillo. Antes era muy confiada, ahora me da miedo estar sola lejos de mi casa.
Creo que estoy exagerando porque lo que me hizo el ingeniero no es tan malo como lo que les
ha pasado a otras mujeres, pero nunca me había pasado algo así. Me sentía tan asustada que
solo quería regresar a mi casa”.

Por último, el más reciente trabajo de la evaluada fue como asistente de profesor universitario
(su tío) durante dos meses. Aceptó el puesto porque no quiere ser una carga monetaria para sus
padres. Se encargaba del material ambiental, le gustó porque siempre quiso ser profesora y era
un trabajo remoto. Refiere que “como no tenía que salir, me sentí segura y me distraía haciendo
las diapositivas. Ojalá me llamen para el próximo semestre.”

VII. CAMBIOS DE RESIDENCIA

A los 2 o 3 años, viajó a Cajamarca por un paseo familiar. No recuerda mucho. Se quedaron una
semana en casa de su tía y menciona que “estaba normal, no pasaba mucho tiempo en la casa
porque la pasábamos afuera”. Más tarde, a los 7 años experimentó el soroche en un viaje a
Cajamarca y fue la única vez que le pasó.

Por otro lado, el primer viaje sola de la evaluada fue a los 20 años. Viajó a Huaraz con sus amigos
por cuatro días, fue una caminata hacia la montaña. Le encantó el paisaje, la tranquilidad y el
camino, describe que “me sentí libre, con tanto viento y las plantas a mi alrededor”. Se quedaron
a dormir acampando en la montaña, durmió bien y no le molestó la falta de techo. A parte de
ese, tuvo que salir de provincia por su trabajo. Se quedó en un hostal simple por dos meses, su
cuarto estaba al lado del ingeniero que la acosaba así que cerraba la puerta con llave. Antes no lo
hacía, empezó a ser más cuidadosa desde el evento que la traumó.

IX. ENFERMEDADES Y ACCIDENTES

La evaluada menciona que ha pasado por múltiples accidentes. El primero fue a los 3-4 años
cuando se estaba meciendo en una silla y cayó hacia atrás. Describe que solo chocó el respaldar
con el piso por lo que no se hizo daño, no reaccionó llorando, sino que sintió vergüenza porque
se levantó su vestido. Más tarde, a los 5 años se cayó de su bicicleta al aprender a manejarla y se
raspó la rodilla, refiere que “mi papá me agarraba del cuello fuerte mientras manejaba y me
dolía pero entiendo que era para evitar que me cayera. El accidente me pasó cuando ya estaba
practicando sola”. También al huir de una niña que la perseguía en el parque, se cayó sobre una
piedra y se rompió la ceja, recuerda que su madre le pidió al tío de la evaluada, que era
veterinario, que la ayudara y curara su herida. No lloró, solo estaba asustada por el nuevo
ambiente donde la curaron, describe que “me acuerdo de luces blancas y mi tío diciéndome que
lo estaba soportando bien pero casi no recuerdo si sentí dolor por las puntadas que me
hicieron”. Finalmente, a la misma edad, se cortó la mano al hacer un trabajo de ciencia, pero
como no quería preocupar a su madre, se envolvió la herida con una venda hasta que empezó a
sangrar tanto que decidió meter su mano en agua fría esperando que se cortara la hemorragia.
La evaluada cuenta que “nunca se lo dije, se dio cuenta después y me llevaron al hospital, pero
yo no tenía intención de decírselo”.
A los 6 años se trepó por unos huecos de la pared de su anterior casa, describe que era de adobe
y tenía esos huecos porque se conectaba con la pared detrás de esa. Cayó de una altura de 2
metros y se golpeó la cabeza, la evaluada refiere que se desmayó y despertó horas después en su
cama. Posteriormente, describe que, en una salida familiar al cine a los 14 años, al subir a un taxi,
el conductor aceleró mientras ella tenía un pie fuera del vehículo ocasionando que se hiriera el
empeine del pie y la rodilla. En la secundaria, narra que le caían muchas veces pelotas en la cara
y durante sus prácticas de básquet se caía seguido pero solo reía por vergüenza. La evaluada
acepta que casi no reaccionaba a los accidentes, se aguantaba el dolor y ocultaba sus heridas si
se las hacía sola. Ahora, cuando se quema al tocar el horno o con agua caliente, no le importa.
Sin embargo, cuando son golpes accidentales y pequeños, siente frustración y llora, pero
únicamente al estar sola.

X. VIDA SEXUAL

La evaluada comenzó a menstruar a los 12 años, le sucedió en su casa así que estaba tranquila
por eso y porque ya sabía que iba a menstruar algún día, lo aprendió en el colegio “pues iba
personal de marcas para toallas con información sobre la menstruación, me familiaricé con el
tema sin querer”. Menciona que ya sabía de sexo por escenas que “veía en televisión y por haber
visto a sus padres”, nadie le enseñó. La menstruación de la evaluada era regular, pero ahora es
irregular.

Sobre sus enamorados, la evaluada describe que “no los considero enamorados como tal sino
como salientes, porque estuvimos juntos poco tiempo y no congeniamos”. El primero lo tuvo el
último año de secundaria, terminaron y regresaron durante su época estudiando en CEPUNT,
duraron 10 meses en total. Sobre este, la evaluada refiere que “tenía sentimientos por él,
aunque era muy celoso, fue mi primer amor”. El segundo lo conoció por un grupo de amigos en
común en la universidad, duraron 10 meses también. Narra que era una buena persona que
necesitaba protección, despistado, tímido, pero eso a ella le atraía; terminó con él porque sintió
que lo dejó de lado, no tenía tiempo para él pues cuidaba a su abuelo con demencia en ese
tiempo, describe que “me sentía muy agotada por lo de mi abuelo y ya no lo veía como un
enamorado sino como una carga, como algo más de lo que ser responsable. Por eso le terminé,
no lo merecía”.

Considera que en ambas relaciones “fui fría al principio, afectuosa durante un tiempo
intermediario y para el final de la relación, fría nuevamente”. La evaluada refiere que “saboteaba
mis relaciones porque ninguno congeniaba conmigo. Quiero a alguien que me comprenda y sea
mi complemento”. Piensa que los hombres no son su prioridad así que no se arriesgaría por uno,
asegura que “no los necesito” al hablar de varones. Prefiere estar sola, “primero porque me
aburre conocer gente y me parece cansado arreglarme para salir, segundo porque no estoy bien
emocionalmente, no quiero mostrarme débil y tercero porque soy muy romántica y los hombres
lo quieren todo rápido”. Desconfía de ellos pues tiene muchos amigos hombres que son
“aventados” y “hablan mal de las mujeres”. Le gustaría encontrar a alguien que cumpla con sus
estándares, pero no lo busca.
XI. HÁBITOS E INTERESES

Los principales pasatiempos de la evaluada son arte manual (pintar, tejer), repostería (empezó
por hacer comida para su hermana cuando nadie estaba en casa), ver películas, animes o dramas
coreanos mientras hace manualidades. “Me distraen y me hacen feliz, ocupan mi mente”.
Menciona que antes practicaba natación y ballet, dejó natación “porque no me gusta competir,
yo iba a natación para relajarme, por eso después de cumplir con las indicaciones del profesor,
me iba hacia otro lado para practicar yo sola” y dejó ballet porque sentía que “no encajaba, tenía
miedo de desarrollar un trastorno de conducta alimentaria para sentirme parte del mundo del
ballet, me comparaba mucho con mis compañeras que eran más delgadas y… Hasta llegué a
pensar en bajar de peso como sea, pero preferí seguir y olvidarme del ballet”. La evaluada quiere
viajar sola, describe que “sin acompañantes conocidos porque sé que se toman su tiempo y yo
quiero seguir mi ritmo, no quiero aguantar a los demás”.

Considera que no tiene amigos, cree que “nadie me comprende ni cumple con mis estándares
sobre la amistad, a quien consideraba mi mejor amiga minimiza mis problemas por eso ya no le
hablo. A las demás personas a veces las recuerdo y les deseo lo mejor pero tampoco les hablo”.
Por otro lado, la evaluada cree en Dios, pero no es católica, en su familia nuclear solo su madre
es católica pero no lo demuestra con acciones.

Sobre su experiencia con sustancias sicotrópicas, la evaluada refiere que sólo bebe cerveza en
fiestas o reuniones porque los demás también, describe que “lo hago por no arruinar el
ambiente”. De igual forma menciona que solo ha sufrido resaca después de beber vino, cosa que
tampoco hace seguido, pero sí más que cerveza. Además, no bebe con hombres que no conoce
desde el evento traumático con el ingeniero.

En la época de la Universidad fumaba un cigarrillo con su grupo de amigos, sin embargo, por un
gran tiempo solo fingió hacerlo. Describe que “mis amigos siempre me decían que lo hacía mal,
pero esa era mi intención solo que ellos no sabían. De tanto que insistían en enseñarme, acepté
y por poco tiempo fumé de verdad”. Otro motivo que tenía era que su mejor amiga fumaba
mucho y no quería dejarla como la mala, menciona que “sentía que si yo me negaba a fumar,
mientras que ella se fumaba una cajetilla por día, iba a hacer muy claro que desaprobaba su
comportamiento”. Por eso también probó un porro de marihuana, sin embargo, describe que no
se relajó ni perdió la consciencia como supone que debía, pero sí se mareó. Ahora consume de
vez en cuando brownies con marihuana con permiso de sus padres.

La evaluada narra que en quinto de secundaria “fui adicta al café, lo bebía todos los días en la
mañana y en la tarde”, este comportamiento se mantuvo hasta la Universidad y lo excusaba con
qué necesitaba desvelarse, pero la evaluada asegura que el café no le quita el sueño. Hasta la
actualidad disfruta el sabor del café, pero lo ha reemplazado con avena, aunque intentó con el té
no le gusta su sabor.

Respecto a sus ideas políticas y filosofía personal, las cataloga como “utópicas”. Quiere un
“gobierno fiscalizado, como una dictadura, pero permisible y con el fin de que se hagan cambios
por el bien del pueblo y no exista más corrupción. Quiero que alguien busque la manera de dar
una limpieza en la política actual, que impulse los negocios nacionales y que brinde una
educación con valores para todos”. Está segura de que el Perú tiene “potencial de creador”.
También le parece que “la ambición es lo que causa el racismo, la corrupción y los conflictos
bélicos, por eso la odio”. Por otra parte, su filosofía es “Hay vivir libre, ser feliz sin dañar a los
demás, sin ambición”. La evaluada quiere “hacer lo que quiero sin que nadie dependa de mí, no
me gusta la gente que juzga mis pensamientos y se burlan de mis ideas”. Cree en el lema
“respeta para que te respeten” y en que “hay que conocer antes de juzgar, no me gustan los
prejuicios y evito hacerlo, por eso me doy la oportunidad de conocer a otros cuando es
necesario, pero si le hacen daño a la gente que quiero, inmediatamente las detesto”.

XII. ACTITUD PARA CON LA FAMILIA

La evaluada vive con su familia nuclear, es decir con sus padres y sus hermanos. Refiere que “no
vivo tranquila en mi casa, las discusiones de mis padres me ponen mal y yo sé que no es su
intención, pero durante tanto tiempo los he escuchado y he sido parte de sus peleas que no
puedo evitar que me afecten. Pero este sentimiento es… contradictorio porque a la vez la
presencia de ellos me hace sentir tranquila. Los quiero a ellos, la seguridad que me dan, pero la
ansiedad que me causan sus peleas me hace pensar que estaría mejor viviendo sola y lejos”.
Además, se relaciona mejor con su madre y su hermana. “Soy más cercana a ellas porque siento
que entre mujeres nos entendemos y porque de todos modos mi hermano y mi papá no hablan.
Casi no nos comunicamos y si lo hacemos solo es por lo necesario. Los quiero claro, pero no
somos de demostrarlo”. Por otro lado, tiene rencor hacia su padre por sus pensamientos y
comportamientos machistas, y le molesta que “mi hermano mayor siempre es el centro de
atención y por su culpa no pude disfrutar de mi vida en la Universidad”. Describe que “como él
no socializaba mucho, mis papás siempre lo dejaban a mi cargo y estaba a mi lado todo el
tiempo. Lo tenía que llevar conmigo si salía con mis amigos. Por ejemplo, en las fiestas no podía
relajarme totalmente porque si yo hacía algo, tenía en mi mente que él les iba a contar a mis
papás”.

XIII. ACTITUD FRENTE A LA ENFERMEDAD O PROBLEMA

La evaluada reafirma que “siento miedo de fracasar y que no resulte como todos creían que iba a
ser yo”. Siente presión por lo que esperan de ella y le parece que no está preparada para el
mundo laboral pues tiene miedo de “no ser buena y decepcionar a los demás”. Describe que “yo
creo que soy egoísta y una mala persona. Me carcome la culpa de no poder retribuir a lo que he
recibido, lo intento. De verdad que lo he intentado, pero nada funciona”. Menciona que lo que
ha hecho para cambiar su situación ha sido salir con amigos, socializar, controlar sus emociones,
decir lo que piensa y hacer cosas que ocupen su mente. A la evaluada le parece que irse de su
casa, obligarse a dejar a su familia haría que empiece a salir y se muestre fuerte, aunque no sea
verdad. “Si los dejo, si me obligo a buscarme la vida, estoy segura de que voy a empezar a
trabajar para no morirme, pero esa fortaleza va a ser pura fachada”.

XIV. SUEÑOS

La evaluada asegura que “no sueño desde los 12 o 13 años”, pero cuenta que a veces una vez al
mes logra soñar con recuerdos cotidianos de sus amigos y su sueño más repetido es uno donde
ella está en la calle, el cielo se oscurece y la luna empieza a cambiar sus fases. Describe que
“estoy yo sola, y de la nada se hace de noche, me quedo mirando al cielo mientas la luna pasa
por todas sus fases hasta que acaba y me despierto. Este es el único sueño que se ha repetido.
Después, los sueños con mis amigos son cosas como… Estamos comprando algo en una tienda o
estamos yendo a algún lugar, lo que harías en una salida con amigos”. Además, comenta que se
levanta rápido cuando tiene en la mente que debe cumplir con responsabilidades al día
siguiente. Refiere que “nunca me he quedado dormida, mi familia piensa que a veces duermo
hasta tarde, pero en realidad solo estoy con los ojos cerrados tratando de dormir. Creo que sólo
una vez me quedé dormida, tenía que ir de viaje a un lugar para algo del colegio, pero como ya
había ido y estaba tarde, mejor me quedé en mi casa y seguí durmiendo”.

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